Capítulo 8 - ESTÉTICA INTRODUCCIÓN A veces se distingue entre la Estética y la Filosofía del arte, a veces se estima que las dos forman una sola disciplina. La Estética es el estudio filosófico sobre lo bello y sobre el arte. Si bien la palabra arte implica la idea de belleza, en realidad estos dos términos son muy diferentes. ¿Se puede afirmar que el “Guernica” de Picasso es bello? Posiblemente no nos pondríamos de acuerdo, sin embargo la mayoría coincidiría en declararla una “obra de arte”. La pregunta entonces es ¿cómo llegamos a esta conclusión? Bueno, en términos generales creo que la filosofía del arte es la que se ocupa de lo que es una obra de arte, de lo que hace que algo sea una obra de arte y todo lo demás. Al menos allí es donde debemos empezar y ello sucede inevitablemente con la mayoría de los temas filosóficos. LA IDEA DE BELLEZA – PLATÓN Para conocer los orígenes del estudio sistemático del arte, tenemos que remitirnos al siglo IV a.C., en Atenas, donde el filósofo Platón enseñaba que la verdadera naturaleza de las cosas efímeras del mundo, es la idea de belleza. Existe una belleza por la que todas las cosas son bellas. Platón siglo IV a.C. En el “Banquete”, Platón argumenta que la manifestación bella atrae a quien la ve; a esa atracción la llama Eros, el dios griego del deseo. Impulsado por la atracción erótica de lo bello, el filósofo trasciende la visión de lo que es bello y supera el mundo sensible para alcanzar la contemplación de la idea pura de belleza. La reflexión platónica sobre la belleza no tiene en cuenta la función que el arte podría cumplir en la Estética. En realidad Platón tiene una pobre opinión de artistas y poetas. Platón no escribía sobre la estética en cuanto que no escribía sobre el arte, sino sobre el entretenimiento popular de su época, porque la Tragedia griega, como la novela del siglo XVIII, o la telenovela de nuestros días son el entretenimiento popular, y las razones que daba para tomar la tan polémica decisión de marginarla completamente de la gran ciudad diseñada en la “República”, eran fundamentalmente tres 1) Confunde lo auténtico con lo falso y uno termina creyendo que cosas totalmente falsas son lo verdadero. 2) Representaciones totalmente falsas sobre la virtud son la verdadera virtud: el éxito, la grandeza, el coraje o lo que sea, sirve fundamentalmente para representar sólo a asuntos infames o violentos. Después de todo, dice, una buena persona es bastante aburrida porque no cambia mucho. 3) Es capaz de influenciar incluso al mejor de nosotros, para actuar en la vida real de una manera en la que realmente nos avergonzaríamos si no nos hubiéramos expuestos al arte. “Lo bello en sí no es este objeto, ni aquel otro, si no algo que les comunica su propio carácter”. 187 ESTÉTICA - Capítulo 8 En la “República”, Platón explica su concepción del arte como una traición a la idea, al copiar la realidad el artista copia una copia, ya que el objeto sensible es una copia de su idea. Platón desconfiaba de los poetas, porque creía que solían hablar sobre cosas que no podían conocer verdaderamente: “Para una buena sociedad sería mejor que no haya ninguno de ellos, en todo caso, no se debería asignar la tarea de educar a los jóvenes”. Al fin y al cabo creo que pensaba, que los filósofos eran los que tenían que hacerlo, ya que supuestamente ellos eran los que sabían como diferenciar la realidad de la ilusión. LA POÉTICA - ARISTÓTELES Aristóteles, discípulo de Platón, escribió la “Poética”, uno de los libros más influyentes en la teoría del arte de todos los tiempos. Para muchos, la “Poética” constituye una refutación a la crítica que Platón hace al arte, ya que, según Aristóteles, provocar emociones fuertes tal como la compasión y el miedo, era bueno para los atenienses. Creo que la “Poética” si bien es una obra sumamente importante y magnífica, es realmente muy simple; lo que dice es: “Las obras tienen principio, medio y fin; no pueden ser demasiados largas ni demasiados cortas; es mejor si tienen un final feliz que si no lo tienen; es mejor si sus personajes son creíbles que si no lo son”. Lo que él estaba haciendo aquí, es darnos los principios elementales que demuestran que una obra puede ser escrita bien o mal. Porque Platón había argumentado que escribir poesía no es un arte, que el poeta sólo sabe imitar la apariencia de un general, de un marino, de un niño; pero además de saber como imitar la apariencia de estas cosas o tal vez no hacerlo, es necesario aprender los principios sobre como componer una obra; es por ello que la poesía es un arte, que es justamente lo que Platón había