VIGILIA De PENTECOSTÉS 2016 El Espíritu, Fuente De miserIcordia Introducción ¿Alguna vez has oído decir de alguien que no tiene ningún espíritu? Se usa para decir algo así como que es una persona desganada, desgarbada, que parece que le falte pasión, intensidad o vitalidad. Desde la fe, el espíritu es «el espíritu de Dios», esa presencia de lo divino en nuestras vidas, que se convierte en aliento, intuición, emoción o memoria viva. En este día que celebramos la fiesta de Pentecostés –la fiesta del espíritu– es, quizás, momento para hacernos conscientes de esa presencia, para pedirle a Jesús que nos envíe su espíritu, fuente de misericordia y para dejar que esa fuerza viva de Dios en nosotros contagie y entusiasme al mundo. Invoquemos al Espíritu, fuente de misericordia, en este Año jubilar. Canción del Espíritu Jesús, tu que prometiste enviar tu Espíritu a los que te ruegan Oh Dios Para dar al mundo tu amor Enciende nuestro corazón Lectura del Evangelio según San Juan (20, 19-23) Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: –La paz esté con ustedes. Después de decir esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús repitió: –La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: –Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les quedarán perdonados; a quienes se los retengan les quedarán retenidos. Monición: Mucha gente dice que es «espiritual». No siempre quieren decir que detrás de esto haya algo religioso. Para muchas personas, basta con hablar del mundo interior, valores, dimensiones intangibles. En este caso, lo espiritual sería lo contario a lo material. Pero, desde la fe, hay un contenido religioso en ese espíritu. Y desde la fe, ser una persona espiritual es ser una persona que deja que dentro resuene el eco de Dios, que su palabra inspire, su vida llame, su fuerza sostenga y su proyecto envuelva. Señor, envíanos tu espíritu, que se convierta en presencia viva, en agua que riegue la tierra que somos, en pasión que nos empuje a caminar. Salmo: danos tu espíritu Ven, oh Santo Espíritu, y de tu amor enciende la llama. Ven Espíritu de amor. Ven Espíritu de amor. Si tú no vienes, nos faltarán las alas para la plegaria, desgastaremos el silencio y las palabras... Si en lo escondido tu voz no clama. Si Tú no vienes, será imposible el abrazo del reencuentro con el hermano que la ofensa puso lejos... Si Tú no enciendes de nuevo el Fuego. Pero si vienes a recrearnos, y como un soplo das vida al barro, como un artista irás plasmando un rostro nuevo de hijos y hermanos... Por eso ven, Espíritu Santo, ven. Si tú no vienes, olvidaremos la esperanza que llevamos, sucumbiremos al desánimo y al llanto... si Tú no vienes a consolarnos. Si Tú no vienes, nuestra mirada será ciega ante tus rastros, la poca fe dominará lo cotidiano... Si no nos donas el ser más sabios. Si Tú no vienes, y nos sacudes con tu viento nuestra casa, y con un sello de profeta nos consagras... Tendremos miedo si no nos cambias. Pero si vienes y, en el silencio del Alma, escribes renglones nuevos, entre nosotros se irá tejiendo la historia cierta del nuevo Reino. Por eso ven, Espíritu Santo, ven. Si Tú no vienes, evitaremos el camino aconsejado por el Señor de las espinas y el Calvario... Si Tú no vienes a recordarlo. Pero si vienes a sostenernos y nos conduces como un maestro, en nuestra carne se irá escribiendo cada palabra del Evangelio. Por eso ve, Espíritu Santo, ven. Monición: La acción del Espíritu de Dios en las personas es convertirnos en testigos. Porque de lo que te apasiona, te seduce, te motiva y te convence es difícil callar. A uno le gustaría gritar al mundo la verdad que intuye, sobre todo cuando es una buena noticia. De esto se trata. Pentecostés fue el escenario en el que los apóstoles pasaron de ser un grupo de hombres asustados y escondidos, a convertirse en testigos valientes de la vida de Jesús. Tan creíbles, que aún hoy estamos muchos siguiendo sus huellas. Señor, envíanos tu espíritu, que se convierta en nosotros en palabra que convenza, que seduzca, que entusiasme. Lectura Bíblica: 1a Carta de San Pablo a los Corintios, cap. 2 Cuando acudí a vosotros, hermanos, no me presenté con gran elocuencia y sabiduría para anunciaros el misterio de Dios; pues entre vosotros decidí no saber otra cosa que Jesucristo, y éste crucificado. Débil y con miedo me presenté a vosotros; mi mensaje y mi proclamación no se apoyaban en palabras