CAPÍTULO 2 El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura Y vinieron a Tixchel, ahí se elevó su lenguaje, ahí subió su conocimiento. Y entonces llegaron a Ninum, ahí aumentó su lengua, ahí aumentó su conocimiento... Chilam Balam de Chumayel E n este capítulo, procuro sintetizar los principales ejes y rutas analíticos y los movimientos más importantes que configuran el campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura, a partir de lo expuesto en el capítulo anterior. En esta exposición se privilegia, en principio, la articulación entre estos ámbitos porque he sostenido que existe una complementariedad teórico-metodológica importante entre los dos, que se deriva de la producción y la reproducción de los sentidos desde la palabra hasta cualquier tipo de semiosis no-verbal. Sin embargo, en muchas partes de este desarrollo procuro abordar los principales núcleos teóricos desde el análisis del discurso para estudiar el debate CEU-Rectoría en esta dimensión. De las innumerables tendencias del campo de análisis del discurso, se seleccionó la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, porque es la más pertinente para abordar los problemas relacionados no sólo con el poder y la ideología, sino con las otras materialidades semiótico-discursivas,1 y porque además plantea una teoría objetiva del sujeto.2 Sin embargo, aunque la espina dorsal de la exposición se sitúe en esta tendencia, al asumir una posición teórico-metodológica desde la transdisciplina se pueden integrar todos los elementos valiosos de otras corrientes, como son la lingüística textual, los análisis argumentativos, las teorías de la narración y las del sujeto, etcétera. 64 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos Del mismo modo, aunque nos centremos en la semiótica de la cultura de la Escuela de Tartu, no podemos dejar de mencionar los aportes de Umberto Eco y su escuela, así como los de Barthes, Kristeva, Todorov, Greimas, el Grupo “µ”, entre otros aportes significativos en este campo. Las problemáticas de este capítulo están desarrolladas con una mayor o menor exhaustividad, ésta depende de si van a ser retomadas en los capítulos posteriores. Destacan los siguientes apartados: 1. Constitución y desarrollo del campo de análisis del discurso. 2. Definición de las unidades analíticas de discurso, de texto y práctica semiótico-discursiva, con lo cual integramos los aportes del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura. 3. Las condiciones de producción (CP), circulación (CC) y recepción (CR) semiótico-discursivas. En este trabajo se resalta más lo discursivo por la configuración del corpus analítico, pero en diferentes momentos del texto se consideran muchos aspectos semióticos pertinentes para nuestros objetivos.3 4. Las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos. 5. Los sujetos semiótico-discursivos. 6. La producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo. 7. Los tipos de discurso: criterios de clasificación. La mayoría de estos elementos analíticos se sintetizan en el cuadro 2: “Modelo semiótico-discursivo transdisciplinario”, donde se diagraman los ejes teórico-metodológicos para el análisis de cualquier práctica semiótico-discursiva: a) los criterios tipológicos de los discursos; b) las propuestas para el análisis de las CP, CC, CR semiótico-discursivas; c) las materialidades y funcionamientos semiótico-discursivos; d) los sujetos y las prácticas semiótico-discursivas; y e) la producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo. Es importante enfatizar que, aunque el modelo se oriente más a lo discursivo, constituye una herramienta teórico-metodológica para el análisis de cualquier producción semiótico-discursiva. Además, es necesario señalar que los “modelos operativos transdiciplinarios” no son suficientes para el análisis concreto, para esto es necesario la construcción de “modelos analíticos transdisciplinarios” que permitan abordar las prácticas semiótico-discursivas de manera concreta, es decir, llegar al dato y analizarlo. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 65 Para aclarar los criterios de esta construcción transdisciplinaria, se retoman los varios ejes propuestos. En el primer eje se reconoce que existen varios intentos para clasificar los discursos/textos, entre los cuales podemos citar la propuesta de Baktine, de Guespin, de Todorov, entre otras de las diversas tendencias del campo. En esta propuesta, elaborada desde finales de la década de los ochenta, se utilizan los criterios que parecieron más operativos y se construyó una tabla matricial de doble entrada para poder clasificar los discursos con bases teórico-metodológicas. Sin embargo, aunque la tabla sigue el formato estructural, la posición teórico-metodológica es dialéctica, lo que se explica con más detalle en el apartado correspondiente. En segundo lugar, la síntesis propuesta para el análisis de las condiciones de producción, circulación y recepción de los discursos intenta abarcar lo más relevante producido en el campo, en la cual se integran aportes de diferentes tendencias. Esta síntesis analítica contiene ocho propuestas, desarrolladas en los capítulos 3 y 4, que permiten transitar de lo macro a lo micro, dependiendo del objeto de estudio, de las preguntas de investigación, así como del tipo y subtipo de discurso y de semiosis. En tercer lugar, las propuestas para el análisis de las materialidades y funcionamientos semiótico-discursivos abordan los mecanismos más operativos para dar cuenta de la arquitectura semiótico-discursiva desde la cual se producen y reproducen los innumerables sentidos. Mientras que las materialidades llegan a 13, los funcionamientos son innumerables y sólo explicitamos algunos a modo de ejemplo, ya que preferimos manejar una propuesta analítica abierta. En cuarto lugar, la discusión sobre los sujetos, la subjetividad, se realiza desde diversos ángulos en varias partes de este libro, para llegar a la propuesta de una teoría objetiva del sujeto, como lo plantea Michel Pêcheux, ya mencionado. Las prácticas semiótico-discursivas no se pueden desvincular de la subjetividad, porque sin sujetos no podrían existir. En quinto lugar, planteamos los funcionamientos que configuran la arquitectura de la producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo. La problemática fascinante del sentido siempre constituye un reto, un desafío para cualquier investigación y análisis. 1. Objeto semióticodiscursivo 2. Funciones semióticodiscursivas 3. Aparatos ideológicos/ hegemónicos 4. Sujetos semióticodiscursivos 5. Macro-operaciones semiótico-discursivas 6. Oralidad/Escritura/ Visual/Posvisual 7. Formalidad/ Informalidad Tipología de los discursos/semiosis y sus criterios Socio-histórico-culturalpolítica Ideológico/hegemónica Formación semiótico-discursiva Formación Formación Condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y semiosis Condiciones de producción/circulación/ recepción de los discursos/semiosis Funcionamientos semiótico-discursivos 1. El objeto semióticodiscursivo prohibido (silencio) y el impuesto. 2. La esquematización del objeto semióticodiscursivo. 3. Dimensión enunciativa: la deixis, la modalización discursiva y los actos del discurso. 4. Argumentación, refutación y coalescencia. 5. Producción de sentido de lo explícito a lo implícito. 6. Funcionamiento lógico/retórico. 7. Estrategias semióticodiscursivas. Materialidades semiótico-discursivas 1. La acústica, la visual, la olfativa, la gustativa, la táctil 2. La comunicativopragmática 3. La ideológica 4. La del poder 5. La cultural 6. La histórica 7. La social 8. La cognitiva 9. La de simulacro 10. La psicológica 11. La psicoanalítica 12. La estético-retórica 13. La lógico-filosófica Modelo operativo Cuadro 2. Modelo semiótico-discursivo transdisciplinario* 66 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 8.La naturalización discursiva. 9. Lo verdadero, lo falso, lo verosímil. 10. Los estereotipos semiótico-discursivos. * Este modelo ha sido construido por la autora, con propuestas originales teórico-metodológicas, a lo largo de 25 años. Prácticas semiótico-discursivas de los sujetos Producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo Situación comunicativa Interdiscursividad C. aceptabilidad Coyuntura Formaciones imaginarias primarias y anticipadas El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 67 68 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos Constitución y desarrollo del campo del análisis del discurso En primer lugar, es importante destacar en este campo la emergencia de la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, cuyo discurso fundante es el libro de Michel Pêcheux, Análisis automático del discurso.4 Es pertinente mencionar esto porque, durante muchos años, extrañamente, esta tendencia quedó como el paradigma del campo, con todas las ventajas y desventajas que esto ha implicado. Aunque no me interesa profundizar en este fenómeno, creo que es importante lanzar algunas hipótesis que intenten explicarlo. Una de ellas es que la Escuela Francesa de Análisis del Discurso adquiere mucho relieve e importancia por la coyuntura en que surge, en una Francia con múltiples crisis políticas, sociales y teóricas, alrededor de 1968, que explica por qué sus objetos de estudio fueron y continúan siendo impactantes: el análisis del discurso político, desde el poder, de la ideología, la problemática del sujeto. De este modo, su impacto ensombrece los estudios textuales, los modelos inmanentistas del estructuralismo que ya se encontraban debilitados en la década de los setenta. Por supuesto que, con un análisis más detenido, podemos encontrar otras causas del peculiar estatuto de esta tendencia, que a posteriori logra conseguir un espacio, aunque todavía es origen de diversas polémicas. Desde su constitución, esta tendencia establece varios debates, de los cuales solamente señalamos los más significativos: 1) con la lingüística estructural; 2) con la pragmática; 3) con otros modelos inmanentistas del análisis textual —propiamente, los de la semiótica estructural narrativa. Estas polémicas fueron constantes y muy duras y subsisten hasta hoy día en muchos investigadores que se niegan a la apertura epistemológica, teórico-metodológica, a la inter y a la transdisciplina, lo cual hemos reiterado desde el inicio de este libro. Para presentar un mapeo visual del campo, señalamos en el cuadro 3 las tendencias más significativas, pero no pretendemos en ningún momento abordar todas las existentes, por lo cual preferimos asumir una propuesta abierta. Sin embargo, las tendencias seleccionadas en este cuadro son las que logran los planteamientos más sistematizados, de mayor aplicación e impacto en el campo. En otras palabras, no tenemos la pretensión de presentar todo acabado y resuelto, sino más bien dejar los repertorios abiertos para el pensamiento crítico y El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 69 racional, que siempre debe ser constructivo en el ámbito académico y en todas las esferas de la vida. En consecuencia, en el cuadro 3 no aparecen todos los autores que se utilizan en el texto, por ejemplo, muchos mencionados para el análisis de la refutación y de la emoción. A mi juicio, esto no constituye un problema teórico-metodológico, porque los que no están en este cuadro aparecen en otros más concretos y sintéticos que van adquiriendo mayor concreción a medida que avanza la exposición en este libro y que las problemáticas van exigiendo ampliar y concretar los planteamientos para el análisis. Por esto, en este trabajo, la lógica de exposición refleja el continuo movimiento que genera toda producción rigurosa de conocimientos. Como se puede observar, en este cuadro se prefirió colocar el desarrollo por países o regiones y no por áreas teóricas; tal selección se basa en mi convicción de que los desarrollos teóricos más importantes de cualquier país o región derivan de las características y de los perfiles del campo intelectual.5 En otras palabras, los horizontes teóricos han respondido en muchas épocas a fronteras espaciales, aunque en los momentos actuales de la globalización, de la planetarización y de la cibernética, las fronteras se diluyen y pierden pertinencia, como hemos señalado. Pero, antes de estos procesos actuales, podemos mencionar algunos aspectos interesantes: mientras que el funcionalismo es un paradigma desarrollado en Inglaterra y en Alemania, el estructuralismo es propio de Francia; mientras en Alemania, se presenta un terreno fértil para el desarrollo de la filosofía —y algunos filósofos alemanes se consideran como herederos de los griegos—, en Italia y España se desarrollan otros tipos de estudios no filosóficos, sino humanísticos. Además, en el cuadro se puede seguir, claramente, no sólo el cambio de los estudios sistémicos a los pragmáticos, sino también los movimientos de lo disciplinario a lo inter y a lo transdisciplinario, como vemos en las siguientes páginas. El interés al realizar esta síntesis teórico-metodológica es proporcionar un panorama explicativo de cómo se distribuyen los modelos en las diferentes tendencias. Pero no se pretende elaborar un inventario completo, sino sólo enunciar los modelos más importantes y los fundantes de cada tendencia; por lo tanto no se consideran todos 1. Austin y Searle: pragmática: “actos de habla”. 2. M.K. Halliday: lingüística textual. 3. J.B. Thompson: discursoideología y cultura. Tendencia británica 1. Zellig Harris: modelo distribucional. 2. Noam Chomsky: modelo generativo-transformacional. 3. Kenneth Pike: modelo tagmémico. 4. Dell Hymes y Gumperz: etnografía de la comunicación. 5. Deborah Tannen: análisis discurso-poder y género. 6. Varias propuestas: modelos de análisis argumentativo: lógica informal y de retórica. Tendencia americana 1. Wilheim Reich: psicoanálisis y lenguaje: Escuela de Frankfurt. 2. Petöffi y Van Dijk, entre otros: lingüística textual. 3. Habermas y Adorno: modelo pragmático. 4. Gadamer: modelo hermenéutico. 5. G. Klein y Joseph Kopperschmidt, entre otros: modelos argumentativos lógicos. Tendencia alemana 4. A. Giddens: discurso y poder. 5. Deborah Camerun: discursogénero. 6. Stephen Toulmin: modelo lógico de la argumentación. 1. Barthes, Bremond, Greimas, Genette, Kristeva: semiótica narrativa. 2. Benveniste, Maingueneau, y Kerbrat-Orecchioni: modelos de la enunciación. 3. M. Foucault: relación discurso-poder. 4. M. Pêcheux, Regine Robin, D. Maingueneau: Escuela Francesa de Análisis del Discurso) 5. J. Derrida: modelo de la deconstrucción. Tendencia francesa 1. Varias propuestas: modelos de análisis argumentativo: lógica informal y de retórica. Douglas Walton, J. Blair y R. Johnson, Michael Gilbert, entre otros. Tendencia canadiense Cuadro 3. Tendencias y modelos del análisis del discurso* 1. Umberto Eco: modelo semiótico-discursivo. 2. Cesare Segre: modelo semiótico-textual. 3. Paolo Fabbri: modelo semiótico-textual. Tendencia italiana 6. M. de Certeau/T. Todorov: discurso histórico. 7. Paul Ricoeur: modelo hermenéutico: narración. 8. Claude Duchet, Edmond Cross y otros: modelo de la sociocrítica. 9. Oswald Ducrot y J.C. Anscombre: modelo argumentativo lingüístico pragmático. 10. Christian Plantin: modelo argumentativo en las interacciones; KerbratOrecchioni: modelo de las interacciones comunicativas. 11. Patrick Charaudeau: modelo pragmático. 70 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 1. Teun, Van Dijk: discursopoder-ideología-cognición. 2. Van Eemeren y Grootendorst: modelo argumentativo de la pragmadialéctica. Tendencia holandesa 2. Ch. Perelman y OlbrechtTyteca: modelo argumentativo retóricológico. 3. Grupo de Entrevernes: modelo greimasiano-D. religioso. 4. Olivier Reboul: modelo análisis del discurso e ideología. 5. Nicole Everaert-Desmedt: modelo de análisis semiótico narrativo y visual. 1. Síntesis analítica: convergencia de tendencias y modelos que se trabajan en México, Brasil, Perú, Argentina, Colombia y Venezuela, entre otros países. 2. Julieta Haidar: modelo transdisciplinario semióticodiscursivo. 1. Iuri Lotman, Boris Uspenski, Ivanov, Toporov, Torop, entre otros: modelo de semiótica de la cultura y textual. 1. Escuela de Neuchâtel: J.B. Grize, G. Vignaux, D. Mieville y otros: modelo argumentativo-lógica natural. Tendencia suiza 1. Wolfgang Dressler: lingüística textual/ adquisición del lenguaje. 2. Ruth Wodak y otros: discurso-poder. Tendencia austriaca Tendencia América Latina Tendencia de Estonia * Este modelo, pionero en su campo, lo desarrolla la autora a lo largo de 25 años. 1. Grupo µ: Klinkenberg, Edeline y otros: modelo de análisis retórico. Tendencia belga 1. Moraqas Spa: modelo semiótico para la comunicación masiva. 2. Jorge Lozano: modelo discursivo-textual. 3. Jesús Ibáñez: modelo comunicativo pragmático. Tendencia española 1. Formalistas rusos: modelo textual-narrativo. 2. M. Bajtin: modelo textual/ polifonía. 