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sindrome del intestino irritable

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SINDROME DE INTESTINO IRRITABLE
DEFINICIÓN
El síndrome de Intestino irritable (SII) es un trastorno
gastrointestinal recurrente, con varios síntomas, de etiología
desconocida, caracterizado por dolor o malestar abdominal
asociados con alteraciones de la defecación y
frecuentemente distensión abdominal. Como tal trastorno
funcional, se asume que el paciente con un SII no presenta
ninguna alteración bioquímica o estructural que pueda
justificar la naturaleza de los síntomas.
FISIOPATOLOGIA
La fisiopatología del SII no está completamente dilucidada. Se considera un trastorno
que resulta de la interacción de varios factores.
Tradicionalmente las alteraciones de la motilidad gastrointestinal y sensibilidad visceral
han sido aceptadas como los factores fisiopatológicos más importantes. Sin embargo,
estudios recientes han evaluado el papel de otros posibles factores etiológicos como son
la inflamación, la alteración de la microbiota intestinal, la sensibilidad a determinados
alimentos, otros factores medioambientales, las alteraciones psicopatológicas y/o
emocionales y la susceptibilidad genética.
En el momento actual, el modelo BIOPSICOSOCIAL es el más aceptado y explica el SII
como una disfunción del eje intestino-cerebro, condicionado por la susceptibilidad
genética, factores fisiológicos y psicológicos, variables medioambientales y mecanismos
individuales de afrontamiento. El sistema nervioso entérico (SNE) y el sistema nervioso
central (SNC) se integran y comunican a través del sistema nervioso autónomo (SNA)
y del eje hipotálamohipófisis-intestino de un modo bidireccional, de tal manera que
factores de estrés nervioso o intestinal producen una disregulación del mismo. Como
consecuencia se originarían alteraciones de la motilidad, hipersensibilidad visceral,
disfunción del sistema inmune, alteración de la función de barrera, aumento de la
permeabilidad mucosa, alteración de la composición de la microbiota intestinal, etc.
(Figura 1).
Existe evidencia de que posibles experiencias traumáticas tempranas durante la
primera infancia tanto orgánicas (infecciones, cirugías) como emocionales (deprivación
materna neonatal, abuso físico, sexual o emocional, relaciones alteradas con el
cuidador principal) condicionan una mayor vulnerabilidad y facilitan el desarrollo de
trastornos funcionales gastrointestinales, incluyendo el síndrome de intestino irritable
(Figura 2)
FACTORES ETIOLÓGICOS DEL SII
 Motilidad gastrointestinal: aunque no se ha conseguido identificar un
patrón motor concreto, se han descrito determinadas alteraciones de motilidad
intestinal como son aumento de la frecuencia de las contracciones y disminución
de su regularidad, prolongación del tiempo de tránsito en el SII-E y una
respuesta exagerada a la colecistocinina e ingesta de alimento en el SII-D. No
se ha conseguido establecer relación entre las alteraciones de la motilidad y los
síntomas, pero hay algunos pacientes cuya sintomatología mejora con fármacos
con acción sobre la motilidad intestinal.
 Hipersensibilidad visceral: un hallazgo frecuente es una mayor sensibilidad
a los estímulos. La percepción en el tracto gastrointestinal depende de
receptores de la pared intestinal que transmiten señales por vías nerviosas
aferentes a la médula espinal y al cerebro. Se está considerando la distensión
intestinal como posible explicación de los síntomas del SII.
 Inflamación: Un disbalance de estímulos proinflamatorios y antinflamatorios
puede condicionar un estado de inflamación. Estados de inflamación aguda
pueden provocar cambios en la sensibilidad visceral y en la motilidad intestinal.
Estos cambios parecen estar mediados, al menos en parte, por mecanismos
inmunológicos locales. Se ha descrito un aumento del número de linfocitos
intraepiteliales, mastocitos y células enteroendocrinas en la mucosa rectal, así
como un incremento de la permeabilidad de la misma en pacientes pediátricos
con SII.
