ENCUENTRO SOBRE LA REALIDAD SOCIO-ECLESIAL DE LOS PAÍSES DEL CONO SUR Mensaje final “NO NOS DEJEMOS ROBAR LA ESPERANZA” (Papa Francisco) INTRODUCCIÓN 1. Del 15 al 17 de Octubre de 2013 se llevó a cabo en Santiago de Chile un Encuentro regional sobre la realidad sociopolítica y eclesial de los países del Cono Sur, convocado por el CELAM, con la colaboración de la Conferencia Episcopal de Chile-CECH, en el cual participaron Obispos, Sacerdotes y Laicos, estos últimos invitados como expertos en cuestiones sociales o como directivos de los organismos de Pastoral Social Cáritas. 2. Este encuentro tenía por objetivo acompañar a las Conferencias Episcopales de los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) en el estudio de la realidad socio-política de la región, en la iluminación evangélica y en la búsqueda de caminos pastorales para hacer frente a los desafíos del mundo hoy. 3. Desde el aspecto metodológico, el encuentro tuvo tres fases: a) el análisis del momento socio-político por el que atraviesa la región, con la asesoría de expertos, para contribuir a una adecuada presencia de la Iglesia en las actuales circunstancias; b) la iluminación de esta situación sociopolítica, desde la fe, a la luz del Evangelio, en estos tiempos nuevos de la Iglesia bajo el pastoreo del Papa Francisco; y c) la búsqueda de líneas pastorales que le permitan a la Iglesia responder a los desafíos actuales. Queremos presentar una síntesis de las reflexiones que se suscitaron en el mencionado encuentro. I. SITUACIÓN SOCIAL, ECONÓMICA Y POLÍTICA DE LOS PAÍSES DEL CONO SUR 4. Tras analizar la situación política, económica y social de los países de la Región, entre los diversos aspectos peculiares de cada uno, hemos identificado una serie de cuestiones afines que, a su vez, se verifican como constantes históricas, que consideramos relevante destacar a fin de contribuir al abordaje de las respuestas políticas y pastorales más indicadas para atender las necesidades de nuestros pueblos. Modelo de Desarrollo 5. Las políticas de implementación del modelo de desarrollo vigente en los países de América Latina están en las manos de los intereses financieros y las élites económicas. En nombre de una racionalidad economicista, se sacrifican o dificultan las políticas sociales. Éstas son esencialmente compensatorias, pero no todas alcanzan sus objetivos por entrar en conflicto con los intereses de los propietarios del capital y por cuestionar la desigualdad social inherente a un modelo esencialmente desarrollista. Lo social, actualmente, está supeditado a la economía real y es un residuo del desarrollo. 6. En algunos de nuestros países, una dinámica de aplanadora puesta en marcha por el modelo productivista avasalla la vida humana en términos de calidad de vida. En este contexto, se realizan pocos esfuerzos por parte de los Estados para implementar políticas desvinculadas de los intereses privados que explotan a las poblaciones y ambientes más vulnerables. Pobreza 7. Los procesos de desarrollo económico que se han verificado en los países del Cono Sur generaron, en el transcurso de la última década, mejoramientos significativos en importantes campos sociales. En este sentido, cabe resaltar que, en mayor o menor medida según los países, se redujo la pobreza y el desempleo, se mejoró el acceso al sistema educativo y aumentó sensiblemente la expectativa de vida. Es preciso valorar que, para alcanzar estos resultados, además de las políticas propias del desarrollo económico, también fue clave la aplicación de políticas sociales específicas. 