Grupo Historia de la Salud Alvaro León Casas Orrego Alvaro Cardona Saldarriaga María Victoria Arteaga Henao El contenido intelectual de los artículos es responsabilidad de cada uno de los autores. Mabel Castañeda Montoya Claudia Cecilia Álvarez Franco Juan Diego Lopera Echavarría Jaime Hernán Tamayo Acevedo Mauricio Hernando Bedoya Hernández Jana Catalina Congote Durango Ángela María Restrepo Yepes Salud y Salud Pública Esta publicación recoge algunos de los trabajos presentados en el Segundo Seminario de Historia de la Salud, realizado en Medellín el 29 de agosto de 2011 y otras contribuciones de pares nacionales e internacionales. Grupo Historia de la Salud La Investigación en el campo de la historia de la salud en Colombia ha estado relegada con respecto a la de la historia de la medicina. Su estado actual, al igual que en otros países de América Latina, está acorde con las transformaciones propias del siglo XX, las cuales propician la emergencia de la medicina tropical, la medicina social y la salud pública, como problemas, como prácticas y como campos de estudio. En 1998, surge en la Universidad de Antioquia, el Grupo Historia de la Salud, ligado a la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas y a la Facultad Nacional de Salud Pública. El propósito, organizar el proceso de investigación en torno a los problemas fundamentales de la salud y de la Salud Pública en Colombia, en la perspectiva de la reforma sanitaria en América Latina y el Caribe. Manuela Barrios López Álvaro Casas Jana Catalina Congote (coordinadores de edición) Salud y Salud Pública Salud y Salud Pública Aproximaciones históricas y epistemológicas Álvaro Casas Jana Catalina Congote (coordinadores de edición) Salud y Salud Pública Aproximaciones históricas y epistemológicas Salud y Salud Pública Aproximaciones históricas y epistemológicas Álvaro Casas Jana Catalina Congote (coordinadores de edición) Medellín, 2013 Salud y salud pública : aproximaciones históricas y epistemológicas / Orlando Arroyave Álvarez ... [et al.]. -- Coordinadores de Edición Álvaro León Casas Orrego, Jana Catalina Congote Durango. -- Medellín : Hombre Nuevo Editores, Universidad de Antioquia, 2013. 204 p. ; 23 cm. 1. Salud pública 2. Prevención de la salud 3. Promoción de la salud 4. Derecho a la salud I. Arroyave Álvarez, Orlando II. Casas Orrego, Álvaro León, ed. III. Congote Durango, Jana Catalina, ed. 614 cd 21 ed. A1429236 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango ISBN: 978-958-8848-17-4 © Universidad de Antioquia Dependencia responsable de la publicación: Facultad Nacional de Salud Pública. Centro de Investigación Teléfono: 219 68 30 Correo: cifnsp@guajiros.udea.edu.co Dirección: Calle 62 No. 52-59 Medellín, Colombia Primera edición: Diciembre de 2013 / 300 ejemplares Hombre Nuevo Editores Teléfono 284 42 02 hombrenuevo@une.net.co Editores: Álvaro Casas, Jana Catalina Congote y Hombre Nuevo Editores Carátula: Expediente judicial, 1803, Archivo Histórico Judicial de Medellín, Laboratorio de Fuentes Históricas, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, fotografía: Álvaro Casas. Diseño de carátula: L Vieco s.a.s. Distribución y ventas: Distribución gratuita. Prohibida su venta. Publicación realizada con el apoyo institucional y financiero de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, con recursos del Fondo de Sostenibilidad Interna, asignados al Grupo Historia de la Salud. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, las reproducciones totales o parciales de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas las lecturas universitarias, la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler público. Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia Contenido Presentación9 Enfermedad mental y partición normativa Orlando Arroyave Álvarez 15 Una historia del concepto técnico de salud mental: entre ciencia e ideología Juan Diego Lopera Echavarría 35 Salud Pública e historia de la Salud Pública. Una relación necesaria Jaime Hernán Tamayo Acevedo 59 Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo: una mirada a la trayectoria de la asistencia y la Reforma Psiquiátrica desde el Estado de Paraná 85 Yonissa Marmitt Wadi Alcoholismo: enfermedad social en Medellín (1900-1930) Jana Catalina Congote Álvaro L. Casas 127 Higiene y control a la carne en Medellín a finales del siglo X I X y principios del siglo XX149 Luz Elena Muñoz Lopera Materiales para una historia de la psiquiatría en Antioquia. Pequeños juicios e historiografía 169 Álvaro L. Casas O. Importancia de la enseñanza de historia de una profesión. 189 Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia Mabel Castañeda M. María Victoria Arteaga H. Presentación Hace cincuenta años, atendiendo a las necesidades del país, se creó en la Universidad de Antioquia, bajo la responsabilidad y orientación del médico Héctor Abad Gómez, la Escuela Nacional de Salud Pública. El propósito era concretar la inaplazable colaboración entre el Ministerio de Salud y la Universidad, para la formación de personal destinado al desarrollo de los programas de salud en el país. Como lo constataron hace quince años Edgar Gómez Echeverri y Francisco Correa Uribe, los objetivos se orientaban a preparar personal profesional e investigar problemas de Salud Pública, para utilizar su conocimiento en la orientación de las Políticas Públicas y el desarrollo de programas de atención a la población y organizar, en general, desde una perspectiva social, la formación académica en el campo de la Salud Pública1. Pensar la salud en la perspectiva de la vida, pero también en la perspectiva del bienestar de los pueblos como ideal regulativo, ha constituido desde entonces el objeto de variadas iniciativas de investigación que intentan interrogantes particulares desde diferentes disciplinas sociales y de la salud, sobre temas de la salud y la enfermedad, que involucran a los colectivos, especialmente los casos de insalubridad y la enfermedad de las poblaciones, manifestaciones epidémicas y el bienestar de la población. La situación actual de los sistemas de salud en Colombia y los países de la región, es el resultado de los procesos de transformación de los dispositivos permanentes de control de la higiene pública y la medicina preventiva, pasando por la constante reforma de los modelos de atención en salud y configuración de la 1 Edgar Gómez Echeverri y Francisco Correa Uribe, Historia Facultad Nacional de Salud Pública “Hector Abad Gómez” 35 años, Memoria, Medellín, flopy 3 ½, septiembre de 1999, p. 9. ―9― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Salud Pública, como saber y práctica reguladora de las iniciativas públicas y privadas, en materia de saneamiento urbano, control de epidemias y en general los componentes de la medicina social entendida en los términos que la describió Michel Foucault “medicina del estado”, “medicina urbana” y “medicina de la fuerza laboral”2, es decir, el conjunto de acciones ejecutadas para preservar y mejorar la salud de las poblaciones. Este libro recoge parte de la experiencia de investigaciones históricas realizadas por integrantes del Grupo Historia de la Salud, adscrito al Centro de Investigación de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, además de otras contribuciones de pares académicos nacionales e internacionales, algunas de las cuales fueron leídas durante el Segundo Seminario Historia de la Salud, realizado en Medellín el 29 de agosto de 2011. Los artículos constituyen aproximaciones históricas y epistemológicas al pasado y presente de la salud y de la Salud Pública. La diversidad de las contribuciones, lleva al lector a una pluralidad de conceptos y métodos oriundos de la historia, la epistemología y las ciencias sociales, por ello, no ha sido tarea fácil su agrupamiento en torno de los temas relevantes en el campo de la historia de la salud: conceptualización y acercamiento epistemológico, abordaje de la historia de la Salud Pública, acercamiento a la descripción de situaciones históricas de insalubridad y saneamiento, en la perspectiva de la higiene pública, la medicina social y la Salud Pública urbana a comienzos del siglo XX, proyecciones acerca de experiencias metodológicas y pedagógicas frente al tema de las fuentes para la historia de las enfermedades mentales e historia de la psiquiatría y la enseñanza de la historia de la enfermería en Antioquia. La reunión de estos artículos propone al lector el conocimiento 2 Michel Foucault, “Historia de la medicalización” [1974] en Medicina e Historia. El pensamiento de Michel Foucault, Washington, OPS/OMS, 1978. ― 10 ― Presentación de fragmentos de la realidad histórica de la salud y de la Salud Pública en la perspectiva de una nueva historia de la salud con aproximaciones epistemológicas. Con la reflexión contenida en las dos primeras contribuciones, se abre el debate frente a algunas de las cuestiones filosóficas, epistemológicas y conceptuales fundamentales en el proceso de construcción del concepto de salud y de la salud mental en particular. “Enfermedad mental y partición normativa”, de Orlando Arroyave, psicólogo y filósofo, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia, aborda un análisis crítico de la configuración de la psicopatología. Desde la perspectiva de la genealogía desarrollada por Michel Foucault, Arroyave aborda cuestiones planteadas desde la psiquiatría clásica formuladas por Pinel, hasta las más recientes discusiones en torno al DSM, en tanto que saberes y técnicas, juegos de verdad y nuevas identidades históricas. “Foucault reconstruyó, desde una lectura genealógica —afirma Arroyave—, la emergencia de estos saberes occidentales que se han ocupado de la ‘enfermedad mental’, y su incidencia en las prácticas identitarias, colectivas e individuales, dándonos uno de los rostros en qué reconocernos”. Juan Diego Lopera Echavarría, también psicólogo y filósofo, en “Una historia del concepto técnico de salud mental: entre ciencia e ideología”, muestra que el concepto técnico de salud mental, acuñado en 1950 por la comunidad de las naciones, responde a unos propósitos políticos e ideológicos, más que científicos, y cuya valoración exalta en relación con el concepto de “sabiduría práctica”, una propuesta filosófica en el plano de la ciencia y la vida misma. El tema de la Salud Pública tiene aquí dos importantes contribuciones. Jaime Tamayo, médico psiquiatra y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, reflexiona en torno a la recíproca aportación entre “Salud Pública” e “historia de la Salud Pública” en tanto que disciplinas científicas. Tamayo aborda una doble perspectiva de la Historia de la Salud ― 11 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Pública: como conocimiento del proceso constitutivo de la Salud Pública y como reflexión permanente en torno al pasado, presente y futuro de la salud de las poblaciones y controles estatales que se expresan en la política pública. La segunda contribución corresponde a la historiadora brasilera Yonissa Marmitt Wadi, profesora asociada a la Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Brasil. Ella hace una interesante aportación sobre la “Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo: una mirada a la trayectoria de la asistencia y la Reforma Psiquiátrica desde el Estado de Paraná”. La profesora Yonissa Marmitt Wadi expone con mucho detalle las características del proceso de la Reforma Psiquiátrica en Brasil, durante las décadas de los setenta y los ochenta, historiando las particularidades de ese proceso en una unidad sanitaria mental del Estado de Paraná. El trabajo de Yonissa Marmitt Wadi constituye además un aporte significativo a la construcción comparada de la historia de la psiquiatría en América Latina, en la perspectiva de la Salud Pública en la región. Inscritos en la doble perspectiva de la historia de ciudad y de la historia de la Salud Pública en Colombia, dos artículos en este libro hacen descripciones detalladas sobre la higiene y salubridad pública, las enfermedades sociales y la emergencia de la medicina social como medicina preventiva, como elementos visibles en el proceso de saneamiento y de la modernización de las estructuras urbanas en Colombia. Como parte de una investigación que abordó también la sífilis y la tuberculosis como enfermedades sociales, a comienzos del siglo XX en la ciudad de Medellín, la historiadora Jana Catalina Congote y el historiador Álvaro Casas, presentan el artículo “Alcoholismo: enfermedad social en Medellín (1900-1930)”, en él, se analizan las insalubres condiciones de vida de los obreros de la ciudad, asociadas con la pobreza, precariedad de las viviendas, hacinamiento, el estigma de la degeneración y la delincuencia. Esta situación propició las condiciones para la emergencia en el nuevo ámbito urbano de enfermedades como la tuberculosis, la sífilis y el alcoholismo con toda la fuerza de un verdadero problema social. Desde la ― 12 ― Presentación perspectiva de la nueva historia de la medicina, Congote y Casas comparten el reconocimiento de estas enfermedades como “sociales”, y describen en este artículo su constitución en objeto de estudio por parte de los médicos colombianos, que en las primeras décadas del siglo XX, entendían perfectamente el futuro de la medicina como “medicina social”. Luz Elena Muñoz, socióloga e historiadora, armoniza sus preocupaciones disciplinares con una mirada a uno de los problemas más relevantes en el proceso de saneamiento y modernización de la ciudad de Medellín: la higiene de los alimentos. “Higiene y control a la carne en Medellín a finales del siglo XIX y principios del siglo XX”. Muñoz describe con realismo los más ínfimos detalles de la insalubridad y de la higiene pública, en particular de la higiene de las carnes en la ciudad de Medellín, y aborda el análisis de la legislación, los modelos de inspección, control de la higiene de los alimentos, en el contexto general del manejo adecuado de la cadena agroalimentaria, como herramientas que permitieron garantizar el consumo sano de alimentos. El tema correspondiente al uso de fuentes documentales en la investigación y la enseñanza de la historia de la salud, se nutre con dos artículos: “Materiales para una historia de la psiquiatría en Antioquia. Pequeños juicios e historiografía”, de Álvaro Casas, en el que se rescata la revisión de expedientes judiciales como fuente importante en la construcción de una historia de la psiquiatría en Antioquia, especialmente para un período sin registros clínicos y muy pocas elaboraciones discursivas, como lo fue el siglo XIX en Antioquia. Con el análisis de un juicio criminal, Casas indaga la realidad histórica de la demencia, en una época en que las instancias de su delimitación se pueden leer en el círculo social próximo y los tribunales como dispositivos reguladores, asesorados por una mirada no médica. “La enseñanza de la historia de la enfermería en el pregrado de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia”, en el cual sus autoras, Mabel Castañeda y Victoria Arteaga, enfermeras de profesión y docentes de la Facultad de Enfermería ― 13 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de la Universidad de Antioquia, recoge la experiencia de la enseñanza de la historia de la enfermería y la manera como dicho conocimiento se incorpora en el plan de estudios del pregrado, como metodología de enseñanza. Castañeda y Arteaga concluyen que la capacitación permanente de los docentes y estudiantes en la historia de su disciplina, se convierte en elemento esencial, no sólo para el conocimiento del pasado de la enfermería, sino también como un elemento formativo como personas, profesionales cuidadoras. Los problemas de la salud y de la enfermedad en Colombia y América Latina a lo largo del siglo XX, pueden reconocerse inscritos en el proceso de modernización social y transformación del Estado. Desde la perspectiva de la higiene urbana, derivada de la medicina higienista y pasteuriana, pasando por la aplicación de modelos de saneamiento asociados a las necesidades de la industrialización y crecimiento demográfico, con la emergencia de aparatos sanitarios permanentes, hasta la definición de Políticas Públicas de control poblacional y Salud Pública, con modificaciones constantes, que se reconocen históricamente, en función del interés particular o el interés público. En este sentido, el presente libro tiene el claro propósito de contribuir, desde diferentes abordajes de lo histórico y lo epistémico, a la mejor comprensión de los elementos constitutivos de la Salud Pública como práctica y como discurso, cuya responsabilidad, en tanto que disciplina y política de lo social, involucra no sólo los problemas sanitarios del cuerpo social, sino también, y con mayor fuerza en la actualidad, situaciones concernientes a la justicia social, los derechos humanos y equidad en salud. ― 14 ― Enfermedad mental y partición normativa Orlando Arroyave Álvarez Desde la psiquiatría fundada por Pinel (mercenario de trabajos monográficos, quien decidió hacerse psiquiatra luego de que un amigo sufriera una crisis y desnudo corriera por la ciudad hasta internarse en el bosque para ser devorado por los lobos) hasta la casta médica-administrativa norteamericana que creó el DSM, la psicopatología es la evidencia del aserto foucaultiano: el poder no es la fuerza oscura que todo lo devora; el poder, o mejor, las relaciones de poder engendran saberes y técnicas, juegos de verdad y nuevas identidades. Foucault reconstruyó, desde una lectura genealógica, la emergencia de estos saberes occidentales que se han ocupado de la “enfermedad mental” y su incidencia en las prácticas identitarias, colectivas e individuales, dándonos uno de los rostros en qué reconocernos en este presente histórico. En sus treinta años de investigaciones genealógicas, Foucault exploró tres campos, los cuales se centraban en el objeto hombre. Investigó como un puzzle de saberes, la episteme moderna europea a través de la experiencia de ese objeto tan singular y difuso. Es al interior de esa experiencia, discursiva y práctica, que el hombre puede ser tomado como cualquier otro objeto científico. Esos saberes o disciplinas que indagaban o intervenían a ese objeto, podían ser difusas científicamente, pero tendrían un gran efecto cultural, político, relacional y “antropológico” en los últimos doscientos años en las sociedades occidentales. El segundo campo de investigación Foucault lo centró en las disciplinas o ciencias que toman como objeto de investigación ― 15 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas al sujeto puesto del otro lado de la partición normativa; objeto de conocimiento en que el otro se torna loco, enfermo, delincuente; una alteridad no reconocida por la “razón moderna”. En sus últimas investigaciones (“y siempre en el seno del mismo proyecto”, como escribiría el genealogista antes de su muerte) su reflexión genealógica apuntaba a la historia de la “subjetividad”, entendiendo por esta expresión, “la manera en que el sujeto hace la experiencia de él mismo dentro de un juego donde él se relaciona consigo mismo”1. A esta última investigación le dedicó parte de su trabajo final. En el replanteamiento de su proyecto de la historia de la sexualidad occidental, afirma que (…) para comprender cómo el individuo moderno puede hacer la experiencia de sí mismo, como sujeto de una “sexualidad”, era indispensable despejar antes la forma en que, a través de los siglos, el hombre occidental se vio llevado a reconocerse como sujeto de deseo2. Así que emprende esa larga tarea, que quedó inconclusa, de reconstruir la historia del hombre, del deseo en Occidente, con sus técnicas, sus relaciones múltiples, sus prescripciones o sus formas. Su último libro, un borrador, tenía como título Los testimonios de la carne. En él, aclaraba, trataría la “formación y la pastoral de la carne”3, por los primeros cristianos. Foucault murió sin haber publicado su más ambicioso y difícil proyecto. En la segunda investigación, sobre la partición normativa y el efecto de alteridad no dialógica, Foucault exploró la historia de los saberes. Ciencias, tal vez “débiles”, como la psiquiatría, el derecho penal, la medicina o las ciencias del hombre, pero de gran efecto social y cultural, pues clasifica, investiga y terapeutiza o corrige al Otro de la locura, al enfermo, al perverso, al inútil o al 1 Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999, p. 365. 2 Michel Foucault, Historia de la sexualidad 2. El uso de los placeres, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1993, p. 9. 3 Ibíd., p. 15. ― 16 ― Enfermedad mental y partición normativa delincuente. Este interés de investigación estuvo presente hasta el final de su trabajo. La pregunta por la locura Los primeros trabajos de Foucault cimentaron sus indagaciones futuras. Inquietud personal y tradición francesa se unieron para su reconstrucción genealógica de la alteridad no reconocida por la “razón moderna”. Su formación es síntesis de sus preocupaciones y su historia intelectual: [el pensador francés] se licencia en Filosofía en 1948 y en Psicología en 1949 (teniendo como profesor a D. Lagache). En 1952 se convertirá en profesor adjunto en la Universidad de Lille, donde impartirá las asignaturas Psicología e Historia de la Psicología. También impartirá Psicología en la Ecole Normale Superieure (ENS), a petición de su maestro y amigo L. Althusser, entre 1951 y 1955. En 1952 y 1953 obtiene […] [dos] diplomas en el Instituto de Psicología de París: en Psicopatología (1952) y en Psicología Experimental (1953)4. A Foucault, a pesar de sus dotes teóricas y especulativas, le fascinaban, en los primeros años de formación, los experimentos y los tests psicológicos, principalmente el Rorscharch. Igualmente colaboró, entre 1950 y 1953, en el laboratorio de electroencefalografía y consulta privada del doctor Verdaux y su mujer, Jacqueline, “a quienes conoció durante la guerra en Poitiers, en el servicio del profesor Jean Delay en el hospital psiquiátrico de Sainte-Anne”5. Desde aquellos años de formación, a principios de los cincuenta, Foucault se interesó por la “enfermedad mental”, pero 4 Juan Pastor Martín y Anastasio Ovejero Bernal, “Michel Foucault, un ejemplo de pensamiento posmoderno”, en A Parte Rei, Revista de Filosofía, nº 46, España, julio 2006, p. 1-6. 5 Miguel Morey, “Introducción” del libro Entre filosofía y literatura de Michel Foucault, Barcelona, Paidós, 1999, p. 32. ― 17 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas no desde una verdad “analítica”, como pretendió en sus primeros escritos, sino que construirá una genealogía para conjurar las bases metafísicas de la enfermedad mental. Su indagación por la locura o la alteridad no reconocida ocupará parte de sus treinta años de múltiples pesquisas genealógicas. Tanto su prólogo a la versión francesa de Sueño y existencia (Traum und Existenz) de Luwig Biswanger, como su primer libro, Enfermedad mental y personalidad (1954), mostraban las señales de un interés personal y académico (Maladie mentale et personnalité) por la psicopatología. En lo personal, Foucault contempló por entonces la posibilidad de estudiar medicina y luego psiquiatría. En lo académico, no dejó de preguntarse, en sus múltiples indagaciones, el lugar del Otro, no reconocido por la racionalidad ilustrada, y los efectos sociales que esta partición engendra. Los primeros escritos en torno a la enfermedad mental David Macey, uno de los biógrafos de Foucault, reprocha a Dreyfus y Paul Rabinow, de reducir a un autor tan complejo en “un esquema con cuatro etapas: una heideggeriana, una arqueológica o cuasi-estructuralista, una genealógica y finalmente, una ética”6. Esta división, escribirá Macey, “es totalmente insatisfactoria”, pues reduce la vida compleja de un hombre como Foucault, a su dimensión filosófica. Puede que para un biógrafo que titula su libro Las vidas de Michel Foucault, un hombre es más que su hacer como pensador, pero es práctico para el acercamiento a momentos o transformaciones de un pensador tan sistemático, plural y móvil como este genealogista dispuesto a indagar críticamente por la “ontología” de la modernidad en la cultura occidental europea. 6 David Macey, Las vidas de Michel Foucault, Madrid, Ediciones Cátedra, 1995, p. 22. ― 18 ― Enfermedad mental y partición normativa Podríamos tener en cuenta estas divisiones propuestas por Dreyfus o Rabinow, no sin hacerle antes algunas enmiendas y darle algunos matices, para exponer los momentos de investigación de Michel Foucault en que indaga la emergencia histórica de los saberes o prácticas normativas y la enfermedad mental en la época moderna. La psicopatología, la psiquiatría, la medicina, el psicoanálisis y sus conexiones prácticas (institucionales, éticas, políticas, “científicas”), estarán presentes a lo largo del trabajo de Foucault, ya sea para relanzar o generar nuevas preguntas por la episteme occidental que nos ha dado una identidad cultural; ya sea como un ejercicio de un escritor y pensador que quiso deshabituar nuestras identidades sexuales, morales, políticas, epistémicas. En su primer trabajo dedicado a la enfermedad, Enfermedad mental y personalidad7 (1954) Foucault se pliega a las consideraciones clásicas de la enfermedad mental (“La enfermedad y la evaluación”, “La enfermedad y la historia individual”, “La enfermedad y la existencia”, etc., son los capítulos que dan nombre a sus reflexiones). Desde ese primer trabajo señala, sin embargo, la tarea de sus pesquisas futuras. En este libro pretende “demostrar que la raíz de la patología mental no debe estar en una especulación sobre cierta ‘metapsicología’, sino sólo en una sobre el hombre mismo”8. Lo que importa es la existencia misma del hombre. En este trabajo, que hace un breve balance de cómo “se han construido todas las psicologías tradicionales”, busca demostrar igualmente los postulados de lo que debe liberarse la “medicina mental” para alcanzar el rigor de la ciencia. En este primer trabajo subrayará el interés por indagar la experiencia concreta del hombre “enajenado”, señalando sus 7 Michel Foucault, Enfermedad mental y personalidad, Barcelona, Paidós, 2000. 8 Ibíd., p. 10. ― 19 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas causas objetivas. Reproche y tarea hacen parte de este proyecto inicial de Foucault: Querer desligar al enfermo de sus condiciones de existencia, y querer separar la enfermedad de sus condiciones de aparición, es encerrarse en la misma abstracción; es implicar la teoría psicológica y la práctica social de la internación en la misma complicidad: es querer mantener al enfermo en su existencia de alienado. La verdadera psicología debe liberarse de esas abstracciones que oscurecen la verdad de la enfermedad y alienan la realidad del enfermo; pues cuando se trata del hombre, la abstracción no es simplemente un error intelectual; la verdadera psicología debe desembarazarse de ese psicologismo, si es verdad que, como toda ciencia del hombre, debe tener por finalidad desalienarlo9. En la formulación anterior —quizá demasiado ingenua, o de “tono antiguo, casi marxista”, como escribe uno de sus biógrafos, James Miller10— está contenida algunas de las concepciones éticas y políticas de Foucault, que posteriormente desarrollará en sus reflexiones. Por un lado, la enfermedad mental es abordada en relación con una exterioridad que la hace posible o que la afecta (“cada individualidad mórbida debe ser atendida a través de las actividades del medio al respecto”); por otro, una lucha, política y ética, que se expresa en dos momentos: lucha contra la abstracción de la enfermedad (o mejor del individuo que la padece), y tarea de la psicología (que él llama la ciencia del hombre) que consistiría, como propuesta, en una “desalienación” de la realidad que afecta al hombre enfermo, recuperando su dimensión “existencial”. Él abandonará la idea esperanzadora de una “verdadera psicología” o la “tarea ética” del “hombre verdadero”, pero conservará, quizá desde una indagación más sutil y novedosa, 9 10 Ibíd., p. 122. James E. Miller, La pasión de Michel Foucault, Barcelona, Editorial Andrés Bello, 1996. ― 20 ― Enfermedad mental y partición normativa esa “historia objetiva” que tiene en cuenta la “existencia” concreta del enfermo mental y sus efectos de alteridad no reconocidas por la legalidad o los marcos comprensivos de la sociedad o la cultura moderna. Este trabajo primero ya contenía los gérmenes de las búsquedas futuras de este genealogista. En su capítulo “El sentido histórico de la alienación mental”, de este libro, muestra cómo se configuró, en el siglo XVIII, una idea propia de la Enciclopedia: “La locura no es más que privación”. Ilusión, error, incapacidad para reconocer lo verdadero. Desde entonces, escribe Foucault, la locura forma parte de todas las debilidades humanas y la demencia es sólo una variación sobre el tema de los errores de los hombres. En 1793 Pinel libera a los encadenados de Bicêtre, y los deja vivir como a hombres. Cabanis, pensando que los errores del espíritu pueden iluminar su camino hacia la verdad, exige el estudio de las enfermedades mentales en la Facultad: “La historia y el tratamiento de la locura es una hermosa parte de la medicina; hechos bien elegidos de esta materia iluminarán singularmente el estudio del hombre11. Foucault reconoce que esta medicina dio al enfermo su naturaleza humana, pero a la vez lo privó de sus derechos. Esta enajenación, marca sus relaciones sociales, “todas sus experiencias, todas las condiciones de su existencia”12. El énfasis está dado en la exclusión, el despojamiento de la dignidad, pues la enfermedad mental, más que la enfermedad orgánica, “involucra la totalidad del individuo”. El loco hace ser con su locura. La alteridad del otro es reforzada por la “abstracción” del enfermo y su olvido de la experiencia concreta del individuo por la “medicina mental” y la psicología. 11 Michel Foucault, Enfermedad mental y personalidad, op. cit., p. 91. Ibíd., p. 93. 12 ― 21 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Foucault continuará con esa arqueología del silencio de la locura en tanto experiencia y en tanto alteridad radical de la racionalidad moderna en sus futuras investigaciones. En su próximo paso el genealogista pone la locura del otro lado de la razón, pero poniendo a ésta en una posibilidad de existencia sólo porque aquella alteridad la interroga. La locura como alteridad radical El segundo momento está presente en su celebrado trabajo Historia de la locura en la época clásica (1961). Es quizás una radicalización de su primer momento de reflexión de la enfermedad mental, y que Foucault no abandonará: la pregunta por la alteridad radical (perverso, criminal, loco) y el uso particular de la historia para disolver la posibilidad de una “identidad metafísica”, una identidad no sometida a la posibilidad de ascesis o transformación subjetiva o colectiva, dada por los saberes “psi”. El objetivo de Historia de la locura es [...] describir cómo se ha construido una experiencia social de la locura que identifica a ésta con una enfermedad; el nacimiento de las teorías psiquiátricas es sólo un aspecto más de esta experiencia que recorre también la esfera de las instituciones administrativas y jurídicas, la imaginación artística y la filosofía. Se trata de la historia de una Razón que se ha configurado excluyendo y silenciando el discurso de la locura antes de llegar a convertirlo en objeto de conocimiento13. El libro expone entonces cómo [...] las disciplinas de prefijo psico (psiquiatría, psicopatología, psicología, psicoanálisis) y su objeto —la enfermedad mental— se han formado a través de una medicalización del viejo encierro administrativo, 13 Francisco Vásquez García, Foucault, Barcelona, Biblioteca de Divulgación Temática, 1995, p. 51. ― 22 ― Enfermedad mental y partición normativa desmitifica los relatos que cifran el origen de estos saberes en un progreso moral del humanitarismo o en el perfeccionamiento de las ciencias. Las condiciones de posibilidad y la inserción actual de estas disciplinas dependen de relaciones políticas antes que de su fortaleza epistemológica14. Este momento del análisis foucaultiano es posible llamarlo como el de la “arqueología de un silencio”; en este caso se trata de un Otro de la razón que es excluido y objetivizado por el discurso y la práctica médica. Este análisis incluye una galería de villanos entre los que se encuentran Pinel o Freud. A finales del siglo XVIII, el loco, ya no participa de ese ejército confuso y sombrío de los insensatos en general, compartiendo espacio con los disolutos y los mendigos, con los tarados o los infieles, sino que se crea un espacio para él, donde puede ser estudiado, clasificado, tratado y modificado; es una “nueva separación”, pero en nombre del humanismo y la ciencia médica. El primer discurso psiquiátrico moderno, el alienismo, parte de los ideales proclamados por los Derechos del Hombre. Al loco no se le debe encerrar por el desorden que causa a su familia y a la sociedad —aunque esta preocupación no estará del todo ausente—; la paz social es importante, pero al loco se le encierra principalmente por su propio bien. Se le encierra para estudiarlo, curarlo o cuidarlo. La historia de la psiquiatría no percibe este gesto como una nueva segregación, por el contrario, es percibido como un avance científico. Mas Foucault lo interroga; se trata ahora de un internamiento en nombre del amor desinteresado, aséptico y universal de la ciencia por los hombres como especie; la ciencia cura al loco de su padecimiento y desvarío, en nombre de la humanidad toda. 14 Ibíd., p. 57. ― 23 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Se pasa entonces de la época del Gran Encierro, en que se aislaban a todos los que representaban la sinrazón, a un nuevo encierro, que Foucault denomina el “internamiento medicalizado”; apartamiento, mezcla de moral y medicina15. Foucault interroga, así, el supuesto progreso moral que encarna la medicina al tomar como objeto de estudio y tratamiento a la locura. No es emancipación del loco; es constreñimiento en nombre de un humanismo que se eleva como representante del Hombre (y aquí la mayúscula no es retórica). El loco al ser tomado como objeto es acallado como sujeto. No habla, es hablado; no decide, es decidido. Al ser la locura “negatividad pura”, o “no ser” para la razón, queda imposibilitado el diálogo; al asimilar al loco como “individualidad singular” distinguible del no-loco, se crea una brecha dialogal entre el Otro radical y el hombre normal. Historia de la locura en la época clásica, es un ejercicio erudito y un tanto barroco, pero que no deja de enunciar, a través de una sucesión de imágenes o pinturas escritas, a la ciencia médica y su objeto inconmensurable: el loco. 15 El médico cumple tres funciones principales en este confinamiento terapéutico. Primero, el médico debe identificar al loco del no-loco; para ello debe afinar su saber, diseñar métodos de identificación más ciertos y firmes. La segunda función del médico es clasificar. El diagnóstico es el criterio de un experto; no basta identificar el loco de quién no lo es. La locura es vasta y laberíntica; tiene mil rostros y abigarramientos. El médico debe utilizar, como el botánico, una clasificación, siempre, sin embargo, insuficiente para atrapar la locura en la estructura lógica de la razón. El psiquiatra, dentro de su tarea continuamente minada por lo indecible de la locura, debe distinguir las “especies” de insensatos, sus familiaridades y agrupamientos, teniendo en cuenta sus cuadros mórbidos, sus signos y sus evoluciones. La tercera función, consecuencia de las otras, consiste en diseñar una serie de procedimientos terapéuticos, ya sea quirúrgicos, farmacológicos, punitivos, exhortativos, educativos, etc., que permitan al loco superar, en parte o totalmente, los extravíos de pensamiento, afectos y acciones. ― 24 ― Enfermedad mental y partición normativa La mirada médica En el prefacio a su libro, Nacimiento de la clínica (1963), Foucault resume la intención de su indagación, deliberadamente crítica y no prescriptiva. Pretende determinar “las condiciones de posibilidad de la experiencia médica, tal como la época moderna la ha conocido”. El libro no está escrito, advierte, “por un médico contra otro”. Se trata más bien de un “estudio estructural” que intenta “descifrar en el espesor de lo histórico las condiciones de la historia misma”16. A Foucault le interesa el “espacio, del lenguaje y de la muerte, trata de la mirada”. [...] la presencia de la enfermedad en el cuerpo, sus tensiones, sus quemaduras, el mundo sordo de las entrañas, todo el revés negro del cuerpo que tapizan largos sueños sin ojos son, a la vez, discutidos en su objetividad por el discurso reductor del médico y fundados como tantos objetos por su mirada positiva. Las imágenes del dolor no son conjuradas en beneficio de un conocimiento neutralizado; han sido distribuidas de nuevo en el espacio donde se cruzan los cuerpos y las miradas. Ha cambiado la configuración sorda en la que se apoya el lenguaje, la relación de situación y de postura, entre el que habla y aquello de lo cual se habla17. Ya en Hipócrates estaba la observación, pero es entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, que se pretende articular el ver y el saber de la práctica médica en forma sistemática y empírica. El énfasis en la práctica médica está en una mirada pura, atenta y fiel a lo inmediato, pero preparada con toda una armazón lógica que exorciza desde el comienzo la ingenuidad de un empirismo no capacitado. Para Foucault, hubo un padre fundador: Michel Foucault, El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica, México, Siglo XXI Editores, 2004, p. 15. Ibíd., p. 3. 16 17 ― 25 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Bichat es, sin duda, el primer testigo absolutamente coherente, no debe inscribirse en el orden de las purificaciones psicológicas y epistemológicas; no otra cosa que la reorganización sintáctica de la enfermedad en la cual los límites de lo visible y de lo invisible siguen un nuevo trazo; el abismo por debajo del mal y que era el mal mismo acaba de surgir a la luz del lenguaje (…)18. La enfermedad se va a desprender de la metafísica del mal, con la que había estado emparentada por siglos, y encuentra la visibilidad de la muerte, ya en términos positivos, en el cuerpo. La muerte es el a priori de la experiencia médica, “cuando la enfermedad ha podido desprenderse de la contranatura y tomar cuerpo en el cuerpo vivo de los individuos”19. Ese mal se manifiesta en la experiencia de la finitud del hombre. La muerte es buscada en la experiencia concreta de un cuerpo; el médico al palpar, abrir los cuerpos, romper los tejidos, auscultar los órganos, pretende localizar la manifestación visible de la muerte. Pero esto tiene otra consecuencia importante para la historia de la ciencia: la medicina a su vez se constituye en un saber y una práctica para las ciencias del hombre, “no sólo metodológica, sino ontológica, en la medida en que toca al ser del hombre como objeto de saber positivo”20. En palabras de uno de sus comentadores: “Con ‘la mirada clínica’ surge el tipo de observación objetivadora que será característico de las ciencias humanas”21. El hombre por fin es atrapado en un discurso y una práctica científica. El lecho del enfermo es el espacio de investigación del cual se ocupa la ciencia médica. Para Foucault será decisivo en nuestra cultura occidental, que el primer discurso científico sobre el hombre, se ocupara 18 19 Ibíd., p. 274. Ibíd., p. 276 (subrayados de M. F.). Ibíd., p. 277. Francisco Vázquez García, ob. cit., p. 71. 20 21 ― 26 ― Enfermedad mental y partición normativa primero de la muerte. Desde entonces el hombre occidental no ha podido constituirse para sí mismo en un objeto científico, sino “en la apertura de su propia supresión: de la experiencia de la sinrazón han nacido todas las psicologías y la posibilidad misma de la psicología (…)22. Su obra posterior, Las palabras y las cosas (1966), responderá como un eco, afirma, al proyecto de la historia de la locura en la época clásica, la enfermedad, al Otro. En este trabajo, que tiene como subtítulo, “una arqueología de las ciencias sociales”, se ocupará de lo Mismo. La enfermedad es desorden, “peligrosa alteridad del cuerpo humano que llega hasta el corazón mismo de la vida”, escribe; pero también es un “fenómeno natural que tiene sus regularidades, sus semejanzas y su tipos”. En su síntesis expresa su tarea: De la experiencia límite del Otro a las formas constitutivas del saber médico y de éste al orden de las cosas y al pensamiento de lo Mismo, lo que se ofrece al análisis arqueológico es todo el saber clásico o, más bien, ese umbral que nos separa del pensamiento clásico y constituye nuestra modernidad. En este umbral apareció por vez primera esa extraña figura del saber que llamamos el hombre y que ha abierto un espacio propio a las ciencias humanas (…)23. Así la pesquisa histórica por la locura o por el otro de la enfermedad, condujo a sus reflexiones sobre el origen epistémico de las ciencias del hombre. En los trabajos posteriores, Foucault además de preocuparse por reflexionar sobre el método histórico-crítico-genealógico, indagará por esos discursos o prácticas que tienen una “voluntad de saber” o de “voluntad de verdad”, tal con las ciencias del “hombre” o las ciencias “psi”. Michel Foucault, Nacimiento de la clínica, op. cit., p. 276. Michel Foucault, Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1974, pp. 9-10. 22 23 ― 27 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas En su lección inaugural en el College de France (1970) al hablar de los tres sistemas de exclusión que afectan los discursos, como la palabra prohibida, la separación de la locura y la voluntad de verdad, es a esta última la que dedicará varios años de investigación en esta institución francesa24. Su primer seminario es sobre la voluntad de saber en Occidente. Pretende, lo anuncia en su propuesta para ingresar al College, examinar desde Grecia, en el debate entre los sofistas y Sócrates, el discurso eficaz y ritual que se ha ordenado para separar el discurso verdadero y el discurso falso, y que aún predomina en Occidente. Pero igualmente se ocupará de los momentos determinante entre el siglo XVI y XVII, con mayor presencia en Inglaterra, en que emerge una ciencia de la mirada y de la observación, soportada en una filosofía natural, fruto tal vez de la instauración de nuevas estructuras políticas, inseparable de una ideología religiosa. Una nueva forma de voluntad de saber25. Mientras anuncia este nuevo proyecto, continuando la tarea genealógica de explorar la episteme moderna que dio soporte a las ciencias del hombre, Foucault por entonces ha radicalizado reflexión sobre el enfermo mental en enunciados abiertamente más políticos: El enfermo mental es siempre alguien obtenido a partir del cuádruple sistema de exclusión (del sistema de exclusión del trabajo, de la familia, de la palabra, del juego). (…), pero ahora, en función de las exigencias de la sociedad capitalista, ha recibido el estatus de enfermo, es decir, de individuo al que se le debe curar, para volverle a introducir en el circuito del trabajo ordinario, del trabajo normal, es decir, del trabajo obligatorio (…) paralelamente, 24 Michel Foucault, El orden del discurso, Buenos Aires, Tusquets Editores, 1992. Ibíd., p. 52. 25 ― 28 ― Enfermedad mental y partición normativa o más bien frente a este enfermo mental, una figura que hasta entonces no había existido nunca, el psiquiatra26. Antes del siglo XIX, no había un personaje como el psiquiatra. Foucault acepta, que antes de la emergencia de esta profesión, algunos médicos que se interesaban por “determinados fenómenos próximos a la locura, por los desórdenes del lenguaje, por los desórdenes de la conducta, pero jamás se había tenido la idea de que la locura fuera una enfermedad suficientemente especial para merecer un estudio singular”27, y, por lo tanto, de un especialista que se ocupara de este nuevo interés específico de la medicina. El saber psiquiátrico En sus cursos del Colegio de France, Foucault se interesó por indagar por los saberes o disciplinas del “hombre” y los efectos de poder sobre los individuos. Además de haber analizado la emergencia de las ciencias del hombre, Foucault también se ocupaba de “analizar la constitución del sujeto tal como puede aparecer del otro lado de la partición normativa y llegar a ser objeto de conocimiento —en su condición de loco, de enfermo o de delincuente—: y ello a través de prácticas como las de la psiquiatría, la medicina clínica y el sistema penal”28. En sus próximos años, Foucault se ocupará de examinar esa voluntad de verdad que tienen los discursos occidentales. Discursos y técnicas de débil soporte científico pero de gran efecto práctico como el derecho penal, sociología, la medicina, la psiquiatría, la psicopatología. Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999, p. 94. Ibíd. Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999, p. 365. 26 27 28 ― 29 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas A esos saberes y sus efectos, se ocupará en los seminarios El poder psiquiátrico (1973-1974)29 y Los anormales (1975-1975)*. Su libro-preámbulo a su proyecto de la historia de la sexualidad, Voluntad de saber**, se inscribe en su proyecto de pensar al Otro loco, perverso, delincuente. Su preocupación por encontrar un mecanismo de racionalización que abarcara el mayor número de saberes, prácticas y técnicas de gobierno, lo llevó a ocuparse del biopoder. Los análisis anteriores de Foucault sobre la enfermedad —experiencia que aspira a la desalienación; medicalización del Otro de la razón; apropiación de la mirada del médico y su objetivación— son subsumidos en un concepto más amplio, de consecuencias políticas y sociales más extensas, y que Foucault va a desarrollar en la década de los setenta: el biopoder. Durante la segunda mitad el siglo XVIII, afirma Foucault, surge una nueva tecnología de poder en Europa, que no se dirige sólo al cuerpo sino a la vida de los hombres, esto es, no se aplica al hombre/cuerpo sino al hombre vivo, al hombre/especie. Se ocupa este nuevo poder de la “masa global”, “afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad, etc.”30. El biopoder tiene como objetivo regular el uso de los cuerpos; dirige, promueve o mantiene la vida o la muerte; administra todas las prácticas humanas. El biopoder hablará en nombre de la Humanidad, del Progreso, de la Democracia, en una palabra, del Hombre Moderno. Se trata de humanizar, en palabras llanas, llevar a cabo un patrón de normalización de los individuos, de acuerdo al plan 29 * ** 30 Michel Foucault, Poder psiquiátrico, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica (FCE), 2005. Michel Foucault, Los anormales, México, Fondo de Cultura Económica (FCE), 2001. Michel Foucault, Historia de la sexualidad 1: La voluntad del saber, México, Siglo XXI Editores, 1991. Michel Foucault, Defender la sociedad, Argentina, FCE, 2000, p. 220. ― 30 ― Enfermedad mental y partición normativa de la racionalidad científica. Pinel “libera” a los locos de la prisión, para convertirlos en objeto de tratamiento en el manicomio; la psicopatología sexual no encierra a los “pervertidos”, los terapeutiza. La propensión de esta instrumentalización de la vida apunta hacia una “normatización” de los individuos. Y los saberes que permiten mayormente son las “ciencias jurídicas” y la medicina; juridización y medicalización son dos métodos o expresión de un mismo centro: el biopoder. Las prácticas de exclusión (entre ellas, la normatización de la sexualidad o la terapeutización de la sociedad misma), son reflejos de la razón de Estado: Para exponer las cosas muy esquemáticamente —escribirá Foucault—, el arte de gobernar encuentra a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII una primera forma de cristalización, forma que se organiza en torno al tema de una razón de Estado (...): el Estado se gobierna según reglas racionales que le son propias (...) el Estado al igual que la naturaleza tiene su racionalidad propia (...)31. Este evento particular, fechado en Europa, y con mayor precisión en Francia, indica el intento, a partir de los presupuestos de la modernidad (su fe en la “racionalidad”), estrategias de dominación inéditas hasta entonces. Y Foucault, interesado, no tanto en “quién detenta el poder y qué intención tiene”, sino “cómo funcionan las cosas a nivel del proceso de sometimiento, o en aquellos procesos continuos e ininterrumpidos que someten los cuerpos”, intenta “saber cómo se han, poco a poco, progresivamente, realmente, materialmente, constituido los sujetos (...)”, y recurre para ello a prácticas concretas que acontecen en la “época moderna”: el nacimiento de la “experiencia” de la locura como objeto médico, el nacimiento de la clínica, el nacimiento de la prisión o la sexualidad como dispositivo médico de regulación o normatización o de producto epistémico de las prácticas sexuales. 