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La microficción en Buenos Aires l La ópera del siglo XX, Roberto Bañuelas
García Márquez visto por Miguel Ángel Sánchez de Armas
Homenaje a Julio Cortázar l La culta polaca l Colaboraciones de Martha
Chapa, Jorge Meléndez, Daniel Dueñas, Carlos Bracho y Ulises Paniagua
Visita el
Es único en el mundo a pesar de su
pequeñez física. Actualmente tiene
bastante más de lo exhibido. Cuenta
con alrededor de 200 fotografías,
caricaturas, grabados de escritores
famosos, principalmente mexicanos.
Tiene más de 100 primeras ediciones
firmadas por sus autores, entre ella
están libros de Gabriel García Márquez,
José Saramago, Mario Vargas Llosa,
Edgar Allan Poe, Carlos Fuentes,
Alejo Carpentier, Evtushenko, Isidro
Fabela, Juan Rulfo, Juan José Arreola,
Rafael Solana, Fernando Vallejo,
José Revueltas, José Emilio Pacheco,
Carlos Mosiváis, Elena Poniatowska
y muchos más.
Cuenta también con objetos
pertenecientes a escritores relevantes
como plumas, máquinas de
escribir, lentes, cartas documentos
diversos...
Faro del Saber Bicentenario
Av. Parque Lira No. 94
Col. Observatorio
Tel 5276.7700
www.museodelescritor.org.mx
Consejo editorial:
José Agustín Griselda Álvarez (>) Raúl Anguiano (>) Carlos Bracho José Luis Cuevas Martha Chapa
Alí Chumacero(>) Alberto Dallal Beatriz Espejo Gelsen Gas David Gutiérrez Fuentes Andrés
Henestrosa (>) Luis Herrera de la Fuente Dionicio Morales Armando Prida Huerta Carlos Ramírez
Ignacio Retes (>) Bernardo Ruiz Sebastián Fernando Sánchez Mayans (>) Leticia Tarragó Betty
Luisa Zanolli Fabila
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Max Sánchez López
Director:
René Avilés Fabila
Subdirectora:
Rosario Casco Montoya
Coordinación de arte:
Félix Acevedo
Diseño:
Osam Malja García
Colaboradores:
Manuel Aceves Pulido(>) Eugenio Aguirre Héctor Anaya Hugo Argüelles (>)
Roberto Bañuelas
Martha Bátiz Roberto Bravo Salvador Bretón Rodolfo Bucio Salvador Camelo(>) Elsa Cano Emmanuel
Carballo Marco Aurelio Carballo Antonio Castañeda (>) Jesús A. Castañeda Joaquín Armando Chacón
Leonardo Compañ Jasso Marcela del Río Adán Echeverría Javier Esteinou Sergio Fernández Citlali
Ferrer Martha Figueroa de Dueñas Silvia Fong Robles Luz García Sandra García Enrique Gastélum
Eve Gil Otto-Raúl González (>) Francisco Javier Guerrero José Antonio Gurrea Humberto Guzmán
Saúl Ibargoyen Josu Iturbe Marco Aurelio Ángel Lara Daniel Leyva Roberto López Moreno Froylán
M. López Narvaéz Andrés de Luna Ramón I. Martínez María Eugenia Merino Mayté Noriega Carmen
Nozal Juan Luis Nutte Anabel Ochoa(>) José Luis Ontiveros Gregorio Ortega Federico Ortiz Quesada
Francisco Prieto Jorge Ruiz Dueñas Rafael Ruiz Harrel (>) Hugo Enrique Sáez Alejandro Sandoval
Perla Schwartz Ignacio Solares Ignacio Trejo Fuentes Francisco Turón Roberto Vallarino (>) Liborio
Villalobos Calderón Marcos Winocur Patricia Zama Silvio Zavala
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Artistas plásticos:
Gilberto Aceves Navarro Juan Alarcón Iris Aldegani Luis René Alva José Anaya Javier Anzures
Irene Arias
Sergio Ángel Beltrán
María Emilia Benavides Ángel Boligán Philip Bragar
Alejandro Caballero
Alberto Calzada
Alfredo Cardona Chacón
Estrella Carmona
Jesús
Castruita Guillermo Ceniceros Edgar Clement Felipe de la Torre Luis de la Torre Juan
Román del Prado Lourdes Domínguez
Aída Emart Francisco Eppens (>)
Francisco
Espino José Fernández Carmen Flores Olivia Fuentes Héctor García (>) Joaquín García
Quintana Luis Roberto García
Luis Garzón
Jaime Goded
Esther González Gabriel
Gómez Pizano Renato González Juan José Gurrola Víctor M. Hernández Rigel Herrera
Jazzamoart José Juárez Fernando Leal Audirac
Antonio Ledesma Miguel Ángel Ledesma
Jorge López Luckie
Leonel Maciel Elsa Madrigal Ángel Mauro(>)
Pepe Maya
Mel
Raúl Méndez Adolfo Mexiac Arturo Miranda Jesús Miranda Ofloc Soid Pastrana Carlos Pérez
Bucio Alejandro Pérez Cruz Felipe Posadas Laura Quintanilla Ma. del Carmen Razo Carlos
Reyes Alejandra Ríos Vicente Rojo Javier Roldán Gregorio Rosas Guadalupe Rosas Rruizte
Oswaldo Sagástegui Peter Saxer Fernado Silva Luciano Spano Antonio Tadeo Raúl Tame
Leticia Tarragó M. Tarbados Mauro Terán Miguel Ángel Toledo Mauricio Vega Roger Von Gunten
Daniel Zamitiz
e-mail para envío de colaboraciones:Incorrectoz@yahoo.com.mx
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Instituto Verificador de Medios
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Nació en Oaxaca en 1992.
Es egresado del Bachillerato
en Artes y Humanidades de
la Escuela CEDART “Miguel
Cabrera” y estudiante en la
Universidad Bauhaus de la
ciudad de Puebla.
Ha tomado varios talleres,
dentro de los cuales destacan: el de punta seca impartido por el Maestro Fernando
Sandoval, el Taller crítico
de producción de pintura
impartido por el Maestro
Francisco Castro Leñero y
el de Escultura de pequeño
y mediano formatos efectuado por la Maestra María
José Lavín, todos celebrados
en el Centro de las Artes de
San Agustín.
Ha participado en casi 20
exposiciones colectivas y
en más de 15 individuales.
Ha sido becario de la
Secretaría de Cultura de
Oaxaca y ha tenido varios
reconocimientos.
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fundacionraf@yahoo.com
rosariocascom@yahoo.com.mx
Circulación certificada por el Instituto Verificador de Medios
Registro No. 285 / 01
El Búho. Año 15. Abril 2014. Número 1589 Es una publicación mensual. Publicado por María del Rosario Casco Montoya. Calle Yácatas 242. Col. Narvarte. CP. 03020, Delegación Benito Juárez. Teléfono y fax: 56395910 y 56393266. Celular: 04455 20959228.
www.revistaelbuho.com. rosariocascom@yahoo.com.mx. Editora responsable: María del Rosario Casco Montoya. Reserva de Derechos
al uso exclusivo: 04-2013-050811215600-203. ISSN: en trámite. Ambos realizados en el Instituto Nacional de Derechos de Autor.
Responsable de la última actualización de este Número, Dra. María del Rosario Casco Montoya, Yácatas 242, Colonia Narvarte, Delegación Benito Juárez, CP. 03020,
fecha de la última modificación, 24 de junio de 2013.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la editora.
Contenido
Editorial
Cortázar, feliz centenario El Búho 4
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De nuestra portada
Rumbo a Macondo Miguel Ángel Sánchez de Armas 6
¿Qué es la microficción? Vi jornada ferial Feria del libro de Buenos Aires Raúl Brasca 10
Muere Emmanuel Carballo y con él la gran crítica literaria Daniel Dueñas 31
Diurno a Rosario Castellanos Roberto López Moreno 33
Cuentos Herminio Martínez 36
La ópera del siglo XX (3/3) Roberto Bañuelas 42
Derecho de autor frente a dominio público Manú de Ordoñana 54
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Confabulario
Instinto suicida Jesús Yáñez Orozco 58
Siéntate a mi lado Ulises Velázquez Gil 69
Prosas frías Yurazzy 70
El maestro Roberto Bravo 72
Bitácora de una navegación efímera Ulises Paniagua 75
Cuentos Ileana Garma 83
Poemas regionales y campestres Edwin Lugo 91
Poemas Benjamín Torres Uballe 97
Aviario Poesia Haiku Elías Dávila Silva 99
Matando el tiempo Gerardo Ugalde 101
Mira José N. Méndez 104
La Habitación Harel Farfán Mejía 106
Mujer con cabello verde Fabiola Morales 107
Cabellos en el agua Juan Luis Nutte 110
Ejercicio de un hombre común Juan Mirelese 113
Cuentos brevísimos Roberto Abad 115
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Letras, libros y revistas
La Biblioteca de David recomienda… David Figueroa 118
La rueda de la fortuna de Helena Paz Garro Carmen Julia Holguín Chaparro 120
Gabriel García Márquez: El maestro de las letras Rafael Martínez de la Borbolla 122
Octavio Paz: La construcción del mito Jorge Daniel Ferrera Montalvo 127
El pecado más vehemente Yolitzin Jaimes Rendón 130
La única posibilidad de salvación… Karla Galarce Sosa 132
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Apantallados
Breviario sobre dos obras teatrales
Dalia María Teresa De León Adam 135
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Arca de Noé
Fragmentos diarios 6 Hugo Enrique Sáez A. 137
Los nuevos santos de la globalidad Martha Chapa 141
Criterios de verdad y subjetividad del informador Cirilo Recio Dávila 144
La culta polaca Héctor Anaya 154
De premios y cultura Jorge Meléndez Preciado 162
Los trancos Carlos Bracho 165
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Para la memoria histórica
(archivo coleccionable)
Centenario de Julio Cortázar
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Páginas centrales
editorial
...Cortázar, feliz centenario
J
ulio Cortázar era un mago de las letras.
Nació en 1914, en Bruselas y pasó su niñez
y adolescencia en Buenos Aires, allí, como
es normal, siguió siendo europeo, con acento
porteño, usaba el lunfardo, sentía placer por el
tango, los bifes, el vino tinto y admiración por
Jorge Luis Borges. Ya mayor, bajo presiones políticas, Cortázar sale de su apreciada Argentina, para
radicar en París y casi al final de su vida, adquiere
la nacionalidad francesa sin dejar de ser profundamente argentino, como Ernesto Guevara.
Cortázar comenzó escribiendo cuentos breves que pronto se alargaron hasta convertirse
en novelas ambiciosas y deslumbrantes. Fue
al mismo tiempo un traductor de altos vuelos
que puso en magnífico castellano a Edgar Allan
Poe, a quien Charles Baudelaire había dado a
conocer en París en memorables traducciones al
francés.
Su fama como escritor se consolidó internacionalmente cuando Antonioni hizo una película
extraordinaria, Blow Up, con David Hemings y
Vanesa Reedgrave, basándose en un cuento suyo:
“Las babas del diablo”. Con su celebridad mundial
Guillermo Ceniceros
El Búho
a cuestas, Cortázar nunca asumió las actitudes arrogan-
prioritario. Lo maravilloso es sumergirse en ese mundo
tes que conceden la fama y el éxito; fue sabio y discreto.
cortazariano tan coherente y lleno de posibilidades.
Políticamente vivió su época y en ella, cómo no amar
Julio Cortázar, como pocos escritores en la segun-
a la naciente Revolución Cubana y su ambicioso proyecto
da mitad del siglo XX, fue un artista que hurgaba en la
de transformar al llamado Tercer Mundo: incendiar con
mente humana y en la fantasía. Tampoco dejó de explorar
llamas socialistas a toda América Latina, África y Asia.
las estructuras literarias y llegó hasta donde otros no
Aquellos momentos fueron de confusión, resultado de la
se hubieran atrevido. Los resultados son portentosos
Guerra Fría. Había muerto el Che Guevara y en Vietnam
e inagotables. Lo que sí se manifiesta son los aires de
los bombardeos norteamericanos se acentuaban. El mayo
soledad y nostalgia que se pasean por toda su obra, aún
68 de París –y luego las rebeliones juveniles en Praga,
en las páginas más llenas de buen humor: en un hombre
EU y México–, vaticinaba una amplia revuelta contra
trasterrado, la tristeza permanece y no desaparece por
la sociedad de consumo. Los partidos comunistas tradi-
más que las posibilidades de retorno sean una realidad.
cionales mostraban resquebrajaduras y el rock and roll
Julio Cortázar dejó más de una clave para ingresar
se sumaba a los aires de subversión planetaria. Dentro de
en su literatura, instrucciones para leerlo y una de ellas
este mundo que se globalizaba alrededor de un proyecto
es el libre albedrío para que el lector haga lo que le venga
socialista ante la histeria anticomunista norteamericana,
en gana. Por tal razón es improbable que uno se ponga
los intelectuales latinoamericanos, debido a la revolu-
en total armonía con otro que ha leído atentamente su
ción Cubana, discutían el papel del compromiso político.
obra. Si alguien del siglo XX ha de sobrevivir por siem-
Las posiciones más obvias eran aquéllas que convertían
pre, ése es exactamente Julio Cortázar, no importa si los
al escritor en autor de panfletos al servicio del partido
premios llegaron o no en la cantidad necesaria, si José
o de la Unión Soviética. Cortázar mostraba una tenaz
Saramago era capaz de cederle su premio Nobel o si su
rebeldía ante esta postura que hoy se antoja extraña y
amistad con la Cuba de Fidel Castro perjudicó su aspecto
servil, pero que tenía raíces complejas.
de crítico político. Fue un hombre de absoluta honestidad
Es natural que uno cite Rayuela como ejemplo de
ética y estética. Dominó el reino de la creación pura, por
experimentación literaria, de una intensa búsqueda
más que Julio Cortázar haya contado sus experiencias
formal, pero asimismo en el collage La vuelta al día en
personales como la pelea donde Firpo Segura derribó
ochenta mundos, Cortázar inventa y recurre a la literatura
a Jack Dempsey o la emoción que le producía escuchar
fantástica y le da un nuevo sentido, se apoya en la escri-
a Thelonius Monk, Louis Armstrong y Charlie Parker,
tura automática y, desde luego, en sus recuerdos.
traducir a Poe o el bello arte de caminar París, sitio que
Para muchos, Rayuela es una contranovela o una
antinovela, si se prefiere. En realidad definirla no es
eligió para producir una literatura prodigiosa.
El Búho
Editorial de nuestra portada
Miguel Ángel Sánchez de Armas
E
l jueves santo a media tarde se apagó la vida
de García Márquez y comenzó el lento proceso de su canonización literaria. Eterno
periodista, Gabo tuvo el gesto de morir a una hora
apropiada para las ediciones del día siguiente, como lo
hicieran Marcel Proust y Walt Whitman, aunque supongo que hubiera preferido evaporarse y transformarse
en una neblina amnésica para no transitar el camino
de Cortázar, de quien escribió que “si los muertos se
mueren, debe estarse muriendo otra vez de vergüenza por la consternación mundial que ha causado su
muerte. Nadie le temía más que él, ni en la vida real
ni en los libros, a los honores póstumos y a los fastos
funerarios”. Creo que al escribir esto sobre el Cronopio
García Márquez pensaba en sí mismo.
Pero como nadie tiene control de lo que pasa cuando ya no está, el viernes santo aparecieron los diarios
con extensas crónicas -algunas bastante buenas- en
El Búho
Max Sanz
reseña de la vida y obra del macondense mientras que
la Editora de la Universidad Veracruzana, cuando era lo
en la radio y la tevé los críticos y analistas se disputaban
que fue, tuvo el honor de sacar a luz el libro… cuyos
el espacio para compartir experiencias, anécdotas y vi-
derechos perdió años después.
vencias al lado de quien ya no podía defenderse. Desde
Ya famoso el colombiano, coincidió con Valadés en
luego se anunció con la prontitud del caso el indispen-
una comida en Cuernavaca, creo que en casa de Garibay.
sable homenaje en Bellas Artes que, imagino, su familia
Al saludar al de Guaymas le dijo muy serio: “Veo que ha
no tuvo más remedio que aceptar. Hasta mi casa medio
publicado usted uno texto mío en El Cuento y Carmen
derruida por el temblor llegaron los rumores de los de-
lo anda buscando por aquello de los derechos”. Valadés
clarantes profesionales pergeñando la sentencia que se
sintió la muerte chiquita. ¡La feroz Balcells lo tenía en
convertirá en el encabezado o el bite más recordado.
la mira! Estaba a punto de perder el sentido cuando se
Vaya, hasta yo mismo, que desde enero no doy golpe
dio cuenta de que García Márquez estaba chanceando.
por motivos existenciales, estoy aquí para reclamar mi
Siempre se tuvieron aprecio.
cachito de Gabo, como si se tratase de un muro de Berlín
literario.
Resulta que alguna noche compartí mesa con él y
con Fuentes y que tengo fotos para probarlo. Resulta
Ésta es mi aportación al tsunami memorioso que ya
nos arrastra. La completo con lo que escribí hace justo
un año, en ocasión del cumple de Gabo. Cierro el capítulo y me pongo a releer Cien años de soledad. Vale.
que le mandé ejemplares de mis libros. Resulta que su
“Dicen los diarios capitalinos, con La Jornada a la
secretaria se comunicó conmigo para decirme, palabras
cabeza, que muy temprano en la mañana el Gabo salió
más, palabras menos, que o iba por ellos o serían re-
a la puerta de su casa el día de su 84vo cumpleaños
galados (no dijo a quién). Resulta que esto me encabritó,
y juguetonamente preguntó: ‘¿Por qué tanto alboroto?’,
pero resulta también que rápidamente recordé que a los
chanza que puso a danzar de gusto a los admiradores,
autores hay que leerlos, no tratarlos, pues si quisieran
quienes cubrieron de flores al célebre aracatecano y
ser populares se dedicarían a las telenovelas.
además le cantaron las mañanitas.
En una de mis conversaciones con Edmundo Valadés
“Supongo que es obligado unirse a los fastos,
me confesó con gran remordimiento que cuando García
aunque debo confesar que si bien Cien años de sole-
Márquez era un total desconocido quiso publicar en El
dad fue un hito en mi vida libresca poco más hay en la
Cuento fragmentos de Los funerales de la Mamá Grande
obra de García Márquez que me mueva, salvo su trabajo
y Edmundo no aceptó, pues pensaba que de alguna
periodístico. Así que mis lectores perdonarán si en vez
manera ofendían el sentimiento religioso del pueblo.
de fraguar ingeniosos parabienes conmemorativos, re-
“¡Imagínate!”, exclamó entre güisquis, “¡yo hubiera sido
cuerdo lo que escribí hace exactamente 14 años sobre el
el primero en publicarlo en México!” Pero no fue así y
mismo autor. Vale.
de nuestra portada “Gabriel García Márquez detesta las entrevistas,
emplea 72 de las 411 páginas, el 17.5% del texto en letra
según sé. Hace bien. Su oficio es escribir. Más libros y
de 9 puntos, para llegar a conclusiones tan asombrosas
menos declaraciones, eso es lo que queremos sus lecto-
como que don Gabriel fue en realidad muy mal crítico
res en todo el mundo.
de cine, o que en numerosísimos textos anónimos en
“Viene a cuento lo anterior por los borbotones de
El Espectador de Bogotá y El Heraldo de Barranquilla
tinta que hizo brotar el triple aniversario del escritor.
pueden detectarse indicios que eventualmente llevarían
Cincuenta años de periodista, setenta de edad y treinta
a suponer que habría altas probabilidades de que el
de Cien años de soledad, no son poca cosa para críticos
joven Gabriel hubiese intervenido en su redacción.
y analistas. Son fechas mágicas.
O joyas como ésta (p. 53): ‘Está claro que la práctica del
“Confieso que al ver en las secciones culturales
reportaje le sirvió (a García Márquez) como una forma de
de los diarios espacios conmemorativos brotar como
preparación antes de emprender la redacción de obras
hongos y escuchar en una estación sí y otra también
literarias’. ¡Oh!
programas dedicados al trianiversario, me apenó no es-
“Algún oscuro placer debe entrañar, supongo, el
tar sumado al homenaje. Después de todo don Gabriel
ejercicio de rastrear y recuperar textos reconocidamente
nació al mundo de las letras en pañales de reportero,
menores y llegar a la conclusión de que fueron justo 67
igualito que yo.
en el periodo analizado, número que crecería a 70 ‘si
“Decidí pues subsanar la omisión y dedicar ‘JdO’ al
se tienen en cuenta dos reportajes anónimos pero atri-
tema. Busqué en mi archivo, pedí libros y ensayos, hablé
buibles a García Márquez’. Que me maten si sé cómo tal
con expertos e intelectuales, medité, reflexioné... y recu-
muestra de cuestionable erudición beneficie a la obra.
peré un sentimiento que creía olvidado desde mi paso
“Leo en ‘El Ángel’ de Reforma (9 de marzo) el en-
por las aulas: así como don Gabriel no simpatiza con las
sayo de Carlos Rubio Rosell titulado ‘Volver a la semi-
entrevistas yo no tengo maldito gusto por la hermenéu-
lla: ¿Dónde nace el mundo de Gabriel García Márquez,
tica literaria.
por qué, de qué manera y cómo se amamantó la imagi-
“¿Qué es lo que realmente interesa? ¿Leer y disfru-
nación del autor de Cien años de soledad, dónde es-
tar una obra o descubrir las verídicas o supuestas moti-
tán las claves que engendraron esa narrativa poderosa,
vaciones del autor ante la página en blanco?
desbordante, alucinada, del hombre?’, y me pregunto:
“Con la generosidad que le es característica, Omar
¿tener conciencia de todo eso me haría vivir y disfrutar
Raúl Martínez puso en mis manos una joya de su biblio-
mejor la obra? Como diría el indeciso, quizá sí, quizá no.
teca para ilustrarme: Entre cachacos-1, volumen III de
En todo caso, ¿importa? Puedo citar de memoria pasajes
no sé cuantos editados en 1983 para analizar la obra del
enteros de Cien años de soledad, obra que conocí en la
aracataqueño (¿así se dice?). En el libro, Jacques Gilard
primera edición que llegó a México, la de Sudamericana,
El Búho
con la portada azul de las carabelas. El libro me man-
no podía venir de otra cosa sino de ahí, de esos años que
tuvo sin dormir durante meses. Lo leí y releí como creo
fueron decisivos para que surgiera el escritor que (GGM)
ninguno otro desde entonces. Me enamoró fatalmente,
es, dice Dasso Saldívar ’, quien, nos informa un poco
al extremo de que no ha habido otro de don Gabriel que
más adelante Rubio Rosell en el artículo citado, invirtió
me haya provocado ni un pensamiento de infidelidad.
nada menos que 20 años de su vida en una biografía
¡Al carajo las oscuras motivaciones del escribidor frente
de don Gabriel. Lástima que nadie le haya informado
a la hoja en blanco! Choquemos las copas por la existen-
al señor Dasso que no sólo García Márquez, sino todos
cia de la obra entre nosotros y todo lo que ella nos dio.
los humanos, tenemos el germen de nuestro humus (?)
“El mismo Rubio Rosell nos convida con otro esplén-
en ese periodo crítico de la vida. En fin. Yo regreso a leer
dido ejemplo de cómo se puede retroalimentar y enredar
Cien años... y me vale que el mentado humus haya sur-
hasta que la materia del análisis quede irreconocible in-
gido en los diez, veinte o treinta primeros años de GGM.
cluso para el autor que la parió: ‘El germen, el humus
El libro, la obra, ya es mía.”
de todo ese portento (García Márquez, of course) está
Tuit: @sanchezdearmas
Blog: www.sanchezdearmas.mx
Si desea recibir Juego de ojos en su correo, envíe un mensaje a:
juegodeojos@gmail.com
en sus primeros diez años de vida. Y su mundo literario
Luis Garzón
de nuestra portada B
Raúl Brasca
revísima, sin vueltas, precisa, infalible, demandante,
algunas
veces
conmove-
dora, en la mayor parte de los casos
irónica, oportunamente cáustica y
aspirante siempre a la poesía, la microficción es cada vez más la forma
adecuada de expresión de la contemporaneidad. Nunca en la literatura se
concentró tanta intención en tan poco
espacio. Es un modo que en pocas palabras esconde un silencio enorme,
tanto o más significativo que ellas:
el silencio de lo que no se puede o
no conviene decir. Hablo del silencio
Gelsen Gas
provocativo que obliga al lector a involucrarse con sus conocimientos y a asumir, mucho
más que en otros géneros, el sentido que le da a lo
que acaba de leer. Ya está instalada en la literatura,
se han hecho siete congresos internacionales sobre ella
y, sin embargo, no pudo ser domesticada. Se propaga
10 El Búho
como un virus, sobre todo en los medios electróni-
Persistencia
cos y, también como un virus, muta de una forma
Lo soñé de espaldas y de costado, me soñó encor-
a otra. Algunos dicen que es un híbrido, otros que
vada, enmascarada. Lo soñé distinto, me soñó es-
ella sabe perfectamente su identidad pero que tiene
condida. En el último sueño quedamos en encon-
habilidades camaleónicas. Lo cierto es que parece
trarnos, despiertos, en un bar de la calle Anchorena.
contar una historia y termina en una reflexión,
Fue difícil reconocernos, hacía frío, nos aburrimos,
parece un microensayo y resulta una humorada, pa-
no nos gustamos y de común acuerdo decidimos no
rece desatar una ambigüedad y la hace mayor. Es
volver a encontrarnos. Y sin embargo, ya ves.
hija del humor sin atenuantes, de la impertinencia,
del espíritu combativo y, también, del alto sentido
Criadero
de la belleza latinoamericanos. Esta descripción re-
De día me ocupan los roperos, de noche se pelean
sulta de la imposibilidad de definirla.
con los mosquitos. Lárguelos, pobres bichos, me
dice la portera. Los vecinos se quejan a la administración. Imposible tenerlos en mi departamento:
MICROFICCIONES LEÍDAS EN LA VI
JORNADA FERIAL DE MICROFICCIÓN
para darse el lujo de criar vampiros se necesita una
casa con jardín.
Feria de Libro de Buenos Aires, 8 de mayo de 2014.
Los confabulados y los otros
Ana María Shua
Los amantes se confabularon. Ya no habría obstáculos para su amor. Una inteligente dosis de veneno
Contar Estrellas
de cobra puede confundirse en sus efectos con
Para ayudarme a conciliar el sueño, cuento las es-
los de un escape de gas. Después vino la lectura
trellas. Faltan cuatro, entre ellas un lucero de los
de los testamentos. Los amantes, repentinamente
más valiosos que me vi obligada a empeñar para
enriquecidos, dejaron pasar un lapso prudencial
comprar esos ineficaces somníferos.
antes de decidirse a vivir juntos. Los esposos infieles, en cambio, fueron enterrados inmediata-
Mirada
mente en la misma fosa.
Antes de irme a dormir, miro siempre debajo de la
cama para constatar la presencia de esos tres ojos
rojizos y familiares que me devuelven, tranquilizadores, la mirada.
Cuerpos nada más
Peter pan intenta vanamente pegarse su sombra
con jabón. Wendy la cose a sus pies. En infinidad de
de nuestra portada 11
René Avilés Fabila
fábulas menores, los personajes pierden su sombra
o luchan contra ella. Con la tranquila certeza de que
los cuerpos no son más que un efecto del interjuego
No nos olvidemos mutuamente
entre la oscuridad y una fuente lumínica, hasta las
Nunca olvidaré los ojos fríos del hombre que con-
sombras chicas se mofan de tan ridículas historias.
ducía a toda velocidad e irresponsablemente su automóvil: fue un impacto brutal y mi cuerpo
quedó destrozado, del mismo modo espero que él jamás olvide los míos, abiertos
por la angustia, el dolor y la desesperación
de la muerte.
El hombre infeliz
Siempre detesté la felicidad. No hubo día
en que no batallara contra su estúpida
sonrisa y sus manifestaciones rudimentarias y prosaicas. Hoy al fin logré eliminarla
de mi vida mediante un pistoletazo muy
preciso en la sien.
Precisión
Miró con atención el reloj: las tres de la
mañana. Poco después, vio que seguían
siendo las tres. Finalmente, el sol brillaba,
pero seguía mirando que eran las tres. No
cabía la menor duda: fue la hora en que
murió.
El náufrago
Desesperado, con la historia más soberbia
posible en su haber, el náufrago, desde su
isla solitaria en el Pacífico, arrojó la botella
Leticia Ocharán
12 El Búho
al mar: alguien la encontraría y al fin se sabría su
prodigiosa y larga odisea en busca de las sirenas.
“Pero ¿hubo alguna vez once mil
vírgenes?”
Sonriendo satisfecho, se acomodó lo mejor posible
Cuando Dios recibió los resultados del censo celes-
para esperar la muerte en soledad absoluta. Fue afor-
tial, entre asombrado e indignado, preguntó: ¿Nin-
tunado, jamás se percató de que había que poner-
guna virgen, teníamos once mil? Sí, señor, repuso
le tapón a la botella.
tímido el arcángel que llevaba los datos, pero eso
fue antes de que llegara Casanova.
Juramento
Lo juro, nunca me acosté con él. Siempre hicimos
Los fantasmas y yo
el amor de pie.
Siempre estuve acosado por el temor a los fantasmas, hasta que distraídamente pasé de una habi-
Perversiones
tación a otra sin utilizar los medios comunes.
La correspondencia y las autobiografías son como
el espejo: un invento perverso para desatar la
vanidad.
Débora Benacot*
La pareja ideal
Los simuladores
Era una pareja de varones homosexuales, realmente
Con el propósito de ocultar a la ciudadanía que la
dispareja: Jorge, joven y guapo, Marcos, feo y viejo.
teletransportación ya es un hecho, se ha montado
Esa noche decidieron asistir a una fiesta de dis-
un sofisticado mecanismo de realidad virtual en
fraces. Ambos optaron por ir como Dorian Gray: el
todos los aeropuertos. En la pista, los despegues
primero era el personaje, el segundo su retrato.
y aterrizajes son puro despliegue hollywoodense.
Hay proyecciones holográficas alrededor de las
Crimen o suicidio
aeronaves, los vuelos se fingen como en un parque
Nos guste o no, Jesús -que sabía perfectamente su
de diversiones, pilotos y azafatas son actores entre-
destino- optó por el suicidio.
nados que han firmado confidencialidad absoluta.
La torre de control orquesta la farsa. Los pasajeros
El criador de cuervos
llegan a destino por efecto de la teletransportación
Aquel buen hombre nunca le halló nada de negativo
sin sospechar el engaño. Muy pocos conocen este
a criar cuervos: era ciego.
secreto de Estado. Y muchos menos saben que, finalmente, todo es una artimaña para ocultar a la
de nuestra portada 13
población que lo que todavía no se ha logrado in-
Los que aguardan
ventar son los aviones.
Godot llega a los diez minutos de comenzado el
primer acto, pero como Estragón y Vladimir nunca
Ciclo natural
lo han visto, son incapaces de reconocerlo y siguen
Nació, creció, se reprodujo y murió. No hizo nada
esperando.
emocionante ni original con su vida ese robot.
*Débora Benacot. Los textos pertenecen a Escrito
Buenos vecinos
en un grano de arroz (Fundíbulo Ediciones, 2014),
La del departamento de abajo viene a reclamar por
excepto “Los que aguardan”, extraído de Con la lite-
ruidos molestos. Es que tengo dos niños pequeños
ratura no se juega (Macedonia Ediciones, 2012).
e inquietos que están en la edad de descubrir todo,
de andar por la casa moviendo muebles, tropezan-
David Slodky
do, tirando juguetes al piso, mis angelitos. Entiendo
su queja, señora, pero qué pretende, ¿que vuelen?
Dibujitos
Después de prometerle que haremos lo imposible
Escuchan nuevamente los gritos.
por disminuir el bochinche, la vecina se retira. Miro
Se miran, calladamente. a mis hijos y les digo que para no tener más pro-
Vuelven la vista a la pantalla. Jerry sigue esca-
blemas con la señora del 4to A, siempre y cuando
pando alegremente de Tom.
las cortinas estén cerradas, y sobre todo en horas
Un portazo. Escuchan llorar a mamá.
de la siesta, haremos una excepción y podrán usar
Se ensimisman ahora en el correcaminos que
sus alitas.
hace beep beep.
Se abre la puerta.
20 de Julio
Hoy quedé en juntarme en la peatonal con un amigo
invisible y otro imaginario. Espero que aparezcan.
—Chicos -dice papá-: mamá y yo tenemos que
hablar con ustedes.
Levantan la vista.
Mamá tiene los ojos hinchados.
Por conveniencia
—Y tú, Balsámico: ¿Aceptas a Oliva por esposa, para
—¿Puede ser después que terminen los dibujitos? —dice el menor.
amarla y respetarla durante toda la vida?
—Sí, “aceto”. —Responde el novio, convencido de
La valija
que no cualquiera llega extra virgen al matrimonio.
Se fue al atardecer, con el alma en un puño.
14 El Búho
Al día siguiente, pasada la noche mitad insom-
y n-n-no voy a s-s-s-salir hasta q-q-que dej-j-je de
nio y mitad pesadilla, volvió. Temblando, buscó
tarta-tarta-tartamudear. Y d-d-de hacerme p-p-pis
la nota donde seguramente ella le diría que no se
en la c-c-cama.
la preparó, que no se fuera, que la esperara, que
Ya no tartamudeo. Mamá me dejó salir. Ojalá esta
tenían que hablar, que no podían tirar así años
noche no me haga la pis.
de devoción.
-¡P-p-p-pero n-n-no m-m-ma-má! ¡No me de-j-j-jés
Miró absorto su ropa, cuidadosamente doblada
en la valija. Se sintió desfallecer. Ella estaría en su
en la casa d-d-del t-t-tío! ¡P-p-porque n-n-no q-qq-quiero!
trabajo, allí, donde conoció al otro.
Ya sin alma se fue, con la valija en un puño.
La vida
Ella pensaba: “Ya va a cambiar”. Él pensaba “Ya se
Ceremonias
le va a pasar”.
Es terrible, sí, pero siento alivio… Su locura me
Cuando las Bodas de Oro, ella pensó: “Ya es
exasperaba. Lavarse las manos 80 veces por día,
tiempo de que cambie”, y él pensó: “Ya es tiempo
levantarse 6 veces cada noche para asegurarse
que se le pase”.
que la puerta esté con llave,
sus
extrañas
ceremonias
con los fósforos antes de
encender la cocina… ¡Me
era insoportable ya!
Ayer
se fue. Por un mes voy a dar
dos vueltas a la silla antes
de sentarme, para asegurarme que no vuelva…
El tío
¡Ma-ma-má se enojó mumu-mucho conmigo! P-pporque tarta-tarta- tartamudeo. Me-me-me encerró en
mi mi-mi- cuar-cuar-cuarto
Peter Saxer
de nuestra portada 15
¡Ay, pena..!
un segundo después deja su despacho y parte dis-
Apenas despierto, a penas despierto.
parado a la calle. Imposible detenerlo, siquiera con
la policía.
Roberto Perinelli
Provisto de la agilidad de los felinos y de la fuerza de los gorilas, trepa árboles, escala muros y repta
Actos que crean hábito 1
subrepticio por techos altísimos. Cuando entra en
Las noches de luna llena el doctor se convierte en
las viviendas, metiéndose por las ventanas, viola a
bestia: el cuerpo se le cubre de un vello oscuro y
cuanta mujer encuentra a su paso.
las uñas le crecen tanto como los colmillos. Apenas
Las noches de luna menguante el doctor no
padece de ese mal y encuentra
dificultades. Le cuesta encaramarse a las paredes, se fatiga
con solo correr unos pocos metros y ya sin fuerzas para someter a las mujeres, se cuela en las
casas para ser fácilmente molido a palos por los maridos.
Adulterio 2
El hombre, desconfiado, decidió
vigilar más de cerca al gallo
de su vecino. Le pareció que
lograba resultados, que como
consecuencia de esta actitud
el ave se llamó a sosiego. Empero fue engañado otra vez, apenas habían pasado tres días de
estrecho control cuando la esposa del hombre volvió a poner
un huevo.
Óscar Dave
16 El Búho
Prudencia
Un grupo de destacados intelectuales, se distra-
La señora confundió el vinagre con el arsénico, y
jo de la tarea de salvar con el pensamiento un país
mató a su marido. Desde entonces pone más cuida-
en ruinas, para dedicarse a convencer a los gallos,
do en la cocina, no sea que alguna otra distracción
que, si acaso lo leyeron, rechazaron el documento
le traiga problemas importantes.
elaborado.
La noche seguía, las usinas colapsaron ante la
Placebo
necesidad de iluminar durante veinticuatro horas
El león sufría de caries. Cuando el dolor de muelas
tantas casas y tantas ciudades, se agotaron las pi-
lo atormentaba, tomaba cita en el consultorio de al-
las, las baterías y los faroles de kerosén.
gún odontólogo, y se devoraba al dentista.
Un simple ciudadano de un país que no quedó
registrado, desprovisto de saberes científicos pero
Erudición
que había leído Lisistrata, habló con las gallinas y
A Catalina Wainerman
terminó con el conflicto.
Shakespeare le hace decir a Hamlet que el gallo es la
trompeta de la mañana. Y desde el siglo XVII hasta
Pregunta
ahora fue así, hasta que los gallos, todos los gallos,
(Actos que crean hábito, 2014).
declararon la huelga, se callaron y, claro, dejó de
Actores: Burzomi y Muente
amanecer.
En medio de la noche eterna, tomaron inter-
MUCAMA: ¿Qué desayuna el señor embajador?
vención, sin éxito, los institutos bromatológicos y
EMBAJADOR: ¿Cómo…? Ah, sí. Todas las mañanas
las cátedras de zoología de varias universidades
las comienzo tomándome un buen vaso de leche
europeas.
descremada. La uso para tomar los remedios. Así,
Luego fue la UN la que quiso conciliar, pero su
gestión de persuasión terminó en fracaso.
de un sorbo. Con ese líquido me tengo que tragar
cinco píldoras. También quiero tres huevos fritos, si
Cientos de primeros ministros, presidentes,
es posible de yema grande. No sé si en este país
reyes y hasta un emperador asiático que, petróleo
existe esa clase de huevos, pero si usted los con-
mediante, ofreció una recompensa de millones de
sigue, mucho mejor. Si son de yema pequeña me
dólares, se sumaron al diálogo para terminar con
fríe cuatro, tres sería muy poco. También quiero
el asunto. Los gallos desoyeron a tanto mandatario
un tazón de fruta cortadas en trozos, bien bañados
y también a las súplicas que desde un oscurecido
con yogurt. Prefiero el de vainilla o el de durazno.
San Pedro les envió el Papa.
Odio ese yogurt que se hace con frutas del bosque.
de nuestra portada 17
La verdad es que ignoro si existe en este país, pero
nada más que un poco, eh. ¿Jugo de naranja? Bue-
ni se le ocurra servírmelo, no me gusta. En ese caso
no, si usted tiene unas naranjas a mano y las quiere
prefiero la fruta sola. Ah, por favor, nada de fruta
exprimir… Solo un vasito. ¿Le pedí agua? No, no le
enlatada. Fruta fresca, arrancada del árbol, corta-
pedí. Una jarra llena, con hielo. En este país hace
das en trozos, lo más chicos posible. Me fastidia
calor desde la mañana, así que el hielo es obligato-
eso de masticarme pedazotes de manzanas de este
rio. ¿Tiene usted algo que aportar, algo rico para el
tamaño. Se lo digo porque alguna vez lo tuve que
desayuno? Propóngame señora, a lo mejor en este
sufrir, por eso. Puede suspender los tres huevos fri-
país se cultiva algo que yo no conozco y… ¿Qué de-
tos cuando le parezca, pero, por favor, me los reem-
sayunaba mi antecesor?
plaza por cuatro rebanadas de tocino bien grueso,
MUCAMA: Una taza de té con dos gotas de leche.
fritas en aceite de… Bueno, en el aceite que se le
Eduardo Gotthelf
ocurra, el que tenga a mano. Quiero que me sirva
tres o cuatro rebanadas bien gruesas, señora, más
o menos de este espesor. Suelo comer panqueques
Equivalencia
de chocolate, dos, tres, cuatro. Aquí viene mi parte
Desconsolado por la temprana muerte de su espo-
golosa. Por eso también me gustan las mermeladas.
sa, a los seis meses de casados, recorrió el mun-
Me unta con una buena mermelada algunas rebana-
do en busca de mujeres de similar aspecto, edad,
das de pan de molde. Puede prescindir de la man-
educación y carácter. Eligió a la más parecida, la
teca, no me enloquece, pero que nunca me falte la
enamoró y se casó con ella. Seis meses más tarde,
miel, por favor, miel untada en el pan o bien cho-
la nueva esposa también se suicidó.
rreada en algunos de los panqueques. Sin exagerar,
señora, chorritos de miel aquí y allá, pero la miel
Profecías
no me debe faltar. Desde ya que me tiene que traer
“El sábado habrá una gran fiesta en casa de los
una cafetera de café negro bien llena. Soy capaz
González”. Lo dijo y repitió por todo el pueblo. Na-
de tomarme hasta cinco tazas. Con edulcorante,
die sabía de ese festejo, ni siquiera los González,
es el único caso en que no uso azúcar. Con el café
pero todos se prepararon, incluso los González. La
no uso azúcar, edulcorante. Ah, me estaba olvidan-
fiesta fue un éxito. “El domingo, Bernal será elegido
do. Le pido que el pan de molde no esté gomoso.
alcalde por amplia mayoría”. Lo dijo y repitió por
Si usted lo siente gomoso, así, que se aplasta con
todo el pueblo. Como nadie quería votar un perde-
los dedos como si fuera de goma, le da un pequeño
dor, Bernal arrasó en las urnas. “El martes, en la
golpecito de horno, de modo de tostarlo un poco,
plaza, habrá una balacera entre bernalistas y anti-
18 El Búho
(ganadora del concurso Paréntesis)
bernalistas”. Lo dijo y repitió por todo el pueblo.
tos la representa. Es la demostración matemática
Al amanecer de ese día, oficialistas y opositores,
del notorio avance de la nada.
con insignias cosidas en las mangas, comenzaron a
llenar la plaza en silencio. Todos llevaban armas.
Eterna juventud
(Paraísos paralelos, 2013)
Números binarios 2
Actores: Burzomi y Muente
En el sistema arábigo o decimal, los dígitos del 1 al
9 representan algo, y uno solo, el cero, representa la
—Mi papá se volvió a casar a los sesenta, y me dijo
nada. En los números binarios, en cambio, un dígito
que si uno quiere mantenerse en forma, tiene que
representa algo (el uno), y otro representa la nada
acostarse con una mujer veinte años más joven.
(el cero). Es decir que antes sólo el 10% de los dígi-
Yo no hice más que seguir al pie de la letra su con-
tos representaba la nada, y ahora el 50% de los dígi-
sejo. ¿Por qué me trajeron esposado?
Alonso
de nuestra portada 19
Guillermo Bustamante Zamudio
—Acá las preguntas las hago yo. ¿Nombre?
—Fabián Quiroga.
—¿Edad?
Continuidad de “la continuidad de los
—Veintiocho.
parques”
En el cuento «Continuidad de los parques»,
de Cortázar, un hombre retoma la lectura
de una novela y se deja interesar lentamente por la trama. Se acomoda en su
sitio preferido: el estudio que mira hacia
el parque de los robles, de espaldas a las
posibles interrupciones que entrarían
por la puerta; los cigarrillos, a la mano; el
si¬llón es de terciopelo verde y alto respaldo. En la novela, unos amantes planean matar a alguien; ella sigue la senda
que va al norte, él sigue los puntos de un
plan estrictamente establecido que, paso
a paso, lo llevan al cuarto donde está su
víctima: un hombre que lee en un sillón
alto de terciopelo verde, de espaldas a
él, que entra por la puerta. Hasta ahí se
contó. Pero la cosa continúa.
El hombre que lee esa descripción no
tiene más remedio que sentirse aludido.
