Historia de la Neurocirugía española (1950)

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Historia de la Neurocirugía española (1950)
José Ma Izquierdo
Hospital Valdecilla. Santander.
Por otra parte, en algunos casos se han observado orificios de trepaciones junto a indicios de fracturas o hundimientos. Además, existen en la actualidad algunos pueTambién en la península Ibérica es la Neurocirugía la
blos de Mrica e Indonesia que culturalmente están en el
especialidad más antigua de la que se tiene noticia, pues
Neolítico, y practican trepaciones terapéuticas para quitar
parece innegable que la primera intervención quirúrgica
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esquirlas óseas en hundimientos y fracturas craneales.
realizada en nuestro suelo fue la trepanación craneal, operación que practicaban con relativa frecuencia los habitanCuando el hombre aprende a trabajar los metales (edates de la Europa del Neolítico, (5.000 - 2.000 años antes
des
del bronce y del hierro), comienza a fabricar ya serde J.e.) y también, aunque más ocasionalmente, en épocas
virse
de espadas; puñales y lanzas, que antes hieren el
posteriores, como la edad del bronce o la edad del hierro.
tronco que la cabeza. Coincide esto con una notable disminución de las trepanaciones, lo que puede indicar que
Cráneos con indudables señales de haber sido perloraefectivamente estas intervenciones se hacían en muchos
dos quirúrgicarnente han aparecido en numerosas regiones
casos con una clara intención terapéutica.
españolas: Levante, Baleares, La Mancha, Andalucía, Cataluña, Vascongadas, Canarias, etc., y de su estudio puede
Es, sin embargo, indudable también, que numerosas trededucirse que muchas de estas intervenciones fueron reapanaciones
obedecieron a sentimientos mágico-religiosos.
lizadas en el sujeto vivo, sobreviviendo el paciente a la inEn
algunos
yacimientos de restos craneales (Canarias), el
tervención, lo que se demuestra por el crecimiento óseo
número
de
cráneos
trepanados supera el 10% de la poblamarginal. En otros casos se realizaban en el cadáver, tal
de
la
tribu,
cifra
desmesurada para ser atribuida a trepación
vez para obtener discos de hueso craneal que probablenaciones
terapéuticas.
Se observa también que --en ciertos
mente fuesen empleados como amuletos.
pueblos- una mayoría corresponde a cráneos de adolescenDos motivos diferentes parecían impulsar a los cirujanos
tes o jóvenes (la mortalidad se cifra en un 60% ó 70%), lo
craneales prehistóricos a practicar trepanaciones. En unos
que induce a pensar que pudieron ser trepanados en algún
casos, la intención terapéutica del procedimiento parece claritual de iniciación mística, religiosa, guerrera o similar.
ra. En otros, más probablemente se tratase de creencias máTendría así un significado parecido a la circuncisión. De hegico-religiosas, impulsos místicos o iniciaciones rituales.
cho, en las islas Canarias los antiguos guanches practicaban
trepanaciones lineales en la región frontal que sin duda dejaQue muchas trepaciones fueron realizadas con el fin
ban señal visible e indeleble en los operados supervivientes.
de «explorar» o curar traumatismos craneales, parece indudable. En primer lugar, y como queda dicho, su mayor
La obtención de amuletos, y la eventual salida de los
frecuencia acontece en el Neolítico, es decir en la época
espíritus o humores malignos causantes de la enfermedad
en que las armas que existen son hachas, mazas, hondas y
(probablemente de cualquier enfermedad) fueron sin duda
otras armas de empuñar y arrojadizas. Todas ellas lesioresponsables de no pocas trepanaciones, como también
nan con facilidad la cabeza, y preferentemente las regioocurre hoy día en pueblos de civilizaci~ne.s...primitivas.
nes parietales. Las hachas y las mazas, empuñadas por individuos diestros, tienden a golpear en el hemisferio izParece razonable pensar que en esta cirugía prehistóriquierdo del oponente. Es además sabido, que las luchas,
ca, como en la actual, no existieron motivos únicos, sino
las agresiones y los traumatismos son más frecuentes en
que el pensamiento mágico, el empirismo y un incipiente
varones. Todo encaja perlectamente con lo observado en
racionalismo, junto al sentimiento innato en muchos homlos numerosos cráneos trepanados en esta época, que suebres de tratar de ayudar al herido, hayan influido y se halen estarlo en el lado izquierdo, en la región parietal y en
yan combinado entre sí, dando origen a esta intervención
individuos del sexo masculino.
quirúrgica antiquísima que es la trepanación craneal.
1.- Cirugía Craneal Prehistórica
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Historia de la Neurocirugía española (1950)
2.- Edad Antigua
No disponemos apenas de relatos de trepanaciones en
esta época en nuestro país, pero es indudable que -al igual
que ocurrió con el resto de la incipiente cirugía- nuestra especialidad hubo de recibir las favorables influencias de las
tres grandes civilizaciones que sirven de base a la cultura
occidental: la de Egipto y Oriente Medio, la Griega y la Latina. Todas tuvieron cumplida representación en España.
