El diagnóstico organizacional Cualquiera que sea el esfuerzo de cambio que se plantee una empresa, es necesario empezar por el diagnóstico, entendiéndolo no como la definición de una enfermedad a partir de sus síntomas, como dice el diccionario, sino como un examen de las condiciones de la organización. El diagnóstico es un proceso analítico que permite conocer la situación real de la empresa en un momento dado, para descubrir problemas y áreas de oportunidad, a fin de corregir los primeros y aprovechar las segundas. Utiliza para ello una gran diversidad de herramientas, dependiendo de la profundidad deseada, las variables que se quieran investigar, los recursos disponibles y los grupos o niveles específicos entre los que se van a aplicar. Es importante considerar que el diagnóstico no es un fin en sí mismo, sino el primer paso para perfeccionar el funcionamiento de la organización. Además, proporciona medios para medir los esfuerzos de mejoramiento que se realicen, a fin de saber si son los indicados. En su aspecto formal, el diagnóstico comprende tres etapas principales: generación, organización y análisis e interpretación de la información. La generación de la información abarca la forma en que se recolecta y la frecuencia con la que se hace, que varía en función del contenido de la misma y de la estabilidad del sistema: mientras más estable sea, habrá menos necesidad de realizar investigaciones con frecuencia. La organización de la información comprende tres aspectos clave: el diseño de procedimientos para procesar grandes cantidades de datos, el almacenamiento apropiado de los mismos y su ordenamiento; por ejemplo, pueden combinarse todos los datos referentes a un tema particular, sin tomar en cuenta la fuente, o bien puede organizarse la información de acuerdo a su origen. Responder a las preguntas planteadas En cuanto al análisis e interpretación de los datos, es necesario no perder de vista que el diagnóstico en esencia implica juicios acerca de ciertos aspectos del funcionamiento de la organización, mismos que se basan en la información obtenida en las fases anteriores del proceso. Puede decirse, en términos generales, que el análisis consiste en separar los elementos básicos de la información y examinarlos con el propósito de responder a las cuestiones planteadas al inicio de la investigación, es decir, a las interrogantes que originaron la necesidad del diagnóstico. La interpretación es la búsqueda de significados para los datos recabados, o sea, la traducción de los mismos en respuestas a las interrogantes anteriormente mencionadas. El resultado de la fase de análisis e interpretación de la información (que es, al mismo tiempo, el principal resultado del diagnóstico) es una descripción de las fuerzas y debilidades del sistema, y la identificación de sus causas. Existen dos enfoques básicos para la aplicación del diagnóstico organizacional: recurrir al análisis por niveles o al análisis por subsistemas organizacionales mayores. En el primer caso hablamos de cinco niveles básicos: intraorganización, intergrupos, intragrupo, interpersonal o individual. Aplicar el diagnóstico en uno u otro dependerá de los objetivos que se persigan y de la extensión del sistema que se desee abarcar. En el segundo caso se hace referencia a los grandes subsistemas funcionales de la organización. Éstos serán diferentes de acuerdo con el modelo organizacional que se adopte (por ejemplo, cultura, estructura, procesos) y con las variables que se desee estudiar. Lo más usual es que un diagnóstico utilice una combinación de ambos enfoques para tener una perspectiva más completa y rica de los fenómenos analizados.