La empresa es un ente económico y social, donde se da una combinación de recursos que se organizan para llevar a cabo una variedad de actividades que permitan lograr unos resultados los cuales suelen depender de la satisfacción de los clientes; donde todos los empleados y funcionarios mantienen una serie de apreciaciones de las estructuras y procesos que ocurren en su medio laboral cotidianamente, así mismo la especial importancia de la cultura organizacional debido a que los seres humanos somos fundamentalmente sociales, vivimos en permanente interacción con un ambiente, el cual está constituido por todo lo que nos rodea, y las formas como procesamos la información de ese entorno. El capital cultural como componente del capital social intelectual, la información y el conocimiento son cada día más valiosos razón por la cual la cultura es cada vez más importante. En algunas organizaciones la cultura es un elemento diferenciador de competitividad. Sobre cultura organizacional se habla mucho y existen muchos conceptos dentro de los cuales se destacan: desde el punto de vista antropológico; es todo complejo que incluye conocimientos, costumbres, y demás hábitos adquiridos por el individuo en su interacción con la sociedad. Sociológicamente; resalta como elemento diferenciador de los resultados empresariales. Pero ciertamente, nos inclinamos un poco más hacia la postura de que la cultura organizacional es un intangible, que tal como dice la sociología, constituye un diferenciador que da valor a la organización cuando todos y cada uno de los miembros de la misma se apropian y adoptan valores compartidos que impulsan el crecimiento organizacional, tal y como lo plantean algunos autores; forma parte del capital intelectual que conforma la estructura organizativa. De hecho, la cultura es considerada para muchos como el principal activo que puede tener una organización en la actualidad, incluso mucho más valioso que el resto de los activos, dado que su valor según algunos expertos es incalculable. Cabe resaltar que este interés por la cultura organizacional solo se da con gran auge hasta los años 80, partiendo de estudios en empresas japonesas cuyo comportamiento laboral es de gran atractivo y motivador de seguimiento; pero solo hasta los años 90 la cultura organizacional pasa a ocupar un primer plano como recurso que agrega valor y sustenta el éxito de las empresas, ya que la estructura cultural debe estar alineada a los valores y creencias organizacionales y las estrategias deben estar centradas en la misma. No es fácil establecer cultura organizacional, pues no todos pueden llegar a compartir e ir por el mismo camino; sin embargo no es imposible, por lo que constituye el reto de las directrices y estrategas, ya que para el logro de los mismos implica no solo su establecimiento, si es necesario para lograr un gran desempeño, debe resquebrajarse, destruirse y volver a construirse de tal forma que todos los elementos estén unidos dentro de la misma línea misional y visional en la que se desea desarrollar, teniendo en cuanta que este es un proceso que se construye a diario, está influenciado por el entorno y demás elementos; no es algo que se genere en un parpadeo. De hecho, cada acontecer contradictorio producido dentro del día a día hace parte del crecimiento y fortalecimiento de la cultura, que toma la administración y otras disciplinas como herramienta para su desarrollo y moldeamiento. De tal manera, que se integra racionalmente deliberada en pro del desarrollo y equilibrio de la misma para lograr la cohesión entre los distintos elementos que la componen, teniendo en cuenta las subculturas integrantes, la esencia subyacente de la misma, convirtiéndose en modelo identificador que cree una imagen tan fortalecida que se refleje hacia el exterior. Es importante tener en cuenta que el fortalecimiento cultural sea moldeable, que no se convierta en un modelo conservador resistente a los cambios, con difícil adaptabilidad al mismo, debe ser permeable para adaptarse al presente y a las posibles predicciones futuras dentro de un contexto cada vez más dinámico e incierto. Hay que resaltar que cuando se habla de cultura organizacional, se habla también de desarrollo organizacional dado la relación intrínseca entre estas, ya que el desarrollo organizacional es una aplicación y una trasferencia global del conocimiento de las ciencias de la conducta al desarrollo planificado, mejoramiento y reforzamiento de estrategias de la estructura y de los procesos que favorecen la eficiencia de las empresas, lo que la lleva a ser considerado una disciplina y área de investigación científica dado que para su práctica incluye conceptos de Liderazgo dinámica de grupos, estrategia, diseño de trabajo, diseño organizacional y relaciones internacionales así como la administración de un cambio planificado que incluya la adaptabilidad en la implementación de los cambios de nuevas tareas, pues en este proceso si bien se requiere de la planificación como en cualquier otro, hay que diagnostica y resolver, pero de forma flexible para revisar los avances de los programas adelantados, realizar las modificaciones a las que se tenga lugar, constituyéndose este, en un aspecto característico del desarrollo organizacional: generar cambio y luego reforzarlos para lograr una estabilidad seguida de la institucionalización, sin dejar de lado los valores del potencial humano, su participación y desarrollo. Por lo cual las empresas deben mejorar continuamente su cultura y desempeño organizacional con un enfoque hacia el cliente, basado en procesos, mecanismos de control y evaluación. Modernizando la gestión administrativa como condición esencial para fortalecer la cadena de valor institucional y comunicando de manera clara, concreta y oportuna el desarrollo de los aspectos relevantes de la organización a los clientes internos y externos. Por lo que se requiere ser exigentes en el cumplimiento de los estándares de calidad de los procesos, productos y servicios entregados. Para finalizar es necesario recalcar y hacer énfasis en lo importante que es contar con conocimiento e información de toda la organización, el entorno y la competencia, que permita llevar a cabo un adecuado proceso de selección de estrategias para tomar las mejores decisiones, las cuales le convenga a la empresa, ya que esta es la que va a recibir directamente los efectos buenos o malos de la misma; siendo viendo vital saber reaccionar, adaptarse y responder en conjunto ante los cambios y manteniendo siempre una cultura integra, enfocando a todos a conseguir el éxito y un posicionamiento frente a la competencia