Figura 1. Eje cerebro-intestino
 Factores psicológicos: está ampliamente documentada la relación del SII con
una respuesta anómala al estrés y su asociación con una mayor comorbilidad
psiquiátrica. Ansiedad, depresión y múltiples desórdenes somáticos han sido
reportados en niños con SII y sus familiares. Disponemos de datos concluyentes
de que las terapias psicológicas y de comportamiento, como la hipnosis,
producen resultados significativos en la mejoría de los síntomas cardinales del
SII y apoyan la participación del componente psicosocial en la fisiopatología del
SII. El estrés puede jugar un papel causal o exacerbante del SII y su
sintomatología.
 Factores genéticos: la asociación entre genes específicos y el SII está bajo
investigación. Estudios sobre determinados polimorfismos en genes
seleccionados sugieren una susceptibilidad genética en algunos pacientes con
SII. Los estudios familiares y en gemelos sugieren una modesta contribución de
la genética al desarrollo del SII. Se ha observado una significativa agregación
familiar, tener un progenitor con SII es un mayor factor predictivo que tener un
gemelo con dicha enfermedad, lo que sugiere una mayor influencia de los
factores sociofamiliares sobre los genéticos.
 Microbiota intestinal: la compleja ecología de la microflora fecal ha estimulado
la investigación sobre si su composición podría relacionarse con el SII. Se han
confirmado modificaciones en la microbiota de los pacientes con SII respecto a
individuos sanos.
 Factores hormonales: se han publicado múltiples estudios sobre la influencia
hormonal en el desarrollo del SII. Una de las más estudiadas es la serotonina. Se
ha descrito una alteración en su transportador que induce una respuesta
exagerada a la misma, aumentando el peristaltismo y la secreción intestinal,
produciendo diarrea postprandial y urgencia defecatoria. Otras hormonas
gastrointestinales estudiadas son motilina, gastrina, colecistoquinina y grelina
 Factores dietéticos y medioambientales: múltiples estudios muestran la posible
influencia de determinados componentes de los alimentos en la patogenia del
SII. Se han implicado la lactosa, fructosa y recientemente los denominados
alimentos ricos en FODMAPs, acrónimo de Fermentable Oligosaccharides,
Disaccharides, Monosaccharides And Polyols. Son carbohidratos no digeridos o
mal digeridos en la luz intestinal que producen distensión abdominal, alteración
de la motilidad intestinal y la secreción lo que contribuye al SII.
 Factores infecciosos: se ha descrito la aparición de la sintomatología del SII tras
infección por patógenos entéricos. El riesgo de SII postinfeccioso puede estar
asociado a infecciones por bacterias, virus, protozoos y helmintos. Los factores
de riesgo para el SII postinfeccioso son fiebre prolongada, mayor duración de la
infección, uso de antibióticos y trastornos del estado anímico.
Figura 2. Fisiopatología del síndrome intestino irritable
CUADRO CLÍNICO
Los pacientes con el síndrome del intestino irritable se caracterizan por presentar de
forma crónica o recurrente molestias abdominales asociadas a alteración del habito
de posicional, bien sea estreñimiento, diarrea o alternancia . También son frecuentes
otros síntomas asociados de origen extra intestinal.
Síntomas abdominales
Las molestias abdominales son muy variables. Frecuentemente se presenta dolor colico
con retortijones y ruidos intestinales (borborigmos), pero también se puede presentar
otro tipo de molestias, como opresión, pesadez, pinchazos o distensión abdominal. La
distensión abdominal se suele presentar en episodios de varias horas de duración
frecuentemente tras la ingesta o hacia el final del día. Estos pacientes suelen atribuir
sus molestias a un aumento del gas intestinal y esta nocion se suele reforzar porque,
además, refieren una dificultad para expulsar gas y alivio de las molestias cuando
consiguen evacuarlo. Sin embargo, en estudios específicos no se ha encontrado un
aumento real del volumen de gas intestinal. Mas bien parece que la distensión se debe
a contracción (descenso) del diafragma y relajación de la musculatura abdominal
anterior. Cuando la distensión abdominal, ya sea subjetiva u objetiva, es el síntoma
predominante y además no se cumple el resto de los criterios para el diagnostico de
intestino irritable, se aplica el diagnostico de distensión abdominal funcional. La
intensidad de los síntomas abdominales puede variar desde una pequeña molestia
hasta un dolor intenso. Evidentemente, la intensidad de los síntomas es uno de los
factores principales, que deciden al paciente a consultar con el medico, aunque
también pueden inducir la consulta el miedo a padecer enfermedades malignas y las
características psicosociales del paciente. Algunos pacientes presentan
predominantemente un cuadro de dolor abdominal importante no relacionado con la
ingesta, deposición o micción, que se diagnostica como dolor abdominal funcional. La
localizacion de los síntomas abdominales es variable. En general, aparece en la zona
inferior izquierda, pero puede localizarse en cualquier otro punto. Algunos pacientes
presentan dolor en hipocondrio izquierdo, que antiguamente se describía como
síndrome de la flexura esplénica.
