I Congreso Argentino y Latinoamericano de Postgrados en Educación Superior “En el bicentenario de la Nación Argentina” Autores: Mainero, Nelly Esther-Mazzola, Carlos nmainero@unsl.edu.ar, cmazzola@unsl.edu.ar Institución: Universidad Nacional de San Luis Título de la Ponencia: Tendencias curriculares en la Educación Superior. Algunos ejes para el análisis de los postgrados. Eje temático: Currículum y didáctica de los postgrados en Educación Superior Resumen En el contexto de internacionalización de la Educación Superior, las universidades espacios asociados desde sus orígenes a la distribución y producción de conocimientos de alto nivel-, tienen un papel predominante que cumplir. Los nuevos escenarios las interpelan y las obligan a cuestionarse y repensarse, sobre todo en términos de la pertinencia y de la calidad de la formación. La intención de esta ponencia es reflexionar sobre las implicancias de la internacionalización de la Educación Superior en términos del currículo universitario y de los postgrados. Análisis que centramos particularmente en las tensiones y desafíos que dicho contexto ejerce sobre las instituciones. Es evidente que los cambios en los procesos curriculares impactan también a nivel del postgrado y a pesar de su expansión acelerada, se carece de políticas que revelen la importancia que dicho nivel tiene en la actualidad y de una autorreflexión sistemática y sostenida de los actores, de indagación y de conceptualizaciones que contribuyan a su mejoramiento y adecuada inserción internacional. Por lo que es posible aventurar como hipótesis que también en el postgrado los cambios curriculares se producen más como adaptaciones a las nuevas situaciones que como resultado de prácticas reflexivas, innovadoras y anticipatorias a los escenarios de futuro Palabras claves Internacionalización- Tendencias curriculares- postgrados-impactos. Tendencias curriculares en la Educación Superior. Algunos ejes para el análisis de los postgrados. Los análisis de la realidad actual, aún desde distintas perspectivas, coinciden en identificar grandes transformaciones en todos los órdenes a escala global tanto en el plano cultural como en el político, económico o social. Si bien cada pueblo, cada país, cada región, presenta sus particularidades, hay tendencias las trascienden en el marco de los fenómenos de globalización y transnacionalización de las economías y de las culturas. El cambio, la inestabilidad e imprevisibilidad de los fenómenos sociales caracterizan los tiempos actuales, en el que grupos sociales diversos manifiestan nuevas y múltiples identidades, las relaciones familiares se diversifican y pierden valor los grandes referentes homogeniezadores de la modernidad. Los paradigmas económicos predominantes promueven el consumo, la productividad y la competitividad y en este marco se acrecientan las desigualdades, la marginalidad, la exclusión social, y se producen enormes problemas ambientales por el uso intensivo y descontrolado de los recursos naturales. Viejos y nuevos reclamos se generan en torno a la defensa de los derechos humanos, vulnerados por sistemas políticos en los que se manifiestan nuevas formas de corrupción y clientelismo. El gran desarrollo de la ciencia y de la tecnología, la revolución de las comunicaciones y de los sistemas informáticos tienen profundas incidencias en la cultura y en los conocimientos en íntima vinculación con el paradigma económico productivo predominante. La emergencia de la sociedad del conocimiento le otorga al mismo un valor estratégico, y da origen rápidamente a la mercantilización del saber. Todo ello produce profundos impactos en los sistemas educativos, en particular en la Educación Superior. Los conocimientos que vuelven rápidamente obsoletos, aparecen nuevas áreas y disciplinas, subdisciplinas y especialidades y se manifiestan tendencias a la inter y transdisciplina. En este complejo panorama, las universidades -espacios asociados desde sus orígenes a la distribución y producción de conocimientos de alto nivel-, tienen un papel predominante que cumplir, y es innegable e irreversible el proceso de internacionalización de la Educación Superior que las interpela y las obliga a cuestionarse y repensarse. La intención de esta ponencia es reflexionar acerca del escenario que presenta el contexto actual y las implicancias para la Educación