Derechos humanos, políticas públicas y mariguana en México. Una aproximación desde la complejidad. Presenta: Ana Patricia Arroyo Gámez. Derechos Humanos, Foro 5 Casi todos los jóvenes que he conocido a lo largo de mi vida han consumido un tipo o varios tipos de drogas, la más común ha sido la mariguana. Con cada uno de ellos he escuchado un nombre distinto para llamarla: churro, chora, mota, cannabis, café, hierba, orégano, mostaza, mois, verde, regañona, hierba santa, weed y otros. Las frases más comunes para referir el acto de consumirla van desde “quemarle las patas al diablo” hasta “vamos por un café de grano”, eso es una parte del argot sobre el tema en nuestro país. 1 Lo anterior me ha llevado a pensar que el consumo de la mariguana es algo casi tan común entre los jóvenes como fumar un cigarrillo de tabaco o tomarse una cerveza y, en mi experiencia particular, he observado que consumidores y no consumidores pueden convivir perfectamente en el mismo espacio, así como pasa con las drogas permitidas. Lo anterior refiere a que, aunque en el ámbito de lo legal estamos de frente a una política cuasi prohibicionista, en la realidad el consumo de drogas no permitidas es un acto naturalizado entre una gran parte de la población mexicana, principalmente en los jóvenes. Lo que sucede entonces es que este asunto no es una cuestión exclusiva de salud, legalidad o economía, sino que es un fenómeno complejo que se circunscribe entre lo político, lo educativo, lo social y, por supuesto, lo cultural, por lo que precisa ser estudiado de manera multidimensional. De modo que, el presente ensayo aborda la problemática de las drogas, en particular el caso de la mariguana en México, desde una perspectiva de la complejidad, a fin de presentar una interpretación novedosa que contribuya a la creación de una serie de políticas públicas que refuercen la visión de derechos humanos en el país para los consumidores e, incluso, para los no consumidores. Pensemos en todos los elementos constitutivos de nuestro objeto de estudio. Ciertamente, en cuanto a la nocividad de la mariguana se refiere, aún existe un grado de incertidumbre a nivel médico. Hay estudios que revelan cierto tipo de daños en la corteza cerebral, sobre todo cuando la edad de consumo es temprana; y existen investigaciones que demuestran cómo, bajo dosis controladas, ésta puede ayudar a mitigar algunos padecimientos1. En suma, no hay análisis determinantes que permitan afirmar que la mariguana es “buena” o “mala” para la salud humana, pues depende el grupo etario, las condiciones físicas personales, las dosis y la frecuencia de consumo, es decir, elementos diversos que influyen en los resultados, según el tipo de personas sobre quienes se dirija la investigación. Desde el punto de vista legal, y en el marco de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se ha discutido sobre cómo las políticas prohibicionistas hacia la mariguana, ejecutadas en diferentes países, pueden derivar en procesos violentos, militarización y represión que tienden a vulnerar los derechos humanos de personas involucradas y no involucradas en el crimen organizado. Tan sólo entre 2006 y 2012, con la Cfr. Organización de los Estados Americanos. “Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas”. Disponible en: http://www.who.int/substance_abuse/publications/neuroscience_spanish.pdf Consultado el 22 de febrero de 2016. 1 2 “guerra contra el narcotráfico”, en México se registraron 50 mil militares cumpliendo tareas de seguridad pública, lo cual derivó en 5 mil quejas por torturas y maltratos, 22 mil desapariciones forzadas y 280 mil personas desplazadas por violencia, denunciadas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) 2, lo cual revela una grave crisis social. En el ámbito de lo económico, debe reconocerse que las recompensas monetarias que reciben los grupos delictivos de la prohibición de las drogas son cuantiosas, de hecho, en 2008 el Departamento de Justicia de Estados Unidas estimó que los cárteles mexicanos y colombianos ganaban entre $18 mil millones y $39 mil millones de dólares anuales exportando drogas a EEUU3. Desafortunadamente, la problemática se intensifica por las actividades