1 José María Maytorena. Entre el relato de vida y la historia de vida

Anuncio
José María Maytorena.
Entre el relato de vida y la historia de vida.
Laura Alarcón Menchaca
El Colegio de Jalisco
laura.alarcon@coljal.edu.mx
lauraalarconmenchaca@yahoo.com.mx
José María Maytorena ha sido un actor revolucionario vilipendiado por la historia oficial.
Rescatar sus relatos de vida, además de escudriñar diversos archivos, nos permitió
construir su biografía política y también una serie de acontecimientos que marcaron el
destino de la Revolución mexicana.1
La importancia de los testimonios propios de Maytorena, de los testigos y de sus
detractores, así como los documentos oficiales, ha permitido comprender a un sujeto
que fue capaz de capitalizar la Revolución. Maytorena fue un actor consciente de que
su actuación política y el desenlace de su movimiento no le concederían que sus
detractores lo dejaran hablar de su propia experiencia. Por ello, Maytorena plasmó en
sus relatos de vida su propio testimonio como revolucionario, lo que implicó la
justificación de sus actos. Dejar hablar al sujeto, escucharlo y confrontarlo nos permitió
reconstruir uno de los momentos más importantes de la historia de México del siglo XX.
El triunfo de la Revolución mexicana en manos del grupo sonorense de Álvaro
Obregón y Plutarco Elías Calles, enemigos políticos de Maytorena, originó una
interpretación limitada de la figura de Maytorena, la cual ha sido ignorada o
controvertida para la historia oficial. Todavía en vida de Maytorena se hicieron
publicaciones periódicas nacionales que llegaron a narrar la visión del sujeto sobre los
acontecimientos. Su muerte (1948) despertó cierto interés en la prensa nacional,
aunque tuvieron que transcurrir varias décadas para avivar el interés en su persona por
parte de historiadores mexicanos y norteamericanos. En los últimos años ha surgido
una inquietud específica en el maytorenismo por parte de la historiografía sonorense,
especialmente por el historiador Ignacio Almada Bay.
1
Laura Alarcón Menchaca. José María Maytorena. Una biografía política. Zapopan: El Colegio de Jalisco,
El Colegio de Sonora y Universidad Iberoamericana, 2008.
1
José María Maytorena, consciente de su posición política y del desenlace de su
carrera pública, produjo una serie de testimonios sobre su actuación y participación en
los movimientos revolucionarios. Así como la posición social y económica de Maytorena
le permitió construir un capital político, económico, social y simbólico capaz de
mantener su liderazgo, también lo hizo susceptible aún más a las críticas por parte de
sus enemigos. Desde su vida en el exilio, Maytorena fue severamente atacado por sus
detractores por lo que publicó su obra: Algunas verdades sobre el general Álvaro
Obregón,2 en la que refutaba las aseveraciones que Obregón había dado a conocer tres
años antes en su libro Ocho mil kilómetros en campaña.3 El regreso de Maytorena a
México en los años treinta generó la divulgación periodística sobre su trayectoria
política. Maytorena señalaba, en algunos de sus testimonios, que muchos de los relatos
de su vida política se los enviaba a Martín Luis Guzmán para su publicación.4 La figura
de Maytorena propiciaba, por un lado, la defensa apasionada del sujeto y, por el otro, la
satanización de su actuación. Él representaba un proyecto revolucionario diferente al
planteado por el grupo vencedor.
La historiografía no le ha dado un trato preferencial a este personaje político que
terminó siendo un actor vencido en la Revolución mexicana. Algunos lo han
considerado un hombre que tuvo la posibilidad de convertirse en el ganador del
movimiento revolucionario, en cambio, sus detractores lo han acusado de oportunista y
de traidor a la patria. Sus relatos de vida cobran gran importancia dentro de este
contexto, ya que permitió reconstruir una historia de vida desde el sujeto mismo y a
través de testimonios tanto de sus seguidores como de sus detractores. Es importante
resaltar la distinción que hizo el sociólogo norteamericano Norman Denzin entre el
relato de vida (life story) y la historia de vida (life history). El relato de vida se refiere a la
historia de una vida narrada tal y como el individuo la ha vivido y ha sido contada por él;
en cambio, la historia de vida es la narración relatada por un tercero con base en el
2
Esta obra fue publicada por el autor en Los Ángeles, California, por la imprenta de El Heraldo de México
en 1920.
