Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Facultad de Filosofía y Educación Instituto de Historia Tercer informe de lectura: Chile. Siglo XIX Economía chilena en el siglo XIX, visión a corto plazo e Industrialización Cátedra: Chile. Siglo XIX. Profesor: Mauricio Molina Ahumada Ayudante: Alexandra Lazo Nombre: Francisco Guerrero Flores Fecha: 22 de Diciembre de 2011 Economía chilena en el siglo XIX, visión a corto plazo e industrialización Tal como el título lo sugiere, el tema que tocaremos en este informe, es cómo a lo largo del siglo XIX chileno la elite económica, encargada de llevar las riendas económicas del país, pasó por una serie de concepciones teóricas que iban desde el proteccionismo en los albores de la Independencia, hasta acercarse hacia una postura más “liberal” durante la última parte del siglo. Pero, la tesis que vamos a proponer es que, si bien hay cambios en la teoría, la práctica económica de la elite a lo largo del siglo siempre fue de un solo tipo, en el sentido que se caracterizó por una visión cortoplacista de los procesos económicos. Y va a ser este rasgo, el que se va a convertir en el principal obstáculo para el proceso de industrialización en Chile durante el período analizado. Para comenzar, partiremos con el texto de Rafael Sagredo para facilitar el análisis desde lo cronológico. En el extracto leído, se pone énfasis en el pragmatismo que tuvieron los dirigentes del país en un período turbulento como fue 1817-1823, donde habían enormes dificultades para mantener a flote al erario fiscal, producto sobre todo de los gigantescos gastos en el rubro militar, tanto para pagar la deuda de la Guerra de Independencia, como para el financiamiento de la expedición libertadora al Perú. Y será en este contexto, donde hay que entender la intervención proteccionista del Estado en la economía, ya sea a través de imposiciones forzosas a los contribuyentes, o bien por mecanismos como la creación del sistema de aduanas en el puerto de Valparaíso. Vemos entonces, que en un principio estamos ante una elite que necesita urgentemente de hacerse con recursos: “Producto de esta realidad y de las necesidades existentes, el gobierno se vio en el imperativo de reorganizar y mejorar la administración de la Hacienda Pública (…) Esta labor se desarrolla conscientemente a lo largo del siglo XIX, y que tiene como característica esencial el proteccionismo1”. En esta actitud, lo que vemos nosotros es un predominio de una visión a corto plazo, porque se requieren de recursos en el instante, sin importar a qué referente teórico se acuda ni cómo se aplique; por ejemplo, el concepto de “liberal” tenía un uso especial por aquel entonces, pues “Nuevamente la realidad se imponía pese a las doctrinas económicas Sagredo, Rafael, “Pragmatismo proteccionista en los orígenes de la república”, en Revista de Historia N°24, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1989, pp. 268-269 1 sustentadas por los estadistas. El carácter liberal de la república (…) se concebía en relación al régimen colonial, cuando el comercio se veía entorpecido”2. O sea, ser liberal, era garantizar un marco de protección para el aumento de las rentas fiscales a través del comercio. La pregunta entonces es, ¿Se mantendrá esta estrategia durante el resto del siglo? El análisis de bibliografía nos hace suponer lo contrario, y el segundo relato analizado en este informe nos confirma esto: como la elite sólo ve lo económico en el corto plazo, si cambian las coyunturas del momento, sus lineamientos económicos cambiarán, demostrando así una carencia de solidez teórica en su pensamiento. Julio Pinto y Luis Ortega van a analizar los eventuales intentos de industrialización que va a tener la minería chilena (único rubro donde hay atisbos de ésta: “desde el ángulo específico del capital, se postula que la minería contribuyó sustantivamente a la penetración de relaciones capitalistas de producción en Chile, y por ende a su proceso de industrialización”3) durante la segunda mitad del siglo XIX, observando los avatares de tres industrias del sector: la de cobre, la de plata y