MADRID 1.° DE JULIO DE AÑO V, DIRECTOR ciOS£ de El&BIZSGlJl Alganos puntos interesantes del tratamiento del liidrocele. Los hidrooeles pueden presentarse, solos ó acompañados de una hernia m á s ó menos voluminosa.. H a y una tercera categoría d e casos, e n los que si bien la hernia no s e h a desarrollado, está en vías de formación, digámoslo así, y el cirujano debe estar prevenido si ha de evit a r - á tiempo su producción. E s relativamente frecuente que la coexistencia de una hernia y u n hidrocel© dependa de un defecto en la obliteración del conducto peritóneovaginal; en este caso ambas afecciones pueden considerarse como congénitas, a u n q u e hayan permanecido latentes á veces durante mucho tiempo. Si recordamos las diversas formas como se puede obturar el conducto peritóneovaginal, vemos que pueden reducirse á las siguientes: 1.* La obliteración radica en la extremidad superior del conducto. E l hidrocele que se forme será funículo-testicular. No habrá hernia, pero se podrá formar m á s tarde, sobre todo si el conducto está cerrado al nivel del orificio inguinal profundo, y, por el contrario, permanece permeable el estrechamiento existente, á nivel de la aponeurosis del oblicuo m a y o r . . 2." E l conducto se obtura por sus extremidades superior ó inferior, formándose en consecuencia dos cavidades, una á nivel del cordón espermátiooi y otra del testículo, pudiendo coexistir entonces el quiste d e l cordón y e l hidrocele ; yo he visto varios casos. 3.^ E l conducto se cierra por su extremo inferior, permaneciendo permeable por la superior. H a y en este caso hidrocele y hernia. , 4.* E l cierre del conducto peritóneovaginal no se verifica en ninguna parte de su t r a y e c t o ; la cavidad vaginal comunica con la peritonea al través del conducto inguinal; el epiplón ó el intestino se llegan á poner en contacto con el testículo, y el líquido.derramado en la serosa vaginal puede hacerse refluir á la cavidad peritoneal. H a y , pues, hernia é hidrocele. E n resumen, todas cuantas veces el conducto peritóneovaginal permanece abierto por su extremidad superior habrá hernia ; tales son los casos 3." y 4 . ° ; pero en los demás, ésta puede desarrollarse cuando ya-se ha operado el hidrocele, después de transcurrir u n lapso d e tiempo, á veces m u y corto desde la intervención. Yo he visto esto en varios enfermos, pero sobre todo en dos, que, operados de hidrocele voluminoso, uno en el lado derecho y otro en 1915 Se publica el 1, 10 y 20 de cada mes. el izquierdo, padecieron después hernia, y tuvieron que, ser de ella operados: uno, dos, y otro, cuatro meses después. E l modo de producción de estas hernias es el siguiente: el hidrocele (y lo mismo el quiste funicular), al aum.entar de volumen, se pueden introducir lentamente en el conducto inguinal, distendiendo y relajando sus paredes, ensanchando el orificio superficial y dejando así una nienor resistencia en este punto, bastando entonces el menor esfuerzo, un catarro, etc., para provocar la aparición de la hernia, sobre todo después de la operación del hidrocele, el que hasta entonces había servido allí como de tapón. E l cirujano tiene interés en conocer á tiempo si hay solamente hidrocele, si éste va acompañado de hernia ó si hay probabilidades de que después de operado el hidrocele se forme una hernia, por las diferentes indicaciones quirúrgicas á que dan lugar estas distintas circunstancias. , No siempre es fácil distinguir los casos en que no hay m á s qu© hidrocele de aquellos en los qu© hernia é hidrocele coexisten. Si éste es pequeño, nada m á s fácil que dislocarlo hacia abajo, limitar el cordón espermátieo' entre el índice y el pulgar y hacer toser al, enfermo, con lo que la hernia a u m e n t a d e volumen de un modo más ó menos considerable y se pueden apreciar los caracteres á ellas asignados. Pero cuando el hidrocele es voluminoso, este detall© de exploración no es ya tan fácil; yo m e he valido en algimos casos del siguiente procedimiento, y en todos ellos con el mejor resultado: H a g o acostar al enfermo en decúbito supino y relajar bien las paredes del abdomen, coloco el dedo índice á nivel del orificio superficial del conducto inguinal como si se tratase d© obturarlo é inclino después la mesa hasta .colocarla e n posición d e Prendelenburg; si h a y hernia es frecuente sentir resbalar bajo el dedo las asas intestinales, si al mismo tiempo s© hacen movimientos de taxis, produciendo ei gorgoteo característico; qíieda entonces libre el orificio inguinal, pudiendo apreciarse sus dimensiones-, resistencia, etc. Sin levantar el dedo, vuelvo otra vea la mesa á l a posición horizontal y pongo luego de pie al enfermo, le hago toser y hacer esfuerzos y siento el choque de los intestinos cont r a el dedo explorador. Sin embargo, no siempre pasan las cosas con esta claridad; sucede en ocasiones que al buscar el o. inguinal, se encuentra ocupado, y no se perciben los movimientos descritos de las NÚMERO 160 GERENTE asas intestinales; si entonces nos valemos de la m a n o libre y hacemos presiones suaves en el escroto, sentiremos que el líquido derramado en la vaginal rechaza el dedo colocado en el aniUo) inguinal, percibiendo claramente la fluctuación y hasta en ocasiones cómo ésta se propaga por el conducto inguinal, sin qu© á pesar d© todo disminuya sensiblemente de volum e n el hidrocele. E n este caso el o. inguinal y tal vez el rüismo conducto están ocupados por el hidrocele y es m u y probable que no haya hernia. Todavía u n tercer caso puede p r e s e n t a r s e : Al practicar la exploración n o sentimos n i asas intestinales ni fluctuación á nivel de la región inguinal; es posible que deprimiendo bien la pared lleguemos á encontrar ocupado el orificio por una masa que es m á s voluminosa que el cordón espermático d©l lado o p u e s t o ; h a y , pues, sospechas m u y fundadas de la existencia de una hernia coincidiendo con el hidrocele. E n casos dudosos, en los que haya u n gran interés en precisar el diagnóstico, nada nos impide hacer u n a pimción capilar, vaciar todo ó parte del hidrocele y de este modo con gran facilidad distinguiremos si hay ó n o hernia concomitante. Son, pues, tres los casos que pueden presentársenos en el m o m e n t o d e la intervenóión: ' 1.° H a y solamente hidrocele. 2.° H a y hidrocele y hernia. 3.° H a y hidrocele, no hay hernia^ el anillo inguinal está ensanchado. Nuestra conducta es fácil de resolver. Si hay hidrocele sólo, la eversión d© la vaginal es hoy procedimiento de elección, si h a j hernia esta operación debe ir precedida ó seguida de la cura r a d i c a l ; pero si el hidrocele h a forzado el anillo inguinal, a u n cuando la hernia no se haya producido todavía, creo que debe aprovecharse el m o m e n t o de la operación para cerrar el orificio inguinal y reconstituir las paredes del conducto, comportándonos, en sum a , como si hubiese ya heinia. Y a n t e s de terminar quiero hacer notar una variante del procedimiento habitual en la operación del hidrocele que sigo sistemáticamente y que, á mi modo de ver, facilita de u n modo considerable la disección de la túnica vaginal. Ordinariamente se incinden á lo largo del escroto todas las capas situadas por fuera de la vaginal, se abre después ésta, vaciando el líquido en ella contenido y se diseca después dicha túnica aislándola de los tejidos próximos. E l procedimiento que yo sigo e s : incisión hasta la túnica vaginal, disección de la misma sin abrirla y gin vaciar, pOr consiguiente, el liquido, y cuando ya le he aislado conveniente- ESPAÑA mente, así como el cordón espermátieo, abro la cavidad del hidrocele, vacio el líquido y practico la eversión. Este procedimiento me parece mucho más cómodo é incomparablemente más rápido que el que generalmente se sigue. Doctor F. Alsina. Auxiliar de Patología Quirúrgica. Santiago. • ' -•-•• [ L 1 1 [ti Ift B II Terminábamos nuestro artículo anterior diciendo que del empleo de los rayos emitidos por los cuerpos radioactivos y de la emanación habían surgido dos ramas terapéuticas, ambas importantísimas: la Eadiumterapia y la Emanoterapia. Una y otra tienen su fundamento terapéutico en la influencia que ejerce la radioactividad sobre los elementos: vivos, por lo que creemos necesario dar una idea acerca de esta influencia, para la más fácil comprensión de su mecanismo curativo. Muy difícil resulta en el estado actual de nuestros conocimientos el exponer de una manera general la acción que ejercen los cuerpos radioactivos sobre los elementos vivientes. Podemos decir, sin embargo, que la radioactividad Se comporta de una manera análoga al calor, la luz y la electricidad, subordinándose como aquélla á la dosis. Con fuertes dosis radioactivas se obtiene una acción cáustica sobre los tejidos animales y vegetales, destruyendo su organización ó impidiendo su desarrollo si están en vías formativas; por el contrario, á dosis débiles, parecen activar el crecimiento y producir una excitación orgánica, que se traduce por aumento de los cambos nutritivos y un desarrollo más rápido. Entre estos extremos cabe una serie de graduaciones difíciles de exponer dentro de una idea general. La acción cáustica ó destructora es fácilmente demostrable, radiando durante algún tiempo (con fuertes preparados de radium bastan algunos minutos) las hojas de una planta cualquiera. A los ocho ó diez días las hojas se marchitan como por el efecto de la helada meteorológica. Sobre la piel humana es igualmente demostrable aqueUa acción, observándose sobre el puntó radiado una mancha obscura, que más tarde se ulcera y tarda largo tiempo en cicatrizar. Tanto en uno como en otro caso, el grado de destrucción depende de la cantidad y pureza del preparado radioactivo y del tiempo sometido á su acción. Es digno de notar que estos fenómenos de destrucción no se presentan como respuesta inmediata á la actuación de los cuerpos radiantes, sino al cabo de algunos días, después de un período de latencia, en que nada hace sospechar la acción que está desarrollándose en la intimidad de los tejidos ú órganos atacados. Este período de latencia tiene una importancia extraordinaria en la dosificación radiante, ya que sería fácil, si no la tuviéramos en cuenta, aumentar la intensidad de la radiación al ver que no se acusaba ningún fenómeno, y producir, por exceso de dosis, graves perturbaciones que deben evitarse. E n los estudios realizados sobre animales en vías de desarrollo se ha logrado, cuando las dosis radioactivas no han originado- la muerte, detener la evolución del crecimiento; así los renacuajos, al ser radiados fuertemente, quedan detenidos en su desarrollo, obteniéndose una generación de ranas monstruos, con dos patas, sin la atrofia de la cola, etc., según en el momento del ciclo evolutivo en que fueron sorprendidos por la influencia radiante. De la misma manera las semillas de las plantas que han iniciado la germinación queda ésta suspendida al ser atacadas por los cuerpos radioactivos, y en el caso de que la intensidad del ataque les permita continuar su evolución, ésta tiene lugar muy pobremente, originando plantas raquíticas de muy pequeña vitalidad. Por el contrario, las actuaciones ligerísimas de la radioactividad se muestran como excitantes de la nutrición y del desarrollo; así en el caso de los renacuajos se reduce el tiempo necesario para convertirse en ranas, por la intervención de pequeñísimas dosis radioactivas. Las hojas de las plantas sometidas á la misma acción gozan de mayor vitalidad que las no sometidas, y las semillas germinan más rápidamente y originan seres vegetales más ro- MEDICA bustos. Por esto se han hecho un sinnúmerode experiencias con las semillas del trigo, y parece ser que el procedimiento de radioactivar las referidas semUlas antes de la siembra rinde cosechas más copiosas que lae no radioactivadas. El procedimiento aún no ha salida de los institutos agrícolas, especialmente de los alemanes. Inútil es decir que los efectos de la radioactividad han sido ensayados en cuantos medios puedan afectar la salud del hombre, ya que todo descubrimiento va siempre seguido de la idea de utilizarle para curar nuestras enfermedades. En los microbios y en sus toxinas, en los venenos animales, en los fermentos, etc., se han hecho estudios con la radioactividad. En los cultivos de bacterias se obtiene por la acción de un manantial radioactivo detenciones del desarroUo de la cultura y su destrucción si se influye con fuerte intensidad; pero esta acción bactericida no se puede conseguir sin utilizar grandes dosis radiantes, lo cual quita aplicaciones prácticas á los procedimientos que pudieran surgir del empleo de aquella acción. Las toxinas microbianas pierden gran parte de su virulencia, y lo mismociertos venenos animales, especialmente el de la víbora y el de la serpiente cobra. Hay otros sobre los que parece no tener influencia alguna la radioactividad. Como vamos viendo, casi todos los animales y vegetales, lo mismo que sus productos, son influidos más ó menos por la radioactividad, y esta influencia depende del tiempo que actúa el cuerpo radioactivo y de su intensidad radiante, á lo _ciue hay que añadir una mayor ó menor facilidad que presentan los elementos vivos á dejarse influir. Estas diferencias de sensibilidad al radium son muy interesantes y de gran trascendencia, ya que log tejidos patológicos son enormemente más sensibles que los tejidos normales, permitiéndonos esas diferencias poder atacar enfermedades con dosis radiantes, que destruyen las formaciones patológicas, dejándonos débilmente influidos los elementos sanos. Después de lo- que llevamos dicho es fácil comprender los rnúltiples empleos médicos que pueden surgir de acciones tan generales como las que nos suministra la radioactividad. Por un lado la acción excitante de la nutrición y el efecto sedativo del sistema nervioso, se presta á múltiples tratamientos de enfermedades, como veremos en el artículo próximo, y nos explica la acción tónica del campo sobre la salud humana; de otro, la acción destructiva de las altas dosis nos proporciona el medio de atacar con bastante éxito á las afecciones tumorales, por desgracia harto frecuentes, y, por último, sus efectos especiales sobre determinados órganos ó aparatos constituyen remedios casi específicos contra ciertas afecciones. Los medios de utilizar la radioactividad son de lo más variado. Los parajes montañosos, ricos en ernanación, las aguas minerales radioactivas, las cargadas artificialmente de emanación, los r)ro-ductos naturales que contienen radium, torio, actino, el suero de ciertos animales á los que nreviamente se les ha radioactivado (radio-linfa), y sobre todo las sales, cuanto más puras mejor, de los elementos radiantes, las inás usada-s son el bromuro y el sulfato, y constituyen los. procedimientos rnás corrientes de hacer llegar al organismo la influencia de la radioactividad. Dr. Velasco Pajares. •ntMilt) á la risa ESPAÑA MEDICA Los gases asfixianfes en la guerra ^ Según noticias publicadas no ha mucho por la Prensa francesa é inglesa, los alemanes, en algunos puntos de la línea de combate especialmente en Bélgica, en la región de Iprés, han empleado 'Contra los aliados gases asfixiantes, de mortíferos efectos. Aun cuando no se tiene certidumbre sobre la naturaleza de estos gases, puede conjeturarse, por pesa 5,54 con relación al aire, y formaría capas de un espesor tal vez insuficiente. El cloro se liquida á una presión de 6 atmósferas, á la temperatura de 0° C, y en estado líquido se expende en cilindros de