¿CÓMO ES LA TERAPIA GESTÁLTICA? (Por la Lic. Mabel Allerand) La Terapia Gestaltica Frederick Perls, neurosiquiatra de origen alemán (1893-1970). Perls, constituye el lazo entre la generación de Freud y la época contemporánea. Él conoció a Kurt Golstein (psicología aplicada de la gestalt), a Karen Horney *por quien fue psicoanalizado), a Wilhelm Rreich, (quien fue su supervisor), y al mismo Freud. A partir del psicoanálisis y de la psicología de la Forma, Perls llega a una síntesis que no se conforma con aproximar estas dos disciplinas. El desprende de ellas una finalidad terapéutica, " la toma de conciencia de sí aquí y ahora " y una actitud terapéutica nueva donde la responsabilidad del paciente juega un rol esencial tanto en el proceso de recuperación de la enfermedad como en su evolución, o en el establecimiento de la relación terapeuta-paciente. Esta evolución en consecuencia, la transferencia del psicoanálisis dejar lugar a una relación donde el terapeuta pretende existir en tanto que tal, induciendo en ello un fuerte principio de "realidad. Veremos que la dinámica de la contra transferencia da a este modo relacional su carácter particular. Está relación original autoriza la puesta en marcha de un desarrollo terapéutico que tiende a la toma de conciencia. Perls hablaba de "toma de conciencia"de la necesidad oculta, la satisfacción de está necesidad, consiguiente a su puesta en evidencia, participa en gran parte al "mejor estar de la persona". Los instrumentos de la terapia gestáltica son llamados juegos. Estos solo pueden intervenir cuando la relación terapeuta - paciente (soignaut soigné, el que cura y el que es curado), se ha establecido. Es decir cuando el paciente reconoce al terapeuta en tanto que tal, y no como un posible lugar de proyección, pero también cuando el terapeuta se reconoce en tanto que tal, no de manera general, puesto que ésta es su función social, sino en el aquí y ahora de la relación terapéutica particular en la que está implicado. Los juegos se desarrollan, en efecto en el aquí y ahora considerado como el lugar privilegiado para concluir en la deseada toma de conciencia de sí. Los juegos consisten en hacer variar el nivel simbólico del discurso, en cambiar de plan dramático. Perls llega a una noción de juego muy aproximada a la que Winnicott había establecido algunos años antes en Inglaterra, y a la que han adherido numerosos terapeutas, entre ellos en Francia, Fancoise Dolto y Maud Mannoin. En el contexto filosófico, Perls se alinea tanto en la fenomenología de Husserl como en el cientificismo en el que se inspiró Freud. Sin embargo, es poco probable que Perls se haya reportado directamente a Husserl, o aún a Friedlander, aunque haya hecho referencia precisa a esté último. La terapia gestáltica sigue hoy dos rutas diferentes. Existe en tanto que tal, y es practicada en clínicas especializadas o por terapeutas independientes, es disciplina complementaria de la psiquiatría, en psicosomática, en trabajo social, en pedagogía. Las experiencias provenientes de una u otra vía son compartidas, muchas publicaciones, entre las que el "Gestalt Journal "es el más antiguo, contribuyen con los congresos regionales y nacionales a la evolución de esta disciplina. Psicoterapia Gestalt: conceptos, principios y técnicas Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo. No estoy en este mundo para llenar tus expectativas Y tú no estás en este mundo para llenar las mías. Yo soy yo y tú eres tú. Y si por casualidad no encontramos, es hermoso. Si no, no puede remediarse. Fritz S. Perls (1893-1970) INTRODUCCION.Gestalt es un término alemán, sin traducción directa al castellano, pero que aproximadamente significa "forma", "totalidad", "configuración". La forma o configuración de cualquier cosa está compuesta de una "figura" y un "fondo". Por ejemplo, en este momento para usted. que lee este texto, las letras constituyen la figura y los espacios en blanco forman el fondo; aunque esta situación puede invertirse y lo que es figura puede pasar a convertirse en fondo. El fenómeno descrito, que se ubica en el plano de la percepción, también involucra a todos los aspectos de la experiencia. Es así como algunas situaciones que nos preocupan y se ubican en el momento actual en el status de figura, pueden convertirse en otros momentos, cuando el problema o la necesidad que la hizo surgir desaparecen, en situaciones poco significativas, pasando entonces al fondo. Esto ocurre especialmente cuando se logra "cerrar" o concluir una Gestalt; entonces ésta se retira de nuestra atención hacia el fondo, y de dicho fondo surge una nueva Gestalt motivada por alguna nueva necesidad. Este ciclo de abrir y cerrar Gestalts (o Gestalten, como se dice en alemán) es un proceso permanente, que se produce a lo largo de toda nuestra existencia. El Enfoque Gestáltico (EG) es un enfoque holístico; es decir, que percibe a los objetos, y en especial a los seres vivos, como totalidades. En Gestalt decimos que "el todo es más que la suma de las partes". Todo existe y adquiere un significado al interior de un contexto específico; nada existe por sí solo, aislado. El EG es esencialmente una forma de vivir la vida con los pies bien puestos en la tierra. No pretende encaminar al individuo por el camino de lo esotérico o de la iluminación. Es un modo de llegar a estar en este mundo en forma plena, libre y abierta; aceptando y responsabilizándonos por lo que somos, sin usar más recursos que apreciar lo obvio, lo que ES. El EG es en sí mismo un estilo de vida; de allí que sea más adecuado denominarlo "enfoque", que es un término más amplio, en lugar de "terapia", que restringe sus posibilidades de aplicación a lo clínico. BASES DE LA GESTALT.El EG ha recibido la influencia de las siguientes corrientes: - El psicoanálisis de Freud, retomando y reformulando su teoría de los mecanismos de defensa y el trabajo con los sueños. - La filosofía existencial, de la que rescata la confianza en las potencialidades inherentes al individuo, el respeto a la persona y la responsabilidad. - La fenomenología, de la que toma su apego por lo obvio, por la experiencia inmediata y por la toma de conciencia (insight). - La psicología de la Gestalt, con su teoría de la percepción (figurafondo, Ley de la buena forma, etc.). - La religiones orientales, y en especial el Budismo Zen. - El psicodrama, de J.L. Moreno, del que adopta la idea de dramatizar las experiencias y los sueños. - La teoría de la coraza muscular de W. Reich. El EG no es sólo la suma o la yuxtaposición de las doctrinas y enfoques antes mencionados, sino su integración creativa, su elevación a un nuevo plano, llevada a cabo por FRITZ PERLS, creador del Enfoque Gestáltico. EL DARSE CUENTA (Awareness).Este es el concepto clave sobre el que se asienta el EG. En pocas palabras darse cuenta es entrar en contacto, natural, espontáneo, en el aquí y ahora, con lo que uno es, siente y percibe. Es un concepto semejante en algo al de insight, aunque es más amplio; una especie de cadena organizada de insights. Existen tres Zonas del Darse Cuenta: 1. El darse cuenta del mundo exterior: Esto es, contacto sensorial con objetos y eventos que se encuentran fuera de uno en el presente; lo que en este momento veo, toco, palpo, degusto o huelo. Es lo obvio, lo que se presenta de por sí ante nosotros. En este momento veo mi lapicero deslizándose sobre el papel formando una palabra, escucho el ruido de los carros pasando por la avenida, huelo el perfume de una joven que pasa por mi lado, siento el sabor de una fruta en mi boca. 2. El darse cuenta del mundo interior: Es el contacto sensorial actual con eventos internos, con lo que ocurre sobre y debajo de nuestra piel. Tensiones musculares, movimientos, sensaciones molestas, escozores, temblores, sudoración, respiración, etc. En este momento siento la presión de mi dedo índice, mayor y pulgar sobre mi lapicero al escribir; siento que deposito el peso de mi cuerpo sobre mi codo izquierdo; siento mi corazón late, que mi respiración se agita, etc. 3. El darse cuenta de la fantasía, la Zona Intermedia (ZIM): Esto incluye toda la actividad mental que transcurre más allá del presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado, anticiparse al futuro, etc. En este momento me pregunto qué haré mañana en la mañana, ¿será algo útil, bueno?. En Gestalt todo esto es irrealidad, fantasía. Aún no es el día de mañana, y no puedo saber y decir NADA acerca de ello. Todo está en mi imaginación; es pura y simple especulación, y lo más saludable es asumirlo como tal. EL AQUI Y EL AHORA.Es realmente difícil aceptar que todo existe en el presente momentáneo. El pasado existe e importa tan sólo como parte de la realidad presente; cosas y recuerdos acerca de los cuales pienso ahora como pertenecientes al pasado. La idea del pasado es útil algunas veces, pero al mismo tiempo no debo perder de vista eso, que es una idea, una fantasía que tengo ahora. Nuestra idea del futuro es también una ficción irreal, aunque algunas veces de utilidad, cuando lo asumimos como un ensayo y sólo como eso. Tanto nuestra idea del futuro como nuestra concepción del pasado se basa en nuestra comprensión del presente. El pasado y el futuro son nuestras concepciones acerca de lo que precedió al momento presente y lo que