Superior, particularmente en términos del currículo universitario, a la vez que identificar los grandes ejes que no pueden dejar de tenerse en cuenta en los curricula de los postgrados sobre todo de los referidos a la Educación Superior, a la vez que pretendemos develar las tensiones y desafíos que estos cambios provocan en los actores universitarios. Los estudios sobre la Educación Superior y su contribución al análisis del currículo universitario en los tiempos actuales El campo de estudios de la Educación Superior se ha visto enriquecido en los últimos años con producciones teóricas referidas a las distintas problemáticas relacionadas con el mismo. Una de las obras más destacadas fue la de Burton Clark (1993). Entre los pioneros en Argentina se encuentran Agusto Perez Lindo y Daniel Cano quienes aportan una mirada política al sistema. Luego vendrán trabajos de todas las subáreas de conocimiento. Cabe destacar las importantes contribuiciones realizadas por Pedro Krotsch, Carmen Garcia Guadilla, Gloria Edelstein, Edith Liwin, Marcela Mollis, Tony Becher, Daniel Levy, José Joaquín Brunner, Antonio Camou, Adriana Chiroleu, Ana García de Fanelli, Norma Paviglianitti, Guillermina Tiramonti, Claudio Suasnábar, Marilena Chauí, Guy Neave, Philip Altbatch, Michael Gibbons, Helgio Trinidade, Claudio Rama y los distintos estudios promovidos por el IESALC, por citar sólo algunos ejemplos. A pesar de sus recientes inicios, la producción académica va incrementándose paulatinamente e inevitablemente entre otros temas de actualidad, ocupan un lugar destacado los análisis acerca de las implicancias de los procesos de internacionalización de la Educación Superior en el curriculum universitario. En toda la producción teórica es generalizado el reconocimiento de los fuertes cambios que es necesario realizar en los curricula universitarios para encontrar respuestas tanto a los viejos temas problemáticos como a las nuevas demandas y realidades. ¿Cuáles son los nuevos temas de preocupación de la formación universitaria en la actualidad, que se suman a los que persisten? ¿Cuáles los desafíos a enfrentar y cuáles las posibles respuestas para preparar mejor a los alumnos para enfrentar los cambios del contexto actual? ¿Son estos aspectos tenidos en cuenta en la formación de postgrado en Educación Superior?. Claudio Rama, en un riguroso estudio acerca de las macrotendencias y macrotensiones de la sociedad del conocimiento en las universidades latinoamericanas, identifica entre ellas las que se producen a nivel del currículo. Lo cual implica no sólo cambios en la transmisión de los conocimientos sino también en sus modos de producción. Estos procesos históricamente realizados en las universidades tienden a diversificarse en los tiempos actuales en que la investigación deja de tener como espacio privilegiado a las mismas, desplazándose hacia las empresas, sobre todo en el campo tecnológico. “la internacionalización del currículo es una de las tendencias más marcadas de la Educación Superior en los aspectos propiamente académicos en la sociedad global del conocimiento. Es además el mecanismo que no sólo está expresado la diferenciación, sino que se articula como uno de los instrumentos más importantes para promover el pasaje desde sociedades de información a sociedades del conocimiento. Las características del nuevo currículo internacional se afincan en la propia globalización de las economías y en la necesidad de buscar sujetos capaces de actuar en un ámbito internacional, multidisciplinario y multicultural, lo cual implica un pensamiento global, abordajes comparativos, flexibilidad de procesos de enseñanza para poder cubrir la diferenciación disciplinaria, enfoques transdisciplinarios, capacidad de investigar autónomamente sobre problemas en ambientes multilinguísticos y permanente actualización ante la decreciente durabilidad de los conocimientos: (2009: 257-58) Un currículo determina, selecciona y organiza los conocimientos que deben ser incluidos en los planes de estudio. En este sentido, tanto en el grado como en el postgrado y sobre todo en los postgrados referidos a la Educación Superior, los temas de la actualidad no pueden ser excluidos de su análisis y reflexión especializada. De cara al contexto actual, se requiere reflexionar sobre los procesos curriculares a la luz de las grandes tendencias