acero, á un precio de 2 á 2,50 pesetas el kilogramo. Es un producto comercial, usado para beneficiar el oro y la plata por el procedimiento de cloruración y amalgamación, para dohle Compreso «ríeríor de *// Armadurci. jníerzor Stsa. ARMADURfl METBLICW interior simple QoRTE los efectos producidos, que deben ser principalmente cloro ó vapor de bromo; tal es la opinión •á'el Dr. Inglés J. S. Haldane, como resultado de las investigaciones practicadas acerca de este asunto, y también opina lo mismo el profesor H . B. Baker, que acompañó al doctor Haldane en estas investigaciones. Las propiedades físicas observadas en estos gases, permiten casi asegurar que se trata de cloro y no de vapor de bromo. En efecto, este último cuerpo—único metaloide líquido á la temperatura ordinaria—no hierve hasta unos 59° C, y si bien á la temperatura ordinaria produce ya vapores sumamente tóxicos, no lo verifica con la rapidez y abundancia necesarias para formar las nube^ que se dice han ido á depositarse en las trincheras •de las tropas aliadas, en capas de más de dos metros de espesor sobre la superficie del suelo. Además, esas nubes hubieran sido de un color rojo granate, mientras que los casos observados tenían el color amarillo verdoso característico del cloro. El cloro, gas descubierto por Sebéele en 1774, €s sumamente venenoso, ataca las vías respiratorias, produce tos y puede ocasionar vómitos de •sangre. Pesa 2,45 veces más que el aire, y es probable que lanzado con fuerza con aparatos á propósito, y favorecido por la dirección é intensidad del viento, pueda alcanzar,una distancia de un centenar de metros y formar capas del espesor citado; y esta es otra de las razones que abogan en favor de que sea cloro el gas asfixiante empleado por los alemanes, porque el vapor de bromo DEL npnRnro Llenarianse de bromo líquido bombas ó granadas que al reventar desprenderían vapores de este cuerpo, que por su gran densidad, irían duego acumulándose en la superficie del suelo. Una atmósfera que contenga cloro ó vapor de bromo en una proporción de 5 por 100 ocasiona rápidamente la miuerte, siendo aún más tóxico este segundo cuerpo que aquel gas. Los alemanes tienen un manantial inagotable de bromo en las famosas salinas de Stassfurt, cuyas aguas madres, después que se ha separado de ellas el cloruro potásico, contienen 3,50 kilogramos de bromo, en estado de bromuro magnésico, por cada metro cúbico. Los citados doctores Haldane y Baker se inclinan á creer que los alemanes emplean también como gases asfixiantes el anhídrido sulfuroso, el protóxido de carbono y otros cuerpos de carácter más complejo; pero esto no pasa de ser una mera suposición. Como medio preventivo contra la acción deletérea de estos gases, los ingleses hicieron uso desde luego de unos filtros de algodón recubiertos de gasa, que se aplicaban sobre la nariz y la boca por medio de cintas anudadas por detrás de la cabeza. Pero este modelo improvisado se encontró insuficiente, pues á más dp dificultar la respiración, tenía el inconveniente de ser poco eficaz, por razón de su escasa superficie absorbente. Por esto se idearon luego diferentes disposicio- el blanqueo de telas y p a j a s ; fabricación de hipocloritos, cloratos y muchos derivados orgánicos ; como desinfectante, etc. El gas cloro puede obtenerse por varios procedimientos, siendo m u j usado el d e hacer reaccionar el ácido clorhídrico sobre el bióxido de m a n g a n e s o ; también se producen grandes cantidades por electrólisis del cloruro de sodio ó sal común, como producto secundario de la industria d e la sosa. Presúmese que para obtener los gases asfixiantes, los alemanes hacen comunicar los cilindros (de 1,40 metiros de longitud generalmente) que contiene el cloro líquido, con tubos de unos dos metros de longitud, que se a p u n t a n en dirección al enemigo. E i cloro pasa instantáneamente al estado gaseoso y sale con fuerza por el extremo del tubo. Como al cambiar de estado, produce u n brusco enfriamiento, que sería suficiente para detener esto cambio, los alemanes encienden hogueras encima de los tubos, cuand o disparan tales gases, según dicen los adversarios haber podido observar. Soldado francés con la máscara Robert contra los gases asfixiantes. Parece que para el buen éxito es necesario que sople una ligera brisa en direc- nes, una de las cuales, adoptada, según noticias, ción á las trincheras enemigas, que ayude al por el Ejército francés, es la que indican los graacarreo y moderada difusión de la atmósfera bados adjuntOiS. Es una armadura metálica de m a l s a n a ; por lo cual hierro galvanizado, cuyas caras convexa y cóncava serla el uso de esos ga- están recubiertas cada una de una lámina de alses m u y ineficaz ó nulo godón hidrófilo : éste se mantiene en posición por en días de calma ó d e medio de una tela metálica de tejido espeso que . viento fuerte, y aun po- envuelve el todo. Unos cordones permiten sujetar dría ser peligroso para esta mascarilla en su lugar y en forma tal que no el mismo ejército que los impide la respiración ; y como el hilo metálico de emplea si el viento con- la armadura es muy flexible, cada uno puede trario lo llevase á sus adaptarlo á sus facciones. Este sencillo recurso, propias posiciones. Así de aplicación sumamente fácil, ha dado, según papretenden algunos ex- rece, muy buenos resultados. Usando el algodón plicar Ja intermitencia en seco, la protección es poco eficaz ; pero basta con que habla la Pren- empaparlo de una solución de hiposulfito sódico sa del empleo de tales al 5 por 100, para asegurar una inmunidad casi gases por' parte del ejércompleta durante largo tiempo. Además, se le imcito alemán. pregna de una disolución colorante apropiada para E l vapor de. bromo evitar la demasiada visibilidad del color blanco como asfixiante es pro- del algodón. Los vapores de bromo con los cuale? bable que sea también se han hecho principalmente las experiencias, son empleado, pero por otro absorbidos y destruidos por la acción química ele La máscara Detourbe desmontada y abierta; á la derecha el t;tnón de la sal, y resulta posible á los combatiente la perprocedimiento. algodón en rama. (Fots.J. Boyer.) ESPAÑA ca del Ebro, adonde la condujeron para la lactancia mercenaria. L a madre continuó su vida de crápula cada vez más acentuada, á pesar d e la vigilancia y reprensiones de s u s padres y , del esposo, primero, y m á s tarde de la presencia de su hija en el hogar doméstico. P a s ó su corta vida entre la lascivia y el alcohol. L a rotura matrimonial, decretada por la curia, no fué óbice para que continuase su desenfreno, Uegando hasta el punto de tenderse en la calle y llamar á los que pasaban por su lado. Murió á los veintiocho años, con, «gran abultamiento del hígado y estrangulación de la vena porta», de u n ataque de, parálisis cardíaco, dos horas después de haber apurado una botella de moscatel, su golosina predilecta. EAM.V PATERNA.—Los datos conocidos son : • Bisabuelos.—El falleció de apoplejía cerebral á los sesenta y cinco años y ella ta-mbién parece que tuvo el mismo fin. Abuelos.—El debió la muerte á la viruela negra en una edad poco avanzada. Ella murió en un manicomio; después de variog trastornos mentales, cayó en una inanición grande, que, con alternativas, duró hasta su fallecimiento. Los deudos dan gran importancia en la producaj^ (^ ^ ción ds esta locura á los sufrimientos grandes que le proporcionó la viudez. NOTA C L Í N I C A Padres.—El es sano, robusto, estudioso, bachiller é ingeniero industrial; la fecundó á los veintiún años. Ella crió á su hija ha&ta los cuatro meses con leche abundante en cantidad y pobre en calidad; se embriagaba con frecuenH a c e pocos días acude á mi consulta parcia, sin que pueda precisarse desde cuándo data ticular un padre para decirme que al día sieste hábito. E s t e y otros desórdenes motivaron guiente traería á uiia hija suya en la que nola separación del matrimonio. taba perturbaciones mentales. La interesada.—Nació enclenque y á térmiD e lo que m e contara deduje que iba á verno. Después de los cuatro meses de mala lacm e a n t e una degenerada, como hecho fundatancia m a t e r n a , fué dada á una nodriza, que .m.eiital, que atravesaba u n episodio m á s ó m e Se embriagaba t a n t o ó m á s que la m a d r e , lo nos intenso de su continuo, oongénito y heredique fué causa que la destetaran á los nueve tario padecimiento. Para formar juicio bien cimeses. m e n t a d o , roguó al padre m e trajera una nota A los dos años adquirió la coqueluche, y la sencilla y verídica de cuanto supiera de los asmadre, que á la sazón estaba todavía en el hocendientes de la enfermedad. L a nota que m e fué entregada es la que sigue, en la cual, m e gar doméstico, se empeñó en n o darle ninguna clase de alimentos oportunos, á la par que la limito á poner un poco orden y á darla forma atiborraba de dulces, pastas, chocolates, requepara que pueda ser publicada: sones, etc. Separados los cónyuges, la niña fué RAMA MATERNA.—Bisabuelos.—La bisabuela sometida á un t r a t a m i e n t o á base de bromuros, m a t e r n a fué aleoMlíca y murió joven,, dejaninhalaciones de timol, etc. ; como a d e m á s de do dos hijos:: u n varón y una h e m b r a . — E l bisabuelo materno falleció á los ochenta y siete los fenómenos torácicos sufría graves alteraciones digestivas con diarrea abundante y vóaños, siendo de notar que fué en extremo mujeriego y a d e m á s contrajo tres veces matrimo- mitos, los médicos de asistencia y consultores creyeron se trataba de una tuberculosis genenio. Sólo tuvo los dos hijos mencionados. L a s ralizada y aconsejaron fuese trasladada al cam* otras dos uniones fueron estériles (¿sífilis?). po, con lo que se logró la cesación de estos Abuelo materno (el hijo mencionado).—Sutrastornos y una gran mejoría en el estado gecumbe tuberculoso á los veintÍBiete años. Abuela materna (la hija).—Fué alcobóliea y neral. Actualmente es un muchacha grande, de diez m u y fecunda..— y seis años, más resuelta que tímida, pálida, l3e sus ocho hijos sólo Uegaron tres á la purubia, que menstrua con cierto desorden, come bertad.. poco y caprichosamente, se queja de gastralD e estos t r e s , dos de ellos .{tíos de la joven degenerada), la hembra, que era la mayor, tuvo gias sin pauta determinada, duerme poco ó no ocho abortos y u n p a r t o á término, pero murió duerme m u c h a s noches, sueña con cosas terroríficas, sufre vahídos de cuando en cuando y el niño á los quince d í a s ; fué alcohólica en, siente con exceso el apetito sexual, que manidemasía, y en s u s últimos años sufrió en gran fiesta sin que le sirva de freno el pudor ni la m a n e r a á consecuencia de intensos ti-astornos educación. gastrointestinales y hepáticos ; el médico de caE n sus estudios ha sido poco cuidadora, sabe becera dijo á la familia que «si le dieran arsémenos qi,ie sus compañeras y sigue todavía innico no se moriría, porque toda la superficie del ternada en un colegio, en el cual no se distintubo digestivo estaba casi esmaltada y n o sería gue por exceso de sumisión ni por el deseo de absorbido». E l varón fué de inteligencia t a n limitada que, á pesar de repetidos esfuerzos, no adquirir conocimientos. Sueña con la vida lipudo salir adelante con el primer a ñ o de bachi- bre y con sus consecuencias ; es inestable y no tiene ciertamente gran afectó' á los suyos. llerato ; murió tuberculoso á los veintiún años. Reconocida, presenta los siguientes estigmas Madre.—Alcohólica desde la niñ^.z ; poco des. de degeneración física : p u e s de la pubertad se entregó á los placeres E l cráneo es de volumen algo menor que el genésicos y hubo algún aborto, determinado al normal (medición é índice cefálico), platioéfalo parecer por prooediinÍQ,ntos artificiales. Casada, no muy pronunciado y plagiocéfalo (el óvalo estuvo otro aborto á los tres meses, y dos hijas, tá agrandado en el lado izquierdo); la cara es una de las cuales es la joven en cuestión, y alargada, oblicua y tiene forma triangular m u y la otra sucumbió en u n .pueblecillo de la cuen- ;manencia en atmósferas de otra suerte irrespirables. Otrt» de los dispositivos adoptados por el Ejército francés, y que parece ha dado también buenos resultados, es la cmáscara Robert» . Estácons•tituída por una especie de cogulla, de color verdoso poco visible, de tejido tupido, y con aberturas cerradas con vidrios ú otra materia transparente delante de los ojos para no impedir la vi^ sión ; enfrente de la boca lleva otra abertura cubierta por un acolchado de muselina bastante espeso. Cuando el soldado ve venir la nube asfixiante, vierte sobre este acolchado una solución de amoníaco ó hiposulfito de sodio, contenido en un tubo de estaño, y se pone la capucha, que alrededor del cuello va sujeta por una cinta elástica. En esta disposición, el soldado p-uede respirar libremente aun en medio de los gases asfixiantes, pues éstos quedan retenidos por la solución. Él acolchado de muselina debe cambiarse cada vez que ha recibido la acción de esos gases, y ÍJU puede hacerse servir de nuevo hasta haberse lavado con agua hirviente, ó haber permanecido durante mucho rato en agua fría, y puesto luego á secar. MEDICA manifiesta; la nariz ancha, poco saliente é inclinada u n poco h a d a el lado izquierdo; la,.frente estrecha ; los dientes son desiguales, grandes •los molares y pequeños los incisivos, y los caninos desiguales entre sí en cuanto á dirección y volumen ; la bóveda palatina está m u y elevada y estrecha; orejas desiguales, m u y análogas á las llamadas de tipo Morel. E l tronco,: en conjunto, es desgarbado; la colurnna: vertebral for,ma en la región dorsal una ligera otirva, de convexidad á la derecha; en la locómocióri hay poco donaire y como a b a n d o n o ; la bóveda plant a r es poco pronunciada ;: algunas epífisis: están a u m e n t a d a s ; así ocurre con las superiores de la tibia é inferiores del fémur, por lo cual result a n grandes las articulaciones tibiofemorales, pero éstas no son iguales entre sí. L a m a n o derecha tiene u n volumen mayor de lo que corresponde á la edad de la enferma ; en cambio, la izquierda es rudimentaria. No he encontrado en la glándula tiroides nada de particular, como tampoco en los grupos de ganglios linfáticos examinados. E s t o s detalles y los antes narrados respecto á su psiquismo coneuerdan todos en que se trata de una degenerada, cuya etiología se ha de buscar perfectamente en los antecedentes hereditarios, de sobra múltiples y cargados. Dr. Rodríguez Méndez. La herencia üe una degenarí -•-•-•- La adhesióD á un maDfiesto. Sr. Director de E S P A Ñ A MÉDICA. Mi distinguido amigo: Ruego á usted encarecidamente la publicación de.las siguientes líneas: Al pie del elocuente manifiesto dirigido por la Junta directiva saliente del Colegio de Médicos de Madrid á la clase médica ñgura mi adhesión al mismo, haciéndose constar que me he negado á firmar dicho documento y copiando algunos párrafos de la carta que con tal motivo dirigí á t)uestro digno ex presidente Dr. Pulido. A este propósito debo consignar : 1.° Que yo no hubiera tenido ningún inconveniente, salvo dos ó tres frases de fácil supresión, en firmar el manifiesto que ha visto la luz pública ; pero el borrador ó proyecto que rehusé firmar era en el fondo y en la forma distinto del actuaf manifiesto definitivo. 2." Que los párrafos epistolares publicados no pueden dar idea cabal del contenido íntegro de mi carta, inspirada en tres propósitos fundamentales : 1.° Defensa de una entidad académica, en mi opinión inmerecidamente censurada. 