Pág. -INTRODUCCIÓN 3. -CAPÍTULO I La singularidad e influencia de la indumentaria en la España de los Austrias. 9. 10. I.1.Indumentaria masculina . I.2.Indumentaria femenina. 29. 44. -CAPÍTULO II La moda en el siglo XVIII 68. 69. II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda. II.2. Influencia y difusión de la moda francesa. II.3. Análisis de la indumentaria masculina. II.4. Análisis de la indumentaria femenina. 74. 76. 88. 98. -CAPÍTULO III El siglo XVIII en España: moda y reformas. 103. 104. III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda francesa y el patrocino de la industria sedera. III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo. III.4. Carlos IV, primera década de su reinado. María Luisa de Parma como “esclava de la moda”. 104. -CAPÍTULO IV Los protocolos notariales como fuente para el estudio de la indumentaria sevillana del siglo XVIII . 139. IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial IV.2. Inventario post-mortem y testamento. 140. 155. -CAPÍTULO V Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII. 177. 178. V.1. Tejidos, telas y encajes. V.1.a. Lino. V.1.b. Lana. V.1.c. Seda. V.1.d. Algodón. V.1.f. Encaje. 179. 179. 181. 184. 186. 189. - CAPÍTULO VI Un hombre a la moda. La indumentaria masculina en la Sevilla del siglo XVIII 192. VI.1. Análisis de la indumentaria masculina 193. 122. 125. 133. 140. 193. 1 VI.2. Ropa blanca e interior VI.3. Traje VI.4.Prendas de encima VI.5. Sombreros y pelucas. VI.6. Zapatos y medias VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear 196. 200. 223. 226. 230. 233. -CAPÍTULO VII La indumentaria femenina, una interpretación de la moda internacional en Sevilla 240. VII.1. Ropa blanca interior VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas VII.3. Vestidos enteros VII.5. Vestido de novia VII.6. Prendas de encima VII.7. Peinados VII.8. Accesorios y complementos VII.9. Zapatos y medias VII.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española. 254. 276. 291. 302. 304. 313. 317. 321. 323. -CONCLUSIÓNES 328. -APÉNDICE DOCUMENTAL 332. -INDÍCE DE RETRATOS 496. -GLOSARIO DE TÉRMINOS 499. -FUENTES DOCUMENTALES 512. -BIBLIOGRAFÍA 524. 241. 2 INTRODUCCIÓN 3 La moda surgió en Europa durante el siglo XIV. En la Baja Edad Media la vestimenta de ambos sexos comenzó a diferenciarse, los hombres se decantaron por prendas cortas y las mujeres largas. El objetivo principal de la ropa es cubrir el cuerpo, no solamente para preservarlo de las inclemencias del tiempo, sino también de las miradas ajenas. Una vez cumplida esta premisa el siguiente cometido es la clara diferenciación entre sexos, la indumentaria de hombres y mujeres debe ser distinta. La ropa proporcionaba una imagen clara de la persona, sus gustos y su posición en la escala social. Los usos en la vestimenta están ligados a cada época aportando una información esencial sobre el devenir histórico ya que encierran numerosas claves de tipo sociológico, económico, e incluso político. La voz “moda” no figura en el Tesoro de la Lengua Castellana, pero ya aparece en el Diccionario de Autoridades definida como: “Uso, modo o costumbre. Tómase regularmente por el que es nuevamente introducido, y con especialidad en los trages y modos de vestir.” La primera mención del término en España la encontramos en la obra de Vélez de Guevara El diablo cojuelo publicada en 1641: “Vieron entrar, por la posta tras un postillón, dos caballeros soldados vestidos a la moda”. El objetivo de la presente investigación es el análisis y estudio de la indumentaria de todo el espectro social sevillano durante el siglo XVIII, desde las capas trabajadoras a las más altas. Tal y como pondremos de relevancia la ropa tuvo una importancia muy destacada durante el Antiguo Régimen, no sólo en cuanto a su valor económico sino como signo externo en la escala social. Al no existir una bibliografía específica sobre la moda en Sevilla durante el siglo XVIII, hemos partido de una de carácter general sobre la indumentaria en los siglos XVII y XVIII en Europa, fundamentalmente en España, Francia e Inglaterra. Así mismo hemos recurrido a una serie de estudios de carácter histórico, artístico, sociológico, económicos, político e incluso jurídico para una mejor compresión de la época. La investigación se ha realizado partiendo de fuentes de archivo, fundamentalmente a través de dos tipos de documentos notariales muy frecuentes en la época: las cartas y recibos de dote y los inventarios post-mortem; en menor medida al no ser tan comunes, también hemos analizado diversos inventarios capitales, partidas de bienes y capitulaciones matrimoniales En las cartas de dote conoceremos las piezas que formaban parte del ajuar femenino, mientras que a través de los inventarios post-mortem lo haremos con respecto a la indumentaria masculina e infantil y al ajuar doméstico. 4 Para nuestro análisis hemos acudido a una serie fuentes indirectas, tales como la pintura y la literatura de la época. Hemos localizado una serie de retratos en distintas colecciones particulares sevillanas, cuyas imágenes se adjuntan al texto y que nos proporcionarán diversas claves en cuanto a los distintos atuendos y modas. A todo ello se le debe sumar la serie de los Carros de Domingo Martínez (hacia 1748) que se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Sevilla; sus ocho lienzos nos muestran la moda en la capital hispalense a mediados de la centuria, tanto de las clases altas como de extractos medios y bajos. Igualmente recurriremos a piezas de vestimenta de diversas colecciones de indumentaria, tales como el Museo del Traje de Madrid y el del Disseny de Barcelona, además de algunos extranjeros como el Galliera de París o el Metropolitan de Nueva York, que custodian una importante colección de prendas y complementos europeos del siglo XVIII. Nuestro estudio comienza en el año 1700, fecha en que Felipe de Anjou es nombrado rey. España había tenido desde su época imperial unos usos muy característicos en cuanto a moda se refiere, que se prolongaron por espacio de ciento cincuenta años llegando a los primeros años del siglo XVIII, tal y como comprobaremos a través de la documentación. Para comprender el drástico cambio que se produjo a raíz de la llegada al trono de la nueva dinastía, es esencial conocer la vestimenta de los Austrias con sus tipologías, su concepto de elegancia y una serie de valores muy enraizados que quedaron obsoletos. En el capitulo I presentaremos de manera sucinta la moda española desde 1550 a 1700; una manera de vestir que se exportó a toda Europa caracterizada por la sobriedad, la rigidez y el predominio del color negro en cuanto a indumentaria masculina. La femenina tuvo igualmente sus propias señas de identidad caracterizadas por un disfraz absoluto de la silueta a través de cartones de pecho y diversos ahuecadores de faldas. La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con la manera de vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los hábitos sociales. Los reinados de Carlos I y Felipe II representan la etapa de mayor esplendor del imperio español con el consiguiente deseo de emulación por parte de otros países. El descubrimiento de América y la llegada a la Metrópoli de nuevas materias tintóreas hicieron que nuestros tejidos gozaran de una gran demanda y consideración. Durante el reinado de Felipe III se produjo una etapa de gran ostentación que terminó bruscamente al acceder Felipe IV al trono en 1623, que mandó establecer unas normas presididas por cierta sencillez y austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la indumentaria 5 como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la par que una repulsa manifiesta hacia lo francés. Este fenómeno no fue extrapolable a la moda femenina que llegó a uno de los momentos de mayor riqueza y extravagancia de nuestra historia. A finales del siglo XVII el traje “a la francesa” va penetrando paulatinamente, Carlos II ya lo usó compaginándolo con el atuendo “a la española” para los actos de carácter oficial. El capitulo II expondrá la creación de las tipologías de traje masculino y femenino objeto de nuestro estudio y cuyo origen radica en la Francia de Luis XIV. La labor del monarca en cuanto a la elaboración y los códigos de la indumentaria fue esencial en cuanto a su posterior implantación en todo el continente. La moda durante el Antiguo Régimen surgía en las cortes y después pasaba al resto de la población. Luis XIV se decidió a adoptar para la vida civil una versión del uniforme de sus militares. El terno compuesto por casaca, chupa y calzones fue el de toda la sociedad elegante durante el Siglo del Luces. Así mismo el traje femenino del siglo XVIII tiene su origen en la Francia de Luis XIV, un atuendo compuesto por un cuerpo escotado, antebrazos al aire y dos faldas que con sus consiguientes variaciones permanecerá hasta la adopción del “vestido camisa” en los últimos años de la centuria. A lo largo del capitulo III presentamos la situación de España durante el periodo que nos ocupa. La nueva dinastía comenzó un proceso de modernización a través de una serie de iniciativas que ayudaran a dinamizar su anquilosada economía. Se inaguraron diversas academias al modo francés y se trató de agilizar la industria a través de la creación de una serie de manufacturas. En la segunda mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a todas las artes; la denominada Ilustración cuyos preceptos se basaban en la racionalidad como fuente de felicidad y progreso y que debía ser ofrecidos a los súbditos para la mejor marcha de la nación. Carlos III acometió una serie de cruciales reformas tales como la dignificación del trabajo y el libre comercio. En el capítulo IV se analizarán las fuentes de archivo estudiadas y la información que proporcionan para el conocimiento de la indumentaria sevillana del siglo XVIII. La dote era un requisito indispensable para acceder al matrimonio, una institución que poseía una fuerte endogamia. Las cartas de dote se nos muestran como una vía esencial para el estudio de la moda femenina, su evolución y costes. Los inventarios post-mortem nos informan acerca de los espacios de habitabilidad en la casa sevillana, así como del atuendo masculino e infantil. 6 Los documentos que incorporan las tasaciones de las piezas no son de gran ayuda para comprender el alto valor que tenía la ropa y sus múltiples vidas. A lo largo del capítulo V constatarán los cuatros tejidos básicos destinados a la confección: lienzo, lana, seda y algodón y sus derivados. A través de algunos documentos pertenecientes a mercaderes o a cargadores a Indias veremos las distintas telas que se comercializaban tanto de procedencia nacional como extranjera. En el capítulo VI se hará un pormenorizado análisis de todas las prendas que aparecen en los protocolos destinadas al atavío masculino comenzando por la ropa blanca e interior para pasar al traje, prendas de abrigo y complementos como el sombrero y la peluca. Por último se hablará del traje de majo, sus características y su gran importancia como antecedente del vestido de torear. Hemos decidido hacer un desglose de piezas para otorgar una mayor claridad y un mejor sentido temático tanto en la moda masculina como en la femenina. El capítulo VI se dedica a un exhaustivo estudio de la indumentaria de la mujer comenzando por una introducción donde se detallan los cambios en el gusto, fruto de una sociedad hedonista y refinada. Las nuevas tipologías de vestimenta surgirán en Francia e Inglaterra desde donde llegarán a España. El estudio del guardarropa de la mujer en Sevilla comenzará por la ropa blanca con todas sus piezas siguiendo por los distintos atuendos. En España el traje más común fue el compuesto por varias prendas, iremos viendo pieza por pieza y explicando sus particularidades. Tras ello se pasará a los vestidos enteros y sus tipologías: bata, traje “a la francesa”, “a la polonesa”, “vaquero a la inglesa” y “vestido camisa”. A continuación se proseguirá con las prendas de encima como el manto y la mantilla, atavío imprescindible de la mujer española de cualquier extracto a lo largo de toda la centuria. Para concluir se analizarán los complementos sin olvidar las pelucas que jugaron una gran importancia desde 1770. Por último se tratará el traje de maja, un atuendo castizo frente a las modas extranjeras que alcanzó un importante eco social llegando a las capas más altas de la sociedad. El presente estudio se cierra con un epígrafe dedicado a las conclusiones que pondrá de manifiesto los objetivos alcanzados. A continuación se incluye un apéndice documental formado por una serie de documentos escogidos, y transcritos, desde 1700 a 1800, a través de los cuales se ha pretendido ofrecer una muestra de toda la escala social, desde artesanos a funcionarios 7 pasando por tenderos y mercaderes hasta llegar a la nobleza. Tras el apéndice se incluye un glosario de términos, que complementa a los ya existentes y ayuda a arrojar luz sobre el vocabulario específico de los distintos términos, aparte de las diversas voces que hoy en día han caído en desuso. Tras el apéndice se incluye una amplia bibliografía de carácter general y específico en la materia que nos ocupa, junto a un amplio espectro de estudios de diversas materias que apoyan y refrendan nuestra investigación. Tras estos años de trabajo queremos hacer constar una serie de agradecimientos; en primer lugar a la directora de la tesis doña María Jesús Mejías por su guía, apoyo e interés; al diseñador gráfico y fotógrafo Juan Ferrandis por la realización de todo el archivo gráfico en las distintas colecciones particulares; al Archivo de Protocolos de Sevilla; a Marina Martín Ojeda, archivera del Archivo Municipal de Écija; a doña Isabel León, marquesa de Méritos, por abrirme el palacio de Lebrija para estudiar sus retratos; a los condes de Santa Coloma y a todas las personas que generosamente me han permitido estudiar y fotografiar sus pinturas. Por último agradecer a mi marido Luis Olivar O´Neill su apoyo en estos últimos meses, por entero dedicados a la conclusión de la presente investigación. 8 CAPÍTULO I 9 La singularidad en influencia de la indumentaria en la España de los Austrias. Durante el siglo XVIII se produjo un fenómeno de internacionalización en cuestión de gusto. España, al igual que el resto de Europa se vio sacudida por la moda francesa, pero hasta finales del reinado de Carlos II nuestro país gozó de un sello distintivo y absolutamente original que no se puede obviar en este estudio. Por lo tanto, en este primer capítulo se hará un recorrido que abarcará los usos durante la dinastía de los Habsburgos. La España de finales del siglo XVII protagoniza el declive de uno de los imperios más vastos conocidos por la Humanidad. Esta decadencia, que comenzó unas décadas antes, afectó profundamente a todos los órdenes, desde el político y económico al social. Al frente de la nación se encuentra Carlos II (1661-1700), un rey enfermo e incapaz de asumir tan ingente tarea 1 . La política matrimonial de la dinastía había llevado a cabo continuos matrimonios consanguíneos por lo que con su último monarca, hijo de tío y sobrina carnal, llega el ocaso. España se encuentra en una situación precaria devengada por una profusión de campañas bélicas. Un desgaste producido por las derrotas de Rocroi (1643) y las Dunas (1658), como en los tratados de paz de Westfalia (1648) y Los Pirineos (1659) 2 . Con Carlos II el imperio se hallaba en total decadencia, incluso algunos políticos anhelaban la llegada de una nueva dinastía que supusiera un cambio de rumbo. La moda está en estrecha conexión con cada momento histórico, por lo que es preciso conocer la manera de vestir de los españoles desde los tiempos de Carlos I, para comprender en toda su dimensión la crucial transformación que se produjo a partir de 1700 con la llegada de los Borbones franceses al trono. Parece lejano remontarse a mediados del siglo XVI pero es preciso ya que en ese momento se sentaron unas bases que se prolongarían durante un siglo y medio. En el XVI España se convirtió en una primera potencia mundial, el inmenso poder territorial de la monarquía de Carlos I y su hijo Felipe II hizo que las cortes europeas se rindieran a los Habsburgos. El reinado de Carlos I (1517-1556) es trascendental ya que supone el inicio del Estado moderno. Desde 1550 hasta 1700 hubo una moda nacional que se mantuvo prácticamente incólume hasta la primera década del siglo XVIII, aunque se debe poner de manifiesto que fue durante el mandato de los Reyes Católicos cuando España empezó a marcar la pauta en cuestión de indumentaria. 1 CONTRERAS y LÓPEZ DE AYALA, J.:: Historia de España. Tomo V. Barcelona, 1977, p. 54. Esta sucesión de conflictos supuso un terrible descenso demográfico al que se sumaron las terribles epidemias de peste que asolaron España a mediados del siglo XVII. 2 10 Imitar los hábitos y gustos de los poderosos es un fenómeno consustancial a la especie humana y el vestir “a la española” era considerado signo de gran elegancia y distinción. El continente contemplaba con verdadero asombro las victorias de Carlos V al frente de sus ejércitos, mientras que los conquistadores aumentaban las posesiones hispanas en América3. Como consecuencia el traje español comenzó a gozar de un enorme prestigio ya a finales del siglo XV4 con la expulsión de los moros del reino de Granada, a lo que se sumó la conquista de México a manos de Hernán Cortés entre 1519 y 1521 y la aplastante victoria en la batalla de Pavía contra Francisco I de Francia en 1525. Hasta finales del siglo XVIII las distintas modas surgían en las cortes europeas desde donde pasaban al resto de la población. El status del individuo debía quedar claramente reflejado a través de su arreglo exterior. Las novedades viajaban por varias vías: por medio de las llamadas muñecas de moda que se enviaba de unas cortes a otras para conocer las últimas tendencias, por las misiones diplomáticas y por último, a través de los ejércitos, ya que como se verá los usos militares tendrán una marcada influencia en la moda civil. 5 En lo que respecta a la moda, el siglo XVI se divide claramente en dos mitades. La primera caracterizada por el influjo de las cortes italianas, Alemania y Flandes; mientras que la segunda mitad lo estuvo por la corte española6. A partir de 1540 las clases altas europeas empezaron a seguir nuestra moda y aproximadamente veinte años mas tarde lo adoptaron otras capas sociales7. No debemos entender este fenómeno como una simple copia de nuestros modelos sino una adaptación a los gustos de cada lugar, por poner un ejemplo, las italianas no renunciaron al escote. El siglo XVI se divide en dos periodos, la primera mitad tendrá por influencias, italianas, flamencas y alemanas, mientras que la segunda tendrá como protagonista a la corte de Madrid8. El Renacimiento trae consigo numerosos cambios sociales y de mentalidad que se reflejaran claramente en la indumentaria. Frente a las formas verticales del gótico que tendían a alargar la silueta, se produce el fenómeno inverso, es decir, un ensanchamiento de la misma fundamentalmente en la parte superior del cuerpo, torso y brazos adquieren mucha presencia. La diferenciación entre lo femenino y masculino es mas evidente que nunca 3 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Carlos V el césar y el hombre. Barcelona. 2007, p. 169. BOUCHER, F.: Historia del traje en occidente desde la antigüedad hasta nuestros días. Tomo II, Barcelona, 1967, p. 226. 5 SOLÁNS SOTERAS, M C.: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Zaragoza, 2009, p. 53. 6 Ibidem p. 52. 7 VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo II. Barcelona, 1928, p 83 y ss. 8 SÓLANS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 52. 4 11 produciéndose una sexualización explícita sobre todo en los escotes de las damas y en las exageradas braguetas de los hombres. Carlos I desembarcó en España en 1517 rodeado de su séquito de flamencos para hacerse cargo de su colosal legado, era un joven extranjero no solo por su origen y su desconocimiento del castellano sino también por su arreglo exterior. Su juventud había transcurrido en la corte de Malinas y su idioma era el francés. El atuendo del joven rey tenía influencias flamencas y francesas que se caracterizaban por el rico colorido. La primera prenda claramente española que vistió fue la capa durante un torneo en Valladolid a los pocos días de llegar a Castilla9. Una serie de tempranas muertes familiares y la indisposición de su madre doña Juana I de Barend van Orley. Retrato de Carlos V. Emperador del sacro imperio romano germánico. Después de 1515. Museo municipal de Bourg-enBresse. Francia. Castilla para asumir las tareas de gobierno, hicieron que en una misma persona confluyese una fabulosa herencia territorial. Su reinado es trascendental ya que supone el inicio del Estado moderno10, mientras que su dignidad al frente del Sacro Imperio Romano Germánico convertirá a España en una nación de referencia. El traje es un magnífico vehículo para demostrar el poder y la riqueza. La pasión por el lujo se adueñó de las cortes europeas, estamos en pleno Humanismo y el atuendo no solamente constituía un elemento clave de autoafirmación sino una fuente de placer. Nos encontramos ante sociedades refinadas deseosas de llevar prendas sofisticadas y ornamentadas11. En el mundo de la globalización es complicado entender los usos tan estrictos que se prodigaban entre jerarquías durante el Antiguo Régimen, de hecho cada país tenía sus gustos y maneras. La sociedad española era católica, corporativa y jerarquizada al igual que el resto de las occidentales, incluso conservaba elementos heredados del feudalismo. La población se 9 BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1992, p. 22. SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 111. 11 SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 76. 10 12 hallaba dividida en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La nobleza era el sector mas reducido con respecto a los otros dos: “Aquella sociedad aceptaba la idea de que la nobleza era una cualidad natural que elevaba a sus miembros sobre el resto de los mortales”12. La posición de cada persona debía estar en perfecta concordancia con la manera de vestir, estas cuestiones eran ineludibles y tenían una importancia clave en los hábitos sociales. El reinado de Carlos I (1517-1556) conlleva una rotunda preeminencia de nuestro país no solo en asuntos internacionales, sino también una exportación de los gustos españoles en diversas materias, es decir, Europa entera volvió la vista hacia la nación más poderosa del momento. La cuestión del traje tenía la máxima relevancia, de hecho una de las primeras peticiones que se hizo al nuevo monarca en las cortes de Castilla, convocadas en 1518 y en las que fue jurado rey, trataba sobre como atajar el excesivo lujo que determinados sectores prodigaban con respecto a la indumentaria. Los legisladores se preocupaban por los cuantiosos gastos que ocasionaban estas prácticas y trataron sin éxito de frenar estos dispendios. Las élites se estaban lanzando a unos gastos desmesurados que no debían permitirse ya que conllevaban la merma de patrimonios, por otro lado se trataba de una medida proteccionista cuyo fin era potenciar la industria textil nacional. Ya en 1515 doña Juana la Loca dictó una pragmática13 prohibiendo el uso del brocado y dejando la seda para determinadas piezas. Las pragmáticas contra el lujo se repetirán en numerosas ocasiones durante el siglo XVI14, mas concretamente en los años, 1518, 1523, 1532, 1534. En el último de estos bandos15 se prohibía el uso de brocado, hilos de oro y plata, bordados y recamados en seda, especificando lo siguiente: 12 BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 117. Según la Real Academia Española, se trata de una "Ley emanada de competente autoridad, que se diferenciaba de los reales decretos y órdenes generales en las fórmulas de su publicación." 14 "En 1534, el lujo, en creciente, se confirma por la cantidad de disposiciones que a partir de esta época se dictaron, pero sobre todo el lujo se manifestó por una gran variedad de formas de guarniciones. Hasta esta fecha en las ordenanzas contra el lujo, aparecen citadas únicamente fajas, cintas y ribetes; pero a partir de ahora se citan en las prohibiciones más variedad de guarniciones. En 1534 se prohibieron bordados, recamados y toda cosa hecha con bastidor. En 1535 se prohibió llevar "recamo, trenza, ni cordón, ni franja, ni pasamano, ni ninguna otra cosa de hilo de oro, ni de plata, ni de seda, ni pespunte, ni colchado alguno, sino el que fuese menester para la costura de la faja (...) En 1548 precisamente se da una pragmática que prohíbe "echar guarniciones de oro y plata en sayas, calzas, capas y jubones" (...) En 1552 otra pragmática dispuso que "nadie llevará bordado de hilo de oro ni plata, ni cordón, ni pespunte de ello, ni cordoncillo de seda, ni entorchado, ni torcido, ni grandujado, ni otro género de guarnición alguna, ni franja, ni pasamano" (...) A pesar de tanta pragmática tratando de contener el lujo, éste sigue en aumento: los críticos acusan a los sastres o alfayates de ello" ( GONZÁLEZ MENA, M Á: Colección pedagógico-textil de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1994, pp. 84). 15 Un bando es un mandato publicado por el Alcalde de obligatoria y general observancia. Normalmente se distingue de los edictos en que éstos se dictan para promover la audiencia de todos o sólo de una parte del vecindario, en relación con ciertos actos o resoluciones municipales. El bando suele ser solemne en la forma de redactarse y aún en la de publicarse. http://leyderecho.org/diccionario-juridico-espasa/ 13 13 “Los oficiales menestrales de manos, sastres, zapateros, carpinteros, herreros, texedores, pellejeros, tundidores, curtidores, zurradores, esparteros y especieros y otros cualquiera oficios semejantes a éstos mas baxos, y obreros y labradores y jornaleros, no pudan traer seda alguna escepto gorras, caperuzas o bonetes y un ribete en los mantos que traxeren de paño; y declaramos que los labradores se entiende los que ordinariamente labran las heredades de sus manos; y en lo que toca a los especieros solamente se entiendan las personas que tienen tiendas y venden en ellas por menudo”16. Por tanto las leyes suntuarias tenían varios objetivos, por un lado ejercer un control económico e incluso político tratando que no se introdujeran mercancías extranjeras en España, pero también un control sobre el tipo de tejidos y decoraciones que debían usar las distintas capas de la sociedad ya que la indumentaria debía ser un fiel reflejo de la extracción social del individuo. El hecho de que las pragmáticas se fueran sucediendo unas a otras, pone de manifiesto su falta de cumplimiento. Durante el reinado de Felipe II se promulgaron en 1563 y 1590. La primera de ellas vetaba a cualquier persona el uso de brocados, bordados, recamados y un significativo número de adornos. Los militares que acudían al frente se veían libres de estas prohibiciones, de hecho Carlos V les permitió usar brocados y bordados en 1550. Sus tropas vestían de amarillo y rojo aunque todavía no había un uniforme militar propiamente dicho. Los militares al servicio del emperador no vestían de negro al uso español. En Milicia, Discurso y regla militar escrito por Martín de Aguiluz en 1521 se afirma: “Diez mil soldados, armados y vestidos de colores abultan y meten mas terror que veinte mil y mas vestidos de negro”17. Los nobles de alta cuna eran asistidos por un ejército de lacayos, pajes y escuderos que debían vestir ricamente al igual que su señor. Del mismo modo las damas principales se hacían acompañar de dueñas y sirvientas que vestían a su modo; como ya se ha apuntado anteriormente, estos lujos ocasionaban un gasto excesivo que comenzó a preocupar a los gobernantes desde el siglo XV. La seda poseía un claro signo de superioridad social, por lo que solo debía ser usada por personas de estatus alto. Solamente quedaban exentos de su cumplimiento los reyes y sus hijos18, las penas no solo afectaban a los que usaran estos tejidos sino a los sastres que fabricaran prendas con ellos. Las prohibiciones se revalidaron en los años 1537, 1551 y 1552 lo que indica claramente que se hacía caso omiso de ellas. La de 1552, última de Carlos I, dice textualmente: 16 PUERTA ESCRIBANO, R: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa: cuadernos de arte, Nº 9-10, Valencia, 2000, p. 1 y ss. 17 DESCALZO LORENZO, A.: “Nuevos tiempos, nueva moda”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (17291733). Madrid, 2010, p.157. 18 BERNIS, C.: Ob. cit., p. 13. 14 “(…)muchas personas allí en nuestra corte como fuera de ella, al hecho muchas ropas de brocado y telas de oro y de plata y traen bordados y dorados y plateados y cordones y franjas de oro y plata…lo qual diz que es causa que muchos gasten sus haciendas y hay mucha desorden y nuestros reynos se destruyen y empobrecen”19. La coronación de Carlos V como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Bolonia en 1530 por el Papa Clemente VII 20 , nos deja interesantes crónicas sobre la manera de vestir de los participantes en tan magno evento. Los aristócratas españoles que acompañaron al emperador dejaron literalmente estupefactos a todos los asistentes por el impresionante derroche de lujo de sus trajes, no solo por la riqueza de las telas sino por la cantidad y calidad de las joyas que las recamaban21. Carlos V promulgó una pragmática en Bruselas en 1550 por la cual daba permiso a Tiziano Vecellio. Carlos V con un perro. 1533. Museo del Prado. Madrid. ciertos miembros de la realeza, aristócratas y caballeros a usar tejidos de plata y oro decorando sus arneses únicamente si acudían al campo de batalla. Este hecho, que desde nuestra perspectiva actual resulta de lo mas sorprendente, no era algo novedoso ya que sus abuelos los Reyes Católicos actuaron de la misma manera en 1499 dando libertad a los caballeros que acudían a la guerra a llevar las prendas y tejidos que estimaran oportunas incluyendo la seda. 19 SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p.452 y ss. Sobre dicha coronación, véase: CADENAS Y VICENT, V de: Doble coronación de Carlos V en Bolonia 2224/II/1530. Madrid, 1985. p. 97 y ss. 21 BERNIS, C.: Ob. cit., p. 8. 20 15 Los principios e ideales de la nobleza formaban parte de toda la sociedad española. Ser noble exigía una vida de gasto y lujo, los Grandes debían tener varias casas abiertas; su poder económico y social debía ser ostentado mediante signos externos inequívocos como la indumentaria, las joyas, las obras de arte, los coches y una multitud de criados. Los grandes de España gozaban del privilegio de poder llevar la cabeza cubierta en presencia del monarca, es decir, un honor relacionado con la vestimenta y solo reservado a unos pocos22. No siempre la aristocracia contaba con medios suficientes para vivir conforme a su estatus, pero era inconcebible que no estuvieran rodeados de las comodidades que debían disfrutar, de tal manera que en ocasiones se endeudaban para mantener el nivel exigido. Estamos en pleno Renacimiento, el individuo comienza a sentirse protagonista. Este acusado cambio en la mentalidad entre las clases dirigentes llevará consigo un desarrollo de las modas nacionales y una gran riqueza y esplendor en la indumentaria tanto de damas como de caballeros. Se desató una pasión por el lujo en el vestir de las cortes europeas, siendo una de las épocas que ha concedido mayor importancia a la moda y muy en particular este fenómeno afectó a nuestro país. El desarrollo económico y la pujante burguesía convierte a las ciudades en espacios mas Daniel Hopfer. Los cinco mercenarios. 1530. 22 "En España, dentro del colectivo de la nobleza se distinguió desde el siglo XVI la Grandeza de España. Sus orígenes se encuentran en discusión pero se suele coincidir en su diferenciación como grupo durante el reinado de Carlos V. En ese momento se concibió su distinción ceremonial, muy vinculada al Monarca. Su condición venía definida por él, que decidía otorgar esa categoría como un grado jerárquico superior dentro de los títulos nobiliarios. Ser duque suponía la Grandeza de España, mientras que marqueses, condes y otros denominaciones podían serlo si el Rey decidía añadirles esa dignidad". ( HERNÁNDEZ BARRAL, J. M.: Grandes de España: distinción y cambio social, 1914-1931. Madrid, 2012. p. 13. http://eprints.ucm.es/17440/1/T34077.pdf) 16 abiertos con un destacado movimiento comercial. El nivel de vida sube y por ello se precisan cada vez objetos mas lujosos y específicos por lo se crean nuevos gremios que puedan responder a las demandas de la sociedad. La gran opulencia que desplegó el emperador con respecto a su atuendo tuvo su punto de inflexión en 1539 al quedar viudo de Isabel de Portugal23. A partir de ese momento vistió de negro y de una manera mucho mas sobria. En 1540 con motivo de su viaje a París, un relato alude a la sorpresa que provocó en sus anfitriones franceses la sencillez con la que vestía el “rey guerrero” 24 . Como se ha apuntado anteriormente cada corte guardaba sus propios usos en el vestir que en ocasiones eran perceptivos, es decir, con obligación de ser seguidos por las personas que eran recibidas en ellas. Esta costumbre también afectaba a las cabezas coronadas y sus familias que en determinados actos debían vestir a la moda del país que les recibía. 23 Al morir la emperatriz, Carlos V se retiró al monasterio jerónimo de Santa María de Sisla, en la provincia de Toledo.. CHUECA, F: Casas Reales en monasterios y conventos españoles. Madrid, 1966, pp. 158. El monasterio fue construido en 1348 y fue la segunda fundación de la orden jerónima en España. Carlos V permaneció en Sisla desde el 12 de mayo al 26 de junio de 1539. CAÑAS GÁLVEZ, F.: El itinerario de Juan II de Castilla (1414-1454). Madrid, 2007, p. 137. 24 BERNIS, C.: Ob. cit., p. 14. 17 Carlos V fue sin lugar a dudas un cosmopolita, durante sus casi cuarenta años al frente de la monarquía hispana viajó y guerreó en numerosas ocasiones. Sus ejércitos atravesaron Europa llevando consigo distintas usos que posteriormente fueron adoptados por la indumentaria civil. Los lansquenetes eran mercenarios alemanes, soldados de infantería que lucharon junto al emperador. Inventaron las calzas25 y su forma de vestir, que posteriormente pasó a la indumentaria civil, se caracterizaba por colores vivos, exageradas braguetas, acuchillados y grandes gorras. Su abuelo, Maximiliano I, fue requerido para prohibir la Roger Van der Weyden. Felipe el Bueno, portando el collar de la Orden del Toisón de Oro. Hacia 1450. Museo de Bellas Artes de Dijon. exagerada moda de los acuchillados en los lansquenetes pero se negó a ello 26 , posteriormente lo intentó pero fue demasiado tarde. Los acuchillados ya venían confeccionados y su uso se prolongó durante tres generaciones. El emperador introdujo la etiqueta borgoñona en la corte española, entre cuyos preceptos el color negro se consideraba signo de elegancia para caballeros y damas. Su antepasado Felipe III de Borgoña, mas conocido como Felipe el Bueno (1396-1467), vistió de negro como señal de luto por la muerte de su padre Juan I Sin Miedo en 1419 y posteriormente lo siguió haciendo. En Italia también se usaba el negro durante el siglo XV, lo hicieron Alfonso I de Nápoles y su hijo Ferrante, siendo también signo de elegancia y poder en Venecia y en Lombardía: “El negro se interpretó como una expresión de virtud moral”27. La singular personalidad del rey que abdicó para retirarse al monasterio de Yuste y su gusto por la simplicidad en los últimos años de su vida, condicionaron la imagen oficial de sus descendientes. El retrato que le realizó Tiziano en 1548 nos lo muestra sentado y vestido 25 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122. Ibidem p. 120. 27 COLOMER, J L.: “El negro y la imagen real” en Vestir a la española en las cortes europeas (siglos XVI y XVII) Vol. I, Madrid, p. 81. 26 18 completamente de negro, incluso las medias y las zapatos. Solo asoma el sencillísimo cuello blanco de la camisa y como único adorno el toisón de oro que cuelga de su cuello. Esta es la imagen que quiso dar el monarca mas poderoso de su tiempo en los años finales de su mandato y cuyo testigo tomó su hijo Felipe II. Este último le siguió en lo que respecta al uso del negro; desde la trascendental victoria en la batalla de Lepanto (1571) hasta su muerte veintisiete años mas tarde, el todopoderoso rey vistió de oscuro. Este hecho que puede parecer anecdótico, no lo es en absoluto ya que los usos adoptados por el mas poderoso monarca de la cristiandad no solo afectaban a su persona, sino a toda la sociedad española y a los países dependientes de su corona. El luto en España era negro desde que fuera instaurado por los Reyes Católicos en su Pragmática de luto y cera en 1502, antes se utilizaban además del negro, los colores blanco, violeta y perla. En 1497 con motivo de las exequias del príncipe Juan se usaron los colores blanco y negro. El luto llevaba como signo de respeto y solo se podía prescindir de el en ocasiones muy especiales. En otros países se usaban distintos colores, en Francia por ejemplo, las reinas guardaban luto blanco desde que lo instaurase doña Blanca de Castilla, madre de San Luis. La propia Isabel la Católica es su testamento pidió que nadie llevara luto por ella y que su Tiziano Vecellio. Carlos V sentado. 1548. Alte Pinakothek. Múnich. cuerpo se vistiera con el hábito franciscano. El enterrarse con el hábito de alguna orden religiosa era algo común en aquellos tiempos. El rey Fernando hizo caso omiso de la voluntad de su esposa28. Es preciso resaltar que vestir de luto era costoso ya que en el caso de una personaje de la realeza debía llevarlo toda la corte. La casa del rey daba a todas las personas a su servicio ropas de color negro, confeccionadas con paño o bayeta. Tanto uno como otro eran tejidos compuestos a base de lana, siendo el paño basto y grueso, y la bayeta fina y muy apreciada por su calidad29. 28 29 SOLÁNS SOTERAS, M C.: Ob. cit., p. 263. Ibidem p.263 y ss. 19 Para estudiar la indumentaria de hace siglos la pintura se convierte en un aliado imprescindible. Los tejidos son perecederos por lo que la investigación debe apoyarse en todas las fuentes a su servicio. El género del retrato que sufre una auténtica eclosión en el siglo XVI, convirtiéndose en uno de los géneros mas solicitados por los monarcas y sus familias como vehículo para demostrar su poder y su gloria. Los pintores al servicio de Carlos I y Felipe II elaboraron una iconografía del retrato cortesano que perduró durante toda la centuria siguiente. Tiziano y Antonio Moro fueron los responsables de la plasmación de la idea de majestad regia que debía provocar en el espectador veneración y reverencia para lograr este objetivo se centraron en la figura, otorgándole monumentalidad y empaque pero sin rodearla de muchos atributos que implicasen distracción. Los personajes aparecen recortados sobre un fondo neutro en actitud digna y distante. La alusión al poder se hace de una forma sutil a través de elementos como la columna, el bufete, la silla o el sombrero. Sobre la cuestión del parecido físico no se pretendía someter al personaje a una idealización total pero si a un concepto que ya se practicaba en el mundo clásico; la llamada disimulación tenía como objeto enaltecer las cualidades y atenuar los defectos. Felipe II adoptó el color negro como norma de su vestimenta, esto siempre se ha entendido como un hecho consustancial a la leyenda negra Antonio Moro. Doña Juana de Austria. 1560. Museo de Prado. Madrid. que durante siglos tuvo como protagonista al llamado “rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue escogido porque representaba la elegancia y la sobriedad que deseaba personificar. En 1554, siendo todavía príncipe de Asturias, viajó a Inglaterra para contraer matrimonio con María Tudor, estando la mayoría de sus prendas confeccionadas a base de terciopelo negro. El atuendo masculino de su época deja a las claras la imagen que los españoles pretendían dar de sí mismos. Al ser un traje tan ceñido obligaba a una postura muy derecha, se trataba de 20 moverse poco y de una manera sosegada lo que era posible debido a la gran habilidad de los sastres españoles famosos en toda Europa por su confección de prendas complejas con múltiples rellenos. Ser un sastre de categoría era una profesión muy reputada. El objetivo de la vestimenta “a la española” radicaba en realzar la silueta por lo que las prendas eran ceñidas al cuerpo. El concepto de elegancia masculina radicaba en la calidad de los tejidos y en el buen corte de las prendas. A partir de la segunda mitad del siglo XVI se creó en nuestro país una moda verdaderamente nacional cuyos preceptos y signos distintivos llegarían al 1700. Sin embargo, en muchas ocasiones no hay un único motivo para el desarrollo de una determinada moda, sino que intervienen numerosos factores. En este caso en concreto, el descubrimiento de América fue decisivo para la obtención del color llamado “ala de cuervo” extraído del palo de Campeche, un árbol procedente del Nuevo Mundo. Este tinte proporcionaba a los tejidos un negro intenso y extraordinario frente al mediocre “ala de mosca”. Las tejidos preferidas por los caballeros eran el paño y el terciopelo, normalmente el traje era del mismo color. La lana producida en la península era de gran calidad y muy apreciada en el extranjero. Había muchos tipos de telas Hans Eworth. Felipe II y María Tudor, Reyes de Inglaterra. 1588. Woburn Abbey. Bedfordshire. fabricadas a base de lana, entre los mas usados por los hombres estaba el paño que era basto y grueso y la bayeta, de cuya existencia se tiene constancia desde el siglo XIV, de gran calidad y muy usada para capas y ropas de abrigo. Felipe II (1527-1598) disfrutó de una larga vida para aquellos tiempos, pero tuvo muchas ocasiones de llevar luto. Su madre Isabel de Portugal, a la que estaba profundamente unido, falleció cuando Felipe contaba doce años. Después tendría que hacer frente a la muerte de sus cuatro mujeres, de cinco de sus hijos, de su hermana Juana y de su padre el emperador, retirado a Yuste en 1556 y que falleció dos años mas tarde víctima del paludismo. 21 La ultracatólica España va a convertirse en abanderada de la Contrarreforma. Europa vive momentos de terrible convulsión ya que los cimientos comunes sobre le fe cristiana se han dividido. No hay que olvidar que el emperador fue uno de los principales valedores del concilio de Trento celebrado en 1545. La Iglesia Católica debía ganarse el respeto por medio de nuevas prácticas mas cercanas al primitivo cristianismo30. Los ideales del buen católico van a plasmarse en la sociedad31 y una manera de ejemplificar esos nuevos valores en la vida cotidiana se traducen en la manera de vestir. El retrato del monarca que realizó Sofonisba Anguisola hacia 1565-1573, nos proporciona una idea certera sobre la imagen que el monarca deseaba proyectar y que de hecho, fue asumida por la sociedad. El rey aparece vestido completamente de negro, menos el cuello y los puños de encaje, con capa, bonete y espada. De su pecho cuelga el toisón de oro de un sencillo cordón y en su mano izquierda lleva un rosario, que alude claramente a la festividad del Rosario instaurada por el papa Gregorio XIII el primer domingo de cada mes de octubre como conmemoración de la victoria contra el turco en la batalla de Lepanto. Lleva barba, tal y como puso de moda su padre, y el pelo corto. El llamado rey burócrata nos ofrece la imagen de un hombre serio y concentrado, es el perfecto ejemplo de la dignidad real y la autoridad en sí Sofonisba Anguissola. Felipe II. Hacia 1565-1573. Museo del Prado. Madrid. 30 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Ob. cit., p.667. Sin embargo, esta no fue una tarea exenta de dificultades. "En España e Italia, no fue fácil la victoria de la vieja Iglesia. En estos dos países aparecieron movimientos de dudosa ortodoxia, susceptibles de dejar penetrar las nuevas ideas. En España se planteaba el caso de los recientes conversos del judaísmo y del islamismo que, aunque no especialmente inclinados a abrazar el luteranismo, siempre inspiraban la sospecha de que podían perder fácilmente la gracia en la primera oportunidad que se les presentase: estaban también los iluminados o alumbrados, grupos de místicos cuyos antecedentes continúan siendo tan oscuros como sus doctrinas, pero que, en todo caso, ponían la unión personal con Dios por encima de los formalismos de la Iglesia". (Cfr. BALDERAS VEGA, GONZALO La reforma y la contrarreforma: dos expresiones del ser cristiano en la modernidad. Ed. Universidad Iberoamericana. Madrid, 2007. P. 200). 31 22 misma sin recurrir a ningún elemento anecdótico. En El cortesano (1528) Baltasar de Castiglione afirmaba que la indumentaria de los cortesanos debía ser sobria, siendo el color negro el mas adecuado32. La iconografía del retrato oficial en la corte de los Austrias fue creada por Tiziano y Antonio Moro, pintor flamenco que estuvo al servicio de Felipe II y su familia. El personaje aparece sobre un fondo neutro que hace resaltar la monumentalidad de la figura. Las poses son serenas y llenas de majestad mientras que los tejidos y adornos aparecen pintados de una manera sumamente precisa. El Museo del Prado cuenta con una magnífica colección de su obra, casi todos proveniente de la colección real. Como el mas poderoso monarca de su tiempo, Felipe II estaba muy interesado en ofrecer a través de sus retratos la imagen de digna e intocable majestad, al igual que lo debían mostrar sus hermanas, hijos y esposas. La tipo de retrato fue seguido por sus dos sucesores en el oficio de pintor de cámara, Sánchez Coello y Pantoja de la Cruz durante el reinado de Felipe III y mas tarde Bartolomé González y Rodrigo de Villandrando. Por tanto, se puede afirmar que la representación oficial de los reyes de España hasta el siglo XVIII es, en comparación con otras monarquías europeas, bastante sencilla y sin estridencias. La personalidad del monarca se vislumbra claramente en una de las cartas dirigidas a sus hijas en 1581. Felipe II, que se hallaba en Portugal con motivo del juramento de las Cortes, se queja a las infantas de tener que vestir de brocado para el acontecimiento33. Durante la boda de su hija, la infanta Catalina Micaela con el duque de Saboya celebrada en Zaragoza en 1585, el rey vistió con su proverbial sencillez. Esta cuestión que no debe ser pasada por alto ya que las bodas reales eran uno de los acontecimientos donde se prodigaba la mayor pompa. Este dato nos lo ofrece Enrique Cock, jefe de sus archeros flamencos y dice así: “Era su majestad vestido de negro y sin pompa alguna, con su Toisón de oro”34. 32 BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII, Pamplona, p. 147. BOUZA, F.: Cartas de Felipe II a sus hijas. Madrid, 1998, p. 35. 34 COCK, H: Relación del viaje hecho por Felipe II, en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia escrita por Henrique Cock, notario apostólico y archero de la guardia del cuerpo real. Madrid, 1876, p. 47 y 52. 33 23 Felipe II adoptó el color negro como norma, lo cual siempre se ha entendido como un hecho consustancial a la leyenda negra que durante siglos tuvo como protagonista al llamado “rey prudente”, pero en la actualidad los expertos consideran que este color fue escogido porque representaba la elegancia y la sobriedad de la que el rey hacía gala. Algunos filósofos de la Antigüedad como Aristóteles, tenían en gran consideración el color negro al que consideraban signo de equilibrio. Para ser recibido por su católica Majestad era preceptivo el uso del negro. 35 En cualquier caso, no se debe pasar por alto que Felipe II se vio obligado a guardar luto en múltiples ocasiones. Su hijo Felipe III no parece haber mostrado la misma inclinación que su padre ya que casi todos los retratos conservados del monarca nos lo muestran vestidos de otros colores, fundamentalmente de blanco. La “oscuridad” de nuestro traje solo se veía alterada por los puños y cuellos de encaje blanco, estos últimos adquirieron a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII un tamaño absolutamente desproporcionado de Tiziano Vecellio. Isabel de Portugal. 1548. Museo del Prado. Madrid. tal manera que al ver los retratos de la época parece que la cabeza estuviera dispuesta sobre una enorme bandeja. En España este tipo de cuellos se llamaron lechuguillas porque su forma se asemejaba a las hojas de las lechugas encarrujadas y fueron usados por ambos sexos. Hacia 1550 empezaron a asomar tímidamente por el cuello de la camisa y los puños de las mangas. El citado adorno comenzó rodeando el cuello para unas décadas mas tarde convertirse en grandes estructuras que subían por las orejas hasta llegar al cogote, alcanzando un diámetro desmesurado y que podían ir dispuestos sobre una arandela de pergamino o plata36. Una moda absolutamente extravagante que causó una honda preocupación a las autoridades por los tremendos dispendios que ocasionaba. Caballeros y damas lucieron estos complicados y costosos cuellos. Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana recoge la voz lechuguilla que aparece escrita por primera vez en 35 PUERTA ESCRIBANO, R de la: La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias extranjeras. Ars Longa. 2008. p. 77. 36 BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales en el Quijote. Madrid, 2001, p. 261. 24 documentos sobre la ropa de la emperatriz doña Isabel de Portugal. Los abanillos eran las ondulaciones que se hacían con el molde después del almidonado, con el tiempo se hicieron mas grandes y abiertos. Durante el Renacimiento se popularizó entre las clases pudientes el uso de cuellos de encaje, esta moda surgió en Italia, más concretamente en la corte de los Medicis, y de ahí pasó al resto de Europa. A principios del siglo XVII el diámetro llegó a tal desproporción, se exageraron de tal manera que en ocasiones llegaron a medir medio palmo. Damas y caballeros de la alta nobleza lucían magníficas gorgueras cuyo precio era muy elevado, un cuello podía alcanzar la cifra doscientos reales. El encaje se importaba de Flandes, lo que resultaba muy perjudicial para las arcas españolas ya que un cuantioso capital escapaba fuera de nuestras fronteras. La gorguera constituye un elemento clave en la moda de principios del siglo XVII. Se confeccionaba con lino y para conseguir su rigidez había varias posibilidades tales como la superposición de telas, el uso de alambres o el almidonado. Esta última técnica avanzó espectacularmente, el almidón de arroz proporcionaba al lino un ligero tono azul. Las gorgueras mas lujosas estaban rematadas por magníficos encajes por lo que el coste era astronómico. Su diámetro llegó a tal desproporción que los mangos de las cucharas debieron alargarse para que las élites pudieran llevarse la comida a la boca. Si tuviéramos que hacer un repaso de la indumentaria europea, esta sin duda estaría entre las más incómodas, caras y extravagantes. Damas y caballeros nobles durante el reinado del tercer Felipe lucieron el citado artilugio aunque los hombres se liberaron antes en favor de un cuello caído llamado valona que igualmente podía ser lujosa y amplia. En algunos retratos las gorgueras llegan a un tamaño tal que las cabezas parecen literalmente dispuestas sobre una bandeja, como si fueran independientes del cuerpo. Las lechuguillas El Greco. Jerónimo de Cevallos. 1613. Museo del se confeccionaban con holanda y para darles Prado. Madrid. 25 esa forma se usaban hierros calientes. Von Boehn afirma categóricamente: “La moda española era más a propósito que ninguna para la gente rica, porque, para lucir debidamente, exigía no solo telas ricas, recios rasos, terciopelos y brocados de oro y plata, sino, además, muchos adornos”37. Las grandes gorgueras impedían a las damas el uso de pendientes grandes, incluso el peinado tendía hacia la verticalidad para que el cuello tuviera el espacio necesario. Como la piel permanecía completamente oculta (salvo rostro y manos) las joyas y adornos se desplegaban sobre la superficie del vestido y el peinado. Si el traje masculino resultaba rígido, el femenino debía ser una auténtica cárcel. Las formas sinuosas de la silueta femenina quedaban ocultas, bajo el sayo el pecho se aplastaba con cartones engomados. En cuanto a la falda, los retratos nos la muestran absolutamente rígida dando sensación de pesadez. Para dotar a la basquiña de esa apariencia tan característica se usaba el verdugado, una estructura realizada con varillas de mimbre que se colocaba sobre las enaguas. El verdugado tuvo diversas formas a lo largo de los tiempos lo cual repercutía lógicamente en la silueta de falda. Este armazón se lucía en acontecimientos significativos como las bodas reales. Grandes damas, reinas e infantas españolas lo llevan en los retratos cortesanos como era Antonio Moro. Archiduquesa Maria de Austria. Esposa de Maximiliano II. 1551. Museo del Prado. Madrid. preceptivo. En Francia se usaba el llamado “verdugado de rollo” o “lardo de mujer” que consistía en una especie de almohada que se colocaba rodeando las caderas. Tal y como estamos comprobando la moda española de principios del siglo XVII se distinguía por enmascarar completamente la silueta. La masculina presentaba abombamientos en pecho y muslos, jubón y calzas aparecían rehenchidos. Solamente la parte de las piernas 37 VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes hasta nuestros días. Tomo III, Barcelona, 1928, p. 84. 26 que se cubrían con medias seguían su proporción real. Parece mentira que una indumentaria tan incomoda y costosa perseverara tanto tiempo, hacia 1620 las clases altas europeas empiezan a seguir otras pautas mientras que algunos países mas dependientes de la Corona española continuaron con nuestros “usos”. En aquellos tiempos no se decía como ahora “ir a la moda” o “estar de moda” sino “ir al uso”. El hecho de que una manera de vestir sea sustituida por otra completamente diferente no es un fenómeno actual; el caballero europeo abandonó progresivamente la rigidez del traje español a favor de un atuendo de formas amplias, los ricos cuellos se siguieron llevando pero caídos. Dejar el cuello libre trajo consigo varios cambios, entre ellos que algunos hombres se dejaran el pelo largo; las mujeres por su parte, empezaron a lucir su escote y a adornar su rostro con pendientes de mayor tamaño y su cuello con collares. Desde 1615 se tienen noticias del uso de pelucas en París pero el espaldarazo definitivo se produjo en 1624 cuando el mismo Luis XIII optó por llevarlas para tapar su calvicie, estas se fabricaban con cabello humano pero también se usaba el pelo de cabra y el de caballo. Poco a poco las pelucas se pusieron de moda y esta vez los hombres fueron los primeros en adoptar la nueva tendencia. A principios del siglo XVII la gorguera pasó de ser rígida a dejarse caer por los hombros, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Retrato del infante don Carlos. Hacia 16261627. Museo del Prado. Madrid. el cuello caído posibilitará que el hombre se deje el pelo largo. Felipe III creó una Junta de Reformación que años mas tarde recuperó su hijo junto a su valido el Conde-Duque de Olivares. Nada mas subir al trono Felipe IV cortó por lo sano prohibiendo su uso y adoptando la golilla, un cuello muy sencillo y económico que los españoles usaron hasta la llegada de los Borbones. El monarca decidió poner fin a tales dispendios y con el fin de proteger la economía nacional dictó una pragmática en 1623 por la cual el uso de cuellos de encaje quedaba abolido: 27 “Su Majestad, no sólo como buen legislador hizo la ley sino que ejemplarmente la cumple, habiendo puesto Valona, con el serenísimo infante D. Carlos”38. Como había que buscar una alternativa se escogió la valona: sencilla, plana y que dejaba el cuello al descubierto. En muchas en ocasiones las modas se crean y destruyen por los motivos más inesperados, la valona tuvo poco tiempo de validez ya que el rey padeció una afección de garganta y no le gustó llevar el cuello al aire, por lo que unos meses más tarde comenzó a usar un nuevo tipo llamado golilla, que había sido creado por un sastre madrileño ese mismo año. Desde el comienzo del largo reinado de Felipe IV (1623-1665) apreciamos como la moda española sigue su propio camino completamente al margen de la europea que Jean Mozin (Taller) Fabrica de los Gobelinos.Historia del Rey. 3ª serie, 2ª pieza. Entrevista de Luis XIV y Felipe III en la isla de los Faisanes, el 6 de junio de 1660. Embajada de Francia en Madrid. comienza a mirar a Francia. Las marcadas diferencias entre los dos países se escenificaron en 1660 con motivo de la boda entre Luis XIV y la infanta María Teresa, hija de Felipe IV y su primera mujer Isabel de Borbón. El encuentro de ambos séquitos, con motivo de la entrega de la infanta y de la firma de la paz de los Pirineos39, tuvo lugar en la isla de los Faisanes en el río Bidasoa. 38 DESCALZO LORENZO, A.: “El traje masculino español en la época de los Austrias” en Vestir a la española (siglos XVI y XVII). Vol. I. Madrid, 2014, p. 23. 39 La paz de los Pirineos fue firmada por las monarquías española y francesa el 7 de noviembre de 1659 tras diez años de guerra. El tratado estipulaba la boda de Luis XIV con la infanta María Teresa cuya dote se cifró en medio millón de escudos de oro, cantidad que no fue satisfecha. 28 Este histórico episodio se puede conocer al detalle por un tapiz realizado según modelo de Charles Le Brun para la fábrica de los Gobelinos entre 1665 y 1668. La escena que representa el tapiz es el fiel reflejo de lo dispar entre los gustos francés y español en cuestión de vestimenta. Felipe IV aparece sobriamente ataviado de negro con jubón, calzas, ropilla, golilla y ferreruelo. El rey ofrece a su hija que luce sayo y basquiña provista de guardainfante confeccionado todo en satín blanco40, bordado y adornado con lacitos de plata junto con el peinado característico de este atuendo cortesano41. I.1. Indumentaria masculina. A continuación se hará un repaso de las indumentaria española tanto masculina como femenina para conocer mas de cerca las distintas prendas que se usaban. Se comenzará de dentro a fuera, es decir, de las prendas en contacto con la piel para finalizar con los accesorios. En primer lugar se encuentra la camisa, que llegaba hasta la cintura y se muestra como una prenda imprescindible para ambos sexos. Llevar la camisa blanca y en buen estado era señal de aseo, se aconsejaba mudarla una vez a la semana. La ropa interior tenía además el cometido de recoger la suciedad corporal. La noción que se tenía de la higiene era cuanto menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista sí se lavaban; pero el baño por inmersión no se hacía ya que se tenía por cierto que el agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la persona expuesta al contagio de enfermedades. La camisa sí se lavaba, de hecho existen documentos en Sevilla que recomendaban mudarla al menos una vez a la semana 42 . Esta prenda debía estar limpia e inmaculada ya que era señal inequívoca del aseo de la persona. De cintura para abajo el hombre usaba bragas. El vocablo “braga” alude actualmente a una prenda femenina, el Diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda interior femenina e infantil que cubre desde la parte inferior del tronco y tiene dos aberturas por las piernas”, pero hace siglos era diferente. Se llamaba braga a una pieza de ropa interior de uso 40 El blanco todavía no era el color distintivo para los trajes de novia. La crónica que dejó madame de Motteville sobre el atuendo de la infanta es muy reveladora: “Su guardainfante era un aparato semi redondo y monstruoso”. BOUCHER, F.: Ob. cit., p.278. Véase, Bertault Langlois de Motteville, F.: Mémoires pour servir à l' histoire d'Anne d'Autriche, épouse de Louis XIII roi de France. Vol I. 1723. 42 Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996. 41 29 exclusivamente masculino, un calzón corto confeccionado con lienzo blanco. El origen es remoto, se piensa que se encuentra en una pieza de paño que usaban los antiguos griegos a modo de suspensorio. Bragueta es el diminutivo de braga, esta última aparece recogida en nuestro primer diccionario, siendo definida como: “Cierto género de zaragüelles justos que ciñen los lomos y cubren las partes vergonzosas, por delante y por detrás, y un pedazo de los muslos, usan dellas los pescadores y los demás que andan en agua, los que lavan lana, los tintoreros, los curtidores también las usan los religiosos y llámanlas paños menores. Antiguamente usaron las bragas los que servían en los baños, por la honestidad, los que se ejercitaban en los gimnasios, luchando y haciendo demás ejercicios, desnudos. Los que entraban a nadar que se enseñaba en Roma con gran cuidado que importaba mucho para la guerra. Los pregoneros, porque no se quebrasen, dando tantas voces. Los comediantes, los cantores, los trompeteros, y los demás que tañían instrumentos de boca. Los quebrados traen un género de bragas mas recogido, que llaman braguero. La cobertura en la encajadura de las calzas se llama bragueta, y braguetón, la que es grande, como la de los Tudescos”. 43 Covarrubias nos aporta mucha información sobre esta prenda, haciendo también alusión a la gran bragueta que usaban los alemanes (tudescos). En el siglo XVIII la voz “calzoncillo” Jacopo Pontormo. Autorretrato. 1522-1525. British Museum. Londres. ya es de uso común en España y así aparece citada en los documentos44. La camisa solía llevar adornos en el cuello pero se mostraba menos que la femenina. Sobre esta, el hombre vestía jubón, sayo y calzas, estas últimas eran bastante cortas y anchas por lo que gran parte de las piernas, que se cubrían con medias, quedaban al descubierto. El jubón, que era apretado y llegaba hasta la cintura, y las calzas se unían mediante agujetas. La moda del siglo XVI nos muestra jubones con las mangas abiertas con cortes llamados 43 COVARRUBIAS, Sebastián de: Tesoro de la Lengua Castellana., Madrid, 2006, pp. 350. El calzón confeccionado con cualquier tipo de lienzo blanco y el calzoncillo hacen referencia a la misma prenda. aparecen en los documentos como en el inventario post-mortem de don Hermenegildo López del Águila donde figuran: “cuatro pares de calzoncillos de crea muy remendados”. AHPSE-P: 5192, 595 v. 44 30 cuchilladas por donde asomaba la camisa. Las mangas del jubón sufrieron diversos cambios, de rectas pasaron a estar abombadas en la parte superior para mas adelante ser rectas y muy ceñidas. En ocasiones se usaba la almilla, una prenda de abrigo entre la camisa y el jubón45.El jubón surge en el siglo XIV, era una prenda estrecha, con mangas abombadas a la altura de los hombros y unido a las calzas por las agujetas 46 . El jubón siempre iba debajo de otra prenda, el Tesoro de la Lengua Castellana en su definición de jubón que la expresión “En calzas y en jubón” significaba ir medio desnudo. 47 Los abombamientos de las mangas se llamaban bocados o bocadillos, eran pequeños bullones que salían de las cuchilladas. El jubón podía estar relleno de algodón, lana o borla, si estaba relleno se denominaba jubón fornido48 y era confeccionado por los jubeteros. En cuanto a las calzas, el primer documento en el que aparecen es el Cantar del mío Cid (hacia 1200), eran fabricadas por los calceteros, un oficio exclusivo para tal fin. En la segunda mitad del siglo XVI las calzas adquirieron un considerable tamaño asemejándose a globos, para darles ese tamaño se incorporaban rellenos49. Las calzas mas lujosas eran Alejandro de Loarte. La gallinera. Detalle. 1626. Museo del Prado. Madrid. de punto, un invento español 50 , sobre estas se llevaban calzones cortos y abombados. La técnica del punto se iría perfeccionando paulatinamente 51 . Las que iban unidas al jubón de denominaban calzas atacadas. La palabra calzones aparece por primera vez en 1463, se hacían cortos o largos hasta la rodilla, siendo una prenda mas sencilla que las calzas. Estas últimas fueron variando de tamaño y forma a través de las décadas. La prominente bragueta pasó de moda hacia 1590, 45 BERNIS, C: Ob. cit., p. 76. BERNIS, C: Op. cit., p. 15. 47 COVARRUBIAS, S de.: Ob., cit., p. 492. 48 DESCALZO LORENZO, A: Ob. cit., p. 19. 49 SOLÁNS SOTERAS, M C: Ob. cit., p. 99. 50 VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 166. 51 Ibidem, p. 171. 46 31 mas adelante las calzas se alargaron sujetándose a las rodillas llamándose gueguescos. A principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura, de tal manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros años del reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda nos lo ofrece Las lanzas de Velázquez. Sobre el jubón también se podía vestir diversas prendas como el coleto (generalmente de piel y sin mangas) que no sobrepasaba la cintura, la ropilla (con mangas y faldillas) o la cuera. El coleto era una prenda que se utilizaba también para practicar deportes al aire libre. El coleto y la cuera provenían del traje militar y se llevaban sobre el jubón. Durante el siglo XVI las voces coleto y cuera se hicieron sinónimas. Sobre esto se usaba el sobretodo, abierto, con mangas y a veces forrado con pieles; esta prenda también era denominada simplemente ropa. La moda del acuchillado presentaba mangas muy decoradas con aberturas en varios sentidos, en ocasiones las mangas se confeccionaban por separado y después se unían al traje. Hacia 1550 comienzan a asomar el cuello de la camisa y los puños de las mangas. Las mangas dobles y caídas por detrás tienen origen turco. Como prenda de abrigo se encontraba la simple capa o algunos tipos mas ricos como el herreruelo con cuello ribeteado o el bohemio, pieza forrada de piel pasando por el tudesco que tenía mangas pero no se usaban. La capa dejaba las piernas al descubierto y podían tener capucha y se trata tal vez, de la única pieza de la indumentaria antigua masculina que ha llegado al siglo XX. Otras prendas de abrigo eran el capuz, tabardo abrigo sin (especie mangas o de con mangas abiertas mas usado en el extranjero) y capote, capa de abrigo para protegerse de la lluvia. La voz capote está documentada a partir Francisco de Zurbarán. Defensa de Cádiz contra los ingleses. 16351635. Museo del Prado. Madrid. del 32 Cancionero de Baena (siglo XV). Por último, el gabán lo usaban todas las clases sociales, tenía mangas y capucha. La cabeza se tocaba con gorra o sombrero. El calzado era plano con algunas decoraciones en el empeine y en los lados, da la sensación de ser cómodo y flexible. También usaban unas botas estrechas y muy altas ya que llegaban hasta los muslos que quedaban atadas a las calzas por una especie de ligas. El pelo se llevaba en melena recta Alonso Sánchez Coello. El Príncipe don Carlos. 1557-1559. Museo del Prado. Madrid. por delante y corto por detrás; en 1526, año de la boda de Carlos V con Isabel de Portugal, el emperador se decantó por la barba que nunca abandonaría. En 1529 estando en Barcelona, se cortó el pelo52; por estos motivos el caballero español llevó varias décadas pelo corto y barba. El primero perduró mas que la última que fue sustituida por un fino bigote con las puntas hacia arriba a mediados del siglo XVII. Lo que más sorprende desde nuestra óptica actual es la indumentaria masculina en boga hacia la segunda mitad del siglo XVI ya que se trata de un traje fuertemente sexualizado en el que se aumenta el torso y el órgano viril por medio de rellenos. Hablamos de un atuendo ceñido que potencia los hombros y el pecho por medio de jubones rehenchidos mientras que gran parte de las piernas solamente se hallan cubiertas por medias. Las grandes braguetas fueron utilizadas en primer lugar por los soldados alemanes (lansquenetes) que batallaban con el emperador por toda Europa, posteriormente comenzaron a ser tendencia en la corte de Carlos V. Su forma protuberante era signo de poder y hombría. Los retratos de reyes y caballeros del siglo XVI nos muestran unos descomunales bultos que tratan de representar una erección permanente. A principios del siglo XVII las calzas fueron perdiendo volumen y ganando largura, de tal manera que llegaron a cubrir la rodilla y así quedaron todo el siglo. En los primeros años del reinado de Felipe IV eran anchas, un ejemplo bastante elocuente sobre esta prenda nos lo ofrece Las lanzas de Velázquez. Los greguescos, eran abombados y se ataban debajo de la rodilla que se adornaba con rosetas, motivo decorativo que también se usaba en el 52 BERNIS, C.: Ob. cit., p. 34. 33 calzado. Para proporcionarles volumen se colocaban rellenos de algodón, papel o serrín entre el forro y la tela, bajo este se utilizaba un sencillo calzón de lienzo 53. En los años cuarenta las calzas se fueron estrechando, también podían estar acolchadas albergando en su interior varias capas de algodón y siempre estaban forradas. Para unirlas al coleto se usaban agujetas pero poco a poco fueron sustituidas por el cinturón que se denominaba braguero. Las agujetas eran unas cintas de seda o hilo con los cabos rematados por metal o hueso. Es preciso señalar que algunas ropas iban unidas por estos cordones denominándose prendas atacadas, por ejemplo las mangas podían ir atacadas al coleto y este último a las calzas. El coleto era una prenda a modo de chaleco que llegaba hasta debajo de la cintura mientras que la cuera se denominó así en un principio porque se confeccionaba con piel. Estás dos prendas eran utilizadas por caballeros que seguían la moda mientras que la ropilla era de uso común a todos los estamentos54. El coleto fue una pieza utilizada por los militares ya que al no tener mangas facilitaba el movimiento. Los arcabuceros y ballesteros debían estar cómodos para el manejo de las armas55. Un precioso ejemplo de coleto lo encontramos en la obra de Velázquez Felipe IV con jubón amarillo hacia 1628, (Ringling Museum or Arts, Sarasota, Florida, USA). El coleto que luce es de Antonio Moro. Retrato de Felipe II en la jornada de San Quintín. 1560. Patrimonio Nacional. Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. cuero de “ámbar de infusión,” un método por el cual se perfumaban las pieles y frecuente en el acabado de los guantes. La prenda es abierta por delante siendo del tipo llamado “vientre de oca” ya que por medio de rellenos el pecho parecía mas voluminoso lo que daba mas empaque al individuo. El atuendo del monarca es rico en cuanto a colorido y materiales, con mangas estofadas, banda de seda roja guarnecida de encajes, 53 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 173. DESCALZO LORENZO, A.: “La moda en tiempos de Cervantes” en La Moda Española en el Siglo de Oro. Toledo, 2015. p. 53. 55 DUEÑAS, G.: “Las armas y la indumentaria en El Quijote”, El Quijote y sus trajes. Madrid, 2005, p. 104. 54 34 calzones muy anchos, botas altas y guantes de “ámbar de infusión”. Esta técnica en el tratamiento de las pieles se seguirá utilizando en el siglo XVIII. El coleto en principio no contaba con mangas, se llevaba muy ceñido al cuerpo y encima del jubón. El coleto y el justillo eran utilizados por los caballeros rejoneadores en la lidia ya que se consideraba a la piel como material56 con mas capacidad de protección que otros. El cinturón se colocaba sobre el jubón y podía estar elaborado con metales preciosos en caso de que el atuendo fuera de gala. No podemos olvidar la espada, un componente básico del traje masculino, un atributo de los caballeros desde la Edad Media. Vemos la espada en los retratos de reyes y aristócratas como una parte esencial de la imagen de poder que pretendían dar. Este elemento les proporcionaba: “(…) una aureola de soberanía en su imagen y en Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Felipe IV con jubón amarillo. Hacia 1628. Ringling Museum of Arts, Sarasota, Florida. sus acciones, de ahí que fuese un elemento fundamental en su vestuario, sobre todos cuando los nobles todavía se suponían garantes del orden y de la sociedad a la que pertenecían durante la edad media y moderna”57. La golilla se colocaba en la garganta por lo que debía resultar muy incómoda provocando además una figura muy envarada. Por su bajo costo, se extendió rápidamente a todas las clases sociales. Los retratos del genial Velázquez ponen de evidencia como todos usaban la golilla desde el rey, hasta el bufón pasando por el noble, el comerciante, el artesano o el letrado. Felipe IV, que era muy sencillo en su atavío, la lució toda su vida. Su uso era obligado en su real presencia, ya que no recibía en audiencia sino se llevaba puesta. La adopción de tan singular cuello hay que entenderla junto a otras iniciativas como medida de austeridad ante tanto derroche innecesario. Tanto el rey como su valido, el conde-duque de Olivares, consideraron necesario volver a las idea de sencillez de Felipe II58. 56 CAMPOS CAÑIZARES, J.: El toreo caballeresco en la época de Felipe IV: técnicas y significado sociocultural. Sevilla, 2007, p. 275. 57 Ibidem, p. 624. 58 Se llevó a cabo una restructuración del personal palatino reduciendo cargos y salarios. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Ob. cit., p. 243. 35 La golilla era un cartón forrado de tela almidonada de color blanco que se sostenía por medio de un alambre y su forma se asemejaba a un plato. Esta pieza se colocaba alrededor del cuello y fue el tipo mas común aunque esto no implica que no se usasen ricas valonas caídas sobre los hombros tal y como nos muestran pinturas de la época, incluso el mismo rey tiene algunos retratos en los que lleva preciosas valonas aunque son los menos ya que este cuello representaba la imagen institucional de la monarquía española. Bartolomé Esteban Murillo cuenta con una Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Retrato de Juan Martínez Montañés. Hacia 1635. Museo del Prado. Madrid. serie de retratos masculinos de cuerpo entero en los que podemos apreciar como los caballeros sevillanos usaban el citado cuello; aunque en su autorretrato de hacia 1670 que se conserva en la National Gallery de Londres, el maestro se pintó con una valona guarnecida de encajes. En cuanto a las formas de la vestimenta “a la española”, su objetivo consistía en realzar la silueta por lo que eran estrechas. El concepto de elegancia masculina radicaba en la calidad de los tejidos y en el buen corte de las prendas. La golilla pervivió hasta principios del siglo XVIII. Un anónimo viajero de 1700 detalla: “En vez de alzacuello llevan una especia de rotonda hecha de cartón, sobre la cual hay estirada una tela almidonada y arreglada en varias pinzas que llaman golilla; es una invención muy incómoda (…) Os envara el movimiento del cuello y de la cabeza, y os da un aire grave, a pesar del que tengáis. Algunos no se acostumbran a ello y llevan grandes alzacuellos que valones”59. Estos datos nos resultan de gran interés ya que vemos que los dos tipos de cuello se alternaban, por otro lado la golilla impedía moverse con libertad por lo que parecía ideada para gentes ociosas provocando una postura que los españoles consideraban muy digna pero 59 GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit. p. 229. 36 los extranjeros entendían como grave. El relato del padre Labat escrito 1706 nos informa que en Sevilla estuvo con un comerciante francés que usaba golilla60. Según estamos comprobando la moda masculina del siglo XVII fue bastante parecida a la de la centuria anterior en cuanto al tipo de prendas en los distintos sectores de la sociedad, la diferencia radicaba lógicamente en los materiales. Se siguieron usando los mismos elementos aunque algunas con variaciones en cuanto a forma y los hombres siguieron vistiendo de oscuro. Un cambio si se produjo en cuanto a la ropa cómoda para estar en casa, se trataba de prendas de origen oriental con forma de bata o kimono que usaron tanto hombres como mujeres y que se denominaron ropas de levantar. Este tipo de batas se seguirán usando a lo largo de todo el siglo XVIII tal y como informan los documentos por lo que trataré sobre ellas en su momento. Las prendas para la vida diaria se confeccionaban con tejidos sencillos como la lana y el cuero pero si se trataba de un traje de gala la cosa se complicaba ya que tanto jubón como calzas podían llevar acuchillados, picados o bordados. El calzado mas común para diario eran las botas de cuero, los mas lujosos se fabricaban con seda o bordados y se adornaban con hebilla. El sombrero era un elemento imprescindible, los mas usados eran los de ala ancha llamados monteras y los de ala estrecha llamados monterillas. Los sombreros se adornaban con plumas a un lado y a Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Pedro Barberana y Aparregui. Hacia 16311633. Kimbell Art Museum. Fort Worth. Texas. veces con joyas mientras que una de las alas se solía llevar subida. La voz montera será sustituida por chambergo a partir de 167061. La voz chambergo procedía del llamado ejército de la Chamberga creado por la reina regente doña Mariana de Austria en 1669. El sombrero 60 LABAT, J-B.: Viaje por Andalucía en los años 1705-1706. Sevilla, 2007, p. 23. El padre Labat (1663-1738) fue un monje dominico francés. Con treinta años se embarcó para América donde estuvo doce años. Destacó no sólo como religioso, sino como, explorador, botánico, matemático, ingeniero, llegando a construir molinos para mejorar la producción de azúcar y otros artilugios. Después estuvo en España e Italia. 61 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 63. 37 era una pieza absolutamente indispensable en la imagen del caballero español del siglo XVII. Su tejido y adornos proporcionaban información fidedigna de su portador. El escritor y dramaturgo Juan de Zabaleta publicó en 1654 Día de fiesta por la mañana, un relato costumbrista donde nos muestra su particular visión de la sociedad madrileña de pleno siglo XVII. El autor va narrando la manera de solazarse de distintos arquetipos, quedando muchos de ellos bastante mal parados. Los capítulos dedicados al galán Pedro de Camprobín. El caballero y la muerte. Mediados del siglo XVII. Hospital de la Caridad. Sevilla. y a la dama nos son de gran ayuda para conocer la indumentaria española del Barroco, ya que se habla del tipo de prendas que usaban las clases pudientes, mientras se hace una enconada crítica contra las personas preocupadas en exceso por su aspecto físico, y por lo tanto demasiado presumidas y esclavizadas por la moda. El galán era un individuo vanidoso cuyo traje debía estar a la última. El estoico joven tenía que sufrir todo tipo de apreturas para presentarse en sociedad. El traje de caballero español era excesivamente ceñido y por lo tanto muy incómodo. El relato comienza en casa del joven la mañana del día festivo, una vez se ha levantado de la cama procede a arreglarse con esmero para salir a la calle a dejarse ver. Para tan complicado procedimiento es asistido por varias personas a su servicio. Una tras otra se va embutiendo en todas las prendas, entre ellas el autor destaca el precioso jubón (prenda de manga larga que se ponía sobre la camisa) confeccionado con una tela riquísima. Sobre las telas recamadas de oro o plata es importante resaltar que su uso estaba vetado aunque no se 38 respetaba. Felipe IV promulgó una serie de disposiciones sobre el uso de determinados tejidos y la prohibición de otros tantos. El traje de los españoles, según cuentan los que tuvieron que padecerlo, excesivamente apretado, lo cual provocaba una postura tan envarada que sorprendía mucho a los extranjeros. El tormento también llegaba a los pies ya que los zapatos debían quedar muy justos. El caballero francés Antonio de Brunel que visitó España en 1654 quedó impresionado del martirio que debían sufrir los hombres, sobre todo en lo que respecta a los zapatos estrechos. Zabaleta se mofa de esta absurda práctica y explica el tremendo esfuerzo que debe hacer el oficial de zapatero para calzar al presumido galán, cuando lo mas fácil y lógico sería usar un zapato cuya medida fuera acorde con la del pie y dejarse de extravagancias. El galán ya está vestido, calzado y afeitado por lo que se procede a la colocación de la golilla. Zabaleta la aborrece por su incomodidad y afirma: “(…) es como meter la cabeza en un cepo, Bartolomé Estebán Murillo. DonAndrés de Andrade y la Cal. 1665.Metrpolitan Museum of New York. tormento inexcusable en España. Ésta es la nación de cuantas la razón cultiva, que menos cuida de sus comodidades. Está la golilla aforrada en blanco por dejar de la valona no mas que algunos visos”62. Parece sorprendente que el uso de un cuello tan incómodo perdurara mas de ochenta años. Madame d´Alnoy también se hace eco de este tipo de cuello diciendo que el joven que la llevaba no podía mover la cabeza con naturalidad: “Su golilla de cartón le mantenía el cuello tan erguido, que no podía ni bajar ni volver la cabeza. No hay nada más ridículo que ese alzacuello; porque no es ni una gorguera, ni una valona, ni un corbata. Esa golilla, en fin, sin que se parezca a nada, incomoda mucho y desfigura otro tanto”63. 62 63 ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. 1983.p. 106. AULNOY, M C.: Relación del viaje a España. Madrid, 1986. p. 171. 39 Volviendo al galán en cuestión, nos encontramos en la última fase de su arreglo. Se coloca (prenda la ropilla exterior con mangas), tan ajustada que le cuesta un rato atarse el cinturón. Para poder vestirse afeitado y ser cómodamente el joven lleva el pelo recogido con una cinta, Gregorio de Tapia y Salcedo. Ejercicios de la jineta. 1643. Biblioteca Nacional de España. Madrid. un vez terminado todo el proceso se la retira cayendo en guedejas. Este tipo de peinado fue muy criticado, incluso el mismo rey lo prohibió en 1639, el veto rezaba así: “Prohibición de guedejas y copetes en los hombres sin excepción de privilegio o fuero”. Zabaleta pone de manifiesto una vez más que las leyes en materia de indumentaria no se acataban. Ya con la melena al viento el caballero solo precisa espada, capa y sombrero. El mismo se pone el acero al cinto y un criado le coloca la capa de bayeta ricamente labrada con puntas. Por último se acomoda un sombrero de castor negro confeccionado en París; el autor echa pestes de su alto precio, afirmando que con un solo sombrero se podrían comprar mantos para seis viudas pobres. El texto dedicado al caballero “a la última moda” nos es de gran utilidad, no solamente el tipo de prendas que utilizaba y sus materiales, sino cual era el orden que seguía el atavío masculino. Los relatos de viajeros constituyen una valiosa herramienta en manos del investigador para conocer los usos sociales. En 1672, el francés Jouvin64 afirma que los españoles van bien vestidos y calzados, todavía no se había implantado el tacón para uso masculino; aunque no obvia que los trajes son negros y demasiado ceñidos. La espada se llevaba a la izquierda, al igual de la corta capa, mientras que el puñal iba a la derecha. 65 La capa se sujetaba en el 64 Albert Jouvin de Rochefort (c.1640 – c. 1710) fue un cartógrafo que realizo diversos viajes por el continente. En 1672 publicó Le voyageur d'Europe. Veáse, GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes por España. Madrid, 1972, p. 115. 65 GARCÍA MERCADAL J.: Ob. cit., p. 172. 40 hombro izquierdo y la recogían con este mismo brazo. Parece que esto era símbolo de elegancia. Según relata madame d´Alnoy, el lujo que observó en la corte madrileña era fastuoso. La francesa tuvo ocasión de asistir a la corrida de toros que se celebró en la plaza mayor de Madrid con ocasión de la boda del rey Carlos II con la princesa María Luisa de Orleans. Tan magno acontecimiento tuvo una puesta en escena especialmente rica y cuidada, y aunque los caballeros rejoneadores vestían de negro sus trajes estaban bordados de oro y plata. Los sombreros lucían a un lado plumas blancas, mientras que en brazos, cintura o pecho llevaban bandas bordadas de distintos colores (blancas, carmesí azules Bartolomé Esteban Murillo. Joshua van Belle. 1670. National Gallery. Dublin. y amarillas)66. La banda es el primer signo distintivo del matador. Los séquitos de los caballeros no les iban a la zaga ya que usaban tejidos ricos como el muaré de oro o el damasco. El matrimonio de Carlos II con la primogénita del duque de Orleans y por tanto, sobrina carnal de Luis XIV marca un punto de inflexión en la corte madrileña ya que en deferencia a su mujer, el rey se vistió a la francesa para la celebración de su matrimonio. El 5 de noviembre de 1679, tan sólo unos días antes de conocerse, el rey recibió de María Luisa de Borbón una corbata de encaje: “…con la particularidad de habérsela puesto antes la Reyna, con una cinta de color de fuego”67. En los inventarios de su guardarropa aparecen casacas siempre a juego con los calzones68, por tanto el último de los Austrias vistió ya a la moda imperante en Europa. En cualquier caso, Carlos II siguió vistiendo a la española para los actos. Como ya se ha hablado, la cuestión del atuendo era asunto de suma relevancia en la corte. El embajador francés era único diplomático que podía ir vestido a la moda de su país: 66 AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 289. ORTIZ DE ZÚÑIGA, D.: Anales eclesiásticos y seculares de la ciudad de Sevilla. Lib .XVIII. p. 336. 68 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 152. 67 41 “Ordinariamente, es el embajador de Francia el que llama mas la atención, porque su séquito va todo vestido a la francesa, y es el único embajador que goza de este privilegio, porque los otros van vestidos a la española” 69. Carlos II siguió en sus retratos de corte la imagen oficial de la monarquía hispánica. Carreño de Miranda nos muestra, a lo largo de múltiples versiones, al malogrado joven completamente vestido de negro exceptuando la golilla, los puños, las medias blancas y la larga melena. En las cuentas del guardarropa del rey aparece por primera vez la acepción “traje a la española” con motivo de distinguirlo llamado “a la moda” 70 del francés . El atuendo masculino español a finales del siglo XVII siguió las pautas anteriores pero introdujo algunas modificaciones: las ropillas y los calzones se estrecharon al máximo. Al mismo tiempo las mangas adquirieron un tamaño descomunal, incluso con varios abombamientos. El hecho de que el traje a la francesa fuera asumido paulatinamente se pone de manifiesto en La Adoración de la Sagrada Forma de Claudio Coello realizado en 1690. Se trata de una pintura Luca Giordano. Carlos II. 1693. Museo del Prado. Madrid. de altar realizada para la sacristía del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En la parte derecha de la composición aparece el rey arrodillado con una serie de caballeros a sus espaldas. Tanto Carlos II como su séquito aparecen vestidos a la moda francesa con casacas cuyas mangas rematan en amplias vueltas, corbatas de encaje y pelucas; se trata de retratos individualizados que responden a un momento histórico concreto. La magnífica obra de Claudio Coello no es la primera en la que el rey se presentaba vestido a la moda extranjera. Se conservan varias pinturas de Carlos II niño vestido con colores alegres, una de ellas con bordados de oro y valona de encaje en un retrato ecuestre realizado por Herrera Barnuevo que sucedió en el cargo de Pintor de Cámara 69 70 AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 285. DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 31. 42 a Juan Bautista Martínez del Mazo hasta su muerte en 1671. En otra pintura atribuida al mismo artista y titulada Carlos II niño y sus antepasados (Museo Lázaro Galdiano, Madrid), el rey viste hongarina con lazos, ropilla y calzones grises71. El niño rey porta en una mano el bastón de mando y en la otra un sombrero negro adornado por preciosas plumas. La melena es larga con raya al lado y onda sobre la frente. Por último contamos con otro retrato de Herrera Barnuevo hacia 1670 (Ermitage, San Petersburgo), en el que el monarca lleva un traje rojo compuesto por hongarina y calzones ricamente labrados y adornados con lazos, valona que cae por los hombros, zapatos rematados con lazadas y sombrero adornado con vistosas plumas blancas. El modo de vestir se halla en estrecha conexión con las circunstancias históricas. En el siglo XVII Europa se vio inmersa en una serie de terribles conflictos bélicos, la indumentaria “a la española” tan ceñida e incómoda no era adecuada para los soldados por lo que se tendió a un tipo de traje de formas amplias que facilitara el movimiento. Aún así nuestro atuendo no solamente se Sebastián Herrera Barnuevo. Carlos II. Hacia 1670. Museo del Hermitage. San Petesburgo. 71 La hongarina es una prenda documentada en España a partir de 1653 a raíz de un traje de paño confeccionado a Felipe IV que se componía de calzón, ropilla, ferreruelo y hungarina. Esta pieza parecida a la casaca acabará siendo sustituida por ella, según podemos apreciar en las citadas pinturas, la hongarina no era ceñida al talle y llegaba a medio muslo llevándose abierta aunque contaba con botones. En 1669 se aconsejaba a uno de los ejércitos del rey sustituir las hongarinas por las casacas: “se les han de quitar las hungarinas y darles casacas que hoy se conservan en la armada para cubrir las armas”. Véase: MORALES, N., QUILES GARCÍA, F.: Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1733). Madrid, 2010. 43 perpetuó durante todo el siglo en España, sino que también continuó en los lugares que dependían políticamente de ella como Viena, Nápoles o Génova 72. El traje militar que se configuró en el siglo XVII constaba de tres piezas características: la casaca, la chupa y los calzones. La evolución del jubón y el coleto hacia la casaca y la chupa fue lenta, el jubón llevaba mangas y el coleto no mientras que los faldones de ambas prendas se unían mediante lazos. El cambio se produjo cuando las mangas del jubón pasaron al coleto que: “…tomó la forma de casaca con sus largos faldones, no añadidos aparte. Este casacón ya había sido usado por la gente del campo pero hacia 1630 fue adoptado en general. Los calzones eran muy amplios y el zapato plano fue sustituido por las botas altas que incluso llegaban al muslo y se remataban en forma de embudo”73. El traje masculino al uso francés fue implantándose en España paulatinamente hasta quedar afianzado en los primeros años del siglo XVIII. I.2. Indumentaria femenina. La moda femenina en la España de los Austrias se caracteriza por enmascarar la silueta. Como prenda imprescindible se encontraba la camisa, considerada una segunda piel, se lavaba y aunque se consideraba una pieza de ropa interior a veces podían asomar cuellos, puños o mangas. Las piernas se cubrían con calzas, estrechas y de distintos colores. Las camisas se confeccionaban con lienzo, siendo a veces las mangas de un tipo y el cuerpo de otro, cuellos y puños se podían decorar con encajes. La camisa femenina se denominaba “camisa de 72 73 Pedro Machuca. Descendimiento. Detalle.1547. Museo del Prado. Madrid VON BOEHN, M.: Vol III. Ob. cit., p. 92. Ibidem, p. 98. 44 pechos”74 En cuanto al vestido, comenzamos por el sayo alto que comenzó a usarse hacia 1530. Era completamente cerrado y se basaba en el modelo masculino. Los vestidos podían tener escote cuadrado o redondo, que se cubría con fino tejido transparente. Hacia 1550 los trajes son completamente cerrados y con cuello alto75, enfatizando el estrechamiento de la cintura. Por contraposición a la sencillez del atavío masculino español en la segunda mitad del siglo XVI, nos encontramos con unos retratos femeninos que nos presentan a reinas e infantas vestidas con un lujo extraordinario. La moda femenina fue bastante inmovilista durante los reinados de Felipe II y Felipe III, es decir, que durante unos setenta y cinco años hubo pocas variaciones. Mientras los hombres mostraban sin pudor sus atributos, la moda imponía a las mujeres disimular los suyos. Los cartones de pecho consistían en una faja que se llevaba desde la cintura al pecho, se podían confeccionar de distintas maneras, por ejemplo a base de una serie de tablillas forradas con cuero que se colocaban delante del pecho para aplastarlo. o por medio de un cartón engomado colocado entre la tela y el forro. Su objetivo era ocultar las formas de la silueta además de conseguir una cintura lo más estrecha posible. La moda de disimular y aplastar el pecho llegó hasta finales del siglo XVII: “Entre ellas es un bello detalles no tener pechos, y toman precauciones desde muy pronto para evitar su desarrollo. Cuando el seno comienza a formarse se colocan encima pequeñas placas de plomo y se vendan como se faja a los niños”76. El escote no era bien visto en España, mientras que en otros países las damas lo usaban ya en el siglo XVI, aquí tardará en llegar. Un ejemplo muy elocuente lo constituye la boda de la infanta Ana de Austria 77 con Luis XIII en 1615. Ambas naciones tenían sus respectivos usos. En Francia el escote estaba a la orden del día, cosa que no estaba bien vista en la pudibunda corte española. Felipe III le pide a su hija un retrato en 1617 pero aclara: 74 COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 419. PUERTA, R.: Ob. cit., p. 67. 76 AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 234. 77 Ana María Mauricia de Habsburgo, nacida en 1601, fue la hija primogénita de Felipe III y Margarita de Austria- Estitia. En su boda lució un vestido de terciopelo morado bordado con flores de lis, símbolo de la casa real francesa desde la Edad Media. Las cuestiones en materia de indumentaria eran muy estrictas y más en las distintas Cortes, por lo que la nueva reina de Francia comenzó a vestir según la moda de su nuevo país por lo cual vistió vestidos escotados. Los trajes de las damas francesas también llevaban cuellos de encaje, el llamado cuello Medicis”, alto, almidonado y en forma de abanico. 75 45 “Esto querría que fuese sin descubrir los pechos, y assi creo lo areis, que creo no puede ser bueno para nada, aunque allá se use…”78. La única parte de la anatomía femenina que no se enmascaraba era la cintura. El talle en la época de los Austrias aparece situado a su altura .La cintura de avispa se nos muestra como un ideal de belleza permanente a través de los siglos. Las pobres niñas tampoco se veían libres de este tormento y se les colocaba el cartón de pecho; este uso se prolongó en España durante más de un siglo. Esta moda parece tener un carácter de negación de la propia mujer ya que uno de los símbolos propios de la feminidad son los pechos, no solamente como elemento sensual sino como portador de vida a través de la leche materna. En el siglo XVIII se dará un giro total en este sentido y aparecerán unos escotes de vértigo. Independientemente de cómo fuera el atuendo exterior, la indumentaria femenina constaba de prendas que siempre permanecían ocultas como el corpiño ajustado y la falda interior. El vestido podía ser entero (saya entera) o dos piezas (jubón y basquiña). El jubón, a diferencia del masculino, se presentaba a la vista en su totalidad. Su confección corría a cargo de maestros jubeteros y de sastres mientras que su decoración estaba en manos de maestros Atribuido a Sofonisba Anguissola. Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II. 15611565. Museo del Prado. Madrid. bordadores. La llamada ropa era una prenda exterior larga y abierta En el caso del traje de aparato, tanto uno como otros, iban acompañados de varios artefactos indispensables: el cartón de pecho, el verdugado y el cuello de lechuguilla, es decir, una serie de tormentos que convertirían el movimiento en algo bastante complicado. Este tipo no sería utilizado en todo 78 VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria, Infanta de España. Reina de Francia.1949, p. 17. 46 momento, sino que las damas prescindirían del jubón a favor de un cuerpo sin mangas y con escote por el cual saliera la camisa. El verdugado tampoco se usaría para la vida diaria79. Los retratos femeninos de la familia de Felipe II nos ofrecen un testimonio de sumo interés para conocer la moda femenina de la segunda mitad del siglo XVI. La indumentaria de sus hermanas, mujeres e hijas nos muestra unos modelos de indiscutible elegancia donde podemos apreciar los elementos básicos de la moda femenina. Un bello ejemplo lo constituye el retrato de Antonio Moro de Isabel de Valois, que luce un espléndido vestido rojo de cuyo pecho cuelga la cruz de diamantes que lució el día de su boda según cuentan las crónicas. En su inventario post-mortem el citado vestido aparece así descrito: “saya de terciopelo carmesí riço y leonada, y hecha unas lavores y oxas para lo cortado, con cuerpo alto e manga de punta, aforrado de tafetán leonado; y las mangas e ruedo en raso blanco raspado, e la guarniçión de la saya es con las ojas de terciopelo cortado”, siendo tasado en 50.000 maravedíes80. Lógicamente la mujer del monarca mas poderoso de la Tierra debía lucir las mas espectaculares ropas y joyas que el dinero pudiera comprar. El vestido en cuestión está formado por varias piezas. A mi primera vista lo Antonio Moro. Retrato de Isabel de Valois. Hacia1660. Coleccion Varez Fisa. Madrid. que mas destaca son las espectaculares mangas dobles, abiertas longitudinalmente por delante. El sayo también tiene aberturas y se decora con numerosos adornos iguales formados por cuatro perlas; la prenda remata en cuello alto por el que asoma la blanca gorguera. La basquiña (falda) presenta acuchillados en distintos sentidos. El acuchillado era de una cortadura practicada en las prendas muy de moda durante los siglos XVI y XVII que comenzó en la indumentaria militar para luego pasar a la civil. Este vestido es magnífico en cuanto a colorido y decoración pero parece ser que la reina mas adelante comenzó a vestir de negro como su augusto esposo. 79 80 BERNIS, C.: El traje y los tipos sociales del Quijote. Madrid, 2001, p. 208 CHECA CREMADES, F.: Felipe II. Mecenas de las artes. Madrid, 1997, p. 157. 47 El verdugado era una estructura de forma acampanada compuesta por aros de mimbre, metal o madera forrados de tela y unidos por cintas que se colocaba encima de la falda interior aunque en un principio los verdugos iban cosidos a la misma falda. Tan curioso término tiene su origen en forma redonda y verde al igual que los verdugos de los árboles81. Los verdugos son también criticados por fray Hernando de Talavera (1428-1507), monje jerónimo que ha pasado a la historia por haber sido el confesor de Isabel la Católica. Talavera fue un hombre docto que escribió sobre cuestiones morales. Es célebre su Tratado sobre la demasía en vestir y calzar, comer y beber redactado en 1477 e impreso en forma de compendio. Se trata de un tratado sobre los usos sociales de su tiempo que juzga censurables, con motivo de un decreto de excomunión promulgado en Valladolid contra las mujeres que usaran gorguera y caderas anchas y contra los hombres que llevasen camisones con cabezones labrados. El verdugado se trata de la gran aportación española a la indumentaria europea. Surgió hacia 1560 82 y lógicamente estaba al alcance de unas pocas, se trataba de una pieza costosa e incómoda que hacía lucir las ricas telas de la falda en todo su esplendor ya que quedaban muy estiradas. El verdugado pasó a la corona de Aragón, Italia, América y mas tarde a toda Europa. Su gran tamaño Juan Pantoja de la Cruz. Ana de Austria. 1604. Kunsthistorisches Museum. Viena. creaba todo tipo de inconvenientes, en las ceremonias donde era preceptivo su uso las damas para caber holgadamente debían estar bastante separadas, de hecho se creó un tipo de asiento llamado “sillón de verdugado”, sin brazos y bastante ancho83. Esta estructura llegará al siglo XIX con distintas variantes, por orden cronológico podemos hablar del verdugado, guardainfante, sacristán, tontillo, miriñaque y crinolina. Estamos ante un atuendo complejo que pervive unos trescientos años. 81 DE LA PUERTA ESCRIBANO, R .: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias extranjeras”. Ars Longa, Valencia, Valencia, 2008. p. 68. 82 BERNIS, C.: Ob. cit., p. 22. 83 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 192. 48 Su origen radica en la llamada saya verdugada, una falda con los verdugos incorporados. Mas adelante se convirtió en la estructura que se colocaba bajo el vestido. Diversos escritos de la época mencionan esta peculiar moda femenina, el mismo Lazarillo de Tormes cuenta que nada mas llegar a Valladolid encontró a una señora en la calle, para mas señas esposa de un sastre, que llevaba verdugado, chapines y apoyaba su mano en la cabeza de un escudero. El Lazarillo entra a su servicio y relata que al llegar a su casa la mujer se desprendió del manto y los chapines pero no del verdugado84. Ambos elementos se usaban juntos, el verdugado no se acompañaba de zapatos corrientes. Las dos últimas esposas de Felipe II usaron verdugados y en la corte vallisoletana de Felipe III era el atuendo corriente para las altas damas.85 En los cuerpos, las mangas se nos muestran ricas y complejas. Muchas de ellas dobles, la interior estrecha por la que asoman los puños de encaje y la exterior abierta y rematando en punta. Otra posibilidad son las mangas redondas, que cubren el brazo hasta el codo y luego quedan abiertas. Sobre el vestido cortesano se desplegaban un sinfín de abalorios, las llamadas “puntas” eran unas cintas rematadas por cabos de metal. El talle se situaba en la cintura que se adornaba con cinturón de piedras preciosas al igual que el cuello, con collar e inmensa gorguera que podía estar dispuesta sobre una arandela. El peinado debía ser vertical debido al gran Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Doña Antonia de Ipeñarrieta y Galdós y su hijo don Luis. 1632. Museo Nacional del Prado. Madrid. cuello siempre adornado con joyas y a veces con un gracioso sombrerito. La lechuguilla impedía que los pendientes cayeran de manera natural. Estos cuellos se turnaron con las valonas, cuellos blancos y amplios que alcanzaban los hombros y caían sobre ellos. El origen de la valona femenina se encuentra en Italia y podían ser tieso o flexible, en ocasiones se usaban dos cuellos superpuestos como es el caso del retrato de Antonia de Ipañerrieta. Es preciso tener en cuenta que estos elementos solo se usaban en ocasiones señaladas, para la vida cotidiana las señoras llevaban un cuerpo escotado sin mangas por el que asomaba 84 ANÓNIMO: La vida del Lazarillo de Tormes sus fortunas y adversidades. Madrid. 1845. p. 346. HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid, 2014, p. 235. 85 49 la camisa. Los brazos femeninos no se muestran hasta el siglo XVIII y solo una parte, en cambio fuera de la corte sí se usaba escote. La pintura española por desgracia nos muestra pocos ejemplos de la indumentaria femenina de las clases populares. Las mujeres sencillas vestían dos piezas, cuerpo sin mangas y falda, esta última solía ser doble formada por saya (exterior) y faldellín (interior); las criadas se levantaban la saya para poder trabajar por lo que el faldellín quedaba a la vista. En ausencia de testimonios gráficos, para poder rastrear la vestimenta de épocas tan lejanas, los investigadores deben recurrir, no solamente a los documentos notariales, sino también a la literatura. Las novelas y obras de teatro son una magnífica fuente para conocer los usos y costumbres de cada momento histórico lo cual es de gran ayuda para el historiador. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Calderón o Tirso de Molina entre otros, nos muestran a través de sus personajes nobles y plebeyos, la sociedad del momento con sus hábitos, tradiciones y rutinas. El atuendo por excelencia de la moda femenina española de pleno siglo XVII es el guardainfante, heredero del verdugado, su uso comenzó en el teatro cómico de Madrid para mas tarde pasar a la corte española hacia 163686. La voz guardainfante se supone que se debe a que tal Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Dama del Abanico. Hacia 1635. Wallace Collection. Londres. artilugio podía ser útil para ocultar embarazos. Consistía en un armazón en forma de campana colocado alrededor de la cintura y realizado a base de aros de metal o mimbre unidos con cintas o cuerdas cuya su función era ahuecar la basquiña, debido a su gran tamaño la tela quedaba muy estirada por lo que lucía esplendida, sin arruga alguna. El guardainfante era una estructura compleja que precisaba de distintos materiales: “(…) tendríamos que incluir cuerdas o cintas como elementos verticales, ballenas, aros de mimbre, bandas de cañizo y pleitos de esparto como elementos horizontales, y almohadillas llenas de paja como elementos laterales.” 87 La falda tenía unas aberturas que permitían 86 87 PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 71. HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 238. 50 recolocar los alambres si estos habían salido de su sitio. El aspecto exterior de la basquiña se asemejaba a la forma de una enorme cesta invertida. El guardainfante fue ampliamente reprobado en su tiempo por escritores y moralistas. Este atavío se concebía en un sentido global, el vestido de corte constaba de un sayo (cuerpo) muy entallado y apretado que aplastaba el pecho, mangas acuchilladas y un cuello amplio llamado valona cariñana que cubría el escote, en cuyo centro se colocaba un gran broche. El peinado tenía vital importancia ya que la cabeza debía tener un tamaño acorde con la gran falda para no parecer ridículamente pequeña, por ello se ensanchó por medio de pelucas y postizos que se colocaban mediante alambres y se adornaba con flores, plumas y joyas. El guardainfante tuvo su máximo apogeo desde la llegada de Mariana de Austria pero tiempo antes ya se vestían basquiñas sobre verdugados bastante anchos. Un ejemplo nos lo ofrece Velázquez en La dama del abanico (Wallace Collection, Londres) fechado en 1638. La elegante dama se nos presenta de medio cuerpo vistiendo sayo y basquiña de paño marrón y mantilla negra. El sayo tiene mangas perdidas y se cierra por delante mediante pequeños botones, debajo un corpiño muy ceñido sobre la camisa cuyo cabezón se deja ver por el escote. Normalmente el escote no estaba bien visto en España y se solía cubrir con valona o pañuelo. En cuanto a la mantilla, es de cerco de encaje de puntas88. Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque también la usaban las niñas. Se trata de una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una. La dama completa su atuendo con unos elegantes guantes de cabritilla de infusión y un abanico brisé. 88 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 286. 51 El enorme tamaño del vestido hacía que las mujeres no cupieran por las puertas y tuvieran que franquearlas de una en una y de lado, además se tuvieron que modificar las puertas de los carruajes y de las sillas de manos para que las damas pudieran entrar. El guardainfante provocaba todo tipo de incomodidades, Calderón de la Barca en su comedia No hay burlas con el amor relata como las mujeres debían sentarse sobre taburetes y lo complicado para acceder a los carruajes. Estas complicaciones en los viajes y traslados se repetirán en el siglo XVIII en lo concerniente a los altísimos peinados que se pusieron de moda. En 1639 se dictó una pragmática contra los guardainfantes por la cual las mujeres decentes quedaban excluidas de su uso. Incluso se intentaba legislar el número de varas con las que se debían confeccionar las faldas y sus ruedos. También se vetaban los escotados: “salvo las mujeres que públicamente ganen con sus cuerpos y tienen licencia para ello, a las cuales se les permiten traer los dichos jubones con el pecho descubierto; y a todas las demás se les prohíbe dicho traje.” El castigo podía conllevar una multa de hasta 20.00 maravedís e incluso el Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Mariana de Austria, reina de España. Hacia 1652. Museo del Prado. Madrid. mismo destierro. Huelga decir que todo quedó el papel mojado como podemos comprobar a través de los retratos de los grandes maestros españoles89. Zabaleta al relatar el arreglo de la dama, cuenta que una vez peinada y maquillada, comenzaba la colocación del guardainfante, sin duda la parte mas complicada del proceso. El escritor hablando de este particular artilugio afirma: (…) este es el desatino mas torpe que el ansia de parecer bien ha caído” y continua: …con tanto ruedo que colgada podría servir de pabellón90. 89 90 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 247. ZABALETA; J.: Ob. cit., p. 117 52 El magistral Velázquez nos deja testimonio de tan lujoso atavío en sus retratos de la familia real tales como la reina Mariana de Austria y las infantas María Teresa y Margarita. La reina Mariana (segunda esposa de Felipe IV) adoraba el guardainfante y lo usó muy exagerado pero cuando falleció el rey adoptó las tocas de viuda hasta su muerte. En 1652 Velázquez la retrató con un espectacular vestido de terciopelo negro con galones de plata. El cuerpo es muy ajustado, con ballenas, dobles mangas y se remata con haldetas. El escote se cubre con un suntuoso cuello blanco de forma semicircular llamado valona cariñana que cubría pecho, hombros y parte de la espalda 91 de cuyo dentro prende un gran joyel. El hecho de que se denominara valona está en estrecha relación con el tipo de cuello flamenco que de origen usaban los militares92. El peinado no es menos exagerado ya que se trata de una peluca sobre un armazón de alambre sobre la que se disponían joyas, flores y plumas. Al igual que la basquiña, el peinado es muy ancho pero está en concordancia con el enorme tamaño del guardainfante. La reina lleva además manillas de oro con cintas rojas, anillos y dos collares de filigrana. Los collares que se Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Las Meninas. 1656. Museo Nacional del Prado. Madrid. colocaban cayendo por los hombros se denominaban collares de hombros y podemos ver a través de diversos retratos que los usaban damas y caballeros. El retrato es de aparato y presenta a la reina con toda la magnificencia de la moda y los gustos españoles del momento. La imagen es de una gran elegancia y de una incuestionable maestría ya que el pintor se mueve solo en 91 El cuello tomó este nombre por María de Borbón, princesa de Carignan que llegó a España en 1636 junto a su marido el príncipe Tomás de Saboya, capitán de los ejércitos de Flandes y primo del rey. En 1637 se celebraron en Madrid las mas fastuosas fiestas del reinado de Felipe IV en honor de tan altos personajes ya que había muchos intereses políticos y diplomáticos en juego. TEJEDA FERNÁNDEZ, Margarita.: Ob. cit., p. 476. 92 Ibidem, p.147. 53 cuatro tonalidades: rojo, negro, plata y blanco. Aunque el calzado siempre permanecía oculto por las faldas no podemos obviar que con estos vestidos se usaban los chapines, un calzado con altísimo tacón que provocaba un tipo de andar característico a pasos cortos. Al hablar del guardainfante no podemos pasar por alto a La familia de Felipe IV popularmente conocido como Las Meninas. La obra de Velázquez nos muestra de manera elocuente la moda cortesana de pleno siglo XVII: “Doña Carmen Bernis, pionera en el estudio de la moda en España, en sus estudios sobre la moda en la época de Velázquez, acertadamente considera el guardainfante como un personaje velazqueño, pues, gracias a la universalidad del pintor, este rasgo característico del vestido femenino español ha quedado asociado a su obra, y por ello es conocido por un público extremadamente amplio”93. La infanta Margarita, una niña de cinco años, aparece con un vaquerillo de seda brocada de color crudo con decoraciones en negro. El cuerpo del vestido es rígido, va abierto por delante con pequeños botones y las mangas son acuchilladas por lo que dejan ver la camisa mientras que la basquiña lleva guardainfante.94 Isabel de Velasco y María Agustina de Sarmiento, las dos damitas que atienden a la infanta, llevan sayo y la enana Maribárbola un traje de terciopelo negro aunque sin guardainfante, aunque sí una enagua que ahueque la falda95. Las dos meninas llevan el peinado típico del atuendo si bien usando solamente su propio cabello arreglado con la raya en medio grandes rizos y preciosos adornos con forma de mariposa96. Tanto en una como en otra, se aprecia claramente como la valona cariñana se colocaba sobre el escote sujetándola al vestido con un joyel en su centro. Este tipo de cuello es el antecedente del escote que se usará durante el Romanticismo. Los reyes se ven reflejados en el espejo, Felipe IV va vestido sobriamente de negro como era su costumbre mientras que doña Mariana luce el rico atuendo cortesano en el que podemos distinguir el voluminoso peinado, la valona adornada con el joyel, el collar de pechos y las mangas acuchilladas. Por último no podemos obviar a doña Marcela de Ulloa cuyo cargo era “guarda menor de damas”, la dueña viste a la manera de las viudas, un hábito 93 DESCALZO LORENZO, A.: La moda en las Meninas de Velázquez. 2008. p. 2. Los expertos aseguran que para la vida diaria las niñas, aunque fueran hijas del rey, usarían prendas mas cómodas que les facilitaran el movimiento. Niños y niñas iban vestidos igual hasta los ocho años aproximadamente, edad en que comenzaban a hacerlo al modo de los adultos. Las faldas eran mas adecuadas para efectuar los cambios de pañal. Los niños también llevaban delantal. Una vez que alcanzaban la edad adecuada y si pertenecían a las élites debían sufrir jubones apretados, verdugados, gorgueras o las prendas que estuvieran de moda en ese momento. 94 95 BANDRÉS OTO, M.: Ob. cit., p. 360. Este tipo de adorno aparece también en otros retratos como el de la infanta María Teresa, hacia 1651-1652. Nueva York. Metropolitan Museum. 96 54 llamado monjil que se parecía al que usaban las monjas. La reina al quedarse viuda en 1665 adoptó el monjil hasta el fin de sus días. Cada país tiene sus símbolos por los que es reconocido universalmente, en España uno de ellos lo encarna, sin duda, esta obra de arte universal cuya protagonista es la infanta Margarita que se sitúa en el centro de la composición. Cuatro años mas tarde Velázquez volvió a retratar a la infanta que porta un magnífico guardainfante de codos que sorprende por la anchura de su tamaño. El traje está confeccionado con brocado rosa con tejido de plata y lleva todos los elementos anteriormente señalados. Este retrato es una clara prueba del nivel de lujo y sofisticación que alcanzó la moda femenina a finales del reinado de Felipe IV. Mas adelante el tamaño de la basquiña se fue transformando ganando en anchura, se denominó guardainfante “de codos” ya que estos podían apoyarse en la falda. Al observar los retratos da la sensación como si las damas estuvieran literalmente embutidas en una mesa. Esta modalidad se puede ver en el retrato de la infanta Margarita fechado en 1660, obra de Martínez del Mazo y en los retratos de la marquesa de Santa Cruz Monterrey de y la condesa de Carreño de Miranda. Evidentemente, este traje solamente lo usaban personas de la familia real y damas muy Juan Carreño de Miranda. Doña Inés de Zúñiga, Condesa de Monterrey. Hacia 1660-1670. Museo Lázaro Galdiano. Madrid. principales para las ocasiones solemnes. Para rematar las “comodidades” las señoras se subían a los chapines, una especie de zuecos con una altísima plataforma de corcho donde metían el pie ya calzado (según un escrito de la época el tacón era tal alto que las hacía crecer prodigiosamente). Un conjunto absolutamente majestuoso que dejó boquiabiertos a los visitantes extranjeros. El atuendo de guardainfante no era privativo de la corte, las damas lo usaban en toda España. La colección Abelló cuenta con una interesante vista de la Alameda de Hércules en la cual vemos a varias mujeres luciendo sayo junto a enormes basquiñas y la cabeza tocada con mantillas o mantos.97 97 La Alameda fue el primer paseo de Sevilla, levantado por el conde de Barajas intendente de la ciudad en 1574. 55 En cuanto a la pervivencia del guardainfante, está documentado que la Tarasca lo llevó hasta 1667 lo que nos es de gran ayuda para conocer la pervivencia de esta moda. La Tarasca era una figura femenina que representaba a la prostituta de Babilonia, se le llamaba la “gigantona”98 e iba acompañada por un animal fantástico con cabeza de dragón que se sacaba en procesión durante la festividad del Corpus Christi. En los años posteriores al Concilio de Trento, como reacción al protestantismo, se incorporan a la celebración de la Fiesta de la Eucaristía una serie de figuras como: gigantes, cabezudos, tarascas. Formaban un séquito grotesco que representa a los pueblos paganos, diablillos y seres malignos que con su presencia en la procesión patentizan la majestad de la Eucaristía y su “soberanía” sobre todos los pueblos de la tierra, acatando y reconociendo el poder supremo de Cristo sobre todo el Anónimo. Vista de la Alameda de Hércules en Sevilla. 1650. Colección Abelló. Orbe real e imaginario. A partir del siglo XVII esta figura fue vestida y peinada a la última moda siendo imitada por el público femenino. Durante el Barroco las procesiones del Corpus adquirieron una riqueza inusitada, fundamentalmente en Madrid y Sevilla. La Tarasca fue prohibida durante el reinado de Carlos III, mas concretamente en 1772. 98 BASS, L.R. y WUNDER, A.: “Moda y vistas de Madrid en el siglo XVII” en Vestir a la española en las cortes europeas (siglos XVI y XVII). Vol. I. p. 363. 56 Los usos en la vestimenta comenzaron a paulatinamente, el cambiar escote fue bajando hasta llegar a mostrar la totalidad de los hombros a finales del siglo XVII. También se modificaron los cuerpos y la forma de las faldas. En el retrato de la infanta Margarita fechado en 1665, Martínez del Mazo nos la presenta vestida de negro debido al reciente fallecimiento de su padre, el rey. Podemos observar como se han ido produciendo modificaciones, lleva sacristán, cuyo jubón pierde las Tarasca de la Porcesión del Corpus Christi. Madrid 1667. faldillas. Bajo el jubón la cotilla, mientras que la basquiña es larga y con mucho vuelo lo que provoca que la cintura luzca gran cantidad de pliegues. El escote tiene forma de barco y el sayo remata en punta acentuando la estrechez de la cintura. El peinado también ha variado, se presenta con un recogido con dos trenzas y la raya a un lado. La melena partida se pondrá de moda durante el reinado de Carlos II ya que el escote despejado posibilita este nuevo tipo de peinado. El guardainfante dejó de utilizarse definitivamente hacia 1679, fecha del matrimonio de Carlos II y María Luisa de Orleans. Al igual que las anteriores reinas de España, María Luisa comenzó a vestir al uso nacional dejando de lado la moda francesa. La joven recibió a su marido el rey vestida espléndidamente a la moda francesa y repleta de joyas aunque al día siguiente mudó su atuendo a la moda nacional: “y el rey la encontró mucho mejor99”. En cualquier caso, la reina consorte trajo la moda francesa de las faldas con gran cantidad de pliegues en la cintura.100 El heredero de tan descomunal artefacto fue el sacristán: 99 VILLARS, marquesa de, en GARCÍA MERCADAL, José.: Ob. cit., p.178. La marquesa de Villars fue la esposa del embajador de Francia en España. FARRÉ VIDAL, J.: Teatro y poder en la época de Carlos II: fiestas en torno a reyes y virreyes. Madrid, 2007, p. 18. 100 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 237. 57 (….) se ponen unos sacristanes que son, propiamente hablando, como los hijos de los verdugados. Están hechos con aros de grueso alambre que rodean la cintura, unos con otros se unen por medio de cintas, y según están mas abajo van siendo mas anchos; de ese modo llevan cinco o seis aros que alcanzan hasta el suelo y que sostienen las faldas101. El sacristán era una pieza interior compuesta por aros de hierro en disminución por cintas aunque el tamaño había disminuido considerablemente con respecto al modelo anterior, dotaba a la falda de una forma circular y se usaba con varias enaguas Juan Martinez del Mazo. Emperatriz Margarita de Austria. 1665. Museo del Prado. Madrid. debajo. El jubón femenino de finales del XVII deja hombros y parte de la espalda al descubierto, aún así sigue siendo muy ceñido y aplasta el pecho: “Sus jubones están abiertos del todo por detrás, de suerte que se les ve la mitad de la espalda, porque no llevan pañuelo al cuello. La parte delantera de su vestido cubre gran parte de su pecho y les aprieta tan fuerte sus brazos, que parecen completamente violentadas”102. En el Museo del Traje de Madrid se conserva un precioso ejemplo de jubón femenino de la segunda mitad del siglo XVII. Confeccionado en tafetán de seda negro, comprobamos que el escote es mas pronunciado por la espalda, tal y como cuentan los observadores extranjeros mencionados anteriormente. El jubón pierde las faldillas, al ser sustituido el guardainfante por el sacristán, y se remata en un pico muy pronunciado. Esta forma de aprecia claramente en el retrato de María Luisa de Orleáns de José García Hidalgo y en de Mariana de Neoburgo por Luca Giordano. Las mangas presentan una silueta muy original con abombamientos que en los años 80 y 90 se transformaron en grandes y vistosos globos. 101 102 AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 232. GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 227. 58 Otra posibilidad era el llamado jubón encotillado que aunaba dos piezas en una, es decir, el jubón propiamente dicho más la cotilla que era un corpiño emballenado que veremos reiteradamente a lo largo de la centuria siguiente. El atuendo femenino mas común a finales del XVII constaba de dos piezas: la saya, basquiña o tapapiés de cintura para abajo y la hongarina o gabacha de cintura para arriba. La hongarina, por tanto, la usaron ambos sexos. La femenina se usaba sobre el “monillo”, un jubón sin faldillas ni mangas. En los últimos años del siglo las faldas Jubón escotado. Segunda mitad siglo XVII. Museo del Traje. Madrid. comenzaron a adornarse con volantes, moda que ya se llevaba en Francia en 1676, apareciendo por primera vez citado en España en 1691. A principios del siglo XVIII veremos a la reina María Luisa de Saboya luciendo este tipo de basquiñas plagadas de volantes. Según madame de Alnoy las españolas llevaban una increíble cantidad de faldas, una bajo otra, los expertos Jubón encotillado. Hacia 1660. Museo del Traje. Madrid. opinan que tal vez sea una exageración pero el dato queda ahí. En cuanto al peinado, no era muy habitual el uso de tocados pero si adornarlo con todo tipo de joyas, agujas, mariposas y moscas de diamantes. El pelo se podía recoger en varias trenzas y la raya se llevaba a un lado con onda pegada a la frente. Como calzado las mujeres usaban zapatos con o sin tacón, además de botines y chinelas, estas últimas sin talón y muy apropiadas para estar en casa. 59 Para salir a la calle las mujeres usaban un manto más o menos abrigado según la estación del año, con este podían taparse la cabeza aunque es bien sabido que la costumbre de llevar mantilla entre las mujeres casadas estaba muy extendida. El manto fue una prenda de eso muy común entre las féminas que se ponían sobre los hombros y a veces sobre la cabeza. Esta pieza se confeccionaba con hasta dieciocho varas de tela y llegaba hasta el ruedo de la falda. En los hombros podía llevar capilla, una capucha de gran tamaño. El ruedo de manto presentaba labores lujosas en el caso de damas con posibles. Durante el siglo XVI las mujeres de la corte se decantaron por el uso de sombreros pero en Andalucía se usaron manto y sombrero, ambas piezas superpuestas. Los mantos se podían usar directamente sobre los hombros atados al cuello con cintas y como se ha explicado anteriormente, sobre la cabeza.103 Los mantos muy finos se denominaban de soplillo y también de humo. Veremos numerosos Jorge Manuel Theotocópulos. La familia de El Greco. Hacia 1605. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid. ejemplos también en el siglo XVIII. Los mantos mas humildes se llamaban de “raja” aunque también se podían confeccionar con los tejidos mas preciados e incluso estar guarnecidos de encajes. Mujeres modestas como artesanas y campesinas no lo usaban104. En cuanto al adorno de la cabeza, la española usaba tocas incluso dentro de casa. Era costumbre llevar el cuello y la cabeza tapados desde el siglo XII 105 exceptuando a las solteras. Las tocas eran una simple pieza de tela que se podía disponer de las más diversas maneras. El primer documento donde aparece la voz “toca” es de 1256 106.Tenemos ejemplos de tocas en 103 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 307-308. DELEITO y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda ( en la España del rey poeta) . Madrid, 1987, p. 168. 105 BERNIS, C.: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos. Vol. 1, Madrid, 1978, p. 17. 106 BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p.106. 104 60 muy diversas pinturas, desde el famoso retrato de Juan de Flandes de Isabel la Católica en el que la reina luce una cofia y una toca, hasta en escenas religiosas de todo tipo. Las tocas dejaron de usarse en Europa en siglo XV. A partir del siglo XVI se impuso llevar el cabello al aire, moda de origen italiano, pero en España la costumbre de ocultar el cabello con la toca tradicional estaba muy arraigada. Veremos que incluso a inicios del siglo XVII todavía se ven tocas como a la manera antigua, sobre todo entre las capas populares y las viudas. Velázquez nos presenta en La vieja friendo huevos (1618) a una anciana con toca blanca al igual que ocurre en Cristo en casa de Marta y María (1618). La toca de cabos se usó desde mediados del siglo XVI hasta la segunda década del siglo XVII. Cubría la cabeza y la parte posterior del cuello, con dos prolongaciones delanteras (los cabos) que se unían sobre el pecho mediante una joya o joyel. En 1621 pasaron de moda. Sofonisba Anguissola. La dama del armiño. Hacia 1550 (tradicionalmente atribuia al Greco y fechada hacia 1577- 1580). Pollock House. Glasgow. Reino Unido. La mantilla fue hasta mediados del siglo XIX, una pieza básica en el ajuar de cualquier mujer española, que al menos tenía una. Su uso se generalizó desde el siglo XVI siendo extensivo a todas las clases sociales; junto al rosario y el abanico, la mantilla era un atuendo obligado para salir a la calle ya que solamente las solteras podían llevar la cabeza descubierta aunque lo normal era que también la usaran al igual que las niñas pequeñas. Su origen parece que se remonta al siglo XV, siendo el primer documento en el que aparece de 1483.107Para su confección se utilizaban todo tipo de tejidos más o menos ricos dependiendo de la capacidad económica de su poseedora, desde vastos linos a finos paños y bayetas, pasando por la franela, la sarga, el tafetán, la gasa, el raso o la seda; a veces una misma prenda se confeccionaba con distintos tejidos uno para el anverso y otro para el reverso, por ejemplo mantillas de raso forradas de tafetán incluso de colores 107 Ibidem, p. 97. 61 diferentes. Para sujetarla se usaban frecuentemente broches de plata. Las damas con posibles tenían varias mantillas. El uso de las mantillas y mantos para salir a la calle provocó la curiosa costumbre de que las mujeres se velaran por completo. La cosa llegó a tal punto que las autoridades debieron intervenir, el mismo Felipe II: “Y mandó que ninguna mujer de cualquier estado, calidad y condición que fuese, en todos estos reinos, pudiese andar, ni andase tapada el rostro, en manera lalguna sino llevándolo descubierto: so pena de tres mil maravedís”108. No podemos pasar por alto una parte esencial del arreglo femenino, me refiero al maquillaje. El colorete no solamente se usaba sobre toda la superficie de las mejillas y parte del rostro, sino también en el cuello, los hombros e incluso las manos. Los productos cosméticos se llamaban mudas109, afeites o aliños. Covarrubias define afeite como: “El aderezo que se pone a alguna cosa para que parezca bien, y particularmente el que las mugeres se ponen en la cara, las manos y los pechos, para parecer blancas y roxas, aunque sean negras y descoloridas, desmintiendo a la naturaleza, y queriendo salir con lo imposible, se pretenden mudar el pellejo”110. 108 LEÓN PINELO, A.: Velos en los rostros de las mujeres: sus consecuencia y daños.1966. p. 246. DELEITO y PIÑUELA, J.: Ob. cit., p.194. Las llamadas “mudas” daban color mientras que las “blanduras” se usaban para blanquear la piel. 110 COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 17. 109 62 Diego Velázquez. Infanta María Teresa. 