“Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- Suprema Corte : -IA fs. 90/128, Helicópteros Marinos S.A. promovió demanda declarativa de certeza contra la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (en adelante, “la Provincia” o “Tierra del Fuego”), en los términos del art. 322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN). Solicitó que V.E.: • disipe el estado de incertidumbre existente respecto del alcance de la jurisdicción tributaria provincial sobre actividades desarrolladas en el mar territorial -fuera de la franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de base establecidas por la ley 23.968- desde enero de 1993 hasta marzo de 1998; • declare la inconstitucionalidad de los arts. 2 y 81 de la Constitución Provincial, mediante los cuales se pretendería extender su territorio más allá de los límites que le fueran fijados por las normas federales en la materia. Explicó que presta servicios de transporte entre la costa de la Isla Grande de Tierra del Fuego y el yacimiento de hidrocarburos ubicado sobre el lote “Hidra” (plataformas Hidra Centro e Hidra Norte), localizado a unos 12,8 kms. de aquella costa, en las cercanías de la estancia Río Cullen. Medido en millas marinas o náuticas (equivalente a 1852 mts.), “Hidra” -como punto de extracción de los hidrocarburos contenidos en la cuenca- está ubicada a 7 millas marinas de la costa. Adujo que el 3 de mayo de 1999, la Dirección General de Rentas (DGR) de la demandada dictó la resolución Nº 4/99, por la cual determinó de oficio una supuesta diferencia en el impuesto sobre los ingresos brutos por los anticipos enero de 1993 hasta marzo de 1998. Ella -en cuanto es materia de la presente causa- se fundó en la presunta jurisdicción provincial sobre los espacios marítimos ubicados más allá de las tres millas marinas, en los cuales Helicópteros Marinos desarrolla parte de su actividad, de modo que atribuye a la Provincia los ingresos obtenidos por la actividad desarrollada en esa porción de mar territorial. Manifestó haber recurrido dicho acto administrativo pero que el organismo recaudador provincial rechazó sus defensas, al insistir en la existencia de potestad tributaria provincial sobre las actividades desarrolladas fuera de las 3 millas marinas. Contra tal denegatoria, interpuso recurso de apelación ante el Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos de la Provincia, finalmente desestimado el 15 de febrero de 2002. Recordó que el art. 1º de la ley 23.775 declaró Provincia al entonces Territorio de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y fijó sus límites. Sin embargo, el Poder Ejecutivo Nacional observó la parte del artículo que establecía los límites y promulgó la ley sin ese texto (cfr. art. 1º, decreto 905/90). Concluyó, entonces, que los límites de la Provincia creada debían necesariamente coincidir con los del entonces Territorio de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, fijados por decreto-ley 2191/57, el cual carecía de referencia alguna al mar territorial o a la plataforma continental. Sin embargo, reconoció que, al adquirir el ex-Territorio el status de Provincia, resulta aplicable la ley 18.502, que otorga a estas unidades políticas jurisdicción sobre las zonas marítimas hasta una distancia de tres millas marinas medidas desde la línea de más bajas mareas o, a partir del dictado de la ley 23.968, de las líneas de base allí definidas. Añadió que no existen normas de rango constitucional que atribuyan a las provincias dominio o jurisdicción alguna sobre el mar territorial o plataforma submarina, pues las normas legales a través de las cuales la Nación ejerció el mandato constitucional referido a la fijación de los límites, les otorgaron una jurisdicción restringida, tales como el texto original del art. 2340 del Código Civil o la ley 18.502. Fuera de este último precepto, descartó que se hubieran producido modificaciones relacionadas con el alcance de la jurisdicción provincial sobre los espacios marítimos. En especial, analizó las leyes 23.968, 24.145, 24.543 y 24.922, para negarles efectos innovativos respecto de la distribución de potestades efectuada por su similar 18.502. Indicó que la Provincia carece de dominio originario sobre el mar