Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Economía y Sociología DIRECTOR Francisco José González de Lena Álvarez SUBDIRECTOR Francisco Javier Andrés González COORDINADORES DE LA SERIE Maximino Carpio García Raquel Peña Trigo SECRETARÍA Subdirección General de Información Administrativa y Publicaciones del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Agustín de Bethencourt, 11 28003 Madrid Telf.: 91 363 23 45 Fax: 91 363 23 49 Correo electrónico: sgpublic@mtas.es Internet: http://www.mtas.es La Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales no se responsabiliza de las opiniones expresadas por los autores en la redacción de sus artículos. Se permite la reproducción de los textos siempre que se cite su procedencia. RET: 05-2145 Edita y distribuye: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Subdirección General de Información Administrativa y Publicaciones Agustín de Bethencourt, 11. 28003 Madrid NIPO: 201-05-024-6 ISSN: 1137-5868 Depósito legal: M-12.168-1998 Diseño cubierta: CSP Diseño interior: C & G Imprime: Solana e Hijos, A.G., S.A. Telf. 91 610 90 06 Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Economía y Sociología SUMARIO EDITORIAL, Maximino Carpio García, 7 I. INFORMES Y ESTUDIOS Calidad de Vida Laboral y Psicología Social de la Salud Laboral: hacia un modelo de componentes comunes para explicar el bienestar laboral psicológico y la salud mental laboral de origen psicosocial. Fundamentos teóricos. Antonio Duro Martín, 15 Calidad de Vida Laboral y Psicología Social de la Salud en el Trabajo: hacia un modelo de componentes comunes para explicar el bienestar laboral psicológico y la salud mental laboral de origen psicosocial. Resultados preliminares. Antonio Duro Martín, 57 ¿Se ha producido un acercamiento socioeconómico en el seno de la Unión Europea? Un análisis por países y regiones. Mercé Sala Ríos y Teresa Torres Solé, 99 Incentivos fiscales de los Centros Especiales de Empleo. Isabel Méndez Terroso, 123 La utilización de los objetivos como criterio de eficacia organizacional. Emilio Alonso Ramos, 137 Yacimientos latentes de empleo e iniciativa empresarial: el caso de Canarias. José Antonio Álvarez González, África Borges del Rosal y Olga González Morales, 149 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 3 Descripción e impacto de dos programas de empleo. Emilio Alonso Ramos, 165 Los montepíos militares del siglo XVIII como origen del sistema de clases pasivas del Estado. César Herráiz de Miota, 177 II. DOCUMENTOS Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones-Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial», 209 III. RECENSIONES Y BIBLIOGRAFÍA RECENSIONES Políticas activas de mercado de trabajo en España. Joan Antoni Alujas Ruiz, Nuevos tiempos de actividad y empleo. Rafael Muñoz de Bustillo Llorente, 221 224 Inmigración: mercado de trabajo y protección social en España. Antonio Izquierdo Escribano, 228 El trabajo temporal y la segmentación. Virginia Hernanz Martín, La globalización depredadora. Una crítica. Richard Falk, 232 236 Nuevos desafíos para la gestión de los recursos humanos en Europa. Chris Brewster, Wolfgang Mayrhofer y Michael Morley, 239 BIBLIOGRAFÍA, 4 245 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 Editorial Editorial MAXIMINO CARPIO GARCÍA* S e recogen en la primera parte de este número dos trabajos del profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Antonio Muro Martín, sobre calidad de vida laboral, el primero de tipo metodológico y el segundo de carácter empírico, pues entendemos que, a pesar de que su extensión sobrepasa la que habitualmente ocupan los trabajos publicados en esta sección, la publicación conjunta de ambos trabajos se hacía imprescindible para su comprensión. En el primero de los trabajos, de tipo metodológico, como decía, se propone un modelo conjunto de calidad de vida laboral y de psicología social de la salud y seguridad en el trabajo para explicar el bienestar laboral psicológico y la salud mental del trabajador. La macroestructura del modelo propuesto, de forma esquemática, consiste en un primer par de condiciones antecedentes básicas referidas a las condiciones de trabajo y a las condiciones de adaptación del trabajador a su trabajo, y un segundo par de condiciones subsiguientes básicas referidas al ajuste resultante entre trabajo y trabajador. Además, el modelo consiste en un sistema de condiciones moduladoras que se engranan y actúan de manera específica sobre determinadas condiciones básicas. Basándose en investigaciones precedentes, el autor se plantea algunas hipótesis preliminares: respecto de las variables para las condiciones de trabajo y para las condiciones de ajuste se espera que muestren una curva de distribución normal o, cuando menos, simétrica; en cambio, las condiciones de adaptación y las de experiencia subjetiva se espera que tiendan a distribuciones más asimétricas. Respecto de las escalas de medida se supone el número de ítems de cada escala en los resultados factoriales y se esperan relaciones significativas entre las escalas de las condiciones de trabajo, condiciones de adaptación y condiciones de ajuste. Los resultados obtenidos de la aplicación del modelo a una muestra de 501 trabajadores, que contestaron un cuestionario de 166 ítems indican que el comportamiento de las variables, tanto en su distribución como en su posterior agrupamiento factorial, es conforme y se ajusta a las hipótesis preliminares planteadas inicialmente. Entre las conclusiones del estudio, cabe resaltar las siguientes: a) las variables de las condiciones de trabajo y de las condiciones de ajuste presentan unas distribuciones más simétricas, a la vez que sus escalas precisan de un menor número de componentes factoriales para explicar un porcentaje razonable de la varianza, que aquellas otras variables y escalas de las condiciones de adaptación y de las condiciones de ex- ** Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 7 EDITORIAL periencia subjetiva, y b) existen correlaciones significativas entre los componentes factoriales de las escalas y, en su conjunto, el modelo explica una gran parte de la varianza de las escalas del bienestar laboral psicológico y de la salud mental laboral. Los resultados, por otra parte, son coherentes con los de otras investigaciones anteriores. Entre las limitaciones que el propio autor encuentra a su trabajo, se cita la de haber trabajado sólo con autoinformes, aunque las medidas objetivas también tienen sus propias desventajas, decrementando las correlaciones reales. No obstante, el enfoque metodológico individual que se ha seguido en el trabajo referenciado se muestra apropiado. Otra limitación se encontraría, acaso, en el carácter transversal de la medida, si bien, un estudio longitudinal supone, entre otros inconvenientes, muchas dificultades para mantener el anonimato de los trabajadores. En el trabajo firmado por las profesoras de la Universidad de Lleida, Mersè Sala y Teresa Torres se preguntan si se ha producido un acercamiento socioeconómico en el seno de la Unión Europea, procediendo para dar una respuesta a su pregunta a un análisis por países y por regiones. El objetivo se centra en evaluar en dos períodos distintos de tiempo (1990 y 2000) qué clubes socioeconómicos se detectan entre los países y regiones de la Unión Europea. Ello, además, les permite observar si con el transcurso del tiempo se ha producido un proceso de homogeneización de posiciones socioeconómicas, tanto entre países como entre regiones. Muchos han sido los trabajos que han realizado análisis empíricos sobre la existencia de clubes de convergencia, identificando regiones o territorios caracterizados por comportamientos de crecimiento similares, centrando la mayoría de ellos su atención en el crecimiento y menos en los niveles de bienestar, medido por indicadores alternativos al del producto per cápita. La propuesta teórica de convergencia que se utiliza en este estudio está más acorde con aquélla que la define como la tendencia a la disminución de la brecha en los estándares de vida y en el comportamiento de las variables económicas que definen dichos estándares. Para alcanzar los objetivos propuestos en el estudio se aplica un análisis cluster, a fin de agrupar a los países y regiones de la UE en conglomerados, de manera que los elementos incluidos en cada uno de ellos puedan ser considerados homogéneos entre sí. Los resultados llevan a concluir que en la UE no se ha producido un proceso de homogeneización en las posiciones económicas a nivel de países, ni entre los países que ya en 1990 formaban parte de la UE ni entre los que se incorporaron con posterioridad. En cuanto a las variables de mayor capacidad discriminatoria entre países, en 1990 se relacionan con la energía, en tanto que en el año 2000 sobresalen las de familia tecnología y mercado de trabajo. Por lo que respecta a las regiones, cabe destacar que la homogeneidad entre países mediterráneos se traslada también al ámbito regional, especialmente en regiones españolas e italianas, si bien, mientras en 1990 la mayor parte de las regiones españolas mostraban una elevada homogeneidad con las regiones del sur de Italia, en el año 2000, once de las diecisiete regiones españolas se agrupan con diez regiones italianas que se ubican en el norte y en el centro. El trabajo permite concluir que para las variables y el período analizados no se ha producido un acercamiento socioeconómico entre países de la UE, siendo estos resultados ciertos e incluso más intensos en el ámbito regional. El trabajo sobre Incentivos fiscales de los Centros Especiales de Empleo ha sido realizado por la economista de la Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la Universidad Autónoma 8 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MAXIMINO CARPIO GARCÍA de Madrid, Isabel Méndez Terroso. En él, después de hacer referencia al origen y objetivo social de estos centros, se realiza un estudio detallado de las especificidades fiscales que afectan a los mismos. Si bien se puede decir que los Centros Especiales de Empleo se encuentran sometidos a los mismos impuestos que las restantes empresas del ordenamiento mercantil, sin embargo, la existencia de exenciones, deducciones y, en su caso, bonificaciones previstas en los distintos impuestos que conforman el Sistema Tributario español benefician a estas entidades de inserción dedicadas a proporcionar a trabajadores con alguna discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado. Los incentivos fiscales aplicables a los Centros Especiales de Empleo, atendiendo a los principales impuestos a los que están sujetos éstos, los resume la autora en los siguientes: El Impuesto sobre Actividades Económicas prevé la exención del impuesto para un amplio número de empresas y para la mayoría de Asociaciones y Fundaciones cuando, tanto por el importe de la cifra de negocio como por su objeto social, se encuentren en alguna de las situaciones recogidas tras la nueva redacción dada al artículo 83 de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales. Por lo que respecta al Impuesto sobre Sociedades, la tributación de los Centros Especiales de Empleo será diferente según estén éstos constituidos como una empresa mercantil, cualquiera que sea la forma jurídica que éstos adopten, o les sea de aplicación el régimen fiscal especial previsto para las entidades sin fines de lucro sometidas a la Ley de Fundaciones. En el primero de los casos, cuando la entidad es sujeto pasivo del Real Decreto Legislativo 4/2004 que aprueba el Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, los incentivos fiscales se basan en la aplicación de diferentes deducciones sobre la cuota íntegra ajustada. En tanto que, si se trata de entidades pertenecientes al Tercer Sector es de aplicación el régimen fiscal especial previsto en la Ley de Régimen Fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. Por último, y en lo que al impuesto sobre el Valor Añadido se refiere, las particularidades más importantes pueden ponerse de manifiesto en el caso de que un Centro Especial de Empleo realice simultáneamente actividades exentas y no exentas. Es todavía pronto para saber si tanto la Ley 49/2002, como la Ley 50/2002 están contribuyendo a incentivar la creación de Centros Especiales de Empleo bajo la fórmula jurídica de fundación o asociación de utilidad pública. En el primero de los dos trabajos del profesor Emilio Alonso que se recogen en este número se analiza la utilización de los objetivos como criterio de eficacia de una organización. Como afirma el autor, en el modelo de objetivos, es central quién valora las metas que se van a considerar en el estudio evaluativo, ya que la naturaleza de las metas y su selección por el investigador inciden en el acercamiento a la eficacia organizacional. Dado que las metas representan resultados o efectos deseados, las primeras preguntas en términos de valor que se plantea este modelo son la de quién selecciona las metas apropiadas que se van a usar en la evaluación de la eficacia y la de qué objetivos son los apropiados. El modelo de objetivos, según el autor, presenta algunos problemas que es preciso señalar, siendo el principal la determinación de los objetivos de la organización. Los objetivos han de estar formulados en términos operativos para que puedan ser útiles y sirvan para guiar la actuación de la organización y, después, permitan medir el grado de su consecución. Por otra parte, REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 9 EDITORIAL el análisis de las metas formales u oficiales de las organizaciones han puesto de manifiesto que a menudo son vagas, contradictorias o múltiples, sin ninguna indicación de sus prioridades. El modelo de objetivos asume un consenso en los mismos, pero, dado que hay múltiples objetivos y diversidad de intereses en las organizaciones, es muy difícil establecer un consenso, a menos que estén definidos, de forma tan ambigua y vaga que permita interpretarlos a los diferentes grupos de intereses de un modo favorable. El trabajo concluye afirmando, que es importante ver los objetivos como una realidad dinámica cambiante, más que como afirmaciones fijas o rígidas, proponiendo como vías de solución a las limitaciones reseñadas en el trabajo reconocer que las organizaciones persiguen tanto objetivos a corto como a largo plazo e incluir fines obtenidos mediante la observación de la conducta de los miembros de la organización. La aportación de los profesores de la Universidad de la Laguna, José Antonio Álvarez, África Gómez y Olga González, sigue la estela de un abundante número de trabajos sobre yacimientos de empleo que han ido apareciendo en la literatura a raíz del Informe Delors. En este caso, aunque con un enfoque general, que puede ser explotado para otros ámbitos territoriales, el análisis se centra en el caso canario. Trata de indagar sobre los yacimientos de empleo canario potenciales, analizados desde la perspectiva de la iniciativa privada, teniendo en cuenta la especialización económica de las islas. La principal aportación de la investigación, según los propios autores, es la de que «los yacimientos de empleo privado potenciales que no detecta adecuadamente el mercado de trabajo reúnen las características de un proceso innovador, al menos a nivel local, y requieren, por tanto, una iniciativa empresarial innovadora.» Tras analizar de forma, necesariamente breve, la evolución del empleo en los últimos veinte años, tanto en el conjunto de España como en Canarias, se comentan los resultados de una encuesta en la que se trata de detectar los principales sectores con un yacimiento de empleo, a partir de los cuales se obtienen unas conclusiones que podrían ser válidas para otras circunscripciones territoriales. Como resumen del estudio se afirma que en Canarias hay yacimientos de empleo disponibles para jóvenes emprendedores, pero que hace falta adecuar los recursos al buen hacer y al interés por llevarlo a cabo. Si bien se han detectado oportunidades de actividades económicas creadoras de empleo, la puesta en marcha de las mismas no es consecuencia únicamente de la afluencia de la demanda, sino que se requiere una dinamización y sensibilización de la población, estrategias de información y promoción dentro y fuera del ámbito local, además de la importancia creciente de disponer de recursos humanos cualificados y motivados para trabajar en nuevas actividades. La segunda de las aportaciones que se recogen en este número del profesor de la Universidad de Almería, Emilio Alonso, tiene un carácter eminentemente práctico, ya que en ella se describe el impacto de dos programas de empleo, uno de autoempleo y otro de ayuda a la búsqueda de empleo, en el nivel de inserción de titulados universitarios. Después de describir las características de cada uno de los programas: población a la que se dirige, servicios ofrecidos por el programa, objetivos y recursos del proyecto, tanto los previstos como los efectivamente realizados, se realiza un análisis de la eficacia de ambos programas, a partir del cual se procede a la valoración de los mismos. En síntesis, se considera que ambos 10 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MAXIMINO CARPIO GARCÍA programas, el Programa de Autoempleo y el de «Andalucía Orienta» han tenido una incidencia positiva medida por la inserción laboral de los usuarios, aunque la mayoría de los usuarios no cree que el programa haya sido la causa del trabajo que actualmente tienen, ya que consideran que hubieran conseguido su empleo independientemente del respectivo programa. Finaliza el apartado de Informes y Estudios de este número con la aportación del profesor César Herráiz, de la Universidad Autónoma de Madrid, sobre los montepíos laborales del siglo XVIII como origen del Sistema de Clases Pasivas del Estado. En el estudio se parte de la realidad de que el sistema de previsión social de los funcionarios en España es diferente al del resto de los trabajadores, y sobre la base de que, fundamentalmente, son razones históricas las causantes de tal diferencia; el artículo repasa la vida de los montepíos funcionariales, desde su origen, hasta su desaparición, constituyéndose en la génesis del Sistema de Clases Pasivas actual. Se comienza describiendo la creación de los primeros montepíos oficiales, destinados a auxiliar a los funcionarios y a sus familias, por iniciativa de los poderes públicos, los primeros de los cuales fueron los militares. A continuación se hace un análisis pormenorizado de su regulación y funcionamiento, lo que permite realizar cierta descripción de las costumbres de una parte de la sociedad española de la época. Al mismo tiempo, se detalla el régimen financiero de cuotas y prestaciones de estos montepíos, para indagar en el devenir económico de estas instituciones, en el que también influyen causas políticas, en una etapa tan convulsa de la Historia de España. A partir del estudio cronológico de los aspectos citados, se deduce la imposibilidad de supervivencia de los montepíos oficiales sin la protección oficial. Por ello, tras las ayudas entregadas durante la primera parte de la existencia de los montepíos funcionariales, el Estado se incauta de sus fondos y asume sus compromisos, primer paso para crear un sistema público de previsión social de los funcionarios. En la última parte del artículo se describe el proceso de creación del Sistema público, llamado de Clases Pasivas, cuya génesis no fue precisamente fácil y que duró más de medio siglo. En total, el artículo describe más de siglo y medio de la historia de la previsión social de los funcionarios en España, desde que en 1761 se creó el Montepío Militar, hasta que en 1927 fue promulgado el primer Estatuto de Clases Pasivas. En él, las pensiones de los funcionarios se configuran como una obligación del Estado, cuya carga financiera se satisface a costa del Tesoro Público y cuya gestión es encomendada a la propia Administración pública. Ello es debido a que los derechos pasivos se consideran una parte del Estatuto del funcionario público, un elemento más de las condiciones de empleo. Se produce, por tanto, una identificación entre retribución y haber pasivo, que supone un tratamiento diferenciado de las pensiones de los funcionarios públicos que se mantiene hoy en día. En la sección Documentos se reproduce el Dictamen emitido por el Comité Económico y Social, solicitado por la Comisión sobre el COM(2004) 70 final, referido al Programa Europeo en favor del espíritu empresarial, en el que el Comité concluye considerando que el Plan de Acción «no es más que el punto de partida de un proceso en marcha con un plazo muy largo». Finalmente, el número se completa con la sección habitual de Recensiones y Bibliografía, centrada esta última en la literatura reciente sobre un tema de la máxima preocupación tanto de los responsables políticos como de los agentes económicos y sociales, cual es la calidad de la vida laboral, selección bibliográfica elaborada por la Biblioteca del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, dependiente de la Subdirección General de Informes Socioeconómicos y Documentación. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 11 I. Informes y Estudios Calidad de Vida Laboral y Psicología Social de la Salud Laboral: hacia un modelo de componentes comunes para explicar el bienestar laboral psicológico y la salud mental laboral de origen psicosocial. Fundamentos teóricos ANTONIO DURO MARTÍN * L a calidad de vida laboral (CVL) y la psicología social de la salud e higiene en el trabajo (PSSHT) son disciplinas teóricamente autónomas con sus propios y respectivos objetos de estudio. Sin embargo, según intentaremos mostrar en esta introducción, en la literatura se ofrecen resultados donde los contenidos que estudian la CVL y la PSSHT aparecen no sólo yuxtapuestos, sino incluso solapados y confundidos entre sí; no existiendo hasta ahora un modelo que articule sistemáticamente las relaciones que indudablemente existen entre ambas materias de estudio. De otra parte, tampoco la CVL y la PSSHT consideradas por separado cuentan en sí mismas con un marco teórico unitario: de ahí que se descubran diferencias sustantivas entre investigaciones que aparentemente estudian lo mismo, aun cuando sus muestras sean equivalentes compárense, por poner un ejemplo, los trabajos sobre CVL en profesio- * Universidad Rey Juan Carlos. nales sanitarios realizados por Pelletier, Coutu y Lamonde (1995) y de Casas et al. (2002). Hoy en día, la CVL ha llegado a ser una disciplina muy completa y desarrollada, cuyo campo de estudio es muy amplio y diversificado: características del trabajo, satisfacción laboral, estrés laboral, enriquecimiento del trabajo, características de las organizaciones, condiciones de trabajo, desarrollo personal, clima organizacional Ello es así porque sobre la CVL confluyen intereses de diversa índole: empresariales, sindicales, académicos, sociales, culturales, individuales Así, hablar de CVL es hablar de realidades tan diversas como un área de investigación, un programa social, una reivindicación laboral, una aspiración individual Sin temor a exagerar, podría decirse que dentro del campo de estudio de la CVL tienen cabida directa o indirectamente la mayoría de las aportaciones procedentes de la Psicología Industrial desde sus primeros comienzos en América y en Europa véanse, por ejemplo, los trabajos REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 15 INFORMES Y ESTUDIOS de Herzberg (1966) o de Trist y Bamforth, (1951), respectivamente; y lo mismo puede decirse respecto de las aportaciones procedentes de la más reciente Psicología del Trabajo y de las Organizaciones. Peiró y Bravo (1996) ofrecen un valioso compendio del concepto y evolución teórica de la CVL; y la Encuesta de Calidad de Vida Laboral del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (1999, 2000, 2001) constituye un ejemplo destacado de aplicación práctica. Con la psicología social de la salud y seguridad en el trabajo (PSSHT) denominada en inglés occupational health psychology ocurre otro tanto: también su campo de estudio es amplísimo. Su reciente historia y evolución (Barling & Griffiths, 2003; Bennett, Cook & Pelletier, 2003; Quick & Tetrick, 2003) atestiguan que esta disciplina se encuentra en pleno auge. Y no sin razón: los trastornos mentales figuran entre las diez primeras enfermedades relacionadas con el trabajo de carácter grave; siendo la tensión psicológica una de las dos alteraciones que han registrado la mayor tasa de crecimiento en demandas judiciales (Smith et al., 2003). Además, otros autores (Anderson et al., 2000; Goetzel et al., 1998) han puesto de manifiesto que los daños del trabajo para la salud mental del trabajador son superiores incluso a los restantes daños v.g.: cardiopatías. Como es sabido, los estudios de la PSSHT abarcan tanto los síndromes específicamente laborales, así como la gama completa de enfermedades médicas y trastornos mentales generales relacionadas con el ambiente psicosocial del trabajo. En el primer caso, entre los síndromes más ampliamente estudiados destacan el estrés laboral (Cooper, 1998; Cooper & Marshall, 1976; Karasek, 1979; Marshall & Cooper, 1979; Peiró, 1993; Spielberger, 1972; Spielberger, Vagg & Wasala, 2003), el burnout o síndrome de quemarse por el trabajo (Freudenberger, 1974; Lee & Ashforth, 1996; Maslach, 1982; Maslach & Jackson, 1981; Phillips, 1984; Pines & Aronson, 1988; Shirom, 1989; Shirom, 2003), el acoso laboral o 16 mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001), y el acoso sexual en el trabajo (Harned et al., 2002). Se habla de síndromes laborales porque su estudio comprende las características de la situación de trabajo que los producen, y el conjunto de daños que producen sobre el trabajador. En el segundo caso, la PSSHT estudiaría cualquier patología que pudiera sufrir el trabajador relacionada con el trabajo (Brodsky, 1996; Tetrick & Quick, 2003): desde desviaciones producidas en su columna vertebral, hasta síntomas de depresión, ansiedad o abuso de alcohol. Valga señalar que algunos autores no incluyen dentro de la PSSHT las enfermedades provocadas por el ambiente físico del trabajo así, por ejemplo, Cabral (1988). Así las cosas, los objetivos generales que persigue este modelo son: (i) proponer un esquema formal conjunto válido simultáneamente para los estudios de CVL y de PSSHT, en donde se recogen los componentes estructurales básicos que intervienen en toda interacción entre trabajo y trabajador; (ii) integrar diferentes condiciones antecedentes y consecuentes para explicar el BLPS y la SML del trabajador, cuyo origen sea de naturaleza ambiental psicosocial (Benavides, Ruiz Frutos & García, 1997; Castejón, 1997), adoptando aquí la perspectiva de la propia experiencia de trabajo que está teniendo el trabajador, y (iii) dejar sentadas las bases para el futuro contraste empírico del modelo, y para la posterior incorporación de nuevos componentes, de cara a la elaboración futura de un modelo general de CVL y de PSSHT. Nuestro objetivo más inmediato será poder determinar con precisión cuándo un ambiente y contenidos de trabajo resultan lo suficientemente hostiles para el trabajador (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003), como para reducir primero su BLPS y dañar después su SML; a efectos de desarrollar y habilitar las medidas preventivas oportunas para que el trabajo se mantenga siempre dentro de lo que resulta apropiado y saludable para los trabajadores (Tetrick & Quick, 2003). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN Como estrategia, nos centraremos en un pequeño grupo de contenidos de trabajo (inputs) que afectan tanto al BLPS como a la SML del trabajador (outcomes); y seguiremos el curso de sus efectos y consecuencias, desde principio a fin, de manera pormenorizada. Para establecer cuáles son los componentes comunes que aquí intervienen, seguiremos un método a la vez analítico separando y distinguiendo los componentes estructurales del ambiente y del trabajador que están presentes sincrónicamente en toda experiencia de trabajo y sintético incluyendo todos y cada uno de los momentos que constituyen de manera diacrónica la experiencia de trabajo para sucesos laborales discretos. Al igual que pretenden las contribuciones de otros diferentes autores v.g.: Danna y Griffin (1999) recientemente han propuesto un marco para la teoría e investigación futura sobre el bienestar y salud en el puesto de trabajo, nuestro modelo también pretende ofrecer una cierta salida a la crisis que en la actualidad vienen experimentando estas dos disciplinas véase, por ejemplo, lo que sucede con el estrés (Spielberger, Vagg & Wasala, 2003; Kahn & Byosiere, 1992), cuyas teorías son prácticamente indiscernibles unas de otras (Murphy, 1995); y hace suya la necesidad de utilizar un amplio número de variables (Peiró, 1993) y de incluir factores moduladores (Frese & Zapf, 1988), a fin de identificar todo aquello que resulte relevante para la salud laboral del trabajador (Tetrick & Quick, 2003). Este modelo nos permitirá asimismo ponderar la influencia relativa que las diferentes condiciones y contenidos ejercen sobre el BLPS y sobre la SML del trabajador, cuestión ésta que se ha suscitado en estudios previos v.g.: en los estudios sobre el control de la situación laboral por parte del trabajador (Theorell, 2003). En definitiva, algunas de las cuestiones a las que intentará dar respuesta este modelo serán: ¿Existen realmente antecedentes comunes para el BLPS y la SML? Si es así: ¿Cuáles son ellos? Y también: ¿Qué papel juega el ajuste que exista entre el trabajo y el trabajador para explicar su BLPS y su SML? ¿Son significativas las interpretaciones subjetivas de su situación laboral que hace el trabajador para explicar su experiencia de trabajo actual? ¿Puede hacer algo el trabajador para sustraerse a los efectos negativos de un ambiente psicosocial inadecuado? ¿Cuándo empieza exactamente a resultar dañino para la SML un BLPS deteriorado? ¿Y en qué casos concretos? En cuanto a lo que se refiere al BLPS y a la SML: ¿Qué contenidos específicos del trabajo afectan a qué contenidos específicos del trabajador? En definitiva: ¿Qué relaciones existen entre el BLPS y la SML? POSTULADOS GENERALES Para explicar este modelo nos serviremos de un sistema de representación intuitivo, que no pretende ser una formalización teórica del aquél, sino tan sólo un instrumento de apoyo didáctico para facilitar nuestra exposición. Entre corchetes [ ] se encerrarán siempre a los elementos estructurales del modelo; entre paréntesis ( ), irán los contenidos particulares de cada elemento estructural, y las flechas → indicarán siempre la dirección prevista de los efectos. Cuando el estado de un elemento estructural sea normal o no haya sufrido deterioro o daños lo representaremos como [ ] = 1, y en caso contrario se representará como [ ] ≠ 1. Ejemplos: (a) la representación [ Tarea (cantidad) ] = 1, se referirá a que la Tarea se considera un elemento estructural del modelo, y que su cantidad, en tanto que contenido de este elemento, es normal: y (b) la representación [ Afecto (satisfacción de tarea)] ≠ 1, significará que el afecto o dimensión afectiva (del trabajador) se considera asimismo un elemento estructural del modelo, y que la satisfacción de tarea, en tanto que contenido este elemento, está deteriorada. A título de postulado teórico general, afirmamos que todas las interacciones entre el trabajo y el trabajador pueden reducirse a un esquema formal general de interacción del REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 17 INFORMES Y ESTUDIOS individuo con su ambiente exterior que podríamos denominar binomio de interacción. Siguiendo este esquema, tendríamos, de una parte del binomio, el ambiente exterior de trabajo o situación de trabajo, que simbolizaremos como E (trabajo) tomando E de la inicial de (ambiente) Exterior, y que comprendería todos aquellos componentes, factores o variables que condicionan el propio trabajo (OIT, 1983), inciden sobre el trabajador (Prieto, 1994), e influencian tanto su bienestar laboral (Spyropoulos, 1980) como su salud física, mental y social (Fernández-Montalvo, 1998; INSHT, 1987). De suyo, el universo de los componentes del trabajo es sumamente extenso y se encuentra ampliamente articulado y estructurado (Jardillier, 1979); pero de cara a nuestro objetivo explicar el BLPS y la SMT desde un conjunto de componentes comunes este modelo se enfocará, en un principio, única y exclusivamente a dos de las demandas más destacadas de E (trabajo) y que constituyen justamente los elementos más básicos e inmediatos de todo puesto de trabajo (Jódar, 1997), y cuyos valores extremos pueden resultar factores de riesgo (Tetrick & Quick, 2003). Nos referimos a las: (i) demandas de tarea (taskwork) demandas relacionadas de forma directa con aquella parte del trabajo que tiene asignada cada trabajador y que simbolizamos por [ T ], y (ii) demandas de relación interpersonal, esto es, las demandas que emergen del conjunto de relaciones sociales que debe mantener el trabajador en su puesto de trabajo (interpersonalwork), y que simbolizamos por [S]. Consiguientemente, y a tenor de lo antes expuesto, el ambiente exterior de trabajo o situación de trabajo se representará como: E (trabajo) [ T χ S ]*, siendo [ T ] y [ S ] sus dos elementos estructurales para toda situación de trabajo E (trabajo). Ambas demandas [ T χ S ] marcan los límites funcionales básicos de cada puesto de tra* El símbolo que aparece en esta representación y en las siguientes entre los elementos estructurales T y S denota simplemente la separación/diferenciación de ambos. 18 bajo individual, y por este mismo motivo son demandas mononivel (Bennett, Cook & Pelletier, 2003). Sirven además para diferenciar los cometidos de cada puesto de trabajo en particular y para determinar las relaciones de intercambio que han de tener lugar con clientes y compañeros algo que sucede asimismo con los grupos (Sundstrom, De Meuse & Futrell, 1990). No todos los autores coinciden, sin embargo, en la terminología que otorgan a estas demandas. Así, mientras que Quick y Quick (1984) hablan de demandas de tarea y demandas interpersonales; Cooper & Marshall (1978), por su parte, prefieren hablar mejor de factores intrínsecos al puesto de trabajo, y de relaciones sociales en el trabajo. Para algunos autores las relaciones del trabajador con los otros no son sino una categoría más de estresores (Burke, 1988; Ivancevich & Matteson, 1980); mientras que otros autores enfatizan, por otro lado, que algunos estresores de role son de carácter eminentemente social (Maslach & Jackson, 1981; Peiró, 1993). Theorell (2003), por su parte, engloba ambas demandas dentro de una referencia genérica al ambiente psicosocial de trabajo. Sin embargo, la relevancia que se confiere a estas demandas [ T χ S ] suele ser unánime. En especial, las relaciones sociales en el trabajo se consideran como el caldo de cultivo del estrés de role (Miles & Perreault, 1976; Peiró, 1993), resultando de todo punto imprescindible su cuidado y ordenación en el diseño de puestos de trabajo (Fernández-Montalvo, 1998). Sus efectos sobre la salud del trabajador es un hecho asentado desde antiguo (Levi, 1971). Desde este modelo, se considera que ambas demandas son componentes comunes para explicar el BLPS y SML del trabajador, porque ambas afectan al BLPS y a la SML del trabajador. Compruébese: una cantidad normal de una determinada tarea x, [ T (x) ] = 1, afectará positivamente al BLPS del trabajador, y contribuirán por ello a preservar su SMT. Pero, por el contrario, una cantidad excesiva de esas misma tarea, [ T (x) ] 1, reducirá primero el BLPS del trabajador y, pasado algún tiempo, podría llegar inclusive a dañar REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN su SML. Y lo mismo podría afirmase respecto a los efectos de [ S ] sobre BLPS y SML. De otra parte, en el binomio de interacción tendríamos al trabajador, esto es, a la persona focal que experimenta el trabajo, y la cual reconoce y/o a la cual se le atribuye cierto BLPS o SML, y que simbolizaremos aquí por M (trabajador) tomando aquí la M de la inicial de Mente (del trabajador). Según sucedía con E (trabajo), también aquí el análisis distingue varias dimensiones con motivo de M (trabajador), que nuestro modelo toma como sus elementos estructurales1. Al menos en un principio, estos elementos serán los siguientes: un elemento cognoscitivo o de pensamiento, representado por [ P ] 2, un elemento afectivo o emocional, representado por [ A ]3, un elemento de conducta manifiesta, representado por [ C ], y un elemento físico, orgánico o somático, que representaremos por [ F ]. Consecuentemente, nuestra representación para el trabajador será: M (trabajador) [ P χ A χ C χ F ]4. 1 Cuando hablamos de elementos estructurales, obviamente no significamos entidades, sino tan sólo dimensiones analíticas del trabajador. Esto es: en el trabajador no existe como tal un «elemento afectivo», por poner un ejemplo, sino que analíticamente podemos descubrir y hablar en él de una dimensión afectiva, de un elemento afectivo. A su vez, dentro de estos elementos podrían distinguirse subelementos estructurales, como por ejemplo P [memoria a corto plazo, MCP], que obviaremos de la representación para simplificarla. 2 El elemento [ P ] podría contener diferentes tipos de contenidos: [ P (recuerdos) ], [ P (expectativas) ] ; e incluso éstos podrían contar a su vez con diferentes niveles de accesibilidad al campo de conciencia: [ P (patente) ], [ P (latente) ] 3 Este elemento [ A ] podría contener dos tipos diferentes de contenidos: [ A (respuesta) ] t (i) y [ A (trazo) ] t (i-n). En el primer caso tendríamos [ A ] como respuesta emocional a condiciones antecedentes todavía presentes, asignadas al momento t (i); y en el segundo caso, tendríamos afectividad [ A ] como trazo huella de respuesta emocional actual a condiciones antecedentes ya pasadas, asignadas al momento t (i-n). 4 A su vez, dentro de estos elementos estructurales podría distinguirse el elemento [ S ], a modo de quinto elemento estructural relativo a la relación interpersonal y a sus resultados entre el trabajador y su conjunto de role. En realidad, vendría a ser una especificación de La interacción entre el trabajo y el trabajador, añadiendo sus respectivos elementos estructurales, quedaría pues representada de la siguiente forma: {E (trabajo) [ T χ S ]} ↔ {M (trabajador) [ P A C F ]}. Y dado que toda interacción humana acontece necesariamente en un momento temporal determinado, así mismo sucede con toda interacción entre trabajo y trabajador, momento temporal que representaremos por t (i). Con todo lo cual podemos ya completar nuestra representación formal universal para toda interacción [ trabajo ↔ trabajador ] correspondiente a un modelo de componentes comunes para explicar el BLPS y la SML del trabajador que tengan un origen psicosocial, representación que coincide con lo que denominaremos modelo teórico estructural: {E (trabajo) [ T χ S ]} ↔ {M (trabajador) [ Pχ A χ C χ F ]} t (i). Como podrá comprobarse, este modelo teórico estructural nos proporciona: (i) un esquema formal teórico para estructurar toda la investigación en los campos de estudio de la CVL y de la PSSHT como disciplinas científicas desde medidas organizacionales para enriquecimiento del trabajo, hasta programas para ayuda al empleado, pasando por el estudio y seguimiento de las diferentes repercusiones psicopatológicas de las condiciones de trabajo en general; (ii) un punto de referencia para situar formalmente en el tiempo la experiencia de trabajo actual que está teniendo el trabajador en cada momento; y (iii) un criterio metodológico para ordenar cronológicamente todos los componentes comunes antecedentes y consecuentes del modelo. De forma convencional, la experiencia subjetiva que el propio trabajador tenga de su trabajo en tiempo real, esto es su BLPS, se asignará al momento t (i). Este momento contenido (contenido social) para el elemento estructural que recoge las conductas manifiestas del trabajador, esto es, para: M (trabajador) [ C (social) ]. Pero preferimos mantenerlo en el modelo como elemento estructural separado porque hay síntomas y consecuencias laborales que se ajustan mejor a este elemento [ S ]: aislamiento social, apatía social... REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 19 INFORMES Y ESTUDIOS supone un corte transversal en el tiempo, y constituirá el punto de referencia partir del cual se hablará con propiedad de antecedentes y de consecuentes. Dicho esto, podemos ya anticipar aquí la definición operativa para el BLPS: estado de los elementos estructurales del trabajador para contenidos que reflejen una valoración de su experiencia en el trabajo, en el momento t (i). Su representación será, pues: M (trabajador) [P χ A χ C χ F (contenidos de BLPS)] t (i). Por ejemplo, {M (trabajador) [A (satisfacción de trabajo)] t (i) = 1} significaría que el trabajador valora positivamente su experiencia de trabajo en el momento t (i). En conclusión, significaría que existe de hecho BLPS, ya que, según se comprueba, su «satisfacción en el trabajo» no refleja deterioro alguno. Paralelamente, la definición operativa para la SLM es la siguiente: estado de esos mismos elementos estructurales del trabajador, pero en este caso para aquellos contenidos que reflejen consecuencias (daños) del trabajo sobre su salud mental, en el momento t (i+n) véase más abajo la cronología asignada a las diferentes condiciones antecedentes y consecuentes del modelo. Su representación será, consiguientemente: M (trabajador) [P χ A χ C χ F (contenidos de SML)] t (i+n). Por ejemplo, {M (trabajador) [A (síntomas de ansiedad asociados al trabajo)] t (i+n) ≠ 1}. Valga señalar aquí que la capacidad individual del trabajador para lograr que aquellos contenidos correspondientes a su BLPS y a su SML fluctúen sólo dentro de unos ciertos umbrales de tolerancia para un determinado período de tiempo, constituiría justamente su eficacia personal adaptativa al trabajo, eficacia que vendría a ser complementaria pero no por ello menos importante a su propia eficacia profesional. En otro orden de cosas, considerando de una parte la cuestión del transcurso continuo del tiempo que puede representarse bajo la forma de una serie de sucesivos momentos temporales discretos, t (i-2n), t (i-n), t (i), t (i+n), t (i+2n) , cada uno de éstos con conte- 20 nidos y valores particulares para cada uno de los elementos estructurales del modelo, y aceptando de otra parte la memorización y asimilación de la experiencia de trabajo por parte del trabajador dado que el elemento estructural cognitivo, M (trabajador) [ P ], encerraría en realidad el subelemento estructural de memoria, [P [memoria]], se sigue fácilmente de todo ello que la actual experiencia subjetiva del trabajo en el momento t (i), al menos hasta tanto se asimile y se integre en la memoria del trabajador, puede repercutir y manifestarse hacia adelante en los subsiguientes momentos temporales: t (i+n), t (i+2n) Este proceso de memorización y asimilación, retomándolo desde la experiencia pasada hasta la experiencia actual, podría representarse de la siguiente forma: (i) Momento t (i-2n): { {E (trabajo) [ T χ S ]} ↔ {M (trabajador) [ P ( ) χ A χ C χ F ] } t (i-2n) } = «z», interacción ésta que pasará a ser ahora contenido patente y/o latente del elemento estructural [ P ] en el momento inmediato subsiguiente; (ii) Momento t (i-n): { {E (trabajo) [ T χ S ] } ↔ {M (trabajador) [P («z» ) χ A χ C χ F ]} t (i-n) } =« y», interacción que pasará a ser asimismo contenido patente y/o latente del elemento estructural [ P ] en el momento inmediato subsiguiente; y (iii) Momento t (i), correspondiente ya a la experiencia del trabajo actual: { {E (trabajo) [ T χ S ] } ↔ {M (trabajador) [ P («y» χ «z» ) χ A χ C χ F ]} t (i) }. Consiguientemente, si la experiencia subjetiva del trabajo esto es la vivencia del trabajo por parte del propio trabajador en tiempo real se representa por t (i), según se ha convenido, entonces toda interacción previa a esta misma experiencia, acaecida en sucesivos momentos temporales precedentes, t (i-n), t (i-2n) , es necesariamente un antecedente temporal de aquélla, y podrá ser por este mismo motivo contingentemente una condición antecedente, factor causal o determinante suyo en alguna medida. Inversamente, toda interacción posterior a la experiencia subjetiva del trabajo en el momento t (i), acontecida en sucesivos momentos temporales subsiguientes, t (i+n), t (i+2n) , es REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN necesariamente un consecuente temporal de aquélla y, bajo determinadas condiciones, contingentemente, podría ser efecto o condición consecuente suya. De lo anterior se pueden extraer dos conclusiones: (i) los efectos provenientes de las interacciones trabajador-trabajo precedentes sobre el BLPS y la SML actuales del trabajador dependerán en alguna medida del almacenamiento y recuerdo que tenga de aquéllas el trabajador; y los efectos de las futuras interacciones trabajador-trabajo vía anticipación imaginativa de hechos y consecuencias en el trabajo dependerán de las expectativas que elabore el trabajador al respecto; en conclusión: sobre el BLPS y la SML actuales influirán, fuera ya de los propios contenidos de la interacción presente, el recuerdo de los momentos de interacción precedentes y la anticipación imaginativa de los momentos de interacción virtualmente subsiguientes; y (ii) dada la potencial asimilación y memorización de todos los contenidos de las interacciones pasadas por parte del trabajador, podría darse el hecho de que un determinado contenido que figurase como consecuente en un momento temporal previo, → ( contenido «x») t (i), pasase a actuar en adelante como antecedente para un momento o momentos temporales subsiguientes, esto es: (contenido «x» t (i)) →, en tanto que perdurase su almacenamiento y/o recuerdo en el componente de pensamiento M (trabajador) [ P ]. Esto es, en tanto que: M (trabajador) [P ( contenido« x» en t (i))] t (i+n). Esta consideración tiene serias implicaciones metodológicas; pero por de pronto valga indicar aquí tan sólo lo siguiente: lo que verdaderamente existe para el trabajador en el momento t (i) esto es, lo que verdaderamente entraría a formar parte de su experiencia del trabajo en ese mismo momento serían únicamente aquellos contenidos y sus correspondientes valores correlativos presentes actualmente en los distintos elementos estructurales que componen E (trabajo) y M (trabajador) independientemente ahora de que la presencia de esos contenidos sea bien como realidad externa, contenidos correspondientes a la situación de trabajo, o como realidad interna, esto es, como meros contenidos mentales del trabajador; lo cual legitima una aproximación de tipo perceptivo al estudio del BLPS y de la SML del trabajador, tal y como se hace y viene ocurriendo en otros ámbitos de la psicología del trabajo y de las organizaciones por ejemplo, en la teoría del apoyo social percibido (Rhoades & Eisenberger, 2002). A efectos de simplificar las siguientes explicaciones, el resultado global (outcome) de la interacción entre el trabajo y el trabajador algo que de suyo es de naturaleza continua se dicotomizará en sólo dos categorías discretas: (i) estado de armonía o de no-conflicto, que representamos como = 1; y (ii) estado de conflicto, que representaremos como ≠ 1. La interacción entre el trabajo y el trabajador, { E ↔ M }, que resulte en general positiva y satisfactoria para éste estado de armonía o de no conflicto en un determinado momento temporal, t (i), la representaremos como { E ↔ M } t (i) = 1; y según el modelo teórico estructural, se representaría como: { { E (trabajo) [ T χ S ] } { ↔ [ M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ] } t (i) } = 1. Por el contrario, si tal interacción resultase negativa e insatisfactoria, en general, para el trabajador estado de conflicto, se representaría como [E ↔ M] t (i) 1; y según el modelo teórico estructural, tendríamos, pues: { {E (trabajo) [ T χ S ] } { [ M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ] } t (i) } ≠ 1. Esta dicotomía presentará sus ventajas especialmente cuando se indaguen los procesos de transmisión de efectos entre el BLPS y la SML. En general, se postula que una experiencia de trabajo prolongada de carácter no conflictivo, [E ↔ M] = 1, redundará en el BLPS del trabajador, y preservará al mismo tiempo su SML. Esto es: [E ↔ M] = 1 → M [(+BLPS) (+ SML)]. Contrariamente, una experiencia de trabajo prolongada de carácter conflictivo, [E ↔ M] ≠ 1, deteriorará su BLPS y dañará su SML. Esto es: [E ↔ M] ≠ 1 M [(-BLPS (- SML)]. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 21 INFORMES Y ESTUDIOS POSTULADOS PARTICULARES Identidad estructural de antecedentes para el BLPS y la SML Se verifica que los antecedentes para el BLPS y la SML del trabajador son estructuralmente idénticos, dado que según vienen poniendo de manifiesto los resultados de la investigación, aquellos componentes del trabajo que afectan significativamente al BLPS del trabajador son los mismos que afectan también a su SML. Éstos son algunos ejemplos de ello: la sobrecarga de trabajo, el trato con usuarios inciden sobre la autoestima profesional y sobre el estrés y el burnout (GilMonte & Peiró, 1997); la variedad intrínseca de la tarea está relacionada con la satisfacción laboral y con síntomas de ansiedad, depresión, irritación (Hackman & Oldham, 1980; Johansson, Aronsson & Lindström, 1978); las demandas sociales y de tarea se asocian sin distinción ni preferencia con el BLPS y la SML del trabajador (Burke, 1988; Cooper & Marshall, 1978; Ivancevich & Matteson, 1980; Quick & Quick, 1984). Por otra parte, los resultados de French & Caplan (1973) muestran que el exceso de trabajo afecta a la satisfacción laboral, y también eleva la tasa cardíaca y exacerba la conducta de fumar. En el estudio de Dijkhuizen (1980) se revela que la discrepancia existente entre habilidades del trabajador versus demandas de tarea reduce la satisfacción laboral, y es causa asimismo de depresión, irritación, y de otros diversos síntomas de naturaleza somática. Una combinación de elevadas demandas de trabajo y de bajo control personal sobre las mismas reduce la productividad y la satisfacción laboral, y perjudica la salud laboral del trabajador (Theorell & Karasek, 1996). Diversos estudios muestran una correlación negativa significativa entre burnout y satisfacción laboral (Firth & Britton, 1989; Grigsby & McKnew, 1988; Wolpin, Burke & Greenglas, 1991). Los conflictos con los jefes o con los compañeros de trabajo (Beehr, 1981; Kahn et al., 1964; Peiró, 1993) incumben en 22 primer lugar al bienestar del trabajador porque tienen lugar en el espacio interpersonal del trabajo (Sundstrom, De Meuse & Futrell, 1990), pero también se entremezclan con situaciones de acoso laboral, con perniciosos efectos sobre la SML. El mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001) afecta al absentismo, y también produce alteraciones del sueño, ansiedad, depresión en el trabajador. El acoso sexual en el trabajo afecta a la satisfacción en el trabajo, y genera ansiedad, depresión (Fitzgerald et al., 1997). Por su parte, el absentismo es una de las consecuencias laborales típicas del burnout (Gil-Monte & Peiró, 1997; Matteson & Ivancevich, 1987; Shirom, 2003). El concepto de tensión laboral es quizá el mejor concepto «bisagra» en torno al cual giran el BLPS y la SML (Jódar, 1997). Examinando la literatura sobre los diferentes síndromes laborales v.g.: sobre el estrés (Cooper, 1998; Cooper & Marshall, 1976; Karasek, 1979; Marshall & Cooper, 1979; Peiró, 1993; Spielberger, 1972; Spielberger, Vagg & Wasala, 2003); sobre el acoso en el trabajo (Piñuel y Zabala, 2001); sobre el burnout (Leiter & Meechan, 1986); sobre discriminación y hostigamiento laboral (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003) se advierte en ellos la presencia de unos antecedentes que se repiten regularmente aunque dispuestos, eso sí, aquí y allí, en configuraciones diversas. Nos referimos a antecedentes tales como: magnitudes anómalas en la cantidad de trabajo, excesivos contactos con clientes, diferentes características negativas en la relación interpersonal del trabajador con los jefes y compañeros, interpretaciones del trabajador sobre sus propios recursos personales, atribuciones de intenciones a los otros, conflictos abiertos con los jefes aunque en el mobbing se superponga al propio conflicto una clara intención personal de destruir al trabajador por parte del acosador (Leymann, 1996), aislamiento social del trabajador por parte de su compañeros... Pero, al propio tiempo, el análisis de la literatura revela que REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN esos mismos antecedentes, por su propia naturaleza, ubicación y pertenencia a la situación laboral, también afectan necesariamente al BLPS del trabajador según se desprende asimismo del análisis de la literatura sobre calidad de vida laboral. De todo ello se sigue, pues, la existencia de una identidad de antecedentes para el BLPS y la SML. A continuación, al intentar reducir y categorizar estos antecedentes comunes para BLPS y para SML, se extraen dos categorías claramente diferenciadas: (i) una primera categoría de antecedentes que implican a los elementos estructurales del trabajo, E (trabajo) [ T χ S ], y más en concreto a sus variaciones cuantitativas y alteraciones cualitativas; y (ii) una segunda categoría de antecedentes que implican mayormente al elemento estructural cognitivo del trabajador, M (trabajador) [ P ], en relación con la percepción que tenga el trabajador de sus propios recursos personales para realizar el trabajo, y con la percepción de intenciones que atribuya a su conjunto de role respecto de sí mismo. Dado que ambos antecedentes comunes envuelven elementos estructurales del modelo, hablamos por eso de identidad estructural de antecedentes. Equivalencia estructural y patológica de los diversos síndromes laborales sobre la SML acoso sexual en el trabajo (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003). Precisamente, esta equivalencia patológica que comentamos es la causa que subyace al solapamiento y confusión existente entre los diferentes síndromes laborales. Es el caso del estrés, por ejemplo, que a veces se le equipara a un mero malestar personal, y se acaba por asimilarlo sin más a psicopatología personal (Peiró, 1993); y otro tanto viene ocurriendo con motivo del síndrome de quemarse por el trabajo (Gil-Monte & Peiró, 1997; Gil-Monte et al., 1996; Golembiewski, Munzenrider & Stevenson, 1986; Greenglas, Burke & Ondrack, 1990; Schufeli & Dierendonck, 1993). Inclusive el solapamiento entre cuadros clínicos y síndromes laborales es también muy frecuente, por ejemplo entre depresión y burnout (Leiter & Durup, 1994; Schaufeli & Enzmann, 1998), entre ansiedad y burnout (Corron, 1990), entre estrés y burnout (Farber, 1984; Shirom, 2003; Spielberger & Vagg, 1999), entre estrés y mobbing (Piñuel y Zabala, 2001) valga señalar aquí que estrés y burnout son síndromes prácticamente equivalentes en sus consecuencias sobre la salud del trabajador, salvo que en este último síndrome predomina como factor de riesgo el trato frecuente e insatisfactorio con clientes o usuarios. Los efectos psicopatológicos del acoso sexual en el trabajo, por otra parte, remedan los síntomas del trastorno de ansiedad por estrés postraumático (Dansky & Kilpatrick, 1997). Los efectos nocivos para la SML producidos por estrés laboral, burnout, acoso laboral o mobbing , se igualan en los síntomas y trastornos que provocan en el trabajador v.g.: trastornos de ansiedad, alteraciones del sueño, síntomas de irritabilidad, consumo de alcohol, trastornos del estado de ánimo (depresión), consumo de drogas . Tales síntomas y trastornos se encuentran recogidos, y perfectamente tipificados, en el DSM-IV, Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (1995), a cuyas categorías psicodiagnósticas se ha recurrido a veces con motivo de la SML por ejemplo, con motivo del Nuestro argumento es que cualquier síndrome laboral que afecte a la SML del trabajador se traducirá necesariamente en una o más de las siguientes alteraciones: (i) disfunciones de la atención y de los procesos cognoscitivos en general; en definitiva: disfunciones del elemento estructural M (trabajador) [ P ]; (ii) trastornos afectivos y del estado de ánimo; en definitiva, pues: disfunciones en el elemento estructural M (trabajador) [ A ]; (iii) trastornos de conducta; en suma: disfunciones en su elemento estructural M (trabajador) [ C ]; e igualmente, aunque este modelo esté orientado mayormente a la SML del tra- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 23 INFORMES Y ESTUDIOS bajador, aquí podrían incluirse también debido a su posible origen psicosomático: (iv) enfermedades y/o malestar somático; esto es: alteraciones del elemento estructural M (trabajador) [ F ]. También podría resultar alterado el elemento de relación interpersonal del trabajador, M (trabajador) [ S ], por vía de aislamiento social, de retirada social En conclusión, y según venimos razonando: hablar de los efectos producidos por los diferentes síndromes laborales es hablar, en última instancia, de alteraciones de unos mismos e idénticos elementos estructurales del trabajador, a saber: M (trabajador) [P χ A χ C χ F], cuyos contenidos sintomáticos se corresponden con trastornos mentales reconocidos. De ahí que hablemos de equivalencia estructural y patológica de los diversos síndromes laborales sobre la SML del trabajador. Los elementos estructurales del trabajador que recoge este modelo se corresponden parcialmente con las dimensiones de la salud en el trabajo consideradas por Fleisher, Brown y Fleisher (1996), y vienen a coincidir con los postulados generales de la salud humana positiva (Ryff & Singer, 1998). Dentro del ámbito laboral, los diversos contenidos nocivos laborales podrán variar de un trabajo a otro, e incluso podrá cambiar su específica secuencia de aparición temporal de cara a producir unos determinados daños sobre la SML del trabajador; pero insistimos: la estructura psicopatológica resultante los daños sobre la SML del trabajador será siempre equivalente. Y en este preciso sentido, discrepamos de Brodsky (1996), porque a nuestro entender los síntomas psicológicos, se originen ellos donde se originen, serán siempre los mismos en las diferentes personas: no resulta necesario, por tanto, recurrir a nuevas categorías diagnósticas. Según venimos viendo, cuando un trabajador sufre daños en su SML, eso implica que uno o varios de sus elementos estructurales se alteran o «desequilibran». Obviamente, no todos los trastornos de SML van a producir el mismo tipo de desequilibrio, diferiendo entre 24 unos y otros en varios aspectos: su curso temporal, la forma en que afectan a cada elemento de M (trabajador), la combinación de síntomas que producen en un mismo paciente. Por lo común, la SML pasaría porque el trabajador se mantuviera animado y tranquilo durante su jornada laboral, estando éste concentrado y atento a su trabajo en lo tocante a su equilibrio psicológico, y sano de cuerpo, sin molestia física alguna en lo que respecta a su salud corporal u orgánica. Todo lo que suponga, en definitiva, alejarse de ese estado de salud y equilibrio que representaremos como M (trabajador) [ (SML) ] = 1, equilibrio general o SML en general; y como M (trabajador) [ P (SML) = 1 ] χ [ A (SML) = 1 ] χ [ C (SML) = 1] χ [ F (SML) 5 = 1 ] [ S (SML) = 1 ] = 1, equilibrio particular o SML particular para cada componente, significaría que el trabajo está enfermando al trabajador. La integración y coherencia entre tales elementos se corresponde con el concepto universal de salud (Edlin, Golanty & Brown, 1996). SML como consecuente laboral anidado dentro del BLPS Dado que los agentes que causan o desencadenan daños en la SML pertenecen por definición al ámbito laboral del trabajador, deben afectar también, pues, previa y necesariamente a su BLPS. Si un trabajador está sufriendo acoso laboral por su jefe y su equilibrio psicológico ya se ha venido abajo daños sobre su SML, resulta imprescindible que antes de ello su satisfacción laboral respecto de su jefe se haya deteriorado deterioro previo sobre su BLPS. Y más aún: el propio deterioro del BLPS del trabajador puede afectar de suyo directamente a su SML: téngase presente al respecto, por ejemplo, que la insatisfacción laboral elemento del BLPS puede llegar a producir por sí misma fuertes 5 Referido especialmente a la dimensión somática de los trastornos psicológicos. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN reacciones psicosomáticas en el trabajador (OIT, 1987). Por todo ello, defendemos aquí que la SML es un tipo particular de consecuencia laboral anidada dentro del BLPS. En otras palabras, se concibe la SML como subconjunto específico del conjunto BLPS, simbólicamente: SML ⊂ BLPS cuando menos, tanto BLPS como SML serían ambos subconjuntos diferenciados de un conjunto más amplio de consecuencias laborales, en sentido lato, del trabajo sobre el trabajador. Esencialmente, BLPS y SML no vienen a ser sino diferentes contenidos para unos mismos elementos estructurales de M (trabajador). La ansiedad, M (trabajador) [ A (SML: ansiedad) ≠ 1], sería el correlato sintomático de la tensión laboral, M (trabajador) [ A (BLPS: tensión laboral) ≠ 1]. Hablamos de SML como consecuente «anidado» dentro del BLPS en alusión a lo siguiente: mientras sí que puede darse perfectamente el caso de un trabajador que tenga su BLPS deteriorado, pero su SML esté todavía intacta, sin daño alguno, esto es: M (BLPS) 1 y M (SML) = 1; es muy poco probable, por el contrario, que pueda darse lo contrario, esto es: que haya un trabajador con su BLPS sin deterioro alguno, y su SML dañada, es decir: M (BLPS) = 1 y M (SML) ≠ 1 siempre y cuando se mantengan invariables las condiciones de trabajo causantes del daño sobre la salud. FUENTES DE VARIACIÓN El modelo teórico estructural implica cuatro fuentes de variación distintas, a saber: (i) la naturaleza y función de los elementos que intervienen; (ii) sus dimensionales formales; (iii) su contenido; y (iv) el tiempo o momento temporal de ocurrencia de cada interacción en particular (Cuadro 1). CUADRO 1. CARACTERÍSTICAS DE LOS COMPONENTES DEL MODELO SEGÚN LAS FUENTES DE VARIACIÓN Naturaleza de los elementos ticas más peculiares de los elementos estructurales implicados, como la función que cum- Aunque la interacción [ trabajo ↔ trabaja- plan. Así, se categorizarán como condiciones dor ] sea en sí misma una realidad primaria e antecedentes objetivas y/o como condiciones indivisible, de cara a su estudio podemos cla- antecedentes externas: (i) todos aquellos ele- sificarla en cuatro amplias categorías que mentos pertenecientes a E (trabajo) en gene- serán las condiciones del modelo tomando ral, en tanto que componentes de la realidad como criterio tanto la naturaleza y caracterís- externa al trabajador y en tanto que input REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 25 INFORMES Y ESTUDIOS laboral v.g.: demandas interpersonales entrantes del puesto de trabajo, y que denominaremos condiciones de trabajo. Se categorizarán como condiciones consecuentes objetivas y/o como condiciones consecuentes externas: (ii) todos aquellos aspectos más específicos de E (trabajo) en su conexión directa con aspectos correlativos de M (trabajador) y en tanto que constituyan un resultado (outcome) como ajuste del trabajo al trabajador v.g.: demandas del puesto de trabajo versus habilidades del trabajador para satisfacerlas, que denominaremos condiciones de ajuste. Por otra parte, se categorizarán como condiciones subjetivas antecedentes y/o como condiciones antecedentes internas: (iii) todos aquellos elementos concernientes a M (trabajador), en tanto que interpreta y actúa sobre E (trabajo) v.g.: atribuciones sobre la justicia/injusticia distributiva de la cantidad de trabajo, que designaremos como condiciones de adaptación. Y se categorizarán como condiciones consecuentes subjetivas y/ como condiciones consecuentes internas: (iv) todos aquellos otros elementos relativos a M (trabajador), en tanto que experimenta BLPS y/o SML v.g.: satisfacción con las tareas realizadas, ansiedad relacionada con el trabajo, y que llamaremos condiciones de experiencia subjetiva. Estas condiciones son los componentes comunes del modelo. Se trata ésta, en todo caso, de una clasificación teórica. En lo tocante a metodología, podría recurrirse indistintamente a técnicas de medida objetivas o subjetivas para evaluar cualquiera de las condiciones un ejemplo de ello nos lo brindan los inventarios para medir estresores laborales ambientales de carácter objetivo que los trabajadores rellenan de forma subjetiva (Cooper, SMLoan & Williams, 1988; Spielberger, Vagg & Wasala, 2003). Dimensiones formales Las condiciones de trabajo, E (trabajo), pueden describirse cabalmente por medio de un par de dimensiones formales complemen- 26 tarias, a modo de dimensiones atributivas suyas (Mayntz, Holm & Hübner, 1975): una primera dimensión recogería sus propiedades cuantitativas, y otra segunda, sus propiedades cualitativas. Las propiedades cuantitativas de E (trabajo) están presentes implícita o explícitamente en todo puesto de trabajo como se descubre, por ejemplo: en los tiempos asignados a las operaciones, en los ciclos y ritmos que exigen (OIT, 1983). Esta dimensión cuantitativa resulta pertinente para nuestros fines, toda vez que los excesos y/o defectos en las magnitudes de tarea elemento estructural de E (trabajo), además de resultar en sí mismos factores de riesgo laboral, producen fatiga en el trabajador (Smith et al., 2003), y son reconocidas fuentes de estrés (Cooper & Marshall, 1976; Marshall & Cooper, 1979; Peiró, 1993) y de burnout (Shirom, 2003); sin pasar por alto su estrecha vinculación con los umbrales de tolerancia del trabajador véase al respecto, por ejemplo, el modelo vitamínico de Warr (1987). En definitiva, lo que se viene a significar aquí es que una adecuada cantidad de trabajo valga como ejemplo produce bienestar en el trabajador, pero ese mismo tipo de trabajo en una cantidad excesiva o defectiva será fuente de estrés (Peiró, 1993). Es de sobra conocido, por lo demás, que la intensidad y frecuencia de ciertos contenidos de trabajo ambos aspectos cuantitativos del trabajo según son percibidas por el trabajador, juegan un papel decisivo en el estrés laboral (Cox & Ferguson, 1994; Hurrell, Nelson & Simmons, 1998). En ambos casos, según se observa, el factor relevante es la dimensión cuantitativa. Lo mismo podría decirse respecto a la dimensión cualitativa del trabajo: sería el caso de la existencia de conflictos con jefes y/o con compañeros, por ejemplo, que marcarían las demandas interpersonales con un tono distinto. Aquí, el factor decisivo a efectos de BLPS y SML sería justamente la dimensión cualitativa del trabajo. Por otra parte, esta clasificación formal dicotómica cantidad, calidad viene justificada porque los aspectos cuantitativos y cualitativos de E (trabajo) tienen efectos distin- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN tos y específicos sobre el BLPS y la SML, según venimos comentando. Estas mismas dimensiones pueden aplicarse a las condiciones de ajuste. Un aspecto formal que merece destacarse en las condiciones de adaptación es justamente la dirección de las acciones y reacciones que se producen entre trabajo y trabajador, lo que nos permitirá diferenciar entre procesos de adaptación activa, que representaremos como E (trabajo) ← M (trabajador), cual sería el caso de las estrategias de modulación del trabajo que despliega el trabajador; y procesos de adaptación pasiva, E (trabajo) → M (trabajador), como ocurriría, vaya por caso, en los procesos de interpretación y atribución que efectúa el trabajador sobre su trabajo y sobre sí mismo. Esta misma clasificación formal sería aplicable también a las condiciones de experiencia subjetiva (Cuadro 1). Contenidos En este modelo los contenidos de E (trabajo) se limitarán a [ T ] y [ S ], esto es, las condiciones de trabajo serán: E (trabajo) [T χ S], como hemos dicho. Por otro lado, la mente del trabajador, M (trabajador), procesará de suyo mayormente contenidos mentales suscitados por las demandas más inmediatas del trabajo en curso, según se va desempeñando éste en tiempo real. Pero lo anterior no excluye que en la mente del trabajador también puedan procesarse simultáneamente, de forma más o menos patente, contenidos de otra naturaleza, tales como: estimaciones del trabajador sobre su propia capacidad personal para afrontar el trabajo, interpretaciones sobre las actuaciones e intenciones de sus compañeros de trabajo respecto a la tarea que le asignan, respecto al trato personal y profesional que le vengan otorgando Justo este otro tipo de contenidos son los que pasarán a engrosar, como veremos, las condiciones de adaptación. Por lo demás, fuera del ambiente laboral podrían localizarse ciertas condiciones cada una de ellas con sus propios contenidos que, aun siendo extrínsecas al trabajo, bien pueden afectar al BLPS y SML del trabajador. Sería el caso, por ejemplo, de ayudas o prestaciones de tipo familiar o profesional que recibiera el trabajador para afrontar mejor su trabajo. Tales condiciones y contenidos podrían representarse como E (familiar) y E (profesional), respectivamente. Tiempo: momento temporal de ocurrencia Atendiendo a su momento de ocurrencia, las acciones y reacciones que tengan lugar entre los distintos elementos estructurales de E (trabajo) y de M (trabajador) se clasificarán como antecedentes o consecuentes, tomando como criterio la propia experiencia de trabajo subjetiva en curso, que se asigna al momento t (i). Esta distribución temporal asignación de momentos de ocurrencia para las diferentes condiciones basará en la secuencia lineal de momentos sucesivos para un mismo suceso laboral discreto (Figura 1). Así, partiendo de la experiencia de trabajo en t (i), la secuencia sería: (i) demandas de trabajo entrantes (input), asignadas al momento t (i-3n); y, por extensión y convencionalmente, momento funcional al que se asignarán todas las condiciones de trabajo; (ii) elaboración cognitiva del input, asignada al momento t (i-2n), correspondiente a la interpretación/actuación sobre las demandas de trabajo entrantes; y momento al que se asignarán por extensión todas las condiciones de adaptación; (iii) outcome sobre ajuste, en t (i-n), grado de ajuste conseguido a raíz de la actuación de las condiciones de adaptación sobre las condiciones de trabajo momento temporal que hacemos extensivo para todas las condiciones de ajuste; (iv) consecuencias (outcomes) sobre el BLPS del trabajador, en t (i), efectos de las condiciones precedentes sobre el BLPS del trabajador, así como actuaciones de éste para recuperar su BLPS en caso de que éste hubiera resultado dañado, incluyendo la petición REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 27 INFORMES Y ESTUDIOS de ayuda social, momento temporal que hacemos extensivo para todas las condiciones de experiencia subjetiva: BLPS; y (v) consecuencias (outcomes) sobre la SML del trabajador, en t (i+n), efectos de las condiciones precedentes y especialmente del propio BLPS del trabajador sobre la SML, incluyendo la petición de ayuda profesional momento temporal que asignaremos convencionalmente a todas las condiciones de experiencia subjetiva: SML. Veamos un ejemplo desde la perspectiva propia del trabajador: «hay muchos clientes que atender» (input), t (i-3n); «creo que no voy a ser capaz de aguantarlo, y tampoco pudo hacer nada por controlarlo» (elaboración cognitiva del input), t (i-2n); «esto es mucho peor de lo que yo me esperaba» (outcomes sobre ajuste), t (i-n); «estoy sintiéndome muy tenso, no me gusta nada este trabajo, y además nadie me ayuda» (outcomes sobre BLPS), t (i); «no puedo quitarme el trabajo de la cabeza, no puedo dormirme por causa suya, si esto sigue así tendré que buscar la ayuda de un profesional» (outcomes sobre SML), t (i+n). Aunque extender esta misma cronología para las diferentes condiciones en general pueda resultar de suyo algo inconsistente teniendo en cuenta especialmente que en un mismo tiempo real se solaparán momentos funcionales distintos: inputs, interpretaciones, outcomes , sin embargo, la respetaremos aquí para facilitar nuestra exposición. No hace falta decir que la cronología real que tengan las distintas condiciones es, en definitiva, una cuestión empírica, abordable perfectamente en estudios de diseño longitudinal. Paralelamente, debemos explicar aquí que las variables que se aceptarán como válidas para cada tipo de condición y que detallaremos más adelante, responden al esquema general de efectos y consecuencias que asume este modelo, de conformidad con la literatura: así, por ejemplo, la «actitud hacia el trabajo» será un consecuente laboral en este modelo justamente uno de los efectos más frecuentes del burnout que se integrará como contenido del BLPS del trabajador en 28 tanto que valoración de la experiencia del trabajo, y como tal la incluiremos junto con los restantes consecuentes laborales que propondremos v.g.: satisfacción con los compañeros de trabajo, sin menoscabo de que la «actitud hacia el trabajo» pueda mediar o modular la relación entre otras variables antecedentes o consecuentes. Por otro lado, al margen de las distintas condiciones que hemos visto hasta aquí, que podríamos denominar condiciones básicas, el modelo también comprende un conjunto de condiciones moduladoras que perseguirían mantener y/o recuperar las pérdidas de BLPS del trabajador y/o reparar los daños sufridos por su SML, que vendrían a operar en diferentes momentos funcionales sobre condiciones específicas. Como es conocido, la función general de los moduladores (Fresse & Zapf, 1988) es la de alterar la previa relación existente entre unas determinadas variables de entrada (inputs) y otras variables de salida (outcomes): en nuestro caso, entre los inputs que suponen las condiciones de trabajo y los outcomes sobre el BLPS y SML del trabajador. La cronología que se asigna a las condiciones moduladoras se superpone y articula sobre la cronología establecida previa y convencionalmente para las condiciones básicas. Se contemplan tres funciones moduladoras distintas y sucesivas: sobre anomalías en el trabajo entrante, sobre el deterioro ya sufrido por el BLPS del trabajador, y sobre los daños producidos sobre su SML. Veámoslo a continuación: (i) Modulación del trabajo: su necesidad se presentará cuando el input de trabajo resulte excesivo en cantidad y/o alterado en cualidad supuesto además de que todavía no existan consecuencias negativas significativas sobre el BLPS del trabajador. El modelo teórico estructural presentaría aquí, pues, el siguiente estado: {E (trabajo) [ T χ S ] ≠1} ↔ {M (trabajador) [ P χ A χ C χ F (BLPS) ] = 1} t (i-3n). Es decir: hasta este preciso momento el input de trabajo constituye tan sólo un factor de riesgo ya que aún no han tenido lugar efectos negativos sobre el BLPS. La modula- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 FIGURA 1. CONDICIONES DEL MODELO Y EFECTOS PREVISTOS ANTONIO DURO MARTÍN REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 29 INFORMES Y ESTUDIOS ción del trabajo por parte del trabajador se dirigirá, precisamente, a dosificar ese input para salvaguardar su BLPS sería, pues, un tipo de modulación preventiva. En conclusión, la modulación del trabajo perseguiría efectuar la siguiente transformación: {E (trabajo) [ T χ S ] ≠ 1} (modulación del trabajo) → {E (trabajo) [ T χ S ] = 1}; (ii) Modulación del trabajador y/o apoyo social: su necesidad se produciría cuando ya haya tenido lugar un deterioro significativo del BLPS del trabajador porque las condiciones de adaptación desplegadas por éste han sido incapaces de ajustar, modular el input de trabajo, y cuando el equilibrio personal del trabajador todavía no haya sufrido daños. El estado del modelo teórico estructural sería en este caso: {E (trabajo) [ T χ S ] = 1 ó ≠ 1} { {M ↔ (trabajador) [ P χ A χ C χ F ] (BLPS) 1} ≠ 1} t (i). Esta función moduladora perseguirá justo el recuperar las pérdidas experimentadas por su BLPS. Esto es, perseguirá la siguiente transformación: { {M (trabajador) [ Pχ A χ C χ F ] (BLPS) ≠ 1} = 1} → (modulación del trabajador y/o apoyo social) → { {M (trabajador) [ P χ A χ C χ F ] (BLPS) = 1} = 1}; y (iii) Apoyo profesional: esta última función moduladora se producirá cuando ya haya resultado dañada la SML del trabajador, y concomitantemente cuando ya el propio trabajador como persona sufriera un desequilibrio personal o trastorno psicopatológico, bien porque hayan fallado o bien porque hayan sido insuficientes las funciones de modulación previas, y sería aquí cuando el trabajador decidiría recurrir a la ayuda de un experto profesional. En este caso, el estado del modelo teórico estructural sería: {E (trabajo) [ T χ S ] = 1 ó ≠ 1} ↔ { {M (trabajador) [ P χ A χ C χ F ] (SML) ≠ 1} ≠ 1} t (i+n). Con el apoyo profesional se perseguirá, pues: { {M (trabajador) [ P χ A χ C χ F ] (SML) ≠ 1} ≠1} → (ayuda profesional) → { {M (trabajador) [ P χ A χ C χ F ] (SML) =1} = 1}. Obviamente, esta asignación funcional de las condiciones moduladoras responde a una lógica general de actuación; lo cual no excluye que algunos trabajadores afectados bien pudieran comportarse de forma distinta: un traba- 30 jador bien recurrir al psicólogo aun cuando sólo su satisfacción laboral se viera alterada; e incluso otro trabajador pudiera recabar cierto tipo de apoyo social aún cuando todavía estuviera intacto su BLPS. En cualquier caso, el modelo predice que los efectos moduladores más significativos se comportarán según lo establecido anteriormente. CONDICIONES DEL MODELO Según hemos visto, a partir del modelo teórico estructural, se obtienen cuatro categorías diferentes de condiciones. Como se comprobará a continuación, en cada condición particular intervendrán diversos subconjuntos de elementos entresacados del modelo teórico estructural, y que son los que desempeñarán la función específica. En general, las cuatro condiciones vienen a coincidir con cuatro enfoques independientes y complementarios que han venido utilizando por la CVL y por la PSSHT como disciplinas científicas. Tales condiciones son las siguientes: (i) condiciones antecedentes objetivas y/o externas: desde este enfoque el BLPS y la SML del trabajador serían función de la calidad en las condiciones de trabajo. Unas condiciones de trabajo inadecuadas serían factores de riesgo psicosocial que terminarían por afectar negativamente al trabajador; a este respecto se podría hablar también de calidad del entorno laboral (González, Peiró & Bravo, 1996); (ii) condiciones antecedentes subjetivas y/o internas: desde esta segunda perspectiva el BLPS y la SML del trabajador serían función de sus propias condiciones de adaptación. Una buena capacidad de adaptación psicológica al trabajo mejoraría el BLPS del trabajador y le prevendría de daños sobre su SML; (iii) condiciones consecuentes objetivas y/o externas: en este caso, el BLPS y SML del trabajador dependería del ajuste que se alcanzara entre el trabajador y sus condiciones de trabajo; y (iv) condiciones consecuentes subjetivas y/o internas: desde este enfoque, el BLPS y la SML se equipararían a la experiencia subjeti- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN va del trabajo por el trabajador también se podría hablar en este caso de calidad de vida laboral psicológica (González, Peiró & Bravo, 1996). La posibilidad de integrar todas estas diversas condiciones nos la brindan mayormente las condiciones consecuentes subjetivas y/o internas v.g.: la satisfacción laboral, la tensión psicológica relacionada con el trabajo ; toda vez que, según se comprueba en la literatura, el BLPS y la SML del trabajador son ambos consecuencias del trabajo (outcomes) y están relacionados significativamente con todas y cada una de las restantes y precedentes condiciones (Figura 1). La distribución y orden de las partes importantes del modelo, sus componentes estructurales, se sintetiza pues a grandes rasgos en un conjunto de cinco grupos de condiciones, y que resumimos a continuación: (i) condiciones de trabajo, desarrolladas a partir de dos dimensiones generatrices: la cantidad y calidad de las demandas de tarea y de relación interpersonal en el trabajo ; (ii) condiciones de adaptación, que se han generado a partir de las interpretaciones del trabajador sobre sí mismo, recursos laborales propios, y sobre las intenciones de su conjunto de role, atribuciones; (iii) condiciones de ajuste, generadas a partir del ajuste a la cantidad y calidad del trabajo y del ajuste del trabajador a los recursos requeridos; (iv) condiciones de experiencia subjetiva del trabajo, desarrolladas igualmente a partir de dos dimensiones generatrices: consecuentes laborales (BLPS) y consecuentes sobre la salud (SML); y, finalmente, (v) condiciones moduladoras, cuyas generatrices han sido: la propia modulación del trabajo y la modulación del trabajador de origen individual y/o social. Condiciones antecedentes objetivas (externas): condiciones de trabajo Definición operativa: se aceptarán como condiciones antecedentes objetivas (y/o externas al trabajador) todas aquellas demandas de trabajo de tarea y de relación interpersonal entrantes (input), asignadas al momento t (i-3n), y que puedan tener influencia directa y/o indirecta sobre el BLPS y la SML del trabajador 6 . Su representación sería, pues: E (trabajo) [ T χ S ] t (i-3n) →. Se refieren, en general, a las condiciones de trabajo, si bien en otros estudios estas mismas condiciones pueden recibir la designación de ambiente interno de trabajo (indoor environment) o bien venir englobadas directamente bajo el rótulo general de organización del trabajo (organization of work) así, por ejemplo, en autores como Smith et al. (2003). La variedad de las condiciones de trabajo es sumamente amplia e incluso podrían ordenarse éstas por niveles organizacionales; pero aquí, por las razones expuestas, reduciremos inicialmente las condiciones antecedentes externas a los requerimientos [ T ] y [ S ]. Admitida a priori esta limitación del modelo, conviene subrayar no obstante que muchos componentes de los niveles grupal y organizacional repercuten y causan efectos justo a nivel individual, precisamente en las demandas [ T ] y [ S ]. Como ejemplos de ello podríamos citar aquí, entre otros, las presiones de grupo ante la no conformidad (Laing, 1971); el compromiso organizacional (Meyer, J.P. & Allen, N.J., 1991); la inseguridad en el trabajo como pérdida de continuidad en el empleo (Cobb & Kasl, 1977, Hartley et al.., 1991); los sistemas de compensación por desempeño y productividad (Brodsky, 1996); o incluso el mismo clima organizacional (Margolis, Kroes & Quinn, 1974). En todos estos casos, un componente de trabajo a nivel de grupo y/o a nivel de organización afecta y se manifiesta en la experiencia de trabajo a nivel individual. Otro ejemplo lo hallamos en la postergación profesional de un trabajador, cuya decisión bien puede atribuirse a la política general de RR.HH. de la organización, y 6 La asignación de momentos temporales para las distintas condiciones se basa en la sucesión de momentos funcionales para sucesos laborales discretos. