Las insuficiencias del marxismo crítico y los problemas del mundo

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H. C. F. Mansilla
Las insuficiencias del marxismo crítico
y los problemas del mundo contemporáneo
II Parte:
Desde Georg Lukács hasta Adam Schaff
Abstract: Based on almost unknown literature in German language and publications from
Eastem Europe, the author retraces the evolution
of so-called critical Marxism, since the beginning around Rosa Luxemburg and Eduard
Bemstein until the revisionist Marxism which
ended altogether with the collapse 01 communism
in 1989. There is a stress on the truly original
approaches 01 Karl Korsch and Georg Lukács.
The main thesis: even Marxist dissidents did not
thoroughly understand the main problems 01
today, beca use the core 01 Marxism could not
question modernity, ecological problems and the
idolatry 01 technique and economic-material
development.
Resumen: Utilizando materiales poco conocidos de Europa Oriental y en lengua alemana,
el autor traza el desarrollo del llamado marxismo crítico desde las primeras controversias (Rosa Luxemburg y Eduard Bernstein) hasta el marxismo revisionista que terminó alrededor de
1989 con los regímenes comunistas. Se hace énfasis en los aportes verdaderamente originales
de Karl Korsch y Georg Lukács. Se pone de manifiesto que hasta las corrientes disidentes del
marxismo crítico no estuvieron nunca a la altura
de los tiempos, ya que estas corrientes jamás encararon problemas como la crisis de la modernidad, los aspectos ecológicos y la idolatría de la
técnica y del desarrollo material-económico.
Lukács y el marxismo crítico
Georg Lukács (1885-1971), el "padre de todo revisionismo teóricamente serio posterior a
Marx"l, ha sido ciertamente el pensador más importante de esta corriente y su libro Historia y
consciencia de clase el fruto más sólido e importante de la misma, no superado hasta hoy. Uno de
los méritos principales de Lukács reside en haber
iniciado la discusión en torno a la temática enajenación/alienación, básica en Marx, pero prácticamente abandonada por la socialdemocracia preocupada por cuestiones de estrategia política
y la conquista del poder- y por el comunismo
triunfante en la Unión Soviética, donde tal fenómeno propio del capitalismo simplemente no podía darse. Lukács realizó un espléndido análisis
de esta problemática, mostrando la complejidad
de la misma e introduciendo en la discusión el
concepto hegeliano de cosificación.?
Inspirado por Max Weber, Lukács fue uno
de los primeros marxistas en señalar los aspectos
'negativos que conllevan el progreso material y
los procesos crecientes de racionalización, especialización, mecanización y despersonalización,
responsables de la "destrucción de la totalidad" y
la eliminación de la cultura genuina, por una parte, y productores de los fenómenos de cosificación, por otra. La atomización del individuo correspondería a la creciente irracionalidad de la totalidad social.' Con este enfoque, que combina
Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (98),115-130,
Julio-Diciembre
2001
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H_ C. F.. MANSlLLA
brillantemente las obras de juventud de Karl
Marx con la sociología de Max Weber, Lukács
inspiró la crítica de la técnica de Martin Heidegger y de la sociedad altamente industrial izada
realizada posteriormente
por la Escuela de
Frankfurt. La contribución del filósofo húngaro
ha sido fundamental para todos aquellos pensadores que se consagraron al análisis de las consecuencias práctico-políticas del positivismo, ernpirismo y cientificismo. Pero lamentablemente
Lukács no profundizó su enfoque: no diferenció,
por ejemplo, entre una racionalidad instrumental
-causante de la alineación- y una razón global
objetiva. El creyó que el proletariado revolucionario, como "idéntico sujeto-objeto" de la historia, y lasimultánea estatización de los medios de
producción cortarían la cadena de racionalización
y cosificación de las sociedades no emancipadas.
No se imaginó, por otra parte, que la racionalidad
instrumental sería la prevaleciente en regímenes
socialistas, donde se darían fenómenos de enajenación muy similares a los del capitalismo occidental." Después de la censura proveniente de la
ortodoxia moscovita inmediatamente después de
la publicación de su libro, Lukács no perseveró en
esta interesantísima temática.
Es necesario consignar, sin embargo, que
Lukács, prosiguiendo una posibilidad contenida
en la obra de Marx y también en la de Weber, dilató el alcance y la significación de cosificación,
identificándola con objetivación y racionalización sin más, es decir, con todo el campo de lo
social y el de la producción humana. Como señaló Emilio Lamo de Espinosa: "[ ...] entonces toda
objetivación es alienación, y, por supuesto, superar la alienación, bien es un mito, bien exige al
mismo tiempo superar toda objetividad. [...] Con
ello la alienación devenía una condición humana,
de hecho la condición hurnana.'? Toda sociedad
capitalista es percibida como una totalidad cerrada, inescapable, inamovible; sólo sería posible
criticarla y superarla desde una posición exterior
y trascendente al orden capitalista. Según Lukács, esto es dable desde la perspectiva del proletariado, pero esta suposición es frágil, ya que, por
simple lógica, el proletariado no podría escapar a
la acción niveladora del capitalismo tardío. Esperar la terminación de todo fenómeno de aliena-
ción por la revolución proletaria se asemeja mucho a esperar un milagro (como el mismo Lukács
lo vio). Este enfoque que iguala objetivación con
alienación fue llevado hasta el extremo, como se
sabe, por la obra posterior de la Escuela de
Frankfurt, y especialmente por Herbert Marcuse
en su obra El hombre unidimensional.
En el mismo libro (Historia y consciencia de
clase) Lukács llevó a cabo otra hazaña teórica.
Fue el primer marxista en criticar al padre fundador Friedrich Engels y la progresiva positivización del marxismo, tanto en su variante socialdemocrática como en la comunista.iseñalando
que
el ámbito de aplicación del método marxista es
exclusivamente el terreno histórico-social y no el
campo de la naturaleza. Con ello se opuso a una
transformación del marxismo en una ciencia universal de pretensiones ontológicas y rnetahistóricas, como lo propuso Engels en sus escritos El
Anti-Dtihring y La dialéctica de la naturaleza.
Lukács demostró que Engels confundió la praxis
socio-política con las actividades de la industria,
el laboratorio y el experimento, las que carecerían de la interrelación mutua entre sujeto y objeto y de la unidad entre teoría y praxis. De acuerdo a Lukács la identificación entre el mundo natural y el social, entre la praxis humana y la esfera de la fábrica y el laboratorio contribuye a producir un saber instrumental-dorninacional
apoyado sobre las leyes aparentemente irreversibles del
desarrollo histórico, cuyo correlato sería la dialéctica en cuanto mera tecnología de la lucha política. El igualar sociedad y naturaleza (o praxis y
trabajo alienado) conduciría al dilema irresoluble
entre fatalismo y voluntarismo, entre libertad y
necesidad."
Lukács anticipó la crítica del positivismo
realizada posteriormente
por la Escuela de
Frankfurt y otras corrientes humanistas al censurar la separación entre hechos y valores, entre
teoría y praxis, entre política y ética que propugnaban destacados socialdemócratas y que luego
pasó a ser la tendencia general de la ciencia social en Europa Oriental a partir de 1960. Este
dualismo entre conocer y valorar reduce el rol de
la razón al ámbito de la constatación empíricoexperimental y elimina la jurisdicción de la misma en los campos de la praxis (política y ética),
MARXISMO
que dependen de juicios de valor y que bajo influencia positivista corren el peligro de caer en el
decisionismo y el tecnicismo." En todo caso la
concepción de Lukács, que incorpora la herencia
hegeliana y los elementos antropológico-filosóficos del joven Marx, intenta una rehabilitación
crítica del marxismo, que no puede ser utilizada
fácilmente como instrumento de manipulación o
dominación por los detentadores de la ortodoxia
doctrinaria y que más bien es favorable a una
conciencia crítica de una situación signada particularmente por los fenómenos de enajenación de
la era moderna. Los "técnicos del poder" se opusieron frontalmente contra esta concepción que
privilegia impulsos emancipatorios y que roza el
existencialismo.
Lukács complementó este teorema con una
audaz redefinición de marxismo ortodoxo: este
último es sólo el método (los modelos dialéctico s
para conocer y reconstruir la realidad) y no la
teoría (los resultados e interpretaciones de la investigación científica). Aun en el caso de que se
demostrara la inexactitud de cada uno de los
enunciados de Marx, un "marxista ortodoxo" podría desechar estas tesis de Marx, pero continuaría manteniendo la ortodoxia marxista si persiste
en utilizar el materialismo dialéctico.' Precisamente esta diferenciación entre teoremas y análisis concretos realizados por la doctrina marxista,
por un lado, y el método histórico-dialéctico, por
otro, ha posibilitado exégesis y teorías marxistas
de carácter heurístico e innovador en nuestro
tiempo, ya que la preservación dogmática de todas las aserciones y los vaticinios de Marx y Engel s habría conducido a una total esterilidad teórica. Pero esta separación tan severa entre método general y resultados específicos es altamente
problemática: presupone la existencia de un núcleo irreductible del marxismo, un conjunto de
fundamentos, métodos y principios que permanece incólume ante los avatares de los tiempos y
también frente a los progresos teóricos y gnoseológicos. Es improbable que existan estos cimientos genuinamente metafísicos, es decir fuera de
toda contaminación física, histórica, concreta, y
menos aun que éstos sean compatibles con el enfoque eminentemente histórico de Marx. Es difícil imaginarse un edificio metodológico que per-
CRíTICO
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manezca válido si los diagnósticos y pronósticos
fundamentados en el mismo son continuamente
desautorizados por los sucesos históricos concretos y el avance científico."