presagiamos que seguirá a lo actual. Y todo este adivinar ocurre AHORA. El ahora es el presente, aquello de lo que me doy cuenta. Ya sea que estemos recordando o anticipando, lo estamos haciendo ahora. El pasado ya fue, el futuro aún no llega. Es imposible que nada exista excepto el presente. Mencionó el ejemplo que alguien medio una vez: si coloco un disco en el fonógrafo, el sonido aparece cuando el disco y la aguja hacen contacto. No antes...ni después. Si pudiéramos borrar el pasado inmediato o la anticipación de lo que vendrá de inmediato, nos sería difícil entender la música del disco que estamos escuchando. Pero si borramos el ahora, entonces no hay nada. De modo que no importa si estamos recordando o anticipando, de todas maneras lo hacemos en el aquí y ahora. CAMBIAMOS EL "POR QUE" POR EL "COMO".Al preguntar por qué lo único que se consigue es alguna racionalización o "explicación". El por qué acarrea una explicación ingeniosa, jamás un entendimiento cabal. Además, nos aleja del aquí y ahora y nos introduce en el mundo de la fantasía; nos saca de lo obvio para teorizar. Perls consideraba que las palabras, cuando se utilizan para "explicar" y alejarse de lo evidente o de la realidad, son más una carga que algo útil. El las comparaba con el excremento. En el EG distinguimos tres tipos de "blá, blá, blá": Caca de Gallina, que vienen a ser los comentarios superficiales, los clisés (buenos días, qué gusto de verlo, qué lindo día, etc.); Caca de Toro, esto es, "por qué", racionalizaciones, excusas, conversación amena pero inauténtica, etc.; y Caca de Elefante, cuando "filosofamos", hablamos de "la vida", teorizamos sobre el Enfoque Gestáltico sin vivirlo, explicamos el por qué de la sociedad y el mundo, etc. El por qué sólo nos conduce a interminables y estériles investigaciones de la causa de la causa de la causa de la causa. Si se hacen la pregunta por el cómo, estamos mirando la estructura, estamos viendo lo que ocurre, lo obvio; preocupándose por un entendimiento más profundo del proceso. El cómo nos da perspectiva, orientación. El cómo nos muestra que una de las leyes básicas, la de la identidad de estructura y función, es válida. Si cambiamos las estructura, la función cambia. Si cambiamos la función, la estructura cambia. Los pilares sobre los que se apoya el EG son: el aquí y ahora y el cómo. Su esencia está en la comprensión de estas dos palabras. Vivir en el ahora tratando de darnos cuenta cómo lo hacemos. "REGLAS" DE LA GESTALT.El objetivo principal de la Terapia Gestáltica es lograr que las personas se desenmascaren frente a los demás, y para conseguirlo tienen que arriesgarse a compartir sobre sí mismos; que experimenten lo presente, tanto en la fantasía como en la realidad, en base a actividades y experimentos vivenciales. El trabajo se especializa en explorar el territorio afectivo más que el de las intelectualizaciones (ZIM). Se pretende que los participantes tomen conciencia de su cuerpo y de cada uno de sus sentidos. La filosofía implícita en las reglas es proporcionarnos medios eficaces para unificar pensamiento y sentimiento. Tienen por designio ayudarnos a sacar a luz las resistencias, a promover una mayor toma de conciencia, a facilitar el proceso de maduración. Se busca también ejercitar la responsabilidad individual, la "semántica de la responsabilidad". Algunas de estas reglas pueden ser aplicadas como pautas para la terapia individual; sin embargo, su empleo principal se da en la terapia de grupo, en los grupos de encuentro. Las principales reglas son las siguientes: 1) El principio del ahora: Este es uno de los principios más vigorosos y más fecundos de la TG. Con el fin de fomentar la conciencia del ahora, y facilitar así el darse cuenta, sugerimos a la gente que comunique sus experiencias en tiempo presente. La forma más efectiva de reintegrar a la personalidad las experiencias pasadas es traerlas al presente, actualizarlas. Hacer que el sujeto se sitúe allí en fantasía y que haga de cuenta que lo pasado está ocurriendo ahora. Para ello hacemos preguntas como las siguientes: ¿De qué tienes conciencia en este momento? ¿De qué te das cuenta ahora? ¿A qué le tienes miedo ahora? ¿Qué estás evitando actualmente? ¿Cómo te sientes en este momento? ¿Qué deseas? 2. La relación Yo-Tú: Con este principio procuramos expresar la idea de que la verdadera comunicación incluye tanto al receptor como al emisor. Al preguntar ¿A quién le estás diciendo eso? se le obliga al sujeto a enfrentar su renuencia a enviar el mensaje directamente al receptor, al otro. De este modo suele solicitársele al paciente que mencione el nombre de la otra persona; que le haga preguntas directas ante cualquier duda o curiosidad; que le exprese su estado de ánimo o sus desacuerdo, etc. Se busca que tome conciencia de la diferencia que hay entre "hablarle a" su interlocutor y "hablar" delante de él. ¿En qué medida estás evitando tocarlo con tus palabras? ¿Cómo esta evitación fóbica para el contacto se expresa en tus gestos, en el tono de tu voz, en el rehuir su mirada? 3) Asumir la propiedad del lenguaje y la conducta, o sea, responsabilizarse de lo que se dice y/o se hace. Esto se vincula directamente con el lenguaje personal e impersonal. Es común que para referirnos a nuestro cuerpo, a nuestras acciones o emociones, utilicemos la 2º ó 3º persona. "Me causas pena" en lugar de "Yo siento pena"; "Mi cuerpo está tenso" en lugar de "Yo estoy tenso", etc. Merced al simple recurso de convertir el lenguaje impersonal en personal aprendemos a identificar mejor la conducta y a asumir la responsabilidad por ella. Como consecuencia, es más probable que el individuo se vea más como un ser activo, que "hace cosas", en lugar de creerse un sujeto pasivo, al que "le suceden cosas". Las implicancias para la salud mental y para dejar atrás nuestras "neurosis" son obvias. 4) En Gestalt está prohibido decir "no puedo"; en su lugar se debe decir "no quiero", esto es, ser asertivo. Ello debido a que muchas veces el sujeto se niega a actuar, a experimentar, a entrar en contacto, descalificándose antes de intentarlo siquiera. No se puede obligar a la persona a hacer algo que no desea, pero sí se le puede exigir responsabilidad, a asumir las consecuencias de su decisión evasiva, para lo cual un honesto "no quiero" es lo más adecuado. Del mismo modo, también deben evitarse o hacer que el paciente se de cuenta de sus "peros", "por qués", "no sé", etc. Hay que recordar que en el ser humano el lenguaje es uno de los medios de evitación por excelencia: se puede hablar de todo y no entrar en contacto con nada, poner entre nosotros y la realidad una muralla de palabras. 5) El continuum del darse cuenta: El dejar libre paso a las experiencias presentes, sin juzgarlas ni criticarlas, es algo imprescindible para integrar las diversas partes de la personalidad. No buscar grandes descubrimientos en uno mismo, no "empujar el río", sino dejarlo fluir solo, libremente. 6) No murmurar: Toda comunicación, incluso las que se supone son "privadas" o que "no interesan al grupo", debe ventilarse abiertamente en él o en su defecto evitarse. Las murmuraciones, los cuchicheos sobre los demás, las risitas cómplices, son evitaciones, formas de rehuir el contacto, además de faltar el respeto al grupo e ir contra su cohesión al establecer temas "que no le competen" en su presencia. Esta regla tiene por fin el promover sentimientos e impedir la evitación de sentimientos. 7) Traducir las preguntas en afirmaciones; salvo cuando se trata de datos muy concretos. Preguntas como "¿Puedo ir al baño? ¿Me puedo cambiar de sitio? ¿Me puedo ir?", etc., deben ser traducidas como "Quiero ir al baño; Me quiero cambiar de sitio; Me quiero ir". Así, el preguntón asume su responsabilidad y las consecuencias de lo que afirma, en lugar de adoptar una postura pasiva y de proyectar su responsabilidad en el otro, a fin de que él le dé la autorización. 8) Prestar atención al modo en que se atiende a los demás. ¿A quién le prestamos atención? ¿A quién ignoramos?, etc. 9) No interpretar ni buscar "la causa real" de lo que el otro dice. Simplemente escuchar y darse cuenta de lo que uno siente en función a dicho contacto. 10) Prestar atención a la propia experiencia física, así como a los cambios de postura y gesto de los demás. Compartir con el otro lo que se observa, lo obvio, mediante la fórmula de "ahora me doy cuenta de ..." 11)Aceptar el experimento de turno; correr riesgos al participar en la discusión. 