El mundo produce hoy un 17 por ciento más de alimentos por persona que hace 30 años, con una tasa de producción que ha aumentado más rápido que la población en las últimas dos décadas. De todos los servicios ecosistémicos, la producción de alimentos ha tenido una tendencia constante al alza en los últimos tiempos. Los ecosistemas aportan una gran diversidad de materiales, entre ellos madera, biocombustibles y fibras de plantas y animales. Por ejemplo, el ganado proporciona diferentes tipos de materia prima como fibra (lana, mohair), piel y productos derivados utilizados en las industrias alimentaria y de piensos (huesos, sangre). Los cultivos dependen en gran medida del agua dulce, ya que casi el 60 por ciento de todos el consumo de agua dulce del mundo se destina al riego. Unos sistemas agrícolas mejorados pueden aumentar la capacidad de retención de agua del suelo y el suministro hídrico. Medicamentos clave, como la quinina -que combate eficazmente la malaria-, provienen de los árboles. El conocimiento tradicional puede enseñarnos mucho sobre otros posibles remedios naturales siempre que se conserve el frágil equilibrio de los ecosistemas forestales. Tratamiento de aguas residuales: Algunos ecosistemas, como los humedales, filtran efluentes, descomponen los residuos mediante la actividad biológica de los microorganismos, y eliminan patógenos dañinos. La parasitosis por nematodos gastrointestinales es una de las enfermedades que más limitan la producción de pequeños rumiantes en regiones tropicales y subtropicales. La enfermedad puede ser controlada biológicamente utilizando hongos depredadores. El ganado puede tener una influencia negativa en la calidad del aire a nivel local, especialmente a causa del amoniaco (NH3) de las emisiones procedentes de los sistemas pecuarios de alta densidad. La instalación de filtros en los establos puede ayudar a reducir este impacto. Los ecosistemas marinos y de agua dulce son hábitats clave para millones de especies acuáticas explotadas comercialmente o consumidas a nivel local. Por ejemplo, los arrecifes de coral albergan el 25 por ciento de las especies de peces marinos y son una fuente importante de alimentos para más de mil millones de personas en el mundo. Desde principios del siglo XX se ha perdido cerca del 75 por ciento de la diversidad genética de las plantas, ya que los agricultores de todo el mundo han abandonado sus múltiples variedades locales a favor de otras genéticamente uniformes y de alto rendimiento. El mantenimiento de la diversidad genética es clave para adaptarse a condiciones cambiantes. Los arrecifes de coral son especialmente importantes para el turismoy cuentan con un alto valor añadido. La pesca recreativa es un sector turístico creciente, y se estima en 118 millones el número de pescadores en el mundo industrializado.