1651. Metropolitan Museum. Nueva York. El proceso del arreglo de una dama era largo y complejo, teniendo lugar en una habitación destinada a tal uso llamada tocador. La palabra “tocador” en un principio servía para designar al gorro que hombres y mujeres usaban para dormir, mas tarde y por influencia francesa se empezó a utilizar para nombrar a la habitación misma. Los afeites metidos en distintos recipientes, se desplegaban sobre la mesa, normalmente vestida. En el centro había un pequeño espejo, cuyo marco podía ser mas o menos lujoso, en España era común el ébano (procedente de Indias) o la madera teñida. El ideal de belleza femenino era la piel blanca y el pelo rubio, por lo en España era una práctica relativamente frecuente que las señoras se blanquearan el rostro, para tal fin se usaba el solimán (cosmético hecho a base de preparados de mercurio). Para aclararse el pelo se utilizaban lejías. La base fundamental del maquillaje de esas épocas era el colorete. En nuestro país se usaba el llamado “color de Granada” que se vendía dispuesto en hojas de papel y para conservarlo se guardaba en salserillas. El colorete también se denominaba carmín, color o arrebol. Las cejas y la pestañas se tintaban de negro con alcohol o antimonio, para 63 los labios carmín o cera. El pintarse los labios ya venía de lejos, está documentado que Catalina de Medicis (1519-1589) florentina de nacimiento y reina consorte de Francia por su matrimonio con Enrique II, se pintaba los labios con carmín111. Con el fin de tener las manos blancas e hidratadas se elaboraba una pasta hecha con almendras, mostaza y miel llamada sebillo. Los ingredientes mas utilizados para fabricar cosméticos eran: huevos, limas, almendras, limones, raíces de lirio, pasas, miel, algalia (sustancia que se extrae de la bolsa que tiene cerca del ano el gato de algalia), almizcle (sustancia untuosa que segregan algunos mamíferos) y azufre112. Viendo este tipo de ingredientes se comprueba que muchos de ellos eran nocivos para la salud, ya que el blanco que se daba al rostro podía estar elaborado a base de precipitados de bismuto o de plomo. Para la fabricación del colorete se usaban minerales como el minio, el plomo, el azufre o el mercurio entre otros, calcinados al horno. Estos preparados cosméticos producían dolores de cabeza, alteraban la piel y dañaban la vista ya que sus componentes eran tóxicos. En España, hay referencias literarias en el siglo XVII que relatan como las damas se lo ponían en cara, cuello y hombros cosa que sin duda produciría un efecto muy exagerado. Pero no solo había criticas por el abuso de estos productos, sino porque algunos pensaban que el maquillaje era literalmente un engaño. La mujer se embellecía artificialmente y cuando llegaba el momento de que se la viera sin todos esos aditamentos, el hombre quedaba desolado. Zabaleta también criticó sin paliativos el uso de los cosméticos, considerándolos un auténtico fraude: “…pónese a su lado derecho la arquilla de los medicamentos de la hermosura y empieza a mejorarse el rostro con ellos. Esta mujer no considera que, si Dios gustara que fuera como ella se pinta. Él la hubiera pintado primero. Diole Dios la cara que le convenía y ella se toma la cara que no le conviene”113. Por su parte madame de Aulnoy nos describe el arreglo de una dama a la que visita quedando perpleja de su modo de usar el colorete: “(…) tomó una taza de carmín con un grueso pincel, y se pintó con él no sólo las mejillas, la barbilla, bajo la nariz, encima de las cejas y el extremo de las orejas, sino que se dio también en las 112 ARRELLANO AYUSO, I.: “Sobre el léxico de los afeites del Siglo de Oro y las dificultades de contexto (a propósito de cosméticos de J. Tenón con breves observaciones quevedianas)”. Revista de Filología Hispánica, Vol 6, nª2, 1990, p.179-199. 113 ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 115 64 palmas de las manos, los dedos y los hombros. Me dijo que se pintaba todas las noches al acostarse y por la mañana al levantarse”114. El relato tal vez sea exagerado, pero este abuso de los cosméticos es recogido por otros viajeros y por literatos como Quevedo, Calderón o Tirso de Molina. En cualquier caso, los retratos femeninos de la época dan fe de cómo el colorete se extendía por toda la superficie de las mejillas 115 . La mujer del siglo XVIII también encontrará en el maquillaje un indiscutible aliado, asunto sobre el que se tratará en su momento. En cuanto al calzado, la materia prima mas común su fabricación calzado era la piel de cabra. El fenómeno de los tacones altos, y a veces desproporcionados con respecto a la silueta, podría parecer un hecho surgido en el siglo XX pero no lo es en absoluto. Las Chapines. España. 1500-1550. Museo del Disseny de Barcelona. españolas ya usaban chapines en la Edad Media. El diccionario de la Real Academia lo define como: “Chanclo de corcho, forrado de cordobán, muy usado en algún tiempo por las mujeres.”, esta descripción no es del todo precisa. Los chapines eran un tipo de calzado sin punta ni talón116 donde se metía el pie ya calzado previamente con un zapato bajo y ligero como las servillas. El chapín tenía las siguientes partes: plantilla, cerco, orejas y suela. Para poder caminar se sujetaban el empeine por una guía. Se fabricaban con muy distintos materiales como terciopelo, cordobán, telas bordadas, y cintas. Era un calzado muy rico que incluso podía estar decorado con plata y que en la época se denominaban “tacones de siete pisos” 117. Los chapines fueron usados por 114 AULNOY, M C.: Ob. cit., p. 216. El mismo Diego Velázquez en sus retratos de la reina Mariana y la infanta María Teresa ofrece una clara muestra de cómo el colorete se utilizaba sobre toda la superficie de las mejillas. 116 En España se conservan chapines en el Museo de la Alhambra, en el Museo Textil y de Indumentaria de Barcelona y en Museo Diocesano de Solsona en Lérida. 117 DELEITO PIÑUELA, J.: Ob. cit., p. 179. 115 65 ambos sexos aunque en el siglo XVII se restringió a uso femenino 118 . La suela aunque normalmente era de corcho también podía fabricarse de madera: (…) son una especie de sandalias donde se mete el zapato, y que hacen crecer prodigiosamente, pero que no es posible andar con ellos sin apoyarse en dos personas. La altura de estos “prodigios” variaba según la cantidad de láminas de corcho. En cuanto a su origen, se cree que pudiera ser romano y que tal vez fuera usado en los baños para Chapines de corcho forrados con piel repujada. Siglo XVI. Museo Diocesano de Solsona. Lérida aislar los pies del agua y la humedad. Los musulmanas también usaban este tipo de calzado llamándolo alcorques. Aunque Covarrubias lo define como: “Calzado de mujeres principales”119 se sabe que era un calzado común a todas las mujeres, la diferencia estribaba en la riqueza de sus materiales120. A pesar de que puede parecer que solo se destinaban a presumir, también eran útiles para no mancharse las largas faldas cuando se caminaba por las calles. Antiguamente las ciudades estaban muy sucias y enfangadas por lo que transitar por ellas no debía ser nada agradable. Las señoras normalmente se paseaban en coche de caballos o en silla de manos. 118 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 161. COVARRUBIAS, S.: Ob. cit., p. 410. 120 MARINETTO SÁNCHEZ, P.: “El calzado en el Siglo de Oro” en La Moda Española en el Siglo de Oro. Toledo, 2015, p. 92. 119 66 Las Ordenanzas de chapineros de Sevilla atestigua que este calzado podía ser abierto o cerrado. Los primeros se confeccionaban con piel de oveja mientras que los segundos del mismo material o de cordobán. Para su examen el chapinero debía realizar dos pares distintos pero con “cinco corchas” de tacón. Esta altura era la normal pero la cliente podía elegir mas altura si quería.121 Valencia fue un gran centro de producción y exportación de chapines122, el último maestro chapinero de la ciudad murió en 1709. El gremio de chapineros valencianos (tapiners) tuvo una destacada importancia, se dedicaban a la fabricación de este calzado, también usado por los hombres en el siglo XV, pero no a la de zapatos (con algunas excepciones) ni de borceguíes ni polainas. Todo estaba reglado por el gremio en cuanto a materiales, calidades, decoraciones. Según la tradición castellana de que el mismo día de su boda la señora podía comenzar a usarlos. Una frase popular para decir que una mujer iba a casar era: “la ponía en chapines”. Este uso, que seguía vigente en tiempos posteriores, inspiró aquellos versos de un precioso romance de Quevedo: “Y ponerse chapines/ alzacuello y verdugado, / sin saber lo que hacía/ dio a su marido la mano”123. 121 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p.330. CAMARENA GUAL, M.: “Concordia entre los gremios de zapateros y chapineros de Valencia (1486)” Saitabi: revista de la Facultad de Geografia i Història, Nº.9, 39-42, 1953, p. 5. 123 Véase, BERGUA, J.: Romancero español: colección de romances selectos desde el siglo XIV hasta nuestros días. Madrid. 122 67 CAPÍTULO II 68 La moda en el siglo XVIII. El 9 de noviembre de 1700 fallecía Carlos II de España a los treinta y ocho años de edad. Su muerte sin dejar sucesión supuso un punto de inflexión en la historia de España. El último de los Habsburgos había contraído matrimonio en dos ocasiones, pero sus graves problemas de salud impidieron que el futuro del trono quedara asegurado. La rama española de la Casa de Austria llegaba a su fin después de gobernar durante casi dos siglos. Carlos II legó en su testamento124 el trono español a su sobrino el duque de Anjou, segundo hijo del Delfín, nacido en Versalles en 1683. A pesar de sus constantes rivalidades, las casas reales francesa y española estaban entroncadas por lazos matrimoniales desde antiguo. El 9 de junio de 1660 en la localidad francesa de San Juan de Luz, se celebró el matrimonio entre Luis XIV y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV e Isabel de Borbón. Los contrayentes eran primos hermanos por partida doble. Una de las cláusulas matrimoniales estipulaba la renuncia al trono español para sí y sus descendientes. La dote de la infanta se cifró en medio millón de escudos de oro, suma que nunca fue satisfecha debido a los cuantiosos gastos que estaba Juan Carreño de Miranda. Carlos II. 1675. Museo del Prado. Madrid. ocasionando la guerra con Portugal. Luis XIV se consideró eximido del acuerdo 125 sobre la renuncia a los derechos al trono español al no haber sido sufragada la dote. 124 “declaro ser mi sucesor, en caso de que Dios me lleve sin dejar hijos, al Duque de Anjou, hijo segundo del Delfín, y como tal le llamo a la sucesión de todos mis Reinos y dominios, sin excepción de ninguna parte de ellos. Y mando y ordeno a todos mis súbditos y vasallos de todos mis Reinos y señoríos que en el caso referido de que Dios me lleve sin sucesión legítima le tengan y reconozcan por su rey y señor natural, y se le dé luego, y sin la menor dilación, la posesión actual, precediendo el juramento que debe hacer de observar las leyes, fueros y costumbres de dichos mis Reinos y señoríos”. MARIANA, J. y SABAU, J.: Historia General de España. Vol.19. Madrid, 1821. p. 406. 125 Felipe IV deja en el trono a su hijo Carlos II, cuya mala salud anunciaba una muerte prematura. Su madre, Mariana de Austria, quedaba como regenta, apoyada por su confesor, el Padre Nithar y su ministro Valenzuela. En el testamento del monarca español, había dejado instituido que tras su desaparición se diese a Francia 500.000 escudos en caso de fallecer su hijo Carlos, de esta manera no sería María Teresa la heredera al trono, sino su segunda hija, la infanta Margarita, habida con su segunda esposa, Mariana de Austria y que tenía entonces catorce años, ya prometida al emperador Leopoldo, lo que era inadmisible para el monarca francés que seguía defendiendo los derechos de su esposa, ya que su dote seguía impagada y esta alianza con Austria significaba un grave peligro para Francia GARCÍA LOUAPRE, P.: María Teresa de Austria, hija de Felipe IV y esposa de Luis XIV de Francia. Ed. Visión. Madrid, 2010, p. 173) 69 El rey Sol aceptó la corona para su nieto en tan sólo veinticuatro horas, de tal manera que el duque de Anjou le fue presentado como rey de España en Versalles el 16 de noviembre de 1700, debiendo renunciar a sus derechos al trono francés. Luis XIV mandó llamar a su nieto y le comunicó que era rey de España, acto seguido el joven recibió a la legación diplomática de su nuevo reino encabezada por su embajador el marqués de Castelldosrius. Para tan trascendental acto, Felipe V fue ataviado completamente de negro, es decir, a la manera española. El negro era perceptivo en la corte española y como tal, el joven monarca debía vestir según sus usos. La manera de vestir en la corte de los Austrias era un asunto estricto que debía ser aceptado a rajatabla. La indumentaria masculina que se había establecido en nuestro país desde el comienzo del reinado de Felipe IV, a partir de la real pragmática de 1623, estaba presidida por cierta sencillez y austeridad. El monarca se encontraba a la cabeza de esta manera de entender la indumentaria como muestra de un sentimiento de orgullo por lo intrínsecamente nacional, a la par que una repulsa manifiesta a lo francés126. Muestra de ello se comprueba claramente a través de los retratos de Diego Velázquez, en los que el monarca da una imagen de gran sobriedad. En la práctica totalidad de ellos, su católica Majestad se nos muestra vestido de negro de una manera muy sencilla, sin prácticamente adornos ni joyas en contraposición con sus homólogos europeos. Esta manera no estaba únicamente dirigidas hacia sus representaciones, sino a la vida diaria; en este sentido es muy elocuente el relato de la visita del embajador francés a la Corte española. Antes de presentarse ante el rey atravesó diversas estancias que albergaban parte de la magnífica colección de la monarquía hispánica, quedando realmente impresionado de tanta obra maestra. Al acceder el Salón del Trono comprobó que se trataba de un espacio prácticamente vacío, en el que el rey sentado en un sillón sobre un estrado, aparecía completamente vestido de negro 127 . El embajador debió quedar sumamente sorprendido ya que Felipe IV no portaba ninguno de los símbolos de su dignidad como el cetro o el manto de armiño. 126 VON BOEHN, M: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días. Barcelona, 1928 p. 10. 127 BROWN J, ELIOTT, J.: Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe IV. Madrid, 1988. Durante el reinado de Felipe IV la colección pictórica del Alcázar madrileño pasó de 400 a mas de 1.500 obras. A lo que habría que añadir las pinturas encargadas para el palacio del Buen Retiro, la Torre de la Parada y la Zarzuela. p. 121. 70 Las diferencias entre el atuendo español y francés ya eran un hecho a principios del siglo XVII. Una curiosa obra de 1622 hace un pormenorizado análisis de la moda masculina en las naciones vecinas: “La apariencia de un español vestido si bien se considera, es del todo contraria a la de un Francés. Porque el Español de medio cuerpo arriba es gruesso y del medio cuerpo abajo es degaldo. El Frances es al reves: del medio cuerpo abaxo es ancho por los innumerables pliegues q lleva en los Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Felipe IV. 1653. Museo Nacional del Prado. Madrid calçones y del medio arriba es estrecho y degaldo. Entre mil Españoles no se hallará uno que traiga el vestido acuchillado y entre mil Franceses no avrá uno que le lleve sin acuchillar. En verano no hay Frances que no lleve el jubon abierto por delante y por detrás, teniendo por gala, mostrar la camisa y un español aunque caygan lanças de fuego no se desabotonará jamas teniendo por notable afrenta mostrar la camisa.”128 Las divergencias también llegan al calzado, plano y simple el español, con tacón y decoraciones el francés; y continúan en la forma y manera de llevar la capa, de colocar el puñal e incluso de las ligas y medias. La interesante disertación pone en evidencia que el vestido de los españoles era mucho más sencillo y contenido. Ambas naciones seguían conceptos diferentes que se agudizarán finalizando el siglo. Las pragmáticas contra el lujo, que no dejaron de ser revalidadas en nuestro país durante toda la centuria, establecían que únicamente los militares estaban fuera de su cumplimiento. Su atuendo era alegre y vistoso caracterizándose por el uso de plumas, adornos y pelo largo. Un ejemplo muy elocuente al respecto ya que supone una excepción, es el magnífico atuendo que porta Felipe IV en el retrato realizado por Diego Velázquez en 1644129 en la localidad de Fraga. Antonio Palomino se hizo eco de la pintura: 128 GARCÍA, Carlos.: Oposición y conjunción de los dos grandes luminares de la Tierra. Cambray, 1622, p. 345 y ss 129 El rey acudió junto a su ejército a Lérida, que finalmente fue liberada de la ocupación francesa. Velázquez le retrató en Fraga. 71 “de la forma que entró en Lérida, empuñando el militar bastón, y vestido de felpa carmesí, con tan lindo aire, tanta gracia, y majestad, que parecía otro vivo Philipo”130. El rey luce un magnífico atuendo militar, un vestido de gala formado por jubón, coleto y sobreveste; una pieza abierta y holgada que se solía llevar encima de la armadura. El sobreveste es rojo y aparece bordado de hilo de plata, bajo él se aprecia el coleto, de color amarillo. La amplia valona, guarnecida por encajes dista mucho de la escueta golilla. Este traje fue utilizado en su entrada triunfal en Lérida tras la victoria, lo que nos indica que la indumentaria militar seguía otros parámetros completamente distintos a la civil. El vestido militar tendrá una importancia clave en la creación del traje masculino que se impondrá Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. durante el reinado de Luis XIV y que será copiado Felipe IV en Fraga. 1644. Frick Collection. Nueva York. en toda Europa. El grave, envarado y oscuro atuendo que siguió a rajatabla Felipe IV y por tanto, toda la corte española, iba a ser desterrado unas décadas mas tarde en la persona de su bisnieto y heredero al trono Felipe V. En su primer retrato como rey de España, Felipe V aparece completamente vestido de terciopelo negro con las prendas típicas: jubón, ropilla, calzón, capa y golilla. Es en realidad el mismo atuendo con el que aparecía Carlos II, su antecesor en el trono, en los retratos oficiales. El joven porta el collar de la Orden del Toisón de Oro131 y la Cruz de la Orden del Espíritu Santo132, mientras apoya su mano derecha sobre la corona de España133. La pintura, ejecutada por Rigaud en 1701, sigue los preceptos del retrato cortesano francés en cuanto a ampulosidad mostrándonos a un rey cuya imagen simbolizara el inicio de una nueva época para España. 130 PALOMINO, A.: El museo pictórico y escala óptica III. El parnaso español pintoresco laureado. Madrid, 1988, p. 272. 131 Desde 1506 en la figura de Carlos I, los reyes de España son Grandes Maestres de la Orden del Toisón de Oro. 132 La Orden del Espíritu Santo fue creada en 1578 por Enrique III de Francia. 133 PUJOL, C.: Leer a Saint-Simon. Barcelona, 2009. p. 83. 72 “(…) le representó muy joven, con un rostro hermoso y delicado, en una pose elegante, vestido de negro a la moda española… la juventud y belleza de la imagen del rey querían ser el anuncio de una era de progreso e ilustración que dejaran atrás el atraso y la decadencia.”134 Después de la decadencia, la corona recaía en un joven cuyo reinado ha sido el más largo de nuestra historia. La postura de brazos y piernas es casi idéntica a la del famosísimo retrato Luis XIV de la mano del mismo artista. La pintura iba destinada a su nieto y su destino era España, aunque al final se quedó en Francia. El retrato es sin duda el ms conocido del rey Sol y constituye la imagen prototípica del absolutismo francés donde Luis XIV, un hombre de unos sesenta y tres años, se presenta imponente rodeado de toda la magnificencia posible en una postura de bailarín. Aparece engalanado con los atributos de su poder: el manto de la coronación forrado de piel de Jacinto Rigaud. Felipe V. 1701. Museo del Prado. Madrid. armiño y bordado con flores de lis (emblema de la monarquía francesa) sobre terciopelo azul, la espada, el bastón de mando y la corona. Su rostro es el de un anciano en un cuerpo joven135. La boca hundida del monarca refleja la extracción de varios dientes de la mandíbula superior. Las piernas aparecen perfectamente proporcionadas en una espectacular pose, y "la quatrième position"136, se asemeja a la de un bailarín dispuesto a ejecutar una danza cortesana. El rey muestra orgulloso y sin pudor sus piernas, cubiertas con medias blancas sujetas por unas ligas bajo las rodillas y calzado con sus preciosos zapatos abotinados de tacón rojo con hebillas salpicadas de brillantes. En su cabeza luce una voluminosa peluca de pelo natural y en el cuello una corbata de encajes, todo rezuma magnificencia y teatralidad. El lienzo persigue, y alcanza, cierta estudiada informalidad dentro de un fastuoso acabado. El cetro, 134 PEREZ SAMPER, M.: Isabel de Farnesio. Madrid, 2003, p. 370. BURKE, P.: La fabricación de Luis XIV. San Sebastián, 1992, p. 39. 136 Esta posición es un de las cinco básicas del ballet, según la cual los pies se cruzan de manera tal que el talón de un pie se encuentra a la misma altura que los dedos del otro, y viceversa, dejando un espacio entre ambos equivalente al largo de un pie 135 73 insignia de su dignidad, es portado en sentido inverso como si fuera un bastón. La grandiosidad emulando la divinidad, es planteada por el artista con gracia terrenal a pesar de la absoluta magnificencia que reviste todo el conjunto. La pintura es el mas célebre retrato del rey Sol137y la creación mas significativa de la carrera de Rigaud. II.1. La Francia de Luis XIV y el comienzo del fenómeno moda Para comprender la introducción de la moda gala en España es obligado echar la vista atrás. A partir de 1630 Francia se va convirtiendo en líder y árbitro de la moda europea. El reinado Luis XIV (1638-1715), se nos muestra del todo imprescindible para comprender los profundos cambios que sacudieron a Europa, no solamente a nivel político, sino social y artístico. Luis XIII falleció en 1643 cuando su primogénito contaba solamente cinco años. La regencia fue ejercida por la reina viuda Ana de Austria con el cardenal Mazarino al frente del gobierno. El “Principal Ministro de Estado” dejó un país en paz que, con sus diecinueve millones de habitantes, Hyachinthe Rigaud. Luis XIV. 1701. Museo del Louvre. París. se convirtió en la primera potencia europea. A la muerte de este último en 1661, Luis XIV se puso al frente de los asuntos del Estado ante la estupefacción general: “Era tan remoto esperar ser gobernado por el soberano, que ninguno de los que hasta entonces habían trabajado con el primer ministro le preguntó al rey cuándo sería escuchado. Todos le preguntaron: “¿A quién nos dirigiremos?” y Luis les contestó: A mi. Mas sorprendente aún fue verlo perseverar. Desde hacía algún tiempo medía sus fuerzas y probaba en secreto su genio para reinar. Una vez tomada esta resolución la mantuvo hasta el último momento de su vida”138. 137 La obra le agradó tanto al monarca que encargó diversas copias 138 VOLTAIRE.: El siglo de Luis XIV. México, 1978, p. 50. 74 Nos encontramos, por tanto, ante una nueva manera de ejercer la función real. A finales del siglo XVII Francia se hizo con el control político en Europa, era una nación muy fuerte demográficamente hablando, bajo el cetro de un rey joven, inteligente y con las ideas muy claras sobre el papel que debía desempeñar. Luis XIV fue un hombre que nació para ser rey y el destino lo puso en el trono de Francia. El mismo monarca escribió sus Memorias hacia 1668 con el fin de orientar y ayudar a su hijo el Gran Delfín en la difícil tarea de gobernar: “Francia es una monarquía. El rey representa a la nación entera, y cada particular no representa otra cosa que un solo individuo respecto al rey. Por consecuencia, todo poder, toda autoridad reside en manos del rey, y sólo debe haber en el reino la autoridad que él establece”139. Charles Lebrun. El rey gobierna por sí mismo. 1661. Palacio de Versalles. Francia. El absolutismo fue el sistema político de la nueva monarquía francesa. Teóricos como el obispo Bossuet, que tuvo a su cargo la educación de Gran Delfín, defendió el origen divino de la monarquía. Según su teoría el príncipe es el elegido para desempeñar su función por el mismo Dios y debe buscar el bien de sus súbditos. Esta sacralización comenzó siglos antes con la dinastía de los Capetos; llegados al Renacimiento Francisco I y Enrique II se hacen representar como dioses mitológicos personificando toda una serie de virtudes. Tras las funestas guerras de religión la Casa de Borbón encarnó a la perfección el origen divino de la monarquía aparejado a un gobierno mucho mas secularizado.140 Luis XIV estaba convencido del origen divino de su poder, algo que todos reconocían o no se atrevían a negar. Desde su infancia se le había repetido que el era casi un dios, una “divinidad visible”, un hombre diferente a los demás, porque era Rey “por gracia de Dios” y 139 Luis XIV.: Memorias sobre el arte de gobernar. Buenos Aires, 1947, p. 59. BENITO DE LA FUENTE, J.: Júpiter, Apolo, Sol…Luis XIV dios olímpico o metáforas del poder absoluto en el cuadro de Jean Nocret La famille de Louis XIV répresentée en travestis mythologiques. Valladolid, 2007, p. 2 ss. 140 75 sólo ante éste debía rendir cuentas141. Ningún hombre podía juzgar al rey y nada era ajeno a éste. Luis XIV tenía las condiciones necesarias que le hacían capaz de tan colosal tarea en un momento en que la sociedad estaba preparada para el absolutismo monárquico: era fuerte, equilibrado, trabajador incansable, reflexivo, dueño de si mismo y consciente de su responsabilidad de gobernante, lo que llamaba “el oficio de ser rey”. Para él, gobernar era un trabajo que requería una plena dedicación. Según la monarquía absoluta de derecho divino, se consideraba que la autoridad del monarca procedía de Dios y que sólo ante Él, y no ante los hombres, era responsable. Todo el poder de decisión estaba en manos del rey, pero existían consejos con fines de asesoramiento, ministros y secretarios: II.2. Influencia y difusión de la moda francesa. “El poder real tiene su origen en la deidad misma…de ahí que el trono real no sea el trono de un hombre, sino el del mismo Dios…el soberano tiene autoridad para hacerlo todo. Los reyes son reyes para poseerlo todo y dar órdenes a todo el mundo…todo el poder del Estado se encarna en la Jean Nocret. Luis XIV y la familia real. 1670. Palacio de Versalles. Francia. persona de príncipe. En él yace el poder. En él actúa la voluntad de todo el pueblo”. 142 Su mandato (1643-1715) supuso una transformación esencial en la sociedad lo que consecuentemente alteró las formas y el sentido del vestir. Francia se convirtió en el indiscutible centro creador y emisor de la moda. Luis XIV aumentó y destacó la importancia 141 “El Rey aparecía como el punto de origen de todo: a imagen de la estructura del palacio de Versalles, cuyo centro exacto es la cámara real, Luis XIV, rodeado de su corte se erigía más que nunca como arquetipo y encarnación del absolutismo triunfante. En torno al monarca en majestad, se distinguía un primer círculo de poder: el de los ministros y los consejos, la administración central (...) Versalles se erigía, naturalmente, en síntesis, y al mismo tiempo en "monarquía administrativa", auténtico templo del "Rey Sol", cuyo "gobierno personal" constituía una forma de perfección monárquica. Una perfección que culminaba con la "reducción a la obediencia" de una nobleza domesticada, sumisa al oneroso ritual de una "rey de gloria" autoritario e impetuoso, dispensador de favores y pensiones”. CORNETTE, J.: "Monarquía absoluta y absolutismo en Francia. El reinado de Luis XIV revisitado", El nacimiento y la construcción del Estado Moderno. Valencia, 2011, p. 94. 142 GUNTER, B.: La época del absolutismo y la Ilustración 1648-1779, Ed. Siglo XXI, México, 1983, p. 132. 76 de la moda aumentando su necesidad en vez de menospreciar a su costo. El asunto es controvertido, ya que incluso se ha afirmado que el rey pretendía que los nobles se endeudaran, aunque también se ha puesto de manifiesto que en ocasiones debía hacerse cargo a las deudas de algunos aristócratas. En cualquier caso, es un hecho que Luis XIV se sirvió de la moda para controlar a la nobleza.143 Los galos se convirtieron en árbitros de la educación y la etiqueta; escenificada por poner un ejemplo, en los modales que se debían seguir en la mesa con el uso del cuchillo y el tenedor144. El francés se convirtió se convirtió en el idioma elegante. El palacio de Versalles fue erigido entre 1660 y 1680 siendo la residencia de la familia real, la corte y una multitud de servidores. En total se calcula que unas 10.000 personas lo habitaban. La corte de Luis XIV era esplendorosa, un escaparate de buen gusto para irradiar a toda Europa. La vida diaria de la familia real estaba absolutamente programada, se trataba de un gran teatro en el que el rey era el actor principal. Estamos ante un hombre con un alto sentido de su misión y de la historia, muy consciente de su papel y del lugar que debía ocupar Francia en la esfera internacional. El joven Luis se proclamó el Rey Sol, símbolo de Apolo, dios de la belleza y de la razón. El Sol es el astro de la vida y el monarca se identificó con él. Para mayor gloria de su mandato y de su país mandó erigir el palacio mas espectacular de la época donde se trasladó la corte en 1682, una inmensa residencia donde se siguió un complejo programa iconográfico rodeada de impresionantes jardines, que aún hoy nos dejan atónitos. El Sol es emblema muy presente en Versalles junto con otros atributos de Apolo como los laureles y la lira. Las personas más principales de la nación vivían con los reyes en Versalles, estar presente era crucial si se quería solicitar alguna merced. La aristocracia se vio paulatinamente desbancada de su poder político ejerciendo una labor cortesana más puramente ornamental: “El rey Sol estableció unas complejas reglas de protocolo transformando todos los actos, incluso los mas cotidianos en un ceremonial casi sagrado, en el que el fasto tenía una función política, con los que pretendía impresionar a los embajadores extranjeros como a su propio pueblo”145. 143 MANSEL, P.: Dressed to Rule: Royal and Court Costume from Louis XIV to Elizabeth II. New Haven and London: Yale University Press, 2005, p .3. 144 El tenedor fue introducido en la corte francesa por Catalina de Medicis, mujer de Enrique II. En su momento se consideró signo de enorme sofisticación. Véase, FRIEDA, L.: Catherine de Medici: A Biography. Phoenix, 2005. 145 CASAL MACEIRAS, O.: “La construcción de la imagen pública del poder a través del protocolo y ceremonial. Referencias históricas “en Historia y Comunicación Social. Vol. 18. Madrid, 2013, p. 769. 77 Se requirió un código diferente en la vestimenta según fuera la situación. Las fiestas obligaban a unos gastos astronómicos pero la aristocracia pretendía permanecer dentro de los círculos más altos ya que la proximidad física al monarca podía constituir una gran ventaja Toda la jornada estaba regulada y planificada y el ceremonial se prolongó durante los reinados de sus sucesores Luis XV146 y Luis XVI, aunque ellos prefirieron una vida íntima algo más privada que la tiránica etiqueta. Algunas de las actividades del ceremonial cortesano estaban directamente relacionadas con la indumentaria. Presenciar el acto de levantarse y el de acostarse del rey de Francia constituía un gran privilegio ya daba pie a poder hablar con él. Dicho ritual tenía un complicado proceso. Una vez se levantaba, el rey se calzaba las zapatillas mientras el gran chambelán le ponía el traje de cámara, es decir, una bata. Este primer acto se conocía como “Petite lever”. Después de desayunar y una vez que ya habían entrado en la cámara diversas dignidades, se procedía a su vestido; el “Grand lever”, era una ceremonia presenciada por los mas importantes caballeros de la nación. La camisa de Su Majestad era calentada previamente y un criado la entregaba al primer gentilhombre de cámara, que a su vez se la daba al caballero destinado a la merced de presentársela. Luis XIV era cubierto con una bata mientras se procedía a su vestido. Asistido por un auténtico arsenal de lacayos y maestres se procedía a vestirle, después elegía corbata y pañuelo cada día, por último se le ofrecían los guantes, el sombrero y el bastón. Al terminar rezaba una oración junto a su cama y comenzaba la jornada. El acto de acostarse “coucher” también estaba reglamentado pero era mas sencillo y rápido. Un alto caballero le presentaba la camisa de dormir. Con el paso de los años, los “levers” y los “couchers” se volvieron cada vez menos frecuentes. Y los cortesanos se quejaban de ya no ver nunca al Rey, a diferencia de la época de Luis XIV. Las artes se pusieron al servicio de la Monarquía; a través de su ministro Colbert, se crearon o reorganizaron las grandes instituciones artísticas y científicas del Reino. En 1661 la Academia Real de danza, en 1663 la manufactura Real de los Gobelinos, la Academia Real de Pintura y Escultura, la Pequeña Academia, que se convertirá en la Academia de la Lengua; en 146 La sensación de búsqueda de intimidad empieza a tenerla el mismo Luis XIV, habilitándose unos apartamentos privados. Lo mismo hizo su bisnieto: “El pabellón de caza de Luis XV en Choisy contenía un mecanismo que permitía subir una mesa completamente puesta al comedor desde las cocinas de abajo, eliminando la necesidad de sirvientes y permitiendo que el rey y sus amigos gozaran de total intimidad. En Versalles era costumbre que se hiciera salir a los criados y que el propio rey sirviera a sus invitados después de las cenas, cuando la compañía se retiraba al salón a tomar café”. RYBCZYNSKI, W.: Ob. cit., p. 95 78 1666 la Academia de Francia en Roma y la Real Academia de Ciencias. En 1667 se fundó la Manufactura Real de Muebles de la Corona que se instaló en la antigua fábrica de los Gobelinos147. La fundación de las Manufacturas Reales propició un enorme desarrollo, se fabricaban todo tipo de objetos de lujo para la Corona pero también trajo consigo un fuerte deseo de emulación, no solamente en Francia sino también en otras naciones. El rey y Colbert nombraron a Le Brun director de la gran manufactura en 1663. Éste era un artista multidisciplinar con una gran capacidad de trabajo y organización. A sus órdenes figuraban doscientos cincuenta artífices entre pintores, tejedores, tintoreros, Charles Lebrun. Luis XIV visitando la fábrica de los Gobelinos. 1673. Palacio de Versalles. Francia. bordadores, plateros, ebanistas, escultores, grabadores y marmolistas a los que en primer lugar, para comenzar su aprendizaje se les daba una buena base de dibujo. El famoso tapiz de la visita de Luis XIV a los Gobelinos nos muestra la extensa tipología de objetos que allí se fabricaban como tapices, alfombras, objetos de plata y un largo etcétera. Le Brun fue además un gran dibujante y diseñador; en 1666 fue nombrado director de la Academia de Francia en Roma, de reciente fundación. Su magna obra fue la decoración del palacio de Versalles fundamentalmente los salones de la Guerra y la Paz, la escalera de Embajadores y el 147 CONSTANS, C.: Versailles. Château de la France et orgueil des rois. París, 1989, p. 94. 79 celebérrimo salón de los Espejos. Este último fue un prodigio de su tiempo en el que el artista colaboró con Jules Hardouin-Mansart, nombrado primer arquitecto en 1681. Este fuerte empeño de control por parte de la monarquía no solo afectó a las llamadas Bellas Artes sino muy especialmente a la industria. La fuerte inversión en todo tipo de piezas para la decoración de Versalles, y en todo lo concerniente a la moda convenientemente publicitado; sitúo a Francia como principal proveedor del mercado del lujo. Los gremios perdieron parte de su poder a favor del Estado y los oficios fueron mas reglamentados. La clase media despuntó por la consolidación de la actividad industrial, según un embajador marroquí que visitó España: “Los comerciantes gozan cerca del rey de Francia, ¡al que Dios aniquile!, mucha consideración y de un gran poder, porque estos años formaban parte de su Consejo y de su séquito. Les concedía todas las ventajas útiles al comercio y favorables a sus empresas. Lo que redunda en su propio provecho y le procura riquezas considerables, contrariamente a lo que pasa en otras naciones, entre los españoles por ejemplo”148. Se abrieron fábricas de encajes y tejidos que abastecían la creciente demanda. Luis XIV prohibió la importación de encajes el 17 de noviembre de 1660. El astuto ministro de Finanzas no estaba dispuesto a que saliera mas caudal para la adquisición de encajes saliera de las fronteras francesas, por este motivo hizo llamar a encajeros de Venecia y Brabante que fundamentalmente se afincaron en las ciudades de Alençon, Reims y Sedan. En Alençon ya existía una prestigiosa manufactura famosa por sus magníficos encajes de aguja, desde que en el siglo XVI la patrocinara Catalina de Medicis149. El cardenal Richelieu costeó la creación de una industria encajera en la citada localidad para no tener que adquirir los encajes a Italia.150 Colbert hizo llamar a treinta encajeras venecianas para trabajar en la manufactura de Alençon151. Los encajes venecianos eran muy apreciados en Francia desde el siglo XVI. Los motivos decorativos de la manufactura francesa se inspiraron claramente en la labor veneciana. El resultado fue un encaje de magnífica calidad que pudo competir con el de otros países europeos. Colbert ofreció al rey los primeros encajes confeccionados en Alençon; la rica y compleja labor se denominaba punto de Francia y antes de ser puesta a la venta pasaba 148 GARCIA MERCADAL, J.: Viajes de extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos hasta comienzos del siglo XX. Salamanca, 1999 p. 323. 149 BEMBINBRE, C.: Del Barroco al Rococó: indumentaria, encajes, bordados. Buenos Aires, 2005. p.50. 150 COSGRAVE, B.: Historia de la moda desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona. 2007. pp.149. 151 BOUCHER, F.: Ob. cit., pp. 285. 80 nada menos distintas. 152 que por diecisiete manos El encaje se puso de moda no solamente para la indumentaria femenina sino también para los caballeros que lo usaban en sus corbatas, en los puños de las camisas e incluso en los camisones. En Francia se ya fabricaban unas magníficas sedas desde el siglo XV. La ciudad de Lyon ostentaba el monopolio del comercio de la seda desde 1450153. Francisco I, con el fin de potenciar esta industria mandó llamar a tejedores italianos para que se establecieran con sus familias en distintas ciudades francesas. Les ofreció ventajas fiscales y la carta de ciudadanía. Encaje de aguja de Alençon. Hacia 1760-1775. Colección MoMu. Amberes. Bélgica. Mas adelante, Enrique IV protegió la sericultura; se inventó el telar a la tira que posibilitaba la fabricación de diseños de mayor tamaño con una extensa gama de colores. El primer rey francés de la Casa de Borbón contrató los servicios de artífices valencianos para su establecimiento en Lyon. Los terciopelos brocados españoles eran famosos por su alta calidad ya desde el siglo XV. 154 Los modelos, que todavía eran deudores de lo italiano, se convirtieron en plenamente franceses desde la época de Luis XIII. Los 14.000 telares lioneses se agrupaban bajo la Grand Fabrique; en 1667 Colbert dictó una ordenanza para regular la 152 PITON, C.: Le costume civile en France du XIII au XIX siecle. París, 1950, p. 210. En el siglo XIV, salían de Francia 400 o 500 millones de escudos de oro al año para pagar los lujosos tejidos procedentes de Italia a las ferias de Lyón y La Champagne. También se importaba seda de la España árabe y, además, comerciantes orientales, venidos quizás de la lejana Mongolia, eran vistos en la feria de Lyón; pero los mercaderes más numerosos eran los de Génova, Florencia y Lucca. Los Papas de Aviñón introdujeron el cultivo de la morera y la cría del gusano de seda. En 1466 Luis XI mandó instalar en Lyón talleres para la fabricación de la seda, como fábrica propiedad de la corona. Pero faltaba mano de obra especializada, cuestión ésta repetida a lo largo y ancho del mundo, en la historia de la seda; recuérdense los obreros griegos apresados por Roger II de Sicilia, para crear su propia industria sedera en Palermo. Así es que, por fin, es Francisco I quien contrata con dos italianos piamonteses, Stéfano Turquet y Bartolomeo Nariz, que en 1545 fundan la sociedad comercial de la Fábrica de Lyón, aun existente en la actualidad. El año 1600 esta fábrica contaba con siete mil telares, daba empleo a toda la ciudad de Lyón, a inmigrantes de otras regiones francesas e italianas y consumía toda la seda producida en la región, el Languedoc, Beaujolais, y continuó la importación de seda cruda del Piamonte hasta el XIX. 154 BATISTA DOS SANTOS, A.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del arte rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 50. 153 81 producción y la calidad de los tejidos. La belleza y esplendor de las sedas lionesas para la decoración del palacio de Versalles no tuvieron rival en toda Europa.155 La industria francesa fue sumamente proteccionista, Colbert declaró ilegal la importación de tejidos chinos pidiendo a los fabricantes franceses que trataran de imitarlos156, las ganancias debían quedar a buen recaudo dentro de sus fronteras. Las materias primas tenían que ser francesas, se trataba por tanto de producir lo que se consumía y venderlo al extranjero. El sistema mercantilista se desarrolló en Europa entre los siglos XVI y XVIII. En Francia comenzó en el mismo siglo XVI. Se basaba en un reforzamiento de las exportaciones como creación de riqueza junto a la posesión de metales preciosos. Ya en 1539 fue prohibida la importación de lana española. Durante el ministerio de Colbert, que se prolongó durante veintidós años, se impulsaron todo tipo de medidas proteccionistas por medio de regulaciones para provocar un crecimiento económico a través del comercio exterior157, considerando que la economía debía tender al autoabastecimiento y tratando de anular mediante obstáculos a sus enemigos comerciales. El gobierno francés se comprometió de manera determinante en la economía para acrecentar las exportaciones, eliminando trabas al reducir las tasas aduaneras interiores y mejorando las infraestructuras para una mejora de las comunicaciones. El llamado colbertismo desarrolló una serie de eficaces medidas que hicieron crecer la industria, convirtiendo a Francia en una gran potencia. Toda Europa occidental comenzó a imitar el gusto francés, incluso sus mas acérrimos enemigos como Inglaterra y Holanda. 158 El fin residía en aumentar las exportaciones lo máximo posible, en este sentido el fenómeno de la moda francesa es clave. No se trata únicamente de una cuestión de cambio de gustos en la sociedad europea, sino de cómo Francia llevó a la práctica a través de su política económica 155 BENITO GARCÍA, P.: La seda en la Europa meridional desde el Renacimiento hasta la aparición del mecanismo jacquard. Recurso electrónico. p. 4. 156 DEJEAN, J.: La esencia del estilo. Historia de la invención de la moda y el lujo contemporáneo. San Sebastián, 2008, p.56. 157 SANZ SERRANO, J A.: Esquemas de historia del pensamiento económico. Sevilla, 2006, p. 33. 158 Recuérdese que el mercantilismo, como expresión de una política interior de nación-Estado, no se limita a la intervención y regulación de ciertos sectores de la economía con directa implicación del sector público, sino que requiere para llevarlas a cabo la participación activa de agentes privados a los que incorpora en un proyecto común a través de monopolios legales en forma de privilegios, de manera que el mercantilismo puede contemplarse como una alianza de poder entre la Monarquía y un selecto grupo de capitalistas-comerciantes. Estas "patentes de monopolios" vendidas u otorgadas por el Estado a grupos de mercaderes dispuestos a coadyuvar los fines económicos de la Monarquía, en la financiación de la guerra, la recaudación de impuestos o en la acumulación del tesoro en cuanto incremento de las reservas metálicas constituían el meollo del sistema de régimen monopolístico estatal (BERNAL, A. M: España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio. Madrid, 2005, p. 170). 82 una transformación en la indumentaria que afectó a toda Europa y las colonias americanas. El predominio del gusto francés llegó a todas las naciones vecinas, pero sin duda alguna el hecho mas revelador fue lo que sucedió con respecto a la moda. Las diferencias que en esta materia existían entre los distintos países quedaron literalmente arrolladas, es mas, se puede afirmar que el traje de sociedad durante el siglo XVIII fue el mismo en todas partes. Se produjo un fenómeno de internacionalización de la moda cuyo epicentro fue Versalles. Francia se convirtió en el referente del buen gusto y de la elegancia siendo la moda uno de sus grandes embajadores. En París comenzaron a abrirse tiendas 159 donde las damas podían adquirir las últimas novedades, por tanto, estamos ante el embrión del consumismo. La capital gala fue sacudida por este impulso creador hacia 1670, por tanto se puede afirmar que el sentido que damos actualmente al concepto “Moda” surgió en París durante el último tercio del siglo XVII. El primer periódico dedicado al tema y dirigido al sector femenino se lanzó al mercado en 1672 bajo el nombre de Le Mercure Mercure galant. Modelo de invierno. Galant. Estaba dirigido por el escritor Jean Donneau de Vizé y contenía noticias sobre la corte, poemas, historietas y crónicas de la vida social entre otros temas. Al principio fue una publicación trimestral pero pronto comenzó a ser mensual. En 1674 reapareció bajo el nombre de Nouveau Mercure Galant que perduró hasta 1724 año en el que cambio a Mercure de France. La gaceta tuvo una importancia clave en el desarrollo de la incipiente industria de la moda ya que ponía de manifiesto las necesidades que surgían en las distintas estaciones del año con respecto a la indumentaria. Nació el concepto de temporada y la imagen conjuntada, según fuera otoño o primavera variaban los colores y los complementos160. Los textos estaban acompañados de grabados que mostraban el atuendo de damas y caballeros a la última tendencia. Las 159 DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 23. Ibídem p. 51. 160 83 ilustraciones fueron una de las vías mas efectivas para publicitar las nuevas creaciones que constantemente salían de la capital gala. En París, en una tienda de la calle Saint Honoré, se colocaba una muñeca de tamaño natural a la que iban cambiando de atuendo. La muñeca se copió y multiplicó llegando a varios países, su primer destino fue Londres, donde a mediados del siglo XVII, se enviaban al mes dos maniquíes vestidos a la última moda (uno vestido con traje de gala y otro con traje de diario). Los ingleses llamaron Pandora161 a la famosa muñeca en el siglo XVIII. La gran Pandora iba ataviada con traje de corte mientras que la pequeña llevaba los vestidos de diario. Pandora viajó a Inglaterra durante dos siglos. 162 Estos envíos se llevaron a cabo, incluso, durante guerras abiertas entre Francia e Inglaterra163; en España igualmente durante la guerra dejaron pasar por el frente los encargos procedentes París y destinados a la reina Isabel de Farnesio164. Lo que nos puede parecer una curiosa anécdota demuestra la enorme importancia que se daba a la moda, tanta que no la frenaban ni las guerras. Las muñecas de moda se remontan al siglo XIV, las cortes se las enviaban para conocer las últimas tendencias que se prodigaban en la manera de vestir. Las muñecas eran usadas como eficaz propaganda intercambiándose entre las casas Muñeca de moda con accesorios. Fabricada en Inglaterra. Hacia 1755-1760. Museo Victoria y Alberto. Londres. Reino Unido. reales europeas. Las ansiadas novedades de París se vieron libres del embargo del enemigo consiguiendo un pasaporte especial para poder acceder a otros territorios. Se conocen numerosos ejemplos de estos intercambios entre la realeza; en 1496 Ana de Bretaña mandó una fastuosa muñeca a Isabel la Católica. En Inglaterra, por ejemplo, gozaron de enorme popularidad, siendo uno de los mercados principales franceses. Lo sarcástico del asunto es 161 Según la mitología griega, Pandora fue la primera mujer creada por Zeus. PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España: El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009, p.25. 163 Fue tal su trascendencia que lograron la inmunidad diplomática en varias ocasiones, por ejemplo en 1712 a pesar del conflicto bélico entre Inglaterra y Francia 164 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 156. 162 84 que Inglaterra producía sus propias “Pandoras”, con el fin de enviarlas a otras naciones como Rusia o Estados Unidos. Es tal la riqueza de estas muñecas, que muchos escritores de la época protestaron sobre alto costo, considerándolas otro símbolo más de la presunción de las clases altas. En los primeros años del siglo XVIII las muñecas de moda se mostraban en los escaparates de las principales ciudades europeas. A finales de la centuria, este vehículo de transmisión quedó obsoleto a favor de la difusión de las revistas de moda; una vía mucho mas económica y fácil que podía llegar a un público mucho mas amplio. Los avances en la difusión de sus productos colocaron a Francia en un lugar preeminente que aún conservan. Diversos factores contribuyeron a crear una potente industria textil. Por un lado, una clientela cada vez más exigente que demandaba productos lujosos y especializados, por otro la mejora de las comunicaciones lo que posibilitaba la expansión comercial. La Corte de Versalles por sí sola ejercía una gran demanda, pero los avezados franceses no se quedaron ahí sino que pusieron en marcha la idea de vender sus artículos y prendas en otros lugares y círculos. Los responsables de esta nueva iniciativa demostraron una gran agudeza e inteligencia ya que muchos de los conceptos que desarrollaron han llegado hasta el siglo XXI. Por lo visto, todo el continente hablaba de “la mode” un concepto inventado por los franceses y que parecía residir en su misma esencia. Se considera que la figura de la modista fue en parte responsable de esta revolución. En 1675 se fundó en París el gremio de costureras por lo cual las mujeres podían diseñar y fabricar ropa. La modista conocía a sus clientas, sus gustos y necesidades; las damas de la corte eran también creadoras, juntas la señora y su costurera ideaban prendas y complementos. La visita del modisto o traje a la clienta para elegir el diseño no era un método eficaz para la poner en marcha unas bases industriales. Todo se realizaba a mano, por tanto eran piezas únicas; pero las damas no se contentaban con eso, querían nuevas experiencias, como salir a comprar a la calle. En un primer momento acudieron a la feria anual que se celebraba en el barrio parisino de Saint Germain: “Había comenzado la era del demasiado de todo, concepto sin el que la industria de la moda no hubiera florecido jamás”165. El sector textil acortó distancias sociales, la indumentaria de la alta aristocracia era en extremo costosa por lo que la incipiente industria se decidió a comercializar complementos, a los que podía acceder un sector mucho mas amplio de la población. Los accesorios 165 DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 41. 85 adquirieron mucha importancia en este sentido, se comercializaban en las mercerías, establecimientos que ofrecían un sin fin de objetos lujosos. Las encargadas de estos negocios fueron llamadas “marchandes de mode”, es decir, “vendedoras de moda”; entre sus puntos fuertes se encontraban los accesorios para la cabeza y vestidos. El gremio de costureras de París se fundó como consecuencia de la gran demanda de artesanos especializados en el oficio de la costura; a principios del siglo XVIII se reconoció la labor de la “marchande de modes”, “comerciante de modas” o “milliner”, dedicada a confecciones de poca complejidad o adornos tanto para prendas civiles como para uniformes militares y posteriormente, se estableció el de las sombrereras. De esta manera las últimas tendencias se acercaron a la población que podía adquirir modelos modernos pero fabricados con materiales mas sencillos. Durante este preciso momento histórico se produjo un cambio en el consumo, las féminas empezaron a comprar mas que los hombres. En 1694 el Diccionario de la Academia Francesa incluyó la acepción “Esclavas de la moda” y en 1719 “Reinas de la moda”. Una de las fuentes mas solventes para conocer la moda francesa durante el reinado de Luis XIV es la colección de grabados de los hermanos Bonnart, dejaron centenares de estampas dedicadas a la moda166 en los que se pueden observar detalles con suma precisión. Su padre Henri Bonnart se instaló como impresor en París en 1642. Sus hijos, que comenzaron a realizar grabados de moda en los últimos años del siglo XVII, fueron los primeros en llevar a cabo impresiones en serie;167 donde no sólo mostraban los atuendos a la última moda sino la vida de las clases dirigentes a través de personas concretas. Por tanto los grabados de moda tuvieron un papel destacado en el interés del gran público por las celebridades. A finales del siglo XVII Francia y su rey comprendieron el valor del lujo, entendiendo la fascinación que siente el ser humano por usar piezas únicas y sofisticadas que adornen sus cuerpos y sus vidas, y como la posesión de dichos objetos hace a las personas sentirse especiales. El fenómeno del mercado del lujo actual tiene aquí su germen ya que la élite sintió la necesidad por estar a la última moda ya fuera en trajes, peinados, accesorios o decoración. Tuvieron la maestría de convertir lo superfluo en imprescindible y hacer a la sociedad esclava de la moda; por tanto se puede afirmar que Luis XIV fue un auténtico visionario. Su papel en cuanto a las nuevas formas en la indumentaria fue crucial. 166 167 PITON, C.: Ob. cit., p. 209. DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 9. 86 En París más de la tercera parte de la población se dedicaba a la industria textil en sus múltiples facetas, ya fuera vendiendo ropa, confeccionándola o realizando accesorios. Alrededor del Palais Royal se abrieron todo tipo de negocios, desde mercerías a sastrerías pasando por pañerías, vendedores de pelucas, zapaterías, peleterías, tiendas de guantes, de abanicos y un largo etc… Una gran mayoría consumía ropa de segunda mano ya que solo unos pocos se podían permitir el elevado gasto que suponía adquirir las prendas realizadas por los mejores sastres y modistas. En prácticamente todos los niveles sociales la ropa estaba en permanente circulación. Por su alto precio se heredaba, se vendía ya usada a personas que comerciaban con ella y era una forma de pago a los criados. Es curioso que la alta aristocracia alquilara conjuntos y joyas para acudir a veladas cortesanas, bodas o reuniones sociales. En Versalles y otros palacios reales estaba permitida la entrada a los franceses bajo una serie de códigos en cuanto a la indumentaria. A las puertas del palacio se disponían una serie de comerciantes que proveían de las ropas y sombreros necesarios para poder acceder al lugar. El fenómeno de la moda no solamente afectó a las clases altas ya que a cualquier persona que fuera correctamente vestida le estaba permitido pasear por los jardines de Versalles. Los sastres de París eran los mejor considerados. La manera de vestir también proporcionaba un claro sello de identidad nacional, al mismo tiempo que un cierto sentido del patriotismo. Tras el fallecimiento de Luis XIV en 1715, su bisnieto y heredero sólo contaba con cinco años, por lo que Felipe II de Orléans ejerció la regencia hasta su muerte en 1723.168 El gusto de la alta sociedad parisina comenzó a cambiar, la vestimenta femenina se decantó por un estilo mas ligero y menos grave. A pesar de los problemas de Francia, en los primeros años del reinado de Louis XV surgió un nuevo estilo apoyado activamente por el duque de Orleans, que trasladó el gobierno del país desde Versalles a París. En la capital una sociedad aristocrática, que ya atisbaba su brillo, comenzó a abrir sus los salones y otras instituciones sociales que iban a ejercer de marco a las ideas de la ilustración. En dichas residencias una nueva moda surgió para la decoración de los interiores. Las pinturas que las decoraban nos muestran escenas de disfrute cotidiano, es decir, de pasatiempos populares en parques, ferias, o en el campo. Nuevos tejidos para la decoración se inspiraron en diseños chinos o árabes dando un toque exótico a los cálidos interiores. La moda de la regencia, que floreció desde 1710 hasta 1720 aproximadamente, sentó las bases del estilo rococó que a mediados del siglo 168 Felipe II de Orléans (1674-1723) era hijo de Felipe I de Orléans, el único hermano de Luis XIV, e Isabel Carlota del Palatinado. 87 XVIII definió el gusto de clase alta elegantes, pero ligeras y alegres. A pesar de esta evolución en el gusto el vestido de corte permaneció prácticamente inalterable. Las prescripciones de Louis XIV en el vestido en los círculos cortesanos fueron respetadas s particularmente en las ocasiones mas formales. Louis XV regresó el gobierno a Versalles y continuó con la etiqueta de los tiempos de su bisabuelo, pero aún así la vida del rey y su familia gozaba de ciertas esferas de privacidad, antes impensables. II.3. Análisis de la indumentaria masculina. Todos estos acontecimientos coincidieron con la ascensión de Francia a primera potencia europea, su manera de entender los recientes gustos sociales hizo que suplantara a España como principal inspirador de una nueva manera de vestir. Durante la primera etapa del reinado de Luis XIV la moda ejemplifica el gusto del rey por la magnificencia y la pomposidad, sobre todo en lo que respecta al vestido del hombre excesivamente abigarrado y enriquecido con cintas, lazos y encajes. El rhingrave fue el atuendo masculino que Luis XIV y su corte lucieron en la década de los sesenta. Su origen radicaba en los Países Bajos donde comenzó a usarse hacia 1640 siendo confeccionado con lino blanco y paño negro. En Francia sufrió una notable transformación desembocando en un traje excesivamente recargado y complicado, de anchos volúmenes y cuajado de decoraciones. El atuendo estaba formado por una camisa muy amplia bajo una chaqueta corta que la dejaba bastante a la vista. La parte inferior del cuerpo se vestía con dos calzones, uno interior que dejaba unos volantes al aire y otro exterior que se asemejaba a una falda. En realidad era una especie de falda pantalón, de una anchura colosal, que a veces era una falda. Este atuendo comenzó a usarse hacia 1652 teniendo su apogeo en las décadas de los sesenta y setenta, aunque perduró hasta 1678169. Con este flamante atuendo acudió Luis XIV a su encuentro con Felipe IV en la isla de los Faisanes en 1660. El cartón para tapiz de Lebrun sobre el acontecimiento histórico trataba evidentemente de ponderar el lujo francés frente a la ponderación española, de ostentar la riqueza de la nueva primera potencia europea frente al desgastado imperio hispano.170 169 Podemos contemplarlo en la serie de los catorce tapices de la historia del rey, cuyos cartones fueron realizados por Charles Le Brun. 170 COLOMER, J L.: Arte y diplomacia de la monarquía hispánica en el siglo XVII. Madrid, 2003, p. 77. 88 Lo que llamaba mas la atención de sus contemporáneos era la enorme cantidad de metros de cintas de colores de debía llevar un caballero a la moda. Las cintas se llamaban “galants” y a los adornos “menudillos de oca”171. El rhingrave francés fue muy sofisticado, e incluso mas lujoso que el atuendo femenino del momento; aunque su pervivencia duró bastante, cayó en desuso a favor de una adaptación del atuendo militar. El rhingrave se siguió utilizando en ceremonias muy formales relacionadas con la Orden del Espíritu Santo, en el Museo del Prado se conserva un retrato de Luis I como príncipe de Asturias, realizado por Houasse en 1717, en el que aparece ataviado con el hábito de novicio de la citada orden. El matrimonio morganático de Luis XIV con madame de Maintenon en 1683 supuso un cierto cambio en cuanto a las formas en el vestir. El traje masculino se simplificó ciñéndose al cuerpo, los encajes quedaron relegados corbata y camisa mientras que las plumas se usaron solo como adorno del sombrero. En cuanto a los metros de cinta que engalanaban a los caballeros, directamente se desterraron. Los bolsillos de la casaca, en un primer momento verticales, pasaron a horizontales hacia 1684.172 El empuje francés llegó a Inglaterra mucho antes que a España. Carlos II (1660-1685) deseaba una restauración monárquica en toda regla. Por este motivo introdujo en fecha muy temprana el riquísimo atuendo masculino galo. Simon Pietersz Verelst. Carlos II de Inglaterra luciendo un rhingrave.1670-1675. Colección Real Británica. Encargó en París una serie de magníficos atavíos para presentarse ante sus súbditos en su entrada triunfal en Londres y posterior coronación en la abadía de Westminster. La capital de Francia era considerada el culmen de la civilización occidental, su moda, comida y modales influyeron decisivamente en la sociedad británica. No ocurría lo mismo con otras naciones como Portugal, cuando en 1662 el mismo Carlos II contrajo matrimonio con la infanta portuguesa Catalina de Braganza, ésta llegó a Inglaterra vestida con el traje de corte de su país 171 172 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 125. BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 260. 89 que no era otro que el guardainfante173. Una vez en su nuevo país, su atuendo considerado anticuado y feo, fue desterrado y vistió a la francesa como su real y británico consorte. Es en este preciso momento histórico cuando surgen las nuevas formas en las indumentarias masculina y femenina que se irán desarrollando a lo largo de todo el siglo XVIII. Por tanto, es imprescindible conocer el origen de ambos atuendos. La influencia del traje militar trae consigo un cambio radical. Nace un nuevo estilo que a pesar de algunas modificaciones, se impone en toda Europa hasta la Revolución Francesa. El punto de inflexión lo marcó el mismo rey Sol. Sus visitas y estancias junto a sus tropas eran frecuentes pero John Michael Wright. Carlos II con el traje de la coronación. Hacia 1661-1662. Colección Real Británica. no podía vestir mas lujosamente que sus militares. Por este motivo decidió usar la casaca y vestirla a su vuelta a la corte. Con motivo del fallecimiento de su suegro Felipe IV en 1665, Luis XIV decidió que una vez pasado el periodo de luto ya no volvería a usar las mangas abiertas174. De esta manera la casaca hizo su aparición en la corte de París. El traje masculino consta de tres elementos principales que surgen en esta época y persisten en toda la centuria siguiente. Estas tres prendas básicas son: casaca “Justacorps”, chupa “Veste” y calzones “Coulotte”. En España la voz casaca se menciona por primera vez en 1548175 .En el Tesoro de la Lengua Castellana se define como: “Un género de ropilla abierto por los lados”. Covarrubias apunta varios orígenes a esta prenda, desde un vestido usado en Grecia, una prenda proveniente de ciudad de Córcega o una palabra hebrea. 173 ASHELFORD, Jane.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 88 y ss. VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 134. 175 BERNIS, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. p.83. 174 90 También afirma que son las ropas de los ministros de justicia, popularmente conocidas como sayones176. Otras fuentes refieren que la casaca es de origen turco y que fue utilizada por primera vez por los soldados alemanes en el siglo XVII177. Según Boehn el jubón y el coleto se fueron transformando progresivamente hasta llegar a unirse en una sola pieza, las mangas del primero pasaron a formar parte del segundo. Comenzó a formarse la casaca con sus faldones en la misma prenda. Este casacón de mangas amplias y faldones fue usado por los campesinos alemanes antes de 1630. Se trataba de una prenda holgada y abierta por delante con mangas anchas o perdidas. Fue utilizada por las tropas imperiales en Flandes y por los tercios españoles. Ya se ha hecho mención que el indumento militar gozaba de cierta libertad en cuanto a colorido y adornos siendo su prenda mas característica la casaca. El retrato del cardenal-infante don Fernando de Austria, luciendo el atuendo militar que usó para su entrada en Bruselas en 1634, es elocuente al respecto. El hermano menor de Felipe IV lleva una casaca de terciopelo rojo con decoraciones en dorado y una valona a la flamenca guarnecida con encajes. La Anton van Dyck. El Cardenal-Infante Fernando de Austria. Hacia 1634. Museo Nacional del Prado. Madrid. casaca es una pieza amplia y abierta por delante cuajada de botones en los delanteros, mangas y amplias vueltas. Por tanto, ya tenemos noticias sobre el uso de la casaca por la familia real española y los militares a su servicio en fecha temprana. Esta pieza irá sufriendo modificaciones, incluso ya en el siglo XVIII se irá tendiendo a su simplificación. La casaca o justacorps es una de las prendas mas importantes de la historia de la indumentaria. Apareció en la vida civil francesa en los años sesenta, en un principio tenía mangas cortas que dejaban asomar otras debajo pero a partir de 1675 las mangas son largas 176 177 http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/765/453/tesoro-de-la-lengua-castellana-o-espanola/ pp. 453. VON BOEHN, M.: Ob. cit., Vol. II. p. 96. 91 con vuelta; esta última se irá ensanchando hasta adquirir un gran protagonismo. La casaca, que llegaba hasta las rodillas, tenía aberturas en la parte posterior y en los laterales y bolsillos bajos en la delantera. En torno a 1690 la prenda adquiere mas vuelo por detrás a través de unos pliegues en forma de abanico. Esta prenda adquirió un gran protagonismo por sí misma ya que cubría completamente las dos restantes prendas del atuendo: chupa y calzones; por tanto ofrecía lugar para desplegar decoraciones y bordados, además dejaba asomar los puños de la camisa. El traje masculino se simplifica pero no por ello perdió su riqueza178. La moda surgía en la corte y el poder llevar determinados atuendos gozaba de gran prestigio: “Para distinguir a sus principales cortesanos inventó casacas azules bordadas de oro y plata. El permiso para usarlas era un gran favor para hombres a quienes guiaba la vanidad. Se las pedía casi como el collar de la orden. Puede hacerse notar, ya que tratamos aquí de pequeños detalles, que en aquel tiempo se llevaban las casacas encima de un jubón adornado con cintas, y sobre la casaca pasaba un tahalí del cual colgaba la espada. Usaban una especie de valona de encaje y un sombrero adornado con dos hileras de plumas. Esta moda duró hasta 1684 y se siguió en toda Europa, excepto en España y Polonia. En casi todas partes se preciaban de imitar la corte de Luis XIV”179. Esta prenda llamada “casaca de patente” estaba destinada a unos pocos elegidos. Unos sesenta caballeros gozaban de este inmenso privilegio que les daba la posibilidad de poder acompañar al rey sin ninguna otra autorización especial180. La chupa se llevaba bajo la casaca teniendo ambas piezas idéntica largura. Abierta por delante, era ajustada, sin cuello y se cerraba por medio de botones pudiendo llevar bolsillos181. Los calzones en un principio eran más bien holgados con dos aberturas con botones a los lados como bragueta y bolsillos182. Los calzones cubrían las rodillas y con el paso del tiempo presentaron una silueta mas entallada. Estas tres piezas: casaca, chupa y calzones forman el llamado en España “vestido a la moda” o “a la francesa” que fue introducido en nuestra corte como consecuencia del matrimonio de Carlos II con la princesa María Luisa de Orleans, 178 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.134. VOLTAIRE.: Ob. cit., p. 197. 180 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p.135. 181 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 166. 182 Ibídem p. 381. 179 92 sobrina carnal de Luis XIV. A estos elementos principales hay que añadir la corbata, los zapatos con hebilla, el sombrero de tres picos y las grandes pelucas. La corbata era en origen un cuello militar, se tiene por cierto que procede de los soldados croatas que lucharon en el bando francés durante la guerra de los Treinta Años. Esta pieza sustituyó a la valona, un cuello de lienzo grande que cubría los hombros y parte del pecho y espalda. La valona surgió en Flandes y fue usada por ambos sexos durante el siglo XVII, podían ser lisas o guarnecidas con encajes. En el capítulo I se ha hecho referencia a la llamada valona cariñana, un tipo de cuello muy lujoso que usaron las damas principales y las de la familia real. La valona fue sustituida para uso masculino por la corbata. Era un pañuelo de de hilo anudado al cuello cuyos extremos caían sobre el pecho aunque en un primer momento la forma de esta pieza era distinta. El encaje blanco quedaba prácticamente a la altura del cuello y en su centro se adornaba con una lazada roja de otro material. Esta pieza fundamental en la indumentaria masculina occidental que ha ido evolucionando hasta el momento presente, se comenzó a usar en la corte francesa hacia 1656 183 . Las corbatas formaban parte del cuello de la camisa y se guarnecían con encajes sujetándose mediante broches o hebillas. Luis XIV creó el cargo de “corbatero” a las ordenes del Jefe del Guardarropa, cuya función era anudar la corbata al rey y ponerle los botones en la camisa. En cuanto al calzado, ya hemos visto como entre los caballeros se extendió el uso, durante la primera mitad del siglo XVII, de botas altas con boca ancha por influencia del atuendo militar. Las botas se usaban fundamentalmente para montar a caballo y cazar durante el siglo XVI y su silueta era pegada a la pierna y se remataba con vueltas. Hacia 1610 se pusieron de moda las llamadas botas embudo, llegaban hasta la rodilla o incluso mas altas y se usaban para salir a la calle o incluso estar por casa184. A mediados del siglo la bota cedió el testigo a los zapatos En este sentido debemos hacernos eco de nuevo de los gustos del rey Sol. Durante su viaje hacia la Isla de Los Faisanes en 1660 para firmar la paz con España y contraer matrimonio con su prima hermana la infanta María Teresa de Austria, fue obsequiado en Burdeos con un par de maravillosos zapatos realizados en seda color miel, con tacón rojo, decorados con lirios y forrados de 183 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 187. ÁLVAREZ SELERS, A.: Del texto a la iconografía aproximación al documento teatral del siglo XVII. Valencia, 2007, p. 74. 184 93 tafetán realizados por un zapatero de la ciudad llamado Nicolás Lestage. El monarca quedó tan fascinado por la creación que los usó el día de su matrimonio. El ingenio de este artífice no terminó ahí ya que cuatro años mas tarde acudió a Paris con otro nuevo regalo. Esta vez se trataba de unas botas sin costuras, lo que fue considerado como un hito sin precedentes ya que resultaba muy difícil averiguar como las había confeccionado sin dar una sola puntada. Se apunta la posibilidad que lo hiciera utilizando las patas desolladas de un ternero. Luis XIV prohibió expresamente al señor Lestage confeccionar otro par de botas iguales. Tal proeza que se vio recompensada con el titulo de maestro zapatero del rey de Francia, incluso le concedió rango nobiliario con un escudo de armas que consistía en una bota sobre un fondo azul con flores de lis (color y emblema de los Borbones franceses) y cubierta con una corona. Además se colocó un retrato del insigne artesano en una de las galerías Reales de pinturas bajo el cual rezaba: “Maestro Nicolás Lestage, el milagro de su época” 185 . El hecho que el retrato de un zapatero ocupara un lugar tan principal era algo inaudito, teniendo en cuenta que Nicolas de Largillière. Luis XIV y su familia. 1710. Wallace Collection. Londres. las profesiones artesanales eran un trabajo mecánico y por lo tanto poco considerado, estando además los zapateros en la parte baja del escalafón. Pero como ya se ha apuntado anteriormente las ideas del rey en este sentido preconizaban un cambio de mentalidad. Luis XIV estipuló que los tacones masculinos debían ser de color rojo lo que rápidamente se convirtió en signo de status social. Mas adelante, veremos a los miembros de la familia real española luciendo zapatos con tacones rojos en sus retratos. Al final de su vida el rey encargó a grandes artistas de la corte que pintaran en sus tacones escenas de sus aclamadas batallas. 185 DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 83. 94 En cuanto al sombrero, el llamado de tres picos o tricornio surgió en el siglo XVII y permaneció de moda durante toda la centuria siguiente. Fabricado con fieltro o cuero se cree una evolución del sombrero usado por los militares. En un principio se levantaron las alas y posteriormente ya se fabricaron rígidas. Fue usado por los militares franceses y posteriormente pasó a la corte186. Las pelucas para uso masculino comenzaron a usarse hacia 1624, Luis XIII la incorporó para cubrir su calvicie. Eran unas pelucas oscuras, largas y de pelo rizado. Este mismo tipo siguió su hijo Luis XIV como consecuencia del mismo problema. En torno a 1660 las pelucas se colocaban sin tapar en la frente el nacimiento del pelo. Se podían arreglar de dos maneras: dejando los bucles caídos y con mechones formando rulos sobre las orejas187. La peluca masculina mas común hasta mediados del siglo XVIII fue la llamada in folio. Tenía un tamaño mas que considerable y en la parte superior de la cabeza remataba en puntas. Hacia 1703 las pelucas comenzaron a empolvarse con polvos de arroz. Había distintas formas para usar a lo largo del día según fueran las actividades. El rey usaba una pequeña para levantarse, otra mayor para el resto de la jornada y una especial para practicar la caza188. La Nicolas de Largillière. Autoretrato con su familia. 17101715. Museo del Louvre. Paris moda de las pelucas comenzó hacia 1670, los comerciantes mandaban cortadores de pelo por toda Europa. El largo de la melena apropiado para su fabricación debía tener un mínimo de setenta centímetros de longitud. En 1659 se fundó en París el gremio de “Barberos fabricantes de pelucas”. De esta época data el primer peluquero famoso llamado Champagne y la inauguración de los primeros salones de peluquería regentados por hombres y mujeres. Tal vez lo mas curioso es que antes de la creación de la moda en el vestir surgió la moda del peinado. Para la elaboración de pelucas también se utilizaba pelo de cabra y caballo. El ampuloso gusto de la corte de Versalles imponía unas enormes pelucas de pelo largo y rizado. La cabeza masculina se asemejaba a la de un león solo que un poco más ordenada. Las 186 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 446. Ibídem, p. 381. 188 PITON, C.: Ob. cit., p. 249. 187 95 pelucas de pelo tan largo exigían una gran cantidad de “género” por lo que su precio solo estaba al alcance de los mas pudientes. En cuanto al color el más valorado en Francia fue el rubio ceniza y en Inglaterra el negro azabache, es decir, lo que mas escaseaba en cada país correspondiente. Tampoco se pueden pasar por alto las joyas como una parte inexcusable del atavío de las clases altas. Durante el reinado de Luis XIV se produjeron una serie de avances en la orfebrería que no podemos obviar en este estudio. Hasta el siglo XVII las gemas mas valoradas eran las perlas, Colón las descubrió en su tercer viaje a América en 1498 en la actual Venezuela. En el siglo XVI los soldados de Vasco de Gama las encontraron en el golfo de Panamá, el hallazgo mas notable se produjo en 1579 cuando un esclavo encontró la famosa perla Peregrina. Estas gemas eran en extremo costosas debido a lo complicado de su extracción y al hecho de ser naturales, por lo que tener un collar de perlas parecidas en forma, tamaño y color era algo verdaderamente especial que muy pocas damas podían permitirse. Hasta el siglo XVIII en que los españoles descubrieron un yacimiento en Brasil, los diamantes llegaban a Europa desde la India. Desde el siglo XV los joyeros europeos fueron mejorando la técnica del tallado, pero fue a Nicolas de Largilli re. Retrato de Jean-Baptiste Tavernier. Hacia 1700. Herzog Anton Ulrich Museum. Alemania. mediados del siglo XVII cuando los artífices flamencos perfeccionaron la talla brillante cuyas facetas debían ser múltiplo de ocho. Luis XIV en su afán por el lujo y la sofisticación decidió que los diamantes iban a convertirse en sus grandes aliados, adoraba su brillo y durante su largo reinado se hizo con una magnífica colección. Hasta ese momento las piedras preciosas se engastaban en monturas grandes y pesadas, pero el monarca decidió que la piedra debía ser la única protagonista y no 96 enmascarar su belleza, por lo que comenzó a ponerse de moda el solitario. Uno de los hombres que proporcionó a la Corona francesa tan magnífico tesoro fue Jean-Baptiste Tavernier, un gran aventurero que consiguió llegar a las minas indias de Golcona, lugar de extracción de los brillantes. El mismo contó en sus memorias189 como vio trabajando a miles de esclavos, hombres, mujeres y niños casi sin ropa con el fin de que no pudieran esconderse ninguna piedra en el cuerpo. El francés llevaba consigo piezas de joyería europea de oro y esmaltes muy apreciadas en ese país para intercambiar por piedras preciosas. Tavernier volvió de su largo viaje en 1668, Luis XIV prácticamente se hizo con toda su mercancía que consistía en cuarenta y cuatro piedras grandes y mil doscientas más pequeñas, aunque esto es un decir, ya que las mas modestas pesaban como mínimo ocho quilates. El más famoso de todos ellos fue un brillante azul de ciento once quilates que una vez tallado quedó en sesenta y nueve, esta maravillosa piedra fue llamada el diamante Azul de la Corona francesa. El rey lo llevaba engastado en una sencilla montura y colgado del cuello con una cinta.190 El monarca comprendió el hecho de que la posesión de brillantes significaba poder, apreciaba mucho su magnífica colección ya que cuando precisó de mas medios para sufragar las contiendas bélicas, no se desprendió de sus joyas sino que mandó fundir parte de las piezas de plata y oro que había en Versalles. El rey no solo compraba las piedras sino que se involucraba en su tallado y montura, el joyero realizaba un molde en cera que luego le presentaba para su visto bueno. Uno de los más celebres al servicio del rey fue Montarsy, tenía su tienda ubicada cerca del Louvre primer barrio donde se juntaron los negocios de joyería en París. Montarsy concibió para su majestad un nuevo tipo de aderezos compuestos por decenas e incluso de cientos de piezas. Lo curioso es que el rey llegó a usar todas sus piedras, cualquier prenda era adecuada para ser adornada con brillantes, ya fuera el sombrero, las hebillas de los zapatos, la empuñadura de la espada, los ligueros, los botones o incluso toda la superficie del traje. El ultimo acto oficial que presidió antes de morir fue la recepción al embajador persa, para deslumbrarle Luis XIV llevaba encima todos sus brillantes cuyo valor era aproximadamente 12 millones de libras de la época. Se tiene constancia de que el traje resultaba tan pesado al anciano rey que tuvo que quitárselo antes de tiempo. La plaza Vendôme fue inagurada en 189 Publicadas en París en 1676. La piedra se convirtió en la mas legendaria gema de la monarquía francesa hasta que fue robada en 1792 junto con parte del Tesoro Nacional. Actualmente se conoce como el diamante Hope que después de un largo periplo fue donado por el joyero americano Harry Winston a la Smithsonian Institution en 1958. 190 97 1699 con el nombre de plaza de Luis el Grande; desde un principio dedicó su actividad al comercio de joyas, en su centro se erigía una estatua ecuestre de Luis XIV realizada en bronce por Girardon. En este mismo lugar pero tres siglos mas tarde se encuentran las mas prestigiosas joyerías del mundo. A su muerte en 1715 el rey Sol había conseguido que Francia fuera el país europeo con el mas fabuloso Tesoro Real. Durante el siglo XVII las piedras preciosas comenzaron a cobrar mas importancia que las monturas, que a su vez se hicieron mas delicadas. Se avanzó mucho en el facetado, sobre todo de los brillantes. La llamada “talla rosa”191 era la mas habitual. Los tratantes de gemas y los artífices se asentaron en Amsterdam que se convirtió en un emporio del comercio de piedras preciosas. Los diamantes se engastaban casi siempre sobre plata mientras que las piedras preciosas de colores lo hacían sobre oro. El engaste invisible se inventó en París en la segunda mitad del siglo XVII192. II.4. Análisis de la indumentaria femenina. Al igual que sucede con la masculina, la indumentaria femenina del siglo XVIII tiene su origen en la época de Luis XIV. Tal y como hemos visto, los europeos abandonaron el tipo de traje “a la española” a favor de un atuendo más cómodo y holgado. En el caso del bello sexo, no ocurrió lo mismo ya que pervivieron la gorguera, el corpiño emballenado y las grandes faldas 193 . Los cambios, que se van produciendo gradualmente, comienzan recuperando una silueta mas natural. La pujante sociedad holandesa tuvo mucho que ver en la adopción de un vestido más práctico. El siglo XVII fue una etapa hegemónica para los Países Bajos, al igual que en Francia se practicó el mercantilismo y se desarrolló una extraordinaria actividad comercial. La principal fuente de riqueza la constituía la Banca, a la que afluían los enormes capitales sobrantes del comercio exterior. Pero si importancia tuvo en el contexto la economía y sistema político, mucho más la tuvo la ideología y, su principal manifestación, la religión cuya corriente generalizada en Holanda en el siglo XVII el calvinismo. 191 Este tipo de trabajo consiste en que solamente se talla la parte superior del brillante. CASABÓ, J.: Joyería. Buenos Aires, 2010, p. 82. 192 DEJEAN, J.: Ob. cit., p. 151. 193 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 111. 98 El calvinismo poseía un enfoque de la vida cristiana muy distinto del católico que trajo consigo un nuevo pensamiento que se adaptaba a la perfección a la realidad política y social del siglo XVI en los Países Bajos. Esta doctrina afectará de modo incuestionable a su modo de vida y, por tanto, a la apariencia: austeridad, la convicción de que el trabajo forma parte de la virtud moral, y que el éxito en los negocios es una evidencia de la gracia divina. El rechazo hacia el despilfarro, la crítica a la extrema fastuosidad de la liturgia cristiana católica, se traladó a la vestimenta, marcando un atuendo con ausencia de lujo tanto en los materiales como en su decoración.194 La burguesía comerciante condujo a este nuevo y recién creado Estado independiente a convertirse en un tiempo record en unos de los países mas ricos de Europa. Los adinerados comerciantes eran los principales clientes de los artistas y es a través de las pinturas de Hals, Vermeer o Hooch entre otros, donde podemos apreciar la manera de vestir de esta nueva clase social. El vestido de la mujer holandesa de la primera mitad del siglo XVII es deudor de la moda española en cuanto al uso del negro y las gorgueras. Su silueta en cambio se simplifica, este cambio llegará a Francia aunque mas adelante las holandesas usaran colores alegres y copiaran a las francesas al igual que toda Europa. La almohadilla se suprime bajo las faldas. En Francia se usó un tipo de verdugado cuya estructura era distinta a la española. A principios del siglo XVII consistía en un aro dispuesto a la altura de las caderas. Mediando la centuria se sustituyó por una almohadilla en forma de cilindro que se colocaba en la cintura, llamado cul de París 195 , esta manera de ahuecar la falda la usaron todas las mujeres. En las dos últimas décadas se abandonó el verdugado y se utilizaron numerosas enaguas para ahuecar las faldas. El atuendo consistía básicamente en un cuerpo y dos faldas. El primero dejaba libre el cuello y los antebrazos. El escote tuvo muchos detractores, desde los púlpitos muchos sacerdotes criticaron esta práctica que consideraban pecaminosa, pero la dama europea adoptó el escote y lo mostró durante todo el siglo XVIII. En cuanto a las dos faldas, la de encima era abierta por delante con larga cola y decoraciones mientras que la de abajo se almidonaba y llevaba aros de metal para no perder la forma. La falda superior, para que tuviera mejor caída, se confeccionaba con materiales mas pesados como el terciopelo. Las dos faldas perduraron durante buena parte del siglo XVIII, el cuerpo y la falda exterior solían ser 194 Concretamente es en los Países Bajos donde a partir del siglo XVII empieza a despuntar un nuevo modelo de vida. Hacia 1560 las provincias del norte de los Países Bajos (lo que actualmente es Holanda) comenzaron a rebelarse contra el dominio español alcanzando la independencia en 1585 que fue ratificada legalmente en el tratado de Münster en 1648. En 1602 se funda la Compañía de las Indias Orientales con sede en Ámsterdam, esta entidad situó a Holanda en un centro neurálgico del comercio mundial. 195 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 482. 99 a juego mientras que en la inferior se desplegaban mas decoraciones. 196 Durante la década de 1680 las damas lucieron adornos suntuosos aunque sin entregarse a la exageración de los caballeros. Hasta los años 90 el estilo femenino se mantiene sin cambios. Las características principales son vestidos con cuerpos ajustados y rematados en punta siendo la innovación mas destacada el escote que descubre los hombros. El escote comenzó mostrándose tímidamente, al principio se tapaba con alguna tela transparente para mas adelante ser mostrado sin recato alguno. Las mangas se acortan, por primera vez desde los comienzos de la Edad Media las mujeres muestran sus brazos parcialmente. Las mangas son dobles, luciendo las interiores abombamientos y volantes de encaje. Los peinados llevan los lados abultados y tirabuzones. En los últimos años del siglo XVIII la silueta se ve modificada ya que se exagera la longitud del talle. Los tejidos son mas pesados y sus decoraciones recargadas, se utilizan plisados y telas bordadas. La falda exterior “manteau” se pliega detrás sosteniéndose con telas engomadas. Las mangas terminan en volantes llamados “engageantes”197. Los colores mas usados por las féminas en las primeras décadas del reinado de Luis XIV fueron el negro, los grises, el amarillo limón y los rojos y naranjas. En cuanto a los tejidos, los mas frecuentes eran el terciopelo, el moaré y el brocatel. La moda femenina durante la última etapa del reinado del rey Sol permaneció con pocas variantes durante un espacio de unos cuarenta años. Los expertos achacan esta estabilidad a la personalidad de madame de Maintenón198, dama con la que Luis XIV contrajo matrimonio morganático en 1683, unos meses después de enviudar de la reina María Teresa. Madame de Maintenón fue nombrada gobernanta de los hijos naturales del monarca y madame de Montespan en 1667; de ahí surgió una amistad con Luis XIV que desembocó en boda. Su talante austero y su profunda religiosidad influyeron decisivamente en el rey y en toda la corte de Versalles. En 1686 fundó la Casa Real de San Luis para la instrucción de jóvenes de casas nobles sin recursos económicos. La marcado carácter de la dama tuvo una decisiva influencia en el vestido femenino. 196 PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p. 32. Este tipo de mangas se pusieron de moda nuevamente a mediados del siglo XIX para vestidos de día. Se cerraban en la muñeca. 198 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 158. 197 100 En cuanto al peinado ya comienzan los atisbos de la extrema complicación que alcanzarán durante el reinado de Luis XVI. El peinado “a la fontagne” surgió hacia 1690, era vertical y se realizaba mediante bucles superpuestos; también podía usar de una cofia plisada en forma de tubos con una armadura de alambre para que quedara sostenida. El peinado fontange lleva el nombre de María Angélica de Scorailles de Roussille, marquesa de Fontange (1661-1681), joven dama que fue amante del rey. Según cuenta la tradición, esta singular manera de arreglarse el pelo surgió de manera fortuita. Durante un paseo a caballo junto a Luis XIV, la marquesa, perdió su sombrero por lo que recogió su melena en la parte superior de su cabeza con una cinta quedando sus rizos sobre la frente. Al rey le hizo gracias la forma en que lo había hecho. Rápidamente este peinado se extendió por toda la corte y fue seguido por las mujeres de moda de todo el continente europeo. Después de un tiempo, las mujeres comenzaron a usar fontanges cada vez mas altos y complicados. La malla de alambre se colocaba en la parte superior de la cabeza sobre la cual se introducía el cabello real y el falso199. El conjunto se podía decorar con seda, muselina, cintas, joyas y flores. La creación de este peinado era muy compleja, el cabello se endurecía con claras de huevo y una vez realizado se solía dejar durante semanas con las consiguientes incomodidades como la suciedad y los piojos. Luis XIV, rechazó los excesos del fontanges, pero sus intentos por liberar a las damas de tal tormento fueron infructuosos. “Las esclavas de la moda” continuaron luciéndolo e inventaron peinados más elaborados. Este peinado que Grabado de Robert Bonnart. La Veüe. Finales del siglo XVII. Museo Victoria & Albert. Londres. se puede calificar como un edificio de hilos de metal y cintas, tuvo vigencia entre 1680 y 1714 aproximadamente. El cambio de estilo se produjo de manera repentina, dos damas inglesas asistieron a una cena en Versalles luciendo peinados bajos ante la sorpresa general. Al rey le agradó afirmando: 199 Ya en el siglo XVI se tienen noticias del uso de pelo postizo por parte de la reina Catalina de Medicis en 1558 y muy probablemente no fue la única. PITON, C: Ob. cit., p. 249. 101 “que si las francesas fueran sensatas, imitarían a aquellas señoras”200. Al día siguiente las damas francesas de la corte habían suprimido el fontange. El peinado femenino apostó por un moño bajo y sencillo que pervivirá varias décadas. Esta transformación en el tocado y el escote provocarán una serie de modificaciones en cuanto a las piezas de joyería que se adecuarán a la nueva silueta del vestido. 200 GONCOURT, E y J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 206. 102 CAPÍTULO III 103 El siglo XVIII en España: reformas y moda. 1700 es una fecha crucial en la historia de España, el nuevo siglo fue inaugurado con un cambio de dinastía, la de los Borbones franceses, y por lo tanto con una nueva manera de enfocar el gobierno y la Administración del país. A través de las siguientes páginas se tratarán de forma sintética los avances y cambios que se produjeron durante los reinados de Felipe V, Fernando VI, Carlos III y el principio del de Carlos IV, que coincide con la última década de la centuria. La nueva política de los Borbones trató de mejorar y modernizar la anquilosada situación económica y comercial del país basada todavía en el sistema gremial. En la segunda mitad del siglo se produjo un movimiento que afectó a todas las artes; la denominada Ilustración que basaba sus preceptos en la racionalidad como fuente de felicidad y progreso que debía ser ofrecida a los súbditos por el rey. Frente al perfil de los mandatarios en la España de los Austrias, fundamentalmente aristócratas de alta cuna, la nueva dinastía apostó por hombres procedentes de la clase burguesa que trataron de llevar a cabo las ideas ilustradas: “La ideología ilustrada es evidentemente moderada, en modo alguno revolucionaria. Corresponde a unos hombres, pertenecientes generalmente a la pequeña nobleza, que se configuran como una pequeña élite vinculada al servicio del Estado, actividad que consideran, en último término, por encima de cualquier otra, predominando en su mentalidad la condición de funcionario, por cuanto del Estado dependen tanto las posibilidades de unas reformas que habrían de dar la felicidad al pueblo como, en definitiva, su propio prestigio y poder”201. III.1. Felipe V, el desembarco de la moda francesa. Felipe V nació en Versalles el 19 de diciembre de 1683, era el segundo hijo del Gran Delfín de Francia y de la duquesa María Ana Victoria de Baviera202. Felipe de Borbón era un 201 MORALES MOYA, A.: "La ideología de la Ilustración española". Revista de Estudios Políticos. Nueva época. nº 59. Enero-marzo 1988. p. 68 y ss. 202 El matrimonio tuvo tres hijos varones siendo Felipe el mediano, su madre fue una persona enfermiza que padeció “melancolías” (depresiones) , acaso heredadas por su hijo, que llegaron a aislarla del mundo recluyéndola en sus habitaciones; tal vez porque no se pudo integrar en la corte francesa, murió al contar su hijo Felipe con siete años de edad. La vida de los soberanos y sus familias: “estaba privada de toda espontaneidad afectuosa, y ellos no eran más que actores de una magna dramaturgia prevista al minuto… Hora por hora, la vida estaba cuadriculada por el protocolo y la etiqueta, estudiados por todos los partícipes al pie de la letra”.La infancia del duque de Anjou transcurrió en Versalles con sus hermanos, al aire libre, montando a caballo y nadando. Pero el hecho de no contar con amigos y ser educado en una piedad exagerada tuvo consecuencias en la vida adulta, provocándole excesivos escrúpulos. VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España contemporánea. p. 13. 104 hombre sumamente tímido, devoto y gran entusiasta de las artes y la música. Por desgracia, el protagonista del reinado más largo de nuestra historia, estuvo aquejado de terribles depresiones; según relatan las crónicas alternaba periodos de gran actividad con otros de profunda tristeza. En 1701 cruzó los Pirineos, siendo un joven de tan sólo diecisiete años, con un total desconocimiento del castellano y de la realidad y circunstancias de la Corona que iba a sostener. El rey llegó a Madrid el 18 de febrero de 1701; en un principio su círculo íntimo estuvo muy limitado debido a su desconocimiento del idioma, que fue aprendiendo paulatinamente pero en el que nunca se desenvolvió con comodidad: “El máximo aburrimiento envolvía la vida de Felipe V en los comienzos de su reinado, no conociendo a nadie en la corte, no hablando más que con los franceses que le habían acompañado y con los grandes que antes de su llegada habían favorecido su partido. De los franceses el que más le acompañaba era Louville203, testigo constante de su desánimo, y al que a menudo decía que volvería a ser con gusto el duque de Anjou pues no podía sufrir a España”204. La maldición de la Casa de Austria por la falta de herederos varones llegó a su fin con la nueva dinastía. La Miguel Jacinto Meléndez. María Luisa de Saboya. Hacia 1712.Fundación Lázaro Galdiano. Madrid. primera esposa del rey, María Luisa Gabriela de Saboya, murió muy joven después de doce años de reinado y de haber tenido cuatro hijos varones, entre ellos, los futuros Luis I y Fernando VI. María Luisa fue muy querida por el pueblo, ya que a pesar de su juventud demostró fuerza y resolución al asumir la regencia por encontrarse su marido en el frente, además de la crucial cuestión de asentar la dinastía. Los retratos nos presentan a la joven reina con vestidos adornados con pequeños volantes a lo largo de las mangas, escote cuadrado y fontange decorado con encajes, cintas y perlas. A los pocos meses de enviudar el monarca contrajo nuevamente matrimonio, esta vez con Isabel de Farnesio, princesa parmesana, que se convirtió en reina de España con veintiún años. Felipe V permaneció en el 203 El marqués de Louville (1664-1731) fue el jefe de la casa francesa de Felipe V. Junto con el embajador de Francia y el conde de Ayeu formó parte del reducido séquito francés que acompañó a Felipe V a España. COLÁS LATORRE, G.: Historia general de España. Madrid, 1990, p. 340. 204 GARCÍA MERCADAL, J.: Viajes de Extranjeros por España y Portugal: desde los tiempos más remotos hasta comienzos del siglo XX l. p. 413. 105 trono hasta su muerte en 1746 por lo que su mandato abarca prácticamente la primera mitad del siglo. Luis XIV en unas “instrucciones” describe la situación caótica que sufría nuestro país: “Un cuadro lamentable de la desorganización que había en España, de su miserable estado y del daño causado en ella por la indolencia de sus últimos monarcas, apáticos y víctimas de la tiránica etiqueta”205. El nombramiento de Felipe V como rey de España desató la Guerra de Sucesión, una larga y cruenta contienda206. Pronto se conformaron dos bandos tanto dentro como fuera de España, uno a favor de los Borbones y otro que rechazaba frontalmente al nuevo rey apoyando al Archiduque Carlos de Habsburgo. La guerra civil y europea estalló. El conflicto tenía una doble perspectiva: el ascenso al trono de Felipe V aumentaba la hegemonía francesa y la temida unión de España y Francia bajo un mismo monarca. Esta situación condujo a Inglaterra y Holanda a apoyar al candidato austriaco, sostenido por los Habsburgo de Viena. Las diversas potencias europeas se posicionaron ante el conflicto sucesorio español. Felipe de Borbón representaba el modelo centralista francés, apoyado en la Corona de Castilla, mientras que el archiduque personificaba el modelo foral, defendido por la Corona de Aragón y, fundamentalmente, por Cataluña. La guerra terminó con el triunfo de Felipe V a través de las victorias militares de Almansa (1707), Brihuega (1710) y Villaviciosa (1710). Un acontecimiento internacional fue definitivo para comprender el desenlace: Carlos de Habsburgo heredó en 1711 el Imperio alemán. Sus aliados pasaron en ese momento a ver con preocupación la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca. La guerra concluyó con la firma del Tratado de Utrecht en 1713207. El contienda puso terminó con la 205 GARCÍA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 412. La Guerra de Sucesión representa el inicio de una etapa diferente en el equilibrio de fuerzas europeas y vino aparejada de cambios importantes en la monarquía hispánica aunque de su análisis se desprende que fue mayor el peso de las continuidades. La guerra tuvo sus orígenes en la política exterior y podría haberse evitado con una mayor prudencia de Luis XIV. Los términos del tratado de Utrecht eran la demostración que la guerra para España tuvo más costes que beneficios. Los orígenes de la enemistad entre sus partidarios en la península es una cuestión que responde a múltiples motivaciones y está muy condicionada según el territorio. La negativa experiencia del último Habsburgo y el sentimiento antifrancés acumulado durante siglos son las dos motivaciones básicas del distanciamiento entre los partidarios del príncipe Felipe y del archiduque Carlos, pero no se deben pasar por alto los conflictos de intereses entre nobles que al final acabaron por arrastrar a las clases populares en enfrentamientos con un fuerte componente de lucha de clases. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Estado y sociedad en el siglo XVIII español, Barcelona, 1976, p. 37. 206 207 El tratado estipuló lo siguiente: Felipe V era reconocido por las potencias europeas como Rey de España pero renunciaba a cualquier posible derecho sobre la corona francesa. Los Países Bajos españoles y los territorios italianos (Nápoles y Cerdeña) pasaron a Austria. El reino de Saboya se anexionó la isla de Sicilia. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca y el navío de permiso (derecho limitado a comerciar con las Indias españolas) y el asiento de negros (permiso para comerciar con esclavos en las Indias). Sobre el Tratado de Utrecht, véase: DEL CANTILLO, A.: Tratados, convenios y declaraciones de la paz y del comercio que han hecho las potencias 106 hegemonía que España detentaba en Europa desde el siglo XVI 208. Nos encontramos, por tanto, ante un escenario muy complicado, el país inmerso en una larga guerra y con un rey extranjero, sin preparación para tan complicada tarea y excesivamente dependiente de Francia. El cambio de dinastía conllevó una nueva manera de entender el gobierno y la Administración del país. Cabe destacar a estos efectos la aprobación de los famosos “Decretos de Nueva Planta” de inspiración francesa. Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716), llamados así por dotar de nueva organización o planta nueva a los organismos y tribunales de esos territorios, contribuyó a la puesta en marcha de una profunda transformación política y administrativa, a consecuencia de la cual surgió la España moderna, una estructura política unitaria y centralizada, circunscrita a los territorios peninsulares de los antiguos Reinos de Castilla y Aragón, en la que comenzó a configurarse un sentimiento compartido por los súbditos de ser españoles, de sentirse unidos por vínculos históricos, geográficos y culturales comunes209. En lo referente al terreno artístico Felipe V se sintió muy defraudado al llegar a Madrid. Venía de la corte más suntuosa de Europa y se encontró en el lóbrego Alcázar 210 y sin buenos artistas a su disposición. Lo que encontraba le parecía anticuado, provinciano y mediocre. La Jean Ranc. Felipe V de España. 1723. Museo Nacional del Prado. Madrid. extranjeras los monarcas españoles de la casa de Borbón. Desde el año 1700 hasta el día. Imprenta de Alegría y Charlain. Madrid, 1843. 208 ALBAREDA SALVADÓ, J.: La Guerra de Sucesión de España (1700-1714).Barcelona, 2010, p. 334. 209 A partir de la aplicación de la Nueva Planta se inició un proceso histórico, en el curso del cual se produjeron unos acontecimientos de hondas repercusiones, como la ruptura del dualismo monárquico estamental, la reforma del aparato administrativo, la homogenización legislativa y la mayor eficacia en los poderes públicos (...) Esta operación reformista no fue impulsada en exclusiva por los políticos franceses que vinieron a España con Felipe de Anjou. En principio, la iniciativa correspondió a dirigentes como Amelot, Orry y Bergeyck, que conocían bastante bien los sistemas políticos y administrativos del poderoso país vecino. BONELL COLMENERO, R.: “Los Decretos de Nueva Planta”. Saberes. Revista de estudios jurídicos, económicos y sociales. Separata. Vol. 8, 2010. pp. 16-17. 210 Destruido en el incendio de 1734. 107 representación del monarca y su familia constituía un asunto de extrema importancia ya que a través de los retratos se pretendía trasladar el concepto de la nueva monarquía. Una nueva visión de la majestad real encarnada en un monarca joven y valiente211. “Frente a los sistemas impositivos de los retratos de la corte española, que se basaban en un distanciamiento majestuoso y en una separación de carácter moral casi infinita, la concepción del retrato francés representaba al rey que había nacido para brillar en medio de la corte, y así debía ser representado usando todos los recursos de la retórica”212. El rey adopta el traje nacional español, acostumbrado como estaba al francés, pero pronto se escribió en latín un decreto contra la golilla: “(…) sobre el abandono de la golilla, busque en este Corte que no faltará el elegante y gracioso Poema de P. Juan Commirio cuyo título es: Golilla decreto Jovis intervicta. Ludus Catolici Regis (Philippi V) versus reditus, donde verá bien pintadas las incomodidades de este traje. La idea del Poeta es celebrar el festivo enojo, con que nuestro Rei Felipe V (representado su persona en la de Jupiter) arrojó de si la golilla, como trage enfadosissimo que le aogaba después de haberlo usado unos quantos unos cuantos dias cuando estaba para venir a España.”213 Una de las primeras manifestaciones de la influencia francesa fue la progresiva implantación de su moda, que es una realidad indiscutible en nuestro país hacia 1707 214. Lo que más llamaba la atención de los caballeros españoles que visitaban tierras europeas era la rigidez de movimientos que provocaba su traje. Como ya sabemos, nuestros embajadores vestían de negro con el atuendo perceptivo de la corte de Madrid. Este uso había sido seguido en casi todo el continente, pero a finales del siglo XVII se encontraba totalmente obsoleto. España pasó de ser un país vestido severamente de negro o pardo a lanzase a la sensualidad del color. Carlos II contaba con los servicios de un sastre francés y se sabe que en los últimos años de vida vistió con frecuencia al modo extranjero. Su sucesor en el trono siguió las pautas 211 Debido a su coraje en el campo de batalla, Felipe V fue apodado “el Animoso”. SIMAL LÓPEZ, M.: Retrato de Felipe V vestido de cazador, Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2007, p. 11. 213 FEIJOO, B. J.: Teatro crítico universal o Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes. Madrid, 1773, p. 155. 214 La batalla de Almansa que se produjo el 25 de abril de 1707 en las proximidades del puerto del mismo nombre en Albacete. Las tropas borbónicas estaban comandadas por el duque de Berwick y los segundos o austracistas eran dirigidos por los generales Galway y Das Minas. Tras la derrota de los partidarios del Archiduque en Almansa, se produjo toda una reorganización política y administrativa de los territorios controlados. Las regiones que habían combatido al lado del bando austriaco pagaron muy pronto su apoyo al oponente. El primer decreto de Nueva Planta se promulgó en junio de 1707, poco después de la derrota teniendo una función eminentemente punitiva sobre los reinos de Aragón y Valencia. 212 108 de la corte en cuestión de indumentaria; su abuelo le aconsejó que fuera muy prudente y que de ninguna manera desairara a sus nuevos súbditos. Por tanto, fue un cambio gradual y sin imposiciones por parte del poder. El joven Felipe no contaba con la debida formación a lo que se debe añadir que tampoco hablaba el castellano. Aún así, convino con sus ministros en acabar con la tremenda mala fama que tenía España. La estética de la monarquía de los Austrias quedó relegada y se desplegó un nuevo tipo de imagen que afectó a todo el orden social. En el transcurso del viaje de Felipe V hacia España Claudio Coello. Adoración de la Sagrada Forma. Detalle. 1691-1692. Sacristía de la Iglesia del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. para tomar posesión del trono, salieron a recibirle algunos Grandes de España que en deferencia al nuevo rey se vistieron al modo francés; el mayor privilegio de ésta elite era no descubrirse la cabeza ante el rey, es decir, un honor que se expresa a través de la indumentaria. El duque de Osuna fue el primer noble en adoptar la moda francesa215. Luis XIV recomendó a su nieto que no alterara las modas españolas nada más llegar a Madrid, debía ser un proceso paulatino de aceptación por parte de la sociedad, de tal manera que su nieto comenzó a usar la golilla a los dos días de instalarse en el Buen Retiro. El rey de Francia le escribió: “Mi opinión es que el Rey de España no cambie este uso al llegar, que se conforme primero con los modos del país. Cuando haya satisfecho a la nación con esta complacencia será dueño de introducir otras modas. Pero debe hacerlo sin dar ninguna orden y su ejemplo bastará para acostumbrar a sus súbditos a vestirse como él”216. Durante los primeros años de su mandato Felipe V usó el traje nacional y también el francés, aunque para los actos oficiales se decantaba por el traje negro con la golilla. Juan de Barreada, su sastre por aquel tiempo, se encargaba de la confección de los trajes a la española 215 Francisco de Paula Téllez-Girón y Benavides, VI duque de Osuna (1694-1716), fue embajador de España en Francia. Estuvo presente en la ceremonia de renuncia al trono de Francia de Felipe V. COXE, W.: España bajo reinado de la casa de Borbón, desde 1700, en que subió al trono Felipe V hasta la muerte de Carlos III acaecida en 1788 .Vol. II. Madrid, 1846, p.90. 216 BOTTINEAU, Y.: El arte cortesano en la España de Felipe V (1700- 1746). Madrid, 1986, p. 326. 109 aunque desde 1707 ya no se le requirió mas217. El 30 de mayo de 1707 Amelot 218explicaba a Luis XIV: “(…) desde la batalla de Almansa toda la Gente de noble condición, Consejeros de los tribunales que no son togados, Oficiales empleados en las secretarías y en la hacienda, Negociantes, Burgueses, así como los sirvientes de los Grandes Señores, han renunciado absolutamente a la vestimenta española, sin que se haya testimoniado a nadie la menor cosa por parte del rey vuestro nieto, para procurar ese cambio”219. El cambio en la indumentaria de los españoles empezó en Madrid. El traje nacional quedó relegado a una serie de profesiones y muy rápidamente se quedó anticuado. Diego Torres Villarroel220 en sus Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por Madrid (1727) afirma que la profesión de golillero estaba pereciendo. El cambio de moda y costumbres había traído nuevas profesiones como los peluqueros franceses 221.Por su parte, la reina María Luisa, aceptó en un principio la moda española, pero no de buen grado. No le agradó el tontillo (que había sucedido al guardainfante) ya que llevaba un dobladillo tan largo que arrastraba, lo que provocaba muchas incomodidades222. María Luisa tampoco gustó de la cantidad de lazos y adornos que se debían lucir en la cabeza; por no hablar de la moda de los anteojos que usaban tanto jóvenes como mayores, aunque: “Su determinación de ser prudente duró poco tiempo, pues al dirigirse a Madrid, mientras que el rey se hallaba en Italia, suprimió el tontillo y también la larga cola que las damas traían a sus pies para cubrirlos cuando se sentaban atraían a sus pies para cubrirlos cuando se sentaban en el suelo según el modo español”223. 217 DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano. Felipe V”. España festejante. El siglo XVIII. 2002. p. 198. 218 Michel-Jean Amelot de Gournay (1655-1724), fue embajador de Francia en España. Nombrado por Luis XIV en 1705. 219 Véase, Luis XIV (Rey de Francia), AMELOT DE GOURNAY, M-J.: Correspondencia de Luis XIV con M. Amelot, su embajador en España: 1705-1709. Alicante, 2012. 220 Véase, TORRES VILLAROEL, D.: Visiones y visitas de Torres con D. Francisco de Quevedo por Madrid. Madrid, 1727 221 MOLINA, Á. VEGA, J.: “Vistiendo el nuevo cortesano. El impacto de la feminización.” Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1733). Madrid, 2010, p. 169. 222 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 463. 223 BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 327. 110 De París comenzaron a llegar envíos de ropa para los reyes, incluso toda la canastilla para el futuro príncipe de Asturias. Estas compras continuaron durante el segundo matrimonio del rey pero fueron a menos con el tiempo. El gusto francés se adoptó de tal manera que las relaciones comerciales entre los dos países fueron muy estrechas, no sólo encargaba la corte sino también los particulares por lo que la industria española se resentía. La familia real adquiría los encajes en Bruselas y los relojes y sombreros de castor a Londres224. El nuevo soberano y su gobierno emprendieron la tarea de modernizar España, por desgracia nuestro país no gozaba de buena prensa en el resto del continente. Nuestros antepasados tenían fama de soberbios y arrogantes, este defecto no sólo se nos achacaba fuera de nuestras fronteras sino también dentro. El escritor Baltasar Gracián Miguel Jacinto Meléndez. Luis I, ríncipe de Asturias. 1712. Museo Cerralbo. Madrid. (1601-1658) afirmó de hecho que la soberbia reinó en ella225. Verdaderamente España era bastante desconocida, sus súbditos se asimilaban a los arquetipos trazados en El Lazarillo, El Buscón o La Celestina: una caterva de gentes de poco bien, pendencieros y supersticiosos. Un país atrasado, lleno de vagos y fanáticos en comparación con la racional y próspera Europa226.Felipe V quiso dotar al país de las instituciones que ya funcionaban hacia tiempo en Francia. Es por este motivo, por lo que empieza un lento pero eficaz proceso de modernización en el que se protege e impulsa el comercio y la industrialización. El mercantilismo en España se caracterizó por ser acumulativo y defensivo de los metales preciosos provenientes de las minas de América. Se trataba de obtener la mayor cantidad de oro y plata posible y prohibir su salida. Sin embargo, al finalizar el siglo XVIII nuestro país se encontraba en una situación muy precaria en cuanto a desarrollo industrial ya 224 Ibídem, p. 646. “La Soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera. Topó con España primera provincia de la Europa. Parecióla tan de su género que se perpetuó en ella. Allí vive y allí reina con todos sus aliados, la estimación propia el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, hacer de Don Diego y vengo de los godos, el lucir, el campear, el alabarse,…”. Edición de Julio Cejador, Madrid, 1913-1914, p. 178. 226 MOLINA, A. y VEGA, J.: Vestir la identidad, construir la apariencia. La cuestión del traje en la España del siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 9. 225 111 que se descuidó el trabajo como fuente de riqueza y la creación de fuentes de prosperidad económica. Francia no poseía minas por tanto para obtener oro y plata dirigió sus esfuerzos a la exportación de mercancías de manufactura nacional. El principal mercado pasó a ser España, por su exceso en oro y plata y su déficit en capacidad productiva. Tal y como se ha visto anteriormente, Francia implementó industrias de lujo con exportaciones muy ventajosas para su economía. A finales del siglo XVI la industria textil era la más importante en nuestro país, la aparición del fenómeno “moda” supuso una verdadera revolución. Segovia fue el centro más sobresaliente de toda Castilla 227 . Se fabricaban paños veintidosenos (veintidós hilos por urdimbre). En el siglo XVII la calidad bajó, la demanda comenzó a caer; los artífices no recibían ningún tipo de ayuda estatal y tenían excesiva presión fiscal. Por desgracia, España perdió su clientela mas selecta ya que en el siglo XVI exportábamos guantes, tejidos y mercaderías de lujo. Durante el XVII las damas se decantaron por adquirir tejidos extranjeros siguiendo la moda francesa que proporcionaba colores nuevos. Los gremios españoles se quedaron desfasados en este sentido228. La clase burguesa era la artífice de la fabricación textil, que iba de los paños a las sedas constituyendo un motor económico clave. Los cinco gremios mayores fundados en Madrid en 1686 eran los siguientes: pañeros, sederos, drogueros, lanceros y joyeros. Las artesanías estaban organizadas en gremios, siguiendo todavía el modo medieval229. En el siglo XVIII esta estructura frenaba la productividad a gran escala siendo Cataluña la región que empezó a abrir fábricas textiles donde trabajaban centenares de obreros230. Este modelo, que se mantuvo vigente durante toda la centuria, había quedado caduco para responder a las nuevas necesidades económicas y sociales de tal manera que: 227 Al comienzo del reinado de Felipe V la industria textil nacional se encontraba en franca decadencia, no pudiendo -por su retraso técnico- competir con el resto de Europa. No obstante, a partir de 1709 se realizan importantes encargos para la confección de uniformes militares con paños nacionales, lo cual supuso un verdadero revulsivo. Nada menos que 10.000 uniformes fueron confeccionados por sastres de Madrid en esa primera etapa, con tejedores de Villoslada y otras villas DE CASTRO, C.: A la sombra de Felipe V: José de Grimaldo, ministro responsable (1703-1726). Madrid, 2004, p. 198. 228 DOMINGUEZ ORTIZ, A.: El antiguo régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid, 2006. p. 277. 229 La abolición del régimen gremial se aprobó en 1813 en las Cortes de Cádiz. 230 DOMINGUEZ ORTIZ, A.: Ob. cit., p. 198. 112 “se les acusaba de construir una rígida armadura que encarecía los artículos y las innovaciones y al mismo tiempo impedía o dificultaba el desarrollo industrial y los inventos técnicos”231. La burguesía actuaba desde la familia, como la nobleza, y desde ella extendía su red. Los valores del Antiguo Régimen eran extensivos a todas las clases sociales, ya que los comerciantes enriquecidos deseaban formar parte de la nobleza, y el reconocimiento social de la elite. El comercio dentro de nuestro país se veía afectado por diversas trabas entre ellas las aduanas y “aduanillas”; Felipe V suprime las interiores (salvo las de Vascongadas y Navarra) con motivo de agilizar la economía; aunque no se pudo igualar el régimen tributario por lo hablar de las malas comunicaciones y las innumerables trabas administrativas: “La realidad era la inexistencia de un mercado nacional, y sin un mercado nacional en sentido estricto de comunicación generalizado de bienes y servicios entre las diferentes regiones del país es evidente que tampoco hay economía nacional”232. El reinado del primer Borbón con el consiguiente cambio de gusto influye decisivamente en las artes textiles. Los terciopelos pesados y oscuros dejan paso a los rasos y tafetanes livianos y luminosos. Se ponen de moda los tejidos labrados que siguen los modelos decorativos franceses. La fundación de las Reales Fábricas comenzó después de la Guerra de Sucesión dentro de una serie de medidas económicas233 que trataron de mejorar la balanza exterior y ser menos dependientes del extranjero, fundamentalmente de Inglaterra y Francia. Los cuatro monarcas españoles del siglo XVIII trataron de dinamizar la anquilosada situación económica del país a través de la creación de estas instituciones: “La falta de iniciativa privada impulso una acción tutelar del Estado mediante una política intervencionista, bien fuera estimulando la capacidad del capital privado, o sustituyendo esta falta de inversión por la acción del propio Estado como empresario y promotor industrial. En este contexto hay 231 PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 193. Ibídem, pp. 347. 233 Sin embargo estas iniciativas han sido cuestionadas por diversos autores. "La experiencia de las fábricas reales ha tenido mala prensa. Los economistas del siglo XVIII ya denunciaban la excesiva burocratización y la escasez de beneficios. La crítica de las manufacturas reales se ha convertido en un tópico (...) El balance de las industrias creadas con apoyo estatal durante el siglo XVIII no resulta muy fructífero (...) La fábrica de Guadalajara resultó ser un sumidero de dinero público." (SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., RAMOS PÉREZ, D., COMELLAS, J. L., ANDRÉS-GALLEGO, J.: Historia General de España y América. Vol. X-2º, Madrid, 1990. p. 24. 232 113 que entender la creación de las manufacturas dependientes de la Real Hacienda o en manos de particulares, pero financiadas por el Estado y con regulación de privilegios y exenciones fiscales”234. En 1702 y 1703 se abrieron fábricas de paños en Chinchón y Talavera; y las primeras de algodón en Cataluña y fábricas de tejidos por toda España: “En 1704 la fábrica de tapices de Madrid, en 1705 de paños en Calahorra y San Fernando, en 1723 la de Segovia y una compañía de comercio textil en Madrid. En 1726 se dicta un decreto protector de las industrias de paños y sedas, y dos años más tarde se veda la entrada de lienzos estampados de algodón y seda…”235. La fábrica de paños de Valdemoro fue fundada en 1710 bajo la protección del flamenco conde de Bergeyck 236 que contrató a veintisiete obreros de Flandes; lo mismo ocurrió en la fábrica de paños de Guadalajara donde fueron a trabajar obreros holandeses: “En suma, la industrialización española no puede concebirse sin el riguroso proteccionismo borbónico del siglo XVIII” 237 238 . Se dispusieron medidas proteccionistas con el fin de impulsar la industria textil, pero paradójicamente, los reyes continuaron encargando a París su vestimenta, incluso la “canastilla” del Príncipe de Asturias fue confeccionada en Francia. El gobierno comenzó la urgente reforma económica mediante la creación de talleres textiles, lo cual trajo consigo un primer momento de actividad que, cuando encontró demanda para sus productos, hizo necesaria la mecanización, es decir la importación de máquinas. Esta etapa será larga y compleja, prolongándose hasta segunda mitad de siglo; momento en el que se empezará a pensar en medidas liberalizadoras, libre tránsito de mercancías y libertad de comercio con América. En 1712 se concedió un privilegio Real para la Fábrica de cristal de la Granja de San Ildefonso bajo protección real; y también se creó la Real Biblioteca, que era pública y recibía constantemente libros de Francia. En 1713, la Real Academia de la Lengua Española, en 1730 234 PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina (1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Historia moderna, 1996, p. 359. 235 BOTTINEAU, Y.: Ob. cit., p. 480. 236 Superintendente general de finanzas en Flandes. 237 VOLTES, P.: Felipe V, fundador de la España contemporánea. Madrid, 1991, p. 378. 238 No obstante, otros autores sitúan –acaso con mayor propiedad- el incipiente desarrollo industrial español durante la etapa final del reinado de Fernando VI. COMELLAS, J. L.: Ob. cit., p. 150. 114 la “Junta de Jurisprudencia Práctica”239, en 1734 la Real Academia de Medicina, en 1738 la Real Academia de la Historia; y se establecieron las bases para la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando 240 . Otro de los cambios significativos fue el progresivo ascenso de la burguesía a puestos de responsabilidad, siendo un claro ejemplo don José Patiño, jefe del gobierno241. Felipe V enviudó en 1714, unos meses más tarde y a pesar de tener resuelta la cuestión de la descendencia, optó por volver a contraer matrimonio. La elegida fue la princesa italiana Isabel de Farnesio La reina ejerció un papel muy activo en decisivas cuestiones ya que su pretensión residió en proporcionar a sus hijos un futuro bien asentado242. Su perfil encajaba con lo que se pretendía de una reina en el Siglo de Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V. 1727. Biblioteca Nacional de España. Madrid. las Luces, una persona cultivada, conocedora de idiomas y versada en varias disciplinas. Su pasión por la belleza le llevó a formar una espléndida colección pictórica que fue marcada con una blanca flor de lis, emblema de la familia Farnesio243 aunque la corte española no tenía el esplendor ni la riqueza de la francesa: 239 Actual Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Creada durante el reinado de Fernando VI en 1752 aunque sus primeros estatutos fueron aprobados en 1744. 241 José Patiño nació el 11 de abril de 1666 en Milán, ciudad en la que se educó en los primeros años como novicio de los jesuitas; pasó luego a Roma y abandonó de forma oscura la compañía de Jesús. En 1707 obtuvo plaza en el Consejo de Órdenes, siendo también distinguido con la gracia de la orden de Alcántara. Desde el Consejo de Órdenes fue trasladado a Extremadura como Superintendente General, llevando a cabo una brillante gestión materializada en la instrucción particular que le fue aprobada el 1 de diciembre de 1711, a fin de ordenar lo relativo a las rentas reales. A partir de marzo de 1713 desempeña el mismo cargo en Cataluña, y desde enero de 1717 la intendencia de ejército y marina en Sevilla, juntamente con la presidencia del Tribunal de la Contratación ESCUDERO LÓPEZ, J. A.: Los orígenes del Consejo de Ministros en España. Vol I, Madrid, 2001, p. 90. 242 Isabel de Farnesio (1692-1768) era una mujer de fuerte carácter y sumamente ambiciosa que no fue querida por sus súbditos, aunque sí por su marido y sus hijos De su unión con Felipe V nacieron siete hijos de los cuales seis llegaron a la edad adulta, algo verdaderamente notable para aquellos tiempos donde la mortalidad infantil era pavorosa. Isabel había nacido en Parma, una corte culta y sofisticada. Los palacios en donde habitó estaban adornados espléndidamente con obras de los mejores artistas italianos. La princesa mostró desde joven gran inclinación por las artes recibiendo lecciones de pintura a partir de los once años. También fue muy aficionada a la música, de hecho sabía tocar el clavicémbalo. Entre sus aficiones también se contaba la lectura y el coleccionismo de libros. Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003. 243 Hasta el siglo XVIII las pinturas de la Colección Real no fueron marcadas, las personas a su cargo la supervisaban a través de los inventarios de bienes. El primer rey en marcar su colección particular fue Felipe V para lo cual adoptó el emblema de la Casa Ducal de Borgoña, una cruz en forma de aspa. La necesidad de tener mejor controladas las pinturas vino dada a raíz del pavoroso incendio del Alcázar de los Austrias que se produjo 240 115 Jean Ranc. La familia de Felipe V. 1723. Museo Nacional del Prado. Madrid. ”La corte es triste; sin embargo, es más brillante que en otro tiempo, a causa de las tropas que forman la casa del rey. Hay seiscientos guardias de coros vestidos como los del rey de Francia; hay guardias españolas y guardias valonas244, vestidos como los guardias franceses”245. Felipe V e Isabel de Farnesio fueron grandes amantes de las artes, sobre todo de la música y la pintura246. En 1721 se comenzó a levantar el palacio de La Granja de San Ildefonso., se ordenó a Teodoro Ardenas la construcción de un pequeño palacio barroco con grandes jardines. Aunque intervinieron varios arquitectos en su construcción aparte de Teodoro Ardemans, Procaccini, Felipe Juvara y Sachetti. El conjunto, un magnífico ejemplo de arquitectura palatina dieciochesca, es un pequeño Versalles al que Felipe V se retiró cuando cuando abdicó en 1724, El 10 de enero de 1724 Felipe V comunicó al Consejo de Castilla su abdicación a la corona: el día de nochebuena de 1734. El palacio, que era la residencia principal de la familia real española y la sede de la corte, quedó reducido a cenizas. Su exterior era sobrio pero albergaba tal vez la mejor colección de pintura de la época, formada por unos dos mil cuadros de los mejores artistas que había dado Europa hasta el momento. Se estima que se perdieron unas quinientas pinturas además de un sinfín de obras de arte de todo tipo. 244 Las Guardias Españolas y Valonas vestían casaca larga y calzón azul turquí, con vuelta, collarín y chupa encarnados. La casaca no presentaba solapas sino tres órdenes alternos de alamares en blanco, con tres alamares por grupo, desde el collarín hasta el puente del calzón. El pico de los alamares miraba hacia el hombro. La vuelta de los puños llevaba cuatro sardinetas también blancas (tres hasta 1789), con el pico hacia la mano. 245 GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 628. 246 Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección. 116 “Haviendo considerado de quatro años a esta parte, con alguna particular reflexión y madures, las miserias de esta vida por las enfermedades, guerras y turbulencias que Dios ha sido servido enviarme, en los 23 años de mi reinado y considerando también que mi hijo primogénito Don Luis, Príncipe juarado de España, se halla en edad suficiente para regir y gobernar con acierto y en justicia esta Monarquía he deliberado apartarme absolutamente del gobierno y manejo de ella, renunciándola con todos sis Estados, Reynos y Señoríos, en el referido Príncipe Don Luis, y retirarme con la Reyna, en quien he hallado un pronto ánimo y voluntad a acompañarme gustosa, a este palacio y sitio de San Ildefonso, para servir a Dios desembarazado de otros cuidados, pensar en la muerte y solicitar mi salvación”247 A pesar de su deseo de abandonar el trono, el rey debió reasumir sus funciones a los siete meses ya que su hijo primogénito de diecisiete años de edad, proclamado Luis I de España el 9 de febrero de 1724, falleció a causa de la viruela. En el retrato de la mano de Houasse del futuro Luis I observamos que porta el hábito de novicio de la Orden del Espíritu Santo, cuyos calzones siguen el modelo de “rhingrave” usado en la moda cortesana francesa antes de la implantación del traje militar, tal y como vimos en el capítulo II. Por tanto un atuendo que había sido suprimido desde hacía cincuenta años se mantenía vigente como uniforme de los Caballeros de la Orden del Espíritu Santo. La Granja de San Ildefonso fue concebida como un retiro para el monarca cuya salud mental se encontraba bastante debilitada. Para decorar el palacio los reyes adquirieron una magnífica colección de pintura, escultura y artes decorativas en general: 247 Michel-Ange Houasse. Luis I, príncipe de Asturias. 1717. Museo Nacional del Prado. Madrid. Véase, KAMEN, H.: Felipe V, el rey que reinó dos veces. Madrid, 2000. 117 “… siguiendo el ejemplo de todos los grandes monarcas, sabían muy bien la importancia que el arte tenía para dar esplendor a un reinado. No era solo arte, era también política. Isabel de Farnesio llegó a tener en su colección más de novecientas pinturas, gustaba de escenas familiares, infantiles y galantes”248. Es de nuestro interés la obra del pintor Michel-Ange Houasse (1680-1730), llamado en 1715 por Jean Orry, ministro de finanzas. El artista realizó retratos de la familia real y pintura de género de pequeño formato. En su trayectoria se entrecruzan diversas herencias, desde Poussin y los maestros barrocos italianos hasta los cuadros de género holandeses; en España, también asimilará influencias, sobre todo la de Velázquez. El pintor francés se convierte en un cronista de su tiempo a través de una serie de escenas que nos permiten acercarnos a la vestimenta de la primera parte del reinado de Felipe V. En El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial aparece un caballero vestido a la francesa pero enfundado en una capa, pieza que seguirá siendo un signo identitario del hombre español. Sus escenas de género, que se encuentran en su mayor parte en los Reales Sitios, son un ejemplo palpable de cómo la moda francesa se había asentado por completo en la sociedad española. En Velada musical se recrea una escena de la sociedad elegante en la Michel-Ange Houasse. El jardín de los monjes del monasterio de El Escorial. Palacio de la Moncloa. Madrid. 248 PÉREZ SAMPER, Mª. Á.: Ob. cit., p. 363. 