VINO VIEJO EN ODRES NUEVOS: MOTIVOS DE LA RENUNTUTIO AMORIS EN EL POEMA 20 DE NERUDA ANTONIO Ma MARTIN RODRIGUEZ Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (España) No es frecuente en la historia de la literatura que una obra primeriza y juvenil se mantenga, al paso de los años, como la más popular, traducida y emblemática de un poeta de obra fecunda y de mérito. Este es el caso, con todo, de Pablo Neruda y sus celebérrimos Veintepoemas de amor y una canción desesperada, publicados en junio de 1924, cuando el poeta contaba sólo veinte años, cuya popularidad ha perseguido al autor a lo largo de toda su carrera poética, eclipsando en parte, en el favor del público general, la primacía que poemarios de más altos vuelos, como Residencia en la tierra o Canto General, posiblemente merecían'. Los Veinte poemas ... se publicaron, como dijimos, en 1924, pero su gestación corresponde al año o los dos años anteriores, mientras Neruda estudiaba francés en Santiago, en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, aunque el paisaje de fondo es, casi siempre, el del sur, donde se crió el poeta2.Según suele decirse, el poemario recrea, sin la precisión, la linealidad y el prosaísmo narrativo de un diario o una novela, sino más bien en clave lírica, la osamenta de una historia de amor, que transporta al yo lírico de los poemas de la soledad a la consumación amorosa iniciática, de ésta el desencuentro con la amada, distinta y distante3 -ausente, como presente-, y, de nuevo, a la soledad, aguijada en este segundo estadio por un deseo de fuga. He aquí cómo lo explica G.Araya: "Esta historia puede resumirse en tres etapas principales: soledad, descubrimiento de la amada y vuelta a la soledad. Entre la soledad inicial y la soledad final en la que se 1 El propio Neruda tenia ante ello, como señala J. EDWARDS en su introducción a Veintepoemas ... (Madnd, 1991), un sentimiento ambivalente: "Pablo Neruda tenia sentimientos contradictorios con respecto a los Veinte poemas. No le gustaba que lo identificaran con ese libro demasiado célebre y popular. Detestaba que pensaran que su mejor invención era el poema 20" (p.20); pero, "a la vez, hablaba con satisfacción, con algo de ingenuidad, de las parejas que se le acercaban, en Santiago, en el sur de Chile, en plazas de provincia de las ciudades más remotas de América, y le confesaban, agradecidas, que la lectura de los Veintepoemas habia dominado en sus primeros encuentros y habia contribuido a decidir su destino. El poema 20 había sido como el himno nacional de muchos amores sudamericanos ..." (p.21). E. RODRIGüEZ MONEGAL, por su parte, señala: "Los Veintepoemas y una canción desesperada serán el libro de cabecera del lector hedónico, y sustituirán a las Rimas de Bécquer o a ciertos poemas de Darío en el diálogo erótico de quienes no tienen capacidad propia de creación" (Neruda.El viajero inmóvil, Caracas, p.56). "LOStrozos de Santiago fueron escritos entre la calle Echaurren y la avenida España, y en el interior del antiguo edificio del Instituto Pedagógico, pero el panorama son siempre las aguas y los árboles del sur" (P. NERUDA, Conjeso que he vivido, Barcelona, 1974, p.75). Sobre la relevancia de la amada distante ha insistido A. LOZADA, "La amada crepuscular: Veintepoemas de amor y una canción desesperada", en E.RODRÍGUEZMONEGAL & E.M. SANTI (eds.), Pablo Neruda, Madrid, 1980, pp.92-103. cae pasa mucha vida y mucho sentimiento. Pasa todo lo cantado en este libro. Obviamente el poeta no pone el acento en la ilación pragmática de los hechos. Tampoco se ocupará de sus causas o consecuencias. Los poemas tienen por función transmitir las vivencias sentimentales que la soledad inicial, el encuentro y la vuelta a la soledad suscitan en el yo lírico'* También para H.Loyola, "los poemas parecen disponerse conforme a un plan narrativo (y no, desde luego, al orden de composición), como si en conjunto aspirasen al despliegue poético de los momentos de una vaga historia de amor y desamorv5, aunque, naturalmente, el alcance autobiográfico del libro, o, lo que es lo mismo, la identidad entre poeta y yo lírico, y su unidad compositiva de acuerdo con las líneas "argumentales" que hemos bosquejado sean relativos. Resulta evidente, en efecto, que no todos los poemas parecen relacionarse directamente con la vivencia amorosa del propio poeta, o, por decir mejor, de su trasunto literario, el yo lírico que se expresa en el poemario. Así, como señala, G.Araya, detesminados poemas son simplemente "una referencia emotiva a la realidad sin que un yo concreto y particular logre perfilarse con rasgos suficientesM6, mientras que "hay otros poemas en este libro que están dedicados parcial o totalmente a un yo 1írico fuertemente personalizado. Son poemas en los