Subido por Jorge Eduardo España Aguilar

Sentencia despido por gravidez

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Expediente 3608-2011
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APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO
EXPEDIENTE 3608-2011
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, dos de marzo de dos mil doce.
En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de veintiocho de
julio de dos mil once, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y
Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por la entidad Sal y Pimienta,
Sociedad Anónima, a través de su Gerente General y Representante Legal, Rodrigo
Alvarado Anguiano, contra la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y
Previsión Social. La postulante actuó con el patrocinio de la abogada Jessica Rocxana
Mayén Alvarado. Es ponente en este caso el Magistrado Vocal III, Roberto Molina Barreto,
quien expresa el parecer del Tribunal.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el dieciséis de marzo de dos mil once, en la
Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto reclamado:
sentencia de tres de noviembre de dos mil diez, dictada por la Sala Segunda de la Corte
de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, que revocó la emitida el treinta de julio de
dos mil diez por el Juzgado Primero de Trabajo y Previsión Social, que declaró sin lugar la
demanda ordinaria laboral promovida por Lesbia Azucena Villarreal González. C)
Violaciones que denuncia: a los derechos de defensa e igualdad, así como a los
principios del debido proceso y seguridad jurídica. D) Hechos que motivan el amparo:
lo expuesto por la postulante se resume: D.1) Producción del acto reclamado: a)
Lesbia Azucena Villarreal González promovió demanda laboral en su contra, en el Juzgado
Primero de Trabajo y Previsión Social, reclamando su reinstalación, pago de salarios
retenidos y demás prestaciones dejadas de percibir desde el despido hasta la respectiva
reincorporación a su puesto de trabajo, aduciendo haber sido despedida encontrándose
en estado de embarazo y estar gozando de la protección respectiva, por haber dado el
aviso verbal correspondiente; b) la parte demandada contestó la demanda en sentido
negativo y presentó excepción de falta de capacidad legal para demandar, argumentando
que la actora no dio el aviso de conformidad con la ley, por lo que al momento de su
despido se desconocía de su estado de gravidez; c) al realizarse la primera audiencia, se
diligenció como prueba la declaración testimonial del contador de dicha entidad, quien
indicó que en ningún momento recibió comunicación verbal por parte de la trabajadora de
que ella estaba embarazada y, por ende, no sabía del estado de gravidez antes de que
ella fuese despedida; d) la actora, al prestar declaración de parte indicó que omitió avisar
a su patrono antes y durante su despido, del estado en que se encontraba, pues al
momento de ser despedida únicamente notificó al Gerente General de la entidad ahora
postulante de su estado, no obstante que en el acta de adjudicación de doce de febrero
de dos mil diez, suscrita por el Inspector General de Trabajo, señaló que el aviso lo había
dado verbalmente al contador; e) el juez, al resolver ,declaró con lugar la excepción
relacionada, y por ende, desestimó la demanda planteada, con el argumento de que la
demandante no probó haber dado el aviso de su embarazo al patrono como correspondía;
f) la interesada apeló y, la Sala impugnada, al resolver, revocó la sentencia de primer
grado, y ordenó reinstalar a la trabajadora, así como lo relativo el pago de salarios
dejados de percibir y al pago de bonificación incentivo en forma proporcional, por haber
despedido a la actora en estado de gravidez, sin contar con autorización judicial para el
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efecto -acto reclamado-. D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado:
denuncia la postulante que la autoridad impugnada, al dictar el acto reclamado, le
produjo agravio porque no valoró la declaración del testigo que propuso, quien en su
calidad de contador de la sociedad manifestó que no recibió notificación verbal por parte
de la trabajadora ni que tenía conocimiento del estado de embarazo de aquélla antes del
despido. Además, la Sala mencionada no analizó la declaración de parte rendida por la
actora, en la cual aquélla confesó que omitió avisar a su patrono, antes y durante el
despido, de que se encontraba en estado de embarazo; ni lo relativo a que al momento
de ser despedida la trabajadora notificó su estado de gravidez al representante legal de la
entidad empleadora, no obstante que en el acta de adjudicación de doce de febrero de
dos mil diez, se dejó constancia que la trabajadora había dado el aviso al contador de la
empresa de nombre “José”. En ese orden de ideas, la Sala reclamada, al no valorar las
respuestas de las posiciones absueltas por la actora, en contra de aquélla, pero sí las
valoró en su perjuicio como entidad patronal, incurrió en actuación arbitraria y parcial,
situación que vulnera los artículos 203 de la Constitución Política de la República de
Guatemala y 326, 361, 364 y 372 del Código de Trabajo. Por otra parte, a la trabajadora
se le hizo efectivo el pago de sus prestaciones laborales, habiéndosele expedido el cheque
respectivo para el efecto, no obstante, la interesada ya había iniciado el trámite
administrativo de su reinstalación, deduciéndose que su actuación es de mala fe;
asimismo, se colige que la actora pretende probar su estado de embarazo con un
certificado de fecha veintiocho de enero de dos mil diez -ocho días posteriores a su
despido-, situación que no fue tomada en cuenta por la Sala impugnada y, como
consecuencia, su decisión es injusta porque tergiversó los hechos con el fin de favorecer a
la demandante, al quedar demostrado que ésta no dio el aviso de su embarazo de
conformidad con lo establecido en el artículo 151, literales c) y d) del Código de Trabajo.