sabias y persuasivas, sino en la demostración del poder del Espíritu, de modo que vuestra fe no se fundase en la sabiduría humana, sino en Dios. A los maduros les proponemos una sabiduría: no sabiduría de este mundo o de los jefes de este mundo, que van decayendo. Proponemos la sabiduría de Dios, misterio oculto, decidido por Dios desde antiguo. Ningún señor de este mundo la conoció: pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. A nosotros nos lo ha revelado Dios por medio del Espíritu; pues el Espíritu lo explora todo, incluso las profundidades de Dios. ¿Quién conoce lo propio del hombre sino el espíritu humano dentro de él? Del mismo modo nadie conoce lo propio de Dios si no es el Espíritu de Dios. Ahora bien, nosotros hemos recibido no el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, que nos hace comprender los dones que Dios nos ha dado. Tiempo de silencio y contemplación Símbolo: Recibir aceite para ser fuente de misericordia Dios nos toca por medio de realidades materiales, a través de dones de la creación, de los que Él dispone, convirtiéndolos en instrumentos del encuentro entre nosotros y Él mismo a través de los sacramentos Vamos a recibir un poco de aceite en nuestras frentes simbolizando así que permitimos que el Evangelio del Reino penetre en nosotros con la fuerza del Espíritu y nos envíe para ser fuente de misericordia en medio del mundo, trabajando en la construcción del Reino, en el anuncio del Evangelio. Secuencia del Espíritu Santo https://www.youtube.com/watch?v=-PAuudX_XU8 Ven Espíritu Divino manda un rayo de tu lumbre desde el cielo. Que vacío hay en el hombre, qué dominio de la culpa sin tu soplo. Ven oh Padre de los pobres luz profunda en tus dones Dios espléndido. Lava el rostro de lo inmundo llueve Tú nuestra sequía, ven y sánanos. No hay consuelo como el tuyo dulce huésped de las almas, mi descanso. Doma todo lo que es rígido funde el témpano, encamina lo extraviado. Suave tregua en la fatiga fresco en horas de bochorno paz del llanto. Da a los fieles que en Ti esperan tus sagrados siete dones y carismas. Luz santísima penetra por las almas de tus fieles hasta el fondo. Da su mérito al esfuerzo salvación e inacabable alegría, Amén. PETICIONES: Invoquemos al Espíritu fuente de misericordia que fecunda nuestra existencia y renueva el camino de la humanidad. Oremos diciendo: Envía Señor tu Espíritu 1. Para que seamos sabiduría y sal de la tierra. Que nuestra sal no se vuelva sosa, porque entonces no sirve para nada. OREMOS. 2. Ilumina nuestro corazón, para que sepamos descubrir y aceptar la voluntad del Padre y el camino de nuestra salvación. OREMOS. 3. Por todos los enfermos y sus familias, que tu Espíritu los ayude y fortalezca en sus debilidades. OREMOS. 4. Por los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los Hermanos y Hermanas hospitalarias. Que vivan con fidelidad su vocación siguiendo los consejos evangélicos y siendo ejemplo en la sociedad de hoy. OREMOS. 5. Por los profesionales de la salud, para que ejerzan su misión, con sabiduría y bondad, capacidad técnica y transparencia ética, siendo testimonio de un trato humanizado. OREMOS. 6. Por todos nosotros aquí presentes. Para que vivamos una vida entregada al servicio de los demás, según el espíritu de las Bienaventuranzas y siguiendo el ejemplo de Juan de Dios y de Benito Menni. OREMOS. 7. Peticiones espontáneas…. PADRE NUESTRO Dios necesita personas que hagan realidad la unión y la paz entre los hombres; entre los amigos; en la familia, por eso unimos nuestras manos y proclamemos juntos, desde nuestro sentimiento de pertenencia a la Iglesia y a la Familia Hospitalaria, la oración del Padre Nuestro. ENVÍO Que Dios, Padre bueno, que el día de Pentecostés iluminó las mentes de sus discípulos derramando sobre ellos el Espíritu Santo, os alegre con sus bendiciones y os colme de los dones del Espíritu consolador. R.: AMÉN. Que Cristo, el Señor, que envió a sus discípulos a anunciar el Evangelio, os haga conscientes de la misión que habéis recibido, os fortalezca en los momentos de dificultad, os mantenga vigilantes en el servicio a los hermanos, impulse vuestra vida comunitaria y avive vuestra esperanza. R.: AMÉN. Que el mismo Espíritu Santo que de manera admirable se posó sobre los apóstoles encienda hoy su fuego en vuestros corazones y os haga testigos del amor de Dios en el corazón del mundo. R.: AMÉN. Y la bendición de Dios...