1. Lit e ra t u ra Propósito: Sabía que: El modernismo, la corriente literaria que estudiaremos en esta unidad, tiene doble importancia para nosotros: se trata de un movimiento nuevo, lleno de vivacidad, de aromas y colores que tiene grandes representantes en la poesía y en la prosa; surge en América Latina —su principal representante es Rubén Darío— y los escritores mexicanos destacan como grandes autores modernistas. 114 En este apartado, usted identificará las características historicoliterarias del modernismo hispanoamericano, caracterizando la obra de José Martí, de Rubén Darío y de Horacio Quiroga; analizará y apreciará literariamente el contenido de las lecturas que se le ofrecen: un fragmento de prosa de Martí, un poema de Rubén Darío y un cuento de Quiroga. 1. Realice un cuadro sinóptico con las características del modernismo. 1.1 El modernismo A fines del siglo XIX surge, en América Latina, un movimiento literario de formas múltiples que da origen a una poesía nueva, a una renovación del lenguaje, a una novedad en la expresión. Por ello, a este movimiento se le llamó modernismo. Tiene como antecedentes, en la poesía, a las corrientes denominadas: parnasianismo y simbolismo, tendencias literarias surgidas en Francia. Durante el modernismo se busca la belleza, una forma nueva, un verso sonoro y musical. El modernismo mezcla los temas más variados. Todos los temas posibles son buenos para crear poesía. Entre los personajes que pueblan la literatura modernista hay: dioses, colombinas, marquesitas, duquesas, princesitas, ninfas, sacerdotes; y a ellos se agregan animales como el cisne; plantas como la flor de lis y la de loto; metales preciosos como el oro; piedras preciosas como el rubí; elementos decorativos y exóticos provenientes de Oriente como los esmaltes, las lacas, que se unen al preciado marfil y al exquisito perfume. Pero no sólo introducen temas sino también pretextos para expresar dichos temas. Los modernistas renovaron la lengua; le dieron libertad, agilidad, movimiento, trasparencia a la prosa; se alejaron del lenguaje académico riguroso. A la poesía le dieron vida; cultivaron el verso alejandrino (de catorce sílabas) al estilo francés, pero también utilizaron el verso endecasílabo (de once sílabas), acentuándolo de varias formas, dándole nueva musicalidad. Buscaron también el regreso al verso monorrimo (con una sola rima), aumentaron el número de versos, articularon de manera distinta las palabras; y, con todas estas características, el modernismo creó una poesía propia, nueva, deslumbrante. Este estilo modernista resulta sorprendente. El lenguaje refinado permite encontrar nuevas bellezas. Actividades: Elabore un cuadro sinóptico sobre modernismo, puede considerar siglo en que surge, antecedentes, temas, estilo, etc. 2. Lea el texto en prosa de José Martí, tomado de su revista La edad de oro, y conteste después el cuestionario. 1.1.1 José Martí (1853-1895) Fue uno de los iniciadores o premodernistas del modernismo; poeta y luchador cubano, su obra, tanto en prosa como en verso, se caracteriza por la sencillez y la claridad; su temática gira alrededor del amor a los hombres y a los pueblos, a la dignidad de éstos. 115 Nació en La Habana, Cuba; cuando tenía quince años, comenzó en su país la "Guerra de los diez años" (1868), una de las últimas tentativas de los cubanos por obtener su independencia, y en ese mismo año inició Martí su obra escrita: versos, un periódico y un poema dramático donde hacía referencia a los problemas de su patria. Por sus opiniones políticas, cuando tenía diecisiete años de edad, fue condenado a seis años de prisión; pero, gracias a la protección de un amigo que estaba desterrado en España, lo indultaron y pudo salir de prisión cinco meses después, aunque gravemente enfermo. En la universidad de Madrid, obtuvo las licenciaturas en Derecho y en Filosofía y Letras; luego de que se graduó, viajó a París, a Nueva York y a México, aquí en nuestro país lo esperaba su familia y los escritores de la época lo recibieron cariñosamente. 116 En 1878 regresó a Cuba, su país, donde nació su hijo José, a quien llamaría Ismaelillo en sus versos; sin embargo, poco después lo deportaron a España, y de allí se va a Francia y después, otra vez, a Nueva York, desde donde prepara una nueva guerra de independencia para Cuba, que fracasa. Sus obras en verso: Ismaelillo y Versos libres los publica en 1882. En 1889 escribe cuatro números de la revista que él dedicó íntegramente a los niños: La edad de oro. A Martí le preocupaba mucho la formación oportuna de los niños, lo cual se explica por sus actividades de maestro y político. El 29 de enero de 1895 sale de Nueva York rumbo a su país, con el fin de participar en el levantamiento contra los españoles, y el 19 de mayo, cuando tenía cuarenta y dos años, muere en combate. A continuación le ofrecemos fragmentos de sus Versos sencillos y uno de sus poemas más conocidos: Versos sencillos Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma, y antes de morirme quiero echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy: arte soy entre las artes; en los montes, monte soy. Yo sé de los nombres extraños de las hierbas y las flores, y de mortales engaños y de sublimes dolores. 