XI Congreso Español de Sociología Sociología de la Religión Aportes de Mardones a la Sociología de la Religión. Sumaria revisión de su obra Luzio Uriarte González Universidad de Deusto. Bilbao Abril de 2013 J. M. Mardones ha sido uno de los pensadores españoles que, a caballo entre el final del pasado milenio y del principio del actual, con más agudeza y visión ha pensado el lugar y la evolución de la religión en el mundo contemporáneo. Su esfuerzo intelectual y su penetrante análisis de la realidad contemporánea suponen un aporte muy significativo para la Sociología de la Religión en orden a comprender la presencia y la transformación, que no desaparición, del hecho religioso en el contexto sociocultural de nuestras sociedades occidentales (Beorlegui, 2006). La pretensión de este escrito es ofrecer una breve panorámica sintética de la visión que tiene el teólogo y sociólogo español sobre el fenómeno religioso en el mundo contemporáneo y recoger algunas sugerencias para la Sociología de la Religión. Hasta el momento no se ha publicado ningún trabajo que dé cuenta de su obra de conjunto y de la reflexión que nos ofrece Mardones a través de sus múltiples escritos. A falta de una referencia anterior en la que apoyarme, opto en esta presentación por tomar en consideración tres ejes, que en cierta medida son también hipótesis de trabajo: 1) La religión y su lugar en la sociedad moderna es el tema central de la reflexión de nuestro autor. 2) En su búsqueda del lugar de la religión su significado en la sociedad contemporánea, más que partir de grandes principios y elucubraciones abstractas, Mardones pareciera seguir un método socrático, en el cual va interrogando las principales corrientes de pensamiento que van marcando la cultura occidental, sin dejar de observar los datos que va ofreciendo la sociología empírica. 3) Con todo, hay una perspectiva, tal vez un ideal irrenunciable e innegociable en su trayectoria, que siempre está presente en sus búsquedas y en sus diálogos: la justicia y la consecución de una sociedad auténticamente humana y liberada. Por tanto, a pesar de los cambios y perplejidades, parece que hay dos convicciones profundas en nuestro autor que alumbran toda su evolución: una profunda fe cristiana y, al mismo tiempo, la concepción de una fe que se vinculada 2 indisociablemente con la justicia y con la búsqueda de liberación integral. En este sentido, su punto de partida no es neutral, a-valórico ni aséptico. Siguiendo este planteamiento, haremos la presentación de la visión de Mardones sobre el fenómeno religioso en el mundo contemporáneo dando tres pasos: partimos de su concepción del fenómeno religioso y de su análisis sociológico del mismo; en segundo lugar, daremos cuenta de los grandes diálogos que mantiene con las diferentes corrientes de la modernidad; finalmente, nos referiremos al horizonte de liberación que tiene todo su pensamiento. 1. El fenómeno religioso La religión como fenómeno genérico, especialmente el cristianismo (pero sin dejar de mirar, aunque sea de reojo, a otras tradiciones religiosas y, en general, al conjunto de las expresiones religiosas), en el contexto de la sociedad contemporánea es el tema mayor de nuestro autor. En torno al fenómeno religioso, podemos agrupar en tres grandes núcleos las preocupaciones del autor: identificación del fenómeno; lugar social y evolución del mismo; y, finalmente, la reaparición del fenómeno religioso. 1.1. Identificación del fenómeno religioso Mardones es muy consciente, y así lo refleja en sus escritos, que el concepto mismo de “religión” es confuso, en la medida que tiene muchos significados (todos conocemos las dificultades que presenta la definición de este término) y en la medida que su ambigüedad nos lleva a un terreno resbaladizo. Esta confusión de significado que acompaña al término “religión” no es un problema que se sitúe solo en el ámbito teórico intelectual; nuestro autor es muy consciente de la influencia social y de la inmensa capacidad de manipulación que está encerrada en la utilización de este concepto. Mardones aborda esta temática desde múltiples puntos de vista: filosófico, epistemológico, sociológico (teórico y práctico), antropológico... Sin embargo, pese a ser un tema mayor a lo largo de la vida intelectual del pensador, no encontramos ningún escrito que aborde de forma sistemática el concepto de religión. Tal vez el texto que más se acerca a un intento de sistematización, pero con una intención más bien divulgativa, es la publicación Para comprender las nuevas formas de la religión (1994). En este escrito explicita una triple convicción que ya ha estado presente en sus reflexiones anteriores, aunque de forma implícita: en primer lugar, la comprensión del fenómeno religioso es muy significativo a la hora de poder interpretar 3 lo que acontece en la sociedad; en segundo lugar, estamos hablando de un fenómeno que es irreductible a ningún otro factor social; finalmente, hay que prestar particular atención a la vinculación que se establece entre cultura y religión. 1.2. El lugar social de la religión La primera reflexión que toma nota de la evolución que va teniendo la percepción del fenómeno religioso en la sociedad contemporánea lo podemos situar en el año 1985 con el texto Raíces sociales del ateísmo moderno. Hasta ese momento, aunque la religión ha sido tema central de sus reflexiones, su interlocutor ha sido fundamentalmente la Escuela de Frankfurt. En este escrito se refleja la conciencia de un desplazamiento temático y social: los fogosos debates que en un tiempo se dieron sobre la afirmación y la negación de la existencia de Dios han dejado de ser relevantes en el contexto sociocultural en el que se encuentra. Aparece una nueva frontera religiosa: la indiferencia. Lo que se extiende es un ateísmo práctico y pasivo con el cual es imposible entablar un diálogo intelectual y de planteamientos. Pese al pesimismo de ese diagnóstico, el escrito refleja también la percepción de que el fenómeno religioso se está mudando, tanto en cuanto al lugar social en el que se ubica como a las formas con las que aparece. Aunque el escrito está basado en una conferencia, en cierta medida ofrece una buena síntesis de la visión que tiene el autor y, en gran parte, es