Levanta los ojos. Piensa: «¡Pero si es una
ficción! Esto es una coincidencia». No
obstante, una incomodidad que no pasa
por la razón lo hace girar para comprobar que nadie más hay en el lugar. Algo
triunfante, vuelve al texto. Allí dice que
la víctima detuvo la lectura un momento,
Aída Emart
20 El Búho
y que volvió la cabeza para exclamar con tranquili-
gárrulo! ¿Acaso hay necesidad de decir “cuando
dad: «No hay nadie». El amante avanza hacia la víc-
despertó”? Con sólo expresar “Despertó”, queda
tima, puñal en mano.
implicada la circunstancia temporal, inútilmente
Ahora, el hombre que lee está razonablemente
repetida por el adverbio. De manera que sería me-
seguro de que es una situa¬ción idéntica. Mira de
jor: “Despertó. El dinosaurio todavía estaba ahí”.
manera intempestiva hacia atrás, pero nada ve. El
Aunque preferible, esta frase sigue malgastando
temblor del humo del cigarrillo que prende es im-
vocablos. Por ejemplo: “todavía estaba”, ¿no es lo
perceptible. El pequeño temor crece, pero no de-
mismo que “permanecía”? Así, el famoso relato que
tiene la curiosidad: ¿qué pasará con los amantes?
hace gala de su falsa brevedad quedaría mejor es-
Entonces, lee. Lee que la víctima nuevamente se
crito si sólo fuera así: “Despertó. El dinosaurio per-
ha girado hacia la puerta, ha encendido un ciga-
manecía ahí”. Ahora bien, si permanecía, se supone
rrillo y, tras un corto titubeo, ha retomado la lectura;
que es en un sitio; es preciso no subestimar al lec-
que el amante avanza en silencio y está a un paso de
tor. Esta vez es la circunstancia espacial en la que
consumar el asesinato. El hombre que lee se pone
ociosamente redunda el adverbio, dilapidando los
de pie, busca en el estudio, mira hacia los robles,
recursos lingüísticos. Así, el relato quedaría mejor
no entiende. Duda en seguir le¬yendo. Pero, ¿por
si dijera: “Despertó. El dinosaurio permanecía”.
qué dudar? ¡La situación es ridícula! Se sienta y
Ahora bien, que un dinosaurio permanezca es una
continúa. La novela cuenta que el hombre que lee
situación trascendental, como para subordinarla
ha deambulado por el cuarto, como buscando algo
al sueño del personaje. Ése es el hecho destacable,
y, finalmente, se ha sentado de nuevo. El amante le-
así no hubiera estado dormido (igual habría dado si
vanta la mano armada. El hombre deja de leer, sien-
indicara “Cuando regresó, el dinosaurio todavía es-
te un peso inconmensurable; vuelve a las páginas.
taba ahí”). De manera que basta con “El dinosaurio
En la novela dice: «El hombre deja de leer, siente un
permanecía”, que es la esencia del cuento, en tres
peso inconmensurable; vuelve a las páginas». Cierra
palabras y no en esas derrochadoras siete de las
los ojos; retoma el texto: cada palabra, cada letra,
que tanto se ufana la tradición micro-cuentística.
aproxima más el arma, que se detiene sólo cuando
No obstante, para expresar lo justo, todavía sobran
levanta la cabeza para comprobar que no hay nada.
voces. Cuando algo se enuncia, se le supone permanencia —no otra cosa es el signo—, y sobre todo
Verdadera brevedad
cuando cuenta con el peso otorgado por el sustan-
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba
tivo. De tal manera, cuando se dice “El dinosau-
ahí”… ¡qué desperdicio de términos, qué autor tan
rio”, se afirma que permanece. Y, finalmente, para
de nuestra portada 21
qué especificar con ese artículo definido algo que
Ventura ii
se impone como un universal. En lugar de agregar,
Mirando su mano con ojo experto, en unos segun-
tal elemento le resta importancia al acontecimiento.
dos la gitana dedujo:
Suficiente sería, entonces, decir “Dinosaurio”, que
es todo un micro-relato de ficción.
—Vivirás vicisitudes próximas a la muerte y, sin
embargo, tendrás una larga vida.
Alguien podría pensar que en él sobra “saurio”
A él le molestaba que, frente a las contingencias
y que “Dino” sería suficiente, pero no hay que ser
de la vida, alguien pudiera ubicarse con semejante
exagerado en estos temas y es bueno dar ciertas li-
certeza. ¿Valía la pena una vida cuyo sentido y du-
bertades al creador.
ración estuvieran predeterminados? Para demostrar
que tales augurios eran puras habladurías, resolvió
quitarse la vida, ahí mismo,
frente a la gitana. Se lanzó por la
ventana, pero cayó como si sólo
hubiera dado un paso. Entonces,
recorrió, uno a uno, los expedientes de quienes se propinan la
muerte, pero siempre salió ileso,
sin un rasguño.
Y así, intento tras intento en
vano, vivió una larga vida.
Martín Gardella
El show debe continuar
Lo crucificaron diez veces. Y él resucitó otras tantas. Pero un día el
gobierno decidió suspender esas
ejecuciones inútiles, alegando
problemas de presupuesto.
Ante semejante decepción, el
resucitado debió buscar nuevos
Enrique Zavala
22 El Búho
métodos que extendieran su calvario. Desde hace
naba el pequeño cartel colgante sobre la parrilla, en
años, solicita que lo claven en la cruz hasta morir,
homenaje a los sabios versos del Martín Fierro.
para volver a la vida algunos días después.
Sus seguidores todavía se sorprenden con el
Y el cocinero obediente, sin darse cuenta de la transformación, arrojó sobre las brasas a Gregorio Samsa.
milagro. Es la atracción más aplaudida en el circo
itinerante.
En la cancha se ven los pingos
El partido definitorio se jugaría en nuestra ciudad,
Tal para cual
y especulábamos que eso nos daría una importante
Aquel monstruo era un tipo romántico. No le gusta-
ventaja deportiva, ya que el equipo contrario venía
ba asustar a las mujeres, pero tampoco podía evi-
de muy lejos.
tarlo. Era tan feo que no lograba acercarse a una
Nos equivocamos al pensar que, por su aspecto,
dama, sin que ella huyera por el espanto. Pero en-
los rivales serían unos burros en el juego. Las dos
contró el amor en una mujer ciega. Ella no sabe de
piernas extras que poseía cada jugador de la visita,
su fealdad porque jamás lo ha visto. Pasa las noches
dotadas de una velocidad y habilidad muy pocas
besando sus dos bocas, mientras lo estruja contra
veces vista, resultaron ser un atributo demasiado
su redonda anatomía, con la fuerza insoportable de
ventajoso para este tipo de competencias.
sus seis bracitos.
Aquella tarde triste, sin que pudiéramos hacer
nada para evitar la derrota, el equipo de “Centauro’s
El último pasajero
Football Club” nos mandó al descenso.
Las primeras gotas comenzaban a golpear el recepJuan José Pano
táculo y la lista aún tenía un casillero sin tildar. Antes que fuera demasiado tarde, el hombre descendió
Mesa sobre futbol
la improvisada escalera hasta la extensa llanura y
Partido internacional jugado en la Feria
abandonó la nave en búsqueda del viajero rezaga-
del libro
do. Tras unos minutos que parecieron horas, ante la
Mueve Maupassant, pisa Pizarnik, amaga Sara-
atónita mirada del resto de las especies, Noé volvió
mago, amasa Dal Masetto, saca Sacomanno, pone
al arca empapado y blasfemando, cargando a la tor-
Poniatowska, se viene Benedetti, amasa Macedo-
tuga por el cogote.
nio, embala Valadés, saca Saki, corta Cortázar, baja
Bajarlía, escapa Caparrós, gira Girondo, emboca
El asadito
Boccanera, sale Salinger, esquiva Esquivel, marca
“Todo bicho que camina va a parar al asador”, orde-
Márquez, pita P.I.T. Final.
de nuestra portada 23
Menage a trois
elude al arquero rival y toca suavemente a la red...
Metió el gol, se sacó la camiseta y dejó al descu-
¡gooool! ¡gooool!
bierto una musculosa blanca blanca con letras ne-
Perdón: regresemos a lo nuestro. El juego (para
gras que decían: te amo, Alelí y se sacó la musculosa
cerrar la comparación) lo reinicia el rival. A ver usted,
blanca y mostró una camiseta roja con letras ama-
agarre la pelota y escriba algo...
rillas que decían te amo Linda y se sacó la camiseta
roja y le mostró a las cámaras de la televisión la
Anillo
camiseta azul con letras blancas que decían mono-
Apenas comenzado el partido tuvimos el primer
gamia las pelotas.
encontronazo. Ahí le vi el anillo. Sobre el final del
primer tiempo convirtió un gol, de penal, y vi que se
Juan Romagnoli
lo besaba. En el segundo tiempo volvimos a chocar,
sin consecuencias. Faltando pocos minutos me en-
Futbol y microficción
frentó con pelota dominada: Lo crucé fuerte, mal,
Se puede empezar escribiendo una frase que nos
y ambos caímos. Yo me levanté y seguí. Ni se dio
guste, presentando la acción de un personaje, plan-
cuenta de que le faltaba el anillo. Pero ella sí lo no-
teando una situación concreta; en fin, las posibili-
taría, estaba seguro.
dades son innumerables. Para mayor claridad bien
Laura Nicastro
vale una comparación: Escribir ficciones es como el
futbol: una novela se asemeja a un torneo; un cuento es como un partido especial, digamos un clásico;
El braian
una microficción se corresponde con la breve se-
La cosa es que de unos meses a esta parte el Braian
cuencia de un gol. Y podríamos agregar que la poe-
ya no está tan contento como bien al principio. ¡Que
sía podría tener que ver con un gol logrado tras una
no me vaya a salir como el padre! Casi, casi, lo tengo
bella jugada colectiva o de inspiración individual.
que empujar para que entrene en el potrero con to-
El relato comenzará ortodoxamente en la de-
dos colgados del alambrado, mirándolo; ahora dice
fensa. Un marcador lateral recibe la pelota de su
que le da vergüenza. Cambió desde la vez aquella
arquero y prolijamente la entrega a un centrocam-
que perdieron, ¿sabe? cuando no pudo parar los
pista. La pelota circula por el centro del campo para
goles. Fue justo la noche que me trajo un montón
distracción del rival. En un momento inesperado es
de billetes arrugados y los puso sobre la mesa. Me
entregada con maestría a un delantero, quien rápi-
contó que le debían de los otros partidos. Mire,
damente burla a la sorprendida defensa contraria,
si usté me vuelve a decir que le pagan para perder,
24 El Búho
no le hablo más porque el Kiri, el dueño del clú, no
¿qué quiere que le diga?, quiero verlo contento de
es esa clase de gente. No le voy a decir cuánto trajo
nuevo, que vaya a entrenar silbando, como antes.
el Braian, pero si sigue así, por ahí podemos irnos
Si justamente el Kiri me lo vino a buscar porque dijo
de la villa. Con lo que traiga él más lo que yo venda
que tenía talento, que no importaba que fuera chi-
de sánguches en la cementera, salimos (una pre-
quito y flaco, que podía ganar mucha plata. Y el otro
fabricada en Varela me alcanza y sobra) y por ahí
día, ¿se imagina?, me dice el Braian que cuando
vuelven la Yénifer, el Matías Orlando -que quién no
cumpla los once se va a ir a trabajar a la cementera,
le dice lo encarrilamos entre todos-, y la Yeraldín
que ya arregló con el capataz.
(cuando sepa dónde anda) y podamos tomar mate y
comer torta frita todos juntos. Pero esa noche, la del
Paravalancha
montoncito de billetes, ¡qué raro! lo escuché llorar
Él, ejecutivo en una multinacional, batía el bombo
al Braian -llorar con ganas- hasta que aclaró. Y yo
en medio de la hinchada. Regresaba a casa traspi-
Jesùs Anaya
de nuestra portada 25
rado, ronco de gritar, la ropa desgarrada. A Eva, su
con sus amigos, pero platea. El bombo sonaba ague-
mujer, le gustaban la ópera, las conferencias, los
rrido. Sintió nostalgia. Quien lo batía, en medio de la
desfiles de moda y el sushi. Se divorciaron.
hinchada, tenía una gran vincha roja, blanca y negra
Él dejó de ir a los partidos. Acostumbrado a que
que le tapaba media cara. De a ratos, el sonido ca-
los enfrentamientos con su cónyuge le inflamaran
llaba y su dueño se subía al paravalancha, vocife-
la adrenalina y llegara al tablón enardecido, ahora
rando floridos insultos contra las madres, herma-
le faltaba estímulo. Pasó un año y fue a la cancha
nas, hijas y cuñadas de los adversarios. Lo bajaban
a manguerazo limpio. El bombo volvía a sonar.
El hombre pidió un largavista. ¡Era Eva! Esta
vez ya no le importó el resultado de la contienda. La buscó a la salida. Se abrió paso a codazos
hasta llegar a ella y rogó, trémulo como un niño
de jardín frente a su maestra: volvé a casa. Eva lo
midió con el ojo derecho (se le había deslizado
la vincha y le tapaba el ojo izquierdo), escupió
por el costado (él registró un incisivo ausente sin
aviso) y graznó: salí de áhi, esto es más divertido
que jugar a las visitas con vo’. ¡Vamo’ muchachos! Se alejó, balanceo de pato, sudorosa, en
medio de la hinchada que subía a un colectivo
destartalado cubierto con los trapos del equipo.
Marco Denevi
Microteatro
No hay que complicar la felicidad
(Falsificaciones, 1961)
Actores: Burzomi y Mitidieri
Un parque. Sentados bajo los árboles, ella y él
se besan.
Octavio Ocampo
26 El Búho
EL: Te amo.
EL: ¿Dónde?
ELLA: Te amo.
ELLA: Allí, detrás de aquellos árboles.
Vuelven a besarse.
EL: ¿Qué hace?
EL: Te amo
ELLA: Nos espía. También él es celoso.
ELLA: Te amo.
EL: Iré en su busca.
Él se pone violentamente de pie.
ELLA: Cuidado, quiere matarte.
EL: ¡Basta!, ¿Siempre lo mismo? ¿Por qué cuando te
EL: No le tengo miedo.
digo que te amo no contestas que amas a otro?
Él desaparece entre los árboles. Al quedar sola, ella
ELLA: ¿A qué otro?
ríe.
EL: A nadie. Pero lo dices para que tenga celos. Los
ELLA: ¡Qué niños son los hombres! Para ellos, hasta
celos alimentan el amor. Despojado de ese estímulo,
el amor es un juego.
el amor languidece. Nuestra felicidad es demasiado
Se oye el disparo de un revólver. Ella deja de reír.
simple, demasiado monótona. Hay que complicarla
ELLA: Juan.
un poco. ¿Comprendes?
Silencio.
ELLA: No quería contártelo porque pensé que su-
ELLA: (más alto) Juan.
frirías. Pero lo has adivinado.
Silencio.
EL: ¿Qué es lo que adiviné?
ELLA: (grita) ¡Juan!
Ella se levanta, se aleja unos pasos.
Silencio. Ella corre y desaparece entre los árboles.
ELLA: Que amo a otro.
Al cabo de unos instantes se oye el grito desgarra-
EL: Lo dices para complacerme. Porque yo te lo
dor de ella.
pedí.
ELLA: ¡Juan!
ELLA: No, amo a otro.
Silencio. Después desciende el telón.
EL: ¿A qué otro?
ELLA: No lo conoces.
JURAMENTOS DE UNA PERJURA - Acto VII
Un silencio. Él tiene una expresión sombría.
(Parque de diversiones II, 1979)
EL: Entonces ¿es verdad?
Actores: Muente y Mitidieri
ELLA: (dulcemente) Sí, es verdad.
Él se pasea haciendo ademanes de furor.
En Cornualles, a orillas del mar. Entran por distintos
EL: Siento celos. No finjo, créeme. Siento celos.
laterales el Rey MARKE e ISOLDA.
Quiero matar a ese otro.
MARKE: Isolda la rubia. Bienvenida otra vez a Cor-
ELLA: (dulcemente) Está allí.
nualles.
de nuestra portada 27
ISOLDA: Rey Marke, señor y esposo mío. Bienveni-
ISOLDA: Claro que… ahora que me acuerdo… Sí,
do otra vez a mis brazos.
hubo otro hombre.
Se abrazan.
El rey MARKE deshace rápidamente el abrazo.
MARKE: No es que vuelva a las andadas. Pero ¿estás
MARKE: ¡En qué quedamos! ¿Abrazaste a otro hom-
segura de que nunca abrazaste a otros hombres?
bre?
ISOLDA: Jamás. ¿Quieres que lo jure?
ISOLDA: ¿Acaso no lo viste con tus propios ojos?
MARKE: Conste que la idea fue tuya.
Hace un momento, cuando bajé el navío que me
ISOLDA: Ningún inconveniente: ¡Lo juro!
trajo de vuelta a Cornualles, un marinero me tomó
MARKE: De todos modos me sacas un peso de
en sus brazos para que yo no me mojara los pies.
encima.
¿Lo viste o no lo viste?
Se abrazan,
El rey MARKE ríe, la abraza.
MARKE: ¿Un marinero? ¡Inocente
criatura! ¡Mujer angelical! ¡Dulce
prenda mía!
Permanecen abrazados. ISOLDA
mira al público y se sonríe.
Javier Tomeo
Molinos o gigantes
(Según el CAPÍTULO XXIV, del libro
Historias mínimas)
Actores: Burzomi y Mitidieri
Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentados en la
linde del camino que conduce al
cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias
a las contracciones de una capa
muscular subcutánea.
María Emilia Benavides
28 El Búho
HIJO: Padre.
Una buena afeitada
PADRE: Dime.
(Según el CAPÍTULO XVI, del libro Historias míni-
HIJO: (Alargando el brazo y señalando el horizonte).
mas)
Mira aquel molino.
Actores: Burzomi y Muente
PADRE: ¿Dónde tú ves un molino?
HIJO: Allí.
Barbería de barrio. CLIENTE enjabonado y BARBE-
PADRE: Aquello no es un molino, hijo.
RO de nariz aquilina y mirada ávida.
HIJO: ¿Qué es entonces?
BARBERO. (Afilando concienzudamente la navaja en
PADRE: Un gigante.
el asentador). Es la primera vez que le veo a usted
HIJO: ¿Un gigante?
por aquí.
PADRE: No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto
CLIENTE. Sí, es la primera vez.
oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se
BARBERO. ¿Y eso?
pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una
CLIENTE. No suelo pasar por esta calle. Vivo exacta-
legua.
mente al otro lado de la ciudad.
HIJO: (Tras un intervalo de silencio). Padre.
BARBERO. Ya.
PADRE: Dime.
CLIENTE. Esta mañana salí de casa sin afeitarme.
HIJO: (Con voz compungida). Yo no veo que sea un
Pasé por delante de esta barbería y pensé que usted
gigante.
podía ser el barbero que ando buscando.
PADRE: Pues lo es.
BARBERO. ¿Acostumbra usted a depositar su con-
HIJO: ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gi-
fianza en barberos desconocidos?
gante con tejas y aspas?
CLIENTE. Sí, aunque luego suelan defraudarme.
PADRE: Un gigante.
BARBERO. (Inclinándose sobre el rostro del CLIEN-
HIJO: (Tras una pausa). Padre.
TE). Tiene usted, sin embargo, algunos granitos.
PADRE: Dime.
CLIENTE. Tal vez, no le diré que no.
HIJO: Yo sólo veo un molino.
BARBERO. (Llevándose el primer grano por delante,
PADRE: ¿Cómo? ¿Un molino?
que empieza a sangrar). No es de extrañar. A cierta
HIJO: Sí, un molino, el mismo de siempre.
edad la piel se convulsiona.
PADRE: (Con voz grave). Tomás.
CLIENTE. Eso dicen. Aunque, para mí, pasó la edad
HIJO: ¿Qué?
de las convulsiones.
PADRE: (Volviendo lentamente la cabeza y mirando
BARBERO. (Cortando el segundo grano). ¡Cáspita!
en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas.
¿Le hice daño?
de nuestra portada 29
CLIENTE. No demasiado.
CLIENTE. No, no, por supuesto. Puede usted acabar
BARBERO. (Agrandando la herida). ¿Podría usted
lo que empezó.
creerme si le digo que no puedo resistir la visión de
Pausa. El BARBERO se tapa los ojos con la mano
la sangre?
izquierda y cercena limpiamente la fatigada cabecita
CLIENTE. Desde luego. ¿Por qué no iba a creerle?
del CLIENTE, que muere sin proferir un grito.
BARBERO. ¿Qué le parece, entonces, si acabamos
de una vez?
Cus rompidos
CLIENTE. Creo que los dos tendríamos una buena
Ariel Cuch
excusa.
BARBERO. ¿No me guardaría rencor?
El día que ganamos el Mundial de Brasil 2014 lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Ellos vivían tiempos agitados.
Mucho descontento social. Y encima, ese gol con la mano… El caos.
Tomaron la embajada, pesquisaron hoteles, cerraron fronteras. Yo
salí del estadio y me disimulé en
la multitud. No sé si me deschavó
algo de mi fisonomía, acaso la
sonrisa empecinada, pero advertí
que unos cuantos grandotes me
seguían. Corrí. Corrieron. Me metí
en un baño. Voltearon la puerta.
Sentado en el inodoro, exclamé:
“¡Brasil é o mais grande. Argentinos cus rompidos!”. Me invitaron
al grupo. Ahora estoy casado. Tengo un pibe, Jorginho, aunque en
la intimidad le digo “Lío”. Vivo en
Leblon, no me quejo. Pero se extraña, che.
Roger von Gunten
30 El Búho
Daniel Dueñas
U
na vez más, para mi desgracia y
pena, muere un amigo y con él
se va, sí, parte de uno mismo, tal
es el triste deceso de Emmanuel Carballo,
dolor que compartimos Martha, Daniela
y Yo, ya que con Emmanuel y Beatriz Espejo, su esposa y compañera de cuatro
décadas, escritora de los mejores cuentos de nuestros días, así como con Francisco, su hijo y ahijado de Martha, nuestro
trato fue familiar, de amor, respeto y lealtad, ventura que muy raras veces se obtiene, porque qué difícil es contar con
amigos generosos en el cariño y, repito, la
lealtad como la nuestra con los Carballo.
A Emmanuel lo conocimos recién desempacado de su natal Guadalajara, joven
apuesto, de inteligencia desbordada, ávido
de saber, simpático con gran sentido del
humor, dicho siempre con el tono de hablar
Mauricio Vega
de nuestra portada 31
jalisquillo que, pese al chorral de años que vivió
es como muere.
en la Cuidad de Mexico, nunca perdió, simpatía
Nuestra amistad, retorno a ella, tuvo mo-
y buena traza que, amén de su habla culta, le
mentos de franca confianza, como la “entrega”
abrieron las puertas a los cenáculos culturales
que Martha hizo de Emmanuel a Beatriz el día
y a los alones de esa sociedad emergente a la
de su boda, llevándolo como su madre del bra-
mundanidad de los años cincuenta, años que
zo al altar, en este caso la mesa que presidía
dieron a luz al mexicano que salía, dijera Oc-
el juez del Registro Civil, provocando en Em-
tavio, de su laberinto solitario, esos cincuenta
manuel decirle mamá a Martha a pesar de los
del nacimiento de México y lo mexicano, en-
años de diferencia, ceremonia en la Casa de los
sayos filosóficos inspirados por el republicano
Espejos, propiedad de la madre de la novia, la
español, José Gáos, desde su aula en Masca-
bella Beatriz, musa del Dante, escritora, ensa-
rones, a sus discípulos Leopoldo Zea, Emilio
yista y catedrática mexicana, maestra de varias
Uranga, Jorge Portilla, sumergidos en el intrín-
generaciones de literatos, conferencista, difu-
gulis del existencialismo Heighdegeriano y los
sora de las letras en todo lo que éstas tienen,
balbuceos geniales de Samuel Ramos.
dan y valen, con Beatriz y Emmanuel nos une
A ese mundo llegó un engrane que faltaba,
el compadrazgo pues Martha junto con el poeta
pues si bien ahí estaban los filósofos, los histo-
Carlos Pellicer, atestiguaron el registro oficial
riadores, los artistas plasticos, los músicos, y
de Francisco, el hijo amado de ambos.
los coreógrafos de ese retorno al nacionalismo,
Emmanuel murió en la vida, sí, pero nos
a ser mexicano, se requería del crítico literario
deja el respeto a su memoria, donde se en-
que, primero, nos ubicara en nuestra literatura
cuentre ahora seguramente estará propinando
a partir primordialmente del siglo XIX, época
a quienes lo rodean, los palmetazos críticos, a
cuando nace México como país independiente,
Beatriz, calma, pero sobre todo, que siga fiel
cuando se funda la primera República, cuando
a su Espejo diario, a Francisco, el ejemplo de
nos llega la literatura francesa y europea en
honradez de su padre, reciban el amor y el res-
general, ese engrane, ese eslabón que faltaba
peto de Martha, Daniela y quien también llora
en la cadena, lo fue, lo es para la literatura de
al amigo.
los siglos XX y XXI, Carballo, el crítico a fuer
severo, el crítico, el Aretino, quizás odiado por
los creadores, pero, como lo decía el propio
Emmanuel, odiado pero respetado y respetado
32 El Búho
Publicado en La Jornada Morelos. Jueves 24
de Abril de 2014.
Roberto López Moreno
S
iempre lo he sostenido contra viento, y mar sea,
que el más grande poeta de Chiapas de todos los
tiempos, es una mujer, o sea, una poeta, Rosario
Castellanos, o sea, es, ha estado siendo, dolor intimísimo
de una región del planeta que de herida se vuelve luz, de
cadena viento, de invierno, variaciones para el canto, esto
sobre
evocaciones
verbales
de Juan Bautista Villaseca que
aquí me presta su elocuencia
titular, y titulo tales diurnos
como Diurno a Rosario Castellanos, título del tiempo. Filo al
concepto, óptica develadora,
sujeción de lo expresado aéreo
hacia la realidad de las veras
dimensiones. Si la poesía a lo
hondo también el triunfo de la
gala forma y en ello tenemos
escritora. En Rosario Castellanos suena el metal del verbo
a entraña palpitante. Del barro
Martha Chapa
de nuestra portada 33
adolorido viene al orden universal que asume en
sabiduría, reflexión, sin caer en la llaneza de los
su palabra y obliga a nombradíos. La poesía no
parcos discursos, de la expresión impactante
es sólo la intuición, el peso de las sensualidades
por populachera. Su producto es producto del
y ya, expresado con cargas de emoción que se
que siente, sí, pero del que siente sabio, expresa-
colocan por encima de desaliños métricos, no es
do en verso docto sin márgenes posibles para la
sólo cojos versos emotivos, existe una sapiencia
cojera versal. Entonces sí, sí y así, poesía mayor
de fondo, una profunda y sólida base intelectual,
la que habla sin la disculpa de que la emoción
no emoción tan sólo; emoción y raciocinio sí, en
descoyunta el verso, sin la disculpa de la emo-
el perfecto equilibrio para los decires. La más
ción manejada como bárbaro machismo. Tampo-
grande poeta de Chiapas, de todos los tiempos,
co es la sensualidad de la selva por la sensuali-
la más grande, la de la información integral, la
dad misma; es, sí, el barro convertido en verdad
que semilla poderosa, sembrada en los fértiles
adolorida, amanecido en el centro de su sol
predios de la cultura vasta. La de Rosario no sólo
oscuro; es las lavanderas del Grijalva; la tuber-
es poesía como expresión sino como cognición:
culosis de la adolescencia de su gente repetida
34 El Búho
Javier Anzures
en ella; su “faltaba mucho para que amaneciera”,
en el barro, antiguo pensamiento de los indios,
sus nueve estrellas ardiendo, clavadas en el tem-
de los que antes de nosotros... y el asombro; de
blor de la conciencia; es su palabra por el hom-
los que hicieron que la piedra hablara de memo-
bre, y en todo esto, es la sabiduría de su sabi-
ria, antiguo enlazamiento de la gris sustancia
duría; es la poesía y el poema verdadero. Mayor
con su aéreo sueño florecido en corola de azules
grandeza de la inteligencia es difícil encontrar en
desde el verde. En el cielo y en el barro, nudo
cualquier parte, parte de esto lo comparto con
perfecto y una pluma de escritora, de la que ler-
su verso, siempre tan nuestro en cualquier es-
mamos la permanencia de lo eterno, a sorbos de
quina del rielar sureste. Parto de esto para mis
infinitud, tinta escribiendo. Hay dos compases en
asombros ante el parto de imaginación perenne.
el tiempo que establecen su existencia de arco. El
La escala es la siguiente: en Rosario Castellanos
primero, se desprende de aquel deslumbramiento
hay un verbo, luego, hay un verso; luego, un uni-
de eco asbaje, triunfo total de la su inteligencia
verso; luego, un más allá del universo si lo hu-
ardiendo, femenino relámpago, vibración sep-
biera por facultad del verbo mismo, ábrara de las
tentrional, tea de las Américas naciendo de las
desmesuras y las domeñaciones. Y a la inversa
aguas alimentadas por el fuego. La otra -y aquí
de un mendelismo cósmico en viaje hacia la cé-
me atengo peatonal a un verso mío- “une dos
lula, citología geográfica, en Rosario Castellanos
estaciones: Aurora-Rosario,/ de norte a sur, abra-
hay un Chiapas celular, que por ser de su cultura
zo de espinas/ entre reyes y castellanos en las
es muchos Chiapas y en alguno de esos verbos se
horas heroicas/ de la savia y el granito”. Cierro
halla nuestra breve era biológica, ovillada, espe-
el verso, pero queda abierto el encuentro de dos
rando ser dada a luz por el poema. Y ya lo había-
polos, de norte a sur, de sur a norte, del dolor a
mos sido; la poetisa sabia sabía y a través de su
la rabia, del alma del cuerpo al alma de la piedra,
sed seguimos sabiéndonos, aprendiéndonos y
cátodo y ánodo inventándonos el voltio nueva-
aprehendiéndonos, sabios también nosotros por
mente, balastros definidos en balastras. Un Ro-
su savia, por su sangre de luz que nos sustenta.
sario de auroras y una Aurora de rosarios, pero
Así es como estamos escritos de universo, conju-
aquí no de untos religiosos, ¡qué va!, aquí es tan
gados por la poligrafía que un solo ser multiplicó
sólo sucesión de cumplidas maravillas. Y vuelto a
en nosotros, en la respiración, en el latido, en
la poetisa de este sur tan nuestro más lo eterno,
el ir y venir de cada uno que la lleva, citoplasma
quiero decirles... es chica mi palabra para decir
lilial, de la esquina del barrio enmarimbado a
Rosario. Para decir Rosario Castellanos. Aquí en-
las esquinas de las constelaciones. En el cielo y
mudezco.
de nuestra portada 35
Herminio Martínez
A
Los aires
Enedina, la primera palabra se le clavó como una
flecha en el costado izquierdo.
-¡Excelente! -le dijo el sacerdote, saltando
como una vieja cabra, convencido de que sus necesidades
no fueran a resolverse nunca.
Había ido a ver el señor
cura para que le escuchara una
canción, y él ya la esperaba,
porque desde que terminó la
misa de las diez ella le preguntó
que si, después de comer, podía
ir a hacerle una consulta.
-No de pecados -le dijo-,
sino de las tonadas que compongo. Nada más termino mi
quehacer.
Al viejo lágrimas de cuervo
le impresionó la voz... La felicitó con una mano seca y aun
Rigel Herrera
36 El Búho
le pidió que repitiera el canto. Ella lo hizo y aunque en
subo al cielo. Realmente ando en las nubes. Sólo dame
otras circunstancias aquel antiguo director de coros,
un instante, voy por un tequilita. Se va a necesitar. ¿O
con olor a tabaco y humedad, habría dicho que la tesi-
prefieres rompope? También tengo cervezas.
tura de Enedina no era sino una carcajada rebuznante,
-Yo no bebo. Nada más agua y algún jugo.
con palabras de pato le anticipó:
-De todos modos se va a necesitar. Ahora vuelvo.
-¡Qué bello cantas, Enedina! ¡Excelente! ¡Me gustas!
Enedina, inocente, repitió la tonada hasta conver-
Al otro lado de la calle un hombre barría hojas.
tirse en aire y ascender al cielo, dejando al hombre con
Nerviosas damas lo veían y, arrugando la nariz, cambia-
el deseo de poseerla una vez que, cansada, le acep-
ban de banqueta. Adentro, la retórica de la ternura de
tara beber y descansar un poco en el salón de al lado,
su párroco era otra música, con sonidos más ásperos,
donde los fines de semana tres o cuatro mujeres da-
que, como ovejas, en la ventisca se juntaban.
ban el catecismos, mientras él las miraba y, desnudas,
Hombre sudado y maldecido por más de un pa-
se las metía en la mente, esperando la noche, cuando
rroquiano y otros con quienes desde el principio, en
lo visitaran para rendirle cuentas. Pero con Enedina le
sus cabales o aquellas borracheras de órdago, jamás
falló, porque, con la fatiga y tanta magia, ella se fue
tuvieron nada que decirse.
desintegrando poco a poco, como si un extraño poder
La volvió a saludar, mirándola como quien contempla la llanura:
la disolviera con la música de aquellos Aires tristes,
que al pervertido tanto ilusionara.
-¡Qué hermosa melodía! ¿Ya tienes algún título?
-Los aires… -respondió ella.
María De La Paz
-¿Los aires? -se sorprendió él- ¿Por qué los aires?
-Porque la compuse ayer, cuando soplaba el vien-
Con este nombre, cualquiera hubiera pensado que
to... Sentí que Dios Nuestro Señor me la inspiraba para
aquella mujer era una santa. Después se supo que
protegerme de todos los malditos. Usted sabe cómo
hablar con ella era como ir contra una sierra eléctrica.
andan por ahí esos lobos y una es mujer sola, viuda,
Las esquirlas de su carácter, más la pedacería de los
huérfana, sin nadie… La música me cuida.
rumores sobre las malas artes con las que trabajaba,
“¿Y a eso le llamas música? -pensó el malsano-.
impedían acercársele, aun para darle el pésame, como
Tu voz supera ¡en mucho! a los gruñidos de los cerdos.
cuando por la carretera de Guanímaro los policías mu-
Pero lo que sea de cada quién: eres muy bella y eso
nicipales asesinaron a su padre, una felicitación por su
merece un trago… Los aires han perdido la cabeza”.
cumpleaños o un saludo.
-¡Vaya, pues, con los aires! -insistió.
Al principio, cuando todos la veían reír y pasear-
-¿Quiere que se la cante nuevamente?
se del brazo de Espiridión Aréchiga, con su vestido de
-Por favor; me haces estremecer e imaginar que
cretona floreada, unos botines rojos, abanico azul,
de nuestra portada 37
peinado con caireles, ambos esbeltos y en plena ju-
-Brebajes.
ventud, algunos susurraban:
-Maleficios.
-María de la Paz, pese a su vestido decolorado por
el sol, es una gran señora, acaso más hermosa que
una reina.
-Malas artes.
-Cuando alguien te trata como a la chica con la
que vas en serio, pero enseguida cambia, entonces so-
-Una señora dama.
ñarás que un gran pájaro amarillo te conduce al cielo.
-¡Qué mujer!
Así anda Espiridión, véanlo: deprimido, hecho un topo,
-Elegante.
sin voluntad y grueso como si su existencia sólo tuvie-
-Única.
se un propósito: engordar. En cambio, ella, María de la
-Pura luz.
Paz, se ve muy flaca, es cierto, pero no por la mala vida
Según es la costumbre, las tardes de los domin-
que dicen que él le da, sino por otras causas.
gos las personas vienen a esta plaza a caminar. Los
-Eso de que hablan los decires.
altos fresnos dan una sombra que a todos enaltece.
Todo lo que María de la Paz llevaba encima eran
Son nuestro orgullo natural.
los huesos. Al mirarla, cualquiera pensaría: “Ahí viene
-Y un ejemplo.
María de la Paz, drogándose de sol, como una lagartija
-Un cofre de bondad -continuaban quienes to-
a la hora de la siesta”. Y Espiridión, cuadrado como un
das las tardes se reunían en el portalito de don Pedro
elefante, iba detrás de ella, fatigado, ahogándose.
Murias a beber cervezas y a comentar las cosas según
Los traficantes de chismes comentaban:
fuesen llegando.
-La curiosidad, dijiste; sólo la curiosidad lo llevó a
-Virtudes, nada más virtudes.
la aventura de casarse.
-Más esa educación.
-Tal vez realmente la ama.
Hasta que comenzaron los rumores. Aplausos y
-Es muy hermosa, pero en su mirada se asoma la
esplendor pasaron a la historia. Espiridión Aréchiga
era otro. María de la Paz, también. Hinchado como un
sapo, el hombre no saludaba a nadie. Y ella, huesuda
maldad.
Comenzaba el verano. Sus días limpios eran un
acontecimiento venturoso.
como el esqueleto de la muerte, parecía más una som-
-¿De dónde habrá traído Espiridión a esta mujer?
bra fría que la antigua cónyuge.
-Dicen que de la Noria.
-Espiridión es aguzado como quien sigue las huellas de los lobos y sin embargo...
-No, del Toro, ese ranchito que se halla más allá de
la Bóveda, entre Huapango y Tarimoro, de donde viene
-¡Qué gordo está!
el viento que, por las noches, a muchos nos llena de
-Abotagado.
presagios.
-Algo le habrá hecho esta mujer. Obsérvenlo.
38 El Búho
Siguió rodando el tiempo. Un día, al pasar por la
plaza, algunos escucharon que María de la Paz hizo
sin aliento, me preguntaste que si me gustaba el fut-
este anuncio:
bol y yo te respondí que con toda el alma. “Entonces,
-¡Señoras y señores, mañana habrá carnitas! ¡Y
iremos el próximo domingo; vendré por ti y te llevaré
chicharrón! ¡Y también manteca! Si alguien quiere,
al estadio; avísale a tu madre”, dijiste, acariciándome
desde las ocho tendré abierta la casa. Jamás hubo en
el cabello. Tu ser, clarísimo como el agua de beber; el
la tierra mejor precio… Ya lo verán. Y si hay negocio,
mío lleno de rocas. Mi mamá. ¿Cómo iban a descon-
¡volveré a casarme! -recalcó.
fiar de un diácono, ya casi un consagrado? Pero no
Muy pocos o tal vez nadie le entendió. Pero esa
fuimos al futbol; en lugar del juego me llevaste a una
noche se oyó llorar un animal; y antes del alba el úl-
casa. Ya no recuerdo qué pasó allí, pero sí me asusté
timo chillido que da el cerdo. María de la Paz amane-
mucho y tú, para callarme, me compraste unos tenis y
ció atareada, haciendo cortes, moviendo el caso,
una camisa roja. A veces, siento que Dios es una fresca
despachando pedidos, lavándose las manos, secán-
nube pasando sobre aquellos luminosos trigales de mi
doselas en un pedazo de periódico, cantando, yendo
vida. Y tú vagarás, escondiéndote entre los muertos,
y viniendo, pesando kilos, cobrando, demasiado feliz
Nicolás…, la oscurecida plaza de la tuya. Es como un
por el negocio que, en Arreguín de Abajo, apenas comenzaba. Lo único que había desperdiciado era el chillido que da el cerdo a la
hora de morir.
Dolores
¿Por qué ya no me arrullas, Nicolás, como
cuando sólo tenía catorce años y tú ya predicabas -en el nombre de Dios el padre, de Dios
el hijo y de Dios el espíritu santo- el violento
rumor de aquel ruido lodoso?
Tendidos en la fría oscuridad nos arrullábamos. Te acostaste conmigo porque,
según tú, era tu forma de quererme. Cuando
te conocí eras seminarista; habías llegado al
pueblo a practicar tu apostolado, a conocer la
viña. Esa primera noche, mojado, pegajoso,
Leticia Tarragò
de nuestra portada 39
bosque de torres amarillas. Algo que ambos deseamos
car a una persona para demostrarle cuánto se le quie-
olvidar. Todo ocurrió en el templo de san Juan Bautis-
re y hasta me ofreciste una cerveza y un cigarro. Lo
ta, cerca del Hospital Civil; es lo que entre relámpagos
peor fue cuando te arrodillaste para orar… Otra vez
me llega a la memoria, entre gritos, afanes, llanto y
cedí, cerré los ojos, lloré por el dolor... Un infame do-
aquella respiración que me quemaba.
lor que me partía los huesos. Algo murmurabas acerca
“El próximo domingo iremos al futbol, doña Ber-
de los señores arzobispos y de los cardenales que, al-
narda -hablaste con mi madre-; hoy no hemos podido;
guna vez, por evangelización, tuvieron que tocar seres
fuimos a conocer el templo donde será mi cantamisa”.
humanos. Y que hasta Pío IX con Edgardo Mortara,
Ella, feliz: “Cuando guste, padre; a que ande con ocio-
un apuesto chico judío al que mandó secuestrar -me
sos, mejor que vaya con usted, así, al menos, conocerá
decías-, había tenido relaciones… y fue beatificado.
buenos caminos y escuchará consejos.”, sonaron sus
En este pensamiento me pedirás que ya no eche leña
palabras. Por eso, puntual, el siguiente domingo regre-
al fuego, para que la caldera ya no siga ardiendo... Que
saste en tu auto. Mi cabeza iba pensando muchas co-
no sea delincuente, depredador, abominable, esperma
sas y ni siquiera disfruté los goles, ni escuché la grite-
fétido… Tres días después le pedí a mi mamá que me
ría, temeroso y confuso por lo que pudiese suceder,
dejara ir con mi abuela a San Sebastián de los Arroyos,
mientras tú te levantabas del asiento para mandarle
pero hasta allá fuiste a buscarme; ibas con el pretexto
porras a tu equipo. Al final, de nueva cuenta me lle-
de saludar al párroco, pero lo hacías por mí, lleván-
vaste a la recámara, advirtiéndome que no era malo to-
dome regalos y dinero para que “a mi abuelita no le
faltara nada”. Mis padres estaban separados, lo sabías, manipulador de la
conciencia. Tal vez por esto actuaste
con confianza. Te gustaban mis ojos
aguamarina y mi piel blanca; susurrabas, arrullándome como a tu Cristo
Nene.
No comprendo por qué ahora lo
niegas, Nicolás; por más que te cambien de parroquia, todo es cierto. No
faltará quien diga. “El demonio que
estuvo aquí de párroco se llama Nicolás y es pederasta”. Podrás asombrar a
más de un elegante, hombres de carne
Carmen Parra
40 El Búho
fofa, mujeres resignadas, pero a otros no. En tu fa-
deseo que te mueras, ni que te lleven a la cárcel. Con
milia me conocen; muchas veces dormí contigo allí
todo y que me presentabas como el “sobrino malo”
en tu cama y hasta tu mamá y tus hermanas nos veían.
o el “ahijado inquieto”, pese a que tu familia nos veía en
¿Las convenciste de que yo era un alma descarriada?
la cama cuando me llevabas de vacaciones a La Mocha
¿El velo estival de tus colinas aún cubre las catedrales
y abusaste de mí durante tantas sangres ciegas, tantas
del placer? ¿Qué ganas con negarlo?
mugres solas, sudores, lágrimas, lunas, noches espan-
No vine a pedirte que me pagues, Nicolás; después
tosas. Sencillamente busco saber por qué. Que el día
de tantos años el dinero se vuelve más maldito. Cuan-
no pase sin descifrar los hechos. “Nunca fue mi inten-
do te ordenaste te mandaron a la Congregación de los
ción. Era una manera de ayudarte -pensarás-. Y si hubo
Rivera y quisiste terminar la relación, exigiéndome
falta, también habrá perdón. Me equivoqué”.
respeto por lo que ya representabas. “Cristo Nene,
¿Te equivocaste? Cinco años no se curan con dis-
tienes que ir con el psicólogo -comentaste-; aún estás
culpas. Tus intenciones serían estupideces. Es cierto,
a tiempo. Todo tiene remedio. Probablemente cometí
ya estoy grande; alguna vez también yo fui agua jo-
un error, mas Dios es generoso y ya me ha perdonado.
ven. Habrás pescado un par de ricachonas para tu
Toma este dinero para tu mamá y tu abuelita. Vete. Yo
chocolate y el respeto. A mí me da vergüenza ¿igual
también me voy”.
a ti? Quién sabe a tu familia. ¿Aún vive tu mamá? ¿Por
Jamás te he vuelto a ver. Pasé tiempo buscándote,
qué con niños, Nicolás? Ni siquiera me importa saber
vagando por las calles. Mis encontradas sensaciones
si ya eres rico. ¿Alcanzaste las glorias de esas cuentas?
de tensión, alivio, rabia, odio y nada de perdón, me
De poco le servirían al sacerdocio las fortunas, si los
encaminaban de una ciudad a otra. Iba al seminario
“amores” que lo sostienen están hechos de lágrimas.
a preguntar por ti, a la catedral, a muchos templos.
Así es; no puedo llamarte “padre”, porque, para
Hasta que vi tu nombre en una manta de la peregri-
mí, en ningún momento fuiste consagrado… Acuér-
nación que iba a Zapopan. Me enteré que te habías
date que esa noche estuvimos juntos y hubo luna llena
mudado a La Minilla, donde ejerces de director es-
y mucho terror y sangre, y otra vez la expresión de:
piritual de un internado. Te escribo para saludarte, no
“Cristo Nene, mañana me besarás las manos; después
para pedirte un par de tenis, boletos, una camisa nue-
de mi mamá y mis dos hermanas eres el primero”.
va, pantalones. Lo hago por curiosidad y acaso para
Flotaban los arpegios en el aire. Y tú, nadando entre
saber si sigues acostándote con jóvenes, llamándolos
ángeles, perfumes, flores, rezos.
ahijados, sobrinos, primos, Cristos Nenes. Te burlaste
Me acaricia el suicidio…, ala de viento triste,
de mí al enviarme a un médico. ¿Cuál hiperactividad?
urraca, buitre, tiniebla y pájaro, cálidas islas del de-
Tu Cristo Nene nunca estuvo loco, nada más muy solo,
seo de huir. Lo haré por ti y por mí. Tal vez mañana,
con la desgracia de haberte conocido aquel verano. No
el miércoles.
de nuestra portada 41
Roberto Bañuelas
He llegado al mundo demasiado joven en un tiempo
“
demasiado viejo”, declara el rebelde y controvertido
Eric Satie (1866-1925). Músico inquieto de polémica cotidiana, prefigura en sus piezas para piano la búsqueda
tímbrica y armónica que culmina en Debussy. Animador del “Grupo de los seis”, paradójicamente adentro y
afuera, no forma parte de él. Su contribución al teatro
es breve y categórica: Geneviève de Brabante, fantasía
operística para marionetas y recitante en tres actos,
cada uno de los cuales dura menos de cinco minutos,
anticipándose en 1899 a lo que serían las “Operas-minutes” de Darius Milhaud. Como afirmación de objetivismo intelectual, que anticipa también al neoclasicismo
de Stravinsky, Eric Satie compone, dentro de un rigor
formal de personal poética musical, la cantata Socrate
(1918), para cuatro sopranos y orquesta de cámara.