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 31 INFORMES Y ESTUDIOS que a nivel individual le va a suponer al postergado, unas asignaciones sociales y de tarea desajustadas, netamente inferiores a lo que exigiría su experiencia laboral acumulada; inversamente ocurrirá con la suprapromoción o promoción excesiva del trabajador (Levinson, 1978; McMurray, 1973). Debe insistirse, no obstante, que en modo alguno las condiciones E (trabajo) [ T χ S ] agotan el conjunto de condiciones de trabajo (conjunto ) con presunta incidencia sobre el BLPS y la SML del trabajador, constituyendo tan sólo, según venimos discutiendo, un subconjunto significativo suyo que tomamos para este modelo. Esquemáticamente: {E (trabajo) [ T χ S ]Ω} (conjunto universal de condiciones de trabajo). Según hemos anticipado arriba, las demandas de tarea, E (trabajo) [ T ], pueden describirse suficientemente por medio de: (i) sus propiedades cuantitativas v.g.: cantidad material de trabajo (Jardillier, 1979), ritmo de trabajo impuesto y la libertad del trabajador para regularlo (Jódar, 1997); y de (ii) sus propiedades cualitativas v.g.: dificultad de la tarea, su variedad intrínseca (Hackman & Oldham, 1980). Por consiguiente, establecemos la siguiente equivalencia: E (trabajo) [ T ] = E (trabajo) [ [ T ] (cantidad) χ [ T ] (calidad) ]. De forma semejante a lo anterior ocurre con motivo de las demandas sociales de trabajo, E (trabajo) [ S ]: también éstas pueden describirse convenientemente en términos cuantitativos v.g.: frecuencia de contactos con clientes o la duración de los mismos; y en términos cualitativos v.g.: frecuencia de conflictos en el trabajo (Cooper, 1973; Gardell, 1971). Esto es: E (trabajo) [ S ] = E (trabajo) [ [ S ] (cantidad) χ [ S ] (calidad) ]. En los aspectos cuantitativos y cualitativos que califican la relación del trabajador con los clientes v.g. estimación del tiempo que ha dedicarse a cada cliente se reflejan asimismo características de la estructura organizacional general (Smith et al., 2003). Conjuntamente, cantidad y calidad describirían de forma suficiente las relaciones personales de 32 trabajo (Jódar, 1997). Además, atendiendo a su contenido podríamos diferenciar aquí: (i) relaciones con jefes (managerswork), relaciones con compañeros (peerswork), relaciones con subordinados personas todas ellas pertenecientes a la organización de la que es miembro el trabajador, y que constituyen justo su conjunto de role interno; y (ii) relaciones con clientes o usuarios (customerswork) personas ajenas a la organización, que integrarían el conjunto de role externo del trabajador. También la dimensión cuantitativa de [ S ] resulta pertinente para nuestros fines, porque tiene efectos sobre el BLPS y la SML: el trato frecuente y excesivo con usuarios es un antecedente esencial del burnout (Freudenberger, 1974; Maslach, 1982; 1986; McGrath, Reid & Boore, 1989; RodríguezMarín, 1995); también la frecuencia de actos hostiles y su grado o intensidad de amenaza que implican aspectos cuantitativos ambos, según se comprueba son factores a considerar en la evaluación y demandas por acoso sexual en el trabajo (Fiske, 1998; Vasquez, Baker & Shullamn, 2003). Respecto, a la dimensión cualitativa de [ S ], valga decir que una buena relación entre jefes y empleados, se sabe, tiene efectos positivos sobre la satisfacción laboral que experimentan estos últimos (Nelson & Simmons, 2003) y, a este respecto, no se pase tampoco por alto que el jefe está revestido de un carácter especial: el jefe es el vínculo primario del trabajador con su organización (Theorell, 2003). Atendiendo a estos contenidos, podrían establecerse, pues, las siguientes subdivisiones sucesivas de estos antecedentes objetivos. Primero: E (trabajo) [ S ] = E (trabajo) [ S ] (jefes χ compañeros χ usuarios); y luego: E (trabajo) [ S ] (jefes) = E (trabajo) [ S (jefes) ] (cantidad) χ [ S (jefes) ] (calidad) y así sucesivamente. De la descripción de los antecedentes externos [ T ] y [ S ], según su forma y contenido (Cuadro 2) surgen las siguientes cuatro escalas: (i) Tarea: propiedades cuantitativas. Aquí se aceptarían como indicadores variables tales como: «ritmo de trabajo», «cantidad REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN material de trabajo» ; (ii) Tarea: propiedades cualitativas. Se aceptarían variables del tipo: «dificultad de las tareas», «claridad de los objetivos» y/o «claridad de las tareas a realizar» (Hackman & Oldham, 1980; Johansson & Aronson, 1984; Kahn et al.., 1964; Loher et al.. 1985; Peiró, 1993), «variedad de las tareas» ; (iii) Social: propiedades cuantitativas. Las variables que se aceptarían en esta tercera escala serían: «frecuencia de contactos sociales» (Gardell, 1971), «tiempo dedicado al trato con usuarios» y (iv) Social: variables de propiedades cualitativas. En esta cuarta escala se describiría la cualidad y tono de la relación social, e incluso se recogerían aquí elementos propios del intercambio social v.g.: aprecio, confianza recibidos por el trabajador cuya ausencia se hace sentir en el acoso laboral, en el burnout ; y cuya presencia se asocia con diversos efectos provechosos para el trabajador v.g.: los efectos positivos que proporciona el feedback a la propia tarea (Hackman & Oldham, 1980) 7 . Algunas variables para esta cuarta escala serían: «conflictos con jefes y compañeros» (Peiró & González-Romá, 1991), siendo ésta una variable especialmente sobresaliente en el burnout (Leiter & Maslach, 1988) de otro lado, se sabe que la ausencia de conflictos con los mandos tiene un efecto saludable sobre el trabajador (Ribisl & Resichl, 1993); «quejas al Departamento de Personal por parte de jefes» lo que se conoce como la «escalada» del acoso laboral; «consideración recibida por parte de jefes y compañeros» (Jódar, 1997). En su conjunto, estas variables vendrían a describir el espacio social del ambiente de trabajo diario en que se desenvuelve el trabajador, espacio social que es en donde puede originarse justo su hostigamiento y discrimi- 7 Como se observa, se trata de propiedades cuantitativas y cualitativas para [ T ] y [ S ] de carácter muy general. De resultar necesario, estas variables podrían especificarse suficientemente para adaptarse a puestos de trabajo y ocupaciones particulares v.g.: número de operaciones de carga, frecuencia de contacto con clientes de grandes empresas . nación téngase presente, por otra parte, que indicios y/o pruebas sobre los hechos que miden estas variables podrían originar consecuencias legales automáticas para la organización (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003). La concurrencia de una desconsideración personal hacia el empleado junto con conflictos simultáneos con sus jefes y/o compañeros, evidenciarían ya de por sí mismas una privación del apoyo social necesario para el trabajador, situación que está revestida de un alto riesgo para el surgimiento del estrés (Spielberger, Vagg & Wasala, 2003). Como se comprueba, proponemos como condiciones de trabajo un conjunto de variables que son dimensiones primarias de E (trabajo) [ T χ S ]. Nuestra decisión ha estado presidida por las siguientes razones: (i) para que la contraposición de estos antecedentes objetivos sea lo más marcada posible con respecto a los antecedentes subjetivos que detallaremos inmediatamente a continuación, (ii) para que la aplicabilidad de este modelo de componentes comunes sea lo más universal posible, (iii) para que los resultados que se obtengan sean lo más generalizables posible, (iv) también porque se piensa que variables tales como «frecuencia de conflictos con los jefes», «cantidad de trabajo» son variables más apropiadas para medir la experiencia del trabajo subjetiva consciente del trabajador, y pueden resultar más comprensibles e inmediatas para éste que otras variables con una mayor carga teórica, y (v) porque los propios constructos sobre los síndromes laborales enfrentan al presente serias dificultades v.g.: los constructos sobre estressores laborales (Hurrell, Nelson & Simmong, 1998; Spielberger, Vagg & Wasala, 2003). De modo obvio, el análisis de los datos en la investigación futura análisis factorial nos indicará la pertinencia de estas escalas. Quizás los resultados que se obtengan en su momento nos aconsejarán utilizar mejor otros criterios diferentes de agrupación para estas mismas variables v.g.: según sus contenidos: (i) social (jefes): variables sobre pro- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 33 INFORMES Y ESTUDIOS piedades cuantitativas y cualitativas; (ii) social (compañeros): variables sobre propiedades cuantitativas y cualitativas ; e incluso según la dirección del intercambio entre la persona focal y su conjunto de role (acción, reacción) . Condiciones antecedentes subjetivas (internas): condiciones de adaptación Definición operativa: se aceptarán como antecedentes subjetivos (y/o internos al trabajador) todas aquellas interpretaciones que realice el trabajador sobre sí mismo respecto del trabajo, y sobre las intenciones percibidas en su conjunto de role respecto de sí mismo; así como todas aquellas actuaciones (moduladoras) que realice el trabajador sobre las condiciones de trabajo entrantes; asignadas todas ellas al momento t (i-2n), y que puedan tener influencia directa y/o indirecta sobre su BLPS y la SML. Su representación sería: {E (trabajo) [ T χ S ] t (i-3n)}↔ {M (trabajador) [ P χ C (percepción/actuación sobre: E (trabajo) [ T χ S ] t (i-3n) ]} t (i-2n)→8. Son las condiciones de adaptación. En la representación, se enfatiza en especial el cometido de los componentes estructurales [ P ] y [ C ] del trabajador, para significar una evaluación continua del input de trabajo, y su posterior actuación sobre el mismo para intentar modularlo. En un sentido amplio, la interrelación de factores objetivos y subjetivos en la situación de trabajo es un hecho firmemente asentado (Burawoy, 1989; Gintis, 1983; Dewe, 1989; Lazarus, 1966; Lazarus & Folkman, 1984; Spielberger, 1972) llegando este factor subjetivo a modificar incluso la estructura formal del trabajo (Jódar, 1997), y a ser la causa principal de demandas legales por acoso y hostigamiento en el trabajo (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003) asunto éste donde se han observado fuertes efectos de género (Fitzgerald, 1992; Frazier, Cochram & Olson, 1995), 8 34 Véase nota vi. así como acusadas diferencias individuales (McCrae & Costa, 1994). Debe tenerse en cuenta, por otro lado, que el hostigamiento como tal es un asunto de carácter esencialmente psicológico (EEOC, 1994). El principal motivo de incluir antecedentes internos en este modelo es que las condiciones de trabajo son realidades de hecho que el trabajador interpreta y sobre las que actúa. En el propio concepto de estrés se contempla tanto la objetividad del trabajo como su percepción subjetiva por parte del trabajador; e incluso se sabe que la sobrecarga de trabajo no es causa de estrés por sí misma, sino sólo y únicamente en su relación con los recursos e interpretaciones del trabajador (Edelwich & Brodsky, 1980; Peiró, 1993). Además, no sólo la falta o insuficiencia de recursos percibida resulta dañina para la SML del trabajador. También sucede lo contrario: una estimación excesiva e irreal de los propios recursos por parte del profesional afectado se ha observado en el síndrome de burnout (Fischer, 1983). En última instancia, estos antecedentes subjetivos se refieren a los consabidos factores de persona que subyacen a la SML (Smith et al., 2003). Esta adaptación del trabajador a su trabajo que venimos comentando es un aspecto nuclear de la propia situación de trabajo, siendo conceptuada por los diferentes autores bien como estrategia y capacidad de acción del trabajador (Jódar, 1997), bien como estrategias de carácter cognitivo-conductual para mitigar las fuentes de estrés y burnout (Phillips, 1984), o bien como procesos de afrontamiento (Lazarus & Folkman, 1986) todos ellos con efectos propios y significativos sobre el BLPS y SML del trabajador. En definitiva, los trabajadores deben adaptarse activamente a sus puestos de trabajo, al igual que los grupos deben adaptarse a su entorno (Sundstrom, De Meuse & Futrell, 1990). En el modelo se fijan estas condiciones de adaptación como antecedentes porque designan procesos previos asignados al momento temporal t (i-2n) al BLPS y a la SML del trabajador asignados, respectivamente, a los REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN momentos temporales t (i) y t (i+n), y se postula que los afectan y condicionan. Actúan, pues, estas condiciones de adaptación como condiciones tipo «puente» entre las condiciones de trabajo entrantes (inputs) y las experiencias resultantes de BLPS y SML (outcomes). Esta categoría de condiciones que nos ocupa mayormente incluye en sí el conjunto de cogniciones y conductas de que se sirva el trabajador para adaptarse y habérselas con su trabajo (Peiró, 1993): interpretaciones, atribuciones, conductas de modulación... Se sobreentiende, pues, que los grados de BLPS y SML a los que accede el trabajador no son consecuencias constantes, prefijadas a priori sin más para unas determinadas condiciones de trabajo, sino consecuencias variables algo así como puntos de BLPS y de SML que el trabajador ganaría o perdería merced a la eficacia de los recursos que pudiera desplegar en su dinámica constante de adaptación al trabajo. Este planteamiento presupone cuando menos dos cosas: (i) el BLPS y la SML no son estados, sino posiciones consecuentes, esto es: resultados (outcomes); y (ii) trabajar, al menos trabajar de forma adaptativa, no es sólo hacer el trabajo: también es interpretar y actuar sobre él. Como hemos visto antes, hay resultados consistentes que indican que el estrés laboral no es sólo una respuesta a la cantidad de trabajo objetivo demandado, sino también una respuesta a la disponibilidad percibida de recursos propios. Igual podría decirse respecto de la respuesta del trabajador ante la amenaza que implica el mobbing: igualmente a esta situación subyace la interpretación subjetiva que haga el acosado de sí mismo, ya que la percepción del mobbing envuelve necesariamente una estimación paralela de la capacidad personal del trabajador para afrontarla. A tenor de lo anterior, proponemos aquí como condiciones antecedentes internas dos escalas para condiciones adaptativas de un carácter netamente interpretativo y por ello un tanto más pasivas, y una tercera escala que recogería aquellas condiciones adaptativas de un carácter instrumental de carácter más activo, que se muestran del todo acordes con nuestro objeto de estudio. Las dos primeras escalas son: (i) Recursos laborales propios. Su representación particular sería: M (trabajador) [ P (estimación de recursos laborales propios) ] t (i-2n) →. Recoge la autoevaluación del trabajador sobre su capacidad personal para hacer el trabajo. En otras palabras, se refiere a recursos personales para afrontar el trabajo. Se ha observado que para magnitudes iguales o equivalentes de un mismo trabajo, las consecuencias laborales varían dependiendo de la capacidad, aptitud general, habilidades recursos laborales, en suma que el trabajador se atribuya a sí mismo. Por otra parte, la falta de recursos o la amenaza de su pérdida juegan, como se sabe, un papel destacado en la explicación del estrés (Hobfoll, 1989). Como indicadores, se aceptarían aquí variables relativas a recursos laborales generales del trabajador v.g.: «capacidad general para afrontar el trabajo»; así como variables relativas a recursos laborales de carácter más específico, referidos a todos y cada uno de los diferentes elementos estructurales de M (trabajador), esto es: recursos cognitivos v.g.: «habilidad de resolución de problemas», habilidad incluida como se sabe en los programas para prevención y tratamiento del burnout (D´Zurilla & Goldfried, 1971); recursos afectivos v.g.: «fortaleza emocional», imprescindible para resistir ciertos efectos del síndrome de quemarse por el trabajo (Pines & Aronson, 1988); recursos físicos v.g.: «fortaleza física»; y también por supuesto: recursos, habilidades sociales, y otros recursos de tipo social que resultan imprescindibles para preservar la SML, tales como: «habilidades asertivas», que presentan una utilidad polivalente v.g.: se utilizan para la prevención del burnout (Lange & Jakubowski, 1976; Sutherland & Cooper, 1990) y para afrontar el trato laboral injusto (Theorell et al., 2000); y sirven también al trabajador para sustraerse del acoso laboral (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003), «recursos y/o habilidades de negociación», «recursos de comunicación» REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 35 INFORMES Y ESTUDIOS (ii) Atribuciones sociales. La representación de este grupo de antecedentes subjetivos sería: {E (trabajo) [ T χ S ]t (i-3n) } → { M (trabajador) [ P (atribuciones sobre: E (trabajo) [ T χ S ]t (i-3n) ) ] t (i-2n) }. Recoge las intenciones más o menos manifiestas que el trabajador focal atribuya a los miembros de su conjunto de role, tanto: (i) respecto a la tarea que le tienen asignada v.g.: la asignación injusta de tareas que suele darse en el mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001), como: (ii) respecto a su propia persona v.g.: la consideración personal y/o profesional que recibe el trabajador de sus jefes y/o compañeros. Justamente, en la intención subyacente atribuible a ciertas actuaciones de los otros, y que tienen lugar en el puesto de trabajo, define la hostilidad intrínseca del ambiente laboral, con serias implicaciones legales como ya hemos indicado. Hay que tener en cuenta que, tal y como señalan Vasquez, Baker y Shullamn (2003), la hostilidad laboral no se reduce sólo a conductas. Por otra parte, no hace falta señalar que unos trabajos resultarán siempre genuinamente más saludables que otros (Jaffe, 1995), lo que obligaría a matizar cualquier análisis sobre la dimensión aversiva que tenga un determinado ambiente psicosocial de trabajo. Fuera de los casos más severos de acoso y hostigamiento laboral, existen también ciertos matices de rechazo social en el trabajo menos intensos que en el acoso moral si se quiere, pero más perseverantes que erosionan y envenenan las relaciones del trabajador con su conjunto de role matices que indudablemente tendrán su propio peso específico a la hora de analizar la experiencia de trabajo resultante. Por ejemplo, no serán equivalentes las consecuencias que depare al trabajador una cantidad o ritmo de trabajo determinados, si lo interpreta como una sobrecarga de trabajo extra por motivo de campaña o de temporada alta, o si lo atribuye, por el contrario, a un agravio comparativo que sufre por causa de una distribución injusta de tareas los resultados prueban que los favoritismos en el trabajo tienen efecto significativo sobre ciertos 36 aspectos del BLPS y la SML (McLean, 1979). Se aceptarán, pues, para esta escala que nos ocupa variables relativas a deseos o intenciones de carácter más o menos avieso que el trabajador perciba/atribuya a su conjunto de role respecto a él mismo: deseos o intentos percibidos en los otros de perjudicarle a él personalmente v.g.: «intentos de anularme por parte de mis jefes», deseos y/o intentos de perjudicarle socialmente v.g.: «intentos de aislarme por parte de mis compañeros», actitudes estas últimas bastante frecuentes en el mobbing (Leymann, 1996), y que constituyen un claro antecedente de la discriminación y hostigamiento laboral (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003); y también se aceptarán aquí todas aquellas variables relativas al empeño de los otros en hacerle daño al trabajador por medio de alteraciones en la naturaleza de la tarea que se le asigna v.g.: «asignación de tareas inferiores» (Leymann, 1996) y/o por medio de variaciones introducidas en la cantidad de la misma v.g.: «reparto injusto del trabajo», «ninguna asignación de tarea en absoluto». Como se comprueba, las variables para esta escala se acoplan en su contenido al de las variables recogidas en las condiciones de trabajo. Por último, la tercera escala propuesta es: (iii) Modulación del trabajo. Su representación sería: {E ( trabajo) [ T χ S ] t (i-3n) } → {M (trabajador) [ P C (modulación de: E ( trabajo) [ T χ S ] t (i-3n)) ]} t (i-2n). Se tratan éstas de condiciones subjetivas porque son recursos del trabajador, y son antecedentes porque su ocurrencia precede a la experiencia subjetiva resultante BLPS y SML (Figura 1). Esta escala recogería todos aquellos recursos propios del trabajador de los que se pueda servir éste para modificar la cantidad, frecuencia de las condiciones de trabajo entrantes a fin de preservar su BLPS y su SML. La naturaleza de estas condiciones de adaptación se juzga más activa que en el caso de las dos escalas precedentes, dado que los recursos instrumentales son justo aquellos recursos de los que se sirve el trabajador para actuar REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN sobre su trabajo: bien ejerciendo cierta resistencia individual (Jódar, 1997), bien para intentando la solución del problema en su raíz (Lazarus & Folkman, 1986), o bien regulando sobre la marcha los desarreglos que acaezcan en sus condiciones de trabajo v.g.: variaciones en la cantidad y alteraciones en la cualidad de M (trabajo) [ T χ S ]. Constituyen el bagaje con el que cuenta el trabajador saludable que sabe adaptarse al trabajo (Pascale, Milleman & Gioja, 2000). Hay autores, como por ejemplo Warr (1987), que prefieren hablar de control intrínseco para referirse al control que pueda ejercer el trabajador individualmente sobre su trabajo (modulación). Sea el nombre que fuere, son recursos en todo caso de regulación del trabajo (work regulating resources), cuya merma se asocia directamente con el síndrome de burnout (Shirom, 2003). De ahí que en la representación se haya utilizado una flecha bidireccional de efectos, [ trabajador ↔ trabajo ]. El trabajador que cuente con estos recursos y los utilice eficazmente modulará con su actuación las demandas del trabajo entrantes, a efectos de preservar su BLPS y SML. En definitiva, estaría adaptándose de forma activa a un ambiente laboral siempre cambiante, de conformidad con los postulados generales de lo que viene a ser una actitud personal saludable (Antonovsky, 1987; Ouellette & DiPlacido, 2001; Ryff & Singer, 1998). Si no actuara de esta forma, el trabajador resultaría en general más vulnerable al conjunto de estresores objetivos (Peiró, 1993). El efecto beneficioso de la modulación del trabajo descansaría, en última instancia, en la destreza que mostrara el trabajador en el manejo de estos recursos, así como en su frecuencia de uso. Su mecanismo de activación estaría controlado por un criterio de regulación interno, que alertaría al trabajador cuando se sobrepasasen ciertos umbrales de cantidad, frecuencia en las demandas entrantes [ T ] y [ S ]. Su principal diferencia respecto a los mecanismos de regulación del trabajador, son estas dos: (i) los mecanismos de modulación del trabajador que se expondrán más ade- lante actuarían a posteriori justo cuando el trabajador ya viene sufriendo de hecho un cierto menoscabo en su BLPS y SML precisamente cuando los recursos de modulación del trabajo que ahora comentamos se han revelado cómo insuficientes, sería entonces cuando se generarían los síntomas psicológicos (Shirom & Ezrahi, 2001, citado por Shirom, 2003); y (ii) los recursos adaptativos de tipo instrumental se orientan a modular el trabajo en situación de desajuste, esto es cuando: E (trabajo) [ T χ S ] ≠ 1; en tanto que la modulación del trabajador persigue modular (equilibrar) al trabajador en estado de desequilibrio, esto es cuando: M (trabajador) [(BLPS)] ≠ 1. Como variables, se aceptarían aquí, en primer lugar, todas aquellas variables relativas a las estrategias de que se pueda valer el trabajador para regular los propiedades cuantitativas y cualitativas de la tarea: «dosificar la actividad laboral», «regular el ritmo de trabajo» (Warr, 1987), «organizar el tiempo de trabajo», «consultar a jefes y/o compañeros» cuando la tarea resulta difícil como es bien conocido, son justo estos mismos recursos de afrontamiento los que se intenta reforzar en los programas preventivos de salud laboral (Sauter, Murphy & Hurrell, 1990); y, en segundo lugar, se aceptarían también como variables todas aquellas otras variables relativas a las habilidades sociales del trabajador que sirvan para regular los propiedades cuantitativas y cualitativas de las demandas sociales: «agilizar trámites con los clientes» esta estrategia, a modo de medida de distanciamiento para reducir el impacto emocional en el trato cara a cara con clientes y/o usuarios se ha observado reiteradamente en el burnout (Boyle et al.., 1991; Maslach, 1986; Shirom, 2003); «asentir, darles la razón a los clientes» para evitar enfrentamientos directos No hace falta subrayar el papel decisivo que juegan las habilidades sociales en general para cualquier trabajo eficaz en equipo (Sundstrom, De Meuse & Futrell, 1990), al igual que para proteger la salud y bienestar del trabajador. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 37 INFORMES Y ESTUDIOS Condiciones consecuentes objetivas (externas): condiciones de ajuste Definición operativa: se aceptarán como condiciones de ajuste todas aquellas discrepancias resultantes entre: (i) las condiciones de trabajo entrantes, tal y como se presentan éstas realmente al trabajador, y las condiciones de trabajo entrantes que resultarían deseables para este último expectativas, y (ii) las discrepancias entre los propios recursos del trabajador y los recursos que éste juzgue que fuesen necesarios para atender adecuadamente las demandas del trabajo estimación de recursos; y que pudieran ejercer efectos directos y/o indirectos sobre el BLPS y la SML del trabajador; asignadas todas al momento t (i-n). Su representación general sería así: {E (trabajo) [ T χ S ] Ω t (j) t (i-n)} ↔ {M (trabajador) [ P (expectativas sobre: E (trabajo) [ T χ S ] ] Ω t (j) t (i-n)} t (i-n)↔ 9. Como se comprueba, en este tercer grupo de condiciones se recogen las condiciones de ajuste entre las condiciones de trabajo de una parte, E (trabajo) [ T χ S ], y las expectativas del trabajador de otra parte, M (trabajador) [ P (expectativas) ]. Su efecto sobre el BLPS y la SML del trabajador es doble: los desajustes (discrepancias) deterioran el BLPS y la SML, y los ajustes sirven para preservarlos. Por ejemplo, la falta de ajuste entre la habilidad cognitiva del trabajador y la complejidad de la tarea a realizar se relaciona con el consumo de drogas (Oldham & Gordon, 1999), y es asimismo una causa de estrés muy frecuente (Cooper, 1998); en tanto que el ajuste logrado entre las habilidades creativas del trabajador y las demandas creativas de la tarea se asocia con una menor tensión laboral (Livingstone, Nelson & Barr, 1997). Se categorizan en este modelo como consecuentes porque estos ajustes se toman como resultado de las dos categorías de condiciones precedentes. Por otra parte, se concibe aquí el ajuste a modo de compendio cognitivo almacenado en la men- 9 38 Véase nota vi. te del trabajador de toda su experiencia previa en el mismo trabajo, de ahí su representación Ω t (j) t (i-n) simbolizando por Ω t (j) el conjunto universal de momentos precedentes de su experiencia previa en el trabajo. Se postula que cuando se pregunta a un trabajador sobre su grado de ajuste al trabajo, su respuesta no se referirá al ajuste al puesto de trabajo en ese momento concreto, sino al grado de ajuste resultante para su experiencia general en ese mismo puesto de trabajo. Como es de sobra conocido, el concepto de ajuste es un concepto con una larga tradición en la psicología del trabajo (Hontangas & Prieto, 1996), cuyo origen se remonta a los estudios llevados a cabo por la Michigan School a mediados del siglo pasado (Barling & Griffiths, 2003). Aparte de que el ajuste sea por definición un resultado (outcome) de la interacción [ trabajo ↔ trabajador ], nos hemos guiado por el siguiente argumento para clasificar estas condiciones como consecuentes: dado que el ajuste afecta de suyo al binomio BLPS-SML, su ocurrencia debe ser por consiguiente anterior a la propia experiencia del trabajo a la que afecta por ejemplo, anterior a la satisfacción laboral; y dado que, por otro lado, el ajuste implica necesariamente unas condiciones de trabajo precedentes condiciones respecto de las que se habla propiamente de ajuste o de discrepancia, debe ser pues posterior a aquéllas. Por todo lo cual defendemos la ubicación de las condiciones de ajuste como condiciones consecuentes, pero siendo a su vez antecedentes de las condiciones de experiencia subjetiva del trabajo (Figura 1). Por lo demás, decimos que son condiciones objetivas atendiendo a que el ajuste presenta una marcada vertiente objetiva, ya que se trata de la conformidad y/o acomodo entre unas condiciones de trabajo entrantes y unas expectativas del trabajador. Para nuestros fines, seguiremos aquí una acepción del ajuste como discrepancia, según se ha venido siendo utilizada en la investiga- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN ción sobre estrés y burnout (Gil-Monte & Peiró, 1977). De forma obvia, tanto en la elaboración de expectativas sobre el trabajo, cuanto en la estimación de sus propios recursos por parte del trabajador, pueden traslucirse como antecedentes remotos suyos condiciones sociales extrínsecas al ambiente de trabajo, esto es condiciones E (social), pero que repercutirían indudablemente sobre la experiencia laboral resultante. Además, el concepto de discrepancia resulta aquí pertinente para nuestros fines en un doble sentido: es una medida de ajuste, y también es una genuina causa de estrés laboral en sí misma véase, por ejemplo, el modelo cibernético de estrés y afrontamiento de Edwards (1988). Por otro lado, tanto la discrepancia con respecto a las condiciones de trabajo, cuanto la discrepancia con respecto a los recursos reducirían ambas la posibilidad de control en el desempeño, algo que resulta imprescindible para el afrontamiento eficaz los estresores laborales (Theorell, 2003). Proponemos tres escalas de ajuste complementarias: dos escalas para las discrepancias respecto a las propiedades cuantitativas y cualitativas de las condiciones de trabajo; y una tercera escala para la discrepancia respecto a los recursos laborales. De conformidad con la literatura sobre ajuste, en el primer caso se trataría de una aproximación a lo que se conoce como ajuste a las demandas, y en el segundo caso, una aproximación a lo que se conoce como un ajuste a las necesidades (Hontangas & Peiró, 1996). La procedencia de nuestras escalas de ajuste provendría de la discrepancia entre los valores reales actuales y los valores deseados y/o juzgados necesarios para las condiciones antecedentes externas e internas correspondientes. Como se comprobará a continuación, englobamos diferentes contenidos en un mismo componente de ajuste, porque tan sólo se persigue aquí una aproximación generalizada de discrepancia. Las tres escalas de ajuste propues- tas son las siguientes: (i) Ajuste a la cantidad de trabajo. Representación: {E (trabajo) [ T χ S (propiedades cuantitativas) ] Ω t (j) < t (i-n)} {M (trabajador) [ P (expectativas sobre: E (trabajo) [ T χ S (propiedades cuantitativas) ) ] Ω t (j) t (i-n)} t (i-n). Recogería la discrepancia entre los valores actual y deseado para las escalas de Tarea: propiedades cuantitativas y Social: propiedades cualitativas. Por ello, tendríamos aquí variables para las discrepancias respecto: al ritmo de trabajo, a la cantidad material de trabajo, a la frecuencia de contactos con jefes, con clientes (ii) Ajuste a la cualidad del trabajo. Representación: {E (trabajo) [ T χ S (propiedades cualitativas) ] Ω t (j) < t (i-n)} { M (trabajador) [ P (expectativas sobre: E (trabajo) [ T χ S (propiedades cualitativas) )] Ω t (j) < t (i-n) }t (i-n). Esta escala sería idéntica a la anterior, salvo que ahora el ajuste se refiere a las propiedades cualitativas de las demandas del trabajo, e incluiría las discrepancias respecto a las variables contenidas en la escala Tarea: propiedades cualitativas y en la escala Social: propiedades cualitativas. Aquí, consiguientemente, se incluirían variables para las discrepancias respecto: a la dificultad de la tarea actual, a la claridad de la tarea, a la consideración de los jefes No se incluirían aquí, obviamente, las discrepancias existentes respecto a propiedades esencialmente negativas de las condiciones de trabajo v.g.: «conflictos con clientes», porque su propia naturaleza negativa denota ya la propia discrepancia. (iii) Ajuste de recursos laborales. Representación: {M (trabajador) [ P (recursos laborales propios ] Ω t (j) < t (i-n)} {M (trabajador) [ P (estimación de: recursos laborales necesarios) ) ] Ω t (j) < t (in)} t (i-n). Aquí se recoge el resultado de comparar los recursos laborales propios con los recursos laborales que se estiman necesarios para satisfacer las demandas de trabajo. La asimetría entre ciertas cualidades de la tarea y los recursos del trabajador es una fuente reconocida de fuente de estrés (Peiró, 1993), y se asocia tanto con depresión, irritación y REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 39 INFORMES Y ESTUDIOS diversas quejas somáticas del trabajador (Dijkhuizen, 1980), como con desórdenes psiquiátricos en general (Erikson, Edwards & Gunderson, 1973). Las variables de esta tercera escala recogerían por consiguiente la discrepancia existente entre los valores reales y los valores necesarios asignados a las variables de la escala Recursos laborales propios. Se recogerían aquí, por esta razón, discrepancias respecto de: la capacidad general del trabajador, de su fortaleza emocional, de su resistencia física, de sus habilidades de resolución de problemas Por las razones expuestas en el párrafo anterior, no se incluirían aquí tampoco las discrepancias respecto a la escala de Atribuciones sociales, debido a que la naturaleza de sus contenidos es ya negativa de por sí misma en el caso de que esta escala hubiera tenido contenidos positivos, entonces sí que podrían incluirse en este punto los valores de discrepancia resultantes. Condiciones consecuentes subjetivas (internas): condiciones de experiencia subjetiva Definición operativa: se aceptarán como condiciones de experiencia subjetiva: (i) en primer lugar, todos aquellos contenidos que expresen una evaluación de la experiencia de trabajo, BLPS, por parte del trabajador v.g.: satisfacción de tarea, así como todos aquellos otros contenidos referidos a consecuentes en general del trabajo sobre el trabajador, concomitantes a esta misma evaluación de su experiencia de trabajo v.g.: actitud resultante hacia el trabajo, que sean consecuencia y/o reacción a las tres categorías de condiciones precedentes v.g.: parte del absentismo total podría ser la reacción conductual que acompaña a un deterioro del BLPS (Danna & Griffin, 1999), y que se asignan al momento t (i); y (ii) todos aquellos contenidos que reflejen daños sobre la SML del trabajador, producidos asimismo por todas las condiciones precedentes incluido ahora además el propio 40 BLPS, y que se asignan al momento t (i+n). Su representación es, pues: → M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S (BLPS) ] t (i) → [ P χ A χ C χ F χ S (SML) ] t (i+n)]10. Por las razones apuntadas más arriba, se postula, además, que los efectos del trabajo sobre el BLPS del trabajador, t (i), precederían en el tiempo a los efectos del trabajo sobre su SML, t (i+n). Se trataría en ambos casos de experiencias subjetivas la experiencia del trabajo, la experiencia de la salud mental laboral, pero en clara relación diacrónica: lo que ahora mina de hecho la SML del trabajador antes ha tenido que deteriorar necesariamente su BLPS. En un mismo trabajador, no se concibe, pues, una alteración de su SML, sin un previo empeoramiento de su BLPS. De ahí que la relación originaria secuencial entre ambas categorías de experiencia subjetiva del trabajo, se postula que sería siempre: BLPS t (i) → SML t (i+n)11. Como se comprueba, en esta categoría de condiciones, se recoge justamente el BLPS y la SML como experiencias subjetivas del trabajo (Figura 1). Pese a su naturaleza interna, subjetiva, estas condiciones constituyen paradójicamente el anclaje más firme más «objetivo» podría decirse, para cualquier estudio sobre BLPS y SML, ya que la experiencia del trabajo según lo experimenta el propio trabajador es el hecho a estudiar, siendo el trabajador la fuente privilegiada por excelencia para expresar cabalmente cómo experimenta de suyo su propio trabajo (BLPS) y cómo afecta éste a su SML reconocimiento de síntomas. Por lo demás, la importancia que revisten estas condiciones subjetivas no queda limitada únicamente a aspectos teóricos y/o metodológicos, sino que Véase nota vi. No se excluyen, sin embargo, efectos recíprocos y recursivos entre ambas categorías de consecuentes una vez que ya hay resultado dañada la SML del trabajador. En definitiva, se conciben posibles efectos BLPS SML a lo largo del tiempo; efectos que se pondrían de manifiesto en un diseño longitunal de medidas repetidas. 10 11 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN se extiende al ámbito jurídico, ya que según hemos comentado anteriormente la experiencia subjetiva de trabajo tiene implicaciones legales (EEOC, 1994; Vasquez, Baker & Shullamn, 2003). El reconocimiento de síntomas por parte del propio paciente es por otro lado un procedimiento de evaluación ampliamente utilizado en psicología clínica, que cuenta con instrumentos apropiados para ello v.g.: la Hamilton Scale of Anxiety para la evaluación de la ansiedad (Hamilton, 1959), o el Beck´s Depression Inventory para la evaluación de la depresión (Beck, et al., 1979). Por otro lado, este escalonamiento temporal de los dos tipos de consecuentes subjetivos nos permite situar con mayor precisión las diferentes condiciones moduladoras que intentarían suavizar y controlar algunos de los aspectos indeseables del trabajo (Figura 1). Hackman y Oldham (1980) hablan de estrategias mentales para referirse a estos mismos procesos que combatirían los efectos negativos del trabajo, en tanto que otros autores prefieren hablar mejor de estrategias de afrontamiento (Peiró & Salvador, 1993; Gil-Montes & Peiró, 1997). Lazarus y Folkman (1986), por su parte, precisando aún más esta última denominación, hablan de procesos de afrontamiento orientados a regular la respuesta emocional. Una taxonomía completa de estrategias de afrontamiento nos la proporciona Steptoe (1991). Según postula nuestro modelo, el trabajador utilizaría, en primer lugar, sus propios mecanismos de automodulación para intentar mitigar aquellas consecuencias negativas más controlables de su experiencia del trabajo una vez que éstas ya se han producido, y por idéntico motivo recurriría igualmente al apoyo social el apoyo social es una reconocida condición moduladora del estrés (Bennett, Cook & Pelletier, 2003; Peiró & Salvador, 1993; Phillips, 1984), y resulta de indudable eficacia para combatir el síndrome de burnout (Curtona & Russell, 1990; Hobfoll & Shirom, 2000). Por ejemplo: un trabajador que se siente tenso en el trabajo podría intentar relajarse mientras tanto realiza sus tareas. Paralelamente, podría comentar esta tensión laboral que sufre a sus amigos y/o familiares buscando cierto apoyo social (emocional) a su experiencia negativa de trabajo. Debe tenerse en cuenta que, tanto la automodulación como el propio apoyo social son importantes recursos para paliar los efectos del burnout (Hobfoll & Shirom, 2000). Automodulación y apoyo social, pues, actuarían de suyo sobre el BLPS del trabajador, y por este motivo los asignamos al momento t (i). En segundo lugar si las condiciones de modulación inmediatamente anteriores hubieran fallado en su objetivo de eliminar y/o mitigar las consecuencias negativas sobre el BLPS, y si se hubieran extendido ya los efectos negativos a la SML podría intervenir ahora el apoyo profesional que actuaría justo sobre los daños producidos sobre la SML del trabajador una vez hubieran aparecido los síntomas iniciales o tras haber producido ya un determinado trastorno por completo. El apoyo profesional se asigna, pues, por este motivo, al momento temporal t (i+n). En realidad, los apoyos de tipo social y profesional, al ser extrínsecos al propio trabajador e inclusive al propio ambiente de trabajo, podrían conceptuarse asimismo como condiciones antecedentes externas, y representarse consiguientemente como E (social) t (i-n)→ M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S (BLPS) ] t (i) y como E (profesional) t (i-n) → M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S (SML) ] t (i+n), respectivamente. Sin embargo, el momento temporal al que se les asigna nos mueve a agruparlos mejor con las dos condiciones consecuentes internas. CONSECUENCIAS LABORALES: BLPS En esta escala se aceptarán como variables las propiedades generales y específicas del BLPS como experiencia subjetiva del trabajador. Su representación es: → M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ] (BLPS) ] t (i) →. Estas REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 41 INFORMES Y ESTUDIOS variables en cuanto a su contenido estarán acopladas mayormente al contenido de las condiciones de trabajo anteriormente expuestas v.g.: satisfacción del trabajador con sus tareas, e igualmente se vincularán con las consecuencias sobre el trabajador que producen los síndromes laborales que estudia la PSSHT como disciplina v.g.: la baja autoestima laboral es una consecuencia laboral que produce el burnout, de modo que el BLPS sirva así de enlace entre las diferentes condiciones antecedentes y los resultados finales sobre la SML del trabajador transmisión de efectos que resulta especialmente marcada en el mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001). Esta escala recogerá asimismo contenidos del BLPS correspondientes a todos y cada uno de los elementos estructurales del trabajador. Esto es, contenidos para: M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ]. En definitiva, estas consecuencias laborales consistirán en un conjunto selecto de variables que proporcionarán una visión rápida e integrada del BLPS del trabajador sin pretender con ello ser exhaustivos. Algunas de las variables que enumeraremos a continuación como consecuentes v.g. la tensión laboral, la actitud resultante hacia el trabajo podrían actuar de suyo como variables mediadoras que alterasen la relación entre otros antecedentes y consecuentes (Fresse & Zapf, 1988) o inclusive pudieran tener su propia función moduladora sobre otras diferentes consecuencias laborales v.g. la satisfacción de tarea (más específica) podría modular la satisfacción del trabajo (de carácter más general); pero aquí el papel de estas variables será estrictamente el que se les asigna dentro del modelo: serán consecuentes (outcomes) de las condiciones precedentes (Figura 1). Como consecuencias laborales que afectan de forma primordial a la dimensión cognitiva del trabajador, esto es a: M ( trabajador) [ P ], se aceptarán la «fatiga mental» que pueda sufrir aquél siempre presente en el burnout (Shirom, 2003), variable ésta en especial sensible a las condiciones de 42 trabajo (Pines, 1983), y también a la implantación de nuevas tecnologías en el trabajo (Cabral, 1988); la «autoestima profesional» del trabajador muy mermada, como es sabido, en el síndrome de burnout (Gil-Monte & Peiró, 1997), y que resulta profundamente dañada por el mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001); y también las «intenciones de abandonar el trabajo» que tenga el interesado, variable que estaría relacionada directamente con las condiciones de adaptación escala de Atribuciones sociales: percepción de acoso social en el trabajo. Como consecuencias laborales afectivas, esto es, como consecuencias para: M (trabajador) [ A ], se aceptarán como variables algunos indicadores generales de BLPS tales como «tensión laboral» y «actitud general hacia el trabajo» entendida aquí esta actitud general hacia el trabajo como una actitud resultante de carácter netamente afectivo; así como variables de contenido más específico, tales como «satisfacción hacia el trabajo que se realiza» el concepto teórico y los diferentes modelos para la satisfacción laboral pueden consultarse en Bravo, Peiró y Rodríguez (1996), «satisfacción hacia las tareas» encomendadas, «satisfacción hacia los jefes», «satisfacción hacia los compañeros» valga indicar aquí que, tras mucha investigación y debate, Wolpin, Burke y Greenglass (1991) han puesto de manifiesto que la satisfacción es en realidad un consecuente del burnout y no al revés, al igual que lo es el «agotamiento emocional» como se sabe, uno de los tres componentes básicos del burnout. Para consecuentes laborales de conducta, esto es, consecuentes para: M (trabajador) [ C ], proponemos el «absentismo» (Harrison & Martocchio, 1998) cuyas tasas de incidencia se vienen reduciendo notablemente con programas de salud laboral (Aldana, 1998), y relacionado significativamente con el burnout (Gil-Monte & Peiró, 1997; Matteson & Ivancevich, 1987; Shirom, 2003), y los «errores en la tarea». Para las consecuencias físicas del trabajo, esto es para las consecuencias relativas al elemento M (trabajador) [ F ], se aceptará como varia- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN ble la «fatiga física» que experimente el trabajador, variable ésta que resulta sensible a las propiedades cuantitativas de las condiciones de trabajo, tales como la carga física que supone el trabajo (Jardillier, 1979). Finalmente, para M (trabajador) [ S ] se aceptarán como variables el grado resultante de «aislamiento de jefes» y de «aislamiento de compañeros», ambas consecuencias laborales para el trabajador en un plano psicosocial y que afectan esencialmente a su situación en el equipo el aislamiento social se destaca además como una de las primeras consecuencias observables tanto en el burnout (Maslach, 1982; Hobfoll, 1989) como en el mobbing (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001), y puede considerarse asimismo una consecuente de la discriminación laboral (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003); situaciones todas ellas, como se comprende, de alto riesgo para la SML del trabajador. En su conjunto, estas variables proporcionarán un perfil bastante representativo del BLPS del trabajador, así como de otras diferentes consecuencias laborales concomitantes con aquél. Por otro lado, debemos insistir nuevamente en que cualquiera de los síndromes laborales v.g.: estrés, burnout, acoso laboral afectan y tienen efectos sobre los mismos elementos estructurales de la experiencia subjetiva del trabajador, que no son otros que los que venimos comentando. Esto es: M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ] t (i). Conceptualmente se pretende que el grupo de variables propuesto constituya un sistema, y que como tal presente una estructura compacta e integrada. Y aunque bien es cierto que estas variables no abarcan toda el BLPS, no es menos cierto que sin ellas en modo alguno podría hablarse de BLPS del trabajador. Escala de Modulación del trabajador (modulador individual del BLPS). Representación: → [ M (trabajador) [ P C ] (modulación del trabajador) M (trabajador) [ (BLPS) ] } t (i) (Figura 1). A diferencia de lo que ocurría con los recursos de modulación del trabajo en donde el trabajador intentaba modular su trabajo antes de que incidieran sobre su BLPS, aquí el trabajador ya viene experimentando de suyo un menoscabo en su BLPS, lo que puede llevarle a desplegar una batería de estrategias para eliminar o paliar en lo posible su malestar laboral actual v.g.: fatiga física, fatiga mental . Estas cogniciones y actuaciones correctoras ya que no preventivas constituyen precisamente los recursos de automodulación individual (self-regulating resources). Son recursos paliativos del trabajador. Su actuación será concomitante, pues, a la experiencia de deterioro en su BLPS, y por eso se la asigna al momento t (i) aunque un análisis más molecular de su secuencia de actuación, pudiera situar a modulación del trabajador inmediatamente después de detectarse el malestar laboral. El trabajador activaría sus recursos de automodulación bien dentro de la jornada laboral durante el propio curso del trabajo o bien después de ella, cuando el trabajador ya hubiera terminado el trabajo, y se hallara ya en su casa o en el trayecto a casa. Proponemos una batería de recursos de modulación del trabajador que se corresponda con los elementos estructurales del trabajador, M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S ]. Se postula que cada elemento estructural alterado en el trabajador exigirá para su normalización de un recurso correlativo a la propia naturaleza de la alteración según se ha puesto de manifiesto anteriormente en diversas ocasiones, por ejemplo en intervenciones con maestros para combatir el burnout (Browers & Tomic, 2000). Dentro de la jornada laboral, se aceptarán como variables para la escala que nos ocupa: la «evasión mental» para regular el elemento cognitivo del trabajador, esto es para regular M (trabajador) [ P (fatiga mental) ] ≠ 1; la «relajación» para regular M (trabajador) [ A (tensión laboral) ] ≠ 1, y el «consumo de medicamentos» y la «distracción social», respectivamente, para alteraciones en los elementos estructurales [ C ] ≠ REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 43 INFORMES Y ESTUDIOS 1 y [ S ] ≠ 1. Fuera ya de la jornada laboral, el trabajador podría recurrir a la «desconexión mental» como estrategia para aminorar los efectos negativos más perdurables y persistentes de su trabajo v.g.: preocupaciones, conflictos sobre su BLPS, porque como es de sobra conocido, los problemas del trabajo no terminan con la jornada hecho muy marcado, por ejemplo, en el burnout, (Maslach, 1982; 1986). Igualmente, la modulación del trabajador serviría para paliar los efectos nocivos del hostigamiento (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003). Existen diversas tipologías sobre estrategias de afrontamiento en el trabajo v.g.: la de Burke (1971) y la de Dewe y Guest (1990). Apoyo social (modulador social del BLPS: modulación del trabajador). Representación: { E (social) [ apoyo social] } → M (trabajador) [ (BLPS) ] } t (i). Su función será idéntica a la de la modulación anterior. La diferencia entre ambos estriba en su origen: aquí, en el apoyo social, la fuente de ayuda moduladora es de carácter interpersonal y/o de carácter social aunque el saber procurarse y utilizar los recursos sociales se considera asimismo una estrategia válida de afrontamiento individual (Dewe & Guest, 1990). Según la tipología utilizada por Winnubst, Buunk y Marcelissen (1988), el apoyo social correspondería a la categoría de ayuda social percibida, en tanto que apoyo social emocional. Las variables que aquí se aceptarían son del tipo: «apoyo al trabajador por parte de sus familiares», «apoyo al trabajador por parte de sus amigos», «apoyo al trabajador por parte de jefes y compañeros« El momento temporal al que se asignan estos apoyos es sólo aproximado porque, aunque la ayuda recibida de los compañeros de trabajo pueda efectuarse realmente en el momento de la experiencia de trabajo, t (i), sin embargo la ayuda de familiares, amigos normalmente se efectuaría a posteriori, en los momentos sucesivos t (i+n), t (i+2n) fuera ya de un cierto tipo de ayuda social telefónica inmediata, online. 44 CONSECUENCIAS SOBRE LA SML: DAÑOS SOBRE LA SML La representación general para estas condiciones consecuentes internas es: → M (trabajador) [ P χ A χ C χ F χ S (SML) ] t (i+n). Se considera un consecuente de segundo orden en la secuencia temporal de la experiencia subjetiva del trabajo, que se asigna al momento t (i+n), posterior al momento correspondiente al BLPS t (i). Partiendo del DSM-IV, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (1995), se puede seleccionar un conjunto de síntomas que abarquen la mayoría de las alteraciones mentales provocadas por los diferentes síndromes laborales. Se pretende formar una muestra representativa de síntomas que proporcionen una evaluación rápida y fiable de la SML de un trabajador. También, a fin de completar lo anterior, proponemos la inclusión de algunos ítems para enfermedades físicas, y algunos otros ítems para recoger la percepción subjetiva distorsionada de la jornada de trabajo por parte del trabajador v.g.: alargamiento subjetivo de la jornada. Por el contrario a esto último, las respuestas positivas a los estresores (eustress) nos presentan al trabajador atenta y placenteramente ocupado con las demandas del trabajo (Nelson & Simmons, 2003). Preferimos este sistema de selección de síntomas porque se apoya en categorías psicodiagnósticas firmemente asentadas, frente a otras dimensiones de salud laboral que se vienen empleando v.g.: (Megel et al., 1994; Stein & Skinner, 1998), aunque ciertamente es inevitable el que se produzca algún solapamiento entre aquél y éstas v.g.: salud emocional, sueño, uso de drogas . Las variables que se aceptarían como indicadores para esta escala las detallaremos a continuación distribuidas por elementos estructurales de M (trabajador). Para alteraciones de M (trabajador) [ P ], se aceptarían, entre otras variables: la «dificultad de concentración» algunos autores prefieren REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN hablar más bien de salud cognitiva (Christensen, Moran & Wiebe, 199); para alteraciones de M (trabajador) [ A ] , proponemos, entre otras variables, las siguientes: «estado de ánimo», «irritabilidad» especialmente presente y manifiesta en el burnout (Farber, 1983; Shirom, 2003), «autoestima personal», «sentimientos de miedo», «temor», «ansiedad» relacionados con el trabajo; para alteraciones de M (trabajador) [ C ] se aceptarían: «consumo de drogas» bastante frecuente en casos de estrés en el trabajo (Spielberger, Vagg & Wasala, 2003), «consumo de alcohol», y «consumo de tabaco» estas consecuencias del trabajo sobre el consumo de substancias han llegado a extenderse tanto, que hay programas de ayuda al empleado para que éste deje de fumar (Jones, Bly & Richardson, 1990) y de beber alcohol (Heirich & Seick, 2000); para alteraciones de M (trabajador) [ F ], se aceptarían como variables: «trastornos del sueño», «cansancio muscular» y «enfermedades físicas» en general muchas de las cuales, como por ejemplo, dolor en la espalda o rigidez del cuello tienen un marcado origen psicosocial laboral (Fredriksson, 2000, citado por Theorell, 2003). Igualmente, dentro de las consecuencias laborales sobre la salud que venimos comentando, se podrían incluir también variables relativas a «accidentes laborales» sufridos por el trabajador, a modo de indicador sobre daños generales sobre la salud del trabajador. Finalmente, para evaluar las alteraciones en la percepción del paso del tiempo en el trabajo, se aceptarían variables tales como: «absorción de la atención del trabajador por la tarea», y «duración percibida de la jornada». En su conjunto, con este sistema de variables se persigue conseguir una evaluación clínica aunque sea de carácter sólo aproximado del trabajador para determinar si se encuentra bien o mal de salud, esto es si está sano o enfermo en términos de SML y si existen daños sobre la SML, para determinar en qué medida. Unos pocos ejemplos ilustrarán cómo se amoldan los diferentes síndromes laborales a estos mismos síntomas psicológicos. El estrés cursa con síntomas de ansiedad y con alteraciones del sueño provocados por demandas de tarea excesivas o por recursos personales insuficientes; así también sucede con el burnout, pero dado que la situación desencadenante es, en este caso particular, el trato diario con los usuarios y/o clientes, se añade además una baja autoestima profesional como consecuente laboral de primer orden que termina por decantarse y cristalizar después en baja autoestima personal; el acoso laboral o mobbing suscita en la víctima una grave indefensión, y como tal provoca ansiedad inicialmente y depresión más tarde; y de forma semejante ocurre con las restantes alteraciones psicológicas del trabajador por causa laboral v.g.: con el bullying, con la postergación profesional, con el tedio (Pines, Aronso & Kafry, 1981), con las represalias (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003); y también con las sanciones laborales, con la violencia en el trabajo (Cox & Leather, 1994), con la reestructuración y/o con la reducción de plantilla (Bennett, Cook & Pelletier, 2003; Theorell, 2003), y con las humillaciones en general (Theorell, 2003) De hecho la depresión es el cuadro sintomático más frecuente en la reducción de plantilla (de Vries & Balasz, 1997). En general, si el trabajador experimenta o percibe algún tipo de amenaza relativa a su trabajo, entonces le sobrevendrán sentimientos de temor y síntomas de ansiedad (Lazarus & Folkman, 1984); y si el trabajador experimenta o percibe algún tipo de pérdida personal en su trabajo en un sentido lato entonces cursará la pérdida con fuertes sentimientos de tristeza y síntomas de depresión (Beck et al., 1979) como por ejemplo sucede en el síndrome de quemarse por el trabajo cuando las expectativas profesionales (irreales) del trabajador se ven frustradas (Hobfoll & Shirom, 2000). Unas condiciones de trabajo con excesivas demandas de tarea y/o de carácter interpersonal, podrán percibirse como amenazantes por el trabajador interesado, y le provocarían ansiedad, porque en este caso tendríamos, esquemáti- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 45 INFORMES Y ESTUDIOS camente: [ demandas del trabajo recursos > disponibles ] → [ ansiedad ]; y unas condiciones de trabajo muy por debajo de su capacidad que podría percibir el interesado como una pérdida de apoyo organizacional, entre otras causas tenderían a suscitar en él reacciones de tipo depresivo, esto es: [ dificultad real recursos disponibles ] → [ depresión ]. alternativa para la modulación social y profesional, consistiría en agrupar a ambas como antecedentes objetivos extrínsecos al ambiente de trabajo. Escala de Apoyo profesional (modulador social del trabajador: SML). Su representación: { E (social) [ (apoyo profesional) ] → M (trabajador) [ (SML) ] } t (i+n). Aquí se recogería toda la ayuda profesional que pudiera recibir el trabajador para tratar sus síntomas psíquicos o somáticos relacionadas con el trabajo. Su ocurrencia sería concomitante o posterior, obviamente, a la propia aparición de los síntomas, esto es por lo que se le asigna al momento t (i+n), y motivo por el cual la agregamos a la SML (Figura 1). Otra disposición Variables correctoras de las condiciones básicas (variables de control). A fin de validar las escalas de las condiciones consecuentes, proponemos la inclusión en el modelo de un conjunto de variables correctoras. Estas variables serían las siguientes: (i) para validar las condiciones de ajuste: «ajuste de necesidades del trabajador versus recompensas de la organización», y «ajuste de habilidades del trabajador versus exigencias del trabajo»; (ii) para validar las condiciones de experiencia subjetiva (BLPS): «identifi- Correctores y experiencia laboral CUADRO 2. RESUMEN DE LOS COMPONENTES Y ESCALAS DEL MODELO * Modulación acoplada a las condiciones de adaptación. ** Modulación acoplada a las condiciones de experiencia subjetiva (BLPS). *** Modulación acoplada a las condiciones de experiencia subjetiva (SML). 46 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN cación con el trabajo», «satisfacción con el salario», y «problemas personales que puedan afectar al desempeño» este último asunto es de particular importante para discernir el origen de ciertos síntomas en los casos de acoso (Vasquez, Baker & Shullamn, 2003); y (ii) para validar las condiciones de experiencia subjetiva (SML) sugerimos la siguiente variable de control: «problemas personales que puedan afectar a la salud del trabajador». Experiencia laboral. Para analizar los posibles efectos de la experiencia laboral sobre las condiciones del modelo, y en especial para analizar la adaptación pasiva del trabajador al trabajo por este mismo motivo, se aceptarían como variables de experiencia laboral las dos siguientes: «antigüedad del trabajador en su actividad actual» y «antigüedad en el mismo puesto de trabajo». CONCLUSIONES Nuestra propuesta pretende ofrecer una visión completa y estructurada de los componentes comunes que afectan simultáneamente a la BLPS y a la SML del trabajador. Para ello, selecciona como input laboral los aspectos cuantitativos y cualitativos de las demandas sociales y de tarea condiciones de trabajo; y los somete a la influencia y efectos sucesivos sobre las condiciones de adaptación, las condiciones de ajuste y las diferentes condiciones de modulación; y considera como outcomes las condiciones de experiencia subjetiva del trabajador: justamente el BLPS del trabajador como aspecto destacado de un conjunto más amplio de consecuentes laborales del trabajo sobre el trabajador y su SML y de forma más rigurosa: los daños sobre su SML. Asimismo, y a efectos de mejor estudiar la transmisión de efectos entre ambos tipos de consecuentes, concibe el BLPS y la SML del trabajador en términos de unos mismos elementos estructurales v.g.: sus dimensiones cognitiva, afectiva, conductual, física y social del trabajador, cuyos contenidos peculiares son los que variarían precisamente del BLPS a la SML. Una limitación del modelo que se asume a priori, es que las condiciones de trabajo que hemos seleccionado aquí, aunque resultan ciertamente pertinentes para estudiar BLPS y la SML según hemos argumentado, se reducen sólo y exclusivamente a las demandas más inmediatas del trabajo. Habría que añadir otras condiciones de trabajo correspondientes a niveles organizacionales superiores: supervisión, estilo de liderazgo, política de RR.HH Pero antes de ello, deberá someterse a contraste empírico el modelo que aquí se presenta contraste actualmente en curso, y discutir y sopesar primero los resultados iniciales: descripción y distribución de las variables, su factorización, contraste de hipótesis sobre los diversos efectos previstos; e inclusive estimar los parámetros para un modelo de relaciones lineales estructurales, asuntos éstos que quedan pospuestos para sucesivos trabajos. Tales resultados nos indicarán también si resulta pertinente o no la selección de variables aquí propuesta. Por razones de espacio, no podemos exponer aquí tampoco los principios de actuación, según postula el modelo, que rigen la transmisión de efectos BLPS → SML. Igualmente, queda pendiente el ofrecer una detallada comparación teórica de esta propuesta con otros modelos precedentes. Hasta tanto, adelantaremos aquí no obstante dos precisiones. En cuanto a su finalidad (i): este modelo, en su conjunto, es original aunque incorpora obviamente aportaciones previas. Sus postulados particulares de identidad estructural de antecedentes, equivalencia estructural y patológica de consecuentes, y la propia SML como consecuente laboral anidado dentro del BLPS, por lo que sepamos no tienen precedente tal y como aquí se concibe. Tampoco lo tiene la asignación de los momentos temporales propuesta para las distintas condiciones basada en la secuencia de momentos para sucesos laborales discretos, y REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 47 INFORMES Y ESTUDIOS menos aún el sistema de notación empleado, pues siendo éste en realidad un aspecto secundario de nuestra propuesta, puede llevar a la larga a una futura formalización del modelo. En cuanto al modelo (ii): en lo general se diferencia de los otros modelos por inclusión. Al incluir aquí cuatro categorías diferentes de condiciones v.g.: condiciones de trabajo, condiciones de adaptación, condiciones de ajuste, y condiciones de experiencia subjetiva [ (BLPS-SML) ] se diferencia de todos y de cada uno de los modelos particulares precedentes para estos diferentes constructos: de los modelos de ajuste v.g. del modelo de ajuste persona-ambiente de French, Caplan y Harrison, 1982; y de Kahn y Boysiere, 1992; del modelo holístico de estrés (Nelson & Simmons, 2003); de los deferentes modelos para la satisfacción laboral..., ya que todos ellos, aun cuando compartan componentes comunes, se excluyen mutuamente entre sí. En lo particular, nuestra propuesta se diferencia por la exclusión de elementos utilizados por otros autores. Por ejemplo, se diferencia del modelo de estrés de Cooper y Marshall (1976) y de Marshall y Cooper (1979), porque este último modelo emplea categorías de estresores muy diferentes a las utilizadas aquí por nosotros; se diferencia del modelo de Lazarus (1966) y de Lazarus y Folkman,(1984), porque estos autores sólo consideran condiciones subjetivas de interpretación; se diferencia del marco para salud y bienestar que proponen de Danna y Griffin (1999) tanto por los antecedentes como por los consecuentes considerados, así como por la propia estructuración de los mismos; se diferencia del modelo de Wasala (2001) citado por Spielberger, Vagg y Wasala (2003), porque aunque este último considera un conjunto más amplio de estresores que nosotros, no considera sin embargo las condiciones de ajuste, y difiere ampliamente de nuestra ordenación de condiciones; y se diferencia de los distintos modelos para los síndromes de mobbing, burnout , ya que todos ellos son enfoques particulares y diferenciados mientras que para nosotros estos 48 síndromes no son sino configuraciones especiales de unos mismos antecedentes comunes para el BLPS y la SML, tal y como venimos argumentando. Derivado de todo lo anterior, se desprende nuestro concepto de BLPS y la SML: se trata en ambos casos de una resultante de carácter dinámico a la que llega individualmente el trabajador a partir de unas determinadas condiciones de trabajo previas, y merced al resultado de unos procesos de adaptación activa y pasiva y de ajuste al trabajo, y en donde intervienen también y juegan su papel el apoyo social y profesional. En definitiva, el BLPS y la SML no son realidades estáticas, sino resultantes dinámicas a las que cada trabajador accede gracias a un proceso continuo de adaptación y ajuste al trabajo. REFERENCIAS ALDANA, S.G. (1998, March/April). Financial impacta of worksite health promotion and methodological quality of evidence. The Art of Health Promotion, 2 (1), 1-8. AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION (1994). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4th. Ed). Washington: DC: Author. ANDERSON, P., WHITMER, W., GOETZEL, R., OZMINKOWSKI, R.J., WASSERMAN, J., et al. (2000). 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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 55 INFORMES Y ESTUDIOS RESUMEN 56 Se propone un modelo conjunto de calidad de vida laboral (CVL) y de psicología social de la salud y seguridad en el trabajo (PSSHT) para explicar el bienestar laboral psicológico (BLPS) y la salud mental laboral (SML) del trabajador, en base a sus componentes comunes. Sus postulados son los siguientes: (i) identidad de antecedentes para el BLPS y la SML, (ii) equivalencia patológica de los diversos síndromes que estudia la PSSHT, y (iii) SML como consecuente laboral anidado en el BLPS. Los elementos estructurales del trabajo se limitan inicialmente a las demandas de tarea y demandas interpersonales, y como elementos estructurales del trabajador se toman sus dimensiones cognitiva, afectiva, conductual, física, y social. El modelo comprende un sistema de cuatro tipos sucesivos de condiciones complementarias: (i) condiciones de trabajo antecedentes objetivos, (ii) condiciones de adaptación antecedentes subjetivos, (iii) condiciones de ajuste consecuentes objetivos y (iv) y condiciones de experiencia subjetiva del trabajador: BLPS y SML consecuentes subjetivos. Además, se incorpora un conjunto de condiciones moduladoras pertenecientes al trabajador y de origen social. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 Calidad de Vida Laboral y Psicología Social de la Salud en el Trabajo: hacia un modelo de componentes comunes para explicar el bienestar laboral psicológico y la salud mental laboral de origen psicosocial. Resultados preliminares ANTONIO DURO MARTÍN * E l bienestar laboral psicológico del trabajador (BLPS) y su salud mental laboral (SML) son ambas consecuencias personales del trabajo. Su importancia radica tanto en sí mismas constituyen nada menos que la experiencia subjetiva del trabajo, cuanto en sus efectos sobre la propia organización v.g.: efectos sobre la productividad, costos directos e indirectos y sobre la familia del trabajador v.g. conflictos, separaciones . Prueba de ello es que, contando sólo desde el año 1997 hasta la fecha, se han publicado 192 trabajos que tratan de una forma u otra sobre el BLPS (quality of work life) y 216 trabajos sobre SML (occupational health psychology) y, en general, se han publicado 615 y 296 trabajos, respectivamente, según la base de datos PsycINFO 2003/072003/11. El BLPS del trabajador se ha abor- * Universidad Rey Juan Carlos. dado fundamentalmente en el ámbito de los estudios sobre calidad de vida laboral (CVL) v.g.: satisfacción, bienestar y calidad de vida en el trabajo (Requena, 2000), ajuste persona-ambiente de (French, Caplan & Harrison, 1982; Kahn y Boysiere, 1992); satisfacción laboral (Bravo, Peiró & Rodríguez, 1996); absentismo (Burton, Lee & Holtom, 2002; Harrison & Martocchio, 1998), contenidos de tarea (Karasek et al, 1998); y sobre el BLPS en términos más generales (Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo, 2001); y la SML del trabajador se ha tratado mayormente en los estudios sobre psicología social de la salud en el trabajo (PSST), tanto en el estudio de aquellos síndromes de carácter específicamente laboral: estrés (Cooper, 1998; Cooper & Marshall, 1976; Karasek, 1989; Peiró, 1993; Spielberger, 1972; Spielberger, Vagg & Wasala, 2003), burnout o síndrome de quemarse por el trabajo (Bakker, Demerouti & Schaufeli, 2002; Freudenberger, 1974; Lee & Ashforth, 1996; Maslach, 1982; Maslach & REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 57 INFORMES Y ESTUDIOS Jackson, 1981; Phillips, 1984; Pines & Aronson, 1988; Shirom, 1989; Shirom, 2003), acoso laboral o mobbing (González de Rivera, 2002; Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001), acoso sexual en el trabajo (Harned et al, 2002); como en los estudios sobre diversos síntomas y trastornos psicológicos de carácter más general v.g.: depresión, ansiedad, consumo de alcohol asociados de una forma u otra con el trabajo (Brodsky, 1996; Mack, Rosecan & Frances, 2003; Tetrick & Quick, 2003). Sin embargo, en la literatura se constatan asimismo las tres cuestiones siguientes: (i) la existencia de una cierta mezcla entre ambos tipos de consecuentes, como se comprueba en los numerosos estudios que abarcan diferentes aspectos del BLPS y de la SML: autoestima profesional y estrés y/o burnout (Gil-Monte & Peiró, 1997); sobre satisfacción laboral, y ansiedad, depresión e irritabilidad (Hackman & Oldham, 1980; Johansson, Aronsson & Lindström, 1978); sobre exceso de trabajo y satisfacción laboral, y tasa cardíaca y conducta de fumar (French & Caplan (1973); sobre habilidades del trabajador, demandas de tarea, y satisfacción laboral, y depresión, irritación y sintomatología somática en general (Dijkhuizen, 1980); sobre demandas de trabajo, control personal y productividad, y satisfacción laboral y salud (Theorell & Karasek, 1996); sobre burnout y satisfacción laboral (Firth & Britton, 1989; Grigsby & McKnew, 1988; Wolpin, Burke & Greenglas, 1991); sobre conflictos con los jefes o con los compañeros de trabajo, y satisfacción laboral (Beehr, 1981; Kahn et al, 1964; Peiró, 1993); sobre mobbing y absentismo, y sobre mobbing y alteraciones del sueño, ansiedad y depresión (Leymann, 1996; Piñuel y Zabala, 2001); sobre acoso sexual, y satisfacción en el trabajo, ansiedad y depresión (Fitzgerald et al, 1997); sobre absentismo y burnout (GilMonte & Peiró, 1997; Matteson & Ivancevich, 1987; Shirom, 2003); sobre tensión y bienestar laboral, y salud laboral (Jódar, 1997); (ii) una cierto solapamiento y confusión entre 58 síndromes laborales y cuadros clínicos psicológicos, por ejemplo: entre depresión y burnout (Leiter & Durup, 1994; Schaufeli & Enzmann, 1998), entre ansiedad y burnout (Cotton, 1990), entre estrés y burnout (Benbow & Jolley, 2002; Cocco et al, 2003; Farber, 1984; Happell, Pinikahana & Martin, 2003; Lloyd, King & Chenoweth, 2002; Mearns & Cain, 2003; Shirom, 2003; Spielberger & Vagg, 1999), entre estrés y mobbing (Piñuel y Zabala, 2001), entre acoso sexual en el trabajo y estrés postraumático (Dansky & Kilpatrick, 1997); entre ansiedad, depresión y burnout (Shirom & Ezrachi, 2003), entre burnout y alteraciones psicosomáticas (Van Der Doef & Maes, 2002); y además (iii) que el BLPS y la SML tienen antecedentes comunes v.g.: una cantidad adecuada de trabajo proporciona BLPS al trabajador, en tanto que una cantidad excesiva de ese mismo trabajo deteriora primero el BLPS del trabajador, y puede después producir daños sobre su SML. Consecuentemente, la situación actual en este campo es problemática, ya que existe confusión en los conceptos y ambivalencia respecto a los factores intervinientes en cada caso; no existiendo hasta el presente un enfoque integrado sobre esta cuestión. Recientemente, Duro (2003) ha propuesto un modelo con un doble objetivo: (i) organizar este campo de estudio, y (ii) explicar el BLPS y la SML del trabajador desde un conjunto de componentes comunes. Su modelo sigue algunas de las sugerencias efectuadas por otros autores v.g.: trabajar con un mayor número de variables (Peiró, 1993), incluir factores moduladores (Frese & Zapf, 1988); y se basa en los tres postulados siguientes: (i) identidad estructural de antecedentes para el BLPS y la SML, (ii) equivalencia estructural y patológica de los diversos síndromes de SML, y (iii) SML como realidad anidada en el BLPS. Aunque el modelo está fundamentado teóricamente, adolece todavía de la falta de un contenido concreto variables indicadoras para sus constructos. De forma esquemática, la macroestrutura del modelo consis- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN te en un primer par de condiciones antecedentes básicas referidas a las condiciones de trabajo y a las condiciones de adaptación del trabajador a su trabajo; y un segundo par de condiciones consecuentes básicas referidas al ajuste resultante entre trabajo y trabajador condiciones de ajuste y a las condiciones de experiencia subjetiva del trabajo por el trabajador condiciones estas últimas que se corresponden con el BLPS y la SML del trabajador. Además, el modelo comprende un sistema de condiciones moduladoras que se engranan y actúan de manera específica sobre determinadas condiciones básicas (Duro 2003, Figura 1). Las condiciones de trabajo (input) se limitan al menos en la fase de desarrollo actual del modelo a los requerimientos cuantitativos y cualitativos de tarea y de relación social requerimientos interpersonales. Se trata en todo caso de requerimientos relativos al trabajo en sí mismo y a su entorno inmediato (Jardiller, 1979), y que en determinados casos pueden llegar a constituir factores de riesgo laboral de origen psicosocial (García, Benavides, Ruíz-Frutos, 1997). Desde otra perspectiva complementaria, pueden conceptuarse también como estresores relativos a los contenidos intrínsecos y extrínsecos del trabajo y/o como estresores de role dentro de los cuales ocupan un lugar destacado, como se sabe, las relaciones interpersonales (Peiró, 1993). Su repercusión sobre el trabajador sería siempre en cualquier caso a través de la carga de trabajo, tanto física como mental (Castejón, 1997). Las condiciones de trabajo se concretan en cuatro escalas, a saber: (i) Escala de tarea: propiedades cuantitativas; (ii) Escala de tarea: propiedades cualitativas; (iii) Escala social: propiedades cuantitativas; y (iv) Escala social: propiedades cualitativas. Ver detalle de sus respectivas variables en las Tablas 1-4. Por su parte, las condiciones de adaptación: se refieren a las interpretaciones que realiza el trabajador sobre su entorno sociolaboral y sobre sus propios recursos personales para afrontar el trabajo que aquí se denominan «recursos laborales» para distinguirlos de otros diferentes tipos de recursos del trabajador; y también se incluyen aquí todas aquellas estrategias de carácter individual que el trabajador despliegue o pueda desplegar para modular el input laboral. Este segundo grupo de condiciones comprende tres escalas complementarias: Recursos laborales, Atribuciones sociales, y Modulación del trabajo aunque las funciones atribuidas a este factor de modulación muy bien podrían ser de tipo mediador más que de tipo modulador (Frese & Zapf, 1988), cuestión ésta que la investigación futura nos ayudará a zanjar, cuyo detalle de sus respectivas variables figura en las Tablas 5-7. Condiciones de ajuste: por «ajuste» se hace referencia en este modelo a la discrepancia existente entre: (i) los valores actuales y los valores deseados para las diferentes condiciones de trabajo, y (ii) los valores actuales estimados para los recursos laborales propios y los valores que se estiman necesarios para desempeñar adecuadamente el mismo trabajo. Así pues estas condiciones comprenden tres escalas complementarias: Ajuste a cantidad de trabajo (requerimientos sociales y de tarea, conjuntamente), Ajuste a calidad de trabajo (ídem anterior), y Ajuste a recursos laborales (Tablas 8-10). Valga añadir aquí que el ajuste, en tanto que condición consecuente, se concibe asimismo como un sedimento o poso de la experiencia laboral previa almacenado en la memoria del trabajador. Condiciones de experiencia subjetiva: incluyen las escalas de BLPS efectos del trabajo sobre el bienestar psicológico del trabajador, y otras consecuencias laborales, y de SML daños del trabajo sobre la salud mental del trabajador, y otras consecuencias del trabajo sobre su salud general, como consecuencias laborales sucesivas de primer y segundo orden, respectivamente conceptuándose además la SML como consecuencia del BLPS. Sobre el BLPS actuaría un conjunto de estrategias individuales agrupadas en la escala de Modulación del trabajador con estrategias complementarias a nivel cognitivo, conductual y social y también sobre el BLPS actuarían la ayuda REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 59 INFORMES Y ESTUDIOS social recogida en la escala de Apoyo social; y sobre la SML, por su parte, actuaría la ayuda profesional recogida en la escala de Apoyo profesional (Tablas 11-15). Al margen de todo lo anterior, el modelo recomienda que se incluyan además algunas otras variables de control para validar las condiciones básicas, y algunas otras variables para medir la experiencia laboral (Tabla 16). El presente trabajo representa justo una aproximación metodológica vía autoinforme del trabajador, enfoque metodológico que ha demostrado reiteradamente su validez para estudiar temas de trabajo y salud (Fresse & Zapf, 1988; Llaneza, 2002) a la propuesta teórica de Duro (2003). Para ello, hemos seleccionado racionalmente grupos de variables indicadoras para cada una de sus escalas y siguiendo los requisitos por escala marcados por el modelo teórico, y a continuación las hemos sometido a prueba empírica con una muestra suficientemente representativa de sujetos trabajadores, a fin de comprobar cómo se comportan tales variables y escalas. En definitiva, lo que aquí hemos hecho es llenar de contenido microestructura de variables la macroestructura formal de condiciones del modelo. La selección de variables se hizo atendiendo a un doble criterio: su pertinencia para explicar indistintamente el BLPS y la SML del trabajador, y el número total de ítems que razonablemente se pudiera incluir en un mismo instrumento de medida. Igualmente, hemos procurado en la medida de lo posible que las variables escogidas sean de aprehensión inmediata por parte de los trabajadores participantes, de conformidad con las recomendaciones para el diseño de escalas e instrumentos en este campo v.g.: de conformidad con el diseño del Job Content Questionnaire (Karasek et al, 1998). En las Tablas 1-15 figura detalle de las variables seleccionadas para cada condición y escala. Como puede comprobarse, en los requerimientos sociales se incluyen tanto relaciones con jefes y compañeros, como relaciones con usuarios y/o clientes siendo esto último un 60 determinante capital en los estudios iniciales sobre el burnout (Freudenberger, 1974; Maslach, 1982). Además, se ha cuidado asimismo de que algunas variables sigan predominantemente la dirección trabajador conjunto de role v.g.: frecuencia de contactos con jefes y/o con compañeros, mientras que otras diferentes variables sigan justo la dirección contraria, esto es, trabajador conjunto de rol v.g. aprecio recibido de clientes (Tablas 34). Según se puede comprobar, a modo de indicadores para la escala de Recursos laborales se ha recurrido a una selección de recursos personales de carácter más general, así como a otros recursos más específicos de carácter específicamente cognitivo, afectivo, físico y social (Tabla 5). Semejantemente, para la escala de Atribuciones sociales se han seleccionado algunas variables relativas a las intenciones percibidas en los otros, y otras variables relativas a la interpretación que otorga el trabajador a las conductas y actitudes de aquéllos (Tabla 6). Para la escala moduladora del trabajo se ha perseguido una batería de estrategias que cubriera los aspectos cuantitativos y cualitativos de la tarea, así como el trato con clientes y compañeros (Tabla 7). Por propia coherencia interna, el constructo de BLPS se ha llenado de contenido con aquellas variables más estrechamente relacionadas con las condiciones de trabajo previamente seleccionadas v.g.: satisfacción con jefes y compañeros. Se ha procurado, asimismo, que las variables para el BLPS abarcaran, entre otras, las dimensiones cognitiva, afectiva, conductual, social y física del trabajador (Tabla 11). Finalmente, para la medida de la SML se ha seleccionado un amplio conjunto de síntomas extraídos directamente del DSM-IV, Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (1995), a efectos de identificar y medir los daños producidos sobre las dimensiones cognitiva, afectiva, conductual, social y física de los trabajadores (Tabla 14). Aunque el modelo se centra en la SML, también se incluyen dentro de estas condiciones algunos ítems referidos a daños sobre la salud en general v.g.: accidentes de traba- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN jo. Esta evaluación de la SML se enmarcaría en sí misma, por otro lado, dentro de una actuación propia de vigilancia de riesgos laborales (psicosociales), y de cara a la futura prevención de los mismos (García, Benavides, Ruiz-Frutos, 1997). En su caso, estos síntomas pueden suponer una incapacidad laboral del trabajador, de carácter temporal o permanente, a título de enfermedad relacionada con el trabajo puesto que, como se sabe, los trastornos mentales no están reconocidos oficialmente como enfermedades profesionales (Benavides, Ruíz-Frutos & García, 1997). Sobre el BLPS actuaría un conjunto de estrategias individuales para la modulación del trabajador con estrategias complementarias a nivel cognitivo, conductual y social (Tablas 12-13) e igualmente actuaría aquí el apoyo social; y sobre la SML actuaría ya el apoyo profesional (Tabla 15). En el path diagrama del modelo (Figura 1) se representan sus distintas condiciones como variables endógenas (no-observadas) y sus respectivas escalas como variables exógenas (observadas) no se representan los efectos recíprocos de modulación. Al tratarse de un estudio de carácter exploratorio, su objetivo principal estriba en comprobar cómo se comportan las variables en cuanto a su distribución y agrupamiento factorización, y no se dirige a contrastar hipótesis salvo aquéllas que se desprenden de la propia estructura del modelo: las variables son pertinentes para sus respectivas escalas, las escalas son pertinentes para sus respectivas condiciones, y las condiciones de trabajo, las condiciones de adaptación y las condiciones de ajuste son pertinentes para explicar las condiciones de experiencia subjetiva BLPS y SML del trabajador. Aun así, y basándonos en investigaciones precedentes, podemos plantear aquí algunas hipótesis preliminares: (i) Respecto de las variables. Se espera que las variables para las condiciones de trabajo y para las condiciones de ajuste por ser ambas condiciones de carácter más objetivo y/o extrínseco al trabajador muestren una curva normal o, cuando menos, una distribución bastante simétrica. De forma paralela, las variables para las condiciones de adaptación y para las condiciones de experiencia subjetiva por tratarse ambas de condiciones de carácter más subjetivo y/o intrínseco al trabajador, y al estar por tal motivo más sujetas a sesgos de deseabilidad social tenderán a presentar distribuciones más asimétricas, según la naturaleza de sus contenidos: así, para variables relativas a síntomas psicológicos o consecuencias laborales negativas v.g.: absentismo se obtendrán distribuciones asimétricas positivas; y para variables relativas a rasgos, consecuencias o actuaciones del trabajador más positivas v.g.: capacidad personal general tenderán a resultar distribuciones asimétricas negativas. Por otra parte, sobre estas distribuciones influirá también la propia tasa de ocurrencia de la condición evaluada: distribuciones de frecuencia muy escasa para variables tales como «quejas al Departamento de Personal sobre el trabajador» (actuación específica que se encuentra dentro de lo que se conoce como «escalada» del mobbing); y distribuciones de frecuencia mayor para variables del tipo «aprecio de mis compañeros de trabajo». (ii) Respecto de las escalas de medida. En principio, en cuanto a los resultados factoriales para las diferentes escalas, se espera que influya el número de ítems de cada escala; y además se espera que para las escalas de las condiciones de trabajo y para las escalas de las condiciones de ajuste, dada su condición externa y por las mismas razones arriba expuestas, pueda llegarse a explicar un razonable porcentaje de varianza con pocos componentes factoriales (análisis factorial) en el límite, se extraería un único componente factorial por cada escala de medida; en tanto que para las condiciones de adaptación y para las condiciones de experiencia subjetiva BLPS y SML, por su propia naturaleza interna y composición multidimensional, resultará un número mayor de componentes REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 61 INFORMES Y ESTUDIOS factoriales para explicar porcentajes razonables de varianza; sin que al presente puedan adelantar hipótesis de trabajo más precisas, dado el carácter exploratorio de la investigación, según venimos comentando. (iii) Respecto de las relaciones entre escalas. Se esperan relaciones significativas entre las escalas o sus componentes factoriales de las condiciones de trabajo, condiciones de adaptación y condiciones de ajuste, y las escalas o sus componentes factoriales MÉTODO Muestra.La muestra de sujetos estuvo compuesta por un total de 501 trabajadores. El 53,9% de los cuales fueron varones, y el 40,5% fueron mujeres porcentajes de respuesta válida1. Su edad media fue de 33,02 años (Dt = 9,423), y su distribución por grupos de edad es la siguiente: hasta 25 años, el 18,20% de la muestra; entre 26 y 35 años, el 47,30%; entre 36 y 45 años, el 17,20%; entre 46 y 55 años, el 8,40%; y con edad superior a los 56 años, el 3% (las respuestas NS/NC supusieron el 6%del total). Por grupos de actividad, la distribución de la muestra es así: directivos y empresarios con trabajadores a su cargo, el 1,80% de la muestra; técnicos, funcionarios, profesionales, el 25,70%; comerciales, vendedores, dependientes, el 11,40%; profesores, formadores, educadores, En el protocolo de preguntas sólo se pedía al encuestado que indicara su «sexo», indicándose únicamente: SEXO: ________ , sin que se especificara símbolo alguno que identificara hombre o mujer. De ahí, que haya sido posible que en algunos protocolos en donde el sujeto sólo había contestado «H» y que nosotros interpretamos en todo caso como H = «hombre», en realidad se quisiera significar H = «hembra» por mujer. Esta hipotética confusión habría inflado, por consiguiente, el porcentaje de varones que se registra en esta muestra. En versiones posteriores del protocolo se ha subsanado este error, puntualizándose ya: SEXO: H (hombre) y M (mujer). 