de la sociedad contemporánea y los retos y desafíos planteados para la educación en el mundo globalizado y competitivo. Siguiendo con el análisis de Rama (2009, 2008) esto supone: cambios en el currículo: asociados a cómo se crea el saber, a cómo se transmiten, a la complejidad de los saberes (renovación y obsolescencia), a las nuevas demandas. La calidad está asociada a la capacidad de responder a los desafíos futuros en contextos de incertidumbre. El modelo del futuro es el desarrollo social basado en el uso intensivo del conocimiento, el conocimiento como un bien global, como un bien público internacional. Esto implica para el autor: una educación sin muros (desaparición de articulación entre ciclos o niveles), sin distancias, sin barreras, sin fronteras, sin restricciones, conocimientos con competencias, educación sin límites ( a lo largo de toda la vida) sin soledades, trabajo colaborativo en red, sin currículo, recorridos abiertos, sin disciplinas sin rigidez (conocimientos interdisciplinarios). Estas nuevas tendencias se manifiestan tanto a nivel politico-institucional como curricular y didáctico, ya que podemos distinguir entre otras manifestaciones: La implementación de sistemas de créditos -como modos de organizar y articular los contenidos-, la modalidad de los sistemas basados en competencias ; la necesidad de implementar sistemas interinstitucionales de evaluación y acreditacion de las carreras de grado, postgrado e instituciones; la regionalización y las demandas de movilidad, la homologación de titulos, etc. Asimismo la flexibilización del currículum, el acortamiento de las carreras, el otorgamiento de títulos intermedios, la utilización de tecnologías de la educación y de la comunicación, el incremento de la virtualidad que tiende a la educación sin fronteras, la educación permanente y continua a lo largo de toda la vida, el trabajo interdisciplinario, los planes de estudio de carácter internacional, el auge de las certificaciones de idiomas extranjeros. Todas estas acciones promueven nuevas dinámicas de aprendizaje, el establecimiento de estándares internacionales de calidad, y la presión hacia nuevas pertinencias globales. Por otra parte, la economía actual altamente competitiva, requiere otras habilidades para el trabajo que la educación debe tener en cuenta: la formación de profesionales innovadores y emprendedores, la capacidad para la toma de decisiones, la adaptación de los conocimientos a las cambiantes situaciones y la necesidad de una formación permanente para hacer frente a los continuos cambios. Frente a todos estos cambios, es necesario un replanteo de las estructuras organizacionales y curriculares. Ya se han establecido alianzas entre grupos de países como los de la Unión Europea que a través del acuerdo de Bologna determinan parámetros comunes que facilitan los reconocimientos recíprocos de los procesos de formación, la movilidad de estudiantes, el reconocimiento de créditos, de títulos, titulaciones conjuntas, que han generado una verdadera reforma institucional. A su vez el modelo de Bologna se constituye como un nuevo paradigma. Las nuevas configuraciones académicas tienden a adoptar el modelo de niveles: 3+2+2 lo que implica tres años para realizar el ciclo de grado, luego dos para la maestría y dos más para los doctorados (San Martín R. 2009). Los países de nuestra región han realizado avances en el marco del MERCOSUR, aunque este proceso es más incipiente y de alcances mucho más limitados en el plano formal, con mecanismos de acreditación comunes limitados a ciertas carreras y con muchas dificultades por la falta de tradición que conspira para la efectividad de los intercambios. Este escenario tensiona a las universidades y lo hace en un contexto en donde el conocimiento ocupa cada vez más un lugar destacado en las sociedades, y por lo tanto las universidades tienen un papel central que desempeñar como generadoras y trasmisoras del mismo (Perez Lindo, 2005; Garcia Guadilla, 1994; Altbach, P. 1999, entre otros). Por lo que a los cambios debemos sumar un contexto que demanda a las instituciones un mayor protagonismo. “El mundo es crecientemente independiente en términos de comercio, cultura y comunicaciones. Hay una institucion que siemre ha sido global y que continúa siendo una poderosa fuerza en el mundo despues del medio milenio. Esta institución