Es útil recordar que este enfoque fue precursor de la teoría -tan exitosa en Alemania y Francia entre 1960 y 1980 a partir de la escuela de
Louis Althusser (con antecedentes en Maurice
Merleau-Ponty) y del marxismo positivista que
irradiaba la República Democrática Alemana 10_
que discrimina entre un modo lógico y un modo
histórico de comprender la evolución humana:
mientras el primero, basado en los inalterables
principios y modelos de la dialéctica materialista, persiste en su validez a través de las edades a
causa de su carácter abstracto, purificado de los
hechos y detalles aleatorio s de la esfera empírica,
el segundo puede producir fluidamente conocimientos, teoremas e hipótesis en torno a los asuntos humanos que pueden ser superados o refutados por el desarrollo efectivo de los mismos, sin
que esto afecte en lo más mínimo el modo lógico. Ninguna investigación de hechos puede determinar cuál es el necesario decurso de la historia, escribió Lukács; sólo la dialéctica es capaz
de ello. 11 El resultado de esta primacía de lo lógico sobre lo histórico es la devaluación de la
historia en general y de la política en especial,
lo que posee una inmejorable función de exculpación ideológica. Los principios doctrinarios,
por ejemplo, son siempre correctos, aunque la
praxis resultante de los mismos sea una desgracia para la población involucrada; los felices administradores de la doctrina verdadera no son
responsables de todo error y horror que ocurra
en la esfera subalterna -y efímera- de los hechos profanos. 12
Lukács y el partido omnisciente
El anatema que la ortodoxia moscovita lanzó ya en 1923 contra Historia y consciencia de
clase llevó a Lukács a abandonar inmediatamente y para siempre sus enfoques más prometedores
y heurísticos, La autocensura que se impuso el
pensador húngaro estaba destinada a no malquistarse con el partido comunista. Es indispensable
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H. C. F. MANSILLA
mencionar este tedioso asunto porque reflejó una
actitud muy generalizada entre intelectuales: para estos seres solitarios y problemáticos el partido representó una especie de hogar, un lugar de
redención que les brindaba la solidaridad que el
mundo exterior, hostil y enajenado, no podía
ofrecer. El "sueño del Hombre total" y otros aspectos místico-existencialistas los empujaron hacia una esfera diferente a su propio talante, a una
organización bien estructurada, con orientaciones y principios sólidos y quasi-etemos.13 Muchos años después (1957) Lukács reafirmó que
ese hogar estaba iluminado por la "ciencia universal marxista", la que le habría dado para siempre "un contenido vital inquebrantable" .14 Desde
su milagrosa conversión en 1918 Lukács nunca
más fue turbado por la más mínima duda: la verdad absoluta estaba contenida en las obras de
Marx, Engels y Lenin y en la praxis de los partidos comunistas de orientación moscovita.
Hasta para sus amigos íntimos el ingreso de
Lukács al Partido Comunista de Hungría en diciembre de 1918 fue una total sorpresa, máxime
si Lukács publicó en esos mismos días un apasionado artículo, en el que se distanció vehementemente del bolchevismo y sus aliados. De acuerdo
a este curioso escrito no era dable esperar la eliminación de la lucha de clases de parte de los
partidos comunistas, que habrían establecido un
régimen inhumano, basado en la dictadura, el terror y el despotismo de la clase obrera. Lukács
censuró abiertamente la "fundamentación metafísica del bolchevismo": la dicotomía entre una
"realidad empírica inhumana" y una "voluntad
ética utópica" no podría ser superada por la acción del partido, el que pretendía producir lo bueno a partir de lo malo y arribar a la verdad atravesando la mentira. 15
Como se sabe, desde su ingreso al partido
Lukács perteneció a la cúpula dirigente; fue Comisario del Pueblo para Educación y Cultura y
Comisario Político de una división del Ejército
Rojo (1919), Yen estas actividades se destacó por
su fanatismo y por la utilización de cualesquiera
medios para consolidar el efímero poder bolchevique en Hungría. El fundamento para esta curiosa conversión y para su rudeza en el ejercicio del
poder reside en un axioma al cual se adhirió
siempre y que trasluce una visión trágica de la vida: toda decisión es culpable. Sólo se podría elegir entre formas de aceptar la culpabilidad, y la
única razonable sería "sacrificar el yo inferior en
el altar de la idea superior". 16 El asesinato no está permitido, afirma Lukács, pero a veces hay que
hacerlo -y entonces sería "trágicamente moral"para satisfacer la propia ética de dimensión histórica; el terrorista, por ejemplo, no sólo sacrifica
su vida por el prójimo, sino también su pureza, su
moralidad, su alma. Los comunistas toman a su
cargo los pecados del mundo para redimir el
mundo pecaminoso.!? De lo malo puede entonces surgir lo bueno, y la mentira puede engendrar
la verdad. Todo esto tiene el cinismo de la clásica justificación de los medios a causa de los fines!", pero ahora la violencia es legitimada mediante argumentos mesiánico-políticos: la monstruosidad del capitalismo exige para su eliminación el uso de métodos monstruosos. Poco después, en 1924, Lukács escribió que el Estado proletario constituiría el primer Estado en la historia
que abiertamente admite ser un aparato de represión y un mero instrumento de la lucha de clases.'? Es superfluo decir que la ortodoxia soviéticajamás aceptó la argumentación de Lukács: una
cosa es practicar generosamente el terror revolucionario, y otra confesarlo públicamente y justificarlo por medio de teorías filosófico-teológicas.
Por lo demás, este rigorismo intransigente es
ciertamente trágico, pero en definitiva apolítico:
Lukács -un místico existencialista- estaba más
interesado por la redención inmediata del mundo
profano por medios apocalípticos (la revolución
proletaria total) que por la esfera de la actuación
política, que es el campo de lo aleatorio, los arreglos y las negociaciones.
La doctrina de Lukács se basa en un axioma
hegeliano: la libertad no es más que el reconocimiento de la necesidad.P El individuo actúa adecuadamente como ser social y "supera" la necesidad si la reconoce y se somete a ella: el único
modo realista de liberarse del sacrificio que es la
historia consiste en soportar esas rigurosidades voluntaria y conscientemente. Y la necesidad histórica está personificada en el partido, que es, a su
vez, la mediatización correcta entre teoría y praxis, la "manifestación organizativa de la voluntad
MARXISMO
revolucionaria del proletariado'?'.
la clase que
lleva en su seno la racionalidad histórica superior
y la emancipación del género humano. El partido
es el "educador del proletariado hacia la revolución" y como tal "la primera encarnación del reino de la libertad", en el que predomina el espíritu de la fraternidad universal, pero-y aquí Lukács es más cínicamente realista- ligado al "anhelo y a la capacidad de sacriñcarse't.P La mutua
interacción entre partido y masas proletarias, entre voluntarismo y fatalismo, entre la regulación
consciente de parte de la organización y la espontaneidad popular, produce, según Lukács, una
mediatización infalible, una configuración visible y siempre correcta de la conciencia de clase
proletaria anclada en el partido. La fuerza y la necesidad del partido se basan asimismo en que la
conciencia de clase proletaria tiende a ser poco
clara, lo que conlleva la justificación de una elite de revolucionarios profesíonales.P El instrumento se ha transformado en objetivo: la meta
ya no es la mera organización de la libre voluntad de las masas proletarias como primer paso
hacia el reino de la libertad, sino el reconocimiento de que el partido encarna sin más la razón y la verdad históricas. Y como depositario
de ellas tiene pleno derecho a ser obedecido.
Lukács hizo explícita esta situación cuando censuró la famosa frase de Rosa Luxemburg: "La
libertad es siempre la libertad del que piensa en
modo diferente", corrigiéndola en este sentido:
"La libertad ha de estar al servicio del poder
proletario, pero éste no debe servir a aquélla."24
Las consecuencias de este principio son conocidas. El parlamento es considerado como un
trampolín para la agitación revolucionaria, que
debe ser abolido como inútil una vez consumada la revolución socialista; Lukács afirmó que la
libertad de debate en los parlamentos burgueses
servía sólo para confundir a los proletarios.P La
democracia resulta ser una mera formalidad sin
importancia substancial. Ya que el decurso histórico garantiza el "hecho" de que el proletariado conforma la inmensa mayoría de la población, el triunfo político de éste último constituye una certeza científicamente asegurada, y, por
lo tanto, las derrotas electorales de los partidos
que lo representan no deben ser tomadas en se-
CRÍTICO
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rio: son incidentes temporales y transitorios en
el plano formal, que no afectan el esencial.é"
El partido representa la razón histórica y actúa siempre de modo correcto, y por ello tiene el
derecho de exigir absoluta obediencia a sus cuadros y a la población en general. Dentro del partido debe reinar, según Lukács, la disciplina política más severa, y en la fábrica la disciplina laboral más rígida, la que se traduciría por el aumento voluntario e incesante de la productividad y la
producción." Al formular esta norma Lukács tu'vo el mérito de haberse adelantado varios años a
Stalin. El trabajo forzado y las purgas en el interior del partido en la joven Rusia Soviética aparecen, por lo tanto, como "un acto moral del partido comunista" y como "el salto del reino de la
necesidad al reino de la libertad". 28 Durante la revolución húngara de 1956, Lukács, otra vez Ministro de Educación y Cultura, se pronunció contra la libertad de enseñanza y contra el pluralismo ideológico en los campos de la filosofía y la
política.P En 1957 sostuvo que Stalin había personificado la línea correcta después del fallecimiento de Lenin.' En 1962 se pronunció contra la
rehabilitación política de las víctimas de los infames procesos de Moscú de 1936-1938 (que Lukács llamó discretamente "juicios conceptuales"), admitiendo sólo una rehabilitación legal
con respecto a las acusaciones de espionaje y sabotaje. Lukács reconoció que Stalin adoptó en
gran parte la estrategia de Trockij, pero éste, en
cuanto perdedor, habría recibido su justa condena histórica y jurídica.'!
