Todavía hoy en día existe un gran debate sobre cómo se ha producido la evolución. Hay diferentes creencias y puntos de vista. La evolución ha sido un tema inquietante a lo largo de los siglos. Ya en la Antigua Grecia se pensó cómo apareció el hombre y cómo evoluciona. De hecho, Aristóteles propuso la teoría de la generación espontánea, que decía que la vida podía surgir a partir de materia viva o materia no viva. Avanzando en el tiempo, en 1668, Francesco Redi demostró que la generación espontánea no se producía realmente. Para ello realizó este experimento y llegó a la conclusión de que la vida sólo surge a partir de vida anterior. La duda siguió ahí, ya que se descubrieron los microorganismos. Tras varios nuevos experimentos, en 1861, Pasteur realizó una serie de experiencias y descartó definitivamente la idea de la generación espontánea. No hay nuevos avances hasta 1920, cuando Oparin y Haldane proponen una nueva teoría, la síntesis prebiótica, que fue refutada en 1953 por Miller, que demuestra que la materia prima para la vida pudo haberse formado de forma espontánea. El origen de la vida sigue siendo algo dudoso en nuestro tiempo. Respecto a la evolución, hay dos corrientes diferenciadas: los fijistas y los evolucionistas. En el pasado, la ciencia y la religión iban unidas, por lo que la teoría extendida era el creacionismo: las especies eran fijas e inmutables. Las ideas fijistas fueron defendidas especialmente por Cuvier en el siglo XVIII. Lamarck fue el primero en proponer una teoría evolucionista: el transformismo. Defendía que los organismos cambian para adaptarse y esos cambios los transmitían a su descendencia. Darwin propuso la segunda teoría evolucionista: la selección natural. Esta proponía que los individuos tenían diferencias heredables, que los hacían más o menos aptos.