T. 4. El Barroco y el clasicismo francés 1. 1.1. El concepto del Barroco en la Literatura. La literatura española y su relación con la europea. Concepto de Barroco. Contexto histórico. Rasgos generales Se designa con el término Barroco, a un estilo artístico que marcó el período histórico que sucedió al Renacimiento (entre finales del siglo XVI y finales del siglo XVII) y que tuvo sus repercusiones en todas las artes principales, tanto en Europa como en los países hispanoamericanos. Se considera que el término deriva del portugués (“barroco”, que significa “perla irregular”). En italiano, la palabra “barocco” significa “razonamiento retorcido”. Independientemente de su etimología, la expresión barroco remite a una idea de extravagancia y de exageración, con un marcado sentido peyorativo que alude a un rebuscamiento formal sin fundamento real. El Barroco ha sido considerado un movimiento eminentemente español, que en otros países ni contemplan los historiadores. Por ejemplo, los ingleses denominan a este período Renacimiento, y existen muchos motivos para ello; por una parte, por su significado religioso debido a que España se erigió como reducto del catolicismo frente a la Reforma, pues encarnó el espíritu de la Contrarreforma; por otra parte, por su decadencia socioeconómica ocurrida en España, pues se desarrolló una falsa riqueza producida por el mercantilismo y ocultada por la afluencia de metales preciosos aportados por América; la recesión económica se agravó por los efectos de la peste y las hambrunas, que dieron lugar al surgimiento de una gran cantidad de menesterosos, marginados de la vida económica, que a su vez dieron origen al prototipo social y cultural del “pícaro”. Mientras el Imperio Español se iba convirtiendo en una potencia de segundo orden, surgían nuevas potencias europeas, Inglaterra y Francia, que desarrollaron economías reales y terminaron por quedarse también con los metales preciosos. En particular, Francia aprovechó la creciente debilidad militar española para expandirse sobre los territorios europeos españoles no peninsulares. La decadencia militar y política del Imperio Español se inició con la derrota de la Armada Invencible (1588), y continuó con la sufrida por su infantería en la Batalla de Rocroi, en Francia, el 19 de mayo de 1643, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en la Paz de Westfalia de 1648 y en el Tratado de los Pirineos de 1659; y se prolongó al ingresar el Siglo XVIII, con la Guerra de Sucesión. Hay una serie de diferencias muy evidentes entre el Renacimiento y el Barroco. Mientras el arte renacentista es esencialmente realista y se atiene a la apariencia objetiva, el barroco busca apartarse de esa apariencia, destaca las formas irregulares y busca obtener un efecto llamativo a través de lo grotesco. Por ello tanto en las artes visuales como en la literatura, recurre a las formas recargadas, caprichosas y sumamente elaboradas. Frente al realismo renacentista, el barroco entronca con algunas manifestaciones de la filosofía, incluso originarias de la Grecia clásica, en que se llega a poner en duda que si lo que se ve es realmente tal y como se ve. La doctrina estética del barroco postula, por lo tanto, un rebuscamiento de efectos novedosos y de sorpresa; un desafío al reto de las dificultades formales, haciendo alarde de ingenio en la creación de artificios que importan la necesidad de un esfuerzo en el receptor de la obra de arte, para descifrar su sentido y su contenido. Además, el artista del Barroco no se limita a centrar la atención sobre aquello es esencial, sino que también se detiene en lo accidental, por lo que emplea una gran minuciosidad en la composición de pequeños detalles y se revela el gusto por la ornamentación sobrecargada o exagerada. A diferencia del Renacimiento, el Barroco procura alejarse de los ideales de equilibrio y uniformidad que estipulaba aquél, de modo que se producirá con frecuencia una técnica de contrastes, basada en incluir en una misma composición visiones distintas, y hasta antagónicas, de un mismo tema, como por ejemplo la vida y la muerte, o personajes mitológicos con apariencia de seres humanos normales. En cuanto a la cosmovisión del hombre barroco, la constatación de que la vida es breve y fugaz no da lugar al goce de vivir renacentista, sino a la angustia por la destrucción y la muerte que acecha, y a la seguridad de que el mundo carece de valor, pues con frecuencia percibimos apariencias falsas que nos engañan, el llamado engaño de los sentidos. Todo ello da lugar, en el plano religioso, a una actitud ascética que propicia apartarse del mundo y dedicarse solamente a pensar en la otra vida. 1 En definitiva, la cultura barroca resulta ser en buena medida reflejo de esas circunstancias conformadas por la decadencia, la crisis, el malestar social, las tensiones religiosas y una resultante común de frustración y desengaño. Se asiste al derrumbe del idealismo renacentista, con su amor a la vida y su visión armónica del mundo y se impone una concepción negativa del mundo y de la vida. El Barroco en España. El siglo XVII es, indudablemente, el siglo del teatro, el cual será desarrollado en el siguiente punto. No obstante, muchas son las grandes obras de este período, en su mayor parte de la literatura española, cuya genialidad debe ser mencionada en otros géneros. Así pues, el Barroco es el período en el cual se ubica la segunda parte de El Quijote, publicada en 1615, más profunda, más rica y compleja que la primera, donde se perciben algunos de los elementos más típicamente barrocos: la confusión entre apariencia y realidad, el engaño a los sentidos o la frustración provocada por un período decadente y por una sociedad enferma de egoísmo y crueldad. No en vano Cervantes trabajó para surtir de víveres la mencionada Armada Invencible, cuya derrota se considera el origen de la decadencia española. Otros géneros destacados en narrativa son el desarrollo de la picaresca, con El Buscón de Quevedo o de la novela satírica como El diablo cojuelo de Vélez de Guevara. Se mantienen, por otra parte la novela pastoril, La Galatea así como la llamada bizantina, caracterizada por multitud de aventuras, como Los trabajos de Pérsiles y Segismunda. También llega a España la tradición de la novela corta, mediante el mismo Cervantes, como las Novelas Ejemplares, compendio de todos los tipos de novela renacentista de la época. En lírica, el rebuscamiento formal y la reinterpretación de los clásicos dio lugar al culteranismo de Góngora (Fábula de Polifemo), frente al conceptismo de Quevedo (Sonetos), cargado de juegos de ingenio y sátiras mordaces. El planteamiento existencial de Quevedo, así como la superficialidad de la vida amorosa o la parodia del género épico lo hallamos en Lope de Vega, con obras como Poemas humanos, Sonetos, o La gatomaquia. 