El sacrificio desproporcionado como causa de impugnación de la

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Derecho Procesal, concursal y arbitraje
Newsletter trimestral (enero – marzo 2015)
Autor: Marta Villarino
El sacrificio desproporcionado como causa de impugnación de la
homologación de los acuerdos de refinanciación
La crisis económica acaecida en los últimos años, ha provocado que el poder legislativo emprenda
acciones encaminadas a facilitar la continuidad de las empresas que posean problemas de insolvencia.
Con dicha finalidad, el Real Decreto Legislativo 4/2014, de 7 de marzo, por el que se adoptan medidas
urgentes en materia de refinanciación y reestructuración de la deuda empresarial, introduce diversas
modificaciones en la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal, entre otras, respecto de los instrumentos
preconcursales como los acuerdos de refinanciación.
La primera diferencia con el régimen anterior es la supresión del control de oficio por parte de los Tribunales de la
concurrencia de sacrificio desproporcionado de los acreedores disidentes del acuerdo de refinanciación. De esta manera, serán
los propios acreedores los que deban impugnar la homologación en base a dos motivos: (i) la concurrencia o no de los
porcentajes exigidos legalmente y (ii) la valoración del carácter desproporcionado del sacrificio exigido.
Así las cosas, el sacrificio desproporcionado, será objeto de análisis por parte del Juez de lo Mercantil en un incidente no
sometido a recurso de apelación, trasladándose la carga de probar su concurrencia a los acreedores que lo aleguen como
motivo de impugnación de la homologación.
A este respecto, cabe destacar que si bien la ley recoge el sacrificio desproporcionado como causa de impugnación de la
homologación de los acuerdos de refinanciación, y por tanto la extensión de sus efectos a todos los acreedores, no existe una
definición legal de éste.
Teniendo en cuenta esta situación, se debe acudir a la doctrina y jurisprudencia para conocer qué circunstancias deben darse
para entender que nos encontramos ante un acuerdo de refinanciación que impone un sacrificio desproporcionado. En este
punto, cabe destacar la Sentencia de 29 de julio de 2014 del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Barcelona, ya que es la única
dictada por nuestros Tribunales al respecto y en la que se recogen distintas aproximaciones sobre el sacrificio
desproporcionado, todas ellas en concordancia con las que se analizan a continuación.
En primer lugar, la Recomendación de la Comisión Europea de 12 de marzo de 2014 sobre un nuevo enfoque frente a la
insolvencia y el fracaso empresarial (2014/135/UE) acota los efectos de los acuerdos de refinanciación en base a dos criterios:
a)
El límite de los sacrificios de los disidentes es las expectativas de éstos en el caso de no producirse la restructuración: “el
órgano jurisdiccional debería rechazar aquellos planes en que la reestructuración prevista limite los derechos de los
acreedores discrepantes más de lo que cabría razonablemente esperar en ausencia de un proceso de reestructuración de
la empresa del deudor”.
b) La reducción de los derechos de los acreedores debe ser proporcional a las ventajas de la restructuración: “la reducción
de los derechos de los acreedores es proporcional a las ventajas de la reestructuración y que los acreedores disfrutan de la
tutela judicial efectiva, dentro del pleno respeto de la libertad de empresa y del derecho de propiedad reconocidos en la
Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea”.
A mayor abundamiento, la doctrina ha realizado otras aproximaciones en relación con el sacrificio desproporcionado, como
por ejemplo el Profesor Carrasco Perera, el cual afirma en su artículo El valor de la garantía real y el sacrificio
desproporcionado en los acuerdos de refinanciación del RD Ley 4/2014 que “Ningún acreedor está obligado a sacrificarse más
allá de su cuota hipotética de liquidación para sostener la continuidad de la empresa insolvente”.
En este sentido, hace una especial referencia a aquellos acreedores que poseen una garantía real que cubre la totalidad de su
crédito, concluyendo que, en esos casos, en principio, no se les podrán extender los efectos del acuerdo homologado ya que
siempre se encontrarían en una situación peor que si se procediera a la liquidación de la concursada.
Asimismo, Enrique San Juan Muñoz en el Nº 7 de la Revista eXtoikos (2012), concluye: "es una proporcionalidad comparativa
con la exigida a otros acreedores y no una comparación entre la posición inicial y final del propio acreedor. Si todos los
acreedores tienen el mismo sacrificio lineal podríamos hablar de desproporción. Si el sacrificio es porcentual difícilmente
estaríamos ante una desproporción. Si el sacrificio es ponderado, la valoración de la desproporción debe introducir otros
elementos como la viabilidad y realizabilidad del plan".
Por lo tanto, para analizar la desproporción del sacrificio es necesario que se tenga en cuenta la situación en la que se
encuentran el resto de acreedores respecto del que impugna.
Por último, Juan Sánchez-Calero Guilarte, en su artículo de 13 de noviembre de 2014 titulado Refinanciación, homologación e
impugnación afirma que todo acuerdo de refinanciación debe conllevar un sacrificio, siendo necesario, por tanto, el análisis de
su proporcionalidad.
Para dicho análisis deberá tenerse en cuenta lo afirmado ya por Ángel Carrasco Perera en cuanto a la comparación entre la
cuota de liquidación y el resultado del acuerdo de refinanciación cuyos efectos se pretenden extender, y, por otro lado, valorar
los efectos que el acuerdo tiene sobre el disidente comparando los “efectos sobre el impugnante con respecto a los
correspondientes efectos del acuerdo sobre los firmantes”.
Finalmente, y teniendo como base todo lo anteriormente analizado, se puede concluir que el estudio de la concurrencia o no
de sacrificio desproporcionado, se debe realizar teniendo en cuenta los siguientes elementos:
a)
La cuota de liquidación del acreedor disidente.
b) La posición del acreedor disidente respecto del resto de acreedores adheridos al acuerdo de refinanciación.
c)
Las ventajas que conlleva el acuerdo de refinanciación.
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Ramón Fernández-Aceytuno
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