Un espectáculo muy “locochón” Carta dirigida a Yuri, a Adrián Uribe, OV7 y a los productores encargados. Con gran preocupación, en días recientes hemos visto el reportaje de lo que se anunció como un espectáculo “muy locochón”. Se trata de un video-clip o algo parecido llevado a cabo en las instalaciones del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”, la institución más grande a nivel nacional encargada de la atención de enfermos con padecimientos psiquiátricos. Estamos muy sorprendidos e indignados por tal evento. Lo que el reportaje nos deja ver es el anuncio de un espectáculo en el que se hace mofa abiertamente de los enfermos mentales; se muestra a cada uno de los personajes caracterizados y caracterizando pacientes psiquiátricos, o para que lo entiendan mejor, jugueteando con eso que vulgarmente conocemos como “locos”. Tal vez ustedes no hayan reparado en pensar que las enfermedades mentales no son cosa de risa. Son como todo el resto de las enfermedades, alteraciones en el funcionamiento de un órgano o función específica, en este caso, el cerebro y la mente. La mayor alteración mental que podemos observar la conocemos como psicosis, es decir la pérdida de contacto con la realidad, en la que el enfermo además percibe anormalmente sensaciones altamente perturbadores, como alucinaciones auditivas o visuales y pensamientos distorsionados, como delirios de daño o persecución. Si hay algo a lo que todos los humanos le tememos es a perder la razón; es una de las cualidades más valoradas porque nos permiten desarrollar todo aquello que conocemos como “distintivamente humanos”. Cuando un ser humano pierde la razón, ingresa en un sufrimiento indecible. La historia nos da cuenta de las muy diversas formas en que se ha tratado a los enfermos mentales: como enajenados, como endemoniados, como seres indeseables para una sociedad. Si ustedes no lo sabían, grandes esfuerzos de la comunidad científica, la comunidad médica y la opinión pública, se han encaminado a conocer más de la enfermedad mental y muy especialmente a dignificar al enfermo mental. Los hospitales psiquiátricos son los encargados del tratamiento de estos estados alterados y como cualquier otros hospital, son lugares que deben verse con gran respeto, dada la delicada labor que se les encomienda. En el ámbito psiquiátrico, tenemos muy claro que la enfermedad mental no es una elección voluntaria, ni siquiera en aquellos que enferman gravemente por el uso de drogas, en donde también consideramos la adicción como un trastorno psiquiátrico. La batalla de muchos ha sido ardua: los enfermos mentales requieren de muchos cuidados y cuando estos se proporcionan de forma adecuada, pueden recuperarse e reinsertarse en el tejido social. Antes de que eso suceda, el sufrimiento que les causa a ellos y a su familia es algo muy serio; atraviesan por toda suerte de experiencias que pueden ser muy angustiantes y perturbadoras, pero nunca son cosa de risa. Su falta de aliño personal, no es el resultado de una intervención de maquillistas y peinadoras; la incoherencia de su discurso se relaciona con alteraciones serias de sus pensamientos, y su conducta desorganizada, incongruente, a veces disruptiva, no sólo los pone en riesgo a ellos sino también a aquellos con los que conviven. Toma un gran esfuerzo para cualquiera entender qué es la enfermedad mental; a los pacientes y sus familiares, insisto, los hace transitar por una calamidad que nadie desea, pues además este tipo de padecimientos puede sucederle a cualquiera. La enfermedad mental no es chistosa, las camisas de fuerza junto con los métodos de sujeción de pacientes cuando su conducta se ha tornado violenta, han sido altamente cuestionados; más de una ocasión han sido necesarias. Eso que a ustedes les ha parecido tan chistoso es justo contra lo que aquellos que nos dedicamos a la salud mental conocemos como “ESTIGMA”; esto es, todas aquellas conductas y actitudes que discriminan al enfermo mental; todo aquello que los “sanos mentalmente” hacen para marginalizarlos del “mundo real”. ¿Consideraron acaso hacer su espectáculo en un ámbito diferente, por ejemplo, en un hospital oncológico haciendo mofa de la situación de los pacientes con los estragos de la quimioterapia? O bien, ¿en un hospital general con pacientes amputados o ciegos por complicaciones de diabetes? Se trata de una y la misma cosa. Si ustedes quisieran entender más de que es la psicosis, existen muchas personas que podemos explicárselos de una manera amable, basada en conocimiento y evidencias. Hace un tiempo el elenco de una producción teatral solicitó nuestra ayuda para ayudarlos a entender de qué manera los pacientes con sida vivían la notificación del diagnóstico y la enfermedad; también querían saber cuál era la vivencia de los médicos encargados de tratar ese padecimiento. Fue una experiencia muy agradable que seguramente redundó en una mejor manera de transmitir el mensaje que pretendían. Para los que trabajamos en pro de la salud mental nos ha resultado muy ofensivo todo esto; todavía queda aún pendiente por dilucidar las razones por las que se permitió esta ligereza en una institución como la mencionada. Pero ese, será otro tema.