Dónde viven los pobres más ricos?

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Dónde viven los pobres más ricos?
Los países europeos y Japón concentran a los pobres con rentas medias más
altas, frente a Estados Unidos, donde hay una gran desigualdad en los ingresos
Azucena García
Junio, 2006
Un dólar al día. Ésta es la cantidad con la que subsisten cerca de 1.100 millones de
personas en todo el mundo. La mayoría de ellas (60%) reside en países del sudeste
asiático, que junto a América Latina y África Subsahariana son los países más pobres
y con mayores desigualdades económicas. Frente a ellos, emerge cada día un nuevo
grupo de pobres, considerados los pobres más ricos o, al menos, los menos pobres,
que se benefician de la bonanza económica de sus respectivos países y el aumento
progresivo de las rentas medias. En este grupo se incluyen los ciudadanos europeos y
los japoneses, quienes tienen menos razones para considerarse desdichados, según
los últimos datos del Banco Mundial. El objetivo de los organismos internacionales,
como la ONU, es mejorar esta situación para 2015 y hacer desaparecer, o reducir, las
desigualdades actuales a las que tampoco escapa España: de los más de ocho
millones de pobres contabilizados en el país, el 44,1% son menores de 25 años y el
20,8% mujeres.
GRANDES DESIGUALDADES
La Organización de Naciones Unidas (ONU) define a las personas más pobres como
las que subsisten con un dólar al día, una cantidad a todas luces insuficiente con la
que deben arreglárselas cerca de 1.100 millones de personas. El 60% de ellas viven
en el sudeste asiático, compuesto por países que, sin embargo, en términos
económicos no se clasifican en los rankings mundiales en el grupo de los más pobres.
La razón de que esto ocurra es la enorme desigualdad que se detecta en los ingresos:
mientras unos ganan mucho, otros deben hacer malabarismos para llegar no a final de
mes, sino a final de día. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
afirma que los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo superan los de los
millones de personas más pobres. “Países como China o India aportan a esa bolsa de
pobreza absoluta millones de personas porque hay mucha diferencia entre ricos y
pobres” confirma Pablo Martínez, voluntario de la campaña Pobreza Cero, impulsada
desde la Coordinadora de ONG y autor del libro ‘Objetivos del Milenio, ¿Se puede
acabar con la pobreza?’.
Establecer cuáles son los países más pobres parece fácil. “El mayor número se
encuentra en África Subsahariana, donde hay porcentajes muy dramáticos que afectan
al 50% de la población”, responde Martínez. Establecer cuáles son los países más
ricos, tampoco parece difícil. El G7 incluye en este grupo privilegiado a Alemania,
Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón. Pero, ¿puede decirse
que es en estos países donde viven también las personas más pobres o las más
ricas? Tal y como recoge en su blog Martin Varsavsky, empresario argentino/español
fundador de siete empresas en los últimos 20 años y presidente de la Fundación
Varsavsky, dedicada a mejorar las condiciones de la educación a nivel mundial,
recientemente el Banco Mundial ha elaborado un ranking en el que muestra el
porcentaje de la renta nacional que se reparte entre el 20% de la población más pobre
de cada país. Y desvela que algunos de los países más ricos no lo son para todos sus
ciudadanos.
A partir de esta clasificación del Banco Mundial se puede concluir que Estados Unidos,
pese a formar parte del G7, cuenta con una de las poblaciones pobres más pobres
(con un 5,4% de la renta nacional), al nivel de países como Burundi (5,1%), China
(5,3%), República Dominicana (5,1%), Ghana (5,6%), Guinea-Bissau (5,2%), Mongolia
(5,6%), Filipinas (5,4%) o Uruguay (5,4%). Por debajo de ellos, están la mayoría de
países de América Latina, África Subsahariana y sudeste asiático, mientras que los
mejor clasificados se localizan en Japón (10,6%) y en Europa, donde destacan
Finlandia (9,6%), Noruega (9,6%) y Suiza (9,1%). También España (7,5%) supera el
nivel de Estados Unidos aunque- reconoce Martínez- “tomar como unidad de medida
sólo la renta de un país nos lleva a engaño, porque en la pobreza entran en juego
otros factores como el nivel de sanidad o de educación”. “Continentalmente, el lugar
donde más desigualdad hay desde hace tres décadas es América Latina, con países
de rentas medias o nivel de desarrollo medio que, sin embargo, en conjunto reúne
muchos millones de personas pobres, junto con África Subsahariana, que aporta unos
350 millones más”, añade.