1.2. El teatro español Tanto en España como en Inglaterra, convivieron durante el Renacimiento tres tipos de teatro cuyo momento álgido se producirá en el siglo XVII: el teatro religioso, el popular y el cortesano. El teatro religioso, cuyos orígenes datan de la época del Medievo, estaba impulsado fundamentalmente por los móviles de la Contrarreforma, e intentaba captar la mente y la atención de los espectadores por medio de los sentidos, con el objetivo de que quien lo presenciaba se sintiera profundamente consustanciado con el catolicismo. Se organizaba en torno a las plazas de los pueblos o a los claustros de las iglesias y estaba ligado a las festividades religiosas del calendario católico (Navidad, Pascua, etc). El teatro cortesano se realizaba en la corte, en el interior de los palacios o en sus jardines, y estaba dirigido a los miembros de ésta, aunque fundamentalmente servía de entretenimiento al rey. En verso, trataba temas amorosos o mitológicos, acompañados de música y de un aparato escénico cada vez más complejo (lagos, fuegos artificiales…). El espectáculo era total, aunque carecía de la calidad literaria del teatro popular. Calderón de la Barca fue el autor de un buen número de obras de este tipo. El teatro popular fue resultado del surgimiento de la comedia nacional española, creado a partir de patios de vecinos, lugares al aire libre donde se representaron las primeras obras. Ya en el Barroco existen construcciones creadas a tal efecto, aunque en el patio llamado de los mosqueteros carecía de butacas. Las ventanas de los pisos altos, que a menudo eran alquiladas por grandes señores, fueron reconvertidas en los palcos, y se creó una zona especial, llamada la cazuela, donde se sentaban las mujeres, en el piso superior. A Lope de Vega se le considera el padre de la comedia española, al aplicar la fórmula de la Poética aristotélica a la situación barroca, lo cual fue compilado en su Arte nuevo de hacer comedias, cuyas características principales fueron la mezcla de elementos trágicos y cómicos, la introducción en la representación de cantos y bailes populares y la utilización de expresiones en prosa o en verso. Se buscó hacer un teatro del gusto de la época, incorporando personajes populares, y dándole a la trama un cierto carácter novelesco. Aristóteles defendía en su Poética la obra en prosa y la separación de géneros, la Tragedia, que trata de temas serios (muerte…), 2 ocurridos a personajes nobles (dioses, héroes) y con un final triste, y la Comedia, que trata temas cotidianos (amor, dinero...), con personajes comunes y finales felices. En cuanto al respeto a la regla de las tres unidades de lugar (un solo lugar), de acción (se plantea un solo conflicto) y de tiempo (no más de un día natural) se considera obligatorio, pues sin éste la obra resultaría poco creíble. En cuanto a la estructura, la obra suele dividirse en 5 actos o jornadas. Lope de Vega y Shakespeare se desvían de estas normas al crear la mezcla de comedia y tragedia, de temas graves y cotidianos, (como en la vida), la mezcla de personajes altos y bajos (nobles y villanos, desde el rey a los criados) y la ruptura de la regla de las tres unidades, precisamente para favorecer la verosimilitud, de la siguiente manera: se producen dos acciones, os acciones: la principal y la secundaria; la obra se desarrolla en muchos lugares, todos los requeridos por el desarrollo de la acción y transcurre, en total, mucho tiempo, aunque no suele especificarse cuánto. En cuanto a la estructura, las obras se presentan divididas en 3 actos que se corresponden con el planteamiento, nudo y desenlace. Se suele preferir el verso a la prosa, relacionando el tipo de estrofa con el tema (polimetría), y se añaden canciones intercaladas en momentos importantes (resumen o anticipan los hechos). Los personajes siguen un esquema fijo, que aparece en casi todas las obras: Galán, dama, antagonista, gracioso y criada, padre y rey. Por último, los temas preferentemente abordados eran el amor, los celos, la justicia, la muerte, asuntos religiosos o filosóficos, doctrinales o festivos Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635) es considerado el creador de la comedia barroca española. Desde unas bases sentadas durante el siglo XVI sobre todo en la Escuela Valenciana, publica un compendio de normas, el Arte nuevo de hacer comedias (1609), en el cual se resumen los rasgos característicos del período. Para empezar, las obras se estructuran en tres actos, se produce una mezcla entre lo trágico y lo cómico, se asienta la figura del gracioso, se intercalan escenas líricas (cantadas). En cuanto a la regla de las tres unidades de Aristóteles se rechaza. Las obras están escritas en verso, y se caracterizan por la polimetría, diferentes versos y por el decoro: el lenguaje adecuado a cada personaje. En cuanto a los temas, Lope se inspira en leyendas (El caballero de Olmedo) y en el enredo amoroso (El perro del hortelano); aunque sus obras más importantes tratan del abuso de poder, en lo que se denomina los dramas de poder injusto (Fuenteovejuna), en que se defiende la importancia de un poder superior, la monarquía, como instancia última en la jerarquía terrenal, que procede de Dios. El más joven de los poetas barrocos, Calderón de la Barca ((1600-1681), parte del esquema de Lope en cuanto a los personajes (los cuales encarnan profundos sentimientos y se esquematizan progresivamente hasta convertirse en ideas y símbolos), los temas (intensificando el concepto del honor y la monarquía) y la estructura (con escenografías espectaculares). Una de las aportaciones más importantes de Calderón es la elaboración estilística, por medio de metáforas difíciles, antítesis, elipsis. En definitiva, se produce un paso más hacia la complicación y profundización tan barrocas. Sus obras se organizan en torno a los siguientes ejes temáticos Honor/celos: en todos los casos los celos del marido son infundados y causan la muerte de la esposa, que al final se descubre que es inocente. Supone, por tanto, una crítica a la exacerbación del sentimiento del honor. El médico de su honra El pintor de su deshonra A secreto agravio, secreta venganza Mitológicos: de tipo cortesano, tiene una escenografía espectacular, aunque pocas aportaciones literarias. Eco y Narciso Religiosos: cuestiona temas como el libre albedrío o la fe. El esclavo del demonio De capa y espada: de enredo amoroso y con finales felices. Casa de dos puertas mala es de guardar La dama duende El alcalde de Zalamea (poder injusto) 3 Filosóficos: La vida es sueño, esta es una de las comedias más importantes de Calderón. La figura de Segismundo, lleno de impaciencia, resignación, ira o confusión, representa el espíritu humano, con sus contradicciones y su dolor. Apolonio, rey de Polonia, envía a su hijo recién nacido al bosque porque un oráculo le ha profetizado que destronará al padre, poniéndole al pueblo en contra. Cuando comienza la obra, el príncipe Segismundo se ha educado encerrado en una torre, como un perfecto caballero y gobernante, sin conocer la causa de su encierro, pero lleno de bondad y sensatez, por lo que su padre el rey, dudando de su decisión inicial, decide ponerlo a prueba. Le da un bebedizo para que se duerma y lo transporta al palacio. Cuando despierta, todos lo tratan como a un príncipe, y la situación le hace comportarse tiránicamente, creyendo que es un sueño, hasta el punto de asesinar a un criado lanzándole por la ventana. El padre confirma pues, la maldad de su hijo, por lo que lo devuelve a la torre. El pueblo, que ha oído rumores sobre un príncipe heredero, se levanta en armas para sacarlo de su encierro, destronando a su padre. La profecía, por tanto, se cumple, y Segismundo aprende la lección, por lo que modifica su comportamiento, actuando con prudencia y sabiduría. El libre albedrío, la libertad, el amor, el honor y los celos son algunos de los elementos que son cuestionados en esta obra. Autos sacramentales El gran teatro del mundo se produce un paralelismo entre la representación de una obra de teatro y la vida, pues los actores representan al hombre y el papel que le toca vivir, mientras que el director del teatro el Dios. Es, por lo tanto una obra con una finalidad didáctica, pues pretende, como todos los autos sacramentales, explicar los difíciles misterios de la religión católica. Fragmento: LA VIDA ES SUEÑO - JORNADA III - ESCENA XIX Segismundo: Es verdad, pues: reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos. Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña, que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar. Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!): ¡que hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado; y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. 2. El teatro en Europa. Inglaterra e Italia 2.1. Antecedentes: el teatro italiano. La comedia dell´arte 4 En Italia se desarrollan dos tipos de teatro muy diferente al del resto de Europa. A causa de la lectura de los clásicos, surgió un teatro clásico en latín, en el que destacaron autores de la talla de Ariosto y Maquiavelo. Por otra parte, el desarrollo de la comedia del arte supone la aportación más original de Italia al teatro universal. Es el resultado de la combinación de dos claras influencias: la comedia de enredo latina (Plauto y Terencio) y los novellieri (autores de relato breve como Bocaccio). Con esta base, se construye una obra dramática sin texto previo, sólo un guión inicial del cual parte la improvisación de diálogos y lances por parte de los actores. Fue un teatro muy popular, con un esquema fijo de personajes, conocido por todos y caracterizados por máscaras y un atuendo fijo: los enamorados, los viejos antipáticos Pantaleón (tacaño, rival de Arlequín, su vestimenta introdujo la prenda pantalón en Europa) y Doctor, los criados ingeniosos, como Arlequín (sirviente acrobático, también enamorado de Colombina, a veces le hace la competencia a Pierrot), Brighella (compañero de Arlequín, también sirviente, mentiroso e intrigante), el Capitán Spaveto,(soldado fanfarrón que terminó por parodiar al oficial español), Colombina (la más adulta, ayuda a su señora, la inamoratta), Pierrot (astuto e irónico, al pasar a Francia se convirtió en un mimo enamorado de la luna) y Polichinela (carácter burlesco, astuto matón). Los ingredientes que aportó al teatro europeo conforman el puro juego teatral de la expresión corporal: mímica, bufonadas, piruetas o bastonadas. Brighella Arlequín Colombina Doctor Polichinela Pantalón Capitán En su mayoría, estas comedias son, más que arte, una forma de diversión palaciega. Sin embargo, se difundieron por toda Europa y proporcionaron suficiente material dramático a Shakespeare o a Molière. 2.2. Rasgos generales. El teatro isabelino inglés La denominación de teatro isabelino se refiere a las obras dramáticas escritas durante el reinado de Isabel I de Inglaterra (1558-1603), y se asocia a la figura de William Shakespeare (1564-1616). Con Isabel I (1533-1603) el país consigue un periodo de gran prosperidad y la dramaturgia se pone al servicio de la ideología dominante. Las obras denuncian al Papado y a los clérigos rebeldes al anglicanismo, a la resistencia de Escocia, a la religión católica... Formalmente los dramaturgos reciben la herencia de la comedia latina, (Plauto y Terencio), resucitada por los humanistas, que consideraban el teatro el mejor instrumento para educar divirtiendo, aunque también en esta época se descubren la Poética de Aristóteles y las tragedias de Séneca. Aristóteles, que definió la unidad de tiempo y acción (la de espacio es un añadido de los humanistas), consiguió imponerse mejor en el continente, pero en Inglaterra fue la renuncia a las reglas la que permitió el desarrollo de formas nuevas en el teatro isabelino. Séneca aportó al drama inglés una retórica trágica y solemne y una temática basada en la venganza y en la sangre, con pasiones como los celos, odios y ambiciones. Posteriormente, sobre el modelo latino se introducen elementos cómicos y bufonescos según el 5 gusto de la tradición inglesa. El bufón (en inglés, fool) es un personaje importante para la obra, ya que le da libertad de expresión. Se reconocía en él una insuficiencia mental o carencia física que le permitía decir cosas u opinar sobre cuestiones polémicas que habrían sido prohibidas en boca de personajes de mayor fuste. Una de las características más importantes del teatro isabelino es pues la multitud de niveles en los que giran sus tramas. Lo trágico, lo cómico, lo poético, lo terreno y lo sobrenatural, lo real y lo fantástico se entremezclan. Las transiciones entre lo melancólico y lo activo son rápidas y, frecuentemente, se manifiestan a través de duelos y peleas en escena que debían de constituir una animada coreografía muy del gusto de la época. Además la época isabelina renovó la métrica con el verso blanco (sin rima), que imita el verso latino senequista, liberando al diálogo dramático de la artificiosidad de la rima, mientras se conserva la rítmica regularidad de los cinco pies del verso. Al principio las obras se representaban en los patios interiores de las posadas, muy semejantes a los corrales de comedias españoles. La oposición de las autoridades se debía a los desórdenes y reyertas que allí se originaban, a la inmoralidad de los encuentros que se producían y al peligro de contagio de peste. Esto propició la construcción de teatros fijos, más salubres, a las afueras de la ciudad. El modelo arquitectónico eran los patios de las posadas, así que se construyeron recintos descubiertos de madera o de piedra, con forma hexagonal u octogonal (los corrales españoles son cuadrados). El más famoso fue el teatro del “El Globo” (1599), de la compañía de William Shakespeare. El teatro era muy popular pero tenía mala reputación. Las autoridades de Londres lo prohibieron en la ciudad, por lo que los teatros se encontraban al otro lado del río Támesis, fuera de la competencia de las autoridades de la ciudad. Sólo su rentabilidad como espectáculo de masas lo salvó de la censura y la condena. En época de Shakespeare había 6 teatros en Londres, unas 10 000 plazas. Por este motivo, las representaciones se hacían durante el día y las mujeres no podían subir al escenario, por considerarse actividad deshonesta. En su lugar, jóvenes sin barba tomaban los papeles femeninos a su cargo, lo cual se prestaba al juego cómico de la ambigüedad erótica. El Consejo Real tenía que dar el visto bueno a todas las obras ya que existía la censura respecto a temas morales como el sexo, la maldad, las manifestaciones contra Dios, la Iglesia, etc. En cuanto a los autores, resultaba ser un oficio poco remunerado y recompensado, pues todos los derechos sobre las obras pasaban a poder de las empresas que las representaban; esto producía la existencia de múltiples refundiciones y adaptaciones por parte de varias plumas, no siempre diestras ni respetuosas. Las obras sólo se publicaban después de haber sido representadas por varias compañías, así que muchas se han perdido. Raramente interpretaban la misma obra dos días seguidos. Cada compañía tenía un aristócrata, cuya protección resultaba imprescindible para sortear las mencionadas condenas de impiedad lanzadas por las autoridades puritanas. El escenario se internaba un poco hacia el centro del patio, de modo que el actor recitaba en el medio, no delante de la gente. El público no era simple espectador, sino que participaba en el drama. La ausencia de los "efectos especiales" refinaba la capacidad gestual, mímica y verbal de los actores, que sabían crear con maestría lugares y mundos invisibles. No existían interrupciones entre acto y acto ya que era escasa la escenografía. El mobiliario y los objetos daban la ubicación de la acción (un trono era la corte, una mesa con vasos una taberna, etc.). Entre la 2.