3
Álvaro Obregón. Ocho mil kilómetros en campaña. México: FCE, 1959. (Fuentes para la Historia de la
Revolución Mexicana, V).
4
“Escritos de José María Maytorena”. Carpeta: Escritos varios. Archivo de José María Maytorena,
colección particular (en adelante AJMMcp).
2
propio relato de vida y otras clases de documentos.5 Este trabajo pretende analizar el
diálogo y la confrontación entre el relato de vida y la historia de vida del sujeto. Para
ello, resultó sustancial la consulta de archivos públicos y privados, tanto de sus
seguidores como de sus detractores.
Los archivos consultados para esta investigación fueron diversos, ocupando un
lugar central los archivos personales de Maytorena. Uno de ellos, albergado en las
Colecciones Especiales de la Biblioteca Honnold/Mudd en el Claremont College,
California (AJMM); y el otro forma parte de una colección particular (AJMMcp). El
primero es mucho más rico y versátil que el segundo ya que por su mismo volumen le
da mayor realce a los testimonios del sujeto. El segundo, aunque es de menor
envergadura y en algunos casos existen copias de documentos albergados en
California, contiene algunos documentos que por su originalidad arrojan valiosas
aportaciones. Estos documentos fueron de una riqueza incalculable, sin embargo, no
hubiera sido posible el trabajo sin la consulta de otras tantas fuentes valiosas. Los
documentos que alberga el Archivo General de la Nación (AGN), Ramo Presidentes:
Obregón, Calles y Cárdenas; Ramo Intervención de Bienes y Ramo Revolución, así
como la Colección Manuel González Ramírez, permitieron esclarecer algunas
preguntas que planteaban otros documentos. Esta última colección pertenecía al
Archivo del Patronato de Historia Sonorense y cuenta con documentos de gran valor
para aclarar algunos elementos de la trayectoria política de Maytorena. El Archivo
Histórico General del Estado de Sonora (AHGES) ofreció algunas aportaciones, aunque
fueron mayores sus limitaciones. Las contribuciones del Archivo del Centro de Estudios
Históricos de México, Condumex, fueron una aportación valiosa, ya que permitieron
acrecentar las fuentes respecto a la correspondencia entre Maytorena y Venustiano
Carranza. No menores fueron las contribuciones del Archivo Histórico de la Secretaría
de la Defensa Nacional (AHSDN) que ayudaron a ampliar el conocimiento sobre la
actuación de Maytorena durante la Revolución; pero, más que nada, algunos
documentos ofrecieron información que mostraba el espionaje a que eran sujetos los
maytorenistas. En este mismo sentido fueron importantes las aportaciones del Archivo
5
Cfr., Daniel Bertaux. “El enfoque biográfico: su validez metodológica, sus potencialidades”. Historia oral
e historia de vida. México: FLACSO, 1988. (Cuadernos de Ciencias Sociales, 18), pp. 55-80.
3
Calles y Torreblanca (ACTB), especialmente los fondos Elías Calles (FEC) y fondo
Presidentes (FP). El Archivo de Alberto B. Piña (AAP), albergado en la biblioteca de la
Universidad de Arizona en Tucson, fue uno de los de mayor importancia, ya que Piña
fue de los personajes claves en el maytorenismo. Su cercanía con el sujeto lo convirtió
en un informante clave, en un promotor del movimiento y en uno de los vehículos
centrales en la construcción de redes del maytorenismo. Su fidelidad, pero a la vez su
actitud, unas veces incondicional y otras crítica, le permitió legar importantes
testimonios para entender a Maytorena y el maytorenismo. Estos testimonios
contribuyeron en la reconstrucción de las redes de informantes y de espionaje del grupo
maytorenista. De menor valor resultaron los archivos de distintas universidades en el
estado de Texas en la Unión Americana. La exploración en los acervos de los estados
fronterizos de la Unión Americana permitió reconstruir una vida y un movimiento
revolucionario.