Alteraciones del hábito deposicional
Los sintomas abdominales pueden asociarse con una disminucion de la frecuencia
deposicional (menos de tres por semana), un aumento de la consistencia de las heces
(heces duras o incluso caprinas) o una alteracion de la evacuacion fecal (evacuacion
dificil o incompleta). Frecuentemente, los pacientes con intestino irritable presentan
heces acintadas, por lo comun asociadas con dificultad expulsiva. Las molestias
abdominales se asocian en estos casos con un aumento de la frecuencia deposicional
(mas de tres diarias), disminucion de la consistencia (heces sueltas o incluso liquidas) o
urgencia defecatoria. Puede ser difícil determinar si el paciente tiene realmente
estreñimiento o diarrea, porque muchas veces se combinan ambos síntomas.
Al inicio de la defecación, las heces pueden ser duras y luego seguirse de una deposición
diarreica. La alternancia de estreñimiento y diarrea puede seguir un patrón de varios
días o semanas, de forma que periodos de estreñimiento terminan con una o varias
deposiciones diarreicas o bien se siguen de unos días con diarrea. La historia natural de
la alternancia entre estreñimiento y diarrea es difícil de determinar, especialmente
cuando los pacientes toman laxantes. Un síntoma adicional frecuente es la evacuación
de moco, a veces muy abundante.
La relación de las molestias abdominales con
las alteraciones del habito deposicional es
variable. En pacientes con estreñimiento, las
molestias
abdominales
generalmente
aumentan conforme pasan los días sin evacuar
y la evacuación suele producir un alivio de los
síntomas. Sin embargo, otras veces el dolor
abdominal se exacerba cuando existe una
evacuación difícil, conforme el paciente repite
esfuerzos infructuosos o cuando la evacuación
es incompleta con sensación de tenesmo
persistente. En los pacientes con diarrea, las
molestias
abdominales,
muchas
veces
desencadenadas tras la ingesta, se alivian con
una deposición diarreica, aunque también la secuencia puede ser inversa, con
aparición de las molestias abdominales tras la deposición.
Síntomas extraintestinales
Los pacientes refieren frecuentemente diversas molestias asociadas como, por ejemplo,
otros síntomas digestivos (dispepsia funcional, dolor torácico no coronario, síntomas de
reflujo esofágico), síntomas urológicos (disuria, polaquiuria, nicturia), ginecológicos
(dispareunia, dismenorrea), síntomas extraabdominales (cefalea, lumbalgia, cuadros
de fibromialgia) y psicológicos (alteraciones de sueno, agorafobia,
depresión, ataques de pánico).
DIAGNOSTICO
Un diagnostico firme y convincente es fundamental para el tratamiento de los pacientes
con intestino irritable. El diagnostico de este síndrome es puramente clínico. La
exploración física es anodina, a excepción de un dolorimiento a la palpación en el marco
cólico, sobre todo en el sigma. Las exploraciones complementarias se realizan para
descartar que la causa de los síntomas sea una alteración orgánica, pero no suele ser
necesario. En cualquier caso, el estudio del paciente deberá hacerse solo una vez y no
repetirse si no hay un cambio clínico que lo justifique. Asi, habrá que estudiar pacientes
de mas de 50 años, si no han sido estudiados previamente o si se presentan signos de
alerta, como por ejemplo aparición del cuadro de pacientes de edad, cambio del curso
clínico (curso progresivo), presencia de fiebre, perdida de peso o signos de hemorragia
gastrointestinal.
A la hora de plantear la pauta diagnostica debe prevalecer el sentido común, y se evitara
exploraciones innecesarias. Las exploraciones de primera línea son una analítica de
sangre con bioquímica y una colonoscopia, con esto suele ser suficiente.