ª y la 3.ª planta del escenario se solían situar los músicos. El teatro isabelino fue un espectáculo de nivelación social, pues a las representaciones acudían todas las clases sociales: príncipes y campesinos, hombres, mujeres y niños, porque la entrada estaba al alcance de todos, si bien con precios distintos. El público era abigarrado y heterogéneo, y los dramas debían satisfacer gustos diversos: los del 6 soldado que deseaba ver guerra y duelos, la mujer que buscaba amor y sentimiento, el abogado que se interesaba por la filosofía moral y el derecho… En consecuencia se mezclaban desde las alusiones groseras y los chistes procaces a la más culta y refinada galantería amorosa y la más retorcida pedantería. Incluso el lenguaje teatral refleja esta exigencia, enriqueciéndose con registros muy variados. (http://youtu.be/fE30xIH7CqE) Entre los autores más importantes destaca Marlowe, por su papel de antecedente y Shakespeare. Christopher Marlowe, personaje extraño que se adelantó a su tiempo, fue espía de la reina, ateo, noble y probablemente homosexual. Sus obras atentan contra la moral, la corona y la Iglesia. Shakespeare copió textos completos de Marlowe en algunas de sus obras, siempre con su permiso. Él creó La trágica historia del doctor Fausto, basada en la leyenda alemana de Fausto, que posteriormente se popularizaría con el poema dramático de Goethe (1808) y la ópera de Wagner (1831). En ella que un hombre vende su alma al diablo para conseguir poder y conocimiento. Puede interpretarse como una metáfora del hombre que elige lo material a lo espiritual, por lo que pierde su alma. Está escrita principalmente en verso blanco, aunque también hay breves trozos en prosa. 2.3. William Shakespeare (1564-1616) La muerte de Shakespeare coincidió en la fecha con la de Cervantes, pese a que ambos fallecimientos no tuvieron lugar el mismo día. El motivo es la diferencia de calendarios usados: la fecha de Shakespeare se refiere al calendario juliano, vigente entonces en Inglaterra, mientras que en España ya había entrado en vigor el calendario gregoriano. En realidad, Shakespeare murió diez días después que Cervantes (el 3 de mayo del calendario gregoriano). En el incendio del Teatro del Globo se perdieron todos sus manuscritos, incluida una comedia inédita, Cardenio, inspirada en un episodio del Quijote. Actor, escritor, y copropietario de la compañía de Lord Chamberlain, (llamada así en honor a su mecenas), fue el único dramaturgo inglés que no estudió en la universidad. Su teatro rompe las unidades clásicas de espacio, tiempo y acción; es, sin embargo, fiel a otros elementos griegos y latinos, además de inspirarse en otros autores y en la historia británica. Su aportación consiste en la construcción de personajes y conflictos más complejos que los habituales y la perfección de los monólogos mediante los cuales sus protagonistas los expresan. En cuanto a su estilo, sus comedias acogen el lenguaje vulgar, los dobles sentidos y los puntos de vista divergentes sobre un mismo hecho. Se construyen sobre sorprendentes coincidencias y el enredo se consigue mediante recursos como los caprichosos cambios de suerte y el trastorno de las identidades. Los finales son festivos y placenteros. Entre los temas habituales están la parodia del sexo y el amor, el disfraz y el poder mágico de la naturaleza para reparar los daños ocasionados por una sociedad corrupta. Sus obras se dividen en comedias y tragedias. Entre sus comedias partió de la fórmula ya consagrada: la novela italiana, la comedia de enredo terenciana, para formar intrigas amorosas que se entrecruzan, repletas de dificultades y con finales felices. Shakespeare enriquece a los personajes dotándoles de una inconfundible ternura humana, con lo que los estereotipos se convierten en individuos. En las comedias sombrías recobran intensidad los temas graves, como el conflicto entre apariencia y realidad o los límites de la felicidad. Destacan el Sueño de una noche de verano, La fierecilla domada, El mercader de Venecia, y La tempestad. El sueño de una noche de verano trata temas como los sueños y la realidad, el amor y la magia. Esta comedia relata la historia de dos parejas de enamorados (Hermia y Lisandro, Demetrio y Helena), que sufren y disfrutan por causa de su amor. El trasfondo común se encuentra en las celebraciones de la boda entre el duque Teseo y la reina de las amazonas Hipólita, anteriormente enemigos en batalla. Los personajes mitológicos entremezclan sus propios destinos y el de las dos parejas de enamorados. La trama se desarrolla en tres actos en los que la rivalidad entre Titania y Oberón (rey y reina de las hadas) trastorna los acontecimientos entre los enamorados mortales, pero también entre un humilde súbdito de Teseo y la propia Titania. Al final los pesares y sufrimientos del amor se resuelven quedando tan solo como el recuerdo del sueño de una noche de verano. La fierecilla domada trata sobre el genio de Catalina, que ahuyenta a sus pretendientes, por lo que su padre, un rico mercader, se niega a entregar en matrimonio a su hija menor, Blanca, hasta que no haya casado a la mayor. La llegada de Petruchio, un joven ambicioso y despreocupado y su disposición a cortejar a la áspera Catalina, proporcionan a los pretendientes de Blanca una esperanza. La obra derrocha magistrales situaciones de enredo y diálogos ocurrentes, llenos de ingenio verbal. El mercader de Venecia se desarrolla en torno a un acontecimiento decisivo: el deseo de Bassanio de conquistar a la bella y rica heredera Porcia. Para lograrlo debe pedir dinero a su amigo, el mercader Antonio, que al tener su fortuna invertida en aventuras navales debe acudir a 7 un judío usurero. Pasado el plazo, el judío exige como pago una libra de carne de Antonio y sólo el ingenio de Porcia, disfrazada de abogado, consigue evitar el pago. La obra termina con "justicia" para todos. Por último, es la más original, prodigio de fantasía y lirismo, La tempestad, la única obra de Shakespeare que cumple las normas del teatro clásico (unidad de acción, lugar y tiempo). Próspero, Duque legítimo de Milán ha sido expulsado por su hermano y se encuentra en una isla desierta, donde se dedica al estudio de la magia. La obra comienza con una fuerte tormenta provocada por sus artes mágicas cuando adivina que su hermano viaja en un buque cerca de su isla. Próspero planea un encantamiento que le permitirá iniciar su venganza pero al final renuncia a su magia y perdona a sus enemigos. En La tempestad se respira una grandiosa serenidad y una paz superior a las obras de su época sombría (las tragedias). En los dramas históricos se