Las fuentes hemerográficas también fueron relevantes para este trabajo. La
prensa sonorense no pudo ser investigada, ya que, por cuestiones del deterioro del
material, no fue posible el acceso a ella. Consultamos algunos periódicos publicados en
la ciudad de México, tales como, The Mexican Herald (1913 y 1914) y El Imparcial
(1913); además de periódicos editados en los estados fronterizos del sur de Estados
Unidos, tales como La Prensa, El Paso Morning Times y The Arizona Daily Star. Los
dos primeros provenientes del estado de Texas, el primero de San Antonio y el segundo
de El Paso. La Prensa se editaba en español. En el primero consulté el año de 1915 y
en los otros dos periódicos, el año de 1913. Estos periódicos desempeñaron un
elemento clave en el movimiento revolucionario, las aportaciones fueron sugerentes
sobre todo respecto a algunos acontecimientos importantes en la actuación de
Maytorena. Los grupos contendientes tuvieron centros de información en las ciudades
fronterizas norteamericanas. No obstante, algunas veces, parte de la información
estaba sustentada en un simple rumor. The New York Times, periódico destacado de
los Estados Unidos, fue consultado en aquellas fechas en que se dieron sucesos
relevantes durante la Revolución. Es interesante hacer notar que cuando en una nota
periodística se mencionaban acontecimientos sobre algún estado en particular, se
trataba de Chihuahua o Sonora.
4
Durante la Revolución mexicana, la prensa, en manos de algún grupo
revolucionario, constituyó una herramienta sustancial para buscar el consenso dentro
de los revolucionarios en el país así como en los habitantes y autoridades de Estados
Unidos, especialmente del sur de ese país.
Año con año aumentaban las publicaciones periódicas en la Revolución
mexicana, aunque muchas de ellas fueron de corta duración.
Nerviosa, perseguida, frágil, amenazada, fugaz, la prensa durante los años de la
Revolución Mexicana es fuente ineludible para el estudio de esta época. Ella misma,
sin embargo, no ha sido aún objeto de un examen suficientemente riguroso, pese a
que es el campo de expresión más importante de la cultura popular y políticas
urbanas. Arma de lucha y foro de discusión, su presencia permite recrear los
tiempos pasados en la dimensión vital que a veces omiten o desdibujan otras
fuentes”.6
Una de las fuentes periodísticas más sugerentes para esta investigación fue El
Correo del Bravo, periódico que se publicaba en El Paso, Texas, y que, por lo menos en
una importante etapa de la vida del periódico, fue sufragado por Maytorena. Friedrich
Katz, en su obra Pancho Villa7, se cuestiona los motivos que tuvo Maytorena para
aportar los gastos de una publicación cuya circulación estaba prohibida en Chihuahua,
que tenía pocos lectores potenciales y su sede estaba cerca del dominio villista. La
respuesta va en el sentido de que buscaba el apoyo villista, ya que uno de los
elementos que exalta la publicación es sobre las bondades de la reforma agraria
villista.8 Los testimonios con que contamos están albergados en la Bancroft Library de
la Universidad de California en Berkeley y forman parte del Archivo de Silvestre
Terrazas. Los ejemplares inician con la publicación del 2 de enero de 1914 con el
número 324, Año II, tomo 11 y terminan en octubre de 1914. Sin embargo, no existen
ejemplares de los meses abril y mayo de 1914,
fechas en que proliferaron los
comentarios acerca de la reforma agraria villista avalada por Felipe Ángeles. No
tenemos conocimiento del tiempo que fue publicado el periódico y todo parece indicar
que José María Maytorena lo utilizó como instrumento para informar sobre su
actuación, pero sobretodo fue el medio al que recurrió para desprestigiar al enemigo
6
Así fue la Revolución Mexicana. La Revolución día a día. México: Senado de la República, SEP, INAH,
CNFE, 1985, tomo 7, p. 1429.
7
Friedrich Katz. Pancho Villa. Trad. Paloma Villegas. México: Era, 1998, t. 1, pp. 391-392.
8
Idem.
5
en turno. El periódico tenía diversos corresponsales en varias partes del sur de Estados
Unidos, tales como Salvador Camacho en Tucson, Arizona; H. Borunda en Nogales,
Arizona; y Lorenzo Rosado en El Paso, Texas.
Los documentos con los que contamos señalan que Alberto B. Piña le sugirió a
Maytorena buscar apoyo de una publicación periódica para informar sobre los
acontecimientos del grupo maytorenista y utilizar ese medio para comentar las
injusticias que, según ellos, cometían los carrancistas en contra de los maytorenistas.
Piña le hizo ver la necesidad de tener un instrumento como ése para lograr su objetivo.