territorial o la plataforma submarina y que su carácter archipielágico no altera el reparto jurisdiccional de la ley 18.502. En subsidio, y para la hipótesis de considerar válida la postura provincial, opuso la prescripción de todos los anticipos del año 1993 y desde enero hasta abril de 1994. Ofreció prueba y solicitó el dictado de una medida cautelar de no innovar, a fin de que la demandada se abstenga de perseguir el cobro del impuesto así como de imponer sanciones durante la sustanciación del juicio. “Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- - II De conformidad con el dictamen de este Ministerio Público de fs. 129/130, V.E. declaró que la causa corresponde a su competencia originaria e hizo lugar a la medida cautelar pedida (fs. 134/135). - III A fs. 153/180, la Provincia contestó la demanda y solicitó su rechazo. Liminarmente, opuso la inadmisibilidad de la acción intentada, pues adujo que bajo la apariencia de una acción declarativa- se encubre una pretensión de condena, cual es dejar sin efecto la resolución DGR 4/99, lo que desnaturaliza la esencia y el fin del remedio previsto en el art. 322 del CPCCN. Añadió que la actora se sometió libre y voluntariamente al sistema recursivo provincial, por lo que debió emplear el medio idóneo allí previsto: la acción contencioso administrativa ante el Superior Tribunal local (art. 157 de la Constitución Provincial), dentro del plazo de noventa días de notificada la decisión del Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos. Denunció la inacción de la interesada, quien dejó transcurrir ese lapso sin presentar su demanda, lo cual provocó la caducidad de la vía contencioso administrativa y la firmeza de la resolución DGR 4/99, que deviene así insusceptible de revisión judicial. En cuanto al fondo de la cuestión, esgrimió -en primer término- que para resolverla no es necesario el análisis de la extensión del mar territorial sobre el cual la Provincia ejerce jurisdicción, sino determinar la existencia de un “punto de conexión” que habilitaría el ejercicio de la potestad tributaria sobre todos los ingresos brutos de la actora. En tal sentido, explicó que dicha parte -en lo que aquí es relevante- se ocupa de trasladar al personal de otra empresa mediante helicópteros, desde Río Cullen (Provincia de Tierra del Fuego) hasta la plataforma marina de explotación hidrocarburífera “Hidra” y su posterior regreso a la base terrestre. Calificó a esta operatoria de “vuelos redondos”, pues comparten origen y destino en la Provincia, lugar donde se desarrollan las tareas principales de la compañía. Aclaró que la plataforma “Hidra” no está tripulada y solo se la visita dos o tres veces por semana para tareas de mantenimiento y controles de producción. En tales condiciones, afirmó que el hecho imponible se configuró por una actividad indisociable, cuya parte principal fue prestada en tierra, pero que abarca todos los ingresos así devengados, pues jamás se habrían producido de no existir esa necesaria e imprescindible apoyatura del estado ribereño. En segundo término, y para la hipótesis de no compartirse su postura acerca de la existencia de un “punto de conexión” y sus alcances, manifestó que los fundamentos de Fallos: 326:3368 son errados, pues sus límites se extienden -en el mar adyacente a sus costashasta las 12 millas marinas y, por ende, la actividad allí desarrollada por la actora lo ha sido dentro de la Provincia. En ese orden, indicó que, al ser reestablecido el Territorio Nacional de Tierra del Fuego en 1957, tenía derecho de dominio sobre las tres millas del mar adyacente a sus costas, por lo cual luego podía invocar derechos propios y originarios sobre él. Insistió también en punto a que la ley 18.502 fue implícitamente derogada el 5 de octubre de 1984, cuando la República Argentina suscribió la “Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, tesitura convalidada por el posterior dictado de la ley 23.968. En idéntico sentido, enfatizó que ese efecto derogatorio se reiteró con la sanción de ley 24.543 (ratificación de aquella Convención) y sus similares 24.145 y 24.922, preceptos que confirman la extensión de sus límites hasta las 12 millas marinas adyacentes a sus costas. - IV A los fines de una correcta solución