D.3) Pretensión: solicitó que se deje sin efecto el acto reclamado y, como
consecuencia, se le restituya en el goce de sus derechos constitucionales violados, y se
dicte la resolución que en derecho corresponde. E) Uso de recursos: ninguno. F) Casos
de procedencia: invocó los contenidos en los incisos a) y h) del artículo 10 de la Ley de
Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad. G) Leyes violadas: citó los
artículos 4º, 12, 203, 211 y 265 de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 151, literales c y d), 326, 361, 364 y 372 del Código de Trabajo; y 139 del
Código Procesal Civil y Mercantil.
II. TRÁMITE DEL AMPARO
A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Terceros interesados: a) Lesbia Azucena
Villarreal González; y b) Inspección General de Trabajo. C) Remisión de
antecedentes: certificación parcial de los expedientes: a) un mil ochenta y siete – dos
mil diez – cuarenta y cuatro (1087-2010-044) del Juzgado Primero de Trabajo y Previsión
Social; y b) expediente de apelación novecientos veintidós - dos mil diez (922-2010), de
la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. D) Prueba: a)
antecedentes del amparo; b) presunciones legales y humanas. E) Sentencia de primer
grado: la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, consideró: “(…)
Efectuado el análisis respectivo de los antecedentes, este Tribunal constitucional de
amparo no evidencia que con la sentencia de fecha tres de noviembre de dos mil diez se
vulneren los derechos constitucionales que la entidad postulante estima violados, ya que
la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, al emitir
sentencia lo hizo dentro del ejercicio de las facultades que la ley le confiere. De esta
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forma, al no hacerse evidente violación o restricción a derecho constitucional alguno que
pueda ser reparado por esta vía, persiguiendo la ahora entidad postulante que se analice
lo relacionado a la prueba propuesta en primera instancia, lo cual no es jurídicamente
posible, ya que la autoridad impugnada al emitir la sentencia que la amparista señaló
como agraviante lo hizo como parte sustancial de la función judicial que le confiere el
tercer párrafo del artículo 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala,
por lo que el hecho que el fallo recurrido no sea favorable a los intereses de la entidad
postulante no significa que se le haya colocado en un estado de indefensión, ni violado
derecho constitucional alguno por lo que no existe agravio que pueda ser reparado por la
vía constitucional y no procede que acuda al amparo pretendiendo convertirlo en una
instancia revisora de lo actuado por la autoridad impugnada. Por tales razones, el amparo
interpuesto debe denegarse por notoriamente improcedente y así debe declararse. En
vista de no haber sujeto legitimado para su cobro se exonera en el pago de costas a la
entidad postulante pero sí debe imponerse multa a la abogada patrocinante. (…)” Y
resolvió: “… a) Deniega, por notoriamente improcedente, el amparo solicitado por la
entidad Sal y Pimienta, Sociedad Anónima, a través de su gerente general y
representante legal, Rodrigo Alvarado Anguiano, contra la Sala Segunda de la Corte de
Apelaciones de Trabajo y Previsión Social; b) se impone multa de un mil quetzales a la
abogada patrocinante, Jessica Rocxana Mayén Alvarado, quien deberá hacerla efectiva en
la Tesorería de la Corte de Constitucionalidad, dentro de los cinco días siguientes a partir
de estar firme este fallo, cuyo cobro en caso de incumplimiento, se hará por la vía legal
correspondiente; y, c) se exonera en el pago de costas a la entidad postulante…”.
