(23) Gogorza —EXCURSIÓN ZOOLÓGICA ron VALENCIA. SI den presentarse con el Fierasfer, siendo raros los casos en que esto sucede cuando dichos equinodermos lian sido recogidos en aguas de poco fondo. Casi siempre el Fierasfer se encuentra á lo largo de la cavidad del cuerpo de la holoturia en que vive, como ha comprobado el ya citado profesor, que ha disecado centenares de estos equinodermos, y en el interior del tubo digestivo, donde penetra por la abertura del ano. En muchos casos se encuentran dos ó tres peces en una sola holoturia, lo que manifiesta las costumbres sociables del primero. Es digno de notar el que los géneros más .afines al Fierasfer tengan también idénticas costumbres que éste, como sucede con el Enchelyophis, una de cuyas especies, Encli. vermiciUaris Müll., vive, según el profesor Semper de Würtzburg-, dentro de ciertas holoturias de las islas Filipinas, de las cuales es un verdadero parásito, y no; un comensal como el Fierasfer lo es de las nuestras. La segunda especie á que he hecho referencia es el A Iplwus Milne-Edwardsii L u c , que pertenece al grupo de los crustáceos macruros. La encontré en el interior de los canales comunes ú ósculos de algunas esponjas, que al parecer debian estar, por lo menos en parte, enterradas en la arena. Los ejemplos de comensalismo son muy frecuentes en los crustáceos, existiendo muchos géneros y especies que buscan refugio en los seres vivos que pueblan el mar, desde aquellos cuya organización es más sencilla hasta los peces mismos. El género A Iphmus es entre éstos buscador incesante de las esponjas de distintas especies, dentro de las cuales viven durante su último período de desarrollo. Cuando recogí los ejemplares que hoy forman parte de mi colección, pude notar un hecho que no se observa en ningún otro crustáceo, y que parece exclusivo á ciertos alfeinos; es éste la producción de una especie de ruido, bastante perceptible, que es debido á movimientos especiales de las pinzas gruesas. Este ruido se parece al que se produciría golpeando un cuerpo duro y elástico con un pequeño trozo de madera. Terminada la pesca nos dirigimos hacia el Grao, adonde llegamos ya muy entrada la noche; pues además de que estábamos á gran distancia de este punto, la falta de brisa hizo nuestra marcha sumamente lenta, sobre todo durante las últimas horas, en que tuvimos que andar á fuerza de remo. ANALES DE HIST. NAT. — XII. 6