del caso, estimo necesario precisar el contenido de la demanda, toda vez que sus términos pueden inducir a confusión acerca de lo que es -y debe ser- la materia a decidir (Fallos: 322:2947). El objeto del reclamo consiste, acordando una recta interpretación al escrito inicial y a su contestación, en disipar el estado de incertidumbre existente respecto del alcance de la jurisdicción tributaria de la Provincia de Tierra del Fuego sobre el mar territorial adyacente a sus costas, fuera de la franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de base establecidas por la ley 23.968, desde enero de 1993 hasta marzo de 1998. Desde esta perspectiva, pienso que la pretensión de la actora no desnaturaliza la esencia ni el fin del remedio previsto en el art. 322 del CPCCN, pues busca precaver los efectos de un acto en ciernes (resolución DGR 4/99 y su confirmatoria del Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos de la Provincia del 15 de febrero de 2002), al que se atribuye ilegitimidad y lesión al régimen federal, lo cual constituye “causa” en los términos de la Ley Fundamental (Fallos: 308:2569; 310:606 y 977; 311:421, entre otros). “Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- Sobre la base de estas premisas, considero que se encuentran cumplidos los requisitos establecidos por el Código ritual, pues ha mediado una actividad explícita de la demandada, que sumió al contribuyente en un “estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y modalidad de una relación jurídica”, entendiéndose por tal a aquella que es “concreta” al momento de dictarse el fallo (Fallos: 310:606; 311:421). Como claramente advirtió V.E. en Fallos: 310:606 (cons. 5º), la admisión de que concurren en la especie los presupuestos de la acción meramente declarativa, en especial el estado de incertidumbre respecto de los alcances de la relación jurídica concreta y el interés suficiente en el accionante, constituye el primer obstáculo a la viabilidad de la defensa intentada por la demandada. En efecto, dentro de ese marco, la exigencia de iniciar la acción contencioso administrativa ante el Superior Tribunal local (art. 157 de la Constitución Provincial) y el pago previo de lo que constituye el objeto de la discusión -en la forma requerida por el art. 68, segundo párrafo, del Código Fiscal (texto según ley 485) como condición para el acceso a la instancia judicial- implicaría desconocer la necesidad de tutela judicial inmediata que, en casos como el presente, tiende a dilucidar el estado de falta de certeza entre el contribuyente que cuestiona la actitud del Estado y este último. Por otra parte, no puede obviarse que la presente demanda corresponde a la competencia originaria del Tribunal, como ya se resolvió a fs. 134/135, que -por provenir de la Constitución- no puede quedar subordinada al cumplimiento de los requisitos ni a los plazos de caducidad establecidos por leyes locales (Fallos: 323:1206, cons. 2º, entre otros). Por lo expuesto, considero que se encuentran satisfechos la totalidad de los recaudos fijados por el art. 322 del CPCCN para la procedencia de la acción intentada. -VEn cuanto al fondo del asunto, por la índole del planteo y sus efectos propios, pienso que corresponde analizar, en primer lugar, el alcance y relevancia que la demandada asigna a la existencia de un “punto de conexión” en su jurisdicción. Esgrime la Provincia que los vuelos tienen origen y destino en Río Cullen, donde asimismo se desarrollan las tareas principales de la compañía, lo cual demostraría una necesaria e imprescindible apoyatura en el estado ribereño, que habilitaría el ejercicio de su potestad tributaria sobre toda la actividad de la actora, tanto la que ejerce dentro de su jurisdicción como aquella que la excede. Según inveterada doctrina de V.E., no es objetable “la facultad de las provincias para darse leyes y ordenanzas de impuestos y, en general, todas las que juzguen conducentes a su bienestar y prosperidad, sin más limitaciones que las enumeradas en el artículo 108 -hoy art. 126- de la Constitución; siendo la creación de impuestos, elección de objetos imponibles y formalidades de percepción, del resorte propio de las provincias, porque entre los derechos que hacen a la autonomía de ellas