Fracaso respecto la protección de mujeres El presidente Andrés Manuel López Obrador ha rechazado los cuestionamientos sobre el aumento de la violencia contra las mujeres, al mismo ha declarado que tiene la conciencia tranquila porque “hay un programa amplio de protección a las mujeres”. Aunque no realiza un énfasis a qué programa se refiere. Durante su administración grupos activistas han denunciado la falta de políticas públicas del actual gobierno para atender la problemática, ya que ni siquiera se han publicado los planes sexenales que legalmente está obligado a crear, de acuerdo con lo establecido por el Plan Nacional de Desarrollo: el Programa Nacional por una Vida sin Violencia (Pronavi) y el Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (Proigualdad) 2019-2024. Es grave que quedan cuatro años de gobierno, lo cual no es tiempo suficiente para sentar bases de una política de Estado, y además esos programas tienen que ser replicados en los estados, pero sin el Plan Nacional, no tienen una directriz para crear sus propios programas. El tema de estos programas es que no solamente son un deber legal, sino también que al momento que se publican en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se convierten en política pública sujeta a identificación de presupuestos. Es decir, mientras haya acciones aisladas puede estar bien, pero no hay una política de Estado para prevenir las violencias contra las mujeres y para promover la igualdad. ¿Qué implica además de que no tenga presupuesto? La otra cosa es que cuando las instancias del Estado tienen que ir a rendir cuentas al Congreso, el Congreso no tiene elementos cuantitativos para preguntar. Por ejemplo, cómo están cumpliéndose los objetivos de los programas, o qué resultado está dando el etiquetamiento de ese dinero. Entonces no solamente es algo del ámbito del Ejecutivo, sino que luego se traslada al Legislativo porque si no hay programa, no hay materia para dar seguimiento. Existe una enorme contradicción que parece haber en este gobierno en cuanto a atención a las mujeres, ya que reconoció que las titulares de Inmujeres y de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), Nadine Gasman y Candelaria Ochoa, son personas muy preparadas en el tema, “feministas de toda la vida”, y quizá nunca se había visto que el gobierno tuviera en esos cargos a mujeres que sean tan grandes aliadas de las causas feministas, y sin embargo, las políticas que les toca desarrollar, no están. Otra política que este gobierno prometió impulsar es la estrategia de Puertas Violetas, que son el mismo modelo de Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia creado por la sociedad civil, y se adoptó a partir de marzo del año pasado cuando López Obrador dio la orden de no seguir dando dinero a asociaciones civiles y dijo que el gobierno tenía que asumir esa tarea. La directora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa, y de Amnistía Internacional, Tania Reneaum, lamentaron en conferencia de prensa el miércoles que la atención a la violencia de género ha sido política de gobierno pero no de Estado, es decir, que no se han creado sexenio tras sexenio acciones a las que se les dé seguimiento. Reneaum recordó que México tiene una sanción internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso “Campo Algodonero”, sobre las llamadas muertas de Juárez, por no cumplir su obligación de prevenir los feminicidios. Agregó que durante 15 años solo se han fomentado las políticas punitivas, es decir, aumentar el catálogo de delitos o las penas, como el incremento reciente de 5 años de cárcel al feminicidio, pero no se hacen políticas de prevención. Las acciones han resultado fallidas porque no han disminuido las agresiones contra mujeres, y por eso, concluyó, actualmente con el confinamiento para controlar la pandemia de COVID-19 las mujeres no están seguras en sus casas. Pemex y el Plan Nacional de Desarrollo Ni López Portillo, el más derrochador de la riqueza de Pemex, ni Carlos Salinas de Gortari, con sus excesos privatizadores, hicieron lo que está provocando AMLO, terminar de extinguir a Pemex con decisiones desastrosas que han puesto a los bonos y la deuda de la empresa petrolera en niveles de basura y con ello vendrá el efecto dominó sobre todo el país. Las alertas rojas están prendidas en Palacio Nacional y en la torre de Pemex ante la pérdida neta de 560 mil millones de pesos en tan solo el primer trimestre de este año. Esta cifra supera con creces cualquier pronóstico que existía al respecto. Ni en el peor escenario posible se vislumbraba una pérdida de estas proporciones en tan poco tiempo. Desde 2019, tres calificadoras internacionales (Moody’s, Standard and Poors y Fitch) han puesto el dedo en la llaga sobre la inviabilidad de la petrolera mexicana rumbo al futuro y ante los cambios de política energética autorizados por López Obrador. Moody ́s le ha bajado dos niveles a Pemex (de Baa3 a Ba2) y Fitch le ha bajado cinco niveles crediticios a