DE LA ALIENACIÓN IDEOLÓGICA A LA META COGNICIÓN Yschel Soto Espinoza ¿Alguna vez se ha detenido a preguntarse cuantos y cuantas construcciones de realidad diferentes tiene el hombre de si mismo y de su entorno? ¿cómo las personas conocen lo que ya se conoce?... Las ciencias naturales y sociales llevan a cabo dos procesos para entender o explicar un fenómeno: uno empírico al detectar en la realidad los entes y los fenómenos que se desean estudiar y comprender; el otro teórico consistente en abstraer, es decir, crear un conjunto de ideas que representen los entes o los fenómenos reales observados y organizar un lenguaje formal dentro del cual esas abstracciones adquieran sentido y sean manejables lógicamente y es en este marco donde la física contemporánea ha enseñado que no hay fenómeno sin observador, que no hay realidad sin una conciencia previa que capte esa realidad y que cada observador determina la naturaleza cualitativa y cuantitativa del fenómeno que observa. Nada en la realidad física o psicológica es todo, todo deviene, experimenta una permanente transformación; por ende, los límites de la percepción son intrínsecos a los sentidos: nos contamos la historia que deseamos conocer o solo atisbamos una pequeña porción de realidad ya que suponer que la totalidad puede ser alcanzada por el ser humano, el agotar la complejidad del fenómeno/hecho de estudio es afirmar que solo somos el último recoveco de la evolución, es redundar en el error del reduccionismo y la limitación sin que exista forma alguna de capitalizarle a favor de la humanidad o de la satisfacción de necesidades. Cada vez que se cuestiona la capacidad o la forma en que se conoce, sin lugar a duda las dificultades para responder son extremas, se puede conocer a otros –o al menos sentir tal ilusión- pero todo intento de conocerse a si mismo suele fracasar ante la barrera casi infranqueable que impide cualquier conocimiento sobre la propia persona; pues conocerme a mi mismo es conocer como conozco, es hacer de mi conocimiento un objeto al cual conozca mi conocimiento. Es así como el ser humano necesita educar su sentido común, que no es lo mismo que descifrar el sentido de la existencia, implica la capacidad de darnos cuenta de que algo sucede o existe dentro o fuera de nosotros (conciencia) y que se aplica en situaciones de vigilia o cuando se notan cualidades distintivas (se diferencia de otros seres que poseen su propio nivel de conciencia pero que actúan en el automatismo); pues bien, la conciencia no es un instrumento perfecto o acabado para entender la realidad existencial, es una estructura evolutiva cuya función primordial es garantizar la adaptación y supervivencia de la especie humana (Fregoso, 1996) y es que los seres vivos en su totalidad poseen conciencia y se individualizan, siendo solo la diferencia en la cadena evolutiva la socialización debido a que nunca se apartan las reglas y estructuras biológicas –resultan inexorables- características de la especie. Sea pues que los seres viven de la naturaleza pero no en ella, se vive en la cultura donde se da cabida a la individualidad y la norma. Conciencia e individualidad son casi sinónimas, pues la individualidad solo es posible casi por la conciencia, el sujeto se individualiza en medida del crecimiento poblacional y el grado de conciencia que implica su realidad interior y exterior. Desde que el hombre se origina, este se encuentra en una constante interacción en la que los principales actores son el sistema nervioso (aspecto biológico) y la sociedad 1 1. Misma que es el estimulo que proviene del medio especifico creado por el propio hombre. (aspecto histórico-social), donde ambos le obligan a una constante y dinámica reestructuración del pensamiento y del conocimiento y del aprendizaje, de “conciencia” de su realidad interna y externa; por ello, este complejo proceso interactivo obliga a pensar en los cambios sucesivos, dinámicos y graduales que se dan dentro de la especie y, a su vez, con cada individuo. No obstante, la situación actual del mundo contemporáneo ha pugnado por los grandes avances científicos y tecnológicos, así como por los acelerados cambios sociales, lo que ha originado múltiples preguntas en todos los ámbitos (educativo, laboral, socio-político, etc.) y una excesiva preocupación por indagar que conlleva a actuar al ser. Consecuentemente, en este nexo indisoluble de biología y biografía es que se crean las ilusiones absolutas y realidades relativas referentes a las formas de conocer: en el marco de la historia occidental a partir del Siglo de las Luces se marco una brecha honda en la consideración humana y su relación con el inconsciente, durante la Edad Media y el Renacimiento se da un auge al este y la naturaleza humana al margen de la connotación negativa –el cristianismo lo asocia con Satán y permite que las mitologías se ocupen de él tanto en lo individual como en lo colectivo). En el siglo de las luces el inconsciente sale de los parámetros controlables de la ciencia y se le olvida para que así, durante el comercialismo y el colonialismo se pusieran en tela de juicio las principales características del paradigma científico (universalidad, objetividad, determinismo, racionalidad, realismo) negando la existencia del inconsciente…Y ¿qué tiene que ver el inconsciente con el proceso de conocimiento? pues bien entendamos al inconsciente como la psique y semillero del proceso de conocimiento humano que en los inicios de la