programático de la investigación posterior que realizará. Casi veinte años después de la publicación de Raíces del ateísmo moderno aparecerá una nueva reflexión que incide y profundiza en la misma temática, pero con una mayor visión de la evolución que va teniendo el fenómeno religioso, sobre todo en el contexto español: nos referimos a su obra La indiferencia religiosa en España (2003). El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre el tipo de cristianismo que tendrá futuro en el contexto de la cambiante sociedad moderna, especialmente aplicado al contexto español. Ante la evidente constatación de la disminución de los católicos practicantes, Mardones intuye que el cristianismo pasará a ser una minoría dentro de la sociedad lo cual le va a situar en una mentalidad y en un rol social muy diferente de la que tradicionalmente ha tenido. En este contexto, el sociólogo español identifica dos procesos que están en marcha dentro del mismo cristianismo, los cuales, aún pareciendo contradictorios, se manifiestan simultáneamente: la desinstitucionalización de la religión y la ascensión de un nuevo tradicionalismo. 4 En el artículo El lugar de dios en tiempos de credulidad (Mardones, 2005c) reflexiona sobre la tesis de Gauchet y la salida de la religión en la sociedad moderna; en cualquier caso (aún valorando el planteamiento de Gauchet, es crítico con él), esa salida la plantea como una oportunidad para cribar la imagen de Dios y la función y presencia misma de la religión en la sociedad. En la miscelánea que se recoge bajo el título En el umbral del mañana (2000), el autor vuelve a reflexionar sobre las transformaciones de la religión en la sociedad moderna, prestándole especial atención a la Iglesia católica en las dos primeras partes; desde el punto de vista creyente, Mardones defiende la postura de que estamos ante un tiempo de discernimiento. 1.3. La reaparición de la religión En los sucesivos análisis que hace del lugar social que tiene (va teniendo) la religión en la sociedad contemporánea, Mardones percibe (a modo de hipótesis de trabajo que va confirmándose con el paso del tiempo) que la religión, lejos de desaparecer en este nuevo contexto social, tiende a reconfigurarse y a adquirir nuevas formas (Mardones, 1994b). Por una parte, el autor se afana en hacer inventario de esas nuevas formas religiosas que aparecen incluso bajo expresiones netamente seculares; así, por ejemplo, ensaya un clasificación que recoge las formas que provienen del cristianismo, la religión civil, la religión profana, los movimientos que se vinculan con una cierta sensibilidad mística y aquellos que siguen los caminos esotéricos. Por otra, su intención no es mantenerse asépticamente al margen de cómo evolucionan los acontecimientos, sino que asume la valoración de los mismos. ¿Adónde va la religión? (1996) continúa en esa línea de investigación y añade nuevos aspectos a esa reconfiguración y reaparición de la religión en la cultura contemporánea; entre ellas, el autor se fija en el fundamentalismo, el tradicionalismo y en una cierta sacralización de lo secular. La reflexión adquiere un tono más filosófico en el escrito Síntomas de un retorno (1999), donde el autor trata de dialogar con diferentes filósofos contemporáneos que están retomando el tema del fenómeno religioso: Vattimo, Trías, Derrida, Levinas; en la lectura de estos filósofos realiza Mardones siempre late la perspectiva crítica de Habermas; en este pensador, por cierto, va adquiriendo con el paso del tiempo mayor peso la referencia a la reflexión del fenómeno religioso. En estas lecturas de Mardones aparece otra cara en el acercamiento al fenómeno religioso en el contexto de la modernidad: la racionalidad propia de la religión y la superación de racionalidades 5 unilaterales; la necesidad de un lenguaje específico para referirse a la transcendencia; se vislumbra la importancia tiene el pensamiento simbólico, que a juicio del autor, ha quedado marginado. En el contexto de esta reflexión es donde aparece la encíclica Fides et ratio, a la cual le dedica Mardones un capítulo final, escrito un tanto apresuradamente, pero suficiente para mostrar sus complacencias y su mirada crítica con lo planteado en la encíclica. En el libro La transformación de la religión (2005), el autor trabaja de forma sistemática este tema de la transformación y reaparición de la religión en el nuevo contexto de modernidad. Siguiendo el hilo conductor que marca la tesis ya mencionada, el autor trabaja dos características particulares que a su juicio son significativas: la aparición de una espiritualidad no tradicional y el pluralismo religioso. Junto con esas características, Mardones detecta una tendencia hacia el integrismo, que va desarrollando también en otras publicaciones. En el contexto de la transformación de la religión y su reaparición no todo son signos que invitan al optimismo, hay una nube que preocupa seriamente a Mardones: el fortalecimiento del fundamentalismo. En torno a este fenómeno ofrece algunas reflexiones con un diagnóstico claro (Mardones, 1993b): estamos en tiempos que favorecen la aparición y el crecimiento de los planteamientos fundamentalistas en las diversas tradiciones religiosas. Es evidente que de esa tendencia tampoco se salva el cristianismo. Si bien Mardones identifica con lucidez algunos elementos de la presencia y de la evolución de la religión en nuestro contexto social occidental, hay una circunstancia, que aunque la nombra, que tiene poca presencia en su reflexión y en sus análisis: el pluralismo religioso. En honor a la verdad hay que decir que en los últimos escritos cada vez va apareciendo más referencias a este tema del pluralismo y llega a formularlo como una de las encrucijadas actuales más significativas para la religión en general y para el cristianismo en particular; en este contexto, aparece con fuerza la referencia a Panikkar. Pero como hemos apuntado, es un tema marginal, que probablemente si la vida del pensador no se hubiera truncado tan pronto, hubiera tenido un desarrollo más significativo en sus siguientes reflexiones. 