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18-Estética

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Capítulo 8 - ESTÉTICA
INTRODUCCIÓN
A veces se distingue entre la Estética y la Filosofía del arte, a veces se estima
que las dos forman una sola disciplina.
La Estética es el estudio filosófico sobre lo bello y sobre el arte. Si bien la
palabra arte implica la idea de belleza, en realidad estos dos términos son muy
diferentes. ¿Se puede afirmar que el “Guernica” de Picasso es bello? Posiblemente no
nos pondríamos de acuerdo, sin embargo la mayoría coincidiría en declararla una “obra
de arte”. La pregunta entonces es ¿cómo llegamos a esta conclusión? Bueno, en
términos generales creo que la filosofía del arte es la que se ocupa de lo que es una obra
de arte, de lo que hace que algo sea una obra de arte y todo lo demás. Al menos allí es
donde debemos empezar y ello sucede inevitablemente con la mayoría de los temas
filosóficos.
LA IDEA DE BELLEZA – PLATÓN
Para conocer los orígenes del estudio sistemático del arte, tenemos que
remitirnos al siglo IV a.C., en Atenas, donde el filósofo Platón enseñaba que la
verdadera naturaleza de las cosas efímeras del mundo, es la idea de belleza.
Existe una belleza por la que todas las cosas son bellas.
Platón
siglo IV a.C.
En el “Banquete”, Platón argumenta que la manifestación bella atrae a quien la
ve; a esa atracción la llama Eros, el dios griego del deseo. Impulsado por la atracción
erótica de lo bello, el filósofo trasciende la visión de lo que es bello y supera el mundo
sensible para alcanzar la contemplación de la idea pura de belleza.
La reflexión platónica sobre la belleza no tiene en cuenta la función que el arte
podría cumplir en la Estética. En realidad Platón tiene una pobre opinión de artistas y
poetas. Platón no escribía sobre la estética en cuanto que no escribía sobre el arte, sino
sobre el entretenimiento popular de su época, porque la Tragedia griega, como la
novela del siglo XVIII, o la telenovela de nuestros días son el entretenimiento popular,
y las razones que daba para tomar la tan polémica decisión de marginarla
completamente de la gran ciudad diseñada en la “República”, eran fundamentalmente
tres
1) Confunde lo auténtico con lo falso y uno termina creyendo que cosas
totalmente falsas son lo verdadero.
2) Representaciones totalmente falsas sobre la virtud son la verdadera
virtud: el éxito, la grandeza, el coraje o lo que sea, sirve
fundamentalmente para representar sólo a asuntos infames o violentos.
Después de todo, dice, una buena persona es bastante aburrida porque no
cambia mucho.
3) Es capaz de influenciar incluso al mejor de nosotros, para actuar en la
vida real de una manera en la que realmente nos avergonzaríamos si no
nos hubiéramos expuestos al arte.
“Lo bello en sí no es este objeto, ni aquel otro, si no algo que les comunica su propio carácter”.
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ESTÉTICA - Capítulo 8
En la “República”, Platón explica su concepción del arte como una traición a la
idea, al copiar la realidad el artista copia una copia, ya que el objeto sensible es una
copia de su idea. Platón desconfiaba de los poetas, porque creía que solían hablar sobre
cosas que no podían conocer verdaderamente:
“Para una buena sociedad sería mejor que no haya ninguno de ellos, en todo caso, no
se debería asignar la tarea de educar a los jóvenes”.
Al fin y al cabo creo que pensaba, que los filósofos eran los que tenían que
hacerlo, ya que supuestamente ellos eran los que sabían como diferenciar la realidad de
la ilusión.
LA POÉTICA - ARISTÓTELES
Aristóteles, discípulo de Platón, escribió la “Poética”, uno de los libros más
influyentes en la teoría del arte de todos los tiempos. Para muchos, la “Poética”
constituye una refutación a la crítica que Platón hace al arte, ya que, según Aristóteles,
provocar emociones fuertes tal como la compasión y el miedo, era bueno para los
atenienses.
Creo que la “Poética” si bien es una obra sumamente importante y magnífica, es
realmente muy simple; lo que dice es:
“Las obras tienen principio, medio y fin; no pueden ser demasiados largas ni
demasiados cortas; es mejor si tienen un final feliz que si no lo tienen; es mejor si sus personajes
son creíbles que si no lo son”.
Lo que él estaba haciendo aquí, es darnos los principios elementales que
demuestran que una obra puede ser escrita bien o mal. Porque Platón había argumentado
que escribir poesía no es un arte, que el poeta sólo sabe imitar la apariencia de un
general, de un marino, de un niño; pero además de saber como imitar la apariencia de
estas cosas o tal vez no hacerlo, es necesario aprender los principios sobre como
componer una obra; es por ello que la poesía es un arte, que es justamente lo que Platón
había negado al decir que los poetas solo trabajaban impulsados por la inspiración y sin
saber lo que hacían. A diferencia de Platón, Aristóteles no habla de la idea de belleza
pura, sino que analiza una forma artística específica: la Tragedia.
