Julio-Agosto 2010 - Archidiócesis de Toledo

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Año CLXIV
Julio-Agosto 2010
Julio-Agosto 2010
BOLETÍN OFICIAL
DEL ARZOBISPADO DE TOLEDO
–MMX–
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
ÍNDICE
Julio-Agosto 2010
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Sr. Arzobispo
I. Homilías:
-Sagradas Órdenes de presbíteros y diáconos, el 4 de julio.............................................
II. Escritos dominicales:
-Símbolos religiosos, el 4 de julio...................................................................................
-Vida cristiana, el 11 de julio........................................................................................
-Una peregrinación diocesana, el 18 de julio................................................................
-Apóstol Santiago, el 25 de julio..................................................................................
-La Reina de la Vida, el 1 de agosto..............................................................................
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Secretaría General
Decretos:
Aprobación de estatutos:
-Cofradía de Nuestra Señora de las Mercedes, Villaluenga de la Sagra.....................
-Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, de Villaminaya...........................
Nombramientos...........................................................................................................
Sagradas Órdenes de Presbiterado y Diaconado........................................................
Nuestros difuntos..........................................................................................................
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Documentación
Conferencia Episcopal Española:
-Orientaciones acerca de los Libros Sacramentales Parroquiales. Texto aprobado por
la XCV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, el 23 de abril.....
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
Año CLXIV - Núm. 7
Julio-Agosto 2010
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Julio-Agosto 2010
ARZOBISPADO DE TOLEDO
BOLETÍN OFICIAL
Dirección y Administración: Arco de Palacio, 3. Teléfono 925 224100
Depósito legal TO. 3 - 1958
SR. ARZOBISPO
I. HOMILÍAS
SAGRADAS ÓRDENES DE PRESBÍTEROS Y DIACONOS
S. I. Catedral Primada
4 de julio
Queridos hermanos: Este es un día de alegría para toda la Diócesis.
Nuevos sacerdotes y nuevos diáconos de Jesucristo, para el servicio del
Pueblo de Dios. Gracias al Seminario diocesano, al Mayor y Menor por
cuanto habéis hecho en la formación de estos jóvenes. Y felicidades a
vosotros, familia de los nuevos presbíteros y diáconos; felicidades
también a las parroquias de las que salieron ellos y en las que ellos han
trabajado. En este año como Arzobispo de Toledo he comprobado cómo
es un orgullo para un pueblo que uno de sus hijos sea sacerdote. Nos
alegramos también con la Diócesis de Gitega (Burundi) por la ordenación
de César e Innocent y deseamos a los hermanos de la Sagrada Familia un
futuro de vocaciones con motivo de la ordenación del hermano Pablo.
Se han quedado grabadas en mi las bellas palabras del Papa Benedicto
en la Clausura del año sacerdotal: «El sacerdote no es simplemente alguien
que detenta un oficio, como aquellos que toda sociedad necesita para
que puedan cumplirse en ella ciertas funciones. Por el contrario, el
sacerdote hace lo que ningún ser humano puede hacer por sí mismo:
pronunciar en nombre de Cristo la palabra de absolución de nuestros
pecados, cambiando así, a partir de Dios, la situación de nuestra vida.
Pronuncia sobre las ofrendas del pan y el vino las palabras de acción de
gracias de Cristo, que son palabras de transustanciación, palabras que lo
hacen presente a El mismo, el Resucitado, su Cuerpo y su Sangre,
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
transformando así los elementos del mundo; son palabras que abren el
mundo a Dios y lo unen a Él. Por tanto, el sacerdocio no es un simple
«oficio», sino un sacramento: Dios se vale de un hombre con sus
limitaciones para estar, a través de él, presente entre los hombres y actuar
en su favor. Esta audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres
humanos; que, aun conociendo nuestras debilidades, considera a los
hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar, esta audacia de
Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en las palabras
«sacerdocio». Que Dios nos considere capaces de esto; que por eso llame
a su servicio a hombres y, así, se una a ellos desde dentro, esto es lo que
en este año hemos querido de nuevo considerar y comprender. Queríamos
despertar la alegría de que Dios esté tan cerca de nosotros, y la gratitud
por el hecho de que Él se confíe a nuestra debilidad; que Él nos guíe y nos
ayude día tras día».
También yo quisiera enseñar de nuevo a los jóvenes «que esta vocación,
esta comunión de servicio por Dios y con Dios, existe; más aún, que Dios
está esperando nuestro «Sí». Junto con la Iglesia, tenemos que pedir a
Dios esta vocación, tal y como lo quiso Jesucristo, fundada en la debilidad
de nuestra carne (por tanto siempre como un riesgo) y la fuerza de Cristo.
Otro tipo de sacerdocio sería bien acogido por muchos en nuestra sociedad
de débil pensamiento, pero sería un fracaso y una infidelidad a lo que nos
dice Cristo, a la audacia de Dios que confía en nuestra limitación y
pequeñez. Queridos ordenandos: no quiero yo dorar ninguna píldora. Ser
sacerdote es un riesgo y una responsabilidad. Pero es posible y da una
alegría y unas ganas de vivir increíbles. Dios es siempre mayor y no nos
dejará solos. Por ello, como obispo de esta Diócesis, estoy particularmente
contento de acoger en el seno del «presbiterio» toledano a estos 6 nuevos
sacerdotes y de ordenar a los nuevos diáconos. Estáis hoy en el centro de
la atención del Pueblo de Dios, un pueblo simbólicamente representado
por las personas que llenan nuestra catedral; vuestros padres, vuestros
amigos, los formadores del Seminario, el Cabildo, las diferentes
comunidades parroquiales, pero también las religiosas de clausura y los
enfermos que ofrecen su vida por vosotros. Sí, la Iglesia cuenta mucho
con vosotros. Tiene necesidad de cada uno de vosotros, porque es
consciente de los dones que Dios os ofrece y, al mismo tiempo, de la
necesidad absoluta del corazón de cada hombre y mujer de encontrarse
con Cristo, Salvador único y universal del mundo, para recibir de Él la
vida nueva y eterna, la verdadera libertad y la plena alegría.
Nos sentimos, de este modo, invitados todos a entrar en el «misterio»,
en el acontecimiento de gracia que se realiza esta tarde en vuestros
corazones con la ordenación sacerdotal y diaconal. Dejémonos, pues,
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iluminar por la Palabra de Dios que ha sido proclamada ante nosotros.
El evangelio de este domingo es, en realidad, continuación del que
proclamábamos el domingo anterior. Y es bueno unir la perícopa de los
72 discípulos que Jesús envía por delante a todos los lugares donde Él
pensaba ir, con las condiciones que el Señor pide a los que Él llama o a los
que desean seguirle espontáneamente. Sabido es que Jesús, al igual que
san Juan Bautista y como solían hacer los rabinos de su tiempo, reunió en
torno a sí un círculo de discípulos; y si es verdad que los seguidores de los
rabinos puedan llamarse con cierta propiedad «discípulos» -pues no se
limitaban a aprender la Ley, sino que trataban de asimilar sus ejemplos y
su género de vida-, las diferencias que hay entre los rabinos y sus
escolares y Jesús y sus discípulos son mucho mayores que sus semejanzas.
Una de las características más llamativas del seguimiento de Jesús es
el carácter absoluto de sus exigencias conforme al mensaje del Reino.