31 Michel Foucault, Espacios de poder, Madrid, La Piqueta, 1991, p. 19. ― 31 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Foucault no sólo muestra el incumplimiento de ese proyecto, sino cómo la empresa ilustrada establece una alianza con el Estado y con múltiples formas de gobierno (la escuela, el ejército, etc.), que, apoyándose en la ciencia, pretenden “acrecentar la fuerza biológica de la población, produciendo un cuerpo máximamente útil y eugenésico, y eliminando las desviaciones patológicas que puedan menoscabarlo, debilitarlo”32. La genealogía como ejercicio crítico Pero, ¿qué está en juego en estas formulaciones de Foucault? Por el momento señalemos dos elementos, a modo de conclusión provisional, del ejercicio genealógico de Foucault. Primero, Foucault retoma la pregunta por lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos en el presente33. En otras palabras, continúa —él mismo se considera un continuador y promotor— con una filosofía crítica, entre cuyos representantes Foucault nombra a Hegel, Nietzsche, Weber, Horkheimer y Habermas. Su tarea consiste en radicalizar la crítica, presupuesto básico del proyecto emancipatorio de la modernidad, y aplicarla a los ideales más caros de ésta; se trata de desmitologizar una época que se autocomplace en sus realizaciones, olvidando sus estragos y exclusiones. Foucault aplica el instrumento más poderoso de la Ilustración, la crítica, a ella misma. Pero para ello no se apoya en una razón “pura”, sino una razón impura, una razón, como habíamos dicho, sometida a los juegos políticos, sociales y culturales. Segundo, Foucault, como consecuencia de lo anterior, emprende una investigación sobre las prácticas de marginación que surgen en la modernidad, a partir de una razón que excluye Francisco Vázquez García, “Nuestro más actual pasado”, en Daimon, Revista de Filosofía, nº 7, 1993, p. 136. Michel Foucault, Estética, ética y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1999, p. 335. 32 33 ― 32 ― Enfermedad mental y partición normativa y somete. Si la razón se erigió contra la superstición, la razón misma se convirtió en una superstición. O en otros términos, la empresa de “liberación” tiende a radicalizarse a partir del siglo XIX, utilizando para ello la racionalidad científica y técnica, pero cristalizándose, por el contrario, en “nuevas técnicas de gobierno, [en] nuevas servidumbres”, considerándose a sí misma como el único campo de la verdad posible. La genealogía, como práctica, contribuirá, modestamente a radicalizar, sin el chantaje de la “razón”, ese proyecto de pluralidad crítica (diversos métodos, diversos frentes, diversos saberes) que fue el aliento más emancipatorio de la modernidad. Ese proyecto crítico de Foucault, tuvo esa pretensión, igualmente modesta, de interrogar las “metafísicas” (una época que descree de esas empresas intelectuales), que afirman que sabemos que se entiende por locura, sexualidad, normalidad, patología, perversidad, castigos, prisión, espiritualidad o poder. Con su genealogía, Foucault no dejó de relanzar una y otra vez la pregunta por nuestras identidades presentes, otorgadas por prácticas y discursos que nos dan rostros en qué reconocernos como alteridades no reconocidas o como alteridades reconocidas, esto es, el paso entre el encierro, la exclusión, la prisión, la terapeutización y el silencio; o la palabra, el confort de la normalidad, la racionalidad que encuentra interlocución con un Otro reconocido para acuerdos y derechos. ― 33 ― Una historia del concepto técnico de salud mental: entre ciencia e ideología Juan Diego Lopera Echavarría El título Una historia del concepto técnico de salud mental: entre ciencia e ideología, tiene el propósito de mostrar que el concepto técnico de salud mental, acuñado en 1950, responde a unos propósitos políticos e ideológicos, más que científicos. Esto no significa que carezcan de valor en el plano de la ciencia misma o en el de la filosofía: justamente ese carácter político es el que permite establecer una serie de relaciones con el concepto de sabiduría práctica, tan caro a la filosofía, suficiente para otro artículo, que aquí desbordaría los propósitos de éste. Historia de los conceptos Es de aceptación general que el concepto actual de salud mental, propuesto por la Organización Mundial de la Salud (en adelante OMS), tiene sus orígenes en el Movimiento de Higiene Mental estadounidense de comienzos del siglo XX, además de derivar del desarrollo de la Salud Pública, de la psiquiatría clínica y de otras ramas del conocimiento1. Si bien esta afirmación es cierta en términos generales, se detecta una discontinuidad llamativa en lo que correspondería a un desarrollo conceptual intracientífico, referido a la construcción del concepto de salud mental en determinadas áreas del saber, concepto que 1 J. M. Bertolote, “Raíces del concepto de salud mental”, p. 113, en http:// www.contener.org/boletin/be2828.pdf Consultado el 20 de septiembre de 2009. ― 35 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas supuestamente derivaría de ese desarrollo científico. En otras palabras, la definición oficial de salud mental no tiene una relación directa con las investigaciones científicas en ese campo. La historia epistemológica de los conceptos, en el sentido que le da Georges Canguilhem, puede hacerse a partir del análisis de contexto intelectual y científico que establece las posibilidades y los límites de los investigadores. Justamente eso es lo que muestra en su análisis del concepto de reflejo en los siglos XVII y XVIII2. Sin embargo, es poco probable que pueda hacerse lo mismo con el concepto de salud mental, puesto que la salud, si bien puede abordarse científicamente, ha sido en primer lugar un propósito humano primordial que desborda el campo de la ciencia: tener una vida saludable, lograr la salvación del alma, la eudaimonía, el buen vivir, la felicidad, la alegría, la serenidad, entre otros, han sido metas anheladas por el hombre, relacionadas con los modos de vivir la vida, los hábitos, valores, creencias, ideologías. Surgen así experiencias que buscan curar, restablecer la salud perdida, mediante prácticas rituales, religiosas, espirituales y científicas. Tampoco es fácil hacer una historia del concepto de salud mental teniendo como referente los colectivos de pensamiento propuestos por Fleck, que consisten en comunidades científicas y no científicas fuertemente influenciadas por la época, y que son, finalmente, las que posibilitan el conocimiento, en tanto éste es una empresa colectiva3. Cuando se acuña el concepto técnico de salud mental en 1950, esa definición parece ajena a lo que fue el concepto de higiene mental, que supuestamente le precede y con el que se confundía en la primera mitad del siglo XX. En cambio, resulta evidente la relación entre el concepto oficial de salud mental y determinados propósitos políticos como el evitar las guerras entre los seres humanos, el promover relaciones Georges Canguilhem, La formación del concepto de reflejo en los siglos XVII y XVIII, Barcelona, Avance, 1975, orig. 1955. Ludwik Fleck, La génesis y el desarrollo de un hecho científico, Madrid, Alianza, 1986, p. 88. 2 3 ― 36 ― Una historia del concepto técnico de salud mental armoniosas entre los pueblos, el lograr la solidaridad. A continuación se hará un breve recuento de algunos antecedentes de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, usualmente destacados en la historia del concepto de salud mental y se pondrá de relieve determinadas relaciones que esclarecen los alcances de este término. El movimiento de higiene mental Se invoca el libro de Beers A mind that found itself4 , como un antecedente central del surgimiento del Movimiento de Higiene Mental estadounidense. Efectivamente, el impacto de este libro, en el que Beers relata su experiencia como paciente psicótico en tres instituciones norteamericanas, impulsa vigorosamente la creación de dicho movimiento. Este impacto fue en gran medida posible por el apoyo que recibió el libro por parte del psiquiatra suizo Adolph Meyer (residenciado en Estados Unidos desde finales del siglo XIX) y del filósofo estadounidense William James. A raíz de esta publicación y de la iniciativa de Beers, el 19 de febrero de 1909 se crea el Comité Nacional de Higiene Mental de los Estados Unidos5. Como fruto de esta iniciativa, en 1919 se constituye el Comité Internacional de Higiene Mental6, que impulsará en las décadas siguientes la creación de Ligas de Higiene Mental en algunos países europeos (Francia, España, Inglaterra). Desde el Movimiento Internacional de Higiene Mental se promovió el cambio en la atención psiquiátrica, la educación para la prevención de trastornos mentales y la atención desde los departamentos de sanidad pública para abarcar a los colectivos poblacionales, entre otros. 4 Clifford Whittingham, B. A mind that found itself, en http://www. gutenberg.org/ebooks/11962 5 http://www.mentalhealthamerica.net/centennial/history.html 6 http://www.wfmh.com/ Página oficial de la World Federation for Mental Health. ― 37 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas El pragmatismo, el psicoanálisis, el conductismo y el culturalismo confluyeron en la mentalidad intelectual y científica norteamericana de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX7: por un lado, la influencia de William James en la filosofía pragmatista estadounidense; por otro, el psicoanálisis ya comenzaba a discutirse ampliamente en Norte América, al punto de que Stanley Hall invita en 1909 a Sigmund Freud para dictar una serie de conferencias en la Clark University (Worcester, Massachusetts)8, con lo que cobra fuerza la teoría de las determinaciones inconscientes de los actos humanos así como de las neurosis y las psicosis9. Si bien el conductismo hace su aparición más tarde, ya estaban sentadas las bases para entender la conducta como resultante del aprendizaje y, en esa medida, para darle más relevancia al ambiente y no a las determinaciones biológicas10. Por otra parte, las elaboraciones del psiquiatra suizo Eugen Bleuler en torno a la esquizofrenia11, de marcado carácter psicoanalítico, había alentado la posibilidad del tratamiento temprano de las psicosis y de su prevención mediante intervenciones profilácticas. Adolph Meyer, quien se había formado inicialmente en Suiza, hace acopio de su gran experiencia clínica en Estados Unidos y adopta la concepción de que las condiciones modernas de vida, como la industrialización y la acelerada urbanización, socavaban la capacidad de las 7 Étienne Trillat, “Una historia de la psiquiatría en el siglo XX”, en Jacques Postel y Claude Quetel (coordinadores), Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 333. 8 Stanley Hall, fue presidente de la Clark University (Worcester, Massachusetts) desde 1889 hasta 1920; en el año 1909, en el vigésimo aniversario de su fundación, invitó a Sigmund Freud y a Carl G. Jung a dictar una serie de conferencias sobre psicoanálisis en esta universidad. 9 Sigmund Freud, “Cinco conferencias sobre psicoanálisis (1909)”, en Obras completas, vol. 11, Buenos Aires, Amorrortu, 1998. John Watson, “La psicología tal como la ve el conductista (1913)”, en José María Gondra (comp.), La psicología moderna. Textos básicos para su génesis y desarrollo, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1982, p. 399-424. Eugen Bleuler, Textbook of the psychiatry (1924), New York, The Macmillan Company, 1934 (University of Florida), p. 635. 10 11 ― 38 ― Una historia del concepto técnico de salud mental personas para lograr una adaptación creativa. Propone entonces el estudio de la historia de vida de los pacientes y el privilegio de los factores familiares y comunitarios para el entendimiento de la dolencia mental, así como el rescate de lo que llama psicología del sentido común, idónea para la interpretación dinámica de la dementia praecox12 . Poco a poco se iba adoptando una posición en torno a la discusión entre organicistas y psicosociologistas que venía de finales del siglo XVII13: los primeros, consideraban que las dolencias mentales estaban causadas por factores biológicos, heredados o adquiridos; los segundos, que dichas dolencias respondían a condiciones psicológicas y sociales. Por supuesto que esta discusión recreaba una polémica más fundamental: la definición de la locura o de la enfermedad mental14. El Movimiento de Higiene Mental, sin subvalorar el papel de los factores biológicos, se inclina por las explicaciones psicosociologistas dando todo el peso a la prevención y a la profilaxis mental15. En esta adopción se refleja la influencia de todo el contexto cultural y científico del que se hizo mención párrafos atrás. El libro de Beers expresa gran parte de esa influencia, a la que se suma la experiencia directa como psicótico vivida por este autor. Cabe anotar que las dos grandes guerras influyeron de manera notable en las concepciones sobre la enfermedad Adolfo Meyer, “The dynamic interpretation of the dementia praekox”, en The American journal of psychology, vol. 21, nº 3 (Jul., 1910), p. 385-386403. Álvaro Cardona, “Somaticismo y socio-spicologismo en el desarrollo histórico de la psiquiatría desde el siglo XVII”, en Anales de la Academia de Medicina de Medellín, época V, vol. 13, nº 1, 2, 3 y 4, 2000, y vol. 14, nº 1, 2, 3 y 4, 2001, p. 69. Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I y II, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 1994. Paul Lemkau. Higiene mental (1949), México, Fondo de Cultura Económica, 1953, p. 46 y ss. 12 13 14 15 ― 39 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas mental y la manera de proceder para lograr la higiene mental de las personas. En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, el Comité Nacional de Higiene Mental estadounidense recibió la solicitud de parte del director general de sanidad de ese país de elaborar un programa de higiene mental para el Ejército y la Marina16. Este pedido acentúa la impronta practicista de este Comité puesto que la urgencia no era desarrollar investigaciones sobre la higiene mental, las dolencias mentales, las causas de las mismas, entre otras, sino más bien reducir las bajas psiquiátricas por el alto costo que representaban para el país. Se continúa así el interés corrector de las conductas desviadas que caracterizó al movimiento de higiene mental, sin que este afán controlador y expansionista excluyera el sentido filantrópico y humano que también le animó. La Primera Guerra Mundial, en tanto se vivió directamente en Europa, determinó unas experiencias diferentes en este continente. Como señala Trillat, se vivió una situación experimental, trágica pero rica en enseñanzas: los choques emocionales a los que fue sometida la población y los trastornos mentales derivados de estos traumas, mostraron la influencia de la personalidad y la historia de cada sujeto17. Esto a todas luces inclinaba la balanza hacia las explicaciones psicológicas y sociales de la enfermedad mental. http://www.mentalhealthamerica.net/centennial/history.html Se destaca una imprecisión en la información que suministra la página oficial Mental Health America: en 1917 todavía se llamaba National Commission of Mental Hygiene, así que la solicitud del director general de sanidad fue a esta comisión, y no al Mental Health America. Sin embargo, en esta página aparece como si el pedido hubiese sido a esta última. Se señala esta diferencia porque el cambio del nombre higiene por salud no es gratuito: responde a unos desarrollos conceptuales, por un lado, como políticos, por otro. Étienne Trillat, “Una historia de la psiquiatría en el siglo XX”, en Jacques Postel y Claude Quetel (coordinadores), Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 323. 16 17 ― 40 ― Una historia del concepto técnico de salud mental De otro lado, la discusión que venía desde finales del siglo XIX sobre las condiciones de asilo de los enfermos mentales, condujo a que se desarrollaran dos propuestas en lo que se refiere a la atención de los pacientes y en directa oposición a la concepción asilar esquiroliana: la psicoterapia institucional, y la Política del Sector en Psiquiatría18. Muy probablemente estas propuestas se vieron reforzadas por las analogías que se hicieron entre los campos de concentración y el confinamiento de los enfermos en los hospitales psiquiátricos. Rafael Huertas retoma la definición de Daumezon y Koechlin de 1952 sobre psicoterapia institucional: “un conjunto de conductas regladas con intención psicoterapéutica reproduciendo las condiciones del medio en que vivía el paciente”19. Por su parte, la Política del Sector en Psiquiatría busca el trabajo extrahospitalario, a partir de la concepción de que la atención debe ser unitaria y global (prevención, cura y rehabilitación)20, afianzando así al psiquiatra como un poder político y social, abocado a intervenir en todas las facetas y esferas de la vida humana. En Francia por ejemplo, en las Jornadas del 27 y 28 de marzo de 1945, el Sindicato de Psiquiatras de Hospitales establece la doctrina que fundamenta la política del sector en psiquiatría. Este énfasis en una mirada social se relaciona con la importancia que cada vez más fue dándose a las condiciones de vida de las personas: las dos grandes guerras habían mostrado sin lugar a dudas que determinadas condiciones sociopolíticas de violencia y muerte generaban o eran detonantes de trastornos mentales; asimismo, las condiciones modernas de industrialización, inestabilidad laboral, etc., mostraban su gran incidencia en la enfermedad mental. A la discusión entre conductistas y psicoanalistas se sumaron los avances en el 18 Rafael Huertas, “Salud pública y salud mental: El nacimiento de la política de sector en la psiquiatría”, en Revista Asociación Española de Neuropsiquiatría, vol. XI, nº 37, 1991, p. 74. Ibíd., p. 74. Étienne Trillat, op. cit., p. 335. 19 20 ― 41 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas descubrimiento de ciertos medicamentos como la clorpromacina, de la que dice Huertas: “En mi opinión, la aparición de la clorpromacina, y las posibilidades de terapia ambulatoria que éste y otros neurolépticos ofrecieron, es el factor fundamental que permitió que el enfermo mental, el psicótico, saliera del manicomio”21. En esta breve contextualización se han mezclado aspectos de la historia de la psiquiatría con elementos de la historia del Movimiento de Higiene Mental (estadounidense principalmente). Sin embargo, este proceder es válido en tanto intenta recrear unas condiciones intelectuales, ideológicas y científicas que rodearon la formación del concepto de salud y enfermedad mental. Además, en la primera mitad del siglo XX posible establecer una división tajante entre la psiquiatría y el movimiento de higiene mental puesto que este último estuvo liderado principalmente por psiquiatras. Lo que interesa destacar es que, pese a las investigaciones sobre la salud mental, este concepto aparecía las más de las veces en negativo: lo opuesto a la enfermedad mental. Se estudian así la esquizofrenia, la daementia praecox, las psicosis, las neurosis (histeria, obsesión, fobia), los trastornos mentales (y sus numerosos cuadros y clasificaciones nosográficas), las dolencias modernas, las condiciones adversas de vida, entre otros temas. De otro lado, y en conformidad con el carácter practicista del Movimiento de Higiene Mental22, se proponen modalidades de intervención comunitarias, colectivas, educativas, profilácticas, clínicas, correctoras, adaptacionistas; de allí su énfasis en la dirección infantil23 . Asimismo, se busca humanizar la intervención psiquiátrica en los asilos y, en la Rafael Huertas, op. cit., p. 75. Paul Lemkau, muestra una panorámica detallada del Movimiento de Higiene Mental estadounidense desde sus inicios hasta el año 1948. Véase: Paul Lemkau, Higiene mental (1949), México, Fondo de Cultura Económica, 1953, p. 396. L.A. Schwartz, “Approaches to Mental Hygiene”, en The american journal of nursing, vol. 30, nº 11 (Nov., 1930), p. 1.421-1.429-1.422. 21 22 23 ― 42 ― Una historia del concepto técnico de salud mental medida de lo posible, implementar una atención ambulatoria y extramural24. Sin embargo, son escasas las reflexiones e investigaciones directas y sostenidas sobre la salud mental, en positivo, como algo más que la ausencia de enfermedad mental. La Liga de Higiene Mental Francesa, creada en 1920 bajo la dirección de Toulouse, no constituye una excepción. Sin embargo, en La Prophilaxie Mentale del año 1925, boletín trimestral de la Ligue D´hygiene Mentale, se publicó un artículo con el título El carácter social de la higiene y de la profilaxis mentales, de Toulouse y Morgue, en el que se da una definición de salud mental y se critica su sentido tradicional que la entiende como la posibilidad de vivir en sociedad (o en el caso de la enfermedad, su imposibilidad). Los autores proponen entenderla como eficiencia social, entendiendo por ésta la posibilidad de que los individuos desplieguen sus potenciales25. El carácter profiláctico del Movimiento de Higiene Mental (tanto estadounidense como francés), tan centrado además en la resolución de las dolencias mentales de los seres humanos, puede verse como derivado de un noble sentido filantrópico que pretende la curación de los males humanos. Y, sin restar importancia ni negar validez a esta orientación filantrópica, también es posible ver una tendencia controladora, que pretende mantener el statu quo, usando para ello la extensión del poder psiquiátrico en las diversas esferas de la sociedad26. Ricardo Campos analiza específicamente el caso de la Liga de Higiene Mental francesa27. Igual se ve en el movimiento estadounidense Ricardo Campos Marín, “De la higiene del aislamiento a la higiene de la libertad. La reforma de la institución manicomial en Francia (1860-1940)”, en Frenia, vol. 1, nº 1, 2001, p. 61. Toulouse y Mourgue, “Le caractère social de l’Hyigiene et de la prophylaxie mentales”, en La Prophilaxie Mentale, Bulletin Trimestriel de la Ligue D’hygiene Mentale, 1er Année nº 1-2, 1er y 2° Trimestres, 1925, p. 151. Michel Foucault, El poder psiquiátrico, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 448. Ricardo Campos Marín, “De la higiene del aislamiento a la higiene de la libertad. La reforma de la institución manicomial en Francia (1860-1940)”, 24 25 26 27 ― 43 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas ese prurito controlador y expansionista (quizá mucho más acentuado). En este mismo sentido, Thomas Szasz hizo una crítica a la psiquiatría en general: para señalar su semejanza con la religión afirmó, con su característico tono irónico, que antes el ser humano nacía pecador, ahora nace enfermo28. Estas consideraciones no explican pero sí permiten plantearse algunas conjeturas sobre lo que se ha dicho desde el inicio de este artículo: por un lado, el carácter ideológico y político de la definición del concepto de salud mental; y por el otro, su llamativa (¿aparente?) desconexión con la historia del movimiento de higiene mental. Cuando la OMS propuso en 1950 una definición oficial de salud mental, no es explícita, en caso de que la hubiere, una relación con las reflexiones antecedentes. Es menester entonces analizar ese concepto tomando como referente su relación con la Organización de las Naciones Unidas y sus propósitos principales. Organización de las Naciones Unidas y salud mental Bertolote muestra que en el Primer Congreso de Salud Mental celebrado en Londres en 1948 se toma una decisión: cambiar el nombre de Comité Internacional de Higiene Mental por el de Federación Mundial de Salud Mental29. Hay tres cambios llamativos: Mundial por Internacional, Federación por Comité y Salud por Higiene. Interesa destacar este último cambio: ¿responde acaso a una diferencia discutida entre estos dos términos? ¿Se había tomado conciencia de la importancia de definir la salud mental positivamente y ya no por ausencia de enfermedad mental? en: Frenia, vol. 1, nº 1, 2001, p. 63. Thomas Szasz, Ideología y enfermedad mental, Buenos Aires, Amorrortu, 1970, p. 15. José M. Bertolote, op. cit., p. 114. 28 29 ― 44 ― Una historia del concepto técnico de salud mental Para este entonces ya se había creado la OMS: su constitución se celebró el 22 de julio de 194630, aunque entró en vigor el 7 de abril de 1948. En el Acta Oficial de Constitución de la OMS se plantea, entre sus funciones: “to foster activities in the field of mental health, especially those affecting the harmony of human relations”31, que se entiende como “fomentar las actividades en el campo de la salud mental, especialmente aquéllas que afectan la armonía en las relaciones humanas”. Sin embargo, en la versión española y oficial del Acta de Constitución de la OMS se lee: “fomentar las actividades en el campo de la higiene mental, especialmente aquéllas que afecten las relaciones armónicas de los hombres”32. Se usa higiene mental en lugar de salud mental, aunque el término específico es mental health. Se puede destacar también la importancia que se le otorga a la armonía en las relaciones humanas, pues las actividades en el campo de la salud mental están dirigidas al fomento de esa armonía. Es particularmente importante la asociación entre armonía y salud mental porque en esta misma Acta de Constitución los países participantes que la refrendan declaran los tres propósitos esenciales de la OMS, siendo uno de ellos justamente el de la armonía en las relaciones entre los hombres. Los otros dos son: la felicidad y la seguridad de todos los pueblos33. ¿Qué lleva a la OMS a desear la felicidad, la armonía y la seguridad? Más aún, ¿por qué al establecer los principios básicos OMS: Official Records of the World Health Organization, nº 2. Proceedings and final acts of the Internatioanal Health Conference. Held in New York from 19 june to 22 july, 1946. 30 OMS: Official Records of the World Health Organization, nº 2. Proceedings and final acts of the Internatioanal Health Conference. Held in New York from 19 june to 22 july, 1946, p. 101. Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Documentos básicos, suplemento de la 45ª edición, octubre de 2006. Consultado el 13 de septiembre de 2011. Tomado de: http://www.who.int/governance/eb/ who_constitution_sp.pdf OMS: Official Records of the World Health Organization, nº 2. Proceedings and final acts of the Internatioanal Health Conference. Held in New York from 19 june to 22 july, 1946, p. 100. 31 32 33 ― 45 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas que se implementarán para lograr estos tres aspectos, el primero que se propone es la definición de salud en general? Esta es concebida como “a state of complete physical, mental and social well-being and not merely the absence of disease or infirmity”34. No hay que buscar muy lejos para responder las preguntas precedentes: basta mirar la Carta de Constitución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU en adelante), que data del 26 de julio del año 1945, en la que los países reunidos en San Francisco para crear este organismo declararon “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles”35. Igualmente, se proponen velar por mejores condiciones de vida, justicia social, progreso económico y social, así como la defensa de los derechos fundamentales del hombre. Ahora bien, para lograr estos objetivos, así como la solución de problemas internacionales de tipo económico, social y sanitario, la ONU crea el Consejo Económico y Social, uno de los más importantes de esta Organización. Dicho sin rodeos: ¿qué mejores estrategias para lograr estos objetivos que promover la felicidad, la armonía entre los hombres y la seguridad de todos los pueblos? Las guerras estarían exorcizadas si se logra la armonía en las relaciones humanas; la injustica podría disminuirse con la solidaridad y la seguridad entre las naciones y los sufrimientos se contrarrestarían con el fomento de la felicidad. Precisamente es este Consejo Económico y Social el que, por mandato de la ONU, se encarga de la creación de una organización mundial de salud, de la OMS36. OMS: Official Records of the World Health Organization, nº 2. Proceedings and final acts of the Internatioanal Health Conference. Held in New York from 19 june to 22 july, 1946, p. 100. Carta de las Naciones Unidas, en: http://www.un.org/es/documents/ charter/preamble.shtml Consultado el 02 de enero de 2012. “Resolución 20 (III). Organización Mundial de la Salud. Resolución del 17 de septiembre de 1946”, en Resoluciones aprobadas por el Consejo Económico y Social (ONU) en su tercer período de sesiones, del 11 de 34 35 36 ― 46 ― Una historia del concepto técnico de salud mental Salud mental: una definición oficial Hoy existen mejores condiciones para entender la definición de salud mental que la OMS propuso en 1950. En efecto, en el segundo informe del Comité de Expertos en Higiene Mental ―Comité creado por la OMS― se da una definición amplia de salud mental y se diferencia claramente de higiene mental. Este informe corresponde a la reunión de dicho Comité en Ginebra entre el 11 y el 16 de septiembre de 1950. Puede verse cómo, por una especie de arte de magia, aparecen los tres conceptos ya mencionados: felicidad, armonía y seguridad, aunque algunos de ellos con el ropaje de otros términos: Es evidentemente poco satisfactorio definirlo negativamente como un estado en el cual el individuo no sufre de ningún trastorno psiquiátrico abierto; pero si mantenemos que la adaptación al ambiente es en todo los casos un fenómeno mental sano, no tenemos en cuenta que un ambiente puede ser tal que la reacción saludable sea intentar cambiarlo. Sin embargo, aunque el impulso para adaptarse a cualquier ambiente no es una característica de la salud mental, la capacidad de establecer relaciones armoniosas con otras personas sí lo es. […]; el concepto del comité implica la capacidad de un individuo para establecer relaciones armoniosas con otros y para participar en modificaciones de su ambiente físico y social o de contribuir con ello de modo constructivo. Implica también su capacidad de obtener una satisfacción armoniosa y equilibrada de sus propios impulsos instintivos, potencialmente en conflicto; armoniosa porque culmina en una síntesis integrada, más bien que en la abstención de la satisfacción de ciertas tendencias instintivas, como fin de evitar la frustración de otras37. septiembre al 10 de diciembre de 1946, p. 26, en http://www.un.org/es/ ecosoc/docs/resdec1946_2000.shtml 37 Comité de Expertos en Higiene Mental. “Informe de la segunda reunión, Ginebra, 11-16 de septiembre de 1950”, Organización Mundial de la Salud, Serie de Informes Técnicos, nº 31, p. 2. ― 47 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas La presencia del término armonía es casi omnímoda: en primer lugar, en la relación con los otros; en segundo lugar, consigo mismo, al lograr una satisfacción armoniosa de los propios impulsos instintivos. Este último aspecto muestra su relación con la felicidad humana o, en sentido más modesto, con su bienestar, puesto que se trata de una síntesis integrada en la que las tendencias instintivas, por opuestas que sean, tengan una forma de expresión, evitando así la frustración. Se sabe que la frustración contraría la felicidad humana, la malogra. Pero no se trata de esas frustraciones necesarias en la educación y formación de un sujeto, que le llevan a un dominio de sí o enkrateia38 , sino de aquélla que califica a un sujeto como frustrado, estado en el que sus capacidades o potencialidades en lugar de desplegarse se han inhibido. La seguridad no aparece propiamente dicha como vocablo, pero quizá sí como concepto subyacente en las relaciones armoniosas con otros y en la posibilidad de modificar el medio físico y social de un modo constructivo: lo constructivo implica tener en cuenta los diferentes intereses de grupos e individuos y procurar un beneficio colectivo, no meramente personal. Ciertamente no se abusa del arte interpretativo al comprender la noción de salud mental como expresión directa del anhelo de la ONU, acogido por la OMS, de lograr la seguridad, la armonía y la felicidad. Por estas mismas razones se afirma al comienzo de este artículo que la definición de salud mental de la OMS no parecía tener una relación directa con lo que, supuestamente, le antecede, a saber, la higiene mental, liderada por el Movimiento Internacional de Higiene Mental. El que este Movimiento se haya ocupado de las dolencias y afecciones mentales, no significa que tenga necesariamente una noción positiva de lo que es salud mental. De allí la discontinuidad señalada. Sin embargo, vale la pena aclarar que en los contextos ideológicos, compuestos por creencias, temores, 38 Michel Foucault, Historia de la sexualidad 2. El uso de los placeres, México, Siglo XXI, 6ª ed., 1993, p. 61. ― 48 ― Una historia del concepto técnico de salud mental valores, costumbres y prácticas de vida, hay siempre una serie de vasos comunicantes sutiles, insospechados y atemáticos, que bien pueden escapársenos haciéndonos ver discontinuo lo que no es. En última instancia, el tema de la salud mental parece estar más determinado por las creencias de cada época que por los resultados de las investigaciones científicas. El interés declarado del Movimiento de Higiene Mental de disminuir las dolencias y afecciones mentales que hacen desgraciados a los seres humanos, es solamente la punta de una pirámide de base muy ancha, en la que se hacen evidentes relaciones de poder y dominio: el psiquiatra como regente de las conductas humanas en disputa con el sacerdote, el prestigio que depara el tener amplio dominio de la sociedad, la rentabilidad económica y el sustento que derivan de ello, entre otras. Por supuesto que esto no le resta seriedad ni validez al interés filantrópico, genuino, del Movimiento de Higiene Mental. Lo que se puede constatar es que siempre hay otros intereses diferentes al declarado, como bien lo señaló Kant al indicar que muy probablemente no se encontraría una sola acción humana por deber, sino en conformidad con el deber, en la que con un examen cuidadoso se encuentra siempre al amado yo: sus intereses egoístas e inclinaciones39. Se ha dicho que la Comisión de Expertos en Higiene Mental no sólo definió de esta suerte de salud mental sino que la diferenció de la higiene mental. En ese mismo informe de la segunda reunión de septiembre de 1950 se lee: Es igualmente necesario explicar en qué forma se usa en este informe el término “higiene mental”, pues la palabra se emplea a menudo en sentido eufemístico para designar el tratamiento psiquiátrico temprano, presumiblemente para evitar el estigma que aún se le imputa con frecuencia a los trastornos psicóticos establecidos y, a través de éstos, 39 Manuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), México, Porrúa, 1996, p. 23 y ss. ― 49 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas a la palabra “psiquiatría”. En este informe el término se usa en un sentido estricto y literal, análogo al modo en que se usa el término general de “higiene” en la práctica de salud pública. Para el comité, entonces, la higiene mental consiste en las actividades y técnicas que promueven y mantienen la salud mental. Su práctica requiere que grupos de individuos examinen y vuelvan a valorizar las modalidades de las relaciones interpersonales, a la luz de su influencia sobre el desarrollo de la personalidad y la salud mental. Para conseguir esto, la sola educación teórica es insuficiente. Debe ser acompañada de métodos prácticos de enseñanza a través de experiencias concretas, individuales y de grupo, que fomentan la autocomprensión emocional y modifican la conducta en las relaciones personales y en una evolución de la personalidad más sana. Las experiencias de un individuo en sus relaciones de grupo e individuales influyen sobre su personalidad y llegan a formar parte de ella. En todas las sociedades, los individuos tienen la posibilidad de participar en las actividades de grupo como la familia, el vecindario y el grupo de trabajo; pero las sociedades difieren mucho en la variedad de oportunidades que ofrecen para la participación en otras relaciones de grupo. El desarrollo de las escuelas, por ejemplo, no sólo proporciona a los individuos la oportunidad de adquirir instrucción sino que ofrece una experiencia nueva e importante de las relaciones de grupo40. En resumen: la higiene mental es “todo lo referente a las actividades y a las técnicas que estimulan y conservan la salud mental”41, al decir de la Federación Mundial de Salud Mental. Se pone particular acento en las relaciones interpersonales y su Comité de Expertos en Higiene Mental, “Informe de la segunda reunión, Ginebra, 11-16 de septiembre de 1950”, Organización Mundial de la Salud, Serie de Informes Técnicos, nº 31, p. 2-3. The Bulletin of the World Federation for Mental Health, vol. 2, nº 1, febrero 1951. Citado por Luis Manuel Morales en Nociones de psiquiatría, neurología e higiene mental, San Juan de Puerto Rico, Editorial del Departamento de Instrucción Pública, 1953, p. 123. 40 41 ― 50 ― Una historia del concepto técnico de salud mental influencia en el desarrollo de la personalidad, así como en la autocomprensión emocional, más que la mera educación teórica. De la larga descripción y definición de salud mental que hace el Comité de Expertos, la Federación Mundial de Salud Mental ha adoptado esta forma compendiada, que resulta ser un parafraseo casi textual de un segmento de esa definición: La salud mental es una condición sujeta a fluctuaciones debidas a factores biológicos y sociales, que permite al individuo lograr lo siguiente: 1. Realizar una síntesis satisfactoria de sus propios impulsos instintivos que se hallan potencialmente en conflicto: 2. Poder establecer y mantener relaciones harmónicas con la otra gente; 3. Participar en los cambios constructivos que ocurran en su medio-ambiente social y físico42. Esta forma resumida aparece actualmente en varios documentos oficiales de la OMS, OPS y en algunas de las políticas e instrumentos públicos de salud mental en Colombia. Sin embargo, hay otra definición más compendiada aún, que deriva de ésta que se comenta y que también, de manera indistinta, aparece en diversos documentos oficiales. Salud mental es: […] un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad43. Si bien se puede considerar esta definición una síntesis (apretadísima) de la anterior citada párrafos atrás, hay unos cambios llamativos que no se pueden dejar pasar. En primer lugar, aparece de manera explícita la palabra bienestar, muy probablemente en sustitución de felicidad, de 42 43 Ibíd. Organización Mundial de la Salud (OMS), tomado de: http://www.who. int/features/factfiles/mental_health/es/index.html ― 51 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas más ambigua definición, pero de una rica tradición filosófica. Ambos términos están emparentados porque felicidad ha sido uno de los vocablos usados (no el único) para traducir la palabra griega eudaimonía: de eu: bueno, bien; y daimon: demonio, genio. Originalmente hace referencia al daimon que acompaña interiormente y que dicta la forma de obrar, como el daimon que acompañaba a Sócrates y le instó al final de su vida dedicarse a las bellas artes44. Luego derivó en el buen genio, el buen talante, que se relaciona de manera más precisa con estar bien, de buen ánimo, y por ende, con bien-estar. Otro de los términos usados para traducir eudaimonía ha sido el de vida buena, en el sentido del buen vivir, de la felicidad45. En segundo lugar, desaparecen las referencias a la armonía, otro concepto central en la filosofía, y en su lugar aparece la desvaída idea de la capacidad de afrontar las tensiones normales de la vida, omitiendo la síntesis armónica e integrada de las tendencias instintivas potencialmente conflictivas. Podría sospecharse que este cambio responde a un intento de precisar el concepto de manera operativa, restándole la fuerza y las ricas resonancias filosóficas y psicoanalíticas que tiene la definición original. Aquí es necesario aclarar de nuevo que esta definición original, la de 1950 del Comité de Expertos, no ha sido sustituida por la que se citó en última instancia; se ha dicho que ambas se han utilizado como equivalentes e intercambiables. En tercer lugar, se acentúa la capacidad de producir cambios del medio en forma constructiva que, en este caso, se expresa como trabajar de forma productiva y fructífera contribuyendo a la comunidad. De todas maneras, goza de una intención diferente, más vigorosa, el decir abiertamente que la salud mental no se relaciona necesariamente con la adaptación al medio porque en muchos casos una actitud sana es precisamente cambiar ese medio Platón, “Fedón o del alma”, en Obras completas, Madrid, Aguilar, 1966. Úrsula Wolf, La filosofía y la cuestión de la vida buena, Madrid, Editorial Síntesis, 1999. 44 45 ― 52 ― Una historia del concepto técnico de salud mental físico y social, como reza en la primera definición. Esta manera de expresarlo da cabida a acciones crítico emancipatorias, que cuestionan el statu quo y que eventualmente pueden llegar a una crítica de las inequidades sociales. Puede destacarse de esto último la referencia a la palabra trabajo: un indicador de salud mental es justamente la capacidad de trabajar de forma productiva y fructífera. Pero surge la pregunta ¿qué se entiende en este contexto por trabajo? ¿Se refiere acaso a la actividad laboral, asalariada, remunerada, que ocupa casi la tercera parte de la vida de los seres humanos? ¿O se toma como homólogo a obrar, a la capacidad de producir un efecto esperado? No se tienen todavía los elementos para analizar a profundidad este aspecto, que ameritaría un artículo aparte, pero se pueden al menos establecer algunas conjeturas que produzcan resonancias, nuevas vías para el pensamiento. Dígase de esta manera: ¿acaso la capacidad de trabajar de forma productiva y fructífera como indicio de salud mental es simplemente una expresión actual de esa condena de la que ha sido objeto la ociosidad desde el siglo XVII, de marcado carácter religioso y moral más que económico?46. Dice Foucault: No fue preciso llegar al siglo XVII para “encerrar” a los locos, pero sí es en esta época cuando se les comienza a “internar”, mezclándolos con una población con la cual se les reconoce cierta afinidad. Hasta el Renacimiento, la sensibilidad ante la locura estaba ligada a la presencia de trascendencias imaginarias. En la edad clásica, por vez primera, la locura es percibida a través de la condenación ética de la ociosidad y dentro de una inmanencia social garantizada por la comunidad del trabajo. Esta comunidad adquiere un poder ético de reparto que le permite rechazar, como a un mundo distinto, todas las formas de inutilidad social. Es en este otro mundo, cercado por las potencias sagradas del trabajo, donde la locura 46 Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I, Santafé de Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 109 y ss. ― 53 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas va a adquirir el estatuto que le conocemos. Si existe en la locura clásica algo que hable de otro lugar y de otra cosa, no es porque el loco venga de otro cielo ―el del insensato― y luzca los signos celestes; es porque ha franqueado las fronteras del orden burgués, para enajenarse más allá de los límites sagrados de la ética aceptada47. Recapitulando, se admite que hay una relación más directa de la concepción de la salud mental (en sus dos versiones pero mucho más explícita en la primera) con los propósitos de la ONU que se traducen en los de la OMS como sus objetivos y principios básicos. Resulta llamativo que, no obstante el contexto en el que es creada la OMS (las graves secuelas de la Segunda Guerra Mundial, la influencia de las condiciones sociales de vida, las propuestas de psicoterapia institucional y de política del sector en psiquiatría) sólo en las últimas décadas del siglo XX esta organización comienza a prestar atención a la justicia social y a reconocer que la atención primaria es un reflejo de las condiciones económicas, socioculturales y políticas de los países (Declaración de Alma-Ata del 12 de septiembre de 1978)48; En el año 1986, en la Carta de Ottawa de la Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud, se propusieron como prerrequisitos de la salud: […] la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, la renta, un ecosistema saludable, la justicia social y la equidad. Cualquier mejora de la salud ha de basarse necesariamente en estos prerrequisitos49. Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I, Santafé de Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 116-117. Declaración de Alma-Ata. Conferencia Internacional sobre Atención Primaria en Salud, Alma-Ata, URSS, 6-12 de septiembre de 1978, Organización Panamericana de la Salud, en: http://www.paho.org/ spanish/dd/pin/alma-ata_declaracion.htm Consulta realizada el 02 de diciembre de 2010. Carta de Ottawa, p. 1. Tomada de: http://www.cepis.org.pe/bvsdeps/ fulltext/conf1.pdf Consulta realizada el 02 de diciembre de 2010. 47 48 49 ― 54 ― Una historia del concepto técnico de salud mental En las demás Conferencias Internacionales sobre Promoción de la Salud (Adelaide, 1988; Sundsvall, 1991; Yacarta, 1997; México, 2000; Tailandia, 2005) se acentúa el reconocimiento de los determinantes sociales en salud y el lugar que ocupan las iniquidades y desigualdades injustas entre los países y las personas. Sin embargo, no se debe hacer recaer todo el peso y la responsabilidad en la OMS por el descuido en atender los aspectos sociales relacionados con la salud en general y con la salud mental en particular. Desde mucho antes se ha podido acudir a otras fuentes desde las cuales ejercer esa crítica social. En la filosofía (entre otros saberes) ha habido una preocupación por la relación del individuo consigo mismo y con su entorno, sea éste físico o sociocultural. Y no únicamente al modo de una adaptación a las condiciones de vida, como parece ser que fue la consigna de los estoicos, solapada por la idea de actuar en conformidad con la naturaleza. Una condición de vida específica, un modo de ser individual y cultural, no son algo natural en el sentido de las leyes inexorables que rigen las cosas. Un modo de ser es siempre histórico, una positividad al decir de Foucault50, que resulta de la relación de fuerzas entre ideologías, costumbres, poderes, saberes, entre otros. En esta medida, podemos cambiar nuestro modo de ser, en cuanto hagamos un trabajo genealógico sobre nosotros mismos, esto es, una reconstrucción de nuestra historia vital51, que implica dos cosas: una transformación de sí (constitución del ser en tanto sujeto) y un cuestionamiento de los poderes y saberes que determinan y que intentan mantenerse inamovibles, como si fuese parte de una historia natural. Es en este punto donde la consideración de la sabiduría práctica, en relación con la Michel Foucault, “¿Qué es la crítica? (Crítica y Aufklärung)”, en Daimon, Revista de Filosofía, nº 11, p. 15. Alfred Lorenzer, “Símbolo, interacción y praxis”, p. 117, en Henning Jensen (comp.), Teoría crítica del sujeto. Ensayos sobre psicoanálisis y materialismo histórico, México, Siglo XXI, 1986, p. 111. 