es primordial el de imponer contribuciones y percibirlas sin intervención de autoridad extraña (Fallos: 7:373; 105:273; 114:282; 137:212; 150:419)” (Fallos: 235:571, entre muchos otros). Empero, estas facultades de imponer contribuciones y percibirlas sin intervención de autoridad extraña han de ser ejercidas por las provincias sobre aquellas actividades creadoras de riqueza que se producen dentro del ámbito físico de sus respectivos Estados (Fallos: 307:360, cons. 15) pues, cuando las ellas gravan operaciones realizadas fuera de sus territorios, exceden el ámbito de sus potestades e invaden otras jurisdicciones (Fallos: 149:260; 151:92; 163:285; 166:109; 174:435; 182:170, entre muchos otros). Criterio que, implícita pero indudablemente, también surge de Fallos: 319:2211 (cons. 5º, segundo párrafo, in fine). Con mayor precisión aún, remarcó el Tribunal que las provincias pueden elegir el método adecuado para la determinación del impuesto sobre las actividades lucrativas (antecedente del impuesto sobre los ingresos brutos aquí discutido), pudiendo hacerlo por medio del precio de venta de los productos o cualquier otro “…que le permita establecer el quantum de la actividad desarrollada dentro de su territorio. Va de suyo, que la gabela así percibida será válida y legítima en tanto no grave específicamente actividades extraterritoriales” (Fallos: 286:301, cons. 12. Subrayado agregado). Bajo estas claras premisas, concluyo que la postura de la demandada es inaceptable, pues -bajo el argumento de la existencia de un “punto de conexión” en su territorio- intenta gravar una porción de actividad realizada a extramuros de sus límites físicos, excediendo indebidamente el ámbito de sus potestades e invadiendo otra jurisdicción. Por ello, considero que su pretensión, en este aspecto, debe ser rechazada. “Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- - VI Sentado lo anterior, estimo que corresponde determinar el alcance de las potestades tributarias de la Provincia de Tierra del Fuego en el mar adyacente a sus costas desde enero de 1993 hasta marzo de 1998. Adelanto, en mi opinión, que los argumentos de la Provincia son sustancialmente idénticos a los ya analizados en Fallos: 326:3368 y, por ende, carecen de relevancia para modificar lo allí resuelto. En primer lugar, tanto este Ministerio Público como el Tribunal han sido claros al indicar que sólo la República Argentina asumió la calidad de “Estado Parte” ante la comunidad jurídica internacional al aprobar -mediante la ley 24.543- la “Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”. Por ello, debe desestimarse nuevamente la postura de la demandada, quien pretende atribuirse derechos nacidos de esa Convención (cfr. fs. 167), en la que no revistió carácter de parte y que no contiene mención alguna respecto de las unidades políticas integrantes de un “Estado Parte” (Fallos: 326:3368, cons. 7º). De igual manera, disiento con la Provincia cuando reitera que la ley 23.968, por haberse inspirado en la “Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, derogó implícitamente -por incompatibilidad- a su similar 18.502 y extendió el mar territorial de las provincias ribereñas hasta las 12 millas. Tal inteligencia no surge del texto de la ley ni de los debates legislativos que la antecedieron. Para fundar mi postura, en honor a la brevedad, me remito a lo expuesto en el dictamen de Fallos: 326:3368 (pto. VIII). Puntualizó la demandada que si el Congreso Nacional -en uso de sus atribuciones para arreglar definitivamente los límites de la Nación y siguiendo las nuevas corrientes del derecho internacional- extendió por ley 23.968 el límite del mar territorial de la República Argentina hasta las 12 millas, esa nueva porción acrece por accesión el originario dominio público provincial. En ese razonamiento olvida que los límites físicos del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur fueron precisados por el decreto 2191/57, donde se acotó su superficie a los espacios terrestres allí detallados. Ello impide, como señaló el Tribunal, que su sucesora pueda alegar -como aquí nuevamente lo hace- derechos propios y originarios sobre el mar adyacente (Fallos: 326:3368, cons. 5º). Además, negó la Corte que el Territorio Nacional