Lo fatal de Lukács y de muchos marxistas
críticos es el nexo de esta concepción del partido
con una filosofía de la historia que privilegia el
éxito material como criterio de verdad superior.
De acuerdo a ella en la realidad no hay lugar para lo contingente y casual: lo que sucede tenía
que haber ocurrido así y no de otra manera. Aquí
no hay campo para decisiones libres, nacidas de
sopesar situaciones conflictivas y problemáticas,
sino comportamientos ineludibles e inevitables.
Este determinismo impide una ética de responsabilidad personal y un talante razonable ante los
fenómenos políticos, que están signados por lo
aleatorio. Si por ejemplo un proyecto, una política o una tendencia dentro del partido fracasan o
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quedan en la minoría, ello significa que la verdad
y la razón históricas están en otra parte. La historia universal es el juicio final'": los triunfadores
materiales son los detentadores de un derecho superior e ilimitado, y por ello pueden y deben obligar a la población a cualquier tipo de sacrificio.
La relevancia de discutir este asunto proviene
del hecho de que este principio se ha aplicado positiva y' generosamente a Stalin y a cualquier dictador o régimen que sepa preservar el poder durante algún tiempo. No puede existir, por lo tanto, una
praxis socialista bien establecida que sea simultáneamente errónea: eso significaría que la teoría estaba equivocada. Lukács reconoció la praxis soviética y de los partidos moscovitas como la única
legítima porque fue durante su vida una praxis tangiblemente exitosa. Se sometió gustoso a ella y abjuró de sus errores todas las veces que fue necesario a partir de 1923. Fueron muchas ocasiones, algunas probablemente indispensables para salvar la
vida, como fue el caso durante su exilio en la
Unión Soviética bajo Stalin y en los primeros años
de la República Popular Húngara, y otras prescindibles, como su retorno al Partido Comunista
Húngaro poco antes de su fallecimiento.P El resultado ha sido realmente trágico: Lukács se distanció en forma irrevocable de su mejor obra y de
sus ensayos más innovadores. "El más íntimo propósito de su propia teoría sólo pudo ser satisfecho
mediante su autorretractacíón't.f
Las consecuencias de todo esto son evidentes: la pérdida de la dimensión crítica y la deformación de los impulsos éticos, precisamente
en lo que se refiere a la vida interna de los partidos. Se disipa así la posibilidad de una instancia imbuida de espíritu científico para esclarecer la estrategia y corregir los errores de la organización y, al mismo tiempo, se frustra un
horizonte moral para iluminar la actuación individual.P Lukács se contentó con un teorema
mediocre y falso al afirmar que el peor de los
socialismos es más aceptable que el mejor de
los capitalismos.l? Lukács se asemeja, escribió
Theodor W. Adorno, a un prisionero que arrastra sus cadenas y se imagina que este ruido es
la marcha del espíritu del mundo, es decir del
progreso historico.F
Intentos críticos a partir
del reformismo oficial
Durante mucho tiempo la ortodoxia moscovita había condenado y prohibido como "burguesas" variadas ramas del saber como la psicología,
la cibernética, la sociología y la antropologfa.P
Pero desde 1960 estas disciplinas experimentaron un notable florecimiento que habría repugnado al joven Lukács: fueron purificadas metódicamente de todo elemento crítico y cuestionador
del statu qua y se transformaron en dóciles instrumentos del poder establecido. La formalización y positivización de las ciencias sociales en
Europa Oriental, hecho que en Occidente fue calificado como una saludable desideologización
de esas disciplinas, impidió que brotara un marxismo genuinamente crítico; la sociología, por
ejemplo, se convirtió en un saber apolítico, consagrado a compilar y sistematizar datos sobre la
población, su estructura y sus hábitos, datos que
las autoridades utilizaron para controlar, guiar y
aprovechar mejor los llamados "recursos humanos".39 La inmensa masa de estos estudios rendía
un homenaje verbal al marxismo y a sus padres
fundadores, para luego pasar rápidamente a los
aspectos técnicos, entre los cuales sobresalía la
preocupación por hallar leyes inexorables en todos los terrenos y por acomodarse al orden establecido, estimado como insuperable. La República Democrática Alemana se distinguió, por ejemplo, por la creación de la deántica, una ética altamente formalizada y matematizada, totalmente
exenta de juicios valorativos y críticos, dedicada
a medir y mejorar el comportamiento humano en
el lugar de estudio y trabajo, cuya presuposición
básica era la concepción de la sociedad como un
perfecto sistema cibernético de autorregulación
permanente.t?
Estas inclinaciones apolíticas y acríticas,
que harían las delicias de cualquier tecnócrata,
no fueron ajenas a los intentos reformistas más
atrevidos, como la "Primavera de Praga" de
1968. Aparte de los pocos literatos y filósofos
que tuvieron entonces un papel destacado en el
manejo de la cosa pública, aquel breve gobierno
checoslovaco estuvo fuertemente influido por un
MARXISMO
grupo de funcionarios y ministros que poco antes
había formulado el llamado Informe Richta.41 Un
somero vistazo a las publicaciones pertinentes es
revelador porque nos muestra el carácter tecnocrático de las preocupaciones de los reformistas
checoslovacos y el aporte casi nulo a la conformación de un marxismo crítico. El futuro, principal tema de inquietud, es concebido exclusivamente de acuerdo a criterios técnico-económicos; la idea de un "socialismo democrático", que
hizo famoso a este grupo, se reduce a una modernización acelerada de todos los sectores económicos relevantes y a la preservación, (a), del monopolio del poder en manos de los comunistas y
(b), de la propiedad estatal sobre los principales
medios de producción. El modelo es, en el fondo,
una economía socialista planificada, enriquecida
con ciertos elementos de mercado y la vigencia
de los derechos humanos.f No hay lugar alguno
para un pluralismo ideológico o de partidos, aunque se asevera que el partido debe cumplir una
"misión humana"; precisamente en medio de la
discusión sobre los derechos humanos se reafirma taxativamente que el principio de rendimiento debe configurar el criterio central de la vida
económica y social.P Sería inútil buscar una sola mención a la temática de la enajenación en sociedades altamente industrial izadas o una palabra
crítica acerca de asuntos eco lógicos o de los efectos negativos del progreso material. La argumentación, a trechos muy sofisticada, se concentra en
cuestiones como (1) el financiamiento, la índole
global y las elites portadoras del progreso tecnológico, por una parte, y (2) la necesaria investigación y mejor cualificación de cuadros para alcanzar la auto matización de la esfera productiva, por
otra."
Extrapolando la doctrina de los reformistas
checoslovacos a otros grupos de marxistas heterodoxos en Europa Oriental y el Tercer Mundo,
se puede concluir que la preocupación básica gira hasta hoy alrededor de una modernización acelerada, que garantice la llamada legalidad socialista y un mínimo de derechos humanos, pero que
ante todo sirva para alcanzar el nivel de producción y consumo de Europa Occidental, el cual,
mutatis mutandis, conserva su función de meta
normativa digna de ser imitada y alcanzada a la
CRÍTICO
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brevedad posible. De ahí la indulgencia con que
se juzga todo proceso de industrialización forzada -incluyendo específicamente el modelo stalinista-, ya que, como afirmó Lucio Colletti
(* 1924), la creación de la gran industria en Rusia
habría poseído un inmenso "efecto liberador":
los campesinos transformados en obreros de fábricas, los nómadas del Asia Central asentados
en grandes aglomeraciones urbanas, la artesanía
convertida en industria automatizada.f Esta concepción incluye el tradicional desprecio por todas
las tradiciones preindustriales
y por la esfera
agraria (Marx: "la estupidez de la vida campesina") y la admiración concomitante por la modernidad citadina, por más mediocre que ésta resulte ser.46 Esta gran visión tecnocrática ha dejado
de lado definitivamente los grandes temas del
marxismo crítico -el saber apolítico como instrumento del poder, el incremento de los fenómenos
de alienación en la época contemporánea, la unidad de teoría y praxis- y se ha concentrado en tareas subalternas pero imprescindibles en la actualidad: investigación empírica en temas dictados
por necesidades burocrático-administrativas,
alta
formalización del conocimiento y elaboración de
técnicas eficientes en áreas bien delimitadas para
consolidar los saberes dominacionales. Todas estas disciplinas rinden ciertamente un homenaje
vacuo a la versión dogmática, ortodoxa y ramplona del marxismo que está vigente, para proclamar a continuación su verdadero objetivo: la
ciencia debe ser "un instrumento de la planificación [...] y una palanca para el progreso'V'" La
gnoseología y la epistemología en países socialistas, por ejemplo, se consagraron a demostrar
matemáticamente la validez del más estricto determinismo histórico y de la teoría del reflejo (del
modelo más elemental de base y superestructura); la dirección de estas investigaciones estaba,
obviamente, en manos de los exegetas competentes del partido."