cuales el yo se ha constituido en el tema principal del canto [...] Aunque no todos los poemas de esta obra están tan colmados del yo del poeta, la mayoría de ellos contiene referencias, alusiones y rasgos de ese yo"7 En todo caso, la composición del poemario parece acercarse, si acaso en grado incipiente, a lo que Neruda entendía por poema cíclico, concepción que culminará más tarde, por ejemplo, en el Canto general, y constituye, por tanto, no una colección de poemas independientes, sino una serie de poemas intesselacionados, referidos a un tema o intuición poética únicos8. Si Veinte poem as...,con todas las salvedades que puedan hacerse, alude a una historia de amor, los lectores y la crítica no han dejado de preguntarse por la realidad biográfica de la amada; es decir, si se trata de una muchacha de carne y hueso, amada en su día por el poeta, o de un mero recurso literario, en cuyo caso la amada innominada del poemario se acercaría a la personalidad meramente literaria que algunos críticos han querido ver también, por ejemplo, en la Cosina de los Amores de Ovidio. Aunque a la amada nunca se la 4 G. ARAYA, "Veintepoemas de amor y una canción deseperada", Bulletin Hispanique 84 (1982), p.150. H. LOYOLA, "Lectura de Veietepoemas de amor", en 1.J. LÉVY & J. LOVELUCK (eds.), Simposio Pablo Neruda. Actas, Madrid, 1975, pp. 344-45. G. ARAYA, art.cit. p. 155. Zb. 155. cf. G. ARAYA, art.cit. cita por su nombre, y se la describe siempre de manera vaga y difusa, el propio poeta ha respondido a la pregunta inevitable que se hace cualquiera de sus lectores: "Siempre me han preguntado cuál es la mujer de los 'Veinte poemas', pregunta dificil de contestar. Las dos o tres que se entrelazan en esta melancólica y ardiente poesía corresponden, digamos, a Marisol y Marisombra. Marisol es el idilio de la provincia encantada con inmensas estrellas nocturnas y ojos oscuros como el cielo mojado de Temuco. Ella figura con su alegría y su vivaz belleza en casi todas las páginas, rodeada por las aguas del puerto y por la media luna sobre las montañas. Marisombra es la estudiante de la capital. Boina gris, ojos suavísimos, el constante olor a madreselva del errante amor estudiantil, el sosiego físico de los apasionados encuentros en los escondrijos de la urben9 La amada del poemario sería, pues, una recreación literaria resultado de la amalgama de, al menos, dos muchachas reales que el poeta amó, la joven llena de vida de Temuco, y la muchacha melancólica y un punto distante de su adolescencia de estudiante en Santiago, a las que el poeta alude simbólicamente como Marisol y Marisombra, pero cuyas identidades reales no han dejado de ser investigadas por la crítica. Marisol, en efecto, se llamaba Teresa Vásquez León, y Marisombra no es otra que Albertina Rosa Azócar, amiga del poeta desde los tiempos de estudiante en el Liceo Pedagógico. Neruda, por otra parte, no sólo individualiza simbólicamente a estas dos muchachas, sino que atribuye equitativamente a cada una de ellas una serie de poemas. A la de Santiago corresponderían los poemas 1,2, 5,7, 11, 13, 14, 15, 17 y 18, y los diez restantes a la de Temuco, distribución que puede visualizarse como sigue: Si estas confesiones nerudianas son sinceras, el autor parece haber adoptado en la organización del poemario el principio de la variedad, tan grato a los poetas clásicos, entremezclando los poemas inspirados por cada una de sus supuestas amadas. Sin embargo, y pese a los intentos exhaustivos de la crítica, no ha resultado fácil aislar los rasgos distintivos que identificarían a Marisol y Marisombra. El propio Neruda reconoce la presencia de Marisol, con su alegría, en casi todos los poemas, y la correspondencia de Neruda con Albertina Rosa Azócar, publicada tras la muerte del poeta por Sergio Fernández Larraín, prueba fehacientemente, como ha mostrado G.Araya en el artículo citado, la presencia también constante de ésta, a través de la fraseología coincidente, a lo largo del libro. Es más, continúa Araya, es significativo que la canción desesperada no se atribuya a ninguna de las dos inspiradoras, y que el título originario del libro in Jieri fuera Poemas de un hombre y una mujer, lo que también apunta a la concepción literaria de una amada única. Para recoger de nuevo el fino análisis de G. Araya: "Independientemente del número concreto de muchachas que Neruda haya amado hasta el momento de escribir Veintepoemas, independientemente del número de jóvenes que él haya querido cantar en este libro, la figura de la amada es percibida 9 P.NERüDA, Confieso ..., pp. 75-76. 