1 62 el 2%; administrativos, recepcionistas, contables, el 39,50%; operarios, técnicos de mantenimiento, mecánicos, el 9,40%; y otras actividades varias, el 2,60% (las respuestas NS/NC ascendieron al 7,6% del total). La muestra de sujetos procedía tanto de pacientes de un gabinete de psicología, como de las empresas en donde trabajaban algunos de nuestros alumnos de Ciencias del Trabajo que pasaron el cuestionario en sus respectivas empresas como parte de su trabajo práctico. Todos los sujetos de la muestra accedieron voluntariamente a participar en este estudio. Por otro lado, los alumnos desconocían las hipótesis de trabajo últimas de esta investigación su cometido se limitó a recoger los datos y efectuar una descripción estadística de sus respectivos resultados. En total se recopilaron datos procedentes de 26 submuestras independientes de sujetos, que resultaron asimismo muy heterogéneas en su propia composición interna de conformidad con nuestro objetivo de contar en lo posible con una muestra representativa de la población general de trabajadores. El tamaño medio de las submuestras fue de 19,26 sujetos (Dt = 4.951), con un mínimo de 10 sujetos y un máximo de 30 sujetos por submuestra. Aproximadamente se repartieron el doble de protocolos de los que se recogieron finalmente en algunos casos la participación se redujo a sólo un 20% del total de protocolos entregados. Instrumento.Se elaboró un cuestionario con el título de Encuesta de Calidad de Vida y Salud Laborales compuesto por un total de 89 preguntas: 87 preguntas con dos ítems independientes cada una v.g.: la pregunta nº 86 sobre «apoyo social percibido» se abría en los dos ítems siguientes: el ítem 86f «frecuencia de apoyo social percibido»2 y el ítem 86e «eficacia del apoyo social percibido», y 2 pre- 2 La letra que acompaña al número de ítem se refiere al contenido de la pregunta: «f» para frecuencia, «i» para intensidad, «a» para valor actual,«d» para valor deseado, y así sucesivamente. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN guntas las dos preguntas relativas a la experiencia laboral del trabajador con un solo ítem cada una de ellas. El cuestionario comprendía, pues, un total de 176 ítems, de todos los cuales en este estudio sólo utilizaremos 166 ítems, que se distribuyen por condiciones de la siguiente forma: 23 ítems para las condiciones de trabajo; 39 ítems para las condiciones de adaptación; 20 ítems para las condiciones de ajuste; 74 ítems para las condiciones de experiencia subjetiva; 8 ítems para las variables de control; y los 2 ítems restantes para medir la experiencia laboral3. Procuramos que el contenido de las diversas preguntas fuera de aprehensión inmediata por parte de los trabajadores participantes, y que los ítems estuvieran redactados en unos términos a la vez sencillos y comprensibles, de conformidad con el diseño de escalas e instrumentos en este campo v.g.: el Job Content Questionnaire (Karasek et al, 1998), y a efectos de que su procesamiento cognitivo y emocional se redujera lo más posible (Fresse & Zapf, 1988). A la versión final del instrumento se llegó tras someter a prueba varias versiones iniciales con muestras de sujetos de tamaño reducido. Los ítems correspondientes a cada escala fueron distribuidos aleatoriamente en el protocolo de preguntas definitivo. Las respuestas se debían efectuar sobre una escala de tipo Likert de 8 puntos, siendo: 7 = valor extremadamente alto, 6 = valor moderadamente alto; 5 = valor ligeramente alto; 4 = valor intermedio; 3 = valor ligeramente bajo; 2 = valor moderadamente bajo; y 1 = valor extremadamente bajo. El valor = 0 correspondía al valor nulo (condición inexistente para un determinado trabajo/trabajador). Todos los análisis se efectuaron con el paquete estadístico SPSS 11.5 para Windows. Procedimiento.Los sujetos de la muestra se autoadministraron el cuestionario bien en 3 En total no se utilizaron 10 ítems en este estudio, que han sido los siguientes números:12d, 17d, 28d, 29d, 31d, 36d, 47d, 70d, 84d y 89d. el gabinete de psicología o bien en su propio centro de trabajo. La submuestra nº 1 (N = 10) cumplimentó el cuestionario de una forma más controlada: cada sujeto contestó a las preguntas individualmente en presencia del autor, quien conocía las circunstancias laborales que concurrían en cada caso. RESULTADOS Análisis preliminares Submuestras.Pese a que este estudio no se dirigía a ninguna población de trabajadores en particular, se efectuó no obstante una comparación entre las diferentes submuestras para comprobar que no hubiera un patrón de datos marcadamente distinto en alguna de ellas. Como submuestra de referencia (submuestra criterio) se adoptó la submuestra nº 1una submuestra cuyo procedimiento de recogida de datos estuvo algo más controlado, según venimos comentando. Se efectuó la comparación de las submuestras tomando como base las respuestas dadas al primer ítem ítems a y f de las seis preguntas relativas a las variables de control ítems: 12a, 29a, 47a, 66f, 70a, y 83f (Tabla 16), y también las respuestas dadas al primer ítem de otras nueve diferentes preguntas sobre condiciones teóricas, que fueron seleccionadas al azar una por cada decena, según el orden previamente asignado a las distintas preguntas de entre todas las preguntas del cuestionario, ítems: 3f, 11f, 28a, 38a, 46f, 55p, 61f, 77f y 88f. En total, pues, se dispuso de un conjunto de 15 ítems para la comparación de las submuestras. Los resultados obtenidos en la prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S) pusieron de manifiesto que ninguna submuestra difería significativamente de la muestra criterio, puesto que de las 375 comparaciones efectuadas en total (15 ítems x 261 submuestras = 375 comparaciones), sólo 9 comparaciones (2,4% del total) arrojaron diferencias significativas. Además, estas diferencias no se concentraban en ninguna submues- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 63 INFORMES Y ESTUDIOS tra en particular, según puede comprobarse a continuación: de la comparación entre las submuestras nº 1 y nº 10 resultaron tres diferencias significativas, correspondientes a los ítems «frecuencia de contactos con clientes» (Z = 1,409; p = .038), «actitud de trabajo positiva« (Z = 1,380; p = .044), y «frecuencia de modulación del ritmo trabajo» (Z = 1,380; p = .044); y de la comparación entre las submuestras nº 1 y nº 15 surgieron sólo dos diferencias significativas en los ítems «ajuste entre necesidades-recompensas» (Z = 1,420; p = .035), y «frecuencia de modulación del ritmo trabajo« (Z = 1,549; p = .016). Las cuatro restantes diferencias significativas entre las submuestras se dispersaron aún más: correspondiendo dos de ellas al ítem «actitud de trabajo positiva» entre los grupos nº 1 y nº 6 (Z = 1,437; p = .032) y entre los grupos nº 1 y nº 11 (Z = 1,420; p = .035); y las dos restantes al ítem «frecuencia de conflictos con jefes» entre los grupos nº 1 y nº 7 (Z = 1,388; p =.042) y al ítem «frecuencia de consumo de tabaco» entre los grupos nº 1 y nº 8 (Z = 1,565; p = .015). Para examinar el impacto particular de las submuestras nª 10 y nº 15 sobre la muestra total, a continuación utilizando la prueba de Kruskall-Wallis para k muestras independientes se compararon simultáneamente las 26 submuestras con respecto a los l5 ítems antes citados, y se obtuvieron los siguientes resultados: todas las submuestras en su conjunto diferían para 10 ítems y no diferían para los 5 ítems restantes ítems 28a, 66f, 70a, 77f y 83f. Si se eliminaran los datos procedentes de la submuestra nº 10 ello no supondría modificación alguna en los resultados obtenidos para el conjunto de todas las submuestras; si se eliminaran los datos de la submuestra nº 15, se elevaría ya a 7 el número de ítems para los que no habría diferencia entre las 25 submuestras restantes además de los cinco ítems citados anteriormente, se incluirían ahora los ítems 11f y 38a ; y, por último, si se suprimieran simultáneamente los datos de las submuestras nº 10 y nº 15, 64 sería ya 9 el número de ítems que resultarían con distribuciones iguales para las 24 submuestras restantesse añadirían ahora a los 7 ítems precedentes, los ítems 28a y 47a. Se observa, pues, que las submuestras nº 10 y nº 15 sí ejercen una cierta distorsión sobre la muestra total. Aun así, considerando que la eliminación de ambas submuestras tampoco resultaría definitiva y concluyente puesto que todavía quedarían otros 6 ítems con diferencias significativas, y dado, por otro lado, que se persiguen datos procedentes de una población general de trabajadores, y a efectos también de no perder tamaño de muestra, se optó finalmente pese a los resultados de estos análisis preliminares por no descartar ninguna de las submuestras, al menos para esta primera fase de análisis de datos. Sujetos.Trasponiendo la matriz de datos original, se obtuvo para cada sujeto la frecuencia de ítems válidos contestados y la desviación típica inter-ítems intra-sujeto, a efectos de detectar posibles anomalías en el patrón de respuestas de algunos de ellos. Este análisis puso de manifiesto que tan sólo un sujeto contestó por debajo de los 160 ítems el sujeto nº 6 contestó solamente a 124 ítems, y únicamente otro sujeto tuvo un desviación típica inter-ítems intra-sujeto por debajo de los 2 puntos el sujeto nº 49 tuvo una Dt = 1,78. Estos resultados pusieron de manifiesto que, en general, los sujetos de la muestra contestaron a la mayoría de las preguntas del cuestionario, y que graduaron sus respuestas a tenor de las posibilidades que brindaba la escala de medida; de ahí que no se descartara a ningún sujeto de la muestra para los análisis subsiguientes. Descripción estadística de las variables Condiciones de trabajo Escala de tarea: propiedades cuantitativas (2 ítems).La totalidad de los sujetos respondió a ambos ítems, y su rango de respuesta REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN abarcó toda la amplitud de la escala de medida4. Los valores medios se aproximan a la media escalar teórica, situándose entre un valor de tipo intermedio, valor = 4, y un valor de tipo ligeramente alto, valor = 5. Ambas distribuciones muestran una asimetría negativa en torno al medio punto, un poco más marcada para la variable «cantidad de trabajo actual» (asimetría = -,769); y ambas distribuciones son leptocúrticas, en especial la distribución de la variable «cantidad de trabajo» (curtosis = 0,983) sin que por otra parte este apuntamiento, como puede comprobarse, resulte excesivo (Tabla 1). Aunque las distribuciones no se ajustan a la normal, se aproximan bastante a esta curva, según los resultados en la prueba de K-S con (Z = 3,452) y (Z = 3,546) para ritmo y cantidad de trabajo, respectivamente. Escala de tarea: aspectos cualitativos (3 ítems).También aquí, con una única excepción, todos los sujetos de la muestra respondieron a estos tres ítems (Tabla 2). Las medias están muy próximas a la media de la escala, situándose en torno a un valor = 4. Sus respectivas dispersiones se sitúan en torno a 1,5 puntos, siendo la dispersión mayor la correspondiente a la variable «variedad de tareas» (Dt = 1,722). Sus distribuciones presenta una asimetría negativa ligera, lo que indica que la muestra de sujetos tiende a considerar que la dificultad, variedad y claridad de sus tareas por encima de un grado intermedio la distribución más simétrica corresponde a la variable «variedad de tareas» (asimetría = -.174). Asimismo, la curtosis de estas variables es ligera; pero su signo difiere: mientras que la variable «dificultad de tareas» tiene una distribución leptocúrtica; 4 Los valores = 0 registrados en estos ítems relativos a las condiciones de trabajo pueden obedecer más a una inercia al contestar que a otra cosa. Quizás en algunos sujetos se haya producido la siguiente confusión: 0 = muy poco trabajo; en lugar de 0 = concepto nulo o inexistente que es el sentido recto que este valor tiene en la escala de medida. las distribuciones para las variables relativas a la variedad y claridad de tarea son ligeramente pletocúrticas. Tampoco se ajustan a la normal, pero en particular los valores Z resultantes en la prueba K-S para la variedad y claridad de tareas no son demasiado elevados (Z = 3,062) y (Z = 3,397). Escala social: aspectos cuantitativos (3 ítems).Excepto en tres casos, todos los sujetos de la muestra respondieron a estos tres ítems, utilizando el rango completo de la escala de medida (Tabla 3). Sus medias se sitúan entre un valor intermedio, valor = 4, y un valor ligeramente alto, valor = 5; y guardan coherencia con lo que cabría esperar en una población general de trabajadores: la frecuencia media de contactos con compañeros (M = 4,75) es superior a la frecuencia media de contactos con jefes y/o clientes y/o usuarios (M = 3,91 y M = 3,88, respectivamente). Su variabilidad es media alta, en torno a los 2 puntos de Dt, en especial la variabilidad perteneciente a la variable «frecuencia de contactos con clientes» (Dt = 2,398) esto último se justifica teniendo en cuenta que nuestra muestra de sujetos es muy heterogénea en lo tocante a su actividad laboral. Todas las distribuciones de estas variables son asimétricas negativas, en especial la correspondiente a la variable «frecuencia de contactos con compañeros» (asimetría = -.833), revelando que la muestra de sujetos percibe la frecuencia de relaciones con sus compañeros no sólo alta, sino inclusive, en algunos casos, excesivamente alta de hecho, un 23% de sujetos afirmaron que esta frecuencia es moderadamente alta, y un 15,6%, que resultaba extremadamente alta. Por otro lado, aunque la asimetría resultante para la variable «frecuencia de contactos con clientes» es ligera (asimetría = -392), este valor enmascara que la distribución es de suyo una distribución multimodal con frecuencias máximas para los siguientes tres valores: valor = 0 (frecuencia = 17,2%), valor = 4 (frecuencia = 16,4%) y valor = 6 (frecuencia = 17,6%). Precisamente por este motivo es por el que su curtosis es la REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 65 INFORMES Y ESTUDIOS más negativa que registran los tres ítems de esta escala. (curtosis = -1,137). Aunque su distribución no es normal, sus valores K-S tampoco resultan excesivamente elevados (Z = 3,304; Z = 2,711; y Z = 3,772). Escala social: aspectos cualitativos (15 ítems).Las frecuencias de respuesta por ítem y sus rangos de valor no presentan diferencias significativas con respecto a los registrados en las condiciones precedentes (Tabla 4). Sin embargo, en cuanto a medias y dispersiones estas variables que nos ocupan sí que presentan una marcada diferencia: por un lado las variables relativas al aprecio y confianza otorgados al trabajador por clientes / jefes / compañeros presentan unas medias más elevadas que en los casos anteriores, destacando en especial las medias de las variables «aprecio recibido de compañeros« (M = 5,10) y «confianza profesional suscitada en jefes» (M = 4,93); y por otro lado las variables relativas a «quejas de mí al Departamento de Personal» presentan unos valores medios muy reducidos como cabría esperar según la tasa de incidencia para estas actuaciones en el mundo laboral, siendo la media inferior absoluta en esta escala la correspondiente a «frecuencia de quejas de mí al Departamento de Personal por parte de mis compañeros» (M = 0,30) y «frecuencia de quejas de mí al Departamento de Personal por parte de mis jefes» (M = 0,34). Las medias para las variables relativas a conflictos ocupan una posición intermedia entre los dos bloques de variables anteriores. La desviación típica es más reducida para las variables de quejas al Departamento de Personal, y más amplia para las variables de conflicto la mayor variabilidad la presentan, de hecho, las variables «intensidad de conflictos con clientes» (Dt = 1,978) y «frecuencia de conflictos con clientes» (Dt = 1,968), por las razones de trato con clientes antes comentadas. Estas distribuciones también reflejan una clara dicotomía: para la distribución de las variables de aprecio/confianza percibido tenemos asimetrías negativas, en especial 66 para la distribución de las variables «aprecio recibido de clientes» (asimetría = -1,084) y «confianza profesional suscitada en compañeros» (asimetría = -1,060); y curtosis positivas, mayormente para la distribución de «confianza profesional suscitada en compañeros» (curtosis = 1,918), indicando que los sujetos de la muestra tienden a sentirse bastante considerados profesionalmente por sus compañeros de trabajo. Contrariamente, las distribuciones para las variables de quejas a Personal son fuertemente asimétricas, con signo positivo, destacando en especial las pertenecientes a las variables «frecuencia de quejas de mí a Personal por compañeros» (asimetría = 4,296) y «gravedad de quejas de mí a Personal por jefes» (asimetría = 4,008); y son asimismo excesivamente leptocúrticasdebido justamente al peso de las numerosas respuestas registradas con valor = 0 (valor nulo, inexistente). La distribución de estas variables que venimos comentando no se ajusta a la curva normal máximamente para las citadas variables de quejas a personal, que se asemejan a distribuciones de tipo chi-cuadrado. Condiciones de adaptación Escala de recursos laborales propios (7 ítems).En cuanto a frecuencia de respuesta y rango, estos ítems siguen la misma tónica que la registrada para los ítems de los epígrafes anteriores (Tabla 5). Sin embargo, sus medias son más elevadas, indicando que los sujetos de la muestra se perciben con suficientes recursos personales para hacer el trabajo en especial se perciben con una «capacidad personal general» entre ligera y moderadamente alta (M = 5,46) y con buenas «habilidades de solución de problemas de trabajo» (M = 5,35). La variabilidad de estas variables se sitúa en torno a 1,5 puntos de Dt, destacando en especial la variabilidad correspondiente a «resistencia física actual» (Dt = 1,769). Sus distribuciones presentan todas ellas asimetrías negativas, y sus apunta- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN mientos revelan que son leptocúrticas a excepción de la distribución para la variable «habilidad de ponerme en mi sitio para evitar abusos (habilidad asertiva)», cuya distribución es mesocúrtica (curtosis = -.237). Estas distribuciones tampoco se ajustan a la normal, pero aún así algunas de ellas se aproximan bastante, según los resultados obtenidos en la prueba de K-S v.g.: para la variable «habilidad de ponerme en mi sitio para evitar abusos» (Z = 3,395) o para la variable «habilidades sociales con jefes y compañeros» (Z = 3,710). Escala de atribuciones sociales (16 ítems).Porcentajes de respuesta válida casi del 100%, y utilización del rango completo de la escala de medida (Tabla 6). Las medias son muy dispares entre sí, pero sus valores de dispersión a excepción de las dos variables relativas a la distribución injusta del trabajo están más próximos unos de otros. Las medias más elevadas se corresponden con la frecuencia y gravedad del trabajo distribuido injustamente (M = 2,79; y M = 2,50 respectivamente); y las medias inferiores corresponden a la persecución del trabajador por parte de jefes y compañeros la variable «gravedad de la persecución que sufro por parte de jefes» presenta la media inferior de la escala en términos absolutos (M = .47). Las variables correspondientes a la percepción de otras diferentes manifestaciones de hostilidad v.g.: intentos de anulación, asignación de tareas inferiores que se dan sobre todo en el acoso laboral, presentan valores intermedios entre los dos bloques de ítems anteriores. A excepción de la distribución para las variables «frecuencia de la distribución del trabajo injusta que sufro» y «gravedad en la distribución del trabajo injusta que sufro» que son las dos distribuciones más simétricas (asimetría = .240; y asimetría = .337, respectivamente) aunque su frecuencia de valor = 0 (inexistente) es muy elevada (con N = 116, que representa el 23,2%; y con N = 268, que representa el 53,5%; respectivamente), todas las restantes distribuciones presentan asimetrí- as positivas en especial para las variables «gravedad de persecución de los jefes» (asimetría = 3,357). Asimismo, todas las distribuciones son leptocúrticasexcepto para las dos distribuciones correspondientes a las variables de frecuencia y gravedad de la distribución del trabajo injusta (curtosis = -1,122; y curtosis = -1,168; respectivamente). Algunos apuntamientos son excesivos como, por ejemplo, los registrados para la frecuencia y gravedad de la persecución que sufre el trabajador por parte de sus jefes (curtosis = 10,298; y curtosis = 11,695; respectivamente), debido a la frecuencia de respuestas con valor = 0 con N > 400 en ambas variables. Estos apuntamientos en las variables relativas a los diferentes aspectos que presenta la hostilidad laboral, son de alguna forma los apuntamientos que cabría esperar, debido a la tasa de incidencia que registran estos comportamientos y actitudes hostiles en el ámbito laboral. De hecho, a excepción de la distribución que presentan las dos variables de reparto del trabajo injusto que, aun cuando no se ajustan a la curva normal, sí están sin embargo más próximas a esta distribución que las restantes variables, las demás variables presentan distribuciones de tipo chi-cuadrado semejantes a la distribución de las variables de quejas del trabajador dadas al Departamento de Personal pertenecientes a la Escala social: propiedades cualitativas. La razón de distribuir aquéllos ítems allí y estos otros ítems aquí, es porque las quejas a Personal pueden constatarse más objetivamente que la percepción de intentos de anulación por parte de jefes y compañeros interpretaciones de carácter mucho más subjetivo. Escala moduladora del trabajo (16 ítems). Los estadísticos de frecuencia de respuesta válida y rango son similares a los registrados para las variables de las escalas anteriores (Tabla 7). Todas sus medias son positivas, y tienden a situarse en torno al valor medio teórico de la escala (valor = 3,5), destacando las medias que registran las variables «eficacia en la organización del trabajo» (M = 4,31) REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 67 INFORMES Y ESTUDIOS y «eficacia de asentir (dar la razón) a los clientes o usuarios como estrategia para evitar conflictos» (M = 4,08). Las medias inferiores corresponden a las variables «frecuencia de petición de ayuda a jefes y compañeros para vencer dificultades del trabajo» y «frecuencia de modulación del ritmo de trabajo», que son exactamente igual en ambos casos (M = 2,92). Las distribuciones de estas variables son todas asimétricas negativas a excepción de la distribución para la variable «frecuencia de petición de ayuda ante dificultades» (Dt = 0,091) con valores de tipo medio, situados todos ellos entre -0,176 y -0,851. En cuanto a su curtosis, la mayoría de estos ítems presentan distribuciones platicúrticas, a excepción de las dos variables relativas a la organización del trabajo «frecuencia de organización del trabajo» (curtosis = 0,341) y «eficacia de organización del trabajo» (curtosis = 0,295). La frecuencia de valor = 0 en estos ítems es elevada, en especial en los dos ítems relativos a agilizar trámites con los clientes, frecuencia y eficacia (19,6% y 20,8%, respectivamente) estos valores elevados se explican porque una parte substancial de la muestra de sujetos no trata directamente con clientes o usuarios según venimos comentando. También los dos ítems relativos a la petición de ayuda ante dificultades (13,4% y 15,8%), y los dos ítems relativos a la modulación del ritmo de trabajo (17,8% y 19,2%) presentan una frecuencia de respuesta con valor = 0 que resulta muy elevada, lo que indica que algunas de estas estrategias de modulación del trabajo o no se aplican individualmente por parte del trabajador o no pueden aplicarse debido a una organización del trabajo muy restrictiva. Condiciones de ajuste Escala de ajuste: cantidad (5 ítems).Al tratarse de ítems de ajuste, se trata de ítems resultantes diferencia obtenida entre los valores actuales y los valores deseados para el mismo contenido básico de cada ítem, por lo que su rango de respuesta es mayor que el 68 registrado para el resto de los ítems, que se encuentra acotado entre valores 0-7. Un signo negativo en los ítems de ajuste, significa que el valor deseado excede al valor actual. Por ejemplo: «consideración recibida de jefes», valor actual = 3; «consideración recibida de jefes», valor deseado = 5; luego «ajuste de la consideración de jefes» = -2. Aquí, en la escala que nos ocupa, el rango registrado para los 5 ítems asciende a un valor de 12, con mínimos en -7 y máximos en +7 (Tabla 8). Sus medias son muy diversas entre sí, siendo superiores y positivas en el caso de las variables para calidad y cantidad de trabajo, y siendo inferiores y negativas en los casos de variables de frecuencia de contactos con jefes y compañeros. Por su parte, la variable «ajuste de la frecuencia de contactos con clientes» presenta una media prácticamente igual a cero (M = .0503). Las dispersiones para las variables que nos ocupan son, sin embargo, bastante homogéneas entre sí a excepción de la correspondiente a la variable «ajuste de la frecuencia de contactos con compañeros» que resulta un poco más baja (Dt = 1,269). Sus asimetrías, de ambos signos, no son muy marcadas; y las distribuciones son todas ellas leptocúrticas, destacando el apuntamiento de la variable «ajuste de la frecuencia de contactos con compañeros» (curtosis = 6,359), debido justamente a que la frecuencia de valores igual a cero es muy elevada (con N = 309; representativa de un 61,7%). Tampoco estas variables no se ajustan a la normal, pero en algunos casos su distancia K-S no es excesivav.g.: para «ajuste del ritmo de trabajo» (Z = 3,769); y para «ajuste de la cantidad de trabajo» (Z = 3,547). Escala de ajuste: calidad (8 ítems).Rangos comprendidos entre 14 y 11 puntos, y valores mínimos entre -7 y -5 puntos, y máximos entre +7 y +5 puntos (Tabla 9). Todas las medias son negativas lo que indica que los valores deseados superan a los valores actuales, destacando la media de la variable «ajuste de la claridad de tareas» (M = -1,28). Dispersiones comprendidas entre 1,1 y 2,1 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN desviaciones típicas, siendo la mayor la correspondiente a la variable «ajuste de la variedad de tareas» (Dt = 2,1356). En general, asimetrías pequeñas de ambos signos, siendo la mayor positiva la correspondiente a la variable «ajuste confianza profesional que suscito en compañeros» (asimetría = .987), y la mayor negativa la de la variable «ajuste del aprecio recibido de jefes» (asimetría = -.495). Todas las distribuciones son leptocúrticas, en especial la de «ajuste de la confianza profesional que suscito en compañeros» (curtosis = 4,593). Escala de ajuste: recursos laborales (7 ítems).El rango mayoritario es igual a 12 puntos, pero para el ítem «ajuste de la habilidad de ponerme en mi sitio para evitar abusos» asciende a 14 puntos. El valor mínimo es de -7 puntos, y el máximo de +7 puntos (Tabla 10). Las medias son casi todas ellas negativas y cercanas al medio punto a excepción del ajuste para los dos tipos de recursos personales que presentan el carácter más opuesto entre sí, a saber los recursos intelectuales y físicos: «ajuste de la capacidad personal general» (M = 0,1940) y «ajuste de la resistencia física» (M = 0,4157), lo que significa que la muestra de sujetos se atribuye más capacidad en ambos recursos de la que se juzga necesaria para el trabajo. La variabilidad en esta escala es elevada, situándose todas sus desviaciones típicas entre Dt = 1.39 y Dt = 2.0. Sus distribuciones, por otra parte, resultan bastante simétricas sólo una de ellas alcanza un valor ligeramente superior a un punto (asimetría = 1,097); y son marcadamente leptocúrticas debido a la predominancia de frecuencias de ajuste con valor = 0. Estas variables no se ajustan a la normal. Condiciones de experiencia subjetiva Escala de BLPS: efectos del trabajo sobre el bienestar psicológico del trabajador, y otras consecuencias laborales (24 ítems).Frecuencia de respuesta válida semejante a la de epígrafes anteriores, y rango entre 0-7 puntos para todos los ítems. Medias muy variadas, siendo las medias más bajas las correspondientes a las dos variables de absentismo (M = 0,89; y M = 0,91), y la media más elevada la correspondiente a la variable «autoestima profesional positiva» (M = 5,42). La mayor parte de las restantes medias se sitúa entre 1,5 y 4,5 puntos (Tabla 11). Todas las varianzas se sitúan entre 1,1 y 2,4 desviaciones típicas la desviación típica más elevada en términos absolutos corresponde a la variable «intensidad de la intención de marcharme de la empresa» (Dt = 2,477). En cuanto a asimetría y curtosis hay tres grupos muy diferenciados de variables, según su distribución: un primer grupo tiene distribuciones prácticamente simétricas o con una asimetría negativa muy ligera, y que tienden a ser platicúrticas este grupo comprende las variables relativas a la satisfacción laboral (satisfacción con las tareas, con los jefes, con los clientes), las variables referidas a las consecuencias emocionales laborales (agotamiento emocional, tensión laboral), y las variables relativas a los diferentes tipos de fatiga (fatiga mental, fatiga física); un segundo grupo de variables presenta distribuciones con una asimetría positiva más marcada, y tienden a ser leptocúrticas aunque no siempre, y se corresponden con variables relativas a consecuencias y actitudes laborales más negativas (absentismo, aislamiento de jefes y compañeros, actitud negativa hacia el trabajo, gravedad de los errores, e intención de irse de la empresa); y finalmente, hay un tercer grupo de variables que tienen una distribución asimétrica negativa en torno a un punto, y que son leptocúrticas siendo en realidad bastante heterogéneas entre sí, y que corresponden a variables sobre consecuencias y actitudes laborales de carácter más positivo (autoestima profesional positiva, actitud positiva hacia el trabajo), y en donde también se incluye la variable «satisfacción con compañeros» variable cuya distribución se diferencia de la distribución que presentan las restantes variables de satisfacción. Estos resultados REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 69 INFORMES Y ESTUDIOS ponen de manifiesto que hay tres grupos diferenciados de consecuencias laborales, ateniéndonos a su distribución: consecuencias laborales que coinciden con lo que podría denominarse una experiencia laboral más o menos habitual y rutinaria v.g.: tensión laboral, fatiga mental; consecuencias laborales negativas que expresan cierta problemática y/o conflictividad laboral v.g.: aislamiento de compañeros en el trabajo; y consecuencias laborales positivas que expresan una realización profesional personal, en el contexto de una relaciones positivas con compañeros de trabajo v.g.: autoestima profesional. Escala moduladora del trabajador (14 ítems)5.Rango y frecuencia de respuesta válida según lo habitual (Tabla 12). Medias muy variadas, siendo las menores las correspondientes a las dos variables de «consumo de medicamentos» (M = 0,34; y M = 0,45), y las mayores las registradas por las variables sobre desconexión del trabajo fuera de la jornada laboral (M = 4,41; y M = 4,61). Las dispersiones son más homogéneas entre sí, situándose la mayoría de ellas entre 1,5 y 2 desviaciones típicas. Las distribuciones presentan asimetrías y curtosis muy variadas, destacando en especial las distribuciones que presentan las dos variables de consumo de medicamentos, que son muy asimétricas positivas y marcadamente leptocúrticas. 5 Dentro de esta escala se incluyen dos ítems sobre «consumo de medicamentos«. Estos mismos ítems bien pudieran haberse incluido en la Escala de Apoyo Profesional. Sin embargo, en un principio, se han incluido en la escala que nos ocupa teniendo en cuenta que el consumo de medicamentos se destina a la reducción de la tensión laboral del trabajador (modulación del trabajador), y dado que en el protocolo de preguntas no se especificaba si las medicinas se tomaban por prescripción médica. Paralelamente, se han incluido en esta escala dos ítems sobre «dificultad de olvidarse del trabajo fuera de la jornada laboral», que bien pudieran ponerse en la Escala de BPLS (efectos del trabajo sobre la atención/pensamiento). No obstante, se han incluido aquí atendiendo a que la citada dificultad surge a resultas de un intento previo deliberado de quitarse el trabajo de la cabeza (modulación del trabajador). 70 Escala de apoyo social (4 ítems).Porcentaje de respuesta válido prácticamente del 100%, y amplitud de 7-0 para todos los ítems sin excepción (Tabla 13). Medias en torno a cuatro puntos, un poco más bajas las correspondientes a la ayuda procedente de jefes que las correspondientes a la ayuda procedente de familiares. Varianzas homogéneas, en torno a dos desviaciones típicas. Distribuciones asimétricas positivas moderadas, mayores para las dos variables de apoyo familiar (asimetría = -.679; y asimetría = -.762); y ligeramente platicúrticas. Escala de SML: daños del trabajo sobre la salud mental del trabajador, y otras consecuencias sobre su salud en general (30 ítems). Prácticamente la totalidad de la muestra contestó a estos ítems (Tabla 14), a excepción de los dos ítems de accidentes laborales que registraron una menor frecuencia de respuestas válidas (con N = 445 para el ítem «accidentes laborales días de baja»; y con N = 456 para el ítem «gravedad de los accidentes laborales»). El rango de todos los ítems es de 7, excepto para el ítem «días de baja por accidente laboral» que asciende a 365 (amplitud = 365-0). Las medias inferiores corresponden a las variables para consumo de alcohol, gravedad de accidentes laborales y enfermedades físicas. Las medias superiores corresponden a las variables que miden la atención/percepción del trabajador respecto a su tarea y el transcurso subjetivo del tiempo la media mayor de esta escala en términos absolutos corresponde a la variable «frecuencia de absorción de la atención por el trabajo» (M = 4,64). Las varianzas se agrupan en torno a 1,5 desviaciones típicas salvo la correspondiente a la variable «días de baja por accidente laboral» (Dt = 22,662). Tienden a predominar las asimetrías positivas por debajo de un punto con algunas excepciones como ocurre con los accidentes laborales (Dt = 11,919), el consumo de alcohol y las enfermedades físicas. La curtosis es asimismo muy variada, y existe prácticamente el mismo número de distribuciones leptocúrticas que platicúrti- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN cas. Sus distribuciones no se ajustan a la normal. Por otro lado, se observan marcadas diferencias en el reconocimiento de síntomas específicos y patología en general por parte del propio trabajador interesado debido ello en parte a la propia frecuencia de ocurrencia de estos diversos síntomas y patologías en el mundo laboral, y atribuible también quizás a diferentes grados de distorsión motivacional en lo relativo a la aceptación de ciertas alteraciones psicológicas como alteraciones propias6. Así, los histogramas más positivamente asimétricos corresponden, fuera de los citados para accidentes laborales, a síntomas tales como depresión, miedo, dificultad de concentración, y consumo de tabaco y alcohol en todas estas variables el histograma presenta una elevada frecuencia de respuestas válidas igual a cero. Otros histogramas son igualmente asimétricos positivos, pero presentan sin embargo un escalonamiento de valores mucho más gradual que en los casos anteriores: se trata de las distribuciones para aquellos síntomas que quizás se encuentren menos estigmatizados socialmente, tales como síntomas de irritabilidad, efectos del trabajo sobre el sueño, y cansancio muscular o apatía. Escala de ayuda profesional (2 ítems).En ambos ítems se ha utilizado el rango completo de la escala de medidas (Tabla 15). Medias muy bajas, por debajo todas ellas del medio punto; y valores de dispersión homogéneos, en torno a una desviación típica. Sus distribuciones son marcadamente asimétricas positivas, y leptocúrticas mayormente por la elevada frecuencia de respuestas válidas igual a cero (ayuda profesional inexistente). 6 Posiblemente, la distorsión motivacional puede haber estado facilitada involuntariamente en nuestro estudio porque las empresas en donde se ha pasado el cuestionario han sido, en general, muy pequeñas, y este hecho junto con el tener que indicar los sujetos de la muestra sus datos de edad, sexo, puede haber comprometido el anonimato al 100% de los trabajadores participantes. Variables de control y de experiencia laboral Variables de control de las condiciones básicas (8 ítems).Frecuencia de respuesta válida casi del 100% de la muestra, y rango completo de valores (amplitud = 7-0). Medias muy diversas, comprendidas entre 1,2 y 4,5 puntos, siendo las menores las correspondientes a problemas personales, y las mayores las correspondientes a identificación con el trabajo actual, y ajuste entre habilidades propias y exigencias del puesto de trabajo (Tabla 16). Varianzas homogéneas y elevadas, situándose entre 1,6 y 1,9 desviaciones típicas. Asimetrías de ambos signos, siendo más marcadas las asimetrías positivas relativas a los diferentes problemas personales que afectan a la salud y al desempeño. La curtosis sin embargo no es muy acentuada todas por debajo de un punto, predominando las de signo positivo sólo son platicúrticas las distribuciones para las variables «ajuste necesidades-recompensas», y «satisfacción con el salario». Experiencia laboral (2 ítems).La media de antigüedad en el puesto de trabajo actual resulta inferior en un punto (M = 4,59 años) a la media de antigüedad en la misma actividad laboral (M = 5,61 años). Ambas variables presentan distribuciones asimétricas positivas, y leptocúrticas en especial la de la variable «antigüedad en el puesto actual» (curtosis = 11,543) (Tabla 16). Factorización Se recurrió al método de extracción de componentes principales, que es el más resistente cuando se vulnera la normalidad de las distribuciones. Previo a todo, los resultados obtenidos en todas las escalas utilizando la prueba de esfericidad de Bartlett (p = .000), nos permitieron efectuar sin más la factorización de las diferentes escalas. En el presente estudio exploratorio, hemos excluido de la factorización todos aquellos ítems que pre- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 71 INFORMES Y ESTUDIOS sentaban una asimetría superior a 1,5 puntos, a efectos de no tener que recurrir a efectuar la transformación de estas variables v.g.: transformación de raíz cuadrada que si bien normalizarían sus distribuciones, ello sería a costa de perderse la interpretación inmediata de sus respectivos pesos factoriales. En el resumen de los resultados de factorización (Tabla 17), se hace constar el porcentaje de la varianza acumulado para los sucesivos componentes extraídos. Escala de tarea: propiedades cuantitativas (2 ítems). La correlación entre las dos variables de esta escala es moderada7 (rxy = .657) y significativa. Se extrae un único componente factorial con el que se explica el 82,833% de la varianza. Escala de tarea: aspectos cualitativos (3 ítems).Sólo es significativa la correlación que resulta entre variedad y dificultad de tareas (rxy = .401). Se extraen dos componentes factoriales que en su conjunto explican en 80,278% acumulado de la varianza. El primer componente recoge saturaciones altas y positivas para las variables de dificultad y variedad de tareas, y en el segundo componente satura especialmente la claridad de tareas. Escala social: aspectos cuantitativos (3 ítems).Todas las correlaciones son bajas, aunque resultan significativas. Sólo se extrae un componente factorial con saturaciones altas, positivas y con valores muy próximos para las variables «frecuencia de contactos con jefes» y «frecuencia de contactos con compañeros», que explica el 47,66% acumulado de la varianza. De forzarse la extracción de un segundo factor, se llegaría a explicar hasta el 76,602% acumulado de la varianza. Seguiremos aquí la clasificación de COHEN Y HOLLI(1982) para medir la fuerza de las relaciones: hasta 0,19 relación muy baja; de 0,20 a 0,39 relación baja; de 0,40 a 0,69 relación modesta; de 0,70 a 0,89 relación alta; y superior a 0,90 relación muy alta. 7 DAY 72 Escala social: aspectos cualitativos (11 ítems).Excluidas las cuatro variables con asimetría superior a 1,5 (Tabla 4). Predominan las correlaciones significativas. Se extraen cuatro componentes factoriales que explican el 72,513% acumulado de varianza seleccionando únicamente los dos primeros se llegaría a explicar el 49,37% de la varianza. En el primer componente saturan alto y positivo todas las variables relativas a conflictos intensidad, frecuencia con compañeros, jefes y clientes; y en el segundo componente saturan con valores intermedios las variables de confianza/aprecio percibido de compañeros, jefes y clientes. Escala de recursos laborales propios (7 ítems).Prácticamente todas las correlaciones de la matriz resultan significativas. Las correlaciones más elevadas de entre todas se producen entre las variables «capacidad personal general» y «habilidad de solución de problemas de trabajo» (rxy = .425); y entre las variables «habilidades sociales con clientes o usuarios» y «habilidades sociales con compañeros» (rxy = .416). Se extraen dos componentes que explican el 49,47% acumulado de varianza. En el primer componente que explica el 34,514% de la varianzasaturan todas las variables positivamente, destacando «habilidades sociales con compañeros» y «fortaleza emocional»; y en el segundo componente que explica sólo un 14,958% de la varianza destacan las saturaciones de la variable «habilidad de ponerme en mi sitio para evitar abusos», con saturación media positiva, y la de la variable «capacidad personal general» y «resistencia física» ambas con saturación media negativa. Escala de atribuciones sociales (6 ítems). Excluidas las diez variables con asimetría superior a 1,5 (Tabla 6). Todas las correlaciones de la matriz sin excepción son significativas, destacando las altas correlaciones existentes entre «gravedad de los intentos de anularme por parte de jefes», y «frecuencia de los intentos anularme por parte de jefes» (rxy = .848); entre «distribución injusta de tareas: REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN frecuencia» y «distribución injusta de tareas: gravedad» (rxy = .832), y entre «intentos de aislarme jefes: frecuencia» de «intentos de aislarme jefes: gravedad» (rxy = .802) lo que indica que los sujetos de la muestra no diferencian suficientemente entre las dimensiones de frecuencia y gravedad relativas a los mismos contenidos. Se extraen dos componentes factoriales, que explican un 77,07% acumulado de varianza. En el primer componente saturan alto y positivo todas las variables que configurarían un componente de hostilidad mayormente de tipo sociopersonal; y en el segundo componente saturan alto y positivo las dos variables relativas a la distribución de trabajo injusta que configurarían un componente de hostilidad de tarea. Escala moduladora del trabajo (16 ítems). Las correlaciones de la matriz son mayormente significativas. Son altas las correlaciones entre la frecuencia y eficacia estimadas para las diferentes estrategias de modulación individual v.g.: para frecuencia y eficacia de «introducción de cambios contra la monotonía del trabajo» (rxy = .731), de «búsqueda de relación social» (rxy = .759), de «agilizar trámites» (rxy = .788), y de «modulación del ritmo de trabajo» (rxy = .767). Se extraen seis componentes factoriales que en su conjunto explican el 74,802% acumulado de la varianza con sólo los cuatro primeros componentes se explicaría el 60,22% acumulado de varianza. En el primer factor saturan alto las variables que regulan la tarea v.g.: dosificar trabajo, modular su ritmo, organización del trabajo ; en el segundo componente saturan alto y positivo las estrategias orientadas a reducir el impacto negativo del trato frecuente con clientes v.g.: agilizar los trámites con los clientes, asentir (dar la razón) a lo que digan los clientes para evitar conflictos; en el tercer componente se recogen saturaciones altas y negativas respecto a buscar relación social en el trabajo para vencer el aislamiento; y en el cuarto factor saturan las variables de «petición de ayuda a jefes y compañeros ante dificultades del trabajo». Escala de ajuste: cantidad (5 ítems).La matriz de correlaciones presenta correlaciones de ambos signos, y significativas en consonancia con los componentes resultantes. Se extraen dos componentes que explican el 58,62% acumulado de varianza. En el primer componente saturan alto y positivo las dos variables de ajuste al trabajo, y en el segundo componente saturan alto y positivo las variables referentes a frecuencia de contactos con jefes y compañeros. Escala de ajuste: calidad (8 ítems). Correlaciones mayormente significativas, de naturaleza positiva salvo algún que otro caso aislado. Las mayores correlaciones corresponden a los ajustes entre la dificultad de tareas y la variedad de tareas (rxy = .396), y a los ajustes entre la confianza profesional otorgada por jefes y la otorgada por compañeros (rxy = .393). Se extraen dos factores que explican un 46,464% acumulado de varianza. En el primer factor saturan alto y positivo las variables los ajustes relativos a la estimación profesional recibida por el trabajador ajuste del aprecio y de la confianza profesional otorgada por jefes y compañeros; y en el segundo factor saturan alto y positivo los ajustes relativos a la dificultad y la variedad de tareas. Escala de ajuste: recursos laborales (7 ítems).Todas las correlaciones resultantes son positivas y significativas. Destacan las correlaciones moderadas entre las variables «ajuste de habilidad personal general» y «ajuste de habilidad de solución de problemas de trabajo» (rxy = .401), y entre las variables «ajuste de la habilidad social con clientes» y «ajuste de la habilidad social con jefes y compañeros» (rxy = .471). Se extrae un único componente factorial que explica por sí mismo el 36,90% de la varianza con un segundo factor se llegaría a explicar hasta el 50,726% de varianza. En el primer componente destacan las saturaciones positivas de las variables «ajuste de las habilidades sociales con jefes y compañeros», «ajuste de las habilidades sociales con clientes» y «ajuste de la fortaleza emocional». REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 73 INFORMES Y ESTUDIOS Escala de BLPS: efectos del trabajo sobre el bienestar psicológico del trabajador, y otras consecuencias laborales (22 ítems).Excluidas las dos variables con asimetría superior a 1,5 (las dos variables correspondientes al absentismo). La matriz de correlaciones presenta mucha variedad en cuanto a signos y valores destacando en especial las correlaciones entre la frecuencia e intensidad estimada para las mismas consecuencias laborales. Mayormente son significativas. Se extraen seis componentes que explican el 66,79% acumulado de varianza con sólo tres componentes se explicaría ya el 49,49% de varianza. En el primer componente saturan alto las variables de cansancio físico, mental y emocional v.g.: fatiga mental, aislamiento emocional, tensión laboral, fatiga física; en el segundo componente presentan saturaciones altas y positivas las variables de satisfacción y actitud positiva hacia el trabajo, y saturan negativo la intención de marcharse de la empresa y la actitud negativa hacia el trabajo; y en el tercer componente saturan positivo las variables de errores, y satura negativo la «autoestima profesional positiva». En los dos siguientes componentes saturarían alto las variables sobre «intención de marcharse de la empresa» con saturaciones positivas medias el cuarto componente, y las variables de «fatiga física» con saturaciones negativas medias en el quinto componente. Por último, en el sexto componente saturan alto positivo principalmente las variables de aislamiento social. Escala moduladora del trabajador (12 ítems).Excluidas las dos variables con asimetría superior a 1,5 (las dos variables correspondientes al consumo de medicamentos). Matriz de correlaciones de ambos signos, predominando los signos positivos, siendo significativas al 50% de ellas aproximadamente. Se extraen cinco componentes factoriales que explican el 78,408% acumulado de la varianza. En el primer componente saturan alto y positivo las variables de relajación, evasión mental y distracción social; en el 74 segundo componente saturan positivamente las variables de dificultad de olvidarme del trabajo fuera de la jornada, y saturan negativamente las variables de eficacia y frecuencia de desconexión del trabajo; en el tercer componente saturan muy alto y positivo las dos variables de «habilidades de negociación». Por último, en los componentes cuarto y quinto saturan positivo todas las variables de desconexión del trabajo fuera de la jornada laboral, y las dos variables de distracción social respectivamente. Escala de apoyo social (4 ítems). Todas las correlaciones de la matriz son positivas, y resultan significativas destacando las altas correlaciones para los pares de frecuencia y eficacia de apoyo familiar (rxy = .827) y de apoyo de jefes (rxy = .793). Se extraen dos componentes que explican el 90,544% acumulado de la varianza. En el primer componente saturan con valores medios y positivos todas las variables componente que explica por sí sólo el 56,318% de la varianza; y en el segundo componente hay saturaciones de ambos signos, saturando de forma positiva las dos variables de «apoyo de jefes» y saturando de forma negativa las dos variables de «apoyo de familiares». Escala de SML: daños del trabajo sobre la salud mental del trabajador, y otras consecuencias sobre su salud en general (24 ítems). Excluidas las seis variables con asimetría superior a 1,5 (las dos variables de accidentes laborales, las dos variables de consumo de substancias y las dos variables de enfermedades físicas). Predominan los signos positivos, y la significatividad en la matriz de correlaciones. Se extraen siete componentes factoriales que explican el 71,08% acumulado de la varianza con sólo cuatro componentes se explicaría el 55,57% de la varianza. El primer componente explica el 30,99% de la toda la varianza, y recoge saturaciones altas positivas de prácticamente todas las variables, destacando las saturaciones de variables relativas a síntomas de trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. El segun- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN do componente que explica ya únicamente el 9,42% de la varianza recoge saturaciones medias positivas relativas a efectos positivos del trabajo sobre la SML v.g.: efectos sobre la autoestima positiva, estado de ánimo estimulante, y absorción por el trabajo durante la jornada. En el tercer componente que por sí sólo explica el 8,17% de la varianza saturan muy alto y positivo las dos variables de consumo de tabaco; y en el cuarto componente que explica el 6,98% de la varianza saturan alto y negativo las dos variables relativas a la prolongación subjetiva de la jornada, y saturan con valor medio y positivo las dos variables relativas a sensaciones de miedo relacionadas con el trabajo y las dos variables de consumo de tabaco. En los dos subsiguientes componentes factoriales de carácter mucho más residual destacan las saturaciones negativas de la absorción por el trabajo durante la jornada en el quinto componente; y las dos variables de «prolongación subjetiva de la jornada», con valor medio positivo, y las variables de «irritabilida», con valor medio negativo en el sexto componente. El séptimo componente es completamente residual, y apenas explica varianza (Tabla 17). Por último, valga indicar aquí que las variables de apoyo profesional no se factorizan porque, según comentamos más arriba, estas variables presentan unas asimetrías muy marcadas; y tampoco se factorizan las variables de control y de experiencia laboral porque su inclusión en el modelo y en el propio instrumento de medida no persigue tal fin. el primer componente factorial extraído para la Escala de BLPS y para la Escala de SML, tanto para todas aquellas variables con asimetría inferior a 1,5 puntos (Tabla 18) como para todas las variables del modelo sin excepción (Tabla 19). Como se puede comprobar, las correlaciones resultan estadísticamente significativas en la mayoría de los casos excepto en tres ocasiones: para la Escala social: propiedades cuantitativas, para la Escala de recursos laborales propios, y para la Escala de apoyo social8. Destaca en especial, la alta correlación (.850) entre el primer componente factorial de las dos escalas de experiencia subjetiva BLPS y SML (Tablas 18-19). Como puede apreciarse no existe prácticamente diferencia entre las correlaciones resultantes bien se incluyan sólo aquellas variables más simétricas, bien se incluya el conjunto total de variables. El signo de las correlaciones es igual para BLPS y para SML porque el primer componente factorial de BLPS se refiere precisamente al cansancio físico, mental y emocional del trabajador. En su conjunto, globalmente, el primer componente factorial de las distintas escalas de las condiciones de trabajo, condiciones de adaptación y condiciones de ajuste, explica el 51,70% de la varianza (análisis de regresión) del primer componente factorial de la Escala de BLPS; y todos los citados componentes incluido además el primer componente factorial de la Escala de BLPS explican el 75,70% del primer componente factorial de la Escala de SML en la factorización de variables con asimetría inferior a 1,5 puntos. Por razones de espacio no podemos incluir aquí, ni comentar siquiera, las relaciones existentes entre todos los componentes factoriales extraídos para las distintas escalas del modelo; pero si incluiremos no obstante, a título meramente indicativo, las correlaciones resultantes entre el primer componente factorial extraído para las escalas correspondientes a las condiciones de trabajo, condiciones de adaptación y condiciones de ajustes, y 8 Valga añadir aquí que el primer componente factorial de estas escalas sí que tiene relaciones significativas con otros diferentes componentes factoriales de las escalas BLPS y SML v.g.: el primer componente factorial de la Escala de apoyo social tiene correlaciones significativas con el segundo componente factorial de la escala SML (.289 para N = 481), y con el segundo y cuatro componente factorial de la escala BLPS (.365 para N = 484; y .252 para N = 484, respectivamente). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 75 INFORMES Y ESTUDIOS DISCUSIÓN En general, la descripción estadística de las variables ofrece unos valores dentro de lo esperado para una población general de trabajadores: medias observadas próximas al valor medio de la escala de medida para las condiciones de naturaleza más externa al trabajador condiciones de trabajo y condiciones de ajuste; y medias más pronunciadas por encima y por debajo del valor medio de la escala según el aspecto de que se trate para las condiciones intrínsecas al trabajador condiciones de adaptación y condiciones de experiencia subjetiva. Las medias con valores inferiores en términos absolutos corresponden a algunos aspectos del acoso laboral y a diversa sintomatología psicopatológica valores que reflejan la tasa de incidencia de estos diferentes hechos y consecuencias en el mundo laboral. Aunque la distribución de las variables no se ajusta a la normal, tan sólo unas pocas variables de entre todas ellas presentan distribuciones marcadamente asimétricas justamente aquellas variables con escasa tasa de incidencia, tales como absentismo o consumo de substancias, según hemos comentado. Según se desprende del resumen de los resultados de factorización (Tabla 17), con tan sólo unos pocos componentes por escala en el límite, con tan sólo un componente por factor, caso por ejemplo de la Escala de tarea: propiedades cuantitativas nos aproximamos o superamos una explicación de varianza acumulada por encima del 50%. Se extraen un número mayor de componentes para las escalas de BLPS y de SML, y para algunas escalas de modulación individual en ambos casos, condiciones intrínsecas al trabajador. Aunque no se pretenda aquí efectuar una comparación exhaustiva de este estudio con investigaciones precedentes, si conviene, sin embargo, comparar algunos de nuestros resultados aunque sólo sea parcialmente con los resultados obtenidos por otros autores, a efectos de procurarnos una cierta vali- 76 dez convergente que afiance nuestras conclusiones. Los datos demográficos de la muestra de Requena (2000)9 son comparables a los nuestros en cuanto a su edad y composición por géneros: la edad media de su muestra es de 37,49 años (Dt = 11,39), y la de la nuestra ha sido de 33,02 años (Dt = 9,423); el porcentaje de varones de su muestra es de 66%, y el de nuestra muestra ha sido de 53,9%; sin embargo, ambas muestras difieren un tanto en cuanto a su antigüedad en la empresa: su muestra tenía una antigüedad media de 9,64 años (Dt = 10,26), y la nuestra ha sido de 4,59 años (Dt = 4,91) aquí ha podido jugar su papel la diferencia de tamaños muestrales, puesto que mientras la suya asciende a N = 4.321, la nuestra ha sido de N = 501. Sin embargo, su variabilidad es idéntica, como se desprende de sus respectivos coeficientes de variación: allí CV = 93,9 y aquí CV = 93,4. De conformidad con una prevalencia general por acoso laboral situada entre el 9% (González de Rivera, 2002) y el 12% (Piñuel y Zabala, 2001) de la población trabajadora, nuestros resultados para algunas de las actuaciones específicas del mobbing han sido los siguientes: frecuencia de intentos de anulación por parte de jefes, 10,2%; frecuencia de asignación de tareas inferiores, 8,4%; e intentos de aislarme socialmente por parte de jefes, 6,2% frecuencias acumuladas para valores ≥, según nuestra escala de medida. En el estudio transcultural sobre burnout y apoyo social llevado a cabo por Malach et al. (2002), se estudian las funciones del apoyo social al contrario de nuestro estudio que considera las fuentes del apoyo social (Tabla 14), pero existen ciertos paralelismos que permiten establecer una comparación entre ambos. Así, en su muestra USA la muestra 9 Datos procedentes de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (ECTV, 1999), Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN de población culturalmente más equiparable a nuestro país entre las distintas muestras culturales que emplea, su disponibilidad de apoyo (social) técnico (M = 4,90; Dt = 1,55) podría equivaler a nuestra frecuencia de apoyo de jefes (M = 3,81; Dt = 1,79); y su disponibilidad de apoyo social no técnico que comprendería apoyo emocional, escucha, y compartir la realidad social con el interesado (M = 5,16; Dt = 1,38) podría equivaler a nuestra frecuencia de apoyo familiar (M = 4,41; Dt = 2,13). Sus medias son superiores porque su escala tiene rango 7-1 y nuestra escala tiene rango 7-0; además, su dispersión es más reducida porque su muestra, N = 48, es notoriamente inferior a nuestra muestra, N = 501. Si equiparamos ambas escalas, suprimiendo las respuestas válidas igual a cero de nuestro estudio, entonces nuestros mutuos resultados serían todavía más equivalentes: frecuencia de apoyo de jefes (N = 468; M = 4,07; Dt = 1,52), frecuencia de apoyo familiar (N = 450; M = 4,77; Dt = 1,64). En ambas muestras se verifica, además, que el apoyo técnico (apoyo de jefes) es menos frecuente que el apoyo no técnico (apoyo familiar). Paralelamente, nuestras variables para otro tipo de apoyo social, el apoyo profesional (clínico) presentan ya unas distribuciones notablemente diferentes a las citadas anteriormente (Tabla 15). Otro estudio con el que podemos comparar nuestros resultados, es el estudio de Burton, Lee y Holtom (2002) sobre absentismo. Al igual que muestran nuestros resultados días de baja por accidente laboral (asimetría = 2,058; curtosis = 4,987), la distribución de su variable de absentismo número de días ausente en los últimos 10 meses, según registros organizacionales no se ajusta a la normal, y presenta una asimetría y curtosis positivas (asimetría = 1,52; curtosis = 2,48). Su media mensual de absentismo general asciende a 1,52 días mensuales (Dt = 1,39), y se reduce cuando se trata exclusivamente de absentismo por enfermedad (M = 0,51; Dt = 0,51); y nuestra media es de 0,89 días (Dt = 1,28). Las diferencias pueden obedecer tanto al período de tiempo que cubren ambas variables cuanto a la metodología empleada ellos emplean registros organizacionales objetivos, y nosotros estimaciones subjetivas del propio trabajador. En el estudio de Requena (2000) la media de satisfacción con la organización del trabajo es igual a 3,65 lo que supone una Z = 0,698 respecto de su media escalar igual a 3 puntos, y nuestros resultados para satisfacción de tarea y para satisfacción con compañeros arrojan una media igual a 4,31 y 4,92 puntos, respectivamente lo que supone unas puntuaciones típicas de Z = 0,530 y Z = 0,950 respecto de nuestra media escalar igual a 3,50 puntos. Como se observa, salvando las diferencias conceptuales y de escala de medida, los valores típicos resultan bastante próximos. Paralelamente, en el estudio antes citado las buenas relaciones con compañeros y con directivos alcanzan unos valores medios de 4,16 y de 3,75 puntos, respectivamente equivalentes a valores Z = 1,450 y Z = 0,815 respecto de su media escalar igual a 3 puntos , y nuestros resultados para intensidad de conflictos con compañeros y con jefes tienen una media de 1,34 y de 2,22 puntos, respectivamente equivalentes a valores Z = 1,304 y Z = 0,674, respecto de nuestra media escalar igual a 3,50 puntos. Valores semejantes que presentamos en términos absolutos para neutralizar la dirección de la pregunta: allí, buenas relaciones, y aquí conflictos. En la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo también podemos encontrar algunos puntos de contacto con nuestros resultados. Por ejemplo, en la ECVT (2001) los porcentajes para satisfacción con la organización del trabajo son los siguientes: 18,10% muy satisfecho, 52,30% satisfecho, 17,60% indiferente, 7,70% insatisfecho, 2,80% muy satisfecho, y 1,50% ns/nc. El correlato más próximo en nuestro estudio es la satisfacción con las tareas, cuya distribución es muy parecida a la anterior, equiparando ambas escalas de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 77 INFORMES Y ESTUDIOS medida: 21,20% para satisfacción moderada o extremadamente alta (valores 6 de nuestra escala), 56,80% para satisfacción ligeramente alta o intermedia (valores 5-4 de nuestra escala), 16,40% para satisfacción ligeramente baja o moderadamente baja (valores 3-2 de nuestra escala), 3% para satisfacción extremadamente baja (valor = 1 de nuestra escala), y 2,60% para valores nulos (valores = 0). En el trabajo de Harned et al (2002) se presentan medidas de satisfacción con el trabajo, con compañeros y con jefes que podemos utilizar como puntos de referencia para nuestros propios resultados. Allí en puntuaciones típicas para salvar la diferencia de escalas de medida la satisfacción con el trabajo es Z = 0,597, la satisfacción con compañeros es Z = 0,799 y la satisfacción con jefes es Z = 0,505. Respectivamente, en nuestra muestra los valores para satisfacción con tareas el correlato más próximo a la satisfacción con el trabajo, con compañeros y con jefes es de Z = 0,530, Z = 0,950 y Z = 0,303. Según Mack, Rosecan y Frances (2003) el 40% de los trabajadores en EE.UU. utilizan los programas de ayudas al empleado, y de aquéllos el 17% es por motivo de abuso de sustancias, lo que resulta en un 6´80% del total de trabajadores que consumen substancias del total de trabajadores en activo. Semejantemente, en nuestro estudio tenemos un porcentaje de consumo de alcohol y/drogas del 5% para valores de frecuencia de consumo 4 valor intermedio, y del 6,6% para valores de frecuencia de consumo ≥3 valor ligeramente bajo. Los componentes factoriales resultantes dependen obviamente del tipo de muestras que se empleen, pero cuando las escalas son de carácter intrínseco al trabajador (condiciones de tipo interno) estas escalas suelen subdividirse en un mayor número de componentes que las escalas de tipo externo. Así, al igual que sucede con nuestras condiciones de experiencia subjetiva las escalas para BLPS y para SML y con las escalas de modulación 78 individual, que se subdividen en un mayor número de componentes factoriales, así mismo sucede con los constructos equivalentes de otros autores v.g.: la escala de demandas psicológicas del JCQ, Job Content Questionnaire (Karasek et al, 1998) tiende a escindirse en dos factores. El Burnout Measure (BM; Pines & Aronson, 1988) tiene 21 ítems y aunque su estructura es unidimensional (Corcoran, 1986; Justice, Gold & Klein, 1981), a veces surgen tres dimensiones diferentes (Enzmann et al, 1998), a saber: desmoralización, agotamiento, y pérdida de motivo. De forma semejante, partiendo de los 21 ítems de nuestra Escala de BLPS: consecuencias laborales obtenemos un primer componente de carácter físicoemocional donde saturan las variables de agotamiento emocional, tensión laboral, fatiga física , factor que por sí sólo explica el 27,656% de la varianza. El correlato de la dimensión de desmoralización en nuestro propio estudio que comprendería variables tales como la intención de marcharse de la empresa, la actitud de trabajo negativa aparece como segundo componente, que explica por sí mismo el 14,236% de la varianza. En este mismo sentido, y al igual que surge con la factorización de los ítems de la Escala de BLPS: consecuencias laborales, según venimos discutiendo, el modelo de ajuste persona-ambiente (French, Caplan & Harrison, 1982; y Kahn & Boysiete, 1992) también comprende la existencia de unas primeras consecuencias negativas del trabajo sobre el trabajador de carácter físico-emocional, y unas segundas consecuencias de carácter más comportamental, que según la estructura del modelo que nos ocupa se recogerían tanto en subsiguientes componentes factoriales de BLPS, v.g.: errores, absentismo como en componentes factoriales de SML v.g.: consumo de tabaco . Entre las limitaciones del presente trabajo está el haber trabajado sólo con autoinformes aunque las medidas objetivas también presentan sus propias desventajas, decremen- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN tando las correlaciones reales. En futuras fases de investigación, habría que refrendar no obstante los datos subjetivos con medidas de carácter más objetivo v.g.: por la vía de construcción de índices según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (2001); y efectuar su comparación con otros instrumentos de medida similares, aunque esto último deberá postponerse a cuando se llegue a una versión definitiva de nuestro instrumento. De cualquier forma, debemos manifestar que el enfoque metodológico individual que se ha seguido aquí, resulta apropiado porque el modelo que nos ocupa se centra como variables de salida en la experiencia subjetiva del trabajador según su BLPS y SML (Frese & Zapf, 1988). Paralelamente, para reducir la marcada discrepancia de algunas variables con respecto a la curva normal, se podrían ensayar diferentes alternativas a la redacción actual de las preguntas según figura en la Encuesta de Calidad de Vida y Salud Laborales v.g.: «mis faltas de asistencia al trabajo (absentismo) han sido equivalentes (superiores, inferiores) a las de mis compañeros. Si por lo menos, consiguiéramos para estas variables unas distribuciones más simétricas, ello nos permitiría incorporarlas directamente a los análisis estadísticos (análisis de varianza ) junto con el resto de las variables sin necesidad de transformar las puntuaciones directas, por vía de raíz cuadrada o de logaritmo neperiano, vaya por caso. Quizás la construcción de un índice simple de grado v.g.: índice de hostilidad en las condiciones de trabajo que se viene utilizando en esta área de investigación v.g. en el trabajo sobre acoso sexual en el trabajo de Harned et al (2002) podría suponer una solución. Por último, también resultaría aconsejable estratificar la población por escalas ocupacionales para obtener datos mucho más generalizables. Otra limitación metodológica del presente estudio reside en su carácter transversal esto es, no longitudinal de la medida, pese a que el modelo que nos ocupa establece una precisa cronología para la actuación y efectos correspondientes a las diferentes condiciones básicas y moduladoras. Es asimismo otro asunto a abordar en el futuro, pero sin embargo al presente valga decir que un estudio longitudinal, aparte de tener sus propios detractores (Frese & Zapf, 1988) supone: (i) serias dificultades para mantener el anonimato de los trabajadores focales, y (ii) pasar de un simple autoinforme a costosos procesos de observación algo que, obviamente, supone un notable incremento de recursos personales, materiales, temporales , y el realizar este tipo de registros puede reducir, además, el acceso a empresas. Entendemos, por otra parte, que antes de abordar el estudio longitudinal, es preferible disponer de unos resultados más completos y consolidados respecto al modelo en general. CONCLUSIONES Los resultados obtenidos en el presente estudio de carácter exploratorio indican que el comportamiento de las variables, tanto en su distribución como en su posterior agrupamiento factorial, es conforme y se ajusta a las hipótesis preliminares planteadas inicialmente. Además, por otra parte, nuestros resultados casan bien y son consistentes con los resultados de investigaciones precedentes, hecho que confiere un mayor respaldo a los datos recogidos de nuestra muestra de sujetos trabajadores. Las correlaciones entre los componentes factoriales resultan significativas en su mayor parte, y la proporción de varianza explicada para los consecuentes subjetivos BLPS y SMLes considerable. Todo lo anterior nos pone en disposición de poder afrontar ya, a partir de ahora, el contraste de otras hipótesis de carácter más fuerte derivadas igualmente del modelo, e incluso de someter a contraste la propia estructura del modelo en su conjunto estimación de parámetros para un modelo de relaciones estructurales lineales. Un punto importante a desarrollar es precisamente el REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 79 INFORMES Y ESTUDIOS de los mecanismos de transferencia de efectos desde el BLPS del trabajador a su SML, parte esencial del modelo de componentes comunes para BLPS y SML de Duro (2003). Obviamente, quedan todavía por resolver ciertos desafíos que nos ha planteado este estudio v.g.: variables con distribuciones marcadamente asimétricas, y su agrupamiento con variables con distribuciones más próximas a la curva normal, pero estos asuntos quedan ya aplazados para la investigación futura. Al igual que deberá abordarse en el futuro el diseño de un instrumento de medida de tamaño más proporcionado, y la subsiguiente comprobación de la consistencia interna fiabilidad y validez externa de sus escalas de medida a cotejar con la de otros instrumentos de medida preexistentes para estrés, acoso laboral, burnout . Agradecimientos: a Vicente Zabaleta por su revisión crítica del primer borrador del protocolo de preguntas, a Alejandro Duro López por su trabajo en la grabación de los datos, y a todos los alumnos de la asignatura de Calidad de Vida Laboral que han participado en este estudio. REFERENCIAS BAKKER,A.B., DEMEROUTI, E. & SCHAufeli, W.B. (2002). Validation of the Maslach Burnout Inventory--General Survey: An Internet study. Anxiety, Stress and Coping: An International Journal. Sep; Vol. 15 (3), 245-260. BEEHR, T.A. (1981). Work-role stress and attitudes towards coworkers. Group and Organizational Studies, 6, 201-210. BENAVIDES, F.C., RUÍZ-FRUTOS, C. & GARCÍA, A.M. (1997). 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ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. TABLA 2. CONDICIONES DE TRABAJO. ESCALA DE TAREA: PROPIEDADES CUALITATIVAS (3 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. TABLA 3. CONDICIONES DE TRABAJO. ESCALA SOCIAL: PROPIEDADES CUANTITATIVAS (3 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 83 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 4. CONDICIONES DE TRABAJO. ESCALA SOCIAL: PROPIEDADES CUALITATIVAS (15 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. 84 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 5. CONDICIONES DE ADAPTACIÓN. ESCALA DE RECURSOS LABORALES (7 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. TABLA 6. CONDICIONES DE ADAPTACIÓN. ESCALA DE ATRIBUCIONES SOCIALES (16 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 85 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 7. CONDICIONES MODULADORAS. ESCALA MODULADORA DE TRABAJO (16 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. 86 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 8. CONDICIONES DE AJUSTE: CANTIDAD (5 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. El ajuste se refiere a la diferencia entre los valores actuales y los valores deseados para los distintos ítems. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. TABLA 9. CONDICIONES DE AJUSTE. ESCALA DE AJUSTE: CALIDAD (8 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. El ajuste se refiere a la diferencia entre los valores actuales y los valores deseados para los distintos ítems. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 87 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 10. CONDICIONES DE AJUSTE: RECURSOS LABORALES (7 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. El ajuste se refiere a la diferencia entre los valores actuales y los valores deseados para los distintos ítems. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. 88 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 11. CONDICIONES DE EXPERIENCIA SUBJETIVA. ESCALA DE BLPS: EFECTOS DEL TRABAJO SOBRE EL BIENESTAR PSICOLÓGICO DEL TRABAJADOR, Y OTRAS CONSECUENCIAS LABORALES (24 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. BLPS = bienestar laboral psicológico. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 89 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 12. CONDICIONES MODULADORAS. ESCALA MODULADORA DEL TRABAJADOR (14 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. 90 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 13. CONDICIONES MODULADORAS. ESCALA DE APOYO SOCIAL (4 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 91 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 14. CONDICIONES DE EXPERIENCIA SUBJETIVA. ESCALA DE SML: DAÑOS DEL TRABAJO SOBRE LA SALUD MENTAL DEL TRABAJADOR, Y OTRAS CONSECUENCIAS SOBRE SU SALUD EN GENERAL (30 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. 92 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 15. CONDICIONES MODULADORAS. ESCALA DE APOYO PROFESIONAL (2 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. TABLA 16. CONDICIONES DE CONTROL. VARIABLES DE CONTROL (8 ÍTEMS), Y DE EXPERIENCIA LABORAL (2 ÍTEMS). ESTADÍSTICOS DESCRIPTIVOS Notas. En la escala de medida, 7 es el valor más alto y 0 el valor más bajo. Entre paréntesis: número del ítem en el protocolo de preguntas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 93 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 17. RESUMEN DEL PORCENTAJE DE LA VARIANZA ACUMULADO QUE EXPLICAN LOS COMPONENTES EXTRAÍDOS PARA LAS ESCALAS (a) Notas. BLPS = bienestar laboral psicológico. SML = salud mental laboral. (a) Sólo se factorizaron las variables con asimetría inferior a 1,5 puntos. (b) No se efectuó el análisis factorial de esta escala (ver texto). 94 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ANTONIO DURO MARTÍN TABLA 18. CORRELACIONES DE PEARSON ENTRE LAS ESCALAS BLPS Y SML Y LAS RESTANTES ESCALAS(a) Notas. BLPS = bienestar laboral psicológico. SML = salud mental laboral. N = número de sujetos. Las correlaciones se refieren al primer com-ponente factorial extraído para cada escala. (a) Sólo se factorizaron las variables con asimetría inferior a 1,5 puntos. (b) No se efectuó el análisis factorial de esta escala (ver texto). ** p < .01 (bilateral). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 95 INFORMES Y ESTUDIOS TABLA 19. CORRELACIONES DE PEARSON ENTRE LAS ESCALAS BLPS Y SML Y LAS RESTANTES ESCALAS(a) Notas. BLPS = bienestar laboral psicológico. SML = salud mental laboral. N = número de sujetos. Las correlaciones se refieren al primer componente factorial extraído para cada escala. (a) Se factorizaron todas las variables de la Encuesta de Calidad de Vida y Salud Laborales. ** p < .01 (bilateral). 