III. APELACIÓN
La amparista apeló, manifestando inconformidad con la totalidad de la sentencia
impugnada, ya que el fallo emitido únicamente se limitó a mencionar que el amparo
planteado no puede convertirse en una instancia revisora, soslayando lo establecido en el
artículo 14 del Acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad, puesto que no se
conocieron los motivos ni el fondo del asunto. Al prestar la actora confesión judicial y
contestar las preguntas formuladas durante la audiencia del juicio ordinario respectivo,
existió contradicción en cuanto a sus respuestas, ya que en su demanda inicial argumentó
que al momento del despido dio aviso de su embarazo al gerente general de la entidad
empleadora; sin embargo, anteriormente había indicado que había sido al contador de la
entidad mencionada a quien le dio tal aviso, circunstancias que debieron haber sido
tomadas en cuenta por la autoridad impugnada, al emitir el acto reclamado. Además, al
preguntarle a la actora si había omitido dar el aviso referido a su patrono antes y durante
el despido, respondió que sí, y a pesar de ello, la Sala impugnada estimó que tal medio
de prueba no podía tener valor probatorio contra la absolvente, pero sí lo valoró en su
perjuicio como entidad demandada; por tal motivo, lo resuelto por la Sala mencionada
denota parcialidad, puesto que la demanda relacionada se basó en que la trabajadora fue
despedida sin que existiera autorización judicial, por encontrarse en estado de gravidez;
sin embargo, de tal situación se tuvo conocimiento hasta después de su destitución,
puesto que, la interesada no proporcionó certificado médico que ratificara tal
circunstancia.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA PÚBLICA
A) La postulante reiteró su inconformidad con la sentencia dictada por el Tribunal de
amparo de primer grado, manifestada en el recurso de apelación, agregando que durante
el desarrollo del juicio ordinario laboral se vulneró el principio jurídico del debido proceso,
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pues no fue integrado el artículo 326 del Código de Trabajo con lo regulado en el artículo
139 del Código Procesal Civil y Mercantil, lo cual era necesario para valorar
acertadamente la prueba de confesión judicial desarrollada en la audiencia del juicio antes
aludido. Se contravino el derecho de igualdad, en virtud de que las normas procesales no
establecen privilegios, ventajas ni beneficios a favor de las partes ó en perjuicio de éstas,
sino que las oportunidades y posibilidades son comunes y producen los mismos efectos.
Es por ello que la Sala impugnada debió valorar la prueba en igualdad de condiciones
respecto de ambas partes y no exclusivamente a favor de la actora. En ese orden de
ideas, se advierte que no se valoró la prueba conforme al sistema de la sana crítica
razonada, dejándosele en estado de indefensión Solicitó que se revoque la sentencia de
primer grado y, por ende, se declare con lugar el amparo promovido. B) El Ministerio
Público manifestó que comparte el criterio del Tribunal de Amparo de primera instancia,
ya que la sentencia impugnada está dictada de conformidad a las facultades otorgadas
por la ley, la postulante pretende convertir el amparo planteado en una instancia revisora
de lo resuelto por el tribunal de jurisdicción ordinaria impugnado. El acto reclamado no
evidencia ser un acto arbitrario o que haya sido emitido con abuso de poder, pues fue
dictado de conformidad con lo regulado en el artículo 372 del Código de Trabajo. Solicitó
que se declare sin lugar el recurso de apelación interpuesto y, como consecuencia, se
confirme la sentencia de primera instancia.
CONSIDERANDO
-IEl agravio es un elemento esencial para la procedencia del amparo, y sin su
concurrencia, no es posible el otorgamiento de la protección que la mencionada acción
conlleva, sobre todo cuando la autoridad impugnada, al momento de emitir el acto que se
denuncia como agraviante, ha actuado en el ejercicio de sus atribuciones y funciones
reconocidas por la ley y ha interpretado y aplicado la norma en un sentido apropiado, lo
que no patentiza violación de alguno de los derechos fundamentales garantizados por la
Constitución Política de la República, los tratados internacionales y las leyes.