es la universidad. Con sus raíces en la Europa medieval, la universidad moderna es el centro de un sistema de conocimiento internacional que abarca tecnología, comunicaciones y cultura. La universidad continúa siendo el centro primario del aprendizaje y el principal reservorio de la sabiduría acumulada.... A pesar de no estar atravesando su mejor momento... Continua desempeñando un rol necesario en la sociedad moderna: como institución que educa, que desarrolla investigación, que provee oportunidades para la movilidad social y que certifica experiticia y competnencia profesional”. (Altbatch, 1999:4) En menos de un siglo, las universidades se trasformaron de pequeñas instituciones elitistas que perseguían una misión educativa limitada, en uno de los principales motores de la sociedad basada en el conocimiento. Durante mucho tiempo se ha planteado que el diseño y desarrollo del currículum exigía un profundo conocimiento de algunas características especiales del educando, de la sociedad en que éste interactúa y del medio ambiente que lo rodea. Era preciso partir de un conocimiento sobre las necesidades, intereses, actitudes, valores y metas. Esto ya no es suficiente, sino que además es necesario cambiar hacia un sistema de educación más articulado a nivel internacional, ya que la movilidad entre estudiantes, profesores e instituciones han producido un desplazamiento de los tradicionales motores en los diseños curriculares. Lo que obliga a pensar en los reconocimientos de estudios en base a actitudes de confianza y flexibilidad, desplazando el reconocimiento de equivalencias entre contenidos idénticos por el reconocimiento de estudios realizados a través de bloques de conocimientos, competencias, créditos, etc. Las nuevas fuerzas de cambio de la internacionalización de la Educación Superior, que se inician en los noventa pero que crecen y se expanden en la actualidad, generan lentamente modificaciones en las culturas universitarias. En mayor o menor medida se van produciendo respuestas que en algunos casos significan una manifestación de la mercantilización de la Educación Superior y en otros una nueva adaptación a cambios provenientes de presiones externas. Por lo general se evidencia que no existe un posicionamiento y una respuesta innovadora desde las instituciones para adelantarse a los cambios y no sólo adaptarse a ellos. Los sistemas de Educación Superior evidencian cada vez mayores presiones para que sean más competitivos en el mercado global, dando lugar a encontrados debates y propuestas acerca del dilema de considerar a la Educación Superior como un bien público o un bien de mercado. Sin embargo las resistencias no se han hecho esperar, y plantean de qué manera la Educación Superior puede y debe seguir siendo un bien público, en oposición a las crecientes tendencias en el segundo sentido. (Altbach, Philip y Knigt, Jane. 2006), (Pugliese, J.C, Editor. 2007), (Bernal, M,. Y Siufi García G. 2008), entre otros. Se perfilan dos modelos de formación universitaria claramente diferenciados ya desde la misma consideración de la educación como bien público o como servicio sujeto a las reglas del mercado, desde renovadas visiones neoliberales. Así lo expresa Rojas Mix (2008), el primero, dentro de las orientaciones neoliberales que resaltan la importancia de la formación en habilidades y destrezas necesarias para la empresa, la formación para el empleo; y el segundo que destaca la importancia de una formación humanista que debe estar presente siempre más allá de la formación disciplinar, ya que pretende la formación de intelectuales críticos. De acuerdo a los posicionamientos que se asuman se encontrarán respuestas desde una u otra perspectiva a los temas vinculados a la formación universitaria. Lanz, Fergusson y Marcuzzi (2006) señalan la importancia de la pertinencia social de los estudios universitarios, analizando las distintas perspectivas desde las que puede entenderse la pertinencia desde los modelos señalados precedentemente. Desde la segunda posición, los cambios someramente descriptos dan cuenta de la necesidad de incluir en la formación universitaria aspectos que más allá de los contenidos disciplinares preparen a los graduados para participar plenamente de la sociedad globalizada como ciudadanos que puedan contribuir a su transformación. Y esto implica pensar los modelos