2. Reflexión (creyente) en diálogo Mardones se pregunta por el lugar de la religión (el cristianismo generalmente) en el contexto de la modernidad. Sin embargo, observa que la modernidad cambia de una 6 forma paradójica. La racionalidad propia de la modernidad entra en crisis y esta crisis es interpretada de forma diferente por las distintas corrientes de pensamiento que transitan por la modernidad. Preguntarse por el lugar social de la religión y su significado pasa por dialogar con esas diferentes interpretaciones de la modernidad. 2.1. La modernidad Esta categoría temporal y cultural es referencia obligada en la reflexión de nuestro autor. Toda su obra y reflexión creyente la piensa en el contexto de la modernidad occidental, ofreciendo constantemente análisis, diagnósticos, propuestas y opiniones críticas. Siendo la modernidad el marco de la reflexión, en algunas ocasiones se convierte en objeto de la misma, algo así como si quisiera hacer referencia a los elementos que están condicionando su pensamiento. Aunque esta reflexión sobre la modernidad no se encuentra recogida en ninguna de sus publicaciones de forma sistemática (pareciera que nuestro autor siempre va escribiendo al hilo de urgencias que van saliendo al camino), hay varios escritos que ofrecen referencias explícitas al análisis y a la comprensión de la modernidad. En Sociedad moderna y cristianismo (1985) da cuenta de las complejas relaciones que se establecen entre religión y sociedad, las tendencias o interpretaciones de la cultura occidental contemporánea, aterrizando finalmente esos análisis en la realidad española, donde, a la sazón, por primera vez se tiene un gobierno socialista. En Análisis de la sociedad moderna y fe cristiana (1995) se adivina una crítica de fondo: una fe individualista, intimista, vuelta hacia dentro, por más que esté cargada de buenas intenciones, es incapaz de trasformar la realidad social y corre el peligro de hacer el juego al sistema. Hay que tomar seriamente en consideración que las estructuras sociales condicionan la vida y las creencias (entre ellas, las religiosas) de las personas. En los escritos Filosofía de las ciencias humanas y sociales: Materiales para una fundamentación científica (1991) y Razón hermenéutica y razón simbólica. Los límites analógicos de la hermenéutica (1997), Mardones reflexiona sobre la racionalidad occidental y cuestiones de epistemología. En la publicación Postmodernidad y neoconservadurismo: reflexiones sobre la fe y la cultura (1991) vuelve sobre el análisis de la modernidad y sus herederos, tratando de afinar los mapas sociales levantados anteriormente por el autor. 7 Teniendo en cuenta esos escritos, y en referencia a la comprensión que Mardones tiene de la modernidad, podemos señalar cuatro preocupaciones que son objeto de análisis y que nos permiten acercarnos a la modernidad en la que piensa nuestro autor: a) Estructuras y características propias de la modernidad. Mardones identifica cuatro características que están a la base de la sociedad moderna y que la condicionan en su comprensión y desarrollo. En primer lugar un planteamiento económico que tiene una inspiración claramente capitalista y que condiciona una cultura consumista e individualista en la que está inmersa la persona occidental (Mardones y Aguirre, 1989; Mardones, 1991a, 1991b). En segundo lugar, unido a la estructura económica se desarrolla una racionalidad instrumental y unidimensional que tiende a colonizar toda la cultura occidental (Mardones, 1994a). Todo eso permite, en tercer lugar, un enorme desarrollo técnico centrado en los medios y en el consumo (Mardones, 1991a, 1997b). Finalmente, tenemos la característica de un pluralismo de valores y de creencias que, en cierta medida, compiten entre sí dentro de las relaciones sociales (Mardones, 1991a). Desde otro punto de vista, hay tres estructuras que son identificadas como básicas aceptadas por analistas de las diferentes interpretaciones de la modernidad (Mardones, 1991c): la estructura técnica económica y productiva, la estructura cultural (mundo de los valores), la estructura política administrativa. b) Las corrientes interpretativas de la modernidad. Según el diagnóstico y la valoración que se hace de cómo funcionan esas estructuras que están a la base de la sociedad moderna, Mardones identifica tres grandes corrientes que suponen tres diagnósticos diferentes y enfrentados de la crisis que atraviesa la sociedad occidental (Mardones, 1991c): la corriente crítica (Escuela de Frankfurt), el pensamiento neoconservador y el postmodernismo. Estas tres interpretaciones configuran dos ejes con polos en tensión; el primer eje está formado por la corriente crítica que se contrapone a una visión conservadora de la sociedad y que recoge la clásica oposición entre derechas e izquierdas, con un claro componente económico. El segundo eje refleja la oposición entre la postmodernidad y el neoconservadurismo y tiene un componente más claramente cultural; en opinión de nuestro autor, una de las características de la modernidad contemporánea es que el eje económico está siendo desplazado por el cultural. c) La racionalidad que posibilita el desarrollo de la modernidad tiene unas características especiales (Mardones, 1979b; Mardones y Ursua, 1982; Mardones y 8 Gómez Caffarena, 1992). Por una parte, la Ilustración entroniza la racionalidad como el criterio básico de conocimiento. Por otra parte, compiten dos planteamientos de racionalidad, tal y como lo percibe Mardones (Mardones eta alii, 2003): la racionalidad funcionalista y la racionalidad interpretativa. Nuestro autor es crítico con los puntos ciegos y límites que conlleva la racionalidad empirista. d) La fe cristiana en el contexto de la modernidad. Mardones tiene claro que la experiencia religiosa en general y la fe cristiana en particular está condicionado por las estructuras sociales y culturales en las que vive el creyente y, de alguna manera, forman parte de su creencia, puesto que se convierten en condiciones de posibilidad de lo que se puede creer. En este sentido es muy significativa la afirmación que repite varias veces nuestro autor (Mardones, 2003): “No creemos lo que queremos sino lo que podemos”. La modernidad se convierte en oportunidad y, al mismo tiempo, en desafío para la experiencia creyente cristiana; por tanto, la fe cristiana no puede hacer abstracción de las estructuras sociales políticas culturales y económicas propias de modernidad. En este contexto, Mardones siempre muestra un gran optimismo en medio de las fuertes perturbaciones que se están viviendo en el mundo contemporáneo: se trata de una oportunidad para la identificación y profundización de una auténtica experiencia creyente. 