Las formas supremas de lo bello son la conformidad con las leyes, la simetría y la
determinación o delimitación.
Aristóteles
siglo IV a.C.
De su análisis de la tragedia, Aristóteles deduce reglas de composición; la más
famosa es la Regla de las tres unidades:
Unidad de acción
Unidad de tiempo
Unidad de lugar
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Capítulo 8 - ESTÉTICA
La unidad de acción implica que la tragedia debe representar una sola acción
sin tramas secundarias y que cada etapa de la acción debe ser consecuencia inevitable de
lo que sucedió previamente.
La unidad de tiempo especifica que la trama no debe exceder 24 horas.
La unidad de lugar, finalmente, consiste en que todo debía ocurrir en la misma
localización.
LA EDAD MEDIA – EL RENACIMIENTO
Pero, ¿qué pasó en la Edad Media? En el medioevo no hay una estética
propiamente dicha, en este período lo bello es absorbido por una fascinación arrolladora
por la dedicación a Dios. La teoría del arte fue reformulada meramente como técnica.
La estética comienza a plasmarse en pleno Renacimiento, a medida que los grandes
pensadores de la antigüedad fueron redescubiertos, y su obra traducida.
Los preceptos medievales comenzaron a quebrarse en el siglo XV, cuando el
arquitecto italiano Leone Battista Alberti (1404-1472), plantea que la belleza es
armonía y perfección. La belleza se establece al someter la obra a las leyes estéticas
objetivas que rigen a todo arte, y por lo tanto, está más allá de la subjetividad de los
gustos. La primera de estas leyes es el Principio del orden formal, la estética
neoclásica será entonces una estética de las proporciones, de la simetría, de la armonía y
del orden.
LA ESTÉTICA EN INGLATERRA
Las bases de la Estética, como se la estudia en la actualidad, surgieron en
Inglaterra en el siglo XVIII, durante un período de notable actividad intelectual. Aquí
encontramos el primer sistema moderno de arte, según el cual, las artes se mantenían
unidas a través de la imitación de la naturaleza; también encontramos la primera
formulación de desinterés estético, es decir, la idea de que existe una actitud especial de
desinterés hacia los problemas prácticos, la cual es esencial para valorar el arte.
Los artículos de Joseph Addinson (1642-1719) que conforman la obra “Los
placeres de la imaginación”, marca el comienzo de la teoría estética moderna, y la obra
de Francis Hutcheson (1694-1746) “Investigación sobre la belleza, el orden, la
armonía y el diseño”, constituye el primer tratamiento sistemático filosófico sobre el
tema.
La moral ocupaba un lugar principal en la obra de Hutcheson y de su
contemporáneo Anthony Ashley Cooper, primer conde de Shaftesbury (1671-1713).
El ideal a que debe aspirar el hombre y, a la vez, el fundamento de todo su obrar
es el ideal helénico de “lo bello y lo bueno”, de la armonía individual perfecta, que
es expresión de la armonía cósmica.
Anthony Ashley Cooper, conde de Shaftesbury
siglo XVIII
Shaftesbury consideraba que no se da un verdadero placer moral si no incluye lo
bello; lo bello y lo verdadero son una sola cosa. El origen de todo lo bello y todo lo
bueno es Dios, puesto que toda armonía es signo del orden divino (Moral del
sentimiento).
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ESTÉTICA - Capítulo 8
Hutchinson coincide con Shaftesbury en que el sentido moral es innato, pero
también cree que el sentido, tanto de la belleza como de la armonía, viene dado en el ser
humano. Hutchinson supone que la percepción de la belleza y la armonía no proceden
meramente de los sentidos externos, sino de un sentido interior que registra el fenómeno
de la belleza. Para que haya experiencia estética, el espectador u oyente, debe tener
cierto grado de conocimiento y tener una sensibilidad refinada, pero si bien estas
características son necesarias, no son suficientes: el sentido interior de la belleza es
innato y espontáneo.
Las ideas que la belleza y la armonía provocan en nuestra alma nos placen
necesaria e inmediatamente igual que las otras ideas sensibles.
Francis Hutchinson
siglo XVIII
LA ESTÉTICA EN EL CONTINENTE
En plena Ilustración y bajo el dominio del racionalismo más extremo, el
pensador alemán Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762), observó que el arte y
la belleza pertenecen a una zona intermedia entre la sensibilidad y la razón. El arte,
como la luz del alba, guía al hombre desde la oscuridad de lo meramente sensible, hacia
el conocimiento propiamente racional.