12)Considerar, aunque no se haga explícito, que todo lo dicho y vivido en el grupo es estrictamente confidencial. EL CICLO DE LA EXPERIENCIA.Para la TG, el llamado ciclo de la experiencia es el núcleo básico de la vida humana, dado que ésta no es más que la sucesión interminable de ciclos. También se le conoce como el "Ciclo de la autorregulación organísmica", pues se considera que el organismo sabe lo que le conviene y tiende a regularse por sí mismo. La conceptualización de este ciclo pretende reproducir cómo los sujetos establecen contacto con su entorno y consigo mismos. Explica también el proceso de formación figura/fondo: cómo surgen las figuras de entre el fondo difuso, y cómo una vez satisfecha la necesidad dicha figura vuelve a desaparecer. El ciclo de la experiencia se inicia cuando el organismo, estando en reposo, siente emerger en sí alguna necesidad; el sujeto toma conciencia de ella e identifica en su espacio algún elemento u objeto que la satisface, vale decir, que dicho elemento se convierte en figura, destacando sobre los demás que son el fondo. Acto seguido, el organismo moviliza sus energías para alcanzar el objeto deseado hasta que entra en contacto con él, satisface la necesidad y vuelve a entrar en reposo nuevamente. En el esquema clásico del ciclo se identifican seis etapas sucesivas: 1) Reposo; 2) Sensación; 3) Darse cuenta o formación de figura; 4) Energetización; 5) Acción ; y 6) Contacto. En el reposo o retraimiento el sujeto ya ha resuelto una Gestalt o necesidad anterior, y se encuentra en un estado de equilibrio, sin ninguna necesidad apremiante. Su extremo patológico puede ser el autismo. En la sensación el sujeto es sacado de su reposo porque siente "algo" difuso, que todavía no puede definir. Como por ejemplo, puede sentir movimientos peristálticos o sonidos en su estómago, o sino cierta intranquilidad. En el darse cuenta, la sensación se identifica como una necesidad específica (en los ejemplos anteriores, como hambre o como preocupación, respectivamente) y se identifica también aquello que la satisface: se delimita cierta porción de la realidad que adquiere un sentido vital muy importante para el sujeto, es decir, se forma una figura. En la fase de energetización el sujeto reúne la fuerza o concentración necesaria para llevar a cabo lo que la necesidad le demanda. En la acción, fase más importante de todo el ciclo, el individuo moviliza su cuerpo para satisfacer su necesidad, concentra su energía en sus músculos y huesos y se encamina activamente al logro de lo desea. En la etapa final, el contacto, se produce la conjunción del sujeto con el objeto de la necesidad; y, en consecuencia, se satisface la misma. La etapa culmina cuando el sujeto se siente satisfecho, puede despedirse de este ciclo y comenzar otro. Así ad infinitum. Entre los diversos eslabones que conforman el ciclo se pueden formar o autointerrupciones, dando lugar a diversos tipos de patologías. Allí también actúan los mecanismos de defensa. En términos generales, se puede decir que el ciclo de la experiencia, dado en un contaxto específico y significativo, constituye en sí misma una Gestalt. Un ciclo interrumpido es una Gestalt inconclusa; un ente que parasitará al organismo consumiendo su energía hasta verse satisfecho. LOS ESTRATOS DEL YO.De acuerdo a Fritz Perls, en el Yo de todo ser humano existen seis capas que recubren, a manera de una cebolla, al Ser auténtico de las personas. Estas capas o estratos del Self, como también se les conoce, son las siguientes: 1) E. Falso; 2) E. del como sí; 3)E. Fóbico; 4) E. Implosivo o del Atolladero; 5) E. Explosivo; y 6) El Self verdadero. En el estrato Falso se encuentra nuestra "fachada", lo que colocamos en nuestra vitrina de nosotros mismos y dejamos ver a los demás. Luego viene el estrato del "como sí"; allí están los roles, los juegos que empleamos para manipular a los demás, el actuar "como sí" fuéramos esto o aquello. Es nuestro carácter o forma habitual y rígida de actuar. Si en el proceso terapéutico atravesamos el estrato Falso y el del "como sí" llegaremos al estrato Fóbico. Allí se encuentran todos nuestros temores y todas nuestras inseguridades frente a nosotros mismos; nuestros secretos mejor guardados y nuestras heridas narcisísticas; la pena, el dolor, la tristeza o la desesperación; aquello que no queremos ver ni tocar de nuestra personalidad y menos aún descubrir frente a los demás. Si logramos pasar lo fóbico sentiremos una sensación de vacío, de inamovilidad, de falta de energía, de muerte. Hemos llegado al estrato del Atolladero, donde nos sentimos "atorados", sin salida. Sin embargo, detrás se encuentra el estrato Implosivo, donde se hallan todas nuestras energías sin usar, nuestra vitalidad "congelada" o dirigida hacia nosotros mismos para mantener nuestras defensas. Finalmente, detrás de lo implosivo se encuentra el estrato Explosivo, donde las fuerzas estancadas se disparan hacia afuera en un arranque de autenticidad, dando paso al Yo verdadero que permanece oculto. Existen básicamente cuatro tipos de explosión: gozo, aflicción, orgasmo y coraje. En base a lo anterior, podemos imaginarnos a una persona X, que al comenzar la terapia se mostrará superficial, formal o convencional (buenos días, qué calor hace, qué gusto de verlo, blá, blá, blá: las Cacas de las que hablaba Perls). Detrás de ello hallaremos sus temores, sus "traumas", sus evitaciones, que es necesario confrontar. Lo meteremos así en un atolladero temporal, en donde él se vivenciará sin fuerzas, casi muerto. Sin embargo, si confía en su organismo y le da libertad éste le mostrará sus fuerzas sin utilizar, que emergerán libremente como figuras al despejarse el campo de evitaciones, su verdadero potencial, y experimentará una verdadera explosión de alegría, placer, ira o pena (todas ellas positivas, terapéuticas y necesarias) que darán paso al verdadero ser humano que hay detrás del sujeto X. Esto debe hacerse repetidas veces, a cada momento de la terapia, hasta que el sujeto se conozca lo suficiente y puede realizar el proceso por sí mismo. Una persona madura es capaz de experienciar y sostener todo tipo de experiencias emocionales en el "aquí y ahora"; además, utiliza sus propios recursos (autosoporte) en lugar de manipular a los demás y al ambiente para conseguir apoyo. En síntesis, la TG persigue: - Vivir en el ahora. - Vivir en el aquí. - Dejar de imaginar y fantasear en exceso sustituyendo al contacto real. - Dejar de pensar innecesariamente sustituyendo a la acción. - Dejar de aparentar o jugar al "como sí". - Expresarse o comunicar. - Sentir las cosas desagradables y el dolor. - No aceptar ningún "debería", más que los propios, impuestos por uno mismo en base a nuestras necesidades y experiencias. - Tomar completa responsabilidad de las acciones, sentimientos, emociones y pensamientos propios. - Sea lo que Ud. es... sin importar lo que Ud. sea. LOS SUEÑOS EN TERAPIA GUESTALTICA.En el Enfoque Gestáltico los sueños son vistos como proyecciones de la personalidad del soñante, de su campo experiencial; son partes de su experiencia que se encuentran enajenadas o no asimiladas y que se manifiestan en las imágenes oníricas como mensajes existenciales. Todos los elementos del sueño, así representen a otras personas, a ideas que no son propias o a lugares que no conocemos, se vinculan con nuestra experiencia; deben ser vistos como algo propio, como expresiones propias, que nos pertenecen, pero que se encuentran desga-jadas de nosotros. En consonancia con los principios y reglas de la Gestalt, el trabajo de sueños debe ser realizado en todo momento transfiriendo la responsabilidad por la debelación de su significado al propio soñante, no asumiéndola el terapeuta mediante el lucimiento con interpretaciones y comentarios "brillantes" que no sirven de nada. En principio, debe adoptarse como axioma que sólo la persona que sueña es la única autorizada para saber, por sí misma, qué significan sus sueños. Toda otra interpretación desde fuera, al estilo freudiano, atenta contra el respeto que merece el cliente y lo ayuda poco. Los sueños, al igual que toda experiencia, deben ser experimentados en lugar de explicados. El soñar en sí mismo es un proceso pasivo; los sueños "nos ocurren" y por ello permanecen separados de nosotros, como algo ajeno, sin saber que nos quieren decir y sin utilizar su energía. Por su propia naturaleza los sueños son evitaciones del contacto con lo que nos ocurre; son experiencias reprimidas, "inconcientes", que por diversos motivos no se constituyen en figuras mientras es-tamos despiertos. Al experimentarse los sueños, utilizando las diversas técnicas gestálticas, el rol pasivo que juegan cambia de giro, y se convierten en algo "que hacemos", pudiendo asumir nuestra responsabilidad por ellos. Con el trabajo de sueños en Gestalt se persiguen por lo menos dos objetivos: 1) Facilitar que el cliente determine cuál es el mensaje existencial que conlleva su sueño, y 2) Reincorporar dicha experiencia enajenada a su personalidad. Las técnicas utilizadas son las mismas que se usan comúnmente en la terapia grupal o individual: traer el sueño al presente y al aquí; narrarlo en primera persona (es aconsejable que inicie el relato con la frase "esta es mi existencia" o "esta es mi vida" para facilitar la identificación con lo que se narra), inicialmente tal y como ocurrió, y luego, en un segundo relato, centrándose en los diversos elementos que van apareciendo. El sujeto debe "ser" cada cosa que figura en su sueño. Si sueña con un mar agitado, pues él mismo debe ser el mar, su agitación, los peces que contiene, las algas, la arena, el cielo que lo cubre, las nubes..., sentirse como tales, representarlos, de tal modo que al actuarlos -como en un psicodrama individual donde el cliente representa todos los roles, incluyendo el de libretista- pueda acceder a su mensaje, entenderlos, ver de qué manera se asocian con su vida, e incorporarlos al sí mismo. El terapeuta se limita, primero, a contener sus ímpetus interpretativos y a escuchar con atención lo que se dice y, luego, a guiar al cliente por el