118 que se encuentran un grupo de elegantes damas y caballeros. Ellos con pelucas, grandes casacas y zapatos abotinados, mientras que ellas lucen vestidos con tonos suaves y sencillos moños al gusto del momento. La peluca no sólo la lucían los caballeros más principales sino que se adoptó por otros tipos como podemos observar en esta escena donde el músico la lleva. En La barbería (Palacio Real, Madrid), los mismos barberos a los que vemos en plena faena llevan peluca empolvada. A su lado aparece la peluca y el sombrero de tres picos del caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro hombre (con la cabeza rapada) aparece sentado esperando al arreglo de su correspondiente peluca. Tal y como venimos comprobando la nueva moda era costosa ya que exigía de elementos ciertamente costosos como las pelucas. El gasto en ropa del rey y su familia era desorbitado, pero el gobierno siempre preocupado por los dispendios que acarreaban los nuevos hábitos, dictó una “Pragmatica sancion, que Su Magestad manda observar, sobre trages, y otras cosas, año de 1723”. Ésta fue promulgada en San Ildefonso el 15 de noviembre de 1723, versando sobre la moderación en el vestir y en todo tipo de gastos superfluos, como las guarniciones de carrozas y coches, o el número de mulas o caballos para el tiro. También se trataba de regular el vestir de los Michel-Ange Houasse. Velada musical. Palacio de la Granja de San Ildefonso. artesanos y profesiones liberales, "o mas baxos" como obreros, labradores y jornaleros; asimismo los lutos y las dotes, etc249. El texto insiste en consumir tejidos españoles y en limitar el uso de la seda en vestidos y guarniciones: “como sean de fabricas destos reynos y sus ò de los de sus Dominios, y provincias amigas: y para el consumo, y extincion de todo lo que toca à vestidos, encaxes y puntas que se traen al presente, y ya viados, y lo demas que se prohibe en esta Pragmatica (…) Permito que las libreas que se dieren a los Pages puedean ser casaca chupa y calçones de lana fino ù seda llanas fabricadas en estos mis 249 Esta pragmática fue impresa en diversas ciudades de España, entre las conocidas, Madrid, Sevilla, Barcelona. Granada, Zaragoza, y Palma, conservándose varios ejemplares de las ediciones de Madrid y Sevilla. 119 Reynos, y en sus Dominios y no se han de poder dar ni traer capas de seda, ni fino de paño, bayeta, raxa u otra cosa que no sea de seda ni aforradas en ella; y las medias han de poder ser de seda”250. Pero el citado documento no fue el primero, el cual se dictó en 1716 mientras que el último del reinado vio la luz en 1745. Se prohibían los tejidos extranjeros así como los hilos de oro, plata, encajes y bordados en seda. Los militares y otra serie de profesionales quedaban exentos de su cumplimiento251. Por otro lado, el luto causaba innumerables gastos en el vestir Louis-Michel van Loo. La familia de Felipe V. 1743. Museo Nacional del Prado. Madrid. no sólo de las personas sino de las casas y las iglesias. En la España de la Edad Moderna era una costumbre observada por la sociedad; algunas disposiciones testamentarias se hacían eco de la sencillez y humildad en el entierro pero por lo general se celebraban con gran fasto. En Sevilla las exequias se celebraron con mayor pompa en el siglo XVIII que en el anterior252. 250 Pragmatica sancion, que su Magestad manda observar, sobre Trages, y otras cosas, año de 1723. Fondos digitales Universidad de Sevilla. 251 PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa. Cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69. 252 MARTÍNEZ GIL, F.: Muerte y sociedad en la España de los Austrias. Cuenca, 2000, p. 538. 120 Uno de los hechos más curiosos del largo reinado de Felipe V fue el traslado de la corte a Sevilla entre febrero de 1729 y mayo de 1733. La estancia de la corte durante cuatro años en la capital hispalense constituye un hecho excepcional. Una de las razones que se apunta para explicar el viaje real fue el deseo de la reina 253 de mejorar la salud del rey con la intervención de algunos médicos expertos en terapia musical que había en la ciudad254. Por desgracia en Sevilla, Felipe V sufrió una de sus crisis más largas y alarmantes255. A pesar de sus continuos problemas de salud el rey vivió trece años más. En 1743 el francés Van Loo realizó La familia de Felipe V , una gran pintura cortesana que se puede considerar símbolo de un época; en ella los reyes aparecen rodeados de sus hijos y nietos en un escenario palaciego. Isabel de Farnesio, que se encuentra en el centro de la composición, apoya su brazo en el rico cojín que sostiene la corona. Tanto su atavío como el de las restantes damas sigue los preceptos de la moda rococó del momento a través de vestidos “a la francesa” con profundo escote, petos adornados con joyas de pecho, cinturas de avispa, pequeños moños y cabezas empolvadas adornadas con tembladeras256. El rey y sus hijos llevan pelucas también empolvadas, grandes casacas guarnecidas con hilo de oro y plata, y medias recogidas sobre las rodillas. Todos los tejidos y encajes se reproducen con gran verismo. La composición rezuma riqueza y teatralidad siguiendo los preceptos en indumentaria que marcaba la corte de Versalles; La familia de Felipe V supone la obra cumbre en el ámbito del retratística de las transformaciones que trajo consigo la nueva dinastía. 253 Durante su estancia en Sevilla descubrió a Murillo, comprando todas las obras del pintor que pudo, más adelante, en 1744 compró La sagrada familia del pajarito que se convirtió en su cuadro preferido y del que nunca se separó. La reina mandó marcar sus pinturas con la flor de lis del escudo de los Farnesio, y así las podemos admirar en el museo del Prado donde hoy día reside gran parte de su colección. 254 PEREZ SAMPER, Mª. A: Ob. cit., p. 388. La mayor afición del rey y consuelo a sus desdichas era la música. Hicieron venir a España al gran cantante Farinelli en 1737 nombrándolo “Músico de cámara de SS.MM”, con una paga anual de 135.000 reales de vellón. 255 Los desequilibrios mentales de Felipe V fueron agravándose con el tiempo de tal manera que pasaba días enteros sin salir de la cama y sin querer lavarse, dormía de día y estaba despierto de noche, obsesionado con la muerte y con comportamiento era absolutamente disparatado por desgracia la estancia en la capital hispalense lo mejoró su estado de salud. “El rey, afligido durante años por una condición mental incurable, intentó la tarea imposible de seguir un extraño horario, al tiempo que todo el mundo que le rodeaba seguía otro. Su incapacidad periódica originó una de las monarquías más extrañas del siglo. Muy rara vez, en la Europa moderna, un reino había sido gobernado desde el lecho de un enfermo” KAMEN, H.: Ob. cit., p. 269. “Felipe V era un anormal, con periodos de lucidez y otros en que frisó la locura completa; sus obsesiones y ridículas” DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad española en el siglo XVIII. p. 25. 256 ARANDA HUETE, A.: “Aspectos tipológicos de la joyería femenina española en el reinado de Felipe V”. Anales de Historia del Arte. Madrid, 2000, p. 219. 121 III.2. Fernando VI, la consolidación de la moda y el patrocino de la industria sedera. En 1746 subió al trono Fernando VI, el prudente, el primer rey de la dinastía Borbón nacido en España. Hijo de Felipe V y su primera mujer María Luisa de Saboya, su mandato duró trece años y no dejó herederos257, el periodo fernandino se caracterizó por la estabilidad. Se rodeó de ministros capaces y junto con ellos destacó por su interés en el progreso artístico, la creación de varias academias y el impulso de las ya existentes como la de la Lengua y de la Historia. Fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid en 1752 y en Sevilla, en 1751, la Academia de la Buenas Letras con título real. En principio, Fernando no estaba destinado a reinar pero de sus tres hermanos dos murieron en la infancia y su hermano mayor, Luis fue rey solamente siete meses en 1724, ya que murió prematuramente aquejado por la viruela. El infante se convirtió en príncipe de Asturias con once años. Siendo adolescente se concertaron sus esponsales, la elegida fue Bárbara de Braganza, hija de Juan V de Portugal258; la ceremonia matrimonial se celebró en Badajoz en 1729259. El reinado de Fernando VI trajo consigo una etapa de paz y estabilidad. A mediados del siglo XVIII parte de la sociedad española había sucumbido al afrancesamiento, una nueva forma de vida que afectó profundamente, no sólo a la indumentaria, sino también a los modales y relaciones sociales que adoptaron, en primer lugar, las capas altas para más adelante pasar a las restantes. Los nuevos usos hicieron que hombres y mujeres se reunieran, en muchas ciudades se construyeron paseos y se abrieron cafés. 257 Al morir su mujer, el rey literalmente enloqueció, retirándose al castillo de Villaviciosa de Odón donde se abandonó totalmente. Después de un terrible año en el que desatendió sus deberes como monarca y preso de ataques de ira y angustia y víctima de una tremenda depresión, falleciendo con solo 45 años. Bárbara de Braganza falleció a causa de un cáncer de útero. La reina había sido querida por su pueblo pero su testamento fue considerado un ultraje (teniendo en cuenta que la dote que había entregado no fue muy cuantiosa) ya que dejó la práctica totalidad de su fortuna, unos siete millones de reales, a su hermano el infante de Portugal Don Pedro. Corrieron pasquines criticándola duramente, tachándola de estéril y avariciosa. Fernando VI intentó el suicido en varias ocasiones, fue presa de ataques de ira maltratando a las personas que le servían, incluso llegó a hacerse el muerto. Dejó de dormir en la cama para hacerlo en una silla. En definitiva, un comportamiento absolutamente disparatado. Lo más probable es que tuviera un cuadro maniaco-depresivo con ataques de epilepsia. Véase, VOLTES, P.: Fernando VI, Barcelona, 1996. 258 Bárbara de Braganza estaba muy preparada intelectualmente, hablaba varios idiomas y tocaba el clave. Su maestro de música fue nada menos que Scarlatti. Cuando se convirtió en reina protegió a Farinelli, el célebre “castrato” italiano de voz prodigiosa que había sido llamado a la corte española por su suegra. Durante los largos años que pasaron siendo príncipes de Asturias, incluso fueron en ocasiones apartados de la corte no pudiendo realizar actividades en público. 259 Se escogió ese enclave porque era la ciudad española más cercana a Portugal pero no se pensó en que sus arcas no estaban preparadas para recibir con el agasajo que merecían a tan ilustres visitantes. 122 El monarca creó la Compañía de Fábricas y de Comercio que tenía como objetivo relanzar la industria sedera toledana y que estaba relacionada con fábricas de Granada, Sevilla y Extremadura. Una de las más importantes fábricas del siglo bajo titularidad de la Corona fue la Fabrica de Tejidos de Seda, Plata y Oro de Talavera de la Reina. Inaugurada por el mismo rey en 1748, y en cuya fundación tuvo un papel clave su ministro José de Carvajal. En la manufactura se llevaba a cabo todo el proceso desde el cultivo y cría de los gusanos hasta el hilado, teñido y tejido además de la creación de los modelos. En Talavera se confeccionaban sedas labradas al modo de Lyon, pero también tejidos lisos y elementos decorativos para indumentaria civil, religiosa y para la decoración260. El primer director fue el francés Juan Domingo Martínez. Carro del pregón de la máscara. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla. Ruliere, que contrató solamente a tejedores extranjeros, fundamentalmente franceses, con el fin de enseñar paulatinamente todo el proceso a los españoles261. Durante su reinado se abrieron las siguientes Fábricas Reales: la Real Fábrica de Paños en San Fernando de Henares en 1746, la del mismo nombre en Brihuega en 1750 como una sucursal de la de paños de Guadalajara. La Real Fábrica de Paños de Ezcaray en 1752 260 BATISTA DOS SANTOS, A. F.: Los tejidos labrados en la España del siglo XVIII y las sedas imitadas del arte rococó en Minas Gerais (Brasil). Análisis formal y analogías. Valencia, 2009, p. 55. 261 PEÑALVER RAMOS, L. F.: “El complejo manufacturero de la Real Fábrica de Seda de Talavera de la Reina (1785)”. Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Madrid, 1996, p. 364. 123 llamada también Fábrica de Santa Bárbara. Por último, en 1759 se abrieron las Reales Fábricas de Lencería en la Granja de San Ildefonso y en León. En 1753, para potenciar la industria sedera valenciana se trasladó a dicha ciudad la Real Casa Fábrica de los Cinco Gremios Mayores de Madrid por su gran cantidad de maestros y su mejor ubicación para el comercio a través de su puerto262. En Sevilla se construyó la Real Fábrica de Tabacos (la primera de Europa) que comenzó a funcionar en 1758. El director de la Fábrica de Tabacos don José Antonio de Losada encargó a Domingo Martínez una serie de ocho grandes lienzos que describen las celebraciones que tuvieron lugar en las calles de Sevilla con motivo de la ascensión al trono de España de Fernando VI en 1746. Tanto los festejos, como los lienzos del mismo tamaño y marco fueron costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos, asimismo se publicó un grueso volumen que describía el magno acontecimiento. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un instrumento de ostentación y propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba en impresionar al espectador por lo que se gastaban cifras considerables en este tipo de actos. Se levantaban arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación económica no estaba para tales dispendios, pero era el precio de la paz social. Las pinturas de Domingo Martínez son un valioso testimonio ya que nos permiten comprobar cómo era la Sevilla de la época. El cortejo pasa por delante de la catedral, del palacio arzobispal y del ayuntamiento (cuyo piso alto todavía no estaba labrado). La ciudad aparece engalanada y repleta de público observando la procesión que consta de una serie de carrozas fastuosamente decoradas con personajes disfrazados que hacen alusión a las futuras alegrías que traería el nuevo reinado. La clase alta presencia el cortejo desde los balcones que aparecen abarrotados de damas lujosamente ataviadas a la moda, es decir, con vestido “a la francesa”, pelucas empolvadas y elegantes abanicos. Así mismo los caballeros lucen el traje a la francesa compuesto por casaca, chupa y calzones, zapatos abotinados, pelucas empolvadas y sombreros de tres picos. La serie también nos muestra la indumentaria de las clases populares a través de hombres con gran capa y chambergo y mujeres con sencillo corpiño sobre la camisa, saya y delantal. 262 GARZÓN PAREJA, M.: La industria sedera en España: El arte de la seda de Granada. Granada, 1972, p. 89. 124 Domingo Martinez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla. Otro de los importantes logros del periodo fue la elaboración de un catastro que ha pasado a la historia como el catastro de Ensenada263, realizado en la Corona de Castilla sin incluir al País Vasco. Fue puesto en marcha por Real Decreto de Fernando VI de 10 de octubre de 1749, como paso previo a una reforma fiscal, que sustituyera las complicadas e injustas rentas provinciales por un solo impuesto, la llamada Única Contribución que no se llegó a implantar. Entre 1750 y 1754 todas las poblaciones de Castilla fueron sometidas a un interrogatorio constituido por cuarenta preguntas264 por medio de las cuales se pretendía un mejor conocimiento de la población y sus circunstancias. III.3. Carlos III, la moda entre la corte y el pueblo. 263 Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1707-1781). Marqués de la Ensenada. Nombre de la población, jurisdicción, extensión y límites, tipos de tierras, árboles,; medidas de superficie y capacidad que se usan ; especies, cantidad y valor de los frutos; diezmos y primicias; minas, salinas, molinos y otros "artefactos"; ganados; censo de población, con vecinos, jornaleros, pobres de solemnidad, censo de clérigos y conventos; casas y otros edificios; bienes propios del común , sisas y arbitrios, gastos del común, como salarios, fiestas, empedrados, fuentes, impuestos ; actividades industriales y comerciales, con la utilidad de los bienes o servicios producidos: tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos, mercados y ferias, hospitales, cambistas y mercaderes, tenderos, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos, arrieros etc.; albañiles, canteros, albéitares, canteros, herreros, zapateros etc.; embarcaciones; bienes enajenados y rentas propias del Rey. (http://pares.mcu.es/Catastro/servlets/ServletController?accion=2&opcion=10). 264 125 A su muerte le sucedió su hermanastro Carlos III, uno de los reyes de España mejor considerados por la historia. El monarca desarrolló su función con la experiencia que había adquirido durante veinticinco años ocupando el trono de Nápoles y Sicilia bajo el nombre de Carlos VII. Ejerció el despotismo ilustrado, y fue sin duda el rey español más preparado y eficaz del siglo XVIII. Su carácter era metódico hasta el extremo y poco dado al esparcimiento, por lo que la corte española no tenía la brillantez y el boato de otras europeas. El rey quedó viudo nada más llegar a Madrid y no volvió a contraer matrimonio ya que su descendencia estaba asegurada. De su matrimonio con María Amalia de Sajonia (1724-1760) tuvo trece hijos de los que siete llegaron a la edad adulta. El haber sido testigo de los problemas mentales de sus antecesores, su padre Felipe V y su hermano Fernando VI, le llevó a asumir que la vida ociosa era insana por lo que siempre estaba ocupado en algo. Carlos fue un hombre muy devoto y piadoso, su confesor franciscano durante más de veinticinco años llamado Joaquín de Eleta, tuvo un papel destacado en algunas de sus decisiones. Cada día seguía el mismo ritual: se levantaba temprano, oía misa, iba a ver a sus hijos y trabajaba en los asuntos de Estado. Mas tarde comía en público, recibía audiencias y dormía un rato. Las tardes las dedicaba a la caza. Según cuentan las Pierre Joufroy. Retrato del marqués de la Ensenada. Hacia 1770. Museo de Valladolid crónicas era un hombre amable, de trato sencillo y vida extremadamente ordenada. El conde de Fernán Núñez265, que fue durante años su ayuda de cámara, nos dejó esta semblanza: 265 Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan-Chabot (1742-1795), fue gentilhombre de cámara del Rey con ejercicio y embajador en Francia y Portugal. 126 “Su vestido era el más sencillo y Cuando modesto. tenía que vestirse de gala, se ponía de muy mala gana, sobre la chupa de campo, un vestido rico de tela guarnecido por una rica botonadura de diamantes. De este modo se presentaba a la Corte, a la capilla y al besamanos, y luego que pasaban las Luis Paret. Carlos III comiendo ante su corte. Hacia 1775. Museo Nacional del Prado. Madrid. dos o tres horas de la ceremonia, apenas había entrado en su cámara, se quitaba la casaca echando un gran suspiro y diciendo ¡Gracias a Dios!” y continuaba: “Estrenar vestido, zapatos o sombrero nuevo era para S.M un martirio”266. Durante el reinado del rey Carlos III se fundaron una serie de manufacturas: La Real Fábrica del Buen Retiro en 1760 por iniciativa del propio monarca y la Real Fábrica de Platería Martínez en 1778. Siendo rey de Nápoles fundó la fábrica de Capodimonte267. Por otro lado, el rey y su gobierno emprendieron una reforma de la Hacienda: “y diez años después se presentaba un proyecto de contribución única dividida en tres secciones: real, industrial y comercial"268. A comienzos su reinado, se produjo el motín de Esquilache a consecuencia de un bando publicado en 1766 sobre la prohibición de una serie de prendas de vestir. Antes ya se 266 Véase, GUTIERREZ DE LOS RÍOS, J.: Vida de Carlos III. Madrid, 1988. El enlace entre el monarca napolitano y María Amalia de Sajonia despertó enseguida en el joven Rey el interés por el conocimiento del secreto de la auténtica porcelana, a imitación de su suegro. Sus deseos quedaron plasmados con la construcción de la Fábrica de Capodimonte a semejanza de la manufactura de Meissen. Una vez como rey de España mandó llamar a artesanos especializados de Nápoles. La futura fábrica comenzó en un jardín del en el Real Palacio de Nápoles. Posteriormente se proyectó el edificio en la Alameda de Capodimonte, las primeras piezas de porcelana se fabricaron en 1743. El rey se ocupó personalmente de la fábrica, contratando obradores de Alemania y Viena. 268 Toynbee, Arnold y otros. Historia de España. Ed. Marín. Barcelona, 1981, p. 76 y ss. 267 127 habían producido varias prohibiciones sobre llevar la cara tapada, concretamente el bando del 9 de julio de 1716 repetido en 1723, 1729, 1740 y 1745 prohibía expresamente llevar oculto en rostro: “Ninguna persona de qualquier estado, calidad o distinción u de fuero militar u otro alguno, sea osado de andar embozado por esta Corte, tanto con motera como con gorro calado y sombrero, u otro qualquier género de embozo que oculte el rostro, especialmente en los corrales de comedias”269. El bando del 10 de marzo de 1766 pretendía el abandono de las capas largas y los sombreros de ala ancha, indumentaria propia de los delincuentes: Francisco de Goya. Paseo de Andalucía o La maja y los embozados. 1777. Museo Nacional del Prado. Madrid. “quiero y mando que toda la gente civil...y sus domésticos y criados que no traigan librea de las que se usan, usen precisamente de capa corta (que a lo menos les falta una cuarta para llegar al suelo) o de redingot o capingot y de peluquín o de pelo propio y sombrero de tres picos, de forma que de ningún modo vayan embozados ni oculten el rostro; y por lo que toca a los menestrales y todos los demás del pueblo (que no puedan vestirse de militar), aunque usen de la capa, sea precisamente con sombrero de tres picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y más pobre y mendigo, bajo de la pena por la primera vez de seis ducados o doce días de cárcel, por la segunda doce ducados o veinticuatro días de cárcel... aplicadas las penas pecuniarias por mitad a los pobres de la cárcel y ministros que hicieren la aprehensión.” La hambruna se extendía por la escalada de precios de los productos básicos (el pan duplicó su precio en cinco años) 270 y los salarios se hundían. Las crisis de subsistencia pasadas permanecían en la memoria colectiva y existía una profuna animadversión hacia los ministros extranjeros ya que sus medidas económicas no aliviaron la carestía de la población. 269 Novísima recopilación (supra 1) 6.13.10. PÉREZ MARTÍN, A.: “El derecho y el vestido durante el Antiguo Régimen”. Anales de Derecho nº16. Murcia, 1998, p. 266. 270 El salario medio de un peón era de 4 reales, por tanto con la escalada de los precios con este dinero sólo podía comprar tres piezas de pan. DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Carlos III y la España de la Ilustración. Madrid, 1990, p. 101 128 El gobierno pretendía terminar con el uso de la capa larga y el chambergo 271, ya que los delincuentes los utilizaban para encubrirse; el objetivo era preservar el orden público y modernizar a una sociedad anquilosada272. El 10 de marzo de 1766, las calles de Madrid se vieron salpicadas con carteles que prohibían a la población el uso de la capa y el sombrero. Estalló el motín por las calles de la capital, la plebe destruyó miles de farolas que se acababan de colocar, asaltaron y saquearon la residencia 273 de Esquilache y fueron hasta las misma puertas del Palacio Real a pedir cuentas al rey. Dicho motín tuvo una significación más profunda de la que popularmente se le atribuye 274 ya que los pasquines contra el bando ministerial se vieron en ciento veintiséis localidades, de entre las cuales treinta y nueve sufrieron revueltas. Las autoridades para convencer a la población se habían hecho eco de que la capa “a la española” siempre había sido corta y no larga, por lo tanto convenía continuar con esta tradición. En cualquier caso, tal y como veremos más adelante los hombres siguieron usando capa aunque los protocolos no nos informan de su tamaño. En el terreno artístico Carlos III quiso mejorar las malas condiciones de la capital, a través de intervenciones en diversas infraestructuras y su embellecimiento, así mismo fue el 272 “Es sabido que desde tiempo atrás el Gobierno español deseaba transformar muchas cosas de la vida nacional, y una de ellas era la manera de vestirse de las clases populares, sobre todo de los madrileños. Las capas enormemente largas, que permitían un concienzudo embozo bajo el cual todos podían esconderse; los grandes sombrerazos de ala anchísima, el llamado sombrero gacho o, mejor, chambergo, que ejercía una demasiado eficaz protección y vertía impenetrable sombra sobre el rostro. El rey Carlos III, a la vez que establecía, no sin protestas, el alumbrado público, quería levantar las alas que ocultaban los rostros de sus vasallos: el espíritu de la Ilustración, de las luces, por ser verdaderamente sincero -la gran fe de la época- descendía a los detalles más materiales y humildes. Yo pienso que estas razones utilitarias -seguridad pública, conveniencia de que se pudiera reconocer a los delincuentes- no eran más que apariencia: la justificación “objetiva” de otras razones más hondas, “estéticas”, “estilísticas”: los hombres del Gobierno de Carlos III sin duda sentían malestar ante aquellos hombres tan de otro tiempo, tan distintos de lo que se usaba en otras partes, tan arcaicos. Yo creo que la aversión a la capa larga y al chambergo era una manifestación epidérmica de la sensibilidad europeísta y actualísima de aquellos hombres que sentían la pasión de sus dos verdaderas patrias: Europa, y el siglo XVIII”. MARÍAS, J.: Meditaciones sobre la sociedad española. Madrid, 1966, p. 105. 273 La llamada “Casa de las Siete Chimeneas” está ubicada en actual plaza del Rey . Hoy es una sede del Ministerio de Cultura. 274 "El motín no había sido pues un hecho accidental, sino que hubo una dirección inteligente y un propósito político que repercutió en varias provincias. Hubo plan, organización y objeto. En las distintas versiones antiguas del suceso se insiste en que el alboroto no estalló de improviso quien ha movido esto es gente muy rica". Se ha subrayado el sentido religioso del motín y que quisieron defender la religión, que en su opinión iba decadente. Se dijo que semejantes bullicios no sólo eran lícitos, sino meritorios, y que algunos de los heridos llevados a los hospitales, no quisieron confesarse porque morían mártires y tenían la salvación asegurada" MARTÍ GILABERT, F.: Carlos III y la política religiosa. Madrid, 2004, p. 101. 129 primer rey que habitó en el Palacio Real 275 . Una de las manufacturas que vivió su momento de mayor esplendor fue la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, fundada en 1720, con Antón Rafael Mengs como director desde 1762. El checo llamó a una serie de jóvenes pintores españoles para realizar futuros cartones tapices temática desarrollado que para los variando la se había anteriormente Francisco de Goya. La merienda. 1776. Museo Nacional del Prado. Madrid. hacia la representación de asuntos populares que gozaban de gran aceptación por parte de las élites. Francisco de Goya recibió su primer encargo 276 en 1776, cuyos tapices estaban destinados al comedor de los príncipes de Asturias en el palacio de El Pardo. Los cartones del maestro aragonés nos acercan a la indumentaria de las clases populares, lo cual es de gran interés para conocer el fenómeno del majismo, cuya indumentaria veremos en los capítulos dedicados a la moda masculina y femenina. Dentro del terreno económico cabe destacar la liberalización parcial del comercio exterior, y a partir de 1778 el de América a través de un decreto. Se suprimió la Casa de Contratación, permitiendo la creación de compañías internacionales, según la tradición de Holanda y Francia y se abrieron nuevos puertos en la península y América para destinados al comercio: “Como desde mi exaltación al Trono de España fue siempre el objeto de mis atenciones y cuidados la felicidad de mis amados vasallos de estos Reynos y los de las Indias, he ido dispensando a unos y a otros las muchas gracias y beneficios que deben perpetuarse en su memoria y reconocimiento. 275 La construcción comenzó en 1738, según trazas de Juvarra. Al fallecer éste, se encargó el proyecto a Juan Bautista Sachetti. Ventura Rodríguez es el responsable de la Capilla Real. Sabatini, llamado a Madrid por Carlos III en 1760, lo concluyó. CHUECA GOITIA, F.: El Palacio Real de Madrid, León, 2000, p. 16 y ss. 276 Formado por: La maja y los embozados, La merienda a orillas del Manzanares, El baile de San Antonio de la Florida, La riña en la Venta Nueva, El bebedor, El quitasol, La cometa, Los jugadores de naipes, Niños inflando una vejiga y Niños cogiendo fruta. 130 Y considerando Yo, que solo un Comercio Libre y Protegido entre Españoles Europeos y Americanos puede restablecer en mis Dominios la Agricultura, la Industria (...)". La sociedad española seguía durante el reinado de Carlos III anclada en viejas premisas que en parte frenaban el desarrollo de la nación. Los trabajos manuales se consideraban despreciables, de hecho ser aristócrata impedía la realización de una serie de actividades que se consideraban indignas, mentalidad que produjo en España un gran atraso económico con respecto a otros países. El asunto generaba una gran polémica aunque es sabido que algunos nobles poseían fábricas textiles o negocios mercantiles. Un ejemplo lo constata: en 1706 la gran mayoría de las fábricas de paños en Segovia estaban en manos de hidalgos. En Sevilla cabe destacar a los marqueses de Moscoso, herederos del acaudalado mercader de origen flamenco Miguel de Neve, que incluso llegaron a participar en el Consulado de Mercaderes277. La dignificación del trabajo no es una realidad hasta el reinado de Carlos III y concretamente hasta la Real Cédula de 18 de marzo de 1783, en la que se declaró que todos los oficios son honestos y honrados, que no envilecen a quien los practica y que no inhabilitan para realizar cualquier cargo público278: “Declaro que no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios del herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados; que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que lo ejerce; ni la inhabilita para obtener los empleos municipales de la república en que están avecindados los artesanos y menestrales que los ejercitan; y que tampoco han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de la hidalguía, a los que la tuvieren legítimamente... siendo exceptuados de esta regla los artistas o menestrales o sus hijos que abandonasen su oficio y el de sus padres y no se dedicaren a otro o a cualesquiera arte o profesión con aplicación y aprovechamiento aunque el abandono sea por causa de riqueza y abundancia; en inteligencia de que mi Consejo, cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que promueve y conserva su aplicación”. En 1783279 se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos 277 Véase, VILA VILAR, E.: Los mercaderes sevillanos y el destino de la plata de Indias. Sevilla, 2001. PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 198. 279 SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172. 278 131 objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al Estado, me propondrá, según le he prevenido, la distinción que podrá concederse al que se supiese y justificase ser director o cabeza de tal familia que promueve y conserva su aplicación”. En 1783280 se dictó la última pragmática suntuaria, hemos venido hablando de la larga lista de pragmáticas contra el lujo que se produjeron en España. Estas leyes tenían diversos objetivos, trataban de salvaguardar y proteger el mercado nacional frente a las importaciones extranjeras pero no se debe pasar por alto que una de sus principales características residía en que las diferentes clases sociales fueron diferenciadas por su manera de vestir. Durante el reinado de Carlos III comenzó el fenómeno social denominado majismo, estamos en pleno despotismo ilustrado y se cultiva el neoclasicismo; la sociedad elegante mira hacia Francia pero hay un sector de la población que reivindica lo autóctono: “(…) el pueblo se opone y sigue aferrado al barroco; gusta del teatro viejo, de los romances de ciego, de las historias truculentas de santos y pecadores. (…) Valora la juventud en función del garbo y arrojo de hombres y mujeres: estas cualidades deben percibirse en el modo de vestir, en el modo de cantar, bailar y hacer el amor. (…) este cuidado que ponen el majo en su capa o cofia, la maja es sus peines o jubones, esta preocupación por el gesto de la cabeza o de las manos y por el meneo es muy privativa (…). En 1770 ó 1780 la máxima aspiración de un hijo o hija del pueblo de Madrid era ir lo más adornado que se pudiera”281. El majismo pone en valor la estética andaluza en danzas y costumbres populares. Su manera de vestir fascinará a cierta nobleza española: “El majo andaluz viene a entronizar de forma definitiva el tópico nacionalista, aunque todavía en sus formas mas primitivas. Su apasionamiento barroco y popular, tal vez habría que decir español, es un reducto contra el predominio de la razón neoclásica y el elitismo”282. 280 SEMPERE Y GUARIÑOS, J.: Historia del luxo y de las artes suntuarias en España. Madrid en la Imprenta Real, 1788. Valladolid, Ed. Maxtor, 2008, p. 172. 281 CARO BAROJA, J.: Temas castizos. Madrid, 1980. pp. 99-100. 282 CASTILLA URBANO, F.: El análisis social de Julio Caro Baroja: empirismo y subjetividad. Madrid, 2002. p. 264. 132 III.4. Carlos IV, primera década de su reinado. María Luisa de Parma como “esclava de la moda”. El hecho de que Carlos III quedara viudo nada más llegar a España y su sencillo carácter no dado al esparcimiento, propició que la corte española no tuviera el brillo de otras europeas. Su hijo y sucesor el futuro Carlos IV283 contrajo matrimonio en 1765 con su prima hermana María Luisa de Parma (hija de Felipe de Parma e Isabel de Francia, por tanto nieta de Luis XV y prima hermana de Luis XVI). La pareja, que permaneció veinte años en el trono, tuvo catorce hijos de los que solamente cinco llegaron a la vida adulta. Carlos IV asumió los destinos del país en un momento de gran complejidad política. Europa vivía conmocionada por la Revolución Francesa, a raíz de la muerte de su primo Luis XVI en la guillotina el rey rompió relaciones con el país vecino. Después de una serie de desavenencias que habían surgido con su ministro el conde de Aranda, éste fue destituido y Manuel Godoy284, que había protagonizado una meteórica carrera de ascensos, fue nombrado primer secretario de Estado y del Despacho. Entre 1793 y 1795 se produjo la llamada guerra de la Convención entre la Francia republicana y España cuyo resultado fue nefasto para nuestro país. 283 Carlos IV era alto, corpulento y gran nariz como su padre. Fue muy aficionado a las artes y a la pintura no en vano había sido criado en Nápoles. Era un gran aficionado a los relojes, a los que daba cuerda constantemente, y a la música. Tocaba el violín y adquirió una colección de varios Stradivarius que se conservan en el Palacio Real de Madrid. Los retratos del rey nos lo muestran normalmente con el traje “a la francesa” en colores alegres como el rojo, también aparece con tonos pastel como el azul celeste en el retrato de la mano de Francisco Bayeu de 1790 que se encuentra en la Academia de San Fernando. 284 Véase, LA PARRA LÓPEZ, E.: Manuel Godoy: la aventura del poder. 2002 133 Durante la última década del siglo XVIII se produjeron una serie de cruciales transformaciones en indumentaria, fundamentalmente en la femenina. La sociedad se tambaleaba y fruto del momento político llegó de Francia una nueva manera de concebir la belleza femenina mientras que dentro de nuestras fronteras se asentó con gran fuerza el majismo, y no solamente entre las clases populares. Carlos IV y María Luisa de Parma, como príncipes de Asturias, encargaron una serie de tapices sobre temas populares. Eran entusiastas de los festejos y diversiones y deseaban decorar sus residencias con tapices que reflejaran la sociedad española del momento. Francisco de Goya realizó entre 1775 y 1792 varias serie de Francisco de Goya. Carlos IV. 1789. Museo Nacional del Prado. Madrid. cartones para tapices destinados a la Real Fábrica de Santa Bárbara. La colección de cartones de Francisco de Goya. El pelele. 1791-1792. Museo Nacional del Prado. Madrid. Goya, que se encuentra íntegramente en el museo del Prado, nos es de gran ayuda ya que ilustra a la perfección la indumentaria de los tipos populares de la España del momento. La figura del majo está presente en muchas comedias de la época, como en las de Ramón de la Cruz. El género teatral adquirió una gran relevancia en la sociedad y el tipo personajes populares que protagonizaban las comedias “seducían al público con aquella presentación tan a lo vivo sobre las tablas de los desplantes de majos y majas”285. Lo plebeyo se puso de moda, se consideraba más auténtico y real; las actrices españolas contribuyeron destacadamente al desarrollo y configuración de esta corriente indumentaria que era, sin duda, un reflejo de una parte de la sociedad española. Este prototipo se fue nutriendo de elementos que formaban parte de la indumentaria tradicional, pero paulatinamente se constituyó en un estilo propio con sus propias señas de identidad que fue aceptado, adoptado y difundido por todos los estamentos sociales, incluida la aristocracia. La literatura del momento se hace eco de este choque cultural entre el afrancesado y el majo 285 MARTÍN GAITE, C.: Ob. cit., p. 99. 134 expresado a través de la forma de vestir y las costumbres, pero con un trasfondo social de mayor calado. A principios del reinado de Carlos IV se produjeron una serie de iniciativas con el fin de contener el derroche que los excesivos gastos en indumentaria venían ocasionando. Hemos venido analizando cómo desde el siglo XVI se trataron de acometer una serie de reformas en este sentido a las que la sociedad hizo caso prácticamente omiso. En 1788, se publicó en la Imprenta Real de Madrid Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje nacional. La propuesta residía en la idea de uniformizar la vestimenta femenina a fin de paliar los enormes gastos que conllevaba, esta iniciativa no solamente surgió en España, sino también en otros como Inglaterra, Suecia y Dinamarca. El discurso argumentaba de los peligros del lujo para la buena marcha del Estado y sobre lo conveniente de vestir conforme al estatus social de cada uno y no por encima del mismo286. Una vez más comprobamos que el problema de las apariencias continuaba estando presente en la sociedad. El proyecto presentaba tres tipos de atuendo femenino 287 : española, carolina y borbonesa o madrileña. El primero era la “gala principal”288 , por tanto “se deberán emplear los géneros mas exquisitos”. El llamado “española” era en realidad un vestido “a la francesa” sobre ancho tontillo, pañoleta de encajes tapando el escote y el peinado del momento, la cabeza en forma de globo con unos rizos cayendo por el cuello, todo coronado con dos grandes plumas y cintas. El atuendo “carolina” era un vestido tipo polonesa289 con el volumen dispuesto en la parte trasera y peluca empolvada rematada con cintas de color. La borbonesa era el más sencillo de los tres, compuestos por una casaca con faldillas y dos faldas, la inferior quedaba totalmente a la vista por delante mientras que la superior sólo cubría la parte trasera. El peinado era algo más sencillo que los dos anteriores y se cubría con unas pequeñas lazadas. Cada uno de estos tres atuendos se dividía a su vez en tres clases: primera, segunda y tercera, estableciéndose qué señoras podían llevarlos. La Junta de Damas290 señaló la inoperancia de esta iniciativa ya que lo fundamental según su criterio para paliar los excesivos gastos 286 MOLINA, A., VEGA, J.: Ob. cit., p. 143 y ss. Los tres modelos se explicarán en el capítulo 6, dedicado a la indumentaria femenina. 288 ANÓNIMO: Discurso sobre el lujo de las Señoras y proyecto de un traje nacional. Madrid, Imprenta Real, 1788. p. 41 y ss. 287 290 La Real e Ilustre Junta de Damas de Honor y Mérito fue fundada el 27 de agosto de 1787,en virtud de una Real Orden de Carlos III, siendo la primera asociación de mujeres fundada en España. 135 radicaba en la mejora de la educación. Por otro lado, consideraban que en España no había fábricas preparadas para acometer tan ingente tarea. Los intentos de diseñar un traje nacional habían fracasado, sin embargo, la indumentaria maja se consolidó en Madrid y en otras ciudades como Sevilla, posiblemente como una prueba de orgullo patrio ya antes la invasión napoleónica. Diversas damas sucumbieron a este atuendo, hasta la misma reina María Luisa fue retratada por Francisco de Goya en 1799291 con un traje de maja negro y mantilla de encaje adornando la cabeza con un gran caramba292 rosa. María Luisa aparece Anton Rafael Mengs. aría Luisa de arma, princesa de Asturias. Hacia 1765 Museo Nacional del Prado. Madrid. mostrando los brazos ya que se sentía muy orgullosa de ellos. El traje de maja que usaban las damas más principales seguía el prototipo del vestido popular pero lógicamente era más lujoso en tejidos, decoraciones y adornos. No podemos obviar la figura de María Luisa de Parma, la reina fue una gran aficionada a las últimas novedades francesas, tal como podemos ver en sus retratos. Desde su etapa como princesa de Asturias donde Mengs la presenta con un traje de corte “a la francesa” en verdes y plateados, hasta el drástico cambio de moda que aparece en todas las damas de la familia real en La familia de Carlos IV (1800). En las diversas pinturas que se conservan podemos ver a María Luisa de Parma engalanada con los diversos atuendos que se sucedieron en tan corto periodo de tiempo, desde el traje “ a la polonesa”, pasando por el vestido sobre “tontillo”, hasta llegar a la estética impuesta durante el Directorio francés (1795-1799), con cuerpo corto con talle bajo el pecho, falda recta con sobrefalda y pelo en su color293. 291 La reina encargó una copia del retrato a Agustín Esteve que regaló a Manuel Godoy. TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos XVII y XVIII. Málaga, 2006. p. 492. 293 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 8. 292 136 La reina encargaba sus atuendos a París gastando unas cifras astronómicas, y no solamente en su juventud. Adquiría trajes y ropa blanca además de flores para los tocados de moda. María Luisa de Parma compartía modisto con la emperatriz Josefina. Louis Hippolyte LeRoy confeccionó una serie de vestidos para la Josefina, trajes que partían la línea del sencillo vestido camisa pero más recargados y acompañados de manto, como el vestido de la coronación (1804). En lo que respecta al traje masculino aunque se continuó usando el traje “a la francesa” aparecieron en los últimos años nuevas prendas como el frac y los pantalones largos, de clara influencia inglesa que se consolidarán a principios del siglo XIX. Por último cabe resaltar la publicación en 1801 de Colección General de los Trages que en la actualidad se usan en España: principiado en el año de 1801, compuesto de ciento doce estampas con representaciones de distintos vestidos de muy diversos lugares de España. Se trata de la segunda colección de trajes publicada en nuestro país despues de la Colección de trajes tanto antiguos como modernos de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla en 1777. Por tanto, nuestro país ya seguía la estela de Inglaterra o Francia en este tipo de iniciativas que se desarrollarán plenamente en el siglo XIX. Francisco de Goya. La familia de Carlos IV. 1800. Museo Nacional del Prado. Madrid. A modo de conclusión diremos que este capítulo nos ha permitido establecer un sucinto recorrido de los avances y reformas que trajeron consigo la nueva dinastía, basadas en el modelo francés, a través de distintas iniciativas cuyo fin estribaba en mejorar la mala situación económica y de infraestructuras de todo tipo; así como un cambio radical en la 137 indumentaria típica española que se transformó no sólo en su aspecto exterior sino también en costumbres y modos de sociabilidad. 138 CAPÍTULO IV 139 Los protocolos notariales como fuente para el estudio de la indumentaria. IV.1. Las cartas de dote y la institución matrimonial La institución dotal es un elemento básico para el mejor conocimiento, no sólo del matrimonio y la herencia, sino para el estudio de la vida privada. La dote provenía del patrimonio familiar de la esposa, que era entregada al casarse. En España estuvo regulada desde las Partidas de Alfonso X294 y constaba de una serie de bienes materiales que se podían cuantificar económicamente. Era un reconocimiento de la herencia de la mujer aunque ella no la podía administrar; en el caso de que la pareja fuera menor, ese caudal era controlado por el padre de la contrayente. Debido a lo abultado de muchas y al ser requisito imprescindible para acceder al matrimonio, ya Felipe IV y más tarde Felipe V intentaron limitar su cuantía con respecto al total de la fortuna, de tal manera que no podía exceder de la octava parte. Este último, incluso requirió a los ayuntamientos el registro de los contratos matrimoniales, y a la justicia a estar pendiente de los gastos que conllevaban. Las damas de la corte se vieron afectadas por estas medidas restrictivas, ya que la cantidad entregada no podía ser superior a un quento de maravedí295. En el siglo XVII el asunto fue denunciado ante conde-duque de Olivares debido a que el excesivo gasto que ocasionaban estaba dañando la economía del país. La cuantía requerida podía dificultar el matrimonio: “Los hombre calculan desde luego sus rentas con el porte de las mujeres, y si resulta, como es regular, que no corresponde los dotes a los gastos de adornar una casa, y prevenir todo el tren necesario de vestidos y demás requisitos, huyen de casarse, o no pretenden sino a las ricas”296. 294 Partida IV, Título 11, De las dotes y de las donaciones y de las arras, Ley 1: El algo que da la mujer al marido por razón de casamiento es llamado dote; y es como manera de donación hecha con entendimiento de mantenerse y ayudar el matrimonio con ella. Y según dicen los sabios antiguos es como propio patrimonio de la mujer y lo que el varón da a la mujer por razón de casamiento es llamado en latín donatio propter nuptias, que quiere tanto decir como donación que da el varón a la mujer por razón que casa con ella; y tal donación como esta dicen en España propiamente arras. Más según las leyes de los sabios antiguos esta palabra arra tiene otro entendimiento, porque quiere tanto decir como peño que es dado entre algunos para que se cumpla el matrimonio que prometieron hacer; y si por ventura el matrimonio no se cumpliese, que quedase en salvo el peño a aquel que guardase la promesa que había hecho, y que lo perdiese el otro que no guardase lo que había prometido; y comoquiera que pena que fuese puesta sobre pleito de matrimonio no debe valer, pero peño o arra o postura que fuese hecha en tal razón, debe valer 295 PUERTA ESCRIBANO, R.: “Reyes, moda y legislación jurídica en la España moderna”. Ars Longa cuadernos de arte. Valencia, 2000, p. 69. 296 AMAR Y BORBON, J.: AMAR Y BORBÓN, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres. Madrid, 1994, p. 203. 140 La dote y las arras formaban parte del patrimonio inicial de la familia, y siempre pertenecerían a la mujer297 aunque la administración de esos bienes corría a cargo del esposo. Las arras, cuyo origen es germánico, las entregaba el esposo, las Partidas y las Leyes de Toro las reglamentaban. Desde la Edad Media se estipuló que no podían constituir más de una décima parte del patrimonio del marido. Tal y como se ha podido apreciar a través de los protocolos notariales, la dote gozó de un gran importancia en la sociedad del siglo XVIII. Todas las mujeres la llevaban al casarse, desde una humilde sirvienta hasta una pudiente aristócrata. Esta práctica comenzó a desaparecer en el siglo XIX debido al cambio experimentado en la sociedad tras el comienzo del capitalismo industrial ya que su seguimiento ocasionaba una serie de trabas 298 . Se denominaba “estimada” cuando era ejecutada por profesionales que realizaban las tasaciones de los bienes y la “desestimada” cuando el valor no se hacía constar299. Al morir la esposa sus bienes pasaban a los hijos y en el caso de no haberlos los parientes más cercanos. Esta ley trataba de proteger los derechos de la mujer aunque dependía del marido el hacer un buen uso de los bienes. Los documentos que han sido analizados demuestran que los matrimonios se contraían entre miembros de la misma clase social, por poner una serie de ejemplos: un panadero a favor de otro panadero, un maestro del arte de la seda a favor de un maestro del arte de la platería, un caballero de Calatrava a favor del hijo de un caballero de Santiago, un maestro carpintero a favor de un maestro sombrerero etc…, aunque se debe precisar que en muchas ocasiones no aportan dato alguno sobre la profesión del padre y del futuro esposo. 297 Esto se afirma como regla general, sin perjuicio de la excepción prevista en la Partida VII, Título 17, Ley 15: Acusado siendo algún hombre que había hecho adulterio, si le fuere probado que lo hizo, debe morir por ello, mas la mujer que hiciese el adulterio, aunque le fuese probado en juicio, debe ser castigada y herida públicamente con azotes y puesta y encerrada después en algún monasterio de dueñas; y además de esto debe perder la dote y las arras que le fueron dadas por razón del casamiento y deben ser del marido. Pero si el marido la quisiese perdonar después de esto, puédelo hacer hasta dos años. Y si por ventura no la quisiese perdonar, o se muriese él antes de los dos años, entonces debe ella recibir el hábito del monasterio y servir en él a Dios para siempre como las otras monjas 298 No obstante, recuérdese que la Ley de 11 de mayo de 1888 por la que se autoriza al Gobierno a publicar un Código Civil con arreglo a las condiciones y bases establecidas en la misma, contempla la dote en su base 25ª: "La condición de la dote y de los bienes parafernales podrá estipularse a la constitución de la sociedad conyugal, habiendo de considerarse aquélla inestimada a falta de pacto o capitulación que otra cosa establezca. La administración de la dote corresponderá al marido, con las garantías hipotecarias para asegurar los derechos de la mujer y las que se juzguen más eficaces en la práctica para los bienes muebles y valores, a cuyo fin se fijarán reglas precisas para las enajenaciones y pignoraciones de los bienes dotales, su usufructo y cargas a que está sujeto, admitiendo en el Código los principios de la Ley Hipotecaria en todo lo que tiene de materia propiamente orgánica y legislativa, quedando a salvo los derechos de la mujer durante el matrimonio, para acudir en defensa de sus bienes y los de sus hijos contra la prodigalidad del marido, así como también los que puedan establecerse respecto al uso, disfrute y administración de cierta clase de bienes por la mujer, constante el matrimonio. 299 ORTEGO AGUSTÍN, Mª. A.: Familia y matrimonio en la España del siglo XVII: ordenamiento jurídico y situación real de las mujeres a través de la documentación notarial. Madrid, 2004, p. 104. 141 Uno de los objetivos fundamentales era la preservación del propio grupo, sobre todo en lo que respecta a la nobleza. El matrimonio de conveniencia era algo consustancial a todos los grupos sociales; en algunos casos se pactaban cuando los futuros contrayentes eran niños, y se esperaba a los catorce años de la mujer para celebrar el sacramento300. Las bodas se programaban entre las familias respondiendo a intereses económicos y sociales, normalmente el padre de la novia elegía el marido y muchas veces la pareja no se conocía hasta la boda: “Y puesto que los matrimonios de los monarcas se regulaban por estrictas normas, sin que hubiera que tener en cuenta los deseos personales, también se trasplanta ese modelo regio con todas sus consecuencias”301. Las cartas de dote presentan, por lo general, un ajuar formado por prendas de vestir para la futura esposa, mobiliario, joyas y accesorios. Dependiendo de la capacidad económica de la contrayente se podían entregar todo tipo de enseres, piezas artísticas e incluso esclavos, tal es el caso doña Petronila de Pineda Páramo (1702), que aportaba dos esclavas turcas valoradas en 5.100 reales302. En muchos casos la diferencia de edad entre los contrayentes era notoria, a veces las niñas pasaban de jugar con muñecas a ser amas de su propia casa. Para la nobleza lo importante era la procreación con el fin de perpetuar la estirpe y los apellidos, por lo que otras consideraciones como los sentimientos no se contemplaron hasta épocas muy posteriores. Por este motivo no era rara la existencia de hijos ilegítimos, que aumentaron en el siglo XVIII. En 1796, los bastardos fueron por primera vez admitidos en los gremios lo que 300 En la actualidad, el Art. 46 del Código Civil señala que no pueden contraer matrimonio los menores de edad no emancipados, reglamentación aprobada por la Ley 30/1981, 7 julio («B.O.E.» 20 julio), por la que se modifica la regulación del matrimonio en el Código Civil y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio. De forma complementaria, cabe resaltar que en la actualidad la libertad para contraer matrimonio es un pilar básico de nuestro sistema, frente al matrimonio de conveniencia antes referenciado. De hecho, la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 abril de 2011, relativa a la prevención y lucha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas, incluye el matrimonio forzado entre las conductas que pueden dar lugar a una explotación de personas. Igualmente, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de Naciones Unidas, ratificada por España, establece en su artículo 16 que «los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres: a) El mismo derecho para contraer matrimonio; b) El mismo derecho para elegir libremente cónyuge y contraer matrimonio sólo por su libre albedrío y su pleno consentimiento». 301 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.: Casadas, monjas, rameras y brujas la olvidada historia de la mujer española del Renacimiento. Madrid, 2002, p. 113. 302 AHPSE: P- 8173, 1623 r. La dote es a favor de su segundo marido el doctor don Cristóbal de Pedrosa y Luque. 142 nos muestra un cambio en la mentalidad; evidentemente era más común tener hijos fuera del matrimonio por parte del varón, ya que los hijos que tenía la mujer se consideraban del mismo. “La familia era un reino en miniatura. Y un reino que se reproducía. Esto es, y aquí radica su singularidad respecto a los tiempos actuales, los padres no solo mandaban plenamente sobre sus hijos, sino también sobre quienes iban a ser los padres de sus nietos. De ese modo se establecía una cadena familiar que atravesaba los siglos”303. Muchas veces los padres pactaban cifras para entregar en dotes que más tarde no podían satisfacer, esto causó numerosos problemas ya que las hijas reclamaban lo prometido. Si el progenitor no cumplía lo pactado, la dote podía ser reclamada a los herederos, por este motivo se desataron graves conflictos familiares, sobre todo entre las clases altas. Era del dominio público que en ocasiones la novia y su familia engañaban al futuro marido en la cuestión de cifras: “Los hombres tendían a desanimarse de tomar estado porque con la dote que aportaban las mujeres (que en la mayoría de los casos era sobrevalorada para engañarlos) no solía haber bastante, ni mucho menos, para atender a los gastos que ellas requerían e inventaban”304. Ante notario se firmaba una carta de pago y recibo donde se detallaban los bienes muebles e inmuebles que contenía. La dote es extensiva a todas las clases sociales, siendo tan básica su aportación que se crearon fundaciones para dotar a doncellas sin recursos con el fin de que pudieran casarse o ingresar en un convento. Lo habitual era que el padre de la novia otorgara la dote, pero lógicamente se daban todo tipo de circunstancias. En caso de no haber padre, la entregaba la madre. Si la doncella era huérfana, alguno de sus familiares como tíos o abuelos. “…doncella de 18 años, nuestra sobrina y aijada a quien hemos criado desde edad de año y medio natural de la villa de utrera…hemos querido y criado como hija decidimos entregarlo de nuestro propio caudal los bienes…305 Don Diego de Valverde otorgó la dote a su nieta Teresa de Merciel en 1705: 303 Ibídem., p. 110. MARTÍN GAITE, C: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 154. 305 AHPSE: P-682. 206 r. 304 143 “con que poder mantener las obligaciones de dicho matrimonio de doy y entrego de mis propios bienes por dote y caudal conocido de la dicha mi nieta 8.551 reales de vellón en los vienes y alajas vestidos ropa blanca y demas cosas”306. En el caso de que la doncella fuera huérfana de padre y madre y sin parientes próximos, ella misma podía hacer entrega de su dote, como es el caso de doña Leonor Ramos Villasandino (1720), quien la otorga ella misma a su futuro marido Domingo Miguel de Casafonda, “hijo de Juan Antonio Casafonda, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición”307; de igual manera doña Juana Suárez Fernández, viuda, entregó ella misma la dote a su futuro marido don Francisco García de Casteñeda en 1715308. En ocasiones se especifica en la propia carta que aparte del padre de la novia otros familiares han contribuido en la compra del ajuar: “…por dadivas de parientes y otras personas a causa de dicho matrimonio”309. En un documento otorgado por la viuda de Juan Crescencio Martínez a su hija en 1786 en la que le es entregada el importe de la legítima paterna, se le ofrecen a su vez: “diferentes prendas y ropas que han regalado a la dicha su hija diferentes personas parientes (…)”, lo cual aparece constatado y descrito en una partida aparte llamada “Ropa y prendas donadas por los parientes”, en la que figuran dos vestidos, una saya, una cadena de oro, dos manteletas, una mantilla y dos abanicos310. Era costumbre de las personas con posibles dotar a las doncellas que habían trabajado a su servicio. El servicio doméstico era una de las profesiones más comunes para las capas bajas de la sociedad. La nobleza empleaba numerosísima servidumbre, dentro de la cual había distinciones entre los de “escaleras arriba” y los de “escaleras abajo”. En los palacios de los Grandes el servicio doméstico estaba formado por centenares de personas de ambos sexos. La servidumbre era un trabajo esencialmente urbano, a finales del siglo XVII se censan más de 280.000 criados en Madrid, sobre un 35% de la población total de la ciudad. Otras fuentes 306 AHPSE: P- 10326 ,935 r. AHPSE: P- 692, 706 r. 308 AHPSE: P- 5178, 851 r. 309 AHPSE: P- 5205, 92 r. 310 AHPSE: P- 9578, 619 r. 307 144 hablan de hasta el 43% de la población de Madrid dedicado al servicio de las grandes casas311. Fray Luis de León en La perfecta casada (1584) ya hablaba obligación de los señores dar buen trato a los criados, criticando enconadamente a las personas que abusaban de su posición 312 . Lo mismo afirma Juan de Zabaleta quejándose del mal trato que algunas soberbias damas daban a sus sirvientas313. En la literatura española del siglo de oro la figura de los criados es muy frecuente, son los que acompañan siempre a sus amos y su relación a pesar de la distancia social es estrecha; de hecho la sirvienta de confianza dormía cerca de su señora. Una parte de la realidad no era tan negativa ya que el amo tenía como tal, obligaciones para con sus criados; en el sentido de costearles el aprender una profesión, la dote, ropa, comida y casa. Cuando un gran señor fallecía sus hijos heredaban los criados, siendo su obligación el no desatender sus necesidades, tan es así que una de las obras de caridad frecuentes era dotar a doncellas sin recursos. Son relativamente frecuentes las cartas de dote de señores a sus sirvientes; en 1740, don José Bucareli 314 , conde de Gerena, otorga la dote a la prometida de su criado don Domingo de Cuesta. Don José Francisco Bucareli y Ursúa (1707-1781), fue un caballero principal de la Sevilla de su tiempo, V conde de Gerena315, III Marqués de Vallehermoso316, Coronel del regimiento de milicias provinciales de Sevilla, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería y Comendador de San Esteban de Florencia317. El aristócrata entregó una dote de 5.789 reales, una parte en dinero en efectivo: 300 reales, denominado 311 Los datos que nos dan algunos viajeros como madame de Aulnoy (300 dueñas de la duquesa de Osuna) o el duque de Saint-Simon (700 servidores el duque de Medinaceli) tal vez sean una exageración pero no cabe duda que correspondían a la realidad de la sociedad española del momento. 312 “…y hay tan vanas algunas, que casi desconocen su carne, y piensan que la suya es carne de ángeles y las de sus sirvientas de perros, y quieren ser adoradas de ellas, y no acordarse de ellas si son nacidas; y si se quebrantan en su servicio, y si pasan sin sueño las noches, y si están ante ellas de rodillas los días, todo les parece que es poco y nada”. 313 “El hacerse servir de ellos de rodillas, no siendo no Dios ni rey, es soberbia muy desamedrentada”, y afirma: “ ejor plaza es la de perrito faldero en casa de una mujer poderosa que de criada valida”. ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid, Castalia, 1983, p. 362. 314 La noble familia Bucarelli es de origen italiano, concretamente de Florencia. El primero de este apellido que se estableció en Sevilla fue Antonio María Bucarelli, hijo de Vincenzo Bucarelli y de María de Andrés Rinieri. Recibió el bautismo en el oratorio de San Juan Bautista de Florencia en 1578. Don Antonio se estableció al menos desde 1615, año en que contrajo matrimonio con doña Gema Federigui, perteneciente también a una ilustre familia florentina establecida asimismo en Sevilla, hija de Luis Federigui y de doña Lucrecia Fantoni. En segundas nupcias casaría alrededor de 1635 con doña Beatriz de la Torre. 315 Concedido en 1650 a don Pedro de Ursúa y Arizmendi, Almirante General de la Guardia y Carrera de Indias en 1650. CADENAS Y LÓPEZ, A.: Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios españoles. Madrid, 2008, p. 434. 316 Concedido en 1679 por Carlos II a don Francisco Antonio Bucarelli y Villacís, Caballero de Calatrava. Desde 1790 ostenta Grandeza de España. Ibídem, p. 1061. 317 Contrajo matrimonio en Madrid en 1734 con doña Ana Antonia de Baeza y Vicentelo de Leca, hija de don Luis de Baeza Manrique de Lara y Mendoza, Marqués de Castromonte, Grande de España, y de doña María Teresa Vicentelo de Leca y Silva. 145 “dinero de contado”; y otra en ropa y muebles, incluso: “camisas nuevas bordadas con sus encajes” 318 . En exacta fecha, el mismo caballero entregó dote a: “Don José Mihurra, mi criado mayor vecino de esta ciudad de Sevilla y natural de Zugarramurdi obispado de Pamplona”. El ajuar es muy sustancioso, habiendo todo tipo de ropa, ajuar de la casa y mobiliario sorprendiendo lo costoso de algunas piezas. Otros ejemplos de entrega de dote a criados lo constituyen el de don Juan Bautista Clarebout319 que la otorgó Ana Josefa Martín (1719), doncella natural de Dos Hermanas, para contraer matrimonio con Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de opera prima 320 que recibió: “ 8.007 reales y medio de vellon todo ello lo recibo de la dicha Ana Josefa Martín por mano del dcho Sr. D. Juan Bap.ta Clarebout quien le a dado graciosamente dicho dinero de contado, y alguna ropa y alajas, lo demas lo a costeado la suso dcha con el salario”321. El citado documento pone de relieve la situación de las mujeres humildes, las cuales debían ahorrar con su trabajo para hacer entrega de la dote y así poder acceder al matrimonio. Otro ejemplo de otorgamiento de dote a servidores es el de don Alonso de Soto (1730) quien la entregó a don Pedro Guerrero, trabajador del campo y natural de Valdepeñas para casar con su criada Isabel María Ana Canello: “a quien he criado en mi casa y servicio desde que la trajeron”. Don Alonso refiere que le ha dado trabajo y la ha “alimentado con desencia como es notorio” y le adjudica un montante que alcanza los 6.018 reales, 4.000 en el ajuar y los restantes proporcionándoles casa, almuerzo y cena, lo que se valora en 4 reales diarios322. La carta contiene los enseres básicos: una cama con dos colchones poblados de lana, seis sábanas y cuatro almohadas, un cobertor, una colcha y un rodapié, dos arcas de cedros, dos sillones, dos sillas de paja, un espejo, unos cuadritos y una mesa para comer, a esto se le debe sumar la ropa interior, de vestir, de casa y complementos, como cosa original lleva un caballo de seis años valorado en 450 reales. 318 AHPSE: P- 2855, 486 r. Apéndice documental, documento 13. En 1720 adquirió la hacienda de Seixa (Alcalá de Guadaira) por más de veinte mil ducados. La comunidad flamenca compraba bienes raíces lo que les permitía ser naturalizados y poder comerciar con las Indias. Ser naturalizado en Castilla era un requisito indispensable. para obtener la licencia de comercio. En el siglo XVII numerosas naturalezas se repartieron a flamencos en Sevilla. Diversos caballeros flamencos invirtieron en tierras comprando o construyendo haciendas de olivar. Juan Bautista Clarebout se dedicaba a la exportación de lana. 320 AHPSE: P- 10355, 255 r. Apéndice documental, documento 13. 321 AHPSE: P- 10342, 256 r. 322 AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20. 319 146 Doña Elvira María de Castilla y Guzmán323, condesa de La Laguna otorgó en 1726 dote a favor de Alonso Rodríguez, maestro pasamanero, para casar con su criada Flor de los Ríos “a la cual por el mucho amor y voluntad que le tengo y aberla criado” 324 , por un montante de 4.900 reales. En 1700 aparece una carta de dote singular, se trata del documento de doña Rosa Romero Ponce de León, hija de un caballero de la orden de Calatrava, otorgado a don Sancho Muñoz de Lodena, hijo de un caballero de la orden de Santiago. La escritura no aporta ninguna pieza de ropa, tan sólo mobiliario por un montante de 22.000 reales325. En la alta nobleza las cantidades podían alcanzar cifras astronómicas, desde los tiempos de los Reyes Católicos las damas a su servicio percibían una dote regia de un millón de maravedíes326 denominada “cuento de damas”327. Durante el siglo XVIII las dotes de las familias más principales podían llegar a los 80.000 y 100.000 escudos328. Las mujeres que no podían ser dotadas, a veces, se veían abocadas a la vida religiosa; los moralistas criticaban enconadamente esta práctica. Por otro lado, era frecuente que las damas tras enviudar se retiraran a conventos. Éstos contaban con una serie de disposiciones para admitir a las nuevas novicias tales como conocer su vida, familia y linaje. Según la cantidad aportada transcurría la vida de la religiosa dentro de sus muros; las de pocos recursos eran monjas de “velo blanco” y las que entragaban la totalidad de la cantidad requerida se denominaban de “velo negro”. Las segundas podían ocupar los cargos más importantes y participar en la toma de decisiones329. Tomando como ejemplo un convento de clarisas: 323 Hija de don Juan Laurencio de Castilla, caballero de Calatrava y Veinticuatro de Córdoba, y de doña María Isabel de Guzmán, Sra de la villa del Cadoso y del mayorazgo de Sotomayor en Carmona. RAMOS, A.: Descripción genealógica de la Casa de Aguayo. Málaga, 1781, p. 334. 324 AHPSE: P- 11144, 180 r. 325 AHPSE: P- 1306, 944 r. 326 "Las “mercedes dotales pecuniarias” suponían la concesión de una dote en dinero a una mujer, bien con una sola cantidad fija para su casamiento, bien con carácter anual mientras viviese. Ya las Cortes de 1628 habían puesto como condición para la concesión del impuesto de millones que se redujesen “las mercedes que por vía de dote o de otra manera se hacían a las damas de Palacio” por importe de un millón de maravedíes, cuando se casaran Grande o hija de Grande, y de medio millón cuando se tratase de gentilhombres de cámara. En los años siguientes las mercedes pecuniarias no sólo se mantuvieron sino que se incrementaron. Basta con echar una ojeada a la documentación de hacienda que conserva el Archivo General de Palacio de Madrid en la que se encuentran mercedes dotales consignadas sobre los “efectos de la Real Cámara” en las postrimerías del siglo XVII". ANDÚJAR CASTILLO, F.: “Mercedes dotales para mujeres, o los privilegios de servir en palacio (siglos XVII-XVIII)”. Obradoiro de Historia Moderna, nº 19, Santiago de Compostela, 2010, p.220. 327 VIGIL, M.: Ob. cit., p. 87. 328 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: La sociedad española del siglo XVIII. Madrid, 1951, pp. 89. 329 DINAN, S y MEYERES, D.: Mujeres y religión en el Viejo y el Nuevo Mundo, en la Edad Moderna. Madrid, 2002, pp.90. 147 “La novicia queda obligada, una vez obtenida la correspondiente licencia del P. Provincial de la Orden de San Francisco, a una serie de requisitos indispensables, encaminados a asegurar y garantizar la dote, (distinta según se renuncie o no a las herencias legítimas), que deberá entregar en dinero de contado al tiempo de la profesión, sin que se pueda recibir cosa alguna antes de ese momento por parte del Monasterio”330. Un caso singular es el de la escultora Luisa Roldán, hija de Pedro Roldán, que contrajo matrimonio con Luis Antonio de los Arcos (aprendiz de escultor) contra los designios de su padre331, por lo que se le negó la dote. Esta situación hizo que incluso llegaran a los tribunales que acabaron por darle la razón a ella, por este motivo La Roldana se vio obligada a abandonar Sevilla, primero trabajó en Cádiz para más tarde trasladarse a Madrid donde llegó a ser escultora de cámara de Carlos II Una de las instituciones que dotaba a doncellas sin recursos en Sevilla era la Casa de la Misericordia, fundada a finales del siglo XV. Su finalidad residía en casar a solteras pobres, huérfanas o desamparadas. Estas personas debían cumplir una serie de requisitos para poder acceder a la dote332. Una vez habían contraído matrimonio se les entregaba el ajuar en una ceremonia que se celebraba los viernes santos en la catedral, los bienes se entregaban una vez que se verificara que todo estuviera conforme con las condiciones requeridas.333 334. En 1710 la Casa Hospital de la Misericordia, en Sevilla, dotó a veinte doncellas sin recursos, a todas 330 PEÑAFIEL RAMON, A.: Mujer, mentalidad e identidad en la España moderna (siglo XVIII). Murcia, 2001, p. 61. 331 Todo ello pese a existir formalmente plena libertad de los contrayentes, conforme a la Partida 4ª, Título 1, Ley 5: "Consentimiento solo con voluntad de casar hacer matrimonio entre el varón y la mujer; y esto es por esta razón, porque aunque sean dichas palabras según deben para hacer el casamiento, si la voluntad de aquellos que las dicen no consiente con las palabras no vale el matrimonio cuanto para ser verdadero, comoquiera que la Iglesia juzgaría que valiese, si fuesen 87 probadas las palabras por juicio que fueran dichas en la manera que se hace el casamiento por ella. Pero razón hay por la que se podría hacer el matrimonio sin palabras tan solamente por el consentimiento; y esto sería como si alguno casase que fuese mudo, que aunque por palabras no pudiese hacer el casamiento, lo podría hacer por señales y por el consentimiento. 332 "Resulta significativo el hecho de que una décima parte declare no haber llevado dote al matrimonio. Índice que consideramos elevado si tenemos en cuenta el papel social y cultural que tenía la dote en la sociedad tradicional. No aportar dote alguna se consideraba una deshonra pues se iba en contra de una práctica tradicional, tan es así que la Iglesia entre las causas que permitía para solicitar la dispensa matrimonial por consaguinidad incluía la carencia de dote". IRIGOYEN LÓPEZ, A., PÉREZ ORTIZ, A.: Familia, transmisión y perpetuación. Murcia, 2002. p. 98. 333 PÉREZ GARCÍA, R. M.: El hospital de la Misericordia en la Sevilla del siglo XVI: caridad, dotes y organización social. Sociabilidades na vida na morte (séculos XVI-XX) Braga, 2014, p. 27. 334 En cierto modo, la evolución de esta situación trae causa el vigente artículo 788 del Código Civil: “Será válida la disposición que imponga al heredero la obligación de invertir ciertas cantidades periódicamente en obras benéficas, como dotes para doncellas pobres, pensiones para estudiantes o a favor de los pobres o de cualquier establecimiento de beneficencia o de instrucción pública bajo las condiciones siguientes (…) 148 ellas se les entrega la misma cantidad de dinero “de contado” y de enseres. Los gastos corrían a cuenta de los difuntos que así lo habían establecido así en su testamento. Según Alonso de Morgado: “las calidades que han de tener de naturales de Sevilla, de diez y ocho años arriba, y que hayan servido por lo menos dos años a gente honrada, doncellas, pobres, honestas y recogidas, y de buena vida y fama, y que no sean indias, negras, ni mulatas ni moriscas, sin otra dote de axuar, y fe d e b a p t i s m o ” 335. En cuanto a las valoraciones, en algunos casos se recurría a personas que realizaran la tasación correspondiente, las cuales se comprometían a hacer su trabajo con rigor y seriedad, para apreciar la ropa se llamaba a un sastre, para muebles a un ebanista etc…336. Dentro de los documentos manejados, la partida más extensa suele estar destinada a la indumentaria de la novia. Normalmente se empieza por la cama y todo lo necesario para ella: sabanas, colchas y almohadas. A continuación, se pasaba a la ropa; es difícil generalizar ya que depende de las posibilidades económicas de la contrayente, pero se citan todas las prendas; la tela y el color, los forros y todos los adornos, cada pieza con su precio correspondiente. De igual manera se hace con la prendas interior y con la ropa de casa como manteles y servilletas. Es difícil establecer un montante aproximado de los recibos de dote, en los documentos de las clases más populares las cantidades suelen encontrase entre los 2.000 y 4.000 reales, un ejemplo es el de Joaquín Martínez, “ofical de carpintero de lo blanco” que recibe 3. 842 reales en 1763 337. La institución matrimonial poseía una fuerte endogamia, es decir, se realizaban entre miembros de la misma clase social; incluso la nobleza cortesana pedía permiso al rey para contraer matrimonio. El matrimonio en España sigue las normas del Concilio de Trento (así se especifica en gran parte de los documentos), establecido por Felipe II en 1564. Es un sacramento que se basa en la libre elección de los contrayentes lo que no debe ser entendido desde una perspectiva actual, sino en el sentido de que no se debían celebrar enlaces a la fuerza. Eran de por vida y el divorcio no se contemplaba338. La edad media para contraer 335 MORGADO, A.: Historia de Sevilla. Sevilla, 2007, fl.126 r. LÓPEZ BELTRÁN, Mª T. (Coord.): Historia y género. Imágenes y vivencias de mujeres en España y América (Siglos XV- XVIII). Málaga, 2007, pp.107. 337 AHPSE: P- 10359, 222r. 338 Sin embargo, esta situación, lejos de ser excepcional, ha tenido su continuación hasta épocas muy cercanas. Recuérdese el Art. 22 del Fuero de los Españoles, de 18 de julio de 1945: "El Estado reconoce y ampara a la familia como institución natural y fundamento de la sociedad, con derechos y deberes anteriores y superiores a toda Ley humana positiva. El matrimonio será uno e indisoluble (...)" 336 149 matrimonio era de veinticinco años para los hombres y veintidós para las mujeres. La separación de derecho era prácticamente imposible, y la mujer tenía todas las de perder, incluso podía ser recluida en un convento. Las separaciones de hecho no eran infrecuentes entre las clases elevadas, donde algunas parejas vivían bajo un mismo techo pero no hacían vida en común339. El hombre al casarse llegaba a la plena independencia, pero la mujer estaba sometida a una “capitis diminutio”, lo que conllevaba estar en manos del marido. El matrimonio se basaba en una serie de requisitos tales como, el consentimiento de los padres, que los esposos pertenecieran a parecido nivel social y que la mujer fuera virgen, punto que no se exigía al marido como tampoco la fidelidad conyugal, requerida a la esposa. El padre es el que ejerce el poder absoluto sobre la familia, a la que tiene obligación de proteger y mantener, por lo que no era común que la mujer trabajara fuera de casa. Aún así hay profesiones normalmente desarrolladas por mujeres como la fabricación de tejidos y la elaboración de tabaco; aunque siempre con sueldos inferiores a los hombres. La mayor parte de mujeres asalariadas se dedican al servicio doméstico: “Las familias no son muy numerosas: raramente se encuentra un español que haya engendrado tres o cuatro hijos…Jamás un español exigirá el menor trabajo de su esposa, porque todas, ricas o pobres les responderían: No hemos venido al mundo para trabajar, sino para agradar a los hombres y hacerles placer”340. En definitiva, el matrimonio introducía a la mujer en la sociedad, a la que sino difícilmente podía acceder, además de salir del yugo paterno o de la posibilidad de profesar en un convento. Se tenía por cierto que al casarse obtendrían algún tipo de emancipación ya que la soltería era un problema grave para ella misma y para su familia. Mientras en Francia las señoras casadas tenían parte activa en la vida social, España se nos muestra todavía inmersa en unas costumbres arcaicas como la pervivencia del estrado, lugar exclusivamente femenino, que ponía de manifiesto la separación entre ambos sexos. La vida de la casada estaba por entero circunscrita al hogar, sus obligaciones residían en cuidar a los hijos, familia y personas 339 En este sentido, la Partida cuarta, Título segundo, Ley tercera: "Además crece el amor entre el marido y la mujer, pues que sabe que no se han de partir, y son más ciertos de sus hijos, y ámanlos más por ello, pero con todo esto bien se podrían separar si alguno de ellos hiciese pecado de adulterio, o entrase en orden con otorgamiento del otro después que se hubiesen juntado carnalmente. Y comoquiera que se separen para no vivir en uno por alguna de estas maneras, no se rompe por eso el matrimonio". 340 GARCIA MERCADAL, J.: Ob. cit., p. 655. FALTA VIAJERO 150 a su cargo como criados y todo lo relacionado con la vida cotidiana como comida y ropa; aunque la situación de la mujer española comenzó a ser más autónoma, los Borbones aportaron nuevos marcos de sociabilidad y hacia 1755 la costumbre del ama de casa siempre recluida en su estrado había pasado: “A nadie puede extrañarle que las mujeres españolas tuvieran hambre atrasada de divertirse sin ser reprobadas. Los modelos que mediante el vehículo de la literatura o de La oratoria sagrada que, les habían venido siendo propuestos con uniformidad desesperante como espejo rector de su conducta, no les ofrecía más alternativa que aburrirse o pecar”341. Por otro lado, cabe destacar que pese a su poca formación era la encargada de administrar el dinero para el hogar además de ser la depositaria del honor de la familia, la virtud más preciada y considerada: “El honor del padre y por extensión el honor de la familia- incluidos los miembros femeninos de la misma-, descansaba en la incuestionable fidelidad de la esposa y en la igualmente incuestionable virginidad de las hijas. Esto afectaba a todos los estamentos”342. Es por ello que en las cartas de dote después del nombre de la mujer se suele especificar que es virgen “de estado doncella”. Evidentemente, su vida dependía en gran parte de la clase social a la que perteneciera, aunque la mayoría de lo expuesto con anterioridad es común a la mayoría. Las señoras acomodadas no criaban personalmente a sus hijos, ya que no se conocían las ventajas de la lactancia materna, aún así ésta era la única vía para la supervivencia del bebé por lo que se contrataba a nodrizas. La sociedad del Antiguo Régimen era estamental, pero la mujer perteneciera a uno u otro, estaba en franca desigualdad legal con respecto al hombre 343 . Su cometido era la 341 MARTIN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987, p. 26. VIGIL, M.: La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII. Madrid, 1998, p. 145. 343 De hecho, esta supeditación al varón se consolidó legalmente hasta la Ley 14/1975, de 2 de mayo, sobre reforma de determinados artículos del Código Civil y del Código de Comercio sobre la situación jurídica de la mujer casada y los derechos y deberes de los cónyuges. Dicha norma señalaba expresamente en su Exposición de Motivos: "Una de las corrientes de opinión fuertemente sentidas en nuestros días en el ámbito del derecho privado, reflejo de autenticas necesidades de carácter apremiante, es la que incide sobre la situación jurídica de la mujer casada. Sufre ésta señaladas limitaciones en su capacidad de obrar que, si en otros tiempos pudieron tener alguna explicación, en la actualidad la han perdido. Por lo demás, las normas en que tales limitaciones se contienen no pasan de tener una efectividad predominantemente formal, creadora de trabas en la vida jurídica, sin la contrapartida de una seria protección de los intereses de orden familiar (...)" 342 151 obediencia, primero a su padre y luego a su marido e hijos, estaba limitada en la administración de sus bienes y no podía ejercer cargo alguno. Tenía la responsabilidad de la atención a las relaciones sociales de la familia, es decir, de recibir a las amistades: a un hombre viudo se la dispensaba de determinados convencionalismos sociales al no haber una mujer encargada. La viudedad colocaba a la mujer como cabeza de familia y así era censada. Según el censo de 1768 elaborado durante en reinado de Carlos III por su ministro el conde de Floridablanca, en España había 9.308.804 habitantes, de los cuales 4.626.363 eran mujeres, lo que significa que numéricamente estaban por encima de los hombres. Las tasas de natalidad eran muy altas pero también las de mortalidad, muchos niños venían al mundo pero las familias numerosas no eran tan comunes debido a la alta mortalidad infantil. Las mujeres casaban jóvenes y muchas fallecían por problemas devengados del parto. Por otro lado, al ser la lactancia materna la única vía de supervivencia para el recién nacido, los nacimientos se espaciaban, ya que ésta se podía prolongar hasta dos años. En lo que respecta a su educación, era muy deficitaria, la gran mayoría eran analfabetas y muchas ni siquiera sabían firmar incluso en estatus superiores. Las clases acomodadas contrataban un ayo o aya que instruía a las niñas en leer, escribir, religión y costura por lo general, además de nociones de aritmética para poder llevar la economía doméstica. En ninguna de las cartas de dote consultadas hemos visto que se lleve algún libro, ni siquiera la Biblia. Las mujeres eran a su vez educadas por mujeres, que instruían a sus hijas en todas las tareas correspondientes al ámbito doméstico. Las madres debían educar a sus hijas en el buen gobierno de sus casas ya que: “No hay cantinela más ordinaria, que el atribuir a las mujeres la ruina de las casas por sus extremados gastos”344. En 1637 la escritora doña María de Zayas expresa su descontento por la falta de preparación de las mujeres, de la que culpa a los hombres: “¿Qué razón hay para que ellos (Los hombres) sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo? Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía, y no darrnos maestros”345. 344 AMAR Y BORBON, J: Ob. cit., pp. 203. LANGLE DE PAZ, T.: ¿Cuerpo o intelecto? Una respuesta femenina al debate sobre la mujer en el siglo XVIII. Málaga, 2004, p. 33. 345 152 En el siglo XVIII la formación de la mujer no había mejorado mucho, numerosos testimonios afirman que no estaban preparadas para la conversación y el intercambio de ideas; sus charlas tenían como tema principal las modas, cotilleo y hablar de las criadas 346 . La ignorancia era en parte responsable de los innumerables vicios que se achacaban al sexo femenino. En cuanto a la educación de las niñas, una de las básicas era la costura, existían las llamadas Escuelas de Labores que se dividían en dos: las Labores primeras para prendas básicas y mantenimiento del ajuar doméstico y las Labores de primores, para confeccionar encajes, bordados y adornos en general; a través de esta formación se pretendía que la mujer no requiriese la labor de un sastre. En algunos casos se realizaban capitulaciones matrimoniales 347 , un contrato formalizado antes o después del matrimonio. Su objetivo residía en fijar las normas que debían regir el aspecto económico del mismo respetando las leyes y los límites que marcan348. En 1711 Jacobo Félix Malcampo, de ascendencia flamenca, contrae matrimonio con María Catalina del Campo. En sus capitulaciones aparecen los gastos ocasiones por la celebración de su boda: “por todo lo gastado en la boda de dulces comidas bebidas regalias y otras cosas quince mil reales de plata nueba”349. En 1713 Eugenia de Villavicencio casa con Esteban Alonso Guerrero, marqués de Zela 350 . En sus capitulaciones sus padres le entregan 3.600 pesos de plata a cuenta de su legítima, mientras que su tía doña Teresa de Lorenza de Vivero y Escobar351 le entrega 2.200 pesos: “que graciosamente le a dado para aumento de su dote”. A estas cantidades se añaden 2.200 pesos escudos de plata que: “le han regalado diferentes parientes y amigas de cariño”. 346 MARTIN GAITE, C.: Ob. cit., p. 69 y ss. “Se trata de un contrato sobre bienes con ocasión del matrimonio, discutiéndose si han de referirse únicamente al régimen económico matrimonial o si pueden englobar cualquier estipulación que se adopte por razón del matrimonio, sea cual fuere su naturaleza”. PÉREZ MARTÍN, A. J.: Tratado de Derecho de familia. Pactos prematrimoniales. Capitulaciones matrimoniales. Convenio regulador. Procedimiento consensual. Valladolid, 2009, p. 45 348 Para su validez, deben de hacerse en escritura pública, con el asesoramiento imparcial del notario que deberá indicar la manera más idónea para reflejar la voluntad de los esposos y también cuáles son los límites que marca la ley. http://www.notariado.org/liferay/web/notariado/regimen-economico-del-matrimonio 349 AHPSE: P- 10334, 233 v. 350 El título fue instituido por el rey Carlos II por decreto de 12 de diciembre de 1696, a favor de Joseph Francisco Guerrero Chavarino, para premiar su contribución en hombres y dinero a la defensa de Ceuta. 351 Esposa de Juan Bautista Clarebout, caballero de la orden de Alcántara. En 1720 compró la hacienda de Seixa en Alcalá de Guadaira por más de 20.000 ducados. http://www.iaph.es/patrimonio-inmuebleandalucia/resumen.do?id=i185250 347 153 Otro tipo de documento que podía formalizarse antes de la boda era el llamado inventario capital. Se llevaba a cabo tanto por hombres como por mujeres con el fin de que constaran todas sus pertenencias antes del cambio de estado. Tal y como reflejan los documentos era práctica común volverse a casar tras enviudar en ambos sexos. La partición de bienes de María de Felices de Medina (1711), nos informa que en 1666 contrajo matrimonio con Diego Mestre Aernoust natural de Brujas. Don Diego hizo inventario capital de todos sus bienes antes de la boda declarando 688.284 reales de plata antigua y 16.812 reales de vellón mientras que María de Felices aportó una dote de 238.730 reales de vellón352. Este tipo de documento no era privativo de las personas principales sino que también lo realizaban trabajadores como zapateros, sastres u otros profesionales aunque es más corriente en las clases altas. Las capitulaciones matrimoniales de Francisco Rodríguez 353 , maestro sastre y vecino de la calle Sierpes, nos muestran cómo podía estar amueblada una casa de clase media de la Sevilla de 1785. El documento recoge en primer término una imagen de la virgen de los Dolores con vestido de terciopelo morado y corona de plata valorada en 380 reales, la piezas más costosa del conjunto. Por lo demás, aparecen “sillas altas francesas”, “corredorcillos” de lana, cortinas con sus borlas, un par de puertas de cristales, láminas, cornucopias, una estera de estrado, una rinconera, una cómoda. De menaje encontramos platos, vasos, posillos, chocolateros, tinajas, cucharas de peltre y cubiertos de metal, de todo ello pocas piezas. Para terminar el sastre tenía tijeras, dos planchas de hierro, tres perchas de madera y una mesa grande. De su lectura desprendemos que el ajuar doméstico de las clases medias era todavía muy limitado, constando de ìezas básicas y con pocos elementos. El contrapunto lo tenemos en las capitulaciones matrimoniales de Isabel Maestre (1791) que ascendieron a un montante de 122.253 reales e incluían un magnífico ajuar tal y como veremos. El documento además otorgaba mobiliario a la última moda como cómodas de caoba con marquetería tasadas en 1.688 reales, un tocador de plata con su espejo, cajas, bandejas, una escribanía compuesta por dos candeleros, platillo, despabiladeras, salvilla, vaso, peine y “cuchillito” todo de plata con un peso de 302 onzas y seis adarmes tasado en 9.609 reales354. 352 AHPSE: P- 10335, sf. AHPSE: P- 12128, 49 r- 52 v. 354 AHPSE: P- 12128, 359 v. Apéndice documental, documento 51. 353 154 IV.2. Inventario post-mortem y testamento El inventario post-mortem era un documento notarial realizado ante “escribano” y testigos que consistía en una pormenorizada enumeración de todos los bienes muebles e inmuebles del fallecido. Se iniciaba citando localidad y fecha, para situarnos en la vivienda donde iba a tener lugar el recuento de los bienes. En el documento consta el nombre completo del difunto y la collación (barrio) donde residía. En general, el inventario de la propiedad de un difunto se realizaba dentro de los treinta días de su muerte para determinar la herencia que dejaba 355 . Durante el siglo XVIII, no existía una profesión destinada a su elaboración. La enumeración se realizaba estancia por estancia; por lo general, el recuento comenzaba en la planta baja y continuaba en los pisos superiores. En las casas amplias, las estancias principales se detallaban por separado antes que el resto, mientras que las habitaciones secundarias y las áreas de servicio se dejaban para el final. Los inventarios post-mortem incluían los enseres de la casa y las posesiones personales, es decir la ropa y alhajas, el efectivo o bonos, las herramientas de trabajo, inventarios de mercancías en el caso de comerciantes, deudas, cobros pendientes, el ganado, las edificaciones anexas, las herramientas agrícolas y los esclavos. Su estudio nos permite seguir la evolución de la indumentaria masculina e infantil ya que es en este tipo de documentos donde aparece consignada. La manera de efectuar el recuento podía ser bastante aleatoria; mientras que en algunos artículos se ofrecía descripción exhaustiva, otros elementos simplemente se enumeran: “La finalidad del inventario no era otra que la de proceder al reparto de los bienes legados por el inventariado y puesto que se daba la circunstancia de que los bienes vinculados no estaban sujetos a partición resultaba “normal” que no se les hiciese constar ni se les valorase”356. Tanto los inventarios post-mortem como las cartas de dote, en menor medida, 355 En la actualidad el plazo fijado en España para la aceptación de la herencia (únicamente a efectos fiscales) es de seis meses desde el fallecimiento del difunto. En cuanto a los bienes muebles, aquellos de escasa cuantía no se incluyen en las modernas escrituras de "declaración de herederos" o "aceptación y partición de herencia", sino que lisa y llanamente, la normativa presume que el valor del "ajuar doméstico" (ropa, muebles, enseres y utensilios adscritos a las necesidades personales) asciende al 3% del "caudal hereditario". Una vez aceptada la herencia se entiende que el heredero ha sido propietario de los bienes desde el momento de la muerte del "causante", teniendo pues efectos retroactivos. 356 ÁLVAREZ SANTALÓ, L. C. y GARCÍA-BAQUERO, A.: La nobleza titulada en Sevilla, 1700- 1834 (Aportación al estudio de sus niveles y vida y fortuna). Sevilla, 1981, p. 128. 155 constituyen una valiosa herramienta para acercarnos a la vida cotidiana de sociedad sevillana, las profesiones, la cuantía de los salarios, el ajuar doméstico, y la tasación de distintas piezas de mobiliario, pintura, ropa y demás enseres si se acompañaban de un “aprecio de bienes”. Un documento fechado en 1757 nos informa que en Sevilla un maestro albañil ganaba 10 reales diarios aproximadamente, lo mismo que un maestro carpintero; mientras que un aprendiz de este último oficio percibía 4 reales al día357. Para su elaboración se recurría, en ocasiones, al auxilio de una serie de profesionales tales como: ebanistas para el mobiliario, plateros para plata y joyas, sastres para la ropa o mercaderes de libros para la biblioteca entre otros. En la memoria e inventario de los bienes de Juan Pérez de Vivar (1733), se encuentran el contraste Juan de Riverola para apreciar “las alaxas de Platta de Diamantes y Perlas”; la biblioteca corrió a cargo del librero de Gradas, mientras que de las prendas de vestir se ocupó Francisco Ordóñez 358. En el inventario postmortem de María Magdalena Ferrer (1799) se requirió a los siguientes profesionales: Miguel Méndez, platero; Antonio Deschamps, maestro relojero, José Ximenez, maestro carpintero; y por último Diego Gómez, apreciador de escultura y pintura359. Para la realización del inventario post-mortem de Úrsula Echevarría, su viudo don Jacinto de Aguilar contó con el trabajo de una serie de profesionales. Para la ropa llamaron a Francisco Javier Medina, maestro sastre; para el menaje de la casa a Antonio Gómez, maestro carpintero y ebanista. La plata labrada estuvo a cargo de José García, maestro artista platero, y para los relojes se llamó a Manuel Morales, maestro relojero 360 . Cada uno de ellos se presentaba ante el escribano público y los testigos que daban fe del acto. Para inventariar la ropa blanca también se podía recurrir al auxilio de costureras, en un documento fechado en 28 de junio de 1735, aparecen doña Melchora Delgado y doña María Lorenzo del Valle “costureras de esta ciudad” para valorar sábanas y mantelería, ambas no sabían firmar y así consta361.Dentro de los inventarios se van enumerando los objetos uno a uno, normalmente siguiendo un orden establecido por partidas tales como: mobiliario, pintura, ropa de casa, ropa de vestir, plata, joyas, enseres de cocina etc… Los realizados por estancias resultan muy interesante para conocer los espacios de habitabilidad en la casa andaluza tales como: sala de 357 AHPSE: P- 11168, 215 r. AHPSE: P- 18005, 349 r. Apéndice documental, documento 28. 359 AHPSE: P-10731, 359 r. 360 AHPSE: P- 9580, 451 r. 361 AHPSE: P- 14122, 693 r. 358 156 estrado, alcoba, escritorio, gabinete, cocina ó capilla. Por último, los hay sin un orden preestablecido en los cuales los objetos se hacen constar arbitrariamente La nobleza titulada, sin contar a los grandes de España, constituía un grupo esencial; en 1770 había catorces condes y cuarenta y dos marqueses362. Lo interesante de estas fuentes reside en que nos proporcionan una visión imparcial en contrapunto con los testamentos donde el finado puede dejar de sí mismo una apreciación mas subjetiva. Los inventarios de la aristocracia nos acercan a la mentalidad del Antiguo Régimen, cómo era su forma de vida a través de los objetos de los que se rodeaban y la imagen que debían prodigar de sí mismos. En los protocolos se aprecia cómo Sevilla tuvo un notable intercambio comercial, encontramos mobiliario, joyería y textiles procedentes de diversos países de Europa, Asia y de las colonias de América; incluso se tiene constancia de maestrantes de Sevilla dedicados al comercio en la época. La ciudad fue un gran emporio comercial hecho que se refleja en la cantidad de mobiliario extranjero que aparece, en su mayoría procedente de Inglaterra, Flandes y Alemania; así como de pintura flamenca, sobre todo paisajes y bodegones. Las casas se hallaban literalmente repletas de imágenes religiosas de todo tipo, ya fueran pinturas, láminas o tallas, la religión era omnipresente e impregnaba todas las facetas de la vida. En las casas principales las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción se habla de las medidas y del marco, y a veces muy someramente del tema, además de la procedencia si es extranjero. Por desgracia los cuadros de temática profana, tan útiles para rastrear modos de vida y costumbres, son más bien escasos. Otro hecho que nos resulta singular es la enorme importancia dada a la indumentaria, la cual obligaba a importantes desembolsos. Los documentos atestiguan que un traje, de hecho, podía ser mucho más costoso que una pintura o un mueble, por lo tanto la descripción de las prendas es exhaustiva, se enumeran y se consigna su estado de conservación. En 1705 a la muerte de doña Mariana de Quintanilla se elaboró un inventario de sus bienes para realizar una almoneda con la que cubrir las deudas contraídas. Se pusieron en venta prendas de vestir y de casa (algunas de ellas “muy usadas”) y joyas valoradas en 400 pesos. La señora dejó expresamente a su criada María Josefa de la Cruz “para ayuda a tomar estado”, una hongarina de calimanco y un tapapiés de montería celeste junto con 100 pesos de plata y 1.224 reales363. 362 363 AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla, Vol. IV. Sevilla, 1976, p. 167. AHPSE: P- 10326, 559 r. 157 Las casas sevillanas de personas pudientes constaban, por lo general, de dos plantas y sobria fachada, lo que contrastaba con interiores ricos engalanados con alfombras, tapices y colgaduras. En la vivienda española un elemento esencial fue el estrado; lugar destinado a la señora de la casa, donde recibía a sus visitas, cosía e incluso comía: “Hasta el siglo XIII la voz estrado no denomina al conjunto de muebles que conforman una pieza de recibir. Sin embargo ésta está ya formada con anterioridad debido a la asimilación de las 364 costumbres de la admirada cultura cordobesa” . Antes del siglo XIV la voz “estrado” hacía referencia a un asiento que podía hacer las veces de lecho. Aparece en el Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas (1283-87) y en las de las Cantigas de Santa María (1280-85), donde se muestran tarimas cubiertas con una alfombra o tela con personas recostadas o sentadas. En el siglo XV ya se refiere a la estancia destinada a las mujeres para sus momentos de esparcimiento. Ya en el siglo XVII y en algunas casas principales había hasta tres: el "de respeto", que sería un recibidor, el "de cumplimiento" una sala, y el llamado "de cariño", que según relata Zabaleta se encontraba en la alcoba de la dama y se engalanaba igualmente con colgaduras. Para el escritor tal disposición servía para fundamentalmente para exhibir la riqueza de los propietarios365. En ella se recibía a las personas mas íntimas y de confianza a las que se les daba un agasajo, generalmente chocolate espeso con bollos y bizcochos, también dulces o confituras secas de frutas: "Coronaba la sala un rico estrado con almohadas de terciopelo verde, a quien las borlas y guarniciones de plata hermoseaban sobremanera, haciendo competencia a una vistosa camilla que al lado del vario estrado había de ser trono, asiento y resguardo de la bella Lisis (que como enferma pudo gozar desta preeminencia, era asimismo de brocado verde, con fluecos y alamares de oro. (…) Estaba ya la sala cercada toda alrededor de muchas sillas de terciopelo verde y de infinitos taburetes pequeños, para que, sentados en ellos los caballeros, pudiesen gozar de un brasero de plata que, alimentado de fuego y diversos olores, cogía el estrado de parte a parte. Desde las tres de la tarde empezaron las señoras, y no sólo las convidadas, sino otras muchas que a las nuevas del entretenido festín, se 364 RODRÍGUEZ BERNIS, S.: “El mueble medieval”, El mueble español. Estrado y dormitorio. Madrid, 1990, p 43 365 ZABALETA, J.: Ob. cit., p. 351. 158 convidaron ellas mismas a ocupar los asientos, recebidas con grandísimo agrado por la discreta Laura y la hermosa Lisis (…)”366. La sala de estrado es de origen musulmán y perdura hasta bien entrado el siglo XIX. Era una estancia o parte de ella con una tarima de madera o corcho, cuyo objeto era preservar de la humedad del suelo, sobre la que se disponían esteras, almohadones que servían de asiento, taburetes y las llamadas “sillitas de estrado”367. Esta tarima podía estar delimitada por una barandilla, la parte de la habitación que restaba se destinaba a los hombres, si los había, que solían sentarse en taburetes o sillitas. El estrado en sí, sólo lo ocupaban las mujeres. En invierno se calentaba con braseros de plata, a los que se les ponía huesos de aceituna para dar buen olor. En verano se refrescaba el ambiente con recipientes llenos de agua perfumada368. Esta estancia es común a todas las clases sociales, su tamaño y las piezas que lo decoraban estaban lógicamente en consonancia con las posibilidades de la familia. En los inventarios post-mortem, aunque no haya un cuerpo aparte donde se hable de las distintas estancias de la casa y de lo que contiene cada una, se especifican los elementos que se encuentran en el estrado, como las almohadas, bufetillos, esteras, etc... Para engalanarlo se utilizaban colgaduras normalmente de damasco, a veces con almohadones a juego. Las paredes se cubrían con telas para enriquecerlas y como defensa del frío. Según nos ofrecen las descripciones, podemos conjeturar que el espacio se hallaba plagado de muebles de pequeño tamaño tipo contadores y sillitas; aparte de tallas religiosas, algunas con corona o potencias de plata labrada369. En el “memoria de bienes y alajas” de don Sebastián García de la Torre aparecen: “Cinco paños que visten la sala de estrado (…), una alfombra de la sala de estrado de cinco varas (…), un esterado de la sala de estrado”370. En el aprecio de bienes de la marquesa de la Peñuela (1709) figuran dos alfombras de estrado valoradas en 1.800 reales y “catorce almohadas de tela encarnada y plata inventariadas y tasadas en 900 reales”. Las almohadas, destinadas al acomodo de las señoras, se contabilizan añadiendo su color, tejido, decoraciones y estado de conservación. En el inventario del capitán Francisco Moreno (1702) 366 ZAYAS Y SOTOMAYOR, M.: Tres novelas amorosas y ejemplares: y Tres desengaños amorosos. 1989. Madrid, p. 58. 367 Las casas señoriales en la España del XVII. Museo Nacional de Artes Decorativas. http://www.mecd.gob.es/mecd/dms/mecd/cultura-mecd/areascultura/principal/novedades/museos/2010/convocatoria-publica-del-puesto-de-directora-del-museo-nacional-deartes-decorativas/mnad-convoca/Guias_sala_de2_2-2_6_casas_senoriales.pdf , p. 9. 368 DELEITO Y PIÑUELA, J.: La mujer, la casa y la moda en la España del rey poeta. Madrid, 1987, p. 90. 369 Las imágenes de vestir solían tener varios trajes o túnicas, que podían mudarse según la época del año. 370 AHPSE: P- 1888, 463 r. 159 constan “Seis almoadas viejas de estrado de terciopelo”371. En el de don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) se constata la existencia de un estrado en el que se encontraban: veinte almohadas de terciopelo, una estera de junco encarnada y cinco corredorcillos, dos bufetillos de carey con su herraje y otros dos de madera de Inglaterra, y un escaparatillo con sus vidrieras. En cuanto a las imágenes sagradas, contenía una de la Concepción y otra del Rosario con sus peanas doradas, un San Antonio, un niño Jesús de vestir (casi todas las casas cuentan con un niño Jesús con varios vestidos cuando no mas), un San Jerónimo, dos cajoncitos del niño Jesús y San Juan con sus vidrieras y otros dos con dos cabezas de Jesús y su Madre 372 . Las imágenes de devoción se prodigaban en una sorprendente cantidad, no solamente en sitios sagrados como iglesias, capillas u oratorio, sino en cualquier lugar. Las damas sentían predilección por las pequeñas tallas de madera de la Virgen o del Niño Jesús, muchas eran imágenes de vestir y contaban con varios vestidos que se iban cambiando373. En el estrado de don Juan Angulo Pedroso “que fue secretario de Su Majestad” (1723), había una colgadura de damasco carmesí, varios escritorios e “imágenes de talla con su corona labrada”374. Los colores de las tapicerías eran vistosos siendo habituales el verde y el carmesí; pero en el caso de que la familia estuviera en periodo de duelo, incluso los estrados se tapizaban de negro. El luto era muy riguroso y lo llevaban las personas y las casas. En el inventario post-mortem de don Juan Pérez de Vivar (1733) “del Consejo de su Magestad y su Fiscal Electo de la Real Audiencia de Sevilla, nos encontramos con que las valoraciones y el menaje del estrado superan con mucho al resto. Aparece una colgadura de brocatel de diecisiete paños y nueve cenefas en 2.100 reales, una alfombra grande en 1.800, una imagen de la concepción con su urna y bufete azul y oro en 10.500, dos escritorios de Inglaterra con sus espejos en 6.000, seis cortinas de damasco carmesí en 900, aparte de un reloj y varios cuadros y grabados de vírgenes375. En ocasiones se aporta en la dote el estrado en sí, en 1750 371 AHPSE: P- 1307, 68 r. 372 AHPSE: P- 5178, 691 r. Apéndice documental, documento 12. En los conventos de clausura sevillanos se conservan gran cantidad de imágenes de bulto del Niño Jesús que las novicias aportaban en sus dotes. Las religiosas confeccionaban túnicas y ropas (algunas con gran primor) para las imágenes a las cuales iban cambiando. Era costumbre que cada monja conservara y cuidara su imagen y la vistiera con los distintos colores del año litúrgico, de pastores, reyes, monaguillos, sacerdotes, obispos, con los instrumentos de la pasión, resucitados, con trajes regionales etc… 374 AHPSE: P- 8194, 105 r. 375 AHPSE: P- 18005, 349 r y ss. Apéndice documental, documento 28. 373 160 José Tabeada, artista platero de oro, entrega a su hija: “Un estrado con sus corredorcillos, esteras y camonsillos y una docena de sillas en 60 reales”376. El inventario de la marquesa de la Peñuela (1709)377, exclusivamente se alude a dos estancias diferenciadas: estrado y escritorio. Aún así el cuerpo de hacienda se haya formado por las siguientes partidas: “Alhajas de estrado y scriptorio, ropa de mesa blanca y colchones, pintura, colgaduras y vienes de oratorio”. En el estrado aparecen catorce almohadas de tela y plata “inventariadas y apreciadas en novecientos r”378.No sólo se especifican los muebles sino también cosas accesorias como las toallas: “cuatro toallas de estopilla con encajes para estrado”. Las señoras hacían la vida en esta sala por lo que necesitarían toallas para secarse las manos, las destinadas a esta sala aparecen consignadas aparte de las demás. “Tres toallas de estrado de estopilla con sus puntas pequeñas todas en cuarenta y cinco”379. Las almohadas destinadas al estrado son una constante a lo largo de todo el siglo, se confeccionaban con materiales costosos y muchas veces llevaban guarniciones. En el inventario del marqués de Aguiar (1710), vecino de la collación de San Vicente aparecn doce almohadas de estrado de damasco carmesí380. Uno de los espacios de habitabilidad que no aparecerá en Sevilla hasta finales del siglo será el comedor. Esta estancia dedicada exclusivamente a comer surge en Francia 381 . En España durante esta época, las comidas se realizan sobre mesas que se mueven y en los documentos se especifica: “bufete para comer”. En el inventario de don Juan Pérez de Vivar (1733) aparece el comedor como estancia diferenciada, pero no encontramos ni mesa, ni sillas, destinados a tal fin sino: “Un baúl, un escritorio, cuatro colchones pequeños usados, un calentador de camas, una fresquera y un escaparate de cocina” 382. En otro documento se 376 AHPSE: P- 1892, 214 r. El marquesado de la Peñuela fue otorgado a Gonzalo Chacón de Medina Salazar en 1692. Contrajo matrimonio el 8 de septiembre de 1665 en Sevilla con Francisca de Medina Salazar Castañeda y Villaseñor, nacida el 10 de noviembre de 1647. Gonzalo y Francisca testan conjuntamente el 17 de octubre de 1699 ante Toribio Fernández de Cosgaya. Gonzalo fallece el 29 de noviembre de 1705 y se encuentra enterrado en la Iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla bajo la lápida que figura a la derecha. Francisca fallece el 19 de octubre de 1708 en Sevilla, está enterrada en el convento de Nuestra Señora de la Merced de Sevilla. 378 AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8. 379 AHPSE: P- 1326, 439 r. 380 AHPSE: P- 2822, 456 r. 381 RYBCZYNSKI, W.: La casa. Historia de una idea. Madrid, 1986, p. 94. 382 AHPSE: P- 18005, 349r y ss. 377 161 hallan: “ cuatro mesas que sirven para dar de comer y dos bancos y una tabla que sirve de banco”383 Las alcobas ricas se engalanaban con colgaduras en sus paredes, don Sebastián García de la Torre (1730) tenía en su dormitorio cuatro paños de corte384. La novia, por lo general, aporta la cama con todo lo necesario. La más común es la llamada “de barandillas” cuyo precio ronda los 200 reales, se suele especificar el material o materiales y si es antigua o moderna, aunque a veces solo se cita. Las cunas también podían llevar torneados como las camas. En el inventario de bienes de la condesa de Lebrija (1750) consta “una cuna torneada de madera de palosanto”385. Los precios no eran siempre tan elevados, en un ajuar de 1740 consta “Una cama de colgar de palo santo bronceada con sus varas y bastidores en 315 r” acompañada de “Una colcha de damasco carmesí bordada de tafetan del mismo color”386. En la carta de dote de Beatriz Fernández (1730) “doncella natural de Alcala de Guadaira” por su matrimonio con Francisco Mateos, de oficio panadero, aparece: “Primeramente una cama de colgar de granadillo antigua en doscientos quarenta r”387. En los ajuares de las capas más sencillas es muy habitual la aparición de la cama en primer lugar, tal es el caso del recibo de dote de José de Robles (1710), maestro albañil vecino de la collación de San Vicente, por un montante de 1.959 reales, en el que aparece la cama junto a colchones, sábanas , almohadas, concha y toallas388. La cama más lujosa era la llamada “de colgar” cuyos cortinajes llevaban varios paños, normalmente a juego con la colcha, en la carta de dote de Francisca López de Montoya (1731) constan “una colgadura de cama de damasco carmesí con su cuchillexo de oro y colcha de lo mismo rodapié y sitial en 1.800” y “una colgadura de raso de raso de la china carmesí con treinta y seis bedeles de a tres varas y tres cuartas cada bedel en tres mil setecientos ochenta r”389. La tasación más elevada que hemos hallado para una colgadura se encuentra de la partición de bienes de María de Felices (1711): “de damasco carmesí con alamares y fluecos 383 AHPSE: P-5666, 461 r. Apéndice documental, documento 28. AHPSE: P- 2822, 463r. 385 AHPSE: P- 2865, 220 v. Apéndice documental, documento 42. 386 AHPSE: P- 1335, 27 r. 387 AHPSE: P- 702, 415 r. 388 AHPSE: P- 2822, 605 r. 389 AHPSE: P- 1326, 439 r. 384 162 de oro” en 8.250 reales; seguida por una colcha de brocado de oro verder con galón de oro valorada en 40 pesos escudos, es decir, 600 reales390. En el inventario de doña Francisca de Medina y Salazar, marquesa de la Peñuela (1709) aparece una colgadura, siendo de terciopelo verde con revés de felpa y rodapié, todo guarnecido con cuchillejo de oro de Milán en 4.500 reales con su colcha a juego en 540. La partida de “colgaduras” en el citado documento alcanza la elevada cifra de 21.550 reales y está formada por cuarenta y tres colgaduras junto a la de la de cama citada anteriormente 391 . Las camas “a la portuguesa” tuvieron mucha difusión, en ellas los torneados de madera se decoraban con aplicaciones de metal dorado. La colcha podía estar forrada de telas como tafetán u holandilla y estar confeccionada a juego con el rodapiés: “Una colcha y un rodapiés de damasco carmesí en seiscientos r”392. Debajo de la colcha lujosa que era para vestir la cama, se disponían otras de algodón o los llamados cobertores, que eran de abrigo. Incluso podían cambiar las colgaduras dependiendo de la estación del año, en verano se solían quitar y sustituir por mosquiteros de gasa. Doña Rosa Romero Ponce de León llevaba en su dote (1700) “Una colgadura de cama labrada de colores dee velillo de gasa y se compone de seis cortinas”393. Los colchones llevaban lana en su interior, se decía “poblados de lana” cuando su calidad era óptima, y el precio de la unidad rondaba los 100 reales. El forro podía variar y se especifica: “un colchón camero de lienzo adamascado” 394 . En las casas principales cada elemento se multiplica, en el testamento de la condesa de Lebrija (1750) aparecen dieciocho colchones y diecisiete cobertores, mientras en la partición de bienes de la marquesa de la Peñuela (1709) hay treinta y ocho colchones. Las sábanas eran de bramante o hilo gordo y no siempre la novia llevaba sábanas nuevas. Lo que encarecía el precio tanto de sábanas como de las fundas de almohadas, eran los remates con encajes: “cuatro sábanas guarnecidas de encajes en doscientos cuarenta” 395 o “Seis almohadas de estopilla ancha guarnecida con encages de pittiflor finos en noventa”396. El inventario de don Juan Antonio Correa (1750) contiene dos sábanas de Bretaña con sus encajes y otras cuatro de bramante para uso de los criados: “que sirven a los mosos”397. 390 AHPSE: P- 10335, sf. AHPSE: P- 3777, 66r y ss. Apéndice documental, documento 8. 392 AHPSE: P- 1888, 262 r. 393 AHPSE: P- 698, 944 r. 394 AHPSE: P- 2822, 583r. 395 AHPSE: P- 1311, 212 r. 396 AHPSE: P- 1323, 337 r. 397 AHPSE: P- 4574, 270 r y ss. Esto indica que la bretaña era un tejido más fino que el brabante, aunque estuvieran confeccionadas con el mismo material. 391 163 La ropa de casa se guardaba en arcas muy habitualmente fabricadas en cedro, una madera cuyas característica principales son el ahuyentar a insectos y gusanos y un olor agradable olor. Doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel llevaba en su dote un arca de cedro mediana mediana tasada en 60 reales y otra grande en 120 398. En ocasiones las arcas y baules se forraban en su interior con pieles como la cabritilla, la badana o incluso de cerdo o caballo399; en el inventario de bienes de don Iñigo Fernández de Velasco y Tovar, marqués de Caltojar400 (1747), hay seis baules “forrados en pellejo”401, mientras que en el de doña Leonor del Alcázar y Zuñiga (1765) aparece “un baul forrado en badana de vaca y quartta de largo, con dos serraduras” dentro del cual aparecieron numerosas piezas de ropa402 y se especifica si el arca tiene o no llave. La popularización del uso del armario ropero es posterior, aunque en el inventario de don Juan Pérez de Vivar (1733) aparece “un guardarropa con su pie maqueado” que se encuentra en el “salón grande”403. El diccionario de Autoridades define guardarropa como: “La oficina destinada en palacio y en las casas de los señores para tener en custodia la ropa que sirve almenaje de casa como colgaduras, tapices alfombras y cortinas”. Un elemento imprescindible en las dotes son las servilletas404 y los manteles, llamados “tabla de manteles”, en los bodegones de la época comprobamos cómo aparecen perfectamente planchados pero que los dobleces de la tela se dejaban. Los manteles y servilletas aparecen prácticamente en todos los ajuares, confeccionados con distintos tipos de lienzo, a veces se guarnecían con encajes de bolillos o de aguja. Los tapices se denominan, en ocasiones, “colgaduras”; en el inventario de doña Teresa Romero (1715) aparece una formada por siete paños con la historia del rey Minos fabricada en Bruselas y valorada en 4.600 reales405. En aprecio de bienes de don Ignacio de Chacón de Medina y Salazar, Caballero de Calatrava, hijo de los marqueses de la Peñuela (1725) que 398 AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1. MARTÍNEZ ALCÁZAR, E.: “El mueble en la vivienda murciana a finales del siglo XVIII”. Imafronte, nº 19-20. Murcia, 2008, p. 224. 400 Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos de su Majestad, Capitán de Granaderos, Capitán de Guardias de Infantería Española. Casado con Josefa de Herrera y Loizaga. 401 AHPSE: P- 12049,1005 r. 402 AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 403 AHPSE: P- 18005. Folio 349 y ss. Apéndice documental, documento 28. 404 “…tan fina y tan hermosamente labrada de las dobleces que me pasó por la imaginación limpiarme con las faldas de mi ropilla por no violalla”. ZABALETA, J.: El día de fiesta por la mañana y por la tarde. Madrid, 1983, p. 454. 405 AHPSE: P- 5666. Folio 990. 399 164 alcanza la cifra de 772.993 reales encontramos “Una tapiceria de la historia de hercules en siete mil quinientos r”406. Mientras que el de don Miguel Lasso de la Vega (1750) contiene “una tapiceria con la historia de sanson de ocho paños”, otra de siete paños con la historia de Moisés y por último una compuesta por ocho paños “con las guerras civiles de granada”407. Las puertas se valoraban especialmente si tenían cristales; algunas podían engalanarse mediante cortinajes, como elemento decorativo y sobre todo como defensa del frío. Los tejidos destinados a la confección de cortinas iban desde el sencillo lienzo hasta el damasco o el tafetán, dentro de una misma casa las hay de varios tipos dependiendo de la estancia. El mobiliario sigue siendo el típico del siglo XVII español, escritorios, bufetes, sillas, sillas de manos, sillones, contadores, papeleras, arcas o escaparates. Sevilla fue un ciudad con un gran intercambio comercial ya que en las casas aparece mobiliario importado de varios países europeos como Alemania, Flandes, Portugal, Francia e Inglaterra o incluso de China. Los documentos enumeran el tipo de madera o maderas que lo forman, tamaño, estado de conservación y en ocasiones del precio. Aparecen maderas oriundas y de las Indias, cuyo precio suele ser más elevado. La maderas españolas más comunes eran pino, nogal, haya, castaño, roble y encina; mientras las americanas son por lo general caoba, granadillo, palosanto, ébano y cedro entre otras. Para marquetería y embutidos se usaban hueso, marfil y carey, este último procedía del golfo de Méjico. Los asientos más comunes en la Sevilla del XVIII siguen los modelos de la centuria anterior, se trata de las llamadas sillas de baqueta de Moscovia fabricadas con distintos tipos de madera y muchas veces con clavazón dorada. En el inventario de bienes de don Bernabé de Orozco y Ayala (1719), Caballero de la Orden de Santiago, y residente en la collación de Santa María la Blanca aparecen: “Seis sillas de baqueta de moscovia con clavazon dorada y madera de caoba bien tratadas” y unos “sitiales de damasco carmesí” 408 . Los estrados se hallaban repletos de sillas bajas y taburetes. La baqueta se exportaba a las Indias, prueba de ello es la partición de bienes de María de Felices (1711), en la cual figura que se han enviado setenta “atados” de baqueta de Moscovia, a 16 pesos escudos de plata cada uno por un total de 9.240 reales de plata409. 406 AHPSE: P- 5188, 72 r. AHPSE: P- 2865, 63 r. 408 AHPSE: P- 6418, 58 r. 409 AHPSE: P- 10335, sf. 407 165 El escritorio410 es el mueble español por excelencia, a pesar de se cree que su origen es oriental, aparece en la corona de Aragón en el siglo XV. En los costados tenía aldabas para facilitar el transporte, se asentaba sobre pie cerrado o sobre pie abierto. Si tenían tapa la cerradura estaba en ella, sino cada cajoncito tenía su bocallave. En el diccionario de Autoridades lo llaman “alhaja de madera” ya que normalmente se fabricaba con materiales ricos. La papelera servía para guardar papeles u objetos preciados, se trajeron de Alemania Italia y Flandes (carey y ébano). Escritorio y papelera son términos que han cambiado su significado , pero a pesar de su nombre, no son muebles para escribir sino para guardar (se escribía sobre los bufetes). En el inventario de bienes de don Luis de Montenegro (1700) aparecen “dos papeleritas con tres gavetas de carey y marfil con bufetillos de lo mismo” y un escritorio de Salamanca de dos cuerpos411, mientras que en el de don Miguel Lasso de la Vega (1750) hay dos escritorios de Salamanca con sus pies a juego y dos de Inglaterra de “charol negro y oro”412. En la escritura de fideicomiso413 de don Diego de Córdoba Lasso de la Vega (1733) constan “dos escritorios contadores de carey y con coronas de bronce hechos en Flandes con sus pies cubiertos de evano en tres mil r”414. En la “Memoria de los bienes” de Juan Pérez de Vivar (1733) aparecen dos escritorios de Inglaterra con sus respectivos espejos tasados en 6.000 reales y uno de Salamanca con su pie puertas y cajones en 900415. Los escaparates eran una especie de rica vitrina muchas veces fabricada con maderas nobles e incrustaciones de carey o hueso. Su función era exhibir objetos preciados. Los espejos son de pequeño tamaño y los que se utilizan para el arreglo personal suelen tener marco de ébano o de madera teñida de negro, tal vez por influencia holandesa; también aparece el llamado “espejo de vestir”, tal vez de mayor tamaño. En 1702, Antonio Romero, “mercader de alhajas”, deja en su testamento: cuatro sillas de cañamazo, un escritorio de ébano y marfil con su pie, un baulito de terciopelo antiguo, un escritorio de Alemania con sus pie, un arca de cedro, un escritorio de tres cuartas hecho en Campeche, un espejito tocador, un escaparate de cedro de dos cuerpos, un arcón de pino de Flandes y un escritorio de vara de largo hecho en Portugal muy mal tratado y viejo y algunas gavetas sin cerradura ni llave416. 410 En el siglo XIX este tipo de mueble comenzó a denominarse bargueño incorrectamente. AHPSE: P- 1306, 698 r. 412 AHPSE: P- 2865, 63 r. 413 Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella encomendada a la buena fe de alguien para que, en caso y tiempo determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala. 414 AHPSE: P- 18005, 181 r. 415 AHPSE: P- 18005, 349 r y ss. 416 AHPSE: P- 5192, 651 r. 411 166 Los escritorios de Salamanca, típicos del barroco español, aparecen con cierta frecuencia, a veces con su pie de cajonería a juego, o si no sobre un bufete, es un mueble costoso, se decoraba con arquillos y columnillas de hueso en el frente (inspirado en motivos arquitectónicos). También encontramos escritorios de ébano, marfil o hueso con escenas de procedencia flamenca. Los alemanes tenían puertas en su frente, mientras que los ingleses aparecen por lo común de charol negro ( tipo de pintura que imitaba las lacas orientales). A finales de siglo se observa un cambio de mobiliario, las viviendas acomodadas se nutren de nuevas tipologías de procedencia extranjera como el canapé, las cómodas de caoba, las rinconeras y las mesas de juego. Con la llegada de los Borbones se produce una clara separación entre el mueble cortesano, al gusto europeo, y el resto del país donde se sigue fabricando el mueble tradicional. A partir del reinado de Luis XIV se produjo en Francia una auténtica eclosión en cuanto a la creación de mobiliario surgiendo nuevas tipologías de muebles para sentarse y echarse como la duquesa denominada en España otomana417. La silla se acomoda a la moda de tal manera que se retranquean los brazos para que quepan holgadamente las anchas faldas. La mujer tuvo un papel fundamental en el desarrollo de nuevas formas de mobiliario que debían responder a las nuevas exigencias de la moda, no sólo en cuanto al tamaño del vestido, sino también de las grandes pelucas que adornaron las cabezas femeninas a partir de 1770, lo que provocó que los respaldos fueran más bajos. Comprobamos, por tanto, que los muebles de asiento se hallan intrínsecamente unidos a los cambios en indumentaria femenina. El avance en la concepción y fabricación de las sillas y sus derivados fue muy significativo ya que se hizo un correcto uso del almohadillado. Las casas principales contaban con oratorio o capilla, por lo que los señores no tenían necesidad de salir para ir a la iglesia; teniendo en cuenta que era práctica común oir misa a diario. El estado de las calles a veces no invitaba al paseo por la suciedad y los deshechos que se acumulaban, las señoras acudían a sus visitas en silla de manos o coche. En los inventarios aparecen los objetos necesarios para la celebración de la liturgia, además de imágenes religiosas, pinturas y a menudo relicarios. 417 Denominada en los inventarios palatinos: “Silla cómoda a manera de catre”. Mueble español. Estrado y dormitorio. Madrid, 1990, p. 324. 167 Para sus desplazamientos las personas pudientes contaban con sillas de manos, carrozas o berlinas418. La silla de manos consistía en un asiento suspendido entre varas largas cargado por dos mozos que soportaban todo el peso del viajero y de la silla sobre sus hombros mediante unas correas. Marchaban uno delante y otro detrás a paso lento y uniforme y eran relevados por otros dos criados cuando la distancia a recorrer era larga. La “de manos” constaba de una silla cubierta con paredes y techo de madera, y cada costado con dos herrajes por los que se pasaba una gran vara que posibilitaba que dos o cuatro hombres puedan levantarla y desplazarla; en 1560 la reina hacía uso de ella419 . El 26 de noviembre de 1691 Carlos II dictó una Real Pragmática sobre el lujo de los carruajes que prohibía el uso de determinados tejidos: “Art. 11. Y para evitar el exceso que se ha experimentado en el abuso de los coches, carrozas, estufas, literas, furlones y calesas, en conformidad por lo dispuesto por un capítulo de la ley segunda, título doce, mandamos que de aquí adelante ningún coche, carroza, estufa, litera, calesa ni furlón se pueda hacer ni haga bordado de oro, ni de seda, ni aforrado en brocado, tela de oro, ni de plata, ni de seda alguna que lo tenga, ni con franjas, ni trencillos, ni otra guarnición alguna de puntas de oro ni de plata”420. La citada pragmática se renovó en 1723, se prohibían los coches pintados con cualquier tipo de escena o blasones permitiéndose las decoraciones de marmolizados o jaspeados, asimismo cada ciudad debía confeccionar un registro de todos los vehículos existentes. El registro que confeccionó el ayuntamiento de Sevilla alcanzó los 580 coches. En el caso de tenerlo lo habitual era contar con uno pero varios caballeros poseían varios, Juan Bautista Clarebout y el conde de Torrejón tenían cinco respectivamente mientras que el marqués de Valdeosera 421 y el de Medina contaban con seis 422 , una cifra verdaderamente notable: 418 Los primeros taxis empezaron a circular en Madrid en1704 con el nombre de simones, al parecer por el nombre del empresario que los explotó, un tal don Simón. Las primeras paradas estuvieron en las plazas de Santo Domingo, Cebada y Puerta del Sol. 419 LÓPEZ ÁLVAREZ, A.: Poder, lujo y conflicto en la corte de los Austrias. 1550-1700. Madrid, 2007, p. 69 420 Ibídem p. 58 421 Alonso Thous de Monsalve y Mendoza casado con Manuela Nicolasa Clarebout fue el IV marqués de Valdeosera. El título fue concedido en 1680 a don Diego Jalón y Baeza (1627-1699), caballero de Calatrava, Veinticuatro, Procurador Mayor de Sevilla y familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Diego era hijo de Pedro Jalón, nacido en Amberes. Su madre Elvira de Baeza le compró el cargo de Veinticuatro en 1645 por 2.337.500 mrs. ABADÍA FLORES, C.: “La comunidad flamenca en Sevilla en el siglo XVI”. Archivo Hispalense. Tomo 93. Nº 282-284, Sevilla, 2010, p. 87. 168 “Ninguna familia que se precie en el siglo XVIII puede prescindir del carruaje para sus traslados, con las correspondientes caballerizas y servidores”.423 El precio de uno de cuatro plazas rondaba 11.000 reales y su mantenimiento anual más de 500 ducados. El coche no era solo un elemento necesario para las personas acaudaladas sino una manera de ostentar el poder personal en las calles y paseos. La carroza añadía distinción a las damas y caballeros de la alta sociedad, pero querían dejar clara su posición con respecto del resto: “Puede decirse pues, que el uso de los carruajes representativos – coches, carrozas, literas, sillas de mano y trineos -, se extendió es un momento de la historia de Europa el que las monarquías dinásticas necesitaban de nuevos instrumentos para separar a quienes hacían la política y conformaban la corte, de la masa de los gobernados”424. En la partición de bienes de María de Felices (1711) se hacen constar dos coches, uno nuevo y otro “traido” con todos sus pertrechos, tasados en 22.000 reales; y una calesa en 800. Cinco mulas son valoradas en 12.000 reales, mientras que tres caballos lo son en 3.000425. En el inventario post-mortem de doña Isabel de Malcampo aparecen “un coche grande”, cinco mulas y un caballo, junto a dos pares de libreas y dos “sobretodos de los mosos” 426. La dote de doña Inés María de Barradas (1769) aportaba: “Un coche de Gala a la francesa forrado en terciopelo carmesí con flores blancas, flueque de catulina pintado de historias y todo él, a la ultima moda en cinquenta y quatro mil y quinientos rr”, seguido por: “Otro coche verde a la española abarcado para estricote en cinco mil rr”. Todo acompañado de cuatro mulas “empeladas y domadas” valoradas en 11.000 reales, junto a un juego de seis guarniciones “a la francesa pespunteadas y de ultima moda en ocho mil rr” y “otro tiro de guarniciones de quatro tambien nuevas de ultima moda en mil y quinientos rr”. Junto a los coches y mulas constan las vestiduras de cocheros y lacayos que se componían de nueve libreas “tres de gala, tres de estricote y tres de campo completas con seis sombreros, tres gorras de postas y dos Pedro Jalón fue un rico mercader, en su inventario se registró un inmueble de 32.254.597 mrs aunque tenía deudas por un 2´3 % del total. Su entierro costó 126.532 mrs, mientras que se pagaron 550.993 mrs en misas por su alma. AGUADO DE LOS REYES, J.: Riqueza y sociedad en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1992, p. 161. 422 RECIO MIR, A.: “De color de hoja de oliva: la pintura de los coches en la Sevilla del siglo XVIII”. Revista Laboratorio de Arte, nº22, Sevilla, 2010, p. 237 423 AGUILAR PIÑAL, F.: Historia de Sevilla. Siglo XVIII. Sevilla, 1989, p. 117. 