El corazón atlántico de la Península

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CENEAM - O.A. PARQUES NACIONALES (Luis Montoto)
Imagen del lago Enol, cerca del santuario de Covadonga.
PIICOS DE EUROPA
El corazón atlántico de la Península
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En el punto donde se cruzan las
comunidades de Asturias, Cantabria y
Castilla y León, se extiende uno de los
parques nacionales más grandes y
espectaculares de nuestro país.
Los Picos de Europa, refugio de los
medievales cristianos que iniciaron
la reconquista en la batalla de
Covadonga, ofrecen una riquísima
variedad de ecosistemas, donde
el bosque atlántico y los hayedos se
mantienen como sus grandes tesoros.
Fuente: Parque Nacional de los Picos de Europa.
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CANTABRIA
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El Parque Nacional de los Picos de Europa, el enclave montañoso más conocido del Cantábrico, pese a su gran riqueza paisajística y biológica, no fue
creado como tal espacio protegido
hasta hace relativamente poco tiempo,
en 1995. No obstante, esta zona contó
con la primera denominación de parque nacional de nuestro país, el de Covadonga, en 1918.
En la actualidad, son varios macizos
montañosos los que integran el conjunto natural: las montañas de Covadonga
(Macizo Occidental) y los Picos de Europa (Macizos Central y Oriental), junto
con las cabeceras de algunos valles (los
de los ríos Sella y Cares, los más importantes). Con más de 64.000 hectáreas,
que se extienden por el territorio de tres
comunidades autónomas (Castilla y
León, Cantabria y Asturias), es el segundo parque nacional más grande de
España, detrás del de Sierra Nevada y
por delante de Doñana.
Los Picos de Europa, además de su
alto valor cultural e histórico (Covadonga, por ejemplo, fue el escenario del comienzo de la Reconquista en la Edad
Media hispánica), alberga un rico conjunto de ecosistemas ligados al bosque
atlántico, con la peculiaridad de estar situados sobre la mayor formación caliza
de la Europa oceánica. Algo que le proporciona un paisaje brusco, muy erosionado en grandes y afilados volúmenes
rocosos por las lluvias, los ríos y los glaciares, y taladrado por el agua en las características formaciones kársticas.
De los tres grupos montañosos, el
Macizo Central es el más escarpado y el
que alcanza mayor altitud. Allí se encuentran, entre otras imponentes cimas, el
punto más elevado del parque, Torrecerredo, con 2.648 metros de altitud, y el
famoso Pico Urriellu o Naranjo de Bulnes.
El Macizo Occidental es el más extenso,
con una orografía que se suaviza hacia el
norte, donde se sitúan Covadonga y los
lagos Enol y La Ercina. El Macizo Oriental,
cerrando un extremo del Parque, es el
más pequeño, en extensión y altitud
(aunque supera los 2.400 metros), pero
destaca por la imponente y extensa pared vertical que se extiende de este a sur
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parques nacionales
El Macizo Central, rodeado por la garganta del Cares. Sobre ésta, el pueblo de Caín de Abajo.
sobre la comarca de Liébana, rodeando
el valle del Deva.
En torno a estas grandes moles rocosas, plagadas de gargantas, cañones y
grandes desniveles (algunos superiores
a los 2.000 metros), se extienden densos bosques atlánticos de hayas y robles, principalmente, así como pequeños valles salpicados de aldeas y
pueblos antiquísimos. Cuatro ríos se
abren camino desde estas alturas hacia
los valles, en caídas vertiginosas a través
de las brechas abiertas en la piedra. El
más conocido y espectacular es el
Cares, que, a través de la estrecha garganta del mismo nombre, cruza el parque de norte a sur, deslizándose entre
MaxillariS
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los Macizos Occidental y Central. Pero
también ofrecen paisajes de pura montaña cantábrica los cursos del Sella a través del Desfiladero de los Beyos, en la
zona oeste, y del Duje y el Deva en la
zona oriental. Este último, que parte
desde las cercanías de Fuente Dé y atraviesa el norte de la comarca de Liébana,
deja su impronta en las magníficas imágenes del desfiladero de La Hermida, ya
en los límites orientales del parque.
La gran diferencia de cotas de altura
entre unos extremos y otros del parque
(la cota más baja, en el valle del Deva, es
de 75 metros sobre el mar; las más altas,
en las cumbres, superan en muchos
casos los 2.500 ó 2.600 metros), la am-
parques nacionales
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Refugio de la hisstoria
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La garganta del río Cares, cuyo recorrido se puede seguir a pie a través de senderos.
plia tipología de suelos (desde roca calcárea hasta ricas zonas de sedimentación) y la variabilidad climática que
añade la existencia de dos vertientes
bien distintas (el norte atlántico y el sur
mesetario) hace que coexistan a lo largo
y ancho de este espacio protegido una
gran multitud de ecosistemas, que se
podrían agrupar en tres grandes tipos:
los roquedos y alta montaña, el bosque
atlántico y los entornos fluviales.
