ESTILÍSTICA. LECCIÓN 2 Conceptos fundamentales de la estilística actual Entre los conceptos iniciales y básicos de la estilística moderna figuran los de lengua – lenguaje – habla, invariante – variante, paradigmática – sintagmática, oposición – contraste, selección – combinación; función, norma, connotación, efecto, factor estilístico, etc. La conocida tricotomía lengua – lenguaje – habla correlaciona directamente con sistema – estructura – uso. Simultaneando las dos tricotomías se ve que la lengua contiene las posibilidades sistemáticas (realizadas o irrealizadas) del conjunto de los modelos y tipos existentes. Por el lenguaje o la estructura se entienden las posibilidades realizadas del sistema (lengua). El habla se determina como la actualización o realización (funcionamiento) de la lengua y coincide con el uso porque solo mediante el último la lengua se convierte en el lenguaje. De lo expuesto, se deduce que los elementos de la lengua como un sistema abstracto presentan la invariante, es decir, elementos “depurados” de todas las especificidades individuales que son acondicionadas por las distintas situaciones comunicativas. Por consiguiente, las unidades del habla de diferentes niveles presentan las variantes que son elementos actualizadores de la lengua con todas sus particularidades individuales. El traspaso de la invariante a la variante, es decir, el traspaso de los elementos de la lengua a las unidades del habla se realizan según el esquema jerárquico dado: Conjunto de las Conjunto de los elementos unidades del habla de la lengua Texto --------------------Modelo del texto Enunciación------------Modelo de la oración Combinación ----------Modelo de la combinación (de palabras) Palabra-------------------Lexema Alomorfo----------------Morfema Alófono------------------Fonema La dicotomía conceptual de “paradigmática” vs “sintagmática” se basa en otra dicotomía “lengua” vs “habla” si bien este deslinde no se considera tan obvio ya que ambas relaciones tanto paradigmáticas como sintagmáticas caracterizan la lengua en su integridad. Sin embargo, estas relaciones evidencian la presencia de dos distintos aspectos en la lengua: la lengua como un sistema fuera del funcionamiento (habla) se caracteriza por las relaciones asociativas, en otras palabras, paradigmáticas. La paradigmática realiza ante todo las necesidades de la función nominativa de la lengua, por eso los nexos entre los elementos del paradigma se designan como oposición “o – o”, “ora – ora”: de una serie de elementos homofuncionales el hablante elige uno u otro elemento que sea más conveniente para el objetivo de la nominación. Aquel elemento de la oposición que contenga más información se estima marcado. La sintagmática presenta el conjunto de las relaciones lineales entre las unidades del habla de un mismo nivel en el marco de la unidad de nivel más alto, que se unen en la cadena hablada por las asociaciones de contigüidad. La sintagmática sirve, ante todo, para asegurar la función comunicativa de la lengua. Ya que en una misma situación se puede expresarse distintamente, los nexos entre los elementos del sintagma se designan como contraste “y – y”. Los conceptos de la selección y combinación se relacionan al habla. La selección es elección de un elemento paradigmático acondicionada por la necesidad nominativa. La combinación es uso de la unidad del habla en el sintagma acondicionada por la necesidad comunicativa. Tanto la selección como la combinación son determinadas por los objetivos comunicativos del hablante y dependen de los factores lingüísticos y extralingüísticos. Partiendo de las categorías y nociones de la lingüística, la estilística, siendo una ciencia, ha elaborado su aparato conceptual. A los conceptos y categorías más fundamentales atañen estilo, función, norma, connotación, efecto, factor estilístico, procedimiento estilístico, recursos expresivos, etc. El concepto de la connotación correlaciona con la denotación que designa el significado referencial, estilísticamente neutral de un signo lingüístico, por ej., “ciprés” es árbol de la familia de las cupresáceas, de 15 a 20 metros de altura, con tronco derecho, etc. Con el término “connotación” se denomina el significado asociativo secundario, estilísticamente marcado. Muchas connotaciones son resultado de experiencias colectivas de una comunidad lingüística. Así “el ciprés” definido antes en su acepción referencial directa adquirió una determinada connotación afectiva de lo fúnebre y triste debido a que la sociedad española ha dado en la costumbre de plantar estos árboles en los cementerios. Como regla, la