de formación desde un pensamiento complejo y una perspectiva crítica e innovadora. Como tantos otros autores que se han ocupado del tema, los citados, entre otros, reconocen la imperiosa necesidad de repensar la formación universitaria actual y el abordaje del conocimiento dentro de una necesaria articulación de todo el sistema de Educación Superior, frente a la crisis paradigmática y la necesidad de compresión de procesos complejos que requieren superar las limitaciones de las miradas fragmentarias de las disciplinas. Por otra parte, la economía actual altamente competitiva, requiere otras habilidades para el trabajo que la educación debe tener en cuenta: la formación de profesionales innovadores y emprendedores, la capacidad para la toma de decisiones, la utilización de tecnologías de la información, la adaptación de los conocimientos a las cambiantes situaciones, la necesidad de una formación continua para hacer frente a los continuos cambios. Pero la formación para el trabajo, si bien es indispensable, no es suficiente en el momento y el contexto de la historia actual. Por el contrario, el currículum universitario además de contemplar estos aspectos, y al mismo tiempo que procure la mayor calidad y pertinencia social, deberá promover la formación de profesionales críticos que aporten al desarrollo social y al progreso sustentable, mediante la formación de una conciencia social y ecológica. Por ello los desarrollos de los conocimientos curriculares y didácticos en la actualidad reconocen la necesidad de fortalecer la formación humana más allá de los aspectos intelectuales, científicos o tecnológicos, que se traduzca en actitudes de compromiso y solidaridad, habilidades para la actuación en el mundo real y en los distintos espacios en que el egresado desarrollará sus prácticas profesionales. En los discursos que se refieren a este tema, se destaca recurrentemente las competencias de la formación para interactuar en un mundo cada vez mas diverso, globalizado, competitivo y cambiante, en contextos de incertidumbre, en ámbitos nacionales e internacionales, con disposición para aprender durante toda la vida, para ser un ciudadano que pueda resolver problemas y contribuir a la transformación de la sociedad. Desde los nuevos paradigmas y desde la rapidez de los cambios, es necesario repensar, en coincidencia con Rojas Mix (2008) en relación a los conocimientos, qué es lo que está obsoleto, que es lo emergente y qué permanece. Entre las cuestiones que considera obsoletas señala la duración del conocimiento que obliga a pensar parte de la formación a través de los medios como Internet, desde una nueva noción de trabajo, y revisar conceptos, categorías y saberes a transmitir. Sin embargo para el autor permanecen en el tiempo los valores de la universidad republicana, el compromiso de la universidad con el desarrollo, con la equidad social y con la democracia, con la ética, con el desarrollo sostenible, con la cultura de la paz y la bioética que se deben considerar en los curricula. La formación para la defensa de los derechos humanos, para el cuidado y preservación de los recursos naturales y el ambiente, implica también introducir contenidos referidos a derecho ambiental, a la formación de valores como la cooperación, la solidaridad y esto implica en el marco de la internacionalización formar también para la participación en redes y proyectos cooperativos internacionales. La formación integral y el desarrollo del pensamiento crítico, de la autonomía, de la conciencia histórico-social es otro de los aspectos fundamentales, desde la perspectiva que valora el desarrollo no sólo de competencias profesionales sino también intelectuales y sociales que resignifiquen los valores de justicia, solidaridad y reconocimiento de las diferencias, y una nueva sensibilidad ética y estética, según . Lanz, Fergusson y Marcuzzi (2006). Tan amplios y ambiciosos objetivos requieren un abordaje desde una visión multidisciplinaria y transdisciplinaria que integre los conocimientos científicos, con el arte, la literatura, el desarrollo estético y la cultura en general, rescatando la función cultural del currículum y superando la actual fragmentación de saberes y la excesiva especialización que parcializa el conocimiento. Todo ello implica cambios en las estructuras curriculares. Frente a la rigidez curricular de