Los aportes de tenor más filosófico y político tampoco significaron una renovación genuinamente teórica del marxismo institucional y menos una contribución innovadora a los temas específicos que Korsch y Lukács señalaron en
1923. La brillante obra de Ernst Bloch (18851977) recupera la herencia teológica y mística
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del marxismo y se encuentra, por ende, alejada
de toda inclinación positivista y tecnocrática, pero en ningún momento pone en duda ni las simplificaciones leninistas, ni la prácticas stalinistas,
ni el desprecio de la ortodoxia moscovita por la
"democracia formal't.'? En un plano muy diferente se halla la labor de Palmiro Togliatti (18931964), quien, hacia el final de su vida, propugnó
un comunismo "civilizado", pragmático, exento
de maximalismos y respetuoso de las peculiaridades nacionales; pero asimismo este esfuerzo no
engendró ningún impulso teórico digno de mención (y menos aun donde se lo hubiera podido esperar, como ser una crítica de la mentalidad imperante en el interior del partido y de la tradicional cultura política del autoritarismoj.t" Este tipo de marxistas esclarecidos -entre los que se
encuentran los integrantes del antiguo grupo yugoslavo "Praxis "51_ persistieron en lugares comunes de la doctrina oficial, tópicos desautorizados por el desarrollo histórico: percepción de
aspectos negativos casi exclusivamente en el capitalismo azotado por severísimas crisis'", polarización de clases y pauperización crecientes
bajo el capitalismo+', rechazo del parlamentarismo y del pluralismo ideológico y estatización
de los medios de producción como panacea universal.l"
El análisis del llamado marxismo existencialista de Europa Oriental depara la misma decepción: bajo la pretensión de llevar a cabo una investigación realmente original e incorporar temas
descuidados por el marxismo convencional, esta
corriente de pensamiento reitera ideas y postulados totalmente convencionales bajo un ropaje
que sólo en el ámbito gris del neostalinismo podía aparecer como una novedad. El filósofo checoslovaco Karel Kosík, por ejemplo, se propuso
reconstruir la relación entre el individuo y el
mundo moderno bajo la perspectiva de la "dialéctica" de ser y aspecto, esencia y existencia, conciencia e ideología, pero su farragoso texto jamás
deja las etéreas esferas de la teoría más abstrusa
y nunca desciende a los problemas específicos
que atormentaban a las personas concretas en Europa Oriental. No hay duda de que esta temática
fue mejor tratada por los poetas y los novelistas
que por los pensadores desde cátedras bien paga-
das. Las conclusiones de Kosík son notables: el
Hombre "fundamenta y justifica su actividad
cuando se percibe a sí mismo como instrumento
de un poder suprapersonal", es decir cuando creyendo realizar sus intenciones, en el fondo ejecuta las leyes de hierro de la historia.P Si alguien
comete un asesinato por razones personales, lleva a cabo evidentemente un vulgar delito. Pero si
el mismo acto es perpetrado en el marco de una
"intención superior" y como instrumento de la
"necesidad histórica", entonces se convierte en
"venganza, justicia, juicio histórico, obligación
civil, hecho heroico".56 A esto no hay mucho que \
agregar.
También el filósofo y político polaco Adam
Schaff (* 1913) se ha preocupado por lo problemático de la existencia humana y la soledad del
individuo en la civilización industrial, constatando que esta temática ha sido descuidada por el
marxismo institucional a causa de la dedicación
de éste último a cuestiones que en cierto momento eran más urgentes: la acción revolucionaria de
las masas proletarias, la organización del régimen socialista, la necesidad de mejorar las estructuras económicas. Pero en contra del existencialismo francés, Schaff sostuvo que el objeto
adecuado de estudio no lo constituía el individuo
autónomo y aislado del mundo burgués, sino la
persona responsable inmersa en la esfera de la
praxis en una sociedad determinada por leyes
evolutivas.é? En el seno del marxismo institucional Schaff fue el primero en admitir que los fenómenos de alienación existían también en el orbe
socialista debido al mantenimiento del aparato
estatal; lo que Schaff no aceptó fue la mera idea
de una enajenación causada igualmente por la
configuración de la economía socialista, pues según él la estatización de los medios de producción en Polonia había terminado definitivamente
con la causa substancial de la alienación en la esfera laboral-económíca.V
Lo que impidió que Schaff desarrollase un
marxismo genuinamente crítico es una actitud
apologética que compartió con Karel Kosík. El
filósofo polaco aseveró que en las sociedades socialistas los intereses del individuo y los de la comunidad son esencialmente los mismos; Schaff
nunca juzgó necesaria la presentación de pruebas
MARXISMO
empíricas para validar este postulado, pues las
declaraciones oficiales acerca del desarrollo y los
hechos básicos del régimen socialista poseerían
la calidad de indubitables verdades reveladas. Al
igual que la obra de Kosík, la de Schaff es altamente abstracta en el sentido de que no se ocupa
de los problemas cotidianos de los ciudadanos de
carne y hueso en el socialismo realmente existente, sino de aseveraciones muy generales que jamás son contrastadas con la facticidad cotidiana. En los copiosos escritos de Schaff se buscaría vanamente una sola mención o ejemplo de
los problemas cotidianos en la fábrica o la familia o una explicitación de la alienación en la vida política, social o laboral de la Polonia socialista; la tradición cultural autoritaria y el funcionamiento de la esfera político-institucional
simplemente no existen como factores que atañen al
"individuo" bajo el socialismo. Lo único concreto que se puede encontrar en la obra de
Schaff es su condena sin reservas de la literatura de Franz Kafka59 a causa de su acendrado pesimismo, que podría ser interpretado como una
censura de regímenes colectivistas.
Las carencias del marxismo crítico
Pese a un comienzo brillante y promisorio
con Karl Korsch y Georg Lukács, el llamado
marxismo crítico no logró, en el fondo, superar
las insuficiencias y los aspectos dogmáticos de la
ortodoxia moscovita, la que, protegida por las armas de una potencia mundial, tenía a su favor
ciertos factores nada despreciables: el prestigio
de encamar la herencia legítima de los padres
fundadores, la hazaña de haber realizado la primera revolución socialista de la historia universal
y el éxito material. Los pensadores adscritos a la
corriente crítica exhibieron una especie de conciencia de culpabilidad frente a la ortodoxia soviética y preservaron una imagen embellecida del
modelo iniciado en 1917, cuya función mistificadora les era bien conocida. Con la posible excepción de Korsch ninguno de ellos se atrevió, por
ejemplo, a reconocer que la Revolución de Octubre había surgido de un golpe de Estado militar
bastante convencional y que ni el proletariado ru-
CRÍTICO
123
so ni las condiciones socio-culturales y económicas de aquel país estaban maduras para un régimen socialista según la concepción original de
Marx. Ninguno de ellos se atrevió asimismo a
examinar la hipótesis de que el marxismo (y especialmente su versión leninista) no representaba, en el fondo, la doctrina del proletariado revolucionario, sino la ideología de los intelectuales
que anhelaban imponer su propio dominio de clase, su conquista del poder para y por ellos, encubriendo este designio mediante una doctrina de la
emancipación general del género humano/"
Casi todos los marxistas críticos se han adherido al axioma de que un mal socialismo es
preferible a un buen capitalismo. Esto se debe,
entre otras causas, a una notable incomprensión
de la esfera político-institucional,
que proviene
del núcleo del marxismo primigenio. La creencia
en las leyes inexorables de la historia, la mística
revolucionaria de una misión superior y el odio al
enemigo
clase han imposibilitado (1) el surgimiento de una genuina ética de responsabilidad
individual y grupal, que se rija también por el
principio de la proporcionalidad de los medios),
(2) una apreciación cabal de los elementos mal
llamados formales de la moderna democracia representativa y pluralista, (3) un reconocimiento
de la legitimidad de los intereses inherentes a corrientes y partidos que no son los propios, y (4) la
admisión de que la liberación del individuo no
ocurre necesariamente por medio de la emancipación de la especie.