2." Abstención de cuanto significara expresión de agravios personales, derivados de una lucha en la que no he intervenido directamente, pues mi nombre no ha figurado en ninguna de las dos candidaturas rivales, habiéndome yo con anterioridad eliminado ya espontáneamente d e ' la Junta directiva. 3.° Un testimonio imparcial de respeto y admiración al ilustre Dr. Pulido y á los demás compañeros de la Junta saliente, con cuya actuación me declaro solidario Msia el 26 de Mayo -próximo pasado, fecha de nuestra última reunión oficial, en la que manifesté mi firme propósito de no aspirar á la reelección. 3.° La frase de mi carta «reconozco á ustedes el derecho á manifestarse agraviados», entiéndase bien que se refiere única y exclusivamente al derecho de protesta, al derecho á exteriorizar su resentimiento el que se crea con motivos para ello, pero no á la existencia misma del agravio, cuyo carácter real ó supuesto no soy yo el llamado á dilucidar. Le da las más rendidas gracias por su amable deferencia su afectísimo s. s., q. e. s. m., E. FERNÁNDEZ Madrid, 25 de Junio de 191S. SANZ. ESPAÑA MEDICA ^ • ^ El monumento al Dr. Esquerdo. C' -V A N T E S D E L ACTO E l jueves 17 del actual se celebró la inauguración del m o n u m e n t o erigido al inolvidable patricio doctor Esquerdo, gloria de la ciencia frenopática y uno do los políticos m á s populares que ha habido en E s p a ñ a . Y que era tal quedó demostrado en la solemne y simpática ceremonia. La hermosa plaza que hay frente á la fachada del Hospital estaba una hora antes de la señalada para el acto totalmente atestada de elementos d e todas las clases sociales : eminencias médicas, políticos ilustres, notables escritores y periodistas, autoridades populares y muchos centenares de obreros, de mujeres del pueblo, d e legítimos representantes de aquellos á quie- aes tanto bien hizo aquel hombre ilustre, de corazón tan grande y de tan generosos sentimientos. Todas las ventanas del Hospital y los balcones de los edificios particulares de la plaza hallábanse adornados con colgaduras, y en el interior del jardín la Banda municipal, antes de comenzar el acto, interpretó varias composiciones de autores nacionales. E L MONUMENTO A raíz del fallecimiento del sabio alienista é ilustre repúblico D . José María E s querdo, un puñado de hombres de ciencia y de amigos particulares y políticos de aquel insigne hombre de acrisoladas virtudes concibieron la idea d© erigir u n m.onumento que perpetuase su memoria, constituyéndose una Comisión gestora en Madrid, compuesta por el Dr. D. Ángel Pulido, presidente, y los señores D. Basilio Paraíso, D. Pedro Gazapo, D. Manuel Garande, D. Augusto Manzano, Dr. don Manuel Tolosa Latour. D . E d u a r d o Rosón, Dr. D. Gabriel Lupiáñez, D. Antonio Euiz B e neyan, D. Francisco Javier Cabanas, D. Pedro Niembro, Dr. D. Jerónimo Galiana, doctor D. José Matías Belmar, Dr. D. J a i m e Vera, Dr. D. Rafael Ortiz, D. Félix Cecilia, D. Santiago Mollinedo, Dr. D. Enrique de Isla, doc- r 7 «# ». -^ tor D. Francisco H u e r t a s , vocales, y D . J u a n Godoy, tesorero. lia idea fué llevada á feliz término, elevándose, en vez de uno, dos monumentos á la memoria del llorado D . José María Esquerdo, uno de los cuales se inauguró hace unos meses en Villajoyosa, su pueblo natal, y otro el inaugurarse ayer tarde con toda solemnidad, y que se halla emplazado en la plazoleta del Hospital General, monumentos ambos que h a n sido costeados por suscripción popular, á la que han contribuido con su óbolo desde el m á s modesto obrero hasta el capitalista con su gran donativo. De él es autor el laureado artista D . Pedro E s t a n y , ilustre catedrático de Arte escultórico de la Escuela del Hogar y de la de Artes y Oficios. Trátase de una obra verdaderamente genial, que ha sido objeto de unánimes elogios por la belleza de su ejecución y por lo admirablemente que ha sabido simbolizar la personalidad á quien está consagrada. E l grupo escultórico está constituido por cuatro figuras de piedra calcárea y u n busto de bronce, que se eleva sobre u n pedestal en forma de pirámide truncada. E s t e conjunto se asienta en una escalinata granítica. Las figuras de piedra del lado derecho del busto representan una enfermera que ti&nde amorosos brazos á una demente, despojándola de la camisa de fuerza después de haberlo hecho de las cadenas, símbolos del antiguo trat a m i e n t o de los alienados en las de orates. La enferma apoya una m a n o sobre el hombro de u n joven robusto, símbolo de u n ex loco, quien, postrado de hinojos a n t e el busto del doctor Esquerdo, le ofrenda con flores ea señal de gratitud por haberle vuelto á la razón. Al lado izquierdo del pedestal, y apoyándose en él, aparece la figura de la Ciencia frenopática, y á los pies de ésta los atributos de los progresivos ideales que sustentó toda su vida el sabio alienista é insigne y popular político. E l parecido del busto es asombroso y la fact u r a de las figuras altamente artística. Singu- larmente la de la loca, es una maravilla de e"£presión. LOS ASISTENTES Llenaríamos m u c h o espacio citando nombres de asistentes, y por ello nos limitamos á consignar sólo una pequeña parte de las personas conocidas cuya presencia recordamos. E n t r e ellas' estaban la distinguida señora doña Elisa Camón, log Sres. D. Basilio Paraíso, D. Gumersindo Azcárate, D . Roberto Castrovido, don Miguel Monayta, D. Rafael Labra, D . Antonio Ruiz Beneyán, D. Francisco Javier Cabanas, D. Tomás Eom.ero, que también representaba á D . Melquíades Alvarez; D. Pedro Niembro, don Pablo Iglesias, D. Lucio Catalina, D . Santiago Molhnedo, D . Mariano Santos Pineda, D . José Noguera, D. L u i s Blanco Soria, representando también, á D . Rodrigo Soriajao, que se halla enfermo; D. Joaquín Dicenta, D. Aniceto Lloreaite, D . Ignacio Santillán, D. Miguel Tato A m a t , D . Francisco Lebrero, D. Lorenzo Pérez, don Eugenio Lebrero, D . Carlos Maoías Bailly, don Bernardino Torres, representando también á los republicanos progresistas manchegos ; D . J u a n Godoy, D . Enrique Trompeta, D. Alberto Aguilera y Arjona, D . Miguel Morayta y Serrano, D . Mariano García Cortés, D . Dio Amando Valdivieso, D . José Corona, D. Alejandro Medina, D. Emilio Noguera, D . José Martínez Sol, D. Luis y D. Francisco Alvarez R. Villamil, D. Tirso Pérez, D . Francisco Cobos, director de «La Ilustración Española y Americana» ; el concejal de Alicante Sr. Ibáñez, Molina Moreno, D . Cecilio Rodríguez, D . Teodoro Valle, D. Salvador Fuertes, D . José Rovira, D. Miguel Gómez, Muñoz Suela, Anón y Eduardo Rosón. E l Ayuntamiento asistió bajo mazas, presidido por el alcalde, Sr. Prast, y concurrieron los concejales republicanos y socialistas y bast a n t e s liberales, entre ellos los Sres. Casero, Mesonero Romanos, Flores Valles, Camacho, D e Miguel y Marco, y el secretario, Sr. Ruano. También la Diputación provincial asistió corporativamente, bajo la presidencia de don Alfonso Díaz Agero, recordando entre los diputados á los Sres. Fernández Morales, P i y Arsuaga, López Olías, García Albertos, Fernández (D. Fidel), que también representaba á la Casa del Pueblo R a d i c a l ; Bergia, Mazzantini y Fernández Cárdena, y el secretario, señor Viñals. La Medicina tenía brillante representación en los doctores D. Ángel Pulido, D . Antonio Espina, D. José Gómez Ocaña, H u e r t a s , don Jerónimo Galiana, D . Manuel y D . Rafael Tolosa Latour, Masip, Gereda, Asúa, Ortiz de Pinedo, Lasbennes, Eleizegui, Benavides, Lupiáñez, D . César Cabanas, Decref y todo el Cuerpo de profesores de la Beneficencia provincial. De la familia asistieron los hijos D. J a i m e , D . J u a n y D . P e d r o ; el hijo político D . Vicente Alvarez R. Villamil y los sobrinos don Santiago, D . J u a n , D . J a i m e y D . Gaspar. LOS DISCURSOS E l alcalde, Sr. P r a s t , tiró del cordón que sujetaba, la bandera nacional que cubría el mon u m e n t o , y al quedar éste destapado sonó una gran salva de aplauso^. Seguidamente el doctor Pulido, como presidente de la Comisión del m o n u m e n t o , usó de la palabra pronunciando u n elocuente discurso. Comenzó recordando que la primera clínica de Esquerdo, como profesor del Hospital, estaba enclavada precisamente en el m i s m o sitio que ocupa el m o n u m e n t o . Esquerdo—dijo—era u n orador cuya elocuencia causaba, profunda emoción. Yo, que m e honré siendo uno de sus discípulos, m e impre- ESPAÑA sionaba. intensamente oyéndole explicar su oátedra. F u é el heredero módico del gran Mata, y dedicó su vida á la ciencia frenopática por prooediniieñtos humanitarios,- como contraste con la crueldad del loquero con que antes se trataba a l i n í e l i z demente. itecuerda su hermosa cam,paña en la Cátedra, eñ • el Ateneb, en los Tribunales, en la Prensa, en todas partes donde podía dejar oir áu palabra arrebatadora, en defensa del loco delincuente, que antes iba al patíbulo como mn criminal empedernido, y gracias á Esquerdo es ahora recluido donde debe e s t a r : en el maiiicómio. E s t a campaña suya dio por resultado la creación del Cuerpo de médicos forenses, haciendo con ello iiñ bien inmenso á la causa de la justicia y de la humanidad. Terminó diciendo que Esquerdo era un apóstol y toda su vida fué, en todos los órdenes de ella, u n • inmaculado apostolado. (Grandes aplausos.) E l Sr. Euiz Beneyán, en representación del partido republicano progresista, de que era jefe el doctor Esquerdo, comenzó diciendo^ que este era, a n t e todo y sobre todo, un gran patriota, y a su amor á E s p a ñ a consagró su existencia, t a n t o en el orden político como en el cientiñco. Recordó cómo, con grave peligro^ de su vida, acudió como voluntario á curar á l ó s heridos de la guerra del Norte, y cómo cuando estalló el cólera en Madrid abandonó todo' por dedicarse á recorrer, calle por calle, todas las barriadas humildes para curar coléricos y socorrerlos de su entonces no espléndido peculio. Como hombre, para describirle basta esta frase s u y a : «No- es político honrado el que en su vida privada no es honrado también.» Recordó que fué el amigo predilecto y sucesor de Ruiz Zorrilla, otro' gran patriota á quien E s p a ñ a debe una reparación, pues por ella sacrificó vida y hacienda. Terminó diciendo que hombreis comO' Esquerdoi no son políticos de éste ó el otro p a r t i d o : son hombres que por todos deben ser enaltecidos, y por eso este acto es un acto de justicia que le tributan sus compatriotas. E l Sr. Ruiz B e n e y á n fué m u y ovacionado. " E l presidente de la Diputación provincial, Sr. Díaz Agero, pronunció un elocuente y breve discurso, congratulándose del acto que se celebraba, pues e r a , u n homenaje a l hombre de ciencia, al hombre de gran corazón y al hombre de, extraordinario patriotismo. f e r m i n ó diciendo que la Diputación provincial sé honraba cooperando con su presencia á enaltecer la gloriosa figura, de Esquerdo, y se enorgullecía de haber, tenido al frente del m u y ilustre Cuerpo de Beneficencia provincial á un sabio cuya ciencia traspasó las fronteras. E l decano del Cuerpo de la Beneficencia provincial, D. 'Enrique, Isla, comenzó diciendo qup "se .rendía.el debido tributo .al redentor del locó delincuente, al bienhechor de la humanidad, j - ^ E n t r e las facetas más brillantes de esa gran figura—dijo—está la de haber sido médico de ese Hospital que está ahí, enfrente. E l lo decía con orgullo: «Soy médico del. Hospital Provincial.» Much,ós años después de haber solicitado su excedencia, volvió á ser amenazado Madrid de una epidemia, y entonces, como reclamando su derecho 4 asistir enfermos pobres contápiinados del temido azote epidémico, volvió á decir: «Conste que soy médico del Hospital Provincial.» . ^ E n ,,él entró como alumno interno,,.y en él hizo su carrera brillantísima. Desde hoy., cuan; do sus sucesores, .los actuales alumnos internos, traspongan el portalón de ese. Hospital, al ver el busto de Esquerdo, dirán:. «Ahí es. tan, en ese bronce, sintetizados la abnegación, la honradez, la ciencia y el altruismo.» (Grandes aplausos.) Finalmente, 'el alcalde, -Sr. Prast, ooinenzó diciendo que en representación del Ayuntamiento, tenía el alto honor de hacerse cargo del monumento que una suscripción eminentemente popular había dedicado' al hombre ilustre á quien se dedicaba. —Como alcalde—añadió—me congratulo de poder decir en nombre del-pueblo de Madrid: Esquerdo es nuestro, es de E s p a ñ a ; ha merecido la admiración del mundo científico.' Por eso perñaitidme que dé por terminada esta solemnidad exclamando : ¡ Gloria á Esquerdo ! (Grandes salvas de aplausos acogieron estas palabras del Sr. Prast.) ' ' Seguidamente, los invitados y autoridades, con la Comisión organizadora, firmaron el acta de entrega, que es una admirable obra caligráfica del oficiar del Ayuntamiento Sr. Manzano. L-Os niños y niñas de las escuelas que sostiene el Centro republicano de los distritOiS del Hospital y Congreso depositaron flores en las graderías del monumento. • J ^ ^ <^i erónica médica. El corazón y la guerra. Es cosa vieja y bien sabida que de las guerras no suelen salir los combatientes con el corazón tansano y fuerte como lo llevaron. Las fatigas físicas soportadas hasta límites considerados como imposibles de sostener por la naturaleza humana ; las violentas emociones á cada paso sufridas, agotan el organismo, y sobre todo, el corazón, viscera muy sensible á toda clase de esfuerzos. En las luchas pasadas este órgano se resentía algunas veces, á pesar de hacerse las campañas con soldados jóvenes, fuertes, elegidó-s especialmente para resistir las penalidades de la guerra. En las actuales intervienen todos, jóvenes y viejos, sanos y enfermos. Antes iban habituados á las largas caminatas, á la vida constante al aire libre, al poco comer y dormir; ahora, desde su casa, acostumbrados á una existencia cómoda, sedentaria y poco fatigosa, son enviados á guerrear. En los apuros de la lucha sostenida en Europa se ha echado mano de todo el mundo, y no han sido motivo de excepción más que los poseedores de enfermedades claramente incompatibles con el servicio militar. Han llevado, al frente de combate soldados en apariencia sanos, que cayeron pronto en cuanto varias marchas fatigosas y combates intensos alteraron del todo la precaria circulación de su sangré. El corazón no pudo soportar fatigas tan extraordinarias como laS sufridas. Estos enfermos, en apariencia sanos, podían haber dado utilidad á su nación sin contratiempos de ninguna clase en otros servicios del interior donde la vida más tranquila y la falta de emociones evitaran el fracaso de sü débil corazón. La selección médica hecha eñ los primei'os momentos les hubiera ahorrado molestias graves piara el presente ó para lo futuro. Pero no son sólo los enfermos de este órgano los que caen después de sufrir las fatigas y emocio nes de la guerra. Hay muchos que nadie podrta decir anticipadamente no eran sanos y que, sin embargo, ante la repetición continua de emociones violentísimas, ante el caminar, sin tregua, sienten flaquear su corazón y caen en la^tierra, incapacitados para dar un paso más hacia adelante. : Es el corazón- un músculo puesto en el camino MÍIDIGA. de la sangre para moverla, que necesita, como todos los músculos, del descanso para reponer las energías gastadas al contraerse. La reparación rápida operada entre latido y.latido le liace aparecer diferente á los demás, siendo en realidad- lo mismo. Órgano de tanta importancia para la vida no puede estar desligado de la vigilancia