Jesús no quiere discípulos con el corazón dividido. Los quiere
convencidos de la absoluta novedad del Reino, y entregados a él con
todas las fuerzas de su corazón. Nada de llevar de todo para el camino o
de detenerse a saludar a nadie por el camino. Lo primero es lo primero.
No corráis el peligro de quedaros en lo que no es esencial, peligro cierto
en la Iglesia de Dios. El sacerdote tiene que ser de corazón grande, pero el
corazón puesto en Él y lo que tenga que ver con su ministerio. La libertad
que nos da Cristo no es para jugar con la gracia, sino para gloriarnos en su
cruz, «en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo»
(Gal. 6, 14).
Es bueno el entusiasmo en nuestra declaración de seguir al Señor; pero
conviene también el realismo de la dificultad de esta empresa: El Hijo del
Hombre no tiene donde reclinar la cabeza y los consejos que da a los 72
nacen de la experiencia personal de Cristo. ¿Pide Jesús unas exigencias
que sobrepasan lo que humanamente puede pedirse? Estoy seguro que
no es así. Lo que sí parece es que al Señor no le gustan los indecisos o la
blandura de una fe «light», al estilo de nuestro mundo. Pero, ¿quién puede
dudar de su amor y de su gracia? No tenemos derecho a tener estas dudas.
El pide que seamos honestos con El y no nos engañemos. Exige que arando,
se eche mano al arado y no se siga mirando atrás, pero quiere siempre la
libertad y la concentración que da su seguimiento, no personas sin rumbo
o sin decisión: de lo contrario no se ara bien. Pero acogida y pendón El lo
da sin medida, de modo que nada hay que temer.
Queridos ordenandos: la liturgia de este día está revestida de alegría.
«Festejar a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis». Es la alegría
de la Iglesia Diocesana: alegraos vosotros primero de su alegría. La mano
del Señor se manifestará a vosotros, sus siervos. ¡Cómo no! Nuestro
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
mundo necesita la esperanza de Cristo. Vosotros tenéis esa esperanza. El
gozo de hoy no se puede olvidar como si nada hubiera ocurrido en nuestras
vidas. Ciertamente que no debéis pensar que todo está hecho. Del mismo
modo que nunca se deja de crecer en la iniciación cristiana, tampoco lo
debemos hacer en la progresión del ministerio que hoy se os da. Tenéis
que madurar, pero ¡bendita inmadurez! de los que se saben pequeños
pero abiertos a su crecimiento continuo en el seguimiento del Señor para
bien de la Iglesia y toda la humanidad.
Me dirijo ahora sobre todo a los que en pocos minutos seréis ordenados
presbíteros. Está la invitación de Jesús a «perdernos a nosotros mismos»;
hemos escuchado la afirmación del Apóstol de sólo gloriarnos en la Cruz
del Señor. Todo esto nos recuerda el misterio que celebramos: la
Eucaristía. Con el sacramento del Orden, se nos dará presidir la
celebración de la Santa Misa. Se os confía el sacrificio redentor de Cristo,
se os confía su cuerpo donado, partido, y su sangre vertida para la vida
del mundo. Es Cristo quien ofrece su sacrificio, su don de amor humilde y
total a la Iglesia su Esposa, sobre la Cruz. Pero este don de Cristo –lo
sabéis– se hace presente en la Eucaristía gracias a esta «potestas Sacra»
que el sacramento del orden os confiere a nosotros como sacerdotes.
Que no se os olvide que cuando celebréis la Misa, tenemos en nuestras
manos el pan del cielo, el pan de Dios, que es Cristo, el grano de trigo roto
para la vida del mundo, verdadero alimento. Celebrad siempre con amor,
temblor y alegría profunda la Eucaristía. Ahí estará la alegría viva para
vosotros, ese profundo asombro y admiración por el amor de Cristo. Es,
sin duda, una nueva y maravillosa experiencia saber que a través de mi
voz, mis manos, mi corazón el Señor cumple el misterio de su presencia.
Oramos por vosotros, hermanos ordenandos. Sois parte de nuestra
vida. ¡Cómo no orar al Señor para que Él os dé una conciencia siempre
atenta y entusiasta de este don! Pediremos para que os dé también la
gracia de experimentar en profundidad toda la belleza y la fuerza de
nuestro servicio sacerdotal y, al mismo tiempo, la gracia de poder vivir
este misterio con coherencia y generosidad cada día.
Que Santa María del Sagrario, la humilde sierva del Señor, que ha
engendrado a Cristo y le ha dado al mundo, os acompañe cada día de
vuestra vida y de vuestro ministerio. Amén.
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II. ESCRITOS DOMINICALES
SÍMBOLOS RELIGIOSOS
Escrito dominical, 4 de julio
En la última Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal
Española, los obispos que la integran han emitido una interesante Nota,
muy corta, escueta y, sin embargo, sustanciosa. Pueden encontrar dicha
Nota en la publicación diocesana «Padre Nuestro», en la página web de la
Conferencia Episcopal o en la de la Archidiócesis, porque me figuro que
toda entera no la publicarán los medios de comunicación. Se trata de un
problema no menor y que tiene que ver con una constante confusión
entre Estado laico y Estado laicista.
La separación entre la Iglesia y el Estado, que proclama nuestra
Constitución y que la Iglesia acepta, ¿significa que debe desaparecer de la
vida pública toda simbología religiosa cristiana, como el crucifijo u otros
signos cristianos? ¿Por qué todo sentimiento religioso cristiano ha de
quedar en la privacidad, en el interior de cada creyente? ¿Responde eso a
la realidad o es algo artificial y que va en contra de lo que somos? Hay que
decir que hace daño, sobre todo a los más sencillos, que entienden que la
fe es algo valioso y no desdeñable. La Nota afirma con razón –que negarán
los laicistas– que «gracias precisamente al cristianismo, Europa ha sabido
afirmar la autonomía de los campos espiritual y temporal y abrirse al
principio de la libertad religiosa, respetando tanto los derechos de los
creyentes como de los no creyentes. Esto se ve más claro en nuestros
días, cuando otras religiones se difunden entre nosotros al amparo de esa
realidad».
¿Acaso pretendemos los católicos obligar a ser cristianos a los que no
lo son? Evidentemente que no. Pero que el Estado sea laico lo que quiere
decir es que no es Estado teocrático, no sometido a una Iglesia, que no
decide consultado textos religiosos. Ahora bien, la separación de la Iglesia
y el Estado es buena, pero ¿significa que el Papa no puede ser Papa, el
Obispo no pueda ser Obispo y el cristiano no pueda ser cristiano? Esto es
una desmesura increíble.
Yo puedo aceptar, sin compartir ese criterio, que haya personas que
vivan «como si Dios no existiera», y que han de ser respetadas; pero no
que tengan una superioridad sobre las personas que viven sabiendo que
Dios existe, pues éstas hacen a la sociedad en que vivimos mejores
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
servicios. Me remito a las pruebas de cada día. Pretender, pues, una
neutralidad total del Estado es una quimera y es injusto, aunque no les
parezca así a los laicistas.
