La Sombra de San Pedro Sagrado Apóstol Divino Relicario del Señor, Tú serás bien mi camino y serás mi defensor Gran Apóstol celestial, oh príncipe milagroso Ya que eres tan poderoso, líbrame de todo mal, De robo en camino real, de pleitos, heridas mortales, de los bravos animales, En cerros, montes, y llanos, pues te invocan los cristianos, a ti y a todos los santos, Pues tú nos libres de espantos, de brujas y de hechiceros, De los fuertes aguaceros, de rayos y torbellinos, Y de los malos vecinos que intentan hacernos mal, Gran Apóstol celestial, de peste de todo mal nos has de favorecer No nos dejes perecer, ampáranos de tal suerte que a la hora de la muerte Logremos cantar victoria en este mundo tan atroz Para ir a gozar de Dios, al fin y a última hora, cuando a juicio sea llamado Reciba yo confesado la Sagrada Comunión, échanos tu bendición Pues con ella hemos de vivir, Tu Sombra nos ha de cubrir Y líbranos de todo mal Oh Piedra fundamental, del templo del Señor Hoy te dice el pecador, que le mandes el consuelo Para que así logremos verte y a la hora de la muerte Nos abras las puertas del cielo. Amén.