inspira en temas nacionales, aunque supera lo puramente histórico para dramatizar conflictos interiores de los personajes. Así ocurre tanto en los de tema nacional (Enrique VIII o Ricardo III) como en lo sde tema romano (Julio César, Marco Antonio y Cleopatra). Las tragedias shakespeareanas ejemplifican la idea de que los seres humanos son inevitablemente desdichados a causa de sus propios errores, del ejercicio trágico de sus virtudes, o por causa del destino. Responden al concepto aristotélico de la tragedia: el protagonista debe ser un personaje admirable pero imperfecto, y el público debe estar capacitado para simpatizar con él. Los personajes trágicos de Shakespeare son capaces de ejercer el bien y el mal, siempre se insiste en el concepto del libre albedrío; el héroe puede degradarse o redimirse por sus actos, pero el autor los termina conduciendo a su inevitable perdición. Cabe destacar como las más importantes Romeo y Julieta, Otelo, El rey Lear y Machbeth. Romeo y Julieta es una tragedia de amor y muerte. Dos familias nobles enfrentadas en la Verona del siglo XIV. Romeo, hijo de Montesco, se enamora de Julieta, hija de Capuleto. Los jóvenes recorren en cuatro días toda una vida de amor entre odios y venganzas, y se ofrecen en sublime inmolación para disiparlos. Otelo: El moro de Venecia es la historia de una pasión y muerte por celos. Desdémona se casa con Otelo, que es considerado inferior por ser moro. Este matrimonio produce la desilusión de Rodrigo, pretendiente de Desdémona, quien decide insistir en conquistarla. Las intrigas de Rodrigo convencen a Otelo de la infidelidad de su esposa y desencadenan su violencia. El Rey Lear, ya muy viejo, deja su reino a sus tres hijas, pero ellas lo abandonan. El trágico final llega como resultado de los errores de juicio de Lear, que entrega el poder al hijo malvado y no al bondadoso. Como contrapunto, la hija, Cordelia, pone de manifiesto un amor capaz de redimir el mal. La idea de que el mal se destruye a sí mismo, sin embargo, se ve reforzada por el funesto destino de las hermanas de Cordelia y del oportunista hijo bastardo del conde de Gloucester. Macbeth, por su parte, es una tragedia en cinco actos, en prosa y verso, sobre el tema de la traición y la ambición. Está basada en la vida de un personaje histórico, el rey Macbeth de Escocia. (s. XI). La ambición de Macbeth y su esposa es la causa de su ruina. Por ambición son capaces de matar al buen amigo y al propio rey, al que deben lealtad. De todas las tragedias de Shakespeare, la que más fama ha recibido en todas las épocas es Hamlet, que gira en torno al tema de la venganza. El argumento se basa en una leyenda escandinava. La acción se sitúa en Dinamarca pero el contexto temporal es difuso. El rey muere y su hermano Claudio se casa con la reina Gertrudis y hereda el trono. Desde la primera palabra, se teje una cadena de sucesos lineales basados en la causalidad. Los sucesos conducen el raciocinio del príncipe Hamlet, dolido por la pérdida de su padre, la inconstancia de su madre y las sospechas de traición. Desde la visión del fantasma que reclama venganza por su asesinato, hasta la prueba final de la representación de los cómicos, Hamlet oscila entre la acción y la reflexión. La ruptura amorosa con Ofelia y su muerte desencadenan la locura del príncipe. Las muertes accidentales, la consiguiente necesidad de venganza y las intrigas y traiciones se van encadenando y atrapan a los personajes en un círculo infernal de dirigido por el destino trágico. La venganza exigida por el fantasma se consuma y el final de tragedia resulta sobrecogedor. Sólo el humor de Shakespeare, basado en la ironía y los juegos de palabras, sirve como contrapunto al dramatismo de la obra y alivia la tensión en las escenas de mayor carga trágica. Hamlet ejemplifica la lucha entre la razón y la locura, entre el bien y el mal, y ha quedado para la historia como símbolo de la duda. A lo largo de la obra el protagonista se debate entre el deseo de venganza que lo empuja a la acción y la reflexión ética que lo paraliza. Unas veces el deber lo obliga a actuar, como cuando mata a Polonio; otras, la reflexión lo detiene, vacila pero no se resiste a tomar venganza. Hamlet huye de su tarea heroica porque sabe que la muerte engendra muerte y la 8 venganza más odio y venganza. Con este personaje contradictorio Shakespeare indaga en los sentimientos y pasiones humanas. Parece que Hamlet resume esa dicotomía natural del hombre: volcarse hacia las cosas o sumergirse en su vida interior. Texto ejemplo: Ser o no ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro. Morir: dormir, nada más. Y si durmiendo terminaran las angustias y los mil ataques naturales herencia de la carne, sería una conclusión seriamente deseable. Morir, dormir: dormir, tal vez soñar. Sí, ese es el estorbo; pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno ya libres del agobio terrenal, es una consideración que frena el juicio y da tan larga vida a la desgracia. Pues, ¿quién soportaría los azotes e injurias de este mundo, el desmán del tirano, la afrenta del soberbio, las penas del amor menospreciado, la tardanza de la ley, la arrogancia del cargo, los insultos que sufre la paciencia, pudiendo cerrar cuentas uno mismo con un simple puñal? ¿Quién lleva esas cargas, gimiendo y sudando bajo el peso de esta vida, si no es porque el temor al más allá, la tierra inexplorada de cuyas fronteras ningún viajero vuelve, detiene los sentidos y nos hace soportar los males que tenemos antes que huir hacia otros que ignoramos? La conciencia nos vuelve unos cobardes, el color natural de nuestro ánimo se mustia con el pálido matiz del pensamiento, y empresas de gran peso y entidad por tal motivo se desvían de su curso y ya no son acción. ? Pero, alto: la bella Ofelia. Hermosa, en tus plegarias recuerda mis pecados. Hamlet, Acto III, escena I. El texto contiene temas como la locura en Hamlet. Sus formas, su función dramática y sus dimensiones (locura e ingenio, locura y filosofía, locura y lirismo) y el encadenamiento de la acción en Hamlet, pues se puede observar cómo unas acciones llevan a otras, cómo se suceden causas y efectos y cómo se manifiesta en todo ello el fatum trágico y en su concreción en la catarsis. (Liberación del espectador al contemplar impresiones profundas que estimulan su compasión) Reflexión sobre el tema y ejemplificación en Hamlet. Trasposición al cine actual. TEXTO COMPLETO DE LA OBRA: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/78030621093492795465679/ Y también http://www.lamaquinadeltiempo.com/shakespeare/hamlet.htm 3. El teatro francés del siglo XVII 3.1. Características generales El s. XVII, que está marcado por la instauración de la Monarquía absoluta o Absolutismo (consolidado a través de Luis XIV, rey Sol), es conocido en literatura como el Grand Siècle, apelativo debido a la gran cantidad de autores que escriben en este momento. A lo largo de todo el siglo se produce una pugna casi constante entre los partidarios de las 9 formas estrictas y los modelos clásicos por un lado, y los que propugnan una mayor libertad y modernidad por otro. En la primera mitad se desarrollan tendencias barrocas en lo que se denomina preciosismo, con una estética similar al manierismo italiano o al culteranismo español. Fraçois de Malherbe (1555-1628) reacciona