la del salitre. Lo primero destacable, es que el rol del capital extranjero ya no se limita sólo a la entrega de empréstitos, sino que ahora éste se hace patente en la industria misma, como con la llegada de capitales ingleses al norte a través de John Thomas North, o con la inversión y el desarrollo de procedimientos de minería claramente de corte industrial (aplicación del método Shanks). Así, la elite chilena se fue distanciando del proteccionismo que había seguido a principios de la república, para abrazar ideas más liberales y limitar la intervención estatal, a su vez que facilita la inversión extranjera en economía, se vive una fase de apertura. Si analizamos los ciclos económicos del siglo XIX, por ejemplo, “habría habido un boom generado por la producción de plata en el período 1850-1875 en relación al período previo; pero cuando se observa el siglo XIX en su conjunto, todos estos booms se reducen a boomcitos cuando se los compara con el auge del salitre”4. O sea, es la demanda exterior de la materia prima de turno la que genera estos booms: es el contexto el que guía la economía, y la elite sólo se adapta para aumentar sus recursos, sin provocar mayores instancias de cambio profundo en el funcionamiento de la economía. Ídem [Sagredo], p. 278 Pinto, Julio; Ortega, Luis, “Expansión minera y desarrollo industrial: un caso de crecimiento asociado (Chile 1850-1914)”, Santiago, Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile, 1990, p. 17 4 Meller, Patricio, “Un siglo de economía política chilena (1890-1990)”, Santiago, Andrés Bello, 2007, p. 21 2 3 Pero, no es la calidad de exportadora de la economía chilena lo que impidió su industrialización. De hecho, “el conjunto de la obra de Kirsch para a apoyarse en la tesis (…) de que en la medida en que crecieron las exportaciones, así también creció la industria”5, idea a la cual los autores adscriben. El problema es otro: es una actitud específica de parte de la elite, que los hace ponerse siempre con miras en el corto plazo; y creemos que ella impide la industrialización, en especial por dos grandes razones. Primero, porque según los autores, la industrialización no es espontánea, pues (salvo Inglaterra) “Todos los procesos de industrialización que le siguieron tuvieron lugar al amparo del gobierno”6. Y además, ella sigue una serie de etapas (según Rostow7), donde primero hay una gestación de condiciones previas para la industrialización que dura cerca de un siglo; luego viene la fase de “Take-Off” de unos treinta años, donde crece la producción; y finalmente, viene la fase de estabilización definitiva. La pregunta es, si la industrialización tarda unos ciento treinta años como mínimo, ¿Cómo es posible generarla, si cada treinta años se cambian las reglas, y se pasa de proteccionismo a liberalismo? Y segundo, esta visión cortoplacista nunca busca generar profundos cambios en las estructuras sociales, sin embargo la industrialización “no sólo requirió de la aplicación de tecnología (…). También y más importante, demandó un cambio socioeconómico que hiciera posible el desarrollo del mercado”8. O sea, el corto horizonte de la elite no les permite ver que no basta con modernizar rubros específicos como la minería, pues la sociedad entera debe transformarse en una de tipo capitalista, deben cambiar todas las relaciones de producción, no basta con subir impuestos o aumentar las salidas de ciertos productos, pues no pueden quedar rémoras de formas de producción tradicional. Entonces, concluimos que, a pesar de que en el Chile decimonónico hubo áreas incipientes de industrialización (como la minería), no se pudieron integrar en un proceso mayor, producto de una actitud de la elite de ver la economía sólo en el día a día. Visión que se gesta desde la Independencia misma con el llamado Pragmatismo, y que posteriormente impedirá generar cambios estructurales, porque el interés no está puesto en cambiar las relaciones de producción, sino solamente en obtener mayores recursos. 5 Op Cit [Pinto, Ortega], p. 19 Ibídem [Pinto, Ortega], p. 5 7 Ibídem [Pinto, Ortega], p. 7 8 Ibídem [Pinto, Ortega], p. 8 6