múltiple del sistema nervioso, y no lo está. Es un corcel que sólo vive bien con el andar acompasado y continuo y que necesita siempre de las riendas y de la espuela para evitar las carreras- y paradas-.; Estos son los nervios que le animan ó detienen cuando, por motivois diferentes, se precipita -:ó, para. • ' : . : > Por esta relación directa y abundante con los' centros nerviosos las emociones intensas siefnpréprovocan alteraciones en el latir uniforme y constante y en el modo de circular la sangre. ¿Quién no sintió golpear dentro del pecho al corazón alborozado por una alegría intensa ? ¿ Quién no pá-^ deció la angustia de un latido lento causado' po-r algún fuerte pesar? Este responder constante á las emociones de que la vida se halla llena hizo que en la antigüedad se le co-nvirtiese en fuente inagotable de pasiones. Aún queda en el lenguaje la idea del buen ó mal corazón de las persorias, según -su co-mp-ortamiento moral. : El que no posea una inervación fuerte y normai se hallará exp-uesto á sufrir los efecto-s de las grandes emociones experimentadas en la guerra, efectO'S aumentados por el obstáculo que representa para la circulación el mover continuado de los músculos del cuerpo, el aparentemente eterno'caminar de la derrota. En los tiempos de paz apenas si ocurren altera clones en el corazón de los soldados. Jóvenes, seleccio-nado-s, sin trastorno emocional intenso-, realizan marchas y no ocurre contratiempo ninguno. En guerra, los soldados de edades inferiores y superiores á los veinte años, sorprende el número de los que quedan con el corazón en dilatación aguda por el esfuerzo físico y moral. En cuanto se sale de la vida habitual y se realizan violentos esfuerzos durante bastante tiempo, ya el corazón protesta con debilitaciones pasajeras, aun existiendo integridad del músculo y de los nervios. Los excursionistas por países mon tañosos no acostumbrados á ello saben por propia experiencia de este agotamiento rápido del corazón. Los soldados próximos á los cuarenta años en apariencia sanos y fuertes, con facilidad pueden sufrir alteraciones del corazón. Su energía nerviosa se halla debilitada por los trabajos mentales excesivos, por las enfermedades anteriores, por el uso ordinario de venenos como el alcohol,, el café y el tabaco; por la misma vida irregular,-é intensa de las ciudades. Las emociones fuertes y el cansancio acaban con esta energía precaria,, y el corazón, no pudiendo vencer los obstáculos que la vida de campaña le pone á la circulación, desfallece. : .• Sin llegar al caso del corredor de Maratón, que muere después de anunciar en Atenas la victoria de los griegos, muchos soldados han tenido que ser retirados del frente de combate incapaces d.e moverse por dilatación intensa del corazón. ,La guerra es odiosa por todos los conceptos ; pero al pensar en que después de terminada se. seguirán sufriendo las .consecuencias, se hace más,odiosa todavía. Muchos de los que inutiliza la. guerra por alterar su corazón volverán á reponerse.; pero otros quedarán condenados á arrostrar .Sieriiprs una vida miserable, que sin la guerra .'se hubiera deslizado agradablemente. , -,;, , • : Dr. C. Rodrigo Lavín. ,, -•••-•- ESPAÑA MEDIO A I ' i' ^^^ s\ .-:i K„, Un autobús parisién cargado de soldados heridos en las ru'nas de Chermout en Argonne. MÉTODO DE CAZA E n la amplia cocina de la alquería, delante del fuego que arde chisporroteante en el hogar, se apretujan los mozos y mozas que escuchan atentos á la vieja cuentista. Algunas veces se hace un murmullo y otras ni se respira apenas por no perder una sola palabra de las que form a n la hilaza de las narraciones. E l gato negro anda á la i'onda arqueando el lomo, maullando de vez en vez y persiguiendo terco ia sombra movible del péndulo del largo reloj de pesas. Y fuera, la noche es negra como boca de lobo y el aire produce un murmullo sinfónico al cruzar por entre el ramaje del robledal. La anciana narradora, que con sus cuentos y consejas distrae las horas primeras de la noche hasta que la cena esta lista, ha terminado uno de esos cuentos terroríficos que m e t e n el corazón en un puño, y mientras descansa y se prepara para contar otro, un mozo alegre y dicharachero propone contar una alegre aventura que disipe un poco el estado inquietante de terror. , . . Se acepta unánimemente y el.galán da un tiento á la bota, se acomoda mejor en un taburete y empieza así. ** E n un pueblecito pequeñito y oculto al pie de unas montañas altísimas, en uno de esos pueblos que, por lo insignifioantes, al leer su nombre en la geografía dudamos que existan y más bien creemos que es u n a broma, una mentira de los,mapas, vivía un médico, gran aficionado á la caza (quizá porque en aquel pueblo eran pocos los enfermos que había), y eran pocas las mañanas que las dejaba pasar sin largarse á recorrer los campos en busca de gorriones J perdices. Iba el buen doctor de mi cuento con un gran morral sujeto por una correilla, con una escopeta de dos cañones, una canana que le regaló un pariente suyo militar y un perro que él decía ser de caza y más parecía faldero. Y así, con todo este preparativo, danzaba por todo el campo de punta á p u n t a , . disparaba doscientas veces su escopeta, hacía correr al perro hasta dejarle rendido y, al fin, tornaba al pueblo cansado, lleno de sudor y polvo y con el morral vacío. Y así un día y otro y otro, y el pobre doctor se daba a todos los diablos al ver que nunca hacía blanco y volvía á su casa sin haber cobrado una sola pieza. ¡ Como que su fatal puntería llegó á correrse por todo el pueblo y á su cuenta se hicieron mil cuchufletas!, Los chiquillos dibujaban con carbón larguiruchos muñecos en las tapias de los huertos y en las paredes de las casas, que querían ser remedos del pobre cazador; las mujeres, en cuanto oían sus disparos, decían que ya habían empezado las salvas ; y más de un chusco vecino, al ver pasar a n t e su puerta al medico con el morral flojo, vacío, le dijo con toda su a l m a : —Señor doctor, para ese paso, para estar toda la mañana corriendo y sin m a t a r nada, m a l hace usted en dejar á los enfermos. E l desgraciado médico aguantaba toda brom a con gesto resignado de mártir y en su interior batallaba por encontrar la causa de su mala suerte cazadora. ¿Consistiría en la escopeta? ¿ E n el perro? ¿ E n qué ? Limpiaba diariamente los cañones de la escopeta, engrasaba los gatillos, ejercitaba al perro en la carrera... Y nada, ¡siempre r>ada! Un día se le ocurrió ir á, consultar el caso con "ana viejecita que vivía, en una gruta y que era bruja, si a l decir, de la gente se atendía. Y allá , fué nuestro b u e n doctor, anda que t e anda. cammo de la gruta que servía de palacio á la anciana nigromántica. Cuando llegó, la bruja estaba en la puerta, sentada en un pedrusco y peinándose los pocos cabellos que tenía, con un trozo de peine de concha. La saludó ceremoniosamente y con gran respeto, y la expusO' en un dos por tres su deseo. —Mire usted, señora bruja ; yo vengo á que me diga usted qué debo hacer para que mis fatigas cazadoras tengan fruto. . Le hizo pasar amablemente al interior de la gruta, toda llena de lechuzas, mochuelos, pieles de lagarto, retortas y alambiques, le hizo sentar en un sillón de cuero y... le pidió u n duro. Después encendió un pequeño hornillo y quemó en su llama azul unas yerbas olorosas, rezó unas oraciones en voz baja... y pidió otro duro. E l doctor estaba perplejo, atónito a n t e aquellos rezos, bendiciones y palabras extrañas. Tuvo que dejarse frotar la frente con una cola de escorpión, recibió con paciencia mil bendiciones y, al fin, la bruja le dio un papel doblado y le encargó que no lo leyera hasta llegar á su casa y que cumpliera al pie de la letra lo que se ordenaba. Así se hizo ; se despidieron ; la dio otro duro. Y á largos pasos volvió presuroso á su casa, desdobló el papel y leyó: «Señor doctor; si quiere m a t a r muchos pájaros y m u c h a s perdices, cargue la escopeta con recetas.» Suena una carcajada en la cocina, los mozos d a n fuertes empellones y espaldarazos al cuentista y las mozas le colman de burlas, mientras el fuego chisporrotea y el gato sigue en afán de atrapar la sombra del péndulo. José Castellón Meléndez. ESPAÑA 5 FLORILEGIO MEDICO La Medicina y los médicos en la novela y el teatro del s i g l o XVII por Eugenio Mesonero Romanos (DOCTOR SILVIO) (Continuación) No sirvieron de nada para con el capellán las prevenciones y advertimientos del rector para que dejase de Uevarle; obedeció el rector viendo ser orden del arzobispo, pusieron al licenciado sus vestidos, que eran nuevos y decentes, y como él se vio vestido de cuerdo y desnudo de loco, suplicó al capellán que por caridad le diese licencia para ir á despedirse de sus compañeros los locos. E l capellán dijo que él le quería acompañar y ver los locos que en la casa había. Subieron, e n efecto, y con eUos algunos que se hallaron presentes ; y llegado el licenciado á una jaula adonde estaba u n loco furioso, a u n q u e entonces sosegado y quieto, le dijo: — H e r m a n o mío, mire si m e m a n d a algo, que me voy á mi c a s a ; que ya Dios ha sido servido, por su infinita bondad y misericordia, sin yo merecerlo, de volverme mi juicio: ya estoy sano y c u e r d o ; que acerca del poder de Dios ninguna cosa es imposible. Tenga grande esperanza y confianza en El, que pues á m í m e ha vuelto á mi primero estado, también le volverá á él, si en E l confía. Yo tendré cuidado de enviarle algunos regalos que coma, y cómalos en todo c a s o ; que le hago saber que imagino, como quien ha pasado por ello, que todas n u e s t r a s locuras proceden de tener los estómagos vacíos y los cerebros llenos de aire. Esfuércese, esfuércese; que el decaecimiento en los infortunios apoca la salud y acarrea la muerte. Todas estas razones del licenciado escuchó otro loco que estaba en otra jaula, frontero de la del furioso, y levantándose de u n a estera vieja donde estaba echado y desnudo en cueros, preguntó á grandes voces quién era el que se iba sano y cuerdo. E l licenciado respondió: —-Yo soy, hermano, el que m e v o y ; que ya no tengo necesidad de estar más aquí, por lo (lue doy infinitas gracias á los cielos, que t a n grande merced m e h a n hecho. —Mirad lo que decís, licenciado, no os engañe el diablo—replicó el loco—; sosegad el pie, . y estaos quedito en vuestra casa, y ahorraréis la vuelta. —-Yo sé que estoy bueno—replicó el licenc'ado—, y no habrá para qué tornar á andar estaciones. —I Vos bueno ?—dijo el loco—. Agora bien, ello d i r á ; andad con D i o s ; pero yo os voto á Júpiter, cuya majestad yo represento en la tierra, que por solo este pecado que hoy comete Sevilla en sacaros desta casa y en teneros por cuerdo, tengo de hacer un tal castigo en ella, que quede memoria del por todos los siglos de los siglos, amén, j No sabes tú, licenciadillo menguado, que lo podré hacer, pues, como digo, soy J ú p i t e r Tenante, que tengo en mis manos los rayos abrasadores con que puedo y suelo amenazar y destruir el mundo? P e r o con sola una cesa quiero castigar á este ignorante pueblo; y es con no llover en él ni en todo su distrito y contorno por tres enteros años, que se han de contar desde el día y punto en que ha sido hecha esta amenaza en adelante, j Tú libre, t ú sano, t ú cuerdo, y yo loco, y yo enfermo, y yo atado...? Así pienso llover como pensar ahorcarme. A las voces y á las razones del loco estuvieron los circunstantes a t e n t o s ; pero nuestro licenciado, volviéndose á nuestro capellán y asiéndole de ¡as manos, le dijo: —No tenga vuesa merced pena, señor mío, ni haga caso de lo que este loco ha d i c h o ; que si él es J ú p i t e r y no quis'ese llover, yo, que soy Neptuno, el padre y el dios de las aguas, lloveré todas las veces que se me antojare y fuere menester. A lo que respondió el capellán: —Con todo eso, señor Neptuno, no será bien enojar al señor J ú p i t e r ; vuesa merced se quede en su casa, que otro día, cuando haya más comodidad y más espacio, volveremos por vuesa merced. Eióse el retor y los presentes, por cuya risa se medio corrió el capellán; desnudaron al 1'cencjado, qiiedóse en casa y acabóse el cuento. — P u e s con ese beneplácito — reepondió el cura — digo que mi escrúpulo es que no me puedo persuadir en ninguna manera á que toda la caterva de caballeros andantes que vuesa merced, señor don Quijote, ha referido, hayan sido real y verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo ; antes imagino que todo es ficción, fábula y mentira, y sueños contados por hombres despiertos, ó, por mejor decir, medio dormidos. —Ese es otro error — respondió don Quijote—en que han caído muchos que no creen haya habido tales caballeros en el mundo ; y yo muchas veces, con diversas gentes y ocasiones, he procurado sacar á la luz de la verdad este casi común engaño; pero algunas veces no he salido con mi intención, y otras sí, sustentándola sobre los hombros de la verdad ; la cual verdad es tan cierta, que estoy por decir que con mis propios ojos vi á Amadís de Gaula, que era un hombre alto de cuerpo, blanco de rostro, bien puesto de barba, aunque ne- MEDICA gra, de vista entre blanda y rigurosa, corto de razones, tardo en airarse y presto en deponer la i r a ; y del modo que he delineado á Amadís, pudiera, á mi parecer, pintar y describir todos cuantos caballeros andantes andan e n las historias en el orbe, que por aprehensión que tengo de que fueron como sus historias cuentan, y por las hazañas que hicieron y condiciones que tuvieron, se pueden sacar por buena filosofía sus facciones, sus colores y estaturas. —¿Qué t a n grande le parece á vuesa merced, mi señor don Quijote—preguntó el barbero—, debía de ser el gigante Morgante? — E n esto de gigantes—respondió don Quijote^—hay diferentes opiniones, si los ha habido ó no en el mundo ; pero la Santa Escritura, que no puede faltar u n átomo en la verdad, nos muestra que los hubo, contándonos la historia de aquel filisteazo de Golías, que tenía siete codos y medio d e altura, que es una desmesurada grandeza. También en la isla de Sicilia se h a n hallado canillas y espaldas t a n grandes, que su grandeza manifiesta que fueron gigantes sus dueños, y t a n grandes como grandes t o r r e s ; que la geometría saca esta verdad de duda. Pero con todo esto, no sabré decir con certidumbre qué tamaño tuviese Morgante, aunque imagino que no debió de ser m u y a l t o ; y muéveme á ser d e s t e parecer hallar en la historia donde se hace mención particular de sus hazañas que m u c h a s veces dormía debajo d e t e c h a d o ; y pues hallaba casa donde cupiese, claro está que no era desmesurada su grandeza. —Así es—dijo el cura. E l cual, gustando de oirle decir tan grandes disparates, le preguntó que qué sentía acerca de los rostros de Reinaldos de Montalbán y de don Eoldán, y de los demás doce Pares de Francia, pues todos habían sido caballeros andantes. —De Reinaldos — respondió don Quijote—• me atrevo á decir que era ancho de rostro, de color bermejo, los ojos bailadores y algo saltados, puntoso y colérico en demasía, amigo de ladrones y de gente perdida. D e Roldan, ó Rolando, ó Orlando, que con todos estos nombres le nombran las historias, soy d e parecer y me afirmo que fué de mediana estatura, ancho de espaldas, algo estevado, moreno de rostro y barbitaheño, velloso en el cuerpo y de vista amenazadora, corto de razones, pero muy comedido y bien criado. ... quando capiit dolet..., ectétera. —No entiendo otra lengua que la mía—respondió Sancho. —Quiero decir—dijo don Quijote—que cuando la cabeza duele, todas los miembros duelen ; y así, siendo yo t u a m o y señor, soy t u cabeza, y t ú mi parte, pues eres mi criado ; y por esta razón el mal que á mí me toca, ó tocare, á ti te ha de doler, y á mí el tuyo. —Así había d e ser—dijo S a n c h o — ; pero cuando á mí me manteaban como á miembro, se estaba mi, cabeza d e t r á s de las bardas, mirándome volar por los aires, sin sentir dolor alguno; y pues los miembros están obligados á dolerse del mal de la cabeza, había de efítar obligada ella á dolerse dellos. —¿Querrás t ú decir agora, Sancho—respondió don Quijote—, que no me dolía yo cuando á ti t e m a n t e a b a n ? Y si lo dices, no lo digas, ni lo pienses, pues más dolor sentía yo entonces en mi espíritu que t ú en t u cuerpo. E r a el Bachiller, a u n q u e se llamaba Sansón, no m u y grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón ; d e color macilenta, pero de muy ESPAÑA MEDICA La hermana del Mariscal French enfermera Mrs. Harley, la hermana del mariscal French, ha instalado.'en la parte restaurada de la célebre Abadía de Royauraont, cerca de Seine-et-Oise, un hospital para heridos militares cuyo personal es únicamente compuesto por mujeres de la aristocracia inglesa. Es un edificio medioeval de una singular belleza, médicas y enfermeras diplomadas de la Cruz Roja inglesa prodigan sus cuidados á los heridos. El hospital militar de la Abadía es popular entre los soldados. Allí se han curado muchos cientos de combatientes que vieron recobrar sus fuerzas bajo las bóvedas ojivales y en los bellos parques de Royaumont. :ir MtH»- , , .