pudiera contar con una jurisdicción marítima que no tenían unidades institucionales de índole superior. En tal sentido, observo que los fundamentos de la accionada no son aptos para sostener su postura contraria. En efecto, ella señala que el art. 2340, inc. 1º, del Código Civil (en su versión original) designaba como bien público de los estados particulares los mares adyacentes hasta la distancia de una legua marina, equivalente a tres millas naúticas (cfr. fs. 164). Añade que la única provincia con litoral marítimo en aquel momento que podía reclamar mayores derechos -Buenos Aires- había fijado su mar territorial en tres millas marinas (cfr. fs. 165, pto. 4). En consecuencia, y siguiendo el propio razonamiento de la demandada, puede observarse que la regla del equal footing no es afectada por su cotejo con la Provincia de Buenos Aires, puesto que la posterior conversión del Territorio Nacional en provincia autónoma se verifica en el mismo plano de igualdad que la aquella en lo atinente al alcance de la jurisdicción sobre el mar adyacente, en ambos casos, limitado a las tres millas marinas. En cuanto al pretendido efecto derogatorio de las leyes 24.543 y 24.145 respecto de su similar 18.502, los fundamentos de la demandada son sustancialmente idénticos a los ya analizados por este Ministerio Público en Fallos: 326:3368 (ptos. XI y X), a los cuales me remito. - VII Para culminar, la Provincia funda su pretensión en la ley 24.922, a la que atribuye el carácter de nueva e inequívoca ratificación de la pérdida de vigencia de la ley 18.502 (cfr. fs. 176 vta., pto. V.c). Este Ministerio Público ya se expidió en sentido contrario a ello en Fallos: 326:3368 (pto. XIV), postura compartida por el Tribunal, quien destacó: “Por último, y en lo que se refiere a la ley 24.922, que declaró del dominio y jurisdicción de las provincias con litoral marítimo los recursos vivos que pueblan las aguas interiores y el mar territorial argentino adyacente a sus costas hasta las 12 millas marinas, tiene por su propia especificidad un alcance acotado a la actividad pesquera, por lo que no cabe extraer una conclusión que extienda sus efectos a otros ámbitos dentro de esos límites sobre los cuales la Nación Argentina conserva plena jurisdicción” (2º párrafo , cons. 10º, Fallos: 326:3368). A todo evento, la Provincia argumenta que el art. 72 de la ley 24.922 derogó a su similar 18.502 a partir de enero de 1998, razón por la cual sus disposiciones no pueden aplicarse a los períodos fiscales enero a marzo de 1998 aquí debatidos. En mi parecer, yerra la accionada en punto al alcance de la derogación dispuesta. El art. 72 de la ley 24.922 establece: “Deróganse el artículo 4° de la Ley 17.094, el “Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- inciso 1) del artículo 6° y el artículo 8° de la Ley 21.673, el artículo 2° de la Ley 22.260, y las Leyes 17.500, 18.502, 19.001, 20.136, 20.489, 21.514, 22.018, 22.107, y toda otra norma legal, en todo aquello que se oponga a lo establecido en la presente ley” (subrayado, agregado). En este punto, es prudente recordar que “...la primera fuente de interpretación de la ley es su letra y las palabras deben entenderse empleadas en su verdadero sentido, en el que tienen en la vida diaria, y cuando la ley emplea varios términos sucesivos, es la regla más segura de interpretación la de que esos términos no son superfluos, sino que han sido empleados con algún propósito, sea de ampliar, de limitar o de corregir los conceptos” (Fallos: 200:176; 307:928, entre otros). La indicación “derógase” seguida de los términos “en todo aquello que se oponga a lo establecido en la presente ley” no puede ser entendida como una redacción descuidada o desafortunada del legislador, sino que la sucesión entre ambos indica que los preceptos legales allí enumerados fueron privados de sus efectos sólo en aquellos aspectos contrarios al nuevo régimen sancionado. Para disipar toda duda, es necesario destacar que el texto original de este artículo disponía: “Deróganse el artículo 4° de la Ley 17.094, los artículos 6° al 8° de la Ley 21.673 y las Leyes 17.500, 18.502, 19.001, 20.136, 20.489, 21.514, 22.018 y 22.107 en todo aquello que se oponga a lo establecido en la presente ley” (Diario de