3. V. Voloshinov: modelo semiótico ideológico. Tendencia soviética Continuación... El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 71 72 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos los planteamientos ya desarrollados desde una perspectiva inter o transdisciplinaria, ni se integran las propuestas de las investigaciones pragmáticas, de los estudios de la oralidad y de las investigaciones sobre la literatura, con modelos muy originales y poco difundidos de Europa del Este. Sin embargo, a pesar de estas limitantes, creo que se cumplió el objetivo de proporcionar un panorama lo más representativo posible de los modelos más clásicos y de los más contemporáneos, desarrollados en el campo de análisis del discurso. Para finalizar estas reflexiones sobre las tendencias y modelos, retomamos el balance que realizan Rojo, Pardo, Whittaker6 del análisis crítico del discurso (ACD), tanto desde su origen con Fairclough,7 como en América Latina por países. En la evaluación que hacen estas autoras, no deja de inquietar la ausencia inexplicable de muchísimas producciones e investigadores, por lo cual no se puede considerar un balance más que introductorio, que necesita ser revisado con criterios de rigor académico y de justicia para tantos investigadores ignorados.8 Además, el ACD, aunque aparezca como categoría con Fairclough, no tiene en este autor su fundación, sino que, como ya se planteó, la auténtica fundación desde una perspectiva crítica se encuentra en la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, por las razones ya expuestas. Reconozco los planteamientos del ACD, pero las teorías que se utilizan con relación a lo social, al poder, a lo cultural, no son tan explicativas como las de la Escuela Francesa, desde mi punto de vista. Todos estos señalamientos son muy importantes, principalmente para que los intelectuales, analistas del discurso, retomen lo que dicen en lo que hacen, procurando como sujetos especializados superar las contradicciones en sus prácticas profesionales y personales, lo que justificaría la importancia de nuestro campo para la ética del sujeto, para el desarrollo de un pensamiento verdaderamente crítico. Definición de la unidad analítica de discurso, de texto y de práctica semiótico-discursiva El análisis del discurso, al constituirse como campo, se enfrenta con serios problemas, como ya se mencionó, al tener que polemizar fuertemente con la lingüística estructural, funcional y generativa que tenían como unidad analítica básica la oración. El análisis del discurso El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 73 rompe con esta frontera dura e inmanentista y en su constitución se dan los movimientos de la acumulación, de la ruptura y de la convergencia, ya señalados. Para establecer la nueva unidad analítica es necesario relacionar la categoría de discurso con la de lenguaje, de habla, de texto, para después llegar a una definición operativa e integradora con la categoría de “práctica semiótico-discursiva”. La categoría de lenguaje no se puede utilizar como homóloga a la de discurso porque su construcción teórica tiene otros alcances. Por ejemplo, algunos analistas al utilizar “lenguaje religioso”, “lenguaje político”, “lenguaje jurídico” ubican su enfoque más bien desde la dimensión sistémica. La homología entre las categorías de discurso y habla tampoco puede conservarse por razones teóricas. La categoría de habla saussureana no fue construida para poder homologarla con la de discurso, por los contextos teóricos de su ubicación; en todo caso, lo que las dos comparten es que se sitúan en el nivel de la actuación, pero el alcance heurístico de ambas es totalmente distinto. La posible homología entre discurso y texto es la más aceptable, porque pueden ser equivalentes, pero al mismo tiempo muy distintas. Por ejemplo, en el sentido común, mientras que el discurso suele remitirse a lo oral, el texto se relaciona con lo escrito, posición que no encuentra ningún soporte teórico, sino histórico. En síntesis, estas categorías tienen construcciones y alcances diversos de acuerdo a las tendencias y a los diferentes autores. En la Escuela Francesa, el discurso se articula al proceso de producción-circulación-recepción y el texto sólo es el producto; en la Lingüística Textual, al contrario, el texto es la categoría importante, el marco estructural y el discurso es el producto. En la definición compleja y operativa de discurso/texto que hemos construido, integramos propuestas de diferentes tendencias desde lo transdisciplinario y planteamos que el “discurso”: 1. Es un conjunto transoracional con reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas. 2. Es un conjunto transoracional con reglas de coherencia y cohesión. 3. Está siempre articulado con las condiciones de producción, circulación y recepción. 74 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 4. Es una práctica en donde emergen múltiples materialidades y funcionamientos complejos. 5. Es una práctica socio-histórico-cultural-política ritualizada y regulada por las instituciones de todo tipo y por lo no-institucional —esta última afirmación puede ser materia de discusión. 6. Es una práctica subjetiva polifónica. Lo polifónico está integrado orgánicamente en las subjetividades que siempre están en los discursos y en las semiosis.9 La definición de “texto” desde la semiótica de la cultura aporta elementos que enriquecen la reflexión desde esta otra perspectiva analítica. En este trabajo, interesa retomar las categorías que propone Iuri Lotman, de la Escuela de Tartu —en Estonia—, porque junto con los planteamientos de Peirce constituyen propuestas amplias y explicativas de todos los procesos y funcionamientos semiótico-discursivos. La categoría de texto es nuclear en el pensamiento lotmaniano y atraviesa toda su reflexión y propuesta. Es una categoría que proviene del formalismo ruso, de los estudios de la narración en Europa del Este, con Mijail Baktine y otros polacos y fue retomada y reconstruida por Lotman para abordar toda producción cultural: el texto abarca tanto el discurso verbal, como todas las producciones semióticas, con lo cual la cultura es una semioesfera. En ese sentido, todo fenómeno cultural constituye un texto, como la moda, la culinaria, el espacio, los objetos, los ritos, la música, lo que permite abandonar la idea de texto escrito, literario y ampliar muy productivamente su uso. En la larga producción de Iuri Lotman, hasta antes de su muerte en 1993, la categoría de texto se va enriqueciendo con un dinamismo dialéctico que amplía las premisas de su definición, aportando elementos novedosos a la de discurso. De este modo el texto, considerando sólo algunas premisas principales: 1. 2. 3. 4. 5. Es un dispositivo de la memoria de la cultura. Es un generador de sentido. Es heterogéneo, políglota. Es un soporte, productor y reproductor de lo simbólico. Constituye un campo del cambio cultural. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 75 En la prolífera propuesta lotmaniana, se pueden encontrar y sintetizar muchas otras premisas, pero para los objetivos de este trabajo sólo enunciamos éstas a modo de ilustración. A partir de estas características, toda cultura es un texto, o un conjunto de textos, de metatextos, de intextos, dependiendo del nivel en que uno se ubica. Las relaciones intertextuales en la cultura se dan en la semioesfera, a partir de la categoría de “frontera semiótica” que permite el encuentro más o menos conflictivo entre dos o más culturas. En la frontera semiótica se encuentran los filtros bilingües que posibilitan la traducción de una a otra o su destrucción. Además, en el texto-cultura hay un movimiento constitutivo que va del núcleo a la periferia y viceversa. Es interesante recordar, desde esta óptica, los fenómenos de la globalización cultural que estamos viviendo, con todos los problemas que se generan. El recorrido analítico que realizamos con las principales categorías que se encuentran en el campo, tiene el objetivo de llegar a una definición transdisciplinaria de la “práctica semiótico-discursiva”, la categoría de mayor complejidad que incluye las de discurso y de texto. Las premisas se presentan en un continuum categorial, en donde se incluyen propuestas de varias tendencias de la lingüística, de la lingüística textual, del análisis del discurso, de la semiótica de la cultura, como se enumera abajo: Práctica semiótico-discursiva (discurso/texto) 1. Conjunto transoracional en donde funcionan reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas. 2. Conjunto transoracional con reglas de cohesión y coherencia. 3. Implica condiciones de producción, circulación y recepción. 4. Contiene varias materialidades y funcionamientos. 5. Es un dispositivo de la memoria de la cultura. 6. Es generador/a de sentidos. 7. Es heterogéneo/a y políglota. 8. Es un soporte productor y reproductor de lo simbólico. 9. Materializa los cambios socio-cultural-histórico-políticos. 76 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 10. Es una práctica socio-histórico-cultural-política ritualizada y regulada por las instituciones de todo tipo y por lo no-institucional. 11. Es una práctica subjetiva polifónica. Lo polifónico está integrado orgánicamente en las subjetividades ineludibles en cualquier discurso o semiosis.10 La construcción de una definición compleja permite integrar cualquier propuesta que provenga de otras tendencias y autores; del mismo modo su carácter transdisciplinario obliga a dejar las premisas en apertura, por una petición de principio del pensamiento complejo de Morin, que se reitera y se procura asumir continuamente durante todo el libro. Esta definición operativa de carácter transdisciplinario constituye un ejemplo de cómo se deben construir las categorías para las investigaciones desde esta posición epistemológica. Para los objetivos de este trabajo, nos detenemos con mayor o menor exhaustividad en cada una de las premisas para abordar el problema de la organización discursivo-textual de las prácticas semiótico-discursivas, desde la continuidad y la complejidad. Las reglas sintácticas, semánticas, pragmáticas del discurso/de la semiosis En esta premisa se amplía poco, ya que los aportes para el análisis de lo sintáctico, de lo semántico y de lo pragmático están suficientemente desarrollados en el campo de las ciencias del lenguaje. En este sentido, encontramos propuestas analíticas para estudiar estas dimensiones desde el estructuralismo, del funcionalismo, del generativismo y actualmente desde las ciencias cognoscitivas. Sin embargo, es importante destacar que hay diferencias entre la sintaxis, la semántica y la pragmática de la oración/del enunciado con relación a la dimensión semiótico-discursiva. Los discursos y las semiosis están compuestos de enunciados verbales, visuales, etcétera, pero al asumir esta nueva dimensión de análisis es necesario adecuar los modelos provenientes de la lingüística estructural, funcional y generativa. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 77 Las reglas de coherencia y de cohesión semiótico-discursivas La segunda premisa de la definición presenta mayores articulaciones con los objetivos de este trabajo, aunque también ya se encuentren ampliamente estudiadas. Estas problemáticas constituyen el nudo analítico de la primera etapa de la lingüística textual, de Alemania. En efecto, es en este espacio teórico en donde se encuentran los desarrollos de mayor alcance para explicar estos funcionamientos textuales, que llamamos discursivos.11 La coherencia discursiva se encuentra en las macro-estructuras semánticas, que tienen que ver con la lógica del discurso. De este modo, no basta que haya un conjunto oracional, sino que éste debe obedecer a las reglas de la coherencia discursiva que son de orden semántico. Con tal orientación, en un discurso no se puede cambiar de un tópico, tema u objeto discursivo —son categorías semejantes, pero no iguales, ya que obedecen a construcciones distintas y la última es la de mayor alcance heurístico— a otro sin establecer algún puente lógico-semántico. Los objetos discursivos deben ir apareciendo con un orden que los articule y que el productor y el receptor puedan seguir: son los hilos semántico-lógicos de los discursos. La cohesión discursiva responde más bien a la dimensión sintagmática. Es decir, hay que ir relacionando las oraciones y los párrafos con conectores lógico-gramaticales, de tal suerte que el discurso se presente como un tejido bien construido y no como un conjunto de párrafos que no se articulan sintagmáticamente. Aunque en la exposición teórica estos funcionamientos puedan parecer sencillos, son sumamente complejos con relación a la competencia textual escrita. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el gran problema de la presentación de cualquier producto científico, tesis, informes, ensayos, libros, artículos, etcétera, se debe al no manejo de las reglas de la coherencia y de la cohesión del discurso escrito, en otras palabras a una presencia debilitada de la competencia de la escritura. Estas reglas, como las anteriores, son automáticas y se presentan con mayor flexibilidad en la dimensión oral canónica, pero desde la escritura la complejidad es mayor. En otras palabras, no se encuentra un manejo adecuado de todas estas reglas, y el discurso científico, así como cualquier otro discurso escrito, presenta proble- 78 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos mas desde la redacción hasta la organización y demás dificultades relacionadas con la ausencia parcial o total de esta competencia en los sujetos. De este modo, los sujetos productores del discurso no pueden percibir, sin una actividad reflexiva y crítica, los errores, las dificultades en la exposición y organización textuales derivadas de la falta parcial o total de la coherencia y la cohesión discursivas en la dimensión de la escritura. Además de esta actitud reflexiva, es necesario una práctica continua de escritura de diversos tipos de discurso para poder dominar y eliminar estos problemas. Lo interesante e impactante es que la automatización de las reglas, que aunque están presentes desde que los niños aprenden a hablar en los procesos complejos de adquisición del lenguaje, no permanecen cuando se cambia de la oralidad a la escritura. De ahí que en la primaria, en la secundaria, en los niveles intermedios no se resuelvan estos problemas y a nivel universitario son pocos, en términos relativos, los que llegan dominando las reglas de coherencia y cohesión en los discursos escritos. Para concluir este punto, queremos señalar que tanto la coherencia, como la cohesión discursivas cambian de acuerdo a los tipos de discurso —por ejemplo, son diferentes en el discurso científico, político y el artístico—, a las macrooperaciones discursivas —la argumentación, la narración, la descripción, la demostración— y a la dimensión oral, escrita, visual. Estas dos primeras premisas de la definición se ubican en el ámbito intradiscursivo, es decir, en los problemas inherentes a la producción textual/discursiva misma. Las otras premisas introducen a otros problemas más complejos, que condicionan estos dos niveles tratados y que constituyen, desde mi punto de vista, los aportes más originales del análisis del discurso. Por supuesto, todo lo planteado debe ser ampliado a lo semiótico, ya que nunca se abandona la perspectiva transdisciplinaria. Los discursos/las semiosis como prácticas socio-histórico-culturalpolíticas peculiares Abordar a los discursos/semiosis como prácticas semiótico-discursivas, como hemos mencionado, implica un giro analítico significativo que El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 79 nos ubica en la dimensión pragmática con otros alcances. En este sentido, ellas son acontecimientos semiótico-discursivos —ampliando a Foucault y Robin—12 que tienen un espesor y una importancia tan grande como la de los acontecimientos no-discursivos, con lo cual nos situamos en una teoría de la “praxis socio-cultural”. Es importante destacar que muchos autores actuales utilizan la categoría de acción social, que no se puede homologar ni a la de prácticas sociales, ni a la de praxis social porque pertenecen a construcciones teóricas distintas. Para nuestros objetivos, es necesario establecer algunas especificidades de las “prácticas semiótico-discursivas” —ya definida anteriormente, en este mismo apartado— frente a las otras prácticas socio-histórico-cultural-políticas: 1. Están antes, durante o después de cualquier práctica sociocultural-histórico-política. 2. Producen, reproducen y transforman la vida social en todas sus dimensiones. 3. Tienen una función performativa, porque pueden producir diferentes tipos de prácticas socio-histórico-cultural-políticas. 4. Son en sí mismas prácticas socio-histórico-cultural-políticas. 5. Producen y reproducen, de diversas maneras, las distintas materialidades que las constituyen (siendo muy importantes para la producción y reproducción de la hegemonía y del poder). 6. Pueden también generar procesos de resistencia y de lucha contra la dominación y la explotación. La consideración de los discursos/semiosis como prácticas semióticodiscursivas —nuestra ampliación—, con un estatuto y funcionamiento peculiares, constituye uno de los planteamientos más importantes de la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, con la influencia de Foucault, que nos lleva a algunas reflexiones. En primer lugar, considerar la contradicción entre práctica discursiva y no-discursiva que introduce la interrogante de por qué funcionan y son eficaces los discursos y las semiosis, a pesar de las contradicciones. Para explicar la persuasión y eficacia semiótico-discursivas hay algunos factores: a) la utilización de mecanismos retóricos de persuasión; b) los funciona- 80 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos mientos de la ideología; y c) la presencia continua del inconsciente, etcétera. En segundo lugar, integrar a estos mecanismos la propuesta de Reboul13 que plantea los procesos de naturalización discursiva por los cuales los discursos ocultan el peligro, el poder, la ideología, lo perverso que tienen y se muestran como simulacros de lo que no son: aparecen como ingenuos, neutrales, objetivos, espontáneos, etcétera. Este proceso es muy peculiar en muchos tipos de discurso y semiosis y constituye uno de los aspectos importantes del funcionamiento socio, cultural, histórico y político de estas prácticas. En síntesis, hay dos tipos de contradicciones que queremos señalar: 1) la existente entre práctica discursiva y no-discursiva, y 2) la presente al interior de los mismos discursos, lo que es materia de muchos análisis argumentativos. Contradicciones de las cuales muchas veces, el sujeto no se da cuenta; sin embargo, esto constituye un elemento que debilita mucho la eficacia del discurso/de las semiosis, en diferentes situaciones, como ocurre en el debate polémico que analizamos. Todo lo expuesto hasta el momento nos conduce, teórico-metodológicamente, a considerar a las prácticas semiótico-discursivas desde una perspectiva inter y transdisciplinaria, porque para un análisis más explicativo y riguroso es necesario recurrir a varias disciplinas, que permitan abordar los funcionamientos complejos de los discursos/ de las semiosis, más allá de lo propiamente lingüístico y sistémico. Las condiciones de producción, circulación y recepción semiótico-discursivas En este apartado, sólo planteamos algunas consideraciones sobre este conjunto de categorías, uno de los ejes teórico-metodológicos fundamentales del modelo transdisciplinario general, porque las desarrollamos a posteriori, en los capítulos 3 y 4. La importancia que tienen para nuestro objeto de estudio es que permiten relacionar lo discursivo-lo semiótico con lo extradiscursivo-lo extrasemiótico, superando las posiciones inmanentistas, para articular las prácticas semióticodiscursivas con lo socio-histórico-cultural-político. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 81 Las condiciones de producción (CP), circulación (CC) y recepción (CR) de las prácticas semiótico-discursivas, que no eran consideradas por los anteriores modelos de análisis, son importantes y relevantes porque deconstruyen el sentido común, para dar cuenta de la densidad compleja del poder y del peligro de la palabra, del signo, de los lenguajes, de las semiosis y de los discursos.14 Para el análisis de las CP, CC y CR de los discursos y de las semiosis sintetizamos ocho propuestas desde la transdisciplina, en las cuales hemos trabajado desde hace más de 16 años. La selección y articulación de las mismas en un modelo operativo transdisciplinario depende de los tipos de producción semiótico-discursivas, de los objetos de estudio construidos y de las preguntas de investigación, como hemos mencionado. Las ocho propuestas, que después vuelven a ser retomadas en la segunda parte de este libro, son: a) Las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y de las distintas semiosis.15 b) La relación entre formación socio-histórico-cultural-política, formación ideológica/hegemónica y formación discursivo-semiótica.16 c) Las formaciones imaginarias en las prácticas semiótico-discursivas.17 d) La relación discurso/semiosis y coyuntura.18 e) Las gramáticas de producción y recepción de las semiosis y de los discursos.19 f) La aceptabilidad de los discursos y de las semiosis.20 g) Los procesos de interdiscursividad, intertextualidad y de intersemiosis.21 h) La situación y las interacciones comunicativas de las prácticas semiótico-discursivas.22 De las tres categorías —CP, CC, CR— la primera es la más comúnmente trabajada, lo que se puede explicar por dos razones: a) es más fácil la construcción del dato de las CP que de las CR; y b) en la dialéctica de la interdiscursividad y de la intersemiosis23 toda producción supone una recepción. En la exposición de las propuestas, no procuro dar 82 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos un orden histórico sino teórico, y partimos del planteamiento más macro al más micro. Las propuestas, que hemos sintetizado y ampliado a las semiosis, implicaron un trabajo de cambio realizado sobre los planteamientos iniciales de los autores; es decir, en todo el texto tuvimos que adecuar las propuestas para ampliarlas y que pudieran aplicarse a la producción semiótica, en un esfuerzo analítico desde la transdisciplinariedad. Las condiciones de recepción, a posteriori, también son integradas en varias investigaciones, en donde se destacan, por ejemplo, las propuestas de la teoría de la recepción del discurso literario, expuestas en el libro compilado por Dietrich Rall24 y la propuesta de Eco25 en Lector in fabula. De todos modos, las condiciones que no se integran de una manera sistemática son las de circulación, ya que se entienden como un supuesto para el funcionamiento de las otras dos. Sin embargo, existen algunos estudios sobre la circulación de los diferentes tipos de discurso que más adelante aplicamos al análisis de la difusión del debate CEU-Rectoría.26 Las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos Las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos son muy importantes de abordar, porque son componentes constitutivos fundamentales de todas las prácticas semiótico-discursivas. Las materialidades conforman las capas, las camadas que constituyen lo que Foucault denomina como “la arqueología del saber”, y remiten a la construcción semiótico-discursiva que supera la dimensión lingüística y semiótica de la superficie. Los funcionamientos comprenden la dinámica, la configuración que adquieren las materialidades en cada tipo de discurso o semiosis. Por ejemplo, la ideología funciona de manera totalmente distinta en el discurso religioso, en el político, en el amoroso. Hay una relación orgánica entre las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos con las diferentes competencias de los sujetos, que explican como ellos se explicitan en las prácticas semiótico-discursivas. La producción semiótico-discursiva contiene 13 materialidades, con sus respectivos funcionamientos, lo que consti- El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 83 tuye otra construcción que realizamos desde la transdisciplina (véase cuadro 4). Cuadro 4. Materialidades semiótico-discursivas* 1. La acústica, la visual, la olfativa, la gustativa, la táctil 2. La comunicativo-pragmática 13. La lógico-filosófica 3. La ideológica 4. La del poder 12. La estético-retórica Materialidades semiótico-discursivas 11. La psicoanalítica 10. La psicológica 5. La cultural 6. La histórica 9. La de simulacro 7. La social 8. La cognoscitiva * Este modelo, pionero en su campo, lo desarrolla la autora a lo largo de 25 años. En esta propuesta no se pueden desconocer los planteamientos iniciales realizados por los integrantes de la Escuela Francesa, influenciados por Foucault, en varios artículos en los cuales polemizan con la tendencia que insiste en defender únicamente el análisis lingüístico del discurso, desconociendo, en consecuencia, sus otras materialidades como la ideológica y la del poder, las que analizaron en su primera etapa constitutiva. Las materialidades y sus funcionamientos están en todos los discursos y semiosis, de diferentes formas y en distintos grados, y constituyen una herramienta teórico-metodológica fundamental para el análisis de las prácticas semiótico-discursivas. Para aplicar esta propuesta teórico-metodológica desde la transdisciplina, es necesario aceptar varias consideraciones: 1) las diversas disciplinas involucradas en las materialidades deben reconstruirse desde una perspectiva transdisciplinaria, lo cual conlleva a múltiples ampliaciones y convergencias, como por ejemplo, las que tuvimos que realizar en los campos de lo estético, de lo retórico, de lo lógico, entre otros; 2) las diversas categorías deben ser definidas de manera transdisciplinaria y ser operativas para lograr analizar el poder, la ideología, los simulacros, etcétera, en los discursos y en las semiosis. 84 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos Antes de desarrollar nuestra propuesta transdisciplinaria, revisemos lo planteado por algunos autores sobre las materialidades, aunque no utilicen propiamente esta categoría: • Voloshinov27 considera que la semiosis es una dimensión comunicativo-ideológica, utilizando tanto el sentido amplio, como el restringido de ideología. • Reznikov28 concibe la semiosis como una dimensión comunicativo-cognoscitiva. • Bourdieu29 analiza la semiosis como una dimensión comunicativa y del poder. • Thompson30 aborda la semiosis como una dimensión comunicativo-ideológica. • Van Dijk31 plantea la semiosis como una dimensión cognitiva, ideológica y del poder. A continuación, exponemos el desarrollo y la explicación de las 13 materialidades, con sus respectivos funcionamientos: 1. Acústica, visual, olfativa, gustativa y táctil. Las dos primeras son las que sirven como sustancias más pertinentes y productivas para los diferentes significantes del signo. Desde una óptica occidental existen sólo los cinco sentidos sensoriales y perceptivos; pero si nos ubicamos desde otras perspectivas, podemos plantear un sexto sentido, que no pasa por estos biológicos, sino remite a otras dimensiones parapsicológicas, como es el tercer ojo del hinduismo, la telepatía, la dimensión mágica de los chamanes, lo extrasensorial en general. Si se aceptan estas consideraciones, podemos integrar una sexta materialidad del signo desde lo no-occidental, que no pasa por los canales normales sensoriales-perceptivos, lo que nos introduce en la semiótica de lo invisible —ya mencionada en el capítulo 1, “La constitución del macrocampo de las ciencias del lenguaje”. 2. Comunicativo-pragmática. En esta materialidad, se han desarrollado varios modelos que analizan las interacciones comunicativas con todos sus componentes; a nivel semiótico, se destacan los estudios de los medios masivos de comunicación, como de El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 85 la televisión, la producción de la publicidad, de la propaganda política, etcétera. Como habíamos sostenido, el campo de la comunicación y de la pragmática presentan ciertas diferencias, pero tienen muchos elementos de continuidad, ya que de algún modo los objetos de estudio son muy semejantes, aunque presenten también problemáticas distintas. Desde una posición transdisciplinaria, planteamos que sería de mucha pertinencia establecer un diálogo entre los dos campos, que los aproximaría teórico-metodológicamente de una manera muy productiva. Además, es sumamente interesante considerar el planteamiento de Marcel Dascal,32 según el cual el malentendido no es una excepción, sino que constituye otro funcionamiento del sentido en las prácticas semiótico-discursivas, ya que no hay discursos transparentes que permitan interacciones comunicativas sin un cierto grado de tensión, de conflicto, de ambigüedad, sino todo lo contrario. 3. Ideológica. Esta materialidad —junto con la del poder— es una de las más trabajadas, a mi juicio, por la importancia que tiene en la producción y reproducción de los sujetos y de la vida social misma; para analizarla ya existen muchas propuestas, de las cuales se seleccionan únicamente algunas. En Pêcheux,33 esta materialidad está planteada desde tres categorías orgánicamente articuladas, que son: formación social, ideológica, discursiva. En Regine Robin,34 la propuesta es bastante similar, pero ella introduce la categoría de coyuntura. En Reboul,35 la materialidad ideológica es analizada de una manera muy sugerente a través de las funciones del lenguaje de Jakobson, y está ligada totalmente al poder. En Van Dijk,36 se plantea una aproximación sociocognitiva a la ideología, por lo cual la define como el marco que organiza las representaciones sociales; la ideología es mental y social, en el sentido de que son mecanismos mentales que controlan las actitudes. En Thompson,37 se relaciona la materialidad de la ideología con la cultura, se reubica su estatuto dando un especial énfasis a la construcción del sentido social en torno al poder. Esta constituye una síntesis muy condensada de un debate y de una polémica siempre vigentes, porque a través de la mate- 86 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos rialidad discursiva de la ideología es como se interpelan y se constituyen los sujetos. En este texto, en el estado actual de la cuestión, sostiene que la ideología se debe pensar desde formaciones ideológicas, que a su vez producen una estructura de aparatos ideológicos, que pasan por el Estado y por la sociedad civil, produciendo y reproduciendo sistemas de valores, de sentidos, pero también prácticas socio-culturales. Para un estudio más completo de esta materialidad, es importante admitir que existe un continuum entre la ideología en sentido restringido —como la distorsión, la alienación— y en sentido amplio —como la conciencia del mundo y de la realidad. La complejidad para analizarla deriva de esta oscilación entre los dos polos, lo que produce contradicciones, ya que los sujetos son interpelados por muchas ideologías. Además, lo ideológico constituye la base para entender los mecanismos de la persuasión semiótico-discursiva, así como para explicar por qué ideologías tan conservadoras, como la del racismo, pueden sobrevivir y reaparecer continuamente después del genocidio de la Segunda Guerra Mundial, y de tantos otros. Esta materialidad explica también por qué la religión opera, por lo menos en las posiciones fundamentalistas y oficialistas de la iglesia, en un sentido de dominación y de sujeción no reflexivas. 4. Del poder. Tan importante como la anterior, esta materialidad también cuenta con muchas propuestas analíticas, de las cuales resaltan las de Foucault,38 de Bourdieu,39 de Fairclough40 y Andersen,41 entre otras. Esos autores plantean algunas ideas sobre las raíces del poder en el lenguaje y sobre los discursos de la resistencia. Para analizar esta materialidad, se encuentran propuestas desde el funcionalismo, el estructuralismo, el materialismo, hasta planteamientos que intentan construir modelos convergentes, como son los propuestos por Foucault en varias de sus obras, Thompson,42 Bourdieu43 y Giddens.44 En el desarrollo de los últimos veinticinco años, se destaca el aporte de Foucault que privilegia el análisis de los micro-poderes. Una de las metáforas espaciales más fascinantes sobre el poder es la del panóptico de Jeremy Bentham, utilizada por Foucault para explicar El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 87 el complejo funcionamiento del poder que subordina al sujeto de dos modos: frente a otro sujeto y frente a sí mismo. Esto le permite afirmar que de las cárceles físicas se pasan a las simbólicas, que son mucho más complejas para los sujetos. Es interesante detenernos en el carácter negativo y positivo del poder como lo hicimos con la ideología. Foucault plantea un carácter positivo-constructivo del poder, frente al carácter negativo-destructivo.45 Estas dos concepciones, construidas de manera diferente, se encuentran en la distinción que hace Van Dijk entre poder persuasivo y poder coercitivo, como dos formas de dominación diferentes y Hodge/Kress,46 con la distinción entre poder con solidaridad y poder sin solidaridad. Sin embargo, sin desconocer estos dos funcionamientos, propongo que el carácter constructivo-positivo del poder sólo es posible en una dimensión micro, por ejemplo, en las relaciones intra o intergrupales, pero deja de ser pertinente en una dimensión macro, cuando se consideran instituciones nacionales e internacionales. Esta afirmación es irrefutable si se observa cómo actualmente el fenómeno de la globalización económica, política, cultural, con un poder transnacional no ha mostrado, hasta el momento, su lado constructivo. 5. Cultural. Esta materialidad encuentra su mejor desarrollo analítico en la Escuela de Tartu, en las propuestas de análisis cultural desde la antropología, como son las de Lévi-Strauss,47 de Turner,48 de Sperber,49 de Geertz,50 de Thompson,51 entre otros, como en varios textos de Umberto Eco. Uno de los grandes aportes de esta materialidad es el estudio de las identidades, sobre lo cual se han producido muchas propuestas teórico-metodológicas. Además, se añaden varias investigaciones sobre las relaciones interculturales, el multiculturalismo, el pluriculturalismo que tienen mucha pertinencia en varias tendencias ya que la globalización produce diferentes procesos culturales, en los cuales se perciben dos movimientos en pugna constante: uno de homogeneización y otro de diferenciación. 6. Histórica. Desde la perspectiva semiótico-discursiva, la dimensión histórica se considera tanto en los cambios de los sistemas lingüísticos y culturales, como en las prácticas semiótico-dis- 88 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos cursivas, destacando el impacto de los acontecimientos históricos sobre la producción semiótico-discursiva y viceversa. En esta materialidad, es notorio la descubierta del dato histórico como discurso, en lo que son iniciadores algunos de la Escuela de los Anales, pero principalmente Regine Robin,52 Michel de Certeau,53 Todorov,54 White55 y otros investigadores. Esta posición no fenomenológica de la historia posibilita pensar lo histórico como construcciones semiótico-discursivas, con investigaciones muy productivas y provocadoras sobre el sentido de la historia y de los sujetos que la construyen. Sin embargo, no nos ubicamos en una posición constructivista, ni hermenéutica. 7. Social. En esta materialidad, siguiendo los aportes de la sociología, de la sociolingüística, se procura analizar la producción y recepción de los discursos y de las semiosis con relación a los sujetos que producen y que consumen los productos socio-culturales. Los desarrrollos más significativos son los de Pierre Bourdieu,56 los de Thompson,57 los de Giddens,58 los de Touraine,59 entre otros. 8. Cognoscitiva. En los últimos años, las ciencias cognoscitivas han adquirido gran relevancia, con lo cual esta materialidad —menos estudiada en la dimensión semiótico-discursiva, pero muy trabajada en la lingüística y en la psicología— vuelve a ocupar un lugar de mucha importancia en varias disciplinas, como ya hemos mencionado en el capítulo 1. Este resurgimiento de las investigaciones sobre los procesos cognitivos atraviesa casi todos los campos científicos y artísticos. 