“El éxito es un viaje, no un destino” Denomino a éste texto una maravillosa carta de navegación, donde nuestro rumbo es el éxito y el puerto al cual arribaremos serán nuestros sueños. Cuando sabemos a dónde vamos realmente la navegación se hace más emocionante. No nos debemos confundir en con una errada concepción del éxito, basada en riqueza, sentimientos especiales como la felicidad, posiciones valiosas, cosas materiales, poder, logros. Debemos conocer nuestro propósito, es decir tener un rumbo definido, a través del cual desarrollemos nuestro crecimiento, mientras más nivel de creencia, mayor potencia tendremos. Cuando conocemos nuestro sueño tenemos una ruta establecida, lo que nos da marcación y distancia al puerto anhelado, mientras mayor es el sueño mayor velocidad desarrollamos para llegar a alcanzarlo. Un sueño nos permite establecer prioridades, desarrollar una gran actitud creyendo en sí mismos, viendo oportunidades donde quiera y enfocándonos en las soluciones. Es muy importante que seamos marinos motivadores dispuestos a superar las dificultades y tratarlas con suficiente resiliencia y así disfrutar de una travesía inolvidable. Cuando viajamos lo correcto es aprovechar nuestro tiempo, llevar con nosotros crecimiento, enseñanza y desarrollo personal, todo ello quedará registrado en la bitácora de ésa singladura. Los temores se han de enfrentar y vencer mientras el fracaso representa una oportunidad para ser mejores. Si hay adversidades tomemos puntos de referencia para no rendirnos ante el desaliento o la desesperación, sin importar los obstáculos que se interpongan. Naveguemos con una tripulación correcta, que piense en grande y sea compatible con sus sueños. Debemos hacer que las cosas sucedan, agregar valor e inspirar a otros y de forma muy particular incluyo esta frase: “Pidamos a Dios que nos permita tener días felices y nos enseñe a repartir felicidad, así llegaremos a puerto seguro con sueños hechos realidad”. Draiza Medina Alvarez.