Gastón Raúl Salinas Nuño “Mentoría como sherpa” Julia Anne Billingham Tutora Si yo no reflexionara mucho, estudiase y planease la ascensión cuidadosamente, hace tiempo que estaría muerto. Tomo Cessen 2489 palabras. Diciembre 2019 Mentoría como sherpa. L a educación contemporánea transita por un momento toral en la historia de la educación humana. Es el futuro hablando. El papel del docente, hoy, pudiera iniciar su proceso de extinción. Dicha aseveración es contextual en las sociedades que hacen uso de la tecnología para acceder a contenidos académicos de forma digital sin la necesidad de pasar por un aula o de estar frente de un docente…real. Los modelos educativos cambian y evolucionan en función de las necesidades sociales. Para fines pragmáticos en la sociedad del conocimiento, en la cual transitamos, un buen diseño instruccional para el aprendizaje asincrónico pudiera ser una excelente estrategia para alumnos ya responsables de su propio aprendizaje con un nivel metacognitivo elevado. Ese es el fututo de la universidad y de diferentes niveles de posgrado. Isaac Asimov en su libro “La receta del tiranosaurio” cuando habla de la educación en el futuro ya nos anticipaban ese destino. Éste genio futurista lanzaba el cuestionamiento ¿cómo debemos administrar un sistema educativo que sea tan individual y unipersonal que permita que cada persona reciba educación de acuerdo a su propia inclinación y deseo, sin que importe lo quesea? Su visión acertada fue desde hace más de 40 años: Naturalmente, podemos suponer que ningún ser humano tendrá que ser tan sólo un receptáculo pasivo de información. Cualquier ser humano, alguna vez guiado por su interés, cualquiera que sea, tiene muchas posibilidades de avanzar por sí mismo, por lo que puede retroalimentar a la máquina y, por medio de ella a la biblioteca global, de tal forma que cada estudiante también se convertirá en maestro. Entonces, para el tercer centenario (suponiendo que sobreviva la civilización) la humanidad y la máquina podrían estar desarrollando una profunda simbiosis. La humanidad podría llevar una vida más rica y comprensiva de lo que jamás hubiera logrado el sólo cerebro del hombre sin ayuda alguna. La máquina de enseñanza computarizada se convertirá en el telescopio mental a través del cual se verán mayores glorias de las que ahora podemos imaginar. La receta del tiranosaurio I. Nuestro futuro. 1992. 2° Ed. Sin embargo, para poder acceder a esta Matrix y tener éxito académico es necesario que el docente de carne y hueso tenga las habilidades y estándares necesarios para generar una práctica profesional pertinente en los niveles de educación básica que le permita a sus alumnos en el aula adquirir las herramientas necesarias para enfrentarse a su posterior proceso educativo detrás de una pantalla, en un futuro inminente. Para que el docente adquiera estos estándares puede apoyarse de un mentor, un sherpa como guía para subir una montaña, que lo ayude a potenciar o desarrollar sus procesos metacognitivos para lograr una práctica reflexiva. El rol docente de estas nuevas generaciones bajo las nuevas prácticas, culturas y políticas educativas tiene como responsabilidad nuevas expectativas y nuevos “mínimos indispensables” para desarrollar una práctica profesional docente más enriquecedora: habilidades digitales, manejo conductual positivo, manejo de plataformas multimedia y el manejo de ocho estándares que garantice una práctica docente efectiva, reflexiva basada en la acción. La función del mentor es guiar al docente en la adquisición de estos estándares y habilidades del siglo XXI. El proceso de mentoría originalmente está establecido para los docentes noveles. Larenas (2013) explica que el proceso de mentoría de formación inicial se espera como una de las estrategias tendientes a prever espacios reales entre las instituciones formadoras, la escuela y el futuro profesor, es decir, una “tríada formativa‟ estableciendo el aprendizaje docente en la acción. El fin que se persigue como mentor es asegurar que los docentes noveles, o no, sean capaces de aplicar su conocimiento pedagógico con un alto nivel de competencia profesional así como inducirlos a funcionar como profesionales reflexivos. Para ello es importante estar en función de una práctica reflexiva, congruente, que es la conceptualización ofrecida por Donald Schön, según Iglesias (2011) quien describe esta práctica como una forma de acercarse al conocimiento que caracteriza a los profesionistas competentes y experimentados. Explica también que la competencia profesional necesita de una enorme capacidad de reflexión, que puede suceder en cualquier momento en relación con una situación conflictiva, única, extraordinaria, incierta, o desconcertante, es por tanto, aquella situación que rompe con lo establecido con la normalización de una práctica ya establecida. Esta revisión teórica expone que la verdadera reflexión inicia al tratar de resolver aquellos problemas que no estaban presupuestado en la planeación o que son extraordinarios. ¿Problemas?, se puede enlistar un caudal, una generosa lista de situaciones ajenas a la planeación estructurada: conducta, inclusión, uso de tecnología, discapacidad, redes sociales, bullying, ciber bullying, aterrizaje makerspace, sexting, religión, sexualidad, violencia, adecuaciones curriculares, asistencia tecnológica, desconocimiento del perfil generacional, bajo rendimiento académico global, etc. La