424 Ibídem, p. 26 425 AHPSE: P- 10334, sf. 426 AHPSE: P- 5188, 690 r. 169 bastones siendo las libreas, unas de grana galoneadas de oro y otras de paño verde con otros galones de oro” todo tasado en 11.500 reales427. Durante el siglo XVIII surgen nuevas tipologías de muebles como la cómoda el buró, el sofá y la consola. Estos nuevos modelos vienen determinados por los nuevos usos y las diferentes maneras de relacionarse socialmente. Así el estrado pasa a transformarse paulatinamente en salón desplazando a las damas de la almohada al canapé, variando así el uso social de las casas428 .En el inventario post-mortem de Juan María Bravo (1800), dedicado al negocio textil, se enumeran las siguientes estancia: sala de escritorio, sala de estrado, corredor, alcoba, sala de la cancela, comedor , sala de pasión y sala de la calle de las Sierpes, entre otras. Unos de los objetos más curiosos de este documento son “unas tinas para bañarse”429. En los que respecta a la pintura en España, los protocolos ponen de manifiesto la cantidad de imágenes religiosas que tenían los sevillanos de toda condición ya fueran simples estampas o grandes lienzos. Son muy comunes cuadros de vírgenes con distintas advocaciones, de la Soledad, de Guadalupe… santos, y episodios de la vida de Cristo. Sus precios son muy variables aunque no llegan ni con mucho a las cifras de los tapices o de las colgaduras. Los marcos eran costosos, en una dote de 1750 se especifica que todos los marcos están dorados y son nuevos430. En 1710 José Robles, maestro albañil, recibe : “Seis cuadros de diferentes devociones”, siendo el montante de la dote de tan sólo 1.959 reales 431 . En las casas importantes las pinturas se cuentan por decenas, en su descripción siempre se habla del tamaño, del marco y normalmente del tema pero muy someramente, además de la procedencia si es extranjero; es frecuente encontrar obras de factura flamenca432. Es poco frecuente la mención a pintores, en la carta de dote de doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel (1701) aparece un San Francisco de Zurbarán tasado en 200 reales, una 427 Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 9, doc. 4. JUNQUERA MATO, J. J.: “Mobiliario en los siglos XVIII y XIX”. El mueble español. Estrado y dormitorio. Madrid, 1990, p 134. 429 AHPSE: P. 9586, 1626 r. 430 AHPSE: P- 1340, 393r. 431 AHPSE: P- 2822, 605 r. 432 Véase, SANZ, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII : relación de obras artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974. 428 170 cantidad menor en comparación con prendas de vestir como una “gabacha” que se valora en 300 reales433. En el inventario post-mortem de Ana Josefa Mahuis y Príncipe (1719) aparece “Un lienzo copia de Murillo”434, al igual que en la dote de Alfonsa de Quesada (1750): “un cuadro de nuestra señora de la Concepción copia de Murillo en 200 reales”435; mientras que en el inventario de bienes de doña Josefa Nicolasa de Andrade (1742), aparecen unas pinturas de Antolinez: “doce paises de Antolines historia de Jacob de a dos varas y cuarto de ancho y uno y cuarto de alto con molduras negras”. Doña Josefa poseía más de cincuenta cuadros de temática religioso436. Si el formato es apaisado se denominaba “echado” mientras que los cuadros de forma apaisada para colocar encima de las puertas se denominan “lienzos sobrepuertas”. En el inventario de bienes de don Juan Calvo de la Banda (1715) hay “dos lienzos sobrepuertas” y “cuatro lienzos echados que estan en el oratorio con diferentes devociones”437. Sorprende que se valorara más la moldura que la propia pintura ya que la primera siempre aparece reflejada y descrita pormenorizadamente. Algunas dotes llevan pinturas, fundamentalmente religiosas como la de doña Faviana de la Peña (1740) en la que que en primer lugar aparece “Un apostolado pintura de lienzo de una bara y media de cuarta de ancho en trescientos sesenta r”438. En el inventario de doña Rafaela Maria de Gasayo Ochoa de Lecea (1750), condesa de Lebrija, residente en la calle de las Palmas en la collación de San Miguel, constan más de cincuenta pinturas casi todas de temática religiosa a lo que se añaden “dos retratos de difuntas” y “dos floreritos”439. Los cuadros de tema profano, por desgracia, no son abundantes; hay paisajes, bodegones, temas mitológicos y retratos. Las descripciones no son muy elocuentes: “Dos lienzos de dos niños echados”440 “dos cuadros pinturas de dos chulos”441. De toda la documentación manejada, donde hemos hallado un mayor numero de obras de pintura profana, es el inventario post-mortem de don Pedro Dutramble (1715), “hombre de negocios de la nación francesa”: “un retrato del rey nuestro señor Phelipo Quinto…con moldura tallada toda dorada, un retrato de don Pedro Dutramble de vara y tercia del largo y poco mas de vara de ancho llano, otro retrato de 433 AHPSE: P- 10318, 845 r. Apéndice documental, documento 1. AHPSE: P- 10342, 387 r. 435 AHPSE: P- 1340, 393r. 436 AHPSE: P- 5202, 187r y ss. 437 AHPSE: P- 5178, 289 r. 438 AHPSE: P- 18013, 341 r. 439 AHPSE: P- 2865, 217 r y ss. 440 AHPSE: P- 6418, 58r. 441 AHPSE: P- 5165, 411 r. 434 171 una madama, otro retrato de Maria Rodríguez, un país de cosina, un retrato de un muchacho, dos países de floreros, un par de países pintura en tabla, otro par de países en lienzo, otra pintura en tabla de tres cuartas de un bodegón con moldurilla negra antigua, dos fruteros y floreros, un par de lienzos muy viejos de unos filósofos, ocho países de a dos varas llanos muy viejos”, es decir unas treinta obras, pero como es frecuente, de temática religiosa posee una cantidad más elevada442. En idéntica fecha, don Ambrosio Pérez de Texada dejaba dos retratos de Carlos II, dos láminas con retratos de Felipe V y “seis países de fruteros”443. Las molduras constituyen un capítulo fundamental, incluso se les da más importancia que a la propia pintura en sí debido a que su coste era elevado; se especifica su medida, sus materiales y si están pintadas o doradas. En el inventario de don Andrés Mariscal (1750) constan más cincuenta pinturas en las que casi siempre se obvia el tema mientras que sí se citan las medidas y los marcos444. Hemos tratado a hacer un sucinto repaso al ajuar doméstico en el periodo que nos ocupa percibiendo que todavía la vivienda sevillana no se había modernizado en cuanto a mobiliario y distribución de estancias, siendo todavía deudora del pasado. Siguiendo con el análisis de los inventarios debemos recalcar que en ellos aparecen los esclavos que formaban parte de la servidumbre también aparecen “inventariados”. En el inventario de bienes de doña Josefa de Montes y Chaves (1701), residente en la collación de San Nicolás en una casa arrendada al marqués de Castilleja, aparecen tres esclavas turcas de 20, 16 y 25 años respectivamente y “un esclavo negro atesado llamado Miguel de edad de veintidos años mas o menos”445. En Sevilla tráfico y venta de esclavos, un viajero anónimo en 1700 relata que son muy numerosos, están marcados en la cara o nariz y tienen distintos precios; su valor dependía de la edad, sexo y cualidades físicas: “Los negros eran apreciados por su docilidad y porque no se resistían al bautismo. Las mujeres esclavas eran más caras por su alto rendimiento doméstico, por su mayor longevidad, por su mejor adaptación a las condiciones de vida”446. 442 AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 11. AHPSE: P- 5178, 691 r y ss. Apéndice documental, documento 12. Muchas personas contaban en sus casas con retratos de los reyes, tanto pinturas como grabados; ya que eran el único vehículo para conocer la imagen de los monarcas. 444 AHPSE: P- 7137, 418 r. 445 “9.505 reales de vellón que el dicho don Diego del Hanón tiene pagados anticipados al Marqués de Castilleja por el arrendamiento de las casas de la morada en que vive y murió la dicha difunta”. AHPSE: P- 1307, 78 y ss. 446 NUÑEZ ROLDÁN, F.: La vida cotidiana en la Sevilla del Siglo de Oro. p. 76. 443 172 En la partición de bienes de doña María de Felices (1711) aparecen dos esclavas negras: María de veinticinco años y Rosa de 21 a las que otorga la libertad: “dejo libres de toda carga, sujecion de captiverio” 447 . En el inventario post-mortem de don Juan Angulo Pedroso (1723), “que fue secretario de Su Majestad” figura: “una negra color atesado llamada Josefa que será de cuarenta y poca más o menos” 448 , la palabra “esclava” se encuentra en el margen de la página. En ocasiones los inventarios post-mortem van seguidos de un “Aprecio de bienes”, el cual es idéntico al primero pero con la diferencia que las piezas aparecen con tu tasación correspondiente. Los inventarios constituyen una valiosa herramienta para el mejor conocimiento de la indumentaria pero también para la reconstrucción de la vida privada ya que detallan los enseres que formaban parte del ajuar doméstico. Al ser muy exhaustivos su estudio nos aporta múltiples claves para retratar al difunto y así conocer su comportamiento hacia el consumo, su religiosidad, su comportamiento, devociones y gustos artísticos. Testamento Actualmente, el Art. 667 del Código Civil señala que "El acto por el cual una persona dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se llama testamento"449. La práctica testamentaria es común desde mediados del siglo XVI. El llamado testamento “abierto”450era el que se realizaba ante escribano público y testigos. La estructura comprendía las siguientes partes: invocación a Dios, datos de testador: nombre, lugar de origen y domicilio; nombre de los padres y lugar de origen; estado de salud y de las facultades 447 AHPSE: P- 10335, sf. AHPSE: P- 8194, 105 r. 449 Con anterioridad, la Partida sexta, Título 1º, señalaba lo siguiente: "Testamento es una de las cosas del mundo en que más deben los hombres tener cordura cuando lo hacen, y esto es por dos razones: la una, porque en ellos muestran cuál es su postrimera voluntad; y la otra, porque después que los han hecho, si se mueren, no pueden otra vez tornar a enderezar ni hacerlos de cabo. Queremos decir en este título de la guarda que deben tener los hombres cuando los quisieren hacer y mostrar qué quiere decir testamento; y a qué tiene provecho; y cuántas maneras hay de él; y cómo debe ser hecho y cuáles no pueden ser testigos en él; y quién lo puede hacer y cuándo; y por qué razones se puede revocar; y qué pena deben tener los que impidan a otros que no los hagan”. 450 Recuérdese que a día de hoy, el testamento abierto otorgado ante notario (escribano) sigue siendo el más utilizado en la práctica. No obstante, la obligatoriedad (con carácter general) de la presencia de testigos se mantuvo hasta épocas muy recientes, concretamente hasta la entrada en vigor de la Ley 30/1991, de 20 diciembre, de modificación del Código Civil en materia de testamentos. 448 173 mentales; la profesión de fe y la notificación de la voluntad de hacer el testamento. Todo esto venía seguido de las cláusulas relativas a los asuntos del alma seguidas de las terrenales: estado civil y, en el caso de matrimonio, nombre del cónyuge; el monto de la dote y referencia a la carta relativa, en los casos en que se aplica; nombre de los hijos legítimos, ilegítimos o naturales, en caso de existir y los recursos a ellos destinados; especificación de los bienes del testador; orden de pago a acreedores, cuando existen; orden de cobro a deudores, nombramiento de los albaceas; designación de los herederos; nombramiento de tutores y curadores de bienes. Por último, el lugar y la fecha, la validación del testador y del acto testamentario por parte del escribano y las firmas al final del documento451. Aunque en los testamentos, normalmente, no se incluían la ropa ni el ajuar doméstico podemos encontrar datos interesantes que nos acerquen a determinadas costumbres y usos sociales de la época. Este tipo de documento se solía redactar cuando el individuo se hallaba cercano a la muerte, a través de sus líneas se puede: “(…) observar las pautas colectivas de comportamiento social ante la muerte. Igualmente, los legados piadosos tienen un lugar destacado en las escrituras de postrera voluntad, porque mediante estos el otorgante destina parte de sus bienes a fundaciones pías, servicios a la Iglesia, a comunidades religiosas, cofradías u hospitales, para obtener así, mediante las oraciones de sus religiosos, el reposo y la salvación de su alma”452. Uno de los datos que proporcionan son los gastos detallados del funeral y entierro, como el precio del ataúd, la cera, las misas y los responsos. En sus disposiciones era práctica relativamente frecuente que el testador pidiera que su cadaver fuera vestido con el hábito de alguna orden religiosa. Doña Sebastiana de Salazar en tu testamento otorgado en 1798 incluye una disposición en este sentido: “Mi cadaver será vestido con el Hábito de nuestro Serafico Padre San Francisco y sepultado en la Iglesia Parroquial de mi domicilio. (…) al tiempo de mi entierro se celebrarán doce misas rezadas (…) y la misa cantada de mi cuerpo presente según costumbre, pagandose por ella lo que sea conveniente”453. 451 Véase, PEÑAFIEL RAMÓN, A.: “Aproximación al estudio de los testamentos en el siglo XVIII: el murciano ante la muerte”. Áreas. Revista Internacional de Ciencias Sociales. nº6, Murcia, 1986. 452 REDER GADOW, M.: “Vivencia de la muerte en el Antiguo Régimen”. Baética. Estudios de Arte, Geografía e Historia, 9, Málaga, 1986, p. 348. 453 AHPSE: P- 9584, 58 r. Doña Sebastiana de Salazar dóno en su testamento una Virgen de Guadalupe pintada en México por Antonio Torres a la San Juan de la Palma, su parroquia. 174 Las misas se solían celebrar en la parroquia del finado además de en conventos y hospitales si era una persona adinerada454. Los testamentos consultados incluyen legados a diversas instituciones religiosas, las limosnas, las deudas, la manumisión de esclavos, e incluso el salario de los criados. En el testamento de María de Felices Medina (1711) consta el valor de su ataúd (160 reales) y todo el montante que dejaba para limosnas y misas por su alma, en concreto se celebraron 6.380 en diversas parroquias 455 . Doña María dejaba así mismo una serie de casas en Dos Hermanas456, dos cortijos en Alcalá de Guadaira y diversas casas en Sevilla. En el testamento de José Maestre, fechado en 1733, se cita el salario de cinco de sus criadas, cada una cobraba 20 reales mensuales, mientras que el despensero percibía 33, el mozo de mulas también 33, y el cochero 4 y medio al día 457. En la división de caudal de don José Díaz “vecino del comercio”, dentro de la partida “Funeral, Entierro y Missas” se recoge la cantidad destinada por el “valor de tres mill Missas” cuyo montante asciende a 12.044 reales, es decir, cada misa a 4 reales458. Solamente hemos hallado algunos testamentos que incluyen ciertas disposiciones sobre prendas de vestir. La ropa era costosa por lo que se reaprovechaba de alguna manera al fallecer su propietario, el testamento de don Juan Coello (1738) es un claro exponente: “Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios Ytem Mando y es mi voluntad se le den a Lucas de Carpas dos pares de calzones de gamuza que yo tengo y una camissa y me encomiende a Dios” 459 Al igual que la disposición testamentaria de don Jerónimo Gaytán (1791): 454 “En la actualidad, los profundos cambios sociales producidos, impiden el conocimiento en profundidad de determinados usos y costumbres a través de los testamentos (u otros documentos como la escritura de partición y adjudicación de herencia) como en lo referente al ajuar doméstico. Las normas fiscales vigentes se limitan a presumir la existencia de este último y a otorgarle un valor equivalente al 3% de la herencia. Así lo señala el Artículo 15 de la Ley 29/1987, de 18 de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones: "Ajuar doméstico. El ajuar doméstico formará parte de la masa hereditaria y se valorará en el tres por ciento del Importe del caudal relicto del causante, salvo que los interesados asignen a este ajuar un valor superior o prueben fehacientemente su inexistencia o que su valor es inferior al que resulte de la aplicación del referido porcentaje". 455 AHPSE: P- 10335. 456 Una de ellas ha llegado al siglo XXI en manos de la misma familia. Se trata de la hacienda de olivar adquirida por Diego Maestre Aernoust (Diego Meester en su identidad flamenca), natural de Brujas, casado con María de Felices. 457 AHPSE: P- 120025, 1477v, 1478 r. 458 AHPSE: P- 729, 490v. Apéndice documental, documento 62. 459 AHPSE: P- 10350, 81 r. 175 “Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto declaramos que cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima disposicion hemos repartido entre nos con union y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de color, nueba, mediada, y usada, y de ella dímos la que tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente estavan en su Casa y algunos que ya estavan fuera de ella, y para que todo conste firmamos el presente en Sevilla â 13 de Marzo de 1791”460. Don José Policarpo Díaz (1797) “vecino del comercio desta ciudad”, dejó en su testamento 2.028 reales destinados a comprar vestidos a “doce pobres”461. En 1727 encontramos una “declaración de pobre” según la cual se solicita que su ropa y enseres sean vendidos para poder recibir sepultura: “Temiendome que la muerte llegue como es natural y queriendo estar prevendio para cuando llegue (…) digo y declaro que no tengo cuadal, vienes ni efectos quepoder hacer testamento (…) haga dar sepultura sagrada a mi cuerpo en mi parroquia y me mande decir las misas que pudiese por mi alma vendiendo para ello toda mi ropa y trastecitos”462. En cuanto a las inhumaciones se preferían siempre los enterramientos dentro de recinto sagrado, sólo los más pobres debían conformarse con reposar en el cementerio. Era costumbre dentro de la aristocracia y familas pudientes contar con capilla propia o lugar asigando dentro de sus parroquias, mientras que por una limosna anual se podía ser enterrado en los sótanos o en el mismo suelo de la iglesia; fundamentalmente se valoraba la cercanía con el altar mayor, para lo cual la cuantía de la limosna debía ser mayor463. El testamento constituye un documento más de tipo piadoso donde el otorgante se prepara para entregar su alma a Dios; pero en algunas de sus claúsulas nos ofrecen claves de gran interés para acercarnos a la sociedad del Antiguo Régimen, su mentalidad y cómo la religiosidad impregnaba casi todas las facetas de la vida. 460 AHPSE: P-788, 666 r. Apéndice documental, documento 50. AHPSE: P- 729, 490 r. Apéndice documental, documento 62. 462 AHPSE: P- 1888, 234 r. 463 REDER GADOW, M.: Ob. cit., p. 351. 461 176 CAPÍTULO V 177 Materiales en la moda de la Sevilla del siglo XVIII En el periodo que ocupa nuestro estudio, la textil es la principal actividad industrial, de hecho, es la primera que adopta el maquinismo y la producción a gran escala 464. La moda, no solo se encuentra estrechamente interconectada con las transacciones comerciales europeas desde el siglo XIV, sino que sus sucesivos cambios han constituido un motor económico clave en el desarrollo de las sociedades465. Hasta el siglo XVIII los tejidos destinados a la confección de prendas eran fundamentalmente la lana y el lino. A finales de dicha centuria se extiende el uso del algodón, que en el siglo XIX se convierte en la fibra principal. El punto crítico en el avance técnico industrial se localiza en la década de 1760, particularmente en el Reino Unido. El periodo entre 1770 y 1800 contempla un cambio decisivo en las técnicas industriales que introducen revolucionarias innovaciones en todas las fases de su producción. El hilar de Hargreaves en 1764 y el telar hidráulico de Arkwright en 1769 466 abrieron el camino a las ya obsoletas técnicas manuales, primero multiplicando la acción de la mano de obra y luego utilizando fuentes de energía hasta entonces desconocidas como la máquina de vapor. James Watt en 1755, después de asociarse con el manufacturero de Birmingham, Matthew Boulton, con la colaboración de J. Wilkinson, experto en cañones, puso en funcionamiento la primera máquina de vapor467. Watt había conseguido liberar a la sociedad de una de sus grandes limitaciones: la energía disponible. La máquina de vapor fue el invento que posibilitó la revolución industrial. Hasta el siglo XVIII Europa se había autoabastecido con sus propios materiales, pero el uso del algodón hizo que dependiera de los países de ultramar. En España se fabricaban todo tipo de tejidos, siendo los más afamados y apreciados los paños y bayetas. Desde 1630 las lanas de Segovia y de Molina de Aragón cotizaban en la Bolsa de Ámsterdam468, las lanas finas españolas eran muy apreciadas en el extranjero por su magnífica calidad. 464 PLAZA PRIETO, J.: Estructura económica de España en el siglo XVIII. Madrid, 1976, p. 314. JUAREZ ALMENDROS, E.: El cuerpo vestido y la construcción de la identidad en las narrativas autobiográficas del Siglo de Oro. Woodbridge, 2006, p.19. 466 PEVSNER, N.: Pioneros del diseño. Buenos Aires, 2000, p. 47. 467 RIERA, S.: Tecnología en la Ilustración, Volumen 34. Madrid, 1992, p. 22. 468 TUÑÓN DE LARA, M.: Historia de España: (1476-1714). La frustración de un Imperio. Barcelona, 1982, p. 474. 465 178 Bajo el reinado de Felipe V se avanzó en la aplicación de los tintes para la fabricación textil, que hasta ese momento estaban faltos de variedad. Por este motivo fueron llamados a Madrid trabajadores franceses que en 1719 crearon una: “fábrica modelo para el perfeccionamiento de los colores, que debería servir para el desarrollo de las fábricas de tintes”469. V.1. Tejidos, telas y encajes Los tipos de tejidos que se consignan en los protocolos notariales sevillanos son muy variados, al igual que los colores y adornos. Los nombres que en la época se daban a los colores, en ocasiones, evocaban elementos de la naturaleza como flores, frutos, piedras o animales: “color flor de romero”, “color de café”, “color de ámbar”, “color de aceituna”, “color cochinilla”, “color de perla”, “color de fuego”, “color verdemar” “color ala de cuervo”, o por semejanza como: “color de clavo”, “color de tabaco”, “color de punzón”, “color de oblea” y un largo etc. Para comenzar se hará una breve alusión a los tipos de tejidos hallados en los protocolos consultados en los distintos archivos tanto de la ciudad de Sevilla como en la de Écija, así como a los adornos o bordados y su procedencia, tanto si es extranjera, como nacional. Los documentos recalcan la procedencia de determinados tejidos y adornos si la procedencia era de otros países. A Sevilla llegaban tejidos procedentes de Portugal, Francia, Inglaterra, Francia e Italia fundamentalmente. En cuanto a los de fabricación española aparece un amplio abanico de localidades, desde Segovia y Grazalema con sus paños, pasando por las sedas de Valencia, las medias de Toledo o los lienzos de Vizcaya, entre otros. A continuación se detallarán los cuatro tejidos básicos desde los lienzos a las sedas, sin olvidar que un gran número de ellos están compuestos por varias fibras a la vez. V.1.a. Lino 469 PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 323. 179 El lienzo se utilizaba fundamentalmente para confeccionar la ropa interior de ambos sexos, como camisas, calzones, enaguas, corpiños, calcetas o escarpines, así como ropa de cama (sábanas y almohadas) y ajuar doméstico compuesto por servilletas, manteles, toallas y cortinas. Algunas novias llevaban en su ajuar piezas de distintos lienzos para confeccionar ropa de cama, un ejemplo es el recibo de dote de José Antonio de Lesaca (1781): “Primeramente por barias piezas de lienzo bretaña y estopilla para ropa de cama mil quatrocientos setenta y dos r”470. A lo largo de la centuria veremos una extensa cantidad de tipologías, muchas de ellas con nombres que aluden a su lugar de origen como Ruan, Morles, Holanda, Bramante, Bretaña o Cambray. Los documentos de personas principales ponen de manifiesto que el encaje tanto de bolillos como de aguja era una labor muy utilizada para guarniciones de ropa blanca. Los tipos de lienzos más frecuentes son: la estopilla, basta y muy frecuente en la confección de camisas y ropa de cama; la crea que podía ser de lino o de lino mezclado con algodón, económica y muy común en confección de la ropa interior de las clases populares; la holandilla u holanda, era muy fina, blanqueada y de buena calidad. Covarrubias la menciona en la definición de lechugillas 471 . Cervantes cita la holanda en el Quijote refiriéndose a “camisas de delgada holanda”, sabanas y herreruelos 472 . La bretaña y el bramante se utilizaban generalmente para ropa interior, sabanas y ropa de mesa; el cambray según Covarrubias era más delgado que la holanda473, mientras que la beatilla también era muy fina y similar a la muselina, aparece con frecuencia la procedente Vizcaya 474. El morles no era delicado y se utilizaba en prendas interiores como camisas y corpiños. Aunque no es habitual, a veces aparece el lienzo crudo (sin blanquear). Muchos de los lienzos podían ser de dos tipos: anchos o angostos. En la partición de bienes de María de Felices (1711) aparecen una serie de piezas de distintos lienzos. Las piezas no tenían siempre las mismas cantidades en varas. En cuanto a las valoraciones la holandilla 470 AHPSE: P- 10363, 26 r. COVARRUBIAS, S.: Tesoro de la Lengua Castellana. 1611, p. 557. 472 CERVANTES SAAVEDRA, M.: Don Quijote de la Mancha. Madrid, 1999, pp. 172, 106, 654. 473 Ibídem, p. 182. 474 AHPSE: P- 1311, 152 r. 471 180 se valoraba a ocho reales de plata la vara, mientras que el bramante “fino” se hacía a cuatro y medio. La pieza de bretaña “angosta” se tasó en veinte reales de plata475. V.2.b. Lana La lana es el tejido español por excelencia. El paño era el más común fabricado a base de lana, generalmente muy tupido476, grueso y de un solo color. Grazalema fue en uno de los centros productores de paños más importantes de España y Andalucía. En 1792, fabricó más de 80.000 piezas de paño de color negro, frente a las 16.000 piezas de todas las tintadas segovianas. Los paños de Grazalema, junto a los producidos en Antequera y Sevilla monopolizaron el mercado andaluz. Por lo general una fábrica de paños dividía sus oficios en cuatro: tundidores, tejedores, pelaires y tintoreros 477. En el 26 de noviembre de 1745 Felipe V expidió en Madrid una Real Cédula de Privilegio, eximiendo a las fábrica grazalemeña de una serie de obligaciones lo que atrajo a un número considerable de población beneficiando a su la industria. Un ejemplo que demuestra la venta en Sevilla de este tipo de paños lo ofrece el inventario de Rita Águeda Rodríguez (1758), en el aparecen una serie de mercaderías entre las que figuran treinta capas de paño de Grazalema478. Otra variante, que aparece con relativa frecuencia en la confección de prendas masculinas, es el paño de Guadalajara. El 24 de diciembre de 1714 Felipe V e Isabel de Farnesio celebraron la misa de velaciones de su matrimonio en el palacio del Infantado, y como agradecimiento a la ciudad, el rey otorgó la posibilidad de instalar una manufactura real. La Real Fábrica de Paños se ubicó en el palacio de los marqueses de Montesclaros. El barón de Riperdá siguiendo instrucciones del cardenal Alberoni y debido a la ausencia de personal especializado, llamó a tejedores de la ciudad de Leyden. Una vez firmados los contratos que estipulaban honorarios y condiciones llegaron de Holanda cincuenta tejedores y un director que fueron los primeros trabajadores de la fábrica479: 475 476 AHPSE: P- 10335, sf. GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 16. 478 AHPSE: P- 11170. 1050 r. Véase, VILLAVERDE SASTRE, Mª D.: “La Real Fábrica de Paños y la ciudad de Guadalajara”. Revista Moneda y Crédito 133, 1975. 479 181 “Tiene una Fábrica Real de exquisitos paños suaves, vistosos y de calidad tan aventajada, como los mejores de Holanda, pues de ella traxeron los primitivos operarios, a solicitud de Juan Guillermo, barón de Riperddá”480. En Sevilla se comercializaban los paños de San Fernando, Brihuega, Béjar, Alcoy, Castilla y Segovia así como los extranjeros de varias ciudades francesas como Sedán y Eupen, así como de varios países europeos como Alemania, Holanda e Inglaterra. En cuanto a los colores no sólo aparecen el pardo y el negro, sino que tenemos un gran abanico de tonos como turquesa, amarillo, celeste, blanco, morado o carmesí entre otros. En el inventario de los bienes de don Manuel Rodríguez (1788), se detallan “los efectos del Almacen y ropa de la tienda” donde fundamentalmente aparecen piezas de paño, entre los cuales se encuentran de Grazalema, “de la fabrica de Sevilla” y paño de Calderón, también hay capas y polainas “de dieciséis botones” de paño de Bujalance (Córdoba)481. La bayeta, rala y poco tupida482 era muy apreciada por su calidad tanto en nuestro país como en el extranjero, con este tejido (del que se tiene constancia desde el siglo XIV) se solían confeccionar las capas y ropa de abrigo. En el inventario de bienes de Juan de Aguilar y Cueto “familiar que fue del numero del santo oficio de la Inquisicion de esta ciudad” fechado en 1702 aparecen 285 varas de bayeta “de la sierra”483. Este tejido se exportaba a Indias según podemos comprobar en una memoria de gastos de embarque a cuenta de don José Maestre, cargador a Indias. Según el documento por teñir una pieza de bayeta se pagaron 20 reales de plata, por tundirla, doblarla y prensarla se pagaron 4 reales de plata. Las piezas se agrupaban en fardos que se depositándose en cajones convenientemente forrados y atados con hilo y cordeles. Por hacer cada fardo se pagaron 22 reales de plata, mientras que por llevarlos al río se pagaron a “los mozos” 9 reales por cada viaje, como dato curioso figura les dieron 11 reales y medio de plata a los enfardeladores para vino484. La partición de María de Felices (1711) informa que las bayetas se envolvían en estameña para su transporte. La bayeta no solamente se fabricaba en España, sino que nuestro país importaba de Inglaterra. Este tejido podía aparecer en muy diversos colores tales como 480 ESTRADA, J.: La población de España en sus Reynos, Provincias y Ciudades. Madrid, 1748, p. 230. AHPSE: P- 11247, 1742 r y ss. 482 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Glosario de términos de la indumentaria regia y cortesana en España. Siglos XVII y XVIII. Málaga, 2006, p. 88. 483 AHPSE: P- 1307, 212 r. 484 AHPSE: P- 12025, 1416 v. 481 182 avellana, pistacho, blanco, verde botella, negro, amarillo, rojo o lirio entre otros. Las mantillas de bayeta blanca aparecen con relativa frecuencia tal y como veremos en el epígrafe correspondiente. La sempiterna era basta y muy tupida, se denominaba así por lo mucho que duraba; aparece en colchas y también en prendas de vestir; la lamparilla era delgada y poco fina, se teñía de distintos colores y se destinaba a la fabricación de prendas para el verano; la grana era un paño muy fino de color púrpura, teñido con una materia colorante extraída de la cochinilla, insecto originario de México. Desde la antigüedad, los colores púrpura y escarlata fueron objeto de deseo en el mundo mediterráneo. El descubrimiento de ambos tintes se atribuye a los fenicios, que obtenían el primero a partir de caracoles marinos y el segundo de dos insectos, uno de ellos llamado quermés; de él deriva la palabra carmín. Con escarlata se teñían las túnicas de los legionarios romanos y posteriormente los trajes de la nobleza europea. Durante la conquista de México se tuvo conocimiento que los aztecas fabricaban una sustancia a la que denominó “grana” .La antigüedad de su cultivo no se conoce con exactitud, aunque se considera fue durante el período Tolteca (siglo X). En 1523 aparece registrado el primer envío desde México a España. Después del oro y la plata, la grana constituía la segunda de todas las exportaciones 485 . Fray Bernardino de Sahagún en Historia de las cosas de Nueva España (1540-1585) la cita. La grana cochinilla novohispana por su magnífica calidad fue uno de los tintes más importantes del mundo entre los siglos XVI y XIX. La ciudad de Oaxaca ostentó el monopolio de su producción durante tres siglos. A finales del XIX irrumpieron los tintes de origen químico 486 lo que alteró profundamente el mercado de los tintes naturales. La costumbre de algunos escritores españoles del siglo XVI de llamar “semilla” al referirse a la grana, determinó que la mayoría de los europeos pensaran se que se trataba de producto de origen vegetal. Esta confusión fue fomentada por España, para dificultar lo más posible la identificación del colorante, salvaguardando así el secreto de su monopolio. La medida fue tan eficaz como la estricta prohibición sobre la exportación de los insectos vivos. Debido a los intentos de emancipación de los pueblos americanos y ante el temor de perder 486 SÁNCHEZ SILVA, C., SÚAREZ ROSA, M.: “Evolución de la producción y el comercio mundial de la grana cochinilla, siglos XVI-XIX”. Revista de Indias, Madrid, 2006, pp. 475-478. 183 tan preciado negocio, la grana cultivada se llevó a Cádiz y de ahí a las Islas Canarias entre los años de 1824 y 1827. Este tejido aparece profusamente a lo largo de toda la centuria en la confección de todo tipo de prendas, y también en las mantillas. En el capital de bienes del mercader Francisco Santiesteban (1758) el paño de grana se valora en 24 reales de plata la vara, mientras que el de Castilla se hace a 8 y el inglés a 14487. Otros telas fabricadas a base de lana eran el carro de oro (su nombre procede de la insignia de la tienda del artífice de Bruselas que la fabricaba), muy fino y de procedencia flamenca; según la definición del diccionario de Autoridades tenía la cualidad de despedir las manchas. El burato, que era áspero al tacto y muy utilizado en la confección de mantos y sayas, también podía ser de seda. La estameña se usaba fundamentalmente para los hábitos de órdenes religiosas; el chamelote era de origen oriental, mezclaba lana con piel de camello o cabra. Era basto, muy fuerte e impermeable. El chamelote era un tejido resistente que aparece con frecuencia en la vestimenta a de las capas trabajadoras, aunque también lo hemos visto en ropa interior, por ejemplo en enaguas488; camellón o pelo de camello son sinónimo de chamelote.489 El llamado “chamelote de aguas” era una tela de seda brillante y su superficie parecía hacer aguas490. La lila era parecida al chamelote, su nombre proviene de la ciudad francesa de Lille; la palmilla, era un paño corriente fabricado en Cuenca generalmente de color oscuro; por último, el barragán era una tela de lana fina muy frecuente en la confección de mantos491, y el anascote era burdo de color pardo u oscuro492 V.3.c. Seda La seda es una fibra fina fabricada con distintos capullos de larvas de insectos, especialmente la oruga “Bombyx mori”, durante el siglo XVIII (periodo que abraca nuestro estudio) aparecen fundamentalmente tres tipos: la lisa, de un solo color; la “listada”, es decir, a rayas, y la labrada que ofrecía una gran serie de dibujos de tema floral y volutas 493. En los 487 AHPSE: P- 11170, 813 r. AHPSE: P- 10342, 255 v. 489 CONGOSTO MARTÍN, Y.: Aportación a la historia lingüística de las hablas andaluzas (siglo XVII) Descripción de una sincronía. Sevilla, 2002, p. 151. 490 SANTOS VAQUERO, A.: La industria textil sedera de Toledo. Cuenca, 2010, p. 581. 491 GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p.8. 492 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 53. 493 BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Menorca, 2008, p. 202. 488 184 documentos a veces simplemente se consigna el material, simplemente citando un vestido de seda o un manto de seda, pero es frecuente que se ofrezcan más detalles debido a lo elevado de su precio. Hay diversos tipos de tejidos realizados a base de seda, entre los que hemos encontrado figuran: la persiana, decorada con flores grandes y diversidad de matices; la griseta, con grandes flores tejidas; el gorgorán, con cordoncillo; el damasco, originario de la ciudad del mismo nombre en cuyo tejido se formaban dibujos y que ha llegado hasta la actualidad; la llamada nobleza era parecida al damasco pero más fina, se denominó así porque comenzó a usarla la aristocracia; la lama era pesada y muy costosa, se fabricada con seda y oro o con seda y plata; el moaré era resistente y brillante, mediante la aplicación de unas planchas muy calientes se conseguían unos efectos irisados, que cambiaban con la luz; el brocado era un paño de seda con hilos de metal formando dibujos, los que tenían hilos de oro y plata eran llamados lama; el tabí era de seda pura y muy resistente normalmente con dibujos de rayas y flores; la muselina era muy delicada y costosa y se utilizaba a menudo para la confección de corbatas. Además aparecen muy asiduamente de telas confeccionadas con este material como: el terciopelo, el raso o el tafetán494 . En el Archivo hemos podido localizar una carta de dote de doña Francisca Zeilas, fechada en 1738, en la que aparece la palabra “moda” en referencia a un tejido. Se trata de un vestido compuesto por guardapiés y casaca de “raso de moda nombrado tapiseria” valorado en 648 reales 495 , así mismo figura otro conjunto formado por las mismas piezas y confeccionado en persiana 496 usado que por estar “muy bien tratado” se valoraba en 400 reales. Durante el siglo XVIII las sedas labradas francesas llegaron a una perfección y belleza que tal vez no han sido superadas. Los motivos decorativos más frecuentes, muy del gusto rococó, fueron distintos tipos de flores como rosas, margaritas o lirios con efectos de luces y sombras. En España, a partir del reinado de Felipe V la fabricación de la seda experimentó un gran auge fundamentalmente en Valencia, ciudad con gran tradición en este tipo de manufacturas desde el siglo XV. En 1474 se fundó el Gremio de Sederos con San Jerónimo como patrón, ya que según la tradición fue el primer Santo que vistió seda por su condición 495 AHPSE: P- 10350., 283 r. 185 de cardenal. Valencia se convirtió en el principal centro español que suministró a la corte sin olvidar que gran parte de su producción iba destinada a la exportación a Indias. A finales del siglo XVIII y como consecuencia del estallido de la Revolución Francesa se produjo un paulatino abandono del uso de las sedas a favor del algodón: “La substitución de la seda y del raso por la indiana estampada y el algodón con dibujos, que la miseria había impuesto en París, propagose también en el extranjero, en donde se seguía la moda francesa, y fue causa en Francia de la completa ruina de la industria sedera”497. V.1.d. Algodón Es una planta textil de fibra suave cuyo cultivo es remoto, exige cuidados muy delicados ya que su extracción debe realizarse a mano. Procede de las plantas llamadas “Gossypium”; hay tres tipos de fibras, la corta (procedente de la India), la mediana (de América) y la extralarga (de Sea Island) 498 . Uno de los primeros productos con los que Cristóbal Colón tuvo contacto al desembarcar en la isla de Guanahaní fue el algodón, el cual le ofrecieron los indígenas como presente, tal y como relata en su Diario de a bordo el 13 de octubre de 1492: “Traían ovillos de algodón hilado y papagayos y azagayas y otras cositas que sería tedio de escribir, y todo daban por cualquier cosa que se los diese” 499.Más adelante Colón estableció un impuesto a varias tribus indias, que debía ser satisfecho en esta fibra. La materia básica de la producción textil de los aztecas era el algodón, estando muy experimentados en la aplicación de tintes ya que conocían el añil, la cochinilla y el palo de brasil. Los tejidos fabricados con algodón fueron introducidos en Europa en el siglo XVII a través de la compañía de Indias. El algodón comenzó a usarse en Francia a finales del siglo XVII, aunque fue prohibido por el gobierno ya que se temía que perjudicara a la industria sedera. Los tejidos a base de esta fibra llegaban al país de contrabando y la misma madame de 497 BOEHN, M.: Ob. cit., p 122. DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Diccionario histórico de telas y tejidos. Salamanca ,2004, p.26. 498 499 COLON, C.: Diario de a bordo. Madrid, 2006, p. 97. 186 Pompadour mandó tapizar con indianas uno de los apartamentos de su castillo de Belleveu en 1755, a cargo de cuya decoración estuvo el pintor François Boucher. A las profundas transformaciones sociales que se sucedieron en el siglo XVIII hay que añadir los avances en la técnica con la invención de la maquina de coser y la implantación del uso del algodón a gran escala. Esta fibra posibilita el estampado, antes reservado a las élites debido a su alto costo, y aunque tampoco resultaban económicas se popularizó el uso de las indianas. En España se vetó la importación de algodón en 1771 mediante una pragmática: “Prohición de introducir y usar en estos Reynos los texidos de algodon, ó con mezcla de él, que sean de fábricas extranjeras”, la muselina que no hubiera sido vendida en seis meses debía ser quemada o entregada a la autoridad 500, esta pragmática fue revocada por un Real Decreto en 1789. De todas las fábricas de algodón europeas la más renombrada fue la francesa de Jouy, cerca de Versalles y fundada por Christophe-Philippe Oberkampf 501 en 1758. Luis XV había adquirido este sector en 1760. Durante muchos años, la favorita y su círculo íntimo habían ignorado las regulaciones contra el uso de telas impresas importadas del extranjero. Madame de Pompadour animó al rey a fundar una industria nacional para la producción de tela estampada. Oberkampf fue el primer diseñador reputado en cuanto a tejidos de algodón se refiere, su fama llegó a todo el continente e incluso fue condecorado con la Legión de Honor por Napoleón en 1809502. La estampación se realizaba por medio de planchas grabadas que permitían diseños más grandes y con efectos de luz y sombra. Los dibujos ya no se limitaban a flores o diseños geométricos. Oberkampf encargó diseños a buenos artistas que realizaron escenas con figuras humanas. Este nuevo estilo permitió la representación de acontecimientos importantes del período como el primer vuelo en globo o la fascinación por Egipto. El toile de 500 Novísima recopilación de las leyes en España. Tomo IV, p. 304. Christophe-Philippe Oberkampf, fundador de la manufactura de algodón estampado en Jouy-en-Josas, era de origen alemán. Se trasladó a París con 20 años en 1758. Tanto su padre y su abuelo habían tenido negocios de paño teñido. En París, ascendió rápidamente y un año después tras se asoció con su antiguo patrón quien había anticipado que la prohibición del algodón estaba a punto de ser levantada y calibró los conocimientos de Christophe-Philippe. En 1759 deciden trasladar el molino a Jouy-en-Josas, un pequeño pueblo bordeando el río Bièvre, donde el agua era pura y la tierra abundante. En 1764 se construye el primer edificio de 47 metros de largo en una gran pradera al borde del río, seguido por otros. Oberkampf y su hermano la ciudadanía francesa en 1770 después de más de 10 años de residencia en Francia. La fábrica se convierte en real en 1783. Tras seis años Oberkampf se convirtió el único propietario de la fábrica. En 1797, recibe el título de Escudero del rey junto con el derecho a portar armas y el lema: Recte et Vigilanter (honestidad y vigilancia). La fábrica logra enormes ganancias hasta 1792, incluso convirtiéndose en la segunda más importante en Francia después de la compañía de Saint-Gobain. Véase, CHASSAGN, S.: Oberkampf Un grand patron au siècle des Lumières: L'inventeur de la toile de Jouy, Aubier, 2015. 502 YAFA, S.: Cotton: The Biography of a Revolutionary Fiber. New York, 2005, p. 33. 501 187 jouy se convirtió en sinónimo de elegancia y la misma madame de Pompadour lo usó para sus vestidos. La fábrica de Jouy fue declarada manufactura real obteniendo exenciones fiscales y de las leyes de comercio en vigor503. La indiana o indianilla, así llamada por ser originaria de la India, desde donde llegaron a finales del siglo XVII y cuyo uso se extendió en España fundamentalmente a finales del XVIII para la confección de un gran abanico de prendas y accesorios 504 . La indiana era un tejido de algodón con ligamento tafetán y su característica principal era el estampado con rayados y dibujos sencillos, generalmente a un color, mediante planchas de cobre o madera entintada. El algodón provenía de la Indias occidentales y su industria nació en España en 1746, más concretamente en Barcelona, Cataluña comenzó una etapa de gran prosperidad. Se fabricaban “indianas” sobre todo para pañuelos y lienzos pintados505 . Las fábricas catalanas se dedicaban únicamente al tejido y estampación ya que se realizaban con hilaturas procedentes de Inglaterra, Suiza o Francia. En 1718 y 1728, se promulgaron decretos prohibiendo la importación de indianas procedentes del extranjero, pero estas mediadas no afectaban a la importación de materias primas. Las manufacturas barcelonesas conllevaron un drástico cambio en el sistema de trabajo y producción por medio de la centralización de todo el proceso en una sola fábrica. En Sevilla aparecen piezas de algodón pero diseminadamente, fundamentalmente en colchas y cobertores. Será a finales de siglo a raíz de introducción masiva de la muselina, cuando asistamos a su popularización. La holanda u holandilla506 podía también estar fabricada con algodón, al igual que el damasco, el terciopelo y el raso. Otras telas fabricadas a base de algodón fueron la beatilla, casi transparente y similar a la muselina, y el soplillo, muy frecuente en los mantos femeninos. A finales del siglo en Francia se produjo una diferencia sustancial en el vestido de ambos sexos, esta radicó en el cambio de tejidos, el raso y la seda fueron sustituidos por el algodón y la indiana debido a la pobreza y desabastecimiento que causó la Revolución, la moda resultante se siguió en el resto de Europa lo que trajo consigo la ruina de la industria sedera francesa507. 503 GARRIOCH, D.: The Making of Revolutionary Paris. Berkeley, 2002, p. 276. 504 BOSCH, D.: Ob. cit., p. 200. PLAZA PRIETO, J.: Ob. cit., p. 322. 506 Este tejido se llama así al hacer referencia a su país de origen, aunque se fabricara en España. 507 BOEHN, M.: Ob. cit., p. 122. 505 188 La muselina es una tela de algodón muy fina y vaporosa cuyo origen radica en Irak. Llegó a Europa procedente de la India en el siglo XIII pero es a finales del siglo XVIII cuando su uso se populariza convirtiéndose en el tejido por excelencia. A partir de ese momento se produjeron una serie de transformaciones que afectaron profundamente a la industria textil europea. Los comerciantes ingleses comenzaron a fabricar muselina en sus colonias americanas lo que conllevó el inicio de una poderosa industria que desembocó en la Revolución Industrial. En España este tejido se prohibió en varias ocasiones sin ningún resultado, finalmente en 1788 se permitió su importación debido a la reciente creación de la Real Compañía de Filipinas establecida el 10 de marzo de 1785 mediante una Real Cédula de Carlos III, planteada como una empresa de participación pública y privada, y con autorización para comerciar con América y Asia508. La voz muselina se incorpora en 1803 al Diccionario de la Real Academia aunque ya Terreros la había incluido. El termino “muselina” está documentado en la obra de Feijoo Teatro crítico universal publicada en 1728509. Este tejido no sólo aparece profusamente a finales de siglo en la ropa de vestir sino también en la interior, en complementos como los pañuelos que las mujeres se ponían en el cuello para tapar el escote y en las corbatas masculinas. V.1.f. Encaje Es una labor tramada entre dos telas, fabricado en hilo, algodón o seda. El ajuar de cualquier novia distinguida no podía estar falto de encajes, que también se denominaban “puntas”. Hay dos tipos: de bolillos o de aguja. El documento que se considera más antiguo sobre la labor de bolillos data de 1493 y más concretamente de la familia Visconti, en la ciudad italiana de Ferrara. El encaje de Milán, que aparece con bastante frecuencia en Sevilla en los guardarropas de personas muy principales, era de bolillos: “formando trencillas tejidas que iban haciendo dibujos, dando vueltas y formando motivos floreados unidos por barretas trenzadas y más tarde por fondos calados de formas variadas”510. 508 YUSTE LÓPEZ, C.: El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785. Volúmenes 108-109. México, 1984, p. 81. 509 MORENO MORENO, A. y TORRES MARTÍNEZ, M.: Estudios de léxico histórico español. Salamanca, 2014, p. 172. 510 BAROJA de CARO, C.: El encaje en España. Barcelona, 1933, p. 118. 189 En 1733 se dictó una pragmática que permitía el encaje fabricado en el país pero de ningún modo el extranjero, los españoles tenían fama por su riqueza y policromía; las encajeras españolas eran muy diestras en el manejo de los bolillos, otorgándoles un estilo especial. Desde fines del siglo XVI hubo en nuestro país modelos de ornamentación propios511, aunque ya en el XVIII la influencia francesa en cuanto a motivos decorativos fue la más seguida. A lo largo del periodo de nuestro estudio hubo un gran auge en la confección de blondas sobre todo para mantillas, en los libros de los modistos de María Antonieta se mencionan frecuentemente las blondas “a la manera de España”512. En protocolos los encajes de procedencia extranjera que aparecen con más frecuencia son los flamencos, franceses e italianos. El encaje se pesaba en libras, y los había que imitaban el oro y la plata. El uso de encajes es una constante en toda la centuria. Se utilizaba como guarnición en todo tipo de piezas tanto en ropa interior como en vestidos y adornos, llegando a verdaderos excesos. En 1739 con motivo de la boda de la princesa Luisa Isabel de Francia, hija primogénita de Luis XV, con el infante Felipe de España, los encajes se valoraron 625.000 francos513. La labor de encaje era muy costosa por tanto en ocasiones aparecen piezas sueltas que se trasladarían de unas prendas a otras, en los autos de aprecios de los bienes de doña Inés de Aguilar de la Cueva514, viuda del I marqués de Peñaflor, aparecen encajes franceses “que han servido de guarnizión”, unos más anchos que otros; así como dieciséis varas de encaje negro que se encontraban sobre un lienzo blanco que habían guarnecido un vestido, más otro de seda negra “de seis dedos de ancho”. En el inventario post-mortem de doña Petronila de Sangronis (1702) aparece un corte de encaje: “Ytt un corte de encaxe negro para manttto de cinco puntas de media bara y una òchava de Ancho”515. En el inventario de bienes de don José de Palacios (1705) figuran: “Ytem una savan de olan y otra media savana de los mismo guarnesida de encajes de quatro dedos de ancho”516. 511 MARTIN ROA, M.: Encajes: origen y técnicas. Recurso electrónico. TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 512 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 513 BAROJA de CARO, C.: Ob. cit. p. 123. 514 Fondo Marqués de Peñaflor. Leg 4, doc, 35. 515 AHPSE: P- 10321, 624 r. Apéndice documental, documento 4. 516 AHPSE: P- 5165, 311 v. Apéndice documental, documento 6. 512 190 No hemos hallado menciones explícitas a encajes realizados en Sevilla aunque en el inventario de la viuda de un mercader aparecen en 1709 “Ciento sesenta y cinco varas de encajes de Los Palacios angostos” 517 junto con ciento setenta y nueve varas de encajes blancos de Bruselas de distintos anchos, trescientas trece varas de encajes de trencilla de pittiflor de distintos anchos, de Madrid, negros, de seda cruda y lenceados518. Sevilla importaba encajes flamencos a Indias tal y como se puede apreciar en determinados documentos de cargadores a Indias, en la partición de bienes de doña María de Felices aparecen encajes blancos “comprados en Flandes” por un montante de 82. 236 reales de plata. La partida informa que “tres surtimientos de encajes blancos de diferentes marcas, piezas y varas” son entregados en “un arca de cedro de cinco palmos de largo” a Juan de la Peña, piloto de Nuestra Señora del Rosario, Santo Tomás y Santa Margarita cuyo importe es de 30.704 reales519. Por tanto se indica que al ser el encaje una labor tan costosa, su transporte se realizaba con mayores medidas de seguridad. El encaje de blonda aparece reiteradamente a lo largo de todo el siglo aunque sobre todo en la segunda mitad. Las blondas francesas y españolas guarnecían mantillas, manteletas, vestidos o pañuelos. Se trata de una labor de bolillos con dos tipos de hilos de seda, mate y brillante aunque también se podían confeccionar con hilos de oro y plata 520. Su origen se encuentra en la ciudad francesa de Caux, se denominó blond por su color rubio y se fabricaba a base de hilos de seda natural importados de China. Desde 1768 el encaje de red se fabricó a máquina521. Tal y como veremos en los capítulos VI y VII el encaje se utilizó con profusión en las clases altas, ya fuera en la ropa interior de ambos sexos, como en vestidos femeninos y complementos; esta preciada labor fue un signo inequívoco de prestigio social. 517 AHPSE: P- 11991, 663 v. AHPSE: P- 11991, 681 r. 519 AHPSE: P- 10335, sf. 520 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 221. 521 DÁVILA, R. Mª., DURAN PUJOL, M., GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit.,p.77. 518 191 CAPÍTULO VI 192 Un hombre a la moda. La indumentaria masculina en la Sevilla del siglo XVIII VI.1. Análisis de la indumentaria masculina El traje masculino en la España del siglo XVIII sigue dos tendencias, el llamado “a la francesa” compuesto básicamente por casaca, chupa y calzones, y el traje popular. El primero, que también aparece en los documentos citado como “traje a lo militar” o “traje a la moda”, fue el atuendo de las clases altas, aunque según veremos también lo usaron otros extractos sociales en una versión simplificada. El atuendo que desembarcó durante los primeros años del reinado de Felipe V estaba compuesto por las mismas piezas que el adoptado por su abuelo Luis XIV; con él los caballeros europeos lucieron una variedad de colores y adornos sin precedentes, aunque siempre usando las mismas tres piezas que fueron sufriendo algunas modificaciones en bolsillos, botones o mangas, pero sin alterar su configuración522. Mediando la centuria, se produjo un fenómeno frente al afrancesamiento en la indumentaria por parte Traje masculino. (Vestido a la francesa). Hacia 1750-1760. Museo del Traje. Madrid. de las capas bajas de la sociedad surgiendo el alegre y colorido traje de majo. El pueblo llano despreciaba la figura del petrimetre, un hombre vestido a la última moda extranjera, en exceso acicalado y preocupado por su imagen 523. El vocablo petimetre proviene del término del francés “petit maître”, un caballero que cortejaba a una dama y cuyo perfil debía cumplir una serie de ineludibles requisitos como llamar la atención por su aspecto y encanto personal. Se trataba de un hombre frívolo y superficial no interesado en el 522 DESCALZO LORENZO, A.: “El arte de vestir en el ceremonial cortesano”. TORRIONE, M. (ed.): España festejante. El siglo XVIII. Málaga, 2002, p. 199. 523 Hacia 1750 floreció el llamado el cortejo. Las mujeres podían, a través de él, relacionarse con el sexo opuesto. Esta moda aristocrática venía avalada por otra italiana: el ciscibeo, un modo de susurrar, decirse secretos al oído. El cortejo, era una especie de acompañante de la dama, podía ser un amigo de la familia, un caballero cosmopolita o un simple abate. Los majos acusan a los petimetres de ausencia de hombría y juzgan a los maridos que permiten el cortejo de cornudos. Surge una corriente tradicionalista que empieza a revalorizar lo popular. Véase, MARTÍN GAITE, C.: Usos amorosos del dieciocho en España. Barcelona, 1987. 193 conocimiento y sí en dejarse ver en paseos y reuniones524. Este caballero que seguía fielmente las últimas modas de París, dedicaba demasiado tiempo y dinero a su arreglo personal, lo cual se consideraba en exceso teatral y también ridículo525. Los arquetipos petimetre y majo son antagónicos y representan dos vertientes paralelas en la moda masculina en la España del Siglo de las Luces. Durante los primeros años del XVIII todavía pervive en Sevilla el traje “a la española” compuesto por jubón, ropilla y calzones entre otras prendas. En el inventario post-mortem de don Luis Rodríguez (1702), mercader de madera, muestra que se continuaba usando el traje “a la española”. Sus vestidos se componían de capa, hongarina y calzones o de capa, ropilla, calzones y mangas. Éstas últimas podían ser intercambiables denominándose mangas “atacadas”; las mangas se ataban al cuerpo de la prenda y podían confeccionarse con materiales distintos. Don Luis tenía un traje compuesto por capa y ropilla de burato con calzones y mangas de tafetán, y otro confeccionado con mangas de rizo junto a ropilla y calzones de paño526, (todas las prendas de la indumentaria del hombre español del siglo XVII fueron analizadas pormenorizadamente en el Capítulo I). En el inventario de bienes de don Hermenegildo López del Águila (1729) aparece “una ropilla de vayeta negra apolillada” 527 , es decir, que ya bien entrado el siglo todavía encontramos prendas a la antigua usanza. Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla. El citado inventario de don Luis Rodríguez, pone de manifiesto que los comerciantes usaban tejidos en principio destinados a la aristocracia como el brocado y los encajes, o directamente prohibidos. Tal y como vimos, el traje “a la española” llevaba como adorno de 524 El petrimetre debía tener una economía holgada ya que estaba obligado a sufragar los caprichos de su acompañante. El caballero tenía que conocer París y saber en primera persona todos los rasgos distintivos de su elegante sociedad en cuanto a moda, gastronomía y usos sociales en general. Véase GÓMEZ JARQUE, N.: “El cortejo y las figuras del petimetre y el majo en algunos textos literarios y obras pictóricas del siglo XVIII”, Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2007. 525 MOLINA, A., VEGA, J.: Construir la identidad, vestir la apariencia Vestir la identidad, construir la apariencia: la cuestión del traje en la España del siglo XVIII. Madrid, 2004, p. 117. 526 AHPSE-P: 5165, 311r. Apéndice documental, documento 3. 527 AHPSE-P: 5192, 595v. Apéndice documental, documento 19. 194 cuello la valona, en particular, el citado mercader poseía cuatro gorgueras con valonas de encaje y varios armadores, dos de ellos con encajes de oro 528 , lo que revela que las pragmáticas contra el lujo no se cumplían. En el inventario post-mortem de doña Juana Montes y Chaves (1701), aparecen nueve camisas infantiles “con sus cuellos y valonas” y “una balona de todo encaje blanco” más siete pares de “calzetillas” usadas 529. Los protocolos nos mostrarán a lo largo de todo el periodo que la vestimenta de los niños era igual a la de sus padres; no será hasta finales de la centuria cuando se produzca un mayor acercamiento y compresión de las necesidades de la infancia. Don José de Palacios contaba con: “Dos golillas nuevas de damasco riveteadas con su prensa” 530 . La golilla quedó restringida a determinadas profesiones como la magistratura; en 1726 el Diccionario de Autoridades aclara: “hoy solo la conservan los ministros togados, Domíngo Martínez. Carro del pregón de la mascara. Detalle. Hacia 1748. Museo del Bellas Artes. Sevilla. abogados, alguaciles, y alguna gente particular”. Lejos de los principales focos urbanos su uso se pervivió durante más tiempo. El paño seguirá siendo uno de los tejidos por excelencia para la confección del traje masculino a lo largo del siglo XVIII. El procedente de Segovia continuaba estando muy considerado apareciendo habitualmente en el guardarropa de los sevillanos. Una de las piezas clásicas de la indumentaria de los Austrias fue el coleto, Alejandro Carlos de Licht (1702) tenía uno de ante con solapas y faldillas y un “capotillo de dos haldas” de paño fino para ir al campo531; mientras que don Salvador Moreno (1705) tenía un conjunto de ante compuesto por coleto, armador y calzones532. 528 AHPSE-P: 1612, 1612 r. AHPSE-P: 1301, 78 r. 530 AHPSE-P: 5165, 311 r. 531 AHPSE-P: 10321, 622 r. Apéndice documental, documento 4. 532 AHPSE-P: 5165, 361 v. Apéndice documental, documento 7. 529 195 El capotillo533 era una prenda de abrigo cuyo origen se remontaba a la Edad Media. En un principio fue utilizada exclusivamente por la nobleza hasta que a partir del siglo XVI se popularizó su uso. Una variante fue el paletoque, con mangas flotantes y confeccionado con telas ricas, al extenderse a capas más bajas se acompañó de capucha. Durante unos años los nuevos usos conviven con las prendas clásicas de la indumentaria de los Austrias aunque la aceptación total de la moda francesa fue cuestión de pocos años según nos proporciona el estudio de los protocolos. Diversos sectores sociales no aceptaron de buena gana este cambio tan radical: “Los propios contemporáneos que vivieron los hechos fueron conscientes de la importancia del atuendo. El vestido “a la española” pasó a convertirse en símbolo de la nación, detrás del cual se escondía una enconada contienda entre tradición y renovación”534. El traje masculino que desembarca en España tiene las formas opulentas y recargadas del final del Barroco, pero progresivamente se va aligerando debido a la nueva estética que propugna el Rococó. Un estilo menos grandilocuente resultado de una sociedad que busca el confort, la diversión y el refinamiento535. Tal y como se ha venido exponiendo, estamos ante un moda internacional, el traje elegante será el mismo en toda Europa. La imagen del caballero no dista mucho entre unos países y otros, según se puede observar en las pinturas de Gainsborough, Reynolds, Quentin de La Tour, Chardin, Roslin o el mismo Francisco de Goya, cuya larga serie de cartones para tapices y retratos se convierten en un indispensable aliado para el mejor conocimiento de la moda en España durante parte de la época que nos ocupa. VI.2. Ropa blanca e interior Las prendas de uso masculino que se usaban bajo el traje eran la camisa y los calzones o calzoncillos. La camisa, que llegaba a la altura de las caderas, tenía manga larga y cuellos. Los calzoncillos o calzones iban desde la cintura a las rodillas. Ambas prendas se 533 El Diccionario de Autoridades define el capotillo de dos haldas o faldas como: “Casaquilla hueca abierta por los costados hasta abaxo, de forma que viene a quedar como en dos mitades, por estar cerrada por delante, con su abertúra para meterla por la cabeza. Tiene mangas bobas, que se dexan caer a la espalda quando se quiere, por estar abiertas por debaxo del sobaco. Es trage mui común en la Mancha y Andalucía para los hombres del campo, y en la Corte, Ciudades y Villas le suele usar” http://web.frl.es/DA_DATOS/TOMO_II_HTML/CAPOTILLO_001860.html 534 DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 159 y ss. 196 confeccionaban con lienzo. Para confeccionar un par de calzoncillos se necesitaban aproximadamente dos varas de tela siendo la crea un material habitual 536. Sobre la camisa los hombres pudientes llevaban la camisola, sin cuello, y con un hueco en el pecho que se decoraba con una chorrera o guirindola, un volante de hilo fino o encaje parecido al adorno del final de las mangas537. En el inventario capital de José Ruiz (1729), torcedor de sedas, hay dos camisolas “con puños de olan”538. El marqués de la Candía (1772) tenía dieciséis 539, mientras que el pintor Domingo Martínez (1751) contaba con una “camisola fina” 540.Según pone de manifiesto la documentación, las camisas y calzones en muchas ocasiones se confeccionaban a juego, el conjunto de ambos a veces se denominaba “aderezo”: “Ytten quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de estopilla guarnecida de encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs (…) Ytten tres aderezos de camisas y calzones llanos en doscientos y noventa y siete Rs de vellon”541. A veces aparecen englobadas simplemente bajo la denominación “ropa blanca” o “vestiduras blancas”. Como puede parecer obvio, camisas y calzoncillos podían encontrarse en mal estado pero aún así esto no era motivo para no registrarla en los inventarios postmortem; en el de don Hermenegildo López del Águila (1729) aparecen cuatro pares de calzoncillos “de crea muy remendados”542. Las camisas y calzones se confeccionaban con lienzos como la holanda, la bretaña o la crea. Las camisas ricas se guarnecían con encajes y en algunos casos, también los calzones. En el inventario capital de don Bartolomé Profumo (1731) aparece una camisa con calzones de holanda guarnecidos con encaje fino valorados en 130 reales de plata; más doce pares de calzones, seis de bretaña y seis de crea cuyo valorados en 80 reales543. Los puños de las camisas podían llevar botones finos de oro o plata que se intercambiaban: “Ytt. un par de botones de oro de puños de Camisa en cincuenta y ocho reales (…) Ytt. Otro par de botones de plata en ocho reales”544. La caprichosa moda mandaba llevar las manos tapadas por los volantes de encaje que remataban los puños de las camisas, denominados “orlas persuasivas” o “pagodas”, los cuales 536 La crea se valora en 1746 en 2 reales y medio la vara. Se utilizaba también para toallas y forros. LEIRA SÁNCHEZ, A.: “La moda en España durante el siglo XVIII”. Indumenta. Madrid, 2007, p. 88. 538 AHPSE-P 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. 539 AHPSE-P: año 1772, 672 v. Apéndice documental, documento 48. 540 AHPSE-P: 18023, 59 v. Apéndice documental, documento 43. 541 AHPSE-P: 1711, 923 r. 542 AHPSE-P: 5192, 595 v. Apéndice documental, documento 19. 543 AHPSE-P: 1326, 475 v. 544 AHPSE-P: 12128, 1286 r. Apéndice documental, documento 26. 537 197 podían ser diferentes según estuvieran destinados a llevarlos de día o de noche. Dependiendo de la caída del encaje se denominaban “llorones” o “acartonados”545 .Los puños guarnecidos, a veces se consignan aparte de las camisas como en las capitulaciones de Francisco Rodríguez (1785), maestro sastre: “Ytt dos pares de bueltas de olan unas con encajes en sesenta rr”. El sastre llevaba una buena partida de ropa interior, aunque citada sin precisar: “Yt. una docena de camisas de varios generos, y una camisa de estopilla en quinientoa y quarenta rr” seguida por tres pares de calzones, igual número de calcetas 546. Determinadas partidas de inventarios post-mortem nos muestran cómo se vestía por dentro un rico caballero sevillano, en el de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen en la partida de ropa blanca: “Doce aderezos de ropa blanca que se componen de camisones, jugones, calzoncillos, y calzetas y escarpines de bretaña de Campeo”547. Por lo general la ropa blanca aparece simplemente consignada sin ninguna información adicional: “Ytt. diez pares de calzones blancos y tres armadores de diferentes lienzos”548. Así mismo en ocasiones se aprecia que las piezas de ropa blanca en buen estado se regalaban o donaban, el sacerdote Juan Alonso (1709) lega dos camisas a Ana Duarte y a la hija de ésta llamada Josefa de Salinas, mientras que a sus “ahijados sobrinos” se les debe hacer entrega de dos camisas y dos armadores, uno de raso morado y otro color de cobre549. Para dormir los hombres usaban camisón como las mujeres, igualmente confeccionados con lienzo. Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio seis camisones valorados en 120 reales de plata, seis calzones en 60 y otros seis armadores en la misma cifra; todos ellos guarnecidos con encajes. En el inventario de bienes del capitán Francisco Moreno (1702) constan catorce camisones de hombre delgados con valonas, algunas de ellas guarnecidas de encajes550; mientras que en el de don Pedro Dutramble (1715) aparecen veinte de diversos lienzos 551 junto a tres de estopilla guarnecidos, un número elevado para una sola persona. En las partidas de José Antonio Maestre (1733) constan siete 545 GONZÁLEZ MENA, Mª. Á.: Ob. cit., p. 87. AHPSE-P: 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51. 547 AHPSE-P: 9546, 419 r. 548 AHPSE-P: 5178, 604 v. 549 AHPSE-P: 11991, 280 r. 550 AHPSE: P- 1307, 68 r. 551 AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11. 546 198 camisones de estopilla “las mangas y el cuerpo de bretaña” tasados en 157 reales 552. En el inventario de bienes de Pedro Fontache (1776) figura: “un camison de Bretaña por estrenar” tasado en 26 reales mientras que uno usado del mismo material se valora en 15 y otro de “crea ancha” solamente en 2 reales553. En el aprecio y partición de bienes de don Pedro Manuel Laguna de la Muela fechado en 1791 constan ocho camisones usados tasados en 20 reales la unidad más cuatro capillos a 3 reales cada uno554. La partida “ropa blanca” en el inventario post-mortem de don Rodrigo Márquez de Plata (1788) constaba de una docena de camisas, siendo media de camisolas, media de camisones de bretaña con los puños de holanda, camisolas de media holanda, cuatro chalecos de media holanda y cuatro de cotonía, seis calcetas de hilo, seis pares de calzones blancos, doce gorros de hilo y otros tantos de holanda”555. Los camisones podían estar confeccionados con distintos lienzos en una misma pieza, tal y como ocurría con las camisas. Don Miguel de Olaondo llevó a Indias en 1746 doce camisones confeccionados los cuerpos en bretaña ancha y las mangas en bretaña angosta, valorados en 29 reales de vellón incluida la hechura, el hilo y los botones556. Para la realización de determinados documentos se recurría al auxilio de una serie de profesionales, en el inventario post-mortem de Úrsula Echevarría (1791) figura Francisco Javier de Medina, maestro sastre: “(…) apreciador Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. nombrado por don Jacinto de Aguilar para el aprecio de ropa que quedó perteneciente a las disposiciones de Úrsula Echevarría su difunta mujer”. Dentro de la partida “Ropa blanca del viudo” aparecen dieciséis camisas llanas buenas, tres camisas de bretaña con encajes de Flandes viejos, nueve camisas de vuelos de muselina, una bata de sarasa, tres pañuelos con 552 AHPSE: P- 12025, 1636 v. AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 554 AHPSE: P- 12128, 1284 r. 555 AHPSE: P- 11246, 51 r. Apéndice documental, documento 48. 556 AHPSE: P- 10351, 87 r. Apéndice documental, documento 40. 553 199 rayas rojas, cuatro gorros de holanda viejos y seis pares de medias de seda blancas, entre otras cosas557. De la bata apenas contamos con información, normalmente sólo se nombran. Ésta era una prenda amplia que se llevaba para estar por casa, en el inventario de Pedro Dutramble (1715) aparece: “un Ropon o bata de Espumilla plateada forrada de tafetan carmesi mui vieja” 558 . En el palacio de Lebrija, se custodia el retrato de un caballero que aparece plácidamente sentado con una bata de terciopelo azul rematada por galón dorado sobre una lujosa casaca de seda bordada por entero con flores con botonadura de Francisco de Goya. Ramón Bayeu. 1795. Museo Nacional del Prado. Madrid. oro sólo a un lado (por lo que tal vez también fuera una pieza destinada a uso doméstico), bajo la que se asoma la camisa con puños de encaje. Los hombres usaban ropones y gorro en la cabeza, sobre todo los que trabajaban en interior como pintores559 y escritores. Goya retrató a su cuñado Francisco Bayeu vistiendo una bata gris con amplias solapas caídas y al pintor Asencio Juliá con la misma prenda (1798, Museo Thyssen). Don Rodrigo Márquez de la Plata (1788) tenía dos, una de invierno forrada con bayeta y otra de verano forrada en sarasa 560 .Otras prendas de ropa blanca eran los armadores, los capillos (gorros para dormir) y los pañuelos; también se incluían entre las piezas de de ropa blanca peinadores, toallas y pañitos para la barba, a veces guarnecidos con encajes. VI.3. Traje 557 AHPSE: P- 9580, 451 v. AHPSE: P- 5178, 605 v. Apéndice documental, documento 11. 559 Jean Baptiste Simeon Chardin se autorretrató con gorro de lienzo en 1771 y 1775. Al igual que Luis Paret y Alcázar en Autorretrato en el estudio, hacia 1786. 560 AHPSE: P- 11246, 476 r. Apéndice documental, documento 48. 558 200 El vestido compuesto por casaca, chupa y calzones abarca toda la centuria hasta el primer cuarto del siglo XIX, en el queda restringido al atuendo cortesano561 . El hombre se equipara a la mujer en el uso de colores alegres y vistosos y abandona los tonos oscuros que volverá a adoptar en el XIX. La nueva indumentaria masculina usa tejidos similares a la femenina con la misma sofisticación y riqueza lo que suponía un desembolso considerable con respecto a los usos antiguos, un rico caballero no escatimaba en sedas, damascos, bordados, encajes, hebillas de oro con piedras preciosas, sombreros de piel de castor e imponentes pelucas. Según vimos en el capítulo I, la indumentaria del hombre español durante los siglos XVI y XVII constituía un signo inequívoco de su estatus, pero al adoptar en el XVIII el traje militar, se produce una escisión entre el ser y el parecer 562. Al citado asunto se refiere el obispo Belluga en 1722: “Y esto que es hoy general en toda Europa, en nuestra España en mucho más, pues vemos que en nada se diferencia el vestido de cualquier caballero o señora al que usan los reyes, porque llanamente se toma la imitación de la moda de las personas Reales que es una monstruosidad”. La cuestión de las apariencias tuvo vigencia durante todo el siglo, los jóvenes que acudieron al campo de batalla debieron usar el uniforme militar por lo que al regreso de la contienda abandonaron el traje a la española: “El uso del traje militar en la vida civil propició no pocas confusiones a la hora de reconocer la condición social de la persona asunto que se acabó convirtiéndose en un problema de Estado. (…) El uso del traje a la moda no solo trajo, como se ve, no sólo un problema de distinción en cuanto a las clases sociales sino también importantes consecuencias económicas”563. De las prendas citadas en los documentos se suele constatar generalmente su tipo, material y decoraciones, incluso en ocasiones su color y estado de conservación tal y como ocurre en la “División de caudal” de don José Díaz en 1791: “Ytt, un vestido de militar de paño de Guadalajara, y la chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla en doscientos, y 561 REDONDO SOLANCE, M.: Casaca y chupa, traje a la francesa. Madrid, 2008, p.11. MOLINA, A.: Ob. cit., p. 99. 563 MOLINA, A.: “Vistiendo al nuevo cortesano”. Sevilla y corte: las artes y el lustro real (1729-1739). Madrid, 2010, p. 169. 562 201 dies”,564 o en el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776): “Ytem una Chupa vieja de Paño tambíen color de café en quatro reales”565. La casaca, también se denominó chamberga por el atuendo que lucía el Cuerpo Real de Madrid creado por Mariana de Austria en 1669. Este cuerpo pasó a llamarse el ejército de la chamberga o chambergos en clara alusión a su uniforme usado por el mariscal francés Schomberg que introdujo la nueva prenda566: “Chamberga se llamó al Regimiento de la Guardia del Reya y también la casaca que llevaban sus soldados; (…) Describen la prenda así llamada como “casaca ancah cuya longitud passaba de las rodillas; su aforro volvía sobre la tela de que era la casaca, con una faxa de quatro a seis dedos de ancho de arriba abaxo por ambos lados; las mangas algo más anchas de lo que se usan ahora, y más cortas también con una vuelta del mismo aforro”, y autorizan al uso de la voz con cita de la Pragmática de tassas de 1680 (fecha con que la DCECH se documenta la primera aparición del término)”567. La casaca, que estudiaremos a lo largo de la centuria, se ceñía al cuerpo con pliegues laterales; mientras los bolsillos se disponían horizontalmente llevando solapa. Las mangas eran estrechas y al llegar al codo se ensanchaban desembocando en amplias vueltas; por esta forma se les llamó mangas de “botas”. A finales de siglo las citadas vueltas y los pliegues laterales menguarán mientras que los extremos delanteros de la casaca se redondearán surgiendo el frac568. La chupa569, que en un principio no se mostraba ya que la casaca se llevaba cerrada, irá acortándose con el paso de los años. La casaca que se impuso durante el reinado de Felipe V tenía rectos los delanteros, iba cuajada de botones de arriba abajo aunque sólo se cerraban algunos por lo que los ojales presentaban decoración. En los conjuntos más lujosos los botones se contaban por decenas, llegando incluso a sobrepasar tres destinadas a la casaca y similar cantidad para la chupa. El cuello era a la caja debido al uso de grandes pelucas, las vueltas de las mangas alcanzaban el codo y se decoraban con ojales y botones. Esta prenda 564 AHPSE: P- 729, 563 r. Apéndice documental, documento 62. AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 566 RUIZ RODRÍGUEZ, I.: Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica: entre la política, el poder y la intriga. Madrid, 2007, p. 12 567 VARELA MERINO, E.: Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVII. Vol 1. Madrid, 2009, p. 840. 568 DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p. 200 y ss. 569 El término veste aparece por primera vez en el diccionario de la Academia Francesa en 1694. 565 202 presentaba mucho vuelo debido a los grandes pliegues que partían de la cintura y que arrancaban de un botón constando de tres aberturas, dos en los laterales y una en la parte posterior, su cometido residía en dejar espacio a la espada que se colocaba atada a un cinturón y era un elemento imprescindible en la indumentaria de un caballero. En 1701 ya tenemos constancia del traje “a la francesa” en Sevilla, concretamente en la partida de ropa infantil del inventario de doña Juana Josefa de Montes y Chaves, residente en la collación de San Nicolás y viuda de Diego de Hanon y antes del capitán Juan de Sangronis. En el documento constan: “una chupita y calzones de rasito de oro” y “dos chupitas blancas de estopilla llanas”570. Don Alejando Carlos de Litch (1702) tenía una casaca “a la moda” confeccionada con castorcillo negro y forrada de tafetán, un sombrero de tres picos, y una funda para peluca; estos datos revelan que parte de la sociedad sevillana se vestía a la nuevo uso antes de finalizar el siglo XVII571. En 1705 don Salvador Moreno, mercader572 de la calle Francos573 dejaba entre otras prendas, un calzón y chupa confeccionados con raso de oro color celeste aunque su guardarropa también contaba con piezas como el coleto y el armador. El inventario de su tienda pone de manifiesto que el traje “a la francesa” para uso masculino ya se usaba en Sevilla ya que aparecen quince botones de hilo de oro y plata fino grandes para casacas y once gruesas 574 de botones de oro y plata finos para chupas575. La nueva moda convivió con la antigua ya que junto a estos botones aparecen también dieciocho gruesas de botones de oro y plata para armadores. 570 AHPSE: P- 1307, 80 r. AHPSE: P- 10321, 621 r. Apéndice documental, documento 4. 572 El mercader era el comerciante con tienda abierta, mas conocido como tendero. El grupo más numeroso se dedicaba a los tejidos, dentro del éste figuraban los pañeros dedicados al negocio de la lana, y los merceros dedicados al negocio de la seda, lienzos y otros productos. El segundo grupo lo formaban los drogueros, confiteros y cereros, dedicados sobre todo a alimentación, especias y productos de ultramar como el cacao. Por último cabe destacar los mercaderes de joyas, como los plateros. CAPEL MARTINEZ, R.: El siglo de las luces. Política y sociedad. Madrid, 2006, p. 131 y ss. 573 El nombre de Francos procede de 'franquicias', es decir, los negocios que proveían a la armada de Fernando III que se encontraban en esta calle. El rey les otorgó en 1250 un fuero por el cual todos los habitantes del barrio serían caballeros además de beneficiarse de una serie de exenciones en los tributos. Era a algo similar a una zona franca de impuestos, en contraposición al resto de los negocios que debían pagar a la hacienda Real. "El rey Alfonso X, en su tarea renovadora de gobierno del reino, actúa plenamente como legislador, tanto en el plano general, en el que, a veces, tuvo que rectificar; como en el plano local que ahora nos interesa. Se trataba de legislar para las nuevas tierras, ciudades y villas, recién conquistadas a los musulmanes y que se consideraron de realengo, el monarca actuó otorgando como Fuero el Liber Iudiciorum vulgata, a título de Fuero de Toledo, y así lo hizo Fernando III concediéndolo a Córdoba (1241) y a Sevilla (1250) en ambos casos añadiendo una serie de privilegios y franquicias para los pobladores de ambas ciudades". CERDÁ, J.: La política de Alfonso X, en torno a los orígenes del Estado (notas sobre unos textos jurídicos murcianos). Homenaje al profesor Juan Torres Fontes. Vol I, 1987, pp. 290-291. 574 Doce docenas. 575 AHPSE: P- 5165, 360 v. Apéndice documental, documento 7. 571 203 Como ya se apuntó, el traje francés tenía su origen en el uniforme militar y guardó esta acepción en España aunque ya distaba mucho del atuendo usado por las tropas. Es común que se cite como “traje a lo militar” o “traje a la moda”. En el inventario capital de don José Ruiz (1729), torcedor de sedas, con motivo de su boda con Jerónima del Valle figura como traje principal: “un bestido de paño de Segovia a lo milittar y chupa de perziana de seda en seiszientos y quinse reales vellon” 576 .En el inventario post-mortem del pintor Domingo Martínez (1751) consta “Una casaca a lo militar de tafetan negro doble y calzones de lo mismo”577. Un ejemplo representativo de este tipo de casacas lo podemos observar en el retrato Felipe V cazador realizado por Miguel Jacinto Meléndez 578 en 1712. La obra, de carácter privado, muestra al rey ejercitando una actividad de gran tradición en la monarquía hispánica. El monarca se presenta de medio cuerpo luciendo una magnífica casaca de terciopelo rojo bordada con hilo de oro. Apreciamos cómo del botón del costado arrancan cuatro pliegues, y la decoración de las amplias vueltas de las mangas con enormes ojales longitudinales en cuyo extremo se hallan los botones de Miguel Jacinto Meléndez. Felipe V cazador. 1712. Museo oro. Cerralbo. Madrid La confección de la casaca era compleja. La pieza constaba normalmente de dos piezas delanteras, dos para la espalda (todos con forma en la sisa), cuello y mangas; la costura se encontraba en el centro de la espalda. Para dotar a la prenda de volumen se colocaban entretelas de lienzo fuerte, en ocasiones con borra y crin de caballo; el objetivo residía en que los faldones quedaran tiesos. Los ojales al ser decorativos podían presentarse cerrados579. A comienzos de siglo las mangas de la chupa sobresalían por las de la casaca, ambas piezas llevaban bolsillos de tapa bajo los cuales se disponían otros ocultos. La chupa podía ser de otro tejido, su delantera acogía decoraciones que 576 AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. AHPSE: P- 18023, 59 v. Apéndice documental 43. 578 Véase SANTIAGO PÁEZ, E. Mª.: Miguel Jacinto Meléndez. Madrid, 2012. 579 LEIRA, A.: Casaca masculina rococó. Madrid, p. 3 y ss. 577 204 posteriormente llegaron a la casaca. La primera era casi tan larga como la segunda e iba adornada con una hilera de botones, mientras que la trasera de la chupa se confeccionaba con materiales mas económicos ya que siempre permanecía oculta. En cuanto a la corbata, a principios del siglo XVIII se comenzó a usar un lienzo doblado y rígido que encajonaba el cuello y se abotonaba por detrás, la moda elegante marcaba grandes corbatas confeccionadas con fina holanda o muselina Miguel Jacinto Meléndez. Felipe, duque de Parma. 1727. Biblioteca Nacional de España. guarnecida de encajes, como los de pitiflor, cuyos extremos caían sobre el pecho. El francés don Pedro Dutramble (1715), tenía seis corbatas de estos mismos géneros guarnecidas con encajes todas menos una 580 . Esta gran corbata fue perdiendo volumen y años más tarde se sustituyó por el corbatín, una tira fina que se colocaba sobre el cuello de la camisa y que se cerraba por detrás mediante una hebilla. En el capital de José Ruiz (1729), aparecen cuatro corbatines valorados en 45 reales581. El corbatín se sujetaba mediante pasadores tal y como informan los documentos: “quatro evillas para Colbatín en quince r”582. Frente a las ricas corbatas guarnecidas con encajes, los corbatines eran simples tiras por lo que resultaban económicos, en las capitulaciones de Francisco Rodríguez (1785), cuatro se valoran en 25 reales 583 . Los retratos muestran corbatines generalmente negros rodeaban el cuello alto de la camisa. En la partida “Ropa de color de hombre” del inventario de don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) aparece un vestido de paño francés negro compuesto por casaca y calzones con botones de seda, otro del mismo tejido color ámbar que incluía las tres piezas con botonadura de oro, otro de raso color café guarnecido con galón de oro y botones también de oro seguido por una chupa de terciopelo carmesí con la misma decoración y botones584. El rojo es un color frecuente en el guardarropa masculino, de la misma manera que la decoración a base de galones que rodeaban los bordes de la casaca y la chupa, así como los puños y la tapa de los 580 AHPSE: P- 5178, 604 v. Apéndice documental, documento 11. AHPSE: P- 5192, 86 r. Apéndice documental, documento 18. 582 AHPSE: P- 12128, 1286 r. 583 AHPSE: P- 12118, 50r. Apéndice documental, documento 51. 584 AHPSE: P- 5178, 697 v. Apéndice documental, documento 12. 581 205 bolsillos. Con trajes enteros o chupas de color rojo aparecen retratados, Felipe V, Carlos III, Carlos IV, el XII duque de Alba, el marqués de la Ensenada o el conde de Floridablanca, entre otros. Las clases trabajadoras usaban tejidos y colores económicos; en el capital de Juan de Prado (1719), maestro zapatero, consta que antes de casarse disponía de tres trajes enteros, uno nuevo de pelo de camello tasado en 227 reales, otro del mismo material pero ya usado valorado en 90 y por último uno de paño negro también en 90 reales585. Francisco de Goya. El conde de Floridablanca. 1783. Colección particular. Uno de los testimonios más interesantes para conocer la moda en Sevilla a mediados del siglo XVIII es la serie de los Carros586 de Domingo Martínez, compuesta por ocho grandes lienzos que se conservan en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense. En El Carro del Víctor y del Parnaso se recrea el acto de la entrega al Ayuntamiento de los retratos de los nuevos reyes de España, Fernando VI y Bárbara de Braganza. El director de la Fábrica de Tabacos don José Antonio de Losada, porta una elegante casaca con chupa y calzones a juego, confeccionada con terciopelo color pardo con galones en plata, y amplios bordados en la tapa de los bolsillo. El caballero lleva las medias sobre los calzones, polainas abotonadas, tricornio, peluca empolvada y zapatos con tacón rojo. Todos los que le rodean llevan así mismo pelucas (todavía largas y sin recoger) y corbatas de encaje. 585 AHPSE: P- 10342, 258 r. Apéndice documental, documento 14. Esta serie de carros alegóricos es una obra muy significativa y original del siglo XVIII español, las pinturas escenifican la fiesta barroca que tuvo lugar en las calles de Sevilla para celebrar la ascensión al trono de España de Fernando VI en 1746. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un perfecto instrumento de ostentación y propaganda. Esta serie nos permite reconstruir una fiesta barroca. Las máscaras y mojigangas consistían en comparsas de personas disfrazadas, en este caso de personajes mitológicos y alegóricos personificando vicios y virtudes. La fiesta era un perfecto elemento de persuasión en manos del poder, un instrumento de ostentación y propaganda. La cultura barroca era fundamentalmente visual, su objetivo radicaba en impresionar al espectador por lo que se gastaban verdaderas fortunas en este tipo de actos. Se levantaban arquitecturas efímeras y se engalanaban las ciudades a pesar de que la situación económica no estaba para tales dispendios, pero era el precio de la paz social. Tanto los festejos como las pinturas, del mismo tamaño y marco, fueron encargados y costeados íntegramente por la Real Fábrica de Tabacos cuyo director era Don José Antonio de Losada. Asimismo, Don Ramón Cansino Casafonda escribió un grueso volumen que relataba el magno acontecimiento y que fue editado en 1748 al que acompañaban las pinturas de las carrozas para que quedara un recordatorio visual la celebración. La inauguración de la Real Fábrica de Tabacos fue un hecho muy señalado para la economía de la ciudad. Véase, MORENO MENDOZA, A.: Museo de Bellas Artes de Sevilla, Volumen II, Sevilla, 1991, p. 312 y ss. 586 206 En el margen inferior derecho de El carro de la común alegría, vemos a un hombre vestido con elegancia más sencillamente. Lleva casaca y calzones de paño pardo mientras que la chupa presenta un tono grisáceo, de ella emergen los Domingo Martínez. Carro del Víctor y del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla. encajes de la corbata, las medias blancas aparecen dobladas sobre la rodilla y porta tricornio bajo el brazo. Es sin duda un caballero por el uso de peluca y camisa con encajes, pero su traje no lleva galones ni adornos y está confeccionado con paño o bayeta; uno de los tejidos por excelencia para la confección del traje masculino en la Sevilla del siglo XVIII. Al abordar la historia de la moda durante el siglo XVIII reparamos que se trata de un fenómeno internacional. La moda francesa no solamente se estableció en Europa sino también en las colonias americanas, a través de España. El retrato de don Juan-Pío de Móntufar y Fraso 587 es un claro ejemplo. Don Juan- Pío aparece en actitud orante junto a sus hijos Pío y Pedro. Fernando VI le concedió el título de marqués de Selva Alegre en 1747 por lo que la pintura debe ser posterior a la citada fecha. El noble porta casaca carmesí bordada con hilo Domingo Martínez. Carro de la común alegría. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla de oro y cuajada de grandes botones con chupa de seda bordada con flores. Los puños de la 587 Caballero de Santiago. Nacido en Granada y residente en la ciudad de Quito, en el virreinato de Nueva Granada. Contrajo matrimonio con María Rosa Rafaela de Larrea Zurbano y Santa Coloma. Tuvieron cuatro hijos: Pió, Pedro, Ignacio y Joaquín. 207 camisa parecen terminar en delicado encaje de bolillos mientras que la casaca no deja asomar el lazo de la corbata; en la cabeza porta peluca empolvada. Los niños vestían como los adultos con el mismo terno que sus padres desde los siete u ocho años o incluso antes. Los hijos del marqués, también de rodillas, portan casaca negra guarnecida con galón de plata y faldones tiesos, mientras que la chupa es blanca y bordada con flores y galones dorados, a sus pies están sus sombreros respectivos. El acercamiento a la ropa infantil se realiza a través de los inventarios post-mortem o sus aprecios. El de Ana Agustina Fernández (1788), esposa de un carpintero y residente en la calle Placentines, es particularmente interesante ya que se hace constar la ropa de los cuatro hijos de la fallecida, los dos varones llevan la misma ropa que los adultos. Manuel María, de cuatro años de edad tenía un “vestido de jinete nuevo” (al igual que su hermano mayor José María de doce años) un chaleco de seda usado, un capote de durancillo y un sombrero de tres picos. El aprecio fue ejecutado por Francisco Amador, maestro sastre, “con tienda abierta en esta dicha ciudad”588. El inventario de bienes de doña Isabel Francisca Malcampo y Omazur 589 (1725) muestra dentro de la partida “Ropa de los niños”, que la indumentaria infantil Anónimo. Retrato del marqués de Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750. Colección particular. era idéntica a la de los adultos. Sus hijos tenían casacas, chupas, calzones, sombreros, espadín, casaquilla de montar, corbatas “llanas” y “de encages”, puños sencillos, pañuelos, camisones, capillos, calzones blancos, armadores, calcetas y escarpines 590 . Doña Isabel estaba casada con Francisco Craywinckel, nacido en Amberes, un acaudalado comerciante en la Sevilla de principios del siglo XVIII. 588 AHPSE: P-11247, 1471r y ss. Isabel de Malcampo y Omazur era hija de Juan Bautista Malcampo y de Isabel Petronila de Omazur Malcampo. Los Malcampo y Omazur eran familias procedentes de Flandes. Hacia 1672 Nicolás de Omazur encargó a Murillo su retrato junto con el de su mujer Isabel de Malcampo. El primero se conserva en el Museo del Prado, mientras que el segundo está perdido aunque existe una copia en el Museo de Glasgow. Véase, PORTÚS, J.; Guía de la pintura barroca española, Museo del Prado, 2001. 590 AHPSE: P- 5188, 689 r. Apéndice documental, documento 17. 589 208 Dentro de las pinturas aportadas al presente estudio, tal vez la casaca más lujosa la presente el retrato de Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino 591, IV marqués de La Granja, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Sevilla 592 y Hermano Mayor de la Hermandad de La Soledad593 entre 1766 y 1770. Don Antonio porta un suntuoso traje en el que casaca y chupa aparecen bordadas. La chupa abotonada deja los cuatro primeros botones abiertos para que asome cómodamente el cuello de encajes de la corbata. Los botones de casaca y chupa son iguales pero más grandes los de la primera. La delantera de la segunda aparece por entero bordada de flores mientras que la casaca luce un motivo geométrico a base de triángulos, dentro de los cuales se inscriben las decoraciones, también a base de pequeñas flores. Las dos prendas llevan bolsillos horizontales bajo cuya lengüeta aparecen varios botones. Las amplias vueltas de las mangas lucen los mismos botones que la delantera, de ellas salen los puños de encaje de la camisa compuestos por varios volantes. El marqués de la Granja luce una venera de la orden de Santiago atada con un lazo rojo. En la cabeza lleva peluca blanca que termina en pico sobre la frente con bucles a los lados. Anónimo. Retrato de Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino, marqués de La Granja. Hacia 1750. Colección particular. Sevilla. 591 Nacido en 1717. Hijo de Juan de Castilla y Guzmán, señor de Cadoso y Malabrigo y de Francisca Fernández de Córdoba y Bazán, marquesa de La Granja. Casado en Sevilla en la Parroquia del Salvador en 1740 con Constanza Valenzuela y Zayas de Aguilar, natural de Belalcazar. El Cadoso era una de las principales haciendas de Carmona. Un señorío llamado “de horca y cuchillo” (aquel que tenía derecho de vida y muerte sobre sus vasallos). Véase, RECIO MIR, A. y SÁNCHEZ ROMERO, J. C.: Inventario Cortijos, Haciendas y Lagares. Provincia de Sevilla. Hacienda el Cadoso. Sevilla, 2009. 592 Desde el 31 de mayo de 1747 al 27 de abril de 1744. 593 La primera noticia de la hermandad data de 1549. Sus reglas ya estaban aprobadas en 1557. Gran parte de la nobleza sevillana pertenecía a ella. 209 Una casaca con bordado similar aunque más suntuosa la porta el futuro Carlos IV en Carlos Antonio, príncipe de Asturias realizado por Antón Rafael Mengs en 1765 (Galería Nacional de Parma). La pieza aparece completamente bordada con decoración de rombos dentro de los cuales se inscriben pequeñas flores. Diversas fuentes ponen de relieve que ésta fue la misma casaca que lució durante su ceremonia matrimonial con su prima hermana María Luisa de Borbón, el 4 de septiembre de 1765 en la Real Colegiata de San Ildefonso de La Granja. La pintura se comenzó dos meses antes y fue enviada a Parma destinada a los duques, Felipe I y Luisa Isabel de Francia594. Antón Rafael Mengs. Carlos Antonio, príncipe de Asturias. 1765. Galería Nacional de Parma. El traje masculino portaba un elevado número de botones tal y como se aprecia en los retratos y según consta en algunos documentos, en un inventario de 1772 consta: “Ytem una Casaquilla de Paño color color café, y un par de calzones de lo mismocon cincuenta y seis Botones de plata (…) Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones de paño de olanda color pepíta de algarroba nuevo con ochenta y nueve Botones de Platta” 595 .En el inventario de don Gaspar de Atienza Ybañez596fechado en 1719, se cita una casaca de carro de oro plateado forrada en tafetán con botones de seda y una chupa con calzones de tela color de búcaro “del uso antiguo”, es decir, pasados ya de moda597. Conforme avanzaba la centuria las prendas de vestir masculinas se hicieron más reducidas y pegadas al cuerpo. La chupa se acortó, las mangas ajustadas y el faldón desaparecieron, por tanto fue evolucionando hacia el chaleco. Los calzones tapados por la casaca hasta mitad del siglo comenzaron a asomar. Los calzones se ajustaban a las caderas sin precisar cinturón o tirantes y se cerraban a la altura de las rodillas mediante botones y charreteras, tal y como podemos observar en el retrato que Francisco de Goya hizo a su amigo el coleccionista Sebastián Martínez. 594 Véase, Carlos IV: mecenas y coleccionista. Madrid, Patrimonio Nacional, 2009. AHPSE: P-. Apéndice documental, documento 47. 596 Contador Mayor de los Reales Alcázares. 597 AHPSE: P-10342, 417 r. 595 210 Lo más habitual era que el traje completo se confeccionara con la misma tela: “un vestido un que se compone de casaca, chupa y calzones de bayeta negra nuevo forrado en olandilla”598, un ejemplo muy rico y que nos informa que la tela procede de Francia lo poseía don Pedro Dutramble (1715): “un vestido de paño de Francia que se compone de casaca, chupa y calzones con botonadura de oro” 599 . El vestido podía constar de una casaca y dos pares de calzones iguales, ya que éstos se estropeaban con más facilidad, en este mismo inventario aparece Francisco de Goya. Retrato de Sebastián Martínez y Pérez. 1792. Metropolitan Museum of Art. Nueva York. un vestido formado por una casaca con dos pares de calzones confeccionados con carro de oro de color “blanquisco” con botonadura de plata, todo forrado con tafetán azul. Don Bartolomé Profumo (1731) tenía dos conjuntos formados por casaca y dos pares de calzones, el primero de paño oscuro con la casaca forrada en tafetán rojo tasado en 400 reales y el segundo de tafetán negro en 160600. Aunque estamos en el momento en que la moda masculina se rindió a los tonos pastel típicos del momento, debemos destacar la presencia del negro como un color muy habitual en el traje de toda la escala social. El negro aparece prácticamente en todos los inventarios, desde el sencillo paño a materiales más nobles: “Ytt. otro bestido de paño negro que se compone de casaca calzones y chupa de nobleza”601. De hecho, es frecuente que aparezcan varios trajes negros; en el inventario post-mortem de Juan Cresencio Martínez aparecen cuatro de diferentes materiales como son el terciopelo, el paño, el raso listado y el tafetán 602. La piel de castor también se utilizaba para la confección de trajes: “Una chupa y calzones de castor negro”603. 598 AHPSE: P- 6418, 58 r y ss. AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11. 600 AHPSE: P- 1326, 476 r. Apéndice documental, documento 26. 601 AHPSE: P- 697 v. Apéndice documental, documento 12. 602 AHPSE: P-9578, 236 r. 603 AHPSE: P-9575, 440 r. 599 211 Un ejemplo nada habitual es el que vemos en una carta de dote fechada 1750 en la que la novia: “doña Manuela de Leon, doncella de diecinueve años”, otorga a su futuro marido: “un vestido para el mio Don Diego de casaca, chupa y calzones de paño negro, medias calzetas y espadín de metal sombrero y zapatos, todo hecho y comprado de nuevo en 630 reales”604. Un caballero con posibles tenía varios conjuntos y también piezas sueltas de distintos tejidos y colores. Las capitulaciones matrimoniales de Jacobo Felix Malcampo Anónimo. Francisco Manjón. Palacio de Lebrija. Sevilla. 1777. (1711) son muy ricas en cuanto a la ropa del novio, la partida “vestidos de hombre” consta de cinco trajes completos, el primero de espumilla de seda y lana con botones y cordoncillo de oro valorado en 400 reales, siguiendo por otro igual con ojales, botones y ribetes de oro de idéntica tasación. Tal y como se ha apuntado, todo el delantero de la casaca junto a las vueltas de las mangas iban cuajados de botones, los ojales también se decoraban al ejercer una labor puramente decorativa. El siguiente vestido era color de hierro forrado en felpa así mismo con ojales y botones de oro, siendo valorado en 600 reales. El conjunto más importante del documento es: “Otro vestido entero de castor blanco que se compone de las mismas piezas forrado en tafetán guarnecidos por ambos lados con ojales y puñetes de oro en novecientos reales”, por último aparece un vestido de paño negro en quinientos reales605. La botonadura constituía una parte fundamental tanto de la casaca como de la chupa, los más apreciados eran los de oro, porcelana y madreperla. La casaca masculina comenzó a ajustarse al cuerpo progresivamente en brazos y faldones, el retrato de Francisco Manjón606 es un buen exponente. Las mangas siguen la línea del brazo mientras que las vueltas han abandonado toda artificiosidad pegándose a la muñeca. 604 AHPSE: P- 5205, 45 r. AHPSE: P- 10334, 232 v y 233 r. 606 Nacido en Barros (Llanes). Caballero de la Orden de Calatrava en 1755. Consejero de Estado. Presidente de la Real Audiencia de Contratación de Cádiz. Contrajo matrimonio con María Teresa Micone en Cádiz en 1758. 605 212 El traje es de un verde suave, tonalidad muy del gusto rococó, con bordados que recorren el filo de casaca, chupa y vueltas de las mangas, los botones ya no son de oro o plata sino aparecen forrados del mismo tejido que el vestido. En la casaca pende la venera de la orden de Alcántara. Una de las instituciones con más raigambre en Sevilla desde el siglo XVII es la Real Maestranza de Caballería607. El 2 de junio de 1730 se promulgó una Real Cédula por la cual se establecían su carácter oficial y privilegios. Felipe V concedió una serie de mercedes a la Corporación, entre las cuales el cargo de Hermano Mayor lo ostentaría uno de los hijos del monarca español. El primero en ostentar la dignidad fue el infante don Felipe, futuro duque de Parma. El rey estableció el uniforme destinado a los maestrantes: “que el uniforme de grana con galones, chupas y vueltas de glasé de plata que habían lucido en las fiestas organizadas en honor del Rey pudieran utilizarlo “no solo en las funciones propias de su instituto que ejecutare a caballo, sino en cualquier día, según como se sirven de el suyo los Oficiales Militares de mis Tropas”608. El retrato de don Juan María del Carmen de Castilla y Valenzuela609, que fue Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza del 14 de mayo de 1786 al 30 de mayo de 1788, muestra el lujo con el vestía la Juan María del Carmen de Castilla y Valenzuela, marqués de La Granja. Hacia 1770. Colección particular. Sevilla. alta nobleza sevillana. El joven caballero lleva casaca azul con vueltas rojas, unas vueltas que han perdido tamaño con respecto al tipo usado en la primera mitad de la centuria ya que comprobamos cómo siguen la línea del brazo traspasando el codo. En cada delantera de la casaca hay diez grandes botones de oro como remate a amplios galones dorados. Bajo la casaca lleva una chupa roja con los dos primeros botones desabrochados a fin de dejar espacio a la corbata de encajes. La chupa y las solapas de los 607 Fundada en 1670 bajo la advocación de la Virgen del Rosario. GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, A.: “Felipe V, Sevilla y la Real Maestranza de Caballería”. III Centenario del reinado de Felipe V. Sevilla, 2001, p. 92. 609 Nacido en Sevilla el 24 Sep.1747, V Marqués de la Granja, Señor del Cadoso Maestrante de Sevilla y Hermano Mayor de la Cofradía de la Piedad. Casado en Sevilla el 4 Enero de 1773 con Manuela Luisa Tous de Monsalve y Fernández de Velasco, V Marquesa e Caltojar y VII Condesa de Benagiar y de Valdosera. 608 213 bolsillos lucen los mismos galones dorados que la casaca. Bajo las mangas asoman delicados puños de encaje. En la mano porta sombrero de tres picos adornado con una lazada roja mientras que en el pecho luce una venera de Caballero de Santiago que pende de un lazo rojo. Don Juan María de Castilla era caballero de la citada orden al igual que su padre don Antonio de Castilla, tal y como pudimos comprobar en su retrato. Con respecto a la peluca, don Juan María la lleva con tres rizos perpendiculares en las sienes y recogida detrás con un lazo negro. A mediados de siglo, Luis XV impuso un estilo de Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa. Hacia 1775. Palacio de los condes de Santa Coloma. Sevilla. pelucas más pequeñas para los hombres y el riguroso empolvado blanco o preferentemente grisáceo, éstas se recogían en una cola de caballo en la nuca, atada con una cinta. Este nuevo peinado masculino desembarcó en todas las cortes europeas y también a la alta sociedad. Los Bucarelli fueron una de las más importantes estirpes sevillanas durante el siglo XVIII. En el palacio de los condes de Santa Coloma se conservan los retratos de los hermanos don Francisco y don Antonio Bucarelli, hijos del marqués de Vallehermoso y de la condesa de Gerena. Ambos desempeñaron una importante carrera militar. Don Francisco de Paula Bucarelli Ursúa Lasso de la Vega Villacis y Cordova (1708-1780) fue Teniente General de los Reales Ejércitos, Gentilhombre de Cámara de Carlos III con entrada, Comandante General del Reino de Mallorca, Comandante General del Ejército y Reino de Andalucía, Capitán General del Río de la Plata entre 1766 y 1770, Virrey y Capitán General de Navarra en 1770, Comendador de Almendralejo en la Orden de Santiago y Caballero Maestrante de Sevilla. El retrato de don Francisco nos muestra al caballero portando lujosa chupa roja bordada con galones dorados y banda a la cintura, y calzones del mismo color. Encima lleva una casaca oscura sin faldones delanteros adornada con la misma decoración mientras que las vueltas de las mangas son rojas. Sobre el pecho luce la banda de la Orden de Carlos III (establecida mediante Real Cédula de 19 de septiembre de 1771) y la venera de la orden de Santiago. Su 214 atuendo concluye con medias blancas, zapatos negros con gran hebilla y un sombrero de tres picos que descansa sobre la mesa. Su hermano Antonio María Bucarelli (1717-1779), fue Caballero de la Orden de San Juan, Bailío-Gran Cruz y Comendador de Bóveda de Toro y de Tocina, Gran Cruz de Carlos III, Teniente General de los Reales Ejércitos, Capitán General de Cuba, Virrey, Gobernador y Capitán General de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México (1771). En su retrato, don Antonio María aparece de cuerpo entero dentro de un recinto palaciego que se abre a un puerto. El caballero porta una lujosa chupa roja que termina a la altura de las caderas, calzones oscuros y casaca azul oscura entallada y adornada con amplio galón de oro formando un dibujo de trencilla. La casaca cuyas vueltas son rojas, solamente lleva botones a la derecha, mientras que a la izquierda no aparecen ojales. Don Antonio lleva un bastón en su mano izquierda mientras que con la derecha sostiene el sombrero también adornado con galón dorado y con un lacito rojo. Siguiendo con el análisis del traje masculino, la documentación pone de relieve que éste podía constar solamente de casaca y calzones a juego, mientras que la Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de México. Hacia 1775. Palacio de los condes de Santa Coloma. Sevilla. chupa era intercambiable. El colorido de la indumentaria masculina no es tan variado como el de la femenina ya que es muy habitual la aparición de los pardos, como los llamados color de café, de canela o de ámbar, aunque también comprobamos que el hombre sevillano vistió con tonos alegres y vivos. El marqués de la Candía (1772) tenía una chupa y calzones de tela de oro sobre blanco con matices, una casaca y calzones de terciopelo morado con botones de hilillo de oro forrado en raso liso blanco, un vestido entero de paño púrpura con botones de seda forrado en felpa blanca de seda610 . Jacobo Félix Malcampo (1711) llevó a su matrimonio una de tisú encarnada con flores de oro vivo y una segunda de tisú de plata con la misma guarnición valorada en mil 610 AHPSE: P- 5178, 600 r y ss. Apéndice documental, documento 48. 215 reales, el precio mas elevado que hemos hallado para una chupa a lo largo de todo el siglo. El tisú de seda estaba a la última moda siendo muchas veces importado de Francia. Tal y como hemos apuntado con anterioridad, de la chupa solamente se mostraba la delantera, por lo que quedaba el resto se podía confeccionar con materiales más sencillos: “Ytt. una chupa de tizu de oro con espaldas y mangas de tafetan”. Esta prenda se convirtió en un perfecto marco para bordados y adornos: “otra chupa de laberinto celeste con lazos y galón de plata (…) otra chupa de paño de grana encarnado con galón ancho de plata y botones de hilillo forrado en lienzo (…) otra Anónimo. Retrato de caballero. Último cuarto del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla. del mismo paño bordada de oro con forro de imperiosa celeste y blanco” 611. José García, maestro confitero de la collación de San Salvador, dejaba en 1775 una chupa de piel de tigre 612 forrada de anascote blanco y otra de paño “color de cardenalillo” con vuelos de terciopelo613. La casaquilla era una prenda destinada a la práctica de la equitación, por tanto sería más corta, en el inventario de don José de Velasco y Patiño (1734) aparecen “Dos casaquillas de montar, una de invierno y otra de verano” 614 . La indumentaria destinada a la monta aparece con relativa frecuencia en los inventarios, en el de la marquesa de Herrera (1778) encontramos: “Un vestido de chupa y calzones de guinete nuevo” y “una chupa de guinete usada”615. Los tejidos más utilizados para confeccionar trajes de verano eran, entre otros, el tafetán, el barragán, el cristal y la seda: “cuatro vestidos de verano, uno de tafetán doble negro, otro de cristal y otro de barragán de Bruselas”616. Don Vicente Pablo Albelda tenía en 1780 “Un bestido de chupa casaca y calzones de seda de verano tornasolado de raso valenciano”617. 611 AHPSE: P- 9563, 789r. No sabemos a qué tipo de felino se referirá. Fernando VI aparece en un retrato de Van Loo luciendo una casaca con las vueltas de las mangas forradas con piel de leopardo. 613 AHPSE: P- 11218, 1064 v. 614 AHPSE: P- 9546, 419 r. 615 AHPSE: P- 9574, 301 v. 616 AHPSE: P- 9546, 419 r. 617 AHPSE: P- 9575, 439 v. 612 216 A finales de siglo aparecen las voces chupetín y chupín, un diminutivo de chupa que podía designar las piezas destinadas a niños y también a adultos por su menor tamaño. En el inventario post-mortem del esposo de Gertrudis de Zayas (1780) constan dentro de la partida “Ropa del menor”, una chupa, calzones y chupetín de raso liso de seda618. En el inventario capital de doña Josefa García Aruncibay (1799) aparecen varios trajes masculinos formados por casaca, chupín y calzones o por casaca y chupín: “Ytt. Casaca y chupín de tercianela servido en quarenta r (…) Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde rallado en ciento y sesenta r (…) Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de felpa, en quinientos rr”619. Debido a su alto costo la ropa no solamente se reutilizaba sino que también se transformaba, en un inventario post-mortem de 1791 aparece: “Una chupa y chupito que se hizo con un guardapie de su madre”620. En este momento surgen los chalecos y los calzones largos, en 1799 se constata el pantalón largo en Sevilla: “Ytt. Calzones largos de Paño matado en treinta rr (…) Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco en cinquenta rr”621. Los chalecos son una evolución de la chupa, aparecen como prendas diferenciadas y conviven con éstas, en el capital de Francisco Rodríguez (1785) encontramos tres chupas blancas en 75 reales seguidas por seis chalecos blancos en 60 reales y dos chalecos de cotonia en 45622. La transformación sobre los preceptos que debía seguir la indumentaria masculina de las clases altas se produjo en Francia, concretamente en la reunión de los Estados Generales en 1789. Cada participante debía vestir conforme a su estado ya que se reprodujo el ceremonial de 1614, esta desigualdad manifiesta causó cierto disgusto: Anónimo. Retrato de caballero. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla. 618 AHPSE: P- 9575, 514 r. AHPSE: P- 788, 175 r. Apéndice documental, documento 64. 620 AHPSE: P- 9580, año 1791 Folio 452 v 621 AHPSE: P- 788, año 1799 Folio 175 V 622 AHPSE: P- 12118, 51 r. Apéndice documental, documento 51. 619 217 “Uno de los primeros actos de la Asamblea Nacional fue la abolición solemne de todas las diferencias de clase, en cuanto al vestido; y los nobles que habían querido tan celosamente tener un privilegio exclusivo para llevar plumas, encajes, tacones encarnados, etc., hubieron de ver cómo los plebeyos declaraban que ya no daban valor alguno a tales tonterías y se las consentían a los lacayos. (…); la primera prerrogativa de la clase privilegiada quedaba abolida (…), este hecho tuvo por consecuencia la desaparición para siempre del lujo y la magnificencia que había revestido el traje masculino antes del año 1789”623. A partir de la Revolución Francesa se suceden una serie de transformaciones políticas y sociales que traen consigo un cambio de mentalidad que condujo a la sociedad francesa a vestir de manera más simple, huyendo del colorido y las estridencias. La progresiva sencillez del traje masculino hay que achacarla a la influencia del traje campestre inglés en el que primaba la funcionalidad por lo que se pusieron de moda casacas con menos pliegues o incluso sin faldones por delante como el frac. Paulatinamente los calzones desaparecieron en favor del pantalón largo, esta prenda en un primer momento la usaban las clases más desfavorecidas. A los asaltantes de la Bastilla y las Tullerías se les llamó despectivamente “sans culotte” es decir, “sin calzones”. La palabra “pantalón” procede de Pantaleón 624 , personaje de la comedia del arte625 que lo vestía. El pantalón fue una evolución del calzón marinero inglés aunque se piensa que fueron los franceses sus Louis Leopold Boilly. Sans culotte. 1792. Museo de la Villa de París. 623 BOEHN, M.: Ob. cit., p 117. Pantalón era un mercader, se le presentaba como un anciano amable que encarnaba la prosperidad de Venecia. Aunque normalmente es un viejo avaro muy preocupado por el dinero y pendiente de sus negocios. No está pendiente de su casa y es muy conservador y lo que ocasiona de lo que resulta algún enredo ocasionado por Arlequín o Brighella. Como padre es déspota y anticuado. Pantalón lleva capa negra con pantalones rojos y calza pantuflas turcas. Su máscara es color café con una gran nariz, bigote gris y blanca barba que cubre de oreja a oreja terminando en punta. Sobre la comedia del arte. Véase, URIBE, Mª. L.: La comedia del arte. Barcelona, 1983. 625 La comedia del arte, también denominada comedia de máscaras, surgió en Italia durante el Renacimiento. Fue un tipo de género teatral que se prodigó por buena parte de Europa hasta el siglo XIX. Se trataba de obra de teatro en la que los actores podían improvisar. Eran sencillas tramas con una historia de amor como asunto fundamental, constaba de una serie de personajes fijos que se identificaban por su ropa y su máscara. 624 218 inventores. El francés Pedro Dutramble (1715) tenía “un par de calzones marineros de tafetan Gamusado con encages negros viejos”626. Al cambiar el concepto de moda se detestó la estética del Antiguo Régimen. Se rechaza la teatralidad y la extravagancia del traje francés a lo que se le debe añadir la enorme influencia que marcó Inglaterra, convertida en el epicentro de la moda masculina. Esta tendencia seguía otros preceptos, los británicos buscaban una elegancia menos envarada, mas práctica que permitiera la práctica de deportes y la vida al aire libre. La nación prosperó extraordinariamente durante el siglo XVIII, creando un imperio a raíz del comercio, el nivel de vida subió y una pujante clase media comenzó a consumir. A finales de siglo había en Londres más de doscientos comercios dedicados al negocio textil ya fueran sastrerías o mercerías627. Durante el Terror (1793-1794) era muy arriesgado vestir al modo antiguo pero después de la ejecución de Robespierre, los franceses adoptaron el frac inglés reinventándolo a su forma; con colas muy largas, botas grandes y chalecos cortos, mientras que los cuellos de la levita crecieron desmesuradamente por detrás así como los pañuelos del cuello que a veces llegaban a la barbilla628. En Francia a partir del Consulado los hombres se van a desprender de todos los ornamentos decantándose por largos pantalones entallados en colores claros que terminan justo encima del tobillo; chalecos cruzados con dos hileras de botones; chaquetas entalladas con cola y “redingote”. Las corbatas comenzarán a crecer, siendo todavía grandes pañuelos de seda complicadamente anudados sobre la garganta. Los trajes de seda con bordados florales y encajes se circunscriben a las ceremonias cortesanas por lo que abandonan la vida cotidiana de las élites. Tras la caída del Antiguo Régimen el pujante burgués mostraba su concepto de vida a través del vestido siendo éste una antítesis del pasado, se huyó de las extravagancias pero también de los colores alegres. La enriquecida nueva clase social entendía el concepto lujo de otro modo, no como mero deseo de ostentación sino como el confort resultante del trabajo individual. 626 AHPSE: P- 5178, 605 r. Apéndice documental, documento 11. ASHELFORD, J.: The art of dress. Clothes and society 1500-1914. Londres, 1996, p. 148. 628 LAVER, J.: Ob. cit., p. 153. 627 219 El color negro se adaptaba perfectamente e este nuevo clima social personificaba el ideal del nuevo ciudadano vestido de rico pero discreto paño. Se puede afirmar que el hombre europeo se uniforma en el siglo XIX629. Los cambios en indumentaria masculina sobrevienen hacia 1780 con la introducción del estilo inglés que básicamente usaba chaqueta “jacket”, abrigo “riding coat”, “spencer” y botas altas en lugar de zapatos. El “spencer” era una chaqueta corta, generalmente de lana. Su forma se asemejaba a la de un frac sin faldones y era utilizada sobre la prenda exterior (frac o levita). Apareció a finales del siglo XVIII como pieza de uso masculino y su nombre se debe a George Spencer, II conde Spencer (1758-1834). Pronto se incorpora como parte del uniforme militar de los oficiales del ejército británico y, a la vez, se introduce en la vestimenta de hombres y mujeres en los últimos años del siglo XVIII. El frac nace como atuendo masculino en Inglaterra en el siglo XVIII. Se considera que su origen está en una especie de abrigo que usaban los caballeros británicos llamado “frock”. En la década de los años 30 ya se tiene constancia del uso de esta prenda informal y Anónimo. Juan José Nieto Aguilar, II marqués de Monsalud. Finales siglo XVIII.Marquesa de Monsalud. Sevilla. elegante para la práctica de la equitación. La aristocracia inglesa tenía un perfil distinto a la francesa, que residía en la corte. Los británicos lo hacían en sus propiedades rurales y se distinguían por su afición al deporte al aire libre por lo que adecuaron su traje a sus necesidades, el frac al no tener faldones por delante era una prenda cómoda para la vida en el campo. El cambio sustancial radicó en la sustitución de los tejidos lujosos y de vivos colores por el paño, el cuero y los colores neutros y oscuros; por otro lado los zapatos se sustituyeron por botas y el pelo dejó de empolvarse progresivamente: “El traje plebeyo había conquistado los salones. Hasta entonces sólo las personas más pobres habían llevado el cabello sin empolvar, sólo los carreteros habían llevado botas, y únicamente los marineros habían llevado pantalón largo y sombrero redondo”630. 629 NICOLÁS GÓMEZ, S.: El dandi y otros tipos del siglo XIX. Imagen y apariencia en la construcción e la modernidad. Murcia, 2012, p. 5. 630 VON BOEHN, M.: Ob. cit., 157. 220 A principios del siglo XIX ya habían desaparecido las casacas, los bordados, las medias de seda y las pelucas. Desde Londres salieron hacia el resto del continente el frac, el chaqué y la levita. Los primeros fracs tenían cuellos altos por detrás, grandes solapas y mangas abultadas; el talle era alto y se cerraba mediante botones. En un principio se acompañaba de calzones que más adelante fueron sustituidos por pantalones largos. Ejemplos de frac con calzones son los retratos de Francisco de Goya de Sebastián Martínez (1792, Metropolitan Museum of Art) y Gaspar Melchor de Jovellanos (1798, Museo del Prado); mientras que con pantalones largos aparece el marqués de Villafranca (1795, Museo del Prado) y el conde Francisco de Goya. José Álvarez de Toledo, marqués de Villafranca y duque de Alba. 1795. Museo Nacional del Prado. de Fernán Núñez ( hacia 1804, Colección particular). El frac fue muy bien acogido por la burguesía urbana, su uso se hizo extensivo a todas las clases sociales europeas siendo en España el traje más común desde el comienzo del reinado de Fernando VII. A finales del siglo tenemos constancia del uso del frac 631 en Sevilla. En el inventario post-mortem de Úrsula Echevarría (1791) en la partida “Ropa del menor” aparecen tres fraques 632 . Don Joaquín Rosales (1799) tenía uno de algodón de seda 633 mientras que en el inventario de don Juan María Bravo, mercader de tejidos que residía en la calle Sierpes, figuran dos fraques de tafetán, cuatro de algodón y seda, más uno de seda listado y cinco de paño. El frac se acompañaba del chaleco, en el citado documento aparecen hasta diecisiete634. En el inventario capital de Antonio Echevarría y Delgado fechado en 1795 aparece un frac rojo confeccionado con “medio carro” apreciado en 180 reales más otro de 631 A mediados del siglo XIX surgen otros atuendos y el frac se convierte en el “evening dress” de los ingleses, es decir, en un traje para eventos sociales. En la actualidad el frac es el atuendo de máxima etiqueta masculina, su uso se restringe a la noche o a ocasiones muy formales. 632 AHPSE: P- 9580, 452 v. 633 AHPSE: P- 9586, 907 v. 634 AHPSE: P- 9586, 1628 r. 221 paño nuevo “aplomado” en 200. La nueva moda convivió unos años con el traje compuesto por casaca, chupa y calzones según nos muestra el último documento citado. En este retrato de joven podemos observar un elegante atuendo a la moda de finales de siglo, se trata de un frac color azul con dobles y voluminosas solapas. El joven se presenta en elegante postura con una mano bajo el chaleco color rosa pero ya sin bordados. Aunque sigue llevando el cabello empolvado observamos cómo ha cambiado la forma del traje. Los botones han crecido en tamaño pero ya solamente aparecen en un lado de la prenda, el cuello de la camisa es doble y tanto estos Anónimo. Retrato de joven. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. como los puños carecen de encajes. La moda masculina que había seguido el dictado de Francia volvió sus ojos hacia el Reino Unido. Los sastres ingleses se hicieron depositarios de una merecida fama por el ajuste impecable de las prendas, la perfección del corte y el esmero en los detalles. El país se convirtió en una potencia económica debido a la Revolución Industrial. Los preceptos sociales han cambiado, todos los hombres son iguales ante la ley pero siempre existe un afán de diferenciación. Estas virtudes pueden ser innatas o aprendidas y no estriban en el origen de la persona ni en su fortuna, es algo más sutil635; en este preciso momento surgió un nuevo arquetipo, el dandi. Según el diccionario de la Real Academia dandi es: “Hombre que se distingue por su extremada elegancia y buen tono”. Este tipo masculino apareció en la década de 1790, en Londres y París. George “Beau” Brummell representó su perfil por excelencia; amigo del príncipe de Gales, su indumentaria buscaba la perfección mientras que su estética huía de los preceptos de la nueva burguesía; el dandi no debía llevar a cabo ninguna proeza para ser el centro de atención ya en su misma presencia residía su rotundo éxito, su figura encarna al “héroe de la indolencia” 636. Su figura se caracterizaba por un impecable aseo personal, inmaculadas camisas con cuellos altos, corbatas con nudos 635 BRUÑA BRAGADO, Mª J.: Delmira Agustini: dandismo, género y reescritura del imaginario modernista. Berna, 2005, p.62. 636 DURÁN HERNÁNDEZ MORA, G.: Dandismo y contragénero. La artista dandy de entreguerras: Baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven, Djuna Barnes, Florine Stettheimer, Romaine Brooks. Valencia, 2009, p.33. 222 perfectos 637 y abrigos oscuros. Brummell abandonó la peluca y se cortó el pelo a la manera de la antigua Roma llamada “a lo Brutus”. Los pantalones debían quedar con un guante, reservando los colores claros para el día y los oscuros para la noche. Esta imagen masculina presidida por la pulcritud y elegancia 638 tendrá una importancia clave en la sociedad a lo largo de todo el siglo XIX. VI.4.Prendas de encima Anónimo. Retrato de joven. Finales del siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. Según vimos en el capítulo I la capa fue una pieza básica para hombre español. El Diccionario de Autoridades la define como: “(…) ropa larga y suelta sin mangas que traen los hombres sobre el vestido; es angosta por el cuello, ancha y redonda por abaxo, abierta por delante. Hacese de paño y otras telas (…)”. Las voces capa y manto se utilizaron indistintamente, hasta principios del siglo XVI, para denominar a cualquier sobretodo amplio, abierto por delante y sin mangas. No obstante, si la prenda llevaba capucha o cuello recibía el nombre de capa639. 637 A principios del siglo XIX, George Bryan Brummel (1778-1840) fue el rey del dandismo. Brummel se desvinculó de las tendencias exageradas y anunció la regla de oro que todavía se aplica hoy en día: el signo de una persona elegante es aquel que no llama la atención. El joven aconsejó al mismo príncipe de Gales, futuro Jorge IV la siguiente premisa: “Atar una corbata blanca en un arco debe ser el punto culminante de la vida cotidiana”. 638 “Así el dandy surge como una ola de inconformismo contra la mediocridad y vulgaridad burguesas, el racionalismo y el materialismo reinantes, les parecen totalmente opuestos a la sensibilidad artística personal, al refinamiento auténtico estético gratuito y original y a la seda de ideal y de infinito que perviven en el espíritu exigente e insaciable del hombre superior. Frente a lo práctico, una elegancia culpable, frente a lo útil, lo superfluo, un disgusto ante la vulgaridad de la vida que se debe ver”. NICOLÁS GÓMEZ, S.: Ob. cit., p. 3. 639 A finales del siglo XVI este cuello se redujo y la prenda acabó recibiendo el nombre de herreruelo. En la década de los años 30 del siglo XVI se llamará capa a una pieza de formato semicircular con capilla. Alrededor de los años 40 esta última se convertirá en un simple elemento decorativo sin ofrecer la posibilidad de tapar la cabeza. El borde inferior de las capas era generalmente de forma redonda aunque también las había terminadas en punta, denominadas “puntiaguda” o “judía”. El largo de la prenda variaba, pero en general el ruedo no debía tocar el suelo cuando la persona se arrodillaba o no tocar el caballo al montar en él. Se confeccionaba con paño u otro género de lana o con seda. La confección de capas fue variada en cuanto a tipos y formas. Entre las mas comunes se pueden destacar: la “de villano” con capucha y usada por hombres de campo, a partir del siglo XVII llevarán el gabán, con mangas y capuchón. La capa de letrado: la que lucían los médicos. La “aguadera” o “de agua”: para la lluvia, confeccionada con albornoz y fieltro. Con capilla para cubrir la cabeza. La castellana fue la preferida de los españoles, abiertas por delante y con capilla cerrada. Se hacían con telas riquísimas. La capa de camino fue usada por los cortesanos para el camino y era más práctica ya que su capillas sí tapaba la cabeza, se cerraba con alamares para permitir con mayor libertad de movimiento. Para mayor abrigo se podía forrar con piel. Por último, la “gascona” o “vascona” también era de camino. De origen francés. Formaba pliegues sobre los hombros y tenía un gran cuello que vuelto hacia arriba tapaba el rostro. Sobre la capa, Véase: BERNIS MADRZO, C.: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962. BERNIS MADRAZO, C: “La 223 La capa es una prenda de pleno uso a lo largo de toda la centuria, los documentos nos proporcionan información sobre tejidos y decoraciones. En Sevilla las capas confeccionadas con paño fueron las más habituales, las de Segovia seguían siendo muy apreciadas. Las vueltas de la capa se podían decorar con otro tejido, el marqués de la Candía (1772) tenía “una capa de paño nueva con sus vueltas de terciopelo negro”640 y don Rodrigo Márquez de la Plata una “de grana fina nueva con bueltas de terciopelo negro”641 Según sus materiales había capas para verano e invierno: “tres capas de invierno de paño de abrigo, otra de barragán de Cuenca blanco y otra de lamparilla”642. Don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) tenía una capa de paño de Segovia de color azul con galón de oro, otra de paño “blanquisco basto” y un capote de carro de oro forrado de bayeta643. En el capital de José Ruiz aparecen tres capas, dos de paño y otra de esparragón valoradas en 215 reales. Don Hermenegildo López del Águila (1729) dejaba en su inventario un capote de pelo de camello roto color café y forrado en bayeta, una capa negra de paño de Segovia “rayda y picada” y otra de bayeta vieja 644, mientras que en el capital de don Bartolomé Profumo aparecen dos capas, una de paño y otra de pelo de camello tasadas en 112 reales de plata. El pintor Domingo Martínez (1751) tenía un capote de pelo de camello y una capa de paño de Zaragoza645, mientras que el capital de Luis de Orellana (1759), maestro farolero, aparecen una capa de paño con vueltas de terciopelo y un sobretodo también de paño646. En el aprecio de bienes de Pedro Fontache (1776) aparece un capote de pelo de camello color café valorado en 100 reales 647, una capa de paño de Grazalema en 90 y un capote de camellón color de café en 30. El capote podía estar confeccionado a juego con calzones y casaca: “Ytt. un capote calsones y casaquilla de pelo de camello”648. Otra prenda de la misma familia era el gambeto, una modalidad de capote que llegaba hasta media pierna. moda en la España de Felipe II a través del retrato de corte”. Catálogo de la exposición Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid, 1990. BERNIS MADRAZO, C.: El traje y los tipos sociales en el Quijote. Madrid, 2001. 