9. Del simulacro. Esta materialidad opera en sentido contrario a la anterior, ya que el simulacro, que no necesariamente es la simulación, está muy difundido en las tendencias semióticas desde Eco, Baudrillard, Barthes y Greimas, hasta otros semióticos. En estos autores, la semiótica es un simulacro porque los signos sirven para mentir, como plantea Umberto Eco;60 Baudrillard, en su texto Cultura y simulacro,61 trabaja este tema con muchas propuestas. Desde nuestra posición, existen tres formas de entender esta materialidad: la primera, se refiere a la simulación como representación sígnica, con la cual todo signo repre- El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 89 senta la realidad, el mundo de determinados modos; la segunda, remite a la simulación como enmascaramiento, en la dimensión no del ser, sino del parecer; como ejemplos, podemos mencionar la mímica, semiótica del simulacro por excelencia y muchos otros simulacros en distintos discursos y semiosis, desde lo político, hasta lo amoroso; la tercera, se refiere a la simulación cibernética, situada en una dimensión del mundo virtual, posible con el desarrollo de la tecnologías de punta de la informática, con las cuales se producen imágenes y simulaciones virtuales de todos tipos. 10. Psicológica. Para el estudio de esta materialidad, son particularmente importantes los aportes de la psicología de la percepción, de la cognición, de la de masas, que procuran investigar los impactos de las producciones semiótico-discursivas sobre los sujetos productores y consumidores. Además, esta materialidad adquiere mucha relevancia con el surgimiento de las ciencias de la emoción, con las cuales la dimensión emotiva ya estudiada desde muchos siglos por los filósofos, como Aristóteles, vuelve a ocupar un lugar muy importante más allá de los mecanismos persuasivos. 11. Psicoanalítica. Los modelos se desarrollan principalmente por los psicoanalistas o los investigadores que recurren al inconsciente para analizar las producciones discursivas de todo tipo y también semióticas, tomando como premisa lo propuesto por Lacan de que “el sujeto es su discurso”. Estos estudios procuran explicar el funcionamiento de las reglas del inconsciente. 12. Estético-retórica. En la actualidad existe la necesidad de establecer la ampliación de las dos categorías para analizar el continuum que existe entre ellas. Desde una reflexión transdisciplinaria, podemos articular estas dos dimensiones en una materialidad. Lo estético ha sido muy trabajado principalmente relacionado a la producción artística, de lo que deriva los estudios de la semiótica del arte o de semiótica y estética. La estética no se refiere sólo a la producción de la forma bella, sino de cualquier forma, como de lo horrible, de lo grotesco. La retórica ya no se concibe como “ars” —en el sentido clásico—, sino que es una dimensión fundamental del sentido de cualquier produc- 90 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos ción semiótico-discursiva; lo retórico está integrado a todas las semiosis verbales y no-verbales, a lo artístico y a lo cotidiano.62 Con estas ampliaciones, las dos categorías rompen sus límites para establecer un continuum analítico entre ellas. Lo estéticoretórico está en todas las prácticas semiótico-discursivas de distintos modos y maneras, y son funcionamientos ejemplares en los ámbitos de lo político, de lo jurídico, de lo religioso. En consecuencia, el sentido está también subordinado al funcionamiento estético-retórico, del cual queremos destacar, principalmente, los tropos. 13. Lógico-filosófica. En esta materialidad, entre otras posibilidades, se pueden abordar el análisis de la argumentación en las producciones discursivo-semióticas, así como los funcionamientos de los implícitos. La lógica no es entendida sólo como la formal, sino integra a otras como la informal, la natural, la cotidiana, la emocional. Lo filosófico también se amplía y del sentido clásico del concepto pasamos al común, para abarcar los desarrollos filosóficos del Oriente y de los pueblos ancestrales de Mesomérica, África y Australia. En esta enumeración de las diversas perspectivas desde donde se puede analizar la producción del sentido semiótico-discursivo, hemos dado mayor desarrollo a las que integramos a algunos modelos operativos y optamos por mencionar las otras posibilidades como rutas analíticas sugerentes. En este breve y sintético desarrollo de las materialidades que, como se planteo, están presentes en todas las prácticas semiótico-discursivas, es importante añadir algunas consideraciones. En primer lugar, los modelos de análisis semiótico-discursivos no pueden considerar a todas las materialidades señaladas porque serían poco operativos e inabarcables; por lo tanto la selección depende del tipo de discurso y de las problemáticas de la investigación. En segundo lugar, los modelos desarrollados hasta el momento logran articular de cuatro a cinco materialidades, lo que ya constituye un buen reto teórico-metodológico. En tercer lugar, las materialidades tienen un funcionamiento distinto de acuerdo a los diferentes tipos de prácticas semiótico-discursivas; por ejemplo, no funciona de la misma manera la ideología en un dis- El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 91 curso político, religioso o científico, como ya hemos mencionado. En cuarto lugar, hay que considerar que existe un continuum entre las materialidades, por ejemplo, entre la de la ideología y la del poder, la de la cultura y la social, etcétera. Por último, cada tipo de materialidad puede contener subtipos, como son ejemplos muy propios la del poder, la ideológica, la religiosa, lo que se materializa en los tipos y subtipos de discursos/semiosis. Las condiciones de producción y recepción de los discursos, como una exterioridad interiorizada, inciden directamente en el diferente funcionamiento de todas las materialidades, como las del poder y de la ideología: por ejemplo, en el discurso político el funcionamiento del poder adquiere mayor o menor fuerza de acuerdo con la coyuntura y la polémica; y del mismo modo, el funcionamiento de la ideología se hace más o menos implícito de acuerdo con el tipo de coyuntura. La materialidad estética, propia del discurso artístico, pero también presente en otros —como sugieren Lakoff y Johnson,63 entre muchos otros autores—, funciona distinto en el primero, que en otros discursos, como el periodístico y el cotidiano, etcétera. La materialidad comunicativo-pragmática presenta diferencias y semejanzas en el discurso político y religioso que son prácticas que suelen presentar un alto grado de institucionalidad y, por lo mismo, rituales rígidos; sin embargo, en otros discursos y semiosis informales su funcionamiento es distinto. Las premisas que se proponen son necesarias para destacar la importancia de las materialidades y los funcionamientos discursivos. Creo que el gran reto para el análisis del discurso y la semiótica de la cultura, es justamente asumir estas materialidades y los problemas teórico-metodológicos que se generan. Las contradicciones que atraviesan las sociedades, las culturas, los sujetos, están presentes en las materialidades y en los funcionamientos semiótico-discursivos, de tal modo que existen contradicciones no sólo entre ellas, sino al interior de cada una, como en la ideológica, que tiene como característica básica la contradicción. Otra problemática para considerarse es la homologación y/o diferencia entre las distintas materialidades, como por ejemplo entre la ideológica y la cultural, entre la ideológica y el poder, entre la cultural y la cognoscitiva, etcétera. En efecto, estas articulaciones depen- 92 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos den de cómo cada autor concibe el poder, la ideología, la cognición, la cultura, etcétera. En otras palabras, haciendo un recorrido por los varios planteamientos sobre algunas materialidades, vemos que se evidencian tanto sus diferencias como sus semejanzas.64 La síntesis de estas materialidades y lo problemático de sus funcionamientos es producto de muchos años de investigación y docencia en el campo del análisis del discurso y de la semiótica, lo que permite condensar múltiples propuestas desde lo transdisciplinario. Para sintetizar la exposición, se enumeran algunas operaciones discursivas en las cuales se pueden observar las materialidades del poder y de la ideología, con sus respectivos funcionamientos:65 l. En la selección de los objetos semiótico-discursivos, el poder los prohíbe o los impone, es decir, obliga su presencia o su ausencia —la exclusión. Del mismo modo, el poder y la ideología funcionan en las esquematizaciones de los objetos semióticodiscursivos, en sus construcciones. En los campos semánticos de la feudalidad, analizados desde la propuesta de Robin66 se puede observar el funcionamiento de la materialidad de la ideología, más allá del simple análisis de contenido. Un ejemplo es el uso del objeto discursivo “propiedad”, que tiene sentidos distintos en el discurso liberal y en el feudal. 2. La interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis, son procesos constitutivos de toda práctica semiótico-discursiva y se articulan a la dimensión polifónica de éstas; estos procesos pueden estar más o menos explícitos o implícitos, dependiendo del ejercicio del poder y de otros factores. En consecuencia, estos procesos pueden aparecer en los discursos bajo varias formas, o se ocultan en los implícitos, de modo indirecto, con eufemismos. La interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis son procesos que pertenecen tanto a las CP/CC/CR como a los funcionamientos de la materialidades, ya que se insertan en la dialéctica de la exterioridad/interioridad semiótico-discursiva. 3. Las formaciones imaginarias están regidas por las formaciones ideológicas que, a su vez, implican formaciones discursivas. Las formaciones imaginarias, que están automáticamente en toda producción semiótico-discursiva, según la propuesta de Pê- El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 4. 5. 6. 7. 93 cheux67 derivan, por lo tanto, de las posiciones que ocupan los sujetos en la estructura social. La materialidad del poder emerge cuando se construyen y se anticipan las formaciones imaginarias en situación de jerarquía y dominación entre los sujetos, en interacciones disimétricas que funcionan para sostener o destruir las estructuras de dominación. La dimensión enunciativa remite, particularmente, a la deixis personal que abarca las marcas de los sujetos semiótico-discursivos, a los sujetos de la enunciación. En este caso, la forma de explicitarse el sujeto o de quedarse implícito en cuanto a la marca pronominal depende del tipo de discurso y de semiosis, de las condiciones de producción con relación al poder y a la ideología. Los sujetos, en este sentido, marcan los discursos, las semiosis, estableciendo una mayor o menor distancia con lo que están produciendo. Los estereotipos semiótico-discursivos son procesos de condensación de rasgos característicos que se seleccionan y se petrifican por el funcionamiento de la materialidad ideológica y del poder. Los estereotipos de la justicia, de la bondad, de la democracia, del mismo poder, son construidos con base a esquematizaciones, en donde funcionan de manera evidente la ideología y el poder. La naturalización semiótico-discursiva, ya mencionada en este capítulo, es un funcionamiento con el cual se ocultan el peligro, el dominio y la perversión de las prácticas semiótico-discursivas, y al mismo tiempo las premisas y los preconstruidos aparecen como universales, naturales, verdaderos. Es uno de los procedimientos más peligrosos, porque logran penetrar en los sujetos e impiden que éstos se percaten del funcionamiento perverso de las materialidades del poder y de la ideología. La metáfora y otros mecanismos retóricos que cumplen tantas funciones, también pueden estar subordinados de acuerdo a los tipos de discurso, a la materialidad del poder y de la ideología. El uso de la metáfora tiene un efecto altamente persuasivo porque trabaja con niveles del inconsciente, de lo emocional, de lo ideológico. Los tropos, en general, presentan un funciona- 94 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos miento persuasivo, ideológico, cognoscitivo y cultural, en muchas producciones semiótico-discursivas. En síntesis, las materialidades semiótico-discursivas aunque presenten algunas complejidades deben ser analizadas, porque su integración a los modelos operativos transdisciplinarios logran una mayor rigurosidad analítica. Excluirlas, olvidarlas o rechazarlas implica un retroceso desde la perspectiva del pensamiento crítico y de la transdisciplina que reiteramos son necesarios asumir para abordar las prácticas semiótico-discursivas y su carácter socio-histórico-cultural-político. Este modelo transdisciplinario para analizar las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos permite avanzar sobre los planteamientos parciales que encontramos en muchos autores que suelen privilegiar y abordar pocas materialidades.68 Los sujetos semiótico-discursivos Para definir los sujetos semiótico-discursivos construimos una categoría operativa intertransdisciplinaria, con la cual podemos articular varias posiciones para dar cuenta de la complejidad del funcionamiento subjetivo. Con relación al análisis de los sujetos semiótico-discursivos, se pueden adoptar cuatro posiciones que orientan de manera muy distinta las investigaciones: a) Enfatizar el polo de la producción polifónica del discurso: sujeto productor, enunciador. b) Seleccionar el polo de la recepción polifónica del discurso: sujeto receptor, coenunciador. c) Relacionar la producción y la recepción discursivas, lo que implica construir modelos operativos que cubran ambos polos. d) Tomar el texto/discurso como el productor y generador del sentido, y desde este punto, centrarse en los procesos de recepción. De estas cuatro posibilidades, en el debate CEU-Rectoría tiene mayor pertinencia la tercera propuesta, por el tipo de interacción comunicativa, cara a cara, en donde la producción y la recepción se realizan El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 95 continuamente en un ritmo de alternancia, sin interrupciones ni desfases. La problemática de la subjetividad atraviesa casi todos los campos científicos, artísticos y filosóficos. De acuerdo con los diferentes enfoques, como los de la filosofía, epistemología, lógica, lingüística, semiótica, psicología, psicoanálisis, sociología, historia, antropología y análisis del discurso, el sujeto adquiere los siguientes estatutos: ontológico, epistemológico, lógico-gramatical, lingüístico, psicológico, del inconsciente, social, ideológico, histórico, cultural, del discurso, etcétera.69 En la discusión sobre la problemática del sujeto existen dos posiciones antagónicas, igualmente fuertes, que están siempre en polémica en las diversas disciplinas, tendencias y teorías. Una plantea que el ser humano es el sujeto de la historia y la segunda afirma lo contrario, la historia es un proceso sin sujeto porque es resultante de estructuras estructurantes —tesis de corte antihumanista. Creo que esta segunda postura implica una posición maniqueísta y reducccionista que, en última instancia, no puede explicar los aspectos complejos de la subjetividad. Los sujetos entran, necesariamente, en relaciones socio-históricocultural-políticas que no son reductibles a la simple intersubjetividad. En otras palabras, reducir las complejas relaciones sociales a una dimensión intersubjetiva es producir un falso análisis.70 El cuadro 5, que de ninguna manera agota todas las problemáticas de la subjetividad, se observan dos posiciones polares, muy enfrentadas en la década de los setenta y parte de la de los ochenta. Las características de la columna de la derecha derivan fundamentalmente del psicoanálisis, del materialismo histórico y de la teoría de las ideologías desde la vertiente althusseriana, con lo cual se procura superar la concepción idealista de la subjetividad, presente en la columna de la izquierda, para lograr un planteamiento materialista, una teoría objetiva del sujeto. Sin embargo, las dos posiciones polares son débiles y poco explicativas de la problemática del sujeto porque la de la izquierda lo coloca en el centro de todo y la de la derecha prácticamente lo borra. Pienso que entre las dos posiciones dicotómicas es necesaria la construcción de una teoría compleja que las condense, eliminando el ex- 96 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos Cuadro 5. El funcionamiento subjetivo Sujeto Posición subjetiva Posición objetiva Individual Activo Psicológico Autónomo, libre Origen del sentido Coherente Consciente Colectivo Pasivo Socio-cultural-histórico-político Sujetado, no libre Soporte del sentido Contradictorio Inconsciente ceso en ambas, para dar cuenta con mayor rigor del funcionamiento de la subjetividad. La categoría que posiblemente permita la construcción de esta teoría desde la complejidad es la de “praxis social”, como sugieren Pereira71 y Sánchez Vázquez.72 Para el análisis de los sujetos de las prácticas semiótico-discursivas existe otra propuesta también muy productiva, considerando las características de la subjetividad: es la de la individuación (o individualización) y los mecanismos que la borran o la ocultan. Retomamos a Marcellesi,73 para ampliarlo a la dimensión semiótico-discursiva. Para este autor, la individuación