En la actualidad Baumgarten es mayormente recordado por haber acuñado el
término Estética, como así también por su influencia sobre Kant.
Immanuel Kant se ocupó del tema en la primera parte de su obra “Crítica del
Juicio”, donde desarrolló su propia teoría del arte y del gusto. En otra obra, “Crítica de
la razón práctica”, examina la acción humana y desarrolla las nociones de necesidad y
libertad, concluyendo que en la medida que esos dos ámbitos, el de la naturaleza y la
libertad, estén separados, el hombre queda desgarrado como ciudadano de dos reinos.
Kant proclama que es la experiencia estética la que permite reconciliar el determinismo
de la naturaleza con la libertad de la moral humana. La experiencia estética no está
limitada ni por la ley natural ni por la ley moral. En ese espacio de juego, la sensibilidad
y la razón se reconcilian mediante la imaginación.
En la “Crítica del juicio”, Kant dice: “En una pintura o en un poema, no existe nada
que no pueda ser tratado como algo bello”; la guerra, las furias, él enumera todo lo que
puede presentarse como algo bello, aunque en la realidad sea bastante feo, y dice: “lo
único feo que no puede embellecerse es lo desagradable” ¡fascinante!, tal vez no haya
desarrollado este tema, pero creo que tenía una teoría psicológica sobre la belleza, en la
que el placer desempeña un papel y lo desagradable causa dolor, en tanto que es la
naturaleza misma de lo desagradable lo que queremos hacer desaparecer; ¡es muy
interesante! También dice que la verdadera antinomia está compuesta por lo bello y lo
desagradable y no por lo bello y lo feo, ya que lo feo puede embellecerse; este tema si lo
desarrolló en un libro anterior.
Uno de los aspectos novedosos que introduce Kant, en contraste absoluto con
Baumgarten y la escuela racionalista, es su noción de que el juicio estético no obedece
una regla, sino que, como dice Hutchinson, se basa en un sentimiento. Si bien todos los
juicios sobre lo bello son subjetivos, ya que se basan en un sentimiento, este puede se
un sentimiento compartido; no obstante, como se basan en un sentimiento, no hay
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Capítulo 8 - ESTÉTICA
principio que lo determine y no puede haber, por lo tanto, una ciencia exacta sobre lo
bello.
Kant estaba absolutamente en lo cierto cuando dijo que el juicio del gusto, es
decir “esto es bello”, no está regido por conceptos, por lo cual no se puede hacer una
descripción que sugiera que el objeto es bello; no es posible decir “es blanca y
simétrica, tiene un aspecto peculiar y su doncella está a su lado en la cama y por lo
tanto, es bella”, no se puede hacer eso, pero el motivo no es que “bello” sea un
concepto peculiar, como él pensaba, sino porque el juicio del gusto no es una
conclusión, es una hipótesis, o mejor dicho, una suposición sobre lo que va a suceder
cuando uno pase un tiempo con este objeto; pero, como dije, no se puede decir de
antemano que es lo que va a suceder; es por eso que me gusta pensarlo en función de lo
que dijo Stendhal, –seudónimo de Henry Boyle (1783-1842)– al definir la belleza
como una promesa de felicidad. Es una promesa que no es necesario cumplir, o peor,
que puede cumplirse y ser perjudicial para uno, y uno no lo sabe.
Kant afirma que lo que causa satisfacción en el juicio estético, es la forma pura
que se experimenta en una contemplación desinteresada, Kant retoma la valoración del
artista como creador, originalmente formulada por Addison, inspirado por el “Tratado
sobre lo sublime” de Cayo Casio Longinus (213-273), aunque es corrientemente citado
como Pseudo Longinus, y la formula de un modo sumamente excluyente y original. La
noción de Kant del “artista genio”, sostiene que el artista es considerado no como
artesano hábil, sino como individuo excepcionalmente sensible y superior. Es en la obra
del genio, es en la obra del artista inspirado, donde la naturaleza muestra su cara oculta.
A través del genio la naturaleza proporciona reglas al arte.
Immanuel Kant
siglo XVIII
Lo estético, dice Kant, es independiente y no puede estar al servicio de fines
ajenos a él; es finalidad sin fin. Lo bello no es reconocido objetivamente como un valor
absoluto, sino que tiene solo relación con el sujeto; el hecho de las distintas
apreciaciones contradictorias sobre lo bello no es, sin embargo, el producto de esta
necesaria referencia a la subjetividad, sino al hecho de que la actitud del sujeto sea
siempre plena y puramente desinteresada, dedicada a la contemplación. La prioridad del
juicio estético requiere, a pesar de su referencia al sujeto, el desprendimiento en éste de
cuanto sea ajeno al desinterés y a la finalidad sin fin. Esta concepción de la estética,
llamada subjetiva, ha sido proseguida a través del siglo XIX y durante buena parte del
XX, por gran número de pensadores quienes, sin embargo, han mezclado las tesis
subjetivas con las objetivas, o han tendido a una concepción puramente axiológica
como, por otro lado, está ya preformada en el propio Kant.