2.2. La modernidad crítica La primera publicación sistemática y contundente que realiza Mardones conoce la luz en el año 1979 y recoge el fruto de su tesis doctoral en teología donde confronta la Teología Política de la Esperanza en la versión de su gran inspirador que es Moltmann con la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt. La tesis tiene como objetivo el pensar las condiciones de una fe crítica que sea capaz de desenmascarar las tentaciones alienantes, especialmente los desarrollos ideológicos (dentro del lenguaje marxista de la época) siempre tan atractivos para la fe cristiana. Mardones mismo expresa con claridad sus intenciones (Mardones, 1979): Pero la actitud vital que late bajo este esfuerzo intelectual hay que inscribirla dentro de un horizonte más amplio: un mayor despliegue de las virtualidades que contiene el mensaje del Señor Jesús. Modestamente el autor quisiera estar cerca de la pugna del Espíritu que lucha por liberar a la realidad –a la carne como promesa de salvación– de toda 9 incertidumbre. Esperamos que nuestra reflexión sirva para hacer más comprensible, aceptable y liberador para el hombre actual este don de la fe que es el germen del Futuro1. Se trata por tanto de ofrecer las condiciones de una fe cristiana que sea asumible por la persona que vive en contexto de modernidad, pero, al mismo tiempo, una fe, que en coherencia con el evangelio de Jesús, tenga una vocación profundamente liberadora. Con ese ideario, el autor desarrolla en su tesis el planteamiento de la crítica ideológica que presenta la Escuela Crítica de Frankfurt, haciendo, al mismo tiempo, una valoración de sus aspectos luminosos y de las oscuridades que se adivinan. Este primer texto de nuestro autor señala la supremacía que le concede al análisis de la modernidad realizado por la Escuela Crítica de Frankfurt (sin esconder sus debilidades y contradicciones), la posibilidad de vivir y desarrollar una fe no ideológica y las bondades que tiene una fe que se vive en diálogo crítico con la cultura, en la medida que le ayuda a purificarse, pero también a percibir potencialidades y debilidades en las reflexiones de los intelectuales. En el mismo año que aparece sus tesis doctoral en teología (1979) Mardones publica un estudio sobre Horkheimer: Dialéctica y sociedad irracional: teoría crítica de la sociedad. Además de presentar la biografía del filósofo alemán, nuestro autor hace una apretada síntesis de la teoría social que subyace a la Teoría Crítica y plantea sus apreciaciones. Estos comentarios se centran, sobre todo, en la concepción de liberación y en las mediaciones para avanzar hacia esa meta, en la confrontación con el positivismo, y en la lógica de la dialéctica negativa. Siguiendo con la misma temática, en el año 1983 publica su tesis doctoral en sociología que lleva por título: Razón comunicativa y teoría crítica. En este caso el interlocutor del diálogo es Habermas y la pregunta central que trabaja Mardones se centra en la base argumental que tiene la pretensión normativa del planteamiento habermasiano. La reflexión de nuestro autor da cuenta de las continuidades y discontinuidades que se producen dentro de la evolución que está sufriendo la Escuela de Frankfurt. Mardones muestra sus reticencias en esa evolución, pese a valorar positivamente la aportación que realiza el filósofo alemán que es objeto de su tesis. 1 Pg. 17. 10 En los años siguientes a la publicación de su tesis doctoral en sociología los escritos de Mardones van reflejando otros centros de interés; a primera vista pareciera que su referencia a la Escuela Crítica de Frankfurt responde al inicio de la formación de su pensamiento y posteriormente da el salto hacia otras corrientes. Nada más lejos de la realidad. En los diferentes diálogos que mantiene con las corrientes de pensamiento que le parecen más actuales y sugerentes para pensar el lugar de la religión en la sociedad contemporánea, la Teoría Crítica ejerce siempre como sólida referencia desde la que acercarse críticamente a los distintos discursos. Además de esa continuidad, en el año 1998 el autor nos ofrece una nueva obra sistemática que da cuenta de su diálogo continuado con la Escuela de Frankfurt: El discurso religioso de la modernidad. En este estudio nuestro autor se confronta con la evolución que ha tenido el pensamiento de Habermas y, especialmente, con su planteamiento que tiene sobre la función y el lugar social de la religión. Como es conocido, el intento de Habermas es heredar en la lógica del discurso secular el aporte ético que está implícito en el discurso teológico, fuera de lo cual, la religión no tendría especial relevancia. Mardones se esfuerza en mostrar las continuidades y discontinuidades que hay entre lógica de la Teoría Comunicativa y la lógica del discurso religioso. Finalmente, nuestro autor, que aunque se muestra crítico con el planteamiento de Habermas y explicita claramente sus desacuerdos, valora positivamente los aportes del esfuerzo teórico habermasiano y muestra que tiene aplicación para la reflexión teológica. El mismo Mardones hace un ejercicio de aplicación de la Teoría Comunicativa en la reflexión teológica elaborando algunas notas sobre Teología Fundamental y sobre Eclesiología. 