117 Cultivo una rosa blanca Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo: cultivo la rosa blanca. Actividades: Lea el siguiente texto en prosa de José Martí, tomado de su revista La edad de oro, y conteste después el cuestionario. Tres héroes Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como un padre. A Bolívar y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria. 118 Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. El niño, desde que puede pensar, debe pensar en todo lo que ve, debe padecer por todos los que no pueden vivir con honradez, debe trabajar porque puedan ser honrados todos los hombres, y debe ser un hombre honrado. El niño que no piensa en lo que sucede a su alrededor, y se contenta con vivir, sin saber si vive honradamente, es como un hombre que vive del trabajo de un bribón, y está en camino de ser bribón. Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso; la llama del Perú se echa en tierra y se muere, cuando el indio le habla con rudeza o le pone más carga de la que puede soportar. El hombre debe por lo menos ser tan decoroso como el elefante y la llama. En América se vivía antes de la libertad como la llama que tiene mucha carga encima. Era necesario quitarse la carga, o morir. Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Éstos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a 119 los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata; Hidalgo, de México. Se les deben perdonar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas. Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz. Cuestionario ¿A quiénes dirige Martí el texto que usted acaba de leer? ¿Cómo es el estilo en este escrito en prosa de Martí? ¿Rebuscado o sencillo? ¿Qué relación hay entre usar un estilo así y los lectores a quienes dirige el autor su texto? 3. ¿Cuál es la finalidad del autor al escribir este texto? ¿Enseñar la virtud esencial a la que deben aspirar las personas o hacer una historia de América? 120 4. ¿En qué consiste la honradez, según Martí, y con qué la asocia? 5. ¿Cuál es la virtud esencial que encuentra Martí en los tres libertadores de América? 3. Lea el fragmento de la Marcha triunfal de Rubén Darío y note en cuáles versos se da mayor sonoridad al poema y cómo logra esto el poeta. 1.1.2 Rubén Darío (1867-1916) Es, sin duda, el gran representante del modernismo. Él desarrolla y orienta el modernismo en América y es el que lleva este nuevo movimiento a España. Su verdadero nombre era: Félix Rubén García y Sarmiento. Nace en Nicaragua, pero vive algunos años importantes de su formación en Santiago de Chile y, después, en Buenos Aires. Entre sus obras destacan: Azul, una colección de cuentos, prosas poéticas y poemas, con la que se marca el inicio del modernismo. La palabra azul la toma Darío de una frase célebre del escritor francés Víctor Hugo, quien dijo que el arte era azul, con lo que quería significar que el arte era el aire, el cielo, lo más puro y elevado. Así, la palabra azul se convierte 121 en el color simbólico de la literatura modernista que quiere hacer del arte de la literatura una manifestación estética y refinada. Otras de las obras de Rubén Darío son: Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Tal vez ningún otro poeta latinoamericano, ha dado tantas innovaciones a la poesía y ha creado tantos tipos de expresión artística, como este representante por excelencia del modernismo, en cuya obra poética se utilizan muchas métricas; emplea versos que eran poco usados: de nueve sílabas por ejemplo (eneasílabos) o dodecasílabos (de doce sílabas); al verso endecasílabo (de once sílabas) le dio más flexibilidad, al acentuarlo de manera distinta; también introdujo el verso libre (de medida y rima variables), como lo podemos comprobar en el siguiente fragmento de su Marcha triunfal. Actividades: Lea el fragmento de la Marcha triunfal de Rubén Darío y note en cuáles versos se da mayor sonoridad al poema y cómo logra esto el poeta. ¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines. La espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines. Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes, los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas, la gloria solemne de los estandartes, llevados por manos robustas de heroicos atletas. 122 4. Lea una narración de Horacio Quiroga y conteste después el cuestionario en torno a dicha lectura. 1.2 La novela y el cuento modernistas: Horacio Quiroga (1878-1937) En este período también, junto al genio creador de Rubén Darío en la poesía, surge en nuestra literatura el mejor cuentista, el gran escritor uruguayo, quien se suicida, cuando enfermó de cáncer, después de vivir una serie de acontecimientos trágicos: su padre murió al disparársele una pistola; Horacio Quiroga mató accidentalmente a un amigo íntimo mientras ambos examinaban una pistola; su primera esposa se suicidó y la segunda, lo abandonó. Quiroga es un magnífico escritor de cuentos; el Manual del perfecto cuentista es una de sus obras. Este escritor mezcla el realismo con el modernismo, el amor e interés por la naturaleza con la crítica a la realidad social de América Latina, el humor negro con la ironía fina; todo ello narrado con un lenguaje sencillo y expresivo; sin palabras rebuscadas, directo, efectivo. Entre sus obras destacan: Cuentos de la selva, Cuentos de amor, de locura y de muerte. 