8. Pese a los logros destacados, debe especificarse que los mencionados procesos de desarrollo, conjuntamente con otros factores, también incluyen impactos negativos. Estos males del desarrollo provienen, en términos significativos, del estilo en el que se cimenta el crecimiento económico. Entre ellos podemos destacar los siguientes: i) la gran brecha existente entre los más ricos y los más pobres; ii) los conflictos provenientes del deterioro del medio ambiente; iii) el debilitamiento de la familia y de otros grupos sociales primarios, que se traducen en crecientes situaciones de vulnerabilidad social; y iv) la notable difusión de la cultura consumista. La primera infancia 9. Cuando se analizan las cifras de pobreza en nuestros países, se suele constatar que el sector de la primera infancia es el que se encuentra en los niveles peores de acceso a los bienes materiales y servicios básicos (alimento, salud, educación y vivienda) y los que viven muy frecuentemente en estructuras familiares desintegradas, en general monoparentales. Pese a que se observan mejoras en la última década, estas carencias de los niños en sus primeros años de vida deberían ser una preocupación permanente y prioritaria de las instituciones de la sociedad civil y del Estado. 10. El clientelismo político imperante en nuestros países, basado en la búsqueda de votos, suele beneficiar a otros sectores de la población, postergando los niños que no votan. Son raros los programas que se orientan sistemáticamente a atender la primera infancia que se encuentra en situación de pobreza o de indigencia, hipotecando así el futuro de nuestros pueblos. Delincuencia y seguridad 11. Observamos con preocupación en nuestras sociedades, la falta de compromiso con el cumplimiento de las leyes y normas de convivencia, así como el incremento de la delincuencia y diversas formas de violencia, en gran parte vinculadas con el narcotráfico y el consumo de drogas. Consideramos necesario que los poderes públicos asuman las responsabilidades que les competen en esta materia, atacando las causas profundas de la delincuencia y contribuyendo a erradicar el miedo, que deteriora sensiblemente la calidad de vida de los pueblos. Pueblos originarios 12. Las poblaciones originarias del Cono Sur de nuestro continente, víctimas del proceso de conquistas desde su inicio, continúan vivas y luchando por sus derechos, particularmente por sus territorios. En Brasil, Argentina, Paraguay y Chile son realidades vivas y sufridas. Muchas veces invisibilizadas, sin una representación política clara, con sus derechos violados, siguen exigiendo de nuestras sociedades, particularmente de las autoridades, respeto por sus comunidades, sus culturas y su modo de vivir. Medio Ambiente 13. En nuestros países observamos con preocupación la falta de cuidado por el medio ambiente en diversas actividades económicas (energía, agricultura, actividades industriales, minería y otras), con los perjuicios que ello trae para el futuro de nuestros pueblos. Si bien existen regulaciones y normas preventivas, debemos admitir que muchas veces son insuficientes y otras, por presiones e intereses, simplemente no se cumplen. 14. Podemos afirmar que existe una lógica productivista al servicio del crecimiento económico que otorga el derecho de sacrificar el medio ambiente, colocando las riquezas naturales y otros recursos socio-ambientales en su dominio. Es necesario una amplia discusión sobre la matriz energética de nuestros países, que tienda a invertir en infraestructuras energéticas sin agresiones socio-ambientales. Educación 15. Celebramos la tendencia observada en nuestros países de destinar crecientes recursos presupuestarios a la educación. No obstante, la calidad de la educación ofrecida a nuestros niños y jóvenes no sólo no ha mejorado en consecuencia sino que ha empeorado notablemente en calidad, tal como lo demuestran los resultados en pruebas internacionales y la escasa capacitación para el trabajo con que nuestros jóvenes concluyen sus estudios medios. 16. En algunos de nuestros países, observamos que la merma en la calidad educativa y sus resultados se debe a que los fondos asignados se han destinado a mejores salarios, infraestructura, aporte de nutrición y otros rubros, pero subsisten problemas curriculares, falta de capacitación docente y altas cifras de ausentismo y licencias de maestros y profesores y otras prácticas que conspiran contra la eficiencia educativa que resulta difícil modificar por ciertas políticas corporativas de los educadores. Desempleo 17. Pese a que los niveles de desempleo de la Región han descendido sostenidamente en la última década y se encuentran en niveles históricamente bajos, nos preocupa que, cuando se enfoca a los menores de 24 años, el problema se torna muy grave, con índices que, al menos, duplican los generales. Esta situación refleja claramente las desventajas competitivas que sufren nuestros jóvenes para acceder al mercado laboral y, potenciada por el hecho de que una porción importante de ellos tampoco estudia (los “ni – ni”), pone en riesgo a nuestros países de condenar a la marginalidad por falta de oportunidades a una cantidad muy significativa de sus ciudadanos más jóvenes. 