2.3. El Neoliberalismo El libro que más importante que escribe Mardones en relación con esta corriente de pensamiento lleva como título Capitalismo y religión y la publica en el año 1991 después de una estadía en Estados Unidos precisamente para estudiar a fondo y “in situ” este planteamiento que está liderando la crisis de la modernidad a la que ya hemos aludido anteriormente. Se trata, por tanto, de un estudio sistemático y focalizado en el intento de comprender críticamente la propuesta neoliberal, más allá de los tópicos reinantes. La mayor parte de los autores que estudia y que cita son norteamericanos y él mismo explica los motivos de la selección: se trata de una corriente de pensamiento nacida en ese país y liderada por intelectuales del mismo país (Bell, Berger, Kristol, 11 Novak, Lipset…). Al mismo tiempo, lo escritos de estos pensadores radicados en Norteamérica son los que han tenido mayor impacto a lo largo del mundo. En la primera parte del libro se nos ofrece el contexto en el que nace la corriente de pensamiento y el diagnóstico sociocultural que realiza. En ese diagnóstico aparecen dos círculos concéntricos; en el círculo más estrecho se ofrece el contexto y el sentido que tiene la propuesta para los pensadores norteamericanos, al mismo tiempo que ofrece el hilo histórico de su nacimiento y desarrollo; en el círculo más amplio, Mardones coloca esta corriente de pensamiento en el contexto de la crisis cultural occidental, crisis de la modernidad y, junto con ello, el diagnóstico que de la crisis hacen los neoliberales. La segunda parte aparece, en el contexto de ese diagnóstico, la función social que se le asigna a la religión, especialmente al cristianismo, a la hora de plantear una terapia adecuada a la grave enfermedad que sufre la cultura occidental. En esta segunda parte, Mardones explica la continuidad y connivencia que los neoconservadores perciben entre la tradición judeo-cristiana y el nacimiento y el desarrollo del sistema económico capitalista; desde esa perspectiva, nuestro autor trata de comprender y explicar los argumentos que tiene esta corriente de pensamiento para defender el capitalismo como fuerza liberadora en la sociedad. A continuación se refiere a los aportes éticos que provienen de la religión y, que a juicio de los neoconservadores, son esenciales para la regeneración de la sociedad y la superación de la crisis. En la parte final de este apartado se confronta el aporte de la religión en contraposición con el nihilismo que es detectado por esta corriente de pensamiento en el diagnóstico que hace del estado de la cultura occidental. En el tercer apartado Mardones desarrolla la propuesta política y religiosa (mutuamente implicadas) que realizan los neoconservadores; en el contexto de la presentación de esa reflexión, nuestro autor se pregunta si el déficit de religión que los neoconservadores perciben en el nacimiento de la modernidad queda subsanado suficientemente y adecuadamente con la propuesta que hace esta corriente; Mardones discute este punto de vista. Esta posición crítica aparece con más claridad en el cuarto y último apartado, donde el autor dialoga con el conjunto del diagnóstico y de la propuesta neoconservadora. Como siempre, su diálogo no será en blanco y negro, recoge muchos matices y Mardones muestra una gran capacidad de dejarse impresionar y aceptar múltiples planteamientos, sin abandonar nunca el ejercicio crítico que, como ya hemos apuntado anteriormente, tiene como apoyatura y punto de referencia la reflexión de la Escuela Crítica de Frankfurt. 12 A finales de la década de los noventa, Mardones publica otro volumen en torno a esta misma temática, donde se recogen diversas reflexiones y diálogos tenidos a lo largo de esos años; se trata de Neoliberalismo y religión (1998). En la primera parte de esta publicación aparecen unas interesantes reflexiones en torno a la evolución y las condiciones que tiene el contexto sociocultural occidental. Es en el contexto de ese marco introductorio donde nuestro autor trata de reflexionar sobre la evolución que está teniendo la religión y el cambio de lugar y función que va experimentando. Su presentación tiene un punto de preocupación y de crítica, en cuanto que percibe que el abordaje y comprensión que tienen los neoliberales del Estado supone un ataque directo a un planteamiento de Estado de bienestar que aspira a una mayor justicia distributiva y a mayores cuotas de participación ciudadana; Mardones percibe que se está echando por la sueños y utopías sociales labrados e impulsados durante mucho tiempo. En este contexto, la religión es requerida, según el análisis que nos ofrece nuestro autor, como compensación a los graves quiebres sociales que son producidos por la transformación neoconservadora; la religión ayuda a soportar la angustia, el sobreesfuerzo y la explotación a la que somete el sistema neoliberal a los ciudadanos a través del desarrollo de diversas espiritualidades que con facilidad legitiman la situación. Por otra parte, nuestro autor percibe que la Iglesia católica cae con facilidad en la trampa que le tiende el planteamiento neoliberal, puesto que le ofrece un lugar social, una función y una centralidad que ha ido perdiendo con los años. En ese contexto, Mardones reivindica la presencia de un cristianismo mesiánico, comprometido socialmente con la causa de los más desfavorecidos; pero al mismo tiempo, percibe con lucidez la crisis por la que atraviesa ese planteamiento profético de la tradición cristiana. Sin lugar a dudas, el escrito, junto con la lucidez del análisis, respira un cierto pesimismo al que no nos tenía habituados el autor. 2.4. La postmodernidad El final de la década de los ochenta marca la conciencia clara en Mardones que la modernidad ha entrado en una profunda crisis interpretativa, que van surgiendo al camino teniendo diferentes versiones en tensión y que, ciertamente, el planteamiento de la Teoría Crítica no es el que congrega mayor consenso en el conjunto de la sociedad occidental. Junto con el pensamiento neoconservador, el postmodernismo aparece como otra corriente de pensamiento que se abre camino y que ejerce atractivo e influencia en los medios intelectuales, sobre todo europeos. En el año 1988 escribe el libro 13 Postmodernidad y Cristianismo. Se trata de una reflexión y de un texto importante en la producción de nuestro autor, madurado en el tiempo y objeto de varios debates previos en seminarios organizados en el CSIC. El libro está formado por un díptico; en la primera parte presenta a quienes le parece que son los grandes representantes del pensamiento postmoderno y de los planteamientos y diagnostico que hacen sobre la modernidad (Rorty, Sloterdtijk, Böhme, Baudrillard, Rubent de Ventós, Derrida, Deleuze, Lipovetsky, Lyotard, Vattimo…). En todo ese diálogo subyace una hipótesis que trata de verificarla en el análisis de los textos postmodernos: la postmodernidad es el embarazo (tal vez embarazoso, por no