Profesorado de Filosofía “San Juan Bosco” – 3º Año Daniela Rodríguez Lucas Sandoná Síntesis del texto de Ivana Costa: “Sujetos y objetos del lógos verosímil (Platón, Timeo 29b1-d3)” El objetivo de la autora es volver sobre la definición del lógos verosímil y a partir del análisis de la triple distinción formulada en Timeo 29b1-d3 (entre discursos, sujetos y objetos del conocimiento), determinar en qué consiste la diferencia entre los tipos de lógos y a qué alude la “verosimilitud”. Además, mostrar que el objeto del relato verosímil no es lo que deviene, sino algunos procesos causales que tienen como resultado este devenir. Mientras que algunas interpretaciones del Timeo sostienen que el lógos verosímil hace referencia a un género literario singular, y otras se centran en la distinción analógica entre discursos y objetos; considera que se ha pasado por alto un aspecto implícito que es la relación que el sujeto cognoscente establece tanto con el discurso como con su objeto. Tradicionalmente, se establece una comparación proporcional entre: ser-verdad y devenirconvicción, considerando que el discurso acerca de la naturaleza o el devenir carece esencialmente de verdad, ya que es el objeto mismo el que carece de verdad, por lo que dicho discurso sólo podrá ser verosímil. Guthrie fue uno de los primeros autores del S. XX en considerar que el lógos verosímil que presenta el Timeo se debe a dos razones: a) objetiva, es decir, en relación con el estatuto ontológico del objeto. Al ser el mundo una copia mutable del modelo inmutable, el discurso sobre éste sólo puede ser provisional y verosímil; b) subjetiva, que tiene en cuenta las limitaciones humanas propias de quienes emiten y oyen el discurso. Esta razón subjetiva muestra que el discurso verosímil es necesario tanto para el saber sobre la naturaleza como para todo saber filosófico. A partir de la interpretación del pasaje 29b1-d3 del Timeo, la autora propone que los discursos son intérpretes de dos tipos de realidades (el ser y el devenir) y que Platón supone que hay tres niveles involucrados en la operación cognoscitiva: la captación, la interpretación y la comunicación. Dadas estas dos realidades para captar, interpretar y comunicar, los discursos que interpreten a unas y otras deben ser congéneres a éstas. Esta correspondencia entre realidades estables, firmes y evidentes y discursos estables, infalibles, irrefutables e invulnerables, no es espontánea y natural sino que “debe” ser así. Quien formula un discurso sobre las realidades inmutables debe buscar que el mismo no carezca de los atributos que poseen los objetos que reproduce. En cambio, los discursos que interpreten “lo que fue asemejado a eso, siendo una imagen, deben ser verosímiles análogos a aquellos”; entendiendo que estos discursos deben ser verosímiles en relación proporcional a los infalibles. En muchos temas, el hombre sólo puede brindar discursos que no podrán ser concordantes en todos sus aspectos con el objeto que interpretan, siendo verosímiles, no menos verosímiles que los que son totalmente concordantes y exactos. La verosimilitud no es una propiedad que se opone a la estabilidad y firmeza de un tipo de discurso, sino una propiedad compartida por ambos: los discursos estables y los que no lo son. La comparación que realiza Platón: “lo que el ser es a la generación, es la verdad a la convicción”, afirma que al ser le corresponde la verdad y al devenir la convicción. Según la autora, ésta no es una verdad objetiva de lo real ni del discurso, sino de un estado de consciencia. Es decir, el estado psicológico instalado en el alma como resultado de una captación y de la interpretación de un discurso apropiado. En este sentido, al discurso acerca del ser le corresponde el estado psicológico de hallarse en la verdad, mientras que al discurso sobre el devenir le corresponde el estado psicológico de la convicción. En esta analogía expresada en el Timeo intervienen tres factores: las realidades (ser y devenir), los discursos que las interpretan y las subjetividades cognoscentes. Si sólo hubiera dos factores involucrados (realidades y discursos) se asumiría que existe una correspondencia directa entre ellos; sólo se construirían argumentos verosímiles respecto de lo generado, mientras que cualquier discurso sobre lo estable y firme sería una interpretación verdadera, como si esta correspondencia fuera natural. El discurso nunca es idéntico a la realidad que interpreta. A lo largo del S. XX, la tradición ha interpretado que la verosimilitud correspondía al estatuto ontológico de los objetos que interpretan esos discursos verosímiles, sin tener en cuenta la atención que dedica Platón a la convicción que éstos generan, ni al hecho de que la verdad de otros discursos no es incompatible con la verosimilitud. Buscando el objeto del discurso verosímil, la autora interpreta que cuando Timeo dice que uno de los objetos del discurso verosímil es “la generación del universo”, no hace referencia a las cosas generadas como producto terminado del devenir, sino al origen mismo del mundo. Y esto es así porque mientras que sobre el devenir, como objeto de la sensación, Platón entiende que podemos tener ideas y convicciones firmes y verdaderas; en cambio sobre el origen, es decir, la causa de eso que provoca la sensación, no tenemos pruebas. Platón afirma que la descripción del origen de la materia será objeto de los discursos verosímiles. Este relato verosímil que es propio de la naturaleza humana, puede llegar a ser considerado verdadero en la medida en que pueda alcanzar niveles cada vez más altos y firmes de verosimilitud. Si el discurso verosímil se refiere también a los dioses y a la fuente misma de lo generado, la verosimilitud del discurso no señala en Timeo una falla del material que es objeto de estudio, sino una herramienta que permite al hombre afrontar su ambición por conocer las causas del universo. La verosimilitud de este pasaje del Timeo hace referencia a la generación misma, entendida tanto como el conjunto de las cosas generadas, así como una serie de causas que hacen posible el devenir de lo generado. En un sentido los objetos del discurso verosímil son sensibles, en otro sentido son teóricos. La verosimilitud de un discurso pude ser objetiva: haciendo referencia a la semejanza que mantiene con aquello que interpreta, o subjetiva: refiriendo a la convicción que un discurso es capaz de producir en un auditorio.