lingüística es el conjunto de particularidades discursivas y semióticas de determinado grupo social, lo que le permite diferenciarse de los otros y que sus miembros se reconozcan en él, salvo enmascaramiento o simulación. La individuación puede estar a nivel léxico-sintáctico o socio-político, con el uso de estereotipos, de slogans, de consignas. Sin embargo, la individuación en la disputa por interpelar, por producir consenso, puede sufrir variaciones por los siguientes mecanismos que ampliamos a las semiosis:74 a) Enmascaramiento: el sujeto busca borrar de sus discursos, de sus semiosis las marcas que permitirían clasificarlo en determinado grupo, o adscribirlo a determinada ideología. b) Simulación: es un mecanismo más sutil porque el sujeto toma el vocabulario, el léxico o las marcas semióticas de un grupo, El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 97 que no es el suyo, para producir un discurso o una semiosis de su grupo, haciéndolo pasar como del otro. c) Connivencia: es un mecanismo en donde hay un acuerdo entre el locutor y los destinatarios, que permite al sujeto utilizar un vocabulario, un léxico y marcas semióticas que lo clasificarían como perteneciente a determinado grupo. Pero el uso de este funcionamiento es para ironizar, para atacar, para negar; el sujeto de la enunciación toma el lugar del otro para destruirlo y descalificarlo. En síntesis, planteamos que los sujetos de las prácticas semiótico-discursivas: a) Son de carácter colectivo/individual. b) Son socio-cultural-histórico-políticos/psicológicos. c) Establecen relaciones socioculturales y representan lugares socioculturales, y también individuales. c) Producen discursos y semiosis desde determinadas formaciones ideológicas que gobiernan siempre las formaciones discursivosemióticas, en las cuales se originan las matrices del sentido. Sin embargo, lo complejo de la subjetividad hace necesario que durante todo el desarrollo de este libro tengamos que retomarla de acuerdo con las nuevas problemáticas que van surgiendo, como por ejemplo las concernientes a los funcionamientos identitarios —que implican lo autoidentitario y la alteridad—, los relacionados con el “ethos” y el “pathos” y, por último, la inserción de la subjetividad en los procesos de la refutación argumentativa. En otras palabras, en la lógica de exposición seleccionada, las categorías van siendo construidas y ampliadas continuamente de acuerdo con las necesidades analíticas, y adquieren el dinamismo necesario que debe estar presente en todas las construcciones del conocimiento, como ya hemos mencionado. Para finalizar este apartado, no podemos dejar de mencionar los grandes aportes a la teoría del sujeto que se encuentran en la inmensa producción de Michel Foucault. En sus libros La vida de los hombres infames75 y Los anormales,76 se recogen algunos textos inéditos de sus clases que ayudan a profundizar muchos planteamientos en torno a 98 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos la subjetividad. Por ejemplo, recupera la categoría de anormalidad, para plantear que no se refiere al sentido común que tenemos, sino a la resistencia al poder, al ámbito de lo adverso, fuera de la “normalidad”, en términos tautológicos. La producción y la reproducción del sentido semiótico-discursivo Para el desarrollo de este apartado, se siguen utilizando las reflexiones desde la complejidad y la transdisciplina que posibilitan profundizar en los procesos de producción y reproducción del sentido en las prácticas semiótico-discursivas, con propuestas que se derivan de las posiciones mencionadas. La fascinación del sentido se debe, entre otros factores, a que él se escurre, se desliza, se construye, aparece y desaparece, se simula, se esconde en los intersticios de la construcción arquitectónica semiótico-discursiva; se hace invisible conformando una red con múltiples nudos que envuelve el tejido semiótico-discursivo de tal manera que para desenredarlo es necesario recurrir al pensamiento complejo, a la transdisciplinariedad. La complejidad y densidad que presenta el análisis del sentido, en sus diferentes dimensiones, siempre constituyó un problema importante para la filosofía en general y para la filosofía del lenguaje en particular; para la lógica, la retórica, la semántica, la pragmática, el análisis del discurso y la semiótica. En otras palabras, este núcleo problemático, tenso para explicar el sentido, cruza de manera transversal tanto las ciencias del lenguaje, como las sociales y artísticas. La perspectiva epistemológica transdisciplinaria permite encontrar en varios campos científicos y artísticos, en varias tendencias y autores muchas propuestas que sirven para la construcción de un modelo operativo transdisciplinario para el análisis del sentido. Las propuestas que se trabajan en el macro-campo de las ciencias del lenguaje, desde dos campos condensadores que son el análisis del discurso y la semiótica de la cultura, establecen ejes analíticos para abordar la producción y reproducción del “sentido” con una construcción desde la complejidad, lo que posibilita una definición transdisciplinaria de esta categoría, con un mayor alcance heurístico, que les de El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 99 “significado” y “significación”. En efecto, las tres categorías —significado, significación y sentido— aparecen de manera polisémica, ambigua y controversial en muchos textos de análisis semántico, semiótico, discursivo, retórico. Sin embargo, por sus alcances, preferimos utilizar la categoría de sentido que integra a las otras dos. Los sentidos son de diferentes tipos desde una perspectiva transdisciplinaria, desde la cual podemos plantear: el sentido léxico-semántico —el significado en los campos semánticos—, el sentido lógico de las proposiciones, el sentido de las oraciones, el sentido pragmático, el sentido retórico hasta llegar a los sentidos producidos en las prácticas semiótico-discursivas, en las cuales están siempre presentes, explícitos o implícitos, se deslizan, se reproducen continuamente en una dialéctica infinita, como lo plantea Peirce desde la semiosis infinita generada a partir del interpretante. En una primera definición compleja del sentido, que supera la del simple significado, lo entendemos como un proceso y un recorrido cognitivo-emotivo que se relaciona con la dimensión cultural, la ideológica, la del poder, entre otras, con el cual los sujetos procuran conocer, comprender, explicar, analizar, interpretar el mundo, la realidad y a sí mismos; pero también por el cual los sujetos, dialécticamente, son interpelados, dominados y/o liberados. Desde una posición transdisciplinaria, sólo se pueden aceptar con cautela los planteamientos de la semántica, semiótica, pragmática y filosofía del lenguaje sobre el sentido, porque no se encuentra en estas disciplinas una reflexión que profundice en la producción y reproducción de este proceso cognitivo-emotivo tan importante. Con la misma cautela, se retoman los análisis del sentido desde la inmanencia y los que plantean que hay negociaciones del sentido en las interacciones comunicativas. Estas afirmaciones pueden parecer polémicas, pero si nos situamos en la realidad performativa de las prácticas semióticodiscursivas lo que suele suceder es un juego del poder y de la ideología perversos, en donde hay imposiciones del sentido más que negociaciones. Voloshinov77 plantea que la palabra —para nosotros, el lenguaje, los discursos, la semiosis— está en el terreno de la lucha de clases, de todas las luchas sociales, por lo tanto del conflicto y no del consenso. Desde la complejidad, Morin propone que el sentido emerge de un proceso psíquico/cerebral que implica un fondo cultural —la 100 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos memoria— e integra la experiencia. Este alcance del sentido no sólo hace funcionar la competencia lingüística, sino la maquinaria lógica. En esta misma perspectiva, el sentido es hologramático, porque el lenguaje también es una “organización hologramática, en la que no sólo la parte está en el todo, sino también el todo está en la parte”.78 Con base en todos los planteamientos hechos, se propone que para analizar la arquitectura de la producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo es necesario recurrir a los cuatro ejes analíticos del “modelo semiótico-discursivo-transdisciplinario”, expuesto en este capítulo, con lo cual se rebasan los ámbitos más comúnmente trabajados. En el primer eje analítico planteamos “una dialéctica entre las condiciones de producción y las condiciones de recepción del sentido”, porque es necesario abordarlo tanto desde el momento de su generación, como de su recepción; en este primer eje, en la dialéctica de la exterioridad/interioridad tiene mayor peso la primera. Todas las producciones semiótico-discursivas generan múltiples sentidos que configuran un espectro de polisemias flotantes en los textos/discursos verbo-visuales. Además, tanto en la producción como en la recepción de los sentidos, juegan un papel importante las competencias que tienen los sujetos semiótico-discursivos, que se trata más adelante en este libro.79 En el segundo eje analítico, se consideran “las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos que configuran la arquitectura del sentido semiótico-discursivo”, porque despliegan múltiples mecanismos que condicionan, generan, distorsionan los sentidos; este segundo eje establece y se ubica en un equilibrio entre lo exterior y lo interior. En el tercer eje analítico, retomamos otros funcionamientos que se localizan propiamente al interior de las producciones semióticodiscursivas, como son: a) la relación entre lo explícito y lo implícito; b) la relación entre la denotación y la connotación. En el cuarto eje analítico, se consideran las complejas relaciones entre la verdad, la mentira, lo verosímil (“el simulacro”, se aborda desde las materialidades) en relación al sentido. Las matrices y las redes configuradas por el sentido, que cruzan las producciones semiótico-discursivas, son tan fuertes que se puede afirmar que así como los seres humanos no pueden escapar de la fatalidad El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 101 del signo, de la semiosis, tampoco lo pueden hacer de la fatalidad de los sentidos. Con todo lo expuesto, en el cuadro 6 se diagraman las propuestas, considerando los cuatro ejes analíticos que se deben utilizar para atrapar al escurridizo, inasible y fascinante sentido. Cuadro 6. La producción y reproducción del sentido* 1. Condiciones de producción y recepción semiótico-discursivas 3. Funcionamientos intra-semiótico-discursivos 2. Materialidades y funcionamientos semiótico-discursivos E I E I I E 4. La verdad, la mentira, lo verosímil (eje transversal) Prácticas semiótico-discursivas subjetivas * Propuesta teórico-metodológica desarrollada por la autora a lo largo de 25 años. En este cuadro se diagraman los cuatro ejes analíticos que impactan a la producción y reproducción de los sentidos en las prácticas semiótico-discursivas. Pero es importante explicar las relaciones constitutivas entre la exterioridad (E) y la interioridad (I) semiótico-discursivas. En otras palabras, analizar las relaciones que se establecen entre lo extradiscursivo/extrasemiótico y lo intradiscursivo/intrasemiótico. Desde esta perspectiva, hay una relación dialéctica entre la E/I en el primer eje; en el segundo eje, de las materialidades y funcionamientos, la relación E/I es de implicación mutua; en el tercer eje, de los funcionamientos intrasemióticos discursivos la relación es de inclusión, es decir, la interioridad implica la exterioridad, y en el cuarto eje hay 102 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos una relación transversal que cruza todos los otros, por la complejidad que representa. No se puede contemplar, en los objetivos de este texto, la exposición de todos los procesos, mecanismos y funcionamientos generados por estos cuatro ejes analíticos. En este sentido, se optó por resumir lo máximo posible la propuesta transdisciplinaria, utilizando algunos esquemas que se retoman en los capítulos posteriores en donde se desarrollan con detalle, principalmente el cuarto eje analítico, que casi no es retomado a posteriori. Con esta decisión, se espera no complicar la comprensión de estos planteamientos. Primer eje analítico. Las condiciones de producción y recepción semiótico-discursivas y el sentido El primer eje analítico para abordar la generación del sentido remite a las condiciones de producción y recepción semiótico-discursivas. Este planteamiento que pudiera ser discutible desde otras posiciones adquiere validez desde las teorías de la complejidad que procuran analizar todos los funcionamientos del sentido, asumiendo la dialéctica de la exterioridad/interioridad que tienen un estatuto peculiar en las condiciones de producción y recepción, como ya se ha mencionado. Para los objetivos de este trabajo no tiene mucha pertinencia abordar el complejo problema de cómo se relacionan las semiosis y los discursos con el mundo y la realidad.80 No privilegiamos los signos, ni la realidad que representan, o sustituyen, o reconstruyen, sino preferimos siempre plantear una relación dialéctica entre la realidad/ el mundo con las semiosis/los discursos, que tienen como centro los sujetos y sus prácticas socio-cultural-histórico-políticas. Para analizar las CP, CC y CR hemos sintetizado ocho propuestas, como se pueden observar en el esquema siguiente —ya mencionado en este capítulo:81 El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 103 ESQUEMA DE CONDICIONES DE PRODUCCIÓN, CIRCULACIÓN Y RECEPCIÓN SEMIÓTICO-DISCURSIVAS a) Las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y de las distintas semiosis.82 b) La relación entre formación socio-histórico-cultural-política, formación ideológica/hegemónica y formación discursivo-semiótica.83 c) Las formaciones imaginarias en las prácticas semiótico-discursivas.84 d) La relación discurso/semiosis y coyuntura.85 e) Las gramáticas de producción y recepción de las semiosis y de los discursos.86 f) La aceptabilidad de los discursos y de las semiosis.87 g) Los procesos de interdiscursividad, intertextualidad y de intersemiosis.88 h) La situación y las interacciones comunicativas de las prácticas semiótico-discursivas.89 De este esquema, se plantea que todas las propuestas pueden articularse a la producción y reproducción del sentido semiótico-discursivo, pero para los objetivos de este trabajo sólo se consideran cinco: a) la de Foucault, b) la de Pêcheux, Haroche, Henry, c) la de Pêcheux, d) la de la coyuntura, y e) la de la interdiscursividad/intertextualidad. Como en los capítulos 3 y 4 se exponen con detalle estas propuestas, remito al lector, de un modo catafórico, a estos capítulos para evitar la repetición, y me limito en esta parte a síntesis mnemotécnicas que se amplían a posteriori. La propuesta de Foucault, con 10 mecanismos: Primer bloque A: A1) Lo prohibido A2) Exclusión razón/locura A3) Exclusión verdad/ falsedad Segundo bloque B: B1) Comentario B2) Autor B3) Disciplina Tercer bloque C: C1) Ritual del habla C2) Sociedad de discurso C3) Doctrina C4) Adecuación social del discurso Todos estos procedimientos tienen incidencia en la producción y reproducción del sentido, pero para nuestros objetivos es muy impor- 104 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos tante destacar el tabú del objeto semiótico-discursivo, lo prohibido por el impacto del poder y del deseo en la exclusión. El tabú del objeto, el objeto prohibido es un funcionamiento importante para analizar el sentido semiótico-discursivo —ineludible aporte de Foucault— y que, sin embargo, no es planteado por muchos estudiosos, lo que constituye una ausencia preocupante porque es fundamental considerar lo excluido, lo prohibido para el análisis del sentido, lo que se articula con el mayor o menor grado de prohibición, que depende de la importancia del poder y del saber que están en juego en las diversas esferas de la sexualidad y de la política. Al retomar esta propuesta de los silencios semiótico-discursivos, Pêcheux menciona dos zonas de lo excluido:90 el olvido 1, que pertenece a la constitución de la subjetividad en el lenguaje y al orden de lo inconsciente, y el olvido 2, que pertenece a la dimensión enunciativa, que puede ser reconocido y superado. LA FORMACIÓN SOCIAL-HISTÓRICO-CULTURAL-POLÍTICA; LA IDEOLÓGICO/ HEGEMÓNICA; LA SEMIÓTICO/DISCURSIVA: PÉCHEUX, HAROCHE, HENRY91 Las categorías de formación social-histórico-cultural-polítical, formación ideológica/hegemónica, formación semiótico-discursiva se ubican a nivel macro y existe una relación de implicación entre las tres, es decir, toda formación social genera formaciones ideológicas que a su vez generan formaciones discursivas. Formación socio-histórico/cultural/política: • Forma del Estado • Estructura de clases • Relaciones sociales Formación ideológica/hegemónica: • Definición de ideología • Aparatos/instituciones • Sujetos/prácticas semiótico-discursivas Formación semiótico-discursiva: • Interdiscursividad/intersemiosis • Clasificación de las formaciones semiótico-discursivas • Restricciones de las formaciones semiótico-discursivas El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 105 Dentro de los objetivos de esta investigación, sólo destacamos en este apartado que la problemática de la producción y la reproducción del sentido se inserta concretamente con las formaciones ideológicas y discursivas.92 LAS FORMACIONES IMAGINARIAS La tercera propuesta de las formaciones imaginarias de Pêcheux,93 está relacionada orgánicamente con las otras tres formaciones ya expuestas. Las producciones semiótico-discursivas