la que siguen adoleciendo los planes de estudio es necesario aumentar la flexibilidad en el diseño y organización de los programas académicos. También hay grandes coincidencias en la necesidad de una formación básica sólida y la incorporación de ciclos, asignaturas optativas y electivas que posibiliten construir un itinerario educativo de acuerdo a los intereses de los estudiantes. Supone asimismo la articulación entre carreras cortas y largas, en forma horizontal y vertical, que permitan la movilidad entre las carreras y al interior de las mismas, entradas y salidas diversas que diversifiquen las oportunidades educativas y laborales posibles. Otorgar certificaciones que acrediten la conclusión de un ciclo, o determinado tramo de formación y/ o titulaciones intermedias. En definitiva propuestas flexibles pero de calidad, que atiendan a las distintas posibilidades e intereses de los estudiantes y contribuyan con ello a una mayor democratización de la enseñanza universitaria. A fin de procurar una mayor pertinencia social y una mayor vinculación teoría-práctica también es necesario favorecer la inserción más temprana de los estudiantes en los contextos en los que se desarrollará la labor profesional futura: instituciones sociales, empresas, fábricas, instituciones de salud, etc., abriendo el aula hacia la comunidad social como fuente de enseñanza significativa y práctica aplicada a la interacción con problemas reales. Dada la importancia que reviste este proceso por el enriquecimiento que produce a los participantes, es importante estimularlo y generar las condiciones necesarias para ello, privilegiando una política de la experiencia, con variadas trayectorias que posibiliten el pensamiento crítico y los procesos de construcción y validación de significados, sentidos y prácticas. El desarrollo cualitativo y cuantitativo de la oferta académica en la modalidad de Educación Virtual (a distancia, semipresencial, etc.) y la utilización de las nuevas tecnologías de la educación y de la comunicación, más vinculadas a los nuevos modos de aprender de los jóvenes, parecen ser otros requerimientos ineludibles. El aprendizaje de idiomas extranjeros tiene también una nueva significación en este contexto y ya las universidades están realizando nuevos desarrollos, como ser cursos de idiomas para extranjeros, que se suman a los estudios comparativos, interdisciplinarios, internacionales y de culturas que lentamente van modificando las tradicionales actividades universitarias, desde un proceso integral, flexible, abierto y a lo largo de toda la vida. En síntesis, se torna imprescindible responder a los requerimientos de estas nuevas realidades y revisar la formación universitaria, por una parte para trascender la visión localista hacia miradas más globales, de apertura, respeto y comprensión de otras culturas, que posibilite los procesos de movilidad y por la otra hacia la formación de una conciencia crítica que contribuya a que la educación siga apostando a su sentido transformador. Es posible pensar en alternativas que tomando en cuenta los aspectos positivos de la internacionalización y la globalización, y sin perder de vista identidades, particularidades e idiosincrasias locales, procuren la mayor calidad de los servicios educativos y el cumplimiento pleno de sus finalidades, promoviendo el intercambio y la cooperación internacional como un proceso que contribuye al mejoramiento de los sistemas educativos. Frente al currículo cerrado y rígido que todavía caracteriza a nuestras instituciones en general, se requiere apostar a un curriculum más flexible. Lo que implica un proceso de innovación que reconoce las condiciones de complejidad de la sociedad y el cuestionamiento de la pertinencia del conocimiento para abordar los problemas globales fundamentales. La supremacía de un conocimiento fragmentado en disciplinas debe dar paso a un modo de conocimiento capaz de aprehender los objetos y sujetos en sus contextos, sus complejidades y conjuntos. (Morin: 2001). Incorporar la dimensión internacional en el currículum implica aportar a la formación una visión internacional, intercultural y global, generar estrategias y proporcionar instrumentos para ello, analizar y replantear desde esta perspectiva los planes de estudio y los procesos de formación. Los impactos de los cambios curriculares en los postgrados