Los egipcios poseían grandes conocimientos anatómicos, quizás por su costumbre de embalsamar a los muertos, lo que les permitiría también observar más profundamente las heridas o lesiones que habían sido tratadas en el
vivo, lo que constituye una rudimentaria práctica anatomo-clínica.
Neurocirugía
realizaban las trepanaciones con gran meticulosidad, limpieza y cuidado.
Los cirujanos del mundo romano, en el que estaba perfectamente integrada la península Ibérica, realizaron también trepanaciones, empleando tanto los perforadores y las
fresas como los trépanos de corona (trefinas), ya descritos
por los hipocráticos. También utilizaban un instrumento
para evitar la rotura de las meninges (guarda-meninges)
así como topes metálicos que impedían que el trépano pudiera introducirse bruscamente en la cavidad craneal (trépanos abaptistas).
Estas intervenciones eran realizadas casi exclusivamente en los traumatismos craneales, y con mayor frecuencia en los que se acompañaban de fracturas y hundimientos.
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Practicaron
algunas trepanaciones, fundamentadas en
3.- Cirugía Craneal Medieval
sus saberes anatómicos (conocían el cerebro, las meninges, los ventrículos cerebrales, etc.) y clínicos (otorragia,
Existe una corriente histórica reciente que tiende a
estrabismo, hemiplejia, etc.), aunque en muy escaso núconsiderar
la Edad Media como una etapa de progreso,
mero, pues preferían los tratamientos conservadores. Su
desarrollo
y
creación cultural, antes que de oscurantismo,
influencia en España se realizó, básicamente, a través de
las culturas griega y latina, que incorporaron a su acervo
retroceso y barbarie, como venía siendo más clásico admiquirúrgico muchos de los importantes saberes egipcios.
tir. Si esta actitud moderna pudiera ser exacta aplicada a
algunas ramas del saber humano, no lo es, ciertamente paLa cirugía griega, sin duda con gran influencia en la
ra la Neurocirugía, que apenas se desarrolló, cuando no
península Ibérica, marca el comienzo de la era científica
retrocedió, en los mil años que median entre la caída del
para esta noble actividad humana. El gran mérito de Hipóimperio romano de Occidente y el descubrimiento de las
crates y de su escuela, consiste en hacer, enseñar y proIndias occidentales.
pugnar una Medicina y una Cirugía científicas, basadas en
Ciertamente, hubo en Bizancio (Pablo de Egina), en
la observación y el razonamiento, eliminando los sentiFrancia (Guy de Chauliac) y en Italia (Rogerio), cirujanos
mientos y creencias mágicas o religiosas. Demostrativo es
el juicio que hace del «mal sagrado», es decir de la epilepque practicaron algunas trepanaciones y que realizaron
sia. Dice Hipócrates que esta enfermedad, a pesar de su
modestas contribuciones a los conocimientos y a las técnicas neuroquirúrgicas durante la Alta Edad Media; pero la
nombre, no se produce por causa sobrenatural alguna, sino
única excepción que realmente merece tal nombre, y que
que son las lesiones del cerebro las responsables de la sindestacó ampliamente de todos sus colegas citados, a los
tomatología epiléptica, como lo prueban las lesiones que
que precedió en muchos años, fue el gran cirujano espase encuentran en los cerebros de las cabras epilépticas.
ñol, cordobés, Abulcasis, que nació probablemente en el
Puede ser oportuno recordar que más de mil años más taraño 936 y murió en el 1013.
.
de, en toda Europa se quemaron en la hoguera a no pocas
epilépticas por suponerlas «brujas endemoniadas».
Las contribuciones de Abulcasis a la Neurocirugía son
científicas y técnicas.
Puede pues afirmarse que Hipócrates sacó a la Medicina y a la Cirugía de las garras de la superstición y de la
Desde el punto de vista científico, Abulcasis recogió
magia, y la entregó al vuelo de la observación, del método
todos
los saberes griegos y latinos r~ferentes a la cirugía,
y del buen sentido.
y aconsejó el estudio de la Anatomía como paso previo a
Realizaron los cirujanos griegos numerosas trepanala práctica quirúrgica. Describió los hundimientos que hoy
ciones, especialmente en los traumatismos de cráneo, epillamamos «en pelota de ping-pong» señalando que se prolepsia, ceguera y cefalea. Refrigeraban el trépano con
ducen en los niños porque aún tienen el cráneo «húmedo».
agua fría, y ponían cuidado en no herir la duramadre. Eran
Recomendó también la máxima limpieza y el mayor cuipartidarios de heridas limpias y secas, y trataban siempre
dado en el tratamiento de las heridas, al contrario que mude aproximar sus bordes. Procuraban tener su instrumental
chos de sus coetáneos, que acumulaban sobre ellas sustanlimpio y bien dispuesto para poder operar de urgencia, y
cias disparatadas o inútiles, cuando no perjudiciales.
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Historia de la Neurocirugía española (1950)
Técnicamente, describió un tope, que impide la lesión
accidental del cerebro; recomendó la esquirlectornía en los
hundimientos craneales, empleó el opio y la mandrágora
como agentes anestésicos en las intervenciones, y realizó
craniectomías amplias mediante varios agujeros de trépano
que comunicaba después entre sí. Al igual que sus antecesores griegos, mantenía limpio y dispuesto el instrumental
quirúrgico para ser utilizado en cualquier momento.