96 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 Notas. BLPS: bienestar laboral psicológico. SML: salud mental laboral. No se representan los efectos recíprocos de modulación. FIGURA 1. PATH DIAGRAMA DEL MODELO: SUS CONDICIONES SON LAS VARIABLES ENDÓGENAS (NO OBSERVADAS) Y SUS RESPECTIVAS ESCALAS LAS VARIABLES EXÓGENAS (OBSERVADAS) ANTONIO DURO MARTÍN REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 97 INFORMES Y ESTUDIOS RESUMEN 98 El presente estudio de carácter exploratorio se basa en el modelo conjunto de calidad de vida laboral (CVL) y de psicología social de la salud en el trabajo (PSST) propuesto por Duro (2003) para explicar el bienestar laboral psicológico (BLPS) y la salud mental laboral (SML) del trabajador, en base a sus componentes comunes. Sus objetivos han sido: (i) llenar de contenido microestructura de variables la macroestructura formal de condiciones y escalas recogida en su modelo, y (ii) someter a contraste algunas hipótesis iniciales sobre distribución y agrupamiento de variables, y sobre relaciones significativas entre las escalas. Los resultados obtenidos con una muestra de 501 sujetos trabajadores, que contestaron a 166 ítems de un cuestionario, han puesto de manifiesto que: (i) las variables de las condiciones de trabajo y de las condiciones de ajuste presentan unas distribuciones más simétricas, y sus escalas precisan de un menor número de componentes factoriales para explicar un porcentaje razonable de varianza, que aquellas otras variables y escalas de las condiciones de adaptación y de las condiciones de experiencia subjetiva BLPS y SML; y (b) existen correlaciones significativas entre los componentes factoriales de las escalas, y en su conjunto el modelo explica una gran parte de la varianza de las escalas BLPS y SML. Además, estos resultados son convergentes con investigaciones previas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ¿Se ha producido un acercamiento socio-económico en el seno de la Unión Europea? Un análisis por países y regiones MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ * INTRODUCCIÓN L as disparidades socioeconómicas en el seno de la Unión Europea han sido objeto de estudio en numerosas ocasiones, dando lugar a diversos trabajos. En muchos de ellos una de las palabras clave más utilizada ha sido convergencia, en sus diversas acepciones. Convergencia nominal para expresar de manera suficiente el grado de homogeneización de las economías europeas. Convergencia legal para denotar la adaptación de las legislaciones. Convergencia real para detectar la cohesión económica y social. En el marco de la literatura económica, los trabajos que han adquirido mayor protagonismo son aquéllos que desde una perspectiva regional intentan evaluar empíricamente la existencia o no de convergencia en los niveles de renta entre los distintos países1. Sin * Departamento de Economía Aplicada. Facultad de Derecho y Economía. Universidad de Lleida. 1 En este ámbito, una definición de convergencia sería la tendencia a la igualación interterritorial de algu- embargo, tras revisar parte de la literatura más sobresaliente en este campo, especialmente desde un enfoque de crecimiento neoclásico, y después de observar en algunos de sus críticos la idea de clubes socio-económicos, el interrogante que se nos plantea es por qué no avanzar en este sentido y estudiar la posible existencia de clubes socio-económicos en el seno de las regiones europeas. Preocupándonos eso sí, no sólo por variables que nos aproximen al concepto de crecimiento sino por variables de ámbito económico y social. Bajo esta idea, nuestro objetivo se centra en evaluar en dos periodos distintos del tiempo (años 1990 y 2000), qué clubes socio-económicos se detectan entre los países y regiones de la Unión Europea (UE). Con ello además, observaremos si con el transcurso del tiempo se ha producido un proceso de homogeneización de posiciones socioeconómicas en el tanto a nivel de países como de regiones. La elección de los años indicados no se ha realizado al azar. Nos interesaba comparar na medida del nivel de producción real por persona (BAJO, 1998:138). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 99 INFORMES Y ESTUDIOS un período inicial en el que el proceso de integración europea se hallara a medio camino con otro final en el cual ya estuviera consolidado. Consideramos que 1990 y 2000 cumplen estos requisitos. En 1990, Europa caminaba hacia el mercado común y Austria, Suecia y Finlandia todavía no se habían integrado. Por su parte, en el año 2000, la UE así como la Unión Económica y Monetaria eran ya un hecho. El trabajo está estructurado en cinco apartados. En el primero de ellos, se parte del concepto de convergencia neoclásico para avanzar hacia la justificación de los objetivos de este estudio. En el segundo, se expone la metodología de trabajo utilizada. Los dos siguientes presentan los principales resultados a los que se llega en el ámbito de países y de regiones de la UE. El último de ellos recoge las conclusiones DEL CONCEPTO DE CONVERGENCIA AL DE CLUBES DE CONVERGENCIA Detrás de la definición de convergencia, la teoría neoclásica del crecimiento estipula que las economías con idénticos parámetros estructuradores del equilibrio a largo plazo, tecnología, preferencias, crecimiento de la población y tasa de depreciación, convergerán hacia un único estado estacionario. Es la denominada β-convergencia en los trabajos empíricos de Barro y Sala-i-Martín (1990, 1991, 1992). En ellos se afirma que existe βconvergencia si en las economías que se comparan se detecta que las economías pobres crecen a una tasa superior a la de las economías ricas. El enfoque implica una dinámica temporal porque permite conocer el tiempo que una economía pobre tardará en alcanzar el nivel de renta per cápita de una economía rica. Los mismos autores proponen un segundo concepto de convergencia, σ-convergencia, que analiza el grado de dispersión de la renta per cápita en un determinado momento del 100 tiempo. La convergencia en este caso se producirá si la dispersión disminuye con el paso del tiempo. Si tenemos en cuenta que distintas economías presentan valores también distintos en los parámetros que definen el equilibrio a largo plazo, llegamos a la conclusión de que hay también distintos niveles estacionarios. En este sentido, habrá convergencia condicionada2 de cada economía hacia su estado estacionario pero no β-convergencia en el sentido que las economías pobres crezcan más que las economías ricas (Sala-i-Martín 1990). Las estimaciones de la β-convergencia deberán incluir variables que recojan la diversidad de aspectos estructurales de las economías analizadas. Se dará β-convergencia condicionada si, manteniendo constantes estas variables, la estimación delata un coeficiente negativo para la renta inicial. Como es de suponer, si las estimaciones revelan la existencia de diversos estados estacionarios, la β-convergencia absoluta o no condicionada sólo podrá darse si las variables significativas a la hora de definir estos estados estacionarios tienden a redistribuirse de forma más equilibrada entre las economías. Es decir, hace falta que estas variables converjan para que las economías más pobres cambien de estado estacionario y se acerquen al de las economías más ricas. Las variables incluidas por Barro y Sala-iMartín (1992), en sus estimaciones de convergencia sobre 98 países, son las tasas de escolarización primaria y secundaria, el consumo público (excluyendo defensa y educación) sobre el PIB, el promedio anual de asesinatos 2 El concepto de convergencia condicionada aparece en los trabajos de crecimiento neoclásico como reacción a los modelos de crecimiento endógeno, uno de cuyos aspectos más destacado era la inclusión de rendimientos crecientes a escala difícilmente conciliables con el supuesto neoclásico de competencia perfecta (EZCURRA, 2001). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ políticos per cápita, el número medio de revoluciones y golpes de estado y la desviación de la paridad del poder de compra para los bienes de inversión. En una estimación aplicada a 48 estados norteamericanos añaden a la renta inicial, variables dummies, un índice de educación y otro de composición sectorial. Los trabajos pioneros de Barro y Sala-iMartín han sido objeto de críticas y revisiones múltiples3, lo cual ha ayudado a que la literatura sobre convergencia, entendida ésta bajo la óptica de la teoría del crecimiento, sea muy prolífera, aunque como indica Bajo (1998), en muchas ocasiones dificulta la interpretación y síntesis de los resultados. Sin embargo, lo que adquiere interés para nosotros es el enfoque de convergencia condicionada. En este sentido, la lista de variables adicionales a incluir es amplia. En los estudios sobre el tema4 destacan, sin embargo, la composición sectorial de la producción, las dotaciones de capital público, la localización de las regiones, la difusión tecnológica, tasas de inversión en capital físico, humano y tecnológico, crecimiento del empleo, variables representativas del capital humano, las proporciones del capital público sobre el PIB, El estudio de CÁNOVA Y MARCET (1995), mediante datos panel, lleva a rechazar la hipótesis de convergencia absoluta. Asimismo, los trabajos de QUAH (1993a, b, 1996 a, b, c y 1997) son críticos respecto a los trabajos de BARRO y SALA-I-MARTÍN. Entre las aportaciones alternativas destacan las que se basan en el estudio de series temporales. En este enfoque, BERNARD Y DURLAUF (1996) proponen dos concepciones de convergencia, por un lado la convergencia cat-ching-up (como acercamiento), que tiene lugar cuando se espera que la diferencia de la renta per cápita de distintos países se reduzca en un momento dado del tiempo, pero con la persistencia de distintos estados estacionarios. Por otro lado, la convergencia a largo plazo la cual implica la desaparición con el tiempo de las diferencias de renta. PALLARDÓ Y ESTEVE (1997) utilizan estas definiciones de convergencia para aplicarlas a los 15 países de la UE (exceptuando Luxemburgo) a lo largo del periodo 1950-1992, sus resultados indican la ausencia casi total de convergencia. 4 DE LA FUENTE (1994) resume los resultados de algunos de estos estudios. 3 estabilidad política, comercio internacional, instrumentos de política fiscal, movimientos migratorios, entre otras. En la mayoría de casos, las variables que aproximan los distintos estados estacionarios son significativas y apuntan la persistencia de notables diferencias entre países y/o regiones. Sin embargo, no necesariamente agotan los posibles determinantes de los estados estacionarios. Para la economía española, trabajos como los de Raymond y García (1994), Mas et. al. (1994, 1995), De la Fuente (1996), Bajo (1998), García y Raymond (1999); Bajo et. al. (1999); De la Fuente y Freire (2000), MaríaDolores y García (2002), entre otros5, incluyen variables adicionales en la ecuación de convergencia, interpretadas como diferencias en el estado estacionario, llegando también a la conclusión de que son significativas. De la Fuente (1996) en sus estimaciones, incluye variables dummies regionales representativas del estado estacionario correspondiente. El ejercicio realizado para las Comunidades Autónomas españolas y para los países de la OCDE le permite afirmar que persisten importantes disparidades entre países y regiones. En el seno de Europa podemos nombrar trabajos como los de Sala-i-Martín (1994a y 1996), Armstrong (1995), Dewhurst y MutisGaitan (1995), Rodríguez-Pose (1997, 1999), Paci (1997), López-Bazo et. al. (1999), Ezcurra (2001), Rodríguez-Pose y Fratesi (2002), Cuadrado-Roura y Parellada (2002), entre muchos otros. Los resultados son divergentes porque, mientras algunos autores concluyen 5 La importancia de la convergencia y el crecimiento quedan patentes cuando se observa que revistas, como por ejemplo, Papeles de Economía Española en sus números 63/1995, 80/1999 o 93/2002; Cuadernos Económicos de ICE número 58/1994, son monográficas del tema. Asimismo y continuando en el ámbito de revistas españolas, en los distintos números de la Revista de Economía Aplicada pueden encontrarse muchos trabajos centrados en el estudio del crecimiento y la convergencia. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 101 INFORMES Y ESTUDIOS que se ha producido un proceso de convergencia condicional dentro de Europa, otros apuntan que no se ha producido una disminución de las divergencias regionales. De la lectura de los trabajos citados se nos plantean varias cuestiones que nos llevarán a definir los objetivos de este trabajo. Vemos en primer lugar, que en la mayoría de estudios en los que se incluyen variables dummies regionales y/o variables adicionales, muchas de ellas resultan significativas y muchos de los resultados de las ecuaciones de convergencia condicionada llegan a la conclusión de que persisten importantes diferencias entre países y regiones. Las preguntas que nos planteamos a continuación son: ¿qué otras variables deberíamos incluir en el análisis? Y como cuestiona De la Fuente (1996), ¿en qué son diferentes los países o regiones? De la Fuente (1996: 45) indica textualmente: la teoría del crecimiento y el sentido común no necesariamente en este orden (...) [permiten concluir que] los determinantes inmediatos de la tasa de crecimiento de una economía serían sus tasas de inversión en capital físico, humano y tecnológico, y los determinantes últimos de esta tasa incluirían todas las variables susceptibles de influir sobre el ritmo de acumulación de tales factores -bien directamente, bien a través de las decisiones privadas de ahorro e inversión-. En este último capítulo habríamos de incluir, por tanto, un buen número de variables tales como distintos parámetros de política económica y factores de carácter institucional, político y social. Quah (1993b), basándose en la denominada falacia de Galton, demuestra que la convergencia beta es compatible con distribuciones de ingresos per cápita que tienden a permanecer o incluso a aumentar, por lo que sugiere distinguir entre el mecanismo de crecimiento y el mecanismo de convergencia. Sólo el primero puede estudiarse utilizando el enfoque neoclásico. En diversos trabajos, Quah (1993a, 1995, 1996a, b, c y 1997), aplica un análisis de la dinámica de la distribución 102 de los productos per cápita de distintas economías. A través de este enfoque llega a detectar la existencia de clubes de convergencia. Clubes de convergencia que expresan el hecho de que las rentas per cápita de los países tienden a converger más entre sí cuanto más iguales son las condiciones de partida. Muchos son los estudios que realizan un análisis empírico sobre la existencia de clubes de convergencia, identificando regiones o territorios caracterizados por comportamientos de crecimiento similares. Tenemos, además de los ya nombrados de Quah, el trabajo que se considera pionero de Baumol y Wolff (1988), Chatterji (1992), Durlauf y Johnson (1996), Rodríguez-Pose (1999), Weise et al (2001), Aurioles et al (2002), entre otros. O, para el caso español, Cuadrado et al (1998); García Goñi (1997); Villaverde y SánchezRobles (1998) o Garrido et al (2001). La mayoría de ellos mantienen la atención en el crecimiento ¿Por qué la convergencia se asocia a crecimiento y no a aspectos socio-económicos? Como indica Marina (1999), queda pendiente el análisis de convergencia de los niveles de bienestar, medido por indicadores alternativos al producto per cápita. En esta línea, nos acercamos más a la propuesta teórica de convergencia, como aquella tendencia a la disminución de la brecha entre los estándares de vida y en el comportamiento de las variables económicas que definen dichos estándares (Estay, 2002). Entonces, bajo este planteamiento, ¿Por qué no hablar de clubes de convergencia socio-económica? En función de los interrogantes planteados, se definen los objetivos del presente trabajo. En primer lugar, detectar la presencia de clubes socio-económicos entre los países y regiones de la UE6. En segundo lugar, como el análisis se realiza en dos períodos de tiempo distintos, ver los posibles cambios en la presencia 6 Un enfoque similar puede encontrarse en trabajos como: Rúa, et al. (2000) o Peralta et al. (2000). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ de los países/regiones en los distintos clubes y si se ha producido un proceso de homogeneización de posiciones socio-económicas, tanto a nivel de países como de regiones. En palabras de Ezcurra et al. (2002) se trata de detectar la existencia de un proceso de cristalización de las posiciones relativas regionales7. METODOLOGÍA Para alcanzar los citados objetivos se emplea la metodología de la agrupación en factores estratégicos. Es decir, se aplica un análisis cluster a fin de agrupar a los países y a las regiones de la UE en conglomerados8. Esta técnica clasifica elementos sobre los que se han observado un conjunto de variables y forma grupos de manera que los elementos incluidos en cada uno de ellos pueden ser considerados homogéneos entre sí. Se trata de maximizar la homogeneidad de los elementos dentro del conglomerado y al mismo tiempo maximizar la heterogeneidad entre los conglomerados (Hair, et al. 1999). Los clusters permitirán identificar clubes diferenciados de países y de regiones con características similares y asimismo analizar si se produce una tendencia a la polarización, es decir, una tendencia a que los grupos converjan interiormente y tiendan a alejarse entre ellos. 7 El trabajo de EZCURRA et al. (2002) estudia la presencia de dicha cristalización en la Unión Europea a través del análisis de la movilidad de la distribución de la renta por habitante a escala regional durante el período 1977-96. Entre las conclusiones destaca el mantenimiento de la desigualdad interregional. 8 Igual metodología puede encontrarse en trabajos como Weise et al. (2001) o Aurioles et al. (2002). Los objetivos perseguidos son sin embargo, distintos al nuestro. En el primer caso, los autores tratan de identificar clusters en la Europa ampliada. En el segundo, se examina la situación de las regiones que conformarían la UE ampliada y se evalúa las posibles alteraciones en la estructura de desequilibrios regionales de la Europa ampliada en función de las previsiones de crecimiento y su posible repercusión sobre el empleo. La aplicación práctica de dicha metodología ha constado de varias etapas. En primer lugar, la selección de las variables originales representativas de bienestar socioeconómico. La fuente estadística utilizada ha sido la base de datos REGIO elaborada por el Eurostat. A partir de la misma, la selección de variables se ha basado primero, en recoger aquéllas sobre las que existe mayor unanimidad sobre su presencia en cualquier indicador de bienestar social. Segundo, en la disponibilidad de estadísticas dentro de la base REGIO. En algunos casos, aunque la variable era considerada idónea para el análisis, la falta de datos para algún año, región y/o país ha llevado a tener que prescindir de ella9. Dicha falta de datos era aún más importante a escala regional lo que nos ha obligado a tener que trabajar con un nivel menor de variables que en el caso de países. En definitiva, en el anexo 1 se relacionan las variables utilizadas para el estudio, en negrita y cursiva aparecen las que han podido ser utilizadas para la discriminación por regiones. En relación a los países objeto de estudio, éstos son los 15 miembros que conformaban la UE durante el período analizado: Alemania (de), Austria (at), Bélgica (be), Dinamarca (dk), España (es), Francia (fr), Finlandia (fi), Grecia (gr), Irlanda (ie), Italia (it), Luxemburgo (lu) Países Bajos (nl), Portugal (pt), Reino Unido (uk) y Suecia (se) . Para el análisis regional se ha trabajado a un nivel de desagregación de NUTS-0, NUTS-1 y NUTS-2, que en total ha supuesto trabajar con 146 regiones, recogidas en el anexo 2. En algunos trabajos, para suplir un dato inexistente en las estadísticas oficiales se extrapola mediante su estimación a partir de los datos sí conocidos. Esta metodología no es, sin embargo, adecuada en nuestro estudio. Si estimamos, estamos perpetuando el valor histórico, lo cual implica suponer que con el paso del tiempo no ha habido cambios destacables en la región o país en cuestión para aquella variable. Ello podría llevarnos a conclusiones erróneas puesto que precisamente en sus cambios y en las restantes variables se apoya nuestro análisis de clusters de convergencia. 9 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 103 INFORMES Y ESTUDIOS Una vez seleccionadas las variables originales se ha procedido a aplicar el análisis cluster. El elevado número de variables con las que trabajamos nos llevó a realizar, previamente, un análisis de componentes principales para transformarlas en un número reducido de factores que definieran distintas estrategias. Ello hubiera facilitado en gran manera los resultados y hubiera agilizado su exposición. Sin embargo, los factores que se obtuvieron tras realizar el análisis de componentes principales aglutinaban variables muy heterogéneas, lo que dificultaba el catalogarlas en grupos estratégicos para así incorporarlos como inputs en el análisis cluster. Se optó, en consecuencia, por trabajar directamente con esta técnica de clasificación. Dentro del análisis cluster pueden distinguirse dos grandes procedimientos de análisis. Tenemos por un lado, los procedimientos de tipo aglomerativo, cuyo nombre se debe al hecho de que, a partir del análisis de los casos individuales, van agrupando casos hasta llegar a la formación de un único grupo, formado por todos los elementos de la muestra. De esta forma, se van agrupando los casos en grupos cada vez más grandes y heterogéneos. En segundo lugar, los procedimientos divisivos, éstos parten de todos los casos como un solo grupo y los van dividiendo en subgrupos cada vez más homogéneos. Puesto que hemos trabajado con el programa SPSS, el procedimiento utilizado ha sido el de tipo aglomerativo. Ya dentro de este procedimiento, el SPSS dispone de dos tipos de análisis de conglomerados: el análisis de conglomerados jerárquico10 y el método de K medias (no jerárquico). 10 El nombre de jerárquico responde al hecho de que el análisis comienza calculando la matriz de distancias entre cada elemento y todos los restantes y, a continuación, se agrupan en un conglomerado los dos elementos más próximos. A partir de este momento el conglomerado es indivisible. 104 El método jerárquico resulta adecuado para determinar el número idóneo de conglomerados. En cambio, un elemento en contra es que puede llevar a conclusiones erróneas porque combinaciones iniciales no deseables pueden persistir a lo largo del análisis. Los procedimientos no jerárquicos tienen la ventaja que los resultados son menos susceptibles a los datos atípicos, a la medida de distancia utilizada y a la inclusión de variables irrelevantes. Ahora bien, sólo se puede utilizar un método de aglomeración, y además, es necesario especificar un punto de partida no aleatorio y el número deseado de clusters (Hair et al, 1999). Para aprovechar los beneficios de cada uno, se han utilizado ambos métodos. En primer lugar, se ha aplicado el método jerárquico para, de este modo, poder establecer el número de clusters, los perfiles de los centros y la identificación de casos atípicos. En segundo lugar, partiendo de los centroides proporcionados por el análisis jerárquico, se ha aplicado el método no jerárquico de K medias. El método jerárquico exige seleccionar un método de aglomeración, entendido como el proceso por el cual se vuelve a calcular la distancia entre nuevos elementos en una nueva etapa de conglomeración, y el tipo de medida que se utilizará para evaluar las distancias entre los elementos. Ambas decisiones son de suma importancia puesto que pueden condicionar las soluciones a las que se llegue. El método de aglomeración escogido es el de vinculación inter-grupos o vinculación promedio. La ventaja, sobre otros métodos, es que aprovecha la información de todos los elementos de los dos conglomerados que se comparan. La distancia entre dos conglomerados, (D), se calcula como la distancia promedio entre todas las combinaciones posibles de pares de elementos de cada uno de los conglomerados: D = (1/ n1 n2) Σ. Σ. dij REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES i∈1 j∈2 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ donde: dij es la distancia entre dos elementos i y j, el primero perteneciente al conglomerado 1 y el segundo al conglomerado 2. n1 y n2 son los tamaños de los conglomerados 1 y 2, respectivamente. Dentro de las distintas medidas de distancia se ha elegido la distancia euclídea al cuadrado, como medida de disimilaridad 11. Puesto que es una medida variante respecto a la métrica de las variables, todas las variables han sido estandarizadas. El número idóneo de clusters se ha decidido atendiendo a diversas informaciones: El diagrama de témpanos, el cual ofrece información gráfica del proceso de fusión en conglomerados, aunque no ofrece información sobre la distancia entre los conglomerados que se unen en cada etapa. El dendograma, que es un gráfico en el cual se visualizan las distancias entre los diversos clusters. El historial de conglomeración. Dentro del mismo, resulta de especial interés la observación del valor de los coeficientes. Éstos informan, numéricamente, de la distancia a la que se encuentran los clusters antes de la fusión. Dicho coeficiente puede interpretarse como el «coste» que supone para el proceso la unión de los clusters en cada una de las iteraciones. Inicialmente, la regla de parada elegida ha sido seleccionar aquel número de conglomerados inmediatamente anterior a aquél en el cual el porcentaje de variación del «coste» sea mayor en relación a sus contiguos. 11 Las medidas de disimilaridad ponen el énfasis en la lejanía entre los elementos. Por su parte, las medidas de similaridad lo hacen en el grado de proximidad. Llegados a este punto, se han obtenido, para cada uno de los clusters definidos por el procedimiento jerárquico, los centroides de las variables. Estos valores se han utilizado como condiciones iniciales en el análisis jerárquico de K medias para, permitiendo el cambio de pertenencia a un conglomerado, «ajustar» los resultados. La decisión final acerca del número óptimo de clusters se ha tomado en función de la regla de parada, si ésta era compatible con el resto de información analizada. En caso contrario, se ha optado por aquel número de clusters más acorde con el conjunto de la información evaluada. La variabilidad, entre e intra clusters, se ha contrastado mediante un análisis de varianzas. Para cada variable, cuanto mayor es el valor del estadístico F de Snedecor y menor, por tanto, su nivel de significación (P), más diferentes son los valores de la misma en los distintos clusters12. En concreto, en este estudio, siguiendo lo que viene siendo habitual, se considera que si el nivel de significación de alguna variable es superior a 0,05, dicha variable carece de relevancia a la hora de definir las diferencias y formar los clusters. A fin de validar los conglomerados, se ha aplicado el análisis de conglomerados K medias especificando el número de clusters decidido, y dejando que el proceso seleccione aleatoriamente los centroides iniciales. La validación implicará que los tamaños y los perfiles de los clusters sean muy similares a los ya obtenidos. 12 El estadístico F se debe utilizar con una finalidad estrictamente descriptiva. Los conglomerados no se han formado aleatoriamente, sino que han sido elegidos para maximizar diferencias entre los casos en diferentes conglomerados. El análisis no puede interpretarse como un test de contraste de la hipótesis de que los centros de los conglomerados son iguales. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 105 INFORMES Y ESTUDIOS Una vez definidos los conglomerados, los centroides de los distintos grupos de CCAA nos han permitido singularizarlas. Los centros de los clusters finales o centroides son un vector de medias. Al trabajar con valores estandarizados, aunque todas las variables originales tomen valores positivos, el centroide puede tomar valores positivos o negativos. Un valor negativo indica que la mayoría de valores, de aquella variable, y en aquel cluster, están por debajo de la media del conjunto de CCAA. Ahora bien, dentro de un cluster, un valor negativo en una variable, no debe interpretarse a priori, como un mal resultado en términos relativos con relación al resto de clusters. Si la variable en cuestión es de tal naturaleza que lo que es deseable, socioeconómicamente hablando, son niveles bajos, (tasa de paro, por ejemplo), un valor muy negativo será un buen resultado. Así pues, en la interpretación de los resultados, se entenderá que un cluster presenta deficiencias en una variable, si su centroide es el más negativo (positivo) o uno de los más negativos (positivos), en variables en las que, desde el punto de vista socioeconómico, lo interesante es alcanzar valores relativamente elevados (bajos). Un buen registro en una determinada variable, se interpretará en el sentido contrario. RESULTADOS POR PAÍSES La información analizada, así como la regla de parada elegida, llevan a definir 8 clusters distintos de países tanto en 1990 como en 2000. El cuadro 1 los recoge como también las variables que permiten discriminar entre los clusters o grupos formados. Entre ellas, destaca el poder discriminatorio de las variables relacionadas con la energía. Asimismo, en el año 2000 adquieren mayor protagonismo las variables relacionadas con la familia y tecnología y con el mercado de trabajo. 106 Los clusters de ambos años presentan un elevado grado de identificación. En el año 2000 aparece el conglomerado 3, siendo el resultado de un trasvase de 3 países desde distintos grupos del año 1990. El conglomerado 6 aglutina dos países que en 1990 se clasificaban en solitario, Finlandia y Suecia. El resto de conglomerados mantienen los perfiles, aunque con ciertos movimientos de países entre ellos. Los resultados llevan a concluir que, en el seno de la UE, no se ha producido un proceso de homogeneización en las posiciones socioeconómica a nivel de países. Ni entre los países que ya formaban parte de la UE en 1990, ni entre éstos y los que se incorporaron posteriormente (Finlandia, Suecia y Austria). En 1990, en dos de los países que todavía no pertenecían a la UE, Finlandia y Suecia, se detecta cierta heterogeneidad con el resto de países de la UE y también entre ellos. Heterogeneidad que entre ellos desaparece en el año 2000, pero se mantiene con el resto de miembros de la UE. Si bien en 1990 el conglomerado 2 reúne una mayor proporción de los países más antiguos de la UE, en el año 2000 se diversifican entre los conglomerados 2 y 3. Se detecta además que, con el paso del tiempo, se han ido dibujando tres grandes perfiles. Por un lado, los países del área mediterránea, España, Italia y Grecia que ya en 1990 mostraban similitudes destacables en muchas de las variables seleccionadas. Similitudes que se hacen mucho más evidentes en el año 2000, hecho por el cual engloban el conglomerado número 3. Por otro lado, los países centrales de la UE (Bélgica, Alemania, Francia) y por último, los países nórdicos (Finlandia y Suecia). Los distintos grupos de países se singularizan a través del centroide del grupo (media de los casos incluidos en cada cluster). La segunda y tercera columnas del cuadro del anexo 1 muestran para ambos años qué grupo o cluster tiene los valores medios más REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ CUADRO 1. CLUSTERS POR PAÍSES, (1990 y 2000) Clusters por países 1 2 3 4 5 6 7 8 Luxemburgo (lu) Dinamarca (dk) Alemania (de) Países Bajos (nl) Reino Unido (uk) Finlandia (fi) Grecia (gr) Portugal (pt) España (es) Francia (fr) Italia (it) Suecia (se) Irlanda (ie) Bélgica (be) Austria (at) Clusters por países 2000 1 2 Luxemburgo (lu) Dinamarca (dk) Países Bajos (nl) Reino Unido (uk) 3 Bélgica (be) Alemania (de) Francia (fr) Portugal (pt) Grecia (gr) España (es) Italia (it) Finlandia (fi) Suecia (se) Irlanda (ie) Austria (at) 4 5 6 7 8 1990 Variables que permiten discriminar entre grupos Teléfonos móviles por 1.000 habitantes (P=0,000) Consumo final de energía (P=0,000) Consumo de energía eléctrica (P=0,000) Consumo familiar de energía eléctrica (P=0,000) Producción eléctrica (P=0,000) Emisiones de dióxido de carbono (P=0,000) PIB millones PPC per cápita (P=0,000) Consumo interior de energía primaria (P=0,001) Importaciones netas de energía primaria (P=0,001) Usuarios de internet por 1.000 habitantes (P=0,001) Emisiones de monóxido de carbono (P=0,002) Muertes por cáncer: mujeres (P= 0,003) Número medio de calorías por persona/día (P=0,003) Total número de vehículos por 1.000 habitantes (P=0,003) Ordenadores personales por 1.000 habitantes (P=0,004) KM de autopistas por 1.000 habitantes (P=0,004) Km de vía férrea por 1.000 habitantes (P= 0,004) Muertes por enfermedades del corazón: hombres (P=0,005) %estudiantes enseñanza superior s/población total (P=0,007) %saldo de la balanza de bienes y servicios s/PIB (P=0,010) Tasa bruta de mortalidad por SIDA (P=0,011) %formación bruta de capital fijo s/PIB (P=0,014) Muertes por cáncer: hombres (P=0,016) Emisiones de óxido de nitrógeno (P=0,021) Emisiones de componentes orgánicos volátiles (P=0,029) Gastos de protección social por habitante (P=0,030) Tasa de mortalidad infantil (P=0,036) Tasa de mortalidad infantil (P=0,036) Variables que permiten discriminar entre grupos Producción de energía primaria (P=0,000) Consumo final de energía (millones Tn per cápita) (P=0,000) Divorcios por 1.000 habitantes (P=0,000) Consumo de energía eléctrica (Kwh per cápita) (P=0,000) %Producción de energía renovable s/total producción de energía primaria (P=0,000) %Gasto I+D s/PIB (P=0,000) %Población entre 15 y 29 años s/población total (P=0,020) Producción eléctrica (Kwh per cápita) (P=0,001) PIB millones PPC per cápita (P=0,001) Consumo interior de energía primaria (Tn per cápita) (P=0,001) Tasa de actividad (P=0,002) Ordenadores personales por 1.000 habitantes (P=0,003) Consumo familiar de energía eléctrica (Kwh per cápita) (P=0,003) %Saldo balanza de bienes y servicios s/PIB (P=0,003) Tasa de paro femenino (P=0,004) Camas de hospital por 1.000 habitantes (P=0,004) Patentes en alta tecnología por millón de fuerza laboral (P=0,005) Producción industrial. % crecimiento anual (P=0,005) Número medio de personas por hogar (P=0,006) Saldo migratorio corregido por 1.000 habitantes (P=0,009) Plazas de camas en hoteles y establecimientos similares por 1.000 habitantes (P=0,010) %Paro de larga durada femenino s/total paro femenino (P=0,012) Teléfonos móviles por 1.000 habitantes (P=0,014) Gastos totales de protección social por habitantes (en ECU) (P=0,016) Tasa bruta de mortalidad por SIDA (P=0,017) Importaciones netas de energía primaria (Tn per cápita) (P=0,017) Fuente: Elaboración propia. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 107 INFORMES Y ESTUDIOS positivos y más negativos para las distintas variables (CX, para X = número de clusters (1,2, ,8)). De dicha información el cuadro 2 destaca: CUADRO 2. RASGOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE LOS CLUSTERS POR PAÍSES Clusters 1990 Clusters 2000 El cluster 1, que engloba sólo Luxemburgo, tiene un elevado valor positivo en el nivel de PIB per cápita aunque ello viene acompañado de elevadas tasas de emisiones contaminantes. Observemos, sin embargo, el esfuerzo en incrementar la energía renovable sobre el total de producción de energía primaria. Las cifras relativas a la tasa de paro son más negativas que las de la mayoría de clusters restantes, por otro lado, también destacan las tasas de paro por debajo de la media de dos colectivos como son los jóvenes (en este caso sólo en 1990) y las mujeres. En el cluster 2 en 1990, las variables relacionadas con El hecho de que en el año 2000 las variables relacionadas I+D toman protagonismo, aunque no destaca por los con I+D dejen de destacar en el cluster 2 y pasen a hacerlo gastos en I+D sobre el PIB. Asimismo, adquiere una en el cluster 3 nos lleva a concluir que Alemania, que es el importancia relativamente elevada el output tanto en país que ha pasado de un conglomerado a otro, era el que términos absolutos como en términos per cápita. influenciaba más en los resultados positivos que hemos nombrado para el año 1990. El cluster 3 está formado por un solo país, Finlandia, El cluster 3 del año 2000 aglutina países pertenecientes destaca por la importancia de los gastos en protección a diversos clusters del año 1990. Es un cluster que, como social y por el número relativamente bajo de jóvenes sucede con el cluster 8 de 1990, presenta valores muy entre 15 y 29 años. Muestra cifras negativas en varia- adecuados en los distintos perfiles de las variables, aunbles relacionadas con la vida y la salud, lo cual puede que no alcanza los valores más positivos o más negativos valorarse como adecuado en el caso de por ejemplo, la en muchos centroides. Dos de ellos, en los que sobresale tasa de mortalidad infantil o la tasa bruta de mortali- por sus cifras positivas son en variables relacionadas con dad por SIDA y negativo en cuanto a las expectativas de I+D, (aplicación de patentes y porcentaje de empleos en vida de niños y mayores de 65 años. Remarcar que es el alta tecnología sobre total empleos). Ya hemos indicado país con un centroide menor de vehículos por habitante. el papel que Alemania juega en estos resultados. El cluster 4 presenta deficiencias en muchas de las categorías de variables con las que hemos trabajado. Por ejem plo en variables relacionadas con vida y salud, output, o familia y tecnología. En el año 2000 Grecia deja de per tenecer a este cluster para incorporarse al conglomerado 5. El cluster 5 en el año 2000 pierde a Francia y a él se incorpora Grecia. Con relación a la salud vemos que en 1990 es el conglomerado con cifras más positivas de la tasa de mortalidad por SIDA y por enfermedades infecciosas y en cambio presenta las cifras más negativas en muertes por enfermedades del corazón. En el año 2000 en estas variables es desbancado por Portugal (cluster 4). En términos positivos, destaca el número de médicos por habitante. En el mercado de trabajo sobresale por su baja tasa de actividad, y sus valores muy positivos en la tasa de paro de menores de 25 años y porcentaje de paro de larga durada femenino sobre el total de paro femenino. El cluster 6, de nuevo integrado por un solo país, Suecia, El cluster 6 del año 2000 aglutina los clusters 3 y 6 del muestra los valores más positivos en la población de año 1990. Sigue presentando un bajo porcentaje de más 70 años sobre la población total. Como atenuante población entre 15 y 29 años, baja mortalidad infantil, puede considerarse que también destaca por la fertili- elevado porcentaje de estudiantes de enseñanza supedad total y por la expectativa de vida de los niños recién rior sobre la población total, emisiones de componentes nacidos. En la categoría de salud sobresale el gasto en orgánicos volátiles, %consumo final público sobre PIB, salud por habitante y las camas de hospital por habi- las cifras más negativas del porcentaje de formación tante. En el capítulo de energía el porcentaje de produc- bruta de capital fijo sobre el PIB, %gasto I+D sobre PIB, ción de energía nuclear sobre producción de energía pri- patentes en alta tecnología por millón de fuerza laboral, maria toma el valor medio más elevado de todos los con- usuarios de interent por 1.000 habitantes, teléfonos glomerados como también la producción de electricidad, móviles por 1.000 habitantes, consumo de energía elécaunque en este caso sobresale asimismo el consumo. Es trica y producción eléctrica. Ambos países, Finlandia y el cluster que presenta mejores cifras medias del paro Suecia, han ido homogeneizándose en variables en las de larga duración. Además, junto al cluster 1, es decir que en la mayoría de ocasiones ya destacaban alguno de junto a Luxemburgo, es donde encontramos el centroide los dos o ambos en 1990. relativo a la tasa de paro más negativo. Cluster 7: Irlanda es el único país que pertenece a este grupo. En él es donde el VAB agrario sigue representando un mayor porcentaje sobre el PIB. La tasa de paro, el paro femenino y el paro de larga durada toman un elevado protagonismo en 1990, lo cual no persiste en el año 2000. Es el país con valores más negativos en los gastos en pro tección social para la población. El cluster 8 formado por Bélgica y Austria, no destaca En el año 2000 el cluster queda reducido a un solo país, por tener centroides muy elevados, ni positivos ni nega- Austria, lo cual le hace tener valores más negativos en tivos. Muestra un comportamiento adecuado en los dis- variables relacionadas con la familia, nacimientos, tintos perfiles representados por las variables. Toma el salud y seguridad. En el mercado de trabajo presenta liderazgo en plazas de camas en hoteles y estableci- valores muy negativos en la tasa de paro de los menores mientos similares por 1.000 habitantes y junto al clus- de 25 años. ter 1 en km de autopistas por 1.000 habitantes. Fuente: Elaboración propia. 108 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ RESULTADOS REGIONALES El objetivo del análisis regional es determinar los clusters regionales de los años 1990 y 2000 y evaluar si con el transcurso del tiempo se detecta un proceso de homogeneización socio-económica a nivel regional. Ya hemos comentado que a escala regional, por razones de disponibilidades estadísticas, trabajamos con un nivel inferior de variables discriminantes. También en este caso para ambos métodos, jerárquico y no jerárquico, y para los dos años considerados, los conglomerados y los perfiles se corresponden, validando de esta forma los resultados. La información analizada y la regla de parada llevan a definir 8 clusters regionales en 1990 y 11 en al año 2000, el cuadro 3 los recoge. Todas las variables incluidas en el estudio han resultado significativas para discriminar entre regiones (P=0,000). Los perfiles de los grupos no muestran una elevada correspondencia entre ambos períodos, (a excepción de los grupos 4 y 6 del año 1990, que se identifican respectivamente con los grupos 8 y 6 del año 2000). A pesar de ello, a grandes rasgos, hay tendencias que se mantienen a lo largo del tiempo. Así por ejemplo, la mayor homogeneidad entre regiones mediterráneas, la concentración de los mejores resultados en PIB y PIB per cápita e I+D en pocas regiones alemanas, los peores resultados en el mercado de trabajo en regiones españolas e italianas13, como más destacables. En el año 2000 se intensifican las divergencias regionales. El mayor número de clus- HALLET (2002) siguiendo los resultados de trabajos recientes de la Comisión Europea (véase por ejemplo, Comisión Europea (2002)), presenta ciertos hechos estilizados sobre las disparidades regionales en Europa. Al hablar del mercado de trabajo apunta que mientras en algunas zonas de la UE se empieza a detectar escasez de mano de obra para determinadas actividades, en otras el desempleo continúa siendo un grave problema. 13 ters en el que se reparten las regiones así lo indica. Observemos además que es un proceso divergente en un doble sentido. En el año 2000 los clusters 2, 7 y 11 son los que aglutinan mayor número de regiones (78), lo que en al año 1990 ocurría con los clusters 2, 6 y 8 (82). Sin embargo, en 1990 el resto de regiones se repartían entre los 5 grupos restantes mientras que ahora se reparten ente los 8 grupos restantes. Vemos, primero, que han aumentado el número de regiones que divergen de la mayoría. Y segundo, que las regiones que no se corresponden con dicho perfil mayoritario también han incrementado las divergencias entre ellas lo que ha llevado al indicado aumento del número de clusters14. En general, en los datos regionales los centroides de las variables de los distintos clusters son mucho más divergentes que los centroides de dichas variables de los clusters por países. Para estas variables, la divergencia entre regiones es por tanto, mayor que la divergencia entre países15. Cabe destacar que la homogeneidad entre países mediterráneos se traslada también al ámbito regional, especialmente en regiones españolas e italianas. En 1990 en el grupo 5, la mayor parte de regiones españolas mostraban una elevada homogeneidad con las regiones del sur de Italia, Sicilia y Sardegna. Mientras 14 RODRÍGUEZ-POSE (1997), en un estudio aplicado al periodo 1977-93, pone en evidencia que las trayectorias económicas regionales de la UE poco o nada tienen que ver con una supuesta tendencia a la convergencia o a la divergencia, y mucho con la capacidad de cada región para responder a los retos derivados del proceso de reestructuración socio-económica. Del mismo modo, VILLAVERDE (2000) afirma que es evidente que los problemas de desequilibrios regionales en la UE siguen subsistiendo al menos en gran medida. 15 Esta idea también la sustenta la Comisión Europea. Véase por ejemplo, Comisión Europea (1999; 2002). Por su parte VILLAVERDE (2002) señala que lo preocupante es que un cuarto de siglo después del nacimiento del FEDER las disparidades entre las regiones europeas sigan siendo bastante mayores que las disparidades entre los estados miembros. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 109 INFORMES Y ESTUDIOS en el grupo 1, las regiones italianas del norte y el centro se acercaban más a posiciones de dos pequeñas regiones alemanas, una belga, una de Austria y una española. En el año 2000 la correspondencia es más acusada. En el conglomerado 2 once de las diecisiete regiones españolas se agrupan con 10 regiones italianas que se ubican en el norte y centro de Italia, con una región del sur de Bélgica y con una región del sur de Grecia. Por su parte, el conglomerado 9 reúne 4 regiones españolas, una del norte, dos del sur y las islas canarias, con el sur de Italia, Sicilia y Sardegna. La divergencia de las regiones del Sur de Italia respecto a las del centro y norte se mantienen con el paso del tiempo. Como indica Mazziotta (1999), en un análisis de la conver- gencia regional italiana, es precisamente el área menos desarrollada del país, el sur, la que registra menor intensidad en la aproximación a los niveles de desarrollo de las otras divisiones territoriales. En este sentido, vemos que en el año 2000 muchas de las regiones españolas se alejan de los estándares propios de las regiones del sur de Italia para acercarse hacia las posiciones de las regiones del norte de Italia. Sólo Asturias, Extremadura, Andalucía16 y Canarias quedan aún asociadas a las regiones del sur de Italia. Entre 1990 y 2000 la mayoría de regiones de dos países europeos, Grecia y los Países Bajos mantienen la homogeneidad regional intrapaíses pero agudizan la discrepencia con el resto de regiones europeas. CUADRO 3. CLUSTERS POR REGIONES (1990 y 2000) Clusters por regiones 1990 1 be1; de5; de6; es3; it11; it13; it32; it33; it4; it51; it52; it53; it6; it71; at13; 2 be2; de4; de8; de9; dec; dee; deg;fr21; fr22; fr23; fr24; fr25; fr26; fr3; fr41; fr42; fr43; r51; fr52; fr53; fr61; fr62; fr63; fr71; fr72; fr81; fr82; fr83; nl13; at22; fi13 ;ukc; uke; ukm 3 dk; de3; nl11; nl12; nl21; nl22; nl23; nl31; nl32; nl33; nl41; nl42; fi14; fi15; fi16; fi17 ;uki 4 de1; de2; de7; dea; fr1; it2; 5 es12; es13; es21; es41; es42; es43; es51; es52; es61; es62; es7; it8; it91; it92; it93; ita; itb; 6 be3; r11; gr12; gr13; gr14; gr21; gr23; gr24; gr25; gr3; gr41; es11; es22; es23; es24; ie; it72; pt11; pt12; pt13; pt14; ukn 7 gr22; gr42; gr43; es53; i t31; at21; at32; at33; pt15 8 deb; ded; def; it12; lu; nl34; at11; at12; at31; at34; fi2; se01; se02; se04; se06; se07; se08; se09; se0a; ukd; ukf; ukg; ukh; ukj; ukk ;ukl Clusters por regiones 2000 1 be1; de3;de5;de6;nl11;at13; 2 be3; gr3; es11; es13; es21; es22; es23; es24; es3; es41; es42; es51; es52; fr3; it11; it13; it33; it4; it51; it52; it53; it6; i t71; it72 3 gr11; gr12; gr13;gr14; gr21; gr23; gr24; gr25; gr41; gr43; es62; 4 n12; nl13; nl21; nl22; nl23;nl34;nl41; ukn 5 it12; at11; pt11; pt12; pt13; pt14; pt15; fi2; ukl 6 gr22; gr42; es53; it31; at33; 7 ded; fr21; fr22; fr23; fr24; fr25; fr26; fr41; fr43; fr51; fr52; fr53; fr61; fr62; fr63; fr71; fr72; fr81; fr82; fr83; fi13; fi 14; fi15; fi17; se02; se04; se06; se07; se08; se09; se0a; 8 de1; de2; dea; fr1 9 es12; es43; es61; es7; it8; it91; it92; it93; ita; itb 10 de4; de8; deb; dec; dee; def; deg; fr42; lu; at12; at21; at22; at31; at32; at34; 11 be2; dk; de7; de9; ie; it2; it32; nl31; nl32; nl33; nl42; fi16; se01; ukc; ukd; uke; ukf; ukg; ukh; uki; ukj; ukk; ukm Fuente: Elaboración propia. 16 En la mayoría de trabajos sobre convergencia y desigualdad regional de la economía española estas tres regiones presentan debilidades en las variables objeto de análisis. Véase por ejemplo, GARCÍA-MILÀ y MARIMON (1999) o GOERLICH et al (2002). 110 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ La segunda y tercera columnas del cuadro del anexo 1 muestran para ambos años qué grupo o cluster tiene los valores centroides más positivos y más negativos (CRX, para X = número de clusters regionales (1,2, , 8) en 1990 y (1,2, ., 11) en 2000), para las distintas variables. De dicha información el cuadro 4 destaca: CUADRO 4. RASGOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE LOS CLUSTERS POR REGIONES Clusters 1990 Clusters 2000 Los clusters 1, 5, 6 y 7, aglutinan gran parte de las regiones de países mediterráneos. Los tres últimos clusters (5, 6 y 7) tienen los niveles más negativos de los centroides de variables relacionadas con I+D. El cluster 1 integra 10 regiones italianas y una española. Éstas, junto a 4 regiones diseminadas por el resto de la UE, presentan cifras positivas en salud, educación y PIB per cápita. El primer cluster del año 2000 reúne a 6 regiones de escasa dimensión territorial de las cuales 3 corresponden a Alemania, 1 a Bélgica, 1 a los Países Bajos, (es la más extensa), y 1 a Austria. Son regiones que sobresalen por el volumen de PIB per cápita, el bajo peso del VAB agrario y las buenas cifras en las variables relacionadas con la sanidad, la salud y la educación. Los conglomerado 2 y 3 presentan las cifras más cercanas a la media del conjunto de la UE, especialmente en niveles de PIB y datos relativos a la tasa de paro. Los países del área mediterránea se aglutinan en los clusters 2 a 6 y 9 . El cluster 2 integra 11 regiones de España, 10 de Italia, 1 de Grecia y 1 de Bélgica. Es un conglomerado que sobresale básicamente por dos variables, el elevado porcentaje de población mayor de 70 años sobre la población total y la baja tasa de actividad en el mercado laboral. La especificidad del cluster 4, el menos numeroso de todos, con 4 regiones de Alemania, 1 de Francia y 1 de Italia, radica en la elevada población que concentra en su territorio, el bajo peso del VAB agrario sobre el PIB, las cifras positivas en I+D y en PIB, global y per cápita y el buen comportamiento de la tasa de paro de los jóvenes y de las mujeres. El cluster 3 está formado 10 regiones griegas y 1 región española (Murcia). Son las regiones con centroides más negativos en el volumen de PIB y en el PIB per cápita. Tienen el mayor porcentaje del VAB agrario sobre el PIB. Asimismo, presentan los peores resultados en las cifras relativas a I+D. El cluster 5 aglutina 17 regiones, todas ellas españolas e italianas. Son las regiones con peores resultados en todas las variables relacionadas con el mercado de trabajo. La mayor parte de las regiones de los Países Bajos se agrupan en el 4 conglomerado. Las características que mejor lo definen son el bajo porcentaje de personas de más de 70 años sobre el total de la población y los buenos resultados de las cifras relativas al mercado de trabajo, destacando en especial en la tasa de actividad, tasa de paro y tasa de paro de los menores de 25 años. El cluster 6 integra regiones de Grecia (10), España El quinto cluster presenta deficiencias en la mayo(4), Portugal (4), Bélgica (1), Reino Unido (1) y el país ría de variables discriminatorias. de Irlanda (1). Es el cluster con peores resultados en variables relacionadas con vida y salud (tasa de mortalidad infantil, camas de hospital por habitante) y PIB per cápita. En estas regiones es donde el VAB agrario sobre el PIB alcanza valores más positivos. El mayor poder discriminante del cluster 7 está en el elevado número de camas en hoteles y estableci- Los clusters 6 y 9 mantienen el perfil de los clusters mientos similares y en la baja tasa de paro, tenga- 7 y 5 de 1990, respectivamente. mos en cuenta que en él encontramos zonas típicamente turísticas como las Islas Baleares (es53), las islas griegas (gr22, gr42, gr43) o el Tirol (at33). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 111 INFORMES Y ESTUDIOS CUADRO 4. RASGOS MÁS SIGNIFICATIVOS DE LOS CLUSTERS POR REGIONES (Cont.) Clusters 1990 Clusters 2000 El cluster 8 aglutina regiones de diversos países que sobresalen por el buen comportamiento de las variables relacionadas con la tasa de paro y por el bajo porcentaje de población joven lo que le lleva a tener también un bajo porcentaje de estudiantes de enseñanza superior sobre el total de población. El cluster 7, el más numeroso del año 2000, aglutina 19 regiones de Francia, 7 de Suecia, 4 de Finlandia y 1 de Alemania. Sus centroides no destacan por ser muy elevados ni en términos negativos ni en términos positivos. Es el cluster más representativo de la situación media de la UE. El cluster 8 se corresponde con el cluster 4 del año 1990. Aunque en el 2000 el número de regiones que lo integran ha disminuido, (de7 y it2 están ahora en el conglomerado 11). El cluster 10 destaca por el elevado porcentaje de población entre 30 y 44 años sobre la población total y por el bajo porcentaje de estudiantes de enseñanza superior sobre el total de la población. En el resto de variables no alcanza valores muy significativos, aunque en la mayoría de ellas el valor del centroide es negativo. Igual comentario que el anterior merece el cluster 11, aunque en este caso, los centroides son la mayoría de las veces, positivos. Fuente: Elaboración propia. CONCLUSIONES El trabajo revisa la posible tendencia hacia una mayor acercamiento socio-económico dentro de los países y regiones de la UE. El análisis toma como periodos de referencia los años 1990 y 2000. Entre 1990 y 2000 se mantienen el número y los perfiles de los clusters por países, aunque con ciertos movimientos de países inter-clusters. En ambos años se obtienen 8 clusters de países, sin embargo, hay elevadas diferencias entre los centroides de los grupos, por lo que puede concluirse que no se observa una disminución de las divergencias entre los países de la UE. No obstante, sí parecen dislumbrarse perfiles que se intuían en 1990 y se confirman en el año 2000. Tendríamos por un lado que los países del área mediterránea (España, Grecia e Italia) forman un cluster, por otro 112 lado los países del centro de la UE (Bélgica, Alemania y Francia) se agrupan en otro cluster y finalmente, los países nórdicos (Finlandia y Suecia) forman un tercer cluster. Si en el año 1990 las variables de mayor capacidad discriminatoria por países se relacionaban con la energía, en el año 2000 sobresalen las de familia, tecnología y mercado de trabajo. Los resultados regionales permiten indicar que en el período de análisis se ha intensificado la dispersión interregional. La divergencia se manifiesta tanto en el hecho de que han aumentado las regiones que presentan amplias diferencias con lo que sería la evolución regional mayoritaria, como en el hecho de que han aumentado el número de conglomerados (de 8 en 1990 a 11 en el año 2000), síntoma de que en las variables analizadas se agudiza la polarización regional. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ Se ha detectado un mayor grado de dispersión de los clusters por regiones que por países. Las disparidades entre las regiones de la UE son mayores que las disparidades entre los países miembros. La mayor homogeneidad entre países del área mediterránea se confirma también en el ámbito regional, especialmente entre regiones italianas y españolas. La divergencia de las regiones griegas ya no sólo con las restantes de la zona mediterránea, sino con el resto de regiones de la UE se acentúa en el año 2000. A nivel regional, los conglomerados 2 y 3 del año 1990 son los que presentan las cifras más cercanas a la media del conjunto de la UE. En el conglomerado 2 encontramos mayoritariamente regiones francesas y alemanas y en el conglomerado 3 regiones de los Países Bajos. En el año 2000 esta característica la encontramos en el conglomerado 7 que sigue acaparando un gran número de regiones francesas. El trabajo permite concluir que para las variables y el periodo analizados no se ha producido un acercamiento socio-económico entre países de la Unión Europea. En el año 2000 la divergencia entre países sigue siendo significativa y similar a la que se observaba a inicios de los años noventa cuando la Unión Europea no era todavía un hecho. Estos resultados son igualmente ciertos e incluso más intensos en el ámbito regional. En este caso, y para algunas de las variables objeto de estudio, se constata incluso una mayor divergencia al final del periodo. No cabe duda que los resultados anteriores nos deben hacer reflexionar acerca de cómo se han enfocado las políticas sociales y regionales de la UE y cómo deberían plantearse de cara al futuro. Es preciso, asimismo, tener en cuenta que el camino a recorrer es todavía muy largo, más aún cuando la nueva ampliación de la UE que puede incrementar todavía más las divergencias socio-económicas. BIBLIOGRAFÍA ARMSTRONG, H. G. (1995): «An appraisal of the evidence from cross-sectional analysis of the regional growth process within the European Union» en ARMSTRONG, H.W. Y VIEKERMAN, R.W. 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REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 115 INFORMES Y ESTUDIOS ANEXO 1. VARIABLES INCLUIDAS EN EL ESTUDIO Y PREPONDERANCIA EN LOS CLUSTERS VARIABLE Centroide 19901 Centroide 20001 POBLACIÓN Población total. Miles C6+;C7CR1+;CR2- C1-;C3+ CR6-;CR8+ C1+;C3C1-;C4+;C6-;C7+ CR8-;CR9+ CR3+;CR6CR1+;CR7-; CR8+;CR10+ C4+;C7CR2+; CR4- C3+;C4-;C7C4-;C7+ C6-;C7+ C6+;C7+; C4- C6+;C7C7+;C8C6-;C7+ C5-;C7+;C8- C5+;C7C3-;C6+ C5+;C7C3-;C5+;C7C3-; C4+ C4-;C5+;C7C4-;C5+ C3+;C7C4-;C5+;C7C4+;C6CR2-;CR6+ CR3+;CR7-;CR9+ Número medio de calorías por persona/día (Kcal.) Muertes por cáncer: mujeres por cada 100.000 mujeres Muertes por cáncer: hombres por cada 100.000 hombres Tasa bruta de mortalidad por SIDA Tasa bruta de mortalidad por enfermedades infecciosas: mujeres Tasa bruta de mortalidad por enfermedades infecciosas : hombres Muertes por enfermedades del corazón: mujeres por 100.000 mujeres Muertes por enfermedades del corazón: hombres por 100.000 hombres Gasto en salud por habitante en paridad de poder de compra (PPC) %Gasto total en salud s/ PIB Médicos por 100.000 habitantes C3-;C4+;C8+ C2+;C4-;C7+ C1+;C6C3-;C5+ C5+;C7C5+;C7C3+;C5C3+;C5-;C7+ C4-;C8+ C1-;C6+ C5+;C7CR1+;CR3-;CR5+ Camas de hospital por 100.000 habitantes C4-;C6+ CR2+;CR6-;CR8+ C4+;C6C5-;C7+ C3+;C6C4+;C7C4+;C8C4+;C8C4-;C7+ C4-;C7+ C1+;C4C3+C7C5+;C7CR1+;CR2+; CR4-;CR9+ C1+;C4CR1+;CR3-; CR8+;CR10+ Saldo migratorio corregido por 1.000 habitantes %Población entre 15 y 29 años s/ población total %Población entre 30 y 44 años s/ población total %Población más de 70 años s/ población total C1-;C5+ CR4+;CR6C1+;C7C3-;C7+ CR5+;CR8C3+;C7C1+;C6-;C7-;C8+ FAMILIAS Y NACIMIENTOS Divorcios por 1.000 habitantes Edad media de las madres primerizas Número medio de personas por hogar Fertilidad total VIDA Y RIESGOS Expectativa de vida de los recién nacidos: niñas Expectativa de vida de los recién nacidos: niños Expectativa de vida a los 65 años: mujeres Expectativa de vida a los 65 años: hombres Tasa de mortalidad infantil SALUD Y SEGURIDAD EDUCACIÓN %Estudiantes (excluidos pre-primaria)s/población total %Estudiantes enseñanza superior s/población total 116 C1-;C7+ C1-;C3+ CR1+;CR8- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES C1-;C7+ C1-;C6+ CR1+;CR10- 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ ANEXO 1. (Continuación) VARIABLE Centroide 19901 Centroide 20001 MERCADO DE TRABAJO % de trabajadores a tiempo parcial involuntarios Tasa de actividad C2-;C3 C5-;C6+ CR5-;CR8+ Tasa de paro C1-;C6-;C7+ CR5+;CR7-CR8C1-;C5+ CR4-;CR5+ C1-;C7+ CR4-;CR5+;CR8C5+; C6CR5+;CR8C6-;C7+ CR5+;CR8- C2-;C5+ C2+;C5CR2-;CR4+; CR9-CR11+ C1-;C5+ CR4-;CR9+ C5+;C8CR4-;CR9+ C1-;C5+ CR9+;CR11C1-;C5+ CR3+;CR6C1-;C7+ CR3+;CR6- C6+;C7C1+;C3C1+C4C6-;C7+;C8C1+;C8- C1-;C6+ C1+;C2C1+;C4C7+;C8C1+;C8- C1-;C2+;C5+ CR4+;CR7C1+; C2+;C4CR1+;CR4+;CR5-; CR6- C1-;C3+ CR3-;CR6-;CR8+ C1+;C4CR1+; CR3-; CR8+ C1-;C4+ C2+;C6+;C7C3+;C6C1+;C4- C1-;C5+ C6+;C7C4+;C6C1+;C4-;C7+ C5+;C7-;C8+ C1+; C2- C3+;C7C1+;C8- C3+;C4-;C6+;C7C3+;C4-;C6+;C7- C7-;C8+ C1+;C5- Tasa de paro de menores de 25 años Tasa de paro femenino % Paro de larga durada femenino (12 o más meses) s/total paro femenino % Paro de larga durada masculino (12 o más meses) s/ total paro masculino MEDIO-AMBIENTE Emisiones de componentes orgánicos volátiles (Kg de hidrocarburo por persona) Emisiones de monóxido de carbono (Kg/CO por persona) Emisiones de dióxido de carbono (Tn/CO 2 por persona) Emisiones de óxido de azufre (kg/SO 2 por persona) Emisiones de óxido de nitrógeno (kg/NO 2 por persona) OUTPUT PIBpm millones PPC PIBpm millones PPC per cápita GASTO Y CONSUMO %Consumo final privado s/PIB %Consumo final públicos s/PIB %Formación bruta de capital fijo s/PIB %Saldo balanza de bienes y servicios s/PIB FINANZAS DEL SECTOR PÚBLICO %Cotizaciones sociales s/PIB %Formación bruta de capital fijo pública s/PIB GASTOS (PÚBLICOS Y PRIVADOS) EN PROTECCIÓN SOCIAL %Prestaciones sociales s/PIB Gastos totales de protección social por habitante (en ECU) REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 117 INFORMES Y ESTUDIOS ANEXO 1. (Continuación) VARIABLE Centroide 19901 Centroide 20001 I+D %Gasto en I+D s/PIB C4-;C6+;C7CR4+;CR5-;CR6-; CR7C2+,C4CR4+;CR5C1-;C3+ C2+;C4C2+;C4-;C8+ C5-;C6+ %VA agrario s/PIB C1-;C5+ CR4-;CR6+ Producción total industrial. % crecimiento anual Plazas de camas en hoteles y establecimientos similares por 1.000 habitantes C1-;C8+ C2-;C8+ CR3-;CR7+ C1-;C7+ CR1-;CR3+; CR4+CR8C4-;C7+ C2-;C8+ CR4-;CR6+ C1+;C4C1-;C6+;C7C3+;C4- C1+;C4C4-;C6+ C4-;C6+ C1+;C4-;C7-; C8+CR6C3+;C4C3-;C6+ CR1+;CR4+;CR6- C1+;C7CR6C1+;C4-;C7C1+;C4CR3-;CR5+ C1-;C6+ C1+;C2C1-;C2+C3-; C6-;C7- C1-;C2+C4C1+;C2C1-;C2+;C4-; C6-;C7- C1+; C2- C1+;C2-;C4+ C1-;C4-;C6+; C7-;C8C1+;C4C1+;C2C4-;C6+; C4-;C6+ C4-;C6+ C1-;C3+; C4-;C7-;C8C1+;C4C1;C4C4-;C6+ C4-;C6+ C1-;C6+ Total aplicación de patentes Patentes en alta tecnología por millón de fuerza laboral % Empleos en alta tecnología s/ total empleos CR3-;CR8+ CR6-;CR7CR3-;CR8+;CR9C4-;C6+ C1-;C3+ ACTIVIDAD ECONÓMICA FAMILIA Y TECNOLOGÍA Ordenadores personales por 1.000 habitantes Usuarios de Internet por 1.000 habitantes Teléfonos móviles por 1.000 habitantes TRANSPORTE Km de autopistas por 1.000 habitantes Km de vía férrea por 1.000 habitantes Total número de vehículos por 1.000 habitantes ENERGÍA Producción de energía primaria (Tn per cápita) Importaciones netas de energía primaria (Tn per cápita) % producción de petróleo s/ total producción de energía primaria % producción de energía renovable s/ total producción de energía primaria % producción de energía nuclear s/ total producción de energía primaria Consumo interior de energía primaria (Tn per cápita) Consumo final de energía (Millones Tn per cápita) Consumo de energía eléctrica (Kwh per cápita) Consumo familiar de energía eléctrica. (Kwh per cápita) Producción eléctrica (Kwh per cápita) (1) 118 CX+: El cluster X de países, muestra unos valores medios más positivos en la variable en cuestión. CRX+: El cluster X de regiones, muestra unos valores medios más positivos en la variable en cuestión. CX-: El cluster X muestra unos valores medios más negativos en la variable en cuestión. CRX+: El cluster X de regiones, muestra unos valores medios más negativos en la variable en cuestión. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ ANEXO 2. REGIONES INCLUIDAS EN EL ESTUDIO Alemania (de) NUTS-1 Länder de1 Baden-Württemberg de2 Bayern de3 Berlín de4 Brandenburg de5 Bremen de6 Hamburg de7 Hessen de8 Mecklenburg-Vorpommern de9 Niedersachsen dea Nordrhein-Westfalen deb Rheinland-Pfalz dec Saarland ded Sachsen dee Sachsen-Anhalt def Schleswig-Holstein deg Thüringen Austria (at) NUTS-2 Bundesländer at11 Burgenland at12 Niederösterreich at13 Wien at21 Kärnten at22 Steiermark at31 Oberösterreich at32 Salzburg at33 Tirol at34 Vorarlberg Bélgica (be) NUTS-1 Régions be1 Capitale/Brussels hoofdstad be2 Vlaams Gewest be3 Région Wallone Dinamarca (dk) NUTS-0 País dk Dinamarca España17 (es) 17 NUTS-2 Comunidades Autónomas es11 Galicia es12 Principado de Asturias es13 Cantabria es21 País Vasco es22 Comunidad Foral de Navarra es23 La Rioja es24 Aragón es3 Comunidad de Madrid es41 Castilla y León es42 Castilla- La Mancha es43 Extremadura es51 Cataluña es52 Comunidad Valenciana es53 Islas Baleares es61 Andalucía es62 Murcia es7 Canarias No se han incluido los territorios españoles en el norte de África: Ceuta y Melilla. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 119 INFORMES Y ESTUDIOS ANEXO 2. (Continuación) Francia18 Finlandia (fi) NUTS-2 Régions Suuralueet fi13 Itä-Suomi fi14 Väli-Suomi fi15 Pohjois-Suomi fi16 Uusimaa (suuralue) fi17 Etelä-Suomi fi2 .land Grecia (gr) NUTS-2 Perifereies gr11 Anatoliki Makedonia, Thraki gr12 Kentriki Makedonia gr13 Dytiki Makedonia gr14 Thessalia gr21 Iperios gr22 Ionia Nissia gr23 Dytiki Ellada gr24 Sterea Ellada gr25 Peloponnisos gr3 Attiki gr41 Voreio Aigaio gr42 Notio Aigaio gr43 Kriti Irlanda (ie) NUTS-0 País ie Irlanda Regioni it11 Piemonte it12 Valle d'Aosta it13 Liguria it2 Lombardia it31 Trentino-Alto Adige Italia (it) 18 120 (fr) NUTS-2 fr1 Île de France fr21 Champagne-Ardenne fr22 Picardie fr23 Haute-Normandie fr24 Centre fr25 Basse-Normandie fr26 Bourgogne fr3 Nord-Pas-de-Calais fr41 Lorraine fr42 Alsace fr43 Franche-Comté fr51 Pays de la Loire fr52 Bretagne fr53 Poitou-Charentes fr61 Aquitaine fr62 Midi-Pyrénées fr63 Limousin fr71 Rhône-Alpes fr72 Auvergne fr81 Languedoc-Roussillon fr82 Provence- Alpes-Côte d'Azur fr83 Corse NUTS-2 No se han incluido los departamentos de ultramar: Guadalupe, Martinica, Guayana francesa y Reunión. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 MERCÈ SALA RÍOS Y TERESA TORRES SOLÉ ANEXO 2. (Continuación) Italia (it) NUTS-2 Regioni it32 Veneto it33 Friuli-Venezia Giulia it4 Emilia-Romagna it51 Toscana it52 Umbria it53 Marche it6 Lazio it71 Abruzzo it72 Molise it8 Campania it91 Puglia it92 Basilicata it93 Calabria ita Sicilia itb Sardegna Luxemburgo (lu) NUTS-0 País lu Luxemburgo Países Bajos (nl) Portugal (pt) NUTS-2 19 Reino Unido (uk) Suecia (se) 19 NUTS-2 NUTS-1 NUTS-2 Provincies Commisaoes de coordenaçao regional Standard regions Riksområden nl11Groningen nl12 Friesland nl13 Drenthe nl21 Overijssel nl22 Gelderland nl23 Flevoland nl31 Utrecht nl32 Noord-Holland nl33 Zuid-Holland nl34 Zeeland nl41 Noord-Brabant nl42 Limburg pt11 Norte pt12 Centro pt13 Lisboa e Vale do Tejo pt14 Alentejo pt15 Algarve ukc North East ukd North West uke Yorkshire and The Humber ukf East Midlands ukg West Midlands ukh Eastern uki London ukj South East ukk South West ukl Wales ukm Scotland ukn Northern Ireland se01 Stockholm se02 Östra Mellansverige se04 Sydsverige se06 Norra Mellansverige se07 Mellersta Norrland se08 Övre Norrland se09 Småland med öarna se0a Västsverige No se han incluido las islas portuguesas en el Atlántico: Azores y Madeira. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 121 INFORMES Y ESTUDIOS RESUMEN 122 El trabajo tiene como objetivos, en primer lugar, analizar qué clubes socio-económicos se detectan entre los países y las regiones de la Unión Europea (UE). En segundo lugar, detectar si con el transcurso del tiempo se ha producido un proceso de homogeneización de posiciones socio-económicas tanto a nivel de países como de regiones. El período de análisis son los años 1990 y 2000. Para alcanzar los objetivos propuestos, el estudio aplica un análisis cluster sobre variables socio-económicas a fin de agrupar los países y regiones de la UE en conglomerados. El trabajo permite concluir que para las variables y el periodo analizados no se ha producido un acercamiento socio-económico entre países de la Unión Europea. En el año 2000 la divergencia entre países sigue siendo significativa y similar a la que se observaba a inicios de los años noventa. Estos resultados son igualmente ciertos e incluso más intensos en el ámbito regional. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 Incentivos fiscales de los Centros Especiales de Empleo ISABEL MÉNDEZ TERROSO * L as empresas de inserción nacen en España a mediados de los años ochenta bajo la tutela y al amparo del llamado Tercer Sector, con el objeto de servir de puente para la inserción en el mercado laboral de colectivos con especiales dificultades, eligiendo como forma jurídica la asociación, dados los menores costes formales de constitución y funcionamiento que generaban. Una década más tarde, las empresas de inserción adoptaron otras formas jurídicas como son las fundaciones, sociedades laborales, o las cooperativas. Dentro de este tipo de empresas se encuentran los Centros Especiales de Empleo (en adelante CEE), cuyo objetivo principal es el de proporcionar a los trabajadores con alguna discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado, adecuado a sus características personales y que facilite la integración laboral de éstos en el mercado ordinario de trabajo, conforme a lo dispuesto en el artículo 42 de la Ley 13/19821. Los CEE pueden ser creados por las Administraciones Públicas (directamente o en colaboración con otros organismos), por Entidades, por personas físicas, jurídicas o comunidades de bienes, que tengan capacidad jurídica y de obrar para * Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la Universidad Autónoma de Madrid. 1 Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social de los Minusválidos. ser empresarios. Por otra parte, los CEE pueden tener carácter público o privado, con o sin ánimo de lucro. Además, sabemos que aproximadamente el 70% de las empresas de inserción registradas que operan en el Estado español adoptan preferentemente la forma jurídica asociativa y fundacional, frente a las cooperativas de trabajo asociado y las sociedades limitadas. La elección de la forma jurídica de las empresas de inserción, bien como empresas mercantiles, bien, dependientes de entidades pertenecientes al Tercer Sector, viene explicado, tanto por la actividad realizada por la propia empresa2, como por la diferente tributación en el Impuesto sobre Sociedades como impuesto principalmente afectado que se pone de manifiesto para aquellas empresas constituidas bajo la tutela de asociaciones y fundaciones sometidas al régimen fiscal especial contenido en la Ley 49/20023. Por tanto, la tributación de los Centros Especiales de Empleo será diferente según estén éstos constituidos como una empresa mer- 2 En este sentido, se observan tres patrones, destacando, por una parte, empresas que realizan una actividad asistencial y formativa, por otra, aquellas empresas que combinan la acción social con el trabajo productivo y por último, aquéllas que sólo realizan una actividad productiva. 3 Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de Régimen Fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 123 INFORMES Y ESTUDIOS cantil, cualquiera que sea la forma jurídica adoptada, o les sea de aplicación el régimen fiscal especial previsto para las entidades sin fines de lucro sometidas a la Ley 50/20024. Los principales impuestos a los que se verán sometidos los CEE y que en su articulado consideran, de una u otra forma, las distintas situaciones de discapacidad son los siguientes: 1. IMPUESTO SOBRE ACTIVIDADES ECONÓMICAS El Impuesto de Actividades Económicas grava el mero ejercicio de una actividad económica. Para entenderlo mejor es conveniente conocer la definición de actividad económica que ofrece Hacienda, contenida en el artículo 80.1 de la Ley 39/19885, que dice así: «...se considera que una actividad se ejerce con carácter empresarial, profesional o artístico» es decir, se trata de una actividad económica «cuando suponga la ordenación por cuenta propia de medios de producción y de recursos humanos, o de uno de ambos, con la finalidad de intervenir en la producción o distribución de bienes o servicios.» 4 nes. Según esta definición, Actividad Económica es prácticamente todo. Únicamente se considera que no existe actividad económica cuando la entidad se dedica a conceder ayudas individuales o becas, o a repartir fondos. De esta forma, los Centros Especiales de Empleo, cualquiera que sea la forma jurídica que adopte, se verán afectados por este impuesto, y deberán estar dados de alta en alguno o algunos de sus epígrafes, de manera que queden cubiertas las actividades que realizan, tomando como base la lista de actividades confeccionada por Hacienda. Sin embargo, con la modificación del artículo 83 de la Ley 39/1988, un amplio número de empresas y la mayoría de Asociaciones y Fundaciones han quedado exentas de tributar por este impuesto, aunque esto no significa, que en la mayoría de los casos, no estén obligados a darse de alta. Así, la configuración de las exenciones previstas que pueden ser reconocidas a los CEE y que quedan recogidas en la nueva redacción del Art. 83 de la Ley 39/1988, dependerá de la situación en la que se encuentre cada entidad y son las que aparecen en el siguiente cuadro resumen: Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundacio- 5 Ley 39/1988, de 28 de diciembre, Reguladora de las Haciendas Locales. 124 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO 2. IMPUESTO SOBRE SOCIEDADES 2.1. CEE sometidos Real Decreto Legislativo 4/2004 que aprueba el Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades 2.1.1. Ámbito estatal Los incentivos fiscales para las sociedades y entidades jurídicas sometidos al Impuesto sobre Sociedades, en referencia a las situaciones de discapacidad, se basan en una minoración de la deuda tributaria del impuesto obtenida mediante el establecimiento de diferentes deducciones sobre la cuota íntegra ajustada. La más importante, tanto por su cuantía como por su ámbito de aplicación, es aquélla que incide favorablemente en la contratación de trabajadores con discapacidad. Por otra parte, tras la entrada en vigor de la Ley 41/2003 6 , se introduce una nueva deducción en el Impuesto sobre Sociedades, que forma parte del conjunto de medidas adoptadas para favorecer las aportaciones realizadas, a título gratuito, al patrimonio protegido del propio trabajador discapacitado o de sus familiares con discapacidad. A efectos de la aplicación de estas deducciones fiscales, se considera trabajador con discapacidad, aquellas personas en edad laboral (entre los 16 y los 65 años) con un grado de minusvalía reconocido igual o superior al 33%. Así mismo, el Impuesto sobre Sociedades permite la aplicación de deducciones sobre la cuota por: Instalación de plataformas de acceso para personas discapacitadas por empresas de transporte por carretera. 6 Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de protección patrimonial de las personas con discapacidad y de modificación del Código Civil, de la Ley de Enjuiciamiento Civil y de la normativa tributaria con esta finalidad. La concepción de software avanzado destinado a facilitar el acceso a los servicios de Internet a las personas discapacitadas. Además de las deducciones hasta aquí señaladas, no hay que dejar de mencionar las bonificaciones que sobre la cuota íntegra prevé el Impuesto sobre Sociedades para las Cooperativas de Trabajo Asociado. A tenor de lo anterior, el contenido de las distintas deducciones fiscales que pueden aplicarse son las siguientes: a. Deducción por creación de empleo para trabajadores con discapacidad (art. 41 LIS) Con carácter general, para los períodos impositivos iniciados a partir de 1 de enero de 1997, se reestablece la deducción por creación de empleo para trabajadores con discapacidad. Para los períodos impositivos iniciados desde 1 de enero de 2003, se deducirá de la cuota íntegra ajustada la cantidad de 6.000,00 ? (en el 2002, 4.808,10 ?) por cada persona/año que se incremente el promedio de la plantilla de trabajadores con discapacidad, los cuales deberán estar inscritos antes de su contratación en el Registro de trabajadores minusválidos demandantes de empleo del INEM. Esta deducción sólo opera cuando la creación de empleo se realiza a trabajadores discapacitados con contratos de trabajo indefinido y que desarrollen jornada completa, en los términos que dispone la legislación laboral. Cálculo del promedio de plantilla con derecho a deducción. El cálculo de la creación de empleo con derecho a deducción exige determinar los promedios de plantilla de trabajadores discapacitados con contrato indefinido y jornada completa, tanto del ejercicio que se quiere REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 125 INFORMES Y ESTUDIOS aplicar, como del ejercicio anterior. El procedimiento práctico a seguir admite dos posibilidades: i) Método general Es el resultado de multiplicar el número de trabajadores con derecho a deducción por el número de días que han permanecido en activo durante el período impositivo, dividiendo el resultado por los días de duración del mismo o 365 si éste es un año. El importe de la deducción por creación de empleo está sujeto al límite del 35% de la cuota íntegra ajustada, es decir, el resultado de disminuir la cuota íntegra en el importe de las deducciones por doble imposición y las bonificaciones. En caso de producirse insuficiencia de cuota, las cantidades no deducidas por exceder del límite citado podrán aplicarse en las liquidaciones de los períodos impositivos que concluyan en los diez años inmediatos y sucesivos. ii) Método alternativo Consiste en considerar el número de trabajadores existentes al inicio del período impositivo, procediendo a sumar las altas y bajas, respectivamente, que se produzcan a lo largo del período impositivo. El importe de la deducción por creación de empleo opera conjuntamente y por el orden de prelación previsto en los artículos 35 a 407 del Real Decreto Legislativo 4/20048, excluida la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios (Art. 42) y por contribuciones empresariales a planes de pensiones de empleo o a mutualidades de previsión social (Art. 43). Con carácter previo hay que practicar sobre la cuota íntegra las deducciones por doble imposición interna e internacional, así como las bonificaciones que, en su caso sean aplicables, por rentas obtenidas en Ceuta y Melilla y por actividades exportadoras y prestación de servicios públicos. 7 Deducciones por la realización de actividades de I+D+i (Art. 35), las relativas al fomento de las tecnologías de la información y comunicación (Art. 36), por actividades de exportación (Art. 37); por inversión en bienes de interés cultural, producciones cinematográficas, ediciones de libros, sistemas de navegación y localización de vehículos, adaptación de vehículos para discapacitados y guarderías para hijos de trabajadores (Art. 38), por inversiones medio ambientales (Art. 39); por gastos de formación profesional (Art. 40) 8 Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades. 126 b. Deducción por inversión en plataformas de acceso para personas con discapacidad o en anclajes de fijación de sillas de ruedas instaladas en vehículos de transporte público de viajeros por carretera (art. 38.5 LIS) Se deducirá el 10% del impuesto de las inversiones realizadas en dichos conceptos minorada la parte de la inversión financiada con subvenciones. Los elementos patrimoniales afectos a esta deducción deben permanecer en funcionamiento durante cinco años, o tres si se trata de bienes muebles, o durante su vida útil si ésta fuera inferior. c. Deducción por aportaciones a patrimonios protegidos de las personas con discapacidad (art. 43 LIS) Las empresas que tributen por el Impuesto de Sociedades podrán efectuar aportaciones a los patrimonios protegidos de sus empleados (con retribuciones brutas anuales inferiores a 27.000 euros) o de sus parientes en línea directa o colateral hasta el tercer grado inclusive, de su cónyuge o de las personas a cargo de dichos trabajadores en régimen de tutela o acogimiento regulados en la Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de protección patrimonial de las personas con discapacidad, con derecho a deducción de acuerdo con las siguientes reglas: REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO Las aportaciones que generen el derecho a deducción no podrán exceder de 8.000 ? por empleado o por discapacitado. Estas aportaciones serán deducibles en la cuota íntegra en un 10 por ciento de las aportaciones. Si las aportaciones son mayores se podrán deducir en los cuatro ejercicios impositivos siguientes. Tratándose de aportaciones no dinerarias se tomará como importe de la aportación el que resulte conforme a lo previsto en el artículo 18 de la Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. Estarán exentas del Impuesto sobre Sociedades las rentas positivas que se pongan de manifiesto con ocasión de las contribuciones empresariales a patrimonios protegidos. Cuando se trate de trabajadores con retribuciones brutas anuales iguales o superiores a 27.000, la deducción se aplicará sobre la parte proporcional de las aportaciones que correspondan al importe de 27.000 de retribución bruta anual. Es importante destacar que, se trata de los primeros beneficios fiscales por ayudas de empresas a hijos discapacitados de sus empleados. d. Deducción por actividades de Investigación y Desarrollo en software (art. 35.1.a LIS) Se considera deducible del Impuesto de Sociedades, como actividad de investigación y desarrollo, la concepción de software avanzado siempre que esté destinado a facilitar a las personas con discapacidad el acceso a los servicios de la sociedad de la información. La base de la deducción estará constituida por el importe de los gastos de investigación y desarrollo y, en su caso, por las inversiones en elementos de inmovilizado material e inmaterial excluidos los inmuebles y terrenos, minorada en el 65 por 100 de las subvenciones recibidas para el fomento de dichas actividades e imputables como ingreso en el período impositivo. El porcentaje de deducción es el 30% de los gastos efectuados en el periodo impositivo por este concepto y el 10% de las inversiones en elementos de inmovilizado material e inmaterial, excluidos los inmuebles y terrenos, siempre que estén afectos exclusivamente a las actividades de investigación y desarrollo. e. Régimen Fiscal de las Cooperativas de Trabajo Asociado Estas cooperativas gozan de una bonificación del 90% de la cuota íntegra del IS si cumplen los requisitos siguientes: Que integren, al menos, un 50% de socios con discapacidad. Que dichos socios se encuentren en situación de desempleo en el momento de constituirse la cooperativa. Esta bonificación puede aplicarse durante los cinco primeros años de actividad, siempre que se mantenga el porcentaje indicado de socios. Así mismo, para las cooperativas de trabajo asociado, también procede la deducción por creación de empleo, anteriormente vista, respecto de los socios trabajadores siempre y cuando se den los requisitos previstos para aplicar la deducción durante el ejercicio que se pretenda aplicar. 2.1.2. Ámbito autonómico a) Territorio histórico del País Vasco El IS tiene carácter de tributo concertado para los sujetos pasivos que tengan su domi- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 127 INFORMES Y ESTUDIOS cilio fiscal en el País Vasco que se exige por la Diputación Foral correspondiente, por la Administración del Estado o por ambas, dependiendo del volumen de operaciones, y de dónde se han efectuado éstas. La normativa fiscal de las tres Diputaciones Forales (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya) es casi idéntica. Los beneficios fiscales son los siguientes: Deducción por creación de empleo para trabajadores con discapacidad Las deducciones contempladas con carácter general se incrementarán en 3.005,06 euros en el supuesto de contratación de personas dentro de los colectivos considerados con especiales dificultades de inserción en el mercado de trabajo, dentro de éstos se encuentran, las personas con discapacidad. b) Comunidad Foral de Navarra El IS se exige por la Comunidad Foral de Navarra, la cual tiene potestad para mantener, establecer y regular su propio régimen tributario. Los beneficios fiscales son los siguientes: Deducción por creación de empleo para trabajadores con discapacidad La cuantía es de 6.000 por cada persona / año de incremento del promedio de la plantilla de trabajadores con discapacidad contratados. Deducción por software avanzado Se considera actividad de investigación y desarrollo la concepción de software avanzado que esté destinado a facilitar a las personas discapacitadas el acceso a los servicios de la «sociedad de la información». La deducción es en la cuota íntegra del 40% de los gastos efectuados en el periodo impositivo de que se trate. 