La segunda línea de exploraciones queda reservada para casos menos claros o con
síntomas mas graves y las exploraciones dependen de la sintomatología del paciente.
En caso de estreñimiento habrá que considerar la posibilidad de realizar una evaluación
de la función anorrectal y revisar cuidadosamente los fármacos que toma el paciente.
En caso de diarrea hay que considerar los siguientes pasos:
a) Descartar intolerancia a la lactosa, sobre todo si existe una distensión abdominal
asociada
b) Análisis de heces, para determinar la presencia de sangre, huevos o parasitos
c) Tránsito radiológico de intestino delgado
d) Biopsia intestinal
e) Descartar abuso subrepticio de laxantes
En caso de dolor abdominal intenso se puede realizar un TC abdominal; si es negativa,
una evaluación psiquiátrica, y menos frecuentemente, pruebas específicas para
descartar porfiria, intoxicación por plomo o tabes dorsal.
TRATAMIENTO
MEDIDAS GENERALES
Sin duda alguna el “mejor tratamiento” del SII es asegurar que los síntomas del
paciente no obedecen en realidad a una dolencia orgánica y grave. En este punto, tan
importante es llevar a cabo una búsqueda intencionada de cualquier síntoma o signo
de alarma, como la firme consideración de que bajo la apariencia de un trastorno con
criterios de “aparente funcionalidad” a menudo subyace una enfermedad de base
orgánica. No tener en cuenta esta premisa puede abocar al enfermo a multitud de
visitas facultativas, exámenes o terapias psicológicas que no eran necesarias, y un
desorbitado consumo de fármacos no desprovistos de potenciales y desagradables
efectos adversos. Para los pacientes en quienes se ha descartado de un modo “costeefectivo” una dolencia orgánica, el tratamiento puede variar en dependencia de varios
factores: 1) la frecuencia e intensidad de los síntomas; 2) la preocupación que suscitan
en el enfermo; 3) la repercusión sobre la calidad de vida; 4) el tipo de síntoma
predominante y 5) la posible existencia de trastornos psicológicos concomitantes. Todas
estas variables influyen en las decisiones terapéuticas. Algunos pacientes pueden
beneficiarse de medidas terapéuticas sencillas, incluyendo consejos dietéticos o cambios
en el estilo de vida. Otros pacientes requerirán tratamiento farmacológico para
atenuar la intensidad de los síntomas en periodos de exacerbación. Finalmente, algunos
pacientes requerirán un tratamiento psiquiátrico.
DIETA
ESTILO DE VIDA
INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA
Dieta. Intervenir sobre la dieta puede resultar clave cuando el origen de los
síntomas guarda relación con una intolerancia a la lactosa o la fructosa o una
“sensibilidad al gluten” (ver más arriba). Otros pacientes refieren una clara
mejoría al excluir algunos alimentos que favorecen la producción de gas
(cebollas, apio, zanahorias, pasas, plátanos, albaricoques, ciruelas, coles de
Bruselas, galletas y panecillos). El aporte de fibra puede ser beneficioso en
algunos pacientes con SII-E. En estos casos, la evidencia apoya más el empleo
de suplementos de fibra soluble como ispaghula o psillium. La pauta
recomendada es comenzar con dosis bajas que pueden ir incrementándose a lo
largo de varias semanas, hasta alcanzar un máximo de 20-30 g de fibra en las
24 h. Incluso un uso excesivo de la fibra puede exacerbar algunos de los síntomas
del SII como la flatulencia. No es prudente, sin embargo, transmitir al paciente
la idea de que su enfermedad requiere de rigurosas medidas restrictivas, dado
que éstas podrían deteriorar su calidad de vida o comprometer el estado de
nutrición.
Estilo de vida. Algunos pacientes pueden obtener un beneficio tangible,
adquiriendo hábitos saludables como el ejercicio físico regular o el hecho de
dedicar un tiempo por las mañanas para realizar la evacuación, momento en
el que el reflejo gastroentérico es más intenso (en los casos de estreñimiento).