negado al decir que los poetas solo trabajaban impulsados por la inspiración y sin saber lo que hacían. A diferencia de Platón, Aristóteles no habla de la idea de belleza pura, sino que analiza una forma artística específica: la Tragedia. Las formas supremas de lo bello son la conformidad con las leyes, la simetría y la determinación o delimitación. Aristóteles siglo IV a.C. De su análisis de la tragedia, Aristóteles deduce reglas de composición; la más famosa es la Regla de las tres unidades: Unidad de acción Unidad de tiempo Unidad de lugar 188 Capítulo 8 - ESTÉTICA La unidad de acción implica que la tragedia debe representar una sola acción sin tramas secundarias y que cada etapa de la acción debe ser consecuencia inevitable de lo que sucedió previamente. La unidad de tiempo especifica que la trama no debe exceder 24 horas. La unidad de lugar, finalmente, consiste en que todo debía ocurrir en la misma localización. LA EDAD MEDIA – EL RENACIMIENTO Pero, ¿qué pasó en la Edad Media? En el medioevo no hay una estética propiamente dicha, en este período lo bello es absorbido por una fascinación arrolladora por la dedicación a Dios. La teoría del arte fue reformulada meramente como técnica. La estética comienza a plasmarse en pleno Renacimiento, a medida que los grandes pensadores de la antigüedad fueron redescubiertos, y su obra traducida. Los preceptos medievales comenzaron a quebrarse en el siglo XV, cuando el arquitecto italiano Leone Battista Alberti (1404-1472), plantea que la belleza es armonía y perfección. La belleza se establece al someter la obra a las leyes estéticas objetivas que rigen a todo arte, y por lo tanto, está más allá de la subjetividad de los gustos. La primera de estas leyes es el Principio del orden formal, la estética neoclásica será entonces una estética de las proporciones, de la simetría, de la armonía y del orden. LA ESTÉTICA EN INGLATERRA Las bases de la Estética, como se la estudia en la actualidad, surgieron en Inglaterra en el siglo XVIII, durante un período de notable actividad intelectual. Aquí encontramos el primer sistema moderno de arte, según el cual, las artes se mantenían unidas a través de la imitación de la naturaleza; también encontramos la primera formulación de desinterés estético, es decir, la idea de que existe una actitud especial de desinterés hacia los problemas prácticos, la cual es esencial para valorar el arte. Los artículos de Joseph Addinson (1642-1719) que conforman la obra “Los placeres de la imaginación”, marca el comienzo de la teoría estética moderna, y la obra de Francis Hutcheson (1694-1746) “Investigación sobre la belleza, el orden, la armonía y el diseño”, constituye el primer tratamiento sistemático filosófico sobre el tema. La moral ocupaba un lugar principal en la obra de Hutcheson y de su contemporáneo Anthony Ashley Cooper, primer conde de Shaftesbury (1671-1713). El ideal a que debe aspirar el hombre y, a la vez, el fundamento de todo su obrar es el ideal helénico de “lo bello y lo bueno”, de la armonía individual perfecta, que es expresión de la armonía cósmica. Anthony Ashley Cooper, conde de Shaftesbury siglo XVIII Shaftesbury consideraba que no se da un verdadero placer moral si no incluye lo bello; lo bello y lo verdadero son una sola cosa. El origen de todo lo bello y todo lo bueno es Dios, puesto que toda armonía es signo del orden divino (Moral del sentimiento). 189 ESTÉTICA - Capítulo 8 Hutchinson coincide con Shaftesbury en que el sentido moral es innato, pero también cree que el sentido, tanto de la belleza como de la armonía, viene dado en el ser humano. Hutchinson supone que la percepción de la belleza y la armonía no proceden meramente de los sentidos externos, sino de un sentido interior que registra el fenómeno de la belleza. Para que haya experiencia estética, el espectador u oyente, debe tener cierto grado de conocimiento y tener una sensibilidad refinada, pero si bien estas características son necesarias, no son suficientes: el sentido interior de la belleza es innato y espontáneo. Las ideas que la belleza y la armonía provocan en nuestra alma nos placen necesaria e inmediatamente igual que las otras ideas sensibles. Francis Hutchinson siglo XVIII LA ESTÉTICA EN EL CONTINENTE En plena Ilustración y bajo el dominio del racionalismo más extremo, el pensador alemán Alexander Gottlieb Baumgarten (1714-1762), observó que el arte y la belleza pertenecen a una zona intermedia entre la sensibilidad y la razón. El arte, como la luz del alba, guía al hombre desde la oscuridad de lo meramente sensible, hacia el conocimiento propiamente racional. En