Subido por Gasdaly Azucena Lopez Odar

Virgen de Fátima

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Virgen de Fátima
Masalto
El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se les apareció por
primera vez a tres pequeños pastores en el poblado
portugués de Fátima.
Los tres pastorcitos eran Lucía Do Santos y los hermanos
Francisco y Jacinta Marto, de 10, 9 y 7 años
respectivamente.
Un año antes, un ángel se le apareció a los tres niños y los
preparó para las apariciones marianas que presenciarían.
El día de la primera aparición, los niños salieron de misa y
se dirigieron con su rebaño a las tierras del padre de Lucía. Mientras jugaban, vieron
unos relámpagos de luz y creyeron que era una tormenta que se avecinaba. Para
guarecerse, a instancias de Lucía, se refugiaron en una cueva y en el fondo, según
palabras de Lucía, vieron lo siguiente:
"Una Señora vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más
clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos
de sol más ardientes. Tenía las manos puestas en actitud de oración, apoyadas en el
pecho, y de la derecha pendía un lindo rosario de cuentas brillantes como perlas, con
una pequeña cruz. Como único adorno, un fino collar de oro reluciente, colgando sobre
el pecho y rematado casi a la altura de la cintura, por una pequeña esfera del mismo
metal".
Después de su primera aparición, la Virgen continuó presentándose en el mismo lugar
los días 13 de cada mes, por seis meses consecutivos.
Nuestra Señora le pidió a los niños que rezaran el Rosario y que pidieran a Dios por el
perdón de los pecadores.
Los niños recibieron una visión del infierno y en la última aparición, el 13 de octubre, la
Virgen se identificó ante 70 mil espectadores como Nuestra Señora del Rosario. Ese día
sucedió un gran milagro solar y muchas personas se convirtieron y fueron sanadas de
sus enfermedades.
Nuestra Señora de Fátima solicitó la construcción de una iglesia en el sitio de las
apariciones y llamó a todos al Arrepentimiento, la Penitencia, la Conversión y la
devoción al Inmaculado Corazón de María.
Después de la última aparición de la Virgen, Francisco se dedicó mayormente a rezar a
lo largo del poco tiempo de vida que le quedó y manifestó siempre su deseo de
consolar a Dios. Murió al año siguiente de ver a la Virgen.
Jacinta murió en 1920 después de una penosa enfermedad. Ofreció todo su dolor a
Dios y dicen que el día de su muerte la Virgen vino por su alma. A pesar de que su
cuerpo despedía muy mal olor a causa de su enfermedad, al momento de su muerte,
Jacinta expelía un perfume suave. Su cuerpo fue exhumado en 1931 y se contempló
incorrupto.
Lucía todavía vive, optó por la vida religiosa y en años posteriores continuó recibiendo
mensajes de Nuestra Señora.
Hay ahora una gran basílica en Fátima, Portugal, donde millones de personas veneran
cada año a Nuestra Madre Celestial y piden su intercesión ante Su Hijo.
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