Corresponde a Darius Milhaud (1892-1974) el honor de ser el autor de la producción lírica más importante de Francia en el siglo XX. Músico notablemente
Carlos Pérez Bucio
42 El Búho
dotado para todos los géneros musicales, se presenta
dial. Esta magna obra integra, como un gran fresco de
como un organizador sabio de la disonancia y de la poli-
la música y del teatro, la multiplicidad del espectáculo
tonalidad. Además de sus contactos intencionados con
en una volumetría de orquesta, coro, canto de solistas,
las producciones del Music-hall, circo, Jazz y folklore,
narración, iluminación en juego de personajes, proyec-
maneja con profunda naturalidad la expresión trágica,
ción de una película y ampliación del espacio sonoro
llevándola en ópera a una gran diversidad.
para revelar en planos sobrepuestos las dimensiones
De 1913 a 1922, Milhaud compone la música para
psicológicas, históricas y dramáticas de una conjunción
“La Orestiada” de Esquilo. En Agamenón y en Las Coéfo-
arcaica y moderna de oratorio y ópera en la más alta po-
ras, el canto no se presenta ni las palabras se unen a la
tencia de la comunicación del mundo escénico.
música en sentido melódico; en ambas obras el ritual de
Maximilien (1932), Médée (1939) y Bolívar (1943), Da-
la tragedia se desarrolla en la corriente de la declamación
vid (1952) y La Mère ocupable (La madre culpable, 1966),
ritmada y acompañada por una batería de percusiones.
completan el aporte, intenso y extenso, de uno de los
Sólo Las Euménides se manifiesta como una ópera can-
creadores más prolíficos de Francia que sostuvo, al nivel
tada y para cantantes.
de una legítima vocación, el compromiso de renovarse en
Les Malheurs d’Orphée (Las desdichas de Orfeo, 1924),
una vastísima y original producción.
es realizada por Milhaud como la transposición del mito
De 1926 es la ópera bíblica Judith, de Arthur Honegger
a la realidad presente. Tres actos, de quince minutos cada
1892-1955). La declamación intensa es acompañada de
uno, conforman la duración de esta ópera en la que Orfeo
ritmos vivamente acentuados y pasajes de insistente con-
sueña con morir para volver a encontrar a Eurídice.
trapunto. El autor se identifica y decide, a partir de esta
Sobre un hecho real, Jean Cocteau elabora un libreto
obra, por la forma de la cantata o el oratorio escénicos.
de corte verista y de gran concisión. La tragedia de Le
Al año siguiente, gracias a la estructura esencialmente
Pauvre Matelot (El pobre marinero, 1927) da base y curso
teatral, con Antigone (Sófocles- Cocteau), logra Honegger
a la expresión trágica de la música de Milhaud.
su más definida creación operística con un lenguaje que
De lo mítico al miniaturismo pasa Milhaud en sus
se articula en ritmos intensos, disonancias en el proceso
“Operas-minute”. En 1928, en una velada que apenas al-
armónico y asperezas en la sonoridad tímbrica en torno a
canza a media hora de espectáculo (oposición casi bur-
una vibrante declamación.
lesca a las cuatro jornadas de la Tetralogía wagneriana),
Concebida por Paul Claudel como un misterio medie-
son estrenadas El rapto de Europa, La liberación de Teseo
val, Jean d’Arc au bûcher (Juana de Arco en la hoguera,
y El abandono de Ariadna.
1938) da a Honegger la suprema motivación para crear la
Con la ópera Cristophe Colombe (Cristóbal Colón,
gran ópera-oratorio, donde se alternan lo sacro y lo pro-
1930), Milhaud llega a un punto culminante de su pro-
fano, la declamación, la danza, el dinamismo en el coro
ducción y de la experimentación del teatro lírico mun-
y sonoridad de situaciones en la orquesta, todo en un
de nuestra portada 43
ritmo escénico de impulso cinematográfico. Honegger,
terio artístico se había dado en Italia hasta el barroco.
compositor de amplia formación, de fuerte imaginación
Los compositores de la generación del ochenta, Pizzetti
y ejemplar disciplina de trabajo, fusiona la sensibilidad
y Malipiero se dirigen a las fuentes del gregoriano y de la
poética francesa con un sinfonismo germano para lograr
pollifonía.
una de las más valiosas propuestas al teatro musical contemporáneo.
Exponente de la música suiza, autor de canciones
y Lieder, Othmar Schoeck (1886-1957), compone y da a
Los intentos y logros de la renovación de la música
italiana de vanguardia, se debe a los compositores Franco
Alfano, Ottorino Respighi, Ildebrando Pizzetti, Gian Francesco Malipiero y Alfredo Casella.
conocer la ópera Pentesilea (1927) que se desenvuelve en-
Nacido en 1882, Gian Francesco Malipiero se instala
tre cierta espontaneidad de folclor y un intento de moder-
en el siglo XX como un compositor que une valores de
nismo que se exalta en una vigorosa expresión orquestal.
la música antigua con personales innovaciones, corres-
En Estados Unidos, quien fuera considerado como
pondientes a lo mejor de la vanguardia. Si copiosa es su
l’enfant terrible de la música norteamericana, George
producción sinfónica e instrumental, en el campo de la
Antheil (1900-1959), da a conocer su burlesca y jazzística
ópera es importante la contribución que hace con diver-
ópera Trasatlantic (1930), con el tema de la corrupción
sas e interesantísimas obras para la escena. La música de
política en una campaña presidencial.
Malipiero, fundamentada sobre los elementos del canto
Como acontecimiento histórico, debe consignarse
gregoriano y la monodía italiana renacentista -que se ex-
que en 1906 se estrena la primera ópera japonesa:
presa más en un ámbito modal que tonal-, se incorpora
Hagoromo (Los vestidos mágicos de un ángel), de Kosuke
desde su sensibilidad anti-romántica a un lenguaje del si-
Komatsu.
glo. Libertad rítmica y estructural, con rechazo al empleo
En Italia se dan casos de autores que se inclinan res-
de recitativos y desarrollos convencionales, se integra
petuosamente ante la tradición, o, al contrario, optan por
a la formación de episodios de un fluir rapsódico que, en
una categórica ruptura con ella. Suelen darse, por evolu-
yuxtaposiciones de escenas, conducen al resultado que
ción y confrontación, realizaciones con nexos líricos ha-
el autor define como “Paneles”, los cuales constituyen
cia el pasado y el compromiso de situarse con obras que
lo esencial de su teatro lírico y de su poética musical.
testimonien la creatividad del tiempo presente y corres-
Pantea (1919) es el drama para una bailarina, barítono,
pondiente al autor.
coro y orquesta. Al año siguiente de haber estrenado esta
Tanto el belcantismo del siglo XVIII como el meto-
obra que lo define como un compositor de aportes nove-
dismo romántico del XIX, afirman una tradición operísti-
dosos, presenta Le sette canzoni. Esta obra, la más carac-
ca -incluyendo la técnica vocal- a costa de interrumpir
terística del teatro musical de Malipiero, es al mismo
la instrumental. Los triunfos y la gloria de la música
tiempo una de las más fuertes piezas de oposición al ve-
teatral rompen la continuidad que con supremo magis-
rismo dominante que suscita, por novedad, fuerza, auda-
44 El Búho
cia y sapiencia, polémica y escándalo. De una lucha entre
quema estático-alegórico, nutrido en un desfile de visio-
la atracción por el teatro, la fascinación por la música
nes fantásticas, pero presentado el contexto en un ámbito
vocal es una flexibilidad de recitar cantando frente a la
de mayor expresividad vocal. Después de Tre commedie
saciedad de manierismos operísticos desgastados, sur-
goldoniane (1922), Malipiero trabaja sobre esquemas
gen las Sette canzoni, basadas en antiguos poemas italia-
y proyectos más o menos tradicionales en óperas como
nos que determinan el ritmo de una música identificada
La favola del figlio cambiato (1933), Giulio Cesare (1935),
en una vital síntesis de drama y sonoridad que nutren
Antonio e Cleopatra (1938), Ecuba (1940) y retorna, a la
de rica alegoría el juego de símbolos escénicos. La sette
concepción victoriosa de su teatro de “Paneles” con la
canzoni es la segunda obra de una trilogía que consta, en
ópera I capricci di Callot.
su primera parte, de La morte delle maschere; la tercera
Ottorino Respighi (1879-1936) también cultiva el gé-
obra o La ottava canzone, lleva por título y símbolo la
nero de la ópera. Autor notable y celebrado por sus poe-
figura de Orfeo. Torneo nocturno se desarrolla en un es-
mas sinfónicos Las fuentes de Roma, Los pinos de Roma,
Pedro Bayona
de nuestra portada 45
Trittico Botticelliano y Fiestas Romanas, partituras de so-
compuesta su ópera La Favola d’Orfeo (1932), retorno y
berbia fantasía, brillante paleta orquestal, evidente do-
homenaje a la música vocal post-renacentista. Il Deserto
minio compositivo y definida identidad expresiva, entra
tentado complementa su producción operística.
con paso seguro en la producción lírica. Belfagor (1922)
Contemporáneo de Casella, Giorgio Federico Ghedini
es la suma de una comedia ágil con deslumbrantes y re-
es autor de Maria d’Alessandria (1937), Baccanti (1948)
finados efectos orquestales. También de sorprendente or-
y Billy Budd, oratorio escénico, todas animadas de un
questación y refinamientos armónicos con ambientación
lenguaje fluido con referencias estructurales del barroco,
impresionista como marco a un metodismo
gregoriano, La campana somersa (La campana
sumergida, 1927) es representativa de riqueza
musical y expresividad vocal. Maria Egiziaca
(1932), ópera mítica, creada con la idea central
de presentar un misterio en tres episodios, importante en su producción, le conduce a la composición de La fiamma (La flama, 1934), la cual
constituye su más elevado testimonio artísticoteatral, mezclando la suntuosidad de la orquesta
con una escritura vocal tensa y ardiente en la
caracterización de los personajes.
Representante del italianismo intelectual,
Alfredo Casella (1883-1947) es el lazo de unión
de modernismo europeo con las corrientes musicales de vanguardia. Autor de música instrumental y sinfónica, hacia los cincuenta años
de edad se decide a componer óperas. En 1932
estrena, con éxito y reconocimiento, La Donna
serpente, obra que se separa del verismo y del
drama musical para concretar en una moderna
continuación del Falstaff verdiano, modelo que
constituye uno de los fenómenos músico-teatrales más importantes de nuestro tiempo. Con
más depuración y refinamiento estilístico está
46 El Búho
Pepe Maya
así como una armonía modulatoria para una interesante
creación. Una marcha, el más famoso de los pasajes de
gama melódica.
esta ópera, nos da un ejemplo original del juego orquestal
Del mismo período, Ludovico Rocca (1895-1986) es
un autor de fácil y expresivo metodismo que le hace lle-
con un pertinaz ritmo armónico o con una picante armonía de ritmo vigoroso y obstinado.
gar sin titubeos a plasmar hermosos poemas sinfónicos
El ángel de fuego (1925), post-romántica y expresio-
y óperas fascinantes entre el realismo y lo mítico como
nista, está compuesta sobre un libreto del propio Prokofiev,
Il Dibuk (1934) y L’uragano (El huracán, 1952). Rocca,
extraído de la novela de Brioussov. La trama, de carácter
inspirado y bien informado de procedimientos técnicos,
demoníaco, se combina con un potencial dramático que
sabe conmover con sus realizaciones donde campea un
lleva a un renovado suspense, sin dejar de alternar la
magisterio de recursos compositivos al servicio de la ex-
escena de un Mephisto tenor y un Fausto con voz de bajo.
presión dramática.
En el tumulto expresionista de esta obra, la vocalidad,
Serguei Prokofiev (1891-1953), compositor entre los
verdaderamente grandes del siglo, escribe a los nueve
intensamente lírica, fluye en una densidad sinfónica vivaz
y plástica.
años de edad su primera ópera, El gigante, para la cual
El jugador, compuesta en 1917, fue revisada y redu-
realiza el libreto, la partitura para canto y piano y las dis-
cida en su extensión en 1928. También con un libreto ela-
posiciones escenográficas.
borado por el propio compositor, tomando como base la
Virtuoso como pianista, al mismo tiempo, en su
novela de F. Dostoyevsky, El jugador es, como ópera, una
época de estudiante, un rebelde de preceptos y maestros
de las obras mejor estructuradas y fluidas, con un meto-
tradicionalistas. Desde sus primeras y juveniles composi-
dismo que se renueva constantemente hasta culminar en
ciones muestra ya las características rítmicas y armóni-
un cuarto acto que describe con vigor e imaginación el
cas de sus obras instrumentales. Con una carrera brillan-
frenesí alrededor del grupo y la locura del jugador. Con-
te como pianista internacional y director de orquesta, se
secuentemente, todo el virtuosismo de la composición
da tiempo y se apasiona para componer extraordinarias
desemboca en una fiel y profunda caracterización de los
óperas en las que se muestra y demuestra como un maes-
personajes.
tro dueño de todos los recursos expresivos. El amor por
La más ambiciosa de las óperas de Prokofiev es Voïna
tres naranjas (1921), con libreto propio sobre una fábula
y mir (La guerra y la paz, 1946) que, también para esta
de C. Gozzi, es una ópera en que el autor, en plenitud
magna creación, el compositor escribe el libreto. La obra
de inventiva, crea una música siempre adecuada para el
de Leon Tolstoi, novela múltiple que constituye un am-
carácter de fábula, divertimento y parodia a contraco-
plio mural del pueblo ruso, así como de deslumbrantes
rriente de la ópera tradicional. Las bufonadas, el absurdo,
y aciagos destinos individuales, proporciona el material
el claunismo, alternando con pasajes líricos de impulso y
literario de gran dimensión dramática y épica a una ópera
espontaneidad, son los componentes vitales de esta gran
que, por su extensión, debe ser presentada en dos vela-
de nuestra portada 47
das. En esta ópera, comprometido con el gran contenido
e integraba las tendencias de vanguardia europea. Co-
literario, el compositor da vida a una epopeya que in-
media satírica contra el mundo cultural y burocrático del
tegra los grandes medios escénicos, corales, partes vo-
régimen autoritario de Nicolás I, esta ópera, que coin-
cales de solistas y, como un río donde fluye la historia, la
cide con el estreno de Wozzeck, no se queda atrás en el
sonoridad de una orquesta que subraya, describe y exalta
tratamiento instrumental, llevado a excesos que afirman
la existencia a través del arte.
el humor y la caricatura con ritmos obsesivos y efectos
Después de haber compuesto Alexander Nevsky e
Iván el terrible, obras con las que J. Stalin se sentía alu-
de timbre con fresco puntillismo en una musicalización
plena de vida e imaginación.
dido, Prokofiev no dejó de ser vigilado por esbirros al ser-
En 1934 se estrena Ledi Makbet Meenskogonezda
vicio de la causa en contra de la libertad de expresión. No
(Lady Macbeth de Mtzensk), dos años después de haberse
obstante, con la inspiración y el sentimiento de cumplir
decretado el “realismo socialista”, lapso suficiente para
con una misión histórica, Prokofiev se entregó a la crea-
que los críticos del sistema justificaran su empleo en la
ción de la que él consideró su obra maestra. La guerra y
realización de una obra destructiva. En 1936 Stalin asistió
la paz, estrenada en su primera parte en Leningrado en
a una representación de esta ópera y salió furioso, rumbo
1946, la obra completa se estrenó, en forma póstuma, en
a la residencia oficial, donde se tranquilizó con la proyec-
el Teatro Bolshoi de Moscú en 1959.
ción de un Western aniquilador. Días después, “Pravda”
Serguei Prokofiev murió el mismo día que José Stalin,
criticaba la ópera Ledy Makbet como confusa, obscena y
razón por la que la sombra gigantesca del gran extermi-
decadente. Inadmisibles los temas de crimen y adulterio,
nador y representación de todos los zares hizo pasar des-
como si estos no formasen la materia prima y habitual de
apercibida la desaparición del luminoso compositor.
la mayoría de las óperas del repertorio tradicional, de las
Afirman, los que saben chino sin serlo, que en la
Enciclopedia China (equivalente a la Británica) aparecen
prácticas del régimen operante, de las novelas y de obras
de teatro.
los nombres de Stalin y Kruschev como referencia a dos
Aunque condecorado y distinguido por el régimen,
críticos decadentes de arte soviético de la Dinastía Mao.
pero vigilado y asediado por los críticos guardianes del
En 1932, el Comité del Partido Comunista establece que
sacro realismo socialista, Schostakovitch fue cediendo
el “realismo socialista” es la única tendencia aceptable
y adaptándose a las exigencias de hacer un arte funcio-
en el arte. Desaparecían así, por órdenes superiores,
nal y accesible para el pueblo, como si éste compren-
todo intento de “formalismo” o de arte “experimental”.
diera menos que los jerarcas dogmáticos. A partir de Ledi
Con dos años de anticipación a la demencial disposición
Makbet y de la IV sinfonía, el compositor fue invitado a
burocrática se estrena Nos (La nariz, 1030), de Dimitri
realizar su autocrítica y a orientar su arte dentro de la rea-
Schostakovitch (1906-1975), con la que se revela cómo
lidad del pueblo ruso. Afortunadamente, Schostakovitch
un sorprendente y avanzado compositor que asimilaba
era capaz de hacer arte musical a pesar de las limitacio-
48 El Búho
nes, sin perder nada de originalidad y fuerza expresiva.
tantes, imaginariamente capaces de dominar las sutilezas
Con el nombre de Katyerina Ismailovna, la ópera fue
(música ficción) de los sextos de tono. Aunque Alosi Hába
reestrenada en 1963 después de que la partitura sufrió
ha sido un extraordinario compositor y teórico de lo más
cortes, alteraciones, ablandamientos y fue expurgada de
avanzado, sus óperas han sufrido el exilio de los teatros
durezas armónicas y dificultades vocales, elementos que
por derecho propio de insalvables dificultades para or-
originalmente le habían dado su clima trágico. La origi-
questa e intérpretes.
nal versión de Ledi Makbet queda como la obra genial
Para Bohuslav Martinú (1890-1959), también com-
de un compositor de veintiocho años de edad, y como
positor checo, confluye la más variada combinación de
una de las grandes obras líricas del siglo XX que cada día
influencias, aprovechando desde la música de raíz na-
se afirma más en los grandes teatros europeos.
cional al impresionismo francés y el neoclasicismo de
Entre los compositores checos destaca, por origi-
impronta stravinskiana, sin faltar los elementos del Jazz.
nalidad y búsqueda, Alosi Hába (1893-1973). Insatisfecho
Su lenguaje denso, vigoroso y contrapuntístico, resulta
con
las posibilidades que proclamaba la vanguardia
ecléctico y a veces convencional. Autor de seis sinfonías,
europea, a partir de 1920 se dedica con criterio científico
música para ballet e instrumental, deja una docena de
a explorar las relaciones y alcances de la música micro-
óperas entre las que destacan, por la intensidad del dis-
tonal, elaborando una teoría: “Nuevas reglas armónicas
curso musical y la coherencia del desarrollo dramático,
del sistema diatónico y cromático sobre cuartos, tercios,
Vaselhora na mostê (Comedia desde el puente, 1937),
sextos y doceavos de tono”. Como
complemento para su sistema de
composición, mandó construir instrumentos destinados a la ejecución de
sus partituras.
En su producción (sinfónica, teatral, y vocal) se distinguen por su audacia y matemática construcción las
óperas Matka (La madre, 1931), compuesta en cuartos de tono; Nová zemé
(Tierra nueva, 1936), obra escrita sólo
en semitonos. Prijd’Králoustuí Tué
(Venga el tu reino, 1934). Esta ópera,
en especial demanda un nivel de maestría inexistente de músicos y can-
Carlos Bazán
de nuestra portada 49
Julietta (1938), Recké pasíje (Pasión griega, 1961) y Zen-
de la música de ese país. El libreto de OEdipe, elaborado
tiba (El matrimonio (1964).
en lengua francesa por Edmond Fleg, cubre los sucesos
Virtuoso como violinista y famoso como maestro,
que van del nacimiento a la muerte de Edipo. Aunque el
George Enescu (1881-1955) es también fundador de una
tratamiento musical es básicamente tonal, hace referen-
escuela musical rumana de fuente nacionalista. Con la
cia a modos griegos y a cuartos de tono (estos ad libi-
ópera OEdipe (Edipo, 1936), que le ocupó un cuarto de siglo
tum), lo cual contribuye a desarrollar un clima propio de
como proyecto y realización, representa, finalmente,
la tragedia que, por su lirismo y originalidad, OEdipe de
el logro de una obra notable para el teatro lírico con-
Enescu expresa con poder y viva sugerencia el sentido
temporáneo. Con una formación y larga permanencia
profundo del mito.
en Francia, Enescu estudió con J. Massenet y Fauré, por
De las repúblicas soviéticas surgen compositores que,
lo que su producción muestra la influencia y la estilística
sin pretender la creación de un segundo nacionalismo, la
música y la temática sí derivan de una fuente
popular. Iván Dzerzhinskij (1909-1978) con
El apacible Don (1935), de ambiente cosaco,
logra éxito y el consenso oficial, mientras era
criticada y demolida Ledi Makbet de Schostakovitch. Poseedor de la facilidad de crear
fluidas melodías, fácilmente y con ventajas,
casa con
la doctrina del realismo socia-
lista y expresa con vena lírica sus siguientes
óperas: La tempestad, La sangre del pueblo,
NadejdaSvetlova y El destino del hombre.
Dimitrij Kabalewski (1904-1987), que se
caracteriza por la facilidad y riqueza melódica de su producción instrumental, en la que
se alternan y combinan las largas líneas
melódicas vivificadas por una pulsación rítmica, establece esas cualidades en la elaboración de cinco óperas: Colas Breugnon
(1938). S. Vasilenko da a la escena su ópera
Buran (1939). T. Khrannikov es el autor de
una ópera con canciones. Con La tempestad
Roberto Bañuelas
50 El Búho
(1939), Veno Muradeli logra la atención del público, y de
Acts (Cuatro santos en tres actos, 1934). Compuesta e in-
la censura con su ópera La gran amistad (1947).
tegrada a base de rituales, himnos y baladas, la ópera,
Los conflictos políticos y las persecuciones raciales,
sin ser negra, desde su estreno fue interpretada por can-
antes y durante la Segunda Guerra Mundial, provocaron
tantes de color. En posteriores reposiciones, como una
un éxodo de artistas, intelectuales y creadores que en-
tradición y sin que el tema lo exija, los cantantes respon-
contraron su refugio y campo de creación en Nortea-
sables han sido siempre afro-americanos.
mérica. Aunque trasplantados de técnicas y estilos eu-
Hacia 1908 Scott Joplin (1868-1917) era conocido
ropeos, al contacto con una realidad política y cultural en
como “el rey del ragtime”; sus piezas para piano, la mayo-
que el optimismo supera a lo solemne, los compositores
ría bailables, le hicieron famoso dentro de ese estilo que a
europeos establecen una pedagogía y una vanguardia
todos divertía sin que, en su tiempo, se le considerara algo
(Varesse, Hindemith).
más que un músico negro ingeniosos y divertido. Cuan-
El compositor bielo-ruso Louis Gruenberg (1864-
do se trasladó a New York, lo hizo con el proyecto ideal
1964), basándose en la obra de E. O’Neill, compone una
de hacer publicar y representar su ópera Treemonisha.
interesante y vigorosa ópera con The Emperor Jones.
La respuesta que recibía era siempre la misma: ‘¿A quién
La obra, que describe el poder, la ambición y el de-
le iba a interesar representar o producir una ópera con
rrumbe de un dictador negro, evoluciona hacia el te-
una historia de negros?’ Por esos años, tan parecidos a
rror, señalado éste con el empleo de percusiones que
los que corren, la democracia se entendía como la igual-
llega a un clímax de hipnotismo. El lenguaje armónico
dad y el derecho de los blancos en el poder.
va de lo politonal a lo cromático; en el plano orquestal,
Scout Joplin, angustiado por la incomprensión y re-
los instrumentos, por secciones, vibran en lo esencial
chazo contra su obra, la editó por su cuenta en 1911 y
de cada situación, logrando en forma admirable una sín-
la hizo representar con acompañamiento al piano, una
tesis músico-teatral. La parte del barítono es de un cate-
sola vez en 1915. El autor murió sin haber conocido
górico protagonismo de actor-cantante. El intérprete que
el triunfo de la que es casi una obra maestra. Treemonisha
estrenó esta ópera en 1933, fue el eminente cantante
es la primera obra que aborda la vida, los problemas y las
Lawrence Tibbett
limitaciones impuestas al negro de los Estados Unidos.
Entre los autores norteamericanos destacan también
El tema está dirigido contra la superstición y la ignoran-
Howard Hanson (1896-1981) y Virgil Thomson (1896-
cia; busca, a través de la educación, la identidad de los
1989), autor el primero de la ópera Ferry Mount (1934),
propios valores y la salvación como grupo. Scout Joplin
basada en un cuento de Hawthorne. Con un libreto lle-
acomete una tarea que simboliza la libertad y la fe para
no de abstracciones y juegos fonéticos, elaborado por
su gente. La ópera de Joplin reúne todos los requisitos
Gertrude Stein (coautora del título de La generación per-
estructurales, en libreto y música, de lo que eran en su
dida), V. Thomson compuso la ópera Tour Saints in Three
tiempo las obras conocidas del género.
de nuestra portada 51
George Gershwin (1898-1937), compositor de can-
aparece en el campo operístico el ítalo-americano Gian
ciones y revistas musicales, evolucionó hacia las grandes
Carlo Menotti (1911-2007), que con su primera ópera,
formas musicales a partir de su afortunado experimen-
Amelia al ballo (1937), presenta con espontaneidad y ofi-
to de Rhapsody in Blue (1924), orquestada por F. Grofé.
cio un lenguaje que encuentra sus modelos en el Puccini
La Segunda Rapsodia, el Concierto en fa y, como culmi-
del Trittico, en Wolf Ferrari y en la continuidad melódica
nación de autor de canciones en el tratamiento expresivo
del Falstaff de Verdi. En Menotti coinciden el composi-
y sentimental del instrumento vocal, la creación de la que
tor de fácil inventiva melódica, el autor de sus propios
ha sido la insuperable ópera en Estados Unidos: Porgy
libretos y el hombre de teatro que se desempeña como
and Bess.
acertado director de escena de sus propias obras y de las
Para esta ópera, cuyo autor era de origen judío ruso
de otros autores, modernos o del repertorio estable.
(Gershovitz), y los intérpretes debían ser negros por exi-
Conocedor de los recursos expresivos de la voz can-
gencia del tema, encontró en su estreno las dentelladas
tada, logra imprimir veracidad al manejo de la mayoría
del racismo y la posición despectiva de los críticos (eu-
de sus personajes. Como en el caso de Puccini, filtra el
nucos del arte que saben cómo se hace pero sin poder
eclecticismo en una oportuna adaptación a los temas
hacerlo). Como en el caso de Treemonisha (de la que
y personajes en su tarea compositiva, complementada en
Gershwin no conoció la partitura), Porgy and Bess tuvo
el uso de una armonía de apoyo a la sugerencia ambien-
que esperar algún tiempo para ser reconocida como una
tal y de una orquestación que oscila entre los efectos im-
gran obra y, lo más importante, como ópera original-
presionistas y la violencia para las situaciones de fuerza
mente americana. Resulta paradójico que con el tema
dramática.
y la vida azarosa de los marginados se haya escrito, en
Norteamérica, la obra más señera de ‘su’ arte musical.
Su siguiente trabajo, conservando la vena alegre
e irónica, es The Old Maid and the Thies (El ladrón y la
Porgy and Bess es proletaria y grandiosa, melódi-
solterona, 1939). En un intento de cambiar su registro
ca y conmovedora, americana y negra. Las canciones,
expresivo, a través del tema de los problemas de la exis-
los blues y los corales procedentes del culto religioso,
tencia de Dios y de la fe, compone The Island God (El
dan forma y contenido a esta obra magnífica. A partir de
Dios de la isla, 1942). Resultado de un encargo de la Uni-
una gira internacional, de la realización de la película
versidad de Columbia, escribe The Médium (La médium,
con magníficos actores y cantantes, y de grabaciones dis-
1946), la cual fue acogida con entusiasmo por un público
cográficas a cargo de directores conocedores del estilo
que celebraba las novedades en complicidad con lo com-
Gershwin, Porgy and Bess ha logrado situarse, como una
prensible. Al año siguiente, para completar la duración
de las óperas más genuinas en el repertorio de este siglo
del espectáculo, Menotti compuso la ópera cómica The
torturado por las vanguardias obsoletas.
Telephone que, representada junto con The Médium -lo
Dos años después del estreno de Porgy and Bess,
52 El Búho
trágico y lo cómico en la misma función- alcanzaron el
insólito número de 211 representaciones en el Barrymore
alcanzó un éxito que sumó más de cien representaciones
Theater de Broadway, acontecimiento lírico-teatral que
consecutivas en el teatro de su estreno.
consagró definitivamente al autor.
El catálogo de Menotti se enriquece con las óperas
Aunque adolece de un evidente neo-verismo, The
Maria Golovin (1958), The Last Savage (El último salvaje,
Cónsul (El cónsul, 1950) se nutre dramáticamente de
1963), The Most Important Man (El hombre más impor-
seres angustiados que luchan contra un muro burocráti-
tante, 1971) y Juana la loca (1981).
co, hostil y persecutorio, para alcanzar la libertad. Con
Su producción, además de operística, alcanza un al-
esta obra, enfocada como un reto en diversos sentidos,
tísimo nivel artístico en obras instrumentales y sinfónicas
Menotti logra un avance y una mayor afirmación como
como el ballet Sebastián (1944), la suite sinfónica Apoca-
creador significativo y actual. La obra permanece en el
lypse (1951), un concierto para piano (1945) y uno para vio-
mismo teatro durante ocho meses; traducida a una doce-
lín y orquesta (1952), de audaz inventiva e intenso lirismo.
na de idiomas, se representa en más de
veinte países.
Amahl and the Night Visitors (Amahl
y los visitantes nocturnos, 1953), se ha
convertido en la ópera de cada Navidad,
especialmente en teatros universitarios
de Norteamérica y en teatros profesionales europeos.
Como The Cónsul o The Médium,
The Saint of Bleecker Street (La santa
de Bleecker street, 1954) tiene hondas
raíces en la realidad. El tema es arrancado a los conflictos y pasiones de una
colonia de inmigrantes italianos que
a través de sus luchas y supersticiones forman una crónica diaria de violenta contradicción entre la afirmación
de su origen y el deseo de asimilación en
el nuevo país. También esta ópera, por
la coherencia dramática musical y de
un fuerte y personal metodismo vocal,
Roberto Bañuelas
de nuestra portada 53
Manú de Ordoñana
D
erecho de autor y dominio público son dos
derechos contrapuestos
que a menudo colisionan:
• El autor, a percibir una recompensa por el esfuerzo realizado
para producir su obra, el tiempo utilizado, además del reconocimiento
moral que le otorga el público que la
disfruta.
• La sociedad, para acercar
el conocimiento al mayor número
posible de personas, fomentar el
nacimiento de nuevos creadores
y contribuir al desarrollo social de
Alfredo Cardona
los países.
Este conflicto de intereses se complica todavía más cuando aparecen los intermediarios entre el escritor y el lector, que
54 El Búho
acaparan la producción y la comercialización del objeto
Al principio, el Estado fue capaz de controlar esa
creado, lo que les arrastra a destinar enormes cantidades
competencia desleal, pero con el tiempo, las prácticas pi-
de recursos en promoción y publicidad, para recuperar
ratas terminaron por imponerse hasta que no tuvo más
con rapidez la inversión y retribuir a sus propietarios. La
remedio que ceder y cambiar la legislación. El estatuto
lógica del beneficio pervierte el objetivo del saber y se
de la Reina Ana en Inglaterra (1710) fue el primer intento
convierte en el verdadero meollo de la cuestión. Antes,
de legislar sobre derechos de autor, si bien su intención
las cosas no iban por ahí.
era proteger al editor más que al autor. A partir de ahí,
los países de Occidente siguieron su ejemplo y adoptaron
En la Edad Media, la mayoría de las creaciones literarias eran anónimas, no sólo por la falta de documentos
medidas más o menos estrictas para proteger la creación
literaria.
acreditativos, sino por el papel que se atribuía a los au-
Todos contentos… hasta que irrumpió la tecnología
tores, sometidos a la voluntad de las clases privilegiadas
digital. Primero fue la música la que sufrió la dentellada
que, como financiadores de la obra, preferían silenciar la
de la piratería con la reproducción de copias ilegales fuera
autoría, por ser información irrelevante. Lo mismo ocur-
de todo control, luego le llegó el turno al sector audio-
ría con la música, por la fidelidad del trovador a su señor
visual: películas y series televisivas se bajan de Internet
feudal y la mala imagen que tenían los juglares.
sin obstáculo. Y finalmente es el libro el que ha entrado
El Renacimiento alumbró una clase media que se
enriqueció con la industria y el comercio, surgiendo así
en ese tráfico clandestino, aunque no a los niveles que
nos quieren hacer creer los medios de comunicación.
un consumo de bienes culturales que antes no existía.
Pero las nuevas tecnologías no trajeron sólo la pi-
El mercado del libro adquirió volumen y la figura del autor
ratería, también impulsaron nuevas recetas de gestión
tomó relieve. Las imprentas empezaron a protegerse de la
empresarial que primero se aplicaron en la industria
competencia y la Iglesia -con la venia de la monarquía de
manufacturera, luego se extendieron a los servicios, y
turno- hizo todo lo posible para controlar la circulación
más tarde alcanzaron al mundo del libro. Así surgieron
de textos, propiciando la concentración de la producción
nuevos editores de ámbito multinacional, que ensayaron
editorial en torno al poder dominante.
con éxito nuevas formas de producción para adecuar las
Ese monopolio provocó la aparición de impresores
tiradas a la demanda y reducir la cadena de distribución
aforados que se atrevieron a burlar la censura estatal y
hasta el punto de llegar sin eslabones hasta el cliente fi-
sufrir la hostilidad de los gremios privilegiados. Ubicaron
nal. Eso les ha permitido reducir los precios, ajustar las
su actividad en la periferia -Escocia e Irlanda para el mer-
existencias y ofrecer un catálogo que difícilmente se en-
cado inglés; Holanda y Suiza para el francés- y, ampara-
cuentra en una librería.
dos por la lejanía, empezaron a publicar textos censurados y ediciones baratas de los bestsellers del momento.
Éste es el verdadero enemigo de la industria tradicional, no la piratería (que, al final, se limita al libro digi-
de nuestra portada 55
tal cuyas ventas en España son todavía reducidas), una
cercenando ese espacio casi olvidado en el que los ciu-
competencia a la que inútilmente se le ponen trabas, con
dadanos comparten el conocimiento de manera solidaria,
la débil excusa de proteger la producción nacional para
sin pagar royalties y que se llama dominio público. Pero
salvar unos puestos de trabajo que tarde o temprano
esto no es nuevo… siempre ha sido así. Ya a principios
terminarán por desparecer, en lugar de encarar el prob-
del siglo pasado, Baroja se lamentaba en sus memorias
lema y propiciar la modernización de aquellas empresas
de lo poco que ganaban los escritores y de lo bien que les
que tengan alguna viabilidad. Pero no, es más fácil echar
iba a los artistas, sobre todo a los pintores.
la culpa al mercado, al extranjero, o a la madre que lo
parió.
Es verdad que, en los últimos tiempos, algunas estrellas que iluminan el firmamento literario se han con-
Mientras tanto, el Gobierno Español titubea y no
vertido en figuras rutilantes de la vida pública, pero son
sabe cómo guardar la cara. Ahora que el Consejo de Min-
excepciones. Aunque sea legítimo aspirar a la riqueza, no
istros ha presentado al Congreso el anteproyecto de re-
concibo el imaginario de un poeta viciado con propósitos
forma de la ley de Propiedad Intelectual, las críticas a su
utilitaristas. El escritor comprometido con la mejora de la
contenido han arreciado de todos los agentes implicados.
condición humana ha de estar vacunado contra la codicia
Las entidades de gestión se quejan de que sus opiniones
y ordenar su vida en torno a unos ingresos que le propor-
no han sido escuchadas y que el Gobierno sólo aspira a
cionen un clima sosegado para ejercer su profesión, mas
poner un parche para frenar la amenaza estadunidense
no dejarse llevar por el dinero y la gloria. La literatura ha
de incluir a España en la llamada Lista 301, una relación
de seguir siendo el adalid de la libertad y luchar contra
de países acusados de permitir la piratería digital, aunque
el avance de un capitalismo contumaz que pretende in-
su lectura apunta a que el objetivo sigue siendo proteger
stalarse en el poder y dominar la sociedad. Malo sería
la industria nacional.
que llegara a contagiarse de esa dictadura del beneficio
Los partidarios del sistema garantista sostienen que,
para estimular la producción literaria, es preciso premiar
que pulula alrededor y perdiera su sagrada misión de defender la dignidad humana.
el esfuerzo creativo. Con ese argumento tan simple, han
La legislación que se aplica hoy en Occidente es una
convencido al poder político para legislar en su beneficio,
aliada del sistema, ya que se asienta en el principio de
protegidos como están por contratos leoninos en los que
preservar los intereses de la industria. Con el falso ar-
el autor les ha cedido para un largo periodo -si no para
gumento de defender los derechos de autor y combatir
siempre- la exclusividad en la explotación de su obra.
la piratería, los grandes sellos editoriales están adqui-
Ha sido la industria la que se ha apoderado de los
riendo a un coste muy bajo la propiedad de la cultura,
derechos de autor, a cambia de alguna migaja. Ella es la
en menoscabo de los contenidos que corresponden al
que hace el verdadero negocio, al amparo de una norma-
dominio público. Sería bueno que, al menos, el mundo
tiva que propicia el monopolio. Y al mismo tiempo, ha ido
intelectual se percatara de este hecho y dejara de tutelar
56 El Búho
la reforma de la ley que en este momento se discute en
“El libro, como libro, pertenece al autor, pero como pens-
el Congreso.
amiento, pertenece al género humano. Todas las inteli-
No hay que olvidar que el derecho de autor es
gencias tienen su derecho. Si uno de los dos derechos,
de carácter temporal y no de propiedad indefinida,
el derecho del escritor y el derecho del espíritu humano,
ya que su objeto es asegurar el sustento del escritor y,
tendría que ser sacrificado, ciertamente, el derecho del
una vez cumplida su función, prescribe, para convertirse
escritor sería el sacrificado, ya que el interés público
en patrimonio cultural de la Humanidad. En la mayoría
es nuestra preocupación única, y todos, yo declaro, tienen
de los países, la protección se alarga hasta setenta años
la prioridad antes que nosotros”.
después de la muerte del creador, plazo que muchos
consideran excesivo, habida cuenta de que su talento
no es un bien infuso. El artista ha recibido un legado
intelectual de sus antepasados que le ha servido para
producir su obra. Las creaciones del ser humano no
salen de la nada, incorporan, en mayor o menor medida,
piezas preexistentes. En ese sentido, el dominio público
impone unos límites a los derechos de autor. Éste no es
propietario exclusivo de su obra, sólo una parte; la otra
pertenece a la sociedad. Pero ¿en qué proporción? La
polémica está servida. La respuesta, en torno al baricentro del triángulo formado por los tres vértices:
• El autor, que precisa el derecho a explotar en exclusiva su obra durante un tiempo limitado, el necesario para vivir con holgura y seguir creando.
• El usuario, al que se le reconoce un derecho de
acceso al conocimiento a un precio razonable, si no
gratuito, para reforzar el patrimonio colectivo y fomentar así el arribo de nuevos creadores.
• El intermediario, para operar en un terreno en el
que se reconozca su labor como inversor que asume
riesgos, invierte dinero y percibe un rendimiento.
He aquí lo que dijo Víctor Hugo en su discurso de
apertura del Congreso Literario Internacional de 1878:
Ángel Boligán
de nuestra portada 57
confabulario
Jesús Yáñez Orozco
A
rrastra lento sus necias piernas adheridas
a una telaraña invisible. Mueve su cuerpo contrahecho, como si trajera encima
el peso de todo el dolor del mundo: no más de 40
kilogramos y 1.50 de estatura. Sostenida su irremediable masa de carne y huesos de un famélico bastón metálico plateado bañado de óxido.
Padece agudas secuelas de polio. Treintañero.
Es criatura de Dios.
Hace descender su cuerpo de plomo de la banqueta. Cruza con desesperada lentitud su pesada
humanidad al otro lado de la acera, dirigiéndose a
la camioneta del transporte colectivo donde me encuentro. Tarda casi 40 segundos en cruzar 10 metros.
“Regáleme un peso, mi hermano, no he comido”, suplica con acento costeño –que se acentúa
en su moreno rostro– al chofer de la unidad, una
Van blanca para 20 pasajeros, aquí en el laberíntico
paradero de Cuatro Caminos.
Gelsen Gas
58 El Búho
“¡No tengo!”, escupe el conductor con desprecio,
suposiciones y, sobre todo, miedos fundados e infun-
mientras en su marimba se encuentran desmayadas
dados de la sesión. Suelo hacer seis horas de trayec-
monedas de todas denominaciones. Las observé al
to, ida y vuelta, de la zona conurbada a la capital del
momento de subir.
país.
La escena, a metro y medio de distancia de donde
No pierdo el tiempo: siempre leo. O casi siempre.
me encuentro: exactamente a espalda del chofer, unos
A veces se me alborotan los demonios internos y ten-
20 centímetros nos dividen.
go que aplacarlos. Es mi pasión la literatura. Descu-
El inválido permanece un minuto al pie de la unidad, a la espera de que el conductor se conduela de él,
como quien espera el milagro ante un santo.
brí que cada que abro un libro es como hacer el amor.
Con la garantía de que en ellos no hay infidelidad.
Me entristece mirar cómo la gente ve pasar la vida
Indiferencia como respuesta humana inhumana.
en blanco durante los prolongados y mortales trayec-
Ni una sonrisa de regalo.
tos, asesinos del tiempo y del pensamiento.
Da media vuelta como si su cuerpo fuera una pesada esfera de metal.
Viste pantalón negro de gabardina, zapatos negros, playera del mismo color a su espalda una extraña leyenda que recuerda a un grupo de rock de finales
de los años 60:
Más cuando supe una descorazonadora estadística que escucho por la radio del vehículo donde vamos, al parecer la voz es de Fernanda Tapia:
Sólo dos por ciento de los 120 millones de habitantes tiene el hábito de la lectura en México.
En contraste, Japón: 91 por ciento.
The house of the rasin sun –la casa del sol na-
Pero también, reflexionó: un libro cuesta, en pro-
ciente– en letras bermejas. La correa de una desgas-
medio, entre 150 y 300 pesos. El salario mínimo es de
tada mochila oscura cruza su torso, como carrillera.
poco más de 65 pesos.
Dentro, en lugar de balas, lleva su cotidiana carga de
Alcanza sólo para comparar miseria.
desesperanza.
---------------
Su fantasmal figura se pierde lenta sobre el ne-
Hace seis años entré en depresión y me separé de mi
gro asfalto que hace más oscuro el sol de una tarde
familia. Fueron más de cinco años de vacaciones en
invernal.
el infierno que a nadie deseo. Lo que más me dolió
La unidad arranca. Ruge silencioso el motor. Como
fue la lejanía de mis hijos. Vivo con mi madre.
un suspiro mecánico. Vamos 15 pasajeros a bordo.
“Gracias a Dios que saliste del sarcófago”, co-
Entre ellos una pareja con un bebé de casi un año.
mentó un día ella, en referencia a que siempre estaba
Vengo de la ciudad donde tomo terapia sicoana-
en cama, fundidos en mi todos los anhelos frustrados
lítica cada 15 días. Pienso en los lapsus, obsesiones,
de la humanidad.
confabulario 59
Hasta que un día, cuando cumplí mil en el simbólico féretro, pensé:
“¡Ya basta de vivir paralizado por el dolor que
duele!”.
A partir de entonces comencé a superar eso que
llamo “locura light”.
Ella, mi hija, práctica un ejemplar deporte. Ultimate, se llama. Es una actividad atlética casi marginal. Es poco conocido. Porque rompe con los estereotipos de lo que significa la victoria.
Es una mezcla de futbol americano y basquetbol
que se juega al aire libre en una cancha de pasto.
Porque además, es la enfermedad más común. Y
Y digo ejemplar porque en este juego no hay ár-
de tan común se hace “normal”. Y no lo es tanto cuan-
bitro. Todas las jugadas polémicas se dirimen entre
do el pensamiento recurrentemente necio es quitarse
los mismos actores, hombres o mujeres, o en partidos
la vida. Reflexiono que la obesidad también es una
mixtos.
variante de la depresión.
Suicidio como un anestésico contra el dolor cotidiano de ser nada, pensamiento cotidiano cuando
uno no quiere saber de uno.
Durante ese tiempo, que no fue perdido como
dicen amistades y familiares, miré pasar mi vida cientos de veces, miles quizá, en mi pensamiento lleno de
oscuridad.
-----------Iba yo absorto en mis elucubraciones.
Es la antítesis del futbol soccer donde lo único
que importa es ganar. Cueste lo que cueste.
Si se permitiera, por lo que se mira en la cancha a
través del telexcremento, matar al rival, los jugadores
lo harían sin grima alguna.
El espíritu de Ulama de basa en algo que los seres
humanos hemos perdido: honestidad.
Se práctica con un frisbee o plato volador de plástico.