De esta manera, sugirió que sufragara los gastos de un periódico que ya era editado
por conocidos de ellos como del Vando9 y Serrano. La periodicidad de su publicación
era diaria pero el 22 de marzo anunciaron que circularía dos veces al día, excepto los
domingos en la tarde y el lunes en la mañana. Algunas ediciones eran extras debido a
la gran demanda que tenían, según lo expresaban sus editores.
Con todas estas fuentes reconstruimos una biografía política de nuestro sujeto:
José María Maytorena Tapia nació en San José de Guaymas, Sonora el 18 de junio de
1867, hijo de José María Maytorena Goycochea y Santos Tapia Arvizu, quienes
lograron amasar una fortuna considerable. Ello le dio al personaje rasgos
característicos, ya que fue una de las familias más acaudaladas de su estado natal a
fines del siglo XIX y principios del XX. La fortuna del matrimonio se sustentó
fundamentalmente en grandes extensiones de tierra en el valle de Guaymas dedicadas
a la agricultura fundamentalmente. Ello les permitió entretejer redes familiares, sociales
y clientelares que convirtieron a Maytorena en un eje dentro de esas redes.
Sus relatos de vida inician con su incorporación a los clubes liberales en Sonora,
a fines del siglo XIX. En esa etapa de su vida, Maytorena exaltaba el liberalismo
heredado de su padre, José María Maytorena Goycochea. Más tarde, en 1908, participó
y organizó el movimiento reyista en Sonora, especialmente en Guaymas. El vínculo de
Maytorena con Bernardo Reyes se había originado por la amistad entre éste y el padre
de Maytorena cuando Reyes fue enviado a una misión militar a Sonora. El apoyo que le
brindó a Reyes ocupó algunas de las páginas de sus relatos. No dejaba de insistir el
9
Del Vando era director de la Biblioteca del Estado de Sonora durante la decena trágica. El Correo del
Bravo. El Paso, Texas, 15 de marzo de 1914, p. 1.
6
entusiasmo del que fue objeto Reyes en Sonora, especialmente en Guaymas y a la vez
su actitud vacilante. No menor fue el lugar que ocupó en sus relatos su participación en
el movimiento de Francisco I. Madero, su campaña nutrida y entusiasta, el apoyo
recibido por parte de diversos grupos así como las fricciones que se dieron en el
momento de la caída de Porifirio Díaz. El gobierno maderista en Sonora que estuvo a
cargo de Maytorena ocupó varias páginas explicando las fortalezas de su gobierno y
minimizando las debilidades. Los enfrentamientos que se dieron durante el gobierno
provisional en Sonora fueron un antecedente de lo que sería su gobierno en el estado,
ya que la contienda se caracterizó por el enfrentamiento entre las elites locales por la
candidatura al vicegobierno. El triunfo de Eugenio Gayou como vicegobernador significó
para grupos de otras localidades una imposición de Maytorena. La toma de posesión el
primer día de septiembre de 1911 dejó entrever algunos conflictos entre los grupos.
Maytorena no dejaba de exaltar que las condiciones que imperaban en el estado y en el
país eran las que impedían el éxito rotundo de las políticas aplicadas durante su
gobierno. Varios elementos le preocupaban, tales como: el levantamiento de los indios
yaquis, la rebelión orozquista y sobre todo el enfrentamiento velado o expuesto con
algunos de los diputados. La caída del gobierno de Madero llevó a Maytorena a uno de
los puntos más álgidos en sus relatos. La usurpación del poder por parte de Victoriano
Huerta puso a
prueba la capacidad de Maytorena de tomar posición ante una
eventualidad.
Este momento de la vida de Maytorena propició el interés del sujeto en sus
relatos de vida. Su búsqueda incansable para justificar su actuación se vio favorecida
por la participación de Víctor Venegas quien materialmente escribió algunos de los
relatos y siempre insistiendo en que estaban sustentados en los apuntes de Maytorena.
Por otro lado, vale la pena recalcar que el sentido de los relatos obedece al momento
en que los hizo el sujeto así como su intención por el objetivo que pretendía alcanzar.
