Controversias ¿Bloqueo Raquídeo o Mascarilla Laríngea en Pacientes Prono? Dr. Víctor M. Whizar-Lugo*, Roberto Cisneros-Corral*, Dra. Claudia Solar-Labastida*, Dra. Susana Carrada-Pérez**, Dr. Jaime Campos-León*** * Servicios Profesionales de Anestesiología y Medicina del Dolor Centro Médico del Noroeste Tijuana B.C., México vwhizar@anestesia-dolor.org www.anestesia-dolor.org **Anestesióloga Hospital Excel Tijuana B.C., México ***Cirujano Plástico Centro Médico del Noroeste Tijuana B,C, México Resumen La posición supina durante cirugía dificulta la capacidad para la intubación endotraqueal mediante laringoscopía. Se describe una paciente de 38 años de edad que estaba en decúbito ventral y su tubo endotraqueal disfuncionó por lo fue sustituido por una mascarilla laríngea, colocada con la paciente en pronación. Se describe una paciente de 47 años de edad, con anestesia raquídea para cirugía plástica en la que se terminó en efecto anestésico del bloqueo y se le hizo otra anestesia raquídea en posición prona. Ambas pacientes evolucionaron bien. Se discuten las alternativas para resolver problemas de anestesia en pacientes en posición prona durante cirugía. Palabras clave: Posición prona, mascarilla laríngea, raquianestesia. Abstract Prone position during surgery makes difficult the capability for endotracheal intubation by direct laringoscopy. We describe the airway management of a 38-year-old woman who was prone in the surgical table under plastic surgery. Her endotracheal tube was malfunctioning and a laryngeal mask was placed in the prone position. We also describe a 47-year-old woman under spinal anesthesia for plastic surgery in prone position. Her spinal blockage wore of and a second spinal injection of bupivacaine was done successfully in prone position. Both patients have a postoperative period without side effects. We discuss the possible ways to solve anesthesia incidents in patients in prone position during surgery. Key words. Prone position, laryngeal mask, spinal anesthesia Introducción L a elección de la anestesia en los pacientes de cirugía plástica tiene características especiales en relación a la seguridad, al confort de los enfermos y a los costos. La anestesia raquídea es una técnica útil en los procedimientos prolongados de cirugía plástica lo cual favorece la pronta recuperación, hay menor sangrado transoperatorio y también menos posibilidades de trombosis venosa profunda, al mismo tiempo que disminuye los costos. La adición de fármacos adyuvantes que prolongan el efecto de los anestésicos locales inyectados en el espacio © Anestesia en México 2008;20(1): 41-44 subaracnoideo ha modificado el manejo de estos pacientes. Las drogas alfa2 agonistas han probado que inyectadas por vía espinal o endovenosa1,2,3 prolongan en forma significativa la duración y eficacia de los bloqueos neuroaxiales. Los pacientes y algunos cirujanos no aceptan estas ventajas de la anestesia regional por el temor infundado de posibles lesiones y del fantasma de la cefalea postpunción dural. Por otro lado, la anestesia general es muy bien aceptada en este entorno ya que es segura y muy cómoda para el paciente, si bien es sabido que tiene más efectos secundarios, incrementa el sangrado y es más costosa. 41 La mascarilla laríngea (ML) fue diseñada para el manejo de la vía aérea difícil y pronto se ha convertido en un dispositivo de uso primario para el aseguramiento de la vía aérea durante anestesia general, con una franca tendencia a sustituir al tubo endotraqueal, o al menos a competir muy de cerca con la intubación endotraqueal tradicional. La colocación tradicional más conocida de todas las variedades de la mascarilla laríngea es con el paciente en decúbito dorsal y una vez asegurada la vía aérea, los enfermos pueden colocarse en la posición quirúrgica requerida, incluyendo los decúbitos laterales o en prono. Hay una serie