Intervencion psicológica : determinados pacientes con síntomas graves
pueden beneficiarse de terapias cognitivo-conductuales o psicodinámicas e
incluso hipnosis, especialmente cuando logran identificarse acontecimientos
estresantes y/o niveles elevados de ansiedad o neurosis.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
En todo el mundo se utilizan diversos agentes para el tratamiento de los síntomas
individuales del SII:
SÍNTOMAS GENERALES
—Tratamiento de primera línea
 Ciertos antispasmódicos (otilonium, hioscina, cimetropium, pinaverium, diciclomina y
mebeverina) brindan alivio sintomático a corto plazo en SII. Los eventos adversos son
más comunes con los antiespasmódicos que con placebo.
 El aceite de menta es superior a placebo para mejorar los síntomas del SII. El riesgo
de eventos adversos no es mayor con aceite de menta que con un placebo.
—Terapia de segunda línea
 Laxantes
 Antidiarreicos
 Los antidepresivos tricíclicos (ADT) y los serotoninérgicos son eficaces para el alivio
de los síntomas en SII. Los efectos adversos son comunes, siendo la somnolencia y los
mareos los más comunes, y pueden limitar la tolerancia de los pacientes. Los ADT se
acompañan de importantes efectos adversos en el tratamiento del SII-D y se los
debería evitar en el SII-E; los clínicos deberían esperar un efecto adverso por cada
tres pacientes que se benefician del tratamiento.
 Los serotoninérgicos pueden considerarse en casos del SII-E resistente, si bien
actualmente no se recomienda la indicación de rutina de los serotoninérgicos para
SII-E en pacientes con afecciones psiquiátricas comórbidas, dado los datos
conflictivos y limitados en cuanto a la eficacia, seguridad y resultados a largo plazo
—otras opciones terapéuticas
 La rifaximina es eficaz para reducir los síntomas generales en SII-D. La rifaximina
puede considerarse como una terapia en segunda línea. Los pacientes de más edad y
las mujeres resultaron tener tasas más altas de respuesta. La rifaximina es bien
tolerada, pero su eficacia y seguridad no han sido todavía establecidos más allá de las
16 semanas. Sin embargo, recientemente se ha comunicado la eficacia y la seguridad
de la repetición del tratamiento. También se ha comunicado que 846 pacientes se
benefician de cada efecto adverso.
 El alosetrón es útil para la terapia de segunda línea del SII-D. Sin embargo, se ha
asociado con un aumento del riesgo de colitis isquémica y puede provocar
estreñimiento severo. Los clínicos deberían esperar un efecto adverso por cada tres
pacientes que se benefician del tratamiento.
 La lubiprostona es segura y eficaz para el tratamiento del SII-E . Las náuseas han
sido el mayor efecto colateral que limita su uso.
 La linaclotida es eficaz y segura para el tratamiento del SII-E. La diarrea es el
principal efecto adverso de la linaclotida; se necesitan más estudios para evaluar su
eficacia y seguridad a largo plazo.
 Existe evidencia insuficiente como para recomendar el uso de la loperamida en el SII.
 Los agonistas de 5-HT4 y antagonistas de 5-HT3 mixtos no son más eficaces que
placebo para mejorar los síntomas del SII-E.
 Ni la renzaprida ni la cisaprida brindan beneficios en el SII.
 No existen evidencias que el polietilenglicol (PEG) mejore los síntomas generales en
los pacientes con SII, pero podría aliviar el estreñimiento.
 El ondansetrón mejoró la sensación de urgencia, diarrea y de hinchazón en el SIID,
pero no alivió el dolor. El ramosetrón, en los lugares en que está disponible, también se
debería considerar como terapia de segunda línea en el SII-D; además, ha demostrado
ser eficaz en SII-D y parece estar desprovisto de efectos adversos graves tales como
constipación severa y colitis isquémica.
SÍNTOMAS ESPECÍFICOS
—DOLOR
 Si se necesita un analgésico, es preferible administrar paracetamol en vez de
antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Los opiáceos deben evitarse a toda costa, ya
que la dependencia y la adicción son un riesgo importante en una afección crónica de
este tipo. Los AINEs y los opiáceos también tienen efectos colaterales indeseables sobre
el tracto gastrointestinal.
 La cepa probiótica Bifidobacterium infantis 35624 (una dosis al día) ha
demostrado reducir el dolor, la hinchazón, y la dificultad para defecar y normalizar los
hábitos de las deposiciones en los pacientes con SII, independientemente del hábito
intestinal predominante, pero actualmente se encuentra disponible solo en Estados
Unidos, Canadá, el Reino Unido e Irlanda.