50 51 ― 55 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas salud mental, toma todo su relieve. Se exponen aquí sólo algunas ideas sobre la sabiduría práctica, pues el propósito del presente artículo ha sido señalar la vinculación política e ideológica del concepto de salud mental y ya se ha hecho. Las ideas que se esbozan a continuación deberán ser retomadas ampliamente en otro artículo. La sabiduría práctica En párrafos anteriores se mostró que la armonía es un concepto central en la definición de salud mental de la OMS. Si bien se destacó su relación con los propósitos de la ONU de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, y por tanto, se señaló su carácter político, no por ello deja de tener una profunda significación filosófica y existencial. Esto es precisamente lo que permite establecer, para el caso de la salud mental, algunas relaciones entre las ciencias sociales ―que se ocupan de lo social en sus esferas política, ideológica, moral, religiosa, histórica, cultural, psíquica― y la filosofía, en este caso, la filosofía en su vertiente ascética, interesada más en el arte de vivir, en la sabiduría práctica para vivir la vida, que en el esclarecimiento conceptual, que sería el interés de la vertiente epistémica en la filosofía52. La vertiente ascética, en la que se ubica la sabiduría práctica, se interesa en la manera como los seres humanos pueden afrontar la existencia mediante el cuidado del alma, su cultivo y transformación. Sócrates se caracterizó por su insistencia en el cuidado del alma, por su propuesta de un diálogo mayéutico que permitiera dar a luz la verdad y por la convicción de que ese acceso a la verdad coincidía con el logro de la virtud o excelencia 52 En el capítulo Sabiduría práctica y vida buena, de la tesis doctoral Sabiduría práctica y salud mental, se desarrollan los conceptos de filosofía ascética y filosofía epistémica. ― 56 ― Una historia del concepto técnico de salud mental del ser humano53. Platón, siguiendo el camino emprendido por su maestro, fue un defensor del diálogo socrático en contra de la sofística y de la retórica, que en lugar de cuidar del alma lo que hacían es atiborrarla de información verosímil, no verdadera, o de estrategias para manipular a los demás54. Aristóteles dedicó gran parte de sus reflexiones e investigaciones a entender cómo el ser humano logra la virtud (la virtud del alma)55, dando así un lugar importante a la actualización (entelequia) de las potencias del ser56. En la filosofía contemporánea autores como Gadamer57, Foucault58, Habermas59, Wolf60, entre otros, se basan en algunas de las elaboraciones de los griegos clásicos para sus contribuciones al campo del conocimiento y constitución del ser humano. La relación sustantiva es que, en estas reflexiones filosóficas, la salud del alma61 implica un despliegue del ser, una actualización de las potencialidades en el devenir propio de la Werner Jaeger, Paideia, Los ideales de la cultura griega, Santafé de Bogotá, Fondo de Cultura Económica, primera reimpresión, 1992, p. 392 y ss. En el diálogo platónico Protágoras, ilustra esa actitud en Sócrates cuando advierte a Hipócrates del peligro que corre su alma al pretender hacerse discípulo de Protágoras sin saber bien qué es y qué se propone un sofista, véase Platón, Protágoras, 313a. Véase también Platón, Gorgias, en Obras completas, Madrid, Aguilar, 1966. Aristóteles, Ética nicomáquea, 1102a15 y 1106b35, Madrid, Gredos, 1985, 5ª reimpresión, p. 560. 53 54 55 Aristóteles, Acerca del alma, 412a28, Madrid, Gredos, 1993. Hans-Georg Gadamer, Verdad y método I, Salamanca, Sígueme, 1993 y Verdad y método II, Salamanca, Sígueme, 1992. Michel Foucault, Historia de la sexualidad 2. El uso de los placeres, México, Siglo XXI, 6ª ed., 1993. Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa, Tomos I y II, Madrid, Taurus, 1987. 60 Ursula Wolf, La filosofía y la cuestión de la vida buena, Madrid, Editorial Síntesis, 1999. En un sentido contemporáneo, entendemos alma como cultura encarnada, véase Juan Diego Lopera, Marda Zuluaga, Horacio Manrique y Jennifer Ortiz, El objeto de la psicología: el alma como cultura encarnada, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2010, p. 281. 56 57 58 59 61 ― 57 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas vida. El cuidado del alma pasa por ese despliegue de sí mismo o, si se dice en terminología moderna, por un trabajo genealógico sobre nosotros mismos, en el que el sujeto se constituye como tal. En esa actualización (la entelequia aristotélica) de las potencias de cada uno se lleva a cabo un trabajo de armonización de las mismas, que permite establecer al ser humano sus propias normas de vida y, por ende, su propia normalidad62. Por estas razones no es desorientado el concepto de salud mental de la OMS cuando le da tanto peso a la armonía: es justamente ésta un criterio para examinar la relación del individuo consigo mismo (la síntesis armónica de sus tendencias pulsionales63) y la armonía en la relación con los otros, que no se opone a una crítica e intento de modificación del medio físico y social. Esta vertiente de la salud mental64 en tanto sabiduría práctica que toma como indicador la armonía, es una de las vías principales de la tesis doctoral65, de la que se dará cuenta en otros artículos. Georges Canguilhem, Lo normal y lo patológico, México, Siglo XXI, 1984, p. 150. Se prefirió usar el término pulsión en lugar de instinto haciendo eco de las críticas que el psicoanálisis ha hecho a este último concepto. Véase Sigmund Freud, “Pulsiones y destinos de pulsión”, en Obras completas, vol. 14, Buenos Aires, Amorrortu, 1998. Carlos Arturo Ramírez, “Ens. 64. La armonía”, en La vida como un juego existencial: ensayitos, Medellín, Fondo Editorial Eafit, 2012. Juan Diego Lopera, Sabiduría práctica y salud psíquica, Tesis doctoral, Medellín, Universidad de Antioquia, 2013. 62 63 64 65 ― 58 ― Salud Pública e historia de la Salud Pública. Una relación necesaria Jaime Hernán Tamayo Acevedo Aprendemos a menudo nuestra historia, sin la de las ciencias… M. Serres1 En el contexto de la historia de los saberes, la Historia de la Salud Pública, conoce en Estados Unidos (Virginia Berridge2 Dorothy Porter(3,4)), en España (Enrique Perdiguero y Rafael Huertas(5)), en América Latina (Ann Emanuel Birn(6), Marcos Cueto(7), Gilberto Hochman(8)) y en Colombia (Emilio Quevedo(9), Diana Obregón(10) y Carlos Noguera(11)), entre muchos otros países, desde hace varias décadas, un interés considerable3. Esto se debe, sin duda, 1 Michel Serres (Ed.), Historia de las Ciencias, Ediciones Cátedra, Madrid, España, Traductor Raquel Herrera y otros, 1998, p. 9-25. 2 Virginia Berridge, History in Public Health, a New Development for History, 1991, p. 23-35. 3 Dorothy Porter, The History of Public Health: Current Themes and Approaches, Hygeia International, 1999, p. 9-21, ida.liu.se (Online). Dorothy Porter, Ed. The History of Public Health and the Modern State, Amsterdam, Atlanta, GA, Editions Rodopi B. V., 1994. Enrique Perdiguero, J. Bernabéu, Rafael Huertas y Enrique Rodriguez, History of health a valuable tool in public health. J Epidemiology Community Health, 2001, 55, p. 667-673. Marcos Cueto y Anne-Emanuelle Birn, “Syllabus del Curso-Historia Social de la Salud Pública en América Latina”, História, Ciências, Saúde Manguinhos, 2004, 3(1), p. 181-193. Marcos Cueto, Editor, Salud, cultura y sociedad en América Latina, Nuevas perspectivas históricas, Instituto de estudios peruanos, OPS, 1996. ― 59 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas al nivel de comprensión del carácter científico de la disciplina, desarrollado en las últimas décadas (Álvaro Cardona (12), Rubén Gómez (13)) tanto en el ámbito de las ciencias de la salud, como en el ámbito de las ciencias sociales y de la historia de las ciencias sociales y de la historia de la disciplina en particular4. Sin embargo, se puede registrar en nuestro medio académico y social en general, un cuadro en el que aparece, como lo dijera Michel Serres: la filosofía privada de todo razonamiento científico, las letras espléndidamente aisladas de su entorno científico y, a la inversa las diversas disciplinas arrancadas del humus de su historia, como si hubieran caído del cielo: todo nuestro aprendizaje sigue siendo ajeno al mundo real en el que vivimos y que, penosamente mezcla ciencia y sociedad, nuestras tradiciones sabias e insensatas con novedades útiles o inquietantes. Comenzamos apenas a formular una jurisprudencia y unas leyes en relación con las conquistas de la química y de la paradoja5. 4 5 Gilberto Hochman, A era do saneamento, As bases da política de saude pública no Brasil, Sao Paulo, Ampocs -Hucitec, 1998. Emilio Quevedo, “¿Políticas de salud o políticas insalubles? El tránsito de la higiene a la Salud Pública en Colombia en la primera mitad del siglo XX”, en Carlos Arboleda (Ed), nacionalismo e internacionalismo en la historia de las ciencias y la tecnología en América latina, Cali, Universidad del Valle, 1997. Diana Obregón, Batallas contra la lepra: Estado, Medicina y Ciencia en Colombia, Medellín, Banco de la Republica, Fondo Editorial Universidad Eafit, 2002. Carlos Ernesto Noguera, Medicina y Política, discurso médico y prácticas higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia, Medellín, Fondo Editorial Universidad Eafit, 2003. Álvaro Cardona and Álvaro Franco G., “La Salud Pública como disciplina científica: fundamento para los programas de formación académica”, Revista Facultad Nacional de Salud Pública [online], 2005, vol. 23, nº 2. Rubén Darío Gómez, “La noción de Salud Pública, consecuencias de la polisemia”, Revista de la Facultad Nacional de Salud Pública, vol. 20, nº 1, Medellín, 2000, p. 101-116. Ibíd, Michel Serres. ― 60 ― Salud pública e historia de la salud pública Se requiere denotar, cómo la Salud Pública y la Historia de la Salud Pública constituyen así dos disciplinas que se demandan mutuamente, la primera en su necesaria comprensión del proceso de formación de sus objetos de discurso y la segunda en su esencial tarea de analizar las transformaciones en los campos del saber. En este punto podríamos parodiar a Rafael Huertas frente a la cuestión “Historia de la Psiquiatría, ¿por qué y para qué?”, diciendo Historia de la Salud Pública, ¿por qué y para qué?6. Del mismo modo que la disciplina de la Historia en su ejercicio académico necesariamente se inscribe en una historiografía, la Salud Pública, en tanto que disciplina científica, debe inscribirse también en el contexto de los discursos que la han constituido y en una historiografía que corresponda a la formación histórica de los saberes científicos. Con estos paralelismos se advierte que toda disciplina científica tiende al análisis de las transformaciones de su campo de saber, pero también que el ejercicio de la investigación histórica debe inscribirse necesariamente en una historiografía. Se pretende mostrar la existencia de una relación necesaria e indispensable entre ambas disciplinas, entendiendo que así, como la Historia es un saber diferente a la Historiografía7, la Historia de la Salud Pública y la Historia de la Medicina, son saberes diferentes a los saberes de la Medicina y de la Salud Pública. Tienen su propia legitimidad como disciplinas científicas y desde un punto de vista epistemológico no tienen una relación de pertenencia con ellas. 6 Rafael Huertas, “Historia de la Psiquiatría, ¿Por qué? ¿para qué? Tradiciones historiográficas y nuevas tendencias”, Frenia, Revista de Historia de la Psiquiatría, Madrid, 2001, vol. 1, p. 9-35. 7 R. H. Collingwood, Idea de la historia, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 11-17. ― 61 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas ¿Qué es la Salud Pública, cómo se ha desarrollado y cuáles han sido los debates en su interior? Aunque se pueden hacer muchas interpretaciones de lo que es la Salud Pública, en una consideración general, se reconoce como una disciplina de carácter multidisciplinar, que tiene como objeto la protección de la salud de las poblaciones. Paradójicamente, para entender la verdad de la Salud Pública se precisa del análisis histórico, de la historia de las ciencias para develar el proceso de transformación de sus múltiples objetos y de sus regularidades discursivas. Los inicios de la Salud Pública La Salud Pública surge como producto del proceso de la revolución industrial moderna iniciada en el siglo XVIII, durante el cual se concentró la población en las ciudades donde se habían creado las grandes empresas que requerían una gran cantidad de mano de obra y como parte del proceso de consolidación del Estado Moderno en el siglo XIX. Así, por ejemplo, el 31 de agosto de 1848 fue expedida en Gran Bretaña, bajo el gobierno de la reina Victoria, la Ley de Salud Pública (Public Health Act) como parte del movimiento reformador del Estado Británico, considerada como la primera ley en el mundo que incorporó de manera sistemática los conceptos fundamentales de la Salud Pública moderna8. El llamado Movimiento Sanitarista, desarrollado en Gran Bretaña y otros países europeos como Francia y Alemania, influenció en la expedición de dicha ley demandando una reforma sanitaria basada en el estudio de las condiciones de vida de la población concentrada en las ciudades durante la 8 Álvaro Cardona, “150 años de la primera Ley de Salud Pública en el mundo”, en Revista Facultad Nacional de Salud Pública, vol. 16, nº 2, 1999, p. 68-81. ― 62 ― Salud pública e historia de la salud pública revolución industrial, sosteniendo la tesis que para mejorar las condiciones de salud de la población era necesario mejorar sus malas condiciones de vida, correspondiéndole al Estado una responsabilidad fundamental. Este planteamiento llevó a un cambio del enfoque de la pobreza, de ser considerada como una circunstancia individual a ser asumida como el resultado del funcionamiento de la sociedad, debiendo ser una responsabilidad asumida por el Estado y el Gobierno9. La Ley de Salud Pública (Public Health Act), promovida principalmente por Edwin Chadwick, recogió propuestas relacionadas con el saneamiento ambiental y el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, como fueron la reducción de la jornada laboral, el aumentar los niveles educativos de los ciudadanos, el mejoramiento de las condiciones higiénicas en las empresas, el suministro obligatorio de agua en las viviendas, la construcción de alcantarillados y de sistemas de drenaje de aguas residuales, basándose en la teoría miasmática de la enfermedad predominante en la época, según la cual las enfermedades se generan por vapores que se producían de la suciedad y de las basuras como resultado de la putrefacción de los animales muertos y de la descomposición de los vegetales en los humedales10. Es de anotar, como lo plantea Álvaro Cardona, que todo este proceso de reforma del Estado Británico y demás Estados capitalistas, obedecían tanto a la necesidad de facilitar la libre circulación de la fuerza laboral que requerían el desarrollo de las industrias, como a la necesidad de estabilizar la sociedad británica amenazada por las contradicciones propias del proceso de la revolución industrial y del brote revolucionario de la naciente clase obrera11. 9 Ibíd., p. 70. Ibíd., p. 70-74. Ibíd., p. 76. 10 11 ― 63 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas El Movimiento Sanitarista fue desarrollado en Francia principalmente por los médicos Louis René Villermé y Alexander Parent-Duchatelet, quienes según Ann F. La Berge, citado por Cardona, fueron los creadores del concepto moderno de Salud Pública porque “incluyeron dentro de su objeto de trabajo una amplia variedad de aspectos relacionados con el bienestar y al asumir la Salud Pública como una ciencia social y administrativa fundada en el reconocimiento del derecho natural a la salud y la responsabilidad que compete al Estado de proteger la salud de los ciudadanos”12. Salomón Neumann y Rudolf Virchow lo desarrollaron en Alemania, sosteniendo las mismas tesis de la importancia de las condiciones sociales y económicas sobre la salud de la población y de la obligación del Estado en la protección de la salud de sus ciudadanos13. Los debates en la Salud Pública a finales del siglo XIX y principios del siglo XX En las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX, entendiendo los paradigmas en el sentido de Thomas S. Kuhn, como los “logros científicos universalmente aceptados que durante algún tiempo suministran modelos de problemas y soluciones a una comunidad de profesionales”14, ocurrió un cambio paradigmático en la Salud Pública acerca del origen de las enfermedades, triunfando el paradigma microbiológico sobre el paradigma miasmático, llevando a nuevos debates, nuevos problemas y nuevas acciones por parte de los profesionales en la Salud Pública y del Estado. Ibíd., p. 78 Ibíd., p. 80-81. Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, traducción de Carlos Solís, 3a. edición, México, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 50 (First published by the University of Chicago Press, USA. 1962). 12 13 14 ― 64 ― Salud pública e historia de la salud pública Como ilustración, se quiere hacer una descripción y discusión de un actualizado texto titulado de New Public Health15, escrito en 1913 por Hibbert Hill, que muestra los cambios ocurridos en la Salud Pública en la segunda mitad del siglo XIX, la situación presente y el futuro que se avizoraban en esa época, como consecuencia del triunfo del paradigma microbiológico. En dicho texto, se define la Salud Pública como un término que incluye todos los conocimientos y todas las medidas tendientes a promover la salud o prevenir la enfermedad. Divide la Salud Pública en Higiene y Saneamiento. La Higiene se refiere al bienestar del cuerpo y el Saneamiento se encarga de las causas y de las fuentes de las enfermedades que provienen del exterior, del entorno del individuo. Las medidas de ambas son para promover la salud y en algunos casos para prevenir la enfermedad. En su texto, Hibbert Hill, mostrando el pensamiento predominante en la época, hace más énfasis en las medidas de higiene, al considerar que una adecuada ventilación (requerida por el paradigma miasmático de la enfermedad), no solamente mejora las condiciones atmosféricas del entorno para el cuerpo, sino también, elimina las “enfermedades” que pueden derivarse de la reacción del cuerpo a una mala ventilación (la reacción como parte del paradigma microbiológico). Enfatizando lo anterior, Hill considera que una buena ventilación, aunque de gran valor para el bienestar general y del cuerpo, no es necesaria para la eliminación de fuerzas perjudiciales, como son la intoxicación por plomo, el alcoholismo, los accidentes o las infecciones, en las cuales es necesaria la realización de medidas específicas adaptadas a la eliminación del problema o del factor causal en particular. 15 Hibbert Winslow Hill, The New Public Health, The Macmillan Company, USA, 1916. ― 65 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Reconoce Hibbert Hill16, como un avance importante el descubrimiento de la especificidad de la relación causa y efecto, tanto en la higiene como en el saneamiento, lo cual posibilita el conocimiento de las causas y su intervención por separado en relación con cada problema en específico, profundizada posteriormente en la epidemiología con el paradigma de los factores de riesgo. Es de anotar, que este paradigma ha limitado la intervención de las complejas problemáticas de la Salud Pública porque, como lo dice Perdiguero17, su objetivo es cambiar el comportamiento individual, sin hacer énfasis en las circunstancias que tienen una gran influencia en la salud de las poblaciones, como son la riqueza, la pérdida del trabajo, la calidad de la vida o las condiciones higiénicas medio ambientales, factores vinculados a la esfera económica y sociopolítica de la sociedad, independiente de la voluntad de los individuos, generándose una dificultad para detectar las formas de relación patológicas entre las esferas sociales y biológicas que posibilitan la realización de las acciones en Salud Pública. El descubrimiento de la especificidad de la relación causa y efecto y de la posibilidad de la intervención específica sobre el factor específico es considerada por Hill, como el principal avance de la Salud Pública en dichos años, que posibilitaría mediante las medidas para la promoción de la salud corporal, mejorar la eficiencia de las acciones, sin llevar necesariamente a la eliminación de los factores externos18. Esto llevó, como dice Armi L. Fairchild19, al abandono de las soluciones medio ambientales universales (Suministro de 16 Ibid., Hibbert Winslow Hill. Op. cit., Enrique Perdiguero, J. Bernabeu, p. 667-673. Op. cit., Hibbert Winslow Hill. A. Fairchild, D. Rosner, J. Colgrave, R. Bayer, L. Fried, The Exodus of Public Health. What History Can Tell Us About the Future? American Journal of Public Health, nº 100, 2010, p. 54-63. 17 18 19 ― 66 ― Salud pública e historia de la salud pública agua en las viviendas, la construcción de alcantarillados y de sistemas de drenaje de aguas residuales y la limpieza de las calles) centrándose en las medidas individuales para enseñarles a las personas el cómo vivir más limpios y saludables. Pensamiento predominante y profundizado durante el siglo XX y principios del siglo XXI con el proceso de medicalización de la sociedad y con los grandes avances tecnológicos en la medicina. La principal tarea para la Salud Pública en dicha época era la abolición de todas las enfermedades infecciosas y para su cumplimiento se necesitaba del desarrollo de los nuevos principios científicos y de una nueva práctica basada en los mismos, la cual al momento no se había explicado20. Para explicarlo era necesario rastrear en tres distintas épocas: el pasado, el presente y el futuro. El pasado, se correspondía con el “saneamiento general”, con la realización, ante las epidemias, de vigorosas campañas de limpieza general, de quemas, de destrucción de tierras y de propiedades individuales, familiares y municipales. Se utilizaban para cualquier brote de cualquier enfermedad, sin hacer distinción entre las fuentes de las enfermedades y mirando atrás, siguiendo a Hill, ignorando incluso las relaciones más evidentes de causa y efecto21. Al presente le correspondía el “saneamiento específico”, el análisis deliberado del brote de la enfermedad específica y de sus rutas de diseminación para bloquearlas. El futuro, debería tratar el control de las fuentes de infección (en las personas), antes que accedieran a las rutas, para así eliminar por completo las enfermedades infecciosas22. En este cambio paradigmático, la práctica de la Salud Pública, tal y como lo indica Hill, pasa de lo general a lo particular, de los alrededores al individuo mismo, de las medidas generales al azar, 20 Op. cit., Hibbert Winslow Hill. Ibíd. 21 22 Ibíd. ― 67 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas a la detección y corrección del factor causal específico. Surge un nuevo epidemiólogo que mediante el método comparativo busca encontrar la ruta principal por la cual se diseminó la epidemia y esto lo hace mediante la comparación entre los pacientes, de los hallazgos encontrados en cada uno de ellos en particular23. También se hace relevante el laboratorio en la Salud Pública, el cual al igual que la epidemiología, se ocupa de las fuentes, es decir, en el seguimiento en los vertimientos de las descargas de las personas infectadas. A nivel administrativo, planteaba Hill la necesidad de crear un Departamento de Salud Pública organizado, para suprimir la enfermedad y la muerte, no para limpiar las calles ni instalar cañerías (en crítica a la organización precedente), el cual debía tener seis divisiones técnicas correspondientes con los productos de primera necesidad, con el hombre y con su entorno24. Entre estas divisiones se resaltan: La División de Epidemiología que trataba directamente con el individuo, enfermo o sano, para descubrir las personas infectadas y para controlar y eliminar las condiciones sociológicas que contribuían con el desarrollo de la infección. La División de Ingeniería Sanitaria para intervenir el entorno del hombre, principalmente en lo relacionado con la construcción de los servicios, públicos o privados, para el control de las fuentes y rutas físicas de transferencia de la enfermedad. La División de Laboratorio para ofrecer al epidemiólogo y al ingeniero sanitario los avances químicos y bacteriológicos. La División de Publicidad para enseñar las medidas de higiene a los individuos25. En resumen, este texto muestra el pensamiento de la época, vigente hasta mediados del siglo XX, acerca de una nueva Salud Pública como disciplina científica y como práctica, basada en las matemáticas (estadísticas vitales), en la epidemiología y en Ibíd. 23 Ibíd. 24 Ibíd. 25 ― 68 ― Salud pública e historia de la salud pública la bacteriología, en contraprestación de la precedente, planteada por el Movimiento Sanitarista, sustentada bajo la tesis que para mejorar las condiciones de salud de la población era necesario mejorar sus malas condiciones de vida, correspondiéndole al Estado una responsabilidad fundamental en ello. George Rosen, en el texto clásico A history of public health26, escrito en 1958 de manera cronológica ubica la era bacteriológica entre los años 1875 y 1950. Desde finales del siglo XIX cuando se demostró de manera directa e incontrovertible que criaturas microscópicas eran las causantes de las enfermedades infecciosas, hasta los años cincuenta con el gran desarrollo de la industrialización, que implicó cambios en las condiciones de vida y de trabajo trayendo nuevos problemas de salud, los cuales influyeron de manera significativa en la provisión de los servicios médicos. El desarrollo de la ciencia médica posibilitó el uso de nuevos procedimientos e instrumentos diagnósticos y curativos, que asociados a la urbanización contribuyeron a la centralización de los servicios médicos en el hospital27. Esta situación llevó a un mayor acceso a los mismos, aunque incrementó sus costos y generó problemas concernientes con su distribución entre la población (problemas de equidad), especialmente relacionados con el acceso a los seguros de salud, tanto en el modelo público desarrollado principalmente en Europa, como en el modelo privado desarrollado principalmente en Estados Unidos. Los paradigmas y los debates en la Salud Pública desde la segunda mitad del siglo XX hasta principios del siglo XXI Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los dos informes de William Beveridge, uno llamado “Primer informe”, escrito en 1942, Social insurance and allied services (Informe al Parlamento 26 George Rosen, A History of Public Health, Editor, American Journal of Public Health, New York, 1958. Ibíd. 27 ― 69 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas acerca de la seguridad social y de las prestaciones que de ella se derivan)28, para dar respuesta a la necesidad de un plan para la seguridad social y las políticas sociales, que sirviera de modelo en la reconstrucción de Inglaterra en la post-guerra y el otro, llamado “Segundo informe Beveridge” escrito en 1944, Full employment in a free society (Trabajo para todos en una sociedad libre)29, que planteaba la necesidad del pleno empleo para la puesta en marcha de un sistema de seguridad social, sirvieron de base, en conjunto con las ideas del economista John Keynes, para la formulación de los elementos constitutivos del denominado Estado del Bienestar Social. Este tipo de Estado, surgió como respuesta a las reivindicaciones por las igualdades socioeconómicas, en el contexto de la reconstrucción de Europa en la postguerra y generó como respuesta a los problemas de la pobreza y de la desigualdad, un conjunto de políticas e instituciones que incluían la extensión de los derechos sociales de la ciudadanía y el desarrollo de los sistemas de seguridad social30. El Estado del Bienestar Social entró en crisis en los años ochenta, década durante la cual se inició el proceso de transformación neoliberal del Estado, por medio del cual se limitaron sus funciones sociales y su capacidad de intervención al mercado. Durante este período de tiempo, asociado al cambio tanto de la pirámide poblacional por el envejecimiento de la población, como al cambio del perfil epidemiológico de las enfermedades infecciosas hacia las enfermedades crónicas, resurge en la teoría William Beveridge, Social Insurance and Allied Services, 1942, http:// news.bbc.co.uk/2/shared/bsp/hi/pdfs/19_07_05_beveridge.pdf. William Beveridge, Full Employment in a Free Society. 1944 http:// www. sochealth.co.uk/history/beveridge.htm. S. Fleury, C. Molina, Modelos de protección social, 2000, http://www.rau. edu.uy/fcs/dts/Politicassociales/Fleury.pdf. 28 29 30 ― 70 ― Salud pública e historia de la salud pública de los Determinantes Sociales de la Salud31, el paradigma del Movimiento Sanitarista del siglo XIX, al hacer nuevamente énfasis en los factores sociales, económicos y ambientales, como determinantes de las condiciones de la salud de las poblaciones, en contravía de los factores causales o de riesgo, planteados por el paradigma bacteriológico. A la par surge una nueva problemática relacionada con los nuevos desafíos de la globalización, la salud internacional y la salud global. La globalización y el comercio internacional aparecen como los dos determinantes que mayor pesan para el futuro desarrollo de la sociedad y de la salud mundial32, lo cual conlleva a que las desigualdades generadas especialmente por el comercio internacional, y por la transferencia de los riesgos y de las oportunidades en la salud, posibilitadas por la profundidad actual de la integración33, deban ser consideradas como los desafíos principales que se deben abordar desde la perspectiva de la salud global. Problemáticas actuales como el cambio climático, en el cual el incremento inusitado del clima está relacionado con el desarrollo industrial y del sistema de producción capitalista34, según los registros tiende a empeorar en el futuro35, afecta de 31 Commission on social determinants of health. Towards a Conceptual Framework for Analysis and Action on the Social Determinants of Health.http://www.cphd.org/healthequity/healthequity/documents/ WHOConceptualFrame-1.pdf. Álvaro Franco, Salud Global: Política pública, derechos sociales y globalidad, Editorial Universidad de Antioquia, Colombia, 2010. 32 J. Frenk, O. Gómez-Dantés, “La globalización y la nueva salud pública”, Revista Salud Pública de México, 2007; vol. 9 nº 2, p. 156–164, http://www. medigraphic.com/pdfs/salpubmex/sal.-2007/sal072j.pdf. Vicente Barros, El cambio climático global ¿Cuántas catástrofes antes de actuar?, Bogotá, Ediciones Desde Abajo, Colombia, 2007, p. 175. Eduardo Zambrano, Breves apuntes sobre el cambio climático, Acta oceanográfica del Pacífico, 2007, vol. 14, nº 1, p. 189-193. 33 34 35 ― 71 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas mayor manera a los países de ingresos bajos36 y está relacionado con la modificación del patrón de presentación y la incidencia de muchas de las enfermedades actualmente existentes, que le exigen a los sistemas de salud la realización de estrategias para aminorar sus efectos negativos sobre la salud humana37. Las migraciones intranacionales e internacionales, las cuales no solamente implican a personas cesantes, sino también a trabajadores que enriquecen tanto al país de destino con su trabajo como al país de origen con sus remesas38 en un mundo actual que se caracteriza por ser inequitativo, por presentar una crisis económica mundial, por el rompimiento de las barreras de la distancia y de la comunicación. Este rompimiento de las barreras de la distancia y de la comunicación, ha llevado al incremento de los viajes nacionales e internacionales, entre los diferentes países, ya sea con fines turísticos, comerciales, de cooperación o por desplazamientos forzosos debidos a la búsqueda de mejores condiciones de vida y evitar los efectos de la guerra, la violencia y la persecución política. Ha posibilitado llegar a cualquier destino del planeta en menos de 36 horas de viaje (tiempo inferior al tiempo de incubación de la mayoría de las enfermedades infecciosas) y difundir a nivel mundial microorganismos, infectarse o ser portador de enfermedades. También el transporte internacional de mercancías, de animales y plantas, que conllevan el riesgo de transmitir microorganismos39. 36 37 A. J. McMichael, S. Friel, A. Nyong, C. Corvalan, Global environmental change and health: impacts, inequalities, and the health sector, 2008, nº 336 p. 191-194. Ídem. Comisión Mundial sobre las Migraciones Internacionales, Informe, Las migraciones en un mundo interdependiente: nuevas orientaciones para la acción, ACNUR, ONU, 2005. C. Roca, X. De Balanzó, Enfermedades importadas en inmigrantes: mito y realidad, An. Sist. Sanit. Navar., 2006, 29 (Supl. 1) p. 139-144. 38 39 ― 72 ― Salud pública e historia de la salud pública Las enfermedades emergentes y re-emergentes, con sus múltiples factores causales40, asociados con las condiciones de vida, los determinantes sociales y el daño ambiental local, que afectan en mayor medida a los pobres41. Desde la perspectiva de la salud global, las intervenciones de estos desafíos, aunque involucran los aspectos tecnocráticos, las problemáticas específicas y la participación gubernamental, hacen énfasis en los aspectos políticos, en el reforzamiento de los sistemas de salud y en la participación de la sociedad civil para la definición y abordaje de los mismos. En este breve recuento de las problemáticas y de los debates que ha afrontado la Salud Pública en algo más de 160 años, surge la pregunta, en entorno al que, de igual manera como a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con el inicio del paradigma microbiológico de la enfermedad, fueron herramientas importantes la matemática, la epidemiología y la bacteriología en el afrontamiento de las enfermedades infecciosas, sería de importancia en el actual momento que requiere abordar los retos de la globalización, la utilización de herramientas como la historia, que tiene la posibilidad de abrir nuevos temas, hacer preguntas más amplias y analizar periodos más largos de tiempo, para posibilitar la comprensión de las problemáticas específicas y generales relacionadas con la Salud Pública. Problemáticas específicas, como las planteadas por Virginia Berridge, relacionadas con el uso de las sustancias de abuso (alcohol, tabaco, opiáceos), el sida y la sexualidad42. Generales, 40 Larreinaga Suárez, C. Berdasquera Carcho, D. Enfermedades emergentes y re-emergentes: Factores causales y vigilancia, Revista Cubana Med Gen Integr, vol. 16, nº6, 2000, p. 593-7. Luis E. Valdés García, Pobreza, enfermedades emergentes y reemergentes, Instituto Superior de Ciencias Médicas, MEDISAN, 2000:4(1) p. 39-50. 41 42 Virginia Berridge, History in public health: Who needs it? Viewpoint, Lancet 2000; 356: 1923-25. ― 73 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas relacionadas con la globalización, como lo plantea Simón Szreter, citado por Berridge y Gorsky43, quien considera ha tenido varias fases en el mundo, incluyendo el colonialismo de la era temprana moderna y la expansión masiva del comercio mundial como consecuencia de la industrialización. Con una mirada histórica, Simón Szreter se hace la pregunta sobre qué podría aprenderse de estas experiencias anteriores, acerca de las implicaciones de la globalización para la salud en el mundo, argumentando que el crecimiento del comercio, más que llevar a una mayor productividad, riqueza y bienestar individual, llevó a una mayor urbanización, movilidad de las personas y mayor exposición a las epidemias. En donde es necesaria la intervención de las fuerzas contrapuestas al gobierno y de la sociedad civil para prevenir los efectos nocivos de la globalización para la salud en los tiempos actuales44. ¿Qué es la Historia de la Salud Pública, cómo se ha desarrollado y cuáles han sido los debates en su interior? La Historia de la Salud Pública, en tanto que define como su objeto de estudio a una disciplina científica, se inscribe en el campo de la historia de las ciencias. Entendiendo la historia de las ciencias como el análisis de las transformaciones en los campos del saber. Para hacer referencia a la Historia de la Salud Pública, es necesario inicialmente entender la noción de Salud Pública en un sentido polisémico que tiene por lo menos tres grandes significados: como saber, como práctica y como realidad social. 43 V. Berridge, M. Gorsky, The importance of the past in public health. Editorial J Epidemiology Community Health, nº 58, 2004, p. 728-729. Op. cit., Virginia Berridge, p. 1923-25. 44 ― 74 ― Salud pública e historia de la salud pública Estos significados son el producto de situaciones históricas que se problematizan a nivel académico, ético y político. Como saber, la Salud Pública es reconocida en la mayoría de los países como una disciplina científica que ha logrado en un proceso histórico, desde las iniciativas del Movimiento Sanitarista en Europa, definir su objeto de estudio, marco teórico y metodologías para abordar dicho objeto de estudio45. Disciplina que requiere de una nueva construcción académica y política, a partir de entenderla como una transdisciplina, en la cual se debe reflexionar para construir su propia identidad, definir sus hilos conductores y procesos determinantes46. Con base en lo anterior y entendiendo la Salud Pública y la Historia de la Salud Pública como disciplinas científicas independientes, se mostrará aquí, cómo la Historia de la Salud Pública se puede entender de cuatro maneras diferentes, que tienen una presentación no necesariamente secuencial en el tiempo. La primera de ellas y según lo plantea Michel Serres como una historia espontánea de las ciencias, en este caso de la Salud Pública, practicada por una historia poco enterada de las ciencias y por ciencias mal instruidas en la historia, que buscan una progresión irreflexiva y sin accidentes del saber en el tiempo. Es una historia sacralizada de las ciencias, en la cual los genios se comportan como profetas, sus rupturas como revelaciones, los debates excluyen a los herejes y los coloquios remedan a los concilios. Ejemplo de ello es, en la historia en general, el libro de Tomas Carlyle. Los Héroes, el culto de los héroes y lo heroico en la historia47 y en la Salud Pública la exaltación de grandes hombres Álvaro Cardona, Importancia de los estudios históricos en salud pública. Conferencia, Medellín, abril de 2003. Álvaro Franco, La Salud Pública: ciencia en construcción, Revista de la Facultad Nacional de Salud Pública, 2000, enero-julio, vol. 20, nº 1, p. 4455. Tomás Carlyle, Los héroes, el culto de los héroes y lo heroico en la historia, México, Porrúa, S. A., 1986. 45 46 47 ― 75 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas como Edwin Chadwick, Louis René Villermé, Rudolf Virchow, inspirados en el pasado en la lucha contra las enfermedades, sin ubicarlos en su contexto histórico y sociopolítico. Una segunda manera, es entender la Historia de la Salud Pública como una sucesión de acontecimientos en el tiempo, criticada a nivel general por Edward H. Carr48 y planteada en la Historia de la Salud Pública por George Rosen49. Esta historia además de posibilitarle a la Salud Pública, la visualización de la conciencia de sí misma como disciplina científica, le permite su legitimación como disciplina científica y como quehacer práctico. En este sentido, el clásico texto del pionero de la historia de la Salud Pública, George Rosen A history of public health es una síntesis comprehensiva del desarrollo de la Salud Pública en el mundo occidental y en la forma como organiza sus diferentes capítulos, relaciona la historia económica y cultural con los avances en la Salud Pública. Así, Rosen, de manera cronológica, hace referencia a la salud en el mundo griego romano, con los aportes del baño público y de la higiene física en el mundo griego. De la disposición del agua limpia y manejo de las aguas residuales en el mundo romano. De la protección de las ciudades, de la construcción de los hospicios, del manejo de las epidemias y de las cuarentenas en el mundo medieval. Del manejo de la salubridad pública, del saneamiento de las ciudades en el siglo de las luces, de las revoluciones, de la industrialización y del Movimiento Sanitarista. De la era bacteriológica a finales del siglo XIX y principios del siglo XX y finalmente del Estado de Bienestar, de las Políticas Públicas en salud y de la mejoría de los servicios para la atención de la Edward H. Carr, ¿Qué es la historia? Barcelona, Planeta, 1984 (First published by Macmillan 1961). George Rosen, A history of public health, Editor, American Journal of public health, New York, 1958. 48 49 ― 76 ― Salud pública e historia de la salud pública salud de la población, lo que le da un sentido de continuidad a la Historia de la Salud Pública en el tiempo y le propicia una identidad como disciplina científica. De manera similar, se resalta que el proceso de toma de conciencia de la Salud Pública como una disciplina científica, se inicia en Colombia en el siglo XIX cuando la Junta Central de Higiene, máximo órgano rector de la Salud Pública, publica la Revista Nacional de Higiene y se fundan las facultades de medicina, las cuales tienen licencia para enseñar y publicar. Es de anotar que el proceso de modernización en Colombia se da en las ciudades y principalmente fue un proceso de saneamiento (salubridad pública e higiene pública)50. Una tercera manera es entender la Historia de la Salud Pública, como la plantea Enrique Perdiguero, para quien la historia es una herramienta de análisis en la Salud Pública. Virginia Berridge, quien reclama la necesidad de la participación directa del historiador en el equipo de trabajo de la Salud Pública y Gabriel Scally51, quien considera a la Historia de la Salud Pública como un vehículo muy útil para enseñarle a los salubristas los principios básicos de la Salud Pública. Según Enrique Perdiguero, el análisis histórico le aporta a la Salud Pública, tanto en la investigación como en su práctica misma. Argumenta que el punto de vista histórico trae como ventajas el análisis del contexto, la actitud diacrónica y el punto de vista crítico, lo cual enriquece la percepción crítica de los efectos sociales de las iniciativas que se toman en nombre de la Salud Pública y muestra los pocos desenlaces favorables basados en la intervención de uno o varios factores etiológicos de manera independiente, como lo plantea el paradigma bacteriológico. Á. Casas, J. Márquez, “Sociedad médica y medicina tropical en Cartagena del siglo XIX al XX”, en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Universidad Nacional, Colombia, 1999, nº 26, p. 115-133. G. Scally y J. Womack, The importance of the past in Public Health. J epidemiol Community health, nº 58, 2004, p. 751-755. 50 51 ― 77 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Perdiguero considera que el uso de la Historia en Salud Pública, resalta la importancia de la contextualización de los problemas y contribuye decisivamente en la génesis de una teoría del condicionamiento social de la salud y de los procesos de enfermedad. Es una ayuda para que los expertos en hacer Políticas Públicas, sean conscientes de la complejidad de las circunstancias sociales, culturales, políticas y económicas para el abordaje de cada caso en particular. Según Perdiguero, la perspectiva diacrónica de la Historia de la Salud Pública (largos períodos en el tiempo) le permite al profesional de la Salud Pública (quien actúa más en el corto tiempo), una mejor comprensión de sus problemas, dado que ellos muy a menudo, son el resultado de tendencias que se han desarrollado sobre siglos o provienen de cambios que han ocurrido por décadas. Es más, considera el autor, muchos problemas de la salud pueden ser mejor intervenidos si son situados, tanto ellos como las poblaciones afectadas, en períodos de tiempo amplios en orden de explicar su situación actual. Desde esta perspectiva, la visión crítica de la Historia de la Salud Pública es de importancia, porque las acciones realizadas a nombre de la Salud Pública pueden ser interpretadas de muy diferentes maneras, porque ellas tienen efectos distintos sobre diferentes dominios de la realidad social y no necesariamente siempre en la misma dirección. Esto es, la significación social de las acciones relacionadas con la Salud Pública y con sus decisiones debe ser considerada. Una cuarta manera de entender la Historia de la Salud Pública, es a partir de la historia de las ciencias, la cual puede argumentarse desde dos perspectivas diferentes, aunque no necesariamente excluyentes. Una de ellas, planteada por Michel Serres en el sentido de descubrir los nudos de intercambio, en los cuales confluyen la extensa red de las ciencias, y en el caso de la Historia de la Salud Pública, los lugares comunes de convergencia y bifurcación, en los cuales se planean las problemáticas y se toman las decisiones. ― 78 ― Salud pública e historia de la salud pública La otra perspectiva, planteada por François Delaporte52, quien a partir de la definición de la “epistemografía”, como una disciplina en la cual Michael Foucault inscribió sus trabajos y definida como aquélla que hace referencia a los discursos que se han institucionalizado o han funcionado como discursos científicos, en una sociedad en un momento histórico dado; en la cual se distinguen cuatro niveles de análisis: el epistemonómico, el epistemocrítico, el epistemológico y el arqueológico. El primer nivel de análisis es el epistemonómico y hace reconocimiento de los controles epistemológicos internos que un discurso científico ejerce sobre sí mismo. El segundo nivel es el epistemocrítico, en el cual se realizan los análisis en términos de verdad y errores. Estos dos niveles ya se han desarrollado en la Historia de la Salud Pública y pueden ser observados en el cambio paradigmático que tuvo la Salud Pública a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El tercer nivel es el epistemológico, el cual se refiere al análisis de las estructuras teóricas de un discurso científico, de sus conceptos, sus usos y de las reglas que los gobiernan; es decir, de cómo se han constituido en su interior los criterios de verdad, los cuales son construidos, según Georges Canguilhem53, por las mismas ciencias. El cuarto nivel es el arqueológico, definido como el análisis de las transformaciones de los campos de saber, para el cual el objeto propio de estudio es la historicidad del funcionamiento epistemonómico de una ciencia. En estos cuatro niveles se puede estudiar la historia de la verdad en las ciencias. En los tres primeros niveles la verdad es intrínseca al discurso científico. El análisis epistemocrítico François Delaporte, Filosofía de los acontecimientos, Medellín, Colombia, Editorial Universidad de Antioquia, 2002, p. 235-255 Georges Canguilhem, Lo normal y lo patológico, México, Siglo XXI Editores, 2005. 