Neurocirugía
centista, probablemente por la libertad de pensamiento,
afán de saber y espíritu crítico que este movimiento cultural y científico trajo consigo. En esta época, y en el campo
neuroquirúrgico español, destacan -entre otros muchosel guadalajareño Andrés Alcázar, el pacense Francisco
Arceo, y el vallisoletano Daza Chacón.
Andrés Alcázar ejerció su profesión en Castilla la Viej a durante la mayor parte del siglo XVI, siendo nombrado
La obra de Abulcasis, que representa la esencia de tocatedrático de Cirugía de la Universidad salmantina en
do el saber neuroquirúrgico anterior'a él, fue divulgada en
1567. Fue hombre habilidoso, que gustaba de fabricar
el resto de Europa (especialmente Francia e Italia), gracias
nuevos instrumentos recogiendo las ideas de los artesanos,
a la Escuela de Traductores de' Toledo, que difundía los
a los que visitaba en sus talleres. Sus contribuciones a la
saberes árabes, judíos y cristianos. Gerardo de Cremona y
Cirugía craneal son técnicas y científicas. Respecto a las
sus colaboradores de Toledo tradujeron el tratado de Ciprimeras, hay que señalar el trépano de su invención, que
rugía de Abulcasis, que pudo así ser conocido en el Occipresentaba como novedad un manubrio que facilita el giro
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dente cristiano
y ser enseñado
enhttp://www.revistaneurocirugia.com
las jóvenes Universida- el 02/12/2016.
de las
fresas, inspirado en los berbiquíes de los carpintedes que comenzaban entonces su ilusionada andadura.
ros, y que es muy similar al que empleamos hoy día. Ideó
también diversos topes, que colocaba en las trefinas con el
4.- La Cirugía Craneal del Renacimiento y la Ilustrafin de hacerlas insumergibles. Estos topes podían dispoción
nerse a alturas variables, ajustándose al espesor del cráneo
de los pacientes. Estos artificios técnicos tuvieron gran diEl gran movimiento cultural que' iiamamos Renacifusión, sobre todo P?r Francia e Italia.
miento, al aplicar criterios racionales -yen ocasiones experimentales- a las ciencias, y también a la Cirugía, va a
Mayor intéres aún tiene su contribución científica, rehacer que ésta se desarrolle notablemente.
cogida en su libro «De vulneribus capitis», en el que se
trata de las heridas craneales y de las indicaciones de la
Gracias a Abulcasis y a sus traductores, así como a la
trepanación. En opinión de Laín Entralgo, el estudio de
existencia de Universidades en las que se comienza a enAlcázar acerca de las indicaciones de la trepanación es
señar la Cirugía, son los países de la El.1ropa mediterránea
uno de los mejores del siglo, si no el mejor, enseñando a
(Francia, Italia y España) los que presentaban mayor nivel
considerar mucho más los síntomas y signos que presenta
neuroquirúrgico en estas épocas renacentistas.
la heri~a y que se observan en el paciente, que la fractura
en sí nllsma. A la hora del diagnóstico, pronóstico y trataComo indica López Piñero: «Mientras que en el resto
miento, considera Alcázar toda la sintomatología neurolóde las naciones, en efecto, subsistió dll.f.ante el Renacigica: pérdida de conciencia, vómitos, transtornos mentamiento la extrema separación entre médicos internistas de
les, transtornos motores, etc., sintomatología que valora y
tipo universitario y cirujanos -barberos sin formación
sopesa antes de indicar y realizar la trepanación.
científica, agrupados en gremios artesanales-, en Italia y
en España la Cirugía tenía Cátedras en las más importanCorresponde a Francisco Arceo, natural de Fregenal de
tes Universidades ... Andrés Alcázar y Juan Calvo son cala
Sierra
(Badajoz), y estudiante de Alcalá, el mérito de
tedráticos de Cirugía en las Universidades de Salamanca y
haber
descrito
claramente un hematoma intracraneal: «duValencia ... Francisco Arceo, Dionisio Daza Chacón y
rante
una
riña
entre dos hombres, uno de ellos golpeó al
Juan Fragoso, médicos cirujanos formados en Universidaotro
con
una
piedra
en la cabeza. El que recibió el golpe,
des como Alcalá y la propia Salamanca. Este desnivel enpese
a
llevar
casco,
gravemente afectado por él, vino intre la Cirugía de los tres grandes países mediterráneos y la
mediatamente
en
tierra
y enseguida, mientras era levantadel resto de Europa se refleja de forma acusada en lo refedo
por
los
que
acudieron,
vomitó ... Al día.siguiente treparente a la trepanación. En aquellos, el problema consistía,
né
el
cráneo,
apareciendo
una fisurita apenas de la sutileza
como vamos a ver, en su práctica excesivamente frecuente
de
un
cabello.
Encontré
gran
abundancia de sangre coague indiscriminada, por lo que todos los esfuerzos se volcalada
y
negra
que
pasaba
a
la
duramadre
... El enfermo curon a delimitar con mayor propiedad las indicaciones y a
ró
sin
que
le
sobreviniese
complicación
alguna».
mejorar las técnicas. En los demás países, por el contrario,
la dificultad era el desconocimiento de la operación».