Desde el marxismo original se arrastran algunas insuficiencias para comprender el mundo
contemporáneo, que no han sido subsanadas por
los marxistas críticos. En el trabajo teórico la
fuerte tendencia economicista y tecnicista ha
conducido a una subvaloración casi permanente
de las tradiciones culturales en cuanto factores
históricos de primer rango; salvo Karl Korsch -y
su aporte fue muy tangencial- no se puede detectar una línea investigativa que hubiera tomado en
serio el legado autoritario de Rusia, Europa Oriental y buena parte del Tercer Mundo como agente
formativo en el seno de los partidos comunistas y
de las nuevas burocracias establecidas con las revoluciones socíalistas.s' El persistente desprecio
de todo modelo democrático y la exaltación de la
de
124
H. C. F. MANSILLA
dictadura del proletariado como forma superior
de organización social han minado las bases internas del movimiento obrero y de los grupos intelectuales, desde las cuales se hubiese podido
mitigar las inclinaciones despóticas y las prácticas burocráticas que resultaron tan expandidas
dentro de los partidos comunistas. La excesiva
confianza en las leyes inexorables de la historia y
la propensión a percibir en los grandes proyectos
técnicos la solución de todos los problemas sociales -es decir: la unión de dogmatismo convencional con ilusiones tecnicistas- impidieron advertir la relevancia de algunos de los fenómenos
más importantes de la segunda mitad del siglo
XX, como el nacionalismo y la religión, que fueron ignorados por casi todos los marxistas críticos. El sesgo tecnicista de todas las versiones del
marxismo conlleva una sintomática equiparación
entre la emancipación del género humano y el
despliegue de las posibilidades de la tecnología,
una confusión optimista propia de casi todos los
pensadores del siglo XIX.
También el marxismo primigenio denotaba
un fuerte eurocentrismo=: en conjunción con los
elementos anteriores, éste ha sido responsable
por el abierto menosprecio dirigido hacia lo
preindustrial, lo premoderno, lo extra-europeo, y
concomitantemente, hacia lo diverso y variopinto, que es lo que se resiste a la homogeneización
industrial-moderna.
Naciones pequeñas que no
se dejan tragar por las grandes, grupos étnico s
que se aferran a sus peculiaridades, instituciones
curiosas que han crecido orgánicamente a lo largo de siglos, estructuras y estamentos sociales
que no encajan en el esquema marxista y actividades culturales sin correspondencia
explícita
con los "fenómenos de clase" han sido desdeñadas u olvidadas por el marxismo crítico. Hasta un
pensador tan lúcido como Georg Lukács aseveró,
por ejemplo, que el Imperio Austro-Húngaro era
una simple "cárcel de pueblos".63
Una de las principales insuficiencias del
marxismo crítico es su capacidad relativamente
limitada de comprender la complejidad del mundo moderno de manera realista. Su posición simplista y a momentos moralista le impidió percibir
las múltiples funciones que cumplen los medios
generales y generalizables de la modernidad: el
dinero y el poder. La identificación de éstos con
las fuentes centrales de la alienación deja de lado
los variados, razonables e imprescindibles roles
que estos medios cumplen para hacer caminar las
complicadas sociedades actuales. De ahí la ilusión de que la eliminación de la propiedad privada sobre los medios de producción terminaría
pronta y definitivamente con la fuente principal
de la enajenación, lo que resultó ser falso.64
En la misma línea Marx y sus discípulos críticos sobrevaloraron las tareas que el Estado debía cumplir en la etapa socialista, una vez superado el modo capitalista de producción; no se
imaginaron, sobre todo, que el aparato estatal podría reproducir y hasta magnificar el legado autoritario de muchas tradiciones culturales, creando
una administración pública hipertrofiada y burocratizada, junto con una elite política munida de
las prerrogativas más odiosas. Marx y los marxistas críticos no concibieron la posibilidad de un
estrato altamente privilegiado a causa de su acceso al poder y de su control sobre la enorme burocracia (sin poseer los medios de producción en
sentido legal), y, por lo tanto, no se preocuparon
de medidas e instituciones que regulen y refrenen
sus dilatadas potestades. Marx, Lenin y hasta los
marxistas críticos creyeron que el socialismo y la
estatización de los medios de producción traerían
consigo "la administración de cosas" en lugar del
"gobierno de las personas" (Friedrich Engels),
pero no advirtieron que las cosas se administran
siempre junto a hombres de carne y hueso y que
cualquier administración (y con más razón una
inmersa en un mundo complejo) significa el establecimiento de competencias, la creación de jerarquías, la especialización de roles y el surgimiento de privilegios. Esta necesaria diferenciación de grupos y estratos no concuerda con el esquema estático y relativamente simple que Marx
propuso y que sus discípulos conservaron en lo
fundamental: en los países altamente desarrollados no llegó a constituirse un proletariado revolucionario, consciente de su situación de clase inmensamente mayoritaria y de su misión histórica
y revolucionaria, que tomara a su cargo la emancipación de la sociedad como totalidad. La conciencia de clase de los obreros en el capitalismo
occidental resultó ser afín al reformismo social-
MARXISMO
democrático, puesto que sus ilusiones y esperanzas cotidianas no tenían como punto de referencia las nostalgias utópicas y milenaristas de los
intelectuales marxistas. La postulada redención
del mundo histórico-político se quedó así sin una
clase socialmente mayoritaria que le sirva de sustrato material.
Finalmente el marxismo crítico no anticipó
ni realizó aportes significativos a los debates de
las últimas décadas. La diséusi'ón ecológica y demográfica, la investigación de la cultura de masas, las aporías de la civilización industrial, las
diferencias entre trabajo, praxis e interacción, las
contribuciones del psicoanálisis socio-político y
los aspectos negativos asociados (1) a toda modernidad, (2) al igualitarismo excesivo y (3) al
progreso material incesante, quedaron fuera del
horizonte teórico del marxismo crítico, que por
ello no ha logrado aprehender la complejidad del
mundo contemporáneo.
CRíTICO
2.
Notas
l.
Günter Rohrmoser. "Stillstand der Dialektik.
Grundpositionen
expliziter und impliziter Marxismuskritik" (Detención de la dialéctica. Posiciones básicas de la crítica explícita e implícita
del marxismo), en Fetscher, lring (comp.), MARXISMUS-STUDlEN.
Vol. 5. Tübingen: Mohr-Siebeck, 1968, p. 25. Sobre la vida y obra de Lukács
cf. el ensayo central de Morris Watnick, "Relativismus und Klassenbewusstsein:
Georg Lukács"
(Relativismo y conciencia de clase: Georg Lukács), en Labedz, Leopold (comp.), Der Revisionismus (El revisionismo), Colonia/Berlin: Kiepenheuer & Witsch, 1966, pp. 189-221; Victor
Zitta, Georg Lukács' Marxism: Alienation, Dialectics, Revolution. A Study in Utopia and ldeology, La Haya: Nijhoff, 1964; Frank Benseler
(comp.), Festschrift zum achtzigsten Geburtstag
von Georg Lukács (Escritos de homenaje para el
octogésimo cumpleaños de Georg Lukács), NeuwiedlBerlin: Luchterhand, 1965; George Lichtheim, Georg Lukács, Londres: Collins/Fontana,
1970; Andrew Arato & Paul Breines, El joven Lukács y los orígenes del marxismo occidental, México: FCE, 1986, passim; Fritz J. Raddatz, Georg
Lukács, Reinbek: Rowohlt, 1972; Michael Lowy,
Pour une sociologie des intellectuels révolution-
125
naires: l'évolution politique de Lukács 19091929, París: P.U.F, 1976; Wemer Mittenzwei
(comp.), Dialog und Kontroverse mit Georg Lukács (Diálogo y controversia con Georg Lukács),
BerlinJRDA: Reclam, 1975.
Georg Lukács. Geschichte und Klassenbewusstsein. Studien über marxistische Dialektik (Historia y consciencia de clase. Estudios sobre dialéctica materialista). Berlin: Malik, 1923, pp. 94-228
[el libro fue escrito entre 1919 y 1922]. Sobre esta temática cf. las obras de discípulos de Lukács:
Lucien Goldmann, Dialektische Untersuchungen
(Investigaciones
dialécticas),
NeuwiedlBerlin:
Luchterhand, 1966, pp. 71-120; Tom Bottomore,
"Klassenbewusstsein und Sozialbewusstsein"
(Consciencia de clase y consciencia social), en
István Mészáros (comp.), Aspekte von Geschichte und Klassenbewusstsein
(Aspectos de historia
y consciencia de, clase), Munich: List, 1972, pp.
74-95; István Mészáros, "Kontingentes und notwendiges Klassenbewusstsein"
(Consciencia de
clase contingente y necesaria), en ibid, pp. 124182; Rodolf Schlesinger, "Der historische Ort
von Lukács' «Geschichte und Klassenbewusstsein»" (El lugar histórico de "Historia y conciencia de clase" de Lukács), en ibid, pp. 280-288;
Leo Kofler, Der proletarische Bürger. Marxistischer oder ethischer Sozialismus? (El ciudadano
proletario. ¿Socialismo marxista o ético"), Viena:
1964, pp. 31-65, 165-168,
(Leo Kojler,
uno de los representantes más conspicuos del
marxismo crítico en Alemania Occidental después de la Segunda Guerra mundial, creía -como
la mayoría de sus correligionarios- que el fenómeno de la alienación pertenece exclusivamente
al ámbito económico y a sociedades capitalistas.)
Lukács, ibid. (nota 2), p. 99ss, 115. Como se sabe,
el libro de Lukács desató una impresionante ola de
críticas y censuras de parte del marxismo oficial.
Las más conocidas de ellas son: Abram M. Deborin, "Lukács und seine Kritik des Marxismus" (Lukács y su crítica del marxismo) [1924], en Abrarn
M. Deborin & Nikolaj 1. Buxarin, Kontroversen
über dialektischen und mechanistischen Materialismus (Controversias sobre el materialismo dialéctico y mecanicista), Frankfurt: Suhrkamp, 1969, pp.