-IISal y Pimienta, Sociedad Anónima, acude en amparo contra la Sala Segunda de la
Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, señalando como acto reclamado la
sentencia de tres de noviembre de dos mil diez, dictada por la autoridad recurrida, que
revocó la emitida el treinta de julio de dos mil diez por el Juzgado Primero de Trabajo y
Previsión Social, que declaró sin lugar la demanda ordinaria laboral promovida por Lesbia
Azucena Villarreal González.
La postulante aduce que tal proceder supone conculcación a su derecho y
principios jurídicos enunciados, por los motivos que quedaron reseñados en el apartado
de resultandos del presente fallo.
-IIIEl a quo manifestó que el acto reclamado no evidencia vulneración a los derechos
constitucionales enunciados por la postulante, ya que la Sala impugnada, al emitir la
sentencia apelada, lo hizo dentro del ejercicio de las facultades que la ley le confiere. Lo
pretendido por la entidad accionante es que se analice la valoración de la prueba
propuesta en primera instancia, lo cual no es jurídicamente posible, ya que la autoridad
impugnada, al emitir la sentencia de mérito, lo hizo como parte de la función judicial que
le confiere el tercer párrafo, del artículo 203, de la Constitución Política de la República de
Guatemala, por lo que el hecho que el fallo no sea favorable a sus intereses no significa
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que se le haya dejado en estado de indefensión ni se le haya violado derecho
constitucional alguno, no evidenciándose la existencia de agravio que pueda ser reparado
por vía del amparo. No procede la garantía constitucional aludida, cuando se pretende
convertirla en una instancia revisora. De esa cuenta, el tribunal de amparo de primer
grado denegó la protección constitucional solicitada.
-IIIEl artículo 52 de la Constitución Política de la República establece: “La maternidad
tiene la protección del Estado, el que velará en forma especial por el estricto
cumplimiento de los derechos y obligaciones que de ella se deriven”. La Convención sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer -de la cual es parte
Guatemala-, en su artículo 11, numeral 2, inciso a), establece: “2. A fin de impedir la
discriminación contra la mujer por razones de matrimonio o maternidad y asegurar la
efectividad de su derecho a trabajar, los Estados Partes tomarán medidas adecuadas
para: a) Prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o licencia
de maternidad y la discriminación en los despidos sobre la base del estado civil…”.
En el mismo sentido que la norma internacional se pronuncia el Código de
Trabajo, que en su artículo 151, inciso c), preceptúa: “Se prohíbe a los patronos: (…) c)
Despedir a las trabajadoras que estuvieren en estado de embarazo o período de lactancia,
quienes gozan de inamovilidad.”.
Como se puede advertir, la normativa descrita precedentemente ha establecido
una protección especial para aquellas trabajadoras que se encuentran embarazadas o en
período de lactancia. Por ende, aparte de la prohibición que tiene el empleador de
despedir a las trabajadoras embarazadas o en período de lactancia -salvo el caso de la
comisión de una falta grave, respecto de los deberes originados en el contrato de trabajo,
según los artículos 151 y 77 del Código de Trabajo -, también se le otorgó el derecho a
toda aquella mujer que es despedida en contra de lo regulado en el artículo 151
mencionado, a ser reinstalada en el puesto que desempeñaba, con el pleno goce de todos
sus derechos, limitando así el régimen de libre despido pues aunque la trabajadora
incurriese en una falta grave, el patrono, debe obligatoriamente gestionar la autorización
de su despido ante los Tribunales de Trabajo. Esta Corte destaca que la regulación
especial del Código de Trabajo busca la tutela directa de la mujer en su condición de
madre; estableciéndose, por ello, la prohibición de ser despedida, salvo que sea por causa
justificada. De esa manera, lo que la norma pretende es impedir la discriminación de la
mujer, sólo por su condición de embarazada o por estar en período de lactancia.
Entonces, debe quedar claro que tal protección se estableció para evitar la discriminación;
sino que ello no obste para que la relación de trabajo pueda concluirse debido a la
comisión de una falta grave por parte de la trabajadora o bien por cualquier otro motivo
objetivo y legítimo que imposibilite la continuación del contrato; porque, claro está, no se
trataría entonces de un acto discriminatorio. De esa manera, queda prohibida la
discriminación de la mujer por el hecho del embarazo o de la lactancia, pero la normativa
no garantiza una inamovilidad absoluta.