sueño haciendo que se detenga en las partes que, según su experiencia, pueden ser importantes, para que las vivencie; en las Gestalten inconclusas que surgen en el relato; en lo que experimenta y, sobre todo, en lo que evita experimentar (llamo aquí la atención sobre las polaridades ocultas: trabajar también con lo opuesto de aquello que se presenta en el relato del sueño; por ejemplo, si en el sueño todo es un prado verde y primaveral se puede hacer que el sujeto se sitúe imaginariamente en un desierto estéril y en medio de una tormenta de arena, así surgirán cosas o-cultas que cautamente se evitan y se vivenciarán los opuestos). En todo momento se debe preguntar: ¿Qué sientes? ¿De qué te das cuenta? ¿Qué te recuerda ello? ¿Cómo se vincula tal o cual cosa con tu vida? ¿Qué evitas? ¿Con quién estás ahora? ¿Dónde estás?, etc., de tal modo que facilitemos el awareness del sujeto. Finalmente, si hemos realizado un buen trabajo, sin interponer nuestras propias expectativas y deseos de descubrir "grandes asuntos" para sentirnos bien, en el proceso, "sin empujar el río" forzando las cosas, es muy probable que el cliente logre darse cuenta de algo constructivo para él y que facilitemos así su crecimiento. No debemos desesperar si no logramos un gran "insight"; lo importante es que el sujeto ha reincorporado, en algún grado, su sueño -o mejor, la experiencia que contiene su sueño- a su persona; ha reasimilado su energía. Eso, de por sí, es terapéutico y muy valioso. LAS AUTOINTERRUPCIONES (MECANISMOS DE DEFENSA).Al igual que en el caso de los sueños, frente a los llamados "mecanismos de defensa" el enfoque Gestáltico a-sume una postura muy peculiar y creativa. Si recordamos bien, Fritz Perls estuvo muy vinculado al movimiento psicoanalítico en Alemania. Fue analizado y recibió formación en psicoterapia analítica con los principales freudianos de su época (Karen Horney, Helen Deuscht, Wilhelm Reich, etc.); incluso conoció al propio Freud, en un breve encuentro que resultó más bien frustrante (y hasta traumático) para el viejo Fritz (ver Dentro y fuera del tarro de la basura, su autobiografía), y fue fundador del Instituto Psicoanalítico de Sudáfrica, país al fue a recalar huyendo de los nazis en 1933. Por tal motivo, es explicable su interés por es-te tema y por el anterior (los sueños), aunque no se debe asumir erróneamente que no es más que una simple copia o plagio del psicoanálisis. En Gestalt, los mecanismos de defensa antes que proteger al Yo de las pulsiones internas amenazantes o de las amenazas externas, son concebidos como formas de evitar el con-tacto, tanto interno como externo; como autointerrupciones del ciclo de experiencia (ver separata Nº 02). Como se vio, el organismo -la totalidad de cuerpo y mente que somos todos- se regula a sí mismo a través de ciclos sucesivos de siete fases o etapas (reposo, sensación, formación de figura, movilización de energía, acción, contacto y reposo). En los diversos espacios que median entre las fases del ciclo se pueden producir las autointerrupciones, con la finalidad de evitar el dolor, el sufrimiento, no sentir, no vivir, separarse de lo amenazante en uno mismo, huir del estrato fóbico, etc. De ahí lo de "de defensa". Fritz Perls (y Laura, su esposa, cofundadora de la Terapia Guestalt) describó hasta cinco mecanismos: introyección, proyección, confluencia, deflexión y retroflexión. Salama y Castanedo, en su libro Manual de psicodiagnóstico, intervención y supervisión para psicoterapéutas (1991), mencionan las variantes que los diversos autores (Goodman, Latner, Polster, Petit, Pierret) han propuesto en cuanto a orden y número de los mecanismos, para proponer ellos mismos una lista, tal vez excesiva, de ocho: desensibilización, proyección, introyección, retroflexión, deflexión, confluencia, fijación y retención. Lo interesante y novedoso del aporte de estos au-tores (aunque requiere todavía de mayor comprobación y refi-namiento) es su intento por desarrollar una psicopatología Guestáltica, que busque entender los problemas emocionales a partir de las interrupciones del ciclo de la experiencia. A fin de no entrar en polémicas sobre cuál pro-puesta es la más adecuada, nos apegaremos a la propuesta de Perls para la exposición, incluyendo, por considerarlo adecuado, una de las fases de Salama y Castanedo. La desensibilización (Salama y Castanedo), que se da entre reposo sensación, consiste en bloquear las sensaciones tanto del medio externo como del interno, no sentir lo que viene del organismo; esto estimula el proceso de intelectualización por el que se intenta explicar por medio de racionalizaciones la falta de contacto sensorial. Su frase característica sería "No siento". La proyección (F. Perls), se da entre sensación y formación de figura. Consiste en transferir lo que uno siente o piensa, pero que por diversos motivos (sobre todo por acción de los introyectos "no debes") no puede aceptar en sí mismo, a los demás: "Odiar es malo", dice la madre; el niño odia a su padre, pero como "no se debe odiar" se enajena de ese sentimiento y le echa la pelota al padre temido y amenazante: "Tú me odias, tú eres el malo". Su frase característica es "Por tú culpa". La introyección (F. Perls), media entre la formación de figura y movilización de energía para la acción. Aquí el sujeto se "traga" todo lo que le dan sin masticarlo lo suficiente; las influencias externas son engullidas sin hacer la necesaria crítica y selección, de acuerdo a sus necesidades personales. El sujeto sufre un verdadero empacho de mandatos, órdenes, influencias, imagos, etc., incuestionables, que cumplen en sí una función parasitaria pero que el sujeto asume erróneamente como propios, como normas y valores morales. "Haz esto", "No hagas esto", "No debes", "Deberías", etc. Los introyectos impiden el libre flujo de los impulsos y la satisfacción de las necesidades: no seas agresivo, no forniques, conserva tu virginidad, a la madre no se le dice eso...bla, bla, bla. Importante: detrás de todo introyecto hay figuras importantes para nosotros y Gestalten inconclusas en relación a ellas. Su frase es "Debo pensarlo o hacerlo así". La retroflexión (F. Perls), se da entre movilización de energía y acción. Es lo contrario a la proyección. El sujeto no se atreve a actuar sus deseos o impulsos por la acción nuevamente de los introyectos, así que se los dirige a sí mismo por ser esto menos peligroso: se autoagrede deprimiéndose; desarrolla trastornos psicosomáticos; se desvaloriza, etc. Su frase es "Me odio para no odiarte". La deflexión (Laura Perls), se da entre acción y contacto. Consiste en establecer un contacto frío, inocuo, no amenazante; como si se tocaran las cosas con guantes o pinzas para no sufrir daño o quemarse. Es también la expresión atemperada de las emociones: hacerlo "educadamente". No se insulta...se ironiza o se hacen chistes; no se reclama o lucha por lo propio...uno se resiente; no se ama...se "estima". A nivel verbal es bastante claro; los eufemismos son una muestra evidente de la hipocresía deflexiva: falleció por murió; hacer el amor por fornicar, etc. Otras formas son hacerse el cínico, el indiferente, el intelectual, racionalizarlo todo. Su frase es "Tiro la piedra y escondo la mano". La confluencia (F. Perls), también se da entre acción y contacto. El sujeto para ser aceptado o no entrar en discusión con figuras importantes simplemente se mimetiza a ellas; debilita los límites de su Yo para fusionarse al otro. Se adoptan así, sin crítica ni cuestionamientos, decisiones, ideas, estilos de viva ajenos. Se adopta una postura cómoda donde se abdica de la propia responsabilidad, de la capacidad de tomar decisiones, para siempre "estar de acuerdo". Los con-fluentes son personas "sin carácter ni personalidad", "pasivas", que practican la desesperanza aprendida o la identificación con el agresor temido. Su frase es "Acéptame, no discuto". TÉCNICAS DE LA GESTALT.En la Terapia Guestáltica se trabaja con tres clases de técnicas básicamente: 1) Las T. Supresivas; 2) Las T. Expresivas; y 3) Las T. Integrativas. 1. Técnicas Supresivas: Pretenden básicamente evitar o suprimir los intentos de evasión del cliente del aquí/ahora y de su experiencia; es decir, se busca con ello que el sujeto experimente lo que no quiere o lo oculto a fin de facilitar su darse cuenta. Entre las Principales Supresivas tenemos: - Experimentar la nada o el vacío, tratando de que el "vacío estéril se convierta en vacío fértil"; no huir del sentimiento de vacío, integrarlo al sí mismo, vivirlo y ver que surge de él. - Evitar "hablar acerca de", como una forma de escapar a lo que es. El hablar debe sustituirse por el vivenciar. - Detectar los "deberías" y antes que suprimirlos es mejor tratar de determinar qué puede haber detrás de ellos. Los "deberías" al igual que el "hablar acerca de" son forma de no ver lo que se es. - Detectar las diversas formas de manipulación y los juegos o roles "como si" que se desempeñan en terapia. También, antes que suprimirlos es mejor vivenciarlos, hacer que el sujeto se de cuenta de ellos y del rol que juegan en su vida. Entre las principales formas de manipular podemos hallar: las preguntas, las respuestas, pedir permiso y las demandas. 