Las desigualdades son palpables a lo largo y ancho del planeta. Estos son sólo
algunos ejemplos, plasmados en el Informe sobre Desarrollo Humano 2005:
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En Brasil, el 10% más pobre de la población obtiene el 0,7% del ingreso
nacional y el 10% más rico el 47%.
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El ingreso promedio de Brasil es tres veces mayor que el ingreso promedio de
Vietnam. Sin embargo, el 20% más pobre de los brasileños posee un ingreso
muy inferior al ingreso promedio vietnamita.
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En Zambia, la relación entre el ingreso de los más ricos y el de los más pobres
es de 42 a 1.
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En Bolivia y Perú las tasas de mortalidad infantil de los niños pertenecientes al
20% más pobre de la población son entre cuatro y cinco veces mayores que
las de los niños del 20% más rico.
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La tasa de esta mortalidad en Estados Unidos es comparable a la de Malasia,
país que cuenta con un cuarto de los ingresos de Estados Unidos.
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Las tasas de mortalidad entre los niños afroamericanos de Washington son
mayores que las de los niños de Kerala, en la India.
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Más del 40% de quienes no tienen un seguro médico en Estados Unidos
tampoco cuenta con un lugar habitual para recibir atención médica cuando
enferma.
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Las madres afroamericanas tienen el doble de probabilidades que las mujeres
blancas de dar a luz bebés de bajo peso y sus hijos tienen dos veces más
probabilidades de morir antes de cumplir un año.
En el año 2000, los jefes de Gobierno de todos los países del mundo adoptaron ocho
compromisos para mejorar la situación de los millones de pobres del mundo. Ese año
firmaron y se comprometieron a hacer cumplir los Objetivos del Desarrollo del Mileno
(ODM), “una serie de objetivos sobre múltiples aspectos del desarrollo internacional
para que en los quince primeros años del tercer milenio se hubiera conseguido mejorar
el panorama mundial”, resume Pablo Martínez en su libro. En concreto, se pretende
que en 2015 se haya mejorado la situación mundial de desigualdad e injusticia social a
través de los ODM, que son:
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Erradicar la pobreza extrema y el hambre.El compromiso es reducir a la
mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por
día y el porcentaje de personas que padecen hambre.
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Lograr la enseñanza primaria universal.Para que todos los niños puedan
terminar un ciclo completo de enseñanza primaria.
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Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la
mujer.Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y
secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la
enseñanza para 2015
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Reducir la mortalidad infantil.Reducir en dos terceras partes la tasa de
mortalidad de los niños menores de cinco años.
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Mejorar la salud materna. Reducir la tasa de mortalidad materna en tres
cuartas partes
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Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.El objetivo es
detener y comenzar a reducir la propagación de estas patologías.
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Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.Se pretende incorporar los
principios de desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales,
invertir la pérdida de recursos del medio ambiente, reducir a la mitad el
porcentaje de personas que carecen de acceso al agua potable y mejorar
considerablemente la vida de, por lo menos, 100 millones de habitantes de
tugurios para 2020.
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Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. En este apartado se
busca desarrollar aún más un sistema comercial y financiero abierto, atender
las necesidades especiales de los países menos adelantados (acceso libre de
aranceles, cupos para las exportaciones de los países menos adelantados…),
atender a las necesidades especiales de los países en desarrollo sin litoral y de
los pequeños Estados insulares en desarrollo, encarar de manera general los
problemas de la deuda de los países en desarrollo, elaborar y aplicar
estrategias que proporcionen a los jóvenes un trabajo digno y productivo,
proporcionar acceso a los medicamentos esenciales en los países en
desarrollo, velar porque se puedan aprovechar los beneficios de las nuevas
tecnologías, en particular, los de las tecnologías de la información y de las
comunicaciones.
Para Martínez, cumplir el objetivo de reducir a la mitad los 1.100 millones de personas
pobres que hay en el mundo es posible, pero comprende varias estrategias diferentes.
En este sentido, distingue entre “las estrategias específicas de lucha contra la pobreza
en algunos lugares como África Subsahariana, y estrategias de lucha contra la
desigualdad en otras zonas como América Latina, donde las estrategias deben ir
orientadas a redistribuir la propiedad privada, los recursos naturales y las riquezas que
ese continente tiene”. No obstante, asegura que conseguir estos objetivos para 2015
es “perfectamente viable” ya que- según explica- igual que se ha conseguido
transformar el sida en una enfermedad crónica, “no necesariamente mortal”, se podría
conseguir con otras enfermedades “a través de terapias combinadas y soporte
financiero e institucional”.