640 AHPSE: P- 9568, Apéndice documental, documento 48. 641 AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53. 642 AHPSE: P- 9564, 419 r. 643 AHPSE: P- 5178, 697v. Apéndice documental, documento 12. 644 AHPSE: P- 5192, 595 v. 645 AHPSE: P- 18023, 57 v. Apéndice documental, documento 43. 646 AHPSE: P- 12070, 191 v. 647 AHPSE: P- 1347, 92 v. Apéndice documental, documento 50. 648 AHPSE: P- 5165, 361v. 224 El capote649 que se usaba en España desde la Edad Media, era un sobretodo largo650 para abrigarse, confeccionado con tela doble, forrado y con menos vuelo que la capa común, el capotillo era más corto cubriendo hasta la cintura651. La voz capote procede de capa. Fue una prenda común en España durante los siglos XVII y XVIII, de hecho aparece en los guardarropas reales. Carlos III tenía varios de pelo de camello y también botones para capotes652. En el inventario de don Gaspar Atienza (1719) encontramos uno de “barragán doble con alamares de seda forrado en granilla sobre cuello negro”653, y en el de Pedro Pérez (1734), tratante en taberna, uno de pelo de camello con sus broches de plata apreciado en 90 reales654. Los capotillos eran capotes cortos cuya longitud no sobrepasaba la cintura655 y que se solían utilizar para montar a caballo. En las capitulaciones matrimoniales de Francisco Rodríguez (1785) aparecen un capote de seda valorado en 440 reales y un capotón de paño en 90 junto a dos capas, una de grana en 534 reales y otra azul con galón de oro en 250656. Las capas de grana, los capotes de seda y las capas de paño color “pepita de algarroba” aparecen con relativa frecuencia en los guardarropas masculinos sevillanos. Según atestiguan los inventarios post-mortem, los niños usaban como prendas de abrigo capas y capotes como sus padres, en el inventario del mercader José Díaz (1979) figuran las prendas de sus hijos Juan Sancho y Joaquín, el primero, tenía dos manteos, un capote de medio carro y una capa de paño; y el segundo los mismos capote y capa que el anterior más un sobretodo de paño657. A pesar de la prohibición de las capas largas que provocó el motín de Esquilache, éstas se siguieron usando hasta el siglo XIX tal y como relata el inglés Richard Ford: “El paño pardo es muy grueso, no solamente porque así dura más tiempo, sino porque la capa es el escudo de la gente pendenciera, que se envuelve en torno al brazo izquierdo”658; el hispanista opinaba que la capa era la pieza principal de la indumentaria masculina española: “La capa es 649 “Me dije, para mi capote" era una expresión popular usada hasta el siglo XVIII cuyo significado era: “Me dije a mí mismo”. Aparece frecuentemente en El lazarillo de Tormes. 650 SOUSA CONGOSTO, F.: Introducción a la historia de la indumentaria en España. Madrid, 2007, p. 450. 651 VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra, cuerpo de documentos, tomo III. México, 1991, p. 280. 652 TEJEDA HERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 144. 653 AHPSE: P- 10342, 417 v. 654 AHPSE: P- 11151, 819 r. 655 VARGAS LUGO, E. y CURIEL, G.: Juan Correa, su vida y su obra. Cuerpo de documentos. Tomo IV. México, 1991, p. 280. 656 AHPSE: P- 12118, 50 r. Apéndice documental, documento 51. 657 AHPSE: P- 729, 563v. 658 FORD, R.: Manual para viajeros por España y lectores en casa. Andalucía. Vol. II. Madrid, 2008 p. 99 y ss. 225 para el español lo que la saya para la española”659. A finales del siglo XVIII el capote podía tener un carácter marcadamente popular, en la comedia de Valladares y Sotomayor El preso por amor o el real encuentro (1796) aparecen dos asesinos a sueldo cuya estampa es la siguiente: monteras bien caladas, largas patillas, moños a lo gitano y capotes jerezanos 660. Los capotes de durancillo eran muy corrientes, según cuenta Ford los llevaban los “chulos” que auxiliaban a los matadores en la lidia661. El abrigo más común en los primeros años del siglo XIX fue el denominado “redingote”. El término es una contracción del término “riding coat” (capa de montar) pieza de originaria de Inglaterra utilizada en el siglo XVIII como protección para la práctica de la equitación. En el inventario post-mortem de doña Francisca de Quijada fechado en 1739 aparecen “dos redingote de niño de color aplomado” 662 . Originalmente, el “redingote” de principios del siglo XVIII era abultado, cruzado con un amplio cuello, puños planos y se utilizaba para viajar. Los caballeros del entorno de la reina María Antonieta fueron los primeros en decantarse por el uso de esta prenda inglesa en Francia 663 . El “redingote” evolucionó hacia una especie de voluminoso abrigo con superposición de capas con los botones de izquierda a derecha664.En cuanto a la disposición de los botones, los hombres se abotonaban de izquierda a derecha desde antiguo ya que era más fácil esta disposición durante la batalla. VI.5. Sombreros y pelucas 660 HUERTA CALVO, J. y PALACIOS HERNÁNDEZ, E.: Al margen de la Ilustración: Cultura, popular, arte y literatura en la España del siglo XVIII, Amsterdam, 1998, p. 12. 662 AHPSE: P-10350, 57 v. VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10. 664 En el siglo XIX, el término ‘redingote’ designaría al abrigo como lo conocemos hoy en día: prenda de cobertura de uso femenino o masculino, abierto al frente. Durante el Imperio francés o la Regencia británica, el redingote podía tener cierre sencillo o cruzado, solapa amplia en pico o en forma redondeada, la cual podía ser forrada en piel. El redingote servía para abrigarse con los conjuntos de vestir, siendo más largos y de colores sobrios, y también para medio vestir Durante la primera mitad del siglo XIX el abrigo a la moda fue el “Carrick”. Se trataba de una especie de gabán o levitón muy holgado, con varias esclavinas sobrepuestas de mayor a menor. Según algunos autores, su nombre deriva de la ciudad irlandesa de Carrick, según otros, proviene del apellido del famoso actor y dramaturgo inglés, David Garrick, el cual, dicen, lo utilizaba (aunque el actor murió mucho antes de que el abrigo apareciera en los grabados de moda). 663 226 El sombrero de tres picos fue el tocado de moda durante toda la centuria. Por lo general eran de color negro y el material con el que se fabricaban era piel de castor o de conejo, mucho más económica. Francia gozaba de prácticamente todo el monopolio en cuanto a los sombreros de castor y sus réplicas de semi-castor y vicuña. El castor era un fieltro confeccionado a base de la mezcla de pelos de castor graso y seco, el semi-castor tenía menor proporción de castor graso siendo casi todo su material de lana de vicuña y pelo de conejo. El llamado de vicuña tenía una mezcla de vicuña y pelo de conejo. A finales del siglo XVII París era el principal centro de fabricación y exportación de sombreros. En la capital francesa se confeccionaban entre 80.000 y 100.000 sombreros al año. La producción fue decayendo debido a los altos costes e Inglaterra tomó el testigo. A comienzos del siglo XVIII exportaba sombreros a España y las Indias por valor de 1.500.000 libras665. En sus capitulaciones matrimoniales Jacobo Felix Malcampo (1711) llevaba dos sombreros de castor valorados en 60 reales de plata666 . Tal y como pone de manifiesto la documentación los sombreros de castor eran caros, en el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1766) uno “fino de castor” se valora en 75 reales, mientras que uno de medio castor se hacía en 15 reales667. No solamente existían sombreros de medio castor sino también de tres partes de castor, Francisco Rodríguez (1785), maestro sastre tenía: “Ytt. un sombrero de tres picos de tres partes de castor en cinquenta rr (…) Ytt. un sombrero negro de tres partes de castor en sesenta y seis rr”668. Los sombreros de castor también podían fabricarse en color blanco. La piel de este animal era la más codiciada por su adaptabilidad a la superficie curva de la copa, su durabilidad, su resistencia al agua y por su brillo. La gran demanda de las citadas pieles encareció el material por lo que se buscaron alternativas más asequibles utilizando pieles con mezcla de conejo, topo o incluso rata. Su uso se sustituyó totalmente por la chistera o sombrero de copa de seda en la segunda mitad del siglo XIX, pero mientras que la moda del sombrero de castor se mantuvo, llevarlos constituía un símbolo de posición social elevada669. 665 GIRARD, A.: El comercio francés en Sevilla y Cádiz en tiempos de los Habsburgo. Sevilla, 2006, p. 337. AHPSE: P-10334, 233 r. 667 AHPSE: P-.1347, 93 r. Apéndice documental, documento 50. 668 AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51. 669 Según la forma de la copa, los sombreros utilizados a principios del siglo XIX fueron: el Wellington (1812), con el ala curva hacia abajo en el frente; el Beau París (1815), con el ala también curva pero más ancha y la copa puntiaguda; el D’Orsay (1820), con el ala menos curva y la copa más alta y ancha arriba y el Regente (1825) el cual posee el ala más corta y recta de todos y la copa uniforme en su dimensión, desde la base hasta arriba. 666 227 Los sombreros chambergos estuvieron de moda hasta el reinado de Carlos III, José Ruiz, torcedor de sedas, tenía dos valorados en 37 reales de vellón670. El sombrero de ala ancha, también denominado montera, podía llevar forradas las vueltas forradas con tejidos como el terciopelo. En algunos documentos de finales de siglo se ve como todavía los hombre tenían este tipo de sombrero: “Un sombrero a la española” 671 . Tras el tricornio llegó el bicornio o sombrero de dos picos, usado por los oficiales de alto rango en Francia a mediados del siglo672 A finales del siglo comienza la moda del sombrero de copa, es complicado establecer la procedencia de este singular tocado aunque se cree que su precedente se encuentra en el sombrero cuáquero de Benjamin Franklin673. En un grabado del pintor francés Charles Vernet 674 , incluido en la serie “Incroyables et Merveilleuses”, aparecen dos personajes, uno de ellos con sombrero de copa en la mano. Los caricaturistas se hicieron eco de la moda masculina de la última década de 1790. Ambos jóvenes llevan ajustados abrigos de grandes solapas decoradas con lazos de tela y aunque sus calzones son deudores del pasado, las corbatas son de color y tamaño considerable. El caballero de la izquierda lleva su cabello trenzado mientras que el de la derecha luce una escarapela revolucionaria en su sombrero675. El primer sombrero fabricado en seda en Reino Unido se atribuye a George Dunnage, un sombrerero de Middlesex, en 1793. En este contexto histórico surgió la chistera de seda en 1797. Aunque desde el siglo XVI ya se usaron tocados masculinos similares fue en la citada Charles Vernet. Sombrero de copa .Les fecha cuando se recubrieron con felpa de seda. El Incroyables et Merveilleuses. 1796. sombrero fue originalmente una invención francesa y rápidamente se convirtió en el símbolo de estatus para el caballero del siglo XIX. En un principio se fabricaron con piel de castor 670 AHPSE: P- 5192, 86 v. AHPSE: P- 9575, 581 v. 672 El bicornio fue usado durante todo el siglo XIX. Su nombre en francés era “chapeau de bras” (sombrero de brazo), ya que era fácilmente plegable para ser llevado bajo un brazo. El bicornio es el tocado que lleva el uniforme de la Carrera Diplomática española rematado por plumas negras y blancas en el caso de Embajador. Véase: VILLARUE DE ACHA, F.J.: “El uniforme diplomático. Simbología y uso”. Emblemata, 17, Zaragoza, 2011. El bicornio forma parte de los uniforme de gala de los Caballeros de las Reales Maestranzas de Sevilla, Granada, Zaragoza y Valencia. 673 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 444. 674 (1758-1836) Hijo y padre de pintores debe su fama a los cuadros de batallas y de caballos. 675 Véase, RIBEIRO, A.: Fashion in French Revolution. Nueva York, 1988. 671 228 pero un nuevo material llamado felpa del sombrerero, que en realidad era fina seda aplicada al fieltro se convirtió en el material por excelencia para la confección de sombreros de copa. El primer comerciante que lo puso a la venta fue John Hetherington 676, al usarlo casi provocó un motín callejero e incluso fue detenido por asustar a los viandantes según la Gaceta de Sant James. Tras este mal comienzo, el sombrero de copa se convirtió en el tocado convencional para caballero occidental, convirtiéndose en un símbolo de riqueza y posición social capaz de mejorar al portador en altura y refinamiento677. La peluca se introdujo en la corte española hacia 1671, Carlos II la usó al perder el caballo aunque no formó parte del atuendo oficial de la familia real hasta la llegada de Felipe V. La voz “peluca” no está documentada en España hasta 1715 678 , antes se denominaba cabellera. La peluca se convirtió en un elemento imprescindible en la indumentaria de un caballero elegante, la llamada infolio era una de las mas costosas por su tamaño y profusión679. Jacobo Felix Malcampo (1711) llevó en sus capitulaciones matrimoniales: “Dos cabelleras muy ricas en seiscientos cuarenta”680. A lo largo del siglo se llevaron varios tipos de pelucas: en la llamada la “de bolsa”, que se puso de moda en los años veinte, el pelo se metía en una bolsa negra que se cerraba a la altura de la nuca. En la de cola trenzada el pelo se recogía en una trenza, los ingleses la llamaron de cola de cerdo681. La denominada “peluca de campaña” o “de nudos” fue usada por los militares en la guerra de Sucesión para más tarde pasar a la indumentaria civil, estaba formada por tres coletas unidas por un nudo. Hacia 1715 las pelucas comenzaron a empolvarse. Se espolvoreaban con almidón de arroz. Para proceder a la operación, el caballero se tapaba la cara con un cono de papel grueso. 676 El portador del primer sobrero de copa en Inglaterra creó un revuelo enorme al usarlo por primera vez. Hetherington caminaba por la calle y decenas de personas le miraban asombradas por tan extravagante sombrero. Se armó tal revuelo que fue citado ante un Tribunal y acusado de perturbar el orden público. El oficial que se ocupó del escándalo, describió el delito cmo sigue: “ La visión de esta construcción fue tan exagerada que varias mujeres se desmayaron, los niños comenzaban a llorar y los perros comenzaron a ladrar. Un niño rompió su brazo entre empujones.” Al día siguiente el Times publico.” El sombrero de Hetherington señala un avance significativo en la transformación del vestido. Tarde o temprano, todos los aceptaran. Creemos que tanto el tribunal como la policía han cometido un error”, El tiempo le dio la razón. CUMMING, V.: The Dictionary of Fashion History, Oxford, 2010, p. 186. 677 En Francia Antoine Gibus inventó hacia 1812, el llamado “claque”. Un sombrero plegable patentado en 1823. BOUCHER, F.: Ob. cit., p. 347. 678 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 381. 679 LAVER, J.: Breve historia del traje y la moda. Madrid, 1988, p. 131. 680 AHPSE: P- 10334, 233 r. 681 DESCALZO LORENZO, A.: Ob. cit., p.161. 229 En el inventario de don Bernabé de Orozco y Ayala (1718), caballero de la orden de Santiago y residente en la collación de Santa María la Blanca aparecen “seis pelucas ordinarias”682. Una escena de género de Michel-Ange Houasse recrea una barbería. En el cuadro, que se conserva en el Palacio Real de Madrid, comprobamos que los mismos barberos que aparecen trabajando llevan peluca. A la izquierda se muestra la peluca y el sombrero de tres picos del caballero que está siendo afeitado, mientras a la izquierda otro caballero (con la cabeza rapada) aparece sentado esperando el arreglo de la suya. A mediados de siglo Luis XV, impone un nuevo estilo de pelucas más pequeñas y el riguroso empolvado blanco o preferentemente grisáceo. Los hombres también usaron desde mediados del siglo una cola de caballo en la nuca, atada con una cinta, estilo que se volvió muy popular en todas las cortes. Todas las imágenes de los líderes de la Revolución como Robespierre y Danton, los muestran con pelucas empolvadas. En cambio, Jean Paul Marat, el otro carismático líder revolucionario, ya lucía la nueva estética. A medida que el neoclasicismo va Anónimo. Joven noble vestido de alabardero. Mediados del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla. penetrando en al sociedad, los peinados se van modificando. Cuando Napoleón llegó al poder ya pocos usaban peluca; el estilo Imperio mostraba a todos los legisladores y políticos, con su pelo natural, peinado de una manera informal, símbolo de una nueva era de independencia de pensamiento. Los militares fueron los últimos en abandonar el uso de la peluca. VI.6. Zapatos y medias El zapato masculino en España durante el siglo XVII fue completamente plano. Con la nueva centuria llega la moda francesa que se decanta por zapatos con empeine alto, tacón y 682 AHPSE: P- 6418, 60 r. 230 hebillas. A principios de siglo el tacón será relativamente alto, pero hacia 1720- 1725 irá bajando mientras que las hebillas aumentarán de tamaño 683 .El inventario capital de Juan Alfonso Prado (1719), maestro zapatero de opera prima, nos ofrece una serie de interesantes detalles sobre su profesión. Aunque ser zapatero era considerada una profesión humilde, el de opera prima estaba en lo más alto del escalafón, ya que no era un vulgar remendón sino que fabricaba zapatos. El documento lleva a cabo una pormenorizada descripción del género que se hallaba en su taller, como distintos tipos de calzado, hormas, tacones, pieles y utensilios. De su lectura se sacan varias conclusiones: las hormas de hombre y mujer eran diferentes, siendo más caras las de los hombres (4 frente a 3 reales). El pie derecho no se diferenciaba del izquierdo porque la horma era recta, por lo tanto tenía que ir adaptándose al zapato. El calzado solía ser alto de empeine y con grandes hebillas. Cada par para uso masculino está valorado en 15 reales, la misma cifra que media docena de cordobanes negros684. El cordobán685 se utilizaba en España desde la Edad Media para la elaboración del calzado, a cargo de los zapateros de obra prima, es decir los que trabajaban con material nuevo. Es una técnica de repujado y elaboración que procede de las técnicas de curtido árabes, los artesanos de Al-Andalus las aprendieron bajo el dominio musulmán. Los cordobanes se realizan con piel de cabra, gruesa, flexible y que no se puede tallar por lo que se trabaja por detrás por medio de un molde sobre que se coloca la piel y, humedeciéndola, se estira hasta que toma el relieve del molde. Para que éste no se malogre con el tiempo se rellena el hueco mediante algodón, cola o la propia viruta de la piel. El cordobán no sólo se utilizaba para la fabricación de calzado sino también para guantes, sillas de montar o fundas de libros. Los zapatos de cordobán se solían forrar con tejidos como la seda y el terciopelo686. Para la fabricación de calzado se utilizaban desde las pieles más económicas hasta ricos tejidos como sedas y damascos. Una de las distinciones sociales clave en materia de calzado eran los tacones de color rojo, honor reservado a los caballeros principales. En la serie de los Carros de Domingo Martínez y en uno de los retratos que se conserva en el palacio de Lebrija comprobamos que los tacones rojos también llegaron a Sevilla. Las hebillas podían ser de metal, plata u oro, e incluso llevar piedras naturales o artificiales. El tipo de 683 GARCÍA NAVARRO, J.: Zapatos y medias del siglo XVIII. Madrid, 2006, pp. 3. AHPSE: P- 10342, 257 r. Apéndice documental, documento 14. 685 Voz de origen mozárabe que se refiere a Córdoba, primera ciudad donde se produjo este tipo de piel. Antes del siglo XVI, los cueros repujados cordobeses adornaban las paredes en verano. Su fama llegó a toda Europa e Hispanoamérica. 686 BONET CORREA, A.: Historia de las artes aplicadas e industriales en España. Madrid, 1982, p. 325 y ss. 684 231 hebilla más común a juzgar por los documentos eran las de plata: “Ytt. un juego de hebillas de plata en ciento ochenta rr”687.José Antonio Maestre recibió en herencia en 1733 un par de hebillas con treinta y dos diamantes valoradas en 32 pesos de plata y 4 reales 688. Debido a lo perecedero de sus materiales y a su función el calzado duraba poco y han llegado pocos ejemplos a nuestros días. Las botas, no se usaban excepto para la práctica de la equitación aunque a finales de siglo se impusieron junto a los pantalones largos y el frac, sin embargo encontramos botines también fabricados con cordobán Las piernas del hombre tenían mucho protagonismo ya que permanecían a la vista desde debajo de la rodilla al tobillo. Las medias eran un elemento indispensable para ir bien vestido. Se confeccionaban con distintos materiales y se zurcían y cosían para alargar su vida, las que se encuentran en la colección del museo del Traje de Madrid tienen remiendos en las partes que cubría el zapato. En su Anónimo. Retrato de Don Manuel Pérez Martinez. Hacia 1750. Palacio de Lebrija. Sevilla. parte superior el tejido podía variar para facilitar su sujeción a la pierna. Las medias se solían colocar sobre las calcetas, normalmente de hilo. Su colorido no es tan rico como el femenino, las medias de seda son una constante a lo largo de todo el siglo y la mayoría de los hombres las tienen. Los tonos más habituales son el blanco, el llamado “color de perla”, el negro y el café. El blanco fue el color más a la moda para medias masculinas durante el siglo XVIII. Los hombres también usaban ligas para sujetarlas bajo los calzones. Las ligas se confeccionaban con otros materiales como hilo de lana o cordobán 689: “un par de ligas de lana encarnadas” 690 . Hacia mediados de siglo las medias masculinas pasaron a disponerse baja el calzón ya que antes se llevaban dobladas por su cara externa. Para su confección también se utilizaba estambre, hilo, algodón o lana. En 1785 un par de lana se valoran en 10 reales frente a las de seda que cuestan 40 reales el par. Los precios fluctúan bastante, en los inventarios post-mortem se entiende que la ropa ha sido 687 AHPSE: P- 12118, 51 v. Apéndice documental, documento 51. AHPSE: P- 12025, 1620 r. Apéndice documental, documento 29. 689 GARCÍA NAVARRO, J.: Ob. cit., p. 3 y ss. 690 AHPSE: P- 9563, 790 r. 688 232 usada por lo que su precio sería inferior, un par de medias de seda se valora en unos 20 reales mientras que un par de calcetas se hace en 5. En el inventario post-mortem del mercader don Francisco Antonio de la Oyuela (1734), dentro de la partida “géneros de la tienda de sedas” aparecen medias de Génova para hombre así como medias para niños bordadas691. VI.7. El traje de majo, casticismo y precedente del vestido de torear. El majismo surgió hacia 1750 en algunos barrios castizos de Madrid desde los que se reivindicaba la indumentaria típica española tras el afrancesamiento de la moda. La primera definición de majo nos la ofrece el Diccionario de Autoridades de la siguiente manera: “El hombre que afecta valentía en las acciones o palabras”. Lo particular de este fenómeno fue que la nobleza comenzó a imitar la vestimenta de los tipos populares. Francisco de Goya fue testigo de excepción tal y como podemos comprobar contemplando sus cartones para tapices en los que plasmó las diversiones de la España del momento. En ellos vemos escenas de bailes, meriendas, romerías, juegos populares e incluso Traje de majo. Andalucía. Hacia 1780. Museo del Traje. Madrid. novilladas protagonizadas por tipos populares que lucen el traje que más adelante adoptarán los toreros. En La gallina ciega (1789, Museo del Prado) nos muestra un divertimento de la clase alta ataviada al estilo de los majos mientras que en el Baile a orillas Ramón Bayeu. El majo de la guitarra. 1779-1780. Museo Nacional del Prado. Madrid. del Manzanares (1776-1777, Museo del Prado) vemos danzando a personajes castizos. El traje de majo madrileño se parecía a otros trajes populares españoles pero se caracterizaba por el rico colorido y decoración. Esta corriente de creación indumentaria se produjo en varios barrios de Madrid como Lavapiés y Barquillo. Los majos se dedicaban a los 691 AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30. 233 más diversos oficios, eran menestrales descarados y salerosos muy aficionados a las danzas populares como el fandango, seguidillas y boleros que se bailaban en tabernas o al aire libre. La indumentaria de los majos era muy cuidada, alegre y vistosa. El traje era ceñido el cuerpo y se caracterizaba por estar profusamente adornado con todo tipo de decoraciones como cintas, pasamanería o elementos metálicos. Estaba formado por: jaqueta, chaleco, calzones de tapa, camisa, faja, pañuelo al cuello, cofia, medias, zapatos de hebilla, sombrero de tres picos y capa. Sobre la camisa blanca normalmente adornada con chorreras se colocaba el chaleco estrecho, abotonado y con cuello de tirilla, normalmente el delantero se fabricaba de seda de vivos colores mientras que la espalda se confeccionaba con materiales más sencillos como el algodón. Cofia. Hacia 1780. Museo del traje. Madrid. La jaqueta era una chaqueta corta y entallada con cuello de tirilla y solapas no muy grandes, siendo las mangas largas y apretadas con adornos en la bocamanga y en la pegadura de éstas. La chaqueta la opuso el pueblo llano a la casaca. Los majos no usaban corbata sino un pañuelo anudado que dejaba el cuello de la camisa al descubierto. Los calzones entallados cubrían las rodillas. En la cintura se colocaba una faja ancha de vivos colores. Las piernas se cubrían normalmente con medias blancas y el calzado era oscuro, sin tacón y con gran hebilla, típico elemento decorativo del calzado del siglo XVIII. El pelo lo recogían en una cofia y en la cara se dejaban grandes patillas. La cofia podía ser cerrada o en red, esta pieza rematada por madroños también fue usada por bailarines profesionales ya que al danzar creaba un efecto muy vistoso692. Francisco Rodríguez, maestro sastre, llevaba tres redecillas, una blanca valorada en 50 reales y dos de telar, una blanca y una negra valoradas ambas en 20 reales693. Los matadores de toros adoptaron el traje de majo para su profesión. Un magnífico ejemplo de la indumentaria de los matadores y sus cuadrillas lo constituye la llamada 692 693 SÁNCHEZ LUENGO, A.: Traje de majo. Madrid, 2005, p. 2 y ss. AHPSE: P- 12118, 52 r. Apéndice documental, documento 51. 234 Colección de las principales suertes de una corrida de toros, primera serie dedicada al tema, dibujada y grabada por el pintor Antonio Carnicero. Esta colección de doce grabados más la portada, editada entre 1787 y 1789, gozó de un enorme éxito representan momentos Antonio Carnicero. Colección de las principales suertes de una corrida de toros. Lamina I. 1790. RMCS 694 los de la .En ella se principales Fiesta. Los primeros grabados que se pusieron a la venta costaban 3 reales la unidad y 4 si estaban iluminados. En el primer grabado vemos al alguacil entrando en la plaza, viste a la antigua usanza española, completamente de negro con capa y sombrero tocado con vistosas plumas de colores695. Un atuendo que ha llegado al siglo XXI sin variar en lo esencial. En cuanto al matador y su cuadrilla lucen los alegres trajes de majo mientras que adornan sus cabezas con grandes redecillas negras rematadas con borlas, en algunos casos acompañadas por el sombrero de tres picos. La estampa dedicada a la suerte de varas nos muestra al picador con un sombrero diferenciado del resto denominado castoreño y que se ha conservado hasta nuestros días. Carnicero pone de manifiesto como parte del atuendo del picador quedó configurado previamente al del torero. 694 Véase, ROMERO DE SOLÍS, P., CARRASCO, D.: La Estampa Taurina en la Colección de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011. 695 Los alguacilillos son los que a caballo encabezan el paseíllo que da entrada a la plaza a todos los protagonistas que participan en la corrida. Suelen ser dos y son agentes encargados de transmitir las órdenes del presidente durante la corrida de toros. Según el Artículo 71.5. del Reglamento de Espectáculos Taurinos: a la hora exacta fijada para dar comienzo el espectáculo, el presidente ordenará el inicio del mismo, mediante la exhibición del pañuelo blanco para que los clarines y timbales anuncien dicho comienzo. Seguidamente, los alguacilillos realizaran, previa venia al presidente, el despeje del ruedo para, a continuación, al frente de los espadas, cuadrillas, areneros, mulilleros y mozos de caballo, realizar el paseíllo; entregaran la llave de toriles al torilero, retirándose del ruedo cuando este del todo despejado 235 Francisco de Goya inmortalizó a los matadores José y Pedro Romero, nacidos en Ronda; se piensa que el maestro los realizó durante su viaje a Andalucía. En 1796 los dos hermanos estaban en la cumbre de su éxito, habían toreado en la plaza de toros que acababa de inaugurar la Real Maestranza de Ronda y fueron recibidos por la Familia Real. El retrato de José, nos lo muestra de medio cuerpo luciendo una serie de prendas que simbolizan sus triunfos. Una inscripción al dorso del lienzo reza: “El célebre torero José Romero, con el rico Francisco de Goya. Jos omero. 1795. Museo de Arte de Filadelfia. EEUU. vestido que le regaló la duquesa de Alba, a lo que se añade tener el capote jerezano, pañuelo rondeño al cuello faxa a lo sevillano, para denotar las proezas que en la lidia de los toros hizo en estas tres ciudades este famoso diestro torero, fue el que de una estocada, se dejó a sus pies al terrible toro que mató al torero Pepeillo”. La camisa blanca con chorreras asoma por un chaleco verde agua, mientras que la cintura luce una amplia faja. La chaquetilla parda aparece profusamente decorada mientras que el hombro derecho sostiene una capa roja. Su cabeza va cubierta con cofia rematada por un gracioso lazo. El retrato de Pedro Romero fechado en los mismos años, nos muestra a un hombre atractivo luciendo la camisa con chorreras bajo un brillante chaleco gris, chaquetilla negra, capa color ciruela y cofia. El pintor nos transmite una imagen de los famosos matadores como hombres valientes, sinceros y seguros de sí mismos. A juzgar por ambas pinturas, comprobamos que los diestros gozaban de libertad a la hora de vestirse. Otro dato Francisco de Goya. Pedro Romero. 17951798. Kimbell Arte Museum. Fort Worth. Texas. Estados Unidos. clave a tener muy en cuenta estriba en que a medida que avanzó el siglo XVIII los toreros 236 fueron mejor remunerados lo que lógicamente repercutió en su indumentaria Es muy significativo que la duquesa de Alba regalara un terno a José Romero, pues ello implicaba el apoyo de un amplio sector a las corridas de toros y a su estética frente a la corriente afrancesada. La duquesa de Osuna no le iba a la zaga y obsequió al famoso Pepe-Hillo696 con un terno completo por el que desembolsó, en 1778, 6.949 reales. Solamente el precio del oro, la plata y las piedras alcanzaron la cifra de 3.000 reales, trabajando en su confección Bernardino Pandeaveas, bordador al servicio de los Reyes 697 . Juan Chaes. El matador “ epe Hillo” herido acompañado por dos toreros. Finales siglo XVIII. Museo Nacional de Escultura. Valladolid. El Museo Nacional de Escultura alberga un interesante grupo escultórico (procedente por orden cronológico de la Colección Real, del Duque de Osuna y del Duque del Infantado), en madera policromada de veintisiete figuras, entre animales y humanas, que representan distintos momentos de una corrida de toros. Lo particular es que los personajes aparecen completamente individualizados y perfectamente ataviados y peinados tal y como salían al ruedo a finales del siglo XVIII. Se piensa que esta originalísima obra alude a una corrida que tuvo lugar en Madrid en 1789 con motivo de la Exaltación al Trono de Fernando VII. Asistimos no sólo a la concepción del traje de torear como un atuendo suntuoso, sino a la circunstancia de que las dos principales aristócratas españolas del momento regalaran lujosos trajes, lo que debe ser considerado como un apoyo manifiesto a la Fiesta por parte de la más alta nobleza española. 696 El célebre Pepe-Hillo recibió una cogida mortal el 11 de mayo de 1801 en Madrid, hecho que sobrecogió a sus contemporáneos. Goya se hizo eco del luctuoso suceso, entre otras, en la estampa 32 de su Tauromaquia. 237 El sevillano Costillares (1743-1800), figura cumbre del toreo, solicitó a la Real Maestranza de Sevilla el permiso para poder usar galón de oro tal y como lucían los rejoneadores 698 . También se le debe la organización de las cuadrillas a las órdenes del matador, reservando para los subalternos los adornos de plata mientras el maestro era el único que podía llevarlos de oro. Francisco de Goya informa en una carta a Martín Zapater fechada en 1778, sobre la rivalidad entre Costillares y Pedro Romero. Cada uno tenía legión de seguidores, los Príncipes de Asturias y el propio pintor eran entusiastas del primero. Ese mismo año Juan de la Cruz Cano dedicó los grabados 27 y 28 de su Colección de trajes de España tanto antiguos como modernos 699 Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, Pedro Romero. Colección de trajes de España tanto antiguos como modernos 1777. Colección RMCS. a los dos maestros luciendo espectaculares atuendos y personificando al héroe español con el toro muerto a sus pies. Esta serie fue la obra más popular del grabador madrileño Juan de la Cruz Cano y Olmedilla700 (1734-1790) y la que más fama alcanzó en vida de su autor. En España no existían precedentes de este tipo de estampas aunque sí en Francia tal y como podremos ver en el capítulo VII. Los toreros comenzaron a uniformarse ya que hasta ese momento su indumentaria gozaba de cierta libertad al no estar todavía codificada. Cualquiera que fuera el corte del traje o su color los toreros se distinguían por la banda que, en unas ocasiones, les cruzaba el pecho y, en otras, llevaban atadas a la cintura. La banda de tafetán de vivos colores fue usada hasta bien entrado el siglo XVIII, se colocaba en el hombro 698Anónimo. CAMPO, L.: ElJoaquín traje de toreroRodríguez de a pie. Evolución. Psicología. Pamplona, 1965, p. 43. Hacia 1799. Colección MOLINA, Á., VEGA, J.: Construir la identidad, vestir la apariencia : la cuestiónn del traje en la España RMCS. del siglo XVIII Madrid, p. 204. 700 La colección se proyectó como una obra por entregas, dividida en dos volúmenes, con ocho cuadernos de doce estampas cada uno. En el primer volumen se recogerían los Trajes más usuales de la plebe del reino, y en el segundo Los más raros de la nobleza de toda la Monarquía. El primer cuaderno salió a la venta en 1777, y el séptimo y último en 1788, aunque de este sólo se conocen diez estampas. Juan de la Cruz fue enviado a París en 1752 por el marqués de la Ensenada, junto con Tomás López, para estudiar las técnicas del grabado formándose durante nueve años junto al cartógrafo Jean Baptiste Bourguignon d’Anville. FOTO Sandoz-Rollin. Toreros con banda. Hacia 1785. RMCS. 699«Costillares», 238 izquierdo atravesando el pecho y la espalda y se anudaba a la cadera derecha. La banda, que debía ser llevada durante toda su intervención, les era proporcionada por los organizadores. A finales del siglo XVIII los matadores propiamente dichos eran llamados toreros de “banda y estoque” mientras que los subalternos lo eran solamente “de banda”701 . A partir de 1812 los honorarios percibidos por los toreros fueron aumentando sustancialmente, un par de años más tarde un primer espada ya se embolsaba 3.000 reales a lo que habría que sumar un sobresueldo a mitad de temporada asignado al vestido702. Los cuantiosos emolumentos influyeron decisivamente en la suntuosidad del traje de luces. Francisco Montes, Paquiro (1805-1851), torero nacido en Chiclana de la Frontera, sentó definitivamente las bases de la lidia moderna y del traje de luces en su obra Tauromaquia Completa publicada en 1836, donde recogía las tradiciones y hablaba de su concepto del toreo. Con los elementos estéticos del traje de majo Montes codificó el traje de torero romántico y moderno. El matador introdujo la montera hacia 1835, un tocado siempre negro cuya forma ha ido evolucinando desde la citada fecha. La voz montera ya existía, en el siglo XVII hacía alusión a un sombrero de ala ancha que podía ser adornado con vistosas pluma e incluso joyas. La monterilla o morterillos eran de ala pequeña 703 . El uso de la redecilla se abandonó hacia 1805 aunque se siguió llevando coleta, que pasó a recogerse en una gran moña. El traje de luces se separó por completo del traje de uso civil masculino para desarrollar sus propias reglas y ha permanecido casi sin alteraciones durante casi doscientos años, siendo un atuendo heredero de la riqueza y ostentación del siglo XVIII y del que lógicamente los humildes toreros estaban exentos. El vestido de torear es un atavío concebido para un héroe, lleno de simbolismo y plagado de connotaciones; en definitiva una obra de arte en sí mismo y una indiscutible aportación española a la Historia de la Indumentaria. 701 DÍEZ DE RIBERA, S.: “El traje de torero”. La Estampa Taurina en la Colección de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Sevilla, 2011, p. 132. 702 COSSÍO, J.M.: Los toros: tratado técnico e histórico. Madrid, 1951. p. 596. 703 BANDRÉS OTO, M.: La moda en la pintura: Velázquez. Usos y costumbres del siglo XVII. Pamplona, 2002, p. 63. 239 CAPÍTULO VII 240 La indumentaria femenina, una interpretación de la moda internacional en Sevilla El afán femenino por alcanzar belleza no es en absoluto un hecho actual, la escritora Josefa Amar, a finales del S. XVIII argumentaba: “La inclinación en las mujeres a adornarse y componerse ha sido de todos tiempos, de todos países y de todas clases. Se adornan las que viven en las cortes, en las ciudades, y hasta en las aldeas”704, y continuaba: “sepan finalmente lo extravagante y caprichoso de la moda, que como funda su estimación en lo nuevo, continuamente está destruyendo sus mismas obras”705. Los preceptos de la moda femenina a través de los siglos están en consonancia con los acontecimientos y el ambiente de cada momento histórico. La mujer, aunque no pueda estar acreditada individualmente por haber seleccionado una u otra corriente, ha expresado a través de su vestimenta el reflejo de la sociedad en la que ha vivido cualquiera que sea la inclinación que haya prevalecido, ya sea paz, guerra, severidad u opulencia. Francia, nación marcada por una profunda sensibilidad, condujo los designios en moda femenina a lo largo de todo el Siglo de las Luces. El atuendo de la dama dieciochesca alcanzó unas cotas de riqueza y sofisticación absolutas a través de la creación de nuevos tipos de vestidos con una extensa gama de colorido y novedosos complementos. Veremos cómo se produjeron una serie de modificaciones constantes cuando no extremas en un corto periodo de tiempo, los cambios se suceden a una velocidad hasta entonces desconocida706; aún así podemos distinguir tres épocas diferenciadas en cuanto a moda femenina se refiere que van aparejadas al devenir histórico. Las primeras décadas donde persisten las formas barrocas y que coinciden con la época final de Luis XIV y el comienzo de la Regencia; el Rococó que abarca el reinado de Luis XV y principios del de Luis XVI y el Neoclasicismo que ocupa aproximadamente los últimos veinte años del siglo. Maurice Quentin de La Tour. Madame de Pompadour. Hacia 1748-1755. Museo del Louvre. 704 AMAR Y BORBON, J.: Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres. p. 196. Ibídem, p. 202. 706 LIPOVETSKY, G.: El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas. Barcelona, 1990, p. 31. 705 241 El Rococó surgió en Francia confirmando su reputación como líder indiscutible en cuanto a moda. Luis XV no tenía el mismo carácter y condiciones que su bisabuelo el rey Sol. El joven monarca regresó el gobierno de la nación al palacio de Versalles y aunque dependía de la etiqueta elaborada tiempo atrás, se construyó un mundo privado para sí mismo, sus amantes y familia que reflejaba los gustos más ligeros y menos graves que se imponían en la sociedad. El rey relajó la observancia de las normas suntuarias ayudando a patrocinar una época de aparente abundancia. En 1730 mandó redecorar sus habitaciones privadas que claramente revelaban los nuevos gustos. Durante su largo mandato (1715-1774), las damas de la corte y las aristócratas parisinas ejercieron el papel de árbitros y creadoras de moda. El gasto de las mujeres se duplicó al de los hombres siendo la marquesa de Pompadour (17211764), favorita del rey durante veinte años 707 , la promotora del nuevo estilo y su establecimiento. Tal y como hemos analizado, la influencia de la corte de Versalles se irradió a París y desde ella a toda la nación, donde una pujante y educada clase burguesa comenzó a cobrar un gran protagonismo social a través de los salones y cafés. El salón se convierte en el principal elemento de la sociedad 708 , casi una institución al frente de la cual se encuentra la gran Jean-François de Troy, Lectura de Molière .Hacia 1728. Colección marqués de Cholmondeley, Houghton. Reino Unido. anfitriona que recibe en su casa desplegando refinamiento y cortesía. Estas reuniones están regentadas por damas principales y a ellos acuden literatos, filósofos, aristócratas, artistas y un largo elenco de personalidades. El “gran mundo” se mueve en estas veladas donde prima la conversación y la galantería709. El modelo de salón francés llegó a Gran Bretaña, Alemania, Austria, y también a España aunque en nuestro país las tertulias fueron más frecuentes ya que este tipo de reunión 707 Madame de Pompadour (1721-1764) fue la mujer mas poderosa en Francia durante el siglo XVIII. Intervino activamente en asuntos de Estado y fue una gran promotora cultural y artística. Patrocinó en 1752 la publicación de la Enciclopedia Francesa, obra fundamental del siglo XVIII. También promovió el embellecimiento de París, que aspiraba a convertir en la ciudad más bella del mundo. Véase GALLET, Danielle: Madame de Pomadour ou le pouvoir femenin. París, 1985. 708 GONCOURT, E., J.: La mujer en el siglo XVIII. Buenos Aires, 1946, p. 55. 709 MORNET, D.: El pensamiento francés en el siglo XVIII: El trasfondo intelectual de la Revolución Francesa. Madrid, 1988, p. 25 y ss. 242 intelectual solamente presidieron algunas lo damas ilustradas como la duquesa de Osuna710 , la condesa de Montijo, la duquesa de Alba y la marquesa de Fuerte Hijar 711 . El salón, que surgió en Francia en el siglo XVII, fue en sí mismo el paradigma más destacado de una sociedad ilustrada donde se encontraba no solamente la aristocracia, sino también la burguesía y la Cabinet de modes. 1786. intelectualidad; y es precisamente en este espacio donde la mujer era la anfitriona. En Sevilla, tuvieron destacada importancia las reuniones de Gracia Olavide, hermanastra de Pablo Olavide, Asistente de la ciudad. La mujer francesa cobra un papel activo y se convierte en el eje de esta sociedad galante y educada que busca el placer de los sentidos y promueve una manera de vestir acorde con sus conveniencias, pero no solamente ejerce su predominio en los salones sino que interviene en política asumiendo una significativa preponderancia: “No hay nadie que disfrute de cualquier empleo en la corte, en París o en las provincias, que no tenga detrás a una mujer por cuyas manos pasan todas las mercedes y en ocasiones todas las injusticias que pueda hacer. Esas mujeres están todas relacionadas entre sí, formando una a manera de república, cuyos miembros, jamás inactivos se ayudan y se sirven mutuamente: es como un nuevo Estado dentro del Estado”712. La nueva moda produjo un gran impacto no sólo en las familias reales y la alta aristocracia, sino también en las clases medias y bajas. De las ampulosas formas del tardo barroco se pasó a un aligeramiento de la silueta femenina. El momento histórico posee aspectos aparentemente contrastados: excentricidad y búsqueda de simplicidad, colores claros 710 MOLINA, A.: Ob. cit., p. 86. BOLUFER PERUGA, M.: “Las mujeres en la cultura de la Ilustración” en Ilustración, ciencia y técnica en el siglo XVIII español. Valencia, 2008, p. 218. 712 BARÓN DE MONTESQUIEU: Cartas persas. 1721. 711 243 y materiales pesados. Nos encontramos ante un estilo muy rico, diverso, refinado y alegre. Los sastres que confeccionaban la última moda tuvieron una gran influencia ya que la buena sociedad trataba de vestir los modelos más recientes. Las revistas de moda, que surgieron durante estas décadas, originalmente iban dirigidas a lectores cultivados, pero poco a poco captaron rápidamente la atención de las clases medias con sus ilustraciones y noticias actualizadas de moda. Lady´s Magazine salió al mercado en Londres en 1770 713 , sus contenidos estaban pensados para mujeres de acomodada clase media, mientras que su objetivo residía en entretener a través de contenidos sobre vida social, moda, cultura, literatura, biografías, relatos por entregas, recetas etc… Los textos iban acompañados de elegantes grabados, partituras, patrones de bordado y algo más adelante, incorporaron láminas de moda en color. Los lectores podían participar con sus escritos, lo que proporcionó a las damas una plataforma para el reconocimiento y les permitió acceder a un mundo hasta ese momento restringido al hombre. En Francia se publicó entre 1778 y 1788 Galerie des Modes et Costumes Français. Considerada como una de las mejores colecciones de grabados de moda de la historia, Nicolás Dupin. Galería de modas y vestidos franceses. 1778- 1788. fue comercializada y publicada en series de seis. Los cuatro artistas responsables de la obra fueron: Claude-Louis Desrais, que diseñó las primeras sesenta y ocho planchas de la serie, seguido por PierreThomas Leclère y François- Louis-Joseph Watteau. En el último año de la serie, Augustin de Saint-Aubin contribuyó con dieciocho. Por desgracia, muchas de las planchas originales fueron destruidas durante el curso de la Revolución Francesa, como objetos asociados a la decadencia del Antiguo Régimen714. Más adelante fueron publicadas Cabinet des Modes o 713 Titulada Lady's Magazine; or Entertaining Companion for the Fair Sex, Appropriated Solely to Their Use and Amusement fue publicada mensualmente por un precio de 6 peniques. 714 1910, Paul Cornu, historiador y bibliotecario en el Museo de Artes Decorativas de París emprendió la tarea de localizar tantos grabados como le fuera posible como sea posible. Entre 1911 y 1914 Emile Lèvy publico mas de trescientos grabados que fueron coloreados con extrema fidelidad, tal y como se hacía en el siglo XVIII. BLUM, S.: Eighteenth-century French Fashion Plates in Full Color: 64 Engravings from the Galerie de Modes, 1778-1788. 1982, p. 5 244 Les Modes Nouvelles (1785-1789) y Journal de la Mode et du Gout (1790-1793)715, hasta la aparición de este tipo publicaciones fue muy difícil conocer las últimas novedades por la sociedad en general716. Estamos en el momento de los colores suaves. Los tonos pastel y los estampados con motivos de la naturaleza, se pusieron de moda en la indumentaria de las clases altas ya que deseaban diferenciarse de los tonos vivos, ya asequibles por el pueblo717. Los colores rosa y celeste entraron en los guardarropas de ambos sexos. La creación de estos tonos conllevaba un proceso complejo y costoso, ya que era precisa la mezcla de diferentes pigmentos. Cuando los nobles consideraban que sus ropajes estaban gastados, los donaban a la Iglesia. En aquella época, el color rosa no tenía ningún significado especial pero en 1729 se declaró color litúrgico718. Las nuevas formas enfatizan las líneas de la silueta de la mujer a través de amplios escotes, cinturas de avispa y anchos paniers bajo las faldas. El panier719(cuyo significado es cesta) o tontillo, que se puede considerar heredero del guardainfante y el sacristán, llegó a París procedente de Inglaterra en 1719 a través de un vestuario teatral. Parece ser que el artefacto fue objeto de burla pero rápidamente se instaló en la moda femenina y no solamente en las capas más altas, siendo protagonista durante cuarenta años720. Al principio se fabricó en un primer momento con hierro o madera pero estos pesados materiales se cambiaron por las ballenas más ligeras y dúctiles. El panier al ponerse de moda era redondos y estaba formada 715 Desde finales del siglo XVIII y evidentemente a lo largo del siglo XIX surgieron revistas de moda no sólo en Europa, sino también en América. 716 LAVER, J.: Ob. cit., p. 148. 717 El llamado rosa pompadour fue creado en la manufactura de Sèvres en 1757 por el químico Jean Hellot. Se empleó con frecuencia durante una década y raramente después. "Esta protección muy particular que rodeó siempre la Manufactura de Sèvres, que desde su creación disfrutó del apoyo real, contribuyó al nivel técnico y artístico que logró alcanzar. Jean Hellot, su director técnico, químico y miembro de la "Académie des Sciencies", descubrió nuevos colores para los fondos, tales como el rosa Pompadour, el azul lapis o el azul celeste cuya luminosidad y transparencia realzaban las cualidades del biscuit y del esmalte de la porcelana tierna". El azul celeste, llamado turquesa, fue inventado por Hellot en 1752. DIVIS, J.: El arte de la porcelana en Europa. Madrid, 1989, pp.81-82. 718 Desde entonces, el tercer domingo de adviento y el tercer domingo de cuaresma los sacerdotes visten de ese color. Son los llamados domingo de gaudete, significa la alegría que nunca debe perderse en medio de los rigores penitenciales del adviento y la cuaresma 719 También llamado “chillón” por el ruido que se hacía al caminar. SOUSA CONGOSTO: Ob. cit., p. 173. 720 VON BOEHN, M.: La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días. Barcelona, 1928, p. 172. 245 por cinco o seis aros unidos por una tela encerada, más adelante su forma se alteró dejando emerger todo el volumen hacia las caderas721. El gran espacio ocupado por cada dama como consecuencia de su uso ocasionó todo tipo de molestias, tal y como sucedió en la España del siglo XVII con el guardainfante. A lo largo de la centuria las faldas presentan diversas variaciones mientras que la forma del cuerpo se mantiene prácticamente invariable. El peinado también se aligeró después de la complicación del fontange. El cabello pasó recogerse con suma sencillez. El estilo rococó presentaba cabezas pequeñas con un sencillo moño dispuesto en la coronilla que podían adornarse con una cofia. Los escotes amplios Giuseppe Bonito. María Amalia de Sajonia. Hacia 1745. Museo Nacional del Prado. Madrid. junto al sencillo peinado hicieron cobrar protagonismo a los pendientes que alcanzaron un tamaño considerable. Al fallecer Luis XV, subió al trono su nieto Luis XVI casado con María Antonieta de Habsburgo- Lorena (1755- 1793). Hija de la emperatriz María Teresa de Austria, fue desposada con catorce años con el delfín en un intento de mejorar las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. La archiduquesa se convirtió en reina de Francia con diecinueve años jugando un papel decisivo en cuanto a la moda, no sólo en su nueva patria sino en el resto del continente. Su encanto residía en el conjunto de su persona, de facciones delicadas y un gran magnetismo, las crónicas afirman que poseía un atractivo innato. María Antonieta ocupaba en Versalles el aposento de la Reina en el desempeñaba las obligaciones inherentes a su cargo como el “lever”, las audiencias o comidas públicas pero acostumbrada al ceremonial sencillo de su niñez aspiraba a una vida más íntima por lo que se refugiaba a menudo en sus gabinetes 721 Su dimensión llegó a tal anchura que se podían apoyar los codos sobre la falda, recordando al guardainfante de codos del siglo XVIII. Francisco de Goya retrató a la reina María Luisa con tontillo en 1789. 246 interiores, en el Petit Trianon, regalo de su marido, o incluso en la Aldea722, un auténtico pueblo pintoresco que se hizo construir. Ser reina de Francia equivalía a ser el máximo exponente de la elegancia y la sofisticación por lo que su guardarropa era fastuoso, para cada estación se confeccionaban doce trajes de gala, doce vestidos de fantasía y doce vestidos de ceremonia723. La moda gala era seguida por el resto de Europa y ella fue su mejor embajadora, convirtiéndose en la auténtica diosa del rococó724 y en un modelo a seguir por las damas europeas. Rose Bertin (1747-1813) fue la modista y sombrerera de la reina, y a pesar de ser una costurera de origen humilde, se convirtió en un personaje crucial en la vida de María Antonieta desde 1770 a 1792. Ambas se reunían a solas dos veces por semana en las habitaciones privadas de la soberana 725 para planear y decidir los nuevos modelos, cada vez mas complejos y extravagantes: “Mademoiselle Bertin salta por encima de las prescripciones de la etiqueta que prohíbe a una persona burguesa la entrada en los petites cabinets de la reina, esta artista en su género alcanza lo que Voltaire y todos los pintores y poetas del tiempo no lograron jamás: ser recibida a solas por la reina”. Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta en traje de corte. 1778. Museo de Viena. 722 La Aldea se erigió entre 1783 y 1787 a modo de un pueblo normando. Eran once casas alrededor del Gran Lago. Cinco estaban destinadas al disfrute de la Reina y sus invitados: la Casa de la Reina, el Billar, el Gabinete, el Molino y la Lechería mientras que las restantes eran para campesinos. 723 ZWEIG, S.: María Antonieta. Barcelona, 1961, p. 75 y ss. 724 Ibídem, p. 64 y ss. 247 Juntas formaron el equipo creador de una de las indumentarias más sofisticadas y lujosas que han usado las mujeres a lo largo de la historia 726 . Los modelos de Rose Bertin, apodada “ministra de la moda”, tuvieron una enorme influencia en la época y su legado se considera que implantó las bases de la alta costura. A ella se debe la creación del Gran Vestido de Corte “Grand Habit de Cour”, el traje “a la polonesa”, los tocados altos o los vestidos campestres de muselina que María Antonieta usaba en el Petit Trianon 727 . Las grandes creaciones de madame Bertin iban aparejadas de espectaculares peinados que también traspasaron las fronteras del país. A partir de 1770 las damas comenzaron a usar pelucas que poco a poco se fueron haciendo más altas y complicadas. Normalmente eran blancas pero también se usaban colores pastel tan de moda, como rosa, violeta o azul. Las pelucas indicaban claramente el rango de la dama. La gente pudiente podía costear, lógicamente, diseñadores más caros y más variedad de materiales. El llamado “pouf”728 elevaba el pelo desde la misma raíz; para proporcionar la debida consistencia los cabellos se engrasaban o se utilizaban cremas para que quedaran endurecidos. Además del pelo natural había que recurrir a postizos y pelucas. El más extravagante que lució la reina estaba decorado con un barco, réplica de un navío francés, cuyo objeto fue la conmemoración de la victoria naval sobre Inglaterra. Este impresionante peinado fue obra Anónimo. La reina María Antonieta. 1775. Museo Antoine Lécuyer. de Leonard que diseñó para María Antonieta las más sorprendentes creaciones. El peluquero fue de alguna manera responsable de los primeros ataques contra la reina, a través de panfletos que circularon desde 1775. La altura de los peinados llegó a ser tan excesiva que las damas debían ir arrodilladas en los coches de caballos. 726 Rose Bertin comenzó su fama al realizar el ajuar de la duquesa de Chartres. Abrió su propio negocio en 1770 en la Rue Saint Honoré, alcanzando un enorme éxito profesional. No sólo recibía encargos del resto de Francia sino también del extranjero: Rusia, Inglaterra, Suecia o Austria. Continuó realizando adornos y accesorios para la reina estando encarcelada en el Temple. Véase, KODA, H.: Dangerous Liaisons: Fashion and Furniture in the Eighteenth Century. New York, 2006. 727 El petit Trianon se encuentra dentro del recinto de Versalles. Fue mandado construir por Luis XV para madame de Pompadour, que no lo pudo ver terminado. En 1774 Luis XVI se lo regaló a su mujer. El edificio se debe al arquitecto Ange-Jacques Gabriel. 248 El fuerte deseo de emulación que provoca la última moda no es un hecho actual, las nobles de la corte de Versalles se sintieron obligadas a imitar los peinados de la reina pero estos nuevos usos no quedaron restringidos a la corte sino que se exportaron a París y al resto del continente. Las señoras quedaron cautivadas con los nuevos peinados lo que llevó a cuantiosos gastos en peluquería e incluso incurrir en grandes deudas. Los peluqueros, además de diseñar, elaborar y colocar las pelucas, tendrían la tarea de mantenerlas en buen estado periódicamente. Poco a poco, toda señora que pudiera pagarla, comenzó a usarlas, por lo que ser peluquero se transformó en un oficio de primerísima necesidad. Los peinados eran sumamente complejos y requerían horas de trabajo por lo que los arreglos debían aguantar varios días hasta la próxima visita del profesional. No debemos pasar por alto que las clases altas se empolvaban el cabello con harina de arroz, tanto los adultos como los niños 729 . El cambio de produjo en la misma reina, al dar a luz al heredero al trono perdió bastante cabello730 por lo que Leonard propuso el peinado “a l'enfant", un arreglo más sencillo para lo cual fue necesario cortarle la melena731. La historia es cíclica y a grandes excesos suelen suceder periodos más discretos. La misma María Antonieta fue Ginés Andrés de Aguirre. María Luisa de Parma como princesa de Asturias. Hacia 1782. Museo de Bellas Artes de Bilbao. una adelantada a su tiempo en estas cuestiones, adoptando un atuendo más sencillo y natural que se tradujo un tipo traje vaporoso denominado “vestido camisa” 732 . Este nuevo tipo se confeccionaba con muselina blanca, fina y transparente, por lo que se disponía sobre enaguas. La reina ya se 729 VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 219 y ss. VON BOEHN, M: Ob. cit., p. 120. 731 Léonard-Alexis Autié (1751-1820), conocido como monsieur Léonard fue el peluquero de María Antonieta desde 1772. Al estallar la Revolución huyó del país, estableciéndose en Rusia, donde pudo dar continuidad a su profesión debido al enorme prestigio que había logrado. BASHOR, W.: Marie Antoinette's Head: The Royal Hairdresser, the Queen, and the Revolution. Connecticut, 2013, p. 39-44. 730 249 había decantado por este atuendo en 1775 733, con él que se hizo retratar por su Elisabeth Vigée- Le Brun. La obra fue expuesta en el Salón de 1783, el público quedó desagradablemente impresionado ya que la reina se presentaba exenta de sus atributos. El vestido era demasiado moderno para la época por lo que provocó un fuerte rechazo, pero en este tipo de indumentaria femenina se encontraba ya el germen de lo que desarrollaría no mucho tiempo después. Tras la Revolución Francesa se sucedieron una serie de cambios radicales que paradójicamente comenzaron en el vestuario de “madame déficit”734.El Neoclasicismo vino aparejado a una moda diametralmente opuesta que abandonó toda artificiosidad, se desterraron cotillas, pelucas, zapatos de tacón y se imitaron las esculturas clásicas. El talle se colocó bajo el pecho, convirtiéndose el blanco y los crudos en los tonos por excelencia. El descubrimiento de las ruinas de Pompeya y Herculano a mediados del siglo XVIII, siendo rey de Nápoles Carlos VII735, condujo paulatinamente a una vuelta a la Antigüedad clásica y su estética. Esta nueva inclinación unida al estallido de la Revolución Francesa, junto el enconado rechazo a todo lo anterior, fueron los motores de un cambio radical en la indumentaria femenina 736 ; aunque no se debe pasar por alto la enorme influencia de Inglaterra en Elisabeth Vigée-Lebrun. María Antonieta con vestido camisa. 1783. Colección Ludwig von Hessen und bei Rhein, Castillo de Wolfsgarten. Alemania. el cambio de estética, los británicos desarrollaron un estilo más cómodo y práctico que benefició a adultos y niños. Estos últimos vistieron a la manera de sus padres y madres hasta 1780737. 734 La reina fue apodada así por sus desmesurados gastos en vestuario. En ocasiones sobrepasó por mucho el presupuesto que tenía asignado que ya era de por sí desorbitado, unas 120.000 libras por año. 735 Descubiertas por el ingeniero aragonés Roque Joaquín de Alcubierre (1702-1780). Véase, FERNÁNDEZ MUGA, F.: Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Stabia. Salamanca, 1989. 736 En 1791 comenzaron a abrirse bazares en París con ropa ya confeccionada que se publicitaban enviando catálogos con los precios. BOEHN, M: Ob. cit., p. 124. 737 Ibídem, pp. 106. 250 La mujer se liberó del envaramiento comenzando a vestir como las estatuas clásicas. Los colores eran claros, fundamentalmente el blanco, y los tejidos vaporosos como la muselina, tan trasparentes que era preciso usar forros. En ocasiones los trajes se humedecían para recrear los plegados de la estatuaria clásica. Los vestidos de mañana, tarde o noche ya no se diferenciaban por el tamaño sino por la riqueza de las telas. Los nuevos tejidos a la moda al ser tan finos no podían llevar bolsillos, por lo que vinieron aparejados con la popularización del bolso femenino, en un principio denominados “ridículos” por su pequeño tamaño738. Desde 1795 el estilo Directorio se decantó por siluetas sencillas con el talle bajo el pecho, brazos al descubierto y escotes despejados. Los vestidos eran enteros y se colocaban por la cabeza o por los pies, con pliegues en la falda y normalmente con cola739. Como abrigo se usaban chales o unas chaquetillas cortas llamadas “spencer”. El calzado también se hizo a imitación de los modelos romanos y se usaron sandalias planas. Los peinados se decantaron por la sencillez, con simples imitaban recogidos modelos de que la antigüedad. El talle volvió a la cintura hacia 1822, no hay que Jacques-Louis David. Madame Récamier .1800. Museo del Louvre. París olvidar que la cintura de avispa ha sido un ideal de belleza salvo en breves periodos. En España se siguieron todos los preceptos expuestos con anterioridad pero además se produjo una corriente indumentaria de marcado carácter popular conocida como el majismo. La maja, figura popular y descarada, representa un arquetipo cargado de romanticismo. Este fenómeno tuvo su origen en un momento en la que la mayor parte de la aristocracia y la 738 739 LAVER, J.: Ob. cit., p. 124. SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179. 251 Antonio Carnicero Mancio. Maja de rumbo. Siglo XVIII. Museo Nacional del Prado. Madrid. clase media vivían bajo el peso de las etiquetas y los convencionalismos más fuertes en materia de indumentaria. El modelo de belleza francesa de mujer blanca con maquillaje color pastel, cabellos empolvados, cuerpos emballenados con amplios escotes y cintura estrecha desembarca en la España del primer Borbón. La piel blanca era un signo de distinción ya que solo la podían lucir las mujeres no trabajadoras. Esta palidez adornada con un suave rubor en las mejillas acompañada de unos rasgos suaves y delicados constituye la imagen ideal de la dama dieciochesca. Llegamos a los primeros años del siglo XVIII y la española comienza a vestir “a la francesa”, es decir, a la manera internacional. Uno de los cambios más significativos en el vestido femenino es la aparición de un amplio escote y la eliminación del cartón de pecho. El busto ya no se aplana por lo que la silueta del atuendo está en consonancia con la natural de la mujer. Los escotes de vértigo escandalizaron a moralistas, teólogos y religiosos. En este sentido, recogemos la carta pastoral del obispo de Cartagena publicada en Murcia en 1711, cuyo contenido versaba sobre los excesos que a su juicio se estaban cometiendo en materia de indumentaria: “(…) jubones escotados ninguna mujer los puede traer, salvo las que públicamente ganan con sus cuerpos las cuales los pueden traer con los pechos descubiertos, y a todas las demás se les prohíbe dicho traje”740. El prelado criticaba enconadamente la nueva moda por considerarla excesivamente caprichosa. Era necesario moderar la ostentación, en particular abandonar las guarniciones de oro y perlas, afeites y tocados741. Las mujeres no podían mostrar su escote y las mangas de los vestidos debían cubrir hasta la muñeca742. Los nuevos usos obligaban a los maridos a gastos excesivos que desembocaban en deudas, lo que termina menoscabando la armonía familiar. La mujer, desde que Eva comió de la manzana, ha sido vista como la culpable de infinitos pecados, el obispo afirma: 740 BELLUGA Y MONCADA, L.: Carta pastoral que el obispo de Cartagena escrive a los fieles ... para que ... se destierre la profanidad de los trages principalmente el de los escotados, que aora nuevamente se han introducido ... e intolerables abusos.. Murcia, 1711, folio B 4. 741 PUERTA ESCRIBANO, R.: “Moral, moda y regulación jurídica en la época de Goya”. Ars Longa 7-8. Valencia, 1996-1997, p. 205. 742 PEÑAFIEL, RAMÓN, A.: “Costumbres, moral, fieles y clero en la Murcia del obispo Belluga” Anales de Historia Contemporánea 21, Murcia, 2005, p. 206 252 “(…) conociendo el demonio que una mujer adornada mata muchas almas, intriga a las mujeres a que se adornen, pero que su adorno afila la espada de su atractivo…por ser el adorno el instrumento mas eficaz para provocar la concupiscencia, y lazo para coger las almas”743. La que se ornamentara con el fin de provocar deseo en el hombre cometía pecado mortal. El prelado proponía una serie de reglas que debían observarse, entre las cuales figuraba la prohibición de mostrar el escote, los brazos y los pies. Todas las iniciativas en contra de los nuevos usos en indumentaria quedaron en papel mojado ya que la sociedad aceptó los cambios744. La moda “a la francesa” produjo todo tipo de críticas en Virtud al uso y mística a la moda leemos: “El gobierno de tu casa confiarás a una criada, que solemos llamar ama; pero esta es preciso que no la busques beata, con su saco y cordón y fruncida toca (…) Porque esto de cotilla, aguja de plata, basquiña con cola y delantal con faralaes, es cosa muy extraña en casa donde se profesa tanat virtud como la tuya”745. El vestido femenino de los primeros años del siglo no sufre muchas modificaciones con respecto al que se usaba en la Sevilla de finales del siglo XVII. La palabra ”traje” que se empezó a usar en el siglo XVII, procede de portugués “trager”, servía para denominar un vestido entero de mujer y también al masculino (siempre compuesto por varias prendas)746. Los protocolos estudiados nos proporcionan información sobre los tejidos de tal manera que en ocasiones resulta sorprendente el alto valor de algunas piezas de indumentaria, muy por encima de la tasación de pinturas de Murillo o el mismo Tiziano747. Durante la primera mitad del siglo se pone de manifiesto que lo más habitual era el traje el compuesto por varias piezas aunque en Europa lo mas común fue el vestido entero. El atuendo podía estar formado por dos o tres prendas: chaqueta y falda o ambas a juego con un cuerpo. Las denominaciones no son siempre iguales ni responden al mismo patrón. La prenda 743 BELLUGA Y MONCADA, L.: Ob. cit., fol A 4. El cardenal Luis Belluga y Moncada (1662-1743) dejó una interesante obra. Creó una serie de fundaciones benéficas, muy preocupado por la miseria que se acrecentó aún mas tras la guerra de Sucesión. Colonizó nuevas tierras fundando tres poblaciones. En sus escritos denunciaba la usura y los excesivos gastos en bienes suntuarios, tanto del Estado como a nivel particular, considerando que eran muy perjudiciales para la buena marcha de la nación. En sus escritos se aprecia un gran conocimiento de la economía española. SÁNCHEZ LISSÉN, R.: Economía y economistas andaluces (siglos XVI-XX). Madrid, 2013, p. 178-179. 745 AFÁN DE RIBERA, F.: Virtud al uso y mística a la moda. 1729, p. 70. 746 DE LA PUERTA ESCRIBANO, R.: La segunda piel. Historia del traje en España. Valencia, 2006, p. 250. 747 SANZ SERRANO, Mª. J., DABRIO, Mª. T.: “Inventarios artísticos sevillanos del siglo XVIII. Relación de obras artísticas”. Archivo Hispalense, nº 176, Sevilla, 1974, p. 94. 744 253 para la parte superior del cuerpo podía llamarse de varias maneras: hongarina748, gabacha y casaca. Bajo éstas se llevaba el monillo o la cotilla, mientras que las faldas tienen múltiples denominaciones: saya, guardapiés, tapapiés y basquiña. VII.1. Ropa blanca interior La indumentaria de la mujer constaba, en primer lugar, y a modo de ropa interior, de camisa y enaguas. Este tipo de prendas son una partida fija en las cartas de dote aunque no aparecen en gran cantidad; uno de sus cometidos era el de recoger la suciedad corporal. La noción que se tenía de la higiene era cuanto menos deficiente, las partes del cuerpo a la vista sí se lavaban; pero el baño por inmersión no era costumbre ya que se tenía por cierto que el agua caliente al abrir los poros de la piel, dejaba a la persona expuesta al contagio de enfermedades749. En algunas cartas de dote aparece consignada la partida de “ropa blanca” aunando todas las piezas que la mujer llevaba al matrimonio lo que es de gran interés para conocer la totalidad de sus piezas. La de doña Fabiana de la Peña (1741) llevaba cinco camisas de bretaña con encajes, cuatro pares de enaguas de lienzo regalado, tres de ellas con encajes, cuatro pares de calcetas, dos monillos y dos corpiños de bretaña750. Aunque por lo general las prendas de los ajuares estaban ya listas para su uso, a veces aparecen piezas de lienzos en varas 751 para la confección de ropa interior como el bramante, la holanda y la bretaña752. Su origen proviene de las túnicas usadas en la Antigüedad. En España en el siglo XVII la camisa se podía considerar una prenda propia de las clases altas ya que unos tres millones de personas no la usaban bajo la ropa753. Era primera prenda en contacto con el cuerpo, para ambos sexos; el Diccionario de Autoridades la define como: 748 También aparece como ongarina, engarina, ungarina ó angarina. Solamente hemos hallado “tinas para bañarse” en dos inventarios post-mortem. 750 AHPSE: P-18031, 343 r. Apéndice documental, documento 38. 751 Medida española equivalente a 83´5 cm ó tres pies. El metro como unidad de media se adoptó a partir de la Revolución Francesa. En España se adoptó por ley el 19 de julio de 1849. MAIER, J.: Antigüedades siglos XVIXX. Madrid, 2005, p. 51. 752 AHPSE: P-1307, 492 r. En esta carta de dote la vara de bramante y holanda se valora en algo mas de 5 reales mientras que la de bretaña en algo mas de cuatro. 753 TEJEDA FERNÁNDEZ; M.: Ob. cit., p. 135. 749 254 “La vestidura de lienzo, fabricada regularmente de lino, que se pone en el cuerpo inmediata a la carne, y sobre la qual assientan los demás vestídos. Suele hacerse tambien de lienzo de cáñamo, como lo usan los rústicos: y aludiendo a esto, dice Covarrubias que algunos son de sentir se dixo Camísa de Cañamísa, por haver sido primero el uso del cáñamo, que el del líno”754. Según hemos podido comprobado el uso de la camisa en la Sevilla del XVIII era común a todos los estamentos sociales. Esta prenda era larga y tenía mangas mientras que las enaguas cubrían de cintura a tobillos, por tanto se puede afirmar que la ropa interior cubría prácticamente todo el cuerpo femenino. Debajo de las enaguas no se usaba ninguna prenda. La camisa se consideraba una “segunda piel” y sí se lavaba (existen documentos en Sevilla que recomendaban mudarla al menos una vez a la semana) 755 . Su aspecto debía ser limpio e inmaculado ya que era señal inequívoca del aseo de la persona; la gente adinerada usaba polvos y perfumes para evitar el mal olor corporal. El hecho de que no fueran muy numerosas es un hecho común a todos los extractos sociales. Un ejemplo claro nos lo ofrece el ajuar de Isabel Carlota Palatinado, la princesa contrajo matrimonio con el Anónimo. Bodegón con negra. Finales siglo XVII. Colección particular. Sevilla. duque de Orleans, hermano de Luis XIV, en 1671 llevando solamente seis camisas de día y seis de noche; la zarina Catalina II contaba en sus memorias que llegó a Rusia con tan sólo una docena de camisas756. Los materiales para la confección de esta prenda nos hablan claramente del nivel económico de la contrayente ya que se podían elaborar con los más diversos tejidos, desde la fina holanda a la vulgar estopilla. Casi todos los lienzos se destinaban a la fabricación 754 http://web.frl.es/DA.html Véase, AGUADO DE LOS REYES, J.: Fortuna y miseria en la Sevilla del siglo XVII. Sevilla, 1996. 756 GONCOURT, E.: Ob. cit., p. 257. 755 255 casera757. Es relativamente frecuente hallar en los documentos partidas de tejidos en varas para confeccionar ropa blanca a nivel doméstico, aparecen bretaña, holanda, beatilla fina, crea, bramante y lienzo de Vizcaya entre otros, aunque en el siglo XVIII las camisas ya se podían adquirir en tiendas758. La forma de las camisas femeninas era distinta a las masculinas. En cualquier caso, las de mujer estaban realizadas bajo un patrón bastante sencillo a base de cuadriláteros en el que se empleaban unas cuatro varas, distinguiéndose en ellas dos partes básicas: las mangas y el cuerpo o árbol. Las mangas, que podían ser largas o cortas, acababan en puños y en la axila tenían el cuadradillo o escudete. Los cuerpos o árboles eran bastante bajos y llegaban como mínimo hasta más abajo de las caderas. Si los lienzos eran estrechos se les incorporaba nesgas a ambos lados de los hombros para dotarlos de más vuelo. El escote era simple, una abertura en redondo o rectangular con una aletilla corta y sus botones o una simple abertura con un botón y una presilla, soliendo presentar también numerosas tablitas y frunces. Las camisas se cerraban mediante botones en pecho y puños. Las clases pudientes los llevaban de metales finos mientras que las populares los forraban del mismo material que la prenda, en cualquier caso en documentos de damas principales aparecen también camisas “llanas”. Desde esposas de albañiles a altas damas, todas llevaban camisas en sus ajuares. Por influencia de la moda francesa, las españolas con posibles las guarnecían con encajes y bordados en cuello mientras que las mangas se remataban en vuelos de encaje con tres volantes denominados “comprometedores” dispuestos de mayor a menor para su mejor lucimiento759: “Dos camisas de Ruan con mangas guarnecidos con encajes de pittiflor finos en 75 reales”760; “cinco cuellos y dos pares de puños de encaje para las camisas en 41 reales”761. Por lo general las partidas de ropa interior femenina no son muy extensas en cuanto a número de piezas. En cuanto a la manera de citarlas, en muchas ocasiones simplemente se constatan sin ningún tipo de información adicional, pero en otras se nos informa que era relativamente frecuente que la novia llevara camisas nuevas y también usadas, en las descripciones de las piezas es normal añadir su estado de conservación. En el caso de la ropa interior muchas veces se omiten los materiales pero sí se especifica si están nuevas, usadas, viejas o demediadas: “Primeramente diez camisas de mujer de bretaña (bien tratadas) y morles con sus 757 HERRERO GARCÍA, M.: Estudios sobre indumentaria española en la época de los Austrias. Madrid, 2014, p. 202. 758 PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 126. 759 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 137. 760 AHPSE: P- 1323, 346 r. 761 AHPSE: P-1315, 532 r. 256 bovillos bien tratados y algunas de ellas labradas en seda”; “cinco camisas mal tratadas”. 762 En dotes modestas es normal encontrar ropa interior a estrenar aunque normalmente se generaliza sin ofrecer prácticamente datos. “Seis vestiduras de ropa blanca en 706” 763; en cambio los encajes o alguna labor especial sí son mencionados si: “seis camisas las quatro nuevas con encaxes en doce pesos”764. El encaje era una labor costosa por tanto nunca se omitía, en la carta de entrego de dote a favor de José Serraso “del arte de la platería” (1730), figura un juego de camisa y enaguas de lienzo muy fino guarnecida con encajes finos en 130 reales. En ocasiones la novia lleva la camisa y las enaguas a juego. Lógicamente los encajes acrecentaban el precio de la pieza, en esta misma carta de dote aparecen tres camisas y tres pares de enaguas nuevas pero sin decoración tasadas en 118 765 reales, frente a los 130 que costaba un solo juego con encajes. Las camisas más económicas se confeccionaban con crea. Un material también bastante utilizado para las sábanas. La dote menos cuantiosa que he hallado a lo largo de todo el siglo, fechada concretamente en 1762, en la que se entregan tan sólo 809 reales, lleva cuatro camisas de crea y el mismo número y material de enaguas766. Las mujeres modestas llevaban camisas y enaguas pero normalmente sin ninguna labor que hubiera que anotar, Ana Martín (1719), mujer de un maestro zapatero aportaba: “Ytt. ocho camisas nuevas en trescienttos Reales” y “Ytt. tres dichas usadas en cuarenta y cinco”767. Era relativamente frecuente que las mangas se confeccionaran con un material y el resto con otro. En la dote de Ramona García (1797) aparecen camisas de bretaña con mangas de estopilla, de lienzo gallego entrefino con mangas de bretaña y de crea angosta con mangas de bretaña768. Para la confección de las mangas, que eran la parte más visible, se empleaban los lienzos más finos, dejando para los cuerpos y sobre todo para los ruedos o faldas los lienzos más bastos, ya que estos últimos elementos estaban siempre ocultos y lógicamente sufrían mayor deterioro. A veces los puños de encaje se consignaban aparte como en la dote de Francisca Masía (1725) donde figura un par de puños de “encage fino en quince rs” 769 y en la de Rosalía Martínez (1748) con tres pares de puños de encaje de Flandes, uno de olan labrado, y dos sencillos del mismo tejido770. 762 AHPSE: P-1307, 79 r. AHPSE: P- 9546, 205 v. 764 AHPSE: P- 702, 183 r. 765 AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. 766 AHPSE: P-. Folio 258 r. OFICIO 15 767 AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 768 AHPSE: P- 12134, 614 r. Apéndice documental, documento 63. 769 AHPSE: P- 5128, 513 r. Apéndice documental, documento 16. 770 AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41. 763 257 Una dote otorgada por un mercader de especias en 1702 aportaba: “Tres camisas nuevas y una con enconsadura”771. La encosadura era la unión de dos lienzos, uno mas fino que otro “que se suele hacer en las camísas que llaman Gallegas, proprias de mugeres ordinarias, cuya mitad de medio cuerpo abaxo es de lienzo fuerte y bastó. Es término usado en Andalucía, formado de la preposición En del verbo Coser, y del nombre Duro”772. En la dote de Ramona García (1797), hija de un maestro pastelero, que contrajo matrimonio con Agustín Gutiérrez “tratante en taberna”, encontramos camisas de lienzo gallego “entre fino” y de crea angosta con mangas de bretaña legítima773. Los encajes que guarnecían el escote de la camisa eran llamados bobillos. En las cartas de dote de personas adineradas comprobamos cómo se multiplicaban las prendas de ropa interior; en el ajuar de Alberta Tolezano (1753) encontramos dieciocho camisas de distintos lienzos guarnecidas con encajes en 1120 reales774. También las novias podían llevar camisas de distintos géneros y calidades en su ajuar: “ocho camisas, de estopilla, bretaña y crea, todas guarnecidas de encages finos en trescientos reales”775. En ocasiones la partida de ropa interior femenina aparece toda reunida figurando un precio conjunto, en una carta aparecen: veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas, tres monillos y seis pañuelos de holanda, estopilla y bretaña, “ttodo guarnecido de encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte reales”776 . A veces la partida se simplifica denominándola “vestiduras blancas completas” o también “aderezo de ropa blanca”. En la carta de dote de María Pascuala Barradas, hija de los marqueses de Peñaflor y otorgada en 1772 constan: Ytt, por doce mudas completas de ropa blanca holanda olan muselina y encajes que lleva hechas dha sra. e trece mil y ochocientos rrs”777. Las prendas tenían varias vidas y en ocasiones se otorgaban en testamento: “Y mando a Doña Ana Tirado mi sobrina tres camisas que yo tengo”778. En los inventarios post-mortem es habitual una parte dedicada a la ropa blanca. En el inventario de doña Teresa Thous de 771 AHPSE: P- 1307, 7 r. http://web.frl.es/DA.html 773 AHPSE: P- 12134, 614 r. 774 AHPSE: P- 12050, 972 r. Apéndice documental, documento 44. 775 AHPSE: P- 2855, 488 r. 776 AHPSE: P- 3783, 283 v. 777 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc.10. 778 AHPSE: P- 11991, 521 r. 772 258 Monsalve (1772), figura una partida de “Ropa blanca” en la que aparecen las piezas de la finada junto a las de su difunto marido. En el de María Teresa Fernández de Córdoba fechado en Écija en 1734-1735 hemos hallado: “dos doz. de mudas de ropa blanca completas guarnecidas de encajes ricos finos” valoradas en 4.000 reales779. Sin duda la cifra más elevada de la que hemos tenido conocimiento a lo largo de todo el siglo no sólo en cuanto a cantidad de piezas sino también a su valor. Los otorgantes no querían dejar pasar elemento alguno al azar, la de doña Ignacia Marcela de la Fuente (1788) llevaba diez camisas de bretaña legítima valoradas en 600 reales780. En 1730 don Alonso Soto entregó una sustanciosa dote a su criada Ana María: “(…) a quien he criado en mi casa y servicio desde que la trajeron”. La futura esposa llevaba cuatro camisas nuevas guarnecidas de encajes junto a dos usadas y ocho enaguas 781 .En las capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre (1791), figuran treinta y seis camisas de bretaña legítima superior con cuellos de muselina bordada guarnecidos con encajes tasados 3.527 reales 782 . La muselina, una constante a finales de siglo, también se utilizaba para la confección de camisas: “una camisa de muselina bordada 390 r, una camisa de muselina pintada 150 r”783.En una carta de 1796 se especifica que la bretaña para las camisas ha costado 15 reales la vara mientras las camisas del mismo tejido ya usadas durante un año se valoran en 8 reales la misma medida784. A finales de siglo una camisa de bretaña sencilla costaba unos 60 reales785. Como ya se ha apuntado, las partidas de ropa blanca podían aparecer bajo un único precio final, en la carta de dote recibida por don Agustín de Rospide (1740) aparecen veinticuatro camisas, trece pares de enaguas blancas, seis corpiños y seis pañuelos confeccionadas con holanda, estopilla y bretaña pero sin especificar a qué corresponde cada uno aunque todo está “guarnecido de encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte reales”786 una cifra ciertamente elevada para la época. Las piezas absolutamente inservibles también se inventariaban, siendo a veces su aprecio cero, mientras que otras todavía se 779 AME: Fondo Marquesado de Peñaflor Leg. 8, doc. 16. AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54. 781 AHPSE: P- 702, 148 r. Apéndice documental, documento 20. 782 AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56. 783 AHPSE: P- 9584, 632 r. 784 AHPSE: P- 10367, 606 r. 785 AHPSE: P- 11256, 306 r. 786 AHPSE: P- 3783. Folio 283 v. Apéndice documental, documento 37. 780 259 consideraba que valían algo: “treze camisas inusables de viejas, en veintte y seis reales”. 787 A veces se generaliza y en vez de especificar se anotan simplemente como “mudas de ropa blanca”788. Por último, destacar la almilla o armilla una especie de jubón de lienzo con mangas largas o cortas que se usaba en invierno como defensa del frío, la femenina carecía de faldillas. Esta prenda de ropa interior era de uso general para hombres y mujeres y se colocaba sobre la camisa789 o incluso sobre la cotilla. Se podía utilizar también para dormir y abarcaba a toda la escala social790. La almilla también podía ser una camisa corta o pequeña pero su hechura era idéntica a la de la camisa. Su uso está registrado en la indumentaria española desde los siglos XV al XVIII. Esta pieza estaría confeccionada con linos y también con tejidos costosos; también podía utilizarse para dormir, en el ajuar de María Antonia de Borbón791 fechado en 1750 aparecen veintidós almillas de noche guarnecidas de distintos tipos de encaje792. Las mujeres también usaban corbata como los hombres, sencillas de lienzo o ricas con encajes. Estas piezas se disponían alrededor del cuello a modo de pañuelo. En la dote de Francisca de Mármol (1741) aparecen dos de muselina y una de estopilla en 8 reales793. Se atribuye a Catalina de Medicis la introducción de los calzones como prenda de ropa interior femenina, únicamente utilizados por damas de alta alcurnia. Esta pieza, que usaban para montar a caballo, se unía a las medias por medio de ligas794. Los calzones ya se conocían con anterioridad pero estaban reservados a las prostitutas. A lo largo de todo el siglo no he encontrado calzas para uso femenino. De cintura para abajo y en contacto con la piel la mujer usaba enaguas, medias y calcetas. Las enaguas también aparecen citadas como “naguillas” o “naguas”, esta última voz proviene de las faldas usadas por las indias americanas, más concretamente de Haití y aparece en autores como Lope de Vega795, Calderón de la Barca796 787 AHPSE: P- 14692, 352 v. AHPSE: P- 11218, 1437 r. 789 FERNÁNDEZ TEJEDA, M.: Ob. cit., p. 48. 790 PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 107. 791 Hija pequeña de Felipe V e Isabel de Farnesio. Nacida en los Reales Alcázares de Sevilla en 1729, fue reina de Cerdeña por su matrimonio con Víctor Amadeo III. 792 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 216. 793 AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 794 AVELLANEDA, D.: Debajo de vestido y por encima de la piel… Historia de la ropa interior. Buenos Aires, 2006, p. 57. 795 En la comedia La villana de Getafe. 788 260 o Quiñones de Benavente 797 . El Diccionario de Autoridades define las enaguas como: “Género de vestido hecho de lienzo blanco, a manera de guardapiés, que baxa en redondo hasta los tovillos, y se ata por la cintúra, de que usan las mugeres, y le trahen ordinariamente debaxo de los demás vestidos.”798. Las enaguas eran una falda interior colocada bajo la camisa, se introducían por la cabeza, siendo su objetivo el ahuecar el traje por lo que se usaban varias superpuestas. Todas ellas se juntaban en la cintura mediante cintas799. En contraposición a las camisas, que son más o menos lujosas pero siempre de hilo blanco (no hemos encontrado ninguna referencia a una camisa de color), las enaguas se presentan confeccionadas no solamente con lienzo blanco: “Enaguas de bretaña nuevas guarnecidas de encajes” 800 , sino diversos tejidos y colores: “Unas enaguas encarnadas bordadas de seda de colores 150”801; “Unas enaguas de grana”802; “Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs”803. A principios de siglo, la primera esposa de Felipe V, María Luisa de Saboya decidió suprimir el tontillo en la corte, bajo el atuendo cortesano las damas llevaban enaguas y el ahuecador de faldas francés804. La damas principales podían llevar varias enaguas a la vez siendo la superior la más lujosa ya que podía quedar a la vista en cualquier momento. Esta pieza aparece confeccionada con un amplio abanico de tejidos: muselina, indiana, colonia, bayeta, bretaña, esparragón, durancillo, lila, sarasa, granilla, colonia, pelo de camello, estambre, algodón, franela o imperialete, entre otros. En cuanto a los colores aparece igualmente un amplio espectro: verde, rosa, pajizo, café, rojo, tinto, clavel, grana, etc. En el afán dejar constancia del estado de las piezas comprobamos que en una dote de 1701 se llevan un par de enaguas blancas de lienzo de Vizcaya “guarnesidas de encaxes 796 En la comedia Casa con dos puertas mala es de guardar: “He estado acabando unas enaguas, Que como mil paños llevan, no fue posible acabarlas”. KEIL, J.: Las comedias de Pedro Calderón de la Barca. Leipzig, 1827, p. 39. 797 En el entremés Las habladoras: “Cómpreme enaguas, écheme virillas”. 798 http://web.frl.es/DA.html 799 PUERTA ESCRIBANO, R.: “La moda civil en la España del siglo XVII: inmovilismo e influencias extranjeras”. Ars Longa. Valencia, 2008, p.72. 800 AHPSE: P- 9545, 218 v. 801 AHPSE: P- 1306, 912 r. 802 AHPSE: P- 9545, 337 r. La grana era un tejido de lana muy fino de ese mismo color. 803 AHPSE: P- 10318, 844 v 804 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 217. 261 apolillados” 805 . La mujer de un maestro albañil llevaba en su ajuar (1741) de calimanco, sempiterna roja y esparragón azul806. Rosalía Martínez (1748) aportaba unas de bayeta pajiza de Inglaterra y tres pares de bretaña adornadas con flecos 807. Los flecos son habituales en su adorno así como los volantes, que se denominaban faralas o faralaes y que podían ser del mismo material que la enagua u otro diferente. A mediados de siglo se observa que las enaguas con volantes comienzan a aparecer con frecuencia, normalmente realizadas con muselina. En Sevilla las confeccionadas con muselina con volantes de lo mismo son una constante en los últimos años del siglo. En este momento el cambio radical que se produce en el vestido femenino trae consigo la multiplicación de las enaguas ya que la muselina es transparente. Es interesante cuando se ofrecen datos sobre la temporada para uso de la pieza: “Unas enaguas de canícula de estambre y seda en sesenta”808 . A finales de siglo un par de enaguas sencillas costaba unos 30 reales. En contadas ocasiones se informa de las varas que han sido necesarias, en un inventario de 1796 aparecen unas enaguas de indiana realizadas con cinco varas, costando cada una 15 reales; en cambio para otras de bayeta rosa solamente se utilizaron dos varas y media 809 . Otro ejemplo de cantidad de material y decoración aparece en una dote de 1781: “Seis pares de enaguas blancas con dieciocho varas de lienzo regalado y seis y medio con veintisiete varas de flueco810 ancho de su guarnición en 142”811. Comprobamos que podían ser de todo tipo de colores y tejidos más o menos abrigados: “Unas enaguas nuevas de esparragón pajizas con su guarnición 60”; “Unas enaguas de bayeta verde viejas, otras de bayeta de Córdoba” 812; “unas enaguas de bayeta grana con puntas de seda”813. Materiales como el pelo de camello o el paño se utilizarían para abrigo de las piernas en invierno: “unas enaguas de pelo de camello guarnecidas de encaje crudo”; “otras de bayeta verde guarnecidas de cinta de tisu encarnada” 814 ; incluso podían tener estampados a rayas y volantes 815 . También aparecen 805 AHPSE: P- 10318, 844v. AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 807 AHPSE: P- 18020, 250 r. Apéndice documental, documento 41. 808 AHPSE: P- 11247, 1471 r. 809 AHPSE: P- 9583, 52 v. 806 811 AHPSE: P- 9575, 147 v. AHPSE: P- 9545. Folio 470 v. 813 AHPSE: P- 1323, 339r. 814 AHPSE: P- 10342, 255 v. 815 AHPSE: P- 767, 301r. 812 262 chorreadas, de basta sempiterna816 o de fina bayeta. La bayeta rosa es frecuente en esta prenda. Los galones de plata eran verdaderos o de imitación, no todos los bordados eran de materiales nobles. En la partida de ropa blanca de la dote de doña María de la Concepción Ponce de León (1795), marquesa de Arco Hermoso817, aparecen trece pares de enaguas de bretaña ancha compradas en un comercio “Casa de Magariños” a un precio de 13 reales la vara818. Esta alusión es interesante y novedosa. Las enaguas de lienzo regalado costaban a finales de siglo unos 40 reales el par, en este mismo documento figuran unas “interiores de lienzo con emballenado” y “blancas de alforza819 en 25 reales”820, incluso aparecen a juego con monillos del mismo material821. Las lentejuelas se pusieron de moda en la indumentaria femenina de finales de siglo, no solamente en vestidos, sino también en ropa interior y accesorios, en 1800 aparecen ejemplos realizados en gasa y decorados con lentejuelas 822.La camisa y enaguas eran prendas “íntimas” que estaban en contacto directo con la piel. Las únicas partes que se mostraban eran los puños en el caso de las primeras y el ruedo en el de las segundas. Otra pieza interior que no aparece muy a menudo son las fajas de lienzo, a veces denominadas “fajas der parir”, doña Petronila de Sangronis (1702) tenía “dos fajas de lienso, con sus sintas de parida”823 y la marquesa de la Candía (1772) una de lienzo824, esta dama no tuvo hijos por lo que pensamos que esta pieza sería usada como un ceñidor., El faldellín durante el siglo XVII tenía el mismo significado que enaguas. El Diccionario de Autoridades lo define como: “Ropa interior que trahen las mugeres de la cintúra abaxo, y tiene la abertúra por delante, y viene a ser lo mismo que lo que comunmente se llama Brial o guardapies”825 . Su diferencia con las enaguas estribaba en que esta prenda siempre era de color mientras que las enaguas podían serlo o no. Parece ser que por este 816 La sempiterna era una tela de lana basta muy usada por las clases populares. María de la Concepción Ponce de León contrajo matrimonio con Francisco Manuel Ruiz del Arco y Utrera, II marqués de Arco Hermoso. Este último al enviudar se casó en 1822 con Cecilia Böhl de Faber y Larrea (17961877) la célebre escritora conocida por el seudónimo de Fernán Caballero. 818 AHPSE: P- 10367, 605 v. 817 820 AHPSE: P- 788, 177 v. AHPSE: P- 16493, 273 r. 822 AHPSE: P- 1910, 335 r. 823 AHPSE: P- 10321, 625 r. Apéndice documental, documento 4. Tras el parto la costumbre era fajar el vientre para facilitar que el útero se replegara. 824 AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48. Doña Teresa Thous de Monsalve no tuvo hijos por lo que esta pieza sería usada como un ceñidor. 825 http://web.frl.es/DA.html 821 263 motivo las enaguas se sobreentendieron como blancas hasta finales del siglo XIX mientras que el faldellín se transformó en falda826.Ejemplos de faldellín los encontramos en el aprecio de bienes de doña María Nicolasa Pascual fechado en 1734, la dama tenía en su haber uno de raso de oro verde con galoncito de oro y encajes de velillos, otro de bayeta blanca con encaje pequeño y “un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito de oro por avajo que por ser de muy corto valor dhos señores lo dieron a la familia”827; esta última prenda se valora en cero lo cual indica que debía encontrarse prácticamente inservible. El corpiño es definido en el Diccionario de Autoridades como:”Almilla o jubón sin mangas”. Se usaba sobre la camisa y es pieza corriente en las cartas de dote aunque no aparecen en cantidad. El corpiño generalmente se entiende por un cuerpo sin emballenar que se usaba encima de la camisa y se confeccionaba con lienzo blanco:”Tres corpiños de lienzo”828 ;aunque también pueden ser de colores: “un corpiño de morles color de plomo829; “Un corpiño encarnado y encotillado y tres de lienzo en sesenta”830. En la carta de dote de doña Feliciana Méndez fechada en 1732 figuran un corpiño de princesa y otro de tafetán. El corte de la prenda era ceñido al pecho y estaba formada por cuatro hojas dos delanteros y dos traseros con costura en el centro 831 . El corpiño se podría considerar sinónimo de monillo:“Jubón de muger, sin faldillas ni mangas”, aunque como veremos más adelante el monillo formaba parte del vestido femenino. En cualquier caso, es posible que esta denominación se usara igualmente para la ropa interior ya que en ocasiones aparecen a juego con las enaguas: “Unas enaguas de duranzillo listado con un monillo de lo mismo” 832, “(…) unas enaguas y un monillo de cotonia rayada o listada nueva con nueves varas”833. El corpiño fue ya muy usado en el siglo XVII y continua en el XVIII. Se precisaba de muy poca tela para ser confeccionado y consistía en un torso sin mangas normalmente atado por detrás. En la dote de Rosa Manuela de Sotomayor (1701) aparecen en dos nuevos blancos en 45 reales834. El corpiño era una pieza económica a juzgar por los precios que aparecen, por ejemplo la futura mujer de un zapatero llevaba en su ajuar en 1719 ocho tasados en 26 826 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 255. AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 30. 828 AHPSE: P- 8173, 1613 r. 829 AHPSE: P- 10342, 389 r. 830 AHPSE: P- 12023. 455 v. 831 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 225. 832 AHPSE: P- 9568, 104 r. 833 AHPSE: P- 9583, 83 r. 834 AHPSE: P- 10318, 844 v. 827 264 reales835. Aunque se considera una pieza de ropa interior y su confección en sencillo lienzo es una prueba fehaciente, a veces aparecen algunas piezas así denominadas pero realizadas con materiales lujosos por lo que probablemente formarían parte del vestido; doña Gregoria Blázquez (1724) tenía uno de damasco encarnado bordado con plata836. También aparecen confeccionados con tafetán también a precios bajos, la mujer de un albañil llevaba en su ajuar (1741) uno negro y otro verde, tasados ambos en 15 reales837 e Isabel Maestre (1791) tenía seis de colonia rayada valorados en 139 reales838. La voz cotilla no aparece en el Tesoro de la Lengua Castellana. La palabra proviene de cota, arma defensiva para proteger el cuerpo. Esta pieza aparece registrada en la Pragmática de Tasas de 1627 donde se especifica que los sastres confeccionaban dos tipos, sencillas y opulentas. En la obra de Martín de Andújar Geometria y trazas pertenecientes al oficio de sastres impresa en la Imprenta Real y publicada en 1630 839 , aparecen patrones de la cotilla a la también se llama justillo, en ambos casos son piezas sin mangas840. Durante el siglo XVIII y por influencia de la moda francesa hombres, mujeres y niños usaron cotilla con el fin de mantener la espalda derecha y los hombros un poco hacia atrás, postura se consideraba sinónimo de clase alta841. La Cotilla. Hacia 1750. Museo del Traje. Madrid. cotilla también la usaban las embarazadas y las lactantes, para tal fin se ideó un orificio que lo posibilitaba. Desde principios del siglo XVIII hombres y mujeres llevaban cuerpos interiores emballenados. En nuestros caso, no hemos hallado ningún emballenado interior para uso masculino. 835 AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15. 837 AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 838 AHPSE: P- 12128, 316 v. Apéndice documental, documento 56. 839 Está dividida en cinco partes, en la última incluye un índice con trescientas veinte trazas. PUERTA ESCRIBANO, R.: “Los tratados del arte del vestido”. Archivo Español de Arte, 2001, p. 57 y ss. 836 841 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 195. 265 El Diccionario de Autoridades la define como: “Jubón sin mangas hecho de dos telas, embutido con barba de ballena, y pespuntado, sobre el qual se visten las mugeres el jubón o casaca, y trahen ajustado el cuerpo”. La cotilla era un corpiño con ballenas que se colocaba sobre de la camisa, levantaba y ensalzaba el pecho, estrechaba la cintura y se ataba con cintas por detrás o por delante. Si se ataba por la espalda, la señora precisaba de ayuda para poder vestirse aunque solamente podía ser utilizada por mujeres que no realizaran trabajo físico alguno ya que imposibilitaba el libre con movimiento. Esta pieza solía ser muy escotada, siendo el escote cuadrado o redondo por el que asomaba el nacimiento del pecho y la guarnición de la camisa. A partir de la cintura se remataba en recto o en faldillas sueltas. A veces el escote se reforzaba con piel en el borde. Su uso se extiende durante buena parte del siglo XVIII y convive con el corsé. Desde la Alta Edad Media las damas habían usado cuerpos ceñidos para afinar su silueta, a finales del siglo XVII los grandes viajes transoceánicos descubrieron las posibilidades de las ballenas para la confección de la ropa interior. Las barbas de ballena no son propiamente hueso, sino un material keratinoso que permite filtrar el plancton y el krill. Fueron utilizadas en lencería y en la fabricación de sombrillas ya que era uno de los escasos materiales flexibles que se conocían en la época. Las barbas de ballena se utilizaban también en los ahuecadores aunque por extensión se denominaron ballenas a otros materiales como mimbre, metal, cuero o madera. La confección de la cotilla era compleja, en un primer momento fue realizada por sastres para posteriormente correr a cargo del gremio de cotilleros842. Según se desprende de la lectura de los documentos esta pieza podía estar considerada como ropa interior pero también podía formar parte del vestido femenino. En el inventario de bienes de don Salvador Moreno (1705) aparece: “ytt un Bestido de Raso de oro melado de Guardapiés ungarina y cotilla con encajes de Milan”843. Otras de las peculiaridades de esta prenda es que podía ser media o entera: “Una media cotilla encarnada en seis”844, parece referirse a que solamente la mitad estaba emballenada, o que era de menor tamaño dejando el pecho al descubierto y sin tirantes: “Una cotilla entera y una media 842 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p 219. AHPSE: P- 5165, 370 r. Apéndice documental, documento 7. 844 AHPSE: P- 10356, 127 v. 843 266 cotilla”845, hay varias menciones a la cotilla entera y a la media cotilla a lo largo de toda la centuria: “Una cotilla entera nueva de tafetán listado, una media cotilla de lienzo pintado”846. La cotilla, tal y como hemos visto, podía ser una prenda interior o exterior: “Una cotilla de grodetud encarnada con galón de plata”847; “Una cotilla de tafetán, en el peto un galon de oro usado” 848. Por lo general se nombra la pieza sin proporcionar ninguna información adicional o simplemente el material, por ejemplo “una cotilla de raso”849 o “Una cotilla de damasco carmesí en veintidos y medio”850. En ocasiones se especifica que la cotilla lleva ballenas: “Dos cotillas de ballena de seda de Cotilla. Andalucía. Hacia 17501760. Museo del Traje. Madrid damasco verde la una y la otra celeste”851. Esta se podía confeccionar con los más diversos tejidos como raso, damasco y persiana. El escote femenino se nos muestra como uno de los principales cambios en la indumentaria femenina del siglo XVIII, lo veremos a lo largo de toda la centuria desde los complicados vestidos “a la francesa” hasta los sencillos y vaporosos que se usaron después de la Revolución Francesa. Según vimos la cotilla emballenada ya se usaba sobre la camisa a finales del siglo XVII. La diferencia ahora radica en que el busto femenino no se aplasta. Según el padre Feijóo, la cotilla viene de antiguo pero lo que la hace especial es su procedencia francesa: “En cuanto a que las modas Francesas tengan alguna particular nobleza, y hermosura, pienso que no basta para creerlo el decirlo un Autor apasionado. Las cotillas vinieron de Francia; y en una porción la más desabrida de las montañas de León, que llaman la tierra de los Argüellos, las usan de tiempo inmemorial aquellas Serranas, que parecen más fieras, que mujeres. No creo que sus mayores, que las introdujeron, tenían muy delicado el gusto. Si una mujer de aquella tierra pareciese en Madrid, 845 AHPSE: P- 10361, 70 v. AHPSE: P-?? Folio 303 v. año 1778 oficio 15 847 AHPSE: P- 10346, 17 r. 848 AHPSE: P- 11170, 1050 v. 849 AHPSE: P- 702, 667 r. 850 AHPSE: P- 1326, 413, 851 AHPSE: P- 9546, 419 v. 846 267 antes de venir de Francia esta moda, sería la risa de todo el Pueblo: conque el venir de Francia es lo que le da todo el precio.”852 A pesar de la transformación que se produjo en el vestido femenino en los últimos años del siglo XVIII, los documentos nos informan que las novias seguían llevando cotillas en sus ajuares. Isabel Maestre (1791) tenía un apretador emballenado de raso liso celeste, mientras que en un inventario de 1797 aparecen tres cotillas853. La pieza desembocó en el corsé en el siglo Cotilla. Hacia 1750. Disseny. Barcelona. Museo del XIX que se convirtió en la prenda básica de la ropa interior femenina y la primera en ser fabricada masivamente. Ya no era factible su confección casera debido a su complejidad, se utilizaban materiales muy resistentes y luego se forraban con tejidos ricos como la seda. La moda imponía la cintura de avispa pero se llegó a tal extravagancia que algunos médicos alertaron de lo perjudicial que era para la salud tener el torso tan comprimido por las ballenas ya a mediados del siglo XVIII. También escritores como Rousseau se hicieron eco sus desventajas 854 . En la segunda mitad del siglo XVIII comienza una corriente hacia la simplicidad, los vestidos se hacen más ligeros inspirándose en la moda inglesa de tejidos fluidos y drapeados. Diversos pensadores y médicos comenzaron a batallar contra el corsé, Rousseau y Buffon particularmente, le llamaron “exprimidor del cuerpo”. Juan Caldevilla Bernaldo de Quirós, seudónimo de Ignacio de Meras Queipo de Llano, publicó en Madrid en 1737 Aviso de una dama a una amiga suya sobre el perjudicial uso de las cotillas, en el que se hacía eco de las deformaciones e insuficiencias respiratorias ocasionadas por su uso: “Con el pecho comprimido apenas, pues, respiran, se forman los escirros, apostemas malignas y perdiendo el color se vuelven enfermizas, los males más se aumentan y se debilitan.” En 1770 Bonnaud publicó una célebre obra de, “La Dégradation de l’esp ce humaine par l’usage du corps à baleines” (“La degradación de la raza humana por el uso del cuerpo en852 FEIJÓO, B J: Teatro crítico universal. Tomo II. Discurso VI. AHPSE: P- 12134, 642 r. 854 BOEHN, M: Ob. cit., p.180. 853 268 varillado”). Tras la Revolución, el corsé fue abolido en pos de una moda inspirada en las antiguas Grecia y Roma. El corsé simbolizaba el Antiguo Régimen y los privilegios de una nobleza improductiva. Durante esta época las mujeres consideraban como moderno poder transportar todo sus vestidos en una sola bolsa, era imposible poner un corsé ya que no se podía doblar a causa de las ballenas. El retorno del orden moral bajo el Imperio hace retornar esta pieza; pese a las denuncias sobre las malformaciones que ocasionaban, su uso perduró hasta finales del siglo XIX. Los profundos cambios políticos originaron un nuevo ideal de feminidad alejado del gusto aristocrático. La exaltación de la moda rural impuso una indumentaria de corte bajo el pecho que liberaba el cuerpo femenino mediante el uso de vestidos de talle alto y concediera una mayor libertad. Sin embargo, la restauración de la monarquía a principios del siglo XIX supuso un regreso al encorsetamiento. Las cotillas dieron paso a los corsés, que se convertirán en uno de los elementos claves de la estética romántica. El corsé vuelve pero con una forma totalmente diferente a la cónica en favor de una silueta con forma de reloj de arena. El corsé fue un elemento esencial en la Europa decimonónica, una mujer iba correctamente vestida si lo llevaba, incluso se hizo más cómodo ya que su forma seguía fielmente las líneas de la silueta855 856. Para dormir, ambos sexos usaban camisón y se cubrían con una bata. El camisón también se denominaba “camisa de dormir”, con este término aparece en los guardarropas de la familia real española. El ritual cortesano siguió el modo francés en lo referente a presenciar la colocación de esta prenda tanto al rey como a la reina. Su forma era parecida a la de camisa pero más larga. Las piezas lujosas podían tener encajes en pechera y puños 857 . Otra denominación común es la de “camisa de noche”, doña Ana de Austria llevaba en su ajuar una docena y media destinadas a tal fin858. En las clases populares la camisa misma hacía las 855 Se anunciaban en las revistas de moda y se mostraban en los escaparates. El corsé se produjo a gran escala y llegó a todas clases sociales, incluso a esclavos negros en América. Hacia 1860 eran cortos mostrando un pecho pequeño que contrastaba con las inmensas faldas. A partir de 1870 se confeccionaron más largos tapando el abdomen con el consiguiente estilizado de la silueta provocando el aansiado talle de avispa. Véase, STEELE, V.: The Corset: a cultural History. Yale University Press, New Haven & London, 2001. 856 El corsé fue de uso inexcusable hasta que el modisto francés Paul Poiret (1879-1944) lo derogó.Apodado “el magnífico”, sus trajes fluidos, basados en indumentaria oriental, fueron los responsables de una transformación drástica en la indumentaria de la mujer occidental Poiret fue el primer diseñador que sentó las bases de la moda tal y como las conocemos hoy. Trabajaba con la tela directamente sobre el cuerpo, abogando por un corte a base de líneas rectas. Véase, Koda, H. y Bolton, A.: Poiret. New York, 2007. 857 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p 138. 858 HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 213. 269 veces de camisón. Esta pieza a veces se confeccionaba con materiales distintos para cuerpo y mangas como la camisa: “Seis camisones de ruan y mangas de bretaña con encajes en ciento treinta y cinco”859. La bata era larga y abierta por delante, con mangas rematadas por vueltas, su origen parece radicar en la India llegando a Europa a través del comercio holandés. También aparece denominada como “ropa de levantar”. En el inventario de doña Leonor Cavalleri (1765) figuran “dos batas de cama” una de tafetán a rayas forrada también en tafetán y otra de indiana morada y blanca con forro de lienzo860 .Se especifica “bata de cama” ya que uno de los vestidos de moda por aquel momento también se denominaba bata. Doña Inés María de Barradas (1768) llevó en su dote un bata rosa con encajes que había sido guarnecida en Madrid tasada en 630 reales861 mientras que en las capitulaciones matrimoniales de María Catalina del Campo (1711) aparecen dos lujosas piezas con “sus señidores de raso y flo flores de oro y plata forradas en sayal de la reina en mil cien r”862. El pañuelo está presente en prácticamente todos los ajuares, siendo tan vez la única pieza que las personas más humildes podían llevar con algún encaje. Generalmente se confeccionaban con lienzos. En la dote recibida en 1710 por José Robles, oficial de albañil, constan dos pañuelos blancos y cuatro corpiños “de lo mesmo todo en treinta y dos r”863. La mujer de un maestro zapatero (1719) tenía dos de estopilla valorados en 15 reales864. Los materiales que aparecen con más frecuencia en la fabricación de pañuelos son la seda, la estopilla, el olan y la muselina. Ignacia de la Fuente (1788) llevaba en su dote dos de olan, cuatro de seda, uno de merlín otro de algodón y por último, tres de estopilla 865 . En las capitulaciones de Isabel Maestre (1971) hay treinta pañuelos de estopilla “olanada” tasados en 437 reales y seis de batista, uno de ellos con encajes de Inglaterra, en 572866. La dote de María Manuela Cascallana (1791) que aportaba una cantidad de 35. 469 reales de vellón, sorprende por el hecho de solamente llevar en su ajuar cuatro de color, cuatro blancos en 30 reales y uno “fino” en 20; mientras que recibió cinco más como regalos de 859 AHPSE: P- 1323, 337 r. AHPSE: P- 14692, 131r. Apéndice documental, documento 45. 861 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 862 AHPSE: P- 10334, 233 v. 863 AHPSE: P- 2822, 605 r. 864 AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 865 AHPSE: P- 716, 106 v. Apéndice documental, documento 54. 866 AHPSE: P- 12126, 359 v. Apéndice documental, documento 56. 860 270 parientes bastante modestos a juzgar por el precio, como tres de guardilla en 21 reales 867. En la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen cuatro pañuelos de muselina y seis de lienzo “con listas encarnadas” nuevos en 60 reales, a lo que hay que añadir otro de seda rojo con rayas verde y negras, dos de muselina, más otros dos del mismo tejido el primero bordado y guarnecido de encaje y el segundo solamente guarnecido 868. El montante total del citado ajuar en lo concerniente a esta pieza alcanzaba los 425 reales. Sus colores y decoraciones nos hacen comprobar que el pañuelo era una pieza para mostrarla, a la que se daba importancia. Éstos pañuelos se llevaban en las faltriqueras tal y como muestra la dote de Mariana Suárez en 1800: “Ytt. Seys pañuelos para faltriquera todos en sesenta r”, y en el cuello: “Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r”, aparte aparecen ocho más confeccionados con seda, linón y guardilla869. Estas piezas suelen estar anotadas junto a prendas de ropa interior como las enaguas y también junto a los delantales, en la carta de entrego y adjudicación de dote a favor de José Serraso (1730) “del arte de la platería” aparecen cuatro pañuelos, tres de lienzo y uno de gasa todos en 40 reales, junto dos de seda, un delantal de estopilla con encajes y una toalla delgada, todo en 50870. El peinador era una pieza de ropa blanca que se ataba al cuello y se disponía sobre los hombros para no manchar la ropa y facilitar el arreglo de la señora. Las damas principales usaban peinadores confeccionados con lienzos de calidad y guarnecidos de encajes. Isabel Maestre llevaba en sus capitulaciones (1791): “Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante florete guarnecidas con murcelina listada” en 339 reales con 17 maravedís; y un segundo de batista con guarnecida bordada en 286 reales con 8 maravedís871. Los peinadores de simple lienzo eran económicos tal y como atestigua la carta de Manuela Cascallana (1791) donde un par se tasa en 15 reales872. El empolvado de la cabellera hacía que el peinador fuese una pieza obligatoria en el tocador de la señora. En la pintura francesa encontramos representaciones de este momento íntimo de la dama delante de su espejo con un peinador sobre los hombros, incluso de la misma madame de Pompadour. 867 AHPSE: P- 12128, 484 v, 496 r. Apéndice documental, documento 57. AHPSE: P- 12134, 615 v. Apéndice documental, documento 63. 869 AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65. 870 AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. 871 AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56. 872 AHPSE: P- 12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57. 868 271 El origen de las medias se encuentra en las medias calzas, piezas que usaban hombres y mujeres hasta la rodilla. La confección adaptada a la forma de la pierna surgió en Italia durante el siglo XVI, de allí pasaron a Francia y España. En un primer momento su fabricación corría a cargo de los boneteros que las realizaban en telar manual. Las medias se fabricaban en diversos tejidos y colores siendo las más apreciadas las de seda, mientras que las negras se usaban en periodos de luto873 .En cuanto a las ligas son definidas en el Diccionario de Autoridades como: “La cinta de François Boucher. Madame de Pompadour. 1750. Fogg Museum, Harvard University. USA. seda, hilo, lana, cuero o otra matéria, con que se atan y aseguran las medias, para que no se caigan”.Las ligas confeccionadas con materiales lujosos las puso de moda en la corte francesa Catalina de Medicis. Las medias eran un complemento imprescindible en la indumentaria femenina no solamente como abrigo de las piernas sino para ir bien vestida según los esquemas de la época. Su misión era cubrir las piernas atándose mediante ligas por encima de la rodilla, éstas últimas se guarnecían con cintas y encajes en algunos casos a juego con otros elementos de su indumentaria como los encajes de la camisa o de la cofia. Las fabricadas en seda eran las más codiciadas, e imprescindibles en el atuendo de una dama elegante. Esta pieza siempre aparece en los documentos por parejas. Las medias de seda podían ornamentarse con bordados de flores, ramas o dibujos en la cara exterior por encima del tobillo874. A partir de la década de los 70 cambia la moda femenina, la falda sube por lo que esta pieza adquieren un mayor protagonismo. Podemos decir las medias aparecen en prácticamente todas cartas de dotes e inventarios femeninos pero no en cantidad. En las dotes, al igual que las demás prendas, se podían llevar ya usadas: “Unas medias de seda usadas en diez” 875. En el inventario de la marquesa de la Candía (1772) aparecen en la partida de “Ropa blanca” siete pares de medias de seda aunque el la partida “Ropa de seda” constan: “Un par de medias de seda blancas”876. Las medias bordadas no eran algo infrecuente; un corredor de la lonja de Sevilla las lleva, 873 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 336 y ss. BOSCH, D.: La indumentària menorquina en el segle XVIII. Palma de Mallorca, 2008, p.80. 875 AHPSE: P- 1307, 160 r. 876 AHPSE: P- 9568, 647 v. 874 272 entre otros géneros, para vender en Ronda en 1750 877 . Las de seda aparecen con relativa frecuencia bordadas: “Un par de medias de seda bordadas en oro en setenta y cinco”878, pero también las de lana se decoraban. Las de color rojo son una constante durante buena parte del siglo, las más lujosas aparecen bordadas en plata. Las cuchillas aludían a los dibujos simétricos y paralelos que se bordaban en las medias. En un inventario de 1709 aparecen doce pares de medias bordadas con cuchillas de tisú y seis pares de ligas bordadas y guarnecidas de encaje blanco879. A finales de siglo un par de medias de seda costaba unos 34 reales mientras que las de hilo unos 15 reales y las de algodón sobre10. En el inventario de bienes don Francisco de la Oyuela (1734) propietario de una tienda de sedas encontramos: ligas bordadas, sencillas y dobles, de segrí, anchas, ordinarias, medias de seda de peso, de mujer bordadas, llanas o de capullo de Génova880 .En el inventario de Pedro Fernández constan una serie de “Mercaderías” que nos permiten comprobar que las medias se vendían de distintos tamaños, calidades y procedencias como Hamburgo y Génova881. En la carta de dote de Isabel Limón (1740) aparecen una notable cantidad de medias y ligas, por lo que tal vez fuera hija de un mercero. La novia llevaba treinta y cinco pares de Medias. Siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid. seda de Tembleque, trece pares de capullo de Francia y cuarenta y cinco pares de ligas bordadas882. Las medias de punto de aguja fabricadas en la villa toledana de Tembleque tenían fama por su alta calidad. Los comerciantes de medias de hilo de aguja (en 1752 había trece), compraban la materia prima normalmente en Murcia y la entregaban ya tintada a las mujeres del pueblo para tejerlas. Casi todas las mujeres de Tembleque se dedicaban a este trabajo desde los ocho años de edad. Lo hacían en sus casas fabricando unos 30.000 pares al año, por cada hechura de una media femenina se pagaban cinco reales. Para la confección de un par de 877 AHPSE: P- 4574, 194 r. AHPSE: P- 9568, 125 r. 879 AHPSE: P-11991, 681 r. 880 AHPSE: P-5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30. 881881 AHPSE: P-12049, 636 r. 882 AHPSE: P-3783, 255 r. 878 273 medias se necesitaban de cuatro a cinco onzas de seda883. La seda se pesaba en onzas, una equivale a 28,34 gramos. Según nos informan algunos documentos las personas muy pudientes regalaban medias con motivo de su matrimonio, tal es el caso de María Pascuala Barradas (1772) que acudió en Écija a la tienda de Fernando Bonilla para adquirir cintas, medias, cajas y abanicos con los que obsequiar a sus invitados, cuyo gasto ascendió a un montante de 1.425 reales 884 . En la calle Francos ya había comercios dedicados al negocio François Boucher. La toillete, detalle. 1742. Museo ThyssenBornemisza. Madrid. textil; el inventario de don José Serrano informa que dentro de las “mercaderías de la tienda” vendía medias de seda sencillas y bordadas para hombre, mujer y niños 885 . Salvador Moreno con negocio en la misma calle tenía: “Medias de capullo de mujer amarillas”886. Las medias de seda eran tal vez, una de las pocas cosas lujosas que aportaban en su dote la gente sencilla, la mujer de un oficial de albañil llevaba en 1741 un par de medias rojas Galería de modas y vestidos franceses. 1778-1787. bordadas887. Doña Isabel Maestre (1791) tenía “Quince pares de medias de seda en seis cientos reales”888. A Sevilla llegaban medias de seda procedentes de Francia que se comercializaban a unos 70 reales el par. A finales de siglo aparecen con frecuencia medias de seda de color blanco mientras que en la primera mitad es más habitual el rojo. Lo normal es que simplemente se nombren y tasen no dando apenas información por ejemplo: “cinco pares de 883 SANTOS VAQUERO, Á.: “El mundo sedero toledano y la fábrica de medias de punto de aguja de Tembleque”. Anales Toledanos, nº 43. 2014. p. 21 y ss. 884 AME: Fondo Marquesado de Peñaflor. 885 AHPSE: P- 3785, 224 r. 886 AHPSE: P- 5165, 361 r. Apéndice documental, documento 6. 887 AHPSE: P- 2822, 605 r. Apéndice documental, documento 39. 888 AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56. 274 medias unas de Algodón y otras de hilo blancas en cinquenta rr” 889 .A finales de siglo aparecen las medias de algodón simples y con rayas valoradas en 20 reales el par. También hay medias de otros colores como el verde: “Cuatro pares de medias de seda verde de distintos colores y unas con cuchillos ciento cincuenta y cinco” 890 . El estambre era un material adecuado para la confección de medias, se trataba de una fibra muy larga extraída de los vellones de lana; en un inventario de1772 la viuda tenía: “Dos pares de calzetas con dos pares de medias de estambre blancas”891.Un par de medias de estambre encarnadas se valoran en 1733 en 15 reales892. Las ligas eran un accesorio imprescindible, se encuentran de todo tipo: “bordadas con puntilla de plata” 893 , “celestes y bordadas con flecos en plata valoradas en 30 reales” en 1759894.Aparecen ricos ejemplos fabricados en seda y bordados con punto de aguja valorados en 20 reales895. Hemos hallado un documento muy original fechado en 1731 cuyo título es “Testimonio de daño” en el se pretende cuantificar el daño producido en un barril con medias procedente de Londres. El texto es interesante ya que nos permite saber la mercancía que llegaba del extranjero a Sevilla, las femeninas tenían “abería grande” y eran de color rojo con cuchillas896. En algunas dotes aparecen las medias junto con sus ligas correspondientes. En el inventario que hace de sus bienes un comerciante en 1772 vemos los tipos de medias que tenía a la venta: de Inglaterra, de capullo, de hilo azul, de algodón, de algodón fino, pintadas, medias de vuelta, de seda bordadas, de algodón labradas, de cuchilla, pequeñas para niñas, de seda negra, manchegas, de Castilla de sangre de toro y de Burgos 897. Esta enumeración del género es muy interesante ya que nos acerca al género que podía comprarse en la ciudad. A finales de siglo un par de medias costaba 35 reales, las de algodón sencillas unos 17 mientras que las listadas unos 32 reales el par. 889 AHPSE: P- 12128, 1044 r. AHPSE: P- 9563, 102 r. 891 AHPSE: P- 9568, 104 r. 892 AHPSE: P- 12023, 455 r. 893 AHPSE: P- 1323, 337 r. 894 AHPSE: P- 12070, 289 r. 895 AHPSE: P- 11246, 498 r. 896 AHPSE: P- 9568, 200 v. Apéndice documental, documento 24. 897 AHPSE: P- 9568, 803 r. 890 275 Las referencias a calcetas y escarpines para uso femenino son recurrentes a lo largo de todo el siglo aunque que no aparecen en cantidad. El escarpín era una funda de lienzo blanco para vestir el pie y se colocaba bajo las medias. Los escarpines también podían ser un calzado muy liviano, el primer documento en que aparecen data del año 1358 898. Los precios de esta pieza son bajos y normalmente sólo se citan por lo que apenas contamos con más información. Aisladamente se encuentra algún ejemplo más rico: “Un par de escarpines guarnecidos de encajes”899. El Diccionario de Autoridades define calceta como: “La média de hilo que se calza en la pierna a raíz de la carne, y regularmente debaxo de las de seda, estambre o lana. Puede venir del nombre Calza, por ser mas corta que la média.” Las calcetas ejercían la función de abrigar el pie y la pierna hasta la rodilla, llevándose bajo las medias. Las referencias a éstas últimas no dan ninguna información, se nombran y a veces se dice que son “finas”. Se trata de una pieza que usaban todos los extractos sociales y por lo general muy económicas: “Seis pares de calcetas en treinta y siete rreales”900. Costaban entre 4 y 6 reales el par. La dote de Ana Marín (1719) tiene diez pares de calcetas tasadas en 40 reales y doce de escarpines a 12 reales, por tanto a real el par901. VII.2. Vestidos compuestos por varias prendas La hongarina era una modalidad de chaqueta abotonada no entallada que usaron ambos sexos desde finales del siglo XVII. Se confeccionaba con los más diversos tejidos y decoraciones pudiendo aparecer suelta o a Medias. Siglo XVIII. Museo del traje. Madrid. juego con la falda. En 1702 el un inventario de don Luis Rodríguez registra un vestido nuevo de barragánde Bruselas compuesto por saya y hongarina con veinte botones de plata sobredorados 902; en el mismo documento aparece un vestido 898 899 BERNIS, C.: Indumentaria en tiempos de Carlos V. Madrid, 1962, p. 88. AHPSE: P- 12070, 289 r. 900 AHPSE: P- 2855,488 r. AHPSE: P- 10345, 255 v. Apéndice documental, documento 13. 902 AHPSE: P- 8173, 1612 v. Apéndice documental, documento 3. 901 276 formado por guardapiés, hongarina y cotilla con encajes de Milán. Esta pieza ya se usaba en el siglo XVII y convive con la casaca a principios del XVIII. El inventario post-mortem de la marquesa de Aguiar (1710) indica que la finada tenía una de raso negro con encajes y dos casacas del mismo material, una roja y otra verde las dos guarnecidas con galón de oro903. Doña María Rosa de Trujillo en su carta de dote fechada en 1701 llevaba una “angarina” y guardapiés verde de brocado de oro con encajes de oro y plata valorado en 929 reales 904. En la carta de dote de doña Justa Rufina de Salinas encontramos un vestido formado por basquiña y “anguarina”, ésta última guarnecida con encajes negros y botonadura de filigrana de plata tasado en 360 reales905. En unas capitulaciones de 1711 figura una “engarina negra con botones y galones de oro valorada en trescientos reales de plata nueba”906. Otro documento nos informa que para confeccionar una hongarina se necesitaron cuatro varas y media de peñasco y la misma cantidad de tafetán doble blanco para el forro 907 . La hongarina, que fue sustituida progresivamente por la casaca, formaba parte del traje femenino junto con la basquiña según nos muestran los ajuares de los primeros años del siglo. En la dote a favor de Francisco Ortega, oficial de curtidor, constan “una basquiña y ongarina de tafetan con botones de plata en trescientos noventa y dos r” y otro conjunto de pelo de camello formado por idénticas piezas908. Esta pieza también podía aparecer suelta y realizarse con lo más diversos tejidos como la felpa o el gorgorán. En un ajuar de 1730 todavía aparece la hongarina, se trata de un recibo de dote a Pedro Guerrero, trabajador del campo, en el que aparece una confeccionada en damasco encarnado y valorada en 105 reales909. El monillo aparece a lo largo de toda la centuria, bien formando conjunto con casaca y basquiña o como pieza sola. A pesar de ser una prenda muy utilizada y común durante el siglo XVIII la información que se dispone sobre ella es prácticamente inexistente. Según el Diccionario de la Real Academia el monillo es: “Jubón de mujer, sin faldillas ni mangas”. Esta acepción puede ser posible cuando la pieza se acompaña de casaca y basquiña por 903 AHPSE: P- 2822, 457 y 457 v. . Apéndice documental, documento 9. AHPSE: P-10318, 844 r. 905 AHPSE: P- 672, 1243 r. 906 AHPSE: P-10334, 233 v. 907 AHPSE: P- 1323, 339 r. 908 AHPSE: P- 9536, 63 v. 909 AHPSE: P- 702, 148 v. Apéndice documental, documento 20. 904 277 ejemplo, pero en otras ocasiones dudamos si el monillo pudiera llevar mangas, aunque en cualquier caso se colocaba sobre la camisa. El monillo suele formar parte de un conjunto, en la carta a favor de José Serraso (1730) constan: “Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y Monillo en Ziento ochenta reales de vellón (…) otro vestido de pelo de camello, Vasquiña y Casaca , Y Monillo en ziento y ochenta y tres reales todo ello (…) un Guardapiés y monillo de Segrí en ziento y cinco reales”910. En la misma fecha el ajuar de doña Juana Suárez llevaba un monillo confeccionado con persiana verde con “vueltas encarnadas”, más uno de tafetán celeste, otro de pelo de camello y otro de esparragón911. En los autos de aprecios de los bienes de la viuda 912 del marqués de Peñaflor realizados por Pedro Villalua, “maestro de sastre” y fechado en 1700 consta: “Un Bestido de raso de plata color de ambar a flores con encaxe de plata y se compone de basquiña y monillo a que no se le pone precio por estar mandado para una ymagen de nuestra señora”, seguido por otro conjunto de picote de Mallorca formado por las mismas pieza en 100 reales y por otro de teletón negro con una basquiña y dos monillos en 320. La marquesa también contaba con un monillo “de media telilla de plata biexo en quarenta r”913.En el ajuar de Francisca Mármol (1741) aparecen tres vestidos, el principal estaba valorado en 450 reales y era de persiana encarnada compuesto por monillo y tapapiés, el segundo estaba formado por saya y monillo, este último con guarnición de plata y por último uno de tafetán doble negro nuevo en 185 reales. Francisca tenía dos monillos más uno de tafetán negro usado con puntilla de plata y otro de princesa914. En la dote de doña Faviana de la Peña hay cuatro monillos sueltos siendo el principal de color de punzón, un tono que aparece con frecuencia, con flores y forrado en blanco915. El ajuar de María Cascallana (1791) llevaba monillos de terciopelo, raso, cotonía, tafetán y lienzo916, mientras que el de María Antonia Salaner (1797) tenía cinco siendo el más costoso uno de felpa encarnada con vueltas de tisú tasado en 145 reales917. 910 AHPSE: P- 702, 714 v. Apéndice documental, documento 22. AHPSE: P- 1326, 515 v. Apéndice documental, documento 23. 912 Inés Ana María de Aguilar y de la Cueva, VI señora de Gayape, esposa y prima hermana del primer marqués de Peñaflor. 913 Archivo Marqués de Peñaflor, Leg. 4, doc. 35. 914 AHPSE: P- 18013, 485 v. Apéndice documental, documento 39. 915 AHPSE: P- 18013, 342 v. Apéndice documental, documento 38. 916 AHPSE: P- 12128, 493 v. 917 AHPSE: P- 12128, 1043 r. Apéndice documental, documento 57. 