202 ANTONIO Ma M A R TRODRIGUEZ ~ como unitaria, porque es el objeto que dibuja y objetiva un único amor adolescente. La amada es la obra de una creatura literaria surgida de una fuerza poética única. Los antecedentes biográficos de ella corresponden a un sector de la realidad diferente. De su paso de la vida a la poesía, las diversas muchachas que el poeta trató y amó han perdido sus singularidades biográficas, temporales y fisicas y se han transformado en un ser poético único. f...] El poeta [...] se refiere a la amada en cuanto tal, a la amada como unidad de sentido y de sentimiento tal como es vivida por el poeta adolescente de entonces y no a las particularidades de una amada biográficamente determinada"10. Pero no es menos cierto que sobre este principio de variedad opera un segundo principio organizador que convierte el poemario en la representación elíptica y zigzagueante de una historia de amor. En este sentido, es significativo que el poeta destacara, como un colofón y una pieza aparte, como un recuento o crónica-resumen de la experiencia narrada", la canción desesperada, como también el hecho de que el poema 20 se ubicara significativamente cerrando la primera parte de la colección, los veinte poemas. Al llegar a este punto, debemos referirnos a una coincidencia curiosa con algunos poetas clásicos de temática amorosa, la conclusión del libro con un poema alusivo a la ruptura con la amada. Así, Propercio concluye de esta manera el libro tercero de sus elegías (poemas 24 y 25), y una despedida de Venus y del Amor se encuentra en la elegía 3,15, que cierra los Amores de Ovidio. Y puesto que este tipo de poema final suele ajustarse a la composición genérica conocida como renuntiatio amoris, se nos ocurrió examinar la posible presencia en el poema 20 de los motivos recurrentes de ésta. La presencia hipotética de dichos motivos, claro está, no implicaría necesariamente un intlujo directo, pero sí al menos una respuesta semejante a una problemática semejante, dentro de una misma corriente de cultura. Un análisis detallado de los motivos característicos de la renuntiatio amoris puede verse en la excelente monografía de F.Cairns, Generic Composition in Greek and Romun Poetry, Ediburgo, 1972, pp. 79 SS.Tres son, según él, los elementos primarios del género: - el emisor, un enamorado - el destinatario, el ser amado - un acto de renuncia al destinatario por parte del emisor A su vez, los elementos secundarios más importantes (topoi), serían : 1. Sentimientos previos del enamorado por el ser amado 2. Renuncia formal del enamorado al objeto de su amor o al mismo amor 3. Razones del enamorado para esta renuncia 4. Rivales o sucesores del enamorado, tratados con hostilidad 5. Desdichas que esperan a éstos 6. Desdichas futuras del ser amado 7. Estado mental actual del enamorado, presentado bien como l o G. ARAYA, art.cit. p. 172. 11 H. LOYOLA, art.cit., p.350. - en conflicto - aliviado y satisfecho 8. Intentos del ser amado por recuperar el amor del enamorado 9. Resolución del enamorado de encontrar un amor más adecuado Pasemos ahora a revisar la presencia o ausencia de estos elementos en el poema 20, cuyo texto reproducimos: Poema 20 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo, "la noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infiito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro, será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infiitos Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos los Últimos versos que yo le escribo. De los tres elementos primarios en la composición genérica, llama la atención, en primer lugar, la ausencia de destinatario, o mejor dicho, la no correferencialidadde éste con la persona amada. Sin embargo, no parece un obstáculo insalvable para considerar una composición como renuntiatio; así, Cairns cita como ejemplo representativo Hor.carm.3,26, que se dirige, en su primera parte, al lector, en la segunda, a los supuestos porteadores de exvotos y, en la tercera, a Venus, pero nunca a la propia Cloe: Vixipuellis nuper idoneus et militaui non sine gloria: nunc arma definctumque bello barbiton hic paries habebit, laeuom marinae qui Veneris latus custodit. hic, hicponite lucida funalia et uectes et arcus oppositisforibus minacis o, quae beatam diua tenes Cyprum et Memphin carentem Sithonia niue, regina, sublimiflagello tange Chloen semel adrogantem. Si puede detectarse con facilidad, en cambio, el tercero de los elementos primarios, un acto de renuncia al destinatario por parte del emisor: Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise (v.23) Aunque éste sea el Último dolor que ella me causa, y éstos los Últimos versos que yo le escribo (v.31-32) versos éstos, precisamente, con los que se cierra el poema. En cuanto a los elementos secundarios, se detecta igualmente la presencia de algunos; así, el primero, la referencia a los sentimientos previos del enamorado por el ser amado, sobre todo en contraposición con los actuales, y más concretamente la contraposición entre un ayer dichoso con el ser querido y un hoy desdichado: Yo la quise, y a veces ella también me quiso En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos (w. 6-10) Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído ( w . 