esperado) de la misma modernidad. Por tanto, la misma modernidad llevaba en su seno el planteamiento postmoderno; no es más que su desarrollo lógico a partir de sus presupuestos y puesta en práctica. Con esa hipótesis de fondo, el autor escribe tres capítulos en los que trata de demostrar la veracidad de la hipótesis. En el primer capítulo el Mardones nos recuerda los grandes rasgos de la modernidad en apretada síntesis de muchos años de lecturas al respecto. En el segundo capítulo hace una valoración de las luces y sombras que presenta la racionalidad ilustrada, a través de la cual llega a la conclusión de la radical desconfianza que late a partir del planteamiento e implantación de la modernidad (la desconfianza no es una casualidad, sino la consecuencia lógica de las condiciones que pone la racionalidad moderna); será precisamente en el seno de esa desconfianza donde enraízan las diferentes interpretaciones críticas con la modernidad. Es el tercer capítulo el que se centra en la presentación y descripción de la postmodernidad, tratando de sintetizar su ideario fragmentado. En la segunda parte, como es habitual, el autor entra en diálogo con esta propuesta y con los grandes representantes de la postmodernidad, colocando frente a frente el cristianismo y la nueva corriente interpretativa. Por una parte, se recoge la crítica postmoderna al cristianismo, sobre todo de lo que supone la asunción de las grandes narraciones presentes en la tradición cristiana y su pretensión de absoluto a través de su presentación de Dios. Tras la síntesis de la posición crítica que exhibe la postmodernidad, Mardones nos sorprender con la propuesta religiosa que lleva esta corriente en su seno; efectivamente, la postmodernidad no es necesariamente atea, sino que incluso conlleva un planteamiento religioso; en ese contexto, nuestro autor es capaz de reconocer que la postmodernidad puede hacer importantes aportes a la teología cristiana, además de ponerle en guardia de algunos posibles desvíos a los que está muy 14 inclinada; en este punto, nuestro autor se anima incluso a proponer la necesidad de desarrollar un nuevo paradigma dentro de la reflexión teológica. Sin embargo, nuestro autor da un paso más y presenta también lo que en su opinión son puntos ciegos o planteamientos de la postmodernidad ante los cuales hay que ponerse en guardia. Mardones reconoce que el catolicismo que ha pasado por el Concilio Vaticano II se encuentra más cómodo en la conversación con la modernidad que con los planteamientos que hace la postmodernidad. Finalmente comentar en este apartado, que el libro que hemos presentado tiene una versión abreviada y de carácter más divulgativo en el escrito que lleva como título El desafío de la postmodernidad al cristianismo (1988). 2.5. El pensamiento simbólico El cambio del milenio marca el inicio de la última etapa de Mardones y, al mismo tiempo, la inquietud por recorrer nuevos caminos y abrir pistas de reflexión diferentes a las que ha tenido hasta el momento. Será un autor inquieto y en cambio hasta el final. Esta última etapa está marcada por el diálogo con el pensamiento simbólico, de alguna manera buscando contrapuntos a los diálogos tenidos anteriormente. En el mismo año 2000 publica su libro El retorno del mito, el cual marca ya el comienzo de esta nueva etapa y, por cierto, final; en este tramo de la evolución del autor pasan a primera líneas nuevos interlocutores (Ortiz Osés, Lluis Duch, Ricouer, Panikkar, Cassier, Durand…). En el contexto del diálogo tenido con el pensamiento postmoderno, a nuestro autor le ha salido al camino el tema del mito y se propone afrontarlo con profundidad. De nuevo, la ocasión para trabajar esta nueva línea de pensamiento en su vida viene de los seminarios que realiza, en este caso en compañía de Gómez Caffarena. El libro tiene un planteamiento básico que recorre y está presente en todas sus páginas: el mito no es un fósil perdido del pasado, un relicario a observar con veneración, sino que está de vuelta (tal vez nunca se ha ido) en medio de la modernidad. Esa presencia del mundo mítico en la actual necesita ser identificada y valorada, está llena de promesas, pero no está exenta de peligros. La tesis de fondo que mantiene nuestro autor es que se necesita una mayor comprensión de la razón humana como realidad sinfónica y, en este sentido, se ha de estar en guardia contra dos peligros que aparecen en el horizonte: por una parte, la pretensión de la reducción de la racionalidad humana a una sola de sus dimensiones (peligro que ciertamente habita en el centro de la cosmovisión moderna); por otra parte, el politeísmo al que tiende la postmodernidad, 15 donde todas las perspectivas se igual. Desde esta perspectiva, el libro es un ensayo que se presenta como introducción crítica a la razón mítico-simbólica. Empieza el autor tratando de desgranar conceptos identificando el mito como una narración simbólica; desde esa perspectiva, el mito tiene continuidades y discontinuidades con la historia, con el conocimiento, con la religión, con la filosofía… Como es habitual, nuestro autor no se casa totalmente con la lógica que subyace en el mito y mantiene siempre una distancia crítica muy consciente de los peligros que conlleva la marginación del ejercicio de la razón crítica ilustrada; pero por otra parte, no oculta la atracción y el beneplácito que le produce el desarrollo de una dimensión de la racionalidad humana que ha tenido a ser postergada en la comprensión occidental de la racionalidad. En el año 2003, Mardones publica una de sus reflexiones más consistentes y casi punto final de su recorrido humano: La vida del símbolo. En este escrito sigue la estela reflexiva comenzada en torno al pensamiento mítico-simbólico. En este nuevo ensayo el autor se esfuerza en mostrar que la racionalidad humana es mucho mayor que la racionalidad instrumental y que la racionalidad crítica. Para ello trata de identifica y describir con precisión las características que tiene el pensamiento mítico-simbólico. A continuación muestra que este tipo de razón es precisamente la que habita el mundo de la religión; este planteamiento es el que se convierte en el “leit motiv” del pensamiento que va desgranando a lo largo de las páginas de este libro. El