psicología consideraba a la subjetividad como las diferencias que se iban presentando en cada sujeto al percibir o sentir, esto es que la subjetividad era entendida como algo peculiar de cada persona. Posteriormente la explicación dada por el racionalismo -bajo el paradigma S-O donde la idea impone la realidad- niega las emociones en el proceso de conocimiento, lo que tácitamente niega que estas se regulen por las relaciones sociales explicando todo por la razón en si misma y no por la experiencia; después el positivismo plantea un paradigma lineal donde el objeto impacta al sujeto (O-S); es decir, el sujeto es un elemento pasivo ante una realidad predeterminada; implica la cuantificación lo que genera una imagen del hombre como un elemento estático y que es explicado así a través de la estandarización y la cuantificación generalizable; retrasa la explicación del desarrollo y por ello de la subjetividad misma que es negada por la generalización y estandarización de condiciones. Tiempo después; con el avance histórico, las contradicciones y la constante búsqueda de conocimiento se llego a la concepción actual: el conocimiento es una construcción dialéctica en donde el sujeto y el medio son catalogados como una unidad que encuentra su explicación en el materialismo dialéctico, mismo que propone al sujeto como un ser cognoscente en constante interacción con el objeto, que al irlo conociendo se va transformando; ve al conocimiento como un proceso no estático que implica dinámica y una interrelación social para que se adquieran los sentidos y los significados. Determinantemente el fenomenalismo, el positivismo, el mecanicismo y la posición sociológica no explican el desarrollo del sujeto porque este no es automático, no explican su proceso de conocimiento o meta cognición ya que este es un proceso gradual cuyo motor son las contradicciones concluyentes en el cambio de ciertas normas y desarrolladoras de la dinámica social: los cambios del individuo se dan en un aspecto interno o biológico (considerado también como orgánico) y en un circuito externo o los cambios en el medio, lo que es producto de la interacción dialéctica de las transformaciones de ambos circuitos; ahora bien, el sujeto psicológico es capaz del pensamiento y de la razón que representa la unidad o identidad interna que resultan en el de las funciones mentales y de esa unidad e identidad que se prolongan fuera de sí por los cambios que el pensamiento transformado en acción introduce en las cosas; esta relación de pensamiento y acción significa cambios en el medio natural y social, cambios que obligan al sujeto a cambiar en sí y para los otros. El plano fisiológico, el psicológico y el plano histórico-social en interacción dialéctica implican oposiciones, negaciones y afirmaciones entre si mismos, lo que adquiere por si un papel evolutivo en el hombre tal como históricamente lo conocemos; lo que también involucra como parte considerable a las conductas y lo orgánico. Ante lo anterior González Rey (1997) plantea a la subjetividad en el proceso de conocimiento como un transcurso largo donde hay una importante cuestión externa en el desarrollo, mismo que jamás se dará por una única cuestión biológica lo que resulta como algo mucho más complejo de modo que el sujeto reorganiza la información a partir de la relación social que le facilita la solución del problema. Al haber acontecimientos sociales (tendencias, ideas, cosmovisiones, asunción de posturas) que empapan al sujeto, se plantea al mismo tiempo un personaje que tiene intereses comunes al hecho ante el que está reaccionando; lo que implica el empleo y apropiamiento de los símbolos y los significados que hace suyos por medio de las acciones González (op cit)2; por ende, la práctica es la acción inmediata del sujeto en el proceso de transformación del medio como respuesta al estimulo, el pensamiento es una acción inmediata gracias al empleo del símbolo que entonces y solo entonces, permite al individuo poder establecer nuevas conexiones con los símbolos que aprende en la praxis y así crear una nueva actividad: la razón cimentada en el aprendizaje social: como el hombre se relaciona con el exterior de manera no instantánea, los acontecimientos no impactan al individuo de manera instantánea, por lo que el reflejo tampoco es instantáneo y gira en torno a sus intereses y valores, mismos que son producto de la sociedad. Ergo, la noción del individuo es inseparable al concepto de humanidad del mismo modo que el presente es parte del pasado y entraña en su realización parte del futuro, esto es que el referente general es lo social, lo que condiciona la construcción de los valores; el sujeto tiene una interrelación con la sociedad y con el mismo, la cual no es innata y se da en un contexto de aprendizaje mediado a través del lenguaje a modo que es una interrelación formada en medida que se construye la subjetividad que da pie a la conformación de la personalidad. La forma de la especificación del desarrollo de la personalidad (subjetividad si se prefiere) y por ende del avance del conocimiento debe comprender la historia y con ello el cómo el sujeto es una combinación de valores y normas que generan contradicciones. González, F. (1997). Epistemología Cualitativa Y Subjetividad. Pueblo Nuevo: Habana. Fregoso, A. (1996). Ciencia y realidad ¿fe o conocimiento?, libro III. Serie saber y creer. México: UACH. 2 Plantea el que se tomen los símbolos y los significados y no lo innato