-ff' «». j g , - . - — ^ ' : r : r r r ! r ; í -rrrrrrr:--- Las enfermeras encargadas del servicio de cocina. ívrrr^."' T. y La hora de las curas en la gran sala. ' 10 ESPAÑA buen entendimiento; tendría hasta veinticuatro años, carirredondo, de nariz c h a t a y d e boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo mostró en viendo á don Quijote, poniéndose delante del de rodillas... * • • . * * ... que m e h a tomado un desmayo de estómago, que. si no le reparo con dos tragos de lo añejo, me pondrá en la espina de Santa Lucia (1). * ** ... y d e camino, vaya rezando la oración de Santa Apolonia, si es que la s a b e ; que yo iré luego allá, y verá maravillas. •—¡ Cuitada de mí!—replicó el ama—•. ¿ La oración de Santa Apolonia (2) dice vuesa merced que r e c e ? E s o fuera si mi amo lo hubiera de las muelas ; pero no lo ha sino de los cascos. * Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las muías de los religiosos dromedarios, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas á este tono, no será m u y difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcmea... * ** ... que sé que m e costarán menos que las hilas que podré gastar en curarme la cabeza, que ya me la cuento por partida y dividida en dos partes. * ** ... que en viéndole Sancho, comenzó á herir de pie y de mano (3), como niño con alferecía... * ** . . . y el d e los Espejos y su escudero, mohínos y malandantes, se apartaron de don Quijote y Sancho, con intención de buscar algún lugar donde bizmarle, y entablarle las costillas. * ** , ... h a s t a que llegaron á un pueblo donde fue ventura hallar un algebrista (4), con quien se curó el Sansón desgraciado. * ... con cataratas (5) en los ojos y con mal cloren la boca... ... h a de ser médico, y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas ; que no ha de andar el caballero a n d a n t e á cada trinquete buscando quien se decir, las cure. (1) Es muy flaco y extenuado. (2) A la puerta del cielo Polonia estaba y la virgen María la consolaba. —^Di, Polonia, ¿qué haces? ¿Duermes ó velas? •—Señora mía, ni duermo ni velo ; • que de un dolor de muelas m© estoy muriendo. —Por la estrella de Venus y el sol poniente, y por el Santísimo Sacramento, que estuvo en mi vientre, que no le duela más ni muela ni diente. (3) Temblaría á uno estas partes, ó padecer con vulsioues en ellas. (4) ^Algebra—dice Covarrubias—es arte de concertar los huesos desencajados y quebrados», y de aquí se llamó algebrista al que los concierta. Esta parte de la Medicina había venido á tan bajo y miserable estado á fines del siglo xvi, que, eomo decía el Dr. Luis Mercado en 1599, «ya no la conocen ni tratan sino pastores, ó labradores rústicos, ó mujercillas que i falta de otro entretenimiento para vivir se entran por est« portillo, ó por mejor decir, corral sin puerta; y lo que peor es, se salen con ello, pretendiendo examen y alcanzándole...» (5) Cataratas solía llamare© antaño, según Covarrubias, no precisamente á lo que hoy, sino á «las nubes que se nos hacen en Ibs ojos*. —No le sacarán del borrador de su locura cuantos médicos y buenos escribanos tiene el m u n d o : él es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos. Olvidósele á Virgilio de declaramos quién fué el primero que tuvo catarro en el mundo, y el primero que tomó las unciones para curarse del miorbo gálico... ( i ) . ... y que después de muerto le saqué el corazón con mis propias manos ; y en verdad que debía de pesar dos libras, porque, según los naturales, el que tiene mayor corazón es dotado de mayor valentía del que le tiene pequeño. MEDICA ... Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen... Come poco y cena m á s poco; que la salud de todo el cue3*po se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar á dos carrillos, ni de erutar delante de nadie. * ** ... eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal, y fuese, si no fresco, á lo mi3nos, amojamado, á la presencia de la señora Belerma... * ** Y no toma ocasión su amarillez y sus ojeras de estar con el mal mens^l, ordinario en las mujeres, porque ha muchos meses, y aun años, que no le tiene ni asoma por sus puertas ; sino del dolor que siente su corazón... * ** —Y. los encantados, ¿ c o m e n ? ' — d i j o el primD. —No comen — respondió don Quijote—, ni tienen excrementos m a y o r e s ; aunque es opinión que les crecen las uñas, las barbas y los cabellos... * ** ... traía cubierto el ojo izquierdo y casi me-, dio carrillo con un parche de tafetán verde, señal que todo aquel lado debía de estar enfermo. .. * ** ... desde la punta del espinazo h a s t a la nuca del celebro le dolía de manera que le sababa de sentido. * ** ... temblando de los pies á la cabeza como azogado... * * * ' ... porque yo sé que sois d e complexión sanYa se yhanovisto, señor hacer escudero—replicó guínea, os podrá daño sacarosSanun cho—,de enterrar poco sangre. un desmayado creyendo ser muerto... —Muchos médicos hay en el m u n d o : hasta * los encantadores son médicos... ** ... á ellas les estuviera más á cuento quitarles la mitad de las narices de naedio arriba, aunque hablaran gangoso... * ** ... y así, hemos tomado algunas de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes ó parches pegajosos, y aplicándolos á los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra ; que puesto que hay en Gandaya mujeres que andan de casa en casa á quitar el vello y á pulir las cejas," y hacer otros mejunjes tocantes á mujeres... (2). * (1) Sífilis. * * que copio de un Rece(21 Véase una fórmula, tario del siglo XVI «PELADOR PARA QUITAR LOS PELOS DE LA FRUENTE y CARA Y DE OTRA QUALQÜIERA P A R T E . » «Cal viva, 4 onzas; oro pimente molido, dos dracmas, lejía de sarmientos, una libra; todo cocido hasta quedar como ungüento á manera de jabón blando, y úntese el lugar donde están los pelos y déxese secar y después estragúese fuertemente con un paño muy enxuto y áspero. Este pelador aze caer los pelos syn ningún dolor ni pena.» Por el Ministerio de Instrucción pública se han dictadO' las siguientes disposiciones : Eesolviondo favorablemente la instancia de D. Germán García Carrasco, licenciado en Medicina y Cirugía, en petición de que se le autorice para terminar la carrera de odontólogo con sólo' aprobar la Prótesis dental. —Autorizando al auxiliar de la Facultad de Medicina de Santiago D. Misael Bañuelos García para, permanecer en Madrid durante las "vacíi clones escolares á fin de ampliar estudios de Bacteriología. —Aprobando el acuerdo celebrado por la Facultad de Medicina de Granada y la Diputación provincial de dicha capital para modificar las cláusulas segunda y cuarta del contrato aprobado por Eeal orden de 15 de Noviembre de 1913 par:i r^osto-iirnierito de las elín'ens. —Autorizando á T). Mariano Batllés y Bertrán de Lis, catedrático de Barcelona, para continuar en el servicio activo de la enseñanza. —Disponiendo que cesen en sus cargos de auxiliares interinos de la Facultad de Medicina de la Central los Sres. D. J u a n Bautista Olivan, D. Fernando Casadeni, D. Ángel Pulido y D. Francisco Manuel Jiménez. —Nombrando á D. J e s ú s Collar, D. Luis Eodríguez y D. Emilio Muñoz auxiliares interinos del primero, sexto y cuarto grupos de la mencionada Facultad, con la gratificación anual de 1.500 pesetas cada uno. •—Disponiendo que el auxiliar interino gratuito de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago, D. Manuel Iglesias, perciba la gratificación anual de 1.750 pesetas. Como muestra de simpatía y cariño al doctor Decref, se proyecta hacerle u n homenaje, consistente en un busto que está haciendo el artista Llaneces. La Comisión organizadora, compuesta por los Sres. D. Antonio G. Tapia, D. E n r i q u e Sloker, D. Jesús N. Sampelayo, D . Germán Asua y D. Augusto G. Gamero, manifiesta que todos los que quieran sumarse á esta prueba de afecto al Sr. Decref podrán hacerlo desde hoy hasta el 31 del próximo Julio en los siguientes puntos de suscripción: Casa de Fernando F e , Puerta del Sol; Colegio de Médicos, Mayor, 1, y en la librería módica de Vidal, Atocha, n ú m . 96. E n t r e la lista de m u e r t e s ocurridas en los ejércitos franceses encontramos los nombres de Pierre Doleris, de veintitrés años de edad, herido en Arras y muerto al día siguiente, y Jacqucis Doleris, muorto en uno de los combates de Neuville, de diez y nueve años de edad y estudiante de Medicina. Dichos dos héroes eran hijos del célebre ginecólogo Dr. Doleris, con cuya amistad personal nos honramos, pues en nuestros viajes de 11 ESPAMA MEDICA estudios ni'éflicps á .París si,empi:e encontramos^ ep ój ce,i;mQsa acogida,, nacida de, su afectj.á la ri,acÍDn. española,. cuya lengua domina á la perfecoión. , , Éeoiba él'querido maestro la expresión sincera de nuestro aentido pésame. G E N T E GGNQCIDA POR ALFONSO Después de reñida votación, fué nombrado para la vacante del Dr. Zúñiga, en el consultorio de la Cruz Eoja del distrito.del Hospital, el Dr. Casadesús. H a fallecido en Madrid el joven y distinguido farmacéutico de la Asociación de,la .Prensa, en el .barrio de la Prosperidad, D. José Alonso Vidart,, persona de, gran valer científico y de re-, levantes prendas personales. Trátase de construir en esta corte un„ nuevo edificio para Facultad de Medicina y Hospital clínico, habiendO' tenido esta idea m u y buena acogida por parte del Bey, que recibió en audiencia especial á los Dres. Gimeno, Ocaña, Criado, Eeoasens, Guedea, Giménez, Aguilar y Simonena. El día 4 del corriente verificóse el viaje de instrucción á Toledo, dispuesto por la superioridad para la la Academia Médico-militar. Los 35 alumnos que forman la promoción del curso actual, acompañados por el director y profesores, visitaron, en primer término, la Academia de Infantería. El coronel-director de la misma, Sr. Marzo, y una Comisión de jefes y oficiales de dicho Centro, mostraron á los visitantes las distintas dependencias, que, en verdad, constituyen un acabado modelo de establecimientos de este género, destacándose entre ellas la biblioteca, el taller de lavado y planchado mecánico-eléctrico y el local destinado á bafios, que compite con los más adelantados del extranjero. La visita á la Fábrica Nacional de Armas tuvo lugar al siguiente día, pudiéndose apreciar el notable adelanto experimentado en la construcción de proyectiles de fusil, armas blancas y objetos artísticos, de fama tan antigua como merecida. Hiciéronse notabilísimas experiencias en él campo de tiro sobre líquidos envasados y de superficie libre, ensayándose el poder de penetración de la bala P sobreí planchas de hierro y tablines, midiéndose la velocidad inicial por medio del cronógrafo eléctrico. Los jefes y oficiales allí destinados obsequiaron á los visitantes eon champagne y habanos, distribuyendo, entre profesores y alumnos, algunos artísticos, objetos construidos en la F á brica. Al regreso á Toledo, el personal de la Academia d e Infantería ofreció en el Alcázar un espléndido banquete de más de cincuenta cubiertos á los excursionistas de la Academia Médicomilitar, cambiándose elocuentes brindis e n t r e los Sres, ü r q u i d i y Marzo, en honor del Arma de Infantería y de nuestro Cuerpo. Copiamos de nuestro estimado colega «El Monitor de la F a r m a c i a » : «Uno de tantos reglainentos que hace pre'eisoB la. Instrucción general de Sanidad es el de los botiquines, qué el art. 69 de este Código sanitario p o t ó en maños del rhódieO que ejerciese en localidadas en doinde n o hubiera farmacia, ó s e a , cuando la rnás próxima diste más de 10 kilómetros. ; »A pesar de varias reales órdenes disponiendo que e>n tanto no se orden© por el Eeal Consejo de Sanidad el empleó, el origen y el isurtido de estos botic^uines, no podrá autorizarse ninguno por las J u n t a s provinciales de Sanidad, es lo cierto qué hay varios establecidos y Dr. D. Baldomero González Alvarez. En cuestiones de la infancia con él no os debéis meter, pues no hay quien le ponga un pero; aquí está don Baldomcro para quién quiera algo de él. que en ellos: se cometen verdaderas intrusiones, ampliando el estado anárquico en que desde tiempo inniemorial está sumido el ejercicio profesional en Eispaña. »Eequiérese, pues, que cuanto antes se toque este p u n t o por el Eeal Consejo de Sanidad, y se pongan lais cortapisas que d e m a n d a una buena ^organización sanitaria para que, teniendo preseinte el"iíiterés público, que debe ser siempre el primeroi, se señalen los justos límitek del empleo de los botiquines, así como su origen; y surtido,-y se ciarren de u n a vez tiaat a s tiendas que con el nombre de botiquines vienen funcionando'- en muchoá puntos de España.» E l domúago 20 de J u n i o celebró sesión pública la Eeal Academia de Ciencias exactas, físicas y naíiurales p a r a dar posesión de una plaza de' acá.démíco' numerario al catedrático de la. Universidad Central D . Ignacio, Bolívar y ürrutóa. Leyó el nuevo académico su discurso sobre el t e m a : «Museos de Historia natur'al y el Museo nacional de ciencias naturales de Madrid», contestándole, á nombre de la Corporación, don Daniel Cortázar, ;. • Los conomrentes al solemne acto felicitaron por sus trabajos á los Sres. Bolívar y Cortázar. P o r Eeal orden circular d© 10 del corriente mes («Gaceta» del 14), se convoca á oposiciones para cubrir 40 plazas de médicos alumnos de la Academia médico-militar, á loe doctores ó licenciados en Medicina y Cirugía que lo soliciten h a s t a ©1 26 de Agosto próxáimó,' con sujeción á las bases y programa aprobados por Eeal orden d e .10., d e Abril de 1913 («Gaceta» n ú m . 106 del, mismo^ año). Los. opositores no excederán d e la edad de treinta años el día 1.° dé E n e r o d e 1916. '• L o s ejercicios de oposición se verificarán en Madrid y e n el local d© la Academia, caEe d e ' ESPAÑA MEDICA 12 Altamirano, n ú m . 23, dando principio el día 1.