2. Técnicas Expresivas: Se busca que el sujeto exteriorice lo interno, que se de cuenta de cosas que posiblemente llevó en sí toda su vida pero que no percibía. Se buscan tres cosas básicamente: - Expresar lo no expresado. - Terminar o completar la expresión. - Buscar la dirección y hacer la expresión directa. - Expresar lo no expresado: 1. Maximizar la expresión, dándole al sujeto un contexto no estructurado para que se confronte consigo mismo y se haga responsable de lo que es. Se pueden trabajar con inducciones imaginarias de situaciones desconocidas o raras, para que aflores temores, situaciones inconclusas. También se puede minimizar la acción no-expresiva. 2. Pedir al cliente que exprese lo que está sintiendo. 3. Hacer la ronda, que el sujeto exprese lo que quiera a cada miembro del grupo o se le da una frase para que la repita a cada uno y experimente lo que siente. - Terminar o completar la expresión: Aquí se busca detectar las situaciones inconclusas, las cosas que no se dijeron pero pudieron decirse o hacerse y que ahora pesan en la vida del cliente. Una de las técnicas más conocidas es la "silla vacía", es decir, trabajar imaginariamente los problemas que el sujeto tiene con personas vivas o muertas utilizando el juego de roles. También se pueden utilizar inducciones imaginarias para reconstruir la situación y vivirla nuevamente de manera más sana, expresando y experimentando todo lo que se evitó la primera vez. - Buscar la dirección y hacer la expresión directa: 1. Repetición: La intención de esta técnica es buscar que el sujeto se percate de alguna acción o frase que pudiera ser de importancia y que se de cuenta de su significado. Ejemplos: "repite es frase nuevamente", "haz otra vez ese gesto", etc. 2. Exageración y desarrollo: Es ir más allá de la simple repetición, tratando de que el sujeto ponga más énfasis en lo que dice o hace, cargándolo emocionalmente e incrementando su significado hasta percatarse de él. También, a partir de una repetición simple el sujeto puede continuar desarrollando su expresión con otras cosas para facilitar el darse cuenta. 3. Traducir: Consiste en llevar al plano verbal alguna conducta no verbal, expresar con palabras lo que se hace. "Qué quiere decir tu mano", "Si tu nariz hablara que diría", "Deja hablar a tus genitales". 4. Actuación e identificación: Es lo contrario a traducir. Se busca que el sujeto "actúe" sus sentimientos, emociones, pensamientos y fantasías; que las lleve a la práctica para que se identifique con ellas y las integre a su personalidad. Es muy útil en el trabajo de sueños. 3. Técnicas Integrativas: Se busca con estas técnicas que el sujeto incorpore o reintegre a su personalidad sus partes alienadas, sus hoyos. Aunque las técnicas supresivas y expresivas son también integrativas de algún modo, aquí se hace más énfasis en la incorporación de la experiencia. a. El encuentro intrapersonal: Consiste en que el sujeto mantenga un diálogo explícito, vivo, con las diversas partes de su ser; entre los diversos subyos intra-psíquicos. Por ejemplo entre el "yo debería" y el "yo quiero", su lado femenimo con el masculino, su lado pasivo con el activo, el risueño y el serio, el perro de arriba con el perro de abajo, etc. Se puede utilizar como técnica la "silla vacía" intercambiando los roles hasta integrar ambas partes en conflicto. b. Asimilación de proyecciones: Se busca aquí que el sujeto reconozca como propias las proyecciones que emite. Para ello se le puede pedir que él haga de cuenta que vive lo proyectado, que experimente su proyección como si fuera realmente suya. Ejemplo: P: "Mi madre me odia". T: "Imagina que eres tú quien odia a tu madre; cómo te sientes con ese sentimiento? ¿Honestamente, puedes reconocer que ese sentimiento es tuyo realmente?". Es importante recordar que estos procedimientos o técnicas son sólo un apoyo para lograr los objetivos terapéuticos, pero que no constituyen en sí la Terapia Gestalt. Lo importante, lo realmente terapéutico, es la "actitud guestá-tica" que se adopte, el reconocimiento de la importancia de proceso, y el respeto por el ritmo individual del cliente. No empujar el río, dejarlo ser. Tampoco aplicar las técnicas estereotipadamente, son asimilar la filosofía implícita en el Enfoque Gestalt. REFLEXIONES FINALES.Debemos tener cuidado de no confundir la terapia Gestalt con un enfoque fácil de aprender y de ejecutar; como si se tratara de una terapia en la que bastan las ganas y la "espontaneidad" para ser un buen terapeuta. Una percepción similar llevó a la terapia Gestalt a una seria crisis en los años sesenta y setenta, cuando muchos creían que con asistir a un par de talleres ya se podían considerar terapeutas gestálticos. No queremos que ante las demás corrientes o enfoques la Gestalt aparezca como algo poco serio, propio para gente sin formación y sin experiencia clínica BIBLIOGRAFÍA REVISADA.1. ALLERAND, Mabel. Piedra libre. Terapia gestáltica. Buenos Aires: Editorial Planeta. 2. AUER, Helga. Psicología humanística. Lima: UNIFE. 3. BARANCHUK, Julia. Atención, aquí y ahora. La terapia gestáltica. Buenos Aires: Abaddon Ediciones. 4. CASTANEDO, Celedonio. Grupos de encuentro en terapia gestalt. Barcelona: Herder. 5. CASTANEDO, Celedonio. Terapia gestalt. 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Santiago: Cuatro Vientos. 27. SCHNACKE, Adriana. La voz del síntoma. Santiago: Cuatro Vientos. 28. SHEPARD, Martín. Fritz Perls. La terapia guestáltica. Buenos Aires: Paidós. 29. STEVENS, Barry. No empujes el río. Santiago: Cuatro Vientos. 30. STEVENS, John. En darse cuenta. Santiago: Cuatro Vientos. 31. STEVENS, John. Esto es guestalt. Santiago: Cuatro Vientos. 32. YONTEF, Gary. Proceso y diálogo en psicoterapia gestáltica. Santiago: Cuatro Vientos. Neurosis en psicoterapia gestáltica 1. El self como órgano de contacto y en relación con la identidad. 2. Contacto y evitación del contacto. 3. Punto ciego y diferenciación. 4. Autoapoyo y apoyo ambiental. 5. Resistencia. 6. La neurosis como evitación del contacto. 7. "Carácter". 8. Mecanismos defensivos. 9. Relación terapéutica. 10. Bibliografía consultada. El self como órgano de contacto y en relación con la identidad. El self es el órgano de contacto por excelencia, mientras que la identidad es algo que crece, que se desarrolla, que es capaz de transformarse, pero que también es capaz de rigidizarse, de estancarse, de entumecerse. La identidad es la totalidad de la persona, es aquello con lo cual nos identificamos, lo que sentimos que somos. Cuando la identidad no es flexible y variable, cuando es rígida, estamos frente a una identidad neurótica, frente a una gestalt fija, frente a un comportamiento previsible. En este caso el self está al servicio de la neurosis y por lo tanto no permite realizar ni realiza contactos nuevos. El self no es la identidad aunque guarda con respecto a esta una relación muy profunda. Un self rígido por ejemplo, impide una identidad variable, mientras que un self dinámico permite el desarrollo de una identidad flexible. O sea, que si mi self no varía, siempre habrá de mantener la misma distancia y esto llega a suceder en personas que han carecido de afecto y de contacto físico durante su primera infancia, lo cual hace que se sientan confusas, molestas, temerosas, invadidas, afectadas en su estructura de identidad cuando otro se les acerca o intenta contactarlos físicamente; temen el rechazo de y por el otro. En el fondo quieren establecer contacto pero sienten temor y se aislan como defensa. Lo que nos permite el cambio y el crecimiento es que el self trascienda los límites de nuestra identidad. Ambos se han de condicionar mutuamente. El self es el que posibilita que mi identidad crezca a través del establecimiento de contactos nuevos. Lo que se encuentra en la base de la génesis de una estructura neurótica es la reiteración de una situación que es siempre la misma (por ejemplo que a un niño siempre le griten o le peguen, o que sea sobreprotegido o sobremimado). Cuando trabajamos con personas que tienen dificultad para distinguir entre su self y su identidad y los conducimos a establecer contacto con algo, en la medida en que no son capaces de digerir y asimilar, rechazan el contacto incrementando así sus resistencias y sus defensas. El trabajo terapéutico estaría entonces dirigido a buscar flexibilizar al self más que a cambiar la forma de ser, al menos en principio. No debemos intentar cuestionar o amenazar la identidad de dicha persona porque ella no tiene la menor posibilidad de defenderse, de eliminar la angustia. Por ello trabajamos con la periferia, conduciéndola a realizar contactos poco a poco, en forma gradual. Y así vamos trabajando en, con y sobre el self tocando en un mínimo la identidad de la persona, de manera que contacte con algo tolerable para su identidad. Dependiendo de la situación en particular y del momento de la misma es que la estrategia terapéutica será más o menos flexible y amplia. Recordemos entonces que el contacto es igual a experienciar que es igual a lo nuevo y en la medida en que no puedo hacer contacto conmigo mismo, me impido el contacto con lo otro. La separación entre self e identidad es algo variable a lo largo del transcurrir de la vida. Cuando llegamos a tener clara conciencia de nuestra identidad, podemos asumir el riesgo de una nueva experiencia. Toda situación nueva implica