enseñanza reflexiva es originada por los acertijos de la práctica, según lo nombran Munby y Russell en Zeichner y cols. (1996). Ésta sensación de incertidumbre genera que el docente se aleje, que tomar distancia, dicen los autores, para analizar esta experiencia lo cual ocurrirá ya sea durante la acción o después de completarla. Esta práctica reflexiva acompañada del mentor tiene varias aristas, siendo una vital el que el docente adquiera dos competencias que solo puede tomar y desarrollar a través de su propia práctica reflexiva: saber contextualizar y saber tomar decisiones durante la acción en situaciones de inmediatez e incertidumbre según Domingo (2019). El acompañamiento del mentor en el proceso metacognitivo de una práctica reflexiva debe de brindar al docente novel, o no, de las herramientas suficientes para tener una práctica profesional rica que brinde experiencias educativas significativas a los alumnos. El acompañamiento del mentor, como sherpa, en el camino a lograr los estándares propuestos por IPGCE. Vélez de Medrano (2009) explica que la mentoría es una relación establecida entre una persona con mayor experiencia en un ámbito (mentor) y otra con menor o ninguna experiencia (mentorizado) con el fin de facilitar y desarrollar sus competencias con lo cual habrá un incremento en sus posibilidades de éxito en el desarrollo de su práctica docente. La autora comparte en su artículo “Competencias del profesor-mentor para el acompañamiento al profesorado principiante” que diferentes autores coinciden en objetivos respecto a los fines de un programa de mentoría, siendo los siguientes algunos puntos neurálgicos: Dar información, apoyo y facilitar a los docentes noveles para la su incorporación contextual a sus funciones profesionales. Ser una alternativa real y cercana a las necesidades del docente novel. Desarrollar pautas y guías estructuradas eficaces de aprendizaje para la adquisición de competencias integrales funcionales para los contextos personal, social y profesional del docente. Dar orientación, asesoramiento y asistencia enfocada en el desarrollo de las competencias para un adecuado desarrollo docente. Ayudar en las exigencias o demandas de la práctica docente en un contexto concreto. Facilitar el desarrollo personal y social en aspectos como la autoestima, las relaciones interpersonales y la participación. Generar una mayor implicación, compromiso y colaboración entre los miembros de la institución. La función del mentor en la experiencia de acompañamiento por más de un año con dos docentes permite analizar y enlistar algunas observaciones que enriquece desde otros contextos la importancia de acompañamiento al docente, novel o no. Justo esta mención de ser un docente novel o no, enriquece la investigación teórica. ¿Qué sucede cuando el acompañamiento no es a un docente novel, sino a un docente con experiencia?, ¿qué sucede cuando el docente mentoreado ejerce en un nivel ajeno a su zona de confort?, ¿cómo apoyar a un docente con años de experiencia en nivel universitario cuando se encuentra descontextualizado de los procesos pedagógicos del nuevo nivel al cual se enfrenta? El apoyo del mentor debe tener en cuenta el factor de agotamiento del docente, Schmill (2008) en su libro “Disciplina inteligente” explica que la profesión docente es una de las profesiones que más generan burn-out, que es el desgaste extremo producido por las altas horas laborales que genera afectaciones en diferentes áreas de la vida personal del maestro, por tanto lo somete a un nivel de estrés enorme que no le permite tener un práctica educativa enriquecedora, de logros y éxitos, al contrario, le genera una práctica educativa pobre, sin significación y en muchos casos con daños emocionales tanto para él como profesional y como persona, así como para sus alumnos, como educandos y como personas. Este burn-out es generado cuando hay un desconocimiento del alumno y de sus necesidades y procesos. En función de la serie de dificultades acentuadas respecto al cambio de nivel educativo en el que el docente con experiencia desarrolla su práctica profesional se enfatiza que el proceso de mentoría debe estar enfocado en los siguientes aspectos: Ubicar al docente en el contexto pedagógico-educativo de los alumnos. Documentar al maestro sobre las etapas de desarrollo en que se encuentran los alumnos. Contextualizar al docente sobre las filosofías y estrategias pedagógicas que maneja la institución. Actualizarse en estrategias de manejo disciplinario en función del contexto estudiantil El rol del docente en un esquema no tradicionalista de enseñanza – aprendizaje. La importancia de la alfabetización digital. El hecho de asumir que por ser docente de un nivel educativo superior brinda por añadidura las habilidades docentes para insertarse en un nivel básico no es correcto. Por tanto es importante que el mentor ayude a ubicar al docente no novel en el nuevo contexto educativo en el cual se enfrenta, haciendo hincapié en los siguientes aspectos: El alumno está desarrollando su capacidad de auto regulación, continúa en proceso. Los alumnos no requieren y no entienden una visión enciclopédica del docente, requieren preguntas y guías adecuadas, no grandes cátedras frente al pizarrón. El docente se quita del reflector de clase, se convierte en orquestador, no en solista. Es vital el desarrollar el trabajo autónomo de los alumnos, con un monitoreo constante. El manejo