TODOS SUEÑAN La manzana es preciosa. Roja. Enorme. Apetitosa. Descansa en un cesto que porta una vieja. La ardilla lleva detrás de ella toda la mañana, esperando su oportunidad. Por fin llega. La vieja se ha parado y habla con una joven. Los músculos de la ardilla se tensan. Emprende la carrera y consigue arrebatarle la manzana a la joven justo en el momento en que la vieja se la estaba entregando y le decía: Este regalo es para ti, Blancanieves. Pocas horas más tarde, después de un relajante baño, la ardilla se sirve un brandy de Jerez, recorre con la pata las cubiertas de su colección de cuentos populares y se sienta plácidamente en el sillón de la biblioteca de su madriguera. Intenta recordar dónde ha escuchado antes el nombre de la joven mientras le da un mordisco a la manzana y sueña con encontrar a su ardilla azul. Ignacio Bravo Ramírez