autor trae a colación aquello que ya ha hecho notar en otros escritos: el fenómeno religioso no desaparece con la sociedad moderna secularizada sino que se recompone, se transforma y reaparece constantemente; este hecho muestra la limitación de la racionalidad secularizada para comprender la realidad humana; la razón objetivista ha desecado en cierta medida la vida humana reduciéndola a una de sus dimensiones pero dejando fuera una gran fuerza vital. Por ello, Mardones percibe que es clave la recuperación de la lógica simbólica, pero siempre dentro de un planteamiento sinfónico del ejercicio de la razón; es decir, no se trata de abandonar los logros de la razón crítica, se trata de producir sinfonía y evitar unilateralidades. Aunque planteado en estos términos parece que la reflexión es abstracta, Mardones tiene en mente un objetivo muy práctico: producir una transformación profunda en la vida de la Iglesia y de la sociedad. El libro ofrece un desarrollo muy sistemático, articulado. Parte de un diagnóstico de la cultura occidental donde ofrece una visión muy crítica que identifica un déficit y una mala comprensión de lo simbólico; se trata de una crisis antropológica y de sentido. A 16 continuación sitúa la crisis de la religión en ese contexto, pero al mismo tiempo presenta la religión como la oportunidad para recuperar esa dimensión simbólica necesaria para una vida sana de la sociedad. Tras una aplicación a la tradición cristiana (más específicamente a la católica), el autor lanza su proclama de regeneración de la sociedad a través de la recuperación auténtica de la razón simbólica. 3. La fe y la justicia El cristianismo, en general toda religión, no es principalmente un conjunto de nociones y conceptos intelectualmente comprensibles; es fundamentalmente una experiencia, una vivencia significativa para el desarrollo de la existencia personal y colectiva. Desde esa perspectiva, Mardones es un creyente profundamente comprometido con su fe cristiana y entiende que esa experiencia vital conlleva un talante profético y transformador de todas las estructuras y situaciones que en la sociedad producen alienación e injusticia. Al respecto, una reflexión importante es la relación que existe entre los proyectos y compromisos intrahistóricos y la escatología cristiana; este es precisamente el objeto de reflexión en su librito Esperanza cristiana y utopías intrahistóricas (1983) donde desarrolla algunas ideas que ya están presentes en su tesis doctoral en teología y que posteriormente elabora con más precisión y desarrollo sobre todo en la publicación Fe y política (1993) y en Recuperar la justicia. Religión y política en una sociedad laica (2005). Nuestro autor está persuadido del componente político que anida en una genuina experiencia cristiana, la cual desea ser transformadora de las condiciones de vida de los seres humanos, según el horizonte y los criterios que se reflejan en la predicación del Reino de los cielos. Sin embargo, Mardones vive un cierta situación de ruptura interna, en la medida que, en el contexto de finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, la sociedad española ha entrado en un cierto clima de indiferencia y de escepticismo respecto de la acción política; la dedicación política ha comenzado un claro declive desde el punto de vista de la valoración ciudadana. Buena parte de sus escritos en que se relaciona fe y política están dedicados a estudiar esta progresiva devaluación de la acción política, sus causas y sus consecuencias. En medio de esta crisis de ilusiones y de participación, Mardones sigue reivindicando la dimensión política que tiene el cristianismo. En una de sus últimas publicaciones (Recuperar la justicia) nuestro autor se muestra pesimista respecto a la evolución que van teniendo los acontecimientos y la conciencia 17 general: la tensión por el compromiso político va perdiendo fuerza y valor con el paso del tiempo, viéndose en la obligación de defender la dignidad de esa dedicación. En medio de ese contexto políticamente degenerativo y frustraste, con pérdida de ilusión y de horizonte, Mardones reivindicará la necesidad de mantener y de impulsar la lógica de un cristianismo mesiánico; en este sentido, una de las tesis que recorre sus escritos políticos es que la forma de hacer frente a la crisis, en perspectiva cristiana, es la profundización del cristianismo de tipo mesiánico que sea capaz de potenciar las solidaridades en el entramado de la sociedad. Desde la fe cristiana hay que trabajar por el establecimiento de una auténtica cultura de la solidaridad. 4. A modo de conclusión: aportes para una Sociología de la Religión Nuestro autor no se focaliza en un desarrollo de la Sociología de la Religión, ni desde el punto de vista teórico y práctico; aunque, ciertamente, está muy atento a toda la producción que se hace en ese campo. Su preocupación versa más sobre la condiciones del creer dentro del marco de la modernidad; pero no de cualquier creer, sino de la fe que abra caminos de liberación y plenitud a la humanidad (este aspecto ya no pertenece al quehacer sociológico). Sin embargo, su reflexión y evolución deja algunas sugerencias que pueden ser interesantes para una Sociología de la Religión: a) Concepto de religión: irreductibilidad y respeto por el fenómeno. El fenómeno religioso no se reduce a las estructuras sociales, culturales o psíquicas. Ciertamente, no es posible la religión al margen de ellas, pero ninguna de ellas es capaz de da cuenta cabal del fenómeno en su conjunto, y no solamente por falta de desarrollo científico en esas áreas, sino, más radicalmente, por la propia originalidad antropológica de la experiencia religiosa. La herencia intelectual que nos deja Mardones pone en guardia frente a todo intento de comprender la religión desde otros campos científicos sin respetar su originalidad irreductible. b) Condicionamiento socio-cultural del fenómeno religioso. No se puede entender adecuadamente la religión si su estudio se aísla de las coordenadas sociales y culturales en las que se inserta. Todo lo que el creyente experimenta dentro de su propia tradición religiosa está vivido culturalmente y psicológicamente; al margen de las estructuras y modos proporcionados por la cultura y de la