“Además, desde el punto de vista económico también es viable -continúa-. El Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial publicaron un informe en 2002 en el que
calcularon que para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio tan sólo hacen falta
50.000 millones de dórales adicionales a lo que se entrega de ayuda actualmente.
Dicho de otra manera: duplicar el dinero que se destina a ayuda al desarrollo
actualmente. Parece mucho dinero pero desde 2002 hasta 2015, si sumáramos esos
50.000 millones de dólares, tendríamos una cantidad igual al 15% de lo que gastamos
los países ricos en armamento en sólo un año, es decir, que con una sexta parte de lo
que gastamos en armamento en sólo un año los países ricos, esa cantidad distribuida
en trece años permitiría tener recursos suficientes para cumplir los Objetivos de
Desarrollo del Milenio”.
Por último, aboga por la “voluntad política” de los Gobiernos del sur, para implementar
políticas distributivas entre la población, y de los Gobiernos del norte, “para destinar
más fondos, condonar la deuda externa o permitir que los países más pobres se
desarrollen ellos mismos”. La pretensión es que los países del sur desarrollen sus
industrias y sus producciones, a la vez que puedan comercializar sus propios
productos, “que tengan una verdadera oportunidad de desarrollar sus potencialidades
comerciales”. “La idea es impedir que no ocurra lo mismo que en Mozambique, que
habiendo sido un país exportador de leche, actualmente es imposible encontrar un litro
de leche producida en Mozambique porque toda la que se consume allí es leche en
polvo de una multinacional europea de origen holandés, que ha conseguido exportarla
a un precio inferior que el litro de leche mozambiqueño”, detalla.
LA POBREZA EN ESPAÑA
La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), elaborada por el Instituto Nacional de
Empleo (INEM) en 2004, cifra en algo más de ocho millones las personas que viven en
España en condiciones de precariedad, el 20% de la población. Unos datos que, para
el secretario general de Cáritas Española, Silverio Agea Rodríguez, suponen una
reacción de sorpresa para muchos porque “no estamos acostumbrados a entender
que pobreza no es sinónimo de extrema necesidad y que se dan muchas situaciones
personales, un 20%, en las que no se pueden satisfacer las necesidades humanas de
una manera digna”. El término pobreza ya no se identifica con otros como ‘sin techo’ o
‘mendicidad’. “De hecho, la encuesta del INE nos dice que hay pobres ‘con techo’, y
que son muchos”, agrega Agea Rodríguez.
Entre los datos que recoge el informe se encuentra el ingreso medio neto de los
hogares españoles, que se sitúa en los 21.551 euros anuales. Las comunidades
autónomas con mayores ingresos son Madrid (25.493 euros) y Cataluña (24.763
euros), mientras que Extremadura (16.470 euros) y Andalucía (18.336 euros) tienen
los más bajos. Además, refleja cómo el 7% de los hogares no puede permitirse tener
un coche ni el 44% unas vacaciones pagadas fuera de casa, al menos, una semana al
año, y destaca que son las mujeres las que se encuentran en una situación de mayor
riesgo, ya que el 20,8% está por debajo del umbral de pobreza relativa, frente al 19%
de hombres. En este sentido, la Unión Europea considera pobres todas aquellas
familias y personas que se sitúan económicamente por debajo del umbral del 50% de
la Renta media disponible neta(Rdn) en el conjunto del Estado y distingue entre:
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Pobreza extrema, menos del 15% de la Rdn.
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Pobreza grave, entre el 15 y 25% de la Rdn.
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Pobreza moderada, entre el 25 y el 35% de la Rdn.
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Precariedad social, entre el 35 y el 50% de la Rdn.
Por su parte, el último Informe Foessa, elaborado por Cáritas Española y la Fundación
Foessa, hace hincapié en la edad cada vez más joven de la población española en el
umbral de pobreza, hasta el punto de que, afirma, ,”el 44,1% del total de pobres tienen
menos de 25 años”. “Es un sector sobre el que es posible incidir positivamente, pero
siguen sin darse los pasos necesarios, como son afrontar la distribución y las
transferencias presupuestarias necesarias, dotar al empleo de integración social de la
suficiente relevancia en la negociación colectiva y en los planes de empleo, y dotar a
la protección familiar los niveles adecuados”, reflexiona Agea Rodríguez. “Los
obstáculos a los que se enfrentan las personas pobres para vivir con plenitud su
dignidad humana son una cuestión que atañe a todos -asevera-, al conjunto de la
sociedad civil”.
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