asociadas tales como el robo, el secuestro, la extorsión, los homicidios y la corrupción, que también representan una fuente de ingresos para los narcotraficantes. Con relación a lo anterior, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2011, se demostró un incremento del consumo de drogas ilícitas, y en general un aumento a la dependencia a las mismas en la población, la cual se elevó del 0.4% al 0.6% en el 2008. Al respecto, aunque la mariguana continúa siendo la sustancia mayor consumida, seguida de los inhalables, el consumo de la cocaína observó una variación del 1.4% más, en la preferencia de los usuarios. Cfr. Centro de Estudios Legales y Sociales. “El impacto de las políticas de drogas en los derechos humanos. La experiencia del continente americano”. Disponible en: http://www.cmdpdh.org/publicacionespdf/el_impacto_de_las_politicas_de_drogas_en_ddhh.pdf. Consultado el 23 de febrero de 2016. 3 Vid. International Crisis Group. “El desafío de Peña Nieto: los carteles criminales y el Estado de Derecho en México”. Disponible en: http://www.crisisgroup.org/~/media/Files/latin-america/mexico/spanish/048-pena-nietos-challenge-criminal-cartels-and-rule-of-law-inmexico-spanish.pdf. Consultado el 24 de febrero de 2016. 2 3 De hecho, de acuerdo con información obtenida por el Sistema de Registro e Información en Drogas, tan sólo en la Ciudad de México, la mariguana presentó el nivel de consumo más alto (situado en 61%), aunque paradójicamente las estadísticas indican que en los Centros de Integración Juvenil las principales causas de tratamiento suelen ser por el alcohol, en primer lugar, seguido por la cocaína, la marihuana y finalmente los inhalables4. Las cifras anteriores muestran los múltiples hilos que se tejen en la problemática del consumo de la mariguana en cuanto a los temas de salud, narcotráfico o seguridad. Por lo que, mirar desde la complejidad representa una valiosa aportación que promueve el análisis desde las diferentes variables que se conectan en el tema. En esta lógica, Edgar Morín señala que: 4 “[…] la complejidad es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre...”5 En este marco de este pensamiento, podemos reflexionar en siete premisas básicas útiles para comprender la fenomenología del consumo de la mariguana, las cuales son: a) analizar todas las partes del todo para comprender el fenómeno de manera integral, b) desagregar en el análisis en niveles, desde lo micro a lo macro, observando que guardan elementos Secretaria de Salud. “Encuesta Nacional de Adicciones”. Disponible en: http://www.conadic.salud.gob.mx/pdfs/ENA_2011_DROGAS_ILnICITAS_.pdf 5 Morín Edgar. “Introducción al pensamiento complejo”. Disponible en: http://www.pensamientocomplejo.com.ar/docs/files/MorinEdgar_Introduccion-al-pensamiento-complejo_Parte1.pdf 4 similares entre sí, c) identificar la retroalimentación que tienen los elementos del todo, d) observar la relación de producto y productor, e) diagnosticar la dependencia del medio donde el fenómeno se desarrolla, f) reflexionar en las posibles nociones antagónicas, y finalmente, g) realizar una reconstrucción desde la cultura y el tiempo específico de la problemática. En este entendido, abordemos cada uno de los elementos. El fenómeno de manera integral La problemática del consumo de marihuana, vista desde un panorama de salud y seguridad, es relativamente reciente. De hecho, las políticas prohibicionistas a nivel internacional comenzaron a ejecutarse a principios del siglo XX, a través de distintas leyes llevadas a cabo en cada uno de los Estados. En México, esta normativa se estableció entre la década de 1920 y 1940, reforzándose a través de la firma de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, donde se estableció, en su artículo segundo, la fiscalización de materias primas para la producción de diversas drogas, entre los cuales se incluyó a la planta del cannabis6. Desde lo micro a lo macro Recientemente, a partir del fallo de la Suprema Corte donde se concedió a cuatro ciudadanos, pertenecientes a la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante (Smart), el permiso para sembrar, usar y poseer mariguana el tema de la legalización de la mariguana se