Iván Camacho Anguiano 11/02/2020 Cita con el relámpago Por IVÁN CAMACHO ANGUIANO El pensamiento no es más que un relámpago en medio de una noche larga. Pero este relámpago lo es todo. HENRI POINCARÉ Vivimos una noche en verdad larga, y andamos a la busca de relámpagos que nos muestren un poco del mundo, que nos permitan interpretar las sombras que nos rodean. A partir de hoy tenemos una cita con las grandes mentes que han traído luz, en un intento constante por hacerlas nuestras. Hoy se abre un espacio para hablar, de una forma accesible y clara, sobre temas que han pretendido sobrepasarnos; sobre lo cotidiano que pasa desapercibido; sobre lo misterioso que pocas veces se nombra; sobre lo efímero y lo eterno; sobre la magia de lo humano; sobre el mundo que es y el que será; sobre el arte y las artes; sobre los susurros de la materia y los gritos del vacío; sobre los hombres y sus creaciones; sobre las llaves que buscamos y las puertas que nos niegan lo que esconden. Para convocar al relámpago haremos uso de la ciencia y el arte, de la memoria de papel, de las historias, del mito y la razón; pero sobre todo del lenguaje escrito. Leeremos para escribir y escribiremos para que nos lean. Buscaremos la vida en este mágico ir y venir de ideas y palabras, para inspirar y ser inspirado. Haremos que el relámpago encarne en las letras y que genere así palabras luminosas, páginas que nos cuenten los sueños de las piedras, el miedo de Dante, el paraíso de Milton, la locura de Nietzsche, la aritmética de Fibonaci, la hoguera de Bruno, la ceguera atroz del bibliotecario, el encanto de los Medianos, las sagas hiperbóreas, la lengua perfecta de Eco, las vigilias de los alquimistas, la custodia de los grifos, el canto de Whitman, la fantasía de Ende, las tribulaciones de los cronopios y las famas, la estepa de Hesse, el crimen de Dostoyevsky, la furia de Orlando y Ariosto, los delirios de VanGogh, el horror al vacío, los sueños del capitán Cervantes (que sabía unos latines y algo de árabe), la guerra de los ejércitos de marfil, los logros de Flamel o Fulcanelli, las danzas de Stravinsky, y la campanella de Paganini. 1 Iván Camacho Anguiano 11/02/2020 Creemos en la palabra escrita como base y soporte del pensamiento del hombre, como su expresión más fiel. Y desde aquí sumaremos, una a una, las letras que acudan a la cita. Defendiendo siempre la confusión babélica, porque nos enriquece; y creyendo, con Borges que, como el griego afirma en el Cratilo, el nombre es arquetipo de la cosa; y que cada nombre encierra y contiene, en verdad, la esencia de las cosas, aguardando a ser descubierta. Pues el poder de las palabras es más que la simple enumeración; es la evocación de las esencias contenidas en ellas; es el canto del salmista y el logos de los antiguos. Por supuesto que existen antorchas, y aun hogueras, con luces acogedoras y duraderas; pero nosotros habremos de ser la luz, fugaz y cegadora, que irrumpa en la obscuridad para luego reaparecer en otro sitio, hiriendo las tinieblas; llevando el asombro y el espanto a las mentes de los hombres, así como el espectáculo ígneo y el riesgo de ser alcanzados, y hasta la gloria de sobrevivir a un encuentro. Seremos la luz del pensamiento que habla con voz de trueno… Publicado en El Heraldo de Chihuahua Viernes 7 de junio de 2002 Año LXXIV N° 26692 2