se generan desde determinadas condiciones de producción y recepción, que remiten a los lugares socio-cultural-histórico-políticos que ocupan los sujetos, por lo tanto lugares subjetivos. El lugar, desde donde se producen las semiosis o los discursos, condiciona los sentidos que se producen y se reproducen, y que se relacionan orgánicamente con las formaciones imaginarias primarias y anticipadas.94 Formaciones imaginarias de Pêcheux Expresión que designa las formaciones imaginarias IA (A) Imagen del lugar de A para el sujeto colocado en A ¿Quién soy yo para hablarle así? IA (B) Imagen del lugar de B para el sujeto colocado en A ¿Quién es él para que yo le hable así? IA (R) Punto de vista de A sobre R ¿De qué le hablo así? IB (B) Imagen del lugar de B para el sujeto colocado en B ¿Quién soy yo para que él me hable así? IB (A) Imagen del lugar de A para el sujeto colocado en B ¿Quién es él para que me hable así? IB (R) Punto de vista de B sobre R ¿De qué me habla así? 14243 B Preguntas implícitas cuya respuesta subyace a la formación imaginaria correspondiente 14243 A Significación de la expresión 106 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos LA RELACIÓN DISCURSO/SEMIOSIS Y COYUNTURA La cuarta propuesta relaciona la coyuntura y el sentido semióticodiscursivo, planteada por Regine Robin95 de una forma muy sistematizada. El efecto de coyuntura en las semiosis y en los discursos se manifiesta de las siguientes maneras: a) la coyuntura impone censuras, tabúes, empleos obligatorios de palabras, sintagmas o enunciados, con un funcionamiento fantasmagórico cuyo efecto se pierde desde que la coyuntura se transforma. Un ejemplo de esto es la palabra “pueblo” en la coyuntura de 1793 en Francia, cuando todos tenían que utilizarla, tanto los favorables a la Revolución como los opositores. Constituía una palabra-clave que centralizaba el enfrentamiento ideológico; del mismo modo ocurre con la palabra “revolucionario” en el mayo francés del 68; b) en toda producción semiótico-discursiva operan, por lo tanto, restricciones o coacciones de varios tipos: b1) restricciones provenientes de la FI y FD; b2) restricciones del poder: los procedimientos de control del discurso —Foucault—; b3) restricciones lingüístico-semióticas: reglas de la competencia que implican los niveles fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico y las relacionadas con lo semiótico; b4) restricciones pragmático-comunicativas: reglas de la interacción verbal; y b5) restricciones semiótico-discursivas —o textuales—: tipos de discurso/de semiosis; estilos discursivos/ semióticos y los códigos retóricos.96 LOS PROCESOS DE INTERDISCURSIVIDAD/INTERTEXTUALIDAD/INTERSEMIOSIS La quinta propuesta remite a los procesos de interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis,97 lo que diagramamos en el cuadro 7. Los procesos de interdiscursividad/intextualidad/intersemiosis constituyen la quinta propuesta para analizar las condiciones de producción y de recepción, bajo el supuesto de toda producción semiótico-discursiva, que se encuentra en la cadena infinita de la interdiscursividad, de la intersemiosis. Pero en este momento, sólo se destaca la incidencia significativa de estos procesos en la producción y reproducción del sentido.98 El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 107 Cuadro 7. El interdiscurso, el intertexto, la intersemiosis Procesos de interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis Definición de categorías Marcas de estos procesos Criterios de clasificación • Interdiscursividad • Intertextualidad • Intersemiosis • Relaciones de sentido • Comentario • Memoria semióticodiscursiva • Interferencias discursivas/textuales/ semióticas • Discursos/semiosis referidas • Tipos de citas • Relación diacronía y sincronía • Alianza y polémica • De lo implícito a lo explicito Segundo eje analítico. El sentido y las materialidades/funcionamientos semiótico-discursivos Las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos son muy importantes de abordar como componentes constitutivos fundamentales de todas las prácticas semiótico-discursivas y tienen una relación directa con la producción y la reproducción del sentido. Hay una relación orgánica entre las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos con las diferentes competencias de los sujetos. En otras palabras, estas competencias subjetivas explican la presencia de las materialidades y de los funcionamientos que están en todas las prácticas semiótico-discursivas. La producción semiótico-discursiva contiene 13 materialidades, con sus respectivos funcionamientos, expuestos con anterioridad en este capítulo.99 Tercer eje analítico. La producción y reproducción del sentido en otros funcionamientos Por lo expuesto en los dos apartados anteriores, la producción y la reproducción del sentido semiótico-discursivo no se explican propiamente desde una semántica lingüística, sino discursiva, textual y desde la semiótica, en donde se integran los elementos derivados de 108 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos las CP, de las CR, de las materialidades y sus funcionamientos. Sin embargo, se siguen creyendo importantes los desarrollos relacionados con los campos léxico-semánticos, porque pueden aportar mucho, como por ejemplo los estudios de Regine Robin100 sobre el campo semántico de la feudalidad. El tercer eje analítico del modelo transdisciplinario remite a otros funcionamientos de la producción y la reproducción del sentido semiótico-discursivo. LA RELACIÓN EXPLÍCITO-IMPLÍCITO El sentido se produce en el juego de lo explícito con lo implícito. El explícito y el implícito constituyen dimensiones relacionadas con una regla de economía del lenguaje, sin la cual sería imposible el funcionamiento de éste. Las comunicaciones tienen que apoyarse en las inferencias, en las presuposiciones y demás tipos de implícitos. En segundo lugar, la importancia del implícito es que constituye el funcionamiento canónico de la ideología y del poder, cuando no se quiere utilizar la fuerza, sino lograr el consenso y la hegemonía. Se parte de la premisa de que la producción del sentido depende de la dimensión explícita y de la implícita, que son constitutivas de cualquier discurso, o semiosis. Lo explícito se refiere a lo que se encuentra en la superficie discurso-textual y en cualquier producción semiótica, y lo implícito es el sentido que se infiere a partir de lo anterior. Esta articulación orgánica entre las dos dimensiones es necesaria porque sin el principio de economía del lenguaje sería imposible cualquier comunicación discursiva o semiótica. Es decir, en todas las prácticas semiótico-discursivas siempre se manejan muchos implícitos, presupuestos y sobreentendidos que permiten una mejor comunicación, sin la necesidad de explicitar todo. A pesar de la importancia de los implícitos para cualquier interacción comunicativa, para el funcionamiento de la ideología, del poder y de otras materialidades, muchos modelos no los consideran y se preocupan sólo por la dimensión de lo explícito, y tocan esta dimensión de manera muy tangencial. Esto se puede explicar, por un lado, por la relativa ausencia de esta reflexión en la misma lingüística y particularmente en la semántica lingüística, pero principalmente por la complejidad que existe para el análisis de este funcionamiento. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 109 En consecuencia, los modelos que no lo tratan o lo hacen de manera tangencial presentan severas limitaciones de orden heurístico. Sin embargo, no se pueden dejar de mencionar los brillantes estudios de Oswald Ducrot —lingüista estructuralista que después se dedica al estudio del discurso— sobre los implícitos, los sobreentendidos, las presuposiciones, para condensar su reflexión en un modelo de análisis argumentativo101 y los de Schmidt.102 También se destaca para el estudio de esta dimensión el libro de Kerbrat-Orecchioni,103 en el cual se realiza una de las síntesis analíticas más completa. En seguida se sintetizan algunas propuestas, de modo sucinto. Para Stalnaker,104 las presuposiciones pertenecen a la dimensión pragmática, ya que no tienen que ver con la relación entre las proposiciones, sino entre éstas y los sujetos que la usan. Los sujetos discursivos son los que hacen presuposiciones que deben ser válidas tanto para las oraciones como para los textos-discursos. De este planteamiento se deriva que la presuposición (una forma de implícito) se sitúa en una dimensión comunicativa, más que gramatical, en lo que coincide con Schmidt.105 En Ducrot,106 es donde encontramos uno de los análisis y clasificaciones más acabados: a) Presupuestos generales: no tienen relación con la estructura de la frase, sino que se refieren a los supuestos con los cuales los locutores se entienden entre sí, basados en que existe un “mundo posible” al cual se deben referir sus enunciados. Estos presupuestos pueden abarcar fenómenos muy diversos como son: a1) cierta competencia lingüística y pragmática de los sujetos; a2) creencias y supuestos ideológicos compartidos; y a3) acuerdos respecto a la naturaleza de la situación comunicativa. En consecuencia, para que se pueda realizar una interacción comunicativa es necesario que exista un conjunto de presupuestos relacionados a un sistema sociocultural compartido que permita el establecimiento de correferencias entre elementos del discurso. b) Presupuestos ilocutivos: se refieren al cumplimiento o no de un acto ilocutivo, lo que puede presuponer que la situación de discurso haga posible y razonable cumplirlo. Por ejemplo, cuando 110 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos se pregunta, el locutor presupone que el interlocutor está en condiciones de responder. En otras palabras, las presuposiciones ilocutivas tienen que ver con las condiciones de cumplimiento de los actos discursivos. De esto modo, según Lozano,107 las reglas constitutivas de Searle corresponden a presuposiciones convencionales de los actos, lo que Récanati denomina implicaciones pragmáticas. c) Presupuestos de lengua: que están ligados a la existencia de ciertos morfemas. En estos existen subtipos : c1) existenciales; c2) verbales ; c3) de construcción; y c4) adverbiales. En general, los presupuestos de lengua corresponden al tipo de presuposiciones analizadas por los lógicos y se refieren a las condiciones de verdad o de referencia de las proposiciones. A pesar de los avances logrados por la proposición de Ducrot, es necesario reconocer que la categoría de presuposición continúa siendo poco precisa, ya que todavía no se logra situarla con nitidez dentro de una teoría de la acción discursiva y continúan presentes las preguntas tradicionales sobre su naturaleza: ¿los presupuestos forman parte del contenido de los enunciados o son condiciones de la enunciación?, ¿los presupuestos constituyen un hecho discursivo específico o son más bien efectos de sentido vinculados al funcionamiento general de las unidades léxico-semánticas? Frente a estas problemáticas, Ducrot considera que la presuposición es un acto de habla peculiar, pero que no es diferente al de la afirmación, de la interrogación, del orden. Como un acto de habla particular, los presupuestos tienen tres funciones básicas: a1) posibilitar el juego de preguntas y respuestas; a2) asegurar la coherencia del discurso, por su redundancia; y a3) proporcionar un marco a los enunciados, ubicándose con determinada “exterioridad” respecto a su concatenación. Sin embargo, a posteriori, los avances de este autor introducen la categoría del “topoi” aristotélico que remite a las premisas, a los lugares comunes compartidos, punto que se retomará en el capítulo 5 de este libro. Es importante destacar el giro que se produce en las reflexiones de Ducrot cuando privilegia el análisis de los “topoi” para alcanzar los funcionamientos más profundos del sentido discursivo.108 El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 111 En Kerbrat-Orecchioni,109 encontramos la mejor y la más completa síntesis crítica sobre la problemática de los implícitos. Ella desarrolla su investigación con base a dos núcleos: a) El estatuto de los contenidos implícitos: no es su naturaleza lo que diferencia los contenidos implícitos de los explícitos, sino su estatuto, su modo de presentación, es decir, la manera como ellos se insertan en el enunciado. b) La génesis de los contenidos implícitos: en este punto, la pregunta básica es sobre lo que suscita la emergencia de estos contenidos y cómo el receptor procede para extraerlos del enunciado. Para descifrar los contenidos implícitos son necesarias varias competencias: b1) la lingüística —manejo del código lingüístico y de sus reglas—; b2) la enciclopédica —el contexto extraverbal—; b3) la retórico-pragmática —el funcionamiento de las máximas conversacionales, o de las leyes del discurso—; y b4) la lógica —manejo de la lógica natural. Desde mi punto de vista, sin embargo, creo necesario replantear y ampliar estas competencias desde una teoría objetiva del sujeto. Para esta autora, los aspectos que son responsables de la emergencia de un contenido implícito son: a) la secuencia textual que lo soporta; b) el cotexto; c) el paratexto; y d) el contexto. Al desglosar lo planteado: los significantes textuales y los índices cotextuales se relacionan con la competencia lingüística de los sujetos decodificadores; los índices paratextuales no prosódicos se relacionan con la competencia quinésica y proxémica y los índices contextuales se articulan con la competencia enciclopédica. Entre los mecanismos de implicitación se destacan dos fundamentalmente: el de la presuposición y el del sobreentendido —ya destacados por Ducrot. Para la autora, los presupuestos son todas informaciones implícitas que se encuentran inscritas en el enunciado, desde un marco enunciativo. Los presupuestos pueden ser de dos tipos: a) los semánticos que se relacionan con el contenido proposicional del enunciado; y b) los pragmáticos que se refieren a los actos de habla. Por otro lado, los sobreentendidos engloban todas las informaciones que pueden ser vehiculadas por un enunciado, pero su actua- 112 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos lización depende básicamente de ciertas particularidades del contexto enunciativo. En oposición a los presupuestos, los sobreentendidos se caracterizan pos su inestabilidad. Los presupuestos no pueden dejar de funcionar, sino por la acción de contextos muy particulares —de tipo correctivo—, en ausencia de los cuales ellos se actualizan automáticamente; los sobreentendidos, al contrario, tienen necesidad de actualizarse de confirmaciones cotextuales o contextuales, sin las cuales ellos no existen sino en el estado de virtualidades latentes. La otra diferencia es que los presupuestos son en principio decodificados con la ayuda sólo de la competencia lingüística, mientras que los sobreentendidos hacen además intervenir la competencia enciclopédica de los sujetos del discurso.110 A mi juicio, la ausencia en los modelos discursivos y semióticos de una mayor reflexión teórico-metodológica sobre los implícitos se explica, en parte, por la complejidad que implica su formalización. Esta situación es bastante paradójica, porque el funcionamiento de los implícitos es automático, por lo tanto no necesita de ningún aprendizaje y éstos están integrados irremediablemente a los discursos y a las semiosis, como lo están las reglas de la competencia lingüística, comunicativo-pragmática, entre otras. Desde la perspectiva de un desarrollo posterior de esta dimensión tan importante y compleja, que permita una aplicación más extensa, es necesario integrar los implícitos de la dimensión paraverbal, pero principalmente su funcionamiento en la dimensión no-verbal, en lo semiótico propiamente dicho. A esta tarea gigantesca, se añade la construcción de una tipología de los implícitos, como son los lógicos, los pragmáticos, los ideológicos, los culturales, etcétera. LA RELACIÓN DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN El sentido tiene que ver con la relación de la dimensión denotativa y connotativa, para lo cual es fundamental recordar los aportes de Hjelmslev111 y de Barthes,112 así como de Kerbrat-Orecchioni.113 Sin embargo, en general, la semántica estructural y la generativa no logran trabajar a profundidad con la dimensión connotativa, planteando únicamente las reglas de los campos semánticos o léxico-semánticos. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 113 Los desarrollos en torno a estos dos funcionamientos del sentido pasan por tres posiciones: 1) Aceptación de la denotación y de la connotación como dimensiones separadas; 2) Planteamiento de una continuidad entre la denotación y la connotación que hace difícil establecer una frontera entre ellas y 3) La casi eliminación de la denotación, con los planteamientos de Baudrillard114 y otros, que propone que la denotación es la más sutil de las connotaciones. Los planteamientos sobre estos dos funcionamientos del sentido pasan por la filosofía, semántica, semiótica, pragmática, pero no podemos detenernos en ellos por problemas de espacio. En este trabajo, nos proponemos exponer las principales consideraciones de KerbratOrecchioni115 porque sintetizan los planteamientos más significativos sobre estos funcionamientos. En dos extensos capítulos, la autora se dedica a sintetizar desarrollos sobre la connotación en relación a los significantes y a los significados. En relación a los significantes de la connotación, la autora presenta un cuadro muy completo, que abarca varios tipos de funcionamientos.116 Además, añade los siguientes significantes de la connotación: a) la prosodia; b) la construcción sintáctica y otros funcionamientos a nivel del significante. En relación al significado de connotación, la autora pasa por varios autores para plantear una taxonomia que desarrolla con detalle: 1) connotaciones cuyo significado es de la misma naturaleza, pero no del mismo estatuto que el significado de la denotación; 2) connotaciones estilísticas que informan acerca de la pertenencia del mensaje a una determinada lengua o sublengua; 3) connotaciones “enunciativas” que proporcionan información acerca del locutor y comprenden: 3a) las connotaciones sociogeográficas y socioculturales, 3b) las connotaciones emocionales y afectivas; 3c) las connotaciones axiológicas; d) las connotaciones ideológicas; 4) las connotaciones asociativas; y 5) las significaciones implícitas como valores connotados.117 La autora, sin duda, realiza un mapeo bastante completo de la relación denotación/connotación con criterios y posiciones críticas constructivas, para avanzar en la reflexión sobre estos dos funcionamientos, lo que nos permite plantear algunas otras rutas para tratarlos desde los sentidos que se producen y se reproducen en las prácticas semiótico-discursivas. 