El libro de Cirugía de Arceo fue estudiado en toda EuCiertamente, la práctica de las intervenciones cranearopa, a través de sus siete ediciones en latín, una en inglés,
les alcanzó un extraordinario .desarrollo en la España renatres en alemán y una en holandés.
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Historia de la Neurocirugía española (1950)
Quizá el más completo, sensato y experto de los cirujanos que practicaron trepanaciones craneales en aquella
época, fue D. Dionisia Daza Chacón, nacido en Valladolid
en 1503, aproximadamente, y formado en las Universidades vallisoletana y salmantina. Acompañó al emperador
Carlos y al rey Felipe en las campañas de Flandes y de
Alemania, y a D. Juan de Austria en la batalla de Lepanto.
Vivió más de 80 años, siendo testigo de varias ediciones
de su libro «Práctica y teoría de Cirugía», en el que expone no sólo los saberes clásicos, sino los que tuvo ocasión
de aprender en su larga experiencia de guerra y de paz.
Neurocirugía
nera; si lo es, ni porque sea llena ni menguante no se ha de
dejar de hacer...».
Si durante el Renacimiento es innegable que está España a la cabeza de la cirugía craneal de la época, no es
menos cierto que en los años que siguen asistimos a un
desplazamiento progresivo de la vanguardia de los saberes
y realizaciones neuroquirúrgicas hacia el norte de Europa.
No obstante, durante el siglo XVII aún se publican en
España trabajos interesantes y se practican intervenciones
craneales por algunos discípulos de los grandes maestros
renacentistas
ya citados. Destaca entre ellos Cristóbal de
A las heridas de cabeza dedica 18 capítulos (lOO págiMontemayor,
quien expone así las indicaciones de la cranas) del mentado libro, mostrándose partidario de la trepaniectomía:
«en
tres casos es necesario que se abra la cabenación para los hundimientos y las fracturas grandes o
za
y
se
forme
llaga
y se penetre el cráneo. El primero es
conrninutas, aunque siempre con la mayor moderación y
cuando
la
cantidad
de
sangre grumosa es tanta que no eseconomía Documento
posibles:descargado
«pero una
cosa os ruego y aún osella
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peremos
que
naturaleza,
ayudada con los beneficios del
amonesto, y es que la menos carnicería que pudieres haarte,
la
pueda
atenuar
y
resolver.
El segundo cuando hay
cer, hagáis». No duda en hacer la indicación quirúrgica uralguna
brizna
de
hueso
que
con
su
punta está punzando la
gente en los hundimientos: «en las fracturas en que hay
membrana.
El
tercero
cuando
de
la
fractura se apartó alhueso que comprima la membrana o la punce, en el misgún
pedazo
de
hueso
que,
asentándose
sobre las membramo instante (si fuera posible) se ha de hacer la obra, pornas,
las
comprime
y
aún
tal
vez
hay
que
comprime la susque de estar el hueso comprimiendo las membranas síguetancia
del
cerebro.
Y
como
en
estos
tres
casos naturaleza
se estar el herido estupefacto y perder el movimiento de
ni
los
medicamentos
no
pueden
hacer
suficientemente
lo
todo el cuerpo». «Si los huesos quebrados comprimieran
necesario,
de
necesidad
se
ha
de
abrir
el
cuero
y
carne,
la membrana, habéis de quitar los que más daño hicieren,
formar llaga, penetrar el cráneo ... ».
y los demás (por no descubrir tanta cantidad de membrana) levantarlos y componerlos de manera que no compriEl siglo XVIII y la primera parte del XIX no aportan noman la membrana... ».
vedades de interés neuroquirúrgico, y la cirugía craneal española -con algunas excepciones, como la de Diego de ArIgualmente recomendó la intervención de los hematogumosadecae progresivamente en cantidad y en calidad.
mas y abscesos postraumáticos: «Si debajo del casco está
alguna cantidad de sangre extravenada, o de materia ya
En cambio a finales del siglo XIX, especialmente en
engendrada y hecha, ¿Cómo se ha de sacar sino haciendo
sus
últimas décadas, se produce un resurgir poderoso e
orificio en el mismo hueso por donde salga?».
ilusionado de numerosas ciencias biológicas y médicas,
como la Neurología clínica y la Cirugía general. Fruto de
La necesidad de un buen aprendizaje y entrenamiento,
ello será el nacimiento de la Neurocirugía actual:
así como de la necesaria prudencia antes de practicar las
intervenciones neuroquirúrgicas son claramente expuestas
por Daza Chacón: «Pero advierto que el que hubiere de
Los orígenes de la Neurocirugía Española
hacer esta obra de penetrar o perforar el casco ha de ser
hombre muy ejercitado y que tenga cien ojos de buen enHemos visto cómo desde la remota Prehistoria hasta
tendimiento ... porque cualquier descuido por pequeño
los no lejanos años que cierran el siglo XIX, el hombre
que fuere que se cometiere en este negocio será echar al
siente la necesidad de realizar intervenciones quirúrgicas
enfermo en la sepultura. Dígolo porque hay muchos ciruen el cráneo y en sus cubiertas.
