Literatura la entrevista Julio Peñate Rivero Friburgo. Coincidiendo con la publicación de su nuevo ensayo literario, el Catedrático de Literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Friburgo nos introduce a la Literatura de viaje. por Miguel Rodríguez Se publica estos días el nuevo ensayo del Catedático de Literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Friburgo, el Prof. Julio Peñate Rivero, titulado «Introducción al relato de viaje hispánico del siglo XX: textos, etapas, metodología», compuesto de tres partes y editado en dos volúmenes. Coincidiendo con su publicación, el autor contestó gustosamente a las preguntas de MH. Mundo Hispánico.— ¿Nos puede situar brevemente la literatura de viaje dentro del panorama de las letras hispánicas? Julio Peñate Rivero.— Los relatos de viaje están presentes en nuestra historia literaria desde sus inicios hasta la actualidad: recordemos el Libro de Viajes de Benjamín de Tudela, en la segunda mitad del siglo XII; La embajada a Tamorlán de González de Clavijo o Andanzas y viajes de Pero Tafur, por limitarnos a tres libros de la Edad Media. Luego viene la amplísima serie de crónicas de la conquista y colonización de América, como las Cartas de relación de Cortés, entre muchas otras. En el XVIII, tendríamos ejemplos como Viaje de España de Antonio Pons, las Cartas familiares de Juan Andrés y Viaje a Italia de Leandro Fernández de Moratín. En el XIX, los escritores románticos, con sus ansias de evasión, y los realistas buscando comparar la sociedad española con la europea, viajan con auténtica pasión y nos dejan magníficos ejemplos de sus vivencias: Gil y Carrasco, Modesto Lafuente, Alarcón, Mesoneros Romanos, Ayguals de Izco y Galdós son parte de una lista impresionante. Pero es sobre todo en el siglo XX y particularmente en su parte final cuando asistimos a una verdadera «Edad de Oro» del relato de viaje: Azorín, Unamuno, Juan Goytisolo, Cunqueiro, Manu Leguineche, Javier Reverte, Lla- 22 mazares, Alfonso Armada, Xavier Moret y muchos otros autores poseen una obra más que notable en este campo. ¿Cómo se entiende que, existiendo todo ese material, estemos ante tan escaso número de estudios de relieve? Usted ya ha resumido la situación: el material es amplísimo y eso aún sin hablar de los escritores hispanoamericanos que hemos estudiado (Roberto Arlt, Bioy Casares, Cortázar o Giardinelli, para citar solo autores argentinos). Los motivos son varios, pero se pueden resumir en uno: el escaso crédito que se le ha prestado a estas obras por no pertenecer a los géneros «canónicos» tradicionales: teatro, novela/ cuento y poesía, tal vez porque se ha asociado, de forma abusiva, literatura y ficción, dejando en segundo término lo que «pega» mucho a la realidad: memorias, autobiografía, ensayo, relatos de viaje. Los propios escritores suelen cultivar esta tendencia afirmando que su texto es espontáneo, fresco, producto de una experiencia directa y que no se le deben buscar méritos literarios. Cierta parte de la crítica ha respetado demasiado esa modestia, que a veces es sólo retórica, dejando de lado obras de capital importancia para el conocimiento de un autor o para la historia literaria. Valga un ejemplo: estoy convencido que la biografía literaria y personal de una autora tan relevante como la peruana Clorinda Matto de Turner queda incompleta sin la lectura de su experiencia europea recogida en Viaje de recreo (1909). ¿Eso explica que un libro de viaje de un autor consagrado suela ser considerado como una obra menor o que al escritor especializado en literatura viática le cueste alcanzar el reconocimiento de crítica y público? En efecto: ¿quién conoce hoy Herman encadenado, Madrid-Moscú o De viaje por los países socialistas? Muy pocos lectores, incluso entre los adictos a Pérez de Ayala, Sender o García Márquez, respectivamente, y se podrían multiplicar los ejemplos, aunque haya excepciones como Viaje a la Alcarria y Caminando por las Hurdes, obras que han marcado la trayectoria de Cela y de Ferres/López Salinas. Mundo Hispánico • Abril 2013 Literatura Julio Penãte Rivero (Las Palmas de Gran Canaria, 1951) es autor de diversos ensayos sobre metodología de la investigación aplicada al objeto literario, el profesor Peñate Rivero es igualmente autor de numerosos estudios en torno a problemas de literatura española y latinoamericana (insularidad y literatura, novela de los ochenta, literatura y dependencia, exilio literario, narrativa breve, relato de viajes, novela policial, literatura fantástica), así como sobre las relaciones entre ambas (percepción de América en la España del Siglo de Oro, Europa en escritores hispanoamericanos, América en la literatura española del XIX). También ha dedicado monografias a múltiples escritores españoles y latinoamericanos: Celaya, Galdós, J. Goytisolo, Unamuno, Cláudio Aguiar, Anchieta, Asturias, Balboa, Benedetti, Donoso, Gallegos, Onetti, Pitol, Sábato, Sarmiento, entre otros. Finalmente, tiene varias publicaciones en el campo de la didáctica del español como lengua extranjera (gramática, estudio de errores, disertación, talleres literarios) y sobre cultura y emigración (especificidad cultural del medio inmigrante). Pero conviene añadir que en los últimos treinta años la situación ha evolucionado: autores como Reverte, Leguineche o Moret se han afirmado principalmente como escritores viáticos. Sin embargo, justo es reconocerlo, el reconocimiento les viene sobre todo del público: la crítica universitaria se muestra aún muy cauta en su valoración. Esta obra tiene casi novecientas páginas repartidas entre dos tomos. ¿Cuánto tiempo ha llevado y quienes han intervenido en ella? Este libro es el último producto, por ahora, de un proyecto de más de ocho años y viene precedido de otros tres: Relato de viaje y literaturas hispánicas (2004), Leer el viaje (2005) y El viaje en la literatura hispánica (2008). En el primero hicimos un recorrido por este inmenso campo de estudio, desde la Edad Media hasta el presente; en el segundo nos limitamos a la obra de un autor hoy considerado como «clásico»: Javier Reverte; en el tercero nos basamos en el siglo XX, incluyendo relatos de viajes reales y ficcionales. Dada Mundo Hispánico • Abril 2013 la amplitud y la complejidad de la materia, en este último libro nos hemos centrado en los viajes reales. Entre 2008 y 2010, y con el apoyo del Fondo Nacional Suizo de Investigaciones Científicas, pudimos contratar a tres ayudantes durante dos años y luego a dos durante seis meses. Su colaboración fue muy importante para localizar materiales, realizar lecturas críticas, elaborar fichas e informes, etc. Permítame que los cite: Rachel Bornet, Regula Bühlmann, Romain Galeuchet, Michèle Oherli y Nadine Rohrbasser. Sorprende la riqueza del corpus estudiado, la cantidad y la diversidad de obras abordadas, el casi medio centenar de monografías sobre otros tantos relatos repartidos a lo largo del siglo XX… ¿Por qué estos escritores y por qué estas obras? Como usted ha dicho, la diversidad era un criterio importante, vinculado a la representatividad: se trataba de mostrar la gran riqueza y variedad de esta literatura en el conjunto del mundo hispánico. Así, tras estudiar más de trescientas obras, la selección final de monografías ha retenido sólo un texto de un mismo autor (aunque Gironella o Gómez Carrillo, por ejemplo, hayan escrito una media docena de relatos muy meritorios). De ese modo, y partiendo de la calidad y del interés de los textos seleccionados, están presentes todas las áreas y la mayoría de los países hispanos, independientemente de que hayan sido reconocidos o ignorados por la crítica. Ello ha permitido descubrir textos y autores tan sugerentes como el hondureño Matías Funes, el peruano Aurelio Miró Quesada, la vitoriana Rosa Plazaola, etc. ¿Puede aclarar, aunque sea brevemente, la metodología de análisis utilizada y decirnos si sería extrapolable a otras lenguas, regiones o períodos? La base es un esquema de análisis, cuya primera versión ya apareció en el libro de 2004: tras proyectarlo sobre un «grupotestigo» de textos, lo aplicamos después al conjunto de libros de las diferentes etapas, adaptándolo en cada caso, hasta la versión final que recoge Introducción al relato de viaje hispánico. En realidad, no estamos 23 Literatura la entrevista muy lejos de lo que hacen las «ciencias duras»: se experimenta cómo funciona un determinado producto sobre una serie de individuos u objetos, se le modifica a partir de lo observado y se le aplica luego a conjuntos más amplios, lo que permite verificar su eficacia (que controle lo que debe controlar y que lo haga satisfactoriamente). Yo diría que el esquema es extensible a las demás