la actualidad Baumgarten es mayormente recordado por haber acuñado el término Estética, como así también por su influencia sobre Kant. Immanuel Kant se ocupó del tema en la primera parte de su obra “Crítica del Juicio”, donde desarrolló su propia teoría del arte y del gusto. En otra obra, “Crítica de la razón práctica”, examina la acción humana y desarrolla las nociones de necesidad y libertad, concluyendo que en la medida que esos dos ámbitos, el de la naturaleza y la libertad, estén separados, el hombre queda desgarrado como ciudadano de dos reinos. Kant proclama que es la experiencia estética la que permite reconciliar el determinismo de la naturaleza con la libertad de la moral humana. La experiencia estética no está limitada ni por la ley natural ni por la ley moral. En ese espacio de juego, la sensibilidad y la razón se reconcilian mediante la imaginación. En la “Crítica del juicio”, Kant dice: “En una pintura o en un poema, no existe nada que no pueda ser tratado como algo bello”; la guerra, las furias, él enumera todo lo que puede presentarse como algo bello, aunque en la realidad sea bastante feo, y dice: “lo único feo que no puede embellecerse es lo desagradable” ¡fascinante!, tal vez no haya desarrollado este tema, pero creo que tenía una teoría psicológica sobre la belleza, en la que el placer desempeña un papel y lo desagradable causa dolor, en tanto que es la naturaleza misma de lo desagradable lo que queremos hacer desaparecer; ¡es muy interesante! También dice que la verdadera antinomia está compuesta por lo bello y lo desagradable y no por lo bello y lo feo, ya que lo feo puede embellecerse; este tema si lo desarrolló en un libro anterior. Uno de los aspectos novedosos que introduce Kant, en contraste absoluto con Baumgarten y la escuela racionalista, es su noción de que el juicio estético no obedece una regla, sino que, como dice Hutchinson, se basa en un sentimiento. Si bien todos los juicios sobre lo bello son subjetivos, ya que se basan en un sentimiento, este puede se un sentimiento compartido; no obstante, como se basan en un sentimiento, no hay 190 Capítulo 8 - ESTÉTICA principio que lo determine y no puede haber, por lo tanto, una ciencia exacta sobre lo bello. Kant estaba absolutamente en lo cierto cuando dijo que el juicio del gusto, es decir “esto es bello”, no está regido por conceptos, por lo cual no se puede hacer una descripción que sugiera que el objeto es bello; no es posible decir “es blanca y simétrica, tiene un aspecto peculiar y su doncella está a su lado en la cama y por lo tanto, es bella”, no se puede hacer eso, pero el motivo no es que “bello” sea un concepto peculiar, como él pensaba, sino porque el juicio del gusto no es una conclusión, es una hipótesis, o mejor dicho, una suposición sobre lo que va a suceder cuando uno pase un tiempo con este objeto; pero, como dije, no se puede decir de antemano que es lo que va a suceder; es por eso que me gusta pensarlo en función de lo que dijo Stendhal, –seudónimo de Henry Boyle (1783-1842)– al definir la belleza como una promesa de felicidad. Es una promesa que no es necesario cumplir, o peor, que puede cumplirse y ser perjudicial para uno, y uno no lo sabe. Kant afirma que lo que causa satisfacción en el juicio estético, es la forma pura que se experimenta en una contemplación desinteresada, Kant retoma la valoración del artista como creador, originalmente formulada por Addison, inspirado por el “Tratado sobre lo sublime” de Cayo Casio Longinus (213-273), aunque es corrientemente citado como Pseudo Longinus, y la formula de un modo sumamente excluyente y original. La noción de Kant del “artista genio”, sostiene que el artista es considerado no como artesano hábil, sino como individuo excepcionalmente sensible y superior. Es en la obra del genio, es en la obra del artista inspirado, donde la naturaleza muestra su cara oculta. A través del genio la naturaleza proporciona reglas al arte. Immanuel Kant siglo XVIII Lo estético, dice Kant, es independiente y no puede estar al servicio de fines ajenos a él; es finalidad sin fin. Lo bello no es reconocido objetivamente como un valor absoluto, sino que tiene solo relación con el sujeto; el hecho de las distintas apreciaciones contradictorias sobre lo bello no es, sin embargo, el producto de esta necesaria referencia a la subjetividad, sino al hecho de que la actitud del sujeto sea siempre plena y puramente desinteresada, dedicada a la contemplación. La prioridad del juicio estético requiere, a pesar de su referencia al sujeto, el desprendimiento en éste de cuanto sea ajeno al desinterés y a la