la empresa (de BBB+ a BB-) en menos de dos años. Ambas calificadoras internacionales ubican ahora a Pemex como un ‘ángel caído’ que ha perdido el grado de inversión. En el caso de Standard and Poors, Pemex ha perdido un grado crediticio a lo largo de la actual administración y está en el límite dentro del grado de inversión. El nombramiento del cuate del presidente, el ingeniero agrónomo Octavio Romero Oropeza y los principales cuadros de dirección de la exparaestatal son una bola de improvisados e ineptos funcionarios. Estimado lector, si viera los comunicados internos plagados, para empezar de faltas de ortografía, ya no digamos de instrucciones que han comprometido la misma operación cotidiana del sistema de extracción y del propio mantenimiento de las instalaciones estratégicas, se irían de boca y con los ojos cuadrados. Para colmo, pone a Rocío Nahle como secretaria de Energía, que después del oso internacional que hizo en la reunión virtual de la OPEP, quedó más que en evidencia el perfil profesional de la exdiputada federal. La decisión de construir la refinería de Dos Bocas representa un salto al pasado que tendrá altos costos financieros y económicos al país, en virtud de que aún en operación no servirá para darle un respiro al quebranto que se avizora tendrá Pemex. Desde San Lázaro, la bancada priista reiteró su disposición para buscar alternativas que coadyuven al rescate de Pemex. “En función de ello, se considera conveniente evaluar la reducción de las metas de producción de petróleo y gas natural, cerrando pozos que no son rentables, así como revisar las metas de refinación para determinar cuáles refinerías deben cerrar por el tipo de petróleo que consumen o por la falta del equipo coquizador que tengan”. El diputado René Juárez Cisneros, pastor de los diputados priistas, urgió al gobierno federal a ajustar el Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos (Pemex) ante los efectos de la crisis petrolera, la baja en el grado de inversión y las pérdidas reportadas en 2019 y el primer trimestre de 2020. Pemex no solo va a pique, sino que lleva sobre sus espaldas al gobierno mexicano y como están las cosas con la crisis de la pandemia, pues el pronóstico es muy claro para Pemex, no habrá dinero público ni mejora relevante en el entorno internacional que la salve de la bancarrota y este será otro estigma del gobierno de la 4T. Pandemia y planeación Por mandato de ley, el Planade debe definir los temas de seguridad nacional, que a su vez deberán analizarse con mayor amplitud y detalle en la Agenda Nacional de Riesgos. Este documento debe contener la evaluación de los escenarios más complejos a los que se pudiera enfrentar el Estado mexicano, entre los que destacan el surgimiento de una pandemia, ataques terroristas con armas bacteriológicas, la escalada de hechos de violencia por parte de la delincuencia organizada o un eventual conflicto bélico. Contemplar estos escenarios permite delimitar las acciones a seguir en cada caso; el papel que debe jugar cada autoridad involucrada y la forma de lograr que estos eventos tengan el menor impacto posible en vidas humanas y daños materiales. En su elaboración, el Planade requiere considerar una perspectiva de largo plazo "con una visión de hasta veinte años", según precisa la ley. Planear implica delimitar las metas que deben alcanzarse en el futuro al que se desea arribar de manera óptima, por lo que es menester contar con información estadística de los temas de interés para el Estado, como es el caso de la salud, la educación y la impartición de justicia, por sólo citar algunos. En la elaboración del Planade deben intervenir expertos en diversas ramas del conocimiento. En nuestro país, las normas relativas a la planeación contemplan además un componente democrático que obliga a consultar a los gobernados sobre los temas que deben integrarse a dicho plan. Los ejercicios de planeación deben tomar en cuenta las dificultades que pueden presentarse en el futuro. En El manual de salud pública de Roberto Tapia Conyer, ex subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, se señala que ante la posibilidad del surgimiento de pandemias y desastres "se debe contar con guías de operación en los diferentes escenarios, que contengan flujogramas, funciones de los actores y su responsabilidad y los tiempos para cada procedimiento y actividad, garantizando una respuesta oportuna". Sin embargo, el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 es un documento propagandístico, que carece de los elementos esenciales que debería poseer como herramienta de planeación. No contiene mención alguna de los temas de seguridad nacional, ni indicadores de resultados para cada una de las acciones que describe. En su visión de 2024 el Planade no refiere al estado que deberá observar la salud de los mexicanos para ese punto en el futuro. En su evaluación preliminar utiliza la palabra "desastre" para calificar la condición en la que encontró al sistema de salud