52 53 ― 79 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas revela qué afirmaciones son verdaderas o falsas en el discurso científico y la historia epistemológica busca el componente normativo interno tal como se practicaba en una actividad científica determinada. De otro lado, el análisis arqueológico, se sitúa en el “entorno externo” al discurso científico y busca determinar a nivel histórico las condiciones de posibilidad para que él emergiera. Estos dos últimos niveles de análisis no se han desarrollado en la Historia de la Salud Pública al menos en nuestro medio y reclaman el inicio de su debate. Debate para el cual es importante la implementación de la cátedra de la Historia de la Salud Pública tal y como lo plantea Marcos Cueto en el Syllabus del CursoHistoria Social de la Salud Pública en América Latina. Lugar de encuentro entre la Salud Pública y la Historia de la Salud Pública En su desarrollo histórico como disciplina y práctica científica, en especial después de la Segunda Guerra Mundial, la Salud Pública, ha tenido la necesidad de ampliar su “caja de herramientas” con la utilización de saberes propios de otras disciplinas y en la cual la epidemiología ha sido su técnica por excelencia. Esta ampliación la ha realizado conectándose con las ciencias sociales; conexión que posibilitó el surgimiento de una sociología medica. Ahora bien, en el abordaje de sus problemáticas complejas y en su consolidación como disciplina científica, la Salud Pública tiene un nuevo lugar de encuentro con la Historia de la Salud Pública, el cual ha sido antecedido por una relación mutua en el siglo XIX entre la historia y la epidemiología54. Este nuevo encuentro entre la Historia de la Salud Pública y la Salud Pública, pasa por la superación de las ideas de que la 54 Virginia Berridge, History in public health tool kit, Editorial, J Epidemiology Community Health, 2001, nº 55 p. 611-612. ― 80 ― Salud pública e historia de la salud pública historia es sólo el pasado distante y de que el trabajo histórico solamente se reduce a la archivística. Debe lograr la relocalización del historiador en un lugar de trabajo próximo al lugar de trabajo académico y profesional del salubrista y definir claramente que la Salud Pública necesita, como esencia del trabajo de la Historia de la Salud Pública, el análisis crítico que debe ser explicativo y contextualizante55. Este análisis crítico provee el aprendizaje de experiencias, las cuales si son interpretadas de manera adecuada, tienen una inmediata relevancia para la práctica de la Salud Pública de hoy. Así, por ejemplo, la historia de la viruela muestra cómo un descubrimiento científico (descubrimiento de la vacuna por Jenner en 1796) no necesariamente trae beneficios de manera inmediata en la salud poblacional (el anuncio oficial de la erradicación de la viruela fue en 1977). De igual manera, el análisis de las condiciones que posibilitaron el cambio paradigmático en la Salud Pública a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, puede aportar para la comprensión de las problemáticas y de los cambios paradigmáticos, ocurridos en la Salud Pública de hoy. Lugar de encuentro que se posibilita no solamente en una ubicación locativa, sino en el diálogo abierto entre ambas disciplinas, con la confluencia de los académicos y de los profesionales de la Salud Pública, siendo la cátedra de la Historia de la Salud Pública, un lugar oportuno de encuentro, que también aportaría en la adquisición de los principios básicos de la Salud Pública, por parte de sus profesionales en formación y en la revisión periódica del currículo profesional. Discusión En los tiempos recientes ha crecido el interés por la Historia de la Salud Pública y por el estudio de la relación entre la Historia Ibíd. 55 ― 81 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de la Salud Pública y la Salud Pública, como disciplinas científicas independientes y mutuamente relacionadas. La Salud Pública es una disciplina científica en proceso de constitución, porque en su estatuto de cientificidad todavía admite la presencia de varios paradigmas en conflicto. Así, la Historia de la Salud Pública en la descripción del devenir histórico de la Salud Pública, nos muestra cómo desde mediados del siglo XIX, en el proceso de conformación de la Salud Pública como disciplina científica, se encuentran en tensión dos grandes corrientes paradigmáticas relacionadas con la causación de las enfermedades, lo cual es descrito tanto por Hibber Hill en su texto clásico de Salud Pública, escrito en 1916, como por George Rosen en su texto clásico de Historia de la Salud Pública, escrito en 1958. En la primera corriente paradigmática, la enfermedad del individuo es causada por “factores externos” a él, como ocurre en la teoría de los vapores miasmáticos del Movimiento Sanitarista del siglo XIX o en la teoría de los Determinantes Sociales de la Salud de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, lo cual conlleva a que en la definición de la Salud Pública como disciplina científica, se tenga una gran consideración por los aportes de las ciencias sociales y en la práctica de la Salud Pública se privilegien las acciones sociales y ambientales, sobre las cuales las personas no tienen una responsabilidad individual. En la segunda corriente paradigmática, la enfermedad del individuo es causada por “factores intrínsecos” a él, como ocurre con la “reacción” fisiológica del cuerpo ante la infección y agresión de un germen externo o de un medio ambiente poco salubre, en la teoría bacteriológica de principios del siglo XX o en la teoría de los factores de riesgo de enfermar o de protección de la salud, lo cual conlleva de otro lado, al que predominen en la definición de la Salud Pública como disciplina científica, los aportes de las ciencias médicas y se privilegien para prevenir la enfermedad o proteger la salud, las acciones médicas y biológicas ― 82 ― Salud pública e historia de la salud pública sobre las personas, implicando en ellas una responsabilidad individual. La develación de las condiciones sociales, económicas, políticas, culturales y científicas, que posibilitan el predominio de una u otra corriente paradigmática en un momento histórico dado de la Salud Pública, ofrecería elementos de análisis que contribuirían no sólo a la profundización de la discusión acerca de la Salud Pública como disciplina científica, sino también en su práctica científica, para un mejor abordaje e intervención de sus problemáticas actuales, relacionadas con la globalización y la inequidad, ya previamente planteadas. Para tal fin, lograr realizar investigaciones en torno a la Salud Pública como disciplina científica, utilizando el método arqueológico permitiría historizar las condiciones de posibilidad para el predominio de una u otra corriente paradigmática. A la par, clarificar como la Salud Pública se ha ido constituyendo en una disciplina científica y en cuáles son sus posibilidades de aportar para la solución de las problemáticas de la Salud Pública como campo de acción. Un primer camino para lograrlo, que supera los alcances de este artículo y que debería ser discutido en la cátedra de la Historia de la Salud Pública, sería inicialmente y siguiendo a Michel Serres descubrir los nodos principales de intercambio, los lugares comunes de convergencia y bifurcación, en el desarrollo histórico de la Salud Pública, en los cuales se plantean las problemáticas, los debates y la toma de decisiones. Definidos estos nodos, un segundo camino, el análisis arqueológico de los mismos sería el camino a seguir. Tarea ingente, porque implicaría inicialmente y de manera previa, al menos en el medio académico la profundización en el análisis historiográfico de la Salud Pública y la discusión epistemológica en la misma, de sus criterios de verdad. Es de anotar que en Colombia, aunque se ha avanzado considerablemente en los estudios de una historia de la salud, ― 83 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas diferenciada de la tradicional y nueva historia de la medicina, no se ha alcanzado aun una síntesis histórica que permita el reconocimiento y la comprensión de los procesos constitutivos de la Salud Pública, como disciplina científica en sus aspectos teóricos y prácticos. ― 84 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo: una mirada a la trayectoria de la asistencia y la Reforma Psiquiátrica desde el Estado de Paraná 1 Yonissa Marmitt Wadi Discusión La investigación historiográfica brasileña se ha dedicado a las problemáticas del tiempo presente o a la historia contemporánea2, en una temporalidad en la que vive el propio historiador, comprometido con un complejo tema de investigación: la historia Este estudio presenta discusiones vinculadas al proyecto de investigación “Asistencia psiquiátrica en el Estado del PR: mapeamiento y análisis histórico de las instituciones, de la legislación y de las principales políticas públicas” y fue realizado con el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico —CNPq y de la Fundación Araucaria de Investigación (PR)—. Una versión en portugués fue publicada en: WADI, Y. M. Uma história da loucura no tempo presente: os caminhos da assistência e da Reforma Psiquiátrica no Estado do Paraná. Tempo e Argumento, Florianópolis, 2009, vol. 1, nº 1, p. 68-98. (las formas de citación conservan el orden sugerido por la autora N.E.) Luisa Paserini, citando François Bédarida, afirma que “la palabra ‘contemporáneo’ debe ser reservada para el tiempo en que se vive”. Esta afirmación de Paserini puede ser comprendida como el tiempo en que vive el historiador o, y también, como el tiempo en que éste vivencia determinados acontecimientos. Por eso, estoy nombrando como “historia del presente o historia contemporánea de la locura” lo relativo al Proceso de Reforma Psiquiátrica en Brasil, cuyo inicio es comúnmente situado entre 1978 y 1980, siendo que el proceso continúa hasta hoy día. Paserini, L. (2000), A “lacuna” do presente. Em Ferreira, M. M.; Amado, J. (comp.). Usos & abusos da história oral, 3ª ed., Rio de Janeiro, FGV Editora, 2000, p. 211-214. 1 2 ― 85 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de la locura3 y sus correlatos como la asistencia, las instituciones que le dan soporte, los saberes y las prácticas. Esta temporalidad común en nuestras historias de la locura —respetándose las diferencias de los procesos en las unidades federativas—, visible en la producción historiográfica, se sitúa entre mediados del siglo XIX y la década de treinta del siglo XX4. Las problemáticas más comunes, entre otras relacionadas, son: la constitución de un aparato de asistencia a la locura, con la construcción de instituciones; las luchas y embates en torno de la medicalización de las mismas y el establecimiento del poder médico sobre ellas; además de los estudios sobre la formación de un saber especializado, la psiquiatría5. Tomando como referencia 3 Se nombra en este trabajo como “historia de la locura”, un conjunto de discusiones e investigaciones que tienen como tema central la locura, en temporalidades y especialidades diversas, desde perspectivas teóricas y metodológicas también diversas que, alrededor de este eje, se desdobla en problemáticas diferenciadas como la del propio concepto de locura, de la asistencia o atención, de los saberes y poderes, de los dispositivos disciplinares, de las experiencias, de los sujetos, entre tantas otras posibles. Sobre La historia de la locura ver: Foucault, M., Doença mental e Psicologia, Rio de Janeiro, Tempo Brasileiro, 1975; Foucault, M., História da loucura na idade clássica, 2ª ed., São Paulo, Perspectiva, 1989; Foucault, M., Problematização do sujeito: psicologia, psiquiatria e psicanálise, Rio de Janeiro, Forense Universitária, 1999; Foucault, M., Os Anormais: Curso do Collège de France (1974-1975), São Paulo, Martins Fontes, 2001; Machado, R. et al., Danação da norma: medicina social e constituição da psiquiatria no Brasil, Rio de Janeiro, Graal, 1978; Porter, R., Uma história social da loucura, Rio de Janeiro, Zahar, 1991; Pereira, J. F., O que é loucura, São Paulo, Brasiliense, 1993; Pessotti, I., A loucura e as épocas, 2ª ed., Rio de Janeiro, Editora 34, (1995), entre otros autores. 4 Cf. Venâncio, A.T.A; Cassilia, J.A.P., A doença mental como tema: uma análise dos estudos no Brasil, Espaço Plural, 2010, p. 22, 24-34. 5 Algunos trabajos importantes que estudiaran el tema en la temporalidad indicada son: Machado (1978); Costa, J. F. (1981), História da Psiquiatria no Brasil: um corte ideológico, Rio de Janeiro, Campus; Cunha, M. C. P. (1986), O espelho do mundo: Juquery, a história de um asilo, Rio de Janeiro, Paz e Terra; Cunha, M.C.P. (1989), Loucura, gênero feminino: as mulheres do Juquery na São Paulo do início do século XX, Revista Brasileira de História, São Paulo, 9(18), 121-144; Engel, M. (2001), Os delírios da razão: médicos, loucos e hospícios (Rio de Janeiro, 1830-1930), Rio de Janeiro, Ed. ― 86 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo esta misma temporalidad, más recientemente algunos estudios promovieron discusiones acerca de las experiencias de la locura considerando el punto de vista de los sujetos tenidos como locos6. Se puede afirmar también que sobre historia de la locura son muy pocos los textos de reciente publicación, producidos por historiadores de profesión7. Tales reflexiones son mayoritariamente Fiocruz; Wadi, Y. M. (2002a), Palácio para guardar doidos: uma história das lutas pela construção do hospital de alienados e da psiquiatria no Rio Grande do Sul, Porto Alegre, UFRGS; Portocarrero, V. (2002), Arquivos da loucura: Juliano Moreira e a descontinuidade histórica da psiquiatria, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz; Venâncio, A.T.A. (2003), Ciência psiquiátrica e política assistencial: a criação do Instituto de Psiquiatria da Universidade do Brasil, História, Ciências, Saúde —Manguinhos, 10 (3), 883-900; Santos, N. M.W. (2005a), Histórias de sensibilidades: espaços e narrativas da loucura em três tempos– Brasil 1905, 1920, 1937, (Tesis de Doctorado), Porto Alegre, Programa de Posgrado en História, Universidad Federal del Rio Grande do Sul; ODA, A.M.G., Dalgalarrondo, P. (2005), História das primeiras instituições para alienados no Brasil, História, Ciências, Saúde —Manguinhos, 12 (3), 983-1010; Ouyama, M. (2006), Uma máquina de curar: o hospício Nossa Senhora da Luz em Curitiba e a formação da tecnologia asilar (final do século XIX e início do século XX), (Tesis de Doctorado), Curitiba, Programa de Posgrado en Historia, Universidad Federal del Paraná. 6 Cf. Wadi, Y.M. (2002b), Louca pela vida: a história de Pierina, (Tesis de Doctorado), São Paulo, Programa de Estudios Posgraduados en História, Pontificia Universidad Católica de São Paulo; Santos, N.M.W. (2005b), Histórias de vidas ausentes: a tênue fronteira entre a saúde e a doença mental, Passo Fundo, Editora da UPF; Borges, V.T. (2006), Loucos (nem sempre) mansos da estância: controle e resistência no quotidiano do Centro Agrícola de Reabilitação (Viamão/RS, 1972-1982), (Disertación de Maestría), Porto Alegre, Programa de Posgrado en Historia, Universidad Federal do Rio Grande do Sul. 7 Recientemente en los programas de postgrado en Historia han surgido algunos estudios cuyo recorte temporal llega hasta el tiempo más reciente. Vea, por ejemplo, los trabajos de Pombo, R.M.R. (2007), A nova política de saúde mental: entre o precipício e paredes sem muros (Uberlândia 19842006), (Disertación de Maestría), Uberlândia, Programa de Posgrado en História, Universidad Federal de Uberlândia; Campos P.F. de S. (2004), Os enfermos da razão: cidade planejada, exclusão e doença mental (Maringá, 1960-1980), São Paulo, Annablume; Fapesp; Diaz, F.S. (2008), Os Movimentos Sociais na Reforma Psiquiátrica: O “Novo” na História da Psiquiatria do Brasil ((Tesis de Doctorado), Rio de Janeiro, Programa ― 87 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas producidas por sociólogos, antropólogos y profesionales de las diversas ciencias psi (psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas), o aún por profesionales del campo de la enfermería o del servicio social8. La escasez de estudios situados en una temporalidad que se llama presente, en el terreno de la disciplina histórica, quizá se deba a cierta desconfianza por parte de los historiadores frente a la historia reciente, desconfianza que nace en el siglo XIX juntamente con la institucionalización de la Historia como disciplina universitaria9. A pesar de los constantes movimientos en el terreno de Posgrado en Historia de las Ciencias y de la Saúde, COC / Fiocruz; Cassilia, J.A.P., 2011, Doença mental e Estado Novo: a loucura de um tempo, Rio de Janeiro, Programa de Posgrado en Historia de las Ciencias y de la Saúde, COC / Fiocruz; Araújo, F.A. de., 2011, “A loucura encontra seu lugar”: um estudo sobre o processo de constituição da assistência psiquiátrica no Hospital Filadélfia de Marechal Cândido Rondon/PR, (Disertación de Maestría), Marechal Cândido Rondon, Programa de Posgrado en Historia, Universidad Estadual del Oeste del Paraná. 8 Un ejemplo es la producción abundante del psiquiatra Paulo Amarante, cf., entre otros, los libros: Amarante, P. (comp.), Psiquiatria social e Reforma Psiquiátrica, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz, 1994; Amarante, P., 1996, O homem e a serpente: outras histórias para a loucura e a psiquiatria, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz; Amarante, P., 1998, Loucos pela vida: a trajetória da Reforma Psiquiátrica no Brasil, 2ª. ed., Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz; Amarante, P. (comp.), 2000, Ensaios: subjetividade, saúde mental, sociedade, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz; Amarante, P., 2007, Saúde mental e atenção psicossocial, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz. 9 Según Ferreira, los primordios de la desconfianza de los historiadores con relación a la historia del tiempo presente, puede ser situado en el siglo XIX con el “...triunfo de una determinada definición de la historia, a partir de la institucionalización de la propia historia como disciplina universitaria. Esa definición, fundada sobre una ruptura entre el pasado y el presente, atribuía a la historia la interpretación del pasado y sustentaba que sólo los individuos poseedores de una formación especializada podrían ejecutar correctamente esta tarea. ”En esta perspectiva —de los llamados, ‘historiadores metódicos’— una condición fundamental para la construcción de una historia científica sería la visión retrospectiva, pues sólo así, sería posible la objetividad. Tal posición fue objeto de críticas por parte de sociólogos, especialmente los relacionados con Émile Durkheim, que afirmaban no haber garantía de objetividad histórica por el simple regreso en el tiempo, en la medida en que todo historiar sería “tributario ― 88 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo de la disciplina histórica del siglo XIX al siglo XX, con la ampliación de su abanico de temas, objetos, abordajes, problemas, conceptosllave, en fin, ampliación y modificación de sus dominios, no hubo alteración significativa en el énfasis dado a la visión retrospectiva como la temporalidad por excelencia de los estudios históricos10. Recientemente, desde la década de los ochenta, entre otras importantes transformaciones en el campo de la investigación histórica —valoración positiva del análisis cualitativo, de los estudios de lo cotidiano y de las experiencias individuales y singulares, bien como nuevo impulso a la historia cultural y al estudio de realidades políticas—, el estudio de lo contemporáneo fue reincorporado11. Superadas las dificultades en la consideración de lo contemporáneo o del tiempo presente, como objetos posibles de investigación histórica no se superaron, sin embargo, los problemas. Como afirma Bédarida, la historia del tiempo presente, de su tiempo”. Ferreira, M. de M., Historia, tempo presente e historia oral, Topói 5, Rio de Janeiro, 2002, pp. 314-315, p. 317. Un buen ejemplo es lo que ocurrió en el movimiento de transformación de la historia deflagrado por la fundación de la revista francesa Annales, en Francia en 1929 —y por una nueva generación de historiadores agregados en torno de aquélla que se volvió conocida como la Escuela de los Anales (École des Annales)—, cuando los análisis económicos y sociales ganaron destaque en detrimento de lo político; el estudio de las estructuras de larga duración y no más de las coyunturas; de los comportamientos colectivos y no de las iniciativas individuales, pero se mantuvo la centralidad de los estudios sobre los períodos antiguo y medieval de la historia. Para Ferreira (2002, p. 318-9): “El siglo XX recibió el estigma de objeto de estudio problemático, y la legitimidad de su abordaje por la historia fue constantemente cuestionada. La imposibilidad de regreso en el tiempo, aliada a la dificultad de apreciar la importancia y la dimensión de largo plazo de los fenómenos, bien como el riesgo y caer en el puro relato periodístico, fueron una vez más colocados como obstáculos para la historia del siglo XX (...). El contemporáneo podía ser materia de las Ciencias Sociales en general, pero no de la historia. Con eso, la historia se volvió una historia sin historiadores.” Ferreira, 2002. 10 11 ― 89 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas ... más que cualquier otra, es por naturaleza una historia inacabada: una historia en constante movimiento, reflejando las conmociones que ocurren delante de nosotros, siendo por lo tanto objeto de una renovación sin fin12. Consciente de los problemas citados, esta breve introducción tiene en cierta forma, el propósito de justificar la importancia de ampliar el horizonte historiográfico cuando el tema/objeto/ problema es la historia de la locura. Como se dijo anteriormente, son escasos los estudios sobre la historia reciente de la locura y de sus correlatos como la asistencia, las instituciones, los saberes y las prácticas. Cuando se enfatiza en la historia de la asistencia psiquiátrica en Brasil, las reflexiones provenientes de diferentes áreas del conocimiento, remiten a las características de la llamada Reforma Psiquiátrica, buscando establecer una genealogía de la transformación de la asistencia y su aparato institucional, enfatizando la acción de determinados sujetos, movimientos y sectores (público, privado, filantrópico...) involucrados13. Sin embargo, no existen estudios, especialmente estudios historiográficos, que discutan las especificidades del movimiento en todas las unidades de la federación. Considerando la premisa que la historia reciente de la locura en Brasil —o por lo menos la parte que se refiere a la asistencia— se inicia con el movimiento de la Reforma Psiquiátrica, constituye el objetivo principal del texto historiar las características de este proceso en una de sus unidades político administrativas, el Estado de Paraná. Por tanto, se contextualiza inicialmente el proceso de reforma en ámbito nacional y luego se reconstituyen algunos aspectos relevantes en la trayectoria de la asistencia 12 Bédarida, F., Tempo presente e presença da história, en Ferreira, M. de M.; Amado, J., Usos & abusos da história oral, 3ª ed., Rio de Janeiro, FGV Editora, 2000, p. 219-229. 13 En el próximo tópico se discute con más atención la concepción teórica y las acciones relacionadas con la Reforma Psiquiátrica. ― 90 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo psiquiátrica en Paraná, para lograr una cabal comprensión del referido movimiento de reforma. Es importante llamar la atención para una última cuestión antes de profundizar en el texto. La historia que se cuenta, como toda historia —especialmente aquélla que se aventura en el tiempo reciente— es una historia inacabada, en constante movimiento. Por eso, quien se propone a contarla es “[...] contemporáneo de su objeto y, por lo tanto, comparte con aquéllos cuya historia él narra, las mismas categorías esenciales, las mismas referencias fundamentales”14 y, sin duda, comparte las mismas inquietudes sobre los desdoblamientos futuros de ese presente narrado. En este sentido, el texto que aquí se presenta —cuyo tono es el de la descripción— tiene, ante todo, la intención de incitar a la reflexión, ponernos a pensar sobre los elementos de una trama que, en Paraná como en otros lugares del Brasil —pero no necesariamente de la misma forma—, se desdobló en el movimiento contemporáneo de la Reforma Psiquiátrica. Tal vez sea imposible, en este momento, una comprensión los juegos de verdad15 presentes en esta trayectoria, entendiendo los cambios 14 Chartier, R. A visão do historiador modernista, en Ferreira, M. de M.; Amado, J., Usos & abusos da história oral, 3ª ed. Rio de Janeiro, FGV Editora, 2000, p. 215-218, p. 216. Pienso, que tanto la historiadora que propone reflexionar sobre la historia, como otros sujetos involucrados con ella (formuladores y gestores de políticas, médicos, psicólogos, usuarios del sistema de salud, familiares, en fin diversas personas involucradas en el campo de la salud mental...) hablan hoy de un lugar próximo, el del movimiento de la Reforma Psiquiátrica, sea cual sea la posición que tomen (a favor o en contra, con críticas o no...) con relación a éste. Wellausen discutiendo la noción de “juego de verdad” en Foucault afirma que: “Para Foucault, el juego es el conjunto de reglas de producción de la verdad; no se trata de un juego en el sentido de imitar, debatir o hacer reír; es un conjunto de procedimientos que conducen a un cierto resultado, que puede ser considerado en función de sus principios y de sus reglas de acción, como válidas o no, vencedoras o no (...). En los juegos de verdad, la verdad es lo que se dice a partir del poder de decirlo: sea en el discurso científico, envolviendo las instituciones, que liberan el poder que sostiene ese decir; sea en la parrhésia, en el coraje del decir-verdadero de aquél que asume el riesgo peligroso e inherente a ese acto de franqueza, haciendo 15 ― 91 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas registrados, como Reforma Psiquiátrica como un producto de estos juegos. Pero quizá, se consiga empezar a imaginar a dónde dichos juegos puedan conducir. La Reforma Psiquiátrica brasileña: una historia reciente de la asistencia a la locura16 Según Tenorio, las expresiones reforma y psiquiatría, no son una conceptual del tiempo presente para esbozar una intención completamente nueva. Al contrario, la intención reformadora fue una marca de la configuración de la psiquiatría como un saber en el siglo XIX —consagrada en el gesto mítico de Pinel libertando los locos de las corrientes en Bicêtre—, que fue manteniéndose y reactualizándose como marco distintivo del saber siquiátrico hasta hoy17. Lo que cambió drásticamente fue la inflexión que esta relación tuvo posteriormente. En el caso brasileño se pasó, inicialmente, de una crítica a la situación en la que vivían los locos antes de la fundación de los primeros hospicios en el siglo XIX, hacia una crítica del escaso poder médico sobre las instituciones destinadas a abrigar los locos (ausencia de medicalización) y a la reivindicación de la necesidad de nuevas instituciones (como las colonias agrícolas) para cuidarlos, controlarlos y curarlos. A partir de la segunda mitad de la década de los setenta, se estableció una crítica que puso en jaque, inicialmente, los surgir la libertad, que es la virtud ética por excelencia”. Wellausen, S. (1996), Foucault, Michel, parrhésia e cinismo, Tempo Social Revista de Sociologia da USP, 8 (1), pp. 113-125, p. 114 y p. 121. Este tópico no pretende agotar la discusión, apenas presentar algunos estudios significativos que permiten comprender cómo se estructuró el movimiento de la Reforma Psiquiátrica brasileña. Tenorio, F., A Reforma Psiquiátrica brasileira, da década de 1980 aos dias atuais: história e conceitos, História, Ciências, Saúde, Manguinhos, 2002, 9(1), pp. 25-29. Para la profundización de la discusión sobre el nacimiento de la psiquiatría como saber, véase Foucault, 1989. 16 17 ― 92 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo excesos, los abusos y los desvíos del sistema asilar comandado por la psiquiatría, apuntando a la ineficiencia de la asistencia y el carácter privatista de la misma, pero sin cuestionar la superioridad de la internación en grandes hospitales psiquiátricos y el propio saber psiquiátrico. La década de los ochenta planteó un cuestionamiento de los propios presupuestos del hospital psiquiátrico, como de un lugar por excelencia para tratar los locos, y del saber psiquiátrico, como el legítimo enunciador de la verdad de la locura, reivindicando el rescate de la ciudadanía de las personas tenidas como locas18. Para Tenorio, la “reforma psiquiatrica brasileña tuvo como marca distintiva y fundamental el reclame de la ciudadanía del loco”19. La crítica denunció la insuficiencia de las reformas y macrorreformas del sistema de salud, y señaló que era preciso “desconstruir en el cotidiano de las instituciones y de la sociedad, las formas arraigadas de manejar la locura”20. Esto fortaleció el movimiento con un sentido nuevo: la lucha por la desinstitucionalización de la Reforma Psiquiátrica, por una sociedad sin manicomios. En este momento, surgieron protagonistas nuevos —los usuarios y sus familiares, además de sus cuidadores (psiquiatras, psicólogos, enfermeros, etc.) que ampliaron el movimiento— hacia nociones teoréticas nuevas, exigencias políticas, administrativas y técnicas también nuevas. Aún en la perspectiva de la ampliación del objetivo del movimiento, es instituido el día 18 de mayo como Día Nacional de la Lucha Antimanicomial esperando potenciar el poder de aglutinación de mayores grupos de la sociedad en torno a esta causa. Finalmente, la propia cuestión de las estructuras de cuidado gana otro abordaje: 18 Tenorio (2002) y Resende, H. (1992), Política de saúde mental no Brasil. En: Tundis, S. A.; Costa, N. do R. (comp.), Cidadania e loucura: políticas de saúde mental no Brasil, 3ª ed., Petrópolis, Vozes, pp. 15-73; Amarante (1998). Tenorio, 2002, p. 27. Ibid., p. 35. 19 20 ― 93 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas no se trata de perfeccionar las estructuras tradicionales (ambulatorio y hospital de internación), sino de inventar nuevos dispositivos y nuevas tecnologías de cuidado, lo que exigirá discutir la clínica psiquiátrica en sus bases. Sustituir una psiquiatría centrada en el hospital por una psiquiatría sostenida en dispositivos diversificados, abiertos y de naturaleza comunitaria o territorial, ésta es la tarea de la Reforma Psiquiátrica21. Considerando el camino recorrido por la crítica y en consonancia con la producción teórica sobre el campo psiquiátrico, fue posible “demarcar en una definición mínima lo que es la Reforma Psiquiátrica brasileña”, afirma Tenorio22. A partir de la investigación realizada por la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP/FIOCRUZ), Amarante indicó que la Reforma Psiquiátrica, es “un proceso histórico de formulación crítica y práctica, que tiene como objetivos y estrategias el cuestionamiento y elaboración de propuestas de transformación del modelo clásico y del paradigma de la psiquiatría”23. En Brasil, como se ve, el movimiento tuvo como fundamentos “una crítica coyuntural al subsistema nacional de salud mental, pero también —y principalmente— una crítica estructural al saber y a las instituciones psiquiátricas clásicas, dentro de todo 21 22 23 Tenorio, 2002, p. 35. Ibid. Amarante, 1998, p. 87. En el prefacio del referido libro, Costa explicita lo que se puede entender como modelo clásico y paradigma psiquiátrico: aquél que “restringe el espacio de la atención a la salud [y la salud mental] a su naturaleza biológica u organicista (la enfermedad se vuelve simplemente una manifestación de desequilibrio entre estructuras y funciones); centra las estrategias terapéuticas en el individuo, extraído del contexto familiar y social; incentiva la especialización de la profesión médica, minimizando la importancia de la complejidad del sujeto para el diagnóstico clínico; fortalece la tecnificación del acto médico y estructuración de la ingeniería biomédica; consolida el curativismo, por prestigiar el aspecto fisiopatológico de la enfermedad en detrimento de la causa”. Costa, N. do R. (1998), Prefácio à segunda edição: Cidadania, singularidade e inovação. En: Amarante (1998), p.11. ― 94 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo el movimiento político-social que caracteriza la coyuntura de redemocratización”24. La propia noción de movimiento es importante para diferentes sujetos que participaron, y siguen participando, de formas diferenciadas de la Reforma Psiquiátrica brasileña. En primer lugar, porque no se trata apenas de un acontecimiento, de algo que resulta de golpe, sino de un conjunto de acontecimientos que, ampliados y desplegados en otros, modelaron cambios y, hoy día, sostienen discursos y prácticas nuevas con relación a la locura y a los locos. Tal vez sea también en razón de la indeterminación, de la imprevisibilidad de los acontecimientos que ocurrieron y que configuran un escenario contemporáneo, que Amarante identifique la Reforma como un proceso. Por otro lado, la creciente fuerza del movimiento antimanicomial resultó en el Proyecto de Ley 3657, de 1989, del entonces Diputado Federal Paulo Delgado (PT/MG), disponiendo “sobre la extinción progresiva de los manicomios y su sustitución por otros recursos asistenciales y reglamentaba la internación psiquiátrica compulsoria”. El proyecto proponía la no construcción o contratación de nuevos hospitales psiquiátricos por el poder público, considerando tales hospitales como no productores de salud, sino generadores de enfermedad, por tanto inadecuados a la rehabilitación humana; preveía el destino de los recursos públicos para la creación de recursos no manicomiales de asistencia; y aun, la emisión de parecer por autoridades judiciarias sobre la legalidad de la internación compulsoria de alguien, que le debía ser comunicada siempre que ocurriese25. El proyecto propuesto por Paulo Delgado se convirtió a la Ley 10216, aprobada solamente el 06 de abril de 2001, pero con diversas modificaciones introducidas a partir de un polémico debate en el Senado y en la Cámara de los Diputados. El texto Amarante, 1998, p. 87. Brasil. Câmara dos deputados (1998). PL-3657/1989. Disponible en http:// www.2.camara. gov.br/proposições, acesso em 22/09/2008 24 25 ― 95 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas final de la ley tuvo como base el proyecto original de Delgado y un proyecto sustitutivo del senador Sebastião Rocha, además de otras proposiciones favorables y desfavorables incluidas por otros senadores, tratando fundamentalmente de los derechos de los enfermos mentales y de una reorientación del modelo asistencial, sin excluir los hospitales psiquiátricos26. Así mismo, sin aprobar la extinción de los manicomios, la ley se considera progresista, pues “revocó la arcaica legislación de 1934, que aún estaba en vigor, y significó un avance considerable en el modelo asistencial”27. Según diferentes autores28, el debate en torno al proyecto de ley de Delgado, además de impulsar una discusión sin precedentes sobre el tema en el país, suscitó antes de la aprobación de la ley, importantes cambios en el campo legal. Varias iniciativas ministeriales que buscaban “reglamentar las acciones en el ámbito nacional”29 fueron aprobadas, incidiendo en el control de los hospitales psiquiátricos en funcionamiento (encerramiento o readecuación en razón del no cumplimento de las condiciones mínimas establecidas por el Ministerio de la Salud); el incentivo a la creación de dispositivos nuevos, “teniendo un servicio, el Centro de Atención Psicosocial, como paradigma para el cambio de modelo asistencial”30; además de esto, la proposición de una política sistemática de financiación pública. También en este momento, durante el largo proceso de aprobación de la ley federal, el Distrito Federal, siete estados 26 Amarante, 2007, p. 70. Tenorio, 2002; Amarante (2007); Yasui, S. (2004), De movimento social a política pública: conquistas e riscos da Reforma Psiquiátrica, Jornal Brasileiro de História da Medicina, 7 (1), p.73; YASUI, S. (2010), Rupturas e encontros: desafios da Reforma Psiquiátrica brasileira, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz. Yasui (2004), p. 73. 27 28 29 Brasil. Ministério da Saúde (2004), Legislação em saúde mental 1990-2004. 5ª ed. ampl. Brasília: Ministério da Saúde, p. 20. También disponible en http://portal.saude.gov.br/portal/arquivos/pdf/legislacao _1990_2004.pdf Ibid. 30 ― 96 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo (Rio Grande do Sul, Ceará, Pernambuco, Rio Grande do Norte, Minas Gerais, Espírito Santo y Paraná) y diversos municipios aprobaron leyes de reforma, haciendo avanzar el proceso. Así, gradualmente el reivindicado “proceso de transformación se incorporó al aparato del Estado transformándose en la Política Nacional de Salud Mental”31. Ya en 1995, Venturini afirmaba que “algunas de las iniciativas ya ‘históricas’ de muchos estados y ciudades brasileñas pueden ser consideradas experiencias consolidadas [...]”. Así, a pesar de grandes dificultades estructurales, muchos hospitales psiquiátricos sufrieron grandes transformaciones, surgieron hospitales-día, Centros y Núcleos de Atención Psicosocial (CAPS y NAPS), en los contextos más diversos y en todas las regiones del país. Para el autor, lo que ocurría era “el nacimiento de experiencias innovadoras en el interior; experiencias nuevas, pero ya extraordinariamente ricas y complejas”32. Estas experiencias tomaron cuerpo y pueden ser sintetizadas de la siguiente forma: Son muchas las estrategias y dispositivos que vienen contribuyendo para la configuración del nuevo cuadro: las leyes estatales de Reforma Psiquiátrica y la Ley 10216/01; la importante actuación del Ministerio Público; la participación y el control social en las políticas de salud mental y atención psicosocial; la participación política de los movimientos en pro de la Reforma Psiquiátrica; la crítica permanente y consistente de la violencia y de la segregación producidas por el hospital psiquiátrico y por la medicalización; la reducción de más de cuarenta mil camas en hospitales, con la construcción simultánea de servicios de atención psicosocial, de estrategias de viviendas, de centros de convivencia, cooperativas y empresas sociales; el Programa de Vuelta a Casa; los proyectos de inclusión por el trabajo; las iniciativas culturales; la Estrategia Salud de la Familia33. Yasui, 2004, p. 73. Venturini, E. (1995), Prefácio à primeira edição, en Amarante (1998), p. 14. Amarante, 2007, p. 103. 31 32 33 ― 97 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Sin embargo, se percibe con claridad que los cambios en la legislación y en el formato institucional o nuevos equipos, no significaron necesariamente una adhesión irrestricta, total o completa a esta nueva lógica o a las nuevas concepciones sobre la institucionalización. Parece imposible regresar a un pasado donde el paradigma era el manicomial, o sea, el gran hospital como el instrumento preferencial de ejercicio del saber psiquiátrico e instrumento de cuidado, control y cura de los tenidos como locos. Todavía no es claro el punto de culminación del proceso como un todo. Estudios diversos34 han indicado que, al lado de los nuevos equipos o servicios, persiste el hospital psiquiátrico, más o menos modernizado, con un número reducido de camas. Será posible entonces aceptar lo que decía Venturini hace más de una década, que “¿hay el riesgo, de que el hospital psiquiátrico [...] continúe desplegando su papel insubstituible de salvaguarda para el control de la peligrosidad y de la cronicidad psiquiátrica?”. O de que “¿existe, aún, el riesgo de que la ausencia de afirmación del nuevo modelo de los servicios engendre un sentimiento de incertidumbre en los operadores?”35. Seguramente no, pues asistimos contemporáneamente a la diseminación del nuevo modelo asistencial, llamado hoy modelo de atención psicosocial como vimos anteriormente. Este modelo traspasa incluso el universo psiquiátrico. Sin embargo, como decía Tenorio en 2002 —lo que sigue siendo válido ahora, considerando algunas diferencias—, “la atención psicosocial comunitaria todavía no es ni de lejos la realidad hegemónica de la red”36. Otro problema, apuntado por Luzio en un estudio reciente sobre la atención social en municipios pequeños del Estado de São Paulo, Amarante (1994, 1996, 1998, 2000, 2007); Tundis y Costa (1992); Paulin, L. F., Turato, E. R. (2004), Antecedentes da Reforma Psiquiátrica do Brasil, História, Ciências, Saúde, Manguinhos, 11(2), p. 241-258; Yasui (2004, 2010), Tenório (2002). Venturini, 1995, p. 14. Tenório, 2002, p. 54. 34 35 36 ― 98 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo y que podemos generalizar —quizá para todo el Brasil— muestra que la concepción predominante de enfermedad/salud mental, entre los diferentes segmentos sociales envueltos en el área de la salud mental, sigue en línea con el modelo manicomial, a pesar de su conocimiento de los principios de la Reforma Psiquiátrica37. Además, aún se siente —incluso con los innegables avances emprendidos por investigadores e inclusive por parte de entidades públicas—, algo que reclamaba Resende, en un texto de hace más de una década, sobre la ausencia de informaciones elementales como: “[...] características de la clientela de nuestros hospitales y ambulatorios y su variación a través de los tiempos (suponiendo que haya habido), sus modos de entrada en el sistema, o aún, indicadores poco confiables de la eficiencia de los diversos tratamientos y estrategias de intervención de los cuales se sirvió la psiquiatría a lo largo de su historia”38. Es perceptible también que los datos e informaciones, pero especialmente las investigaciones sobre la asistencia psiquiátrica a lo largo del tiempo, en diferentes regiones brasileñas, no tienen la misma densidad39. Hoy se vive en Brasil una época de intensas transformaciones en el escenario de la asistencia psiquiátrica o de la atención psicosocial brasileña, conviviendo con diferentes instituciones y prácticas terapéuticas y asistenciales, muchas de las cuales originadas hace mucho tiempo, sufrieron transformaciones, pero 37 Resende (1992), p.17. La escasez de informaciones y reflexión es particularmente visible cuando se piensa en la historia de la asistencia psiquiátrica en el Estado de Paraná, que se restringe a las informaciones disponibles en los órganos oficiales o a pocos trabajos académicos sobre la temática, todavía más restrictos en el campo de los estudios historiográficos. En una búsqueda aún preliminar localicé, en un conjunto de disertaciones y tesis sobre la temática –algunas ya publicadas en el formato de libro–, producidas en diferentes campos disciplinar, apenas tres trabajos de historiadores: Campos (2004), Ouyama (2006) y Araújo (2011). 38 39 Luzio, C. A. (2004), A atenção em saúde mental em municípios de pequeno porte, Jornal Brasileiro de História da Medicina, 7(1), p.70. ― 99 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas mantienen resquicios de las formas tradicionales de asistencia. Esto ocurre a pesar de los cambios reivindicados, de las acciones emprendidas y de un aparato legal nuevo que demuestran, por otro lado, el avance innegable de la Reforma Psiquiátrica brasileña. La historia contemporánea de la asistencia psiquiátrica en Paraná La asistencia psiquiátrica en el Estado de Paraná, desde sus comienzos, en el inicio del siglo XX hasta la década de los ochenta, fue marcada por los compases y descompases del proceso más amplio de institucionalización de la locura en Brasil, referenciada en grande parte por el paradigma manicomial, bien como por una legislación pertinente, como ocurrió en considerable parte de nuestro país. Los cambios en el escenario, en que la asistencia psiquiátrica se hacía especialmente en los grandes manicomios, ganan visibilidad desde el final de la década de los ochenta, a través de movimientos coetáneos a los que ocurren en otros estados de la federación y que serán conocidos como el Movimiento de Reforma Psiquiátrica. A partir de la década de los noventa ocurren los avances más sensibles con la aprobación de la Ley Estatal 11189/95 —la ley de Reforma Psiquiátrica de Paraná—, la elaboración de una Política de Salud Mental, la constitución de la Comisión Estatal de Salud Mental, entre otras iniciativas que ganan peso en este inicio del siglo XXI. Algunas notas sobre la asistencia psiquiátrica en Paraná: desde sus comienzos hasta el inicio de la Reforma Psiquiátrica En el Estado de Paraná, la emergencia de una asistencia a los tenidos como locos, con la inauguración del hospital ― 100 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo psiquiátrico —el antiguo manicomio—, a principios del siglo XX, se caracterizó por una gradual ocupación y transformación por parte de los profesionales de la medicina. Estos profesionales no necesariamente formados en Psiquiatría —una especialidad en constitución—, se hicieron alienistas en la práctica del trato con la locura, en el seguimiento de una carrera médica. El primer hospital psiquiátrico paranaense fue el Hospicio Nossa Senhora da Luz, inaugurado el 25 de enero de 1903, en la ciudad de Curitiba, capital del Estado de Paraná, y vinculado a la Santa Casa de Misericordia40. Al contrario de otras instituciones congéneres, también ubicadas en el interior de las Santas Casas de Misericordia (como el Hospicio São Pedro, de Porto Alegre)41, que se separaron de éstas, pasados algunos años, volviéndose hospitales públicos bajo la responsabilidad de los gobiernos estatales, el manicomio de Curitiba permaneció ligado, administrativamente, al espacio de la caridad42. Inicialmente, en el Nossa Senhora da Luz no había actuación significativa de los médicos. Solamente a partir de luchas libradas en el interior de la institución y de ésta para el exterior, especialmente contra la tecnología de la caridad y en pro de la instauración de una tecnología alienista, los médicos consiguieron afirmarse como los verdaderos enunciadores de la locura, traducida en enfermedad mental43. El movimiento ocurrido en el manicomio de Curitiba fue semejante al ocurrido en el Hospicio Pedro II —el primer manicomio brasileño situado en la ciudad de Rio de Janeiro— y al de otras instituciones Ouyama, 2006. Los argumentos sobre la necesidad de construcción de un manicomio en Curitiba, separado del hospital de caridad, en pro del tratamiento correcto a los alienados, fueron semejantes a los enunciados en Porto Alegre (como en otros estados de la federación) también en este sentido. Sobre el manicomio de Porto Alegre, véase a Wadi (2002) y sobre la misma discusión relativa al manicomio de Curitiba, véase a Ouyama (2006). Actualmente se vincula a la Pontificia Universidad Católica de Paraná. Ouyama (2006). 40 41 42 43 ― 101 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas diseminadas por Brasil, cuando “con algún costo, los médicos consiguieron desplazar las poderosas administraciones heredadas de las Santas Casas, bien como a órdenes religiosas que prestaban servicios en esos locales, y los hospicios se fueron transformando, gradualmente, en establecimientos médicos”44. Durante cerca de cuarenta años, el Hospicio Nossa Senhora da Luz, actualmente denominado Hospital Nossa Senhora da Luz, fue el único hospital psiquiátrico de Paraná y autoridad en la asistencia psiquiátrica durante más de cuarenta años45. Apenas el 31 de marzo de 1945 fue inaugurado el segundo hospital psiquiátrico del Estado, el Sanatorio Bom Retiro, actual Hospital Espirita de Psiquiatria Bom Retiro. Las discusiones para la aprobación de la construcción de un hospital espiritista —donde junto a los preceptos de la ciencia psiquiátrica se desarrollarían las prácticas espiritistas de cuidados— habían comenzado en 1920, en la Federación Espirita de Paraná, pero dificultades de carácter económico paralizaron las obras en 1938, lo que retardó el inicio del funcionamiento del hospital hasta 194546. El tercer hospital psiquiátrico, primer hospital público inaugurado en Paraná, fue el Hospital Colonia Adauto Botelho (HCAB), construido en 1954, y que mantuvo, hasta el inicio de la década de los setenta, un pabellón funcionando como manicomio judiciario. La construcción del hospital-colonia instaló en el Estado de Paraná, una planificación de la asistencia psiquiátrica brasileña, gestada años antes, en 1941, por intermedio del Plan Hospitalario Psiquiátrico. Piccinini, W.J.; Oda, A.M.G.R. (2006). História da psiquiatria: a loucura e os legisladores, Psychiatry one line Brasil, 11(3). Disponible em http://www. polbr.med.br/ano06/wal0306.php, acceso en 06/03/2008. Sobre las prácticas de asistencia en el interior del Manicomio Nossa Senhora da Luz vea a Ouyama (2006). Según las pocas noticias históricas sobre este hospital, hasta el año de 1984, “funcionó de forma clásica con las técnicas y normas de la psiquiatría tradicional”, aliadas al servicio de asistencial espiritual. Cf. SECH, [2000]. 44 45 46 ― 102 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo Este plan fue formulado por el Servicio Nacional de Enfermedades Mentales (SNDEM) creado en el mismo año, a partir de un interrogatorio iniciado en 1937 que autorizaba la revisión de la asistencia psiquiátrica en Brasil. En el “resumen del Estado actual de la asistencia psiquiátrica oficial en los varios Estados de Brasil” constante en el Plan Hospitalario, el Estado de Paraná, a pesar de contar con una estructura pequeña de servicio47, figuraba —juntamente con los estados de Rio Grande do Sul, Pernambuco, São Paulo y Minas Gerais— entre los Estados que “asisten y tratan a sus enfermos con métodos actualizados, hacen la prevención de las psicopatías y realizan servicios sociales”48. En el referido plan, una de las “sugerencias para la acción supletoria de la Unión” era que el Departamento de Asistencia a Psicópatas (DAP), prestase auxilio técnico a los Estados, orientando la elaboración de “plantas de construcción [...] conforme un criterio uniforme, acorde a la técnica asistencial moderna, y a las posibilidades económico-financieras de los Estados auxiliados [...]”