PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE ACAPULCO Comunicado de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco 14 de septiembre de 2014. A las comunidades diocesanas A los agentes de pastoral A las autoridades civiles A la sociedad civil A todos los hombres y mujeres de buena voluntad: Nuevamente nos dirigimos a ustedes los obispos de Ciudad Altamirano, Tlapa, Chilpancingo-Chilapa y Acapulco para compartir nuestras inquietudes en el acompañamiento pastoral que hacemos al Pueblo de Dios en el estado de Guerrero. Que la paz del Señor esté con ustedes. A un año de la tormenta tropical Manuel. Si los huracanes y los sismos son eventos frecuentes en nuestra región, tendríamos que estar preparados para afrontarlos, tanto en el momento de la emergencia como en los procesos de reconstrucción que se siguen. Hace un año sufrimos los estragos de la tormenta tropical Manuel y del huracán Ingrid, que al combinar sus efectos causaron un grave daño entre nosotros. Lo que más lamentamos, entonces, fueron las pérdidas humanas, sin restarle atención a las pérdidas materiales como la infraestructura de vivienda, caminos y servicios públicos. Pero dicho evento nos ha dado la oportunidad de medir hasta qué punto estamos preparados para disminuir los riesgos y para afrontar las emergencias. A su tiempo reconocimos la intervención valiosa de la sociedad civil y de organismos gubernamentales, que necesita ser fortalecida. y a lo largo de este año se fueron dando respuestas valiosas de algunas organizaciones civiles que han estado contribuyendo con proyectos de reconstrucción, lo mismo que las respuestas gubernamentales que, aunque de manera lenta, han estado ofreciendo resultados alentadores en algunos sectores de afectados. Con todo, es justo reconocer que hay que avanzar mucho en este asunto. Se necesita aumentar la capacidad de respuesta, tano social como gubernamental y, sobre todo, una coordinación adecuada que ponga condiciones para una mayor eficacia de los esfuerzos que se generan en la sociedad civil y en el gobierno. A nuestro juicio, aún padecemos cierta inercia o desconfianza entre ambos ámbitos, que necesitan ser superadas por el bien del país. Los recursos de la sociedad, que tiene un gran potencial de voluntariado y los del gobierno, que tiene la obligación de encabezar la emergencia y la reconstrucción debieran contar con una dinámica de colaboración para afrontar situaciones de crisis y para hacer frente al inmenso desafío de una reconstrucción. Con respecto a la reconstrucción, es importante contar con un concepto integral de la misma para que sea eficaz: Si, por una parte, es importante la reconstrucción de la infraestructura material dañada, consideramos que es mucho más importante reconstruir a las comunidades, a los pueblos y a las personas. Creemos que en este aspecto, hay un grande déficit que tiene que ser atendido. Para que esto suceda, se requiere promover procesos autogestivos y solidarios, dos características básicas que la doctrina social de la Iglesia propone para todo auténtico esfuerzo de desarrollo integral. Al respecto, hay muchos pendientes que atender y todos debiéramos sentirnos responsables de ellos. Una opción por el medio ambiente Como Provincia Eclesiástica de Acapulco, hemos establecido promover el cuidado del medio ambiente como una prioridad pastoral. Para ello, determinamos la celebración de la Jornada Provincial del Medio Ambiente cada 4 de octubre, en la fiesta de san Francisco de Asís, patrono de los ambientalistas. Nuestro empeño consiste en promover procesos educativos en el interior de las comunidades eclesiales que eleven la sensibilidad y la responsabilidad con respecto al cuidado del medio ambiente. Cada una de las cuatro diócesis promoverá acciones específicas, dentro de sus propios planes de pastoral para incluir el Cuidado de la creación en la liturgia, en la catequesis y en la pastoral social. Nos preocupa mucho la carencia de una cultura ambiental generalizada, tanto en la sociedad como en las autoridades, pues no prevemos los efectos devastadores que tienen nuestras conductas y actitudes en relación al manejo de los contaminantes y al uso de los recursos naturales. Creemos que aún es tiempo de reaccionar y de generar los cambios necesarios para contar con una cultura ambiental y para generar políticas públicas que salvaguarden el medio ambiente. Preocupan mucho los proyectos mineros e hidroeléctricos, en este sentido. Por otra parte, pensamos que una manera privilegiada de prevenir los desastres naturales es, precisamente, cuidando la Creación salida de las manos de Dios, de manera que no se provoquen mayores desequilibrios ambientales. Esta sería una parte fundamental de una cultura preventiva ante los desastres naturales. Encomendamos a Santa María de Guadalupe y a los santos guerrerenses, San David Uribe y San Margarito Flores, los esfuerzos pastorales de la Iglesia y las acciones de la sociedad civil y de las autoridades relacionada con la reconstrucción del Estado de Guerrero. A todos les hacemos llegar con fe y esperanza nuestra bendición.