Por su parte, para poder gozar de esos beneficios legales aquella debe cumplir con
el obligado requisito de dar aviso al empleador de su estado de gravidez; con la opción de
hacerlo, incluso, al momento del despido. Otro aspecto que se debe resaltar es que las
disposiciones legales que amparan a la madre y a la persona por nacer no pueden
interpretarse de forma que tornen nugatoria la legislación protectora. La trabajadora debe
comprobar ante la Inspección General de Trabajo si realiza su reclamo en sede
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administrativa o, en su caso, ante el juez del ramo laboral, que en efecto está
embarazada o está en el período de lactancia. Como medio de prueba se le exige aportar
certificación médica. El certificado es un elemento probatorio, no un requisito solemne
que pudiera erigirse en un obstáculo para el ejercicio del derecho. En otros términos, es
el hecho del embarazo o el hecho de la lactancia lo que impide al patrono despedir
cuando no concurra falta grave de la trabajadora en los términos del artículo 77 del
Código de Trabajo.- "Para gozar de la protección relacionada", dispone el inciso d), del
artículo 151 del Código de Trabajo: "la trabajadora deberá darle aviso de su estado al
empleador, quedando desde ese momento provisionalmente protegida y dentro de los
dos meses siguientes deberá aportar certificación médica de su estado de embarazo para
su protección definitiva". La certificación o la constancia o el aviso, entonces, no operan a
modo de requisitos de admisibilidad -requisitos solemnes cuya omisión acarrearía ab initio
la pérdida de la protección que otorga la ley-; son requisitos probatorios que han de
aportarse a la administración y, en su caso, al juez y cuyo propósito es evitar el fraude, y
no obviamente, facilitar el despido de la embarazada que liminarmente omite
presentarlos.
Por eso, si el despido se realiza en contradicción con lo establecido en el artículo
151, debe ser considerado nulo y nace para la trabajadora el derecho a ser reinstalada en
su puesto, con goce pleno de todos sus derechos, incluido el pago de los salarios dejados
de devengar durante el tiempo que estuvo sin laborar.
Del estudio de los antecedes, se colige que Lesbia Azucena Villarreal González
demandó a la entidad Sal y Pimienta, Sociedad Anónima -ahora postulante-, reclamando
su reinstalación, argumentando que fue despedida cuando se encontraba en estado de
embarazo, sin que su patrono solicitara autorización judicial para destituirla de su puesto
de trabajo. La entidad referida interpuso excepción de falta de capacidad legal para
demandar con el argumento de que la actora no dio el aviso de conformidad con la ley,
por lo que al momento de su despido se desconocía de su estado de gravidez. El juez
relacionado al emitir la sentencia de mérito, concluyó que la actora no probó
fehacientemente haber dado a su empleadora el aviso de su estado de preñez
correspondiente; por ende, declaró con lugar la excepción aludida y, sin lugar la
reinstalación intentada y el pago de salarios dejados de percibir, por tal razón la entidad
mencionada fue absuelta. No conforme con lo resuelto la actora planteó recurso de
apelación. Al resolver, la autoridad impugnada revocó el fallo impugnado. Para el efecto,
estableció que la actora se encontraba embarazada al momento del despido, situación
que corroboró con los medios de prueba incorporados al proceso, entre ellos, copia del
certificado médico expedido por el Doctor Yuri Armando Ovalle Reynosa y el acta de
adjudicación número doscientos noventa y siete - dos mil diez, de doce de febrero de dos
mil diez, de la Inspección General de Trabajo. Además la Sala impugnada dio valor
probatorio a la declaración de parte prestada por la actora, en virtud de la cual pudo
establecer que la empleadora sí tuvo conocimiento de que aquélla se encontraba en
estado de gravidez al momento de ser despedida, sin que solicitara autorización judicial
para el efecto. Asimismo, la Sala citada consideró que cualquier reclamo por parte de la
entidad ahora postulante respecto del pago de las prestaciones laborales a favor de la
demandante, debía dilucidarse en la vía legal correspondiente.