911 278 El monillo era usado por toda la escala social presentando todo tipo de decoraciones y tejidos, podía llevar o no botones ya que si no se especifica lo más probable es suponer que no tuviera. En la carta de dote de Manuela González, futura esposa de José López “maestro torcedor de sedas” fechada en Casaca. Siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid. 1783 encontramos monillos de varios colores y géneros, el más caro de terciopelo negro en 75 reales, aunque de algunas descripciones se desprende que son piezas de ropa interior ya que son de lienzo o forman conjunto con enaguas918. A finales de siglo esta pieza incorpora las decoraciones de moda como los alamares, la cadeneta y los flecos. Estos adornos podían ser de hilo de oro, plata fina o simple tejido. Los galones que son una decoración típica de todo el siglo y se continúan usando pero se unen a otros adornos como los alamares. En la carta de dote de doña Ignacia Marcela de la Fuente (1788) aparecen tres monillos blancos en 83 reales y uno de indiana en 20 919 , por tanto ya comprobamos que los algodones estampados han llegado Casaca. Siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid. a Sevilla. La dote de Manuela Cascallana (1791) lleva un buen número de estas piezas, hay de terciopelo, raso, cotonía, tafetán y lienzo blanco920. La casaca femenina era una clara imitación de la masculina, abierta por delante con mangas con amplias vueltas, pliegues en los costados y misma abertura en la parte trasera. En cuanto a los bolsillos no eran reales aunque si aparecían sus tapas. La casaca tenía el talle en la cintura y llegaba a la altura de las caderas pero no iba cuajada de botones como la masculina sino que se cerraba en forma de v por medio de cordones o mediante una pieza triangular denominada petillo que se cosía o se fijaba mediante alfileres. En la obra de Juan de Albayceta publicada en Zaragoza en 1720 bajo el titulo: Geometria y trazas pertenecientes al 918 AHPSE: P- 12114, 461 v AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54. 920 AHPSE: P- 12128, 494 r. Apéndice documental, documento 57. 919 279 oficio de sastres donde se contiene el modo y orden de cortar todo genero de vestidos españoles, y algunos Estrangeros, sacandolos de qualquier ancharia de tela, por la Vara de Aragon y explicada esta con todas las de estos Reynos, y las medidas que usan en otras Provincias estrangeras, aparecen patrones de casacas femeninas. Las casacas aparecen en casi la totalidad de los documentos hasta el cambio de moda que se produce a finales del siglo. Esta prenda podía aparecer a juego con la falda o suelta. Las dote nos informan que la casaca para uso femenino ya se llevaba en Sevilla en los primeros años del XVIII, en la carta de doña Rosa Manuela de Sotomayor (1701) figura en primer lugar: “Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en trescientos rs (…) Ytenn una gabacha de ormesi negra con abottonaduras de plata en Doscientos treinta (…) yten otra gabacha de felpa negra en cien R”921. De cintura para arriba esta pieza era una parte insustituible en el vestido femenino mientras que de cintura para abajo las mujeres llevaban, saya, basquiña o guardapiés. La dote de María Manuela, criada del conde de Gerena, fechada en 1740 llevaba como atuendo principal “Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca guarnecida de Punta de Plata y todo forrado en tafetan en trescientos R”922, se sobreentiende que el traje constaba de falda pero se omite la referencia. En idéntica fecha, el mismo caballero dota a otra criada suya llamada Micaela Petillo 1730-40. Traje. Kyoto Museo del Vázquez, en el documento aparece un vestido confeccionado con griseta en el que la casaca está guarnecida con punta de oro, todo tasado en 375 reales923. El recibo de dote a favor de don Agustín de Rospide (1740) aparece al principio de la partida “Ropa de bestir” un vestido de casaca y basquiña confeccionado con quince varas de terciopelo negro y forrado en tafetán doble tasado en 900 reales924. 921 AHPSE: P- 10318, 884 v. Apéndice documental, documento 1. AHPSE: P- 2855, 486 v. Apéndice documental, documento 35. 923 AHPSE: P- 2855, 488 r. Apéndice documental, documento 36. 924 AHPSE: P- 3783, 282 v. Apéndice documental, documento 37. 922 280 La forma de la casaca femenina tuvo la misma evolución en cuanto a la forma de las mangas que la masculina, en algunos retratos de la época 925 se observa como éstas lucen amplias vueltas con ricas decoraciones por las que sobresalen los volantes de encaje de la camisa. Es frecuente la aparición de casacas negras, al igual que en las basquiñas. El luto era una práctica estricta, por tal motivo es muy habitual encontrar piezas de color negro en prácticamente todos los documentos. A veces se consignan con su petillo incorporado, doña María Teresa Thous de Monsalve 926 tenía cuatro casacas a juego con sus petos927. El llamado peto o petillo era una pieza rígida en forma de triángulo invertido que normalmente se confeccionaba con la misma tela que la casaca. El peto cerraba la casaca e iba cosido o cerrado mediante alfileres, por lo que una dama precisaba de ayuda para vestirse 928 . Por el escote asomaba el encaje de la camisa, al igual que por las mangas. Los ejemplos de petillo que se conservan en distintos museos nos muestran una pieza rica que cerraba casacas, cotillas o vestidos “a la francesa”. 925 Véase, Alonso Miguel de Tovar. Sevilla , 2006. En el catálogo aparece el retrato de María Teresa Piscatori, Marquesa de Torrenueva ( hacia 1746), en el que lleva una casaca de terciopelo azul claro de mangas con amplias vueltas a la altura del codo mientras de que la cintura salen unas amplias faldillas con las tapas de los bolsillos bordadas. En el centro del escote se dispone una joya de pecho, de gran tamaño, de oro y esmeraldas. 926 Doña María Teresa Thous de Monsalve, ostentaba el título de marquesa viuda de la Candía y del Sauzal. Su difunto marido fue don Cristóbal Joaquín de Franchi Benítez de Lugo, nacido en La Orotava en 1700. Don Cristóbal ejerció diversos cargos a lo largo de su vida, fue militar llegando a Teniente General y también desempeñó labores diplomáticas siendo embajador en Portugal y ministro en Dinamarca. Felipe V le concedió por tales méritos el marquesado de la Candía en 1739 y unos años mas tarde, en 1745 el del Sauzal. El noble, que a su vez ostentaba el título de caballero de la insigne orden de Calatrava, falleció en 1766 sin dejar herederos. Doña María Teresa era hermana del III marqués de Thous y de la Cueva del Rey. El marquesado de la Cueva del Rey fue concedido por Carlos II en 1690 a don Juan Fernández de Henestrosa y Ribera, mientras que el primero fue otorgado a don Lope Thous de Monsalve y Jalón en 1677. El origen Thous de Monsalve radicaba a Cataluña. La historia cuenta que en 1380 Per de Thous halló en un arbusto de hiniesta, una escultura de la Virgen, con una leyenda que rezaba “Soy de Sevilla, de una iglesia cercana a la Puerta de Córdoba”. La imagen fue traída a Sevilla y gozó de una gran devoción a partir del siglo XIV. En 1412 se fundó una hermandad de gloria dedicada a la Virgen de la Hiniesta 927 AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48. La dama también contaba con ocho casacas sueltas de distintos tejidos como laberinto, tafetán o damasco y varias faldas negras de distintas hechuras y materiales 928 LEIRA SÁNCHEZ, A.: La moda española durante el siglo XVIII. Madrid, p.3. 281 En un detalle del Carro del Parnaso se aprecia claramente la silueta triangular del peto y su disposición bajo la casaca. La pieza podía estar realizada en otros colores y tejidos con respecto a la casaca y la basquiña. El vestido de la dama es rosa pálido mientras que el petillo es azul claro y sobre él emergen los encajes de la camisa. El centro del escote se decora con una joya de pecho. El peto se podía intercambiar de unas prendas a otras, según consta en el inventario de doña Teresa Thous de Monsalve (1772) donde aparece: “un peto azul de ballena”929. Domingo Martínez. Carro del Parnaso. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla 929 AHPSE: P- 9568, 672 v. 282 Otra de las voces para designar la casaca es gabacha o gabacho .El Diccionario de Autoridades define la palabra como: “Soez, asqueroso, sucio, puerco y ruin”. En realidad la voz “gabacho” se asocia al origen francés de la prenda. Las descripciones no son por lo general muy exhaustivas en cuanto a las formas de las prendas aunque como veremos nos proporcionan algunos detalles en cuanto a su decoración. La casaca aparece constantemente en los protocolos hasta la transformación que se produce en el vestido femenino a finales del siglo. Al igual que las sayas y basquiñas, muy a menudo son negras. Esta piezas se podía cerrar mediante botones, los más sencillos se forraban con la misma tela de la prenda pero a veces eran de oro o plata. En la partición y división de bienes de la marquesa de la Peñuela (1709) aparecen dos pares de botones de porcelana con ocho diamantes en cada uno930. En la partición de bienes de doña María de Felices (1711) aparecen ocho pares de botones de diamantes a un precio por pareja desde 106 a 240 reales y dos pares de botones de esmeraldas931. En el inventario de Ana Josefa Mahuis y Príncipe (1719), residente en la Peto. Andalucía. Rococó. Hacia 1740-1760. Museo del traje. Madrid. collación de San Isidro y viuda de Juan Antonio Maestre, figuran diecisiete botones de coral engastados en oro y par de botones de perlas 932. Casi todas las novias pudientes llevaban botones en sus dotes, en la de Alberta Tolezano (1753) hay cuatro de oro y diamantes tasados en 180 reales933. En las prendas femeninas los botones se disponen de derecha a izquierda ya que las damas eran vestidas por sus sirvientas. El guardapiés era una enagua sobre la que se disponía la falda y cuyo cometido consistía en ahuecarla. Según su propio nombre indica su función estribaba en tapar los pies femeninos. En su parte baja se decoraba lujosamente ya que la falda se recogía algo en las manos para poder caminar 934 . La pieza, que también aparece muchas veces denominada tapapiés, era por tanto muy larga. En el siglo XVII se llamaba así a un vestido entero interior 930 AHPSE: P- 3777, 89 r. Apéndice documental, documento 8. AHPSE: P- 10335, sf. 932 AHPSE: P- 10342, 383 r. 933 AHPSE: P- 1205, 973 r.. Apéndice documental, documento 44. 934 PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p.176. 931 283 y a la franja decorada ricamente en la parte baja de la enagua935, que se forraba por dentro de esparto para que ahuecara más la falda936. En el aprecio de bienes de doña Inés de Aguilar y de la Cueva, viuda del marqués de Peñaflor, datado en 1700 constan dos “guardabaxos”. El primero: “de tabí con flores de seda y joyas de oro color de ambar forrado en tafetan morado en seiscientos reales”, y el segundo: “de ormesi biejo verde forrado en Anteado con guarnizion en quarenta”937. El guardapiés fue sin duda, una pieza lujosa por lo que es evidente que se mostraba. A lo largo del siglo veremos numerosos ejemplos realizados con todo tipo de tejidos y guarniciones ya aparece constantemente: “Ytem un tapapies de felpa verde guarnecido en seiscientos”938. En el inventario de Luis Rodríguez (1702), figuran varios uno de raso celeste con flores de oro y plata y otro rojo con la misma decoración 939. En 1702 doña Petronila de Sangronis, mujer de Alejandro Carlos de Licht 940 , comerciante de tejidos con Panamá y Amberes941dejó un conjunto formado por hongarina, monillo y guardapiés. Este último era de color rojo de tela de oro y plata briscada, para cuya confección se habían necesitado ocho paños, forrado todo en tafetán celeste y guarnecido con encaje ancho de plata. La hongarina y el monillo también estaban guarnecidos con encajes de plata de Milán finos942. Este vestido formado por tres piezas sería el atuendo elegante de una dama a principios del siglo XVIII. Según el inventario de las mercaderías de un comerciante fechado en 1705, los tapapiés “de raso de oro verdes azules y encarnados”943se vendían ya confeccionados en la calle Francos. Las partición de bienes de María de Felices (1711) informa que desde Sevilla se importaban guardapiés a Indias: “Veintidos guardapies de brocado de oro con nueve varas y tercio cada uno a treinta pesos unidad” estaban tasados en 5.280 reales de plata944. 935 TEJEDA FERNÁNDEZ, M.: Ob. cit., p. 277. HERRERO GARCÍA, M.: Ob. cit., p. 250. 937 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35. 938 AHPSE: P- 17111, 923 v. 939 AHPSE: P- 8173, 1613 r. Apéndice documental, documento 3. 940 Los Licht era una familia católica procedente de Amberes, que se estableció en Sevilla a mediados del siglo XVII. Alejandro Carlos era hijo de Carlos de Licht y María de Aguilar , oriunda de Écija. Contrajeron matrimonio en la parroquia de San Marcos en 1653. Véase, ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA, G.: Un linaje flamenco afincado en Sevilla: Los Licht. 941 ARIAS ANGLÉS, E.: Relaciones artísticas entre España y América. Madrid, 1990, p. 123. 942 AHPSE: P- 10321, 622 v. Apéndice documental, documento 4 943 AHPSE: P- 5165, 360 r. 944 AHPSE: P- 10335, sf. 936 284 Al mencionar la palabra vestido no debemos sobreentender que es una sola pieza sino que puede estar formado por varias confeccionadas a juego, por ejemplo: hongarina, cotilla y guardapiés o casaca, guardapiés y delantal. O por dos prendas: tapapiés y monillo; casaca y guardapiés o casaca y basquiña. En la partida de “Ropa de color de muger” de doña Gregoria Blázquez (1724) se encuentra un rico conjunto formado por un tapapiés y casaca de tela de plata sobre damasco encarnado con guarnición de galón y plata y forrados en tafetán, mas cuatro guardapiés más unos de raso, otros de damasco y todos decorados con galón de plata u oro945. Ana Josefa Mahuis (1719) tenía un vestido de saya, monillo y casaca de burato de seda seguidas por dos sayas de burato de lana946. Este tejido se utilizaba como alivio de luto. Los conjuntos podían estar formados entre otras prendas por guardapiés, casaca y peto a juego. La marquesa de la Candía (1772) tenía tres de estos conjuntos y un guardapiés de terciopelo carmesí decorado con plata y seda a juego con un capotillo “con forro y vueltas de piel de tigre”947. El guardapiés podía ser una pieza lujosa por sus tejidos y bordados, de hecho a lo largo del periodo María Rosa Rafaela Larrea y Santa Coloma y sus hijos. Hacia 1750 Colección particular. presenta generalmente tasaciones elevadas. En un aprecio de bienes de 1734 aparece uno celeste bordado de oro a juego con un monillo valorado en 1.500 reales948al que sigue uno de ormesí949 morado guarnecido con encajes blancos de hilo en 600 reales. En la partida de “vestidos de mujer” de las capitulaciones matrimoniales de María Catalina del Campo (1711) aparece en primer lugar: “Un vestido entero de emballenado y tapapies de tisu de plata guarnecido con encajes blancos de Bruselas y rivetes de oro en cinco mil reales”950, esta cifra por un único vestido es una de las más altas que hemos hallado a lo largo de todo el periodo. La enumeración de las distintas prendas en las cartas de dote suele comenzar por la pieza más importante, en un ajuar de 1731 leemos: “Primeramente un vestido nuevo de raso de moda de color blanco y verde que se compone de 945 AHPSE: P- 1323, 338 v. Apéndice documental, documento 15. AHPSE: P- 10342, 389 r. 947 AHPSE: P- 9568. Folio 699. Apéndice documental, documento 48. Se especifica que el guardapiés tiene “dos paños sobrantes”. Entendemos que serían para posibles arreglos cuando se fuera desgastando. 948 AHPSE: P- 10349, 209 v. 946 949 950 Tela fuerte de seda, muy tupida y prensada, que hace visos y aguas. AHPSE: P- 10334, 233 v. 285 tapapies y casaca en seiscientos r” seguido por otros conjunto por formado por las mismas prendas de raso celeste el guardapiés y la casaca confeccionada en princesa roja y blanca951.Un ejemplo curioso es el retrato de la doña María Rosa Rafaela de Larrea y Zurbano Santa Coloma952, aunque sigue los modelos de las ricas hispanas del vireinato de la Nueva Granada, lleva un guardapiés bordado por entero de flores al gustó rococó; mientras que los dos hijos que aparecen a sus pies van vestidos a la moda europea. En una “memoria de prendas” de 1788 encontramos un guardapiés “de tela sobre blanco oro y plata” tasado en 900 reales 953 , aparece en primer lugar y es la pieza más destacada del conjunto. A finales de siglo cuando el talle subió la falda también lo hizo, en 1797 aparece un conjunto de paño de seda celeste compuesto por monillo con alamares de plata y guardapiés con franja de plata954. El inventario de la difunta mujer de Vicente Pablo Albelda, datado en 1780, muestra un rico conjunto formado por un guardapiés y casaca de tela blanca adornada con ramos de oro a juego con paletina, peto y delantal bordados también de oro, seguido por una guardapiés de “raso de la china blanco y ramos de colores” y “un guardapies y casaca encarnado”955. La definición de saya que nos proporciona el diccionario de Autoridades no nos deja muy clara su diferencia con la basquiña:” Ropa exterior con pliegues por la parte de arriba, que visten las mugeres, y baxa desde la cintúra à los pies.” La única parece estribar en que la basquiña tiene cola y la saya no. Este tipo de falda aparece a lo largo de toda la centuria, suelta o formando conjunto con hongarina o casaca. En el inventario de don José de Palacios (1705) encontramos dos sayas de pelo de camello color ámbar acompañadas por una hongarina a juego956; las faldas, al igual que los calzones, se desgastaban más rápidamente por lo que en ocasiones se confeccionaban dos. 951 AHPSE: P- 10349, 18 r. Bautizada en Quito el 24 de octubre de 1733. 953 AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52. 954 AHPSE: P- 12134, 614 v. 955 AHPSE: P- 9565, 439 r. 956 AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6. 952 286 El vuelo de la saya tenía entre 3 a 4,5 metros aproximadamente, en función de la calidad del tejido. Se vestían sobre las enaguas y cubrían desde la cintura hasta la línea del tobillo. El vuelo se recogía en la cintura por medio de tablas que terminaban en un pliegue en la parte posterior y que estaban sujetas con cintas, en ocasiones, de vivos colores confeccionadas en telares y que servían para atar la saya a la cintura. Existían dos maneras de sujetarla a la cintura: la trincha o el mandilete. La primera era una abertura en la parte delantera que coincidía con la costura de la saya y se ataba cruzando las cintas hacia atrás. El mandilete constaba de dos aberturas en el frente de la saya, de modo que una parte se ataba hacia delante y el mandilete hacia atrás. Las decoraciones se disponían siempre en la parte inferior de la pieza, se utilizaban cintas o galones de diferentes tamaños y número, que también servían, en muchas ocasiones, para disimular posibles defectos. En La cocina de Ramón Bayeu se aprecia claramente cómo se levantaban las sayas las mujeres trabajadoras para poder realizar sus faenas. La dote de doña Francisca de Zeilas (1738) llevaba cuatro Ramón Bayeu. La cocina. 1793.Propiedad de Juan Antonio Pérez Simón. En depósito en el Museo de Bellas Artes de Oviedo. sayas de persiana tres de ellas nuevas, la más costosa color de ámbar valorada en 305 reales 957. Francisca Galindo, doncella huérfana, en su carta de dote a favor de Antonio Guillena “de oficio albañil”, aportaba en primer lugar doce varas de tafetán negro para confeccionar saya y casaca958. Las sayas de tafetán negro son una prenda de uso muy común, no encontrándose solamente en clases medias y bajas sino que también las tenían damas principales. Doña Teresa Tous de Monsalve (1772) contaba con una saya de grano de oro negra con su casaca y peto a juego más otra suelta de raso negro959. A finales de siglo las faldas se ciñeron al cuerpo siguiendo la nueva moda e incorporaron nuevas decoraciones como los flecos anchos a modo de volantes960, en la carta de dote de Ramona García (1797) aparecen: “Ytt. una saya de paño de Seda y flecos de terciopelo cortado en Quattrocintos y cinquenta reales (…) Otra saya de franela ancha con 957 AHPSE: P-10350, 283 r. Apéndice documental, documento 34. AHPSE: P- 11170, 1112 r. 959 AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 960 LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 10. 958 287 fluecos y sinta, en doscientos y quarenta reales”961. El paño de seda fue uno de los tejidos más utilizados para la confección de sayas a finales de siglo y los flecos uno de los adornos más de moda: “Ytt. una saya de paño de seda con fleque, en trescientos r” 962. En el inventario de un comerciante (1797) encontramos en la partida de ropa de color de su esposa llamada Luisa María Fernández, cuatro sayas; la más cara de gros de Nápoles valorada en 120 reales. Su hija tenía otra igual por idéntico precio más dos de tafetán y una de lustrina963. A finales de siglo las sayas se adornan con flecos y volantes. El movimiento de los flechos al caminar causaron más de un escándalo por considerarlo inmoral. La basquiña era un falda larga que acompañaba a la casaca, esta prenda es una constante en el guardarropa de la mujer española. Según el Diccionario de Autoridades era una falda larga muy fruncida en la cintura y que podía llevar cola, y se usaba sobre el guardapiés. El Diccionario de 1791 añade: “Pónese encima de toda la demás ropa y sirve comúnmente para salir a la calle.” La basquiña puede aparecer formando conjunto: “Ytt una basquiña negra de guardilla con casaca ygual”964, “Ytt una basquiña casaca y manguitos y peto de terciopelo negro”965, o como piezas sueltas según se muestra en la carta de dote a favor de Mariano Peña, “fabricante de sedas natural de la ciudad de Zaragoza” datado en 1772: “tres basquiñas de seda negra, una de los mismo color de café”966. La basquiña negra es una constante en todo el siglo, ya sea de materiales ricos o sencillos prácticamente todas las mujeres tienen. Aparecen confeccionadas en todo tipo de tejidos como: tercianela, terciopelo, tafetán, y adornos como el terciopelo, los encajes, las blondas y las puntas967. Para su confección se utilizaban entre ocho y diez paños de tela. La basquiña en Sevilla aparece frecuentemente confeccionada en tafetán doble negro, raso negro o en camellón. Una basquiña nueva de tafetán doble nueva costaba entre ciento y pico y doscientos reales. 961 AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63. AHPSE: P- 12137, 3 r. Apéndice documental, documento 65. 963 AHPSE: P- 729, 564 r. Apéndice documental, documento 62. 964 AHPSE: P- 9568, 669 r. Apéndice documental, documento 48. 965 AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 965 Cuando eran anchos se denominaban rapacejos. PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España. El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009, p. 84. 962 966 AHPSE: P- 9568, 184 r. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 111. 967 288 Junto al vestido “a la francesa”, y al de tipo popular, hubo en España durante los últimos treinta años del siglo XVIII y los primeros veinte del siglo XIX, un traje característico que llamó la atención a más de un extranjero en esta época. Este atuendo, que solamente se utilizaba para salir a la calle, fue denominado traje nacional español. Las mujeres de las ciudades, independientemente de su clase social, se ponían una basquiña negra ya vestidas y se cubrían la cabeza y los hombros con una mantilla, negra o blanca968: “La mayoría de las mujeres de las clases altas han adoptado los trajes franceses, que son los que llevan en sus casas y sus carruajes para ir a visitas, bailes y espectáculos públicos. Únicamente se ponen el traje español cuando van por la calle o a la iglesia; este traje hoy en día consiste en una especie de cuerpo o corsé, una falda corta que apenas tapa el empeine, una mantilla en la cabeza que ha sustituido al antiguo manto y oculta o descubre el rostro a voluntad, un rosario en una mano y un abanico en la otra. Las mujeres españolas no llevan nunca la basquiña dentro de casa, se la quitan tan pronto entran en ella y aún cuando llegan a alguna casa en la que van a estar varias horas; llevan otra falda debajo, más corta y adornada de diferentes formas. Algunas veces van vestidas totalmente a la francesa, así que no tienen más que quitársela para aparecer completamente vestidas.”969 Este tipo de basquiña negra podía llevar forro de otro color. Al estar su uso destinado al paseo, la señora se la retiraba al volver a casa llevando el guardapiés debajo. Las damas pudientes salían en coche, por lo que las usaban en contadas ocasiones. Este tipo de indumentaria se puede observar en El paseo de las Delicias de Francisco Bayeu en la cual aparecen varias mujeres en animada consersación con basquiña negra y mantilla blanca. El francés Bourgoing se hizo eco de esta costumbre970 tan castiza: 968 LEIRA, A.: El traje nacional. Madrid, 2004, p. 7. Laborde, A.: A View of Spain, comprising a descriptive itinerary of each province. Londres, 1809. 970 Jean-François Bourgoing (1748-1811) fue diplomático, primer secretario de la Embajada francesa en Madrid desde 1777 y luego embajador de la Francia revolucionaria entre 1791 y 1793. Intervieno como negociador en la Paz de Basilea que puso fin en 1795 a la guerra de la Convención hispano-francesa. El barón de Bourgoing viajó por toda España a finales del siglo XVIII y la diseccionó en su libro de viajes, Nouveau Voyage per l'Espagne (1789), que fue ampliando en posteriores ediciones hasta la definitiva, Tableau de l'Espagne Moderne, en 1807. La edición del libro fue un éxito en la época y se tradujo a la mayoría de idiomas europeos. En España fue prohibido por la Inquisición, incluso para quienes tenían autorización para leer los ejemplares proscritos. Véase SOLER PASCUAL, E.: Imagen de la España moderna. Jean-François Bourgoing. Alicante, 2012. 969 289 “ no se ven en el Prado mas que mujeres uniformemente vestidas, cubiertas de grandes mantillas negras o blancas, que privan de una parte de sus rasgos, y hombres envueltos en sus vastas capasa de color oscuro en su mayoría, de suerte que este Prado, con todo lo hermoso que es, parece por excelencia el teatro de la gravedad castellana”971. Las basquiñas y sayas de tafetán negro son una pieza muy común, la hija de Domingo Martínez (1748) llevaba dos, una nueva en 149 reales y otra “mediada” en 90972. Aunque nos encontramos en pleno siglo XVIII y es el momento de los colores pastel, el negro no deja de estar presente en los ajuares femeninos. Sobre todo en faldas y casacas. A veces las faldas llevaban el ruedo de otro tejido como muestra la dote recibida por Mariano Peña en 1772: “Una saya de tafetán doble negro con su ruedo de lo mismo de tafetán sencillo blanco”973. Las faldas para montar a caballo se denominaban sayas de jinete974. En algunas cartas de dote se consigna interesante información sobre las piezas de tal manera que nos es de gran ayuda para conocer determinados datos sobre el Francisco Bayeu. El paseo de las Delicias. 1784-1785. Museo Nacional del Prado. Madrid. color, el tejido y su cantidad además del precio. En el entrego y recibo de dote de don Pedro de Bustanobí fechado en 1740, encontramos una interesante partida de “Ropa de bestir” con tres conjuntos valorados en más de 1.000 reales cada uno además de otros tres cercanos a esa cifra. El montante aproximado que llevaba esta novia en vestidos sobrepasa los 10.000 reales. El conjunto más costoso estaba confeccionado con catorce varas y media de tafetán de Francia, forrado también en tafetán y con delantal guarnecido con punta de plata a juego975. El delantal cuyo uso ha quedado circunscrito al trabajo de cocina, era una pieza que usaban las mujeres trabajadoras pero también las damas 971 Véase, BOURGOING, J. F.: Nouveau voyage en Espagne ou Tableau a l´etat actuel de cette monarchie. Paris, 1788. 972 AHPSE: P-18020, 249 v. Apéndice documental, documento 41. 973 AHPSE: P- 9568, 104 r. 974 AHPSE: P- 14692, 131 r. 975 AHPSE: P- 3783, 282 r. Apéndice documental, documento 37. 290 elegantes como un complemento más de su atuendo. La casaca y el guardapiés podían ir a juego con el delantal, en el documento mencionado anteriormente figura un vestido elaborado y forrado con tafetán francés para el que han hecho falta catorce varas y media, estando el delantal bordado con puntilla de plata valorado en 1.760 reales. En esta carta de dote tenemos varios conjuntos que incluyen el delantal. Anónimo. Retrato de dama. Principios siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. VI.3. Vestidos enteros El vestido entero fue el más utilizado por las mujeres francesas aunque en España fue más habitual, tal y como hemos analizado, el compuesto por varias prendas. A finales del siglo XVII los hombros femeninos comenzaron a emerger aunque el busto seguía siendo plano. Ya a principios del siglo XVIII el escote se hace cuadrado y va cobrando un mayor protagonismo. Las referencias que se hallan en los protocolos sobre los vestidos en muchos casos no son muy elocuentes a no ser Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1750. Colección particular. Sevilla que nos informen que se trate de uno con denominación propia como polonesa, vaquero o desabillé. En algunos casos no hay referencia expresa al tipo sino que simplemente se habla de vestido entero: “vestido entero de media persiana forrado en encarnado valorado en 554 reales”976. El retrato de dama, que se encuentra en el comedor del palacio de Lebrija, nos muestra un elegante vestido entero color negro y adornado con galones en mangas y delantera. Es difícil precisar el material del vestido pero sí vemos como del escote (no muy pronunciado) emergen los delicados encajes de la camisa al igual que ocurre en los extremos de las mangas. 976 AHPSE: P- 702, 183 r. 291 En su centro se dispone un gran lazo del que pende un joyel con perlas que recuerda a los modelos del siglo XVII. En las muñecas luce unas pulseras de perlas de rostrillo977 y en el cuello un collar de perlas de una vuelta. El peinado consiste en un sencillo moño con el cabello de color natural y unos adornos de gasas. La escritura de entrego de dote de María Pascuala Barradas fechada en 1772, cuenta con un vestido confeccionado con medio tisú de plata y guarnecido con puntas de oro y flores de seda valorado en 1.525 978 . La decoración con motivos florales, ya sean estampados o bordados, es una característica de la moda rococó. Las artesanías sederas se inspiraron en elementos de la naturaleza, a mediados del siglo las flores grandes se sustituyeron por pequeñas. Los colores guarnecidos con hilo de plata y oro creaban sombras y luces como si de recursos pictóricos se tratara979. Rosalía Martínez (1748) llevaba en su dote tres vestidos, uno de imperiosa color “ala de cuervo” en 495 reales, otro de tafetán encarnado usado en 240 y por último uno de damasco negro en 312 980 . A finales de siglo se impone la moda del vestido camisa que desemboca en los sencillos vestidos claros con el talle bajo el pecho. La dote de María Manuela Cascallana (1791) tenía varios vestidos enteros, de seda tornasolado, blanco de seda bordado en plata, dos de raso uno rojo y el otro celeste, y dos de simple lienzo blanco en 150 reales más uno de bayeta color flor de romero981. La muselina se convierte en el tejido por excelencia ya sea en los vestidos como en su adorno: “Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina en trescientos y settenta reales”982. En el recibo de dote de Juan José de Lesaca, oficial de la Contaduría Principal del Ejército, fechado en 1781, figura un vestido de color lirio “completo con su guarnición y hechura” valorado en 724 reales y tres de verano “sueltos” en 485 reales 983 . Uno de los ejemplos más lujosos que hemos hallado se encuentra en las capitulaciones matrimoniales de Ana María Maestre (1791), concretamente en la partida “Dádivas de parientes de su familia 977 “Aljófar de seiscientas perlas en onza”. VARGAS LUGO, E.: Ob. cit., p. 298. Archivo Marqués de Peñaflor, Leg, 9, doc. 10. 979 LLORENTE, L.: Tejido de estilo rococó. 1740-1760. Madrid, 2015, p. 10. 978 980 AHPSE: P-18020, 250 v. Apéndice documental, documento 41. AHPSE: P- 12128, 493 r y ss. Apéndice documental, documento 57. 982 AHPSE: P- 12134, 615 r. Apéndice documental, documento 63. 983 AHPSE: P-10363, 27 r. En este documento los aprecios del ajuar están realizados por personas “inteligentes” designadas por ambas partes. 981 292 regaladas a nuestra hija por causa de su matrimonio”. A juzgar por la descripción, el vestido principal debía ser fastuoso: “Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el talle listado de dístintos colores el de la falda blanco, y listas labradas en el mismo color guarnecído de crespon blanco blondas de francia, y raso liso blanco y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lantejuelas forrado todo en tafetan entredoble, sagalexo de crespon blanco con iguales guarniciones que el traxe, y cubierto de esmaltes de colores, y lantejuelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres mil quinientos r”. Los cuatro siguientes vestidos, cuya valoración supera los 1.000 reales cada uno, también se acompañan de zagalejo, confeccionado con crespón blanco bordado con lentejuelas de plata, gasa inglesa bordado de seda, o sarga inglesa con flecos y bordados con lentejuelas984.Los flecos son una guarnición de moda en este momento. El traje entero más característico de este momento es el llamado vestido “a la francesa” que en España se denominó bata. Su origen radicaba en el “robe volante” de finales del siglo XVII. Estaba confeccionado en una sola pieza y su particularidad radicaba en los pliegues que salían de la espalda llegando al suelo y desembocando en una pequeña cola. Hacia 1730 los pliegues eran muy anchos con el tiempo fueron estrechándose y perdiendo su volumen. El vestido “a la francesa” era un derivado de un tipo de negligee suelto en forma de saco y también se denominó “adriana” por la comedia Andrienne que se represento en 1703 985. A pesar de parecer un modelo más cómodo llevaba igualmente corsé como los vestidos de gala. Las faldas se mostraban a menudo abiertas para dejar a la vista la pieza falda interior El volumen se conseguía a través del tontillo llamado panier en Francia. Este término significa “cesta”, en referencia a la forma de cesta invertida que tomaba la falda. 984 AHPSE: P- 12128, 362 r y ss. Apéndice documental, documento 56. La señora Dancourt representaba el papel de Glyceria, una dama embarazada, en la obra Andrienne de Michel Boyron, llamado Barón (1653-1729). El escritor y actor fue alumno de Molière. 985 293 Los trajes “a la francesa” alcanzaron una gran belleza, su silueta es la que mas se asocia al estilo rococó. Este vestido estuvo vigente entre 1715 y 1775 y fue usado por las mujeres más pudientes de clase alta de toda Europa reflejando el gusto por costosas sedas, brocados y estampados florales. Muchos de los tejidos utilizados también mostraban la predilección por los motivos de inspiración china y árabe. A partir de la década de 1760 el aumento de la popularidad del algodón posibilitó que los vestidos femeninos se confeccionaran con esta fibra. En la corte, los atuendos eran siempre más complejos en cuanto a construcción, utilizando tejidos nobles como el brocado; pero el algodón ofrecía un precio más económico, por lo que este tipo de vestido llegó a un mayor número de mujeres. Muchas de las nuevas telas de algodón utilizadas en este momento fueron impresas lo que simplificó enormemente su producción. Madame de Pompadour también puso de moda el uso de volantes y lazos en disminución desde el escote a la cintura. La favorita gustaba de realzar su cuello con un lazo de terciopelo con una flor, una joya, o con una cinta de encajes, adornos muy de moda a mediados del siglo XVIII. Las mangas “de pagoda” llegaban hasta los codos y se adornaban con varias filas de encajes. Los vestidos de corte cuyo tamaño era extremadamente ancho, se lucían únicamente en ocasiones formales. La cintura totalmente constreñida por el corpiño contrastaba con las amplias faldas. Tanto los vestidos de corte como los llamados “a la Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. francesa” precisaban de un tontillo, no hemos hallado prácticamente referencias a estas estructuras, salvo en la dote de doña Inés María de Barradas (1768) en la que figura: “un tontillo y ahuecador de tafetan doble color de rosa con farala en seiscientos rr” 986 . Doña Inés, hija de los marqueses de Peñaflor, aportaba a juzgar por la descripción y el precio, tres importantes vestidos 986 de corte. El primero, que estaba Archivo Marqués de Peñaflor. Leg.9, doc. 4. Anónimo. Retrato de dama. Mediados 294 siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. confeccionado en tisú de oro y guarnecido con encajes de oro y flores sobrepuestas, estaba compuesto por jabón, casaca, falda y guardapiés; el vestido valorado en 15.000 reales había sido realizado en Madrid. El segundo contaba con las mismas piezas pero estaba confeccionado con tisú de plata y oro con las mismas decoraciones e idéntico precio; mientras que el tercero era de moaré negro con las mismas piezas y blondas del mismo color en 1.820 reales. La constatación de estos atuendos implica que los marqueses de Peñaflor seguían la última moda de Madrid, imbuida del estilo rococó, a través de una constante correspondencia con competentes informadores987. En el inventario de la marquesa de la Candía (1772) figuran: “dos guardainfantes y el arco del otro” 988 , es decir, que la voz guardainfante pervivía un siglo después. En 1753 aparece una bata confeccionada con damasco celeste guarnecida con galón de plata y valorada en 560 reales.989 El vocablo bata para referirse al vestido a la francesa debía estar extendido ya que en un inventario de 1765 se especifica que hay dos batas “de cama”990. Este vestido requería mucha tela y su confección era laboriosa, sus patrones aparecen en la misma Enciclopedia Francesa. En la partida de bienes regalados en la dote de Catalina Pérez Vejarano figura una bata bordada valorada en 4.308 reales991 mientras que la condesa de las Atalayas obsequió a la marquesa de Arco Hermoso por su boda en 1795 con una bata valorada en 600 reales 992. Aparte la marquesa llevaba “una bata de tela completa” en 3.703 reales y una segunda valorada en 1.180. Doña Inés María de Barradas (1768) aportaba cuatro batas valoradas en 15.200 reales siendo la más costosa “de tela guarnecida con puntas de plata y flores sobrepuestas en cinco 987 Inés María Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa contrajo matrimonio en primeras nupcias con Antonio Lope Pérez de Barradas y Fernández de Henestrosa, V marqués de Cortes de Graena (creado por Carlos II en 1683 a favor de Antonio Pérez de Barradas y Aguayo), fallecido en 1784. Inés María Pérez de Barradas fue la VII marquesa de Peñaflor (título creado por Felipe IV en 1664 a favor de Juan Tomas Fernández de Henestrosa y Aguilar-Ponce). El matrimonio de ambos consiguió unir los dos marquesados: “Durante sus años de vida en común estos personajes se afanaron en mostrar un nivel de vida verdaderamente envidiable y destacar como los miembros más selectos y escogidos de la poderosa élite que detentaba el poder local. (…) Entre 1750 y 1770 el marquesado de Peñaflor costeó importantes obras de ampliación y enriquecimiento del palacio familiar, llegando a transformarlo en la sede de una auténtica corte provinciana”. GARCÍA LEÓN, G.: “En torno a la producción de Damián de Castro en Écija (Sevilla)” en RIVAS CARMONA, J. (Coord): Estudios de platería. San Eloy 2006. Universidad de Murcia, 2006, pp. 222 y 223. 988 AHPSE: P-9568, 674 v. 989 AHPSE: P-1205, 971 r. 990 AHPSE: P-14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 991 AHPSE: P- 9583, 189 v. 992 AHPSE: P-10367, 604 r. 295 mil rr”993; mientras que en la dote de María Pascuala de Barradas (1772) aparecen dos, la primera de seda verde guarnecida con blondas y tasada en 1.490 reales, y la segunda de satén de seda blanco con idéntica guarnición en 1.370; dichas batas iban acompañadas de su correspondiente tontillo valorado en 120 reales994. Rose Bertin creó el vestido a la polonesa, formado por un corpiño que realzaba el pecho y ondulantes faldas que descubrían los tobillos. El peinado destinado a este atuendo se denominó "pouf". En 1770 cuando María Antonieta llegó a Francia para desposarse con el Delfín, los moños femeninos ya habían empezado a tender a la verticalidad y a complicarse introduciendo adornos como flores, cintas y plumas. El término polonesa derivaba del uso de estilos procedentes de Polonia. Es posible que inicialmente aludiera a decoraciones sobre piel o a la costumbre de llevar subido un lado de la falda, una moda polaca que provenía de Turquía. Conocidos con diferentes nombres “a la polonesa”, “a la circasiana” o “a la turca” según los escasas variaciones en su diseño, se trataba de vestidos cuyas características comunes eran: cuerpo ajustado, con escote redondeado, falda con sobrefalda sobre un miriñaque en forma de tonel; todo ello con gran cantidad de adornos en los extremos de mangas, cuerpo, falda y sobrefalda, las cuales dejaban a la vista los pies. A principios de la década de los setenta, la polonesa fue un vestido cortado en cuatro partes, dos en el delantero y Vestido a la polonesa. 17751785. Museo del Traje. Madrid. dos en la espalda, en el que la sobrefalda se recogía por medio de “alzafaldas”995 en la parte posterior formando tres paneles drapeados de diferentes larguras. Algunos historiadores aluden a la teoría sobre que estos tres pliegues pudieran simbolizar la partición de Polonia en 1772 en tres partes: Austria, Prusia y Rusia 996 . La particularidad estribaba en que la sobrefalda era recogida en dos o más partes de tela drapeada, con forma de conchas. Poseía además, un mecanismo a base de cordones insertados en las costuras del cuerpo que ofrecía la posibilidad de alzar o dejar caer la sobrefalda. El volumen, por tanto, se 993 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 4. Marqués de Peñaflor. Leg. 9, doc. 10. 995 SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 179. 996 REDONDO, M.: Polonesa del siglo XVIII. Madrid, 2007 p. 3 y ss. 994 296 centraba en la parte posterior de las faldas por lo que este modelo de vestido se considera el antecedente de los polisones del siglo XIX. Si a todo lo anterior añadimos la moda de los altos peinados, no queda duda de que la indumentaria femenina entre 1775 y 1789 llegó a una gran complicación. En las cartas de dote de este periodo contamos con polonesas confeccionadas con todo tipo de materiales desde lienzos a sedas:“una polonesa de hilo y seda con guarniciones de gasa y blondas a estrenar en cuatrocientos sesenta”997; “una polonesa de bretaña con cinco varas de bretaña con encajes en ciento once”998; “Una polonesa de mue encarnadina con su guardapies de los mismo en trescientos (…) Otra polonesa de sarasa con sus enaguas de algodón color carmín nueva en doscientos cuarenta” 999. En 1788 una novia llevaba un juego de borlas lazo de pecho de Francia a juego con su polonesa de raso a rayas color “encarnadino” bordado de gasa de plata y blondas valorada en 600 reales1000. Las llamadas joyas “de Francia” eran bisutería y aparecen con mucha frecuencia en los documentos. El vaquero era un vestido entero con amplio escote redondo a diferencia de la bata cuyo escote era cuadrangular, las mangas ajustadas normalmente largas y cerrado por delante lo que permitía que la señora se vistiera sola. La innovación residía en que incorporaba las ballenas al cuerpo del vestido. El vaquero1001 se usó durante unos quince años; a finales Vestidos a la polonesa. 1780-1785. Metropolitan Museum of Art. New York. de la década de los 80 era un atuendo normal entre las mujeres pudientes que vestían a la útima moda. El escote se cubría con un pañuelo que se colocaba abultado. La falda era abierta por delante dejando asomar la falda interior que podía ser a juego o diferente. Los pliegues se concentraban en la parte posterior de la cintura y el tontillo se suprimió. Los volúmenes se hacían más prominentes en el busto y en la parte trasera de la falda. El vaquero se 998 AHPSE: P- 9565 Folio 147 v. AHPSE: P- 9576 Folio 117 r. 1000 AHPSE: P- 11246, 498 r. Apéndice documental, documento 52. 1001 “Ya se observa de un tiempo á esta parte que las principales damas de Madrid llevan batas y baqueros de muselina en las concurrencias mas distinguidas”. JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de muselinas. Madrid, 1849, p 49. 999 297 acompañaba de zapatos cerrados con tacón de carrete con hebilla o adorno a un lado. Seguía el patrón de los vestidos “a la inglesa” y en diez años ya había pasado de moda1002. Ana María Maestre (1791) llevaba uno de sarasa con volantes de muselina1003. Sobre el vaquero, también llamado “vaquero a la inglesa”, Jovellanos habla en Sobre la introducción de muselinas: “(…) las principales damas de Madrid llevan batas y baqueros de muselina en las concurrencias mas distinguidas, lo que prueba que ya la moda hace contar este género entre los preciosos y exquisitos.”1004 Francisco de Goya. La marquesa de Pontejos. Hacia 1786, National Gallery. Washington. 1005 . Uno de los más elegantes ejemplos de este atuendo lo lleva la marquesa de Pontejos1006 en el retrato que le realizó Goya probablemente por motivo de su compromiso matrimonial. Su vaquero es de gasa de color gris pálido, muy en la estética rococó. Consta de un cuerpo ceñido rematado y pico, mangas largas y estrechas, la sobrefalda adornada de delicadas flores y cintas se abullona dejando a la vista la falda inferior con pliegues. El peinado es abultado, con rizos que caen a los lados sobre que se asienta un sombrero de paja con lazos y gasas1007. La pintura tiene una clara influencia inglesa, no sólo en cuanto al atuendo sino también por la figura inserta en un paisaje que recuerda a Gainsborough y Reynolds1008. Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla 1002 LEIRA, A.: Vestido hecho a la inglesa. Madrid, p. 7. AHPSE: P- 12128, 359 r. Apéndice documental , documento 56. 1004 JOVELLANOS, G. M.: Sobre la introducción de las muselinas. p. 49. 1003 1006 Mariana de Pontejos y Sandoval contrajo matrimonio en 1786 con Francisco Moñino de Redondo, hermano del I conde de Floridablanca. 1007 SOUSA CONGOSTO, F.: Ob. cit., p. 177. 1008 “Cuyos retratos disfrutaron de una gran difusión gracias a las tallas dulces y los aguafuertes”. Véase: Goya, la imagen de la mujer. Madrid, 2002, p. 242. 298 El atuendo de la marquesa se encuentra en clara conexión con el retrato de dama del palacio de Lebrija aunque en éste último sólo aparece el torso pero el tipo de peinado, el cuerpo, pañuelo y la forma del escote apuntan que se trata de un vaquero “a la inglesa”. En el inventario post-mortem de don Rodrigo Márquez de la Plata (1788), aparecen en la partida “Ropa de color y blanca de las señoras”, tres vestidos a los que llaman “ingleses”, uno con guarniciones de gasa y flores y otros dos confeccionados con tafetán de Francia en color avellana y lodo respectivamente1009. Probablemente esta denominación se refiere a este tipo de atuendo. El llamado “vestido camisa”, que en España normalmente se denominó simplemente camisa, fue creado por Rose Bertin para María Antonieta. La reina, que lucía los atuendos más fastuosos en la corte, se decantaba por la simplicidad para la vida privada. Este primer vestido se inspiró en el que llevaban las mujeres de las Antillas francesas, era entero y cerrado, se introducía por la cabeza y en la cintura se disponía una faja de distinto color. El modelo al principio causó rechazo pero pronto fue aceptado. María Antonieta fue una de las primeras en adoptar este sencillo atuendo procedente de Inglaterra y que ha sido interpretado como un claro signo del origen de la moda neoclásica que estalló tras la Revolución1010. Las ideas de filósofos como Voltaire y Rousseau causaron un gran impacto. La propia reina jugaba a ser una pastora en la Aldea1011 , que se hizo construir en el entorno de Versalles y evocaba el paisajismo inglés. La alta sociedad se hizo eco de las ideas de Rousseau sobre el regreso a la simplicidad y a la naturalidad, las damas comenzaron a usar sencillos vestidos y gorros inspirados en el atuendo de las pastoras. Los descubrimientos de Herculano (1738) y Pompeya (1748) dieron paso a un mejor conocimiento de la antigüedad clásica, lo que afectó a todas las artes y consecuentemente a la 1009 AHPSE: P- 11246, 555r. Apéndice documental, documento 53. VV.AA.: The Age of Napoleon: Costume from Revolution to Empire, 1789-1815. Nueva York, 1989, p. 10. 1011 La reina encargó en 1783 una aldea propia, siendo Richard Mique el responsable del proyecto. Fue no sólo un lugar de esparcimiento para disfrutar de los encantos de la vida del campestre rodeada de sus damas, sino que se convirtió en una explotación agrícola dirigida por un granjero, cuyos productos abastecían a las cocinas de Palacio. María Antonieta desarrolló un aspecto que Luis XV ya había esbozado en el zoológico de Trianón: el gusto por lo rústico. Entre 1783 y 1787, se construyeron diversos edificios al estilo de un pueblo normando. Se trata de un conjunto de once casas distribuidas en torno al Gran Lago. Cinco estaban reservadas para uso de la Reina y de sus invitados. Las damas de compañía de la reina no acudían con sus vestidos a la moda cortesana sino con atuendos adecuados para la vida campestre. Tras sufrir el paso de la Revolución, el informe de Trepsat aconsejó Napoleón que destruyese la Aldea, dado el estado ruinoso en que se encontraba. Por suerte, se restauraron algunos de las edificaciones cuyo conjunto fue redecorado y reamueblado por Jacob-Desmalter en 1810 para el uso de la Emperatriz María Luisa. MINGUEZ, V., RODRÍGUEZ, I.: Las ciudades del absolutismo: arte, urbanismo y magnificencia en Europa y América durante los siglos XV-XVIII. Castellón de la Plana, 2006, p. 195. 1010 299 manera de vestir. Se quiso emular a la estatuaria griega y romana por lo que la indumentaria recreó este concepto estético abandonando la artificiosidad y apostando por siluetas limpias. La silueta cilíndrica parecía imitar a las famosas cariátides del Erecteion. Los vestidos de las citadas esculturas griegas dejan apreciar claramente las formas femeninas. Este cambio radical en el atavío femenino se encuentra en estrecha conexión con los cambios políticos y su consecuente rechazo a los excesos de la realeza y aristocracia francesas, y con la llamada anglomanía. La nueva moda abarca unos quince años, desde 1790 a 1805 y tiene su origen en Francia e Inglaterra. El perfil de la alta sociedad inglesa difería de la francesa ya que basaban el concepto de elegancia en un sentido más práctico y saludable. Su moda se hizo eco de los alegatos médicos en contra de las ropas tan ceñidas y los tacones altos1012. En un principio este sencillo vestido convivió con los recargados atuendos rematados por peinados empolvados y adornados con plumas, lazos, cintas, joyas y encajes. El Reino Unido se convirtió en un gran emporio comercial. La mentalidad británica era más práctica y emprendedora con una burguesía activa y dispuesta a invertir. El país poseía de una red comercial internacional que le proveía de materias primas y le proporcionaba mercados 1013 . Los profundos avances en el campo tecnológico vinieron acompañados de un cambio de mentalidad que tuvo uno de sus ejes fundamentales en el Anónimo. Retrato de dama. Hacia pensamiento de Rousseau: 1790. Palacio de Lebrija. “El llamamiento de Rousseau para que el Estado y la sociedad volviesen al estado natural significaba, en cuanto la traje, el triunfo de lo sano, lo razonable y lo apropiado sobre lo violento y lo afectado (…). De aquí que las nuevas ideas de la naturaleza y libertad se manifestasen lógicamente, en primer término, por la oposición al traje de corte imperante.”1014 1012 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 109. “En los sectores mas dinámicos de la industria británica, la fuerza motriz de la expansión fueron las exportaciones, y especialmente las extraeuropeas. La capacidad del algodón británico para monopolizar una parte considerable del mercado mundial, les abrió el camino del éxito.” HOBSBAWN, E.: Orígenes de la Revolución Industrial. Buenos Aires, 2004, p. 109-110. 1014 VON BOEHN, M.: Ob. cit., p. 106. 1013 300 Para vestidos el día tenían los mangas largas y el escote se cubría con un pañuelo; para la noche el amplio escote se mostraba y el vestido terminaba en cola. Los zapatos no llevaban tacón y el peinado se trabajaba en un moño alto con rizos cayendo sobre la frente. Francisco de Goya. Do a aría del Uno de ilar eresa ayetana de Silva vestidos lvare de oledo y Silva, Duquesa de Alba. 1795. Colección Casa de aparecen Alba. Palacio de Liria. Madrid los primeros camisa en la que pintura española es el retrato de doña Tadea Arias de Enríquez. La Francisco de Goya. Tadea Arias de Enríquez. Hacia 1789. Museo Nacional del Prado. Madrid. joven, que se está colocando el guante, luce un delicado traje de muselina con amplia faja negra al talle rematada por detrás en un gran lazo. Tal vez el más famoso retrato con el citado atuendo sea el retrato que realizó Goya a la duquesa de Alba en 1795. La dama luce un vestido camisa con lunares color blanco de muselina o gasa con mangas largas y estrechas sobre un vestido interior de seda dorada, en la cintura una vistosa faja roja a juego con la cinta que luce en la cabeza, aunque comprobamos que el talle ha comenzado a subir. El color rojo alude a la moda de las parisinas en el invierno de 1794, vestidos blancos con lazos de este color que reflejaban el terror de la guillotina1015. La muselina al ser transparente precisaba de una prenda interior a modo de falda que se colocaba bajo las enaguas llamada zagalefo1016, para Terreros es lo mismo que faldellín. Aparece normalmente en los documentos bajo la denominación “sagalefo”. Esta pieza se confeccionaba con todo tipo de tejidos como tafetán, franela, lienzo, lana, indiana o seda. Cuando aparecen nombrados aisladamente, su precio no era elevado, los ejemplos que hemos hallado oscilan entre los 20 y los 60 reales. Esta zagalefo se llevaba bajo el vestido tal y como queda consignado en algunos ejemplos. 1015 1016 MOLINA, A.: Ob. cit., p. 109. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 251. 301 El vestido camisa resultó, en algunos casos, bastante escandaloso ya que dejaba poco a la imaginación. Tras haber finalizado el cruento periodo del Terror en 1795, las damas de París se decantaron por el vestido camisa en ocasiones sin forro alguno debajo. Todo el atuendo que llevara una dama a la última moda no podía sobrepasar las ocho onzas de peso. El modelo inglés fue reconvertido en Francia en un vestido de manga corta y excesivo escote1017. En un recibo de dote de 1799 aparece un vestido largo bordado de lino blanco apreciado en 500 reales junto a dos vestidos de manga corta1018. La moda femenina de los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX mostraba prácticamente la totalidad de los brazos. La muselina podía aparecer lisa, bordada, listada (a rayas), Agustín Esteve. La Duquesa de Osuna y una joven, como Damas de la Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, acompañadas de una niña. Hacia 17961797. Museo Nacional del Prado. Madrid. y su uso no era exclusivo para prendas de vestir sino que también aparece en la ropa de casa tal y como podemos apreciar en la carta de dote de Ramona García donde aparecen piezas del ajuar doméstico como fundas de almohadas o cortinas confeccionadas con muselina1019.. En los últimos años de siglo el modelo permanece pero sube el talle que se coloca bajo el pecho. Los retratos de la duquesa de Osuna y de su hija Joaquina Téllez- Girón fechados en 1797, ambos de Agustín Esteve, nos muestran este sencillo atuendo que consta de un vestido blanco con talle bajo el pecho y manga corta, lo cual nos indica que la alta sociedad española ya se ha decantado por la nueva estética. VII.5. Vestido de novia Una de las incógnitas difíciles de desvelar en el presente estudio reside en el tipo de atuendo que llevaban las mujeres para contraer matrimonio. Evidentemente el vestido seguía los usos del momento histórico, pero en principio no hemos hallado ningún documento que haga mención a un traje lucido para el citado acontecimiento. Nos inclinamos a pensar que 1017 BOEHN, M: Ob. cit., p. 128. AHPSE: P- 10371, 402 v, 403 r. 1019 AHPSE: P- 12134, 613 r y ss. Apéndice documental, documento 63. 1018 302 cada mujer usaría el mejor del que pudiera disponer. El concepto de vestido de novia que ha llegado a la actualidad comenzó a finales del siglo XVIII. Las novias durante el neoclasicismo adornaban su cabeza con una guirnalda de flores y con un velo de tul o gasa. La sencillez del vestido dio lugar a colas largas en actos muy señalados, el máximo apogeo se produjo hacia 1804 coincidiendo con la coronación de Napoleón. Se conocen algunos ejemplos de novias que han usado el blanco para su vestido de novia pero fue Victoria de Inglaterra quien inició esta moda en su boda en 18401020. El primer ejemplo documentado de una novia de la realeza vestida de blanco se remonta a 1406. En la citada fecha, Phillipa de Lancaster, hija de Enrique IV de Inglaterra, contrajo matrimonio con Eric de Pomerania, a la sazón rey de Dinamarca. La princesa llevó un atuendo formado por una túnica y un manto de seda bordado con piel de ardilla y armiño. Ana de Bretaña también se decantó por el mismo color en su boda con Luis XII de Francia en 1499, mientras que ya en siglo XVI tenemos algunos ejemplos más. Se trata de las princesas Margarita de Valois (hija de Enrique II de Francia) en su boda con Enrique de Navarra y la reina María Estuardo en su boda con el Delfín Francisco en 1558. En España, la infanta Catalina Micaela se casó vestida de blanco1021 con el duque de Saboya en 1585. Ya en el siglo XVII sabemos que la infanta Ana de Austria contrajo matrimonio con Luis XIII con un espléndido vestido morado 1022 . En 1660, María Teresa su sobrina carnal y futura nuera se presentó vestida de blanco en su ceremonia de entrega en Francisco de Goya. El quitasol. 1777. Museo Nacional del Prado. Madrid. 1020 Para su atuendo nupcial, la reina Victoria se decantó por el blanco, una decisión original para ese momento histórico. El vestido seguía la moda, amplio escote, cintura de avispa y voluminosa falda, y no era excesivamente lujoso por decisión propia. El diseño guardaba connotaciones políticas ya que estaba confeccionado únicamente con materiales procedentes del Reino Unido: satén blanco y encaje de Honiton. La joven reina contrajo matrimonio con su primo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, en la Capilla Real del palacio de Saint James. Fue una boda por amor que tuvo un enorme eco en la prensa y la fotografía de la flamante novia fue ampliamente difundida por todo el mundo. La realeza y la nobleza son el espejo donde siempre se ha mirado el resto de la sociedad, fenómeno al que han contribuido decisivamente los medios de comunicación en la Edad Contemporánea. El reinado de Victoria I, el mas largo de la historia del Reino Unido, marcó toda una época y vino aparejado con un claro puritanismo siendo el color blanco considerado símbolo de virginidad e inocencia. 1021 SOLANS SOTERAS, Mª C.: Ob. cit., p. 257. 1022 VÁLGOMA Y DÍAZ-VARELA, D.: El ajuar de Ana de Austria. Infanta de España, reina de Francia. Madrid, 1949, p.16. 303 la isla de los Faisanes1023. María Leszczynska contrajo matrimonio con Luis XV en 1725 vestida con un traje de corte de color azul mientras que María Antonieta lo hizo vestida de blanco, aunque la costumbre francesa en las clases altas era usar brocado de oro sobre fondo negro. En las revistas de modas del Francisco de Goya. La boda. 1792. Museo Nacional momento del 1024 Prado. Madrid.tono que lleva la joven novia en La boda azul , mismo aparecen vestidos de novias color cartón para tapiz de Goya1025. VI.6. Prendas de encima Una de las prendas “a la última” en el último cuarto de siglo fue el cabriolé. Se trataba de una especie de capa con aberturas para los brazos. Francisco de Goya nos lo muestra en la protagonista de El quitasol que luce un elegante cabriolé con vueltas y forro de piel. La marquesa de la Candía (1772) tenía cuatro cuyas descripciones nos informan que el anverso solía ser de un tejido y color, y el forro de otro, por ejemplo uno de ellos está confeccionado en seda blanca y forrado en negro. “Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos de blondas”1026. Normalmente esta prenda se confeccionaba en colores y tejidos distintos en anverso y reverso aunque a veces nada se especifica sobre ello: “Un cabriole de seda negro en doscientos cuarenta”1027. El cabriolé podía confeccionarse con tejidos lujosos como el raso: “un cabriole de raso encarnado en doscientos diez”, o más sencillos como la bayeta: “un cabriole de bayeta encarnado en sesenta” 1028 . En una dote de 1772 aparece “un cabriole de bayeta color verdemar usado en veinte” 1029 . La marquesa de la Candía tenía:“un cabriole negro de 1023 María Teresa portaba el suntuoso atuendo femenino en la corte española compuesto por sayo y basquiña de satín sobre guardainfante, engalanado con lazos de plata. Para sus nupcias con Luis XIV, la infanta fue ataviada a la francesa con un magnífico manto azul bordado con flores de lis. 1024 VON BOEHN, M: Ob. cit., pp. 199. 1025 Su destino fue el despacho de Carlos IV en El Escorial. 1026 AHPSE: P- 9568, 669 v. Apéndice documental, documento 48. 1027 AHPSE: P- 9568, 123 v. 1029 AHPSE: P- 9568, 306 r. 304 duransillo labrado y forrado de bayeta”1030. La bayeta no solamente era un tejido de lana sino que también podía ser de seda: “un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnición negra” 1031 . En el recibo de dote de Mariano Peña (1772) aparece un cabriole de raso encarnado tasado en 210 reales1032, mientras que en el ajuar de doña Inés María de Barradas (1768) figura uno de seda guarnecido con blondas tasado en 385 reales 1033. Isabel Maestre (1791) llevaba uno largo confeccionado con raso celeste, forrado con pieles blancas y negras y guarnecido con martas valorado en 900 reales1034. Tal y como se ha apuntado, el vestido de moda en los últimos años del siglo XVIII se confeccionaba con tejidos muy finos y vaporosos, por este motivo y como defensa del frío se usaron unas chaquetas muy cortas que se denominaron spencer. Las también llamadas “inglesas” eran ajustadas al cuerpo llegaban bajo el pecho y tenían cuello de tirilla. La citada prenda apareció en los años 90 como pieza de uso masculino, su nombre se debe a George Spencer, II conde de Spencer (1758-1834) 1035 . En España y la América hispana se denominaba así mismo “juboncito”, por recordar su estructura a los jubones antiguos. Su uso se prolongó, aproximadamente, hasta 1820. Su silueta mantuvo como rasgo común poseer mangas largas y ser corta. El spencer podía ser Domingo Martínez. Carro del Aire. Detalle. Hacia 1748. Museo de Bellas Artes. Sevilla. confeccionado no solamente en lana, sino en algodón o seda y sus derivados con decoraciones diversas. Se llevaba abotonado o suelto y normalmente se hacía de un color contrastado con el vestido. El delantal fue una pieza de uso obligado y no exclusivamente para las labores domésticas. Su forma era rectangular y cubría la parte delantera de la saya o basquiña 1030 AHPSE: P- 9568, 669 v.Apéndice documental, documento 48. 1032 AHPSE: P- 9568, 184 r. Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 1034 AHPSE: P- 12128, 363 r. Apéndice documental, documento 56. 1035 Lord Spencer fue diputado, ministro, lord del Sello Real, Primer Lord del Almirantazgo, ministro del Interior y de Todos los Talentos. 1033 305 sujetándose en la cintura por medio de cintas. El delantal aparece en el códice MadrazoDaza1036 (siglo XVI) donde lo llevan unas mujeres de Astorga y Navarra luciéndolo sobre las sayas. Para las labores cotidianas se usaban mandiles grandes y largos con el fin de proteger la ropa de la suciedad mientras que para los días festivos eran de menor tamaño y más vestidos. Los delantales podían aparecer en la partida de ropa blanca si estaban confeccionados con lienzo. En la dote de Rosalía Martínez (1748), figuran cinco blancos confeccionados con estopilla, muselina labrada, estopilla labrada y estopilla listada1037. Un delantal de holanda labrado nuevo costaba alrededor 75 reales mientras que uno de estopilla con la misma decoración unos 25. En una carta de dote de 1768 figuran: “quatro delantales calados buenos en doscientos cuarenta r” seguidos de “quatro ordinarios en ochenta”1038 mientras que en un inventario post-mortem de 1772 encontramos “dos delantales cortos, el uno bordado de oro en blanco con su punta de lo mismo fino y el otro de sobrepuestos de oro y plata fina con su punta de lo mismo”1039. A veces aparece la palabra mandil, pero no es habitual “tres mandiles de gasa en quarenta y cinco”1040. En cuanto a sus dimensiones, los documentos no proporcionan información al respecto salvo en algunas excepciones. En el inventario de doña Petronila de Sangronis (1702) aparece un delantal de raso encarnado de pitiflor compuesto de cinco paños y guarnecido asimismo de encajes de pitiflor, otro de tafetán negro de tres paños y por último uno “de red negro en forma de encaje de una piessa”, por tanto más pequeño1041. En general en las cartas de dote aparecen varias piezas, algunos lujoso y otros más sencillos, en la dote de doña Juana Suárez se encuentran uno de tafetán encarnado bordado de seda en 30 reales, mas dos de tafetán y uno de estopilla en 451042. En el inventario de bienes de don Francisco de la Oyuela (1734), propietario de una tienda de sedas, comprobamos cómo en Sevilla se vendían delantales confeccionados y bordados de varias calidades tanto para mujeres como para niñas1043. Estas piezas también se confeccionaban en los colores a la última moda como el rosa y el celeste, ejemplo de ello es la dote de una criada del conde de Gerena (1740) que lleva uno 1036 Biblioteca Nacional. Madrid. AHPSE: P- 18020, 250 r.Apéndice documental, documento 41. 1038 AHPSE: P- 9563, 102 r. 1039 AHPSE: P- 9568, 104 r. 1040 AHPSE: P- 9568, 123 v 1041 AHPSE: P- 10321, 623 r. Apéndice documental, documento 4. 1042 AHPSE: P- 1326, 515 v. 1043 AHPSE: P- 5197, 88 r. Apéndice documental, documento 30. 1037 306 de tafetán brillante rosa con punta en plata apreciado en 60 reales y otro del mismo material pero celeste también con su punta en 30 reales1044. También se confeccionaba a juego con el vestido, en el recibo de dote de Agustín de Rospide (1740) figura: “Ytt Un bestido algo usado de raso de francia encarnado con delanttar con puntta de plata (…) Ytt Un bestido de tafetan verde doble verde con delantar de lo mismo todo guarnesido con punta de oro en Seissientos y treinta rr” más un vestido confeccionado con raso de Valencia, forrado en tafetán y guarnecido con punta de oro a juego con el delantal y apreciado en 662 reales1045. Hay casos en los que el delantal aparece a juego con el petillo: “Ytt. Un Delantar de Lama de plata Bordado de oro y un Petillo ygual en siento y veinte y ocho rr” 1046 o “Yt. Un delantal y paletina de plata todo de plata apuntas en trescienntos Rs”1047. En el aprecio de bienes de don Pedro Fontache (1776) aparecen varios delantales viejos de bretaña valorados cada uno en tan solo 2 reales mientras que otro en mejor estado se hace en 101048. En los inventarios post-mortem donde generalmente se daba fe de todas las prendas de ropa de la familia, las distintas prendas se multiplican. Concretamente en uno fechado en 1797 constan siete delantales de holanda valorados en 295 reales y trece de muselina y bretaña en 345 1049 .A finales de siglo los delantales se confeccionaban fundamentalmente en muselina y se les incorporaban volantes del mismo tejido u otro, como la gasa. El manto es una pieza que usa toda la escala social, las mujeres se cubrían con él para salir a la calle. Su forma era normalmente semicircular aunque también podría ser cuadrangular. Era una pieza de abrigo pero también de adorno. En el inventario de la marquesa viuda de Peñaflor (1700) aparece un manto de seda nuevo tasado en 100 reales y otro usado en 66 reales. También figura un corte de puntas (encajes) para un manto valorado en 90 reales 1050 ; mientras que en el de doña Gregoria Blázquez (1724) figura uno realizado con siete varas por lo que podemos tener una idea del tamaño de la pieza1051. Los mantos se confeccionaban con todo tipo de tejidos, ya sencillos ya lujosos. Eran una prenda de abrigo pero también podía ser de vestir. En general simplemente 1044 AHPSE: P-2855, 488 r. Apéndice documental, documento 35. AHPSE: P- 3783, 283 r. Apéndice documental, documento 37. 1046 AHPSE: P- 18020, 250 v. 1047 AHPSE: P- 1205?? 972 r. 1048 AHPSE: P- 1347, 93 r. Apéndice documental, documento 1049 AHPSE: P- 12134, 642 r. 1050 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 4, doc. 35. 1051 AHPSE: P- 1323, 339 r. Apéndice documental, documento 15. 1045 307 se nombra y se añade el estado de conservación y el precio: “Ytt. un manto nuevo con su punta en sesenta rr (…) Ytt. otro usado en treinta rr”1052. En el aprecio de bienes de María Nicolasa Pascual aparece “Un sobretodo de paño azul bordado de oro” valorado en 275 reales 1053 . Dentro de los mantos de seda estaba el denominado “de lustre” ó “de medio lustre” llamado así por su brillo que podía ser liso o guarnecido: “Ytt. dos mantos de seda, el uno de lustre con su punta en noventa reales”1054; “Un manto de lustre con su punta de seda”1055. El llamado manto “de humo” estaba confeccionado con seda negra y era transparente, se usaba durante periodos de luto, mientras que el “de soplillo” era fino y el “de lustre” brillante. Estos tres tipos aparecen a lo largo de toda la centuria, en 1800 ya encontramos confeccionados con algodón. Las mujeres también podían cubrirse con un capotillo para salir a la calle, se confeccionaban con grana, bayeta o paño como los masculinos. A finales de siglo aparece el mantón, en una carta de dote fechada en 1799 consta un mantón de seda valorado en 60 reales1056. La manteleta aparece con mucha frecuencia a finales del siglo, era una especie de esclavina grande a manera de chal con las puntas por delante. Doña Isabel Maestre (1791) llevaba cuatro, de gasa, tafetán y muselina guarnecidas con flecos o cintas, y otra de rasete negro de seda forrada en tafetán también negro con guarnición de flecos y blondas de Francia tasada en 1.070 reales1057. En la carta de dote de María Antonia Salaner (1791) aparece una de bayeta roja valorada en 20 reales mientras que en la Ramona García (1797) hay una manteleta de muselina clarín en 60 reales, cuatro pañoletas bordadas en 40 reales y una toquilla bordada con volante de muselina clarín en 301058. 1052 AHPSE: P- 2855, 486 v. AHPSE: P- 10349, 209 v. 1054 AHPSE: P- 2855, 488 r. 1055 AHPSE: P- 3783, 283 r. 1056 AHPSE: P- 10371, 402 v. 1057 AHPSE: P- 12128, 360 v. Apéndice documental, documento 56. 1058 AHPSE: P- 12134, 617 r. Apéndice documental, documento 63. 1053 308 La costumbre femenina de cubrirse la cabeza viene de tiempos remotos. Las damas de Elche y Baza, lucen velo y peineta. La palabra mantilla procede de la voz “manto”, el diccionario de la Real Academia la define como: “Prenda de seda, blonda, lana u otro tejido, adornado a veces con tul o encaje que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y los hombros en fiestas y actos solemnes”. La mantilla era sin duda, una pieza básica en el ajuar de cualquier española desde el siglo XVI hasta el XIX. Según nos informan los protocolos, las damas pudientes tenían varias mantillas. En la primera mitad del siglo XVIII los colores con que se confeccionaban eran intensos, entre los mas comunes estaban el carmesí, color de fuego, encarnado, color de ámbar y verde, entre otros. Se realizaban en los mas diversos materiales y era frecuente que estuvieran guarnecidas de encaje, en ocasiones extrajero: “Ytten una mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs”1059, “Ytt Una mantilla de raso lizo verde con encages crudos”1060. En el inventario de don José de Palacios (1705) aparece una mantilla de encaje encarnado guarnecida con encaje blanco usado, este ejemplo pone de relieve que esta pieza se podía confeccionar con distintos tipos y colores de encaje en la misma pieza1061. La mantilla suele aparecer al final de la partida dedicada a la ropa, la marquesa de Aguiar (1710) tenía una mantilla de raso liso rojo guarnecida con encaje blanco de Bruselas 1062 y tres de bayeta. En el inventario post-mortem de Ambrosio Pérez de Tejada (1715), cargador a Indias, aparecen varias mantillas de su mujer Catalina Pérez de Silva, dos se encuentran guarnecidas con encajes de Milán mientras que las otras son Mantilla de casco. Hacia 1750. de raso y sencillas, tres de ellas son rojas 1063 . Margarita Museo del Traje. Madrid. Lorenza Bravo llevaba en su ajuar una mantilla de tela encarnada nueva guarnecida con encajes de Milán de oro y plata valorada en 505 reales1064. 1059 AHPSE: P- 10318, 923 v. AHPSE: P- 8173, 1613 r. 1061 AHPSE: P- 5165, 311 r. Apéndice documental, documento 6. 1062 AHPSE: P- 2822, 475v. Apéndice documental, documento 9. Doña Juana de Ribera y Tamariz fue la III marquesa de Aguiar. Contrajo matrimonio con Manuel de Torres. El marquesado de Aguiar fue concedido a José de Ribera Tamariz, Caballero Veinticuatro de Sevilla, en 1689. 1063 AHPSE: P- 5178, 698v. Apéndice documental, documento 12. 1064 AHPSE: P- 10337, 939 r. 1060 309 La bayeta blanca era un tejido muy usado para la confección de mantillas, aparece en gran cantidad de documentos pudiendo estar encajes o ser guarnecidas con simples. Generalmente son las mas económicas y el precio de una sencilla podía rondar los diez reales, en el “Aprecio de ropa” de doña Francisca de Vargas (1769) figuran: “Ytt. dos mantillas de bayeta blanca en veinte reales (…) otra dicha de grana guarnecida con galón de oro fino en ciento y veintte reales (…) Por otra de forro encarnado forrado en tafetan celesteen sesenta reales”1065. Las mantillas también se confeccionaban con seda, sarga, franela o tafetán siendo el encaje de Francisco de Goya. La marquesa de la Solana.1793. Museo del Louvre. Paris blonda una de las decoraciones mas habituales: “Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con Blondas en ciento treinta y cinco”1066. Las guarniciones no sólo se realizaban con encaje sino también con otras labores como los galones: “Ytt una mantilla de raso color de fuego guarnecida con galon de plata en ciento cinco (…) Ytt otra dha de Bayeta tinta en grana guarnecida con encaxe crudo en treyntta Reales” 1067 . El colorido de estas piezas es muy amplio aunque a mediados de siglo se observa un cambio hacia los tonos pastel como el rosa y el celeste. Las mantillas rojas son una constante, por lo habitual aparecen confeccionadas en grana o en raso. En algunos documentos, esta pieza aparece consignada con sus correspondientes broches: “una mantilla de raso color de fuego con broches de plata en 70 reales1068 ó “una mantilla encarnada con sus brochez treintta R”1069. Doña Faviana de la Peña (1741) llevaba en su dote dos mantillas, una de grana con punta de seda azulada y borlas y otra de bayeta tinta en grana bordada de seda blanca y por último una sencilla de bayeta blanca fina1070. Las mantillas se guardaban en bolsas a propósito: “una funda de mantilla de damasco verde”1071. 1065 AHPSE: P- 14694, 351v. Apéndice documental, documento 46. AHPSE: P- 12128, 1043 v 1067 AHPSE: P- 10345, 255 v. 1068 AHPSE: P- 702, 714 v. 1069 AHPSE: P- 702, 148 r. 1070 AHPSE: P- 18013, 343 r. Apéndice documental, documento 38. 1071 AHPSE: P- 14692, 131r. 1066 310 La bayeta aparece con mucha frecuencia, ya sencilla por precios bajos como una blanca en 13 reales 1072, o guarnecida. En el inventario post-mortem de doña María Nicolasa Pascual (1734), aparecen: “una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe plata que vale treinta rr, Ytt. una Mantilla de Rasso color de ambar mui anttigua con encaxes negros que vale veintte y sinci rr” 1073 ; mientras que en la carta de dote de Antonia Tolezano (1753) figuran dos mantillas y un capotillo de bayeta blanco tasados en 85 reales1074 Doña Isabel Maestre (1791) llevaba una rica mantilla de tafetán negro listado guarnecida con blondas de Francia, gasa y cintas valorada en 488 reales y otra de toalla de gasa negra listada guarnecida con blondas anchas de Francia en 895 reales1075. La mantilla posibilitaba que las mujeres cubrieran su rostro, en este sentido se dictó una prohibición en 1767 por la cual había que retirársela para poder acceder a los jardines del Buen Retiro. Según cuenta Blanco White, en algunas localidades se seguía usando como en tiempos de los Austrias: “Algunas mujeres llevaban la mantilla cruzada sobre la barbilla para ocultar sus rostros. Una mujer así ataviada se llama tapada, y esta costumbre, muy común bajo la dinastía de los Austrias, todavía la conservan las mujeres de nuestros pueblos del interior. Las he visto en Osuna y el Arahal, cubiertas desde la cabeza a los pies con un velo negro de lana que, cayendo por los dos lados de la cara y cruzándose estrechamente por delante, no permitía ver más que el brillo del ojo derecho, situado exactamente detrás de la abertura”1076. En los ajuares suelen aparecer varias mantillas, en la dote a favor de Mariano Peña (1772), fabricante de sedas constan cuatro mantillas, una de sarga, otra de muselina y dos de bayeta1077. Hacia 1790 se comenzó a tender hacia el blanco o el negro, siendo la muselina la gran protagonista, podía aparecer simple o bordada: “Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con 1072 AHPSE: P- 1326 f 515 v. AHPSE: P- 10349, 209 r. Apéndice documental, documento 31. 1074 AHPSE: P- 12059, 972 r. Apéndice documental, documento 44. 1075 AHPSE: P- 12128, 360 v y ss. Apéndice documental, documento 56. 1076 BLANCO WHITE, J.: Cartas de España, carta quinta, Sevilla, 1798. 1077 AHPSE: P- 9568, 184 r. 1073 311 ramos nueva, en doscientos y veiente y cinco”1078, y también guarnecida: “Ytt. una mantilla de murcelina con puntas en quarenta y cinco reales de vellon” 1079 . Para enriquecer la mantilla normalmente se guarnecía con encajes blancos o negros por lo que su precio se disparaba ya que la labor de los bolillos se realizaba exclusivamente a mano. No debemos olvidar que en el siglo XVIII se produjo la gran eclosión del encaje, fue una moda que causó furor siendo los más apreciados las blondas francesas y los de Bruselas aunque también en España se elaboraban de gran calidad, sobre todo en Valencia y Cataluña. La labor de encaje se disponía en el borde de la pieza o como un volante, a finales del siglo la mantilla entera se confeccionó con encaje que se montaba sobre tul1080. El encaje de blonda aparece con relativa frecuencia en el adorno de estas piezas a finales de siglo, independientemente de su tejido. En la dote de Ramona García (1797) aparecen tres mantillas de sarga de seda negra con blondas valoradas en 1.050 reales y cuatro de muselina en 3001081.En el inventario de doña Leonor Cavalleri figuran una mantilla de raso liso rojo con encajes de hilo blanco forrada en tafetán rojo y una funda de mantilla de damasco verde1082 Tras la guerra de la Independencia la mantilla cobró un indiscutible protagonismo con dos tipos principales, la de “toalla” llamada así por su forma y la de “cazuela” con cuatro picos1083. La primera ya era de uso común en la Sevilla de finales del siglo, en una dote de 1790 aparecen “Dos mantillas de seda de toalla con sus blondas en 150 r”1084. Durante el Romanticismo se impuso la mantilla blanca o negra y exclusivamente de encaje, también se extendió el uso de la peineta ya que las señoras se veían más favorecidas con ella. La reina Isabel II las lucía con frecuencia, al igual que la aristócrata española Eugenia de Montijo, que llevó esta costumbre a Francia al casarse con el emperador Napoleón III en 1853. Paulatinamente el uso de este atavío fue decayendo ya que las damas de clase alta la sustituyeron por el sombrero, moda que acabó generalizándose. Aún así las españolas han ido a misa con velo o mantilla siempre negro hasta mediados del siglo XX. Un hecho curioso es 1078 AHPSE: P- 12134, 618 r. Apéndice documental, documento 63. AHPSE: P-12137, 3 r. 1080 El tul tiene su origen en la ciudad francesa de Tulle en el Lemosin, donde se fabricó por primera vez de forma totalmente artesanal mediante la técnica de bolillos. Se desconoce la fecha exacta aunque se conserva un anuario de 1775, con la inscripción de "las señoritas Gantes" como fabricantes de encajes, por lo que se deduce que en la citada fecha ya existía una próspera industria destinada a su confección. Hacia finales del siglo XVIII, su fabricación se había extendido a otros países europeos. En el año 1806, el inglés John Heathcoat patentó una nueva máquina que producía un tul de gran calidad lo que facilitó su uso para confeccionar vestidos enteros. Tuvo tanto éxito, que pronto las damas de la alta sociedad llevaron vestidos de tul mecánico. 1081 AHPSE: P- 12134, 616 r. 1082 AHPSE: P- 14692, 131 r. Apéndice documental, documento 45. 1083 PLAZA ORELLANA, R: Ob. cit., p. 61. 1084 AHPSE: P-10365, 142 r. 1079 312 el llamado “privilegio blanco”, una dispensa por la cual que solamente las reinas católicas pueden visitar al Santo Padre enteramente vestidas de blanco incluyendo la mantilla. En definitiva, este adorno ha pervivido a través de los siglos como un signo de identidad de lo español. VI.7. Peinados Las cabezas femeninas se adornaban con joyas auténticas o de imitación, a lo largo del siglo aparecen varias piochas también denominadas tembladeras porque vibraban al moverse. Esta pieza tiene su origen en el airón, un botón de pedrería del que salían vistosas plumas blancas importadas de las Indias. María de Felices (1711) tenía un “ayron con cinco flores” tasado en 976 reales 1085 . Cuando las plumas comenzaron a escasear la joya evolucionó realizándose por completo en oro o plata. Isabel de Farnesio la luce en el retrato de la mano de Meléndez de 1727 conservado en la Biblioteca Nacional. Doña Inés María de Barradas (1768) tenía cuatro piochas de oro y plata valoradas en 80 reales 1086 , mientras que en la dote de Antonia Tolezano datada en 1753 consta una “espiocha” de oro y Miguel Jacinto Meléndez. Isabel de Farnesio. 1727. Biblioteca Nacional de España. diamantes tasada en 300 reales1087. Así mismo la marquesa de la Candía (1772) tenía “una piocha de brillantes con una almendra” 1088 .En las capitulaciones de Isabel Paulín de la Barrera (1776)1089 figura otra de diamantes sobre plata valorada en 600 reales1090 y una más 1085 AHPSE: P- 10335, sf. Archivo Marqués de Peñaflor. Leg, 9, doc. 4. 1087 AHPSE: P- 1205, 973 r. 1088 AHPSE: P- 9568, 666 v. Apéndice documental, documento 48. 1089 Hija de Manuel Paulín de Cabezón, caballero de Santiago, y Lucía Tomasa de la Barrera. CÁRDENAS PIERA, E.: Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII. Madrid, 1994, p. 116. 1090 AHPSE: P- 12100, 667 r. Apéndice documental, documento 49. 1086 313 formando parte de un aderezo de brillantes sobre plata junto con collar, zarcillos, manillas, cintillos y botones tasado en 36.000 reales. Las cabezas femeninas también se adornaban con agujas, en el fideicomiso de don Juan de Córdoba y Lasso de la Vega fechado en 1733 consta “una abuja de Diamantes y esmeraldas en veintte y quattro pesos” 1091 . En la partición de bienes de don Juan Pérez de Vivar (1733) aparece una flor para el pelo con ocho diamantes y en medio una perla con un peso de un castellano y dieciséis tomines apreciado en 210 pesos 1092 . En el inventario post-mortem de doña María Nicolasa Pascual (1734) aparecen seis tembleques con el botón de oro y esmaltados en porcelana con ciento veintiséis diamantes y veintitrés perlas 1093 . En el inventario post-mortem de doña Rafaela María Pérez de Garayo Ochoa de Lecea, II condesa de Lebrija1094, fechado en 1750 constan cuatro tembleques de oro esmaltado Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla. rematados por cuatro “rositas”, dos iguales sin remate y por último uno de oro con ocho diamantes1095. Los peinados se adornaban con cintas, flores, joyas, o plumas, la dote de la marquesa de Arco Hermoso (1795) llevaba “un juguete de piedras de Francia para la cabeza en sesenta r”1096 A partir de 1770 los peinados femeninos comenzaron a crecer en altura y anchura. Los complicados arreglos fueron objeto de todo tipo de burlas y enconadas críticas, solamente las damas pudientes empolvaban sus cabellos, el tono grisáceo se consideraba de gran elegancia. Para facilitar tan complicados arreglos surgieron las horquillas dobles. 1091 AHPSE: P- 18005, 182 v. Apéndice documental, documento 27. AHPSE: P- 18005, 351 v. Apéndice documental, documento 28. 1093 AHPSE: P- 10349, 231 v. Apéndice documental, documento 32. 1094 Bautizada en la iglesia de la Magdalena el 12 de abril de 1691. Contrajo matrimonio con José Gregorio Ortiz de Zúñiga y Fernández de Santillán el 4 de febrero de 1714 en la parroquia de San Miguel. Véase, Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Vol. II. Madrid, 1996, p. 31. 1095 AHPSE: P- 2865, 223 r. Apéndice documental, documento 42. 1096 AHPSE: P- 10365, 606 r. 1092 314 El ilustrado José Clavijo y Fajardo se hizo eco de los peinados a la moda: “…de allí pasé a peinar a los amas para quienes inventaba todos los días nuevo peinado, con lo que éstas estaban locas de contento. Sus cortejos que las veían siempre peinado diferente, un día a la babilónica, otro a la kalmunca, y a la hotentota… La primera ocasión de empeño que se presentó fue un baile a que había de concurrir una de las Sras, y a que me dijo asistirían muchas petimetras que tenían excelentes peluqueros que en substancia era pedirme echase el resto. Así lo hice, fragüé en mi cabeza un nuevo peinado, que llamé a la kouli-kan, compuesto de multitud de bucles que imitaban a las tiendas de campaña, y con los cuales se figuraba un campamento con sus fosos, calles, plazas…; y en vez de penacho formé en la fachada una venus hecha del mismo pelo sentada en una concha marina, tirada por dos cisnes y acompañada de las gracia“1097. Las cofias o escofietas eran tocados que se confeccionaban con tejidos finos, ligeros y transparentes como la gasa y la muselina adornándose con blondas y cintas. Se consideraban un adorno y se anudaban al mentón; estaban dentro de lo que podría llamarse moda internacional, en un primer momento fueron lucidas exclusivamente por petimetras, aunque con el paso del tiempo se generalizaron1098. El pensador matritense se hizo eco de esta nueva moda: “Y acaso ignoran/las competencias tiranas/con que las escofieteras/y peluqueros estaban/opuestos. Francisco de Goya. María Teresa de Borbón y Vallabriga. 1783. National Gallery. Washington. Ellas querían,/para lograr sus ganancias,/persuadir a las señoras,/que una cofia que costaba/dos duros por una vez,/el dinero les ahorraba/y el martirio para muchas;/…/Los peluqueros decían,/y con razón muy sobrada,/estas mujeres nos pierden:/y si a tiempo no se trata/de remediar este daño,/muestra ruina está cercana./…/y finalmente indecisos/los dos gremios, en campaña/hubieran llegado a ser/escándalo de la patria/si una señorita, hija/de Madrid, asesorada/de un abate valenciano,/no hubiera con la más alta/ingeniosa novedad/metido su cucharada/en el caso, con asombro/de aire, tierra, fuego y agua./El 1097 CLAVIJO Y FAJARDO, J.:Pensamiento LV. Sobre los gastos de Bodas, y Carta de un peluquero. p.346347. 1098 HERRANZ RODRÍGUEZ, C.: “Moda y tradición en tiempos de Goya” en Vida cotidiana en tiempos de Goya. Madrid, 1996, p.210. 315 medio fue producir/un nuevo estilo en que ambas/clases, pusiesen la mano :/de manera que se usaran/escofietas y peinados/a un mismo tiempo con gracia.”1099 En Francia la cofia se reservaba como adorno para veladas nocturnas mientras que el sombrero se utilizaba de día. En España la más utilizada fue la llamada “dormilona”1100 cuya forma se asemejaba a un gorro de dormir. Este es el tipo que luce María Teresa de Borbón y Vallabriga niña en el retrato de Goya. Según José Cadalso: Francisco de Goya. “Hasta la muerte”.1797-1799. Caprichos (estampa), 55. Museo Nacional del Prado. Madrid. “la dormilona es la gran cofia que se ponen las señoras (en que se les divisa la cara entre dos conchas, á manera de almejas a medio abrir), quando el peluquero falta a peinarlas; y esa señora falta muchso días a Misa, por las faltas que le hace el peluquero extrangero”1101. En una escena de la comedia La petimetra (1762), Nicolás Fernández de Moratín sitúa a Jerónima componiéndose. Martina le propone repetir la cofia que usó el día anterior, ante lo cual Jerónima contesta: “Dime, ¿dónde has visto tú / a una mujer de mis prendas / use dos veces seguidas / una cosa mesma?, que eso / se estilará en tu lugar, / donde todo el año entero/ la propia saya y el jubón / trae la mujer del Alcalde/ y, si no la haya de balde, / no se muda ni un cordón”1102 Los peinados se adornaban con cintas formando enormes flores llamadas carambas, denominación que proviene de la tonadillera María Antonia Vallejo Fernández apodada “La Caramba”1103. Francisco de Goya en el Capricho 55 se burla de las mujeres ancianas que se adornan como las jóvenes, según el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional: 1099 CRUZ Y CANO, R.: Op. cit., pp.200-202 PLAZA ORELLANA, R.: Ob. cit., p 56. 1101 CADALSO, J.: Noche lúgubres. Barcelona, 1804, p. 89. 1102 FERNÁNDEZ DE MORATÍN, N.: La petrimetra. Badajoz, 1989, p.90. 1103 La cómica Maria Antonia Vallejo (1750-1787) despertaba una gran admiración. El tocado que empezó a usar era una gran moña de cintas dispuesta sobre la cofia. El adorno, que sacó a escena, alcanzó tal grado de popularidad que llegó a ser de uso general. 1100 316 "...Esta es cierta Duquesa que se llenaba la cabeza de moños y carambas, y por mal que le caigan no le faltaban guitones de los que vienen a atrapar a las criadas, que aseguran a S. Excelentísima que está diviiiina". VI.8. Accesorios y complementos Las faltriqueras, a finales de siglo se convierten en una pieza indispensable en el atuendo femenino, en una dote de 1773 aparecen dos faltriqueras de lienzo Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1780-1790. Palacio de Lebrija. Sevilla. listado1104. Su forma variaba, redonda o cuadrada, y con una abertura en el medio o en un lateral para introducir la mano. En un documento de 1788 tres pares se valoran en 25 reales. Para su confección se utilizaban, por lo general, recortes que sobraban de otras piezas de damasco o paño y también con tejidos baratos como el algodón . En algunos casos se adornaban con cinta de terciopelo o se bordaban con las iniciales de la dueña o motivos florales. Las faltriqueras se hacían en parejas siendo un accesorio económico donde las mujeres guardaban el pañuelos, monedas etc…Aparecen con mucha frecuencia a finales de siglo. La manteleta era un chal que se colocaba cruzado sobre el busto comienza a aparecer con profusión en el último cuarto de siglo. La marquesa de la Candía (1772) tenía una manteleta de raso liso negra con guarnición de blondas y cintas y otra del mismo tejido pero con flores1105 además de doce pañoletas de muselina y holanda sencillas y labradas más otra toda de encaje guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra”1106. En el inventario de la marquesa de Herrera fechado en 1778 figuran dos negras ya viejas y otra de grana con galón de oro. Las manteletas aparecen citadas por lo general cerca de las mantillas y los mantos. En la carta de dote de Ignacia de la Fuente (1788) Figuran dos de bayeta y una seda más seis pañoletas de olan1107. El uso de esta pieza debió ser muy 1104 AHPSE: P- 767, 503 v. AHPSE: P- 9568, 669 v. 1106 AHPSE: P- 9568, 672 v. Apéndice documental, documento 48. 1107 AHPSE: P- 716, 106 r. Apéndice documental, documento 54. 1105 317 popular a finales de siglo, en las capitulaciones de Isabel Maestre (1791) dentro de la partida de regalos aparecen cuatro manteletas, tres blancas y una celeste, dos de gasa y dos de tafetán todas guarnecidas, unas con flecos y otras con cintas1108 mientras que en su propia dote lleva: “Una Manteleta de rasette negro de seda forrada en tafetán del mismo color guarnecida con flecos de seda, y blondas anchas de francia” tasada en 1.070 reales junto a otra de muselina bordada con viso de tafetán rojo en 267 reales. En la partida de regalos de la dote de Manuela Cascallana (1791) aparecen dos manteletas de gasa, la primera con guarniciones y blondas y la segunda blanca, forrada en tafetán, cada una en 300 reales1109. Para abrigo de las manos se usaban guantes, manguitos, mitones. En un dote de 1772 figuran unos manguitos de seda nuevos con blonda y unos guantes de hilo nuevos en 15 reales 1110 . Los guantes eran un accesorio elegante para las damas, los retratos de la época así lo constatan ya que muchas Manguito. Segunda mitad siglo XVIII. Museo del Traje. Madrid. los llevan en la mano, se fabricaban generalmente de piel o seda. La marquesa de la Candía (1772) tenía once pares de manguitos blancos de cotonía mientras que en la partida “”Ropa de seda” encontramos dos pares de manguitos negros de seda, un par blancos del mismo tejido más tres pares de guantes de castor, de seda y de hilo respectivamente 1111 . En la partida de regalos Isabel Maestre figuran veinte pares de guantes de cabritilla, once bordados y diez lisos tasados en 366 reales1112. 1108 AHPSE: PAHPSE: P1110 AHPSE: P1111 AHPSE: P1112 AHPSE: P1109 12128, 360 v, 363 v. Apéndice documental, documento 56. 12128, 495 r. Apéndice documental, documento 57. 9568, 306 v. 9568, 674 v 12128, 361 v. Apéndice documental, documento 56. 318 El abanico tiene un origen antiquísimo 1113 aunque llegó a Europa procedente de Bizancio en el siglo XIV. Catalina de Medicis lo introdujo en Francia a raíz de su boda con el futuro Enrique II, siendo ya piezas ligeras y plegables. La reina importó abanicos italianos de forma circular y orlados de plumas. Durante el siglo XVI se produjo el paso del aventador al abanico de pliegues; a su muerte ocurrida en 1589. su hijo Enrique III de Francia, último monarca de la dinastía Valois, lo puso de moda en la corte como algo refrescante, a la vez que un accesorio elegante e innovador. Durante los siglos XVI y buena parte del XVII1114 el principal productor fue Venecia que fabricaba abanicos rígidos. Ya en el siglo XVIII, Francia fue la principal productora de esta pieza, símbolo de elegancia y clase alta convirtiéndose en un accesorio esencial en la vida femenina ya que no eran únicamente un mero instrumento o adorno sino también un medio de comunicación. Fabricados con tejidos o pieles perfumadas, los abanicos hicieron las delicias de la alta sociedad francesa que pagaba por ellos hasta 12 o 15 libras, mientras que en Italia los abanicos pintados tenían unos precios más moderados. El atuendo de una señora no estaba completo sin él, por lo general los retratos femeninos del momento nos muestran a la damas llevando un abanico en su mano. Isabel de Farnesio fue una gran coleccionista de abanicos muchos de ellos pintados por notables artistas de la época, no sólo los usaba, sino que también Anónimo. Dama de la Orden de María Luisa. Hacia 1795. Colección particular. disfrutaba admirándolos, llegando a poseer una colección de 1.636 ejemplares1115. 1113 Eurípides habla de que su origen se remonta a los pueblos bárbaros. Los abanicos aparecen representados en las tumbas tebanas. El tipo usado en Egipto y Grecia consistía en una serie de plumas dispuestas en forma de semicírculo unidas a un mango. En la antigua Roma, según Virgilio y Apuleyo el abanico se utilizada en la festividad dedicada al dios Baco. TALLIS, J: History and Description of the Crystal Palace. Volume 1. New York, 2011, pp. 215-216. “A mediados del siglo XVII, Francia se convierte en el principal centro para la producción de los abanicos de moda, aún cuando en Italia se fabricaban abanicos de gran calidad. Hacia mediados del siglo XVII hubo tal demanda por la fabricación de abanicos, que en 1678 los fabricantes franceses formaron una corporación o gremio. Los éventaillistes, como eran llamados, no fabricaban las monturas de los abanicos; ellos eran responsables de la pintura y decoración de las hojas o países, del plegado y ensamblaje, y luego de su venta y distribución.” VV.AA: Abanicos. Despliegue de arte. Santiago de Chile, 2009, pp. 7. 1114 319 Esta pieza todavía no se abría por entero y sus varillas podían estar fabricadas en distintos materiales como marfil, carey o madera. El llamado de baraja o “brisé”, que estuvo de moda a principios de la centuria, normalmente se decoraba con las escenas a gusto del momento con escenas religiosas inspiradas en pasajes del Antiguo Testamento. Hacia 1735 se impone la temática rococó de escenas galantes y campestres inspiradas en Watteau o Boucher y también mitológicas protagonizadas por Venus, Juno y Ofalia. Los países se fabricaban normalmente con papel o vitela material que permite el plegado y las decoraciones. En la década de los 60 se produjeron una serie de avances que posibilitaron el plegado total de la pieza, lo que trajo consigo el mayor uso de la seda en los países incluyendo bordados y lentejuelas1116. A finales del siglo su tamaño se ajustará a la nueva moda, haciéndose más pequeño para poder llevarlo en el bolso. El llamado “de esqueleto” tendrá las varillas más estrechas y separadas. Este accesorio femenino tuvo una profunda significación, mostraba la calidad de su propietaria, su gusto y elegancia y le permitía expresarse por medio de su lenguaje.1117. El abanico era una pieza imprescindible en la mujer del siglo XVIII, aparece prácticamente en todos los documentos. En Francia existía la costumbre según la cual, las damas recién casadas regalaban un abanico y un neceser a sus amigas. La presencia del abanico en los retratos femeninos de la época es una constante. Las damas pudientes tenían gran cantidad, en las capitulaciones matrimoniales de doña Isabel Maestre (1791) figuran nada menos que doce abanicos valorados en cerca de 2.000 reales. La mayor parte son de procedencia extranjera, fundamentalmente ingleses con las varillas de marfil caladas, estando el más costoso tasado en 435; aunque también aparecen dos franceses, uno de ellos con las varillas caladas y doradas, por último aparecen sencillos ejemplos realizados en madera con el país en tafetán1118. En la dote de Inés María de Barradas (1768) se encuentra como pieza principal un abanico de carey con rubíes y un “país romano” valorado en 1.080 reales siguiendo por otro de marfil “con figuras de medio relieve” en 960 a los que hay que añadir treinta y tres piezas más todas nuevas tasadas en 3.967 reales1119. En el inventario de doña Teresa Tous de Monsalve (1772) constan veinticinco abanicos, veinte de ellos “antiguos” y los restantes 1115 Véase, PÉREZ SAMPER, Mª. A.: Isabel de Farnesio. Barcelona, 2003. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 95. 1117 ESPINOSA, C.: Arte, lujo y sociabilidad. La colección de abanicos de Paula Florido. Madrid, 2009. 1118 AHPSE: P- 12128, 361 r. Apéndice documental, documento 56. 1119 Archivo Marqués de Peñaflor. Leg. 9. doc. 4. 1116 320 elaborados con materiales como el carey, el marfil, el nácar y el ébano algunos guarnecidos con oro1120. Según apunta una memoria de 1788, los abanicos más especiales se reservaban para ocasiones señaladas; en el documento consta uno de marfil bordado con lentejuelas, otro grande con las barillas caladas y por último aparecen tres sencillos “para diario” 1121 que se tasan en 10 reales la unidad1122. En la dote de María Cascallana constan dos ricas piezas valoradas cada una en 300 reales, uno de marfil y otro de concha, mas cuatro “de distintos generos” en 1201123. Por lo que hemos podido observar a lo largo del periodo, 720 reales en seis abanicos representaba un cifra considerable. En la carta de dote de doña María de la Concepción Ponce de León, marquesa de Arco Hermoso (1795) constan una serie de regalos que hacen a la novia diversas damas. Todos los obsequios son vestidos acompañados por un abanico con su valoración correspondiente. La marquesa gastó 925 reales; doña Catalina Díaz y doña Mariana Maestre 975 reales cada una; la marquesa de San Andrés 720 reales, mientras que el regalo de la marquesa de la Hoz alcanzó los 1.200, y el de don Diego Mantilla 600. Aparte la novia llevaba “dos abanicos del Puerto de Santa María” valorados en 450 reales 1124 . Este interesante documento pone de manifiesto cómo el abanico era una pieza imprescindible para una dama elegante y que era una costumbre obsequiarlo a las recién casadas. VI.9. Zapatos y medias. Pocos zapatos han llegado a nuestros días debido a lo efímero de sus materiales ya que generalmente se fabricaban con tejidos, a veces delicados e incluso bordados. Al ser citados en los documentos se ofrece muy poca información cuando: “Ytt. Seís pares de zapatos de distintos generos, y colores en sesenta r”1125, aunque a veces se nombra el material y el estado de conservación. El calzado femenino se fabricaba con la horma recta siendo una pieza de lujo ya que se estropeaban muy fácilmente no durando más de un mes. A principios de siglo los zapatos tienen tacón alto por influencia francesa. El tacón era curvado y estaba bajo la corvadura del pie siendo la punta estrecha y el empeine se cerraba mediante lengüeta, en ocasiones contaban con botones. El adorno por excelencia es la hebilla que va creciendo de 1120 AHPSE: P- 9568, 675 r. Apéndice documental, documento 46. AHPSE: P- 11246, 498 v. 1122 AHPSE: P- 11246. 498 r. Apéndice documental, documento 52. 1123 AHPSE: P- 12128, 496 v. Apéndice documental, documento 57. 1124 AHPSE: P- 10365, 604 r, 604 v. 1125 AHPSE: P- 12128, 495 r. 1121 321 tamaño y que se fabricaba con diversos materiales, las más sencillas de simple metal, pero son muy frecuentes las de plata y plata sobredorada1126. Las personas muy pudientes las usaba de oro con piedras preciosas. Las hebillas lógicamente se traspasaban de un calzado a otro; María Ventura, azafata de Bárbara de Braganza reclamó mediante un documento los zapatos de la reina, ya que por su cargo le correspondían, junto con sus hebillas, unas de plata con diamantes talla brillante, otras de oro apropiadas para el luto, otras de lo mismo con Chinelas. 1740-1750. Museo del Traje. Madrid diamantes talla rosa1127. En el inventario de don Ambrosio Pérez de Tejada (1715) aparecen un par de hebillas de oro y esmeraldas1128.En el inventario capital de Juan de Prado (1719), maestro zapatero, los zapatos de mujer sencillos están valorados en 9 reales el par, cada par de hormas femeninas en 3 reales mientras que una docena de pares de tacones se hace en 5 reales. Las chinelas no tenían talón y terminaban en punta, se usaban para estar en casa, su tacón se fabricaba con madera y se forraba. Las chinelas estuvieron a la última durante todo el siglo, en Francia se denominaban “mules” .Al cambiar la moda y abandonarse los tacones se fabricaron planas. En una carta de dote de 1800 aparecen un par de chinelas de seda valoradas en 24 reales y otras de cordobán “algo usadas” en 201129. El calzado se fabricaba con las más diversas pieles e incluso telas lujosas y pasamanería. En una carta de dote de 1788 aparecen tres pares de zapatos de paño negro fino a un precio de 80 reales, otros de raso liso negro en 20 y por último unos de “espinilla de seda Bordados de esmartes de plata en 45”1130. A partir de la década de los 70, las faldas subieron por lo que los zapatos femeninos comenzaron a asomar. “Dos pares de zapatos de becerrillo morado en treinta y ocho r (…) otros de cordobán en treinta r”1131. 1126 AHPSE: P- 12023, 471v. En una dote de 1733 un par de hebillas de plata sobredorada se valoran en 28 reales. ARANDA HUETE, A: “Las joyas de Fernando VI y Bárbara de Braganza”.RIVAS CARMONA, J (Coord): Estudios de platería. San Eloy 2006., Murcia, 2006, pp. 32. 1128 AHPSE: P- 5178, 700 r. 1129 AHPSE: P- 11265, 793 v. 1130 AHPSE: P- 11246, 498 r. 1131 AHPSE: P-743, 503 r. 1127 322 VI.10. Traje de maja, atuendo propio de la mujer española Los majos y las majas representaban la antítesis a petimetres y currutacos, integrantes de la pequeña nobleza que reproducían las costumbres e indumentarias de la aristocracia con el uso de pelucas empolvadas, sombreros de tres picos, lazos y encajes. El carácter popular del majismo se proyecta fundamentalmente en las actividades lúdicas como el baile y el toreo, y en las personas vinculadas a los oficios, los círculos gremiales y el comercio. En el caso de las mujeres, sus trabajos abarcaban desde la costura hasta la regencia de tabernas; como señala Julio Caro Baroja: “pueden ser buñoleras por la mañana, naranjeras por la tarde, costureras de noche, vendedoras de callos, taberneras, cinteras, castañeras”. Don Ramón de la Cruz escribió varias obras sobre estos personajes populares: Las majas majadas, Las majas de Lavapiés, Las majas forasteras ó Las majas vengativas. La figura popular de la maja como una mujer popular y descarada es una imagen llena de romanticismo y con cierto componente de reafirmación de la identidad nacional frente a las influencias europeas y especialmente francesas. Su éxito llegó a ser tal que la aristocracia adoptó este tipo de indumentaria debido, no sólo a su simbolismo, sino también a la revalorización de las costumbres y modas plebeyas que impulsó la Revolución Francesa y que originó lo que Ortega y Gasset denominó “plebeyismo”. Se trató de un fenómeno absolutamente singular ya que las capas altas se fijaron en las bajas. Algunas damas gustaron de lucir este atuendo tan vistoso y alegre, lo consideraban muy favorecedor y símbolo de una cierta libertad. Lo particular de este Francisco de Goya. La duquesa de Alba vestida de maja. 1797. Hispanic Society. Nueva York. fenómeno fue que la nobleza comenzó a imitar la vestimenta de los tipos populares. En 1775 Mengs retrató a la marquesa del Llano, doña Isabel de Parreño y Arce1132, luciendo un vistoso disfraz de manchega en blanco y negro, 1132 Isabel María Parreño Arce y Valdés era hija de Martín Parreño y Mª Jesús de Arce Valdés. Dama noble de la reina María Luisa. Contrae matrimonio en 1772 con don José Agustín de Llano y de la Cuadra, marqués de 323 sobre el cabello empolvado cofia de red, gracioso sombrerito adornado con flores y máscara en la mano. La pintura se considera una obra maestra del autor en la que se evoca la gracia de una dama española que paseó su belleza como esposa de un diplomático por varias cortes europeas1133. Francisco de Goya pintó a la duquesa de Alba vestida de maja en 1797. La dama, que acababa de enviudar, se había retirado a su palacio de Sanlúcar de Barrameda donde fue retratada por el artista. La duquesa luce basquiña negra, fajín rojo con flecos a la cintura, chaquetilla entallada de brocado de oro y mantilla negra de encaje rodeando el cuerpo. La imagen se ha desprovisto de la referencia a cualquier tipo de disfraz mostrándose como una mujer de su tiempo1134. El traje de maja se componía de: chaquetilla; basquiña (normalmente negra) hasta el tobillo que podía ir adornada con encajes, galones o volantes; medias blancas, que se podían entrever; y zapatos de tacón o bailarinas con algún adorno. En cuanto al arreglo de la cabeza, se usaba redecilla, cofia con cintas y a menudo velo o mantilla. El traje de maja se ajustó también al talle alto cuando la moda cambió. Un elemento muy característico es el uso, en basquiñas y cofias, de madroños o redecillas de algodón con ornamentos esféricos que imitan la fruta del madroño, árbol símbolo de Madrid. Un suceso ocurrido en la capital el viernes santo de 1798 pone de relieve la importancia que estaba cobrando la estética eminentemente nacional. Ese día algunas damas nobles tuvieron la osadía de vestirse con colores alegres y algunos jóvenes intentaron agredirlas por su falta de respeto a las costumbres. Frente a la figura de la petimetra aparece con enorme fuerza el casticismo que crea un prototipo que no solo afecta a la moda sino también a otras esferas de la cultura, es el momento en que la tonadilla desbanca a la ópera italiana y el teatro del sainete compite con la estructura reglada del neoclásico. Llerena y marqués de Llano. Nacido en Poveña-Muskiz el 15-X-1722. Oficial de la Secretaría del Despacho de Estado. Caballero de Santiago desde 1741. Creado marqués de Llano en 1773. Tras enviudar contrae nuevo matrimonio con Fernando Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós, oidor de las Reales Audiencias de Manila y de Sevilla, mayordomo de Semana de Carlos IV. 1133 LAFUENTE FERRARI, E.: Breve historia de la pintura española. Vol. II. Madrid, 1987, p. 392. 1134 MOLINA, A.: Ob. cit., p. 111 Anónimo. Retrato de dama vestida de maja. Finales siglo XVIII. Palacio de los Condes de Santa Coloma. Sevilla. 324 El retrato de dama vestida de maja de la colección Santa Coloma nos presenta a una joven con un lujoso atuendo en amarillos y negros. El personaje se sitúa en un interior bajo un gran cortinaje mientras se apoya en una consola de estilo rococó. Tras ella aparece un instrumento de cuerda adornado con lazos. Su vestido sigue todas las características de este tipo de atavío. La chaquetilla entallada con escote cuadrado se remata en faldillas que sobresalen de la línea de la cintura. Las mangas presentan los típicos adornos de este atuendo a base de roscas. La amplia falda luce un volante negro en su parte baja, de un tejido sutil mientras que la cubre un delantal negro y transparente con una decoración de cuadraditos. Los volantes llamados faralas hacen su aparición en las faldas y vestidos de las sevillanas en los últimos años del siglo XVIII. El escote se cubre con una pañoleta de gasa o muselina blanca que se fija con dos broches. El peinado luce los enormes lazos a la moda y el cabello se encuentra recogido dentro de una gran redecilla. 325 No podemos obviar a las Majas de Francisco de Goya, las representaciones más famosas de este prototipo y todo un símbolo de su tiempo. La vestida no sigue el prototipo de “maja” popular ya que su vestido está a mitad de camino entre la indumentaria de las damas y el atuendo de las mujeres de los barrios castizos. La joven luce un nuevo tipo vestido Francisco de Goya. La maja vestida. 1800-1807. Museo Nacional del Prado. Madrid. camisa1135, más evolucionado que en la década en los 90, confeccionado con muselina blanca adornado con una gran banda rosa a la cintura1136. Al no llevar zagalejo debajo se adivinan a primera vista los sensuales volúmenes de su cuerpo, encima porta una chaquetilla con las típicas decoraciones de los vestidos populares. La reina María Luisa consideraba muy favorecedor este atuendo por lo que se hizo retratar por Goya (1799, Palacio Real, Madrid) vestida de maja. Tal fue su inclinación por él, que hacía que sus damas lo llevaran para acompañarla en el paseo matinal por los jardines de palacio1137. En el museo del traje de Madrid se conserva un vestido de maja datado hacia 1801 que pone de manifiesto cómo este atuendo se adoptó a la nueva moda que marcaba el talle bajo el pecho. Este tipo de traje también se acompañaría de un “spencer” o juboncito. Para salir a la calle las majas adornaban su cabeza con mantilla que podía ir sobre una cofia. El traje de maja se nos muestra, en general, con gran profusión de adornos y colores frente a la 1135 “De aquí arrancaría el vestido blanco suelto y cómodo de fin de siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX, que se ven en las revistas de la época”. PUERTA ESCRIBANO, R.: Ob. cit., p. 252. 1136 RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya. La imagen de la mujer. Madrid, 2002, p. 111. 1137 RIBEIRO, A.: “La moda femenina en los retratos de Goya”. Goya y la imagen de la mujer. Madrid, Museo Nacional del Prado 2002, p. 114. 326 corriente imperante marcada por la simplicidad en ornamentación y el color blanco1138. El atuendo de maja tendrá una gran difusión a lo largo del siglo XIX a través de la pintura costumbrista sevillana y de las famosas bailarinas españolas que lo adoptaron para la escena1139. Traje de maja. Hacia 1801. Museo del Traje. Madrid. 1138 Véase, GÓMEZ DEL VAL, R.: Traje de maja. Madrid, Museo del Traje. 2008. Véase, PLAZA ORELLANA, R.: Historia de la moda en España. El vestido femenino entre 1750 y 1850. Córdoba, 2009. 1139 327 CONCLUSIONES 328 Marcados los objetivos de nuestro trabajo hemos analizado la moda en la sociedad sevillana durante el siglo XVIII. Según nos ha aportado el estudio de los protocolos notariales, en la ciudad se vistió a la moda internacional impuesta por Francia desde los primeros años de la centuria. Se ha abordado con carácter globalizador y científico el estudio de la indumentaria tanto masculina como femenina. La presente tesis doctoral demuestra que la moda “a la francesa” llegó a la ciudad y penetró en toda la sociedad. Se han abordado una serie de apartados intentando mostrar una evolución estilística, realizando un desglose de piezas para un mejor acercamiento a las distintas prendas. Hemos partido de una serie de apartados individualizados para proceder a un análisis más exhaustivo y claro de todas las prendas usadas por la sociedad sevillana durante el siglo XVIII. Comenzando por la ropa interior, hemos ido avanzando llegando al vestido, las prendas de abrigo, los complementos y las pelucas para terminar con el calzado. La moda “a la francesa” llegó al hombre sevillano a finales del siglo XVII ya que hemos encontrado una serie de partidas en distintos inventarios de mercaderes con elementos destinados a las nuevas prendas tales como la casaca y la chupa. La indumentaria masculina introduce el traje francés con una extensa gama de colorido y profusión de adornos, aunque también siguen apareciendo los tonos pardos y oscuros típicos de la indumentaria “a la española”. Durante la segunda mitad del siglo surge el traje de majo que usan las clases populares caracterizado por su profusa decoración y por la alteración de los volúmenes. El traje de majo parte del traje a la moda para desarrollar sus propias reglas, a lo que se debe añadir la importancia de este atuendo a nivel sociológico. En cuanto a la indumentaria femenina, las sevillanas usaron el traje “a la francesa” compuesto por casaca, monillo y basquiña en sus varias vertientes. A partir de la segunda mitad de siglo se observa un cambio en los colores que comienzan a tender hacia los tonos pastel típicos del rococó como el rosa y el celeste, así mismo aunque el traje compuesto por varias piezas se sigue usando asistimos a la introducción de diversas tipologías de vestido entero que llegan de Francia, tales como el vestido “a la polonesa”, “el vaquero” y el “vestido camisa”. La mujer sevillana usaba manto y mantilla para salir a la calle, estas dos prendas muy arraigadas en España permanecerán durante toda la centuria mostrando profusión de colores y encajes. A finales de siglo surgirá el traje de maja que imitaron las damas pudientes, tal y como se atestigua en el retrato que aportamos de una dama con el citado atuendo que se conserva en el palacio de los condes de Santa Coloma, marqueses de Vallehermoso y por 329 tanto descendientes de la familia Bucarelli, una de las más importantes estirpes sevillanas del siglo XVIII. Otra de las conclusiones a la que hemos llegado estriba en la enorme importancia de la ropa durante el siglo XVIII, no solamente por su alto precio en comparación con otros costes que hemos tenido ocasión de conocer, sino también de su crucial importancia en el entrego de la dote, condición indispensable para poder acceder al matrimonio por parte de la mujer. Los recibos de dote, de toda la escala social, ponen de manifiesto la enorme importancia dada al ajuar de la mujer y el alto valor de la ropa. A pesar de que a partir del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717 unido al declive económico que sufría la ciudad desde las epidemias del siglo XVII, la documentación atestigua que Sevilla importaba todo tipo de telas de diversos países europeos tales como Francia, Inglaterra y Alemania y exportaba a Indias tejidos españoles y de procedencia extranjera. Así mismo el trabajo de campo nos ha permitido localizar en distintas colecciones particulares sevillanas una serie de retratos de personajes sevillanos del siglo XVIII que como fuente indirecta de nuestra investigación se pueden apreciar en el índice de retratos y que ponen de relieve que estamos ante una moda de carácter internacional. Finalmente, las razones que nos llevaron a este estudio expuestas en la introducción general y que se centraban en el análisis e investigación científica de la moda en la ciudad de Sevilla durante el siglo XVIII, creemos que han sido suficientemente superadas a la vista de la documentación aportada. Los documentos utilizados para el estudio de la indumentaria han sido fundamentalmente cartas de dote, inventarios post-mortem e inventarios capitales, así como diversas divisiones de caudal o partidas que han sido de nuestro interés. La documentación ha sido consultada e investigada en el Archivo de Protocolos de Sevilla y en el Archivo Municipal de Écija, a través de casi cuatrocientos legajos desde 1700 a 1800. Por otro lado, se ha tratado de hacer un acercamiento al ajuar doméstico a través del mobiliario, la ropa de cama y los distintos espacios de habitabilidad haciendo particular hincapié en la sala de estrado y alcoba, estancias donde hemos hallado las piezas más significativas tales como tapices, colgaduras y escritorios. Así como la documentación notarial pone de manifiesto que la sociedad sevillana está inmersa en la moda internacional, 330 las casas y su ajuar siguen siendo deudoras de la España del siglo XVII ya que presentan un mobiliario que no ha evolucionado al mismo tiempo que la sociedad. A finales de siglo veremos como penetran otras tipologías de mueble francés e inglés que se acercan a los nuevos espacios domésticos, en los que el estrado se sustituye por el salón y surge el comedor como estancia diferenciada. Los documentos ponen de relieve que estamos ante una sociedad jerarquizada y endogámica, con una importante presencia de los gremios y mercaderes, en la que la aristocracia juega un destacado papel en cuanto al consumo de bienes de lujo, tal y como se ha comprobado a través de inventarios post-mortem, cartas de dotes y capitulaciones matrimoniales de algunos de sus miembros. 331 APÉNDICE DOCUMENTAL 332 DOCUMENTO Nº 1. 1701, mayo, 31. Sevilla. Carta de dote de doña Rosa Manuela de Sotomayor y Montiel. AHPSE: P-10318, 844- 846. Escribano público: José López Albarrán. Folio 844 v “(…) Primeramente una Gabacha Berde de brocatto de oro en ttrescientos rs Ytten una Basquiña de tafettan doble negro en doscienttos y cinquenta rs Ytten otra basquiña de sarga de color en doscienttos y settenta R ytten ôtra basquiña de sarga de color a medio traer en zien R Ytten una gabacha de ormesí negra con abottonaduras de platta en Doscienttos y treintta R ytten otra gabacha de felpa negra en cien R Ytten un monillo de raso de oro encarnado en cien R ytten un tapapies de Brocatto de toledo en doscienttos cinquenta R Ytten un delantar de tafettan encarnado en sesentta R Ytten una Colcha de Damasco carmesí con su rodapies afo rrada en tafettan carmesí en quinienttos Rs Ytten unas enaguas de media granilla nuevas en noventa Rs Ytten un manto âtafettanado en cientto y diez Rs (…)” 0300 0250 0270 0100 0230 0100 0100 0250 0060 0500 0090 0110 DOCUMENTO Nº2. 1701, julio, 8.Sevilla. Dote de doña Petronila Moreno Páramo. AHPSE: P-17111, 922- 924. Escribano público: Pedro Nieto. Folio 923 r “Ytten Un Peinador y toalla de olan con encaxes en noven ta Reales de Vellon Ytten quatro tablas de mantelas y veinte y quatro zerbilletas usadas en ciento y treinta Rs de vellon Ytten quatro aderesos de camisas y calzones de bretaña y mangas de estopilla guarnecida de encaxes de Yndias en setecientos cinquenta Rs Ytten treinta pares de calzetillas para Yndias en cien rs Ytten cinco pares de calsetas para ombre en setenta y siete Rs 0090 0130 0750 0100 0077 333 Ytten quatro pares de calzetas usadas en veinte y quatro R Ytten tres aderezos de camisas y calzones llanos en doscientos y noventa y siete Rs de vellon Ytten quatro camisas de ombre por estrenar en ciento y sesenta y quatro Rs de vellon Ytten diez y siete camisas de muger de diferentes lienzos y hechuras en ochocientos sesenta y nueve Rs de vellon Ytten siete pares de enaguas blancas en ciento y noventa Rs (…) Ytten De la ropa de bestir de color y mantos de las turcas quinientos y onze Rs de vellon Ytten de la ropa blanca de bestir de dhas turcas y un cobertor y almohadas con su lana quatrocientos Rs de vellon (…) Ytten Un Bestido de tela seleste de oro y plata guarnecido de encaxe de oro en novecientos y sesenta Rs. de vellon 0024 0297 0164 0869 0190 0511 0400 0960 Folio 923 v Ytten un tapapies de felpa verde guarnecido en seiscientos rs de vn 0600 Ytten un Vestido de tela gamuzada con su monillo guarnecido en dos mil ciento setenta y cinco Rs 20175 Ytten un tapapies de raso seleste con un encaxe en quatrocientos y cinco Rs de vellon 0405 Ytten una mantellina de raso encarnado guarnezida en trescientos quinze rs de vellon 0315 Ytten una Angarina de felpa negra en ciento y cincoRs 0105 Ytten otra Angarina de gorgoran en cinquenta y dos Rs 0052 Ytten unos Mangotes de raso encarnado y flores de oro en noventa Rs 0090 Ytten un corpiño de raso con encaxes blancos en treinta Rs de vellon 0030 ytten un aderezo de encaxes blancos de bruselas en setenta y cinco Rs 0075 Ytten una Mantilla con encaxes de bruselas en quarenta y cinco Rs (…)” 0045 DOCUMENTO Nº3. 1702, julio, 13. Sevilla. Inventario de bienes de don Luis Rodriguez, mercader de madera. 334 AHPSE:P- 8173.1606- 1622. Escribano público: José de Medina. Folio 1611 v “En la ciudad de Sevilla a quinze de dho mes de Julio y año de Mill setezientos y dos con asisten cia del dho sr. Alcalde y noticia del dho Padre gen de Menores y por ante mi el dho escrivano p. del numero los dhos albaseas continuaron el Ymbentario de los Vienes del dho Luis Rodriguez en la forma siguiente Ropa de color y Blanca = y otras cosas Folio 1612 r -Ytt quatro Gorgeras con Balonas de encaxes de diferentes generos -Ytt quatro pares de calsones blancos llanos -Ytt seis pares de Calzetas y seis de escarpines - Ytt un peinador y toalla de olan de Parir Viejo con encaxes pequeños -Ytt Un Vestido que se compone de capa y Ropilla de paño de Segovia negro y calsones y mangas de Riso usado -Ytt otro Vestido que se compone de capa y Ropilla de burato con Calsones y mangas de tafetan sencillo -Ytt otro Vestido de las mismas telas y piezas de la Partida antecedente -Ytt otro Vestido de paño fino de color que se compone de capa Ungarina y Calsones y la capa tiene guarnicion angosta de oro -Ytt una Jaquetilla de pelo de camello forrada en rasillo con Mangas y Calsones del mismo pelo de camello -Ytt un Armador de raso lizo negro con encages de oro -Ytt otro Armador de felpa color de ambarcon encaxes de oro mal tratado -Ytt otro Armador de tela berde mal tratado -Ytt otro Armador de Brocato con flores de oro maltratado -Ytt un sombrero blanco fino Usado -Ytt dos pares de medias negras de peso unas usadas y otras viejas Folio 1612 v (…) -Ytt Un Vestido de muger de Barracan de bruselas nuebo que se Compone de Saya y Ungarina con Veinte botones de filigrana de plata sobredorados -Ytt una Ungarina de Razo negro con encages del mismo 335 color -Ytt Una Saya de teleton color de castaña nueba -Ytt otra Saya de tafetan doble vieja -Ytt otra Saya de lanilla usada -Ytt un Monillo de Razo liso Blanco con encages de oro -Ytt un Guardapies de tela Berde usado -Ytt otro Guardapies de tel encarnada con floresitas de oro Folio 1613 r -Ytt Una mantilla de raso lizo berde con encages crudos -Ytt Un Guardapies de raso celeste con flores de oro y pta que la dha Dª Magdalena Escudero dixo ser suyo y averselo dado su Compadre dn. Joseph Toxo -Ytt otro Guarda piez de tela encarnada con flores de oro y plata que asimismo dijo averselo dado Dn Antonio de Zulayca? su Compadre -Ytt seis Camisas llanas de Morles con mangas de estopilla -Ytt tres pares de enaguas Blancas -Ytt seis pares de calzetas y seis de escarpines -Ytt tres corpiños de lienzo -Ytt tres Pañuelos Blancos el uno de soles y todos guar nesidos de encages -Ytt catorze baras de encage en diferentes pedasos usados -Ytt un corte de balona de encage de trencilla (…)” DOCUMENTO Nº4 1702, julio, 19. Sevilla. Inventario de bienes de Doña Petronila de Sangronis, realizado por su viudo don Alejandro Carlos de Licht, albacea in solidum. AHPSE: P-10321, 620- 635. Escribano público: José López Albarrán Folio 622 r “(…) Ytten un Coletto de Antte con solapa y faldillas doble Ytten un Par de Calzones de Gamusa forrados en bramante fino Ytten un Capotillo de dos faldas para el campo de paño fino Ytten una chupeta de medio paño de Grana con sus mangas y forro 336 Ytten un Dozelito de Damasco Carmesí con flueco del mismo color Ytten dos fundas de Almohadas y dos azericos de tafettan encarnados nuebas Ytten ôttras dos fundas de tafettan encarnado usadas todas con lana Ytten una saia de Pitiflor de nueve Paños de â bara y media, con su forro de ttafettan senzillo color de âmbar Ytten ôtra saia de teletton negro de nuebe paños de â bara y media con ruedo de tafettan senzillo negro Ytten ôtra saia de sarga encarnadina de diez Paños con forro de tafettan senzillo color de ambar claro Ytten ôtra saia de rasso lisso negro con nuebe paños de â bara y media con forro de tafettan senzillo negro Ytten ôtra saia de carro de oro color de ambar con siette pañoss Ytten òtra saia de sarga ussada color de ambar con nueve paños Ytten un tapapies encarnado de tela de oro y Platta Folio 622 v Briscada con ôcho paños forrado en tafetan senzillo celestte con guarnicion de encaxe ancho de Platta Ytten una hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno y otro de en Caxes de Platta de mîlan finos Ytten un tapapies berde de tela de ôro y platta de ôcho Paños con forro de tafettan senzillo encarnado con guarnicion de encaje de ôro y Platta Ytten un hongarina y monîllo de lo mismo guarnecido uno y ottro con encajes de ôro y platta de mîlan Ytten ôttro tapapies de raso berde de Valenzia de Pitiflor con siette paños con guarnicion de encaxe âpolillado ancho y forrado en tafettan senzillo encarnadino Ytten una mantilla nueba de tela de ôro y Platta color de fuego con guarnicion de cuchillejo angostto de Platta, Y fo rrada de Gorgoranzillo listtado celestte Ytten una hongarina de rasso blanco con lavores de ôro flores de reliebe de colores forrada en encarnado Ytten ôtra hongarina de rasso lisso blanco de florencia y bordada de Sedas Ymagenería con Perfiles de ôro y Guarnecida de fluequesillo de ôro y forro encarnado Ytten ôttra hongarina de rasso encarnado de pitiflor guarnesida con fluequesîllo blanco y forro encarnadino Ytten ôtra hongarina de fondo negro con su forro y Guarnessiada de encaxes negros de flandes y alamares de oro y platta. Ytten otra hongarina de rasso negro de pîtiflor con su forro y Guarnesida de encaxes negros de flandes Ytten ôttra hongarina de rasso negro listtado con su forro Ytten un monillo de rasso blanco bordado con flores de sedas de China y perfiles de oro con forro encarnado Folio 623 r 337 Ytten ôttro monillo de felpa verde con trensilla de ôro con su forro Ytten òttro monillo con bisso de rasso lisso encarnado Y bor dado de soles de hilo y oro de milan con su forro zelestte y Guarnecido con encaxes blancos de flandes Ytten ôttro monillo de tafettan negro muy usado Ytten un tapapies de Paño de Grana fino y guarnîzîon de Platta Ytten dos mantos ussados uno rassado y ottro no Ytten un delanttar de rasso encarnado de pitiflor con cinco paños Juntto y Guarnecido de encaxes finos de pitiflor Ytten ôttro delanttar de tafettan Doblette negro de tres paños Ytten ôttro delanttar de red negro en forma de encaje de una piessa Ytten unos mangottes de rasso de ôro Celestte color de Perla Ytten ôttros mangottes de resttario de platta encarnados Ytten un corpiño de rasso lisso color de fuego bordado de Platta Ytten ôtro Corpiño de tela encarnada ussado con ttrensîlla de ôro y forro Ytten ôtro Corpiño de tela blanca con encaxes Folio 623 v De òro con su forro (…) Ytten un cortte de saya de Peldefebre de seis Pañoss un monillo de lo mismo con forro y ruedo de òlandilla (…) Ytten Un tterno de ropa de Bapttissar que se compone de una hongarinitta de rasso lisso encarnado bordada de plata con guarnicion de encaxitto de platta, y una faxa de lo mismo forrado ttodo de tafettan Celestte senzillo Ytten un mantton de raso lisso blanco con guarnicion de encaxe de ôro y plata forrado en ttafettan en carnado senzillo Ytten unas naguillas de lo mismo con sinttas de rasso Ytten una cobija de olan Guarnessida de encaxes blancos de Bruzelas de siette dedos de Ancho y un rebosso de lo mismo y la Guarnizion de cinco dedos de Ancho Folio 624 Ytten un Pañal de Estopilla guarnecido con encajes de Bruzelas de dos dedos y medio de ancho Ytten una Camisitta de olan con balona y puños de encajes 338 de bruzelas de seis dedos de ancho Ytten unos rasgos? de Anascottes blanco muy fino de quatro baras Ytten una monttera de rasso berde bordada de ôro y plata con su Penacho de Plumas negras y su forro ytten un Penacho de Plumas de Yndias blanco Y a marillo Ytten un Cortte de encaxe negro para mantto de cinco puntas de media bara y una òchava de Ancho” DOCUMENTO Nº5. 