En el caso de la presencia de la cruz en los ámbitos públicos, ésta
refleja el sentimiento religioso de los cristianos de todas las confesiones y
no pretende excluir a nadie. «Al contrario –dice la Nota– es expresión de
una tradición a la que todos reconocen un gran valor y un gran papel
catalizador en el diálogo entre personas de buena voluntad y como sostén
para los que sufren y los necesitados, sin distinción de fe, raza o nación
(...). Ponerse en contra de los símbolos de los valores que modelan la
historia y la cultura de un pueblo es dejarle indefenso ante otras ofertas
culturales, no siempre benéficas y cegar las fuentes básicas de la ética y el
derecho que se han mostrado fecundas en el reconocimiento, la
promoción y la tutela de la dignidad de la persona». ¿Lamentaremos algún
día tal actitud?
Les hablaré ahora de otro símbolo. Este domingo, 4 de julio, en la
catedral habrá ordenaciones de nuevos sacerdotes y diáconos. Es una
manera de decirnos a todos los católicos que sigue habiendo jóvenes que
quieren mostrar la donación de su vida para el servicio de los demás. Es
un gesto no sólo hermoso, sino eficaz. Les pido que oren por ellos. Se los
encontrarán pronto en nuestras parroquias. Es un día de gozo para toda
la Iglesia diocesana de Toledo.
VIDA CRISTIANA
Escrito dominical, 11 de julio
Va avanzando el mes de julio. Parecería que la intensidad de la vida
cristiana habría de entrar en un periodo de tranquilidad y relajación.
Sería un error. El tiempo de los meses de julio y agosto, por el contrario,
son decisivos para muchos cristianos, pues hay más espacio para leer,
reflexionar, orar. Muchos aprovechan para unos días de retiro o ejercicios
espirituales, para curso de formación más intensiva o, en el caso de niños,
adolescentes y jóvenes, para hacer campamentos, peregrinaciones y otras
experiencias espirituales. Ahí está el Camino de Santiago, que tantos
recorren con enormes ventajas de todo tipo. La peregrinación diocesana
de jóvenes partirá en los días finales de julio hasta el 8 de agosto. Siempre
hay sitio, si alguien lo desea.
Todo esto nos está diciendo que la vida cristiana no es una realidad
que llevamos de mala manera; siempre tiende a lo más grande. En este
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tiempo de cierta mediocridad, de hacer lo que todo el mundo hace, sea o
no bueno, creo que debemos animarnos a dar testimonio de Cristo, que
no nos ama para una época del año, sino siempre, y nos pide un «más»,
que da el tono de nuestro seguimiento y de la capacidad así de ahondar en
la maravilla que lleva consigo «la vida escondida en Cristo», a la que
todos los cristianos estamos llamados: laicos o sacerdotes; religiosos u
otros consagrados; jóvenes o mayores.
El Papa Benedicto XVI está subrayando con mucha fuerza en la necesidad
de que los miembros de la Iglesia de ser testigos del amor de Cristo, pues el
peligro más grande para la Iglesia es la falta de santidad de sus miembros. En
los veinte siglos de historia de la Iglesia, no han faltado pruebas y
persecuciones a los cristianos. Pero eso no constituye –dice el Papa– el
peligro más grande para la Iglesia. El daño mayor lo recibe ella de lo que
contamina la fe y la vida cristiana de sus miembros y de sus comunidades,
cortando la integridad del Cuerpo místico, debilitando su capacidad de
profecía y de testimonio y empañando la belleza de su rostro.
Todo lo cual supone una gran responsabilidad para todos nosotros, de
modo que hemos de valorar lo que nos sucede. ¡Cuántas vidas cristianas
rotas por no estar atentos al Espíritu Santo, por bajar la guardia! En
ocasiones, toda la labor que hemos hecho con un grupo de jóvenes y de
adultos desaparece en unos días de insensatez o por no prever qué puede
ocurrir con motivo de este o aquel suceso, fiesta, riesgo, etc. ¡Es tan
delicada la amistad con Jesucristo o tan frágil, si no estamos dispuestos a
luchar o a organizar el tiempo de ocio más prolongado del verano!
Pido al Señor que nos dé capacidad de lucha, de fortaleza. Con frecuencia
se piensa que la vida cristiana es fácil y que basta con no hacer el mal. ¿Y
el bien que dejamos de hacer? Sólo los arriesgados se lanzan hacia delante,
porque saben de quién se fían: de Cristo. Es necesario, pues, cambiar un
poco nuestra manera de pensar y llenar la vida con los ideales que nacen
del encuentro con Cristo y su Evangelio. La vida de Cristo se vuelve a
realizar en el tiempo de la Iglesia y cada generación de cristianos tenemos
el reto de ofrecer al mundo la vida nueva del Señor, que llena de alegría a
hombres y mujeres y da un sentido muy grande a nuestra existencia.
Nada conseguiremos sin pedir ayuda a Jesucristo, y vivir la vida de gracia
en los sacramentos, la oración, la caridad de Cristo.
En estos días peregrino a Tierra Santa con un grupo numeroso de
toledanos. Ya sé cuánto tengo que orar por todas las comunidades
parroquiales, por todos los movimientos y grupos cristianos, por los
enfermos y los abatidos, por los niños y los grandes. Lo haré, sin duda. Y
lo haré con gusto, pues vosotros no me sois indiferentes: estáis siempre
en mi mente y mi corazón.
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UNA PEREGRINACIÓN DIOCESANA
Escrito dominical, 18 de julio
Peregrinar es siempre una buena experiencia religiosa. Se puede
peregrinar a muchos lugares cristianos, pero sin duda la cumbre de la
peregrinación para un discípulo de Cristo es Tierra Santa, aunque otros
lugares de peregrinación son igualmente importantes. Uno se siente en
presencia de un misterio y, de algún modo, privilegiado. Conocer bien la
tierra en la que nació Jesús ha sido para mí una gracia inmensa. Y después
de once años sin venir ella, este verano desde el 6 al 15 de julio he vuelto
con un grupo numeroso de toledanos y puedo decir que he sentido de
nuevo el misterio de esta tierra y de sus lugares santos, lejos de fantasías
o de fundamentalismos, sino sintiendo esa encarnación del Señor, que
caminó, vio este cielo, estos valles, el Tabor y el Hermón, el Jordán y el
lago de Galilea o el desierto de Judá. Y, por supuesto, Jerusalén y Belén,
Nazaret, Cafarnaún y Jericó, y otros muchos rincones evocadores por
sencillos y por historia densa.
Uno puede peregrinar solo, pero no es igual. En grupo, en comunidad
que recuerda la Iglesia a la que pertenecemos, las cosas se viven mejor, y
nos ayudamos a tantas cosas de la fe, de la vida de cada persona. Merece
la pena y quisiera tener muy presente al grupo concreto con el que he
peregrinado. Soy el Obispo de ellos y eso no lo he olvidado nunca. Cada
día he celebrado con ellos la Eucaristía; he hablado de tantos pasajes
bíblicos, sobre todo del Nuevo Testamento, he ayudado un poco a los
guías o al sacerdote encargado de la peregrinación. Sobre todo he vivido
con ellos el asombro de tener un Dios como el nuestro, manifestado en su
Hijo y en el Espíritu Santo. La fe se refuerza cuando se activa y se pone en
movimiento y en una peregrinación a Tierra Santa o se hace de este modo
o es un poco incomprensible el viaje realizado de otra manera.