 Antiespasmódicos:
— La biodisponibilidad de los compuestos varía tremendamente en todo el mundo.
— Todavía se considera que los antiespasmódicos, incluyendo el aceite de menta,
representan un tratamiento de primera línea para el dolor abdominal en los pacientes
con SII.
 Antidepresivos tricíclicos
—por ejemplo:
— Amitriptilina, con una dosis de inicio de 10 mg/día; dosis buscada: 25– 50 mg/día, al
acostarse.
— Desipramina, dosis de inicio 50 mg/día; dosis buscada: 100–150 mg/día, al acostarse.
— E stos tienden a provocar estreñimiento y se deben evitar en los pacientes que ya
presentaron constipación.
 Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (serotoninérgicos)
—por ejemplo:
— Paroxetina, 10–60 mg/día.
— Citalopram, 5–20 mg/día.
 La linaclotida reduce el dolor abdominal en el SII-E .
 No existen evidencias de que el PEG mejore el dolor [20], pero mejora los síntomas
vinculados al estreñimiento en los pacientes con SII-E.
—estreñimiento
 Para comentarios sobre la dieta rica en fibras o formadora de volumen, ver la sección
5.2 arriba.
 La cepa probiótica Bifidobacterium lactis DN-173010 ha demostrado acelerar el
tránsito gastrointestinal y aumentar la frecuencia de las deposiciones en los pacientes
con SII con constipación.
 Los laxantes osmóticos a menudo resultan útiles; pocos han sido estudiados
formalmente en SII.
 Lubiprostona:
— Para el tratamiento del SII con constipación en mujeres de 18 años y más.
— A tomarse dos veces al día en dosis de 8-µg con alimentos y agua.
— Mejora el patrón de las deposiciones en pacientes con SII-E resistentes a los laxantes.
 Linaclotida:
— Para el tratamiento del SII con estreñimiento en mujeres de 18 años y más.
— Debe tomarse una vez al día en una dosis de 290 µg 30 minutos antes de los
alimentos.
—DIARREA
 Loperamida (2 mg todas las mañanas o dos veces al día) no es más eficaz que un
placebo para reducir el dolor, la hinchazón, y los síntomas generales del SII, pero es un
agente eficaz para el tratamiento de diarrea, reduciendo la frecuencia de las
deposiciones y mejorando su consistencia. Dada la falta de efectos sobre el dolor - el
síntoma cardinal del SII - existe evidencia insuficiente para recomendar el uso de la
loperamida en el SII.
 Alosetrón, un antagonista del receptor de 5-hidroxitriptamina-3 (5-HT3):
— Indicado solo para mujeres con SII-D severo, con síntomas durante > de 6 meses y
que no hayan respondido a los agentes antidiarreicos. Rara vez puede provocar colitis
isquémica.
 La eluxadolina y la rifaximina han sido aprobados recientemente en Estados Unidos
para el tratamiento del SII-D; en esta etapa temprana es difícil definir su posición en el
tratamiento del SII.
—HINCHAZÓN Y DISTENSIÓN
 Las dietas que producen menos gases, tales como la dieta FODMAP baja, pueden
ayudar a algunos pacientes.
 No existe evidencia que avale el uso de los productos que contienen carbón activado,
“antiflatulentos,” simeticona, y otros agentes en SII.
 Probióticos: algunas cepas específicas, tales como el Bifidobacterium lactis DN- 173010
y el coctel probiótico VSL#3, tienen evidencia de ensayos clínicos referentes a la eficacia
para la hinchazón, distensión, y flatulencia. Otros, como el Bifidobacterium infantis
35624, reducen la hinchazón, así como otros síntomas cardinales del SII.
 El tratamiento antibiótico con rifaximina 3 × 550 mg/día ha demostrado reducir la
hinchazón en algunos pacientes con SII. En los países donde no se dispone de la
preparación de 550 mg, se puede utilizar, 3 × 400 mg/día. Los pacientes de más edad
y las mujeres han mostrado tener tasas de respuesta superiores [29]. La rifaximina es
bien tolerada y se ha demostrado ahora que es segura y eficaz al volver a tratar a los
pacientes que han tenido recaídas después de un primer tratamiento efectivo
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