janos que saben muy poco del arte y tan atrevidos que no
Hasta doblar el siglo, esta cirugía es-casi siempre crase les da más penetrar a uno, que trasquilarle el pelo de la
neal,
pocas veces craneocerebral y casi constantemente
cabeza».
responde a una etiología traumática, si exceptuamos los
Su espíritu científico y el rechazo de los ensalmos y
motivos mágico-religiosos de algunas trepanaciones
sortilegios que aún se utilizaban en esta época, queda paprehistóricas.
tente en el siguiente párrafo: «... también se ha de advertir
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, en Europara penetrar a uno si es luna llena o menguante, y para
pa
occidental
y también en España, comienza a practicarse
mí este negocio es donaire, porque o es necesaria la peneuna
Cirugía
craneocerebral
que no es solamente reparadotración o no; si no lo es, no se ha de hacer de ninguna ma167
Historia de la Neurocirugía española (1950)
ra de heridas y fracturas craneales, que no busca sólo descomprillÚr el cerebro y recomponer el cráneo, sino que es
capaz de diagnosticar gran número de procesos intracraneales no traumáticos, y después de diagnosticarlos, es capaz de abrir la cavidad craneal y realizar la extirpación o
corrección de los dichos procesos morbosos.
Se cierra así el capítulo de la Cirugía craneal, externa,
traumática, y se abre el de la Cirugía del Sistema Nervioso, el de la Cirugía neurológica o Neurocirugía.
Neurocirugía
quirúrgicos de anestesia y antisepsia, con los clínicos de
diagnóstico topográfico y en ocasiones etiológico. En
1939 finaliza la guerra civil, y pronto comenzará la Neurocirugía su andadura como especialidad autónoma, ya
desligada de la Cirugía general.
Entre estas dos fechas transcurre casi medio siglo, en
el que se van a ir fraguando progresivamente los dos pilares -neurológico y quirúrgico- que fundamentan y vertebran la moderna Neurocirugía.
Las razones por las que se produce este trascendente
Esta evolución es pareja a la que tiene lugar en el resto
cambio, que afecta a la propia esencia de la moderna Neude Europa por esas fechas. En este terreno, España, si bien
rocirugía, son a llÚ juicio varias, pero tres de ellas me pano llegó a colocarse en cabeza, como en la época renacenrecen decisivas: los progresos de la Cirugía, el nacillÚento
tista, tampoco se queda rezagada como en los siglos
de la Neurología clínica y el desarrollo de los métodos auXVIll y casi todo el XIX. Tal vez ello sea debido a dos
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xiliares de diagnóstico.
causas íntimamente relacionadas entre sí: el magnífico nivel que alcanzó la ciencia española en esos cincuenta años
La Cirugía --es ya tópico decirlo- da pasos de gigante
que doblan el siglo (que constituyen lo que Lain Entralgo
gracias a la anestesia y a la antisepsia, que aparecen amha llamado «el medio siglo de oro»), y la indiscutible cabas por estos años. Con ellas, puede realizarse con relativa
tegoría intelectual y humana de sus cultivadores, que forcomodidad y cierta seguridad, la Cirugía de las cavidades
man la llamada «generación de sabios», de la que López
orgánicas, que era hasta entonces, sin anestesia ni antisepPiñero dice lo siguiente: «Constituída por hombres nacisia, de penosa ejecución y deprimentes resultados.
dos en tomo a 1850, esta generación significó, por una
parte, la existencia de un nivel medio equivalente al euroLa Neurología, a su vez, surge pujante como consepeo, y por otra, la reincorporación de nuestro país al terrecuencia de los descubrillÚentos neurohistológicos (neurono de las contribuciones originales de primera importancia
na, glia, vías nerviosas, etc.), neurofisiológicos (descarga
universal. La máxima figura de la llÚsma fue, como es saneuronal, electroestimulación, centros nerviosos, localizabido, Santiago Ramón y Cajal, pero el extraordinario briciones cerebrales, etc.), y neuropatológicos (diagnóstico
llo de su obra no debe hacernos olvidar el notable relieve
topográfico, síndromes diversos anatomoclínicos, localizade las aportaciones de coetáneos suyos, como el antropóciones cerebrales, etc.). La importancia del descubrinúento
logo Olóriz, los bacteriólogos Ferrán y Turró, el fisiólogo
de las localizaciones cerebrales con vistas al diagnóstico
Gómez Ocaña, los cirujanos San Martín y Ribera, etc.».
topográfico, no necesita ser subrayada, y sin duda fue una
importante base para el nacillÚento de la Neurocirugía.