contra este preciosismo al proponer orden y disciplina en el verso, y al conceder más importancia a la razón que al lirismo intimista. Este germen de clasicismo se fue consolidando con otras aportaciones, tales como la creación de la Academia Francesa, fundada por el Cardenal Richelieu en 1634, con el objetivo de regular y perfeccionar la lengua francesa. Uno de sus participantes, Boileau, impuso con su Arte poética todo un tratado normativo sobre el arte de escribir, basándose tanto en los clásicos Aristóteles y Horacio como en los preceptistas italianos (precepto significa norma). Los elementos básicos de lo que se llama el clasicismo francés, son, en suma, la defensa del “buen gusto”, que implica imitar a la naturaleza, a los escritores antiguos y seguir la razón, la presencia de temas verosímiles o verdaderos y la búsqueda de una finalidad moral o propósito didáctico. En poesía destaca, siguiendo estas pautas, la fábula de Jean de la Fontaine, siguiendo a los clásicos Esopo y Fedro. Por lo tanto, el teatro francés difiere del europeo y del español en su marcado clasicismo, cuyos ideales condujeron al teatro francés al respeto a las directrices de Aristóteles. De nuevo se impone la separación de comedia y tragedia o el cumplimiento de la regla de las tres unidades y se toma como modelo a los clásicos: Plauto, Sófocles, Esquilo… Sin embargo, el modelo griego se adapta a los gustos franceses, pues en la tragedia los personajes ganan en profundidad psicológica y en la comedia se atiende especialmente a la pintura de costumbres de la sociedad contemporánea. Junto a la variedad de locales improvisados en que actúan los cómicos ambulantes, existen en París varios teatros fijos a finales del siglo XVI, gracias a Luis XIV (1642-1715) que acrecienta la protección a los comediantes. A diferencia de las salas inglesas o españolas, las salas de teatro francesas son cubiertas, con palcos para personas principales, un parterre donde asisten de pie hombres del común y una escenografía que se va enriqueciendo con la tramoya italiana, para simplificarse luego, cuando se imponga la unidad de lugar. Además, el decorado de fondo y el telón de boca establecen una clara frontera entre el mundo de la escena y el del espectador. Por tanto, los teatros franceses presentan desde su origen mayor perfección y refinamiento que los corrales españoles y las posadas inglesas. El máximo esplendor se alcanza con la construcción de La Comédie-Française, el Teatro Nacional francés, fundado en 1680 por un decreto de Luis XIV para unir a las dos compañías de teatro parisinas de aquel tiempo. Molière está considerado el patrón de los actores franceses, sin embargo murió siete años antes de la inauguración de La Maison de Molière, como también se conoce a la Comédie. El repertorio de la época consistía en una colección de obras teatrales de Molière, Racine y Corneille. Durante la Revolución Francesa se cerró el teatro y los actores fueron encarcelados. Poco después recuperó su esplendor y en la actualidad tiene un repertorio de 3 000 obras. En el edificio se dice que descansa el corazón de Voltaire. 3.2. Autores. 10 Pierre Corneille (1606- 1684) Corneille crea un nuevo estilo teatral, en el que los sentimientos trágicos son puestos en escena por primera vez en un universo plausible, el de la sociedad contemporánea. Además desarrolló la puesta en escena y los efectos especiales. Corneille, autor oficial por nombramiento del Cardenal Richelieu, rompe con su status de poeta del régimen para escribir obras que exaltan los sentimientos de nobleza (El Cid), que recuerdan que los políticos no están por encima de las leyes (Horacio), o que presentan a un monarca que trata de recuperar el poder sin ejercer la represión (Cinna). Al final de su vida su situación es tan mala que Luis XIV tuvo que concederle una pensión real para sobrevivir. La extensión y riqueza de su obra ha hecho que en Francia se desarrolle el adjetivo corneliano, cuyo significado es muy extenso, puesto que implica a la vez voluntad y heroísmo, la fuerza y la densidad literaria, la grandeza de alma y la integridad y una oposición irreductible en los puntos de vista. Una de sus obras más famosas es la tragicomedia Le Cid, curiosamente la obra que popularizó el mito del Campeador en Europa. El argumento no recoge el poema épico sino que está basado en la obra de Guillén de Castro Las mocedades del Cid y también en los romances medievales. El estreno de la obra causó una intensa polémica en la Academia Francesa, por no atenerse a las reglas clásicas. Además, trata un tema medieval -lo cual es muy insólito para la época- y gira en torno a un personaje español, lo que en el momento también tenía implicaciones políticas. El texto trata dos temas: la venganza y el amor trágico. La acción se sitúa en Sevilla en el Siglo XI (nótese el anacronismo, pues Sevilla aún estaba en poder de los musulmanes en tiempos del Cid). Dos nobles se aman y desean casarse, pero sus padres son rivales. En un duelo de honor Rodrigo mata al padre de Jimena y ésta solicita al rey venganza contra el asesino. La fuerza homicida de la venganza se detiene a tiempo, frenada por el amor de la joven por Rodrigo y por el buen sentido del rey. El amor aparece como una fuerza irresistible, únicamente templado por los deberes familiares. Fragmento El Cid: "¡Qué: con la sangre de Rodrigo aún la espada empapada! Pérfido, te atreves a mostrarte ante mis ojos. Después de haberme quitado lo que más amaba No esperes nada de mi, tú no me has servido: Creyendo vengarme, me has quitada la vida. " Jean Racine (1639-1699) Jean Racine, junto a Corneille, es el mejor autor de tragedias pero en sus obras las intrigas prevalecen sobre los sentimientos y aparecen personajes menos heroicos y más humanos. Respetando los ideales de la tragedia clásica, presenta una acción simple, clara, en la que las peripecias nacen de las propias pasiones de los personajes. El amor suele ser el motor principal de la acción y se presenta como una fuerza fatal que destruye al que la posee. Racine escribió siete grandes tragedias consideradas obras maestras, todas ellas adaptaciones de obras griegas y romanas. Estas fueron las tragedias Andrómaca (1667), Británico (1669), Berenice (1672), Mitrídates (1673), Ifigenia en Áulide (1674) y Fedra (1677). El éxito de Fedra se vio obstaculizado por los enemigos de Racine, que encargaron a un poeta menor francés, Nicolas Padron, escribir una Fedra rival que obtuvo mayor éxito que la versión del primero. A excepción de su única comedia, Los pleiteantes (1668), una sátira sobre los abogados ambientada en el París de la época; todas las obras de Racine se basan en héroes y heroínas de la antigüedad, adaptando su lenguaje y emociones a la Francia del siglo XVII. Sus últimas obras dramáticas fueron las tragedias bíblicas Ester (1689) y Atalía (1691). El teatro de Racine muestra la pasión como una fuerza fatal que destruye al que la posee. Respetando los ideales de la tragedia clásica, presenta una acción simple, clara, en la que las peripecias nacen de las propias pasiones de los personajes. Las tragedias profanas (es decir, si excluimos Esther y Camila) presentan a una pareja de jóvenes inocentes, unidos y a la vez separados por un amor imposible, porque la mujer está dominada por el rey (Andrómaca, Británico, Bayaceto, Mitrídates) o