76 Consejo Noruego para los Refugiados RMF 27 Generaciones en el exilio de la última colonia africana por Ronny Hansen En la hammada argelina, una zona dura y árida del Sáhara, más de la mitad del pueblo saharaui lleva 31 años esperando el momento de regresar a casa. Los saharauis provienen del vecino Sáhara Occidental, un territorio invadido y ocupado por Marruecos en 1975. El Sáhara Occidental se encuentra en la lista de la ONU de territorios sin autogobierno y aún se le considera una colonia. Los repetidos intentos para conseguir que Marruecos cumpla las numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU –y sus propios compromisos previos para permitir a los saharauis volver con seguridad para votar en un referéndum sobre la independencia– no han llegado a buen puerto. Otra generación de jóvenes saharauis está creciendo como refugiados pero con cada vez menos ayuda humanitaria o perspectivas de una solución duradera. Sus padres y abuelos dejaron su tierra natal por los lóbregos campamentos de refugiados del Sáhara argelino en 1975, esperando volver pronto a una patria liberada. Hoy, unos 165.000 refugiados saharauis siguen viviendo en campamentos alrededor de la aislada ciudad argelina de Tindouf, preguntándose por qué el mundo les ha abandonado. Tras el alto el fuego de 1991 entre Marruecos y el movimiento independista del Frente Polisario, la ONU estableció la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO).1 El mandato de MINURSO para permitir a los saharauis unas elecciones libres y democráticas sobre su futuro ha sido saboteado constantemente. Marruecos ha incumplido los acuerdos y ha montado una farsa que ya ha costado a la ONU cerca de 700 millones de dólares, ha mantenido a la región del Magreb en un estado de tensión constante y ha forzado a los refugiados saharauis a permanecer en los campamentos otros quince años. Marruecos ha invertido gran cantidad de dinero en el berm –un muro de contención de tierra, piedra y arena, reforzado con minas antipersona y antitanque, trincheras y radares–, que se extiende 2.500 kilómetros desde la frontera mauritana hasta la zona sureste de Marruecos y protege a las guarniciones marroquíes, que evitan que los refugiados vuelvan a su patria. Marruecos ha desplegado unos 130.000 soldados en el Sáhara Occidental y el fomento del asentamiento ha provocado que el número de colonos civiles marroquíes ahora supere a la población residente indígena en proporción de cuatro a uno. Según las organizaciones de derechos humanos y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la vida en los territorios ocupados se caracteriza por una grave y sistemática violación de los derechos fundamentales. El interés internacional por procurar socorro a los habitantes de los campamentos en Tindouf ha desviado la atención de las necesidades de las vulnerables poblaciones saharauis que se encuentran en los territorios ocupados o de los desesperados refugiados auto-establecidos que se han marchado para reunirse con parientes en países terceros, como Mauritania y España. Basados en un modelo participativo y democrático de organización de la vida de los campamentos, el gobierno saharaui y los movimientos populares de los campamentos se aseguran el uso más eficaz de los limitados recursos suministrados por la comunidad internacional. En 2006, su ya precaria situación empeoró. El cansancio de los donantes y una intensa campaña por parte de Marruecos para presionar a los gobiernos que aportan recursos ha ocasionado recortes en la ayuda alimentaria. Las repetidas llamadas del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de ACNUR para una ayuda humanitaria más intensa han caído en saco roto. En noviembre de 2006, el PMA alertó de la crítica situación de inseguridad alimentaria que padecían los refugiados y señaló que casi dos terceras partes de las mujeres saharauis en los campamentos sufren de anemia y uno de cada tres niños menor de cinco años sufre de malnutrición crónica. En la actualidad, existen informes de que incluso las reservas se están reduciendo. El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) cree que ha llegado el momento de lanzar una enérgica campaña internacional a favor de los derechos de los refugiados saharauis para un retorno a su patria honroso, duradero y sostenible. La desatención a las necesidades y a los derechos del pueblo saharaui por parte de la ONU y de la comunidad internacional incrementa el riesgo de que la región sufra mayor desestabilización, guerra, desplazamientos y migraciones. Sin embargo, en primer lugar, debe aumentar de forma previsible el suministro de ayuda humanitaria a los refugiados saharauis en Argelia. El NRC hace un llamamiento para crear las condiciones necesarias para una repatriación sostenible de los refugiados saharauis una vez que sea políticamente viable. Si no se controla esta situación, la generalización de violaciones de los derechos humanos en los territorios ocupados forzará a más personas a abandonar el país y a convertirse en refugiados. En las condiciones actuales, no es muy probable que un número importante de saharauis quiera regresar a su patria ocupada. Ronny Hansen (ronny.hansen@nrc.no) es Consejero de Comunicaciones para NRC. Para más información sobre el Sáhara Occidental, véase www. arso.org y artículos anteriores de la Revista Migraciones Forzadas.2 1. www.minurso.unlb.org 2. www.migracionesforzadas.org/pdf/RMF16-17/RMF1617_15.pdf, www.migracionesforzadas.org/pdf/RMF25/ RMF25.pdf El Consejo Noruego para los Refugiados trabaja para proporcionar asistencia y protección a los refugiados y desplazados de África, Asia, Europa y las Américas. www.nrc.no/engindex.htm. El Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés) forma parte del NRC. Se trata de una organización internacional sin ánimo de lucro, dedicada a realizar el seguimiento de los desplazamientos internos causados por conflictos armados. www.internal-displacement.org Contacto: IDMC, 7-9 Chemin de Balexert, 1219 Chatelaine, Ginebra, Suiza. Correo electrónico: idmc@nrc.ch