114 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos Cuarto eje analítico. La verdad, la mentira, lo verosímil en las prácticas semiótico-discursivas: problemas transversales complejos de la producción y reproducción del sentido La problemática sobre la verdad, la mentira y lo verosímil en los procesos semiótico-discursivos abre espacio para mucha polémica y discusión que no es posible tocar a fondo, sino únicamente retomar algunos elementos relacionados con el sentido. Esta relación constituye otra importante reflexión sobre la producción del sentido semiótico-discursivo. En Foucault aparecen propuestas importantes, ya que este autor subordina lo verdadero y lo falso a la voluntad de verdad, al del poder, planteando que se ponga en duda la voluntad de verdad, porque no cree en algo que sea en esencia verdadero. Otras posiciones plantean que no tiene pertinencia preguntarse por la verdad en las prácticas semiótico-discursivas, sino por lo verosímil. En este trabajo se ha tomado la posición de que el problema de la verdad tiene pertinencia para algunos tipos de producciones semiótico-discursivas y para otras no: por ejemplo, para el arte y para los mitos no existe ninguna pertinencia. Del mismo modo, parece fundamental establecer que para algunos discursos no se puede dejar de preguntar por la verdad, como es el caso del discurso político, del discurso de los medios masivos de comunicación, entre otros. Uno de los textos que trabaja de manera detallada este problema es el de Durandin, La mentira en la propaganda política y en la publicidad,118 en el cual el autor se preocupa por analizar la mentira en la publicidad y en la propaganda política y lo hace con mucha rigurosidad. Para los objetivos de este trabajo, sólo se sintetizan algunos puntos de su propuesta. En principio, el autor diferencia la realidad de la verdad. Mientras que la “realidad” es el objeto del que se habla, y que puede ser de varios tipos, la “verdad” es una relación entre el conocimiento y la realidad: se denomina conocimiento verdadero al que es el más fiel posible con relación a la realidad que se quiere conocer y que permite ser verificado.119 Para esto hay objeciones desde varias disciplinas, pero el autor sostiene que es pertinente trabajar sobre la mentira, sin pretender con esto que exista un conocimiento total de la realidad, El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 115 sino que éste puede ser parcial, etcétera. El relativismo intelectual puede servir de coartada al absolutismo político. Pretender que nada es completamente verdadero hace posible imponer los propios puntos de vista desde el poder, por lo que, privados de los criterios de verdad, los interlocutores ya no están en condiciones de defenderse. En materia de propaganda se pueden distinguir tres tipos principales de la mentira: a) Mentiras de propósito ofensivo; b) Mentiras con fin defensivo: se puede mentir para ocultar la propia debilidad al adversario y evitar ser atacado. Pero se procura siempre modificar la actitud del adversario; c) Mentiras de interés general: como las de los gobiernos cuando en las devaluaciones mienten para evitar el pánico, como en los enfermos terminales que se miente, para evitar la angustia. A mi juicio, aunque el autor no considera estas categorías, la mentira, en los procesos discursivos y semióticos, tiene que ver con los tipos de discurso, las condiciones de producción y recepción, con los sujetos y con los objetos discursivos que están en juego. Los objetos de la mentira son de 3 tipos: a) los seres involucrados: se puede mentir acerca de uno mismo, del adversario, de un tercero, o incluso del entorno; b) se puede mentir respecto a las intenciones o sobre los acontecimientos y las acciones; c) la dimensión temporal: se puede mentir respecto del presente, del pasado, y del futuro como posibilidad.120 Los procedimientos de la mentira son de varios tipos, es decir la mentira puede realizarse desde la palabra, hasta cualquier otro tipo de signo. Desde nuestro punto de vista, la mentira está imbricada con los funcionamientos semiótico-discursivos, según nuestras categorías. Se miente con la palabra —los discursos—, con las imágenes, con los personajes político-históricos, con los objetos e indicios materiales. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial los diferentes países utilizaban armas ficticias, camiones y tanques de goma inflable para la simulación; era una semiótica del simulacro —como se denomina.121 En síntesis, las operaciones de la mentira son: 1. Operaciones de supresión: consisten en hacer creer que una cosa que existe, no existe. En esta categoría están: la omisión, la negación, las supresiones materiales: esconder objetos, destruir objetos, huellas o documentos. 116 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 2. Operaciones de adiciones, al contrario, consisten en hacer creer en la existencia de cosas que no existen: son las invenciones; el autor prefiere utilizar adición porque estas operaciones constituyen imitaciones de la realidad y no son invenciones, en el sentido innovador. 3. Las terceras son las deformaciones, que consisten en hablar de una cosa que existe pero caracterizándola de manera falaz: la deformación puede afectar a uno o varios elementos del objeto considerado. Hay tres categorías: 3a) las deformaciones cuantitativas-exageración y minimización; 3b) las deformaciones cualitativas —también tienen tres tipos: las mentiras sobre la identidad, las mentiras sobre otras características del objeto y las mentiras sobre los motivos de una acción; y 3c) las deformación en donde la cantidad acaba por modificar la cualidad: denominación por el contrario.122 Para el autor este es el tipo de la mentira más perfecta, más sibilina.123 En este tipo se permite expulsar un aspecto de la realidad pero evitando formular una negación, la cual expondría directamente a la contradicción. Por esto es perfecto este mecanismo. Ejemplos con la publicidad del alcohol, y del cigarrillo. Por otro lado, a mi juicio, los procedimientos de la mentira pasan por todas las posibilidades semiótico-discursivas, es decir, por los discursos, por lo para-verbal, por lo no-verbal, hasta por lo invisible. Para terminar, se analizan brevemente las propuestas de Rajagolapan,124 porque trabaja el problema de la verdad en la argumentación. La conclusión a que llega el autor es de que la verdad en la/de la argumentación tendrá que ser considerada como una verdad siempre abierta, a la espera de nuevos intentos de complementación, de nuevos desarrollos, lo que deja la apertura al problema de la verdad. En consecuencia, la fascinación del sentido se explica por la incidencia que tiene en la eficacia y en la persuasión de los sujetos, que además no pueden escapar de él; los sujetos están atrapados en los múltiples sentidos que impregnan todas las semiosis y todos los discursos. Su funcionamiento es ubicuo, está presente en la música, en la danza, en todas las artes, en las ciencias, en todo lo visual, lo posvisual, en lo invisible. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 117 El sentido se condensa, se fragmenta, abre caminos de todos tipos, veredas, trampas, encrucijadas para los sujetos y siempre los atrapa. La infinitud de la producción y reproducción de los sentidos concreta la continua contradicción de los sujetos, que sin embargo no pueden perder la esperanza de lograr superarla con un pensamiento crítico y buscando siempre la defensa y la práctica de la ética. Este es uno de los aspectos más fascinantes en el análisis del discurso y en la semiótica de la cultura, ya que tiene que ver con la producción del sentido en las prácticas semiótico-discursivas, de lo cual depende en gran parte el funcionamiento de la eficacia y de la persuasión. Los tipos de discurso: criterios de clasificación En este apartado, no se considera la complejidad de la taxonomía en el campo de la semiótica en general, porque rebasaría los objetivos. Sin embargo, es fundamental considerar los criterios de clasificación de los discursos porque no existe un consenso y los analistas parten de una tipología que circula por los ámbitos académicos, basada en el sentido común y de corte apriorístico. A pesar de que se han logrado algunos avances sobre los criterios clasificatorios, no creo que los resultados sean de carácter definitivo porque los problemas taxonómicos siempre generan puntos de tensión que llaman a continuar la exploración. Para clasificar los tipos y subtipos de discurso, con base en características que permitan diferenciarlos, es necesario, a mi juicio, construir una tabla matricial de doble entrada: en el eje vertical se ubican los tipos de discurso y en el horizontal los criterios de clasificación. De este modo, sólo la sumatoria de los rasgos distintivos puede, con un mayor rigor, permitir la distinción de un tipo o un subtipo de discurso. En otro apartado, con anterioridad, se menciona que esta tabla de formato estructural no corresponde a las posiciones dialécticas que se tienen en relación a las clasificaciones, sobre lo cual incluso se afirma que no hay discursos puros de un determinado tipo. Como propuesta inicial, se plantean, sintetizando a varios autores, los siguientes criterios: 1) el objeto discursivo —o tema, o tópico— constituye el criterio menos explicativo; 2) las funciones discursivas —funciones del lenguaje de Jakobson, que son replanteadas por Ker- 118 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos brat-Orecchioni125 y Reboul126—; 3) los aparatos ideológicos/hegemónicos que rigen la producción de los discursos institucionales, pero también consideran los no-institucionales; 4) los sujetos semióticodiscursivos, con relación a la forma como asumen y se explicitan en estas prácticas; 5) las macro-operaciones discursivas, como son la argumentación, la demostración, la narración y la descripción; 6) la oralidad, la escritura, lo visual que permiten diferenciar los discursos orales de los escritos, y además integrar lo visual; 7) lo formal y lo informal, que también es un criterio productivo para la distinción.127 Como podemos observar en el cuadro 8, en esta tabla matricial se parte de una tipología de carácter empírico para plantear los criterios teóricos que constituyen el soporte para clasificar los tipos y los subtipos de discursos. De este modo, por ejemplo, al seleccionar la categoría de “objeto semiótico-discursivo”, en lugar del tema o tópico, estamos considerando su complejidad que permite abordar varios tipos de operaciones y esquematizaciones, como veremos en capítulos posteriores de este libro. Las funciones del lenguaje de Jakobson,128 que denominamos semiótico-discursivas, permiten clasificar a los discursos/y a las semiosis de acuerdo a la jerarquía de éstas; por ejemplo, cuando la predominante es la función referencial podemos clasificar varios discursos como el científico, el informativo, el descriptivo; cuando la dominante es la apelativa, que se centra en el receptor, ubicamos el discurso religioso, el pedagógico y el político, entre otros. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que hay una jerarquía en las funciones discursivas por la cual aunque hay una o dos predominantes, las otras también están presentes. Y tampoco podemos dejar de retomar la propuesta de Olivier Reboul,129 en la cual las funciones del lenguaje de Jakobson son explícitas e implícitas a la vez, y destacar las categorías operativas que propone para analizar cada una de ellas, incluyendo el cruce que tienen. En otras palabras, las funciones explícitas pueden no ser las mismas en la dimensión implícita. Los aparatos ideológicos/hegemónicos son muy variados y permiten también una clasificación en tipos canónicos: desde la Iglesia se generan los discursos religiosos; desde la Escuela, los discursos pedagógicos; desde el Estado, los discursos políticos, etcétera.130 Los aparatos y sus instituciones establecen entre sí relaciones de contradicción, + + Discurso científico Discurso periodístico Discurso literario 3 2 1 +/- +/- +/- +/- +/- Funciones semióticodiscursivas - - + - + Aparatos ideológicos/ hegemónicos + + - + - Sujetos semióticodiscursivos - - + - + Macrooperaciones semióticodiscursivas La sumatoria de los rasgos presentes o ausentes es lo que permite clasificar a los discursos con rigurosidad. En la tabla es necesario proyectar los criterios con sus variaciones. Por ejemplo, las funciones discursivas son de seis tipos. El llenado de rasgos es aleatorio, a manera de ilustración. NOTAS + + Discurso histórico + Objeto semióticodiscursivo Discurso político Tipos de discurso Criterios de clasificación Cuadro 8. Tabla matricial tipológica +/- +/- + - + Oralidad/ escritura/ visual/ posvisual +/- +/- + +/- +/- Formalidad/ informalidad El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 119 120 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos por las cuales la producción semiótico-discursiva queda muy impactada por las tensiones; por otro lado, los aparatos no existen separados, sino en una articulación orgánica que los relaciona de tal modo que es difícil quedar en los tipos canónicos de discursos, sino que en las clasificaciones concretas se observa la necesidad de establecer tipos y subtipos de discursos, por ejemplo en las investigaciones no se puede clasificar sólo como discurso político, religioso ya que éstos suelen aparecer más bien como subtipos, aspecto que retomamos a posteriori. Los sujetos semiótico-discursivos también constituyen un criterio significativo porque su aparición formal o su ausencia marcan a la producción de modo distinto, así como las modalidades y las estrategias que utilizan. Para mayores ampliaciones revisar, en este mismo capítulo, el apartado “Los sujetos semiótico-discursivos”, así como otros apartados en los capítulos 5 y 6, respectivamente, cuando retomamos otros ángulos analíticos de la subjetividad. Las macrooperaciones semiótico-discursivas también sirven para clasificar porque la argumentación es propia del discurso político, la demostración del discurso científico, la narración del discurso histórico, literario o mítico y la descripción del discurso de los instructivos, de las recetas, etcétera, así como de otras producciones semióticas en donde se pueden analizar la argumentación y la narración visuales, por ejemplo. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que en los discursos o semiosis, siempre aparecen varias operaciones y lo que incide en la clasificación es la predominante.131 Otro aspecto interesante se refiere a la universalidad de las macro-operaciones discursivas. Desde mi punto de vista, la argumentación, la narración y la descripción son universales porque son competencias cognoscitivas, culturales e históricas de los sujetos; sin embargo, en relación a la demostración es más problemático considerar este carácter en el sentido occidental. En otras palabras, la demostración científica —desde Occidente— exige pruebas, axiomas, etcétera, y en este sentido no podría ser universal; pero, sí ampliamos su concepción para abarcar las culturas de África, Australia y América, en las cuales la demostración no es axiomática, sino que tiene un carácter empírico, entonces también es una macro-operación universal: como es ejemplo el gran desarrollo del conocimiento astronómico en estas culturas ancestra- El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 121 les, sin ninguna teoría como la copernicana o la de Galileo, y el de la naturaleza, sin el desarrollo de las disciplinas de la biología y de la zoología, entre otras. La oralidad, la escritura, lo visual, lo posvisual, constituyen criterios complejos que posibilitan varias relaciones para clasificar las producciones semiótico-discursivas. Por el carácter del corpus analítico que se utiliza en este estudio del debate CEU-Rectoría, en este momento sólo se consideran los dos primeros: lo oral-oral; lo oral-escrito; lo escrito-escrito; lo escrito-oral. Las características de la oralidad y de la escritura marcan las producciones discursivas de un modo peculiar, diferencial, aunque desde una posición transdisciplinaria las fronteras entre estas dos formas de producción ya no son tan rígidas y evidentes. Por ultimo, el criterio de la formalidad e informalidad también exige un tratamiento desde lo continuum, ya que hay discursos totalmente formales o informales, pero hay muchos en donde aparecen ambos rasgos. Es necesario repensar estos criterios desde el pensamiento complejo, para retomarlos desde las continuidades, desde la lógica del continuum y no como oposiciones estructurales. Es necesario, además, detenernos en un tipo de discurso que aparece frecuentemente en varios textos y que los mismos analistas de la Escuela Francesa han utilizado y lo siguen haciendo: el “discurso ideológico”. En estos momentos, ya no se puede aceptar este tipo porque lo ideológico es una materialidad ubicua que está presente en todos los discursos y en todas las semiosis, lo que hay que destacar es que lo ideológico es una materialidad que presenta funcionamientos distintos en los diferentes tipos, como son el discurso político, el religioso, el científico, etcétera. Lo ideológico funciona de manera débil en algunos tipos de discurso, como en el geográfico, en el técnico —por ejemplo, en los instructivos en donde se explica el funcionamiento de los distintos artefactos—, en el discurso de la matemática y de algunas ciencias naturales, como la física, la química, entre otras. Para concluir, propongo que no existen tipos puros, es decir, en todos los discursos los criterios pueden aparecer mezclados, por ejemplo, la argumentación puede ser la operación básica nuclear, pero junto puede utilizarse la narración, la descripción u otra, lo mismo ocurre con los otros criterios. En síntesis, hay muchos intentos para 122 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos clasificar a los discursos, las semiosis, como lo hubo en el desarrollo de las clasificaciones de las lenguas. En los apartados iniciales, indique algunas propuestas importantes, como la de Baktine,132 cuando trabaja sobre los géneros discursivos, como la de Van Dijk133 cuando trata de la tipología en relación a los macroactos de habla; la de Helena Beristáin,134 que con criterios de la retórica plantea las diferencias entre el discurso poético y el científico, entre muchas otras tentativas. Si recurrimos a Toulmin y otros,135 podemos seleccionar los “foros discursivos”, en donde se suelen producir los tipos y los subtipos de discurso. Otra propuesta puede originarse en la teoría de los campos de Pierre Bourdieu,136 desde la cual se pueden plantear campos semiótico-discursivos, con tipos y subtipos. En síntesis, la tipología de los discursos y sus criterios clasificatorios amerita una tarea de reconstrucción desde varias propuestas que en este libro no podemos realizar, y sólo la considero para señalar las dificultades más significativas. En esta investigación, utilizando la tabla matricial, planteo que existe un tipo de discurso político, con dos subtipos: • • Discurso político universitario estudiantil. Discurso político universitario de la Rectoría. NOTAS 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Cf. Haidar, 2000 y otros textos. Pêcheux, 1969, 1975. Cf. capítulo 4, apartados: “El debate CEU-Rectoria: funcionamientos y características” y “Análisis del debate CEU-Rectoría”. Michel Pêcheux, 1969. Cf. Bourdieu, 1983. Rojo, Pardo, Whittaker, 1998. Fairclough, 1989. Desde una posición del análisis crítico del discurso, nos surge la pregunta: ¿cómo es posible que muchos de los que se suscriben a esta tendencia, sean los mismos que reproducen las relaciones tan criticadas del poder-saber —tan bien analizadas por Foucault—, en el ámbito académico? Esto es muy preocupante, no sólo para el desarrollo del conocimiento del campo, sino más todavía por los criterios de la más elemental ética. Haidar, 2000 (desde 1988). Ibídem. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 123 Cf. Petöfi, 1973; Van Dijk, 1980, 1983, entre otros. Foucault, 1969, 1972; Robin, 1973, 1976. Reboul, 1980. Cf. Haidar, 2000. Foucault, 1969. Pêcheux, Haroche, Henry, 1971. Pêcheux, 1969. Robin, 1973, 1976. Veron, 1980. Faye, 1973, 1974. Kristeva, 1967; Navarro, 1997; Angenot, 1997, entre otros. Dell Hymes, Gumperz, 1972; Kerbrat-Orecchioni, 1998; Plantin, 1990, 1995, entre otros. Cf capítulo 4, apartado “Los procesos de interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis en el debate CEU-Rectoría”. Dietrich Rall, 1987. Umberto Eco, 1981. Cf capitulos 3 y 4, varios apartados. Voloshinov, 1976. Reznikov, 1970. Bourdieu, 1982. Thompson, 1990. Van Dijk, 1980, 1993. Marcel Dascal, 1991. Pêcheux, 1971. Regine Robin, 1973, 1976. Reboul, 1980. Van Dijk, 2003. Thompson, 1985, 1993. Foucault, 1980. Bourdieu, 1982. Fairclough, 1989. Andersen, 1988. Thompson, 1985, 1993, 2001. Bourdieu, en varias obras. Giddens, 1991 y otros textos. Haidar, 2000. Hodge/Kress, 1988. Lévi-Strauss, Cf. Haidar, 1990. Turner, 1980. Sperber, 1978. Geertz, 1987. Thompson, 1993. Regine Robin, 1973, 1977. Michel de Certeau, 1985. Todorov, 1970. White, 1992. Pierre Bourdieu, 1983, 1997. 124 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 Thompson, 1985, 1993. Giddens, 1991. Touraine, 1994, 1995, 1997. Umberto Eco, 1978b. Baudrillard, 1978, 1981. Cf. lo desarrollado sobre retórica en los capítulos 5 y 6. Lakoff y Johnson, 1986. Haidar, 2000 y otros textos. Cf. cuadro 2 en este mismo capítulo. Robin, 1977. Pêcheux, 1969. Haidar, 1992, 1994 y otros. Cf. Haidar, varios trabajos. Pereira, 1984, pp. 9, 15, 39 y 40. Ibídem. Sánchez Vázquez, 1967. Marcellesi, 1979, pp. 378-384. Maingueneau, 1980, pp. 158-159. Michel Foucault, 1996. Michel Foucault, 2000. Voloshinov, 1976. Morin, 2001, p. 173. Cf. capítulo 4, apartado “Los sujetos del discurso: problemáticas analíticas”. Cf. Haidar, 1994, para mayores detalles. Cf. capítulos 3 y 4, para mayores detalles. Michel Foucault, 1969. Pêcheux, Haroche, Henry, 1971. Pêcheux, 1969. Robin, 1973 y 1976. Veron, 1980. Faye, 1973, 1974. Kristeva, 1967, Navarro, 1997, Angenot, 1997, entre otros. Dell Hymes, Gumperz, 1972; Kerbrat-Orecchioni, 1998; Plantin 1990, 1995, entre otros. Pêcheux, 1975. Pêcheux, Haroche, Henry, 1971. Cf. capítulo 4 para ampliación, apartado “La formación socia/histórcio/cultural/ política; la ideológica/hegemónica; y la semiótico/discursiva en el debate CEURectoría”. Pêcheux, 1969. Cf. Pêcheux, 1978, p. 42; para ampliación cf. capítulo 4, apartado “Las formaciones imaginarias en el debate CEU-Rectoría”. Regine Robin, 1976. Cf. capítulo 3. Kristeva, Maingueneau, Lotman, entre otros. Cf. capítulo 4, “Los procesos de interdiscursividad/intertextualidad/intersemiosis en el debate CEU-Rectoría”. Para ampliación cf. cuadro 4 y el desarrollo, en este mismo capítulo. El campo del análisis del discurso y de la semiótica de la cultura 100 125 Regine Robin, 1977. Ducrot, 1972, 1975, 1979, 1981. 102 Schmidt, 1977. 103 Kerbrat-Orecchioni, 1986. 104 Stalnaker, en Lozano, 1982. 105 Schmidt, 1977. 106 Ducrot, 1972, 1986. 107 Lozano, 1982. 108 Cf. Ducrot, varios textos. 109 Kerbrat-Orecchioni, 1986, p. 8. 110 Kerbrat -Orecchioni, 1986, pp. 39-41. 111 Hjelmslev, 1980. 112 Barthes, 1970, 1976. 113 Kerbrat-Orecchioni, 1983. 114 Baudrillard, 1977. 115 Kerbrat-Orecchioni, 1983. 116 Íbid., p. 56. 117 Íbid., pp. 99-102. 118 Durandin, 1995. 119 Íbid., p. 20. 120 Íbid., p. 38. 121 Íbid., pp. 57, 63. 122 Íbid., pp. 77-79. 123 Íbid., pp. 166-170. 124 Rajagolapan, 1998, p. 46. 125 Kerbrat-Orecchioni, 1980. 126 Reboul, 1980, 1986. 127 Haidar, 1988, 1993, entre otros trabajos. 128 Jakobson, 1984. 129 Olivier Reboul, 1980. 130 Para una mayor profundización sobre la teoría de los aparatos, de las instituciones revisar capítulo 4, apartado “La formación ideológica/hegemónica: los aparatos y las instituciones”. 131 Cf. capítulo 5. 132 Baktine, 1979 y otros textos. 133 Van Dijk, 1980, p. 340. 134 Helena Beristáin, 2000. 135 Toulmin y otros, 1979. 136 Pierre Bourdieu, cf. varios textos en la bibliografía. 101 SEGUNDA PARTE Las condiciones de producción, circulación y recepción del debate CEU-Rectoría Uno de los seres principales, me habló y dijo: “María Sabina, este es el libro de la sabiduría. Es el libro del lenguaje. Todo lo que en él hay escrito es para ti.” La sabiduría es el lenguaje. El lenguaje está en el libro. El libro lo otorgan los principales. María Sabina* L a segunda parte de este libro se enfoca, fundamentalmente, a sintetizar y plantear las propuestas analíticas para abordar las condiciones de producción, circulación y recepción —CP, CC, CR— de los procesos semiótico-discursivos que se desarrollan en el debate CEU-Rectoría, lo que se expone con detalle en los capítulos 3 y 4 que componen esta sección. La concepción de los discursos como prácticas “semiótico-discursivas —socio-histórico-cultural-políticas—”, con un mayor o menor grado de institucionalización y codificación, es lo que permite introducir, analíticamente, “las condiciones de producción, circulación y recepción”, como un conjunto conceptual fundamental para explicar los procesos semiótico-discursivos. Estas categorías pueden ser abordadas desde distintas perspectivas que se diferencian tanto por las problemáticas que se proponen responder, como por el nivel macro/micro y también por los alcances que tienen. La síntesis, que se presenta en el siguiente cuadro, es el resultado de varios años de in* Álvaro Estrada, Vida de María Sabina, la sabia de los hongos, México, Siglo Veintiuno, 1986. 128 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos vestigación teórico-metodológica y concreta. Sin embargo, desde una perspectiva transdisciplinaria, insisto en que constituye una propuesta abierta para otras reflexiones que se puedan desarrollar en torno a esta problemática. Condiciones de producción, circulación y recepción semiótico-discursivas* a) Las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y de las distintas semiosis.1 b) La relación entre formación socio-histórico-cultural-política, formación ideológica/ hegemónica y formación discursivo-semiótica.2 c) Las formaciones imaginarias en las prácticas semiótico-discursivas.3 d) La relación discurso/semiosis y coyuntura.4 e) Las gramáticas de producción y recepción de las semiosis y de los discursos.5 f) La aceptabilidad de los discursos y de las semiosis.6 g) Los procesos de interdiscursividad, intertextualidad y de intersemiosis.7 h) La situación y las interacciones comunicativas de las prácticas semiótico-discursivas.8 * Cuadro elaborado por la autora a lo largo de 25 años. 1 2 3 4 5 6 7 8 Foucault, 1969. Pêcheux, Haroche, Henry, 1971. Pêcheux, 1969. Robin, 1973 y 1976. Veron, 1980. Faye, 1973, 1974. Kristeva, 1967; Navarro, 1997; Angenot, 1997; entre otros. Dell Hymes, Gumperz, 1972; Kerbrat-Orecchioni, 1998; Plantin, 1990, 1995, entre otros. En estas propuestas, se considera el continuum análisis del discurso y semiótica de la cultura, aunque en estos resultados de la investigación no me detengo propiamente en lo no-verbal. Los modelos operativos planteados en estos dos campos son recortados, para abarcar con mayor énfasis la dimensión discursiva, dejando para un trabajo posterior lo propiamente semiótico, que abarca lo para-verbal y lo no-verbal con lo cual el corpus analítico cubriría todos los registros, si se utilizan los videos del debate que se analiza. De todas estas posibilidades, la más utilizada y difundida entre los estudiosos del campo discursivo es la de análisis de coyuntura, quizás porque, como se ha señalado, es una categoría más próxima y cono- Las condiciones de producción, circulación y recepción... 129 cida entre los investigadores de las ciencias sociales. La aplicación de uno o varios de estos planteamientos a una investigación depende, básicamente, del objeto de estudio, de las problemáticas propuestas y del tipo y subtipo de discurso o semiosis. Sin embargo, se debe reconocer que no es posible, ni pertinente aplicar al mismo tiempo todas las posibilidades, porque éstas implican niveles de análisis complejos y distintos que van desde lo macro —lo propuesto por Foucault y Pêcheux—, hasta lo más micro —la situación comunicativa y las interacciones comunicativas. La categoría de “condiciones de producción” tiene, por lo menos, tres orígenes distintos, según Courtine:1 a) el primero se encuentra en el análisis de contenido, practicado por la psicología social y aparece en los trabajos de Berelson; b) el segundo está en la sociolingüística, cuando plantea el problema de la covariación entre las estructuras lingüísticas y las sociales, respecto al cual establece las variables sociolingüísticas como las responsables de las condiciones de producción de un discurso; y c) el tercero se encuentra en el texto de Harris de una manera implícita, ya que no aparece directamente esa categoría, sino la de situación. Las transformaciones que ha sufrido la categoría en su desarrollo permiten diferenciar dos tipos de definiciones: a) un primer conjunto de definiciones empíricas en las cuales las “condiciones de producción” de un discurso tienden a confundirse con la situación de la enunciación. En este conjunto se ubica el planteamiento de Pêcheux que define en el “análisis automático del discurso”, las condiciones de producción como lugares determinados en la estructura de una formación social, desde los cuales se producen los discursos, lo que según Courtine no permite romper con los orígenes psicosociológicos del concepto. No podemos, en ningún sentido, estar de acuerdo con esta postura de Courtine que se origina en una lectura equivocada de la propuesta de Pêcheux; y b) un segundo conjunto de definiciones teóricas que aparecen con la categoría de formación discursiva propuesta por Foucault en Arqueología del saber y retomada por Pêcheux y otros en 1971; con esta categoría se permite una redefinición de las condiciones de producción relacionándolas con un análisis histórico de las contradicciones ideológicas. En otras palabras, la categoría de “formación discursiva” permite superar las insuficiencias 130 Debate CEU-Rectoría. Torbellino pasional de los argumentos de la de CP y destacar el efecto de las contradicciones ideológicas de clase en la materialidad de los discursos.2 Las “condiciones de producción y recepción” de los discursos no deben ser consideradas sólo como elementos externos, como una exterioridad, sino como constitutivas de los mismos discursos, ya que los impregnan y les dejan sus marcas, aunque éstas no sean aprehendidas directamente y pasen por una serie de mediaciones.3 A nuestro juicio, es necesario aclarar, sin embargo, que de acuerdo con el tipo de discurso las relaciones con las CP y CR sufren modificaciones de graduación: por ejemplo, mientras que para un discurso político es fundamental considerar la coyuntura en que se produce, para un discurso mítico ésta no tiene pertinencia y hay que recurrir a las otras propuestas sintetizadas. Con base en las diversas propuestas, Giménez4 propone que las condiciones sociales de producción de un discurso pueden ser de tres tipos: a) condiciones institucionales; b) condiciones ideológico-culturales; y c) condiciones histórico-coyunturales. Con estas tres posibilidades se supera lo simplemente coyuntural y se articulan otras perspectivas. Para mi, las condiciones de producción y recepción pueden ser tanto estructurales como coyunturales.5 Las estructurales corresponden a las coordenadas económicas, políticas y sociales que se observan en largos periodos históricos, como en nuestro objeto de estudio las relaciones que se establecen entre el Estado y la UNAM, las instancias y la estructura de gobierno de esta institución establecidas por una Ley Orgánica que data de 1945; las coyunturales remiten a periodos de tiempo más cortos, en los cuales se condensan las contradicciones y hacen explotar las fuerzas sociales, como es el caso del movimiento estudiantil ceuísta, que surge a raíz de las reformas universitarias propuestas por la Rectoría. Como en toda relación entre estructura y coyuntura, las condiciones estructurales de producción y recepción de los discursos condicionan directamente a las coyunturales. Entre las tres categorías, las de CC casi no se tocan o son estudiadas muy tangencialmente, lo que se puede explicar por ser consideradas como la condición de existencia de las otras dos. Entre las CP y CR, la primera es la más comúnmente trabajada, por dos razones: a) es más fácil la construcción del dato desde las CP que de las CR; y b) en Las condiciones de producción, circulación y recepción... 131 la dialéctica de la interdiscursividad, toda producción supone una recepción; con otras palabras, en una relación interdiscursiva que no tiene principio ni fin, todas las CP suponen CR, y unas se transforman dialécticamente en las otras. Desde este punto de vista, al realizar un análisis de las CP, se está haciendo simultáneamente el de las CR, entendidas en esta dimensión interdiscursiva, que no es la única. En los diversos usos de las categorías de CP y CR podemos observar que su contenido pasa de lo empírico a lo teórico, y de lo homogéneo a lo heterogéneo. Las definiciones, en general, tienen un carácter psicológico, sociológico, histórico y pragmático; estas perspectivas se enfatizan o se articulan de acuerdo con las distintas proposiciones analíticas sugeridas. En este sentido, es fundamental haber logrado proponer un modelo operativo transdisciplinario que abre el espectro analítico para analizarlas desde muchos ángulos. En el capítulo 3, se exponen en primer lugar el análisis de las CP, CR del debate CEU-Rectoría, refiriéndonos casi exclusivamente a las condiciones estructurales y coyunturales que constituyen el marco analítico para integrar, a posteriori, algunas de las otras propuestas enunciadas. En el capítulo 4, se desarrollan los otros planteamientos sintetizados de una manera inter y transdisciplinaria desde varios autores y tendencias, para comprender el impacto del entorno sociohistórico-político-cultural sobre la prolífera e intensa discursividad producida en torno al movimiento estudiantil del CEU. NOTAS 1 2 3 4 5 Courtine, 1981, pp. 19-20. Courtine, 1981, pp. 21-23 y 32. De Ipola, 1970. Giménez, 1981, p. 124. Haidar, 1990, pp. 56-58.