por pertenecer a un clan rival (Aricia en Fedra). Esta rivalidad se complementa a menudo con una rivalidad política, sobre la que Racine apenas se fija. 11 Lo más característico de su teatro es la llamada “crisis raciniana”. Sirva como ejemplo Andrómaca. El tema, que ya había sido tratado por Eurípides, se inspira en La Eneida de Virgilio y en Séneca. Tras la guerra de Troya, en la que Aquiles dio muerte a Héctor, su esposa Andrómaca es entregada como esclava a Pirro, hijo de Aquiles. Sin embargo Pirro está obligado a casarse con Hermione, hija del rey de Esparta Menelao. La estructura de la obra es una cadena amorosa de un solo sentido: Orestes ama a Hermione, que desea a Pirro, que ama a Andrómaca. Ésta, por su parte, sólo piensa en su difunto esposo Héctor y en su hijo Astianacte. La llegada de Orestes a la corte de Pirro señala el desencadenamiento de los acontecimientos trágicos. En 1672, Racine fue elegido miembro de la Académie Française, cuando se encontraba en la cima de su éxito. Cinco años más tarde dejó de escribir teatro y se dedicó a la historia oficial, convirtiéndose en cronista de las campañas militares de Luis XIV. Racine murió el 21 de abril de 1699 en París. Se le considera el principal exponente de la poesía clásica francesa escrita en versos alejandrinos. Sus siete tragedias más famosas figuran aún en el repertorio de la Comédie Française, y la interpretación de sus principales personajes se ha convertido en la máxima prueba para un actor en Francia. Aunque los dramas de Racine contienen numerosas situaciones en las que intervienen intensas pasiones humanas, su estricto formalismo neoclásico, desprovisto de toda emoción espontánea, ha llevado a algunos críticos a calificar su obra de fría y artificial. Fragmento de la Tebaida: " Yocasta.- Oh sol! porque el funesto día alumbrar quisiste con tus rayos, dejárasle por siempre en sombra envuelto, ¿porque alumbra tu luz tan negros crímenes, puedes ver sin horror tales sucesos? ¡Más ay, que ya estos monstruos no te espantan! en la raza de Layo más horrendos crímenes viste. " 3.3. Molière (1622-1673) Seudónimo de Jean Baptiste Poquelin, fracasó en la tragedia, pero tenía un gran talento cómico como autor y actor que le hizo viajar por toda Francia con su compañía de teatro, logrando fama por sus actuaciones tanto como por sus obra, hasta el punto de que Luis XIV le prestó su apoyo y le permitió utilizar ocasionalmente el Théâtre du PetitBourbon e incluso, en 1661, el teatro del Palacio Real. Considerado el padre de la Comédie , fue despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de los médicos ignorantes y la pretenciosidad de los burgueses enriquecidos. Molière exalta la juventud, a la que quiere liberar de restricciones absurdas. Muy alejado de la devoción o del ascetismo, su papel de moralista se limita a “suavizar las pasiones humanas” más que “pretender eliminarlas por completo”. Su principal objetivo fue el que exhibían los teatritos ambulantes italianos: «Corrige las costumbres riendo». Con la protección de la Corte, Molière se consagró por completo a la comedia como escritor, actor, productor y director. En 1659, estrenó Las preciosas ridículas, escrita en un estilo similar al de las farsas antiguas, satiriza las aspiraciones de dos jovencitas de provincias se convirtió en una de las grandes comedias de Moliére, pese a rodearse enseguida de polémica, pues las viejas preciosas criticadas por Molière, ofendidas, hicieron destruir el teatro. No obstante, la comedia impresionó tanto que desde entonces hasta su muerte se representó en París todos los años, al menos, una de las obras de Molière. La escuela de las mujeres (1662) constituye un cambio de rumbo con respecto a la tradición de la farsa. Considerada como la primera gran comedia seria de la literatura francesa, analiza el papel de las mujeres en la sociedad y su preparación para él. La obra constituye una gran sátira de los valores materialistas de la época y, como tal, fue acusada de impía y vulgar, pues los devotos y beatos, que consideraban a Molière un libertino y temían la influencia que ejercía sobre el rey, la declararon obscena e irreligiosa, pese a que fue un gran éxito. Además, la protección del rey despierta celos en otras compañías teatrales. Más tarde, con el Tartufo (1664), denuncia la hipocresía religiosa. El escándalo que se levanta entre los beatos es de tal calibre que el rey prohíbe la obra. A pesar de ello, Molière lleva a 12 cabo algunas representaciones privadas y estrena otra obra de éxito, Don Juan. En los últimos años Molière enferma, actúa de modo irregular, pero sigue escribiendo: El misántropo, El médico a palos, El avaro (ácida comedia inspirada vagamente Aulularia de Plauto) y algunas obras de aparato escénico como Anfitrión. El avaro o la Escuela de a mentira, es una comedia en prosa de 5 actos, trata el tema de la avaricia, pero también la tiranía doméstica, el egoísmo y lo que hoy llamamos sexismo. Harpagón es un burgués que ha tenido éxito en los negocios y cree que puede comprar una mujer joven para su vejez, sin contar con los deseos de nadie, ni siquiera los de sus propios hijos. Al final acaba solo y con la arqueta del dinero, el que es en realidad su único amor verdadero. Mientras, se levanta la prohibición sobre el Tartufo y la obra alcanza un enorme éxito. El misántropo (1666) introduce un nuevo tipo de necio: un hombre de elevados principios morales, que critica constantemente la debilidad y estulticia de los demás y, sin embargo, es incapaz de ver los defectos de Célimène, la muchacha de la que se ha enamorado y que encarna a esa sociedad que él condena. El burgués gentilhombre (1670), es una comedia-ballet con música del compositor favorito del rey, Jean Baptiste Lully, que ridiculiza a un rico e ingenuo comerciante, Monsieur Jourdain, que aspira a ser recibido en la corte. Aparece un timador que lo embauca con falsas promesas, el futuro caballero se prepara para la ocasión tomando clases de música, baile, esgrima y filosofía. Estas escenas se encuentran entre las más divertidas que escribiera Molière a la largo de su vida Su última obra es El enfermo imaginario, basada en su propia hipocondría que teme la intervención de los médicos, sigue la tradición de aquellas sátiras de la medicina tan populares en la literatura de los siglos XVI y XVII. En el transcurso de la cuarta representación Molière sufre un ataque y muere, sin renegar de su profesión de actor, considerada inmoral por la Iglesia. Por esa razón fue enterrado de noche, pero ante ocho sacerdotes y cientos de personas. Los actores supersticiosos dicen que trae mala suerte vestirse de amarillo, dado que Molière sufrió el ataque estando en el teatro vestido de este color. Las sátiras de Molière, dirigidas contra las convenciones sociales y las debilidades de la naturaleza humana, son, como retrato de la sociedad francesa de la época, más fieles que los dramas de sus contemporáneos Pierre Corneille y Jean Baptiste Racine. Pese a que sus estereotipos y argumentos se inspiraron en tradiciones más antiguas —en las comedias de Aristófanes, Terencio y Plauto, y en la commedia dell'arte italiana— Molière confirió profundidad psicológica a sus demagogos, avaros, amantes, hipócritas, cornudos y escaladores sociales. Pese a ser un maestro de la bufonada, logró