128 Deducción por determinadas inversiones a favor de personas discapacitadas Darán derecho a una deducción de la cuota íntegra del 15% las inversiones en plataformas de accesos para personas discapacitadas o en anclajes de fijación de sillas de ruedas, que se incorporen a vehículos de transporte público de viajeros por carretera. Para el resto de las Comunidades Autónomas, al tratarse de un tributo no cedido, no caben beneficios fiscales autonómicos en las mismas. 2.2. CEE constituidos bajo la tutela de Entidades no lucrativas El Impuesto sobre Sociedades es un impuesto que grava los beneficios de las entidades jurídicas, es decir, no sólo quedan sometidos al impuesto las empresas de todo tipo, sino también las Asociaciones y Fundaciones, y por tanto, serán sujetos pasivos del mismo aquellos CEE constituidos al amparo de Entidades no lucrativas. De este modo, aquellos CEE que adopten la forma jurídica de asociación o fundación o queden constituidos bajo la tutela de alguna de estas entidades, y en lo que a este impuesto se refiere, les será de aplicación los regímenes fiscales previstos para las entidades no lucrativas. Así pues, pueden distinguirse dos regímenes de tributación distintos respecto al IS: 1. El primero es el establecido por la Ley 49/20029. Este régimen es aplicable a: a. Las Fundaciones. b. Asociaciones de Utilidad Pública. c. Asociaciones, que sin ser de Utilidad Pública, están inscritas en el registro 9 Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO de la AECI (Agencia Española de Cooperación internacional) de entidades dedicadas a la cooperación internacional10. Que los cargos de patrono, representante estatutario y miembro del órgano de gobierno no reciban retribución alguna por el ejercicio de esta actividad. 2. El segundo es el régimen de entidades parcialmente exentas, establecido en el Art. 121 del Real Decreto Legislativo 4/2004 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto de Sociedades, aplicable a las Asociaciones no declaradas de Utilidad Pública y a aquellas Fundaciones o Asociaciones de Utilidad Pública que no cumplan los requisitos establecidos en el Art. 3 de la Ley 49/2002, exigidos para disfrutar las ventajas del primer régimen. Que los fundadores, asociados, patronos, sus representantes estatutarios, miembros del órgano de gobierno, así como sus cónyuges o parientes, hasta cuarto grado inclusive, no sean los destinatarios principales de sus actividades. No obstante, el cumplimiento de este requisito no se exigirá a aquellas entidades que tengan por objeto social la realización de actividades de asistencia social. La diferente tributación del Impuesto sobre Sociedades que se pone de manifiesto entre ambos tipos de organizaciones contribuirá de manera importante a incentivar la realización de determinadas actividades por uno u otro tipo de entidad. 2.2.1. CEE sometidos a la Ley 49/2002 Los CEE podrán beneficiarse del régimen tributario previsto cuando se dediquen a alguna de las actividades incluidas en el artículo 3.1 de la Ley 49/2002, entre las que se encuentran aquellas con fines «de asistencia social e inclusión social», fines «laborales» y fines de «de promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión por razones físicas, económicas o culturales». No ofrece duda, por tanto, que un CEE que desarrolle su actividad bajo la forma jurídica de fundación o asociación de utilidad pública, podrá acogerse a esta ley y a los beneficios fiscales que de ella se deriven. A continuación, la Ley 49/2002 establece, en los apartados 3, 4 y 5 del artículo 3 las siguientes delimitaciones de carácter negativo: 10 Tal como se establece en los artículos 32, 33 y 35 de la Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo Que su actividad principal no consista en la realización de explotaciones económicas11 ajenas a su objeto o finalidad estatutaria. Por lo tanto, las fundaciones y asociaciones de utilidad pública podrán realizar las actividades económicas exentas recogidas en el artículo 7 de la Ley 49/2002 y aquellas que aun no estando exentas por no guardar relación con su objeto o finalidad específica, no superen el 40% de los ingresos totales de la entidad, siempre que en el desarrollo de las mismas no se produzcan distorsiones en la competencia con otras empresas que realicen la misma actividad. Luego, las principales diferencias consecuencia de la aplicación del régimen fiscal especial que contiene la Ley 49/2002, con respecto a la aplicación del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades (en lo sucesivo TRLIS), son las que se derivan de la existencia de rentas exentas directamente 11 Se entiende por explotación económica la ordenación por cuenta propia de medios de producción y de recursos humanos, o de uno de ambos, con la finalidad de intervenir en la producción o distribución de bienes o servicios. El arrendamiento del patrimonio inmobiliario no se entiende, a efectos de la Ley 49/2002, que constituya una explotación económica. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 129 INFORMES Y ESTUDIOS relacionadas con los fines de la entidad y de explotaciones económicas exentas. Por tanto, las entidades que cumplan los requisitos anteriores podrán aplicar el régimen fiscal especial, beneficiándose de la exención de estas rentas aplicable en el IS, quedando sujetas, exclusivamente, aquéllas derivadas de explotaciones económicas no exentas a las que será de aplicación el tipo de gravamen del 10% tipo impositivo al que se somete la base imponible de las entidades sin fines de lucro. Respecto a las explotaciones económicas exentas, en el art. 7 de la Ley 49/2002 se recoge una lista cerrada de actividades que, en tanto sean realizadas por alguna de las entidades a las que se aplica esta ley, estarán automáticamente exentas, sin necesidad de solicitud y concesión de exención12. Entre las explotaciones económicas a las que alcanza esta exención se encuentran las explotaciones económicas de «asistencia a personas con discapacidad, incluida la formación ocupacional, la inserción laboral y la explotación de granjas, talleres y centros especiales en los que desarrollen su trabajo» (punto 1º, apartado d) del art.7). incentivando así, la creación de éstos, con el único objetivo de lograr la inserción laboral de personas con discapacidad. Por tanto, los ingresos obtenidos del CEE, al estar exenta la renta procedente de dicha actividad, no se integrarán en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades de la entidad. De igual forma, tampoco podrá aplicársele las deducciones previstas en el TRLIS, y entre ellas la prevista por creación de empleo, al ser su cuota íntegra igual a cero. Las rentas procedentes de cualquier otra explotación económica, no recogida expresamente en dicho artículo, tributarán en cualquier caso, salvo que sean accesorias o complementarias al fin de interés general que persiga la entidad, estableciéndose como límite máximo para ello, que los ingresos por esta actividad no superen el 20% de los ingresos totales de la entidad. Se declaran igualmente exentos los rendimientos generados por explotaciones económicas de escasa relevancia, las cuales se cuantifican como aquellas cuyo importe neto de la cifra de negocios13 del ejercicio no superan conjuntamente los 20.000 ? anuales. Igualmente estarán exentas las actividades económicas auxiliares o complementarias a las anteriores, como son los servicios accesorios de alimentación, alojamiento o transporte. Los CEE sometidos al régimen especial de la Ley 49/2002, están obligados a presentar declaración por el IS debiendo incluir en sus declaraciones la totalidad de las rentas obtenidas en el ejercicio, estén o no exentas de gravamen. De lo anterior, parece deducirse el especial interés de la ley por fomentar el desarrollo de determinadas actividades, entre las que se encuentran las que se deriven de la puesta en marcha de los Centros Especiales de Empleo, 2.2.2. CEE parcialmente exentos del Impuesto sobre Sociedades Se suprime así el anterior sistema de concesión rogada por parte del Ministerio de Hacienda de extensión de la exención a las explotaciones económicas que coincidieran con el objeto o finalidad específica de la entidad, así como la exención automática y excepcional recogida en el último párrafo del artículo 48.2 de la Ley 30/1994 para las actividades de asistencia social que disfrutaran de exención en el IVA. Los arts. 120 a 122 del TRLIS se ocupan de las entidades parcialmente exentas, aplica- 12 130 13 El importe de la cifra de negocios comprende los importes de la venta de los productos y de la prestación de servicios de la actividad de la entidad, deducidas las bonificaciones y demás reducciones sobre las ventas, así como el IVA y otros impuestos directamente relacionados con esa cifra de negocios (art. 191 de la Ley de Sociedades Anónimas). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO bles, entre otras a las fundaciones, establecimientos, instituciones y asociaciones sin ánimo de lucro que no reúnan los requisitos para disfrutar del régimen fiscal establecido en la ley 49/2002, y por consiguiente a los CEE de ellas dependientes. A diferencia de los importantes incentivos resultado de aplicar el régimen fiscal especial de la Ley 49/2002, las entidades parcialmente exentas y a excepción de las peculiaridades contenidas en los artículos 120 a 122 del TRLIS, prácticamente tienen el mismo tratamiento fiscal que los restantes sujetos pasivos del IS. Estas características especiales se encuentran en el tratamiento fiscal de: i) Rentas procedentes del ejercicio de una actividad económica. ii) Incrementos de patrimonio exentos. iii) Tratamiento de las rentas gravadas. i) Rentas procedentes del ejercicio de una actividad económica El Art. 121.1 del TRLIS realiza una enumeración de las rentas obtenidas por estas entidades y consideradas exentas a efectos del IS. De igual forma, el Art. 122.2 del mismo texto legal, considera actividad no exenta a la totalidad de los rendimientos obtenidos directamente por el sujeto pasivo en el ejercicio de actividades que no constituyen el objeto o finalidad específica de la entidad. De manera que, quedarán sometidas a gravamen las actividades, de naturaleza mercantil, aunque éstas tengan carácter complementario o accesorio respecto de los que constituyen los fines principales de la entidad. Esta regulación, salvo por la aplicación de un tipo impositivo menor que para las empresas mercantiles, no fomenta que la realización de actividades económicas en este caso la creación de CEE sean llevadas a cabo por las entidades parcialmente exentas; a pesar que las entidades parcialmente exentas con su ejecución no tratan de reunir fondos para cumplir otros fines, coincidiendo su objetivo con el de las entidades a las que les es de aplicación la Ley 49/2002. ii) Incremento de patrimonio exento Sólo están exentos los incrementos patrimoniales derivados tanto de adquisiciones como de transmisiones a título lucrativo, siempre que unos y otros se obtengan o realicen en cumplimiento de su objeto social o finalidad específica. Esta regulación hace referencia a los incrementos de patrimonio, tanto de naturaleza mobiliaria como inmobiliaria, que no tengan su origen en actividades económicas. El párrafo segundo del art. 121.1.c) del TRLIS establece una exención por reinversión respecto de los incrementos que se pongan de manifiesto en la transmisión onerosa de bienes afectos a la realización del objeto social de todas las entidades parcialmente exentas, cuando éstos se destinen a inversiones relacionadas con la actividad exenta. Estas inversiones tienen que realizarse dentro del plazo comprendido entre el año anterior a la fecha de transmisión y los tres años posteriores. Además, deben mantenerse en el patrimonio de la entidad, al menos, durante siete años. Si se produce la transmisión antes del término de los siete años, se integrará la parte de la renta no gravada en la base imponible, salvo que el importe obtenido sea objeto de una nueva reinversión. iii) Tratamiento de las rentas gravadas La base imponible del IS, para una entidad parcialmente exenta, se determinará aplicando las normas previstas en el Título IV del TRLIS, quedando ésta constituida por la suma algebraica de los rendimientos netos, positivos o negativos, procedente del ejercicio de una actividad económica no exenta y los derivados de su patrimonio. La cuota íntegra se determinará aplicando a la base imponible el tipo impositivo del 25% (Art. 28.2 del TRLIS). Esta cuota será minorada en el importe de las siguientes deducciones: REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 131 INFORMES Y ESTUDIOS Deducciones por doble imposición, tanto interna como internacional. Las bonificaciones Deducciones por la realización de determinadas actividades (Arts. 35 a 43 del TRLIS). A diferencia de lo que ocurre con una entidad sometida al régimen fiscal especial de la Ley 49/2002, una entidad parcialmente exenta que desarrolla una actividad económica, a través de su CEE, podrá aplicar en la cuota íntegra del impuesto las deducciones por creación de empleo, así como las restantes previstas del TRLIS, al no estar exenta la renta procedente de dicha actividad. En lo no previsto explícitamente en los arts. 120 a 122 del TRLIS serán de aplicación las normas generales del Impuesto sobre Sociedades. Al igual que para las entidades sometidas al régimen especial de la Ley 49/2002, las entidades sin fines de lucro parcialmente exentas están obligadas a presentar declaración por el IS debiendo incluir en sus declaraciones la totalidad de las rentas obtenidas en el ejercicio, estén o no exentas de gravamen. «El Impuesto sobre el Valor Añadido es un tributo de naturaleza indirecta que recae sobre el consumo y grava, en la forma y condiciones previstas en esta Ley, las siguientes operaciones: Las entregas de bienes y prestaciones de servicios efectuadas por empresarios o profesionales. Las adquisiciones intracomunitarias de bienes. Las importaciones de bienes.» Es decir, grava las transacciones económicas, y está destinado a ser soportado por los consumidores finales. Se entiende por consumidor final, cualquier persona física o jurídica que no realice actividades económicas. Esto significa que las personas físicas o jurídicas que realicen actividades económicas, además de pagar IVA en sus compras, cobran IVA en sus ventas, salvo que se tenga concedida alguna, de manera que al finalizar un trimestre la liquidación del impuesto es el resultado de la diferencia entre lo cobrado y 3. IMPUESTO SOBRE EL VALOR AÑADIDO En el Art. 1 de la Ley 37/199214 se define lo pagado. Si la diferencia es positiva se ingresa en Hacienda y si es negativa se compensa con las liquidaciones siguientes o se reclama su devolución. (+) a ingresar IVA repercutido IVA soportado deducible = (-) a compensar o devolver Como se deduce del contenido de lo expuesto sobre él a todas las empresas, asociaciones y Fundaciones deberían estar dadas de alta en algún epígrafe sin perjuicio que pudiera serle aplicada la correspondiente exención, en función de la actividad económica por ellas de- Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido. 14 132 sarrolladas, por tanto, estas Entidades podrán y deberán cobrar IVA en sus facturas y a la finalización de cada trimestre, salvo que se tenga concedida alguna en el cobro de IVA, saldarán sus cuentas con Hacienda. En el caso que una entidad no estuviera dada de alta en algún epígrafe del, no podrá emitir facturas, por tanto no cobrará IVA y, lógicamente, al actuar como consumidor final, no podrá deducirse el IVA soportado en sus compras. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO Sin embargo, la ley del IVA reconoce exenciones para las entregas de determinados bienes y prestación de servicios realizados en España. Su establecimiento obedece a razones diversas, de carácter social (sanitarias, asistencia social), cultural (enseñanza, bibliotecas, deportes), para facilitar la competencia de determinados sectores en países terceros (financieras y seguros) o para evitar sobre imposiciones (exenciones técnicas), entre otras. El efecto más importante de estas exenciones es que con ellas se rompe la cadena de deducciones, de modo que, en las operaciones exentas el sujeto pasivo que no repercute el impuesto tampoco puede deducir las cuotas que ha soportado por las adquisiciones de bienes y servicios que emplea en la operación de la actividad exenta. Estas exenciones se aplican normalmente en la última fase de producción o distribución y la no repercusión del impuesto va a implicar que aquellas entidades a las que les sea reconocida se comporten como consumidores finales. Por esta razón, habrá ocasiones en que resulte interesante obtener esta exención, mientras que en otras no. Con carácter general, podría afirmarse que, cualquier entidad y en el caso que nos ocupa, un CEE constituido como entidad de carácter social a la que pudiera serle de aplicación alguna de las exenciones que necesitara el reconocimiento previo de la Administración Tributaria podría no interesarle solicitar ésta por la realización de la actividad de carácter social, pues implicaría una reducción de la renta disponible final de la entidad En el Art. 20 de la Ley 37/1992 y en el Art. 5 del R.D. 1624/1992, quedan reguladas las exenciones, y en ellos se explica que existen, básicamente, cuatro tipos de exención: Por último, una tercera opción se produce cuando una misma Entidad realiza actividades económicas con actividades exentas, con lo que sólo podría, en las declaraciones trimestrales, incluir los ingresos con factura relativos a las actividades económicas y los gastos con factura relativos a dicha actividad económica. En ningún caso, la exención reconocida alcanza a los servicios de manipulación de artículos en proceso de producción prestados, ni a las entregas de bienes efectuados a terceros por el CEE, mediante contraprestación. Cuando esto ocurre, se aplica la llamada regla de la prorrata. En definitiva, la regla de la prorrata va a permitir, que en el caso que un CEE realice simultáneamente actividades exentas y no exentas, deducir un determinado porcentaje (P%) del IVA total soportado. 1. Actividades exentas que no necesitan un reconocimiento expreso de Hacienda15. 2. Actividades exentas que sí necesitan un reconocimiento expreso de Hacienda 16. 3. Las prestaciones de servicios realizadas por entidades de carácter social 17, que requieren el reconocimiento de dicho carácter18. 4. Las actividades relativas a la educación y la enseñanza realizadas por Entidades autorizadas por la Comunidad Autónoma19. 15 Puntos 1, 2, 3, 4, 5, 7, 10, 13, salvo 13.5, 15,16,17,18, 19,20, 21, 22, 23, 24, 25, 26 y 27 del Apartado 1 del Art.20. 16 Puntos 6 y 12 del Apartado 1 del Art.20, tal como se explica en el Art. 5 del Reglamento. 17 Puntos 8, 13.5 y 14 del Apartado 1 del Art.20. 18 Tal como se explica en el Apartado 3 del Art.20, y se desarrolla en el Art. 6 del Reglamento. 19 Ver Art. 7 del Reglamento. IVA soportado deducible = IVA soportado x P% La prorrata es el resultado de multiplicar por cien el siguiente cociente: a) En el numerador, el importe total de las entregas de bienes y prestaciones de servicios que generen el derecho a la deducción, realizadas durante cada año natural. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 133 INFORMES Y ESTUDIOS b) En el denominador, el importe total de las operaciones realizadas durante el mismo año, incluidas las que no generen derecho a deducir, incrementado en el importe de las subvenciones no integradas en la base imponible percibidas en el mismo período. P=(Operaciones que dan derecho a deducir IVA Sop/ Operaciones totales + Subv) x 100 A lo anterior, y en la medida que puede afectar especialmente a los CEE, hay que añadir que no se incluirán en el denominador, en ninguna proporción, las siguientes subvenciones: Las que estén relacionadas con las operaciones exentas que originen el derecho a deducción. Las vinculadas a actividades no empresariales. Las percibidas por los Centros Especiales de Empleo. El resultado, de no ser exacto, se redondea por exceso a la unidad superior. Durante cada año natural se aplicará un porcentaje provisional que será el fijado como definitivo para el año precedente. La prorrata provisional aplicada en el año en curso se sustituirá al final del año por la prorrata definitiva del mismo, regularizándose las liquidaciones trimestrales anteriormente practicadas. 4. CONCLUSIONES Finalmente y como conclusión hay que señalar que, pese a no existir legislación específica en materia tributaria para los Centros Especiales de Empleo, la correcta aplicación de las distintas exenciones, deducciones y, en su caso, bonificaciones previstas en los distintos impuestos que conforman el Sistema Tributario español puede contribuir, de manera importante, a la 134 reducción de la deuda tributaria de este tipo de entidades. Sin embargo, la aplicación de estos beneficios fiscales no exime a estas empresas de inserción de la obligación de tributar, quedando, por tanto, sometidas a las mismas obligaciones formales que las restantes empresas que operan en España. Si bien para la Administración, la exigencia de estas obligaciones formales cumple fundamentalmente un objetivo de control, para los Centros Especiales de Empleo podría suponer la existencia de una presión fiscal indirecta, si éstos no cuentan de una profesionalización en su gestión para poder beneficiarse de estos incentivos. Por otra parte, la regulación dada, tanto por la Ley 49/2002 como por la Ley 50/2002, pueden contribuir a incentivar la creación de Centros Especiales de Empleo, bajo la fórmula jurídica de Fundación o Asociación de Utilidad Pública. Considerar en la Ley 50/2002, además de las actividades de asistencia social e inclusión social, aquéllas con fines laborales como actividades a las que pueden dedicarse las entidades a las que sea de aplicación dicha ley, repercute directamente en la ley 49/2002, al reconocer exenta de gravamen tanto las rentas derivadas de actividades de asistencia a personas con discapacidad, como las derivadas de explotaciones económicas con ella relacionada como pueden ser los centros especiales de empleo en los que desarrollen su trabajo. No obstante, a los importante aspectos positivos encontrados que pueden impulsar la creación de nuevas empresas de inserción laboral por entidades acogidas a la Ley 50/2002 y a su régimen fiscal previsto en la Ley 49/2002, hay que señalar como elemento restrictivo de este régimen jurídico la obligatoriedad establecida en el art. 11 de la Ley 50/2002 de realizar una aportación económica mínima de 30.000 ? para la constitución de una fundación. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 ISABEL MÉNDEZ TERROSO Este hecho podría desfavorecer el desarrollo de proyectos sencillos, dificultando la creación de nuevas empresas de inserción a entidades de carácter social que normalmente pueden disponer de menos recursos, viéndose acentuada esta situación durante el período de formación. BIBLIOGRAFÍA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ENTIDADES DE EMPRESAS DE INSERCIÓN (FEEDEI) (2003). Identificación y Diagnóstico Integral de las Empresas de Inserción en España. Ed. Popular, Madrid. LEFEBVRE, F. (2003): Memento Práctico Fiscal. Ediciones Francis Lefebvre. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 135 INFORMES Y ESTUDIOS RESUMEN 136 Con la actual legislación tributaria, los Centros Especiales de Empleo se encuentran sometidos a los mismos impuestos que las restantes empresas del ordenamiento mercantil. Sin embargo, la existencia de exenciones, deducciones y, en su caso, bonificaciones previstas en los distintos impuestos que conforman el Sistema Tributario español beneficiarán a estas entidades de inserción dedicadas a proporcionar a trabajadores con alguna discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado. De esta forma, los principales incentivos fiscales aplicables a los Centros Especiales de Empleo, atendiendo a los principales impuestos a los que están sujetos éstos, pueden resumirse en los siguientes: El Impuesto sobre Actividades Económicas prevé la exención del impuesto para un amplio número de empresas y para la mayoría de Asociaciones y Fundaciones cuando, tanto por el importe de la cifra de negocio como por su objeto social, se encuentren en alguna de las situaciones recogidas tras la nueva redacción dada al artículo 83 de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales. Respecto al Impuesto sobre Sociedades, la tributación de los Centros Especiales de Empleo será diferente según estén éstos constituidos como una empresa mercantil, cualquiera que sea la forma jurídica que éstos adopten, o les sea de aplicación el régimen fiscal especial previsto para las entidades sin fines de lucro sometidas a la Ley de Fundaciones. En el primero de los casos, cuando la entidad es sujeto pasivo del Real Decreto Legislativo 4/2004 que aprueba el Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, los incentivos fiscales se basan en la aplicación de diferentes deducciones sobre la cuota íntegra ajustada. En tanto que, si se trata de entidades pertenecientes al Tercer Sector es de aplicación el régimen fiscal especial previsto en la Ley de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. Por último, y en lo que al Impuesto sobre el Valor Añadido se refiere, las particularidades más importantes pueden ponerse de manifiesto en el caso que un Centro Especial de Empleo realice simultáneamente actividades exentas y no exentas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 La utilización de los objetivos como criterio de eficacia organizacional EMILIO ALONSO RAMOS * INTRODUCCIÓN L os autores que se adhieren a este modelo parten de un supuesto elemental y, a primera vista, plausible: una organización es eficaz si consigue los objetivos para los cuales ha sido creada o que se han fijado para un determinado período. Barnard, afirma que, «cuando un fin específico deseado se consigue, diremos que la acción es eficaz... (y por tanto) el grado de cumplimiento de los objetivos de una organización incide en el grado de eficacia de la misma» (Barnard, 1959). De forma análoga se expresa Price, al señalar que, «su característica diferenciadora (de este modelo) es definir la eficacia en términos de consecución del objetivo. Cuanto mayor es el grado en que la organización logra sus objetivos...mayor es su eficacia» (Price, 1972). Este autor parte de dos supuestos: a) las organizaciones complejas tienen un objetivo último hacia el que se han de dirigir; b) el objetivo último puede ser identificado, definido y medido empíricamente. * Universidad de Almería. 1. CÓMO SELECCIONAR LAS METAS QUE SERVIRÁN PARA JUZGAR LA EFICACIA En el modelo de objetivos es central quién valora las metas que se van a considerar en el estudio evaluativo. La naturaleza de las metas y su selección por el investigador es clave en el acercamiento a la eficacia organizacional. Simon defendió que las metas son premisas de valor en las que están basadas las actividades organizacionales (Simon, 1979). Para Etzioni, ellas representan, «un estado deseado de asuntos que la organización intenta comprender» (Etzioni, 1964). Dado que las metas representan resultados o efectos deseados, la primera pregunta en términos de valor que se plantea este modelo es: ¿quién selecciona las metas apropiadas que se van a usar en la evaluación de la eficacia? ¿qué objetivos son los apropiados? Para medir la eficacia de una organización, hay que determinar, necesariamente, el objetivo u objetivos de la misma, para tener un término de referencia antes de pasar a comprobar lo que realmente se ha conseguido. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 137 INFORMES Y ESTUDIOS Los debates sobre esta cuestión se han centrado en dos posiciones defendidas por sendos grupos. Uno formado por los partidarios de los objetivos prescritos y el otro integrado por quienes defienden objetivos derivados (Zammuto, 1982). El primer grupo se caracteriza por centrarse en la parte formal de la organización, o en alguna categoría del personal normalmente altos directivos, como la fuente más válida de información respecto a los objetivos de la organización. El segundo grupo entiende que es el investigador quien ha de derivar el objetivo último de la organización desde su teoría y, así, poder llegar a los objetivos, que pueden ser independientes de las intenciones de los miembros de la organización. a) Objetivos prescritos En el caso de los objetivos prescritos, se parte del supuesto de que los objetivos varían de una organización a otra e incluso pueden variar también según el período. No es lógico, argumentan, que el investigador analice la eficacia de una organización en base a los objetivos que él considera que la organización debe conseguir, sino partiendo de los objetivos específicos que la misma organización se haya fijado (Veciana I Verges, 1981). Etzioni contempla esta perspectiva como una forma de protegerse de la subjetividad de los investigadores a la hora de evaluar la eficacia de una organización (Etzioni, 1960). Weiss, tiene una postura más contundente cuando afirma que el investigador no debería estar implicado en la evaluación de una organización, ya que, no existe protección contra los prejuicios que conlleva la evaluación, a menos que exista claramente un grupo de objetivos operativos (Weiss, 1970). 138 b) Objetivos derivados En cuanto a los objetivos derivados, el investigador informa de cuál es o debería ser el objetivo u objetivos de la organización y que han de servir como punto de referencia. Este es el caso de Katz y Kahn, que, siguiendo los postulados de la teoría económica, definen la eficacia de la organización «como la maximización del beneficio por todos los medios» (Katz y Kahn, 1952). El proceso que sigue Zald para identificar las metas organizacionales es incluir en el estudio evaluativo las metas de los ejecutivos responsables de la toma de decisiones en la organización1. La cúpula directiva responsable de la toma de decisiones es «la fuente más válida de información sobre las metas organizacionales porque ella asigna la mayoría de los recursos de la organización» (Yuchtman, 1987). Los individuos con esta responsabilidad determinan el «estado del deseo en los asuntos que la organización intenta comprender» (Etzioni, 1964). Gross, pone el énfasis en que las metas siempre existen en las mentes de ciertas personas. Estas personas son las que toman decisiones más elevadas en la organización (Gross, 1968). La óptica de los objetivos derivados tiene una importante ventaja sobre la de los objetivos prescritos ya que parece solucionar el problema de la identificación de objetivos últimos en las organizaciones complejas. Este acercamiento tiene en la sociedad y no en la organización, el marco de referencia para la evaluación de la eficacia. Cuanto mayor beneficia una organización a la sociedad mayor será su efectividad. 1 En su estudio de correccionales para delincuentes, Zald describe las metas de los ejecutivos, seleccionando a individuos que ocupan los siguientes puestos en la jerarquía: superintendente, superintendentes auxiliares y cabezas de secciones mayores (ZALD, 1963, p.216). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS Esta polémica sobre los objetivos es vieja y aparece como poco menos que irresoluble: los problemas que implican los objetivos organizativos, ya establecidos, han llevado a algunos autores a abogar a favor de que sean los propios investigadores quienes descubran los objetivos reales u operativos de la organización, que son los que hay que utilizar en la evaluación. Freeman y Sherwood, por el contrario, aseguran que lo que realmente hay que incorporar en la evaluación son las preferencias de la dirección. Pero esto tampoco está libre de problemas. La organización en sí misma está formada por una variedad de individuos y grupos y cada uno tiene sus propias concepciones sobre lo que ha de pretender la organización. Incluso los directivos de una organización no están totalmente de acuerdo sobre la prioridad de los mismos (Freeman y Sherwood, 1970). Para Yuchtman y Seashore, todas esas cuestiones ponen en entredicho esta forma de proceder, por lo que abogan por utilizar otra forma de evaluación de la eficacia. Aun así, no supone un rechazo total del modelo de objetivos (Yuchtman y Seashore, 1967). Dubin, intenta reconciliar los dos extremos que hemos visto afirmando que, la eficacia organizacional tiene dos significados, dependiendo de que sea vista desde dentro o desde fuera de la organización. Vista desde dentro, la eficacia podría ser considerada como la eficiencia de la organización; desde fuera, como un problema de utilidad social (Dubin, 1976). Según Dubin, estos dos significados de la eficacia organizacional no son fáciles de reconciliar porque los medios para lograr cada uno de los fines pueden ser muy diferentes y, a menudo, contradictorios. Puesto que los dos puntos de vista aparecen como irre- conciliables ¿qué perspectiva se ha de utilizar, la del directivo o la social, para generar criterios con los cuales evaluar la eficacia? Dado que el dilema no parece resoluble, la perspectiva a utilizar para evaluar la eficacia desde este modelo llega a ser un problema de elección. La elección es aplicar la perspectiva apropiada de acuerdo con el propósito de la evaluación. c) Metas privadas y organizacionales Gross distingue entre metas privadas y organizacionales. «Una meta privada consiste en un estado futuro de los deseos individuales. Semejante noción se acerca a la concepción psicológica de un motivo. Las metas organizacionales indican el deseo en el estado de los asuntos que la organización intenta comprender» (Gross, 1968). Es oportuno distinguir entre los fines subjetivos y los fines objetivos de una acción. Los primeros hacen referencia a las satisfacciones buscadas por el agente al realizar una actividad (como adquirir prestigio). Los segundos hacen referencia a las reacciones o efectos que tienen que producir sus acciones (en un entorno) para obtener esas satisfacciones. Es preciso diferenciar entre la finalidad de la organización los resultados de los objetivos individuales, que también existen. Que una serie de personas cooperen para alcanzar un determinado objetivo común no significa que lo hagan por los mismos motivos (Barnard, 1959). Simon utiliza el concepto de criterio múltiple de objetivos para capturar el proceso de toma de decisiones en la organización. Así, un curso de acción aceptable debe satisfacer un conjunto de requisitos o constreñimientos. Las metas o constreñimientos para la acción pueden usarse de dos maneras: para REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 139 INFORMES Y ESTUDIOS sintetizar soluciones propuestas directamente (generación de alternativas) y para sintetizar la satisfacción con un solución propuesta (comprobación de alternativas) (Simon, 1979)2. Precisamente, esta divergencia entre estos dos tipos de finalidades, el objetivo de la organización y las finalidades subjetivas de sus miembros, es lo que hace necesaria la existencia de un mecanismo de enlace denominado sistema de control de una organización. Es lo que relaciona el objetivo de la organización con los motivos de los participantes y cumple la función de ir asociando unos y otros, asociando satisfacciones personales al logro de resultados. De ahí que su función en las organizaciones se centre fundamentalmente en la gestión de las motivaciones. Su función es asociar objetivos (satisfacciones) personales con el objetivo de la organización en el proceso de progresiva convergencia que se suele denominar identificación organizativa (Simon, 1979). Las situaciones de competencia perfecta no se dan en la mayoría de las organizaciones. Sus componentes no comparten las mismas metas, no poseen los mismos intereses, no tienen las mismas motivaciones. Esto lleva a Simon a subrayar la importancia de hacer explícito en el proceso de evaluación de la eficacia el sentido que para los diferentes participantes tiene sus diversas metas. Minimizando los costes de sus contribuciones y maximizando sus recompensas (motivos intrínsecos y extrínsecos) la organización consigue la decisión de cooperar de sus miembros y así incrementar la eficacia. Para Etzioni, las metas privadas de los individuos son importantes y deben satisfa- 2 Es lo que sucede en las decisiones del juego de ajedrez, donde un jugador piensa distintos movimientos y las consecuencias que puede esperar de sus acciones (SIMON, 1979, p.183). 140 cerse para lograr un alto grado de eficacia organizacional. Sin embargo, la mayoría de la evaluación de eficacia ha estado basada en el logro de metas organizacionales (productividad a nivel general, expansión de la compañía, crecimiento, ventas, ...) (Etzioni, 1970). d) Metas oficiales y operativas Perrow distingue entre metas oficiales y metas operativas. Define las metas oficiales de una organización «como sus metas públicamente declaradas, y las metas operativas como sus metas reales». Las metas oficiales (expresadas en el Acta de Constitución de la organización, informes anuales, declaraciones públicas de ejecutivos importantes) constituyen el objetivo último por el que juzgar la eficacia. Generalmente, deben examinarse estas metas oficiales porque, a partir de ellas, se puede empezar la búsqueda de metas operativas (Perrow, 1961). Las metas operativas designan los fines buscados por las políticas, programas operativos de la organización. Ellas nos dicen lo que la organización está intentando hacer realmente y miden la eficacia a lo largo de las dimensiones operativas resultantes (Perrow, 1961). Etzioni, indica que la evaluación de la eficacia debe estar basada en el logro de las metas operativas de la organización ya que las metas oficiales tienen un carácter no operacionables, vagas y ambiguas3. La conducta humana está llena de múltiples propósitos con lo cual dificulta la tarea 3 Así se identifican los objetivos oficiales como estados futuros (servicio a los clientes). Demasiado divergentes de los objetivos reales para ser tomados en serio (rehabilitación en una prisión). Demasiado limitadas para incluir actividades organizacionales necesarias que no están al servicio directo de la meta (como la ganancia) (ETZIONI, 1970, p.151). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS del evaluador de identificar estos con las metas operativas. Así, el analista organizacional puede encontrar que las actividades son incoherentes con los objetivos de una unidad de trabajo dada4. Una evaluación completa de propósitos organizacionales normalmente vuelve a chocar con las metas operativas. Esta dificultad ha sido citada por Hall. En las organizaciones con múltiples objetivos, la eficacia en el logro de una meta puede relacionarse inversamente con el grado de logro de otras metas. Esto ocurre bastante a menudo; las organizaciones deben escoger entre las metas que conseguir y refuerza la idea de que los objetivos operativos de la organización son el resultado de procesos internos y de presiones externas. En este punto, surge la posibilidad de que las organizaciones no puedan ser eficaces, si se acepta la idea de que cada organización tiene múltiples objetivos (Hall, 1988). de los actos simbólicos, gestos y otros tipos de actos significativos. A través de las actividades el evaluador observa lo que las personas están haciendo de hecho cómo pasan su tiempo, cómo se están asignando recursos...5. f) Competencias de los miembros de la organización Georgopoulos y Mann analizan qué bien está alcanzando una organización (en su caso un hospital) sus objetivos. Estos investigadores igualan objetivos de la organización con las metas de sus individuos y toman lo objetivos como dados. Utilizan en su estudio medidas múltiples para el análisis de un único concepto, una única meta organizacional6. Los individuos que son conocedores y competentes para identificar el logro de los objetivos organizacionales varía en las distintas organizaciones7. e) Intenciones y actividades de los miembros de la organización Gross indica que para identificar las metas organizacionales, el estudio debe contemplar las intenciones y las actividades de los participantes de la organización. A través de las intenciones, el evaluador entiende el punto de vista de los participantes sobre lo que la organización está intentando hacer. Es decir, lo que ellos creen que son las metas organizacionales, lo que ellos sienten que son sus objetivos y lo que creen que la dirección pretende conseguir. Las intenciones se expresarán en declaraciones verbales o en inferencias que pueden hacerse 4 Puede ser bastante incierto el hecho de saber si la meta real de una unidad de mercado es el volumen de ventas o servicio al cliente, ya que la variedad de propósitos de la conducta humana es infinita. 5 Si el enfoque de la evaluación está en las intenciones y actividades, como Gross propiamente sugiere, entonces deben usarse métodos múltiples de recogida de datos. Pueden describirse intenciones principalmente por medio de las entrevistas y encuestas, y pueden describirse actividades principalmente a través de las observaciones y documentos (GROSS, 1968, p.530). 6 Están interesados en la medida del cuidado del paciente en cuatro dimensiones: cuidado alimentario, cuidado médico, cuidado global al paciente y comparación global del cuidado a los pacientes. Los datos fueron extraídos de encuestas realizadas a médicos y enfermeras, que tenían la competencia para evaluar, por ejemplo, la suficiencia del cuidado al paciente (GEORGOPOULOS y MANN, 1962, p.221). 7 Por ejemplo, en el estudio anteriormente citado, los médicos y enfermeras eran competentes para responder; en una universidad, los profesores y administradores, al tratar estrechamente con asuntos académicos, normalmente serán adecuados en el estudio; sin embargo, en un negocio, sólo los dueños que tomen las mayores decisiones pueden ser competentes en el grado del logro de objetivos. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 141 INFORMES Y ESTUDIOS 2. PROBLEMAS METODOLÓGICOS DEL MODELO DE OBJETIVOS Los teóricos del modelo de objetivos no han desarrollado medidas de efectividad que puedan usarse para estudiar muchos tipos de organizaciones. Las medidas actuales sólo son aplicables a tipos limitados de organizaciones8. La ausencia de medidas generales es seria porque impide el desarrollo de la teoría. La existencia de medidas generales promueve regularización de la medida; la regularización de la medida, a su vez, facilita la comparación y la comparación lleva más allá el desarrollo de la teoría. Un estudio de Hulin y Smith, sobre la relación entre el sexo y la satisfacción en el mundo del trabajo, explica las contradicciones internas en los resultados, de varias investigaciones realizadas, debido a las medidas no necesariamente equivalentes de satisfacción del trabajo. Los autores concluyen que no saben si los resultados aparentemente contradictorios son debidos a las diferencias en las medidas usadas o al objetivo de arreglar diferencias en niveles de satisfacción entre hombres y mujeres9. Encuentran muy difícil comparar los resultados de estudios que usan medidas diferentes y como consecuencia, no podrá lle- 8 Por ejemplo, alguna medida de rentabilidad, como ganancias medidas en términos de porcentaje de valor del precio neto, normalmente se usa para estudiar la eficacia de organizaciones comerciales. Esta medida de rentabilidad es aplicable a otras organizaciones comerciales si se regularizan bien procedimientos de contabilidad; sin embargo, las ganancias medidas en términos de precios no son de ninguna ayuda en el estudio de la eficacia en otros tipos de organizaciones, como hospitales, escuelas y agencias gubernamentales. 9 Algunos de los estudios comprueban que las mujeres están más satisfechas que los hombres, y otros, que las mujeres lo están menos (HULIN y SMITH, 1964, pp.88-90). 142 garse a formulaciones abstractas y generalizaciones empíricas. La misma situación que estos autores encuentran con respecto a satisfacción en el trabajo existe para la efectividad, y los resultados son los mismos. Desde el modelo de objetivos se asume que una organización tiene objetivos identificables y que se puede medir el grado de progreso hacia el logro de esos objetivos. Cuanto más cerca estén los resultados obtenidos de los objetivos pretendidos, más eficaz será una organización. Ahora bien, los objetivos no siempre son identificables de manera unívoca, cambian a lo largo del tiempo y presentan incoherencias en cuanto a la formulación teórica y lo que la organización de hecho pretende conseguir en la práctica. 3. ACEPCIONES MÁS IMPORTANTES DEL MODELO DE OBJETIVOS a) Modelo criterio Desde esta perspectiva, se considera que la eficacia es una realidad multidimensional y que su evaluación pasa por recurrir a un número de componentes relativamente independientes. Los individuos son evaluados en cada uno de estos componentes, y se examinan las pautas de relaciones entre ellos, por ejemplo, mediante la técnica del análisis factorial. Aquí, se parte del supuesto de que las variaciones en las puntuaciones criterio se deben a variaciones en el rendimiento del individuo, no a influencias extrañas. El rendimiento se refiere a las cosas concretas, observables, que la gente hace y que pueden ser evaluadas en términos de su contribución a los objetivos de la organización. La aplicación de esta perspectiva para evaluar la eficacia organizacional supone, por consiguiente, llevar a cabo un análisis de tareas para establecer cuáles de éstas son las más importantes y desde aquí inferir medidas criterio. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS b) Relación costo-beneficio El análisis costo-beneficio normalmente se ha aplicado para conocer la eficacia de determinados programas de entrenamiento, diferentes métodos en el desarrollo de productos, etc. Se utiliza a menudo para medir la eficacia relativa de determinadas acciones alternativas para la consecución de algún fin concreto, más que medir la eficacia de la organización en su conjunto. c) Dirección por objetivos Aunque Odiorne contempla la dirección por objetivos como un sistema completo de gestión, de planificación y control, también se puede ver, en un contexto más restringido, como un modelo de eficacia organizacional (Odiorne, 1965). Como modelo de eficacia, la medida que se especifica como el principal criterio para medir ésta es indagar si la organización ha cumplido o no con las tareas concretas calificadas como necesarias. Desde esta perspectiva, se considera la eficacia como única para cada organización. Para cada período particular de tiempo la organización debe especificar las cosas que desea lograr. La medida relevante de eficacia supone, entonces, dar cuenta de qué metas se han cumplido y de cuáles no. 4. CONCLUSIONES El modelo de objetivos parece ser apropiado cuando los fines organizacionales son claros, existe un consenso al respecto y se pueden medir. Sin embargo, presenta algunos problemas que es preciso indicar. El principal es la determinación de los objetivos de la organización. El problema planteado es múltiple: Por una parte, los objetivos de tipo general, tales como maximización de beneficios, fabricación, investigación y/o docencia no son operativos. Para que puedan ser útiles y guiar la actuación de una organización, y poder luego ser medido el grado de su consecución, han de estar formulados en términos operativos (Veciana i Verges, 1981). Por otra parte, el análisis de las metas formales u oficiales de las organizaciones ha puesto de manifiesto que a menudo son vagas, contradictorias o múltiples, sin ninguna indicación de sus prioridades. Además, los fines oficiales no siempre son reflejo de los fines reales. Si se les pide a los directivos que nos indiquen sus objetivos y criterios de eficacia, seguramente, no nos darán un criterio sino una lista de criterios. Tener objetivos múltiples puede dar lugar a que se establezcan rivalidades, e incluso a que lleguen a ser incompatibles; sería el caso de un objetivo, máxima calidad del producto, que puede ser incompatible con otro, como el bajo coste del producto (Price, 1968). Simon define los objetivos como un conjunto global de restricciones en el sentido de que el fin de la organización es la suma de los fines de los distintos individuos o grupos de individuos que integran la coalición, cuyas metas constituyen, a su vez, restricciones para la misma (Simon, 1964). El modelo de objetivos asume un consenso en los mismos, pero, dado que hay múltiples objetivos y diversidad de intereses en la organización, es muy difícil establecer un consenso, a menos que estén definidos, de forma tan ambigua y vaga, que permita interpretarlos a los diferentes grupos de intereses de un modo favorable. Pero, aun así, nos encontraríamos con el problema de la operatividad de dichos objetivos. Aun aceptando el hecho, cada vez más frecuente en la práctica, de que las empresas y organizaciones fijen sus metas en términos operativos, el principal inconveniente del modelo es que éstas se consideran como dadas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 143 INFORMES Y ESTUDIOS Sin embargo, los objetivos son versátiles, están en constante flujo y requieren redefinición casi permanente, de ahí que no puedan tomarse como un dato sino que hay que considerarlos como un problema y, en la actualidad, como un problema de gran entidad y magnitud. Las organizaciones compiten entre sí para atraer recursos de su ambiente. La sociedad juzgará más tarde la organización no sólo por el producto terminado o servicio ofertado, sino en términos de la conveniencia de aplicar los recursos que propone la organización12. Este modelo no tiene en cuenta las influencias que el entorno tiene sobre la organización. En efecto, si una organización opera en entornos plácidos e incluso competitivos, las decisiones relativas a objetivos, aunque sean fruto de un proceso de negociación, tendrán una mayor permanencia en el tiempo que si el entorno se presenta como turbulento e inestable (Lawrence y Lorsch, 1965). La competición es, entonces, el proceso por el que la fijación de metas y la toma de decisiones organizacional está controlada parcialmente por el ambiente. La intervención de la sociedad en esta competición, dando su apoyo a una u otra parte, es un medio importante no sólo de eliminar organizaciones ineficaces sino también de proporcionar los bienes o servicios que el ambiente demanda. Las organizaciones complejas tienen que ir ajustando sus metas a entornos cambiantes. Las organizaciones (hospitales, agencias gubernamentales, universidades) tienen la necesidad de ir redefiniendo y reinterpretando sus objetivos10. En el proceso de interacción entre la organización y su ambiente, las organizaciones desarrollan varias estrategias de apoyo ambiental: a) Competición Este término alude a la red de relaciones que se establece entre las distintas partes que intervienen en la toma de decisiones de una organización11. Es el caso de las escuelas y universidades que tienen que dar respuesta a las necesidades de sus alumnos, cambios en las técnicas de formación, etc. O el caso de los hospitales que se han enfrentado con problemas que le exigen una expansión de metas que incluyera la consideración de la medicina preventiva, prácticas de salud pública, extensión de su actividades a la comunidad.... (THOMPSON y McEWEN, 1958, p.25). 11 Así, en el caso de una empresa industrial, las decisiones de sus directivos están mediadas por los gerentes, clientes, proveedores, empleados u otros; o en el caso de un departamento gubernamental, las decisiones de 10 144 b) Negociación Se refiere al acuerdo en el intercambio de bienes o servicios entre dos o más organizaciones. El acuerdo entre proveedores, distribuidores, legisladores y empleados para lanzar un producto al mercado garantiza que estas relaciones continuarán. Aun cuando las expectativas sean estables y fidedignas sobre el éxito de un determinado producto, éstas aumentan su eficacia cuando se construyen partiendo de elementos importantes del ambiente organizacional. La revisión periódica de estas relaciones significa que se está negociando y las decisiolos burócratas están influidas por el comité legislativo, el tamaño del presupuesto, el ejecutivo principal, así como por la clientela potencial. 12 Los hospitales compiten con hospitales vecinos en la fabricación de patentes médicas; el sistema escolar público compite con otras unidades gubernamentales para la provisión de fondos; las universidades públicas compiten en las sesiones de presupuesto anual con otras empresas gubernamentales...Incluso una organización que disfruta de un monopolio de producto debe competir con el apoyo de la sociedad. De ésta debe obtener recursos tanto financieros, materiales como clientela. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS nes resultantes satisfacen a las diversas partes13. La negociación limita la cantidad de recursos disponibles y la manera cómo ellos pueden emplearse; determina la elección de metas alternativas y toma de decisiones. La negociación de las metas reduce la probabilidad de objetivos arbitrarios y unilaterales. c) Cooptación Se ha definido como el proceso seguido por la política de dirección para absorber, en la estructura de la organización, a nuevos elementos, externos a ésta, que pudieran amenazar su estabilidad. Estos elementos, ocupan una posición relevante para decidir sobre metas, analizar situaciones, pensar en alternativas y deliberar sus consecuencias14. La cooptación ayuda a integrar las partes heterogéneas de una sociedad compleja y limita la oportunidad de una organización de escoger sus metas arbitraria y unilateralmente. tiempo, o, indefinidamente. En cualquier caso, se distingue la unión de la fusión en que, en ésta, una de las partes puede perder su identidad. La unión es un medio ampliamente usado cuando dos o más organizaciones desean que sus metas tengan más apoyo y obtienen más recursos de lo que serían capaces actuando solas15. La coalición requiere una toma de decisiones conjunta y así limita que éstas sean unilaterales o arbitrarias, así mismo evita la asignación improductiva de recursos. Por todo ello, es importante ver los objetivos como una realidad dinámica que cambia más que como afirmaciones fijas o rígidas; insistir en metas medibles, verificables y tangibles, reconocer que las organizaciones persiguen tanto objetivos a corto como a largo plazo, e incluir fines obtenidos mediante la observación de la conducta de los miembros de la organización, son, entre otras, algunas de las vías de solución para paliar las limitaciones aquí reseñadas. BIBLIOGRAFÍA d) Coalición La unión de dos o más organizaciones aparece como la última forma en que el entorno condiciona las metas organizacionales. Esta unión puede involucrar a aspectos sólo limitados de las metas de cada miembro. Puede involucrar el compromiso completo de cada miembro, para un período específico de Es el caso de la necesidad de ajuste en el trato entre la dirección industrial y los trabajadores; la empresa comercial que negocia con sus agentes distribuidores la instalación de nuevos equipos; o una universidad que debe negociar el nombre de un edificio o la colección de libros de una biblioteca. 14 Es el típico ejemplo de un hospital local que busca urgentemente el apoyo de profesionales médicos, incrementando su posición de poder y honorarios. 13 BARNARD, CH. (1959), Las funciones de los elementos dirigentes, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid. DUBIN, R. 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Numerosos investigadores entienden que una organización se crea para lograr unos objetivos específicos, por lo que no debe sorprendernos que el logro de objetivos sea probablemente el criterio de eficacia más utilizado (Etzioni, 1964) y el más antiguo (Veciana i Verges, 1981). Este artículo trata, en primer lugar, de ofrecer unas categorías de metas que puedan ayudarnos a evaluar la eficacia de una organización. En segundo lugar, nos centramos en ciertos problemas metodológicos que supone la aplicación de este modelo. A continuación, repasamos algunas acepciones básicas del modelo de objetivos como son: la dirección por objetivos, el modelo criterio y la relación costo-beneficio. En las conclusiones nos detenemos especialmente en las limitaciones que supone este modelo a la hora de evaluar la eficacia en organizaciones con múltiples objetivos, intereses y sujetas a entornos cambiantes. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 147 Yacimientos latentes de empleo e iniciativa empresarial: el caso de Canarias JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ * ÁFRICA BORGES DEL ROSAL** OLGA GONZÁLEZ MORALES* 1. INTRODUCCIÓN L a publicación en 1993, del informe Delors ha estimulado la aparición de un abundante número de trabajos sobre los yacimientos de empleo (Cachón Rodríguez y otros, 1998; Fina, 1996; Suso Araico, 1999), muchos de los cuales consideran los yacimientos de empleo desde la perspectiva del sector público, es decir, de aquellos servicios públicos demandados y no satisfechos. Para los economistas la creación de empleo es el resultado de la actividad económica, en definitiva, de la demanda de bienes y servicios. Sin embargo, el mecanismo de precios no descubre todas las oportunidades de empleo (Eckhardt y Shane, 2003). El enfoque de los yacimientos de empleo parece considerar la * Departamento de Economía de las Instituciones, Estadística Económica y Econometría y Departamento. Universidad de La Laguna. ** Departamento Psicobiología y Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Universidad de La Laguna existencia de una restricción de oferta: aunque existe demanda potencial de bienes y servicios, los mecanismos de mercado no crean la oferta. Para realizar un estudio prospectivo de los yacimientos de empleo potenciales hay que diferenciar entre el corto plazo, en el que suponemos que se mantienen las actuales condiciones económicas (especialización, tecnología, etc.) y el largo plazo, que exige tener en cuenta las expectativas de evolución de la economía, el cambio tecnológico o los cambios en la demanda. Este trabajo se centra en el corto y medio plazo. En este trabajo se ha tratado de realizar una indagación sobre los yacimientos de empleo canario potenciales1 analizados des- 1 Este artículo resume algunos de los resultados obtenidos en la realización del proyecto de investigación «Los yacimientos de empleo para titulados superiores en la economía canaria» que ha sido financiado por el Fondo Social Europeo, la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias y la Oficina Canaria del Empleo, en colaboración con la Fundación EmpresaUniversidad de la Universidad de La Laguna. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 149 INFORMES Y ESTUDIOS de la perspectiva de la iniciativa privada, teniendo en cuenta la especialización económica de las islas. Se ha tratado de investigar las actividades potencialmente no cubiertas para poder responder a ellas desde la emprendeduría, poniendo especial énfasis en tipos de empresas para desempeñar, o dirigir, funciones por parte de titulados universitarios. En la investigación se pone de manifiesto, y ésta es nuestra principal aportación, que los yacimientos de empleo privado potenciales que no detecta adecuadamente el mercado de trabajo, reúnen las características de un proceso innovador, al menos a nivel local, y requieren, por tanto, una iniciativa empresarial innovadora. Aunque el enfoque que hemos desarrollado tiene carácter general, la aplicación empírica se centra en el caso canario. Por ello, en el próximo apartado analizamos la evolución del empleo, en España y Canarias, en los últimos veinte años, en el siguiente realizamos una encuesta para detectar los principales sectores con un potencial yacimiento de empleo para, finalmente, establecer algunas recomendaciones. 2. CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DEL EMPLEO En los últimos años hemos asistido a una rápida transformación de las economías impulsada por un cambio acelerado en la tecnología, en especial de las tecnologías de la información y la comunicación, y por la integración de la economía nacional en los mercados internacionales. Este cambio se manifiesta como un proceso de crecimiento de algunas empresas, reducción del tamaño de otras y creación y destrucción de empresas. Estos cambios inciden en la creación y destrucción de puestos de trabajo motivado porque las empresas demandan nuevos conocimientos y nuevas actitudes frente al trabajo. 150 En el periodo comprendido entre 1980 y 2000, la expansión de la economía española ha ido acompañada de un cambio estructural que se manifiesta con un cambio en el peso relativo de los diferentes sectores y las diferentes ramas de actividad. En los últimos años de este periodo, las ramas industriales mantienen un moderado crecimiento estable, mientras que en el sector servicios existe un componente fuertemente dinámico, el turismo, que durante el periodo de análisis ha crecido de forma significativa y que está fuertemente unido con el sector de la construcción. En general, se produce un incremento del número de ocupados que alcanza las mayores tasas de crecimiento en las comunidades autónomas turísticas y que reasigna el trabajo entre los grandes sectores económicos, con pérdida de empleos en el sector agrícola y un importante aumento del empleo en el sector de la construcción, seguido muy de cerca por el sector servicios. En el mismo periodo de tiempo, la economía canaria ha experimentado un notable crecimiento económico que ha ido acompañado de un importante crecimiento en el empleo, fundamentalmente en el sector de la construcción cuya tasa media anual acumulada2 (TMAA) se sitúa alrededor de 7 puntos por encima de la tasa de crecimiento nacional (véase cuadro 1). Una destacada característica del empleo en España, y especialmente en Canarias, es el peso importante que ha tenido el empleo de baja cualificación. En el año 1985, el 20,8% de los ocupados en Canarias estaban clasificados en el grupo que carecía de estudios, este porcentaje situaba a esta región alrededor de 2 Esta tasa recoge la variación de una variable durante un intervalo de tiempo, en nuestro caso 5 años, de tal forma que los incrementos no afecten sólo al valor inicial sino que tienen carácter acumulativo. Es una tasa de crecimiento acumulativa que representa la tasa teórica a la que habría crecido de forma constante la variable a lo largo de los 5 años del análisis. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES CUADRO 1. OCUPADOS POR SECTOR ECONÓMICO (1980-2000) Fuente: Elaborado con datos proporcionados por el INE (EPA, varios años) CUADRO 2. OCUPADOS SEGÚN NIVEL DE ESTUDIOS (1985-2000) Fuente: Elaborado con datos proporcionados por el INE (EPA, varios años) 7 puntos por encima de la media nacional (13,9%), y el 58,5% poseían estudios primarios frente al 65,7% de la media nacional. Por tanto, alrededor del 79% de los ocupados no tenían estudios o únicamente habían terminado los estudios primarios. Si consideramos la evolución de la creación de empleos por nivel educativo, podemos observar en el cuadro 2 que, fundamental- mente entre 1990 y 1995, se destruyen puestos de trabajo de bajas cualificaciones (sin estudios) y se crean, de forma moderada, empleos que sólo demandan estudios primarios, siendo notable la creación de empleos en los niveles de educación secundaria y superior. Por tanto, se ha modificado el nivel educativo de la población ocupada al producirse un REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 151 INFORMES Y ESTUDIOS CUADRO 3. OCUPADOS CON ESTUDIOS UNIVERSITARIOS SEGÚN RAMA DE ACTIVIDAD Fuente: Elaborado con datos proporcionados por el INE (EPA, varios años) incremento del mismo cuya repercusión se observa de manera relevante en el periodo 1995-2000. Este incremento del nivel educativo ha afectado sensiblemente al número de ocupados con estudios de secundaria, siendo el colectivo que ha conocido unas tasas de crecimiento acumulativo más altas, tanto en Canarias como a nivel nacional. La desagregación del número de ocupados por ramas de actividad y nivel de estudios nos pone de manifiesto que en el último quinquenio del periodo analizado se observa una cla- 152 ra transformación estructural que es más evidente en el estrato de trabajadores ocupados con niveles educativos no universitarios. En 1995, el 65,94% de los ocupados en España con estudios universitarios estaban contratados en las ramas de actividad relacionadas con Educación, Sanidad, Administración Pública e Inmobiliarias y Servicios Empresariales, actividades que absorbieron el 60,88% de la población ocupada en el año 2000 (véase cuadro 3). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES En Canarias la situación es similar aunque los porcentajes son relativamente más elevados; en 1995 dichas ramas englobaban al 74,82% de la población ocupada con estudios universitarios, mientras que en el año 2000 disminuyó alrededor de 7 puntos (67,92%). Durante este periodo de tiempo se observa una evolución positiva del empleo de titulados universitarios en otras ramas de actividad. A nivel nacional, las actividades que han creado más empleos y, por tanto, las que han experimentado una variación mayor han sido aquellas que están relacionadas con Inmobiliarias y Servicios Empresariales, Industria Manufacturera, Transportes y Comunicaciones y Comercio y Reparación. En Canarias se observa también cambios importantes en estas actividades aunque debemos incluir las ramas de la Construcción. El análisis del nivel de estudios no universitario nos muestra una desagregación mayor de la población ocupada entre las diferentes ramas, aunque alrededor del 60% desarrolla su actividad en las ramas de la Industria Manufacturera, Comercio y reparación, Construcción y Agricultura. En Canarias, debido a la importancia que el sector turístico posee en esta región, este porcentaje de ocupados se concentra en actividades relacionadas con el Comercio, Construcción, Hostelería, Transportes y Comunicaciones e Industria Manufacturera. En general, las actividades que tradicionalmente generaban más empleo son las que han disminuido la absorción de mano de obra mientras que se observa un crecimiento mayor, fundamentalmente en aquellas actividades relacionadas con Construcción, Inmobiliarias y Comercio, siendo también especialmente relevante la variación de la población ocupada en Transportes y Comunicaciones e Intermediación Financiera. 3. YACIMIENTOS LATENTES DE EMPLEO La importante transformación económica, señalada en el apartado anterior, y la evolución de la sociedad han originado nuevas necesidades que no son cubiertas o no son rentabilizadas adecuadamente con respecto a su potencial de empleo. Estas necesidades resultan más fáciles de cubrir en el ámbito local donde la percepción de las limitaciones y potencialidades resulta relativamente más alta. Sin embargo, en muchas ocasiones, la realidad se aleja de esta afirmación motivado, entre otras razones, por la falta de conocimiento real del entorno y el poco apoyo e implicación de las Administraciones Públicas y agentes sociales y económicos. El Observatorio Ocupacional del INEM (INEM, 2000) analizó la evolución de las contrataciones entre 1997 y 1999. Es especialmente relevante el aumento producido en ocupaciones relacionadas con el mantenimiento y protección del medioambiente, las comunicaciones, el turismo y los servicios a domicilio. Estos resultados nos hacen reflexionar sobre el cambio en la estructura del mercado de trabajo y la influencia que determinadas actividades tienen sobre otras produciendo un efecto encadenado. En el contexto de un proyecto más amplio, dirigido a promover la emprendeduría en titulados universitarios, se realizó el trabajo, parte del cual presentamos aquí, cuyo objetivo, como ha quedado dicho, era la detección de yacimientos latentes de empleo en Canarias, siguiendo la metodología de encuesta, con un diseño transversal. La selección de la muestra se ha realizado mediante muestreo intencional, eligiendo a personas que pudieran tener conocimiento claro de las necesidades de nuevas iniciativas empresariales o de actividades laborales precisas en la realidad de nuestra Comunidad Autónoma. La muestra total ha sido de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 153 INFORMES Y ESTUDIOS 212 informadores, procedentes de las 7 islas y pertenecientes un amplio abanico de entidades: informadores de administraciones públicas (cuadro 4), empresas de distintos sectores, mayoritariamente del sector terciario (102 entrevistados), aunque también de los sectores primario y secundario (5 y 7 entrevistados, respectivamente), colegios profesionales, asociaciones empresariales, asociaciones sindicales e institutos universitarios (cuadro 6), políticos en cargos electos (cuadro 5), así como a representantes del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), en Tenerife y Gran Canaria, y del Instituto de Tecnologías Renovables (ITER), en Tenerife. La media de edad de los entrevistados fue de 41,9, con una desviación típica de 9,7 y un rango entre 23 y 76 años. Se entrevistaron 145 varones y 61 mujeres. En cuanto a la formación educativa, el 77,7% tienen formación universitaria. CUADRO 4. ENTIDADES DE LA ADMINISTRACIÓN SEGÚN ISLA CUADRO 5. PARTIDOS POLÍTICOS DE LOS CARGOS ELECTOS CUADRO 6. COLEGIOS, ASOCIACIONES E INSTITUTOS UNIVERSITARIOS ENTREVISTADOS SEGÚN PROVINCIA 3.1. Servicios demandados fuera de Canarias Un primer interrogante planteado es si se está produciendo una demanda de servicios 154 fuera de Canarias, lo cual constituiría, en sí mismo y desde un punto de vista empírico, una muestra clara de yacimientos de empleo potenciales. Los datos obtenidos señalan esa realidad. Así, el 35% de las entidades consultadas demandan servicios fuera de Canarias. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES De ellas, 23 lo hacen así porque, al pertenecer a entidades de ámbito nacional, estos servicios tienden a estar centralizados. En cuatro casos se demandan servicios externos porque se realiza una oferta pública y se elige el que ofrezca mejor servicio, o bien, porque así lo exija la legislación, como es el caso de alguna entidad bancaria. No obstante, en otros 44 casos, las razones para solicitar los servicios fuera de nuestra Comunidad Autónoma son de otro tipo, o bien porque no se encuentren en Canarias o porque fuera de esta región se oferten servicios con mejor relación calidadprecio, más especializados, con una oferta más amplia o por empresas con mayor prestigio o mayor experiencia. GRÁFICA 1. SERVICIOS SOLICITADOS FUERA DE CANARIAS El tipo de servicios solicitados fuera de Canarias aparece en la gráfica 1, en ella se observa las múltiples respuestas. Los servicios más demandados son consultorías en general (46,70%), formación de personal (40%), auditorías de calidad (32%) e informática (30,70%). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 155 INFORMES Y ESTUDIOS CUADRO 7. RAZONES DE LA AUSENCIA DE LAS ACTIVIDADES 3.2. Yacimientos latentes e iniciativa empresarial La demanda de empleo no se manifiesta efectivamente y su concreción estaría relacionada con la existencia de empresarios innovadores. En este sentido la opinión de los encuestados sobre los yacimientos de empleo latentes en Canarias es prácticamente unánime: todos los informantes han encontrado que hay actividades que sería preciso crear o incrementar. Interrogados sobre las razones por las que no se desarrollaban estas actividades en Canarias, se ha señalado un amplio abanico de motivos, que podemos agrupar en cinco grupos, y que aparecen recogidos en el cuadro 7: aspectos empresariales, aspectos políticos, aspectos relativos al producto o al servicio en cuestión, aspectos relacionados con el personal necesario y cuestiones económicas. Según la opinión de los informadores, en todos los sectores de la economía es posible encontrar nuevas actividades. En total, se han recogido 323 sugerencias. Razones de 156 espacio nos impiden detallar todas y cada una de ellas. Vamos a centrarnos aquí en aquellas que han obtenido mayor consenso, y que podemos agrupar en tres categorías: asesorías de diversa índole, actividades relacionadas con cuestiones medioambientales y actividades en el sector turístico. Un tercio de nuestros informadores (n=70) ha sugerido actividades que tienen que ver con empresas de asesoría. Como el campo es muy diverso, lo hemos agrupado en cuatro subdivisiones. En primer lugar, se recogen actividades relacionadas con asesorías o auditorías de calidad o ética empresarial, que, como hemos visto anteriormente, son las actividades más solicitadas fuera de Canarias, bien porque no existen empresas en nuestra región que ofrezcan este servicio o no lo ofertan con los criterios de credibilidad necesaria; bien porque, aun habiendo empresas que presten estos servicios, no cubren todo el mercado disponible y, por tanto, existe un nicho de empleo. En segundo lugar, se presentan las asesorías financieras, especialmente las empresas dedicadas a la tramita- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES CUADRO 8. NUEVOS YACIMIENTOS DE ASESORÍAS DIVERSAS REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 157 INFORMES Y ESTUDIOS ción de subvenciones. Hay que destacar aquí un tipo de servicio, anexo a la banca, y que incluiría actividades tales como la asesoría y tramitación de hipotecas3. En tercer lugar, los servicios de asesoría de empresa que, como hemos podido observar, es una de las ramas de actividad con mayor creación de empleo en los últimos diez años. Dentro de este apartado, reviste especial importancia la asesoría en prevención de riesgos laborales, por el número de veces que ha sido consignado por nuestros informantes. Finalmente, en cuarto lugar, se recogen las asesorías de asuntos legales (véase cuadro 8). Los empleos relacionados con el medioambiente es otro de los yacimientos con más altas posibilidades en la actualidad. Viene recogido en el libro Blanco de la Unión Europea y nuestros informadores han coincidido en su importancia, ya que 60 de ellos han considerado empleos en medioambiente, como se puede observar en el cuadro 9. Hay que recordar aquí que el medio ambiente no es solamente un bien público sino que además es un componente fundamental del producto turístico, por lo que su deterioro tendría un efecto inmediato en el turismo, la principal industria de las islas. Para mayor claridad, se ha dividido en seis categorías. La primera corresponde a actividades de protección medioambiental: seguridad, estudios de impacto medioambiental, soluciones contra la contaminación. En la segunda se han agrupado actividades relacionadas con el aprovechamiento de recursos naturales; hay que señalar que en materia de aguas, Canarias ha avanzado mucho y puede exportar el conocimiento adquirido. La tercera categoría se presenta las actividades relacionadas con residuos: gestión, reciclaje, entre otros. La cuarta categoría se refiere a aspectos energé- 3 Lo señalamos porque se trataría de un tipo de servicio que, a modo de los corredores de seguros, asesoran a aquellas personas que solicitan hipotecas o préstamos en general, localizando aquel que mejor cubriese sus necesidades y posibilidades. 158 ticos. La quinta engloba todo lo relativo a cuestiones geográficas y climatológicas. Por último, la sexta relaciona los aspectos relativos a geología y vulcanología, dándose el caso de que, a pesar de que esta región es volcánica, no hay demasiada explotación de actividades relacionadas con esta realidad. Como hemos comentado anteriormente, hemos extraído los resultados más interesantes y los que han suscitado mayor acuerdo entre nuestros informadores. Sin embargo, prácticamente en todos los sectores de mercado, se observan espacios sin cubrir. Vamos a comentar lo referente al sector económico de mayor relevancia en Canarias, el turismo, ya que constituye nuestra principal fuente de ingresos. El sector turístico, pese a su importante desarrollo en los últimos cuarenta años, ha mantenido una fuerte especialización en «sol y playa», modelo que muestra un claro agotamiento. Esto aparece reflejado en los empleos latentes detectados, que sugieren la existencia de yacimientos de empleo relacionados con la diversificación del sector turístico. Así, en opinión de 68 de nuestros informadores, sigue habiendo posibilidades de presentar nuevos yacimientos de empleo. En el primer apartado, se presentan ofertas de turismo alternativo, tanto en lo que hace referencia al producto que se ofrece (rural, deportivo, científico) como a los colectivos a los que se oferta (gay, solteros, tercera edad). En segundo lugar, se encuentran otras actividades del sector servicios (véase cuadro 10). Hay un solapamiento entre turismo, ocio y deporte, por lo que muchos de los servicios en los tres apartados se pueden combinar. Así, determinadas actividades culturales pueden ser ofertadas dentro del servicio que se da al turismo y, alternativamente, determinadas excursiones de interés para el turista pueden resultar también adecuadas para los habitantes de las islas, como parte de la oferta cultural o de ocio. Un ejemplo lo constituyen los hoteles con servicios termales y de talasote- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES CUADRO 9. NUEVOS YACIMIENTOS DE EMPLEO EN MEDIOAMBIENTE REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 159 INFORMES Y ESTUDIOS CUADRO 10. NUEVOS YACIMIENTOS DE EMPLEO EN EL SECTOR TURÍSTICO rapia: no sólo buscan clientela foránea, sino que se ocupan con población autóctona (turismo interno). 4. CONCLUSIONES En economías abiertas, con mercados nacionales integrados en el mercado internacional, toda demanda se satisface. Pero para que la oferta se localice en el mismo territorio de la demanda es necesario que la producción de esos bienes y servicios sea competitiva en el mercado internacional, que sólo ocurrirá si los bienes y servicios se producen a menor coste, con mayor calidad o se dispone de una variedad mas preferida por los demandantes. El territorio canario, fragmentado y lejos de la Europa continental de la que forma parte, tanto económicamente como políticamente, tiene una fuerte especialización en actividades turísticas. En los últimos veinte años ha experimentado un fuerte desarrollo, con una notable creación de empresas y de empleo (Álvarez y González Morales, 2004). El modelo de crecimiento, basado en el desarrollo de un sector turístico de masas y creación de empleo de bajas cualificaciones, parece agotado. La notable creación de empleos de bajas cualificaciones puede ser un indicador de que las empresas creadas son 160 mas una replicación de las ya existentes que de empresas innovadoras. La transformación de la economía hacia un modelo de servicios mas diversificado, innovador y de mayor calidad en los servicios, requiere la disponibilidad de empresarios innovadores que impulsen dicha transformación. Los resultados obtenidos señalan la necesidad de crear más empresas de consultoría, de muy diverso espectro, en nuestra Comunidad Autónoma. Y ello avalado por dos tipos de datos: tanto la percepción de informantes cualificados, como la validación de estas opiniones mediante confirmación objetiva, esto es, la demanda real de estos servicios fuera de Canarias. La demanda de servicios fuera del archipiélago supone un problema, agravado por la distancia que conlleva la insularidad y la lejanía. Recibir servicios del exterior supone un coste adicional, sobre todo, por los gastos de desplazamiento que le repercuten en unas ocasiones a la empresa y en otras al proveedor de los servicios. Otra dificultad añadida son las comunicaciones, obviamente, se ven limitadas por la distancia. Por lo tanto, la emprendeduría canaria debería contemplar la creación de empresas de consultoría, tomando también buena nota de las razones por las que las empresas solicitan REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES estos servicios fuera de nuestro territorio. Se trata, por tanto, de hacer una oferta competitiva y adecuada a las necesidades del sector. Por otro lado, las condiciones climatológicas de las islas las hace especialmente privilegiadas a la hora de utilizar energías alternativas, el otro gran nicho de trabajo señalado por nuestros encuestados. Ello, además, no sólo desde una búsqueda de alternativas energéticas, que obviamente es un yacimiento de empleo más que justificado, sino también en lo relativo a la gestión ambiental, tema también poco desarrollado aún en nuestro entorno. Además, la repercusión que la protección medioambiental tiene de cara a nuestro sector económico mayoritario, el turismo, incrementa más, si cabe, su importancia. Por último, los datos aquí aportados sugieren que en materia turística quedan todavía muchas posibilidades por abordar. Y ello conjugando no sólo sol y playa, sino todo el conjunto de posibilidades aún por explotar: turismo y cultura, turismo y zonas naturales4, además de aprovechar la existencia de las dos Universidades canarias para una oferta que combine el turismo con eventos científicos y académicos. En resumen, hay yacimientos de empleo disponibles para jóvenes emprendedores. Ahora solo resta adecuar los recursos al buen hacer y al interés por llevarlo a cabo. Evidentemente, muchos de los empleos potenciales detectados en las encuestas realizadas ponen de manifiesto que la creación de empleos va ligada a la iniciativa empresarial, empezando por aquellas actividades que no se realizan en Canarias. La literatura de la función empresarial vincula la iniciativa empresarial a un proceso en el que se detectan las oportunidades de 4 Recuérdese que en las siete islas hay 4 Parques Naturales. realizar una actividad productiva seguido de la explotación de esa oportunidad (Shane y Venkatarman, 2000). Los informadores han detectado la existencia de oportunidades de actividades económicas creadoras de empleos. Sin embargo, la puesta en marcha de nuevas actividades económicas no es consecuencia únicamente de la afluencia de la demanda, se requiere una dinamización y sensibilización de la población, estrategias de información y promoción dentro y fuera del ámbito local, además de la importancia creciente de disponer de recursos humanos cualificados y motivados para trabajar en nuevas actividades. La formación, información y difusión así como las ayudas públicas son instrumentos necesarios para incentivar la iniciativa empresarial. El proceso empresarial consiste en pasar de las oportunidades de actividades rentables a su explotación. Las oportunidades detectadas en la encuesta están relacionadas con los nuevos productos o nuevos servicios y necesitan para su explotación una evaluación de su viabilidad en el mercado. BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ, J.A. y GONZALEZ MORALES, O. (2004): «Creación de empresas, crecimiento económico y empleo en las regiones españolas (1995-2001)». 