EL ROMANTICISMO
A fines del siglo XVIII, Friedrich von Schiller (1759-1805) retomó y amplió
las ideas de Kant. Schiller articuló su propuesta de una educación estética entendida
como formación de un hombre puramente libre. Sostiene que el arte hace al hombre más
humano, y es la condición necesaria de cualquier orden social que no pretenda basarse
en la coerción totalitaria, sino en la libertad racional.
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ESTÉTICA - Capítulo 8
Cuando cultivamos nuestras facultades estéticas, cultivamos nuestras facultades
morales, tanto así, que la educación estética hace superflua una educación moral.
Friedrich von Schiller
siglo XVIII
Schiller, influido por Shaftesbury, por Leibniz y sobre todo por Kant, mantuvo
en sus reflexiones morales y estéticas la doctrina que, sin negar la validez universal y
absoluta del Imperativo moral, procura integrar en él el contenido sensible dado en las
tendencias naturales. Situado el hombre entre la necesidad de la naturaleza y la libertad
de la voluntad, su misión es, según Schiller, someter a la naturaleza sin sacrificarla,
hacer de la moralidad en el hombre una segunda naturaleza arraigada en su sensibilidad.
Schiller ve en el estético el estado más valioso, pero lo estético no consiste
simplemente en una posición intermedia entre la necesidad y la libertad, en una
atenuación del rigorismo de la ley moral por la libertad inherente a las formas de
belleza, lo estético es la condición de la moralidad, la forma que adopta la conciliación
de lo sensible y de lo moral.
La teoría kantiana del genio tendrá gran importancia en la formación del
Romanticismo, cuya principal característica puede encontrarse en la referencia dada a la
figura del artista. Los románticos consideraban al talento personal como un valor en si
mismo y lo tomaron como algo innato. Como Kant, creían que no hay Academia en el
mundo que pudiera enseñar a crear una obra maestra; de esta manera, el culto del genio
individual y anticonvencional que había comenzado con los filósofos ingleses del siglo
XVIII, ocupó un lugar principal en la estética. En el siglo XIX sólo unos pocos hubieran
dudado en afirmar que la concepción romántica, era la última palabra en estética.
HEGEL
El filósofo alemán Georg Wilhelm Frederick Hegel en sus “Lecciones de
estética”, dictadas entre 1817 y 1829, distinguió tres edades en la Historia del Arte, el
Arte Oriental o Simbólico que se expresa mediante alegorías, el Arte clásico y el Arte
romántico.
Hegel alega que mediante el arte, el hombre expresa claramente lo que es y lo
que puede ser; en el arte lo material resulta esencialmente espiritualizado y el arte
romántico corresponde a la plenitud de tal espiritualización.
La obra de arte no existe solo para la intuición sensible como objeto sensible sino
asimismo para el espíritu. Lo bello se determina como la apariencia o el reflejo
sensible de la idea, del absoluto.
George W. F. Hegel
siglo XIX
Arthur C.Danto (n.1924), profesor emérito de filosofía en la Universidad de
Columbia dice, “Creo que el libro más importante de Hegel fue Estética; el propósito
de Estética fue argumentar que el arte ya no es necesario, que su realidad está llegando
ya a su fin. Era adecuado para una cierta época, antes de que los seres humanos, la
filosofía se volviesen lo suficientemente fuertes para abordar el tipo de preguntas que el
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Capítulo 8 - ESTÉTICA
arte puede abordar. Hegel tiene esa maravillosa idea de que el arte podía presentar los
valores que definen la vida humana en representaciones simbólicas, en estatuas, en
imágenes, y los seres humanos dependían mucho de las imágenes para aprender el
significado de la vida. Hegel pensaba, que habíamos llegado a un punto en que ya no
necesitábamos al arte, como si fuera un área que perteneciera a la infancia de la
Humanidad”
Al presentar la dialéctica histórica del arte, Hegel la concibió como un proceso
completo y no abierto a futuros despliegues. El arte romántico es la culminación de esa
evolución y no cabe esperar avances ulteriores. Hegel representa un punto de inflexión
en la estética, porque rechaza la teoría del arte como representación, por ejemplo que el
arte imita la naturaleza y facilita el camino para la aparición de las teorías del arte como
expresión que predominarán en el siglo XX.