° de Septiembre del año actual. De conformidad con lo prevenido en el artículo 25 d© las bases, el Tribunal de oposiciones celebrará su primera sesión pública en dicbo local, á las diez del día 31 del citado mes d e Agosto, p a r a proceder al sorteo d© los aspirantes, á fin da determinar el orden en que éstos h a n de verificar los ejercicios. E l Reicbstag ha aprobado una ley por la cual se autoriza al Consejo federal para establecer un monopolio comercial de las substancias nitrogenadas obtenidas de los produotos naturales, así como de ciertos productos nitrogenados artificiales y los abonos nitrogenados. E l monopolio terminará el 31 d e Marzo de 1922, á menos que sea prorrogado por una nueva ley. E n la exposición de motivos se dice que la agricultura y la industria alemanas, y especialmente la industria de explosivos han sido hasta aquí tributarias de naciones extranjeras con respecto á la provisión de primeras m a t e rias nitrogenadas, á pesar de la gran cantidad que se obtiene de estas substancias como producto secundario de la combustión del carbón. Los químicos alemanes han logrado preparar combinaciones nitrogenadas á partir del nitrógeno del aire, y, t r a s sacrificios financieros por parte del Imperio y de Prusia, se ha podido suplir el déficit causado por la falta de importación de los nitratos de Chile y de otros abonos nitrogenados. Para subvenir á estas necesidades de la agricultura y de la industria, se ha creado la del nitrógeno, industria que deberá ser protegida después de la guerra, y las necesarias garantías no podrán obtenerse más que por el establecimiento del oportuno monopolio. Nos dicen que la Real Academia de Medicina ha tomado el acuerdo de que en lo sucesivo todos los. informes de orden judicial, en,lo que se refiere á asuntos de honorarios, serán despachados por la Academia en pleno y no por una Comisión como venía haciéndose ahora, cuyo criterio puso en ridículo m á s de una vez á aquella docta Corporación. L a J u n t a directiva del Colegio Médico de Madrid, que hace pocos días cesó en sus funciones, ha publicado un manifiesto en el cual expone su gestión al frente de aquella entidad profesional. Como el a s u n t o es de gran importancia por la respetabilidad de las personas que firman el escrito, prometemos ocuparnos extensamente de él en nuestro próximo número. E l Dr. Soriano Surroea ha publicado una nueva edición muy a u m e n t a d a de la Cartilla Sanitaria para embarazadas, que se vende a l precio d e u n a peseta en las librerías y en casa del autor. Desengaño, 25. Médico substituto se ofrece. Informes esta Administración. ea El deseo de que sea completa nuestra información respecto á la opinión, que á médicos y políticos distinguidos les merece el decreto creando la Inspección médico-escolar, aplaziamos hasta e! próximo número la publicación de la mLsma. E l Dr. Pulido se ha negado terminantemente á aceptar un homenaje que se proyectaba en su honor. Firmaban la invitación á este homenaje el conde de Eomanones, D. Carlos Prast, D. Miguel Moya, D . Carlos María Cortezo, D . Amalio Gimeno, D . Francisco Ruano, D . Manuel M. Salazar, D . Emilio Zurano, D . Antonio Gómez Vallejo, D. César Chicote, D . Manuel Tolosa Latour, D . José Verdes Montenegro y otras eminentes personalidades. La Comisión, al dar cuenta al público de que desiste de sus gestiones, cree es deber suyo el manifestar que sólo desiste «por ahora». La Sociedad tiene contraída una deuda de gratitud con el doctor Pulido, y en una ú otra ocasión esa deuda habrá de ser saldada. •• • » -iiiti Indudablemente se ha fantaseado mucho respecto de la llamada forma gastro-intestinal de la gripe. En la gripe dicen nay siempre fenómenos de infección intestinal porque los hay de hiperhemia y ésta favorece el desarrollo y a u m e n t a la virulencia de los,gérmenes que en el intestino anidan. E n cambio, el bacilo de Pleiffer no produce ó produce m u y rara vez localizaoiones flegmásieas en el aparato digestivo. De aquí que, mirando así las cosas, las formas gastro-intestinales de la gripe debieran ser consideradas como complicaciones, á modo de verdaderos procesos de infección sobreañadidos á la gripal. En la gripe hay síntomas gastro-intestinales, no formas clínicas que merezcan ese calificativo. Mejor dicho, si lo merecen si prescindimos del coco-bacilo y atendemos al aspecto fluxionario, catarral de la enfermedad, capaz de hacer en el tubo digestivo lo que hace en el aparato respiratorio: hiperhemias, inflamaciones y, mediante la asociación con gérmenes piógenos, supuraciones. Patogenia. Si faltasen pruebas para fallar en contra de la especificidad del bacilo de Pleiffer, se hallarían en las susodichas formas gastrointestinales cuya patogenia, aparentemente sencilla, es uno de los asuntos m á s difíciles de la Patología. No hay estado gripal sin alteraciones en el aparato digestivo, y á veces son éstas las predominantes en el cuadro clínico. E n opinión de muchos autores, la gripe abdominal es tan frecuente como la gripe torácica. La anatomía patológica nos dice que desde la mucosa bucal hasta la del último tramo intestinal, hay señales indubitables d e hiperhemia, La bacteriología nos enseña que el rnicrogérmen descubierto por Pleiffer no se encuentra nunca, en contra de lo que pudiera suponerse, en las vías digestivas; y si algunas investigaciones aisladas, por ejemplo, las de Chryssovergis, tienden á destruir esa afirmación, su carácter de únicas a u m e n t a n la importancia de la general experiencia. Yo jamás he encontrado el coco-bacilo en la mucosa gastrointestinal. Teniendo en cuenta estos datos, ¿cómo explicar la patogenia de la gripe abdominal ? Diré primero lo que se piensa respecto del particular, y después expondré mi opinión. Tanto los entusiastas partidarios de la especificidad del coco-bacilo como los que, con igual ardor niegan que sea específico, sostienen que las infecciones de tipo gripal tienen la característica de ocasionar una intoxicación más ó menos intensa, pero durable, del sistema nervioso. Así lo h a dicho Boix, así lo h a n repetido otros. E l veneno gripal que en la mucosa bronco-pulmonar produce hiperhemias flegmasías y supuraciones, y en los aparatos de inervación pulmonar y cardio-vascular síndromes paralíticos (broncoplegias, cardioplegias); en la mucosa gastro-intestinal haría igualmente hiperhemias flegmasias y supuraciones, determinando también, por su influencia en el aparato de inervación, síntomas paralíticos, enteroplegia íleo-nervioso. Y para perfilar m á s el parecido, la astenia cardio-vascular, tiene su representante en la astenia gastro-intestinal, dando síntomas, aquélla, de pulso débil, frecuente é inestable y tal vez otro relacionado con la hipotensión arterial: la albuminuria ortostática; y ésta de anorexia pertinaz, rebelde d u r a n t e cierto tiempo á las medicaciones empleadas para combatirla. Además, d e la m i s m a manera que en el aparato respiratorio la infección gripal, según frase estereotipada, preparaba el terreno para las infecciones mixtas y el estreptococo, el pneumococo, estafilococo, etc., daban lugar á numerosas asociaciones microbianas y por ende á múltiples complicaciones de variada fisonomía clínica y de distinta gravedad pronostica, en el intestino, el colibacilo y otros gérmenes ocasionarían síndromes yuxtapuestos ó consecutivos al gripal. Rendu, Widal, Siredey, Meuetrier, H a n o t , etc., han descrito numerosos casos en los cuales se h a asistido á la evolución simultánea de la gripe y de una tifoidea ó u n paratifus. A mi entender, las formas gastro-intestinales de la gripe, ó son infecciones qu© merecen otro calificativo ó son el resultado de la toxina gi'ipal actuando sobre u n aparato digestivo enfermo ó debilitado. Hace años que Hericourt y yo sostenemos que la gripe es en u n principio una infección banal de intestino. E s t a infección que nunca falta, coloca al organismo en condiciones abonadas para que el bacilo de Pleiffer ó los saprofitos del aparato respiratorio adquieran virulencia. Así se explica que haya estados gripales en los cuales no se encuentra un germen patógeno específico responsable, y otros en los que existe el coco-bacilo y n o hay gripe. Como también que no falte nunca en la gripe sintomatológica, más ó menos intensa del aparato digestivo. Actualmente trabajo con mi colega el doctor L a m a s para demostrar experimentalmente la hipótesis del origen gastro-inestinal de la gripe. Y me permito sentar la hoy aparentemente aventurada opinión d e que en u n plazo n o muy largo apenas si quedará el recuerdo de las denominadas actualmente formas gastro-intestinales de la gripe. H a s t a el m o m e n t o podemos adelantar que la supuesta localización gastro-intestinal es casi siempre la resultante de otros procesos fatalmente distintos. Solamente en determinadas circunstancias podría pensarse en una paresia vaso-motora causante de la hiperhemia intestinal mediante una toxina gripal debida al germ e n descubierto por Pleiffer, ó bien á un saprofito del árbol aéreo exaltado en su virulencia. Aun así, los trastornos funcionales y de todo género serían más bien una complicación que una forma clínica. Mi hipótesis daría fuerza y, sobre todo, explicación á las observaciones de Tessier referentes á la polución de las aguas fluviales como causa de la gripe, y desde luego, caso de adquirir importancia doctrinal, marcará un nuevo derrotero en la profilaxia y en el tratamiento de la enfermedad. Dr. A. Piga. Profesor auxiliar de la Facultad de Medicina de Madrid. ESPAÑA 13 M CONFIDENCIAS DE ARTISTAS LA5 DAMñS LILIPUTIENSES , Contemplando los liliputienses en el escenario de un teatro, cuando su director los va presentando uno á uno al público y diciéndonos su edad, que varía entre los diez y nueve y los cincuenta años, y hasta después, cuando uno de- Wmfi fe tras de otro pasan y repasan á lo largo del patio de butacas, la imaginación nuestra no acepta el prodigio de su pequenez sino con una especie de reservas mentales. Sin saber por qué encontramos algo de «truco» en esas criatur:tas, ya vestidas y preparadas, para el espect á c u l o ; y porque nos parecen niños ó m u ñ e cos Se pronuncian t a n t a s palabras de burla y de asombro á su paso, que van á herir su delicada susceptibilidad, haciendo así que esa especie de paseo de «despejen» con los capotes de gala sea procesión de mai-tirio en vez de paseo triunfal. Luego, durante toda la representación, la impresión de niños que juegan no se borra u n instante. Son chicuelos que se han vestido con la ropa de los mayore^ y que juegan imitando á los titiriteros del circo y á las cuadrillas de toreros. Juegan m u y bien, juegan con gracia ; pero todo no es más que un juego de niños en la plaza pública. Nos impresiona la gracia del toro y el garbo del torero, el esfuerzo de un atleta minúsculo y el cantar gracioso de la señorita Teresa, que con voz y palabras de mujer y un gesto de niña precoz y picaresca entona lo'S cuplés, que nos sorprenden porque esperábamos oiría cantar «Al alimón» ó «Mambní se fué á lá guerra», arrastrando la cola del traje do la m a m á . Cuando los liliputienses adquieren todo su valor es cuando se les ve en la'intimidad, vest'dos con lo que podríamos llamar sus «trajes civiles», el traje común á todos los hombres y los vestidos de moda que llevan todas las m u jeres. Aturde por un momento verlos moverse ; oírles hablar, reír; escuchar cómo discurren y contemplar los gestos de las damitas, que se abanican ó se recogen la cola con una gracia muy coqueta y muy femenil. Parece que un milagro nos ha trasladado á un país de los cuentos infantiles, entre enani- tos y gnomos; que como «Abeja», de AnatxDle Franco,, estamos en un mundo desconocido y misterioso, donde Caperucita, la niíia piñón de los cuentos de Andersen, ó los felices novios de las baladas de Heine, que cruzan el Ehin en ^. ^Vtí; una cascara de nuez, toman carne y realidad. E s entonces cuando nos damos cuenta exacta de estos, seres, cuando' vemos en ellos caballeros y señoritas con las que no podemos permitirnos la familiaridad cariñosa de los niños, y la primera pregunta que formulamos, corno para nosotros mismos, es una interrogación á la Naturaleza: ¿ P o r qué son así estas criaturas ? —Nuestros padres eran altos como usted .—me dice uno. —Los míos también—añade otro. —Y los míos, y los míos—afirman varios. —;. I l n y algún caso de liliputienses en sus familias ?—pregunto., Casi todos' m e responden que no, y algunos m e dicen: —Tenemos hermanos altos que están ahora en la guerra. —Aquí hay algunos que somos hermanos — m e dice uno—. Yo tengo aquí dos hermanos ; pero nuestros padres son altos y los otros hermanos también. —Tal vez alguna enfermedad—me atrevo á insinuar. — E s t a m o s todos m u y sanos y m u y fuertes —contesta con ¡petulancia el director, H e r r Henrioh, que es un hombrecito de u n metro y cinco centímetros, con una cara de pensador y, un arre de hombre serio é importante, el cual, permanece con el sombrero puesto para iiaoernos conocer su importancia. — H a s t a los dog años, y algunos hasta los cinco ó se's—me dice otro—, tuvimos el crecimiento normal. Luego se detuvo, nos quedamos chicos... pero' bien constituidos... Yo no he. estado enfermo jamás. L a s siete damitas de la compañía se h a n sentado á rni alrededor, dos en un sillón y todas las otras en el sofá. Parecen deliciosas m u ñ e quitas vestidas de baile. —¿ H a b l a n español ?—les pregunto. — U n poco^—responde una graciosa rubia. —¿ De dónde son ? —Todos somos alemanes. No hay más que una austr;aca y una española entre nosotros. —Servidora de usted—me dice la española aludida, que por cierto es la más pequeñita de todas—. Yo soy de u n puebleoito cercano á Barcelona. Me llamo Teresa Tort. —¿Y cómo está usted en esta compañía? Debe ser m u y curioso conocer cómo la semejanza de estatura les ha ido acercando' á ustedes para constituir una especie de pueblo aparte, como si fuesen de una raza distinta, y lograr un medio de defensa. — E m p e z ó la compañía por el director, que trabajaba solo, y poco á poco se le fueron reuniendo todos. H a c e unos años vinieron á trabajar á mi pueblo. Yo los vi y me reuní con ellos. —¿ E s usted la cupletista ? —Sí, señora. — P u e s t o que; usted habla el español, vaya presentándome á sus compañeros. — L a señora Guisina y el señor Adolfo, que se han casado hace poco en L y o n — m e dice, presentándome á la más altita, una niña graciosa, espiritual, de aire algo triste y reflexivo. 14 ESPAÑA Yo me sorprendo, u n poco a n t e la casadita, y le p r e g u n t o : —¿Tienen ustedes algún hijo? —-No ; pero es nuestro mayor deseo—me respond(e con sencillez, esperando ese niño de goma, de esos que flotan y nadan en las pequeñas jofainas. A duras-penas logran traer cerca de mí á Fritz, el pequeño payaso, siempre serio. •—Yo amo mucho á mi patria. —¿Tendrá usted m u c h a pena entonces de no tornar parte en la guerra? E l payasito hace un gesto grotesco y exclama : — L a guerra, no... Mejor ser pequeño. — E s t e es un pillín—interrumpe un empleado de la E m p r e s a — ; le gusta la viejita—y señala á una de las damitas que se agita en el sofá, moviendo, nerviosa, las piernas. —No... ésta...