La peregrinación se compone de muchas cosas y todas forman un
conjunto armónico: el paisaje que nos recuerda este o aquel momento de
la vida de Jesús; la Eucaristía celebrada en el lugar de la Encarnación del
Verbo en Nazaret; la vista del lago de Galilea o del Jordán; Cafarnaún, «el
pueblo de Jesús» o el monte de las Bienaventuranzas, donde adoramos al
Santísimo leyendo las palabras de Cristo; la subida la Tabor; la aventura
de Jordania y Petra; el Mar Muerto y Belén. ¡Ah Belén! ¡Cuántas
evocaciones! Getsemaní y el monte de los Olivos. ¿Y la ciudad vieja de
Jerusalén, con la iglesia del Santo Sepulcro? (Me gusta más decir la Santa
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Resurrección, aunque dentro de ella está el Calvario). No olvidamos el
Cenáculo y la iglesia de la Dormición de María.
Sin duda un viaje como este tiene muchas anécdotas, que cada persona
del grupo seguro que recuerda durante mucho tiempo. Al final, lo más
grande es haber aprovechado este tiempo privilegiado y conocer mejor
nuestra fe y nuestra vida cristiana, para seguir adelante. Los momentos
de gracia son muchos, los lugares donde hemos orado, bastantes.
Algunos me han contado: «Me he sentido realmente bien, y la presencia
de Cristo me ha llenado». Con eso se paga todo. Yo no quiero hacer
publicidad de esta peregrinación y se puede vivir la fe cristiana y seguir a
Jesús sin necesidad de venir a Tierra Santa. Es cierto. Pero no es un viaje
más y, si el espíritu se prepara un poco para él, es un viaje muy
provechoso. He tenido tiempo de orar por tanta gente que forma parte de
la Diócesis de Toledo, de los que te piden que ores por ellos, de otros que
has ido conociendo o que sólo les conoce Dios. ¿De algún modo tengo que
pagar tanta oración que cada día hacéis por mí? No he olvidado a los
jóvenes, con los que peregrinaré en agosto a Santiago y serán parte
importante de nuestro próximo curso pastoral. Le he pedido al Señor,
además, que seamos valientes y demos testimonio: nuestro Señor
Jesucristo merece la entrega de toda nuestra vida.
Nunca un Obispo olvida su Diócesis porque no es ésta un campo de
trabajo, que de deja o se entra en él según circunstancias. Es otra cosa. Es
su Pueblo, su familia, su ocupación diaria, el único objetivo de su vida.
Ciertamente en una peregrinación la actividad es un poco diferente. Yo
no le he vivido como unas vacaciones, aunque sea un descanso del alma.
Pero en la Tierra de Jesús he seguido pensando en la vida de la sociedad
toledana, en lo que ocupa a las personas, en los problemas de cada día, en
seguir insistiendo en la evangelización, en la catequesis, en los grupos
cristianos, en la vida de atención a los más pobres, en los descorazonados
por tantas cosas. A la intercesión de la Madre del Señor pongo todas estas
cosas, las unas y las otras. Ella ha formado parte también, y muy
importante, de esta peregrinación diocesana. Gracias sean dadas al Señor
y a cuantos la han hecho hermosa.
APÓSTOL SANTIAGO
Escrito dominical, 25 de julio
En el hermoso y grandioso proceso de evangelización que, partiendo
de la Iglesia Madre de Jerusalén, llevaron a cabo los Apóstoles con otros
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discípulos, hombres y mujeres, territorios y comarcas oyeron el anuncio
de Jesucristo, Maestro y Salvador. Pero siempre fueron personas
concretas quienes impulsaron con la fuerza del Espíritu Santo esa vida
nueva de Cristo; tal o cual apóstol o sus compañeros, hombres y mujeres
de carne y hueso. Hay naciones cristianas, como Georgia o Armenia, en
las que fueron determinantes figuras femeninas, jóvenes vírgenes, que
dieron su vida por Jesucristo y el Evangelio.
En lo que hoy llamamos España y Portugal, la evangelización tiene un
protagonista: el apóstol Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de Juan.
Hombre fogoso, llamado también Santiago el Mayor, pertenece, con Pedro
y Juan, al grupo de los tres discípulos privilegiados que son admitidos
por Jesús a asistir a unos momentos importantes de su vida. Con Pedro y
Juan, ha podido participar en el momento de la agonía de Jesús en el
huerto de Getsemaní y al acontecimiento de la transfiguración. Son
situaciones muy diferentes la una de la otra. En un caso, Santiago
experimenta la gloria del Señor, le ve conversando con Moisés y Elías, ve
cómo Jesús transparenta su esplendor divino. En el otro, se encuentra
ante el sufrimiento y la humillación.
Con sus propios ojos, ve cómo se humilla el Hijo de Dios haciéndose
obediente hasta la muerte. Ciertamente, esta segunda experiencia ha sido
para él una ocasión de madurar en la fe, para corregir la interpretación
unilateral, triunfalista, de la primera: ha podido entrever que el Mesías
esperado por el pueblo judío como triunfador, en realidad, no estaba tan
sólo aureolado de honor y gloria, sino también de sufrimiento y
debilidades. Este es Santiago, el primer apóstol que da la vida por Cristo,
muerto por el rey Herodes Antipas hacia el año 42 d.C.
Este es nuestro patrón de España. Una antigua tradición indica que
vino a evangelizar la península y también que su cuerpo está enterrado
en la ciudad compostelana. Tal vez las características personales de
Santiago han marcado en parte la fisonomía de los cristianos españoles:
entrega a la evangelización y disposición al martirio, al testimonio. Y, a
decir verdad, necesitamos de ambas disposiciones de fe. Evangelizar y
alejarnos de componendas o rutinas; mostrar con nuestra vida que Cristo
y su Evangelio dan la felicidad y hacen un pueblo grande, con ideales, con
vida que ofrecer a una sociedad depauperada en lo esencial; un pueblo
que rechaza la cultura de muerte que se ha instalado entre nosotros, y la
vida sin sentido que dan un consumismo poco inteligente, que hace daño
a la naturaleza y deja vacío al consumista, pues con realidades efímeras
no se llena una vida.
Muchos iréis este verano a Santiago, de diversos modos, con
parroquias, con grupos de amigos o de apostolado, solos o con otros que
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quieren ver «más allá». Pedidle al Apóstol la grandeza de espíritu y la
apertura al Evangelio, y muchas ganas de evangelizar, de apostolado entre
nosotros; pedidle por nuestros misioneros en otras tierras y por los que
aquí evangelizan. El 31 de julio más de 700 jóvenes peregrinan a Santiago,
hasta el día 8 de agosto. También lo haré yo. Así acabaremos el curso
pastoral, pero con la mirada puesta en los retos e ilusiones del próximo
curso: gran ocasión, en la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011,
de evangelizar, esto es, ofrecer a muchos jóvenes lo más grande:
Jesucristo, nuestro Salvador.
LA REINA DE LA VIDA
Escrito dominical, 1 de agosto
Nuestra actividad se ralentiza un tanto en agosto, porque el descanso
es buscado como necesario. Es un alto en el caminar, que luego hay que
continuar. La vida no se paraliza, sin embargo. Necesitamos vivir. No
todo el mundo tiene calidad de vida que le permita un descanso. Otros no
tienen trabajo y siguen con ese angustioso problema. ¡Qué compleja es la
vida humana! Creemos que todo va a ir bien, nace en nosotros siempre la
esperanza de cambiar a mejor, y no lo conseguimos en muchas ocasiones.