18. Observamos con preocupación que un sector de los “ni – ni” (aquellos que no estudian ni trabajan) tampoco busca trabajo, por ausencia de cultura familiar y del valor trabajo (hijos que no han visto trabajar a sus padres y otras realidades), por la influencia de una visión inmediatista de la vida o por las opciones precarias que les ofrece el mercado laboral que no alcanzan a generar la motivación suficiente para movilizarlos. Democracia y cultura ciudadana 19. Puede reconocerse en varios países una caída persistente de la confianza pública en las instituciones políticas, principalmente en aquellas que juegan un rol fundamental en la operación de sistema democrático, como los partidos políticos, el parlamento y el poder judicial, así como también en otras instituciones que aportan decisivamente en el bien público. La desafección respecto del sistema institucional debe ser motivo de preocupación, aunque también puede ser vista como un signo de madurez que en muchas ocasiones revela una actitud ciudadana más vigilante, atenta y crítica que alienta a las instituciones a mejorar su desempeño y elevar sus umbrales de eficiencia y moralidad públicas. 20. También se ha detectado el florecimiento de nuevas demandas y formas de expresión ciudadanas, entre las cuales deben contarse los movimientos de protesta y la comunicación a través de redes sociales que se ha convertido en un vehículo principal de la expresión del descontento social. Muchas de estas demandas y protestas se expresan de un modo desordenado y están teñidas a veces de un ánimo radical y violento. A diferencia del pasado, sin embargo, se trata de formas de expresión que no están controladas por el sistema político ni tienen propósitos políticos o marcos ideológicos claramente definidos. En su conjunto, se trata de formas de expresión ciudadanas que protestan legítimamente contra la calidad de los servicios y transporte públicos, contra el abuso empresarial que manipula indebidamente el sistema de precios de bienes públicos como la salud y la educación y a favor de una mayor participación ciudadana. 21. Han aparecido nuevas exigencias de reforma política que estarán presentes en el debate del futuro. Los mecanismos convencionales de la democracia representativa, que son siempre indispensables en el funcionamiento del sistema democrático, deben ser complementados con otras formas de participación que aseguren una expresión más directa de la voluntad ciudadana. Deben mencionarse de manera especial todos los instrumentos que aseguren un gobierno transparente y un mayor control ciudadano sobre los actos administrativos y las decisiones presupuestarias del gobierno y, en alguno de nuestros países, contribuyan a eliminar la corrupción. Nuevas formas de elección y control de la alta dirección pública pueden ponerse en discusión. También el uso de mecanismos plebiscitarios que permitan resolver problemas acuciantes a través de la participación directa de la ciudadanía puede ser considerados en el futuro con mucho provecho para la validación de un régimen democrático de gobierno. Integración regional: el Mercosur 22. Nos permitimos hacer un llamado a las autoridades nacionales de nuestros países para revitalizar y defender el proceso de integración de la Región, alentando la vigencia del diálogo fecundo y abundante, negociaciones justas y solidarias y un compromiso por el conjunto que supere las necesidades coyunturales de las partes. 