SCHOPENHAUER – LA MÚSICA
En la misma época en que la reflexión estética de Hegel alzaba vuelo, otro
filósofo alemán, Arthur Schopenhauer, ubicó al arte en el centro de su propio
pensamiento. Influenciado por el hinduismo, Schopenhauer plantea que el mundo es
solo un tejido de apariencias urdido por nuestro intelecto; la realidad es en si sólo
voluntad de vivir que late en lo más profundo de todo lo que hay, no solo en los seres
orgánicos, sino incluso en la naturaleza inanimada. Esta fuerza ciega, este impulso de
ser, se nos revela en la contemplación artística. La música, sobre todo, encarna la
voluntad misma en su ímpetu y energía incesantes. Para Schopenhauer, como para
ningún otro filósofo, la música era la máxima expresión de las bellas artes; el arte
romántico, el arte del siglo.
La teoría de Schopenhauer sobre la música como encarnación de la voluntad, fue
una de sus más importantes contribuciones a la reflexión estética.
Entre las diversas artes, la música merece un lugar especial. A diferencia de las
demás, la música no corresponde a las ideas, sino que, como las ideas mismas, es
revelación inmediata de la voluntad…La música es, por ello, el arte más universal
y profundo, el lenguaje universal en grado sumo…Todo arte es liberador: el
placer que procura es la cesación del dolor de la necesidad, cesación alcanzada
merced al desasimiento del conocimiento respecto a la voluntad y a su actitud de
contemplación desinteresada. Pero la liberación del arte es, sin embargo, siempre
temporal y parcial. No redime al hombre de la vida sino por breves instantes y no
es un camino para sustraerse a la vida, sino sólo un alivio de la vida misma. El
camino de la liberación total es por esto mismo, distinto e independiente del arte.
Arthur Schopenhauer
“El mundo como voluntad y representación”
NIETSCHE – LA TRAGEDIA
Schopenhauer influyó en los primeros pasos del filósofo, poeta y filólogo
alemán Friedrich Nietsche, quien rechazó el pesimismo de aquél y reinterpretó la
voluntad, como voluntad de poder. En su obra “El origen de la tragedia”, afirma que el
arte es un gran SI a la vida, más allá de lo lógico y racional. El arte, dice Nietsche.
Consta de dos principios: el apolíneo y el dionisíaco.
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ESTÉTICA - Capítulo 8
El apolíneo remite a Apolo, dios de las imágenes nítidas que aparecen bajo la luz
solar y de las imágenes borrosas del sueño. Se lo asocia a lo visual, lo figurativo, lo
imaginario. En las artes plásticas predomina lo apolíneo, es un principio de alegría, de
purificación a través de la imagen.
El principio dionisíaco del arte remite a Dionisio, el dios de la embriaguez; se lo
asocia a la disolución del Yo, a la pérdida de límites, al delirio. En la poesía lírica y la
música prevalece lo dionisíaco, es un principio de goce donde desaparece la
individuación para sumergirse en la voluntad universal. Él creía algo muy interesante,
era que ambas tendencias o aspectos de la naturaleza humana se combinaban en lo que
denominaba “la mayor expresión artística del mundo”, a saber, la tragedia griega
ateniense, que representa lo dionisíaco en el coro, que está presente aquí como un grupo
que baila, canta y comenta la acción y luego la acción en el escenario que siempre se
desarrolla en función de personajes individuales, y cuya historia central, según Nietsche,
gira en torno al héroe individual, que intenta hacer más que lo que un individuo es capaz
de hacer, se destruye en el proceso, pero no obstante lo celebra, ya que de cierto modo
es inevitable que los grandes seres humanos traten de hacer precisamente eso.
En todo arte se produce la combinación y síntesis de ambos principios. El estado
espiritual propio del arte es mitológico.
El aporte de Nietsche no es tanto la elaboración de una estética, sino una
invocación de ese estado espiritual sagrado, festivo, mitológico.
Solo el arte puede reemplazar a las antiguas mitologías.
Friedrich Nietsche
siglo XIX
EL ARTE EN EL SIGLO XX
Y así llegamos al siglo XX. El problema más acuciante y persistente que
enfrenta la estética contemporánea, es la noción misma de “arte”. En la primera mitad
del siglo, la visión dominante fue la que se conoció como la Teoría del arte como
expresión, cuyo defensor más famoso tal vez sea León Tolstoi (1828-1910) y que fuera
formulada definitivamente en 1938 por el filósofo de Oxford Robin George
Collingwood (1889-1951). Esta teoría afirmaba que el arte es la expresión de un
sentimiento, definiendo expresión y sentimiento de distintas maneras.