un riesgo y en ese momento nos experimentamos como solos y separados. Para experimentar el riesgo nos tenemos que poder aferrar a algo. Si no sentimos confianza en nosotros mismos no podemos arriesgarnos puesto que no tenemos la base de apoyo que nos permita dar el salto hacia lo desconocido. Y esto es algo que nadie puede hacer por nosotros. Contacto y evitación del contacto. La diferenciación entre yo y no-yo se lleva a cabo a través de la experiencia y ella se da a través del contacto. Crecemos mediante el entrar en contacto con lo nuevo, a través de la experimentación y asimilación de lo que es diferente, de lo que es desconocido. El contacto ocurre en el aquí y ahora, en el momento presente. En el comportamiento neurótico no hacemos contacto sino que repetimos y tocamos siempre lo mismo. Hay una evitación del contacto, una actitud fóbica frente al contacto. No nos relacionamos con lo nuevo a los efectos de permanecer "idénticos", sin cambio alguno en nuestra persona. En la situación terapéutica de una forma o de otra esta persona que concurre a consulta intenta en una forma inconsciente el introducirnos en su gestalt fija, en su estructura caracterológica. Punto ciego y diferenciación. Debemos hacer énfasis en lo que se ve y en lo que no se ve. Y esto que no se ve es lo que constituye el "punto ciego". El "punto ciego" se mantiene a través de una deflección del estímulo, pues dicho estímulo toca una necesidad cuya falta me provoca angustia y ansiedad y ello es motivo para y de tener una coraza que haría que ese estímulo rebote y no me afecte. La diferenciación no es tan sólo una diferenciación interpersonal sino también una diferenciación intrapsíquica, como sería por ejemplo el diferenciarnos de nuestros introyectos. El diferenciarme externamente implica el discriminarnos con respecto a lo que no somos. El diferenciarme interiormente sería discriminarme con respecto a y con lo que no soy yo a nivel interno, al interior de mi propio organismo y/o psiquismo. Mi identidad entonces es todo aquello con lo cual yo me identifico, ya sea que esté dentro o fuera de mi. Por otra parte lo que introyecto limita mi espacio vital intra y extrapsíquico y es por ello que para crecer debemos diferenciarnos de esos introyectos, es decir, debemos regurgitarlos, masticarlos, digerirlos y asimilarlos de manera de integrarlos a nuestro organismo. En la persona neurótica aunque haya una comprensión racional de que sus temores son fantasía, hay una experiencia que refuerza ese temor, por lo cual no lo puede asimilar en forma racional, sino que ha de re-vivirlo, re-vivenciar esa situación en el aquí y ahora, en el momento presente. Ha de enfrentarla en forma experiencial de manera tal de salvar la barrera y asimilar la situación estancada como lo que fue, como una experiencia más que integra su historia de vida, como algo que sucedió en el pasado y que ahora es "fondo" y ya no "figura", algo que ocurrió en un presente que ya es pasado y que por ende se constituye en algo irrepetible como lo es toda experiencia que sucede en el aquí y ahora. Autoapoyo y apoyo ambiental. El pasaje del apoyo ambiental al autoapoyo implica el proceso del pasaje de lo "enfermo" a lo "sano". En nuestra infancia buscamos movilizar los recursos del medio ambiente para el logro de nuestras necesidades. En dicho caso, el desarrollo emocional implicaría establecer un equilibrio entre el afecto y la frustración. Frustración en cuanto a hacer que el niño lo logre por sí mismo. Es así que entre el afecto y la frustración es como se llega a desarrollar el arte de criar un niño. Se necesita de la frustración para poder crecer y ello implica el establecimiento de límites, de negar cosas. Implica el frustrar la manipulación mediante la cual obligamos a otro(s) a que nos de(n) lo que necesitamos, cambiándola así por la obligación de desarrollar su propio potencial para lograr lo que necesita. Y esa frustración también es necesaria en todo proceso terapéutico. La persona que llega a consulta lo hace con su "carácter" (frustraciones, acting, etc.); entonces si entramos en el juego que la persona trae y nos convierte en uno más de sus introyectos, no va a ocurrir nada y permaneceremos estancados. Es decir, que hasta que no frustremos esa manipulación no va a haber contacto, ergo, no va a haber crecimiento, maduración. El crecimiento implica el pasar de la movilización del apoyo ambiental al autoapoyo. El autoapoyo es poder reconocer mis necesidades y satisfacerlas. El hecho de buscar satisfacerlas implica la sensación de poder que se vivencia como centrada en uno mismo. Cuando nos arriesgamos estamos posibilitándonos el crecimiento. Al desarrollar nuestro apoyo empezamos a elegirnos a nosotros mismos como seres en situación de relación. Cuando una persona logra desarrollar ese centro de autoapoyo en sí misma, entonces podemos decir que el proceso terapéutico ha concluido. El proceso de crecer sólo puede estar basado en la experiencia del presente; nunca puede ser un "verticalazo" del terapeuta. La persona sana se autoelige a sí misma y toma sus propios riesgos. La neurosis es una forma de ser y de estar en el mundo y no una enfermedad. La neurosis es en cierto sentido la mejor identidad que una persona pudo lograr en el proceso de su vida. En ese sentido es nuestra mayor riqueza y nuestra mayor pobreza. Es nuestra mayor riqueza en tanto que configura nuestra historia de supervivencia y es en ese sentido todo lo que tenemos. Es así que una persona no tiene una neurosis sino que se es un neurótico. Y al mismo tiempo se constituye en nuestra mayor pobreza en cuanto es nuestra mayor limitación, nuestra mayor tristeza, angustia; es el no encontrarnos con los demás y el no encontrarnos sinceramente con nosotros mismos. Pero para bien y/o para mal, nuestra neurosis es nuestra identidad. Cualquier cambio entonces amenaza la estructura de nuestra identidad, la que fue creada para defendernos del mundo. Y es por este motivo que nadie en su sano juicio quiere cambiar. A la experiencia de cambio llegamos dolorosamente. Es muy difícil nacer nuevamente, porque para poder re-nacer hay que primeramente morir. Tiene que perecer una forma de ser para que pueda nacer una nueva. Resistencia. La resistencia es una defensa "lógica" de mi identidad. La neurosis es algo que se instala progresivamente, con excepción de las situaciones traumáticas. La permanente repetición de una conducta es lo que genera la neurosis. El gran daño que encontramos en el núcleo de la neurosis es el daño a uno mismo. La persona sana es dueña de su propia existencia. Ningún proceso psicoterapéutico puede darle a una persona lo que esta no tiene; si puede ayudarla a descubrir lo que yace oculto en cuanto que potencialidad en sí misma. La aparición de una conducta repetitiva en consecuencia implicaría que no ha habido un cambio en la estructura. El lograr un "insight" racional a lo único que ayuda es al reforzamiento de los mecanismos defensivos que le sirven al individuo para autojustificarse. Para que exista cambio hay que movilizar toda la estructura. En general cuando hablamos de resistencia todos pensamos en una fuerza que se opone a nuestro deseo consciente de cambio, o sea, que se visualiza a la misma como un obstáculo a vencer. Esto se constituye en una falsa oposición entre una persona que quiere cambiar y un obstáculo. Ambas están dialécticamente interrelacionadas; la una refuerza a la otra y esto se daría a través de la resistencia. Sería como el principio de acción y reacción trasladado de la Física Clásica a la Psicología. La resistencia es así considerada como el interjuego, la interrelación entre la fuerza para el cambio y la fuerza igual y contraria para el no cambio (quiero cambiar, pero no quiero cambiar). El tema no está en tomar una parte sino en tomar ambas y hacer que surjan como evidentes. Cuando decimos y experimentamos un "no puedo", en verdad lo que hay es un "no quiero" del cual no me hago responsable, que no se me hace consciente. En el "no quiero" ya existe un compromiso activo el que no necesariamente tiene que ser consciente, es decir, que el hacer evidente el "no quiero" no implica hacer consciente las causas por las cuales no quiero. Esto busca integrar una parte de mi identidad con la cual yo me encontraba previamente en conflicto y que por ende estaba alienada de mi personalidad. Ello conduce a que la persona se ponga en contacto con su núcleo problemático, el cual será resuelto en el transcurso del proceso terapéutico. Habría un "porqué" que se encontraría implícito en el proceso de experimentar el "no quiero". Una interpretación no puede superponerse a la relación con la persona en situación de consulta. La interpretación es válida sólo si puede ser relacionada a través de un proceso experiencial, lo que implica no considerar la interpretación como una conclusión sino como un instrumento. Todo dependería de en que momento se haga la interpretación y de cómo se haga. Una racionalización mal hecha tendería a reforzar los mecanismos defensivos, a constituirse en una justificación para nuestros actos. Durante el proceso terapéutico, la relación que establecemos con la persona que acude a consulta es el vehículo primordial mediante y a través del cual se logra el encuentro existencial que permite