—^responde el payaso, señalando á una preciosa rubita, admirablemente modelada, que deja ver un deseóte y unos, brazos de alabastro. Ella se levanta airada y le golpea con su abanico, riendo entre un mohín de fingido enojo. —Yo no quiero casarme—protesta la que han llamado vieja—. Ya h e pasado treinta años de mi vida sola y bien puedo pasar otaros treinta. -—No puede usted ser vieja nunca—^la digo—; precisamente su estatura la libra de una vejez vulgar. Ahora no se distingue entre ustedes la e d a d ; lo mismo pueden tener quince años que cuarenta. — E s t e es el m á s viejo—me dice otro, empujando á u n liliputiense de ojos redondos y fijos, de larga barba negra y u n aire de solitario sombrío—. Tiene cincuenta y seis años. — ¿ N o sienten ustedes el deseo de tener la estatura normal? —No—afirman todos, y el director añade : —Si yo pudiera escoger, escogería siempre ser pequeño. Y como la conversación se generaliza, me explican que s u vida es la vida ordinaria : com e n y beben como las personas n o r m a l e s ; su existencia no difiere en nada de la nuestra, á no ser por la curiosidad que despiert-an. —¿ L e s molesta que el público les siga ? —Mucho—me responden. —Y eso que no entienden bien lo que nos dicen—^añade Teresa—. Nos tocan, nos zarandean ; á u n o hasta lo h a n lastimado. ] Se creen que somos muñecos I —¿Y no ha habido nunca un amor, siquiera sea romántico, entre ustedes y una persona normal y gigantesca? —No. Nosotros no tenemos más amores que entre nosotros. E l señor Paul y la señorita Lisbeth son novios, y el director ama á la señorita Lina. L a s dos jóvenes aludidas se ruborizan, y yo le pregunto á la última : — ¿ E s t á usted m u y enamorada? — H a s t a las orejas.—me responde. -—Entonces n o piensa usted como su compañera. — E s que para divertirse no se necesita.casarse—responde la vieja—. E s mejor la independencia y no tener quien nos m a n d e . —¿ Y usted qué opina ?—^pregunto á la catalana. —¡ Son m u y malos todos los hombres, seño- ra !—^me contesta con una, gravedad t a n cómica que no puedo dominar la risa. —Pero siendo t a n pequeños les tocará menos cantidad de maldad—le respondo—. ¿No tiene ustod novio? —No. Yo voy siempre sola... No me reúno más que con Fritz. Y mira al payaso con una ternura casi maternal, como si presintiera que aquel pobre ser grotesco tuviese más necesidad de ternura que los otros. Me parece que la simpática Teresita debe tener una sensibilidad delicada que le hac& sufrir mucho. Tal vez son los. dos parias de la compañía y los m á s aplaudidos. Ella, infatigable en su labor de intérprete, m e presenta á Otto, el «payaso grande», que tiene unos centímetros más y lleva u n gran paraguas, rojo, como el del rey Leopoldo, y que no pudiendo dejar de hacer sus payasadas lo abre en medio del salón. — E s t e payaso es también un gran patriota —me dice otro caballerito—. Y aquel joven guapo que ve usted allí imita á la Fornarina y á la Amalia Isaura maravillosamente... Yo noto la rapidez con que pasan de u n tema á otro. Verdaderamente su crecimiento, detenido bruscamente, debe haber hecho experimentar las consecuencias en su espíritu. Aparte Teresita y algún otro, hay u n sello de infantilismo m a r c a d o ; sus pasiones son de niño, vehementes y poco intensas ni durables. H e hablado á la dulce Lisbeth de su patria en guerra y de sus hermanos combatiendo,y como parecía no entenderme le he p r e g u n t a d o : — ¿ L e escriben á u s t e d ? —No, por la guerra. —Tendrá usted mucha pena... Y sus hermosos ojos azules, que hablan de amor cuando miran á su novio, m e h a n mirado con una expresión que equivale á decir: —i Yo no sé lo que es p e n a ! ] Para qué explicárselo I Cuando andan, corren y saltan, y sus pierne-. citas se mueven siempre con ligereza. Sólo unos cuaatos, como el director, afectan u n aire aun más infantil de personas graves y sesudas. —¿Viven todos juntos?—le& pregunto. —Sí, en la misma casa—me responden—, y pagamos cada uno tres pesetas de pupilo, oOmo todas las demás personas. — ¿ H a y alguno que sea artista, que haga versos ó p i n t e ? —No—responden sorprendidos, como si fuese la mía una pregunta demasiado trascendental. —^A mí m e gusta pescar y colecciono sellos—exclama el director. —Muchos somos aficionados á la fotografía, y tenemos grandes máquinas—dice otro. —¿ L e s gusta leer, visitar Tos museos ? —Algunas veces—responde uno con vaguedad. —Los toros nos gustan mucho—responde otro—. H e m o s estado en la corrida de la Prensa para aprender bien á imitar á los toreros en nuestra farsa. Ahora n o ^ van á hacer trajes de toreros de verdad. Procuro irlos interrogando separadamente para apoderarme de su extraña psicología, y en todos hallo la misma infantilidad ; h a n pensado poco, no existe en ellos una aspiración ni un ideal; la guerra les conmueve como á los ni- ovo Nuevas aguas minerales, sulfatado « sódicas, «^ulfhís d r i c a s y r a d i o a c t i v a s de UALDEZARZA P U R G a X T B Q U E NO I R R I T A 3ro MEDICA ños de las escuelas que juegan á los soldaditos. E n cambio, en el hecho de su vida que m á s les ha impresionado están todos conformes. F u é cuando al estallar la guerra, estando trabajando en Lyon, precisamente á log pocos días de la boda de la linda Guisina, las autoridades francesas los detuvieron como subditos alemanes. Yo me los figuro temblando como u n a bandada de pajarillos cogidos en la red, y n o puedo menos de reírme de lo cómico del episodio. Metidos en una jaula demasiado grande, por entre cuyos barrotes se podían salir. Poco á poco logro vencer las resistencias para que se dejen retratar. H e r r Paul no gusta de que aparezca la fotografía de eu novia, lo que m e hace conocer que todos los enamorados tienen siempre los mismos defectos, y pienso si tendrían razón las afirmaciones de Teresita. Por fin Alfonso puede oficiar con u n a oportunidad grande. U n hombre, que me ha parecido m u y alto, entra en este m o m e n t o y lanza sobre los pequeñüelos, que se dispersan como u n p u ñ a d o de moscas, una serie de voces y denuestos en alemán. —¿ Va á representarse la tragedia de la vieja ogro y comerse algún chiquitín crudo?—^pregunto. •—No. E s e señor es el empresario p a r a el cual trabajan, y les regaña con esa suavidad por haberse dejado retratar sin su permiso—:m6 contesta u n caballero. La iilea de que aquellas criaturitas pertenecen, en cierto modo, á un empresario que de tal modo h a desvanecido su inocente alegría de hace un m o m e n t o m e causa pesar. Vuelvo á perder la idea de su libre albedrío, que de u n modo convencional habría admitido en toda su extensión para ese m u n d o de liliputienses, y al volver á verlos de nuevo en el escenario he vuelto á sentir la m i s m a impresión de muñecos con resorte, sin tristezas y sin alegrías, y he necesitado tocar al salir las manecitas cariñosas que m e tendía mi amiga Teresita para sentir la realidad de la carne y mirarle los ojos para sentir la realidad de su alma. Colombine. a s DE iFIJATEl Pilarcita, sabrás que en la calle de Argumosa, una madre sin par, que se llama Teodora Moreno (no es la actriz, es la «cara» mitad de un buen guardia civil), echó al mundo ayer tarde u n terceto filial de retoños civiles: dos chicos y una chica, los cuales están á estas horas robustos y fuertes y dispuestos los tres & chupar hasta el propio tricornio del padre, aunque debe saberles m u y mal. Dos pesetas cincuenta de paga tiene el hombre (¡que ya es cantidad!) para todos los gastos, inclusos Para las e n f e r m e d a d e s de la piel, gota, o b e s i d a d , estreñi* miento, reumatismo, ulceras varicosas, etc., etc. lo: em, 2E. - Doii F. s n ESPAÑA MEDICA ¡5 la vivienda, la ropa y el p a n ; y al hallarse con tres oivilitos de refuerzo en un parto normal, ¡ té. figúrate, niña, la cara que pondría el dichoso papá ! Benemérita llaman las gentes á la Guardia civil, y es verdad ; con el guardia fecundo ©so queda demostrado hasta no poder m á s . ¿ No te choca, Pilar, que los casos de mujeres fecundas están vinculados en hembras de «socios» que disfrutan de corto jornal ? Yo no sé que hayan hecho esas gracias la duquesa de Monteferaz, ni la noble marquesa del Choclo, ni el barón de la Puerta de Atrás. Sé que, en cambio, lanzaron tres crios la mujer del herrero Guzmán, SOCIEDAD GINECOLÓGICA ESPAÑOLA y la esposa de Euiz, el trapero, y la a,miga del pobre Gaspar. Ahora b i e n ; a n t e el caso del guardia, que al m á s t e m e le arruga el ojal (ó el botón) del abdomen, te advierto que obrarías m u y bien con dejar al gentil capitán de civiles por quien muerta de amores estás, pues si Dios á Teodora Moreno tres chiquillos de un golpe la da siendo esposa de un guardia pelado, ¡ t ú calcula, querida Pilar, lo que á ti sucederte podría si te unieras con un capitán! Que tendrías diez hijos de un golpe y el conflicto sería brutal, pues un rato feroz pasarlas sin saber cuáles de ellos tirar. Juan Pérez Zúñíga. bulo derecho del hígado se ve el punto donde deibía insertarse el cordón, el cual se arrancó indudablemente durante el tiempo de expulsión del tronco. El cordón quedó unido á la placenta, y al examinarla después del alumbramiento, que fué normal, vi que sólo tenía una longitud de unos ocho centímetros, pero excesivamente grueso. En el hígado no aparecen lesiones, ni menos las que tienen relación con procesos de infección sifilítica. En los padres no hay antecedentes, ni en la actualidad signo alguno con relación á esta enfermedad, acentuando más esta creencia tener dos hijos de corta edad en perfecto estado de salud. Siguiendo el examen de este feto, vemos que no existe ano ni órganos genitales, no presentando el periné orificio alguno. En el centro de la región inguinal izquierda aparece un peqpeño apéndice como de unos tres centímetros, que nos parece el pene, pero sin uretra y sin que en su base de inserción exista nada que pueda dar idea de testículos ni bolsas. Llama poderosamente la atención la disposición de los miembros inferiores. La articulación coxofemoral izquierda se halla un poco más alta de lo que corresponde normalmente. Esta articulación, en su lado derecho, se halla situada por delante, como si la cavidad cotiloidea se hallara en el sitio que corresponde al agujero obturador, cuya disposición determina una posición completamente contraria á la que normalmente corresponde á esta extremidad, una vez que la región glútea aparece en el plano latero anterior, la cara posterior del muslo es anterior é igualmente la de la p i ^ n a ; la rodilla y rótula miran hacia atrás, el hueso poplíteo hacia adelante, el pie en igual dire'cción, ó sea el talón hacia- adelante y la punta haciai atrás. Es de notar que ambos miembros inferiores tienen un desarrollo y longitud normal y las articulaciones de la rodilla y tibio-tarsiana no presentan nada extraño. En la caja torácica no hay deformación, notándose únicamente una exagerada escotadura en su parte anterior, como si faltara la última pieza del esternón. El cráneo no ofrece nada de particular; pero en la cara se ve la nariz un poco aplastado el lóbulo y torcido. Los pabellones de las orejas, uno de ellos normal y el otro pequeño, pegado á la piel por detrás y presentando dos ó tres escotaduras profundas en su borde libre. A continuación hace la clasificación del caso, atendiendo á cada una de las anomalías de desarrollo. caso presentado, y teniendo que procurar que el embarazo llegue á término, se debe escoger, como Sesión del 19 de Mayo de 1915. ha hecho el Dr. Becerro, la intervención más inocua cuando hayan fracasado los métodos terapéuUn caso de tratamiento profiláctico de abor= ticos no quirúrgicos. to liabiíual, debido á retroversión, por medio Dr. Becerro : Da las gracias á los que han inde acortamiento extraperitoneal de los ligatervenido en su comunicajCión. . mentos redondos.—Dr. Becerro de Bengpa. (ConEn su enferma empleó la taxis manual sin retinuación.) sultado, pues el útero volvía á su posición viciosa. For otra parte, las retroversiones uterinas moInsiste en lo leve del procedimiento de Alexanvibles, libres, sin adherencias y sin molestias no der-Adams, y q!ue en este caso los resultados han necesitan tratamiento ni son causa de incarcerasido excelentes. No niega que la intervención caciones gravídicas; las retroversiones verdaderas, rezca de dificultades, que él también ha comprolas adKeridas por perimetritis, por anexitis, por bado ; pero que con la técnica que actualmente procesos pelviperitoneales son las que causan moemplea, en cuanto se ha practicado unas cuantas lestias de todo género y las que originan las inveces resulta sencilla y con puntos de guía segucarceraciones del útero grávida no pueden ser traSedán del día 26 de Mayo de 1915. ros y fijos. tadas con éxito por la operación de AlexanderEn su enferma, como quiera que había tenido Adams, porque tirando de los extremos inguinales Deformidades que el feto puede presentar y otros abortos y no había más causa que la desviade dichos ligamentos la matriz no se despega del traumatismos que en el parto puede recibir.— ción uterina, lógicamente había que pensar que á peritoneo ni la lesión principal se cura, mientras Dr. Blanc y Fortacín : Cada materia de este tema eso fueran debidos. que la curación total se logra' con el acortamienes de extensión sobrada para una conferencia. Asi, Refiriéndose á los trabajos de Doleris, dice que to intraperitoneal por cualquier procedimiento, esprecisamente el ligamento se fija en su parte más pues, no he de hacer más que recorrer en rápida pecialmente por el de Doleris intraparietal. revista las principales. muscular. Dr. Botín : Dice que las retrodesviaciones. libres, Lo interesante es conocer la posibilidad de exisDice que al hablar de la longitud de la incisin adherencias, no se pueden considerar como sión tencia de tales deformidades para asesorar á las no se refirió á la de la piel, que se hará entidad patológica por las escasísimas molestias tan extensa como se crea necesario; se refirió al familias acerca de la conveniencia de poner en manos de un médico instruido á aquel ser con que ocasionan, y en caso de embarazo el útero conducto inguinal, v tampoco pretendió fijar límideformidad congénita ó que recibió en el moasciende espontáneamente á la cavidad abdominal. te ; se incindirá centímetro ó centímetro y medio, mento del parto una violencia ó traumatismo que En lo.s casos de retroflexión en úteros gestan- lo que sea preciso para que la maniobra que ya alteró su normalidad. tes que provoquen fenómenos abortivos por incar- ha explicado pueda hacerse bien. ceración del útero, creo deben emplearse en priHay comadronas excesivamente tímidas y otras Un caso notable de teratología.