de artículos4-9 que informan la colocación de la ML con el paciente colocado boca abajo, tanto en situaciones de urgencia como en protocolos que se plantearon para determinar esta posibilidad de intubación comparándola con la inserción habitual de la ML en decúbito dorsal.10,11,12 Cuando el tiempo quirúrgico se prolonga más allá del plan establecido y la anestesia subaracnoidea no ha sido suficiente, solemos complementarla con técnicas de sedación y analgesia endovenosa, lo cual con frecuencia nos lleva a una condición desagradable con dolor operatorio y sedación inadecuada, situación que puede agravarse cuando el paciente está en posición ventral. La otra solución es utilizar anestesia general y en forma remota, repetir el bloqueo neuroaxial. El propósito de este artículo es discutir esta controversia basados en dos pacientes en situación similar que fueron resueltos de forma diferente; re bloqueo subaracnoideo y colocación de mascarilla laríngea con ambos pacientes boca abajo. Descripción de los pacientes Paciente 1. Mujer de 38 años, ASA 1, con diagnóstico de ptosis mamaria y dermolipodistrofia abdominal programada para reducción mamaria con pexia, abdominoplastía con liposucción de abdomen y espalda. La exploración física no mostró datos de relevancia y sus exámenes preoperatorios fueron normales. Se premedicó con lorazepam 2 mg sublinguales, clonidina 0.1 mg oral, ranitidina 50 mg i.v., Figura 1. Muestra la secuencia de cambio del tubo endotraqueal por una ML, con la paciente en posición prona. 42 © Anestesia en México 2008;20(1): 41-44 Figura 2. Los recuadros ilustran la inyección subaracnoidea de bupivacaína con la paciente en posición ventral y durante el acto operatorio. metoclopramida 10 mg i.v., parecoxib 40 mg i.v. y droperidol 0.125 mg i.v. Monitoreo tipo I. La inducción anestésica se hizo con propofol 2 mg/kg, vecuronio 0.08 mg/kg y se intubó la tráquea sin dificultad. El mantenimiento se hizo con desflorano-oxígeno-fentanil-vecuronio. Se realizó la cirugía mamaria y se después se colocó a la paciente en decúbito ventral para realizar la liposucción de la espalda. Treinta minutos después se apreció que el globo de la cánula endotraqueal se había roto, por lo que se decidió remplazarlo por una ML, sin modificar la posición de la paciente. Se notificó al cirujano quien detuvo el procedimiento durante la maniobra para asegurar la vía aérea. Se preparó una ML, se giró la cara de la paciente hacia la derecha, se aspiró la cavidad oral y acto seguido se retiró el tubo endotraqueal dañado y se insertó la ML sin dificultad alguna (Figura 1). La anestesia continuó sin más incidentes. Paciente 2. Femenino de 47 años, ASA 2, con historia de hipertensión arterial, sobrepeso e hiperlipidemia. Historia de nausea y vómito incoercibles en dos de sus anestesias previas, por lo que la paciente solicitó anestesia neuroaxial. Programada para pexia mamaria y abdominoplastía con liposucción de muslos internos. La exploración física mostró una paciente de 88 kg, talla 167, sin otros datos de interés y con exámenes de laboratorio normales, con excepción de colesterol total de 256. Una hora antes de iniciar la anestesia se premedicó con lorazepam 2 mg sublinguales, clonidina 0.1 mg oral, ranitidina 50 mg i.v., metoclopramida 10 mg i.v. y parecoxib 40 mg i.v. Monitoreo tipo I. Se realizó bloqueo subaracnoideo en L3-4 con aguja Whitacre 27, insertada a través de una aguja hipodérmica 20, que se usó de introductor, con 20 mg de bupivacaína 0.5% hiperbárica adicionada de 300 µg de clonidina. El bloqueo se extendió hasta T4-3. La cirugía se inició con la pexia mamaria, a los 140 minutos de haber colocado a anestesia raquídea, la paciente se colocó en decúbito ventral para la liposucción de espalda baja y región lumbar. A los 220 minutos de haber colocado la anestesia raquídea y con la paciente en decúbito prono, esta manifestó