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COM (2002)590 final. Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, Bruselas-Luxemburgo. ECKHARDT, J. y SHANE, S. (2003): «Opportunities and entrepreneurship». Journal of Management, vol. 29 (3), pp.333-349. EUROPEAN SCIENCE AND TECHNOLOGY OBSERVATORY (ESTO)(2002): «Impact of technological and structural change on employment. Prospective analysis 2020. Background report». http/:www.jrc.es FEINSTEIN, C. (1999): «Structural change in the developed countries during the twentieth century». Oxford Review of Economic Policy, vol. 15 (4). 162 FINA, L. (1996): «¿Dónde encontrar los nuevos yacimientos de empleo?». En JIMENEZ, J.C. (coord,): La economía española en el camino de la convergencia europea; Madrid, Civitas. INEM (2000): Nuevos yacimientos de empleo. Observatorio Ocupacional del INEM, Madrid. JIMENEZ AIRA, R. (1998): «Introducción al concepto de los nuevos yacimientos de empleo». IV Congreso Vasco de Sociología, Bilbao. JIMENEZ, E., BARREIRO, F. Y SANCHEZ, J.E. (1999): Los nuevos yacimientos de empleo. Los retos de la creación de empleo desde el territorio. 2ª edición. Fundación CIREM, Barcelona. SANCHEZ, P. (1996): Los efectos del desarrollo tecnológico sobre el empleo. Ediciones Encuentro, Madrid. SHANE, S. y VENKATARMAN, S. (2000): «The promise of entrepreneurship as a field of research». Academy of Management Review, vol. 25, pp.217-226. SUSO ARAICO, A. (1999): «La cuestión de los nuevos yacimientos de empleo en la Unión Europea». Revista Valenciana D´Estudis Autonómics, núm. 27. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, ÁFRICA BORGES DEL ROSAL Y OLGA GONZÁLEZ MORALES RESUMEN En este trabajo se presenta un estudio prospectivo de los yacimientos de empleo potenciales para titulados universitarios, desde la perspectiva del sector privado. La aplicación empírica se centra en el caso canario, aunque el enfoque tiene carácter general. La aportación más destacada del análisis pone de manifiesto que los yacimientos de empleo privado potenciales, que no detecta adecuadamente el mercado de trabajo, reúnen las características de un proceso innovador y requieren una iniciativa empresarial innovadora. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 163 Descripción e impacto de dos programas de empleo EMILIO ALONSO RAMOS * 1. DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA DE ASESORAMIENTO TÉCNICO AL AUTOEMPLEO E sta iniciativa surge ante el escaso porcentaje de universitarios que optan por el autoempleo como consecuencia de la falta de información y motivación. El autoempleo se puede definir como la alternativa de acceso a una actividad profesional o empresarial, apropiada para aquellos trabajadores con un perfil dinámico y disposición para asumir riesgos que les posibilite crear su propio puesto de trabajo con perspectivas de estabilidad en el mismo. El Programa de Autoempleo ofrece un servicio de atención integral a la creación de empresas, un servicio de asesoramiento, formación, acompañamiento y seguimiento en la puesta en marcha de proyectos empresariales, dirigido a todas aquellas personas con espíritu emprendedor que deseen conocer las posibilidades de adoptar el autoempleo como salida profesional. Así, el equipo técnico del Programa de Autoempleo apuesta por la atención persona- * Doctor en Sociología. Universidad de Almería. lizada centrada en la creación y puesta en marcha de la empresa y la formación empresarial para los promotores de los proyectos empresariales. A partir de estos elementos, se pueden solucionar problemas típicos de los emprendedores como la falta de motivación y de información sobre la creación de sus propios puestos de trabajo, sobre viabilidad económico-financiera de sus proyectos, formas jurídicas, ayudas y trámites necesarios. 1.1. Servicios1 del programa Los servicios ofrecidos por el programa de autoempleo son: a) apoyo en la búsqueda y selección de ideas de negocio b) asesoramiento técnico para la realización de estudios de mercado y estudios de viabilidad empresarial c) proporcionar a los emprendedores listados de empresas operantes en la pro- 1 La Universidad de Almería se constituye en la única de toda Andalucía que tiene un convenio con la Junta de Andalucía para poner en marcha un programa propio de estas características. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 165 INFORMES Y ESTUDIOS vincia a través de la Cámara de Comercio de Almería, estudios sectoriales, documentación teórica y práctica elaborada por el equipo técnico del programa de autoempleo y tratamiento de urgencia en los trámites de constitución d) acceso al material bibliográfico de consulta que se encuentra a disposición de todos los emprendedores e) asesoramiento técnico en la elaboración del plan de empresa c) difundir una cultura emprendedora y empresarial entre los universitarios como complemento a una formación de calidad d) evitar que cualquier proyecto quede en el aire por falta de apoyo técnico, financiero o institucional e) colaborar a que los emprendedores comprendan las características de la economía almeriense y a evaluar y aplicar a sus propios proyectos empresariales las estrategias surgidas de dichos análisis f) proporcionar fuentes de ideas mediante una base de datos h) seguimiento individualizado de todos los proyectos g) madurar ideas de negocio i) formación: curso general y cursos específicos sobre autoempleo h) guiar al emprendedor en la realización de un estudio de mercado j) formación personalizada según requerimientos y necesidades de los emprendedores. f) información sobre ayudas, subvenciones y su tramitación g) acompañamiento en la puesta en marcha de la empresa: trámites legales de constitución, elaboración de estatutos, etc. Todos estos servicios, excepto el curso general o específico sobre autoempleo, se administran de forma individual en el transcurso de varias conversaciones entre el técnico y el emprendedor. 1.2. Objetivos Los objetivos generales del programa de autoempleo son: a) concienciar a los usuarios del servicio de esta alternativa de inserción laboral como una más y no como último recurso 166 b) propiciar el descubrimiento de capacidades y aptitudes en los emprendedores i) formar y ayudar al emprendedor en la elaboración de un estudio de viabilidad económico-financiera de su proyecto j) colaborar en la elaboración de planes de empresa k) asesorar en la elección de la forma jurídica más adecuada según las características de cada proyecto l) localizar y solicitar las ayudas y subvenciones a las que puedan optar los proyectos. Los objetivos operativos del programa son: abarcar a un total de 200 usuarios, atender alrededor de 100 proyectos empresariales, crear aproximadamente 15 empresas y 15 empleos asociados y la inversión prevista del REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS total de proyectos de emprendedores era de aproximadamente 280.000 ? (46.580.080 ptas.)2. 1.3. Inversiones por proyecto La memoria de inversiones por proyecto es la siguiente: a) i n v e r s i ó n r e a l i z a d a : 2 1 0 . 2 0 0 ? (34.974.337 ptas.) b) inversión efectiva en los próximos dos meses aproximadamente (junio-julio de 2002): 188.200 ? (31.313.845 ptas.) c) inversión prevista (proyectos en estudio): 1.443.300 ? 3. 2. DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA «ANDALUCÍA ORIENTA» empleo, haciendo necesario a menudo procesos de orientación y asesoramiento especializados, que presten colaboración a las personas demandantes de empleo y les faciliten el camino hacia su inserción laboral. Este programa presenta acciones informativas sobre: bolsas de empleo existentes, intermediarios del mercado de trabajo, ofertas de empleo, listados de empresas, ofertas de la Administración Pública, ofertas formativas, becas y prácticas de la Universidad de Almería. Además, contempla acciones de asesoramiento y orientación sobre: herramientas de búsqueda de empleo (cómo analizar las ofertas de trabajo, cómo ofrecerse a una empresa, cómo confeccionar la carta de presentación y el currículum vitae y cómo buscar trabajo a través de Internet) y cómo enfrentarse con éxito a un proceso de selección de personal. 2.1. Servicios del programa4 El permanente cambio del mercado de trabajo, fruto de las evoluciones sociales, tecnológicas y organizativas, conlleva una dificultad añadida para las personas que buscan un En cuanto a los objetivos finalmente conseguidos, los técnicos del programa de Autoempleo señalan: el número de emprendedores atendidos, entre mayo de 2001 y mayo de 2002, fue de 196, se asistieron a un total de 106 proyectos con las siguientes características: a) en activo: 12, b) en fase de creación: 9, c) en estudio: 78, d) derivados: 1, e) desestimados: 6. El número de empleos asociados a las empresas creadas ha sido de 286 con las siguientes características: a) creados: 25 (3 minusválidos) más 5-20 empleos fijos discontinuos, b) a crear en los próximos 2 meses (junio-julio) aproximadamente: 19, c) a crear: 222 (9 minusválidos). 3 Ésta es la única información sobre inversiones por proyecto empresarial de los usuarios de que disponen los técnicos de Autoempleo. Los expedientes de los beneficiarios del programa no presentan más datos en relación a este aspecto. 2 Los servicios que componen el programa «Andalucía Orienta» y que les vienen marcados desde Sevilla son de dos tipos: individual y grupal. Los servicios de atención individual a los usuarios son los siguientes: entrevista personal, entrevista ocupacional, conocerse y posicionarse en el mercado, proyecto profesional, teleorientación, asesoramiento al autoempleo e intermediación laboral. Los servicios de atención grupal son: sesiones informativas sobre el mercado laboral, taller de búsqueda de empleo, taller de entre- 4 Este programa está implantado en todas las provincias de Andalucía y tiene su sede en el servicio central de «Andalucía Orienta» en Sevilla. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 167 INFORMES Y ESTUDIOS vista, orientación e información grupal sobre autoempleo, charlas de especialistas, ofertas de trabajo, etc. y auto-orientación: facilitar medios como listados de empresas que ofrecen trabajo, cómo contactar con centros de interés y aprender a buscar trabajo a través de Internet, para que el usuario pueda utilizarlos por sí mismo 2.2. Objetivos El programa «Andalucía Orienta» pretende establecer procesos de orientación y asesoramiento que permitan a las personas demandantes de empleo aumentar sus posibilidades de inserción profesional, así como la utilización de metodologías innovadoras que procuren la atención personalizada y el acercamiento al mundo empresarial. El programa tiene como objetivo general ofrecer información y asesoramiento sobre: a) salidas profesionales b) vías de acceso al empleo c) herramientas para la búsqueda (redacción de currículum vitae, proyecto profesional, conocimiento del mercado laboral y localización de la información necesaria para la inserción profesional) d) habilidades para afrontar un proceso de selección e) seguimiento del proceso de búsqueda f) información actualizada sobre empleo y formación. Los objetivos operativos del programa son: un 60% del tiempo de trabajo de los técnicos tiene que centrarse en la atención personalizada al usuario, el número medio de atención por usuario será de 4 horas, el 60% de los usuarios serán mujeres y aproximadamente 168 se atenderá a 300 usuarios en el transcurso del programa, entre enero y septiembre de 20025. 3. ANÁLISIS DE LA EFICACIA DE AMBOS PROGRAMAS 3.1. Elección de variables de eficacia y formulación de hipótesis a utilizar en el análisis de ambos programas Las variables de eficacia utilizadas en esta investigación son: grado de inserción laboral después del programa y opinión sobre la probabilidad de haber logrado el empleo sin asistir al programa. El grado de inserción laboral se ha medido a través de los siguientes indicadores: situación laboral antes y después del programa y cambios en la situación laboral posterior según la situación previa. La opinión sobre la probabilidad de haber logrado el empleo posterior sin asistir al pro- 5 En cuanto a los objetivos realmente conseguidos, los técnicos del programa «Andalucía Orienta» señalan: a) el 60% del tiempo de trabajo del técnico ha sido empleado en atender a cada usuario, el resto de tiempo se dedica a tareas como búsqueda y actualización de información, b) horas de atención por tipo: 1.328 h. 40 min. de atención individual y 128 h. de atención grupal, c) media de horas de atención: 2 h. 45 min. de atención individual y 54 min. de atención grupal, d) horas de atención ofrecidas a cada usuario: entre 0 y 1 horas (61 usuarios), entre 1 y 2 horas (147), entre 2 y 3 (114 usuarios), entre 3 y 4 horas (71), entre 4 y 5 (57) y más de 5 horas (41 usuarios). Los servicios recibidos por el usuario entre 0-1 hora son consultas puntuales, entre 1-2 horas orientación específica y más de 2 horas orientación profesional completa (entrevista personal, conocerse y posicionarse en el mercado de trabajo y búsqueda de trabajo a través de internet). e) El 65% de los usuarios atendidos por el programa han sido mujeres y se ha superado la cifra prevista por el servicio central del programa de 300 usuarios atendidos hasta llegar a los 491. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS grama se ha evaluado según la situación laboral previa. TABLA 1. SITUACIÓN LABORAL ANTES Y DESPUÉS DEL PROGRAMA Las hipótesis del estudio son las dos siguientes: Primera: el programa influye positivamente en la inserción laboral de los usuarios. Segunda: la participación en el programa incrementa las probabilidades de conseguir el empleo. 3.2. Análisis del impacto del programa de Asesoramiento Técnico al Autoempleo6 1. Situación laboral antes y después del programa El 39,7% de los usuarios del programa estaban parados en el momento de entrar al programa frente al 18,3% que lo están actualmente. Un 28,3% estaba ocupado frente al 52,7% que lo están ahora. El 2,3% de los usuarios tenían una beca en prácticas frente al 7,6% que la disfrutan en este momento. Un 29,7% de los encuestados estaban estudiando frente a un 21,4% que siguen en esta situación tras el programa. Comprobamos lo significativo que es el descenso del paro (un 21,4%) y el aumento de la ocupación, en un 24,4%, tras asistir al Programa de Autoempleo. 6 El momento de realización de las encuestas telefónicas a los usuarios del programa de Autoempleo fue 9 meses tras la finalización del mismo, durante el mes de febrero de 2003. El universo de población utilizado ha sido de un total de 196 usuarios atendidos por el programa de autoempleo y hemos recurrido al azar para que las proporciones de la muestra se pareciesen lo más posible a las del universo. El nivel de confianza que utilizamos en la encuesta fue del 95,5% y el error estimado final del + - 5%, en la hipótesis de p = q = 50%. Siguiendo las tablas de Arkin y Colton para un universo de población finita, tenemos el tamaño de la muestra siguiente, N = 4 (50 x 50) 196 / 25 (196 1) + 4 (50 x 50)= 131 encuestas. Fuente: Elaboración propia. 2. Cambios en la situación laboral después del programa según la situación previa El 38,5% de los usuarios que estaban parados lo siguen estando actualmente y un 44,2% están ocupados. Un 94% de los ocupados lo siguen estando después del programa y sólo un 3% está parado actualmente. Destaca que un 56,4% de los que estaban estudiando siguen en esta situación actualmente, un 25,7% encuentra trabajo, un 12,8% dispone de una beca en prácticas y un 5,1% está parado después del programa. Observamos que la situación laboral previa influye en la situación posterior. Así, porcentajes muy elevados de ocupados (94%) lo siguen siendo actualmente, hay cifras altas de parados (38,5%) que continúan en el paro y más de la mitad de estudiantes se mantienen estudiando. 3. Probabilidad de haber logrado el empleo posterior sin asistir al programa según la situación laboral previa El 70% de los que estaban parados antes del programa cree que hubieran encontrado 7 Este 39,7% de usuarios que estaban parados en el momento de entrar al programa no estaba estudiando. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 169 INFORMES Y ESTUDIOS GRÁFICO 1. SITUACIÓN LABORAL ANTES Y DESPUÉS DEL PROGRAMA Antes Después Fuente: Elaboración propia. TABLA 2. CAMBIOS EN LA SITUACIÓN LABORAL DESPUÉS DEL PROGRAMA SEGÚN LA SITUACIÓN PREVIA Fuente: Elaboración propia. su empleo con bastante o toda probabilidad sin asistir al programa. Un 21,7% cree que hubiera sido difícil o poco probable lograrlo. El 60% de los estudiantes cree que, casi con toda probabilidad, hubieran encontrado su empleo. Ahora bien, un 40% cree que hubiera sido improbable sin participar en él. El 94% de los usuarios que estaban ocupados previamente creen, casi con toda probabilidad, que 170 hubieran conseguido su empleo posterior sin asistir al mismo. Comprobamos que la mayoría de los usuarios que estaban previamente parados, ocupados o estudiando (en este caso aumenta la incidencia del programa en logro del empleo), opinan que el programa apenas ha tenido algo que ver en el trabajo que actualmente tienen. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS TABLA 3. PROBABILIDAD DE HABER LOGRADO EL EMPLEO POSTERIOR SIN ASISTIR AL PROGRAMA SEGÚN LA SITUACIÓN LABORAL PREVIA Fuente: Elaboración propia. GRÁFICO 2. PROBABILIDAD DE HABER LOGRADO EL EMPLEO SIN ASISTIR AL PROGRAMA SEGÚN LA SITUACIÓN LABORAL PREVIA Fuente: Elaboración propia. 3.3. Análisis del impacto8 del programa «Andalucía Orienta» 1. Situación laboral antes y después del programa Había un 63,5% de parados antes del programa frente a un 24,4% en el momento de la El momento de realización de las encuestas telefónicas a los usuarios del programa «Andalucía Orienta» 8 fue 5 meses tras la finalización del mismo, durante el mes de febrero de 2003. El universo de población lo constituye un total de 491 usuarios atendidos por el programa y se ha recurrido al azar simple sin reemplazamiento para seleccionar la muestra. El nivel de confianza utilizado en esta encuesta ha sido del 95,5% y el error estimado final del + - 3%, en la hipótesis de p = q = 50%. Siguiendo las tablas de Arkin y Colton obtenemos el siguiente tamaño de la muestra: N = 4 (50 x 50) 491 / 9 (491 1) + 4 (50 x 50) = 340 encuestas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 171 INFORMES Y ESTUDIOS encuesta. Un 8,8% estaba ocupado frente al 40% que lo está una vez finalizado. Había un 0,6% de encuestados con beca en prácticas frente al 9,4% posteriormente. Los porcentajes de estudiantes se mantienen antes (27,1%) y después del programa (26,2%). Comprobamos lo significativo que es el descenso del paro (un 39%) y el aumento de la ocupación, en un 31,2%, tras asistir al programa Andalucía Orienta. TABLA 4. SITUACIÓN LABORAL ANTES Y DESPUÉS DEL PROGRAMA 2. Cambios en la situación laboral posterior según la situación previa El 38,5% de los que estaban parados están ocupados después del mismo. El 33,3% mantiene su situación de paro, un 17,6% cambia a estudiante y el 10,6% tiene una beca en prácticas. El 92% de los ocupados lo siguen estando después del mismo, un 4% está parado y el 4% tiene una beca en prácticas. El 100% de los que tenían una beca en prácticas consiguen trabajo con posterioridad. El 54,2% de los que estaban estudiando seguían manteniendo esta situación tras el mismo. Un 26,2% de ellos consigue trabajo, el 10,9% está parado y el 8,7% tiene una beca en prácticas. Observamos que la situación laboral previa influye en la situación posterior. Así, porcentajes muy elevados de ocupados (92%) lo siguen siendo actualmente, cifras altas de parados (33,3%) continúan en el paro y más de la mitad de los estudiantes siguen estudiando. Fuente: Elaboración propia. GRÁFICO 3. SITUACIÓN LABORAL ANTES Y DESPUÉS DEL PROGRAMA Fuente: Elaboración propia. 172 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS TABLA 5. CAMBIOS EN LA SITUACIÓN LABORAL POSTERIOR SEGÚN LA SITUACIÓN PREVIA Fuente: Elaboración propia. 3. Probabilidad de haber logrado el empleo sin asistir al programa según la situación laboral previa El 67,4% de los parados cree que hubiera conseguido su empleo actual casi con toda seguridad sin asistir al programa. Un 20,4% cree poco probable o imposible haberlo conseguido sin el mismo. El 73% de los ocupados opina que hubiera logrado su actual empleo independientemente del programa. Un 12% cree que no hubiera sido posible sin acudir al mismo. El 75% de los que estaban estudiando en el momento de entrar al programa creen TABLA 6. PROBABILIDAD DE HABER LOGRADO EL EMPLEO SIN ASISTIR AL PROGRAMA SEGÚN LA SITUACIÓN LABORAL PREVIA Fuente: Elaboración propia. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 173 INFORMES Y ESTUDIOS GRÁFICO 4. PROBABILIDAD DE HABER LOGRADO EL EMPLEO SIN ASISTIR AL PROGRAMA SEGÚN LA SITUACIÓN LABORAL PREVIA Fuente: Elaboración propia. que habrían conseguido su actual empleo independientemente del mismo. Un 8,4% opina que no lo hubiera logrado sin él. Comprobamos que la mayoría de los usuarios que estaban previamente parados, ocupados o estudiando, piensan que el Programa Andalucía Orienta apenas ha influido en conseguir su actual empleo. 3.4. Conclusiones Tras el análisis de la eficacia del programa de Autoempleo y del «Andalucía Orienta», concluimos que tienen una incidencia positiva en la inserción laboral de los usuarios. Así, después de cada programa aumenta significativamente la ocupación y desciende el paro. Sin embargo, la mayoría de los usuarios no cree que el programa haya sido la causa del trabajo que actualmente tienen. Todo lo contrario, creen que habrían conseguido su empleo independientemente del mismo9. Por todo lo cual, podríamos pensar que, de manera global, había aspectos, como la diná- Una mayor incidencia del programa en el logro de un empleo se constata en el caso de los estudiantes que asisten al programa de Autoempleo: así, hay un 40% de éstos que cree improbable haber conseguido su actual trabajo sin su participación. 9 174 mica del mercado laboral local y las relaciones familiares y de amistad del propio individuo, que estaban influyendo en los resultados del programa10. BIBLIOGRAFÍA ALVIRA, F. (1991): Metodología de la evaluación de programas, Cuadernos Metodológicos, nº 2, Centro de Investigaciones Sociológicas , Madrid. OCDE (1991): Levaluation des programmes pour lemploi et des mesures sociales. Le point sur une question complexe, Colección Informes OCDE, Paris. REQUENA, F. (1991): Redes sociales y mercado de trabajo. Elementos para una teoría del capital relacional, Colección Monografías del CIS, nº 119, Madrid. UNIDAD DE FOMENTO AL EMPLEO (2002): Documentos e informes sobre el Programa de Asesoramiento Técnico al Autoempleo y el Programa de Ayuda a la Búsqueda de Empleo «Andalucía Orienta», Universidad de Almería. 10 A esta conclusión también llegaron autores como Requena Santos. En su estudio sobre el funcionamiento de las redes sociales en la ciudad de Málaga se confirma la hipótesis del capital relacional, que supone que cada relación informal proporciona una ventaja en el acceso al mercado de trabajo (REQUENA, 1991, p.187). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 EMILIO ALONSO RAMOS RESUMEN El presente estudio constituye una respuesta a la necesidad de disponer de un análisis sobre el impacto que tienen dos Programas de Empleo un programa de Autoempleo y otro de Ayuda a la Búsqueda de Empleo «Andalucía Orienta», en el nivel de inserción de los usuarios universitarios. Este análisis se ha desarrollado en el marco de la Unidad de Fomento al Empleo de la Universidad de Almería encargada de la ejecución de diversos programas. Primero, describimos ambos programas: características generales, servicios ofrecidos y objetivos y, después, analizamos su eficacia, contemplando como variables de impacto las siguientes: grado de inserción laboral después del programa y probabilidad de haber encontrado el empleo sin asistir al mismo. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 175 Los montepíos militares del siglo XVIII como origen del sistema de clases pasivas del Estado1 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA * INTRODUCCIÓN D esde que la Ley 193/1963 de 28 de diciembre, de Bases de la Seguridad Social, considerada el comienzo de la sistematización de la Seguridad Social española, estableciera el principio de universalidad, una de las cuestiones pendientes es la unificación de los sistemas de previsión social de los funcionarios y del resto de los trabajadores. Pero, ¿por qué los funcionarios públicos tienen un sistema de previsión social diferente al del resto de los trabajadores?. Una de las razones es de índole histórica: la génesis de ambos sistemas de previsión social es diferente. Aunque existen antecedentes más remotos, el nacimiento de la previsión social en España se produce en las postrimerías de la Edad Moderna, a partir de mediados del siglo XVIII. Pero mientras los trabajadores de la naciente industria se organizan en las sociedades de socorros mutuos, en un principio prohibidas y perseguidas por el Estado, ese * Universidad Autónoma de Madrid. 1 Este artículo está basado en el segundo capítulo de la primera parte de la tesis doctoral «La previsión social mutualista en la Armada», presentada por el autor en diciembre de 2003 en la Universidad Autónoma de Madrid. mismo Estado crea los denominados montepíos oficiales, destinados a auxiliar a los funcionarios y a sus familias. De esta forma, la previsión social de la segunda mitad del siglo XVIII y del siglo XIX, prácticamente hasta el nacimiento de la Seguridad Social pública2, estuvo protagonizada por los montepíos y las sociedades de socorros mutuos. Teniendo en cuenta la estructura social de la época, no es de extrañar que los montepíos oficiales más importantes fueran los de los militares. De hecho el primer montepío oficial que se creó fue el Montepío Militar (1761), al que siguieron los montepíos de la Armada. También se crearon montepíos de funcionarios civiles, el primero de los cuales fue el Montepío de Ministerios y Tribunales (1763), el Montepío de Oficinas de la Real Hacienda (1764), ambos fundados, también, a instancia del ministro Esquilache, el Montepío de Ultramar (1765), el Montepío de Lotería (1770), el Montepío de las Minas de Almadén (1778) y el Montepío de Correos y Caminos (1785). 2 Existe coincidencia en considerar la Ley de 30 de enero de 1900, conocida como «Ley Dato», como el nacimiento de la Seguridad Social obligatoria. Esta Ley determinó la responsabilidad del empresario por los daños sufridos por el trabajador como prestador del servicio sin exigir la concurrencia de dolo o culpa en el responsable; es decir, se asumió la teoría de la responsabilidad objetiva. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 177 INFORMES Y ESTUDIOS La creación de tantos montepíos oficiales indujo a la constitución de montepíos en el ámbito privado, llegando a ser más numerosos que los montepíos funcionariales, que les habían precedido en el tiempo. Estos montepíos privados fueron constituidos, en el ámbito local o provincial, por las clases obreras y mercantiles, y solían financiarse por medio de cuotas mensuales cuya cuantía estaba en función de las edades y los sueldos de sus miembros; con ellas se prestaban ayuda mutua o socorro en caso de enfermedad, auxiliando también a sus familiares por los gastos originados por fallecimiento o falta de trabajo. Asimismo, muchas profesiones liberales crearon sus propios montepíos3, siendo el primero el de abogados, repartidos por la geografía, según los diversos Colegios profesionales, empezando por el Montepío de Abogados de Zaragoza (fundado el 30 de septiembre de 1771) al que siguió el Montepío de Abogados de Madrid (19 de agosto de 1776), pero hubo muchos más de tal manera que las crónicas indican que no hubo profesión que no contase con el suyo4. Rumeu5 da cuenta de que en el último cuarto del siglo XVIII se constituyeron con nombre de montepíos varias sociedades de socorros mutuos para el pago de gastos de entierro, sobre todo en Galicia. Los montepíos tuvieron grandes problemas financieros, pues a diferencia de las sociedades de socorros mutuos que cubrían normalmente riesgos de corta duración, como enfermedad, accidente, incapacidad para seguir trabajando y muerte, pero cubriendo 3 LUIS MIGUEL ÁVALOS MUÑOZ «Antecedentes históricos del mutualismo», CIRIEC-España, n. 12, diciembre 1991, págs. 39-58. 4 M.UCELAY REPOLLÉS «Previsión y seguros sociales», Madrid, 1955, pág. 405. 5 ANTONIO RUMEU DE ARMAS «Historia de la previsión social en España. Cofradías-Gremios-HermandadesMontepíos.» Editorial Revista de Derecho Privado, Ediciones Pegaso, Madrid, 1944, pág. 461 178 la asistencia médica, farmacéutica y la entrega de alguna cantidad, los montepíos solían orientarse a cubrir riesgos de larga duración, seguros de supervivencia, seguro de invalidez y de vejez. Por ello, prácticamente los únicos montepíos que sobrevivieron, con muchos avatares, fueron los montepíos oficiales, entre ellos los militares, a los que el Estado ayudó y a la postre, y tras casi un siglo de existencia, absorbió en la génesis del sistema de Clases Pasivas. Este artículo relata la creación de los montepíos militares, describe su funcionamiento, con objeto de presentar una fotografía de los albores de la previsión social de los funcionarios, que es al mismo tiempo una radiografía de una parte de la sociedad de la época, y presenta su absorción por el Estado, como el embrión del actual sistema de Clases Pasivas. CREACIÓN DE LOS MONTEPÍOS MILITARES Según se desprende de los documentos obrantes en el Archivo General de Simancas6, las primeras iniciativas para crear una institución benéfica, protectora de viudas y huérfanos de militares aparecen en 1755, de la mano del Marqués de la Mina, quien se dirige, en una epístola, al entonces Secretario de Guerra, Sebastián de Eslava, para proponerle el establecimiento de un Monte Militar «para socorro de viudas y huérfanos». Para mover su piedad y la del monarca, el Marqués de la Mina alega la conocida «infelicidad en que quedan las desgraciadas viudas y los hijos de los oficiales», y defiende la formación de un fondo con el fin de obtener así una ren- Estos documentos han sido recogidos por MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA, para realizar el único trabajo en profundidad que existe sobre el Montepío Militar, aunque sólo hasta el año 1800: «El Montepío Militar. La Asistencia Social en el ejército de la segunda mitad del siglo XVIII». R evista de Historia Militar, 1987. Núm.31(63) 6 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA ta que socorra a las viudas y huérfanos de militares, «que será un especial alivio para estas desdichadas, reducidas con sus hijos a mendigar para comer, si no eligen otro peor partido. Morirán sus maridos con este consuelo. Será a Dios esta obra tan acepta, como propia de la piedad del Rey, que se libertará de continuas instancias de esta naturaleza y su erario del crecido número de pensiones que les concede, y que dejará una memoria y una gratitud inmortal». Un año después se presentó al Rey un proyecto ya más concreto para «evitar en adelante los clamores de las viudas de militares, por un medio que sin aumentar cargas al real erario, las suministrase lo suficiente para mantenerse con decencia y educar a sus hijos con proporción a la clase del oficial difunto». El Marqués de la Mina envía incluso un formulario del reglamento del Monte de Nápoles, adaptando sus normas a las circunstancias del ejército español peninsular, pero tomando del mismo el modelo del descuento de ocho maravedíes en escudo7 del sueldo mensual de los oficiales, desde capitán general hasta alférez, además de otros arbitrios. Sin embargo, este descuento de ocho maravedíes será la piedra de toque del proyecto, dado el «limitado sueldo de los oficiales» con el que han de mantener «el decente porte que exige lo noble de la profesión y los gastos que les causa su continuo movimiento». La mayoría piensa que dicha retención, añadida a la de otros ocho maravedíes para inválidos y un 3 por 100 para gastos de cobranza, imposibilitaría su manutención y haría decaer «el esplendor de los oficiales». Añaden además, que muchos de ellos asisten con su corto sueldo a madres, hermanas o sobrinas, a quienes no podrían atender si se verificase la retención: «parece irregular prevenir remedios para el mal futuro y dejar sin él al mal presente». 7 Un escudo = ½ doblón (Diccionario de Autoridades, 1732). Vellón = 10 reales de vellón real, moneda de valor de 34 maravedíes (Diccionario de Autoridades, 1737). En ese momento tiene mejor acogida que el montepío el proyecto de establecimiento de «colegios marciales» para el recogimiento y educación de los hijos de huérfanos de oficiales, según el modelo ofrecido por las Cortes de Versalles y de Viena. Seis años después de ese primer intento, por Real Cédula de 20 de abril de 1761, se crea el Montepío Militar. En el encabezamiento de esta Disposición Real se establece que «Don Carlos8 por la gracia de Dios ... habiendo considerado siempre, como uno de los objetos más dignos de nuestra Real consideración el desamparo en que quedan muchas viudas de oficiales militares, después que pierden a sus maridos en la gloriosa carrera de las armas, hemos procurado exercitar por varios modos, los efectos más sensibles de nuestra real piedad, en favor de las que se hallaban en mayor urgencia, ... nuestro Real ánimo, desde el ingreso y posesión de estos dominios fue siempre el de atender a todas con proporcionada y fija asignación además de las dos pagas que las dispensamos al fallecimiento de sus maridos, para que pudiesen mantenerse con decencia ... no solo para ocurrir a su subsistencia, sino también para que puedan atender a la obligación que se les impone de la educación y enseñanza de los hijos con que quedaren hasta que lleguen a la edad de emplearse en nuestro real servicio los varones, y de tomar estado las doncellas, hemos resuelto el establecimiento de un Monte de Piedad9, después de bien examinado el asunto, y discurrido todos los medios más propios y equitativos, que puedan concurrir al Se refiere, claro está, a Carlos III. Según refiere MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA «El Montepío Militar...»«(op.cit.) en nota al pie de página 130, aparece el nombre de Monte de Piedad en lugar de Montepío, porque en un principio ambos se usaron indistintamente. Sin embargo, más tarde en la fraseología vulgar comenzaron a tomar acepciones distintas. Así, al finalizar el siglo, por Montes de Piedad se entendían principalmente las entidades o instituciones benéficas de crédito, y por Montepíos las que se dedicaban a asegurar los riesgos de la vida. 8 9 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 179 INFORMES Y ESTUDIOS intento, y sean menos gravosos y sensibles a los oficiales, para efectuar la función de una obra tan pía... »10. El Montepío Militar se enmarca dentro del reformismo ilustrado que caracteriza el siglo XVIII y especialmente el reinado de Carlos III. Forma parte de la preocupación social del Estado de la época, empeñado en sustraer a la Iglesia sus atribuciones en este terreno, y en promover el bienestar de sus súbditos. Asimismo, su aparición se explica por el protagonismo del Ejército y de la Armada en la política borbónica. Los estudiosos del ejército del XVIII destacan esas reformas llevadas a cabo en esa época, en las Fuerzas Armadas. Esa dedicación de Carlos III a sus Fuerzas Armadas se plasma también en las aportaciones de fondos de la Hacienda Real que el monarca proporcionará durante la vida del montepío a fin de que con sus réditos, y el de los caudales que se fueran juntando con los descuentos, pudiese atender el Montepío Militar a todas sus obligaciones, «sin temor, ni recelo de decadencia...». Incluido en la Disposición aparece el Reglamento del Montepío Militar, estructurado en seis capítulos con sus respectivos artículos. Como epílogo, el Rey ordena a los capitanes generales, oficiales generales, miembros del Consejo Supremo de Guerra y del Gobierno del Monte de Piedad, así como a los tribunales y ministros de guerra y hacienda, cumplir y hacer cumplir y observar su contenido. Una serie de órdenes emanadas de Aranjuez el 10 de abril de 1761 disponen la fijación de carteles en Madrid y en las provincias, a fin de que las viudas que no tengan pensión acudan a las contadurías respectivas. 10 Archivo General de Simancas Leg. 4.466 (Sección de la Secretaría de Guerra). En esta cita y en todas las transcritas de documentos antiguos se mantiene el literal del documento, respetando los errores ortográficos y caligráficos según la gramática actual. Estas citas aparecen en cursiva en el texto. 180 Antes del establecimiento del Montepío Militar, las viudas de oficiales recibían ya algunos auxilios por parte del Estado. Por ejemplo, anualmente se disponían 6.000 doblones, procedentes de la Tesorería general, para repartirlos entre aquellas mujeres de oficiales que quedaron viudas a partir de mayo de 1717. Para aquellas viudas que no gozaban de ninguna pensión, el rey Carlos III ordenó que no se las excluyera totalmente de los beneficios del Montepío Militar, y que se les asistiera con 250.000 reales de vellón al año, repartidos «con proporción y equidad al carácter de sus difuntos maridos» Pero no todas las viudas y huérfanas de los oficiales podían ser beneficiarias del Montepío Militar, ya que los que provenían de categorías inferiores, al estar casados con anterioridad a su pertenencia al montepío, no podían cumplir las condiciones que respecto del matrimonio tenía establecido el Montepío Militar. Por otro lado, a ciertos cuerpos les estaba vetado su ingreso en el Montepío Militar. Estas y otras razones, hicieron que se constituyeran otros montepíos entre los militares. De este modo, en el ámbito de la Armada, se establecieron los siguientes: Montepío del Real Cuerpo de Artillería de Marina por «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» en 27 de mayo de 1785. Montepío del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada por «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785. Montepío e inválidos de la Maestranza de Arsenales por «Reglamento de inválidos y Monte-Pío a favor de los Maestranzas de los Arsenales» de 17 de septiembre de 1785. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA Montepío del Real Cuerpo de Batallones de Marina por «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones» de 6 de noviembre de 1785, al que luego se incorporaron los Inválidos de Batallones por Disposición de 12 de junio de 1787 estableciendo «Que los Inválidos de Batallones se incorporen en el Monte-pío de su cuerpo» y los Músicos de Guardias marinas por Disposición de 4 de noviembre de 1791 « Incorporando a el Monte-pío de Batallones a los músicos de Guardias marinas». Montepío del Real Cuerpo de Brigadas de Marina. Montepío de los Músicos de Batallones por «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas de los músicos de Batallones» de 21 de mayo de 1787. Montepío de los Médicos y Cirujanos de la Armada por «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas, madres e hijos de los de los Médicos y Cirujanos de la Armada» de 13 de abril de 178911. Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada por «Real establecimiento y acompaña reglamento de Monte-pío a favor del cuerpo de Oficiales de mar de la Real Armada» de 16 de octubre de 1794. Como muestra de las razones que llevaron a la constitución de estos Montepíos se puede citar el preámbulo del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» en 27 de mayo de 1785, que fue el primero que se cons- tituyó: «Los continuos clamores de las Viudas de Condestables, y otros individuos del Real Cuerpo de Artilleria de Marina, que no han dexado de ser atendidos por el Rey aunque no como su benefico corazon ha deseado, junto con el aprecio que S.M. hace de este Cuerpo por la honradez, aplicación á las ciencias, y esmero con que ha procurado siempre distinguirse en las acciones de guerra, en que se ha hallado, han movido su paternal amor á establecer un Monte Pio, en que se comprehendan todos los individuos de dicho Real Cuerpo, y los Oficiales de su Estado mayor; pues como hijos de él para llegar á sus empleos han gastado lo mejor de su vida desde la clase de Ayudantes hasta la de Condestables, en la que por lo regular contraen sus matrimonios, y quedan por esta razon sin accion, aunque contribuyentes, á los beneficios del Monte pio Militar quando ascienden á Oficiales; lo que ocasiona forzoso detrimento á estas Viudas; en cuya atencion se ha servido S.M. separarles del Monte pio Militar, estableciendo las reglas que expresan los artículos siguientes»12. Pese a la proliferación de montepíos no todos los cuerpos de la Armada consiguieron que se estableciera un montepío para ellos. Se puede citar como ejemplo la Disposición de 28 de octubre de 1794 «Negando el establecimiento de Monte-pío a los individuos de los Juzgados de marina». Tal cantidad de Montepíos, en los que además, una misma persona podía pasar de uno a otro, motivó la Disposición de 18 de noviembre de 1791 que establecía «Que todo individuo de los cuerpos particulares de la Armada, que siendo graduado de oficial adcendiese a la clase para quien está declarada obción en el Montepío Militar, goce de los beneficios de éste, con arreglo al artículo 8º del Montepío de Maestranza y que «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785 D. JOACHIN IBARRA Impresor de Cámara de S.M. Documento Museo Naval de Madrid. Se mantienen la redacción y ortografía originales. 12 11 En el año 1776 los Cirujanos de las Fuerzas Armadas no fueron admitidos en el Montepío Militar por carecer de graduación militar. MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA. (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 181 INFORMES Y ESTUDIOS las licencias para casarse las soliciten por el conducto de su jefes no obstante lo previsto en el Reglamento de 29 de diciembre de 1789 y en el artículo 8º del Montepío de Batallones». No obstante, se dieron algunos conflictos, como el que dio lugar a la «Real Orden de 15 de mayo de 1797 sobre que conforme al artículo 16 del Capítulo 7º del nuevo Reglamento del Montepío militar, corresponde que a un individuo de Batallones que pasó a ser ayudante de la Plaza de Palma, se le continue considerando como contribuyente al Montepío de su cuerpo, reintegrandose a este por el Monte militar de los descuentos que se le hayan hecho con motivo de su nuevo destino»13. Todos estos montepíos se suprimieron mucho antes que el Montepío Militar, a la vez que este último iba acogiendo a todos los militares, ya fueran del Ejército o de la Armada. Los primeros montepíos en suprimirse fueron el Montepío del Real Cuerpo de Brigadas de Marina y el Montepío del Real Cuerpo de Batallones de Marina por Disposición de 6 de marzo de 1804 ordenando «Que se suspendan los descuentos que se hacen a los individuos de tropa de Batallones y Brigadas de Marina para el Monte-pío, el que queda suprimido, y sólo deberán disfrutarlo los que ya se hallen casados, sus viudas y huérfanos», que se completó con la Disposición de 18 de julio de 1804 «Declarando el método que debe seguirse en la extinción de Montes píos en los Cuerpos de Batallones y Brigadas de Marina, con respecto a los del Estado Mayor del último.» Posteriormente, por Disposición de 3 de diciembre de 1806 se estableció que «Ha resuelto S.M. se supriman para desde 1º de enero de 1807, los Montes-píos de Cirujanos, Pilotos, contramaestres y Maestranza por las razones que se expresan, pero sin pribar del derecho que ya tienen adquirido a todos los 13 Todas las disposiciones recogidas del «Registro de Reales Ordenes, Decretos, y Disposiciones generales sobre ... - Monte Pio. Folios 59-78 Siglos XVIII y XIX» Manuscrito del Museo Naval. 182 individuos que se hallan actualmente en el servicio, a semejanza de lo que se hizo con los de Batallones y Brigadas hace dos años.» Con ello quedaban suprimidos todos los montepíos de la Armada, incluido el Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada14. La supresión de las montepíos particulares de la Armada no significó, como la norma que los extinguía mandaba, la desaparición de los derechos de sus miembros. Así lo corroboran multitud de disposiciones posteriores, como la de 6 de abril de 1807 en la que «Declara S.M. se continue a los Individuos de la Maestranza el goce de Imbálidos no obstante la supresión de los descuentos se les conserve según las reglas previstas en su Reglamento», y la de 12 de julio de 1817 «Que las concesiones de pensiones de viudas de los individuos de los Cuerpos de la Armada que no tienen obción al Montepío Militar lo tengan a los particulares de sus Cuerpos, competen al Ministerio de Marina al cual deben acudir con las pretensiones de viudedad las interesadas»; etcétera15. RÉGIMEN ADMINISTRATIVO El régimen administrativo del Montepío Militar se establece en el capítulo primero del reglamento. El gobierno del montepío se componía de un director, dos gobernadores, un contador con tres oficiales, y un tesorero con sus respectivos oficial y secretario. El cargo de director recaía en el decano del Consejo Supremo de Guerra. Los dos gobernadores lo eran por elección real entre todos los consejeros del mismo Consejo Supremo de Guerra. Aunque no mencionado en la reseña de la Disposición de 3 de diciembre de 1806, que como todas las demás disposiciones mencionadas en el párrafo, está recogida del «Registro de ...» (Op.cit.) sí está apuntado a mano sobre el Reglamento del mismo, depositado en el mismo Museo Naval de Madrid. 15 Todas las disposiciones recogidas del «Registro de ...» (Op.cit.). 14 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA El secretario debía ser el oficial mayor de la secretaría de dicho Consejo. Por su parte, el contador, tesorero y sus oficiales eran del mismo modo nombrados por el rey, pero debían reunir una serie de cualidades técnico-profesionales: «prácticos en el manejo de papeles de cuenta y razón». Sus plazas, además, tenían carácter fijo en la Tesorería Mayor de Guerra y en la Intervención de la Data de la misma Tesorería16. solicitaba continuamente al monarca la concesión de dichos auxilios, sin los cuales difícilmente hubiera podido subsistir la benéfica institución. Se incluirán los residuos o sobrantes de la consignación de los 6.000 doblones destinados a socorrer a las viudas anteriores al establecimiento del Montepío Militar. También «por fija dotación», el 20 por 100 del producto de expolios y vacantes de mitras17. Concluido el primer año de gestión, los gobernadores salientes debían entregar a sus sucesores todos los papeles y noticias que hubiesen tenido a su cargo, procurando realizar esta operación en los ocho primeros días del nuevo año. El tesorero en el mismo plazo de tiempo tenía que presentar al gobierno un estado de las obligaciones del montepío, y de los caudales existentes. Todas las partidas de dinero que se fuesen librando había de anotarlas el tesorero en su libro de caja, y el contador debía pasarlas a los asientos particulares de las partes interesadas. De esta manera siempre se consignaban las cantidades libradas, y en los asientos la razón que se había recibido. Asimismo, el Gobierno del Montepío Militar podía realizar todas las comprobaciones que estimase oportunas, y cada año inspeccionaba junto con el Consejo de Guerra la cuenta final del año precedente. La mayoría de los montepíos militares preveían esta fuente de financiación. Así, en la segunda parte del artículo IX del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 se establecía que «si en algún tiempo no sufragase el fondo (de que debe llevarse cuenta separada) á cubrir las obligaciones, se ha de prorratear la falta en las pensionadas, y dar cuenta á S.M. para que se proporcionen alivios, que eviten la decadencia del fondo; y si por el contrario aumentase este en términos de que hecho un prudente arreglado cálculo de lo que á lo mas puede crecer el número de pensiones, se aumentarán estas proporcionalmente»18. FINANCIACIÓN Y CUOTAS DE LOS MONTEPÍOS MILITARES Los ingresos de los montepíos militares eran de dos categorías: los procedentes de los descuentos de los sueldos de los contribuyentes y de las pensiones de los pensionistas, y por otra parte, los «auxilios concedidos por su Majestad». Estos últimos, se establecen para que «pueda atender el Monte a todas sus obligaciones, sin temor ni recelo de decadencia...». La Junta de Gobierno del Montepío Militar 16 Archivo General de Simancas Leg.4.466 (Op.cit.). Aparte del producto de los expolios y vacantes de mitras, el Montepío Militar contaba con otros ingresos de origen eclesiástico, 17 M ARÍA C ARMEN G ARCÍA DE LA R ASILLA (Op.cit. pág.147) explica que los espolios eran los bienes derivados de aquellas rentas eclesiásticas que dejaban los obispos a su muerte. Por su parte las vacantes eran los bienes que producía la mitra hasta el nombramiento de un nuevo titular. Unos y otros eran percibidos por la Santa Sede, pero a partir del Concordato de 1753 su administración fue concedida al Estado. Los productos administrados por la Colecturía General de Espolios y Vacantes, debían destinarse a obras de beneficencia y a atenciones eclesiásticas. 18 «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 D. JOACHIN I BARRA Impresor de Cámara de S.M. Madrid MDCCLXXXV Documento Museo Naval de Madrid. Se mantienen la redacción y ortografía originales. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 183 INFORMES Y ESTUDIOS como las «mercedes de hábito» y las «medias annatas eclesiásticas»19, caudal extraído de las temporalidades de los jesuitas. Ello tiene su explicación, según Fontana20 en la política hacendística de los monarcas del XVIII, empeñados en que el clero pagase al menos un mínimo de impuestos, con lo que, según este autor, se observa un incremento de la presión fiscal sobre la Iglesia a partir de 1760. Con la aparición del Montepío Militar, se establecieron una serie de arbitrios provenientes de rentas eclesiásticas para subvenir a los fondos del montepío, y por consiguiente la Iglesia cedió parte de su autonomía fiscal que le permitía la Corona. Entre los ingresos figuraban también suplementos proporcionados por la Hacienda Real, como los procedentes del Consulado de Cádiz, con cargo al fondo depositado en sus arcas del 1 por 100 de avisos. En cuanto a los ingresos procedentes de los descuentos de los sueldos de los contribuyentes y pensiones de los pensionistas, y tal como estaba previsto desde aquel primer proyecto del marqués de la Mina, el descuento habitual en el Montepío Militar era de ocho maravedíes por cada escudo de vellón de emolumento con lo que debían de contribuir a lo largo de toda su vida, y continuaban también descontándose los ocho maravedíes de las pensiones concedidas. Sin embargo, cuando se establece el primer Montepío propio de la Armada, el descuento varía en función de la categoría del miembro. Así el artículo I del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina Las annatas eran la suma que se pagaba a la Santa Sede cuando se entraba a disfrutar de un obispado o de un beneficio eclesiástico en general. En España fueron suprimidas por el Concordato de 1753. 20 JOSEP FONTANA LÁZARO, «La quiebra de la Monarquía Absoluta, 1814-20», Ariel, Barcelona 1978, págs. 184-192 citado por MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op.cit., pág.148). y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785, establecía que «Á cada uno de los Oficiales de Estado mayor de Artilleria vivos y reformados con agregacion al cuerpo, se continuará por la Tesoreria el descuento de ocho maravedis por escudo: á los primeros y segundos Condestables se hará este descuento: á los primeros y segundos Cabos el de seis maravedis: á los Bombarderos el de cinco: á los Artilleros y Tambores el de quatro; y á los Ayundantes el de tres: á los Condestables inválidos el de seis: á los cabos el de cinco: á los Bombarderos el de tres; y á los Artilleros y Ayudantes el de dos; pero quando se embarquen se les descontará á todos á razon de ocho maravedis por escudo, excepto á los Ayudantes, que solo se les descontarán quatro»21. Un sistema similar de descuentos era el que se estableció en el Montepío del Real Cuerpo de Batallones de Marina, a través del artículo I del «Real Estableciendo un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones de Marina» de 6 de noviembre de 1785, que ordenaba los siguientes descuentos «Al Sargento primero con grado y sueldo de Oficial se le descontarán en tierra doce maravedis por escudo: al Primero Ordinario ocho: al Segundo seis: al Cabo Primero, Tambor, ó Pifano quatro: al Cabo Segundo tres; y al Soldado dos: y estando la Tropa embarcada, al Sargento Primero graduado de Oficial diez y seis: al Primero Ordinario doce: al Segundo diez: al Cabo Primero y Segundo Tambor, ó Pifano seis; y al soldado quatro»22. Por contra, en el Montepío del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada, la diferencia en los descuentos se basaba únicamente en si se estaba embarcado o no, y dónde. Así el artícu- 19 184 21 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 22 «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones» de 6 de noviembre de 1785 Documento Museo Naval de Madrid. Se mantienen la redacción y ortografía originales. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA lo I del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 establecía «Á cada uno de los Pilotos primeros, graduados, ó no de Oficiales, segundos Pilotos, Prácticos de esta clase, y Pilotines, inclusos los Ayudantes y Maestros, como asimismo á los jubilados, se les descontará por la Tesoreria de Marina ocho maravedis por escudo en tierra: estando embarcados en Europa doce; y en Indias diez y seis, desde que salgan de España con este destino»23. Un procedimiento semejante era el del Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, en cuyo artículo I del Reglamento se establecía que «A cada Oficial de mar de sueldo fixo de las clases de primeros y segundos Contramaestres, y prímeros y segundos Guardianes, como tambien á los Buzos y Patrones de Falúa, Lancha, Bote, inclusos los jubilados, se les descontará ocho maravedís por escudo en tierra; doce embarcados en Europa; y diez y seis en viage de América desde que salgan de España con este destíno»24. Por el contrario, en el Montepío e inválidos de la Maestranza de Arsenales, el descuento era de ocho maravedíes por escudo de vellón, para todos los componentes de la Maestranza (excepto los peones, que no tenían derecho a las prestaciones)25. Por tanto, los descuentos en los montepíos militares de la Armada variaban en función 23 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). 24 «Reglamento de Monte-pío a favor del cuerpo de Oficiales de mar de la Real Armada» de 16 de octubre de 1794 Imprenta de la Viuda de Don JOAQUIN IBARRA. Madrid MDCCXCIV Documento Museo Naval de Madrid. Se mantienen la redacción y ortografía originales. 25 Artículo XIII del «Reglamento de inválidos y Monte-Pío a favor de los Maestranzas de los Arsenales» de 17 de septiembre de 1785 Documento Museo Naval de Madrid. de la categoría del contribuyente y de si se estaba embarcado o no, y esto último podría ser para tratar de acomodar la cotización al riesgo. En lo que coincidían todos los montepíos militares es que a todo oficial que ingresaba en el montepío, excepto aquellos pertenecientes al «Cuerpo de Inválidos», se les descontaba media paga de sueldo disfrutado. Asimismo se establecía una retención a los oficiales promovidos de «la diferencia líquida de goces en el primer mes», y el importe de una paga líquida a los nuevamente empleados. Pero los reglamentos de los diferentes montepíos de la Armada no son uniformes en lo concerniente al descuento de media paga al ingresar en el montepío, probablemente porque muchos miembros de estos montepíos ya habían ingresado previamente en otros, y habrían satisfecho esta «entrada». Por ello, la normativa del Montepío de Artillería de Marina no establece nada. Sin embargo el «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 establecía «Ántes de practicarse los descuentos expresados en el artículo antecedente26, deberá hacerseles el de media paga á favor del Monte desde el dia primero del próximo mes de Septiembre, practicándose en término de seis meses para que les sea menos gravoso, y con estas circunstancias será tratado todo el que entre en el Cuerpo con empleo efectivo: bien entendido, que con los graduados de Oficiales se ha de observar lo mandado para quando un individuo contribuyente al Monte Pio de Oficinas pasa á serlo del Militar»27. En el mismo sentido, pero elevando la «entrada» a toda una paga se manifiesta el artículo II del Reglamento Montepío del 26 Se refiere a los descuentos normales, a practicar de cualquier emolumento. 27 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 185 INFORMES Y ESTUDIOS Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, que ordenaba que «Antes de practicarse estos descuentos28 ha de hacérseles el de una paga de sus goces á favor del Monte, desde el dia primero del mes de Noviembre próximo, repartiéndose en el término de un año para que les sea menos gravoso. Del mismo modo será tratado todo el que entre en el Cuerpo con empleo efectivo; y con los graduados de Oficiales se ha de observar lo mandado para quando un indíviduo contribuyente al Monte Pío de Oficinas pasa á serlo del Militar»29. Sí son más homogéneas todas las disposiciones reguladores de los montepíos de la Armada en lo relativo al descuento a practicar de cualquier retribución extraordinaria, haciendo referencia al Reglamento del Montepío Militar. A modo de ejemplo, pues en todos es similar, el artículo II del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor», de 27 de mayo de 1785, establecía que «Como tiene S.M. resuelto para el Monte pio Militar que todo sobresueldo, gratificacion, ó pension sufra el regular descuento para subvenir á las pensiones, deberá practicarse lo mismo en este Monte con todo sobresueldo, pension y premio de constancia conforme corresponda á la clase del que lo disfrute»30. Los demás montepíos de los Cuerpos de la Armada hacían referencia, a su vez, al Montepío de Artillería de Marina, que por ser el primero servía de guía. Así, el artículo III del «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones de Marina» de 6 de noviembre de 1785 mandaba que «Teniendo S.M. determinado en el Reglamento del Monte del Real Cuerpo de Artillería, que se haga el descuento que corresponda por toda pension, sobresueldo, ó premio, deberá observarse en este la misma práctica según el señalado á cada clase»31. Semejante, pero con diferente fundamento, era el descuento a realizar en el caso de ascenso de empleo. Igual que lo expuesto para el Montepío Militar, el artículo III del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785 establecía que «Tambien se retendrá á los expresados individuos en el primer mes despues de su ascenso á otra clase, ó empleo la diferencia que haya de uno á otro goce, como de practica en el Monte pio Militar con los que contribuyen á él»32. Este descuento se repite en los demás montepíos, creados con posterioridad y que utilizan el de Artillería como referencia. Por ejemplo, el artículo IV del «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones de Marina» de 6 de noviembre de 1785 decía «Siguiendo tambien lo establecido para dicho Real Cuerpo, se retendrá en el primer mes de ascenso la diferencia de goce de un empleo, ó clase á otra; executando lo propio con los premios»33. Aunque puedan parecerse, estos descuentos «adicionales» tienen diferente fundamento. Así, mientras el descuento a realizar de percepciones extraordinarias está basado en razones asistenciales o incluso de solidaridad, los descuentos a realizar al ingresar en el montepío o al ascender de empleo dejan «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones» de 6 de noviembre de 1785 Documento Museo Naval de Madrid. Se mantiene la redacción y caligrafía original. 32 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 33 «Real Establecimiento de un Montepío ... Batallones ...» (Op. cit.). 31 28 Se refiere a los descuentos normales a practicar de cualquier emolumento. 29 «Real Establecimiento de un Montepío ... Oficiales de Mar ...» (Op. cit.). 30 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 186 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA entrever una cierta preocupación por acomodar las cuotas a las prestaciones. El descuento extraordinario al ingresar tenía su razón en el hecho de que los miembros del montepío tenían derecho al disfrute de las prestaciones desde el momento de ese ingreso. La justificación del descuento extraordinario por ascenso hay que buscarla en tratar de compensar el aumento de la prestación consecuencia del sueldo de referencia, ya que los montepíos cuantificaban sus prestaciones en función del último sueldo, o de la categoría del causante de la prestación, sin tener en cuenta las aportaciones efectuadas por el mismo. Cuestión importante es la dependencia del sistema de descuentos del sistema de nómina. Los montepíos militares basaron los descuentos en su sólida red de pagamento. Así el artículo sexto del capítulo segundo del Reglamento del Montepío Militar establecía que «Todos los expresados descuentos se han de continuar en adelante sin intermisión, así a las tropas que se hallaran en los reinos del continente, como en Mallorca y presidios de África, por las respectivas oficinas de Guerra y razón ... debiendo los ministros a cuyo cargo estuviese apoyada la ejecución, retener mensualmente sobre el haber de los mencionados oficiales, el importe correspondiente a los referidos descuentos, sin que en ellos se interponga dificultad, reparo, ni dilación alguna»34. Los reglamentos también preveían el caso de que un miembro del montepío saliese del poderoso sistema de pagamento militar y no se le pudiesen descontar las cuotas. Así, el artículo VI del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 establecía que «El Piloto de la Real Armada, que navegue en buques particulares, deberá contribuir con lo expresado en el artículo I; á cuyo fin, sin no lo executase, se le descontará de su haber 34 145). MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op. cit., pág. mensual triplicada cantidad hasta la extincion de la deuda; y si falleciere antes, se hará el descuento á quien disfrutare la pension, ó su heredero»35. Respecto a los miembros de la Armada que dejaban de serlo, se promulgó la Disposición de 11 de julio de 1804 «Declarando que en el hecho de separarse cualquier individuo en el cuerpo de la Armada en el que sirve pierde el derecho al Montepío». Muy posterior, tocando una cuestión similar, pero con una precursora relación cuotas-prestaciones, que deja entrever un posible derecho de rescate, la disposición de 21 de abril de1829 establecía «Que las familias de los individuos de Maestranza conservan el derecho a la pensión del Montepío aunque hayan sido despedidos por no tener cabida en los Arsenales, pero que esto no se entienda con aquellos a quienes se les ha reintegrado de los descuentos que sufrieron.» Por otra parte, los reglamentos de los montepíos militares establecían ciertas aportaciones a costa de las herencias de sus miembros fallecidos. Así, en 1780, al ponerse de relieve de nuevo el continuo aumento de pensionistas, se determina aplicar en beneficio del Montepío Militar la tercera parte de todos los bienes que por testamento o donación dejasen los beneficiarios de la institución para limosnas, fundaciones, dotes o cualquier otro objeto. Asimismo se aplican al montepío todos los bienes dejados por aquellos militares que muriesen sin testar y sin herederos legítimos, «siendo cierto por otra parte que los militares que por falta de herederos forzosos, por religiosidad u otra causa dejan el todo o alguna parte de sus pecitlios (sic. 36 ) para obras pías, parece que tienen mayor obligación que otros a no olvidar un establecimiento para socorro de las viudas y huérfanos de los conciudadanos de su clase ... ». 35 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). 36 No existe ni una sola referencia en el Corpus Diacrónico del Español. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 187 INFORMES Y ESTUDIOS PRESTACIONES DE LOS MONTEPÍOS MILITARES Las pensiones se hicieron efectivas desde la creación del Montepío Militar, sin tener en cuenta la cotización previa. Es decir, a partir del primero de enero de 1762 empezaron a cobrar aquellas viudas cuyos maridos hubiesen fallecido después del 1 de mayo de 176137, fecha en la que comenzaron a realizarse los descuentos de los sueldos. Los montepíos de la Armada cuantificaban sus prestaciones en función del último sueldo del causante de la prestación, aunque a veces también hacían referencia a las prestaciones establecidas por el Montepío Militar, que tenía una escala de pensiones proporcional a las diferentes categorías del Ejército o Marina, que oscilaba entre los 18.000 reales para las viudas y huérfanos de los capitanes generales y los 4.000 reales para los de menor categoría. A modo de ejemplo, se recogen aquí las prestaciones del primer y último montepío de la Armada, cronológicamente hablando. El artículo VI del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785, establecía que «Á las Viudas de Tropa del Real Cuerpo se les librará mensualmente la mitad del prest38 que disfrutaba su marido al tiempo de su fallecimiento, y á las de Oficiales del Estado mayor el tercio del sueldo correspondiente á sus empleos en propiedad; pues si alguna vez no sufragase el fon- Las llamadas «viudas modernas». 38 Término en desuso que según el diccionario de la Real Academia Española (Vigésimo primera edición. Madrid, 1992) proviene del francés prêt y significa la parte del haber del soldado que se le entregaba en mano semanal o diariamente. La Academia, en su Corpus Diacrónico del Español, data la última fecha de uso en 1890, en el Código de Justicia Militar. No aparece referencia alguna en el Corpus de Referencia del Español Actual. 37 188 do (de que debe llevarse cuenta separada) á cubrir las obligaciones, se ha de prorratear la falta entre las pensionadas»39. y el artículo XIII del Reglamento Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, que ordenaba que «La pension de este Monte consistirá por ahora en la quarta parte del último haber del marido ó padre; lo mismo se dará á las viudas ó hijos de los jubilados de su empleo vivo; y á las de los graduados de Oficiales desde la clase de Alferez de Navio hasta la de Capitan de Fragata vivo, se las asistirá con cantidad igual á la que se libre por el Monte Militar respecto de las propias graduaciones»40. Variedad, por tanto, en cuanto a la cuantía de las prestaciones, entre la mitad y el cuarto del último sueldo del causante. El rasgo común a todas ellas es que debido al sistema financiero, si se puede llamar así, de reparto, las prestaciones podían aumentar o disminuir. Así lo establecía el artículo XIV del Reglamento Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, que decía que «Se ha de llevar cuenta separada del fondo de este Monte, y así podrá deducirse mas adelante lo que sea dable aumentar, ó convenga disminuir la contribucion y las pensiones»41. Para poder disfrutar de los beneficios de los montepíos militares era preciso reunir una serie de condiciones. En primer lugar, no todas las viudas, huérfanos y madres de los miembros de las Fuerzas Armadas podían pasar a formar parte de los beneficiarios del Montepío Militar, sino sólo los de los oficiales con grado de capitán en adelante, con exclusión, por tanto, de los «oficiales subalternos». Todas las disposiciones reguladoras de los montepíos contenían el procedimiento para solicitar la prestación. A modo de ejemplo, se 39 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 40 «Reglamento de un Monte-pío ... Oficiales de mar ...» (Op. cit..) 41 Ibídem. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA transcribe el artículo IX del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785, que establecía que «Para acreditar el derecho á la viudedad deberán presentar en la Contaduria de Marina su fe de matrimonio y de viuda con copia de la filiacion de su marido certificada del Sargento mayor, y visada del Comandante del Cuerpo; en la qual conste haberse casado con licencia, y tener en aquel tiempo las circunstancias expresadas en el artículo IV, á fin de que se incluya en la libranza mensual para el cobro de su haber, que deberán percibir personalmente del Habilitado del Cuerpo sin descuento alguno, ó por poder, acompañado de una fe de vida, en caso de hallarse avecindadas fuera de la Capital del Departamento»42. Pero en este punto, las autoridades y los documentos variaban de un montepío a otro y además esta cuestión fue objeto de múltiples disposiciones aclaratorias y complementarias. En cualquier caso era común acreditar de forma fidedigna las condiciones exigidas para alcanzar la categoría de pensionista, ser mujeres legítimas del oficial fallecido mediante la fe de matrimonio, así como una copia del despacho del último empleo que tuvieron sus difuntos maridos. Si en dicho despacho no se hacía mención del sueldo, tenían que exhibir con la referida copia una certificación de las oficinas de cuenta y razón que lo declarase. La viuda que quedara con hijos de su difunto marido había de exhibir aquellos documentos que testificasen la existencia de los mismos, su edad y estado. Por su parte, siempre que la madre de un oficial entrara, por la muerte de su hijo, a disfrutar de una pensión, debía probar su legítima calidad de madre. Todos estos documentos se tenían que presentar a los jefes que habían sido inmediatos 42 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). superiores de los oficiales difuntos, quienes examinaban la legitimidad de los documentos, y una vez acreditados pasaban, junto con los memoriales, al secretario de Estado y del Despacho de Guerra, quien informaba con su dictamen acerca de los mismos. Después de considerar todo esto y el informe del Gobierno del Montepío Militar, se expedía una real orden que asignaba a cada beneficiario la pensión que le correspondía. Por otra parte, para que se hiciese efectivo el libramiento de las pensiones, las viudas debían presentar cada tres meses, al intendente del Ejército del Reino o provincia donde residieran, la fe de vida correspondiente, así como testimonio de estado de viudez, y justificación de la existencia de hijos, acreditando conservarlos en su compañía y el cuidado de su educación y alimento. Los tutores y curadores de los hijos menores que hubiesen dejado los oficiales difuntos, debían presentar igualmente a los intendentes, y con la misma reiteración, la fe de vida de los pupilos bajo su tutela, así como testimonio de la educación y asistencia procuradas, y del estado de las doncellas. El mismo procedimiento habrían de seguir las madres con derecho a pensión. La pensión era la misma para las viudas de una misma categoría, independientemente del número de hijos que tuvieran. Si la viuda llegaba a casarse de nuevo, quedaba privada de la pensión, que pasaba a beneficio de los hijos, y el importe se entregaba al tutor de los mismos. Igual sucedía si el oficial moría ya viudo, y en caso de no haber señalado un curador para sus hijos, era la Junta del Monte la que lo nombraba. En el supuesto de fallecimiento de un oficial sin dejar mujer ni hijos, la pensión correspondía entonces a la madre. También se preveía el caso de una mujer con dos derechos de pensión, uno como viuda de un oficial y otro como madre, por la muerte del hijo, disponiéndose que sólo se asistiese con una pensión, la correspondiente al mayor de los sueldos ya fuera el disfrutado por el marido o el REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 189 INFORMES Y ESTUDIOS hijo. Esto es una muestra del carácter asistencial, no contributivo, del Montepío. Respecto a los «oficiales inválidos», debido a la cortedad de sus sueldos, se les eximía de contribuir a los montepíos, y sólo si se hubiesen casado antes de pasar a pertenecer a dicho Cuerpo, tenían derecho sus viudas a la mitad del sueldo que gozaban sus maridos. Los reglamentos de los montepíos militares contemplaban la posibilidad de que alguna vez los caudales del Monte hubiesen disminuido hasta el punto de no poder cubrir el pago de las pensiones. En ese caso se estipulaba un prorrateo de sus fondos entre los pensionistas. Criterio de reparto puro que se sigue aplicando en algunos organismos de la Armada en pleno siglo XXI, por ejemplo en la Asociación de Socorros Mutuos de Suboficiales de la Armada. En otro orden de cosas, Rumeu43 señala la costumbre entre los montepíos, de conceder, a manera de dote, el importe de varios años de pensión, como estímulo a las huérfanas para que contrajesen matrimonio. En un principio el Montepío Militar estableció un incentivo de esa clase, estableciendo a modo de dote el importe anual de la pensión, pero posteriormente se dictó la «Real Resolucion de S.M. declarando, que a las viudas, e hijas de Oficiales Militares, y Ministros comprendidos en el Monte Pio Militar, que disfrutando pension en él, pasen a tomar estado de casadas, o religiosas, se las deba satisfacer la mitad de su goze en el Monte», datada en 2 de diciembre de 176744. Se justifica la citada Real resolución en que «Aunque en los Articulos 8 10 y 14 del Capitulo 4, y en el 8 del Capitulo 5, del Reglamento del Monte Pio Militar está expresamente prevenido, que las Viudas, Huerfanos, ó madres de Oficiales, y de los demás Ministros 43 44 190 ANTONIO RUMEU DE ARMAS (Op. cit., pág. 485). «Registro de ...» (Op. cit.). de Guerra, y Hacienda, comprehendidos en los descuentos, y beneficios del Monte, para poder gozar de las pensiones de él, havian de justificar precisamente mantenerse en actual estado de viudéz ó solteras respectivamente: No obstante, considerando el Rey, que la absoluta restriccion, y prohibicion del goze de la pension á las referidas Viudas, y Huerfanas, en el caso de tomar estado, no solo puede retraer en mucha parte los matrimonios, sino que quizá los dificulta, ó imposibilita en perjuicio del propio Monte, y aun del interés comun del Estado; en esta atencion, y deseando el paternal amor de S.M. dispensarlas todos los auxilios que puedan ser compatibles con la subsistencia, y conservacion del Monte, se ha dignado declarar lo que contienen los Articulos siguientes»»45. Como su título indica, el método de esta Real Resolución difería del referido por Rumeu, expuesto un poco más arriba, ya que en este caso no se les daba a las viudas y huérfanas una cantidad a modo de dote, sino que seguían percibiendo su pensión, pero por la mitad de su importe. El artículo VII dice que «el fin de esta Providencia es el de proporcionar á las familias pobres de los Oficiales Militares, casamientos correspondientes á sus calidades, y evitar el que se expendan pródigamente sus fondos entre las que no necesitan de este auxilio». Por ello, el mismo artículo establece que «se exceptúa de esta gracia á las Viudas, é hijas de Capitanes Generales, y Mariscales de Campo, que no se hallen en este caso; porque solo serán acreedoras al mismo beneficio aquellas en quienes la Junta, informada de sus circunstancias, encuentre verdadera necesidad; pues no haviendola, deberá «Real Resolucion de S.M. declarando, que a las viudas, e hijas de Oficiales Militares, y Ministros comprendidos en el Monte Pio Militar, que disfrutando pension en él, pasen a tomar estado de casadas, o religiosas, se las deba satisfacer la mitad de su goze en el Monte» Imprenta de Antonio Marin Madrid, 1769 Documento Museo Naval de Madrid. Se mantienen la redacción y ortografía originales. 45 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA hacerlo presente á S.M. para que resuelva lo que fuere de su Real agrado». No todas las Viudas y huérfanas tenían esta posibilidad, ya que la Real resolución se refiere «á las Viudas, que gozando pension en el Monte, hayan quedado, y quedasen en lo sucesivo sin hijos en quienes pueda recaer el goze, que á ellas las estuviese asignado, y tambien á las hijas huerfanas, que (por ser unicas, ó carecer de hermanos que tengan derecho á la pension) disfrutasen enteramente el todo del goze»46. Además, para poder acceder al mencionado cobro de la mitad de la pensión, caso de que pretendieran casarse con «Oficiales, ó Ministros de las clases comprehendidas en él (Montepío Militar)» tenían que solicitar, ellos la «Real licencia de S.M. por medio de sus respectivos Gefes, en la comformidad que se practíca actualmente»47. Caso que la viuda o huérfana pretendiese casarse con «Individuos que no estén comprehendidos en el Monte Militar, han de obtener antes ellas mismas precisamente el permiso de la Junta de Gobierno del propio Monte, á la que S.M. concede esta facultad; cuidando de que el casamimento se verifique con sugeto honrado, de buenos procederes, y de circunstancias correspondientes á la calidad, y clase de las mismas Viudas, ó Huerfanas; pues de lo contrario perderán éstas enteramente el derecho, que por esta Declaracion se las concede á la mitad de la pension»48. Las únicas que no tenían que solicitar permiso eran «las Viudas, ó Huerfanas que se inclinen á tomar estado de Religiosas». Esta últimas sólo tenían que informar a la Junta de Gobierno del Montepío Militar49. El artículo VI de la Real Resolución señala los trámites y documentos para poder acceder al cobro de la mitad de la pensión. Natural- 46 Artículo primero de la «Real Resolucion de S.M. ...» (Ibídem). 47 Ibídem, artículo segundo. 48 Ibídem, artículo tercero. 49 Ibídem, artículo cuarto. mente la Viudas y Huérfanas casadas con «Oficiales, ó Ministros comprehendidos en el Monte Militar», que a su vez falleciesen, dejándolas el derecho a cobrar otra pensión, no podían cobrar ambas, estableciendo el artículo VI de la Real Resolución que se está comentando que «las asignaciones, que posteriormente se hiciesen á las referidas Interesadas, deberá ser á correspondencia de la graduacion de los Oficiales, ó Ministros, sus ultimos maridos, ó de los sueldos que estos disfrutasen al tiempo de su fallecimiento, ya sea la asignacion mayor, ó menor que el importe de la mitad de la pension.» No tenían pues, posibilidad de elección. Esta práctica de mantener parte de la pensión a las viudas que se casasen también pretendía acabar con el fraude de las «viudas falsas», nombre que se daba a las viudas que se casaban en secreto para poder seguir cobrando la pensión, lo que había obligado al rey a enviar órdenes a los prelados para que previniesen a los curas párrocos encargados de certificar el estado de viudedad y orfandad50. Los economistas del siglo XVIII, sin embargo, dictaminaban que la concesión de dotes e incentivos, como el que se acaba de describir, fomentaban la ociosidad de las doncellas y favorecían el establecimiento de familias que luego carecían de recursos para subsistir. Pero el verdadero problema de este tipo de incentivos es el desequilibrio que generaba entre ingresos y prestaciones. El déficit que arrastraron los montepíos militares durante algunos años provocó una revisión del sistema de pensiones, hasta el punto de plantearse la reducción de las mismas en algunos momentos, e incluso su supresión, extremo éste que nunca se conoció gracias a los auxilios proporcionados por el monarca. Por ejemplo, la Disposición de 20 de mayo de 1777 mandó que «cesen estas pensiones Archivo General de Simancas Leg.4.478 citado por M ARÍA C ARMEN G ARCÍA DE LA R ASILLA (Op. cit., págs.134-136). 50 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 191 INFORMES Y ESTUDIOS (que se cobran) a las viudas que se casen o entren Religiosas y a las que sin mudar de estado cumplan venticinco años»51. Otro caso es el de las viudas de capitanes generales, tenientes generales y mariscales de campo, a quienes en 1770, y por ser las más favorecidas económicamente, pues no son «notoriamente pobres», la Junta del Montepío les suprimió el pago de las pensiones en tanto no viniesen caudales de Indias52. Por el contrario, con la recuperación económica se levantará la cláusula que prohibía dar pensión a las huérfanas mayores de veinticinco años. Así una Disposición de 23 de septiembre de 1788 ordenaba «Que a las huérfanas a quienes por exceder de 25 de años se les había suspendido la pensión, se continue, y que cese el descuento de 8 maravedíes que se hacía para el fondo»53. No obstante, la actuación del Montepío Militar respecto a las viudas o huérfanas que se casaban varió en función de las diversas situaciones económicas por las que pasó la institución, y en los últimos años de su existencia todavía se seguían promulgando disposiciones como la de 9 de enero de 1829, declarando «Que toda pensión de gracia concedida hasta ahora y que en adelante se concediese sin la expresión de vitalicia, debe cesar en las viudas al pasar a segundas nupcias, en las huérfanas al tomar estado y en los varones al cumplir los 18 años de edad.». Esta disposición se repitió con fecha 19 de enero de 1835, añadiendo que «con arreglo a lo prevenido en la Real Orden de 9 de enero de 1829, porque aunque está en sentido contrario la de 29 de mayo siguiente, es con conceptos a las de los Monte-píos particulares, pero no con las del erario». Ante situaciones sobrevenidas, se dictaban disposiciones, que en ocasiones eran tam- «Registro de ...» (Op. cit.). Archivo General de Simancas Leg.4.483 citado por MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op. cit., pág. 138). 53 «Registro de ...» (Op. cit.). 51 52 192 bién contradictorias, lo cual no es de extrañar considerando la variedad de situaciones económicas y políticas que se dieron durante la vida de los montepíos militares. Por ejemplo, respecto a la recuperación del derecho a la prestación al enviudar por las viudas o huérfanas que la habían perdido por casarse, la Disposición de 4 de octubre de 1816 establecía «Que las viudas sin hijos y las huérfanas de los individuos de la Armada que por ser únicas gozasen pensión en los Montepío particulares, tienen derecho según el artículo 17 Capítulo 8º del Reglamento del Montepío Militar al goce de la pensión que disfrutaban antes de contraer matrimonio en el caso de enviudar», y, en el mismo sentido la de 19 de octubre de 1817 disponía «Que todas las viudas tienen derecho a obtener las pensiones que disfrutaban antes de casarse y quedando suspendidas por sus matrimonios, siempre que concurran en ellas las demás circunstancias para obtenerlas.» En otro orden de cosas, se tenía especial consideración a las viudas y huérfanas de militares muertos en acción de guerra. A estas viudas no se les aplicaba la incompatibilidad entre pensiones. En ese sentido la Disposición de 15 de febrero de 1785 mandaba «Que las pensiones de gracia que se conceden a las viudas de los que fallecen en acción de guerra se entienda que son sin perjuicio de las que les correspondan por ordenanzas.» Además, aunque se casaran o entraran en alguna orden religiosa, continuaban percibiendo la pensión, por Disposiciones tales como la de 19 de mayo de 1788 que ordenaba «Que no obstante lo prevenido en la anterior de 15 de septiembre de 8654 se continúe a la viudas y huérfanos de los que falleciesen en funciones de guerra, sus pensiones vitalicias aunque contraigan nuevo estado» o la de 5 de 54 Tal Disposición establecía «Que las pensiones establecidas a viudas o huérfanos con el título de vitalicias se gobiernen por las mismas reglas que las del Monte Pío, para su continuación o cese.» («Registro de ...» Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA junio de 1789 estableciendo «Que a todas las viudas cuyos maridos hubiesen fallecido de resultas de algún combate en la última guerra, disfruten las pensiones aun cuando pasen a segundas nupcias». En ese sentido la Disposición de 17 de diciembre de 1793 estableció «Que el naufragio se considere función de guerra respecto al disfrute del Montepío»55. Curioso es lo dispuesto en el artículo XIII del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada», de 20 de agosto de 1785, que establecía que «Las viudas, madres, y huérfanos, residentes en las Indias, tendrán la misma pension que si estuvieran en los dominios de S.M. en Europa; pero no la tendrán si residen en Pais extranjero»56. Las beneficiarias principales de la prestación eran las viudas, pero «Por defecto de Viuda á quien corresponda la pension, recaerá esta en los hijos de los expresados; y de no tenerlos, en su madre, si fuere viuda; advirtiendo, que los varones solo deberán disfrutarla por entero hasta la edad de diez y seis años, en que pueden entrar á servir, ó antes si sentaren plaza en calidad de Ayudantes jóvenes, y las mugeres hasta tomar estado»57. Todos los montepíos de la Armada de la época tenían un norma similar, aunque algunos elevaban la edad a la que los varones perdían el derecho a cobrar a los dieciocho años y los artículos XIII y XIV del Reglamento Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, establecían que «En falta de todas ellas58 se atenderá por el Monte á los hijos que no tengan diez años cumplidos, pues 55 Todas las disposiciones recogidas de «Registro de ...» (Op. cit.). 56 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). 57 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 58 Se refiere a las viudas, madres viudas e hijas. en esta edad pueden ya aplicarse á pages de escoba, ó aprendices en los Obradores de Arsenales, según su inclinacion; y por tanto en llegando á cumplir los diez años les cesará la pension.»y «Como alguno de ellos por robustez ó aptitud adelantadas podrá ganar su sustento antes de quella edad, se evitará la duplicacion de goces presentando sus tutores ó parientes justificacion de notoriedad de no tener los huérfanos otro que el del Monte»59. Con independencia del juicio que pueda merecer el trabajo de los menores, desde la óptica de hoy, es indudable el carácter asistencial que se desprende de esta norma. Pero cotizar no era sinónimo de tener derecho a la prestación. El artículo IV del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785, establecía que «Sin embargo de que el descuento de viudedad se hace á todos los individuos del Real Cuerpo hasta la clase de Ayudantes, ni estos, ni los Bombarderos, ni Artilleros tendrán opcion á que la disfruten sus Viudas, á menos que no cumplan veinte años de servicio, ó fallecimiento en combate, ó faena del Real Servicio, debiendo solicitar todas sus licencias de casamiento por medio del Comisario general, y este obtener la aprobacion del Capitan general de la Armada»60. Por otro lado, y probablemente con el fin de evitar matrimonios de conveniencia, una Disposición de 28 de mayo de 1779 estableció «Que no tengan opción a pensión de Monte Pío las viudas cuyos maridos se hubiesen casado después de la edad de sesenta años, sin morir en función de guerra»61. Esta norma se incorporó a todos los Reglamentos de los Montepíos de la Armada, añadiendo otras prohibicio- 59 «Reglamento de Monte-pío ... Oficiales de mar ...» (Op. cit.). 60 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 61 «Registro de ...» (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 193 INFORMES Y ESTUDIOS nes. Así el artículo V del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785, establecía que «...quedarán privados de la opción a los beneficios del Monte los que se casaren á los sesenta años de edad, y los que lo executaren obligados de la Iglesia por haber contraido empeño matrimonial por medios indebidos; y respecto á que el Comisario general no dará curso sin informarse de los Comisarios Provinciales á las solicitudes de casamiento, asi de Oficiales de Estado mayor, como individuos de Tropa, si no es con persona correspondiente por sus costumbres, ó calidad, quedarán estos tambien privados del derecho de la viudedad, ya sea que se hayan casado compelidos de la Iglesia en fuerza de palabra, ó que lo hayan executado, ocultando que son individuos del juzgado Castrense»62. ASPECTOS SOCIALES DE LOS MONTEPÍOS MILITARES Los montepíos, por la misma importancia de las cantidades que manejaban e invertían, tenían la tendencia a vigilar estrechamente las actividades de sus socios 63 . Así, para casarse era regla general en casi todos los reglamentos que no se podía alcanzar derecho al Montepío si el matrimonio se efectuaba sin la licencia correspondiente, o si se mantenía en secreto declarándolo en la última enfermedad o en caso de muerte. Tanto el Montepío Militar, como los montepíos particulares de la Armada, siguen esa tendencia general. Así según el capítulo sexto del Reglamento del Montepío Militar, aparecen las condiciones necesarias para contraer matrimonio sus socios. Según García de la Rasilla dos son las razones que mueven a ello, evitar 62 «Real Establecimiento de un Montepío ... Artillería de Marina ...» (Op. cit.). 63 ANTONIO RUMEU DE ARMAS (Op. cit., pág. 483). 194 el oportunismo en detrimento de la Institución, y preservar el status social de la oficialidad64. Según esta autora, todo oficial, con rango de capitán hacia arriba, debía presentar un memorial, debidamente acreditado, donde pidiera la real licencia para casarse. En él debía informar acerca de la mujer con quien pretendía casarse, que debía ser hija de oficial o de padre noble e hidalgo. En caso de pertenecer al estado llano, el padre debía formar parte de los «hombres buenos, honrados y limpios de sangre y oficios», excluyéndose todas aquellas cuyos padres o abuelos inmediatos ejercieran o hubiesen ejercido «empleos o profesiones mecánicas o populares, y las hijas o nietas de los artistas, y las de los mercaderes, cuando éstos no sean de razón o de cambios». Además, las mujeres de origen noble e hidalgo tenían que aportar una dote de 20.000 reales de vellón, y las pertenencias al estado llano de 50.000, mientras que sólo las hijas de los oficiales y ministros de guerra, de las clases comprendidas en el Montepío Militar, podían ser admitidas sin dote. Si la mujer no reunía estas condiciones, el rey, en circunstancias excepcionales, podía conceder su licencia, pero la viuda, hijos o madre de estos oficiales no tendrían derecho alguno a disfrutar de los beneficios del montepío. También los montepíos de la Armada tenían establecido un sistema de licencias al casamiento. Así, y por citar un par de ejemplos, los artículos VII y VIII del «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» establecían que «Todo individuo de dicho Cuerpo deberá solicitar la licencia de casamiento por medio del Comandante en Gefe del Cuerpo de Pilotos, y este obtener la aprobacion del Capitan general de la Armada.» y «Ántes de dar curso el 64 MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op. cit. pág. 138) cita Archivo General de Simancas Legs. 4.466 y 4.501. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA Comandante en Gefe de dicho Cuerpo á instancias de casamiento de los Pilotos, sean, ó no graduados de Oficiales, indagará si es persona correspondiente por su calidad y circunstancias, para lo que deberá acompañar el Pretendiente con instancia la justificacion de la calidad de la contrayente, así como la de efectiva existencia de dote, ó alguna decente y regular conveniencia, si solo fuere Pilotin, para subvenir al alivio del matrimonio que solicita; cuyos documentos servirán al Comandante para fundar el informe con que ha de pasarse el memorial al Capitan general de la Armada para obtener la aprobacion»65. y los artículos XV y XVI del Reglamento Montepío del Cuerpo de Oficiales de Mar de la Real Armada, establecían que «Todo individuo de este Cuerpo ha de solicitar la licencia para casarse, por medio del Comandante del Arsenal de su destino, á fin de obtener la aprobacion del Capitan General del Departamento respectivo..» y «El Comandante del Arsenal antes de dar curso á las instancias de casamiento (sean. ó no, graduados de Oficiales los pretendientes) indagará si la contrayente es de buena vida y costumbres, para cuya justificacion el mismo interesado ha de presentarle una informacion de tres testigos, y certificacion de su Párroco, cuyo documento servirá á dicho Comandante para fundar el informe con que ha de pasar el memorial al Capitan General del Departamento»66. la Viuda mantener y educar con la pension á los hijos que tuviere, deberán ser educados por tutor con el goce de la viudedad quando fuesen huérfanos de padre y madre»67. EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS MONTEPÍOS MILITARES En los reglamentos de los montepíos militares se especificaba el deber de las viudas de mantener y educar a sus hijos con el importe de la pensión del montepío, hasta que los varones cumpliesen dieciocho años «que es la edad competente, para que puedan entrar a servir en la carrera de la milicia o seguir otro destino», y las hijas hasta que tomasen estado, bien de casadas o de religiosas. La norma era del estilo de «Así como será obligacion de El Reglamento del Montepío Militar no sólo señalaba el régimen de cuotas y prestaciones, sino que también establecía la forma de invertir los fondos acumulados. Así en el artículo noveno del capítulo segundo decía que «Para hacer fructar y aumentar desde luego los fondos de este Monte, de forma que con el tiempo sean capaces de corresponder a sus obligaciones ordinarias, procurará el gobierno unidamente con el consejo de Guerra, discurrir y proponernos sin pérdida de tiempo, por medios que sean seguros y ventajosos, el medio de emplear el dinero que se halla detenido e introitado (sic.68) en el Arca del Monte, a fin de que no exista muerto en la Caja y que sus réditos puedan producir algún aumento, bien entendido que en estos casos, ha de proceder el Consejo con todas aquellas precauciones y cautelas, que afiancen en buena y debida forma la seguridad del dinero, sin que éste deba ponerse a ganancia en manos de negociantes particulares, cuando no tengan y señalen por hipoteca los bienes raíces que correspondan a la tercera indemnización del capital y sus réditos: no debiendo tampoco emplearse parte alguna del dinero en comercio marítimo de cualquier naturaleza que sea, a menos que no se ejecute con la cautela .de alguna compañía de seguridad, por medio de la cual se pueda evitar todo riesgo y menoscabo de estos fondos». Siguiendo esta pauta, los fondos se impusieron en los «Cinco Gremios Mayores de Madrid», una compañía española privilegiada, que proporcionó buenos réditos 65 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). 66 «Reglamento de Monte-pío ... Oficiales de mar ...» (Op. cit.). 67 «Real Establecimiento de un Montepío ... Pilotos ...» (Op. cit.). 68 No existe ni una sola referencia en el Corpus Diacrónico del Español. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 195 INFORMES Y ESTUDIOS durante los primeros años del Montepío. A partir de 1790 se invirtió en la compra de «vales reales». En cuanto a las obligaciones que debía hacer frente el Montepío Militar, el capítulo cuarto del Reglamento proporciona amplia información sobre el empleo de sus fondos. La partida de gastos más importante (89 por 100 del total), corresponde a las pensiones concedidas a «viudas modernas», es decir, aquellas cuyos maridos habían muerto a partir del primero de mayo de 1761. La partida que le sigue en importancia es la dedicada a la asistencia de «viudas antiguas», o anteriores al establecimiento del Montepío Militar. Del mismo modo, el Montepío atenderá a las viudas del Cuerpo de Ingenieros, y se ocupará de proporcionar las pagas de tocas69. El resto de las partidas se dedicaban a costear las honras y sufragios por los militares difuntos, los sueldos de las oficinas de contaduría y tesorería del Monte, los gastos de escritorio, así como las inversiones realizadas para aumentar los fondos. Tras los años iniciales, con el crecimiento del número de viudas que cobraban pensión, los montepíos comenzaron a tener dificultades, como describe el informe sobre el balance de 1778, presentado por el tesorero del Montepío Militar: «Pues por exemplo, un capián contribuye al mes con once reales y catorce maravedís, y su viuda, hijos o madre tiran la pensión de 250 reales mensuales y debe aquél sufrir el descuento de más de veintiún años para completar una sola paga de pensión anual....»70. La situación llegó a tal extremo que en marzo de 1777 la falta de caudales provocó la suspensión del pago de pensiones, por lo que en abril de dicho año el rey resolvió 69 Pagas de tocas: Llámense así, o también pagas de luto, las dos pagas que se conceden a las viudas o huérfanos de aquellos militares que mueren sin dejar derecho a viudedad u orfandad. Enciclopedia Espasa-Calpe, Tomo LXII, 1928. 70 MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op. cit., pág. 149) cita Archivo General de Simancas Leg.4.500. 196 que el prior y cónsules del Consulado de Cádiz suplieran del fondo depositado en sus arcas del 1 por 100 de avisos, un millón de reales de vellón a la Junta del Montepío Militar «a fin de que no cesen ni se retarden las pensiones con que el Monte socorre a las viudas y huérfanos de los militares del Ejército y Marina»71. No obstante este auxilio, la Junta adoptó medidas restrictivas, para evitar que se repitan situaciones semejantes. En ese sentido se dictó la disposición de 20 de mayo de 1777 «Mandando cesen estas pensiones (...) a las viudas que se casen o entren Religiosas y a las que sin mudar de estado cumplan veinticinco años. Y otras prevenciones sobre los que pasan de uno a otro cuerpo con derecho a Monte Pío»72. Los datos económicos contenidos en el Archivo de Simancas demuestran que fue el rey, mediante la concesión de auxilios, quien salvó una y otra vez al Montepío Militar de la quiebra. Este hecho se halla en la línea de la conclusión a que llega Rumeu de Armas en su estudio sobre los montepíos del siglo XVIII. En su opinión, «los seguros sociales en su mayor parte no pueden subsistir sin la colaboración eficaz del Estado, ya sea dándoles seguridad, ayuda, garantía, ya dotándoles con cuantiosas rentas independientes de las cuotas o descuentos; los montepíos que no alcanzaron esta ayuda arrastraron en la generalidad de los casos, una vida lánguida y poco fructífera». Los montepíos militares llevaron una vida semejante al resto de los montepíos: «próspera en términos generales y con los vaivenes propios de estas instituciones de ensayo, en sus primeros tiempos (...) Pero, en la generalidad de los casos la ayuda indirecta del Estado, con sus consignaciones y rentas fijas, les permitió pasar por el período heroico de los 71 Ibídem Págs. 151, cita Archivo General de Simancas, Leg. 4.497. 72 «Registro de ...» (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA años primeros y consolidarse posteriormente, sin contratiempos ni desazones»73. La medidas adoptadas para paliar las sucesivas crisis del Montepío Militar, unido a la mejora paulatina de la Hacienda Pública durante el siglo XVIII, provocada por la instauración de los «equivalentes» en los antiguos reinos de la Corona de Aragón74, hacen que a partir de 1779 el balance arroje un saldo positivo, que será ya una constante hasta finales de siglo. La influencia del equilibrio fiscal es tal que García de la Rasilla afirma que la aparición de los montepíos de inspiración oficial sería «impensable en otras épocas donde la hacienda real padecía grandes dificultades»75. La buena situación económica de los montepíos militares a finales de la década de los ochenta se aprovecha para promulgar disposiciones que aumentan los beneficios de los mismos. Se pueden citar como ejemplos76 la de 23 de junio 1788 estableciendo «Que aunque lo oficiales fallezcan sin sueldo, por haberse excedido del tiempo de las licencias temporales, no deben por esto sus viudas dejar de percibir las pensiones que les corres- 73 430). ANTONIO RUMEU DE ARMAS (Op. cit., págs. 416 y 74 Los equivalentes fueron los tributos establecidos en los antiguos reinos de Aragón por los tratados de Utrech (1713) y Raastad (1714), tras la guerra de sucesión entre Felipe de Borbón y el Archiduque Carlos. Como Aragón había apoyado a los carlistas, sus reinos fueron obligados a contribuir más, a través de un sistema que se llamó «equivalentes», que consistían en tributos que cumplieran la función de las rentas provinciales en Castilla pero más fácil aplicación, ya que en Valencia se había intentado la aplicación del «sistema» castellano y fue un caos. Además de la denominación de equivalente, recibida en Valencia, en Cataluña se llamó catastro, en Aragón, única contribución, y en Mallorca, talla. Fueron un éxito en recaudación, provocando que el objetivo de la reforma tributaria trabajada hasta mediados del siglo XIX, fuese la instauración de una única contribución en toda España. 75 MARÍA CARMEN GARCÍA DE LA RASILLA (Op. cit., pág. 153). 76 Extraídas del «Registro de ...» (Op. cit.). pondan», la de 23 de septiembre de 1788 ordenando «Que a las huérfanas a quienes por exceder de 25 de años se les había suspendido la pensión, se continue, y que cese el descuento de 8 mrs que se hacía para el fondo.» y por último, la de 5 de junio de 1789 disponiendo «Que a todas las viudas cuyos maridos hubiesen fallecido de resultas de algún combate en la última guerra, disfruten las pensiones aun cuando pasen a segundas nupcias» También, la situación económica expansiva provoca la aparición de nuevos montepíos, así como la apertura de los ya existentes a otros colectivos. Además de la creación de los montepíos particulares de la Armada, mencionados más arriba, el Montepío de Maestranza se abre a los «rastrilladores de las Fabricas de Xarcia77» por disposición de 8 de mayo de 1789, aunque exigiendo un servicio de veinte años, la disposición de 9 de junio de ese mismo año amplía el mismo beneficio a los «Espadadores e Hiladores de la Fábrica de Jarcia», la de 26 de julio de 1789 la extiende a los «individuos de las Fábricas de Lonas» y la de 17 de noviembre de 1989 a los «despresentadores de las Fábricas de Jarcias», todos ellos a los veinte años de servicio. En el mismo sentido, por disposición de 12 de junio de 1789 se establece «Que el establecimiento de Monte Pío para el cuerpo de Médico-Cirujanos de la Armada, comprende también a los jubilados de esta clase» y la disposición de 4 de noviembre de 4 de noviembre de 1791 incorpora «a el Monte-pío de Batallones a los músicos de Guardias marinas»78. Otra muestra de la desahogada situación económica de esos años es la disposición de 15 de diciembre de 1789 «Adicción de el Monte- Se refiere a la jarcia de los barcos de vela. Todas las disposiciones recogidas del «Registro de ...» (Op. cit.). En la disposición de 1 de diciembre de 1789 se establece «Que los que pasen de hiladores a rastrilladores debe retenérseles para el Monte-pío la diferencia de los dos sueldos del primer mes», apareciendo una vez este peculiar sistema de compensación por el aumento de la prestación a que tienen derecho. 77 78 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 197 INFORMES Y ESTUDIOS pío de la Maestranza amplía y aumenta el goce de pensiones a sus viudas y huérfanas», como la de 17 de junio de 1791 disponiendo «Que a las viudas de los Tenientes de Brulot y Bombarda aunque sena graduados se les habone la mitad de la pensión de vivos si hubiere fondos en el Monte-pío del Cuerpo», pero quizá ninguna como la de 21 de septiembre de 1791 que establecía «Que no se les haga descuento alguno en sus pensiones a las viudas de los individuos de Batallones, Brigadas y Pilotos, mientras los fondos del Monte alcancen a cubrir sus obligaciones y quando no S.M. resolverá.» DECADENCIA DEL MONTEPÍO MILITAR Se puede decir que la situación económica gozó de buena salud hasta que en diciembre de 1808, las tropas francesas ocuparon Madrid. Se formó en Sevilla el Consejo interino de Guerra y Marina, que fue encargado de la dirección del Montepío Militar, y se confió el pago de las prestaciones a la Tesorería general «para que lo verificase a cuenta de lo que la misma adeudaba al Monte, y también por razón de los descuentos que empezó a retener, junto con los demás fondos del establecimiento en la península y remesas de América que igualmente ingresaron en la Tesorería mayor»79. Desde entonces fueron retrasándose los pagos de las pensiones, de forma que «ostigadas por un lado de la necesidad, y por otro cansadas de sufrir la humillación de verse confundidas las viudas y las hijas de generales y de oficiales, que generosamente habían perdido su vidas en defensa de los derechos de V.M. y de la Patria, con todas las demás clases de perso- 79 «Apéndice a la exposición hecha por la Junta de Gobierno del Monte Pío Militar en 31 de enero último el cual contiene las tres consultas de 9 y 15 de diciembre y 12 de enero a que se hace referencia en la exposición» Imprenta de D. MATEO REPULLÉS. Madrid, 1821, pág. 6. 198 nas de ambos sexos, hasta las de las más ínfima extracción y educación, en las porterías y corredores de la expresada Tesorería, para implorar del Tesorero y sus dependientes, frecuentemente en vano, unos escasos auxilios, que con el odioso nombre de socorro80, recibían a cuenta de lo mucho que les adeudaba y adeuda; acudieron al Congreso Nacional con una respetuosa y enérgica representación, pidiendo que se restableciese a la Junta de Gobierno del Monte pio militar, y su Tesorería...»81. Las Cortes «en su rectitud y sabiduría», valorando la situación, pero también teniendo en cuenta que era «un triste espectáculo y un objeto de escándalo para los que exponían la suya82 a igual sacrificio en los combates, viendo la suerte que esperaba a su familias si fallecían», promulgaron el Decreto de 3 de noviembre de 1813, en que se tomaron las siguientes medidas: 1.º Restablecimiento de la Junta del Montepío Militar, «con arreglo a la Constitución y las leyes, encargándose a la Regencia del Reino, que presente a las Cortes a la mayor brevedad la planta bajo la que deba establecerse.» 2.º Que los fondos de ultramar fuesen consignados separadamente «y enteramente independientes de los de la Hacienda Pública». 3.º El cese inmediato de la recaudación de los caudales del Montepío Militar por parte de la Tesorería general, «dando cuenta y razón, como está determinado en la resolución de 31 de julio de 1811.» 80 Este odio por el nombre de «socorro» se puso de manifiesto mucho después, en pleno siglo XX: la prestación que recibían los beneficiarios al fallecer el socio de la Asociación Mutua Benéfica de la Armada, destinada a cubrir los gastos de sepelio, se denominaba «socorro por fallecimiento» en el primer Reglamento de 1949, pero en el Reglamento de 1954 pasó a denominarse «auxilio por fallecimiento». 81 «Apéndice a la exposición ...» (Op. cit., pág. 6). 82 Su vida. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA 4.º Que mientras se recaudasen las cantidades necesarias para que el montepío pudiese pagar las pensiones a las beneficiarias, «continuará a éstas sus asignaciones la Tesorería general a cuenta de los cincuenta y dos millones novecientas cincuenta y ocho mil setecientas setenta y un reales y once maravedíes de vellón que debía al Monte en fin del año 1811». 5.º Los Agentes del Gobierno que autorizasen o ejecutasen «alguna orden para invertir en otro objeto, cualquiera que sea, los caudales pertenecientes a dicho Monte pio, serán declarados reos de atentado contra la propiedad individual y castigados como tales con arreglo a las leyes.» Pero este Decreto de 3 de noviembre de 1813 no se cumplió en su totalidad y dio lugar a la Consulta, hecha por la Junta del Montepío Militar al Rey de 9 de diciembre de 182083, en la que se aconsejaba que no fuese «preciso que la Tesorería Nacional en sus actuales apuros tenga que sufrir el desembolso que se expresa en el artículo 4º del mismo decreto, que aunque justo en si mismo, podía en la actualidad serle gravoso en su ejecución, y ha sido hasta ahora el punto que ha impedido la realización de todos los demás». En base a esta recomendación, «para que puedan tener efecto las justas intenciones de las Cortes y los paternales deseos de V.M., y para que todos los agentes del Gobierno (...), a cuyo cargo se hallan los negocios o los fondos del Monte pío militar, puedan echar de sí la grave responsabilidad en que incurren y que les impone el artículo 5º de dicho decreto, que declara reos de atentado contra la propiedad individual a todos los que autoricen o ejecuten...», la Junta pedía al rey que ordenase siete medidas, para conseguir fondos a fin de 83 14). «Apéndice a la exposición ...» (Op. cit., págs. 5- pagar las pensiones de 1820 e ir satisfaciendo los atrasos de las pensionistas, acumulados desde 1808. Lo que se pretendía era arbitrar medios para que la Junta acudiese por si misma y algún recurso extraordinario e independiente de la Tesorería mayor, a los primeros pagos de las viudas y huérfanos militares, «hasta tanto que la entrada ordinaria y periódica de asignaciones la pusiese en situación de hacer frente a ellos con la regularidad antiguamente observada». La Junta de Gobierno del Montepío Militar, creyó encontrar el recurso extraordinario buscado en el «crédito liquidado y corriente de más de cuarenta millones de reales que por efecto de la economía y buena administración anterior a 1808 resultaba a su favor, después de satisfechas puntualmente las cargas hasta aquella época». Pero siendo la mayor parte de ese crédito de la naturaleza de los que entonces se denominaban «deuda de libre disposición sin interés», dicha Junta proponía, conseguir fondos mediante alguna «transacción con el mismo establecimiento deudor, o bien negociando en la plaza al descuento corriente». Con el importe así obtenido, pretendía la Junta, «sin molestar a la Tesorería mayor», pagar «un tercio o a lo más dos tercios a las pensionistas interesadas», y dar tiempo para que se fuesen ingresando los fondos necesarios para hacer frente a los pagos sucesivos. Con ello, según dice en la Consulta citada, la Junta se creía hallar en situación de poder tomar a su cargo el pago de las pensiones desde el comienzo del año 1821. Pero por Real Orden de 1 de diciembre de 182084 se dispone que «ha resuelto el Rey que desde hoy cese la contaduría y Tesorería del Monte pio del Ministerio de hacer pagos a las viudas, a las cuales se las satisfará por esa Comunicada por el Secretario del Estado y del Despacho de la Guerra a la Junta de Gobierno del Montepío Militar con fecha 6 de diciembre de 1820 y publicada en la sesión del 11 de diciembre de 1820, es decir con posterioridad a la Consulta de La Junta de Gobierno del Montepío Militar al Rey de 9 de diciembre de 1820. 84 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 199 INFORMES Y ESTUDIOS Tesorería general y las de provincia según se hace con las de los Montes de Guerra85 y Oficinas». Además dicha Real Orden determinaba que las liquidaciones del Montepío Militar y del Montepío de Oficinas se ejecutasen en las oficinas de la Hacienda Pública. Con ello se pretendía una cierta unificación de los tres Montepíos, muestra de lo cual es, que la misma disposición establecía que «se destinen a la contaduría general de distribución para auxiliar los trabajos que debe el ajuste de las pensionistas, los individuos de las oficinas particulares de los tres Montes que por hallarse estos reunidos en gran parte de sus funciones en las oficinas de la Hacienda Pública, no tuvieren ocupación bastante»86. Inmediatamente la Junta de Gobierno del Montepío Militar se apresuró a presentar otra Consulta al Rey, con fecha 15 de diciembre de 192087 en la que asegura que «creería faltar a sus más esenciales deberes y comprometer los intereses de las viudas y huérfanos militares que le están encargados, si no se apresurase a representar a V.M. los inconvenientes que ofrece por lo respectivo al Monte pio militar, el contenido de la expresada orden dimanada del Ministerio de Hacienda». En ella advierte que, al motivarse la realización de los pagos pertenecientes al Montepío del Ministerio, por la Tesorería mayor, «se incurre en una equivocación de hecho citando como ejemplar y modelo para el efecto lo que se practica en el Monte pío militar, sin advertir que con respecto a este establecimiento, obra y procede la Tesorería general en virtud de un mero encargo provisional y de comisión, dimanado de las circunstancias extraordinarias de la invasión francesa, y prolongado hasta el día con visible perjuicio de las viudas y huérfanas». Se refiere al Montepío Militar. En ese momento la Junta de Gobierno del Montepío Militar contaba para el cumplimiento de sus atribuciones con cinco oficiales y otros tantos auxiliares [«Apéndice a la exposición ...» (Op. cit., pág. 27)]. 87 «Apéndice a la exposición ...» (Op. cit., págs. 15-29). 85 86 200 Pero el asunto de fondo es que este afán unificador, que se irá consumando en años posteriores, desagrada a los colectivos de los Montepíos que se sienten perjudicados, pues como advierte la Junta de Gobierno del Montepío Militar en la Consulta de 15 de diciembre de 1820, citada, «Si así se llevase a efecto, se cometería en ello una enorme injusticia, no siendo como no son iguales los fondos, las asignaciones, los créditos, las pertenencias ni las reglas que gobiernan en unos y otros establecimientos». Y para corroborar esa información la Consulta continua88 «En el Monte pio militar están contribuyendo toda su vida y no gozan los individuos que se casan en la clase de subalternos, porque esta medida indirecta se ha creído necesaria para evitar los matrimonios precoces de la joven oficialidad, y para mantener el vigor de la disciplina en el ejército. En el Monte pio militar entran los contribuyentes a pagar desde los primeros años de su edad, y estan contribuyendo durante una larga vida; en el del ministerio entran a servir todos los individuos ya avanzados de edad después de una larga carrera de estudios, y muchos en el último tercio de su vida. En el Monte pio militar hay infinitos que, después de haber contribuido mucho tiempo, se retiran sin sueldo y con el mero uso del uniforme y fuero criminal, o con un sueldo muy corto, y las pensiones de sus viudas son proporcionadas, no a lo que han contribuido en su larga carrera, sino al estado en que fallecen; en el del Ministerio son proporcionadas las pensiones a los empleos efectivos, y es muy raro el que se retira de la carrera sin sueldo ni derecho a pensión para su viuda» Tras aludir también a la diferencia de patrimonio entre los montepíos, se pregunta la Junta «¿Que se intenta pues por la tesorería general y sus contadurías, cuando se ha pretendido así igualar la suerte de las pensionis- 88 Pese a que la cita es larga se incluye en su redacción original pues se considera muy interesante. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA tas de los tres Montes píos?». La Junta en la Consulta citada propone «a V.M. que por el ministerio de la Guerra, a que exclusivamente corresponde por reglamento todo lo respectivo a la dirección y administración de los negocios y los fondos del Monte pío militar, se suspenda o deje sin efecto el contenido de la orden expedida por el ministerio de Hacienda con fecha de 1º del corriente, en la parte que es relativa la Monte pío militar y sus pertenencias; y que al mismo tiempo se sirva V.M. mandar guardar y cumplir el decreto de las Cortes ordinarias de 3 de noviembre de 1813». ABSORCIÓN DE LOS MONTEPÍOS POR EL ESTADO Pese a las reticencias apuntadas, la deficiente situación económica de todos los montepíos oficiales los abocaba a la unificación en el seno del Estado. Por Instrucción de 26 de diciembre de 1831, el Gobierno decidió incautarse de los fondos de los montepíos, percibiendo a partir de ese momento sus ingresos el Tesoro Público y comprometiéndose a levantar sus cargas, esto es, asumiendo la obligación de subvenir a las necesidades de los empleados públicos jubilados y de las viudas y huérfanos de los mismos. Sin embargo, existe coincidencia en que la razón de esta absorción de los montepíos oficiales por parte del Estado no fue tanto el solventar los problemas y carencias que se han descrito más arriba, que habían llevado al descrédito de estos montepíos, sino la política de desamortización que llevó al Estado a la incautación de los fondos de asociaciones de carácter asistencial y benéfico y las propias necesidades de tesorería de la Hacienda Pública. Para demostrar esta afirmación se hace notar el alcance que tuvo la mencionada absorción de fondos. En realidad no se trataba de suprimir el sistema de los montepíos, con toda su carga de insuficiencia y desigualdad, sino tan sólo de apoderarse de sus fon- dos, pasando el control de los mismos a manos del Estado y comprometiéndose éste, en consecuencia, al pago de las pensiones. El Estado se convirtió así en una especie de gran mutualidad que siguió percibiendo las aportaciones de los socios de los montepíos89, pero la identificación de los sujetos protegidos, los requisitos para tener derecho a las pensiones y el régimen jurídico de las mismas continuaron siendo los mismos. La Ley de Presupuestos del Estado de 26 de marzo de 1835 se considera el nacimiento del régimen de Clases Pasivas del Estado, pues consagra ese compromiso del Estado de abonar las pensiones, hasta el momento pagadas por los montepíos oficiales, con cargo al Presupuesto del Estado. Pero no se produjo, sin embargo, como hubiera sido lógico, una regulación completa de las Clases Pasivas, dado que el sistema hasta el momento en vigor, el correspondiente a los montepíos, había sido formalmente extinguido. Por el contrario, como se ha dicho, las reglas que determinaban el derecho a las pensiones, los requisitos y cuantía de las mismas continuaron siendo las contenidas en los Reglamentos de los montepíos, pese a su extinción. Prueba de esta continuidad son las disposiciones dictadas posteriormente90. Por ejemplo, la de 18 de mayo de 1842 establecía «Que las pagas de tocas que se conceden a las familias de los militares como obligación peculiar que siempre ha sido del Tesoro Público han de hacerse efectivas por el Ministerio de Hacienda y que así estos pagos como los de las pensiones del Montepío Militar se abonen sin descuento alguno.» y la de 26 de noviembre de 1848 «Que continúen pagándose las mesadas llamadas de supervivencia en la Hacienda civil y de tocas en la militar sin necesidad de comprender su importe en el presupuesto de gastos, debiendo satisfacer cada Ministerio 89 J.M ALMANSA PASTOR, «Derecho de la Seguridad Social». Madrid, 1987. 90 «Registro de ...» (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 201 INFORMES Y ESTUDIOS las de su personal activo con el fondo de las vacantes que en él ocurran y el de Hacienda además las del pasivo». La absorción de los fondos de los Montepíos por parte de la Hacienda Pública no supone, por tanto, un cambio de la regulación de las pensiones, sino que las primeras manifestaciones de auténticas Clases Pasivas no hacen sino incorporar, con todas sus deficiencias, lo que venía aplicándose en el seno de los distintos montepíos de funcionarios, con el agravante de que el Estado no sólo continuó abonando las pensiones de quienes habían estado incorporados a los montepíos y colaborando, por tanto, a su formación, sino que también reconoció el derecho, y asumió el pago, de las pensiones de funcionarios de nuevo ingreso tras la extinción de los montepíos y que, por tanto, no habían contribuido a su financiación. Es más, en los años posteriores a la absorción, el Estado dejó, en muchos casos, de percibir las aportaciones sociales, con lo que el sistema de protección perdió su apariencia mutualista y pasó a hacer gravitar el coste de las pensiones exclusivamente sobre los presupuestos y fondos del Estado. Este sistema ha sido muy criticado. Jordana de Pozas91 habla de mantenimiento de los «fantasmas de los diversos Montepíos», con una «legislación fragmentaria, inspirada muchas veces por presiones de los interesados más que por la conveniencia general». De Cárdenas92 arguye que las incorporaciones de nuevos funcionarios, son debidas a presiones, protestas y valedores, configurando un «régimen de castas» en el que, pese a la igualdad de los descuentos hechos a los funcionarios, 91 L. JORDANA DE POZAS «Tendencias modernas sobre el régimen de Clases Pasivas», conferencia pronunciada el 30 de junio de 1926, recogida en el volumen 2º del tomo II, de los Estudios Sociales y de Previsión. Instituto Nacional de Previsión. Ministerio de Trabajo. Madrid, 1961. 92 F. DE CARDENAS y DE LA TORRE en el prólogo al libro de M.A.Asensio Casanova «Derechos pasivos de los funcionarios civiles y militares». Madrid, 1928. 202 las pensiones eran de cuantía variadísima, «desde el misérrimo auxilio a la liberalidad despilfarradora», sin relación apenas con el sueldo o con los años de servicios prestados. El rechazo generalizado, ya en su momento, se fundamentaba en93. Desigualdad: Fruto de la continuidad del sistema de montepíos, existían funcionarios que no tenían derecho a pensiones y, cuando tenían ese derecho, las diferencias existentes entre los diferentes grupos o categorías de funcionarios eran considerables. Intervencionismo estatal: Asunción del Estado de un protagonismo en cuanto a la previsión que en esa época se consideraba debería quedar a la libertad del individuo. Carga excesiva que suponía para la Hacienda Pública el pago de las pensiones a los funcionarios, por la continuidad del sistema financiero de los montepíos, amén de las incorporaciones discrecionales de funcionarios que se han descrito más arriba. Este rechazo lleva a determinados intentos normativos de corrección. El Montepío Militar, fue suprimido por el Real Decreto de 23 de febrero de 1857, tras casi un siglo de existencia. Curiosamente, en la exposición de motivos de este Real Decreto, aparece una de las pocas definiciones de montepío funcionarial, que la doctrina ha adoptado: «asociaciones legales y obligatorias bajo el amparo y protección del Gobierno, que depositando en las Cajas públicas una parte de los haberes de aquellos (militares) con sus rendimientos, acudían al pago de las pensiones que fueron objeto de su instituto»94. 93 L. M IQUEL I BARGUEN , «Clases Pasivas» Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1884 Tomo II pág. 158. 94 LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL, «La previsión social mutualista de los funcionarios públicos del Estado.» REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA GÉNESIS DEL SISTEMA DE CLASES PASIVAS Al mismo tiempo que van desapareciendo los montepíos oficiales, comienzan los intentos de promulgación de un estatuto de Clases Pasivas. El Proyecto de Ley de 20 de mayo de 1862 pretendió crear las denominadas «pensiones del Tesoro» para funcionarios, sus viudas y huérfanos, no incorporados a ningún montepío, lo que pone de manifiesto que sólo los que sí lo estaban alcanzaban alguna protección. Dicho Proyecto fue puesto parcialmente en vigor por la Ley de Presupuestos de 25 de junio de 1864, la cual, en su artículo 15.1, señalaba que «hasta que se publique la Ley General de Clases Pasivas, las viudas y huérfanos de los funcionarios públicos no incorporados actualmente a los montepíos tendrán derecho a pensión del Tesoro». Pero cuatro años más tarde, el Decreto-ley de 22 de octubre de 1868 suspendió la aplicación de este artículo de la Ley de 1864, volviendo «con estricto rigor» al régimen anterior, es decir, al establecido por los Reglamentos de los distintos montepíos. Se suceden, por otro lado, propuestas de reforma que van desde la modificación de la legislación en cuanto a determinación del haber regulador, incompatibilidades, cómputo de años de servicio y otras variables que influyen en el calculo de las cotizaciones y las pensiones, hasta las más audaces de deslindar los fondos destinados a las pensiones del resto del Presupuesto del Estado, formando un gran montepío o asociación mutua forzosa que administrara tales fondos para el pago de las pensiones. La situación desemboca en la creación de una Comisión para la formulación de un Pro- Revista de Administración Pública, 1963, núm.40, pág.123, artículo recogido también en «Estudios sobre Seguridad Social de los funcionarios públicos» Publicaciones de la Escuela Nacional de Administración Pública. Madrid, 1971, págs. 109-165. yecto de Ley sobre Clases Pasivas que, haciendo frente a una legislación, muy criticada por sus defectos, necesitada de codificación y simplificación, introdujera un principio de racionalidad y de tratamiento unitario con el fin de dar término a una situación normativa de «acarreo histórico», producto de diversas épocas y de sistemas muy diferentes, que daba lugar a muchas reclamaciones. Se cuentan hasta cinco proyectos de Ley para regular las Clases Pasivas durante la segunda mitad del siglo XIX, a los que hay que añadir otros cuatro en el primer cuarto del siglo XX, hasta que en 1926, fuera aprobado el primer Estatuto de Clases Pasivas. Todos estos proyectos de Ley, infructuosos, pretendían la «fijación de un límite a la constitución de nuevos derechos pasivos con cargo al Tesoro, el establecimiento de un sistema más justo (que eliminara las discriminaciones y desigualdades de tratamiento) y científico, y la entrega de su gestión a un órgano distinto de la Administración General del Estado»95. En algunos de estos proyectos se hacía una distinción entre los funcionarios que ya habían causado derecho a las pensiones del sistema de montepíos y los que aún no los habían generado, dejando a los primeros al margen del nuevo sistema propuesto. Esta distinción estaba motivada por la toma en consideración de un concepto amplio de derecho adquirido, que también fue causa del fracaso del Real Decreto de 29 de enero de 1899, que pretendía una revisión de los derechos pasivos, pero que no tuvo eficacia en virtud de las reclamaciones planteadas sobre la base de tales derechos adquiridos. Esta cuestión, que volverá a manifestarse en momen- 95 L. JORDANA DE POZAS, «Tendencias modernas sobre el régimen de Clases Pasivas», conferencia pronunciada el 30 de junio de 1926, recogida en el volumen 2º del tomo II, de los Estudios Sociales y de Previsión. Instituto Nacional de Previsión. Ministerio de Trabajo. Madrid, 1961. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 203 INFORMES Y ESTUDIOS tos posteriores, será fuente de graves problemas de derecho transitorio. El Real Decreto-ley de 22 de enero de 1924 estableció, el 1 de enero 1919 como la fecha a partir de la cual, a los funcionarios que ingresaran al servicio del Estado les serían de aplicación los derechos pasivos que se les reconociesen en la Ley que habría de emanarse, y por tanto a partir de dicha fecha se suprimieron para el futuro los derechos pasivos regulados por las normas propias de los montepíos. Por fin, el Estatuto de Clases Pasivas fue promulgado por Real Decreto-ley de 22 octubre de 1926, entrando en vigor el 1 de enero de 1927 y complementado por el Real Decreto-ley de 21 de noviembre de 1927, que aprobó su Reglamento. El Estatuto de Clases Pasivas tuvo que hacer frente a una situación caracterizada, sobre todo, de falta de unidad. El Estado ya había asumido el pago de las pensiones a sus funcionarios, pero la ausencia de una disposición común a los funcionarios civiles y militares, y la multiplicidad de regímenes aplicables, dentro de estos dos grandes grupos, dependiendo de cada categoría de funcionarios según el cuerpo, el servicio o la dependencia administrativa en la que prestaban sus servicios, caracterizaba una situación criticada y objeto de muchos intentos de reforma, sólo mantenida por la toma en consideración de un concepto amplio de derecho adquirido. En el Estatuto de Clases Pasivas, las pensiones de los funcionarios se configuran como una obligación del Estado, cuya carga financiera se satisface a costa del Tesoro Público y cuya gestión es encomendada a la propia Administración Pública. Ello es debido a que los derechos pasivos se consideran como una parte de Estatuto del funcionario público, un elemento más de sus condiciones de empleo96. 96 LUIS ENRIQUE DE LA VILLA GIL, «La previsión ...» (Op. cit., pág. 133) 204 Se produce por tanto una identificación entre retribución y haber pasivo, que supone un tratamiento diferenciado de las pensiones de los funcionarios públicos que se mantiene hoy en día. En el Estatuto de Clases Pasivas, se prescinde, por tanto, de la técnica mutualista propia de los montepíos, de los cuales, como se ha descrito, procede. Y también se aleja de la fórmula de organización característica de los seguros sociales que, referidos a los trabajadores por cuenta ajena, habían surgido y se estaban generalizando en esos años. Sin embargo, los montepíos habían consolidado determinados principios que luego, serían recogidos por la regulación de Clases Pasivas, y que se mantendrán a lo largo de las distintas normas que, posteriormente, van a regular el tema de las pensiones de funcionarios públicos. Entre otros, la determinación de los derechos pasivos según el sueldo regulador y los años de servicio del funcionario público, la relación entre el descuento operado sobre las retribuciones de los funcionarios en activo y la cuantía de los haberes pasivos y la fijación del sueldo regulador en función de los ingresos normales o básicos del funcionario, reforzando su carácter de renta de sustitución y, por consiguiente, estableciendo una conexión directa entre ingresos efectivamente percibidos y cuantía de la pensión97. BIBLIOGRAFÍA «Apéndice a la exposición hecha por la Junta de Gobierno del Monte Pío Militar en 31 de enero último el cual contiene las tres consultas de 9 y 15 de diciembre y 12 de enero a que se hace referencia en la exposición» Imprenta de D.Mateo Repullés. Madrid, 1821. 97 MANUEL RAMÓN ALARCÓN CARACUELL, y SANTIAGO GONZÁLEZ ORTEGA,. «Las pensiones de los funcionarios públicos en España». Fundación Mapfre, Madrid, 1988 y L. JORDANA DE POZAS,. «Tendencias ...» (Op. cit.). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 CÉSAR HERRÁIZ DE MIOTA «Real Estableciendo un Monte-pío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Batallones» de 6 de noviembre de 1785 Documento Museo Naval de Madrid. «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos de Artillería de Marina y de los Oficiales de su Estado Mayor» de 27 de mayo de 1785 D. Joachin Ibarra Impresor de Cámara de S.M. Documento Museo Naval de Madrid. «Real Establecimiento de un Montepío a favor de las viudas e hijos de los individuos del Cuerpo de Pilotos de la Real Armada» de 20 de agosto de 1785 D. Joachin Ibarra Impresor de Cámara de S.M. Madrid MDCCLXXXV Documento Museo Naval de Madrid. «Real Resolución de S.M. declarando, que a las viudas, e hijas de Oficiales Militares, y Ministros comprendidos en el Monte Pio Militar, que disfrutando pension en él, pasen a tomar estado de casadas, o religiosas, se las deba satisfacer la mitad de su goze en el Monte» (sic) Imprenta de Antonio Marin Madrid, 1769 Documento Museo Naval de Madrid. «Registro de Reales Ordenes, Decretos, y Disposiciones generales sobre ... - Monte Pio. Folios 5978 Siglos XVIII y XIX» Manuscrito del Museo Naval. «Reglamento de inválidos y Monte-Pío a favor de los Maestranzas de los Arsenales» de 17 de septiembre de 1785 Documento Museo Naval de Madrid. «Reglamento de Monte-pío a favor del cuerpo de Oficiales de mar de la Real Armada» de 16 de octubre de 1794 Imprenta de la Viuda de Don Joaquín Ibarra. Madrid MDCCXCIV Documento Museo Naval de Madrid. ALARCON CARACUELL, Manuel Ramón y GONZALEZ ORTEGA, Santiago. «Las pensiones de los funcionarios públicos en España». Fundación Mapfre. Madrid, 1988. ALMANSA PASTOR, J.M., «Derecho de la Seguridad Social». Madrid, 1987. AVALOS MUÑOZ, L. M. «Antecedentes históricos del mutualismo», CIRIEC-España,n. 12, diciembre 1991. DE CARDENAS Y DE LA TORRE, F, prólogo al libro de M.A. ASENSIO CASANOVA « Derechos pasivos de los funcionarios civiles y militares». Madrid, 1928. FONTANA LAZARO, Josep, «La quiebra de la Monarquía Absoluta, 1814-20», Ariel, Barcelona 1978. GARCIA DE LA RASILLA ORTEGA, María Carmen, «El Montepío Militar. La asistencia Social en el ejército de la segunda mitad del siglo XVIII.» Revista de Historia Militar, 1987. Núm.31(63). JORDANA DE POZAS, L. «Tendencias modernas sobre el régimen de Clases Pasivas», conferencia pronunciada el 30 de junio de 1926, recogida en el volumen 2º del tomo II, de los Estudios Sociales y de Previsión. Instituto Nacional de Previsión. Ministerio de Trabajo. Madrid, 1961. MIQUEL IBARGUEN, L. «Clases Pasivas» Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1884 Tomo II pág.158 RUMEU DE ARMAS, Antonio. Historia de la previsión social en España. Cofradías-GremiosHermandades-Montepíos. Editorial Revista de Derecho Privado Ediciones Pegaso Madrid, 1944. UCELAY REPOLLES, M.,«Previsión y seguros sociales», Madrid, 1955. VILLA GIL, Luis Enrique de la «La previsión social mutualista de los funcionarios públicos del Estado. Revista de Administración Pública, 1963, núm.40, pág.123, artículo recogido también en «Estudios sobre Seguridad Social de los funcionarios públicos» Publicaciones de la Escuela Nacional de Administración Pública. Madrid, 1971. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 205 INFORMES Y ESTUDIOS RESUMEN 206 Partiendo de la realidad de que el Sistema de previsión social de los funcionarios en España es diferente al del resto de los trabajadores, y sobre la base de que, fundamentalmente, son razones históricas las causantes de tal diferencia, el artículo repasa la vida de los montepíos funcionariales, desde su origen hasta su desaparición en la génesis del Sistema de Clases Pasivas actual. Se comienza por la creación de los primeros montepíos funcionariales, que fueron los militares. A continuación se hace un análisis pormenorizado de su regulación y funcionamiento, lo que conlleva cierta descripción de las costumbres de una parte de la sociedad española de la época. Al mismo tiempo, se detalla el régimen financiero de cuotas y prestaciones de estos montepíos, para indagar en el devenir económico de estas instituciones, en el que también influyen causas políticas, en una etapa tan convulsa de la Historia de España. Del estudio cronológico de los aspectos citados, se deduce la imposibilidad de supervivencia de los montepíos oficiales sin la protección oficial. Por ello, tras las ayudas entregadas durante la primera parte de la existencia de los montepíos funcionariales, el Estado se incauta de sus fondos y asume sus compromisos, primer paso para crear un sistema público de previsión social de los funcionarios. Precisamente la última parte del artículo está dedicada a la creación de ese Sistema público, llamado de Clases Pasivas, cuya génesis no fue precisamente fácil y duró más de medio siglo. En total, el artículo abarca más de siglo y medio de la historia de la previsión social de los funcionarios en España, desde que en 1791 se creó el Montepío Militar, hasta que en 1927 fue promulgado el primer Estatuto de Clases Pasivas. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 II. Documentos Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones-Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial» E l 11 de febrero de 2004, de conformidad con el artículo 262 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, la Comisión decidió consultar al Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial» (COM(2004) 70 final). La Sección Especializada de Mercado Único, Producción y Consumo, encargada de preparar los trabajos del Comité en este asunto, aprobó su Dictamen el 14 de julio de 2004 (ponente: Sr. Butters). En su 411º pleno de los días 15 y 16 de septiembre de 2004 (sesión del 15 de septiembre), el Comité Económico y Social Europeo ha aprobado por 150 votos a favor, 1 voto en contra y 6 abstenciones el presente Dictamen. 1. ANTECEDENTES 1.1. Las Conclusiones de la Presidencia tras la cumbre de Lisboa de 2000 y la Carta Europea de la Pequeña Empresa subrayaron la importancia de la actividad empresarial para el desarrollo sostenible en Europa y la necesidad de lograr un entorno político favorable al desarrollo empresarial. 1.2. Posteriormente, el Presidente de la Comisión Europea, Sr. Prodi, anunció en el Consejo Europeo de primavera de 2002, en Barcelona, que la Comisión presentaría un Libro Verde sobre el espíritu empresarial ante el Consejo Europeo de primavera de 2003. La Comisión cumplió esta tarea en enero de 2003, lo que dio paso a una consulta rigurosa y abierta de las partes interesadas durante los meses siguientes. El Consejo Europeo de primavera de 2003 pidió a la Comisión que presentara un Plan de acción en favor del espíritu empresarial en el Consejo Europeo de primavera de 2004. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 209 DOCUMENTOS 1.3. El Comité aprobó el Dictamen sobre el Libro Verde en el Pleno de septiembre de 20031. 1.4. Posteriormente, la Comisión adoptó el «Plan de acción: El programa europeo en favor del espíritu empresarial» en febrero de 20042. 2. OBJETIVOS DEL PRESENTE DICTAMEN Al igual que el Dictamen anterior del Comité sobre el «Libro Verde El espíritu empresarial en Europa», el presente Dictamen pretende contribuir al actual proceso de comprensión y estímulo del espíritu empresarial mediante algunas observaciones generales y un análisis más preciso del Plan de acción. Asimismo, el Dictamen recoge una serie de recomendaciones constructivas del Comité para que esta actuación pueda convertirse en iniciativas realistas y tangibles que beneficien a las generaciones actuales y futuras de empresarios europeos. 3. OBSERVACIONES GENERALES SOBRE EL PLAN DE ACCIÓN: ¿CUMPLE EL OBJETIVO DECLARADO DE PROPORCIONAR UN «MARCO ESTRATÉGICO PARA IMPULSAR EL ESPÍRITU EMPRESARIAL»? 3.1. El Libro Verde sobre el espíritu empresarial en Europa supuso una valoración clara de los componentes y de la amplitud del reto de aumentar el nivel del espíritu empresarial en la UE. En el Dictamen del Comité se reconoció este mérito y se felicitó a la Comisión por el Libro Verde y el consiguiente proceso de consulta, abierto y riguroso. 1 2 210 DOC 10 de 14-1-2004. COM(2004) 70 final, p. 4. 3.2. El Plan de acción, que se basa en el Libro Verde, proporciona un análisis más profundo de las características del reto del espíritu empresarial en Europa. Los fines del Plan de acción son fundadamente ambiciosos, pero se combinan con objetivos indefinibles. La impresión general es la de un documento impreciso y comedido. El Plan de acción no hace gala de la creatividad que se insinuaba en el Libro Verde y en la consulta pública, y en general suele remitir a iniciativas ya existentes. Ofrece pocos mecanismos de ejecución y no logra delegar las responsabilidades de ejecución ni establecer procedimientos de supervisión y evaluación. 3.3. Uno de los puntos clave que se pusieron de relieve en los debates con motivo de la elaboración del Libro Verde y de la consulta posterior fue el amplio abanico de políticas que afectan a los empresarios y la consiguiente necesidad de elaborar un planteamiento horizontal para afrontar los retos existentes. Es palpable que el Plan de acción no consigue demostrar a las partes interesadas que esta iniciativa, aparte de la DG Empresa y las administraciones de los Estados miembros, haya recibido algo más que un apoyo simbólico de los servicios de la Comisión. Si no se obtiene este apoyo, el Plan de acción acabará teniendo una repercusión mínima. 3.4. La Comisión recibió 250 respuestas a su consulta. Aunque el Comité reconoce la transparencia de la Comisión al publicar todas las contribuciones recibidas en su sitio Internet, el Plan de acción contiene muy pocas referencias concretas a los comentarios enviados y no se especifica cómo se analizaron e incorporaron las respuestas. Dado el alcance de esta consulta y el interés generado en toda la UE, sería lamentable que estas respuestas no se analizaran de forma detenida, y, si efectivamente se han analizado, debería hacerse patente en el Plan de acción. 3.5. El Plan de acción podría haber tenido en cuenta la heterogeneidad de las PYME y reconocer que esta diversidad requiere solu- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 DOCUMENTOS ciones políticas específicas y no genéricas. Por ejemplo, la reciente Comunicación de la Comisión sobre el fomento de las cooperativas en Europa3 reconoce la importancia de fomentar las cooperativas en la Unión; del mismo modo, el Plan de acción debería haber incluido una referencia similar al papel específico de las empresas de economía social4. Asimismo, las necesidades de los empresarios autónomos difieren sensiblemente de las de las sociedades anónimas 5 . Además de demostrar que se valoran estas formas concretas de actividad empresarial, el Plan de acción debería reconocer que se requieren planteamientos de políticas específicas para las empresas con necesidades y características particulares, como las nuevas empresas innovadoras o las empresas ya establecidas que realizan actividades más convencionales. 3.6. Asimismo, el Comité defiende la importancia de potenciar la mentalidad empresarial en el sector público. Aunque el Comité es consciente de que el Plan de acción se centra en los aspectos del espíritu empresarial referidos a crear, dirigir y desarrollar una actividad empresarial, también podría haber reiterado la necesidad de fomentar las actitudes empresariales en las administraciones públicas. 3.7. Estructura 3.7.1. En el Dictamen sobre el Libro Verde, el Comité abogó por «dividir el contenido del PA en dos partes claramente diferenciadas: Promover el espíritu empresarial: esta acción debe tener como objetivo desarrollar una cultura empresarial, «recuperar» y mejorar la reputación del COM(2004) 18 final. Véanse los dictámenes del CESE 242/2000 (Sr. OLSSON) y 528/2004 (Sra. FUSCO y Sr. GLORIEUX) para disponer de más referencias sobre la importancia de las empresas de la economía social. 5 DO C 10 de 14.1.2004, puntos 5.4 y 6.12. 3 4 empresario entre los posibles futuros empresarios en escuelas, universidades y círculos familiares, así como en los servicios públicos y privados, en particular las instituciones financieras y las administraciones europeas y de los Estados miembros. Crear un entorno que fomente la actividad empresarial: el objetivo de esta acción es elaborar un programa de medidas operativas para impulsar la actividad empresarial en respuesta a las diez preguntas que plantea el Libro Verde»6. 3.7.2. El Comité está de acuerdo en términos generales con los asuntos cubiertos en los cinco ámbitos políticos estratégicos, aunque manifiesta su preocupación por la falta de acciones específicas dentro de cada ámbito. Asimismo, el Comité defiende que el doble enfoque antes citado habría sido más coherente que la división, bastante arbitraria, en los cinco ámbitos políticos estratégicos. Éstos resultan incoherentes, parecen solaparse e incluyen cuatro retos amplios y un aspecto específico (mejorar el acceso a la financiación). 3.7.3. No obstante, en aras de la coherencia, las observaciones específicas sobre el Plan de acción que se exponen en el próximo punto del presente Dictamen se dividirán en los mismos cinco ámbitos mencionados. 3.7.4. El Comité considera que el documento de la Comisión expone de manera general los puntos de una agenda. La fase siguiente debe consistir en desarrollar acciones específicas además de las políticas, mecanismos de supervisión y análisis, así como índices y datos sobre el espíritu empresarial que garanticen avances al respecto. 6 DO C 10 de 14-1-2004, punto 2.2.2. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 211 DOCUMENTOS 4. OBSERVACIONES ESPECÍFICAS SOBRE LOS CINCO ÁMBITOS POLÍTICOS ESTRATÉGICOS 4.1. El Comité determina varias prioridades específicas dentro de cada uno de los cinco ámbitos políticos estratégicos. 4.1.1. Fomentar la mentalidad empresarial 4.1.1.1. Se trata de un objetivo a largo plazo que requiere la participación de muchos organismos a muy diversos niveles. La DG Empresa necesita el apoyo de la DG Educación y Cultura, así como de los organismos nacionales y subnacionales que intervienen en la elaboración y aplicación de la política de educación. 4.1.1.2. Como se señala en el Libro Verde, los empresarios se sienten motivados por una amplia variedad de factores como, por ejemplo, el beneficio económico, la independencia y la satisfacción laboral. Cualquiera que sea su motivación, es esencial que los empresarios actuales y futuros reconozcan las responsabilidades sociales intrínsecas a la actividad empresarial. 4.1.1.3. El Comité considera positivas las recomendaciones del Plan de acción sobre los jóvenes, pero también destaca la tendencia al envejecimiento progresivo de la población en Europa. Sería erróneo no proporcionar un entorno que ofrezca posibilidades de actividad empresarial a la población de más edad que tenga capacidad (cualificaciones, gestión, capital, etc.) para crear y dirigir una empresa7. 7 Para consultar un documento de reflexión reciente sobre el envejecimiento, véase: BERNARD CASEY et al., Policies for and Ageing Society: Recent Measures and Areas for Further Reform (OCDE, 2003. Para disponer de un análisis de los debates sobre trabajo autónomo y personas mayores, véase: CURRAN, J y BLACKBURN, RA (2001) Older People and the Enterprise Society: Age and SelfEmployment Propensities in Work, Employment and Society, Vol. 15, No. 4, pp. 889-902. 212 4.1.1.4. El Comité acoge también con agrado el énfasis del Plan de acción en las necesidades específicas de las mujeres empresarias. Cuando una mujer decide crear y desarrollar una empresa se enfrenta a dificultades prácticas, económicas y culturales que varían sensiblemente de un Estado miembro a otro. Los encargados de la aplicación del Plan podrían apreciar debidamente si dichas dificultades implican el éxito o el fracaso de una iniciativa empresarial femenina, y hacerles frente en el proceso de elaboración de las políticas. 4.1.1.5. Varios Estados miembros cuentan con una prolongada tradición de programas escolares relativos al empresariado. No hay ninguna necesidad de volver a inventar la rueda, por lo que el Plan de acción debe basarse en el análisis, la difusión y el fomento de la aplicación de buenas prácticas. La Comisión coordinó varios proyectos valiosos al respecto dentro del Procedimiento Best en los años noventa, y sus resultados y recomendaciones deberían ser de gran ayuda para desarrollar las políticas con arreglo al Plan de acción. 4.1.1.6. Deben incorporarse mecanismos que faciliten una mayor participación de las organizaciones empresariales en proyectos con centros de enseñanza al nuevo programa plurianual de la Comisión en favor de las PYME para el período de 2006 a 2010. 4.1.1.7. Sin embargo, para crear en Europa una sociedad de mentalidad más empresarial no sólo hay que preparar a futuros empresarios. Esta política será estéril si Europa no crea también un entorno que favorezca el éxito de los empresarios potenciales. Esto supone la concienciación de un abanico mucho más amplio de agentes dentro del mundo empresarial, de los sectores público y privado, así como de la sociedad en general, para que puedan comprender y valorar el espíritu empresarial. Por lo tanto, el espíritu empresarial debe ser adoptado por los funcionarios del sector público que deseen desem- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 DOCUMENTOS peñar sus funciones de manera eficaz y por todos los que dirigen empresas. 4.1.1.8. El Comité propone que las políticas hagan lo posible por desdramatizar el espíritu empresarial, reduciendo las barreras reales o subjetivas existentes entre los empresarios y el resto de la sociedad. Las formas de trabajo modernas permiten probar distintas maneras de intervenir en la economía: pasar de asalariado a trabajador autónomo o a empresario, y dar marchar atrás con relativa facilidad. Por lo tanto, el espíritu empresarial debería ser considerado por muchas más personas como una opción a largo o corto plazo. Ello tendrá la doble ventaja de que aumente el número de personas que consideran la gestión empresarial como una opción positiva y de que mejore la actitud de toda una serie de partes interesadas respecto de los empresarios. Para crear este entorno, debe dedicarse atención a la capacidad de registrar una empresa y de borrarla del registro, con unos procedimientos burocráticos mínimos. Esta exigencia es particularmente apremiante en varios de los nuevos Estados miembros, en los que es conocido que las gestiones necesarias para pasar de trabajador autónomo a asalariado son excesivamente onerosas y los obstáculos burocráticos son altos. 4.1.1.9. Al mismo tiempo, las autoridades y las partes interesadas deben garantizar que no se abuse de las facilidades para pasar de una a otra de las situaciones laborales arriba descritas. Es importante que el equilibrio no implique que los asalariados, o los desempleados, se vean embaucados u obligados a convertirse en trabajadores autónomos en contra de su voluntad, y que los empresarios poco escrupulosos puedan incumplir sus obligaciones hacia sus empleados8. 4.1.2. Animar a un mayor número de personas a convertirse en empresarios 8 DO C 10 de 14.1.2004, punto 5.3. 4.1.2.1. El Plan de acción trata de forma adecuada el asunto básico del equilibrio justo entre riesgo y recompensa. 4.1.2.2. El Comité espera con interés la próxima comunicación de la Comisión sobre la transmisión de empresas. Está previsto que se base en el valioso informe sobre el Proyecto Best, de mayo de 2002, y que continúe la labor de incrementar la participación y la sensibilización de los funcionarios de los Estados miembros y la comunidad financiera sobre este importante aspecto. Es preciso abordar varios problemas específicos para facilitar las transmisiones y maximizar las posibilidades de continuidad de las empresas. En concreto, los regímenes fiscales, los impuestos sucesorios, la legislación sobre sucesiones y el derecho de sociedades en su conjunto no facilitan hoy día la sucesión de las empresas y por consiguiente deben revisarse. 4.1.2.3. El Plan de acción destaca de forma acertada el estigma del fracaso como un obstáculo considerable al incremento de la actividad empresarial. Este reto puede afrontarse en parte mediante estrategias adecuadas que sensibilicen a la sociedad respecto del espíritu empresarial. No obstante, hay que prestar atención de forma muy directa a la actitud de las entidades financieras, que deben ser más flexibles en el trato con las personas involucradas en el cierre de empresas. El Comité recomienda que la Comisión se dirija a las entidades financieras con pruebas que demuestren que los empresarios con experiencia previa (exitosa o infructuosa) tienen más posibilidades de sacar adelante nuevas empresas. 4.1.2.4. En este proceso, es importante alcanzar un equilibrio para permitir que una quiebra «honesta» no impida volver a empezar, y garantizar la prohibición de las prácticas fraudulentas. Por lo tanto, la legislación sobre quiebras debe ser menos crítica y más transparente. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 213 DOCUMENTOS 4.1.2.5. El Comité, aunque espera contar con más detalles sobre las acciones específicas previstas, acoge con satisfacción la referencia del Plan de acción a los nuevos trabajos de la Comisión y los Estados miembros sobre los regímenes de Seguridad Social de los empresarios. 4.1.3. Orientar a los empresarios hacia el crecimiento y la competitividad sensibilizar a las entidades financieras respecto de las necesidades de las empresas que buscan financiación y asistencia para crecer. De nuevo, ello supone fomentar una mayor comprensión del espíritu empresarial por parte del sector financiero; apertura de los contratos públicos a las pequeñas empresas. Se trata de la forma más directa de intervención basada en la demanda que puede adoptar el sector público. Como señaló el Comité en el Dictamen sobre el Libro Verde, hay muchos obstáculos que restringen el acceso de las pequeñas empresas a los contratos públicos11, a la vez que los funcionarios públicos soportan también trabas administrativas similares. Sin embargo, los beneficios potenciales para ambas partes y para la economía justifican que se siga reflexionando y actuando en este ámbito. Estados Unidos ofrece un modelo positivo, ya que los servicios y organismos federales prevén asignar un 23 % de los contratos públicos a las pequeñas empresas. 4.1.3.1. Los estudios demuestran que es necesario facilitar asistencia y formación a los empresarios, especialmente en materia de comercialización. También ha habido una evolución significativa en la transferencia de conocimientos a las PYME mediante colocaciones y relaciones más sólidas entre los centros de investigación y el conjunto de las PYME9. Deberían desarrollarse y potenciarse programas de tutoría para que las empresas y los empresarios jóvenes aprendan de los más experimentados10. 4.1.4. Mejorar el flujo de financiación 4.1.4.1. El Comité acoge con satisfacción la propuesta de animar a los Estados miembros a intercambiar las buenas prácticas y de presentar un Plan de acción sobre la contratación electrónica. 4.1.4.2. El Comité recomienda un planteamiento más global para abordar el acceso a la financiación, que incluya los siguientes aspectos: incrementar la visión comercial de los empresarios a fin de comprender los requisitos que garantizan la financiación del crecimiento. Ello puede lograrse mediante redes reconocidas de apoyo empresarial; 9 Véanse a modo de ejemplo las asociaciones de transferencia de conocimientos en el Reino Unido 10 Por ejemplo, los programas OVO y Startmentor en Flandes (Bélgica). 214 simplificar y reducir los procedimientos fiscales. Aunque el Plan de acción presenta algunas ideas interesantes al respecto, todavía no se ha realizado un análisis exhaustivo del asunto. El Comité reconoce que la competencia para aplicar medidas concretas corresponde a las autoridades nacionales y, en determinados casos, regionales o incluso locales. El Comité reitera su petición de incentivos fiscales para la reinversión de los beneficios12, que no recibe respuesta en el Plan de acción. 4.1.5. Crear un entorno administrativo y reglamentario más favorable para las PYME13. DOC 10 de 14-1-2004, puntos 6, 10,1. y 10.2. DOC 10 de 14-1-2004, puntos 6.11.1. 13 El Comité habría deseado un objetivo más ambicioso en vez del genérico «un entorno administrativo y 11 12 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 DOCUMENTOS 4.1.5.1. El Dictamen del Comité sobre el Libro Verde destaca la necesidad de que las opciones políticas de respaldo a las pequeñas empresas deban «integrarse horizontalmente en todas las áreas políticas relevantes (empleo, impuestos, medio ambiente, educación, etc.) y verticalmente en todos los ámbitos de decisión política»14. A pesar del conjunto de disposiciones para legislar mejor, de junio de 2002, alentador en términos generales, muchos servicios de la Comisión siguen sin evaluar de forma adecuada la repercusión de las propuestas políticas en las PYME o en otras partes interesadas. Por consiguiente, el Comité apoya la demanda reciente de que un Vicepresidente de la Comisión Europea asuma una responsabilidad más directa para supervisar la reforma de la legislación. 4.1.5.2. De forma más general, todavía existe un margen considerable para mejorar los procedimientos de evaluación del impacto reglamentario, tanto en la Comisión como en el Parlamento y el Consejo. 4.1.5.3. El Comité lamenta que ya no se haga referencia al enfoque «pensar primero en lo pequeño», que consiste en que todo reglamento o legislación se elabore teniendo en cuenta las características y los retos específicos de las pequeñas empresas. El aspecto esencial es la evaluación específica del impacto en las empresas de toda legislación nueva y vigente, orientada a las pequeñas empresas y microempresas. Si este enfoque se llevase a la práctica en todo el proceso de elaboración de políticas de la UE, representaría la contribución concreta más significativa realizada por las instituciones en favor de la actividad empresarial. 4.1.5.4. La reciente adhesión de diez nuevos Estados miembros a la UE aporta un reglamentario más favorable para las PYME». De hecho, en las versiones anteriores del Plan de acción se decía «el mejor entorno administrativo y reglamentario posible», al igual que en la Carta Europea de la Pequeña Empresa. 14 DO C 10 de 14.1.2004, punto 6.2.1. número mayor de PYME, muchas de las cuales deben esforzarse por adecuarse a la legislación vigente de la UE antes de poder pensar en estudiar las nuevas propuestas reglamentarias potenciales. Por lo tanto, la Comisión debe utilizar diversas iniciativas por separado para solicitar de forma proactiva la opinión del conjunto de las PYME. Más importante aún es que la Comisión demuestre que tiene en cuenta las respuestas, si quiere evitar la decepción y la aparición de una brecha cultural entre las instituciones y políticas de la UE y las pequeñas empresas. 4.1.5.5. El Comité subraya la importancia de un diálogo real entre los representantes de la Comisión y de las PYME. La consulta a las PYME por medio de sus organizaciones representativas debería ser el aspecto central de todos los procedimientos de consulta de la Comisión. Con el fin de facilitar esta consulta y garantizar que todos los servicios de la Comisión tienen en cuenta los puntos de vista del conjunto de las PYME, el Comité recomienda que se potencie el papel de representante para las PYME mediante el nombramiento de un miembro responsable de las PYME dentro de la nueva Comisión. Una de las funciones principales de este cargo sería la supervisión de la aplicación del principio de «pensar primero en lo pequeño» en toda la Comisión. 4.1.5.6. Los mismos principios de diálogo son aplicables a los interlocutores sociales, que tratan muchos problemas de enorme importancia para los empresarios actuales y futuros. El Comité recomienda un análisis del diálogo social principalmente a escala de la UE, aunque también en algunos casos a escala nacional para considerar la manera de formalizar un nivel más proporcional de participación del conjunto, cada vez más significativo y diverso, de las PYME. 4.1.5.7. En relación con la normativa sobre ayudas estatales, el Comité acoge con satisfacción el desarrollo de un instrumento para detectar las ayudas poco susceptibles de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 215 DOCUMENTOS tener un impacto significativo en la competencia. Es importante, por ejemplo, que los procesos sobre ayudas estatales no dificulten la exploración y aplicación de formas innovadoras de abordar la falta de financiación de las pequeñas empresas. 5. RECOMENDACIONES PARA MAXIMIZAR EL IMPACTO POSITIVO DEL PLAN DE ACCIÓN 5.1. El Comité solicita las siguientes clarificaciones y mejoras. 5.1.1. Enfoques coherentes de la política empresarial. Es evidente que la DG Empresa de la Comisión tiene que desempeñar un papel clave en la orientación de los avances. El Plan de acción afecta a todas las áreas de la política empresarial de la Comisión y, tal como recomendó el Comité en el Dictamen sobre el Libro Verde15, ello debe reflejarse en cada iniciativa política de la Dirección General. En especial, el programa plurianual en favor de las PYME 2006-2010 debe establecer una correlación clara con el Plan de acción en favor del espíritu empresarial y, además, proporcionar un mecanismo para realizar algunas de las prioridades expuestas. 5.1.2. Evaluación. Aunque se han introducido recientemente algunas mejoras, el mundo empresarial no considera satisfactorio el enfoque utilizado para evaluar la Carta Europea de la Pequeña Empresa, según la cual, en la actualidad, los funcionarios, a nivel europeo y nacional, pueden ser juez y parte. Es esencial que los representantes de los empresarios participen de manera más intensa en la evaluación del Plan de acción. 5.1.3. Debe establecerse un marco para una futura evaluación a posteriori que permita mejorar la política en curso. Deberían participar funcionarios de la Comisión y de los Estados miembros y representantes empresariales reconocidos a nivel europeo y nacional. 5.1.4. La existencia de indicadores adecuados sobre los resultados es esencial para determinar y evaluar los objetivos de incremento de la actividad empresarial. Se trata de una recomendación del Comité recogida en el Dictamen anterior16 que también se destaca en las conclusiones del Consejo de Competitividad del 20 de febrero. Estos datos también permitirían un estudio comparativo de las políticas y entornos empresariales de los Estados miembros. 5.1.5. Plazos claros. En las conclusiones del Consejo de Competitividad del 20 de febrero se pide a la Comisión que establezca un calendario más ambicioso. Para ser eficaz, el calendario también deber incluir objetivos precisos y seleccionados. El Comité supone que, desde la publicación del Plan de acción, la Comisión ha establecido en una serie de fichas de trabajo, objetivos y calendarios más precisos para acciones específicas. El Comité, con la misma voluntad que prevaleció durante la consulta, insta a la Comisión a fomentar el uso de estas fichas de trabajo y a facilitar su consulta por las partes interesadas. 5.1.6. Supervisar el proceso y delegar responsabilidades. La Comisión no puede ni debe aplicar muchas de las medidas necesarias, pero debe supervisar y controlar con atención los avances en la aplicación del Plan de acción. A su vez, es esencial que la responsabilidad de la aplicación de las distintas acciones se delegue en el nivel pertinente y que el calendario sea comunicado y acordado por todas las partes afectadas. Ello requiere la participación concertada de diversos agentes y el Comité recomienda las siguientes iniciativas para garantizar su compromiso en el trabajo futuro. 16 15 216 DO C 10 de 14.1.2004, punto 4.3. 8.4. DO C 10 de 14.1.2004, último inciso del punto REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 DOCUMENTOS 5.1.7. Con el fin de ampliar la intervención de la Comisión en el proceso, debería establecerse un comité de supervisión del Plan de acción en la estructura revisada de la nueva Comisión posterior a noviembre de 2004. Participarían representantes de cada una de las Direcciones Generales que presentan las propuestas legislativas que afectan a la actividad empresarial, así como de las Direcciones Generales responsables de supervisar la aplicación de los programas comunitarios derivados del Plan de acción. 5.1.8. La creación de un grupo de trabajo de funcionarios de nivel adecuado provenientes de los Estados miembros aumentaría su intervención en el proceso. Este grupo debería reunirse de forma periódica para debatir aspectos específicos de las recomendaciones del Plan de acción, registrar los avances y detectar los fallos. 5.1.9. Es esencial que el mundo empresarial participe estrechamente en la aplicación, supervisión y evaluación del Plan de acción. A este respecto, el Comité considera el mundo empresarial en su sentido más amplio, que engloba a empresas de todas las formas y tamaños, desde los trabajadores autónomos hasta las multinacionales y desde las empresas sociales hasta las sociedades anónimas. Si no se logra este amplio compromiso, se corre el riesgo de desvincular al mundo empresarial del proceso en curso, lo que a su vez minimizará el impacto. Por consiguiente, el Comité recomienda un enfoque sistemático de consulta al mundo empresarial durante todo el proceso por medio de los representantes reconocidos a nivel europeo y nacional. 5.1.10. Tal como demostraron las respuestas al Libro Verde, un número creciente de agentes ajenos al conjunto de las PYME se interesa en el espíritu empresarial. A modo de ejemplo, los sindicatos reconocen por lo general la importancia de la política de empresa. Todas las partes interesadas deberían poder contribuir a la aplicación del Plan de acción. 5.1.11. De forma general, el Comité recomienda que la Comisión centre sus esfuerzos en mantener el Plan de acción en el centro de la actualidad, tanto entre los responsables políticos como, de forma más amplia, en la Comunidad. Las actividades de promoción y las campañas de concienciación actuales vinculadas a objetivos específicos que se incluyen en el plan global ayudarán a mantener el impulso y el compromiso del amplio abanico de agentes necesario para garantizar el éxito de esta iniciativa esencial. 