Desde que Maytorena, siendo gobernador del estado, permanecía en la ciudad
de México en los primeros días de 1913, manifestaba su inquietud por las condiciones
que imperaban en la capital de la república. Madero insistía que la situación estaba bajo
control. Cuando Maytorena regresó a su ciudad natal a tomar un descanso antes de
retomar el poder, fue informado de los sucesos en la ciudad de México. Su
7
intranquilidad se acrecentó y buscó el apoyo de sus seguidores más cercanos para
tomar una decisión. Las alianzas con los diputados no estaban en el mejor momento y
ellos aprovecharon la coyuntura para no propiciar una acción conjunta con el
gobernador que no pudo tomar una decisión rápida y por ello, en un primer momento,
optó por la renuncia. Sin embargo, su duda aumentó y por sugerencia de algunos
diputados eligió solicitar una licencia hasta por seis meses.
El 26 de febrero de 1913, el Congreso local le concedió a Maytorena la licencia y
nombró al diputado Ignacio L. Pesqueira como gobernador interino. Maytorena
consideraba que no podía siquiera iniciar la defensa del estado, es por ello que “para
evitar ese conflicto y prevenir dificultades, se convino en que el gobernador
constitucional se separaría con licencia de su puesto”.10 Además señaló que midió sus
fuerzas “y calculando que ni por el estado de mi salud, ni por circunstancias especiales
de carácter netamente personal, podría dominar la situación que veía aproximarse, me
determiné a renunciar”,11 y añadía: “Unánimemente se opusieron a ello aduciéndose
diferentes causas y haciéndome ver con numerosas argumentaciones que mi presencia
como Gobernador Constitucional era irremplazable en las circunstancias, por lo que me
propusieron que me separara con licencia, la que acepté y con pretexto de mala salud,
me separé del Gobierno, no sin antes haber obtenido de mi sucesor, señor Ignacio L.
Pesqueira, la formal promesa de que desconocería a Huerta”.12 Según Taracena,
El Gobernador de Sonora, José María Maytorena, pidió una licencia de seis meses para
dejar en libertad a los jefes Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Salvador Alvarado y
Bracamonte, de consumar órdenes de aprehensión, fusilamientos, ahorcamientos,
despojos saqueos de bancos y otras medidas radicales, dispuestos como estaban a ser
inflexibles con los traidores.13
Las versiones de la separación del gobierno aumentaron:
Todas las instancias hechas por los jefes militares y por los prefectos, presidentes
municipales y comisarios de policía, es decir, por todo el escalafón del gobierno civil, y la
actitud del pueblo levantado contra Huerta no fortalecieron el ánimo de Maytorena y
entonces le fue impuesta una licencia de seis meses para “atender a su quebrantada
salud”, así conservaba su investidura de gobernador constitucional separado
temporalmente por causa de fuerza mayor, y dejaba de ser rémora para la resolución que
10
Venegas, “Escritos sobre…”, AJMMcp, p. 142.
Maytorena, Informe del gobernador de Sonora…, p. 47.
12
Maytorena, “Escritos sobre…, AJMMcp, p. 3.
13
Alfonso Taracena. Historia Extraoficial de la Revolución Mexicana: desde las postrimerías del
porfirismo hasta los sexenios de Echeverría y López Portillo. México: Jus, 1987, p. 97.
11
8
el pueblo reclamaba, airadamente ya a esas alturas por las inmerecidas complacencias
que se habían venido teniendo con aquel hombre completamente desmanejado, cuyas
funciones podía desempeñar otro ciudadano que nombrara el Congreso del Estado con la
facultad que le confería su condición de representante del pueblo...14
Los hechos, independientemente de los motivos, reflejaban ya una disminución del
liderazgo por parte del gobernador Maytorena, la cual se acrecentó por su actitud
vacilante en momentos tan importantes para la vida del estado.