el crecimiento más que la metodología terapéutica en sí, es decir, que lo que más influye son las cualidades personales de un profesional. Buscamos hacer contacto con la parte alienada del "self". Es decir, que si bien las resistencias son inconscientes, ello no significa que no nos pertenezcan. Y todo ello puede hacer cambiar la experiencia de mi "no puedo" a un "no quiero", lo que implica responsabilizarme de mis proyecciones y ello significa reidentificarme con mis partes negadas. En el "no quiero" es donde se encuentra radicada la energía vital. Es así que en la situación psicoterapéutica buscamos brindar un soporte para esa parte, para que la pueda experienciar. No puede haber cambio alguno sin una experiencia, porque fue a raíz de una experiencia que se produjo la alienación. Y la resistencia son ambas fuerzas: el quiero y el no quiero. Cuando entro en contacto con una polaridad hay una traslación de energía hacia la otra polaridad. El no querer es una actividad potente y el no poder es una actividad impotente. La neurosis como evitación del contacto. Siempre repetimos la misma situación, siempre hacemos contacto con lo mismo y esta gestalt fija es la condena de las neurosis. Nos encontramos estancos en y sobre un punto sobre el que giramos sin posibilidad de experimentar nada nuevo. Hay una evitación del contacto que no es selectiva, que es inconsciente. En este sentido la neurosis sería una actitud fóbica en cuanto que evitación del contacto. El proceso terapéutico consistiría así en el establecimiento de un buen contacto. Si pasa a integrarse como parte constitutiva del argumento de nuestra vida entonces no hay contacto, no hay cambio. Durante la relación terapéutica continuamente la persona en consulta nos busca atraer a su "terreno" para así incorporarlo a lo conocido; actividad esta que se realiza en forma inconsciente, pues es la forma como el paciente ha articulado el mundo para poder sobrevivir. En este sentido no cumplimos con las expectativas del consultante sino que por el contrario nos diferenciamos del rol que nos quiere imponer y de ahí que se configure una situación totalmente nueva. Las defensas siempre se mantienen como una evitación del contacto consigo mismo a los efectos de evitar el dolor de esa experiencia subjetiva. Podemos hacer contacto: con nosotros mismos (nivel intrapsíquico), con el otro (nivel interpersonal); y/o con el medio (nivel ambiental). El ser en el mundo del neurótico hace que este se sienta como en una cárcel. Hay una falta de contacto con lo nuevo, razón por la cual no crece y tiene la sensación de estar condenado a que todo sea por siempre igual, sin cambio, rutinario. La neurosis es su identidad; no es su única manera de ser en el mundo, pero es vivenciada como si lo fuera. Hay una intencionalidad no consciente de mantenernos igual, dentro de ciertos límites; de no perder nuestra identidad. "Carácter". El tomar contacto con el cuerpo nos permite hacernos sujetos de nuestra experiencia y no objetos; permite el abrir y cerrar dinámicos. Sentimos, pensamos y actuamos de una misma manera, en un armonioso fluir con las diferentes experiencias de y en la vida. Este sería el prototipo de la persona que denominamos "normal". Tener un "carácter" sería tener un comportamiento predecible. El carácter sería una serie de comportamientos aprendidos los que en su conjunto conformarían una estructura sobre la base de una serie de respuestas que fueron previamente introyectadas. Todos conformamos un carácter, pero lo sano es que esa estructura sea flexible, variable, dinámica. La persona neurótica sería aquella que confunde la rutina con la personalidad, es decir, que confundiría el carácter con su propia persona y de esa manera, no se defiende sino que vive defendida. Un carácter rígido y definido impide el crecimiento y de esta manera no hay contacto con lo nuevo. Para poder sostener la neurosis debo evitar el contacto con lo nuevo; no puedo absorber experiencias nuevas. De esta manera no hay contacto con lo nuevo y me identifico con mi neurosis. Y mientras más rígido sea ese carácter, más limitado me encuentro; mayor es mi imposibilidad de entrar en contacto con lo nuevo. La evitación del contacto que hace al y el neurótico es inconsciente, aunque hay una intencionalidad y es el descubrimiento de dicha intencionalidad el primer paso de todo proceso terapéutico. Podemos no darnos cuenta del propósito implícito en lo que hacemos y es por ello que debemos ver el cómo lo hacemos, pues sobre la base de ese cómo es como vamos a descubrir la intención, el propósito. Cómo lo hacemos hoy, en el aquí y ahora es lo que hay que frustrar para descubrir lo que está implícito pero es inconsciente. Se busca así transformar un problema interpersonal en un problema intrapsíquico, en un problema que radica en uno mismo. Y al descubrir que nosotros somos quienes generamos las situaciones que vivimos, haciéndolas encajar en nuestro argumento de vida, es que abrimos una abertura en el muro de nuestro carácter. Mecanismos defensivos. Todos los mecanismos de defensa son formas de evitar el contacto que permiten ver el cómo un individuo en particular se impide el contacto con el mundo interno y/o externo. Cuando hacemos contacto lo hacemos con lo exterior y con lo interior. La experiencia la asimilamos desde nuestro interior. Es a través del contacto como discrimino lo que soy de lo que no soy y ello implica un equilibrio permanente y dinámico con el medio, lo que implica que mi identidad se va a encontrar inmersa en un proceso de transformación continua. En la neurosis intentamos desesperadamente permanecer con nuestra personalidad intacta, inalterable, incambiada. Ello conduce a un intercambio con el medio que es insuficiente, lo cual provoca una sensación de estancamiento, de no fluir. El carácter neurótico evita el contacto y por ende evita la transformación, el desarrollo y el crecimiento. El contacto en si no es controlable. Cuando ocurre es espontáneo. Sólo podemos acceder a entrar en contacto y es por ello que el mismo es vivido como algo riesgoso. El neurótico buscaría vivir siempre en una relación "como sí". La proyección es una gestalt visible y detectable en el cómo, en tanto que implica un comportamiento, implica algo activo y no racional, el cual además se encuentra cargado de sentimientos y actitudes. Reprimimos nuestros sentimientos y emociones con la totalidad de nuestra persona y no tan sólo con una parte de ella. Por ello en el transcurso de la consulta buscamos abordar el fenómeno por más seguros que podamos estar de lo que dicho fenómeno signifique. Buscamos que el individuo se re-experimente a sí mismo. Cuando recuperamos el sentimiento lo dirigimos hacia el hecho original que lo causa. En el proceso de consulta siempre devolvemos la proyección. Tratamos de lograr una diferenciación de la proyección de manera tal de que la persona se responsabilice por y de sus propias proyecciones, lo cual implica que como profesionales simplemente digamos: "yo soy yo". Y así es entonces que cuando la persona que acude a consulta entra en contacto con algo, pues que descubre algo y así desaparece una fantasía que ha repetido a lo largo de su vida, buscando reconstruir constantemente el mundo como el quiere que sea. Cuando la persona confiesa su temor a entrar en contacto, lo invitamos a realizar un experimento vivencial. Cuando hay contacto hay una movilización de energía. El organismo es un instrumento sensorial que nos permite el percatarnos de cambios en nosotros mismos y en el medio ambiente circundante. En sí mismos los mecanismos defensivos son neutros, no son ni buenos ni malos, todo depende de cómo sean usados. Como ya manifestamos, lo malo no es defenderse sino el vivir defendidos. El arte por ejemplo, implica una proyección lo que de ninguna manera se puede considerar como patológico; lo patológico sería el vivir proyectando partes no asimiladas de uno mismo. Estos mecanismos defensivos para la Terapia Gestalt son: o Introyección: La introyección y la proyección están inseparablemente unidas, relacionadas. Si no digerimos lo que contactamos queda como un objeto extraño a nosotros mismos, de manera que al no des-estructurarlo no lo podemos asimilar. Es así como comenzamos a llenarnos de introyectos, quedando cada vez menos espacio para la propia personalidad. Introyectar significaría así el "tragarnos" experiencias sin ser integradas a la totalidad de nuestro ser. Y esto luego va a generar toda una serie de conflictos. El conflicto se daría así entre los deberías introyectados y mi propia personalidad. La imposición de una idea o de una conducta generaría de esta manera una fuerza igual y contraria lo que anularía ambas fuerzas y provocaría un estancamiento. El conflicto se resolvería sacando a la luz de la conciencia ambas partes . Este mecanismo en sí mismo, como sucede con todos los mecanismos defensivos no es patológico. Por ejemplo, en la infancia las introyecciones son imprescindibles, pero cuando uno alcanza la capacidad de discriminar, entonces llega el momento de asimilar lo que sirve y eliminar lo que no. Cuando una persona usa básicamente este mecanismo, nos hemos de encontrar entonces con personas con problemas de obesidad, de drogadicción, de alcoholismo. Son casos en donde la persona