dolor en el sitio quirúrgico sobre el dermatoma T9-8. Con la paciente en prono (Figura 2), se administró una segunda dosis intratecal de 7.5 mg de bupivacaína 0.5 % hiperbárica en L3-4, inyectados con una aguja Whitacre 27, la cual se insertó a través de una aguja hipodérmica 20, que sirvió como introductor. El bloqueo anestésico se registró en T6 y la cirugía terminó sin más incidentes. Discusión Cuando los pacientes anestesiados están en decúbito prono el acceso de la vía aérea significa un reto para el anestesiólogo, situación que tiene pocas alternativas de manejo. La primera es colocar al paciente en decúbito dorsal y seguir la rutina habitual de intubación traqueal o colocación de un dispositivo supraglótico, lo cual pone en peligro de infecciones al enfermo, además de que esta maniobra no es posible en la mayoría de los enfermos que se están operando en esta posición, por lo que el abordaje de la vía aérea debe de ser en esta posición prona o utilizar técnicas de anestesia regional, si el tipo de cirugía y el paciente lo permiten. El combitubo es una elección adecuada ya que se puede insertar en cualesquier posición, especialmente en situaciones de trauma y ha sido considerado como uno de los dispositivos útiles en el manejo de la vía aérea difícil.13 Otra posibilidad razonable es la intubación traqueal guiada con fibroscopio a través de una ML o en forma directa. Este procedimiento requiere de un experto en el manejo del fibrobroncoscopio, es elaborado y requiere de más tiempo y de la disponibilidad del equipo. La mascarilla laríngea, a semejanza del combitubo, es un dispositivo de fácil inserción cuando el paciente está boca abajo. Ng y cols.10 estudiaron 73 pacientes que requerían pronación corporal para la cirugía; estos autores colocaron a sus enfermos en una cómoda posición prona e indujeron la anestesia con fentanil 1 µg/ kg y propofol 2 a 4 mg/kg hasta que los pacientes perdieron el estado de despierto, se ventilaron con una mascarilla facial y posteriormente se les introdujo la ML. Los pacientes se dejaron en ventilación espontanea y se mantuvieron son sevorane-óxido nitroso en oxígeno. En tres de cuatro pacientes se ajustó con facilidad la ML mal ubicada y en el cuatro caso fue necesario mantenerla con la mano durante la cirugía. En cuatro fue necesaria ventilación manual asistida, en dos se apreció sangrado nasal atribuido a la ML y en cinco hubo bradicardia. En el postoperatorio hubo un caso con ronquera y molestias faríngeas en seis. El estudio de Weksler y cols.11 comparó 25 pacientes intubados oro traquealmente en posición dorsal que luego se colocaron en prono vs. 25 enfermos a los que se les colocó la ML en posición prono. Estos autores no encontraron diferencias entre ambos grupos con respecto a la anestesia, pero redujeron el tiempo transcurrido entre la inducción y el inicio de la cirugía de 26.6±3.6 min (21-37) vs. 7±2.4 min (5-15) (P<0.0001) en los pacientes en prono, al igual que se disminuyó la cantidad del personal necesario para colocar a los pacientes en decúbito ventral. La serie más grande fue hecha en Australia12 con 245 pacientes a los cuales se les colocó la ML en prono. Estos autores recomiendan pre oxigenación, inducción con midazolam-alfentanil-propofol, ventilación con mascarilla facial para después colocar la ML. Ellos les colocaron una sonda nasogástrica a sus pacientes para drenar el contenido del estómago. Terminaron la anestesia en decúbito dorsal y luego retiraron la ML. Otros autores han informado casos aislados con éxito, ya sea como una medida de rescate por extubación o como una forma planeada de asegurar la vía aérea4-9 Dingeman14 reportó un infante con Arnold-Chiari tipo I que se extubó accidentalmente estando en posición prona durante neurocirugía el cual fue rescatado con una ML sin necesidad de colocarlo en decúbito dorsal. Nuestra segunda paciente