Hace ya varios años Carmen García Guadilla (1994) daba cuenta del papel protagónico de los conocimientos en el mundo globalizado, en el que más que nunca la redistribución de la riqueza está asociada a la distribución de los conocimientos, por lo que a su juicio se requiere de una mayor pertinencia y actualización, así como de una mayor articulación del sistema educativo en su conjunto con el mundo del trabajo y con las redes internacionales de conocimientos. Señala como características del postgrado en la región: la creciente importancia de las maestrías y doctorados; el relativo impacto de los postgrados en términos de la cantidad y calidad de conocimientos producidos así como en provecho para la sociedad, no obstante lo cual, una parte considerable de la investigación científica y tecnológica se lleva a cabo a través de los postgrados sobre todo en las universidades públicas; la escasa relevancia en términos de áreas prioritarias; la debil vinculación de los postgrados con el mercado del trabajo: la expansión responde más a demandas credencialistas de las propias instituciones; la tendencia del personal calificado a emigrar al exterior por intereses personales o demandas de la comunidad internacional, pasando a formar parte de la denominada “fuga de cerebros”, etc. Por lo que considera como tareas urgentes a emprender para poder lograr competitividad a nivel internacional, la formación de personal calificado de alto nivel a través de los postgrados. Analiza distintas estrategias para que este proceso resulte fructífero, entre ellas el establecimiento de redes intelectuales a partir del trabajo de los propios estudiantes. Por lo que considera imprescindible lograr una mayor articulación con el campo profesional y estrechar vinculaciones significativas a nivel internacional mediante acuerdos de cooperación con los países desarrollados. Plantea la necesidad de politicas que apunten a estos objetivos, identificando áreas prioritarias y una mayor relación del postgrado con la sociedad. En particular refiere a los postgrados en Ciencias Sociales los cuales considera deben contribuir a la formación para el desarrollo de políticas sociales, y a los postgrados en el área de la formación de formadores, necesarios para ayudar a crear la articulación con el resto del sistema educativo. Sobre todo en estos postgrados postula la necesidad de que los mismos tengan en cuenta las nuevas formas de transmisión, circulación y apropiación de los conocimientos. Entre los estudios más recientes referidos a los postgrados, el libro: Los Postgrados en América Latina y el Caribe en la sociedad del conocimiento, de autoría de Claudio Rama Vitale, publicado en México en el 2007 por la UDUAL y reeditado por la Nueva Editorial Universitaria de la UNSL en el 2008, ocupa un lugar destacado. En el mismo describe el nuevo modelo de acumulación y de generación del conocimiento que está transformando la economía mundial, en el marco del proceso de internacionalización de los capitales y de una nueva división internacional del trabajo. La información y los conocimientos aplicados comienzan de este modo a conformarse como los insumos más eficientes y dinámicos para promover el incremento de la productividad y de la producción y por ende en organizadores de una nueva economía mundial. A la vez se producen toda una serie de modificaciones en los sistemas educativos a escala planetaria -ajustados a las modificaciones de la estructura productiva-, con fuertes tendencias a la educación trasnacional y virtual, como así también en la cultura y las comunicaciones, desde la fuerte impronta de la revolución tecnológica. Sitúa a los postgrados en este nuevo escenario de expansión disciplinaria derivada de la sociedad del conocimiento, los que considera se están transformando en el eje de la nueva educación y de la nueva economía y caracteriza las formas que los mismos asumen en la nueva sociedad. Considera que son “el motor dinámico que promueve el capital intelectual al sentar las bases de la expansión disciplinaria, de la innovación tecnológica y de la investigación básica y aplicada”.Dedica un apartado especial a la dinámica de la internacionalización de la educación superior en los nuevos escenarios y describe en ellos el papel de los postgrados. En otro texto, el mismo autor expresa: “al contrario de lo que ocurría en