189-219; las diatribas de Grigorij Zinov'ev y otros
altos funcionarios rusos y húngaros en el apéndice
de: Georg Lukács, Schriften zur ldeologie und Po/itik (Escritos sobre ideología y política), compilación de Peter Ludz, NeuwiedlBerlin: Luchterhand,
1967, pp. 719-780.
zoo«.
3.
126
4.
5.
6.
7.
H. C. F. MANSILLA
Lukács, Geschichte ...• op. cito (nota 2). p. 164ss.
216; cf. N. de Feo. Weber y Lukács, Barcelona:
Redondo. 1972.
Emilio Lamo de Espinosa. La teoría de la cosificación. De Marx a la Escuela de Francfort. Madrid: Alianza. 1981. p. 118; cf. pp. 120-123.
127ss. 152ss. (Se trata de una obra exhaustiva y
con una excelente bibliografía sobre la temática).
Cf. también Andrew Arato. "Lukács' Theory of
Reification". En TELOS. vol. 11 (25). 1972.
Lukács, Geschichte ... op. cito (nota 2). pp. 33.
146-148. Sobre esta temática cf. el exhaustivo ensayo de Ludwig Landgrebe, "Das Problem der
Dialektik" (El problema de la dialéctica). en Fetscher, Iring (cornp.), MARX1SMUS-STUDlEN.
vol. 3. Tübingen: Mohr-Siebeck, 1960. p. 57 ss,
60. Sobre las diferencias entre Marx y Engels y la
significación teórica de éste último cf. Hartmut
Mehringer & Gottfried Mergner (comps.), Debatte um Engels (Debate en torno a Engels), 2 vols .•
Reinbek: Rowohlt, 1973; Maximilien Rubel. "La
légende de Marx ou Engels fondateur", en ECONOMIES ET SOCIETES (Paris). vol. VI (12). diciembre de 1972. pp. 2189-2199; Alfred Schrnidt,
Der Begriff der Natur in der Lehre von Marx (El
concepto de naturaleza en la doctrina de Marx),
Frankfurt: EVA. 1962; Giuseppe Prestipino, El
pensamiento filosófico de Engels. Naturaleza y
sociedad en la perspectiva histórica marxista.
México: Siglo XXI. 1977. Como se sabe. I. V.
Stalin (cf. Zu den Fragen des Leninismus [Sobre
las cuestiones del leninismo]. compilación de
Hans-Peter Gente. Frankfurt: Fischer, 1970. p.
253. 261ss) fue uno de los partidarios más entusiastas de la dialéctica de la naturaleza de Engels
y de la identidad entre ciencias sociales y naturales. Muy celebrado en su momento. el libro del
destacado científico de la República Democrática
Alemana. Robert Havemann,
Dialektik ohne
Dogma? Naturwissenschaft
und Weltanschauung
(¿Dialéctica sin dogma? Ciencia natural y visión
del mundo). Reinbek: Rowohlt, 1962. no contiene ningún elemento filosófico o político digno de
mención.
Lukács, ibid, p. 33ss; la crítica de Lukács se refiere a la famosa sentencia de Rudolf Hilferding:
"La comprensión de la veracidad del marxismo
no constituye de modo alguno un juicio valorativo y tampoco una guía para el comportamiento
práctico. Porque una cosa es darse cuenta de una
necesidad y otra muy diferente ponerse al servicio de dicha necesidad." R. Hilferding. Das Finanzkapital (El capital financiero) [1909]. Berlin
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
1955. p. 4.- Muy semejante fue la crítica de Karl
Korsch, Why 1 am a Marxist [1934]. en: ALTERNATIVE. ZEITSCHRIFf
.FÜR LITERATUR
UND DISKUSSION (Berlin). vol. 8. W 41. abril
de 1965. p. 72; cf. también Iring Petscher, Karl
Marx und der Marxismus. Von der Philosophie
des Proletariats
zur proletarischen
Weltanschauung (Karl Marx y el marxismo. De la filosofía del proletariado a la ideología proletaria). Munich: Piper 1967. p. 124ss.
Lukács, ibid, p. 13; es interesante mencionar que
Lukács ya había formulado en años anteriores esta atrevida tesis en su importante trabajo Taktik
und Ethik (Táctica y ética) [1919]. en: Lukács,
Schriften ...• op. cito (nota 3). p. 20.
Un discípulo de Lukács y partidario en Alemania
Occidental de un socialismo ascético. Leo Kofler
(op. cito [nota 2]. p. 81.249). aseveró la existencia de ese núcleo metafísico del marxismo. igual
que I. V. Stalin, Zu den Fragen ...• op. cito (nota 6).
p.254ss.
Maurice Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, París: Gallimard, 1955. p. 122. 124;
Louis Althusser, Pour Marx, París. 1965; Althusser / Etienne Balibar, Lire le Capital. Paris, 1965.
especialmente vol. 1; Althusser, Escritos. Barcelona: Laia 1974. passim; Georg Klaus / Hans
Schulze, Sinn, Gesetz und Fortschritt in der Geschichte (Sentido. ley y progreso en la historia).
Berlin/RDA: Dietz, 1967; Gerhard Bartsch / Herbert Crüger / Christian Zak, Geschichte als gesetzmdssiger Prozess (Historia como proceso sujeto a leyes). Berlin/RDA. 1976; Ernst Engelberg
/ Wolfgang Küttler, Formationstheorie und Geschichte (Teoría de las formaciones e historia).
Berlin/RDA: Akadernie, 1978.
•
Lukács, Taktik und Ethik, op. cito (nota 8). p. 22.
Sobre el anti-historicismo y anti-humanisrno de
Althusser cf. la brillante crítica de Alfred Schmidt, Geschichte und Struktur: Fragen einer marxistischen Historik (Historia y estructura. Cuestiones de una historiografía marxista). Munich:
Hanser, 1977. pp. 42-45. 58. 78-81. 139s; Iring
Fetscher, Grundbegriffe des Marxismus (Conceptos básicos del marxismo). Hamburgo: Hoffmann
& Carnpe, 1967. pp. 15-28.
Sobre el Lukács premarxista, de fuertes inclinaciones religiosas y existencialistas
cf. Arato I
Breines, op. cito (nota 1). p. 21. 53. 133s; Lucien
Goldrnann, op. cito (nota 2). pp. 173-183; Fritz J.
Raddatz, op. cito (nota 1). p. 14.
Lukács, Postscriptum 1957 zu: Mein Weg tu Marx
(Postscriptum de 1957 a: "Mi camino a Marx"),
MARXISMO
15.
16.
17.
18.
19.
en Lukács, Schriften ... , op. cit. (nota 3), p. 657. Al
mismo tiempo defendió a Stalin, afirmando:
"Right or wrong, my party" (ibid., p. 649). Cf.
también Gian Enrico Rusconi, Teoría crítica de la
sociedad, Barcelona: Martínez Roca, 1969, p. 61.
Georg Lukács, Der Bolschewismus als moralisches Problem (El bolchevismo como problema
moral) [1918], en Lukács, Taktik und Ethik. Politische Aufsiitze (Táctica y ética. Ensayos políticos), compilación de Jorg Kammler, Darmstadt:
Luchterhand, 1975, pp. 27-33 (Lukács creía entonces que la revolución sería la obra conjunta de
socialdemócratas, socialistas y comunistas); versión inglesa en: SOCIAL RESEARCH, vol. 44,
W 3, otoño de 1977, pp. 416-424. Según Peter
Ludz, compilador de sus obras, Lukács se negó en
vida exitosa y terminantemente a la reimpresión
de este interesante ensayo (P. Ludz, Vorwort (prólogo), en: Lukács, Schriften ... , op. cit. (nota 3), p.
XII). Crítica a Lukács: Arato / Breines, ibid., pp.
132-136; Lucien Goldmann, op. cit. (nota 2), p.
288; cf. los ensayos muy bien documentados de
David Kettler, Marxismus und Kultur. Mannheim
und Lukács in den ungarischen Revolutionen
1918/19 (Marxismo y cultura. Mannheim y Lukács en las revoluciones húngaras de 1918/19),
NeuwiedlBerlin: Luchterhand, 1967, p. 28s; Peter
Ludz, Der Begriff der "demokratischen Diktatur"
in der politischen Philosophie von Georg Lukács,
en: Lukács, Schriften ..., ibid, p. XXXllss.
Lukács, Taktik ..., op. cit. (nota 8), p. 10.
Ibid, p. 11. Sobre esta espinosa problemática cf.
Michel Lowy, Pour une sociologie des intellectuels révolutionnaires. L'évolution politique de
Lukács 1909-1919, París: Presses Universitaires
de France, 1976, passim, y la exhaustiva biografía de Arpad Kadárkay, Georg Lukács, Valencia:
Edicions Alfons el Magnánim, 1994, passim.
Una de las más notables apologías del terror revolucionario y del uso de cualesquiera medios la
realizó Maurice Merleau-Ponty,
Humanismus
und Terror (Humanismo y terror) [1947], Frankfurt: Suhrkamp, 1966, vol. 1, p. 11, 38. No es de
extrañar que uno de sus pocos biógrafos dedicara
sólo escasas líneas a todo el pasado marxista de
este filósofo: Xavier Tilliete et al., Merleau-Ponty
ou la mesure de l'homme, París: Seghers, 1970, p.
