La psicología y la Infidelidad. La psicología masculina o la femenina son distintas. No para todo el mundo es lo mismo la infidelidad. Para algunos, por poner un ejemplo, el ver pornografía online puede considerarse como una traición a la relación, mientras que para otros la traición no se consuma sin penetración. Los expertos en relaciones de pareja nos recuerdan que estas dinámicas basadas en la traición van mucho más allá del carácter, la personalidad o la existencia de posibles déficits en la relación. No obstante, sea como sea, el resultado siempre es el mismo: insatisfacción, sufrimiento, problemas que se enquistan y el complejo dilema sobre cómo actuar después de dicha infidelidad. ¿Cuáles son las causas de la infidelidad? Esto es lo que nos dice la psicología No hay una causa exacta que explique la infidelidad. Pocos hechos tienen detrás tantos factores, en ocasiones profundos e inconscientes, a veces casuales y en gran parte de los casos determinados por hechos que conocemos a la perfección: atracción sexual, oportunidad, deseo… No obstante, veamos qué nos dice la psicología al respecto. Factores neurológicos Cada vez hay más evidencia de la implicación de la testosterona elevada como predictor de la infidelidad. EN la Universidad de Michigan, han realizado evaluaciones de los Niveles de Testosterona tanto en Hombres y Mujeres descubriendo que cuanto más altos eran los niveles de esta hormona mayor era el deseo de buscar a alguien más. Tipos de Apego La teoría de apego de John Bowlby nos dice que según el tipo de apego con el que hemos sido criados, determinará un menor o mayor riesgo a la hora de evidenciar conductas basadas en la infidelidad. Un apego ansioso define a las personas más temerosas al rechazo, perfiles con escaso o nulo control de los impulsos. Un factor este de riesgo a la hora de traicionar a las parejas afectivas. Por lo que puede ser un tema de satisfacer la necesidad de intimidad no están cubiertas y en consecuencia pueden utilizar Un apego desorganizado. En este caso tenemos a esos hombres y mujeres incapaces de vincularse de forma auténtica con alguien. Son impredecibles, carentes de esa madurez emocional con la que construir un compromiso firme y seguro. Riesgo Hay personas que tienen el sentido del riesgo más acentuado en su personalidad. Sus niveles de dopamina son más altos y necesitan de esas situaciones intensas con las que realizar algo prohibido, algo emocionante con las que intensificar el placer y la satisfacción. Traicionar a la pareja, tener encuentros sexuales fuera de la relación, son realidades que les generan un gran interés. Poder y nivel económico Por término medio, los perfiles con más poder y mayores ingresos muestran un perfil de infidelidad más elevado. No solo porque tienen más oportunidades, sino porque encuentran a menudo personas afines, personas con los mismos rasgos y atributos sociales, psicológicos y motivacionales con los que cruzar esa línea. El deseo sexual La infidelidad basada en el deseo sexual es la explicación más recurrente. Nuestra libido, el deseo incontrolable que nada tiene que ver con el enamoramiento conforman esas situaciones donde ciertos perfiles dan el paso y cometen la infidelidad. Otras personas en cambio, a pesar de ser conscientes de la atracción sexual dan más valor al pacto emocional hecho con la pareja y no llegan a cruzar esa línea. La infidelidad emocional Hoy en día, en un mundo cada vez más en línea e hiperconectado, son muy comunes este tipo de infidelidades: las basadas únicamente en el componente emocional (sin contacto sexual). Hay veces en que iniciamos una amistad con alguien que llega a niveles más íntimos y cómplices que con nuestra propia pareja. Esto se debe a menudo al peso de la rutina, a la necesidad de algo nuevo o simplemente, a la búsqueda de aquello que no encontramos en nuestra relación. Tratamiento psicológico Superar una infidelidad es un proceso muy difícil y largo y en muchas ocasiones se requiere tratamiento psicológico, ya sea para iniciar el proceso de separación como para luchar por una reconciliación y reconstrucción de la relación. Aquí nos hemos centrado en el papel de la persona “traicionada”, pero también habrá que abordar el dolor de la parte infiel y el sentimiento de culpa que pueda estar sufriendo. El fin de este proceso será el perdón; con esto no nos estamos refiriendo a seguir con la relación, ni a reconciliarse, sino a resolver un conflicto y a recuperarse de las heridas emocionales que se han producido. “Aferrarse a la ira es como aferrarse a una brasa candente con el intento de tirársela a otro; tú eres el que se quema” (Buda)