Quisiera, por ello, animar a los cristianos a no perder la fortaleza y ayudar
a cuantos se encuentran deprimidos y angustiados por un futuro
inmediato.
Agosto es tiempo de reunión de mucha gente a la que no se ve en otro
momento del año; en pueblos y ciudades llegan las fiestas, o simplemente
el verano, y hay posibilidad de hablar con aquellos con los que
compartimos la niñez o la juventud y el trabajo, la profesión y otras
circunstancias han separado. Pienso que son momentos gratos para el
reencuentro. También en las fiestas patronales son posibles muchos
momentos gratos en la tradición común, en el ejercicio de la fe, en la
convivencia sencilla de la relación entre los humanos.
En el centro del mes de agosto aparece la fiesta de la Virgen, la que
celebra su Asunción a los cielos, esto es, su plenitud. En muchos lugares
es la fiesta patronal. También en la ciudad de Toledo, pues la Virgen del
Sagrario abandona esa bellísima capilla del Santísimo y es colocada en un
lugar especial de la Catedral para recibir el amor de sus hijos en la Novena
que prepara la gran fiesta del 15 de agosto. La Catedral se abre a la ciudad
y cuantos quieren honrar a la Virgen del Sagrario.
A ella la pedimos que nos atraiga la bondad del Padre de los cielos que
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Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
es su Hijo Jesucristo, que nos consiga nuevas ilusiones en nuestras
comunidades cristianas, que nos enseñe la belleza de la vida en familia y
la caridad mutua, para que seamos capaces de ayudarnos y alegrarnos
juntos en esta ciudad de Toledo o en tantas parroquias que también
celebran sus fiestas. Nuestra Señora, ya glorificada en cuerpo y alma,
sigue preocupándose de nosotros, precisamente porque tiene libre acceso
a su Hijo, al Padre de los cielos y al Espíritu Santo. Es tiempo, pues, de
oración sencilla, de avemarías y jaculatorias que nos enseñaron, de
momentos de plegarias junto a otros cristianos.
Yo quiero pedirle a la Virgen que nos ayude a luchar bien, con
imaginación e iniciativas concretas, contra las nefastas consecuencias de
la Ley del aborto, que ha entrado en vigor desgraciadamente en el mes de
julio. Ahora no vale lamentarse. Creo que la Iglesia Católica ha hablado,
y claro, sobre la injusticia de dicha ley, que no soluciona nada, ni amplia
derechos de la mujer, por mucho que lo cacareen sus partidarios. La
situación es ahora peor que cuando, para abortar, se apoyaban en los
tres «supuestos» despenalizados desde 1985. Sigue además el «negocio»
de las clínicas abortistas, y en mayor escala. Pero ahí están las mujeres,
en ocasiones casi niñas, que el entorno le impulsa a abortar.
Es en este campo donde tenemos los católicos que actuar sin miedo,
buscando posibilidades de acercarse a las embarazadas en peligro de
abortar. Redes de todo tipo deberían aparecer para que la vida gestada
no se aborte. Ese es el ámbito de actuación de los católicos, sin dejar de
oponerse a esa ley con argumentos y actuaciones que nuestro estado de
derecho permite sin duda. La Reina de la Vida, Santa María interceda por
nosotros.
Julio-Agosto 2010
SECRETARÍA GENERAL
197
DECRETOS
Nos, Doctor Don BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA,
por la misericordia divina Arzobispo de Toledo, Primado de España,
Aceptada la instancia que nos presenta el Sr. Cura Párroco de la
parroquia de San Andrés Apóstol de Villaluenga de la Sagra (Toledo),
junto con los Estatutos por los que han de regirse la Cofradía de Nuestra
Señora de las Mercedes, con domicilio social en la Iglesia parroquial de
dicha localidad, solicitando la aprobación de los mismos, así como la
erección canónica de la Cofradía, como persona jurídica pública de la
Iglesia.
Examinados los referidos Estatutos en los que se determina el objetivo
social de la Cofradía, y visto que se encuentran en todo conforme a lo
preceptuado por el Código de Derecho Canónico (cc. 301 y 312 al 320), y
obtenido previamente el dictamen favorable del Sr. Director del
Secretariado de Hermandades y Cofradías, por el presente,
DECRETO
1. La aprobación de los Estatutos de por los que en adelante ha de
regirse la Cofradía de Nuestra Señora de las Mercedes de Villaluenga de la
Sagra (Toledo), según la redacción de Estatutos que se acompañan a este
oficio, aprobada en Asamblea General de la Cofradía de fecha 20 de marzo
de 2009, y verificados por el Canciller-Secretario.
2. La erección canónica de la Cofradía, quedando constituida en
asociación pública de la Iglesia en esta Archidiócesis, y le concedemos
personalidad jurídica pública.
198
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
Confío que la Cofradía ayude a todos sus miembros a vivir una vida
cristiana más profunda y auténtica que contribuya a propagar el culto a
la Santísima Virgen María, así como a un mayor compromiso caritativo y
apostólico.
Dese traslado a la Cofradía un ejemplar de los Estatutos, con el presente
Decreto, y guárdese otro ejemplar en el Archivo de esta Curia.
Dado en Toledo, a 2 de julio de 2010.
 BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA
Arzobispo de Toledo
Primado de España
Por mandato de Su Excia. el Sr. Arzobispo Primado
JOSÉ LUIS MARTÍN FERNÁNDEZ-MARCOTE
Canciller-Secretario General
***
Nos, Doctor Don BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA,
por la misericordia divina Arzobispo de Toledo, Primado de España,
Aceptada la instancia que nos presenta la Hermandad de Nuestra
Señora de las Angustias, con domicilio social en la Iglesia parroquial de
Santo Domingo de Silos de Villaminaya (Toledo), junto con los Estatutos
por los que han de regirse, solicitando la aprobación de los mismos, así
como la erección canónica de la Hermandad, como persona jurídica
pública de la Iglesia.
Examinados los referidos Estatutos en los que se determina el objetivo
social de la Hermandad, y visto que se encuentran en todo conforme a lo
preceptuado por el Código de Derecho Canónico (cc. 301 y 312 al 320), y
obtenido previamente el dictamen favorable del Sr. Director del
Secretariado de Hermandades y Cofradías, por el presente,
DECRETO
1. La aprobación de los Estatutos de la Hermandad de Nuestra Señora
de las Angustias de Villaminaya, según la redacción de los Estatutos que
se acompaña a este oficio, aprobada en Asamblea General celebrada el 18
de julio de 2010, y verificados por el Canciller-Secretario.
2. La erección canónica de la Hermandad, quedando constituida en
asociación pública de la Iglesia en esta Archidiócesis, y le concedemos
personalidad jurídica pública.
Julio-Agosto 2010
199
Confío que la Hermandad ayude a todos sus miembros a vivir una vida
cristiana más profunda y auténtica, que contribuya a propagar la devoción
y amor a la Santísima Virgen María en la venerada advocación de Nuestra
Señora de las Angustias, así como a un mayor compromiso caritativo y
apostólico.
Dese traslado a la Hermandad un ejemplar de los Estatutos, con el
presente Decreto, y guárdese otro ejemplar en el Archivo de esta Curia.
Dado en Toledo, a 23 de julio de 2010.
 BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA
Arzobispo de Toledo
Primado de España
Por mandato de Su Excia. el Sr. Arzobispo Primado
JOSÉ LUIS MARTÍN FERNÁNDEZ-MARCOTE
Canciller-Secretario General
NOMBRAMIENTOS
El Sr. Arzobispo ha firmado los siguientes nombramientos:
CURIA DIOCESANA
Con fecha 16 de julio:
-Mons. Eugenio Isabel Molero, Vicario Episcopal de la Zona de Toledo.
-Mons. Felipe García-Díaz Guerra, Vicario Episcopal de la Zona de Talavera
de la Reina.
-D. Emilio Palomo Guío, Vicario Episcopal de la Zona de la Mancha.
-Mons. Francisco César García Magán, Vicario Episcopal para la Cultura
y las Relaciones Institucionales.
-Mons. Miguel Sánchez Torrejón, Delegado Diocesano de la Delegación
para el Clero.
SEMINARIOS DIOCESANOS
Con fecha 16 de julio:
-Mons. José María Anaya Higuera, rector del Seminario Mayor de San
Ildefonso, de Toledo.
-D. Juan Félix Gallego Risco, rector del Seminario Menor de Santo Tomás
de Villanueva, de Toledo.
200
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
PÁRROCOS
Con fecha 16 de julio:
-D. Enrique Rodríguez Ramos, párroco de la parroquia de San Esteban
Protomártir, de Bargas.
-Mons. Luis Manuel Lucendo Lara, párroco de la parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción, de Villacañas.
-D. Esteban Medina Montero, párroco de las parroquias de Nuestra Señora
de la Antigua, de Almendral de la Cañada, y de Nuestra Señora de la
Oliva, de La Iglesuela.
Con fecha 4 de agosto:
-D. Braulio Manuel Acosta Machín, párroco de las parroquias de Santiago
Apóstol, de Espinoso del Rey, y de San Miguel Arcángel, de Torrecilla
de la Jara y La Fresneda.
-D. Javier Jusdado Paredes, párroco de la parroquia de San Bartolomé
Apóstol, de Bohonal de Ibor.
-D. Francisco Martín Pérez, párroco de la parroquia de de Santa María
Magdalena, de Menasalbas.
-D. Wenceslao Carlos Flores Gómez, párroco de las parroquias de San
Bartolomé Apóstol, de San Bartolomé de las Abiertas, y de la Inmaculada Concepción, de Retamoso de la Jara.
-D. Juan José Calvo Martínez, párroco de la parroquia de Nuestra Señora
de la Asunción, de Yeles.
-D. Jesús Moreno Martín, párroco de la parroquia de la Ascensión del
Señor, de Seseña-Nuevo.
-D. Juan Antonio Silva Álvarez, párroco de la parroquia de Santa María
Magdalena, de Yuncler.
­-D. Germán Gascón Osorio, párroco de las parroquias de Nuestra Señora
de la Asunción, de Carrascalejo, y de Santo Tomás Apóstol, de Navatrasierra.
-D. Jesús Luis Rodríguez Ramos, párroco de la parroquia de la Transfiguración del Señor, de Torralba de Oropesa.
-D. José Carlos Valero Basilio, párroco de las parroquias de San Pedro
Apóstol, de Garbayuela, San Andrés Apóstol, de Baterno, y de Santo
Toribio de Liébana, de Tamurejo.
-D. Jesús Ruiz Martín-Ambrosio, párroco de la parroquia de El Patrocinio
de San José, de Talavera de la Reina.
-D. David Manuel Rodríguez Luna, párroco de la parroquia de Jesucristo
Redentor, de Talavera de la Reina.
Julio-Agosto 2010
201
-D. Juan Miguel González López-Ramos, párroco de las parroquias de
Santo Domingo de Silos, de Villaminaya, y de Santa María Magdalena,
de Mascaraque.
-D. Rafael del Álamo Hernando, párroco de la parroquia de Nuestra Señora
de la Asunción, de La Villa de Don Fadrique.
-Fr. Antonio Arévalo Sánchez, ofm., párroco de la parroquia de Santa
María de Guadalupe, de Guadalupe.
-D. Álvaro González Moreno, párroco de las parroquias de Nuestra Señora
de la Asunción, de Cervera de los Montes, y de San Bartolomé Apóstol,
de Marrupe.
-D. Rafael Escudero Escolano, párroco de la parroquia de Santo Tomás
Cantuarense, de Alcabón.
Con fecha 14 de agosto:
-D. Juan de Dios Agudelo Torres, párroco de las parroquias de la Purísima
Concepción, de Aldeancabo, y de San Vicente Mártir, de Paredes de
Escalona y adscrito de San Miguel Arcánge, de Escalona.
VICARIOS PARROQUIALES
Con fecha 4 de agosto:
-Fr. Rafael Arcos Gallardo, ofm., vicario parroquial de la parroquia de
Santa María de Guadalupe, de Guadalupe.
-Fr. Jesús María Tena González, ofm., vicario parroquial de la parroquia
de Santa María de Guadalupe, de Guadalupe.
-D. Ángel Puebla Godinez de Paz, vicario parroquial de la parroquia de
San Eugenio Mártir, de Argés.
-D. José Miguel Fernández Fernández, vicario parroquial de la parroquia
de Santa María de Benquerencia, de Toledo.
-D. Antonio López-Higueras Martín-Rubio, vicario parroquial de la
parroquia de El Buen Pastor, de Toledo.
-D. Miguel Ángel Dionisio Vivas, vicario parroquial de la parroquia de
San Nicolás de Bari y la Magdalena, de Toledo.
-D. Juan Muñoz García, vicario parroquial de la parroquia de Santa María
la Mayor, de Talavera de la Reina.
-D. Juan José Espinosa Jiménez, vicario parroquial de la parroquia de El
Divino Salvador, de Madridejos.
-D. Natalio Babiano Muerza, vicario parroquial de la parroquia de San
Juan Evangelista, de Sonseca y Casalgordo.
-D. Ángel Salazar Plata, vicario parroquial de la parroquia de San Andrés
Apóstol, de Miguel Esteban.
202
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
-D. Francisco Aparicio Mínguez, vicario parroquial de la parroquia de
Santiago de la Espada, de Quintanar de la Orden.
-D. Josep Martorell Serra, vicario parroquial de la parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción, de Corral del Almaguer.
-D. Juan Antonio Maestre Reyes, vicario parroquial de la parroquia de
Nuestra Señora de la Asunción, de Villacañas.
SEMINARIOS DIOCESANOS
Con fecha 4 de agosto:
-D. Fernando González Espuela, vicerrector del Seminario Mayor de San
Ildefonso, de Toledo.
-D. Jesús Manuel García-Ochoa Dorado, formador del Seminario Mayor
de San Ildefonso, de Toledo.
-D. Enrique Rico Pavés, formador del Seminario Mayor de San Ildefonso,
de Toledo.
-D. César Gallardo de Gracia, vicerrector del Seminario Menor de Santo
Tomás de Villanueva, de Toledo.
-D. Juan Luis Gómez de la Torre Fuentes-Moreno, formador del Seminario
Menor de Santo Tomás de Villanueva, de Toledo.
-D. Miguel Ángel Gómez Jiménez, formador del Seminario Menor de Santo
Tomás de Villanueva, de Toledo.
-D. Juan María Pérez-Mosso Hommel, formador del Seminario Menor de
Santo Tomás de Villanueva, de Toledo.
