El sacerdote que transparentaba a cristo En base a la lección #2 – “el sacerdote se hace transparencia de cristo” El santo cura de Ars tenía una actitud de servicio, el sacerdote que se hace transparencia de Cristo tiene que tener, según la Presbyterum Ordinis 1, 4-6 <<actitud de servicio y estar consagrado para la misión; comunión de iglesia; gozo pascual; transparencia e instrumento vivo de cristo sacerdote y buen pastor>>, el santo cura de Ars sin duda alguna es modelo de santidad sacerdotal, pues transparenta al Cristo vivo y resucitado, en su actitud de servicio, porque miraba el bien de las personas; de sus feligreses y penitentes, refleja al Dios bueno en su interior y exterior, en su misma persona ofrecía a Cristo. Con sus actitudes, con sus pensamientos, con el tiempo que invertía y dedicaba en realizar sus homilías o mejor dicho como le llamaba él: sermones, pues como no tenía buena retentiva o memoria dilataba hasta siete horas trabajando para hacer el sermón del día domingo poniendo de su mejor esfuerzo y conocimiento, sin importar su poca capacidad intelectual, se desvivía por hablar por dar a conocer el evangelio de Jesús, hablando fuerte durante sus homilías del día domingo. Este sacerdote estaba consagrado verdaderamente para la misión porque no le importaba estar todo el día en el confesionario atendiendo a los feligreses del pueblo de Ars y de otros pueblos que llegaban no solo para conocerlo sino para confesarse con él, pues su verdadera misión era arrancar almas al diablo en el confesionario por medio del sacramento de la confesión; esto nos cuestiona en lo siguiente: ¿Qué cantidad exacta de almas salvo de las llamas del infierno?; ¿Qué cantidad de consejos daría en el confesionario? ¿Cuántas almas pasarían de ser tibias o frías a ser fervorosas después de escuchar las palabras del santo cura? Verdaderamente sabia su misión, estaba consagrado a ella; amaba lo que hacía, pues nadie que no amase su misión pondría el corazón en ella, como lo hizo el cura de Ars. A pesar de las dificultades que tuvo en el aspecto académico y a pesar de que muchos sacerdote e inclusive obispos se molestaban con él, al ver que sus feligreses recorrían gran distancia por irlo a ver, él no tomaba ni dejaba que en su corazón reinara los rencores, pues sabía que estos sacerdotes eran sus hermanos en el ministerio y que más allá de buscar protagonismo o división a cauda de ese protagonismo, lo que buscaba era estar en comunión en toda la iglesia, esa búsqueda de comunión iniciaba en él a través de la obediencia que tenía a su obispo. Esto abrió paso para que con el tiempo su obispo a pesar de los chismes y calumnias que otros sacerdotes decían del cura de Ars, este mismo confiara en el santo cura, afirmando que le infundio amor no solo al pueblo de Ars sino también a los pueblos cercanos y lejanos donde resonaba su nombre. Transmitía la esperanza y el gozo pascual de Jesucristo, ante todo poniendo su empeño en la conversión de los pecadores, el impulso que lo alimentaba era esa luz de cristo resucitado que les transmitía el amor al mismo cristo a su persona y a sus hermanos. El respondió a esa llamada de comunicar el gozo pascual también a través de su generosidad y caridad sin límites aun a pesar de las dificultades que se le presentaban día a día por ejemplo: el obtener más conocimiento, lo difícil de lo académico. Él estaba consciente de que debía prepararse para su querido pueblo de Ars y por ello gastaba muchas horas en la oración y la contemplación ante al sagrario, pues sabía que solo llenándose del amor de Jesucristo podía transmitir ese mismo amor hacia los demás hermanos. La espiritualidad sacerdotal del santo cura la vivía realizando el servicio del espíritu de cristo, pues decía según el santo cura que una de las hermosas obligaciones del hombre era orar y amar; lo decía con estas palabras: consideradlo hijos míos, pues el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra sino en el cielo por esto nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde esta nuestro tesoro. Es por eso que nosotros como hombres y, más allá de eso, como aspirantes al ministerio sacerdotal tenemos la hermosa obligación de orar y amar; si oramos y amamos habremos encontrado la felicidad en este mundo, pues como dice el santo cura la oración no es otra cosa que la unión con Dios y todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios, así como el santo cura tenía su corazón unido al corazón de cristo, experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura intima de nuestra alma con Dios. En conclusión san Juan María Vianey, fue un sacerdote de entrega y oración que presentaba, revelaba y expresaba a Cristo en su persona pues él decía ser nada ante Dios, ante Jesucristo; se empeñaba en dedicar su vida a Dios y a sus hermanos los más pobres, que eran los pecadores, aquellos que eran humillados, explotados y marginados por su condición, era un sacerdote que se sacrificaba, que sacrificaba su descanso en oración continua y atención a sus penitentes. Que se consagraba para la misión, que vivía para la misión, que estaba en comunión con la iglesia y comunicaba la esperanza y el gozo pascual; esa era su forma de vivir la espiritualidad sacerdotal.