mantener un tono de patetismo. Al igual que las compañías italianas que actuaban habitualmente en París en el siglo XVII, la de Molière sabía extraer todo el potencial de los estereotipos que retrataba. La interpretación incluía el estudio de las expresiones faciales, los gestos y los chistes. Por ello, las comedias de Molière sólo se disfrutan plenamente cuando son interpretadas por un elenco de actores y actrices brillantes y disciplinadas, como la famosa Comédie-Française, el teatro nacional de Francia, que se creó en 1680 como resultado de la fusión del Illustre Théâtre con otras compañías rivales, y que se conoce familiarmente como el Teatro de Molière. Don Juan (Dom Juan ou le Festin de Pierre) es una tragicomedia en cinco actos basada en la obra de Tirso de Molina, El burlador de Sevilla y convidado de piedra. La obra presenta a un personaje infiel, seductor, libertino, blasfemo, valiente e hipócrita. Don Juan es un señor noble y vividor que vive en Sicilia, colecciona conquistas amorosas, seduciendo a jóvenes de la nobleza y a sirvientas con el mismo éxito. Lo único que le interesa es la conquista y abandona a las mujeres tan pronto las goza. Sus conquistas le valen algunas enemistades y le obligan a batirse en algunos duelos. Plantea sus relaciones con las personas de su entorno con un cierto cinismo, y cuestiona los dogmas religiosos. Le gustan los desafíos, hasta el desafío final: la cena con la estatua del Comendador que se lo llevará al más allá. Esta obra de Molière suscitó una enorme polémica puesto que los devotos vieron en ella una apología del libertinaje. El único defensor de la religión parece ser Sganarelle, para quien la religión se parece mucho a la superstición y cuyo papel cómico es evidente. Se exige a Molière que suprima ciertas escenas (la del pobre) y algunos diálogos que aparentemente se burlaban de la religión. Hay que esperar hasta 1884 para poder ver la representación en su versión original. Es difícil adivinar las intenciones de Molière al describir a un personaje que no es totalmente negativo. Es inteligente y valiente, muy superior en ingenio a sus rivales. Sin embargo, su cinismo y su hipocresía están pensadas para repugnar al espectador. De hecho, la obra es una reflexión sobre el libertinaje y sus excesos. Molière es partidario del libre pensamiento, pero respeta las convicciones religiosas. Ataca fundamentalmente todas las formas de hipocresía, 13 tanto la del devoto Tartufo como la del libertino Don Juan, capaz de todo para satisfacer sus apetitos. Al final el cinismo y la hipocresía del personaje se castigan con la muerte. Este personaje se lleva al cine en 1991 bajo la dirección de Gonzalo Suárez con el título de Don Juan en los infiernos, película protagonizada por Fernando Guillén. En el Tartufo (Tartuffe) o El impostor (1664) Molière creó uno de sus personajes cómicos más famosos, el del hipócrita religioso. De la audacia de esta obra da testimonio el hecho de que el rey prohibiera su representación pública durante cinco años, pese a que él personalmente la consideraba divertida pero tenía buenas razones para creer que la comedia, con el hipócrita y avaricioso Tartufo vestido de cura y con cilicio, ofendería al poderoso alto clero francés. Tartuffe es el nombre dado a la trufa u hongo escondido bajo tierra. En la obra Orgón es un personaje importante que ha caído bajo la influencia de Tartufo, un hipócrita beaturrón, que además es bastante torpe. De hecho, los únicos que no se han dado cuenta de la verdadera naturaleza de Tartufo son Orgón y su madre. El mediocre y ladino Tartufo exagera la devoción y ha llegado a ser el director espiritual de Orgón. Este aventurero está tratando de casarse con la hija de su benefactor, al tiempo que intenta seducir a la segunda esposa de éste, Elmira, mucho más joven que su marido. Una vez desenmascarado, tratará de aprovecharse de unas donaciones firmadas por Orgón para echar a éste de su propia casa. Va incluso ante el rey, pero éste, recordando los antiguos servicios que Orgón le prestó, anula dichos papeles y hace que Tartufo sea detenido. Tras la crítica de la hipocresía, que es el tema principal de la obra, se esconde también un ataque al papel demasiado influyente que tenían algunos devotos directores espirituales, que en realidad eran saqueadores de herencias. El personaje de Tartufo describió de manera tan excelsa al ser hipócrita que este nombre es utilizado ahora en el Diccionario de la Real Academia Española para definir a la persona hipócrita y falsa. La obra fue prohibida y el arzobispo de París llegó a amenazar con la excomunión a cualquiera que la representase o escuchara. Con la situación doméstica que Molière refleja en el Tartufo quiere representar al mismo tiempo la situación política en Francia: Luis XIV, monarca absolutista (comparable a un padre de familia), estaba rodeado de personas que influían sobre el rey presentándose como gente de moralidad intachable. Moliére quería que la autoridad real se alejase a esas personas y simboliza en el acto final que sólo el rey y la justicia real podían resolver los problemas del pueblo francés. La comedia se estructura en 5 actos y en verso y respeta escrupulosamente las tres unidades: acción única, desarrollada en un mismo lugar (una sala de la casa de Orgón) y en un solo día. La intriga responde a un esquema habitual en Molière: dos jóvenes desean casarse pero el padre de ella, personaje negativo, se opone a aquella unión y le prepara otro matrimonio descabellado. Ciertas personas sensatas apoyan a los enamorados y logran hacer triunfar su amor. En el centro la crítica a la falsa religiosidad y al exceso de influencia de personajes hipócritas sobre quienes detentan la autoridad. COMENTARIO DE TEXTO. ORGÓN (a su hijo). - ¡Ah traidor! ¿Te atreves con esta falsedad a pretender empañar la pureza de su honradez? DAMIS. - ¿Cómo? ¿La dulzura fingida de ese espíritu hipócrita os hará desmentir…? ORGÓN. – Cállate, que eres peor que la peste. TARTUFO. - ¡Ay! Dejadle hablar: lo acusáis injustamente; mejor haríais creyendo lo que os dice. ¿Por qué salís en mi favor en un caso tal? ¿Acaso sabéis de qué soy yo capaz? ¿Os fiáis, hermano, de mi aspecto exterior? ¿Y por lo que veis habéis de creerme bueno? No, no: os dejáis engañar por las apariencias. ¿Ay! Yo no soy ni mucho menos lo que se piensa. Todos me tienen por un hombre de bien, pero la pura verdad es que no valgo nada. (Dirigiéndose a Damis): Sí, querido hijo, hablad: llamadme pérfido, infame, perdido, ladrón, homicida; abrumadme con nombres aún más odiosos. No diré nada en contra: los merezco, y sufriré la ignominia de rodillas, como vergüenza merecida por los pecados de mi vida. ORGÓN (a Tartufo). – Hermano, esto ya es demasiado. (A su hijo): ¿No se rinde tu corazón, traidor? DAMIS. - ¡Cómo! ¿Os van a seducir sus discursos hasta el punto de…? ORGÓN. - ¡Cállate, sinvergüenza! (A Tartufo): ¡Ea, hermano, levantaos por favor! Molière. Tartufo. Acto III, escena VI. 14 En el presente fragmento destaca la comicidad en el Tartufo tanto en la comicidad verbal, o de gestos como en las situaciones, logrando giros inesperados de la acción (coups-de-théâtre) que mantienen en suspenso al espectador hasta el desenlace final. La comedia está organizada como catarsis, al lograr la liberación del espectador por medio de la risa. 15