finalidad sin fin. Esta concepción de la estética, llamada subjetiva, ha sido proseguida a través del siglo XIX y durante buena parte del XX, por gran número de pensadores quienes, sin embargo, han mezclado las tesis subjetivas con las objetivas, o han tendido a una concepción puramente axiológica como, por otro lado, está ya preformada en el propio Kant. EL ROMANTICISMO A fines del siglo XVIII, Friedrich von Schiller (1759-1805) retomó y amplió las ideas de Kant. Schiller articuló su propuesta de una educación estética entendida como formación de un hombre puramente libre. Sostiene que el arte hace al hombre más humano, y es la condición necesaria de cualquier orden social que no pretenda basarse en la coerción totalitaria, sino en la libertad racional. 191 ESTÉTICA - Capítulo 8 Cuando cultivamos nuestras facultades estéticas, cultivamos nuestras facultades morales, tanto así, que la educación estética hace superflua una educación moral. Friedrich von Schiller siglo XVIII Schiller, influido por Shaftesbury, por Leibniz y sobre todo por Kant, mantuvo en sus reflexiones morales y estéticas la doctrina que, sin negar la validez universal y absoluta del Imperativo moral, procura integrar en él el contenido sensible dado en las tendencias naturales. Situado el hombre entre la necesidad de la naturaleza y la libertad de la voluntad, su misión es, según Schiller, someter a la naturaleza sin sacrificarla, hacer de la moralidad en el hombre una segunda naturaleza arraigada en su sensibilidad. Schiller ve en el estético el estado más valioso, pero lo estético no consiste simplemente en una posición intermedia entre la necesidad y la libertad, en una atenuación del rigorismo de la ley moral por la libertad inherente a las formas de belleza, lo estético es la condición de la moralidad, la forma que adopta la conciliación de lo sensible y de lo moral. La teoría kantiana del genio tendrá gran importancia en la formación del Romanticismo, cuya principal característica puede encontrarse en la referencia dada a la figura del artista. Los románticos consideraban al talento personal como un valor en si mismo y lo tomaron como algo innato. Como Kant, creían que no hay Academia en el mundo que pudiera enseñar a crear una obra maestra; de esta manera, el culto del genio individual y anticonvencional que había comenzado con los filósofos ingleses del siglo XVIII, ocupó un lugar principal en la estética. En el siglo XIX sólo unos pocos hubieran dudado en afirmar que la concepción romántica, era la última palabra en estética. HEGEL El filósofo alemán Georg Wilhelm Frederick Hegel en sus “Lecciones de estética”, dictadas entre 1817 y 1829, distinguió tres edades en la Historia del Arte, el Arte Oriental o Simbólico que se expresa mediante alegorías, el Arte clásico y el Arte romántico. Hegel alega que mediante el arte, el hombre expresa claramente lo que es y lo que puede ser; en el arte lo material resulta esencialmente espiritualizado y el arte romántico corresponde a la plenitud de tal espiritualización. La obra de arte no existe solo para la intuición sensible como objeto sensible sino asimismo para el espíritu. Lo bello se determina como la apariencia o el reflejo sensible de la idea, del absoluto. George W. F. Hegel siglo XIX Arthur C.Danto (n.1924), profesor emérito de filosofía en la Universidad de Columbia dice, “Creo que el libro más importante de Hegel fue Estética; el propósito de Estética fue argumentar que el arte ya no es necesario, que su realidad está llegando ya a su fin. Era adecuado para una cierta época, antes de que los seres humanos, la filosofía se volviesen lo suficientemente fuertes para abordar el tipo de preguntas que el 192 Capítulo 8 - ESTÉTICA arte puede abordar. Hegel tiene esa maravillosa idea de que el arte podía presentar los valores que definen la vida humana en representaciones simbólicas, en estatuas, en imágenes, y los seres humanos dependían mucho de las imágenes para aprender el significado de la vida. Hegel pensaba, que habíamos llegado a un punto en que ya no necesitábamos al arte, como si fuera un área que perteneciera a la infancia de la Humanidad” Al presentar la dialéctica histórica del arte, Hegel la concibió como un proceso completo y no abierto a futuros despliegues. El arte romántico es la culminación de esa evolución y no cabe esperar avances ulteriores. Hegel representa un punto de inflexión en la estética, porque rechaza la teoría del arte como representación, por ejemplo que el arte imita la naturaleza y facilita el camino para la aparición de las teorías del arte como expresión que predominarán