123 Actividades: Lea la siguiente narración de Horacio Quiroga, publicado en 1917 e incluido después en los Cuentos de amor, de locura y de muerte, y conteste el cuestionario. A la deriva El hombre pisó algo blanduzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramenteo, vio a una yararacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque. El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde las gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de plano, dislocándole las vértebras. El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violeta y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho. El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad: una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento. Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en una monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tersa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se 124 quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba. —¡Dorotea! —alcanzó a lanzar en un estertor—. ¡Dame caña! Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno. —¡Te pedí caña, no agua! —rugió de nuevo—. ¡Dame caña! —¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada. —¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo! La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta. —Bueno, esto se pone feo —murmuró entonces, mirando su pie, lívido y con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo la carne desbordaba como una monstruosa morcilla. Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora hasta la ingle. La atroz sequedad de garganta, que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo. Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentóse en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú—Pacú. El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa y tras un nuevo vómito —de sangre esta vez— dirigió una mirada al sol, que ya trasponía el monte. La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El 125 hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podía jamás llegar él solo a Tacurú-Pacú y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados. La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba; pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho. —¡Alves! —gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano. —¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! —clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva. El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa boya, cuyas paredes, altas, de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas, bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única. El sol había caído ya, cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en la lenta inspiración. El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover 126 la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pacú. El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pacú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald y al recibidor del obraje. ¿Llegaría pronto? El cielo, al Poniente, se abría ahora en pantallla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya; ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su fescura crepuscular en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay. Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma, ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entre tanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente. De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. ¿Qué sería? Y la respiración también... Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenza Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un Viernes Santo...¿Viernes? Sí, o jueves... El hombre estiró lentamente los dedos de la mano. —Un jueves... Y cesó de respirar. 127 Recuerde que... A fines del siglo XIX surge, en América Latina, un movimiento literario al que se le llamó modernismo. Este movimiento tiene como antecedentes, en la poesía, a las corrientes denominadas: parnasianismo y simbolismo, tendencias literarias surgidas en Francia. El modernismo busca el arte refinado y entre sus principales representantes están: José Martí, Rubén Darío y Horacio Quiroga. Cuestionario 1. ¿Cuál es el suceso que da inicio al cuento que acaba de leer? 2. ¿Cuáles son los principales momentos en que se desarrolla el cuento, desde su inicio hasta su desenlace o fin? Intente escribirlos en siete oraciones simples, aproximadamente. 3. ¿Qué tipo de narrador aparece en este cuento: en primera persona, en segunda persona o en tercera persona? 4. ¿Dónde se ubica geográficamente la historia que se narra? 128 5. ¿Cómo es el ritmo del relato a partir de que el hombre no recibe respuesta de su compadre y decide subir nuevamente a su canoa? ¿Se mantiene el mismo ritmo que se venía dando antes de llegar a este momento o es diferente? ¿Cuál es el propósito de que avance así la narración? 6. ¿Qué tipo de discurso predomina a partir de ese mismo momento: diálogo, descripción o narración? 7. ¿Cómo es el paisaje en donde el hombre queda a la deriva? ¿Lo puede usted imaginar o casi "ver" a partir de la descripción que hace de él, Horacio Quiroga? 8. ¿Le gustó el estilo de escribir de este autor? ¿Por qué? 9. ¿Cuáles son las características del modernismo que se reflejan en esta obra? Espacio de reflexión: ¿En qué aspectos de su formación considera usted que puede tener relevancia, esto es, puede ser significativo, i mp o rtante, el conocimiento en torno a lo que fue la obra literaria de los poetas estudiados en este apartado? 129