162s.
Lukács, Lenin. Studie iiber den Zusammenhang
seiner Gedanken (Lenin. Estudio sobre el contexto de sus pensamientos) [1924], Neuwied/Berlin:
Luchterhand, 1967, p. 66. En el Epüogo [1967] a
este escrito Lukács mantuvo todas sus posiciones,
CRÍTICO
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
127
mostrando que nunca comprendió las implicaciones antidemocráticas e inhumanas (a) de la concepción leninista del partido, (b) de la tradición
autoritaria en Rusia y (e) de las transformaciones
económicas aceleradas (ibid, pp. 87-99).
Lukács, Freie oder gelenkte Kunst? (¿Arte libre o
guiado?), en Lukács, Schriften ..., op. cit. (nota 3),
p. 463. La identificación de libertad con necesidad
se halla en la obra de Georgij V. Plexanov [18561918], Zur Geschichtsphilosophie Hegels (Sobre la
filosofía de la historia de Hegel) [1895], en: DAS
ARGUMENT (Berlin), vol. 13, W 4/5 (=65),
agosto de 1971, p. 281. Esta identificación conformó uno de los pilares del marxismo ortodoxo moscovita hasta 1989 y constituye aun uno de los principios rectores del marxismo cubano y chino.
Lukács, Die moralische Sendung der kommunistischen Partei (La misión moral del partido comunista), en Lukács, Schriften ... , ibid, p. 138. El
punto de vista del proletariado sería el punto de
vista del gran sujeto racional histórico por excelencia: Lucien Sebag, Marxismus und Strukturalismus (Marxismo y estructuralismo)
[1964],
Frankfurt: Suhrkamp, 1967, pp. 89, 93,117-277.
Lukács, ibid, p. 142.
Lukács, Taktik ..., op. cit. (nota 8), p. 34; Lukács,
Lenin, op. cit. (nota 19), p. 25. De acuerdo a Lukács, la Tercera Internacional era la "concepción
leninista del partido a escala mundial" porque
constituía la forma perfecta de organización socio-política (ibid, p. 56).
Lukács, Geschichte ... , op. cit. (nota 2), p. 296. Parafraseando a Engels añadió Lukács: "Mientras el
proletariado requiera de un Estado, no lo usará
para defender la libertad, sino para reprimir a sus
enemigos." (Ibid, p. 297)
Lukács, Zur Frage des Parlamentarismus (Sobre
la cuestión del parlamentarismo), en Lukács, Schriften ..., op. cit. (nota 3), p. 128.
Lukács, Lenin, op. cit. (nota 19), p. 62. La misma
concepción de democracia formal vs. revolucionaria sostuvo Maurice Mer1eau-Ponty, Humanismus ..., op. cit. (nota 18), vol. 1, p. 17. Un poco
más adelante (p. 21), Merleau-Ponty atacó a Lukács porque éste último no habría sido consecuente en su impugnación de la democracia formal-burguesa.
Lukács, Lenin, ibid, p. 33; Lukács, Die Rolle der
Moral in der kommunistischen Produktion (La función de la moral en la producción comunista) [1919],
en Lukács, Schriften ..., op. cit. (nota 3), p. 79.
Lukács, Die moralische Sendung ... , op. cit. (nota
21), p. 138, 141. Se puede argumentar que desde
128
29)
30.
31.
32.
H. C. F. MANSILLA
sus llamadas Tesis de Blum (1928) Lukács se distanció de toda posición extremista y stalinista y
que desde entonces fue un firme partidario de la
legalidad socialista, lo que es verdad sólo parcialmente. Las Tesis de Blum y otros escritos posteriores se refieren a la política que el partido comunista debe emplear en sus relaciones con otros
partidos y con el exterior; en tal sentido Lukács
manifestó ser favorable a la coexistencia pacífica
y a las alianzas con otras corrientes de izquierda.
La Tesis de Blum no contienen ningún elemento
teórico innovador o siquiera interesante y no rozan los asuntos mencionados aquí. Cf. Lukács,
Thesen über die politische und wirtschaftliche
Lage in Ungam und über die Aufgaben der Kommunistischen Partei Ungams {=Blum-ThesenJ
(Tesis sobre la situación económica y política en
Hungría y las tareas del Partido Comunista de
Hungría), en Schriften ..., ibid, pp. 290-322; Lukács, Aristokratische und demokratische Weltanschauung (Visión aristocrática y democrática del
mundo), en ibid, pp. 404-433.
Interview der Redaktion von "Szabad Nép" mil
Georg Lukács (Entrevista de "Szabad Nép" con
Georg Lukács) [1956), en Lukács, Schriften ...,
ibid, p. 634s.
Lukács, Postscriptum ..., op. cit. (nota 14), p. 646.
Lukács, Brief an Alberto Carocci (Carta a Alberto Carocci) [1962), en Schriften ..., ibid, p. 66ls.
Lukács, Schicksalswende
(Vuelta del destino)
[1944), en Schriften ... , ibid, p. 354. Esta expresión de Friedrich Schiller la utilizó Nikolaj 1. Buxarin en su alegato final durante los procesos de
Moscú inmediatamente antes de ser condenado a
muerte, reconociendo que la razón histórica estaba encarnada en el triunfo político-material de
Stalin y que él (Buxarin) era en cuanto perdedor
culpable de los cargos que le imputaban (aunque
declinó una responsabilidad estrictamente legal).
La verdad era idéntica al éxito. Esta aceptación más o menos voluntaria: eso era lo monstruosode la principal incriminación otorgaba la razón a
Stalin y su régimen y quebraba el núcleo racional
y, sobre todo, moral de toda la oposición anti-stalinista. En aquellos procesos los acusados y los
fiscales (las víctimas y los verdugos) trabajaban
de consuno para establecer la anhelada certeza en
tomo a ciertos detalles de la reciente evolución
histórica, certeza común a ambos bandos y considerada igualmente indispensable. Cf. N. 1. Buxarin, Letzies Wort des Angeklagten Buxarin (Ultima palabra del acusado Buxarin) [1938), en Deborin / Buxarin, op. cit. (nota 3), p. 280. Esta fue
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
la interpretación de los procesos de Moscú que
realizó Arthur Koestler en su genial novela Eclipse de sol, criticado severamente por Maurice
Merleau-Ponty, Humanismus ..., op. cit. (nota 18),
vol. 11, p. 42ss, 69ss, quizá por haber acertado ...
Como se sabe, Lukács se "equivocó" apostando
por la revolución húngara de 1956, pero consiguió que el partido generosamente le perdonara
después de una autocrítica, y hasta recibió la más
alta condecoración húngara en 1969, la "Orden
de la Bandera Roja". Cf. Lichtheim, op. cit. (nota
1), p. 8. Según otras fuentes, todas las retractaciones de Lukács fueron un ardid táctico al estilo de
Galileo Galilei para salvarse de la Santa Inquisición: cf. Fritz J. Raddatz, op. cit. (nota 1), p. 70;
Victor Serge, Erinnerungen eines Revolutioniirs
1901-1941 (Recuerdos de un revolucionario),
Wiener Neustadt: Rate- Verlag, 1974, p. 218; Kostas Axelos, Préface, en Lukács, Histoire et conscience de classe, París: Minuit, 1960, p. 5.
Jürgen Habermas, Theorie und Praxis. Sozialphilosophische Studien (Teoría y praxis. Estudios de
filosofía social), NeuwiedlBerlin:
Luchterhand,
1963, p. 322s.
Según Maurice Merleau-Ponty, una constante autocensura de los intelectuales progresistas era inevitable, porque cualquier crítica de la Unión Soviética significaba una apología del capitalismo
occidental. Cf. M. Merleau-Ponty,
Humanismus ..., op. cit. (nota 18), t. 11, p. 90.
Lukács, Die Deutschen - eine Nation der Spiif~ntwickler? Gespriich mit Adelbert Reif (Los
alemanes - ¿una nación de desarrollo tardío?
Conversación con Adelbert Reif), en Georg Lukács zum 13. April 1970 (Para Georg Lukács en
el 13 de abril de 1970), NeuwiedlBerlin:
Luchterhand, 1970, pp. 100-115. (Serie AD LECTORES W lO)
Theodor W. Adorno, Erpresste Yersohnung: zu
Georg Lukács' "Wider den missverstandenen
Realismus" (Reconciliación extorsionada: sobre
la obra de Lukács "Contra el realismo incomprendido"), en Adorno, Noten zur Literatur 11
(Notas sobre literatura 11), Frankfurt: Suhrkamp,
1961, p. 185.
Kostas Papaioannou, Marx et les marxistes, París:
Flammarion, 1972, p. 396 (curiosos testimonios
en tomo a la "putrefacción de la ciencia burguesa": cibernética, psicoanálisis, etc.); Gabor Kiss,
Marxismus als Soziologie (Marxismo como sociología), Reinbek: Rowohlt, 1971, p. 107.