etapas de la literatura hispana o de otras áreas lingüísticas y culturales e incluso más: puede serlo también a la narrativa viática de ficción, siempre con la prudencia de rigor, claro está. ¿Cuáles son, a raíz de esta obra, las vías de estudio ofrecidas y cuáles pretende seguir explorando? El libro ofrece, por primera vez, una proposición de historia de la narrativa de viaje hispánica (reuniendo, además, a los países de lengua española dentro de un mismo conjunto), con un corpus de obras representativas, dividiendo la evolución histórica en tres etapas, cada una con sus características propias y teniendo en cuenta las que son comunes al resto. Y además, presenta, de manera bastante detallada (en unas ochenta páginas del segundo tomo), toda una serie de características del relato de viaje basadas siempre en los textos analizados: es la forma de contribuir a definir lo que llamamos «la poética del relato de viaje». En ello seguimos ahora mediante un grupo de investigación internacional que reúne a estudiosos de la Universidad de Burdeos y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, con el objetivo profundizar en los relatos de viaje españoles de los siglos XIX y XX. Le sabíamos erudito galdosiano, experto en novela policíaca y en otros campos de la literatura hispana pero, 24 ¿qué le llevó a emprender este estudio tan amplio del relato de viaje? En realidad, tengo una verdadera pasión por los aspectos marginales o fronterizos de la literatura, en los que esté «casi todo» por decir o que merezcan ser situados en el lugar que les corresponde en la historia de la cultura. Aun con el riesgo que ello implica (o acaso por ello mismo), ayudar a abrir caminos me atrae más que volver una y otra vez sobre los ya conocidos: recuerde que incluso en Galdós me ocupé sobre todo del cuento literario, hasta entonces muy poco estudiado. En cuanto a la narrativa policial, todavía estamos a medio camino de su reconocimiento académico. Eso por no hablar de la novela gráfica y del cómic en general, que también me apasiona por la compleja relación que establecen entre imagen y texto. Además, estamos en el país del ginebrino Rodolphe Töpffer, fundador del cómic moderno, admirado por Goethe y uno de los primeros teóricos del considerado como «noveno arte». ¿Qué futuro le ve a la literatura de viaje en lengua española? El viaje se puede justificar por la experiencia que procura el medio de locomoción (en los años veinte, recorrer Europa en avión; hace poco, viajar en el Transiberiano), por el lugar de destino, por la motivación del viajero: intelectual, religiosa, cultural, profesional, política, etc., y todo ello, cuando se sabe transmitir, puede dar lugar a excelentes obras literarias. Aunque se hable hoy día de la «aldea global», la vivencia del viaje es siempre algo único y un buen libro viático es un estímulo para viajar físicamente o a través de la lectura. Ahora bien, se trata de que cada uno haga su propio viaje, no de que repita el de miles de viajeros; esta última es la función de la guía turística, pero pocas cosas suelen molestar más al escritor viajero que ser confundido con un turista. Además, según recuerda Leguineche, «el camino más corto para encontrarse uno a sí mismo da la vuelta al mundo». Así pues, mientras haya ansia de viajar, algo tan antiguo como la historia de la humanidad, habrá literatura de viaje. Sabrá que MH dedica, bajo la coordinación y pluma experta de Ana Alonso, espacios a relatos de viajes. Aunque haya seleccionado para su estudio exclusivamente obras editadas en libro, ¿qué importancia histórica tiene la publicación en forma de entrega en la prensa? Le agradezco mucho la pregunta porque trata un punto esencial: numerosos libros de viaje han aparecido primero como series de artículos en la prensa, que luego el autor reúne y adapta al formato libro. Esta fórmula se repite desde los relatos de Rubén Darío de principios del XX hasta los últimos de Luis Pancorbo o de Alfonso Armada. El libro cambia de naturaleza los textos que acoge: los organiza en una unidad que ha de darles sentido a partir de la visión global que tiene el autor sobre la materia narrativa una vez terminado su periplo. En resumen, la importancia de esta variante es capital: en ella se asienta gran parte del pasado y del presente de la literatura de viaje. < Mundo Hispánico • Abril 2013