. En este sentido, “con respecto a la asistencia hospitalaria propiamente dicha, se estandarizaron las construcciones en el tipo del Hospital-Colonia, modalidad hospitalaria moderna, eficiente y menos cara”49. La idea de adaptar los hospitales públicos, a las modalidades del plan hospitalario de 1941, se consolidó con el Decreto-Ley 8550, del 3 de enero de 1946, que autorizó el SNDM En el “recogido breve [...] en cuanto al problema hospital psiquiátrico, las iniciativas oficiales, locales”, constante en el Plan Hospitalario, la situación de Paraná es descrita como: “En Curitiba está localizado el único establecimiento psiquiátrico del Estado; Pertenece a la Santa Casa de Misericordia y recibe subvenciones del Estado, del Municipio y de la Unión. se denomina ‘Manicomio Nossa Senhora da Luz, y es dirigido por el profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Paraná”. Brasil. Ministério da Educação e Saúde, Departamento Nacional de Saúde (1941), Plano Hospitalar Psiquiátrico. Sugestões para a ação supletiva da União, CPDOC – FGV, Arquivo Gustavo Capanema – GCh 34.08.03 – doc. n.II-14 (Mimeo), p.5 y p. 11. Brasil (1941), p. 13. Brasil (1941), p. 14-5. 47 48 49 ― 103 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas a realizar convenios con gobiernos estatales para la construcción de hospitales psiquiátricos50. Tal planificación se materializó en Paraná como vimos, en 1954 con la inauguración del HCAB. Sin embargo, el referido hospital aceptado como la concreción de una “antigua aspiración paranaense” y un “moderno establecimiento hospitalario psiquiátrico modelo”51, posteriormente este hospital modelo, presentó el clásico problema de la superpoblación, causada por la alta demanda de internaciones y la ineficacia de los tratamientos adoptados52. Solamente doce años después, afirmó el gobernador del Estado, Paulo Pimentel, en mensaje a la Asamblea Legislativa: Es por demás conocido el estado de precariedad en el que fue encontrado el único órgano de ese Departamento: el Hospital Adauto Botelho. El exceso de personas y la falta de recursos engendró una situación de descalabro que lo llevó al descrédito y a la irreverencia pública. Lentamente y con grandes esfuerzos 50 51 Paulin, Turato (2004). Según los autores, para tales construcciones “Los poderes estatales se comprometían a donar el terreno, asumir los gastos de manutención y pagar la hoja salarial, mientras el poder federal se responsabilizaba por la inversión en proyecto, construcción, instalación y equipamiento”, p. 243. Paraná, Assembléia Legislativa (1955), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da 1ª Sessão Legislativa Ordinária da 8ª Legislatura 1955, pelo Senhor Antonio Annibelli, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 125. 52 La situación vivida por los hospitales colonia, como el Adauto Botelho, es semejante a los demás hospitales psiquiátricos de la época —bien como las situaciones vividas por éstos en períodos anteriores—, a pesar de haber sido implantados —entre otras cosas— como una solución para el problema del exceso de personas. Sobre tal situaci10ón en la década de 1950, cf. Resende (1992) y Paulin, Turato (2004). Sobre los períodos anteriores desde la fundación de las primeras instituciones psiquiátricas en Brasil, cf. Machado (1978), Costa (1981), Cunha (1986), Engel (2001), Wadi (2002a). ― 104 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo se consiguió mejorar, considerablemente, las condiciones del hospital y sus internos53. Aun en la década de los cuarenta, el 2 de mayo de 1944, fue la fecha de la fundación en la ciudad de Curitiba del primer ambulatorio destinado al servicio psiquiátrico en el Estado. El ambulatorio tenía la coordinación del psiquiatra Arnaldo Gilberti, del Ministerio de la Salud, que fue asesorado por el distinguido director del SNDM, Adauto Botelho, para implantación del servicio. “Al comienzo, el servicio era básicamente la médicopsiquiátrico. Poco a poco, fueron inscribiéndose en el contexto el psicólogo y otros profesionales”54. Sin embargo, después de la instalación de este primer ambulatorio, sólo en 1961 se tiene noticia de la intención de ampliarse este tipo de servicio para el interior del Estado. Según anunciaba el gobernador del Estado en la época, Ney E. de Barros Braga, estaría “en estudio la instalación de dispensarios para enfermos mentales en Maringá, Londrina, Cornélio Procópio, Irati y Apucarana, autorizando la atención en el local a aquéllos que hoy necesitan desplazarse para Curitiba”55. En el año siguiente, el mismo gobernador anunciaba la creación y el inicio del funcionamiento de Ambulatorios de Higiene Mental en las ciudades de Maringá y Guarapuava, además de indicar que, Paraná, Assembléia Legislativa (1966), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da Sessão Legislativa Ordinária de 1966, pelo Senhor Paulo Cruz Pimentel, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 57. 53 54 Paraná. Secretaria do Estado da Saúde (1995), Paraná mais saúde: Política estadual de saúde mental. Curitiba, SESA, p. 14. Paraná. Assembléia Legislativa (1961), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da Sessão Legislativa Ordinária de 1961, pelo Senhor Ney A. de Barros Braga, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 378. 55 ― 105 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas ... autorizando la atención a los enfermos de la región Norte del Estado, el Departamento de Higiene Mental y Asistencia a los Psicópatas firmó dos convenios con entidades particulares de Londrina, mientras se planea la construcción del Hospital Colonia de aquella ciudad, cuya capacidad será de 1.000 camas56. En 1963, el aún gobernador Ney Braga, anunció en mensaje a la Asamblea Legislativa, la ampliación del HCAB y, nuevamente, la planificación de la “construcción del Hospital Psiquiátrico del Norte (mil camas) en Londrina”, que debía ser iniciada en el mismo año. La justificativa fue idéntica a la instalación de los dispensarios, o sea, el “servicio de los enfermos de la región, que hoy son obligados a buscar tratamiento en Curitiba”57. La situación no se modificó mucho en los años siguientes de la década de los sesenta y los setenta: continuaban las críticas a la situación del único hospital psiquiátrico público de Paraná, que a pesar de las iniciativas gubernamentales en el sentido de la construcción de más pabellones, se mantenía siempre abarrotado; la instauración de una red de ambulatorios en el interior del Estado seguía lentamente, habiendo sido instalados nuevos ambulatorios en las ciudades de Ponta Grossa y Londrina, en 1966 y en Unión de Vitória, Cascavel, Apucarana, Cianorte y Loanda, en 197358. Además, el tan anunciado Hospital Psiquiátrico del Paraná. Assembléia Legislativa (1962), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da Sessão Legislativa Ordinária de 1962, pelo Senhor Ney A. de Barros Braga, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 712. Paraná. Assembléia Legislativa (1963), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da Sessão Legislativa Ordinária de 1963, pelo Senhor Ney A. de Barros Braga, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 634. Paraná (1966), p. 57; Paraná. Assembléia Legislativa (1974), Mensagem apresentada a Assembléia Legislativa do Estado por ocasião da abertura da Sessão Legislativa Ordinária de 1974, pelo Senhor Emílio Hoffmann Gomes, Governador do Estado, Curitiba, Assembléia Legislativa do Paraná, p. 79. 56 57 58 ― 106 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo Norte en Londrina, cuya instalación preveía mil camas, tuviera el inicio de su construcción anunciada con una cantidad bien menor de camas, apenas doscientas59. En 1984, en un documento de la Fundación de Salud Caetano Munhoz da Rocha (FSCMR), vinculada a la Secretaría de Estado de la Salud y del Bienestar Social (SESB), se hacía un breve diagnóstico de la situación de la asistencia en Paraná: Asistencia a la Salud Mental basada en los métodos tradicionales: *hospitalización con desvinculación del paciente de su familia y comunidad; *tratamiento predominantemente medicamentoso, a base de psicotrópicos; *servicio de ambulatorio en apenas veinte Centros de Salud, en las sedes de los Distritos Sanitarios60. La novedad se quedó por cuenta de la ampliación de los convenios “para servicio de enfermos mentales” del interior del Estado. Tal intención ya fue ventilada por el gobierno estatal al final de la década de los cincuenta para varias ciudades del interior paranaense y realizada con un hospital de Londrina. Así, en 1966 fueron realizados convenios con hospitales particulares, para la instalación de seiscientas nuevas camas en Londrina y diez en Ponta Grossa61. La asistencia psiquiátrica en Paraná tuvo inicio tardío con relación a otras unidades de la Federación —como Rio de Janeiro, São Paulo, Rio Grande do Sul y Pernambuco—, que fundaron hospitales públicos para cuidar y tratar de los llamados enfermos mentales aún en el siglo XIX, sin embargo, rápidamente se igualó a los otros estados —por lo menos en términos numéricos— Paraná, 1966. Paraná. Secretaria do Estado da Saúde e do Bem Estar Social. Fundação de Saúde Caetano Munhoz da Rocha (1984), Situação da saúde no Paraná: diretrizes, principais realizações, Curitiba, SESB / FSCMR, no paginado. Paraná, 1966, p. 57. 59 60 61 ― 107 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas cuando se inició la ola de contrataciones de servicios privados por el gobierno federal. Manteniendo un único hospital público —el HCAB— el estado de Paraná amplió la asistencia psiquiátrica en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, especialmente en el interior, con un gran número de hospitales psiquiátricos privados, cuyo mantenimiento era generosamente subvencionado con recursos públicos62. El movimiento ocurrido en Paraná estaba en consonancia con la estrategia adoptada por los gobiernos militares, después del golpe de 1964, tanto para el campo de la salud general como para el de la asistencia psiquiátrica, o sea, un amplio movimiento de privatización de la asistencia amparado por instituciones gubernamentales —como el recién creado Instituto Nacional de Seguridad Social (INPS), en 1966— y recursos públicos. Según Paulin y Turato: Los hospitales psiquiátricos particulares se ampliaron para establecer convenios con la Seguridad Social, tornando así los hospitales públicos cada vez menos significativos en términos de servicio. Algún tiempo después, prácticamente todos los hospitales psiquiátricos, públicos o privados, estaban habilitados63. Solamente en 1976, en el mismo local donde funcionaba el ambulatorio de salud mental de la capital Curitiba, fundado en 1944, fue inaugurado el Hospital de Urgencia Psiquiátrico, con servicio las 24 horas. Posteriormente el complejo pasó a llamarse Centro Psiquiátrico Metropolitano (CPM). Paraná. Conselho Estatal de Saúde do Paraná (s.d.), Organização dos serviços de saúde mental. Disponible en: http://200.189.11.52:2080/CESBole.nsf/c6ff2e26d..., acceso en 05/10/2008 Paulin, Turato (2004), p. 247. Según los autores: “La situación deteriorada de los hospitales públicos llevó al ‘discurso de la competencia’, expuesto por los empresarios privados. Valdría la pena invertir en grandes hospitales públicos abarrotados, inadecuados, poco terapéuticos e ineficaces para la cura de los enfermos. O el camino más correcto sería el pequeño hospital, con internación de corta duración, ¿servicio personalizado y posibilidad de reinserción social? Ciertamente, la opción por el hospital privado era inherente a la población previdenciaria” (p. 247). 62 63 ― 108 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo El proceso de privatización de la asistencia psiquiátrica brasileña entró en marcha acelerada en la década de los sesenta. Si en el período de 1941-1961 presentara un crecimiento vegetativo (tanto de hospitales públicos, cuanto de privados), sólo en el trienio 1965-1968, según Cerqueira, ... hubo un aumento del 20% en el total de la población hospitalaria (60% en la red particular); 51% de primeras admisiones (84% en la particular); 48% en el total de readmisiones (98% en la red particular); y un crecimiento del 45% en el total de camas-suelo (1.040% en la particular)64. Se puede visualizar la aceleración del proceso de privatización de la asistencia psiquiátrica en Paraná a través de la relación de algunos hospitales y clínicas especializados particulares fundados entre los sesenta y setenta, en contraste con el largo período anterior en el cual se registra la existencia de apenas tres hospitales psiquiátricos en el Estado: 64 Cerqueira apud Paulin, Turato (2004), p. 247. ― 109 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Tabla 1. Hospitales Psiquiátricos Privados (PR / Brasil, décadas de los sesenta y los setenta)65 Nombre Localidad Año Hospital Psiquiátrico de Maringá (Sanatório Maringá 1962 Maringá) Hospital Psiquiátrico Franco da Rocha Ponta Grossa 1967 Clínica Dr. Hélio Rotenberg (Hospital Pinel) Curitiba 1968 Hospital e Casa de Saúde São Marcos Cascavel 1970 Hospital Psiquiátrico Nosso Lar Loanda 1970 Casa de Saúde de Rolândia Rolândia 1970 Clínica Santa Cruz Umuarama 1970 Clínica Heidelberg Curitiba 1972 Hospital San Julián Piraquara 1975* Marechal Hospital Psiquiátrico Filadélfia Cândido 1979 Rondon * El hospital fue creado en 1968, pero comenzó a funcionar efectivamente en 1975. Fuente: Datos de la investigación organizados por Yonissa M. Wadi, con base en Paraná, 2007; Lendzion, 200766. Sin embargo, el movimiento de privatización de la asistencia psiquiátrica no paró ahí. En 1995, un documento de la Secretaría Estatal de Salud, testifica la existencia de 22 hospitales Estão listados aqui, não apenas os hospitais nos quais foi realizada a pesquisa de campo, mas também outras instituições que não foram pesquisadas, seja em razão de sua desativação (como os Hospitais São Marcos e Franco da Rocha), seja porque não autorizaram a pesquisa (Clínica Dr. Hélio Rotenberg, antigo Hospital Pinel). Se enumeran aquí, no sólo los hospitales en los que se realizó el estudio de la materia, sino también a otras instituciones que no han sido estudiadas, ya sea por su desactivación (como los hospitales São Marcos y Franco da Rocha), ya sea porque no se autorizó el estudio (como en la Clínica Dr. Hélio Rotenberg, conocido como Hospital Pinel). Paraná. Secretaría de Estado de la Salud (2007), Endereços da rede de atenção em saúde mental, Curitiba, SESA / ISEP / DSS / Coordenação de Saúde Mental. Disponible en http://200.189.113.52/saudemental/ index.html, acceso en 1 de junio de 2007; LENDZION, K. C. (2007), Vozes dissonantes: a Reforma Psiquiátrica em Ponta Grossa, (Monografia Bacharelado en História), Ponta Grossa, Setor de Ciencias Humanas, Letras y Artes, Universidad Estadual de Ponta Grossa. 65 66 ― 110 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo particulares habilitados por el Sistema Único de Saúde (SUS). Éstos respondían por un 93% del total de 4.819 camas psiquiátricas existentes en el Estado en la época67. Por otro lado, el período que antecedió el Movimiento de Reforma Psiquiátrica fue marcado en el país, también, por la existencia de “innumerables planos, manuales y órdenes de servicio propuestos en la intención de propiciar una práctica psiquiátrica comunitaria, preventiva, extra-hospitalaria y terapéutica”68. En Paraná, esto se hizo visible a través de algunos documentos publicados por la FSCMR, como la Propuesta para una Política de Salud Mental de la SESB, de 198369. En este documento, el llamado Grupo de Apoyo a la Salud Mental de la SESB, se proponía formular, implantar y consolidar una política de salud mental en el Estado, a través de la realización de una radiografía y de un diagnóstico de la realidad de los servicios prestados en la época; de la formación y entrenamiento de recursos humanos; de la construcción de alternativas y de la promoción de la salud mental. Según el grupo habría ... la necesidad de un cambio de actitud ante la locura, en el sentido de que excluyamos la división RAZÓN x LOCURA, buscando otra ALTERNATIVA. [...] la Promoción de la Salud Mental se debe dar en todos los niveles e implica una actitud de valoración de la persona y de la comunidad como un todo, respetando sus trazos culturales y estimulando su participación [...]70. 67 Paraná (1995). Paulin, Turato (2004), p. 256. La FSCM, vinculada a SESB, tenía como objetivos y atribuciones ejecutar actividades sanitarias en consonancia con los programas elaborados por la propia secretaría y con las directrices de la política de salud del Gobierno del Estado de Paraná. Cf. Paraná, 1983. A partir de esta década, y como parte de la perspectiva preventiva, el término “salud mental” empieza a aparecer en los documentos públicos, como el documento citado, en lugar del término “enfermedad mental”. Paraná. Secretaria do Estado da Saúde e do Bem Estar Social. Fundação de Saúde Caetano Munhoz da Rocha (1983), Proposta para uma política de Saúde Mental, Curitiba, SESB / FSCMR, paginación irregular. 68 69 70 ― 111 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Publicado diez años antes del documento de la FSCMR, el Manual de Servicio para la Asistencia Psiquiátrica, de la Secretaría de Asistencia Médica del INPS destacaba en la época, como importante, la realización de prácticas preventivas de asistencia, como la realización de programas destinados a segmentos específicos de la población (materno-infantil, adolescentes, epilépticos, crónicos, etc.), además de la formación de equipos multidisciplinares y servicios extra-hospitalarios como ambulatorios, emergencias y pensiones u hogares protegidos71. En Paraná, algunas de las proposiciones de la psiquiatría preventiva como los ambulatorios, por ejemplo, ya estaban en funcionamiento desde larga data como vimos. Otros, como la pensión protegida, pasaron a existir apenas en la década de 1980. En el HCAB, “la Pensión Protegida intra-muros” para mujeres, fue inaugurada en 1982 y tenía “un programa básico de servicio y funcionamiento, en que se objetiva llegar lo más cerca posible de un ideal que sería la autogestión de la casa por las pensionistas”72. 71 Paulin, Turato (2004), p. 251. Conforme los autores, el manual fue publicado el 19 de julio de 1973. Paraná (1983), no paginado. En la radiografía realizada y presentada en el documento de la FSCMR, arriba citado, hay la indicación clara de cuáles internas tendrían acceso a la pensión protegida: “Actualmente la Pensión Protegida hospeda trece personas, ex pacientes de los pabellones de no contribuyentes del HCAB, en condiciones de aislamiento, pero que ocupan en sus pabellones situaciones de graduadas, o sea, pacientes ‘buenas’, que ayudan, etc... Después de un corto período de elaboración junto con las futuras pensionistas, fue realizada la mudanza para la casa que llamamos de Pensión Protegida”. Gonçalves presenta informaciones diferenciadas sobre la experiencia de la pensión protegida del HCAB: “La Pensión Protegida fue una experiencia realizada en el Hospital Colonia Adauto Botelho-H.C.A.B (1981-1983) en el municipio de Piraquara-PR en una casa localizada en el patio del hospital. Esta casa abrigó veinte pacientes (mujeres) con alta hospitalaria que no tenían para dónde ir”. Cf. GONÇALVES, T. M. , Estereotipia: a relação estereotipada profissional / paciente e inibição do processo terapêutico, Interação, 1, p. 153-177, 1997, p. 162. 72 ― 112 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo La “Propuesta para una Política de Salud Mental de la SESB” presenta aún, una síntesis del trabajo “de promoción de salud mental” realizado en el año de 1982: En el transcurrir de 1982, en todo el Estado fueron realizados 79.874 servicios de Salud Mental, en los 19 ambulatorios de los Centros de Salud de las sedes distritales, siendo que 39.638 corresponden a las consultas médico-psiquiátricas y 40.236 a los servicios psicológicos. De éstos 40.236, 24.871 son de orden preventivo realizados de manera individual o grupal. En el primer trimestre de 1983 se realizaron 8.625 servicios psicológicos en que 5.081 son de orientación preventiva. En 1982 fueron hechas 1.333 sesiones de grupo de prevención y en el primer trimestre de 1983, 232. Con la implantación de los servicios de psicología en todos los Distritos Sanitarios fue intensificado el trabajo de prevención propiamente dicho y promoción de salud mental, ya que éste ha sido hecho más por el psicólogo que por el psiquiatra [...]. Han sido realizados servicios de forma individual o grupal, tales como: entrevistas de orientación, reuniones de grupo, exposiciones, clases, seminarios, reciclaje, programas de radio y televisión, artículos en diarios. Ha habido ajuste con otros servicios de la comunidad, como INPS, IPE, Ayuntamiento, SENAC, LBA, PROMOPAR, SESC, ACARPA, IBAN, Educación Especial, MOBRAL, Alcohólicos Anónimos y otros. En síntesis, ha ocurrido la búsqueda de integración en actividades de Promoción de la Salud Mental, con la iglesia, empresa y escuela, principalmente a través de asociaciones73. Lo anterior parece indicar con claridad la inserción de Paraná en una política preventiva. Ésta que surgiera como “alternativa al modelo psiquiátrico clásico organomecanicista [deseando] no sólo la prevención de la enfermedad mental, sino fundamentalmente, la promoción de la salud mental”, 73 Paraná (1983), no paginado. ― 113 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas según críticos, no alcanzó necesariamente uno de sus objetivos principales, o sea, aflojar el modelo manicomial como preferencial. Para Costa, citado por Paulin y Turato, estudios realizados en otros países demostraron que, en razón de un mayor “servicio ambulatorial y extra-hospitalario” de la población, “hubo hasta un movimiento de retroalimentación de esas instituciones, por la entrada de nuevos clientes para tratamiento moral, fenómeno denominado de aggiornamento por Castel”. Tal hecho habría ocurrido por la “medicalización del orden social”74. Si el establecimiento de prácticas preventivas en Paraná llevó a la situación anteriormente indicada, la ausencia de datos no admite una afirmación segura. Es cierto, sin embargo, que tales iniciativas en el Estado, así como del resto en gran parte del país, tuvieron papel coadyuvante en el terreno de la asistencia psiquiátrica. El papel principal en esta asistencia le correspondió al gran hospital psiquiátrico privado, contratista mayoritario de la Seguridad Social para suplir las demandas por asistencia. En Paraná, los cambios empezaron a ser sentidos solamente al comienzo de la década de los noventa, cuando el movimiento de Reforma Psiquiátrica iniciado al final de los setenta en el centro del país, ganó aliento también en el Estado. La deflagración y los primeros tiempos de la Reforma Psiquiátrica en Paraná En Paraná las primeras señales concretas de la Reforma Psiquiátrica empiezan a ser percibidas en los primeros años de la década de 1990. Según Maftun: En Paraná, la Secretaría Estatal y las Secretarías Municipales de Salud vienen trabajando en el proceso de Reforma Psiquiátrica desde 1994. Se han realizado encuentros con la participación de profesionales, docentes y usuarios del área de la Salud Mental y Psiquiátrica, 74 Paulin, Turato, 2004, p. 251. ― 114 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo enfatizando en la conciencia de la necesidad de avances en la implantación e implementación de servicios con enfoque en la interdisciplinaridad, que atiendan las personas con sufrimiento mental en fase aguda y fuera de ella75. El 29 de marzo de 1995, fue constituido en el ámbito de la Secretaría de Estado de la Salud, el Grupo de Trabajo de Salud Mental, con la intención de discutir y elaborar propuestas básicas para el área de salud mental. El Grupo estaba compuesto por el director general (o secretario) de la Secretaría de la Salud y por representantes de diversas entidades, como la Directora de Vigilancia y Pesquisa / Departamento de Programas Especiales / Salud Mental, HCAB, Centro Psiquiátrico Metropolitano (CPM), entre otros, el grupo en su inicio, realizó un reconocimiento de la situación de asistencia en salud mental en el Estado en aquella época, con resultados como se listan a continuación: 1. El área de Salud Mental presenta situación caótica, desorganizada, sin rumbo, desintegrada, principalmente de orientación hospitalocéntrica. 2. No ha sido considerada la promoción de la Salud Mental como la asistencia integral al paciente en los diversos niveles de servicio. 3. Se resalta la indefinición de papeles, atribuciones de los profesionales y de los servicios, pues no hay flujos adecuados y sistemas de referencias. 4. La demanda es reprimida una vez que hay dificultades en el acceso al servicio ambulatorio y acompañamiento a los egresos del hospital psiquiátrico. 5. El bajo valor de la remuneración por el sistema, de la consulta ambulatoria y la falta de medicamentos agravan esta situación. 75 Maftun, M. A. (2004), O ensino de enfermagem em saúde mental e psiquiátrica no Estado do Paraná (Tesis de Doctorado), São Paulo, Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto, Universidad de São Paulo, p. 44. ― 115 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas 6. Con relación a la asistencia hospitalaria, se informó sobre las limitaciones de las AIH y las dificultades generadas principalmente por la falta de criterios definidos para su distribución. Otro problema se refiere al número significativo de pacientes llegados de otros estados y que utilizan las AIH Paraná. 7. Los estudios epidemiológicos tampoco han sido prioridad76. La identificación de los problemas condujo al Grupo a la formulación de las líneas generales de una Política de Salud Mental para el Estado de Paraná, que debía ser discutida con “los asesores de las macro-regiones para el diseño ‘de un plan de acción e implementación de las actividades de acuerdo con las peculiaridades de cada región”77. La implantación e implementación de “acciones de promoción y asistencia a la Salud Mental” en el Estado se constituyó en el objetivo general de la planificación, que presentó tres grandes objetivos específicos: 1. Establecer propuestas de estudio epidemiológico para definir las acciones de promoción y asistencia a la Salud Mental [...]; 2. Promover la Salud Mental de la población a través de acciones básicas de salud e integración con la comunidad [...]; 3. Organizar, implementar y estructurar la asistencia a la Salud Mental en el Estado, dando prioridad al servicio ambulatorio [...]78. Estos objetivos estaban divididos en innumerables subítems que delineaban con bastante claridad las acciones que deberían ser adoptadas y, en el propio documento, hay una síntesis final apuntando: 76 Paraná, 1995, p. 2. Ibid., p. 6. Ibid., p. 3-5. 77 78 ― 116 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo a) Lo que era prioritario, o sea, privilegiar el servicio extrahospitalario en razón de su impacto terapéutico positivo, de la reducción del estigma relativo a las enfermedades mentales y de la efectividad de costo; b) Lo que debía ser hecho para alcanzar la prioridad, o sea, trabajar las resistencias sociales y político-administrativas de los profesionales del área, suministrar y ampliar los recursos terapéuticos con ambulatorios y hospitales-día, entre otros; c) Cuáles los agentes que serían importantes y participantes en la conducción del proceso de implantación e implementación de la política estatal: grupos de políticos y agencias gubernamentales que controlaban el presupuesto público, grupos de pacientes y familiares, grupos de profesionales (psiquiatras, psicólogos, enfermeros, asistentes sociales, entre otros), público y medios de comunicación, órganos formadores de profesionales (especialmente del área de la salud)79. En la proyección de la sustitución del modelo centrado en el gran hospital psiquiátrico por otras formas de atención y servicios de asistencia fue también gestada en Paraná una ley estatal, que fue aprobada antes de la ley federal de la Reforma Psiquiátrica (Ley 10.216/01 del 6 de abril de 2001). Así, en el mismo año en el que se constituyó el Grupo de Trabajo de Salud Mental, el 9 de noviembre de 1995 fue promulgada la Ley Estatal 11.189 que dispuso “sobre las condiciones para internaciones en hospitales psiquiátricos y establecimientos similares para el cuidado de trastornos mentales”80. En su artículo primero, la Ley estableció que nadie con base en alegación de trastorno mental podría ser limitado en su condición de ciudadano y sujeto de derechos, sufriendo internaciones o cualesquiera otras formas de privación 79 Paraná, 1995. Brasil, 2004, p. 53. El proyecto que resultó en la Ley es de autoría del diputado estatal en la época, el médico Florisvaldo Fier, conocido como Dr. Rosinha. 80 ― 117 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de libertad sin el debido proceso legal81. A continuación, la Ley definió cuál debía ser el nuevo modelo de atención en salud mental a ser erigido en el Estado de Paraná: El nuevo modelo de atención en salud mental consistirá en la gradual sustitución del sistema centrado en el gran hospital psiquiátrico de cuidado a las personas que padecen de sufrimiento psíquico por una red integrada de variados servicios asistenciales de atención sanitaria y social, tales como ambulatorios, emergencias psiquiátricas en hospitales generales, camas o unidades de internación psiquiátrica en hospitales-generales, hospitales-día, hospitales-noche, centros de convivencia, centros comunitarios, centros de atención psicosocial, centros habitacionales de cuidados intensivos, hogares abrigados, pensiones públicas comunitarias, oficinas de actividades constructivas y similares82. En el sentido de promover la implantación del nuevo modelo de asistencia, la ley de la Reforma Psiquiátrica paranaense condicionó aún, en su artículo 3º, la construcción o ampliación de hospitales psiquiátricos (públicos o privados) y la contratación y financiación de nuevas camas en esos hospitales, a una previa aprobación por el Consejo Estatal de Salud. La Ley facultó a los hospitales psiquiátricos, en la medida de la extinción de camas psiquiátricas, la apertura de más camas en otras especialidades, en el sentido de propiciar su transformación en hospitales generales o unidades de atención a la salud mental. La Ley indicó también que la operación técnico administrativa del “nuevo modelo de atención a la salud mental”, sería estatal y municipal, “debiendo atender a las peculiaridades 81 El párrafo único del referido artículo estableció los requisitos para la internación voluntaria de personas mayores de edad en hospitales psiquiátricos y establecimientos similares, para eso sería exigido laudo médico que fundamentase el procedimiento, bien como informaciones que asegurasen “al internado tornar opinión, manifestar voluntad y comprender la naturaleza de su decisión”, Brasil, 2004, p. 53. Art. 2º, Brasil, 2004, p. 53. 82 ― 118 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo regionales y locales” y observar “el carácter del Sistema Único de Salud”, o sea, la descentralización, la regionalización, el servicio integral83. Por lo tanto, el Consejo Estatal y los consejos municipales de salud deberían constituir Comisiones de Salud Mental, con representantes de segmentos sociales diversos (trabajadores en salud mental, prestadores y usuarios de los servicios, familiares, autoridades sanitarias, miembros de la Defensoría Pública y de la comunidad científica). Tanto la Secretaría Estatal de Salud, como las secretarías municipales de salud tendrían el plazo de un año para que presenten, a los consejos, sus respectivas planificaciones y cronogramas de municipalización de los nuevos recursos de servicio84. En la dirección ya apuntada por los artículos anteriores, el artículo 9º de la Ley, refrendó que la implantación y el mantenimiento de la red integral en salud mental debía ser desde entonces, descentralizada y municipalizada, observando las particularidades socioculturales locales y regionales, además de garantizar la gestión social de medios. Con eso, se determinó que los ayuntamientos municipales, en cooperación con el Ministerio Público local, formasen “consejos comunitarios de atención a los que padecen de sufrimiento psíquico”, con la función principal de “asistir, auxiliar y orientar las familias de modo a permitir la integración social y familiar de los que son internados”85. Otra cuestión fundamental, que sería destacada posteriormente también por la ley federal, trató de la internación compulsoria. Ésta, cuando necesaria, debía ser comunicada en un plazo de 72 horas por el médico que la autorizó al Ministerio Público, bien como a la Defensoría Pública cuando hubiese. Las autoridades de estos órganos, en contrapartida, deberían emitir Para conocer los principios del Sistema Único de Salud del Brasil, ver: Lima, Nísia Trindade (comp.), Sáude e Democracia: história e perspectivas do SUS, Rio de Janeiro, Ed. Fiocruz, 2005. Art. 7º, in Brasil (2004), p.54. Art. 9º, in Brasil (2004), p.55. 83 84 85 ― 119 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas parecer sobre la necesidad, legalidad y mantenimiento del internamiento86. Los desdoblamientos de la Ley se hicieron sentir rápidamente en algunos sentidos. Uno de ellos llevó a la institución de la Comisión Estatal de Salud Mental, el 27 de noviembre de 1996, por el Consejo Estatal de Salud87. Otras acciones propuestas por la Ley, ya habían sido aplicadas casi coetáneamente a la aprobación de la Ley a través del impulso dado por la Política de Salud Mental para el Estado de Paraná y, posiblemente, ambos movimientos tengan que ser retroalimentados. En 1998, un nuevo documento de la Secretaría de Salud de Paraná (SESA) evaluó la implementación de las directrices básicas de esta Política de Salud Mental, instituida en 1995. Considerando las acciones que deberían ser realizadas, conforme a la proposición de la Política, el documento de 1998 destacó aquéllas que fueron realizadas y las no contempladas. Las iniciativas parecen tímidas todavía, pero avanzan en el sentido propuesto en 1995 —tanto por la política como por la Ley—, como se puede observar a continuación. La evaluación se centró en cuatro ejes. Con relación al papel asistencial directo de la SESA (eje 1), el documento destacó las acciones en el CPM y en el HCAB. En el CPM hubo “la intensificación del servicio ambulatorio”, la “sustitución gradual del servicio centralizado de las emergencias para los servicios ya existentes (Hospital de Urgencia, Unidad Básica de Salud, 24h, Hospitales Generales...)”, bien como la “implementación de actividades comunitarias”. Ya en el HCAB, ocurrieron acciones para la “sensibilización de los profesionales para una visión más integral del paciente”, la “implementación del centro cultural Adauto Botelho, centro comunitario y creación de la videoteca”, la “implementación de las oficinas terapéuticas (taller Art. 10º, in Brasil, 2004, p. 55-6. La comisión fue refrendada por la Resolución 2397 del 5 de mayo de 1997, por el CES/PR. 86 87 ― 120 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo de pintura)”, la “implementación de la utilización del Núcleo de Terapia Alternativa como medio terapéutico y resocializador” (actividades de hidroponía, plantío de fitoterápicos, matadero de pollos). Además, el documento anunció la realización de “reformas en la estructura física del hospital”, así como la “participación conjunta [de los internos] con el CPM y Asociación Arnaldo Gilberti en actividades comunitarias”88. Con relación al estímulo al cambio del modelo asistencial junto a los municipios, el documento destacó el “incentivo a los municipios para integración de acciones de salud mental en las acciones básicas de salud”, a través de la realización de seminarios de discusión sobre “las bases legales de la estructura de servicios de salud mental y directrices propuestas por la SESA y Consejo Estatal de Salud”, bien como de la introducción del tema Salud Mental en el proyecto Protegiendo la Vida–Ciclo II, proyecto que admitía la “sensibilización y entrenamiento de profesionales de la salud, profesionales del área de la educación, agentes comunitarios, pastorales, líderes de comunidad”89. Con respecto al papel regulador del Estado, el documento llamó la atención para el “establecimiento de criterios imprescindibles para el funcionamiento de servicios psiquiátricos, compatibilizando las diferentes porterías del Paraná. Secretaría de Estado de la Salud, Paraná mais saúde: Análise da implementação das diretrizes básicas da Política de Saúde Mental, Curitiba, SESA. La Asociación Arnaldo Gilberti fue creada en 1994, “por iniciativa de profesionales, pacientes y familiares de pacientes en tratamiento en el Centro Psiquiátrico Metropolitano, especialmente en el NAPS”. Por intermedio de trabajo voluntario, la entidad filantrópica tiene como “finalidad combatir tanto el prejuicio de la sociedad con relación a los pacientes como también el prejuicio que los pacientes tienen con relación a sus propios problemas”. Paraná. Consejo Estatal de Salud de Paraná (s.d), Organização dos serviços de saúde mental, 1998. Disponible en: http://200.189.11.52:2080/CES-Bole.nsf/c6ff2e26d..., acceso en 05/10/2008. Paraná 1998, no paginado. 88 89 ― 121 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Ministerio de la Salud” y la “realización de auditoría conjunta en todos los servicios asistenciales existentes en el Estado”90. Además de esas acciones fueron registradas como “otras”, una asociación establecida con la Pastoral de la Crianza91, la participación en reuniones sobre la organización de servicios de salud mental y la coordinación de la Comisión Estadual de Salud Mental, que había sido creada el año anterior92. Entre las acciones no contempladas se encuentran algunas consideradas fundamentales, para la implementación de la nueva política de salud mental y el cumplimiento de la ley, como la no “creación de servicios extra-hospitalarios como ambulatorios y hospital-día” en el HCAB, la no “implementación de los servicios ambulatorios especializados existentes en los municipios y consorcios” o la ausencia de “estímulo a la implantación de hospitales-día y de servicios de urgencia psiquiátrica y lechos en hospital de urgencia y hospitales generales”93. Esto no significa que no se haya hecho nada en este sentido, pues varios municipios del Estado habían activado sus procesos de Reforma Psiquiátrica, coetánea o inmediatamente después a la aprobación de la política y de la ley. En Curitiba, por ejemplo, fue promulgada una ley municipal —Ley 9.000/96—, con el mismo contenido de la ley estatal y del proyecto de ley que resultaría en la ley federal años después. Esto es, la ley curitibana impulsaba también la deshospitalización y la resocialización de los internos 90 91 Ibid. Conforme el sitio electrónico de La Pastoral de la Crianza, ésta “es reconocida como una de las más importantes organizaciones de todo el mundo trabajando en acciones para combatir la mortalidad infantil y mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias. Una agencia de acción social de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la Pastoral de la Crianza es una institución basada en la comunidad cuyo trabajo se fundamenta en la solidaridad y el intercambio de conocimientos. Disponible en: https://www.pastoraldacrianca.org.br/, acceso en 02/12/2011. Paraná, 1998, no paginado. 92 Ibid. 93 ― 122 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo en hospitales psiquiátricos, entre otras cosas94. Además, la Secretaría Municipal de Salud de Curitiba había activado años antes, en 1991, un proceso de discusiones sobre el modelo de atención en salud mental, que resultó en el establecimiento del perfil del equipo de salud mental que debería actuar en los servicios básicos de salud: un(a) psiquiatra, un(a) psicólogo(a) y un(a) enfermero(a) psiquiatra. En 1993 fue creado un Núcleo de Atención Psicosocial (NAPS) vinculado al CPM. Entre 1994 y 1995, la Secretaría Municipal de Salud de Curitiba por medio de una asociación con profesionales de Canadá, “después del diagnóstico situacional, construyó colectivamente una propuesta de trabajo en salud mental”. Cursos de capacitación en salud mental comunitaria, para profesionales del área también fueron realizados en los años de 1995 y 1996. Según Fonseca: Las leyes estatal y municipal direccionaron la implantación del Programa de Salud Mental en Curitiba, creando nuevas alternativas de tratamiento, en sustitución al internamiento integral, siendo propiciados, a los inscritos en el programa, procedimientos ambulatorios, Centro de Atención Psicosocial (CAPS), Hospital-Día (HD), consultas psiquiátricas, psicología y terapia de grupo, pronta atención en las unidades de salud Albert Sabin y Boa Vista, además de la medicación psiquiátrica en la Farmacia Curitibana95. Otro ejemplo, de adecuación a los propósitos de la Reforma Psiquiátrica, ocurrió en Londrina, donde, en septiembre de 1996, empezó a funcionar el Núcleo de Apoyo Psicosocial CONVIVIR. Éste contaba con oficinas terapéuticas y grupos de convivencia, y funcionaba 24 horas96. Fonseca, A.L.N., O cuidado transpessoal de enfermagem domiciliar ao portador de transtorno mental e sua família: uma contribuição para a reinserção social (Disertación de Maestría), Curitiba, Sector de Ciencias de la Salud, Universidad Federal de Paraná, 2004, p. 20. Fonseca, 2004, p. 22. Maftun, 2004. 94 95 96 ― 123 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Iniciativas como ésta, implementadas aún en la década de los noventa por algunos pocos municipios de Paraná (como Londrina y Curitiba), registran —como se dijo arriba— el avance de la Reforma Psiquiátrica en el Estado. Sin embargo, como se vio en los análisis ya citados, producidos por el propio gobierno estatal, la ausencia de cambios en el conjunto de los municipios hacía este avance muy lento. Las dificultades de realización de las proposiciones son muchas como registra otro documento de la SESA, datado de 1998. Conforme el documento, el papel del Estado en la construcción del nuevo modelo de asistencia a la salud mental, debido a la falta de una articulación general en el Estado con la creación de instituciones afines en diferentes municipios, algunos de los cuales como Londrina que, con la implantación de su primer Núcleo de Atención Psicosocial (NAPS) en 1996, conseguiría reducir la hospitalización de los pacientes oriundos de la propia ciudad, mantuvieron la misma tasa de ocupación de los hospitales psiquiátricos, pues continuaron recibiendo pacientes enviados desde otros municipios97. A pesar de los problemas, según indicaciones de documentos públicos, entre otros, el nuevo milenio asiste a la gradual estructuración de los programas de salud mental en los municipios paranaenses, la constitución de un aparato institucional nuevo con la instauración de Centros de Atención Psicosocial, Hospitales-Día y ambulatorios por todo el Estado, la apertura de camas en hospitales generales y la correspondiente disminución de camas en hospitales especializados, bien como el cierre de algunas grandes instituciones psiquiátricas. Pero ésta ya es otra historia. 97 Paraná. Secretaría de Estado de la Salud (1998), Paraná mais saúde: O papel do estado na construção do novo modelo de assistência à saúde mental, Curitiba, SESA. ― 124 ― Atención a la salud mental en el Brasil contemporáneo Consideraciones finales Desde el inicio del proceso de Reforma Psiquiátrica en Paraná, más de diez años han pasado y, actualmente, se anuncia en diversos discursos, un panorama nuevo. Al mismo tiempo representantes del poder público, especialmente de la SESA —conductora del proceso—, anuncian los avances inexorables y positivos del proceso de reforma, otros emisarios que representan la tradición hospitalocéntrica, anuncian el caos del nuevo modelo. Leyes, normas, planes, políticas, proyectos terapéuticos de los hospitales, artículos en diarios y revistas (escritos por defensores o detractores de la reforma), entre otros tantos documentos, son productos de luchas por el estatuto de la verdad, no hay duda. ¿Pero qué está en juego? ¿Qué juego es éste? Seguramente para comprenderlo es necesario avanzar en el análisis, desvelando los meandros de la constitución de los discursos y dando espacio para que otros discursos sean oídos, especialmente los de aquéllos que por mucho tiempo fueron silenciados y destituidos —los llamados locos— y que, por obra y lucha de muchos (incluso de ellos mismos) han garantizado, aunque lentamente, pero bajo la protección de la ley y la vigilancia sobre el cumplimiento de la misma, sus derechos de ciudadanos. Si como dijo Foucault, en los juegos de verdad, la verdad es lo que se dice desde el poder de decirlo, nuevos poderes de decir podrán ampliar el horizonte de lo que fue dicho hasta aquí, tanto por los documentos analizados, como por la interpretación desarrollada. Lo dicho por la historiadora se queda como una posibilidad de conocimiento, una tentativa de búsqueda arqueológica —todavía que limitada— con la intención de aprehender los principios de la organización del escenario contemporáneo de la asistencia psiquiátrica o, de la atención psicosocial como se nombra hoy, en el Brasil y su unidad federal, el Estado de Paraná. Queda suficientemente claro que mostrar el presente no basta, es necesario reconstituir los nexos de sentido, ― 125 ― buscar los comienzos, investigar las camadas sobrepuestas que constituyeron aquello que parece tan claro hoy. Ésta es, por lo tanto, una tarea que no se puede cesar. Alcoholismo: enfermedad social en Medellín (1900-1930)1 Jana Catalina Congote Álvaro L. Casas “La enfermedad es la que aflora como lo perturbante, lo peligroso, aquello con lo que hay que acabar”2 Las aglomeraciones y hacinamientos problemáticos de los obreros, a los que se sumaban evidentes problemas económicos y sociales, determinados por los bajos salarios y formas de discriminación, que asociaban pobreza con relajación de las costumbres, e incluso con delincuencia; crearon las condiciones propicias para que se presentaran en la ciudad de Medellín, en la primera década del siglo XX, la tuberculosis, la sífilis y el alcoholismo con toda la fuerza de un verdadero problema social. Estas enfermedades, que la nueva historia de la medicina reconoce como “sociales”, se convirtieron en objeto de estudio de los médicos colombianos que en ese momento entendían perfectamente el futuro de la medicina como “medicina social”3. 1 Este trabajo es derivado de una investigación más amplia que se presentó como trabajo de grado en historia, Universidad de Antioquia, 2007, por Jana Catalina Congote con la asesoría de Álvaro León Casas. 2 Hans-Georg Gadamer, El estado oculto de la salud, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 121. 