pública y responsabiliza de este a los "afanes privatizadores" y a los "lineamientos emitidos por organismos internacionales copados por la ideología neoliberal"; es decir, su valoración está llena de elementos subjetivos no respaldados con datos duros. Teniendo como marco de referencia tan deficiente planeación, hizo su aparición la pandemia del Covid-19, en el contexto de la desaparición del Seguro Popular y el surgimiento del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar que no termina de nacer. El gobierno federal ha utilizado 120 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) que dejaron los "gobiernos neoliberales" que tanto critica y se reorientaron a los programas asistenciales del presidente 40 mil millones de pesos que formaban parte del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos de salud. El fideicomiso de este último tiene alrededor de 95 mil millones de pesos que deberán transferirse a la Tesorería de la Federación a más tardar el próximo 15 de abril, por mandato del Decreto por el que se ordena la extinción o terminación de los fideicomisos públicos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado 2 de abril. En este contexto, el gobierno federal hace frente a una pandemia que ha dejado más de 200 defunciones en el ámbito nacional, con una política de comunicación contradictoria y deficiente y con acciones tardías en lo relativo al distanciamiento físico entre personas. ¿Qué puede salir mal? Crecimiento Económico y el Plan Nacional de Desarrollo El presidente de la República dijo ayer, en su conferencia mañanera, que términos como Producto Interno Bruto (PIB) o crecimiento, deberían ya estar en desuso y ser sustituidos por: desarrollo y bienestar. Igualmente, señaló que en vez de pensar en lo material debiéramos pensar en lo espiritual. Si estas son las premisas de las cuales parte para hacerle frente a una crisis económica como la que hoy enfrentamos, entonces ni caso tiene discutir. Ayer, el Consejo Coordinador Empresarial presentó una lista de 68 recomendaciones que resumieron tres días de discusión entre expertos, empresarios, políticos, y diversos integrantes de la sociedad. El problema es que casi todos los análisis partieron de la base de que es una tragedia que el PIB vaya a caer en este año en más de 7 por ciento y que por lo tanto, deben emprenderse acciones de política pública para evitar ese resultado. Pero, si esta variable resulta irrelevante y hay que ponerla ya en desuso, entonces no tiene ningún sentido, en la perspectiva del presidente de la República, tratar de impedir que caiga con esa fuerza. Es decir, si no es grave que el paciente esté anémico sino más bien que esté ansioso, entonces, su diagnóstico prescribe darle un tecito de tila y no hierro o vitamina B. Total, la ‘ciencia neoliberal’ no entiende bien a los mexicanos. El presidente cree que lo importante es hacer llegar recursos a los sectores de menores ingresos y piensa que eso es posible aun si el PIB cae en picada. Le ha dicho la jefa del SAT que todo es cuestión de cobrar bien los impuestos, y el presidente López Obrador está convencido de ello. Habrá dinero para los más pobres y para las obras consentidas. Lo demás es lo de menos. Los argumentos no lo van a convencer. Se trata de una creencia y no de una conclusión razonada. Cuando, en el Plan Nacional de Desarrollo, refirió de que la meta de su gobierno era lograr un crecimiento promedio de 4 por ciento para la economía en su administración, en realidad estaba haciendo esa afirmación para consumo público y para que se viera bien el documento. No porque pensara emprender políticas para conseguirlo. Así que, si usted y yo seguimos pensando que el crecimiento del PIB es relevante, hay que prepararse para tener cifras fatídicas porque lo que las políticas emprendidas van a curar es… la ansiedad. La dimensión de este desastre ya lo empezamos a observar, por ejemplo, en variables como la venta de autos. El día de ayer se informó que hubo una caída de 64 por ciento en la venta de automóviles durante el mes de abril. Total, los pobres no compran coches. Pronto nos enteraremos de variaciones del mismo orden de magnitud en diferentes sectores y variables. Y quizá lo más grave, también veremos que, pese a todos los llamados, habrá cientos de miles de empleos perdidos en el sector formal y muchos más en el informal. Pero, no pensemos que estas mediciones son importantes. Si reflejan 150 años de ciencia económica, es que todo este tiempo la tecnocracia que la creó estuvo pervertida por el neoliberalismo. Si estas mismas mediciones las utilizan en casi todas las naciones, es que no tienen la cultura que nos heredaron nuestros ancestros. Y si resulta que, como resultado de esta crisis, mucha gente se empobrece, esta circunstancia le permitirá reflexionar y entender que lo verdaderamente importante no es lo material –es algo de lo que los neoliberales han querido convencer al pueblo– sino tener un gobierno honesto y dar amor al prójimo.