No fue la sociología teórica la que floreció, sino sus
ramas "aprovechables" según los requerimientos
MARXISMO
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48.
del Estado: las sociologías del trabajo, la familia,
el esparcimiento y la educación (cf. Gabor Kiss,
ibid, pp. 157-193,267-293); en los estudios sobre
estratificación social se eliminó toda mención a la
formación de elites y a conceptos definitorios de
estamentos de índole incómoda como el prestigio
y el acceso al poder (ibid, pp. 88-106,174-201).
Wolfgang Eichhorn, Wie ist Ethik als Wissenshaft
moglich? (¿Cómo es posible la ética en cuanto
ciencia?), Berlin/RDA: Verlag der Wissenshaften,
1965; Franz Loeser, Deontik. Planung und Leitung der moralischen Entwicklung (Deóntica.
Planificación y dirección del desarrollo moral),
Berlin/RDA: Verlag der Wissenschaften, 1966.
Cf. Radovan Richta et al., Richta-Report. Politische Okonomie des 20. Jahrhunderts (El informe
Richta. La economía política del siglo XX)
[1966], Frankfurt: Makol, 1971. El marxismo-leninismo convencional de los partidos comunistas
de Europa Oriental, mitigado por los aires de moda en torno a una modernización tecnocrática,
constituye el horizonte indubitable de la teoría y
la praxis de esta agrupación.
Radovan Richta et al., Technischer Fortschritt
und industrielle Gesellschaft (Progreso técnico y
sociedad industrial), Frankfurt: Makol, 1972, pp.
12s, 21-24, 191-230.
Ibid, p. 23s, 208, 214-216, 226.
Ibid, pp. 36-72,120-145,147-190.
Lucio Colleti, Zur Stalin-Frage (Sobre la cuestión
de Stalin) [1970], BerlinIW: Merve, 1970, pp. 3437. En esta obra Colletti describe detalladamente
las brutalidades del régimen stalinista, pero lo exculpa históricamente a causa de los logros modernizadores.
Leo Kofler, op. cit. (nota 2), p. 146; Hans G.
Helms, Fetisch Revolution. Marxismus und Bundesrepublik (Fetiche revolución. Marxismo y República Federal [de Alemania)), NeuwiedlBerlin:
Luchterhand, 1969, p. 13; sobre el desprecio de
Marx a los campesinos y las tradiciones campestres cf. Kostas Papaioannou, Marx ...• op. cit. (nota 38). p. 212.
Hans Jorg Sandkühler (comp.), Marxistische Wissenschaftstheorie. Studien zur Einführung in ihren Forschungsbereich (Epistemología marxista.
Estudios introductorios
al área investiga tiva).
Frankfurt: Fischer/Athenaum, 1975. pp. 4. 15; cf.
también pp. 38.110-148.149-173.
Cf. Hans Jorg Sandkühler (comp.), Marxistische Erkenntnistheorie.
Texte zu ihrem Forschungsstand
in den sozialistischen
Liindern
CRíTICO
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(Gnoseología marxista. Textos sobre el nivel investigativo
alcanzado
en países socialistas).
Stuttgart: Frommann-Holzboog,
1973. pp. 5998.99-128.
152-182.
Para la problemática aquí tratada es importante la
compilación de ensayos de Ernst Bloch, Über
Karl Marx (Sobre Karl Marx), Frankfurt: Suhrkamp, 1968; en torno a Bloch cf. el volumen colectivo Über Emst Bloch (Sobre Ernst Bloch),
Frankfurt: Suhrkamp, 1968. especialmente el artículo de lring Fetscher, Ein grosser Einzelgdnger
(Un gran solitario). en ibid, pp. 104-11 (con datos
en torno a la influencia de Bloch sobre Georg Lukács y la Escuela de Frankfurt).
Palmiro Togliatti, Reden und Schriften (Discursos
y escritos). compilación
de Claudio Pozzoli,
Frankfurt: Fischer, 1967; cf. sobre todo su testamento intelectual. llamado "Memorándum
de
Yalta": pp. 210-225.
La obra teóricamente más conspicua del grupo
"Praxis" fue la de Mihailo Markovic, Dialektik der
Praxis (Dialéctica de la praxis). Frankfurt: Suhrkamp, 1968, que no aporta nada a las temáticas
aquí tratadas. Lo mismo puede afirmarse de otro libro en su momento muy aplaudido, pero que es un
compendio inofensivo en el mejor estilo del marxismo institucional: Predrag Vranicki, Geschichte
des Marxismus (Historia del marxismo), 2 vols.,
Frankfurt: Suhrkamp, 1972. El grupo "Praxis" era
mayoritariamente croata; Markovic (* 1923). en
cambio, se consagra actualmente a promover el nacionalismo pan-serbio más delirante.
Según Leo Kof/er, op. cit. (nota 2). pp. 199-205.
fenómenos negativos como el burocratismo sólo
se darían en los infiernos capitalistas. De acuerdo
a Hans G. Helms, op. cit. (nota 46), p. 11, el peor
socialismo denotaría rasgos más razonables que
el mejor capitalismo.
Kofler, ibid, pp. 178-182, 249-265; Helms, op.
cit. (nota 46), p. 13ss.
Helms, ibid, pp. 7, 13-23.29; toda la labor de los
partidos socialdemocráticos
es descalificada por
Helms por ser éstos "portadores límites de la dominación capitalista". (Ibid, p. 7, 29)
Karel Kosík, Die Dialektik des Konkreten. Eine
Studie zur Problematik des Menschen und der
Welt (La dialéctica de lo concreto. Un estudio sobre la problemática del Hombre y del mundo).
Frankfurt: Fischer, 1967, p. 230.
Ibid, p. 231. Hay que considerar que este libro fue
escrito poco antes de la "Primavera de Praga" y
sin las presiones del régimen stalinista.
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H. C. F. MANSILLA
Cf. Adam Schaff, Marx oder Sartre? Versuch einer Philosophie des Menschen (¿Marx o Sartre?
Ensayo de una filosofía del Hombre), [1961],
Frankfurt: Fischer, 1966, p. 15, 23; Schaff, El
marxismo al final del siglo, Barcelona: Ariel,
1994. Para una crítica ortodoxa a la combinación
de marxismo y existencialismo cf. Roger Garaudy, Marxismus im 20. Jahrhundert (Marxismo
en el siglo XX) [1966], Reinbek: Rowohlt, 1969.
Adam Schaff, Marxismus und das menschliche
lndividuum (El marxismo y el individuo humano), Viena etc.: Europa, 1965, p. 38s, 170; sobre
la controversia entre Adam Schaff y Leszek Kolakowski cf. Z. A. Jordan, Marxistischer Revisionismus in Polen. Hintergrund, Wurzeln und Hauptstromungen (Revisionismo marxista en Polonia.
Trasfondo, raíces y corrientes principales), en:
MARXISMUS-STUDIEN,
vol. 5, compilación
de Iring Fetscher, Tübingen:
Mohr-Siebeck,
1968, pp. 85-129; Adam Schaff, Studien über den
jungen Marx und ihre peinlichen Details (Estudios sobre el joven Marx y sus detalles penosos),
en Leopold Labedz (comp.), op. cit. (nota 1), pp.
273-294.
Schaff, Marxismus ..., ibid, p. 64s.
Gyorgy Konrád / Iván Szelényi, Die lntelligenz
auf dem Weg zur Klassenmacht (La intelectualidad en camino al poder de clase), Frankfurt:
Suhrkamp, 1981, p. llls.
El marxismo crítico careció, por ejemplo, de una
investigación empírica y documental en torno a
los fenómenos burocrático-administrativos
de la
propia área geográfica y a los problemas de la vida cotidiana de sus ciudadanos. Cf. los tempranos
estudios del medio académico occidental sobre
esta temática: Alex Inkeles / Raymond A. Bauer,
The Soviet Citizen. Daily Life in a Totalitarian
Society, Cambridge: Harvard U.P., 1959; Merle
Fainsod, How Russia is Ruled, Cambridge: Harvard U.P., 1961.
62. Sobre el etnocentrismo, sus claras manifestaciones en Marx y la defensa que hizo éste último de
la "labor civilizadora" del imperialismo británico
en India y otros países "atrasados" cf. Rudolf
Bahro, Die Alternative. Zur Kritik des real existierenden Sozialismus (La alternativa. Crítica del
socialismo realmente existente), Reinbek: Rowohlt, 1980, p. 44ss.
63. Lukács, Schicksalswende ... [1944], op. cit. (nota
32), p. 359. Es interesante observar que a Lukács,
ciudadano de ese Estado, no se le ocurrió semejante idea durante la existencia del Imperio Austro-Húngaro (es decir hasta octubre de 1918).
64. Después de apartarse del marxismo, Karl August
Wittfogel realizó su gran investigación sobre el
despotismo oriental y las sociedades hidráulicas.
El argumento central de Karl A. Wittfogel (Die
orientalische Despotie. Eine vergleichende Untersuchung totaler Macht [El despotismo oriental.
Una investigación comparada sobre el poder total], Frankfurt etc.: Ullstein, 1977, pp. 379s, 470480) es que el acceso al poder (y no la propiedad
privada de los medios de producción) conforma
en muchas naciones el criterio más importante
para determinar su estratificación social; la definición de estadios evolutivos de acuerdo al régimen de propiedad privada sería válido sólo para
Europa Occidental en ciertos periodos históricos.
La estatización de los medios de producción no
tendría, por consiguiente, el rol liberador que
Marx le atribuye.
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