Los botines deportivos estaban prácticamente
destartalados. En fase terminal. Casi inservibles. Llevé
Recordaba a mi hija.
a curarlos a la reparadora de calzado. Cuarenta pesos
“Belleza”, suelo decirle, aunque siempre se rubo-
me cobraron por coser las suelas y hacer el milagro:
rizan sus mejillas de luna llena.
soñar con volverlos a usar con infantil ilusión.
En días pasado me había devuelto mis zapatos de
Iba ensimismado con los zapatos deportivos roji-
futbol soccer Reebok, de material sintético, que ha-
blancos en mis manos. A cada uno retiré el sarro ad-
bía comprado ocho años atrás para los partidos que
herido durante casi tres años. Me costó trabajo qui-
anualmente, todos los sábados santos, solemos jugar
tarle una masa viscosa, especie de chicle que, pese al
padres contra hijos en un equipo que 40 años atrás
tiempo, aún tenía un tenue olor a menta.
resultó campeón de futbol de la liga del barrio, en la
Utilicé la filosa hoja principal de una navaja suiza.
colonia Pensil: el famoso Cuautla.
Vino a mi memoria, un destello, cómo boleaba
Algo parecido al Atlético San Pancho de la película.
60 El Búho
mis zapatos de gruesa piel durante mi infancia y ado-
lescencia cuando practicaba futbol, dos y hasta tres
tella de ron cubano, Glorias de Cuba, se llama. Me re-
veces por semana.
cuerda mi estancia de tres meses en La Habana, casi
Siempre ha sido mi pasión jugarlo que no verlo,
mucho menos por la telemierda, Televisa, y sus adláteres balompédicos.
Siempre los lustraba con amorosa pasión. Era
30 años atrás, cuando recibí una beca del Instituto
Internacional de Periodismo José Martí.
Su sabor me remite a qué sabe La Isla, una curiosa mezcla: tabaco, caña de azúcar y mujer.
como besar a la novia. Aún en época de lluvias. No
En el mercado de Coyoacán adquirí dos kilos de
importaba que al primer puntapié al balón se man-
la fruta de temporada que más disfruto en invierno y
charan de lodo o tierra.
que ya está a punto de terminar: limón real. ¿Costo?:
-------------
25 pesos.
Había pasado al centro de la ciudad, entre el bullicio
Me devolvió a mi realidad percatarme que viajába-
de la gente, a comprar a la tienda la Europea una bo-
mos a unos 110 kilómetros por hora en un extremo de
Max Sanz
confabulario 61
los carriles de alta velocidad del Periférico. Suele ser
Insisto: no fue el caso.
una velocidad peligrosa con casi 15 pasajeros a bordo.
Volvimos a los carriles laterales. Comenzó el des-
Pero como iba de espalda nunca me percaté del
censo paulatino de usuarios. Su manejo se hizo más
riesgo que corríamos. Miraba fugaz de qué manera
brusco de lo que suele suceder con los conductores
los edificios danzaban, huían, a nuestro paso por los
que manejan unidades del transporte colectivo en el
laterales de la vía rápida.
Estado de México.
Cuando suele ser así, irse por los carriles centra-
Supuse, erróneamente, que era normal.
les, el conductor pregunta a los pasajeros si alguno
Siempre traen al pasaje como pollo descabezado.
baja antes de las Torres de Satélite.
No era así.
Quedábamos cuatro hombres a bordo. Al
extremo de mí, en el mismo asiento, iba un
hombre cuarentón, pegado a la puerta.
Algo extraño miró en el chofer de la unidad que llamó mi atención, sobre todo por su
tono de voz.
“¿Estás bien? ¿Necesitas un dulce? ¿Eres
diabético? ¿Se te bajó la presión?”, “¿tomaste tu medicamento?”, interrogó con alarmada
serenidad.
“Estoy bien”, balbuceó casi inaudible.
Más delante descendió la pareja con su bebé.
Los focos amarillos se encendieron en mi
pensamiento. Nunca sentí que hubiera zigzagueo alguno de la unidad que me hiciera sospechar alguna irregularidad.
Comencé a escuchar un leve quejido apagado del conductor, de mujer parturienta.
Cuando dejamos la lateral de Periférico y
nos incorporamos a una de las colonias del
municipio de Atizapán de Zaragoza había embotellamiento. Habían pasado unos 40 minu-
Carlos Reyes
62 El Búho
tos desde que dejamos el paradero del metro Cuatro
Caminos.
Mi vecino, que tenía de frente al conductor, insistió:
“¿Te sientes bien?”. “¿Te tomaste tu medicina?
Lo miré con más atención un par de segundos y
me percaté que se convulsionaba. Como si recibiera
una descarga de mil voltios.
“¡Yo manejo!”, exclame bajándome de la unidad,
Seguía la retahíla de preguntas.
mientras indicaba con ademanes a los conductores
Para entonces, y con la intención de calmar mis
de la serpiente ferrosa que teníamos un problema,
nervios e incertidumbre, extraje de mi mochila el li-
pero que enseguida arrancábamos. Quedábamos tres
bro de Ray Bradbury, Farenheit 451, que hacía 35 años
pasajeros.
había leído.
“Bajo en la siguiente”, ordenó el personaje que
iba a mi lado.
Caminamos unos 20 metros entre la lenta sierpe
metálica. Extrañamente al auto comenzó a apagársele
el motor cada vez que nos deteníamos.
Pensé en que la camioneta se había averiado o
que el chofer lo hacía así para ahorrar gasolina, pues
estaba a punto de terminársele.
Uno de ellos, Carlos –supe después que así se llamaba– me ayudó a mover al chofer, quien se mantenía
reacio a usar el asiento del copiloto, paralizado ante
el volante. Sus pies se atoraron en la palanca de velocidades cuando lo levantamos casi en vilo.
Ya para entonces su cetrino rostro, de rasgos indígenas, estaba perlado de sudor. En su boca había una
especie de flema amarillenta.
No era espuma.
Si uno supone generalmente yerra.
Estaba en la inconciencia total.
Cuando se percató de que el conductor no se ori-
Con una pátina de inseguridad tomé el volante.
llaba, el pasajero descendió, huyó, cuando hizo alto
Hacía cinco años que no manejaba, debido al con-
total, sobre el carril de alta velocidad, hasta el otro
sumo de la antidepresiva fluoxetina. Cuando se toma
extremo de la acera.
esa sustancia se recomienda no manejar. Pero hacía
Caminamos menos de 20 metros y cada alto el carro se apagaba una y otra vez. Mi semáforo mental encendió el último foco que quedaba apagado: el rojo.
Se puso más intenso el tono bermejo cuando el
chofer no arrancaba.
siete meses que la había dejado.
Me armé de valor. Encendí la unidad y a los pocos metros me volví a sentir como pez en el agua al
volante.
Comencé a hacer los cambios de velocidades
Después de unos segundos voltee a mirarlo. Ob-
como me había enseñado mi padre. Había sido taxista
serve al conductor pegado al volante. Mi primera im-
y luego chofer de camión foráneo de pasajeros, du-
presión fue que se le había trabado y que intentaba
rante 50 años: con suavidad, como quien acaricia a
destrabarlo.
una mujer.
confabulario 63
“¿Es usted chofer?”, interrogó Carlos, con cara de
En total fue una veintena de grupos que actuaron
sorpresa, mientras intentaba tranquilizar al convul-
durante dos días: 48 horas de pesado rock mexicano
sionado conductor.
pesado. Tinta Blanca, Peace and Love, Tequila, Three
“No. Soy reportero, desempleado”, respondí con
vergonzoso orgullo.
“No se le nota. Parece jipi de los años 60 o 70,
con su sombrero, tirantes, botas vaqueras y pantalón
de mezclilla. Lo digo porque tengo un tío que tiene
Souls in my mind (El Tri), Love Army, Dug-Dugs…
Han pasado más de 40 años de esa historia y aún,
grupos ultraconservadores, hacen escarnio de ese hecho en páginas de internet.
-------------
un look parecido que presume de haber estado en un
Carlos estaba familiarizado con ese tipo de cuadros
festival de rock en Avándaro”, comentó.
convulsivos. Comentaba, en el trayecto, que tenía un
-------------
compañero en la oficina del banco donde trabajaba
No le dije que yo también había estado ahí, junto con
que seguido le daba “el patatús”. Y que él solía auxi-
otros 250 mil jipiosos que en aquel entonces escanda-
liarlo en esos trances.
lizamos la moral de la sociedad mexicana, debido a la
manipulación de los medios informativos.
El conductor estaba fuera de sí. Como esos boxeadores que están noqueados de pie. O los toros de li-
En el colmo se publicaron fotos donde se decía
dia que se amorcillan –así se llama en términos tauri-
que la neblina matinal era la humareda de quema de
nos– muertos, sobre sus cuatro patas, adosados a las
grifa.
tablas, el burladero.
Se decía que había sido una orgía de sexo y dro-
Rojos los ojos, su piel parecía más oscura. Su
gas. Sí, hubo uno que otro desnudo de hombres y mu-
transpiración se hizo más copiosa. Parecía sufrir los
jeres que se bañaban en un riachuelo cercano.
efectos de un baño sauna.
La imagen más conocida fue la de la encuerada
Quisimos extraerle grueso suéter para evitar que
de Avándaro, aquella adolescente, que no se supo si
se fuera a deshidratar. Pero opuso resistencia. Quizá
era de Monterrey o Guadalajara, que se quedó sólo
en su inconsciente había la idea de que lo íbamos a
en bragas, sobre el toldo de un camión, a un lado
robar. A despojar de su unidad.
del escenario.
Exacto en ese momento yo miraba su figura extasiado a unos 30 metros de distancia, con unos prismáticos de esos que usan los espectadores en el teatro.
Comenzamos a reflexionar sobre en qué momento el conductor había entrado en crisis.
Y concluimos que desde que salimos del paradero
todos los pasajeros estuvimos en riesgo. Pudimos ha-
Mota sí hubo. Y a pasto. Incluso la vendían los
bernos volcado o chocado. Se justifica esta idea por la
mismos soldados, un puñado, que custodiaban orden.
urgencia del conductor de llegar a la otra base, y por
64 El Búho
eso ingresó a los carriles centrales de la vía rápida.
Quién sabe cuándo perdió la conciencia. Pero estuvimos en riesgo mayúsculo. Todos.
“Tiene instinto suicida”, coincidimos ambos.
Daba grima mirarlo convulsionándose. Duró así
casi 40 minutos.
Temí por su vida.
------------
Obvio: a nada respondía el conductor. No supo –o
Pero en mi inconsciente apareció prendido de un al-
no pudo– decirnos si tenía celular, qué medicina to-
filer el recuerdo de cuando yo también padecía ese
maba, dónde vivía, cómo se llamaba, cómo podíamos
instinto. Cuando inicié mi vida como reportero era co-
localizar a un familiar, cómo contactar a un compañe-
mún que llegara alcoholizado a mi casa paterna en las
ro de su ruta…
madrugadas, sin saber cómo lo lograba.
Sólo nos miraba con la mirada perdida, tizones
incandescentes, extraviada en la nada.
Era una forma de contener la ansiosa ansiedad
por ganar la nota. Remedio que se convierte en vicio y
Jesús Anaya
confabulario 65
que desemboca en alcoholismo y que, a su vez, lleva
a la muerte.
Esa costumbre se me quitó 10 años después, luego del nacimiento de mi hija. Algo hizo que me cayera
Sólo una vez me accidenté. Destrocé un Dodge
Dart 1977, azul eléctrico. Me quedé dormido unos 50
metros antes de un semáforo en rojo y me estampé
contra un pickup.
el veinte y dejé de tener ese instinto suicida.
Me consolé porque sólo me ponía en riesgo yo, y
no a los demás, como en este caso.
--------------Después de 20 minutos y unos 15 kilómetros
de camino se hizo el milagro: encontramos una
patrulla sobre la calle Hidalgo, a la altura de la
Fuente, así llamada popularmente, que nunca
ha tenido agua.
Como el claxon no servía hice ademanes y
silbé al patrullero. Puso cara de what? Descendió de la unidad y preguntó qué pasaba.
Expliqué.
Pidió que me orillara. Busqué un sitio con
sombra para que el conductor no estuviera más
expuesto al calor y siguiera deshidratándose.
“Ahorita pido auxilio”, dijo con la juvenil
calma veinteañera.
“Viene un paramédico”, añadió dos minutos después envuelto en la mortaja de su uniforme azul marino.
Durante los 15 minutos que tardó en llegar
el auxilio busqué en los compartimientos de la
unidad en busca de alguna identificación del
chofer, su celular o alguna medicina.
Se llamaba Noé Saúl Rodríguez, 62 años,
originario de Pachuca. Encontré un frasco blanco de plástico con medicamento, supe después,
para diabéticos.
Juan Román del Prado
66 El Búho
Íbamos en el arca mortuoria de Noé.
Al fin en la bruma de su pensamiento Noé comen-
Carlos, solidario, por la experiencia de tratar con
zó, lento, a volver en sí. Sacó su celular. Intentaron
personas que les da el “soponcio”, no se despegó del
localizar a algún familiar. Dieron con uno de sus her-
conductor.
manos que se encontraba a unos 100 kilómetros de
A tirones y jalones logramos pasarlo a la parte
posterior de la unidad. Quise recostarlo en un asiento.
“Es más conveniente acostarlo en el piso”, aclaró
Carlos. Así lo hizo. Le pasé una franela roja que encontré para colocársela bajo la cabeza.
Las convulsiones no paraban. Parecía que viajaba
en un carrito de la montaña rusa.
distancia, en Texcoco, otro municipio del Estado de
México.
Interrogó si tenía algún tipo de servicio médico
porque había que hospitalizarlo de urgencia.
Tras la negativa, informó que habría que canalizarlo a un nosocomio del sector Salud, el Herrejón, a
unos 20 kilómetros, sobre Periférico.
Llegó el paramédico, de unos 33 años de edad.
En la seminconsciencia, Noé miraba extrañado
Venía envuelto en su coraza de piel azul con negro y
dónde se encontraba, como boxeador noqueado so-
botas y casco a bordo de una moto Suzuki de mil 200
bre la lona.
centímetros cúbicos.
Comenzó a hacerle preguntas al enfermo. Tampo-
“¿Sabe dónde está?, volvió a preguntar el paramédico. Miró a su alrededor como niño desamparado en
co hubo respuesta. Seguía inconsciente. Tras evaluar-
medio de la muchedumbre.
lo, y hablar a su centro de operaciones, explicando
Negó con la cabeza.
qué sucedía, comenzó a aplicarle una sonda.
“Está en su unidad”, dijo Carlos.
Primero suero y luego otra solución para estabilizarlo. Colocó el catéter en el dorso de su mano
izquierda.
“¿Cómo se siente, don?”. “¿No se tomó la medicina, verdad?”. “¿Dónde vive?”, “¿trae celular ”?...
Seguía sin responder. Tenía una aguda descompensación diabética. Seguía abrazado a su
inconsciencia.
El paramédico pidió al policía que permanecía
con el grupo que retirara la llave de su moto.
“Es que le acaban de robar una a un compañero”,
justificó.
Volvió a negar. Seguía semiinconsciente.
“Ésta no es la mía”, balbuceó mientras hacía caminar su pesada mirada por el interior de la unidad.
Noé trató de quitarse la cinta adhesiva donde tenía la sonda.
“¡No se la quite, porque se va a lastimar!, exclamé
desde la puerta de la camioneta.
“No don, porque si no lo estabilizo se va a poner
peor ”, secundó el paramédico.
La expectación de los vecinos hacía parecer más
drama donde ya lo había. Una mujer, treintañera, piel
morena, casi se quería meter a ver qué sucedía.
confabulario 67
“Se le van a quemar los frijoles en su casa”, dije
con ironía. La fémina me barrió con la mirada y sólo
se hizo unos pasos atrás.
Carlos descendió y nos despedimos con un “hasta
luego”.
Cuando pagué mi pasaje el chofer de la unidad,
Cuando tomé conciencia que mi presencia de
nada servía, más que de estorbo, y que la vida del
chofer no corría peligro, decidí retirarme.
sin pregunta de por medio comentó:
“No pude evitar oír lo que decían. Ese chofer sabe
que no puede manejar. Todos sabemos que está en-
Carlos se sumó. Tomamos otra camioneta igual,
de la misma ruta.
fermo. Pero como la unidad es de él, nadie le marca
un límite. Ha trabajado en varias rutas. Lo han echado
Durante el trayecto, a nuestros respectivos des-
porque puso en riesgo al pasaje”.
tinos, que duró unos 15 minutos, comentábamos lo
Y remató:
sucedido de un extremo al otro de la camioneta que,
“Hasta que no provoque un accidente, mate o se
para no variar, venía repleta. Como lata de sardinas.
mate, va a quedar en paz”.
Los pasajeros parecían indiferentes pero ponían
Como suele suceder en estos casos, no se dimen-
oído a todo lo que decíamos. Más cuando me pregun-
siona el riesgo en que uno estuvo, sino unas horas
tó sobre mi oficio como reportero.
después.
Sentí coraje en contra de Noé y su
sarcófago con ruedas. Y reflexioné qué
hubiera pasado si nos accidentamos
con la pareja y su bebé a bordo.
Pasaron varios días, hasta que de
nuevo viajé a la Ciudad de México. Me
esperaba hora y media de trayecto,
mínimo, en la hora pico. A veces hacía
dos, cuando se cargaba el tráfico.
Iba absorto en mi lectura, Sufrían
por la Luz, de Tahar Ben Jelloum. Cerré
el libro porque volvía a sentir la brusquedad en el manejo que se me hizo
familiar.
Entré en pánico cuando voltee a
mirar al conductor…
Carlos Bazán
68 El Búho
Ulises Velázquez Gil
A la vera de tus ojos, se traza un suspiro,
arena de otras estancias;
entre las manos que se derraman de tiempo,
se presiente otro mar
donde la víspera dibuja una esperanza
denodada por un núbil deseo:
siéntate a mi lado.
Miro la lluvia y refrendo mi deseo
de estrechar tus manos;
me miras sin secreto
en el vértigo de la primera sonrisa,
preocupación adamantina
de ojos soñadores.
“Eres más bonita en persona…”;
tus ojos, escondidos entre labios,
suerte de canto no aprendido
que mi pálida mano espera estrechar:
placer distante de corazones encontrados.
Intermitencia de otros lares
sin pasado presente,
ampárame hasta las últimas consecuencias
y siéntate a mi lado.
Ernesto Carreón
confabulario 69
Yurazzy
Prosa 1
E
n el viento la iluminación, esta vez me hace regresar a la faltante descripción de los desobedientes
diálogos. He impreso doscientos ejemplares de esa
búsqueda. Conmigo han cruzado las páginas los lagos taciturnos, han caminado los pájaros toda calle a la luz del
plenilunio, han gritado los veranos exclamando que llegue
el verso al poema, que todas las aguas bellas se desborden
al margen de cada camino que he de andar.
Esta vez, ya he de ver cuando las luces de la montaña
me guiñen el ojo y tienen sexo descontrolado para apartarse
de mi destino. Ya he de aceptar que el diluvio viene desde los
adentros de esta tierra que con gracia gusto de palmotear en
la cocina cuando el café hierve en todo enojo y la amargura
en trozos se guisa para mí y para todos nosotros.
Prosa 2
Rebuscando las sombras me apropio del gran mensaje: -me
he perdido en cuerpo-. Me oprimo el pasado con mis tres
Francisco Del Castillo Lozano
70 El Búho
manos y me detengo para chuparme las heridas. Hasta el
Prosa 4
fondo, uno de los favoritos sonidos de este otoño, el grito
La emoción congelada y yo pensando en que he de su-
de una mariposa asesinada.
birme aún en su barco y hemos de comenzar ancladas en
El inmenso frío del día intentando vez tras vez enamorarme la hedionda primavera aunque no habiten flores ni
ningún rocío diurno.
El desfile de tal música de cámara me acapara el mie-
otras playas, de otros mares, de otros océanos que nunca
se han visitado.
Maldije la presencia de la azúcar en su té de tila, una
estupidez bordada para un viejo plan de cosmogonía.
do, el todo principio de mi invento transgresor, el mejor
Me regalaba yo, millón de esperanzas, todas de color
rostro de mi soledad cuando desaparece en el clímax de
pastel, de un sonido de vals, de aroma a maderas, de piel
este baile que odio por ser baile y que amo por odiarlo.
de pétalo de rosa. Renunciaba tan floja a toda dirección
que sabía ya, me llevaría a la magia fresca de sacar los pies
Prosa 3
para sentir las tierras del universo y decir “bienvenida rea-
Invadida de ella. La noche.
lidad” sin apagarme jamás la sonrisa célibe de la cara por
Invadida de humos, pronunciando las palabras prohibidas
ninguna razón y de ninguna manera. Fue por eso que me
para todo pensamiento de encanto. Le vi. Tiraba de una
descoloqué los brazos de sus pesadas melodías y me man-
cuerda que salía de la boca una luna desconocida, una
tuve echada en el ahogo de otra simple cabellera castaña.
que no le rezaba a los campos ni al cristal donde sembró
las semillas de una alegría rematada.
Prosa 5
Lo supe, había sido condenada a matar todo indicio
Una imagen incoherente le disparó sin angustia todas las
de estrabismo en todos los pechos amanecidos con otros
fantasías de adolescente. Un recuerdo tan frágil y fue con-
pechos, encontrados, deslumbrados para un alucine de
denado a desatarse de todo bien y de todo mal.
desierto.
No existían los finales ni ningún principio, a la vista de
Las ráfagas de despertares mojaban la entrepierna fal-
todo espectador todo asesinato era bello, un completo de-
sa y extraviada después de ser llevada sobre los labios de
signio traído de la providencia, ilustrado sólo para los cie-
la gloria.
gos que habitan hoy el mundo, fantasmas y mujeres con
Tras sueños y gordas lecturas, iniciaba por hacerse
una señal en el ombligo con el usado significado de una
el colorete deslavado y agujas metidas en los amoratados
cuerpos extraídos de una maniaca fantasía.
flor encimándose en otra flor y de una estrella subiéndose
Los paisajes, repletos de parapetos clandestinos.
al lomo de otra estrella. Siempre se dibujó lo mismo desde
Otros, calientes, en llamas, desbravecidos, sólo la aparien-
que me miró libremente mirarle.
cia de infernales, pero sé que ningún sujeto en aparecida
arma cargada atravesó su propia maldición callejera.
confabulario 71
Roberto Bravo
M
., decidió hacer con su vida algo que lo explicase
a él, a los demás y al todo. Pensó que había una
esencia única que se repetía en sí como persona,
después en los demás como grupo, y luego en el todo como
universo. Esa esencia aunque irreductible, otros, antes que él,
la habían intentado encontrar y cuando
creyeron tenerla, le dieron un nombre
y clasificaron sus posibles variantes. M.
se dio a la tarea de conocer todas estas
modalidades que la esencia había adoptado en el tiempo. Lo hizo con celo desde su juventud, y sus logros le valieron
un reconocimiento precoz y autoridad
en el tema. Situado en esa plataforma y
sin concederle una comprensión total al
asunto, continuó en su búsqueda hasta
dar con el origen de esa nada simple que
siendo vacío, era origen a su vez de sí
mismo, los demás, y el universo: “Soy en
Margarita Cardeña
72 El Búho
mi trabajo lo que soy, desde lo que es que es
to como corresponde a una persona de buenos
en mi, y con los fenómenos que acaecen en lo
modales, y aceptó un distintivo que pusieron
creado”. Cuando exponía sus ideas al respec-
en la solapa de su saco. Le pidieron también
to, provocaba burlas y chistes de sus alumnos,
que expusiera su teoría, y lo hizo haciéndoles
los jóvenes tienden a rechazar lo que les atrae
los guiños de simpatía de alguien poco acos-
de esa manera. No obstante, cada vez tuvo
tumbrado a condecoraciones y honores, sino
más adeptos hasta que, aunque con reservas,
con la timidez de quien se pasa el día frente
su teoría terminó siendo aceptada, digamos
a sesudas teorías, y se divierte caminando por
generalizando, por todos; aunque los envidio-
las tardes para pensar en lo que ha estado le-
sos y egoístas del éxito ajeno murmuraron de-
yendo, y en sus conclusiones. M. era lo que al-
savenencias como sucede en estos casos. Cada
gunos llaman un ratón de biblioteca, aunque
vez eran más los inteligentes quienes acudían
otros lo comparaban al sacristán de un iglesia,
a escucharlo, no tanto para seguir auscultan-
siempre apurado por mantenerla en orden. Los
do en su descubrimiento, eso estaba hecho y
actores que le festejaron, que se distinguían
no admitía a ningún interesado que no fuera
porque usaban el vestuario con el que salían
quien lo había develado, sino para percatarse
al escenario aún estando fuera de él, después
cómo pensaba. Por supuesto que les interesa-
de escucharlo, le pidieron que modificara cier-
ba conocer cómo había tirado del telón sobre
tas partes de su discurso con las que no esta-
su asunto, pero sobre todo, acudían a sus pláti-
ban de acuerdo. M., se mostró desconcertado,
cas para aprehender a pensar. M. se dio cuenta
lo que los actores tomaron como negativa, e
de eso, y aprovechó para hablar de otros tópi-
inmediatamente pidieron a otro que dijera lo
cos que también le atraían y juzgaba no habían
que M. no quiso decir. Los comediantes al pa-
sido estudiados apropiadamente. Sin querer, en
recer traían un guión hecho para aquella fiesta,
estas pláticas, abrió caminos que sus alumnos
y como el parlamento de M. no coincidía con el
más inteligentes convirtieron en motivo de sus
de ellos, lo sustituyeron como actor. Aún más
estudios para el resto de sus vidas y con ello
desconcertado, más bien conmocionado, M.
emprendieron sus respectivas andanzas.
dio las gracias y se retiró del evento. Después,
Esa vez, M. fue invitado por los actores de
tomó distancia del suceso y fue a la casa, que la
una compañía de teatro a una fiesta que le di-
leyenda dice que él mismo hizo en el bosque, a
jeron era en su honor. Sucedió en aquella fiesta
practicar lo que siempre le gustó hacer, pensar
en su honor que dijo palabras de agradecimien-
y escribir el producto de sus disquisiciones. Una
confabulario 73
vez que pasó todo aquello y estuvo lejos del in-
Aunque en público no se pronunció sobre
fausto momento que duró la fiesta para él, M.
el particular, muchos de los que le envidiaban,
aceptó que su presencia en ella había sido un
entre ellos, algunos de sus alumnos, y otros
error. Encontró, en una de las secciones de su
que sin conocerlo, igual que sus discípulos,
obra que ese tipo de caídas en la vida de una
torcieron la base de su pensamiento teórico,
persona estaba contemplada en su teoría.
para reprocharle llamándolo estúpido, acusándolo de comulgar con aquellos actores de pacotilla, que aunque se sabía
que eran malditos, todavía no habían
perpetrado el final de su representación.
Hoy, la compañía que organiza
las fiestas está formada por sus detractores. De sus alumnos, una mujer salió en su defensa, uno más,
después, mostró arrepentimiento y
se retractó de sus ataques. Los otros,
conocidos y desconocidos para él,
forzando la verdad siguen encasillando en el mismo lugar su persona y su trabajo. No hablan del significado de su obra, sólo de su yerro,
y narran para desacreditarlo, una y
otra vez su corta asistencia a la fiesta
de la compañía de los malditos.
[...]—Señor –exclamó, y todos los chacales
aullaron; lejanamente, remotamente, me
pareció una melodía–. Señor, tú
debes poner fin a esta lucha, que divide el
mundo en dos bandos.
[…]—Puede ser, puede ser –dije–, no
quiero juzgar asuntos que están tan lejos
de mi competencia; parece una enemistad
muy antigua; debe estar en la sangre; tal
vez sólo termine con la sangre.
F. Kafka… La condena
Luis Argudín
74 El Búho
Ulises Paniagua
De pieles y misterios
8 de noviembre, tierra firme
L
a mulata con la que dormí anoche tuvo un sueño extraño, inquietante: imaginó que entre su piel y su carne habitaba una energía, una especie de aura espiritual que
impedía al interior del cuerpo contaminarse con la vulgaridad del
mundo exterior, pero que servía de enlace para comprenderlo y contactarlo.
¿Qué media entre la cáscara y un
fruto, entre el estirar una mano y rozar
un jazmín?, me pregunto, influenciado por la mulata ¿Qué es ese umbral
que impide que las aguas de dos o más
mundos se encuentren, para intercambiar sus olas?
Comprobé la imposibilidad de llegar
al centro de las cosas; a la esencia, por
ejemplo, de un buen soneto; o a la perfección de un paradigma armónico ejecutado por un hábil trovador.
Carmen Parra
confabulario 75
El hombre ya debería haber comprendido la ne-
mo. Con la luz de esa energía no se puede iluminar
cedad de perseguir sombras, de afanarse en la bús-
fuera del ser ni dentro del mismo. La luz se origina
queda de espejismos. Nos es imposible conseguir
y se conserva sólo en el intercambio, en el puente;
el corazón de lo que existe. Nos está negado, eso
como una araña se mantiene viva gracias a los reco-
es todo. Por ello a esta mujer sólo le es revelado en
rridos que, de manera perpetua, realiza de un lado
una forma onírica, como un simple atisbo, un aso-
a otro de su tela.
Sin embargo, en un arrebato de rebeldía
mística, un cuestionamiento me viene a la
mente: ¿y si fuera posible, por sólo unos momentos, dejar la telaraña y escalar una pared,
un tronco? ¿Qué sucedería con la luz contenida entre nuestra piel y nuestra ánima? ¿Se
marcharía; permanecería en su sitio?...
Como acontece de manera regular, esta
bitácora presenta más dudas que respuestas. Y en evidencia, las situaciones que planteo no deben convertirse en una obsesión,
a riesgo de perder la cordura uno de estos
días. Los sueños nunca deben destaparse.
Se pueden interpretar, sospechar, narrar.
Mas no se debe intentar una expedición a
sus abismos. El costo de ello podría resultar
demasiado alto.
Levar anclas
9 de noviembre.
Al fin dejamos tierra firme. Nos desprendemos de disertaciones, angustias, alegrías,
borracheras: diversión fácil y frágil. Retornamos al misterio al que siempre hemos pertenecido, el océano.
Hugo Navarro
76 El Búho
En tierra firme, mientras levamos anclas, se van
vertirse en un animal de carne y hueso. Las Furias,
quedando las pieles abandonadas de aquellos que
por supuesto, intentaron alertar a Júpiter. Pero éste,
fuimos en un pretérito cercano.
primitivo y rústico, no dejaba de roncar de manera
A navegar de nuevo. A la caza de una nueva vida.
estruendosa. Nuestro personaje, por su parte, subió
a una pequeña barcaza y remó durante siete meses,
El Estrecho de los espejos
sin detenerse a dormir, comer o descansar -se tra-
Mares remotos; dos meses después.
taba sólo de un ente imaginado- para alejarse de la
En el Estrecho que cruzamos vigilantes, atascados
venganza que la deidad pudiera ejercer en cuanto
en un tráfago de embarcaciones (que igual que no-
despertara. Una vez que llegó al punto donde los
sotros buscan franquearse paso de un hemisferio a
dos hemisferios de la Tierra se interceptan; ideó
otro), los espejos lo envuelven todo.
construir este pasadizo de reflejos que, si se mira
Se cuenta entre los navegantes que dicha mura-
a la distancia, parece apenas una simple continua-
lla de azogue, donde los barcos se multiplican por
ción del oleaje. Alguien, asegura Fado, le comentó
centenas -y que hace al capitán más experimenta-
una vez al hierofante que de nada valía esconderse;
do reconsiderar el rumbo cada trescientas varas- es
que una vez que Júpiter abriera los ojos de nuevo,
producto del trabajo paciente de un hierofante reti-
para emprender una nueva jornada, ni siquiera este
rado. Según el chismorreo de las sirenas pérfidas;
muro de imágenes cristalinas podría garantizarle la
el solitario sacerdote construyó el muro de espejos
vida. El anacoreta se limitó a asentir, mansamente,
para protegerse de un Dios soñante. Según dicta el
reconociendo la sabiduría del comentario; pero de-
rumor, el propio Zeus le dio vida al mago a través de
jando entrever que esa posibilidad ya le había ron-
una angustia nocturna; un sueño inquietante lleno
dado la mente muchas veces, tan innúmeras como
de espantosas Furias. El hierofante, usando conju-
los barcos que se multiplicaban a nuestro silencioso
ros y sacrificios de carneros barbudos fungía, en el
paso por el Estrecho.
episodio onírico, como un escudo protector del dios
ante seres tan terribles.
La leyenda, por supuesto, resulta fantasiosa y
poco confiable en principio; pero la posibilidad de
Pero algo salió mal, hubo una ruptura entre el
que aquel viejo nos esté mirando por la ligera hen-
mundo posible y la dimensión alterna; y cual si se
didura de cualquier espejo, esperanzado en ocul-
quebrara una esfera de cristal delicado, el mundo
tarse hasta el día de su muerte natural, no deja de
real quedó tan cercano al sacerdote, que éste no
ser tan inquietante como la posibilidad de que el
pudo evitar la tentación de salir a probar fortuna. El
propio Júpiter, en el segundo menos pensado, deje
hombre saltó; cruzó el umbral del sueño para con-
de soñar al hechicero.
confabulario 77
La fronda de los Narcisos
marse. Por supuesto, no pude resistir el impulso. En
Selvas del Caribe; víspera de Semana Santa.
el reflejo que devolvía la corriente cristalina, surgió
Estas tierras han sembrado en mí la congoja. Ape-
de pronto un fenómeno curioso: no pude reconocer
nas descendimos para tomar posesión de la ribera
mi rostro. Podía distinguir mi sombra, el aura oscura
a nombre de sus Altezas, fuimos atacados por una
y medio colorida que me devolvía el espejo del agua,
horda de indios que se desprendían de las ramas
pero las facciones y mi expresión eran imprecisas.
retorcidas de los árboles, o emergían desde el fon-
Me asaltó el pánico. Comencé a manotear sobre
do de pequeños pozos encubiertos por discretas
la superficie. Ante mis golpeteos sobre el arroyo, mi
hojarascas.
imagen se decodificaba, se multiplicaba en una infi-
Por lo imprevisto del asalto, mis hombres hu-
nidad de figuras atemorizantes que eran yo y no lo
yeron en desbandada, cubriendo de manera inútil
eran al mismo tiempo. Por un momento comprendí
sus cuerpos de las copiosas flechas que les atrave-
que es así como nos sucede a diario; que no so-
saron, inmisericordes, pulmones y corazón. Uno a
mos sino las sombras múltiples de un mismo ser
uno miré caer a los expedicionarios, entre gritos de
que pretende agradar a los demás o controlarlos:
triunfo de los salvajes caribes.
unas veces verdugo; otras, monje. Yo no era un Al-
En un acto instintivo, presintiendo mi muerte;
mirante; sino muchos Almirantes que conformaban
decidí arrojarme desde lo alto de una peña sin saber
la imagen etérea de uno solo, a quien me era impo-
qué me reservaba el fondo; pues pensé que menos
sible acceder.
dolorosa resultaba la caída que una larga agonía
Me senté al pie de la fronda, exhausto pero
entre los dientes de aquellos antropófagos. Corrí
desesperado. Los hombres que me regresaron a la
con suerte. Al final del salto, las aguas de un lago
embarcación, dijeron que yo no dejaba de gimo-
silencioso y solitario me acogieron. Durante segun-
tear, de ocultarme de la mirada imaginaria de mis
dos que parecieron eternos, me sumergí en la oscu-
muchas sombras. La tripulación llegó a pensar que
ridad; para salir, por gracia del empuje de las aguas,
había perdido la razón. Afortunadamente, el reme-
tragando bocanadas desesperadas de aire; hasta
dio misterioso y profano de un hechicero judío que
mantenerme a flote y nadar hasta la orilla.
llevábamos a bordo; en el que pude reconocer, mo-
Allí, en un claro solitario, ajena a la vecindad
lidos con un mortero rústico, la presencia del opio,
de cualquier otro árbol de la selva, reposaba una
el sabor del trébol y la frescura del eucalipto miope,
fronda enorme, cercana a los novecientos codos de
permitieron que la crisis se detuviera en una tercia
diámetro. A sus pies descansaba un manso arroyo,
de horas. De esta manera yo -quiero decir mis múl-
cristalino y transparente, al que se antojaba aso-
tiples yo- continuaron surcando un océano -o debo
78 El Búho
decir muchos océanos- de una realidad inmensa y
un año de viaje, sucedió un encuentro inesperado:
desconcertante. Aunque a estas alturas, ya no me
justo con la puntualidad del mediodía, un trozo de
ocupo de pensar en eso.
mundo por demás extraño apareció ante nosotros;
una isla de marcada firmeza, que bien podría con-
Historia de caballerías
“Escribo, por tanto, acerca de lo que ni vi, ni comprobé,
ni supe por otros y, es más, acerca de lo que
no existe en absoluto ni tiene fundamento para existir.”
Luciano de Samosata
fundirse con la boca de algún continente.
Reconocimos, sobre una loma retorcida, el porte y desafío de un caballero que destacaba por los
fulgores del sol en su armadura. Montaba un poderoso corcel, al que dosificaba el coraje median-
Las sorpresas que nos brindan los puertos son in-
te sutiles llamamientos de brida. Se trataba -según
finitas. Hoy, día veintitrés de abril; poco después de
apuntó un viejo que hace funciones de cartógrafo
Alonso
confabulario 79
en nuestro barco-, del mismísimo Amadís de Gaula,
en vigilar una hilera de casas que descansaban en el
de quien tanto se rumoraba en libros y folletines de
valle; un pequeño villorrio de tejos remendados, de
Occidente.
paredes humedecidas por los contenidos de bacín
Por un momento nos incomodamos ante la presencia del personaje; pero poco a poco, conforme
que los habitantes acostumbraban arrojar por las
estrechas ventanas.
arrimábamos el esqueleto de la embarcación a la
En el pueblo, mientras la fragata rozaba los
peña; nos dimos cuenta de que el Amadís no parecía
abrojos secos e indiscretos de un terraplén; emer-
notarnos siquiera. Por el contrario, se concentraba
gió de entre lo oscuro de las casuchas un desfile
de personajes que no nos llevó mucho tiempo reconocer. Bajo el dintel de una sencilla biblioteca, -que
disimulaba una fachada barroca- el
malévolo encantador de Arcalús presumía el libro más reciente de la saga
caballeresca. Mientras tanto, Urganda
la Desconocida, hechicera y protectora
de Amadís y su familia, cuyas profecías
afectan las acciones de los demás; disfrutaba, a mitad de una plaza desierta,
danzar sobre una pira de leña húmeda.
Por Oriente, apostados como fortalezas incólumes, dos rudos gigantes dormitaban en espera de un desafío. Hacia
el Sur, justo hacia donde se presume
el fin del globo terráqueo; una curiosa
cámara que sube y baja mediante un
mecanismo semejante a una viga lagar,
causaba el asombro de Tirante el blanco y Palmerín de Oliva. En el Norte de
la villa, melancólico y lleno de angustia, Tristán cantaba, acompañado por
José Juárez
80 El Búho
un laúd plañidero, la terrible pérdida de su amada
los repentinos vuelos de parvadas de pericos sal-
Isolda, y los inmensos trabajos que le esperaban al
vajes. Aparte de dichos detalles, una calma tediosa
intentar recuperarla.
dominaba el sitio.
Nuestro navío pasó de largo. En un adormeci-
Sin embargo, como es sabido por los marinos
miento casi onírico, como si una escena del Teatro
experimentados, las apariencias engañan. Nuestra
de los sueños desfilara ante nuestros ojos, vimos
sorpresa fue mayor una vez que Bo-lum, un indio
desaparecer al Amadís y su villorrio, entre la confu-
sociable que capturamos tras una segunda batalla
sión de una niebla espesa…
en la fronda de los Narcisos, nos reveló que estos
Pensé entonces en un frágil caballero, de flaco
territorios gozan de una fama, bien merecida, de
rocín y adarga antigua, contemplando la escena bajo
impredecibles. Las montañas que delimitan el hori-
la mirada de un Alonso Quijano lleno de asombro.
zonte, según cuenta el joven en un castellano atro-
Seguramente un poco más allá, en los umbrales de
pellado e impreciso, mantienen sus cimas níveas
la creatividad y en la ineludible presencia de una
y relucientes, entre el verdor y la humedad de las
mazmorra triste y salitrosa, el manco de Lepanto
tierras, gracias a un macabro secreto. No debe uno
se daba a la tarea de crear mundos posibles;
confundirse, según cuenta el indígena: la materia
justo a la sombra de una presencia, quién sabe si
que domina la cima de las montañas, que cualquier
funesta o benevolente, quién sabe si de Cide Hame-
extranjero juraría es hielo; funda su existencia en
te Benengeli o de alguna existencia aún más miste-
el apilamiento espantoso de osarios humanos. El
riosa que las anteriores, que no dejaba de escribirlo,
motivo: una raza de Grifos, que acostumbran raptar
mientras llenaba con la tinta de su apremio y con-
nativos para triturarlos a sus anchas, con poderosas
centración, cientos y cientos y cientos de páginas
zarpas de más de tres cuartas de longitud.
inmortales.
Aun cuando los pobladores escapan a los ataques de los Grifos; deben protegerse de los relam-
Extraños grifos pueblan los campos
pagueantes y sanguinarios asaltos de los caníbales
Puerto Deseo, primer día de mayo del año
de islas vecinas, sedientos de episodios de guerra y
en curso
sacrificios humanos.
Levamos anclas, sin sobresaltos. En este lugar no
Según Bo-lum; esta tierra perece ante la violen-
encontramos cosa que despertara interés o exigiera
cia engendrada, de manera sigilosa, en el precario
entendimiento. Quizás llamara la atención un par
transcurrir de su Historia. Yo, por mi parte, no dejo
de columnillas de humo escapando inocentes desde
de paralizarme ante la posibilidad de ser arrebatado
las chozas, entre decenas de árboles y palmeras; o
de cubierta, en un ataque furtivo, por una de esas
confabulario 81
criaturas que asolan caseríos y campos. Aunque (tal
de un pueblo ignorante y poderoso sobre una urbe
vez) guardo en el fondo el deseo de ser llevado por
humanista. Nunca se había exhibido tanta brutali-
las garras de un Grifo justiciero, quien a través de su
dad e ignorancia en una rabieta bélica; de eso doy
vuelo breve pueda conducirme, durante un instan-
testimonio.
te, al acercamiento de una independencia absoluta,
Impresionados, decidimos emprender un viaje
implícita en el planear el cielo. Es una idea suicida,
por nuestra cuenta y riesgo. Dimos inicio a la visita
absurda; pero cercana a la libertad.
de las otras cinco maravillas, sólo para comprobar
que aún seguían allí, que se trataba de realidades
La Séptima Maravilla del mundo
físicas y no de quimeras insulsas. Fue así como ce-
A estribor, entre la niebla de un día gélido, el nuevo
dimos ante el embeleso de las Pirámides de Gizeh
gaviero descubrió un hecho horrendo: una de las
en Egipto; admiramos la belleza y proporción del
Siete Maravillas del Mundo Antiguo había desapare-
Templo de Diana en Éfeso y la Estatua del Júpiter
cido. Fue un golpe terrible, pues apenas tres sema-
Olímpico en la Grecia Antigua. Fuimos testigos de la
nas antes habíamos navegado, justo a las plantas
macabra fascinación que el Mausoleo del Halicar-
del Coloso de Rodas, atemorizados ante la posibi-
naso ejerce sobre los extranjeros; y del esplendor
lidad de que la gigantesca estatua despertara de su
sin límites de unos Jardines Colgantes de Babilonia
letargo, para contemplarnos con la compasión con
suspendidos en el Tiempo.
que los dioses miran a los perros.
Una vez que nos cercioramos, más serenos, de
El sentimiento de desolación aquella mañana
que el resto de las maravillas permanecía en pie;
en Rodas fue grande; pero hoy el desconcierto abrió
volvimos el velamen, para retornar al baldío donde
paso a la alarma cuando, después de múltiples vis-
alguna vez se asentara la ciudad de Alejandría. En
tazos, tuvimos que aceptar que el Faro de Alejandría
un acto simbólico y amoroso, asentamos sobre las
no estaba en su puesto; y que la niebla que cubría su
cenizas un libro grueso y pesado; un tratado excel-
vista no era otra cosa que un humo espeso provo-
so de Aristóteles sobre Ética y Arte, in memoriam
cado por el incendio de la Gran Biblioteca. Imagina-
de lo perdido. Después, aún con los ojos llorosos y
mos, indignados, el derrumbe de la torre de mármol
la ira reprimida, partimos de la Mar Pretérita en la
albo, de más de ciento diez yardas, destrozándose
que nos internamos al perder la ruta de nuestro as-
piedra a piedra contra el suelo rocoso, ante la mi-
trolabio; y de esta manera, dejando atrás la bruma,
rada impotente de Tolomeo Filadelfo. Imaginamos
regresamos a los mares cotidianos de los hombres,
la crueldad de las teas y el crepitar del fuego sobre
para continuar la travesía.
los pergaminos llenos de conocimiento; el ataque
82 El Búho
Centenario de Julio Cortázar
(1914-2014)
El También es el centenario de Julio Cortázar un escritor singular, acaso único. En sus obras, cuentos fantásticos, traducciones memorables, están las pruebas de su genio. Políticamente
fue leal a su época y no dejó de lado la importancia de la
Revolución Cubana o de la lucha del pueblo de Vietnam. Le
gustaba el jazz, Buenos Aires y París. Pero sobre todo estaba enamorado de las fantasías literarias como hacer casas
aterradoras y vomitar conejos, mirar fijamente a un ajolote
para terminar siendo ese extraño ser. A manera de homenaje,
nuestra revista toma dos de sus textos memorables partiendo
de una frase hecha: el mejor reconocimiento a un autor es la
lectura. Estamos seguros que la lectura o relectura de estos dos
relatos de Cortázar, atraerá nuevos lectores o permitirá que los
pasados se reencuentren con un escritor realmente talentoso
e imaginativo.