La solicitud de licencia de Maytorena la sustentó en el pretexto, según sus
propias palabras, de su precario estado de salud. En un escrito Maytorena señalaba:
Fue en este momento cuando yo, consultando mi conciencia, y midiendo mis fuerzas y
calculando mis aptitudes, me hice la reflexión de que ni por el estado de mi salud, ni por
mi ignorancia en asuntos de guerra podría ser el jefe de un gobierno militar; y entonces
me determiné a renunciar a mi puesto, habiéndoselo expresado así a todas las personas
a quienes había convocado a esa junta. No se admitió mi proposición de renuncia,
alegándose principalmente esta razón que me pareció de peso: que con mi separación le
faltaría a la Causa el prestigio de un gobernador constitucional; y me vi obligado a
condescender en que la forma más adecuada de solucionar aquel conflicto sería aceptar
una licencia por seis meses que me concedería la Legislatura a propuesta de los señores
diputados, presentes en la reunión.15
Según McCreary, Obregón, Hill y Alvarado le dijeron a Maytorena que era una
decisión equivocada dejar el estado y que Pesqueira no les gustaba, a lo que el
gobernador les dijo que debían respetar la resolución de la legislatura y que debían
apoyar al gobierno.16 “Una noche durante una cena en el hotel Cohen de la capital, los
diputados Ignacio Bonillas y Eduardo González trataron de convencer a Hill y a
Alvarado de la validez de sus razones”.17 A pesar de que Maytorena había propuesto
como gobernador sustituto a Juan G. Cabral, tanto la legislatura como los militares no
secundaron esa propuesta y prosperó la designación de Ignacio L. Pesqueira como
gobernador sustituto.
En ese momento, Maytorena consideraba que Pesqueira desconocería al
gobierno de Huerta y posiblemente avalaría situaciones que Maytorena no quería o no
14
Antonio G. Rivera, La Revolución en Sonora. México: sin editorial, 1969, p. 293.
Maytorena, “Escritos sobre…”, Archivo José María Maytorena. Colecciones especiales. Honnold/Mudd
Library. Claremont College, California (en adelante AJMM), caja 3, carpeta 17- 2 C.
16
Guy Weddington McCreary, From glory to oblivion. The real truth abourt the Mexican Revolution. Nueva
York: Vantage Press, Inc., 1974, p. 82. En ello coincide Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada.
Sonora y la Revolución Mexicana. 2ª ed. México: Cal y Arena, 1997, p. 372.
17
Aguilar Camín, La frontera nómada..., p. 372.
15
9
podía promover. La solicitud de licencia para ausentarse del cargo por un periodo
máximo de seis meses, le daría tiempo a Maytorena para conocer la posición de los
distintos gobiernos locales y sobre todo le permitiría ver el desarrollo de los
acontecimientos con mayor tranquilidad. Muchos eran los escenarios posibles, grandes
las vacilaciones y pocas las certezas. Así, Maytorena obtuvo la licencia por parte de la
legislatura y, a la vez, el compromiso del gobernador sustituto de que desconocería al
gobierno de Huerta. De esta manera, posiblemente, pretendía dar tiempo para ver los
hechos con la distancia que a veces se requiere, despejar los escenarios con la idea de
posicionarse en el mejor de ellos o simplemente su decisión reflejaba el temor a una
decisión que le implicaba destreza, oficio político y liderazgo. Con esto, se iniciaron,
para Maytorena, años turbulentos en su vida política. Los conflictos en la capital
mexicana y los problemas internos del estado, unidos a la actitud vacilante de
Maytorena, no hicieron posible que él lograra aglutinar el apoyo que requería para
atacar al gobierno que había traicionado a Madero. Según Friedrich Katz, “a fin de
cuentas el fracaso de Madero representó el fracaso de la clase social a la cual
pertenecía y cuyos intereses consideraba idénticos a los de México: los hacendados
liberales”.18 Añadía que la falta de cumplimiento a las promesas hechas a los
campesinos originó el retiro del apoyo por parte de ellos a líderes como Carranza y
Maytorena. No obstante, Maytorena consiguió, todavía años más tarde, el sustento por
parte de un importante grupo de indios yaquis a cambio de nuevas promesas.
Este momento crucial en la vida de Maytorena arroja elementos de análisis
respecto a la diversidad de las fuentes y sobre todo porque el sujeto hacía alusión a
motivos o a pretextos de acuerdo a su audiencia y al momento que se vivía. Las
complicadas circunstancias que se presentaron contribuyeron a la indecisión de
Maytorena. Adolfo de la Huerta se expresaba de Maytorena argumentando que
El hombre se sentía perdido, enteramente desalentado. Sin duda la enfermedad lo tenía
acobardado, pues Maytorena en otras ocasiones había dado pruebas de valor evidente.
En los combates era hombre decidido y brioso. [...] Era de pocos alcances Maytorena en
el terreno de la política y no se daba cuenta de lo que en torno suyo se desarrollaba.
Había estado en los principios de la revolución sin saber realmente por qué.19
18
Friedrich Katz, La guerra secreta en México. Trad. Isabel Fraire. México: Era, 1982, t. 1, p. 139.