1702, septiembre, 20. Sevilla. Inventario de bienes de don Francisco Tello y Potugal, marqués de Sauceda. AHPSE: P-8173, 1623-1634. Escribano público: José de Medina. Folio 1627 r (…) “Alhajas empeñadas Ponen por Inbentario Un maso de perlas netas que pesan diez y nueve onsas escasas las quales estan en peñadas en doce mill Rs de Vn en los herederos del Capitan Manuel Delgado. Ytt Una Joya de Diamantes y esmeraldas con una Ymagen de Nuestra Señora de Atocha que esta enpeñada tres mill Rs de Vn en Don Lorenzo Iribarburu Ytt. Un Relox de Diamantes con laso y copete = una benera de diamantes y esmeraldas = Unos aguacates de diamantes = y unos botones de rubies esmaltados = cuyas alajas estan empeñadas por mano de Dª Josepha de Loyola en cien doblones de a dos excudos de oro Ytt una cadena de oro que pesa diez onsas = con corazon de oro con Una Ymagen de la encarnacion Folio 1627 v orlado de diamantes = y una Joya mediana de rubies y diamantes con quatro piedras menos = cuyas alajas estan empeñadas en Bartolome Gimenez en doscientos? y Veinte Pesos Excudos de a diez Rs de plata Ytt una Joya de esmeraldas que esta empeñada en los herederos de Don Xpristoval ¿ de Soto en cient Pesos Excudos de a diez Rs de plata (…) 339 Ytt un rosario engarzado en oro que esta enpeñado en Don Diego de Blanez y Aguirre vecino desta ciuedad en un mill y quinientos Rs de vellon Ytt Un Baulito de filigrana de plata que esta empeñado en la caxa de Don Gabriel de Morales Y Compañía com prador de oro y plata desta ciudad en quatrozientos rs de Vn Ytt Unos Espartillos de oro empeñados en la misma caxa de dho dn Gabriel de Morales en tres mill Rs de vellon Ytt Una Cruz y unas Gatezas , Galezas?? de diamantes y Perlas netas enpeñadas en la misma Caxa de dho dn Gabriel de Morales en quatro mill Rs de Vn” DOCUMENTO Nº6. 1705, marzo, 2. Sevilla. Inventario de bienes de don José de Palacios. AHPSE: P-5165, 308-310. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado Folio 310 v “En la ciudad de Sevilla en res dias deste dho mes y año dhos ante mí el dho escrivano publico y testigos de Yuso Scriptos paresieron los dhos Doctor dn Juan Antonio Zambrano y dn Juan de Figueroa y dijeron que como Folio 311 r tales albaceas Ynsolidum que son y quedaron del dho dn Joseph de Palacios difunto que Dios aya??? proseguir el Inventario que de sus Vienes y hacienda tenian empesado ante mi por lo qual con Yntervencion del dho dn Diego de la Torre y Esquivel ¿ y Curador Gen de Menores desta ciudad desta ciudad `prosiguieron el dho Ymbentario en la manera siguiente Primeramente un Vestido de fondo Usado guarnecidas las mangas de flueco ¿ sido para hombre Ytt otro bestido para hombre que se compone de ropilla de burato y clazones y mangas de nobleza Ytt dos pares de calzones de nobleza usados Ytt una capa de burato Nueva Ytt una Ropilla de Vaieta bieja Ytt Unas mangas de tafetan biejas Ytt unas mangas de Rizo biejo con Ropilla y Calzones de paño Ytt una capa de paño fino de Segovia nueba 340 Ytt quatro armadores uno de Raso liso blanco biejo dos negros de tafetan el uno usado: y el otro armador de Damasco berde de oro Usado Ytt quatro toallas vizcainas Ytt unas medias negras de peso usadas Ytt un Señidor de medio Rasillo de tres baras de largo y media de ancho Ytt un tallesillo de tafetan tornasolado guarnesido de encajes blancos y se jilla ¿ de plata Ytt Vinúu bordado de seda Ytt un bestido para muger de tela color Gamusado tallesito guar necido de encajes de plata y tapapies con un encaje de plata de a tercia Ytt otro bestido de tela berde guardapies y unguarina guarnesida de flue quesillo Ytt un Unguarina de felpa negra bieja Ytt Un monillo de tafetan pajiso con Guarnicion negra Ytt dos saias de pelo de camello ambar y una Unguarina de lo mismo Folio 311 v Yttem una savana de olan y otra media savana de lo mismo guarnesida de encajes de quatro dedos de ancho Yttem quatro Revosos de encajes biejos Yttem dos armadores llanos blancos Yttem una cobija de estopilla con encajes usada (…) Yttem Una casaquilla de paño fino de Segovia color de ambar sin botones ni oja les con su forro por estrenar Yttem un emballenado de tafetan doble de Lustre negro Yttem una mantilla de encaje encarnado guarnecido con encaje blanco usado (…) Folio 312 r Ytt. una colgadura de dha cama de Damasco carmesí con cuchillexo de oro fino bien tratada que se compone de seis cortinas cielo y rodapies y colcha que haviendo quedado por vienes de la dha da Josepha de Avila Re sivio el dho dn Joseph de Palacios entre las alajas del pago de la lexma Y dotes de la dha su muger” DOCUMENTO Nº7. 1705, marzo, 20. Sevilla. Inventario de bienes de don Salvador Moreno. AHPSE: P-5165, 360-372. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. 341 En la Mui Noble y mui leal ciudad de Sevilla en Veinte días del mes de marzo de mill setecientos y cinco a ante mi el scrib p y testigos de yuso escriptos parecio doña Cecilia eugenia Guerrero viuda de Salvador Moreno vezina desta ciudad en la collacion de Sa Marcos? y dijo que como alvasea insolidum q es y quedò del dho su marido nombrada por el poder para testar que la otorgo q passo ante mi en prim deste presente mes y año de la ¿ a que se remite queria hacer inventario de los vienes y hazienada que quedaron por fin y muerte del susodho para q cons te a sus herederos y demas personas que los hubieren de haver quales y quantos son por tanto con intervencion del Lizenciado dn Diego dela torre y esquivel padre y curador gen de menores desta ciudad havía e hizo el dho ymbenatrio en la manera siguiente Mercaderias Primeramente se ponen p Ymbentario las mercaderias que estan en la tienda que tenia en esta ciudad en la calle francos que son las siguientes Primeramente seis tapapieses de raso de oro verdes azules y encarnados Ytt veinte y dos varas de raso de oro verde Ytt Cinquenta varas de Brocato de oro azul y verde Ytt quatro varas de raso negro labrado Ytt setenta y ocho baras de tafetan negro Doble de Sevilla (…) Folio 360 v (…) Ytt nueve pares de medias de capullo de muger amarillas Yttem trescientas y veinte y dos libras de galones y randas de oro y plata falza Yttem quarenta libras de rivete de oro y plata falso Yttem veinte y siete libras de encaje de oro y plata falso Yttem sesenta y quatro libras de cuchillexo de oro y plata falsa de Milan Ytt diez y siete libras de cuchillexo de oro falzo ordinario Ytt diez y siete libras de Ylo de oro y plata falso de milan Yttem doce libras de oro y plata falzo ordinario Ytt quarenta y una libras de ojuela de oro falso surtido Yttem veinte libras de ojuela de plata falsa surtida Ytem cinco libras de trensilla de oro y plata falso Folio 361 v (…) Ytt quarenta de onzas de hilo de plata fino de Milan de dos cavos de batioja Ytt quince botones de hilo de oro y plata fino grandes de casaca ytt veinte y quatro botones de oro y plata finos de casaquilla Ytt once gruesas de botones de oro y plata fino de chupa Ytt diez y ocho gruesas de botones de oro y plata de armador (…) 342 Folio 370 r Ropa del difunto Ytt una capa de paño azul con cuchillexo de oro Ytt una casaca de droguete Ytt un calzon y chupa de raso de oro seleste Ytt un coleto un armador y unos calzones de ante Ytt un capote calsones y casaquilla de pelo de camello Ytt un armador de raso verde con cuchillejo de oro Ytt una casaca y una casaquilla de tafetan doble negro Ytt una capa de paño color de ambar Ropa de la viuda ytt un Bestido de Raso de oro melado de Guardapiés unguarina y cotilla con encajes de Milan ytt un guardapies de raso de oro verde Ytt una saia de teleton Ytt una Unguarina de ormesí negro Ytt una saya de tafetan doble negro Ytt una unguarina de fondo Ytt una mantilla de raso de oro (…) Folio 370v (…) Ytt un tapalotodo de albornos (…)”. DOCUMENTO Nº8. 1709. Sevilla. Partición y división de bienes de Doña Francisca de Medina y Salazar, Marquesa de la Peñuela. AHPSE: P-3777, 66-209. Escribano público: Toribio Fernández de Cozgaya Folio 80 r (…) “-Ytt una Colgadura de Cama de damas co Carmezí con galoncillo de oro falzo con su colcha de lo mismo manchada y mda y aprezda en 174 en ochocientos Rs -Ytt un Dozelito de dicho Damasco 0800 343 carmezí Uzado ¿ y aprezdo en 175 en quarenta Reales -Ytt Una Colgadura de Cama de Damasco Berde para camino bieja ymbentariada y apreciada al? en 176 en doscientos y quarenta Rs (…) -Ytt Una Colgadura de Cama de gaza encarnada y plata con fluequeado de seda viexa ymbentariada y apreciada al en 178 en trescientos y cinquenta R Folio 81 r (…) -Ytt Una Colgadura de Cama de tercio pelo verde con reves de felpa larga en carnada y su colcha de lo mismo, y su rodapies, guarnecido todo con cuchillejo de oro de Milan, ymben tariada y apreziada aen 186 en quatro mil y quinientos Rs -Ytt una colcha tellis de tela de oro encarnada y blanca que tiene doze varas guarnezida de cuchillejo de oro falzo forrada en tafetan gamuzado uzada que por olvido no se ymbentario se aprecio en quinientos y quarenta Rs Folio 87v (…) Primeramente una Joia grande de oro con una esmeralda grande en medio y cinco menores y noventa y dos esme raldas pequeñas y ciento y sesenta Diamantes con su pendiente y en el dies y siete esmeraldas, y beinte y un Diamantes y mda y apreziada aen 219 en seis cientos pesos excudos y dos octavos 0040 0240 0350 40500 0540 06002/8 Folio 88 r (…) -Ytt unos Sarzillos de oro y esmeraldas cada uno con cinco aguacates pendientes desiguales, y cada sarzillo tiene ciento y sesenta y nuebe esmeraldas pequeñas ymbentariadados y apreciados aen 221 en ciento y quarenta ex 0140 Folio 89 r 344 (…) _Ytt otros satzillos y en cada uno quatro perlas Verruecos y un corazoncito de oro ymbentariados y apreziados a en 229 en vceinte escudos -Ytt dos pares de Votones y en cada uno ocho diamantes en borzelana ymbentt y apreciados a en 230 en quarenta y ocho ex” 0020 0048 DOCUMENTO Nº9. 1710, mayo, 8. Sevilla. Inventario de bienes de Doña Juana de Rivera, marquesa de Aguiar. AHPSE: P- 2822, 456-458. Escribano público Toribio Fernández de Cozgaya. Folio 457 r “(…) Ytten una basquiña de ormesi de ocho paños vieja Ytten otra basquiña de raso liso negra de diez paños Ytten un monillo de raso verde y guardapies de lo mismo Ytten una Basquiña de espumilla encarnada desecha Ytt. Un envallenado, ongarina de tela azul guarnezida la casaca con encages de oro y blancos Ytten una casaca de raso liso encarnado guarnecida con galon de oro y puntilla blanca Ytten otra casaca de raso liso verde toda guarnecida de galon de oro Ytten una Basquiña de tafetan doble negro mal trattada Yten otra Basquiña de felpa negra Folio 457 V Ytt. una ongarina de raso liso negro guarnezida con encage de puños y ¿ Ytt. una saya de barragan de Bruselas blanca Ytt. un par de almoadas de tafetan listado con encages blancos Ytt. una Basquiña de raso negro Bieja Ytt. Dos cortinas de tafetan carmesí con sus cenefas Ytt. un guardapies de tela azul Ytt. una saya de espumilla azul Ytt. un guardapies de tela encarnada usado Ytt. una saya de ormesi negro con tres encages blancos tejidos en ella Ytt. un Bestido de sarga color de ambar bordado de Afelpado Ytt. nueve varas y media de raso verde y blanco en cortes Ytt. una ropa de baptizar con mantilla naguillas y casaquita y camisita de olan de raso encarnado Ytten un manto 345 Ytt. una mantilla de raso liso encarnado con encages blancos de Bruselas Ytt. un encage de manto de dos ttercias de ancho Ytt. otros dos pedazos de encage negro de Humo (…) Ytt. tres mantillas de vaieta las dos guarnecidas con encages usadas Ytt. un guardapies de raso carmesi y blanco usado Ytt. un coche de viga usado con entrapada y cortinas de paño encarnado para el Inbierno y Alvornozes y cortinas de damasco para el verano (…)”. DOCUMENTO Nº 10. 1710, junio, 8. Sevilla. Carta de dote de José Robles, oficial de albañil a favor de Francisca Lucrecia Lezcano. AHPSE: P- 2822, 605. Escribano público: Juan Muñoz Naranjo “Yten quatro camisas de muger y tres pares de naguas blancas todo en ciento y onze r 0111 Yten dos pañuelos blancos y quatro corpiños de lo mesmo todo en treinta y dos r 0032 Yten un monillo de tafetan sin mangas una almilla blanca y un paño de peines todo en catorze r 0014 Yten un bestido de tafetan doble en noventa r 0090 Yten unas naguas de sempiterna encarnada con guarnicion en setenta y cinco rr .0075 Yten un tapapies y monillo de tafetan chorreado en veinte y siete rr 0027 Yten dos pares de naguas las unas chorreadas y las otras de estampado en veinte rr 0020 Yten dos delantares uno de tafetan con encages y otro blanco â? en Vte y seis rr 0026 Yten quatro pares de calzetas y escarpines en Vte y quatro rr 0024 Yten unas medias de seda encarnadas bordadas en veinte rr 0020 Yten un monillo de raso encarnado y una saia en ciento y veinte rr 0120 Yten dos mantos uno nuevo y otro traido en ochenta y dos rr 0082 Yten una toalla de Indias de algodón dos pares de guantes y tres abanillos en sesenta y quatro 0064 Yten un tocado de Indias y otras niñerías en quarenta y quatro rr 0044 346 (…)” DOCUMENTO Nº11. 1715, agosto, 16. Sevilla. Inventario de bienes de don Pedro Dutramble. AHPSE: P-5178, 600-611. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. Folio 604 v “(…) “Ytt veinte camisones de diferentes lienzos Ytt diez pares de calzones blancos= y tres armadores de diferentes lienzos Ytt veintte y quatro almohadas de diferentes lienzos y otra labrada de seda Ytt seis corbatas de olan y muselina usadas las cinco con encages y la otra llana Ytt cinco pares de calzones de diferentes lienzos guarne sidos de encages Ytt tres camisones de estopilla guarnecidos de encages Ytt quatro pares de calzetas = quatro de escarpines viejos (…) Folio 605 r Ytt un par de calzones marineros de tafetan Gamusa do con encages negros viejos Ytt un armador de tisu de oro y plata Ytt ôtro de damasco de ôro color de ambar Galoneado de oro Ytt ôtro de tafetan doble negro usado Ytt una Cassaca don dos pares de calzones de Carro de oro blanquisco botonadura de plata y foor de ta fetan azul Folio 605v Ytt una Cassaca y un par de calzones de lanilla o bu rato vieja negra Ytt una Cassaca de espumilla plateada y Rossada vieja con botonadura de plata Ytt una Cassaca de montar de paño color de melocoton vieja Ytt una chupa y calzones de morles de color viejo Ytt una chupa de Damasco negro vieja 347 Ytt ôtra chupa de razo de manopla verde y anteada Ytt cinco pares de calzones de paño viejo de diferentes co lores Ytt ôtro par de calzones de damasco azul Ytt un Ropon o vata de Espumilla plateada forrada de tafetan carmesi mui vieja Ytt dos virretas una de terciopelo carmesí y la otra de paño a colores vieja (…)” DOCUMENTO Nº 12. 1715, agosto, 31. Sevilla. Inventario bienes de don Ambrosio Pérez de Texada AHPSE: P- 5178, 691-705. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. Folio 697 v “Ropa de color de hombre Ytt un vestido de paño de francia de hombre que se compone de casaca chupa y calzones con botonadura de oro Ytt otro bestido de carro de oro color de ambar que se compone de casaca y calzones con botonadura de oro Ytt otro bestido de paño negro que se compone de de casaca cal zones y chupa de nobleza con botonadura de seda Ytt ôtra casaca de droguete? plateada forrada de tafetan y botonadura de oro Ytt otra cassaca de paño de Segovia color de café vieja con botonadura de seda Folio 698 Ytt un Justacor de pelo de camello forrado en vayeta vieja Ytt un armador de teleton color de ambar forrado en olanda Ytt un capote de carro de oro âforrado en vaieta viejo Ytt un bestido de paño de francia negro que se compone de cassaca y calzones con botonadura de seda Ytt otro bestido de paño de francia color de ambar que se compone de cassaca chupa y calzones y votonadura de oro Ytt otro bestido de carro de oro que se compone de cassaca calzones y chupa de razo color de café guarnecido de galon de oro y botonadura de lo mismo Ytt una chupa de terciopelo carmesí guarnecida de galon de oro y botones de lo mismo Ytt una capa de paño azul con su Bueltillo ¿ de oro Ytt dos armadores con mangas uno de teleton y otro de granilla 348 Ytt una Casaquilla de paño vasto blanquisca con botones de lo mismo Ytt un armador de ante con sus mangas guarnecido de Ruetillo? negro Ytt una Cassaquilla y calzones de paño vasto con botones de lo mismo Ytt otros calzones de lo mismo Ytt un ârmador de granilla con botones de metal Ytt dos Cassaquillas de paño basto ôbscuro con botones de lo mismo Ytt una Capa de paño de Segovia azul con galon de oro Ytt otra de paño blanquisco basto Ropa de muger Ytt un bestido de tela azul que se compone de tapapiés y monillo el tapapiés guarnecido con un encage de Milan ancho y el monillo con galon y puntilla de plata y oro Ytt un guardapies de Rasso de oro guarnecido con sus encxes de Milan angostos Ytt ôtro Guardapiés de Rasso de oro verde Folio 698 v Ytt una cassaca de fondo guarnecida toda de Galon de oro y puntilla de plata Ytt otra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti lla de plata Ytt ôtra de Razo negro guarnecida con galon de oro y punti lla de plata Ytt ôtra mantilla de felpa verde guarnecida con encage de milan Ytt otra de Razo liso encarnada guarnecida con encages de milan Ytt ôtra de raso color de café llana Ytt ôtra de raso encarnado vieja y llana Ytt una saía negra de nobleza Ytt ôtra negra de tafetan Ytt ôtra de Razo liso color de perla Ytt unas naguas de Vaíeta vieja color de aroma? Ytt una saia de pelo de camello color de ambar obscuro Ytt dos monteras de pluma vordadas en oro Ytt un manto nuevo Ytt una museta de Razo lizo verde y felpa negra con sus cordones y alamares de seda y un bonete Ytt dos Rodapís el uno de damasco carmesí guarnecido con su cuchillejo de oro y el otro de Brocatel sin guarnición. (…) Folio 699 r 349 En Sevilla en cinco días del mes de Septiembre deste dho año ante mi el dicho escribano publico y testigos parecieron los dichos Doña Catalina Perez de Silva y Don Diego Pe rez de Texada y dixeron que como tales albaseas testam. Insolidum del dicho Don Ambrosio Perez de Texada su mari do y Padre querían proseguir el Inventario que de sus bienes y hazienda ânte mí tienen empesado por lo qual y con la dicha intervencion lo prosiguieron en la manera siguiente Folio 699 v Oros y plata labrada Primeramente una cadena de oro de eslabones y al Remate una escopetita y diferentes juguetes dentro Ytt un Rosario de Guaiamo engarzado en oro con tres meda llas en la cruz Ytt un Rosario con cuentas de ambar engarazado en oro con su cruz de lo mismo y una medalla cruz con seis esmeraldas (…) Folio 700 (…) Ytt una media luna de oro esmaltado de negro con una perla en medio Ytt dos pares de sarsillos de oro y esmeraldas y âmbos con sus aguacates por remate Ytt dos hebillas de oro y esmeraldas Ytt quatro limpiadientes de oro y esmeraldas Ytt quatro botones de oro con sus piedras âmarillas Ytt una Joya de oro con diamantes y esmeraldas y en ¿’ una Imagen de la Soledad con su caxa de terziopelo carmesi Ytt otro joya echura de lazo con su Remate avajo de oro y diamantes pequeñita con su caxa de terciopelo carmesí” DOCUMENTO Nº 13. 1719, abril, 13. Sevilla. Dote a favor de Juan Alfonso de Prado, maestro zapatero de obra prima. Se la entrega don Juan Baptista Clarebout para quien trabaja como sirvienta su futura mujer Ana Josefa Marín. AHPSE: P-10345, 255-256. 350 Escribano público: Juan Márquez de Guevara. Folio 255r “(…) Ytt una gabacha de felpa negra guarnecido con alamares de oro en Doscienttos quarenta Reales 0240 ytt otra dha de nobleza negra guarnecida con puntilla de plata en noventa Reales 0090 yttUn monillo de Manopla Color de melocoton guarne cido con galon de plata en noventa reales 0090 ytt otro dho de raso color de fuego guarnecido con galon de platta en settenta y cinco Reales 0075 ytt otro dho de paño azul con la misma guarnicion en quarentta y cinco reales ytt un tapapies de raso color de fuego guarnesido con encaxe crudo en ciento cinquenta R ytt otro dho de tafettan Doble seleste muy usado con trensilla de plata en sesentta Reales 0045 0150 0060 Ytt una mantilla de raso color de fuego Folio 255 v guarnecida con galon de plata en ciento y cinco R 0105 Ytt otr dha de Bayeta tinta en grana guarnecida con encaxe crudo en treyntta Reales 0030 Ytt unas enaguas de pelo de camello nuebas guarne sidas con encaxe crudo en cientto y veintte R 0120 Ytt ottras dhas de bayeta berde guarnesidas con sintta de tisu encarnada en treyntta y siette Reales y medio 0037 ½ Ytt un manto nuevo en sesentta Reales 0060 Ytt un Besttido de Rasso seleste guarnecido con ga lones de plata en quinientos Reales 0500 Ytt Un delanttar encarnado con puntilla de plata en treyntta y dos Reales 0032 Ytt ottro dho negro bordado de felpilla negra en vte y dos R Ytt Dos pares de medias de peso encarnadas en qua 0022 351 renta y cinco reales 0045 Ytt ocho camissas nuebas en trescienttos Reales 0300 Ytt tres dhas usadas en quarenta y cinco Reales 0045 Ytt seis pares de enaguas blancas en cienttto y cinq.ta R 0150 Ytt ocho corpiños en veinte y seis Rs 0026 Ytt Nuebe delanttares en cientto cinquentta y seis Rs 0156 Ytt Dos Candongas en quarentta y cinco Reales 0045 Ytt Diez pares de calzetas en quarenta Reales 0040 Ytt Doze de escarpines en doze Reales 0012 Ytt Un par de buelos en treyntta y quattro Reales 0034 Ytt Dos Pañuelos de estopilla en quince Rs 0015 DOCUMENTO Nº 14. 1719, abril, 13. Sevilla. Inventario capital de Juan Alfonso de Prado maestro zapatero de obra prima. A.P.S. Legajo 10342, folio 257-258. Escribano público: Juan Márquez de Guevara. “En el Nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en treze días del mes de abril de mill settecienttos y diez y nuebe años an tte mí Juan Marquez de Guevara escrivano piblico del Numero della y testigos yuso escriptos parecio Juan Alfonso de Prado mro za patero de obra prima vezino desta ciudad en la Collazion de sr San Ysidro al sitio de la Alfalfa y dijo que por quanto el suso dho estta para conttraer matrimonio con Ana Josepha Martin Donzella Natural de la Villa de Dos Hermanas hija lexma de Gaspar Martín difuntto, y de María Ortiz su muger y para q. en todo tiempo constte los vienes que estte otorgante lleba al dho ma trimonio quiere hazer Capital dello y Poniendolo en efectto lo haze de las partidas siguientes Primeramente Cíento y doze pares de hormas de hombre a quatro Rs. cada par montta quatrocienttos y quarentta y ocho Rs 0448 352 Ytt quarentta y tres pares de hormas de muger a tres Rs cada par son cientto y veintte y nuebe Reales 0129 Ytt Cínquentta y dos pares de hormas Chicas a dos Reales cada par son cientto y quattro Reales 0104 Ytt treintta y un pares de zapatos de hombre a quinze Reales cada par montan quatrocienttos y sesenta y cinco Rs 0465 Ytt Nuebe pares de zapatos de muger a doze Rs cada uno son cientto y ocho 0108 Ytt Veintte y tres pares de zapatos chanbergos a doze Rs cada par son Doscienttos y settentta y seis Reales 0276 Ytt Ytt tres pares de zapatos de muger llanosa nuebe Rs cada par son veintte y siette Reales 0027 Ytt cattorze pares de zapatos a siette Rs cada par ympor tan Npbenta y ocho Reales 0098 Ytt diez pares de Zapatos Chicos a quattro Reales ca da par son quarentta Reales 0040 Ytt Ytt quinze docenas de pares de tacones a quattro Reales cada una ymportan sesentta Reales 0060 Ytt siette dosenas de pares de tacones de muger a cinco Reales cada una ymportan treyntta y cinco Rs 0035 Ytt quattro pares de tiseras a diez Rs cada una ymportta quarentta Reales 0040 Folio 257 V (…) Ytt Dozena y media de Cordovanes negros a quinze Rs. cada uno ymportta Doscienttos y settentta” 0270 DOCUMENTO Nº15. 1724, agosto, 17. Sevilla. Inventario de bienes de Doña Gregoria Blazquez Calderon realizado por su albacea. AHPSE: P-1323, 337-345. Escribano público: Dionisio Bravo de Velasco. 353 Folio 337 r “En el nombre de Dios Amen en la ciudad de Sevilla en ve intte y quattro diaz del mes de Julio de mill settezientos y ve intte y quattro años estando en las cassas de la morada Dn Juan Joseph de Ariza mercader de Lenzería vezino deestta dicha ciudad que son en ella en la Collazion de nuestro sr. sn. Salvador en la plazuela que llaman de la Abería anttemi Dionisio Bravo escriva no Publico de su numero y los testigos infra escriptos parezio el dho Dn Juan Joseph de Ariza a quien doy fe conosco y como unico herede ro y Albacea que quedo de Doña Gregoria Blazquez Calderon su lexitima muger difuntta q. Dios aya nombrado en el testamento q otorgo devajo de cuya disposicion pareze fallezió que passo anttemi en treze deste dicho mes y año a que se remitio dixo que por fin y muerte de la dicha Dª Gregoria Blazquez Calderon su muger quedaron ciertos bienes caudal y efecttos y que para que siempre conste a las personas que aellos pretendieren tener dercho quales y quantos son queria hazer Ymbentario solemne dettodos y poniendolo en efecto lo hizo en la for ma siguiente (…) Folio 338 v Ropita de canastilla Ytt. unas naguillas de raso color Celestte nuevas forradas en tafetan senzillo encarnado y guarnesidas con puntas de plata y las dos de colonia de se da de tizú Ytt. otras dichas de Anascote blanco guarnezidas de Colonia labrada de seda Ytt. dos cobijas de estopilla ancha guarnecidas con encajes de pitiflor Ytt. seis rebozos de lo mismo guarnecidos de dhos encajes Ytt. dos camisittas de ôlan guarnecidas de dhos encajes Ytt. ocho dichas de bretaña y mangas de estopilla guarnesidas con dhos encajes Ytt. tres rebozos de estopilla llanos Ytt. doze pañales de bramante Ytt. un Acerito de olan con funda de tafetan guarnecido de encajes de pitiflor Ytt. quattro sabanillas de cuna de bramante Ytt. dos Almohaditas de cuna de Lienzo del Imperio Ytt. una faxa de cinta encarnada de tela usada Ytt. dies y seis faxas de distintos generos Ytt. un capillo de tafetan guarnecido de encajes Ytt. dos faxas de parir de bramante Ytt. una colcha para la cuna de sempiterna estampada forrrada en sereni con fluecos de hilo azul Ropa de color de muger Ytt. un tapapies y cazaca de tela de plata sobre Damasco encarnado forrados en tafetan y guarnecidos con galon de plata Ytt. otro guardapies de raso verde forrado en olandilla con galon de oro Ytt. otro dho de raso carmesí usado con galon de plata 354 Ytt. otro dhos de Damasco Aromado viejo con galon de seda Ytt. una Anguarína de Damasco Aromado guarnezido de galon de plata Folio 339 Ytt. otra anguarina de pelo de camello llana Ytt. un monillo de grana llano Ytt. otro dicho de raso carmesí con botones y guarnizion de plata Ytt. otro monillo de pelo de camello viejo guarnecido de punta de plata Ytt. otro dicho de Morles Aromado Ytt. un corpiño de Damasco encarnado bordado de plata Ytt. una mantilla usada de tela seleste guarnecida de punta de plata Ytt. un delantar de tafetan blanco bordado de oro y seda Ytt. quatro varas y media de peñasco tornasolado corte para anguarina Ytt. quatro varas y media de tafetan doble blanco para forro Ytt. una basquiña de Peñasco tornasolado Ytt. otra dicha de pelo de camello Ytt. otra dicha de tafetan doble negro Ytt. unas enaguas de bayeta grana con puntas de seda Ytt. un manteo de vayeta pajizo usado Ytt. un manto de Sevilla con siete varas Ytt. otro dicho viejo Ytt. un par de medias encarnadas usadas Ytt. dos pares de ligas bordadas con puntilla de plata Ytt. dos pañuelos dobles de seda Ytt. una paletina azul usada Ytt. quattro abanicos usados de diferentes xeneros Ytt. dos pares de guantes blancos de hilo y algodón” DOCUMENTO Nº 16. 1725, julio, 16. Sevilla. Recibo de dote de Bartolomé de Ortega a Francisca Masia. AHPSE: P- 5188, 512-514. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. Folio 512 v “(…) Ytt una mantilla de bayeta tinta en grana guarnesida en treinta y seis reales 0036 Ytt una mantilla de raso carmesí en ciento y òchenta reales 0180 Ytt una basquiña de pelo de camello en ciento nobenta reales 0090 355 Ytt otra dicha de tafetan doble negro en doscientos y sesenta reales 0260 (…) Ytt una gitanilla de tafetan doblete de Sevilla guarnesida en setenta y cinco rr 0075 ytt un monillo de grana guarnesido en cien to y cinquenta y cinco reales 0155 Ytt un monillo de raso verde en nobenta rs 0090 Ytt un monillo de paño grana en treinta r 0030 Ytt un corpiño de tafetan encarnado en vein te y dos reales y medio 0022 ½ Ytt otro dicho de morles en seis reales 0006 Ytt tres abanillos uno de roma y dos ordina rios en setenta y cinco reales 0075 Ytt un rosario engarzado en plata en sesenta 0060 Ytt un par de guantes de seda en treinta 0030 Ytt otro par de guantes de hilo blanco en ôcho rs 0008 Ytt otro par de guantes de lana tinto en grana en diez y ôcho reales 0018 Folio 513 r Ytt un par de puños de encage fino en quince rs 0015 Ytt unos buelos de encages finos en sesenta rs 0060 (…) Ytt un clavillo de plata en ôcho reales 0008 Ytt dos moñas una de tela y ôtra de seda en ôcho rs 0008 (…) Ytt un regalillo de pelo blanquisco en treinta y dos rs 0032 Ytt dos paletinas una de color de punzòn y la otra negra en treinta reales y medio 0030 ½ Ytt dos delantares uno encarnado bordado y ôtro ne 356 gro guarnecido en cinquenta reales 0050 Ytt un guardapies dorado en doscientos rs 0200 Ytt una cama de colgar nueva de paño teñido en doscientos y quarenta reales 0240 (…) Ytt un scriptorio de carey embutido en marfil con su pie en doscientos y diez rs 0210 Ytt un bufete de comer con su cajon en veinte rs 0020 DOCUMENTO Nº 17. 1725, septiembre, 22. Sevilla. Inventario de bienes de Doña Isabel Inés Francisca Malcampo y Omazur. AHPSE: P-5188, 684- 690. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. Folio 686 v (…) “Ytt una bolsa de ir a casar ( cazar) Ytt tres pelucas Ytt quatro birretinas bordadas de plata Folio 687 r (…) Ytt un roperito de dos varas de âlto (…) Ytt un escaparate de tres varas de alto con puertas de âlam bre donde estan los libros (…) Ytt una mesa con sus âtriles para escribir de dos varas y me dia de largo Folio 688 v (…) Ytt quatro pañitos de barba Ytt una cama de tres varas y media de alto con su colgadura ver de bordada en Yndias y sitial de lo mismo Ytt tres cortinas de tafetan carmeside â quatro varas de largo 357 Ytt tres casacas de paño Ytt dos ddhas de lila encarnada Ytt seis pares de calzones Ytt una chupa y calzones de gamusa Ytt seis pares de medias Ytt dos chupas de raso Ytt dos biricues Ytt un espadin de plata Ytt quatro sombreros Ytt una escopeta Ytt quatro sayas una de terciopelo una de damasco negro otra de pelo de camello otra de melendra? Ytt ocho casacas de muger las dos de tela ytt quatro guardapieses los dos de tela Ytt una bata de tela y otra chica de rasso Ytt una bata de hombre de damasco Ytt tres delantares los dos bordados de plata Ytt una colgadura de cuna y mosquitero de dha ropa de los niños Ytt onze camisitas de la niña Ytt siete pares de naguas blancas Ytt seis pañuelos y calsetas Ytt tres corpiños Ytt tres delantares Ytt seis camisones de el niño Ytt siete pares de calzones Ytt tres capillos Ytt seis armadores blancos Ytt quatro pañuelos y calzetas Folio 689 r (…) Ytt quatro guardapieses de la niña Ytt dos sayitas Ytt un manto Ytt dos casacas Ytt una paletina Ytt quatro pares de medias Ytt una casaca del niño Ytt dos chupas Ytt dos pares de calzones Ytt tres sombreros Ytt un espadin de plata Ytt una casaquilla de montar Ytt cinco pares de medias Ytt una mantilla de la niña Ytt tres delantares de tafetan 358 Ytt diez corbatas de encages Ytt ôcho corbatas llanas Ytt ocho puños llanos Ytt treze pañuelos llanos Ytt diez y ocho camiones Ytt ôcho pares de calzones blancos Ytt doze armadores Ytt ocho pares de calzetas Ytt veinte y quatro pares de escarpines Ytt seis capillos blancos Ytt seis pañuelos de color ytt una cotilla y dos petos Ytt dos mosquiteros (…) Folio 689 v (…) Canastilla Ytt una colcha de damasco carmesi Ytt una ropa de xstianar de tela Ytt seis sabanas Ytt quatro ferraderos? ó serraderos Ytt seis almohadas Ytt diez camisitas Ytt quinze pañales Ytt nueve metidillos Ytt doze faxas Ytt quatro cobijas Ytt onze rebosos” DOCUMENTO Nº 18. 1729, febrero, 6. Sevilla. Inventario Capital de Don José Ruiz, torcedor de sedas, realizado con motivo de su boda con Gerónima del Balle, viuda de José Pérez. AHPSE: P- 5192, 86-87. Escribano público Antonio Ruiz Jurado Folio 86 r “Ytt dos pares de medias de seda de peso en nobenta y seis reales de vellon 0096 Ytt un bestido de paño de Segovia a lo milittar y chupa de perziana de seda en seiszientos y quince reales vellon 0615 359 Ytt tres capas. las dos de paño y la otra de esparragon, en doszientos y quinse reales vellon 0215 Ytt tres bestiduras viejas de ropa blanca en sientto y treintta y sinco reales vn 0135 Ytt dos camisolas con puños de olan y qua ttro corbattines en quarentta y sinco rea les vellon 0045 Ytt un besttido para el ttrabajo em cinquen ta reales vellon 0050 Ytt dos libras de seda encañada en cientto y vte reales vellon 0120 Folio 86 v (…) Ytt dos sombreros chambergos en treinta y siete y medio rreales de vellon 0037 Ytt Dos pares de guantes de seda en veinte y dos rs vn 0022 Ytt un agnus guarnecido de plata y una talega de tafetan en quince reales vn” 0015 DOCUMENTO Nº 19. 1729, agosto,1. Sevilla. Inventario de bienes de Don Hermenegildo López de Águila. AHPSE: P-5192, 595-597. Escribano público: Antonio Ruiz Jurado. Folio 595 v (…) “Ytt quatro pares de calzoncillos de crea muy remendados Ytt tres pares de calzetas con piez usadas Ytt un capote de pelo de camello, forrado en bayeta, color café, roto Ytt una capa de paño de Segovia negro, rayda y picada Ytt otra dha de bayeta negra vieja Ytt un par de calzones de paño de Segovia negro, viejos Ytt una chupa de paño de francia negro de ynferior suerte , bien 360 tratada forrada en òlandilla Ytt ôtra dicha de Damasco negro forrada en tafetan, cenzillo, rota Ytt Un Armador de Damasco negro viejo Ytt Una ropilla de vayeta negra apolillada Ytt un par de medias, de seda, viejas, negras Ytt una bata ordinaria, usada” DOCUMENTO Nº 20. 1730, marzo, 21. Sevilla. Carta de dote de don Alonso de Soto a favor de Pedro Guerrero, trabajador del campo. AHPSE: P-702, 148-150. Escribano público: Manuel Martínez Briceño. “En el Nombre de Dios amen = Se Passe por sta carta de entrego y recibo de Dote como Yo. dn. Alonso de Soto Presbitero de esta ciudad de Sevilla Y Cura de la Yg. Parroquial de San Gil de ella otorgo a favor de Pedro Guerrero trabajador del campo vezino della Y natural de la villa de Valde peñas en el obispado de Jaen. hijo de Francisco Guerrero y de Catalina Muñoz lexitima muger. Y oigo que pata mexor servir a Dios nuestro Sr. esta tratado que el suso dho contraiga matrimonio. y por estar listas las moniciones y presedido lo que manda el santo concilio de trento, se a de zelebrar en ste dia con Ysabel María Ana Cavello, Donzella natural desta ciudad hija lexitima de Ramiro Martin Canello; y de María Antonia Cavallero su muger a quien e criado en mi cassa y servicio desde que la traxeron de ¿ a ella ¿ Y porque dicho casamiento se efectua con mi gusto y voluntad. Y sin ingreso por salario ni otra cosa deva nada a la suso dicha porque la e usado y alimentado con desensia como es notorio. le e ofrecido dar por vienes y dote y caudal conocido de la suso dicha de los mios propios asta seis mil reales de vellon ¿ mas que menos ¿ en vienes . y alaxas y ropa. y menaxe de cassa y en un caballo para que busque la vida. Como con vivienda de Cassa. Y alimentos de comida y lo demas que sera contenido en este contrato . y poniendo en efecto dho ofrecimiento. leago entrego dello antedose apreciado por menor los siguientes vienes. y son en las partidas y forma siguientes Primeramente una cama de varandillas negra y con algun bronce aprecia da en ziento y ochenta reales de vellon 180 Ytt. Dos colchones poblados de Lana. y el uno de lienzo blanco y el otro listado en Doscientos reales de vellon ambos 200 Ytt. seis sabanas las quatro nuevas y guarnecida de encages. y las otras dos llanas y ussadas en ciento y setenta reales las seis 170 Ytt. Cuatro almoadas guarnecidas de encages nuevas en cien reales 100 361 un cobertor encarnado = y colcha y rodapie de stampado noventa Rs 90 Dos arcas de zedro la una de siette quartas ciento treinta y cinco 135 un escrittoritto y Papelera y un niño Jhs settenta y cinco 75 Dos sillones; y quatro sillas de paxa sezentta y ocho 68 Quatro cuadros con molduras en Blanco Ciento y veinte 120 Dos pequeños con molduras en lienzo quarenta y cinco 45 un San Pedro; y un espexo con moldura negra quarenta y cinco 45 seis quadritos y un bufete de comer veintte y seis Rs 26 Quatro camisas nuevas guarnezidas siento y sesenta y dos Rs 162 ------------------ Folio 148 v 1416 - Dos camisas demediadas; y una Beronica Quarenta y seis rs 046 -seis parez de Naguas Blancas settenta y seis rs 076 - seis parez de Calzetas y dos Medias cinquenta y quatro R 054 - Dos pares de sapattos y dos cucharas de plata sesentta reales 060 - Una Caldera Alm irez y Belon siento y onze reales todo 111 - Una tinaja, un Perol Candíl y Candelero un soga y vidrios u Bucaros y trasttes de cosina sezenta R todo 060 - Un monillo y saya de pelo de camello Doscientos Quinze R 215 - Una saia de tafetan negro nueva Dos y Diez Rs de Vn 210 - una ongurina de damasco encarnado siento y sinco Rs Vn 105 - Dos pares de naguas y un monillo de razo siento y sesenta y sinco R 165 - de los despachos. Para el cassamiento y del un escaparate Grande siento y sinquenta y ocho Rs 158 - un tapapies de razo verde siento y sinco Reales Vn 105 - Doa saías la una esparragon negro sesentta y siette R 067 - una caxa de plata y unas naguas viexas sesentta y siette R 067 362 - Una mantilla encarnada con sus brochez treintta R 030 - tres pares de guantes y delanttar de tafetan Quarenta y siette 047 - Un pañuelo de seda labrado Doze reales de vn 012 - Una sortixa de oro Con Piedras Blancas sesenta R 060 - Dos tumbagas vuenas en treinta reales de vellon 030 -Un aguilita de plata y Dos agnus de lo mismo Sinquenta y dos R 052 -un dedal y un alfilerero moñas y una Cruz quarenta y sinco 045 -Un rosario de plata y abanillo de talco sesentta y siete R 067 - un delantar y dos talegas y dos pañuelos Quarenta y sinco R 045 - un alfiler de plata y uns sarsillos y marttica veinte y dos R 022 - Dos mantos el uno nuevo en noventa Reales de Vn 090 -Dos Corpiños de Segri treintta Reales de Vn 030 - de un canasto de costura y manguitos siette 007 - Un bolso bordado de oro y otros guantes treintta y quatro 034 - Una tabla de manteles y seis servilletas y un toalla veintte y sinco reales todo ello -Ytt un Cavallo Color Castaño y de 025 --------------------- Folio 149 r 30512 edad de Seis años en Quatrocien ttos y sinquenta Reales de vellon Ytt en dinero de contado ochenta Reales de vellon 450 -------------------30962 t 80 --------------------40042 t Que todas las dichas partidas suman y montan quatro mil y quarenta y dos Reales y medio de vn Ytt por mas Argumento y Partte de Dote y Cumplimien to de mi oferta me obligo a tener en mi cassa y compañía los dhos Pedro Guerrero e Ysabel María tiempo de un año contado desde oy dia de su cassa 363 miento y Cumplira otro tal dia veintte y uno de marsso que viene de mil settecientos y treinta y uno alimen tandolos de comida y zena sin faltar ninguno re galado el gasto de cada dia por amvos a quatro R de vellon que montan en los trescientos y sesenta y zinco dias que compone el dho a un mil y quatrocientos y sesenta Reales 10460 Ytt me obligo a que desde el día que cumpla el dho año de Alimenttos en adelante se pagase por tiempo de ocho años primeros siguientes un quarto de cossa fuera de la mía en que ni ban los suso dichos a razon de a seis reales de vellon en cada un mes Y no mas y Casso que mas valga por tomar mas vivienda de Cassa u otros quarttos el Exseso sera obligacion de los suso dichos el pagarlo porque yo solo e de concurrir â razon de los dichos seis reales y sino ganare tanto no por esso Se e de dis conttar el menos valor porque les e dado prezi samentte a los dhos seis reales a que se me a de po der apremiar y executar los quales dichos ocho años componen noventa y seis meses que a dhos seis Reales que lo âplico a la susodicha en parte del dicho ofreciemiento de dotte para que lo tenga Por tal Con lo de mas que contiene estta scriptura -0576 Que todas las dichas partidas monttan seis mil y settentta y ocho reales y medio de vellon â 60078 t cuío saneamiento paga y cumplimiento me obligo con todos mis vienes y renttas avídos y por aver = eio el dho Pedro guerrero que soy presente y savedor de esta scriptura ottor go que la a sepa como en ella se contiene y ratifico los aprezios de dichas parttidas que sean echo de mi or den y rezivo del dho Dn Alonso de Sotto por vienes y dote y caudal conosido de la dha Ysabel María mi esposa que a de ser los expresados seis mil y settenta y ocho Reales y medio en las dhas Parttidas de bienes y obligaciones de Alimentos, y Cassa y ahora de presen tte se me entregan de todos los vienes alaxas ropa y cavallo re feridas por sus parezíos que hazen los dhos quatro mill y qua renta y dos reales Y m. aora de prezentte escrivano publico y testigos de sta cartta de cuio entrego y rezivo Yo Manuel Martinez Brizeño Folio 150 r escrivano publico del numero de sta ciudad doy fee porque se hizo y paso en mi presencia y de dhos testtigos estando en las ca sas de la morada del dho Dn Alonso de Soto en la macarena en la rezolana del hospital de la sangre y quedo todo ello en poder de dicho pedro guerrero = de todo lo qual yo el dho Pedro guerre 364 ro me doy por entregado a mi volunttad y esttos dhos seis mill y settenta y ocho reales y ms que compone dicha dotte ¿mas se sentta ducados de vellon que prometo y mando en arras Pro tternupcias dha ysabel María que de ser mi esposa que de claro caven en la decima partte de bienes que yo tengo y casso que no que par? se les mando en las que adelante hubiere ya maior avundamiento de ello le ago grazia y ¿ a la suso dicha la qual quiero que las aya y tenga sobre mi persona y vienes que tengo y tubiere y sobre lo mas seguro y ni en parado deellos que la obligo e ipoteco y doy en empeño y por no ntre del empeño e ipote ca en tal manera que disuelto y apartado nuestro matrimonio por muerte o en vida o por qualquiera de los cassos que el derecho dispone ningun mi hixo ni otra persona acreedor a mis vienes no pueda entrar `partir ni dividir. cosa alguna hasta que la suso dha estte pagada de esta su dotte y arras y de lo demas que le perttene siere de mis vienes y si la suso dha falleziere primero que yo conzien que lo pueda dexar a sus hixos herederos o a las otras perssonas que fue se su voluntad a las quales o a quien lexitimamente pertteneziese a lo suso dho volver e pagare y restittuire luego que llegue el dho casso sin aguardar a otro alguno de todo lo qual obligo mi persona y vie nes avidos y por aver = y a nues otorgantes damos poder a las justisias de Su Mag que de las causas devan conoser para que al nto nos apre mien y renunziamos las leies de nuestro favor y q. del derecho eio dho Dn Alonso de Soto renunzio el capitulo o ¿ desolizionibus suan de penis como en el se contiene = fecha la carta en sevilla en veintte y uno de marso de mill settecientos y treinta años y de los otorgantes lo firmo en mi rexistro dho Dn Alonso y por ello el dho pedro guerrero dixo no saver a su ruego lo firmo un testigo en mi rexistro eio el escrivano publico doy fee que les conosco testigos Nicolas Geronimo de Salinas y Luis Martinez y Juan de Morales vezinos desta ciudad = D. Alonso de Soto Nicolas Geronimo de Salinas Manuel Martinez Luis Martinez” DOCUMENTO Nº 21. 1730, abril, 8. Sevilla. Carta de dote de Petronila de Erazo a favor de Juan Esteban de Montalbán, maestro ensamblador. AHPSE: P-702, 183. Escribano público: Manuel Martínez Briceño (…) un vestido entero nuevo de mujer. Y es de media persiana forrado en encar nado y a toda costa es su valor quinientos cincuenta y quatro Rs Vn 554 365 Ytt. una Vaquiña nueva de tafetan doble negro en ciento treinta y cinco Reales 135 Ytt. otra Vasquiña de camellon de color tambien nueva en ciento y siete reales 107 Ytt. un tapapies de raso zeleste y colores bien tratado en ciento y veinte reales 120 s pares de naguas unas de esparragon y otras de baieta en ochenta y dos Rs ambas 82 Dos casacas de muger una de tafetan y otra de Pelo de Camello en Sesenta Reales 60 -Dos mantos, el uno nuevo y dos delantares de tafetan y beatilla en cien Reales todo 100 -seís camizas las quatro nuevas con encaxes en doce pesos 180 -tres pares de naguas llanas con encaxes y Dos Pañuelos de estopilla sinco P? 75 -un corpiño de tafetan y unas medias de seda encarnadas treinta y nueve reales 39 -tres pares de calzetas dos pares de sapattos quarenta y cinco reales 45 (…) -dos pares de guantes los unos de seda y ocho tumbagas en noventa y nueve reales 99 (…) -quatro Abanillos y unos Buelos de encaxes en cinquenta y cinco reales 55 -una mantilla de baieta y un pañuelo de seda en veinte y tres Rs Vn (…) 23 DOCUMENTO Nº 22. 1730, mayo, 27. Sevilla. Carta de entrego y adjudicación de dote de Bernabé Pérez de Escobar, maestro del arte de la seda a favor de José Serraso del arte de la platería. AHPSE: P- 702, 714- 715. Escribano público: Manuel Martínez Briceño 714 v (…) “-Ytt. Una Vestidura de Camisa Y naguas blabcas de lienzo mui fino y Guarnecidas con encaxes finos ciento treinta relaes 0130 -Ytt tres camisas nuevas = y tres pares de naguas blan cas tambien nuevas por ¿ todo en ciento y diez y ocho reales 0118 366 -quatro pañuelos los tres de lienzo. y el dho de gaza quarenta reales 0040 -otros dos pañuelos de seda y un delantar de estopilla con encaxes= y una toalla delgada en zinquenta reales todo ello 0050 -Unas medias de seda=Y cinco pares de calzetas=Y cuatro paños de crea= Y cuatro corpiños todo ello nuevo ochenta reales 0080 -tres abanicos= Y Dos pares de guantes de seda= Y unas Zintas de tocador todo nuevo en ciento y dos reales 0102 -Dos tablas de manteles= Y seis servilletas en zinquenta reales 0050 -Un Vestido de raso de colores que se compone de Guardapies y Monillo en Ziento y ochenta reales de vellon 0180 -otro vestido de pelo de camello. Vasquiña Y Casaca, Y Monillo en ziento y ochenta y tres reales todo ello 0183 -un Guardapies. y monillo de Segrí en ziento y cinco reales 0105 -Una Mantilla de raso color de fuego con broches de pta. Setenta reales 0070 -Una Vasquiña de tafetan doble negro nueva en Dosicentos y seis reales 0206 -Una Casaca de Damasco negro en ciento y tr.ª y cinco reales 0135 -otra Casaca de Raso de Persiana con Carton en Doscientos Reales 0200 -Unas enaguas de esparragon azul y mantilla de vaieta quarenta R 0040 -Una saia de esparragon= Y dos delantares de seda. en Sesenta Rs 0060 -tres varas. y media de Segri Vesdegai. en treinta y siete reales 0037 -Dos mantos de seda el uno nuevo y el otro usado noventa Rs ambos (…) 0090 DOCUMENTO Nº 23. 1730, noviembre, 30. Sevilla. Carta de dote de Jose de Medina Perez de Oliveros a favor de Doña Juana Suarez AHPSE: P-1326, 515- 516. Escribano público: Folio 515 v 367 “(…) Ytt. un guardapies de raso celeste en ciento sesenta y cinco r 0165 Ytt. un monillo de persiana verde con vueltas encarnadas, en ciento y cinco r0105 Ytt. tres dichos unos de tafetan doble celeste, otro de pelo de camello y otro de esparragon en quarenta y cinco 0045 Ytt. un bestido de tafetan doble negro que se compone de Basqui ña y cazaca en trescientos trece r 0313 Ytt. otro bestido de pelo de camello en cientto y cinquenta R 0150 Ytt. un manto en quarenta y cinco Ytt. unas enaguas de esparragon verde nuevas en cinquenta y tres r 0045 0053 Ytt. otras dichas de Bayeta verde nuevas en quarenta y cinco r 0045 Ytt. dos pares de enaguas usadas unas de Bayeta y otras de Lampari lla en treinta R 0030 Ytt. un delantar de tafetan encarnado bordado de seda en treinta r 0030 Ytt. tres dichos dos de tafetan y uno de estopilla en quarenta y cinco R 0045 Ytt. unas medias de seda encarnada bordadas en treinta Rs y unas calsetas finas en siete y m q todo monta treinta y siete r y m 0037 ½ Ytt. unas medias de seda carmesí y ligas selestes en veinte y dos r 0022 Ytt. otras dichas de capullo en quince R 0015 Ytt. dos Corpiños uno de persiana y otro de tafetan en veinte y dos 0022 Ytt. una mantilla de bayeta blanca en trece R 0013 Ytt. unos guantes de seda carmesí en veinte y dos R y m 0022 ½ Ytt. dos pares dichos de lo mismo unos encarnados y otros negros en treinta y siete reales y medio 0037 ½ Ytt. seis abanillos de distintos gen. los quatro nuevos en seten ta y cinco Rs 0075 (…)” 368 DOCUMENTO Nº 24. 1733, febrero, 26. Sevilla. Memoria de las partidas que se han pagado por orden y quenta del Sr. Dn Joseph Maestre. AHPSE:P-12025, 1406-1421. Folio 1416 v Escribano público: Bernardo José Ortiz. “Gastos causados en el embarque de ropa. Ytem por los gastos causados en el embarque de la Ropa que fue de quenta de dho Sr se expendió lo siguiente -Por onze rs y medio de plata que se dieron a los enfardeladores para veber 0011 ¿ ¼ -Por traer y llevar las baietas del tinte16 ¿ de plata 0016 Folio 1418 r -Ytem 138 ¿ que se pagaron â Dominguez, por hilo, cordeles; y aforrar el cajón 0138 -Ytem 198? por la hechura de los nueve fardos â 22 ¿ pta cada uno 0198 -Ytem por teñir 174 piezas de baietas â 20 rs plata cada pieza se pagaron 10480 -Ytem 43? ¼ de nueve carretadas a los mosos de llevar ael rio a nueve rs. vn. cada una 0043? ¼ -Ytem 43 ¿ ¼ de los nueve carros a los mismos nueve rs 0034 ¼ -Ytem 332 ‘ del tundidor por doblar, y aprensar 83 piezas de baietas a quatro rs. de Plata cada una” 0332” 369 DOCUMENTO Nº 25. 1731, marzo, 5. Sevilla. Testimonio de daño. AHPSE: P- 10349, 200. Escribano público: 200 r “En la ciudad de Sevilla en cinco dias del mes de Marzo de mill Settecienttos y treintta y un años antte mi Andres Guttierrez delas piedras ssno pp del numero desta dha ciudad y testigos Yuso Escritos parecieron los señores Ladham y carpenter, hombres de negocios y vezinos desta dha ciudad en la collazion de Señor San Ysidro y dijeron que Don Rogers y Beaz dsley vezino de la ciudad de londres les remittio desde allá â esta dha ciudad en un navío nombrado Annna, cuyo capitan es Thomas Cutohinson Un Barril cuya Marca? es la de la ¿, denttro de ella qual venían trescienttas y tres dosenas y mediade medias de Zeda y lana de varios colores de hombres mugeres y muchachos el cual dicho varril aviendose avertto oy día de la Fecha en la real aduana desta dicha ciudad en presencia de el presente ssno ppco y testigos se sacaron todas las Zittadas medias enttre las quales venían con averia de agua salada actualmente mojadas las dozenas siguientes Primeramente del numero primero cinquenta y ocho dozenas con âvería grande Yttem del numero cinco cinquenta y dos dozenas con Abería grande de mugeres y de estas mismas treintta dozenas con menos abería Yttem del numero seis, treze docenas de hombre de Amburgo de puntto de aguja con abería grande, y de las dichas quatro dozenas con menos abería Yttem del numero siette treintta y una dozena de hombres de Amburgo de punto de Aguja con abería grande surtidas Yttem quatro dozenas de hombres cortas de Aguja con abería grande (…) Folio 200 v Yttem quince dozenas de mugeres encarnados con cuchillas Blancas con abería grande (…)” DOCUMENTO Nº 26. 370 1731, octubre, 24. Sevilla. Inventario Capital de don Bartolomé Profumo. AHPSE: P-1326, 474-479. Escribano público. Juan Bautista de Palacios. Folio 475 v “(…) Ropa de vesttir de hombre Ytt una camisa y calsones de olan guarnecidos de en caxes finos en cientto y veintte Rs de platta 0120 Ytt doze camisones nuevos de Bretaña guarnezidos con olanes en quattrocienttos cinquenta Rs de platta 0450 Ytt doce pares de Calsones Blancos seis de brettaña y seis de crea en ochenta Rs de platta 0080 Ytt seis Armadores blancos en quarentta rrs de pta 0040 Ytt seis corbattas de murcelina en sessenta y quattro rr pta 0064 Ytt una dicha de encaxes de pittiflor en treinta y dos rs pta 0032 Ytt seis capillos blancos en treintta y dos rr pta 0032 Ytt ocho Pañuelos de esttopilla en treinta y dos rr pta 0032 Ytt ocho pares de Calzettas y diez y seis de escarpines en quarenta Rs de pta 0040 Folio 476 r Ytt cinco pares de medias de seda para hombre en ciento y doze Rs de pta 0112 Ytt una Batta de sereni? para hombre en treinta y dos rs de pta 0032 Ytt un vestido de casaca y dos pares de calzones de paño de color obscuro forrada la casaca de tafettan car mesí en quattrocienttos Rs de platta 0400 Ytt ottro vestido que se compone de lo mismo, de tafetan negro en ciento y sessenttz Rs de pta 0160 371 Yt una chupa de Damasco negro en noventta y seis reales platta 0096 Ytt una chupa de tisú de francia en dozientos R pta 0200 Ytt dos pelucas en sessentta y quattro Rs de pta 0064 Ytt tres sombreros en quarenta Rs pta 0040 Ytt dos capas la una de paño y la otra de pelo de came llo en cientto y doce Rs de platta 0112 DOCUMENTO Nº 27. 1733, mayo, 1. Sevilla. Fideicomiso Don Juan de Cordoba y Lasso de la Vega otorga fideicomiso y albaceazgo. AHPSE: P-18005. Folio 181-185. Escribano público: Tomás Agredano. Folio 182 r “Diamantes perlas y oros 0070- Ytt un peto de diamantes en setenta pesos 0140- Ytt unos satzillos y cruz de diamantes en ciento quarentta 0064- Ytt quatro sortijas con nueve diamantes cada una a díez y seis pesos valen todas sesenta y quatro pesos 0036- Ytt una cruz de diamantes con su corona y laso en treintta y seis pesos 0004- Ytt una sortija de diamantes y esmeraladas en quatro pesos 0012- Ytt una rrosa de clavettes y oro en dos pesos 0080- Ytt una masetta de diamantes y esmeraldas que vale ochenta pesos 0040- Ytt unos sarsillos y cruz de esmerladas que valen quarenta pesos 0012- Ytt otra tumbaga de braso en dose pesos 0004- Ytt un agnus guarnecido en oro en quatro pesos 0004- Ytt un escarbadientes de oro en quattro pesos 0010- Ytt una cajeta de crital guarnecida de oro en dies pesos 0008- Ytt una cajita dorada en ocho pesos Folio 182 v 0032- Ytt un relox con su cadena de platta en treintta y dos pesos 0024- Ytt una abuja de de Diamantes y esmeraldas en veintte 372 y quattro pesos Ytt una consepsion de oro esmaltado con siete perlas 0012- en dose pesos 0008- un laso de esmeraldas en ocho pesos 0050- Ytt unos sarsillos de perlas diamantes y esmeraldas en cinquenta pesos Folio 183 v (…) Ytt un espejo de vestir de tres quartas y media de alto la luna con su moldura dorada en quatrocientos reales (…)” 0400 DOCUMENTO Nº 28. 1733. Sevilla. Inventario, cuenta y particion de los bienes que quedaron por fin y muerte de don Juan Pérez de Vivar entre sus cuatro hijas y su viuda. AHPSE: P-18005, 349- 364. Escribano público: Tomás de Agredano. Folio 349 r “Memoria, Ymbentario, Ô Descripcion de los Vienes muebles Platta Labrada Alaxas preciosas y demas cosas que quedaron por fin y muerte de Dn Juan Perez de Yibar? que seapreciaron en los aprecios que aquí se expressan; Las Alaxas de Platta de Diamantes y Perlas por el contraste Dn Juan de Riverola; La Librería por el Librero de Gradas; y lo demas de vienes muebles de Ropa por el Balán? Francisco Ôrdoñez: sin que aiga ôcultado cosa alguna por consen timiento de las partes, y Nombramiento de ellas en dichos Apreciadores que es todo como se sigue: (…) Folio 350 v Nomina de piedras preciosas Una Joya grande de perlas y dia mantes en: 30345 Unos pendientes iguales en : 0900 Dos sortijas, Ô cintillos de Diamantes solos redondos en: 0750 373 Una cruz de Diamantes y un relox de platta en : 0780 Unos bottoncitos con una Avispas? se aprecio en : 0150 Una cruz y pendientes de Diamantes se aprecio en : 30150 Dos sortijas redondas de lo mismo se aprecio en: 10500 Unos Enrrejados de Aljofar con unos Brochezittos de Diamantes se â precio en: 0630 Un relox de oro con su cadena en: 10050 Una caxa de Inglaterra dorada: 0090 Ôttra de ôro Quadrada; y ottra de Ingla terra dorada redonda en: 10342 Folio 351 r Un Cintillo de tres Diamanttes gran des se aprecio en: 30000 Unas Manillas de perlas netas con bro ches de Diamanttes que pessan qua trocienttos y veinte quilates q â rasson de pesso y medio el Quilate hassen ôchocientos y cinquentta pessos. Que son reales de vellon: 120750 Una Cruz y zarcillos grandes de Dia mantes y ôro pulido que pesan siete Castellanos, y siete tomines y me dio se apreció en: 30165 Dos brasaletes de tumbaga con una esmerlada cada uno: 0600 Una Caxa de Inglaterra dorada 0090 Un relox de oro se aprecio en : 10200 374 Un Par de Bottones de Puños de Dia manttes se aprecio en: 0495 Un Collar de perlas nettas con Cinquen ta granos que pessa como siette â darmes se aprecio en: 20100 Folio 351v Unos Zarcillos de botones y remates con veinte y ôcho diamanttes pessa un Castellano y cínco tomi nes . apreciados en 0375 Unas Pulseras de Perlas Numero de quattrocientas: que pessa dos ônsas y cattorce âdarmes se aprecio en: 10800 Un Cintillo con diez y seis Diaman tes y el de en medio con diez y seis granos. Pessa un Casttellano, y un tomin escasso. en 10980 Una Joya de oro pulido que se compone de ciento y sessenta y quattro Diamantes y algunos fondos. Pesa veinte y dos Castellanos y to min y medio apreciada en. 40200 Una flor de pelo con ocho Diamantes y una Perla en medio. Pessa un Castellano y Diez y seis tomines se âprecio en: (…)” 0210 DOCUMENTO Nº 29. 1733. Sevilla. “Partidas con que se satisface el haver de mi el dicho D. Joseph Antonio Maestre” AHPSE: P-12025, 1615- 1621. Escribano público: Bernardo José Ortiz. 375 “Alaxas de oro y perlas Primeramente Ziento y noventa y tre mil ochocientos y treinta y cuatro reales y veinte y quatro mr por doce mil novecientos y veinte y dos pesos ex cudos, dos reales y medio de plata que son los mismos que resevi en el valor de diferentes alajas de oro y perlas que quedaron por fallezímíento del dho mi Padre y son las que he elegido y de que había firmado resivo en díez y seís de febrero de mil setecientos y treinta, que fue cuando se me entregaron y para que dellas conste, y del aprecio que hizo a nuestro pedi mento Diego Roque Artista Platero son las siguientes -Una mazeta hoía con sus Sarzillos de una Zirenita enellos con ziento zincuenta diamantes, veinte y seis esmeraldas y ziento y quatro rubíes, y algunas perlas que peso veinte y ocho castella nos, y seis tomines, se aprezió en dos cientos y ochenta y zinco pesos y un real 285 p 1r -Ytem una hoíta hechura de corazon con ziento y zinco diamantes y quarenta y seis esmaeraldas y doze cas tellanos, y zinco tomínes de oro que se aprezió en doscíentos y treinta y quatro pesos y síete reales 234 p. 7r. - Ytem una joía redonda con una Lamína de la encarnación en medio de ochenta y quatro Díamantes, y catorce castellanos de oro, y se aprezió en doscíentos y díez ps. 210 p - Yt. Una joía corbatita con dos Angelitos y un corazon en medío esmaltado y veinte y seis Díamantes, que pesa siete y medio castellanos que se aprecio en treinta y ocho pesos y seis reales de Plata 0038p6 -Yt. Una hóita en forma de corazon con treinta y dos diamantes y veinte y ocho esmeraldas y cuatro rubíes y toda pesa nueve Castellanos y dos tomines se apreció es sesenta y siete ps y dos 0067p.2 -Ytem una mariposa con quarenta y 376 cinco Diamantes esmaltada que pesa onze castellanos, y quatro tomines se aprecio en noventa p.s y seis reales de Plata 0090p. 6 -Yt. Un Gato hecho de una perla con su Cadena, y en ella treinta y zinco díamantes, y aprezió en ciento y cincuenta 0150p. Ytem un reloxito de oro con reliquias dentro, sin redox con esmalte, se aprezio en siete pesos 0007p. -Ytem una hoíta de esmeraldas con ochenta y tres esmeraldas que pesa onze castellanos, y uno, y medío tomines, se aprezío en noventa y cínco pesos, y seis reales y medio de plata 0095p.6 -Yt. Un par de sarzillos de esmeraldas esmaltados con zinquenta y seis diamantes y treinta y dos esmeraldas con ¿y medío castellanos se aprezió en ziento, y diez, y ocho pesos y cuatro reales 0118 p4 -Ytem un Par de Sarzillos con treinta y ocho diamantes y un boton arrí ba que pesan quatro y medio caste llanos, se aprezio en setenta pesos y cuatro reales -Yt. Un par de sarsillos con veínte y ocho diamantes, y dos almendras abajo y dos Diamantes pesa cuatro y medío castellanos se aprezio en noventa y un peso, y quatro reales 0070p. 4 0091p. 4 -Ytem unos broches de oro, y esmalte con treze Diamantes que pesan seis Castellanos, y seis tomines se aprecíaron en treinta y tres pesos y tres reales de plata 0033p. 3 -Ytem. Un Escarbadientes con síete diamante que pesa dos Castellanos y zinco tomines se aprecio en catorze pesos, y siete reales 0014p. 7 377 -Ytem un Pescadito escarbadientes con dos diamantes que pesa zínco castellanos, y un tomín se aprezió en diez y ocho p.s y tres reales 0018p 3 -Ytem una Cruz con onze Díamantes, que pesa un Castellano y seis tomínes, se aprezio en diez y siete ps. y seis reales de plata 0017p. 6 -Ytem seis botones con síete díaman tes cada uno, y auno dellos le falta uno, y todos con quarenta y un Diamantes que pesan Zinco Caste llanos y tres tomínes se apreziaron en Zincuenta y siete pesos y un real de plata 0057p. 1 -Ytem un par de Sarsillos con unos Lazitos de esmalte y veinte y seis diamantes que pesan dos castella nos y siete y medio tomines se apreciaron en veinte y zínco ps yseisrealesymedia dPlata 0025p6 -Ytem un par de sarsillos de oro, y es malte con dos esmeraldas, y díez y seis Diamantes que pesan dos Castellanos y dos tomines se aprecía ron en treze pesos y dos reales 0013p. 2 -Ytem un par de candaditos con sus aguacates que pesan seis tomines se apreciaron en seis ps.y dos reales 0006p.2 -Ytem una Cruzezita con siete dia mantes que pesa siete tomines de oro se apreciaron en siete pesos y un real 0013p.1 - Ytem un sintillo hechura de corazon con una esmeralda en medío y veinte y un diamantes que pesan un Castellano y dos tomines se apreciaron en treinta pesos y dos reales de pta 0030p. 2 - Ytem una sortija con ocho dia mantes y un rubi en medío que pesa un casdtellano y zínco tomínes se apreczío en treinta y siete pesos 0037p. 378 -Ytem un tablero con onze día mantes y uno grande en medío fondo que pesa un Castellano y seis tomines se apreciò en sesenta y cinco ps, y dos reales de plata 0065p. 2 -Ytem un tablero con onze diamantes y uno grande en medio que pesa uno y medio, Castellanos se aprezio en veinte y cinco pesos y cuatro reales 0025p. 4 -Ytem un sintillo con síete Díamantes que pesa un castellano y seis, y medío y seis y medio tomines se aprezio en treinta, y tres pesos y tres reales y md 0033p.3 -Yt. Otro dho con treze diamantes que pesa un castellano se aprezio en treinta y siete ps. -Ytem otro sintillo con seis diamantes que pesa dos castellanos se aprecio en veinte y quatro p 0037p. 0024p. -Ytem otro dicho con nueve Diamantes y el de en medio grande que pesa un cas tellano, se aprecio en veinte y siete ps 0027p. -Ytem dos sintillos con diez y siete diamantes cada uno, a modo de Laso que pesan un Castellano y tres tomí nes se apreciarpon en veinte y nueve ps. y cinco reales 0029p. 5 -Ytem otros dos sintillos de a seis dia mantes, y una esmeralda cada uno que pesan dos castellanos y zínco tomínes se apreciaron en veinte, y siete p. y siete reales de plata 0027p. 7 -Yt. Una sortija en forma de tablero con diez y seis diamante,s y una esmeralda en medio pesa dos castellanos y medio se aprecio en treinta y nueve ps y quatro reales 0039p 4 -Ytem un sintillo con dos corazones agarrados con dos manos, con veinte y nueve diamantes que pesa un castellano y dos tomines se 379 aprezió en catorce pesos y cinco reales 014p. 5 -Ytem una sortija con tres esmeral das que pesa siete tomínes se aprezió en siete ps y un real de plata 0007. 1 -Ytem dos sortijas con tres esmeraldas cada una que pesan tres castellanos y uno, y medio tomines se apreciaron en doze ps y quatro reales y medío 0012p. 4 Ytem una sortija con una esmeral da pesa un castellano se aprezco en zinco ps 0005p. -Ytem otro sintillo pequeño con una esmeralda en medio que pesa medío Castellano se parezió en siete ps y quatro reales 0007p. 4 -Ytem un anillo con una negrita de oro, y esmeraldas con diez y nueve esmeraldas, pesa un castellano, y dos tomínes, se aprezió en seis ps y un real 0006p. 1 -Ytem otro sintillo de atres esmeral das pesa un castellano de or, se aprezió en tres ps y quatro reales 0003p. 4 -Ytem otro sintillo con un Rubí en medio pequeñose aprezió en dos ps 0002p -Ytem una sortija de metal de tum baga con nueve Díamantes se aprezío en dos ps 0002p. -Ytem dos anillos de oro que pesan un Castellano, y un tomín se aprecía ron en tres ps. y tres reales 0003p. 3 -Ytem dos pomas hechura de Calabaza de or, y esmeraldas con noventa y seís esmeraldas que pesan zínco Castellano., y dos tomines se aprecíaron en treinta, y nueve ps. y seís reales 0039p. 6 -Ytem dos tableros con veinte y dos diamantes cada uno que pesan tres 380 Castellanos; y uno, y medío y siete ps y medío real de plata -Ytemuna chamberga con nueve díamantes que pesa un castellano y dos tomínes se aprezió en treinta ps. y seis reales -Yt. quatro botones con sesenta y quatro esmeraldas que pesan tres Castellanos y dos tomines se pareziaron en veinte y zinco pesos, y seis reales 0037p. 0030p. 6 0025p. 6 -Ytem por diferentes piezas de oro y esmeraldas digo esmaltes, piezesi tas de artes, clabazitas con diez y ocho castellanos, y distintos diamantes que todo se aprezió en ziento y treinta y tres ps. y quatro reales 0133p. 4 -Ytem un par de Evillas que pesan zinco Castellanos y medio y treinta y dos diamantes que se aprecíaron en treinta, y dos pesos y quatro reales 0032p. 4 -Ytem un par de sarsillos grandes antiguos con tres pendientes, y zínco y noventa y dos diamantes que pesan veínte, y tres Castellanos, se aprecía ron en doscientos y treze ps 213p. -Ytem. un par de sarzillos hechos de grana das con seís castellanos y siete tomí nes , y ocho diamantes ambos que se apreciaron en veínte y síete ps y dos reales, y medio de plata 0027. 2 -Ytem una Santa Rosa con la peana de oro, y diez y seís díamantes que se asprezió en doze ps 0012p. Ytem u San Joseph con su peana de oro, y quinze díamantes que se aprezió en veínte y quatri pesos 0024p Ytem un San Pedro de Alcantara con la peaníta de oro se aprezió en un peso 0001p. 381 Ytem una Ymagen de nuestra Sra del Pilar de oro, y esmalte que pesa seía castellanos, y seís tomines se aprezió en veínte pesos y seís reales 0020p. 6 -Ytem un par de zarcillos con siete dobletes cada una, piedras falzas con sus entrepiezas de oro, y perlas, que todo junto pesa síete castellanos, se aprezió en veinte y un ps 0021p. -Ytem un relicario en forma de corazon esmaltado con la sacra familia con quarenta y síete esmeraldas se aprezió en quarenta y un pesos y seis reales 0041p. 6 -Ytem una cadena de oro filigrana con zíento y sesenta y nueve castellanos a tres pesos cada uno son quinientos y siete ps 0507p. -Yt. un manojo de cadenas de oro âcordonado que pesan zíento, y veiente y tres castellanos, y tres y medío tomínes se parezió en trescientos y setentaps. y dos reales y medío de plata 0370p. 2 -Ytem un Bejuquito de oro con treze castellanos, y dos tomines se aprezió en treínta y nueve ps. y seis reales 0039p. 6 -Ytem un azafate de filigrana de oro que pesa ziento quarenta y ocho castellanos a tres ps. son quatrocientos y quarenta y quatro pesos 0444p. -Ytem una caja de anteojos que pesa diez y ocho castellanos a tres ps. son zinquenta y quatro pesos 0054p. -Ytem un relicario con estampa de nuestra Sra Santa Ana, y ocho diamantes y seis castellanos de oro a tres pesos cadauno, y todo se aprezió en veinte y seis pesos 0026p. -Yt. un nacimiento esmaltado con 382 treinta diamantes, y seis castellanos de oro a tres pesos se prezió en treinta y siete ps 0037p. -Ytem otro relicario con estampa de San Antonio, pesa ocho castellanos de oro a tres ps se aprezió en veinte y quatro ps. 0024p. -Ytem un Aguíla y Gargantilla de Benturina que pesa doze castellanos atres pesos son tréinta y seis ps 0036p. -Ytem otro relicario de filigrana con nuestra sra de la Soledad, y los reíes que pesa seis castellanos a res ps son diez, y ocho ps. 0018p. -Ytem otro relicario agnus Dei con síete castellanos a tres ps. son veinte y un pesos -Ytem otro relícarío con un santo Christo que pesa ocho castellanos a tres pesos son veinte y quatro ps 0021p. 0024p. -Ytem otro Corazon de Benturina con nuestra señora de los Dolores pesa seis castellanos a tres ps. son diez, y ocho pesos 0018p. -Ytem otro de la soledad en benturina que pesa dos y medio castellanos a tres pesos, son siete pesos y quatro reales 0007p. 4 -Ytem una firma de santa Theresa con quatro castellanos de oro a tres pesos son doze 0012p. -Ytem un crucifixo con perlas, y quinze castellanos de oro a tres pesos son quarenta y zinco ps. 0045p. -Ytem una cruz con tres, y medio castellanos a tres pesos son diez ps y quatro reales 0010p. 4 -Ytem una cruz de palo con cas tellano, y medio de oro a tres pesos son quatro pesos y quatro reales 0004p. 4 383 -Ytem ocho botones con dos caste llanos y seis tomines de oro a tres ps. se aprezió en ocho ps. y dos reales 0008p. 2 -Ytem una media luna de oro, y plata con dos castellanos de oro, rubies, y esmeraldas, se parezió en onze pesos y quatro reales 0011p. 4 -Yt. una coronita de una Ymagen que pesa un castellano, y siete tomines se parezió en cinco reales de plata 0000-5 -Ytem una cruz de caravaca de oro y piedras de christal pesa quínce castellanos se aprezió en quarenta, y zinco ps. 0045p. -Ytem tres relicarios, y una cruzezita de oro que pesan quatro castellanos se apreziaron en doze ps. -Ytem una cruz de coral con sus rematitos de oro que pesa dos castellanos se pareciaron en seis ps 0012p. 00o6p. -Ytem un rosario de Guaiamo engar zado en oro, y las quentesitas con quatro botoncitos cadauna, y tres medallas de lo mismo pesan veinte y nueve castellanos se aprezió en ochenta y siete ps. 0087p. -Ytem otro Rosario de Benturina engarzado en oro que pesa treínta castellanos se aprezió en noventa pesos 0090p. -Ytem un Bejuquillo de oro con un San Antonio que pesa diez y ocho castellanos se aprezió en zinquen ta, y quatro pesos 0054p. -Ytem otro Bejuquillo con un boton que pesa zinco y medio castellanos se aprezió en quarenta y seis pesos y quatro reales 0046p. 4 Folio 1632 r (…) 384 -Ytem un relox con su dispertador de bronze redondo en doscientos, y quarenta reales (…) -Ytem un aderezo de espada, y daga calado en noventa reales (…)”. 0240 0090 DOCUMENTO Nº 30. 1734, enero, 27. Sevilla. Inventario de bienes de de Don Francisco Antonio de la Oyuela y Barreda? Su viuda María Tolesano, es la albacea in solidum AHPSE: P- 5197. Folios 88-95. Escribano publico: Juan Montero de Espinosa Folio 88 (…) Generos de la tienda de sedas Primeramente seis delantares bordados de Niña Ytt Diez y ocho delantares bordados de muger Ytt otros diez y ocho delantares bordados mejores ytt otros quatro dhos bordados mejores ytt sesenta y tres pares de ligas bordadas Ytt, veinte y dos pares dhas, cencillas y dobles Ytt catorce pares de ligas, de zegrí, anchas Ytt, veinte y cinco pares dhas ordinarias Ytt, veinte y quatro gorros de seda texidos Ytt, treze gorros bordados Ytt, quinze gorros llanos Ytt veinte pares de medias de seda de pesso Ytt quarenta y dos pares de medias de Genova, de hombre Ytt, diez y ocho pares de medias de liga, de muger ytt, treinta y nueve pares dhos de muger bordados Ytt, treinta y ocho pares de medias, de muger llanas Ytt, setenta y un pares de medias de niños bordadas Ytt, ocho pares dhas, mas pequeñas Ytt, diez y media dozena de medias de capullo de Genova Ytt, setenta y tres pares de guantes de seda Ytt, ciento y diez pañuelos de seda ordinarios Folio 88 v Ytt, cinquenta y siete Pañuelos de Seda 385 Ytt, setenta y dos onzas de galones de oro y plata Ytt, veinte y dos onzas de dhos en reetazos Ytt, ocho y media libras de filetes de hilo y seda Ytt ochenta y quatro libras de hilo de madejon Ytt, diez y nueve libras de Pelo y trama, teñida (…) Ytt, quatro aderezos de regalillo y paletina de seda Ytt, doze pares de borlas de cartulina Ytt, treinta y dos varas de liston de tela Ytt, quinientas y qurenta varas de colonia lisas y la bradas dobles Ytt ochocientas y ochenta y cinco varas de sinta de moda anti gua ordianrias Ytt, trescientas y treinta y media varas de listones de Aguas y estampados Ytt, quinientas y cinquenta y quatro y media varas de colonias dobles, y sintas de ligas DOCUMENTO Nº 31. 1734, mayo, 31. Sevilla. Aprecio de bienes de Doña María Nicolasa Pasqual Alonzo de Puente, viuda de Don Francisco Lorenzo de San Millán. AHPSE: P-10349, 197- 217. Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda. Folio 209 r (…) Ytt; un faldellín de Raso de oro con su Galoncito de oro su color verde y sus encaxes de belillos por âvaxo que vale ciento y veinte rr, de vellon 0120 Ytt; otro faldellín de Bayeta blanca con encaxito que vale treinta rr, de vellon 0030 Ytt; Un Monillo de color de ambar de Raso de oro con galoncito de plata que vale quarenta rr, de vellon 0040 Ytt; un envallenado de tafetan negro que vale quinze rr, de vellon 0015 Ytt; Un Monillo de tafetan Negro Emvallenado que vale quinze rr, de vellon por estar muy usado 0015 Ytt; una basquiña de tafetan doble negro forrada en 386 sencillo que Vale por estar muy vieja treinta rr, de von 0030 Ytt; un quesqueme de la china como afelpado que vale cientto y veinte rr de vn 0120 Ytt; Una Cassaca de terciopelo Negro de muger usa da y antigua que vale sesenta rr, de vn 0060 Ytt; una Mantilla de Bayeta asul con su Encaxe plata que vale treinta rr, de v,on 0030 Ytt; una Mantilla de Rasso color de ambar mui anttigua con encaxes negros que vale veintte y sinco rr, de v,on 0025 Ytt; un faldellin de Bayeta verde con un Galonsito de oro por avajo que por ser de mui corto valor dhos sres lo dieron a la familia 0 Ytt; un Guarda Piez de Raso de la china borda do de pta por avajo que dhos señoras dieron a una de la familia por estar usado 0 Folio 209 v Ytt; otro Guardapies seleste bordado de oro y un Monillo de lo mismo tambien bordado de oro que vale el guardapies mil y quinientos rr, y el Monillo ciento y doze rr que todo compone mil seiscientos y doze rr, de vellon 10612 (…) Ytt; un sobretodo de paño azul bordado de oro que vale dos cienttos y setenta y sinco rr, de vellon 0275 Ytt; ôtro Guardapies de Hormesí Morado todo Guarneci do de encaxes blancos de hilo que bale seiscientos rr de v,on (…)” 0600 DOCUMENTO Nº 32. 1734, mayo, 9. Sevilla. Inventario de bienes de doña María Nicolasa Pascual Alonso de Puente, viuda de don Francisco Lorenzo de San Millan “que fue del consejo se Su Magestad del real de hacienda”. AHPSE: P-10349, 231-248. 387 Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda Folio 231 r. (…) “Primeramente una joya de ôro pulido que se compone de ciento y cinquenta y siete diamantes de buen agua y son tablas y setenta y seis esmeraldas, de buen color y los diaman tes como de diez y seis piedras el quilate y lo que toca â esmeral das â quatro pesos el quilate y sigue con la joya una gargan tilla de ôro pulido con su cruz y laso que se compone de noven ta y seis diamantes y en quanto â quilates como de doce pie dras y tiene ochenta y seis esmeraldas = y siguese unos mue lles de pulseras de oro pulido que se componen de treynta y seis diamantes y diez y ocho esmeraldas y siguese un par de sar sillos que se componen de sinquenta y quatro diamantes y doze esmeraldas Yttem un tablero de oro pulido que se compone de doze diamantes y una esmeralda en medio Yttem un jollelito de oro esmaltado de borselana y se compone de cinquenta y seis diamantes y una esmerlada en medio Folio 231 v Yttem una Gargantilla de oro pulido que se compone de ciento y cinquenta y nueve diamantes Yttem un par de sarsillos de boquilla de sierpe de oro y dos remates de quatro medias perlas con ocho diamantes Yttem otro par de sarsillos de oro que se compone de treynta y seis diamantes quatro perlas en los pendientes y dos medias perlas en los asientos Yttem seis tableros de oro pulido que se componen de onze diamantes cada uno que todos componen sesenta y seis diamantes Yttem una sortixa de oro pulido con onze piedras de christal Yttem una cruz de oro pulido que se compone de onze diamantes fondos y la corona de arriba con ocho diamantes Yttem seis tembleques de ôro las cavezas ; y esmaltados de borzela na que se componen de ciento y veinte y seis diamantes y veinte y tres perlas Yttem un señor San Antonio pequeño de cachimbo guarnesi do con oro con veinte y nueve diamantes que bladrá diez y ocho pesos de à ocho reales de plata cada uno Yttem un lazo de oro pulido esmaltado de borzelana que se com pone de doscientos y veinte y siete diamantes con mas la al mendra y laso que es correspondiente al de arriva y tiene se senta y dos diamantes y todas tres piezas con ciento y treynta y dos perlas redondas y en el remate una perla redonda de qua tro quilates Yttem dos Broches de ôro pulido esmaltado de borzelana que se componen de noventa y ocho diamantes y noventa y seis per 388 las (…) Folio 232 r Ytem una pluma de oro pulido con ciento y treynta y seis diamantes tablas christalinos Yttem seis botones de oro pulido las cavezas con quarenta y dos diamantes y los quatro con treynta y seis esmeral das Yttem sesenta botones de aljofar Yttem seis sortixas de ôro con sesenta y seis esmeraldas y otras tres sortixas de oro esmaltadas con cinquenta y un diamantes y otra tambien esmaltada con ocho diaman tes uno partido y otra sortixa de oro con piedras falsas y otra sortixita de oro con una piedra jaqueca (…) Yttem una gargantilla de perlas con piedras falsas en oro Yttem una cruz de oro con veinte esmeraldas con su boton Yttem un aderezo de sarsillos y gargantilla de perlas falsas y finas y piedras encarnadas de francia Yttem un par de broches pulseras de oro con ciento y noventa y dos esmeraldas Yttem dos lazos sarsillos de oro con cinquenta y ocho esmerladas (…) Yttem dos manillas de oro con doscientos y dos diamantes” DOCUMENTO Nº 33. 1738, mayo. Sevilla. Testamento de don Juan Coello. AHPSE: P-10350, 81. Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda “Ytem Mando y es mi voluntad se le den mi compadre Juan de Soto una chupa y calzones de paño que yo tengo y una camissa y que me encomiende a Dios Ytem Mando y es mi voluntad se le den a Lucas de Carpas dos pares de calzones de Folio 81V gamuza que yo tengo y una camissa y me encomiende a Dios 389 Ytem declaro que no debo cantidad alguna que yo me acuerde pero si alguno justificare deverte yo algo mando se le pague”. DOCUMENTO Nº 34. 1738, diciembre, 5. Sevilla. Dote de doña Francisca de Zeilas AHPSE: P-10350, 283- 286. Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda. “Primera mente Un bestido guardapies y casaca de raso de moda nombrado tapiseria en seiscientos quarenta y ocho resl de vellon 0648 ytt. una saya de persiana color de ambar nueva en trescientos y sinco real de vellon 0305 ytt. Una casaca de terciopelo nueva en ciento y cinq. real.vn 0150 ytt. Un bestido de persiana de color blanco de guardapies y casaca muy bien tratado en quattocienttos real vellon 0400 ytt. una saya de persiana nueva en doscientos y qta, real.vellon 0240 ytt. otra saya con su casaca de persiana color de cortte en doscientos real de vellon 0200 ytt. Una saya de persiana nueva, en siento y ochenta y un r y m 0181 ½ (…)” DOCUMENTO Nº 35. 1740, julio, 25. Sevilla. Recibo de dote de don Domingo de Cuesta a doña María Manuela Vizenta. AHPSE: P- 2855. Folio 486. Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo “En el Nombre de Dios nro señor todo Poderoso Amen= Sepan quanttos esta cartta de entrego y Recibo de dote vieren co 390 mo yo Don Joseph Bucarelí Villaris y Ursua Conde de Jerena, vezino de destta ciudad de Sevilla otorgo y concedo en favor de Don Domingo de Cuesta mi criado natural y vezino de estta dha Ciudad hijo lexitimo de Juan de Cuesta y Doña María de espada su muger sus padres y digo que mediante la voluntad de Dios nuestro Sr y para su santo servicio esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexitimamente según orden de nra Santa Madre Iglesia Catholica Romana con Dª Ma ría Manuela Vizenta donsella que asimismo esta en mi asisten cia y servicio natural de la villa y corte de Madrid hija lexitima de Juan Garcia y Doña Manuela de Oliveros su muger sus Padres di funtos y porque el dicho casamiento se hace con mi gusto y veneplacito para que el suso dho puedamas vien sustentar las cargas del Matri monio le prometo y mando y luego de presente entrego por vienes y dote y caudal conocido de la dha Doña María Manuela Vizenta queadecer su muger sinco mil setecientos ochenta y nueve reales y medio de vellon los quatro mil doscientos y treinta y ocho reales de vellon de ellos asi en dinero de contado Ropa muebles y otras cosas que lo componen apreciado todo por sis justos aprecios y los mil quinientos y cincuenta y un Reales y medio de vellon restantes en dos Dotes de ciertas dotaciones como se dira, que lo que así le entrego en esta dha dote en la manera siguiente Primeramente trescientos reales de vellon en dinero de contado 0300 (…) Folio 486 v Ytt un bestido de tafetán color de canela la casaca guarnecida de Punta de Plata y todo forrado en tafetan en trescientos R 0300 Ytt otro bestido de tafetan negro usado en ciento y cinquenta reales 0150 Ytt otro bestido de cristal. la casaca guarnecida de lo mis mo en ciento y veinte Rs 0120 Ytt un guardapies de Raso bordado den tela en ciento y ochenta Reales 0180 Ytt otro de damasco carmesí en ciento y veinte 0120 Ytt unas enaguas de esparragon nuebas guarnesidas en sesenta reales 0060 Ytt una cotilla de gratitud Asue en setenta rrs 0070 Ytt una casaca de terciopelo negro usada en 0050 Ytt un manto nuevo con su punta en sesenta rr 0060 Ytt otro manto usado en treinta reales 0030 391 Ytt dos delantares de tafetan guarnecidos con pun ta de plata en setenta rs 0070 Ytt otro delantar de estopilla labrada en veinte rr 0020 Ytt un monillo de bretaña guarnecido de cinta encarna da en diez y seis rr 0016 Ytt unos buelos de encajes finos en setenta reales 0070 Yt seis camisas nuevas con sus encajes en ciento y cín quenta reales 0150 Yt quatro pares de enaguas blancas las unas guarnecidas con encajes en sesenta rr 0060 Yt quatro pares de calzetas en veinte y quatro reales 0024 Yt tres pañuelos nuebos de estopilla ancha en veinte rr 0020 Yt unas medias nuebas con sus ligas en treinta rr 0030 Yt Quatro abanicos en cinquenta reales 0050 (…)” DOCUMENTO Nº 36. 1740, julio, 25. Sevilla. Recibo de dote de don José de Mihurra a a doña Micaela Vázquez. AHPSE: P-2855, 488-489. Escribano público: Nocolás Muñoz Naranjo. “En el nombre de Dios nuestro Señor todo Poderoso amen= Sepasse como yo D. Joseph Bucarelí Villazís Y Ursua conde de Jerena vecino desta ciudad de Sevilla otorgo a favor de don Joseph Mihurra mi criado mayor vecino destta ciudad y natural de Zugarramurdi, obispado de Pamplona hijo lexitimo de Don Miguel de Mihurra y de Doña María de fagaga su muger sus padres y digo que mediante la voluntad de Dios nro Sr. y para su servicio esta tratado y ajustado de que el suso dho aya de casar lexítimamente según orden de nuestra santa madre iglesia Catholica Romana, con Dña Michaela Ana Vazquez doncella, que asi mismo esta en mi asistencia y servicio, natural que la suso dha es de la villa de Jerena, hija lexitima de Juan Vazquez y de María de Zamora su muger sus padres porque el dho cassa 392 miento se hace con mi gusto y veneplacito para que el dho Don Joseph de Mihurra pueda mas vien sustentar las cargas del Matrimonio del lé prome to y mando y luego de presente entrego por vienes y dote y Caudal Conocido del a dha doña Michaela Ana Vazquez queadecer su muger ensemill quinientos y sesenta y siete reales de vellon, los siete mil ochocientos y sesenta y siete reales dellos endiferentte Ropa muebles y otras cosas, que los componen apreciado todo por sus justos aprecios y los tres mil y setecien tos reales de vellon Restantes en tres Doctes de Zierttas Docttaciones, como Sedina, que lo que asi le entrago en estta dha Doctte en la manera siguiente Primeramente un vestido de condesa en fondo guarnecido en plata en novecientos reales de vellon 0900 Yt. otro vestido de griseta guarnecida la cassaca en punta de oro en trescientos y setenta y cinco reales de vellon 0375 Yt. otro vestido de cristal, color franciscana, en zíento y cínquenta rr 0150 Yt. una saya de tafetan en noventa reales 0090 Yt. una cassaca de gratitud en sesenta reales 0060 Yt. una saya de tafetan en setenta y cinco reales 0075 Yt. una saya de felpa negra en trescientos reales 0300 Yt. un guardapies de Raso pagizo con bata de lo mismo en quatr. y cinq 0450 Yt. un guardapies de terciopelo encarnado en doscientos y diez rreales 0210 Yt. un guardapies de tafetan color de rosa con guarnicion de plata en 0240 Ytt. dos mantos de seda, en uno de lustre con su punta en noventa rreales 0090 Ytt. un delantar de tafetan de lustre color de rosa con unapunta arrobade patta en sesenta reales 0060 Yt. otro de tafetan seleste con su punta en treínta reales 0030 Yt. un aderezo de cruz sarsillos y una joyita de esmeraldas en oro seis cucharas de plata en novecientos y treinta reales 0930 393 Yt. dos tablas de Manteles y seis cervilletas contres toallas, en ochenta y dos r 0082 Yt. ocho camisas, de estopilla bretaña y crea, todas guarnecidas de encages finos en trescientos reales 0300 Yt. seis pares de enaguas blancas en noventa reales 0090 Yt. seis pañuelos en quarentta y cinco reales 0045 Yt. seis pares de calzetas en treinta y siete rreales 0037 (…) Folio 488 v Ytt. una dotte de la Cassa de la Misericordia de la Dotacion de Doña Cathalina Pizarro de treínta y síete mill, y quinientos mrs de vellon en la que la suso dha fue nombrada por el señor Mar que de Vallehermoso 10500 Folio 489 r Yt. ôtra Doctte de la Santa Iglesia el Patronato que en la santta Iglesia de esta cuidad Don Francisco Masnelas de cinquenta mill mrss en el que fue nombrado la suso dha por Don Domingo Damian de Olaísola Prevendado de dha Santa Iglesia, en ocho de Julio este año de la fha= Todos los quales dhos víenes y demas cosas aquí declaradas fueron apresiadas por dos personas una puesta por mi parte y otra por la del dho Don hoseph de Mihurra y conforme a los dhos aprecios que yo por mî parte ratifico y a pruebo todo ello con las dhas tres dottes suman y montan los dhos onse mill quinientos sesenta y siete Reales de vellon los quales entrego al dho Don joseph de Mihurra por vienes y dote de la dha Doña Michaela Ana Vázquez (…)”. DOCUMENTO Nº37. 1740, septiembre, 16. Sevilla. Entrego y recibo de dote de don Pedro de Busttanobí a favor de don Agustín de Rospide. AHPSE:P-3783, 282- 287. Escribano público: José Antonio Rodríguez de Quesada. Folio 282 v 394 “Ropa de bestir Primeramente Un bestido de terciopelo negro con quín ze varas que se compone de basquiña y casaca forrada en tafettan doblette nuevo en novecicientos settenta rr y veinte y ocho mrs de vellon 0970- 25 Ytt Òttro besttido de tturquesca color de clavo forrado entta fettan que se compone de Guardapies y casaca con dies y seis varas en settecienttos y noventa rr y veinte mara vedís de vellon 0790-20 Ytt ôttro vestido de tturquesca color Ala de cuerbo que se com pone de lo mismo con las mismas diez y seis Baras forra do en tafettan en settecienttos noventa rr y veinte maravedís 0790-20 Ytt ôttro vestido de terciopelo carmesí que se compone de ttrese varas forrado entafettan y guarnesido con puntta de platta, y un delanttar Ygual ttodo en un mill cientto y quarentta rreales y ttreintta y dos mrs 10140-32 Ytt ôttro bestido de turquesa color de punson que se com pone de Guardapies casaca y delanttar forrado enttaffettan y guarnesido con punta de platta en un mil quattrocienttos cinquentta y ocho rr y veinte y ocho mrs 10458-28 Ytt Un bestido algo usado de raso de francia encarnado Folio 283 r con delanttar con puntta de platta en quatrocienttos cinqta y un reales y veinte y seis maravedís 0451-26 Ytt ôttro bestido de tafettan de francia con cattorze varas y media forrado en tafettan y delanttar Ygual guarnecido con puntta de platta en un mil settecienttos sesentta y seis rr y quartillo 10766- 8 Ytt ôttro besttido de rasso Valencia forrado en tafettan con de lanttar Ygual guarnecido con puntta de ôro en seiscienttos sesenta y dos rr y veinte y ocho maravedís 0662- 28 Ytt Un monillo de terciopelo verde guarnesido con franxa de ôro en doscientos y ochenta rr 0280 Ytt Una basquiña de ttercianela de aguas con forro de tafettan en ttressientto quarentta y un rreales 0341 Ytt Un bestido de tafettan doble verde con delanttar de lo mis 395 mo todo guarnesido con puntta de ôro ên Seissienttos y ttre íntta rr 0630 Ytt Una bata de damasco listtado en doscientos noventta y nueve rr 0299 Ytt Un guardapies listado en noventa rr 0090 Ytt Un sagalexo de tafettan encarnado enttre doble con puntta de platta en ciento settentta y cinco rr 0175 Ytt Un mantto de lusttre con su puntta de seda en cinto y sesen tta y cínco rr 0165 Ytt ttres abanillos de diferentes calidades en cíentto y ô chentta y tres rreales 0183 Folio 283 v Ytt Veintte y quattro camisas treze Pares de naguas blan cas tres monillos seis corpiños y seis pañuelos de ôlan y esttopilla olanda y bretaña ttodo guarnesido de encaxes ricos superfinos en dos mil seiscientos y veintte reales 20620 Ytt Doze pares de calzetas finas en noventa rr 090 Ytt Un flueco de hilo para guarnicion de naguas blancas en sesentta rreales 060 Ytt Por el costto de las hechuras de dha ropa blanca ttresienttos rreales 300 DOCUMENTO Nº 38. 1741, septiembre, 5. Sevilla. Dote de Doña Faviana de la Peña a favor de don Diego Portillo. AHPSE: P-18013, 341-343. Folio 342 v (…) “Ropa de color Yttem un besttido de turquesca sobre âzul Guardapies y ca saca en quinientos reales de vn 0500 396 Yttem otro Besttido de Guardapies y casaca de damasco Berde gu arnecido en enttochado asulado en ciento y ochenta reales 0180 Yttem un monillo de princesa color de punson con flores de color fo rrado en blanco en sesentta reales 0060 Yttem otro monillo de raso asul anttiguo y ôtro de tafetan negro forrado en los mismo ttodo en treinta y cinco reales 0035 Yttem otros dos monillos, el uno de tafetan Doble color de cobre gu arnecido con puntta de ôro de francia ttodo en trescientos y vte. rr 0320 Yttem un Besttido de saya y casaca de gorgoran negro forrado y âcavado de ttodo en ttrescientos y beinte reales 0320 Yttem una saya de tafetan negro en cientto y veintte reales de vn 0120 Folio 343 r Ytten un Vestido de cristtal Saya y monillo Guarnecido de Puntta de seda y Mnaguillos de lo mismo con Bottones de platta en ciento y ochenta reales de vellon 0180 Ytten dos mantillas la una de grana con punta de seda Asulada y Borlas de lo mismo y la ôtra de Balleta tintta en grana Bor dada de seda blanca ttodo en ciento y veinte reales 0120 Ytten otra Mantilla de Balleta blanca fina en ttrece reales 0013 Ytten dos mantos de seda el uno con encajes y ¿ Ytten dos corpiños de damasco listado el uno, y el ôtro de persi ana de tres lansaderas ttodo ên ttreintta y siette reales y mº. 0033 ½ Ytten dos pares de enaguas unas de lila Lisstada, y las otras de ba lleta fina Paxisas ttodo en ochenta y dos reales y medio vn 0082 ½ Ytten dos delantares el unos de tafettan encarnado Bordado, y el otro de Murselina Bordada todo en nobenta reales vn 0090 Ytten otros quattro delantares de tafettan, uno encarnado, ôtro negro y los dos pajisos en sesentta reales 0060 Ytten quattro pares de medias los tres de seda y las otras de lana en settenta y cinco reales de vn 0075 Ytten un rosario con su cruz embuttido en nacar engasta do con un cordon de oro y Borla de lo mismo en ciento y vte rr 0120 Ytten quattro abanicos los dos de Yndias, y los otros dos el uno 397 color de caña, y el otro negro y dorado en Buttidos los padro nes, ttodos en nobentta reales de vn 0090 ytten dos pares de guantes los unos de casttor Bordados de oro, y los otros de seda negra en ttreintta y cinco reales 0035 Ropa blanca Ytten cinco camisas de Brettaña Ancha con encages Corres pondenttes= quattro pares de Naguas Blancas de lienzo re galado las tres con encages y las otras llanas= quattro pares de Calsettas= dos Monillos de Bretaña y Dos Corpiños de lo mismo ttodo en doscientos y cinquentta y siette re, vn, 0257 Ytten dos delantares de Lienzo regalado: Dos corvattas la una de Murcelina, y la ôtra de Brettaña, ttodo en veintte y tres reales de vellon 0023 (…)” DOCUMENTO Nº 39. Dote, Hipólito Hutado maestro albañil, a favor de Francisca de Mármol. Sevilla, 17 de Diciembre de 1741. AHPSE: P-18013, 485- 486. Folio 485 r (…) “Ytten un Bestido de Persiana encarnada y blanca de ta papies, y Monillo en quattrocientos y cinquenta reales 0450 Ytten Un Monillo de tafettan encarnado con guarnicion de platta en sesentta reales de vellon 0060 Ytten ottro Monillo de damasco negro Ussado con punttilla de platta en sesentta reales de vn 0060 Ytten ottro Monillo de Prinsesa en quarenta y cinco reales 0045 Folio 485 v Ytten un Vestido de saya y Monillo de Cristal, el monillo con guarnicion de platta en ciento y sesenta y cinco reales 0165 398 Ytten unas enaguas de calimanco bien trattadas en settenta y cinco reales de vellon 0075 Ytten otras enaguas de Zempiterna tinto en grana con guarnicion de seda en settentta y cinco reales 0075 Ytten otras enaguas de Esparragon asul en sesentta rs 0060 Ytten Dos Corpiños de tafettan el uno negro y el ottro Berde amvos en quince reales de vellon 0015 ytten Un delanttar de tafettan seleste con puntta de plata en ttreintta reales de vellon 0030 Ytten otros tres delantares de tafetan de Diferenttes Colores ttodos en veintte y quattro reales de vellon 0024 Ytten Un Vestido de Saya y Monillo de tafettan doble negro nuevo en ciento ochenta y cinco reales 0185 Ytten dos Manttos nuevos unos con punttas y el ôtro llano amvos en ciento y cinco reales de vellon 0105 Ytten Una Mantilla de castor encarnado con guarnicion de seda en cinquentta y dos reales y medio 0052 ½ Ytten Otra Mantilla de Bayetta blanca en nuebe rs 0009 Ytten dos Pares de medias las unas de seda y las ôtras de lana y unas ligas ttodo en ttreintta y siette reales y mº 0037 ½ Ytten Un par de sapattos de color nuebos en quince reales 0015 Ytten una saya de pelo de camello en sesentta reales 0060 Ytten Dos pares de enaguas blancas de crea en ttreintta y cinco reales 0035 Ytten seis camisas las quattro nuebas y las dos media das ttodas en cientto y cattorze reales 0114 Ytten cinco pares de carsettas a quattro reales cada par 0020 Ytten dos Corbattas una de Murselina y la ottra de esttopi lla en ocho reales 0008 Ytten tres quellos de encages finos. dos pares de Mangotes? o Mangas? O manguitos? de estopilla los unos con puños de lo mismo ttodo en ttre 399 intta y nuebe reales 0039 (…) DOCUMENTO Nº 40. 1746, febrero, 5. Sevilla. Memoria de los gastos por menor que se hicieron en el embarque â los Reynos de las Yndias de dn Miguel de Olaondo que son â saber AHPSE: P- 10351, 87. Escribano público Andrés Gutiérrez de Pineda Folio 87 r Por doce camisones los seis de bretaña ancha los cuerpos, y mangas de la angosta â veinte y nueve rs.vn. cada uno con hechura, hilo y botones, y los otros de crea ancha, y mangas de bretaña angosta à veynte y m rs y m. de vn cada uno inclusa la hechura im portan todos trescientos y tres rs vn 0303 Por treze y media varas de crea angosta para seis pares de calzones blancos â dos y medio rs vn 0033 ¾ Folio 87 v Por tres y media varas de dha crea angosta para dos toallas a dos y medio 0008 ¾ Por diez y media varas de bramante entrefino para dos sabanas y doze pares de escarpines â seis rs. vn. vara 0063 Por una y tres quartas de crea ancha para dos almohadas â quatro y medio rs. 0007 ¾ Por seis varas de bretaña angosta para pañuelos â quatro qllo 0024 ½ Por seis pares de calzetas â cinco rs. 0030 Por quatro pares de medias las dos de seda â veynte y dos rs. de pta. y las onzas de lana a diez y seis rs. vn. 0114 ½ Por seis varas de paño de 1as’? de Inglaterra para vestido de casaca chupa, y dos pares de calzones â treinta 400 y quatro rs. vn. 0204 Por nueve varas de ymperialetes para forro â nueve rs 0081 Por cinco varas de crea angosta para forro de los calzones 0012 ½ Por dos varas de Esterlín 0008 ¾ por nueve dozenas de botones â real 0009 por la hechura sesenta y siete rs. y medio 0067 ½ DOCUMENTO Nº41 1748 Dote de Rosalía Martínez hija del pintor Domingo Martínez, a favor de don Miguel de Escasena. AHPSE: P-18020, 249-252. Escribano público: Juan José de Ojeda Martel Folio 249 v “Ytt. Un par de Hevillas de Plata que pesan una onza y doze adarmes en treinta y seis rr 0036 Ytt. Un par de Bottones de Plata en Cinco rr 0005 Ytt. Un par de Broqueletes de Oro con dos Asientos de Per las en Veinteydos rr ymedio 0022 ½ Ytt. un rosario de Piedra con su medalla de plata en treinta 0030 Ytt. Un Bestido de ymperiosa Color de Ala de Cuerbo enqua trosientos y noventa y cincorr 0495 Yrr. Un Bestido de tafettan encarnado Doble con Guarnici on de Plata vien tratado en doscientos y quarenta rr 0240 Ytt. Un Guardapies de terciopelo Carmeci con guarncicion de Punta de oro vientratado en quinientosrr 0500 Ytt. Una Casacaseleste nueba de tela de Plata en trescientos y sesenta 0360 Ytt. Un capotillo de grana con guarnicion de Plata nuevo en 401 siento y noventay tres rr 0193 Ytt. Una Casaca de Lama de Plata con Guarnicion deoro en doscientos y dies rr 0210 Ytt. Un Andriel de Yndianilla mediado en sesenta y nueberr 0069 Ytt. Una saia de tafetan Doble negronueba en siento y quata y nueve 0149 Ytt. Otra saia de tafetan Doble negro mediada en nobenta rr 0090 Ytt. Unas Haguas de Baieta pagisa de Ynglaterra nuevas en cinquenta rr 0050 (…) Folio 250 r Ytt. tres pares de Naguas Blancas de Bretaña guarne cidas con flecos en setenta y seis rr 0076 Ytt. Cinco camisas de Estopilla y una de Bretaña nuebas y otra mediada en noventa rr 0090 Ytt. tres pares de Puños de encages de Flandes y otro de olan labrado en treinta y cinco rr 0035 Ytt. dos pares de puños de olan en diez 0010 Ytt. Quatro Fundas de Almobadas de Estopilla guarneci das de encages de Flandes en siento y cinquenta rr 0150 Ytt. Cinco Delantares dos de estopilla y otro de Murcelina labrada otro de Estopilla labrada y otro de Estopilla listada dos corbatas de olan y otra de murcelina nuebas en nobenta y ocho rr. y medio 0098 ½ (…) Folio 250 v (…) Ytt. Un par de Zapatos encarnados con Galon de Plataen dies y siette rr 0017 Ytt. Dos Abanicos de Barillas e marfil y otros dos mas inferiores todo en ochenta y cinco rr y medio 0085 ½ (…) Ytt. Un tumbagon ô brasalete en siento y ochenta rr 0180 402 Ytt. dos Mantos de Lustre de fino con encages y el otro llano ambos en siento setenta y un rr 0171 Ytt. Un Delantar de Lama de Plata Bordado de oro y un Petillo ygual en siento y veinte y ocho rr 0128 Ytt. Un Delantar de Tafetan Doble Seleste con Pun ta de oro en cinquenta y ocho rr 0058 Ytt. Un par de Guantes Blancos de Algodón en doze rr 0012 Ytt. Una Sitara en setenta y cinco 0075 Ytt. Una Cotilla de Raso vien tratada en veinte y quatro 0024 Ytt. Una colcha de repetido carmeci q se compone de trese varas a veinte y cinco rrs cada una trescientos y se senta y quatro rr y medio 0364 ½ Ytt. tres arcas de sedro nuebas de distintos tamaños en siento y quarenta rr 0140 Ytt. Un Bestido de Damascos Negro nuevo en trescientos y doze rr” 0312 DOCUMENTO Nº 42. 1750, abril, 4. Sevilla. Inventario de bienes de doña Rafaela María Garayo Ochoa de Lecea, condesa de Lebrija. A.P.S. Legajo 2865. Folio 217- 224. Escribano público: Nicolás Muñoz Naranjo Folio 219 v “Ytt. dos retratos de las Magestades difuntas el S Rey Dn Phelipe Quinto, y la saboyana con sus marcos dorados Folio 220 v Ytt. un tocador pintura de caña? con listas de madera negra el que esta sobre un bufete embutido en mar fil 403 (…) Ytt. una cuna torneada de madera de palosanto Folio 221 v (…) Ytt un tocador de carey con diferentes sobrepuestos y figuritas de borselana y guarnicion chapa y llave de plata Folio 222 v (…) Ôros y perlas Primeramente un collar de dos bueltas con ciento y cin quenta perlas nectas Ytt. un par de sarsillos con seis perlas gruesas am bos . y sus aretes de oro Ytt. unas pulseras de perlas nectas redondas en que ay mil settezientos y cinquenta y tres Ytt. unas pulseras de perlas gruesas con qua trocientas cinquenta y tres Ytt. un Rosario de sesenta y cinco perlas gruesas engarzado en oro con medallas de lo mismo Ytt. un collar de perlas gordas de dos vueltas con ochen ta y seis perlas y en ellas nueve esmeraldas gu arnecidas de oro y asimismo un aguacate Ytt. onze perlas vueltas y entre ellas una mayor, gu arnecidas todas en oro con Diamantes y Ruvies Ytt. una cruz de onze esmeraldas guarnecida en oro y un boton con una esmerlada de lo mismo Ytt. un collar con veinte y siete piesesitas con diamantes y ruvies, los ruvies guarnecidos en oro y los dia mantes en plata y en medio tres perlas al ayre guarnecidas de diamantes y ruvies Ytt. un veavio? pequeño con el casco de cristal y to de mas de oro Ytt. una Joita relicario con nra Sra y Sr San Joseph de esmalte y oro con diez y seis esmeraldas por gu arnicion Ytt. una Abuja para la cabeza con diez y ôcho esme raladas de oro Ytt. un diamante en tabla Gruezo Ytt. un par de zarsillos de aguacates pequeños guarnecidos de oro Ytt. diez y nueve piesesitas sueltas de oro, unas. de oro y otras de esmeraldas Ytt. una Cruz de Benturina sin guarnicion Ytt. quatro Aderezos de cruz y sarsillos de diamantes guarnecidos en plata iguales con un mill cien to y siete diamantes 404 Ytt. mas otro aderezo como los antecedentes que vio a la Dª Elvira Juana de Sousa Fernandez de cordova condesa de Lebrija vezina de la cuid. de Cordoba muger lexitima del Sr Dn. Juan Ma nuel Ortiz de Zuñiga y Gazayo. conde de lebri ja. su hijo; y asimismo un par de zarzi Folio 223 r llos con unos Lasitos guarnecidos de ruvies. y diamantes con dos perlas calavasas de valor Ytt. un relox de oro esmaltado con veinte y seis dia mantes Ytt. otro relox de oro de filigrana Ytt. una cadenita de oro Ytt. un Rosario con su cruz cuentas y engarze de oro y una medallita de plata Ytt. un dixe de pecho esmaltado con ruvies y diaman tes y en el un cupido Ytt. quatro tembleques de oro esmaltado y su remate quatro rositas y una esmeralda en medio Ytt. otros dos tembleques de lo mismo sin remate Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres diamantes sobre plata Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres diamantes sobre plata Ytt. otra mariposa con trece ruvies sobre oro y tres diamantes sobre plata Ytt. un tembleque de oro con ôcho diamantes Ytt. doscientas y ôcho esmeraldas sueltas y un aguacate con su guarnicion de oro Ytt. una mariposa con trece ruvies sobre oro y tres dia mantes sobre plata Ytt. doscientos veinte y ocho diamantes sueltos Ytt. ciento treinta y cuatro ruvies sueltos (…)” DOCUMENTO Nº43 1751, Sevilla. Inventario de bienes del pintor Domingo Martínez AHPSE: P-18023, 57-80. Escribano público: Juan José de Ojeda Montiel. Folio 59 v (…) “ Ytt. Una casaca a lo militar de tefetan negro doble y calzones de lo 405 mismo Ytt. Una chupa de tafetan doble negro Ytt. Una chupa y calzones de terzio pelo negro Ytt. Un Bestido de Casaca Chupa y Calzones de paño fino color de Café y forro de Ymperialete Ytt. otra casaca de paño a lo militar de Ynglaterra vieja Ytt. un capote de camello Ytt. una capa de paño de Saaragoza Ytt. una casaca de paño fino negro a lo militar vieja Ytt. una camisola fina Ytt. dos camisones de lienzo fino Ytt. dos pares de calzones blancos Folio 60 r (…) Ytt. Una casaca de terzio èlo negro Ytt. otra de terzio pelo encarnado Ytt. otra de lama de plata con galon de lo mismo Ytt. Un delantar de lama y sobrepuestos dorados Ytt. Un monillo de tafetan doble encarnado Ytt. Una Casaca de Damasco negro Ytt. Un guardapies de laberinto color de principe con punta de plata Ytt. otro de razo encarnado con flores blancas Ytt. Un guardapies de floron usado estrangero Ytt. Una basquiña de tefetan negro Ytt. otra de damasco negro Ytt. otra de tafetan doble trahida Ytt. un monillo de xptar (…) Ytt. quatro camisas dew Bretaña y Estopilla Ytt. quatro pares de enaguas blancas de platilla Ytt. quatro delantares blancos de bretaña y borselina Ytt. quatro corbatas de olan Ytt. dos almobadas de bretaña Ytt. quatro pares de calzetas (…)” DOCUMENTO Nº 44. 1753, noviembre, 11. Sevilla. Carta de dote de Antonia Alberta Cayetana Tolezano. A.P.S. Legajo 12059, 971-975. 406 Escribano público: Juan Bernardo Morán. “En el nombre de Dios amen: Sepase comoyo Doña Theresa Francisca de Bonilla Viuda Don Pedro Ber nardo Joseph Tolezano vecina deesta ciudad de Sevilla Parrochia de nuestro señor San Salvador, Madre tutora y curadora de mis menores hijos y del dho mi marido dicén De dho cargo por oficio de juez competente, ante Bernardo Joseph Ortiz escrivano publico quefue desta ciud, en veinte y siete de Abril del año pasado de mil setecientos cincuenta y dos; Ô torgo enfavor de Dn, Juan de Torrecillas Blanco natural y vecino de la villa de Zafrab , residente enesta ciud, hijo lexitimo de Dn Juan de Torrecillas y de Da, Juana Blanco su muger difuntos; Y digo queporquanto a honrra y gloria de Dios nuestro señor y para su santo servicio y de la Santisima Virgen Maria Sra, nuestra concevida en gracia enelprimer ynstante de suser; esta tratado y ajustado con dond, Juan de Torrecillas Blanco aya de contraer matrimonio sexmo, según orn, y forma de nuestra Sta Madre Iglesia con Da, Antonia Alverta Cayetana Tolezano doncella, mi hí ja legitima, ydeldho Dn, Pedro Bernando Jph Tolezano mi marido natural y vecina desta ciudad, en dha Parrochia de nuestro Sr, San Salvador, a al tiempo que el trato ya justo dho casamiento ofrecí, y mande al dho Dn, Juan de Torrecillas por dote de la dicha mi hija y caudal suyo propio, ciento y dos mil doscientos y veinte y cinco, Rs, y ca torce maravedis de vellon que la susodha tocaron y pertenecieron, y le fueron adjudicados en la partición y división del caudal que por muerte del dicho mi marido se hizo en los autos de prevención y cumplimiento de su testamento pendiente en el juzgado segundo de la justicia ordinaria desta ciud, y Joseph Lorenzo de Castro escrivano deel, y aunque en el hade haver de dha mi hija le fueron adjudica dos en su hijuela a la suso dha cierta cantidad de rs en buena y mala calidad en distintos deudores, y esta no haver llegado el caso de hazer excequible su cobranza sin embargo de ello he ofrecido al dho Dn Juan de Torrecilla entregarle el importe de todas las dhas deudas en Rs de contado como si las hubiera cobrado, haser meyo el cargo para cobrarlas en el mejor modo que me fuere posible afín de queen ello no padesca perdida niperjuicio alguno; y ademas de dhos ciento y dos mil doscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedís, ymporte de la lexma Paterna de dha Antonia Alverta mi Hija le he ofrecido tambíen al suso, dho pormas caudal de dha mi hija veinte y tres mil y cuatrocientos Rs, de vellon para que los aya de haver y tenga en quenta de lo que tocare de mi lexma, quando llegue el caso, y también tres mil y doscuientos Rs, importe de una dote que le pertenece y adelante se expresara las cuales dhas dos partidas de legistima y adjudicación que le ahgo importan ciento y veinte y cinco mil seiscientos veinte y cinco Rs, y catorce maravedis de vn, los ciento y 407 un mil novecientos ochenta y nueve Rs y catorce mrs en Reales de contado; y los veinte y tres mil seiscientos y treinta y seis Reales restantes en alajas de oro, Diamantes, perlas, plata labrada bestidos, y otras cosas, y porque hoy en este dia se ha de celebrar el dho matrimonio ratificandolo a causa de estar casados por poderes, antes que llegue el dicho caso de la Ratificacion del enumpciado matrimonio cumpliendo con la dha promesa otorgo que hago entrego y adjudicación al dho Dn Juan de Torrecilla Blanco por dote de la dha Da, Antonia Alverta Tolezano mi hija, el dho dinero en contado, Alajas y vestidos apreciado todo ello por yntelígentes, en la forma siguiente Lo primero los expresados Ciento un mil novecientos ochenta y nueve Reales y Catorze maravedís de vellon en monedas de Doblones de oro a veinte, de a diez, u de acinco, pesods y algunos Rs. de plata que compusieron la dha cantidad 010989 Yt.Un bestido de tela verde, y oro que se compone de Guarpies, y casaca en mil setecientos Rs de vn 1700 Yt Otro bestido blanco, bordado de seda que se compone de guardapies y Casaca novecientos Rs de vn 900 Yt. Una Basquiña y casaca de terzianela negra en cuatrocientos y tres Rs 0400 Yt; Una Basquiña negra bordada en telar en qui nientos ochenta y quatro Rs 0584 Yt, Una Casaca de terciopelo negro en ciento noventa y dos Reales 0192 Yt. Una Bata de damasco seleste guarnecida de galon de plata en quinientos y sesenta Rs 0560 Yt. Una Casaca de laberinto aplomado guarnecida de galon de plata en doscientos y treinta rs. 0230 Yt. Otra Casaca de lo mismo guarnecida de punta de plata en ciento y veinte reales 0120 Yt. Una Casaca de Segrí aplomado en setenta 0070 Yt. Otra Basquiña y Casaca de tercianela negra usada en doscientos y veinte Reales 0220 Yt. Un guardapies de raso celeste usado en doscientos Reales 0200 Yt. Un Guardapíes de tafetan con flores en doscientos Rs 0200 408 1070548-14 Yt. Otro Guardapíes de tafetan encarnado Usado en cien Reales 0100 Yt. Un Capotillo de paño guarnecido con galon de plata en ciento sesenta Rs 0160 Yt. Dos mantillas y un Capotillo de Bayeta blanca en ochenta y cinco Rs 0085 Yt. tres mantos de lustre en doscientos y quarenta Reales 0240 Yt. Tres sagalefos uno de verano y otro de ynvierno en doscientos vte. Rs 0220 Yt. Una Bata de Indianilla en cien Rs 0100 Yt. Un delantal y paletina todo de plata apuntas en trescientos Rs 0300 Yt. Otro delantal y paletina todo de punta de oro en doscientos setenta Rs 0270 Yt. Otra paletina de plata Usada en treinta Rs 0030 Yt. Una Cotilla de damasco encarnado en ciento y cinco Rs 0105 Yt. Dos pares de medias y ligas de Ceda; bordadas en oro en ciento y treintaRs 0130 Yt. Otros dos pares de medias de Ceda llanas en cuarenta y cinco Rs 0045 Yt. Una Colcha y Rodapies de Damasco Carmesí guarnecido de galón de oro y flueque de Ceda en ochocientos y treinta Rs 0830 Yt. Una Colcha de Indianilla colchada, en ciento y setenta y seis Rs 0176 Yt. Un Regalillo y paletina de pluma encarnada en ciento y cincuenta Rs 0150 Yt. Cinco abanicos de distintos xeneros y payeles en trescientos Rs 0300 409 Yt. Tres pares y guantes de manguitosn de Ceda de distintos colores en sesenta Rs 0060 Yt. De distintas sintas, moñas, encajes y otras menudencias prescias en cuatrocientos y cinquenta 0450 1110299 Yt, Otro delantal de tafetan de lustre en veinte yquatro Rs 0024 Yt. Dos pañuelos de zeda en treinta 0030 Yt. Dies y ocho camisas de distintos generos de lienzos, Guarnecidas de encajes de mil ciento y veinte 10120 Yt. Ocho pares de enaguas blancas de distintos xene ros de lienzos en cuatrocientos y dies Rs 0410 Yt. Cuatro corpiños en veinte y cuatro 0024 Yt. Seis Pañuelos de Estopilla y uno de Olan guarnecido de encajes en cinto y treinta y tres 0133 Yt. Ocho Corbatas de murcelina estopilla clarín, en setenta RS 0070 Yt. Un Pañuelo de murcelina bordado en treinta RS 0030 Yt. Dos delantales de olan Labrado en ciento y cincuenta Rs 0150 Yt. Seis delantales de estopilla labrada en ciento y cincuenta 0150 Yt. Tres pares de buelos de encaje, en ciento y setenta Rs 0170 Yt. Otros tres pares de buelos de olan guarnecios en cuarenta y cinco 0045 Yt. Cuatro toallas en cuarenta y ocho Rs 0048 Yt. Seis servilletas en treinta y tres Rs 0033 Yt. Un escote de encajes muy superfino en setenta 0070 Yt. Siete pares de Calzetas en 0050 410 Yt. Quatro almoadas blancas las dos guar necidas de encajes en setenta y dos Rs 0072 Yt. Dos fundas de almohadas en treinta Rs 0030 Yt. Quatro sabanas llanas en doscientos y dies y seis 0216 Yt. Un Colchon Camero poblado de Lana en doscientos y treinta y dos 0232 Yt. Dos baules de camino en doscientos y se tenta Rs Yt. Un Arca de Zedro de vara y quarta, y dos peque ñas en ciento y cinco Rs 0270 0105 1140781-14 Yt. Un tocador de Charol en trescientos y noventa y quatro Rs 0394 Yt. Un Rosario engarzado en oro de mano, en setecientos reales 0700 Yt. Un rosario de oro para el Cuello en ciento y treinta y cinco 0135 Yt. Un aderezo de cruz y sarsillos de oro, y esmeraldas en quinientos y noventa 0590 Yt. Una espiocha de oro y diamantes en tres cientos R 0300 Yt. Un par de sarsillos de oro y diamantes en setecientos 0700 Yt. Otro par de sarsillos con seis perlas y un bo ton de oro y esmerladas en doscientosy veinte y 0225 Yt. Tres hilitos de perlas que pesan siete adarmes en trescientos Rs 0300 Yt. Quatro botones de oro y diamantes, en ciento y ochenta 0180 Yt. Dos sintillos de oro y diamantes en seis cientos 0600 Yt. Dos Chamberguillas de oro y diamantes en trescientos Rs 0300 411 Yt. Dos sintillos de oro y esmeraldas, en ciento y ochenta Rs Yt. Un par de manillas de oro y diamantes en dos mil novecientos ochenta y cinco Rs Yt. Un par de sarsillos de oro con piedras negras en setenta y cinco Rs Yt. Yt. Una caja de plata de Ynglaterra, en ciento y ochenta Rs Yt. Dos Anuces de plata sobre dorados en noventa Rs Yt. Unas hevillas de plata, en veinte y ocho rs 0180 20985 0075 0180 0090 0028 1220743 Yt. Una salvilla; un Azafate, dos Cande leros, Un Salero, seis Cucharas y seis tenedores de plata que pesa ciento y veinte y dos onzas y quarta que a veinte rs, la onza ymp dos mil quatrocientos y quaren ta y cinco Rs 20445 Yt. Una Cajita, unas hevillas y distintas me nudencias de plata que todo pesa seis onzas y quar ta a diez y ocho reales la onza montan ciento y doce Rs 0112 Yt. Otro sintillo de oro y diamantes en trescien tos RS 0300 Yt. Una Batea de Maque encarnado en veín te y cínco 0025 1250625-14 Que dichas partidas importan los referidos ciento veinte y cinco mil seiscientos y veinte y cinco RS y catorce maravedís, los cientos dos mil doscientos s veinte y cinco RS y catorce maravedis que a la suso dha tocaron y pertenecieron por su lexitima paterna y los veinte y tres mil y cuatrocientos reales restantes del que le llevo hecha adjudicación como ba referido al dho Dn Juan de Torrecillas Blanco por Dote de la dha mihija = Y assimismo tres mil y doscien tos reales de dha moneda que perttenesen a la dha Da Antonia mi hija por una Dote de la mis ma cantidad de la disposición de D Dionisio Mar tin Tolezano vecino y rexidor perpetuo que fue de la Ciudad de la vera Cruz, cuya cantidad para en deposito en poder de la Viuda y herederos de Dn Diego 412 Perez de Vaños, Caballero del orn de Santiago y veinte y cuatro que fue desta ciudad, y por parte de los suso dhos les seran entregados en monedas de plata luego que se haya celebrado dho matrimonio de que otorgara recibo separado a favor de la persona o personas que hisieren el entrego dellos; y me30200 1280825- 10 obligo a hacer por firme la adjudicación que de dhos veinte y tres mil quatrocientos RS, llevo hecha a favor del dho Dn Juan de Torrecillas pormas aumento de dote de dha mi hija, y ano?? Contra ello en mane ra alguna con mis vienes y rentas havidos y por haver= Yo el dho Dn, Juan de Torrecillas que presente soy haviendo oydo y, entendido esta escriptura; otorgo que la acepto como en ella se contiene, y recibo de la dha Doña Theresa Francisca de Bonilla, por Dote de la dicha Da Antonia Alverta Tolezano su hija los expresados Ciento y veinte y cinco mil seiscientos veinte y conco Rs, catorze maravedís; asaver, los ciento y diez mil y doscientos y veinte y cinco reales y catorce maravedía deellos, importe de toda la legitima paterna que a la suso dha toco y pertenecio por muerte del dho Don Pedro Bernardo Joseph Tolezano su Padre, y incluzos el valor del importe de todas las deudas de buena y mala calidad que le fueron adjudicadas las quales la dha D teresa Francisca de Bonilla por hacer gracia y merced a dha su hija, me entrega el ympor te de todas ellas en Rs de contado, quedando de su cuenta el cobrarlas de los deudores en el mejor modo que le fuere posible y los veinte y tres mil y cuatrocientos Rs restantes, cumplimiento del todo de dhos ciento veinte y cinco mil seiscientos y vein te y cinco Reales y catorce maravedís de que le lleva hecha adjudicación para que los aya y tenga en cuenta de lo que le tocare y hubiere de haver por su lesxitima materna, todo ello lo recibo en los reales de dinero de contado y demas de que va hecha mención; por cuyos aprecios apruebo y ratífíco por ver justamente fechos, y de mi voluntad y consentimiento â ora de presente realmente y con efecto en presencia del pre sente escrivano publico y testigos desta carta, de cuyo entrego y recibo yo Juan Bernardo Moran escrivano publico, de Se villa, doy fe porque se hizo y paso en mi presencia y de los dhos testigos, según y en las alajas Rs y partidas que van refe ridas; y todo ello es y quedo en poder de dho d Juan de Torrecillas Blanco de que yo el suso dho me doy por entre gado a mi voluntad, y de los dhos ciento y veinte y cinco mil seiscientos y veinte y cinco Rs y catorcde maravedís ôtorgo a la dha Da, Teresa Francisca de Bonilla carta de pago en forma, sin que por lo que ha tocado a la dha Doña Antonia Al verta Tolezano por su lexitima paterna se le reste ni quede de 413 viendo otra cosa alguna; Y por lo que a mi toca, chanzelo la obligación que la dha Da theresa de Bonilla, hizo al tiempo que le fue dicernido el cargo de tutora para que no valga, y que en su rexistro se anote la desta chancelación y assimismo la otorgo de dote a favor de la dha Doña Antonia Alverta Tolezano a la qual prometo yo y mando en harras proternupcia: y en pura y justa Donacion por honrra de su persona virginidad, y otras prendas que le asis ten y porque se a de otorgar por mi Esposa diez mil Rs de, vn, que declaro caben en la decima parte de los bienes que d e presente tengo, y caso que no quepan se los prometo y man do de los demas que en adelante tubiere y adquiriere y consiento que ambas porciones de Dote y harras, la dha Doña Antonia Alverta Tolezano las aya y tenga sobre mis bienes y hacíenda que tengo y tuviere que para este efecto, le obligo le hipoteco y doy en empeño, y por nom bre de empeño en tal manera que cada en cuando y en qual queria tiempo que el matrimonio fuera disuelto o separado por muerte ô en vida por cualquiera de los Casos que el derecho permite ningun mi hijo ni hija pariente ni here dero pariente ni heredero, acreedor ni otra persona no puedan entrar ni tomar partir cosa alguna de mis bienes ni desapoderar de ellos a la dha D Antonia Alverta Tolezano has ta tanto que primero y ante todas Cosas sea pagada y satisfecha desta dha su Dote y harras, y si la suso dha falleciera antes que yo, consiento y tengo avien que los pueda dejar y mandar, a sus hijos parientes y herederos y a las demas personas que le pareciere a las quales y a qien con forme a derecho perteneciere su herencia; me obligo a su paga y restitucion, la qual hare luego que conste de la separacion del dicho matrimonio y en los Casos y según y con los privilegios que las dotes de derecho deben ser restituhidas sin aguardar al termino del derecho ni al otro plazo al guno, cuyo beneficio renuncio; y luego que se me de y en tregue el importe de la referida dote de tres mil, y dos cientos reales de vellon otorgare carta de pago a favor de la persona, que me los entregare, y de Dote a la dicha Doña Antonia Alverta a la cual a mayor abunda miento desde ahora para entonces se la otorgo; a la firmesa, paga y cumplimiento de lo que dicho es me obligo mis vienes rentas y hazienda havidos y por haver, Y ambos otorgantes y damos poder a las jus ticias de Su Magestad para que nos apremien a lo que aquí contenido por todo rigor de derecho y via executiva, y como por sentencia pasada en cosa juz gada y renunciamos las leyes y derechos de nuestro favor , y la que defiende la general renun ciacion; yo la dicha Doña theresa Francisca de Bonilla renuncio el auxilio y Leyes de el Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano 414 toro partida y nuevas constituciones y las demas que son y hablar a favor de las mugeres de que me apercivio el presente escrivano publico en espe cial, fecha la Carta en Sevilla estando en las Casas de la morada de la dicha D Fran cisca de Bonilla que son en esta ciudad en la calle de Francos en onze dias del mes de No viembre de mil setecientos cincuenta y tres años y los otorgantes lo firmaron de sus nombres en este rexistro , yo el dicho escribano publico doy fee conosco a la dha Da, Teresa Francisca de Bonilla; y el dicho Dn, Juan de Torrecillas Blanco presento por testigos de su conocimiento que juraron en forma de derecho ser el conthenido y se llama como sea nombrado a Dn Francisco Antonio Barredo y a D Ramon ¿? vecinos desta ciudad ttestigos del otorgamiento; don Mathías Lopez Martinez vecino de la villa de zafra, y don Christ val de torresillas presvitero prevendado de la Santa Iglesia de Coria rezidente en esta ciudad, y don Jph Arespacocha ga vezino, deella y Dn Juan Antonio de Garfías, asimismo vezino desta ciudad doña Teresa Francisca de Bonilla Juan de Torezillas Christoval Thomas de Thorrezilla Mathías Lopez Martinez Joseph Joachin de Arespacochaga Juan Antonio de Garfías Juan Bernardo Moran Escrivano publico”. DOCUMENTO Nº 45. Sevilla, enero, 26. 1765 Inventario de bienes de Doña Leonor Cavalleri del Alcázar y Zuñiga. AHPSE: P- 14692, 127-139. Escribano público: Ignacio Márquez de Guevara. 415 Folio 131r “(…) 184- Ytt Un baul forrado en badana de vaca y quartta de largo, con dos serraduras, en donde se encontró lo que se sigue 185- Una saya de lila vieja 186- Quattro sayas de guinette 187- Ottra de tafettan negro con vuelo de lienzo blanco 188-dos sagalefos de bayeta pajisa viejos 189- una funda de mantilla de damasco verde 190- otra mantilla de raso lizo encarnado con guarnizion de encages de Ylo blanco, forrada en tafettan del mismo color 191- una batta de raso, blanco y encarnado forrada en tafettan carmesí 192- dos delanttares de tafettan negro 193- dos monillos de guinete negro 194- ottro de lo mismo 195- un mantto, y un delantal de tafettan negro 196- una batta de tafettan listado, de cama forrada en tafettan pajizo 197- ottra batta de cama de Yndianilla morada y blanca forrada en lienzo 198- dos mantillas y una manteletta de bayetta, âbuca rada viexas Folio 131 V 199- un sagelefo de damasco berde viejo 200- unas medias de seda verde con sus ligas (…) hasta aquí todo lo que tenía el baul” DOCUMENTO Nº46. Sevilla. 1769, octubre, 30. Aprecio de ropa de doña Francisca de Vargas Machuca realizado por don Diego López, maestro sastre. Primeramente una basquiña de tafetan negro rue do de olandilla azul, en ciento y cinco rrs vn 0105 Ytt: otra dha negra de camellon en sesenta rr 0060 Ytt: por otra dha de tafetan negro vieja ruedo de co lor de ambar, en sesenta reales 0060 Ytt: Por un mantto bientratado, en quarenta y cinco reales 0045 416 Ytt: Por otro dho demediado en treinta reales 0030 Ytt: Por un guardapies de lustrina celeste deme diado, en sesenta reales 0060 Ytt: Por otro dho carmesí de zenefa, con ruedo de tafetan, en ciento y veintte reales 0120 Ytt: Por otro de tafetan encarnado entredoble en sesenta reales 0060 Ytt: Por una casaca de tafetan negro doble, forro de tafetan blanco, en treinta y siete reales, y diez y siete maravadís 0037- 17 Ytt: Por otra dha demediada de terciopelo negro en quarenta y cinco reales 0045 Ytt: Por otra dha de Laberinto negro, forro de ta fettan blanco, en cinquenta reales 0050 Ytt: Por otra dha vieja de Damasco café, en quin ce reales 0015 Ytt: Por un mantto viejo, en doze reales 0012 Ytt: Por un monillo de Laberintho nuevo, color -------0699-17 Folio 351 v de café forro de lienzo, en cinquenta rr 0050 (…) Ytt: Por dos mantillas de bayeta blanca, en ve inte reales 0020 Ytt: Por otra dha de grana guarnecida con galon de oro fino, en ciento y veintte reales 0120 Ytt: Por otra dha de razo encarnado forro de ta fetan celeste en sesenta reales 0060 Ytt: Por un par de medias de seda encarnadas con cuchillas bordadas en treinta reales 0030 Ytt: Por un monillo de tafetan entredoble café con forro de tafetan, en veinte y dos y medio 0022 ½ 417 Ytt: Por dos corpiños de seda de tafetan entredo ble forro de lienzo en veintte y dos reales y medio 00221/2 (…) Ytt: Por tres varas de tafetan carmesí, para un ceñidor, en diez y ocho reales Folio 352 (…) Ytt: treze camisas inusables de viejas, en ve intte y seis reales Ytt: un cernadero en dos reales 0018 0026 0002 DOCUMENTO Nº 47. Sevilla, 1772. Inventario de bienes. AHPSE: P(…) Ropa del difunto Ytem un Capote de Pelo Camello bien tratado Ytem una Chupa de Paño negro forrada Ytem una Casaquilla de Paño color café, y un par de calzones de lo mismocon cincuenta y seis Botones de plata Ytem un Justillo de terciopelo verde con galon ¿ y ojales de oro con botonadura de Piedras blanca engarza das en Platta Ytem una Casaquilla de medio carro de oro color de ca fe Ytem otra dicha de medio carro de oro color plateada usada Ytem una Chupa de Laberinto color de café usada Ytem otra dicha celeste de Laberinto de Lana con cor donsillo de oro, y botones de similor Ytem un par de Calzones de lo mismo Ytem una chupa, una Casaquilla, y un par de calzones de Paño de olanda color pepíta de algarroba nuevo con ochenta y nueve Botones de Platta Ytem una chupa, y un par de Calzones negros Ytem una Chupa y un par de Calzones de terciopelo negro Yt otra Chupa celeste de Mosquilla Ytem un par de Calzones de laberinto aplomado 418 Ytem otro dicho de lo mismo Ytem un Chaleco de tela color de café con Ramos de oro Ytem ottro Justillo de Laberinto usado color de aurora Ytem un par de Calzones de Gamusa florida con doce Bo tones de Plata Ytem una casaca de paño negro de guadalajara negra Ytem una Capa de Paño nueva con sus bueltas de terciopelo negro Ytem un Capotillo de Grana guarnecido con galon de Plata Ytem un sombrero negro de medio castor Ytem otro dicho chico con galon de oro Ytem una cinta de seda encarnada Ytem una montera de paño con vueltas de tercio pelo Ytem nueve camisones viejos Ytem siete dichos de olanda nuevos Ytem otros dichos de estopilla Ytem seis Armadores blancos buenos Ytem quatro dichos viejos Ytem seis pares de calzones blancos nuevos Ytem quatro pares dichos viejos Ytem diez pares de escarpines viejos Ytem tres pañuelos blancos de estopilla buenos Ytem otros dos dichos viejos Ytem otro dicho nuevo Ytem un par de medias de seda color de perla usadas Ytem otro par dicho muy usado Ytem otro par dicho color de café bien tratado Ytem otro par dicho negro bien tratado Ytem otro par dicho negro bueno Ytem otro par dicho negro de Capullo de <seda color de café Ytem un par de ligas de seda negra Ytem tres pares de Sapattos de Cordoban los dos nuevos y el otro viejo Ytem un par de Calzones de antte con siete botones chicos y dos grandes de Platta Ytem un par de botines de cordoban nuevos Ytem un capoton de paño grazalema color café trata do Ytem una capa de paño de rettal usada obscura Ytem un sombrero de castor blanco viejo, y ottro de medio castor negro usado Ytem un chaleco de terciopelo celeste viejo Ytem una chupilla de bayeta encarnada vieja Ytem ottra dicho con botones de platta Ytem un par de Calzones de Cordoncillo (…) “ 1772, agosto, 3. Sevilla. 419 Inventario de bienes de la Exma. Sra. Doña Teresa Josefa Thous de Monsalve y Henestrosa, marquesa de la Candia, viuda del Excmo. Sr. Don Cristóbal Joaquín de Franchi y Lugo, marqués de la Candia y del Sauzal, Caballero de la orden de Calatrava y Teniente General de los Ejércitos de su Majestad. AHPSE: P- 9568, 663-684. Escribano público: Francisco Macías. Folio 666 r “(…) un collar con una almendra de brillantes y dicho collar se compone de treinta y nueve piedras una piocha de brillantes con una almendra dos broches de brillantes hechura de lazo un sintillo con un zafiro guarnecido de brillantes dos hebillas para las muñecas con sus pasadores y puntillas todo de brillantes unos zarcillos de boton de almendras tambien de brillantes dos sintillos, el uno de un brillante y el otro de un brillante pajizo guarnecido de brillantes Folio 667 r unas hebillas de pie de diamantes una venera de Calatrava de diamantes y esmeraldas unas tumbagas de todos metales con cuatro esmeraldas y dos pulseras de perlas unos aretes de perlas finas un collar de tres hilos con ciento cuarenta y una perlas dos pares de botones de oro una tumbaga de oro calada un relicario chiquito esmaltado de oro un reloj de oro otro reloj de repeticion de plata sobredorada con gancho Folio 668 r Ropa del Exmo. Sr. Marques Ytt una casaca de militar y calzones de terciopelo mo rado con botones de hilillo de oro fino forrado en raso lizo blanco Ytt un uniforme entero de thente gral y una casaca de paño musgo con bordadura de oro y calzones correspondientes Ytt unos calzones azules y uniforme viejos con bordadura de oro. Folio 669 r 420 Ytt un bestido entero de paño color de purpura con boton de seda forrado en ferpa blanca de seda Ytt otro uniforme antiguo de gral sin calzones con bordadurasy alamares de oro forrado entafettan blanco la chupa y casaca en encarnado Ytt una chupa de tizude oroconespaldas y mangas de tafettan Ytt una chupa y calzones de teladeoro sobre blanco con matizes y la espalda y mangas en tafetan Ytt una chupa de mue verde sin faldas en la espalda ni mangas con punta deespaña de plata Ytt una casaca y calzones de raso antiguo vieja y desbaratada con parte del forro de tafetan verde Ytt dos chupas enteras de cottonia de seda Ropa de la Exma. Sra Ytt una basquiña casaca y manguitos y peto de terciopelo ne gro Ytt un guardapies de terciopelo carmesi con dos paños so brantes de los mismo y con sobrepuestos de plata y seda Ytt un capotillo de mismo terciopelo con forro y bueltas de piel de tigre Ytt un guardapies casaca y peto de tela de verde oro y plata Ytt otro guardapies casaca y peto de tercianela blanco con matices de colores (…) Ytt otro guardapies, casaca y peto de tafetan de china Ytt un guardapies de tafetan listado Ytt una casaca de laberinto encarnadino y blanco Ytt otra casaca de laberinto oscuro Ytt otra casaca y peto de pequin Ytt otra casaca y peto de tafetan azul con galon y espi guetilla de plata Ytt otra casaca y peto de damasco verde con guarni cion y espiguetilla de oro Ytt otra casaca de damasco de color porcelana y un pedazo como de a dos varas del mismo damasco Ytt otra casaca y peto de tela celeste y plata Folio 669 r Ytt otra casaca de tercianela verde uzada Ytt otra casaca y peto de tafetan negro Ytt una manteleta de grana encarnada con galon de oro brillante Ytt un cabriole de bayeta de seda blanco con guarnicion negra Ytt otro cabriole de grana azul y encarnada forrado en sarga (…) Mas ropa de dicha Exma Sra 421 Primeramente una manteleta de raso liso negra con guarnicion de blondas y cintas Ytt otra de raso liso negra de flores Ytt otro cabriole de raso liso negro con puntas y granizos de blondas Ytt una bata negra de damasco Ytt otrabatanegrade raso de flores Ytt una basquiña negra de guardilla con casaca ygual Ytt otra basquiña de tercianela negra Ytt otra basquiña de terciopelo negro Ytt un guardapies de raso morado Ytt un sagalefo de raso liso verdes conchado?? Ytt un delantal de tafetan de lustre con farala de lo mismo Ytt una bolsa de terciopelo carmesi con su borla y cordon de seda otra carmesí con galon de oro de damasco una saya de raso liso negro tres cotillas una blanca y ¿?? una casaca con su peto y manguitos de terciopelo de algodón negros dos monterillas de terciopelo negro de camino una saya de grano de oro negra y su casaca y peto un sagalefo de bayeta color de melocoton unos manguitos de raso liso negro dos escofietas negras otra escofieta blanca y negra otra blanca toda un par de chinelas un par de ligas verdes dos mantos uno de lustre y otro de medio lustre una bata de tafetan negro con su sagalefo de lo mismo y manguitos un guardapies de tafetan azul turqui un cabriole negro de duransillo labrado y forrado de bayeta Folio 672 r Ropa blanca Primeramente dieciseis camisolas de hombre onze pares de calzones blancos dieciseis armillas blancas de hombre unos calzones de punto demediado de estambre negro unos calzones de bayeta blanca un gorro blanco bordado de estambre una faxa de lienzo veinte camisas de muger unas mas usadas que otras onze pares de manguitos blancos de cotonia un peinador y toalla con su encaje siete pares de medias de distintas clases de seda treze escotes de olan seis armillas blancas de muger un petto azul de ballena 422 doce pañoletas de murcelina y olan llanas y labradas una pañoleta de encajes guarnecida con encaje de puntas de Ynglaterra Folio 673 r ocho petibones guarnecidos de encajes cinco bendas para sangrias (…) Folio 674 r Ropas Primeramente quince varas y media de encajes de punto de Ynglaterra sin estrenar unos beletes negros un sombrero negro de tafetan frances de roseta con encaje quatro pares de zapatos de tela unas chinelas de los mismo un zintuton de galon de oro sobre terciopelo negro nueve varas de punta de plata cinco varas y media de punta de oro (…) Folio 674 v Ropa de seda cinco pañuelos de seda color de café un par de medias de seda blancas dos pares de manguitos negros de seda tres pares de guantes de castor de seda y de hilo otro par de manguitos blancos de seds dos guardainfantes y el arco del otro Abanicos veinte abanicos de distintas clases antiguos otro abanico de carey dorado otro de carey y oro antiguo y otro de marfil guarnecido de oro otro con el pie de marfil y nacar con oro otro de ebano y nacar otro de marfil con el pie mas ordinario un peine de carei un bolsito verde de seda (…) DOCUMENTO Nº 49. 