23. Asimismo, consideramos necesario exponer algunas situaciones que, pese a no representar constantes en nuestros países, revisten particular importancia en alguno o algunos de ellos y merecen una atención especial. Deuda pública 24. El endeudamiento público, para alguno de nuestros países, constituye un proceso perverso, pues quita recursos que podrían financiar inversiones para promover la economía y el desarrollo social. En cambio, se torna en una fuente de recursos que alimenta una economía rentista de minorías ricas de nuestros países y de los países centrales, con un peso del servicio de la deuda que disminuye significativamente los márgenes de maniobra de las políticas económicas. Medios de Comunicación 25. Reconocemos el valor que los medios de comunicación, internet, redes sociales, celulares y satélites tienen para la comunicación de familias distantes, enriquecimiento cultural y entretenimiento de nuestros pueblos. Sin perjuicio de ello, en varios de nuestros países nos encontramos con medios de comunicación que, lejos de informar a la población con la verdad, procuran la orientación intencionada de la opinión pública. En algunos casos, estas deformaciones son causadas por medios privados orientados por sus intereses económicos y, en otros, por la propia acción de los gobiernos, que utilizan los recursos públicos y medios afines, como vehículos de proselitismo político y adhesión partidaria. Encuentro social 26. En alguno de nuestros países, vemos que las razonables contiendas políticas, que deberían estar orientadas a un sano debate de ideas, mudan en posturas extremas, muchas veces hasta violentas, que generar verdaderos bandos y divisiones en la sociedad. Consideramos imprescindible que los líderes políticos y sociales asuman la responsabilidad de promover la unidad de toda la sociedad, aún en la diversidad de opiniones, dejando de lado intereses políticos partidarios y anteponiendo las necesidades del bien común. Tierra 27. La redistribución más equitativa de la tierra subsiste como una aspiración y un desafío no resuelto en alguno de nuestros países. Es necesario instar a los responsables del diseño de las políticas en la materia a abordar el tema atendiendo, con justicia, las necesidades de nuestras comunidades campesinas y pueblos originarios. II. EL ANUNCIO DE JESUCRISTO VIVO DESHEREDADOS, A LOS ÚLTIMOS A LOS POBRES, A LOS 28. En estos días nos hemos sentido profundamente unidos a toda la Iglesia en América Latina y El Caribe, comunidad de discípulos misioneros, más que nunca llamada por el Señor a ser sal y luz de la tierra1 y levadura en la masa2. Esta Iglesia, comprometida en la Misión Continental como estado de misión permanente, es urgida por el amor del Señor a que el anuncio de Jesucristo vivo, también se manifieste en el servicio a los pobres, los desheredados, los últimos. 29. Mirando la realidad de los países del Cono Sur no podemos menos que alegrarnos con el crecimiento económico de nuestros países y la mejora de la situación de muchos de nuestros pobres. Sin embargo, no dejamos de ver que no pocas veces se mantiene o aún se acrecienta la distancia entre quienes han consolidado grandes fortunas y los que comienzan cada día sin la seguridad de contar en su mesa con el pan cotidiano. 30. La Conferencia de Aparecida nos ha hecho ver nuevos rostros de pobres en los que no podemos dejar de ver el rostro de Cristo que nos llama a reconocerlo, servirlo y amarlo en ellos: las comunidades indígenas y afroamericanas; muchas mujeres, 1 2 Mt 5,13-16 Mt 13,33 excluidas en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil; los dependientes de las drogas; las personas con capacidades diferentes; los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y el VIH – SIDA; las víctimas de la violencia y de la inseguridad ciudadana; los ancianos; los presos, que también necesitan de nuestra presencia solidaria y de nuestra ayuda fraterna.3 31. Con el Papa Pablo VI hemos recordado los estrechos vínculos antropológicos, teológicos y eminentemente evangélicos entre evangelización y promoción humana (desarrollo, liberación) que hacen que ya no sea posible aceptar “que la obra de evangelización pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo. Si esto ocurriera, sería ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre o padece necesidad”4. 