posicionó de manera central en la opinión pública. De la misma forma, a nivel legislativo, se generaron propuestas, fundamentalmente desde el uso con fines 6 Acta Final de la Conferencia de las Naciones Unidas para la Aprobación de una Convención Única sobre Estupefacientes, Nueva York, 1961. Disponible en: https://www.incb.org/documents/Narcotic-Drugs/1961-Convention/convention_1961_es.pdf 5 médicos, con el objetivo de plantear alternativas para esta parte de la población. Al respecto, debe resaltarse el hecho de que legalizar el consumo de la mariguana no es la solución a las problemáticas de seguridad del país, ya que, el consumo de drogas (incluida la mariguana) es un problema de salud, no de seguridad; por lo que, debe ponerse a discusión no sólo el consumo sino la producción y la distribución, es decir, los tres momentos, ya que, no se puede pensar en un consumo legal mientras exista una producción y distribución ilegales. Retroalimentación de los elementos Debe valorarse entonces que el consumo de la mariguana no es el problema en sí, sino el tráfico ilícito de ésta y el poco control que se tiene sobre los agregados sintéticos que se le suman. En este sentido, detener la actividad delictiva no es indicativo de que se deje de traficar con otro tipo de sustancias, pues es probable que el mercado del crimen organizado se mueva hacia otro tipo de productos. Aunado a lo anterior, pensar en sólo legalizar el consumo de la mariguana es una solución inmediatista, dado que no se está remediando el problema de fondo, ya que no se está considerando la producción ni en la distribución, momentos que implican un mayor grado de ilegalidad y actos delictivos. Relación de producto y productor La legalización del consumo de la mariguana debe ser una discusión basada en la idea de progresividad, es decir, si bien la legalización es una demanda de una parte de la población, debe pensarse que ésta no puede darse sin la 6 despenalización de la producción y la distribución, pues ello podría desencadenar en otro tipo de problemáticas, por lo que se trata de un proceso pausado y por etapas, donde primero se busquen las formas de controlar la producción (como un monopolio de Estado, tal como sucede en Uruguay), y posteriormente se considere una manera para evitar que la producción sea vista como un negocio en expansión, donde cualquiera pueda incursionar. La experiencia internacional demuestra que la legalización del consumo debe ser un proceso precedido de políticas públicas exitosas en materia de salud, seguridad y economía, no viceversa. Dependencia del medio El tránsito de lo ilegal a lo legal en el consumo, así como la despenalización en la producción y distribución se deberá enmarcar priorizando aspectos económicos y de seguridad. Por la parte de la economía se deberá privilegiar la presencia del Estado en esta actividad, pues se requiere controlar la oferta disponible e identificar la demanda presentada, ello en razón de no propiciar problemas futuros de salud pública. En cuanto al tema de seguridad, la despenalización tendrá que centrarse en una diferenciación entre el narcomenudeo y el narcotráfico; a saber, según datos de la Drug Policy Alliance, en nuestro país se encuentran alrededor de 4 mil 700 personas encarceladas, junto a reos violentos, por consumir drogas y 20% de ellos por ventas menores a 5 mil pesos, sin encontrárseles ningún vínculo con algún cartel7. De ahí que, se deba reflexionar sobre la flexibilidad y adaptabilidad del sistema penal de justicia del país, y sus 7 National Drug Threat Assessment. Disponible en: http://www.dea.gov/resource-center/DIR-01713%20NDTA%20Summary%20final.pdf 7 posibles alcances. Las decisiones no pueden ser desarticuladas en ningún sentido. Posibles nociones antagónicas Legalizar el consumo de la mariguana implicaría supervisar los procesos de producción agrícola, restringir la distribución a ciertos grupos poblacionales, evitando el consumo en menores de edad, asimismo se tendrían que generar programas de prevención no para evitar el uso, sino para prevenir el abuso. Lo anterior en razón de que el incremento de los niveles de THC, del 1% en 1970 al 6% en 2002, implica mayores riesgos a la salud de quienes