3 Luis Cuervo Márquez, “Medicina Social”, en Revista Médica de Bogotá, vol. 35, nº. 418-425, de 1917, p. 204-207. En otra perspectiva, Hoy día, aquellos estudios constituyen una importante información para una historia de la psiquiatría en Antioquia, toda vez que, desde el punto de ― 127 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Prueba de esta manifestación de la práctica y el saber medico en Colombia, es el artículo que el médico Luis Cuervo Márquez publicó en la Revista Médica de Bogotá, precisamente con el titulo de “Medicina Social”. En ese artículo Cuervo Márquez establece una relación directa entre problemas sociales con las cuestiones relativas a la higiene y la salubridad. Destaca la preocupación de la medicina social por los elementos del medio como los espacios de habitación, el aire y el agua; así como también por “otros factores esenciales de la higiene individual” como el vestido y la alimentación, en éste hace un llamado enfático a las autoridades acerca de los “nuevos conceptos de vida” en los que los individuos tienen derecho a gozar de ésta plenamente y el Estado en dicha circunstancia ha de velar porque en los diferentes espacios a los que éstos acuden como escuelas, talleres y fábricas se vigile “todos los asuntos relacionados con la higiene pública”4. Para el historiador de la medicina, resultan de enorme interés estas consideraciones conceptuales que nos ayudan a comprender lo que los médicos colombianos, de comienzos del siglo XX, conocían sobre la problemática social, económica y política que implicaba su lucha contra la enfermedad; particularmente aquéllas de carácter epidémico y endémico como la tuberculosis, el alcoholismo y la sífilis; contra las que solamente la acción de prevención y la profilaxis, parecían constituir armas eficientes. La observación histórica sobre los procesos de configuración médica y social de dichas entidades nosológicas, se visibiliza en los trabajos originales de los médicos colombianos de comienzos del siglo XX. Entre dichos trabajos, las tesis de medicina tienen vista de la teoría de la degeneración de Morel (1851), el alcoholismo forma la escala más baja de las formas de la alienación mental; y este diagnóstico, asociado a la psicosis pelagrosa, tiene una relevante frecuencia en las historias clínicas del Manicomio Departamental de Antioquia en la primera mitad del siglo XX. 4 Ibid., p. 204-205. ― 128 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) una significación especial. Las tesis escritas entre 1890 y 1930, en tanto que prácticas discursivas, constituyen acontecimientos o hechos históricos fundamentales en la nueva historia de la medicina y la historia de la salud y de las enfermedades en Colombia. El problema de las enfermedades que atacaban a grupos enteros de la población, como ya se ha dicho, aquellos grupos más vulnerables por sus condiciones de vida, propició la emergencia de un discurso médico que se identificaba como medicina social. Los sectores más afectados por la tuberculosis, el alcoholismo y la sífilis, correspondían a la población trabajadora más expuesta a estas afecciones, por las particularidades de sus condiciones de vida en los barrios obreros, las casas y las fábricas, caracterizadas por el hacinamiento, la estrechez, poco aire, poca iluminación; además de la deficiente alimentación, consumo corriente de bebidas embriagantes y falta de higiene en general. En estas condiciones tan desfavorables se incubaron gran parte de estos flagelos, a los que se sumó como causa, en cierta interpretación moral de la medicina, la relajación de las costumbres sexuales y de manera particular el consumo de alcohol. La preocupación de los médicos colombianos por el estudio de las enfermedades que afectaban vastos grupos de la población, coincidió con la atención sobre ciertas enfermedades de carácter urbano. Estos estudios se discutían ampliamente en los congresos médicos; como por ejemplo el trabajo original que leyó Pablo García Medina (uno de los más destacados médicos colombianos de las primeras décadas del siglo XX), en las sesiones del Primer Congreso Médico Nacional reunido en la ciudad de Bogotá en 1893, sobre el perjuicio que causaba el consumo exagerado de bebidas embriagantes5. 5 Ver: Una noticia sobre el trabajo de Pablo García Medina, “El alcoholismo en el asilo de San Diego”, en El Heraldo, Bogotá, julio 22 de 1893, p. 8. ― 129 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas En esta misma línea para el año de 1919, según los cálculos del médico antioqueño Guillermo Garcés Mejía6, en su “Contribución al estudio del alcoholismo en Antioquia”, aproximadamente cuatro quintas partes del alcohol consumido en Antioquia, era ingerido por el pueblo trabajador. Reconociendo en el “alcoholismo” un mal ante todo de las clases pobres. Garcés Mejía afirmaba que este vicio hacía sus víctimas en el pueblo obrero, y era en ese medio social, donde se convertía en un importante factor para la presencia de la tuberculosis, la criminalidad, la locura y la mortalidad. El temor de las élites a contraer las enfermedades que se consideraban propias de los pobres produjo una constante preocupación de las autoridades civiles y sanitarias por el mejoramiento de la salud de la población trabajadora. La historiadora Estela Restrepo7 ha afirmado que detrás de toda acción de higiene a favor de la clase trabajadora, se esconde un temor por la salud de la clase dirigente. Las medidas de prevención, las campañas sanitarias, en pro del aseo de la ciudad, y la higiene de las fábricas, las viviendas y las escuelas; si bien parecían, apuntar exclusivamente a los trabajadores, en realidad lo que ponían en juego era la salud del cuerpo social representado por los propietarios. En torno a los padecimientos de la tuberculosis, la sífilis y el alcoholismo, se abrió en la ciudad de Medellín una acción social de control que se justificaba en medidas que pretendieron cambiar las condiciones que determinaron dichos males, como el hacinamiento en las viviendas, el consumo excesivo de alcohol y la pobreza. Algunos de estos padecimientos se consideraron como enfermedades que afectaban el cuerpo social, pues contagiaban el comportamiento de una sociedad y sus miembros, al tiempo 6 Guillermo Garcés Mejía, Contribución al estudio del alcoholismo en Antioquia, Medellín, JL Arango, 1919, p. 41-42. 7 Estela Restrepo, “El cólera en la Nueva Granada”, en Jorge Márquez, y otros, Higienizar, medicar, gobernar. Historia, medicina y sociedad en Colombia, Medellín, Grupo Historia de la Salud, 2004, p. 53-70. ― 130 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) que desestabilizaban los proyectos modernizantes y desviaban a la clase obrera de los propósitos trazados por las autoridades gubernamentales que se asumían como civilizadoras8. De esta manera, la proporción de dichos padecimientos, se convirtió en objeto generador de un discurso higiénico moralizante, como una especie de hibridación entre rezago colonial y republicanismo, de frente a los proyectos de modernización del país. Además, la presencia casi simultánea de estas tres afecciones: sífilis, alcoholismo y tuberculosis, fue tan frecuente entre la población pobre y obrera, durante las primeras décadas del siglo XX, que de verdad hace pensar en su estrecha relación con las condiciones de vida obrera, cuya constante presencia menguaba la salud de la población trabajadora9. No obstante, la punta de lanza de dichos discursos se dirigió a denunciar el problema del alcoholismo. Su padecimiento, según clérigos y médicos, privaba al organismo de defensas y lo hacía terreno propio para la adquisición de la tuberculosis y la sífilis. La vinculación entre las tres afecciones fue tan estrecha que Guillermo Garcés consideró en relación con la salud de los alcohólicos que la tuberculosis era tan frecuente en ellos que podía considerarse el alcoholismo como una importante “causa de tan terrible enfermedad”, y a su vez, que “la sífilis toma caracteres graves en los alcohólicos”; observando de esta manera, “la frecuencia de esta enfermedad en las personas consumidoras de bebidas alcohólicas”10. 8 Sobre proyectos de modernización y transformación de la ciudad de Medellín, cfr. Rodrigo García Estrada, Cien años haciendo ciudad, Medellín, Sociedad de Mejoras Públicas, Universidad de Antioquia, 1999, p. 126-137. 9 Para ver la frecuencia de estas tres enfermedades en Medellín: Anuario estadístico del distrito de Medellín, Oficina de Estadística Municipal de Medellín, Antonio J. Moreno, Director de estadística, diciembre 19161926, cfr. Tabla 1. Guillermo Garcés Mejía, op. cit. p. 40. 10 ― 131 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Es clave además mencionar que en el control a la salud de la clase trabajadora y la formación del discurso higiénico a comienzos del siglo XX, intervino también la mirada religiosa fundamentada en el temor de Dios. La iglesia en cabeza del arzobispo de Medellín Joaquín Pardo Vergara, lideró un movimiento contra el alcoholismo en la ciudad, con un discurso beato que advertía en el consumo de bebidas embriagantes la causa de muchas enfermedades y problemas sociales. Sobre la participación de este prelado en la lucha antialcohólica, Jorge Mario Betancur en su texto Moscas de todos los colores, transcribe el siguiente fragmento de un artículo del arzobispo, publicado el 1 y 9 de junio de 1904 en el periódico El Espectador: Os ruego que en las estadísticas de las riñas, las heridas y los homicidios, tan frecuentes en nuestras poblaciones, toméis nota de las causas que los motivaron, y veréis cómo la más común fue la embriaguez… hace diez años escribía yo en una pastoral estas palabras… con santa libertad apostólica lo decimos: es necesario que los legisladores piensen ya en poner dique al mal de la embriaguez en este departamento. Es preferible, para el bien verdadero de la sociedad, la disminución de las rentas públicas, en cambio de evitar la perdición de millares de personas y la perpetración de millares de delitos11. Cuatro años después, el mismo arzobispo continuaba su lucha antialcohólica exhortando al gobierno a salvar a la población de la ciudad de Medellín de un “mal de tan funestas consecuencias”12. En esta misma perspectiva el Obrero de Medellín para 1911, denunciaba las consecuencias del consumo de alcohol, que afectaba sobre todo en aquéllos que: “desprecian las amenazas de 11 Jorge Mario, Betancur, Moscas de todos los colores. Historia del barrio Guayaquil de Medellín 1894-1934, Medellín, Panamericana, 2000, p. 248. Guillermo Garcés Mejía, op. cit., p. 49. 12 ― 132 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) Dios”. La sentencia de que “ningún borracho entrará en el reino de los cielos”, advertía a una población profundamente católica las consecuencias de sus actos, al tiempo que dictaba modelos de comportamiento13. En el discurso religioso, la prensa y la legislación, la relación entre estos padecimientos y una vida desordenada, tendía a consolidarse como verdad. Se podría decir, parafraseando a Carlos Noguera, que “la frontera entre la ciencia y la moral”, se nubló en aras de un discurso que daba más importancia a un propósito de rotular como siniestros estos padecimientos14. En estas condiciones, emerge un discurso dirigido a lograr una transformación de los hábitos y costumbres de la población pobre y trabajadora, reconocidos como individuos, más que a la necesidad social de llamar la atención de las autoridades médicas para que desde el conocimiento científico buscasen remedios que contrarrestaran la presencia de estos males. Sin embargo, en aquella época, esa actitud moralizante con relación al alcoholismo, no provenía solamente de los sectores de la iglesia. Algunos médicos hicieron sentir sus voces de reclamo ante el concierto de la sociedad. Un claro ejemplo de esta demanda lo constituyó la intervención del médico antioqueño Gabriel Mejía, quien apartándose del discurso explicativo de carácter científico caracterizó el alcoholismo de la siguiente manera: bebed hasta embriagaros, y yo os digo que si antes creías en Dios, terminareis por ser ateos; si buenos esposos y buenos padres de familia, azote de vuestras mujeres y de vuestros hijos; si honrados y cumplidores con vuestras obligaciones, ladrones y sinvergüenzas; si trabajadores, vagos; si medianamente acomodados, paupérrimos; si 13 14 El obrero, Medellín, miércoles 19 de agosto de 1911, nº. 16, “¡O es que ya despreciamos las amenazas de Dios! Ningún borracho entrará en el reino de los cielos: lo asegura San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo”. Carlos Noguera, Medicina y política. Discurso médico y prácticas higienicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia, Medellín, Fondo Editorial Universidad Eafit, Cielos de Arena, 2003, p. 45. ― 133 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas aseados, sucios (…); si pacíficos, peleadores y asesinos; si en fin erais hombres, os convertirá el alcohol en cerdos15. Pareciera que se tenía la intención de transformar las costumbres y mentalidad de los obreros con respecto a las relaciones sexuales, el consumo de alcohol y hábitos de higiene, en un discurso que reconocía los problemas en el individuo y no en el cuerpo social. Esta especie de “medicina moral”, tuvo en la participación del médico Gabriel Mejía en la lucha antialcohólica, una muestra clara del predominio del discurso religioso y la ausencia de un discurso médico-científico que contribuyera de forma diferente a la solución de este problema. Esto hizo viable pasar por alto la etiología y patogenia de dichas enfermedades y hacer una serie de asociaciones más morales que científicas que penetraron incluso al discurso sindical e intentaron alertar a los obreros sobre su propia conducta. Muestra de esto son las mismas publicaciones de la prensa obrera de la época, que como el periódico El luchador, se expresaban de la siguiente manera: Por causa del alcohol vamos perdiendo las fuerzas, la vergüenza, el honor; nos vamos volviendo casi incapaces de hacer nada que sirva por la patria, por la sociedad o nuestra familia. Vamos llevando al hogar la corrupción y la miseria; vamos inoculándonos la sífilis y la tisis; en fin, nos vamos volviendo un guiñapo...16. En esta perspectiva, se tenía la pretensión de asociar el consumo de alcohol con la degeneración de la raza, la idiotez, la propensión a la adquisición de múltiples padecimientos entre los que se encontraban de manera especial la tuberculosis y la sífilis. Además se le vinculaba con la irresponsabilidad y la inmoralidad. Guillermo Garcés Mejía, , op. cit., p. 250. El Luchador (Corporativo Sindical), Medellín, 1918, nº. 16, diciembre 19 de 1918, Serie IV, p. 4. 15 16 ― 134 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) En pocas palabras, las costumbres derivadas de las precarias condiciones de vida de los obreros, fueron asociadas al padecimiento de estas afecciones. No se buscó en un primer momento las causas de la enfermedad, sino que ésta se percibió como el resultado de un comportamiento que contravenía la “moral” y las “buenas costumbres”. Es así, como desde el año 1913 en sus Conferencias de Higiene, publicadas en la Crónica Municipal, el médico municipal17, evidencia las posturas institucionales dominantes en aquella época en torno a la identificación del alcoholismo como causante de múltiples enfermedades adquiridas por malos hábitos. En relación al alcoholismo como enfermedad, sus causas y posteriores consecuencias, el médico municipal, como representante oficial de la medicina de la ciudad, se extendía en explicaciones argumentadas con el objeto de lograr que los habitantes de la ciudad y en particular de las autoridades civiles y sanitarias, comprendiesen con argumentos científicos, los peligros del alcoholismo como enfermedad química18, es decir, como veneno para el cuerpo de los individuos y la sociedad en su conjunto. Garcés Mejía, por su parte relacionó de una manera directa, el consumo frecuente de bebidas alcohólicas, que debilitaba sobremanera el organismo, con la posibilidad de contraer una enfermedad tan grave como la tuberculosis. En este sentido, apuntaba que el organismo alcoholizado A.H.M. Fondo Concejo Municipal, Sección Asuntos Varios (Médico Municipal), tomo 453 I, 1927. La expresión enfermedad química hace parte del vocabulario de la fisiología bernardiana e indica una afección en el funcionamiento del organismo a causa de la ingestión de sustancias químicas como el alcohol. El concepto es analizado por Ana Cecilia Rodríguez de Romo en su estudio sobre Claude Bernard, “La enfermedad en el pensamiento de Claude Bernard, el caso del azúcar y la grasa”, en: Salud Vitales, Revista de Filosofía de las Ciencias de la Vida, vol. XI, nº. 20, México, 2003, p. 165176. 17 18 ― 135 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas …prepara un buen terreno de cultivo para el microbio que produce la tuberculosis, el cual se desarrolla más a prisa, cuanto que el mismo alcoholismo produce también la miseria fisiológica19. El problema de la miseria fisiológica, como debilidad orgánica y racial, se convierte en el discurso de un médico como Garcés, en una temible sentencia anticipada que era necesario dar a conocer para el escarnio público. Además, se implicaba un aspecto moral que involucraba la voluntad del alcohólico en el conjunto de causas de su deteriorada salud: Las consecuencias funestas del alcoholismo crónico, como queda dicho, pueden resumirse en la degradación intelectual, moral y física más espantosa y más culpable, puesto que se llevan a cabo voluntariamente20. Todas estas advertencias sobre las consecuencias del consumo de alcohol, que en realidad apuntaban a prevenir los estados de embriaguez permanente o viciosa, presentados agresiva y crudamente, no se ubicaron muy lejos de las argumentaciones morales de la época. La interpretación que a comienzos del siglo XX se hizo en Medellín sobre la adquisición de dichas enfermedades, se presentó como un fenómeno consuetudinario en medio de una batalla en la que el organismo se veía debilitado por el consumo de alcohol. Las fronteras explicativas entre medicina y moral se influenciaron unas a otras en un discurso que intentaba la regularización de los comportamientos de los obreros a la medida de las élites; como estrategia para disminuir los alcances y los estragos producidos por dichas enfermedades. En la intervención del médico municipal, la carga moral es aún pesada y se reclina sobremanera en los hombros de los obreros, en cuya responsabilidad se deja la liberación de las afecciones 19 Guillermo Garcés Mejía, op. cit., p. 78-79. 20Ibidem. ― 136 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) caracterizadas por el consumo excesivo de alcohol, de una manera exclusiva. Otras consideraciones sobre la vulnerabilidad de la población trabajadora en relación con los bajos salarios, la mala alimentación y la deficiente vivienda, se hacían en esos momentos invisibles. Parecía que en las primeras dos décadas del siglo XX, no era posible aún una explicación científica, médica o social, que no se viera teñida de sesgos moralizantes en el conocimiento de las causas para la adquisición de dichas enfermedades. El comportamiento individual al que estaban asociadas generó una profilaxis moral, como posibilidad de prevención dirigida a los individuos y no al cuerpo social. Lo anterior muestra los diversos mecanismos de control, que aunque paralelos, hacían de la intervención médica apenas un instrumento de la estrategia moral amparada en el discurso religioso. El discurso oficial representado en la autoridad médica por un lado, puso la alerta acerca de los alcances perniciosos de estas enfermedades; y el discurso moral por el otro, en manos de la iglesia y sus representantes, generó una serie de alternativas cuya pretensión era posicionar la autoridad moral como dispositivo de cambio en la conducta obrera, para ello se sacralizaron estas enfermedades no sólo desde el discurso sino que también se llevó la vigilancia en la conducta a los espacios que frecuentaba el obrero. De esta forma por ejemplo, como lo interpreta Alberto Mayor Mora, El Sagrado Corazón de Jesús perseguía los obreros con su mirada vigilante, tanto en la entrada a sus casas como en los templos y fábricas, tratando de ser garante de sus comportamientos y actitudes por fuera de estos espacios, para así lograr un mayor control sobre la vida y acciones de los trabajadores21. Alberto Mayor Mora, Ética, trabajo y productividad en Antioquia, Colombia, Tercer Mundo, 1984, p. 312. 21 ― 137 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas En este contexto, el consumo de alcohol vinculado a diversos espacios22 y como una de las prácticas estables de esta población a comienzos de siglo, fue una de las respuestas a las necesidades de esparcimiento de la población trabajadora. Aunque desde tiempos coloniales esta práctica era considerada como una costumbre de los estratos bajos, se reforzó en torno a la población obrera de las principales ciudades de Colombia para este período23. Mauricio Archila, sintetiza de la siguiente forma el asunto: En el país el consumo de alcohol, durante la jornada de trabajo era una práctica común no sólo entre los artesanos. A principios de siglo se extendía a todos los sectores asalariados. Este hecho englobó principalmente a la población obrera masculina pero no excluyó definitivamente a la femenina, pues como lo demuestran las consultas del dispensario y consultorio externo de Medellín para los primeros años del siglo XX, el motivo de consulta acerca de padecimientos relacionados con el consumo de alcohol también incluyó a la población obrera Estos espacios fueron e incluso son aún para la ciudad de Medellín y sus municipios vecinos, por excelencia las “cantinas”, también los cafés y las tiendas. En el contexto de las formaciones industriales y urbanas europeas, Henry Lefevbre hace referencia a la “taberna” y al “club”. Henry Lefebre, De lo rural a lo urbano, España, Editorial Península, 1978. Alberto Mayor Mora utiliza estas denominaciones para el caso antioqueño. Alberto Mayor Mora, Ética, trabajo y productividad en Antioquia, Colombia, Tercer Mundo, 1984. Jorge Betancur en su detallado estudio sobre el barrio Guayaquil menciona sobre todo el funcionamiento de numerosas cantinas, cafés y tiendas. Jorge Mario Betancur Gómez, Moscas de todos los colores. Historia del barrio Guayaquil de Medellín 1894-1934, Medellín, Panamericana, 2000. Para el presente estudio acogemos estas últimas denominaciones que nos parece corresponden mejor a nuestra realidad social. Mauricio Archila, El uso del tiempo libre en los obreros. Anuario colombiano de historia social y de la cultura, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1990-1991, vol. 18-19. p. 6-12. 22 23 ― 138 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) femenina24, aunque las mujeres hayan quedado separadas de los hombres en sus lugares de diversión y relegadas al hogar25. Alberto Mayor Mora señala que en las ciudades recién incorporadas a procesos de urbanización e industrialización, “la embriaguez estaba muy extendida en los sectores populares”, asociada con el descanso laboral, momento en el que la “taberna era sitio obligado de reunión los fines de semana, las festividades y todo tipo de celebraciones”26. Por su parte Jorge Betancur27 descubre para una ciudad como Medellín, cuya característica de industrialización y urbanización ha sido estudiada suficientemente por sociólogos e historiadores; espacios de socialización y esparcimiento de la población trabajadora, en los que la cantina constituyó a comienzos del siglo XX el lugar preferido para las libaciones alcohólicas. La preocupación por el consumo de alcohol en la clase obrera, además de criterios morales, involucró también un interés económico en tanto que el consumo de bebidas embriagantes afectaba directamente el rendimiento laboral de los obreros. Esto porque se consideraba a los obreros alcohólicos como de menor rendimiento. Esta situación se prolongó como una constante a lo largo de la primera mitad del siglo XX y para 1935 el médico Laurentino Muñoz en su libro La tragedia biológica del pueblo colombiano, lo señalaba como una de las enfermedades que menguaban las capacidades físicas del pueblo colombiano28. Ver los informes de la oficina de accidentes y del consultorio y dispensario externo: Anuario estadístico del distrito de Medellín, Oficina de estadística municipal de Medellín, Antonio J. Moreno, 1919-1930. A este respecto ver: Mauricio Archila, El uso del tiempo libre en los obreros, op. cit., vol. 18-19. Alberto Mayor Mora, Ética, trabajo y productividad en Antioquia, Bogotá, Tercer mundo, 1984, p. 296. Jorge Mario Betancur Gómez, Moscas de todos los colores, “Historia del barrio Guayaquil de Medellín 1894-1934”, Medellín, Panamericana, 2000, p. 36. Laurentino Muñoz, op. cit., p. 119. 24 25 26 27 28 ― 139 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Esta problemática preocupaba, como es fácil de advertir, con especial interés a los dueños de las fábricas quienes procuraron, por todos los medios a su alcance, unirse a la campaña antialcohólica del pueblo obrero para alcanzar un aumento en los niveles de productividad en las empresas29. La situación afectaba en última instancia a todos los miembros de una sociedad, que tenían de la misma una mirada diferente y que en última medida convergían en tratar de disciplinar a una naciente clase social; en palabras de Mauricio Archila: para los empresarios era un tiempo dilapidado en diversiones que perjudicaban la disciplina laboral. Para la iglesia católica la inmoralidad era la que presidía los ratos de ocio. Para el Estado, en el tiempo libre era donde se fraguaban las rebeliones. Y para los revolucionarios era cuando se alineaba a las masas. Aunque con distintos intereses todos parecían coincidir en que el mayor tiempo libre de los trabajadores podía ser problemático30. El alcoholismo se constituyó con todos estos antecedentes en una amenaza que afectaba no sólo a los sectores productivos de la sociedad que veían enfrascarse a sus necesitados obreros en dicho vicio, sino también al conjunto de la población en general que se vio afectada por este padecimiento y mal gasto de sus recursos y fuerzas, adquiriendo un vicio que la más de las veces, como ocurría con la población obrera, no podían sustentar y terminaba afectando la vida en sus hogares, trabajos y salud. El problema del consumo de alcohol que provocaría la emergencia de esa entidad nosológica reconocida como “alcoholismo”; en las primeras décadas del siglo XX; se consideró como causa de muchas enfermedades y en este sentido su consumo preocupó seriamente a diversas instancias sociales, es así como los médicos antioqueños para el momento reconocieron en el 29 Alberto Mayor Mora, op cit., p. 296. Mauricio Archila, El uso del tiempo libre en los obreros, vol. 18-19. 30 ― 140 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) alcohol un “tóxico” y al alcoholismo como “factor y compañero inseparable del crimen, de la prostitución, de la vagancia y del juego; todos los flagelos sociales”31. Por su parte, el resultado de investigaciones históricas sobre la psiquiatría y la alienación mental en Antioquia han identificado en los códigos de policía de 1878 y 1914, disposiciones de control que unificaron criterios frente a vagos, mendigos, embriagados, dementes e indigentes32. El código surtía sus efectos y de hecho muchas personas pasaron temporadas de detención por encontrarse en estado de embriaguez y actuando de manera desordenada o sospechosa. La herencia del alcoholismo El consumo de bebidas embriagantes no sólo causó alarma por las malas costumbres que propiciaba en la población trabajadora, la cual veía en éste una parte esencial de las posibilidades de esparcimiento. La consecuencia de este hecho fue la producción de un sujeto social completamente nuevo, no sólo por sus características urbanas ligadas a la economía de las fábricas, sino también por la caracterización que expresaban los discursos oficiales, de un sujeto contrario al ideal tipo construido de una imagen del antioqueño “emprendedor” y “trabajador”. Esto conllevó a que desde diversos ámbitos se hiciera público el mal que cometían los padres al consumir alcohol, pues éste menguaba la futura salud de sus hijos y concebía generaciones propensas al consumo de alcohol. En la tragedia biológica del pueblo colombiano, Laurentino Muñoz dedica un 31 Guillermo Garcés Mejía, op. cit., p. 37. 32 Cfr. Claudia Montagut, Formación del discurso psiquiátrico en Antioquia 1870-1930. Una geografía de la exclusión, tesis historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, 1997, p. 140. Álvaro Casas, “Desplazamiento y aislamiento, alienados mentales en la ciudad de Medellín, 1878-1930”, en Asclepio, Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 2008, vol. LX, nº. 2, julio-diciembre, p. 127-130. ― 141 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas parágrafo sobre el alcohol en la descendencia que expresaba lo siguiente: No son, sin embargo, los estragos personales los más temibles en el alcoholismo, es la herencia, la repercusión de las taras orgánicas en la descendencia inocente de los vicios de los padres; si la moralidad, no como virtud teológica, sino como fuerza de carácter, como higiene, como virtud cívica y varonil, existiera en todo su poder, ni por esta enfermedad ni por ninguna otra encontraríamos la inmoralidad de una descendencia degenerada33. Por su parte, el discurso religioso y el discurso médico, desde perspectivas diferentes, señalaban una prolongación de esta enfermedad, como enfermedad social, presente no sólo en los trabajadores sino en sus descendientes, condenando de antemano el destino de la salud moral y física de los hijos del obrero alcohólico, provocando la fecundación de generaciones enfermas. Desde diversos ámbitos se hizo público el mal que cometían los padres al consumir alcohol, pues este menguaba la futura salud de sus hijos y concebía generaciones propensas al consumo del alcohol; y esta situación por consiguiente alteraba el futuro de la sociedad en general. En la Tragedia biológica del pueblo colombiano, la acusación de los efectos perniciosos del consumo del alcohol de padres sobre la salud de los niños tomaba en ocasiones tonalidades dramáticas como la expresada por el Médico Municipal en el año de 1913 en una de sus conferencias publicadas en la Crónica Municipal: Hijos, digo, que no se quieren como pedazos del alma y del corazón de donde se han desprendido, puesto que voluntariamente se hace caer sobre ellos el espantoso peso de la triste herencia fisiológica que se les prepara para llegar al mundo lesionados y en su organismo 33 Laurentino Muñoz, La tragedia Biológica del pueblo Colombiano, Estudio de observación y vulgarización, América, Cali, 1935, p. 129. ― 142 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) raquítico y menguado, predispuesto al mismo vicio, con frecuencia, propensos por sus defectos orgánicos a sufrir graves enfermedades, entre ellas la epilepsia, y a carecer de inteligencia y la energía34. Estos temores acerca de las secuelas del alcoholismo en los menores no eran infundados puesto que se habían constatado, con motivo de las revisiones médicas realizadas en menores en el consultorio y dispensario externo de Medellín. En los registros de dichas consultas, se podían constatar las enfermedades de embriaguez y alcoholismo agudo en los niños. De este modo se comprobaba que la costumbre del alcoholismo estaba bien arraigada entre la población pobre y que dicho padecimiento se transmitía de padres a hijos, pese a las múltiples advertencias dirigidas a todos los sectores sociales. El padecimiento del alcoholismo en la población infantil de Medellín fue un hecho y se vinculó a enfermedades como la histeria, la neurastenia y la epilepsia en los niños, sobre este tema se escribió un trabajo de tesis de medicina de la época, que amplió el conocimiento médico sobre el alcoholismo como enfermedad a partir de las manifestaciones particulares que le dieron presencia entre las familias obreras y especialmente entre los menores de edad35. Contribución científico-médica al estudio del alcoholismo en Antioquia La intervención de un discurso médico en la lucha antialcohólica comenzó a aparecer a finales de la segunda década del siglo XX, tal como se puede constatar en algunas tesis de medicina de la Universidad de Antioquia, sus aportes al conocimiento de la enfermedad son relevantes en cuanto 34 Crónica Municipal, Serie III, Medellín, 26 de julio de 1913, nº 26, p. 199. Roberto Gaviria R, Contribución al estudio de la epilepsia, Tesis, Universidad de Antioquia, San Antonio, Medellín, 1919, p. 18. 35 ― 143 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas abren el paso a la comprensión de un fenómeno social nuevo, en este contexto el texto del médico Garcés Mejía, aporta de forma significativa a la historia de los estudios sobre los alcoholes y el alcoholismo en Antioquia, y es un acontecimiento que denota la superación de un obstáculo en la configuración de la medicina científica en Antioquia. Dentro de estas tesis se destaca la, ya referenciada atrás, de Guillermo Garcés Mejía, “Contribución al estudio del Alcoholismo en Antioquia” de 191936, el dominio del tema de este autor se considera relevante, pues ayuda a comprender con más profundidad no sólo la mirada institucional sino la mirada social que para dicho momento enmarca la problemática del alcoholismo en Antioquia. Garcés Mejía presentó su trabajo en tres partes, una dedicada al alcoholismo desde el punto de vista fisiológico, otra desde lo social y la última desde el enfoque médico legal. En la segunda parte, asumió una visión social muy cercana todavía al discurso moral practicado por la iglesia y su relación con las enfermedades sociales, la profilaxis individual y colectiva del alcoholismo, y la necesidad de incorporar un discurso médico en la lucha antialcohólica que intervenga la acción legal en el control de dicho mal. En la última parte, presentó datos estadísticos de homicidios cometidos en Antioquia durante cinco años, entre 1914 y 1919, con los que intentaba demostrar que la embriaguez era uno de los principales estados en los que las personas contravenían las normas sociales y se hacían delincuentes. De otra parte estableció una relación entre el alcoholismo y la locura con cifras extractadas del Manicomio Departamental para varios años, en las que mostró que aproximadamente un 20% de los internos en esta institución tenían alguna relación con problemas de alcoholismo directo o heredado. 36 Ibíd., p. 39. ― 144 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) Este trabajo de Garcés Mejía, expuso por primera vez en público el punto de vista médico-científico con apoyo en la química, en la psiquiatría y en la experimentación de científicos europeos y norteamericanos dirigidos a demostrar el alcoholismo como una enfermedad. El discurso de Guillermo Garcés Mejía se constituyó en el comienzo de un proceso de intervención más colectivo que individual, donde se reconocen la sífilis, la tuberculosis y el alcoholismo como males sociales y como enfermedades sociales y fue el comienzo de la búsqueda de soluciones sociales de carácter profiláctico y educativo con un soporte en la medicina científica. La particularidad de los aportes de Garcés Mejía al movimiento de la lucha antialcohólica en Antioquia, pasa por la calidad de su intervención, la cual se distinguió por apoyarse en resultados de investigaciones científicas, llevadas a cabo por medio de experimentos con animales y observación sobre humanos, por médicos y científicos europeos y norteamericanos. Este hecho de conocimiento y difusión científica, propició que para comienzos del siglo XX, se emprendieran con fuerza campañas antialcohólicas para impedir la propagación de su consumo y por consiguiente “la degeneración de la raza”37. La utilización del alcohol etílico, identificado por Garcés como el más peligrosamente tóxico y el de mayor consumo en Antioquia, puso en evidencia un peligroso veneno que se consumía sin más en tiendas y cantinas, al amparo de los fabricantes y expendedores particulares y oficiales. Guillermo Garcés, posibilitó el comienzo de una postura médica-científica, que hacía justa toda campaña antialcohólica, en procura de la salud del cuerpo social. Advirtiendo, sobre el uso 37 Carlos Ernesto Noguera R. Lucha antivenérea y lucha antialcohólica. La higiene social en Colombia: 1886-1948. Informe final del trabajo para el proyecto El tránsito desde la higiene a la medicina tropical y la Salud Pública en Colombia, Instituto Nacional de Salud, Colciencias, Facultad de Medicina Universidad Nacional. Santa Fe de Bogotá, D.C., octubre de 1999, p. 12. ― 145 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de la caña de azúcar, que resultaba poco recomendable por su naturaleza tóxica. Sin embargo, su fácil aceptación por parte de los consumidores se hacía posible gracias a que se trataba de un “alcohol absoluto, que es alcohol etílico puro; se presenta incoloro en forma líquida, muy móvil, de sabor picante y agradable”38. Garcés identifica al alcohol como un combustible y un excitante de gran potencia; pero advirtiendo que el tipo de excitación producida por el consumo de alcohol puede Hacerse rápidamente peligrosa, sobre todo si el alcohol es tomado bajo una forma concentrada (aguardiente) y en cantidad abundante, produciendo entonces fenómenos enteramente contrarios (depresión, fatiga, menor rendimiento muscular)39. Desde esta perspectiva de análisis, las conclusiones derivadas del estudio de Guillermo Garcés, se inscriben ya dentro de la medicina social, pues logra detectar la problemática del alcoholismo, ligada a la situación económica de los obreros, superando las anteriores ideas que suponían la embriaguez ligada a cierto desorden moral emparentado con la transgresión de las normas y modelos de comportamiento asociados por las instancias de poder, con la locura y la delincuencia. Sin embargo, el nuevo historiador de la medicina reconoce, en este médico antioqueño de comienzos del siglo XX, el proceso de configuración de un discurso médico-social particularmente ideologizado, ya que mientras registra en las condiciones socioeconómicas la principal causa de la presencia del alcoholismo entre el pueblo trabajador; distingue entre este último, como “objeto natural”, objetivaciones diversas que mediadas por el dinero producirían obreros alcohólicos y obreros no alcohólicos. De una parte Garcés sostiene que: Ibíd., pp. 13 y 14. Ibíd. p. 22. 38 39 ― 146 ― Alcoholismo: enfermedad social en Medellin (1900-1930) Las personas (obreros) que por escasez de dinero tienen una alimentación insuficiente y deben producir un trabajo excesivo a sus fuerzas, encuentran en el alcohol el elemento apropiado para compensar la energía que les falta, ignorando las consecuencias tan graves que les traerá esas pequeñas cantidades de alcohol: en primer lugar se halla un individuo en inanición parcial, mal abrigado, expuesto por consiguiente a las enfermedades que se producen durante dichos estados (tuberculosis); en segundo lugar no es como ellos piensan, que el alcohol es el productor del calor y la energía necesarios para la ejecución de sus obras, sino que como es excitante, acelera las combustiones de grasa e hidratos de carbono, produciendo la ruina fisiológica acompañada de su inseparable amiga la tuberculosis. Igualmente reconocía en otros sectores de la población trabajadora que: Los obreros que viven con algunas comodidades, rara vez consumen aguardiente, en cambio aquéllos cuyos salarios son insuficientes para su sostén, una necesidad imperiosa, inexorable, los obliga a recurrir a dicho tóxico40. Finalmente, Garcés concluía que el alcohol es un producto tóxico, inferior y costoso del que no recomienda su uso. Termina afirmando que la responsabilidad de la medicina científica estaba en advertir desde el punto de vista químico y fisiológico de las perturbaciones que este producto causa en el organismo de quienes abusan de él. Diversas instancias en la ciudad de Medellín mediaron en la denuncia del alcoholismo como un problema, una enfermedad social, no obstante hacia comienzos del siglo XX en Medellín y en los años siguientes, el consumo de licores no solamente continuaba siendo asociado con las costumbres del pueblo obrero, sino que además se vinculó de forma directa con la propagación de enfermedades entre este grupo social. 40 Ibíd., p. 23. ― 147 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Más allá de los talleres y los estrechos cuartos de habitación, la cantina y el prostíbulo parecían haberse asociado a la naciente manufactura y a los primeros ensayos industriales, como complementos de una estrategia de explotación capitalista y control social. El alcohol se presentó quizás como un disipador relajante de las fatigas diarias, lo mismo que la prostitución, alternativas a un ritmo fabril monótono al que los obreros se incorporaron de manera lenta y en los cuales crearon mecanismos de interacción propios en los que la sífilis, el alcoholismo y la tuberculosis encontraron el espacio propicio de su emergencia. La lucha contra el alcoholismo fue a la par una lucha en contra de los comportamientos adquiridos por los obreros en su proceso de adaptación a la vida fabril y urbana y desde esta perspectiva los juicios emitidos con relación a estas enfermedades se validaron y sirvieron de sustento teórico para revalidar conductas tradicionales en la clase obrera y sirvieron a los señalamientos de que fueron objeto. En Medellín, los obreros y sus padecimientos, tuvieron que esperar a cambios sustanciales, no sólo en la modernización del equipamiento urbano, que mejoraría sustancialmente las condiciones de vivienda y de trabajo, haciéndolas más higiénicas y seguras; sino también a los avances del conocimiento médico y la asimilación de prácticas de la medicina higienista, además de las reformas en las políticas públicas41 que conducirían a un amplio acceso de la población trabajadora a los programas de seguridad social y a los servicios de salud para ver un tanto modificados la exacerbación de sus enfermedades y la manera como éstas fueron vistas por la sociedad. 41 Sobre el proceso de formación de estructuras privadas y públicas que produjeron las particularidades de la seguridad social en Colombia, ver Mario Hernández, “La salud fragmentada en Colombia: 1910-1946”, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2002, p. 37-82. ― 148 ― Higiene y control a la carne en Medellín a finales del siglo XIX y principios del siglo XX Luz Elena Muñoz Lopera Proceso higiénico de la carne en Medellín Haciendo uso de las posibilidades que nos brindan los documentos y especialmente de la prensa oficial, Crónica Municipal y Gaceta Departamental, conservados en los diferentes archivos de la ciudad de Medellín (Archivo Histórico de Medellín, Archivo Histórico de Antioquia respectivamente), se intenta comprender cómo se dio el proceso higiénico de la carne en Medellín, tratando de abarcarlo en sus distintas etapas: el matadero, la matanza, la inspección de carnes, el acarreo o transporte y el expendio o venta. Para finales del siglo XIX se pueden constatar dos acontecimientos que ayudan a configurar el modelo de control higienista de la carne en Medellín. El primero, desde una iniciativa gubernamental, la construcción del Matadero Público Municipal entre 1888 y 1891, con su respectiva reglamentación y el segundo, desde el discurso científico o académico, con el Estudio Higiénico de las carnes de Medellín1; tesis de grado para el Doctorado en Medicina y Cirugía, realizada en 1893, por Juan B. Martínez; donde, presenta por primera vez un estudio de la “bromatología, ramo de la higiene bastante descuidado entre nosotros”2. Este texto hace “una compilación de los adelantos 1 Juan B. Martínez, Estudio higiénico de las carnes de Medellín, tesis para el Doctorado en Medicina y Cirugía, Medellín, El Esfuerzo, 1893. 2 Ibíd., Introducción. ― 149 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas modernos de la ciencia, aplicados al estudio de los medios de obtener carne sana, y de evitar que ella venga a ser fuente de males para los consumidores”3. Y estudia las circunstancias que se presentan en Medellín en torno a este alimento. Un Matadero Público privilegiado para la ciudad Antes de 1891 Medellín no contaba con un matadero público, ni con una feria de ganado, que pudiera centralizar las actividades de éstos en manos de la autoridad pública; éstas eran ejercidas por personas particulares y de este modo muchas irregularidades escapaban a la mirada de las autoridades. La iniciativa de que Medellín tuviera un matadero público se debe a Alejandro Barrientos, quien en 1875 hizo una larga exposición sobre la necesidad de establecer dicho matadero en la ciudad “invigilado por la autoridad”. A partir de dicha exposición el Concejo lo nombró para que presentara un proyecto de Acuerdo, sobre un matadero público4. El sueño de tener “Matadero público Privilegiado” en Medellín, “que garantizara la sanidad de las carnes que se expendían para el consumo”, se comenzó a concretar el 7 de mayo de 1888 mediante el Acuerdo N° 14; en este se detalla el contrato celebrado con los señores Ospina Hermanos como constructores, y Luis María Botero, Lucrecio Vélez y Apolinar Villa autorizados por el Concejo Municipal. Ospina Hermanos se comprometen a construir un edificio apropiado para Matadero público y plaza de ferias en solar situado en la finca llamada “Morro de los Cadavides”, y darlo al servicio público a más tardar en año y medio; éstas algunas de las condiciones y características que debía reunir: 3 Ibíd. 4 Crónica Municipal, No. 110, Medellín, 21 de julio de 1875, p. 444. ― 150 ― Higiene y control a la carne en Medellín — Cuatro salones, de cuarenta y cinco varas cuadradas, cada uno, para matar ganado vacuno; cuatro, de treinta y cinco varas cuadradas, para matar cerdos y carneros; uno de cuarenta y dos varas cuadradas, para inspeccionar las carnes; uno de setenta varas cuadradas para preparar los menudos; y uno de treinta varas cuadradas, para despacho del director. — Un acueducto de cal y ladrillo, de fondo artesonado, para que la corriente de agua mantenga en perfecto aseo el edificio. Los pisos serán de ladrillo sólido, y tendrán también la forma artesonada, a fin de que la sangre y despojos de los ganados que se maten, vayan al centro, y de allí, por orificios suficientes al acueducto. — Una cañería que conduzca al edificio el agua limpia, necesaria para su aseo (…), conforme a las exigencias de la higiene. — Suministro de los instrumentos y útiles necesarios para dar matanza a los ganados y preparar las carnes conforme a los últimos métodos empleados en las carnicerías de París. — Demarcación cerca del matadero de una plaza de siete mil varas cuadradas, destinada a la feria de toda especie de ganados, con una galería techada de doscientas varas cuadradas. — Alrededor del edificio, y en el patio central, se sembrarán árboles en cantidad suficiente para impedir la propagación de los miasmas. — (…), hacer gratuitamente, en el local del matadero, el examen de carnes que se introduzcan de otros distritos o fracciones, para el consumo de la ciudad5. El Concejo Municipal de Medellín, consciente de la necesidad de que el agua era un elemento indispensable para el aseo y salubridad de la obra emprendida, concede el permiso 5 Crónica Municipal, nº. 21, Medellín, 12 de julio de 1891, p. 83-85. ― 151 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas para tomar hasta siete pajas6 de agua del arroyo “Alta-Vista”7. Agua que en lo absoluto no era potable, según el informe de los señores Alejandro Botero U. y Rafael Pérez, comisionados por esa Corporación para determinar la conveniencia de su uso; quienes después de examinarla dictaminaron lo siguiente: No es esta agua perfectamente potable, aunque como tal la usan los vecinos de aquellos parajes; pero la creemos enteramente adecuada para el servicio del matadero porque para el aseo no puede exigirse más y porque si se empleare en preparaciones culinarias, la ebullición destruirá los gérmenes nocivos que ella pueda contener. Por lo demás en los grandes centros de población no se requiere que sea potable el agua de los mataderos, aunque potable se llama por allá el agua del Sena, que es a todas luces inferior en calidad a la de Alta-Vista8. El Concejo también designa un empleado permanente, para recorrer la acequia del agua desde la quebrada hasta el matadero, con el objeto de limpiarla y mantenerla en perfecto aseo; debía impedir que los vecinos derramaran al acueducto desagües o infiltraciones que pudieran perjudicar su limpieza, dando aviso al alcalde para su respectiva sanción9. Paradójicamente, el agua que ha de servir para limpiar lo sucio del matadero sería convertida más adelante de su recorrido 6 Las medidas antiguas de agua en la Nueva España y el Méjico del siglo de la independencia, se denominan paja, buey, surco, naranja, real, dedo. Las más pequeñas eran para agua municipal, típicamente la paja; mientras las más grandes eran para uso rural, caso el surco. En los documentos se establece el tamaño del marco o data (orificio) para cada una de estas medidas, así como su equivalencia entre medidas; 1 paja= un cuartillo o libra por minuto = 1/9 dedo cuadrado= 1/16 pulgadas cuadradas = 14,5 quintales en un día. Jacinta Palerm, Carlos Chairez, Medidas antiguas de agua, Relaciones, vol. 23, nº 92, México, 2002, p. 228-230. 7 Acuerdo nº 29, del 12 de noviembre de 1888, Crónica Municipal, nº 7, Medellín, 17 de junio de 1890, p. 25. 8 Informe de una comisión, Crónica Municipal, nº 21, Medellín, 12 de julio de 1891, p. 86. 