En la segunda mitad del siglo XX, los filósofos se impacientaron por las
definiciones predominantes de “arte”, en mayor medida por la pasión que los artistas
vanguardistas depositaron en estas teorías, quienes se negaron a producir objetos que
correspondieran con dichas definiciones. En respuesta a esto, algunos se volcaron hacia
la nueva filosofía del lenguaje promovida por Ludwig Wittgenstein en su influyente
obra “Investigaciones Filosóficas”, publicada por primera vez en 1953. Desde su
cátedra en la Universidad de Cambridge, este filósofo de origen austriaco, desarrolló su
revolucionaria teoría sobre los usos del lenguaje; para entender una palabra hay que
entender a sus usos habituales, porque ella no es nada fuera de esos usos. Por ejemplo,
no existe una verdadera esencia de “fruta” como quería el platonismo, lo que hay es una
serie de entidades como manzanas, ciruelas, naranjas y demás que tienen un “aire de
familia”. El “aire de familia” justifica que se les de una denominación común: la palabra
“fruta”.
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Capítulo 8 - ESTÉTICA
¿Creen ustedes que yo tengo una teoría? ¿Creen que estoy diciendo qué es esto y
aquello? Yo describo; doy ejemplos. Para estar en claro acerca de las palabras
estéticas ustedes tienen que describir modos de vida.
Ludwig Wittgenstein
siglo XX
En 1956 el filósofo Morris Weitz retomó la noción de “aire de familia”
postulada por Wittgenstein y la aplicó al arte, afirmando que no hay condiciones
necesarias ni suficientes para que algo sea considerado una “obra de arte”, lo mejor que
puede hacerse es identificar un conjunto formal de semejanzas.
Sostengo, pues, que la propia naturaleza aventurera y expansiva del arte, sus
constantes cambios e innovaciones hacen que sea lógicamente imposible
determinar un criterio de definición.
Morris Weitz
siglo XX
Como las formas artísticas no son estáticas, ninguna teoría del arte es realmente
posible y los intentos por llegar a una definición de arte, deben abandonarse.
La argumentación de Weitz justifica que, por ejemplo, el artista plástico Marcel
Duchamp (1887-1968) exhiba como arte un mingitorio sacado de su contexto práctico
habitual. Si el concepto “arte” deriva de los “juegos lingüísticos” en que esa palabra es
empleada, es arte lo que así llamamos, sea lo que sea. Se llamó “ready made” el objeto
de producción industrial presentado como “obra artística”.
La Teoría institucional del arte llegó a una conclusión similar, su mayor
exponente fue George Dickie (n.1926), quien propuso fundamentalmente que una obra
de arte podía ser cualquier cosa que la institución del mundo del arte considere como
tal. Se abre un mundo de posibilidades de experimentación artística: el siglo XX se
caracterizó por la fuerza y la originalidad de sus vanguardias. El dadaísmo, el cubismo,
el surrealismo, el pop-art y otros movimientos exploraron la forma y la materia de lo
artístico. La idea de belleza fue casi olvidada.
Transcribo aquí una lectura que hice de la opinión al respecto del antes citado
Arthur C.Danto:
“Podría decirse que la idea de belleza estuvo fuera del tapete, durante mucho tiempo
nadie hablaba sobre ella en la década del 60, creo que fue muy interesante que desapareciera
no solamente del discurso filosófico de avanzada. Un grupo de filósofos analíticos, Richard
Wolheim (1923-2003), George Dickie, uno o dos más y yo, nunca hablábamos sobre la belleza,
y yo particularmente, consideraba que era bueno que no lo hiciéramos, no creo que nadie
supiera como abordarla, pero no parecía ser necesario cuando estaba abordando este tema, y
no desapareció solamente de la filosofía, desapareció del arte por completo, ya que a fines de la
década del 60 existía el consenso generalizado de que una obra de arte podía tener el aspecto
que quisiera, con lo cual no debía ser necesariamente bella. No quiere decir esto que no pudiera
serlo, sino que la belleza ya no era condición necesaria; entonces desaparece del arte, porque el
arte está evolucionando y ampliando sus metas y desaparece de la filosofía, porque cualquier
filósofo que estuviera al tanto de lo que estaba sucediendo, advertía que no había lugar para
ella en la definición”.
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ESTÉTICA - Capítulo 8
Al no imitar la naturaleza, ni someterse a pautas fijas o modelos previos, la obra
de vanguardia rápidamente genera encendidas polémicas. Experiencias
anticonvencionales, como las de Andy Warhol (1931-1987), John Cage (1912-1992) y
otros artistas vanguardistas, están aceptadas hoy en día como parte de la cultura popular.
No obstante, no debemos olvidar que en la segunda mitad del siglo XX representaron un
quiebre revolucionario.