tiende a tragarse al medio ambiente y no lo digiere. Busca establecer "relaciones" con todo el mundo, pero no las asimila, sino que se las traga. Busca continuamente marcos de referencia así como el establecimiento de vínculos de dependencia y también justificaciones a su modo de ser. Cuando estamos llenos de otras personas, ideas, cosas, sentimientos y emociones lo que sentimos es un enorme vacío y es ese vacío algo que yo no estoy ocupando y por ello, compulsivamente, con la esperanza de algún día sentirme satisfecho sigo introyectando cosas, sin darme cuenta que ese espacio sólo puede ser llenado por mí mismo. Cuando rompemos algún introyecto, necesariamente cambiamos porque contactamos con la realidad de y en una forma nueva, diferente a la rutinaria. Así cada paso es una conquista sobre nuestro propio ser, no sólo sobre la autoridad introyectada sino también sobre nuestra propia autoridad. Todo lo que no digerimos no forma parte de nosotros. El juicio crítico no es algo tan sólo racional sino que es algo pasional, siendo esta una de las formas más importantes para la des-estructuración de los introyectos. Proyección: La proyección sería una alienación de una parte de mi self que atenta contra mi identidad. Proyectamos lo que previamente hemos introyectado y que no aceptamos como propio. Al poner dichas partes alienadas en el ambiente, las proyecto. Por ejemplo, en las fobias proyectamos en la cosa, hecho, lugar o lo que sea, nuestras partes alienadas, como forma de manejar nuestras ansiedades y angustias. Este mecanismo es además la base de la paranoia donde la persona proyecta su agresividad sintiéndose así agredido por los otros. La proyección es el mecanismo por el cual ponemos una parte de aquello que me pertenece en el ambiente. La alienamos de nuestra persona, la desposeemos. Pero la proyección también tiene aspectos positivos como en el arte o cuando hacemos proyectos de futuro. El problema se instituye y se constituye cuando la misma se hace automática, rígida e inconsciente. En la proyección evitamos estar en contacto con nosotros mismos y con los demás, así como con una serie de situaciones. Retroflección: Existen dos tipos de retroflección: 1. Hacernos a nosotros mismos lo que nos gustaría hacerle a los demás o al ambiente (proceso de culpa, depresión y de desvalorización y empobrecimiento de mi persona); y 2. Hacernos a nosotros mismos lo que nos gustaría que los demás nos hicieran (la persona se siente autosuficiente, se aisla, no confía en nadie y se autodesvaloriza). La energía se vuelca hacia uno mismo. Deflección: Aquí lo que hacemos es rebotar todo; no interesa nada. Cualquier cosa que provenga del medio, la devolvemos al medio de manera tal que no nos toque, que no nos penetre, de manera tal de preservar intacto nuestro mundo interno. Este mecanismo se ve en el caso de personas muy ansiosas las que en vez de vivenciar la experiencia del momento presente, están en otra cosa. Es el mecanismo por excelencia para la evitación del momento presente. En su aspecto positivo la vemos funcionar cuando "eliminamos" ruidos molestos o cosas que nos interesan, o nos defendemos de situaciones agresivas. Confluencia: Los límites del contacto que permiten la identidad se rompen y entonces me con-fundo con el ambiente perdiendo así mi identidad. Aquí el contacto se evita en cuanto se pierde en la medida en que no sé quien soy; no tengo una posición personal ante nada. El "beneficio" patológico estaría dado en cuanto que pierdo mi propio sentido de mi mismo y en consecuencia no tengo que responsabilizarme de mi mismo. En la confluencia me pierdo en el otro, siendo ésta una de las formas más fáciles de evitar el crecimiento. Lo positivo estaría dado en y por el sentimiento de comunidad, de formar parte de algo mayor que uno mismo y de esa manera llegar a sentirse continentado (caso por ejemplo de la relación del niño con su madre). Relación terapéutica. La relación que establecemos con una persona en el ámbito de la consulta implica un verdadero encuentro existencial; una relación afectiva sólida y sólo puede haber encuentro entre dos cosas diferentes y es por ello que buscamos diferenciarnos de lo que no soy yo, siendo lo que somos. El manejo de la transferencia implica entonces el aceptar lo que la persona en consulta pone en nosotros que es verdadero, que no es fantasía ya que no todo lo que esa persona dice es proyección. Y a partir de esa constatación en una situación real, a partir de ese contacto es que puede comenzar a establecerse la relación terapéutica. Por tanto, el contacto y como tal la relación terapéutica implican ambas un intercambio de energía. Como terapeutas también podemos actuar en tanto que modelos al mostrarle a la persona que hay otros seres que han pasado por situaciones similares y que lograron traspasar la "gran barrera". En la relación terapéutica no tenemos reglas ni fórmulas predeterminadas sino que siempre habremos de basarnos -en nuestra praxis- en nuestro propio darnos cuenta, en y a través de ser lo más plenamente conscientes de nosotros mismos que podamos. De esta manera la diferenciación se llevaría a cabo en un marco de relación o encuadre que estaría en continuo desarrollo. Y esta tendría como fin el permitir establecer contacto. Nos diferenciamos cuando es pertinente diferenciarnos y esto necesita muchas veces de una retroalimentación con y a través del otro, de lo contrario entraríamos en confluencia, que implicaría el presuponer que lo que yo comunico es lo que la otra persona entendió. En una estrategia terapéutica parte del proceso de cambio es la frustración del "acting". No puede haber cambio si no dejamos de hacer lo que hemos venido haciendo en forma rutinaria para evitar el contacto; no puede haber cambio si no dejamos de hacer lo que siempre hemos hecho para sostener nuestro "carácter". La neurosis no se soluciona en forma espontánea sino a través de acciones concretas. En el proceso terapéutico vamos hasta el límite, al borde entre lo que soy yo y lo que es noyo y de ahí en más es responsabilidad nuestra el dar el paso hacia lo desconocido, y es en ese momento, en el impasse –momento de mayor miedo para la persona- en donde y cuando nos podemos desenganchar de lo viejo, de lo perimido y lanzarnos hacia lo nuevo, hacia el establecer contacto. Y es por ello que en toda relación que se precie de terapéutica buscamos generar un clima de apoyo, una relación afectiva que permita ese cambio, que sustente ese salto existencial hacia lo desconocido. Bibliografía consultada. Castanedo, C.: "Terapia de gestalt - Enfoque del aquí y ahora" - Ed. Texto - México 1983 Fagan, J. - Shepherd, J. L: "Teoría y técnica de la psicoterapia guestáltica" - Amorrortu Editores - Argentina - 1978 Johanson, G. - Kurtz, R.: "Psicoterapia en el espíritu del Tao-te-king" - Ed. Cuatro Vientos S. A. - Chile - 1987 Perls, F.: "Sueños y Existencia" - Ed. Cuatro Vientos S. A. - Chile - 1987 Perls, F.: "El enfoque guestáltico - Testimonios de terapia" - Ed. Cuatro Vientos S. A. Chile - 1987 Stevens, B.: "No empujes el río (porque fluye solo)" - Ed. Cuatro Vientos S. A. - Chile 1986 Stevens, J.(Comp.): "Esto es guestalt" - Ed. Cuatro Vientos S. A. - Chile - 1987 Welwood, J. (Comp): "Psicoterapia y salud en Oriente/Occidente" - Ed. Kairós S.A. España - 1990 La Terapia Gestáltica se llamó en un principio Terapia Integrativa, nombre que tal vez es más apropiado y preciso para describirla, porque lo que quiere es integrar en solo acto organísmico: - Lo que percibimos con nuestros sentidos - Lo que pensamos, queremos, deseamos, necesitamos, y - La acción que ejecutamos en consecuencia en el mundo externo para conseguirlo. Es decir, siento, quiero, pienso y elijo conscientemente qué hacer y no hacer. Una cualidad esencial de la Terapia Gestáltica es su carácter experiencial. Porque se fundamenta en la experiencia presente, lo que experimentamos ahora. De aquí, la importancia del momento presente. Se trata de vivenciar, experimentar y darse cuenta lo que esta sucediendo ahora, en cada momento con las emociones. Las emociones se sienten corporalmente, por eso la necesidad de incluir el cuerpo. Un eje de la Terapia Gestáltica es la función de contacto, los soportes y los límites que delimitan los espacios personales yo-los otros. El objetivo de la Terapia Gestáltica es favorecer el contacto, un grado mayor del "darse cuenta". Hacer contacto es más que comprender, es comprender con todo el cuerpo, integrando lo que siento con lo que pienso y con lo que hago. Esto se trasunta en un estado de congruencia interna que se percibe en la vitalidad, la energía y la claridad del mensaje que emitimos con todo el cuerpo. El contacto es una función del organismo que nos hace crecer, cambiar, integrar experiencias, desarrollarnos. Es la función del crecimiento y de la integración del cambio. Para comprender vivencialmente una experiencia, hacemos un movimiento de reacomodamiento y organización de ideas con todo el organismo donde también hay sensaciones y cambios en su fisiología. Pensamos con todo el cuerpo. Cuando tenemos miedo apoyamos los pies sobre el piso de distinta manera y utilizamos distintos puntos de apoyo que cuando estamos alegres. Vivenciar, experimentar, darnos cuenta. De esto se trata en la Terapia Gestáltica.