connotación incluye cuatro componentes: emotivo, evaluativo o valorativo, expresivo y estilístico. La unidad idiomática tiene un componente emocional cuando expresa cierta emoción del comunicante: alegría, júbilo, cariño, pena, desdén, odio, etc. El componente evaluativo/valorativo aprecia positiva o negativamente algún fenómeno de parte del comunicante. El componente expresivo intensifica lo denotado por la palabra basándose en la transferecia semántica. El componente estilístico está correlacionado con cierto estilo funcional. Aunque la mayoría de las unidades idiomáticas estilísticamente marcadas revelan todos los cuatro componentes, existen aquellos, por ej., los términos que poseen solo la connotación estilística. El concepto de "la norma" correlaciona con la tricotomía del “sistema de la lengua”, “estructura de la lengua” y “el uso”. El sistema presenta las posibilidades sistemáticas de los modelos y tipos exitentes. La estructura comprende las posibilidades del sistema ya realizadas y coincide con la norma . El uso es correlato del sistema que abarca toda actividad idiomática y sus resultados. La norma es un conjunto de recursos del lenguaje usados regularmente y considerados socialmente obligatorios por una comunidad lingüística. Tradicionalmente, se destaca varias normas, a saber: 1) la norma idiomática o universal que es concerniente a una lengua nacional en sus diferencias usuales; se considera neutral, por eso no se estudia por la estilística; 2) la norma literaria tiene mucho que ver con la estilística. Nacida en la literatura clásica, en la actualidad, la norma literaria es “el habla patrón”, o sea el habla de la gente culta; 3) las normas de los estilos funcionales que varían en función de la situación comunicativa: oficial, coloquial, etc. La función estilística se define como el papel de los recursos idiomáticos que están ordenados regularmente y contribuyen a transmitir tanto el contenido lógico referencial del texto/discurso como la información connotativa (expresiva, evaluativa, emocional, etc.). El efecto estilístico puede ser considerado como una desviación colectiva o individual de la norma común; esta desviación deliberada se puede manifestar en todos los planos lingüísticos. El efecto estilístico resulta, pues, de la oposición y la comparación entre los elementos estilísticamente neutros y los estilísticamente marcados. Hay tres tipos fundamentales del aprovechamiento específico de los medios de expresión: la intelectualización, la automatización y la actualización. La intelectualización se revela, sobre todo, en el estilo funcional científico que se caracteriza por la objetividad, exactitud, impersonalidad; responde al esfuerzo de lograr el objetivo comunicativo adecuadamente usando terminología, oraciones de carácter apodíctico, elementos relacionantes específicos, etc. La automatización consiste en el uso de medios de expresión convencionales, que no añaden ninguna información adicional. Son frecuentes en los estilos estandartizados como cartas comerciales, estilo administrativo, etc. La actualización se manifiesta en el uso de medios idiomáticos poco corrientes y se nombra también la desautomatización. Es frecuente en los géneros de función estética. Los factores estilísticos son principio unificador en la elección y la combinación de los medios de espresión de un enunciado. El factor estilístico fundamental es la intención, la finalidad concreta, la función de la comunicación que se determina por el complejo de condiciones comunicativas. Este complejo incluye cuatro componentes: 1) el contenido del enunciado (factor lingüístico); 2) la situación; 3) la actitud del comunicante hacia la realidad; 4) su actitud hacia los interlocutores (tres factores extralingüísticos). Entre los factores estilísticos objetivos figuran: a) Función de la comunicación: simplemente comunicativa, informativa, directiva, estética, etc. b) Finalidad u objetivo de la comunicación: explicativa, apelativa, didáctica, cognitiva, etc. c) Actitud: solemne, formal/informal, humorística, irónica, etc. d e) Grado de previa preparación – espontaneidad o no espontaneidad – : discurso improvisado o preparado. Modo de concepción del tema: dinámico (en narraciones) o estático (en descripciones). f) Material fónico (comunicaciones habladas) o gráfico (comunicaciones escritas o impresas). h) Contexto: comunicaciones de grande o poco valor comunicativo dado el grado de competencia de los comunicantes. J) Forma de contacto de la comunicación: monólogo, diálogo, en directo, a distancia, en presencia de un público, discurso televisado, etc.