consumen mariguana (por el poco tiempo que se tiene para procesar las altas concentraciones de esta sustancia), la distribución debe evitar alcanzar a los grupos etarios más jóvenes y por ende los más vulnerables, como pasa también con las drogas permitidas como el alcohol y el tabaco. Finalmente, para lograr una política de salud pública más integral, se debe evitar que la mariguana sea mezclada y consumida con drogas de diseño o substancias de laboratorio, más adictivas y mucho más peligrosas. Reconstrucción desde la cultura y el tiempo El consumo de las drogas en México es un tema ampliamente discutido, sobre todo cuando se trata de mariguana, esto responde a una fenomenología ampliamente compleja situada entre una razón prohibicionista que cuestiona la capacidad del individuo de decidir su ingesta o no, tal como sucede con las drogas permitidas; pero también se coloca de frente a acciones cuasi restrictivas que, legalmente, permiten la posesión de 8 ciertos narcóticos (hasta 5 gr. de cannabis)8, que ponen en consideración la importancia de establecer limitantes que restrinjan pero no prohíban. No debemos olvidar que el Estado se relaciona con los individuos y el ejercicio de los derechos mediante un puente que se construye a partir de las políticas públicas. En tanto, el debate sobre la legalización del uso de la mariguana es un momento idóneo para replantear ciertos aspectos en el sistema de salud, de justicia y de seguridad, abordando cada aspecto de manera correlacionada, sin olvidar el carácter complejo y la necesidad de plantear respuestas y alternativas integrales para toda la población. Finalmente, y a manera de cierre, tras haber realizado el análisis anterior, es preciso responder las preguntas que nos proponen en este foro, como posicionamientos finales, contestando: ¿Debe mantenerse la prohibición o es preferible regular la mariguana? ¿Es una decisión del estado o del individuo? ¿Quiénes deben consumir mariguana? ¿Cómo entender el consumo de la mariguana en el marco de los derechos civiles, políticos y sociales? En primer lugar, debe enfatizarse que la prohibición no es una política pública, y en tanto no representa una manera de dar solución a las problemáticas de la sociedad, sin embargo, al pensar en la regulación de la mariguana se deben abordar los tres momentos que la componen: la producción, la distribución y el consumo, legalizar sólo el consumo acarreará mayores problemas que no hacerlo, dado el aumento de la demanda legal, frente a una oferta ilegal. 8 Vid. Reforma a la Ley General de Salud. Disponible en: http://legalizacolima.org/wp-content/uploads/2012/12/Reforma-Ley-Gral-deSalud-del-20ago09.pdf 9 Por otra parte, la decisión de consumir debe ser del individuo, no obstante, el Estado debe contemplar programas de prevención para los grupos etarios más jóvenes. Actualmente, nuestro país cuenta con un Programa de Prevención y Control de Adicciones a cargo de la Secretaria de Salud, el cual podría ampliarse hacia la prevención del abuso y el control del consumo. Si bien el individuo decide, el Estado puede proporcionar elementos mínimos que garanticen atentación integral en diferentes niveles y a cada tipo de población. Finalmente, el consumo debe pensarse, prioritariamente, desde una visión médica; los estudios en torno al uso de la mariguana para tratamiento terapéutico han demostrado que los cannabinoides, sintetizados y bajo dosis correspondientes, pueden resultar de ayuda para el tratamiento de ciertas enfermedades, ello en razón de que la mariguana inhalada suele tener una absorción súbita, a través de los tejidos pulmonares, poco eficiente, caso contrario a los productos sintetizados, cuyas dosis pueden controlarse y ser de mayor utilidad. En suma, ¿es una cuestión de derechos humanos? Sin duda lo es, no obstante, la pluralidad de los derechos humanos no sólo apunta a los consumidores, sino aquellos que no lo hacen; por lo que las regulaciones, limitaciones fortaleciendo y controles la confianza deben hacia pensarse las de manera instituciones estratégica, públicas y en correspondencia con los mecanismos que promuevan la garantía y respeto de los derechos humanos de todos los ciudadanos del país. 10