Sesiones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, 05/11/97, p. 3862). Posteriormente, y a propuesta del diputado Castillo, se agregó -entre otras- la expresión “y toda otra norma legal”, añadido que en nada altera lo aquí expuesto sobre el alcance de la derogación dispuesta (Diario de Sesiones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, 19/11/97, p. 4405). La postura de la accionada, en consecuencia, no aparenta ser una razonable derivación de los términos utilizados, puesto que, de aspirar el legislador a una derogación total de los preceptos enumerados en el art. 72 de la ley 24.922, la salvedad final allí contenida hubiera resultado superflua. - VIII La actora solicitó también que V.E. declare la inconstitucionalidad de los arts. 2º y 81 de la Constitución Provincial. La demandada se opuso. Argumentó que no defiende la jurisdicción de la Provincia sobre el mar territorial en idéntica extensión a la nacional, ni tampoco que sus límites están determinados por la Constitución local, en desprecio de aquellos fijados por el Congreso Nacional. Aceptó que -conforme al art. 75, inc. 15, de la Constitución Nacional- el único que traza los límites nacionales y provinciales es el Congreso. Puntualizó que sustenta la potestad tributaria provincial sobre el mar adyacente a sus costas hasta una distancia de 12 millas en lo prescripto por la Constitución Nacional, el Código Civil y las leyes 23.968, 24.145, 24.543 y 24.922. Por ello, manifestó que los arts. 2º y 81 de su Constitución no integran la materia en litigio y, en consecuencia, es inoficioso cualquier pronunciamiento sobre ellos. En tales condiciones, cabe preguntarse si procede examinar la alegación de inconstitucionalidad de los arts. 2º y 81 de la Constitución Provincial. La actora entendería que, sobre ellos, la Provincia intenta gravarla y, en este sentido, debo concluir que es correcto lo afirmado por ésta sobre la inexistencia de agravio, pues no se vislumbra, desde mi punto de vista, circunstancia alguna en cuya virtud, según lo dispuesto por el art. 322 del Código de rito, se genere en torno a estos preceptos “un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de una relación jurídica”, la cual, a su vez, “pudiera producir un perjuicio o lesión actual al actor”. Desde esta perspectiva, pienso que el agravio traído por la actora resulta conjetural o hipotético, ya que no probó comportamiento alguno de la demandada, configurativo del requisito del “acto en ciernes” y sustentado en los arts. 2º y 81 de la Constitución Provincial, que pueda válidamente originar una relación jurídica concreta que inmediatice su gravamen (arg. L. 373. L.XXXIX, “La Cabaña S.A. c/Buenos Aires, Provincia de s/acción declarativa de inconstitucionalidad”, del 2 de diciembre de 2003). Por lo tanto, la pretensión deducida, de una declaración general y directa de inconstitucionalidad de dos preceptos de la Constitución local, no constituye “causa” o “caso contencioso” que permita, desde mi óptica, la intervención del Poder Judicial de la Nación (confr. C.626, L.XXI, “Contreras Hermanos y otros c/Río Negro, Provincia de s/acción declarativa de inconstitucionalidad”, del 19 de agosto de 1999 y Fallos: 319:2642). Opino, por tanto, que corresponde rechazar el planteo genérico de inconstitucionalidad de los arts. 2º y 81 de la Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. “Helicópteros Marinos S.A. c/Tierra del Fuego, Provincia de s/acción declarativa” (JO) S.C. H.340, L.XXXIX.- Por último, en atención a la forma como se dictamina, los restantes agravios vinculados con la prescripción de la deuda reclamada en concepto de anticipos por los períodos fiscales 1993 y enero hasta abril de 1994 devienen -en mi parecer- abstractos. - IX Por lo expuesto, pienso que corresponde hacer lugar parcialmente a la demanda, declarar la improcedencia de la pretensión fiscal sobre la actividad desarrollada por la actora en el mar territorial, fuera de la franja de tres millas marinas contadas desde las líneas de base establecidas por la ley 23.968, desde enero de 1993 hasta marzo de 1998 y rechazar la impugnación de los arts. 2º y 81 de la Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Buenos Aires, 27 de abril de 2006.RICARDO O. BAUSSET.-