Roberto Guzmán Esparza (transcripción y comentarios). Memorias de don Adolfo de la Huerta según
su propio dictado. México: Guzmán, 1957, p. 56. El autor fue secretario particular de De la Huerta desde
diciembre de 1923 hasta fines de 1933.
19
10
Las versiones que más han prosperado han sido aquéllas que los enemigos
políticos de Maytorena han difundido. Esto no significa que carecen de sustento. El
argumento simple es que fue un cobarde y se añadía que estaba comprometido con
aquéllos a quienes se les llamaba “científicos”; es decir, aquéllos que estaban con el
gobierno de Victoriano Huerta. A la vez, señalaban que Maytorena lo hizo por conservar
sus privilegios personales, familiares y sociales. Con respecto al primer argumento, el
camino es fácil si aceptamos esto sin analizar las demás acusaciones. Referente a su
compromiso con los llamados científicos tiene un sustento. Políticos, como Rodolfo
Reyes, que habitaban en la ciudad de México le insistieron en la necesidad de
reconocer al gobierno, exaltaban las fallas que Madero había tenido y por lo cual no fue
posible sostenerse en el poder. Reyes cumplió un papel importante, su amistad
heredada de sus padres permitió que mantuvieran entre ellos correspondencia en la
que conminaba a Maytorena a reconocer al gobierno usurpador y lo exhortaba a que
reconociera la validez de brindarle el apoyo al gobierno y de la conservación del orden.
La amistad que durante años y a través de la anterior generación se había gestado, era
un elemento sólido para Maytorena. En cuanto a su interés de sostener sus privilegios
personales, familiares y sociales, él no lo aceptó e insistió en que no tenía los
elementos suficientes para enfrentarse a los intereses de algunos grupos. El dilema era
fuerte, ya que él pertenecía a esas élites privilegiadas y sobre todo, la decisión debía
ser tomada inmediatamente. Maytorena hizo hincapié en que la determinación no fue
unilateral, sino que fue tomada con el consenso de la legislatura del estado. Él había
optado, según lo expresó, por la renuncia, pero que algunos de sus amigos y
seguidores le recomendaron que solicitara licencia por un espacio de seis meses. La
licencia tenía como ventaja que Maytorena podía reponerse de sus males, se tomaba el
tiempo necesario para decidir considerando todos los escenarios posibles, y sobre todo,
percibiendo el desarrollo de los acontecimientos y la actitud de los diferentes grupos.
Sus detractores, en voz de Álvaro Obregón,20 argumentaban que Maytorena
pensó en reconocer al gobierno, ya que envió al general federal Miguel Gil un telegrama
advirtiéndole del ataque a Cananea y que, a través de un emisario, le ofreció
20
Álvaro Obregón, op. cit., passim y Maytorena contesta a esto en su obra Algunas verdades sobre el
general Álvaro Obregón, passim.
11
conferenciar para ver si llegaban a un arreglo con el gobierno del centro. A la vez
consideraban que había rechazado el apoyo ofrecido por Álvaro y José Obregón,
Fermín Carpio y Severiano Talamante para no reconocer al gobierno usurpador,
arguyendo que no quería Maytorena perturbar el orden del estado y que había llamado,
en un telegrama enviado a Calles, “bandidos y traidores” a quienes querían rechazar al
gobierno de Huerta. A todo esto Maytorena respondió negando esos argumentos; lo del
general Gil fue falso, ya que señaló que quien advirtió al general del ataque planeado
fue al prefecto de Arizpe; es más, el ofrecimiento del diálogo fue iniciativa de Gil y
Maytorena lo rechazó.21 Maytorena aseveró que era cierto que aceptó, para una
ocasión posterior, la cooperación de Obregón y acompañantes, excepto la de José
Obregón, hermano de Álvaro, ya que había incurrido en excesos cuando fue presidente
municipal de Huatabampo en 1911.22 En cuanto al telegrama enviado a Calles,
Maytorena refutó:
Este cargo es fraudulento e hijo de la más refinada mala fe. Desde la invasión orozquista
en el estado merodeaban gavillas de verdaderos bandoleros en los Distritos del Noroeste,
y mi telegrama a Calles, así como alguno otro a las autoridades respectivas, se referían a
dichos bandidos; como perfectamente se interpretó en la época, efectuándose la
persecución de esos malos elementos. Obregón ahora procura sobre un hecho cierto
hacer una aplicación perversa y tendenciosa.23
La indagación en las condiciones en que se dieron esos acontecimientos son
útiles para entender que la razón, justificada o injustificada, de la solicitud de licencia no
es tan simple ni el calificativo de cobarde sobre Maytorena es la única explicación.