disciplinario adecuado desde el docente permitirá que la experiencia educativa sea exitosa. El docente debe estructurar la clase entes de entrar en ella, los alumno de nivel básico lo requieren, y no todos los alumnos de nivel superior lo han generado. Estos aspectos se puedan dar por hacho cuando se considera que la madurez de ejecución académica es el mismo cuando tratas a alumnos de nivel básico como si fueran estudiantes de nivel universitario. La aspiración para hacerlo es ayudando como mentor al docente a que logre los estándares suficientes para alcanzar de su práctica educativa una experiencia significativa para los alumnos, por tanto la guía es a que se alcancen los siguientes estándares: E1 Establecer Altas Expectativas las cuales inspiren, motiven y desafíen E2 Fomentar el buen progreso y resultados de los alumnos E3 Demostrar buen conocimiento de la materia y del plan de estudio E4 Planear e impartir clases bien estructuradas E5 Adaptar la enseñanza para responder a las fortalezas y necesidades de todos los alumnos E6 Hacer uso correcto y productivo de la evaluación E7 Manejar el comportamiento de manera efectiva para tener un ambiente de aprendizaje bueno y seguro E8 Asumir mayores responsabilidades profesionales Guzmán y cols. (2012) describen un modelo de formación de profesores sustentado en la indagación que tenga como eje la práctica reflexiva, teniendo en cuantas las siguientes competencias: Formación continua: es visualizar la brecha existente entre las competencias que posee y las que desea alcanzar mediante un programa de formación. Transposición didáctica: El docente conoce y se implica en los procesos colegiados para el fortalecimiento del compromiso con la mejora y desarrollo de la institución y su contexto educativo. Diseño de la docencia: tiene un modelo pedagógico que parte de los contenidos y propósitos formativos de su materia para diseñar su práctica docente e involucra métodos, medios y materiales de apoyo al desarrollo y evaluación de competencias de los estudiantes. Gestión de la progresión de las competencias: toma en cuenta el perfil del alumno en el logro de las competencias de los estudiantes y evalúa y genera controles periódicos para tomar decisiones respecto a la progresión de las competencias. Interacción pedagógica: desarrolla su docencia bajo un esquema de secuencias y estrategias para el desarrollo de competencias además de contribuir a la generación de ambientes de aprendizaje que desarrollen redes significativas colaboración junto con procesos de evaluación formativa. Comunicación educativa: Desarrolla competencias en TIC, en manejo de la información: búsqueda, manejo, procesamiento e interpretación de ésta y la competencia en medios para adoptar una posición crítica frente a la información digital. Valoración del logro de las competencias: Utiliza estrategias e instrumentos para la evaluación del logro de las competencias Sumando los estándares IPGCE y el modelo de formación de una práctica reflexiva estrategias de guías el mentor está preparado para convertirse en un sherpa, como esta figura que ayuda a los montañistas en el Himalaya a llegar a la cima, el cual debe proveer al docente de esta serie de guías para que obtenga las habilidades y capacidades necesarias para poder iniciar el ascenso a la montaña. Cada estándar logrado por el docente, guíado por su sherpa es una fracción de montaña escalada. Lograr los ocho estándares es lograr la cima. El docente requiere de un sherpa que lo ayude, y lo guíe, más no que escale la montaña por él. La montaña cada vez es más alta sinuosa. Montaña traducida como modelos educativos en constante cambio paradigmático. El futuro de lo educativo, la cima de la montaña es hoy, donde probablemente el maestro junto con el gis y el pizarrón queden ya obsoletos. El nuevo cambio paradigmático en el que estamos navegando es la educación asistida con la tecnología. Dame un punto de apoyo y moveré al mundo, decía un griego muy sabio. Hoy denme una conexión de wifi y hackearé al mundo. El e-learning y el b-learning son más que opciones en una gama de posibilidades, son un camino certero a la educación universitaria, a la educación inclusiva, a la educación democratizadora y a la educación que rompe adoctrinamientos. Cada modelo, ya sea tradicional, presencial, e-learning o b-learning han de buscar el mismo objetivo: que el alumno sea responsable de su propio aprendizaje. El mentor, el sherpa, el docente buscan bajo una rúbrica de ocho estándares que así sea, que el alumno sea responsable su propio aprendizaje, guiado por un docente hábil y capaz de construirle una experiencia educativa significativa, conquistar la montaña. Hoy colegios, como el Colegio Monte Sinaí tienen un gran compromiso con sus docentes, a los cuales les brinda un sherpa para que logren desarrollar su mejor práctica docente que enriquezca el perfil integral del alumno de forma equilibrada desde los tres ejes torales de su modelo educativo: el aspecto formativo, el socio emocional y el de autonomía curricular. El sherpa guía, pero el que conquista la montaña, el que genera las mejores experiencias educativas para los alumnos es el docente con la mayor parte de estándares conquistados, que están, en la cima de la montaña. Bibliografía Aquevedo, E., 2014. https://aquevedo.wordpress.com/2014/04/07/noam-chomsky-elobjetivo-de-la-educacion-la-des-educacion/. 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