—Dr. De la mer lugar procedimientos no quirúrgicos, y cuanexcesivamente atrevidas. A la primera, el conociMuela : (Presenta un caso de teratología que disdo esto no dé resultado, considero, refiriéndome miento de los hechos que voy á señalar servirán al caso presentado gor el Dr. Becerro, que el pro- crepa bastante de los descritos hasta hoy. de argumento para rechazar de plano toda acusaSe trata de un feto de poco más de siete meceder por él seguido es el más inocuo de los quición injusta de culpabilidad en el hecho de la ses ; embarazo y parto normales. rúrgicos y resuelve la complicación de moraento deformidad fetal ó del traumatismo' que en el Las anomalías que aparecen en este feto son durante el embarazo. feto haya recaído por el trabajo del parto; para la;s siguientes: falta total de la pared anterior Ahora bien; como operación de elección para la segunda, las advertencias que voy á hacer serdel vientre, cerrando esta cavidad el peritoneo, las retrodesviaciones libres, en general, y como virán para que no lleve su intervención más allá efectos terapéuticos de duración, he de decir, lo que se inserta en el rodete que limita por su parte de donde le es permitida. En este punto he de superior, laterales é inferior la gran abertura aue mismo que el Sr. Cospedal, que es intervención citar la frase de un célebre tocólogo, que al adresultal de la falta de todos los elementos anatóqiue no me satisface. vertir á sus alumnos que no hicieran mutilación micos que normalmente forman dicha pared. alguna en un brazo procidente, porque ello ha»Las retroflexiones adherentes he podido comproDetrás del peritoneo, que se ha rasgado al reabía costado fuerte indemnización á un práctico, bar que la mayoría de los casos, por no decir tolizarse el parto, desde su adherencia al borde su- les decía : «Una mano que asome poi la vulva, dos, son producidas por procesos anexiales inflamatorios, siendo los anexos los órganos adheridos perior del cuerpo del pubis y rama horizontal, es una mano que sale pidiendo una indemnizahasta el punto donde debía hallarse el ombligo, y los que sujetan á la matriz en la posición ción» ; pues parodiando á este autor, diré yo tamaparece el híg-ado muy grande, ocupando todo el anormal. bién : tras una deformidad que presente el feto hipocondrio derecho^ y gran parte del izquierdo, se oculta una petición de responsabilidad ó un Cree que los ligamentos redondos, como elellegando su borde anterior á poco más de un cenproceso ; cuidad de no extralimitaros en vuestra mentos de sostén de la matriz, son de importantímetro por encima del borde superior del pubis. misión si no queréis incurrir en delito. cia nula ; entre los ligamentos uterinos los uteroLevantando esta glándula se ve la vejiga bisacros tienf«p papel mucho más importante en En la región occipital generalmente aparece, liar llena y grande, ocurriendo igual con la vejiaquel .sentido, razonando esta opinión. cuando el parto, ha sido laborioso, una prominenga de la orina. Termina repitiendo que circunscribiéndose al En" la parte media de la cara anterior del lo- cia blanda que alarga las dimensiones de dicha región, dándola una forma algo elíptica; es la yhoniar GÍYOSO. MaOriO.-GñMIR, Valencia. = Fermentos lóetieos en polvo = Ib bolsa serosanguínea, fprmada á consecuencia de la presión que las partes maternas ejercen en la piel de la cabeza del niño, provocando un edema y extravasaciones de sangre; cuándo, es muy tén'sa/ muy grande y cuándo la piel del feto presenta pocos pelos, ha podido en alguna ocasión ser tomada por nueva bolsa de aguas, haciéndose sobre ella punciones que diex'on lugar á infecciones y trastornos muy graves. No hay que confundir esta bolsa con el cefalhematomá; éste es un bulto ó -tumoración que aparece á los dos ó tres días del parto sobre uno de los parietales á manera de un enorme «chichón» ; nó es más que una colección de sangre acumulada entre el hueso y el periostio, sangre que ,s,ale del diplol á través de pequeñas fisuras de la tabla externa del parietal. No hay que hacer nada sobre é l ; casi siempre se aplana y desaparece espontáneamente. Los encegaloceles y méningoceles craneales son hernias de las meninges ó del cerebro á, través -de .orificios anormales existentes en los huesos del cráneo ; si sobre estas tumoraciones ejerciéramos •una compresión intensa, la acción de la misma pudiera transmitirse á regiones encefálicas bajas o á- territorios bulbares, dando lugar á fenómenos graves y basta la muerte del feto. Tenedlo, pues, en cuenta para rechaziar la petición que muchas veces os habrá sido formulada en el sentido, de «arreglar la cabeza del niño» como práctica complementaria á la asistencia al parto. La cabeza del niño ó se arregla sola ó su arreglo debe confiarse al médico, único que puede dictaminar acerca de la significación y alcance de la deformidad. La hidrocefalia es la hidropesía de los ventrículos cerebrales; la cabeza entonces presenta dimensiones enormes. El pajrto entonces es imposible V requiere los auxilios del a r t e ; el feto se presenta en estos casos por las nalgas ; pero s.i de urgencia fuerais llamados á Eisistir un parto en que el tronco del feto hubiera salido ya y vierais que la cabeza no salía ni aun intentando la maniobra de Mauriceau ú otra parecida, que sólo os está autorizada por la premura del caso, á la menor dificultaid llamad al tocólogo ; sobre todo, nada de tirar del tronco del feto ; estas tracciones podrían desarticular las vértebras cerebrales ó arrancar el tronco, quedando la cabeza, dentro, lo cual os colocaría en un angustioso trance. En los ángulos interno ó externo de la órbita del feto pueden aparecer pequeños abultamientos duros ó fluctuantes, que alguien pudiera considerar como sencillos quistes, y que son en realidad, muchas veces, méningoceles, hernias meníngeas prolapsadas á través de los intersticios ó suturas de los huesos. En lo que se refiere á la cara, hay una deformidad que pudiera ser considerada como producida por una maniobra brusca ó torpe en aquel parto. Es una hendidura Que, partiendo de la comisura labial, se dirige hacia afuera y atrás hasta una altura variable, á veces hasta el ángulo externo de la órbita, y no es más que una deficiencia de desarrollo. En la columna vertebral pueden aparecer abultamientos, generalmente del volumen de una naranja pequeña; unas veces la piel es lisa y de color normal; otras veces es violácea, lívida, como macerada, ulcerada, y otras veces presenta en su porción ce-ntral una superficie cruenta, con manchones cubiertos de exudado purulento, con un centro umbilicado, un verdadero fungus ó ro^ setón carnoso; todaís estas tumoraciones se conocen con el nombre genérico de esfina bípeda; son hernias de la medula ó de sus cubiertas á través de hendiduras congénitas de la columna vertebral. Precisa] conocer estas deformidades para no confundirlas con un quiste ó absceso. Sobre todo en aquellos casos en que la piel semimacerada presenta alguna analogía con una flogosis de la piel, y en que tales caracteres, unidos á la blandura del tumor, pudieran ANIMAR á algún impulsivo á incindir para evacuar una pretendida colección de pus ; siempre debe constituir motivo de abstención todo abultamiento que aparezca en la línea espinal posterior del feto. Otro tanto digo de las tumoraciones v quistes sacro-coxígeos, que nacen á expensas de restos embrionarios y están en comunicación frecuente con el conducto medular. En territorio de cuello sólo una deformidad os interesa: la hipertrofia del timo. Es éste un órgano que normalmente se atrofia al poco tiempo de nacer, pero que á veces persiste con volumen exagerado ; entonces provoca en los órganos de la base del cuello (tráquea, nervios laríngeos, grandes vasos, etc.) trastornos, á los cuales no se les da el valor v significación que en realidad tienen.; el niño emite al respirar un ronquido ó estridor que se exagera durante el sueño ; al acostarle, y sobre todo al colocarle con la cabeza péndula hacia atrás, sobrevienen ataques de sofocación ; éstos y otros trastornos respiratorios son , ESPAÑA MEDICA De las deformidades que en las extremidades comúijmente considerados por la familia como simples fenómenos catarrales.; advertidles del pe- pueden presentarse, unas son difíciles de corregir ligro que el niño corre, porqu-e estos enfermos es- (como las ausencias congénitas de huesos ó las tán amenazados de muerte súbita ó de accidentes atrofias considerables áe. algunos segmentos) ; otras, en cambio, se corrigen bien y sin grandes respiratorios rápidos y ejecutivos. No es frecuente, pero se prese¡itan casos en que peligros para el.niño (pies'varus, luxaciones con"•énitas sindactilia). La misión del comadrón ó el tórax del niño ofrece defectos de formación, en comadrona es en estos casos el evitar que se aplivirtud de los cuales el pulmón forma hernia á través de las paredes de la cavidad torácica; es- quen á tales deformidades aparatos qua no hayan tas hernias pueden ser limitadas, apareciendo en- sido construidos bajo una dirección médica. Pocos son los traumatismos que el trabajo del tonces un abultamiento sonoro á la percusión, cubierto por piel y apbneurosis ; cuidad de no con- parto puede ocasionar al feto ; mas algunos pudieran ser imputables á quien asiste al parto. fundirlo con un absceso. En otras ocasiones la Un parto laborioso en una mujer con pelvis ectopia es mayor : lo que se conoce vulgarmente con el nombre de tabla del pecho (esternón y car- deforme, sobre todo en las raquíticas, puede ocatílagos costales) falta, y entonces aparecen casi sionar presiones irregulares en la cabeza del feto, determinando hundimientos ó fracturas de los paal exterior el corazón y la zona pulmonar vecina, cubiertos sólo por una tenue cubierta membra- rietales sobre todo. Cuide el comadrón de advertirlo á tiempo si es que descubre alguna señal nosa. Puede el niño aparecer en el momento de nacer de fractura, no sea que le imputen á él la lesión. En el momento de nacer el feto, y ya verificon los ho?nbros vueltos hacia delante, de modo que las articulaciones escapulo-humerales casi se cada la rotación externa, es frecuente, práctica tocan ; depende de la ausencia congénita de cla- aconsejada por los libros clásicos y modernos, el tirar ligeramente de la cabeza hacia arriba para vículas. Es irremediable. Una de las deformidades abdominales que no avudar el desprendimiento de los hombros; hese ven, pero que debéis conocer, es la estrechez cha así, suavemente, esta maniobra resulta inocongénita del píloro; estrechado éste, el recién cua ; pero si la tracción fuera excesiva y prolonnacido n¡o podrá digerir, y la leche de que se ali- gada, podrían producirse estiramientos de los limenta será devuelta por vómitos en cantidades gamentos vertebrales, y sobre todo de las raíces "•rardes, á veces mayores de lo que ingirió, por- nerviosas cervicales; las consecuencias serían, y son de hecho en un caso visto por mí, lesiones que las paredes del estómago segregan líquidos. Vuestra misión en este caso, consistirá en advertir y aun secciones de estas ramas cervicales, origiá la familia de la posibilidad de tal deforma- nando atrofias definitivas y deformaciones de las ción para que el médico ponga el tratamiento manos, que por este hecho quedan inútiles (mano en garra). oportuno. La extracción de los brazos al nacer el feto Las hernias umbilicales del feto unas son pequeñas, y se atribuyen por el vulgo á defectos debe hacerse con precaución : no tirar directamente hacia afuera ; retenido el brazo en su porción ó impericia en la ligadura del cordón umbilical ; superior por un periné resistente, esa tracción nada tiene que ver una cosa con otra ; el cordón se Lira muy á distancia del punto donde las her- fractura la diáfisis humeral como se rompe un nias se producen, y éstas dependen de una dis- palo sujeto por sus dos extremos cuando se tira de él en su porción media ; hágase describir al yunción ó falta de aproximación de los músculos rectos v de sus aponeurosis y de la disposición brazo un arci. de círculo dirigiéndolo hacia delante, como si el feto se limpiara la cara, y la anormal de un grupo de fibras que por detrás se disponen á manera de tirantes ; cuando éstas ce- fractura se evitará seguramente. den, se constituye un pequeño embudo ó conducto Los huesos largos del feto no son sólidos, hopor el .cual enfilan las visceras, forzando el es- mogéneos ; están formados de piezas diversas (epípacio intermuscular. Hay otras hernias enormes fisis •«' diáfisis), cuya unión, si bien es .;ínteiisa, no que ya no dependen de este mecanismo, sino que soporta grandes tracciones; evítense, pues, éstas son producidas por la falta de formación de la para evitar los des-prendimientos epifisarios. pared abdominal. En, estas hernias, que contienen Tales son las nociones que deseaba daros á cocasi todas las visceras abdominales, la cubierta nocer para que en un momento dado no os sores una membrana de origen amniótico (membraprenda la anormalidad que tenéis á la vista; obna de Ratke), en la cual no hay piel ni múscu- servadla, dad de ella conocimiento á la familia los ; en estos casos el tocólogo se ve sorprendido del niño recién nacido, explicadle lo que es y lo ya durante el parto al hacer el ta<:to; el dedo que significa, pero miradla con respeto; tras ella aprecia á través del cuello una masa blanduja, se oculta, como dije, una demanda de responsaque da,cierta impresión de placenta previa; los bilidad. síntomas, sin embargo, no son de tal anormaliM. Aceña. dad, puesto que ño hay hemorragia ; no hagáis presión sobre esa masa ni intentéis desgarrarla creyéndola bolsa amniótica; veríais salir á través -^-•de la vagina de la madre visceras (intestinos) del feto; si con los esfuerzos del parto la bolsa abdominal fetal estalla, no tendréis responsabilidad alguna en la posible infección puerperal que sobrevenga. El feto al nacer puede presentar al nivel de Muchos camaradas del doctor X. se presensu región hipogástrica . una tumoración fungosa, taban candidatos para una plaza vacante en la que en los días posteriores al nacimiento s6 ulcera ; alrededor la piel presenta signos de mace- Academia, y solicitaban con empeño el apoyo ración : un eritema creciente y el olor amoniacal de su protector, que ejercía una influencia, dec(ue de esa superficie se desprende indica bien á cisiva en la determinación de dicho centro. las claras que. por allí existe una fístula urinaria. E l doctor X., que era u n ürónico como pocos, Es lo que se llama extrofia vesical; á la vejiga le falta en estos casos casi toda su pared anterior les dijo un día : V ía mucosa se inflama y se proyecta a] exterior —Me ponéis, amigos míos, en el m á s grande formando un rosetón. En estos casos el feto, cuan- de los compromisos; os tengo á todos en grando es varón, presenta malformaciones en el pene ; las niñas también ofrecen en estos casos malfor- de estima y todos tenéis para m í idénticos títulos de protección. ¿ Cómo decidirme por almaciones vulvares. El abocamiento de la uretra puede hacerse anor- guno? H e inventado un subterfugio. H e aquí malmente : en el niño, en la porción infrabalá- este depósito Heno de a g u a ; dentro eché una nica ó al nivel de la base del pene ó más atrás, pieza de cinco francos. E l qtie retire dicha dando lugar á la variedad de hipospadia balámoneda sin otro medio que los dientes y sin nica peniana, peno-escrotal, etc. ; en la niña, lá uretra puede desaguar en la vagina, dando lugar mojarse la cara seré el que obtenga m i voto. á las variedades distintas de fístulas congénitas Gran consternación en el campo de los soliuretro-vaginales. La uretra puede estar estrecha- citantes, que Se declaran todos vencidos, á exda ú ocluida ; según una ú otra cosa suceda, la orina se emitirá difícilmente ó bien ocurrirán, ac- cepción del Dr. P . E s t e se acerca, á la cuba cidentes graves de retención absoluta, con infil- de agua y permanece u n cuarto de hora en la tración en regiones perineal y pubiana, y hasta posición que Gerome ha dado á los famosos emroturas de uretra ó vejiga con todas sus consebajadores japoneses delante del emperador; al cuencias. Puede el feto nacer con un ano im-perforado. cabo de este tiempo la pieza de plata está enEn estos casos, todo niño que á las veinticuatro tre sus dientes. L a estupefacción d e los preó cuarenta y_ ocho horas de nacer no ha evacua,- sentes es grande buscando la clave del misterio, dó el meconio debe ser considerado como caso i Se había bebido toda el agua I anormal, y en lugar de querer provocar la ex^ —A ti te votaré, hijo mío—dijo el doctor X. pulsión excrementicia con purgantes, debe reque¿ Quién podrá dudar de t u capacidad ? rirse la presencia del médico. En el cuarfo de guardíB.