Felicidades, querido Julio, El Búho te saluda.
(Archivo coleccionable)
Julio Cortázar
casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para
enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros
mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese
Cuentos
demasiado tarde.
Casa tomada
N
os gustaba la casa porque aparte de espaciosa y
antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a
la más ventajosa liquidación de sus materiales)
guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo
paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo
que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana,
levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba
a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la
cocina. Almorzábamos a mediodía, siempre puntuales; ya
no quedaba nada por hacer fuera de unos pocos platos
sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa
profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegamos a creer que era ella la que
no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin
mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que
llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta
años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y
silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra
José Juárez
para la memoria histórica Irene era una chica nacida para no molestar a nadie.
vechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y
Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día
preguntar vanamente si había novedades en literatura fran-
tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía
cesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontra-
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa
do en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene
y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto
no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el
qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un
invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A
libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede
veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento
repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de
porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canas-
la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes,
tilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder
lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería;
su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro
no tuve valor de preguntarle a Irene qué pensaba hacer con
a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía
ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses
con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo apro-
llegaba la plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero
Francisco Del Castillo Lozano
II El Búho
a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una
ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasi-
destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole
llo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la
las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo
vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo
y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban cons-
en el comedor o la biblioteca. El sonido venía impreciso y
tantemente los ovillos. Era hermoso.
sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un
ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El
tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que
comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dor-
traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra
mitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que
la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de
mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su
golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta
maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delante-
de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más
ra donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios
seguridad.
y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el
pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y
la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba
por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a
los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente
el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de
vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
—Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la
parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos
cansados.
por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá
—¿Estás seguro?
empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar
Asentí.
a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por
—Entonces —dijo recogiendo las agujas— tendremos
un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño.
que vivir en este lado.
Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó
era muy grande; si no, daba la impresión de un departa-
un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un cha-
mento de los que se edifican ahora, apenas para moverse;
leco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi
nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos
hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en
habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que
los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso
queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo,
lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada
estaban todos en la biblioteca. Irene extrañaba unas carpe-
tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo
tas, un par de pantuflas que tanto la abrigaban en invierno.
en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las
Yo sentía mi pipa de enebro y creo que Irene pensó en una
carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero,
botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia
vuela y se suspende en el aire, un momento después se
(pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos
deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
—No está aquí.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple
y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su
dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido
al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se sim-
para la memoria histórica III
plificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve
canciones de cuna. En una cocina hay demasiado ruido de
y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos
loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy
de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la
pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tor-
cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos
nábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se
bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo,
ponía callada y a media luz, hasta pisábamos más despacio
Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos ale-
para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche,
gramos porque siempre resulta molesto tener, que abando-
cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba
nar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora
en seguida.)
nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las
fuentes de comida fiambre.
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo
noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene
para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros,
que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde
pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colec-
la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina;
ción de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el
tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del
tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas,
pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi
casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más
brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir
cómodo. A veces Irene decía:
palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando
—Fíjate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un
dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un
claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en
la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba
el codo casi al lado nuestro.
cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la
de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empe-
hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos
zábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
hacia atrás. Los ruidos se oían más fuertes pero siempre
sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba
nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua
—Han tomado esta parte —dijo Irene. El tejido le col-
o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la gar-
gaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se
ganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes
perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado
sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros
del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se
escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar,
—¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? —le pregunté
inútilmente.
toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del
—No, nada.
velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día
pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
eran, los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once
de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico.
de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo
La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la
que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de
cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada,
alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré
nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba
la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo
IV El Búho
se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y
con el alma entera de la casa y su habitante lejana. Y yo no
con la casa tomada.
puedo acercar los dedos a un libro, ceñir apenas el cono
de luz de una lámpara, destapar la caja de música, sin que
un sentimiento de ultraje y desafío me pase por los ojos
Carta a una señorita en París
como un bando de gorriones.
Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón
Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de
solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como
la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien por-
siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo
que me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya
me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elabo-
hasta en las más finas mallas del aire, ésas que en su casa
ramos un simple y satisfactorio plan de mutua conveniencia
preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne
hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y
con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de
me lance a mí a alguna otra casa donde quizá... Pero no le
Rará. Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que
escribo por eso, esta carta se la envío a causa de los cone-
vive bellamente lo ha dispuesto todo como una
reiteración visible de su alma, aquí los libros
(de un lado en español, del otro en francés e
inglés), allí los almohadones verdes, en este
preciso sitio de la mesita el cenicero de cristal
que parece el corte de una pompa de jabón,
y siempre un perfume, un sonido, un crecer
de plantas, una fotografía del amigo muerto,
ritual de bandejas con té y tenacillas de azúcar... Ah, querida Andrée, qué difícil oponerse,
aun aceptándolo con entera sumisión del
propio ser, al orden minucioso que una mujer
instaura en su liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de metal y ponerla al otro
extremo de la mesa, ponerla allí simplemente
porque uno ha traído sus diccionarios ingleses y es de este lado, al alcance de la mano,
donde habrán de estar. Mover esa tacita vale
por un horrible rojo inesperado en medio de
una modulación de Ozenfant, como si de golpe
las cuerdas de todos los contrabajos se rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso chicotazo en el instante más callado de
una sinfonía de Mozart. Mover esa tacita altera
el juego de relaciones de toda la casa, de cada
objeto con otro, de cada momento de su alma
Margarita Cardeña
para la memoria histórica jitos, me parece justo enterarla; y porque me gusta escribir
pero naturalmente uno no va a ponerse a explicarle a la
cartas, y tal vez porque llueve.
gente que de cuando en cuando vomita un conejito. Como
Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la tarde, entre
siempre me ha sucedido estando a solas, guardaba el hecho
niebla y hastío. He cerrado tantas maletas en mi vida, me
igual que se guardan tantas constancias de lo que acaece
he pasado tantas horas haciendo equipajes que no llevaban
(o hace uno acaecer) en la privada total. No me lo reproche,
a ninguna parte, que el jueves fue un día lleno de sombras
Andrée, no me lo reproche. De cuando en cuando me ocurre
y correas, porque cuando yo veo las correas de las valijas
vomitar un conejito.
es como si viera sombras, elementos de un látigo que me
No es razón para no vivir en cualquier casa, no es
azota indirectamente, de la manera más sutil y más horri-
razón para que uno tenga que avergonzarse y estar aislado
ble. Pero hice las maletas, avisé a su mucama que vendría
y andar callándose.
a instalarme, y subí en el ascensor. Justo entre el primero
Cuando siento que voy a vomitar un conejito, me
y segundo piso sentí que iba a vomitar un conejito. Nunca
pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y
se lo había explicado antes, no crea que por deslealtad,
espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como
Max Sanz
VI El Búho
una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico,
todo ese trébol y la señora de Molina. Hubiera sido prefe-
transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la
rible matar en seguida al conejito y... Ah, tendría usted que
boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito
vomitar tan sólo uno, tomarlo con dos dedos y ponérselo
blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y
en la mano abierta, adherido aún a usted por el acto mismo,
perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejito
por el aura inefable de su proximidad apenas rota. Un mes
de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me lo
distancia tanto; un mes es tamaño, largos pelos, saltos, ojos
pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una
salvajes, diferencia absoluta. Andrée, un mes es un conejo,
caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber
hace de veras a un conejo; pero el minuto inicial, cuando
nacido y bulle y pega el hocico contra mi piel, moviéndolo
el copo tibio y bullente encubre una presencia inajenable...
con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico
Como un poema en los primeros minutos, el fruto de una
de un conejo contra la piel de una mano. Busca de comer
noche de Idumea: tan de uno que uno mismo... y después
y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de
tan no uno, tan aislado y distante en su llano mundo blanco
las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran
tamaño carta.
maceta donde crece el trébol que a propósito he sembrado.
Me decidí, con todo, a matar al conejito apenas nacie-
El conejito alza del todo sus orejas, envuelve un trébol
ra. Yo viviría cuatro meses en su casa: cuatro —quizá, con
tierno con un veloz molinete del hocico, y yo sé que puedo
suerte, tres— cucharadas de alcohol en el hocico. (¿Sabe
dejarlo e irme, continuar por un tiempo una vida no distinta
usted que la misericordia permite matar instantáneamente
a la de tantos que compran sus conejos en las granjas.
a un conejito dándole a beber una cucharada de alcohol?
Entre el primero y el segundo piso, Andrée, como un
Su carne sabe luego mejor, dicen, aunque yo... Tres o cuatro
anuncio de lo que sería mi vida en su casa, supe que iba a
cucharadas de alcohol, luego el cuarto de baño o un paque-
vomitar un conejito. En seguida tuve miedo (¿o era extrañe-
te sumándose a los desechos.)
za? No, miedo de la misma extrañeza, acaso) porque antes
Al cruzar el tercer piso el conejito se movía en mi
de dejar mi casa, sólo dos días antes, había vomitado un
mano abierta. Sara esperaba arriba, para ayudarme a entrar
conejito y estaba seguro por un mes, por cinco semanas,
las valijas... ¿Cómo explicarle que un capricho, una tienda
tal vez seis con un poco de suerte. Mire usted, yo tenía per-
de animales? Envolví el conejito en mi pañuelo, lo puse en
fectamente resuelto el problema de los conejitos. Sembraba
el bolsillo del sobretodo dejando el sobretodo suelto para
trébol en el balcón de mi otra casa, vomitaba un conejito, lo
no oprimirlo. Apenas se movía. Su menuda conciencia debía
ponía en el trébol y al cabo de un mes, cuando sospechaba
estarle revelando hechos importantes: que la vida es un
que de un momento a otro... entonces regalaba el conejo
movimiento hacia arriba con un click final, y que es también
ya crecido a la señora de Molina, que creía en un hobby
un cielo bajo, blanco, envolvente y oliendo a lavanda, en el
y se callaba. Ya en otra maceta venía creciendo un trébol
fondo de un pozo tibio.
tierno y propicio, yo aguardaba sin preocupación la maña-
Sara no vio nada, la fascinaba demasiado el arduo
na en que la cosquilla de una pelusa subiendo me cerraba
problema de ajustar su sentido del orden a mi valija mis
la garganta, y el nuevo conejito repetía desde esa hora la
papeles y mi displicencia ante sus elaboradas explicaciones
vida y las costumbres del anterior. Las costumbres, Andrée,
donde abunda la expresión “por ejemplo”. Apenas pude me
son formas concretas del ritmo, son la cuota de ritmo que
encerré en el baño; matarlo ahora. Una fina zona de calor
nos ayuda a vivir. No era tan terrible vomitar conejitos una
rodeaba el pañuelo, el conejito era blanquísimo y creo que
vez que se había entrado en el ciclo invariable, en el méto-
más lindo que los otros. No me miraba, solamente bullía y
do. Usted querrá saber por qué todo ese trabajo, por qué
estaba contento, lo que era el más horrible modo de mirar-
para la memoria histórica VII
me. Lo encerré en el botiquín vacío y me volví para desem-
hace en la alfombra efímeras puntillas que ellos alteran,
pacar, desorientado pero no infeliz, no culpable, no jabo-
remueven, acaban en un momento. Comen bien, callados y
nándome las manos para quitarles una última convulsión.
correctos, hasta ese instante nada tengo que decir, los miro
Comprendía que no podía matarlo. Pero esa misma
solamente desde el sofá, con un libro inútil en la mano —yo
noche vomité un conejito negro. Y dos días después uno
que quería leerme todos sus Giraudoux, Andrée, y la histo-
blanco. Y a la cuarta noche un conejito gris.
ria argentina de López que tiene usted en el anaquel más
bajo—; y se comen el trébol.
Usted ha de amar el bello armario de su dormitorio,
Son diez. Casi todos blancos. Alzan la tibia cabeza
con la gran puerta que se abre generosa, las tablas vacías
hacia las lámparas del salón, los tres soles inmóviles de su
a la espera de mi ropa. Ahora los tengo ahí. Ahí dentro.
día, ellos que aman la luz porque su noche no tiene luna ni
Verdad que parece imposible; ni Sara lo creería. Porque Sara
estrellas ni faroles. Miran su triple sol y están contentos.
nada sospecha, y el que no sospeche nada procede de mi
Así es que saltan por la alfombra, a las sillas, diez manchas
horrible tarea, una tarea que se lleva mis días y mis noches
livianas se trasladan como una moviente constelación de
en un solo golpe de rastrillo y me va calcinando por dentro
una parte a otra, mientras yo quisiera verlos quietos, ver-
y endureciendo como esa estrella de mar que ha puesto
los a mis pies y quietos —un poco el sueño de todo dios,
usted sobre la bañera y que a cada baño parece llenarle a
Andrée, el sueño nunca cumplido de los dioses—, no así
uno el cuerpo de sal y azotes de sol y grandes rumores de
insinuándose detrás del retrato de Miguel de Unamuno, en
la profundidad.
torno al jarrón verde claro, por la negra cavidad del escri-
De día duermen. Hay diez. De día duermen. Con la
torio, siempre menos de diez, siempre seis u ocho y yo pre-
puerta cerrada, el armario es una noche diurna solamente
guntándome dónde andarán los dos que faltan, y si Sara se
para ellos, allí duermen su noche con sosegada obediencia.
levantara por cualquier cosa, y la presidencia de Rivadavia
Me llevo las llaves del dormitorio al partir a mi empleo. Sara
que yo quería leer en la historia de López.
debe creer que desconfío de su honradez y me mira dubita-
No sé cómo resisto, Andrée. Usted recuerda que vine a
tiva, se le ve todas las mañanas que está por decirme algo,
descansar a su casa. No es culpa mía si de cuando en cuan-
pero al final se calla y yo estoy tan contento. (Cuando arre-
do vomito un conejito, si esta mudanza me alteró también
gla el dormitorio, de nueve a diez, hago ruido en el salón,
por dentro —no es nominalismo, no es magia, solamente
pongo un disco de Benny Carter que ocupa toda la atmós-
que las cosas no se pueden variar así de pronto, a veces
fera, y como Sara es también amiga de saetas y pasodobles,
las cosas viran brutalmente y cuando usted esperaba la
el armario parece silencioso y acaso lo esté, porque para los
bofetada a la derecha—. Así, Andrée, o de otro modo, pero
conejitos transcurre ya la noche y el descanso.)
siempre así.
Su día principia a esa hora que sigue a la cena, cuan-
Le escribo de noche. Son las tres de la tarde, pero le
do Sara se lleva la bandeja con un menudo tintinear de
escribo en la noche de ellos. De día duermen. ¡Qué alivio
tenacillas de azúcar, me desea buenas noches —si, me las
esta oficina cubierta de gritos, órdenes, máquinas Royal,
desea, Andrée, lo más amargo es que me desea las buenas
vicepresidentes y mimeógrafos! ¡Qué alivio, qué paz, qué
noches— y se encierra en su cuarto y de pronto estoy yo
horror, Andrée! Ahora me llaman por teléfono, son los ami-
solo, solo con el armario condenado, solo con mi deber y
gos que se inquietan por mis noches recoletas, es Luis que
mi tristeza.
me invita a caminar o Jorge que me guarda un concierto.
Los dejo salir, lanzarse ágiles al asalto del salón, olien-
Casi no me atrevo a decirles que no, invento prolongadas
do vivaces el trébol que ocultaban mis bolsillos y ahora
e ineficaces historias de mala salud, de traducciones atra-
VIII El Búho
sadas, de evasión. Y cuando regreso y subo en el ascensor
Andrée, querida Andrée, mi consuelo es que son diez
—ese tramo, entre el primero y segundo piso— me formulo
y ya no más. Hace quince días contuve en la palma de la
noche a noche irremediablemente la yana esperanza de que
mano un último conejito, después nada, solamente los diez
no sea verdad.
conmigo, su diurna noche y creciendo, ya feos y naciéndo-
Hago lo que puedo para que no destrocen sus cosas.
les el pelo largo, ya adolescentes y llenos de urgencias y
Han roído un poco los libros del anaquel más bajo, usted
caprichos, saltando sobre el busto de Antinoo (¿es Antinoo,
los encontrará disimulados para que Sara no se dé cuenta.
verdad, ese muchacho que mira ciegamente?) o perdiéndo-
¿Quería usted mucho su lámpara con el vientre de porcelana
se en el living donde sus movimientos crean ruidos reso-
lleno de mariposas y caballeros antiguos? El trizado apenas
nantes, tanto que de allí debo echarlos por miedo a que los
se advierte, toda la noche trabajé con un cemento especial
oiga Sara y se me aparezca horripilada, tal vez en camisón
que me vendieron en una casa inglesa —usted sabe que las
—porque Sara ha de ser así, con camisón— y entonces...
casas inglesas tienen los mejores cementos— y ahora me
Solamente diez, piense usted esa pequeña alegría que tengo
quedo al lado para que ninguno la alcance otra
vez con las patas (es casi hermoso ver cómo les
gusta pararse, nostalgia de lo humano distante,
quizá imitación de su dios ambulando y mirándolos hosco; además usted habrá advertido —en su
infancia, quizá— que se puede dejar a un conejito
en penitencia contra la pared, parado, las patitas
apoyadas y muy quieto horas y horas).
A las cinco de la mañana (he dormido un
poco, tirado en el sofá verde y despertándome a
cada carrera afelpada, a cada tintineo) los pongo
en el armario y hago la limpieza. Por eso Sara
encuentra todo bien aunque a veces le he visto
algún asombro contenido, un quedarse mirando
un objeto, una leve decoloración de la alfombra,
y de nuevo el deseo de preguntarme algo, pero
yo silbando las variaciones sinfónicas de Franck,
de manera que nones. Para qué contarle, Andrée,
las minucias desventuradas de ese amanecer sordo
y vegetal, en que camino entredormido levantando
cabos de trébol, hojas sueltas, pelusas blancas
dándome contra los muebles, loco de sueño, y mi
Gide que se atrasa, Troyat que no he traducido, y
mis respuestas a una señora lejana que estará preguntándose ya si… para qué seguir todo esto, para
qué seguir esta carta que escribo entre teléfonos y
entrevistas.
Max Sanz
para la memoria histórica IX
en medio de todo, la creciente calma con que franqueo de
la entregara alguna clara mañana de París. Anoche di vuel-
vuelta los rígidos cielos del primero y el segundo piso.
ta a los libros del segundo estante; alcanzaban ya a ellos,
parándose o saltando, royeron los lomos para afilarse los
Interrumpí esta carta porque debía asistir a una tarea
dientes —no por hambre tienen todo el trébol que les com-
de comisiones. La continúo aquí en su casa, Andrée, bajo
pro y almaceno en los cajones del escritorio. Rompieron las
una sorda grisalla de amanecer. ¿Es de veras el día siguien-
cortinas, las telas de los sillones, el borde del autorretrato
te, Andrée? Un trozo en blanco de la página será para usted
de Augusto Torres, llenaron de pelos la alfombra y también
el intervalo, apenas el puente que une mi letra de ayer a mi
gritaron, estuvieron en círculo bajo la luz de la lámpara, en
letra de hoy. Decirle que en ese intervalo todo se ha roto,
círculo y como adorándome, y de pronto gritaban, gritaban
donde mira usted el puente fácil oigo yo quebrarse la cintu-
como yo no creo que griten los conejos.
ra furiosa del agua, para mí este lado del papel, este lado de
He querido en vano sacar los pelos que estropean la
mi carta no continúa la calma con que venía yo escribiéndo-
alfombra, alisar el borde de la tela roída, encerrarlos de
le cuando la dejé para asistir a una tarea de comisiones. En
nuevo en el armario. El día sube, tal vez Sara se levante
su cúbica noche sin tristeza duermen once conejitos; acaso
pronto. Es casi extraño que no me importe Sara. Es casi
ahora mismo, pero no, no ahora. —En el ascensor, luego,
extraño que no me importe verlos brincar en busca de
o al entrar; ya no importa dónde, si el cuándo es ahora, si
juguetes. No tuve tanta culpa, usted verá cuando llegue
puede ser en cualquier ahora de los que me quedan.
que muchos de los destrozos están bien reparados con el
cemento que compré en una casa inglesa, yo hice lo que
Basta ya, he escrito esto porque me importa probarle
pude para evitarle un enojo... En cuanto a mí, del diez
que no fui tan culpable en el destrozo insalvable de su casa.
al once hay como un hueco insuperable. Usted ve: diez
Dejaré esta carta esperándola, sería sórdido que el correo se
estaba bien, con un armario, trébol y esperanza, cuántas
cosas pueden construirse. No ya con once,
porque decir once es seguramente doce,
Andrée, doce que será trece. Entonces está
el amanecer y una fría soledad en la que
caben la alegría, los recuerdos, usted y
acaso tantos más. Está este balcón sobre
Suipacha lleno de alba, los primeros sonidos de la ciudad. No creo que les sea difícil
juntar once conejitos salpicados sobre
los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos,
atareados con el otro cuerpo que conviene
llevarse pronto, antes de que pasen los
primeros colegiales.
*Tomados de: Julio Cortázar. Bestiario. Editorial
Sudamericana. Buenos Aires, Argentina. Octava
edición, 1968. 165 Pp.
El Búho
Jaime Goded
Ileana Garma
E
I
ntonces tomé el tren sin despedirme de
papá. Llegué al lugar donde impartiría clases
a las niñas de primaria. Recuerdo al hombre
que hablaba con tanta paciencia y que me ayudó a
subirme a la yegua. Me explicó cómo llegaría a casa
del Comisario, pues tenía que presentarme con él, antes que nada.
Un día tomé un tren para alejarme de todo. El
Comisario vivía en un rancho en medio de la selva.
Los senderos estaban inundados de tábanos. Pensé
que papá estaría leyendo la nota que le había dejado
y que no creería que había partido para dar clases.
Pensé en la tristeza de papá. A la pobre yegua la asaltaban los tábanos. Siempre había querido tener esos
trazos de verde, de cielo perfecto.
El Comisario no creía que yo estuviera decidido a
quedarme en la selva. El Comisario era padre de cinco
varones y tres mujeres. Sus cinco hijos un día habían
tomado el tren. Las facciones del Comisario parecían
haberse derretido sobre su rostro. La más pequeña de
Leonel Maciel
confabulario 83
sus hijas iba a la escuela. El Comisario no creía que yo
Mamá no sabía que los caminos de la selva son oscuros,
estuviera decidido a dar clases, pero me sirvió un plato
que los insectos se pegan a la ropa, se mezclan con el
de frijoles, y me llevó al lugar asignado para la escuela.
sudor; que la escuela estaba bajando una pequeña co-
Ahí esperamos a los otros padres de familia, que me
lina; en un claro. El sol la aplastaba y la empequeñecía
conocerían esa tarde y me ayudarían a limpiar el lugar.
Un día abrí los ojos en un pequeño claro. Si papá
Mamá no sabía que me encontraba en la selva.
estuviera acá, me dije, se acostumbraría en un instante
Imaginaba a papá diciéndole que su hijo vago había de-
al calor, lo olvidaría todo. Junto a la escuela se encon-
cidido vivir en la calle. Imaginaba a mamá buscándome
traba la casa que yo ocuparía. La casa y la escuela eran
en las plazas y en los parques, como a un vagabundo.
dos construcciones idénticas, dos diminutas piezas
Luis Garzón
84 El Búho
llenas de ventanas y luz, y árboles de zaramullo alre-
ba con sus tareas. Pensaba en la tristeza de papá al
dedor de un pozo. No tenía nada más que pedir, pues
encontrar mi nota. Un día descubrí una guitarra en el
iría a comer al rancho del Comisario. Y aquel señor que
rancho y comencé a enseñarle a Juanita a tocar aquel
hablaba con tanta paciencia, me prestaría a la yegua
instrumento.
para que pudiera trasladarme por el pueblo, cuando
fuera necesario.
Por la tarde Juanita regresaba conmigo a la escuela.
El Comisario jamás imaginó que fuera a quedarme a
Un día desperté y tenía una yegua. La yegua era un
dar clases a las niñas de aquella ranchería. Juanita can-
animal oscuro con un triángulo blanco en la espalda.
taba frente a mí y yo la acompañaba con la guitarra.
Un día abrí los ojos y todo estaba inundado de sol. La
Juanita se sentaba sobre mi pierna, sus pies permane-
luz es como el agua. Escuché entonces el rumor de un
cían flotando en el calor. Yo manipulaba sus manos y
chapoteo, eran los pavos del Comisario que arrastra-
ella aprendía con rapidez.
ban sus alas en la cancha de la escuela, y al hacerlo,
Su espalda permanecía pegada a mi pecho. No
parecía en verdad que alguien chapoteaba. Nunca pude
podía dormir recordando el olor de esa larga cabellera
entender aquel efecto. Y la yegua oscura me esperaba
intacta.
debajo de un árbol. Un día tomé un tren para llegar a
la selva.
Una noche tomé al caballo para alejarme de la escuela. Empezaba a tener miedo de quedarme en aquel
Cuatro niñas bajaban a la escuela. Cuatro niñas
lugar. Pensaba en la histeria de mamá depositada en
que me parecieron desnutridas y tontas, pero una de
los parques, en las plazas. Pensaba en las vecinas con-
esas niñas era Juanita. Juanita era hija del Comisario.
solándola con idioteces. Pensaba en la furia de papá
Juanita alumbraba el aula con sus ojos negros, con sus
destruyendo mi nota. Pero esa noche las estrellas tam-
puntiagudos hombros, con sus agudos omóplatos que
poco supieron guiarme. Regresé a la escuela, a aquella
parecían abrirse como alas.
habitación atravesada por la claridad de la luna. Cerré
Un día desperté detrás de una niña de nueve años.
Esa niña iba delante de mí en su caballo. Yo cabalgaba
una a una las posibilidades de perder. Aseguré cada
ventana.
lentamente, hipnotizado por el vaivén de aquella es-
Por la tarde Juanita y yo estábamos practicando.
palda brillante, y Juanita cantaba en esa lengua de los
Sus piernas abiertas descansaban sobre mi pierna. Se
indios, parecía invocar a un demonio en contra mía. Re-
balanceaba, se acomodaba, reía cantando en su mara-
cuerdo al hombre que me explicó con paciencia cómo
villosa lengua incomprensible. Mis manos jugaron con
llegar a casa del Comisario.
sus rodillas y ella me suplicaba que no, pues la llenaba
Todas las tardes Juanita me llevaba a casa de su
padre, para tomar ahí la comida, y después yo la ayuda-
de cosquillas y ella no podía dejar de reír. Le pedí que
fuera por un lapicero a mi habitación.
confabulario 85
Una tarde yo y una bruja infanta estábamos encerra-
con lentitud sus abundantes alimentos, se iban forman-
dos en un diminuto espacio, con las ventanas selladas.
do gorritos, chaquetas, medias, guantes o bolsos. Sus
Mamá seguro deseaba que regresara con ella. Juanita
clientas iban a visitarla y le regalaban dulces, siempre
y yo nos sentamos en la hamaca. Sus piernas abiertas.
dulces. Como si yo los necesitara, como si yo quisiera
Mis manos manipulaban las de ella. Juanita cantaba.
tener alguna plática, como si fuera útil estar siempre
Yo le dije, no dejes de cantar Juanita. Mi mano acarició
con el vestido planchado, las zapatillas lustradas y el
el interior de sus piernas. No dejes de cantar Juanita.
cabello bien peinado. Ellas no saben nada, y además se
Mi mano acarició el vértice de sus piernas. No dejes
atreven a preguntar.
de cantar Juanita. Y mis dedos rompieron el vértice. Le
Llegaban las visitas de lunes a viernes, y bien sabía
tapé la boca. Pensé en la furia de papá negando que
que sin esas visitas no podría vivir, pues gracias a esto
yo estuviera en la selva dando clases. Tiré la guitarra
la casa se seguía manteniendo con la misma cantidad
y senté a Juanita sobre mí. La niña pataleó, se estreme-
de lujos que en otra época, con la misma criadita y los
ció y sangró, derramándose en mí. Estaba seguro de
dulces ingleses, los chocolates importados, los quesos
que mamá no se había resignado
de Holanda, las cortinas de seda, la porcelana, la plata,
Una tarde tomé el tren sin despedirme de los po-
todo como antes, cuando los niños entraban y salían
bladores de aquella ranchería en la selva. Recuerdo a
de casa, así iban y venían ahora mujeres embarazadas,
Juanita llorando en el centro de la diminuta habitación.
próximas abuelas, vecinas o extrañas, personas que
Tuve que amarrarla a una pata de la mesa para que no
habían escuchado de maravillosos tejidos.
corriera con su padre. Recuerdo los insectos adheridos
La muchacha de limpieza llegaba desde temprano
a mi sudor. El dulce y pesado aroma de Juanita estará
y se encargaba también de las comidas. No era una co-
siempre en mis sueños.
cinera experta, más bien había dominado el papel del
perro que conoce a su amo y sabe qué trucos debe hacer
para agradarle, aunque de la anciana no obtenía más
II
que un gracias, puedes irte.
La calle estaba desierta ese mediodía lluvioso y una
La señora se encontraba la mayor parte del día en la
delgada claridad se arrastraba sobre las residencias. La
sala, sobre uno de los sillones forrados en piel oscura;
señora se acercó a la ventana, en uno de los sillones
era como si juntos, ella y el mueble, decidieran lo que
descansaba el estambre blanco y las agujas. No debería
iba a tejerse; el color de las flores, la clase de pájaros, y
estar tan mal el tiempo, qué injusto.
todo el mundo que podía dibujarse, con reglas que sólo
Ella tejía de lunes a viernes, todo el día, incluso du-
ella y su sillón parecían establecer, hasta que tocaban la
rante las comidas, entre bocado y bocado, masticando
puerta y alguna vecina colocaba su risa en medio de las
86 El Búho
nubes púrpuras que estaban naciendo, con sólo un par
y rojo; un detalle que había visto en una revista de moda,
de agujas y poco de hilo.
en la hija de una princesa. El trabajo ya estaba listo y
El diluvio no cesaba, de vez en vez un automóvil
esperando a la dueña en una bolsa de regalo donde una
pasaba a toda velocidad, como si más allá, muy lejos,
mamá cargaba a una niña desnuda, con una flor ama-
hubiera otro mundo, uno mucho más cálido, seco, sin
rrada en la cabeza. También caía un aguacero, pero la
huesos de estambre. Miro el reloj, miro los retratos, ahí
vecina siempre era puntual, su esposo se encargaba de
estaban los niños, solos, pequeños, nunca sonreían,
llevarla hasta ahí o cualquiera de sus hijos. Miró el chu-
pero luego ya con sus parejas, parecían dichosos. Y Ro-
basco hasta que le empezaron a arder los labios y sintió
berto, enojado como siempre. ¿Qué le he hecho yo a
como si las manos se le hincharan. Su vecina era vieja y
esos niños? Un trueno hizo vibrar la ventana. La llu-
acababa de tener otra nieta, siempre estaba cargada de
via blanqueaba la calle y oscurecía al
viento. La vieja sintió frío pero apenas
se movió. Vio la chambrita blanca que
había comenzado y ahora dormía sobre el sofá como un gato perezoso. Ella
no tocaría eso, ya no podía tejer más.
La chambrita era para una de
sus vecinas, la que más le compraba,
la que más hablaba de hijos y nietos.
Como si fuera una vieja gallina que
quisiera seguir empollando por miedo
al cocinero. No tiene derecho a venir
a hablar de sus chiquillos, del cabello
rubio de sus nietos, es una estúpida.
A los hombres les gustan las mujeres
estúpidas. Afuera la lluvia ablandaba la
calle. Es injusto.
Había estado a punto de vengarse.
Su vecina acababa de ser abuela de
nuevo, una niñita más, y quería un
camisón blanco, con un cuello alto
Jaime Goded
confabulario 87
las anécdotas de sus niños, de lo traviesos que eran. Su
timbre? Había sido ocurrencia de los niños y ellos ya no
vecina era vieja y sus hijos se reunían con ella, la iban
estaban ahí. ¿Qué les había hecho? Al final no dejó que
a visitar, y además era tan amable que en cada reunión
su vecina entrara. La hizo esperar y fue al baño a tirar
le regalaba unos pastelitos de fresa que hacía con la co-
su trabajo. Abrió la puerta a medias y dijo que tenía que
cinera. A ella jamás se le hubiera ocurrido hacer pasteli-
seguir tejiendo. La vecina le entregó los acostumbrados
tos de fresa con su sirvienta, la muchacha estaba bien
pastelitos de fresa. No parecía molesta, era feliz.
como fregona, pero en la cocina apenas y se defendía.
Un perro cruzó la calle y desapareció. Todos se van
Aquel día la chica de servicio había picado habanero
debajo de la lluvia. El temporal estaba hecho de rostros
para acompañar la comida, así que ella fue hasta la co-
que ya no podían recordarse, de muebles viejos que
cina por uno de aquellos trozos de chile y lo restregó en
había que volver a tapizar y de cuadros que era nece-
el cuello del camisón. Se imaginó a la pequeña, tenía
sario destruir. La lluvia no ablandaba a nadie, dejaba
que ser blanca, regordeta, arrugada y estúpida como
costras. Todos desaparecen. Había que comer y respirar
su abuela. Escuchó cómo se detenía un motor bajo la
y mantener los vestidos planchados y tomar el café con
lluvia y los pasos de la vecina al subir por las escaleras
las vecinas. Pero este tiempo no puede llevarse mi úni-
del pórtico. ¿Por qué había dejado que le colocaran el
co día. ¿Acaso hubiera podido resguardar a ese perro?
Miró el estambre blanco sobre el
sofá. Ya no le parecía un gato perezoso, sino algo trémulo, a punto
de morir.
Ya eran varios años que el domingo se convertía en una burbuja
donde podía recostarse y sentirse
llevada hacia la tranquilidad. Se
levantaba tarde y se arreglaba
tardando mucho; se bañaba en la
tina y se daba difíciles masajes con
crema. Después se ponía el vestido
violeta que Roberto le había regalado y se perfumaba. No se encontraba sola, ahí estaba esa casa que
había envejecido con ella y a la que
Mauricio Vega
88 El Búho
podía dejar un rato. Se imaginaba que su hogar debería
No debe llover y no deben de cruzar perros sarno-
extrañarla. Irse al buffet chino era vengarse del tiempo.
sos sólo para alejarse, sólo para aumentar la espesura
No era éste el primer domingo con accidentes. De
del vendaval y de la casa que es vieja y se burla de uno.
hecho, la primera vez que había llegado al buffet pensó
Caminó de un lado a otro. Se sentó en el sillón y tomó el
que jamás regresaría. Después de misa pasaba siempre
estambre. Se levantó y volvió a caminar. ¿Acaso lloverá
por aquel lugar pero sabía que nadie de la colonia en-
todo el día?
traba. No era tan elegante como exótico para ellos. Eso
La comida del lugar era muy mala. Lo peor de todo
fue lo que la incitó. Las lámparas rojas de papel y su
es que en realidad no sabía qué era y cuando preguntó
dragón en el pórtico, le mostraron un espejo en donde
a un cocinero, le respondieron en chino. Terminó co-
ella se vislumbró más joven, llena de voluntad.
miendo arroz y papas. Cuando fue por el postre vio que
Ocupó una mesa que se encontraba en el centro del
en toda la barra sólo tenían fruta y gelatina. ¿Acaso
salón. El lugar de pronto le pareció una cueva en la que
era la gelatina un postre chino? Quiso reclamar pero se
ya había estado antes, en sus días de campo. Una chica
dio cuenta de que no tenía fuerzas, de que estaba sola,
le dijo, con la voz alta y chillona, que esa mesa estaba
de que el lugar era oscuro, semejante a una cueva, de
ocupada, ¿Ah sí? Respondió. La joven sonrió y explicó
nuevo la película comenzaba y ella quería verla. Tomó
que ella y su pareja se acababan de levantar para ir por
un plato de gelatina y regresó a su sitio.
la comida, pero que ya los había atendido el mesero
Ahora cada domingo no tenía que molestarse
y ése era su lugar. La señora se cambió a una mesa
por ir a la barra, la mesera le llevaba el jugo, el arroz,
pegada a la pared y creyó que todo pasaba por algo.
las papas y la gelatina. Dejó de ir a misa y pasaba ahí
Ahora tenía la televisión frente a ella y comenzaba una
el domingo entero, tomando jugo y viendo televisión.
película norteamericana. El piso del lugar era de una
La empleada le había contado sobre los problemas con
madera oscura y el color de las paredes era también
su hijo, sobre su casa en la periferia, sobre el trabajo.
oscuro, rojo. Era un lugar perfecto, con poca gente, con
Nunca parecía alegre y respondía a las preguntas como
gente desconocida.
se responde a alguien que no nos deja disfrutar de un
La mesera que la atendió no era joven y no son-
concierto que sabemos irrepetible. La señora disfrutaba
rió al tomar la orden. La anciana quiso que le llevaran
de esto más que nada en el mundo, el tener el poder de
una jarra de jugo de naranja. Miró las manos de la ca-
preguntar, el no tener que responder nada a nadie. Le
marera, eran grandes. Su cuerpo sin embargo no era
gustaba ver cómo la camarera se limpiaba las manos en
tan grande, parecía hecha con un costal de papas, y sin
el delantal y la manera en que manejaba los silencios
embargo le había simpatizado. Dejó su bolso y fue por
para alejarse, para que no le preguntaran más nada.
la comida.
Por un momento pareció que escamparía. Tomó su
confabulario 89
bolso y sin darse cuenta también aquella bola de estam-
cidió dejar la escuela. Cuando le llevaron la gelatina
bre. Apenas dio un paso vio su imagen reflejada en la
sugirió que le agregaran crema. En el noticiero una
ventana. Una mano que no podía ser su mano, lle-vaba
señora hablaba de perros de caza, dos perros saltaban
el hilo; una mano blanda y temblorosa cargaba a aquel
a su lado. Se levantó y cambió el canal. Una película
ser inerte. Un estallido irrumpió en la sala. Uno de los
norteamericana terminaba, el final era feliz.
cuadros había caído, aquél donde los niños vestían
Se levantó el vestido y corrió entre los charcos. Era
de piratas. El agua volvió con más fuerza. Se dejó caer
tan liviana como una hoja de otoño. Los chicos estaban
en el sillón y comenzó a tejer con los ojos cerrados;
llegando y parecía que habían logrado cazar. Todo era
era como si las agujas fueran títeres entre los cuales
un alboroto. Los perros ladraban y se oía el griterío de
hubiera una lucha a muerte, luego lo arrojó todo junto
los muchachos detrás del trote de los caballos, debajo
a la ventana. Ya no se escuchaba la lluvia. Todo había
de la madrugada. Sintió algo en el hombro y vio cómo
terminado.
una serpiente amarilla le bajaba por el brazo. Señora,
Los caminos húmedos y solitarios le hicieron pen-
señora...
sar en el campo. En los días de campo donde ella era
Despertó. La noche estaba afuera. La noche era de
la reina y los niños, los pequeños niños eran príncipes.
colmillos. El ruido de los autos la angustió. ¿Cuánto
Dejó que el viento la despeinara. El aire frío le cortó
tiempo me han dejado dormir? ¿Qué pensará la ca-
los labios. Sintió la cara reseca. Había charcos de tan-
marera y los demás? ¿Me tendrán lástima? Ya en la calle
to en tanto. Pensó en el campo húmedo, en las ranas.
tuvo miedo de caer, de los charcos, de los perros calleje-
En la vez que ella y Roberto habían ido a enterrar con
ros. La noche parecía girar alrededor con el zumbido de
los muchachos una rana que encontraron camino a casa
las abejas. Una cuadra antes de llegar a casa comenzó
de la abuela. Se dio cuenta de que sus manos, como si
de nuevo a llover. Era una garúa lenta y metódica, como
fueran de otro, se estaban poniendo los guantes. Las
una venganza. Se encontraba empapada cuando llegó a
manos saben cosas, se entienden entre ellas, pudiera
casa y cierto temblor dominaba su quijada haciéndola
ser que además tuvieran compasión de la mujer que las
castañear. Comenzó a tocar la puerta, primero suave-
lleva a comer comida china.
mente y luego a puñetazos, sus golpes se perdían en
El restaurante tenía más gente de lo común pero
la noche, en el canto de los automóviles que pasaban
ahí estaba su mesa. Se prendió la televisión y comenzó
a toda velocidad, en los perros que aullaban al hori-
a ver el noticiero. Algunas partes de la ciudad se habían
zonte, en el vacío de cada una de las habitaciones de su
inundado. En un poblado tres niños habían sido arras-
casa. Tocaba con todas sus fuerzas. Roberto, por favor,
trados por un río. Cuando terminó su plato de arroz
llueve.
quiso comer otro. La mesera le contó que su hijo de-
90 El Búho
Edwin Lugo
Veracruz
Con la nota timbrada del soneto
con la púrpura gala del lenguaje
labrando con tus alas un boceto
se descubre tu esencia y tu linaje.
Veracruz:
Eres cuerno de abundancia y alegría,
pródigo granero que compartes
los frutos de tu tierra en demasía
y tu virtud en las ciencias y en las artes.
Hoy pregono tu valor y tu hidalguía,
que tu lealtad Veracruz lleva mensaje:
eres el bello estado que porfía
asombrando por su fuerza y su coraje,
el pueblo que al escribir su biografía
¡Transforma el verso en homenaje!
Perla Estrada
confabulario 91
Fortin
tu famoso manantial para el sediento.
Con el frescor de la lluvia te solazas,
Cual despunte de un alba que inaugura
y a San Andrés donde jade se evidencia
la armonía de la camelia inmaculada,
le imprimes la verdura en finas gasas
la ciudad de Fortín es la estructura
de tu gente laboriosa y ordenada.
Por las manos de Dios acariciada,
por las manos del hombre florecida
la gardenia de marfil estremecida
es la ofrenda de la tierra cultivada.
Y en el ahínco tenaz del jardinero,
que reverente ante la planta se arrodilla
mientras trina el jilguero vocinglero
se comprueba que en Fortín, botón preciso,
en el tronco por el que resbalan las ardillas
se ha quedado un rincón del paraíso.
San Andres Tuxtla, Catemaco
Agua verde con la luz de hechicería,
en la piel tropical que da al boscaje
la apariencia de un mar en lejanía,
exaltando del trópico el follaje.
Catemaco, ostentas el seráfico celaje,
húmedo del calor que mengua el viento,
y regala el más espléndido hospedaje
Javier Anzures
92 El Búho
ornándose con el matiz de tu linaje,
Coatepec: eres ósculo del cielo,
y no acierta a definir ninguna ciencia
apoteosis de natura inmaculada
la gracia insuperable del paisaje.
en la copa de tus árboles revuelo
de la fauna variopinta y emplumada.
Xalapa
En tus noches la luciérnaga se prende,
Compendio del saber, ciudad preciada,
en la comba del cielo ya estrellada
que brillas por tus luces diamantina,
que enmudece los labios de sorpresa
y eres réplica de Atenas engarzada
en el joyel de la letra salmantina.
y en la aurora el disco que se enciende,
madura en la planta despuntada
Envueltos en mil velos nacarados,
el néctar que paladeamos en la mesa.
tus jardines se acurrucan y suspiran,
y en la piedra ancestral de tus santuarios
Orizaba
arden siglos de fe que te iluminan.
Xalapa: tus edificios asombran al esteta,
A Orizaba le llaman pluviosilla
la cultura es en ti presencia y fama
hogar de una novia “La Calandria”
.¡Qué en un banco de tu parque hoy el poeta
y terruño de otra joven ¡Angelina”
que en pluma de Delgado se estamparan
comparta con tu juventud tan entregada,
el libro que conduce hasta la meta
del futuro de la patria mexicana!
Orizaba la de las luchas obreriles,
gloriosa en los pinceles de Velasco,
es las manos callosas y fabriles
de tus hijos entregados al trabajo.
Coatepec
Por la simas de tus cerros imponentes,
En tus laderas teñidas de turquesa,
por las crestas de tus montes atrevidos,
allá donde los cafetales hacen nido,
por tus ríos trastocados en torrentes
se prodiga la feraz naturaleza
Orizaba: ¡Por siempre bendecida!
con fragancias que aroman los caminos.
Eres lluvia escapada en la corriente
que renueva el prodigio de la vida.
confabulario 93
Puerto de Veracruz
y el ingenio de la estrofa es alegría
escurrida entre las risas del fandango.
Bullanguera, indómita y bravía,
sol y arena en playas de bonanza,
Veracruz: tras el atardecer anaranjado
eres cuna de patriótica porfía
se hunde tu castillo entre las sombras,
y eres puerto abierto a la esperanza.
entonces el costeño endomingado
En tu cálido carnaval hay fantasía,
baila al son de las arpas y las coplas,
desplegada en el ritmo del huapango,
¡Y el palique en La Parroquia renovado
se refresca con la brisa de las olas!
Minatitlán
Río y mar, maridaje de centurias,
se unen en una escena de proezas.
allá donde el Dador dio con hartura
una tierra rebosante de riquezas.
En tu seno el petróleo se derrama,
Minatitlán: de sol de fuego exhausto,
en el pozo el penacho que se inflama
es ofrenda de luz en holocausto.