32. Es que se trata de la Vida de nuestros pueblos. La Vida como un todo, que abarca la vida de cada persona, la vida de cada familia, la vida de la sociedad y la vida del planeta. Para eso el Señor nos ha hecho sus discípulos misioneros: para que nuestros pueblos en Él tengan Vida. 33. La mayor parte de los miembros de la comunidad de discípulos misioneros son los fieles laicos. No es ni será posible la transformación del mundo sin su presencia fermental en medio de la masa, actuando en los campos de la política, la economía, la educación, la salud. Por eso debemos continuar los esfuerzos en brindar a los laicos una formación de calidad a todos los niveles, como lo exige la situación actual. Un cometido que los Obispos no podemos delegar.5 34. En el campo del laicado, como lo ha señalado recientemente el Papa Francisco, la mujer aporta su sensibilidad particular por las cosas de Dios, “sobre todo cuando se trata de ayudarnos a entender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene 3 Cfr. DA 65 y 393 EN 31 5 Cfr. Papa Francisco, discurso en el encuentro con el Episcopado brasileño, Río de Janeiro, 27 de julio de 2013. 4 por nosotros”6. También hay un amplio espacio de participación para los jóvenes que no se resignan ante el mal, la injusticia y las dificultades, y quieren predicar el Evangelio con su testimonio. 35. Cercana ya la culminación del Año de la Fe, hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco: “En unidad con la fe y la caridad, la esperanza nos proyecta hacia un futuro cierto, que se sitúa en una perspectiva diversa de las propuestas ilusorias de los ídolos del mundo, pero que da un impulso y una fuerza nueva para vivir cada día. No nos dejemos robar la esperanza, no permitamos que la banalicen con soluciones y propuestas inmediatas que obstruyen el camino, que «fragmentan» el tiempo, transformándolo en espacio. El tiempo es siempre superior al espacio. El espacio cristaliza los procesos; el tiempo, en cambio, proyecta hacia el futuro e impulsa a caminar con esperanza.”7. III. PROPUESTAS DE LÍNEAS DE ACCIÓN 36. Teniendo en cuenta los planteamientos anteriores, proponemos las siguientes líneas pastorales para nuestra región: 37. Avanzar hacia una Iglesia misionera, comunidad de discípulos y discípulas. A partir de los llamados del Evangelio y los desafíos que nos plantea la realidad, nos queremos comprometer a realizar nuestra misión evangelizadora, en continuidad con el compromiso histórico de nuestra Iglesia, marcada por hitos tan significativos como el acontecimiento de Aparecida, y con las renovadas esperanzas que hoy nos traen las palabras y gestos del Papa Francisco. Desde el encuentro con Jesucristo, queremos convertirnos para ser una Iglesia misionera, comunidad de discípulos y discípulas, caracterizada por la comunión y participación responsable y comprometida de todos y todas sus integrantes, desde sus diversas vocaciones y servicios. Con un reconocimiento y valoración especial a la vida y protagonismo del laicado y especialmente de las mujeres. 38. En fidelidad al Evangelio queremos ser una Iglesia misericordiosa, cercana, alegre, que escucha y dialoga, abierta a los diferentes actores de la sociedad, hombres y mujeres de buena voluntad. Que se deja evangelizar, que propone y no impone; una Iglesia descentrada de sí misma, centrada en su Señor y en el Pueblo al cual sirve. Volcada al servicio, que sale a las fronteras geográficas y existenciales a comunicar la Buena Nueva. 6 Papa Francisco, a los participantes en el seminario de estudios “Dios confía el ser humano a la mujer”, promovido por el Pontificio Consejo para los Laicos, 12 de octubre de 2013. 7 Lumen Fidei 57 39. Ser una Iglesia atenta a los Signos de los Tiempos, promoviendo la formación y participación de sus integrantes. Para cumplir su misión evangelizadora y contribuir a la promoción y humanización de la comunidad es fundamental que como Iglesia estemos atentos a reconocer la realidad que estamos llamados a transformar, especialmente en tiempos de cambios profundos y vertiginosos. En este contexto es necesario asumir como una línea permanente de acción el discernimiento de las tendencias y signos de los tiempos que caracterizan nuestra época para acompañar desde el Evangelio, a nuestras comunidades en medio de los cambios sociales, económicos y culturales que experimentamos. Es importante que realicemos este discernimiento como comunidad eclesial, de manera participativa y recurriendo al aporte de laicos y laicas insertos en el mundo académico, político, económico, cultural y ambiental, y también a personas de buena voluntad. 