9 Crónica Municipal, nº 22, Medellín, 24 de julio de 1891, p. 89. ― 152 ― Higiene y control a la carne en Medellín en el agua más sucia de la ciudad, al ser las mismas autoridades municipales las que permitieran “que se derrame al río o al arroyo de Alta-Vista, el desagüe del matadero”10. El compromiso de entregar el Matadero en el tiempo fijado en el contrato, tuvo que ser prorrogado por cuatro meses más debido a ”inconvenientes graves” en su ejecución11. El sueño se hizo realidad el día 20 de mayo de 1891, cuando el Matadero es abierto al servicio público y es entregada la obra a los señores Apolinar Villa y Ramón Arango, comisión encargada de recibir a satisfacción la obra por la Corporación Municipal12. Esta obra construida y reglamentada de acuerdo a los requerimientos que la Higiene Pública demandaba en el momento, le dada derecho al Municipio a hacer efectivo el impuesto al degüello y el cobro de multas por incumplimiento al Reglamento del matadero, según el Decreto legislativo N° 451 de 1886. Éste habla que “para poder hacer efectivo dicho impuesto, las municipalidades deben comprobar ante el respectivo gobernador del Departamento, que existe en el Distrito un matadero cómodo, seguro y capaz”13. Estos derechos tenían un valor de 50 centavos por cada cabeza de ganado mayor que se matara, 10 centavos por cada carnero o cerdo, 10 centavos por cada cabeza de ganado vacuno o caballar que entrara a la feria para ser comercializado, y 5 centavos por cada cerdo14. Crónica Municipal, nº 21, Medellín, 12 de julio de 1891, p. 84. Acuerdo N° 6 del 30 de abril de 1890, Crónica Municipal, nº 15, Medellín, 13 de octubre de 1890, p. 58. 10 11 Informe de la comisión que recibió el Matadero Publico, Crónica Municipal, nº 23, Medellín, 14 de agosto de 1891, p. 92. 12 Nota y Resolución, sobre derechos de degüello y mataderos públicos, Ibíd. Crónica Municipal, nº 21, Medellín, 12 de julio de 1891, p. 84. 13 14 ― 153 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Conector Quizás el aspecto que reviste mayor importancia, para que la carne que se consumiera en Medellín fuera un producto alimenticio, que reúna condiciones de calidad e higiene, tuvo que ver con la acción de reglamentar y de acatar las disposiciones consignadas en el Acuerdo N° 4 de 15 de abril de 1891; Comentaré sólo algunos aspectos de este Reglamento en vista de lo extenso y del asunto que nos compete (higiene y control de la carne). En lo general, se dispuso en dicho Reglamento15 el carácter de obligatoriedad para los carniceros del Distrito, de hacer matar y beneficiar sus ganados en el Matadero Público del mismo, así como la Plaza de Ferias como el único lugar destinado para la venta pública de ganados. El matadero estaría a cargo de un director, nombrado por el presidente de la Sociedad del Matadero y el comisionado de la Municipalidad, para prestar al mismo tiempo el servicio de Inspector de carnes y director de la Plaza de Ferias; también estaría investido con el carácter de agente de policía16; y de los demás empleados subalternos: un encargado de la Plaza de Feria, un primer matador, los matadores subalternos, los picadores, los carreros y ayudantes de empleo transitorio necesarios para el pronto servicio. El reglamento en ninguna parte contempla, que el director del matadero debía ser un médico, un veterinario, un químico o administrador, sólo dice que debe poseer los conocimientos necesarios para el buen desempeño de sus funciones. Entre las que estaban, las de prestar el servicio en los horarios establecidos; entregar beneficiada cada res tres horas Acuerdo “que reglamenta el Matadero Público, la inspección de carnes y la Feria de Ganados del Distrito de Medellín”, Crónica Municipal, nº 21, 22 y 23, Medellín, julio de 1891, p. 86-92. En el Art. 5° del Acuerdo N° 14 de 1888 sobre el contrato por el cual se construye el matadero público, el municipio se compromete “a investir con carácter de Agentes de policía á los empleados superiores del matadero”. Ibíd., p. 84. 15 16 ― 154 ― Higiene y control a la carne en Medellín después de recibida; la de llevar debidamente los registros y cuadros exigidos; pero llama poderosamente la atención ésta: “mantener siempre en vigor el procedimiento de matanza y beneficio á estilo francés, adoptado por el matadero”17. Juan B. Martínez en Estudio Higiénico de las carnes de Medellín, dice, sobre los mataderos, estos lugares han sido comprendidos en la clase de establecimientos incómodos, peligrosos é insalubres, y por consiguiente deben construirse retirados de la población, en puntos donde sus aguas no ensucien las aguas potables; colocados en un paraje a donde los vientos reinantes lleguen después de haber atravesado la población, porque de lo contrario arrastrarían las emanaciones pútridas hacia el centro de la ciudad. Conviene que estén separados de ésta por una colina ó por un bosque que sirva de valla á los miasmas18. Basado en lo anterior, hace recomendaciones para que el Matadero Público de Medellín pudiera llenar las condiciones de un buen matadero. Considera que el de Medellín por su amplitud y exposición, por su sitio, por la naturaleza del terreno, la abundancia de aguas y la disposición general, ofrece muchas ventajas que deben aprovecharse para ajustarlo estrictamente a las reglas higiénicas, introduciendo en él varias reformas que son de absoluta necesidad, entre éstas: — Construir un horno de carbón para destruir el ganado atacado de carbón. — Construir mesas o bancos de mármol o de piedra labrada para colocar las carnes y los animales que han de ser descuartizados, a fin de que esta operación no se efectúe en el suelo. Crónica Municipal No. 22, Medellín, 24 de julio de 1891, p. 92. Juan B. Martínez, Ibíd., p. 9-10. 17 18 ― 155 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas — Mejorar el alumbrado que es imperfecto, y no permite que el examen de la res y de la carne sea completo durante las primeras horas de la matanza, en que todavía no alumbra la luz del día. Convendría la luz eléctrica, pero ya que las circunstancias no lo permiten deben utilizarse lámparas de petróleo en cantidad suficiente. — Retener en lugar lejos del matadero los cueros, y no permitir que salgan sin estar completamente desecados. — Nombrar dos inspectores de carnes, porque uno solo no puede atender a todo el trabajo relacionado con su empleo, especialmente en los días de feria. — Reemplazar el piso, que está formado de materiales porosos, que se impregnan de agua y de sangre. El mejor material para construir este piso debe ser piedra labrada, sobre cemento ó cal con zulaque. — Mejorar la toma de agua potable o limpia y reformar por completo el acueducto, que se encuentra en mal estado19. Con estas modificaciones asevera Martínez, el matadero sería perfectamente higiénico. La matanza El Reglamento del Matadero consigna las operaciones a llevar a cabo en esta sección del proceso. Se insiste en que todas las operaciones de matanza y beneficio realizadas en el matadero se harían por los métodos usados en París. Estas serían algunas de las operaciones: Las reses destinadas a la matanza, debían ser conducidas al matadero con las seguridades necesarias de modo que no causaran daño a su paso por las vías públicas; este tránsito debía 19 Ibíd., p. 11-12. ― 156 ― Higiene y control a la carne en Medellín llevarse a cabo sin maltratarlas ni aporrearlas. Una vez en el matadero, cada especie de ganado (mayor y menor), debía ser ubicada en el lugar expresamente destinado para ellas. Cada animal debía ser examinado en pie por el director del matadero antes de ser sacrificado, y en vista del buen o mal estado de salud en que se encontrase, concedía o no la Guía (el permiso) para darlas al consumo; esto para impedir que se diera muerte a todos aquéllos que se encontraran enfermos o en estado de flacura extrema; en este caso el carnicero era notificado de la obligación en que estaba de aislar el animal, si la enfermedad era de carácter contagioso como por ejemplo el carbón; tampoco permitía que se diera muerte a un animal fatigado por las largas jornadas de tránsito hacia el matadero, en este caso se debía dejar reposar el animal por un tiempo no menor a doce horas. Todos los útiles, instrumentos y aparatos necesarios para la matanza debían mantenerse en estado de perfecto aseo. El procedimiento por medio del cual se daba muerte a los bueyes, toros o vacas era por medio de la mascarilla Bruneau. Del que asevera Martínez que “Por las ventajas que presenta este método se le ha empleado en el matadero de Medellín”20. Era prohibido dejar caer la sangre de los animales degollados a los canales o desagües del piso; y la sangre destinada a la alimentación como la del cerdo, debía ser recolectada en vasijas bien aseadas. El descuartizamiento de la res debía hacerse, sólo una vez suspendida ésta en la garrucha respectiva; respecto de los corderos y cerdos, esta operación se realizaría sobre las bancas o 20 “La mascarilla de Bruneau es de cuero con un orificio en el centro, de reborde metálico, por donde pasa un eje terminado en punta por una de sus extremidades y por la otra en una superficie roma. Se le aplica exactamente en la cabeza del animal, de modo que quede vendado y que el orificio corresponda a la parte media de la sutura frontal. Luego se introduce en el orificio el eje por su extremidad delgada, y con un mazo se le da un fuerte golpe. El animal cae fulminado”, en Juan B. Martínez, Ibíd., p. 15. ― 157 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas mesas destinadas al efecto. Una vez realizada esta labor, la carne debía pasar directamente a los carros de transporte, o a un local especialmente aseado. Los menudos, fetos y despojos debían ir a la pieza destinada para ellos, a fin de ser lavados y examinados por el inspector. La sangre y los despojos no usados para la alimentación, debían ser trasportados en vehículos apropiados y llevados a fosas para enterrarse o a lugares donde se les daría alguna transformación. Siendo éstos también objeto de reglamentación21. La inspección de carnes El inspector de carnes aparte de poseer los conocimientos necesarios para el buen desempeño de su oficio, debía ser una persona imparcial y justa, pues lo único que importaba era su misión de higienista, encargado de suministrar a la ciudad carne sana y de buena calidad. Para llevar a cabo su labor, contaría con los aparatos, reactivos y utensilios para el examen de las carnes, especialmente de un microscopio, a fin de poder determinar las alteraciones patológicas de los tejidos. Esta inspección como se dijo en el apartado anterior, comienza con el animal en pie, que al igual que la carne beneficiada en otro matadero fuera del Distrito debían ser examinadas por el director del matadero y en vista del buen o mal estado, concedía o no la Guía (el permiso) para darlas al consumo; se sancionaría a los carniceros que ofrecieran al consumo carnes sin sus respectivas guías: por la primera falta dos pesos, por la reincidencia ocho pesos y por las siguientes dieciséis pesos. Las reses que por caída, golpe, herida u otro accidente, murieran lejos del matadero o en la vía pública, podían ser conducidas y beneficiadas en el matadero, en presencia del inspector de carnes quien decidía si la carne podía darse al consumo o no. La carne de todo animal muerto naturalmente 21 Crónica Municipal nº. 22, ibíd., p. 88. ― 158 ― Higiene y control a la carne en Medellín sin accidente o efusión de sangre, era substraída del consumo público y mandada a destruir a expensas del dueño. El inspector debía estar presente en las autopsias y descuartizamiento de todos los animales, para tomar nota de las lesiones observadas. En los casos de lesión local, que por naturaleza no fuera una afección general o contagiosa (como fracturas, contusiones, dislocaciones), debía separar el órgano o la parte afectada y prohibir su consumo; al dueño o carnicero sólo se le entregaría la carne sana para la venta. Las carnes que observadas al microscopio, con los reactivos del caso, “según la práctica científica”, resultaran impropias para el consumo, o nocivas a la salubridad pública, debían ser destruidas. Entre los estados patológicos o afecciones que hacían el uso de la carne peligroso para la salubridad pública, y que le imponían al inspector la obligación de decomisar la res entera estaban: 1. Reses incapaces de servir a la alimentación como fetos, animales de pocos días de nacidos, reses en estado de flacura extrema, caquéticas o hidohémicas. 2. Animales con fiebre, afecciones pútridas (carbón sintomático, con piemia, septicemia, muermo, farcine, lamparones, tuberculosis, triquinosis, ladrería y peste bovina), y toda afección general, aguda o crónica. 3. Animales envenenados o muertos naturalmente sin efusión de sangre. En cualquiera de los casos anteriores el inspector ordenaría enterrar la res o animal entero o su destrucción por medio del fuego. El inspector debía llevar un registro diario de todos los casos que ocurrieran en el desempeño de su misión, enviando a fin de cada mes al Concejo Municipal, un cuadro detallado de los órganos enfermos y de las reses decomisadas por ― 159 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas enfermedad infecciosa, con especificación clara de las lecciones o enfermedades22. Frente a este procedimiento Juan B. Martínez muestra las enfermedades más comúnmente observadas en el ganado que se consumía en Medellín, y las alteraciones de las carnes; no sin antes dar cuenta de la dificultad para tratar este asunto por las pocas e inexactas estadísticas que se tenían. Apoyado en los registros suministrados por el Inspector, concluye que éstos no han sido llevados de la mejor manera, y que sus datos no son confiables, porque en ellos aparecen solamente aquellas enfermedades cuyas lesiones macroscópicas pueden ser reconocidas a simple vista por un veterinario; y además por que mientras no intervenga el microscopio en las faenas de la inspección diaria, hay derecho para temer que muchas enfermedades pasen inadvertidas. Observa en los registros, que las enfermedades más comunes en los animales que se consumían en Medellín eran la ladrería, el carbón, y la angina. Que en el mes de febrero de ese año (1893) fueron destruidos, por estar atacados de ladrería, siete cerdos; y tres fueron devueltos a sus propietarios por habérseles conocido la enfermedad en vida23. Quizás en la segunda década del siglo XX esta situación haya cambiado, al instalarse de manera permanente la Comisión Sanitaria Municipal y con ello, la creación en Medellín del empleo de Veterinario Oficial e Inspector de Carnes por medio del Acuerdo N° 6 de 18 de enero de 1913 nombrándose en esa oportunidad a Manuel Blanquer24; también con el establecimiento del Laboratorio Químico Departamental de Antioquia y el Laboratorio Bacteriológico de Medellín, en noviembre de 191425. 22 Ibíd., pp. 88-89. Juan B. Martínez, Ibíd., p. 18. Crónica Municipal nº 25, Medellín, 23 de junio de 1913, p. 187. AHM, fondo Alcaldía, tomo 196, folio 39; véase también, Néstor Miranda Canal, “La medicina colombiana de la Regeneración a los años de la Segunda Guerra Mundial”, en Nueva historia de Colombia, Álvaro Tirado Mejía (Director científico), Bogotá, Planeta, 1989, p. 272. 23 24 25 ― 160 ― Higiene y control a la carne en Medellín La función del veterinario permite observar la puesta en práctica de los Laboratorios Químicos y Bacteriológicos en la inspección de carnes; lo que nos da a entender o poner en duda hasta antes de 1914 el cumplimiento de muchas de las disposiciones contempladas en el Reglamento del Matadero Público y la Inspección de Carnes, acordado en 1891. Para la época se presenta en el Departamento la propagación de algunas enfermedades contagiosas en el ganado, especialmente la conocida con el nombre de carbón; propagación atribuida a la indolencia en vacunar, y sobre todo a la práctica de abandonar y no destruir los cadáveres de animales muertos por esta enfermedad; lo que había provocado ya en la población el contagio y la adquisición de la pústula maligna, determinando en algunas de ellas la muerte. Lo anterior llevó a las autoridades locales a atender por medios legales el episodio, concretándolo en el Acuerdo N° 2 de 18 de enero de 1913. Las medidas que se dictaron estaban dirigidas a: la prohibición de poner a la venta y consumir carnes de animales muertos de carbón o cualquier enfermedad contagiosa; la obligación de destruir el cadáver por procedimiento químico o combustión, en el término de veinticuatro horas; imputar una multa de diez pesos oro a quien contraviniere lo dispuesto; excitar a los demás Concejos del Departamento a adoptar medidas semejantes y llamar la atención de los ganaderos sobre la necesidad de vacunar, como medio de evitar la propagación de la epizootia26. También frente a esta circunstancia el veterinario y el administrador del Matadero, tuvieron a bien la práctica de enviar al Laboratorio, las muestras de sangre de las reses sacrificadas en el matadero, con el fin de verificar la bacteria carbonosa en éstas, y así determinar si la carne era apta o no para consumo humano27. Crónica Municipal nº 22, Medellín, 14 de abril de 1913, p. 162-163. AHM, fondo Alcaldía, tomo 196, f. 215. 26 27 ― 161 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Acarreo de la carne del matadero a las carnicerías De esta parte del proceso también se ocuparon las autoridades públicas de Medellín; en el Art. 6° del contrato del matadero, el Concejo se compromete a prohibir bajo multa, la conducción de carnes del matadero a las carnicerías o ferias de la cabecera del Distrito, “en otros vehículos que carros cubiertos por todos lados, que no se destinen a otro uso, que estén bajo la vigilancia de la autoridad pública, que tengan un piso falso de enrejada de madera, y que se aseen convenientemente todos los días, por medio de desinfectantes eficaces”28. El Art. 61 del Reglamento del Matadero, contemplaba los deberes de los carreros así: “conducir con la debida rapidez y exactitud las carnes al punto que se les indique; entregarlas con la correspondiente Guía de pase; mantener en perfecto aseo los carros que usen, lavándolos bien con jabón, por lo menos una vez al día y aceitarlos, por lo menos dos veces por semana; cuidar de la manutención, aseo y salud de las bestias o bueyes empleados en los carros”29. Para 1893 según Martínez, éstas eran las circunstancias en que se prestaba este servicio en Medellín: actualmente, la carne nos viene del matadero en carros forrados en latón y descubiertos, o mal cubiertos con una tela o trapo sucio. Recorren un espacio de tres kilómetros por lo menos, expuesta a la acción del sol y de los agentes exteriores. Estos carros se limpian con poca frecuencia, de suerte que muchas veces exhalan una fetidez tan espantosa, que parecen más bien carros en que se llevaran cadáveres del anfiteatro al cementerio30. Crónica Municipal nº 21, Medellín, 12 de julio de 1891, p. 84. Crónica Municipal nº 23, Medellín, 14 de agosto de 1891, p. 91. Juan B. Martínez, p. 21. 28 29 30 ― 162 ― Higiene y control a la carne en Medellín Parece que en Medellín la persona encargada de prestar este servicio por varios años fue el señor Antonio J. López, según consta en algunos Acuerdos dictados por el Concejo Municipal en 1912, donde se le conceden contratos o prórrogas “para seguir prestando el servicio de transporte de la carne como lo ha venido haciendo de tiempo atrás”31. O como consta en el Acuerdo N° 80 de 191332; en este contrato López se compromete a suministrar doce carros con sus bestias necesarias para transportar del matadero público de Medellín a las carnicerías y lugares de expendio de la ciudad, la carne beneficiada. Según el Concejo Municipal, los carros en los cuales se haga el transporte de carnes debían reunir estas condiciones: deben ser de resorte; estar construidos de manera que puedan estar perfectamente aseados y en el mejor estado de limpieza; irán forrados en lámina de hierro galvanizado en su parte interior, forro que llevará también la compuerta respectiva de cada uno, e irán tapados herméticamente con una ala de madera adherida al carro con bisagras o goznes, la cual ira forrada de la misma manera de la compuerta interior (…) no podrán servir para el efecto carros desvencijados o viejos que se habiliten para ello o que hayan estado prestando otros servicios; tampoco podrán destinarse a otros usos los destinados al acarreo de carnes; se aceitarán dos veces por semana, se jabonarán y limpiarán diariamente, tanto exterior como interiormente. Los carreros o transportadores de carnes deben ser personas de buen aspecto físico; vestidos decentemente, que no tengan llagas ni sufran enfermedades contagiosas y que den absoluta garantía de honradez y moralidad en materia de Acuerdo No. 94 de 8 de agosto de 1912, AHM, fondo Concejo de Medellín, tomo 297, f. 290. “Aprobación de un contrato celebrado con Antonio J. López sobre prestación del servicio de acarreo de carnes beneficiadas en el matadero público”. Crónica Municipal No. 38, Medellín, 6 de mayo de 1914, p. 288289. 31 32 ― 163 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas bebidas embriagantes; y que no sean menores de dieciocho años. No se permite demora de ningún género en espera (…) y en todo caso las carnes serán transportadas inmediatamente que sean beneficiadas las reses y los cerdos por los matanceros”33. Carnicerías y lugares de expendio Desde que en Medellín se proyecta la construcción de una nueva Plaza de Mercado cubierto en 1888, se contempla en el contrato las condiciones que debían tener los locales destinados a la venta de carne; éstos debían estar provistos de agua limpia, aunque no fuera potable; las mesas y pavimentos debían estar cubiertos de piedras labradas o ladrillos esmaltados; y estar provistos de ganchos de hierro galvanizado para la colocación de las carnes34. En un informe presentado por Julio Restrepo A. y Eduardo Zuleta, miembros de la Academia de Medicina de Medellín al alcalde del Distrito el 9 de febrero de 1891, concluyeron, que en su concepto las carnicerías visitadas en Medellín no reunían las condiciones higiénicas indispensables para permitir la venta de carne; el establecimiento según ellos debería reunir las siguientes condiciones entre otras: • Edificio alto y bien ventilado. • Agua corriente en el mismo local, o en abundancia tal, que hiciera excusable el requisito de ser corriente. • Mesas de mármol, o en su defecto de madera, pero protegidas en su parte superior con cubierta de piedra, á semejanza de las que existen en nuestra plaza de mercado. Ibíd., pp.288-289. Acuerdo No. 21 del 5 de julio de 1888, Crónica municipal No. 17, Medellín, 10 de febrero de 1891, p. 65. 33 34 ― 164 ― Higiene y control a la carne en Medellín • Suelos embaldosados de mármol o de piedra, éstos lo mismo que las mesas deben ser de materiales impermeables. • Vasijas apropiadas para depositar la carne antes de darla al consumo; y éstas, lo mismo que los suelos, paredes, mesas etc. deben estar en el más completo aseo. • Buenos desagües35. Basado en las recomendaciones hechas en la Plaza de mercado y las de los miembros de la Academia de Medicina de Medellín, el gobierno Municipal el 29 de abril de 1891, por medio del Acuerdo No. 6, reglamentó las carnicerías de la ciudad. Con el fin de evitar la concentración en un solo punto de la venta de carne, convoca a la población a ejercer el oficio de carniceros, previo aviso al Alcalde y una vez obtenido el permiso cumplidas las condiciones del local a ello destinado: “El local tendrá por lo menos cinco metros de largo por cuatro de ancho y tres y medio de alto, y no deberá encerrar ni fogón, ni hornilla, ni desagüe o cañería que comunique con letrina, ni tampoco servir en algún caso de dormitorio; las puertas tendrán en la parte alta una reja de hierro, macana, o madera, de 60 centímetros de alto y 25 de ancho, por lo menos; los muros serán de tapia, blanqueada en toda su extensión, al igual que el cielo raso o techo; el piso deberá ser de materiales impermeables, o de ladrillo sobre cal con zulaque, o de piedra labrada con cemento. Éste ha de tener una inclinación hacia un orificio, que comunique, por canal subterráneo, con la alcantarilla o desagüe de las aguas lluvias; la pieza será ventilada por medio de agujeros o tubos que tomen aire en el patio o de la calle y por medio de tubos que lo dejen escapar por la parte alta de las paredes o techo; no podrá haber comunicación directa entre las carnicerías y habitaciones o dormitorios; la carnicería estará provista de agua corriente, canilla o bomba, y no se permitirán en 35 Julio Restrepo A., Eduardo Zuleta, Ibíd., pp. 126-127. ― 165 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas ella pozos o depósitos estancados; los mostradores y mesas serán de piedra labrada, o ladrillo esmaltado y pegados con cemento o zulaque o pizarra; habrá ganchos de hierro galvanizado en numero suficiente para colgar la carne; se prohíbe para este efecto el uso de varas, perchas, garabatos de madera, lazos, sogas &c”36. El reglamento concede a los carniceros un plazo hasta de un año para adecuar los locales de conformidad con este acuerdo, pero mientras tanto la Policía era la encargada de vigilar sus condiciones de aseo37. Constatar hasta qué punto las normas referidas a la higiene pública eran cumplidas o no, no era el objetivo central de este trabajo, no obstante se pudo observar en algunos documentos como las autoridades públicas llevaron a cabo este control y cual la respuesta favorable de los establecimientos públicos. En 1912 el médico municipal Jorge Sáenz, recibe una queja de que en la carnicería situada en la avenida Berrío, propiedad del Sr. Francisco Luis Acosta, existía gran desaseo y que se vendían carnes dañadas o procedentes de animales enfermos; con el fin de controlar la situación, fue visitado dicho establecimiento por el Médico, el Sr. Alcalde y su Secretario; y no solamente no encontraron motivos fundados para los cargos hechos sino que tuvieron la satisfacción de informar diciendo, que “era el primero entre los establecimientos de su clase , por encontrarlo correcto en todo sentido, sin poder exigir más en relación con la Higiene”. Este caso ilustra el Médico Municipal en el informe del mes de junio agregando además, “acerca de los establecimientos públicos visitados no tenemos que informar hoy sino, que en ellos de modo más o menos riguroso se están cumpliendo los preceptos higiénicos ordenados”38. 36 37 Crónica Municipal No. 23, Medellín 14 de agosto de 1891, p. 93. Ibíd. 38 “Informe del Médico y practicante Municipal”, Crónica Municipal, No. 9, Medellín, 1 de julio de 1912, p. 68. ― 166 ― Higiene y control a la carne en Medellín Consideraciones finales Esta estrategia sanitaria que se estructura a nivel nacional y local a finales del siglo XIX y principios del XX, no reviste ahora el carácter episódico como aquélla que se desplegaba cuando hacía estragos la epidemia. Pretende instalarse con carácter permanente, reordenando sus decisiones dentro de una perspectiva normalista. En Medellín se observa en este mismo periodo, que se comienza a estructurar un modelo de control higienista, mediado por las ideas y prácticas de un cuerpo médico, que respaldado por el Gobierno Departamental y Municipal, pretende intervenir más allá del cuerpo de los individuos y la enfermedad; el cuerpo de la ciudad, buscando normalizar y transformar las prácticas y costumbres de las personas y sus espacios físicos; en este caso las del Matadero Municipal y todas las actividades en torno al beneficio de la carne, conforme a los lineamientos de un modelo de Higiene Pública que según Michel Foucault aparece en la segunda mitad del siglo XVIII y se desarrolla sobre todo en Francia, configurando el despegue de una medicina urbana; una medicina de las condiciones de vida del medio de existencia de los individuos, cuyos objetivos estaban orientados a analizar los sectores de hacinamiento, de confusión y de peligro en el recinto urbano; a controlar la circulación de las cosas o de los elementos, esencialmente el agua y el aire; y a organizar lo que podríamos llamar distribuciones y secuencias; de esta manera los espacios comunes, los lugares de circulación, los cementerios y los mataderos fueron medicalizados39. 39 Michel Foucault “Historia de la medicalización”, en OPS-OMS. Medicina e Historia. El pensamiento de Michel Foucault, Washington, OPS-OMS, 1978, pp. 37-58. Para ahondar en el conocimiento del despegue del modelo higienista en Francia, véase, Alain Corbin, El perfume o el miasma, sobre todo la segunda parte, “Purificar el espacio público”, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, pp.105-152. Para conocer más sobre la labor de la Academia de Medicina de Medellín como cuerpo consultivo del Estado, su peculiaridad de los textos de higiene pública publicados en los Anales de la Academia de Medicina de Medellín, y su papel en el ― 167 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas A finales del siglo XIX y principios del XX, los médicos de Medellín visualizaron e intervinieron en los problemas de insalubridad de los lugares públicos del Municipio y del Departamento como: cementerios, hospitales, plazas de mercado, matadero, el manicomio, las cárceles, las casas de prostitución, peluquerías, cantinas, las viviendas de los pobres, conducción del agua potable, alcantarillas, las quebradas, calles, carnicerías, las chicherías, las lecherías y otros. surgimiento de una medicina social en Medellín véase el texto completo de Jorge Márquez V. Ciudad, miasmas y microbios. La irrupción de la ciencia pasteriana en Antioquia, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2005. ― 168 ― Materiales para una historia de la psiquiatría en Antioquia. Pequeños juicios e historiografía Álvaro L. Casas O. I. La crónica La noche del día 16 de abril del año 1802, sin motivo aparente, un hombre joven prendió fuego a una casa ubicada en el sitio de Nuestra Señora de Copacabana, jurisdicción de la Villa de la Candelaria de Medellín, localidad de vecinos agricultores y comerciantes en el Valle de Aburrá. Un suceso que alarmó a toda la población, desafortunado para el propietario de la casa, pero que no causó daño a ninguna persona. Al día siguiente, muy temprano, Luis Zapata, propietario de la casa, acudió ante el alcalde y juez pedáneo de dicho sitio, don Ramón Cadavid, para quejarse de que Modesto Agudelo le había quemado su casa, solicitando al mismo tiempo su arresto. Al momento, el alcalde, en cumplimiento de su obligación, mandó arrestar al dicho Modesto Agudelo y mandó también se pasara por “arca sumaria toda información que bastase, entre quienes eran sabedores y supieran de este hecho, los cuales serían examinados bajo juramento” para proveer todo lo que hubiese lugar sobre el acusado y las circunstancias del hecho. Dos vecinos obrarían en esta causa, a la sazón: José Ignacio Betancurt y Francisco Montoya. Realizadas las acciones de policía y arrestado el implicado Modesto Agudelo, el 17 de abril de 1802, se abrió el expediente como, juicio por el incendio de una casa por un supuesto demente, y se ― 169 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas concluyó el 4 de mayo del mismo año, fecha en la que se calificó en la serie criminal, fondo ministerio general de menores, con cuatro folios firmados, como proceso concluido1. Cuatro testigos debieron comparecer ante el despacho del señor alcalde y juez pedáneo del Sitio de Nuestra Señora de Copacabana, ellos fueron Miguel Zapata, José Antonio Zapata, Pedro Zapata y Francisco Quintero (La frecuencia del “Zapata” en Copacabana, podría explicarse como un caso de isonimia muy común entre las familias antioqueñas en el siglo XIX. Pero también podría tratarse de familiares cercanos al afectado. El documento no lo dice). El día 18 de abril, compareció ante el alcalde y juez pedáneo el primero de los testigos, Miguel Zapata, vecino de Copacabana, quien explícitamente declaró jurando “conforme a derecho por dios nuestro señor y la señal de la cruz, so cuyo cargo prometió decir verdad en lo que supiese y le fuese preguntado”, que fue Modesto Agudelo quien quemó la casa de Luis Zapata. Preguntado por el implicado Agudelo, respondió que “por conversa enterado,….lo sabe y le consta es que Modesto Agudelo es un hombre atembado, como que lo ha tratado diariamente y que por tal lo tiene como hombre demente y que aunque trata y contrata con todos”, con sus ideas dejaba conocer su demencia. Sobre la conducta de Modesto Agudelo, el testigo agregó que también le consta que dicho Agudelo tenía un caballo y porque no lo podía montar, “lo cogió y lo degolló” y que había oído decir que en varias ocasiones “le había dado de golpes a la madre”. El día 19 de abril, compareció J. Antonio Zapata, de 25 años de edad, vecino de Copacabana, y declaró que “…está por cabeza enterado … que lo que sabe y le consta de Modesto Agudelo es que éste trata y contrata y que sabe que se mantiene con su 1 Laboratorio de Fuentes Históricas, Archivo Histórico Judicial de Medellín, documento No. 2359 caja No. 112, Juicio por el incendio de una casa por un supuesto demente, 1802. En su estructura se pueden identificar: dependencia jurídica, clasificación judicial solicitante, acusado o sindicado y una serie de descriptores de identificación otorgados por el archivo actual. ― 170 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia personal trabajo, aunque es verdad que todos lo tienen en calidad de loco y que si es cierto que sus traiciones lo demuestran de que está demente y que con esta demencia ha echo algunos daños como es el haber matado o degollado un caballo de él mismo, porque no lo podía coger y que después que lo degolló, cargó con el de ponente y que él había sido el que había matado su caballo, y que se lo decía a los demás vecinos…”. El mismo día compareció ante el juez, Francisco Quintero, también vecino de Copacabana, quien juró por Dios y una señal de la Cruz ante el juez, y declaró diciendo que ha tratado familiarmente con Modesto Agudelo y que en su modo de trato es lo mismo que otro cualesquiera hombre y que a su mal entender, lo que puede decir es que dicho Modesto es por tiempo, de oposiciones, como deschavetado y que el día de la quemada de la casa de Luis Zapata se halló este declarante presente y que oyó que estaba diciendo el dicho Modesto que ojalá se hubiera quemado Luis, el dueño de la casa, con toda su familia y que a todos los había de encender, pero que no por eso hace el consciente de que “esté en sentido de hacer los daños”. El día 20 de abril del año referido, el juez hizo comparecer en su despacho al cuarto declarante. El señor Pedro Zapata del mismo vecindario, quien bajo juramento “prometió decir verdad en lo que supiese y le fuese preguntado”. Pedro dejó dicho que, lo ha visto al dicho Modesto Agudelo tratar y contratar con todos, como una persona sin enfermedad alguna que en sus tratos no muestra demencia. Que ha oído decir que quemó la casa de Luis Zapata, “como que ha sido quemada y que dicen los que lo vieron”. Agregó este último testigo que “le consta, …que también degolló éste un caballo porque no lo podía coger, y que por tiempos se pone éste intolerable como que está loco y que en tales tiempos los modales de éste son de estar demente y que no sabe si los absurdos que éste hace, es por hallarse fuera de juicio, porque en algún modo no se le coge sustancia a su demencia, y questo que lleva dicho y declarado es la verdad so cargo del juramento”. ― 171 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Una vez cumplidas las diligencias con los declarantes, el alcalde y juez pedáneo del sitio de Nuestra Señora de Copacabana, considerando completa la información, dio traslado del expediente a un juzgado de segunda nominación en la Villa de Medellín, en cabeza de don José Rodríguez de Obeso; “para que en sabiendo, determine lo que tenga por conveniente, dando el destino a éste, que a bien tenga”. A su vez, Rodríguez Obeso quiso hacer traslado del expediente al Alcalde Mayor Provincial, por tratarse de “una causa peculiar”. Sin embargo, ausente el Alcalde Provincial, por funciones de su cargo, el caso fue remitido en asesoría a J.J. Ignacio Uribe. Trasladado definitivamente el expediente y el sindicado a la Villa de Medellín, y actuando con “asesoría”, Ignacio Uribe inició el reconocimiento de Modesto Agudelo, para determinar si tenía “perdido el juicio” o era “loco furioso” y en consecuencia “proveer lo correspondiente en junta”, según lo solicitado por Rodríguez Obeso. El día 4 de mayo de 1802, interviene otro asesor. Y a la causa compareció don José Antonio Velásquez, nombrado para hacer el reconocimiento de Modesto Agudelo. Velásquez concluyó rápidamente y expuso conforme a dicho oficio, que “Modesto Agudelo está loco demente según las declaraciones y demostraciones, y que ésta es la verdad según su leal saber y entender…”. En consecuencia, la autoridad —civil y judicial— se abstiene de todo fallo condenatorio y remite a Modesto Agudelo, de regreso al sitio de Copacabana, para que el señor juez procure que algún pariente o vecino se haga …cargo de mantenerlo bajo la debida sujeción y de modo que no puedan seguirse otros perjuicios semejantes a los acaecidos, y que queda dicho Agudelo preocupado del furor de la demencia2. 2 Con ayuda de lo transcrito por Claudia Montagut, se comprende en el documento, que al implicado Modesto Agudelo se le procuraría que ― 172 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia En 1802, custodiar “bajo la debida sujeción”, fue el pronunciamiento de autoridad que dio por concluido el proceso del juicio criminal. Un alcalde remite a otro que está ausente, la instancia parece eludir el cumplimiento total de su obligación. No hay jurisprudencia, el juez pide “asesoría” de los “prácticos”3. No hay formada una racionalidad o práctica alienista entre los médicos de la localidad. En tal caso no hay medicalización. Del alcalde al juez, del juez a los prácticos, de los prácticos asesores a los testigos declarantes, se remitió el expediente para resolver causa tan peculiar y extraña, en una comunidad agraria encajada en las montañas de la Gobernación de Antioquia, al despuntar el siglo XIX. El reconocimiento obrado por los dos prácticos, basado principalmente en el expediente que se ha formado con las declaraciones de los testigos vecinos del acusado, les permite decir que “…Modesto Agudelo está loco demente, según las declaraciones y demostraciones, y que ésta es la verdad según su leal saber y entender…”. Cuando esa noche de abril de 1802 Modesto Agudelo incendió la casa de Luis Zapata, acto aparentemente cometido en estado de demencia, ninguno de los protagonistas mencionados en este ínfimo expediente podría haber adivinado, que más allá del acto criminal, que mereció la sanción punitiva de la comunidad, “algún pariente o vecino se haga cargo de su persona, y piadosamente designe a su curador su tención y contención, y en el entretanto que se le provee de estos auxilios que se mantenga preso en la cárcel”. AHJM, exp. ref., fol. 4, citado en Caludia Montagut, Formación del discurso psiquiátrico en Antioquia. Una cartografía de la exclusión, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Trabajo de Grado, 1997, p. 56. 3 Según Emilio Quevedo, “El término prácticos, se usaba corrientemente en los siglos XVII y XVIII. Con él, Mutis se refería a personas de importancia económica y social asentadas en forma permanente en el territorio del Nuevo Reino. Lo usaba con frecuencia para designar específicamente a los escasos médicos existentes y a los que se prepararían, si se establecieran los estudios médicos”. Emilio Quevedo y otros, Historia de la Medicina en Colombia, T. II, De la Medicina ilustrada a la medicina anatomoclínica (1782-1865), Colombia, Tecnoquímicas, 2008, nota 113, p. 72. ― 173 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas se trataba de un hecho, como muchos otros, de cuya crónica resultarían los materiales para una historia de las enfermedades mentales y una historia de la psiquiatría en Antioquia. II. Historiografía La historia de la psiquiatría constituye uno de los aspectos menos desarrollados de la historia de las ciencias de la salud, al lado de los importantes alcances que en Colombia y en América Latina ha logrado la “nueva historia de la medicina”, la historia de la salud pública y la historia sociocultural de la enfermedad”4. La iniciativa desplegada por los psiquiatras colombianos a mediados del siglo XX para hacer la historia de su disciplina, tiene su más significativa publicación en los dos tomos de la “Historia de la Psiquiatría en Colombia”, escritos por el psiquiatra Humberto Rosselli en 1968. Dicha publicación despertó el interés de los historiadores, muchos años después, con resultados de trabajos de grado y tesis de postgrado emanados de las escuelas de historia en Colombia, en donde con una clara orientación analítica en la perspectiva de la historia de las ciencias, algunos trabajos comenzaron a revelar nuevas formas de interrogar el pasado de la psiquiatría, y se fijó la atención, aunque no de manera sistemática, en temas como el discurso psiquiátrico, las prácticas de exclusión y las enfermedades mentales, y en general sobre las transformaciones del saber psiquiátrico; con acercamientos parciales a documentación institucional, usando preferentemente archivos administrativos y legislación. En los años noventa, se conocieron dos tesis de grado en historia de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín: La primera con 4 Contextualización historiográfica y etiqueta utilizada por Diego Armus, “Legados y tendencias en la historiografía sobre enfermedad en América Latina Moderna”, en J. Márquez, A. Casas y V. Estrada, Higienizar, medicar, gobernar. Historia, medicina y sociedad en Colombia, Grupo Historia de la Salud, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, 2004, p. 13. ― 174 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia carácter de inventario, bajo el título “Descripción del archivo de historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia”, de Claudia Zuleta y Astrid Mora (1993), y la segunda, de carácter analítico e interpretativo, titulada “Formación del discurso psiquiátrico en Antioquia: 1870-1930: una cartografía de la exclusión” (1997), de Claudia Montagú. La primera realizó un exhaustivo trabajo de reconocimiento de la documentación para fines históricos, desafortunadamente no sistematizado, y la segunda, un trabajo reflexivo en torno a la configuración del discurso psiquiátrico en Antioquia, en el que se identifican ciertas instancias de delimitación de la locura en los códigos de policía y el reglamento del Manicomio Departamental5. Estos trabajos, no tuvieron una continuidad investigativa, ni por sus autoras, ni por otros historiadores. Diez años después resurge el interés por los temas históricos relacionados con la enfermedad mental, las terapéuticas y el discurso psiquiátrico. En el año 2004 la historiadora Claudia Zuleta Ruiz dirige un trabajo de grado en historia y se produce “Tratamientos Psiquiátricos y Psicológicos en Antioquia 1930-1970”, de Adriana Patricia González García. De otro lado, una observación sobre los procesos de modernización de la ciudad de Medellín entre 1890 y 1950, hizo visible los “alienados mentales”, la política pública y los dispositivos de control que se desplegaron desde 1878, no solo para el ámbito urbano, sino para todo el Departamento de Antioquia. El fenómeno de los desplazamientos de población rural o pueblerina hacia los centros urbanos, entre 1880 y 1950, tuvo en la ciudad de Medellín una connotación especial por el corredor ferroviario, produciendo una transformación demográfica en el 5 Claudia Zuleta y Astrid Mora, Descripción del archivo de historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia, Trabajo de grado en Historia, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, 1993. Claudia Montagut, Formación del discurso psiquiátrico en Antioquia: 1870-1930: Una cartografía de la exclusión, Trabajo de grado en Historia, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, 1997. ― 175 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas contexto de la industrialización, es decir que se configuró una población de trabajadores fabriles, reconocidos como “obreros”, pero al mismo tiempo, arrojo a las calles de esa renovada y cambiante ciudad, una masa de personas desorientadas y que no lograban incorporarse a ninguna de las prácticas sociales (trabajo, estudio, salud, etc.) y que se convierte, en la década de 1870 en un verdadero problema para la ciudad en materia de control social y de población. En 2008 se publicó un artículo en donde se recogen aspectos esenciales del proceso de emergencia de los dispositivos de control social y medicalización de la locura en la ciudad de Medellín y en Antioquia: los códigos de policía de 1914 y de 1927, como normativa autoritaria de delimitación de la locura y la alienación mental, pero fundamentalmente la organización desde 1878 de la primera casa para alienados mentales, que constituyó el comienzo de lo que fuera luego el Manicomio Departamental de Antioquia y hoy el Hospital Mental de Antioquia, ESE HOMO6. En este año de 2011, en el panorama de la incipiente historia de la locura y de la psiquiatría en Antioquia, se han concluido un par de trabajos de investigación en historia conducentes a titulo: Una tesis de maestría y un trabajo de grado, cuyo suceso podría estar ligado a las posibilidades de la reciente recepción y administración documental, del Archivo de Historias Clínicas del Hospital Mental de Antioquia (HOMO), en el Laboratorio de Fuentes Históricas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Sus lineamientos corresponden al interés y orientación particular de sus autores. Se trata de una tesis de maestría en historia, de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, del psicólogo José Andrés Felipe Silva Mantilla, dirigida por el historiador Alberto Castrillón Aldana, con el nombre de “Espacio, subjetividad y cuerpo en el Manicomio Departamental 6 Álvaro Casas, “Desplazamiento y aislamiento. Alienados mentales en la ciudad de Medellín 1878-1930”, en: Asclepio, Revista de historia de la medicina y de la ciencia, CSIC, Madrid, 2008. ― 176 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia de Antioquia: 1875-1930”; y un trabajo de grado en historia de Ana Isabel Cadavid, dirigida por el historiador Giovanni Restrepo, con el nombre “Todos estamos locos, estigma de la locura en Antioquia 1930-1970”. Actualmente el Grupo Historia de la Salud de la Universidad de Antioquia atiende el campo temático de una historia de la psiquiatría en Colombia y procura involucrar diferentes disciplinas como la psicología, la pedagogía, sociología, la historia y la filosofía en el interés por el proceso de la configuración del discurso psiquiátrico en Colombia, particularmente en torno a la formación de una nosología psiquiátrica. En el ejercicio se han revisado historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia, expedientes judiciales y textos científicos. Como resultado se han concluido dos trabajos de grado en psicología, con mi asesoría: “La historia clínica y otros dispositivos de control como técnica de la medicina alienista en Antioquia a principios del siglo XX”, por Susana Rodas y Germán Llanos, en 2012, y “La locura y las formas de nombrarla a finales del Siglo XIX y principios del siglo XX: estudio de caso en un municipio antioqueño”, por Manuela Barrios, en 2013. III. Materiales para la historia Las preguntas por la medicina alienista, la psicopatología y las tendencias diagnósticas de la enfermedad mental en Antioquia, han conducido la investigación hacia la exploración del archivo de historias clínicas del HOMO, con una cobertura desde 1903 hasta la actualidad. El acontecer decimonónico en Antioquia, en materia de enfermedad mental y racionalidad psiquiátrica, se visibiliza por su parte, en el registro de una serie documental recurrente para muchas investigaciones históricas: el Archivo Judicial de Medellín. Las huellas del pasado judicial de la ciudad de Medellín, hacen visible cierta práctica que objetiviza un sujeto histórico como ― 177 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas “demente”. Los tribunales de Medellín escucharon demandas, formaron expedientes con informes familiares, reportes de sacerdotes y peritaje médico, emitiendo sentencias de interdicción por “demencia” por múltiples causas, incluso revirtiendo dichas interdicciones judiciales. El expediente judicial —civil y penal— de la ciudad de Medellín, se reconoce así como un documento de primera mano para una historia de la demencia, la psicopatología y la psiquiatría en Antioquia. Hace ya más de dos décadas, en un hecho casual, pero que corresponde al interés académico, la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, rescató del botadero de basura y dispuso al servicio de la investigación social, una muestra significativa del Archivo Judicial de Medellín. En este fondo documental, se han