Por encima de los 1.600 metros, las
condiciones ambientales y de suelo
condicionan extremadamente la configuración de la flora, que se limita a matorrales y herbáceas especialmente adaptadas para las bajas temperaturas y los
suelos agrestes, entre las que destacan
MaxillariS
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La presencia humana en este enclave
natural, de una gran importancia estratégica en tiempos remotos, data del
paleolítico, cuando los hombres primitivos centraban su actividad en la
caza. Numerosas cuevas con restos
de esta época dan fe de ello. Pero a lo
largo del tiempo, los Picos de Europa
se han mantenido como refugio inexpugnable de pueblos guerreros ante
la amenaza de los invasores. Ocurrió
en la Edad Antigua, con la lucha entre
pueblos celtas y astures contra los romanos, y se repitió en la Edad Media,
con la defensa enconada de los moradores antiguos frente a los ataques
árabes. Precisamente, fue en la batalla
de Covandonga, en el siglo VIII, donde Don Pelayo iniciara la Reconquista.
Desde entonces, esta región montañosa se ha caracterizado por sus aldeas pequeñas de agricultores y ganaderos, que han desarrollado su vida
en armonía con la exhuberancia natural del entorno. Fue en el siglo XIX, con
la llegada de los viajeros románticos
europeos (fue el geólogo Guillermo
Shultz uno de los primeros en denominar a estas montañas los “Picos de
Europa”), cuando se comenzó a reclamar el valor natural de estos parajes. Así, en 1918, cuando se conmemoraba el duodécimo centenario de
la Batalla de Covadonga, se declaró el
primer parque nacional español, el de
la Montaña de Covadonga. En 1995,
los Picos de Europa y Covadonga se
integraron en la red de parques nacionales como uno de los conjuntos
montañosos más relevantes del país.
El gran aislamiento geográfico de
estas tierras ha permitido que se conserve una cultura popular muy arraigada, donde las tradiciones agrícolas,
ganaderas y gastronómicas ocupan un
puesto relevante. Como ejemplo, el
de los quesos (Cabrales, Gamonedo,
Liébana…), de un característico sabor,
impuesto por las rigideces del ambiente y del sistema de producción.
parques nacionales
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un gran número de curiosas flores de montaña. En el nivel subalpino, por debajo de los 2.000 metros, las condiciones son
más benignas y son habituales los prados de espesa cubierta
verde y vistosas flores en verano.
El bosque atlántico se abre camino con gran esplendor
a medianas alturas, con una presencia de bosque mixto de
la que quedan pocas muestras en la Península. En ellas, los
robles y avellanos aparecen junto a arces, tilos, fresnos,
castaños y nogales con una rica cubierta vegetal de zarzas,
brezos y arbustos espinosos. Pero los bosques de hayedos, en las laderas, con un sotobosque más húmedo y
sombrío, quizá sean la imagen más atractiva del parque.
Junto al resto de masas arbóreas caducifolias, ofrecen un
agradable refugio en verano, un contraste de tonalidades
en otoño, impregnado de nieblas, y un bosque desnudo y
almohadillado en invierno.
A pesar del predominio del clima atlántico, los vientos
de componente sur, más cálidos, permiten la aparición, por
la cara sur-sudeste del parque, de zonas con clima más mediterráneo, donde se pueden encontrar, en paredes rocosas
de desfiladeros, pequeños bosques de encinas, laurel, madroño y otras plantas adaptadas a ambientes más secos. En
estos entornos, generalmente ligados al curso de algún río,
y conforme se desciende de altitud, se alzan también sauces, alisos, fresnos y carbalos. En total, en el parque nacional
se pueden enumerar unas 70 especies arbóreas, lo que enriquece enormemente la fisonomía de los bosques.
La gran variabilidad de ecosistemas también se manifiesta en un nutrido y diverso catálogo faunístico, que va desde
las grandes rapaces de montaña hasta los pequeños mamíferos de río. El águila real, el buitre leonado, el urogallo cantábrico, el alimoche, las águilas culebrera y perdicera, y una
gran variedad de pequeñas aves. En el suelo, el rebeco es
el gran símbolo del parque, aunque en tierras más bajas
aparecen ciervos, corzos, jabalíes, tejones, martas, armiños,
gatos monteses… Los grandes ausentes, por extinción, son
la cabra montés y el quebrantahuesos, junto con el oso
pardo (que aún sigue apareciendo de vez en cuando proveniente de la cordillera cantábrica), aunque existen ambiciosos programas para recuperar su presencia.
En torno a los ríos también existe una gran riqueza faunística, tanto avícola como acuática. Así, los ríos están poblados de truchas y salmones, y destaca la presencia de un
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CENEAM - O.A. PARQUES NACIONALES (Luis Montoto)
«El bosque atlántico se abre
camino a medianas alturas,
con una presencia de bosque
mixto de la que quedan pocas
muestras en la Península».
Los hayedos en otoño son espectaculares por los tonos que adoptan.
importante número de anfibios y reptiles, con diferentes especies de salamandras, tritones, ranas y sapos.
Para la visita, el parque cuenta con numerosos puntos de
información dentro de su perímetro y en las localidades colindantes. Existe la posibilidad de realizar rutas guiadas o senderismo a través de rutas señalizadas. Además, se puede
concertar el alojamiento en los refugios que existen en distintos puntos o en el parador de Fuente Dé.
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PARQUE NACIONAL DE LOS PICOS DE EUROPA
• Situación: en el centro de la Cordillera Cantábrica,
entre las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria
y Castilla y León.
• Superficie: 64.660 has.
• Año de creación: 1995 (Covadonga, en 1918)
• Visitantes: 2.221.761 (2004)
Centro de Interpretación Pedro Pidal
Buferrera - Los lagos de Covadonga (Cangas de Onís)
Tel.: 985 24 14 12 • E-mail: picos@mma.es
Web: www.mma.es/parques/lared/picos
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