Así ejemplas con los logros de tu traje,
nobilísima ciudad: sonrisa y llama,
que en las metas no caben los virajes
y el trabajo fecundo y sostenido,
es la cuota que la patria te reclama
¡Y el deber con tu patria está cumplido!
Francisco Tejeda Jaramillo
94 El Búho
Córdoba
y gozar de la noche cual una gema encantada.
Embriaguez de follaje en desvarío,
Ya los novios se aprestan al romance sabroso,
en las hojas mecidas por el viento
es la hora propicia de decirle a la amada,
vegetal sonatina que el rocío
un te quiero sincero que la llene de gozo
regala su frescor y su contento.
y que acceda a la boda largamente anunciada.
Por tus calles de activo movimiento,
Tardecita en Sahuayo, en tu plaza arbolada,
por tu parque de exótico extravío,
en sabroso palique cuando llegue el invierno,
por el lenguaje gris del firmamento
quiero irme una noche que luzca estrellada
en Córdoba perdura el señorío.
y hundirme en el sueño misterioso y eterno.
En tus plazas serenas y tranquilas,
Mañanita Sahuayense
la provincia veracruzana se recuesta
y parece que hasta entornan las pupilas
Preciosa mañanita friolenta aquí en Sahuayo
despuntas con la aurora detrás del monte azul,
los balcones a la hora de la siesta
y traes gratos aromas de algún verde sembrado
y se estremecen de dulzor las clorofilas
y vas venciendo sombras con tu rosada luz.
en el naranjo cordobés que es una fiesta.
Mañanita en que riega la angosta callejuela
Tardecita en Sahuayo
sonriente una muchacha que alegre madrugó,
y que a la vaca pinta que gusta de ordeñarla
Tardecita en Sahuayo que en oros de fiesta,
le arrima con la mano la alfalfa con amor.
pones fin a un día caluroso y ufano,
traes perfumes y brisas de la verde floresta
Y allá tras las paredes de adobes el colegio,
mientras trinan las aves en alegre parvada.
convoca a los infantes a la ciencia del saber,
mientras el campesino previene su talego,
La parroquia convoca ¡Cantarín campanario!
el tractor o la yunta y un beso de mujer.
a concluir en el campo laboriosa jornada,
es la hora azulada de rezar el rosario
Y el pueblo se levanta, con fe ansía el progreso,
confabulario 95
el huerto da sus frutos, la abeja da su miel,
orondos caminando tiesos,
y el pájaro travieso, conspicuo carpintero,
y gendarmes y milicos
aguerridos en sus puestos.
construyendo su nido, cumple con su deber,
Sahuayo de la ciénega fecunda y generosa,
Por la noche romería,
tu campo es de la patria su plácido vergel.
antojitos, golosinas,
y dulces para los dulceros,
Fiestas de la independencia
y garbanzos y alegrías,
charamuscas y buñuelos.
Fiestas de la independencia
hoy vienen a mis recuerdos,
Más tarde venía el baile,
gran alboroto en las calles,
y las muchachas arreglos
banderas, cohetes, desfiles,
de trajes típicos lucen
y cañonazos y truenos.
portando charros sombreros.
Los niños de las escuelas,
¡Oh, las fiestas septembrinas
que me causaban desvelos,
viendo bailar a mi novia
dándome con otro celos!
Y luego al siguiente día,
regadas sobre las calles
con las basuras dispersas
que levantan barrenderos
y el aguacero en la tarde,
mas en la noche el encuentro,
con dulces reconciliaciones
y palabras de contento.
96 El Búho
Guillermo Ceniceros
Benjamín Torres Uballe
Caracolas
Estoy enamorado. Mis ojos me delatan.
Son caracolas festivas en la noche.
Mi corazón, perpetuo yo, llamándote.
Mi voz es arco presto del guerrero; buscándote,
flechándote.
Estoy enamorado. La espera me delata.
En el inacabado viaje de las nubes, cambio el cielo por tu
nombre.
En tu cabello ondulan fragmentadas, en ingenuidad,
pausadas horas;
son luciérnagas de abril, doncellas desposadas, las horas,
las horas…
Tus manos quietas en mi alma, la reposan, la apacientan.
Estoy enamorado. Eres amor, eres preámbulo y epílogo.
Tierra entera, libertad y ansiedad. Tu cuerpo escribo con
mi espera.
Estoy enamorado… me gustaría que lo supieras…
Ixchel G. Télles Girón
confabulario 97
Olas
Enigmático, imperturbado, el universo es abanico meciendo
Callada, imponente. Luminosa rompes la mañana.
colores.
Al igual que olas vencidas, en la tregua de tu mar, preciso
Camino, mi tiempo sin prisa, sólo me importa ella… la vida.
amarte.
Los pájaros son mensajeros, las estrellas señoras; la luna
cautiva.
Serena descansas, me atrevo a tocarte con el alma en
ristre.
Mis besos devoran tu cuerpo, soy explosión, quiero vivirte.
El sendero es mar, es agua de plata, caricia pronta, cauda,
reproche.
Es doncella virtuosa, a las doce, en el corazón de dos… yo y
Laureles ciñen tulipanes del recuerdo; tus horas ciertas
la noche.
para siempre.
El tibio aliento quiere besarme, ocurrente, en la frente, en los
Todo es verde en este valle; reina aquí la placidez, no
ojos.
quiero ni marcharme.
Mis manos son remolinos quietos, guerreros dormidos,
soñando, de hinojos.
Guardas mis ojos en los tuyos, soy lágrima olvidada.
Soy aquí en tu morada. Deja en el crisol pausado, tiempo
exacto a nuestras manos.
Tiritan las luces, llegan los disfraces; de las luciérnagas,
de las gladiolas.
Cálido el aroma, envuelve en capullo el torrente que arrulla
En tu cálido fulgor, converge el paso de los años.
las horas.
Tantas huellas de sol, de luz, de tardes, de las noches…
Duermen tersas las letras nocturnas en el oído de las nubes
estrelladas.
curiosas.
Sus piernas son llanuras geométricas, la noche y sus labios,
Piel Nocturna
Bajo la piel longeva de la noche, camino solo… furtivo.
lírica, poética.
Ángeles osados, encaramados en mis hombros; retozan,
Mecen al viento los hijos del cielo, samaritano y preludio.
hay tornaboda.
En la espesura solemne del tiempo hay unos pasos cansados.
Esparcen luceros prendidos y atrevidos, en mi taciturna
Viajan luceros, cometas; mesura imponente, recuerdos
boca.
pausados.
A espaldas de mañana, estoico, el porvenir me espera, sin
amarras.
Las farolas danzan, como fallidos fantasmas; en los
albores.
98 El Búho
Camino sonriente, tengo argumentos, vivo sereno, osado…
liberado…
Elías Dávila Silva
1
A medio día
una lancha en soledad,
sobre ella: un pescador.
2
Tenue amanecer
suplen a las estrellas
las golondrinas.
3
Muere el canario.
Queda sin huésped
la jaula nueva.
4
Mirlo cautivo:
La pálida hojarasca
Intenta volar.
5
El zopilote:
Un grito de carbones
en su gañote.
Luis Argudín
confabulario 99
6
8
Radiante faisán:
Canta el ruiseñor:
La copia del arcoíris
Llegan flores y aromas
en su cabeza.
hasta la nube.
7
9
Alegre gorrión
Flores y frutos:
en su cresta de rojo
Cazador de perfumes
gorjea un clavel.
el colibrí.
10
Cuarto creciente:
Roble marchito
hotel de cuervos.
11
En la montaña:
La garza confundida
entre las nubes.
12
Árboles secos.
El petirrojo anuncia,
que puede llover.
13
Desde otro pueblo,
el tañer de campanas
y una paloma.
14
Puesta de sol:
Sobre barco a medio hundir,
blanquean gaviotas.
15
El rompeolas:
Espuma y cuerpo blanco
de pelícanos.
Leticia Tarragó
100 El Búho
Gerardo Ugalde
E
l tío Jonás era un amante de la caza.
Todos los inviernos solía preparar su
camioneta, una vieja casa de campaña
y un rifle igual de acabado que él. Un antiguo MC1.
Su único amor en la vida. Ahora el viejo murió
y nos dejó su maldito rifle y otras chucherías. No
me hubiera molestado si no tuviera que ir yo por
esas mierdas. La casa del tío Jonás se encontraba
fuera de la ciudad. El olor de su sala de estar es
horrendo: a ciénaga repleta de animales muertos
en una mañana lluviosa.
Recogí las cosas, el olor de la casa aún quedaba en mi nariz, tenía ganas de fumar un cigarrillo.
Más adelante me detuve en una tienda, compré la
cajetilla, me senté sobre el cofre del auto y encendí
uno. El día iba a ser malo, como siempre; aburrido
y largo.
Llegué a la casa, bajé las dos cajas con las memorias del viejo; el rifle, unas cuantas revistas porno y de lucha libre; además de cartas amenazando
a una dependencia del Estado. Subí las escaleras
hasta llegar al penúltimo piso donde mi padre
tenía su casa. Yo vivía con él hasta que consiguiera
Rocco Almanza
confabulario 101
un trabajo; mi padre no tenía el dinero para enviarme a la
posición para alzar una plegaria al cielo, percibiendo el
escuela y yo carecía del cerebro para asistir a una.
vapor que emanaba de la olla se ponía de pie tomando
Era tarde ya para comer pero muy temprano para
la taza antes usada, le ponía café y azúcar llenándolo
dormir, a veces nunca se hace algo realmente, el azar del
posteriormente de agua hervida. Debía admitir que yo no
destino que suele ser muy infructuoso para un ocioso
podría llegar a esa edad. Me había deteriorado estos úl-
se cruzó en mi camino. Coloqué un disco de Javier Bátiz,
timos años.
observé un rato las revistas sucias decepcionándome
Siempre había soñado con ser el mejor tirador de
continuamente. Entre las chucherías de tío Jonás hallé
una división de infantería, lástima que la disciplina no era
una foto de él y papá en épocas pasadas, de aspecto triste
lo mío, más tarde lo demostré cuando realicé el servicio
los dos, sin intención de mirar más allá de la foto para
militar, me di de baja un mes después; odiaba el ejercicio
recordar que no siempre fueron dos hijos de perra sin
bajo el sol, sumado a las órdenes e incompetencia de los
alma.
presentes (instructores y conscriptos).
El MC1 brillaba, lo tomé, apunté varias veces al re-
Estando apoyado sobre la cornisa, buscando un ob-
trato de mi madre. Reflexioné sobre lo que acababa de
jetivo claro al cual dispararle, en una revolución o guerra
hacer, de nuevo apunté e intenté disparar pero la cara-
independendista, yo era un general bigotudo malo, que
bina se había atascado.
había quedado vivo después de un ataque kamikaze; no
A través de la mira telescópica pude observar parte
sé si japonés o cubano quien fuera nos acababan de me-
del vecindario: las obras de remodelación (cuyo sonido y
ter una recia paliza, todos mis hombres cayeron muertos
ajetreo me tenían ansioso) o el vecindario de enfrente en
después de que el avión se impactara contra la barranca;
búsqueda de ventanas que den imágenes perturbadoras.
los cuerpos incinerados, todos incompletos, miembros re-
Nada, ninguna mujer desnuda o un hombre propinándole
gados por todas las ruinas, brazos, cabezas, tripas, bazos,
una tunda a su familia. Cada vez que observaba sentía
etc.… Y yo ahí solo esperando la caballería, solo en un
una repentina náusea, todo el mundo corrompido, en-
nuevo cementerio de veteranos, a la mitad del desierto, en
tregado al latrocinio de almas. Pero había una vida hu-
un punto clave para ser tierra de ningún hombre.
mana que me esperanzaba, un viejo lleno de belleza, sa-
Agité la cabeza de nuevo dormido sobre el alfeizar,
biduría y amor. Todos los días regaba sus delicadas rosas.
me levanté para buscar un poco de buena y refrescante
Tranquilo sin que nada lo afectara. Sus oídos eran sordos
hierba, hacía dos semanas que no fumaba nada, busqué
a los lamentos de este infierno.
por mi habitación, no encontré lo suficiente para pasar
Me gustaba observar el ritual que realizaba al pre-
la tarde y reflexionar sobre mis planes a futuro. Encendí
parar el café: llenaba una taza de agua vaciándola en una
el diminuto canuto y puse un disco de Tom Waits; esa vos
olla, colocándola luego a fuego lento, tomaba asiento
rasposa y acabada de un oscuro poeta que le aúlla a la
en una barra que se encontraba al centro de la cocina en
luna para así seducirla y ser uno solo. Caminé por todo
102 El Búho
el departamento con la paranoia que uno siente cuando
modelación opacaron el sonido del rifle, por eso no
sus pies son ligeros y no sientes el suelo que supones
lo escuché. Esperaba que nadie recordara la existen-
pisar.
cia del decrépito, aun así debió tener una vida larga,
Y ahí el viejo MC1, con su aspecto estoico, recargado
no había razón para indagar más allá del caso. Así fue a
en una esquina, lo tomé y lo coloqué sobre mi hombro a
las dos semanas la noticia salió en los periódicos y en
la usanza militar, realicé una marcha con el saludo corres-
la televisión. No había familia que reclamara el cuerpo,
pondiente, di otra calada a los dioses del bosque bus-
y mi existencia era nula para las autoridades, no se en-
cando piedad para mí mismo.
contraron motivos para el asesinato, nunca los hubo.
En mi delirio las bombas caían sobre Berlín, y yo era
Sólo la mala suerte.
el último nazi en la ciudad, todos los alemanes eran peca-
Por la noche me levanté, tome el rifle, apunté hacia
dores que huyeron de sus hogares: tembloroso por las ex-
la ventana del viejo. Me sorprendió que hubiera una luz
plosiones tomé mi posición para recibir a los aliados, en
encendida y nadie dentro, observé las rosas, éstas morían
las ventanas de los edificios de enfrente; fantasmas de velo
lentamente; espero haberle dado en la cabeza al anciano
gris se paseaban por los pasillos, apunté pero ninguno era
y que no tuviera que soportar el suplicio de sus rosas. Al
un tiro franco. De repente ahí estaba ella, la mujer del co-
fondo en una pared de la cocina había un retrato de una
llar de perlas, de piel blanca como la leche, cabello negro
mujer hermosa, de cabello negro y piel como la leche,
como la tierra y vestido azul. Yo la contemplé y había algo
collar de perlas y un vestido azul, una mujer hermosa.
en ella que no era de este mundo. Un fantasma se en-
Por la que mataría cualquiera.
contraba detrás de ella, no puede percibirlo,
apunto y disparo, el fantasma muere y ella
no se mueve para nada, los bombardeos la
debieron dejar sorda.
“Un olor a pólvora quemada me despierta de mi letargo, ya no estoy más en
Guerra. Esto no es Berlín y este rifle no se
acaba de disparar.” Cuando miro a través
de la mira ésta da al departamento del anciano, observo durante un tiempo rezando
que el anciano apareciera pero nunca salió
éste. Lo había matado.
Mi edificio debía encontrarse a quinientos metros del otro, los trabajos de re-
Martha Chapa
confabulario 103
José N. Méndez
que no vengo a escupir sangre sobre la
[frente de un ángel y piedra
todo el sonido se fragmenta
corremos
y no queda espacio para recordar
a los que nos ayudaron a levantarnos
a los que nos escucharon
a los que secaron nuestro llanto
y si las balas,
los cuerpos,
los fantasmas,
el odio
se tornan llama
y nos abarcan todos
y quedamos a su merced
¿a quién acudiremos para refugiarnos de
[la tormenta?
¿a quién le contaremos esos sueños de
[cerezos en la luna, dragones y héroes?
104 El Búho
Rruizte
¿a quién vamos a decirle TE QUIERO?
volvernos a encontrar
Así
entonces
desde el silencio
bajo este mar de tinta
esta zona en la que caben miles de seres
caerá una pluma
a ti:
la levantaré como ahora
hombre que sostiene sobre sí la ilusión de los
sin miedo
[que ama,
te diré que no existen los fantasmas,
mujer cuya mirada me dejó el alma desnuda,
porque le di un vistazo al abismo
niño con el que estuve jugando futbol en
y supe
[parque;
te prometeré
que a todos
nos falta un abrazo.
Rocco Almanza
confabulario 105
Harel Farfán Mejía
—Nadie… —Octavio, murmura delirante en una austera habitación.
Lo acompaña una arrugada mesa en donde botellas, de polvo cubiertas, le aplauden bajo la mirada de
óleos, pálidos, que cuelgan en una afligida pared.
Empotrado en la viga, un augusto reloj anuncia las veintidós con treinta y cinco minutos, y de las manos del poeta afloran putas que dibujan a Marie José caminando por la calle comiendo naranjas.
Él la sigue con la ceguera de la noche y el bostezo del ajenjo. La sigue mientras tropieza con piedras
mudas y hojas secas. Todo está obscuro y sin salida.
Pedro Bayona
106 El Búho
Fabiola Morales
“Desde que me cansé de buscar he aprendido a hallar “
Nietzsche
L
a mujer estaba ahí, sola en la playa. Se
había levantado temprano para contemplar el amanecer y disfrutar los más be-
llos tonos naranjas en primera fila. Zona VIP sobre
la arena blanca. Los primeros en llegar fueron los
deportistas, ansiosos de correr sobre sus tenis de
llamativos colores sin importar el frío matutino.
Después llegó un grupo de seis a diez jóvenes, uno
de ellos, el maestro, se colocó al frente e inició la
clase de yoga. Todo era demasiado bueno, espiritual
y cargado de energía para ser real; dudó un segundo, se pellizcó, sí, todo era real.
Claro, prefirió aplicar la ley del mínimo esfuerzo y fingió meditar. Después de un buen rato se dio
cuenta que no necesitaba fingir, contemplar el mar
era más que relajante. El sonido incesante de las
olas la envolvía y el ver los tonos azules perdiénCarlos Pérez Bucio
confabulario 107
dose con los tonos naranjas del Sol naciente sobre
compraba un perro. Un perro no es mala compañía,
esa maravillosa arena blanca era el cuadro ideal
lo pensaría seriamente. A la hora, nueve y veinte
para cualquier amante de la meditación.
para ser exactos, un grupo de jóvenes colocaron
El tiempo siguió transcurriendo, Helios movía
una malla a los dos postes que se encontraban y ju-
lento su carruaje; el grupo de yoga se fue, los corre-
garon vóley. La gente llegaba y se iba, para el medio
dores emprendieron retirada en busca de bebidas
día, la playa estaba totalmenteanimada.
isotónicas refrescantes y la playa quedó nuevamente
Pasada la una de la tarde, la sombrilla era más
sola. Una chica de short blanco llegó, una familia,
que una bendición, los rayos de sol caían de forma
luego un hombre con un perro chihuahua color ne-
recta sin piedad. La arena blanca daba esos tonos
gro y con ladridos agudos regresó el movimiento
azules únicos al mar y algunas mujeres iban con
a la playa. Caray, si estaba tan sola por qué no se
niños cubiertos de bloqueadores solares de cabo a
Lourdes Domínguez
108 El Búho
rabo. Pieles blancas se tostaban bajo el fulminante
la playa. Esta chica sí que supo imponer moda;
sol. Ella estaba lista para un codiciado bronceado.
y algo más allá de lo que se podía llamar envidia
En ese bello escenario de arena blanca, notó
se apropió de esta mujer sola ¿Qué se sentiría es-
a la pareja que llegaba. Era lo que podía llamarse
tar casi desnuda? ¿Cómo sentiría las miradas so-
“una pareja explosiva”. Él, joven, de cuerpo muscu-
bre sus senos eternamente cubiertos? Qué descaro
loso, piel blanca, cabello negro, traje de baño azul;
¿Acaso se puede andar así mostrando el cuerpo,
ella, de unos veintitrés o veinticinco años, de buen
como si nada? ¿Dónde quedaba el pudor y la moral?
cuerpo, cabello corto y pintado de un no discreto
Las preguntas la empezaron a atormentar, tanto
color verde y con un bikini azul !Qué envidia, cuánta
así que ni siquiera se dio cuenta cuando la pareja
perfección! El corte de la pieza de abajo no dejaba
¿de italianos? se había marchado, al igual que mu-
casi nada para imaginar. Ambos colocaron sus toa-
cha de la gente que ahí estaba. El anochecer se
llas sobre la arena y después de ponerse bronceador
aproximaba.
mutuamente, saltaron como chiquillos a montar
La mujer miró insaciable al mar, observó cómo
inquietas olas. La mujer que estaba ahí, sola en la
la gente se iba y cómo la playa iba quedando sola.
playa, dedujo que la pareja era de Europa, tal vez
Cuando se aseguró que no había ni una sola alma,
italiana, tal vez asiática. La piel de ellos no era blan-
se quitó la blusa y el brasier, se quitó el fresco pan-
ca, más bien apiñonada y su cabello negro. Claro,
talón de manta y echó a correr hacia el agua salada;
el color verde del cabello aún no define bien alguna
su café aréola se destacaba sobre la arena blanca.
raza, total, para qué angustiarse sobre una nacio-
Nadó y nadó, una ola la envolvió, la hizo girar y
nalidad, entre tanto extranjero y pocos connaciona-
ella se sintió libre como una fuerte sirena. La mujer
les en esa playa celestial, el origen no importa. Lo
que estaba ahí, sola en la playa, jamás en su vida
que sí importó fue que la pareja regresó, acomodó
se había sentido tan ligera; ya no tuvo miedos. Voces
nuevamente sus cosas y la chica del cabello verde y
de tritones de todos los océanos en ese momento
bikini azul se quitó el top dejando ver sus blancos
le declararon su amor. Supo entonces que la ropa
senos para adquirir un bronceado parejo; después
siempre le estorbó al nadar. Embelesada ante tantas
de tomar un poco de agua, él la tomo de la mano
declaraciones de amor, nadó de regreso, tomó su
y regresaron al mar. No pasaron ni diez minutos
toalla sintiendo en sus pies la textura de la arena;
cuando al menos otras seis jóvenes de piel blanca y
a lo lejos pudo distinguir la silueta de un hombre
cabellos rubios, acostadas sobre toallas blancas, ya
caminando hacia ella. Recordó que era una mujer
mostraban los senos al sol.
y no una sirena. Hoy viviría, mañana, mañana se
¡Vaya!, pensó la mujer que estaba ahí, sola en
pintaría el cabello de color verde.
confabulario 109
Juan Luis Nutte
E
l sol caía inmisericorde sobre el lomo de todo lo que
podía calentar en el patio. El
abuelo sentado en su silla de mimbre,
abrigado con una cotorina a cuadros
se empapaba de sol para calentar sus
artríticos huesos. Yo, sentado en cuclillas, observaba con deleite a un puñado de lombrices que se retorcían en el
ardiente piso de cemento, enredaban
adelgazando y engrosando sus enrojecidas longitudes, buscando una grieta
para huir de la superficie que las tostaba lentamente.
Leticia Tarragó
-¿Por qué se retuercen?, ¿por qué
son así de flacas y largas?, ¿cómo nacen?, ¿de dónde salen?
El abuelo, abrumado por tanta pregunta, mesaba su cabellera, ras-
caba sus espinosas mejillas, sonreía y machacaba con la punta de su bastón a las insoladas lombrices. Se daba tiempo, meditando su respuesta.
Cuando hizo una pasta con los gusanos aporreados, me ordenó:
110 El Búho
-Al rato que se duerma tu abuelita vas y le arran-
Todas las noches me iba a la cama, primero
cas una greña negra, no le quites una cana, esas
emocionado, luego desesperado, imaginando de
no sirven para nada, luego le quitas un cabello a
qué tamaño serían las lombrices que nacieran de
tu mamá y otro a tu hermanito. Cuando los tengas,
esos cabellos puestos a remojar en la bandeja, pues
mañana me los traes y ya veremos, ya veremos ma-
para eso los puse, como indicó el abuelo, si no para
ñana lo que quieres saber.
qué. Supuse que del larguísimo pelo de mi abuela
Al siguiente día le mostré mi botín. Bastantes
nacería una larga, flaca y plateada lombriz; podría
cabellos, no sólo de la abuela y mi mamá, sino de
amaestrarla, le enseñaría trucos, a saltar, a disfra-
mi padre que todas las mañanas los dejaba desper-
zarse como lápiz, a hacerse nudo, rollitos, hacer fi-
digados en su cama, y varios de mi hermano y míos,
guras, leones, árboles, caballitos, la enseñaría a es-
de mis tías, hasta de un gato que sorprendí mien-
cribir mi nombre igual que con las letras enredadas
tras dormía.
que me enseñó a garrapatear mi mamá…
-¡Ah, muchacho…, pus qué quieres dejar pelo-
Todas las mañanas de una semana me iba deba-
nes a todos!- exclamó mi abuelo mientras trataba
jo de la higuera. Los cabellos seguían allí, al fondo
de arrancarse algunos pelos de la cabeza, luego
de la bandeja, muertos, rodeados de sedimentos,
abriendo la palma de su mano me ofreció varios
el agua cada día se enturbiaba adoptando un color
pelillos fui tomando de uno en uno, con timidez,
lechoso primero, luego amarillento, oxidado, la su-
con delicadeza, como para no asustarlos y los reuní
perficie espesaba su nata de polvo e insectos aho-
con los otros que ya estaban pegados al sudor de
gados. Una profunda decepción quería brotar para
una palma de mis manitas.
reclamar mi abuelo por sus embustes. Estaba muy
-¿Y ahora, qué hago?
molesto con él, no lo auxiliaba si él lo requería, no
-Ponlos en una bandeja con agua y los dejas
le contestaba si él me decía algo, lo ignoré durante
allí, debajo de las higueras, donde no les dé mucho
todo el tiempo en que mi fe, mi ilusión por tener
la resolana. Si no, no salen las lombrices, eh. Hay
unas lombrices nacidas de cabellos, duró. Y cada
que esperar una semana, ya luego veremos, ya lue-
día, mi fe, lejos de quebrantarse se afianzaba más.
go veremos.
Y cada día el agua de la bandeja se espesaba, se pu-
Me quedé pasmado, alelado, tratando de darle
dría y se evaporaba.
una lógica explicación a las instrucciones del abuelo.
El último día de la semana, por la noche, ca-
-Ándale, muchacho, ándale, haz lo que te digo,
lló una borrasca. No pude dormir pensando que los
luego vienes a sobarme los pies- y se descalzó las
pelos tal vez a punto de ser lombrices, se perderían
pantuflas, sus pies arrugados, pálidos como ratones
por el torrencial aguacero. Aún llovía por la mañana.
recién nacidos, se acurrucaron uno contra el otro,
Mi madre me dejó salir al patio hasta que escampó
amparados por el piso caliente.
como a medio día. Mi abuelo ya estaba allí, bajo la
confabulario 111
higuera, hurgaba con una varita en el fondo de la
regordetes y viscosos de lodo fresco, con tierra bajo
bandeja, se sobresaltó al descubrirme a su lado.
las uñas, me causaron repulsión.
-Mira, allí las tienes, están largas y gordas. Yo
creo que el agua de lluvia les cayó más que bien,
eh…
-Tienes lodo, me ensucias, mi mamá me va…
-Muchacho mamón, ¿no que querías lombrices?, ándale acércate…
Yo, con esa capacidad que tenemos de niños, lo-
Y yo, un poco molido por la presión de las ga-
gré husmear cierta patraña en mi abuelo, no quería
rras de mi abuelo, veía con azoro el fondo de la ban-
acercarme para ver dentro del recipiente, temía una
deja. Una lombriz, larga, larga, flaca y plateada se
broma de su parte.
retorcía mientras hacía esas letras enredadas, como
-Ándale muchacho cabrón- urgió el abuelo, una
de sus manos me atenazó de un brazo. Sus dedos
las que escribía mi mamá. La lombriz garabateaba
mi nombre.
Carlos Pérez Bucio
112 El Búho
Juan Mireles
D
irías que va más allá del entendimiento
de la gente –que llamas común– el apartarte de ti mismo. Pero te digo que si esto
se consuma sería un acto de abstracción total para
al fin de cuentas regresar a ti –aunque quién sabe
en qué nueva forma–; no hay manera de que evadas
lo natural: tu existencia. Cae todo en la dificultad
de ser, en este caso tú, un algo producido por la naturaleza. La naturaleza, dador de todas las formas
y colores, te ha nombrado y bautizado, porque los
nombres conocidos y no, siguen siendo una creación indirecta de la naturaleza; es decir, se originan
desde la esencia de lo natural, y sin embargo, es
recogido este nombre azaroso por una persona:
tu madre o padre o el que haya puesto el nombre que
llevas. Bueno, en ese momento en el que te han impuesto un nombre, empieza la memoria, tú. Porque
ya siempre, incluso, durante tu gestación (si es que
Adolfo Mexiac
confabulario 113
tienes la capacidad y el don de recordar aquello),
esos ojos llenos de tristeza e ira? Comprendo. No
cuando recuerdes cualquier instante, irá ese recuer-
fui del todo convincente. Quieres más, no estás
do asociado con el nombre que te fue dado: tu
del todo satisfecho con ese argumento. Está bien:
eres tú desde antes de ti. ¿Ves?, eres natural y so-
negar tu memoria, es negar tu identidad y pregun-
cialmente alguien aun cuando eras nada más que
to: ¿te niegas? ¿Niegas que algún día fuiste niño?
una bolita de carne. Y sí, no hay más. Negarte sería
¿Niegas tus amores de la juventud? ¿Niegas cuando
una contradicción a lo natural, vendría a ser una
te atragantaste con un pedazo de bistec y tu padre
acción un tanto ingenua si lo prefieres. –Tendrías
tuvo que hacer de rescatista para evitar verte morir
que negar a toda tu ascendencia de igual manera,
de una asfixia patética? ¿Niegas tu primera erección
que no se te olvide eso–. Pero ¿por qué me ves con
y en ella el descubrimiento de un nuevo mundo de
sensaciones plenas? ¿Niegas la más mínima
acción de tu pasado? Sabes que es imposible.
Además, si fueras un ninguno o una nada, no
habría razón para estar aquí, en esta situación,
¿no crees? Es sentido común. Quieras o no,
eres alguien. En todo caso lo que buscas hacer
es terminar con lo que eres. Te pregunto: ¿no
te gusta lo que eres? No, ¿verdad? Pero vamos,
¿qué eres? ¿Quién te crees tan importante como
para pensar que le harías un favor al mundo,
a la naturaleza y a ti mismo, con largarte de la
manera que quieres hacerlo de este mundo?
¿Who cares, my friend? Por eso te repito –y ya
esto me está cansando de ti y tus manías– que
no hay razón para que en este momento estés, dubitativo, de pie, y la pistola metida en tu
boca con intención de disparate frente a este
espejo. Después de todo, el que tanto lo piensa
es porque en realidad no quiere hacerlo. Así que
será mejor que regresemos a la mesa; el café se
enfría rápidamente.
Ángel Boligán
114 El Búho
Roberto Abad
La vida fácil
S
e renta vieja musa, aliento fétido, piel arrugada, renca; sexo
opaco. Ha pasado por innumerables autores que se dicen
necesitados de creatividad, logrando en la mayoría de los
casos un gran efecto. Hace sus visitas de noche. Sigilosa, entra en la
cabeza como si procurara mantener el perfil bajo; algunos le piden
que lo haga así. En el desorden de ideas que halla en cada cliente, existe en automático un avance sólo por su presencia. Aparece
como un anónimo y hace lo suyo, y de qué manera. En la juventud acostumbraba ilusionarse con quienes la consideraban en los créditos, pero
con el tiempo aprendió a separar el amor
del oficio. La experiencia le ha enseñado
dos cosas: el ego acaba con el arte, y jamás debe besar en la boca. Artistas, no
teman, contraten sus servicios, trabaja
sin mañas. No tiene otra ambición más
que la de seguir viviendo. Aun así, garantiza la creación de una obra. Cobra poco
porque sabe que su aspecto ya no es rentable. Y, sin embargo, inspira.
Carlos Reyes
confabulario 115
La primera vez
chó bien, salvo que todas las noticias le resultaban
Aquel precoz y virginal lector recordaría toda su vida
antiguas.
la primera vez que se entregó a un libro por amor.
Estas palabras
Futuro sabido
Mi abuelo Alejandro era un gran músico. Tuvo once
Sus poderes clarividentes le mostraron que mataría,
hijos de los cuales ninguno aprendió el oficio.
por eso huyó. También supo que irían a buscarlo,
Siempre sentí que le quedó un mal sabor de boca
por eso cambió de domicilio. Cuando se enteró de
por no haber compartido sus conocimientos. Por
que lo encontrarían, sustituyó su nombre. Al verse
eso, ahora que me visita por las noches, trato de
muerto, dejó de escapar. Consciente de su destino,
no interrumpirlo cuando me enseña lo básico, a pe-
optó por poner un puesto de periódicos. Y mar-
sar de que ya lo sé. Y se esmera, realmente, en que
Adolfo Mexiac
116 El Búho
sea mejor. Paso a paso, me da cátedra de las notas:
do piezas que van de lo experimental a lo clásico,
“Éste es Sol Mayor, mira; éste es Re séptimo; si po-
y luego de vuelta, ubicándome en lo minimalista.
nes la mano así, es Fa menor”, explica con pacien-
En efecto, quiere crear algo innovador. Me corrige
cia. Sonrío porque me da nostalgia. Como no tengo
en todo momento, me analiza, me considera bueno.
inconveniente en desvelarme, dejo que se explaye.
Finalmente, piensa que tal vez soy el definitivo, la
Total, si va a gastar sus horas libres —ahora que tie-
versión más lograda, la última; pero aunque quiera
ne tantas— para venir conmigo y ser mi gran maes-
aparentar otra cosa —lo sé muy bien—, en el fondo
tro, estoy ansioso de aprenderlo todo, otra vez, no
seguirá estando inconforme.
importa que en cada lección repita lo mismo, y justo
cuando intento abrazarlo se desvanezca como estas
Mapamundi
palabras, estas palabras, estas palabras, estas pala-
Al abrir los ojos sintió una patadita por Alaska; lue-
bras, estas palabras.
go, un cosquilleo que le cimbró en la India, llegando hasta Europa Central. Pasaron unos minutos y
Soñar con un Dalí
una contracción le vino muy fuerte en México; en-
Un reloj sueña con un Dalí que se derrite. Un ele-
seguida, surgió un éter de humedad en Sudamérica,
fante sueña con un Dalí de piernas gigantes, alarga-
la fuente se había roto. Respiró hondo y se sobó
das hasta el cielo. Una granada sueña con un Dalí
el mundo. Lo que casi nunca, sucedía: estaba por
que vomita a un pez dorado que, al mismo tiempo,
dar a luz. Hizo un esfuerzo estridente y pujó hasta
vomita a un tigre. En conjunto, cuando despiertan
que un temblor en Francia, doloroso pero decisivo,
y las luces del museo se prenden, las pinturas des-
le dio la fuerza para terminar de dar vida. Enton-
cubren que la realidad es otra. No obstante, cuando
ces sintió que los ríos y los mares, las montañas
termina el día y se quedan a oscuras nuevamen-
y los campos, las flores y los árboles, los hombres
te, sienten alivio porque al menos en sus horas de
y los animales surgían con fuerza desde sus aden-
siesta pueden vengar las desfiguraciones —ideadas
tros, donde descansaba la matriz envuelta en mag-
por un loco—, que los conocedores suelen llamar
ma resplandeciente. No hubo llanto del recién na-
arte.
cido, tampoco estimulación de algún tipo. Pero el
rumor furioso de los mares dio a entender que el es-
Tallereándome
fuerzo había valido la pena. El nuevo mundo, como
Un cuento está a punto de terminarme. Antes de
si estuviera aprendiendo a caminar, comenzó a girar
mí, ha tirado varios intentos “fallidos”. Ha borrado
sobre su propio eje, preparando lo que podría ser el
gran parte de lo que en un inicio pude ser. Ha inclui-
primero de sus amaneceres.
confabulario 117
letras libros revistas
David Figueroa
E
l silencio. Pocas veces nos enfrentamos a lecturas que nos hagan recapacitar sobre circunstancias que nos
recuerdan que la vida en sí misma es simplemente hermosa y nos da la oportunidad de
trascender ya sea en lo que hacemos o a quiénes podemos conocer.
Esta historia, nos habla de una bella
mujer, Umiko, quien se encuentra postrada,
en coma, en la cama de un hospital debido
a un cáncer de cerebro que la tiene ahí y que
surgió sin un antecedente. Esta situación, ha
hecho que dos amigos suyos, Pema y un conductor radiofónico, la acompañen todos los
días, platiquen con ella (su estado es dormitabundo), y repasen algunas líneas que ella
escribió en su diario.
El joven conductor hace un recuento a
través de la lectura, de las experiencias que
vivió con Umiko, pero también, a manera
de charla amistosa, platica con ella respecto
a las diversas situaciones que la joven vivió
Edgar Mendoza
118 El Búho
antes de tan terrible enfermedad. Llega a la con-
sis de su hermosa cara y de su cuerpo bien deli-
clusión de que el cáncer “es un proceso biológico
neado por curvas provocadoras, le permiten re-
que el cuerpo pone en marcha cuando la persona
crear un momento íntimo en el que el amor y la
sufre un shock traumático inesperado”, y que en
estética femenina resultan en un tema vital para
el caso de Umiko, se presenta cuando ella adolece
la existencia humana y un tema particular para su
debido a la pérdida de su amado maestro.
programa.
La historia de Umiko es muy peculiar. Por un
Por otra parte, la relación cordial que el locu-
lado es una chica singular -como cualquiera de su
tor mantiene con Pema, durante el estado conva-
edad-, sale con diversos chicos, posee una amis-
leciente de Umiko, llega a ser maravillosa, como
tad sincera con sus amigas, pero además, tiene
dos grandes amigos, que redescubren el mundo a
una forma diferente de ver la vida. Esta situación
través de su amiga en común.
la lleva a un monasterio zen, donde conocerá la
Aunado a la situación central de la novela, el
vida simple, el sufrimiento, los laberintos de la
autor nos adentra -a través de las experiencias
mente, una visión más enriquecedora, además
vividas por Umiko dentro del monasterio- a la
de conocer la forma de vida de tan enigmáticos
concepción de un mundo simple pero a la vez
monjes que moran apartados de toda tecnología
complejo en el que la mente, el respeto a la natu-
y contacto con la civilización a no ser por los días
raleza y a los seres vivientes, hacen de este mun-
que salen del templo para buscar el sustento a
do un tanto más enriquecedor pero que, debido
través de la caridad. Todo ello, permeó en Umiko.
a la vida moderna y apresurada, no nos percata-
En este ambiente, la joven conoce a profundidad
mos, en muchos casos, que existe algo más allá
al gran maestro de quien aprende la paciencia y la
de lo que vemos.
paz interior; con el tiempo, se enamora del hombre sabio de una forma singular.
Esta novela además de romper con la clásica
historia en la que el final está sobreentendido, nos
De esta manera, cuando el maestro zen muere,
ayuda a reflexionar sobre nuestra vida, nuestro
Umiko se entristece lo que a la postre, se convierte
actuar, nuestros verdaderos amigos y resulta en
en lo que su amigo identifica como el origen del
una historia conmovedora, diferente y que surge
cáncer de cerebro que ella padece.
de la vida real. Muy recomendable, como todas las
El joven conductor radiofónico, todos los días
lecturas que la Editorial quinteto nos presenta.
habla con Umiko como si estuviera al aire y sus
pensamientos lo llevan a admirar la desnudez
de aquella joven de manera particular. El análi-
El silencio. Gaspar Hernández. Quinteto, España. 2010, 221 pp.
dfigueroah@yahoo.com.mx
letras, libros y revistas 119
Carmen Julia Holguín Chaparro
Tal vez…
En el aire se balancean
las alas del cielo,
las esferas veteadas,
un silencio de plumas
Entre las sombras del jardín huyen
peces lunares
T
al vez uno abre el libro entonces y se sube a La rueda de la
fortuna. Desde lo alto, la vida
impregna el aire que se respira: por
aquí “la música de un organillo que
se desliza en las fuentes de piedra”,
más allá “el rumor de las estrellas y
la forja de donde baja la noche”, leJesús Anaya
jos “notas de música rebotaban en el
aire” y cerca está “la presencia de todos nuestros dobles palpitando y riendo”. Hay alrededor, en el viaje de las páginas, en los espacios, las comas y
los puntos, voces, gritos, carcajadas; reservas, nostalgias, un “aire llegado
de los bosques de la infancia”, “hojas secas” que vuelan en viajes interminables y circulares. Hay una paz entre la algarabía de las palabras. Una paz
en medio de la guerra de los otros, de la propia que se desgrana a versos,
de la de aquellos que dan vuelta a la hoja con sus temores sosteniendo
los dedos; de la nuestra que atormenta los ojos con lluvias de siglos. Hay
120 El Búho
una paz quizá un tanto turbulenta que a una y mil
acordes preliminares de la música, la escena oscu-
voces estalla en mil colores mientras la rueda gira
ra y repentinamente luminosa en la que giran seres
y gira y gira… aparecen al ritmo de la rueda pere-
mágicos cubiertos de hollín o lentejuelas”. Cuan-
grina una “pequeña serpiente verde”, un “grano de
do se acerca al fin de la aventura, uno se alegra de
polvo amarillento”, unos “dragones rojos y anaran-
haberse atrevido a subirse a La rueda de la fortuna
jados”, unos “crisantemos ocres”, unas “túnicas de
de una poesía que desde sus alturas y sus roces de
azul”, un “cisne negro que despliega lentamente
suelo es capaz de hacerte un nudo en el estómago
sus alas”, un gato “blanco como el gato de Alicia”…
y conmoverte el alma… Uno cierra el libro mien-
A cada vuelta una mirada nueva, una sensación dis-
tras “del aire surge una rama de lilas como nube
tinta: el olor a mar que se adivina con sus “coronas
olorosa” y “un gato huye por la ventana”; un suspiro
de espuma fresca”, la visión de “hojas chorreantes
escapa del pecho y uno piensa
de lluvia, de jardines perdidos y de puertas de oro
Tal vez hemos escapado
que se abren sobre el cielo”, el recuerdo del amante
a este día
“cuyos brazos son ríos frescos de la noche”, la idea
de trajes hechos en serie
de que basta “extender las manos para tocar los
y máquinas bien aceitadas.
Luis Garzón
letras, libros y revistas 121
Rafael Martínez de la Borbolla
A
l recibir el premio Nobel de literatura
en 1982, Gabriel García Márquez señaló que “América latina no quiere ni
tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene
nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una
aspiración occidental. No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa,
parecen haber aumentado en cambio nuestra
distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que
se nos admite sin reservas en la literatura se nos
niega con toda clase de suspicacias en nuestras
tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué
pensar que la justicia social que los europeos
de avanzada tratan de imponer en sus países no
puede ser también un objetivo latinoamericano
con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de
nuestra historia son el resultado de injusticias
seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa.
Hugo Navarro
122 El Búho
Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han
dio a luz a un niño, que cariñosamente sería conocido
creído, con el infantilismo de los abuelos que olvida-
como Gabito.
ron las locuras fructíferas de su juventud, como si no
El bebe nació con una vuelta de cordón alrededor
fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos
del cuello -luego él mismo atribuiría su tendencia a
grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño
la claustrofobia a aquel contratiempo temprano- y
de nuestra soledad.
pesó, según se dijo, cuatro kilos doscientos gramos.
“Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el
Su tía abuela, Francisca Cimodosea Mejía, propuso
abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los dilu-
que lo frotaran con ron y le echaran agua bendita, por
vios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos,
si había algún otro percance”. Así rememora el biógrafo
ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos
inglés Gerald Martin, en Una vida, la llegada al mundo
y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz
de Gabo. A juzgar por la épica vida del pequeño, el ex-
de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y
traño menjurje de ron y agua bendita de la tía Francisca
se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimien-
produjo en su querido sobrino el efecto contrario: le
tos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos
impuso sobre su destino la estrella luminosa del éxito.
como para aumentar siete veces cada año la población
El Universo y su genialidad conspirando a su favor.
de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países
Los años de infancia en la casa de sus abuelos
con menos recursos, y entre estos, por supuesto, los
-Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán- fueron de-
de América Latina. En cambio, los países más próspe-
terminantes en la vida del pequeño, antes de ingresar
ros han logrado acumular suficiente poder de destruc-
al Colegio de San José, en Barranquilla, en 1936. Son
ción como para aniquilar cien veces no sólo a todos
las vísperas de su vida. Donde todo empieza, imaginé-
los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la
moslo aprendiendo a leer y escribir. Quizá por intui-
totalidad de los seres vivos que han pasado por este
ción comprendió que “La vida no es lo que uno vivió,
planeta de infortunios.” Con estas palabras recibió
sino lo que uno recuerda, y como la recuerda para con-
el premio Nobel.
tarla”. En sus libros atrapa la belleza oculta, pero no
El domingo 6 de marzo de 1927, en un pueblito
de las dimensiones invisibles, sino de nuestra propia
colombiano de nombre Aracataca, que en la mano de
existencia mundana, encontrando desde entonces su
Gabriel García Márquez puso a América Latina en el
inspiración en el mundo en que vivimos, entremez-
imaginario de millones de lectores con una palabra
clando mito con realidad. Con sus luminosos relatos
mágica: Macondo, alrededor de las nueve de la ma-
el genio colombiano se identifica con un nosotros
ñana, en medio de una tormenta poco habitual para
incluyente y, al lograrlo, los mundos paralelos de su
esa época del año, Doña Luisa de tan sólo 21 años,
imaginación se convierten en referentes universales.
letras, libros y revistas 123
Su obra fue fecunda, con títulos como El otoño del pa-
En el origen de la genial novela está también el
triarca (1975) y cuentos como “Isabel viendo llover en
viaje que el escritor colombiano hizo en 1950 con su
Macondo” (1968). En todos aparece el drama cotidia-
madre a Aracataca, para vender la casa donde había
no de la vida humana, convertido en empatía. Quizá
pasado su infancia, como evoca García Márquez
ese es su mayor logro.
en sus memorias, Vivir para contarla. Don Gabriel
En los años 40’s, influido por lecturas de libros de
fue un observador de la memoria cotidiana, poseía
escritores como Kafka, Camus y Joyce, comenzó a escri-
un conocimiento innato de la conducta humana, en-
bir una novela, titulada La casa, fundamento de lo que
tendió sus luces y también sus sombras, adquiriendo
más tarde fue su obra cumbre, Cien años de soledad.
una sabiduría popular que trasmitió con una narrativa
Su primera novela fue La hojarasca (1955) para la cual
magistral en sus obras, llegando a conclusiones tan
tardó un gran tiempo en hallar editor y, al publicarse,
francas y directas como que “El Sexo es el consuelo
el autor no obtuvo tantas regalías ni ganancias. Luego
para los que ya no tienen amor”, en su libro Memorias
vino El amor en tiempos del cólera (1985), donde narra
de mis Putas Tristes.
el romance entre dos parejas casadas. Vino después
En lo personal descubrí al Maestro García Márquez
una de su obras cumbres, Cien años de soledad, que
en su libro Crónica de una Muerte Anunciada, donde el
escribió en dieciocho meses. Fue traducida a 37 idio-
drama y la tensión crecen a cada página. Como suele
mas y vendió 25 millones de ejemplares alrededor del
suceder en la vida real, todos saben lo que se pla-
mundo. “He leído el ‘Quijote’ americano”, escribió
nea, lo que acontece excepto el interesado. La virtud
Carlos Fuentes tras leer el manuscrito de Cien años
de esta crónica, consiste en que motiva a continuar
de soledad. Así definía Fuentes -fallecido en 2012- en
la lectura pese a conocerse de antemano la suerte
una carta que le escribió a Julio Cortázar esta novela
del protagonista, pues leemos en la primera línea: “El
que después se convertiría en obra clave del realismo
día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó
mágico, y que al escritor mexicano le parecía “una
a las 5:30 de la mañana”. Se cuenta qué ocurrió. De
crónica exaltante y triste, una prosa sin desmayo, una
cómo las circunstancias, omisiones o destino impiden
imaginación liberadora”. Es “un Quijote capturado
que el afectado conozca lo que ya saben todos en el
entre las montañas y la selva, privado de llanuras, un
pueblo de Manaure: su inminente asesinato por parte
Quijote enclaustrado que por eso debe inventar al mun-
de los hermanos Vicario. Del cómo de los sucesos nos
do a partir de cuatro paredes derrumbadas”, le contaba
enteramos en detalle sólo al final del relato, cuan-
Fuentes a Cortázar y lo recordaba en el prólogo de la
do los hilos del destino han sido vueltos a tejer, sin
edición conmemorativa de Cien años de soledad (1967)
resolver por completo, con la escritura, el misterio
preparada por las Academias de la Lengua Española.
de la trama, porque la duda permanece; ahora con una
124 El Búho
fuerza lógica fundada en el prejuicio de lo supuesto
timiento de sus semejantes, esa espera que asfixia y
íntimo, y en el espejismo de verdades públicas apa-
angustia por una nueva oportunidad, por un negocio,
rentes. Nos recuerda que a veces el destino está de an-
un amor, un acto de justicia, una reivindicación, que
temano escrito. Pasará lo que tiene que pasar.
la mayoría de las veces no llega, pero que de cierta
En su obra El coronel no tiene quien le escriba, el
manera nos hace permanecer vivos. Todo acontece a
protagonista vive esperando eternamente una carta
partir de esta espera y el autor da lujo a los simbolis-
donde se le otorgara su pensión por haber participa-
mos como el estar rodeado de objetos que le recuer-
do en la guerra, una vez más este genio de las letras,
dan su ubicación entre el pasado y el futuro, tiene que
de forma paralela describe lo que acontece en el sen-
vivir bajo esta tensión del tiempo. Especialmente la
Juan Román del Prado
letras, libros y revistas 125
existencia del reloj, al que el coronel da cuerda todos
Necesito creer y quiero pensar que ahora mientras
los días, le recuerda sin piedad el avance del tiempo.
escribo estas líneas, un chiquillo en alguna parte de
Este reloj, que nunca se vendiÛÏ a pesar de un inten-
nuestra América Latina, esté leyendo sus libros, imagi-
to realizado por el mismo coronel, no le permite es-
nándose protagonista de esa historia, cuestionándose
caparse de este presente angustioso y de una intermi-
cómo podría haberse mejorado el argumento o inclu-
nable espera. De manera por demás magistral el escri-
so imaginándose otro final por uno más de su agrado,
tor nos demuestra que en la vida la incertidumbre es
nutriéndose de literatura, alimentándose de fantasías,
el mayor de los males y la esperanza lo que nos hace
escuchando cuentos o anécdotas de sus familiares,
permane-cer vivos.
absorto en inventar fantasías que anidan en su mente,
La leyenda comenzó el 17 de abril: Gabriel García
e inventando tramas y aventuras, soñando despierto,
Márquez falleció en jueves Santo, igual que Úrsula
forjándose a través de sus propias experiencias, para
Iguarán, personaje que creó en su obra cumbre Cien
que de pronto, se enfrente a su destino y enfrente a
años de soledad. Úrsula amaneció muerta a los 115
la página en blanco para que a través de su pluma to-
años. El premio Nobel de Literatura murió alrededor
das sus ideas cobren vida y aún sin saberlo, cautiven
de las 14 horas, a los 87 años de edad.
al mundo, llevándonos a distintas latitudes y tiempos
García Márquez nació en Colombia, pero eligió
para así continuar haciendo brillar a la literatura latino-
México, donde fue recibido como uno de los suyos,
americana y quitándonos el aliento a cada párrafo que
para vivir y morir. Sólo aquí se da un sentido festivo a
leeremos, contribuyendo con sus escritos a la cultura
la muerte, se despide al maestro con mariposas de pa-
universal y para mantener a las letras hispanoameri-
pel amarillo disparadas con cañones, se le reza y canta
canas en el lugar que desde los tiempos de Cervantes
con fervor. Un final digno entre la algarabía y la nos-
de Saavedra merecidamente nos hemos ganado.
talgia para el creador del realismo mágico latinoameri-
Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, agra-
cano. Aunque desde hace tiempo lo sabíamos inmortal
decimientos, imaginaciones y, sobre todo, por el paraí-
por la genialidad y magia de sus letras, reconociendo
so irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez
que aunque el hombre muere queda su obra, se des-
está ahora en el lugar que le corresponde; en el recono-
pidió de nosotros otro de los grandes, se está cerrando
cimiento de todos sus lectores, en la memoria colec-
el círculo del Boom latinoamericano de monstruos
tiva y permanente del ciudadano común, en la lectura
de las letras; primero fue Octavio Paz, después Carlos
imprescindible y obligada de su obra para las nuevas
Fuentes, ahora Gabo, nos queda Vargas Llosa con esa
generaciones, en fin: en la inmortalidad, rodeado de la
capacidad de renovarse y abrir mundos a través de
nostalgia, tristeza, alegría y en sí milagro de esto que
sus letras.
llamamos vida.
126 El Búho
Jorge Daniel Ferrera Montalvo
“Quizá, por eso, la medida de la lectura no debe ser el número
de libros leídos, sino el estado en que nos dejan.”
Gabriel Zaid: Los demasiados libros
L
a cuestión aparentemente es básica, incluso de tipo
histórica: confundir la voz lírica, narrativa, con la
mentalidad del autor; creer que lo que se escribe
o está escrito es inseparable de su vida privada o pública, pero
¿acaso no existe una larga tradición de crítica y teoría literaria
que abunda en análisis de estilo histórico y biográfico? ¿Acaso
no contribuye esta clase de enfoques
a la configuración del mito del autor?
Pienso, por ejemplo, en las numerosas
monografías sobre los poetas simbolistas o en las semblanzas acerca de
los escritores malditos norteamericanos; teniendo como antecedentes
más remotos la Poética y Retórica
de Aristóteles, estas perspectivas son
hoy el fruto del romanticismo del siglo XIX y del historicismo alemán. Sin
embargo, en estos recientes días que
se celebran los 100 años del nataliLeonel Maciel
letras, libros y revistas 127
cio de Octavio Paz y que reviso nuevamente su
El poema me parecía asombroso, dotado de
obra, no puedo evitar incurrir en esta dirección:
metáforas hermosas, escuchando y recogiendo
profesando una especie de hartazgo y notable
el espíritu de una generación, las voces de una
cercanía hacia lo que representa su figura.
ciudad desencantada. Tal vez, por misterios
La primera vez que obtuve noticias de
del destino o trivialidades de la casualidad, la
Octavio Paz fue durante la transmisión de una
vida quiso que me equivocara y que en vez de
serie de documentales dirigido por su colega
leer el aclamado poema, tomara El laberinto
y amigo el historiador Enrique Krauze. Me ha-
de la soledad.
bía llamado la atención su intensa labor poé-
Si pudiera definir a Octavio Paz en una sola
tica, política, ensayística e intelectual, pero
palabra, probablemente elegiría Paralelismo.
sobre todo -y lo que más recuerdo- un dis-
Tal vez, el Nobel de literatura, sea el mayor pro-
paro de imágenes de milesdemexicanosleyen-
sista hispanoamericano que utilizó con maes-
docontinuamenteunfragmentodePiedradeSol.
tría esta figura de pensamiento. Perteneciente
Aída Emart
128 El Búho
a una prolífica tradición de críticos y ensayistas
Conocedor de la obra de Whitman y Esthefan
-Alfonso Reyes, Julio Torri, Justo Sierra, Antonio
Mallarmé, supo incorporar a su poesía, sus en-
Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña,
sayos, la preocupación por el canto al poeta, la
José Enrique Rodó- Octavio Paz siempre tuvo
oda así mismo. De tal manera, motivos como la
presente en sus textos, poemas, incluso dis-
ciudad, la nieve, el viento, la memoria; fueron
cursos políticos, el otro lado de la moneda,
retomados en Vuelta, en Árbol adentro, para
los contrastes de la vida. Cómo no acordarse,
construir o desdibujar su imagen en el siglo.
por ejemplo, de su magistral ensayo Máscaras
Para Octavio Paz la ciudad fue esa masa defor-
mexicanas en donde -entre otras cosas- po-
me, ruidosa, que se elevaba invisible, siempre
nía como imagen la celebración del año nue-
asociada a la naturaleza; y el tiempo, era ese
vo; año nuevo que empezaba, pero que tam-
instante liviano que se perdía como inminen-
bién era fin y paso natural al rito de la cosecha,
cia de precipicio. Tal vez de ahí que Octavio Paz
de la abundancia. Ésta, para mí, era una de las
-como bien apuntó, en Letras Libres, José
formas en que Octavio Paz argumentaba, nos
Emilio Pacheco- revisara y corrigiera amplia-
iba conduciendo a través del ritmo vertiginoso
mente las ediciones críticas de su obra. Para
de sus ideas.
mí esta actitud no sólo revela su simpatía
La presencia del Paralelismo no sólo fue re-
por las contribuciones de la poesía simbolis-
currente en sus ensayos, sino también en sus
ta, sino también su enaltecida intención por
poemas. La poesía de Octavio Paz puede verse
desvanecer su imagen, por edificar su figura
como una obra que se construye con metáfo-
inasible.
ras, analogías sin aparente relación, pero sobre
De Octavio Paz preferiré acordarme del jo-
todo como una poesía que nombra, que vuelve
ven poeta que asistió a congresos antifascistas;
a describir el ser de los objetos. En este senti-
del editor incansable que impulsó a colegas y
do, considero que sus poemas pierden fuerza.
amigos; del ensayista disciplinado que abordó,
Enamorado de la precisión intelectual y cons-
en Corriente alterna y en El ogro filantrópico, la
ciente de su erudición histórica, la poesía de
democracia y el totalitarismo; pero sobre todo,
Octavio se apoya en el adjetivo, en la utiliza-
ahora que lo contemplo a distancia, del inmen-
ción encadenante del verbo, supeditando en
so legado que nos brindó su obra y no del hom-
ocasiones la imagen al sentimiento.
bre, el pensador, que escribió para elites inte-
Octavio Paz no sólo fue un gran hombre de
letras, sino también un lector de su tiempo.
lectuales y volcó su mirada por la construcción
de un mito, de una realidad fugaz
letras, libros y revistas 129
Yolitzin Jaimes Rendón
M
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas.
GIOCONDA BELLI
ara conduce a la nostalgia, no puedo evitarlo, pero
también al más excelso erotismo, al pecado más vehemente, al sexo escurrido en la pequeña Perugia, de
esa fusión de dos cuerpos, uno de 17 y el otro de 24, en un paraíso postergado y envuelto en la música
clásica. La poesía se hace presente en
cada uno de los encuentros, el amor libre del que nos habla Mara va más allá
de estereotipos, son dos cuerpos calientes y almas en remanso de paz, abatidos por la presencia del amor en sus
vidas. Concibo a Mara con la absoluta
libertad y el vaivén de su empoderamiento mental, inclusive menciona la
paráfrasis que Marx hace sobre Fourier,
refiriéndose al grado de emancipación
de la mujer como la medida natural de
la emancipación universal. Deshacerse
de la feroz palabra “propiedad” que
aniquila todo, que acaba con la magia,
Carlos Bazán
130 El Búho
que pone dueño y deja indefenso al más noble amor
no a la igualdad. Cuántas Maras no hacen falta ahora,
total. Se reflejaban en ella la rebeldía de todas aquellas
aquí en México, cuántas bastarían para que aquellas
mujeres que desafiaron las teorías de los hombres por
chicas que se pierden en la vanalidad y las etiquetas,
alzar su propia voz. Recordar a Sor Juana y hablar de
se atrevan a pensar y enamorar con el espíritu, a en-
los “hombres necios que acusáis a la mujer sin razón”.
tregar el alma antes que el cuerpo, a verse desnudos
Mara seduce y atrapa la voluntad, se manifiesta con el
por dentro, más que por fuera. A concebir el cambio
control de las situaciones a su paso.
en nosotros mismos y abonar a una sociedad mejor.
Mara envuelve, representa a la chica idealista de
Agradezco a Julio César Ocaña por invitar a su humilde
esos años. Asumirse comunista no era moda, asu-
servidora, sin duda Mara formará parte de nuestras vi-
mirse comunista se lo exigía la época y la ungían
das y habrá de disfrutarse con una taza humeante de
como tal sus lecturas sobre el Capital y los textos, in-
café atoyaquense, allá en ese terruño enclavado en la
clusive, de Milan Kundera. La primavera del 85 se iría
Sierra Madre del Sur.
de las manos con la promesa de una tan esperada
Reconstrucción.
Me pregunto, hacia dónde realmente iba la
Perestroika, y hacia dónde se dirigía la promesa
de un amor por siempre. Aires de derrota llegaron
a la URSS y al romance de nuestra protagonista,
pero no derrota ante la vida que se le esfumaba,
sino a la distancia interpuesta por un sistema que
desconfiaba de todos y que separó al socialismo de
la libertad de conciencia y de expresión. La libertad
es el derecho universal por el que se ha luchado
siempre, “El hombre ha nacido libre y por doquiera
se encuentra sujeto con cadenas”, decía Rousseau.
Los jóvenes de ahora necesitamos ir en esa
búsqueda de libertad y no desistir, aferrarse a la
educación como el medio para no ignorar nada y
tratar de aportar al mundo de las ideas y abonar
al pacto social, a cambiar los improperios por los
argumentos y seguir soñando con un mundo más
igual, entendamos pues que la equidad es el cami-
Francisco Del Castillo Lozano
letras, libros y revistas 131
Karla Galarce Sosa
V
i mi rostro frente al espejo y me sentí
perdida. ¿Qué diré de la obra de un
hombre que ha vivido tan intensa-
mente su vida? ¿Quién soy yo para hablar sobre su concepto del amor, para opinar sobre el
amor? Entiendo que se trata de compartir espacios, momentos, gustos, ideas, conceptos.
Compartirse con el otro, con los otros, y andar
un camino fortalecido, más decidido y más seguro que antes.
Pero ¿qué hay de cuando se es diametralmente opuesto? ¿Qué ocurre cuando se es completamente diferente a quien se ama? ¿Qué sigue
cuando sólo hay oposiciones? ¿Surgen el contrapeso o los complementos? El blanco y lo negro,
¿dónde queda la infinita gama de grises?
En Mara, vivir por siempre, Julio César Ocaña
nos ofrece una historia de amor entre dos jóvenes
que se conocen en Berlín.
Narrada en primera persona, nos lleva, a
través de 120 páginas -organizadas en ocho capítulos-, por lo vivido en dos años que marcaron
Max Sanz
132 El Búho
de por vida a sus protagonistas (incluido él mismo), a
sereno, indiferente… Inevitablemente le alcanzó la
través de viajes por la Alemania Socialista y la Italia de
premura. Intercambiamos direcciones. Nos despedi-
1984, año en que comenzó la historia que nos com-
mos como amantes enajenados. Ofrecimos encontrar-
parte, cinco años antes de la caída del muro de Berlín.
nos otra vez y no dejar de encontrarnos nunca, encon-
Sin importar hasta dónde llegó la fantasía que le
trarnos siempre…”
dejó la realidad, el autor nos advierte en los primeros
Ocaña ofrece deliciosas intertextualidades de au-
párrafos que decidió escribir la historia “en la contem-
tores como Dante, Shakespeare, Cervantes, Johann
plación de un bucólico paisaje entre Bolonia y la ciu-
Wolfgang von Goethe, Schiller, Heine, Mann, Saramago,
dad de Innsbruk en el verano del 87”, aunque aclara
Kundera, Sor Juana…, e invita al lector a reflexionar
que terminó por escribirla 25 años después de todo lo
sobre la politeísta cultura romana, al describir a la
que vivió, o imaginó.
protagonista como una exquisita semidiosa italiana
En las primeras páginas nos adelanta, breve y apa-
que gusta del rock and roll y la música de Beethoven,
sionadamente, cómo conoció a Mara “muy cerca del
que habla perfecto español y que es una comunista
muro de la ignominia”, en el corazón de la Alemania
light, que es hija de un reportero gráfico un tanto orto-
socialista, con el tridente de la efigie de Neptuno como
doxo y que adora a los Beatles también. En diferentes
testigo.
partes de la historia, enriquece la lectura cuando hace
“Charlamos, caminamos y hasta corrimos juntos…
referencia a los nombres de distintas diosas de otras
Avanzábamos, nos deteníamos y continuábamos;
culturas originarias de diversas partes del mundo.
mirábamos al frente, hacia abajo, hacia arriba, a los
Nos muestra la riqueza de las religiones, los caminos
tilos protectores y más alto, hasta el cielo. Nos veía-
en los cuales confluyen al amor como su motor, como
mos a los ojos, sonreíamos, reíamos a carcajadas, nos
su camino, como su principio y final, como el Alfa y
poníamos serios, seguíamos hablando y arrastrando
el Omega.
los pies passo dopo passo, como no queriendo llegar
Dante Alighieri y Milan Kundera, La Divina Comedia
al final del inicio de aquel romance apresurado, como
y La insoportable levedad del ser, se muestran como
no deseando que el tiempo pasase, como si fuésemos
cómplices del abrazo que originó la eterna simbiosis
orugas sin destino anunciado… Nos tomábamos de la
que Ocaña desarrolla en las páginas siguientes.
mano (sudaban nuestras palmas, nuestras almas ex-
Entre los paseos que ofrece al lector, describe
halaban ansiedad y añoranzas adelantadas) y, final-
un escenario entre las calles de Berlín: el autor de-
mente, nos abrazamos, nos acariciamos, nos dijimos
fiende, en voz de la protagonista que “ser comunista
un aventurado “te quiero” y un temerario “yo más”;
no es cosa de moda ni de arrebatos sentimentaloides,
y nos besamos a la orilla de un río Spree tranquilo,
ni de afiches, como este –decía mientras tocaba con
letras, libros y revistas 133
la yema de su índice izquierdo la hoz y el martillo de
Desencadena una adictiva historia epistolar entre
su boina–, es un asunto muy fuerte del pensamiento y
los protagonistas que impide soltar el libro de prin-
la razón, pero sobre todo de lo profundo del corazón:
cipio a fin, pero que en su desarrollo intuye un parén-
es una cuestión de amor”. A partir de eso, muestra que
tesis que Julio César resuelve con un paréntesis de es-
la ideología no sólo es una postura ante el sistema,
pionaje, en el que adentra a quien lee a seguir con la
sino también una forma de amar.
historia cuyo final es inesperado.
La Fontana Maggiore de Perugia, sus museos y
Una carta póstuma es el preámbulo del desenlace
calles, así como su intensa vida cultural, son el esce-
que establecerá al lector en el retorno a la eternidad,
nario de la más feroz batalla entre el conocimiento, la
en cuyo camino, el amor le llevará de la mano hasta
política y la pasión de sus protagonistas. Es una ciudad
adentrarlo en una realidad alterna, que ofrece como
de encuentro y de conocimiento entre los personajes,
única posibilidad de salvación al amor mismo.
pero también de promesas que el destino no tardaría
Ahora pienso en lo complicado que era comu-
en romper. Perugia se convierte también en un paseo
nicarse con el ser amado cuando había tierra o mar
arquitectónico por antiguos edificios, bellas esculturas
de por medio. Vivo un romance con alguien lejos de
y aromas, sabores, colores y texturas que casi se tocan
aquí. Nos escribimos casi todos los días y nos habla-
y se disfrutan en la lectura.
mos por teléfono cuando lo deseamos. Nos encanta
reír y revivir nuestros reflejos en
los ojos; eso me hace pensar que
nos conocemos desde hace años,
aunque apenas han pasado unos
cuantos. Le conté de Mara y quiso
estar aquí, pero sus obligaciones
laborales le impidieron atestiguar
personalmente la presentación de
la chica de Julio César. Me atrevo
a decir que MI CÉSAR también
está aquí y que en unos minutos
verá quiénes son cómplices de
este acontecimiento cobijado por
el amor.
Gelsen Gas
134 El Búho
apantallados
Dalia María Teresa De León Adam
Próspero sueña a Julieta
A
Ausencio Cruz actúa y escribe esta dramaturgia, en
donde Próspero, el personaje protagónico de la obra,
piensa inicialmente estar dentro del sueño de Julieta,
entrando posteriormente en la duda de que si realmente ésta,
es quien lo sueña y obliga a ser parte de la realidad onírica de
Julieta; personaje interesante que alude a la obra de Williams
Shakespeare, evidentemente la de
“Romeo y Julieta”.
El apasionado Romeo, se encuentra explícito solamente de manera verbal, en el diálogo de su amada
Julieta, quien mantiene con él en escena, un diálogo simulado, pues jamás
aparece.
La obra comprende inicialmente
dos monólogos, es decir, Próspero, un
científico medieval, pretende hablar
con su hija, a la cual la ubica dentro del
busto femenino de yeso, introducido
en una vitrina de su casa, y con quien
mantiene un diálogo interesante.
Fotografía de Pili Pala
apantallados 135
El segundo monólogo es presentado por el per-
Ifigenia
sonaje de Julieta a cargo de la actriz Daniela Zavala,
Texto escrito en el año de 1923 por Alfonso Reyes, que
quien cuenta algunos de los supuestos pormenores de
presenta Juliana Faesler y Clarisa Malheiros.
la muerte y su relación tanto amorosa, como familiar,
en donde los reclamos son una constante.
Es un arreglo en donde se juega con la temporalidad de la historia narrada, en el sentido en que los
La puesta en escena es en un solo cuadro esce-
personajes sacados de los mitos clásicos griegos, se
nográfico, que muestra la casa de Próspero, en donde
dirigen en ciertos momentos de la puesta en escena,
las escaleras hacia un sótano, son el escenario en
con personajes extemporáneos, como es el caso de la
donde yacen Romeo y Julieta.
introducción del personaje del presidente mexicano
Si pudiéramos dividir el tiempo durante el cual
transcurre la realización de esta puesta en escena,
Madero. Personaje visto muy de cerca en su contexto
histórico por el escritor Alfonso Reyes.
diríamos que es en la segunda mitad, en que por fin,
Dicha obra ha sido considerada como una de las
Próspero y Julieta se enfrentan, ante un diálogo en el
más bellas y complejas de la poesía hispanoameri-
que ambos se encuentran molestos, ante la presencia
cana, según la consideración del poeta mexicano y
del otro.
premio Nobel, Octavio Paz, y que Julieta Faesler dirige
La producción se encuentra a cargo de CONACULTA
y presenta de manera versificada, con un vestuario a
y el INBA y se presenta en el teatro “El galeón” hasta
la usanza griega y contemporáneo a la época posrevo-
el 1ª de junio 2014.
lucionaria, según el tratamiento del texto.
En ella actúa la primera actriz Julieta
Gurrola, estelarizando a Ifigenia, junto
con Andrés Weiss, Marco García, Ana
Isabel Esqueria, Jerónimo Best y David
Calderón.
La obra es en un solo acto con un
cuadro escénico que es empleado para
describir diversas escenas y lugares,
según narra la dramaturgia, con gran
histrionismo actoral.
La obra se presentó en mayo en el
teatro Jiménez Rueda, bajo la producción de la SEP, CONACULTA y el INBAteatro.
Fotografía de Pili Pala
136 El Búho
arca de Noé
Hugo Enrique Sáez A.
Violencia y justicia
S
ostiene Walter Benjamin que el origen
de la ley es la violencia. Se supone, de
acuerdo con la teoría del contrato social,
que la constitución pone en manos del Estado el
ejercicio legítimo de la violencia. Al mismo tiempo,
la idea de justicia en el derecho viene a reemplazar
la práctica de la venganza por parte de los particulares, subordinados ahora a la autoridad universal
del Estado. Hasta aquí repito, palabras más palabras menos, el discurso de cualquier gobernante
que desea presentarse como democrático. SIN
EMBARGO, el problema es más complejo.
Primero, la sociedad de ideas que surgió con la
Revolución Francesa nos convirtió en adoradores
de una nueva trinidad abstracta: igualdad, libertad, fraternidad. La encarnación de esos valores
se manifestaría en las leyes que abarcarían a la
comunidad entera. Y nos encargó que fuéramos
el factótum de ese mundo transparente, nos hizo
responsables de llevarlas a cabo con nuestra actividad, que terrenalizáramos esos valores. También
Carlos Reyes
arca de Noé 137
nos convirtió en culpables del fracaso. Inclusive
explotar el tráfico de drogas, controlar la informa-
el materialista Karl Marx llegó a pensar que si los
ción) lo hace y se lo etiqueta como poder fáctico,
obreros leían El capital se verían empujados a hacer
corrupto aliado con segmentos del poder público.
la revolución. Dicha sociedad de valores ideales
Segundo, antes de que se instaurara la dictadura
está en franca retirada y se la reemplaza por el
militar en 1976, el gobierno constitucional argenti-
predominio del pragmatismo más radical: quien
no había aprobado severas leyes para perseguir
tenga el capital económico y político para triunfar
“subversivos” (eufemismo que abarcaba a cualquier
en cualquier competencia (llegar a la presidencia,
opositor). Basándose en el cumplimiento de esas
disposiciones, los militares desaparecieron y
mataron a miles de inermes ciudadanos, con
el objetivo de lograr la “paz” y la “seguridad”.
A la vuelta de la esquina, el gobernador del
Estado de Puebla determinó que aprobaran
una “ley bala” que autoriza a la policía usar
armas de fuego en contra de manifestantes.
Resuena el porfiriato por aquella comarca:
“¡Mátenlos en caliente! Después virigüen…”.
Tercero, la creación de nuevas leyes
contribuye al fortalecimiento del Estado
y favorece la corrupción de sus agentes,
que tienen motivos mayores para extorsionar ciudadanos. En cambio, el gobierno de
Lázaro Cárdenas se enfrentó a las empresas
extranjeras que saqueaban el petróleo mexicano y por ley estableció que la propiedad de
los hidrocarburos pertenecía a la “nación”.
No se imaginó que este concepto abstracto
se traduciría en los discursos de políticos
corruptos como “propiedad de todos los
mexicanos”, pese a que la explotación de
este recurso sólo ha servido para enriquecer
Juan Román del Prado
138 El Búho
a la “familia revolucionaria”. Sin ningún problema,
juicios de la “crítica” estúpida. Y sí, en la producción
la actual administración de Enrique Peña Nieto
de la película participa Televisa, cuyo nombre es lo
modifica las leyes para que ingresen de nuevo
primero que aparece en la pantalla. Sin embargo,
las multinacionales explotadoras. La ley responde
me parece que sus directivos están conscientes de
a su origen violento, sigue siendo violencia, y no es
que su público cautivo no mostrará mucho interés
imparcial, se emplea como instrumento de poder
en este auténtico documento sobre un líder ejem-
de los funcionarios que se han apropiado de las
plar de la lucha contra el despotismo, el racismo y
instituciones.
la efectiva explotación de los inmigrantes así como
Como dice un personaje de Jean-Luc Godard:
de los descendientes de mexicanos en los Estados
“matar a un ser humano en función de defender
Unidos. La taquilla se expande con la bazofia de un
una idea no es defender una idea, es matar un ser
Derbez, por ejemplo.
humano”.
La película tiene ritmo, actuaciones muy verosímiles, escenas de las masas que seguían a Chávez
César Chávez, un líder de la no violencia
filmadas con profesionalismo, acercamientos de la
Hace ya algunos ayeres cuando la revista Proceso
cámara en rostros muy vigorosos, que me recor-
publicó una historia de México escrita, presunta-
daron a Fellini y a Buñuel. El contenido está cap-
mente, por un “chavo de la Ibero”. Aclaro que en
tado muy bien. Chávez exhorta a no actuar como
dicha universidad hay una multitud de personas
víctimas, es decir, no tener una actitud reactiva
diversas, como aquellos que iniciaron en contra de
que sólo persigue la descarga sobre los símbolos
Peña Nieto el movimiento #YoSoy132. Más bien la
del poder sino de enfrentarlo con la no violencia.
imagen de individuo elitista e ignorante se refiere
En un momento rescata con vida a un individuo
a cómo se los percibía aún en los años noventa. La
que están masacrando porque atropelló a un com-
“historia” comenzaba más o menos así: “los indí-
pañero de la Unión campesina. La capacidad orga-
genas eran unos seres que les gustaba vivir en las
nizadora de este auténtico líder también se destaca,
ruinas”. Valga la introducción para mostrar que la
ya que lo hace con un bajo perfil del que deberían
película de Diego Luna sobre César Chávez también
de aprender los narcisistas que hoy se ofrecen para
ha tenido una repercusión que no merece entre los
encabezar movimientos sociales. Y no digo nom-
frívolos merolicos de Televisa. “Un buen resumen
bres. Por último, el apoyo que Robert Kennedy dio
de la vida de César Chávez” “Es importante que par-
al movimiento se hace explícito en varias escenas,
ticipe Televisa porque Emilio Azcárraga Jean emite
un poco antes de que lo asesinaran. Gramsci decía
un mensaje con causa social”. Son algunos de los
que la división de los dominadores ayuda a crear
arca de Noé 139
un nuevo Estado. En el otro extremo, es repugnante
y una blusita blanca a la que se le había despren-
ver entrevistas a Reagan, gobernador de California,
dido un botón a la altura del ombligo, lugar que
además de la asunción de la presidencia por Richard
cubría su recato con la libreta color café del trópico.
Nixon. En suma, me gustó la película.
Ondeaban las cabezas de los asistentes al ocupar
sus lugares en el auditorio. Junto a ella advirtió que
Puros cuentos
un hombre de pelo y bigote canos la miró intriga-
A la muerte de su abuela malvada, la cándida
do. El conferencista se presentó: “Yo soy don Juan.
Eréndira decidió estudiar filosofía. Con una libreta
Soy un indio yaqui. No andamos por los mismos
de apuntes y una pluma se presentó en la uni-
caminos. Voy a desafiarlos. Hagan trizas su razón
versidad el primer día de clases. Las flores de las
y traten de sentir mi presencia sin explicaciones.
jacarandas publicaban al mundo que en ese rincón
Cierren los ojos y mediten. El universo les concede
había llegado la primavera. Una bandada de mari-
el tiempo previsto para mi conferencia”.
posas amarillas le fue mostrando el camino hacia
Durante una hora nadie pudo abrir los ojos.
el aula magna donde se dictaría la conferencia
Fue como un despertar de un sueño agradable.
inaugural de los cursos. Vestía unos jeans sencillos
En el estrado ya no estaba la figura del indio que
por extraño designio había llegado vestido con un traje azul y una
corbata roja. El anciano se dirigió a Eréndira: “Nunca sabremos
si este instante existió o no. Ya no
recuerdo muchas cosas. Todas las
noches se aparece en mi habitación Remedios la bella. Flota entre
los muebles y su mano me invita
a seguirla en esta primavera del
2014. Pero he tenido una emoción
muy fuerte, niña querida. Estás viva
y de tu cuerpo se han borrado los
abusos que sufriste. Es una hermosa alegría para despedirme.” Y
lloró.
Jesús Anaya
140 El Búho
Martha Chapa
L
as dos canonizaciones que celebró
con bombo y platillo la Iglesia católica el domingo 27 de abril tienen gran
relevancia en el orden religioso, pero también
llevan un contenido social y político vinculado
a la globalidad de nuestros tiempos.
Nunca antes, por ejemplo, se había elevado a la santidad a dos papas de manera
simultánea. A esto se suma el hecho inédito de
que en la ceremonia formal se haya contado
con la presencia de dos pontífices: Francisco
–el papa actual– y Benedicto XVI –papa emérito–, con lo que la canonización conjuntó a
cuatro de las más grandes personalidades de
la Iglesia católica en épocas recientes; es decir,
cuatro papas –dos vivos y dos convertidos
en santos– en una misma ceremonia.
Toda esta difusión sobre los ritos católicos y
sus protagonistas probablemente incidirá tanto
en el reforzamiento de la jerarquía eclesiástica como en la revitalización del catolicismo
en el mundo.
José Juárez
arca de Noé 141
Un dato sobre el que se ha hecho énfasis es
Iglesia católica. De Juan XXIII se destaca su
que Karol Wojtyła tuvo el proceso de canoniza-
vocación reformadora de la iglesia, lo que
ción más rápido que cualquier pontífice de la
permitió que en su corto papado de menos
historia moderna: apenas nueve años después
de cinco años promoviera encíclicas trans-
de su muerte, ocurrida en abril de 2005. En
formadoras y convocara al Concilio Vaticano
comparación, Angelo Giuseppe Roncalli –nom-
II, que cambió el rostro del catolicismo.
bre secular y muy poco conocido del papa Juan
En cuanto a Juan Pablo II, en su largo pon-
XXIII– tuvo que esperar más de 40 años luego
tificado de 26 años (el más prolongado del
de su muerte, ocurrida en 1963.
siglo XX) no sólo fue un férreo combatiente del
Se ha dicho que uno y otro de los ahora
comunismo y tuvo una presencia activa y con-
santos muestran dos caras opuestas de la
tinua en las coordenadas del poder mundial,
Martha Chapa
142 El Búho
sino que también acercó a la iglesia romana
religiones o iglesias, no sólo cristianas sino de
a todos los confines del planeta. No en vano
otras raíces, como el budismo.
se le apodó el papa viajero: realizó más de
Un capítulo aparte se escribirá en el caso
100 viajes fuera de Italia y hasta se cuenta
de México, que sigue siendo un país con mayo-
como anécdota que rebasó el récord del millón
ría católica, donde Juan Pablo II fue querido y
de kilómetros recorridos.
venerado en vida –como si ya desde entonces
El proceso de canonización de ambos pon-
tuviera la jerarquía de santo– y ahora lo será
tífices no estuvo exento de algunos cuestio-
más, una vez canonizado. Nueva oportunidad
namientos, en especial en lo que se refiere al
para alentar tanto las vocaciones sacerdotales
papa polaco, criticado por su posición tibia
como la acción pastoral de la juventud o lograr
–algunos la califican de solapadora o encubri-
una mayor influencia no sólo en el campo espi-
dora– respecto de la pederastia de un número
ritual sino también en el terrenal, con mayor
considerable de sacerdotes, y por su caute-
presencia e injerencia en las cuestiones políti-
la para enfrentar las corruptelas del aparato
cas y de gobierno de la sociedad mexicana.
financiero administrativo del Vaticano.
Por cierto, hablando de política y religión,
En todo caso, con la santidad de estos dos
no podemos soslayar el hecho de que en la
jerarcas la Iglesia católica renueva su vigencia,
grandiosa ceremonia religiosa de canoniza-
continuidad e influencia. Por otra parte, en el
ción estuvo presente la señora Angélica Rivera,
ámbito sociopolítico redefine su capacidad
esposa del presidente de México, lo que de
de cambio, aunque éste se muestre claramente
seguro confirma acercamientos y pactos que
acotado, además de que permite reactivar el
ya conoceremos.
proselitismo para allegarse nuevos creyentes,
Hemos recibido, pues, dos mensajes de la
sobre todo en Latinoamérica y África, mucho
Iglesia católica, que apuntan tanto a la reno-
más allá de la esfera de influencia de los papas
vación como a la apertura y que ojalá hagan
Italianos que encabezaran esa iglesia durante
revivir y afianzarse a los que se supone son los
cientos de años.
principios centrales de esa religión, como la
Otra consecuencia que podría catalogarse
justicia, la tolerancia y la paz.
como positiva es que las recientes canonizaciones podrían contribuir a mantener y, quizá,
a engrosar la grey católica, que ha disminuido
frente a la dinámica y modernidad de otras
www.marthachapa.net.mx
Facebook: Martha Chapa Benavides
Twitter: @martha_chapa
arca de Noé 143
Cirilo Recio Dávila
U
sualmente al darle seguimiento a lo que sucede y
considerar los intereses de la empresa informativa
a la que pertenece, el periodista pone en boca de
sus fuentes de información la opinión de su propio medio de
trabajo. Más aun, incorpora lo que en el fondo de sí mismo
querría escuchar. Se trata de una
condición propia de la subjetividad de la persona, que implica considerar en los demás lo
que consideramos para nosotros
mismos: una forma que anula la
comunicación e impide la realización plena del lenguaje.
Como sabemos, el lenguaje
es la representación mental de
la realidad a través de un conjunto de signos y símbolos que
codifican la comunicación humana. Es decir, es un código entre
personas, interpretable a través
de expresiones con significados
Aída Emart
144 El Búho
convencionales, lo que resulta en la comunicación.
propio ser como sujeto, la objetividad que se pide
Cuando el periodista expresa lo que su fuente de
en los medios es simplemente que su información
información le da a conocer, amoldándolo como
sea verificable, confiable, accesible, comprensible y
si fuera la voz de su propio medio o lo que él
completa”1.
mismo quisiera que fuera, el cometido, la función
Cuando el comunicador incorpora en su nota
del lenguaje se anula. La información se vuelve
informativa su propia opinión de lo que sucede,
entonces distorsión de la realidad, involuntaria o
cuando además de reseñar el acontecimiento lo
deliberadamente.
interpreta bajo su propia óptica de las cosas y
Este hábito puede tener su origen en la relación
emite juicios de valor sobre ello, es decir cuando
explícita que el individuo establece con las realida-
editorializa una noticia, puede considerarse que
des que le rodean. Por esta razón, se trata de una
la difusión por publicar sea inaceptable
situación interior —del acervo ético personal, ínti-
criterio definido sólo por los contenidos noticiosos
mo—, que puede ser muy variable entre distintas
mismos. Esto significa que no existe un sentido de
personas. Esto que afirmamos es posible ejempli-
congruencia entre los criterios de verdad, acerca
ficarlo con el fenómeno de construcción ideológica
de las respuestas que han de satisfacerse en una
conocido como etnocentrismo que consiste en una
información completa —los qué, cómo, cuán-
transferencia de subjetividades y actitudes cultura-
do, dónde y quién— y la subjetivación que el
les propias, particulares a la persona, respecto de
informador realiza sobre el contenido informativo.
su interpretación de una cultura diferente. Se trata
De acuerdo con Carlos Marín y Vicente Leñero en
de una de las aportaciones recogidas de la antro-
su Manual de periodismo2, las características que
pología social y de las ciencias sociales que tiene
definen la información son: veracidad, oportunidad
entre sus exponentes a Margaret Mead, William G.
y objetividad. Es decir, ha de ser verdadera, vigente
Sumner y Claude Lévi-Strauss. Para el propósito de
y actual, así como objetiva, sin distorsiones ni
este tema, el concepto ilustra la influencia que tie-
manipulación deliberada.
nen las subjetividades sobre los criterios de verdad
para dar a conocer una información.
por un
Pero como decíamos, citando a Guerrero, una
subjetivación noticiosa es parte de la comunicación
Una interpretación de acontecimientos e infor-
humana. El gusto, color, matices e impresiones per-
mación, con una tendencia excesivamente subjetiva,
sonales forman parte de la individualidad y estimu-
es también atendible en los medios. Como lo indica
lan el interés de los auditorios. No puede pedirse a
Manuel Guerrero “aunque la neutralidad del infor-
un comunicador que anule esta riquísima faceta de
mador es imposible, porque nadie puede anular su
su trabajo. No obstante, una editorialización pre-
arca de Noé 145
dominante en una nota, un uso excesivo de apre-
Bajo este enfoque, veamos lo que en el libro
ciaciones personales o la persistente propensión a
Vertiginosa inmovilidad del catedrático Horst
integrar porqués y paraqués dentro de los conteni-
Kurnitzky, nos recuerda acerca de la mediación del
dos informativos, nos hablan de una personalidad
lenguaje en el ámbito comunicativo:
con alto sentido de individualidad. En tal caso, tal
[…] El mundo percibido no consiste solamente
vez sea preferible canalizar la actividad periodística
en los objetos y su espacio circundante, con-
hacia el análisis, la opinión, comentario, interpre-
tiene todas las relaciones. Por ello, los objetos
tación, juicio y/o reflexión sobre la noticia. Trabajar
en el espacio y entre ellos, así como el pasado
en el terreno de la mesa de redacción o en la jerar-
y el futuro, están conectados con la forma de
quización informativa.
la percepción. La percepción está mediada por
La actividad informativa y la comunicación
la lengua. Y la lengua muestra que el mundo
masiva, como hemos señalado, no son trabajos de
percibido no es solamente “mi mundo”. Todos
una total imparcialidad. De momento descartemos
los otros participan y transmiten a través de la
la manipulación deliberada de la noticia —que nos
lengua sus experiencias, no hay ninguna expe-
da abundantes casos en los cuales los intereses
riencia sin lengua. Ella quiere articular la expe-
en juego manifiestan por razones obvias, delibera-
riencia y, trabajada en lengua, conservarla en
damente, la ausencia de neutralidad en el trabajo
la memoria para recurrir a ella. Como las artes,
informativo— y veremos que también la subjetivi-
la lengua es un medio para elaborar la memo-
dad de las individualidades nos permite reconocer
ria, que solamente es recordada como memoria
que una imparcialidad pura es un requisito que no
elaborada.
puede pedirse dentro del oficio informativo. Sin
embargo, también es claro que es factible defender
Recuperamos aquí las palabras de Kurnitsky
una causa legítimamente, un medio y un informa-
para poner de relieve que en el terreno de la infor-
dor individualmente puede hacer uso de su derecho
mación existe un extensísimo horizonte de relacio-
de expresión al dar a conocer claramente su posi-
nes subjetivas conectadas a través del lenguaje. Sea
ción sobre un determinado tema. En cambio, no es
si consideramos al lenguaje como una estructura
admisible que un medio haga uso de sus informa-
del pensamiento para expresar la realidad a tra-
dores para dar cobertura a los temas que son de su
vés de signos representables, o si lo vemos como
exclusivo interés en demérito del interés público, o
la suma del habla y la lengua: como la capacidad
que presione para modificar la información obteni-
humana para comunicarse simbólicamente, en
da para su conveniencia política o económica.
cualquier caso, el lenguaje nos permite reconocer
146 El Búho
la subjetividad, la singular manera de ser de cada
Por eso podemos hablar ahora de los valores
uno. Este reconocimiento de la subjetividad —que
mencionados, a manera de ilustrar el modo en que
contiene esa distorsión o matiz del individuo y la
se coteja el acervo ético interior con las realidades
tendencia que implican los intereses formados—
de la actividad informativa: lealtad, honestidad,
no debe hacernos ignorar los extremos que conlle-
respeto, tolerancia, libertad, pundonor y convic-
van posturas éticamente cuestionables de acuerdo
ción, en función del grado en que estos atributos
con una pauta de valores humanos reconocibles:
de la conciencia de los informadores se encuentran
lealtad, honestidad, respeto, tolerancia, libertad,
en una expresión informativa. Si bien notamos que
pundonor y convicción.
estos valores se incluyen en un acervo subjetivo,
Se trata desde luego de ejemplos que
aquí se adoptan como una gama aleatoria
de posibles posiciones éticamente definidas,
puesto que corresponde a cada persona
determinar sus criterios de conducta y relación ética. Como hemos dicho, nadie carece
de esquema ético. “Nada humano me es
ajeno”, señala la sentencia latina. Cada persona, por el sólo hecho de serlo, incluye en
sus características un perfil ético propio que
—conforme a la psicología general— proviene de una conciencia de sí mismo. En tanto
que según la psicología particular —en el
caso del periodismo— contiene una gama
extensa de posiciones, actitudes y convicciones difíciles de graduar, estimar, definir
y pormenorizar, porque forman parte de la
interioridad de cada persona. Sin embargo,
son actitudes y manifestaciones de un rápido
y sencillo reconocimiento, cuando se expresan dentro del interesante ámbito de las relaciones humanas.