Recurramos nuevamente a un filósofo y crítico de arte contemporáneo, como es
Arthur Danto:
“Cage fue profundamente revolucionario cuando en 1952 presentó una pieza para
piano famosa, denominada 4 minutos y 33 segundos, en la cual el pianista se sentaba frente al
piano, cerraba la tapa, contaba los compases que había para el primer movimiento, lo abría
nuevamente –había tres o cuatro movimientos–, pero en total duraban 4 minutos y 33
segundos, y lo interesante de esos 4 minutos y 33 segundos era que no había silencio, pero
nada de lo que uno podía identificar como el sonido de piano, había, más bien, todos los otros
sonidos, toses, bostezos, las bocinas de los automóviles que pasaban por la calle, el sonido de
los pájaros, en fin, todo lo que uno borra simplemente de la experiencia artística; la pieza de
Cage, esa es la experiencia artística, y eso es muy profundo. Hubo un poco de revuelo cuando
presentó la obra por primera vez, porque el pública esperaba oír a Cage tocar el piano, pero
Cage se sentó y escuchó al mundo.
En especial en la década del 60 todo cambió muy radicalmente; ya he escrito varias
veces sobre esta experiencia tan fuerte que tuve cuando fui a la exposición de Andy Warhol en
la “Stable Gallery” ubicada en la calle 74, este, de Nueva York; era un espectáculo del cual todos
hablaron. ¿Has visto el espectáculo de Warhol? Decían todos. Marcaba el ritmo del mundo
artístico, no era posible seguir adelante sin haberlo visto. Entré a la exposición y allí estaban
todas esas pilas de lo que parecían ser cajas de supermercado, ya he escrito sobre la caja de
“Brillo Box” (jabón), pero éstas eran cajas de copos de maíz Kellog’s, de Ketchup Hines, de sopas
Campbell y estaban apiladas muy prolijamente en las dos salas de la Galería, que dicho sea de
paso, fue incorporada al Museo Whitney, pero que en ese momento, era una galería
vanguardista muy importante. Fue una revelación para mi, porque fue la primera vez que pude
ver cómo pensar filosóficamente sobre el arte, nunca había sabido como hacerlo y no había
nada en los libros que pudieran habérmelo enseñado, y, acá estaba esta pregunta lista para
hacerse, y estaban estas cajas en una galería de arte, y ¡se las vendía como obras de arte! Y
parecían exactamente iguales a las cajas de supermercado, a las que no se las consideraban arte
en absoluto, sino que eran lo que uno llamaría “cosas”, meramente reales, objetos utilitarios,
parte de la vida diaria. Entonces, ¿cuál era la diferencia entre las dos?, y esa pregunta, para mi,
era algo increíble que nunca antes podría haberse hecho. Debía formularse desde el interior del
arte moderno, pero en 1964-1965, en realidad en la década de los 60 en general, pasó a ser una
de las principales posibilidades artísticas, y para mi fue una de las cosas más interesantes que
podré haber imaginado jamás”
Tal vez me haya extendido más de lo conveniente, dado el plan establecido
previamente, pero me pareció interesante reproducir estas palabras de un crítico y
filósofo del arte tan destacado y conocido, como es Danto, para tener un panorama de
los conceptos sobre arte que se manejan en la actualidad.
EL ARTE MASIVO – LA NOVELA
Poco a poco, el arte de vanguardia fue inevitablemente absorbido por la sociedad
de consumo; a principios del siglo XX se menospreciaba al arte masivo, hoy no se duda
en reconocer como arte al jazz, el cinematógrafo, la comedia musical, la fotografía, el
comics, el relato de ciencia ficción etc. Donde sea que uno mire, el arte nos inunda, nos
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Capítulo 8 - ESTÉTICA
asedia, nos hundimos en arte, si es que hundirse puede considerarse como algo positivo;
la televisión contiene arte, la música popular contiene arte, la novela, que ahora es
considerada como el paradigma de la literatura de alto nivel artístico, era vista en sus
comienzos, no más de 250 años atrás, como el peor tipo de arte popular. Samuel
Coleridge (1772-1834) la denuncia diciendo que no se trata de un pasatiempo, sino un
tiempo muerto, dijo: “allí donde la novela predomine, la mente humana habrá
desaparecido”, y sin embargo, hoy en día se la considera una fórmula muy prestigiosa y
admirable de arte y no podemos apartarnos de ella. Pero no todos están conformes con
el arte actual y la falta de artistas destacados, es por ello que se considera que se transita
una época de decadencia intelectual.
Los períodos en que el arte no tiene un representante de altura, en que falta el pan
transfigurado, son períodos de decadencia espiritual.