el pasado, cuando la reflexión sobre el curriculo se focalizaba en la necesidad de la especialización, actualmente se tiende a una nueva concepción que supone la articulación entre competencias básicas y generales que sirvan tanto para actuar en diversos mercados de trabajo como en la inserción posterior en nuevos saberes a través de una educación permanente. Este escenario promueve la reconfiguración de la Educación Superior, ya que al expandir la educación de postgrados y la educación permanente, rearticula el pregrado y el postgrado, en un escenario en el cual la Educción Superior se torna en un continuo de saberes básicos …con la consiguiente reducción de años de estudio de base y la expansión de los estudios a través de múltiples saberes especializados focalizados en postgrados formales así como en infinidad de aprendizajes no académicos. Este reordenamiento de los ciclos educativos como derivación de la enorme expansión de los conocimientos también impone un incremento tanto de los tiempos de estudio como de la calidad de los aprendizajes en una sociedad que los utiliza intensivamente para su acumulación productiva” (2009: 259). Ya instalado el proceso de internacionalización de la Educación Superior desde hace varios años, a nivel de los postgrados se percibe su desarrollo en el sistema global de la Educación Superior ligado a una división internacional del trabajo intelectual. Complementan este escenario las distintas modalidades de la educación virtual y la educación permanente. En síntesis los cambios se producen en los distintos niveles educativos. Los mismos generan tensiones de diversos tipos: ideológicos: la educación como bien publico o mercantil. Políticos: Universidad pública Vs privada, grados de internacionalización, perfil profesional, acreditaciones, etc. Académicos: Los cuales, como ya se ha descrito, son números tanto en el proceso de enseñanza como de aprendizaje, tanto en lo curricular como en lo didáctico, etc. Es evidente que los cambios descriptos en los procesos curriculares impactan también a nivel del postgrado y a pesar de su expansión acelerada, se carece de políticas que revelen la importancia que dicho nivel tiene en la actualidad y de una autorreflexión sistemática y sostenida de los actores, de indagación y de conceptualizaciones que contribuyan al mejoramiento y a su inserción internacional. Es posible aventurar que también en el postgrado los cambios, generales y curriculares, se producen más como adaptaciones a las nuevas situaciones que como resultado de prácticas reflexivas, innovadoras y anticipatorias a los escenarios de futuro. No podemos dejar de señalar la baja institucionalización del nivel de postgrado, lo cual también produce una mayor permeabilidad a los cambios. Las tendencias y cambios descriptos, sufren en Argentina un proceso de resistencia, sobre todo si observamos lo que viene sucediendo en otros Países, quizás en gran parte como sostiene Suasnábar (2009) debido a nuestra tradición autonomista, la cual se ha justificado por las abruptas interrupciones que la universidad ha sufrido históricamente, sobremanera en los periodos militares, promoviendo una matriz en los actores universitarios que se escuda en la autonomía casi de modo reflejo ante los cambios, sobre todo cuando estos son promovidos por el Estado y por el mercado. Nos preguntamos: en nuestra región y en nuestro país ¿hemos podido responder desde el currículum y la formación de postgrado, sobre todo en los referidos a la Educación Superior desde una perspectiva proactiva a todos estos cambios que inexorablemente se manifiestan en el contexto mundial? Referencias bibliográficas ALTBATCH Philip (1999): Perspectivas Comparadas sobre la educación superior para el siglo veintiuno. En: Pensamiento universitario Año 6 Nro 8- Bs. As. ALTBACH, Philip y KNIGT, Jane. 2006. “Visión panorámica de la internacionalización en la educación superior: motivaciones y realidades” En: Perfiles educativos v. 28 n 112 México. BERNAL, M Y SIUFI GARCÍA, M.G. 2008. Educación Superior, comercio de servicios y sociedad del conocimiento. Debates y perspectivas. CEUES. Universidad Nacional de Tucumán. CLARK, B. (1993). El sistema de Educación Superior. Una visión comparativa de la organización académica. México. Nueva Visión. GARCIA GUADILLA, C. 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