Sobre el particular debe reconocerse que esta Corte ha establecido la doctrina que
indica que la mujer embarazada o en período de lactancia, tiene derecho a gozar de una
especial protección de su trabajo, pues la Constitución, las leyes y los Tratados
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Internacionales imponen al Estado y a la sociedad la obligación de respetar los derechos
que tiene la mujer en embarazo o en período de lactancia, a gozar de una estabilidad
laboral reforzada, que está fundada, para el caso que nos ocupa en el estado de gravidez.
En efecto, el legislador ha considerado ilegal todo despido cuyo motivo sea el embarazo o
la lactancia, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 151 del Código de Trabajo, al
indicar que en caso de que el patrono no cumpliera con lo dispuesto en la norma referida,
la trabajadora tiene derecho a concurrir a los tribunales a ejecutar su derecho de
reinstalación. Además, este Tribunal ha reconocido que el despido en los períodos
legalmente amparados dentro de la maternidad sin que medie autorización previa del
funcionario competente -juez de Trabajo y Previsión Social-, será considerado nulo. Por
ello, debe entenderse que carece de todo efecto el despido de una trabajadora en estado
de embarazo o en los diez meses posteriores desde el retorno a sus labores, tal como lo
establece la legislación guatemalteca, sin la correspondiente autorización previa del
funcionario competente. Esto significa que para que el despido sea eficaz, el patrono debe
probar la justa causa y obtener la previa autorización del juez de Trabajo y Previsión
Social para notificarle a la trabajadora que su contrato se ha extinguido y, en caso de que
no lo haga, no sólo debe pagar los salarios dejados de percibir durante el tiempo que la
dependiente estuvo sin laborar, sino que además el despido es ineficaz, con el consabido
derecho que tiene la empleada, a ser reinstalada en el trabajo que venía desempeñando
[criterio sostenido por esta Corte en las sentencias de ocho de julio de dos mil ocho,
veinticinco de agosto y uno de diciembre, ambas de dos mil once, dictadas en los
expedientes mil cuatrocientos sesenta y seis – dos mil ocho, mil novecientos treinta y seis
– dos mil once y mil ochocientos seis – dos mil once (1466-2008, 1936-2011 y 18062011) respectivamente].
Con base en lo anterior se considera que la autoridad impugnada, al emitir el acto
reclamado, no produjo ningún agravio a la entidad accionante, ya que su proceder se
enmarcó dentro de las facultades que legalmente tiene conferidas, resultando que la
amparista pretende trasladar, al plano constitucional, discusión de temas que ya fueron
debatidos ante las autoridades competentes en el ámbito jurisdiccional, y sobre los cuales
ya obtuvo pronunciamiento en esa vía, pues la autoridad impugnada analizó las razones
que la ahora postulante sostuvo en el proceso. En consecuencia, el hecho de que lo
decidido por la autoridad reclamada no sea coincidente con las pretensiones de la
accionante, no implica que se hayan vulnerado sus derechos constitucionales, no
evidenciándose esa vulneración, por el solo hecho que la decisión haya sido contraria a
sus intereses.
Los motivos señalados ponen de manifiesto la inexistencia de agravio que haya
lesionado derechos y garantías constitucionales de la postulante; razón por la cual el
amparo planteado deviene improcedente y, siendo que el tribunal de primer grado
resolvió en igual sentido, procede confirmar la sentencia apelada, pero por las razones
aquí consideradas.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y 265, 268 y 272, inciso c), de la Constitución Política de la
República de Guatemala; 1º., 5º., 6º., 8º., 42, 44, 46, 47, 49, 60, 61, 62, 63, 64, 149,
163, inciso c), y 185 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad; y
17 del Acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad con base en lo considerado y leyes citadas al
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resolver declara: I) Sin lugar el recurso de apelación interpuesto; en consecuencia, se
confirma la sentencia venida en grado. II) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto,
devuélvanse los antecedentes.
ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE
PRESIDENTE
MAURO RODERICO CHACÓN CORADO
MAGISTRADO
ROBERTO MOLINA BARRETO
MAGISTRADO
MARÍA DE LOS ANGELES ARAUJO BOHR
MAGISTRADA
HÉCTOR HUGO PÉREZ AGUILERA
MAGISTRADO
GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR
MAGISTRADA
RICARDO ALVARADO SANDOVAL
MAGISTRADO
MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ
SECRETARIO GENERAL
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