Respecto a la mala salud, durante su vida, Maytorena tuvo severos problemas
gastrointestinales y cualquier situación desestabilizadora propiciaba el agravamiento de
su padecimiento. Él señalaba en algunos escritos que utilizó eso como “pretexto” y en
otros decía que ése había sido el motivo. En realidad, aprovechó su padecimiento
crónico como excusa para no revelar su dilema al reconocimiento del gobierno de
Huerta.
El contexto en que se desarrollaron los acontecimientos fue confuso: por un lado,
la información que provenía de la capital de la República era dada principalmente por
21
Maytorena, Algunas verdades..., p. 24. Estos puntos prácticamente los transcribe McCreary, op. cit.,
pp. 93-95.
22
Maytorena, Algunas verdades..., p. 13.
23
Ibid., p. 25.
12
sujetos implicados e interesados en el reconocimiento; por el otro, las publicaciones
periódicas, sobre todo la prensa estadounidense, se sustentaba en opiniones de
ciudadanos norteamericanos en territorio nacional así como quienes habitaban en los
estados fronterizos de la unión americana. Las razones dadas por sujetos como
Rodolfo Reyes no podían ser objetivas, ya que tomó parte desde un inicio en el
levantamiento contra Madero y fue nombrado por Huerta ministro de Justicia; tampoco
podían ser tomadas por Maytorena con la indiferencia que tal vez la situación requería
debido a los lazos de amistad entre las familias. José López Portillo y Rojas ligado al
movimiento reyista de 1909, fue nombrado secretario de Relaciones Exteriores. La
postura de los distintos actores que participaban en el gobierno de Sonora no era
homogénea; el ejecutivo titubeaba, el legislativo y algunos militares apoyaban el
desconocimiento, y algunos grupos económicos promovían el reconocimiento. Sin
embargo, los mismos grupos estaban divididos y esos hechos se desarrollaron en
pocos días y con información encontrada y escasa que no podemos pensar que la
discusión y las opiniones eran inamovibles. Posiblemente pocos optaron por un camino
invariable y lograron la congruencia en los meses siguientes. De hecho, las alianzas
entre los grupos se fueron modificando y las rupturas entre ellos ocasionaron el curso
posterior de los acontecimientos.
La posición del poder legislativo era indecisa en el desconocimiento abierto y
sobre todo en la manera de llevarlo a cabo. La mayoría de ellos se inclinaba por esa
postura aunque no de manera contundente. En el caso de los militares parecía que la
postura de Obregón de no aceptar al nuevo gobierno era la que prevalecía. No
obstante, lo fundamental fue la incapacidad de Maytorena para tomar una posición
firme y de esa manera utilizar su liderazgo para convencer que su postura llevaría al
éxito al estado de Sonora. Aunque Maytorena tenía muchos frentes de conflicto
abiertos, todavía conservaba un liderazgo capaz de unificar a los sonorenses en una
empresa en común. Además, el ser un gobernador constitucionalmente electo, le daba
legitimidad al discurso político. A pesar de los obstáculos que había tenido Maytorena
en los meses de gobierno transcurridos, había logrado saltear muchos de ellos. El
enemigo externo podía desvanecer de momento, por lo menos, las desavenencias
internas.
13
Maytorena no tuvo el temple para medir sus fortalezas y enfrentar al enemigo
externo aludiendo a su capital político y social que conservaba en el estado. Todo ello
propició un giro en su carrera política, lo que manifestó constantemente en sus relatos
de vida. Maytorena, consciente del deterioro de su fuerza por la falta de decisión,
reforzó sus testimonios para que la historia justificara su actitud. En ello contribuyeron
en un sentido y en otro, sus seguidores así como sus detractores. Así nos enfrentamos
a un sujeto que la historia marginó y que por un momento de su vida, nubló una carrera
política de éxitos y fracasos, de ideales y de frustraciones, de conveniencias y de
convicciones. Sin embargo, próximo al centenario de la Revolución mexicana, resulta
pertinente hacer hablar a sujetos que la historiografía castigó.
14
Descargar