Leonel Maciel
arca de Noé 147
individual, son también principios morales expre-
modo que podría hablarse de simpatía, confianza o
sados en la actividad informativa y en la comuni-
pulcritud, conceptos que por lo demás definen un
cación. La intención de estas apreciaciones no es
conjunto de valores reconocibles humanamente.
de ningún modo moralizar o proponer una pauta
Sigamos entonces con la forma en que puede
de conducta determinada al informador, sino sola-
enlazarse un actuar ético y el acervo interno del
mente exponer la baraja de posibilidades que tiene
informador. Así vemos que la extorsión o chantaje
su actuar ético, toca a cada quien establecer su
con base en determinada información, (las distor-
propia valoración interior y su consecuente expre-
siones noticiosas, el abuso de la libertad de expre-
sión en su desempeño profesional. Así al hablar de
sión cuando se recurre a la calumnia o la difama-
honestidad, respeto, tolerancia, etcétera, se hace
ción, por ejemplo,) manifiestan acciones éticamen-
sólo para proponer un posible ejemplo, del mismo
te negativas. Corresponden a un esquema ético que
Carmen Parra
148 El Búho
implica una inconsciencia sobre los parámetros de
“[...] las responsabilidades del periodista abarcan
valor mencionados. De esa manera, en el caso de la
cinco categorías: con sus propias convicciones,
extorsión, podemos observar:
con los órganos de información a los que sirve,
a) deslealtad hacia los fines del servicio público
con la opinión pública y con la sociedad en su
de la actividad informativa, b) ataque al respeto
conjunto, las derivadas del respeto a la ley y con la
a tercera persona, c) abuso de la libre expresión,
comunidad internacional y el respeto a los valores
d) pundonor sustituido por el cinismo y e) convic-
universales”.
ción errónea sobre las funciones del medio infor-
Por su parte, Manuel Guerrero, en el cuadernillo
mativo, que se han tergiversado por un propósito
sobre transparencia del poder público, nos dice en
chantajista, originado en la búsqueda de un interés
el apartado titulado ¿Por qué los medios contribu-
económico o de poder. Bajo estos valores éticos
yen al bien público?:
que prefiguramos anteriormente como un código
Los medios de comunicación obedecen a dos
de criterios para el informador, la extorsión, el
premisas fundamentales: son empresas mediá-
chantaje, que pudieran ejercerse sobre una infor-
ticas que se rigen por criterios e intereses eco-
mación determinada, implica también deshonesti-
nómicos y mercantiles, pero también por una
dad, puesto que desvirtúa las responsabilidades de
lógica de servicio público. En este sentido las
servicio al público, una de las bases de este oficio.
razones por las que favorecen al bien público
Además, es conocido y evidente que toda comu-
como una ética de servicio a la sociedad, son:
nicación, todo diálogo, requiere de una mínima
a) que forman parte de un mercado competitivo
tolerancia mutua entre quienes se comunican. Esta
entre varios medios haciendo contrapeso entre
reciprocidad esencial es la que nos vuelve capaces
sí, b) el equilibrio que establecen entre la liber-
de escuchar otros puntos de vista, de entender
tad de expresión y el derecho a la información,
posiciones y atender argumentos distintos de los
c) el profesionalismo de los informadores y e) el
propios, de refutar, replicar o aceptar otras ideas.
uso que hacen de la tecnología.
En el caso que comentamos de una extorsión
con base en un condicionamiento informativo, la
Como podemos ver, la ética profesional del
premisa esencial de la tolerancia simplemente está
informador requiere tanto de su acervo individual,
ausente y por lo tanto sencillamente se pierde el
así como de responsabilidades públicas asumidas
objetivo, el propósito esencial del medio de infor-
respecto de su propia empresa y de la sociedad en
mar. Veamos ahora lo que nos dice Adrián García
la que se desempeña. Por lo demás, como sucede
Cortés en su Diccionario de comunicación social3:
en otros casos donde hay una aplicación ética cues-
arca de Noé 149
tionable, el ejemplo que planteamos tiene también
información e ideas de cualquier naturaleza,
significaciones legales prescritas por el derecho
sin considerar fronteras, ya sean orales, escritas
vigente. Escapa a los fines de este texto determi-
o impresas, a través del arte, o de cualquier otro
nar la conjugación entre aspectos éticos y terrenos
medio de su preferencia. Este es un tratado, el
legales, porque la propuesta de estos apuntes se
cual es cubierto por cualquier Estado hasta que
dirige a generar en el informador o en quien se
es ratificado.
halle interesado en los medios de comunicación
masiva, una reflexión profunda sobre la impor-
El campo ético corresponde a un acervo de
tancia de los recursos de su propio esquema ético
valoraciones interiores, innatas y adquiridas
sobre las facultades y presencia de los medios y no
de cada persona. El ámbito jurídico —por su
a establecer un marco legal sobre la materia de los
parte— se atiene a las normas que el conjunto
cuales abundan en nuestro país.
social establece como leyes. El acervo ético indica
No obstante es necesario deslindar ambos
esquemas de conducta ética. No es una tautología
campos y profundizar en algunas consideraciones,
decirlo si consideramos que el acervo interior es el
en especial a la luz de los cambios legales que se
conjunto de valoraciones que cada quien asume en
han producido recientemente. El marco legal dentro
su persona, en tanto que la conducta es la expre-
del cual operan los medios de comunicación deriva,
sión de ese acervo. También es necesario reflexio-
en primera instancia, de la legislación internacional.
nar sobre otra faceta de las realidades éticas que
Tradicionalmente la Declaración Universal de los
involucra la interioridad personal. Es decir, realida-
Derechos Humanos (UDHR por sus siglas en inglés)
des que se aplican en la forma particular de actuar
es la ley internacional que nos permite conocer la
y de expresarse de cada individuo.
forma en que se interpretan las demás leyes. En su
Con frecuencia, en el medio informativo des-
Art. 19 la UDHR establece una garantía fundamental
tacan profesionales con una gran capacidad, con
del derecho de libertad de expresión. Los medios de
una valiosa disposición para llevar a buen puerto
comunicación masiva derivan sus libertades de este
la actividad informativa o con cualidades particu-
derecho. Este artículo tiene repercusión y efecto en
lares reconocibles como la constancia, puntuali-
el Art. 19 del Pacto Internacional sobre Derechos
dad, el cumplimiento de compromisos adquiridos,
Civiles y Políticos (ICCPR):
etcétera. Tales valores personales se expresan en
Cualquier persona deberá tener el derecho a la
los resultados de la labor comunicativa, aunque
libertad de expresión; este derecho debe incluir
comúnmente no sean virtudes objeto de estimación
la libertad para investigar, recibir y compartir
suficiente debido a las presiones del oficio, son,
150 El Búho
eso sí, características que hacen posible una mejor
Durante el Tercer Foro de Radio Educación, rea-
confiabilidad en el proceso de difusión, divulgación
lizado entre el 26 y 30 de enero de 1998 en la ciudad
e información. Es pertinente apuntar que estas
de México, el comunicador Alejandro Aura presentó
capacidades, actitudes o valoraciones de índole
la ponencia “Una radio bien hablada”. Esta pro-
personal, son singulares a cada individuo.
puesta se estima valiosa para abundar sobre este
Estas cualidades personales aparecen con refe-
ángulo que abordamos ahora sobre la subjetividad
rencia a una panoplia de actitudes individuales, en
y los criterios de verdad que tienen mediación por
las que tiene un papel protagónico —entre otras
la palabra. El escritor y célebre locutor revaloraba
cosas— la confianza en sí mismo y en los valo-
así la expresión verbal en tanto vehículo exacto de
res del espíritu humano. Podríamos caracterizar
la comunicación. Respecto de la radiofonía reco-
esa confianza como el estado interior por el que
mienda en dicha ponencia:
nos sentimos seguros, con certidumbre y
libres de todo temor. Confianza que nace
de una honda valoración de las propias
capacidades y del reconocimiento de que
nada amenaza la propia integridad. La fe
y la convicción, la autoestima y el valor,
así como el estado de la conciencia ética y
moral, son factores y conceptos que, desde
la propia individualidad, se vinculan con
esa autoconfianza. Este conjunto de valoraciones individuales subjetivas, puesto
que se producen a partir del sujeto, están
estrechamente ligadas con el ejercicio profesional. De la relación entre este código
interior y la práctica profesional se origina
la pertinencia ética del comunicador. Es en
este sentido que se cita a continuación una
propuesta que hiciera el fallecido comunicador Alejandro Aura en el contexto de la
radiofonía en México.
Jazzamoart
arca de Noé 151
[...] que se aplicara el uso del lenguaje pasado
valer en un entorno informativo plagado de poses
por la creatividad de quien lo emplea incluso
eruditas, barbarismos imprecisos, vicios de lenguaje
para las materias más comunes y frecuentes del
—como tautologías y razonamientos incomple-
radio: los noticieros, los programas deportivos,
tos— y defectos de comunicación como suponer
las informaciones del clima o de la contamina-
en el otro respuestas que no ha establecido—, pero
ción ambiental, y hasta los reportes del tráfico
no es así. La palabra es el vehículo preciso de la
de vehículos automotores y sus percances.
comunicación humana. Por esto también es oportu-
Podría emplearse, en lugar del lenguaje habitual
no reflexionar en la expresión del reconocido publi-
lleno de lugares comunes, de imprecisiones y
cista español, radicado en México desde el exilio
muletillas, un lenguaje vivo y comprometido
de la Guerra Civil Española hasta su fallecimiento
con la individualidad de los expositores y de
en 2009, Eulalio Ferrer, quien durante un homenaje
los radioescuchas, un lenguaje que al exponer
a Jesús de Polanco, director del periódico español
los movimientos espirituales de quien lo emite
El País, en la Feria del Libro de Guadalajara, los
se haga atender como una conversación cerca-
últimos días de noviembre de 1998, afirmó:
na, como una confesión, como un canto, como
[…] necesitamos convivir con las nuevas tec-
algo personal, ante quien lo oye.
nologías, pero a condición de que éstas sirvan
al hombre, no que le sustituyan. El lenguaje
El lenguaje es uno de los medios más signifi-
mecánico de los dedos no debe desplazar el
cativos para el desarrollo profesional del informa-
lenguaje de la emoción, el de las manos abier-
dor y del comunicador. En
este sentido no es superfluo
tomar en cuenta lo sugerido por Alejandro Aura. Son
propósitos
aparentemente
secundarios en la responsabilidad de quien se dedica al
periodismo: dar valor al propio lenguaje, dar a la palabra personal un contenido
vivo —es decir, nacida de la
propia convicción—, hacerla
152 El Búho
Lourdes Domínguez
tas y rendidas; ni el del efecto al del afecto, ni el
Para el comunicador, los criterios de verdad
de la máquina al del intelecto.
pasan inicialmente por el filtro de su propia subje-
Queremos que la luz de la imagen no sea oscu-
tividad, de la manera en que comprende el mundo.
recida por el aturdimiento de los excesos, que la
Pero también en el contexto de la actividad infor-
parálisis de la soledad no desplace a la cultura
mativa existen pautas que confirman este primer
de la convivencia y que el espacio virtual sea,
tamiz: la información ha de ser verificable, com-
antes que huida o dispersión, texto y lectura
pleta, comprensible, confiable, sin distorsiones ni
de la realidad, ámbito de la ciudadanía de las
manipulación deliberada y ceñida a los derechos
letras.
de libertad de expresión y acceso a la información.
También ha de superar el escamoteo o la distorsión
En los temas que ahora tratamos, la subje-
deliberada por los intereses en juego, que a veces
tividad del informador y los criterios de realidad
condicionan información valiosa para una comu-
que pueden regir su oficio, el lugar de la palabra
nidad. Por ejemplo, información que impediría que
es fundamental. La palabra es plena expresión de
un empresario constructor establezca un fracciona-
la interioridad humana. Es cierto que a través de la
miento en un lugar peligroso o carezca de condicio-
palabra puede mentirse o que las palabras tienen
nes adecuadas para la vivienda. Evidentemente la
diversa interpretación y existen múltiples posibi-
percepción de la noticia y su exposición está media-
lidades de significación contextual, que son —de
da por la lengua, por lo que su constante desarrollo
igual modo— interpretadas a la luz de las capacida-
y reconocimiento como vehículo de comunicación,
des de cada persona. Pero por esas razones, quien
es un valor importante en la formación de criterios
participa de la actividad periodística requiere pres-
de la realidad que se informa. Pero tanto las exigen-
tar atención cuidadosa a la expresión verbal, escrita
cias de la actividad profesional de la información,
o hablada. Después de todo, comunicar significa
así como las capacidades de percepción y de expre-
poner en común, es decir, requiere comprensión
sión del informador, han de estar en consonancia
mutua, convención y acuerdo sobre el mensaje que
con las responsabilidades profesionales que defi-
la palabra representa como estructura mental de la
nen este oficio.
realidad. Por eso adquiere relevancia la expresión
de don Eulalio Ferrer, justo en momentos como los
actuales en que la información es una oferta inconmensurable, desmedida y de fácil acceso, pero de
difícil asimilación y comprensión.
Notas
1 Medios de comunicación y la función de transparencia, Guerrero,
Manuel Alejandro. Instituto Federal de Acceso a la Información
Pública (IFAI), México, primera edición, noviembre, 2006.
2 Manual de periodismo. Leñero, Vicente y Marín, Carlos, Editorial
Grijalbo, Colección Tratados y manuales, primera edición, México,
1986.
3 Diccionario de comunicación social, García Cortés, Adrián, Siglo
Nuevo Editores, México, 1983.
arca de Noé 153
S
A manera de explicación
i hay hijos pródigos, puede haber también –como suponía el ilustre
filólogo Vicente Fox–, hijas pródigas.
Y una de ellas es La Culta Polaca, que luego de un retiro de auto-
reflexión, de monje cartujo, con todo y voto de silencio, y tras apreciar
los beneficios de la edición digitalizada de El Búho, decidió regresar al
hogar de sus preferencias, a la casa paterna. Y a partir de este número
–si el tiempo y las circunstancias lo permiten–, con la venia de los santos
patronos René y Rosario y la aquiescencia de los grupos de autodefensa
(los lectores), reanudará su participación en este formato intangible de
El Búho digital, cibernético.
Y Por Supuesto también regresa, como real hijo pródigo.
Max Sanz
154 El Búho
Los otros centenarios
Ya se sabe que en este país todo es para el triunfador.
Clitoral y Alejandro Aura pretendía quedar a cargo de
los Anales de la Sociedad.
Y como aquí el escritor más mediático y mediatiza-
Por Supuesto no recuerda si el poeta Arturo
do fue Octavio Paz, su centenario ha recibido gran
González Cosío o el mencionado Carlos Bracho eli-
despliegue (que por cierto, como poeta y ensayista
gieron estar al frente de la Comisión de Introducción
merece, no tanto como ser humano), pero en cam-
de Nuevas Afiliadas o en la Comisión de Examen Oral
bio poco festejo se le ha hecho a los otros escritores
y Prueba, pero los dos puestos estaban en disputa.
centenarios: Efraín Huerta y José Revueltas, pero
Esta institución, que en los años 70 del siglo
menos aún a doña María del Carmen Millán, investi-
pasado habría sido vanguardista, se quedó en pro-
gadora de las letras mexicanas y a quien se le deben
yecto. Pero si hay audaces que la quieran actualizar,
estudios y rescates de glorias de la literatura que
innovándola, de seguro se les permitirá que la lleven
estaban por allí, escondiditas o arrinconadas por
a cabo, siempre y cuando el peticionario del permiso
los famas cortazarianas –y por cierto, Julio también
no sea Cuauhtémoc Gutiérrez o cualquier otro apro-
cumple en este año un siglo de haber nacido.
vechado priista o clérigo.
El querido Cocodrilo guanajuatense, Efraín
El otro postergado es José Revueltas, que como
Huerta, cumple en este inmediato junio cien años de
su nombre lo indica, nació el 20 de noviembre de
haber nacido, aunque murió dos veces: en 1968, por
1914, por lo que todavía hay tiempo para celebrar
culpa de Porrúa que lo declaró muerto anticipada-
debidamente su centenario. Se lo merece, no sólo
mente en su Diccionario Histórico Biográfico y nunca
por la elevada calidad literaria de sus relatos y la
rectificó, pese a que Efraín lo reclamó con el mejor
fuerza expresiva de sus narraciones, la congruen-
argumento posible (“estoy vivo”), y luego, por des-
cia de vida-obra y la posición crítica no sólo ante
gracia, en 1982, cuando dejó a sus amigos y al país,
la sociedad, sino ante su propio partido político, que
sin su chispa, su inteligencia y su brillo poético.
le valió la expulsión del Partido Comunista, al que se
Aparte de ser el poeta de Todo el amor (“Ahora
afilió desde muy joven.
que me doy cuenta/ todas han sido el amor de
Joven siempre, participó en el Movimiento
mi vida”), el rapsoda de la ciudad a la que amó y
Estudiantil de 1968 y tras ser aprehendido y acusado
odió, también fue el autor (lo recordará el vecino
de encabezar la protesta juvenil, aceptó la responsa-
Carlos Bracho) de la iniciativa de crear la Sociedad
bilidad, con el propósito de liberar a los estudiantes
Pornocrática Mexicana, de la que él quería ser el
de las acciones penales. A los 54 años, quien pasó en
Secretario Genitoral, el heterónimo Héctor Anaya se
la cárcel buena parte de su vida, volvió a asumir el
apartó el puesto de Vocal Ejecutivo de Uno y Otro
riesgo, a fin de evitarle el encierro a muchos jóvenes.
arca de Noé 155
Su sacrificio fue en vano, ya que el rencor enfermizo
nan en –el, conforme a las reglas gramaticales de
de Díaz Ordaz no se iba a conformar con dejar libres
esta Lengua.
a los jóvenes que hicieron mofa de él, quien se con-
No es el único barbarismo que cometen estos
sideraba representación misma de la Nación y toda
asaltantes del idioma –aunque vivan de él–, sino que
ofensa a su persona la tomaba como agravio a las
también sueltan cártel, pánel, nóvel, aunque no se
instituciones, aunque era chiste gastado y común
atreven a colocar la tilde, porque no son congruen-
que fue López Mateos, al designarlo su sucesor,
tes y no saben nada de acentuación, pues ignoran
quien le hizo un feo a la Patria.
que de acuerdo con las reglas gramaticales debieran
El año de centenarios de literatos terminará
en diciembre, con el siglo de la maestra María del
llevar acento escrito, al convertirlas en graves, que
terminan en consonante que no sea ni “n” ni “s”.
Carmen Millán, investigadora y funcionaria cultural,
La Culta Polaca les quiere hacer un favor, aunque
directora incluso de Radio Educación y animadora
obviamente no atenderán, ni agradecerán: les regala
del primer Diccionario de Escritores Mexicanos. No
la regla gramatical.
tiene mucha fama pública, pero sí mucha eficacia
En español, todas las palabras terminadas en
intelectual, según la recuerdan con cariño los acadé-
–el, son agudas. No sólo los nombres propios: Isabel,
micos y los alumnos de la maestra, doctora en letras,
Rafael, Miguel, Daniel, Ezequiel, Mabel, Samuel,
cuyo centenario es casi seguro que pase inadvertido
Anabel, Uriel y otros; sino también los sustantivos
a los funcionarios culturales. Ojalá la Coordinadora
comunes: cascabel, betabel, clavel, oropel, coronel,
de Literatura del INBA, “La culta más bella”, Stassia
papel. La excepción la constituyen cuatro palabras,
de la Garza, le organice algún homenaje. A ella y a
dos no muy castizas: túnel y níquel, pero las otras
los otros centenarios autores.
tienen más prosapia castellana: cárcel y ángel.
¿De dónde procede el necio afán de volver gra-
Nobél, no Nóbel
ves a Nobel, cartel, panel y otras? De la ignorancia,
La muerte de Gabriel García Márquez puso de mani-
por un lado y de la confusión. Tal vez la acentuación
fiesto el empecinamiento de periodistas, comunica-
de cártel, para referirse a la delincuencia organiza-
dores, escritores, público en general, políticos opor-
da provenga del alemán Kaartel, por el sentido de
tunistas (¿hay de otros?), en cuanto a pronunciar
corporación que encierra y que como tiene doble a
Nóbel, cuando se refieren al Premio que instituyó el
equivale a una acentuación, pues si en otros idiomas
sueco Alfred y que ni siquiera en su idioma materno
no hay tildes, tienen en cambio vocales largas que
se pronuncia con acento grave, sino agudo, como
prolongan el sonido, como ocurre en español cuan-
deben ser en español todas las palabras que termi-
do la tilde marca a una vocal.
156 El Búho
Y dado que esas bandas de delincuentes (aun-
que se le da a un escritor que comienza. Claro que
que ahora se haya puesto de moda el adjetivo “deli-
el pobre no sabía que uno se escribe con “b” y otro
cuenciales”) se manejan como grandes empresas, a
con “v”.
algunos se les habrá ocurrido que eran verdaderos
Kaarteles, con evidente olvido de que la palabra
¿Y cómo hacerles entender, si no tienen entendederas?
cartel tiene una larga presencia prestigiosa de
toreros y boxeadores, quienes resultaban “de
gran cartel” cuando habían permanecido bastante tiempo en el interés del público, ya que
sus presentaciones o de sus peleas se daban
a conocer mediante aviso en grandes anuncios
que se fijaban en las paredes.
¿Y lo de pánel? Es que no se les ocurre que
deriva de panal, esa estructura vertical que
construyen las abejas para depositar la miel,
porque como lo toman de manera instantánea
del inglés, no razonan que las dos palabras tienen la misma raíz etimológica latina. En inglés
denomina a los foros de discusión, tal vez porque en los recintos académicos se separan los
sitios de discusión con una especie de tablones, que darían la idea de un panal.
En cuanto a Nóbel no hay justificación,
ya que ni siquiera por su procedencia sueca
es válido volver grave el apellido del inventor
de la dinamita. El señor se llamó Alfred Nobél
(de manera figurada, para que quede claro
cómo debería acentuarse). Alguna vez un
actorcito de esos de televisión se atrevió a
“argumentar” que se acentúa grave para diferenciar el nombre del premio del calificativo
Luis Argudín
arca de Noé 157
El miedo a los robots
Hubo reacciones en contra, se habló de temo-
La aparición de los primeros robots, palabra que ori-
res infundados, y no faltaron los defensores “de la
ginalmente apareció en una novela de Karel Ĉapek
modernidad” que tildaban a los demás de retrógra-
(aunque él dice que la inventó su hermano Joseph),
dos, enemigos de los avances y lindezas parecidas.
hizo temer a muchas personas que estas máquinas
Los acusaron de paranoicos que siempre suponían
hechas para trabajar (ésa es su etimología en checo:
lo peor y terminaron asegurando que eso no ocurri-
robotnik), terminarían apoderándose de los seres
ría (como si hubieran podido adivinar el futuro).
humanos, que primero escaparían de su dominio y
luego lo ejercerían contra las personas.
La suspicacia fue aumentando, desde 1921 que
nació el robot, e incluyó a la tecnología que se fue
agregando, “para hacer la vida más cómoda”.
Las máquinas derivadas de la tecnología fueron
sucediéndose e incrementaron las sospechas de
quienes creyeron que se podrían apoderar de su
voluntad y hasta de las mentes de los humanos.
Pero los primeros avances, parecían mostrar que –como diría años después Marshall
McLuhan– eran simples extensiones del hombre,
a las que no había que temer, sino aprovechar
en beneficio de la Humanidad. La radio, la televisión, antes el cine y el automóvil, parecieron
inocuos al principio y dieron un mentís a los
catastrofistas que siempre ha habido.
Sin embargo, hoy es evidente la robotización
de la vida.
Las máquinas, que originalmente iban a
ayudar al hombre, para que trabajara menos y
dispusiera de mayor tiempo para el ocio creativo,
han terminado por arrebatarle el empleo, establecer el modelo de comportamiento humano
que esperan los nuevos dueños de la existencia
y modernos esclavistas, que se valen de esos
Margarita Cardeña
158 El Búho
esperpentos tecnológicos para regular la conducta
hacer. Con aprender a apretar botones y saberse
de los asalariados. La amenaza de usar robots, en
de memoria los manuales y los instructivos (que en
vez de contratar personas, es la nueva espada de
eso hay que ocupar las escasas neuronas que aún
Damocles:
les quedan a algunos), es más que suficiente para
–¡Fíjate: ellos no piensan, no reclaman, no se
sindicalizan, no piden más dinero por trabajar horas
ser contratados en una empresa que pague bien
la docilidad y la robotización.
extras, siempre están dispuestos, no critican al
¿Habrá tenido razón, al cabo de décadas, el
patrón, ni le reclaman que se enriquezca con la plus-
poeta uruguayo Herrera y Reissig?, que advertía
valía! O le bajas a tus prestaciones y a tus conquistas
en el siglo XIX: “Muchacho, amigo mío:/ si quieres
sindicales o lleno mi fábrica de puros robots. Y ya
ser feliz/ como me dices; no analices, no analices”.
vienen los que sí piensan, pero en favor de su amo y
señor. Y no me salgas con el cuento de que es inhu-
Escritores Maestros
mano trabajar tanto. Por eso son maravillosos los
El INBA ha organizado, por medio de la Coordinación
robots. No se cansan y a lo sumo requieren de vez
de Literatura y más concretamente el Centro de
en cuando un poco de aceite y una que otra revisión
Creación Literaria Xavier Villaurrutia, cuyas siglas
o mantenimiento. Tú, en cambio, estás malacostum-
parecen cifra romana (CCLXV) un ciclo de conferen-
brado a comer todos los días.
cias denominado Escritores Maestros o Maestros
La nueva educación, desde luego que se ajusta
Escritores, autores que aparte de realizar su obra
al modelo que demandan “los que generan riqueza”,
se han dado tiempo de formar escritores, no de
los dueños del capital. Y no es que Por Supuesto
“enseñarles a escribir”, porque en realidad no hay
quiera ver todo negro y no se percate del bien que
quien pueda ufanarse de lograrlo, sino de ayudarles
producen los inventos “luciferinos” (decía García
a encontrar su propio camino en las letras, mediante
Márquez, a quien ningún robot podrá sustituir), pero
la aportación de recursos y herramientas y la revela-
es que la verdad esa moderna tecnología no nos ha
ción de algunas claves del oficio.
hecho mejores humanos, sino menos.
En tales condiciones, el primer jueves 5 de junio,
No es casual que la disgenesia (el deterioro neu-
a las 19 horas, en el mencionado Centro, que se
ronal) haya aumentado al parejo de la producción
encuentra en la colonia Condesa, Nuevo León 91,
de aparatitos. Y no solamente en México, sino en los
esquina con Fernando Montes de Oca, va a partici-
países europeos, que siempre parecieron los mejor
par en un diálogo público con la periodista y con-
preparados. Pero es que –en apariencia– ya no hace
ductora radiofónica, Blanca Lolbee, el heterónimo
falta saber, porque las maquinitas todo lo pueden
de esta sección, Héctor Anaya, para hablar de sus
arca de Noé 159
libros y de su larga carrera de docente, que comenzó
El paraguas
a los 17 años, como profesor de teatro en escuelas
Es tan común ver ahora a miles de personas desple-
secundarias, donde algunos alumnos eran más altos
gar sus paraguas en los días de intensos aguaceros,
que él.
de copiosas lluvias o bien traer su aditamento bajo
La entrada es gratuita, pero el espacio limitado,
el brazo o llevarlo a manera de bastón mientras
así que si quieren asistir al interrogatorio animado
no llueve, que difícilmente se podrá creer que este
a que lo someterá Blanca, acudan temprano, para
sencillo accesorio tuvo hace unos 250 años en el
que encuentren lugar, en ring-side, donde podrán
británico Jonas Hanway un arriesgado pionero, casi
ver cómo se defiende y ataca el autor del libro El arte
un «mártir del paraguas».
de insultar y El patrimonio intangible, su más recien-
Este hombre, que a los 40 años (hacia 1752) ya
te creación, y de otras 24 obras de distinto género y
se había hecho de una buena fortuna, se propuso
estilo: cuento, novela, ensayo, teatro, guión de cine,
introducir en Occidente el uso común del para-
radio y televisión y obras de literatura para niños.
guas que había observado en el Lejano Oriente.
Y no es que se desconociera su utilidad para pro-
Origen de las costumbres
tegerse de la lluvia y del sol, sino que carecía de
Y precisamente de El patrimonio intangible, hábi-
prestigio la costumbre de usarlo, pues la gente
tos, costumbres y expresiones populares, nombre
rica se servía de los carros de alquiler durante los
completo de la obra, en que Héctor Anaya advierte
aguaceros.
del riesgo de perder soberanía intelectual, con la
Pero Hanway pensó que no había razón para que
corrupción idiomática a que conduce la “servi-
un hombre dejara de ser caballero por el solo hecho
dumbre voluntaria” de la que hablaba hace 5 siglos
de utilizar apropiadamente un paraguas y así fue que
Étienne de la Boétie, pero en este caso ante el inglés
con sobra de audacia se atrevió a pasear todas las
de la nación dominante y la pereza mental de millo-
tardes por las calles de Londres portando con grave
nes de mexicanos que por comodidad toman de otra
elegancia su paraguas, no obstante las múltiples
lengua palabras que no necesita el español.
burlas de que lo hicieron objeto sus coterráneos y a
De ese libro, se presenta a continuación una
pesar de las embestidas de los cocheros que lo sal-
singular costumbre relacionada con el paraguas tan
picaban de lodo haciendo pasar sus carruajes sobre
conocido y tan aceptado socialmente, pero que hace
los charcos, sino que incluso llegaron a la acción
dos siglos y medio no era tan inocuo, pues quienes
directa y le lanzaron piedras y palos. Ignorantes de
se atrevían a usarlo se arriesgaban a ser objeto de
los beneficios que a la larga les acarrearía la impo-
burlas sociales y discriminación sexual.
sición de esta costumbre, hacían mofa de Hanway
160 El Búho
a quien le suponían vulgaridad sin límites y gustos
Egipto y a Grecia, donde fueron modificados hasta
homosexuales.
el punto de hacerlos tan ligeros que hasta una dama
Y aunque finalmente se generalizó en Inglaterra
podía sostenerlos sin mayor esfuerzo. Servirse, sin
el hábito de usar paraguas para protegerse de la
embargo de alguien que sostuviera el paraguas o
lluvia, lo mismo entre hombres que entre mujeres
parasol, era prestigioso, lo mismo entre grupos tri-
(gracias, a que otro elegante de la época, McDonald,
bales de África, que en reinos exóticos como los de
se adhirió a la campaña de Hanway), lo cierto es
Asia Central o los aún más improbables del Nuevo
que durante decenas de años muchos fueron los
Continente. Los conquistadores españoles descu-
hombres que se negaron a usar paraguas, temerosos
brieron con asombro que a los tlatoanis aztecas los
de que su masculinidad fuese puesta en entredicho
protegían sus sirvientes con parasoles.
(así como hoy no hay hombre que se atreva a usar
una sombrilla para protegerse del sol).
Al paso del tiempo las sombrillas y los paraguas
perdieron su prestigio y dejaron de ser exclusivos de
La mala fama de esta prenda no era nueva.
los grandes señores, para transformarse en un arte-
Aunque los historiadores han encontrado docu-
facto popular, sobre todo cuando en el siglo XIX se
mentos que prueban el uso del paraguas hace por
inició la producción industrial de ellos en Inglaterra,
lo menos tres mil años (los chinos ya lo usaban en
gracias a que Henry Holland incorporó a los para-
el siglo XI antes de Cristo), en la cultura occidental
guas de seda las nuevas varillas de acero, en vez del
no fue considerada prenda propia de los hombres.
costillaje de caña, de bambú o de huesos de ballena,
Los griegos y los romanos, por ejemplo, se oponían
que hasta 1840 se utilizaba.
a servirse de la sombrilla o del paraguas, por temor
Hoy, con todas las modificaciones que se pueden
a que se les considerase afeminados. No obstante,
hacer en más de siglo y medio y hasta con las cri-
entre los persas tenía una connotación de gran pres-
ticadas aportaciones del plástico, los paraguas son
tigio, hasta el punto de que uno de tantos jeques se
prenda común que ha resistido hasta las creencias
enorgullecía de firmar como «Rey de los elefantes
que aconsejan no abrirlo en una habitación cerra-
blancos y Señor de 24 sombrillas».
da, a fin de no provocar la cólera del sol (según se
No era en modo alguno despreciable ni mani-
asegura fueron concebidos para resguardarse de
festación de escasa fortuna tener 24 sombrillas,
los rayos solares). Pero sobre todo hoy se pueden
pues las que originalmente se fabricaban eran de
utilizar al aire libre sin provocar la rechifla de los
cuero y de recias varillas que demandaban el empleo
transeúntes ni de los conductores de automóviles,
de fuertes hombres portadores de las sombrillas.
gracias a Hanway.
De Persia pasaron estos parasoles, seguramente, a
arca de Noé 161
Jorge Meléndez Preciado
M
éxico está siendo uno de los países
más reconocidos, no por el impulso
a la lectura, la Internet, la ampliación
de su cultura, la reforma educativa o la de telecomunicaciones, sino más bien por sus políticos. ¡Sí!
Aunque usted, no lo crea, como se decía en una
serie que nos dejaba con el ojo cúbico, pues el cuadrado ya es casi propiedad del MUAC de la UNAM.
En unos meses hemos visto que tres mexicanos -más los que se acumulen próximamente- han
sido elogiados por publicaciones e instituciones del
extranjero. Lo cual muestra que vamos muy bien,
aunque algunos inconformes, los de siempre más
unos jovencillos anarquistas y perdularios digan
lo contrario.
Veamos.
La famosa revista Time, que está a tono con
los tiempos ya que publica varias ediciones para
Rigel Herrera
162 El Búho
que el amplio público elija a su gusto, mostró en la
pero en realidad los que hicieron el trabajo eran
edición latinoamericana del 24 de febrero de este
el Presidente de la República (¿es necesario poner
año a Enrique Peña Nieto con el título “Salvando
el nombre?) y su equipo de trabajo (x).
(a) México”. En páginas interiores se podía ver al
Antes la misma publicación había distinguido
mexiquense y atrás a sus dos pilares, Miguel Ángel
en 2008 a Agustín Carstens (Mr. Catarrito, que posi-
Osorio Chong y Luis Videgaray, quienes se encargan
bilitó que la economía cayera casi 7 por ciento en
de la gobernación y la economía, respectivamente,
2008) y a Francisco Gil Díaz, en 2005, quien hoy está
y ya se están peleando por llegar vivos al 2018 (pero
involucrado en fraudes como el de Oceanografía
no desviemos la atención).
o el de Telefónica. Pero nunca, indicaron los que
El texto firmado por Michael Crowley dice que
hace cinco años estábamos al borde del colapso
-algo que no sabíamos ya que ese tipo de publicacio-
darán el galardón, alguien como en el caso de
Videgaray recibirá una mención tan alta.
¡Bravo! La economía creció en 2013, uno
nes jamás lo informaron-, pero las “alarmas sobre
por ciento. Este año, si bien nos va, estaremos
México están siendo reemplazadas por aplausos”.
como en el 2.5 por ciento. Y en 2015, según pronós-
Claro, la economía va boyante, la inseguridad
ticos como los del meteorológico, arriba del 3 por
decrece -algo que ha realizado Osorio Chong y
ciento.
Alfredo Castillo-, el empleo aumenta y la canas-
¿Eso será magnífico en el orbe? Chinos, vietna-
ta básica ahora está rebosante. Por lo tanto, las
mitas y hasta haitianos dirán, con razón, que ellos
ovaciones a don Enrique no se hicieron esperar.
nos ganan en esto del crecimiento, en la creación de
Aunque una encuesta reciente de GEA-ISA muestra
empleo, en innovaciones y en muchos otros rubros.
que la aceptación de la población a esta admi-
Por lo tanto, uno se rasca la cabeza al no entender
nistración es la más baja en más de 15 años, 37
nada de los financieros y sus publicaciones.
por ciento de consultados
está de acuerdo con
No queda allí la cosa. Hace unas cuantas
la presente administración, 16 por ciento menos
semanas, Emilio Lozoya Austin, que llegó a Pemex
que hace un año.
en diciembre de 2012, fue distinguido como el
¿En qué se equivocó Time?
Ejecutivo del Petróleo del Año 2014. ¡Sopas!
Después The Banker, una revista que es parte
Quien hizo tal reconocimiento fue la firma
del consorcio Financial Times (fundado en 1926) de
Energia (sin acento) Intelligence. El mexicano reci-
Londres, nos dio una grata nueva: Luis Videgaray
birá el 29 de octubre su diploma, medalla, ovación
fue escogido como Secretario de Finanzas 2014.
y abrazos en Londres. Allá se encontrarán algunos
Él, modesto, dijo que esta distinción la recibía
de los representantes de las 100 mayores compa-
arca de Noé 163
ñías petroleras, en la Conferencia Anual: Petróleo
mayores ganancias en unos cuantos meses, claro,
y Dinero.
si la violencia amaina, lo cual está bien difícil por lo
¿No está pendiente saber que pasó en la explosión de una de las torres de Pemex? ¿Acaso ya
que se ve en Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y un
robusto etcétera.
abatimos la baja en la producción de crudo y en
Grandes premiados, en tanto el discurso de
la obtención de divisas por la venta de oro negro?
Peña Nieto en el homenaje
a Gabriel García
¿Ya se dictaminó la reforma energética en bien de
Márquez fue de primaria mal terminada, la pieza
la nación?
oratoria de Rafael Tovar y de Teresa resultó para
Preguntas bobas que no le importan a quie-
salir del paso, las cenizas de Gabo eran acaparadas
nes manejan la lana y saben que pueden venir por
por Ángeles Mastretta para que su esposo Aguilar
Camín le tomara una foto y el público en
el Palacio de Bellas Artes, como siempre,
fue quien sufrió los excesos del poder en
todos los niveles.
Por si algo faltara, por esos días supimos que la Cineteca se puede comparar a
la Estela de Pus debido a sus innumerables fallas y su alto presupuesto, que los
medios estatales no tendrán apoyo en la
nueva legislación de Telecomunicaciones,
que las universidades carecen de un presupuesto digno y que la lectura en el país
es realmente deprimente.
Gobernantes premiados por el círculo
de hierro de la economía. País empobrecido y embrutecido con la patabola y
otras adicciones, más las burocracias culturales doradas que viajan por el mundo
sin recato y con gran derroche.
Cultura y política. Política y cultura.
jamelendez44@gmail.com
@jamelendez44
164 El Búho
Max Sanz
Carlos Bracho
Tranco I
A
l leer este Tranco del maestro Bracho, las
ganas por llegar a la cantina más cercana y
tomarse un tequila o un mezcal y saborear
unos taquitos de chicharrón en salsa verde y sobre todo
contemplar las piernas de María, es un deseo que todos
los siete miembros activos de este siete veces H. Consejo
Editorial, va a cumplir en este instante. Sí, las cosas buenas de la vida no pueden dejarse para después o para
mañana o para otro día. Todo lo bueno que se presenta
a nuestros ojos debe ser consumido, visto, deleitado,
comido, bebido, gozado a plenitud, sin pichicaterías,
sin medida. Eso es saber vivir la vida. Huir, correr, alejarse de todo lo Light; sí, amigas no pripanistas, huyan
de todo lo que esté contaminado de lo Light: refrescos
Light, comida Light, amores Light, besos Light, caricias
Light, amistades Light, romances Light, amistades
Light… No practiquen eso nunca, no. Aléjense de lo
Light como si se alejaran de un mal incurable. Denle la
espalda a lo ligero. Sí, evidentemente, si va a beber algo,
vino, cerveza, refresco, que sean enteros; si va a comer,
si va a hacer el amor, si va a acariciar al ser amado, si
Perla Estrada
arca de Noé 165
va a iniciar una amistad, si va a tener un romance,
Lo decimos porque, como Bracho lo hace, es lo que
que sean de a de veras, que estos trances sean pro-
hacemos nosotros en la vida diaria, y se lo podemos
fundos, amplios, bastantes, bastos y llenos, tómelos,
decir con certeza republicana: sí, es cierto, es verdad
bébalos, hágalos sin medida, con la entrega total, con
lo que aseveramos.
toda la fuerza que salga de su ser, con toda la pasión
Anotado esto dejemos que el señor Bracho nos
que surja de sus entrañas. Es lo mejor, es la receta
hable en su Tranco de estos asuntos tan delicados:
para llegar a la felicidad. Es la forma más simple de
María me pidió que fuera a la cocina de Mi Oficina
arribar a la cumbre de lo bello. Es la mejor manera de
porque un foco estaba fundido y no había nadie
tener la sonrisa pegada al rostro. Y sobre todo podrá
en ese momento que la ayudara a reponerlo. Era una
soportar los cinismos y fraudes y robos y traiciones
treta. El foco estaba perfecto. María sólo deseaba que
de los políticos mexicas. Esto se lo recomendamos
le diera un beso. No le di uno, sino varios. Tantos
ampliamente. Lo decimos con conocimiento de causa.
que yo creí que iba a morir de amor, que iba a caer al
suelo, que el desmayo llegaría, o todo lo
contrario, que esa manera que tiene María
de entregarse, me daría fuerzas venidas
de Baco y de Afrodita y que el beso luego
me llevaría a las cumbres borrascosas de
la pasión. Y no, no podíamos hacer lo que
se debe hacer en estos casos, escuchamos
los pasos de las cocineras y yo, raudo, me
trepé a la escalera y fingí mi tarea: poner
el foco. Bajé, saludé a Juanita y a Rosita.
Me senté en la mesa que mira a la calle.
Respiré cuatro o cinco veces y ese leve
ejercicio me hizo entrar a la normalidad.
Miré cómo los maestros marchaban nuevamente pidiendo, exigiendo el cese de
las campañas contra ellos y gritándole a
los gobernantes el tamaño de sus traiciones a la clase trabajadora. María me
puso una ringlera de cuatro caballitos
de tequila blanco, sí, amigas, del que me
166 El Búho
Ernesto Carreón
gusta, tequila no Light, ni mucho menos, tequila ente-
democrático y de libertades plenas y de justicia rápi-
ro, del que raspa, del que al tomarlo prende el fuego
da y expedita y de reparto democrático y justo de la
en nuestro corazón. Bueno, a decir verdad, María ya
riqueza, sería el que tuviéramos. Y no el que ahora
me había encendido y ni tardo ni perezoso, al dar las
nos acaba, nos llena de vergüenza revolucionaria.
doce de la noche, pasaría por ella y la llevaría a donde
Pero bueno, los clásicos dicen que las penas con pan
los amantes suelen llevar a sus amores. La llevaría a
son buenas. Y sí, para no morir en el recuerdo de lo
recorrer los caminos más sinuosos y más complejos
que puede ser y no es, para no sucumbir a los gol-
de mi cuerpo, yo la recorrería a ella de la boca a sus
pes bajos de los polacos mexicas, para tratar de vivir
manos, de sus manos a sus labios, de sus labios a
un poco en paz, le pedí a María que en el molcajete de
sus piernas, y cuando la luna entrara por su ventana,
mi mesa, pusiera un guacamole, unos chilitos torea-
yo iniciaría el acto mágico del amor. Tomé lentamente
dos, unos pedazos de queso Cotija, y que del comal
los cuatro caballitos, al cuarto ya me había calma-
trajera unas tortillas de maíz morado, y que luego de
do, ya había digerido el juego matutino de los besos
los cacahuates con chilito piquín y los garbanzos asa-
ardientes. Ya la aventura del foco descompuesto era
dos, que me trajera un plato con una porción generosa
historia pasada. Luego alcancé a ver unas mantas
de chilaquiles con un huevo arriba, y unos dos taqui-
con las protestas de los maestros impresas con tinta
tos de barbacoa que olía a cielo y a estrellas vesper-
roja. Mantas que leídas todas, narran las tristes peri-
tinas, y que si me quedaba lugar en el estómago, de
pecias de todas las maestras que han dejado a lo
postre preparara unos chongos zamoranos y tuviera
largo de su vida la entrega para darles a los alumnos
listo en la estufa un café de olla. Todo este banquete
algo de vida. Mantas que dicen la infamia de las que
citadino lo consumí con el gusto no Light. Y sí, amigas
son capaces todos los políticos que han traicionado
insumisas, eso me dio fuerza suficiente para aguantar
a la clase trabajadora. Mantas que resumen, no sólo
los desmanes de los gobernantes, me dio fuerzas para
las protestas de los maestros, sino las protestas de
aguantar la impresión del mal sabor que me dejaba
los estudiantes, de los obreros, de los indígenas, de
la lectura de las mantas. A María le dije que pasaría
las amas de casa, de los trabajadores de la ciudad,
más noche por ella. Caminé varias calles y la rabia
de los campesinos, de los pequeños comerciantes,
se me había pasado un poco. Pensé en los besos de
de los mineros, de los taxistas, de los ferrocarrileros,
María. Pensé en los ojos de María. Pensé en esos
de los cargadores. O sea, mantas que si fueran leídas
brazos que me dan calor. Pensé en su voz. Pensé
por los diputados o los senadores o por el presidente
en su charla que está siempre cargada de amor, de
en turno, y les hicieran caso y les prestaran la aten-
ideas certeras, de palabras justas que me ayudan a
ción debida y cesaran en sus políticas entreguistas,
entender la maldad humana… sí, así de simple.
otro México sería el que gozáramos. Otro México,
Vale. Abur.
arca de Noé 167
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