Vasili Kandinsky
(1866-1944)
Frederic Jameson (n.1934) en la segunda parte de su obra “Una modernidad
singular” (Editorial Gedisa, 2005), realiza una crítica del modernismo estético y de su
ideología dominante sustentada en la “autonomía estética”.
En 1934 el filósofo norteamericano John Dewey (1859-1952) afirmó que la
estética se encuentra siempre vinculada a la sociedad como un todo, el arte contribuye a
realizar la vida de un pueblo; este enfoque ha sido calificado de “sociologista”.
El sentimiento en una obra de arte no es una experiencia meramente personal,
sino que debe tener un carácter universal
John Dewey
siglo XX
TECNOLOGÍA Y ARTE – LA TELEVISIÓN
El filósofo alemán Wather Benjamin (1892-1940) afirmó en 1936 que el
concepto de arte ha sido revolucionado también por los avances tecnológicos que han
permitido acceder a la reproducción ilimitada del objeto artístico.
La obra de arte ya no se caracteriza por su unicidad e irreproducibilidad; un
cuadro es único, pero un “póster” no lo es; una película se puede proyectar
simultáneamente en cientos de salas cinematográficas; un programa de televisión puede
ser visto por los espectadores de todo el mundo y puede ser repetido o grabado. La
estética se ve obligada a ocuparse de esta nueva realidad y en particular, del poder de la
televisión.
Creo que actualmente la televisión mundial en general es reconocida como un
medio que puede contener arte, no creo que toda televisión es arte, más aun, creo que la
mayor parte no es arte ni nada que se le aproxime, y esa mínima porción de arte no es
vista más que por pocas personas en proporción con las que se intoxican con la
“televisión basura”; esta televisión que puede ser novedosa, comercial, destinada a
vender, la hay de todo tipo; así como el pintar, no siempre es arte ya que se pueden
pintar paredes, hacer avisos publicitarios, decorar casas o también hacer arte. Al igual
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ESTÉTICA - Capítulo 8
que una pintura, puede haber sido creada para hacer arte, o puede convertirse en arte sin
que esa haya sido su razón de ser.
La televisión se la puede comparar con la escritura, algunas obras escritas son
literarias aunque la mayoría no lo es, así también parte de la televisión es artística (por
así decirlo), pero la mayor parte no. Creo que los intelectuales serios no le prestaron
debida atención o si lo hicieron, por lo general la denunciaron en su totalidad, o la
defendieron de un modo no particularmente útil.
Algunos contenidos televisivos son realmente muy buenos, no hay duda sobre
ello, sin embargo los académicos e intelectuales todavía sospechan de la televisión,
porque suelen considerarla como algo monolítico: una sola cosa que deben o bien
aceptar o rechazar en su totalidad.
EPÍLOGO
La estética contemporánea involucra al observador en la creación del objeto
artístico requiriendo una nueva sensibilidad, tanto del artista como del público. ¿Qué
valoramos en una obra de arte? ¿Será tal vez que provoque en nosotros sentimientos o
respuestas cognitivas? ¿O es algo mucho más complejo? Por ejemplo, creo que para
valorar una obra de arte no es suficiente decir “¡es magnífica!”, valorar una obra de arte
no significa simplemente que a uno le guste; valorarla es vivirla, lo cual implica en un
nivel muy elemental, no en un nivel altamente filosófico, cambiar los hábitos. Si usted
encuentra una obra de arte que le gusta, va a verla o leerla o escucharla o lo que sea,
hablará con otras personas que la hayan visto o escuchado u observado, leerá diferentes
libros, conocerá diferentes personas, irá a diferentes lugares adonde nunca había ido. En
otras palabras, cuando le gusta de esa manera, usted cambia su vida habitual a causa de
ello, y la pregunta es ¿qué efecto produce a largo plazo? Muchas personas creen que si
el arte se valora, es porque debe producir efectos buenos, me refiero a moralmente
buenos.
El origen del compromiso filosófico con el arte, que hoy denominamos
“estética”, se remonta al origen mismo de la filosofía en la Grecia clásica. En ese
entonces, la estética ya estaba involucrada con el artista, la obra de arte y el público. El
énfasis puede estar tanto en uno de estos tres componentes por separado, como en los
tres juntos, creando así una dialéctica intrincada.
Así como el arte tiene su historia, la filosofía del arte también tiene la suya,
hemos pasado por los principales momentos de esa historia y ahora llegamos al final de
nuestro recorrido, pero este es un final abierto, porque la historia de la estética está
incluida en la historia de la condición humana y esta se despliega siempre hacia
horizontes ilimitados e impredecibles. Quedémonos con estas últimas citas de Hegel.
“El arte se basa en la ignorancia de la realidad.”
“El arte tiene en común con la religión y la filosofía su objeto final que es la
expresión y la revelación de lo divino”
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