Las migraciones exteriores

Las migraciones exteriores:
Las migraciones exteriores comienzan con el descubrimiento de América, y estas migraciones son
movimientos de población fuera de las fronteras del país.
1 movimientos migratorios tradicionales: ultramar.
Este tipo de migración tuvo lugar a mitad del siglo XIX, también durante la crisis de 1975. En esos años,
una gran cantidad de inmigrantes salieron del país, con destino a Europa o a ultramar.
Hubo un gran auge de la emigración a mediados del siglo xix hasta la primera guerra mundial, debido a
la necesidad de mano de obra y pobladores, así como las facilidades para emigrar a países
principalmente latinoamericanos; pero será durante las dos guerras mundiales cuando vuelva a
descender por la inseguridad y la guerra civil española, así como toda la postguerra. Aunque es cierto
que en 1920 la emigración se recupera ligeramente, no llega a los niveles nombrados anteriormente,
igual que sucederá entre 1945 hasta 1960.
En esta etapa, la segunda mitad del siglo xx cuando la migración transoceánica se recupere, porque se
permitió salir del país libremente, así como se abole el aislamiento internacional por parte de la ONU,
así como el cambio de actitud de EEUU frente al dictador Franco. La procedencia de estos emigrantes
era principalmente de Galicia y Canarias, con destino a Venezuela y Argentina. El perfil dado era distinto
a los que había anteriores a este período, habiendo más nivel de cualificación, y no tanto para poblar.
Desde 1960, la emigración vuelve a descender, por el declive de la economía latinoamericana.
2 movimientos migratorios tradicionales: Europa.
Hasta mediados del siglo xx la migración fue escasa y estacional, procedente del cambio y dirigiéndose a
Francia. Eran principalmente agricultores, obreros de la construcción y muchachas del servicio
doméstico.
Entre 1960 y 1973 se produjo el mayor auge de la emigración, siendo estas mayoritariamente
permanentes debido a que Europa se estaba reconstruyendo rápidamente tras la segunda guerra
mundial, ofreciendo trabajo, que los trabajadores del país no podían cubrir en su totalidad. Además, es
en España donde hubo un fuerte crecimiento demográfico, pero en cambio no había puestos de trabajo
en la industria, así como el aumento del paro y la desaparición de la eliminación de las ventajas de
emigrar a ultramar. Estos emigrantes provenían de Andalucía y Galicia, principalmente, y su destino era
Francia y Alemania, así como Suiza. El perfil dado era de emigrantes poco cualificados.
A partir de 1975, la emigración a Europa decae por la crisis económica.
Consecuencias: las consecuencias de la emigración exterior fueron: la disminución de la población
española y su distribución, con consecuencias económicas positivas debido a que aliviaron el fuerte
crecimiento natural, así como el paro; pero en cambio, hubieron consecuencias sociales como el
desarraigo, penosas condiciones de vida, viviendas de poca calidad, salarios más bajos que los de los
autóctonos, los primeros afectados por los despidos y, cuando esto sucedía, no pudieron obtener de ello
un título que justificara los conocimientos que habían logrado.
Migraciones exteriores actuales:
A partir de los años 75, la emigración ha sido escasa, y las principales motivación para emigrar ha sido la
búsqueda laboral, la realización de estudios y la mejora de la formación, pero en época de crisis estas
migraciones se agravan.
Entre 1975 hasta 2008, las salidas fueron escasas, sólo a principios de los 80 subirá debido a la
reconversión industrial.
Desde 2008, la crisis económica ha incrementado la emigración exterior, motivada por el paro en
España. Los emigrantes proceden principalmente de núcleos urbanos, y se dirigen a Reino Unido,
Alemania y Francia, y el perfil es ahora de jóvenes con un buen nivel de cualificación en profesiones con
demanda externa, muy afectadas por la crisis o recortes presupuestarios. La emigración a América latina
ha crecido menos y se trata en su mayoría de casos de antiguos inmigrantes.
Consecuencias: fueron la reducción de la demanda, desempleo y pérdida de población joven cualificada.