-D. Santiago Gómez Manzano, formador del Seminario Menor de Santo
Tomás de Villanueva, de Toledo.
CAPELLANES
Con fecha 4 de agosto:
-Mons. Miguel Sánchez Torrejón, capellán del Convento de Jesús
Crucificado, de Carmelitas Descalzas, de Toledo.
-D. William Alexander Kron Álvarez, capellán de la Asociación Pública de
fieles Fraternidad María Estrella de la Mañana, de Toledo.
-D. Justo Romeralo Ballesteros, capellán del Servicio Religioso del
Cementerio Municipal, de Talavera de la Reina.
-D. Jesús Ruiz Martín-Ambrosio, capellán ayudante para realizar las
sustituciones del capellán del Cementerio Municipal, de Talavera de la
Reina.
-D. Francisco Aparicio Mínguez, capellán del convento de la Purísima
Concepción, de las RR. Trinitarias de clausura, de Quintanar de la Orden.
Julio-Agosto 2010
203
-Mons. José María Anaya Higuera, capellán del convento de Santa Clara,
de Clarisas Franciscanas, de Toledo.
OTROS NOMBRAMIENTOS
Con fecha 4 de agosto:
-D. Juan Pedro Sánchez Gamero, director del Convictorio Sacerdotal
Diocesano.
-D. Enmanuel Calo Gutiérrez, adscrito a la parroquia de San Benito Abad,
de Yepes.
-D. Albán Salvador Sanz Esteban, adscrito a la parroquia de San Juan
Bautista, de Herrera del Duque.
Con fecha 14 de agosto:
-D. José María Alsina Casanova, director del Aula de Teología desde el
Corazón de Cristo.
-D. Enrique Rodríguez Ramos, director-representante del titular del
Colegio diocesano Nuestra Señora de los Ángeles, de Bargas.
SAGRADAS ÓRDENES DE PRESBITERADO Y DIACONADO
Santa Iglesia Catedral Primada
11:00 de la mañana
04 de julio de 2010
Presbiterado
1. Braulio Manuel Acosta Machín
2. José Miguel Fernández Fernández
3. Javier Jusdado Paredes
4. Juan Muñoz García
5. Álvaro González Moreno
6. William Alexandre Kron Álvarez
todos diocesanos
Diaconado
1. Carlos Fresneda de las Casas
2. Carlos Gallego Rodrigo
3. Juan Ignacio López Serrano
204
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
4. Santiago Martínez Valentín-Gamazo
5. Miguel Molina Badajoz
6. Pedro Molina Badajoz
7. Jesús Montero Fernández
8. Héctor Pérez Gómez
9. Alois Hollwerh
10. Salvatore Piredda
11. Hervé de Penfentenyo
12. Zsolt Szabó
todos diocesanos
13. Innocent Ndayishimiye
14. César Bangirinama
con legítimas letras dimisorias del
Excmo. Sr. Arzobispo de Gitega (Burundi)
15. Pablo Villaverde Abad,
Del Instituto Religioso de los Hermanos
de la Sagrada Familia, con legítimas
letras dimisorias de su Superior Provincial.
NUESTROS DIFUNTOS
-D. Eugenio Crispín Sabrido Rico, sacerdote jubilado, natural de
El Casar de Escalona, falleció el 10 de julio, en su pueblo natal. Recibió la
ordenación sacerdotal el día 4 de junio de 1955. Ejerció el ministerio sacerdotal como párroco de Tamurejo-Baterno (Badajoz) (1955), párroco
de Guadamur-Casasbuenas (1968) y párroco de Calera y Chozas (1974).
Recibió cristiana sepultura en El Casar de Escalona el día 11 de julio.
DOCUMENTACIONJulio-Agosto 2010
205
ORIENTACIONES ACERCA DE
LOS LIBROS SACRAMENTALES PARROQUIALES
Texto aprobado por la
XCV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal
Española
23 de abril de 2010
La Iglesia, que ha sido adelantada en el moderno Derecho registral,
tiene que seguir velando para asegurar la exactitud y conservación de
sus Registros, así como para garantizar su función de dar la necesaria
publicidad a los datos en ellos contenidos, y facilitar su acceso a quienes
tengan un interés legítimo.
Los modernos medios de reproducción y comunicación facilitan
sobremanera la posibilidad de falsificación de documentos o su
manipulación, así como su difusión indiscriminada, con el consiguiente
peligro de atentar contra la seguridad jurídica y el derecho a la intimidad
de los fieles.
Uno de los derechos reconocidos a todos los fieles es el derecho a la
protección de su propia intimidad (cf. c. 220). Por eso la Iglesia siempre
ha procurado que los datos personales de los fieles que obran en su
poder a través de los diversos libros parroquiales, fueran diligentemente
custodiados y sólo se pudieran proporcionar a quienes tuvieran un
interés legítimo en su conocimiento (cf. cc. 383, 384 y 470 CIC’17).
Coincide en esto con la moderna sensibilidad que ha llevado a muchos
países a crear las respectivas Agencias de Protección de Datos
Personales.
Asegurar la permanencia e inalterabilidad de los datos, así como su
oportuna confidencialidad, aconseja que los registros parroquiales se
sigan llevando en los libros tradicionales. En efecto, no es seguro que
los medios técnicos actuales garanticen la permanencia de los datos
recogidos y editados por medios informáticos. Además, la llevanza
tradicional constituye una garantía ulterior para salvaguardar su genuina
naturaleza, puesto que su informatización podría hacerlos susceptibles,
en determinados casos, de calificarlos como ficheros, sujetos a una
normativa estatal ajena a su verdadero carácter, que no solo es jurídico
e histórico, sino también pastoral.
Aunque sean muchos los celosos pastores que ya observen las
cautelas pertinentes, la Conferencia Episcopal, ha considerado
206
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
conveniente emanar las presentes Orientaciones de modo que se facilite
a los párrocos unos criterios uniformes en un tema tan importante.
I. De los libros sacramentales y sus responsables
1. En cada Parroquia se han de llevar los libros sacramentales
establecidos por el Derecho, al menos el de Bautismos, Matrimonios,
Difuntos (cf. c. 535 § 1) y Confirmaciones (cf. I Decreto CEE, art. 5).
2. El encargado de los libros sacramentales parroquiales es el Párroco.
El Pá­rroco puede delegar esta función en un Vicario Parroquial. Para
que otra persona distinta del Vicario Parroquial ostente esa
responsabilidad deberá tener delegación escrita del Sr. Obispo o Vicario
General.
3. Sólo las personas a las que se refiere el número anterior están
legitimadas para firmar las partidas sacramentales.
4. Los libros sacramentales forman parte de los archivos parroquiales
protegidos por lo establecido en el artículo I.6 del Acuerdo sobre Asuntos
Jurídicos entre la Santa Sede y el Estado español, por lo que se puede
denegar el acceso a cualquier autoridad civil no autorizada por el
Ordinario.
5. Los libros sacramentales no son ficheros, en el sentido del artículo
3 b) de la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter
Personal, por lo que no hay que comunicar su existencia al Registro
General de Protección de Datos.
6. Se aconseja vivamente que los libros parroquiales que en el momento
de su cierre tengan una antigüedad superior a los cien años se depositen
en el Archivo histórico diocesano, sin perjuicio de la propiedad, que
seguirá siendo de la parroquia, y se acreditará mediante el
correspondiente certificado, que se unirá al Inventario parroquial.