6. CONCLUSIONES 6.1. El Comité acoge con satisfacción el Plan de acción de la Comisión y reitera su reconocimiento a los esfuerzos de la DG Empresa desde que se inició este proceso a principios de 2002. El Comité reconoce que muchas de las medidas necesarias en la actualidad deben ser adoptadas por los responsables políticos ajenos a la citada DG. 6.2. El Plan de acción no es más que el punto de partida de un proceso en marcha con un plazo muy largo. Este proceso sólo alcanzará sus objetivos si establece vínculos horizontales a través de una gama amplia de ámbitos políticos y verticales entre responsables políticos de muchos niveles. El Plan de acción y las próximas iniciativas de la Comisión en la materia deben recibir una respuesta positiva de estos responsables políticos. El Comité pide especialmente a otras Direcciones Generales de la Comisión y a las autoridades de los Estados miembros que participen activamente. Bruselas, 15 de septiembre de 2004. Presidente del Comité Económico y Social Europeo Roger BRIESCHEl Secretario General del Comité Económico y Social Europeo Patrick VENTURINI REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 217 III. Recensiones y bibliografía Recensiones «POLÍTICAS ACTIVAS DE MERCADO DE TRABAJO EN ESPAÑA» JOAN ANTONI ALUJAS RUIZ CES, Colección Estudios Madrid, 2003, 329 páginas Comienza el autor del presente trabajo señalando que las políticas activas se definen en contraposición a las políticas pasivas o de garantía de ingresos y marcan un cambio de orientación, al pasar de un concepto estático de garantía de ingresos de protección, a un concepto dinámico que potencia la adaptación al cambio estructural en el mercado de trabajo. El objetivo del estudio es, en primer lugar, analizar las políticas activas de mercado de trabajo en España entre 1985 y 2000 en el marco de las políticas de empleo de los países europeos y, especialmente, en comparación con las llevadas a cabo en Francia y el Reino Unido. En segundo lugar, analizar en qué grado la pauta de gasto de España, Francia y el Reino Unido puede condicionar la eficacia de sus programas activos. Finalmente, realizar un análisis detallado de la estrategia de política activa seguida por España, intentando efectuar recomendaciones de cara al futuro. En el capítulo I se hace un análisis general de las políticas activas de mercado de trabajo, incidiendo de forma importante en los Servicios Públicos de Empleo (SPE) como mecanismo de intervención en el mercado de trabajo y como pieza clave para establecer el equilibrio y mejorar la transparencia de dicho mercado. Se detiene el autor en las diversas formas de intervención, que pueden organizarse a través de tres sistemas: monopolio (estricto o moderado), coexistencia (regulada o libre) y mercado (sólo las agencias privadas proveen servicios de empleo de cualquier tipo). Señala el autor que las sucesivas reformas de los servicios públicos de empleo van en una dirección liberalizadora, impulsando una reducción de la burocracia y un incremento de la competencia entre agencias. Teóricamente, la abolición del monopolio comportará un aumento de la oferta de servicios de empleo, una disminución de los precios y una mayor calidad y eficiencia de dichos servicios. Sin embargo, la evidencia empírica sugiere que la supresión del monopolio ha tenido un efecto reducido en la proporción de colocaciones de las agencias privadas. Termina el autor este apartado señalando que la desregulación no conlleva necesariamente la privatización del SPE, pudiendo éste estructurarse de diversas formas: privatización del SPE pero manteniendo el control y la financiación en manos públicas, limitación del SPE reduciendo los fondos públicos y dejando una gran parte de las labores de colocación al mercado, o limitación del SPE traspasando la prestación de sus actividades (todas o algunas) a las agencias privadas. A continuación, el autor se ocupa de los métodos de evaluación de las políticas activas y de los efectos de dichas políticas. En este sentido, identifica una serie de características orientadas a mejorar la eficacia de las políticas activas, entre ellas: necesidad de un equilibrio entre la mejora de las oportunida- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 221 RECENSIONES des que los programas ofrecen a los desempleados y el mantenimiento de incentivos suficientes para que éstos continúen realizando una búsqueda activa de empleo; focalización hacia los desempleados que se encuentran en una etapa intermedia del período de desempleo; no duración excesiva; asociación con la disminución de la duración máxima de las prestaciones por desempleo; etc. Señala el autor que los programas no serán efectivos si intervienen cuando la empleabilidad de los participantes ya ha disminuido de manera casi irreversible. La identificación de los colectivos con más riesgo de convertirse en parados de larga duración es un requisito básico para que la prevención sea efectiva. Los colectivos más desfavorecidos del mercado de trabajo (jóvenes, mujeres, trabajadores poco cualificados, trabajadores mayores de 45 años y discapacitados), que a menudo coinciden con los que permanecen un largo período en el desempleo, son los que más necesitan la adopción de medidas activas. A continuación, pasa el autor a ocuparse de las políticas activas de mercado de trabajo en la Unión Europea, analizando, en primer lugar, la evolución del mercado de trabajo en los diferentes países de la misma, para estudiar después la estrategia de la Comisión Europea en materia de política de empleo y el grado de importancia otorgado a la política activa. En lo que respecta a la importancia del Servicio Público de Empleo en la aplicación de las políticas activas y su diferente estructura según los países, señala el autor que el SPE es visto cada vez más como un elemento clave para el éxito de la política activa de mercado de trabajo. Las reformas del mismo están muy ligadas a la voluntad nacional de pasar de una política pasiva a una política activa. En muchos casos, las reformas son muy recientes para evaluar el impacto de las nuevas estrategias sobre el funcionamiento 222 de los mercados de trabajo locales y sobre los desempleados. A todo ello hay que añadir la complejidad de la comparación a causa de las especificidades culturales y políticas de los diversos países. Pero sí se pueden definir, según el autor, unos efectos generales de la supresión del monopolio sobre el Servicio Público de Empleo, que tendrán lugar en mayor o menor grado, teniendo en cuenta la diversidad de situaciones: adopción de una estrategia más orientada al cliente e introducción de mecanismos para medir la satisfacción del mismo; organización del presupuesto a nivel regional en base a indicadores de resultados; o traspaso de la prestación de actividades del SPE a agencias privadas. En lo que respecta a las políticas activas de mercado de trabajo en la Unión Europea, comenta el autor que, a pesar de la importancia que se concede a dichas políticas, los progresos en la dedicación de más recursos son lentos. En su opinión, las explicaciones de ello pueden hacer referencia al gran aumento del desempleo en la recesión de 1992-93, a las dudas acerca de la eficacia de algunas medidas activas y a las limitaciones presupuestarias derivadas del objetivo de reducción del déficit público en el horizonte de la Unión Económica y Monetaria. Del análisis de una serie de datos, el autor extrae la conclusión de que tanto los países con un menor nivel de importancia concedido a las políticas activas como los países con un mayor nivel de importancia en relación a las mismas registran una tasa de paro inferior a la media europea, por lo que difícilmente se puede establecer una correlación nítida entre nivel de gasto activo y tasa de desempleo. Piensa el autor que un análisis completo debería considerar la relación entre el nivel de importancia y los enfoques adoptados por los diferentes países a la hora de aplicar las políticas activas. En este sentido, el autor considera que los países se pueden agrupar REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES en base a tres enfoques: enfoque liberal (dominio de las medidas relacionadas con los servicios de empleo), enfoque tradicional (preeminencia de las medidas de formación o medidas destinadas a los jóvenes o ayudas al empleo) y enfoque social (gran peso de las medidas destinadas a los minusválidos). del servicio público de empleo (lo cual puede implicar una conexión menos efectiva entre la política activa y el sistema de prestaciones por desempleo), podría ayudar a explicar (junto a factores institucionales y macroeconómicos) los pobres resultados del mercado de trabajo francés. La relación entre el nivel de importancia concedido a las políticas activas y el enfoque adoptado en la aplicación de las mismas implicaría lo siguiente: asociación del enfoque liberal con un bajo nivel de importancia de las políticas activas, centrando su actuación en medidas directas y de bajo coste; el enfoque tradicional no guarda una clara relación con el nivel de importancia, pudiendo asociarse a cualquiera de los niveles, centrándose en grandes programas y de elevado coste; el enfoque social, en cambio, va ligado de forma más clara a un alto nivel de importancia de las políticas activas. Por lo que se refiere a los programas activos en el Reino Unido, señala el autor que, con un nivel de gasto activo relativamente pequeño en comparación a la media europea, el Reino Unido registra unos mejores resultados en materia de empleo y paro, sobre todo en la década de los noventa. En su opinión, la decidida orientación de la política activa hacia medidas de orientación y asesoramiento a los empleados junto a una mejor interacción con el sistema de prestaciones por desempleo contribuirían a explicar, aunque sea en una pequeña parte, una evolución más positiva de los niveles de empleo y paro. La característica común a los países pertenecientes a los enfoques liberal y social es que registran una tasa de paro inferior a la media europea, mientras que la mayoría de los países del enfoque tradicional se caracterizan por una tasa de paro superior o en línea con la media europea. Termina el libro con un análisis de las políticas activas del mercado de trabajo en España, ocupándose, en primer lugar, de la estructura institucional en la aplicación de dicho tipo de políticas y, dentro de ella, centrándose especialmente en el INEM durante el período 1985-2000. La primera conclusión que saca el autor es la escasa incidencia en el ámbito de la colocación que ha tenido y sigue teniendo el INEM, si bien destaca la recuperación de la tasa de colocaciones totales en relación a la primera mitad de los noventa. En segundo lugar, constata que la tasa de éxito, medida como la proporción entre colocaciones genéricas y ofertas genéricas, aumenta de forma considerable a partir de 1992, aunque en los últimos tres años registra un descenso. Por último, señala que el número de colocaciones gestionadas se ha disparado a partir de 1995 y supera con creces al anterior período expansivo. El autor dedica un amplio espacio a los programas activos en Francia, llegando a la conclusión de que, a pesar del considerable volumen de gasto dedicado a políticas activas en la década de lo noventa, los niveles de empleo y paro no han evolucionado de forma muy favorable. Un ejemplo es el volumen de gasto destinado a los jóvenes, que aumenta de forma constante, especialmente en el período 1994-99, a la vez que la tasa de paro juvenil sólo disminuye levemente. Aun considerando que parte de la década ha tenido un carácter recesivo, otros países han obtenido mejores resultados y con un volumen de gasto activo menor. Según el autor, la estructura del gasto activo, junto a una organización fragmentada Por lo que respecta a los programas activos en España comenta el autor que la estrategia de política de empleo se ha orientado de forma clara en la segunda mitad de los años REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 223 RECENSIONES noventa hacia un incremento del gasto activo en detrimento del gasto pasivo. Dicho incremento se concentra principalmente en la formación continua y en las bonificaciones a la contratación indefinida. A pesar de ello, el nivel de gasto activo es aún inferior a la media europea. En opinión del autor, la mayor importancia otorgada a las políticas activas en los últimos años se puede interpretar en base a la conjunción de tres factores: la reforma del sistema de prestaciones por desempleo introducida a partir de 1992, la coyuntura económica favorable en el período 1995-2000 y los compromisos europeos adquiridos por España en Essen (1994) y, sobre todo, a raíz del Consejo de Luxemburgo (1997). Considera el autor que el alcance de las políticas activas en España puede verse condicionado por varios hechos: En primer lugar, por la estructura y funcionamiento del servicio público de empleo y, más recientemente, por la descoordinación entre el INEM y los servicios de empleo de las Comunidades Autónomas. En segundo lugar, por la falta de integración de los sistemas de formación, unido a una gran proporción de la población potencialmente activa que posee un bajo nivel educativo, casi un 60 por ciento, mientras que la media europea se sitúa alrededor del 38 por ciento. En tercer lugar, la temporalidad, promovida en gran parte por la política de fomento del empleo hasta 1995, ha restado esfuerzos a un mayor compromiso con las políticas activas y condiciona su estructura, al dedicar la mayor parte del gasto a promover la estabilidad en el empleo a través de bonificaciones a la contratación indefinida. Cree el autor que lo anterior mina la coherencia de la política de empleo, que, por un lado, ha flexibilizado el mercado laboral y, por otro, tiene que paliar los efectos negativos de dicha flexibilización. 224 Concluye el autor con una serie de recomendaciones entre las que destacamos las siguientes: el gasto activo en España debe concentrarse en las medidas de orientación y asesoramiento a los parados, el Servicio Público de Empleo ha de caminar hacia una integración total de su funciones con el traspaso de la gestión a las Comunidades Autónomas y, por último, debe garantizarse una amplia coordinación entre los servicios de empleo autonómicos que permita circular toda la información, facilitando así el ajuste entre la oferta y la demanda de trabajo a nivel nacional. GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR «NUEVOS TIEMPOS DE ACTIVIDAD Y EMPLEO» RAFAEL MUÑOZ DE BUSTILLO LLORENTE (Director) MTAS, Colección Informes y Estudios Madrid, 2003, 361 páginas. Este trabajo tiene como objetivo analizar cuáles son las pautas de uso del tiempo entre actividades productivas de mercado y el resto de las actividades humanas, ya sean productivas extramercado, o de ocio y reposo, investigar si se ha producido algún cambio significativo en las últimas décadas y analizar el impacto que tales transformaciones, o las que puedan realizarse en un futuro próximo, puedan tener sobre el empleo y la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. Comienzan los autores señalando que la reducción del tiempo de trabajo experimentada durante el siglo XX no va acompañada de una reducción del tiempo de producción, dando lugar, por lo tanto, a una desvinculación o separación de la duración de la jornada laboral individual y los tiempos de producción o de operación del capital instalado. Esa desvinculación es posible por la existencia de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES toda una serie de modos de contratación y gestión del tiempo de trabajo que permiten adaptar el input trabajo a las necesidades horarias de producción. Ello da lugar a una difuminación de la distribución de los tiempos de trabajo. En dicha difuminación influyen factores de oferta y factores de demanda. Un primer factor de demanda lo encontramos en la conjunción del crecimiento del peso del sector servicios en la economía, fruto del crecimiento económico, y las características propias de este sector en lo que se refiere a la no secuencialidad de la producción y la venta, de forma que el esquema temporal de producción de dicho sector se tiene que coordinar con los consumidores. Esta coordinación se puede realizar de dos maneras, bien mediante adaptación del consumidor a los horarios del productor o bien mediante adaptación de los horarios de producción a aquellos más adecuados para los consumidores. En una economía caracterizada por la plena incorporación de la mujer al mercado de trabajo, la doble participación de hombre y mujer en el mismo genera incompatibilidades a la hora de acceder al consumo de servicios. En este caso, la única forma factible de permitir la realización de la demanda de servicios será ofreciendo unas horas de apertura distintas a las dominantes en otros ámbitos de la economía. Este problema no existe en el sector industrial, en donde es posible desvincular la producción de la venta. Por otro lado, los cambios en los patrones de urbanización, con el consiguiente aumento de la distancia media existente entre las zonas residenciales y las áreas comerciales, podrían también afectar a las pautas de compra, reduciendo su frecuencia y aumentando, por lo tanto, el valor que los consumidores otorgan a los horarios comerciales amplios que facilitan la realización de una compra «en familia» una vez terminada la jornada laboral. A la hora de estudiar los factores de oferta que contribuyen a explicar ese proceso de difuminación horaria hay que recurrir, de nuevo, a la distinción entre sector industrial y sector servicios. En el sector industrial, el alargamiento de las jornadas de producción y el consiguiente recurso a horarios otrora atípicos y a nuevas figuras de gestión del tiempo de trabajo se explicaría por el aumento de la presión competitiva asociada a la apertura al exterior. El aumento de la jornada de producción permite aumentar la utilización de la capacidad productiva instalada y, por lo tanto, reduce los costes de capital, generando ganancias en la posición competitiva de las empresas. Por otra parte, desde la óptica del empresario, el aumento del desempleo, la desregulación laboral y la consiguiente reducción de la capacidad de los trabajadores para negociar compensaciones haría más fácil y barato la contratación de trabajadores en franjas horarias poco atractivas para los mismos. En el sector servicios, el problema es cualitativamente distinto ya que con el alargamiento del horario sólo se aumenta «potencialmente» la utilización de la capacidad productiva; para que aumente realmente dicha utilización hace falta que acudan los clientes. Esta cuestión se complica todavía más en la medida en que los horarios comerciales están sujetos a normativa pública, recayendo por lo tanto en el sector público la responsabilidad de adoptar una decisión, el mantenimiento o reforma de la limitación horaria, que afecta a establecimientos comerciales, consumidores y trabajadores. Como se desprende del análisis teórico, la liberalización comercial tiene efectos distintos según el tamaño de los establecimientos comerciales. Normalmente, los establecimientos grandes cuentan con una estructura de costes más adecuada para hacer frente a una ampliación horaria, por lo que es habitual que este tipo de establecimientos comerciales apoye la liberalización horaria frente a los establecimientos pequeños, que se encuentran cómodos con la legislación existente, más adecuada a sus intereses. Por su REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 225 RECENSIONES parte, los consumidores también pueden tener intereses contrapuestos en la medida en que el alargamiento de la jornada de apertura no tiene por qué repercutir en un aumento de la accesibilidad para todos, si se produce una caída en el número de establecimientos como resultado de la incapacidad de aquellos establecimientos más pequeños y peor localizados de resistir la competencia de los grandes establecimientos con el nuevo horario de apertura. Además, en la medida en que la liberalización horaria repercuta en un aumento de precios, aquellos consumidores que no hagan uso de la misma se verán obligados a pagar precios más elevados sin que, bajo el nuevo esquema de tiempos de apertura, haya mejorado su accesibilidad. Sin embargo, aquellas unidades domésticas con ambos cónyuges plenamente integrados en el mercado de trabajo sí se beneficiarán de una ampliación horaria que facilitará la realización de sus compras domésticas. Por último, la liberalización horaria también afectará negativamente a aquellos trabajadores autónomos y empleados de pequeños establecimientos, que puedan ver peligrar sus puestos de trabajo, y a los trabajadores del sector en general, que probablemente tengan ahora que aceptar horarios de trabajo más incómodos sin que se produzcan compensaciones en un contexto caracterizado por una alta tasa de desempleo y baja afiliación sindical. Frente a ellos, cabe pensar que la liberalización horaria beneficiará a otros trabajadores, normalmente más jóvenes y mujeres, que podrían encontrar trabajo en el sector para cubrir las nuevas necesidades de empleo. En este trabajo, el estudio de las implicaciones de apertura de los horarios comerciales se aborda desde una triple perspectiva. En primer lugar, se ofrece un análisis teórico de las implicaciones económicas sobre producción, empleo y eficiencia asignativa derivadas de la existencia de limitaciones horarias y su eliminación. En este sentido, existen razones en términos de eficiencia social que respal- 226 dan la existencia de algún tipo de restricciones a la libertad de horarios comerciales, ya sea por motivos de mantenimiento del capital social permitir la sincronización de los tiempos de ocio, o para evitar un exceso de oferta de horas de apertura como resultado de esa carrera de los establecimientos por conseguir al último consumidor. Por otro lado, la liberalización comercial tiene en todos los casos un efecto positivo sobre la producción del sector, que será tanto mayor cuanto mayor sea el exceso de demanda de accesibilidad existente en presencia de restricciones horarias. El efecto sobre el empleo es, sin embargo, ambiguo, al depender de múltiples factores además del output. Así, si el aumento de la jornada provoca una caída en el número de establecimientos, al expulsar el mercado a aquellos establecimientos marginales que no pueden hacer frente a la renovada competencia de los establecimientos que amplían el horario, el efecto final sobre el empleo dependerá de la intensidad de aumento del empleo en los establecimientos supervivientes y la intensidad de destrucción de empleo asociada a la desaparición de establecimientos. Un saldo que a su vez dependerá de la intensidad de utilización del empleo en uno y otro tipo de establecimiento y de la forma concreta en la que los establecimientos supervivientes cubran sus nuevas necesidades de mano de obra. Por otra parte, si los establecimientos beneficiados por el alargamiento de la jornada de apertura cubren sus necesidades de trabajo mediante el recurso al trabajo a tiempo parcial, el efecto estadístico sobre el empleo podría ser elevado, aunque en términos de horas de trabajo el impacto sea sensiblemente menor. Por el contrario, si estas necesidades se cubren mediante reorganización del trabajo, mediante horas extraordinarias, o mediante el alargamiento de la jornada laboral en el caso de trabajadores autónomos, el impacto sobre el empleo se verá muy matizado. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES En segundo lugar, del análisis comparativo de la legislación en materia de limitaciones horarias se desprende que no existe un modelo único de apertura comercial en Europa, aunque las motivaciones que han fundamentado los cambios y los conflictos de intereses que han suscitado han sido similares en todos ellos. En tercer lugar, la principal conclusión que se extrae del estudio del impacto de la desregulación comercial en países de nuestro entorno es la existencia de efectos contradictorios. Así, en Alemania, el aumento real del horario de apertura una vez transcurrido cierto tiempo fue sólo marginal. En otros casos, como en los de Suecia, Finlandia y la mayoría de las provincias canadienses existe una escasa evidencia de los efectos positivos sobre las ventas de la apertura en domingo. Por último, en los Países Bajos se produce simultáneamente un aumento del empleo, fundamentalmente a tiempo parcial, aunque menor que el esperado, y una fuerte reducción de las empresas del sector. Por último, de la aplicación de los resultados obtenidos hasta el momento a la cuestión de la liberalización comercial en España los autores obtienen las siguientes conclusiones: 1) España tiene una regulación en materia de horarios comerciales homologable con la de los países de su entorno. 2) España es, junto con Italia y Portugal, el país con un mayor número de establecimientos comerciales por habitante y un menor tamaño relativo de éstos. En la medida en que la liberalización comercial perjudique a los establecimientos más pequeños, España se encontraría en una posición poco propicia para aprovechar el impacto sobre el empleo de este tipo de medidas. 3) De igual modo, el empleo del sector comercial está muy por encima de la media. Sobre esta base es difícil plantear que la existencia de restricciones horarias esté impidiendo el cabal desarrollo del sector y el aumento del empleo en el mismo. 4) Del análisis de indicadores indirectos, como el perfil de integración de la mujer en el mercado de trabajo, y de indicadores directos de pautas de compra no se deduce que la demanda insatisfecha por insuficiente accesibilidad en España sea muy elevada, con lo que el efecto esperable de una ampliación de los horarios de compra sobre la producción, y a través de ésta, sobre el empleo, tampoco debería ser, por lo tanto, elevado. 5) La plena liberalización comercial generaría una profundización de la dualización del sector, con el aumento de peso de los grandes comercios y la reducción del número de comercios pequeños. Al final, la liberalización podría actuar más como catalizadora de la reestructuración del sector que como una herramienta de creación de empleo. Una vez analizado el tema de los horarios comerciales, pasan los autores a centrarse en la importancia de la desvinculación entre la jornada laboral individual y la jornada productiva, estudiando los mecanismos de gestión del tiempo de trabajo que tienen disponibles las empresas para cubrir sus necesidades laborales así como su importancia relativa. En primer lugar, estudian el nivel de regulación del tiempo de trabajo en los países de nuestro entorno, destacando la existencia de dos modelos distintos: el modelo anglosajón, en donde no existen restricciones a la distribución del tiempo de trabajo, y el modelo europeo, en donde las empresas se enfrentan a restricciones tanto en el número máximo de horas semanales, como el máximo diario, además de un mínimo de vacaciones al año. De entre todos los mecanismos de gestión del tiempo de trabajo de los que las empresas pueden disponer para adaptar la distribución temporal de los trabajadores a sus necesidades en cada momento del tiempo: horas extraordinarias, alargamiento de jornada, turnos, turnos comprimidos, «cuentas de horas», horario flexible, etc., en el ámbito de la OCDE, aunque no en nuestro país, destaca la utilización del trabajo a tiempo parcial y ello no sólo porque el trabajo a tiempo parcial permite completar de forma flexible las necesidades de trabajo de las empresas en ese REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 227 RECENSIONES mundo de horarios difuminados, sino porque su impacto cuantitativo sobre el empleo lo convierte en una opción muy atractiva de política económica. En lo que respecta al impacto que las distintas formas de gestión del tiempo de trabajo tiene sobre la calidad del empleo, señalan los autores que toda medida orientada a incrementar la flexibilidad del tiempo de trabajo debe tener en cuenta la diferente capacidad de los distintos colectivos de trabajadores para hacer frente a los posibles efectos negativos que pueda acarrear esa flexibilidad. Concluyen los autores sugiriendo algunas medidas en materia de política laboral. En primer lugar consideran que los costes sociales y económicos asociados a la actuación sobre los tiempos de trabajo son inferiores a los derivados del ajuste de plantillas. Consideran que la legislación laboral española ofrece vías suficientes para explotar este mecanismo de estabilización de la fuerza de trabajo, pronunciándose a favor de contratos indefinidos de tiempo flexible que, según ellos, tiene perfecta cabida en nuestro ordenamiento jurídico. Al mismo tiempo, proponen fomentar la utilización de la variable tiempo de trabajo y su flexibilidad como variable activa en la negociación colectiva en lugar de la flexibilidad numérica. Paralelamente, proponen continuar con la política de desincentivación de la contratación temporal, una vía que todavía no se ha desarrollado en su totalidad, considerando que probablemente una de las razones que han impedido un mayor activismo legislativo en esta línea ha sido el temor a que con ello se redujera el crecimiento del empleo. Los contratos indefinidos de tiempo flexible permitirían afrontar esta cuestión sin temor a su efecto negativo sobre el mismo. En segundo lugar, y a la vista del éxito que la contratación a tiempo parcial ha tenido en la UE, los autores proponen, en primer lugar, 228 una mayor implantación en nuestro país de ese tipo de contratos y, en segundo lugar, a imagen de los Países Bajos, la potenciación de la permeabilidad entre tiempo completo y tiempo parcial. GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR «INMIGRACIÓN: MERCADO DE TRABAJO Y PROTECCIÓN SOCIAL EN ESPAÑA» ANTONIO IZQUIERDO ESCRIBANO (Director) CES, Colección Estudios Madrid, 2003, 331 páginas. El presente trabajo, que ha recibido el premio de investigación 2001 convocado por el CES, ha sido realizado por un grupo de sociólogos y economistas que trabajan en distintas universidades (La Coruña, Alcalá, Salamanca y Complutense). El trabajo consta de cinco capítulos, el primero de los cuales se ocupa de las «Enseñanzas europeas sobre la inmigración». El autor del capítulo comienza señalando que el papel económico y demográfico que juegan las migraciones internacionales en Europa se sostiene sobre bases temporales de distinto alcance y calado: en la economía es más breve y cíclico mientras que en la población su huella es menos nerviosa y más prolongada, de tal forma que existe un ajuste imperfecto de los flujos migratorios respecto de la coyuntura económica. En los últimos diez años (1990-1999) los flujos migratorios han variado su signo en dos ocasiones. El período se inició con un crecimiento vigoroso que se prolongó hasta 1992-1993, según los países. Después se produjo una disminución que duró hasta 1997 y, por último, una recuperación e, incluso, una remontada hasta finales de 2001. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES Comenta el autor que el peso de la población extranjera en Europa alcanza el 5,4 por ciento de la población total. La población foránea muestra cuatro nervios o cuencas de procedencia: los países geográficamente más próximos, las fuentes más antiguas con redes más densas, las preferencias del país de acogida y, por fin, las corrientes inesperadas. La tasa de participación es distinta según el sexo: la de las mujeres es, al menos, un veinte por ciento inferior a la de los hombres. La tasa de participación de los varones extranjeros está muy próxima a la de los nacionales, pero la de las mujeres foráneas es significativamente inferior a la de las autóctonas, con la excepción de los nuevos países de inmigración. Además, los trabajadores extranjeros se concentran en unas pocas ramas de actividad y en su inmensa mayoría se visten con el mono azul. Por otra parte, señala el autor, cuanta más semejanza exista entre la distribución del empleo extranjero y nacional, mayor será la integración de los inmigrantes en el mercado de trabajo y, por ende, en la sociedad. Los años de residencia juegan a favor de ello, pero a pesar del tiempo transcurrido las diferencias persisten: la tasa de desempleo de los extranjeros es el doble de la de los nacionales y aún es más elevada la de las mujeres foráneas. El desempleo entre los inmigrantes es menor en los países que propician la instalación permanente que en los que apuestan por un sistema de mano de obra temporal. Los trabajadores extranjeros se ocupan sobre todo en los servicios personales, agricultura y construcción, sectores que demandan una cualificación escasa, horarios flexibles y alta tasa de actividad. En estos sectores y ramas de actividad el peso de la economía sumergida es fuerte y la irregularidad de los inmigrantes extranjeros es más que notoria. Según el autor, el impacto en la economía de los trabajadores extranjeros tiene aspectos beneficiosos y otros claramente perjudiciales. Entre los primeros se cuenta la promoción de los nativos hacia las ocupaciones más cualificadas con un mayor nivel de productividad y el hecho de su inferior coste. Por el contrario, disminuye la inversión productiva y se rebajan las cotizaciones de los empresarios y trabajadores a la Seguridad Social dado el alto índice de trabajadores sin contrato. En el capítulo II se hace un análisis teórico y comparativo de la integración de los inmigrantes en el mercado de trabajo y el Estado de Bienestar de las sociedades receptoras. Comenta el autor del capítulo que el debate científico sobre los efectos de la inmigración parece haber llegado a más conclusiones en el estudio del mercado de trabajo que en el del Estado de Bienestar. La segmentación del mercado laboral y el efecto de la descualificación en el caso de los inmigrantes son factores determinantes de la discriminación. También es incontestable la desigualdad que se produce en el acceso al Estado de Bienestar debido a factores sociales y culturales. Se ha constatado especialmente en el ámbito educativo en países en los que la segunda y tercera generación comienzan a integrarse en la sociedad receptora. Estos problemas de integración van a redundar posteriormente en la desigualdad en el mercado de trabajo, de manera que en muchos casos se detecta un mecanismo de refuerzo recíproco de las barreras. Por otra parte, no se encuentra un veredicto tan claro sobre los efectos sobre el Estado de Bienestar y, en particular, sobre la cuestión de si los inmigrantes son beneficiarios o contribuyentes netos. Los análisis varían enormemente según el país. Esto ha llevado a los especialistas a examinar comparativamente las instituciones que producen esos resultados tan diferentes. Finaliza el capítulo señalando el autor que los derechos de ciudadanía y el estatus legal distinto que pueden tener los inmigrantes en los diferentes países condicionan su acceso a REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 229 RECENSIONES las prestaciones. Por lo tanto, los factores culturales y políticos que han originado esos estatus son tanto o más determinantes que las circunstancias económicas que envuelven al mercado de trabajo o el Estado de Bienestar de cada país. El capítulo III versa sobre el panorama de la inmigración en España al inicio del siglo XXI y en el mismo se señala que a finales de 2002 casi dos tercios de los permisos de residencia en vigor obraban en poder de extranjeros no comunitarios, volviendo a ser España un país de inmigrantes que son nacionales de países exteriores a la Unión Europea. Ese cambio en el stock de residentes favorable a los extranjeros «No Comunitarios» se ha debido al impacto de las dos últimas regularizaciones llevadas a cabo en 2000 y 2001 pero cuyos resultados no han sido computados hasta bien entrado 2002. Así resulta, que si en diciembre de 1999, el 52% de los residentes extranjeros era Comunitario, a finales de 2002, el 62% ya no lo era. De modo que la segunda conclusión que se extrae de este estudio es que la inmigración indocumentada ha tenido y aún tiene un peso enorme y decisivo en el panorama de la población extranjera en España. En lo que se refiere a la distribución por sexo y grupos de edad, los autores del capítulo aprecian tres hechos. El primero es la masculinización del stock de residentes, que ha ido acompañado por el crecimiento del número de menores y seguido por un rejuvenecimiento del censo de residentes que están en situación legal. La inmigración indocumentada es más reciente, masculina y algo más joven que la que goza de estabilidad legal. A su vez, la seguridad que proporciona la legalización refuerza una dinámica de asentamiento duradero de los inmigrantes y de sus familias que desborda el escenario de recibir únicamente mano de obra temporal. Al mismo tiempo, se ha producido una latinoamericanización y europeización de la inmigración legal y, como resultado, un 230 mayor equilibrio entre las grandes cuencas migratorias. Por otra parte, las principales comunidades de extranjeros no comunitarios también se han visto alteradas en su volumen y peso. La proporción de residentes marroquíes ha bajado hasta el 34% en diciembre de 2002, cuando dos años antes suponía el 42% del total de permisos dentro del Régimen General. Por el contrario, la suma de residentes ecuatorianos y colombianos ha saltado desde el 11,7% en 2000 hasta el 22,6% a últimos de 2002. El número de visados de residencia concedidos en 2001 ha duplicado la cifra de 1999. Es otra prueba más, según los autores, del incremento de los flujos en los últimos tres años (1999-2001) y da idea de que tienen un proyecto migratorio de cierta duración. En 2001 se han concedido 137.000 visados de residencia, lo que representa el 18% del total de visados expedidos. Más de 1.100.000 permisos de residencia estaban en vigor a finales de 2001, cifra que se elevaba a 1.324.000 en diciembre de 2002 según los últimos datos oficiales. La proporción de extranjeros documentados supera el 3,2% de la población total Otro dato a tener en cuenta, según los autores, es que entre 1996 y 2002 se han trastocado los pesos del stock de residentes en el Régimen General y en el Comunitario. En la primera fecha de referencia los Comunitarios dominaban, con el 59% del total, mientras que en 2002 apenas representaban el 38%. La tendencia que se sigue desde 1997 es al rejuvenecimiento de la población extranjera. Dos tercios tienen entre 16 y 44 años y apenas el 11% son menores y el 6%, mayores de 65 años. En cuanto a la distribución por sectores, una mayoría que supera el 60% trabaja en los servicios seguidos a mucha distancia por la agricultura y la construcción, con el 14% de REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES inscripciones en cada sector y finalmente, la industria, con el 9%. Por otra parte, el desempleo que afecta a los extranjeros está por encima del de los españoles. Según el INEM, en marzo de 2002 era del 13,7% para los no comunitarios y del 11,5% para los extranjeros que están en Régimen Comunitario, mientras que el 9,2% de los españoles está en paro. En la distribución del paro según el sector de actividad resaltan los servicios (49% del total) aunque su incidencia sea menor que la proporción de extranjeros empleados en ese sector (62%). En cambio en la agricultura el peso de los desempleados supera al de los ocupados (14% frente al 9%). A continuación, señalan los autores que los extranjeros demandantes de empleo están poco protegidos durante el desempleo. Tres de cada cuatro demandantes (el 73%) no perciben ninguna prestación. De entre los que sí la perciben, el 60% percibe prestaciones contributivas, un tercio recibe algún tipo de ayuda y el 8%, el subsidio destinado al Régimen Especial Agrario. Por otra parte, la documentación por arraigo de 2001, con 350.000 solicitudes, ha sido la mayor de las celebradas hasta la fecha. El 67% de los solicitantes consiguió legalizar su situación obteniendo una residencia temporal válida durante un año. Esta residencia iba separada del permiso de trabajo, que consiguieron únicamente 183.000 peticionarios. Según los autores, la temporalidad de la residencia y su desvinculación del trabajo amparan la irregularidad laboral y auguran una recaída en la clandestinidad al cabo del año. El capítulo IV está dedicado al Mercado de Trabajo de los inmigrantes extranjeros y en él se realiza una explotación de la Estadística de Permisos de Trabajo a Extranjeros para el período 1991-1999, tanto a partir del Anuario de Estadísticas Laborales y del Boletín de Estadísticas Laborales, como de la base de microdatos para el período 1994-1999. Dos conclusiones extraen del análisis los autores del capítulo: en primer lugar, la tendencia de los permisos de trabajo a ampliar su curso temporal, a consolidarse en el tiempo; la segunda, el escaso peso de los permisos de trabajo vía contingentes dirigidos a abastecer determinados mercados de trabajo. Entre 1991 y 1999 el número de permisos anuales de trabajo fluctúa entre un mínimo de 85.526 y un máximo de 118.538. Entre los diversos tipos hay que enfatizar, según los autores, que entre el 20 y el 30% de los permisos son de la llamada clase C (permisos por más de 3 años) así como del permanente (desde 1996), que exige un trabajo previo en España de al menos 6 años. Si a ello se añade que el permiso B (por 2 años) va ganando peso, se tiene que en 1999 algo más de la mitad de los contratos son por 2 o más años. Además, los permisos se conceden para aquellos sectores de la economía en los que los inmigrantes extranjeros resultan ser más bien complementarios de los nacionales en el mercado de trabajo español, como son el sector servicios (57% de los permisos de trabajo, de los que la mitad son para el servicio doméstico) y el agrario (24%). Según el estudio, el perfil dominante de los permisos de trabajo concedidos en la década de los noventa del siglo XXI es africano (mayormente marroquí) pero el perfil dominante de la presente década parece ser que será latinoamericano. El análisis del mercado de trabajo de inmigrantes extranjeros ha sido abordado también a través de la EPA. De la misma se extrae que en cuanto a las condiciones de trabajo, los inmigrantes ocupados tienden a jornadas de trabajo atípicas en las que predomina el tiempo parcial (menos de 30 horas por semana) o largas jornadas (de 50 y más horas semanales de trabajo), tasas de temporalidad superiores al 50% (33% en el caso nacional) y REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 231 RECENSIONES una antigüedad en el empleo inferior a 3 años (entre el 65 y el 70% están en ese caso). Por lo que se refiere a la población inmigrante en paro se constata en el estudio una cierta sobrerepresentación de varones, de personas sin estudios y con estudios superiores; tienden a ser parados de corta duración en mayor medida que los españoles; y algo menos de la mitad de este colectivo está inscrito en el INEM (44% en el periodo 19972001 frente al 88,6% nacional). En el último capítulo se analiza la protección social de los inmigrantes extranjeros, extrayendo el autor del mismo tres conclusiones. En primer lugar, destaca el espectacular proceso de afiliación a la Seguridad Social de los inmigrantes extranjeros entre 1998 y mayo de 2001, con un crecimiento del 341,6% en esos algo más de cuatro años. En ese mes, los afiliados no comunitarios eran ya el 74% de todos los afiliados extranjeros cuando cuatro años antes eran el 42,7%. Ello ha supuesto que la población trabajadora no comunitaria afiliada a la Seguridad Social, que en 1998 era el 52% de toda la población activa de este colectivo, alcanzaba en diciembre de 2001 al 83% de la misma. La acción protectora de la Seguridad Social y, en general, del Estado de Bienestar, es desigual. Con el apoyo de las fuentes de información de la Seguridad Social y los resultados de encuestas constata el autor una amplia cobertura del sistema sanitario, que en 2001 alcanzaba al 88% de toda la población inmigrante no comunitaria. En lo referente a la protección por desempleo se ha estimado que la cobertura de la población en paro no comunitaria, según la EPA, era en 2001 del 22%. Por último, en lo que se refiere a la acción protectora de los servicios sociales, se destaca en el estudio que el colectivo que acude a los servicios sociales representa aproximadamente la composición nacional del colectivo de inmigrantes no comunitarios que viven en 232 España; se trata de un colectivo bastante joven, con un nivel de estudios estimable, un 40% lleva viviendo menos de un año en España, el 37% está en situación irregular y su tasa de paro es casi del 50%. El trabajo supone un estudio exhaustivo y pormenorizado de la inmigración en España, tema de la máxima actualidad en nuestro país, y que, al ser abordado por un grupo de investigadores que cultiva disciplinas afines y complementarias, da como resultado un análisis completo de los vínculos existentes entre inmigración, mercado de trabajo y protección social. GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR «EL TRABAJO TEMPORAL Y LA SEGMENTACIÓN» VIRGINIA HERNANZ MARTÍN CES, Colección Estudios Madrid, 2003, 201 páginas. A diferencia de los estudios que consideran que la segmentación del mercado de trabajo es consecuencia de las reformas legislativas que favorecieron el uso de los contratos temporales, el presente trabajo parte de la idea, ya avanzada en algunos trabajos anteriores, aunque nunca suficientemente elaborada, de que el uso de uno u otro tipo de contrato no es la causa de la segmentación sino su instrumento. En otras palabras, la idea de partida es que existe una segmentación anterior a los tipos de contrato, cuyo origen es económico y está relacionado con la incertidumbre y la estacionalidad de los mercados y que se traduce en la existencia de puestos de trabajo heterogéneos que son cubiertos con tipos de contratos diferentes. En este trabajo se intenta analizar la relación existente entre los diferentes tipos de contratos y la heterogeneidad de los puestos y/o de trabajadores presentes en el mercado REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES de trabajo español, así como estudiar las posibles consecuencias que la existencia de un trabajo segmentado podría haber tenido sobre las trayectorias laborales de los trabajadores y su remuneración salarial. Comienza la autora presentando un sencillo modelo, enmarcado en el llamado enfoque de los mercados de trabajo segmentados (MTS), en el que se trata de recoger los rasgos básicos de la estructura dual del mercado de trabajo español y definir el origen de la asociación entre los «buenos» puestos con los contratos indefinidos y los «malos» puestos con los contratos temporales. En dicho modelo, la autora intenta reflejar el papel de la heterogeneidad de puestos (diferentes costes de rotación) en la decisión de las empresas sobre el tipo de contrato aplicable a cada puesto de trabajo. En esta decisión se toman como dados el contexto económico e institucional que determinan la probabilidad de despido y los costes legales consecuentes. Las empresas demandan estabilidad en aquellos puestos de trabajo con mayores costes de rotación, es decir, con mayores incrementos de productividad asociados a la permanencia del trabajador en el puesto de trabajo. En este tipo de puestos los contratos indefinidos son un mecanismo de recompensa utilizado por las empresas para desincentivar la rotación de los trabajadores y con ello, limitar las pérdidas de productividad. En aquellos puestos donde los incrementos en la productividad, asociados con la permanencia del trabajador en el puesto son nulos o muy pequeños la empresa no estará interesada en fomentar la estabilidad de los trabajadores y serán ocupados, mayoritariamente, por contratos temporales. La hipótesis, que más adelante se contrasta en el libro, es que los incrementos de productividad están estrechamente relacionados con la dotación de capital asociada al puesto de trabajo. Esta dotación de capital determina, en buena medida, los costes de búsqueda y aprendizaje, la necesidad de formación específica y permite, a su vez, las ganancias de productividad con el paso del tiempo. A continuación, pasa la autora a estudiar la evolución de la contratación temporal en España, en el marco de los cambios legales y económicos que se han producido en el mercado de trabajo español en las dos últimas décadas, comenzando por la reforma del Estatuto de los Trabajadores en 1984 que supuso la generalización de la contratación temporal no causal sin afectar a las condiciones laborales de los trabajadores indefinidos presentes en el mercado de trabajo. Después de las restricciones al uso de la contratación temporal en 1992 se lleva a cabo la reforma de 1994, que incrementó las competencias de la negociación colectiva, aumentó las posibilidades de despido individual y, sobre todo, intentó recuperar el carácter causal de la contratación temporal eliminando, con carácter general, el contrato de fomento del empleo temporal. Sin embargo, según la autora, esta reforma tuvo unos efectos muy moderados. El nuevo cambio de ciclo económico a partir de 1996 fue acompañado por un nuevo acuerdo en materia laboral (AIEE), que fue firmado por los agentes sociales y el Gobierno en 1997 y que se plasmó en varias reformas legales cuyo objetivo básico era el fomento de la estabilidad en el empleo. Desde entonces la creación de empleo ha sido muy notable, destacando especialmente el crecimiento del empleo indefinido, pero la tasa de temporalidad se ha reducido muy levemente. En este contexto, en 2001 fue aprobada una nueva reforma laboral que, en general, supone la continuidad de las medidas adoptadas a partir de la reforma de 1997. Según la autora, este marco institucional, caracterizado por la flexibilidad en el margen, ha generado una distribución asimétrica de la temporalidad. Este tipo de contratos se ha concentrado en los jóvenes y las mujeres que se incorporan al mercado de trabajo y para los que la temporalidad es el método de acceso más frecuente. Además, la temporali- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 233 RECENSIONES dad decrece con el nivel de estudios y con el nivel de ocupación, se concentra en los sectores económicos con mayor estacionalidad y presenta una amplia variabilidad regional que no es explicada por la diferente estructura sectorial y ocupacional. A continuación, la autora realiza un análisis empírico para el caso español de la demanda de trabajo temporal en el marco de la empresa, ya que es ahí donde se toman las decisiones de contratación. Para ello utiliza los datos de la Encuesta de Estrategias Empresariales (EESE) que ofrecen una información detallada sobre un conjunto de empresas del sector manufacturero durante el período 1990-1998. En primer lugar, la autora llega a la conclusión de que el sector al que pertenece la empresa, su tamaño, antigüedad y la cualificación de su mano de obra, son variables relevantes a la hora de explicar las tasa de temporalidad de la empresa. Pero quizás el resultado más significativo es el de que la dotación de capital de la empresa parece mostrarse como una variable clave a la hora de explicar el porcentaje de temporales demandados por las empresas. En la medida en que una empresa posea un proceso productivo más intensivo en capital, su demanda de trabajo se ve más dirigida hacia una demanda de trabajadores con contrato permanente. La necesidad de trabajadores con mayor formación específica y mayor experiencia en el puesto de trabajo que suele acompañar a aquellos procesos productivos intensivos en capital parecen estar detrás de esta relación. Por otra parte, un breve estudio del comportamiento de las empresas no ofrece evidencia a favor de una destrucción de empleo indefinido y su sustitución por empleo temporal a lo largo del periodo analizado, 1990-1998. Se observa, dada la ausencia de costes de despido de los trabajadores temporales, un comportamiento procíclico de la tasa de temporalidad, 234 caracterizado por una variación positiva de la tasa de temporalidad cuando la empresa está creando empleo. No obstante, durante los dos últimos años del período parece observarse que este crecimiento de la tasa de temporalidad tras la creación de empleo en una empresa se ha reducido. Este descenso podría estar reflejando los efectos de la reforma laboral de 1997 que tuvo como principal objetivo el fomento de la contratación indefinida. Por último, la estimación de una función de producción translogarítmica de las empresas manufactureras españolas durante el periodo 1992-1998 ofrece evidencia favorable de una cierta relación de complementariedad entre el trabajo permanente y el temporal. Así pues, en el comportamiento como demandantes de trabajo temporal e indefinido de las empresas manufactureras españolas durante la década de los noventa más que una sustitución de trabajadores con un tipo de contrato por otro, parece observarse una demanda conjunta de ambos tipos de trabajo relacionada, probablemente, con la heterogeneidad de las tareas dentro de la empresa y la asignación de estas tareas entre trabajadores con distinto tipo de contrato. En este reparto, el papel desempeñado por la dotación de capital de la empresa aparece como una de las claves a la hora de definir el proceso productivo de la empresa y determinar el grado de estabilidad deseado para el empleo. En el siguiente capítulo del libro, dedicado a las transiciones temporales y temporalidad, la autora analiza la procedencia, el destino y la composición de las trayectorias de los asalariados temporales, utilizando los datos de la EPA (1987-2001). De los resultados obtenidos destaca que la transición al empleo temporal se realiza mayoritariamente desde situaciones de no empleo (paro e inactividad) y que este patrón parece haberse acentuado con el paso del tiempo. Un estudio más detallado de la composición de las trayectorias permite distinguir REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES dos grandes grupos de trabajadores asalariados: los que siempre son asalariados y los que alternan esta situación con otras de no empleo. Aquellos que siempre son observados como asalariados representan más de un 60 por ciento en el caso de los varones (50 por ciento siempre con contrato indefinido y 10 por ciento siempre con contrato temporal) y un 50 por ciento en el caso de las mujeres (40 por ciento siempre con contrato indefinido y 10 por ciento siempre con contrato temporal), mientras que los que alternan el empleo temporal y el no empleo representan un cuarto de la muestra en el caso de los varones y un tercio en el caso de las mujeres. observado con un contrato indefinido en el trimestre siguiente. En cuanto al destino de los temporales se han realizado tres análisis, con los datos de la EPA enlazada, cuya información resulta complementaria. En primer lugar, se deduce que la mitad de los temporales permanecen como tales cinco trimestres después. En segundo lugar, no se observan variaciones en los últimos años analizados en lo que respecta a la probabilidad de acceder a un contrato indefinido a partir de un contrato temporal. Al analizar las transiciones desde una situación de no empleo se observa que el empleo temporal es la forma de acceso mayoritaria al mercado de trabajo sin que se observe, en general, un efecto positivo de ciertas características de los trabajadores sobre la probabilidad de acceder a un contrato indefinido aunque aumenta la probabilidad de efectuar la transición hacia el empleo, en este caso, temporal. El último capítulo del libro está dedicado al análisis de las diferencias salariales entre los trabajadores indefinidos y los temporales, llegándose a la conclusión de que existe un claro diferencial positivo a favor de los primeros y de que ese diferencial está estrechamente ligado a la diferente composición del empleo temporal e indefinido. Son las diferencias en las características individuales y del puesto de trabajo entre los individuos con contrato temporal e indefinido las que explican estas diferencias. La acumulación de los trabajadores en los «buenos» puestos de trabajo explica, por tanto, el diferencial salarial positivo mientras que las mismas características son también mejor remuneradas en los trabajadores temporales. Este resultado resulta bastante novedoso si se compara con los resultados obtenidos en trabajos anteriores que señalaban la presencia de un componente discriminatorio hacia los trabajadores temporales, una vez que se tenían en cuenta un serie de características personales y del puesto de trabajo. La descomposición de las diferencias salariales ha permitido señalar a las diferencias en las características como la fuente de las menores ganancias salariales de los trabajadores temporales sin que se pueda, por tanto, hablar en sentido estricto de discriminación hacia ese tipo de trabajadores. Este resultado es, además, coherente con lo que predice la teoría de las diferencias compensadoras en la medida en que la mayor En cuanto al estudio de la probabilidad de acceder a un contrato indefinido desde un empleo temporal, sí se pueden identificar ciertas características del trabajador y del puesto de trabajo que incrementan la probabilidad de realizar esta transición. La edad, el nivel de estudios, trabajar en el sector privado y no hacerlo en ciertos sectores de servicios, ocupar puestos de alta cualificación y, especialmente, la antigüedad en el puesto de trabajo son variables que incrementan la probabilidad de que un trabajador temporal sea Por último, el análisis de las cohortes, que se han construido a partir de las variables de sexo y año de nacimiento en los años 1990, 1995 y 2000 indica que el trabajo temporal no es una situación estable, desde el punto de vista generacional. Es decir, se puede concluir que los jóvenes no se ven necesariamente atrapados en la temporalidad, si bien cabe destacar que un 17 por ciento entre los varones y un 11 por ciento entre las mujeres siguen como temporales superados los 35 años. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 235 RECENSIONES inestabilidad de los trabajadores temporales en el puesto es compensada con un mayor salario para las mismas características. La conclusión principal que se extrae del libro es la corroboración de la tesis inicialmente planteada de que la segmentación tiene su origen más en factores de demanda que explican la heterogeneidad de los puestos que en la propia legislación, hallándose, por otra parte, que los trabajadores temporales no tienden a quedarse atrapados en el segmento inferior ni padecen discriminación salarial. Si bien los resultados señalados no son la última palabra al respecto, sí puede decirse que el libro constituye una aportación importante para el conocimiento de la situación de la contratación laboral en España y una herramienta para todo aquel que tenga algo que ver con este tema. GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR «LA GLOBALIZACIÓN DEPREDADORA. UNA CRÍTICA» RICHARD FALK* Siglo XXI de España Editores Madrid, 2002 (271 páginas) Al profesor Falk le interesa analizar las interacciones entre el poder del capital global y los gobiernos de los Estados. O, dicho con sus propias palabras, «analizar los efectos de la globalización económica sobre la capacidad del Estado para contribuir al bienestar humano, pero también otros objetivos más amplios como la paz, la seguridad y la sostenibilidad», sin realizar una crítica más al neoliberalismo. Su objetivo es atraer la atención hacia una serie de movimientos surgidos * Catedrático de Derecho Internacional de la cátedra Albert G. Milbank de la Universidad de Princeton. 236 para contrarrestar al neoliberalismo, en especial hacia aquellos cuyo origen está en el seno de la sociedad civil. La parte positiva de la investigación se orienta hacia la posibilidad de que aparezca un nuevo equilibrio, a escala global, entre fines y medios en las relaciones trilaterales entre el Estado, el pueblo y el capital. El libro está dividido en tres partes tituladas «El diagnóstico del desafío», «Dimensiones fundamentales», y «Nuevas direcciones». En la primera, denominada «El diagnóstico del desafío», desarrolla conceptos tales como democratización, internacionalización y globalización como si fueran un collage de imágenes desvaídas aferradas a la realidad. Con el fin de la guerra fría (1989) ha surgido una predisposición irresistible a debatir y reflexionar sobre el futuro del orden mundial. Como lo formuló Lester Brown en The New World Order (1991), «La guerra fría, que dominó los asuntos internacionales durante cuatro décadas y condujo a una militarización sin precedentes de la economía mundial, ha concluido. Con su fin llega el ocaso del orden mundial que alumbró». En el trabajo citado, L. Brown aporta que la única vía para la esperanza es permitir que la lucha «invierta la degradación del planeta» y «domine en los asuntos mundiales durante futuras décadas». Según el profesor R. Falk, la estructura de la economía política global se caracteriza por la extrema jerarquización y desigualdad en las circunstancias; la privación aguda y la miseria masiva entre los pobres; y la erosión de la autonomía del Estado como consecuencia de la acción de fuerzas no territoriales del capital. Lo anterior llevó a Kohler, Susan George (1991), Ali Mazrui, Arjun Makhijani (1992) y Thomas Schelling (1991), autores de análisis independientes sobre la economía política global, a invocar el lenguaje del «apartheid global» para definir uno de los aspectos esenciales de la estructura de la economía mundial a partir de los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES La metáfora del apartheid global es una advertencia y una crítica que plantea la urgencia de adoptar medidas muy serias para superar la división Norte-Sur. Siguiendo al profesor Falk, la situación medioambiental es la mayor amenaza potencial para la viabilidad del Estado y la visión realista del orden mundial. La decadencia medioambiental se complica a escala regional y global. La primacía del Estado territorial está siendo más cuestionada que nunca. La urgencia y complejidad del desafío medioambiental requiere un mecanismo supranacional que disfrute de independencia política y financiera, pero sólo los Estados podrían aportar los recursos y el mandato necesarios. La preocupación por la degradación medioambiental es una de las principales explicaciones causales de la aparición de una sociedad civil global. En cuanto a la cooptación del Estado soberano, el profesor Falk sigue los trabajos de Hedler Bull, John Vincent con incursiones en las tesis de Andrew Linklater, Samuel P. Huntington, Joseph Nye, Hendrik Spruyt, y John Ruggie. El planteamiento del autor es que la «globalización» ha triunfado respecto a un mundo centrado en los Estados. El Estado sigue siendo protagonista destacado y conserva un papel crucial en la mayoría de las situaciones de conflicto. «No obstante, ha sido a su vez globalizado, lo que quiere decir que la orientación política del Estado ha desbordado sus límites territoriales, ampliándose, con lo que su actividad consiste habitualmente en hacer las veces de agente instrumental de fuerzas no territoriales, regionales y globales del mercado, como las manejadas por las corporaciones transnacionales, los bancos y, cada vez más, los mercados financieros». Sobre la economía política del orden mundial, el profesor Falk plantea el desafío de resituar el Estado, que está siendo deformado, en cuanto a instrumento de bienestar humano, por la dinámica de la globalización que lo impulsa hacia una relación de subordi- nación respecto a las fuerzas globales del mercado. Se reconoce que el Estado está perdiendo también su capacidad para procurar los componentes sociales, económicos y materiales de la seguridad dentro de sus propias fronteras. Esta mengua en las competencias y la legitimidad del Estado conduce a un aparente vacío ideológico. No hay ideas convincentes de carácter progresista o humanista que surjan como respuesta a las diferentes formas de deterioro. Las ideas de democracia social moderadas están a la defensiva. El papel del Estado seguirá siendo objeto de la reforma global. El objetivo a conseguir es que el Estado responda mejor a las demandas territoriales y a las iniciativas transnacionales en apoyo de los derechos humanos, la democratización y la desmilitarización de las relaciones internacionales. Al evaluar las contribuciones reales y potenciales del regionalismo a la consecución de objetivos del orden mundial tales como la paz, la justicia social, los derechos humanos y la democracia, el profesor Falk analiza algunos de los principales rasgos del panorama global sobresalientes en el periodo posterior a la guerra fría. En ese escenario dibuja cuatro posibles papeles para los agentes regionales: contener la globalización; mitigar el anarquismo patológico; promover la globalización positiva; e impulsar el regionalismo positivo. La idea es proponer un plan de investigación respecto a las dimensiones regionales del orden mundial. También ofrece una amplia perspectiva normativa para diferenciar lo positivo (reducir la violencia política, instauración del Estado del bienestar, promoción de los derechos humanos, protección del medio ambiente, salvaguarda de la salud y los recursos renovables) y lo negativo (enfrentamiento, pobreza, racismo, deterioro del medio ambiente, opresión, caos y delincuencia) respecto a las configuraciones global y regional de influencia y autoridad. En la segunda parte, denominada «Dimensiones fundamentales», el profesor Falk anali- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 237 RECENSIONES za la falta de legitimidad del régimen de noproliferación de armas nucleares, la lucha por los derechos humanos y las perspectivas de reforma necesaria, pero imposible, de la ONU. En el nuevo multilateralismo, la preocupación por los derechos humanos tiene un considerable significado político en una serie de escenarios. Pero existen algunas tendencias contrarias que en muchas circunstancias limitan un desarrollo posterior de los derechos humanos, en especial las de carácter económico y social. Para entender estas limitaciones y la complicación añadida de la globalización, el profesor Falk revisa el clima ideológico, la alteración del equilibrio entre fuerzas sociales y el impacto estructural de la regionalización y la globalización del capital y las relaciones comerciales. La relevancia de la cultura y la civilización complica aún más los escenarios. «La globalización, tal como la configura una ideología neoliberal, es incompatible con el anterior proyecto de un Estado comprometido o humano y relega el papel efectivo del nuevo multilateralismo, al menos en un futuro previsible, al terreno civil y político». El neoliberalismo sigue manteniendo que la política orientada al mercado y al secularismo nos está conduciendo hacia un mundo pacífico de prosperidad y moderación, el mejor de los mundos posibles. A juicio del autor, «lo que en realidad está surgiendo, sin embargo, es un culto consumista carente de la menor dinámica interna de responsabilidad moral respecto a los pobres o excluidos, incluyendo a las futuras generaciones». Respecto a los derechos humanos, pese a las dificultades vinculadas con la globalización, las vías hacia adelante que se proponen son el diálogo entre civilizaciones, apoyar los derechos económicos y sociales tanto como los derechos políticos y civiles, apoyo a la ética de la política de la no-violencia, crear marcos formales de responsabilidad exigible, y la interiorización de las normas «universales» de los derechos humanos. 238 En la tercera parte, titulada «Nuevas direcciones», el profesor Falk desarrolla una teoría de oposición a la «globalización desde arriba» (conjunto de fuerzas y conceptos legitimadores que en muchos aspectos se encuentran fuera del alcance de la autoridad territorial y han incorporado a muchos gobiernos como socios tácitos) mediante la «globalización desde abajo» (conjunto de críticas y resistencias apoyadas en factores específicos de tiempo y lugar, tanto locales o de base como transnacionales, que implican la fusión del conocimiento y la acción política de cientos de iniciativas civiles). «La globalización, como término, alude a una serie de avances asociados con la dinámica de reestructuración económica global en curso. El carácter negativo de esta dinámica consiste en imponer a los gobiernos la disciplina del capital global de modo que éstos promuevan la adopción de políticas economicistas en escenarios nacionales de decisión, subyugando las posiciones de los gobiernos, los partidos políticos, los líderes y las elites, lo que a menudo acentúa el sufrimiento de regiones y pueblos vulnerables y desfavorecidos» Lo anterior produce la despolitización unilateral del Estado, con lo que el liberalismo se convierte en «el único juego posible». La mentalidad neoliberal se opone a los gastos sociales del sector público. La única reacción general se ha expresado en forma de un renacimiento del apoyo al extremismo nacionalista de derechas que acusa al gran capital y culpa a los inmigrantes del alto nivel de desempleo y congelación de los salarios. En cuanto a iniciativas, movimientos y perspectivas de la sociedad civil global, el profesor Falk revisa las respuestas fallidas dadas a la globalización económica, concebida como la parte capitalista de la economía mundial. Las respuestas más eficaces se centraron en torno a asuntos concretos de carácter local y reconoce que más trascendentes han sido los intentos de elementos de la sociedad civil global para proteger los bienes comunes globales del planeta frente a las REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES dimensiones más depredadoras de la globalización. El autor valora la iniciativa promovida por el Club de Roma que dio lugar al famoso estudio The Limits to Growth (Los Límites del Crecimiento) de Donella H. Meadows et al.(1972); el informe Blueprint for Survival (Proyecto para la Supervivencia) de Edward Golsmith et al. (1972); y el informe Our Global Neighborbood (Nuestro vecindario) emitido por la Comisión sobre Gobernabilidad Global (1995) Respecto al declive y remodelación de la ciudadanía, el argumento esencial del autor es que la globalización económica debilita los lazos territoriales entre la gente y el Estado, desplaza la identidad política y mina los principios de ciudadanía tradicional. Así, aparecen los «ciudadanos globales», «ciudadanos de Europa», «ciudadanos del mundo», «ciudadanos peregrinos», o «ciudadanos de la red». Robert Reich, ministro de Trabajo de la primera administración de Clinton, en su libro titulado The Works of Nations (1991), argumentó a favor de un mayor compromiso público respecto a los recursos asignados a la reeducación y la formación para que la mayoría de los estadounidenses, que no tenían acceso a los beneficios de la globalización económica, pudieran participar de modo más positivo en el futuro. R. Reich sugiere que «el verdadero desafío económico al que se enfrenta Estados Unidos el mismo al que se enfrentan todas las naciones es incrementar el valor potencial de sus habilidades y capacidades diversas y mejorar sus medios para vincular éstas al mercado mundial». La tesis del profesor Falk sobre le declive de la ciudadanía se analiza en referencia a los siguientes factores: el cambiante papel del Estado; el ascenso de las identidades cultural, religiosa y étnica; las nuevas formas de políticas reaccionarias; el ascenso de las perspectivas no occidentales, las tendencias hacia una geopolítica posheroica; y el ascenso de las fuerzas transnacionales. El examen del futuro de la ciudadanía en una era de globalización económica concluye con la mirada pues- ta en invertir los efectos adversos de ésta y argumentando que el declive parece probable pero no inevitable. Hasta el momento parece prematuro proclamar la existencia de una «ciudadanía transnacional». Para concluir, el profesor Falk ofrece iniciativas normativas (renuncia a la fuerza en las relaciones internacionales, implantación de los estándares fijados para los derechos humanos, respeto al patrimonio de la humanidad, garantía de calidad de vida a las generaciones futuras, rendir cuentas según el Estado de Derecho y la responsabilidad personal, reparación de agravios, democracia global) que pueden constituir «un plan de acción» para la sociedad civil global a fin de lograr el objetivo de una gobernabilidad comprometida a escala global. LUIS FERNÁNDEZ BRICEÑO «NUEVOS DESAFÍOS PARA LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HUMANOS EN EUROPA» CHRIS BREWSTER*, WOLFGANG MAYRHOFER** Y MICHAEL MORLEY*** (Eds.) Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Madrid, 2003 (360 páginas) Esta obra trata de los avances realizados en el ámbito de la «Gestión de Recursos Humanos» (GRRHH) en las organizaciones * Catedrático de Gestión Internacional de Recursos Humanos en la Escuela de Administración de la Universidad de Cranfield (Reino Unido). ** Catedrático del Departamento de Gestión y Comportamiento Organizativo de la Facultad de Económicas y Administración de Empresas de la Universidad de Viena (Austria). *** Profesor en el Departamento de Personal y Relaciones Laborales de la Escuela de Negocios de la Universidad de Limerick (Irlanda). REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 239 RECENSIONES públicas y privadas de países europeos. Los datos básicos utilizados se recogieron en el marco de la Red Cranfield (Centro para la GRRHH Europeos - Escuela de Administración de Cranfield, Reino Unido). Las consideraciones empíricas, conceptuales y teóricas se han desarrollado en el marco de «Cranet-E» sobre la «Situación actual y el progreso futuro de la GRRHH en Europa» por un grupo numeroso de expertos que pertenecen a Escuelas de Administración o son profesores universitarios de Recursos Humanos (RRHH) en los países participantes. Los capítulos se agrupan alrededor de cinco temas principales: flexibilidad, formación y desarrollo, relaciones laborales, aspectos regionales, y problemas que conlleva organizar y llevar a cabo una investigación comparada sobre la GRRHH. En primer lugar se recogen varias colaboraciones que tratan de diversos aspectos generales y específicos de algunos países sobre la flexibilidad en los niveles organizativo e individual. Bajo el epígrafe «Prácticas de trabajo flexibles: los retos para Europa», Ricard Serlavós (Escuela de Gestión ESADE de Barcelona, España) y Mireia Aparicio-Valverde (Universitat Oberta de Cataluña, España) examinan los retos que le presentan a la Unión Europea estas prácticas y exploran algunas formas no convencionales de responder a dichos retos. El concepto de flexibilidad se entiende como el «objetivo corporativo de ser capaces de responder rápida y eficazmente a las demandas cambiantes del entorno». De este concepto proviene el abanico de «prácticas de trabajo flexibles». En 1984, Atkinson proporcionó el modelo más conocido de prácticas de trabajo flexibles al afirmar que las empresas luchan por alcanzar la «flexibilidad funcional», la «flexibilidad numérica» y la «flexibilidad financiera». Las condiciones culturales varían de un país a otro y la estructura económica particu- 240 lar, junto con el marco legal de cada país, son elementos vitales para determinar hasta qué punto se necesitan o son posibles ciertos tipos de flexibilidad. En este marco, los autores españoles citados discuten el efecto de las condiciones socioeconómicas sobre la flexibilidad de las empresas europeas, en general, y de las empresas españolas en particular. Otros factores, tales como el sector económico y las dimensiones de la empresa, también sirven para determinar qué prácticas específicas deberían aplicarse. Además, extraen algunas conclusiones sobre progresos y retos futuros para la GRRHH en Europa y señalan algunas líneas de investigación y estudio. Por su parte, Andrea Friedrich, Rüdiger Kabst, Maria Rodehunth y Wolfgang Weber (Universidad de Paderborn, Alemania), tratan el tema de la rotación de puestos mediante un análisis empírico de su utilización e integración estratégica en las empresas europeas. Su conclusión repite las palabras de Atkinson y Meager (1986). «Seguramente estaremos todos de acuerdo en la necesidad de una mayor flexibilidad. Las preguntas que debemos responder al respecto son: hasta qué punto, con qué grado de permanencia y a quién beneficia que se consiga dicha flexibilidad». Lesley Mayne, Olga Tregaskis y Chris Brewster (Centro para la GRRHH Europeos de la Escuela de Administración de Cranfield, Reino Unido) tratan de otro aspecto de la flexibilidad y se centran en el uso de dos formas concretas de patrones laborales flexibles o «atípicos» en toda Europa: el empleo a tiempo parcial y a corto plazo. El trabajo a tiempo parcial es una de las formas de trabajo flexibles de mayor crecimiento, mientras que los contratos a corto plazo, aunque son menos significativos en términos de crecimiento, siguen estando entre las formas de flexibilidad contractual más ampliamente aceptadas por los empresarios. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES Se está debatiendo que las prácticas de trabajo flexible podrían hacer que las organizaciones empresariales fuesen más versátiles. Se entiende la flexibilidad como una de las herramientas más importantes en la difícil competitividad mundial. Dirk Buyens, Tine Vandenbossche y Ans De Vos (Universidad de Gante, Bélgica) destacan que la aplicación de estructuras y medidas de trabajo flexible es de vital importancia para la competitividad de las organizaciones en los mercados actuales. Su conclusión es que se utilizan varias prácticas de trabajo flexible en numerosas empresas aunque la frecuencia de su uso y el porcentaje de la fuerza de trabajo implicada en esos contratos es bastante limitada. La mayoría de las organizaciones participantes dispone de un amplio abanico de prácticas pero se utilizan a pequeña escala. El contexto legislativo y una sociedad en la que la flexibilidad se considera cada vez más un aspecto crucial son dos factores de vital importancia en la tendencia creciente hacia el uso de distintas prácticas de trabajo flexibles. Paul N. Gooderham y Odd Nordhaug (Escuela de Económicas y Administración de Empresas en Bergen, Noruega) amplían nuestra comprensión de los factores que condicionan el uso que las empresas hacen de las estrategias de RRHH con las que pretenden mejorar su habilidad para responder de manera flexible a un entorno cada vez más cambiante. El comportamiento manifestado para lograr dicha flexibilidad no es simplemente una respuesta racional a las condiciones del mercado sino producto del contexto institucional en el que las empresas se insertan. Nancy Papalexandris (Universidad de Economía y Administración de Empresas de Atenas, Grecia) señala que la flexibilidad es una herramienta para reducir costes laborales y mejorar la productividad y la competitividad. Las investigaciones han demostrado que el trabajo flexible se relaciona con los enfoques estratégicos de la GRRHH y las empresas externalizan las funciones periféricas mediante la subcontratación y la reestructuración de las horas de trabajo. Este acercamiento hacia la flexibilidad también tiene efectos sociales positivos, aparte de los efectos sobre la competitividad. Cada vez se ve más como un medio para luchar contra el desempleo y como una herramienta importante para conciliar el trabajo y la vida familiar. En segundo lugar se exponen temas relativos a la formación y el desarrollo. Olga Tregaskis, (Universidad Montfort, en Leicester, Reino Unido) sugiere que el sistema de desarrollo de los RRHH de una organización es un mecanismo clave para lograr las metas empresariales por medio de lo que se ha considerado como una de las pocas fuentes todavía existentes de ventaja competitiva, a saber, las personas. La autora evalúa el impacto relativo del contexto del país de acogida, así como la procedencia de la empresa matriz, en la configuración de las prácticas de desarrollo de RRHH que aplican las empresas multinacionales extranjeras presentes en el Reino Unido. Henrik Holt Larsen (Instituto de Organización y Sociología Laboral de la Escuela de Negocios de Copenhague, Dinamarca) trata el concepto de los programas para alumnos aventajados, al tiempo que enumera las principales críticas a los mismos. Su conclusión es que el desarrollo de la gestión no debería verse únicamente como un proceso de desarrollo profesional para unos pocos alumnos aventajados. En cambio, debería considerarse un proceso de aprendizaje organizativo basado en la experiencia. Este proceso de aprendizaje integra el desarrollo de la competencia individual y organizativa. La organización desarrolla los conocimientos fundamentales, que constituyen la ventaja competitiva y estratégica. El individuo desarrolla las destrezas gerenciales, el conoci- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 241 RECENSIONES miento, las actitudes y el compromiso, y esto facilita la participación de la persona en los procesos gerenciales. El elemento clave en el proceso de aprendizaje organizativo es la creación del conocimiento. Los directores de RRHH deberían considerar la organización como un campo de aprendizaje y deberían estimular la creación del conocimiento. En tercer lugar, se examinan diferentes aspectos del sistema cambiante de las relaciones laborales en Europa. Michael Morley (Universidad de Limerick, Irlanda), Chris Brewster (Escuela de Administración de Cranfield, Reino Unido), Patrick Gunnigle (Universidad de Limerick, Irlanda) y Wolfgang Mayrhofer (Universidad de Viena, Austria), explican las transformaciones del sistema de relaciones laborales a partir de una perspectiva global europea. Se refieren al debate en marcha sobre la creciente convergencia o divergencia de los sistemas nacionales de relaciones laborales y a las consecuencias que podría ocasionar, sobre todo, para los sindicatos. Su conclusión principal es que existen tanto elementos de convergencia como de divergencia en las relaciones laborales europeas; pero, en conjunto, las pruebas indican que todavía queda mucho camino para llegar a un movimiento coherente hacia la convergencia. En el tema de afiliación a sindicatos en Europa se ha producido cierta disminución, pero lo más significativo es su grado de continuidad. Respecto a la influencia sindical se sugiere que en la mayoría de los países europeos, la mayor parte de las organizaciones no han apreciado cambios en su influencia durante los últimos tres años. Esta conclusión discrepa con la tesis del «desvanecimiento de la influencia de los sindicatos». Wolfgang Mayrhofer (Universidad de Viena, Austria), Chris Brewster (Escuela de Administración de Cranfield, Reino Unido), Michael Morley (Universidad de Limerick, Irlanda) y Patrick Gunnigle (Universidad de 242 Limerick, Irlanda) exponen que la comunicación y la negociación con los empleados ha ocupado un lugar central en el debate y en la práctica de la GRRHH. Afirman que la comunicación eficaz es una cuestión central para una gestión eficaz de los RRHH. Su colaboración examina la situación actual en Europa en lo que concierne a la comunicación y a la negociación. Se inspiran en las pruebas aportadas por Cranet-E para examinar el alcance de la comunicación y de la negociación que tienen lugar en las organizaciones de los diferentes países europeos y hasta qué punto son individuales o colectivas. La siguiente parte se refiere a algunas descripciones más generales de la GRRHH en regiones clave del mundo, tales como Europa Central, entre otras. Wofang Weber, Rüdiger Kabst (ambos de la Universidad de Paderborn, Alemania) y Christopher Gramley (Bosch, Alemania) analizan empíricamente si las variables propias de una organización tienen una mayor influencia en la formulación de políticas de RRHH o si las circunstancias específicas de cada país connotan una mayor responsabilidad. Su conclusión principal es que en el contexto europeo las políticas de RRHH no se pueden explicar polarizando el debate y centrándose exclusivamente en los antecedentes específicos a la organización o al país. Los resultados también muestran que los antecedentes específicos a la organización ejercen una influencia dominante. Sobre la gestión de RRHH en Bulgaria, Elizabeth Vatchkova (Universidad Internacional de Sofía, Bulgaria) examina algunos de los principales desafíos con los que se enfrentaron las organizaciones búlgaras en este ámbito durante la transición de una economía de planificación centralizada a una de mercado y ofrece un análisis de la naturaleza cambiante de la GRRHH que acompaña a otros cambios sociales y económicos. La última parte del libro se centra en preguntas metodológicas y de organización sobre la investigación internacional comparada en REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 RECENSIONES el ámbito de la GRRHH. En cuanto a la coordinación de redes de investigación, los temas tratados se refieren a la gestión de la diversidad, la utilización de las economías de escala, el trato de las diferencias culturales, el trabajo en equipos multiculturales o el equilibrio entre las metas generales y las necesidades locales. Para terminar se exploran algunos problemas que surgen al realizar investigaciones comparadas a escala internacional e ilustran sus consideraciones con ejemplos procedentes de «Cranet-E». LUIS FERNÁNDEZ BRICEÑO REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 56 243 Bibliografía CALIDAD DE LA VIDA LABORAL Monografías CALIDAD en los servicios públicos de naturaleza social. Luxembourg: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 2001. ISBN 92-897-0042-4. GARDNER,Howard. Buen trabajo: cuando ética y excelencia convergen. Barcelona: Paidós, 2002. ISBN 84-493-1306-6. MIGUEL, Amando de. Calidad de vida laboral y organización del trabajo. 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