en el siglo XX. SCHOPENHAUER – LA MÚSICA En la misma época en que la reflexión estética de Hegel alzaba vuelo, otro filósofo alemán, Arthur Schopenhauer, ubicó al arte en el centro de su propio pensamiento. Influenciado por el hinduismo, Schopenhauer plantea que el mundo es solo un tejido de apariencias urdido por nuestro intelecto; la realidad es en si sólo voluntad de vivir que late en lo más profundo de todo lo que hay, no solo en los seres orgánicos, sino incluso en la naturaleza inanimada. Esta fuerza ciega, este impulso de ser, se nos revela en la contemplación artística. La música, sobre todo, encarna la voluntad misma en su ímpetu y energía incesantes. Para Schopenhauer, como para ningún otro filósofo, la música era la máxima expresión de las bellas artes; el arte romántico, el arte del siglo. La teoría de Schopenhauer sobre la música como encarnación de la voluntad, fue una de sus más importantes contribuciones a la reflexión estética. Entre las diversas artes, la música merece un lugar especial. A diferencia de las demás, la música no corresponde a las ideas, sino que, como las ideas mismas, es revelación inmediata de la voluntad…La música es, por ello, el arte más universal y profundo, el lenguaje universal en grado sumo…Todo arte es liberador: el placer que procura es la cesación del dolor de la necesidad, cesación alcanzada merced al desasimiento del conocimiento respecto a la voluntad y a su actitud de contemplación desinteresada. Pero la liberación del arte es, sin embargo, siempre temporal y parcial. No redime al hombre de la vida sino por breves instantes y no es un camino para sustraerse a la vida, sino sólo un alivio de la vida misma. El camino de la liberación total es por esto mismo, distinto e independiente del arte. Arthur Schopenhauer “El mundo como voluntad y representación” NIETSCHE – LA TRAGEDIA Schopenhauer influyó en los primeros pasos del filósofo, poeta y filólogo alemán Friedrich Nietsche, quien rechazó el pesimismo de aquél y reinterpretó la voluntad, como voluntad de poder. En su obra “El origen de la tragedia”, afirma que el arte es un gran SI a la vida, más allá de lo lógico y racional. El arte, dice Nietsche. Consta de dos principios: el apolíneo y el dionisíaco. 193 ESTÉTICA - Capítulo 8 El apolíneo remite a Apolo, dios de las imágenes nítidas que aparecen bajo la luz solar y de las imágenes borrosas del sueño. Se lo asocia a lo visual, lo figurativo, lo imaginario. En las artes plásticas predomina lo apolíneo, es un principio de alegría, de purificación a través de la imagen. El principio dionisíaco del arte remite a Dionisio, el dios de la embriaguez; se lo asocia a la disolución del Yo, a la pérdida de límites, al delirio. En la poesía lírica y la música prevalece lo dionisíaco, es un principio de goce donde desaparece la individuación para sumergirse en la voluntad universal. Él creía algo muy interesante, era que ambas tendencias o aspectos de la naturaleza humana se combinaban en lo que denominaba “la mayor expresión artística del mundo”, a saber, la tragedia griega ateniense, que representa lo dionisíaco en el coro, que está presente aquí como un grupo que baila, canta y comenta la acción y luego la acción en el escenario que siempre se desarrolla en función de personajes individuales, y cuya historia central, según Nietsche, gira en torno al héroe individual, que intenta hacer más que lo que un individuo es capaz de hacer, se destruye en el proceso, pero no obstante lo celebra, ya que de cierto modo es inevitable que los grandes seres humanos traten de hacer precisamente eso. En todo arte se produce la combinación y síntesis de ambos principios. El estado espiritual propio del arte es mitológico. El aporte de Nietsche no es tanto la elaboración de una estética, sino una invocación de ese estado espiritual sagrado, festivo, mitológico. Solo el arte puede reemplazar a las antiguas mitologías. Friedrich Nietsche siglo XIX EL ARTE EN EL SIGLO XX Y así llegamos al siglo XX. El problema más acuciante y persistente que enfrenta la estética contemporánea, es la noción misma de “arte”. En la primera mitad del siglo, la visión dominante fue la que se conoció como la Teoría del arte como expresión, cuyo defensor más famoso tal vez sea León Tolstoi (1828-1910) y que fuera formulada definitivamente en 1938 por el filósofo de Oxford Robin George Collingwood (1889-1951). Esta teoría afirmaba que el arte es la expresión de un sentimiento, definiendo expresión y sentimiento de distintas maneras. En la segunda mitad del siglo XX, los filósofos se impacientaron por las definiciones predominantes de “arte”, en mayor medida por la pasión que los artistas vanguardistas depositaron en estas teorías, quienes se negaron a producir objetos que correspondieran con dichas definiciones. En respuesta a esto, algunos se volcaron hacia la nueva filosofía del lenguaje promovida por Ludwig Wittgenstein en su influyente obra “Investigaciones Filosóficas”, publicada por primera vez en 1953. Desde su cátedra en la Universidad de Cambridge, este filósofo de origen austriaco, desarrolló su revolucionaria teoría sobre los usos del lenguaje; para entender una palabra hay que entender a sus usos habituales, porque ella no es nada fuera de esos usos. Por ejemplo, no existe una verdadera esencia de “fruta” como quería el platonismo, lo que hay es una serie de entidades como manzanas, ciruelas, naranjas y demás que tienen un “aire de familia”. El “aire de familia” justifica que se les de una denominación común: la palabra “fruta”. 194 Capítulo 8 - ESTÉTICA ¿Creen ustedes que yo tengo una teoría? ¿Creen que estoy diciendo qué es esto y aquello? Yo describo; doy ejemplos. Para estar en claro acerca de las palabras estéticas ustedes tienen que describir modos de vida. Ludwig Wittgenstein siglo XX En 1956 el filósofo Morris Weitz retomó la noción de “aire de familia” postulada por Wittgenstein y la aplicó al arte, afirmando que no hay condiciones necesarias ni suficientes para que algo sea considerado una “obra de arte”, lo mejor que puede hacerse es identificar un conjunto formal de semejanzas. Sostengo, pues, que la propia naturaleza aventurera y expansiva del arte, sus constantes cambios e innovaciones hacen que sea lógicamente imposible determinar un criterio de definición. Morris Weitz siglo XX Como las formas artísticas no son estáticas, ninguna teoría del arte es realmente posible y los intentos por llegar a una definición de arte, deben abandonarse. La argumentación de Weitz justifica que, por ejemplo, el artista plástico Marcel Duchamp (1887-1968) exhiba como arte un mingitorio sacado de su contexto práctico habitual. Si el concepto “arte” deriva de los “juegos lingüísticos” en que esa palabra es empleada, es arte lo que así llamamos, sea lo que sea. Se llamó “ready made” el objeto de producción industrial presentado como “obra artística”. La Teoría institucional del arte llegó a una conclusión similar, su mayor exponente fue George Dickie (n.1926), quien propuso fundamentalmente que una obra de arte podía ser cualquier cosa que la institución del mundo del arte considere como tal. Se abre un mundo de posibilidades de experimentación artística: el siglo XX se caracterizó por la fuerza y la originalidad de sus vanguardias. El dadaísmo, el cubismo, el surrealismo, el pop-art y otros movimientos exploraron la forma y la materia de lo artístico. La idea de belleza fue casi olvidada. Transcribo aquí una lectura que hice de la opinión al respecto del antes citado Arthur C.Danto: “Podría decirse que la idea de belleza estuvo fuera del tapete, durante mucho tiempo nadie hablaba sobre ella en la década del 60, creo que fue muy interesante que desapareciera no solamente del discurso filosófico de avanzada. Un grupo de filósofos analíticos, Richard Wolheim (1923-2003), George Dickie, uno o dos más y yo, nunca hablábamos sobre la belleza, y yo particularmente, consideraba que era bueno que no lo hiciéramos, no creo que nadie supiera como abordarla, pero no parecía ser necesario cuando estaba abordando este tema, y no desapareció solamente de la filosofía, desapareció del arte por completo, ya que a fines de la década del 60 existía el consenso generalizado de que una obra de arte podía tener el aspecto que quisiera, con lo cual no debía ser necesariamente bella. No quiere decir esto que no pudiera serlo, sino que la belleza ya no era condición necesaria; entonces desaparece del arte, porque el arte está evolucionando y ampliando sus metas y desaparece de la filosofía, porque cualquier filósofo que estuviera al tanto de lo que estaba sucediendo, advertía que no había lugar para ella en la definición”. 