Este magnífico desarrollo de las ciencias biológicas, y
concretamente
de la Cirugía y de la Neurología, es el que
Los métodos de diagnóstico permiten, cada vez con
da origen a nuestra especialidad, cuyos primeros cultivadomayor seguridad, conocer la existencia y la ubicación de
res provenían bien del campo neurológico, adquiriendo
los procesos patológicos intracraneales. El oftalmoscopio,
después una formación quirúrgica complementaria, bien
la punción lumbar, el análisis de LCR, la radiología cranedel quirúrgico, siendo cirujanos que iban dedicándose preocerebral, el EEG y la ventriculografía gaseosa, junto con
ferentemente a la cavidad craneal, y que adquirían los cola aplicación clínica de la doctrina de las localizaciones
nocillÚentos neurológicos precisos para su nueva actividad.
cerebrales, van a permitir que el cirujano abra la cavidad
craneal sabiendo, más o menos, lo que busca, y -aproxiEn España hubo más de los segundos que de los primemadamente- dónde se encuentra.
ros, y la gran mayoría de las intervenciones neuroquirúrgicas -si no todas- del siglo XIX fueron realizadas por ciruEste profundo cambio en el diagnóstico y en la técnijanos
generales, apoyados en el diagnóstico por grandes
ca, que configura y define el origen de la Neurocirugía acneurólogos,
como Barraquer Roviralta en la Barcelona finitual, tiene lugar en la Europa occidental durante el último
secular,
o
Serafín
Buisen en el madrileño Instituto Rubio.
tercio del siglo pasado y el primero del presente.
Algo más tarde, ya en el siglo XX, algún neurólogo se deciEn España, los orígenes de la Neurocirugía pueden fide a empuñar el bisturí, como López Albo en Bilbao y Sanjarse aproximadamente entre 1890 y 1939. En 1890 se
tander, o Bueno Huarte en San Sebastián, pero en España,
repito, y salvo las excepciones mencionadas, la balbuciente
abre la década que vería las primeras intervenciones cráNeurocirugía se mecía en la cuna de la Cirugía general.
neocerebrales que se realizaQ combinando los métodos
168
Historia de la Neurocirugía española (1950)
El desarrollo de la Neurología clínica fue, sin embargo, decisivo para el alumbramiento de la Neurocirugía.
Como hemos indicado, la Neurología progresa gracias a
los descubrimientos neurohistológicos, en los que destacan Simarro, Cajal, Achúcarro y Río-Hortega, entre otros
muchos; a los neurofisiológicos, en los que hay que citar a
Gómez Ocaña, Pi i Sunyer, y Bellido Goldferichs; y a los
neuropatológicos, cultivados por Río-Hortega, Achúcarro,
Lafora y Villaverde, como destacados. Todo ello propició
un serio y riguroso ambiente neurológico, primero en Barcelona, con Bertrán y Rubio como precursor, y más expecialmente con Barraquer Roviralta y Barraquer Ferré, y
después en Madrid, con Serafín Buisen, Nicolás Achúcarro, Gonzalo Lafora, José Ma Villaverde y Enrique Fernández Sanz, entre otros.
Neurocirugía
con Chipault y en Lyon con Jaboulay, dos grandes cirujanos del Sistema Nervioso.
Al igual que su maestro de Lyon, se dedicó Otero a la
cirugía del simpático y a la del periférico, practicando en
el Instituto Rubio, en 1898, extirpaciones del simpático
cervical como tratamiento de la epilepsia. Otero y Rubio
redactaron una parte del primer volumen del Tratado de
Chipault sobre cirugía nerviosa.
En la Facultad de Medicina (San Carlos), José Ribera
Sans (1852-1912) practicó craniectomías en epilepsias
jacksonianas y abscesos cerebrales en el año 1890 y siguientes. En el terreno teórico, destaca su discurso de contestación al de ingreso en la Real Academia de Medicina
de Madrid del DI. Miguel y Viguri, que versó sobre la craniectornía en la tradición quirúrgica española, que es conTanto Barraquer
Roviralta en el Hospital de la Santa
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ceptuado
todos los
autores
como una
obra
modelo.
Creu i Sant Pau en Barcelona, como Serafín Buisen en el
Instituto Rubio de Madrid, diagnosticaron numerosos proTambién en la Facultad trabajó Alejandro San Martín,
cesos intracraneales y alentaron a los grandes cirujanos
que se polarizó hacia la extirpación del ganglio de Gasser
del momento a intentar la extirpación de los mismos, lo
en las neuralgias del trigémino, lo que realizó a partir de
que realizaron numerosas veces con éxito. Estos cirujanos
1900, con técnica personal que llamaba «de escisión esfepracticaron las primeras intervenciones neuroquirúrgicas
noidal de dentro afuera», en la que pasaba la sierra de Gide nuestro país en Madrid, en Barcelona, y en otras progli por el agujero oval.
vincias, especialmente Vizcaya.
Discípulo de San Martín fue Goyanes Capdevila, que
también
realizó a primeros de siglo extirpaciones del ganMadrid
glio de Gasser, y en 1915 publicó un trabajo de revisión
acerca del tratamiento de los tumores cerebrales.
En el Instituto de Terapéutica Operatoria (Instituto Rubio), trabajó su fundador, Fedérico Rubio y Galí (18271902), que entre 1890 y 1902 realizó craniectornías en
epilepsias jacksonianas postraumáticas, diagnosticadas
por el neurólogo de la institución Serafín Buisen. Ideó
también y practicó (1892) un abordaje al ganglio de Gasser por la que él llamó «vía pterigoidea», método original
que mereció ser citado por Chipault en su Tratado de Cirugía del Sistema Nervioso, publicado en París en 1902.