ejemplifica la facilidad de asegurar la vía aérea en pacientes en decúbito prono utilizando la ML para sustituir un tubo endotraqueal dañado. Esta maniobra no se realizó en nuestra primer paciente por dos situaciones particulares; historia de nausea y vómitos incoercibles en dos anestesia previas y el deseo manifestado de recibir anestesia neuroaxial. La nausea y vómitos post anestésicos son una complicación frecuente, que puede complicar la cirugía, en especial en los casos de procedimientos plásticos donde las aéreas cruentas son muy extensas y el sangrado puede ser facilitado por las arqueadas de la náusea y el vomito. La anestesia raquídea es una de las técnicas aceptadas para los procedimientos de cirugía plástica por debajo de los dermatomas T4-T6, donde facilita el manejo operatorio de los pacientes ya que disminuye el sangrado, tiene una menor posibilidad de trombosis venosa y embolismo, y la recuperación de los enfermos es más rápida, con menos nausea y vomito. La cefalea post punción de la duramadre es rara cuando se utilizan agujas espinales de pequeño calibre. La mayor desventaja de la anestesia raquídea en cirugía prolongada es su limitación temporal, la cual se ha mejorado con el uso de drogas adyuvantes de los anestésicos locales. En nuestro centro de trabajo la anestesia raquídea es parte de las rutinas bien establecidas ya que su duración de hasta 5 horas cuando inyectamos bupivacaína 15 a 25 mg, adicionados de clonidina 150 a 300 µg es suficiente para este tipo de pacientes. Cuando el tiempo quirúrgico se prolonga o la anestesia raquídea no es suficiente, se completa con anestesia general, siempre y cuando los enfermos estén en decúbito dorsal en el momento de la inducción de la anestesia general. Nuestra segunda enferma pudo haber recibido una ML en prono y terminar bajo anestesia general, situación que rehusó por lo que se optó por repetir la raquianestesia, situación no reportada antes. Los riesgos de realizar bloqueos con adultos bajo anestesia general han sido discutidos y la recomendación es no hacerlos. En pacientes previamente raquianestesiados no hay recomendaciones, pero el hecho de estar con perdida completa o parcial de su sensibilidad por el bloqueo previo, los sitúa en una condición similar a los enfermos bajo anestesia general, por lo que es mandatorio extremar los cuidados durante el re bloqueo. Otra limitación son las dosis totales del anestésico local. Para bupivacaína se han descrito dosis tan altas como 30 mg en una sola aplicación. En nuestra enferma la dosis total fue de 27.5 en dosis separadas, lo cual disminuye la posibilidad de neurotoxicidad. En conclusión, para pacientes boca abajo y con anestesia general en los cuales sea necesario re asegurar la vía aérea, el uso de la ML es una técnica asegura y de fácil aplicación. Para pacientes raquianestesiados y que requieran de mayor tiempo operatorio es posible volver a inyectar anestésico © Federación Mexicana de Anestesiología, A.C. 43 local subaracnoideo, o se puede usar, si el enfermo lo permite, anestesia general asegurando la vía aérea con una ML colocada en prono. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 44 Kaabachi O, Zarghouni A, Ouezini R, Abdelaziz AB, Chattaoui O, Kokki H. Clonidine 1 µg/kg is a safe and effective adjuvant to plain bupivacaine in spinal anesthesia in adolescents. Anesth. Analg 2007;105:516-519. Rhee K, Kang K, Kim J, Jeon Y. Intravenous clonidine prolongs bupivacaine spinal anesthesia. Acta Anaesthesiol Scand 2003;47:1001-1005. Dobrydnjov, K. Axelsson, S.-E. Thörn, P. Matthiesen, H. Klockhoff, B. Holmström, and A. Gupta. Clonidine combined with small-dose bupivacaine during spinal anesthesia for inguinal herniorrhaphy: A randomized double-blinded study. Anesth Analg 2003; 96:1496-1503. Milligan KA. Laryngeal mask in the prone position. 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