195 ESTÉTICA - Capítulo 8 Al no imitar la naturaleza, ni someterse a pautas fijas o modelos previos, la obra de vanguardia rápidamente genera encendidas polémicas. Experiencias anticonvencionales, como las de Andy Warhol (1931-1987), John Cage (1912-1992) y otros artistas vanguardistas, están aceptadas hoy en día como parte de la cultura popular. No obstante, no debemos olvidar que en la segunda mitad del siglo XX representaron un quiebre revolucionario. Recurramos nuevamente a un filósofo y crítico de arte contemporáneo, como es Arthur Danto: “Cage fue profundamente revolucionario cuando en 1952 presentó una pieza para piano famosa, denominada 4 minutos y 33 segundos, en la cual el pianista se sentaba frente al piano, cerraba la tapa, contaba los compases que había para el primer movimiento, lo abría nuevamente –había tres o cuatro movimientos–, pero en total duraban 4 minutos y 33 segundos, y lo interesante de esos 4 minutos y 33 segundos era que no había silencio, pero nada de lo que uno podía identificar como el sonido de piano, había, más bien, todos los otros sonidos, toses, bostezos, las bocinas de los automóviles que pasaban por la calle, el sonido de los pájaros, en fin, todo lo que uno borra simplemente de la experiencia artística; la pieza de Cage, esa es la experiencia artística, y eso es muy profundo. Hubo un poco de revuelo cuando presentó la obra por primera vez, porque el pública esperaba oír a Cage tocar el piano, pero Cage se sentó y escuchó al mundo. En especial en la década del 60 todo cambió muy radicalmente; ya he escrito varias veces sobre esta experiencia tan fuerte que tuve cuando fui a la exposición de Andy Warhol en la “Stable Gallery” ubicada en la calle 74, este, de Nueva York; era un espectáculo del cual todos hablaron. ¿Has visto el espectáculo de Warhol? Decían todos. Marcaba el ritmo del mundo artístico, no era posible seguir adelante sin haberlo visto. Entré a la exposición y allí estaban todas esas pilas de lo que parecían ser cajas de supermercado, ya he escrito sobre la caja de “Brillo Box” (jabón), pero éstas eran cajas de copos de maíz Kellog’s, de Ketchup Hines, de sopas Campbell y estaban apiladas muy prolijamente en las dos salas de la Galería, que dicho sea de paso, fue incorporada al Museo Whitney, pero que en ese momento, era una galería vanguardista muy importante. Fue una revelación para mi, porque fue la primera vez que pude ver cómo pensar filosóficamente sobre el arte, nunca había sabido como hacerlo y no había nada en los libros que pudieran habérmelo enseñado, y, acá estaba esta pregunta lista para hacerse, y estaban estas cajas en una galería de arte, y ¡se las vendía como obras de arte! Y parecían exactamente iguales a las cajas de supermercado, a las que no se las consideraban arte en absoluto, sino que eran lo que uno llamaría “cosas”, meramente reales, objetos utilitarios, parte de la vida diaria. Entonces, ¿cuál era la diferencia entre las dos?, y esa pregunta, para mi, era algo increíble que nunca antes podría haberse hecho. Debía formularse desde el interior del arte moderno, pero en 1964-1965, en realidad en la década de los 60 en general, pasó a ser una de las principales posibilidades artísticas, y para mi fue una de las cosas más interesantes que podré haber imaginado jamás” Tal vez me haya extendido más de lo conveniente, dado el plan establecido previamente, pero me pareció interesante reproducir estas palabras de un crítico y filósofo del arte tan destacado y conocido, como es Danto, para tener un panorama de los conceptos sobre arte que se manejan en la actualidad. EL ARTE MASIVO – LA NOVELA Poco a poco, el arte de vanguardia fue inevitablemente absorbido por la sociedad de consumo; a principios del siglo XX se menospreciaba al arte masivo, hoy no se duda en reconocer como arte al jazz, el cinematógrafo, la comedia musical, la fotografía, el comics, el relato de ciencia ficción etc. Donde sea que uno mire, el arte nos inunda, nos 196 Capítulo 8 - ESTÉTICA asedia, nos hundimos en arte, si es que hundirse puede considerarse como algo positivo; la televisión contiene arte, la música popular contiene arte, la novela, que ahora es considerada como el paradigma de la literatura de alto nivel artístico, era vista en sus comienzos, no más de 250 años atrás, como el peor tipo de arte popular. Samuel Coleridge (1772-1834) la denuncia diciendo que no se trata de un pasatiempo, sino un tiempo muerto, dijo: “allí donde la novela predomine, la mente humana habrá desaparecido”, y sin embargo, hoy en día se la considera una fórmula muy prestigiosa y admirable de arte y no podemos apartarnos de ella. Pero no todos están conformes con el arte actual y la falta de artistas destacados, es por ello que se considera que se transita una época de decadencia intelectual. Los períodos en que el arte no tiene un representante de altura, en que falta el pan transfigurado, son períodos de decadencia espiritual. Vasili Kandinsky (1866-1944) Frederic Jameson (n.1934) en la segunda parte de su obra “Una modernidad singular” (Editorial Gedisa, 2005), realiza una crítica del modernismo estético y de su ideología dominante sustentada en la “autonomía estética”. En 1934 el filósofo norteamericano John Dewey (1859-1952) afirmó que la estética se encuentra siempre vinculada a la sociedad como un todo, el arte contribuye a realizar la vida de un pueblo; este enfoque ha sido calificado de “sociologista”. El sentimiento en una obra de arte no es una experiencia meramente personal, sino que debe tener un carácter universal John Dewey siglo XX TECNOLOGÍA Y ARTE – LA TELEVISIÓN El filósofo alemán Wather Benjamin (1892-1940) afirmó en 1936 que el concepto de arte ha sido revolucionado también por los avances tecnológicos que han permitido acceder a la reproducción ilimitada del objeto artístico. La obra de arte ya no se caracteriza por su unicidad e irreproducibilidad; un cuadro es único, pero un “póster” no lo es; una película se puede proyectar simultáneamente en cientos de salas cinematográficas; un programa de televisión puede ser visto por los espectadores de todo el mundo y puede ser repetido o grabado. La estética se ve obligada a ocuparse de esta nueva realidad y en particular, del poder de la televisión. Creo que actualmente la televisión mundial en general es reconocida como un medio que puede contener arte, no creo que toda televisión es arte, más aun, creo que la mayor parte no es arte ni nada que se le aproxime, y esa mínima porción de arte no es vista más que por pocas personas en proporción con las que se intoxican con la “televisión basura”; esta televisión que puede ser novedosa, comercial, destinada a vender, la hay de todo tipo; así como el pintar, no siempre es arte ya que se pueden pintar paredes, hacer avisos publicitarios, decorar casas o también hacer arte. Al igual 197 ESTÉTICA - Capítulo 8 que una pintura, puede haber sido creada para hacer arte, o puede convertirse en arte sin que esa haya sido su razón de ser. La televisión se la puede comparar con la escritura, algunas obras escritas son literarias aunque la mayoría no lo es, así también parte de la televisión es artística (por así decirlo), pero la mayor parte no. Creo que los intelectuales serios no le prestaron debida atención o si lo hicieron, por lo general la denunciaron en su totalidad, o la defendieron de un modo no particularmente útil. Algunos contenidos televisivos son realmente muy buenos, no hay duda sobre ello, sin embargo los académicos e intelectuales todavía sospechan de la televisión, porque suelen considerarla como algo monolítico: una sola cosa que deben o bien aceptar o rechazar en su totalidad. EPÍLOGO La estética contemporánea involucra al observador en la creación del objeto artístico requiriendo una nueva sensibilidad, tanto del artista como del público. ¿Qué valoramos en una obra de arte? ¿Será tal vez que provoque en nosotros sentimientos o respuestas cognitivas? ¿O es algo mucho más complejo? Por ejemplo, creo que para valorar una obra de arte no es suficiente decir “¡es magnífica!”, valorar una obra de arte no significa simplemente que a uno le guste; valorarla es vivirla, lo cual implica en un nivel muy elemental, no en un nivel altamente filosófico, cambiar los hábitos. Si usted encuentra una obra de arte que le gusta, va a verla o leerla o escucharla o lo que sea, hablará con otras personas que la hayan visto o escuchado u observado, leerá diferentes libros, conocerá diferentes personas, irá a diferentes lugares adonde nunca había ido. En otras palabras, cuando le gusta de esa manera, usted cambia su vida habitual a causa de ello, y la pregunta es ¿qué efecto produce a largo plazo? Muchas personas creen que si el arte se valora, es porque debe producir efectos buenos, me refiero a moralmente buenos. El origen del compromiso filosófico con el arte, que hoy denominamos “estética”, se remonta al origen mismo de la filosofía en la Grecia clásica. En ese entonces, la estética ya estaba involucrada con el artista, la obra de arte y el público. El énfasis puede estar tanto en uno de estos tres componentes por separado, como en los tres juntos, creando así una dialéctica intrincada. Así como el arte tiene su historia, la filosofía del arte también tiene la suya, hemos pasado por los principales momentos de esa historia y ahora llegamos al final de nuestro recorrido, pero este es un final abierto, porque la historia de la estética está incluida en la historia de la condición humana y esta se despliega siempre hacia horizontes ilimitados e impredecibles. Quedémonos con estas últimas citas de Hegel. “El arte se basa en la ignorancia de la realidad.” “El arte tiene en común con la religión y la filosofía su objeto final que es la expresión y la revelación de lo divino” 198