En este mismo centro trabajó Eulogio Cervera Ruiz
(1855-1916), quien realizó también craniectomías para
evacuar abscesos, entre 1892 y 1900 (en 1892 diagnosticó
y extirpó con éxito un absceso cerebral encapsulado, que
asentaba en. el área de Broca y provocaba afasia), así como neurorrafias del ciático y del cubital. Cervera Ruiz publicó en 1903, en Madrid, un pequeño libro titulado «Neurología quirúrgica», en el que recoge varios casos intervenidos por él. En 1915 organizó un curso dedicado a los tumores cerebrales, en el que participaron Achúcarro, Gómez Ocaña, Femández Sanz y Goyanes Capdevilla.
También en el Instituto Rubio hizo intervenciones
neuroquirúrgicas el inquieto cirujano gallego Manuel Otero Acevedo (1865-1920), formado en Santiago de Compostela y especializado en Cirugía neurológica en París,
En el Hospital de la Princesa practicaron intervenciones neuroquirúrgicas Antonio Cospedal (1855-1949) en
traumatismos (1896), y Joaquín Berrueco en tumores. Este
último, en 1908, extirpó un tumor de la fosa posterior
diagnosticado por Femández Sanz.
En el Hospital Militar de Carabanchel, Jerónimo Pérez
Ortiz practicó arriesgadas intervenciones cerebrales, especialmente en epilepsias focales, con resultados excelentes,
en esta última década del siglo XIX. El también cirujano
militar Rafael Larra Cerezo, realizó una notable contribución teórica publicando en 1881 una monografía titulada:
«La trepanación. Apuntes de su importancia, indicaciones
y relaciones entre su estudio y el de las localizaciones».
En el Hospital Provincial, algo más tarde, trabajó Eugenio Díaz Gómez, madrileño, de q1,!ien..dice Alvarez Sierra que fue «fundador del Servicio de Neurocirugía en el
Hospital Provincial de Madrid, y primer cirujano español
que se ha dedicado a esta especialidad, después de actuar
brillantemente como. cirujano general».
Díaz Gómez fue también notable escritor y publicista,
presidente de la Academia Médico-Quirúrgica y del Colegio de Médicos de Madrid.
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Neurocirugía
Historia de la Neurocirugía española (1950)
Además de los mencionados hubo en la primera época
algunos otros cirujanos generales que más o menos esporádicamente realizaron alguna intervención neuroquirúrgica, como Barragán Bonet (1899), Angel Pulido (1893) y
Slocker de la Rosa (1911). Más tarde, en los años anteriores a la guerra civil, cabe citar a Estella, González Duarte
y González Aguilar, entre otros. MaYbf dedicación neuroquirúrgica mostraron posteriormente, ya en la guerra, Ya~a López y sus numerosos discípulos.
Barcelona
En el Hospital de la Santa Cruz y ·San Pablo, Alejandro Planellas intervino en 1881 un traumatismo craneocerebral cuyo diagnóstico realizó gracias a la aplicación de
la doctrina de las localizaciones cerebrales.
varios traumatismos craneoencefálicos, hematomas postraumáticos y epilepsias focales, con excelentes resultados, lo que dio origen a una publicación monográfica titulada «De las fracturas del cráneo y de la trepanación». Los
trabajos de Areilza fueron también recogidos por Chipault
en su Tratado de Cirugía Nerviosa, y el gran cirujano Ribera se refiere a Areilza como «el cultivador más destacado de la cirugía craneocerebral en España».
También en Bilbao, aunque algunos años más tarde,
trabajó en el Hospital Civil D. Wenceslao López Albo,
que intervino en 1916 un tumor del ángulo pontocerebelo~
so, y en 1918 publicó acerca de varios tumores frontales,
alguno intervenido con éxito.
En Santander, el mismo López Albo fundó un Servicio
de Neuropsiquiatría y Neurocirugía, en 1929 en la Casa de
Salud Yaldecilla, en el que se realizaron numerosas intervenciones. En esta labor fue sucedido por Aldama.
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En 1882 comienza Barraquer Roviralta su fecunda actividad neurológica, y unos años más tarde diagnostica algunos procesos intracraneales que intervienen los grandes
cirujanos catalanes Antonio Raventós Ariño (1869-1919),
Enrique Ribas i Ribas (1870-1935), Gabriel Estapé Pagés
y Manuel Corachán García (1881-1942).
Ribas y Estapé, en 1904 y 1907 respectivamente, practican la resección del ganglio de Gasser en sendas neuralgias del yo par, y en 1916 Raventós extirpó con éxito un
tumor de la fosa posterior.
En los años previos a la guerra civil, destacó en Barcelona Corachán Llort, quizás el único que se iba polarizando exclusivamente hacia la Neurocirugía, tal como hacía
Díaz· Gómez en Madrid. De Corachán Llort, dice Reyes
que «había iniciado ya su actividad neuroquirúrgica altamente especializada, dejando un arsenal de material neuroquirúrgico realmente extraordinario. Este médico, hombre joven, avanzado en la especialidad de Neurocirugía,
murió precisamente en la guerra civil española».
En el Hospital del Sagrado Corazón practicó intervenciones neuroquirúrgicas una de las grandes figuras de la
Cirugía española, Don Salvador Cardenal Fernández
(1852-1827). En 1902 intentó extirpar un glioma parietal,
y a partir de 1910 operó algunos tumores cerebrales y
quistes parasitarios.