II.De las anotaciones y notas marginales
7. Las anotaciones en los libros sacramentales contendrán todos los
datos pre­vistos en la legislación tanto general como particular (cf. cc.
877, 895, 1121, etc.).
8. En el libro de Bautismos, en su caso, se efectuarán notas marginales
en las que se haga constar la recepción de la Confirmación, y lo referente
al estado de los fieles por razón del matrimonio, de la adopción, del orden
sagrado, de la profesión perpetua en un instituto religioso y del cambio
de rito (cf. c. 535 § 2).
9. En el libro de Matrimonios, en su caso, se efectuarán notas
Julio-Agosto 2010
207
marginales en las que se haga constar, de forma sucinta, la convalidación,
la declaración de nulidad o la resolución pontificia de disolución de
matrimonio rato y no consumado.
III. Llevanza de los libros
10. Los libros, en soporte de papel, podrán ser libros ordinarios de
registro, o bien editados con esta finalidad. En todo caso se excluyen los
libros formados por impresos editados y cumplimentados por ordenador.
11. Es necesario que el Párroco dé comienzo y cierre a todo libro
sacramental. Para darle comienzo debe señalarse este hecho brevemente
en su primer folio, haciendo constar la fecha, los datos identificativos
esenciales del Encargado del libro, número de páginas del libro, etc.
Igualmente al darle cierre, pero en la siguiente página a la última escrita.
En ambos casos se debe fechar, firmar y sellar la página correspondiente.
12. Los datos han de escribirse con rotulador de tinta líquida o pluma
estilográfica, nunca con bolígrafos ordinarios o derivados.
13. Si al extender un extracto o certificado, no se conoce alguno de los
datos solicitados, el espacio (también en el caso de notas marginales) no
se debe dejar en blanco, sino cruzarse con una línea diagonal con el fin de
evitar una eventual manipulación.
14. Si dentro de un libro se han dejado involuntariamente una o varias
páginas en blanco, deben anularse cubriéndolas de lado a lado mediante
una única raya en diagonal, con la misma finalidad expresada en el número
anterior.
15. En el caso de que al inscribir, anotar, o certificar se haya cometido
algún error material, no debe sobrescribirse o utilizar líquidos de borrar,
sino invalidar la palabra o palabras incorrectas trazando una leve línea
recta sobre ellas y delimitarlas entre paréntesis para, a continuación,
indicar, siempre en nota a pie de página, la validez de la corrección con la
palabra «Vale», firmando posteriormente la nota. En caso contrario
podría ponerse en duda su autenticidad.
16. El documento sólo quedará validado con la firma manuscrita,
legible, y el sello de la Parroquia.
17. Es aconsejable el uso de tinta de color para el tampón de sellado.
Es necesario que la impronta del sello se superponga a una parte de la
firma o del texto con el fin de prevenir posibles manipulaciones.
18. Los datos requeridos en los libros sacramentales han de ser
cumplimentados con extrema diligencia, a mano y con letra clara y legible,
incluyendo los correspondientes índices ordenados alfabéticamente por
apellidos. Sólo estos manuscritos tienen valor oficial.
208
Boletín Oficial del Arzobispado de Toledo
19. Para cualquier rectificación o alteración de partidas, sean errores,
omisiones o cambios efectuados en el Registro Civil, se requiere la
autorización del Ordinario. Cada cambio o alteración se hará constar en
la partida consignando, al menos, la referencia del documento que
acredite dicha modificación.
IV. Expedientes matrimoniales
20. Todos los expedientes matrimoniales deben conservarse en el
archivo pa­rroquial. Una vez agrupados por años, han de numerarse
correlativamente y, posteriormente, han de guardarse en cajas de archivo.
21. Las notificaciones recibidas con la indicación de haber sido
cumplimentadas en su respectivo Libro de Bautismos, deben ser
archivadas en el correspondiente expediente matrimonial, ya numerado
en la forma descrita.
22. Las copias de los expedientes matrimoniales destinados a otras
Diócesis se enviarán a través de la propia Curia diocesana, que será quien
los transmita a la Curia de destino.
V. Conservación y custodia de los libros
23. Los libros parroquiales se custodiarán en el archivo parroquial, en
un armario que proporcione las necesarias garantías de conservación y
seguridad, y siempre bajo llave. Sólo el Párroco o su delegado tendrán
acceso al armario.
24. En el caso de unidades pastorales formadas por diversas parroquias,
los li­bros parroquiales podrán conservarse en el archivo de una de ellas,
con el consentimiento del Obispo.
VI. Acceso y consulta de los libros
25. Corresponde al Párroco o al delegado de acuerdo con lo establecido
en el n. 2 expedir certificaciones o copias autorizadas de los asientos o
anotaciones registrales referentes al fiel que las solicite.
26. Los certificados o extractos pueden extenderse bien escritos a
mano o mecanografiados, pero siempre cumplimentados en el modelo
propio de la Diócesis y validados por la firma del Párroco o del delegado
de acuerdo con el n. 2, y por el sello parroquial. Los certificados que
hayan de producir efectos fuera de la Diócesis han de ser legalizados por
el Ordinario. En el caso de que vayan redactados en una lengua no oficial
en la Diócesis de destino, se acompañarán de traducción al español.
Julio-Agosto 2010
209
27. Todos los fieles tienen derecho a recibir personalmente
certificaciones o copias autorizadas de aquellos documentos contenidos
en los libros parroquiales que, siendo públicos por su naturaleza, se
refieran a su estado personal.
28. El interesado, salvo que sea conocido personalmente por el Párroco
o el delegado conforme al n. 2, deberá acreditar documentalmente su
personalidad, e indicar el fin para el que se solicita la certificación.
29. Podrán expedirse también certificaciones o copias cuando el
interesado lo solicite a través del propio cónyuge, padres, hermanos,
hijos o procurador legal. En estos casos el interesado deberá, además,
indicar los datos identificativos del pariente o procurador y acreditarlos
documentalmente.
30. No se expedirán certificaciones o copias autorizadas cuando no
quede acreditado el interés legítimo y la personalidad del interesado y,
en su caso, del familiar o procurador. Se ha de guardar copia del
documento que acredite los referidos datos del interesado y del familiar
o procurador.
31. Salvo que disponga otra cosa el Ordinario, la documentación
relativa a los registros sacramentales de los últimos cien años ha de quedar
cerrada a la libre y pública consulta, ya que es reservada por su propia
naturaleza. A partir de esa fecha pasará a considerarse documentación
histórica.
32. Las solicitudes de datos con finalidades genealógicas referidos a
los últimos cien años sólo se atenderán cuando el interesado recabe datos
sobre sus ascendientes directos hasta el segundo grado inclusive.
33. En ningún caso se debe permitir la consulta directa, manipulación,
grabación o reproducción total o parcial de los libros sacramentales que
se encuentren en las parroquias.
34. La microfilmación, digitalización, o cualquier otra iniciativa de
tratamiento global o parcial del archivo requerirá la autorización escrita
del Obispo.
35. Los libros parroquiales no podrán sacarse del archivo parroquial,
salvo en los casos mencionados en el número 24.
36. Cualquier duda sobre la oportunidad de extender certificados o
copias autorizadas de los libros sacramentales habrá de consultarse con
el Ordinario.
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