23-24) Lo mismo podemos decir del segundo, la renuncia del enamorado al objeto de su amor, a la que ya hemos hecho referencia; y del tercero, que alude a las razones del enamorado para esta renuncia, que se explicitan en este caso como incapacidad del enamorado para retener el amor de la amada: Qué importa que mi amor no pudiera guardarla (v. 15) Se descubre también una referencia a los rivales o sucesores del enamorado, bien es cierto que tratados con desapego, más que con hostilidad: De otro, será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos (w.25-26) y la descripción del estado mental actual del enamorado, presentado como una situación confiictiva y ambivalente de desamor, tristeza y nostalgia: Puedo escribir los versos más tristes esta noche (w.1,5,11) Mi alma no se contenta con haberla perdido (v. 18) Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero (v.27) Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido (29-30) Faltan en cambio alusiones a los topoi numerados como 5,6,8 y 9: - predicción de las desdichas futuras del sucesor o rival amoroso - predicción de las desdichas futuras del ser amado - intentos del ser amado por recuperar el amor del enamorado - resolución del enamorado de encontrar un amor más adecuado Encontramos, pues, un amplio abanico de indicios que nos permiten aventurar que Pablo Neruda, al escribir el poema 20 y situarlo como cláusula o cierre de la primera parte de su poemario, compuso, probablemente sin ser consciente de ello, lo que nosotros identificaríamos sin dudar como una renuntiatio amoris. Sabemos que, como señala J.Loveluck, Pablo Neruda "se sabía parte de una viva corriente en movimiento, eslabón de una cadena interminable, y jamás escatimó sus deudas literarias, como se ve en su discurso de incorporación en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Chile: El mundo de las artes es un gran taller en el que todos trabajan y se ayudan, aunque no lo sepan ni lo crean. Y, en primer lugar, estamos ayudados por el trabajo de los que [nos] precedieron, y ya se sabe que no hay Rubén Darío sin Góngora, ni Apollinaire sin Rimbaud, ni Baudelaire sin Lamartine, ni Pablo Neruda sin todos ellos juntos"12 l 2 J. LOVELUCK, "El navío de Eros: Veintepoemas ... número 9",en LJ.LÉVY& J.LOVELUCK (eds.),Simpo- Sabemos también que, en contra de la impresión que se obtiene tras una primera lectura, Veinte poemas ... encierra aquí y allá remotísimas reminiscencias clásicas, en concreto mitológicas. Asi G.Araya ha creído ver en el poema 2 una reminiscencia de Pomona: "En el poema que vengo de comentar, la mujer se traga el universo y luego lo pare. Pomona aparece aquí en toda su grandiosidad y esplendor haciendo desaparecer tras su figura gigante de crucificada de la fecundidad la naturaleza misma" (art.cit. p. 182) y en el 9, una recreación de Odiseo: "El poema 9 es una composición que produce una situación de extrafieza; el yo se presenta como una deidad, como un dios que atraviesa las aguas conduciendo una nave misteriosa al mismo tiempo que poética, 'el velero de las rosas' [...] Como un Odiseo amarrado a una barca poética y amorosa, el yo navega no para huir de las sirenas, sino para entregarse a una que se ofiece al término de la navegación [...]. La palidez aparece como un rasgo del triste Odiseo lírico y su oscura soledad se ha convertido en un 'vestido gris', no obstante que remonta la corriente para entregarse al amor" (ib.p. 158) referencia odiseica que podría encontrar un eco también, según creemos, en la canción desesperada, en que el yo lírico se describe comoferoz cueva de náuJi.agos (v.6). Pero también intuimos que la formación clásica del joven Neruda, aficionado a la narrativa eslava y buen conocedor del simbolismo fiancés y el modernismo hi~~anoamericano'~, había de ser necesariamente pobre, lo que parece excluir que el poeta fuera consciente de que escribía una renuntiatio amoris. Pero los caminos de la tradición clásica son a veces inescrutables, y al joven Neruda bien podría haberle ocurrido, al componer este poema y colocarlo al final de los 20 en que recrea literariamente sus amoríos de juventud, lo que al M.Jourdain del Burgués gentilhombre: que estaba hablando en prosa sin saberlo. slo Pablo Neruda. Actas, Madnd, 1975, pp.224-25. 13 Sobre los poetas que innuyeron más claramente en el joven Neruda, cf. E.RODRIGUEZ MONEGAL, opxit., p.64; sobre las lecturas más frecuentes de los jóvenes de la época: ib. 51.