1776, marzo, 13. Sevilla. 423 Capitulaciones matrimoniales de don Antonio Pérez de Baños y de doña Isabel Pauñín de la Barrera. AHPSE: P-12100,364 al 368. Escribano público: Juan Bernardo Morán. “En la Ciudad de Sevilla en trece dias del mes de Marzo de mil settecientos settenta y seis años, ante mi el escribano de S. M en todos sus dominios, publico del numero destta ciudad, y testigos y ¿frascriptos paresio D. Antonio Perez de Baños, natu ral y vecino desta ciudad, hijo lexitimo de D. Diego Perez de Baños, Caballero del orden de Santiago , vein te y quatro que fue desta ciudad, y de doña María de la Barrera, su mujer difuntos; Y dijo que por quanto al tiempo que el otorgante contrajo Matrimonio lexitimo con Doña Isabel Paulin de la Barrera, su muger, na tural y vecina destta ciudad, hija lexitima de D. Manuel Paulin, y de Lucia Thomasa de la Barrera su muger difuntos, se havia hecho entre el otorgante y la referida su mujer, y otros sus hermanos Escriptura de Capitulaciones Matrimoniales, con varios capí tulos, promesas y declaraciones y que por uno de dhos capitulos habia declarado llevava por su Capital al dicho matrimonío cierta cantidad de reales en contado, Alhaxas, vienes muebles, Rayses, menaje de casa, y otras cosas, que todo ello, y su valor, y el mon to de dhos reales en contado constaría del Inven tario Capital que de ello formaría, proptertando como protexto que el no hacerlo entonces era por la aceleración con que se yva a hacer, y celebrar el dho matrimonio y reservando, como lo havia reservado para después, y que ejecutado se le hiciese saber a la dha D.a Isabel Paulin, p.a le pa rase el perjuicio que ubiese lugar, como de dicha Escriptura, de Capitulaciones consta que pasò ante mi dicho Sc.no pu.co en ocho de noviembre del año procimo pasado de mil settecientos setenta y cinco; Y que en conformidad de la dha protexta, y decla racion, el dicho otorgante confesava y declarava que haví endo ajustado y liquidado todos sus vienes, y caudal, resaultava Ymportar todo ello setecientos veinte y dos mil qua trocientos ochenta y ocho reales y siete mrs de vn. en dife rentes bienes muebles adornos y menaje de Casa, Ropa blanca y de color, Alhajas de oro, plata, diaman tes y Perlas. Rayces, dinero en contado, Coches mu las Guarniciones, y en debitos a su favor, aprecia 424 do lo que es apreciable por personas Yntelixentes para cada clase de cosa la suia, que para este efectto habia nombrado que todo ello lo llevava p.o? Su capital al dicho Matrimonio y p? q en todo tiempo constase por la presente otorga que hace el dho Su Capital en la forma y manera siguiente Primeramente, dos soperas grandes de plata con sus cucharones de lo mismo, de toda moda, que pesan doscientas yocho onzas y media â razon de veinte y cinco rr. cada onza, q razon de la echura, montan cínco mil doscientos y doce rr. y quatro octa vos devn Rs de Vn 50212.4/8 Ytt. Treze Platos largos de plata de diferen tes tamaños, que pesan quatrocientas once onzas y una cuartilla, â los mismos veinte y cinco reales cada onza, p. razon de la echura valen diez mil doscientos ochenta y un reales, y dos octavos de vn 10?281/8 Ytt. Un Lebrillo y dos ensaladeras de Plata, con peso de ciento veinte onzas y media, de los propios veinte y cinco Rs cada onza, po r razon de le echura, valen tres mil doce realesy cuatro octavos de vn 3?012.4/8 Ytt. Trece platos redondos de Plata, que pesan quatrocientos veinte y cuatro onzas â los mismos veinte y cinco reales cada onza, valen diez mil seiscientos rrs 10?600 Ytt. Cuatro docenas de platillos de plata con ochocientas cincuenta y tres onzas y tres cuartillas , â los mismos veinte y cinco Rs. Cada onza p. dha razon valen veinte y un mil trescientos treinta y siette rrs. y quatro octavos de vn 210337-4/8 Ytt. Dos Fuentes y dos azafates de plata, que pesan doscientas setenta y ocho onzas y media, â los mismos veinte y cinco rrs cada onza por dicha razon, valen seis mil novecientos sesenta y dos rrs de vn 60962 Ytt. Quatro Salvillas grandes de plata, que pesan qcuatrocientas y quarenta onzas, â razon de los dhos veinte y cinco rrs, 425 cada onza, componen once mil rrs. De vn 110000 Ytt. Quatro Salvillitas pequeñas de plata, que pesan ciento setenta y cinco onzas y tres qu artillas, â razon de los dichos veinte y cinco rrs cada onza, valen quatro mil trescienttos noventa y tres rrs, y tres octavos de vn 4393,6/8 Ytt. Seis Macelinas de plata, que pesan noventa y nueve onzas, â los dhos veinte y cinco rrs, cada onza, p razon de dha Echura, montan dos mil quatrocientos settenta y cinco rrs.d 20475 Ytt. Un juego de varba, que se compone de Jarra, Palangana, Jabonera, todo ello de Plata, que pesa ochenta y ocho onzas y media, â los dhos veinte y cinco rr, cada onza, por dha razon de echura, valen dos mil doscientos doce rrs, y cuatro octavos de vn 20212-/8 Ytt. Tres portavinagreras de plata, que pesan cincuenta y nueve onzas y tres quartilla,s à veinte y cinco rr. cada onza, por dha razon de echura, valen un mil cuatrocientos noventa y tresrs y seis octavos de vn 10493 6/8 Ytt. Dos candeleros de plata, que pesan Setenta y ocho onzas, y tres cuartillas de plata â los dhos veinete y cinco Rs, cada onza por dha razon de su echura, valen un mil nove cientos Sesenta y ocho Rs, y Seis octavos de vn 10968 6/8 Ytt. Dos platillos con sus espabiladeras, un Jarro, y cuatro saleros, todo de plata, que pesa sesenta y dos onzas y tres quartillas â los dhos veinte y cinco Rs, cada onza por razon de las echuras, valen un mil qui nientos sesenta y ocho rr. Y sesi octavos de vn 10568 6/8 Ytt. Quatro cucharones, treinta y ocho tenedores y veinte y seis cucharas que pesan doscien tos onzas, y una quartilla de plata, â los mismos veinte y cinco Rs cada onza, por dha razon de echura, valen cinco mil Seis Rs. Y dos octavosde vellon 50006 2/6 Ytt. dos docenas de cucharitas y una de tenedo 426 res chicos, con tres tenasitas de plata que pesan quarenta y tres onzas â los mismos veinte y cinco reales cada onza p. razon de la echura, valen un mil settenta y cinco reales de vn 1¡075 Ytt. Dos docenas de cuchillos concavos de plata que dicha plata pesa ochenta onzas y media â los dhos veinte y cinco rrs. Por razon de las echuras valen dos mil doceRs. Y cuatro octavos 2¡012 4/8 Ytt. Dos salseras, con sus Platillos, todo de plata que pesan ciento dos onzas â los dhos veinte y cinco reales por dha razon de echura valen dos mil quinientos ycincuenta reales de 2¡550 Ytt. Catorce Cubiertos viejos de plata que pesan cincuenta onzas y tres cuartillas â los mismos veinte y cinco rrs cada onza, valen un mil doscientos sesenta y ocho reales y seis octavos de vn 1¡268 6/8 Ytt. Diferentes diademas y corona del oratorio, que pesan veinte y seis onzas â los mismos veinte y cinco reales cada onza valen sescientos y cincuenta 0650 Ytt. Cuatro Blandones de plata, con ciento y veinte onzas, a diez y seis reales cada onza Y unas vinageras platillo y campanilla de plata, con peso de treinta onzas â los mismos diez y seis reales cada onza, que todas componen cientto y cincuenta onzas, y valen dos mil y cuatrocientos reales devn 20400 Ytt. Un aderezo sobre plata, de diamantes, Compuesto de Collar, Contrav?? , Piocha ,Zarcillos, Manillas Zintillos y Boto nes en, treinta y seis mil reales de vn 360000 Ytt. Otro aderezo de diamantes sobre oro en un mil quinientos setenta y cinco reales de vn 1.575 Ytt. Otro aderezo de esmeraldas Sobre oro, en ochocientos veinte y cinco rrs de vn 0825 Ytt. Un collar de Perlas finas, con ocho hilos 427 en un mil quinientos setenta y cinco rrs de vellon Ytt. Un Rosario de oro en q uatrocientos setenta y dos relaes y diez y site m^rs de vellon Ytt. Un rosario de oro, mas pequeño que el antecedente, en ciento y cincuenta rrs de vn 1.575 0472 0150 Ytt. Otro rosario de perlas y oro, en noventa rrs. De vn. 090 Ytt. Una piocha de diamantes sobre plata, en seiscientos rs de vn 0600 Ytt. Dos Juegos de evillas de oro en ocho cientos cuarenta rrs de vn 0840 Ytt. Unos Sarsillos de diamantes en quatroci entos treinta y cinco Rs de vn 0435 Ytt. Unos sarsillos chiquitos de Niña en sesenta reales de vn 060 Ytt. Un juego de evillas de hombre de oro en un mil treinta y cinco rsdevn 1.035 Ytt. Un sintillo de brillantes en un mil y doscientos rrs 1.200 Ytt. Trescientos y treinta mil Rs de vn en con tado en monedas de oro y plata 330.000 Ytt. Quarenta y cinco mil reales de vellon en el valor de lo vienes muebles, menaje de casa, Colgaduras, tapices adornos de ella, Coches y Mulas y otroas menesteres 45.000 Ytt. Asimismo pone p. Su Capital unas casas principales de morada en esta ciudad Parroquia del sagrario desta Santta Iglesia Patriarcal de ella, en la calle que llaman del Horno de las Brujas, como se entra por la calle Pla centines, la primera sobre mano izqui erda que hacen Isleta que le pertten ece en funcion de Justos ………………..’’’’’’’’ Sobre las cuales se pagan varios tributos perpetuos que rebajados los principales que a ellos corresponden en se quedan de valor de dichas casas según aprecio hecho por Maestro Ynteligente ciento veinte mil reales de vn 120.000 428 Ytt, asismismo pone q su Ymbentario Capital ochenta y cuatro reales de vn los mismos a que por convenio â quedado re ducida mayor cantidad que por Escriptura le esta deviendo Dn Francisco Javier Ro driguez de Carasa ¿ vecino destta ciudad 84¡000 7220488..7 Las cuales dichas Alhaxas de oro, y plata diamantes y Perlas, omenaje de casa, Ropa Blanca y de Color, Colgaduras y adornos de ella, Coches, mulas y Guarniciones, Casas principales y Credito contra el dicho Francisco Javier Ro driguez de Carasa, y reales en contado, Importa todo los dhos Settecientos veinte y dos mil quatrocientos ochenta y ocho reales y siete mrs de vellon, Y todo ello es caudal suio pròpio, y lo apreciable apreciado en su justo valor y que de ello no deve nada a persona alguna y asi lo juro a Dios y â la Cruz según derecho, y pido â mi el dho escrivano publico notifiqu,e y haga saver este Inven tario Capital â la dha doña Isabel Paulin de la Barrera, su mujer para que le constte y pare el perjuicio que ubiere lugar, y que se lo de por testiomnio para en guarda de su derecho y que llegado el caso de la Ceparacion de dhoMatrí monio se le satisfacción al otorgante de su Ymportte siendo pagada primero la dha doña Ysabel Paulin del importte de su dotte y arras; Y asi lo otorgò y firmò en este rexistro al qual dho otorgante yo el dho escrivano publico doy fée conozco: Siendo testigos don Juan Moran y don Luis de la Granda Villabona,vezinos y escrivanos de Sevilla= testtado= Rs = de plata = valen= en=on=v=¡ Juan Bernardo Moran Luis de la Granda Villabona” Antonio Perez de Baños DOCUMENTO Nº50. 1776, mayo, 13.Sevilla. Aprecio de bienes de Don Pedro Fontache. AHPSE: P-1347, 92-94. Escribano público Dionisio Bravo de Velasco. 429 “En la ciudad de Sevilla en trece dias del mes de Mayo de mil setecíentos sesenta y seis años estando en las Cassas que fueron de la morada de Pedro Fontanche, que son â la Linde de la Carnezería Mayor junto a la Puerta de ella, que mira â la Alcayzería de la Lossa Collacíon de nuestro Señor San Salvador ante mí Díonysio Bravo Escribano Publico del Numero, y los Testigos infrascriptos parecio Francisco Ossuna tratante en Alha jas, y Ropa vecino desta dicha ciudad en la referida Collacíon de nuestro Señor San Salvador â quien doy fè conozco, y dixo que Phelipa de Flores víuda del enunciado Pedro Fontanche por sí, y co mo Alvacea in solidum del dho su marido, y una de sus dos Herede ros, y Pedro de la Muela, otro de los referidos dos Herederos vecinos desta Ciudad en la expresada collacíon le an nombrado por Apre ciador de los bienes muebles y Ropa que quedaron por fallecimiento del enunciado Pedro Fontanche, y constan de su Ynventario cuyo Nom bramiento el Otorgante acepata, y en su conformidad hace su A precio en la forma siguiente Primeramente un Arca de Yndias de cerca de seís quartas de largo con su Cerradura, y Llave en noventa Reales de Vellon Ytem otra dos Arcas de Yndias de cinco quartas de largo cada una con sus cerraduras, y Llaves en cín quenta Reales Ytem otra dicha de Cedro de â vara de largo con su Cerradura, y Llave en treinta reales 0090 0050 0030 Ytem otra Arca de Cedro de cinco quartas de largo con su Cerradura, y Llave en treinta Reales 0030 (…) Ytem una chupa y un par de calzones de christal co lor de café en quarenta y cinco Reales 0045 Ytem una casaquilla de Chrístal yambíen color de café en quarenta y cinco reales 0045 Ytem una chupa de Damazco negro forrada en tafe tan en treinta y siete Reales, y medio 0037 Ytem una Chupa, y un par de Calzones de Paño fino co lor de café en noventa Reales 0090 Ytem un chaleque de Laberínto de seda color de café en treinta Reales 0030 Ytem un Capote de Pelo de camello también color de 430 café en cien Reales 0100 Ytem una Chupa de Camellon vieja color de ambar en quatro Reales 0004 Ytem una chupa??? color de café en dos Reales 0002 Ytem una Chupa vieja de Paño tambíen color de café en quatro reales 0004 Ytem una capa de paño de Grazalema en noventa Reales 0090 Ytem un sombrero fino de castor negro en setenta y cinco Reales 0075 Ytem dos pares de medias de seda el uno color de cfe, y el otro negro en treinta Reales 0030 Ytem un Señidor de seda azul en díes Reales 0010 Ytem un Capote de Camellon color de café viejo en tre inta Reales 0030 Ytem una Chupa de Laberinto de Lana color de café en seís Reales 0006 Ytem un par de Calzones de Cordonete negro viejos en tres Reales Ytem un Chaleque de Laberínto de Lana color de café en seis Reales 0003 0006 Ytem un Sombrero negro de medio castor en quince Reales 0015 Ytem un camison de crea angosta usado en dies Reales 0010 Ytem dos armadores blancos de crea ancha en doce Reales 0012 Ytem otro Armador blanco de Crea ancha en seís Reales 0006 Ytem otro dicho de Crea ancha en seís reales 0006 Ytem un par de Calzones de Crea ancha en tres Reales 0003 Ytem quatro camisones de distintos Lienzos en se 431 senta Reales 0060 Ytem dos pares de Calzetas de Hilo en quatro Reales 0004 Ytem un Camisson de Bretaña por estrenar en veín te y seís Reales 0026 Ytem un Camisson de Crea ancha en dos Reales 0002 Ytem otro dicho de Bretaña en quince Reales 0015 Ytem un par de Calzones de Crea ancha blancos en cinco Reales 0005 Ytem una Basquiña de sayal bien ussada en veín te y quatro Reales 0024 Ytem un Manto de medio Lustre usado en treinta y siete Reales, y medio 0037 ½ Ytem una Basquiña de Camellon vieja color de ca fe en seía Reales 0006 Ytem dos Monillos blancos usados de Bretaña en seís Reales 0006 Ytem dos delantares blancos de Bretaña viejos en quatro Reales 0004 Ytem otro Delantar de Bretaña viejo en tres Reales Ytem otro Delantar de Bretaña bien tratado en dies Reales 0003 0010 Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en qua tro Reales 0004 Ytem dos Camisas de Crea usada en veinte Rea les 0020 Ytem una Mantilla de Bayeta blanca en seis Rea les 0006 Ytem dos pares de Enaguas blancas en doce Reales Ytem un Delantar blanco de Bretaña viejo en dos Reales Ytem un Pañuelo blanco de Estopilla guarnesido con Encaxes en seís Reales 0012 0002 0006 432 Ytem un Delantar de Estopilla bordado en quince Reales 0015 Ytem un Monillo blanco de Bretaña usado en quatro Reales 0004 Ytem dos Almohadas blancas de Crea angosta en quatro Reales Ytem otra dicha de Bretaña guarnesida con Encaxes en tres Reales 0004 0003 (…) Cuyos Aprecios el referido Francisco de Ossuna dixo aver hecho bien, y fielmenteâ su Leal saber, y entender, y assí lo juró a Dios, y una Cruz en forma de derecho, y no firmo, porque dixo no saber, escribir por el â su ruego lo firmó en este rexistro uno de los testigos que lo fueron Julian Dote Pascassío Fortuno y Juan Fontache vecínos desta ciudad=” Por el Otorgante Dionysio Bravo Escribano Publico Pascassío Fortuno DOCUMENTO Nº 51. 1785, enero, 7. Sevilla. Capitulaciones matrimoniales de don Francisco Rodriguez, maestro sastre. Escribano público: Bernardo José Ortiz. “En la Ciudad de Sevilla en Siette días del mes de Enero de mil settecientos ochenta y cinco años, ante mí el escribano de S. M. en todos sus domí nios, publico del numero destta ciudad y franscriptos pare ciò Francisco Rodriguez maestro Sastre natural y vecino de la Parroquia de Nuestro Señor San Salvador en la calle de la Sierpes hijo lexitimo Santiago Rodriguez de la Piedra y de doña Rosalia Dominguez su muger y dijo que por quan to a honrra y Gloria de Dios y de la ‘ Virgen María concevida en gracias desde el primer instante de su ser contrajo matrimonio lexitimo con doña María del Amparo Valiente de estado doncella y natural y vecina destta propia ciudad en la misma parroquia y calle, hija lexitima de Josef Valiente y de doña Maria Florencia Grande su muger (…) Primeramente una Ymagen ¿’’ de los Rs de Vn 433 Dolores con vestido de terciopelo Morado y corona de plata en trescientos ochenta rr 0380 Ytt. una urna con sus chistales, tarimilla y mesa maqueada en que esta la dicha Ymagen de nuestra sra de los Dolores en ciento ochenta y quatro reales 0184 Ytt. ocho sillas altas francesas en ochenta rr 0080 Ytt. otras seis sillas vajas tambien francesas en cinquenta rr 0050 Ytt. unos corredorcillos carmesi de lana, con cene fillas maqueadas en noventa y ocho rr 0098 Ytt. Quatro cortinas de Lienzo Blancas con fara la , en ciento treinta y dos rr 0032 Yt. dos Borlas de cortinas y dos senefas dora das en sesenta y ocho rr 0068 Ytt. un par de puertas de cristales, en cientto veinte y siette rr 0127 Ytt. dos puerttas chicas de vidrios en treinta y cinco Yt. tres canseles en quaren ta y siette rr 0035 0017 Yt. una lamina de nuestra sra de la Concepcion, con moldura dorada, en cinquenta rr 0050 Ytt. otra lamina de San Luis, con marco dorado y cristal por delante en ciento y veinte r 0120 Yt. quatro cornucopias doradas y con vidrios en treinta r 0030 Yt. dos laminas chicas doradas, en veinte rr 0020 Yt. otras dos laminitas en quarenta r 0040 Yt. tres esteras, dos redondeles dos la? en ochenta r 0080 Yt. una estera de estrado de junco en setenta y cinco rr 0075 Yt. una rinconera de sedro en ochenta rr 0080 434 Yt. una Comoda de pino nueva en ciento y quarenta reales 0140 Yt. un Bufete de herraje de siette quartas en quarenta y cinco rr 0045 Yt. un arca de sedro de vara y media en quarenta rr 0040 Yt. quatro taburetes maqueados, en veinte rr 0020 Yt. doce¿ iguales con molduras negras dè a tercia, en diez y ocho rr 0018 Yt. nueve laminitas pequeñas de distintos tamaños, en veinte y dos rr 0022 Yt. Yt. otros tres tomos y otros varios libros en treinta y seis rr 0036 Yt. dos cortinas de crudo con senefas de madera en quarenta y cinco rr 0045 Yt. dos esteras de esparto usadas en quince r Yt. seis patos grandes, y seis pequeños de Peder nal, en veinte y un rr 0015 0021 Yt. tres tazas y seis posillos de ¿ en veinte y quatro rr 0024 Yt. seis vasos chicos y seis tasillas en doce r 0012 Yt. tres vasos grandes y una ¿ de christal en quince r 0015 Yt. tres limetas y dos redomas y dos ¿ vidrio en catorze r 0014 Yt. una docena de platos de valencia en catorze r 0014 Yt. tres chocolateritos de hoja de lata rr 0012 Yt, un almirez con su mando de ¿ en trein ta rr 0030 Ytt. un velon de metal en treinta rr 0030 Yt. un perol de azofar en diez rr 0010 435 Yt. una copa de cobre en veinte rr 0020 Yt. un cubo en cinco r 0005 Yt. tres tinajas de ¿ de varios tamaños en diez y ocho rr 0018 Yt. un cancel de puerttas en veinte rr 0020 Yt. un farol de vidrio en quatro r 0004 Yt. una mesa grande de caoba con su cajon en quarenta r 0040 Yt. tres pelchas de madera y unos ‘ Pintados en cinquenta rr 0050 Yt. una mesa chica y tres laminitas pequeñas en veínte rr 0020 Yt. seis sillas ordinarias en veinte rr 0020 Yt. tres tablones de puertas en quarenta r 0040 Ytt. dos planchas de hierro en ocho rr Yt. un entarimado de madera en veinte rr 0008 0020 Yt. un par de tixeras grandes en diez y ocho rr 0018 Yt. tres tarros de barro en doce r 0012 Yt. un relox de ¿ en quarenta rr 0040 Yt. dos cortinas de felipechin en sesenta y seis rr 0066 Yt. una colcha de felipechin con fleco de seda, en ciento y diez rr 0110 Yt. dos sabanas cameras una de lienzo florete, y otra del Ymperio en noventa rr 0090 Yt. otras dos sabanas de lienzo ordinario en cinquenta r 0050 Yt. quatro Armoadas, una de ellas de estopilla con encajes, en veinte rr 0020 Yt. un colchon con su lana en sesenta rr 0060 436 yt. una colcha de indianilla en quarenta rr 0040 yt. dos manteles y seis servilletas en treinta y seis rr 0036 Yt. tres toallas en veinte rr 0020 Yt. una Docena de camisas de varios generos, y una camisa de estopilla en quinientos y quaren ta rr 0540 Yt. dos pares de calsones blancos en treinta rr 0030 Yt. dos pares de bueltas de olan unas con encajes en sesenta rr 0060 Yt. tres pares de calzetas en veinte rr 0020 Ytt. quatro corbatines en veinte y cinco rr 0025 Yt. tres chupas blancas de y cinco rr 0075 Yt. seis chalecos blancos en sesenta rr 0060 Yt. cinco varas y media de lienzo portugues en sesenta rr Yt. dos chalecos de cotonia de ‘ en quarenta rr 0060 0040 Ytt. una capa de grana en quinientos treinta y quatro rr 0534 Yt. una capa azul con galon de oro en doscientos y cinquenta rr 0250 Yt. un capoton de paño en noventa rr 0090 Yt. un capote de ceda en quatrocientos y quarenta rr 0440 Yt. un capote de durancillo en noventa rr 0090 Yt. una casaca, saya y chupa de terciopelo negro con forro de raso liso carmesi en seiscientos rr 0600 Yt. una casaca chupa y calzones de puño negro en doscientos cinquenta rr 0250 437 Yt. un volante de paño color de café bordado y calzones de lo mismo en ciento y se tenta rr 0170 Yt. una chupa, chaleco y calzones de tercio pelo negro en doscientos y cinquenta rr 0250 Yt. media chupa y calzones de cotonia aconcha da, en noventa rr 0090 Yt. otra media chupa y calson de cotonia listada en setenta rr 0070 Yt. una chupa de grana guarnecida en ciento y ochenta rr 0080 Ytt. un chaleco de raso liso blanco, en treinta y siete rr 0037 Yt. una casaca, chupa y calzones de tafetan negro en doscientos cinquenta y seis rr 0256 Yt. un volante de tafetan color de violeta en noventa rr 0090 Yt. una chupa y calzones de cotonia de ceda guar necia de galon en docientos sesenta rr 0260 Yt. una chupa de tafetan seleste en cinquenta y quatro rr 0054 Yt. una chupa y calzones de cordoncillo con guarnicion de plata, en ciento quarenta y cinco rr 0145 Yt. dos pares de calzones negros y tres chupe tines de color en sesenta rr 0060 Yt. tres pares de medias de seda, en ciento y veinte rr 0120 Yt. tres pares de medias de lana en treinta rr 0030 Yt. un espadin con puño de plata en doscientos y veinte rr 0220 Yt. un juego de hebillas de plata en ciento ochenta rr 0180 Yt. un relicario de plata en veinte rr 0020 438 Yt. un sombrero de tres picos de tres partes de castor en cinquenta rr 0050 Yt. un sombrero negro de tres partes de castor en sesenta y seis rr 0066 Yt. otro sombrero usado en treinta rr 0030 Yt. un relox de plata en doscientos rr 0200 Yt. una mesita ¿ con un niño jesus en veinte rr 0020 Yt. tres pares de zapatos en sesenta rr 0060 Yt. una redecilla de ¿ blanca en cincuenta rr 0050 Yt. otras dos redecillas una blanca y una negra de telar en veinte rr 0020 Yt. un pañuelo de color y quatro blancos en qua renta y cinco rr 0045 Yt. seis cubiertos de metal blanco y un cuchillo en veinte rr 0020 Yt. seis cucharas de peltre, en seis rr Ytt. seis mil novecientos y ochenta reales de vellon en contado, los cinco mil seiscientos y ochenta ¿ de ellos en monedas de oro, y los mil y un tres cienttos resttantes en monedas de plata Ytt. dos mil setecientos y ochenta rr de vellon que el otorgante dice le estan deviendo distintas personas vecinos destta ciudad, de buena calidad prosedidos de ropa, y hechura de ella 0006 60980 20780 ----------------190274 Las quales dichas partidas, y demas que queda referido de todo ello suma y monta diez y nueve mil doscienttos setenta y quatro reales de vellon de que de ellos dijo no deber nada a persona alguna, y que son los mismos, quería llevado y lleva por caudal siuo propio à dicho matrimonio, lo apreciable apreciado por Personas inte liexentes, en su justo valor, como deja dicho sin fraude ni agravio alguno, por ser todo la verdad, y ansí lo juro a Dios y a la Cruz, según derecho: y pidío a mi el dicho escrivano publico notifique y haga saber este Inventario Capital a la dicha doña María del Amparo Valiente su muger para que le conste y para 439 el perjuicio que hubiere lugar y que se lo da por testimonio y asi lo otorgo en este rexistro al cual dicho otorgante yo el escrivano publico doy fe conozco: siendo testigos don Juan Moran, y don Luis de la Granda Villabona ¿ y ¿ de Sevilla = en = ocho = ochen ta = quince = testtado = setenta = Juan Bernardo Moran Francisco Rodriguez de la Piedra Luis de la Granda Villabona” DOCUMENTO Nº 52 1788. Sevilla. “Memoria de las prendas dotes y dineros que lleve al matrimonio que contraje con Don. Francisco de Paula Oliveros”. AHPSE: P-11246, 498. Escribano público: “A saber Y. guardapies de tela sobre blanco oro y pta Rs. Vn. 900 Y. polonesa raso listo listado encarnadina con Guarnicionmes de gasa de pta y blondas 600 Y. Juego de boslas y Laso de pecho de f rancia y esmaltes Para la dicha polonesa 75 Y. Bestido ede estambre y seda en 00165 Y. dcho de Duransillo seleste y faralaes blancos 00105 Y.d cho de mur celina y farala de sarasa 0200 Y casaca negra de raso listado 0100 Y Sortu de Balleta Canario superfina 0045 Y inglesa de franela negra en 0060 Y. Naguas de Sarasa seleste y Blancas 0060 porbarios Sagalegos 0120 Y. Palamenta de Raso liso Labrado negro con Forro de tafetan y corchada de algodón y Blondas 0150 440 Y. dcha de Ylo de re toda 0060 Y. de Sabilleses de estopilla a 50 rr cadauno ¿? Y. dho de Duransillo negro en 0030 2. monillos de Bretaña a 20 rr 0040 Y. delantar de olan de Guardilla y encaje fino 0060 Y. dho de tafetan de f ransia Negro 0040 2 dcho unó de Gasa de pta y otro de Recorte 0050 3. dhos de estopilla a 20 rr cada uno 0060 6. Bestiduras Blancas completas a 5. Pesos 0450 2. pañuelos para el cuello de olan Bordadas 0040 2 dhos de Meslin calados a 16. R 0032 4. de Gasas distintos. uno conotro a 10 rr 0040 Y. Marquesita Risada 0030 2. Pañuelos de Uerba listados a 24 6. dhos unos de Murselina y otros de estopilla 0048 0060 1 cofia de Gasas y Blondas y Sintas de fran 30780 Suma enlabuerta de reales de vellon 3?780 Y. Bonetillo de Blondas flores de f rancia y esmar por uncajonsito lleno de mis sintas y flores y menudencias de señoras 00150 3. Rosarios de mano distintos a unoconotro 15 000045 Y caja de plata con 5 on a 20 rr 100 Y. Sintillo de Diamantes con 15. dhos. Echo una Granada un par de sarcillos de punta de diamante 0030 Y nabanico de marfil Bordado delanteruela 00150 441 Y. dcho grande de barilla calada 00060 3. dho diferentes para diario uno conotro a 10 r 00030 Y. Salla de Camellon usada en 00045 Y. dha de franela fina neba en 000150 Y. dha de tersianela forro detafetan seleste 000300 Y. Mantilla de estopilla y guarnesida de en Caje fino toda 00090 Y. dha de tafetan de fran sia y Blondas plegada 000200 Y. dha lo mismo servida en 90 Y. dha desarga de seda y Guardilla enrredondo 60 Y Cabriole de Balleta y ferpa servido 30 4 pares de medias de Algodón finas a 15 rr 60 4 dhas de Ylo fino. A 10 rr 3 Pares de Sapatos de Paño fino Negros a 20 rr 80 Y dho de Rasoliso Negro en 20 Y. dhos de espinilla de seda Bordados de esmar tes de plata en 45 2 pares de Ligas de seda Bordadas. Apunto de abuja labradas unas en 20 r y otras en 12 32 3. tablas de Manteles una conotra a 15 rr 45 18. Servilletas unas con otras a 4 rr 72 DOCUMENTO Nº 53 1788, febrero. Sevilla. Inventario de bienes de Don Rodrigo Márquez de la Platta. AHPSE: P-1246, 555. Escribano público: Domingo de Vega. 442 (…) Ropa de color y bca Primeramente un vestido de paño fino color de canela con bottonadura delomismo Ytt. una capa de gran fina nueva con bueltas de terciopelo ne gro Ytt. un capote de ceda usado Ytt. Una casaca ¿ tafetan negro forrada de tafetan vien tratada Ytt. Dos vatas una de verano y otra de ynvierno estta forrado envalleta blanca y la otra en sarasa llana usadas Ytt. Unos calzones de tafetan entredoble forrados en bretaña cruda usados Ytt. Unos calzones de anascote Ymperiar negros forrados en crea vien tratados Ytt. Tres pares de medias de ceda negras las unas mejores que las otras, demediadas Ytt. Un espadín con puño de metal dorado de fino Ytt. Una capa de paño color de pepita de Ar garroba vieja. (…) Ropa blanca Ytt. una docena de canizas en que se yncluye media de camisolas Y media de camizones con los puños de olan, y camisolas de media olanda, y los camizones de brettaña, unas nuevas, y otras de mediadas Ytt. seis savanas las q uattro de vretaña ancha: las otras dos de vramante florette, y todas con sus faralaes de estopilla vien trattadas Ytt. ocho chalecos los quatro de media oland, y los otros de colonia vien usados Ytt. media docena de pares de calzetas de Ylo bien tratadas Ytt. seis pares de calzones blancos de vramante florette, unos por estrenar y otros usados Ytt. Doze gorros o capitos de Ylo= Y otros doce de olan vien tratados. (…) DOCUMENTO N º 54. 1788, Sevilla. Dote de doña Ignacia Marcela de la Fuente AHPSE: P- 716. Folios 106- 107. Escribano público José Rodríguez de Quesada. “En el nombre de Dios todo Poderoso y con su Sma Gracia Amen: Sepa se por esta crta de recibo de dote como Yo Juan Rodriguez viudo de de Francisca Franco natural y vecino de esta ciudad de Sevilla, Extramuros de élla collacion de San Bernando, otorgo en favor de Ignacia Marcela de la Fuente 443 mi legitima mujer que era de estado honesto y natural de la villa de Tocina hija legitima de Juan de la Fuente y de maria de la Candelaria Rodriguez su muger difuntos; y digo que para mejor servir a Dios nuestro señor y a su Bendi ta Madre la Siempre Virgen Maria, el dia cinco de octubre del año proximo pasado de mil setecientos ochenta y siete en la Iglesia Parrouial de San Bernardo Extramuros de esta ciudad. Contrahimos verdadero y Lexitimo matrimonio, con dispensa de las tres canonicas moniciones, el q. au todavía no sea publicado por justos motibos que para ello an ócurri do, por lo que no me pudo hacer entrego de ciertos bienes, caudal y efec tos propios de la susodicha, los que ahora me entrega y yo recibo por Biienes Dote y Caudal conocido de la referida Ignacia de la Fuente mi Lexitima mujer, en las Partidas siguientes Primeramente diez camisas de bretaña Lexigitima en seiscientos reales de 0600 Yt. Diez Naguas blancas de lienzo regalado, en doscientos y cuarenta rss. 0240 Yt diez pares de calzetas enochenta r 0080 Yt, tres pares de medias de seda en noventa y cinco 0095 Yt. tres dicho de hilo en cuarenta y cinco rr. 0045 Yt. dos dichos de Algodón en veinte y siete r 0027 Yt, tres pares de zapatos en cuarenta r 040 Yt; tres monillos blancos en ochenta y tres r 083 Yt; uno dicho de Indianilla en veinte r-020 Yt, otro dicho de rompecoche eb sesenta r 060 Yt, otro dicho de terciopelo negro en ciento sesenta y cinco rr. 065 Yt; dos naguas de lana en setenta y nueve 075 Yt, cuatro dichas de Algodón en trescientos treinta y siete rs y medio de vn. 0337 Yt, tres vestidos de seda en mil doscientos diez 10210 Yt, cinco delantales en doscientos cincuenta y siete r 0257 Yt, seis pañoletas de olan en noventa rs 090 Yt, dos pañuelos de lo mismo en cuarenta y ocho r 048 444 Yt, cuatro dichos de seda en noventa y cinco rs 095 Yt, uno dicho de merlin en diez rs 010 Yt, uno dicho de Algodón en veinte rrs 020 Yt, dos pares de hevillas de plata en ciento ochenta y uno rrs Yt dos pares de botones de plata en diez, y seis rrs. Yt diez, y ocho botones de plata en veinte, y un rrs. Y seis rrs. 181 Yt tres pañuelos de estopilla en treinta, y siete 0037 Yt tres corpiños de bretaña contrahecha en veinte, y cuatro rrs 0024 Yt tres pares de faldriqueras en veinte, y cinco 0025 Ytt quatro redecillas en noventa, y siete rrs. 0097 Yt dos manteletas de bayeta en cincuenta, y un rrs. 0051 Yt Una dicha de seda en veinte, y cinco rrs. 0025 Yt dos pares de guantes de seda en veinte, y ocho rrs. 0028 Yt tres sayas de seda en cuatrocientos cinq.ta y cinco rrs. 0455 Yt una dicha de lana en setenta y dos rrs. YIt dos mantos de seda en ciento cuarenta y cinco rrs. 0072 0145 Yt dos mantillas de lo mismo en doscientos treinta y dos 0232 Yt seis rosarios en ciento sesenta, y nueve rrs. 0169 Yt tres abanicos en ciento treinta, y un rrs. 0131 0021-6 Yt un aderezo de cruz y zarcillos y cintillos de diamantes en oro en no vecientosquincerrs. 0915 Yt una caja de plata en ochenta rrs.- 0080 Yt otra dcha de china, y plata en cuarenta, y cinco rrs. 0045 Yt un catre en cincuenta, y tres rrs. 0053 Yt una cama de bancos, y tablas en veinte, y ocho 0028 Yt cos colchones, y seis almohadas pobladas de lana en 0675 YIt dos sabanas y quatro fundas de almoadas de Estopillla en quatro 445 cientos y cuarenta rrs 0445 Yt dos sabanas de Bretaña y ocho fundas de lo mismo en quatro cientos y quince rrs. 0415 Yt dos savanas de regalado en ciento ochenta, y ocho rrs 0188 Yt unas dhas. de Bramante redondo en noventa rrs. 0090 Yt seis fundas de almoadas de olandilla en treinta, y nueve r. y doce mrs 0039,12 Yt un cobertor en ochenta rs 0080 Yt una funda de crudo en veinte, y cinco rrs. 0025 YIt una colcha de Indianilla en cincuenta, y seis r 0056 Yt otra dcha de zaraza en ciento cuarenta 0140 Yt tabla de manteles, y seis servilletas en sesenta, y seis rs. 0066 Yt dos docenas de tenedores, y cucharas en veinte y quatro 0024 Yt dos cuchillos en quatro 0004 Yt seis basos en diez rrs. 0010 Yt una docena de platos chicos en doce rrs. 0012 Yt tres platos grandes en ocho rrs. 0008 Yt una almoadilla de caoba en veinte, y cinco 0025 Yt dos candeleros de metal en doce rrs 0012 Yt una papelera de caoba en seiscientos rrs. 0600 Ytt un bufete redondo de cedro en ciento veinte rs. 0120 Yt un bufete y escribanía de lo mismo enochenta rs. 0080 Yt una docena de sillas en sesenta, y seis rrs 0066 Yt un Esterado de esparto en ciento treinta, y siete rs. 0137 Yt dos postiguillos de vidrios en veinte, y seis rrs. 0026 Ytt dos molduras en quince rrs. 0015 Yt dos cortinas de lienzo en cuarenta y ocho rrs. 0048 446 Yt dos velas de patio en veinte y ocho rrs 0028 YIt moldes de belas en sesenta rrs. 0060 Yt dos libras y media de tabaco en polvo en ciento cuatro rrs. 0104 Yt una romana con su pilon en ciento onze rrs. 0111 Yt un cerdo en ciento, y veinte rrs. 0120 Yt dos bacas en novecientos treinta rrs. 0930 Yt un gallinero en trescientos rrs. 0300 Yt ciento u una fanegas de trigo en cinco mil rs. 5000 Yt cinco fanegas de mais en ciento sesenta rs. 0160 Yt Pagada la renta de dos as. de una suerte de tierra, ochocientos sesenta y ocho rrs. y medio de vn. 0868 ½ Yt un Bale de tres mil rrs. De vn. Q. debe a la dcha Ignacia de la Fuente mi muger y me entrego lasuso dcha. Franco. Hernandez mtro carpintero, con fha del mes de oct.re del año proximo pasado demil setecientos ochenta y siete 30000 Importan las dhas Partidas veinte mil quinientos treinta rrs. Y medio de vn 200530-1/2 Yt son mas dote de la dha Ignacia de la Fuente mi lexma. Muger una haza de tierra calma pa. Pan Sembrar, q. la susodha tiene por sus bienes de tres aranzadas, y setenta y siete gradales, a el sitio del Humilladero de la Cruz del Campo, termino de la villa de la Rinconada, y vajo de extramuros linderos. Y es la misma que le vendio Benito Carnero, vecino extramuros desta ciud. Coll on. De Sn. Berndo. Pot escrip ra. Q. en esta razon pasó ante el presente Es.no pu.co en seis de octubre del año de mil setos. ochenta y quatro Y los bienes ropa, y alhaxas, declaro an sido apreciados por Pers.as Inteligen tes, una puesta por cada diez partes q. yo porloq.e a la mis toca, apruebo,y ra tifico, y tod ello lo recibo por Bienes, Dote y Caudal conocido de la nominada Ignacia Marcela de la Fuente mi lexitima muger de mano de la susodha, loq antes de contraher nro matrimonio no pudo hacer por su brevedad. Loq.e haora hace dho entrego, y yo recibo ahora de presente realm.te con efecto ante elEssno. Pu.co y testigos de Yuso Escriptos, de cuio entrego y recibo Yo Josef Rodriguez de Quesada y Truxillo Escrivanos publico del numero desta ciudad de Sevilla doy feé porque se hizo y paso enmi presencia, y de los dichos testigos, y los men cionados bienes, ropa Alhaxas, Granos Vale y demás que doy todo ello en poder del referido Juan Rodriguez Yo el susodicho me doy por contento y entregado a mi voluntad, Y de los veinte mil Quinientos treinta rr. y medio de vn. Sin inclusión de de dha de tierra , Ymporte de las Partidas anteriorescon mas quince mill rrs. De la propia moneda q. a la 447 dha Ignacia de la fuente mi lexma muger mande en harras proter Nunpcias antes de contraher nro matrimonio, por ¿ persona, los q. declaro caber en la decima parte de mis bienes, y en caso q. no se los consigno, y señalo de los q. en adelante anase, adquiriese, hago y otorgo carta de Dote a favor de la susodha para que así la una, como la otra cantídad la habia y tenga sobre mi Persona y Bienes presentes y futuros q. para este efecto se los obligo é Hipoteco, y doy en empeño tenencia, y Posesion en la mejor forma q. .por dro se debe, con tal cargo y condicion q. si el Matrimonio fuese d suelto o apartado, por muerte, ó en vida porquales quiera de los casos. Q. el dro dispone, ninguno de mis hijos á Creedores Ni otras Pers. Puedan, entrar ni tomar cosa alguna, hasta tanto q la ref, mi muger, este Enteram. Pagada desta dot, y Harra, y sí mu riese antes que Yo, Consiento y tengo a bien, q. todo ello lo pueda dejar aquien sea de su voluntad q. yo me obligo a su paga, y restitucion en fabor de la susodha conforme a su Disposicion, baxo de pena de exe cucion, y costas dela cobranza, Y a la firmeza paga y cumplimiento de lo q. expresado queda Obligo mi Persona y Bienes avidos y por aver y doy poder a las Justicias de Su Mag. Ante quien esta carta pare ciese, para la Execucion y apremio de lo en ella contenido recibo lo por setencia pasada, y consesntida en autoridad de cosa juzga da sobre q. renuncio las las Ley. Y dros a mi fabor y la q prohive la gral renán. Fha la carta en Sevilla en veinte y ocho dias del mes de enero de mil setecientos ochenta y ocho años. Y el otorgante no firmó porque dijo no saber Escribir por el a su ruego lo hace en mi rexistro uno de los tes tigos, y lo fueron de su conociemiento q juraron según derecho ser el conte nido, q se llama como sea nombrado, Dn. Diego de Arrieta, y Aguila Contador delas ¿ casa Hosital. de la Misericordia, dn Pedro Bernal. am bos coll. es Juan de la Palma q. presentes estaban y así se nom braron testigos del otorg. los dhos y Dn Manuel Rodriguez y dn. Juan de flores vezino desta ciudad” Josef Rodriguez De Quesada Escrivano publico” Juan de Flores DOCUMENTO Nº 50. 1791, marzo, 13. Sevilla. Disposición Testamentaria de don Gerónimo Gaytan y Salzedo. AHPSE: P-788, 666. Escribano público José Rodríguez de Quesada y Trujillo. “Como Albazeas testamentaríos que somos y quedamos de dn. Geronimo Gaytan y Salzedo difunto declaramos que cumpliendo con lo que dexó dispuesto en su ultima 448 disposicion hemos repartido entre nos con union y amigablemente toda la ropa de su uso blanca y de color, nueba, mediada, y usada, y de ella dímos la que tubimos por conveniente â los Sirvientes que actualmente estavan en su Casa y algunos que ya estavan fuera de ella, y para que todo conste firmamos el presente en Sevilla â 13 de Marzo de 1791 Dn Antonio Colarte Dn Juan Fernando de Ojeda Diego de Arrieta y Aguila”. DOCUMENTO Nº 56 1791, abril, 11. Sevilla. Capitulaciones matrimoniales de doña Isabel María Maestre y don Juan Manuel de Vriortua. AHPSE: P- 12128, 358- 367. Escribano público. Juan Bernardo Morán. Folio 358 r “En el nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como nosotros don Josef Antonio Maestre y Puente Caballero de la Orden de Santiago y doña María Ana Gomez de Barreda Diaz de ¿ su muger vecinos de la ciudad de Sevilla parroquia de San Miguel y la susodicha estando en presencia del dicho don Josef Antonio y Fuentes mi marido con su lizencia que le pido parà lo que declara sera eyo el dicho d. Antonio Jose Maestre consedo dicha lezencia a la dicha mi muger para el fín que me la pide y tan bastante como derecho se requiere que a esto yo la susodicha que de ser y pagar así el presente escrivano publi co da fee de ella usando ya la dicha de maría Ana Gomez de Barre da, y ambos marido y muger juntamente y de mancomun y à de uno y cada uno ‘ por si y por el todo in solidum renunciando como es renunciamos las leyes de y la ausencia presente y las demas leyes fueros y derechos de la mancomunidad como en ellas se contiene: otorgamos a favor del señor don Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jaynaso y Ronquillo Ca ballero de la Real Distinguida Orden de Carlos Tercero veinte y qua tro perpetuo desta dicha ciudad natural y vecino della Parroquia de Señor San Andres nuestro hijo polítíco, y decimos que por quanto al al tiempo que se tarto y ajusto que el susodicho hubiese de contaer matri monio legítímo con doña Ysabel María Maestre Gomez de Barreda, Fuentes Díaz de Lavandero nuestra hija lexitima se hizo Escritura de Capitulaciones matrimoniales entre los susodichos, y nosotros, y por sus Capítulos ofrecimos al dicho sr.d. Juan Manuel de Vríortua 449 Villanueva, por dote y caudal conosido de la enunciada doña Ysabel Folio 358 v María Maestre nuestra hija y por cuenta de ambas lexitimas aque llas cantidades que resultasen imbertidas en ropas, vestidos, alajas, y demas adornos ‘ à la correspondiente ¿ de dicha nuestra hija cuyo importo como tambien el de las donaciones, dadívas, y demas que por razon y respecto à su matrimonio se hubiesen regalado a la mísma nues tra hija ya por parientes de la susodicha i por otras Personas lo que constaria por instrumento publico que haríamos luego que se hubiese efectuado el matrimonio en el que se expresaría todo con la mayor ín dividualidad y berificado que fuese el referido sr. d. Juan Manuel de Vriortua habia de otorgar a favor de la dicha doña Ysabel María Ma estre Gomez de Barreda escríptura dotal, y al cumplimiento de lo por nos ofrecido nos obligamos en toda forma; Y por otro de los dichos Capítulos el nominado sr. d. Juan Manuel de Vriartua se obligo a que luego, y cada, y quando que por nosotros, ò por cualquíera de nos, u otro qualquíera persona se le hicísese entrego de las dichas ropas, vesti dos, alajas adornos u otra cualquiera cosa correspondiese à la enunciada doña Ysabel María, nuestra hija otorgaría carta de pago a nuestro favor, ò al de las demas personas que le hícíesen enttrego dello, y de dote à la enunciada nuestra hija en la forma que combi niese, y le fuese pedida, y con otros Capítulos y promesas que en dicha Escritura de Capitulaciones se contienen, la qual paso ente el presen te Escríbano publíco en tres dias del mes de Diziembre del año pasado de mil settecientos y nobenta, la qual aquí se inserta, y es como se sigue Aquí la e,ra de Capitulaciones que desta de dho año de 1790 Y en cumplimiento de dicha nuestra obligación, y promesas, y habien do tenido efecto, y celebrandose dicho matrimonio entre los mencio nados Señores dn Juan Manuel de Vriortua , y da Ysabel María Ma estre nuestra hija el día cínco de de dicho mes de Diciembre de dho año pasado de mil setecientos y nobenta, deseando nos la estimacion, y gusto que en ello hemos tenido particular Folio 359 r mente cada uno de nòs, queremos como así lo tenemos ofrecido que la cantidad en que consiste dicha dote que asi damos a la dicha da Ysa bel María Maestre nuestra hija q uarenta y cinco mil ochocientos Cin quenta y nueve r. y veinte y seis mrs de vellon sea en q uenta de ambas lexitimas Paterna y Materna de cuyo total hacemos entrego al nomínado sr dn Juan Manuel én la ropa, vestidos, adornos, y alajas de oro, diamantes todo ello apreciado por personas inteligentes para cada clase de cosa la suya que por menor, y con claridad, y expresión en la for 450 ma y manera siguiente Lo primero un Ramo de Jasmines para el pecho de Díamantes medío bríllantes, el qual tiene q uatrocientos y ochenta, inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle van en sus medíos los Jasmines, vale con la platta en que, estan engastados díchos Diamantes, y su hechura treze mil nobentta y tres reales, y ocho mrs de vn Ytt. Una toaletta, ò tocador de platta que se compoen de un Espejo demas de àvara de alto, y ancho correspondiente Con su Cristal y mar De plata, cinco Cajas una grande, Las dos algo menores y las otras dos mas pequeñas, tres Batteitas launa mayor, una palangana: un Jarro, ò Aguamanil: una escríbanía quese compone de varias Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras= Una salbilla, y vaso de pltta: q uatro pomitos de lo mísmo: una Almohadilla, para los Alfileres con 130093.8 Folio 359 v serco tambien de platta: un sepillo con cubierta de lo mismo: una escobilla con el Cabo tambíen lo mismo: un peine, o batidor con el de platta, y un cuchillí to de la misma especie. Con sus referidas piezas componen el numero, y peso a trescientas dos onzas u seís adar mes, las que baluadas con arreglo à su calidad, costo de la Caxa en que ban colocadas , cristal del espejo, è inclusión de sus hechuras valen nueve mil seíscíen tos nueve r. y veinte y seis maravedís 90609. 26 Ytt. Un Relox de oro labrado con cadena de azero de re tratos y Juguetes de China en q uinientos sesenta y tres reales 0563 Ytt. dis Commodas de Caoba, hechura de recorttes deultí ma moda con chapas de metal de realze, em mil seis cíentos y ochenta y cinco r 10685 Ytt. Un traxe largo de mur celina bordada, con sagalexo de la misma guarnecido con flecos, y faralaes de mur celina de flores, con buelos de encaxe de Ynglaterra, y viso de tafetán seleste, en mil seiscientos ochenta, y ocho reales, y treinta mrs 10688. 30 Ytt. Otro traxe largo tambíen de mur celina bordada aramitos con sagalexo dela misma, guarnecido con flecos, y faralaes de dicha mur celina, con buelos de en caxe de Flandes?, y óyo de tafetan encarnadino, en 451 ochocientos setenta y seis r y q uattro mrs 0876. 4 Ytt. Dos traxes completos de Cotonia de algodón listada y labrada, con guarniciones de mur celina, en ochocientos setentta y cínco reales, y veinte y seis maravedís Folio 360 r 0870. 26 Ytt. Otros dos dichos de Media zarasa de distintos dibujos, con faralaes de mur celina, en seiscientos cincuenta y seis r y diez y ocho mrs 0656. 18 Ytt. Q uatro Sagalefos de Cotonia de Algodón rayada con fara laes de mur celina, en novecientos sesenta y ocho r y diez y ocho mrs 0968. 18 Ytt. Un Baquero de media sarasa guarnecido con fara laes de mur celina, en ciento setenta y nueve reales Y catorce maravedís 0179. 14 Ytt. Un Sagalexo de un genero de seda labrada de color de rosa guarnecido con flecos de seda, y gasas, en tes cíentos setenta y tres reales, y veinte y dos mrs 0373. 22 Ytt. Una Bata cortta de mur celina bordada, guarne cida de flecos, con puños de encax, y úyo de tafetán color de rosa, en Doscientos Cinquentta y ocho reales y treinta y dos mrs 0258. 32 Ytt. Un Monillo negro de paño de seda, guarnecido con flecos, y puños deblondasdefrancia, en Doscientos se senta y un r 0261 Folio 360 v Ytt. Una basquiña de Paño de seda bordada ¿ y guarnecida con flecos en mil ciento ochenta y un r y treinta mrs ciento ochenta y un r. y treinta mrs 10181. 30 Ytt. Un manto de lustre en corte de tafetan de f rancia en nobenta y seis reales 0096 Ytt. Una Mantilla de tafe ttan negro de fran cia listado guarnecida con blondas de f rancia, gaza y sintas, en q uatrocientos ochenta y ocho reales y cinco mrs 0488. 5 452 Ytt. Una Manteleta de rasete negro de seda forrada en tafetan del mismo color guarnecidas con flecos de seda, y blondas anhas de f rancia, en un mil y se tenta r y un mrs 10070. 1 Ytt. otra dicha de mur celina bordada con guarniciones de la misma, y úyo de tafetan encarnadino, en dos cientos, sesenta y siete r y treinta mrs 0267. 30 Ytt. Doze pañuelos para el cuello, unos de mur celina, bordada, y otroslisa, los tres de ellos guarnecidos con encajes ricos de Ynglaterra, en dos mil doscientos diez y nueve r y diez y ocho mrs 20219. 18 Ytt. Doze dichos de gaza de dístíntas clases, y labores, en tres cíentos sesenta y siette r y veinte y seis mrs 0367. 26 Ytt. Treínta y seis Camisas de bretaña lexítíma superior con cuellos de mur celina bordada, guarnecidos con encaxes, y una de o landa que son treinta y sie te con el cuello de encaxe riso de Ynglaterra, en tres mil q uinientos veinte y síete rr. Y treínta y un maravedís 30527. 31 Folio 361 r Ytt. Veínte y q uattro Enaguas blancas de brettaña le gítíma, las diez y ocho guarnecidas con flecos de hilo, y las seis con faralaes de Mur celina listada, y unas de o landa que son veinte y cinco con faralaes de mur celina bordada, en un mil setecientos cuarenta y q uatro reales y cinco mrs 10744. 5 Ytt.Doze pares de calzetas de hilo fino, en ciento q uaren ta y q uatro reales 0144 Ytt. Quince pares de medias de seda blancas en seis cien tos reales 0600 Ytt. ocho pares de faltriqueras de colonia de Algodón ra yada, las q uatro guarnecidas con flecos de hilo, y los res tanttes con faralaes de mur celina listada en tres cientos treinta y un r y dos mrs 0331. 2 Ytt. Doze toallas las seis mayores que las restantes en no bentta y siete r. y diez y seis mrs 0097. 16 Ytt. treinta pañuelos de estopilla olanada en q uatroci 453 entos treinta y siette reales y Catorce mrs 00437. 14 Ytt. Seís pañuelos de olan batista, el uno guarnecido con encajes de Ynglaterra en quinientos setenta y dos reales y doze mrs 00572. 12 Ytt. Tres peinadores con mangas de bramante florete guarnecidas con mur celina listada, en trescientos treinta y nueve r t diez y siete mrs 0339. 17 Ytt. otro peinador de olan batista guarnecido con mur celina bordada en doscientos ochenta Folio 361 v y seis reales y ocho maravedís 0286. 8 Ytt. seis corpiños de colonia de algodón rayada en, ciento treinta y nueve y veinte y un mrs 0139. 21 Cuyas partidas de ropa, alajas y demas adornos refe ridos suman y monttan los dichos q uarenta y cín co mil ochocientos y cincuenta y nueve reales, y ve intte y seis maravedís de vellon que así damos al no minado s d Juan Manuel de ¿ Villanueva , Jainaga y Ronquillo por dote de la referida d Ysabel Ma ría Maestre Gomez de Barreda nuestra hija, cuya cantidad, es à quenta de lo que hubiere de haver de ambas nuestras lexítímas, en fin de nuestros dias, yoelos cadauno denos, à razon de veinte y dos mil nuevecientos y setenta y nueve reales, y treintta maravedís, que es lo que corresponde por mitad a cadauno denos 450850. 30 Dadívas de Parientes desu fam re galadas àla dicha nuestra hija pr. causa de su matrimonio Primeramente un Aderezo de diamantes rosas, y ta blas compuesto de una gargantilla cónsul colgante de dos caidas, y en medio pendiente de el laso pral delagargantilla, otro laso pequeño, y de el una al mendra, y del colgante otra, y un par de sarsillos de 454 tres pendientes tiene dho aderezo mil q uatrocient. catorce piedras q componen à corta dif. ciento y seis Folio 362 r quilattes valen con la plata en que estan engastadas dhas piedras, y oro delos Arettes veinte y cinco mil doscientos ochenta y ocho r 250288 Ytt. otro Aderezo de diamantes rosas y tablas que se compo ne de gargantilla con tres colgantes, q uatro almendras chicas, y dos grandes, zarcillos de tres pendientes y dos Ani llos tiene este aderezo mil y dos piedras que componen acorta diferencia sesenta quilates vale con la plata en que estan engastadas dichas piedras, oro de los Aretes, y Aní llos en díez y siete mil q uatrocientos setenta y q uatro r 170474 Ytt. Un Relox de oro esmaltado de Azul con una flor de diamantes en el ¿ guarnecidos con dos cercos de per las finas, y con Cadena de oro, perlas finas diamantes y esmaltes azules en ocho mil quinientos y cinquenta r 80550 Ytt. Un Sintillo largo y ochavado con un cerco de Díaman tes brillantes, y en el Centro Una ¿ sibre fondo car mín con cínco letras de Díamantes de esfera Cuvier ta con Cristal de roca en tres mil reales 30000 Ytt. Un Sintillo redondo de Diamantes y rubies sobre pla ta con un topacio en medío, en trecisntos y sesenta r 0360 Ytt. Un Relox de oro guarnecido de marquesítas con cade na de azero, y juguetes de Chína, en un mil y treinta, y cinco reales 10035 Ytt. Un Rosario grueso de oro con su Cruz de lo mísmo, en quattrocientos y ochenta 0480 Ytt. Una Bandeja grande de plata gravada de medio relie Folio 362 v ve en setecientos Ytt. Unos pendientes de oro y cristal de roca en trescientos Reales 0700 0300 Ytt. Un Medallon de oro con Camafeos y Cristal de roca 455 en nobenta r 0090 Ytt. Una Escribania de plata con su caxa en setecientos reales 0700 Ytt. Un traxe largo todo de raso liso: la parte de el asta el talle listado de dístintos colores el de la falda blanco, y listas labradas en el mismo color guarnecído de crespon blanco blondas de f rancia, y raso liso blanco y seleste con sobrepuestos de esmaltes de colores, y lan tejuelas forrado todo en tafetan entredoble, saga lexo de crespon blanco con iguales guarniciones que el traxe, y cubierto de esmaltes de colores, y lante juelas, y todo el forrado en tafetan doble en tres mil quinientos r 30500 Ytt. Otro dícho largo de un Genero de seda de entretiempo con visos verdes, guarnicion blanca bordada de pla ta sagalexo de Crespon blanco bordado de lantejue las de plata y forrado de tafetan blanco, en un mill ochocientos setenta y cinco r 10875 Ytt. otro tarxe largo de un genero de seda lístado de varios colores, guarnecido con un fleco de seda de los mísmos colores, y de evillas de piedras de f rancia pa ra el talle, sagalexo de gaza ínglesa bordado de seda, y flecos de lo mismo forrado en tafetan azulado, en un mil doscientos r 10200 Ytt. Otro traxe tambien largo de un Genero de seda se leste, y negro, con guarnicípones de gaza, y fleco Folio 363 r de platta sagalexo de gaza Ynglesa con el mismo fleco y una sintta risada forrado en tafetan blanco en un mil trescientos y veinte r 10320 Ytt. Otro traxe largo de gaza, con listas azules, guarne cido con un fleco de seda blanco, sagalexo de gasa in glesa bordado de seda, y flecos de lo mismo forrado en tafetan blanc, en un mil trescientos 10300 Ytt. otro traxe tambien largo de tafetan jaspeado guar necido con fleco de bocadillo blanco y una sinta rizada, alpie sagalexo de sarga ínglesa, guarnecido con los mísmos flecos, y forrado en tafetan blanco, en coho cientos reales 0800 456 Ytt. Otro traxe en cortte de mur celina bordada con su biso de tafetan color de rosa en novecientos sesen ta y tres reales 0963 Ytt. Otro Sagalexo tambien en cortte de mur celina bordada en ochocientos y veinte y cinco r 0825 Ytt. Un Cabriole largo de raso liso seleste forrado en pieles blancas, y negras guarnecido de martas senírosas en novecientos r 0900 Ytt. Una mantilla de toalla de gaza negra listada gu arrecida con blondas anchas de f rancia, en ocho cientos nobenta y cínco reales y veínte mrs Ytt. Una manteleta de Gaza blanca forrada de gaza se leste con dos guarniciones de gaza y flecos, en tres ¿? Ytt. Otra manteleta de tafetan seleste risado guarne cida de gaza bordada, y una sinta risada al? en doscientos y setenta reales 0895. 20 0270 Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada de gaza color de rosa, y guarnecida de gaza con flecos de seda en doscientos veinte y cinco r 0225 Ytt. Otra manteleta de tafetan blanco labrado guarne cida con flecos de seda, en ciento y ochenta r 0180 Ytt. Un prendido para la cabeza que se compone de gaza Ynglesa, una zinta bordada de plata y un plumero seleste y blanca, en Doscientos y veínte y cínco reales 0225 Ytt. Un morrion de gaza con un plumero seleste y blanco, y ciento y ochenta r 0180 Ytt. Otro morrion a la turca de raso liso y plumas en ciento y cincuenta r 0150 Ytt. Un plumero seleste y blanco, en veinte 0020 Ytt. Un pañuelo de gaza guarnecido de la misma ga za, en sesenta r 0060 Ytt. Otro pañuelo de gaza de punto de blonda bordado en treínta y seis r 0036 Ytt. Otro pañuelo tambíen de gaza Ynglesa, en treínta reales 0030 457 Ytt. Otro pañuelo de gaza Ynglesa guarnecido con fleco de seda, en treinta y q uatro r 0034 Ytt. tres toallas una de gaza color de rosa otra de gaza seleste y la otra de tafetan blanco todas guarnecidas con fleco de plata en setenta r 0070 Ytt. Un abanico Yngles con barillas de marfil caladas y las guias guarnecidas de azero en q uatro Folio 363 v cientos setenta y cinco r 0375 Ytt. Otro abanico Yngles con las barillas como el anteceden te de marfil pero algo inferior en doscientos y setenta reales 0270 Ytt. Otro abanico tambien Yngles con sus barillas de mar fil caladas, en trescientos r 0300 Ytt. Otro abanico tambien Yngles con las barillas del mismo Marfil, en cineto nobenta y cinco r 0195 Ytt. Otro abanico frances tambien de marfil con las barillas cala das, y doradas, en ciento y ochenta reales 0180 Ytt. otro abanico Yngles con las barillas de marfil ca ladas en ciento y cincuenta r 0150 Ytt. Otro abanico de madera con las barillas caladas en quarenta y cinco r 0045 Ytt. Otro abanico de marfil con las barillas doradas y papel de tafetan, en q uarenta r 0040 Ytt. Otro abanico tafetan en q uarenta r 0040 Ytt. Otro abanico ¿?? calado en treinta r Ytt. Otro abanico pequeño ¿? caladas, en veinte r con las barillas Ytt. Diez ramos de flores de Ytalia de distintos tamaños y calidades todo en doscientos y nobenta r 0030 0020 0290 458 Ytt. Veinte y un pares de guantes de Cabritilla los onze bordados, y los diez lisos en doscientos treinta y dos reales 0232 Ytt. Nueve bateas de cobre Charoladas de distintos ta maños, y hechuras, y una de madera todas en tres cientos sesenta y seis r 0366 Cuyas alajas de oro, diamantes y plata, vestidos, ropa, y otros adornos prosedidan de dichos regalos suman y montan los expresados setenta y seis mil trescientos nobenta y tres reales y veinte mrs de vellon, y todo ello junto con las ex presadas alajas, y vestidos monto de la dote dada por noso tros, y de que va echa expresión apreciada todo ello por las dichas personas Ynteligentes en su justo valor monta todo ello ciento veinte y dos mil doscientos cinchen ta y trs r y doze mrs de vellon 1220253. 12 De cuyas alajas vestidos adornos y demas referido importan la expresada cantidad de ciento veinte y dos mol Doscientos cincuenta y tres reales, y doze mrs hacemos entrego y adjudicación al referi do sr dn Juan Manuel por dote de la enunciada Dn Ysabel María Maestre su muger nuestra hija, los expresados q uarenta y cinco mil ochocientos cincuenta y nueve r y veinte y seis mrs de vellon de nuestro propio caudalentre los de por mitad, y los sesenta y seis mil seiscientos nobenta y tres reales y veinte Folio 364 v y ss maravedis restantes importe de los regalos hechos a la susodicha por los dichos sus parientes, y nos obligamos y seguridad de todo lo referido habidos y por haber: Y asi mismo declaramos la nominada nuestra hija da Ysabel María Maestre otros sesenta y seis mil de vellon que hacen seis mil du cados de dicha moneda los mismo que los señores dn. Francisco Antonío Maestre Tous de Monsalve y da María del Amparo Maestre Gomez de Barreda su muger nuestra hija mayor primogenita y subcesora en nuestra cas y mayorazgo esta pory el explicado sr. dn Juan Antonio Maestre por si de comun consentimiento y confor midad, ofrecieron dary pagar a la dicha d Ysabel María Maes tre a razon de quinientos ducados en cada un añ, comenzando a correr, y contarse desde el dia en que se berificase entrar en la posecion del Mayorazgo que yo el dicho d Antonio Maestre gozo, la enunciada d Maria del amparo Maestre en adelantte hasta complettar dichos seis mil ducados cuyo pago dellos le ha rían a la referida d ysabel María ó à que en su poder hubiese en esta ciudad, en moneda de plata, el prin cipio de cada uno, y costas de la cobranza 459 según y como se contiene en el Capitulo a a la Scriptura de Capitulaciones que entre los dichos Señores y nosotros se otorgò ante el presente escrivano po en veinte de noviembre del año de mil setecientos ochenta y cinco cuya declaracíon hacemos para que conste cuando llegue el caso y mas caudal y dote Dela explicada d Ysabel María Maestre nuestra hija de q. ue gamos al dicho Sr. d. Juan Manuel de Vriortua para que le conste Eyo el mismo Sr. d. Juan Manuel de Vriortua Villanueva Jayna gay y Ronquillo Que yo ¿ soy habiendo visto, oydo y enttendido esta escriptura otorgo que acepto como en ella se contiene y recibo de los dichos Señores don Antonio Jph Maestre y ¿uentes, y doña María Ana Gomez de Barreda Díez de lavandero su muger, mis padres polítícos, por dote de la dicha doña ysabel María Maestre Go mez de Barreda su hija mi muger los referidos ciento veínte y dos mil doscientos cinquentta y tres reales y doze mrs de vellon montte desta cantidad su dote con los quarenta y cinco mil ochocientos cinquenta y nueve reales y y veinte u seis mrs de vellon en de sus lexitimas paterna y materna por mitad tanto el uno como el otro y los sesenta y seis mil trescientos nobenta y tres r y veinte mrs del monto de los regalos que los Parientes de la dha señora mi muger le han hecho con motivo de su boda apreciado todo ello en su justo valor como queda explicado los quales por ha verse echo por personas inteligentes con mi consentimiento lo recí bo todo ello con el dho testimonio de las Capitulaciones de dhos señores d. Francisco Maestre, y su muger, de los expresados señores don Antonio Josef Maestre y doña María Ana Gomez de Barreda su muger ahora de presente realmente y con efectto en presencia de dicho presente escrivano publico y testigos desta Carta estan do en las casas de mi abitacion y morada en dicha mi Parroquia en la Calle del Amor de Dios de cuio entrego y recibo yo Juan Bernardo Moran escrivano del Rey Nro Sr en todos sus reynos y señorios publico del numero desta ciudad doy fee porque se hizo y paso en mi presencia y de los dichos testigos, y todo ello quedò en poder del referido señor don Juan Manuel de Vriortua, de que yo el susodicho me doy por contentto y entregado a mi voluntad de todos los dichos ciento veinte y dos mil doscientos cinquenta y tres reales y doze maravedís otorgo carta de pago a favor de los dichos señores dn Antonio Josef Maestre, doña María Ana Gomez de Barreda su muger mis Padres políti cos en la mas bastante y cumplida forma que puedo, y á su seguridad resguardo conbenga, y de dote á favor de la dicha señora doña ysabel María Maestre mi muger y sí ncesario es apruebo, y ratifico la, promesa de dos mil ducados de a onze reales de vellon cada uno, que le ofrecí, y mande en arras proternumpcias, y en puar y justta donacion por honor de su persona, y demas prendas que le asísten por uno de los Capitulos de la Escriptura de Capitulaciones aquí pro incerta; y quiero y consiento que ambas porciones de dote, y arras la dícha señora mi muger los haya, y tenga sobre mis vienes, y hacienda que tengo y tubiere, que para este efecto se los obligo, i hi poteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño, tal cargo, y gravamen que siempre, y cada y cuando que nuestro matrimo 460 nio fuere disuelto o separado por muertte, o en vida, por cualquie ra de los casos que el derecho permite, ningun mi hijo, ni hija, pa riente ni heredero, acreedor, ni otra persona puedan entrar ni tomar, parttir, ni aparttar cosa alguna de mis vienes, ni desapo derar dellos â la dicha mi muger hasta tanto que primero, y an te todas cosas sea pagada, y satisfecha de esta dicha su dote, y arras, y si la susodicha falleciera antes que yo consiento, y tengo a bien que los puede dejar, y mandar a sus hijos, parientes y here deros, y a las demas personas que quisiere, à los quales y a quien conforme a derecho pertteneciere su herencia me obligo à su subceda sin aguardar al termino del derecho ni a otro plazo al guno en dinero de contado, y por ello y que en su cobranza se causaren consiento se me puede executar con todo rigor de derecho en virtud de esta escriptura el pedimento de la dicha Señora mi muger o de quien en su nombre fuere parte sin otro recado ni prueva aunque de derecho se requiera se que la relevo. Y chancelo y doy por nínguna le promesa de doteque los dichos señores dn. Antonio Jph Maestre, y doña María Ana Gomez de Barreda hicieron à favor de la mencionada señora mi muger por uno de los Capítulos de la citada escriptura de Capitulaciones matrimoniales para que no valga, y consiento que al margen de èl, en la referida escríptura sea ante la razon de esta chancelacion, dejandola como la dejo en su fuerza y vigor, en quantto a lo demas que en ella se contiene. Y asímismo me obligo a que cuando llegue el caso de que los dichos Señores dn. Francisco Antonio Maestre Tous de Monsalve, y doña María del Amparo Maestre Gomez de Barreda mis hermanos politicos bayan pagando y haciendo entrego à la re ferida sra doña Ysabel María Maestremí muger de los expresa dos seis mil ducados de vellon que le ofrecieron p. la citada scrip tura de Capittulaciones que al tiempo de contraer su matrimonio se celebròp.las razones y motivos que en el capitulo que dello trata ¿ otorgarè , è ire otorgando a favor de dichos sres dela ¿ que me fuere ha ciendo entrego dellos las cartas de pago correspondientes y de dote a favor de dicha sra mi muger, à la cual desde ahora ¿entonces se la otorgo. Y à la firmeza según paga y cumplimiento de lo dho e obligo todos mis vienes, rentas y hacienda, que tengo y adquiriere en ¿?? te, y los frutos y usufructos del Mayorazgo que fundo don Juan Valentin de Villanueva mi abuelo del que soy Portador unos y otros avidos, y por ha ver: Y todos los otorgantes damos poder a los Señores Jueces y Justicias de Su Mag estad de cualquiera parttes que sean, antte quíen esta escriptura se presente, y pidiese su cumplimiento para que nos aprezien a lo aquí contenido por todo rigor de dere cho y renunciamos las leyes y derechos de nuestra defensa, y favor, y la que defiende la general renunciacion: Eyo la mencionada doña Maria Ana Gomez de Barreda renuncio el auxilio, y leyes del Emperador Justiniano Senatus Consultus Veleyano de toro Madrid y partida, nuevas constituciones y las demas del favor de las mu geres de cuyo efecto me apercibio el presente escrivano publico en especial: Y por ser casada, juro y prometo por dios Nuestro Señor y por la señal de la cruz que hago en mi ¿ en presencia de dho 461 presente escrivano publico y testigos de cumplir; y haber por firme esta Escriptura en toda ¿? y de no pedir por razon de su dote lo que le en trego a la dicha mi hija en cuenta de lo que hubiere de haber en fin de mis dias diciendo ¿?? haber sido , ni apremiada, por mi marido ni otra persona para su otorgamiento p. que declaro ha zerla de mi libre, y expontanea yo ¿ y que en contrario no ha re protextacion, ni reclamacion y sí pareciere haberla hecho, ò la hiziere la reboco, y doy por ninguno para que no valga, y de este juramento no pedirè abolision ni relaxacion a ningun sr Juez ni Prelado que me lo pueda. ò deva, y si consedido me fuere aunque sea de propio motu no usare de ellos ¿?? alguna pen de per jura: Eyo el dho escrivano publico advertian a los otorgantes limasen razon desta en el oficio de Cabildo desta ciudad como esta mandado por S. M. en su Real pragmatica dentro del ¿ y vajo de la pena que en ellas se incluye, y los previne que si despues de tornada la quicieren exhibir ante mi ¿ en este rexistro lo podrian hacer, è nos. los suso dhos nos damos por ente?? de ellos ha la carta en Sevilla de otorga miento del dho d. Juan Manuel estando en las casas de su morada en onze dias del mes de abril de mil settecientos nobenta y una y dho otorgante a? y del escrivano publico doy fee como es lo firmo en este rexistro siendo testigos dn Andres de Campos, dn Juan Cordero y Isidoro de la Maza vezinos desta ciudad = Entre Villanueva mil p. mano Juan Bernardo Moran Y de otorgamiento de los dhos rexistros dn Antonio Jph Maestre, y su muger en Sevilla estando en las casas de su morada en el dho dia onze de dho mes y año arriba dho, ¿?? firmar en este rexistro à los quales dhos ¿ ototgantes yo el escrivano publico doy fee conoxco: siendo testigos d Lucas Dominguez y dn Diego Baldelomar y dn Juan Cordero vecinos desta ciudad=” María Ana Gomez de Barreda Antonio Jph Maestre Juan Bernardo Moran”. DOCUMENTO Nº57 1791, mayo, 13. Sevilla. Carta de dote de María Manuela de Cascallana y Miguez a favor de don Celedonio Alonso Redondo, mercader de lencería. AHPSE: P- 12128, 493-499. Escribano público Juan Bernardo Morán. “En el nombre de Dios Todopoderoso Amen: Sepase como 462 Yo dña Isabel Antonia Miguez viuda de don Cristóbal Cascallana, ve cina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Nuestro señor San Salvador en la calle de la Cuna, por mi misma por mi particular y como Madre Tutora y Curadora que soy de la persona y bienes de D Maria Manuela de Cascallana y Miguez de estado Honesto mi hija lexitima y del dicho Cristobal Cascallan mi marido naturañl y vecina desta refereida ciudad en la dicha parroquia y ¿ otorgo a favor de d Cele donio Alonso Redondo Mercader de Lenceria y Lana vecino desta misma ciudad, en dicha parroquia de Nuestro Señor San Salvador al citio que llaman de la Cruz de los Polayneros natural de la villa de San Román de Cameros, Obispado de Calahorra hijo lexitimo de d Manuel Christobal Alonso y de D Isabel Redondo su mu ger difuntos, y digo que por quanto a onrra y Gloria de Dios nuestro Señor, y para su santo servicio, y para su santo servicio, y de la Santísima Virgen María Señora Nuestra Concebida en gracia en el primer instante de su ser, esta tratado, y ajustado que el dicho d. Celedonio Alonso Redondo aya de contraer matrimonio lexitimo con la dicha Mariam anuela Cascallana mi hija, y al tiempo ya es trató dicho matrimonio le ofrecí, y mandé por dote, y caudal de la re ferida mi hija treinta y cinco mil Q uatrocientos setenta y nueve r de vellon en distintos vestidos, ropas, adornos de su uso ala jas de oro y diamantes, y reales en contado, inclusos en ellos tocaron y pertenecieron por muerte del dicho D Cristobal Casca llana su Padre mi marido, y le fueron adjudicados en su hijuela como a una de sus hijos y herederos; y diez y ocho mil ocho cientos ochenta reales y dos mrs cumplimiento à los treinta y cinco mil q uatrocientos setenta y nueve r. monto de dicha prome sa de dote , de caudal mio propio para que lo tenga en q uenta y par te de pago de lo que le pueda tocar a la expresada d. Maria Ma nuela Cascallana mi hija de su lexítíma por muerte mía, y por que esta de proxímo para celebrarse el dicho matrimonio, en cum plimiento de la dicha promesa hago entrego al mencionado d. Celedonio Alonso Redondo por dote de la explicada d. Maria Ma nuela mi hija de los referidos treinta y cinco mil quattrocienttos sesenta y nueve r. de vellon en los dichos vestidos, ropa, adornos, alajas de oro y plata, reales en contado y otros efectos, los apre ciables apreciados en su justo valor por personas inteligentes que para cada clase se usa la suya se àn nombrado que todo ello es en la forma y manera siguiente Rs. de vellon Primeramente un vestido de seda tornasolao en q ua trocientos cincuenta r. Ytt. Un bestido blanco de seda bordado de plata en seiscien tos r 0450 0600 Ytt. Un guardapies de tafetán encarnadino en ciento y 463 cincuenta r 0150 Ytt. Otro vestido encarnadino de ¿ zayo liso en cien r 0100 Ytt. Otro vestido de raso celeste en doscientos r 0200 Ytt. Una saya de seda de ozlo? Negra con senefa en trescientos r 0300 Ytt. Otro saya de tefetan negro en cien 0100 Ytt. Dos mantos de seda en ciento y cincuenta r 0150 Ytt. Un bestido de media sarasa en ciento y cin quenta r 0150 Ytt. Una manteleta de raso liso color pelusa 0090 Ytt. Otra manteleta de raso lisa celeste en treinta r 0030 Ytt. Una mantilla de seda en q uarenta y cinco 0045 Ytt.una mantilla de franela en q uarenta r 0040 Ytt. Un monillo de terciopelo negro en veinte 0020 Ytt. Un monillo de raso liso en quince 0015 Ytt. Un monillo de cotonia en q uarenta 0040 Ytt. Otro vestido de bayeta flor de romero en cincuenta r 0050 Ytt. Tres cotillas en q uarenta y cinco r 0045 Ytt. Unas Naguas de sarasa en sesenta r 0060 Ytt. Un sagalefo de lienzo fino en treinta r 0030 Ytt. Un monillo de tafetan negro en quince r 0015 Ytt. Dos vestidos de lienzo blanco en ciento cincuenta 0150 Ytt. Otros tres monillos de lienzo blanco en cuarenta y cinco Ytt. Una colcha de damasco carmesí con flecos y un rodapiés tornasolado en quinientos y diez r 0045 0510 Ytt. Dos sabanas de bretaña de Guarniciones en Ytt. Dos fundas de …. Ytt, otras seis almohadas de crea ancha en quarenata r 0040 464 Ytt. otras tres sabanas de lienzo florete en ciento veinte y ocho r 0128 Ytt. Dos sabanas de bretaña y q uatro fundas de almohadas de estopilla superfina en cuatrocientos cincuenta y cinco r 0455 Ytt. Diez y seis varas de Encaje fino para guarnicio nes de las sabanas, y almohadas antes dichas en dos cientos q uarenta 0240 Ytt. Cuatro camisas de bretaña angosta en doscientos 0200 Ytt. Otras q uatro camisas tambien de brettaña en cien r 0100 Ytt. Tres pares de naguas blancas de lienzo fino en cien reales 0100 Ytt. Otros cinco pares de naguas blancas de otros lienzos en setenta y cinco r 0075 Ytt. Cinco corpiños de lienzo en treinta r 0030 Ytt. Tres toallas de lienzo en treinta r 0030 Ytt. Seis delantales de distintos lienzos fino en ciento cincuenta r 0150 Ytt. Q uatro pañuelos de color en sesenta r 0060 Ytt. Otro pañuelo fino en veinte y dos r 0022 Ytt. Seis pares de calzetas en quarenta r 0040 Ytt. Dos peinadores de lienzo en quince r 0015 Ytt. Seis pañoletas de distintos lienzos, y echuras treinta r 0030 Ytt. Dos abanicos y entrenzados de cintas de seda de varios colores y goza? todo en trescientos 0300 Ytt. Una mantilla de mur celina en q uarenta y cinco 0045 Ytt. Dos Colchas y un rodapiés de Yndianilla en treinta reales 0030 Ytt. Un rodapiés ropero de madera, en nobenta r 0090 Ytt. Una cama de madera dada de maque y oro, en doscientos ochenta y cinco 0285 Ytt. Dos Colchones Cameros y cuatro Almohadas todo poblado de lana, con sus lienzos, todo nuevo en seiscientos setenta y cinco r 0675 Ytt. Seís pares de zapatos de distintos generos, y colores en sesenta r 0060 465 Ytt. Unas e billas de plata en nobenta r 0090 Ytt. Un Rosario de oro en quinientos r 0500 Ytt. Otro Rosario engarzado en oro en doscientos y veinte reales 0220 Ytt. Un Aderezo y Sarsillos de oro y diamantes en seiscientos reales 0600 Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en setenta y Cincoreales 0075 Ytt. Dos Reloxes el uno de oro, y el otro de similar, con sus cadenas, en seiscientos r Ytt. Veinte y seis mil seiscientos cincuenta y nueve r y dos mrs en contado en mon. De oro, y plata 0600 20659. r. de vellon que son los mismos por mi ofrecidos al dicho D Celedonio Alonso Redondo por dote de la dicha da. María Manuela de Cascallana mi hija 50479 Y Asímismo hago entrego al referido d Celedonio Alo nso de otros veinte y un mil q uatrocientos y un r de v.on por mas aumento de dote de la dicha d.a Maria Manue la de Cascallana mi hija: los onze mil reales dellos son los mismos que en dinero de contado le hà regalado Dn. Dn Luis Josef de Cascallana su hermano y mi hijo Canonigo de la Santa Iglesia de la Ciudad de Jaen, residente oy en esta de Sevilla, y los diez mil Q uattocientos y un reales restantes, que lo importan distintas alajas de oro, y platta vestidos y otras cosas con que a la dicha mi hija han regalado varios Parientes, y extraños unos con el motivo de su casamiento, y otros antes de el por razones porrazones que para ello à avido, lo que tambien es Caudal propio de la dha mi hija, y lo apreciable de dichas Alajas, vestidos, y demas cosas que componen dichos regalos se ha apreciado por personas inteligen tes, y por menor son còmo siguen Lo primero una bata encarnadina con encajes de plata en un mil reales 1000 Ytt. Un bestido de pequín en q uatrocientos y Cinquen ta reales 0450 Ytt. Una saya de terciopelo negro liso en quinientos r 0500 466 Ytt. Otra saya de raso liso con Senefa en trescientos y sesenta reales 0360 Ytt. Otro bestido de Cotonia blanco en quinientos r 0500 Ytt. Otro vestido de mur celina, en ciento y cincuenta r 0150 Ytt. Otro vestido de Zarasa en Q uatrocientos y Cincuenta r 0450 Ytt. Una Mantilla de seda, con blondas, en ciento y cinq. Ta 0150 Ytt. Un corte de blonda p guarniciones en sesenta r 0060 Ytt. Un Sagalefo de tafetan encarnado en cincuenta 0050 Ytt. Un Sagalefo de franela, en q uarenta r 0040 Ytt. Otro Sagalefo de lienzo bordado en veinte r 0020 Ytt. Una Almohadilla de Damasco en cinq uenta 0050 Ytt. Tres toallas blancas en q uarenta 0040 Ytt. Un pañuelo de olan Clarín, en sesenta r 0060 Ytt. Otro pañuelo de algodón en quince r 0015 Ytt. Tres pañuelos de guardilla, en veinte y un r 0021 Ytt. Seis pañoletas de distintos gen. en sesenta r 0060 Ytt. Dos pares de medias de seda blancas en cinq. R 0050 Ytt. Q uatro pañoleta de gaza con guarniciones en Q uarenta t cinco r 0045 Ytt. Una Mantilla de toca de reina, con guarniciones en nobenta reales 0090 Ytt. Una Saya de paño de seda en trescientos r 0300 Ytt. Dos mariposas p. la caveza, en Ciento y veinte r 0120 Ytt. Otro par de medias ¿? En Q uarenta y cinco r 0045 Ytt. Un monillo de terciopelo negro bordado de oro con masutones De lo mismo de lo mismo en quinientos r 0500 Ytt. Una manteleta de gaza, con guarniciones, y blondas en trescientos 0300 Ytt. Otra manteleta de gaza blanca forrada en tafetan con guarniciones en trescientos 0300 467 Ytt. Otros tres pares de medias de seda de Francia blancas en doscientos r 0200 Ytt. Un Abanico de Marfil y dorado en trescientos r 0300 Ytt. Otro Abanico de Concha y miniatura, dorado en trescientos r 0300 Ytt. Otros q uatro Abanicos de distintos generos en ciento y veinte reales 0120 Ytt. Una papelera de cedro, en Doscientos r 0200 Ytt. Otra Cama dada de maque, y oro, en ciento y cinq. 0150 Ytt. Un tocador de madera, en ciento y Cinquenta r 0150 Ytt. Un catre, en q uarenta reales 0040 Ytt. Un biombo de lienzo pintado con sus bastidores en Trescientos reales 0300 Ytt. Dos Dozenas de platos de pedernal, en treinta r 0030 Ytt. Dos bateas de charol en q uarenta 0040 Ytt. Otras dos bateas dadas de maque, en veinte r 0020 Ytt. Diez y ocho libros del año Cristiano en Doscien tos setenta reales 0270 Ytt. Una Ymagen de Señor San Anttonio en su urna de cristal, en setentta r 0070 Ytt. Unas manillas de Diamantes, en oro en ochocientos y sesenta reales 0860 Ytt. Una cadena de oro en quinientos y cincuenta r 0550 Ytt. Un Rosario de oro pa. el cuello, en doscientos y diez r 0210 Ytt. Otro rosario de benturina engarzado en oro, y ciento y setenta reales 0170 Ytt. Un Sintillo de Diamantes en oro, en ochenta y cinco r 0085 Ytt. Un Aderezo de piedras de Francia sobre plata en quatrocientos reales 04000 Ytt. Un estuche de plata en cien reales 0100 468 Ytt. Dos taburetes, en treinta r 0030 Ytt. Onze mil reales de vellon, en monedas de oro, y plata los mismos que el dicho dn. dn. Luis Jph Cascallana su hermano le dà, y regala por su voluntad con el motivo de su boda 110000 de cuía Cantidad monto todo ello hago entrego, y adjudicación al nominado dn. Celedonio Alonso Redondo por dote de la dicha da. María Manuela Cascallana mi hija, à cuya seguridad, y saneamiento me obligo en bastante forma de derecho con mis vienes y rentas avidos y por haver= Eyo el referido dn. dido esta escritura otorgo que ¿??? En ella se contiene cibo de la expresada da. Ysabel Antonia Migues por si y como su Madre Tutora y Curadora de la nominada da. Maria Manuela Cascallana su hija, y del mencionado dn. Christobal su marido por dote de la susodicha los dichos Cinquenta y seis mil ochocientos y ochenta r. de ven. Los diez y seis mil quinientos nobenta y ocho r y treinta y dos mrs de ellos monto lo que à la dicha referida da. Maria Manuela tocò y pertenecío por la lexma y herencia del nominado su Padre: diez y ocho mil ochocientos ochenta reales y dos maravedís que la mencionada da. Ysabel Antonia Migues su madre le dà de su propio caudal à la prenotada su hija para que los tenga en q uenta y parte de pago de lo que le pueda tocar, y perttenecer de su lexítíma cuando llegue el caso de su fallecimiento, y los veinte y un mil q uatrocientos y un r. en los vestidos, alajas, adornos, y reales en contado, y otras cosas con que le han regalado à la referida da. María Manuela varias personas, parientas, y extrañas con el motivo de su voda, y antes de ella, apreciado todo ello lo q. es apreciable en los aprecios aquí referidos p. personas inteligentes antes nombrados para cada clase de cosa la suya, y de mí consentimiento cuyos aprecios apruebo, y ratifico p. ser justam.te hechos, y todo ello según y en la forma que va expresado lo recibo de la dha d. Ysabel Antonia Miguez p. si y como tal tutora de la dha su hija ra de presente realte. y con efecto en pres. del presente es publico, y testígos desta Carta, de cuyo entrego y recibo yo Juan Bernardo Moran son. Del rey Nuestro Señor en todos sus rei nos y Señorios pco. Del numero desta Ciudad, doy fe p. que hizo y pasò en mi pres.a y de los dichos testigos, y todo ello y quedò con dichos reales en contado, en poder del dicho d. Celedonio Alonso Redondo de que yo el susodicho me doy por entregado a mi volunttad que otorgo a favor de la nominada da. Ysabel Antonia Miguez ¿? Bastante pago que puedo y necesario sea le chancelo à la susodicha cualquiera obligación que en razon de la tuttotia de la enunciada Maria Manuela Cascallana suh hija tenga hecha, y consiento que en su ¿?, y demas partes donde conbenga se conose la razon desta Chancelasíon para que en todo tiempo conste; y de todos los dichos Cinquenta? Y seis mil ochocientos y 469 ochenta reales que así llevo recibidos en los referidos vestidos , alajas , rea les en contado, y demas que quedare expresado, otorgo carta de dote à la dicha da. María manuela Cascallana, à la qual prometo y mando en arras Procter numpcias, y en pura, y justa donacion por onor y estimacion de su persona, virginidad, y demas prendas que le asisten un mil ducados de vellon que valen onze mil r de dicha moneda, los quales aunque por a ora no tengan entero cabimento en la decima parte de los vienes, y caudal con que al presente me hallo, se los prometo, y mando de los demas que en adelante tubiere, y daquí riere, y quiero, y consiento que ambas porciones de dote, y arras la dicha D. Maria Manuela Cascallana, los haya y tenga sobre mis vienes, y hacienda que tengo, y tubiere, que para estte efecto se los obligo è hipoteco, y doy en empeño y con nombre de empeño, en tal manera que cada y q uando, y en cualquiera ti empo que nuestro matrimonio sea disuelto, o separado por muerrtte, ò en vida, por cualquiera de los casos que el derecho permite, ningun mi hijo, ní hija, pariente, ni heredero, acrehedor ¿ cosa alguna Maria Manuela Cascallana hasta tanto que primero, y antes todas cosas sea pagada, y satisfecha desta dicha su dote y arras y si falle ciese antes que yo consiento y tengo a bien que los pueda dejar y mandar à sus hijos, parientes y herederos, y à las demas personas que quisiere a las q uales y a quien conforme a derecho pertte neciere su herencia me obligo à su paga y restitucion, la qual hare luego que conste de la separecion de dicho matrimonio, y en los casos, y según, y con los privilegios que las dotes de derecho deben ser restituidas sin aguardar al tèrmino del derecho , ni a otro plazo alguno cuio beneficio renuncio. Y à la firmera pa ga, y cumplimiento de lo que dicho es obligo mis vienes, renta y Hacienda avídos y por haver: Y todos los otorgantes damos poder à las Justicias de Su Magestad para que nos apremien à lo aquí contenido por todo rigor de derecho, y vía ejecuttiva, yo como por senttencia pasada en cosa juzgada, y renunciamos las Leyes, y derechos de nuestro favor y la que defiende la¿ renunciacion: Eyo la dicha d. Ysabel Antonis Miguez Renán cio el auxilio, y Leyes del Emperador Justiniano senatus Con sultus veleyano, toro Madrid, partida y nuevas constituciones y las demas del favor de las mugeres de cuyo efecto me apre cíbíò el presente Escrivano publico en especial: Eyo el dicho escrívano publico adberti à los otorgantes tomasen razon desta escritura en el oficio del Ylustrísímo Cavildo y rex desta Ciudad, como està mandado por su Magestad en su R pragmatica dentro del termino, y vajo de la pena q ¿ se incluye y les previne que si después de tomada en la copia que de ella se dieren la quisieren ex? Ante mí para anotarlo en este registro lo podrían hacer è nos los susodichos nos damos por enttendido dello: Y consentimos q desta escritt. Se den las copias q. se pidiesen libremente: fha cartta en sev. Estando en las casas de la mora da de la d. Ysabel en treze dias del mes de Mayo de mil setecientos nobenta y un a. y los otorgantes lo firmaron en este rex. Yo el dho sn. 470 po. Doy fe conozco a la dha Ysabel, y el dho d. Celedonio presento p. testigos de su conosim q. juraron en forma de dro ser el contenido y se llama como sea nombrado à d. Benito Chavarría, y a d. Francisco Baloes vecinos desta ciudad en la dha Parroq. De nro. S. sn. Salvador q. asi se nombraron: testigos del otorgam. Los susodhos y d. Juan Tecpo. Cordero vecinos desta Ciudad = Ysabel Antonia Migues Celedonio Alonso redondo Juan Bernardo Moran Benito de Chavarria Francisco De Baloes DOCUMENTO Nº 58 1791, junio, 28. Sevilla Aprecio de bienes de AHPSE: P- Legajo . Folio 155-157. Ropa de la difunta Ytt- 5 camisas de crea ancha Ytt- 3. pares de naguas blancas ydm 0151 0066 Ytt. 10. pares de Calsetas 0050 Ytt- 1. par medias de seda 0010 Ytt- 2. dhas ydm Algodón listadas 0040 Ytt- 1. dho guantes de seda blanco 0002 Ytt- 2. corpiños blancos 0010 Ytt- 4. monillos blancos 0060 Ytt- 4. delantares de Murselina 0040 Ytt- 10. pañuelos de olan y estopilla 0120 Ytt- 1. dicho de algodón de colores 0020 Ytt- 2. cotillas 0030 Ytt- 1. vestido cotonia listada 0120 Ytt- 1. dho sarasa 0060 471 Ytt- 1. dho Murselina listada 0100 Ytt- 2. dhos Murselina lisos 0060 Ytt- 1. sagalefo lienzo de quadros 0020 Ytt- 1. vestido celeste grano de trigo 0200 Ytt- 1. Guarda pie raspilla color de pimienta 0090 Ytt- 1. Monillo terciopelo negro 0075 Ytt- 1. Manteleta raso liso rosa 0075 Ytt- 1. dha sarga negra con blonda 0045 Ytt- 2. mantillas sarga negra 0120 Ytt- 2 sayas tafetan negro 0090 Ytt- 1. dha de Guardilla 0205 Ytt. ¿?? morado de piel de Diablo -----------13051 001 Ytt- 2. Manteleta bayeta pelusa y rosa 001 Ytt- 1. naguas bayeta rosa Ytt. 1. mantilla ydm 001 Ytt. 1- delantar y pañuelo de gasa 003 Ropa del Viudo DOCUMENTO Nº 59. 1791, agosto, 28. Sevilla. Carta de dote de María Antonia Salaner. AHPSE: P- 12128, 1043-1045. Escribano público Juan Bernardo Morán. Folio 1043 r “(…) 472 Ytt. Un Bestido de guardapies e inglesilla celeste en seiscientos rr 0600 Ytt. Un Guardapies de seda listado en doscientos y setenta rr 0270 Ytt. un monillo de ferpa encarnado y bueltas de tizu en ciento y quarenta y cinco r 0145 Ytt. otro monillo de tela verde en quarenta y cinco rr. 0045 Ytt. òtro monillo de franela negro en treinta y cinco rr. y medio 0035 ½ Ytt. òtros tres monillos de varios jeneros de mediados en sesenta y cinco rr folio 1043 v òtro monillo de zarasa guarnecido de murcelina en òchenta rr. 0065 0080 (…) Ytt. un traje de indiana de colores en noventa y quatro rr. 0094 Ytt. Unas Naguas de Murcelina en sesenta y seia rr. 0066 Ytt. un sagalejo de lana estampado de colores en quarenta y cinco rr 0045 Ytt. òtro sagalejo de indiana en sesenta y òcho rr. 0068 Ytt. unas enaguas de indiana en treinta y siete rr. y medio (…) Ytt. una saya de Amuè, negro en òchenta rr 0037 ½ 0080 Ytt. òtra saya de sarga negra en setenta y dos rr 0072 Ytt. una manteleta de bayeta encarnada en veìnte rr. 0020 Ytt. una Mantilla de seda de sarga negra con Blondas en ciento y treinta y cinco rr. 0135 Ytt. òtra Mantilla de Murselina en sesenta 473 rreales 0060 Ytt. òtras cinco camisas de crea nuevas en ciento y treinta y cinco rr 0135 Ytt. seis pares de enaguas Blancas, nuevas las unas con farala; y todas para deevajo en ciento y cinquenta y dos rr. 0152 Ytt. dos delantares de lienzo en veinte y òcho rr. ss. (…) 0028 Folio 1044 r Ytt. cinco pares de medias unas de Algodón y otras de hilo blancas en cinquenta rr 0050 DOCUMENTO Nº 60 Sevilla 1791 Capitulaciones Lo primero un Ramo de ¿ para el pecho de Diaman tes medio brillantes, el qual tiene q uatrocientos ochenta inclusos en este numero los q uatro diamantes rosas que lle van en sus medios los Jasmines, vale con la platta en que, estan engastados dichos Diamantes, y su hechura treze mil nobenta y tres reales y ocho mrs de vn 130093. 8 Ytt. Toaletta o Tocador de platta que se compone de un Espejo de mas de a vara de alto, y ancho correspondiente Con su Cristal y ¿ de plata cinco cajas una grande A dos algo menores y las otras, mas pequeñas, tres Batteitas la una mayor, una palangana: un jarro, o Aguamanil. Una escribania que se compone de varias Piezas: dos Candeleros: un platillo y despabiladeras = Una salvilla, y vaso de platta.: q uatro plomitos de lo Mismo: una Almohadilla para los alfileres con Serco tambien de platta un sepillo con cubierta de lo mismo : una escobilla con el cabo tambien lo mismo. Un peine … (…) DOCUMENTO Nº 61 474 1791, noviembre, 2. Sevilla. Inventario, aprecio y partición de los bienes de don Pedro Manuel Laguna de Muela. AHPSE: P-12128, 1280- 1298. Escribano público Juan Bernardo Morán. Folio 1283 v “Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño negro, en nobenta r 0090 Ytt. Un bolante, y chupetín de paño obscuro usado en sesenta reales 0060 Ytt. Otro bolante, y chupetín de Zarasa en veínte r 0020 Ytt. Una Capa de grana víeja, en Cíento y veínte r. 0120 Ytt. Ottra Capa de paño asul usada, en ciento Folio 1284 y veinte reales 0120 Ytt. Dos peluquines víejos, en ocho reales 0008 Ytt. Un Sombrero negro redondo, en treínta r 0030 Ytt. Un Sombrero de tres picos viejo, en quince r 0015 Ytt. Ocho camisones usados a veinte reales cada uno ha cen ciento y sesenta 0160 Ytt. Seís pares de Calzones blancos usados a díez reales ca da uno, hacen sesenta 0060 Ytt. Quattro Capillos à tres reales cada uno hacen doze 0012 Ytt. Quattro Colbatines à real cada uno, hacen quatro 0004 Ytt. Dos pares de medias de seda blanca, en quarenta y cínco reales 0045 Ytt. Otros dos pares de medias de seda negras en qua renta y cinco reales 0045 475 Ytt. Quattro pares de Calzetas à cínco reales cada par hacen veínte 0020 Ytt. Un Chupettín de tela de oro, en Cíento sesenta y cínco reales 0165 Folio 1285 r (…) Ytt. Dos planchas, A ocho reales cada una hacen díez y seís 0016 (…9 Ytt. Una Comoda de caoba, con quatro cajones emchapada de metal en trescientos reales 0300 (…) Ytt. Un ropero de pino grande, en ciento y veinte r 0120 Ytt. Otro ropero tambien de piño mediano, en nobenta 0090 Folio 1286 r (…) Ytt. Un espadín con puño de plata, en ciento y ochenta r 0180 Ytt. Dos Cajas de plata, en cíento y quarenta y cínco r 0145 Ytt. Un par de botones de oro de puños de Camisa en cinquenta y ocho reales 0058 Ytt. Otr par de botones de plata en ocho reales 0008 Folio 1286 V Ytt. Una tumbaga de oro, en sesenta r 0060 Ytt. Un par de evillas de plata para Sapatos, en sesen ta y dos reales 0062 Ytt. Otro par de evíllas de plata de charateras, en veínte y un reales 0021 Ytt. Otro par de evillas de plata de Colbatín, en quince r 0015 Ytt. Un Rosario engarzado en plata, en veinte r 0020 Ytt. Un baston con puño de plata, en treinta r 0030 DOCUMENTO Nº 62 476 1797, 12, mayo, Sevilla. AHPSE: P- 729, 489-494. “Division del Caudal Vienes y Hazienda y demas Cosas y Efecttos. que quedaron por. fin. y muerte de Don Joseph Francisco Díaz. Vecino y del Comercío que fue deestta Ciudad y Adjudicaciones del dho Caudal Echa por Su Viuda e Hijos y â provada de Conformidad. por los Susodichos. por Escriptura que Ôttorgaron Ântte. Luis Martinez Brizierío. ss. publico. de Sevilla. en 12 de Mayo del âño de 1797” Escribano público: Luis Martínez Briceño Folio 493 v “Ytt. Por tres mil setecientos cinquenta y seis rr y diez y siete mr valor de la ropa del Defunto como consta del aprecio hecho por Francisco Games, Maestro de Sastre y Veedor actual de su Gremio èn esta ciud 30756-17 Funeral, Entierro y Missas. 55 â 141 Por Doce mill, y quatrocientos Quarenta y quatro reales vellon valor de tres mill Missas se estipendio quatro reales cada una, inclusos quatro responsos de Comunidades, y el Abito para el cuerpo 120444 Folio 494 r (…) 54 Ytt. Dos mill veinte y ocho reales vn. importe de los vestidos de doce Pobres 20028 (…) 477 Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz Ytt. Un vestido de militar de paño de Guadalajara, y la chupa guarnecida de plata pícado todo de polilla doscientos, y dies 0210 Ytt. ôtro dho de tercianela negra de chupa y dos pares de calzones y casaca quatrocientos, y cinquenta 0450 Ytt. Una chupa y calzon de Diablamanfort encarnado quarenta y cinco reales 0045 Ytt. Una casaca de paño buelta noventa reales 0090 (…) Folio 563 r Ropa de color de Dª Luisa María Fernandez Primeramente Una casaca de laberinto color de perla guarne cida de ôro doscientos, y quarenta 0240 Ytt Un capotillo de paño de Guadalajara guarnecido de oro ciento, y cinco rrs 0105 Ytt Un delantar bordado con punta de ôro noventa rrs 0090 Ytt Un guardapies de tafetan doble celeste guarnecido en plata ciento, y cinquenta 0150 Ytt. Otro dho de terciopelo verde con rivete de ôro doscientos y dies rrs 0210 Ytt ôtro dho de tela verde bien tratado en novecientos rs 0900 Ytt Un saya negra de Gró de Nap. ciento, y veinte rs 0120 Ytt Ôtra de dho sesenta y cínco 0075 Ytt Ôtra de damasco negra quarenta y cinco 0045 Ytt ôtra de tafetan mediada, ciento, y veynte 0120 Ytt un manto de lustre ôchenta 0080 Dha de Dn Joseph Polícarpo Díaz Ytt Un vestido de militar de paño de Guadalaxara, y la chupa guarnecida de plata picado todo de polilla dozientos, y dies 0210 478 (…) Ytt. Un vestido de Casaca, chupa, y calzones de terciope lo negro, en Ciento y Cinquenta r 0150 Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tercíopelo morado, en ciento y veinte r 0120 Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de paño color de Naranja, en ciento y treinta y cinco r 0135 Ytt. Otro vestido de casaca, chupa, y calzones de tafetan devisos viejo, en setenta y cinco r 0075 Ytt. Otro vestido de Casaca, chupa, y calzones de tafetan color de purpura, en noventa reales 0090 Ytt. Otro vestido tambien de casaca, chupa, y clazones de tafetan negro, en cien r” 0100 DOCUMENTO Nº 58. 1797, junio, 17. Sevilla. Carta de dote de Ramona García a Agustín Gutierrez. AHPSE: P- 12134, 612-619. Escribano publico Juan Bernardo Morán. “En el Nombre de Dios Todo Poderoso Amen: Sepase como Yo Josefa de Soto Muger lexittima de Nicolas Garcia maestro pastelero vecina desta ciudad de Sevilla, Parroquia de Señor San Ysidoro, detrás de la Carneceria mayor, como abilittada que estoy para por mi Sola à causa de la demencia del dicho mi marido padece p. el Sr dn Antonio Fernandez Soler del Consejo de S. M. su alcalde honorario de la Real Chan cíllería de la Ciudad de Granada, teniente primero de asistente desta dicha ciudad por la presencia de don Antonio Manuel de León escribano publico del numero desta misma ciudad en diez y seis de mayo del año de mil sete cientos nobenta y cinco, para por mi sola, mediante a la demencia del dicho mi marido administrar y cuidar de sus bienes, y caudal, y mio, otor gar escrituras poderes y otros instrumentos ¿ de la dicha abilitacion consta por un testimonio dado por el dicho son. Publico que hè exibido al presnete son pco. Y he buelto ¿ y en uso de ello; otorgo a favor de Agustin Gutierrez mi hijo politico, trattante en taberna vecino desta mis 479 ma ciudad, Parroquia de Nuestro Señor el Salvador, al sittio del Peladero , natural del valle de Rionanza, el las Montañas de Santander, hijo lexittimo de Francisco Gutierrez de Zelir, y de Maria de la Barrena su muger, como marido y conjunta persona que el dicho Agustin Guti errez es de Ramona Garcia mi hija lexitima, y del dicho Nicolas Garcia mi marido; y digo que por cuanto la dicha mi hija abra una año poco mas o menos contraxo Sumatrimonio lexitimo con el referido Agustin …. El qual dicho matrimonio se hizo de secreto sin que persona extraña lo entendiese y así se ha mantenido hasta ahora que se ha dado al publico, por ¿? Motivo no ha abido ocasión de darle al susodicho por dot y caudal de la referida mi hija la cantidad de caudales que yo tenia inttencion de darle, y en atención a estar como estáya publico dicho ca samiento le he ofrecido dar al nominado Agustín Guttierrez por dote de la relacionada Ramona Garcia su muger, mí hija, y del citado mi ma rido, veinte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vn para q los aya por via de dote de la dicha mi hija, y en quentta, y parte de pago de lo que le pueda tocar de las lexittimas mia, y del expresado mi marido, una cantidad se la habia de dar en vienes muebles menage de Casa, vestidos, ropa blan ca y de color, y en distinatas a lajas de oro, y plata, adornos mugeriles y otras cosas, y en cumplimiento de la dicha promesa hago entrego de todo ello al precittado Agustín Guttierrez apreciado todo ello en su justo balor por personas inteligentes para cada clase de cosa la suya, las quales por menor y por expresión de sus valores son en las forma, y manera SiguientePrimeramente una cama de madera dada de maque co lor de chocolate dorada de fino en trescientos cinquen ta y dos reales y diez y siette maravedís Ytt. Dos colchones Cameros con lienzo de ¿? con quattro arrobas y media de lana, todo nuevo, en ochocientos y diez reales R.s de vn 0352. 17 0810 Ytt. Quattro Almohadas con Su Lana, y si lienzo nuevas todas en Settenta y Seis reales 0076 Ytt. Seys fundas de Almohadas de bretaña contrahecha en Quarentta y cinco reales 0045 Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de murselina bordada nuevas am bas en treinta reale Ytt. Otras dos fundas de Almohadas de estopilla en treintar 0030 0030 Ytt. Otras dos fundas de crea ancha ambas en quince 0015 Ytt. otras dos fundas de tafettan encarnadino en cuarenta y cinco reales 0045 Ytt. Una colcha de Sarasa de tronco nueba en trescientos y settenta reales 0360 Ytt. Un colcha de sarasa alistada con faralaes de tafetan celeste, en doscientos y settenta reales 0270 480 Ytt. Otra colcha de Indianilla ordinaria en treinta 0030 Ytt. Un Cobertor blanco en setenta y siete rs y medio 0067.12 Ytt. Dos sabanas cameras de lienzo de olanda, con faralaes de murcelina bordada en cuatrocientos y cinco r 0405 Ytt. Quattro sabanas de bramante florette las dos con en cajes, y las otras dos con faralaes de murcelina listada todas en cuatrocientos noventa y cinco reales 0495 Ytt. Otras dos sabanas de lienzo regalado con encages en ciento sesentta y cinco reales 0165 Ytt. Otras quatro sabanas de lienzo redondo con encages en Doscientos Sesentt y quatro reales 0264 Ytt. Una papelera de cedro, en trescientos setenta y cinco 0375 Ytt. Una Lamina de Nuestra Señora de la Asumpcion maqueada con su penacho ¿’ en doscientos settenta reales 0270 Ytt. Otra lamina de Nuestra Señora con su ¿? rescatado con su cristal y su penacho dorado en ciento y sesenta y cinco r Ytt. Otra lamina mas pequeña de la Pastora con su cris tal, y penachodorado, en sesenta reales 0165 0060 Ytt. Dos Espejos con sus lunas de cristal de â quartta do rados sin penacho, en ciento cincuenta reales 0150 Ytt. Seys cornucopias con sus lunas de cristal, doradas y penachos, en ciento cuarenta y cuatro 144 Ytt.Una belonera maqueada ydorada, en treinta r 0030 Ytt. Una dozena de sillas color obscuro, media alta y me dia baja, en ciento treinta y dos reales. 0132 Ytt. Una Estera fina de junco de medio estrado de diferen tes colores, en veinte reales 0020 Ytt. Dos Corttinas de murcelina, con farales de lo mismo en doscientos y settenta reales 270 Ytt. Una copa de cobre de pie de cobre, y Su badila de metal, en ciento y cinquenta reales 0150 Yt.un belon de mettal con su pantalla, y espabiladeras 481 en ochenta y cuatro reales 0084 Ytt. Tres bateas obscuras con ramos de diferentes co lores, en sesentta reales 0060 Ytt. Una basquiña de terciopelo negro de Seda nueva en seiscientos sesenta reales 0660 Ytt. Otra basquiña a ¿?seda?? flecos de à quarta nueva, en quinientos diez 0510 Ytt. Un par denaguas de murcelina bordada, con faralaes de lo mismo nuevas y encaxes en trescientos settenta y cinco reales 0375 Ytt. Otro par desaguas de murcelina listada, con faralaes de lo mismo nuevas en noventa reales . 0090 Ytt. Tres camisas de bretaña con mangas de Estopilla nue vas, todas en ciento ochenta reales 0180 Ytt. Siette camisas de lienzo gallego entre fino, con man gas de brettaña lexitima todas nuevas en trescientos y quince reales 0315 Ytt. Otras dos camisas de crea angosta con mangas de brettañ lexittima nuevas en noventa reales 090 Ytt. Diez pares denaguas blancas intteríores de lienzo re galado con fluecos y una con faralaes, nuevas, todas en quattrocientos reales 0400 Ytt. Otro par denaguas blancas interiores de lienzo, con em baleínado nuevas en quarenta reales 0040 Ytt. Otro par desaguas de crea angosta con fleco nuevas en quarenta reales 0040 Ytt. Un monillo de paño de seda celeste, con guarniciones y alamares de plata fina y nueva en doscienttos u se ttenta reales 0270 Ytt. Un Guardapies de paño de seda celeste con franga de plata en ochocientos reales 0800 Ytt. Un par de enaguas de colonia blanca con faralaes de murcelina nuevas en ciento y cincuenta 0150 Ytt. Una mantilla de murcelina bordada con ramos nueva, en doscientos y veinte y cinco 0225 482 Ytt. Un par denaguas de media sarasa á ramitos, con faralaes de murcelina nuevas en ciento veinte r 0120 Ytt. Otro para denaguas de Indianilla con faralaes de murcelina nuevas en noventa reales 0090 Ytt. Otro par de naguas de media saraza sobrenegro, con sinttas celeste por abajo nuevas en ciento sesenta y cinco 0165 Ytt. Un Sagalefo de lienzo listado, en sesenta r 0060 Ytt. Otro par de naguas de media Sarasa listada con faralaes de murcelina, en nobenta reales 0090 Ytt. Dos pares de medias de seda en settenta 0070 Ytt. otro par de medias de Algodón listtada nuevas en treintta y dos reales 0032 Ytt. Otros cuatro pares de medias de Algodón lisas nuevas todas en settenta reales 0070 Ytt. Quattro pares de calzetas en cuarenta reales 0040 Ytt. Siette pares de Sapatos de distintos generos nuebos, to dos en ciento cuarenta reales 0140 Ytt. Otro par de naguas de murcelina con faralaes de lo mismo en doscientos cincuenta reales 0250 Ytt. Tres pañuelos de murcelina con listas en sesenta r Ytt. Otro tambien de mur celina en veintte reales 0060 0020 Ytt. Otros seis pañuelos de lienzo con listtas encarnada nuevos, todos en sesenta reales 0060 Ytt. Vara y q uarta de sarasa, en settenta y cinco 0075 Ytt. Dos varas de genero de estambre, y Seda de colores, en cínquenta y dos reales 0052 Ytt. Vara y media de Sarasa listada, en q uarenta y cinco 0045 Ytt. Dos varas menos q uartta de mu rcelina con lístas de colores, en settenta y tres reales 0063 Ytt. Dos varas y media de colonia labrada, y listada en treinta reales 0030 483 Ytt. Vara y media de sarasa con ramos en quarta y cinco .. 0045 Ytt. Un pañuelo de seda encarnado con listas verde y ne gra, en treintta y Seis reales 0036 Ytt. Otros dos pañuelos de murcelina uno con guardilla celeste, y otro con ramos en ochenta y quattro r 0084 Ytt. Otro pañuelo de murcelina ordinaria con ladrillittos encarnados, y guardilla en trece reales 0013 Ytt. Otro pañuelo de lienzo con listas encarnada en doze 0012 Ytt. Otro pañuelo de murcelina bordado y encage à el reedor, en ciento q uarenta y cinco reales 0145 Ytt. Otro pañuelo de murcelina, con encage al rededor en setenta y cinco reales 0075 Ytt. Cinco abanícos de distintas clase, todos en ciento y quince reales 0115 Ytt. Otro abanico, en veintte y q uatro reales 0024 Ytt. Otro abanico ordinario, en trece reales 0013 Ytt. Un monillo de piel de Diablo verde con Cadenetta y ala mares de oro, en ciento cin quenta reales 0150 Ytt. Otro monillo de paño de seda negro con alamares, y cade neta negro, en ciento treinta y cinco reales 0135 Ytt. Otro monillo de tela de plata con cadenetta, y alama res de platta fina, en doscientos y cinco r 0225 Ytt. Otro monillo de Algodón de seda con cadenetta, y alama res del mismo color, en noventa reales 0090 Ytt. Una Saya de paño de Seda y flecos de terciopelo cortado en Quattrocintos y cin quenta reales 0450 Ytt. Un Guardapies de colonia de seda con faralaes de ojo de rey ¿’ con puntilla de platta, en doscientos y q uarenta 0240 Ytt. Un bestido enttero de Sarasa con faralaes de Murcelina en trescientos y sesentta reales 0360 Ytt. Un par de naguas de estambre, y algodón con lístas, y farala de mur celina en noventa reales 0090 484 Ytt. Otro par de naguas de colonia listada con farala de murcelina, en ciento y veintte reales 0120 Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala listtado en nobentta reales 0090 Ytt. Otro par de naguas de media sarasa listada con flue cos de hilo, en sesentta reales 0060 Ytt. Otro par de naguas de sarasa con farala de murceli na en ciento veintte reales 0120 Ytt. Otra saya de franela ancha con fluecos y sinta, en doscientos y q uarentta reales 0240 Ytt. Tres mantillas de sarga de seda negra con blondas todas en un mil y cinquenta reales 10050 Ytt. Otro monillo de colonia listada en sesenta 0060 Ytt. Otro monillo de media sarasa en sesenta r 0060.. Ytt. Un par de naguas de bayeta super fina color de ¿? en ochentta reales 0080 Ytt. Otro par denaguas de Indiana usada, en cinquenta rs 0050 Ytt. Otro par denaguas de murcelina con farala de lo mis mo en cien reales 0100 Ytt. Otro par denaguas de mur celina a quadrittos, con fa rala de lo mismo, en noventareales 0090 Ytt. Otro par de neguas de murcelina con farala usadas en sesentta reales 0060 Ytt. Quattro mantillas de murcelina todas en trescien tos reales 0300 Ytt. Un monillo de terciopelo liso, en sesentta reales 0060 Ytt. Otro monillo de seda encarnadino con alamares y flecos de platta en cien reales 0100 Ytt. Otro monillo de liso de seda, con galon, y alamares de platta en ciento veinte reales 0120 Ytt. Otro monillo de raso liso celeste en sesentta r. 0060 Ytt. Otro monillo de colonia de seda encarnadino, con 485 guarnicion de lo mismo, y platta encinquenta 0050 Ytt. Otro monillo de murcelina con guarnícíon negra en cinquentta reales 0050 Ytt. Dos monillos de Yndiana en cinquenta r 0050 Ytt. Un bestido de camino de seda verde con guarnicion en platta, en Quarenta y cinco reales 0045 Ytt. Otro de media Sarasa en veintte reales 0020 Ytt. Dos rodap íes de lama de media Sarasa en sesentta 0060 Ytt. Nueve pañuelos de diferentes lienzos, todos en dos cientos y veinte y cinco reales 0225 Ytt. Una manteleta de mur celina clarín en setenta r 0070 Ytt. Q uattro pañoletas bordadas, en cuarenta reales 0040 Ytt. Dos tablas de manteles, Seis Servilletas y dos ta allas, todo en ochenta reales 0080 Ytt. Dos Delanttares de mur celina uno listado, y otro liso con faralaes, en settenta y cinco reales 0075 Ytt. Un pañuelo de gasa, en treinta reales 0030 Ytt. Un delantar de tafettan con farala de gaz,a en veintte y ocho reales 0028 Ytt. Otro Delanttar de mur celina con farala de lo mismo usado en diez reales 0010 Ytt. Un Sagalefo de lienzo del Imperio color celeste, en cinquentta y cinco reales 0055 Ytt. Una toquilla bordada, con farala de murcelina clarin en treintta reales 0030 Ytt. Una cadena de oro con ¿? en Settecientos y cin quenta reales 0750 Ytt. Un Collar de oro y Diamantes en Settecientos y cinquen tta reales 0750 Ytt. Unas Gargantillas de oro, en Doscientos reales 0200 Ytt. Un par de Sarcillos de tres pendientes de oro,y diaman 486 tes, en Settecientos ycincuenta reales 0750 Ytt. Otro par de Sarcillos de tres cuerpos de oro, y Diaman tes en trescientos y Sesenta reales 0360 Ytt. Otro par de sarcillos chicos de dos cuerpos de oro, y Diaman tes, en ciento y veinte reales 0120 Ytt. Otro par de Sarcillos de piedras de Francia de tres pen dientes en ciento y ochenta reales 0180 Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada de tres pendientes adiamantados, en ochenta y q uatro r 0084 Ytt. Otro par de Sarcillos de plata Sobre dorada calados en quarenta y cinco treales 0045 Ytt. Tres Sintillos de oro, y Diamantes unos mayores que otros, todos en q uatrocientos y veinte r 0420 Ytt. Un Rosario de oro de mano con Su Cruz grande de lo mismo, en setecientos y cincuenta r 0750 Ytt. Otro Rosario de platta sobre dorada en ochenta y dos reales 0082 Ytt. Otro rosario de Azabache engarzado en platta, con meda llas de lo mismo, en doscientos reales 0200 Ytt. Otro Rosario de Jerusalem con casquillos y medallas de platta, en ciento y veinte reales Ytt. Otro Rosario menudo para el cuello de oro, en doscientos y Sesenta reales 0120 0260 Ytt. Seys cucharas, y Seys tenedores de platta, en Seyscientos y sesenta reales 0660 Ytt. Un par de ebillas de platta en ochenta r 0080 220898 De cuyos vestidos ropa blanca y de color, muebles adornos, alajas de oro, y platta y demas referido ¿? Los mencionados vein te y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon hago entre go y adjudicación al nominado Agustin gutierrez por dote de ñla expreadad Ramona Garcia mi hija y del enunciado Nicolas García mi marido, por mi y como tal abilitado a causa de la demencia que el Susodicho padece todo de mi propio caudal, y del nominado mi marido, de por mittad, paraque los haya, y tenga en cuenta partte de pago de lo que a la dicha mi hija pueda 487 tocarle por fallecimientto de cada uno de los dos, apreciado todo ello en los aprecios referidos ¿’ de todo lo que dicho y obligo mis vienes y rentas abidos y por haber- Eyo el dicho Agustin Gutierrez que ¿? Habieno oydo y enten dido esta escrittura otorgo que la acepto como en ella se contiene, y recibo de la referida Josefa de Soto por Si, y como habilitada por la Real Justicia desta Ciudad a causa de la demencia del nominado Nicolás García Su marido mis padres políticos, por dote de la men cionada Ramona García mi muger, hija de los susodichos, los re feridos veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon en el valor de los dichos vestidos, ropa blanca, y de color, muebles, ala jas de oro y plata y demas que queda referido para que lo haya en quenta de lo que le pueda tocar à la mencionada mi muger por muertte de los dichos sus padres de por mittad, apreciado todo ello es su justo balor como queda explicado por persona Ynteli genttes de mi consentimiento, y todo ello lo recibo de la prenotada Josefa de Soto mi madre politica por dote de la expresada mi muger su hija ahora de presente realmente, y con efectto en presencia del presente escribano publico, y testigos desta Cartta de cuyo entrego, yo recibo Yo Juan Bernardo Moran Ess co del Rey Nuestro Señor en to dos Sus Reinos y Señorios publico del numero desta ciudad, doy fee porque se hizo, y pasó en mi presencia, y de los dichos testigos, y todo ello quedo en poder del cittado Agustín Gutierrez, de que yo el Susodichome doy p. entregado a mi boluntad, y de todos los dichos veintte y dos mil ochocientos noventa y ocho reales de vellon otorgo carta de dote á favor de la referida Ramona García mi muger á la qual prometo y mando en arras proter numpcias, y en pura, y falza donacion, y por ser entonces doncella, quattrocientos ducados de ve llon los q uales aunque por ahora no tiene cabimento en la decima parte de los vienes q. al presente tengo se los prometo y mando de los demas que en adelante tubiere y adquiriese, y quiero, y consiento que ambas porciones de dote, y arras la dicha Ramona García mi muger los haya y tenga sobre mis bienes, y hacienda que tengo y tubiere que para este efecto se los obligo, è hipoteco, y doy en empeño, y por nombre de empeño con tal cargo, y grabamen que Siempre, y cada, y quando que nuestro matrimonio fuese disuelto, o separado por muertte ò en vida p. qual quiera de los ca sos q. el derecho permitte ningun mi hijo, ni hija, pariente, ni heredero acreedor, ni otra persona puedan entrar, ni tomar partir ni aparttar cosa alguna de mis vienes, ní desapoderar dellos á la dicha mi muger as ta tanto que primero y ante todas cosas sea pagada desta dicha Su dote y arras, y si la susodicha falleciere antes que yo consiento, y tengo à bi en en que los pueda dejar y mandar a sus hijos, parientes, y herederos, y ña las demas personas que quisiere á los quales , y á quien confor me á derecho pertteneciere Su herencia me obligo á Su paga, y restitucion que lo tal subceda sin aguardar al termino del derecho, ni de otro plazo alguno cuio beneficio ¿’ Y á la ¿’ paga y cumplimiento de lo que dicho y obligo mi persona y vienes abidos, y p. haver. Y ambos otorgantes damos poder a Justt. De S.M para que nos apremien a lo aquí contenido p. todo ¿???pasada en cosa juzgada y ren las Leyes y derechos de nuestro favor, y la q. defiende la gral renuncia ¿’ Yo la dha Jpha de Soto ren el 488 aux, y leyes del Emperador Justiniano, y Veleyano, y demás del favor delas mugeres de cuio efecto me apercibio el presente son. Pco en ‘ y por ser casada juro y prometo p Dios, y a una cruz que hago con mi mano en presencia del dho yo el ss.no p.co adbertí a los otorg.tes tomasen razon desta ¿’ en el of del cabildo desta ciud. Como esta mandado p S. M en Su Rl. Pragm ca. Del termino y bajo vela penas que en ella se incluio, y les previne q ¿’ tmada en la q. dellas se diere la quisieren ¿ ante mi para anotarlo en este texto lo podrían hacer e nos los susodichos nos damos por entendido de ello. Fha la carta en Sevilla estando en la casa de la dha Josefa de Soto en diez y siette dias del mes de Junio de mil setecientos noventa y siete a. y de los otorg. Lo firmo el dicho Ag. Gutierrez y para la dha Josefa que dijo no saber a su ruego lo hizo un testigo en este ¿ y me ¿ `por testigos de su conocimiento que juraron en forma de ser los ¿ y se llaman como se han nombrado a dn juan de Ojeda fendz de su mag desta ciudad y a Francisco Arjona tratant en el Matadero vez o dellas en las casillas de pedrosoque así se nombrò testigos de los otorgam Juan Nep, Cordero vez o Della-“ Juan Bernardo Moran Escribano publico Agustin Gutierrez Juan de Ojeda Fernandez Juan Nepomuceno Cordero DOCUMENTO Nº 64 Inventario capital de doña Josefa García Aruncibay viuda de Don Andrés Alcalá, con motivo de su matrimonio con Don José Carmona y Mata. 1799, febrero, 26. Sevilla AHPSE: P- 788, 174-181. Escribano público: José Rodríguez de Quesada y Trujillo Folio 175 r (…) “Ropa de bestir (…) Ytt. Casaca de lila verde, en cien rr 0100 Ytt. Casaca y chupín de tercianela ser vido en quarenta r 0040 Ytt. Casaca y chupín de tafetan de China en doscientos y quarenta 0240 Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño 489 de seda endoscientos cinquenta y cinco rr 0255 Ytt. Casaca y Chupín de Panaverde ra llado en ciento y sesenta r 0160 Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de Paño negro en trescientos rr 0300 Ytt. Casaca Chupín y Calzones de Doble negro en sesenta r 0060 Ytt. Casaca, Chupín y Calzones de fel pa, en quinientos rr 0500 (…) Folio 175 v Ytt. Calzones largos de Paño matado en treinta rr 0030 Ytt. Chaqueta de Bayeton y chaleco en cinquenta rr 0050 (…) Ytt. Calzones de Piel de diablo negros en setenta y cinco rr 0075 Ytt. Otros ydm. de Paño de seda enqua renta y cinco rrs 0045 Ytt. Chupín bordado blanco, en cien rr 0100 Ytt. Capa de Paño berdoso con buel ta morada en doscientos y setenta r 0270 (…) Ytt. quatro Camisas de tiradizo, en cien to y sesenta r 0160 (…) Folio 176 v Ytt. Turca de doble negro en cien r 0100 (…) Ytt. Manteleta de raso encarnado conpieles, en ciento vte y seis rs 0126 Ytt. otra ydm de murcelineta, en sesentars 0060 490 Ytt. mantilla negra de grano de trigo sin blondas en quarenta rr 0040 (…) Folio 177 r Ytt. otra ydm con blondas francesas en doscientos ynobentars 0290 Ytt. dos de franela una con blonda en cien to y sesentars 0160 Ytt. Jugon de Murselina, en veinte y cinco 0025 Ytt. Mantilla de Morselina, en sesenta reales 0060 Ytt. Un Zagalejo pajizo en diez y ocho r 0018 Ytt. Monillo de roe en ochors 0008 Ytt. La frontalera, en treinta rs 0030 Ytt. Una cotilla berde, en treintars 0030 Ytt. Un peinador, en quarentar 0040 Ytt. dos pares de naguas blancas en qua rentars 0040 (…) Ytt. dos ydm con arandelas, en ochenta r 0080 Ytt. Seis camisas de muger, en seis ctos r 0600 Ytt. quatro pares de faltriqueras, en sesenta Reales 0060 Ytt. tres Bañadores de tiradizo, en no bentars 0090 (…) Ytt. Tirasoles encarnados en vte y cinco r 0025 (…) Ytt. Tirasoles de Morsolina, en quincers 0015 (…) Folio 177 v Ytt. Guardapie y monillo de morsolina negra entreinta rrs 0030 491 Ytt. Espaldar de Yndiana, en quince r 0015 Ytt. tres talegas de lienzo, en vte y quatro r 0024 Ytt. Naguas blancas de Alforza en vein te y cinco r 0025 Ytt. La polaca negra, en diez rrs 0010 (…) Ytt. quatro pañuelos de faltriqueras, en ochenta rs 0080 (…)” DOCUMENTO Nº 65 1800, enero, 2. Sevilla. Carta de dote de Mariana Suarez a favor de Manuel García. Escribano publico: Juan Bernardo Morán. AHPSE: P-12137, 2-5. Folio 3 r “Ytt. Seys pañuelos blancos para faltriquera todos en sesenta r Ytt. Tres pares de faltriqueras, en quince r. Ytt. Un pañuelo bordado para el cuello en cinquenta r. 0050 Ytt. Otro pañuelo pintado en veinte y cinco reales 0025 Ytt. Otros dos pañuelos uno de seda encarnado, y el otro verde ambos en cinquenta reales 0050 Ytt. Tres pañuelos de linon en sesenta y ocho r. 0068 Ytt. Otro pañuelo de guardilla blanco en vte. y quatro r. 0024 Ytt. Otros quatro pañuelos de linon usados en quarenta y ocho r 0048 Ytt. Una toquilla bordada, en quince reales 0015 Ytt. Una mantilla de murcelina con puntas en quarenta y cinco reales de vellon 0045 Ytt. Una mantilla de seda con blondas en ciento y cinquenta r 0150 492 Ytt. Otra de tafetan de francia en trescientos y veinte 0320 Ytt. Una Saya de paño de seda con fleque, en trescientos r 0300 Ytt. Un abanico de marfil, en treinta reales 0030 Ytt. Otros quatro de distintas clases, en quarenta r. 0040 ytt. Un rosario de azabache, en veinte reales 0020 Ytt. Otro rosario pintado en veinte reales 0020 Ytt. Otros tres engarzados en plata, en ciento y veinte r. 0120 Ytt. Una Capa de algodón para muger en cinquenta r 0050 Ytt. Una Cadena de plata sobredorada, en nobenta r. 0090 V (…) Ytt. Dos corttinas de murcelina, con sus senefas, en ciento y cinquenta reales 0150 Ytt. Dos tablas de manteles, en ciento y cinquenta r 0150 Ytt. Quatro servilletas en sesenta reales 0060 Ytt. Tres toallas, en sesenta reales 0060 Ytt. Quatro pares de zapatos en quarenta r. 0040 Ytt. Quatro pares de calzetas en veinte reales 0020 Ytt. Dos pares de medias de Algodón, en veinte r 0120 Ytt. Otros dos de seda en cinquenta reales 0050 (…) Ytt. Una sarteneja, badil y rueda en cinquenta r 0050 (…) Ytt. Una Sangradera en treinta reales 0030 (…) Ytt. Media dozena de vasos de cristal, en diez y seys r 0016 Ytt. Una jarra de cristal grande en doze reales 0012 Ytt. Una parmattoria en ocho reales 0008 493 Folio 4 r (…) Ytt. Una cama de bancos y tablas con su cartton dado de maque en ciento y cinquenta reales (…) 0150 DOCUMENTO Nº 66 Recibo de dote de José de Reina a Teresa Becerra. 1800, mayo, 17. Sevilla. AHPSE: P-1910, 334-336. Escribano público: Manuel Rodríguez de Quesada. “(…) Ropa y Alhaxas que se entregan por cuenta de ambas lexìtimas Prim.te Una Saya de Paño de seda con un Enrrejado, en seiscientos rrs. de vn Rs Vn. 0600 Ytt. otra de Sarga de Seda con Gasa en Cien rr. vn 0100 Ytt. otra de Paño de seda con sintas y flecos angostos en trescientos reales vellon Ytt. otra de Moe en ciento treinta y cinco rs 0135 Ytt. otra de Sarga negra con flecos en noventa r 0090 Ytt. Un Guardapies de Moè con faralá Encarnadino en setènta y cinco reales 0075 Folio 334V Ytt. otro listado Encarnàdo y blanco en ciento y vte rs vn Ytt. Una Mantilla de Bayèta moteada con sinta en sessenta reales vellon (…) Ytt. otro Monillo de tercio pelo de Verano Guarnesido de Espiguetilla, con dies y seis Botones de plata en dos.tos y cinq.ta 0120 0060 0250 Ytt. unas Enaguas de Gaza con Lantejuela y Mantilla en cinquenta reales vellon 0050 Ytt. un Monillo Celeste de seda Guarnecido con Espigue tilla, Lantejuela, y Botones de hilillo en sessenta rs 0060 494 (…) Ytt. otro de Canuton berde limon de Es piguetilla en quarenta y cinco rs 0045 Ytt. otro de Puerto Maon en veinte rrs 0020 Ytt. Unas Enaguas de Morselina listada con farala en noventa reales vellon 0090 Ytt. otro par de Morselina bordada con farala en Noventa rrs vellon 0090 (…) Ytt. Una Mantilla de Sarga de Seda con Sinta, y blon das en cinquenta reales vellon 0050 Ytt. otra de franela negra con Sinta de Paño de Seda en sessenta reales de vellon 0060 Ytt. otra de Seda negra con Medias lunas, y puntas en noventa reales vellon 0090 Ytt. otra de Morselina blanca nueba en quarenta r 0040 495 ÍNDICE DE RETRATOS 496 -Anónimo. Bodegón con negro. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Bodegón con negra. Último cuarto siglo XVII. Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Retrato de dama. Principios siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato del marqués de Selva Alegre y sus hijos. Hacia 1750. Colección particular. -Anónimo. María Rosa Rafaela Larrea y Santa Coloma, y sus hijos. Hacia 1750 Colección particular. -Anónimo. Don Antonio del Carmen de Castilla y Páez Cansino, marqués de la Granja. Hacia 1750.Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Don Juan María de Castilla y Valenzuela, marqués de la Granja. Hacia 1770. Colección particular. Sevilla. - Anónimo. Joven noble vestido de alabardero. Mediados del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Francisco de Paula Bucarelli Ursúa. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma. Sevilla. -Anónimo. Antonio María Bucarelli, virrey de México. Hacia 1775. Condes de Santa Coloma. Sevilla. -Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de dama. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de caballero. Mediados siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1750. Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla 497 -Anónimo. Retrato de dama. Hacia 1780-1790. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de dama .Hacia 1790 .Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de Manuel Pérez Martínez. Hacia 1750. Palacio de Lebrija. Sevilla. -Anónimo. Retrato de Francisco Manjón. 1777. Palacio de Lebrija. Sevilla. -Anónimo. Retrato de caballero. Hacia 1790. Palacio de Lebrija. Sevilla. -Anónimo. Retrato de caballero. Último cuarto del siglo XVIII. Colección particular. Sevilla. -Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla -Anónimo. Retrato de joven caballero. Finales siglo XVIII. Palacio de Lebrija. Sevilla. -Anónimo. Retrato de dama con lazo de la Orden de María Luisa. Hacia 1795. Colección particular. -Anónimo. Retrato de dama vestida de maja. Finales del siglo XVIII. Condes de Santa Coloma. Sevilla. -Anónimo. Don Juan Nieto, marqués de Monsalud. Finales siglo XVIII. Marquesa de Monsalud. Sevilla. 498 GLOSARIO DE TÉRMINOS 499 ABANILLO: Abanico pequeño. Guarnición de encaje que se ponía a los cuellos, puntas de encaje. ADARME: Medida equivalente a tres tomines. ADEREZO: Conjunto de joyas con diseño unitario, suele estar formado por pendientes, collar, broche, pulsera, lazo, cadena con cruz y rosario. También se refiere a conjuntos de ropa blanca o encajes. AFELPADO: Parecido a la felpa por tener pelo o pelusilla. AGUACATE: Esmeralda en forma de perilla. AGUADUCHO: Armario. AGNUS: Tipo de joya de forma ovalada o redonda y dos caras de cera, para embutir en relicario. El nombre le viene por la imagen en su cara principal del cordero místico “sentado o pasante, sobre el libro de los siete sellos, y portando en sus patas delanteras una banderola rematada en cruz, detalle que en algunos documentos del siglo XV y XVI se conoce esta iconografía como “la veleta”. Debajo van las iniciales más el número en romanos del pontífice emisor y del año del pontificado. Como guarnición, labores de filigrana de picos o apanalados, o simplemente lisa con guarnición de perlas y corales. ALAMARES: Presillas. ALBAYALDE: Carbonato básico del plomo, sólido y de color blanco se utilizaba como maquillaje. ALEPÍN: Tela muy fina de lana. ALMENDRAS: Tipo de colgante con forma de almendra. ALMILLA: Especie de jubón, con mangas o sin ellas, ajustado al cuerpo y utilizado como defensa del frío. AMUE: Moaré. ANA: Antigua medida de longitud que equivalía aproximadamente a un metro. Para Covarrubias es la medida que va del codo a la mano. ANAFALLA: Tela de algodón o seda. ANASCOTE: Voz castellanizada de la antigua ciudad flamenca de Honschoote. Tela delgada de lana, asargada por ambos lados, usada para sus hábitos varias órdenes religiosas. Tela de seda, parecida a la sarga. ANGARINA: Hongarina. ARMADOR: Prenda de ropa interior masculina, se llama así porque “armaba” el talle. 500 ARMILLAS ó ALMILLAS: Pieza de ropa interior tanto para hombre como para mujeres. AYRON: Penacho de plumas negras con que la mujer adornaba sus tocados, también se hacía en piedras preciosas. AVANTAL: Delantal. AZAFATE: Canastillo, bandeja o fuente con borde de poca altura, tejidos de mimbres o hechos de paja, oro, plata, latón, loza u otras materias BADANA: Piel curtida y fina de carnero u oveja. BARRAGÁN: Género de tela hilada sutilmente y hecho de lana de diferentes colores: su ancho poco menos de vara. Impermeable. BASQUIÑA: Falda. BATA: Tipo de vestido femenino de moda a mediados del siglo XVIII. Su semejanza con la prenda usada para estar por casa hizo que en España se le llamara así. BAYETA: Paño de lana muy fino. BAYETÓN: Tela de lana con mucho pelo, que se usaba para abrigos. BEATILLA: Tela de hilo, delgada y clara. Covarrubias dice que se llama así porque lo usaban las beatas en sus tocas. BECERRILLO: Piel de becerro curtida. BEJUQUILLO: Cadena de oro fabricada en China, con que se adornaban el cuello las mujeres. BERNEGAL: Joya-utensilio, lo llevaban atado hombres y mujeres, es un vaso o una taza normalmente de plata. BIRICÚ: Cinto del que penden dos correas unidas por la parte inferior, en que se engancha el espadín, el sable. BLONDA: Tipo de encaje. BORCEGUÍES: Botas apretadas que usaban los españoles en el siglo XVII. BOTONADURA: Conjunto de botones con diseño unitario. BRETAÑA: Tela de hilo que se fabricaba en la provincia francesa de Bretaña, de donde tomó el nombre. Había dos tipos: angosta y ancha. BRIAL: Falda interior. BRISCADO: Labor realizada con hilos de oro o plata rizados o retorcidos. 501 BROCADO: Tela de seda entretejida con oro o plata, de modo que el metal forme en la cara superior flores o dibujos briscados BROCAMANTÓN: Joya grande de oro y piedras preciosas, a manera de broche, que llevaban las mujeres en el pecho. BROCATEL: Tejido de cáñamo y seda a modo de damasco. BOCADILLO: Lienzo delgado y poco fino. BORLÓN: Tela de lino y algodón sembrada de borlitas, semejante a la cotonía. BUFETE: Mesa. BURATO: Tejido de lana o seda que servía para alivio de lutos en verano y para manteos. CABRIOLÉ: Prenda femenina, capa hasta las rodillas con aberturas para sacar los brazos. En Francia se denominaba “pelisse”. CABRITILLA: Piel curtida de cualquier animal pequeño. CALICÓ: Tela delgada de algodón. CALIMANCO: Lana delgada y angosta que tiene