podido reconocer hasta el momento cerca de 282 expedientes judiciales, agrupados bajo los descriptores “dementes e impedidos”, de los cuales hay cinco anteriores a 1800, 139 del siglo XIX y 138 del siglo XX. Los juicios de interdicción por demencia; o civiles/penales que involucran personas reconocidas como “dementes”, se han rescatado con expedientes desde 1802 hasta 1942. Esta realidad documental, contiene información de primera mano para el reconocimiento del saber y “práctica psiquiátrica” cuyo discurso constitutivo tiene comienzo en Colombia desde mediados del siglo XX. Justamente, una primera revisión de esta documentación, ha mostrado los elementos integrantes de cierta práctica jurídica, que permite el reconocimiento del proceso constitutivo de un discurso que objetiviza la demencia y la locura en Antioquia. En el reconocimiento de la demencia, la instancia de delimitación es social y judicial: Quien puede decir quién está demente o loco es la comunidad y el poder judicial, y en este sentido, los expedientes judiciales de interdicción por demencia, hallados en el Archivo Histórico Judicial de Medellín, constituyen una fuente de gran valía para comprender una historia de la locura y de la psiquiatría en Antioquia. ― 178 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia Los asuntos judiciales son variados. Hay demandas para que se declaren en interdicción judicial a personas que el medio social reconoce como “dementes” o “locos”, iniciadas generalmente por los hijos, por los hermanos o por los cónyuges, generalmente en procura de la administración o apropiación de bienes patrimoniales, nombramiento de albaceas y curadores. Se incluyen juicios de reversión para que se levanten las sentencias de interdicción a niños o mayores. También hay expedientes criminales en los que se considera la condición mental de los acusados con base en testimonios de familiares y vecinos. Todos estos juicios, inscritos legalmente en los estrados judiciales, formaron expedientes con demandas, indagaciones, informes y peritos médicos. La mayor parte de ellos están asociados, como es natural, a la administración de bienes y reparto de herencias, pero también los hay, como se ha dicho, por justicia criminal. Los procesos están asociados a casos de daño cerebral, embriaguez alcohólica, disipación de recursos patrimoniales familiares, abandono de hogar, o delitos tales como incendios o lesiones personales. También suicidio. De los 282 expedientes clasificados en el Laboratorio de Fuentes Históricas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, bajo la descripción “Dementes e impedidos”, se han reconocido 121 como juicios civiles o criminales en los que se involucraron personas con presunción de demencia, o cualquier otro tipo de procesos en los que se involucran personas “atacadas por la locura”, alcohólicos con afecciones fisiológicas y trastornos mentales. Los demás expedientes son procesos civiles o penales para la administración de bienes patrimoniales por parte de curadores o albaceas. Los expedientes judiciales que implican a personas que evidencian o generan sospecha de demencia, son de variada condición circunstancial. En este examen documental, presentamos varios casos típicos en los que el historiador de la psiquiatría en Antioquia encuentra registros importantes para una ― 179 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas analítica del proceso de configuración del discurso psiquiátrico que pasa, en la Antioquia decimonónica, por la jurisprudencia y el peritaje médico en casos de locura o demencia. En varios de esos expedientes judiciales, correspondientes a diferentes años y que implicaron sentencias de demencia en circunstancias diferentes en la ciudad de Medellín, se hace visible cierta práctica que objetiviza un sujeto demente. La condición mental de los implicados a la pérdida de facultades mentales que los conducen a comportamientos extraños, transgresores y punibles. La demencia es, en la mayoría de ellos, el dictamen. Veamos a continuación algunos casos: Documento 1 En 1901, la demanda por demencia contra un hombre alcohólico, es denegada por el juez, luego de que tras practicar el examen “por tres veces consecutivas, del expresado Martín Moreno C., por tres médicos notables, resulta que aunque éste padece perturbaciones en alguna de sus funciones fisiológicas, y sus facultades psíquicas han sufrido deterioro, no se encuentra en estado de demencia habitual. Tampoco de las demás pruebas aducidas resulta el trastorno mental que la ley requiere para la interdicción”7. Documento 2 En 1907, Macario Pérez, solicita ante el Juzgado Tercero del Circuito en lo civil de Medellín, se decrete en estado de interdicción, a María Magdalena Pérez, sobrina suya, por demencia. El señor Pérez, reclama el derecho a la administración de los bienes de fortuna de su sobrina, aduciendo que ella se encuentra en estado de demencia desde hace mucho tiempo, que ha estado bajo su cuidado y protección, y que ella no tiene ni padre, ni madre, 7 Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, AHJM, Dto. 4.531, Caja No. 218. ― 180 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia ni otra persona que legalmente pueda administrar sus bienes. Luego de practicados los tres reconocimientos que ordena la ley, los médicos peritos Ulpiano Echeverri, Tomás Quevedo y Pedro Velásquez informaron al juez que La señora María Magdalena Pérez a quien hemos practicado los reconocimientos que la Ley ordena, está atacada de demencia [consecutiva] a epilepsia, estado mental que irá agrandándose de día en día según la marcha natural de la enfermedad de que se trata. En nuestro concepto la Señora Pérez es de todo punto incapaz para el manejo de sus bienes. En consecuencia, en 1908, terminado el proceso, se decreto la interdicción judicial por demencia de la señora Magdalena Pérez8. Documento 3 En 1914, Fray Pelayo Gil, de la Orden de San Francisco de Asís, puso en conocimiento del Tribunal Superior de Medellín, el hecho de que el fraile Francisco Martínez, mayor de edad, natural de España y vecino de Medellín, perteneciente a la misma comunidad de San Francisco de Asís, en la que actuaba como Vice-Comisario de Tierra Santa en Colombia, y que habitaba en el Hospicio de San Antonio en dicha ciudad, …ha venido padeciendo algunos accidentes o síncopes, que lo han dejado paralizado en parte y que es posible le hayan afectado el cerebro, aunque todavía conserva la razón, pues discierne y entiende bien todos los asuntos de que se le trata. Pero como él administra los intereses de Tierra Santa, alguna persona que tiene relaciones civiles con nuestra institución, duda del estado mental de mi expresado superior y rechaza su capacidad legal, me veo en el penoso deber de denunciar ante Ud. este hecho para 8 Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, AHJM, Dto. 4.378, Caja No. 215. ― 181 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas que de acuerdo con el Art. 8° de la Ley 95 de 1890 y el Art. 323 de la Ley 105 de 1890, se digne provocar el juicio de interdicción judicial de Fray Francisco Martínez, cuyos gastos estoy pronto a suministrar por cuenta de Tierra Santa”. Se trataba de un caso de accidente cerebro vascular, conocido hoy como derrame intra-cerebral que había dejado al fraile Martínez en estado de demencia. La respuesta que en primera instancia dio Ricardo Estrada, fiscal del Tribunal de Medellín fue de considerar innecesario iniciar un proceso contra el citado Fraile Martínez, por considerar que Según lo expresa el R. P. fr. Pelayo Gil, el R. P. fray Francisco Martínez lejos de hallarse en estado habitual de imbecilidad o idiotismo, de demencia o locura furiosa, por el contrario conserva la razón, pues discierne y entiende bien todos los asuntos de que se le trata, por lo cual no puede apoyarse este despacho en el Art. 8° de la Ley 95 de 1890 para hacer la denunciación solicitada. Por otra parte tampoco es llegado el caso del Art. 1439 del C.J., porque el R.P. Martínez no maneja bienes propios, sino ajenos, de modo que lo natural parece que se le remplace en el manejo. Y no hay para qué entrar a demostrar que ante nuestras leyes tendría que rendirse el que se niegue a cumplir una obligación en el caso que presenta el R. P. Pelayo Gil. Ante esta reticencia de la fiscalía, Pelayo Gil, reformuló su solicitud en los siguientes términos: Reformo mi memorial sobre denuncia de la probable demencia del R. P. Fr. Francisco Martínez, manifestándole que mi concepto sobre la duda del estado patológico mental de dicho señor, depende de que unas veces se nota en él manifestaciones de demencia y otras de razón; y que esta oscilación en las facultades mentales del paciente es la que obliga a llevar el punto ante la justicia, para que ésta con la colaboración ineludible de la ciencia médica, ― 182 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia resuelva, como lo dispone el Art. 1455 del C. J., si hay o no lugar a la interdicción. Desde luego declaro que mi concepto psicopático no puede tomarse como punto de partida, tratándose de tan grave enfermedad, porque yo no soy facultativo en la ciencia médica. Me he limitado a denunciar un hecho que es materia suficiente para cumplir el Art. 8° de la Ley 95 de 1890. En consecuencia pido a Ud. por última vez el ejercicio de la tutela legal a favor del Reverendo P. Francisco Martínez. En consecuencia, el Fiscal Estrada, dio curso a lo solicitado e hizo el reparto al Señor Juez 1° en lo civil, del circuito de Medellín en los siguientes términos: Señor Juez 1° en lo civil, del circuito de Medellín. Yo, Ricardo Estrada, en mi carácter de fiscal del Tribunal y fundándome en los dos memoriales que preceden, demando ante U., sin perjuicio del requerimiento, la interdicción judicial del superior en Colombia de la Orden de San Francisco de Asís, Fray Francisco Martínez, por causa de enajenación mental. Son pertinentes al caso las disposiciones citadas en las solicitudes que acompaño. Sírvase en consecuencia, tramitar esta demanda de conformidad con los artículos 1452 y siguientes del Código Judicial. Designo como perito para el reconocimiento del R.P. Martínez al Sr. Dr. Félix Luciano Restrepo Isaza. Luego de los reconocimientos periciales de ley, se decretó la interdicción judicial por demencia, de Fray Francisco Martínez, y en consecuencia se inhabilitó para administrar bienes propios o ajenos9. Documento 4 En 1917, un particular caso de reversión de la interdicción por demencia decretada por los tribunales de Medellín, sobre el señor Antonio María Hernández S.; suscitó un prolongado juicio 9 Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, AHJM, Dto. 5.244, Caja No. 239. ― 183 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de rehabilitación del implicado Hernández, que se prolongó hasta el año 1919. Fue el propio señor Hernández quien solicitó ante Leopoldo Arango F., Juez Primero en lo Civil del Circuito de Medellín, se iniciase el proceso de rehabilitación de su condición de demente decretada desde 1915. En este año, los médicos peritos Braulio Mejía, Alfonso Castro y Jesús María Duque quienes, nombrados en la forma legal y previamente posesionados, expusieron, después de tres reconocimientos sucesivos, en tres días consecutivos, que el señor Hernández S., padece una meningo-encefalitis crónica difusa; delirio de persecución, obsesiones y alucinaciones peri velicas de excitación y periodos de depresión melancólica. En consecuencia conceptúan que el señor Hernández por el estado de demencia en que está es incapaz para manejar sus propios bienes e intereses. En 1917, Antonio María Hernández, presentó un memorial ante el Tribunal de Medellín para que se diera curso a un proceso y se levantase la interdicción judicial y obtener la rehabilitación sobre la administración de sus bienes. Habiendo recordado Hernández que: Por auto de tres de mayo de mil novecientos quince, el señor Juez Primero de este Circuito en lo civil, en atención a una grave enfermedad mental que me aquejaba y que me impedía de una manera absoluta la administración de mis negocios, y a petición de mi mujer, señora doña Mercedes Fernández de Hernández, me puso en interdicción judicial provisoria, nombrando como guardadora interna mía y de mis bienes, a mi expresada mujer, señora doña Mercedes Fernández de Hernández. Y agrego que ese decreto sobre interdicción provisoria se sustanció en forma de articulación y se había cumplido en un todo con los requisitos legales. Y secundado por su esposa agregó que: ― 184 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia Actualmente el estado de mi salud es perfectamente bueno, he recobrado permanentemente el uso de la razón y puedo ejercer la administración de mis negocios sin inconveniente alguno; por esto me veo en el caso de pedir hoy a Ud., como en efecto le pido con todo respeto, se sirva levantarme la interdicción judicial provisoria a que se refiere el auto de tres de mayo de 1915, preferido por el señor Juez Primero de este circuito, en lo civil, y la definitiva a que se refieren las sentencias de diez y seis de abril y doce de mayo del mismo año de 1915, dictadas por el mismo señor Juez Primero de este Circuito, en lo civil y por el tribunal superior, respectivamente, y rehabilitarme para la administración de mis bienes y negocios. Mi mujer, señora doña Mercedes Fernández de Hernández firma conmigo este memorial, coadyuvando mi petición. Fundo esta petición en los Arts. 556, 543 y 544 del Código Civil y en el 1459 del Código Judicial”. El proceso civil, se realizó nombrando, posicionando y atendiendo los informes de los médicos peritos, al tiempo que se convocó a familiares cercanos del señor Hernández a quienes se indagó sobre su salud y conducta. Estos últimos testimoniaron sobre la capacidad de Hernández para administrar sus bienes y los peritos, luego de hecho el respectivo estudio emitieron concepto en el sentido de que …el señor Hernández está en condiciones psíquicas de opinar y obrar en sus negociaciones sin perjuicio para sus intereses además, tres parientes cercanos declararon sobre el estado mental satisfactorio de Hernández S. en la actualidad. Fundado en todos estos elementos, el señor juez primero en lo civil del circuito de Medellín pronunció, el 28 de noviembre pasado, la rehabilitación del señor Hernández y consultó su providencia con esta superioridad, quien nada tiene que observar al respecto, pues la prueba recogida es concluyente y el derecho del expresado señor a ser rehabilitado lo reconoce el Art. 556 del Código Civil10. 10 Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, AHJM, Dto. 4967, Caja nº 231, f. 18. ― 185 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas Documento 5 Entre estos 121 expedientes judiciales que de alguna manera involucran a personas señaladas como “dementes”, se ha reconocido uno con la datación más antigua correspondiente al año de 1802. Se trata de un juicio criminal concluido, de cuatro folios, en escritura procesal encadenada, por el incendio de una casa, contra un supuesto “demente”, correspondiente a la crónica de la primera parte del presente artículo. Recordemos que se sindica a Modesto Agudelo, tras la denuncia que formuló el ofendido, señor Luis Zapata, ante Ramón Cadavid, alcalde juez pedáneo del sitio de Copacabana. Presuntamente en estado de demencia, Modesto Agudelo habría provocado el incendio de la casa del señor Luis Zapata, localizada en el sitio de Copacabana, jurisdicción de la Villa de la Candelaria de Medellín. Este expediente contiene los rasgos propios de los procesos penales que implican a personas presuntamente “dementes”, y en él se evidencia la fuerza de ciertas “instancias de delimitación” de la demencia, localizadas por fuera del saber y la práctica psiquiátrica, en una sociedad y en una época en la que no se ha configurado ningún discurso psiquiátrico, un momento histórico en el que ni la psicopatología, ni la medicina alienista se han posicionado en el reconocimiento de conductas o trastornos en el ámbito de lo anormal, es decir como enfermedad. El documento corresponde a la serie criminal del Archivo Histórico Judicial de Medellín, fondo Ministerio General de Menores, clasificado en el Laboratorio de Fuentes Históricas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, y se reconoce, por descriptores, con los de “dementes e impedidos”, “peritos” y “descripciones médicas”. Ante el incendio como hecho criminal, se sucede la denuncia, la captura del sindicado y la investigación judicial. El alcalde y juez pedáneo del sitio de Copacabana, sobre quien recae la responsabilidad del proceso, inmerso en una administración ― 186 ― Materiales para una historia de la psiquiatria en Antioquia de estructura colonial, hace indagaciones, convoca los vecinos y demanda la “asesoría” de los “prácticos”. Entre personas del círculo social próximo, están quienes acusan y en las indagatorias realizadas los declarantes testifican en contra del señor Agudelo censurando sus actos, los que asimilan a comportamiento propio de un demente o loco. En el siglo XIX en Antioquia, la instancia de delimitación de la locura, el lugar desde donde se puede decir quién es quién, es ilimitado. Los señalamientos con expresiones como “atembado”, “loco”, “demente”, “fuera de juicio”, “deschavetado”, en el imaginario decimonónico son expresión de que los límites entre el acto criminal y la demencia se diluyen entre la moral pública y la jurisprudencia, se puede juzgar al demente como criminal y al delincuente como loco, al final la sanción social es la misma, la exclusión, la “sujeción”, el encierro. En el tipo documental del que se está hablando, el expediente judicial del incendio de la casa de Copacabana, se puede apreciar, en una fecha temprana, entre la Colonia y la República, la emergencia de ese sujeto demente en una comunidad que reconoce ciertos límites frente a un acto criminal, pero también frente a los comportamientos del sujeto implicado. La noción de demencia constituía la etiqueta que señala a aquél que debe ser excluido. Modesto Agudelo, quién cometió daño sobre bien ajeno, es juzgado por la comunidad como demente y loco, más no como criminal. Dicho juicio social se legaliza por la autoridad judicial, con asesoría práctica. Con la presentación de esta serie del judicial de Medellín, se quiere resaltar la importancia que, para una historia de las enfermedades mentales y una historia de la psiquiatría, tienen los expedientes judiciales, particularmente los juicios de interdicción por demencia y los criminales con reos considerados dementes. El historiador de la psiquiatría, dirige la mirada a estos documentos que marcan las huellas del pasado judicial, pero también las del proceso constitutivo de sujetos interdictos e inimputables, durante los siglos XIX y el siglo XX en Antioquia. ― 187 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión. Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia María Victoria Arteaga H Mabel Castañeda M “La historia de la enfermería debe ser estudiada teniendo siempre en cuenta las características de la sociedad a la que pertenece”. Ana Luisa Velandia M. Este artículo surge como resultado de las discusiones académicas del colectivo docente, de la facultad de enfermería de la Universidad de Antioquia, entre los años 1991 – 1992, sobre la situación de la facultad como institución formadora, inserta en un ambiente de grandes cambios, donde se genera parte de las profesoras, María Consuelo Castrillón Agudelo, Mabel Castañeda Montoya y Silvia Orrego Sierra, la propuesta sobre la enseñanza de la historia de la enfermería en el pregrado, cuya filosofía y dinámica son enriquecidas hacia el año 2006 por nuevas docentes: Edith Arredondo Holguin, María Victoria Arteaga Henao, Liliana Escobar Ciro, Angelina Velásquez Sierra y Lucelly García Henao, motivadas en fortalecer la línea de investigación en historia de la enfermería y en procura de mejorar el conocimiento de la disciplina; en este escrito, se recogen las reflexiones producto de la experiencia sobre la enseñanza del tema, en la facultad de enfermería de la Universidad de Antioquia desde el año 1998. Se explicita el proceso alrededor de la estructuración del “Seminario historia de la enfermería” que ha permitido, primero la creación del Grupo Académico de Seminario de Enfermería, cuyos objetivos ― 189 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas se centran en la discusión académica permanente, la cualificación de los docentes, producción científica y la participación en eventos nacionales e internacionales, entre ellos el Primer encuentro nacional de pares en historia de la enfermería: Enseñanza e investigación, realizado en la ciudad de Bogotá – Colombia, donde se dio “La creación de la Red Colombiana de Historia de la Enfermería en Agosto de 2006”1. La enseñanza de la historia de una profesión Según varios autores2 se plantea la historia de la enfermería como los hechos, eventos o acontecimientos que tienen lugar en un contexto social dado como las prácticas cuidantes y la enfermería; además, proponen la enseñanza de la historia de la enfermería como el proceso sistemático mediante el cual se lleva al estudiante a comprender los hechos que han configurado la enfermería, como entidad socio profesional a través del tiempo y a entender su estado actual; de la misma manera, hacer evidente la necesidad de enriquecer los contenidos de formación con base en la reflexión sobre la historia de la enfermería y la necesidad de realizar investigaciones en este campo; pues no puede hablarse de una enfermería actual, desvinculada de su historia, por lo tanto se podría decir que el propósito de la enseñanza de la historia de enfermería, es fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia a la enfermería como profesión y disciplina. 1 Acta de creación de la Red Colombiana de Historia de Enfermería, Bogotá Septiembre 1 de 2006, En internet [http://es.scribd.com/doc/64685809/ Ficha-sistematizacion-Red-Iberoamericana-Historia-EnfermeriaDiligenciada-3] consultado Diciembre 12 de 2013. 2 Ana Luisa Velandia, La Enseñanza de la Historia de la Enfermería, En: Memorias VII Conferencia Iberoamericana de educación en Enfermería, Medellín, Universidad de Antioquia – ALADEFE, 2003, Disponible en CD. José Siles, Fundamentos históricos de la enfermería: Teoría y práctica de la historia de la enfermería, en: J Siles, Historia de la Enfermería, Alicante, Aguaclara, 1999. P 16 y 17. Paul Veyne, Cómo se escribe la historia, Foucault revoluciona la historia, Ed. Alianza, Madrid, 1984, p. 26 y 27. ― 190 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión Conocer la historia de la profesión de enfermería, sus raíces, sus épocas de esplendor y también aquellas de sometimiento, indiferencia y desconocimiento en diferentes contextos sociales, es introducirse en la construcción de identidad profesional, convirtiéndose ésta, en una de las preocupaciones tanto para la academia como para el ejercicio profesional lo cual exige la necesidad de incorporar en los currículos de formación, la enseñanza de la historia de la enfermería, “profesión altamente estructurada, con un amplio campo de conocimientos específicos pertinentes a la práctica, una metodología precisa y definida y un objeto material y formal perfectamente identificable”3 Ahora bien, una mirada reflexiva sobre la enfermería en diferentes épocas históricas, permite a la generaciones actuales y a las futuras, ser más comprensivas y humanas en sus análisis y en la creación de propuestas innovadoras y vanguardistas que consideren los desafíos teóricos, epistemológicos, éticos y políticos del saber y la práctica, que lleven a la profesión y a sus profesionales, a generar procesos de transformación social que aporten a la satisfacción de las necesidades de la población, en un mundo cambiante y globalizado. Como antecedentes de la propuesta de la enseñanza de la historia de la enfermería en el pregrado, se encuentra la formulación del actual programa académico de la facultad de enfermería de la Universidad de Antioquia en el cual tienen lugar destacado, las conclusiones y recomendaciones de procesos académicos que se han dado en los países de la región y en particular los realizados en Colombia en los últimos 20 años; entre estos, el proceso de revisión curricular de los programas académicos de profesiones de la salud, utilizando el método de análisis prospectivo, que se llevó a cabo en los países de América Latina a finales de los 80’s4. el cual se centra en analizar en profundidad los programas 3 Ana Luisa Velandia, Ibíd. 4 Jose Roberto Ferreira, Caroll Collado y Maricell Manfredi, Análisis prospectivo de la educación en enfermería, Organización Panamericana ― 191 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas académicos, así mismo construir escenarios futuros deseables, y plantear propuestas transformadoras, ampliando y mejorando la capacidad en la toma de decisiones a mediano y largo plazo. Con base en los resultados de este análisis, se desarrollaron proyectos docente-asistenciales, redes científicas nacionales e internacionales y se fortalecieron los programas de educación continua. En 1992 los docentes de la facultad de enfermería de la Universidad de Antioquia, enfermeras de servicio y estudiantes utilizando este mismo método,5 realizaron un trabajo de reflexión sobre la situación presente y futura de la facultad como institución formadora, inserta en un ambiente de grandes cambios; se identificaron sus fortalezas y debilidades, amenazas y oportunidades en todos los componentes de su currículo como el administrativo, académico, el impacto social y su visión prospectiva, creando escenarios de logros posibles a corto, mediano y largo plazo. Derivado de lo anterior, en 1996 se instaló y fortaleció en la facultad un nuevo comité de currículo con nuevas funciones y retos cuyo objetivo fundamental fue “Diseñar una propuesta curricular moderna que correlacione ciencia y tecnología; flexible y dinámica para la formación de un profesional de enfermería con un alto nivel científico – técnico, humanístico, crítico, ético y que participe y sea competente en la identificación y solución de los problemas de salud de la población colombiana”6 para el logro de este objetivo y actualizar y confrontar la información se realizó una encuesta de opinión entre docentes, estudiantes y egresados acerca del plan de estudios vigente; los hallazgos más significativos fueron: debilidad en la apropiación del rol profesional, carencias en la sistematización de conocimiento científico- técnico y actitudinal que tanto el estudiante como el de la Salud, Programa de Desarrollo de Recursos Humanos en Salud, Washington, en: Educación Médica y Salud, Vol. 23, N° 2, 1989, P 12. [Consultado el: Abril 24 de 2013]. Disponible en: http://hist.library.paho. org/Spanish/EMS/3156.pdf 5Ibíd. 6Ibíd. ― 192 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión docente, deben incorporar en los diferentes niveles académicos, lo que refleja incapacidad para la toma de decisiones asertivas en los escenarios de su ejercicio profesional. Al mismo tiempo la Facultad de Enfermería participa en 1997, en el Seminario-taller “Modernización y Modernidad de los programas de pregrado en enfermería”7, proyecto liderado por el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, ICFES, y la Asociación Colombiana de Facultades de Enfermería, ACOFAEN; evento que creó en la comunidad académica, una gran motivación, interés y compromiso de participación en la fase de transformación curricular, “que trascienda los diseños meramente de planes de estudio para dar paso a discusiones centradas en las relaciones pedagógicas y en la valoración del papel protagónico del estudiante en su propia formación profesional”8; así mismo hacer énfasis en la generación de nuevos proyectos y cambios significativos en los diferentes estamentos: docentes, estudiantes, administradores y egresados, que lleve a una autoevaluación permanente con miras a la acreditación del programa académico. Se puede decir que uno de los mayores logros de este trabajo fue el actual proyecto curricular el cual se empieza a validar en 1996 por aproximaciones sucesivas, semestre a semestre, hasta su aprobación en 19989. Hacen parte de esta estructura tres líneas curriculares. La línea de fundamentación básica y sus tres núcleos temáticos: ciencias naturales, ciencias sociales y ciencias biomédicas; la línea profesional disciplinar e instrumental con dos núcleos, el clínico y el comunitario; y la línea de profundización, énfasis o aplicación que se expresa en 7 Mabel Castañeda Montoya, María Sonia Duque Dora Lucía Gaviria y otros. Proceso de transformación curricular: la experiencia de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia, Universidad de Antioquia, Facultad de Enfermería, Medellín, 2009, p. 1 - 4, 12 y 13. 8 C Gómez. H Gómez, Modernización y Modernidad de los Programas de Pregrado en Enfermería, Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación - ICFES, Santa fe de Bogotá, 1997, p. 2. 9Ibídem. ― 193 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas el campo clínico y en el comunitario. Se incluyen además, dos seminarios fundamentales: el de Historia de Enfermería y el de Ética como ejes transversales del plan de estudios. El seminario de historia de la enfermería en el contexto del plan de Estudios: Para el año 1997 las profesoras María Consuelo Castrillón A, Mabel Castañeda M. y Silvia Orrego S. después de realizar un análisis crítico de los contenidos, metodologías y prácticas de los cursos que constituían el plan de estudios de ese momento denominados profesionales, de observar de manera directa el que hacer de los egresados en los diferentes escenarios laborales, y de revisar planes de estudio de algunos programas de enfermería de Colombia y de otros países, sobre lo que se enseña de la enfermería, su naturaleza, objeto de conocimiento, principios, sus lógicas teóricas y prácticas, el qué, el cómo y el para qué enseñar este saber y práctica, en particular su historia se encontró lo siguiente: Hallazgos •Debilidad en la formación socio humanística, que le dé pautas al estudiante para fortalecer el yo personal y el yo profesional. •Falencias para reconocer su identidad profesional, frente a su colectivo, a otros profesionales y a los usuarios. •Inseguridad para asumir el papel que le corresponde al egresado en su trabajo, con el equipo de enfermería y con otros profesionales, •Escaso conocimiento sobre la regulación social de enfermería como profesión y para reconocer sus campos de acción. •Falta de criterio académico y actitudinal en los profesores para asesorar y acompañar a los estudiantes en fases decisivas de su formación. •Contenidos sobre el tema de historia de la enfermería, dispersos en el plan de estudios, además sin pertinencia social ni académica; es decir, sin sentido, sin arraigo y sin compromiso de los involucrados en el proyecto curricular. ― 194 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión Es importante señalar que durante el estudio de los programas académicos del área de la salud en América Latina, ya citado, se encontró para el caso de enfermería que “La enseñanza de las ciencias sociales no tenía relevancia en los planes de estudio”10 considerándose entre estas la enseñanza de la historia de la enfermería.; solo a partir de los años 90 se promueve con mayor fuerza y obligatoriedad la inclusión de las ciencias sociales en los planes de estudio de las áreas de la salud; y en particular en enfermería. Encontramos que en correspondencia con este contexto, la ley 30 de 1992 que reglamenta la educación superior en Colombia, dentro de sus principios, busca en el educando “Despertar un espíritu reflexivo y orientar al logro de la autonomía personal, con intencionalidad de vivir en libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico, con base en la universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en el país”11 lo cual se puede lograr con el aporte de las ciencias sociales, desde sus teorías, metodologías y acciones prácticas. Otro de los aspectos a los cuales se recurrió para fortalecer la propuesta, fueron los aportes dados por varias enfermeras, académicas destacadas, que invitan a reconsiderar la importancia que tiene la enseñanza de la historia de la enfermería como posibilidad de fortalecer la identidad profesional y el compromiso social; entre ellas María Consuelo Castrillón A (1997) afirma: “Es poco lo que se ha profundizado en el estudio de las raíces, avances y retrocesos de la enfermería, a esto se debe, tal vez, el problema de identidad por el que atraviesa”12. Así mismo, en 10Ibídem. 11 Ministerio de Educación Nacional, Ley 30 de 1992, Colombia, Por la cual se organiza el servicio público de la Educación Superior, Diario Oficial No. 40.700 de 29, Diciembre de 1992. 12 María Consuelo Castrillón A, La dimensión social de la práctica de la enfermería, Editorial Universidad de Antioquia, Marzo, 1997, p. 2. ― 195 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas este replanteamiento se tuvo en cuenta a Hernández13que al referirse a la necesidad de conocimientos sobre los orígenes de la enfermería afirma que “Los cuidados de Enfermería constituyen un hecho histórico ya que en definitiva los cuidados enfermeros son una constante histórica que, desde principios de la humanidad surgen con carácter propio e independiente” Igualmente Ana Luisa Velandia M. en su libro Historia de la Enfermería en Colombia14, da importantes recomendaciones sobre la enseñanza de la historia de la enfermería en el pregrado, en cuyo contenido se debe incorporar además de la historia de la enfermería en el mundo, la historia de enfermería en el país, haciendo énfasis en los aspectos éticos, sociopolíticos, gremiales, en los campos de acción y en los desarrollos científico – técnicos. Igualmente sugiere tener en cuenta las propuestas de organismos internacionales frente a este tema, por ejemplo, desde el punto de vista mundial, el Consejo Internacional de Enfermería - CIE plantea en sus planes de acción, la conveniencia de que cada país lleve a cabo los respectivos estudios sobre historia de la profesión de enfermería y, la Organización Panamericana de la Salud - OPS15 desde los años 80, en sus informes ha solicitado incluir o considerar el tema de la enfermería y su proceso socio histórico, como área prioritaria de investigación a desarrollar en los programas académicos de enfermería, dentro de los siguientes parámetros: “análisis histórico de la práctica de enfermería dentro del contexto social , conocimiento objetivo de la realidad social como base para el mejoramiento de las 13 Conesa J Hernández, Historia de la enfermería-Un análisis histórico de los cuidados de enfermería, Interamericana Mc Graw Hill, Madrid, 1995, p. 27. 14 Ana Luisa Velandia, Historia de la Enfermería en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1995, p. 14. 15 Jose Roberto Ferreira, Caroll Collado, Maricell Manfredi, Op cit. ― 196 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión condiciones de salud y del ejercicio profesional; desarrollo histórico de la investigación y de las políticas de salud y su impacto en enfermería”. Marie Francoise Collière, en su texto Promover la vida, 1993, añade lo siguiente: “Les corresponde a las Enfermeras (os) de cada país la tarea de reconstruir la memoria de las prácticas de cuidados para restablecer la propiedad de una profesión que se les ha ido de las manos por la influencia de la iglesia, de los médicos y de los notables16. Estas reflexiones acerca de la formación en enfermería reiteran la necesidad de incluir en los programas académicos la enseñanza de la historia de la enfermería, utilizando metodologías innovadoras y tecnologías de la información y la comunicación, además impulsar la investigación, publicar sus resultados y así mantener en alto, el interés de docentes y estudiantes por este campo del saber en enfermería. Ahora bien, en la academia no es posible formular una alternativa curricular independiente de una opción teórica que sustente sus contenidos, metodologías y consolide sus propósitos;17en este sentido, se asume que para abordar el seminario de historia de la enfermería, su enseñanza y aprendizaje se requiere tener claridad en los fundamentos: Epistemológicos, Filosóficos, sociológicos, históricos, pedagógicos, antropológicos, sicológicos y éticos, cuya concreción en acciones deliberadas y sistemáticas garanticen el sentido y significado de su alcance; así por ejemplo los fundamentos epistemológicos, determinan la concepción de ciencia y disciplina; la visión de la enfermería como ciencia y disciplina en permanente construcción y las posibilidades de 16 Marie F Colliére, Promover la vida, De la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería, Inter American Mc Graw Hill, Madrid, 1993 p. xx. 17 Margarita Pansza, Pedagogía y currículo, Notas sobre currículo y plan de estudios, Guernica 3°, México D.F, 1990, pp 20 y 21. ― 197 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas creación de conocimiento propio, en la relación pedagógica que se da entre el estudiante y el conocimiento a través del docente como mediador. La fundamentación filosófica aproxima a la descripción del ideal de profesional de enfermería intelectual e idónea que se quiere formar en conocimientos, metodologías, acciones prácticas y valores; orienta la finalidad educativa transformadora, le da coherencia lógica, ética, estética al seminario de enfermería como eje transversal del plan de estudios. La Sociología permite comprender hechos socioculturales y fenómenos sociales de la enfermería, los contextos en los que se ha desarrollado, los avances y retrocesos, y sus causas, dentro de los cuales los estudiantes y los docentes crecen académica y profesionalmente, de tal manera que se les facilite reconciliarse con una actitud científica, cultural, política y artística frente a la vida, así mismos, a los otros y a la naturaleza; también se incluyen fundamentos históricos que permiten rastrear procesos y hechos históricos que hicieron posible la conformación de la enfermería como profesión y disciplina; orientan y motivan a estudiantes y docentes en el manejo de Instrumentos de la investigación histórica para explorar científicamente el pasado de la profesión y descubrir verdades sobre sus orígenes. Además de incorporar la reflexión, el análisis cualitativo de los datos y la sistematización de documentos que a la vez apoyan la indagación histórica; los aspectos pedagógicos en la perspectiva de identificar, analizar y seleccionar los procesos de acompañamiento e interacción permanente entre docente y estudiante de tal manera que se garantice un aprendizaje, el crecimiento individual social y profesional; dan cuenta además, de la enseñabilidad de la historia de la enfermería en diferentes contextos y de las didácticas objetivadas en su enseñanza; lo antropológico porque por un lado ayudan a entender la cultura de los ― 198 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión cuidados en diferentes grupos socio históricos y por otro lado, dan cuenta de las características de la (s) culturas y de sus relaciones con el proceso de formación integral de los estudiantes. No se puede prescindir de los fundamentos de la sicología, que aporta conceptos y teorías que permiten conocer las características del desarrollo humano y las diferentes formas en que este se puede potenciar, reorientar o favorecer. Para saber cómo se educa hay que conocer cómo es el ser humano ( estudiante y profesor ) y cómo se relaciona con los otros; en la historia de los cuidados de enfermería por ejemplo, se reconocen los aportes de las mujeres y los hombres cuidadores desde sus características de género; y la ética que establece unos fines y principios que bien pueden ser expresados en ideas morales tales como: libertad, tolerancia, perfección, comprensión, benevolencia, derecho, lealtad, equidad y cultura planetaria que ayuden a descubrir los verdaderos valores, y surjan como resultado de la comprensión de sí mismo y del otro; fundamentos estos que fortalecen permanentemente la dimensión ética en la enseñanza, en el aprendizaje y en la práctica de enfermería. Dentro de esta perspectiva se plantea el seminario de historia de enfermería cuya intencionalidad se concreta en la formación de un profesional que se caracterice por su autonomía, comportamiento social, capacidad crítica, postura transformadora, respetuoso, tolerante, comprometido con su aprendizaje y el fortalecimiento de su identidad profesional. Diseñar este seminario e incorporarlo en el plan de estudios, articulado vertical y horizontalmente a los demás cursos, obligó a las gestoras del mismo, a tomar posición frente a la manera más eficaz para lograrlo, pues una de las preocupaciones era mantener un equipo docente motivado e interesado en estudiar, seleccionar y jerarquizar de forma lógica y coherente los diferentes contenidos que harían parte del seminario en su totalidad, así como la formación ― 199 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas de los docentes en los nuevos temas de enseñanza. En este sentido el seminario sobre la historia de la enfermería se estructura en cinco momentos o preseminarios; cada uno de ellos se aproxima a una temática particular así: 1. La evolución sociohistórica de las prácticas cuidantes y de la enfermería el cual aporta fundamentos históricos, que ayudan a comprender el surgimiento y desarrollo de la enfermería como una profesión sociohistórica ligada al cuidado del ser humano y a la institucionalización de la atención en salud. 2. Las respuestas sociales en salud e historia de los sistemas de saluden el mundo y en Colombia: incorpora elementos históricos sobre las respuestas sociales en salud, expresadas en la constitución de estos sistemas; analiza la dinámica de los modelos de desarrollo en el país, su relación con el diseño de políticas de salud dirigidas a la población; y se muestra el papel del estado en relación con la salud, el bienestar y la seguridad social, además, el impacto de estos modelos en la formación y la práctica de enfermería. 3. El desarrollo disciplinar de enfermería. En este tema se aportan elementos teóricos, epistemológicos e históricos relacionados con la disciplina de enfermería y con las propuestas teóricas de algunas autoras que ayudan a comprender la enfermería como profesión, disciplina y arte del cuidado. 4. La profesionalización y la práctica de enfermería, reúne elementos sociológicos, teóricos, analíticos, normativos y técnicos que ayudan a estudiantes y profesores a situar la enfermería como una práctica profesional, a entender su proceso de profesionalización y a dimensionar aspectos relevantes que marcan la diferencia entre práctica profesional y ocupación y las diferencias paradigmáticas con la práctica médica. 5. El seminario monográfico profundiza teóricamente en un tema visto en cualquiera de los apartes anteriores, de interés para ― 200 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión los estudiantes y de importancia para la enfermería que estimule el análisis de sus implicaciones para la práctica profesional. El Seminario investigativo alemán como metodología. La enseñanza de la historia de la enfermería se sustenta en el Seminario Investigativo Alemán como metodología; en donde se parte de una bibliografía básica previamente seleccionada, lecturas, discusión, análisis y síntesis con relatorías y protocolos además de actividades de observación, café Internet, cine foro y trabajo monográfico. Esta metodología ejercita al estudiante en el estudio personal y de equipo, los familiariza con los medios de investigación, la reflexión y los aproxima al método filosófico18El objetivo del seminario es introducir a los estudiantes y profesores en métodos de trabajo y de la investigación científica. La experiencia acumulada en la planeación y desarrollos de este seminario por más de trece años y las percepciones de los actores académicos acerca de la metodología nos permiten expresar las siguientes conclusiones: • El seminario como metodología en la enseñanza de la historia de la enfermería, permite poner al estudiante como centro del proceso educativo, actor principal de su propio aprendizaje, fortalece la formación integral, autónoma, abierta y democrática que promueve los principios de: aprender a aprender, aprender a pensar y aprender a ser. • Desde el aspecto teórico este proyecto académico sobre la enseñanza de la historia de la enfermería requiere de docentes interesados y motivados hacia el tema y la metodología, contar con una permanente actualización y capacitación y ser apoyados por docentes con mayor 18 Gildardo Lotero, Taller sobre seminario investigativo – Ciclo metodológico didáctico, Programa de desarrollo pedagógico, Vicerrectoría de docencia, Universidad de Antioquia, 1999, p.15. ― 201 ― Salud y salud pública. Aproximaciones históricas y epistemológicas experiencia en el proceso, especialmente en estos momentos de “relevo profesoral”. • Uno de los retos para el Grupo académico es el fortalecimiento de la línea de observación sobre la dinámica académica del seminario, con miras a la cualificación de la línea de investigación en el tema, el de mantener la participación en la Red Nacional de Historia y en otras Redes Internacionales. • Se percibe un gran reconocimiento por parte de los estudiantes que con diferentes niveles de explicación manifiestan sus percepciones acerca de la importancia, metodología y de la necesidad y la utilidad de los contenidos del seminario, en la construcción de su identidad y sentido de pertenencia profesional. ― 202 ― Importancia de la enseñanza de la historia de una profesión Lecturas requeridas Alfonso Torres, Lola Cendales y Mario Peressont, Los otros también cuentan – elementos para la recuperación colectiva de la historia, Dimensión Educativa Serie educación Popular, 2da edición, Marzo 1992, Santa fe de Bogotá. Antero Coelho, Gerencia y planificación prospectiva, OPS OMS, Serie Desarrollo de recurso humano, N° 90, 2da Edición, Bogotá, 1990. CJ Hernández. Historia de la Enfermería – Un análisis histórico de los cuidados de enfermería. Inter American Mc Graw Hill. Madrid 1995. CM Restrepo R. Historia de la facultad de enfermería. U de A. 1997. De la paz, historia de la enfermería en Colombia, Escuela de Enfermería, Universidad de Antioquia, Medellín, Tesis de grado, 1963. Mabel Castañeda, Propuesta de modernización curricular en la facultad de enfermería en la Universidad de Antioquia, Documento sin publicar 1996. María Cecilia Gaitán La enfermería en Colombia orígenes de audacia y compromiso. Ini.pedago. 1999. María Consuelo Castrillón, La dimensión social de la práctica de la enfermería, Ed. Universidad de Antioquia, Medellín, 1997. María Mercedes Duran, Enfermería. Desarrollo teórico e investigativo, Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia, Proyecto innovar, Santa Fe de Bogotá, 1998. María Patricia Donahue, Historia de la enfermería, Ediciones Doyma, España, 1993. ― 203 ― Autores Edgar Orlando Arroyave Álvarez, psicólogo, magister en filosofía, profesor Departamento de Psicología Universidad de Antioquia. Juan Diego Lopera Echavarría, psicólogo, magister en filosofía, doctor en ciencias sociales, profesor Departamento de Psicología Universidad de Antioquia. Jaime Hernán Tamayo Acevedo, médico psiquiatra, profesor Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia. Yonissa Marmitt Wadi, historiadora, profesora asociada a la Universidad Estatal del Oeste del Paraná, UNIOESTE, Brasil. Jana Catalina Congote Durango, historiadora, Universidad de Antioquia. Luz Elena Muñoz Lopera, socióloga, magister en historia, Universidad de Antioquia. Álvaro León Casas Orrego, doctor en historia de América, profesor titular Departamento de Historia Universidad de Antioquia. Coordinador Grupo Historia de la Salud. María Victoria Arteaga Henao, enfermera, magíster en Desarrollo Social y Educación, Profesora vinculada al Departamento de Formación Profesional, Facultad de Enfermería, Universidad de Antioquia. Mabel Castañeda Montoya, enfermera, magíster en educación, profesora de cátedra en el Departamento de Formación Profesional, Facultad de Enfermería, Universidad de Antioquia. Este libro se terminó de imprimir en diciembre de 2013, en los talleres de la Editorial L. Vieco s.a.s. de Medellín, Colombia. Se uso Palatino Linotype, papel Propalibros beige de 70 gramos y cartulina Propalcote de 250 gramos para la carátula.