40. Impulsar un servicio integral, que reconoce el compromiso solidario como constitutivo de la misión de la Iglesia. Es necesario acoger el llamado del Magisterio a entender la acción evangelizadora de manera integral, en que la dimensión social, el compromiso solidario es un aspecto esencial, constitutivo del seguimiento cristiano, la identidad y misión de la Iglesia. En su Encíclica “Dios es Amor”, el Papa Emérito Benedicto XVI insistió con fuerza en que el compromiso social es una dimensión fundamental de la vida y misión de la Iglesia: “La naturaleza íntima de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios, celebración de los Sacramentos y servicio de la Caridad. Son tareas que se implican mutuamente y no pueden separarse una de otra. Para la Iglesia, la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que también se podría dejar a otros, sino que pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia” (Nº 25). El Papa Francisco ha reforzado este camino, no sólo con sus palabras sino también con su testimonio, como la forma de servicio de la Iglesia a la sociedad actual. 41. Contribuir al Desarrollo Integral. Desde nuestro compromiso, a partir de las dificultades y graves problemas que enfrentan nuestros pueblos y también desde sus potencialidades y riquezas de todo tipo, aspiramos a contribuir a su Desarrollo Humano Integral, Solidario y ambientalmente Sustentable, que permita el bienestar y el respeto a su dignidad y derechos, acompañando de manera especial, desde la opción preferencial por las personas más excluidas, los rostros actuales de la pobreza, como son los niños y jóvenes, los pueblos indígenas y afrodescendientes, las mujeres,…; velando por el cuidado de la Creación, especialmente de nuestra Amazonia. 42. Promover la participación social y ciudadana. Una Iglesia discípula misionera, volcada al servicio del Bien Común, profética, tiene que priorizar de manera efectiva el rol del laicado, formar y estimular la participación y ciudadanía activa y responsable de cristianos y cristianas en la Iglesia y en la sociedad, para superar injusticias y contribuir a una sociedad inclusiva y fraterna. 43. Impulsar un estilo sencillo y cercano. En este proceso, toda la Iglesia, debe aprender del caminar del Papa Francisco y hacerlo suyo, de manera que realice su servicio evangelizador enfatizando no sólo los contenidos (el qué), sino un estilo (el cómo), alegre, cercano, humilde. Un estilo que entusiasme. Se trata de hacer concreta y visible la misión tanto en lo paradigmático como en lo programático. Esta tarea supone un proceso de conversión y renovación de diversos ámbitos de la vida de la Iglesia, entre ellos la formación inicial y permanente de nuestros sacerdotes. 44. Caminar como Iglesias hermanas. Ser una Iglesia discípula misionera, integrada por comunidades comprometidas con los servicios de Caridad, que contribuya a la evangelización y desarrollo integral de nuestros pueblos de los países de Cono Sur de Latinoamérica, supone reconocernos como Iglesias de países hermanos, que caminan juntas, que valoran y esperan seguir contando con los servicios de comunión y animación que ofrece el CELAM. CONCLUSIÓN 45. Animamos a nuestros hermanos Obispos en nuestras respectivas Conferencias Episcopales a unirnos cada día más en ese “caminar con esperanza”, viviendo y ayudando a descubrir la belleza y la alegría de la fe en esta Iglesia que hoy, más que nunca, quiere salir al encuentro del hermano pobre y excluido para invitarlo a participar en la mesa de la Vida. 46. Confiamos a María, nuestra Madre, venerada en nuestros pueblos bajo las advocaciones de Luján, de Aparecida, del Carmen, de Caacupé y de los Treinta y Tres, el caminar de nuestras Iglesias en el Cono Sur.