propia estructura psicológica no es posible la experiencia religiosa. Por ello, el creer es siempre una experiencia limitada y condicionada: “no se cree lo que se quiere, sino lo que se puede y lo que permiten la tradición y el momento socio-cultural” (Mardones, 18 2003). Es por ello que el análisis de los condicionamientos económicos, políticos, sociales, culturales y psíquicos ayudan a la mejor comprensión de la experiencia religiosa. La fe es siempre una vivencia “contaminada” y nunca en estado puro. En este contexto, la sugerencia a la Sociología de la Religión es que analice los diferentes factores y condicionantes sociales que inciden en el fenómeno religioso pero evitando unilateralidades que privilegien un solo factor, lo cual pide un ejercicio constante de flexibilidad y de evitar los dogmatismos. Esto implica el cultivo de una multidisciplinariedad e interdisciplinariedad en el estudio de la religión: filosofía, antropología, sociología, teologías… Necesidad de datos empíricos, pero también de buenos marcos y teorías interpretativas. c) El fenómeno religioso condiciona la vida social. La experiencia religiosa no solo está condicionada, ella misma también actúa como elemento activo y condicionante dentro de las estructuras vitales en las que se desenvuelve el ser humano. Con la Escuela de Frankfurt, Mardones pone de relieve la capacidad alienadora y legitimadora que está presente en la religión, lo cual le convierte en una realidad potencialmente muy peligrosa (también llena de posibilidades); en el diálogo con Habermas, pondrá de relieve la propuesta utópica y de plenitud que late en la experiencia religiosa y que es irreductible a otros lenguajes; con el neoconservadurismo, nuestro autor pone de relieve los aportes que puede hacer la religión a las estructuras que constituyen y posibilitan la sociedad. En este contexto, Mardones invita a la Sociología de la Religión a profundizar en la intuición Durkheimiana que ve en la religión uno de los mejores “laboratorios” para comprender lo que acontece en la sociedad (Mardones, 1994). d) En la religión no todo vale. Pese a la atracción que puede ejercer el fenómeno religioso, pese a la intensidad de la experiencia y a la exterioridad notable que puede alcanzar en muchas manifestaciones socio-culturales, Mardones siempre reivindicará el sano ejercicio de la razón ilustrada: no todo vale. Pero junto con la aportación crítica de la postmodernidad, nuestro autor invita a ponerse en guardia frente a toda absolutización de una dimensión de la razón; la razón tiene múltiples dimensiones, cada una de las cuales lleva su propia lógica; para la recta comprensión de la religión, sin perder el aporte de la racionalidad ilustrada, será clave la integración de la lógica simbólica. La sugerencia es a caminar hacia una articulación sinfónica en el desarrollo de la racionalidad humana. 19 e) Un fenómeno en plena transformación. Pese a que la religión está formulada y vivida a través de grandes tradiciones que han acumulado mucha sabiduría y han establecido estructuras que parecen muy permanentes, el fenómeno religioso es una realidad viva y cambiante, abierta a transformaciones inéditas y sorprendentes. Ello hace que se presente con una multiplicidad de formas y apariencias. En este sentido, parece que la reflexión de nuestro autor sugiere a la Sociología de la Religión trabajar con un concepto flexible y abierto de lo que es el fenómeno religioso. Junto con las luces que aporta la reflexión de Mardones a una Sociología de la Religión, tal vez es también conveniente apuntar algunos elementos que resultan insuficientes o ambiguos. Con todo, hay que señalar que la muerte le sorprendió en plena efervescencia intelectual y en un tiempo en que su mismo pensamiento experimentaba una notable transformación; es probable que algunas de estas insuficiencias hubieran sido desarrolladas si el autor hubiera contado con más tiempo. a) Sobre el concepto de religión. El concepto mismo de religión que usa es ambiguo y cambiante en el tiempo. Parece que en algunas ocasiones trabaja con concepto de religión de tipo substancial dentro de la tradición de R. Otto, en el que entran bien las grandes tradiciones establecidas; en otros se inclina más hacia la corriente interpretativa simbólica (M. Eliade), lo que le permite identificar dimensiones religiosas en lo secular. En otras ocasiones no se siente cómodo con la diferenciación sagrado-profano. En alguna ocasión, tal vez siguiendo la huella de Weber, pareciera más partidario de no hacer ninguna definición. En una lectura transversal de la producción que nos ofrece Mardones al lector no le queda muy claro qué significado tiene la palabra religión. Con todo, hay que añadir que el foco principal de atención de nuestro autor es el cristianismo, y en ese caso desaparece el problema de definición anterior. b) Relación cultura religión. Desarrolla poco (o da muy por supuesto) la relación que hay entre cultura y religión. Mardones acepta la formula de P. Tillich en la que se propone que la religión es la substancia de la cultura y la cultura la forma de la religión (Mardones, 1994). Tal vez esta convicción está presente en toda la obra de nuestro autor, por lo menos es coherente con las tesis que aparecen en sus escritos. Desde el punto de vista de una Sociología de la Religión, sería conveniente el desarrollar más sistemáticamente la relación que se establece entre cultura y 20 religión; además de estudiar casos y manifestaciones particulares, el ofrecer un marco interpretativo de conjunto sería muy valioso. c) El pluralismo religioso. Desarrolla poco el tema de la religión en contexto de pluralismo religioso. A final de su vida va reflejando la reflexión que aparece en algunos autores que estudian el tema del pluralismo religioso y sus implicaciones para el mismo fenómeno religioso; especialmente presta atención a R. Panikkar. Lleva a formular que en el pluralismo está una de las claves de la evolución del fenómeno religioso. Probablemente se trata de una reflexión emergente en la vida de nuestro autor a la cual le hubiera dedicado mucha más atención en el futuro si hubiera podido disponer de más tiempo. 21 BIBLIOGRAFÍA Libros de J. M. 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