Cabe destacar también a Juan Puig Sureda, uno de los
primeros (a mi juicio el primero) en practicar en España el
abordaje a la hipófisis por vía transesfenoidal, y a Trías
Pujol, que también realizó por esos años alguna intervención neuroquirúrgica esporádica.
Otras capitales
En Bilbao fue un gran precursor D. Enrique Areilza y
Arregui (1890-1926) quien eg. 1887 ya había intervenido
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En San Sebastián, Bueno Ituarte realizó también alguna intervención neuroquirúrgica. López Albo y Bueno,
fueron de los escasos pioneros que provenían del campo
neurológico y que aprendieron más tarde la técnica quirúrgica precisa para realizar sus intervenciones cerebrales.
En Zaragoza, el cirujano Francisco Arpal realizó a finales del siglo pasado trepanaciones, fundamentalmente
en traumatismos, publicando en 1897 una notable monografía de neurotraumatología.
En la misma ciudad, algo más tarde (1917), Lozano
Monzón opera y publica casos de tuberculomas encefálicos y otros procesos expansivos intracraneales.
Por último, cabe citar, en Santiago de Compostela a D.
Angel Baltar Cortés, quien -aunque dedicado a la cirugía
digestiva- practicó con éxito alguna intervención neuroquirúrgica.
Teoría
En el campo de las publicaciones, además de los trabajos ya mencionados anteriormente (Cervera, Planellas, Ribera, etc.), vieron la luz, por estos años algunas monografías de interés, como la de Miguel y Yiguri acerca de las indicaciones de la trepanación en los traumatigp.os de cráneo
(Madrid, 1898); la de Mollá y Rodrigo, titulada: Intervención quirúrgica en las lesiones del cráneo y en las afecciones del cerebro (Barcelona, 1892); la de Yaamonte Rodríguez: «La craniectomía basada en las localizaciones cerebrales y en la topografía craneoencefálica. Sus principales
indicaciones y técnica» (Santiago de Compostela, 1896);
pero la más completa y de mayor difusión fue la tesis doctoral de Slocker de la Pola (1898), sobre topografía crane-
Historia de la Neurocirugía española (1950)
oencefálica, cuyo método original para localizar lóbulos y
cisuras fue recogido en el ya citado tratado de Chipault.
Más tarde, en la postguerra inmediata, apenas hay publicaciones neuroquirúrgicas de que tengamos noticia. En
los años cuarenta y cincuenta aparecen algunas de interés.
Entre otras, cabe citar el magnífico libro de Obrador titulado «Fundamentos de Neurocirugía», y otro del mismo
autor sobre tumores cerebrales; el de Tolosa Colomer sobre angiografía cerebral, el de Izquierdo Rubín sobre los
comienzos de la Neurocirugía en Asturias, y dos excelentes monografías de Vara López, una sobre el edema cerebral y otra sobre la craniectomía a través de los siglos.
La Neurocirugía como Especialidad
Neurocirugía
de la postguerra, y entre ellos hay que citar a Eduardo Tolosa y Adolfo Ley en Barcelona; Sixto Obrador, Emilio
Ley, Pedro Urquiza y Eugenio Díaz Gómez en Madrid;
Juan José Barcia Goyanes, en Valencia; José Ma Izquierdo
Rubín, en Oviedo; Aldama en Santander, San Sebastián
Chamosa en Bilbao, y pocos más.
Por los años cincuenta, comienzan su actividad neuroquirúrgica los que habían de consolidar la Neurocirugía
como especialidad independiente en España. Tales fueron
Bordes Valls, Albert Lasierra, Bach Fornés, Durán Obiols,
Peraita Peraita, Santiago Ucar, Vicente Anastasio, Mariano Arrazola, Ramón Jacas, Emilio Ley Palomeque, José
Ramón Boixadós, Fabián Isamat, Eduardo Lamas, Francisco Reyes Oliveros, Julio Sánchez Juan, Juan Luis Barcia Salorio, José Ma Ortiz González, y otros muchos.
Algunos años más tarde, en la durísima postguerra, coDocumento descargado de http://www.revistaneurocirugia.com el 02/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier me
mienza a desarrollarse
en España la Neurocirugía como
Algunos cirujanos generales, como Vara López, Vara
especialidad autónoma. En esta época agridulce, los ciruThorbeck, etc. continuaron practicando intervenciones
janos del Sistema Nervioso ya no son neurólogos clínicos
neuroquirúrgicas como parte de su actividad quirúrgica
que decidieron empuñar el bisturí, ni cirujanos generales
general, incluso -en algún casO-: hasta nuestros días; pero
que aprendieron a usar el oftalmoscopio, sino que ya son
esta actitud, que sin duda fue moderna hace un siglo, reneurocirujanos, que realizan simultaneamente ambas taresulta hoy anticuada y retrógrada, pues la Neurocirugía esas, la clínica y la quirúrgica.
pañola, ya desde los años cincuenta, es una especialidad
adulta, autónoma e independiente, de eficacia innegable, y
Son estos neurocirujanos adelantados los que fundan
en vigoroso auge creciente.
los contadísimos Servicios de Neurocirugía de la España
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